¿Matar o reír? No viene al caso determinar ahora el lugar y momento exactos donde se pronunció la muy conocida y -en mi opinión- exasperante frase "todos los caminos conducen a Roma". En particular no creo que sea así de ningún modo. En todos los contextos no funciona de igual forma. Es cierto que uno tiene la posibilidad de tomar distintos recorridos, pero la realidad es que existe uno que siempre es el mejor, el más seguro, el que parece corresponder. ¿Risa o llanto? ¿Amor o indiferencia? ¿Thriller o drama? ¿Acción o comicidad? Todas estas preguntas emergen y concurren en el mismo sitio e instante: 3 Días para Matar (3 Days to Kill, 2014). Esta llamativa y nada inocente indefinición que nos presenta el director del filme, Joseph McGinty “McG” Nichol, es a fin de cuentas lo que le otorga a la obra su especial distinción. Aquello que la configura como entretenida le otorga también cierta desprolijidad. Tiene la capacidad de convocar un gran abanico de movimientos dramáticos en la mente del espectador, y también simplemente es divertida, con escenas de “una típica familia norteamericana”. Naturalmente se observa aquí el trabajo de los guionistas Adi Hasak y Luc Besson, otro "par", siguiendo el hilo de nuestra argumentación.
Si querés ver una de acción un tanto atípica, con 3 dias para matar la vas a pasar muy bien. Como consejo no llegues tarde ya que tiene un muy buen arranque (quizás lo mejor de la película). Si bien no se puede negar que mantiene al espectador muy entretenido, la cantidad de situaciones absurdas, insólitas e incoherentes metidas dentro de un marco demasiado serio y ....
Los okupas de la CIA. El agente especial de la CIA, Ethan Renner (Kevin Costner) se ha distanciado de su esposa e hija los últimos cinco años debido a su riesgosa y estresante profesión. Cuando le es diagnosticado un cáncer cerebral y es dado de baja del servicio secreto, Renner intenta recuperar a su familia que vive en París, así descubre que su casa ha sido ocupada por unos inmigrantes africanos que le ofrecen compartir el derruido y abandonado hogar con una lógica de convivencia muy distinta a la del protagonista. Renner parece abatido por la enfermedad y sus consecuencias físicas y acepta con entereza y resignación que le quedan unos meses de vida, pero la agente Vivi Delay (Amber Heard) lo recluta para realizar una nueva misión: asesinar a un contrabandista alemán conocido como El Lobo, a cambio del acceso a un tratamiento experimental que lo puede curar, en una forma de también redimirse del desastre de su último trabajo en Belgrado. Ambas misiones, rehacer su vida familiar con su esposa y reencontrase con su hija, quien lo considera un padre ausente, y el asesinato de El Lobo y su cómplice, El Albino, se convierten en una odisea debido a los corolarios del cáncer, los efectos secundarios alucinógenos de la droga experimental y la dificultad de mantener ambos como compartimentos estancos. Con una amalgama de acción y comedia, el guión de Adi Hasak y Luc Besson combina la violencia y el mundo del terrorismo internacional y los servicios secretos con dosis importantes de humor. 3 Días para Matar mezcla escenas de violencia innecesaria con la paternidad, convirtiendo al rol de agente secreto o “asesino en una misión peligrosa” en una cuestión socarrona que le quita todo el carácter áspero al género de acción. Con una batería de bromas que van desde la imposibilidad de mantener un rol de padre tradicional hasta los conflictos generacionales alrededor de una juventud acomodada que cree ser el centro del mundo, el film dirigido por McG genera una sensación de entretenimiento agradable y ligero que elimina las barreras entre los amigos y enemigos, resaltando su calidad de padres, sus métodos de educación y la importancia de estar presente para los hijos en los momentos críticos de su formación y su paso a la adultez.
