Farhadi no es Kiarostami Una familia integrada por padres de distintas nacionalidades (Laura/Penélope Cruz/España, Alejandro/Ricardo Darín/Argentina) y sus dos hijos llega incompleta, sin la presencia del padre, a una villa cercana a Madrid para asistir al festejo de casamiento de la hermana de Laura. La hija, de carácter volátil, ya ha visitado la región con anterioridad y tiene afinidad con un chico que la habita. En medio de la fiesta, desaparece. A partir de esta premisa en el thriller estructurado por infinitas capas, comienza a desarrollarse una trama digna de una novela de Agatha Christie dentro de un ámbito familiar hermético, plagado de aristas que tienen que ver con la desconfianza, el estado socioeconómico y las derivaciones provenientes de la intolerancia entre clases. Por otro lado, Paco (Javier Bardem) es un antiguo amor de Laura (tal vez el más importante), y a su vez, dueño de las tierras que esta le vendió antes de emigrar a Argentina. La familia de Laura nunca aceptó esta adquisición, considerando que el peón se abusó al comprarlas en un valor menor al de tasación real. El personaje encarnado por Darín irrumpe en la segunda parte del film, cuando el conflicto ya está planteado. Se esperaba por momentos que su figura ingresara con imponencia, pero no. De hecho, a Darin se lo nota un tanto incómodo en su rol, que resigna casi todo diálogo por un trabajo mucho más corporal y gesticular. El director iraní Asghar Farhadi, doble ganador del Oscar por La separación y El viajante, acude a filmar a un país y un idioma foráneos (España), siendo este uno de los desafíos que establece el film. Kiarostami lo hizo en Copia certificada (Italia), aquella magnífica obra protagonizada por Juliete Binoche y William Shimell, y luego en Like Someone in Love (Japón). Para algunos cineastas, la distancia y la lengua no resultan un problema. No es el caso de Farhadi. Este thriller, asimismo, transita un camino melodramático y lo hace demasiado mal. Como evidencia, valga mencionar una escena clave en la que Bardem debe sobrellevar una carga emocional importante a raíz de lo que acontece. La escena resulta risible hasta el punto de provocar las carcajadas de una platea que en esa instancia debía acongojarse. Con todo, la dupla Bardem-Cruz funciona muy bien en pantalla; sobre Cruz recae gran parte del peso del film y sale airosa. Farhadi, por el contrario, no logra trasladar la experiencia de rodaje en Irán a otras regiones.
La sobrevida del cotilleo El mérito de Asghar Farhadi es doble ya que por un lado es de por sí un gran director como lo demuestran las cuatro películas que le dieron fama internacional, léase A Propósito de Elly (Darbareye Elly, 2009), La Separación (Jodaeiye Nader az Simin, 2011), El Pasado (Le Passé, 2013) y El Viajante (Forushande, 2016), y por otro lado el señor ayudó a dar de baja ese estereotipo en torno al cine iraní vinculado a la contemplación mortuoria y una supuesta “reflexión poética” que no reflexionaba acerca de nada y que para colmo se terminó transformando en otro cliché apto para el consumo de aquellos proto hipsters de la década del 90. El realizador y guionista no sólo apuesta a un internacionalismo sumamente marcado en materia de su producción, sino que además su decisión de combinar drama familiar y detalles de suspenso ha resultado muy eficaz en lo que respecta a ese objetivo de fondo de diferenciarse de otros colegas que hacen poco y nada para acrecentar su público. Así como en El Pasado se mudó a Francia ahora es el turno de España y la película que nos ocupa, Todos lo Saben (2018), hace un maravilloso uso del elenco hispanoamericano de turno, logrando asimismo que en el proceso creativo no se pierdan los rasgos autorales de Farhadi y quede en primer plano eso de que determinadas emociones y conductas culturales son comunes a gran parte de la humanidad en su conjunto. Aquí la historia gira alrededor de la llegada de Laura (Penélope Cruz) a un pueblito del interior ibérico desde Buenos Aires para asistir a la boda de su hermana, una situación placentera que se vuelca hacia el infierno cuando su hija adolescente Irene (Carla Campra) es raptada durante la fiesta nocturna familiar posterior al casamiento. La conmoción pronto gana el estado de ánimo del clan y si bien todos desean ayudar, el único que realmente se mueve para recolectar el dinero del rescate es Paco (Javier Bardem), una ex pareja de Laura de muchos años atrás. Farhadi nuevamente recupera la lógica narrativa del melodrama de pérdida, como lo hiciese en A Propósito de Elly, centrándose en un prólogo en el que se presenta la estructura de relaciones afectivas/ simbólicas/ económicas compartidas y un extenso segundo capítulo donde la tensión escalonada, las insinuaciones y el juego de las apariencias constituyen las herramientas principales para ir deconstruyendo los secretos que se esconden en el círculo hogareño en cuestión, esos que en esta oportunidad toman la forma de un complejo de rumores que disparan los hechos en consonancia con el odio y unos recelos cosechados a lo largo del tiempo. Todos lo Saben se hace un verdadero festín en este sentido porque deja que las reacciones de cada uno frente al secuestro pinten a los personajes mucho más que las palabras que pronuncian, una estrategia que desemboca en un thriller minimalista que confía en el naturalismo de entrecasa por encima de cualquier pomposidad contemporánea. A partir del momento en que arriba el esposo de Laura a la residencia, Alejandro (Ricardo Darín), el relato pasa a coquetear con los engranajes de la fábula moral y el triángulo amoroso ya que hay un debate en el seno de la familia entre aceptar o no de manos de Paco el monto pedido por los captores para liberar a Irene, producto de la venta de su parte de un viñedo que montó durante los últimos siete años en tierras que le compró a Laura a muy bajo precio, según ella para ayudarlo y porque la misma mujer y su marido necesitaban el dinero. Desde ya que la opinión mayoritaria está volcada a aceptar los billetes porque casi todos en el clan -menos la madre de Irene y un fanático católico y orgulloso Alejandro- consideran que el susodicho les debe un gran favor por dicha transacción, un malestar que se extiende a gran parte del pueblo porque prácticamente toda la comarca otrora supo ser propiedad de la familia, quienes luego la malvendieron a los distintos vecinos del lugar. La destreza de Farhadi para examinar la sobrevida del cotilleo y el proceso de implosión y/ o autodestrucción del ser humano aquí se unifica con su cariño hacia el suspenso a la Alfred Hitchcock, una dirección de actores de impronta bergmaniana y en general su disposición a desacralizar los rituales cotidianos con vistas a que queden de manifiesto las mentiras, el dolor, la manipulación y la ingenuidad que se esconden en el “sentido común” de los colectivos sociales, ya sea que hablemos de la sociedad musulmana o de sus homólogas occidentales. Así las cosas, la necesidad de cobrarse cuentas pendientes y de que los arcanos salgan a la luz de manera “oficial”, sin el manto de los chismes que llegan a todos menos a los grandes protagonistas, conforma el núcleo de una propuesta perspicaz y sutil que compensa su falta de originalidad con un guión impecable, un ritmo bien meticuloso y un glorioso desempeño por parte de un elenco extraordinario, digno del talento del iraní…
Ashgar Farhadi, el más popular de los cineastar iraníes, vuelve a escribir y dirigir un film en una patria y lenguajes ajenos a los suyos. Se estrena en Buenos Aires el próximo 6 de setiembre Todos lo saben, película que fue exhibida en la apertura del Festival de Cannes, tiene lugar en el marco de un colorido pueblo español y en su elenco cuenta con figuras de la talla de Javier Bardem, Penélope Cruz, Bábara Lennie, Eduard Fernández, Inma Cuesta y Ricardo Darín. El ganador de dos premios óscar a película de habla no inglesa, con La separación y El viajante, recicla o retoma tensiones temáticas de anteriores obras para construir un relato que bucea entre el melodrama y el thriller, aunque el saldo final resulta cuestionable. - Publicidad - Todas -o casi todas- las películas dirigidas y escritas por Farhadi atraviesan el mismo eje temático. Los vínculos familiares están sobrecargados de demagogia y basta el impacto de algún conflicto para que se desate una debacle familiar en donde secretos y tensiones ocultas salgan a flote. En Todos lo saben es la desaparición de Irene, una adolescente que es secuestrada durante la boda de su tía. La búsqueda del dinero para financiar el rescate resquebraja las susceptibilidades de los integrantes de la familia, quienes comienzan a sospechar unos de otros y a avivar rencores olvidados. Laura -Penélope Cruz- viaja a su pueblo natal de España para asistir a la boda de su hermana, junto con su hija Irene y Diego, mientras que Alejandro -Darín- se queda en Argentina por motivos que luego descubriremos. Un viejo amorío de Laura con Paco -Javier Bardem-, dueño de una finca que la compró a un precio dudoso a Laura y casado con Bea -Bárbara Lennie-, cobrará un papel preponderante ante la desaparición de Irene. Hermanos, novias, abuelos se intercalan como piezas en esta trama en la que todos se relacionan de alguna manera. El problema de Todos lo saben está precisamente imbricado en la crisis de alguien que escribe y dirige una película sobre un mundo y una cultura que le es ajena. El libreto cuenta con un conflicto consolidado, sobre un entramado de relaciones entre los personajes prolijamente zurcido, cuyo detonante irá descomponiendo, como fichas de dominó, las ramificaciones familiares. Todos los personajes tienen una función clara dentro de la familia y puede adivinarse a priori qué relación tiene uno con el otro. El jugoso elenco de grandes actores no se ve forzado porque cada personaje es importante y tiene alguna singularidad que exige una buena interpretación. ¿En qué se diferencia con sus producciones iraníes? En que la cercanía del realizador con el universo representado le permite tomar decisiones más arriesgadas en la composición de la puesta de la escena, agigantando el vértigo de la verborragia habitual de sus personajes. En Todos lo saben los personajes constantemente parecieran quedar en offside. La inseguridad del cineasta se enuncia en el costumbrismo que adopta para narrar la película, que lleva al film por momentos a refugiarse en un formato telenovelesco. La elección de algunos planos no responde a ninguna otra significación que no sea la de la necesidad de cubrirse. Casi todo lo que sucede está filmado con un plano-contraplano a media altura, porque Farhadi no quiere tomar el más mínimo riesgo. Así los actores quedan expuestos, dado que el iraní se preocupa más en poder darles espacio para que se expresen, que en construir un universo estético que los ampare y acompañe. Situación que no sucede en A próposito de Elly o en La separación, quizás por el abismo que nos separa de la cultura iraní y que al verlo trasladado a nuestro lenguaje queda en evidencia. O quizás la interacción sin traductores con un mundo harto conocido por él, le permite confiar más en los elementos dramáticos de la historia y entonces tomar decisiones más atinadas Quien más sufre este desfasaje es Darín, que encarna a un hombre cuya motivación religiosa está descontextualizada del universo ficcional, dado que parece extirpado de las tierras nativas del director. Lo mejor de Todos lo saben está en la dosis de intriga que se genera acerca de la identidad de los secuestradores. La llama del relato se mantiene oxigenada por el componente policial que nos invita a desconfiar de todos. La decisión de encuadrar durante varios segundos al culpable en un momento del film donde su participación en esa escena no ameritaba semejante atención puede destruir esa intriga, aunque quizás esto sea solo una obsesión personal, que pasa desapercibida para cualquiera. El final abierto puede resultar inquietante, en la medida en que despierta la curiosidad de qué pasaría después.
El secuestro secreto El último film del extraordinario realizador iraní Asghar Farhadi, Todos los Saben (2018), es su primer trabajo completamente fuera de Irán, ya que sólo un segmento de El Pasado (Le Passé, 2013) transcurría en Francia, y cuenta por primera vez en su aclamada filmografía con un elenco completamente hispano parlante. Situada en un pueblo de España, la película narra los conflictos sociales al interior de una familia de terratenientes venidos a menos y el encono producto de los cambios sociales con respecto a los habitantes del pueblo en que viven en una situación desesperada, disparada por el secuestro de una adolescente en medio de una fiesta de casamiento. Lo que parecía una gran y emotiva reunión familiar para celebrar el matrimonio de una joven de la alta sociedad del pueblo se convierte en una pesadilla cuando la hija de Laura (Penélope Cruz), Irene (Carla Campra), es secuestrada en medio de los festejos sin dejar rastros. A partir de esta situación Farhadi analiza con mucha paciencia los conflictos sociales que atraviesan los personajes desde los cambios de posición de clase, los enfrentamientos dentro de la familia, el rencor de los otrora acomodados por su estrepitosa caída, las tradiciones que perviven y las que se pierden en el vertiginoso presente, la delicada convivencia entre el clan y el resto de la sociedad como una familia más, y la difícil situación económica hispana que siempre sobrevuela en las condiciones materiales a ambos lados del Océano Atlántico. Farhadi dirige Todos lo Saben al estilo de un artesano obsesionado por la perfección y las metáforas, actitud que puede ser ejemplificada en el comienzo del film con una escena lírica en el campanario de la Iglesia, lugar de las travesuras juveniles pero también símbolo del retroceso de la influencia de la religión en la vida cotidiana, de la pérdida de valor de la Iglesia como espacio comunal y de su cambio de estatus, pero también de supervivencia como un emblema del pasado y de la tradición. Pero la España bucólica, sus instituciones y paisajes, funcionan para el director de La Separación (Jodaeiye Nader az Simin, 2011) como un escenario ideal para estremecer los cimientos sociales a través de un secuestro que debe ser mantenido en secreto para salvar la vida de la joven cautiva. Como en las obras anteriores del responsable de El Viajante (Forushande, 2016), film ganador del premio Oscar a mejor film en lengua no inglesa, en Todos lo Saben la narración pone hincapié en las actuaciones de un gran y consagrado elenco que realiza una tarea extraordinaria, ofreciendo actuaciones realmente convincentes y emotivas donde se destacan Penélope Cruz, Javier Bardem, Elvira Mínguez y Bárbara Lennie, Ricardo Darín y Eduard Fernández. Los personajes pasan de la alegría del reencuentro con Laura y su familia que vive en Argentina a la desesperación por el secuestro, la impotencia y la inacción de la mayoría de la familia, pero también se destacan las sospechas y el odio que sale a la superficie en un opus que recorre la distancia entre el drama y el thriller con gran detallismo y una aguda mirada inquisitiva. Aunque el personaje interpretado por Darín no sea creíble por cuestiones de la idiosincrasia argentina, su actuación es muy buena y su función en el film es muy concreta y certera para el desarrollo narrativo. En este sentido, las actuaciones y las escenas dramáticas entre Bardem y Lennie, dos grandes actores que interpretan a una pareja en crisis ante la situación que viven, funcionan como ejemplos de la justeza del guión y del tono de un relato que estremece por su realismo y su sensibilidad frente a los problemas sociales. Con Todos lo Saben Asghar Farhadi vuelve a demostrar que es uno de los directores que mejor interpretan los conflictos sociales que subyacen enterrados en el inconsciente colectivo del presente sin atender a concesiones, dejando al desnudo todas las miserias que salen a la superficie cuando las condiciones sociales se tensan hasta el borde de la ruptura debido a un suceso traumático.
