Michael Bay tenía razón Pocas franquicias han sido tan frívolamente explotadas como lo fueron Las Tortugas Ninja durante gran parte de la década del 90 hasta el presente. Desde la ampliamente conocida serie de animación pasando por películas live-action, juguetes de todo tipo, video juegos, musicales (si, musicales) y nefastas entrevistas en vivo con actores disfrazados para un sinnúmero de programas de televisión. Cualquier producto de dudosa calidad sigue siendo rentable para promocionar el indudable carisma de estos personajes y su afición por la pizza y las artes marciales. No obstante – a pesar de haber aparecido hasta en la sopa – la llegada de Michael Bay como productor del reboot de la saga (Teenage Mutant Ninja Turtles, 2014) es actualmente tomada como la verdadera caída en desgracia de una licencia que viene a los tumbos hace rato. Parece increíble que haya llegado el momento de justificar a Michael Bay en algo (si tenemos en cuenta que su influencia en el cine se basa únicamente en billetes y explosiones), pero luego del largo prontuario que recorre a las tortugas desde su primera aparición como cómic parecería un poco injusto señalar al director de Transformers como el máximo culpable del declive. Y más todavía cuando esta secuela podría ser la representación más pura de una nostalgia mentirosa. En esta ocasión, los hermanos Leonardo, Donatello, Rafael y Michelangelo (voces de Pete Ploszek, Jeremy Howard, Alan Ritchson y Noel Fisher) vuelven a luchar contra el temible Shredder (Brian Tee), aunque esta vez acompañado por el alienígena dictador Krang (Brad Garret) y su fórmula química capaz de crear soldados mutantes para dominar el mundo. Es así que con la ayuda de la periodista April O’Neil (Megan Fox) y el novato policía Casey Jones (Stephen Amell, de la serie Arrow) deberán defender al planeta de una inminente invasión interdimensional, al mismo tiempo que enfrentan los prejuicios de los seres humanos por su grotesca apariencia. TMNT-2 Haciendo frente a las forzadas reinterpretaciones maduras que tanto están de moda, Tortugas Ninja 2: Fuera de las sombras (2016) intenta sostenerse a base de una impronta intencionadamente caricaturesca y desenfadada puesta al servicio de emular la esencia kid-friendly con la que crecieron la mayoría de los fanáticos, en vez de homenajear el estilo gore de los personajes en sus comienzos como historieta. Esto se hace más notorio cuando descubrimos que el argumento es meramente una excusa para situar a los protagonistas en escenas de acción desenfrenada. Por sobre esto, la narrativa Inevitablemente termina resultando básica, dividiendo didácticamente la historia en porciones que bien pueden resumirse como bloques televisivos. Algo que se combina con la casi inexistente explicación sobre los planes o motivaciones de los villanos y la constante aclaración de todo lo que sucede en pantalla. Por otro lado, tanto Shredder, April O’Neil y Casey Jones (los únicos personajes principales físicamente tangibles), son los menos desarrollados y carentes de personalidad en un elenco que no se destaca por su profundidad. En casos puntuales, hasta llegan a ser moldes vacíos en los que Megan Fox y Stephen Amell se calzan para acompañar la trama sin temor a desentonar. Claramente todas estas características son propias de un film descuidado, libre de cualquier otra intención que no sea la de crear un artículo de consumo masivo y perjudicial para los seguidores que anhelan una adaptación a la altura del material original, y sin embargo parece que Bay y su equipo lograron inconscientemente recrear a la perfección nuestros más recónditos recuerdos de Las Tortugas Ninjas como simples vendedores de juguetes y golosinas. Sólo un par de horas después de ver la película es que me di cuenta de que la serie que adoraba de chico nunca se caracterizó por sus argumentos complejos o el magistral desarrollo de sus personajes. Ni siquiera el estilo visual se destacaba en esos tiempos (con suerte se podían diferenciar a los protagonistas por el color de su antifaz). En esa época Las Tortugas Ninja frecuentemente funcionaban como una publicidad tradicional innata para la venta de merchandising, así que la locación forzada de marcas comerciales tampoco es algo nuevo. Entonces por qué existe tal indignación por la supuesta malinterpretación en el diseño y personalidad de un mundo que siempre fue igual de superficial y pueril. Probablemente sea nuestra incapacidad para reconocer que no todo lo que recordamos como sublime o de calidad indiscutible era tan perfecto como lo recordábamos. Es muy difícil tener que darle la derecha a un director tan repudiable y a la vez imprescindible para la industria como es Michael Bay (aunque en este caso sea solamente productor) y decir que por primera vez su mirada no es errada, incluso de forma accidental y a partir de sus intencionales falencias. Me encantaría poder decir que Bay está equivocado, que sus inescrupulosos intereses económicos destrozaron la franquicia, que su incapacidad creativa es la mayor responsable de todos nuestros desengaños cinematográficos, pero indudablemente sería un necio. Porque si existe algo en lo que nosotros como público siempre caemos, es en pretender que el cine se proyecte como nuestro ideal de nostalgia.
Las tortugas más famosas del cine y la televisión regresan de las alcantarillas para redimirse del fiasco del 2014. Las Tortugas Ninjas Adolescentes Mutantes tienen revancha en una segunda entrega de la saga de películas que tiene como productor al polémico Michael Bay. En esta ocasión, la película está dirigida por Dave Green y protagonizada por Pete Ploszek, Alan Ritchson, Noel Fisher, Jeremy Howard, Megan Fox y Will Arnett, y promete devolverle la alegría y aventuras que su predecesora le quitó a los personajes. Al tener en cuenta el desastroso primer capítulo de esta saga, resulta muy gratificante que esta secuela haya optado por arreglar gran parte de los desaciertos y horrores que sufrió su antecesora. Primero y principal, la trama se mueve en torno a las Tortugas, dejando en un rol secundario a Abril O’Neil, interpretada por Megan Fox, quien aparece sólo en algunas escenas como una ayuda paralela del equipo. Por el lado técnico, los hermanos mutantes ganaron muchísimo en su diseño perdiendo partes de sus atuendos que lo único que generaban en el pasado eran mareos y confusión durante las escenas de acción. Y con respecto al tono, esta película no se toma para nada en serio en ningún momento y con eso logra ganar muchísimo valor. Es una historia donde cuatro tortugas ninjas gigantes pelean contra un ser interdimensional con forma de cerebro en una nave que se construye a sí misma con un ojo en el techo. Fin. Cuando se sublevan muchos de los aspectos de la película a la idea de que “es malo a propósito”, las actuaciones y el guion comienzan a tener sentido. El elenco repite asistencia de la anterior entrega, sólo con la grata ausencia de Johnny Knoxville como la voz de Leonardo. A los viejos conocidos se les suman Bryan Tee, como un Shredder que cumple pero deja con ganas de más, Stephen Amell, interpretando al cabeza dura de Casey Jones, y Tyler Perry, como el brillante y perturbador Baxter Stockman. Las joyas de esta entrega son Gary Anthony Williams y Stephen Farrelly como los mutantes Bebop y Rocksteady. Una dupla que miles de fanáticos ansiaban por ver en la pantalla grande y que cumplen con creces en muchas de sus escenas. Sí, es posible sentarse por horas a señalar cada uno de los errores de guión, de las conveniencias e inconsistencias narrativas y de lo insostenible de la subtrama que pone en jaque el funcionamiento del equipo tortuga. Cuando una película omite explicaciones o tiene una excusa estúpida para justificarse, es porque, evidentemente, no se toma en serio a sí misma. Este es el caso de Fuera de las Sombras. Todo se disfruta si el público considera que es una película para niños y apaga sus cerebros durante dos horas para ver el largometraje como un capítulo cuádruple de la mítica serie de fines de los 80. Si la audiencia quiere explicaciones coherentes, una trama bien construida y buen desarrollo de personajes, puede dirigirse hacia la serie de animación que produce Nickelodeon. Aquí encontrará otra interpretación, más básica, más fantástica, más burda y no por eso menos válida. Hay que afrontarlo: nadie nunca escuchó las palabras “tortugas, ninjas, adolescentes y mutantes” en una misma oración y creyó que era la idea más brillante del mundo. Aunque quizás algún ejecutivo haya pensado que sería la idea más estúpidamente marketinera de la historia. Y así lo fue. Tortugas Ninja 2 Fuera de las Sombras es exactamente esto, una idea estúpida que no se avergüenza de sí misma. El espectador normal tendrá dos opciones: tildar la película de entretenimiento vacío e idiota o sumarse al disfrute y la diversión sin sentido al que el film apunta y logra capturar.
Los quelonios mutantes y adolescentes vienen por la revancha y esta vez no tiran la pelota afuera. Si yo fuera (todavía) una niñita de ocho años, hubiera disfrutado “Tortugas Ninja 2: Fuera De Las Sombras” (Teenage Mutant Ninja Turtles: Out of the Shadows, 2016) muchísimo más. Claro, no lo soy, pero eso no le resta cierto mérito a la secuela de los quelonios mutantes que, admitámoslo, está a años luz de su predecesora. Michael Bay se hace a un lado (pero permanece como productor) y le deja la silla al director Dave Green, un tipo poco experimentado, pero que supo capturar el estilo adolescente que andaba necesitando la franquicia. “Tortugas Ninja 2” se agarra un poco de aquella nostalgia noventera (tan de moda por estos días), pero también ofrece una versión más moderna e hiperquinética de los héroes protagonistas. Acá la clave es la aventura, la súper acción y el humor, pero con un tono bastante infantil e inocuo que puede ser disfrutado por los más chiquitos sin miedo a que la violencia extrema arruine sus inocentes cabecitas. La historia, los personajes, incluso los conflictos, se mueven dentro de una burbuja de ingenuidad que corre el eje y la ambición de la película hacia terrenos más modestos, y eso es muy bueno. Esta secuela es bien apta para todo público, y si bien los fanáticos pueden disfrutarla de cabo a rabo, son los más chicos los que salen ganando con una historia sencilla de buenos y malos, donde nadie se lastima, la destrucción “no es para tanto” y pueden identificarse con las travesuras de estos bichitos acorazados tan irresponsables como temerarios. “Tortugas Ninja 2” recupera la trama donde la dejamos anteriormente, con Shredder (Brian Tee) tras las rejas y todo el mérito en manos de Vernon Fenwick (Will Arnett). La ciudad de Nueva York está a salvo, pero no por mucho tiempo, ya que el científico Baxter Stockman (Tyler Perry) tiene un plan para liberar al villano que también desencadenará una serie de hechos que pondrán a la metrópoli, y a todo el mundo, en peligro. Esta segunda parte pone toda la carne al asador presentando nuevos/viejos personajes como Bebop, Rocksteady, Krang y al impulsivo Casey Jones, interpretado por Stephen Amell. El oficial de policía, indirectamente responsable de la escapatoria de Shredder, deberá hacer equipo con las tortugas y April O'Neil (Megan Fox) para detener estos maquiavélicos planes. Claro, todo muy caricaturesco, ya que no todos los villanos son taaaaan malos como parecen y nos arrancan alguna carcajada, y acá, hasta los buenos se equivocan (Amell volvete a “Arrow”, en serio). Hablar de los efectos especiales sería un poco injusto (Tortugas, really?), per cumplen su cometido, son correctos y ayudan a llevar adelante una trama vertiginosa que no se detiene ni un segundo, como la seguidilla de clásicos musicales que ostenta. La película no se toma nada en serio, incluso a sí misma, y ahí está la clave para no convertirse en otra paparruchada sin sentido “made in Michael Bay”. Ojo, tampoco es digna candidata al Oscar, pero viene con poca ambición, muchas referencias y ganas de entretener a los espectadores. Tortugas Ninja 2” tiene un público bien definido, el menudo, pero no aburre al acompañante mayorcito, ni al fan que todavía añora la serie animada de los ochenta y noventa. Son tortugas, adolescentes, mutantes y ninjas, ¿qué más esperan? Por ahora, Michelangelo, Donatello, Leonardo y Raphael cumplen… y dignifican.