Kevin Costner viaja a París Luc Besson no se desenvuelve bien en el drama -le pasó con La fuerza del amor (The Lady, 2011)- y menos en la comedia -Angel-A (2005) por citar alguna-; su fuerte es el cine de acción, ya sea en su faceta de director, guionista o productor como en este caso. El problema surge cuando mezcla la acción con otro de los géneros menciondos. Ya lo hizo con Familia Peligrosa (Malavita, 2013) y lo vuelve a reiterar con la igualmente infeliz 3 Días Para Matar (3 days to kill, 2014). Kevin Costner interpreta a un agente federal que mata por encargo. En un último trabajo se descompensa y tras ser asistido en una clínica, le detectan un cáncer Terminal que le depara sólo 3 meses de vida y el fin de sus actividades de espionaje. Ya retirado decide reestablecer relaciones con su hija adolescente y su ex mujer a quienes casi no veía por su labor pero, cuando está por ser “aceptado” nuevamente en su hogar, lo buscan para concretar una última misión. Entre la familia y su violenta vocación deambulará la película. 3 Días Para Matar se “vende” (su distribuidora y sponsor oficial “Peugeot”) como un film de acción de los productores de Búsqueda implacable (Taken, 2008), la mejor película producida por el director de El perfecto asesino (León, 1996). Aquel film tenía a un Liam Neeson genial, tipo rudo cincuentón, devenido en héroe de acción a la antigua, recio, solitario y de pocas pulgas, con un sabroso instinto para la violencia. El rescate de Kevin Costner, que cuenta con similares características, prometía un producto “a la altura de” pero no fue así, y no por culpa de Costner -lo mejor de la película-, sino por el guión de Besson y Adi Hasak, que insiste en intercalar tipos que andan en la mala vida con la comedia familiar. El chiste ya le salió mal a Besson en el film con Robert De Niro y Michelle Pfeiffer, y vuelve a salirle mal ahora. 3 Días Para Matar no es una película de acción, pero tampoco es una comedia familiar. Ni una cosa ni la otra. Si los chistes por momentos funcionan es por la presencia corporal de Costner –ya no es necesario que actúe- que pone su cara y curriculum de tipo-duro-fracasado-sentimental en pantalla. No se puede negar que Besson está obsesionado con la “normalidad” que la vida familiar supone, así como con las mujeres bellas y de carácter fuerte. No sólo las películas mencionadas transitan el tema, también Búsqueda Implacable 2 (Taken 2, 2012) o Venganza despiadada (Colombiana, 2011), siempre desde la recuperación de un lazo familiar quebrado. Lo demás serán postales turísticas de la ciudad de París desde todos los ángulos. Ahora quién esperaba ver un buen y divertido producto de acción se quedará con las ganas, o tal vez tenga suerte con Brick Mansions (2014), otro de los estrenos en cartel escrito por Besson, con la actuación del desaparecido Paul Walker.
Sin salida Kevin Costner regresa al género de acción con esta película dirigida por Mc G que cuenta con un guión de Adi Hasak y del prolífico Luc Besson. Tres días para matar tiene una premisa interesante que es explotada al máximo: el tiempo expira para Ethan Renner, el veterano agente de la CIA obligado a alejarse de la institución por el diagnóstico de una enfermedad terminal. Este hombre que aprieta el gatillo y arrastra sus propios conflictos, decide intentar acercarse a Zooey (Hailee Steinfeld), su hija adolescente, a quien no ve desde hace años. Sin embargo, la infartante agente especial Vivian DeLay (Amber Heard) hace su aparición para ofrecerle una droga experimental que podría salvarlo a cambio de cumplir una última misión: eliminar a El Lobo ((Richard Sammel). un siniestro personaje que se mueve con impunidad para lograr sus negocios.. Con una galería interesante de villanos (uno que prefiere decapitar a sus víctimas), arquetipos en el cine de Besson y ahora potenciados por Mc G, la historia tiene su cuota absurda pero resulta entretenida. Así como Renner es capaz de terminar con una legión de maleantes en la habitación de un hotel, también puede enseñarle a su hija a montar una bicicleta. Combinando el costado violento del personaje con el de "ingenuo padre de familia" azotado por un enfermedad que lo paraliza en momentos claves, el relato prosigue su marcha entre peleas y persecuciones sin dejar de lado los toques de humor. Costner, que reivindica a los maduros en pleno territorio de la acción como Neeson y Stallone, encarna a un antihéroe "sin salida" que corre peligro como en la lograda escena del subte, en medio de un clima de tensión que sostiene el aliento del espectador hasta el desenlace.