[REVIEW] Todos Lo Saben: Festejando a los gritos y susurrando secretos. El director irani Asghar Farhadi aprovecha a Penélope Cruz, Bardem y nuestro Ricardo Darín para trasladarnos a un intimo pueblo español, a disfrutar una boda y padecer un secuestro que sacara varios secretos a la luz. Quizás el nombre de Asghar Farhadi no resulte familiar para el público en general, incluso puede que tarde un poco en ser reconocido para el cinéfilo regular. Pero sus obras hablan inmediatamente del calibre de director del que estamos hablando. Después de todo, con sus películas ganadoras del Oscar a Mejor Film Extranjero, La Separación y El Cliente, Farhadi se convirtió en uno de los directores más importantes del mundo en tan sólo cinco años. A esta última producción se le suma este elenco con tanto renombre, por lo que la vara esta ya increíblemente alta. Todos lo Saben relata los difíciles días que vive una familia española luego de la boda de su hija más joven. La algarabía que invadió las calles de este pequeño pueblo rápidamente se volverán silencios a puño apretado cuando en medio de la fiesta, surge una repentina desaparición: la nieta adolescente de la familia fue secuestrada en su primer viaje a España en mucho tiempo, tras toda una vida viviendo en Buenos Aires. Su madre (Penélope Cruz) apenas logra las fuerzas eventualmente para darle la noticia a su marido (Ricardo Darín), que hasta entonces no había dejado la Argentina, mientras un amigo de la infancia (Javier Bardem) la ayuda a mantenerse de pie mientras estudian como proceder. Se vuelve inmediatamente obvio que se trata de un proyecto digno de un maestro. Farhadi logra en pocos minutos transmitir la ambientación de pequeño e intimo pueblo, para luego embriagar a la audiencia con una boda y fiesta monumentales para ubicarnos desprevenidos en el seno de una familia de esas que se gritan todo mientras también susurran a sus espaldas. Secretos familiares, desconfianza, desesperación y culpas que renacen luego de muchos años. Si bien es un trabajo que baila con el melodrama, lo hace manteniendo la base realista y autentica que le brinda tanto un guion formidable como un elenco realmente espectacular. Más allá del trío que se lleva todas las miradas, hay un elenco coral que insufla de vida las calles de este pequeño pueblo como es realmente difícil de lograr. Cada miembro de la familia tiene una presencia fuerte en la cinta, algo por demás destacable cuando hablamos de prácticamente más de 10 personajes, mientras que en ningún momento sentimos el peso de una trama tan compleja y congestionada. Pero el guion del director es realmente la estrella que deja brillar todo lo demás. Hay varios que seguramente tengan algunas críticas, puntualmente hay resoluciones que pueden verse en un principio apresuradas a pesar de tener varios minutos de desarrollo. Pero aún así la cinta logra un cierre más que elegante. Lo que uno puede nombrar seguramente signifique poco para algún otro, mientras que este va a tener un par de detalles que querrá discutir, y es que es un trabajo tan denso que resulta inevitable que haya una abundancia en la que hincar los dientes. La película fue seleccionada como el film de apertura en la edición de 2018 del Festival de Cannes. Con tal honor, tremendo director y semejantes nombres, muchos podría esperar que eso signifique un número fijo para premios internacionales. Pero lamentablemente, no creemos que sea el caso. Aunque la realidad es que eso no disminuye en lo más mínimo la increíble producción, y una trama tan emotiva como atrapante. Todos lo Saben es una película fácil de recomendar. Que promete atrapar en su mundo a cualquiera dispuesto a sentarse en la butaca. Todos pueden tener algún detalle que marcarle, pero definitivamente es una cinta que merece admiración y la atención tanto de los fanáticos de dramas familiares, thrillers emotivos y el cine en habla hispana en general.
“Todos lo saben” es una película dirigida y escrita por Asghar Farhadi y protagonizada por Ricardo Darín, Penélope Cruz, Javier Bardem, entre otros. La historia sigue el viaje de Laura, quien regresa con su familia desde Buenos Aires a su pueblo natal, en un viñedo español, para asistir a la boda de su hermana. La reunión estalla debido a eventos inesperados que conducen hacia una crisis que expone el pasado oculto de la familia. Podemos ver que la trama que nos presenta el director oscila entre el drama y el thriller, un género que está prácticamente casi dominado por Asghar, ya que sus cintas anteriores han sido de un estilo similar e incluso ha ganado el Oscar a “Mejor Película Extranjera” en el 2012 con “La separación”. Lo mismo pasa con el elenco, tenemos un grandísimo grupo encabezado por Penélope Cruz y Ricardo Darín. Farhadi se caracteriza por realizar sus largometrajes de manera lenta y pausada, y creemos que, en el caso concreto de “Todos lo saben”, este es el principal problema del film. Podemos observar que al contar la trama con tantas pausas y cierto grado de lentitud, se le quita el suspenso y el misterio que necesita el conflicto para desplegarse en la película. Y esto lamentablemente sucede durante las 2 horas y 40 minutos de metraje. Hay un muy buen elenco dentro del filme y en cierta manera vemos que todos son importantes e influyen en el desarrollo del conflicto en adelante. Aunque creemos que con Darín pudieron haber hecho un trabajo mejor, ya que consideramos que su actuación no es la mejor ni la peor de la película, está a mitad de camino. En cambio, Penélope es lo mejor del reparto y realiza una excelente interpretación. En cuanto a la historia, observamos que es interesante y que cuando está la oportunidad de mostrar suspenso y misterio lo hace muy bien. En los aspectos técnicos, la banda sonora es una buena acompañante en casi todos los tipos de escenas y momentos dentro del largometraje, ya sean de tristeza, suspenso, felicidad, etc. Luego tenemos la ambientación y escenarios de un pueblo en España, que también están bien logrados, más allá de que no tenemos tantos lugares de referencia. En resumen, “Todos lo saben” cuenta con una historia de drama y suspenso interesante, pero debido a su lentitud y sus pausas constantes en sus diálogos termina siendo una producción cinematográfica aburrida a la larga.
Estrenada en la apertura y dentro de la Competencia Oficial del último Festival de Cannes, la nueva película del iraní Farhadi (doble ganador del premio Oscar al Mejor Film en Idioma no Inglés por La separación y por El viajante) es una incursión pintoresca y tenebrosa a la vez en el corazón de la familia española con todos sus secretos y mentiras. El resultado, sin alcanzar las alturas de los mejores trabajos del talentoso guionista y realizador de About Elly, no deja de ser atrapante e inquietante. Todos lo saben arranca en un campanario y con unos pájaros revoloteando en su interior. Una imagen propia de un clásico film de suspenso. Y bastantes elementos propios del thriller hay en el más reciente trabajo del doble ganador del Oscar por La separación y El viajante (el disparador de los diversos conflictos es el secuestro de una adolescente y el posterior pedido de rescate), aunque en este caso con una apuesta coral para un complejo entramado de relaciones familiares, una dinámica comunitaria con el típico esquema de pueblo chico-infierno grande, una fuerte impronta moral que por momentos remite al cine de Claude Chabrol y una estructura narrativa ligada a la literatura de Agatha Christie en la que todos los personajes parecen tener motivos suficientes -económicos y/o afectivos- como para ser responsables de cometer las peores maldades. Laura (Penélope Cruz) y sus dos hijos (la adolescente Irene y el pequeño Felipe) llegan a España para asistir a la boda de la hermana de la protagonista. En Buenos Aires ha quedado su marido Alejandro (Ricardo Darín) por cuestiones laborales. En el bucólico pueblo donde está la casona familiar Laura se reencuentra con su inmensa familia y también con Paco (Bardem), quien 16 años atrás fuera su pareja y hoy es uno de los dueños de unos viñedos de la zona. Los primeros minutos se concentran en la llegada de los invitados, el casamiento en la iglesia y la fiesta. Sin embargo, en medio de la celebración, se produce un corte de luz y se destata una tormenta. En ese contexto, la impulsiva y algo rebelde Irene desaparece. A los pocos minutos sus captores escribirán mensajes pidiendo un rescate de 300.000 euros. Ese es el punto de partida de una película que, a partir de allí, comenzará a construir numerosos enigmas, giros dramáticos y a exponer por qué cada integrante del clan familiar, como así también sus amigos y vecinos, tienen cosas para ocultar. Secretos y mentiras, traumas y miserias que llevan a Farhadi a concretar un ensayo sobre el orgullo, la culpa, la fe y la redención. La primera incógnita que generaba Todos lo saben era saber si Farhadi -que no habla español- podía conseguir diálogos y actuaciones creíbles y -más allá de los inevitables desniveles que hay en todo elenco- el resultado es más que satisfactorio. Sin embargo, como ocurría en El pasado -filmada en francés- el mecanismo, las costuras, las múltiples piezas del guión se notan más y la narración por momento resulta menos fluida (más “teatral”) que en sus films 100% iraníes. Como algún colega insinuaba tras ver la película en el último Festival de Cannes, con Todos lo saben -fotografiada con elegancia por el mítico José Luis Alcaine- Farhadi demuestra, por un lado, que puede filmar con solvencia en cualquier lugar del mundo, pero también -como ocurrió con Woody Allen- perder en esa gira internacional parte de los matices, de los detalles y del color local que lo convirtieron en una figura insoslayable del cine iraní y mundial.
Pueblo chico, infierno grande. Difícil es encasillar a una película dirigida por el premiado director iraní Asghar Farhadi, donde toda la acción se realiza en una lengua y lugar muy alejados de su patria a la que él está acostumbrado. Y eso se nota mucho. La historia transcurre en el seno de una familia española. Laura (Penélope Cruz) está casada con Alejandro (Ricardo Darín) y viven en Argentina con sus dos hijos. La hermana de ella se está por casar, por lo que deberá viajar a su terruño natal con su familia (sospechosamente sin Alejandro) para asistir a dicha boda. En el reencuentro, aparece Paco (Javier Bardem), un viejo amor de Laura que con el correr de la historia pasará a tener un papel preponderante. El conflicto se desata cuando la hija de Laura desaparece, sin dejar rastros, en el medio de los festejos del casamiento. A partir de ese momento, los secretos familiares y resentimientos olvidados saldrán a la luz, donde todos parecen ser culpables pero nadie es capaz de darse cuenta de ello. Farhadi ya demostró con su filmografía que le gusta tomarse su tiempo para contar las historias al detalle, y en ésta ocasión no hace excepciones. Las dos horas que dura el metraje van en consonancia con la tensión y el suspenso que aumentan conforme el relato avanza. El jolgorio del inicio queda relegado a una situación de desesperación e incertidumbre, donde el famoso “todos contra todos” predominará hasta que el culpable sea identificado. Mientras tanto, se destapan muchos secretos y reclamos familiares que dejan al descubierto viejos enojos que en su momento no fueron exteriorizados, así como también el chismorreo del pueblo cobra importancia como un integrante más dentro de la casa. Pero más allá de contar con una historia convincente, Farhadi pierde el rumbo por la mitad del filme y aparecen los errores. El detonante del conflicto hace girar la trama, cargándola de suspenso, pero sin llegar a emular a los viejos thrillers que obligaban al espectador a esperar lo peor o lo inimaginable. Lamentablemente, el director iraní mezcla las piezas del rompecabezas de manera equivocada, haciendo que ninguna encaje, dando como resultado una historia cuya propuesta se queda a mitad de camino. Las intrigas familiares presentes aquí tienen todos los condimentos de una novela de Agatha Christie, con la diferencia que no podemos llegar a presenciar ese giro inesperado que provoque revuelo. Parece como si todos los cabos sueltos que quedan expuestos no interesaran, siendo más importantes las circunstancias de cada personaje que la angustia de una desaparición. Si bien el elenco español (con Penélope Cruz a la cabeza, dando una performance digna de su trayectoria) se mantiene en una línea interpretativa correcta, el único que parece desentonar es el personaje de Darín. Se lo nota incómodo a cada paso, es como que pretende ser una cosa y a la vez es otra. Farhadi quiso buscarle el rumbo pero no supo encontrarlo, y finalmente dejó mal parado al actor frente a una historia que no lo deja ser en ningún momento. Nadie es profeta en su tierra, dicen. Todo parecía indicar que explorar nuevos horizontes iba a llevar al cine de Farhadi a un plano narrativo más ameno y cercano para el público occidental. El resultado de Todos lo saben es una película despreocupada y sin apuros, que narra bien una historia familiar que el iraní tantas veces supo contar, pero se va desinflando conforme llega a su conclusión, tan confusa como inesperada.
Asghar Farhadi venía con dos premios Oscar a mejor película de habla no inglesa abajo del brazo. Primero había sido por “Una separación” (2011) y, luego, gracias a “El viajante” (2016). Ambas, extraordinarias obras dramáticas (aunque la segunda algo menor), con la gran virtud de saber retratar vínculos familiares con habilidad. El director iraní, esta vez con los pies en España, propone otro drama familiar que, más que considerarse dentro de este género, bien le quedaría la etiqueta de thriller. Al menos, una suerte de thriller minimalista. Con un elenco principal cargado de estrellas como Javier Bardem, Penélope Cruz y Ricardo Darín, “Todos lo saben” nos presenta una familia en un pueblo de España que recibe la visita de una de las hijas (encarnada por Penélope), quien había emigrado a Argentina tiempo atrás. Ella viene acompañada de sus dos hijos, pero sin su marido (Darín), para presenciar el casamiento de una de sus hermanas… El disparador del problema es la desaparición de una de las hijas que vino de Argentina. Farhadi se toma el tiempo necesario para presentar cada integrante de la familia con la destreza que lo caracteriza, y esto termina siendo fundamental para sostener gran parte de la intriga y el suspenso en el resto de la cinta. Con un hilo narrativo coherente, plagado de confusiones, sospechas y misterios, la película toma el envión suficiente para transformarse en una delicia más del iraní. Sin embargo, hay algunas cosas que fallan. Aunque esté repleto de una importante carga dramática y reine la tensión, el film se torna lento y repetitivo. Esto se debe, en parte, a que en momentos cae o descansa en ciertos lugares melodramáticos que le juegan en contra. Asimismo, el segundo acto tranquilamente podría haber sido más corto y hubiese sido mucho más efectivo. De todos modos, tiene varios puntos fuertes, como el fantástico personaje de Bardem, impecable como siempre, que tiene una transformación brillante y es quien se pone la película al hombro, a ratos con la ayuda de Penélope y los integrantes de la familia, todos bien construidos, tridimensionales. Lamentablemente, el rol de Darín deja mucho que desear. No por su actuación, sino por lo inverosímil que resultan sus acciones y actitudes, muchas veces inentendibles. Habiendo dicho lo negativo del guión, es de todas formas resaltable la intrincada fórmula que propone Farhadi para mantener el nerviosismo y la intriga hasta el final. Evita algunos lugares comunes y cumple con la premisa del thriller. A pesar de hacerse larga por momentos, no permite que uno se despegue de la pantalla, gracias a la fuerza del inicio y la virtud del director en lograr hacernos dudar de todos los personajes. Y claro, la recompensa está, conforme o no al espectador; esto último es de carácter demasiado subjetivo. En el ámbito de lo técnico, la película cumple como se esperaba, con una ambientación adecuada, paleta de colores propicia para el tono de la cinta y música típica que nos mete más de lleno en este hermoso país. La temática es de por sí interesante, pero también ilustra temas como la codicia, el amor, el paso del tiempo y algunos más, con un atractivo particular, sin juzgar a los personajes o brindar respuestas universales en lo más mínimo. En conclusión, “Todos lo saben” cumple con las expectativas de un thriller, pero lejos está de ser la mejor obra del aclamado director iraní. Lo más destacado es el manejo y construcción de los personajes en un ambiente cargado que, a pesar de fallar en el ritmo y la duración, sirven para entretener al espectador sin necesidad de caer en ciertos clichés propios de este tipo de películas.