Cuando en 2014 se estrenó la primera película recuerdo que salí decepcionado de verla, esperaba un mejor trato para las tortugas en la pantalla grande con la tecnología actual. Y si bien las secuencias de acción y efectos estuvieron muy bien el resto resultó muy vacío y demasiado Transformers, lo cual es un insulto. Si bien Michael Bay se mantiene como productor en la secuela, la cual contiene muchos de sus vicios, aquí se adquiere una identidad propia. El ignoto director Dave Green tomó la posta de Jontathan Liebesman e hizo un buen laburo si tenemos en cuenta el tono y al público al cual está dirigida. Y es aquí en donde hay que detenerse porque para que este estreno te guste o no dependerá si uno hace el ejercicio de tener en mente que se trata de una película para chicos de 11 años y por lo tanto no hay que buscar ni verosimilitud ni un plot coherente. Mucho menos profundidad en sus personajes. Lo de Megan Fox se define en su primer escena y para eso la convocaron (de la misoginia podemos hablar en otro momento) y Stephen Amell es una gran incorporación y fan service absoluto no solo porque Casey Jones es un personaje muy querido por los fans sino por los que lo siguen a él por la serie Arrow. Y si de incorporaciones viene la cosa en esta oportunidad sumaron todos los elementos más populares de la década del noventa de la famosa serie animada y los comics: vehículos, guarida, y por sobretodo el villano Krang. Todo muy fiel y por lo tanto caricaturesco, por lo que vuelvo a remarcar sobre hacia quiénes va dirigida la cinta. En definitiva, si quieren ver diversión pura y no buscar explicaciones sino solo entretenimiento ésta es la película para ir a ver, y de paso les arrancará una sonrisa a los nostálgicos que crecieron en los noventas y merendaban mirando la serie animada.
Cowabunga!, una secuela muy superior Voy a reconocer que renegué un poco cuando debía ir a la ver la película… No tenÍa las mejores expectativas tras la anterior entrega de Las Tortugas Ninja, estrenada en 2014. La imagen que tenía de las tortugas en los 90 se había distorsionado por completo con las del 2014, más monstruosas y con un look más rapero. A eso habría que sumarle los “cambios” que implementó Michael Bay como productor que no favorecieron. Esa era la sensación que tuve antes de ir, pero la película corrigió muchas cosas y sentí que vi una parte de una película larguísima, que seguramente finalizará con la tercera entrega ya confirmada. Vayamos por partes. A ver: nuevos personajes, el villano, la película. Esos son los aspectos a evaluar. Desde el primer film esperaba la inclusión de Casey Jones y tuvo su debut aquí, interpretado por Stephen Amell. Un personaje que funcionó como presentación, me gustó Amell como Jones y no sentí haber visto a Arrow haciendo de Jones. Por otro lado, esperaba un poco más de desarrollo, tal vez lo tenga en la siguiente entrega, pero seguramente tenían otras prioridades. Luego, tenemos a los villanos y ésta es la parte que más se disfrutó, porque un villano contribuye en más de la mitad de una película de superhéroes, presentando un conflicto. Admiro realmente cómo el director Dave Green (Tierra a Eco) hizo un balance entre el regreso de Shedder junto al par de tontos Bebop y Rocksteady. Este par de villanos, que había tenido su debut en la serie (con la excusa de vender más juguetes) le dieron a las tortugas ese toque de comedia que tanto caracteriza a esta historia. Pero al verlos, lo que más me preocupó fue el origen y me pareció un poco rebuscado el giro. Sin embargo, destaco que sus momentos son fabulosos, la persecución en Brasil o durante el clímax, son de lo mejor. Y por ultimo y no menos importante, el icónico Kang. La introducción de este personaje deja pistas sobre lo que veremos en la tercera. Para destacar de la película, presenta un aire diferente ante la saturación de superhéroes que vimos en los últimos años. Me gustó mucho como encararon la relación entre las tortugas y eso acaparó gran parte del film, dejando a los personajes humanos un poco de lado. Las discusiones entre las tortugas y sus personalidades bien definidas están bien llevadas, pero esperaba que hubiera un poco más de equilibrio con April y Casey. Algo que me molestó mucho fue la decisión de sacar de la película un cameo de Judith Hoag (la April O’Neil del primer filme de las tortugas realizado en 1990; en la secuela y la tercera parte fue reemplazada por Paige Turco); es de suponer que lo utilizarán como estrategia marquetinera cuando salga en DVD y Blu-Ray. En definitiva, esta entrega supera ampliamente a su predecesora; me olvidé por completo del diseño y ya algo me acostumbré, pero esperaba que arriesgaran un poco más y no especulen tanto con los personajes.
Pese a que lograron detener al peligroso criminal Destructor, las Tortugas Ninjas deben seguir ocultas en las cloacas, aunque casi todos los miembros del equipo desean darse a conocer. Pero luego de que Destructor escape, y consiga nuevos y mutados secuaces, estas tortugas ninjas adolescentes deberán madurar, aliarse con nuevos y viejos compañeros y detener no sólo a Destructor, también a un peligro que podría exterminar toda la vida en la Tierra. Las Tortugas Ninjas 2: Desde la Oscuridad tenía la fácil tarea de dar un producto más digno que su predecesora, la gran pregunta que todos se plantean es si en verdad lo logró… Y la respuesta es que pese al bochorno que fue la primera entrega, esta secuela apenas puede superarla. La verdadera cuestión sería: ¿Con tan poco alcanza para hacerla buena? La respuesta es un rotundo no. Las Tortugas Ninjas 2: Desde la Oscuridad tiene un montón de fallos en prácticamente todos los aspectos. El diseño de las tortugas sigue siendo horrible, pero a esta altura uno ya se acostumbró a verlas tan feas. En este sentido sí logran un aprobado las apariencias de los nuevos Bebop, Rocksteady y Kraang, mientras que al parecer las quejas por el aspecto visto de Destructor dieron resultado, y esta vez vemos algo bastante alejado de esa imagen de navaja suiza con esteroides que habíamos visto. También logra salir bien parado el pobre de Stephen Amell, que a base de carisma logra sacar adelante un personaje chatísimo y muy mal escrito por los guionistas. Y acá, por desgracia, se acaban las cosas positivas que ofrece Las Tortugas Ninjas 2: Desde la Oscuridad. Pese a que la mano de Michael Bay apenas se nota (por suerte), y que el film está claramente apuntado a un público infantil, no se pueden dejar pasar algunas cosas que a nivel guión dan vergüenza ajena. Los planes de los villanos, así como algunas creaciones de estos, rozan lo ridículo, como si nadie hubiera trabajado y filmaron el primer borrador de guión que tuvieron en la mesa. También hay que recalcar que aunque esta vez no estamos ante un “April O´Neal y sus mascotas”, la presencia de April sigue siendo en muchas ocasiones innecesaria, y se sigue notando que la sobreexplotación del personaje sólo se traduce en poder mostrar a Megan Fox de forma sexy la mayor cantidad de veces posibles que se pueda, y si a esto le sumamos que sigue actuando igual de mal que en sus inicios; tanta importancia en la trama le termina jugando en contra a la película. Las Tortugas Ninjas 2: Desde la Oscuridad es un mal film, eso no se puede poner en duda. Pese a ser superior a la primera parte (tampoco tiene demasiado mérito hacerlo), y apelar a la nostalgia del fan ya adulto con alguna canción conocida o líneas de diálogos, no alcanza para sacar a flote una película que pese a ser espectacular desde lo visual, se queda en eso. Como las luces del arbolito de navidad, que son lindas de ver pero son esos, lucecitas de colores.