Matando y paseando por la Ciudad Luz Suena raro hablar hoy de un productor o guionista que esté por encima de los directores, pero da la sensación de que Luc Be-sson es el responsable ideológico y artístico de cada uno de los proyectos en los que se involucra, independientemente del rol asignado por los créditos iniciales, relegando al realizador de turno, en este caso McG, el mismo de las dos Los Angeles de Charlie, a una función meramente técnica. Desde El transportador en adelante, los films angloparlantes del hombre detrás de El perfecto asesino y El quinto elemento se empadronan en una línea de continuidad incuestionable, haciendo de la acción eminentemente física y palpable, los protagonistas cincuentones y solitarios, la geografía transnacional aunque siempre centrada en París y un humor muchas veces involuntario, unas constantes en todos sus films. 3 días para matar es la apuesta máxima de todo lo anterior, una historia presentada inicialmente como un thriller seco y gélido que sin embargo abraza con fuerza el resquebrajamiento familiar del héroe de turno, la crisis emocional de su hija adolescente e incluso la comedia más lisa y llana disparada por el choque cultural entre lo americano y europeo, tomándolos además como elementos constitutivos de la trama antes que funcionales a la sucesión de piñas y patadas. El centro del relato es Ethan Runner, uno de esos agentes de la CIA con mil y un operativos encima que parece sabérselas todas. Costner es, después del renacido Liam Neeson, el hombre ideal para ponerle el cuerpo. El cuerpo y la mirada, porque la prestancia con la que se desenvuelve ante la cámara y esos ojos tristones dejan entrever que hay algo detrás de su forma recia, solitaria, aplomada y segura de trabajar. Y lo que hay es un cáncer fulminante que lo obligará a alejarse de la fuerza. Como en gran parte del cine de Besson, el mantenimiento del orden familiar es el principal motor de la narración, por lo que la certeza del crepúsculo será razón más que suficiente para que vuelva a casa a recomponer las cosas con su mujer (Connie Nielsen, eterna marginada a “esposa de”) e hija adolescente (Hailee Steinfeld, de Temple de acero). O al menos intentarlo, ya que la primera está harta de sus promesas y posteriores desplantes, y la segunda ni siquiera le dice papá. Las cosas irán más o menos bien (mamá le delega el cuidado de la nena, él promete cocinar, etcétera), hasta que una colega le acerca una oferta imposible de rechazar: una droga experimental contra su enfermedad a cambio de un último encargo a cumplir en el período temporal referido en el título. A partir de ahí, película y protagonista alternarán entre la recomposición del vínculo, la atención a las vivencias de la hija y la concreción del operativo final. Así, podría pensarse a 3 días para matar como tres films enfrascados en uno e hilados únicamente por la omnipresencia de Cost-ner. Más redonda e imprevisible en su faceta humorística que Familia peligrosa, aunque menos en la construcción de la acción que Búsqueda implacable, ambos títulos con Besson detrás, el de McG es un film tan irregular y neurótico como felizmente inverosímil y disfrutable. Por caso: después de que Runner se carga a cinco tipos en un hotel sale a pasear con su hija por una París más bella que nunca (no por nada uno de los patrocinadores principales es Peugeot) con una naturalidad que el film decide apropiarse mirándola de forma distanciada pero cómplice. O también porque Runner tortura a un italiano mientras éste le pasa una receta de fileto como si nada. Podrá achacársele la ausencia de un amalgamado armónico, ciertos elementos de guión forzados e incluso el tratamiento superficial de cada una de sus partes, pero lo cierto es que es justamente en esa imperfección donde radica la excentricidad de un mecanismo tan volátil como eficaz.
VideoComentario (ver link).
Semana de Luc Besson como escritor y productor ("Brick Mansions", remake de un film de su factoría y esta que nos convoca abren este jueves), mostrando que a veces, es preferible, detenerse un tiempo e intercambiar ideas con gente que realmente aporte nuevos aires a las clásicas temáticas del género acción (subcategoría: espías) y no seguir lineamientos de peligrosa imitación. El hecho de que Liam Nesson, ya grande (galán maduro), esté conquistando al mundo como héroe de esta corriente ("Taken", "Non-stop") no significa que pueda repetirse de igual manera con otro actor de su generación. Con el famoso francés y el americano McG a la cabeza de la realización, Kevin Costner (aquí será Ethan) se anima a un juego peligroso: hacer el proceso de transformación de un ex agente de la CIA, (killer hecho y derecho), frío, letal y parco, a un padre de familia responsable, capaz de manejar a una adolescente rebelde, Zooey (Hailee Steinfeld), sensible para reconquistar el amor de su mujer Christine (Connie Nielsen) y eficiente para continuar con la senda de crímenes en busca de un objetivo asignado. La agencia americana, busca a El Lobo (Richard Sammael) hace mucho tiempo. Ethan estuvo cerca de él en un intento de captura y eso lo entiende bien Vivi (Amber Heard, quien sigue eligiendo cada vez papeles que desdibujan su talento), una hitmen (o hitwomen?) de alto vuelo. El tema es que, a poco de ese evento, el veterano espía descubre que tiene una enfermedad incurable y su pronóstico le marca el fin en pocos meses. Vivi le ofrece un trato al hombre en retirada: trabajar para la CIA y ayudarla a terminar un riesgoso trabajo pendiente: acabar con el capo mafioso en cuestión, funcionando al estilo parapolicial (es decir, de la ley, ni hablar). A cambio, ofrece un tratamiento con una droga experimental que podría alargar su vida. Ethan duda, porque se encuentra en esos momentos en París, yendo a arreglar sus papeles (ve un escribano por su testamento y todo) y lo único que quiere es algo de paz para sus últimos días. Busca reencontrarse (y hacer reparar algo del dolor por haberlas dejado solas) con su ex mujer y su hija, a quienes hace mucho tiempo que no ve. Pero la oferta, es tentadora... Ya se imaginan entonces el resultado, de a ratos, el espía acepta y juega a ser Papá Corazón y convencer a su familia que él puede hacer algo distinto, y en otros, sigue