Todos lo saben, que inauguró el Festival de Cannes, está dirigida por el iraní Asghar Farhadi, reconocido por abrazar el premio Oscar en dos ocasiones con Una separación y El viajante. Su nueva creación, hablada en español, es un thriller familiar que se inicia en un campanario al mejor estilo de una vieja película de suspenso, donde el reloj marca las horas desesperadas que vivirán los personajes a lo largo de la historia. Laura -Penélope Cruz-, es una española que vive en Buenos Aires junto a su esposo Alejandro -Ricardo Darín- y es invitada con sus hijos Teresa y Felipe, a la boda de su hermana en las afueras de Madrid. Allí se reencontrará con su antiguo amor Paco -Javier Bardem-, ahora dueño de un viñedo que ella misma le vendió y con todos los integrantes de su amplia familia. Aunque el buen tiempo les da la bienvenida, la tormenta no tarda en desatarse cuando Teresa, la hija adolescente, es secuestrada durante el casamiento. Todos se convierten en sospechosos como si se tratara de una novela de Agatha Christie. El realizador combina el drama, alimentado por tensas relaciones familiares y hechos del pasado que salen a la luz, con el suspenso que genera la desaparición de la joven, que hace que Alejandro también deba viajar a España. Con el marco escenográfico adecuado de un pueblo chico y una extensa lista de personajes dudosos que alimentan la trama coral -desde el chico que conoce a Teresa y la lleva en moto hasta los lugareños que se reúnen en un bar-, el derrumbe familiar es un hecho, instalando también el tema de la duda y la doble moral en una búsqueda que se transforma en desesperada. Y hasta se ven obligados a revisar la filmación del casamiento para descubrir al responsable. Farhadi acierta más en el manejo de los climas dramáticos y en los romances solapados que en la intriga pero su trabajo es bien respaldado por un elenco solvente, en el que sobresalen Penélope Cruz, como la madre desesperada, y Javier Bardem, que se ocupará del caso hasta las últimas consecuencias y, con un desaprovechado Ricardo Darín en un rol que tiene más participación en la segunda mitad del filme. Fiesta, dudas y sospechas que no alcanzan el nivel de los anteriores trabajos del realizador.
El director iraní Ascar Farhadi, elogiado y premiado por films como “Una separación”, “El viajante” entre otras, despliega aquí esos temas que tanto le interesan, los secretos familiares de la familia extendida, los temas del pasado macerados en años y nunca resueltos, los lazos demasiado fuertes de tradiciones y traiciones. Cuenta aquí con un elenco internacional: Penélope Cruz, cada vez más intensa en sus trabajos dramáticos, Javier Barden transformado en el corte final en el eje de las cuestiones, sufriente, torturado y Ricardo Darin en un papel que por el metraje que se le quito tiene menos lucimiento pero no pierde intensidad. El argumento muestra un encuentro en el origen con la excusa de una boda. El personaje de Penélope regresa desde Argentina con sus hijos sin su marido (Darin) para el casamiento de su hermana. Todo es alegría del reencuentro especialmente con el personaje de Barden, alguien con quien Penélope se crió y luego fue su amor de juventud. En el medio del casamiento un corte de luz y una lluvia torrencial frenan la fiesta y la enfrían con una noticia terrible: Han secuestrado a una adolescente, la hija de la protagonista, se recuerda un trágico caso anterior, y se desata el drama, el nudo que amarra a todos los familiares y amigos y los rencores del pasado en un pueblo donde la frase del título es significativa. Un camino policial por un lado, con un policía retirado un poco desaprovechado, un costado del film que al director no le interesa especialmente. Y con un poco de confusión en como se relacionan los personajes, se muestra el complejo entramado familiar y social con un planteo interesante y profundo aunque no es lo mejor del director. Entretiene la intriga y la pintura de los personajes donde cada uno tiene algo que ocultar o sospechar.
La nueva película del director iraní Asghar Farhadi (ganador de dos Premios Oscar) nos trae una historia de amor y cuasi-suspenso. Laura (Penélope Cruz) vuelve a su país de origen, España, con sus hijos, la adolescente e intrépida Irene (Carla Campra) y el pequeño Felipe, para asistir a la boda de su hermana menor. Lo hace sin su marido Alejandro (Ricardo Darín) que debe quedarse en Buenos Aires. Así, se reencuentra con su enorme familia para el festejo en el pueblo donde todo es alegría. La familia disfruta los preparativos, el casamiento y una divertida fiesta,hasta que en el medio del bullicio y el baile se produce un corte de luz. En ese momento la joven Irene, que se había ido a su cuarto, es secuestrada. Paco (Javier Bardem, quien fue un antiguo amor de Laura y a quien ella le vendió tierras a un precio muy por debajo de su valor, donde él tiene un viñedo, tomará un papel protagónico en el problema ayudándola hasta que llegue Alejandro y aún después, por un secreto que no conviene develar. Lo mejor que tiene “Todos lo Saben” es la actuación de Penélope Cruz como la madre desesperada y al borde de la locura ante el secuestro de su hija por el que los piden 300.000 euros. El resto del elenco está a la altura de un guión con algo de thriller que prometía mucho y finalmente no entrega tanto. Buena fotografía de José Luis Alcaine. --->https://www.youtube.com/watch?v=h9j_lraq8ko ---> TITULO ORIGINAL: Todos lo saben TITULO ALTERNATIVO: Everybody Knows ACTORES: Ricardo Darín, Penélope Cruz, Javier Bardem. ACTORES SECUNDARIOS: Bárbara Lennie, Inma Cuesta. DIRECTOR: Asghar Farhadi. FOTOGRAFIA: José Luis Alcaine. GUION: Asghar Farhadi. MúSICA: Javier Limón. GENERO: Thriller , Drama . ORIGEN: España. DURACION: 133 Minutos
Pueblo chico, infierno familiar La película de apertura del 71 Festival de Cannes, dirigida por Asghar Farhadi (La separación, El viajante), es otra incursión del cineasta iraní sobre los quiebres de los lazos familiares. En este caso se trata del secuestro de la hija de la pareja que componen Laura (Penélope Cruz) y Alejandro (Ricardo Darín), el que dispara un sinfín de situaciones que ponen en jaque a la familia. El casamiento de una de las hijas reúne en un pueblo de España a toda la familia que festeja con una alegría desmedida la joven unión y el reencuentro con otros integrantes que viven en Argentina. Pero un corte de luz rompe el clima de jolgorio y la hija adolescente desaparece en la oscuridad. El drama invade la película y el clima opresivo inicia puertas adentro. Lo que podría ser una búsqueda de solucionar el conflicto (pagar el rescate y recuperar a la niña) se transforma en una caza de brujas al interior de la familia. Y como en el melodrama, el conflicto viene de uno de los personajes externos a ella. Resulta que el ahora amigo de la familia Paco (Javier Bardem) es dueño de una exitosa finca productora de vinos, comprada a Laura (Penélope Cruz) a un precio muy accesible en el pasado. Esa venta a bajo costo es echada en cara por cada integrante, y generando un espiral de acusaciones y secretos revelados que golpea a todos y cada uno. La alegría inicial esconde las envidias y reproches que salen a flote ante el secuestro. La película enlaza de manera muy efectiva los giros de la trama: el secreto marca un punto de no retorno y un tiempo para el rescate, tiempo que lleva al límite sospechas puertas adentro, que adquieren niveles de novela de Agatha Christie. Pero el melodrama desplaza al misterio por el rencor y las vueltas de tuerca tensan el relato hasta puntos que rozan lo inverosímil. Todos lo saben no está a la altura de las películas anteriores de Asghar Farhadi, siendo su estructura de melodrama sostenida en parte por el gran nivel del elenco al que se suma Eduard Fernández (Perfectos desconocidos), Bárbara Lennie (Una especie de familia) y Sara Sámalo (Las grietas de Jara). Ellos hacen convincente una historia que de otra manera hubiera tomado rumbos de telenovela. Hay algunos recursos simbólicos interesantes (el todos lo saben del título, la culpa), mientras que otros (la lluvia, los zapatos embarrados) son un tanto evidentes para el espectador atento. Sin embargo, el film sabe combinar drama con tensión haciendo hincapié en descubrir, como quien quita un manto, la verdadera naturaleza detrás de cada individuo.
Rumores y verdades “Todos Lo Saben” es un thriller dramático dirigido y escrito por el iraní Asghar Farhadi, que ya ganó dos premios Óscar por “La Separación” (Jodaeiye Nader az Simin, 2011) y “El Viajante” (Forushande, 2016). Rodada íntegramente en castellano, la cinta está coproducida entre Francia, Italia y España, siendo esta última el lugar donde se filmó. El reparto incluye a Javier Bardem (Piratas del Caribe: La Venganza de Salazar, Mother!), Penélope Cruz (A Roma Con Amor), Ricardo Darín, Bárbara Lennie (Una Especie de Familia), Carla Campra, Inma Cuesta, Sara Sálamo, entre otros. Fue la película inaugural del Festival de Cannes y compitió por la Palma de Oro. Debido a la boda de su hermana, Laura (Penélope Cruz) viaja con sus dos hijos a España, país donde vivió antes de casarse con el argentino Alejandro (Ricardo Darín). Luego de la ceremonia, la fiesta dura toda la noche y la felicidad se siente en el aire. Sin embargo, las risas desaparecen una vez que Laura descubre que Irene (Carla Campra), su hija adolescente y asmática, desapareció. Luego de recibir un mensaje de texto avisándole que si se contacta con la policía matarán a Irene, Laura entrará en pánico y buscará la manera de recuperar a su hija con la ayuda de Paco (Javier Bardem), su novio de la infancia que ahora está en pareja con Bea (Bárbara Lennie). Como nos tiene acostumbrados, Asghar Farhadi armó un drama familiar donde el secuestro, aunque es súper interesante, no es lo más importante sino que lo usa como recurso para mostrar la verdadera moralidad del ser humano. El director se toma su tiempo para introducir a los personajes, mostrar cómo se relacionan entre sí, dar detalles del casamiento y luego la celebración para después pasar al hecho que lo cambia todo. Desde que Irene no está más en su habitación, la desconfianza de cada uno de los integrantes de esa familia se irá acrecentando, haciendo que las hipótesis sobre lo que verdaderamente sucedió, así como las acusaciones, no tarden en llegar. Puede parecer que en el comienzo no suceda nada relevante, más bien todo transmite una sensación de cotidianidad; no obstante en ningún momento el espectador quiere dejar de ver la pantalla, lo cual es total mérito de Farhadi, que supo ambientar el relato en un pueblito de la España rural que nada tiene que ver con Irán, su país de origen. Además, cada una de las actuaciones cumple con creces, en especial Penélope Cruz al estar rota tanto por dentro como por fuera, Javier Bardem y Bárbara Lennie, que toma una posición controvertida basada en el orgullo. La película atrapa por su guión tan bien estructurado, donde el propio espectador llega a sospechar de personas que nada tienen que ver con el asunto. El cóctel queda completísimo al sumarle enojos que quedaron guardados sobre la venta de tierras, chusmeríos del pueblo, la necesidad de aparentar para los demás y secretos que los personajes creían que nunca serían de público conocimiento. Aunque la revelación de quién tramó el secuestro no tenga el impacto esperado y el desenlace deje un par de cuestiones para que cada uno saque su propia conclusión, “Todos Lo Saben” se alza como otro buen film de Farhadi, un experto en crear atmósferas llenas de tensión.
Estarán quienes lleguen al cine para ver a Darín, para ver a Penélope Cruz y para ver a Javier Bardem. Semejante trío al frente de un elenco es, qué si no, una garantía. Y estarán quienes se acerquen para ver lo nuevo del director Asghar Farhadi, el iraní dos veces ganador del Oscar al mejor filme hablado en idioma extranjero, por La separación y El viajante. Ciertamente ninguno saldrá defraudado, porque los intérpretes cumplen labores a la altura de sus pergaminos, y Farhadi, que rodó toda la película en castellano y en España, teje y maneja los hilos de Todos lo saben como si se tratara de un thriller de suspenso y en el que las relaciones humanas son fundamentales para entender qué ha sucedido. Y lo que sucedió es que secuestraron a la hija de Laura (Cruz) y su esposo argentino Alejandro (Darín) en pleno festejo del casamiento de una hermana de la protagonista. Se cortó la luz, hubo una fuerte tormenta e Irene, la hija adolescente que tienen Laura y Alejandro (quien se quedó en Buenos Aires por problemas laborales), desapareció. Habrá un pedido de rescate por varios miles de euros. Y habrá quién desconfíe de algún familiar, hasta de Alejandro y también de Paco (Bardem), quien supo ser el novio de Laura hace 16 años, antes de que ella se fuera del pueblo. Muchos dudaban de cómo sería una historia de Farhadi en un lugar que no conoce con personajes no precisamente iraníes. Si algo de eso se pudo vislumbrar en El pasado (transcurría en Francia, hablada en francés, pero un coprotagonista era iraní), aquí sale más que airoso. Es cierto que el filme tiene un momento bien, pero bien de telenovela que no vamos a adelantar, pero el drama y las intrigas del pueblo chico han sabido relatarse con manejo del timing, para generar una inquietud genuina en el espectador. Farhadi no elige el pintoresquismo, sino que sigue abocado a lo que mejor le sale: los conflictos entre los personajes que ingresan en un terreno farragoso cuando se trata de crisis profundas dentro de lo ético. La culpa, pero también la mentira y la religiosidad (esto último, en el personaje de Darín) entran en una batidora cuyo resultado puede ser impredecible. Presentada como película de apertura del Festival de Cannes en mayo pasado, y en concurso por la Palma de Oro, Todos lo saben hace de su título algo más que un enigma. Todos lo saben que tamaño elenco con este director no podría haber fallado. Y también juega con qué es lo que todos saben y nadie dice. Cuando un filme se basa en las relaciones, si éstas están bien contadas, difícil que el batido no se disfrute.
