En un ranking imaginario de las películas de Marvel Venom podría estar sin duda entre las peores, sino la peor, de todas las que se han hecho en esta edad de oro que ha tenido el contenido de Marvel Comics llevado al cine en el siglo XXI. Un guión llamativamente malo, carente de toda lógica y rigor, capaz de hacerle ruido al más distraído de los espectadores, es el comienzo de una suma de desastres que la convierten en uno de esos bodrios ruidosos y llamativos de los que todos se burlan durante años. Seamos optimistas, tal vez simplemente sea olvidada. Los fanáticos de las películas de Marvel necesitarán verla para completar su álbum, los lectores de comics podrán ofenderse o alegrarse, como suelen hacer frente a cada nueva adaptación a la pantalla, e incluso dar explicaciones de porque algo tan malo en el cine en realidad tiene una explicación oculta en alguna cosa que obviamente no se ve en la película. Ese viejo truco no se inventó ahora, se hacía antes con libros y obras de teatro también, donde los fans se rasgaban las vestiduras o defendían cosas por motivos ajenos a lo que se veía. El potencial del personaje y la historia es enorme, tal vez por eso también sea irritante. La idea de un extraterrestre y un humano conviviendo en un único cuerpo es muy interesante y tenía sin duda muchísimas posibilidades. La idea del héroe y el villano formando una misma criatura también lo es. Como un Dr. Jekyll y Mr. Hyde del mundo Marvel pero en lugar de una misma persona desdoblada, acá tenemos dos personas unificadas. Pero ese potencial, esa idea, esa película, no existen. La historia mezcla de manera muy torpe drama y comedia, amenaza con una violencia descomunal pero luego hace un esfuerzo exagerado por volverla una película liviana. Cada escena se resuelve sin demasiado sentido y aunque nadie pide realismo, la gravedad de ciertas escenas conviviendo con tonterías de una simpleza de programa para bebés es deprimente. La elección de Tom Hardy como protagonista debe responder a la necesidad de poner a un actor con talento para toda la primera parte del film, donde el periodista Eddie Brock parece tener una enfermedad física o mental. Tanto esfuerzo tampoco redunda en nada interesante, pero con un actor menos expresivo se hubiera perdido todavía algo más de todo aquello a lo que renuncia Venom. Sí, hay escenas post créditos. Una de las cuales, para termina de irritar, promete una brutal carnicería. ¿A quién puede asustar o preocupar una escena así después de la tontería lavada sin violencia que acabamos de ver? Como suele pasar con estos títulos que buscan iniciar una serie, la película es más un prólogo desechable que una película en sí. No hay forma de que una secuela –si acaso ocurre- sea peor que este título, entre otras cosas porque todo lo aburrido y torpe del comienzo ya no será necesario. Ahora, con el personaje totalmente presentado, tal vez tengan la chance de colocarlo en una historia que valga la pena o darle un solo tono que funcione, en lugar de varios que entran en permanente contradicción.
La autocensura como norte En las películas de superhéroes (sobre todo de Marvel) hay una obsesión con el humor que no necesariamente está ligada al peso del mismo en los comics. Los chascarrillos de estudiantina parecieran tener la responsabilidad de unir a las diferentes generaciones de espectadores. Y no lo consiguen nunca. Acá -como era de esperarse- los chistecitos no funcionan. Incluso, hasta se los ve incómodos a aquellos que los llevan adelante. Uno es Tom Hardy. Porque, esta vez, y a diferencia de muchas otras, hay actores con un peso en pantalla que no es sólo apellido. También está Michelle Williams, otra que demostró, al igual que Hardy, que le puede aportar a sus personajes una profundidad que Venom no exige. De hecho, Hardy se desmarcó rápido de la producción: “las escenas que más me gustaron las cortaron”, dijo por ahí. Y esto tal vez tenga que ver con el target buscado por los productores. Inicialmente Venom iba a ser prohibida para menores pero, finalmente, se le hicieron las modificaciones necesarias para que sea para mayores de trece, el nuevo Apto Todo Público que cumple con los parámetros del statu quo. En ese sentido, comparte mucho con las adaptaciones del Marvel Cinematic Universe (aunque no pertenezca al mismo por una cuestión de derechos), conjunto que ya supera las veinte películas y que entre sus marcas más visibles están su mira puesta en los imberbes y su humor subnormal mechado entre toneladas de CGI. Eddie Brock (Hardy) es un periodista medio cancherón, pareja de Anne (Williams), que tiene un programa de investigación en el que entrevista y le saca la careta a Carlton Drake, líder amoral de la fundación Vida, cultor de la posverdad al modo de la derecha mundial actual, y traficante de los simbiontes que luego se convertirán en los antagonistas de turno: Venom y Riot. Porque aunque Venom sea -generalmente y como en Spider-Man 3 (2007)- un villano, esta adaptación toma como referencia al comic Lethal Protector, del año 1996, en el que Venom lucha contra otros simbiontes como él y pasa de villano a héroe. La película de Ruben Fleischer (también director de la simpática Zombieland del año 2009) desaprovecha un inicio que entretiene (como pasa en la remake de Depredador, otro tanque actual que arranca más o menos bien y descarrila para siempre dejándonos boquiabiertos ante tanta subnormalidad), desaprovecha un personaje mínimamente más oscuro que otros de Marvel (con el que por estar fuera del MCU se podría haber jugado mucho más con la violencia y la tensión), y deja de lado al horror corporal cronenbergiano al que se presta la historia del alienígena. Casi en el final, la voz en off de Venom que habla con Eddie cuando éste lo aloja en su cuerpo -y que está siempre utilizada horriblemente- después de que Eddie le dice que tienen que unirse para luchar contra los malos o alguna pavada similar, le pregunta “¿y quiénes son los malos?”; y los malos, para la película -y en general para el mundo comiqueril que no le aporta nada al mundo- están representados por un matón de barrio que no vale dos mangos, el último eslabón de la cadena del universo criminal. ¿Pero qué le podemos pedir a un producto tan cuadrado que se automutila por gusto?
Venom es el comienzo de Sony para una serie de villanos del universo Marvel, como éste que apareció en El Hombre Araña y entre los que se encontrarán, quizás, Gata Negra, Silver Sable y Morbius, el Vampiro Viviente, en futuras realizaciones. Venom está dirigida por Ruben Fleischer -Tierra de Zombies- y protagonizada por Tom Hardy -Mad Max: Furia en la carretera- como el periodista Eddie Brock, quien es echado de su trabajo cuando comienza a investigar una fundación que promete la cura del cáncer y experimenta con simbiotes, unas extrañas fuerzas alienígenas que buscan cuerpos humanos como huéspedes. Con esta premisa, la historia inicia con el hombre común y corriente, de buen corazón y buen vecino de la mujer china del supermercado, su romance con Anne -Michelle Williams- y una irrupción en el laboratorio en cuestión que le traerá más de un dolor de cabeza. Ambientada en San Francisco, la película concentra peleas, acción y escenas espectaculares quizás sin la grandilocuencia a la que tiene acostumbrado el sello Marvel, pero entrega una historia entretenida que después de treinta minutos muestra la integración física entre Eddie y la monstruosa criatura del título, que recuerda por momentos a Alien, y le exige al actor contorsiones varias. Más allá de la sencilla trama y sin demasiadas pretensiones a la hora de explorar el personaje, el filme cumple su cometido, entrega ecos del clásico La invasión de los usurpadores de cuerpos y un villano a medida encarnado por Riz Ahmed. Claro, Stan Lee tiene reservado su cameo casi al final.
[REVIEW] Venom: Una “buddy movie” de (en apariencia) un solo personaje. ¿Una película de Marvel sin conexión con el MCU? ¿“Venom” sin “Spider-Man”? SÍ. Y funciona mejor de lo que esperábamos? Cuando hablamos de “Venom”, el comiquero de ley asocia Spider-Man al instante. Ya sea por las páginas de las revistas de Marvel o por la ¿nefasta? “Spider-Man 3 (2007)”. Nunca se nos ocurriría pensar en una película de este peculiar alienígena caníbal por fuera de una historia en la que no esté nuestro querido trepamuros. Ni siquiera que su carácter sea considerado “heroico”. Pero Sony lo hizo realidad. Para hacer un repaso rápido en la historia del personaje diré que es una creación de Todd McFarlane y David Michelinie, donde el aspecto de alien y simbiote apareció por primera vez en Marvel Super Heroes: Secret Wars #8 (diciembre de 1984). Aquí Peter Parker volvía a la Tierra con un reluciente traje negro, sin saber que le depararía el futuro. El aspecto final que le daría McFarlane vendría 4 años después en The Amazing Spider-Man#299 (mayo de 1988) en el que Eddie Brock, un frustrado periodista y enemigo de Parker, compartirá cuerpo con el singular extraterrestre y emprenderán la travesía de ser uno de los más letales enemigos de Spidey. Pero, dejando el cánon de las historietas de lado, y mucho más esas primeras críticas que vienen del país del norte y “dinamitaron” literalmente al film, “Venom (2018)” sorpresivamente es un film que es entretenido, divertido, tiene sus buenas dosis de acción y suspenso, nunca se toma en serio la historia y, por sobre todo, tiene un excelente balance entre todos estos elementos que hacen que nunca decaiga en 113 minutos. Y eso es decir mucho en una producción de la que se esperaba poco y nada. Comenzamos con una nave de la Life Foundation en la que se traen 3 espécimenes alienígenas desconocidos. La nave, al entrar en la atmósfera terrestre, tiene un accidente ya que uno de dichos especímenes se escapó y (parece) atacó a la tripulación. La empresa liderada por Carlton Drake (Riz Ahmed) recuperará las muestras que quedaron para experimentar en animales y, luego, en humanos, una simbiosis que nos permita convivir en algún planeta alejado. Lamentablemente ninguna persona logra sobrevivir a dicha “asociación” con el alien, hasta que aparece en escena Eddie Brock (Tom Hardy), un periodista que conduce un programa de denuncia social. Allí, a Eddie se le encomendará una entrevista con Drake, basicamente para que lo dejen bien parado luego del accidente espacial, pero Brock lejos de dejar sus ideales, arremete contra el empresario dejándolo en rídiculo ante las cámaras. Claro que esto no viene solo: Eddie termina perdiendo su trabajo y a su prometida (Michelle Williams). Esto último provocado por él mismo y su ego al usar una información confidencial de su novia. Derrotado y sin nada que perder, al reportero venido a menos solo le queda una carta por jugar, destruir a Drake y la Life Foundation. Con la ayuda de una científica de la empresa logra colarse a las instalaciones para, finalmente, ser presa del simbiote que todos conocemos. A partir de allí veremos la persecución de Brock por parte de Drake, la relación de Eddie y Venom, y el enfrentamiento final. Si están pensando que la trama es básica, tienen razón. Pero esto no quita que siga siendo atractiva. Tom Hardy parece que actúa instintivamente y dota a Eddie de una complicidad que hace que el público lo ame desde el primer minuto. La relación con el simbiote nos hace recordar a las grandes “parejas disparejas” del cine, y esto se debe a la interacción en base a dos personalidades diferentes que, al final, no lo serán tanto. También funciona en base a un humor que no es tan chocante y parece natural (Te estoy mirando a vos, “Thor: Ragnarok”), nunca llegando a cansar. Las dosis de suspenso y acción, como mencioné anteriormente, están muy bien logradas, cimentadas, balanceadas y acompañadas por una correcta banda de sonido que vira entre lo épico y lo aterrador, gracias a la mano del experimentado Ludwig Göransson (“Creed”, “Black Panther”). Hay momentos en los que el FX hace un poco de “ruido”, pero no son mucho y casi imperceptibles, pero no le quitan mérito y están muy bien integrados a las secuencias y a la acción. Más allá del genial Tom Hardy, el resto del elenco nos descolla, solo está para que el protagonista se desenvuelva y son la creación del conflicto. En este punto no creo que moleste este poco desarrollo cuando la película se basa en la relación de Eddie y Venom, la cual está muy bien narrada y se nota que Ruben Fleischer (“Zombieland”) tuvo bastante que ver sin las “presiones” del estudio. En conclusión “Venom (2018)” es una cinta más de superhéroes que no defraudará a la media del público, entretendrá a muchos, pero obviamente no será del agrado del fanboy comiquero. Pero para eso están las películas en definitiva, para entretener. Y no olvidemos que es un mundo aparte.
La nueva apuesta de Marvel sigue esa línea relajada y autoconsciente que ensayaron con éxito las dos Deadpool y Thor: Ragnarok, haciendo de su parásito extraterrestre un simpático antihéroe que salva vidas y destinos por enconos y amores personales, antes que por deberes globales. La dinámica que consigue Tom Hardy en sus escenas en solitario es lo más logrado de la película, mucho más que el despliegue de acciones espectaculares o justificaciones de guion un tanto forzadas. El inglés recupera esa tensión corporal que había explotado en Mad Max: furia en el camino -incluso algo de aquella máscara-, siempre sudando el deber ser de un héroe al que todos necesitan menos él. Emancipada de la tutela de Spider Man, Venom consigue una identidad en tanto asume como propio el juego que plantea: el encuentro de dos parias que en su improvisada simbiosis alcanzan cierta distinción. Ruben Fleischer ( Tierra de zombies) impregna su puesta en escena de ese aire anodino que recubre a una San Francisco sin brillo y consigue que su villano tenga más de niño rico y caprichoso que de científico loco. Sin embargo, nunca encuentra el tono justo que requiere la comedia negra: mucho estómago para soportar chistes incómodos y mucho nervio para adherirlos al relato en el lugar justo. Venom tiene pocos gags, y muchos de ellos resultan tibios para un personaje cuya apariencia es un atentado radical contra toda mesura.
Con Venom Sony ingresa de lleno en el universo Marvel. Así que esta primera película, que se supone será el puntapié de una saga extensa y exitosa, más que contar una historia de acción, explicar y extender el origen de este ser extraterrestre, gelatinoso, que necesita un cuerpo para cobijarse y desarrollarse. O sea que es un parásito. ¡No! No le digan parásito, porque Venom se pone de la nuca. Si tiene nuca este ser viscoso y oscuro que quiere apoderarse del planeta, por lo cual es un villano, pero en verdad va a ser bueno, porque hay otro alienígena o simbionte más malo y contra el que habrá que luchar. Algún memorioso recordará a Spiderman pelando contra Venom en Spiderman 3, la última que Sony le dejó dirigir a Sam Raimi. Aquí Venom le da superpoderes a Eddie Brock (Tom Hardy, que ya fue malvado como Bane en la última Batman de Christopher Nolan; o sea que jugó para DC Comics, la contra). Eddie es un periodista de investigación, tan pero tan bueno y exitoso que hasta tiene su propio programa de TV. Y cuando la señal para la que trabaja le ofrece hacerle una entrevista al multimillonario empresario Carlton Drake, y le pide que sea condescendiente, Eddie hace lo que sabemos que iba a hacer: lo destroza preguntándole por las personas que aparentemente pierden sus vidas en el laboratorio de Life, su empresa. Eddie también pierde: el trabajo, obvio, lo mismo que su novia (Michelle Williams), que trabajaba para Life, y por lo que Eddie también la pierde a ella. La cosa es que la cosa extraterrestre -que ha llegado en una nave espacial propiedad de Drake, quien dice que busca en el espacio una cura para el cáncer, pero su propósito es bien distinto-, no siempre consigue cuerpos compatibles. Así que éstos, paff : revientan. Pero el de Eddie, no. Lo dicho, esta Venom es más una presentación de personaje que una aventura en sí misma. Hardy juega a la comedia (como en ¡Esto es guerra!, con Chris Pine), haciéndose el Chris Pratt de Guardianes de las galaxias, tal vez, pero no da ese tipo. Es un actor de carácter como lo hemos visto en Los ilegales, El renacido o Locke, pero tal vez para arriesgársela en una saga de Marvel creyó que debía componer un personaje freak. A quienes vieron el trailer, les avisamos: es mucho mejor la película que los avances (suele ser al revés). No es una película larga y atención: no se vayan del cine ni siquiera cuando vean la escena post créditos. Porque la historia sigue. Y se sorprenderán. No hay duda...