las directivas de su jefe y se ocupa de cargarse malos a granel, mientras trata de dar con el objetivo fijado al principio. Costner es un gran actor, y trata de aportar simpatía y prestancia para captar la atención de la audiencia. Sin embargo, el problema principal de "3 days to kill" es la falta de equilibrio entre las "dos vidas" que intenta llevar adelante Ethan. Pasamos de la escena del padre bueno y querible a la del tipo que tortura siempre para conseguir información, casi sin escalas. Una disociación instrumental fantástica, que no funciona creíble (ni siquiera en clave de humor). Además, el film se toma demasiado tiempo para fotografiar a la bella París (hay creo que 3 o 4 escenas con la torre Eiffel de fondo, ¿todos tienen que pasar cerca de ahí?) y mostrar los vistosos modelos de Peugeot (sponsor esta vez aquí), para cualquier traslado, ya sea persecusión o esparcimiento, perdiendo de vista que lo importante es evitar entorpecer el ritmo de la narración y no abusar de ciertos recursos, por interesantes que parezcan. En el elenco, Heard y Nielsen lucen desdibujadas (a la primera el look de female fatale no le queda bien) y están un escalón debajo de Steinfeld, quien hace lo suyo de manera fresca (la hija teen está perfecta) y natural. Sin embargo, como el film funciona en base a dos recorridos que sólo se cruzan al final (y de una manera demasiado azarosa diría), ese factor (los contrapuntos de la relación madre-hija) no logra compensar lo que se pierde a la hora de la acción. Sí, hay peleas, balas, persecusiones (elemento donde se luce el trabajo de McG) y el carisma sutil de Costner, quien parece disfrutar bastante su rol. "Tres días para matar" puede ofrecer algunos segmentos de acción que entretengan, pero a la luz de los recursos con los que contaba, debemos decir que está debajo de lo esperado. Otra vez será.
Hay algo de mucho goce desde el arranque en “Tres días para Matar” (USA/Francia, 2014), en eso de descubrir la faceta ruda de un actor que hace tiempo que quiere volver al estrellato, y también en la parte de descubrir estereotipos que en el placer de género siempre nos atrae. Detrás del cóctel de acción, humor, romance y dinamismo está McG, alguien que desde que puso por primera vez un pie en el mundo del cine supo llamar la atención; y en “Tres días…” no hará omisión a su capacidad de innovar y llevará a Kevin Costner hasta un lugar extremo, algo que no vimos en el veterano actor desde los tiempos de “Danza con Lobos”. Si bien en su trama es similar a muchos recientes filmes de acción, en esto de la épica búsqueda desesperada de un objetivo: “Taken”, “Escondido en Brujas”, la inédita “Erased” y más allá en el tiempo en filmes como “Búsqueda Frenética”, su manera de contar nuevamente la historia con un tratamiento particular de la imagen y una explosión de música, es uno de los rasgos que destacan y que hacen que su propuesta sobresalga. Con guión y producción de Luc Besson, la película se centra en Ethan Renner (Costner) un agente de la CIA, de esos con peligrosas y ultrasecretas misiones, que al detectársele un cáncer terminal realiza un balance sobre su vida personal (desastrosa por cierto). Mientras piensa en cómo solucionar sus problemas con su esposa (Connie Nielsen, alejada de la frialdad de Meredith Kane de “Boss”, el antecedente a HOC) y su hija adolescente (Hailee Steinfeld) y transmitirles de la mejor manera su pronto y rápido deceso (obviamente Besson no le iba a otorgar más de cinco meses de vida) aparecerá una misteriosa miembro de la CIA que lo contratará para que asesine a Lobo (Richard Sammel) y su secuaz Albino (Tómas Lemarquis). El anzuelo para aceptar este último trabajo será no sólo el dinero, sino, una droga experimental que podrá cambiar su destino, pero hasta que la “salvación” de ese factor externo que lo vulnerabiliza y que impide que termine de “atrapar” a los malos (siempre que está a punto de agarrarlos una recaída lo pone en una condición de inferioridad) deberá pasar por estados que McG narra con cámara en mano, movimientos apresurados de escena y deformación de los márgenes. En la promesa de salvación además estará la afirmación que Ethan necesita sobre su “mortalidad”, porque hasta entonces se veía como un ser invencible, una suerte de superhéroe solitario, que a fuerza de balas conseguía sus metas. Enfermedad mediante y situaciones particulares con su hija y mujer, como así también con aliados temporales que conseguirá, pienso en Mitát (Marc Andreóni), un hombre sometido por su mujer, que ayudará a Ethan principalmente en temas relacionados a Zoey (Steinfeld), su inmortalidad se desvanecerá. La paternidad, el matrimonio, la tentación, la transformación, algunos temas que Besson trabaja con digresión y calidad a los largo de los 115 minutos que dura “Tres días…”, y que con humor y guiños hacen mucho más dinámica esta sangrienta persecución, a pie y en automóviles, en un París lleno de lugares comunes (la noche, la torre Eiffel, las pequeñas calles), tantos como ya había desparramado en “Una Familia Peligrosa” pero con Italia como escenario. También sobre el multiculturalismo se habla en esta cinta de acción, porque si vamos a hablar de ciudades, nada más multiétnico que el París actual, representado en aquella familia de origen senegalés que ocupa su departamento mientras el no está, y que terminan ablandando dura caparazón anti relaciones humanas de Ethan y estructuran en episodios la película. Una cinta de género para disfrutar y estar atentos a los miles de guiños cinéfilos (adoración absoluta por esa “recreación” de la escena triunfal de “The Bodyguard”) y referencias a la cultura popular (el “I don’t care” de Icona Pop como ringtone quebrando la tención y marcando el punchline) que no hacen más que demostrar el buen momento del cine de acción y de Besson como tutor de productos, que en directores como McG y actores como Kevin Costner, elevan la apuesta bien alto. Vertiginosa
Kevin Costner reverdeciendo laureles con un protagónico, como un agente envejecido y enfermo que acepta volver al trabajo a cambio de una cura. El argumento de espías, con enemigos letales, coreografiadas escenas de acción, atrae, entretiene y le agrega el plus de la presencia de la bella Amber Heard.