Las grietas que se vuelven infierno El realizador iraní pone a Javier Bardem y Penélope Cruz en el escenario de una familia feliz que pronto sufrirá un quiebre. Tras su paso como película de apertura del último Festival de Cannes, realizado como cada año durante el pasado mayo, Todos lo saben, octava película del cineasta iraní Asghar Farhadi, llega a la Argentina despertando cierta expectativa. No se trata de que el tiempo haya retrocedido 20 años y que la patria cinéfila vuelva a estar sumida en la Irán–manía que provocó el estreno de El sabor de la cereza, de Abbas Kiarostami. El interés tampoco surge por conocer lo nuevo de un director cuya obra le ha valido los premios más importantes del mundo del cine, del Oscar para abajo. Ver juntos en la pantalla a la glamorosa pareja de Javier Bardem y Penélope Cruz podría tener alguna injerencia en el asunto. Sin embargo el verdadero motivo por el que Todos lo saben puede resultar una película esperada es, una vez más, la presencia de Ricardo Darín. Que si bien no es el protagonista, encarna la tercera pata de un trípode junto a los dos actores más populares de España. Se han mencionado el paso del tiempo y el regreso al pasado: es ahí, curiosamente, donde se encuentra una de las claves que motorizan la historia de Todos lo saben. No por casualidad los títulos iniciales de la película corren sobre las imágenes que muestran, en detalle, los mecanismos que mantienen el perpetuo andar de un viejo reloj de iglesia. Una de esas iglesias de piedra antigua que ocupan el lugar más importante en torno a la plaza central de un pueblito de aspecto medieval, de los que abundan en el sur español y en el que, como una paradoja, el tiempo parece haberse detenido. Pero no: la marcha del reloj, que no ceja a pesar del herrumbre y el guano de paloma que se acumula sobre los engranajes, tiene todo el peso de una señal, un anuncio. Hasta ese pueblo chico, su pueblo, llegan Laura y sus hijos, un nene y una adolescente, procedentes de Argentina. Acá es donde viven hace años porque ella se casó con un argentino, Alejandro, que no viajó con ellos por cuestiones de trabajo. Farhadi se luce mostrando la alegría del reencuentro de padres, hermanos, hijos y nietos, aprovechando de forma extraordinaria el efecto de la luz del verano al entrar de lleno en el pueblo, iluminando las casas, las habitaciones, las personas. El motivo del viaje es la boda de la hermana menor, acontecimiento que oficia además como espacio de otros reencuentros. En especial el de Laura con Paco, con quien se conocen desde chicos y estuvieron enamorados hasta que ella se fue a América. La forma devota con que se transitan los rituales y celebraciones, el perfil étnico de buena parte del elenco (sobre todo las mujeres): no hay mucha diferencia entre esta España que retrata Farhadi y el universo que se aprecia en las películas de su etapa iraní. Como si su mirada tuviera la capacidad de revelar el lugar destacado que el pasado moro tiene dentro de la identidad del país. Desde lo narrativo también hay coincidencias con algunos de sus trabajos previos. Como en La separación (2011) o El pasado (2013), el peso de los vínculos emocionales, incluso aquellos que fueron cortados de manera abrupta y hasta los que se mantuvieron ocultos, son el disparador de la acción. El secuestro de la hija de Laura será el detonante que cuarteará las capas de tiempo acumuladas. Sus grietas descubrirán un infierno de mentiras, secretos a voces y apariencias, cuyo peso hará que la frágil felicidad familiar se venga abajo, reabriendo hasta los rencores más viejos. Será además el elemento que partirá la película al medio, poniendo de un lado un moderado thriller policial y del otro un drama que oscila entre la tibieza y el exceso. Quienes vayan al cine sólo para ver “una de Darín” quizá no salgan satisfechos: el lugar del actor es secundario y su presencia no tiene el peso que podría. En Todos lo saben son Cruz y Bardem los que cargan con la responsabilidad de sostener el relato y cumplen con la tarea. Más allá de los aciertos en la construcción de un clima opresivo –sobre todo en la primera mitad, cuando la carga de lo no dicho sostiene la tensión del drama–, el film comienza a debilitarse cuando elige el camino de la palabra y el discurso, descuidando la marcha de la acción. En ese punto, cuando los secretos van revelándose, Todos lo saben pierde fuerza y comienza a crecer la sensación de que uno como espectador también lo supo todo desde el comienzo. A partir de ahí Farhadi apela más al impacto simbólico que al desarrollo del drama, como si de golpe hubiera dejado de confiar en sus mejores herramientas.
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Película coral que bucea en la tragedia de una familia, una actual y otra de un pasado que amenaza a emerger ante la inevitable exposición de un hecho. El elenco multiestelar, las logradas actuaciones, y la precisión con la que el realizador dibuja el submundo del caso hacen del film una de las agradables sorpresas de 2018.
“Todos lo saben”, de Asghar Farhadi Por Hugo F. Sanchez Con un relato que remite a las historias de Agatha Christie en donde los protagonistas bien pueden ser los responsables de un crimen, Todos lo saben obedece a una estructura que es habitual enAsghar Farhadi (El viajante, La separación, ambas ganadoras al Oscar como mejor película extranjera), esto es, un conflicto original y es demenuzamiento por capas que revelas secretos familiares y larvadas diferencias sociales que se hacen explícitas a medida que se profundiza en la tragedia original, la excusa es en este caso el casamiento en un pueblo español al que acuden los miembros de la familia de los novios que tiene una parte de sus parientes en Argentina. La fiesta preparada para la joven pareja es el momento en donde se produce el secuestro de la hija de Laura (Penélope Cruz) y Alejandro (Ricardo Darín), ausente por cuestiones laborales en Buenos Aires. Con el pedido de300 mil euros pedidos como rescate por la chica cobra protagonismo Paco (Javier Bardem), convertido en uno de los principales dueños de los viñedos de la región luego de que se las comprara a un precio discutible a la familia de Laura cuando eran novios. Así que todas las miradas se dirigen a Paco, el único capaz de reunir el dinero para liberar a la joven y esa presión es la que desata viejos resentimientos de la familia que aun se siente estafada, también va desgastando su relación con su esposa Bea (Bárbara Lennie), mientras que Laura debe revelar a Alejandro, ya en en pueblo, un secreto largamente guardado. Todos lo saben es la segunda película de Farhadi rodada fuerza de irán luego de rodar en Francia El pasado, pero la puesta tiene mucho de fórmula y lo que en otras películas era casi un estudio sobre las relaciones familiares, la intromisión del aparato del Estado y las cuestiones insoslayables de diferentes culturas en fricción, aquí el relato transita las reglas del culebrón puro y duro, lo cual no está mal, pero un elenco desaprovechado y u desenlace previsible, le quitan sustancia a la ambición manifiesta de contar las decisiones morales frente al orgullo y el peso de las decisiones del pasado que implosionan el universo de los personajes. TODOS LO SABEN Todos lo saben. España/Francia/Italia, 2018. Dirección y Guión: Asghar Farhadi. Intérpretes: Javier Bardem, Penélope Cruz, Ricardo Darín, Eduard Fernández, Bárbara Lennie, Inma Cuesta, Sara Sálamo, Elvira Mínguez, Carla Campra, Roger Casamajor. Producción: Álvaro Longoria y Alexandre Mallet-Guy. Distribuidora: Energía Entusiasta. Duración: 132 minutos.
Las fisuras en los lazos familiares están siempre en el centro de la escena en las películas del iraní Asghar Farhadi. Grietas que aparecen en lugares inesperados, revelaciones de traumas irresueltos del pasado, cuentas pendientes que no terminan de saldarse... Así ocurría en La separación (2012) y El viajante (2017), ambas ganadoras del Oscar a la mejor producción en lengua no inglesa. Y también ocurre en este caso, con una historia que se desarrolla en una preciosa zona de viñedos de España y arranca con un espíritu festivo que, de pronto y sin nada que permita sospecharlo, cambia radicalmente. En ese primer tramo de cerca de media hora -que en parte puede remitir a la famosa escena de la boda que Francis Ford Coppola inmortalizó en El padrino (1973)- Farhadi consigue contagiar el clima embriagador de un concurrido casamiento que vuelve a reunir a Laura, recién llegada de la Argentina (el personaje con el que brilla Penélope Cruz), con una familia tan numerosa como cargada de los conflictos prototípicos de un melodrama barroco que de a poco irán emergiendo, uno tras otro, con la fuerza de un torbellino. Otra muy buena escena, filmada en este caso en el campanario de una iglesia (desde siempre una buena locación para el cine), sirve para que descubramos una vieja historia de amor que tiene un papel muy importante en una trama que opera su mutación hacia el thriller a partir del secuestro de la hija adolescente de Laura. Pero no es esa la línea que más le interesa a Farhadi, está claro. En realidad, el secuestro es la excusa para desatar una ola de picantes enfrentamientos entre varios personajes que, por diferentes razones, en algún momento terminan "mostrando la hilacha". Para sostener esa persistente guerra de nervios son fundamentales las actuaciones: así como Cruz logra reflejar de manera categórica el dolor de una madre desesperada, Javier Bardem es capaz de componer un personaje lleno de matices, carismático o lúgubre según lo exija el contexto, y Ricardo Darín puede resolver con eficacia la parte que le toca, un hombre angustiado que se reencuentra con los ecos de un viejo episodio que creía superado. Todo lo que circula por fuera de ese drama íntimo -el asunto policial, básicamente- queda un poco desdibujado, revelándose como recurso introducido con fórceps en un guion apuntado con claridad hacia otro lugar.
El cine del director iraní Asghar Farhadi, ganador en dos ocasiones del Oscar a la Mejor Película Extranjera con sus films “Nader y Simin: Una Separación” y “El viajante” vuelve en esta ocasión con una producción más ambiciosa, “TODOS LO SABEN”, que ha sido elegida como film de apertura del Festival de Cannes de este año, compitiendo por la codiciada Palma de Oro. La primera diferencia que se establece inmediatamente respecto de sus films anteriores, es que en esta ocasión filma con un elenco completamente de habla hispana (algo que en parte ya había probado en “El Pasado” con la participación de Bérénice Bejo, filmando en francés) y contará la historia de un clan familiar en un pequeño pueblo del interior de España -está filmada en Torrelaguna, Madrid y Guadalajara- que, al menos en la superficie, no aparenta tener ninguna marca de la cultura iraní. La trama se centra en Laura (Penélope Cruz), quien volverá después de una larga ausencia a esa casa familiar con motivo del casamiento de una de sus hermanas (Inma Cuesta), dejando a su marido (Ricardo Darín) en Buenos Aires. Se alojará en el pequeño hotel que explotan su hermana y su cuñado (Elvira Minguez y Eduard Fernández) y se enterará rápidamente que su sobrina (Sara Sálamo) se ha separado de su conflictiva pareja. La llegada de Laura es noticia en el pueblo por lo que no tardará en encontrarse con su antiguo amor, Paco (Javier Bardem) y con su actual esposa (Bárbara Lennie) quienes actualmente explotan las tierras que, antes de que Laura emigrase a Buenos Aires, habían sido de su familia. Farhadi se toma su tiempo para introducir a cada uno de sus personajes en una larga primera parte del filme, en la que comienza a tejer lentamente el entramado familiar, describe minuciosamente los vínculos que unen/atan a cada uno de los personajes hasta que detone el conflicto que será el eje central del filme, cuando en la noche de la boda, en plena fiesta, la hija de Laura desaparezca de su habitación sin dejar ningún tipo de rastros. Si bien todo lo que tiene que ver con la desaparición de Irene le da a “TODOS LO SABEN” un tono de thriller, Farhadi solamente utiliza los mecanismos del género a nivel formal, dado que su verdadera intención es dejar al descubierto una serie de secretos y encrucijadas morales que se despiertan/se reactivan en los personajes a partir de ese hecho. Y justamente el título refiere a algo que se pretende ocultar en el alma familiar, pero que es un secreto a voces, es algo que ya todos saben pero todos ocultan, todos tapan, todos callan. Lo que puede reprocharse al guion, en esta ocasión, es que algunas decisiones y ciertos giros se abordan con todos los clichés propios de una telenovela más que de un filme de un director internacionalmente consagrado (esto se evidencia sobre todo en algunas escenas vinculadas con el secreto y el ocultamiento familiar o cómo uno a uno de los personajes se le revela la identidad de los secuestradores). No obstante, los temas que Farhadi se propone analizar, son complejos, interesantes y meticulosamente analizados, con su marcado estilo personal: una mirada teñida de su cultura, su origen, sus costumbres y sus tradiciones, con dilemas éticos y morales que no son tan fácilmente extrapolables en un microcosmos netamente latino. Si bien el clima de thriller funciona y las tensiones dramáticas de los personajes están muy bien construidas, la manera “iraní” de abordar esos conflictos, hacen que algo pueda parecer ajeno cuando los personaje se manejan con el temperamento sanguíneo y explosivo de una familia castiza/latina. Fahradi vuelve a concentrarse con una postura casi filosófica sobre los ocultamientos, la culpa, el rencor, las consecuencias de los actos del pasado en el presente, la traición, el silencio, y su tratamiento hace que el filme respire un aire donde podemos ver su cine en cada escena. Y esa es la principal potencia de “TODOS LOS SABEN”. Por supuesto que el clima de melodrama, por momentos exacerbado, funciona a la perfección porque es uno de los elencos más sólidos del cine español con el que cualquier director pudiese soñar para su proyecto. Penélope Cruz vuelve a demostrar su enorme talento como actriz y compone a Laura con toda la carnadura que el personaje necesita, al estilo de sus papeles fuertes en “Volver” de Almodóvar o “Ma Ma” de Julio Medem. La química que establece con Javier Bardem (un Paco perfecto, impecable) es excelente y quien aparece triangulando este vínculo es nada menos que Bárbara Lennie en otro personaje que le permite establecerse como una de las grandes actrices de su generación (después de su trabajo en “Una especie de familia” de Diego Lerman, su inolvidable protagónico en “Magical Girl” o “La Enfermedad del Domingo”). Pero lo más llamativo es que en cada uno de los papeles secundarios, con total relevancia y sentido dramático dentro de la trama, encontramos a una selección de actores de lo mejor del cine español actual: Elvira Minguez y Eduard Fernández encabezan el elenco secundario mientras que también suman notablemente las participaciones de Inma Cuesta (Ana, la hermana que contrae matrimonio), Ramón Barea (como el padre de Laura) y Roger Casamayor (el marido de Ana). Ricardo Darín aparece, en cambio, como incómodo en el papel que le toca jugar, sobre todo en algunas líneas vinculadas con una postura religiosa que toma frente a algunas situaciones, que no le sienta para nada bien. La belleza de las imágenes, la potencia visual y cargada de poesía, se contraponen con la oscuridad de una familia que guarda secretos y rencores en su núcleo más profundo y para cuando Fahradi nos regale la escena final impecablemente fotografiada, entenderemos que muchas veces el motor que mueve el complejo mecanismo familiar necesita inevitablemente de esas zonas más oscuras, más dudosas, más egoístas, aun cuando los convoque el amor más fraternal.