Pura ciencia ficción venida del universo Marvel, "Venom" es la historia de Eddie Brock, un periodista apasionado por la verdad y que por esa razón no es siempre bien recibido por sus patrones editoriales. Ahora, en uno de sus buenos momentos, trabaja para una publicación importante, tiene una linda novia abogada y vive tranquilo. Pero un reportaje al factótum de la Fundación Vida lo manda todo al diablo. Es que se habla de experimentos ilegales en la polémica Fundación y como su novia trabaja allí, en uno de los descuidos de la chica, como curioso periodista que es se mete en su notebook y saca información confidencial de la empresa. La cosa se complica cuando una médica harta de tanta barbaridad se comunica con él y lo mete en el laboratorio de la Fundación para que vea lo que hacen. Por supuesto que son experimentos ilegales, porque luego de financiar viajes interestelares para buscar seres de otro mundo, el magnate trata de provocar simbiosis entre organismos terrestres y extraterrestres para obtener un hombre mejor para poblar el espacio exterior. Y no tiene mejor idea que aprovecharse de los pobres que por unos dólares, sin saber la realidad, exponen su humanidad. Un moderno Mengele dispuesto a todo por la ciencia. El caso es que el pobre Peter Brock, cuando ve los experimentos con conejillos de la India humanos expuestos a esas masas gelatinosas de otras galaxias que los van comiendo en vida, decide hacer algo por ellos. Pero no puede impedir que una de esas gelatinas negras se apodere de él y lo vaya transformando a su modo. Increíblemente, la simbiosis ideal que el magnate de Fundación Vida buscaba se hace realidad con él. En síntesis, Eddie Brock sufre el proceso de Mr. Hyde y Dr. Jeckyll, porque estos simbiontes necesitan un humano para sobrevivir y, ya ubicados, los van transformando en superpoderosos. Brock, que ya estaba separado de su novia, porque de alguna manera provocó su despido al apoderarse del informe de la Fundación Vida, comienza a convivir dolorosamente con el simbionte y a enfrentarse con todos los enemigos de la organización que lo persiguen para estudiarlo. DEL COMIC AL CINE Hay distintas maneras de aproximarse a este mundo. Uno es haber leído las historietas y saber quién es este Venom extragaláctico, enemigo del Hombre Araña, con el que convivió antes de Brock. Y otra, la de quien escribe la crítica, que no frecuenta demasiado ese mundo tan personal. Lo que para los conocedores puede ser una mezcla de situaciones no demasiado aceptadas en el universo cartoon, para quien no sigue tanto a los superhéroes ésta es una divertida historia entre un hombre invadido por otra personalidad y sometido a situaciones en las que el intruso le da poderes para enfrentarlas, pero una y otra vez intenta acomodarlo a su modalidad violenta de corta cabezas y devorador de lo que venga. Así, Brock no puede evitar el hambre feroz y preferir seres vivos a muertos, siempre eligiendo animales, porque su ética le impide el impune canibalismo de quien lo habita (divertida escena en el restaurant de mariscos con la vitrina en que viven las langostas). "Venom" ofrece un entretenimiento sencillo, un tanto excéntrico, porque sigue las aventuras de un periodista poseído en busca de la liberación y la justicia. GRANDES EFECTOS El filme tiene buenos efectos especiales, atrapantes huídas de los del bando del magnate de Fundación Vida, y absurdos diálogos entre el huésped gelatinoso, de lengua impactante y el periodista. Cómo progrese esta ocupación será historia de innegables próximas aventuras, porque lo que parece intolerable al comienzo cuando Venon, el gelatinoso se apodera de Brock, con el correr de los minutos se vuelve hasta simpático y remeda una situación de amigos de gusto opuesto que en algún momento parecen compartir novia (Michelle Williams retorna a su viejo amor). Un filme estridente, con bastante acción y ciertos personajes que quedan a la deriva durante el relato (la mujer malaya, la nena rubia, el caniche escandaloso) y que en este caso, siempre tratando de ser parte del mundo Marvel, incorpora un supervillano distinto, que Tom Hardy (Eddie Brock), sorprendentemente, parecer aceptar.
Venom es un antihéroe, una bestia gomosa, enorme, de ojos grandes, lengua larga, con decenas de dientes, es un extraterrestre y un humano unidos (Tom Hardy, siempre rinden sus interpretaciones, pero aquí esta desaprovechado) que tiene que enfrentarse a algo más poderoso, el multimillonario Carlton Drake / Riot (Riz Ahmed, no logra lucirse) en una lucha feroz con este villano. Dentro de los personajes secundarios está el de Michelle Williams (la nominada en cuatro ocasiones a los Premios Oscar) el cual no resulta convincente. Aquí tenemos una película con mucha acción, persecuciones, grandes peleas, sin tanta sangre en pantalla, agradable para sus seguidores, humor negro, se aparta del terror, es entretenida, divertida y es solo para pasar un buen rato. Tiene situaciones forzadas, efectos especiales flojos, carece de guión y es inconsistente y pobre. Tiene dos escenas post-créditos.
Siempre está el que piensa en cómo va a definir antes de haber parado la pelota y que solo frente al arco se le termina escapando por debajo de los pies. Así es Sony Pictures con sus propiedades de Marvel, diagramando un universo cinematográfico de varias producciones sin siquiera tener una sola que justifique que dicho armado valdrá la pena. Venom viene a dar el puntapié inicial, incluye escena post-créditos que anticipa una secuela y hay media docena de proyectos relacionados en desarrollo, pero la película no hace pie y se siente con una década de retraso.
Eddie Brock es un periodista estrella, que, debido a su show, se encargó de develar varias verdades de mega corporaciones. Tras elegir mal a su nuevo rival y quedarse casi en la calle y perder todo lo que quería, Eddie logra infiltrarse en un peligroso laboratorio, donde se encuentra un parasito espacial que se adhiere a Brock, creando así al ser llamado Venom. Y finalmente llegó el día. Una de las películas que más controversia causaba en el mundo de los fans de las adaptaciones de los comics, arriba a nuestros cines, con el agregado que, en los días previos, se comenzaron a filtrar reviews y opiniones de gente que ya la había visto, y la estaba destrozando ¿Es tan mala Venom? La verdad es que no. Si tuviéramos que darle un calificativo, sería la de mediocre u olvidable; ya que estamos ante esos films que, a una semana de ser vistos, nadie se los va a acordar, y menos aún, querer comprar su merchandising. El mayor problema que presenta Venom, radica en su falta de rumbo narrativo. Casi la primera mitad de la película es un sopor en el que vemos a Tom Hardy con su historia personal, e imitando a Vincent D´Onofrio en la primera entrega de Hombres de Negro; es decir, cayendo en la comedia absurda, que en pleno 2018 ya a muchos no causa gracia. Recién y tras la primera secuencia de acción, el film arranca y no para; pero para ese entonces ya vimos 45 minutos de metraje, en el cual en más de un tramo se amaga con enfocarse en el terror. La edición (o carencia de ella) es otro fallo notable. Se nota la falta de metraje en varios tramos, así como un montaje vertiginoso que en más de una ocasión se usa para camuflar un CGI bastante pobre (súmenle que todas las peleas son de noche o con gas en el ambiente). Lo extraño es que es un problema recientemente visto en El Depredador. Así y todo, Venom cuando empieza, no aburre. Los personajes pese a que casi ninguno tiene construcción (salvo Eddie Brock), no molestan, ni se hacen irritables como si vimos en otros films comiqueros. Eso sí, el desperdiciar a Michelle Williamsdebería estar prohibido por la ley. Como verán, Venom no es buena, pero tampoco es esa basura que se veía venir según algunos comentarios. Quizás ahí esta su peor error, que se vuelve una cinta olvidable, y no directamente mala, ya que hemos vistos casos de películas terribles que se terminen convirtiendo en film de cultos, pero por desgracia, el simbionte ni eso llega a ser.
Si sera bonito y buen actor Tom Hardy que un alienigena parecido a un alga negra que se desarrolla dientudo y monstruoso, decide por él traicionar a su raza. Bromas aparte el guion para esta “criaturita” de Marvel, escrito por todo un equipo, nunca levanta mucho vuelo, es así de ingenuo y los implacables simbiontes pueden ser letales o tan amigables como el que se metió en el cuerpo de Tom. Un rico hipermillonario que quiere poblar el universo provocando simbiosis con humanos y extraterrestres, y que no tiene una pizca de ética y mucha maldad. Hardy es un periodista que pretende desenmascararlo y pierde su empleo en el intento, hasta que se le mete el bicho. Lo demás, efectos especiales que no llegan a ser espectaculares y un tono demasiado escuro en toda la película que hasta provoca confusiones visuales. Tom Hardy es un buen actor con pocas posibilidades de lucimiento pero cuando alguna escena le da un margen le saca el jugo a la situación y pone a relucir lo que vale en presencia y capacidad. A la talentosa Michelle Willams no le terminaron de armar con profundidad su personaje. En suma un entreteniento con el sello Marvel que ya prepara su segunda entrega.
Modelo para calcar Pareciera ser que existen dos tipos de películas de superhéroes; las ancladas en la serielidad que pertenecen a lo que hoy se llama “universo” y las que pretenden ir por una tangente, casi con autonomía narrativa en relación a un posible ensamble. Venom encarna esta última clase de películas de superhéroes más allá de su pertenencia al mundo de Spiderman. La autonomía sirve aquí solo para contar una historia desde un principio sin ataduras, pero rápidamente esa especie de libertad se licúa. La plantilla del camino del héroe casi no tiene variaciones. Venom cuenta la transformación de un hombre común en un ser extraordinario. Eddie Brock (Tom Hardy) es un periodista televisivo que tiene su propio show de investigación. En él realiza una jugada arriesgada contra una suerte de Elon Musk llamado Carlton Drake (Riz Ahmed), responsable de un programa de exploración espacial para traer especimenes del espacio exterior. Dicha jugada es una entrevista en la que deja mal parado a este magnate, por lo que su vida se derrumba: es despedido del canal y su novia (Michelle Williams) lo abandona porque fue expuesta en el asunto. La caída de Eddie se conectará con lo que sucede al comienzo, cuando unos simbiontes (parasitos alienigenas) recuperados de una expedición fallida son sometidos a una prueba de compatibilidad con voluntarios humanos, en la búsqueda de un ser superior que mezcle la raza humana con la extraterrestre. La estrategia del supenso sobre la transformación del protagonista en simbionte no funciona, simplemente porque no es una sorpresa ya que es algo que está presentado en el afiche, ni siquiera hace falta ver un trailer. Además es una situación que tarda en llegar, se aletarga el momento clave con fragmentaciones de esa conversión; por ejemplo en una pelea cuerpo a cuerpo con unos malos calcados de un manual. El desperdicio del concepto sobre la transformación del cuerpo es lo peor de la película. Lo que podría haber sido un gran film mainstream de lo que se conoce como body horror queda relegado a un vehículo para proponer secuencias de acción insípidas, apenas correctas en el mejor de los casos. Ni siquiera hay una exploración sustancial sobre la maldición de un hombre que tiene dentro suyo otro ser que además lo gobierna. Un ejemplo bien desarrollado sobre un personaje dominado por una entidad es Brain Damage de Frank Henenlotter, obra trash y descerabrada que combinaba el terror y la comedia para narrar el costado más border de un momento social. Muchos dirán que no se le puede pedir, menos exigir, un mapa conceptual de tal tipo a una película de superhéroes, pero lo cierto es que al recortar posibilidades formales y temáticas se limita la historia a un cuadrante muy compacto, que explica lo insulso de esta película y de casi todos los últimos estrenos del género. La ausencia de talento humorístico (lo que pide el papel) en la interpretación de Tom Hardy tampoco colabora en lo que a esta altura es un trajín, que a duras penas se soporta porque no solo el trámite narrativo es espeso sino que todo es predecible; desde las intenciones del bueno hasta el arco de transformación del villano. Venom es decepcionante porque pudo ser una película de terror dentro del género de superhéroes pero prefiere quedarse en la monotonía del bueno-persigue-al-malo-sobrevive-y-así-tendremos-secuela, siempre y cuando la taquilla explote, motivo por el cual en la actualidad rige el marketing por sobre la decisión artística. Resulta increíble el miedo de los estudios, que deciden hacer una transposición al cine de un comic sobre un antihéroe pero le quitan casi todos las recurrencias del material fuente para moldearlo como un producto casi familiar e inclusivo. Un film sin marcas propias, sin esfuerzo para proponerle al espectador (incluso a los seguidores del comic) alguna variación de ese sendero ya recorrido varias veces en este largo período de superhéroes, que parece manterse vigoroso a pesar de las repeticiones y la falta de frescura en la utilización de modelos transpositivos y extensivos de sus mundos y universos.
Después de muchas idas y vueltas en su producción, llega por fin a la pantalla Venom, sobre el ente alienígena maligno que toma cuerpos humanos para hacer (mucho) el mal. La primera decepción de los fans, ante semejante oscuridad por venir, fue enterarse de que la película no iba a ser prohibida para menores de 18 sino de 13, lo que auguraba una serie de concesiones y limitaciones muy poco parientas de la sangre, el caos y la destrucción. Con Tom Hardy al frente de su gran presupuesto, como el periodista de investigación invadido por el monstruo y por lo tanto dual, esta relectura en clave Marvel del Dr. Jeckill y Mr Hyde tiene la espectacularidad visual imaginable, que ya habían anticipado los trailers. Un Hardy que tampoco ayudó mucho a la promoción, hablando de sus escenas favoritas: las que quedaron afuera de la edición final. La trama involucra al periodista, Eddie, metiendo las narices en los turbios negocios de Life Foundation, la empresa de un millonario (Riz Ahmed) que retiene al estudio de abogados para el que trabaja su prometida, Anne (Michelle Williams). El hombre rico y su empresa curan el cáncer, pero secretamente tienen misiones, y métodos más oscuros, --incluído el contacto con los symbiots- de los que Eddie está al tanto. Y aunque el periodista se pone cada vez más agresivo y molesto, y debe enfrentar las consecuencias, nada parece detenerlo, hasta su encuentro con Venom. Ciertamente, la necesidad de atraer a un público teen contrasta con la narrativa frente a las acciones de un bicho viscoso, serpentesco, de ojos blancos y larga lengua, capaz de todo. Y el plot está lejos de los más inspirados y elaborados -visual y narrativamente-, entretenimientos de superhéroes de Marvel (si es que Venom puede considerarse un film de superhéroes). Aún así, es divertida. Y los fans y nuevos expectantes podrán encontrarle atractivos y la verán con interés. Aunque después se olviden rápido.