Secuela adolescente mutante ninja. Hay una ley de hierro que se convirtió desde hace tiempo en el norte de todas las grandes producciones: si tiene éxito, es obligatorio hacer una secuela. Es así como apenas dos días después del estreno de Tortugas Ninja (Teenage Mutant Ninja Turtles, 2014), hace dos años y a pesar de una recepción poco favorable por parte de la crítica especializada, ya se estaba pensando en Tortugas Ninja 2: Fuera de las Sombras (Teenage Mutant Ninja Turtles: Out of the Shadows, 2016), segundo largometraje en esta nueva saga de los quelonios mutantes que llega a nuestras salas, ahora dirigido por Dave Green. Antes que nada, sincerémonos y saquemos ese enorme elefante de la sala: sí, las tortugas no son lindas. Casi todos concuerdan en que los personajes mantienen poco de la estética amigable de sus antecesoras animadas de fines de los 80 y se apoyan demasiado en una suerte de impronta afroamericana: cómo se mueven, cómo hablan y cómo interactúan (se dificulta verlas meramente como tortugas). Y ni que hablar del “origen” que los guionistas les dieron a los cuatro hermanos, modificando drásticamente el material de referencia y su vínculo inicial con April O’Neil, la reportera confidente de los mutantes. Pero de todo esto ya despotricamos largo y tendido cuando analizamos la primera entrega, carece de sentido seguir dándole vueltas al asunto; lo hecho, hecho está. En esta segunda incursión podemos enfocarnos mejor en la aventura propiamente dicha sin la necesidad de volver a reparar en orígenes, inicios o alguna de esas cuestiones poco logradas. En esta ocasión Destructor -villano titular de la saga- se une al científico Baxter Stockman y al alienígena interdimensional Krang con el afán de dominar el planeta: juntos planean traer el Tecnódromo, la base militar y estratégica de Krang, a nuestro mundo. Es aquí cuando Leonardo, Donatello, Rafael y Miguel Ángel entran en escena para detener el plan maquiavélico mientras batallan con los conflictos que involucra volverse la cara visible de los héroes de la ciudad (lo que también interfiere con su adoctrinamiento como guerreros). El esquema narrativo parece adaptado directamente de unos de los episodios de la clásica serie animada y no teme volver al espíritu más infantil y lúdico del material original, gracias a lo cual todo fluye de manera mucho más dinámica. A pesar de esto, los más quisquillosos podrán sentir que el conflicto tarda un poco en arrancar. Stephen Amell -popularmente conocido por la serie Arrow– le pone el cuerpo a Casey Jones, otro de los aliados clásicos del universo de las tortugas. Y por supuesto Megan Fox vuelve a interpretar a la reportera todo terreno amante de la ropa en tonos amarillos. Las cuatro tortugas, el Maestro Splinter, April O’Neil, Destructor, Baxter Stockman, Krang, Karai, Bebop, Rocksteady y Casey Jones… en papel parece una aglomeración de personajes peligrosa para 112 minutos de película, pero todos cumplen una función dentro del relato y su presencia no se siente forzada ni oportunista. Por supuesto al tratarse de una obra con el “sello Michael Bay”, la producción no escatima en explosiones y despliegue de efectos especiales a gran escala, a tono con otras producciones que andan desfilando por la taquilla contemporánea. Hay un par de guiños que apuntan a los fans de la saga clásica (punto extra para el que logre identificar cierta canción famosa del desaparecido Vanilla Ice), lo que suma a una película que cumple con su función primordial: entretener a los más jóvenes y apelar a la nostalgia de los más grandes, sin muchas más aspiraciones ni esperando una ovación de pie de parte de la crítica especializada.
Vuelven Las Tortugas Ninjas al cine, con la segunda parte de esta saga, que anhela mas a la nostalgia y a penas se ven las manos de Michael Bay como productor. En el 2014 el tema de conversación era el nuevo look de estas tortuas ninjas, mas parecidas a un sherk o un ogro que las tortugas originales; dejando de lado su cambio estético; la primer película terminó siendo una fiel remake del inicio de una nueva saga con los cuatro hermanos pelando contra Shredder y el Clan del pie. En Tortugas Ninjas 2: Fuera de las sombras, el publico ya se amoldo a la apariencia de los protagonistas, y esta nueva aventura se da el lujo de ser más liviana en cuanto a su historia , e incluso presentar personajes reconnicos por los que veían los dibujos animados y el comic como Bebop, Rocksteady y Krang. Leonardo, Raphael, Michelangelo y Donatello vuelven a salir de las sombras para proteger las calles de Nueva York. De nuevo, las tortugas ninja deberán enfrentarse al malvado Shredder (Brian Tee) que, tras escapar de la muerte, regresa con un perverso plan para acabar con los cuatro superhéroes. Para lograr su objetivo, el villano ha secuestrado al científico Baxter Stockman (Tyler Perry) del T.C.R.I., para así conseguir la pócima que hizo posible la mutación de las tortugas. Además, y para que luchen en sus filas, Shredder recluta a dos dos esbirros: las criaturas mutantes, Bebop y Rocksteady, con forma de rinoceronte y jabalí, con el fin de destruir a las tortugas ninja. Por si esto fuera poco, una invasión desconocida desciende de los cielos hasta la ciudad de Nueva York, amenazando con acabar con la humanidad. Para evitar el fin del mundo, las tortugas, junto a sus amigos humanos April O’Neil (Megan Fox) y Vern Fenwick, tendrán esta vez la ayuda de otro aliado: el vigilante Casey Jones (Stephen Amell). La historia tiene algunos puntos flojos, pero lo que carece en narración, lo suma en simpatía y humor. Esta segunda parte se ríe mucho mas de los supeheroes que intentan salvar nueva york, y fortalece la idea de parodia. Incluso demotrando como los villanos pueden ser divertidos e inocentes en su propio sentido. Megan Fox no aporta nada nuevo, y aquí tiene menos pantalla que en la primer parte, igual que su contraparte Wil Arnet. Stephen Ammell hace uso de su nivel físico esencial para su papel en Arrow, pero a su vez juega mucho mas con la elocuencia y verborragia de Casey Jones.
Publicada en edición impresa.
TORTUGAS NINJA ENTRETENIDAS Ya aceptada la nueva generación de tortugas ninja, con un público cautivo y el sello de Michael Bay en la producción, con la linda de Megan Fox en el equipo, las expectativas no defraudaran a sus fans. Muchísimos efectos especiales, enemigos cada vez más poderosos, el peligro que amenaza no ya a Nueva York sino a todo el mundo, y muchos enfrentamientos con el mal. A quienes la primera no les gusto del todo, esta es superior, son las tortugas las grandes protagonistas y aunque el humor y la ingenuidad dan paso a una crisis de crecimiento, el entretenimiento esta en el vértigo y en la afirmación de identidad de los mutantes, ahora premiados por la policía. Para preadolescentes es un gran programa.
Crítica emitida por radio.
CONFORMARSE CON POCO Es raro que una secuela sea mejor que su predecesora, pero es el caso de TN2. Claro que la vara estaba bien baja luego del reboot de 2014, igualmente esta segunda parte -dirigida por Dave Green (Earth to Echo, 2014)- se las arregla para hacer las cosas -al menos- más divertidas. La mejor muestra de esto es la incorporación de dos clásicos personajes recordados por el dibujo animado de finales de los ochentas: Bebop y Rocksteady. Con los nombres de las tortugas en pantalla en la secuencia de apertura, la película demuestra de entrada más preocupación por el cuarteto mutante que en el metraje total de la anterior película, una sabia elección que otorga a las tortugas una pizca de interés por su destino, algo que necesitaremos cuando llegue el previsible final con los tentáculos babosos de Krang. Siguiendo el modelo de las secuelas de los Transformers de Bay, todo es más extenso, más grande y más ruidoso para generar la ilusión que -de alguna manera- la narrativa es más fuerte. April O’Neil (Megan Fox) y las tortugas, se enfrentan a su némesis, otra vez un desaprovechado Shredder (Brian Tee), que ha empleado el Dr. Baxter Stockman (Tyler Perry) para crear secuaces mutantes utilizando el “mutágeno”. TN2 comienza a deshacerse a medida que el “mutágeno” -un gen capaz de hacer mutar a un humano en un híbrido- consolida su estatus como otro MacGuffin sin inspiración. Tyler Perry se confirma como una de las presencias más desagradables de la pantalla grande y Megan Fox vuelve a jugar el papel de siempre, las poses, las caras y la rendición de las fantasías adolescentes de los hombres de 40 que producen estos films. Acompañan Will Arnett bien como siempre y Laura Linney en modo cheque “la hago para mi hijo que es fan”. Lo que mejor funciona en la película -además de los efectos especiales y el diseño de los personajes- es la moraleja: ante la posibilidad de cambiar su aspecto para ajustarse a la vida entre los humanos, las tortugas eligen ser lo que son. Un buen mensaje en contra de lo que para la sociedad significa ser “normal”.
La segunda parte de "Las Tortugas Ninja" te va a dejar sin aliento... Película totalmente cargada de pura acción, efectos especiales, buenos momentos para los personajes que tanto queremos e impresionantes persecuciones que te van a fascinar. Te recomiendo la veas en 3D porque hay muchas situaciones dignas de los anteojitos. Megan Fox, Will Arnett, Laura Linney y Stephen Amell (Arrow), le terminan de dar el color que tanto necesita la peli para que cierre por todos lados... Hablando de Megan y Stephen, estuve charlando con ellos en Miami con motivo del estreno y si le das play a los videos, vas a poder descubrir algunos detalles del rodaje, alguna que otra pregunta extra sobre Arrow (serie éxito que protagoniza Stephen) y que otro personaje le gustaría interpretar a Megan Fox. Volviendo a "Las Tortugas Ninja 2": si en casa hay pequeños de 10/11/12, ya sabés que peli tenes que llevarlos a ver... y si fuiste fan de las tortugas, no te la pierdas porque las cuatro más Splinter, se roban toda la acción desde el inicio hasta el final. ¡Super recomendada!
Las tortugas ninja ya no son lo que eran Las Tortugas Ninja siguen siendo adolescentes, a pesar de que la marca en español se olvide del teenage y también de que son mutantes, dos datos clave para entender sus personalidades y sus conflictos, presentes enfáticamente en esta segunda entrega del relanzamiento que comenzó en 2014 y que tiñó a las otrora verdes tortugas de un marrón verdoso y sucio, aplastadas por la tan mentada oscuridad contemporánea que venden tantas películas de superhéroes (con la notable excepción de la fabulosa X-Men: Apocalipsis). Además, las tortugas están súper anabolizadas y súper digitalizadas en estas producciones de Michael Bay con presencia decorativa de Megan Fox. Fuera de las sombras ofrece una progresión argumental básica pero al menos comprensible, el villano de la de 2014 reaparece (pero es otro actor), y también están el pérfido Krang y dos mutantes malvados (Bebop y Rocoso), lo más cargado de espíritu de las tortugas siglo XX de todo el asunto. La película, a pesar de tener mucha acción nominalmente hablando, genera poca tensión porque se construye mediante situaciones de poco aliento, de poco alcance, de poco arco narrativo. Se plantea algo, en general en forma de diálogo, y esa explicación muchas veces ad hoc provoca un segmento de movimiento, mayormente poco creíble -es notable la falta de rigor argumental incluso dentro de los parámetros del asunto-, y sin demasiado brío. Hay mucha mención y aparición de marcas, y también mucha marca-ciudad de Nueva York. Y un imaginario que no apela a lo popular y plebeyo sino en general apenas a lo masivo y vulgarizado. De esta manera se abusa de la noción actual de famoso y se usan en modo mezcla y apilamiento sin alma, meramente mercachifle, elementos de Los Vengadores, Transformers y hasta Star Wars (esa nave-Estrella de la muerte). Se extraña la libertad, el juego, el pop colorido y la gracia insensata de la trilogía fílmica quelonia de los noventa.