Original cinta de acción pochoclera, con momentos de alta tensión, buenos conflictos dramáticos y una interpretación de su protagonista a la altura de las circunstancias. Cuando los conflictos parecen artificiosos y hasta ridículos, ahí está Costner, para con todo su oficio, ponerse la película al hombro y llevarla a buen puerto. La estética de cine publicitario y el montaje vertiginoso, recuerdan que detrás del producto se encuentra LUC BESSON; un verdadero especialista en producir este tipo de cine. Sin ser una maravilla del séptimo arte, se deja ver y cumple con su objetivo: entretener durante todo el metraje.
¿Lo queres ver a Kevin Costner en acción? ¿Lo extrañabas? Bueno, en "3 días para matar" vas a poder disfrutar de un Kevin en movimiento y por momentos, con alguna que otra línea de humor. Ethan (Costner) es un veterano de la CIA que se aleja de la institución por una enfermedad terminal, y así de esta forma aprovechar y recomponer su NO relación con su hija... Claro, hasta ahí todo perfecto... el tema es que una agente especial, Vivian, le propone darle el "antídoto" a su enfermedad a cambio de matar a EL LOBO. Gran dosis de acción y gags (algunos ridículos) es lo que vas a ver en esta peli, que no decepciona pero tampoco te rompe la cabeza. Por momentos comedia, por momentos thriller, por momentos un poco de humor, eso es "3 Días para Matar".
Mi papá es un asesino a sueldo moribundo y con alucinaciones Por Rodrigo Seijas Kevin Costner estrenó hasta el momento dos películas en Estados Unidos este año: 3 días para matar, thriller de acción del cual me ocuparé en este texto, y Draft day, un drama deportivo. Ambas, un poco por casualidad, otro poco porque las estrategias de marketing se parecen aún entre géneros disímiles, comparten diseños en sus pósters: los dos tienen al actor como figura central, excluyente, gigantesca (ver aquí). Obviamente, las dos cintas apuntan a un público que confía en Costner y que podrían asistir a los cines en base a su presencia. Conmigo, esta táctica funciona: la única razón por la que podría interesarme en ir a ver un film como 3 días para matar es que Costner es el protagonista, con lo que supongo que dentro de un producto al que intuyo como bastante común y mediano, la estrella puede aportar su capa de complejidad a partir de su porte clásica. El afiche de 3 días para matar guarda también similitudes (y acá ya no hay muchas casualidades) con el de Búsqueda implacable, el cual se puede ver aquí. Ahí, la figura gigante, única en la que confiar es la de Liam Neeson. Ambas tienen a veteranos hollywoodense adaptados al molde de acción europea de Luc Besson (acá como productor y guionista), que a su vez se ha adaptado a las pautas hollywoodenses. Sin embargo, la premisa de la película con Neeson era mucho más lineal. Si ustedes creían que la trama de 3 días para matar se resumía en el título de la crítica, están equivocados: no está todo incluido, faltan cosas y apenas si funciona como resumen. El film se centra en Ethan Renner (Costner), un agente de la CIA, eterno encargado de esas típicas misiones de asesinato, que se entera que está enfermo y le quedan apenas unos meses de vida. Es por eso que intenta reconectarse con su hija y ex esposa (Hailee Steinfeld y Connie Nilsen, respectivamente). Justo cuando está tratando de recuperar los lazos familiares descuidados durante años le aparece una jefa de inteligencia (Amber Heard) con una propuesta: realizar una última tarea a cambio de una droga experimental para curar su enfermedad terminal. El asunto se le irá complicando cada vez más no sólo porque reconciliarse con sus seres queridos es un poquito difícil, sino porque en el medio deberá lidiar con las alucinaciones que le producirá la medicina (¿?) y porque su hogar ha sido ocupado durante su ausencia por una familia, con los que se verá obligado a convivir (¿¿¿¿????). Toda esta acumulación de variables ya dejaba todo listo para el delirio. Más si tenemos en cuenta los nombres involucrados: Besson supo crear ese monumento a lo inverosímil que era la saga de El transportador, el director McG estuvo detrás de las dos entregas cinematográficas de Los ángeles de Charlie y no nos olvidemos que Costner protagonizó ese despiole llamado Waterworld. Y lo cierto es que por momentos 3 días para matar es mil cosas a la vez: un thriller de acción, una comedia familiar, un drama moral, todo contado con bastante desparpajo, como si a los realizadores les importara bastante poco ciertas nociones básicas a la hora de captar al público. De ahí que tengamos, por ejemplo, varias secuencias donde lo vemos a Renner hablando por teléfono con su hija mientras usa a los tipos a los que tortura para sacarles información como especie de consultores sobre paternidad. Hay allí una evidente intención de tomarse todo en joda, de explotar el ridículo al máximo, de mezclar la tensión con los dilemas de un tipo que es muy bueno matando personas