Un nuevo superhéroe en la pantalla grande y van… ¿cuántos? Difícil saberlo cuando los universos cinematográficos de Marvel y DC se expanden año tras año. Lo cierto es que Venom asoma como el intento de crear una nueva saga centrada en esta particular criatura en la que conviven un hombre y un extraterrestre viscoso. Venom tiene el mismo problema que todos los inicios de sagas, y es que no logra despegarse de su carácter de prólogo introductorio a un relato macro. Todo suena automático y reglamentario en este film que marca la llegada del personaje al mundo audiovisual de Marvel. O, mejor dicho, el regreso, ya que Venom fue el enemigo de El Hombre Araña en Spiderman 3, el cierre de la trilogía a cargo de Sam Raimi. Si allí Venom era interpretado por Topher Grace, ahora le toca a Ton Hardy. El británico es Eddie Brock, un reputado periodista que cava su tumba profesional cuando se mete con quien no debe. Sucede que en una entrevista con el multimillonario empresario Carlton Drake (Riz Ahmed, de la serie de HBO The Night Of), en lugar de ceñirse a las preguntas pautadas, interroga sobre una serie de juicios en su contra. Sin trabajo y sin su mujer (Michelle Williams), Brock terminará involucrado en una serie de experimentos de la empresa de Drake con extraterrestres gelatinosos y amorfos capaces de meterse en las personas y tomar el control de sus cuerpos. Lo que sigue es el clásico enfrentamiento entre Brock/Venom y Drake. La película no elude ninguno de los lugares comunes del género de los superhéroes, sumándole algunas vueltas de guión que de tan casuales se vuelven arbitrarias. Sin gracia pero tampoco grave, al menos debe agradecérsele a Venom la humildad de no pelear por salvar el mundo ni la galaxia, sino por su entorno más cercano.
“Venom”, de Ruben Fleischer Por Jorge Bernárdez Venom es una película hija del revoleo de franquicias que se viene produciendo desde hace unos años en el universo de Marvel. El personaje viene pidiendo su espacio en la pantalla grande desde hace más de un lustro y en 2016, tomó forma pero se quedó afuera del gran negocio empresarial que significo el arreglo con Fox y la posterior venta a Disney, porque Venom, que es un personaje que forma parte de la historia de Spiderman, quedó suelto y asociado con Sony que viene a ser otro socio del Stan Lee, por decirlo de alguna manera. Dentro del gran espacio creativo de Marvel, hay héroes con todas las de la ley y héroes un poco deformes y maltrechos que tardan más en aparecer en el cine, héroes sobre los cuales los Avengers se permiten frases irónicas o miradas sobre el hombre. Un viaje al espacio exterior organizado por una corporación vinculada a la industria farmacéutica termina con la nave estrellándose al regresar a la Tierra. Hay un claro indicio de que no fue un accidente sino que algo pasó dentro de la nave que regresaba con elementos del espacio exterior y uno de esos elementos es una especie de parásito que se instala en los organismos vivos. Eddie Brock (Tom Hardy) es un periodista free lance que anda en moto y porta su cámara todo el tiempo, un tipo problemático que vive con su novia que es una abogada corporativa vinculada a la empresa que transportaba al parásito interestelar. Y si, el bicho se se mete en el cuerpo del periodista y lejos de fagocitarlo, establece una simbiosis que los va a llevar a convertirse en una sola cosa. El estilo de Venom está más vinculado a la irreverencia de Deadpool que a la seriedad de Capitan América. Por desgracia los 90 minutos que se toma el director Ruben Fleisher son demasiado para una película que se asume demasiado livianamente como producto clase B. Es divertida pero no alcanza los objetivos y llo mejor está en la escena post créditos que adelanta la posible Venom 2. Se ve que Sony le tiene fe. VENOM Venom. Estados Unidos, 2018. Dirección: Ruben Fleischer. Guión: Scott Rosenberg, Jeff Pinkner, Kelly Marcel y Will Beall. Intérpretes: Tom Hardy, Michelle Williams, Riz Ahmed, Scott Haze, Woody Harrelson, Reid Scott, Jenny Slate, Marcella Bragio, Ron Cephas Jones, Melora Walters. Producción: Matt Tolmach, Amy Pascal y Avi Arad. Distribuidora: Sony. Duración: 112 minutos.
Venom es un personaje curioso dentro del universo Marvel. No es exactamente un superhéroe sino un periodista que lleva a cuestas o mejor dicho, en su interior- un feroz extraterrestre lleno de poderes temibles que convierten al dúo en un equipo imbatible. Tom Hardy, el ex Mad Max, es un actor ideal para encarnar a este periodista televisivo que un mal día pierde todo por intentar hacer una denuncia contra un magnate de las nuevas tecnologías que sueña con llevar a la humanidad a vivir en el espacio. Para eso experimenta con organismos extraterrestres y humanos, lo que lleva a una matanza sistemática de pobres tipos utilizados como conejillos de indias. La historia de cómo el periodista termina acompañado simbióticamente por uno de estos aliens está contada minuciosamente y no pierde detalle de la trama del comic original, lo que puede resultar un poco exasperante para algunos pero glorioso para los fans de Marvel. Recién luego de media película dedicada a narrar estos prolegómenos "Venom" explota a toda superacción con las andanzas de este dúo enfrentando a las hordas del villano millonario, y por supuesto también a las fuerzas del orden. Hay imágenes sin desperdicio y un grado de gore superior al de otras producciones Marvel debido a las furibundas características del marciano protagónico.
Luego de su controvertido estreno en Estados Unidos que ha desatado las críticas más duras por parte de los fanáticos y el periodismo especializado, Venomaterriza en Argentina. Comparada con desdichados films del género, como Catwoman (2004) de Halle Berry, la historia sobre el antagonista de Spider-Man no auguraba nada bueno. Finalmente, el proyecto de Sony de adaptar a la pantalla grande los orígenes de los villanos clásicos de la franquicia Marvel ha dado comienzo, haciendo retroceder a los amantes del cine superheroico unos cuantos pasos en el tiempo. Dirigida por Ruben Fleischer(Zombieland), Venom narra una historia diferente a la del villano creado por David Michelinie y Todd McFarlane en los ’80. En esta ocasión nos encontramos con Eddie Brock (Tom Hardy), un periodista de investigación que se propone desenmascar al magnate científico detrás de la Fundación Life, una organización de bioingeniería que experimenta con formas de vida extraterrestre. En su última misión especial, los astronautas han recogido algunas muestras de simbiotes alienígenas y el CEO Carlton Drake (Riz Ahmed) ha estado experimentando con ellas utilizando a vagabundos como sujetos de prueba. Cuando Eddie irrumpe a escondidas en los laboratorios de la fundación, el simbiote termina introduciéndose en su organismo, convirtiéndose en el huésped perfecto de este depredador conocido como Venom. A pesar de que los avances daban indicios de que podría tratarse de una película de acción un poco más oscura y adulta que lo habitual, lo cierto es que Venomtermina siendo una comedia absurda y sin gracia que nos recuerda a los films de la época previa del MCU (Marvel Cinematic Universe). La narración, floja y repleta de inverosimilitudes, se ve envuelta en un tono trivial que suaviza todas las escenas al más puro cuento infantil. La interpretación del inglés Tom Hardy termina cayendo en el ridículo, con pasos de comedia incómodos que intentan retratar el conflicto interno entre Eddie y su otro yo extraterrestre. Sus escenas junto a Michelle Williams, quien interpreta a la novia de Eddie, generan la misma pasión e interés que el ship entre Mark Ruffalo y Scarlett Johansson como Hulk y la Viuda Negra. Definitivamente, no hay química aquí. Por otro parte, las motivaciones del monstruoso ser espacial nunca parecen claras y más allá de su estilo visual llamativo, carece de chispa. Es más que lamentable que no se haya explotado lo suficiente en el trastorno de identidad y la faceta violenta y aterradora de Venom, algo que podría haber calado perfectamente con su tono sarcástico. Con respecto a la acción, son pocas realmente las escenas en las que el estudio cinematográfico ha demostrado su importante grado de inversión. Para ser una película superheroica de 2018, las muchas tomas en espacios pequeños y el abuso de CGI se hacen notar demasiado. En este sentido, el director trata de corregir estas penurias apuntando hacía otros géneros, como el horror, el suspenso y la comedia, sin sacar un buen provecho de ninguno. Si hay algo que no le falta a Venom es ritmo. Las casi dos horas de duración se hacen realmente ligeras y entretenidas, aunque esto sea logrado a cuestas de un guion ingenioso y atractivo. En cuanto a las escenas post-créditos, solo una de ellas será de interés para el fandom comiquero que ha tenido que ser testigo de la deformación del villano del universo de Peter Parker. En resumidas cuentas, podemos decir que Venom es una película olvidable, naif y con serios problemas de guion. No solo no añade nada innovador a la franquicia sino que expone todas aquellas sombras del género que habían sido superadas hace más de una década. Un film para ver directo desde el sillón de tu casa o simplemente, pasar de largo.
Araña Negra En un futuro cercano, o quizás en ese presente alternativo donde suele ubicarse el cine de este género, la humanidad está comenzando la exploración espacial buscando nuevos recursos que explotar y nuevos lugares que colonizar. Ese es el último y más ambicioso proyecto de la Fundación Vida, corporación privada liderada por el empresario y científico Carlton Drake (Riz Ahmed), quien supo ascender a la fama y fortuna comercializando sus descubrimientos. La película comienza con una de estas expediciones regresando a la Tierra, sin encontrar un nuevo hogar pero sí una nueva forma de vida que momentos antes de ingresar a la atmósfera se libera del encierro y provoca que la nave se estrelle en el sudeste asiático. Uno de los cuatro especímenes escapa, pero el resto son llevados al laboratorio de la Fundación en San Francisco: su capacidad de fusionarse con otras formas de vida es estudiada como el siguiente paso en la trascendencia a la humanidad. Es en esa misma ciudad donde vive el rebelde y errático periodista de investigación Eddie Brock (Tom Hardy), a quien su jefe le tolera sus desafíos porque tiene éxito con el público. Al menos hasta que incomoda a Carlton durante una entrevista con acusaciones de haber cometido delitos y se ve forzado a despedirlo. Brock pierde todo ante las represalias de Carlton y solo recupera las esperanzas de volver a ponerse en pie al entrar en contacto con uno de estas formas de vida extraterrestres y recibir habilidades superhumanas. Hambre de más Desde la sinopsis Venom es una clásica historia de origen, y como tal enfrenta el mismo problema que suelen tener esas historias: lograr presentar personajes que tienen años de historias publicadas en papel de forma ágil, sin que estorben con la trama de la película. Para esto se toma cuarenta minutos de explicaciones que -por más que cambian un poco el canon- fácilmente podrían haber sido menos; sobre todo eran ahorrables las escenas que insisten con remarcar varias veces el egoísmo de Eddie o la megalomanía de Carlton Drake, rasgos que se entienden a la primera. También sobran muchas escenas sobre los experimentos para descubrir la naturaleza de los simbiontes, porque cuando finalmente necesitan dar algún dato importante simplemente alguien lo dice de forma directa y explícita. Más de una vez, incluso. La información innecesaria se mezcla con la útil, estableciendo reglas poco claras que ignoran cuándo le incomodan en vez de ajustarlas de entrada a lo que va a necesitar después. Cuando finalmente hace su entrada el dúo protagonista, Eddie Brock pasa por la esperable pero breve fase de descubrir sus nuevas habilidades, con el agregado de descubrir que ahora comparte su cuerpo con una entidad capaz de darle un gran poder pero también de controlarlo. Una vez establecido ello, comienza la acción con una clásica lucha por la subsistencia. No es del todo increíble que un personaje que acaba de pasar por un cambio tan drástico no tenga inmediatamente una motivación más profunda que la subsistencia, y tanto Eddie como el simbionte llegan al final cambiados tras haber atravesado un conflicto del que no planeaban formar parte. Camino del (anti) héroe de manual, con una ejecución también muy estándar. La preocupación previa era cómo iban a hacer para dar origen de Venom sin incluir a Spider-Man, pero no parece tan mala decisión. El motivo más obvio es que no hay forma práctica de replicar el origen de los comics, que viene de uno de los grandes crossovers de la editorial. Pero tampoco podían hacer algo tan vago como en la olvidable Spider-Man 3: se necesita una historia de origen sustentable y el camino elegido no está lejos de serlo, si no se cuestiona mucho sobre el misterioso cometa lleno de simbiontes del que unos astronautas logran capturar cuatro sin peligro. Hubiera funcionado mejor resuelto, de forma más prolija y sólida, pero tampoco es insostenible. Lo que deja con gusto a poco son otras cosas, como la decisión de amagar a hacer una película más oscura y violenta claramente incentivada por el éxito de Deadpool, para quedarse a mitad de camino por no perder el preciado PG13 (algo que no van a poder sostener en una secuela, si van por donde insinúan). Como resultado queda una trama tan chata como sus personajes, para peor pobremente interpretados, al punto que apenas Tom Hardy roza la corrección. El resto rondan el espectro que va desde olvidables a detestables, con una novia que no puede llevar ni un café con carisma o un villano que nunca genera temor. Aunque no es el choque de trenes con que lo recibieron, es innegable que todo en Venom se siente tímido, realizado sin cariño por el género. Es claramente una película de segunda línea, un intento tardío de explotar un negocio que ya empieza a mostrar olor a rancio y al que ya no se puede pretender entrar sin correr riesgos. Venomno solo no corre ninguno: tampoco parece haber estado prestando atención a todas las películas con superhéroes que ya se hicieron como para ir un poco más allá con algo nuevo para destacarse.