“Tortugas Ninja 2 Fuera de las Sombras”. Si del vamos aceptamos que 4 tortugas con forma de humanoides y músculos trabajados son los súper héroes de esta saga, es porque el verosímil que nos propone esta gran producción está funcionando de maravillas. De ahí en más aceptamos todo. Y así es. Son cuatro que con diferentes personalidades, mucha torpeza y gracia, logran un equilibrio cuando trabajan en equipo. Las imágenes son impactantes. Casi imperceptible para el espectador dónde esta el límite de la mano creativa del arte digital cuando se entremezcla con las locaciones y actores reales. Sorprendente. En todos nosotros radica esa incertidumbre si hay vida mas allá de la tierra, quedáte tranquilo que con “Tortugas Ninja 2” se despeja toda duda. Y nuestros amigos van a salir de las sombras a luchar desde las calles de la ciudad contra ese mal que ataca a la tierra. El guión, si bien no aporta nuevas ideas, todo el despliegue audiovisual y sonoro lo valida. La mano de Nickelodeon hace que esté orientada hacia un público definido que va desde los más chicos hasta los adolescentes. Si quieren ir los más grandes bienvenidos también! Divertimento asegurado, si podés verla en 3D cuidado porque todo, absolutamente todo, pasa muy cerquita.
Con el estreno de Teenage Mutant Ninja Turtles en agosto de 2014, ya se había anunciado que habría una secuela, independientemente del resultado comercial de esta reimaginación del nuevo milenio. Por supuesto fue un moderado éxito, que garantizó la rápida llegada de Teenage Mutant Ninja Turtles: Out of the Shadows a menos de dos años del estreno de la primera parte. Este raudo movimiento sonaba a apuro comercial y eso es muy cierto, pero también podía significar un descenso en calidad. Ahí es donde la secuela excede las expectativas. Con un presupuesto apenas superior a su predecesora, la película de Dave Green -debutó en 2014 con Earth to Echo- difiere de la visión de Jonathan Liebesman lo suficiente como para resultar escandalosamente entretenida incluso bordeando las dos horas de duración, algo casi impensado hoy en día para películas apuntadas a los espectadores preadolescentes, para los cuales los quince segundos de los videos de Instagram son el medidor de atención por excelencia. Y no es que Green o los guionistas Josh Appelbaum y André Nemec hagan un trabajo sustancialmente innovador, sino que apuntan a las fortalezas que se vieron antes y recortaron lo que no sirvió del todo, en pos de entretener a toda costa. El cuarteto de las alcantarillas y su inseparable amiga April O'Neill esta vez se enfrentan al regreso de su enemigo Shredder, que se revela como un peón para un mal mayor, un ser de otra dimensión que amenaza con transportarse a la Tierra y causar estragos insospechados. Explorar temas mas profundos, como un suero que podría convertir a los hermanos en humanos y no vivir en las sombras por siempre, son apenas aristas que sirven para crear un poco de drama y desunión, pero no prosperan lo suficiente como para importar demasiado. Y tampoco debería. Son cuestiones introducidas para generar un poco de distensión entre tantas secuencias de acción, y está perfecto viniendo de factorías como Nickelodeon o Michael Bay. Si algo se aprende del visionado de la primera parte, es la de tomar a Out of the Shadows con la ligereza que la tomaría un chico de 12 años, y disfrutarla pese a su corto alcance de vida dentro de la cartelera atestada de productos de superhéroes que demandan mayor atención. Liberados de las cadenas de pretensiones, el enfoque de aventura y acción de la secuela promete muchas escenas atronadoras, con un nivel de animación francamente interesante y el humor simplón que siempre caracterizó a la franquicia. Megan Fox no puede despegarse de la figura que siempre la caracterizó, y con su primera aparición en pantalla deja en claro que tampoco quiere hacerlo, luciendo sus encantos para perseguir los mantras indómitos de su intrépida reportera. Su compañero de aventuras, el Vernon de Will Arnett, se nota desplazado por la creciente figura del Casey Jones del ascendente Stephen Amell, que con el éxito de la serie Arrow y su resplandeciente juventud hace una pareja mucho más acorde para Fox que el comediante. También aporta su lado de estrella de acción en unas cuantas partidas contra Bebop y Rocksteady, figuras siempre presentes en la saga de dibujos animados. Sorprende además la aparición de una actriz dramática de renombre como Laura Linney en una propuesta del estilo, pero su participación como una detective no molesta para nada y le aporta un poco más de peso dramático al film. Teenage Mutant Ninja Turtles: Out of the Shadows es un producto enteramente diseñado para un sector familiar y preadolescente de la platea, que sin duda alguna disfrutará mucho de esta nueva entrega en la renaciente saga. El resto puede sin duda alguna disfrutar de la acción a raudales que presenta la película, y para el sector fanático más acérrimo de las tortugas, siempre tienen la trilogía de los '90 para regodearse con los personajes.
¡Cowabunga! Volvieron Leonardo, Raphael, Michelangelo y Donatello para enfrentarse nuevamente a “El Clan del Pie” que vuelve a surgir luego de que El Destructor lograra escapar con éxito de la cárcel a la que iba a ser trasladado. Los quelonios cuentan con la ayuda de April (Megan Fox) para tratar de buscar la información necesaria sobre lo que sucede mas allá de las alcantarillas en la que ellos se encuentran. Un gran peligro se aproxima a la tierra y las tortugas son los únicos que pueden acabar con esa futura destrucción que llegará para poner fin a todo. Muchos no quedaron conformes con su antecesora pero, claramente, aquella fue muy recibida por el público, tanto así que con la buena taquilla que obtuvieron se aseguraron esta secuela. El hombre que se mantiene detrás de todo esto es Michael Bay, reconocido director la franquicia Transformers, que acá le pone su sello como productor, pero se nota en cada momento su estilo. Guión sencillo, chistes sin sentido, explosiones, destrucción y mas destrucción y uno la ve como si fuera quién detrás de las cámaras dando las indicaciones. Hubo cambios, eso se nota a simple vista con las incorporaciones de Casey Jones, interpretado por Stephen Amell, protagonista de la serie “Arrow”, que fue uno de los puntos más acertados de esta película, que luego de ponerse la máscara y tomar el palo de hockey y le hace frente a los villanos de turno. También para los más grandes la nostalgia llegó con las apariciones de Bebop & Rocoso, quienes pueden parecer letales, pero al final dejaron mucho que desear, utilizados como un par de payasos en cada toma en que hacen acto de presencia. La mayor amenaza viene de parte de Krang, un alienígena que une sus fuerzas con Destructor para acabar con todos los que se interpongan en sus planes. La película tiene muchísimas cosas que la hacen atractiva al público pochoclero, pero en los más exigentes no causará ninguna gracia y la tomarán como una pérdida de tiempo. La historia es pochoclera desde el comienzo, pero eso no amerita calidad alguna dentro de ella, sobre todo en las secuencias finales que parece algo salido de un juego de Play Station 2 sin buenos gráficos y dejando abierto el camino para una tercera película, la que espero que, si se llega a dar, sea mejor . Y otro detalle a destacar, es que Se introducen nuevos personajes que quedan totalmente desaprovechados. Lo bueno: En todo lo malo que rodea este film, se destaca muchísimo a Casey Jones, sobre todo en su primera aparición repartiendo golpes. Lo malo: Se exceden en los efectos especiales, llegando a cansar en cierto momento. La batalla final con Krang sobre todo… humor sin sentido alguno.
Como película... un gran negocio (o ni siquiera) Hace dos años tuvimos el sabor amargo de tener que ver “Tortugas Ninja” (Teenage Mutant Ninja Turtles, 2014). Un producto totalmente mediocre que acrecentó nuestro odio por el productor Michael Bay y su manía de destrozar clásicos infantiles en la pantalla grande. Bien, parece que no importó mucho y ahora llegó el turno de enfrentarse a su secuela “Tortugas Ninja 2 - Fuera de las sombras” (Teenage Mutant Ninja Turtles: Out of the Shadows, 2016), que no es tannnnnn aberrante como la primera. Es simplemente aberrante. Después de los sucesos ocurridas en la primera parte, Miguel Ángel, Donatelo, Leonardo y Rafael siguen ocultos en las sombras pero más conscientes de sus roles de defensores de la ciudad. El crédito por haber detenido a Shredder (Brian Tee) se lo llevó Vern (Will Arnett), quien ahora disfruta de una fama increíble en Nueva York. Por otra parte, April (Megan Fox) sigue trabajando como periodista y, en una investigación encubierta, descubre que el científico Baxter Stockman (Tyler Perry) está trabajando junto al Clan del Pie para liberar de la cárcel al súper villano. El malvado grupo tiene éxito, y no sólo liberan a Shredder sino también a dos nuevos personajes que se les unirán: Bebop (Gary Anthony Williams) y Rocksteady (Stephen “Sheamus” Farrelly). Ahora las Tortugas deberán volver a atraparlo y para ello contarán con la ayuda de un nuevo integrante, un oficial de la cárcel que transportaba a los maleantes cuando huyeron y ahora quiere volver a ponerlos tras las rejas: Casey Jones (Stephen Amell). Por si esto fuera poco, un mal aún mayor se hace presente, un ser maligno y con intenciones de dominar el mundo llamado Krang. El director Jonathan Liebesman le dejó su lugar en esta secuela al casi debutante Dave Green, y eso se nota en que este filme no es un producto tan oscuro como la primero, algo muy característico del director. Green es un confeso fanático de las Tortugas –de chico se vestía como Donatelo–, es por eso que hoy debería estar autoflagelándose con los viejos VHS de la serie animada. Bueno, tal vez es culpa de la dupla de guionistas de la primera que volvió a reincidir (ya son dos delitos seguidos, tendrían que tener una pena más grave) y no pudo hacer nada al respecto. Sí, las personalidades de los quelonios están mucho más definidas. Sí, agregaron muchos personajes icónicos de la franquicia. Pero vuelven a generar un producto que confunde con tantas cosas, no se define a qué público quiere apuntar, y nuevamente carece de “alma”. También desaprovechan recursos: Shredder no tiene demasiado peso, April sigue siendo secundaria en el relato, Krang no es explotado al máximo, y al pobre Stephen Amell lo destruyeron con sus diálogos y escenas. Puntos a favor: Bebop y Rocksteady, unos personajes bien logrados e interpretados. Tyler Perry, que le saca agua al desierto. Y no mucho más. Algo que siempre resaltamos: esta secuela fue anunciada dos días después de que se estrenó la primera parte. Estaban pensando en el negocio, no en el producto que ofrecían. Lo mejor: hay una escena en donde hay un desfile por Halloween y aparece un hombre con un disfraz de Bumblebee (sí, el chiste de Transformers) que es increíble. Ya es el momento de hacer un escrache público frente a la mansión de Michael Bay y terminar con esto. Vaya a saber uno sino tiene la idea de hacer un tercer largometraje. A los realizadores de las películas se les sigue escapando la tortuga. En este caso, las cuatro.