El iraní Asghar Farhadi reunió a un dreamcast iberoamericano en "Todos lo saben", un drama que bordea el thriller para terminar hundiéndose en conflictos del corazón. Con ocho títulos en su haber, Asghar Farhadi, es un director que se diferencia de otros pares iraníes por su tratamiento de conflictos familiares utilizando el contexto de su país para abordar problemáticas universales, tal como sucedió en sus conocidas y laureadas "La separación" y "El viajante". En "Todos los saben" se anima a salirse de su tierra, pone su arte en pos de una producción con elenco iberoamericano, mayoritariamente español, y se ubica en el interior de aquel país para narrar una historia con mucho de condimento latino, en la que se lo presiente más que por encargo, ajeno. Esta es una historia de pueblo chico, infierno grande. Todo comienza con Laura (Penélope Cruz), que vive en Buenos Aires junto a su esposo Alejandro (Ricardo Darín) y sus dos hijos, y regresa a su pequeño pueblo español por el casamiento de una sus hermanas. El casamiento es todo un evento en un pueblo en el que todos se conocen, y además, la familia de Laura parece ser la que mueve los hilos del lugar por haber sido dueños de los viñedos más grandes. Todo se dispone para pasar una temporada inolvidable, y de algún modo lo será. Al casamiento asiste también Paco (Javier Bardem), ex pareja de Laura, y actual dueño de los viñedos, casado con Bea (Bárbara Lennie). La fiesta transcurre bajo total normalidad, rememorando viejos y dulces recuerdos, hasta que sucede un corte de luz. En medio del tumulto, la hija mayor adolescente de Laura desaparece, secuestrada. A partir de entonces, "Todos lo saben" virará hacia la historia de ese secuestro, haciéndose luego en escena el propio Alejandro. En verdad, a Farhadi no parece interesarle tanto el hecho policial del secuestro. Si bien lo ubica en el centro del relato, el film se abocará en tratar todos los asuntos internos de esa familia que se desatan a partir del secuestro. Como lo adelanta su título, en la familia hay muchos secretos, rencores, hechos del pasado sin resolver, y este caos servirá para traerlos todos a la mesa. Laura sufre, llora, intenta conseguir el dinero del rescate y el único que puede ayudarla es Paco, aunque eso signifique tener que remover cómo hizo él para adquirir las tierras a bajo costo; episodio que esa familia está lejos de perdonarle. Por otro lado, Bea anda de acá para allá preocupándose porque ella y su marido no pierdan la posición que tienen, y de algún modo controlando el acercamiento entre Laura y él. Alejandro tarda en entrar en escena, como esos personajes que en una serie siempre son nombrados, pero recién aparecen cuando el raiting lo necesita, promediando los últimos capítulos. Por supuesto, cuando llegue, traerá sus conflictos a cuesta. Mucho sol, pieles bronceadas, el pintoresquismo de un pueblo chico, hombres de camisa y pantalones de vestir (si fuese invierno estarían con traje), y mujeres de vestidos soleros y pechos turgentes si es posible sin corpiño. Farhadi hizo una telenovela, un culebrón condensado. Allí donde en sus anteriores películas predominaba la emoción real, cierto drama profundo, y el contexto se sentía tangible; aquí predomina el cotorreo de alcoba, las puertas que se abren justo para interrumpir algo, la gente que oye detrás de una puerta, y las pasiones que se quieren frenar pero los corazones arden. Con un poco más de jolgorio y banalidad (y más música, aunque la hay, y bastante), Todos lo saben podría ser "Mamma Mía"; en eso de un pueblito en el que él único problema parece transcurrir por ver si los corazones sanan, y resolver viejos entuertos parentales. También podría ser "Un paseo por las nubes", de haberse tomado las cosas con más liviandad. En uno u otro caso, el resultado sería mejor. Al servicio de esa telenovela, Farhadi construye diálogos imposibles, e introduce personajes de un verosímil endeble como un policía detectivesco que saca conclusiones internas (todas acertadas) de no se sabe muy bien dónde. También descuida el hecho policial, al que nunca le imprime nervio, lo adelanta de modo evidente, y lo resuelve sin el más mínimo interés. En el elenco, en el que también contamos a Inma Cuesta, Sara Sálamo, y Eduard Fernández; sobra el talento, aunque lidian con personajes que no ayudan. Por supuesto, Cruz y Bardem tienen química, como cuando Nancy Duplaá y Pablo Echarri hicieron "La Leona"; son un matrimonio que se entiende. Pero individualmente se repiten, y para verla llorar a ella más de dos (innecesarias) horas, mejor ver una de Almodóvar. Por su lado, Darín, llega tarde y nunca termina de encajar dentro de un elenco que le es tán ajeno como a Farhadi esta película por encargo. Todos lo saben tenía el potencial para ser un drama profundo y desgarrador, o aunque sea, plantear algunas líneas dramáticas interesantes. La superficialidad del melodrama telenovelesco, y la torpeza para resolver varias cuestiones fundamentales, terminan creando una película demasiado pequeña más allá de su interminable duración.
Farhadi y otra situación límite. Es cierto que el oscarizado cineasta iraní Asghar Farhadi, suele estructurar y desarrollar sus relatos teniendo como punto de partida situaciones límites, como excusa para explorar el comportamiento humano. En Una separación, un hombre empujaba a su empleada embarazada causándole un aborto; y en El viajante, un asalto violento dejaba a la protagonista con un shock emocional. En Todos lo saben, saldrán a flote viejos secretos a partir del secuestro de la hija adolescente de Laura (Penélope Cruz), una española casada con un argentino, Alejandro (Ricardo Darín), quien viaja a su tierra natal con sus dos hijos, para festejar el casamiento de su hermana. Allí, además de su numerosa familia, se encuentra Paco (Javier Bardem), un viejo amor de Laura. Será en pleno festejo, y durante un inesperado corte de luz, que desaparece la joven, dando lugar después a mensajes y llamados extorsivos, reclamando un dinero por devolver con vida a la víctima. A partir de este momento, comienza a entrar en juego la desesperación y hasta una especie de autismo emocional de la madre que no sabe cómo accionar. También saldrán a flote pases de “facturas” por ventas y repartos de tierras, así como secretos muy íntimos, que parece que todas las personas del lugar los saben, salvo (y como suele suceder) sus protagonistas. Todos los saben, por sobre todas las cosas es un dramón, dado que se aplican uno a uno los tópicos del género. Se despliegan varias subtramas a la vez, que se vinculan orgánicamente en un todo: esa gran familia que contiene cuestiones de amor y venganza, celos, reproches y sobre todo secretos magnos. Si bien no es la película más lograda del iraní, se nota su sesgo autoral, y la narración fluye de forma congruente generando buenas dosis de tensión, además de subrayar el melodrama. Las actuaciones son muy acertadas, sobre todo la de Javier Bardem, quien domina el relato a su antojo, con presencia y pasión, dotando de empatía a su personaje. Una historia coral, compleja, también dinámica que combina el thriller con el drama de forma equilibrada. Es cierto que esta cinta no tiene el impacto emocional de sus anteriores, en las que entramos en un espiral de desesperación casi físico, pero vale rescatar que Fahardi cumple con creces su incursión en el cine español, manejando con holgura otra cultura y costumbres tan disímiles a la suya.
El director iraní (doble ganador del Oscar) Asghar Farhadi, se hizo famoso por la gran película La separación (2011). Tiene una forma peculiar de narrar, su cine es un poco complicado. Hace mucho hincapié en lo humano, pero a la vez trastabilla a sus personajes por demás. Los ensucia. Y esa combinación es perfecta para este estreno. Ya que el resto de las cuestiones del film poco importan con semejante labor actoral. Farhadi armó un trío perfecto con Penélope Cruz, Javier Bardem y nuestro Ricardo Darín. Entre el suspenso, el thriller psicológico y el drama, el realizador se luce como titiritero de estos tres monstruos de la actuación. A tal punto que por momentos la historia dejó de importarme. Deja de ser importante que aparezca o no la nena secuestrada. Querés que ellos se sigan complicando y saber más. A nivel producción y puesta, el film está bien. Pero no sorprende. La cuestión pasa por otro lado. Es el clima que se genera, la intriga, y el final… Obvio que no voy a hablar del climax, que es tan maravilloso como plausible de enojo por parte del espectador. Sin embargo, hay algo de la película que no me cerró. Y luego de pensarlo un rato, llego a la conclusión de que es que el director no estuvo a su propia altura. Creo que es por filmar en un idioma que no maneja, perdió algo de identidad. En definitiva, Todos lo saben es una película interesante pero no para todos los paladares.
En un cine que ha dado varios genios en las últimas décadas como es el cine iraní, Asghar Farhadi tuvo el dudoso privilegio de ganar dos premios Oscars a la mejor película extranjera en Hollywood. No es que eso hable de su cine, pero un país que encierra cineastas lo elige a él para representar a su nación en el mundo. Su cine, claro está, es mucho más estándar que el de Abbas Kiarostami, Jafar Panahi o Samira Makhmalbaf. Algunos de sus films son más interesantes que otros pero en la suma se trata siempre de una mirada dramática sobre conflictos cotidianos donde el director buscar plantear un conflicto personal conectado con un conflicto social. No tiene un estilo marcado y sus films incluyen largas conversaciones explicando lo que cada personaje piensa y siente. Aun sin ser teatral, Farhadi tiene un concepto bastante acartonado de lo que debe ser un film serio. La fórmula sigue teniendo éxito y de esa manera él sigue adelante con sus ahora internacionales producciones cinematográficas. Todos los saben transcurre en España. Laura (Penélope Cruz) regresa con su familia desde Buenos Aires a su pueblo natal, en un viñedo español, para asistir a la boda de su hermana. Ella viaja con sus hijos mientras que su marido Alejandro (Ricardo Darín) se ha quedado en Argentina. Desde el comienzo se descubre que hay muchas cuentas pendientes, no solo entre ella y su familia, sino entre los habitantes del pueblo. También está un ex novio de años atrás, Paco (Javier Bardem) quien ahora es uno de los dueños de los viñedos del lugar. Irene, la hija mayor de Laura y Alejandro desaparece en misteriosas circunstancias durante la boda, en medio de una tormenta y un apagón. Esto hará explotar todas las tensiones previas y aumentará el conflicto entre todos mientras se intenta descubrir que es lo que ha pasado y quien es el responsable. Alejandro viajará también desde Buenos Aires para saber cuál ha sido el destino de su hija. El drama y el policial irán de la mano de ahí en más. (A partir de este momento se contarán elementos de la trama, quien no deseé saber más, puede dejar de leer aquí). Aunque Laura y Alejandro no tienen un buen pasar económico e intentan corregir problemas del pasado mientras buscan salir adelante, lo primero que se sabrá sobre el destino de su hija es que ha sido secuestrada y se les pide una elevada suma de dinero para rescatarla, nada menos que 300.000 euros. La desesperación se apodera de ellos mientras intentan saber qué hacer. Lo más probable es que el secuestro haya sido por alguien que los conoce a todos. Ni los propios padres de Irene están exentos de sospecha. Tampoco se sabe si no es una venganza contra Paco, quien es discutido por todos debido a la forma en la que llegó a obtener los viñedos para él. La promesa de sofisticación que la película tenía con su comienzo en el campanario se va disipando poco a poco, aun cuando el campanario funcione como el primer llamado a que todos escuchen la verdad. La trama policial es muy pobre, torpe, y la empatía con los personajes secundarios es nula. Los actores se imponen a fuerza de talento a las vueltas ridículas y recursos forzados de guión. El drama tiene más libertad que el policial para las arbitrariedades de guión y la película se debilita mucho en ese aspecto. También se toma demasiado tiempo, tal vez más del necesario debido a la trama policial, para los conflictos dramáticos y las vueltas de tuerca. La fachada de felicidad de la boda esconde tensiones y resentimientos familiares aun no superados. La miseria humana se despliega mientras se asoma una forma de sacrificio y nobleza detrás de todo ese mundo. Pero no alcanza ni tampoco es creíble la manera en la que ese sacrificio se expresa. No es error del director, sin duda su deseo es hacer poco cinematográfico este aspecto y no darle un dramatismo al estilo del cine clásico. La comprobación de que la trama policial no le interesa está en que la cierra fuera de la historia, abriendo una puerta en el último instante, cuando ya todo se ha resuelto para la familia de Laura. ¿Qué pasará con los secuestradores y como seguirá la historia? El director y guionista elige no contarlo. Tal vez como un recurso genuino, tal vez porque no sabe muy bien como cerrarlo sin convertirse en un cineasta que debe decir finalmente algo. No hay un pulso dramático intenso ni hay tampoco mucho misterio. Ricardo Darín, Penélope Cruz y Javier Bardem sostienen el centro de la trama más de lo que el propio director y su guión.
Texto publicado en edición impresa.
Por razón de la boda de su hermana, Laura viaja junto a sus hijos de regreso a su pueblo natal en España para asistir a la misma. Sin embargo, la visita que su suponía breve se torna indefinida luego de eventos inesperados la noche de la fiesta de recién casados, culminando en revelaciones sobre el pasado de la familia y el pueblo. Del laureado director Asghar Farhadi (La Separación, El Pasado) llega “Todos lo Saben”, una historia con tintes de thriller psicológico la cual busca explorar las diferentes formas en las que el resentimiento, los celos, los prejuicios y los secretos pueden afectar las relaciones entre individuos, desembocando en un drama familiar (melodrama por momentos) el cual saca a flote los pensamientos que cada miembro de la unidad lleva en el fondo. Penelope Cruz y particularmente Javier Bardem destacan en los roles de Laura y Paco, las escenas que comparten son los mejores momentos de la película. En contraste tenemos a un desaprovechadísimo Ricardo Darín en el papel de Alejandro, el marido de Laura, quien luce constipado en cada escena que aparece, nunca dando señales de si la situación en la que se encuentran lo afecta negativa o positivamente. En éste último aspecto hasta los más acérrimos detractores del actor deben admitir que tiene un rango mucho más amplio que lo que se ve en pantalla. Desgraciadamente, el guión es afectado por varios baches los cuales son tapados con suspenso, así como también varias revelaciones las cuales prueban ser un tanto insatisfactorias o directamente nunca habían sido establecidos los misterios para dichos descubrimientos, lo cual termina dejando que desear en el segundo acto de la película. En conclusión, más allá de algunos tras-pies, “Todos Lo Saben” termina siendo un drama llevadero el cual vale la pena ver al menos una vez.
Un pueblo en el interior de España, una boda que reúne a la familia. Rumores que vuelven a sonar, enemistades que despiertan tras años adormecidas y una tragedia desencadena una serie de conflictos que se van alimentando de las sospechas hasta crear un torbellino que no deja a nadie en pie. Todos Lo Saben es la nueva película escrita y dirigida por el dos veces ganador del Oscar Asghar Farhadi (A Separation, The Salesman), protagonizada por Penélope Cruz, Javier Bardem y Ricardo Darín.
Una mujer y sus hijos viajan desde Argentina para asistir al casamiento de su hermana menor en un pueblo pequeño (sin nombre) de los tantos de España. No tardará Todos lo saben en desplegar la mayoría de los típicos tópicos del costumbrismo; una fiesta de bodas hasta casi lo exige, a lo que se añaden las habladurías que circulan en la vida de una comunidad en la que todos se conocen y ciertos conflictos familiares que reúnen viejas disputas y afectos. La institución familiar no es solamente una forma de codificar el afecto, también ordena y administra la riqueza y las propiedades. En la trama, una finca de viñedos suscita rencores y sospechas.