Mucho vértigo pero poco para contar Otra película de superhéroes. ¿O no? En realidad no… pero sí. En qué quedamos: ¿sí o no? Es que se trata de Venom, uno de esos casos extraños en el mundo de la historieta en el que un villano se vuelve tan popular, que de alguna manera termina convertido en héroe. A algunos de esos personajes el cambio de bando les sienta bien, como en el caso de Deadpool, franquicia que va por su segunda entrega, ambas exitosas. Pero no funciona demasiado en el episodio inicial de Venom, en cuyo final se anuncia una secuela que por varios motivos se percibe más tentadora que este original. Mejor empezar por los aciertos: el diseño del personaje. Hay que recordar que Venom ya había aparecido como villano puro en el episodio 3 que servía de cierre a la saga de El Hombre Araña, la dirigida por Sam Raimi. Aquella adaptación, débil y desdibujada, no terminaba de explotar el enorme potencial de la criatura ni dejaba contentos a los fanáticos. Esta vez el guion se apega más a su esencia, tanto en lo referido al relato de origen como a su imagen. Claro que respetar el original nunca es garantía de que la adaptación vaya a resultar exitosa. Como decía Tu-Sam: “Puede fallar, Leonardo”. Venom parece hecha a reglamento. Desde su inicio con la panorámica de un oscuro cielo estrellado, que acompañado por una banda sonora ominosa obliga a suponer que nada bueno puede venir del infinito. En efecto, desde el espacio cae un transbordador que transporta cuatro criaturas alienígenas, una de las cuales se libera tras el impacto accidental contra el planeta. Se trata de simbiontes, especie capaz de alojarse en otros organismos y convivir dentro de sus cuerpos. Claro que además estas criaturas son más evolucionadas que los humanos y con intenciones para nada benignas. Mientras tanto, en la Tierra… Eddie Brock es un reportero de televisión idealista que usa su oficio para ayudar a desamparados y humildes. Su némesis es el millonario que financia la expedición que acaba de fallar, cuyas intenciones no son menos aviesas que las de las criaturas que trajo al mundo. En algún momento y de forma accidental uno de los simbiontes (una raza de parásitos extraterrestres amorfos que aparecen en el universo Marvel) tomará posesión de Eddie: así nace Venom. El problema es que la película nunca encuentra el tono: cuando quiere ser graciosa no lo logra y cuando busca intimidar, tampoco. Venom es un buen ejemplo de ese tipo de cine que se piensa antes como entretenimiento físico que como ejercicio narrativo, creyendo que la acción debe ser un remedo de la montaña rusa, dejando al relato, la historia misma, en un peligroso segundo plano. El resultado es una película repleta de escenas vertiginosas, pero sin demasiado para contar. Un hueso con poca carne. Y ni siquiera aporta un buen antagonista: nunca funciona demasiado bien eso de poner al héroe a pelear con un enemigo que prácticamente es un espejo. La primera escena poscréditos deja claro que al menos eso se podría haber hecho mejor.
Sopa Ya pasó con Escuadrón Suicida (Suicide Squad, 2016): los rivales de Marvel contestan sus películas de superhéroes con películas sobre antihéroes en un intento por acaparar el nicho oscuro e irreverente que Iron Man, el Capitán América y sus amigos no poseen, pero el resultado es pura bravata. Venom (2018) cuenta con una premisa bizarra pero sigue un guión rutinario y su ejecución es mucho más genérica de lo pretendido. Como Escuadrón Suicida, la película ha sido víctima del manoseo de la junta directiva de Sony desde el vamos. Tras una década de producción infernal Venom se estrena con clasificación +13 en vez de la pretendida +18 y con una buena parte de la cinta descartada - la mejor parte, según Tom Hardy, productor y estrella de la película. Mientras tanto los ejecutivos de Sony han invocado los nombres de John Carpenter y David Cronenberg como quien aclama la ayuda de los dioses, pero nada de lo que aparece en la cinta evoca su magia salvo de la forma más cosmética posible. Eddie Brock (Hardy) es un periodista que lo tiene todo y en tiempo récord todo lo pierde tras acusar al líder de una poderosa corporación de experimentos inhumanos. Sin novia ni carrera y condenado a un dos ambientes en San Francisco un poco menos vistoso que el que tenía antes, Brock infiltra la corporación en busca de pruebas y sale convertido involuntariamente en el portador del voraz parásito extraterrestre que le da nombre a la película. Venom es el Hyde (o el Hulk) de Brock, una criatura demoníaca hecha de dientes y tentáculos que se apodera de Eddie para violentar maleantes y de vez en cuando comerse sus cabezas. Los mejores momentos de Venom son invariablemente cortesía de Tom Hardy, que una y otra vez demuestra lo bien que hace de alguien falto de amor (propio o ajeno) que ha tocado fondo. Ya esté intentando timonear la esquizofrenia que es hospedar a Venom o sucumbiendo a los impulsos surrealistas del monstruo, el actor compone impecablemente a un perdedor querible y mucho más creíble que la falsa autocompasión que promulgan la mayoría de los Übermensch de los cómics. Pero por cuanto se cargue al hombro la película la estrella se queda corta de salvarla. La premisa es suficientemente absurda que amerita un enfoque más cómico y desinhibido del que la película recibe. El villano, por ejemplo, es un científico que quiere fusionar hombres con alienígenas para poder venderles bienes raíces en el espacio y es interpretado con absoluta seriedad por un aburridísimo Riz Ahmed. O bien la película podría volcarse a la oscuridad que supuestamente está cortejando en vez de jugar a lo seguro. El espíritu y la estética de Venom reflejan una sensibilidad grotesca afín a la de films como Spawn (1997) y Blade (1998), pero paso a paso el guión sigue el mismo arco narrativo utilizado para retratar cuanta historia de origen ha agraciado el cine de superhéroes durante la última década. Venom es entretenida a pesar de ser caótica (o quizás gracias a ello) pero la película es un enorme testamento al potencial derrochado del proyecto. La escena post-créditos introduce un prometedor villano interpretado por un excelente actor y deja picando la pregunta de por qué la película no podía utilizarle de punto de partida en vez de amarretearlo para una secuela. Las decepciones se acumulan. El director Ruben Fleischer no demuestra la misma inventiva de su anterior Tierra de Zombies (Zombieland, 2009) para generar humor o miedo, los momentos más absurdos o terroríficos son aplanados por la mundanidad del material, el imponente Venom es reducido a una versión prácticamente infantil y Tom Hardy queda sólo remando un barco que se hunde.
Venon es una enorme decepción que dentro de este género se encuentra al mismo nivel de lo que fueron las películas de Gatúbela, Elektra, Ghost Rider 2, Linterna Verde y la nefasta última versión de los Cuatro Fantásticos. Trae al recuerdo todas esas producciones fallidas post Spiderman de Sam Raimi y los mutantes de Bryan Singer que llegaron a las salas en la primera década del siglo 21, entre las que se puede incluir también el corte para cines de Daredevil. Hace unos días Tom Hardy expresó en una entrevista que el estudio Sony editó bastante la película y la violencia, con la que se asocia en los cómics a este personaje, fue moderada para conseguir que el público de 14 años pudiera pagar la entrada. Más allá de estos inconvenientes, en lo personal no creo que la adición de secuencias sangrientas hubiera brindado un producto final superior, ya que los problemas graves de este estreno pasan por otro lado. En estos días donde tenemos una saturación del género de superhéroes, tanto en la pantalla grande como en la televisión, Venom tenía la posibilidad de brindar algo diferente al tratarse de un anti-héroe del mundo Marvel. Un concepto que lamentablemente el director Ruben Fleischer jamás llegó a comprender y perjudicó bastante al film, ya que el personaje perdió su gracia original. En ningún momento de la historia se lo retrata al protagonista con un conflicto moral por el modo en que usa sus poderes o muestra algún rasgo de egoísmo o mezquindad, dos elementos clásicos que se pueden asociar con el rol del antihéroe. Por el contrario, Eddie Brock es retratado como un gran periodista con vocación de servicio que busca el bienestar del prójimo y combate desde su oficio la corrupción. El espectador empatiza permanentemente con él y cuando toma contacto con el parásito se convierte en un trillado superhéroe del cine que vimos hasta el hartazgo en los últimos años. No hubo ningún esfuerzo creativo por hacer algo interesante con el argumento y el humor es muy malo. Tampoco se podía pedir mucho cuando Venom quedó en manos de los guionistas de Canguro Jack y Amazing Spiderman 2. En consecuencia, esta representación mundana del personaje de Marvel arruina lo que podría haber sido un film que abordara el género desde otra perspectiva. Por ahí pasa la gran decepción. Sony ofrece una película desapasionada donde se manifiesta por parte de sus realizadores la falta de interés hacia este cómic y su historia. La fotografía espantosa del film de Fleischer presenta una ambientación lúgubre que se contradice con el tono cómico con el que se trabaja el rol de Tom Hardy. La primera hora y media es muy aburrida y el director no consigue generar interés por su relato con personajes que carecen de un mínimo desarrollo y escenas de acción olvidables. Se destacan por su mediocridad una persecución en moto donde no se entiende nada lo que sucede, debido a la manera en que está editada la secuencia, y la pelea final entre dos parásitos que es horrenda con un burdo pastiche de CGI. Por otra parte, Venom se desenvuelve en un mundo donde la criatura alienígena es el único ser sobrenatural del mundo, ya que no existen Spiderman ni los Vengadores. Las únicas referencias al cómic del héroe arácnido son un cameo del hijo astronauta del periodista J.J.Jameson y una mención al diario de Daily Bugle. Sin una conexión mayor con el universo Marvel o al menos al mundo de Peter Parker, el personaje no resulta tan atractivo como para seguirlo en su propia franquicia. Los mejores momentos de Tom Hardy y de la película en general tienen lugar en los últimos 10 minutos donde podemos finalmente disfrutar de la interacción entre Eddie Brook y la criatura extraterrestre. Ese es un punto positivo que se trabajó bien y se podría explotar en una potencial continuación si este film funciona en la taquilla. El tema es que hasta el momento en que aparece Venom la película de Fleischer se hace larga y recién levanta en el acto final. Si bien la interpretación de Hardy comienza con un perfil serio luego se vuelve algo grotesca, cuando cobra más peso la comedia. Aunque el actor no está mal en el rol, la energía de su actuación se desborda por momentos como si el protagonista intentara imitar a Nicolas Cage. En el caso de Michelle Williams a la actriz se la ve aburrida en la película y más allá de la falta de química con Hardy, su papel es muy intrascendente, como lo fueron también Liv Tyler y Jennifer Connelly en las producciones de Hulk. En definitiva, la versión simplificada que ofrece el director Fleischer de este anti-héroe de Marvel es tan intrascendente que ni siquiera se hace odiar, ya que no despierta ningún tipo de emoción. Seguramente habrá gente que la disfruté más y pueda apreciarla de otra manera, especialmente los nostálgicos que extrañan el estilo de cine de superhéroes que se hacía a mediados de los años ´90. En mi caso me aburrió bastante y no creo que le haga justicia a este personaje. Para quienes les interesa, al final hay dos escenas post-créditos. Una abre la puerta a una continuación de Venom y la otra en realidad es un adelanto del film de animación Spiderman: Un nuevo universo que se conocerá en diciembre y parece ser más interesante.
Todo lo que se escucha y lee sobre Venom es verdad: la película es de lo peor. Tengo la sensación de que al cruzar por la puerta de la sala de cine, me metí en un especie de DeLorean y viajé unos veinte años hacia el pasado. El film es muy noventoso, y en el mal sentido de la palabra. Hoy en día, los superhéroes son un género cinematográfico en sí mismo, con sus buenas películas y con sus desastres también, pero Venom le escapa a esto, y atrasa en la materia. La cinta en un sinsentido tras otro, y con un personaje sin identidad (o con más de una al mismo tiempo). Sony en su afán de crear un universo cinematográfico compartido, dejó de lado lo más importante: Venom es un villano de Spider-man, y aquí no solo no está, sino que ni existe. Es en esa contracara que el personaje brilló en los comics en los 80s y 90s gracias a Todd McFarlane, y parece que en el cine nunca va a llegar a un buen lugar. Para ello hay que recordar el antecedente de Spider-man 3 (2007), donde Venom parecía salido de otra película. Ruben Fleisher, director de la genial Zombieland (2009), hace entrega de un pastiche inconexo y con pobres efectos especiales. No hay nada bueno para destacar, ni siquiera la labor de los geniales actores a su cargo. No por culpa de ellos, sino por el pobre guión y falta de ideas. Se nota en todo momento que no hay pasión y que lo hicieron por el cheque. Incluso Michelle Williams aseveró esto (de manera solapada) hace poco en una entrevista. Tom Hardy, gran actor y de los mejores de su generación, no encuentra nunca el tono para este personaje. Ni muy serio, ni muy en joda, ni muy violento, ni muy simpático. Y todo junto a la vez. Se desdibuja. ¿El villano? Bien, gracias. Sería un insulto para los villanos llamar así al interpretado por Riz Ahmed. En definitiva, Venom es de lo peor que he visto en materia adaptación de comics, y no le auguro mucho futuro, pese a su escena post créditos.