Ser o no ser, ésa es la cuestión Es entretenida, una catarata de secuencias de acción inverosímil, con humor y nada más. Las sagas en Hollywood, que no se ciñen a algún éxito literario para adolescentes, están hechas para volantear en cualquier instante que sea necesario. En esta segunda parte de las Tortugas Ninja (que aquí dejaron de ser nombradas adolescentes y mutantes, aunque lo sean) ya ni los nombres del cuarteto se mantienen. Eran (son) en honor a maestros del Renacimiento italiano, pero salvo Leonardo (por Da Vinci), ahora son diminutivos, como Mickie (Michelangelo), Donnie (Donatello) y Rafa (Rafael). No es que nadie vaya a protestar, pero es un mero ejemplo de cómo el origen aquí fue eso, un origen, y ahora todo pasa por otro lado. Secuela del éxito de hace dos años, el malo sigue siendo el mismo (Destructor), que escapa de un traslado de prisión ayudado por el Clan del Pie, y se termina aliando con un malvado peor, y además extraterrestre, y un científico nerd. Del lado de los buenos está, cómo no, April (Megan Fox), que ya casi no hace de periodista sino de figura decorativa al lado de los quelonios enormes, que viven en las alcantarillas de Nueva York, comen pizza y disfrutan de los New York Knicks (es una manera de decir, porque por lo general pierden) desde el techo del Madison Square Garden. La película es una sucesión de secuencias de acción trepidante, cuya verosimilitud no puede ponerse en discusión, porque todo es increíble. Seres humanos que se convierten en jabalí y rinoceronte, y la idea de que las mutantes pueden beber un líquido y “salir de las sombras” para que los humanos no las discriminen. Beber o no beber, ésa es la cuestión. Producto pochoclero por antonomasia, seguramente en su versión 4D (ver Sistema 4D...) se disfruta mejor. Pero termina y ya está.
Estos simpáticos personajes se encuentran apoyados por un excelente marketing y por sus seguidores. En esta nueva entrega no defraudan e incorporan nuevos elementos y personajes. Quienes elijan esta nueva entrega saben que: la diversión, la fiesta, el humor y el dinamismo, están asegurados. Y si tenes la posibilidad como tuve yo de verla en 4D E Motion la vas a disfrutar mucho más, sintiendo más sensaciones con la ayuda de los efectos de: movimiento, vibración, aire, luces, agua, aromas, burbujas, temblor, viento y un sonido extraordinario. Se viene una tercera.
TORTUGAS ABSURDAS Y UN POCO ARBITRARIAS Los orígenes de las Tortugas ninja son aparentemente difusos, para cada persona, depende de cuál de las formas en que fueron comercializadas llegó primero. Parecen venir de una película de 1990 dirigida por Steve Barron con marionetas de Jim Henson pero, en realidad, antes hubo una serie animada hecha para vender una extensa línea de juguetes de una empresa que tenia los derechos de unos cómics independientes creados por Kevin Eastman y Peter Laird en 1984, cuya idea de origen era parodiar y homenajear el trabajo de Frank Miller que, en aquellos años, estaba moldeando los paradigmas de lo que luego conoceríamos como la edad oscura de los cómics. Fueron un producto emblemático y simbólico de los años 80, que rápidamente pasó de ser una expresión artística subversiva de culto a un objeto industrial para vender, a puro marketing, en grandes cantidades. En este caso, Platinum Dunes, la productora del infame director Michael Bay, que había tomado la posta de la historia económica de las tortugas con el reboot de 2014 llamado Tortugas ninja a secas, se aparece con esta secuela despareja y ruidosa. Si algo podíamos rescatar de aquella primera parte era la capacidad del director Jonathan Liebesman para utilizar los recursos técnicos y estéticos de la factoría Bay para hacer algo medianamente digno y disfrutable. Hablamos de esa cámara inquieta, ansiosa y poco rigurosa, ese CGI demasiado brillante y artificial del que están compuestos tanto Transformers como las Tortugas en este caso, y las secuencias de acción que aturden y que suelen ser incomprensibles, sin mencionar el infaltable machismo. Liebesman le imprimía a las costumbres de Bay un poco de alma y fluidez, entonces uno podía sentir empatía con las tortugas, podía comprender y disfrutar la gran secuencia del camión en la nieve y hasta reírse del chiste de Will Arnett mirando el culo de Megan Fox sin demasiada culpa gracias al gran timing de la secuencia. Al director de Tortugas ninja 2: fuera de las sombras, Dave Green, le pasa algo parecido, lidia con problemas similares a los de Liebesman, pero no saca del todo a flote este barco ruidoso y aturdidor. La principal diferencia es que Green no es igual de ajustado que Liebesman para administrar los recursos, aunque es cierto que tiene que introducir más personajes y cambiar el perfil de otros. Las principales fallas vienen por el lado del guión, que está sobrecargado además de ser ridículo: se nos introduce más o menos bien a los nuevos personajes, que son muchos, porque evidentemente la intención fue meter todos los elementos de la serie animada que faltaban en la entrega anterior. Aparece Krang, el nuevo villano, dice su plan y se va, hasta que vuelve a aparecer al final porque vive en otra dimensión y por alguna razón quiere invadir la Tierra. Sí, es descuidado como en la anterior película, pero además no se esfuerza en lo más mínimo en construir a este nuevo villano, del cual las Tortugas no saben nada hasta que todo se reduce a una batalla final a puras patadas y piñas. Todo este absurdo es un poco insalvable y sólo se puede explicar en perspectiva con la serie animada, porque si no parece como que todo el universo argumental de esta nueva franquicia se hubiera vuelto loco y absolutamente arbitrario. Si le sumamos que el humor de la película no tiene tan buen timing como la anterior y que tampoco tenemos la misma justeza a la hora de las secuencias de acción fundamentales, debemos considerar a esta nueva entrega de las Tortugas como una película fallida. En resumen, Tortugas ninja 2: fuera de las sombras se forma al tomar la primera parte y agregarle todo lo que faltaba de la serie animada, sumándole la batalla final de Los Vengadores (Joss Whedon, 2012). Esto llevado a cabo por un director sin demasiada pericia a la hora de hacer conjugar todos los elementos de manera armoniosa, que no logra escapar
Luego de una primera versión que decepcionó a los fanáticos, el director Dave Green encaró el nuevo filme de las tortugas con una batería reforzada de recursos. El cine mainstream más aparatoso tiene un líder indiscutible: Michael Bay, creador de estridentes blockbusters (Armageddon, Transformers) y amo absoluto del cine pochoclero puro y duro, quien junto con Nickelodeon Movies, encaró esta nueva versión de las antropomórficas tortugas. Tras la decepcionante primera entrega de 2014, a Tortugas Ninja 2: Fuera de las sombras decidieron insuflarle más pirotecnia. A cargo de Dave Green, un fanático del comic original y de la serie animada de 1987, el filme apuesta fuerte al goce sensorial y resulta más tecnológico y mastodóntico que el anterior. Los personajes tienen un look más agresivo, los colores cobran más intensidad y la trama es un poco más compleja. Eso sí, a las escenas de acción habría que pasarlas en cámara lenta para ver si tienen coherencia y continuidad, porque son de una rapidez indistinguible que marea. Leonardo (el líder), Rafael (el fuerte), Donatello (el cerebro) y Mikey (el amante de la pizza) están otra vez juntos para luchar contra el mal, que en esta oportunidad viene por partida doble, o mejor dicho cuádruple: al archienemigo Destructor/Shredder se le suma Krang, un extraterrestre con cabeza de chicle masticado que vive dentro de la panza de un robot enorme. También están Bebop y Rocksteady, el jabalí y el rinoceronte que aportan el costado grotesco y punky a la historia. El plan del deforme Krang es abrir un portal de otra dimensión, construir una nave gigantesca y, por supuesto, conquistar el mundo. La bella reportera de TV Abril O’Neil (Megan Fox) es el único personaje que desentona en el conjunto, ya que los reptiles de caparazón -–y especialistas en el manejo del nunchaku– se cohesionan a pesar de que piensan distinto y funcionan como un equipo encargado de defender la ciudad desde las alcantarillas donde viven. No pasa lo mismo con Vernon Fenwick, el sensei Splinter (la rata que los adopta como hijos) y Casey Jones (el policía galán que seduce a Abril), quienes se complementan bastante bien con el grupo de criaturas verdes. Aunque incurre en un triunfalismo obsceno, lo bueno es que por momentos se parece a una carta de amor en 3D a Nueva York. Y eso es todo. No se le puede pedir más a un producto que sólo pretende divertir y reventar la taquilla. Tortugas Ninja 2 es la máxima expresión del cine como espectáculo, un entretenimiento a secas que aplasta todo atisbo de aburrimiento.
Megan Fox y algunas escenas de acción; el resto es relleno De manera intermitente y vistas en 3D, algunas de las descerebradas escenas de superacción producidas al mejor estilo Michael Bay pueden parecer realmente geniales. Ahora, esta nueva entrada en la franquicia de las Tortugas Mutantes Ninjas Adolescentes, con sus casi dos horas de duración, sólo podría ser analizada seriamente por aquellos nerds que sin lugar a dudas dirían que en materia de Teenage Mutant Ninja Turtles, todo tiempo pasado fue mejor. Exceptuando, eso sí, la película anterior de 2014, que resucitó la franquicia a todo efecto digital, que no les gustó en absoluto a los expertos, lo que no impidió que funcionara lo bastante bien en la taquilla como para que ahora tengamos que ocuparnos de estas nuevas andanzas de Michelangelo, Donatello, Leonardo y Raphael. La historia tiene que ver con un villano intentando crear una mutación que supere a la de las tortugas, lo que sirve de excusa para una serie de escenas vertiginosas con el sello del productor Michael Bay. De hecho, algunas son bastante buenas y divertidas, como las que tienen que ver con el edificio Chrysler, unas piruetas aéreas y unas hazañas acuáticas. Por otro lado, la heroína Megan Fox aporta un toque sexy con el que ninguna tortuga podría competir. Sin dejar de reconocer la contundencia de las mejores escenas, la verdad es que todo el resto de la película parece un relleno que no tiene demasiada gracia. Y que sólo los exégetas del cómic y las películas del siglo pasado podrán discernir si están a la altura de las circunstancias.