¿Qué es lo que saben? Todos lo Saben (2018) es un largometraje del director iraní Asghar Farhadi, conocido por films como La Separación (2011) y El Viajante (2016), quien hoy nos sitúa en una reflexión sobre el mundo globalizado, las relaciones interpersonales, los secretos y los conflictos de clase. A través de una tensión constante, desde el comienzo sentimos que algo va a sucederle a la adolescente Irene, hija de Laura (personaje interpretado por Penélope Cruz) y de Alejandro (Ricardo Darín). Dicha pareja representa una de las posibilidades del mundo actual: un matrimonio cuyos integrantes poseen distintas nacionalidades, en este caso un argentino casado con una española, ambos viviendo en Argentina. Laura por su parte sigue en contacto con los suyos y viaja con frecuencia a España. En esta oportunidad el relato inicia cuando ella ha viajado sola con motivo del casamiento de una de sus hermanas. Para ella y sus dos hijos todo es familiar en el pueblito rural de turno, es como un segundo hogar. Al volver a su país natal, Laura se reencontrará con su pasado y emergerán secretos, rencores y chismes, tan añejados como los vinos de esas tierras y siempre bajo la premisa popular “pueblo chico, infierno grande”. Así aparecerán problemas inconclusos de antaño que vuelven y tienen consecuencias vitales en el presente. Se acentúa la tensión inicial una vez desencadenado el secuestro de la joven Irene, el cual desata el conflicto de las relaciones interpersonales del film. Mientras discusiones sentimentales y económicas sobre el presente y el pasado se desarrollan, la mayoría del círculo íntimo de Laura parece estar inmóvil, inactivo frente al suceso. Sin embargo su novio de la adolescencia y amigo de la familia, Paco (Javier Bardem), es quien toma las riendas del asunto y junto con Irene hacen avanzar la acción. La película posee varias capas de lectura que convergen, por ejemplo expone conflictos de clase: Paco es hijo de los sirvientes de la familia de Laura y él logró su ascenso social, ahora es terrateniente, lo cual genera ciertos recelos por parte de la familia de Laura, cuya familia pasó de la prosperidad a ser un clan en decadencia. Una vez materializado el secuestro, el espectador sentirá que se encuentra frente a una relectura del género detectives o policial intentando descubrir quién ha capturado a Irene, pues parece ser que todos son sospechosos y que los secretos bien guardados del pasado tienen un vínculo peculiar con el hecho. A través de Paco y de un personaje delegado (un ex-policía), el espectador accederá a la información que le permite ir acumulado las piezas de esta intrigante historia, la cual resulta muy atrapante debido a lo bien que está dosificada la información y a su vez a la excelsa técnica y estética que posee la película. Por último, la propuesta responderá al interrogante retórico del título, ¿qué es lo que todos saben? Nuevamente cobra importancia el dicho popular “pueblo chico, infierno grande”, en donde todos los secretos y la utilización por parte de algunos de los personajes de esos mismos arcanos ha podrido la ciudad, por ello en el final mediante el agua que baña las calles los secretos salen a la luz y el pueblo parece limpiarse. Pero el film deja el interrogante, ¿es posible volver al orden restablecido?
Laura viaja sola con sus dos hijos desde Argentina a la boda de su hermana Ana (Inma Cuesta), porque su esposo Alejandro (Ricardo Darín, una correcta interpretación, está recién en la segunda parte del film) puso como excusa que tenía mucho trabajo cuando en realidad le molesta el pasado, porque Paco (Javier Bardem, una correcta actuación y tiene muy buena química con Penélope Cruz, además de ser pareja en la vida real, han trabajo en diversas oportunidad y se conocen mucho) y Laura fueron pareja, ahora él está en pareja con Bea (Bárbara Lennie) y no tienen hijos. La trama nos muestra el interior de una familia durante una celebración en la que todos se reúnen a festejar, todo es alegría, felicidad, pero esa noche primero se corta la luz, luego se desata una terrible tormenta no solo como un fenómeno meteorológico y sobre todo la reunión se va a ver empañada cuando a la hija de Laura (Penélope Cruz, muy buena interpretación, transmite esa asfixia, dolor y angustia. Sobresaliente), Irene (Carla Campra), que tiene 16 años y es asmática, la secuestran. En el momento del secuestro nadie vio nada y no dejaron rastros. A raíz de esa penosa situación, comienza una intensa búsqueda, entra la tensión y la desesperación, van saliendo a la luz distintos secretos, miedos, frustraciones, cualquiera es sospechoso, todo se desmorona, se van manifestando las reacciones de cada uno de los integrantes de la familia, amantes, vecinos y amigos. En esta historia coral todo lo que se va tejiendo es típico de “pueblo chico infierno grande”, hay reproches, mentiras, inseguridades, rencores, celos y tiene sus momentos de culebrón. Este film se encuentra bastante bien construido por parte del cineasta ganador del Oscar por los films: "La separación" y "El viajante”. En el caso de “Todos lo saben” posee un interesante elenco. Todo su desarrollo se sitúa en un pueblo pintoresco, con toques medievales y varios personajes con personalidades fuertes. Su trama resulta inquietante, conmovedora y atrapante con toques similares a alguna novela de Agatha Christie, como así también del cineasta Claude Chabrol.
[REVIEW] Todos Lo Saben: Enredo familiar, condena descomunal. Un estelar elenco con un gran director y guionista conforman esta película que llega a los cines argentinos, un thriller desencadenado por el drama familiar. En este thriller mezclado con un drama familiar vemos el regreso de Laura a su ciudad natal a las afueras de Madrid. Ella vivía en Buenos Aires, con su hija, hijo y esposo, el cual no puede ir a España por temas laborales. Entonces Laura con sus dos hijos pudo asistir a la boda de su hermana. Sin embargo, sucede un corte de luz y con ello un acto muy desafortunado que revelará importantes secretos al pueblo, estallando un significativo conflicto familiar. Los primeros minutos nos presentan a toda la familia saludándose y celebrando el casamiento, con un paisaje hermoso y hogareño en aquel pueblo Torrelaguna de Madrid, España. Quizá dure más de lo merecido, a pesar de que cada uno de los encuadres los analicemos de más pensando quien será el infame personaje, si es que vimos el tráiler o leímos alguna sinopsis más completa. El guionista y director de esta película llamado Asghar Farhadi consigue cautivarnos en esta trama de enredos atravesados por un hecho horrible, dejándonos apreciar su experiencia valedora de grandes premios como las nominadas y ganadoras del Oscar como mejores películas extranjeras: Jodaeiye Nader az Simin (A Separation-2011) y Forushande (The Salesman-2016). Está sería el segunda película que filma fuera de Irán, siendo la primera The Past (2013). En este caso se adentra en otra cultura, sin mucha conexión a Irán, su país natal. Lo cual puede ser un factor que saque a la luz la articulación del guion en este film, habiendo algunos diálogos y escena que parezcan poco naturales. Como los engaños, puntos de giro e información que nos dan o no nos dan, siendo por momentos menos fluida que sus otras películas. Sin embargo lo mejor que logra Farhadi es la asociación de un elenco estelar, y que todos logren actuar perfectamente, con un tiempo en pantalla correctísimo. Enfocándonos en Laura (Penélope Cruz), hasta el tercero en discordia, Paco (Javier Bardem) con el cual tuvo una historia en el pasado y su esposo Alejandro (Ricardo Darín) quien no pudo viajar a España con ella. También tenemos a los hijos como Bea interpretada por Carla Campra y el niño actuado por Iván Chavero, (ambos participaron del film Verónica de Paco Plaza). Además tenemos a Bárbara Lennie (Petra) poniéndose en la piel de la pareja de Paco, la más directa e intrusa de la familia. También están Inma Cuesta, Ramón Berea entre otros y otras. Lo más destacable es la química entre Laura y Paco, la que representa la quinta colaboración entre la pareja de la vida real (Están casados desde el año 2010) Penélope Cruz y Javier Bardem después de Jamón, jamón (1992), Vicky Cristina Barcelona (2008), The Counselor (2013) y Loving Pablo (2017). Aunque por momentos haya huecos en el guion, específicamente en la logística del hecho delictivo en sí, la película es muy entretenida y seduce gracias a las actuaciones. Bardem colecta las mejores escenas, Penélope sigue pareciendo lo más natural posible brillando en pantalla, y con un Darín preciso que suma y no resta con su astuta actuación.
Entre las películas más esperadas del año, sin duda alguna Todos lo saben, la nueva del celebrado cineasta iraní Asghar Farhadi, se posiciona en los primeros lugares, y no es para menos considerando la repercusión que han obtenido sus últimos filmes y la cantidad de galardones que Farhadi viene sumando, de los cuales la mayoría recuerda los dos Oscar por Mejor Película de Habla no Inglesa por La separación (2011) y El viajante (2016), también conocida como El cliente. Como si esto fuera poco, en esta primera producción del realizador iraní en España (segunda fuera de Irán desde El pasado, filmada en Francia en 2013), Todos lo saben cuenta con un reparto nada despreciable, desde Penélope Cruz a Javier Bardem, de Ricardo Darín a Bárbara Lennie , sin pasar por alto nombres como el de Eduard Fernández, Ramón Barea, Elvira Minguez, o Sara Sálamo. La historia comienza con Laura (Cruz) quien realiza un viaje con sus dos hijos desde Argentina a España para asistir a la boda de su hermana menor. Su marido Alejandro (Darín) no ha podido acompañarlos por cuestiones de índole laboral. Una vez llegados al pueblo, en el reencuentro con viejos familiares, el clima festivo emerge, así como los recuerdos, conformando el trasfondo adecuado que merece la citada celebración que está al caer. No obstante, en medio de los festejos, y la alegría que impera en el ambiente, un corte de luz de improvisto será suficiente para dar a pie a un breve descuido, y permitir la posterior desaparición de Irene (Carla Campra), la hija más grande de Laura. El clima tenso no tardará en hacerse presente y el horror pasará al primer plano en materia narrativa; la desesperación natural de la madre, la llevará a pedir de inmediato la ayuda necesaria para poder re encontrar a su hija, más atormentada aún tras encontrar unos recortes que evocan a un secuestro express acontecido en el pasado. Posteriormente llegará un mensaje por parte de los secuestradores que dicen tener a la joven, haciendo saber que acto siguiente pedirán una suma de dinero por la devolución de la misma, y que no se informe a la policía de tal acción. Todo este contexto hará resurgir hechos y conflictos del pasado, algunos poco esclarecidos, y hará emerger en torno al problema central, acciones que entorpecerán la misma resolución del conflicto. Una de las personas más involucradas a la hora de solucionar tan complejo inconveniente será Paco (Bardem), algo aturdido por una historia de su pasado que lo involucra con Laura y que parece haber olvidado, pero con la problemática tan latente se irá acortando esa distancia que parecía tan lejana. Asghar Farhadi ha encontrado una formula, y eso puede molestar a más de uno, porque es cierto que el cineasta iraní escoge cierta comodidad y ciertos lugares habituales, por encima de algunos riesgos, pero no podemos renegar de sus capacidades de crear historias que ciertamente funcionan. Tampoco podemos juzgarlo por no seguir la tradición de directores oriundos de su país como Abbas Kiarostami o Mohsen Makhmalbaf, porque esto no sería más que un capricho. Pese a la extensión de esta cinta, como en las anteriores, logra durante más de dos horas sostener la tensión y el suspenso en forma milimétrica. También vale resaltar su capacidad innata de transpolar su estilo tan personal de un país a otro, de la lengua persa a la española, y en un escenario o contexto social que le es ajeno. En cuanto a la temática, su filme más cercano es About Elly, realizada por Farhadi en 2009, y en donde también la problemática gira en torno a una desaparición, pero en esta ocasión logra dirigir la historia en otra dirección, aunque ciertos planteos morales, así como la construcción y entramado de los personajes y la generación de suspenso tengan similitud, no solo con la mencionada, sino con la misma impronta del universo Farhadi. Las actuaciones están más que acordes, quizás dando la sensación de que el realizador los escogió porque tenía en claro lo que podía pedir de ellos; gran labor de Penelope Cruz, muy correcto Ricardo Darín, así como Javier Bardem, y siempre interesante los aportes que puede dar Eduard Fernández, Barbara Lennie, e incluso la joven Carla Campra. Recomendable.
Laura (Penélope Cruz) viaja con sus dos hijos desde Buenos Aires a su pueblo natal en España. Se casa su hermana. Y lo que iba a ser una breve visita familiar se transformará en una sórdida historia policial que acabará transformando a todos. Será la mentira la que agita todos los vientos. Hay un secuestro. Y viejos recelos, secretos y rencores salen a la luz en medio de la desesperación. Empiezan a surgir sospechas, especulaciones, recuerdos dolorosos. La tragedia trae a la superficie lo que parecía estar bien guardado. Se busca la adolescente secuestrada y sólo se va encontrando desahogos y verdades que duelen. El film, que había tenido un arranque tierno y colorido, deriva hacia una mezcla de melodrama con thriller. Nada que ver con lo que parecía estar bien guardado. Se busca la adolescente secuestrada y sólo se va encontrando desahogos y verdades que duelen. El film, que había tenido un arranque tierno y colorido, deriva hacia una mezcla de melodrama con thriller. Nada que ver con lo que fue el rasgo de estilo de este celebrado realizador que en medio de privaciones construyó desde Irán una obra (“La separación”, El Pasado”, “El viajante”) intimista, rigurosa, intensa y veraz, un cine donde los dilemas morales estaban por encima de todo. Esto es otra cosa. Gran elenco, buena producción, historia coral más que intimista. Su cine ha dado un volantazo y no siempre para el mejor lado. La historia tiene algo de telenovela con sus golpes de efectos, sus sorpresas y su decisión de cerrar como sea toda la historia. Hay un amor perdido, conflicto de clases, algo de suspenso y reproches. Lo oculto aparece para cuestionar lo evidente. El dilema moral desafía todos los vínculos. ¿Por qué hacer lo que hay que hacer? El amor también se esconde tras una generosidad que lucha contra el olvido. Y la chica que está faltando muestra los recelos que allí sobran. Mejor al comienzo, cuando le da mucha emoción, validez y alegría al reencuentro, pero menos sutil en el abordaje del melodrama y el policial. De cualquier forma, el saldo es alentador. La historia interesa, Farhadi sabe retratar gente bajo enorme presión y el impecable elenco, abanderado por ese enorme actor que es Javier Bardem, le da verdad a cada escena. La mentira ha reposicionado a todos. Ya nada será como entonces. La escena final es resumen y alegoría: una mujer le dice a su esposo “sentate que te quiero contar algo”. Y los secretos que están por salir van a quedar en segundo plano, detrás de esos regadores municipales que ponen un poco de agua limpia frente a tanta suciedad.