TUVE TU VENENO Aunque sea pronuncian bien “symbiote”... “- Las frecuencias sonoras son su debilidad. - ¿Es algo así como su kryptonita?” Este intercambio entre Eddie Brock y Anne Weying, el personaje interpretado por Michelle Williams, es todo lo que tienen que saber para ver el tipo de rigurosidad, cariño y cuidado que tiene Venom, el nuevo bochorno de la errática relación entre Sony y Marvel. Todo en la previa auguraba un mal resultado, pero nada nos podía preparar para regresar a principios de la década del 2000 y ver una película que parece no haber aprendido nada de lo mucho que evolucionó el género comiquero en todos estos años. Venom tiene varios problemas pero el principal de ellos es su falta de identidad. Nunca termina de decidirse por qué tipo de historia contar; no sabe si ser una comedia, una película de terror, una de redención y un antihéroe o seguir el formato más clásico de las películas de Marvel… el resultado es que no termina siendo nada de eso. Tal como el simbionte antes de adherirse a un huésped, Venom es una obra amorfa, atonal y anárquica en el peor de los sentidos. Nunca sabremos si la visión de Ruben Fleischer fue aplastada por las intenciones de Sony o si realmente él mismo no fue capaz de darle algún tipo de personalidad a una película que quedará en el averno donde la esperan desastres como Catwoman o Linterna Verde. La no identidad de Venom es un problema aún mayor porque la trama y los personajes no salen a su rescate. Muchas veces es al revés, donde a una historia predecible se la puede salvar con un estilo único, con buena edición y con una gran dirección; este claramente no es el caso. Venom nos cuenta la vida de Eddie Brock, un intrépido reportero que viene teniendo un éxito considerable contando aquello que las grandes corporaciones no se animan a hacer. Resulta que un día el medio para el que trabaja, le da la posibilidad de entrevistar a Carlton Drake, una especie de Elon Musk obsesionado con la ciencia y con mejorar/salvar a la raza humana. Drake, como buen villano, en realidad sólo quiere cumplir sus delirios de grandeza y ser el primero en manejar el terreno de los bienes raíces en el espacio. En uno de los viajes que hacen sus cohetes, su equipo recupera de un cometa lo que conocemos como el simbionte y lo traen a nuestro planeta. Sale mal. Cuando Eddie va a entrevistar a Drake, no se guarda nada y le pide que se haga cargo de varios muertos en el placard que tiene por experimentos fallidos. Al bueno de Brock lo sacan a patadas y lo echan de su trabajo. Pero como si fuera poco también lo deja Anne, su prometida que es abogada y cuya firma, oh casualidad, estaba trabajando para el villano de turno. Como a Eddie no le importó nadie más que él y su cruzada por conseguir la verdad, se queda solo y desempleado, cayendo en el alcohol y descuidándose por completo. En su punto más bajo de soledad y suciedad, por hechos que no voy a spoilear (aunque no se esperen ninguna revelación que les cambie la vida), el simbionte termina conectando con Eddie y ahí es cuando Venom como entidad empieza a tomar forma. Más allá de algunas cuestiones ridículas con la trama, algo que no termina de engranar nunca son las motivaciones de los personajes. Nadie se siente como si tuviera un verdadero propósito en esta historia más allá de llamarse Tom Hardy y haber firmado un contrato para ir al set de grabación todos los días. El villano atrasa décadas, incluso con toda las ganas que Riz Ahmed le pone; Michelle Williams está completamente desperdiciada y si bien no es la damisela en peligro, tampoco termina de asentarse como un buen personaje. Quizás lo más rescatable sea Venom en sí; el ida y vuelta entre Eddie y el simbionte puede que nos saque alguna sonrisa y su relación evoluciona en el lapso de prácticamente una noche, pero por lo menos funciona si suspendemos el verosímil lo suficiente. Lamentablemente esa buena dupla no hace olvidarnos que durante gran parte de la película Eddie Brock es un torpe, un inútil que nunca parece estar en control de la situación y que por momentos hasta recurre a la comedia física para intentar forzar un chiste. Tom Hardy se cargó al hombro todo lo que tuvo que ver con el rodaje y la promoción de Venom y aunque valoro todo su esfuerzo, siento que es en vano. Porque ni siquiera nos quedan grandes secuencias de acción para llenar nuestros ojos de pochoclo. No hay una escena memorable, no hay nada que nos maraville y nos sorprenda. Más allá de la poca creatividad para hacer persecuciones, los efectos especiales están definitivamente en una categoría inferior a lo que este género nos tiene acostumbrados, un aspecto más que problemático cuando tu personaje principal es puro CGI. No van a fondo con la violencia y terminamos con una versión ultra edulcorada de un Venom que cuando le pinta se come a una persona entera. Cada transición parece forzada y mal ejecutada, la musicalización no ayuda y ni siquiera es claro lo que está sucediendo en pantalla. Es como si estuviéramos viendo las peores partes de la saga Transformers donde no se sabe qué pedazo de chatarra es un Autobot o un Decepticon pero con Venom saltando de lado a lado. Venom es incluso peor de lo que pensábamos. Absolutamente nada funciona: ni sus personajes, ni su historia, ni sus efectos, ni su mitología. Para colmo cierra con todo el optimismo de una escena post créditos planteando una secuela que dudamos que llegue (o que quizás sucederá bajo el ala 100% Marvel). Sony desperdicia esta segunda oportunidad de reintroducir a uno de los personajes más emblemáticos del universo de Spider-Man y sepulta toda chance de que lo veamos en un futuro cercano. Sólo queda esperar a que Into The Spiderverse nos salve de este mal trago. LO MEJOR Los 5 minutos de Spiderverse que pasan al final Por lo menos no lo ensucian a Spidey LO PEOR Todo lo demás
UN ANTIHÉROE SIN IDENTIDAD Teniendo en cuenta la cantidad de años que llevó la concreción del proyecto que es Venom, llama la atención que lo que finalmente tenemos en pantalla sea semejante desastre. Pero a la vez, no deja de ser en cierta forma lógico: hubo tantas idas y vueltas, tantos cambios de directores, guionistas, productores, actores, tonos y metas, que era difícil que el film llegara a poseer la coherencia deseada. Quizás este film centrado en los orígenes de uno de los antihéroes principales del universo de Spider-Man estaba condenado de antemano. Lo que es seguro es que Venom no tomó en cuenta ninguna de las lecciones dejadas por adaptaciones cinematográficas de cómics como Daredevil, El Castigador o Los 4 Fantásticos: otra vez tenemos esa pose canchera permanente que solo disfraza una constante indecisión respecto a las tonalidades que se deben elegir, los guiños constantes para complacer a los fanáticos del cómic, el cálculo constante en el discurso sobre buenos y malos, la preocupación por diseñar una franquicia que va por encima de la construcción de los personajes. Y claro, las enormes dificultades para plantear un conflicto decente: al film de Ruben Fleischer (que tuvo un gran debut con Tierra de zombies pero después, con 30 minutos o menos y Fuerza antigángster, entró en una caída libre que acá se profundiza) se lo nota desesperado por llegar al encuentro entre el periodista Eddie Brock y la entidad alienígena que invade su cuerpo, sin saber qué hacer en el medio. Por eso tenemos una media hora inicial donde se debería presentar a un personaje con unas cuantas contradicciones –inteligente pero no del todo astuto a la hora de enfrentarse a individuos más poderosos, egocéntrico pero también con unos cuantos problemas de autoestima- que son válidas pero que solo se mencionan desde una enumeración administrativa y aburrida. Si ese primer acto es estático, superficial y carente de rumbo, la aparición de esa entidad destructiva que es Venom solo tiene el mérito de darle más ritmo a la narración. Es decir, todo va más rápido pero con igual impericia, con lo que básicamente asistimos a un show de morisquetas de Tom Hardy, que hace drama moral, comedia física y hasta algo de suspenso, siempre con comprometida e impostada cara de confundido, y siempre mal, en la que es la peor actuación de su carrera por un campo largo. Podemos intuir que Venom quiere hilvanar una historia de caída y redención, de un villano que aprende a ser héroe y busca impartir su propio modo de justicia, pero todo es tan confuso e incoherente que no podemos menos que recordar esa catástrofe que fue Escuadrón Suicida y darnos cuenta que una reedición era efectivamente posible. En el medio, Venom se da el lujo de desperdiciar a Michelle Williams como el interés amoroso de Brock y a Riz Ahmed como el antagonista de turno, mientras pretende ser oscura y ácida, pero también seria y solemne –sin que le salga nada de eso-, inunda la pantalla de CGI hasta que todo se vuelve inentendible (el enfrentamiento final bien podría haber formado parte de la saga Transformers) y deja fuera todo componente humano. ¿Quién es Venom? ¿Quién es Brock? ¿Quién son cuando se unen? ¿Cuáles son las acciones que los definen? La película que es Venom no brinda ninguna respuesta, porque se queda atrapada en su propia trampa canchera y banal.
Venom Vs Riot Alerta de spoiler. El simbionte más famoso de Marvel Cómics regresa en este film adrenalinico y lleno de comedia. Venom usa un enfoque más oscuro que el estándar de las películas de Marvel, ofreciendo de este modo el ambiente necesario para así poder disfrutar de esta vil amenaza extraterrestre. Este antihéroe logra llegar a la gran pantalla sin tener contacto con Spiderman como en realidad sucede en los cómics donde copia sus habilidades de este, en este caso podremos ver un nuevo comienzo y otra explicación de sus poderes donde no veremos telas de arañas, poder copiado de Peter Parker. En este Live Action tendremos otro comienzo e historia diferente de la que vimos en los cómics, ya que comienza con una nave de la compañía Life Foundation estrellándose en alguna parte de Malasia, la cual lleva dentro 4 contenedores esta raza peligrosa de alienígenas, por culpa del impacto de la nave, logra librarse un espécimen y escapa sigilosamente del lugar, mientras tanto los otros 3 contenedores son llevados a los laboratorios de la Fundación Life. Por otro lado vemos a un Eddie Brock trabajando como periodista de investigación personificado por Tom Hardy quien personificó al protagonista de Mad Max: Fury Road. Y también encarnó a Bane en la película “Batman: El caballero de la noche asciende”. En este papel, Tom se lo ve más cómodo, las expresiones y contexto del personaje parecería que fue echo para el. Brock le encomiendan hacerle una nota periodística a Carlton Drake el CEO de la empresa dueña de la nave estrellada. Brock aprovecha un momento en el que su novia y prometida se duerme para investigar en su computadora ya que ella trabaja como abogada para la fundación, encontrando pruebas que demuestran la culpabilidad de Drake. Trata de sacarle información y que admita la culpabilidad, pero sin éxito. Luego Brock es despedido como también su prometida, por lo que ella corta con nuestro protagonista, esto lo obliga a enderezar su vida como pueda. Por el azar del destino lo llama una científica del laboratorio contacta con Brock al darse cuenta de que están haciendo pruebas con seres humanos, por lo que Brock con ansias de venganza entra al laboratorio con ayuda de la científica y se topa con el alienígena haciendo una simbiosis perfecta, sin saber lo que ocurre de a poco Venom toma posesión del cuerpo del humano, salvándolo de las balas, curando sus heridas y dándole más fuerza sobrehumana. Por otra parte el simbionte que se escapó de la nave cruza el mundo pasando de un cuerpo a otro hasta llegar a los laboratorios donde posteriormente se fusiona con Drake haciendo simbiosis y revelando a Riot el simbiote más poderoso el cual en esta versión cinematográfica es el líder de su raza, quien quiere traer a sus otros iguales a la tierra para alimentarse. Por primera vez vemos un Venom más realista que su anterior versión en Spiderman 3, en este caso Marvel nos presenta a este simbionte con más carisma y mucha hambre, monstruosas escenas de peles y muchas explosiones. Hay escenas de Venom y Riot peleando, donde todo es muy confuso, ya que no sabemos dónde empieza uno y dónde termina el otro, algo parecido a lo que nos pasó en películas de Transformer. La película está separada del mundo Marvel sin contacto con otros personajes de la franquicia, y aún sin aparición de nuestro amigo arácnido Spiderman. Es una desgracia el final rápido y vergonzoso que le dieron a Riot, siendo el más poderoso de la especie, pero al final de la película, en las escenas post créditos nos enteramos que Carnage estará en Venom 2. Puntuación: 8,5
Ruben Fleischer (“Zombieland”) es el encargado de entregarnos esta primera aventura del villano/antihéroe que marcará el inicio del Spiderverse que tiene planeado lanzar Sony para competir contra el resto de los estudios en materia de películas comiqueras. “Venom” es un film que tuvo que atravesar varios inconvenientes para llegar a la pantalla grande. El proyecto viene figurando en las carpetas del estudio hace diez años y por algún motivo nunca llegó a concretarse hasta la fecha de hoy. Obviamente, cuando se confirmó la producción de la primera entrega del simbionte más querido de Marvel, las expectativas se dispararon al mismo tiempo que recordaron al público su fallida presentación en “Spider-Man 3” (2007) de Sam Raimi. La incertidumbre fue acompañada de la buena noticia de que el protagonista de la historia iba a ser Tom Hardy (“Mad Max: Fury Road”), uno de los actores más prolíficos y destacados de la actualidad. Con el talento ubicado tanto detrás como delante de cámara y sabiendo que en los roles secundarios iban a estar grandes intérpretes como Michelle Williams (“Blue Valentine”), Riz Ahmed (“Rogue One”) y Jenny Slate (“Zootopia”, “Parks and Recreation”), la expectativa fue creciendo. Sin embargo, los trailers comenzaron a dejar algunas dudas al mismo tiempo de que se confirmó que el largometraje sería para un público +13 en lugar del inicialmente prometido +18. La cinta cuenta la historia de Eddie Brock (Hardy), un periodista que lleva tiempo intentando desenmascarar al creador de la Fundación Vida, el famoso genio científico Carlton Drake (Ahmed), una obsesión que ha arruinado su carrera y su relación con su novia, Anne (Williams). Al investigar uno de los experimentos de Drake, el ente alienígena Venom se fusiona con el cuerpo de Eddie, y el reportero adquiere de pronto nuevos e increíbles superpoderes. Retorcido, oscuro, impredecible e impulsado por la cólera, Venom obliga a Eddie a luchar por manejar unas habilidades sumamente peligrosas que, al mismo tiempo, también resultan embriagadoras y le hacen sentir poderoso. El extraterrestre busca un cuerpo donde habitar para controlarlo y poder alcanzar el objetivo de volver a su planeta y regresar con sus pares y “devorarse” nuestro mundo. No obstante, ambos deberán unir fuerzas para acabar con Drake cuya ambición lo lleva a fusionarse con el simbionte conocido como “Riot”. Dado que Eddie y Venom se necesitan mutuamente para conseguir lo que quieren, se van entremezclando cada vez más, sin saber dónde termina uno y dónde empieza el otro. El relato está levemente basado en el arco comiquero de Venom titulado “Lethal Protector”, donde el simbionte hacía las paces con Spiderman y prometía comportarse siempre y cuando lo dejara solo y no lo siguiera a San Francisco que iba a ser su nuevo hogar, lugar donde iba a ser cazado por otros simbiontes y donde Spiderman iba a tener que interceder para ayudar. Como bien sabemos, este film no cuenta con la participación de Spiderman por lo que cambiaron el origen del villano y directamente lo delinearon como el antihéroe que comienza a ser por un tiempo acortado luego de los eventos de este comic antes mencionado. Viendo el resultado en pantalla y dejando de lado todo tipo de preconcepto, podemos decir que la cinta es una mezcla heterogénea y realmente caótica que no termina de alcanzar una dirección acertada a la cual aferrarse y concluye desbarrancando de la peor manera. El film de Fleischer tiene un serio problema tonal que ocasiona varios momentos absurdos, grotescos y/o exagerados que descolocan al espectador. En el comienzo parece que nos encontramos ante un film más “adulto” que coquetea con el terror, sin embargo, a los pocos minutos esto queda descartado con ciertos instantes en los que se incurre en gags demasiado banales que no aportan nada e intentan emular el humor de Marvel Studios, pero desde una perspectiva aún peor. Luego, el público se verá invitado a ser testigo de la clásica reproducción de las películas de inicio de superhéroes que se hicieron tan populares en los años 2000, donde se estaban dando los primeros pasos en esta materia (descartando las películas de Batman y de Superman 80 y 90), por lo que es todo bastante convencional y trillado. Además, sumemos que el villano está desdibujado y no logra representar una fuerte oposición o contrapartida que se oponga al protagonista. Venom es primero villano y luego antihéroe, es por eso que más allá de que es una adaptación y no un comic, resulta ser de poco interés todo lo que se nos narra en el film, más que nada porque Venom es lo que es gracias a su odio o su obsesión por Spiderman. Spiderman es lo que le da motivaciones o un carácter al personaje de Venom y a su Eddie Brock. En la cinta que nos reúne en esta ocasión, Venom parece más un héroe que un villano y sus motivaciones (desdibujadas), al igual que su comportamiento, es siempre el de una persona conflictuada pero con un trasfondo bonachón. Tom Hardy es un gran actor y podría llegar a funcionar en alguna comedia, pero su histrionismo y su talento interpretativo se ven amenazados por un guion sin rumbo, plagado de lugares comunes y de sobreexposicion de información, al igual de que cuenta con varios “Deux Ex Machina” que no hacen más que profundizar la crisis narrativa del evento. Su relación de duo dinámico con el simbionte no hacen más que acrecentar ese sentimiento de sobreactuación que trae aparejada esa relación de Dr. Jekyll y Mr. Hyde que mantiene con sí mismo, e incluso que se ve empeorada por los gags y los diálogos absurdos que mantienen entre ellos. Respecto a la técnica, la dirección de fotografía se ve volcada a esta estética más oscura y terrorífica que nunca termina de realizarse, acrecentando ese sentimiento de problema de tono que tiene la película. La edición es otro de los problemas que tiene el film, haciendo que en las secuencias de acción muchas veces perdamos la referencia de lo que está pasando debido a una pobre fragmentación del espacio escénico. El CGI es otra de las fallas que presenta el largometraje, con varios momentos en donde se nota el artificio y se ve demasiado falso todo lo relacionado con los simbiontes y las peleas entre las criaturas. Finalmente, podemos decir que “Venom” resulta ser aquel deslucido relato que adelantaban los trailers debido a una pobre ejecución tanto a nivel técnico como narrativo y que falla principalmente en la búsqueda de su identidad y su público. “Venom” es un producto que parecía más afín a un público más adulto como el de “Deadpool” (2016) pero que, seguramente, por cuestiones económicas el estudio rechazó. Un personaje que necesita de su otra mitad, Spiderman, para equilibrar la balanza.