pero pésimo a la hora de convivir con ellas. El problema es que el delirio o el ridículo también requieren un orden narrativo, formal e ideológico que los sostengan, y 3 días para matar no lo tiene, porque McG es cuando menos perezoso a la hora de poner en marcha el relato (ver sino las escenas de acción, filmadas a reglamento), Costner se limita a poner su cara de nada, sin adaptarse a las necesidades específicas de cada escena, y en el guión de Besson, más que una sátira a ciertos métodos violentos, lo que se percibe es una gran irresponsabilidad a la hora de mostrarlos. Este último aspecto se refuerza por el historial del cineasta francés, quien parece no querer hacerse cargo de que en su filmografía abundan las obras como Taxi, Búsqueda implacable, Sangre y amor en París, Distrito 13 y Los ríos de color púrpura, en las que se hacen apologías explícitas de la justicia por mano propia, el machismo o el intervencionismo. Por eso tenemos la subtrama de la familia (de raza negra) ocupando el hogar de Renner, quien primero recurre a la policía para desalojarlos, descubre que no puede hacerlo porque una ley los protege -esa normativa está vista como algo claramente negativo en el film-, los amenaza (pistola en mano) para que se vayan, luego los deja quedarse porque la hija del patriarca (Eriq Ebouaney) está embarazada, deja que sean testigos y hasta parte de sus andanzas (el más pequeño custodia la puerta del baño donde Renner hace sus interrogatorios), para finalmente convertirse en el padrino del niño recién nacido. Allí Besson muestra la hilacha: se quiere hacer el progre, pero demuestra ser racista, paternalista y facho, y hasta dan ganas de pedirle que sea sincero y nos diga de frente que lo que realmente piensa: que Francia no es para los inmigrantes, que Francia es para los franceses, o para ser más precisos, para los franceses blancos. A 3 días para matar le falta la energía y la incorrección política para ser un delirio simpático. Con Costner, es indudable, no alcanza.
Tres preguntas y otras tantas respuestas acerca de 3 días para matar. 1. ¿3 días para matar tiene algún grado de sutileza? No: es un disparate grueso, una sucesión de líneas narrativas (la de espionaje/acción/torturas para conseguir información, la de la enfermedad, la de la femme fatale espía, la de la relación padre-hija adolescente, ¡la de la familia inmigrante okupa!) que pueden cruzarse y habitualmente lo hacen con una despreocupación por cualquier verosímil que debería dejarnos en claro que no se buscó aquí sobriedad. Las escenas de acción son explosivas, ruidosas, cancheras: eso sí, atractivas y con un gran respeto porque su lógica interna se entienda perfectamente (la lógica general de la película es otro asunto). La película es una de acción de producción mayormente europea, con uso y abuso de la belleza de París y con guion y cobijo de Luc Besson, un señor que desde sus inicios estuvo encandilado por el exceso y la brillantina (recordar siempre a Christopher Lambert en Subway). El director de 3 días para matar es McG, cuya película más sólida ha sido hasta ahora Los ángeles de Charlie. 2. ¿Qué posibilidades descartó 3 días para matar? La película comienza como una de espías más o menos seria y más o menos a la vieja usanza, incluso con algunos códigos cinematográficos de la Guerra Fría. La primera secuencia exhibe suspenso y acción con una perfección y una elegancia a las que luego -al aumentar las conexiones, las situaciones y los disparates- le será imposible volver. Pero esa primera secuencia, que termina con los créditos y bajo el embrujo soul de "Trouble, Heartache & Sadness", de Ann Peebles, parece asegurar que ése es un cine de espías que "podría hacerse", para enseguida decirnos que de todos modos "vamos a hacer este otro": uno que no teme al ridículo y que es difícil de creer y de tomarse en serio, pero a la vez es muy fácil de disfrutar si se entra al cine sin el talonario de multas. Por otro lado, el show de Amber Heard (Atrapada, de John Carpenter) como femme fatale más grande que el universo mismo nos da otra idea suplementaria de que esta película no desdeña el clasicismo: lo integra como licuado cargado de nitroglicerina. 3. ¿Hay algo que unifique a 3 días para matar? Sí, la decisión de confiar en quien hay que confiar: Kevin Costner, el gran actor clásico disponible desde su irrupción a mediados de los ochenta. Con casi sesenta años, Costner puede -siempre pudo- actuar cualquier cosa, devolver cualquier pase, batear cualquier pelota. Costner inspira confianza, respira cine y devuelve una presencia y un magnetismo únicos. Puede ser padre atribulado, ex esposo en la senda de la reconquista, espía canchero y también enfermo. Y puede agarrarse a trompadas, decir las frases más cortantes y pasar en un segundo a la mayor ternura. 3 días para matar sabe eso y lo pone en el centro del relato. Una película que confía de esta manera en Costner nunca puede ser mala.