UNA OPORTUNIDAD DESPERDICIADA El cine de Asghar Farhadi, con sus dramas de tipo personal que funcionan de trampolín para una lectura social y hasta política, siempre está sobrevolando el peligro de que la manipulación de las circunstancias que atraviesan a los personajes se note demasiado. Es en La separación donde sale definitivamente airoso, permitiendo que las variables espacio-temporales potencien los choques entre los protagonistas y enriquezcan la trama, promoviendo un retrato brutal de cómo un sistema institucional pasa por arriba a los individuos. Sin embargo, en El viajante y El pasado esa mecanicidad comenzaba a evidenciar unas cuantas grietas. Y es en Todos lo saben –que implica su primera producción internacional- donde la estructura se cae como un castillo de naipes. La consistencia y coherencia hacen presencia en Todos lo saben solo en la primera media hora, donde Farhadi se permite retrasar el estallido del conflicto. Son los momentos de placidez del relato, con Laura (Penélope Cruz) llegando desde la Argentina junto a sus dos hijos al pueblo español donde nació, para asistir al casamiento de su hermana. Allí vemos los reencuentros, la evocación de recuerdos, las celebraciones, que pueden intuirse como una mascarada para las tensiones ocultas pero que a la vez gozan de una inquietante sinceridad, creando empatía a partir de cómo se demuestra que la felicidad puede sustentarse en mentiras pero no dejan de tener una parte de verdad. Hasta que secuestran a la hija de Laura, hay un pedido de rescate y todo empieza a girar alrededor de quién está detrás del crimen y cómo juntar el dinero, mientras que Paco (Javier Bardem) –que en algún momento fue el novio de Laura- empieza a cobrar protagonismo y se produce el arribo de Alejandro (Ricardo Darín), el marido de Laura, para colaborar en el rescate. Desde ahí, todo va barranca abajo y se acaba toda empatía con lo que se venía narrando. Ese derrumbe se va dando porque Farhadi no está realmente interesado en la parte policial, por lo que monta una pobre estructura de enigma, donde los giros y vueltas de tuerca se ven venir a una enorme distancia. En lo que prefiere hacer foco es en el drama desatado a partir de las disputas por la tierra que se habían dado entre la familia de Laura y el resto de los habitantes del pueblo, suscitada por rencores de clase, mentiras y la necesidad de aferrarse a la propiedad como único factor de identidad. Pero acá el cineasta también patina, porque no hay construcción desde las miradas, los cuerpos, los silencios, las acciones o diálogos puntuales: todo se va enhebrando desde la palabra, los discursos impostados, las explicaciones de lo que pasa o sienten los protagonistas y una puesta en escena a la que le cuesta escapar de la teatralidad. De ahí que la única herramienta con la que finalmente cuenta Todos lo saben es su elenco multiestelar, donde hasta en los papeles más pequeños hay actores de renombre, casi todos desperdiciados. Y si Bardem recurre a su corporalidad innata para expresar lo que le pasa a su personaje y con eso le alcanza para zafar ligeramente; Cruz cae en la sobreactuación dramática; y Darín queda absolutamente desdibujado, en una de las peores actuaciones de su carrera. Farhadi, con todos los recursos a su disposición, choca la calesita y entrega un film anodino, totalmente fallido.
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Siempre lo primero es la familia Una anécdota muy famosa de Ricardo Darín es su encuentro con el ganador del Oscar Javier Bardem. Ambos reconocidos, exitosos, cabezas de diversos proyectos de alcance internacional, estaban nerviosos por su cita. Es que la admiración mutua los ponía en una situación incómoda, que luego derivó en una amistad. Pasaron varios años, pero al fin llegó la primera película en la que los dos actores, de los mejores de su generación, se reunieron en un filme. De la mano del iraní Asghar Farhadi (uno de los directores más importantes del mundo en la actualidad), Darín y Bardem, junto a Penélope Cruz, Eduard Fernández, Bárbara Lennie y Elvira Minguez, crearon “Todos lo saben”. Laura ( Penélope Cruz) llega con sus dos hijos al pueblo en el que nació, y en el que viven sus padres y hermanos. Alejandro ( Ricardo Darín) se quedó en Buenos Aires lamentando no haber viajado, pues el motivo de la visita es el casamiento de Ana (Inma Cuesta), hermana de Laura. Allí, la “hija pródiga” se encontrará con Paco ( Javier Bardem), su amigo de la infancia, y muchos afectos que dejó en el pueblo. La desaparición de la hija de Laura y Alejandro, en plena fiesta de casamiento, comenzará a plantar dudas y sospechas entre los invitados, algunos familiares y amigos, que darán pie a sucesos del pasado que nadie quiere recordar. Parece una vuelta de tuerca a ese viejo refrán de “Pueblo chico, infierno grande”, y lo es, pues ya desde el título, algo que “todos saben” subyace bajo la superficie esperando a explotar. La película juega todo el tiempo con el silencio, primero con mucho ruido para evitar que ciertas cosas sean mencionadas claramente, y luego intentando callar, como sea, lo inevitable. En ese sentido, el trabajo de Farhadi es impecable, creando atmósferas sumamente tensas y con un elenco de muchas figuras que, afortunadamente, esperan su momento para decir o hacer lo suyo, sin generar conflictos de cartel. Parece una situación menor, pero en un ambiente con tantos egos dando vueltas, que todo el grupo de trabajo se comprometa por el bien del filme resulta auspicioso. Por otro lado, este conflicto coral genera un ambiente que parece más teatral que cinematográfico, y da la sensación de que el guión hubiese funcionado mejor en una plataforma como el vivo de las tablas, ya que en sus 130 minutos de duración, tanto clima de suspenso dramático, se resquebraja y se aproxima más al tedio que al éxito de sus intenciones.
El premiado director iraní Asghar Faradi se centra en una historia que bien podría sintetizarse en “pueblo chico, infierno grande”, lo hace de menara tal que a simple vista diera la sensación de estar frente a un entrecruzamientos de género, el drama y el policial. El problema radica en la desigual proporción de valía entre uno y otro dentro del relato, la construcción y su desarrollo, siendo el drama el de mayor peso a consecuencia de lo cual la trama de suspenso queda desdibujada. Por momentos, previsibilidad de la misma, o alguna que otra incoherencia sostenida y estructurada desde un forzamiento narrativo, cuando no dialógico. Sin embargo el realizador, el mismo de “La separación ” (2011) y “El viajante” (2016), filmes que obtuvieron sendos premios de la Academia de Hollywood y catapultaron al realizador en términos internacionales, recurre a una historia policial para intentar sostener un ritmo, que termina no lográndolo, pero si consigue mantener la atención del espectador dentro de la trama familiar con cierto despliegue social, temas que maneja muy bien. Posiblemente al responsable de éste filme, en calidad de guionista y director, se lo pueda considerar a partir de los temas que frecuenta, como un director más global que regional, si bien sus historias son locales las temáticas se universalizan fácilmente, “pinta tu aldea y pintarás el mundo” decía León Tolstoi. Abre con imágenes de un secuestro, recortes de diarios. y en montaje continuo los mecanismos del reloj del campanario de la iglesia del pueblo, orificios por donde se escapan las palomas. Una funciona directamente casi de manera literal, la otra sin ser una metáfora se sostiene desde lo metonímico, el problema es que ambas apuntan a la variable del thriller que intenta desplegar el filme y fracasa. La historia en tanto relato dramático se centra en tres personajes, Laura (Penélope Cruz) con motivo del casamiento de su hermana, regresa a su pueblo natal en España, la acompañan sus dos hijas, producto de su matrimonio con Alejandro (Ricardo Darin), quien se quedó en Buenos Aires por cuestiones laborales. Tanto en la aldea como en la reunión familiar nada es lo que parece. Aparece Paco (Javier Bardem) ex novio de Laura- Todo es alegría, hasta que desaparece la hija mayor de la recién llegada y piden rescate. Es en este punto donde el director juega sus mejores armas, el desplegar las miserias humanas, sus temas preferidos, el amor, la traición, la amistad, lo moral y lo ético, la venganza, los deseos, la mentira, la envidia, y principalmente el silencio de casi todos los involucrados. Si bien desde su construcción narrativa el desarrollo no presenta grandes fisuras, si desde el guión, aplicando este concepto en la recurrencia a los diálogos explicativos, salvados en gran medida al aporte de los actores antes nombrados- Javier Bardem sigue sorprendiendo, Ricardo Darin cumple como siempre, Penélope Cruz parece haber encontrado en Asghar Farhadi a un otro que Pedro Almodóvar, quien supo sacar siempre lo mejor de la actriz española, en este caso construyendo un personaje y representándolo de manera maravillosa, sumados a Inma Cuesta y Eduard Fernández quienes aportan con mucho más que solvencia en papeles secundarios de vital importancia. Sobre el final, al que se le siente como apresurado por el tiempo transcurrido, un giro del relato presenta uno de los temas más interesantes, el de la doble moral, pero no se desarrolla, queda la duda si por elección del responsable o por falta de tiempo. Lo dicho, dos películas en una, podría pensarse como subtramas una dentro de otra o viceversa, muy desparejas entre ellas, una lástima.
Un secuestro destapa la olla de una manera impensada. La joven Irene (impecable labor de Carla Campra) llega a una fiesta de casamiento junto a su madre Laura (Cruz) en plan diversión pero también de reencuentro con un pasado feliz. O no tanto. En medio de la fiesta en un pueblo español (que nunca se nombra) y luego de un cambio de miradas entre Laura y Paco (Bardem), que fueron pareja, Irene desaparece. La fiesta deja de ser tal. Hay que digerir la torta de otra manera, porque el postre es la búsqueda de los culpables. Asghar Farhadi, que ganó prestigio con la oscarizada "La separación", planteó una trama bien pensada, pero no del todo lograda. Y, lo que es más grave, sin explotar al máximo a tres actores de la talla de Bardem, Darín y Cruz. Alejandro (Darín) llega al lugar de los hechos para recuperar a su hija, pero también para saber por qué la secuestraron y quién fue. En medio de las miserias familiares sale a la luz un secreto que no es tan así, en rigor es un secreto a voces. Ahí descubre que todos lo saben. Y tendrá que barajar y dar de nuevo. En ese derrotero transita la historia, en la que se nota demasiado que a Farhadi le costó dirigir a tres figuras de cierto peso en el mundo del cine occidental. Con un poco más de química entre Bardem, Penélope y Darín estaríamos ante una joyita. Pero no. La emoción queda a mitad de camino. Y eso, en un filme del laureado cineasta iraní, es como un pecado capital.
Si hay algo que pone en riesgo un cineasta de corte autoral haciendo cine “for export” es la profundidad de su identidad narrativa. Algunos, pocos, han logrado atravesar las barreras de su idioma natal, de sus fronteras territoriales y mantener a pesar de ello la arrasadora fuerza de su sello identitario, que es algo que excede a lo que llamamos “estilo” algo que puede ser una impostura o una mera forma superficial. El realizador iraní Ashgard Farhadi, fue una revelación como narrador cuando nos conmovió con su filme La separación (2011) un hallazgo estético y ético para la cinematografía de Irán y los cineastas de la periferia que abordaban estos temas tal vez con resultados más imprecisos. Aquí en cambio la fuerza de la trama y sus personajes se aliaba a la disyuntiva moral que se planteaba y a una cámara testigo dinámica y cómplice del relato. En este filme Farhadi se dedicó a hablar de su cultura y las problemáticas contradicciones que allí se anidan. Los valores, los roles femeninos y masculinos, la vida atravesada por la religión que los representa, la actualidad de ese mundo cotidiano, la lucha de clases, la pérdida, el poder. Representó un fragmento de un mundo, impactante, conmovedor y en especial lejano a nosotros. Podíamos mirar a la distancia y aun así identificarnos con sus emociones. Todos lo saben es un relato instalado en la cultura hispana, es sin ir más lejos una historia que se desarrolla en un pueblo del sur de España al que Laura (Penélope Cruz) llega para la boda de su hermana, junto a su hija, la rebelde adolescente Irene, y el pequeño Felipe. Por motivos “laborales” su marido Alejandro (Ricardo Darín) se ha quedado en Buenos Aires. Allí los espera todo el clan familiar al que se suma Paco (Javier Bardem) al que vemos como un íntimo amigo de toda la familia, pero que en realidad hace 16 años fue pareja de Laura y hoy es dueño de tierras que antaño fueron de la familia donde hoy Paco tiene uno de los más importantes viñedos de la zona. La trama presenta durante casi 40 minutos toda la puesta en escena del casamiento. La llegada de decenas de invitados, los preparativos para la boda, el seguimiento de cada uno de los integrantes de la familia siguiendo el paso a paso del festejo. La iglesia, la fiesta en donde estallan el baile y las risas, y en especial las andanzas de Irene que en complicidad con un lugareño hace la suya sin ningún control. Y aquí se dispara el conflicto que empuja la narración hasta el final: en medio del festejo ella se marea y es llevada a su cuarto junto con su hermano en plena noche de juerga. No mucho tiempo después Laura, su madre, descubre que Irene ya no está allí. Y no es esta vez una de sus locuras, un mensaje deja al desnudo lo que sucede: la adolescente ha sido secuestrada y piden por ella un rescate de 300.000 euros. Hasta allí la media de los espectadores podríamos haber supuesto por comentarios de los personajes y actitudes de Laura en varias escenas que esa suma no es imposible ella y su esposo ya que su posición económica parece ser más que holgada. Pero el conflicto será radical cuando sepamos que contrario a lo que “todos suponen” (creo que así se debería llamar el filme) la familia de Irene no tiene recursos suficientes, más bien están más cerca del desempleo que otra cosa. El juego que establece el director en el guión es el de los secretos escondidos entre todos, esos que todos saben y nadie dice. El melodrama pareciera querer dominar el territorio narrativo pero no logra sentar bases suficientes ya que el intento de relato policial o thriller empuja para hacerse lugar aunque tampoco tenga la consistencia necesaria para llamemos a este filme un verdadero relato de intriga. Los temas que marcan presencia en el filme están muy relacionados a los propios de la cinematografía de Farhadi: la culpa, la fé, los valores morales, lo oculto y el poder del engaño. Estos tópicos nos atraen hacia la trama, pero muchas veces están tratados de manera tal que percibimos la distancia cultural entre el universo hispano y lo que al director lo deslumbra de manera que no logra darle un revés a esa situación. Por ejemplo la construcción de “el secreto” en la cultura latina es muy distinto a como logra desnudarla Farhadi, y esos elementos lejos de sorprendernos nos resultan algo obvios pues ya los hemos naturalizado y requerimos de otra perspectiva para revisar esta construcción. La mirada de Farhadi sobre nuestras traiciones y miserias no logra ser lo suficientemente profunda, por lo que no atraviesa a los personajes y los hechos con tanta solvencia como lo ha logrado en sus filmes locales. José Luis Alcaine con la Dirección de Fotografía hace un trabajo impecable de climas diversos, y las actuaciones, en especial las femeninas, brillan por su dramatismo y su intensidad. Finalmente el director nos demuestra que es un profesional que puede narrar con eficacia en otros idiomas, pero “eficacia” no es la palabra más emocionante a la hora de ver un filme de corte autoral. Por Victoria Leven @LevenVictoria
Una boda, un secuestro y muchos secretos en la nueva propuesta de Asghar Farhadi.