Protagonizada por Tom Hardy, Michelle Williams y Riz Ahmed, Venom superpone un nuevo comienzo en la pantalla grande – y renacimiento – del simbiote más amado en el mundo del comic. El veneno gana… y esta película funciona como insulto a toda generación que levantó un comic y vio a ese personaje resbalar entre ductos de aire, poseer cuerpos, apresar a Spidey o simplemente disfrutando de ser malo. Ruben Fleischer dirige una película que no tiene alma y parece disfrutar de no tenerla. Lo triste es que por fin después de tanto tiempo vemos a un Venom en todo su esplendor físico pero éste está alejado del alma que se vio en comics y tv. Las bases están pero se muestran arruinadas por consecuencia de hacer plata y desechar grandes oportunidades por no tener ideas claras. La química entre Eddie Brock (Hardy) y el simbiote (Hardy en voz) es interesante pero nunca logra despegar de un experimento fallido que llega demasiado tarde para resultar aceptable. Además Brock tiene una personalidad de perdedor eterno – esto está bien – aunque también se le impone una suerte “bufonezca” para salvar un guión que es una pesadilla absurda y antítesis de lo coherente. Michelle Williams es desaprovechada llegando a un nivel de insulto y, como el villano de turno, Riz Ahmed da pena (lo único que le falta a esta película es tener un número musical al estilo Bollywood con Ahmed pataleando y tratando de bailar con elegancia). Con 112 minutos de duración Venom se siente eterna y asemeja a una auténtica prisión en cines; la película de Fleischer quiere agradar tanto al público que utiliza todo chiste ultra utilizado para que el espectador se ría de pavadas absurdas y haya un aplauso – bien seco – en una sala presa de una diversión fantasma… y la risa nunca llega. Venom cuenta con un guión escrito por cuatro guionistas – sí, cuatro! – los cuales expresan en un guión obsoleto una cierta similitud de “cómo pasé mis maravillosas vacaciones de verano” de nivel escuela primaria. Scott Rosenberg, Jeff Pinkner, Kelly Marcel y Will Beall no tienen perdón tras trabajo entre hojas que vemos en Venom, una auténtica experiencia que hace sangrar los ojos de lo pésima que está escrita esta película. Otro pecado imperdonables es la estupidez que circula en la película. Fleischer deja las cosas por sentadas y no termina de dar una resolución a nada, tenemos a un personaje carismático como Brock (completamente opuesto a su personificación de comics) y todo gira en torno a él, no importa lo que le suceda a ese “mundo” en que funciona esta película, las muertes, las acciones de personajes secundarios y resoluciones, todo queda en la nada para centrar todo en un punto de vista desinteresado y bochornoso. En Venom no queda afuera el trending comiquero de créditos extras. Uno de ellos posibilita una señal de esperanza hacia un futuro incierto presentando a un personaje amado en el mundo del comic y personificado por un GRAN actor, pero todo esto después de ver este pésimo proyecto – maldecido por años de vaivenes – no despierta interés. Es una pena… Venom es sin dudas una impensada decepción en lo que va del año; tenemos el talento, tenemos el estudio y tenemos por fin a un personaje que se muestra en todo su – incorrecto – esplendor, no obstante por una pésima ejecución la nueva incrusión del simbiote en la pantalla grandese posiciona en lo peor del año. Valoración: Mala.
Así como recientemente “Deadpool” pudo inyectar un aire fresco a las alicaídas sagas de superhéroes, “Venom” de Ruben Fleischer, logra conjugar en su propuesta, y en gran parte gracias a la ductilidad de Tom Hardy, un nuevo esquema en donde el antihéroe termina siendo el epicentro narrativo de una trama en la que los poderes especiales, del tipo que sean, dejan el espacio para una crítica profunda sobre la manipulación científica, el capitalismo y mucho más. Hardy, quien además oficia de productor del film, se calza el traje del extraterrestre “parásito” que acecha en la oscuridad potenciando la “maldad” del cuerpo portador, pero también sus instintos de supervivencia y su capacidad para diagramar planes que puedan, de alguna manera, mantenerlo vivo en el envase. Si bien mucho tiempo más adelante este “ser” se convertirá en uno de los archienemigos de Spider-Man, en esta oportunidad se narra el origen de la simbiosis Venom/Eddie Brock a partir de un encuentro desafortunado entre ambos. “LIFE” es una siniestra corporación científica que avanza en investigaciones con cuerpos alienígenas que han sido traídos a la Tierra a partir de expediciones no comunicadas por tripulación propia. En esos viajes, estos seres, que han llegado casi de manera buscada, son puestos, al llegar al planeta, a una serie de pruebas que permitan comprender la posibilidad de potenciar a seres humanos para así, de alguna manera, perpetuar el dominio del siniestro líder del lugar (Riz Ahmed), quien escondiendo en su empresa esta aventura, vende una imagen de espiritual guía con posibles chances de colonizar el espacio. Así, entre ese espacio de poder y control y el “descontrol” que Eddie, un reportero sensacionalista, mantiene en su vida, es que las dos fuerzas del conflicto de “Venom” avanzan, construyendo con estereotipos y trazos gruesos una alianza que permite que la progresión dramática avance de manera muy precipitada. Claramente la “Venom” que vemos es una que ya ha pasado por cientos de miles de filtros y recortes en Hollywood, se nota en su preámbulo laxo en el que los personajes son presentados de una manera precisa. Eddie mantiene un romance con Anne (Michelle Williams), ella, abogada, perfecta, ordenada, impoluta, choca con el descontrol en el que él vive, hasta que se desencadena un conflicto entre ambos a partir de la decidida intención de éste de desenmascarar los verdaderos intentos de “LIFE” por controlar el espacio y sus seres. A partir de allí, y tras una elipsis, todo se desencadena apresuradamente, la correlación entre tiempo y sucesos no se mantiene, multiplicando las líneas narrativas y la interrelación entre los personajes y sucesos que no hacen otra cosa que desarrollar una estética de relato simil videoclip que imposibilita, por momento, asir los conceptos que se desean transmitir. Pese a este vertiginoso montaje, en el continuo refuerzo de su progreso discursivo, “Venom” comienza a desarrollar un afecto por su dupla Eddie/Venom, trabajando con éstos la posibilidad de trascender su necesidad de presentarse como productor de acción reforzando el humor como relief para profundizar su transgresión original, que, dicho sea de paso, ha sido suavizada para potenciar en la taquilla su llegada a todas las audiencias. “Venom” es puro entretenimiento, es pirotecnia verbal y visual en la que la solidez actoral de Hardy, el oficio de Williams, y la capacidad de Ahmed para interpretar casi automáticamente al científico villano de turno, potencian un film que no escapa a esquemas clásicos de narración de películas de héroes, pero que en el camino, bucea sus propias maneras y formas.
Venom no termina de convencer como película de origen, película de superhéroes/antihéroe, ciencia ficción, acción, aventura, comedia, de nada. De la mano de Ruben Fleischer (Zombieland, 2009), el antihéroe/villano más reconocido de la casa de ideas hace su re-debut en la pantalla grande, luego del fiasco de Spider-Man 3 allá en un lejano 2007. El encargado de interpretar al protagonista será el versátil Tom Hardy (Mad Max: Fury Road, 2015), alguien que sabe lo que es ponerse el papel del chico malo en una película de superheroes, luego de ser Bane en The Dark Knight Rises (2012) de Christopher Nolan. Fleischer y Hardy como dos pilares fundamentales de este nuevo universo de villanos de Spidey, tendrán como objetivo principal no pisar en falso en su presentación, porque de ellos depende que este universo tenga futuro. Venom (2018) se encarga de contar cómo fue que el simbionte llegó al planeta Tierra y se alojó en el cuerpo de Eddie Brock (Tom Hardy), un periodista devenido a menos, que lo perdió todo cuando decidió meterse en los negocios turbios de la empresa de desarrollos científicos LIFE, una corporación cuyo presidente Carlton Drake (Riz Ahmed), es un hombre que no se anda con vueltas. Eddie se encontrará con el simbionte y no le quedará otra que convivir con la que será una relación de la más tóxica, donde nadie estará a salvo cuando Venom tenga el control total de su huésped humano. Lamentablemente para todos aquellos que pensaban que hacer una película en solitario de Venom, era una buena idea, hay que decirles que las sospechas eran las correctas y ésta no solo no es una buena película comiquera, sino que es una mala película en general. Incluso, para crear alguna clase de paralelismo, se pueden volver en el tiempo más de 15 años, cuando este tipo de películas eran denominadas como “absurdas”. Con todo lo que han avanzado este tipo de producciones en los últimos años, casi que Venom les falta el respeto a todas. El humor se nota forzado y no hace reír para nada, los efectos visuales dejan mucho que desear, siendo Sony una de las empresas que mejores recursos tienen y termina siendo inconcebible para estos tiempos que corren. La ambigüedad con la que se trata a Venom, le termina sacando fuerza a todo el potencial que tiene el personaje y la película se torna insostenible. El guión es un tropiezo tras otro, cayendo en lugares tormentosos todo el tiempo en donde los personajes resuelven cosas de manera azarosa y en ningún momento se puede desarrollar nada. El mismo, junto con la historia son mediocres, como desde hace rato no se veía algo, quizás la última película de este estilo que tiene los mismos errores es la de Suicide Squad (2016) que curiosamente, tenía la misma premisa, empezar un mini universo expandido dentro de otro, donde se desarrollaran historias protagonizadas por villanos. ¿Casualidad? El poco desarrollo de los personajes en esta película, hace que el público no pueda relacionarse en lo más mínimo con ellos, es más, tan superficial es la trama que cuando más intensidad toma, peor termina siendo. Es notable como a partir de que los caminos de Eddie y Venom se cruzan, la película empieza a decaer cuando debería ser todo lo contrario. Hablando de esta relación al mejor estilo Dr. Jekyll y Mr. Hyde, hay algo muy curioso que sucede con estos dos sujetos y es que tanto Eddie Brock y Venom funcionan por separado, lo que peor hace la película es hacer interactuar a los dos personajes de la peor manera posible, por momentos hasta parece que nadie está tomando en serio nada. Esa falta de seriedad es una constante en la peli y es una sensación que no está para nada buena. Lo mismo pasa con la acción, por muchos lapsos no pasa absolutamente nada emocionante y por otros hay persecuciones dignas de la peor película de Michael Bay. Incluso las peleas “mano a mano”, son de un nivel llamativamente bajo. Las actuaciones son un punto fundamental en este tipo de producciones y es otro de los ítems en los que se notan que este proyecto tiene todo preparado para no ser ningún tipo de éxito. Ningún actor, salvo Tom Hardy, demuestra siquiera el mínimo interés por hacer sus papeles, pareciera que no tienen ni ganas de hacer lo que están haciendo. Michelle Williams, una de las estrellas aquí, es el ejemplo perfecto. Entre que su personaje esta pésimamente desarrollado y su actuaciones es mucho menos que aceptable, no se nota ningún tipo de esfuerzo por sacar su papel adelante. En cambio, Tom Hardy que es reconocido por su intensidad a la hora de su trabajo, es el caso contrarío. Su personaje tiene los mismos fallos que los demás pero se nota otro compromiso de su parte para con el personaje, obviamente siendo el protagonista si ni siquiera tuviera eso, sería escandaloso. Una buena para Venom es que pese a todas sus limitaciones, la película pasa volando. Por lo menos el entretenimiento está garantizado, pero desgraciadamente será de las tantas películas que queden en el olvido. Venom no termina de convencer como película de origen, película de superhéroes/antihéroe, ciencia ficción, acción, aventura, comedia, de nada, y depende de un milagro taquillero para que este universo de villanos de Spider-Man tenga algún futuro.
Luego de varias postergaciones y cancelaciones, finalmente tenemos "Venom", de Ruben Fleischer, basada en el popular antihéroe de la factoría Marvel. El resultado es uno de los films más decepcionantes del año. Creado por la pluma y el trazo de David Michelinie y Todd McFarlane respectivamente en 1984, "Venom" forma parte de esos personajes que presentan la ambigüedad entre ser un villano y un antihéroe. Muchas veces ligado a los comics de otros superhéroes de la "Casa de las ideas", principalmente Spiderman; fue precisamente de la mano de este que Venom hizo sus primeros pasos por fuera de las viñetas. Recordado por la serie animada de Spiderman de los ’90 donde era un villano recurrente, y por la película Spiderman 3 de San Raimi en la que fue encarnado por Thoper Grace. Es ahora que Venom, finalmente adquiere su independencia cinematográfica. Esta película fue un proyecto en marcha desde hace muchos años, con anuncios, cancelaciones, cambios, y postergaciones varias. Tantos que se pensaba en su imposibilidad. Finalmente le llegó la oportunidad. Todo este antecedente de villano/antihéroe, proyectos truncos y cambios, nos traen algo de inmediato a la mente, "Gatúbela", aquel film maldito que terminó dirigiendo Pitof y protagonizando Halle Berry en 2004. Sí, algo de eso hay también en los resultados, pero no tan exactamente. Nuevamente se eligió como personificación humana a Eddie Brock (Tom Hardy), un periodista de investigación, algo sensacionalista, de novio con Annie Weyling (Michelle Williams). Al inicio del film vemos cómo algo impacta sobre la tierra a modo de bola de fuego y cae sobre territorio africano. Querrán los hechos, que el contenido de ese impacto termine en manos de una fundación de investigación científica, Life. No sin antes ya haber demostrado algo del alcance de lo que portaba, un parásito que se complementa con el cuerpo humano, se apodera, y le otorga habilidades mortales. Casualmente, Annie es abogada de Life, comandada por el inescrupuloso Carlton Drake (Riz Ahmed), y Eddie utilizará este contacto para saber qué negocios hay detrás de la fundación. Hecho que termina con el despido de Eddie y Annie, y la ruptura entre ellos. ¿Listo? ¿Nos vamos a casa? No, porque Life continúa con las investigaciones con el parásito alienígena, hasta llegar a un simbionte que necesitará supuestamente de un humano específico para amalgamarse perfectamente. Alarmada, una científica de Life (Jenny Slate) se contacta con Brock y lo introduce al laboratorio para que vea qué es lo que sucede. Eddie es sorprendido, todo termina mal, y el simbionte encuentra a su humano, Eddie Brock, que casi inmediatamente pasa a ser Venom. De ahí en más quedará la cacería por parte de Drake y sus matones, y Eddie y Venom descubriéndose, más las sorpresas de los villanos del caso. "Venom" aplica una fórmula clásica, recorre todos los lugares comunes, y no hubiese estado mal de por sí que así sea. El problema es cómo la aplica, de un modo completamente fallido. Ante las primeras noticias de que en el film hay problemas, Hardy salió a querer limpiar su nombre, aduciendo que se hizo un corte que perjudica a la historia. Es probable que así sea, es más, al film se le nota que faltan partes; pero aún así, la mayoría de sus errores no vienen de la edición, ni de los baches narrativos, vienen de lo que se ve. Los personajes y actores no tienen química entre sí, el tono varía entre una comedia histriónica muy fallida y un pseudo terror pobre, no hay carnadura, falta empatía, y nada de lo que sucede presenta ni el más mínimo verosímil que se le exige a cualquier película de fantasía. Las actuaciones son un caso grave. Tom Hardy y Michelle Williams no solo no tienen conexión, compiten por ver quién actúa peor. Entre diálogos imposibles, Hardy sobreactúa y jamás entra en personaje, hasta llega a reírse en los momentos serios del film; Eddie Brock nos importa nada, y ese juego que hace con su voz interior, Venom, es sumamente irritante. Michelle Williams parece estar interpretando a la reina tontona de Oz, con permanente cara de sorpresa (parece una muñeca inflable), es presa de frases increíbles, y de apariciones muy poco convincentes Igual, ninguno de los dos, llegan al nivel de Riz Ahmed, que compone uno de los peores villanos de los últimos tiempos. Exagerado, sin presencia, caprichoso, imposible. Jamás mete miedo ni respeto. Sus secuaces tampoco ayudan. Nada de lo que sucede en Venom nos interesa; y aquí es dónde se diferencia de "Gatúbela" y se acerca más a la última "Cuatro Fantásticos", ni siquiera es graciosa involuntariamente. No tiene ese ridículo divertido que hiciera que nos riésemos del pésimo vestuario de Halle Berry o de la cara de metal de Sharon Stone. No, "Venom" es aburridísima. A todo esto, sumémosle que sí, que hay muchísimas cosas que no se entienden, casualidades, y hechos muy apresurados. El director de Zombieland y Gangster Squad no hace nada. No hay un estilo, una estética, nada, es claramente un film de productores, desangelado. Venom decepciona a fanáticos del comic, de las películas de superhéroes, y hasta a quienes esperaban un momento divertido. Derechito al olvido.