Otra forma de hacer acción La historia tratada con bastante ironía plantea una vuelta de tuerca a la conocida y tantas veces recreada, trama sobre espías. Kevin Costner se destaca en su protagónico. Cómo hacer en esta época una película, otra, sobre espías, con las miles de historias que se centraron el mismo tema? Las casi dos horas de duración de 3 días para matar son la respuesta a esta hipotética pregunta original, un relato donde campea la ironía y que en algunos momentos directamente le toma el pelo al género, como si ya no tuviera más que decirse sobre la cuestión y sólo restara la media sonrisa para títulos centrados en la añeja fuente de aventuras. Con un Kevin Costner magnífico como siempre, encarnando a Ethan Renner, un agente de CIA con una enfermedad terminal, dispuesto a hacer lo necesario para recuperar el amor de su hija Zooey (Hailee Steinfeld) ya adolescente y de Christine (Connie Nielsen) su ex esposa, la historia escrita por Adi Hasak (Sangre y amor en París), el astuto francés Luc Besson y la dirección de un correcto director del riñón hollywoodense como Joseph McGinty "McG" Nichol (Esto es la guerra, Terminator: la salvación) le agrega componentes que convierten al relato en algo más divertido, tan liviano como llevadero. La vuelta de tuerca viene de la mano de la misteriosa y sofisticada agente Vivi Delay (Amber Heard, que parece disfrutar cada minuto de su papel de agente letal y sexy), que le ofrece al bueno de Ethan una droga experimental que podría estirar su vida, pero a cambio debe ejecutar una última misión en donde el veterano agente va a tener que matar a mucha, mucha gente. En el medio, o mejor, mientras tanto, también tendrá que convivir por primera vez en su vida con su hija con los dramas de su edad y hacer las cosas más o menos bien para que su esposa al menos evalúe si le da una segunda oportunidad. Una historia sencilla, bastante inverosímil, que apenas comenzada repasa todo el abanico de posibilidades de los thriller del mundo del espionaje (hasta se da el gusto de centrar la acción en un país detrás de la antigua "Cortina de Hierro"), para luego trasladarse a París, una locación amable para una historia más blanda, cercana a la comedia familiar, sólo que transcurre sobre un escenario tapizado de cadáveres, persecuciones, códigos de conducta entre los servicios secretos y el estupor compartido ante la modernidad. Lo más delicioso de 3 días para matar es que ni por un minuto se toma en serio y tampoco Costner, que hace lo suyo como un asesino que también es un padre tardío, una sesentón de vuelta de todo y por cierto, bastante canchero.
Una película bessoniana Luc Besson no es garantía de éxito, pero sí al menos de continuidad artística. Desde El transportador en adelante, sus películas de acción tienen más puntos de contacto que diferencias, incluyendo un ascendente nivel de comedia, cuyo punto máximo es la fallida Familia peligrosa, estrenada aquí a comienzos de año. 3 días para matar es, en ese sentido, un Besson auténtico (al igual que Brick Mansions, que también se lanza el 1º de mayo), más allá de que en ambas sólo se reserve el rol de productor y guionista. Como en Búsqueda implacable, el protagonista es aquí un agente del servicio secreto cincuentón (interpretado por el gran Kevin Costner) que debe alejarse de sus funciones debido a un cáncer fulminante. Buena razón, entonces, para reunirse -o al menos intentarlo- con su esposa e hija en París. Cuando todo parece encaminarse, una ominosa colega le ofrece una droga experimental contra su enfermedad a cambio de un último encargo. Encargo que consistirá, claro está, en matar al malvado de turno. El film de McG (Los ángeles de Charlie) seguirá en paralelo las dos facetas del protagonista, oscilando así entre el policial violento y un drama familiar de iniciación (su hija está en plena adolescencia), todo matizado con bienvenidas dosis de comedia. Si bien la sumatoria podría sonar a cocoliche, 3 días para matar logra surfearlos con soltura, independientemente de cierta superficialidad. Así, se está ante una película curiosa y ambiciosa que, al menos en parte, logra lo que se propone.