Mezcla de drama familiar y thriller, la película filmada en España por el director iraní de “La separación” no termina de convencer ni como una cosa ni como la otra. Penélope Cruz y Bárbara Lennie se destacan en un elenco que completan Javier Bardem (intenso, como de costumbre), Eduard Fernández y un desaprovechado Ricardo Darín. En TODOS LO SABEN hay secretos familiares y un secuestro que los deja a la vista. Reencuentros incómodos, viejas deudas (de dinero y otras) y una boda en la que todo empieza a quedar expuesto, como esos vidrios rotos en el campanario de la iglesia que dejan pasar la luz. Hay una mujer, Laura (Penélope Cruz, de lo mejor de la película), que vuelve a su pueblo natal en España desde Argentina (donde vive hace ya muchos años) a la boda de su hermana. Llega con Irene, su hija adolescente, y con su hijo pequeño, pero no con su marido, Alejandro (Ricardo Darín), que se ha quedado en Buenos Aires “por cuestiones laborales”. El reencuentro familiar es pura celebración y fiesta. La hija se ve con un chico que le gusta, padres, tíos y hermanos (es un tanto confusa la relación específica entre todos ellos) se preparan para el festejo. Y también se suma Paco (Javier Bardem), un hombre que ha hecho algo de dinero con viñedos y se ha casado (con Bárbara Lennie, otro acierto de casting), pero que ha vivido con la familia de Laura desde chico y ha tenido un romance con ella, muchos años atrás. Todo eso parece “agua bajo el puente”, pero quizás no sea tan así. A la media hora de película, en plena boda, pasan dos cosas: se larga a llover torrencialmente, se corta la luz e Irene desaparece. ¿Fue secuestrada? ¿Desapareció? ¿Se escapó? La primera hipótesis prima y en medio de la desaparición todos tratan de saber quién se la llevó y porqué. Lo único que se sabe es que hay amenazas telefónicas, pedidos de dinero, recuerdos de un secuestro pasado, el consejo de no llamar a la Guardia Civil y, bueno, poner la plata y a otra cosa. Y el que sí viene, desde Argentina, promediando la película es Darín, compungido, dolido y curiosamente esperanzado en que Dios le devuelva a su hija sana y salva. Es a partir de ahí que empiezan a revelarse secretos familiares, asuntos pendientes y otras cuentas que no conviene revelar. La película de Farhadi sigue, en cierto modo, las líneas temáticas de sus anteriores filmes, en general ligadas a las consecuencias de complejas relaciones de pareja, con maridos y ex parejas entreverados en la vida de una mujer (su anterior película, la francesa EL PASADO, con Berence Bejo, tenía un eje narrativo similar) y con ella en el medio, sin saber muy bien para dónde disparar. Aquí también se suma otra línea que está tan presente en el cine iraní como en el iberoamericano: la familia extendida, las discusiones, los engaños y, sobre todo, los problemas de dinero no resueltos. El problema de TODOS LO SABEN es que como thriller no termina nunca de funcionar. El misterio puede tener varias opciones y posibles resoluciones, pero está manejado con pereza, como si fuera lo menos importante del mundo. Y en cierto modo lo es, pero a Farhadi le falta la convicción para deshacerse de manera absoluta de eso, y en cambio deja retazos de un policial, con un investigador sabelotodo que parece sacado de una novela de las de Sherlock Holmes (interesante pero desperdiciado) pero con un desenlace un tanto abrupto que deja en claro que saber qué pasó con la chica –o quien pudo haberla secuestrado si es eso lo que pasó– no importa demasiado. Lo que sí le interesa al director de LA SEPARACION, con cierta lógica, es la dinámica familiar que llevó a eso. Y si bien hay situaciones específicas que son ricas en posibilidades dramáticas, nunca existen en contexto, parecen orbitar el terreno de lo puramente guionado, sin que uno tenga motivos para entender la necesidad de que cierta parte del relato transcurra (en off) en Argentina ni que tenga un peso histórico realista los problemas de dinero, ventas de tierras y otros asuntos que la familia carga por décadas. Podría pasar en cualquier lado y sería idéntico. Lo único que vuelve a la película “latina” es el volumen de las discusiones, la música y las locaciones. Poco más. Hay momentos en los que Farhadi consigue atrapar con ciertas puntas dramáticas que se abren, pero luego las deja colgando, dejando en claro que ni a él le interesa demasiado ver hasta donde se puede ir por ahí. Lo mismo sucede con los personajes. Bardem encarna a otro de esos tíos que sufren, transpiran y gritan, mientras que a Darín se lo ve poco, en un papel que no le sienta del todo cómodo (un tanto pusilánime, otro tanto perdedor, acaso falso) y que encima tiene una devoción religiosa que resulta un tanto poco creíble en esas circunstancias. TODOS LO SABEN no es una mala película sino una bastante intrascendente y menor, una que tal vez pueda entretener si uno se la topa en Netflix o similares, pero no mucho más. Y no estoy tan seguro tampoco de eso, ya que Farhadi trabaja los tiempos y las idas y vueltas de la trama de un modo, si se quiere, un tanto “iraní” para los estándares narrativos actuales. El problema no es ése (de haber ido con todo por ese lado acaso los resultados habrían sido más consistentes), sino que la película no es ni un thriller atrapante del todo ni convence como un drama personal/familiar profundo. Es un híbrido curioso, como la mismísima propuesta hispano-iraní parecía darlo a entender.
Lo nuevo del talentoso director iraní Asghar Farhadi, dos veces ganador del Oscar al Mejor Film hablado en idioma extranjero, por “La separación” (2011) y “El viajante” (2016), entrega una coproducción española acompañada de un elenco internacional de lujo. Presentada como película de apertura del Festival de Cannes el último mes de mayo, el film concursó por la Palma de Oro. Laura (Penélope Cruz) viaja con sus hijos desde Buenos Aires a su pueblo natal, en España, para asistir a la boda de su hermana. Lo que iba a ser una breve visita familiar se verá trastocada por unos acontecimientos imprevistos, que sacudirán las vidas de los implicados, incluidos su marido (Ricardo Darín) y un antiguo amor de juventud (Javier Bardem). Como puede verse en la sinopsis, “Todos lo saben” plantea, desde su título, un enigma. Que el espectador irá develando a medida que el relato avanza, gracias a la hábil labor del director para involucrar al público con el grado de conocimiento justo y necesario sobre los acontecimientos: qué es aquello que todos saben y nadie dice. El secreto se irá descubriendo poco a poco y la información revelando viejas cuentas pendientes del pasado, de modo selectivo y gracias a sutiles detalles. Conversaciones claves nos guiarán como pistas, a medida que la historia va tejiendo complejas relaciones humanas y lucha de intereses, en lo que resulta un sofisticado estudio del comportamiento humano. La cámara registra con acierto y rigor el costumbrismo de un pueblo (el viñedo, el bar, la plaza, el entorno rural, lo autóctono de su gente, la música), que demuestra alegría en su fachada -la celebración de la boda funciona como excelente prólogo argumental y disparador de la incógnita-, así como extrañeza en su interior –el reloj, los pájaros y la oscuridad del campanario abandonado es un guiño hitchockiano ineludible-. Con semejantes condimentos, el espectador buscará adivinar la intriga planteada a medida que sórdidos eventos cobran dramatismo. Es notable la capacidad del iraní a la hora de manejar la emotividad, quien a lo largo de su carrera ha desplegado una consabida capacidad para conmover gracias a un tratamiento muy estilizado de la imagen como herramienta expresiva de su narrativa. Farhadi, director de “El Pasado” (2013) posee un notable poder visual para expresar, con sentimentalismo, las huellas de la propia existencia marcadas por el dolor y la pérdida, el doblez moral, aquello que la aparente quietud puede ocultar tras de sí. Aquí vemos el retrato de una familia cuya apariencia de camaradería y unidad oculta complicidades y desconfianzas, generando total incertidumbre. Internamente dividida, quebrada en su fibra más íntima, es lógico pensar que cada integrante busca sacar propio rédito de la tragedia que motiva la historia. Javier Bardem, Penélope Cruz y Ricardo Darín son el trío protagónico estrella que ofrece unas interpretaciones extraordinarias, potenciadas por la labor del director. Para la dupla española, es la segunda vez en poco tiempo que coinciden en pantalla: vienen de protagonizar “Loving Pablo” (2017, dir. Fernando León de Aranoa). Para el notable intérprete argentino, es otra de sus celebradas colaboraciones con el cine español, añadiendo una nueva joya interpretativa a su prolífica carrera cinematográfica. El autor concibe un film apelando a las conocidas fórmulas y artificios propios del género –el melodrama, el thriller de secuestros– combinando el espíritu latino que la historia respira y los entresijos de una narración que funciona como un mecanismo de relojería. Historia coral plena de giros argumentales, la caracterización de algunos personajes (miradas y gestos que generan desconfianza, incomodidad) y su puesta en escena (la lluvia y el corte de luz como disparadores del episodio) traen al recuerdo a los conocidos whodunit de la literatura policial inglesa, en especial a Agatha Christie, conformando un cóctel visual y narrativo subyugante, muy disfrutable. Farhadi investiga la historia sentimental (¿reprimida?, ¿latente?) entre los personajes que interpretan Bardem y Cruz, al tiempo que ya instaurada la intriga el personaje interpretado por Darín encaja a la perfección para insertar aún más desconcierto. Particularmente allí, el relato se vuelve revelador y sacude al espectador con un interrogante que pone en juego la ética de sus protagonistas, a medida que la sospecha generalizada va ganando territorio. Todos podrían ser culpables y estar implicados. Todos tendrían un motivo. Explorando con intensidad los rincones del misterio que busca desentrañar, el cineasta iraní utiliza esta compleja y sombría trama familiar como vehículo para reflexionar sobre la verdadera naturaleza de la condición humana, un opresivo examen de conciencia acerca de los límites de la moral y los perversos lazos familiares. Para ello necesitará un espectador atento y consciente de que, en última instancia, lo que preocupa al director no es descubrir la identidad de un culpable. Lo que realmente importa es saber de lo que seríamos capaces. Hasta dónde llegarías?
Laura (Penélope Cruz) regresa al pequeño pueblo de España de donde es originaria para un casamiento familiar, acompañada de sus hijos. Su esposo (Ricardo Darin) se queda en Argentina con pretextos laborales. Todo es alegría y algarabía hasta que, en plena celebración y en medio de una tormenta, se corta la luz e Irene, la hija adolescente, desaparece. A medida que avanza la trama y tiempo para conseguir el dinero para pagar el rescate de la joven se agota, salen a la luz una serie de odios, envidias y resentimientos por cuestiones de dinero que hacen que todos en la familia se conviertan en sospechosos de haber perpetrado el secuestro. A pesar que la propuesta del iraní Asghar Farhadi se queda a mitad de camino entre un thriller y un drama familiar, hay un elemento de este híbrido que se vuelve, por momentos, interesante. Es que el secuestro estructura una trama policial cuyas pistas son internas familiares. La hija desapareció sin dejar rastros y la manera que emplean para encontrarla es tejer hipótesis sobre quién puede haber sido en base a sus vínculos familiares. El envidioso, el deudor y el despreocupado se convierten entonces en sospechosos de un delito y esos mismos vínculos, tapados por la apariencia de la armonía y la felicidad, entran en crisis. Por momentos los diálogos toman un tinte melodramático, pero del melodrama del lugar común de las telenovelas. Si estás muy enganchado con la trama policial y no empatizaste con los vínculos familiares probablemente te fastidies, o te causen gracia. Y sobre la trama policial en si…si prestas atención a los personajes desde el principio seguro te das cuenta quien es al menos uno de los involucrados: la trama se esfuerza por mostrar muchos cabos sobre los personajes que al principio aparecen sueltos y luego va atando. Y aquellos que no ata te señalan a los responsables de modo alevoso. Sobre la pregunta por elenco, lo mejor es el trabajo de Penélope Cruz. Javier Bardem, quien da vida a Paco, un interés romántico de Laura antes de casarse, es tan intenso en sus intervenciones que te agota el hecho de verlo. Lo destacable de la intervención de Ricardo Darin es que encarna una visión religiosa tan arraigada que roza la parodia. Su única solución para todo es tener fe. El problema, por supuesto, es que en el tiempo “iraní” que se toma Farhadi para contar lo que sucede no hay lugar para la parodia y el verosímil se va de tono, lo mismo que los ribetes melodramáticos. El hecho que haya muchas cosas que todos saben pero callan sumado a la presión del riesgo que corre la vida de Irene logra por momentos acumular cierta tensión pero nunca explota, sino que se va diluyendo de a poco hasta llegar a un climax cuya resolución medio que no le importa a nadie. En síntesis: si logras entrar en el código que propone, débilmente, el director, la vas a pasar de diez. Si te aburrís o no empatizás del todo con la situación es posible que, incluso, algunos pases de diálogo te causen gracia.
No hay ley más universal que la que afirma que en pueblo chico el infierno es grande. Y algo parecido a una pesadilla es lo que debe atravesar Laura ( Penélope Cruz ) luego de regresar temporalmente a su terruño, una pequeña ciudad española en la que todo el mundo se conoce. Y en la cual, como bien reza el título, todos parecen saber eso que debería ser considerado un secreto. El debut del cada vez más cosmopolita realizador iraní Asghar Farhadi ( La separación, El viajante) en idioma español lo encuentra surcando las aguas del melodrama familiar y el thriller, aunque se trata de meras herramientas para una vivisección de los intereses afectivos y económicos que atraviesan a una familia por demás extendida. La primera hora de Todos lo saben promete y, en cierta medida, cumple. Al menos en términos de tensión narrativa. Laura viaja desde Argentina sin su marido (Ricardo Darín ) pero acompañada por sus dos hijos, y el reencuentro con padres, hermana (quien está a punto de casarse), sobrinos y amistades anticipa días felices. Pero la alegre fiesta de casamiento deviene en una crisis: la hija adolescente de Laura es secuestrada y el rescate asciende a varios cientos de miles de euros. A partir de ese momento, la olla comienza a mostrar signos de presión y no pasará demasiado tiempo hasta sea destapada, revelando amoríos del pasado, conflictos intrafamiliares y enfrentamientos con otros clanes. Javier Bardem encarna al dueño de unos viñedos y la actriz española Bárbara Lennie a su pareja; en más de una ocasión, este último personaje funciona como los ojos del espectador, descubriendo junto a ella los nuevos detalles de una trama cada vez más espesa. En algún momento de ese derrotero Farhadi deja de hacer pie y reemplaza las libertades narrativas por una estructura de causas y efectos rígida, un mensaje de orden moral apuntalado por una gravedad autoimpuesta. A pesar de su prominencia en los afiches publicitarios locales, Darín interpreta un papel secundario; el personaje está escrito de manera esquemática y su ex adicción al alcohol reconvertida en devoción religiosa roza por momentos la parodia involuntaria.