No son pocos los desafíos a los que se enfrenta Venom. Quizás el más difícil haya sido encontrar el tono para narrar la historia de un antihéroe alienígena en clave humorística, sin pasarse de revoluciones como en Deadpool, marcando distancia con la doble personalidad de Hulk, y finalmente desapegándose del referente visual directo: Alien, otro organismo viscoso que toma huéspedes humanos para sobrevivir. Venom encuentra su identidad gracias al cuidadoso trabajo gestual de Tom Hardy, divertido y complejo a su vez, dos adjetivos difíciles de entrelazar. El filme recae enteramente en la solvencia del actor para que el compuesto psicológico oculte otras deficiencias narrativas bastante graves, algunas poco trabajadas como el vínculo amoroso entre Hardy y Michelle Williams, o las motivaciones del villano interpretado por Riz Ahmed, lo más bochornoso del filme. La propuesta de Venom es sutilmente atípica para el género de superhéroes: no es un poder dormido o adquirido, es un organismo autónomo que usa al humano para manifestarse, de allí el desafío de Hardy, no encarnar el rasgo opuesto del bicho ni ser su alter ego, sino pensarse como un recipiente forzado a darle cabida. Dos seres en uno, mutuamente conscientes, alternándose para actuar. Esta idea, cercana a la esquizofrenia, toca la gloria en la escena del restaurante y sin un Hardy comprometido caería en el disparate. Pero este disparate de dos seres en uno también será absorbido por la aspiración pop del director, en este caso Ruben Fleischer, autor de Zombieland (2009). Determinadas secuencias demuestran un frenesí cómico y una imaginación plástica que de seguro se hubiesen aplicado al resto del relato si no existiese una clara bajada de Marvel Studio: ésta será una película oscura, nocturna, viciada. Bajo tales lineamientos surge lo peor del filme, un malogrado pesimismo futurista con laboratorios testeando sobre indigentes y locos, un planeta colapsado que luce demasiado normal y una revuelta extraterrestre que apenas se justifica para llegar al clímax. La película avanza del mismo modo que lo hace Venom sin su humano, reptando con desesperados látigos pegajosos hasta llegar al cuerpo de Hardy, en donde se siente a gusto ya no como efecto especial, sino como un ente conflictivo interpretado por un gran actor.
Directo desde el universo de Spider-Man, pero alejado de la historia del superhéroe, llega Venom, un film de aventuras que toma a un personaje ya conocido por el público y le intenta dar, con pocos aciertos, un nuevo giro. Eddie Brock es un reportero dedicado a destapar escándalos y desenmascarar lobos vestidos de corderos. Ahora le toca el turno a Carlton Drake, un inescrupuloso magnate que utiliza personas pobres para experimentar con sus drogas farmacéuticas. En plena investigación, Brock descubre por accidente el último proyecto de Drake y termina infectado con uno de sus parásitos, el mismísimo Venom. Así, mientras lucha por sobrevivir a la persecución del malvado millonario, deberá aprender a relacionarse y colaborar con esta criatura que cohabita en su cuerpo. Venom no es una película inmirable, pero está lejos de ser un producto redondo. El principal problema es que nadie en el film parece tener muy en claro que es lo que el guion está queriendo contar. Eddie Brock es interpretado por Tom Hardy, uno de los mejores y más conocidos actores de hoy día. Sin embargo su personaje deambula por las diferentes etapas de la relación simbiótica con Venom sin tener una personalidad clara. ¿Es Venom un monstruo? ¿Es un villano en el universo de Spider-Man? ¿Es un justiciero? Nada queda en claro en el film. Solo un par de gags al final sugieren una posible idea de adónde apunta este film que, aparentemente, intenta ser una saga nueva basada en este personaje. El guion se estanca bastantes veces en un intento por presentar un villano que sea común para Brock y Venom, pero nunca termina generando en el espectador demasiado interés, lo cual se potencia por lo poco lograda e interesante que es la confrontación final.
Eddie Brok (Tom Hardy), es un periodista intrépido, cuya audacia termina por costarle su empleo, su novia y prácticamente su vida, al entrevistar acusando de asesino a un magnate que prácticamente es dueño de la ciudad. Carlton Drake (Riz Ahmed), el millonario que destruyó al protagonista, está obsesionado en unos aliens con características simbióticas que descubrió en una expedición en el espacio y que trajo a la tierra. Accidentalmente un simbionte toma como anfitrión a Eddie quien debe aprender a vivir con el mismo.
Venom es un antihéroe que llega al cine procedente de Marvel. La película narra la llegada a la Tierra de los simbiontes, criaturas amorfas que necesitan un huésped para sobrevivir, lo parasita y después tiene la capacidad de tomar el control de su mente y su cuerpo. Villano por naturaleza, es un depredador despiadado con la clara intención de convertir a los humanos en el alimento de su especie, pero algo sale mal cuando un simbionte parasita el cuerpo del protagonista, Eddie Brock. Brock es un periodista estrella que denuncia crímenes de todo tipo sin importar qué tan poderoso sean los corruptos, pero fundamentalmente en una persona honesta y con valores. El conflicto se desencadena cuando recibe la información de que un laboratorio está experimentando con humanos. Justamente recibe el pedido de entrevistar al director de la firma pero en lugar de elogiar el trabajo supuestamente en favor de la humanidad, denuncia su corrupción. Parasitado por el simbionte, Brock se convierte en Venom, con la singularidad de que la nueva criatura resulta un villano empático al que Brock logra controlar de alguna manera. La película, grabada en su mayor parte en base a tecnología, tiene el humor necesario y el guiño habitual de un cameo de Stan Lee, una leyenda de Marvel.
Llegó a la pantalla grande el archienemigo de nuestro querido Peter Parker, pero sólo. Siendo el simbionte el protagonista de este film. Suena raro, pero no está mal que se le empiece a dar importancia a los “malos”. El problema está en como se encara, como se realiza y Venom no lo hace muy bien. Nos encontramos con el Venom de Eddie Brock (en los comics existen más de un “host”). Lo vemos feliz los primeros diez minutos del film y luego por una macana que se manda, lo vemos depresivo y sin ganas de vivir. Un perdedor, como cada “host” que busca el simbionte. Es extraña la forma en que avanza la historia. Hay un problema con la parte humana del film. Las relaciones humanas están tiradas de los pelos. No tienen sentido como es la relación con su ex esposa y su nueva pareja. Es como que necesitaban que este eso para que la historia tenga más sentido y para que también pase algo que fue interesante*(sigo en la zona de spoilers) El film tiene algunos destellos de comedia, nada que te saque una carcajada, pero si una sonrisa. Lo cual no me parece mal, no todas las película basada en cómics tienen que hacernos reír, además el que hace reír es Peter, no Eddie. Cuenta con buenas escenas de acción y el uso de del CGI es notable, excepto por la primer escena cuando la nave espacial ingresa a la tierra. Venom se nos muestra como un perdedor también. No es el Venom que conocemos de los viejos dibujitos o de los cómics. Acá parece bueno e inocente. Tal vez están buscando la vuelta para que sea Agente Venom, aunque Flash Thompson es quien se convierte en este malo devenido en bueno. Tom Hardy es una de las pocas cosas que se rescata de la película, lástima que el resto del film no lo acompañara. El villano elegido, tanto el actor como el personaje, dejan mucho que desear. Es un villano que carece de malas intenciones. Es aburrido, insulso y no dan ganas de verlo en pantalla. La banda sonora es buena, sobre todo el tema que hace Eminem. Mi recomendación: Otra más de Cómics, no es del universo de Marvel, por ende si no la ves en el cine no pasa nada, y si no la ves…tampoco. Zona de spoilers: Es interesante y muy bueno que hayan recurrido a la She-Venom para la historia, pareció un poco forzado pero punto a favor. Venom no es bueno. No entra en razón. No le va a hacer caso a Eddie, y no me vengan con “Vos me convenciste de quedarme Eddie” porque no hizo nada. Es como el “Marta” de Batman Vs Superman. Boludeces no, Sony.
Venom es uno de los antagonistas más populares del Universo Marvel, y quizás merecía una película en solitario. Pero sin duda, su paso al cine tenía que ser jugado como el de Deadpool. El filme de Ruben Fleischer (mediocre director con solo una muy buena película en su haber, Zombieland, y varios fracasos fílmicos) se queda a mitad de camino y no llega a ser todo lo oscura y terrorífico que debería. Eddie Brock (Tom Hardy) es un periodista que descubre como una empresa está ejecutando secretamente experimentos ilegales en seres humanos y realizando pruebas que involucran formas de vida extraterrestres y amorfas conocidas como simbiontes. Durante una visita furtiva a la central, el reportero quedará infectado por un simbionte. Comenzará entonces a experimentar cambios en su cuerpo y escuchará una voz interior, la del simbionte Venom, que le dirá lo que tiene que hacer. Alejada también de las modernas historias del MCU, el filme parece salido de la década del noventa, con malos efectos digitales, chistes rancios y un guion carente de matices. Hardy luce perdido, y parece difícil que vuelva para una secuela, ya que el filme es un paso atrás en su interesante carrera.
Otra de Marvel. Sabemos de su estreno porque el plan de los estudios es tener al menos tres por año, así que la lista es larga y las nuevas propuestas también, si tenemos en cuenta las dos o tres series bajo la tutela de Netfilk. Esta vez es el turno de un personaje singular que junto a Hulk, son como los dos bastiones de la historieta con reminiscencias de Dr Jekill y Mr Hyde, en tanto según convenga a la historia uno u otro ejerce el poder sobre el otro. En el caso de Venom, creado por Todd McFarlane en los ochenta, podemos sumar la relación simbiótica, pero vamos por partes. Olvide aquella lejana aparición en 2007, en “Spider man 3” (Sam Raimi). Vamos de cero. Eddie Brock (Tom Hardy) es un periodista de investigación comprometido con la denuncia de casos de corrupción, abusos, etc. Su popularidad se basa justamente en hacer de la corrupción un escrache público. A su vez Carlton Drake (Riz Ahmed) es un multimillonario dueño de una enorme corporación volcada a la investigación científica, quien anda detrás de un proyecto de mimetización entre un ente o sustancia extraterrestre (cuya forma y tamaño el lector deberá imaginar como un pequeño moco salido de la nariz de King Kong). Salvo que hay asido en una línea de dialogo perdida en la vorágine del montaje, o por alguna escena post créditos en una de Marvel anterior, no se explica cómo obtuvo estas muestras alienígenas, pero lo cierto es que necesita encontrar un ser vivo de nuestro planeta al cual se pueda acoplar y constituirse en un ser superior mientras dure en dicha carcaza. A pedido de su redactor en jefe Eddie accede a realizar un reportaje cuyo objetivo es enaltecer la figura del científico, también dueño de la cadena de noticias, pero no puede con su genio y termina preguntándole por sus experimentos secretos con su consiguiente despido. Será mejor perdonar algunas traiciones al verosímil si quiere aceptar la manera en la cual Eddie ingresa en el laboratorio y es invadido por el bicho para transformarse en Venom. De esta manera se puede disfrutar mejor el trabajo de Tom Hardy que, por supuesto, pone todo al servicio de esta producción. La vuelta de tuerca es más anunciada que el resultado de las elecciones en Brasil, pero ese no es el principal problema de “Venom”. La dificultad reside en anunciar, o amagar a desarrollar, los aspectos más interesantes como la personalidad reprimida, la relación simbiótica o parasitaria entre una moral que se traiciona a sí misma, la manipulación de los medios, para luego esquivarlos olímpicamente hacia la corrección política llevando todo a un plano más inocente, quedando Eddie/Venom como el-los únicos personajes con crecimiento dramático. Al lado de lo escrito por su creador, este antagonista devenido en antihéroe está más cerca de Heidi que de Spawn (la más oscura de sus invenciones) No obstante, el prodigio de los efectos especiales y la pericia de la compaginación hacen que “Venom” tenga algunos pasajes que mantienen el interés. Espejitos de colores que funcionan bien como tales (la persecución por las calles hacia la mitad de la trama, el enfrentamiento final, algunos gags con la voz en off, etc), aunque sean una simple tangente. La dirección de Ruben Fleischer (que la rompió con aquella interesante “Zombieland” en 2009) es lineal en la más tradicional de las formas. Como si cumpliese con la tarea asignada en lugar de jugar a otra cosa como en sus tiempos de cine independiente. Por supuesto hay pistas no muy sutiles que instalan la continuación, pero esto será otra historia, por ahora es el nacimiento de un producto meramente entretenido con sensación a oportunidad de desarrollo desperdiciada
Divertimento esquizofrenico. Tras once años de amagues, reinicios y quilombos legales llega el proyecto cinematográfico que tanto buscaba hacer Sony Pictures. Basada en el personaje que Todd McFarlane (‘SPAWN’) creó para las viñetas de Spider-Man y adaptando de forma bastante ligera las series comiqueras ‘VENOM: LETHAL PROTECTOR’ y ‘PLANET OF SYMBIONTES’ este esperado spin-off narra la historia de Eddie Brock (Tom Hardy), un popular reportero que pierde todo al ponerse a investigar una empresa fermaceutica que usa humanos para sus pruebas de simbiosis con seres extraterrestres. En un giro del destino Brock vuelve al lugar y termina siendo poseído por uno de los bichos espaciales, obligandolo a convivir con un ser hambriento de carne viva dentro de su propio cuerpo. Lo que mas molestia me genero de ésta película es como nos mintió el estudio diciendonos que estabamos ante el proyecto mas sanguinario basado en un personaje de Marvel. Tanto el director como la producción prometieron que la película tendría una clasificación R (PG-16, para mayores de dieciséis años) y que iría mas por el lado del genero Horror y ciencia ficción con tintes de comedia negra. A último momento el estudio se arrepintió y recorto la película para que sea PG-13 por si algún día lograban cruzarlo con el arácnido, a lo que el director Reuben Fleischer (‘Zombieland’) salió a decir con cara de piedra que nunca se había considerado hacerla con un estilo tan violento. No me molesta el hecho de que hagan al personaje más para el público familiar, ya que yo me crié con el VENOM de la serie animada y el del videojuego de Playstation One, pero los engaños me hicieron ofender como fan, lo que genera varios puntos menos. Los que leen mis críticas seguro piensan “este flaco se va por las ramas contandonos ¿QUE PUDO HABER SIDO? sin enfocarse en lo que en realidad es, por lo que les paso a contar un poco de lo que me pareció este corte final. La historia en si tiene una estructura bastante básica pero desprolija en su primera mitad. El primer acto en el que se deben presentar los personajes y su entorno se extiende demasiado, tenemos elementos de los personajes que no son necesarios y se pudieron haber eliminado para darle espacio a más trama en base a Venom y su planeta. Al momento de comenzar la acción la película tiene un crecimiento relativamente bueno, se vuelve entretenida y graciosa. La relación entre Eddie y Venom es excelente pero a la vez desaprovechada, las escenas en las que el reportero escucha la voz del simbionte en su mente y comienza a padecer los sintomas de la posesión de este es de lo mas divertido que nos brinda el guión. El villano Carlton Drake (Riz Ahmed) me sorprendió gratamente, en si es el tipico empresario maléfico que suelen poner en las producciones hollywoodenses para que el espectador se identifique con el contexto … pero la personalidad de éste es notable. Es un tipo carismático que te compra rápido, amable con los niños pero monstruoso con sus empleados. En aspectos visuales la película fue bastante pobre, considerando la variedad de simbiontes que tenían a su disposición se pudo haber hecho un juego artistico muy copado con los colores. La música es olvidable, una banda sonora pobre que va a pasar al olvido. Con respecto al diseño de VENOM tengo que admitir que me dejo anonadado, muy bien ideado. Además la voz, tambien hecha por Hardy, es escalofriante y agradable a la vez. Con respecto a Eddie Brock lo único que tiene del cómic es el nombre, pero dandole la derecha a los guionistas admito que hubiese sido difícil adaptar la personalidad conflictiva del anti heroe en un universo que, por el momento, no cuenta con un Spider-Man para detenerlo. La decisión de hacerlo un buen tipo fue para que el espectador se identifique con el tipo. Me hubiese gustado ver un poco del planeta de donde vienen los simbiontes, ya que es recorrido en los cómics en algunas ocasiones… pero quizás en la secuela. “VENOM” no es la bazofia que nos pinto la crítica, de hecho, es una película entretenida y hecha con cariño. Si bien los cortes finales y las ordenes de arriba hicieron que el respeto al fan se vea disminuido tengo que admitir que el resultado final fue algo que volvería a ver. Honestamente no quiero ver a esta versión del personaje acercarse a Spider-Man, me gustaría que continúen su universo de villanos de Spider-Man sin el arácnido pero volviendo al plan original de hacerlo clasificación R, y considerando que quieren hacerle película al gran KRAVEN THE HUNTER me voy a permitir soñar con ver una adaptación violenta y descarnada de “THE LAST HUNT” con Venom, sustituyendo al cabeza de red como el blanco del cazador. El próximo proyecto de éste universo cohesionado es “MORBIUS EL VAMPIRO VIVIENTE”, protagonizada por Jared Leto y basada en otro villano arácnido conocido por ser un científico convertido en un malvado vampiro. Además, ‘VENOM’ tiene en la cocina dos secuelas mas … habrá que ver si se llegan a hacer y en donde le dejarían lugar a ‘SILVER & BLACK’, otro spin-off de Spidey centrado en Black Cat y Silver Surfer. Quedense hasta despues de los creditos o seran deborados por el protector letal.