Para el estreno de Las Tortugas Ninjas 2 en esta oportunidad tengo dos reseñas diferentes. La versión común que llega a los cines y la versión del film en salas 4D que pueden leer en mi blog (Ver nota). En evidente al ver esta película que en la productora de Michael Bay tuvieron en cuenta las objeciones que se le hicieron al film anterior y en este caso brindaron una propuesta que trabaja un poco mejor a estos personajes en el cine. El director Dave Green, responsable de Earth to Echo (una buena historia de ciencia ficción que no pasó por los cines locales) reemplazó a Jonathan Liebesman para brindar una película que evoca con más precisión el espíritu de la serie de dibujos animados de los años ´80. De hecho, esta es la única producción en la filmografía de las tortugas que termina con la famosa canción del programa de televisión. El film tiene un marcado tono infantil, algo que sobresale especialmente en el perfil que le dieron a los villanos. Me cuesta imaginar que un niño de 9 años pueda llegar a aburrirse con esta producción y ese es el target de espectadores al que apuntó esta continuación. Si bien las tortugas conservan el aspecto horrendo que se estableció en el film previo, es justo destacar que el director Green al menos capturó con más solidez lo que solían ser las aventuras de estos míticos personajes. A través de un conflicto que tiene bastantes similitudes con Las Tortugas Ninjas 2: El secreto de Ooze (1991), el nuevo film incorpora numerosos elementos de la serie animada como los villanos Bebop y Rocoso , Krang, Baxter Stockman, el aliado de los protagonistas, Casey Jones e inclusive el Tecnódromo. Hasta Destructor, el clásico enemigo de los protagonistas, recuperó su aspecto tradicional y ya no luce como un Transformers. Ese decir que tanto los chicos de la actualidad como los fans veteranos puede reconocer en la trama elementos clásicos de la franquicia de las tortugas. El trabajo que hicieron con el aspecto de Bebop y Rocoso es excelente. Los personajes no sólo lucen igual que en la serie animada sino que conservaron las mismas personalidades. Lamentablemente no se puede decir lo mismo de Casey Jones, donde la interpretación de Stephen Amell (protagonista de la serie Arrow) ni siquiera le hace sombra a la labor que brindó Elias Koteas en la primera película de las tortugas de 1990. En defensa de Amell se puede argumentar que el guión no le dio muchas posibilidades para destacarse y tampoco ayudó que cambiaran la historia del personaje. Jones en este caso dejó de ser un justiciero urbano para convertirse en un empleado de una agencia de seguridad que desea ser policía. Desde los aspectos técnicos la película ofrece secuencias de acción más elaboradas que brindan muy buenos momentos. Las Tortugas Ninjas 2 no es una producción memorable pero brinda una propuesta entretenida para los más chicos que se deja ver.
Miguel Angel, Donatello, Leonardo y Rafael están ante un dilema. Salir o no salir de las alcantarillas. Por ahí va el título "Fuera de las sombras", claro que para ella se toparán con el desafío de respetar o no su esencia. Y también asomarán los códigos de honor de hermanos. Más allá de esta apuesta a los valores, lo flaco de esta historia pasará por un guión remanido. El viejo vicio de las películas del mainstream estadounidense que sigue esta línea argumental: se viene el fin del mundo y el caos total arranca en Nueva York. Y sólo un grupo de valientes intrépidos podrá salvar a la humanidad. Claro, y tenían que ser justicieros por mano propia del ombligo del mundo, los Estados Unidos de Norteamérica. Las Tortugas Ninja tendrán que enfrentar a Destructor para proteger el pellejo de los mortales, pero sobre todo para que todos sepan cuál es su función en el mundo. En esta película en la que sobra media hora al menos, el espectador se ríe poco pero se entretiene mucho, quizá ese sea el punto convocante. Porque más allá de la obviedad de la trama, se rescatan las escenas de acción, los logrados trucos de los efectos computarizados y, desde ya, la belleza excelsa de Megan Fox, que da el tono justo de su personaje como la única amiga leal de Las Tortujas Ninja. Acertado también el rol de Laura Linney, que le sobró talento para su jefa de policía. Para ver en una tarde con pororó.
La historieta original era buena y satírica. Las películas originales eran buenas y divertidas. La serie animada, más o menos. El largo animado de hace algunos años, bien. El largo “con actores” de hace dos, bochinchero. De estos personajes, la parodia más simpática de superhéroes a la fecha, en este segundo largo “con actores” no ha quedado más que el grito, el gesto “loco” y el bochinche, de esos que obligan a desear tener caparazón donde refugiarse.
Llegó a los cines la segunda película de las Tortugas Ninja, en esta oportunidad tienen detrás de cámara a Dave Green y además, producida por Michael Bay. Esto último no es algo negativo, porque tenemos el lado bueno de Bay, la plata para los efectos especiales. Lo primero que quiero mencionar es que lo mejor de estás películas sigue siendo el humor. Gracias a Donaettelo tenemos muchos buenos chistes, y obviamente el resto le ayuda, porque todavía siguen siendo adolescentes. El humor de esta segunda parte viene también de la mano de Rocksteady y Beboop, que tiene muy buenos momentos.
Hay un momento en “Tortugas ninja 2: Fuera de las sombras” en el cual hay una referencia gratuita, innecesaria, y hasta auto-referencial, a Transformers, porque justamente Michael Bay es productor de ésta segunda entrega. Se nota. Se nota en la soberbia preocupación por la parafernalia de efectos especiales en desmedro de la historia. Y eso que el guión de Josh Appelbaum y AndreNemec no necesariamente golpea primero. Es más, tarda en arrancar porque se ocupa de presentar a los personajes. Se toma el tiempo. El problema es que ya hubo casi dos horas en la anterior para hacerlo, con lo cual la sucesión de situaciones como comer pizza al borde de la pared de un estadio o pasear por ahí resulta redundante aunque se cuele algún diálogo ingenioso. Michelangelo (voz de Noel Fisher), Rafael (voz de Alan Ritchson), Donatello (voz de Jeremy Howard) y Leonardo (voz de Pete Ploszek) andan de lo más bien hasta que empiezan a aparecer, para regodeo de los fanáticos y nostálgicos, algunos villanos conocidos en la saga de historieta. Por supuesto está la reportera (Megan Fox que es preciosa, pero de actuar ni hablar) y la mujer comisario mayor de la ciudad (Laura Linney, a quien Megan Fox debería observar más detenidamente para aprender algo). Es decir, muchas figuras conocidas para coincidir en una historia demasiado endeble como para justificar la presencia de todos. Es el cine que hace Michael Bay, aunque el director aquí sea Dave Green. Las secuencias de acción dejan la boca abierta por su circense realismo, estableciendo una forma prodigiosa para combinar dirección de arte, montaje, efectos sonoros y CGI. No hay nada para señalar al respecto y hasta se podría decir que supera a la estrenada en 2014. “Tortugas ninja 2: Fuera de las sombras” brilla como el sol por sus efectos especiales, pero el guión tiene el tamaño y la consistencia de una albóndiga.
La segunda entrega de una aventura de las tortugas mutantes con nombre de artistas del renacimiento es un estrepitoso episodio de lucha contra las fuerzas del mal: una unión de científico ambicioso, criminal y jefe híbrido entre robot y calamar gigante. Con la ayuda de April, su aliada de un sexy políticamente incorrecto -Megan Fox-, las tortugas adolescentes y amantes de la pizza saldrán de las sombras para evitar la catástrofe. Disparatada, petardera y absurda desde su premisa básica, con muchos autos que revientan por los aires, logra entretener y seguramente divertirá a los más pibes: objetivo cumplido.