A esta altura del siglo XXI, cuando el género “Superhéroes” implica el aggiornamiento hipertécnico e hiperdigitalizado del cowboy (a quien extrañamos), era lógico que alguien hiciera un film sobre un villano o algo parecido, porque en el Universo Marvel algunos malos terminan siendo un poco buenos y viceversa, pero no nos vayamos por las ramas. Venom es un poco una historia del género (periodista que investiga cosas feas infectado por ser extraterrestre sanguinario, ambos comparten cuerpo, al final -más o menos- se entienden y portan “bien”) y un poco la burla a las películas de superhéroes, aunque sin llegar a la autoconsciencia gozosa y anárquica de Deadpool (otro personaje Marvel, pero no de Disney como los Vengadores, ni de Sony como Venom y Spider-Man -a quien prestan a Disney...-, sino de Fox, que ahora será de Disney... sí, bueno, no importa). Hay algo divertido en el hecho de que parece una película que se hizo porque se la prometió demasiado tiempo, e incluso los actores parecen en sintonía con esa idea de pagar una deuda y seguir con sus vidas. Curiosamente, eso le permite ser libre de compromisos, “sagas” y muñequitos para vender. No aburre, pero desconcierta.
Les voy a decir la verdad: Venom es divertida. El segundo acto tiene cosas espectaculares y un montón de comedia física para la cual no creí que Tom Hardy tuviera talento. El drama con Venom es la historia y las motivaciones de los personajes (en especial la criatura del título, que pasa de ser exterminador serial de la humanidad a anti-héroe en menos de cinco minutos y sin que sean demasiado convincentes las razones del cambio), la caótica batalla de moco del tercer acto y el desafinado primer acto. No es un engendro, pero de seguro no figura entre lo mejor que ha dado Marvel hasta ahora (en realidad Sony, haciendo uso de la licencia que posee sobre los personajes del universo de Spiderman, decidió hacer un disparo en solitario para ver si podía seguir ordeñando la franquicia de manera tangencial y sin molestar a Marvel y su MCU, y se topó con la sorprendente recaudación de 800 palos verdes a nivel mundial, aún cuando la crítica yanqui la defenestró de una). Si bien es cierto que Venom es un derivado de Spiderman (creado por David Michelinie & Todd McFarlane en 1984 – sí, el mismo McFarlane que inventó a Spawn – , Venom era un parásito extraterrestre que se pegaba al traje de Spidey, le daba mas fuerza y poderes extras pero, a cambio, comenzaba a apoderarse de su carácter y volverlo maligno, razón por la cual terminaba echándolo y caía en el cuerpo del periodista Eddie Brock, un chupamedias trepador que odiaba a Parker y con el cual se transforma definitivamente en el villano del título, historia que hemos visto plasmada en la pantalla grande en la caótica Spiderman 3), no me parece un sacrilegio escribir un origen alternativo y despacharlo en una aventura en solitario. El DCU ha manoseado los orígenes de Superman sin que nadie chistara, y hasta el mismo MCU ha cambiado el nacimiento (y la estética) de unos cuantos de sus personajes mas conocidos, sea Falcon, Scarlett Witch y hasta la paternidad de Peter Quill en Guardianes de la Galaxia. Visto de esa manera, Sony tiene tela para cortar para rato, haciendo un universo expandido compuesto de villanos de Spidey (como la inminente Morbius, el Vampiro Viviente protagonizada por Jared Leto, y la secuela de Venom sugerida en la secuencia post créditos, con Woody Harrelson como Cletus Kasady, el cual dará a luz a Carnage, una versión autónoma y mucho mas despiadada del simbionte del título). Acá, para diferenciar las cosas del MCU (o, al menos, de las películas de Sam Raimi), a Brock lo ponen en San Francisco como un periodista de investigación reconocido y serio (no el ruin trepador que hacía Topher Grace), no hay Hombre Araña ni Daily Bugle sino una misión privada al espacio, con un seudo lex Luthor (con algo de Elon Musk) que nada en guita y quiere colonizar planetas inhabitables. Así es como se trae una caterva de muestras de aliens hallados en un cometa, sólo que los bichos se sueltan en pleno vuelo y la nave se estrella. Sí, uno de los astronautas infectados es Jameson de apellido (como J. Jonah, aunque su hijo astronauta no debería ser un simbionte sino un hombre lobo de acuerdo a los comics), y uno de los bichos se escapa mientras el megalómano de turno hace experimentos con los bichos que le quedan, infectando a gente desahuciada y vagabundos que recoge de la calle. Y es que si la mezcla de simbionte y humano funciona, uno no precisaría traje espacial alguno para colonizar planetas con atmósferas hostiles en el interior de la galaxia. Hasta ahí, todo ok. El drama es cuando aparece Tom Hardy en pantalla, el cual desentona. Es demasiado afectado y se quiere hacer el gracioso y no le sale, y uno piensa que hay un serio error de casting en todo el asunto. Tampoco se lleva bien con Michelle Williams (maquillada como una puerta, con minifalda a lo pendex y con cara de Valium), la cual es demasiada actriz para figurar acá (lo que pasa es que las franquicias Marvel han terminado abriendo puertas a todos los involucrados, reviviendo carreras o llevándolos al estrellato; sin Marvel, Jeremy Renner y Elizabeth Olsen no podrían haber accedido a filmar esa genialidad que es Wind River, o Chris Evans haciendo Un Don Excepcional, o Robert Downey Jr saliendo del oscurantismo y convirtiéndose en una estrella codiciada con la saga de Sherlock Holmes, dramas reconocidos y la próxima remake de Doctor Dolittle), y muestra química cero con Hardy. Y todo anticipa un desastre hasta que el bicho en cuestión entra en pantalla, se posesiona de Hardy y el director Ruben Fleischer (Zombieland) pone la película en overdrive. AutosDeCulto, el portal sobre la historia de los autos Lo que sigue es una catarata de disparates en donde Tom Hardy se redime, los chistes son graciosos y el inglés demuestra un enorme talento para la comedia física. Porque el simbionte lo maneja como si fuera un muñequito, hace proezas físicas imposibles y, cuando lo persiguen, las extensiones mocosas del bicho (que salen de su cuerpo y se pegan a cualquier cosa) le permiten tomar las curvas y saltar las colinas de San Francisco como nunca antes viste en el cine. Convertido en una especie de Jekyll y Hyde extraterrestre (y siempre discutiendo con la voz interna del bicho, que quiere hacer un desastre tras otro), Venom manufactura un delicioso segundo acto lleno de cosas originales. Quizás el drama con esto sea que Venom – que básicamente es un devorador insaciable de seres vivos – queda restringido por el rating PG-13 que le metieron al filme, obligando al director a orquestar masacres asépticas (y esto es porque los de la Sony no tienen un pelo de tontos y saben que en algún momento pueden empardar a Venom – y todo lo que saquen de aquí – con la franquicia oficial de Spiderman con Tom Holland, la cual tiene una onda apta todo público), cuando su estado natural hubiera sido el rating R y ser tan zarpado como Deadpool, con una pantalla chorreante de sangre y tripas. Los problemas resurgen cuando el filme no quiere seguir sus propias reglas. Si Venom es un asesino en serie que quiere devorarse a cuanto ser humano se le cruce, de pronto se vuelve un amante de la vida y de la Tierra y decide matar (y comerse) solo a los malos. Lo otro es que la compatibilidad entre Venom y su huésped humano debe ser perfecta para que el bicho no lo mate en el proceso… pero no hay dramas si el libreto trampea esto y permite que Michelle Williams sea Miss Venom por un rato. Las cosas son predecibles y terminamos con una batalla de simbiontes, que tiene sus cosas inspiradas pero también su cuota de caos visual. Si bien las cosas buenas superan a las malas, resulta difícil aseverar que Venom es una pelicula pareja. Aún con sus altibajos Venom me pareció potable porque los trucos con el moco negro extraterrestre están buenos, y porque mezcla horror con comedia. Hay muchas cosas para pulir, pero Hardy se hace con el personaje en el segundo acto y resulta entretenido. Podía haber sido una comedia muy negra (un inocente atrapado en el interior de un asesino serial caníbal), pero acá la cosa la sanitizan bastante como para ser amigable a un público pre-adolescente. El futuro está abierto y la franquicia puede mejorar drásticamente en la segunda instancia… o hundir de una en un estrepitoso fracaso. Por mi parte estoy dispuesto a darle una segunda oportunidad a la serie, siempre y cuando siga por el lado de la comedia donde se anota sus mejores puntos.
Lamentablemente la primera película de Sony Pictures en el universo de películas de personajes de Spider-Man no logra ser un buen producto final. No se sabe si intenta ser una historia oscura, graciosa o todo eso combinado intentando alcanzar a un publico variado. Sea cual sea la razón, la película no es de lo mejor, entretiene, pero no convence.
Otro bombazo que no fue No se puede decir que "Venom" era una película de superhéroes demasiado esperada, un proyecto sobre el cual había muchas expectativas... No es de los personajes de Marvel más populares, está dentro del universo de títulos de FOX (que en materia de estas películas ha sido bastante irregular) y los trailers promocionales ya daban mala espina por lo que se alcanzaba a ver sobre la historia y los efectos especiales que usaron. El hecho de tener como protagonistas al gran Tom Hardy y como contraparte femenina a la actriz Michelle Williams, nos dio falsas esperanzas de que podía llegar a ser una propuesta distinta en este sub género, pero la verdad es que terminó siendo distinta en un sentido negativo. Para empezar, el personaje de Eddie Brock (Hardy) es un antihéroe de manual, medio burdo en su construcción. Es el típico cobarde e individualista que se va autodescubriendo como mejor persona a medida que avanza el film. Nada nuevo por acá. Para semejante actor como Tom Hardy, se sintió que el personaje que le armaron fue insuficiente y quedaron desaprovechados sus talentos interpretativos. Lo mismo me pasó con Anne Weying, el personaje de Michelle Williams que me pareció absolutamente torpe y forzado. Demasiado poco para una actriz con la experiencia de Williams. Después viene la trama... flojita y sin ningún elemento interesante. Unos extraterrestres a los que los científicos que los descubrieron bautizaron "simbiontes" llegan al planeta en un plan de exploración para traer luego a los de su especie y dominarlo. Venom, el simbionte que se apodera de Brock, se presenta como un ser superior, pero con el pasar de los minutos nos damos cuenta de que es el equivalente a Eddie entre los de su especie, es decir, un perdedor. En pocos minutos de metraje pasa de ser un villano inteligente a una especie de amigo malhumorado que se comienza a encariñar con su nuevo huésped. La dinámica entre el simbionte y Brock se pone cada vez más tonta e infantil. Está bien, es una película de superhéroes y puede haber humor, pero el que yo percibí en este trabajo sentí que está construido de manera muy torpe y a destiempo en varias escenas. En momentos en que quiere parecer copado simplemente queda ridículo. Si nos fijamos en los aspectos técnicos, la verdad es que no resalta entre otros exponentes del genéro. El CGI es un poco grosero en algunas secuencias aunque el resultado final sea aceptable y ese es justamente otro problema de la propuesta, tener efectos especiales en la categoría de "aceptables" ya no es un diferenciador y menos con la competencia feroz que hay entre Marvel y DC. En conclusión, creo que "Venom" es otro exponente fallido del sub género de superhéroes. La pondría a la par de títulos como "Daredevil", "Elektra" y "Spider-Man 3" de Sam Raimi.
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