Vuelven Leonardo, Raphael, Donnatelo, y Michelangelo, las famosas tortugas Ninja que patrullan las calles de Nueva York desde las alcantarillas y que en 2014 tuvieron un reboot y nuevo inicio de saga. Aquel film cosechó una cuantiosa cifra de espectadores convirtiéndolo en uno de los mayores éxitos de ese año. Pero así como llevó espectadores a las salas, recibió varias críticas sobre el nuevo desarrollo que se les había dado a los personajes creados en el comic por Kevin Eastman y Peter Laird y popularizados globalmente con la serie animada emitida entre 1987 y 1996. De la mano de Michael Bay como productor y Jonathan Liebesman en la dirección, aquel film si bien utilizaba varios puntos, sobre todo del comic, se encargaba de actualizar la historia, darles otro origen y variar el estilo para que sea más similar al bombástico Bay con el gastado pretexto de “alcanzar a las nuevas generaciones”. Ante el éxito la secuela era obligada, pero ¿Los reclamos fueron escuchados? Podríamos decir que sí… aunque parcialmente. Dos de los tres guionistas de la primera entrega, Josh Appelbaum y André Nemec (ambos de Misión Imposible: Protocolo Fantasma) repiten acá sus roles. Destructor (Brian Tee) ha sido encarcelado, pero los peligros no han terminado. Las tortugas, con la ayuda de la reportera devenida en investigadora April O’Neil (Megan Fox, cada vez más parecida a una de las figuras de CGI que tanto adora Bay) se encuentran tras la pista del Dr. Baxter Stockman (Tyler Perry), un científico que se encuentra trabajando en extraños y secretos experimentos. Durante el traslado de Destructor, sus secuaces, el Clan del Pie, se hacen presentes desbaratando la operación. Pero en el medio de la acción, Destructor desaparece en medio de un portal que se abre en el cielo. Ahora, las tortugas deberán enfrentar un triple peligro que actúa en conjunto, Destructor y su Clan, los megalómanos planes de Baxter, y la amenaza alienígena de Krang; quienes juntos planean abrir un portal hacia otra dimensión para así dominar el mundo. Vale decir que del lado de los villanos se suman dos torpes y clásicos secuaces Beebop (Gary A. Williams) y Rocksteady (el luchador de la WWE Sheamus); y del lado de los buenos hace su aparición el justiciero policía Casey Jones (Stephen Amell). La película realiza un despliego técnico destacable como era de esperarse. Hay un buen uso del 3D, la creación de los personajes digitales es sólida y los efectos no paran desde la primera escena a la última. Está claro que es un producto que intenta entrar por los ojos. El ritmo no cesa en ningún tramo y las explosiones abundan quizás un poco más de lo necesario junto al ruido de metales retorcidos. Hasta pareciera que hay tramos enteros en los que su movediza cámara fue planeada adrede para el disfrute del “nuevo chiche” 4D. Todo esto es la marca registrada de Michael Bay como productor. Partiendo de esta base bombástica ineludible y esperada, Tortugas Ninja 2 hace algo que Bay como director no ha logrado a lo largo de la saga de Transformers que maneja además como director; tener en cuenta al público fiel del clásico. Si bien siguen existiendo cambios notorios (sobre todo en los personajes de Baxter y Casey), vale aclarar que el argumento troncal (más simple de lo que parece dentro de la montaña rusa que se muestra) es muy similar al inicio de la serie animada. Los personajes de Beboop y Rocksteady no solo cuentan con un origen (casi) igual al que los seguidores conocían, sino que respetan su humor e increíble torpeza y hasta inocencia; sin lugar a dudas son lo mejor de la propuesta. Krang tiene puntos en común con el personaje de la caricatura, pero por su esencia monstruosa y robotizada no puede evitar terminar cayendo en un recordatorio de que acá Transformers tiene algo que ver. Hay humor, conflictos personales ya vistos y que no cuentan con un peso demasiado importante, y hasta varias incongruencias que terminan siendo disimuladas en medio del estilo caricaturesco que se le imprime al asunto. El nuevo director, Dave Green (Earth To Echo) no aporta gran variedad, se sabe que estos son films de estudio y producción; sin embargo se nota un poco más de cuidado en hacer que las escenas de acción si bien abrumen logren comprenderse. En el fondo, más allá de los aspectos positivos en haber prestado más atención a hacer un film que parezca un largo de la serie animada, persisten varios de los problemas del film anterior. Determinadas escenas quedan colgadas y fuera de lugar en medio de un arco que no da lugar al humor vulgar que plantean. Alusiones sexuales aquí y allá lejos de ser el guiño al adulto que acompaña al menor terminan siendo puntos descolocados que derrumban en gran parte los méritos conocidos. Este problema, sumado al ritmo incesante que en determinado momento terminan cansando y juega en detrimento del guión (sobre todo en la última media hora cuando el guión se corre para dejarle espacio a la acción sin freno) hacen que el film empeore cada vez que se aleje del concepto original que es TMNT. No se pueden exigir grandes rubros interpretativos en películas como estas. Will Arnett vuelve a ser el segundo comic relief detrás del humor de las tortugas, pero quizás en esta oportunidad al tener un menor tiempo en pantalla el resultado sea mejor y sus gags más efectivos. Tyler Perry compone a un Baxter muy diferente al que conocemos pero correcto en lo que exige la propuesta. También aparece por ahí Laura Linney como la jefa de policías, otorgando las mismas características que siempre vemos cuando vemos a un actor de carácter en productos de este tipo, la impronta con que relatan sus textos se ubica por encima del tono liviano. Los fanáticos saldrán más favorecidos de la propuesta que presenta Tortugas Ninja 2 con varios guiños y referencias explícitas. El resto de los espectadores quedarán sometidos a un tanque explosivo, que mejora la experiencia anterior pero aún tiene muchos asuntos que resolver.
Otra vez la disyuntiva ante una adaptación de un comic/programa de TV. Si en el último tiempo el universo de los superhéroes ha invadido los cines de todo el mundo, los productores cinematográficos bucearon en el arcón del recuerdo para seguir generando un sinfín de películas que no por ser buenas terminan ingresando en sus arcas al menos la posibilidad de recuperación de la inversión que en ellas se ha hecho. Cuando la adaptación de la nueva era del clásico “Teenage Mutant Ninja Turtles” desembarcó en los cines, no sólo la transformación de los quelonios fue lo primero que llamó la atención (en plan “negros hip hoperos”) sino que también sorprendió la fidelidad al comic con el que se la construyó. Así, “Las Tortugas Ninja 2: Desde las sombras” (USA, 2016) vuelve a las alcantarillas para rescatar a Donatello, Raphael, Michelangelo y Leonardo, que deberán en esta oportunidad tratar de frenar una amenaza extraterrestre que incluye en el armado de la misma, una vez más, a Destructor (Brian Tee) el siniestro líder del clan del Pie, y archienemigo de ellas. Al escapar de una prisión de máxima seguridad Destructor se unirá al horrible “goma de mascar masticada” Krang, que intentará conseguir los tres elementos perdidos de un condensador que permitirá abrir un portal entre universos y que se servirá, además, de la inútil ayuda de Bebop y Rocksteady, dos mutantes. Así, las tortugas seguirán a los secuaces de este ser despreciable y una vez más no estarán solos, porque a April (Megan Fox) y Vern (Will Arnet) además se sumará Casey Jones (Stephen Amell), quienes se asistirán y ayudarán mutuamente. El clima de comic, de dibujo animado live action que Dave Green logra impregnarle a todo el filme, es uno de los puntos más interesantes de la propuesta, la que, además, anclada en la cultura popular, toma elementos de la misma para poder, de vez en cuando aludir a la misma en las disparatadas ocurrencias de las tortugas. El esfuerzo en equipo como base del éxito, y la necesidad de trabajar, una vez más, con el concepto de la necesidad de salir de la clandestinidad de las tortugas, refuerzan la idea central de la película. También el trabajo con el concepto de ser “diferente” ante la posibilidad, de poder transformarse en humanos que se presenta en un momento del metraje, hace más verosímil la configuración corporal de los personajes, como así también la decisión de reflejarlos como adolescentes que sólo quieren diversión y comer pizza. Además de las tortugas, destaca Splinter (Tony “Monk” Shalhoub), esa inmensa rata zen, guía y padre espiritual que siempre tiene el consejo y la palabra justa para que estos seres puedan redireccionar sus objetivos correctamente. A diferencia de la primera entrega “Las Tortugas Ninja 2: Desde las sombras” tiene momentos que sobran, pero que así y todo, conforman un entretenimiento sincero que permitirá disfrutar a grandes y chicos de una aventura llena de efectos especiales y el debut en pantalla grande (aunque hizo cortos y pequeñas participaciones) en un rol central de la mega estrella Amell.
Las tortugas y la amenaza mutante A dos años de la primera entrega, llega Tortugas Ninja: Fuera de las sombras, de interés para adolescentes. A as tortugas ninjas que viven en las tuberías subterráneas de Nueva York, les empieza a pesar la oscuridad y el anonimato, en especial, tras la primera gran aventura que tuvieron en 2014, cuando salvaron a la ciudad del exterminio. Por estos días, el villano Destructor que ellos atraparon está siendo trasladado de cárcel, y mientras Vernon Fenwick goza del crédito de la captura, los cuatro gemelos verdes miran el partido de los Nicks ocultos en la parrilla de luces del estadio y hay, entre ellos, quien desea disfrutar de las calles de su ciudad. Claro, Raphael, Michelángelo, Donatello y Leonardo son mutantes y el rechazo de los humanos a quienes protegen sería un golpe duro de sostener, en especial, porque también son adolescentes. ¿Qué sucedería si la síntesis de una sustancia única en nuestro planeta hiciera posible su definitiva transformación en humanos? La pregunta surge cuando el genetista Baxter Stockman produce ese elixir en alianza con Destructor. Lo ayuda a fugarse, con él prueba la droga sobre dos delincuentes comunes, Bebop y Rocksteady, a quienes convierte en un jabalí y un rinoceronte mutantes, y entre ambos se disponen a formar un ejército. Otra misión se impone a las tortugas, siempre con ayuda de la bella April O´Neill, y ahora de Casey Jones, un policía con ambiciones heroicas. Dedicado a los adolescentes La nueva saga de Las tortugas ninjas, dirigida por Jonathan Liebesman en la primera entrega, y por Dave Green ésta, su secuela, es un producto pensado para el público que iguala en su edad a los personajes en danza: la franja adolescente. Éste es un detalle para no perder de vista al momento de analizar la oferta de una producción que realiza un equipo encabezado por Michael Bay, un as de la acción. Entonces ¿qué cabe esperar cuando se ocupa una butaca en sala? Ni más ni menos que lo que ofrece: un desarrollo argumental lineal, remanido y no necesariamente creíble, que sirve para justificar corridas, luchas, rebeldía, cameos de famosos para generar alguna empatía, la belleza de la heroína --una Megan Fox algo más crecida y menos curvilínea que la de Transformers--, un paladín de la justicia impetuoso (Stephen Amell), el adulto que referencia los límites sociales (Laura Linney como la Jefe de Policía). Claro está, el arte y la producción en 3D resultan impecables.
Obviamente no se puede analizar una película de acción para niños como si fuera un thriller de adultos, así que, resumiendo, el público menudo, los nostálgicos y los que se criaron viendo a estas super tortuguitas lo van a pasar muy bien, pero los acompañantes...
A la hora de entrar a la sala a ver Tortugas Ninja 2, hay dos cosas que tenemos que saber: en primer lugar, que es claramente una cinta marketinera orientada no solo a cortar tickets, sino también a vender muñequitos. Y, por otro lado, no dejarnos nunca engañar respecto a la comparación con su predecesora: que la cinta dirigida por Dave Green sea mejor que la bazofia de Jonathan Liebesman no significa que sea genuinamente buena. En una trama construida muy a los ponchazos, Destructor escapa de la cárcel y, por casualidad, se encuentra en otra dimensión con Krang, quien le encarga reunir tres piezas caídas en diferentes lugares de la Tierra para abrir un portal interdimensional a través del cual ambos podrán desembarcar en nuestro planeta con el Tecnódromo y conquistarlo. La huida de Destructor da entrada a la trama a Casey Jones (Stephen Amell, el mismo de Arrow), un novato policía encargado de trasladarlo, mientras que, por otro lado, la complicidad de Baxter Stockman (Tyler Perry) termina de involucrar en el asunto tanto a Las Tortugas como a April O'Neal (Megan Fox), quienes en conjunto lo estaban investigando. Absolutamente toda la historia avanza con una especie de fórmula que es más o menos así: Diálogo informativo sin sustento sobre lo que van a hacer - Acción desenfrenada y vértigo donde no se entiende una goma qué pasa - Diálogo explicativo sobre si se consiguió o no el objetivo y cuál será el próximo paso a seguir. Y así, en una duración quizás excesiva para lo poco que se está contando, con personajes sin motivaciones claras, prácticamente caricaturescos, transcurre la totalidad de la película. Eso sí: si entrás en esa dinámica, sin exigencias, no te aburrís nunca. Tortugas Ninja 2 tiene, de todos modos, varios aciertos respecto a su predecesora, como el aspecto físico de Destructor (más fiel a su diseño original) y la introducción de los nuevos personajes, que suman muchísimo: Bebop y Rocoso (que, a pesar de partir de un polémico origen, se roban la película), un monumental y temible Krang, y un Casey Jones que afortunadamente no es Amell "siendo Oliver Queen", sino un personaje mucho más liviano y juvenil que no desentona con el resto. La secuela también corrige sobre quién se sitúa el eje de acción: ya no es la película de April, sino que las que llevan la acción adelante realmente son las Tortugas, quienes, a pesar de mantener ese nuevo aspecto espantoso, muestran un costado (más) humano con debates sobre su identidad y su hermandad, comenzando así a esbozar algo de profundidad sobre los personajes. Profundidad que no prospera, claro, ¡pero algo es algo! Y está muy bien utilizado en el global de la trama el personaje de Vernon Fenwick, quien de hecho protagoniza la escena más graciosa de la película. Toda la liviandad que presenta la trama, como el uso del humor, hacen parecer a la película como una propuesta completamente estúpida si vas al cine esperando ver El Padrino. Pero si sos consciente que te vas a enfrentar no solo a una propuesta pochoclera, sino a una película para niños, podés llegar a pasar un buen rato. VEREDICTO: 6.00 - ¡BIEN IGUAL! La primera entrega había dejado la vara súper baja respecto a lo que podíamos ver de Las Tortugas Ninja en el cine, y supusimos que cualquier continuación podría ser peor. No obstante, Dave Green logra darle un aire fresco a esta secuela, infantil, tonta e innecesaria, pero completamente amena y entretenida.
Se les escaparon las tortugas Nuevo regreso sin gloria de las TMNT. Las Tortugas Ninja tienen más de 30 años de historia con un exitoso recorrido por el cómic, el animé, las series televisivas, los videojuegos, varias películas y múltiples derivados (merchandising incluido, claro). Nunca me enganché demasiado con estos personajes, estoy lejos de ser un experto en la materia (aunque consumí un poco de todo) y ni siquiera vi el primer largometraje producido hace un par de temporadas por Michael Bay. Por eso, este “reencuentro” con un universo que me resulta totalmente ajeno y por momento inescrutable (“¿qué le ven?”, es la pregunta inexorable) tenía algo de curiosidad si se quiere sociológica. Al fin de cuentas, por más viejo que uno se vaya poniendo (y más distante de las nuevas generaciones quede), uno siempre quiere saber qué consumen los niños y preadolescentes de hoy. La apuntada presencia de Bay no auguraba grandes cosas y como director aparecía el ignoto Dave Green, con mínimos y no muy auspiciosos antecedentes. Y hay que decir que este (nuevo) regreso a la pantalla grande de las TMNT, esas cuatro tortugas antropomórficas, adolescentes, mutantes y ninjas que son Leonardo, Rafael, Michelangelo y Donatello, es flojo, pero no patético; de manual, pero no del todo penoso. Los protagonistas arrancan la primera secuencia saltando por edificios de Manhattan y terminan comiendo pizza mientras miran desde el techo un partido de la NBA de sus queridos New York Knicks. Tras ese simpático comienzo, se explica la trama (por llamarla de alguna manera). Hay un malo (Destructor) que lidera una organización (Clan del Pie), los ayuda un científico (Tayler Perry) y luego aparece una amenaza mucho peor (extraterrrestre y monstruosa). Y están los buenos, como el egocéntrico Vernon (Will Arnett) y la seductora -siempre en pose- Megan Fox. El problema principal del film es que no se trabajan demasiado las diferencias, los matices y las singularidades de cada uno de los cuatro héroes, las escenas de acción -correctas, profesionales- nunca dejan de ser ruidosa y acumulatorias (para delicia de Bay seguramente), las subtramas van muchas veces por caminos separados y no terminan de cohesionarse, y las sorpresas escasean. Nada terrible, ningún problema que no se haya visto en decenas de productos pequeños, medianos y grandes de los estudios, pero si la factura no es particularmente inspirada es muy difícil para un neófito como yo engancharse con una franquicia como esta. Es probable que los fans también le encuentren más de un flanco débil al asunto, pero esa es una discusión, un debate al que no puedo aportar. Como decía el vergonzoso eslogan de un BAFICI pasado: “Si no es para vos, no es para vos”.
Tras un difícil comienzo con Tortugas Ninja (2014), el futuro de las tortugas mutantes más conocidas de todas estaba en la cuerda floja. Con Tortugas Ninja 2: Fuera de las sombras las cosas se ven un poco más brillantes para los héroes con caparazón. Esta segunda parte da un vuelco más personal, ya no se centra más en los orígenes del grupo, sino en los valores que los unen. Cada tortuga tiene diferente personalidad, esto les da una ventaja y desventaja estratégica en batalla. Si se puede decir que hay una historia - el guion de Josh Appelbaum y André Nemec tiene buenas ideas, igualmente es bastante flojo – lo más interesante es cuando se genera tensión entre Leonardo “el líder” y Rafael “el fuerte” por beneficios personales, pero el conflicto se genera demasiado tarde para qué el público se interese por lo que está sucediendo. Las tortugas pasan una gran parte de la película haciendo nada. Un plus sorpresivo es Miguel Ángel - el amante de la pizza –, el “petiso del grupo” sufre una leve mejora respecto a su personaje que era uno de los puntos negativos del primer film. Mickey siempre fue el encargado del factor gracioso del grupo, en Tortugas Ninjas, Appelbaum, Nemec y Evan Daugherty, sus guionistas, llevaron su personalidad al extremo, transformando las risas en una pesadez irritante, en Fuera de las Sombras el personaje tiene un Timing de humor bastante acertado, justo y necesario (sospecho que esto se da por la ausencia de Daugherty). Ahora enfoquemos la lupa hacia los personajes de reparto. Estas contrapartes son absolutamente descartables en la película. April O'Neil y Casey Jones - Megan Fox y Stephen Amell respectivamente - son aburridos y la supuesta química se siente forzada y simplemente no funciona. Fox tiene su clásico momento de gloria, es una escena sacada de la mente de su productor, Michael Bay. Se agradece ver a Fox en este tipo de escenas, pero se siente totalmente fuera de contexto y cuando sucede hace recordar a Deadpool anticipando el momento diciendo: “Superhero landing!” (aterrizaje de superhéroe) esta vez en modo de caminata sexy. Obviamente no todo se resume en Megan Fox y caminatas sexys, hay nuevos personajes en Fuera de las sombras, villanos ya conocidos para los fanáticos. Estos son Bebop, Rocksteady y Krang. El trio se encargan de ocasionar problemas para el grupo de tortugas y con ayuda de Shredder, el gran villano (un personaje que hasta el momento pasa sin pena ni gloria), utilizan el humor como fuerza principal. Las segundas partes generalmente tienden a superar el ritmo de las cosas con respecto a su film previo, y esta entrega no se queda atrás, hay grandes batallas, en tierra, mar y aire, que consiguen superar ampliamente lo que se había ofrecido en el año 2014, con escenas claras, en ningún momento se deja de apreciar lo que está pasando en pantalla. La “gran ciudad” sigue siendo el escenario principal, pero la acción también se deja ver en territorio Sudamericano, en Brasil específicamente, es ahí donde la película muestra todo su potencial gracias a una combinación de una pelea en pleno vuelo y un aterrizaje forzoso que deja a todo espectador con una sonrisa. Tortugas Ninjas 2: Fuera de las sombras está hecha más al servicio de los fans y el cambio de director (Dave Green es el que toma la silla de conductor en lugar de Michael Bay) sienta bien a este film. No es una obra maestra, pero sin dudas las cosas van tomando forma y claramente se puede ver a simple vista. Si todo va bien, veremos una tercera parte sólida en todo sentido, mejorando aún más los fallos previos y centrándose en lo que todos quieren ver, tortugas mutantes ninjas.
Crítica emitida en Cartelera 1030-sábados de 20-22hs. Radio Del Plata AM 1030
Otra saga sin levante Otra entrega más de esta saga que parece no funcionar en absoluto. La primera parte ya era flojita, pero este nuevo intento resulta igual de aburrido aún con más presupuesto, personajes y escenas de acción. Encima no le fue muy bien en recaudación, lo esencial para alargar la vida de una franquicia. ¿La gente se estará dando cuenta de que el estilo Michael Bay lo único que hace es arruinar personajes e historias muy queridas? El director de "Tortugas Ninja 2" es el novato Dave Green, distinto del que dirigió la primera entrega, Jonathan Liebesman. ¿Mejoró un poco el trabajo bajo esta nueva dirección? Un poco, pero no lo suficiente como para entregar un buen producto. Se nota la impronta superficial de Bay por todos lados. Uno ve el producto y visualmente es todo lo que te imaginabas que debía ser, pero en lo que a la historia se refiere y la dinámica de la narración, todo se va al tacho. Lo mismo sucede con productos parecidos como "Transformers" o "Furia de Titanes". Es un poco repetitivo en esta instancia, pero tener excelentes aspectos técnicos sin ofrecer guiones realmente interesantes e inteligentes es pan para hoy y hambre para mañana. Les sirve para sacar unos mangos en el corto plazo, pero están matando productos que podrían ser realmente buenos y se están hundiendo como profesionales del séptimo arte. Michael Bay ya tiene un nombre, pero el pobre Green por ejemplo se está cavando su propia tumba. En esta ocasión vuelve Destructor con un plan infantil y suma a dos personajes emblemáticos como son Bebop y Rocksteady. El problema de las dos nuevas incorporaciones es que resultan demasiado caricaturizadas y faltas de carisma. También aparece el personaje de Krang Vuelve Megan Fox con su incapacidad de ofrecer un rol creíble, Will Arnett con menos gracia que nunca y por supuesto las tortugas cuya personalidad millennial resulta forzada y carente de dimensión. No recomiendo esta saga y espero que no sigan haciendo secuelas vacías, al menos no durante la administración del señor Bay.