Costner vuelve al ruedo como héroe de acción Por culpa de megaproducciones como "Water-world", o tal vez por su sobrexposición en la pantalla, hace casi una década que Kevin Costner no tiene papeles protagónicos, lo que es una pena teniendo en cuenta que en sus buenos viejos tiempos hizo películas tan buenas como "Sin Salida" y sobre todo la ya clásica "Los intocables" de Brian De Palma. Con "Tres días para matar", Costner vuelve al ruedo con el tratamiento de superaccion de Luc Bessson (el director es McG, pero el guión y todo el estilo obedecen al francés). Costner interpreta a un agente de la CIA con una enfermedad terminal, que a esa altura está más preocupado por mejorar su relación con su esposa y su hija. Cuando le ofrecen un extraño canje, tomar una última y muy peligrosa misión a cambio de una droga experimental que podría curarlo, él acepta, lo que da lugar a una larga serie de peripecias que mezclan la acción con el humor al mejor estilo Besson, y permiten que Costner vuelva a lucirse, aunque tal vez no en el vehículo que necesitaba para volver a obtener el estrellato de otrora. Es que es como si tuviera que lidiar con detalles que no son de su generación, como la ridícula agente que lo contrata, una Amber Heard muy sexy pero totalmente caricaturesca en su rol, además de varios villanos a los que el protagonista probablemente dobla en edad, lo que no impide que no pueda darles una buena pateadura y ponerlos fuera de combate en escenas un poco pasadas de rosca (Costner nunca fue un auténtico héroe de superacción, si no Stallone ya lo habría contratado para sus últimos films dedecados a juntar la fuerza musculosa de varios superastros del pasado). Con todo, el film tiene momentos muy buenos, empezando por una espectacular persecución por las calles de París donde transcurre buena parte del argumento- y ofrece razonable reconciliacion de Kevin Costner con un personaje protagónico. La película es despareja pero tiene esos momentos de acción con el sello Besson que nunca decepcionan, además de contar con sólidos rubros técnicos, especialmente la fotografía y el montaje.
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Desde París con amor Ethan Renner (Kevin Costner) es un experimentado agente de la CIA que debe ultimar a un poderoso terrorista/empresario porque… Ehhh, mmm, bueno, porque sí. Porque es peligroso. Punto. La operación no sale bien del todo y mientras perseguía a uno de los objetivos cae desvanecido. Se despierta en un hospital y un doctor fríamente le comenta que tiene un cáncer terminal y que la CIA le agradece por los años trabajados. Muy rico todo, una palmadita en la espalda y a casa que llueve. Luego del forzoso retiro Ethan decide irse a su casa en París y comenzar a rehacer la relación con su hija, a quien no ha visto en años y que llama solamente para su cumpleaños. El problema se le va a presentar cuando su retiro se vea condicionado por una blonda agente llamada Vivi (Amber Heard) lo contrate para un último trabajo, a cambio de una droga experimental que podría curarlo. Joseph McGinty Nichol, más conocido como McG, es el director de esta película. Y el resultado de la misma va en consonancia con las distintas obras de la filmografía del realizador: Un producto olvidable y que roza lo mediocre. Pero 3 Días para Matar tiene un valor que la rescata, que la resalta de la insignificancia cinematográfica de su director y es la presencia del inmenso Kevin Costner. Un actor que aún hoy a más de 30 años de haber comenzado su carrera nos sigue encandilando con su sola presencia. 3 Días para Matar empieza siendo un thriller de espionaje de agentes que buscan evitar una transacción comercial que ponga en riesgo la humanidad. Luego deriva en una comedia familiar con toques de redención. McG la pega algunas veces en el tono pero los continuos saltos de género a género por momentos resultan molestos. Es que cuando uno se sumerge en las profundidades del misterio y los tiros se encuentra con un Ethan comprando una bicicleta de regalo para su hija, para después comenzar a mezclarlos cual barman en una coctelera. Hay secuencias donde el pasaje de un extremo al otro se da con un desparpajo que la hace querible, pero sobre el final se estanca en el desarrollo el costado “familiar” y cuando quiere volver hacía la otra punta no puede, ya es un poco tarde. Quién escribió la receta del cóctel es el productor, director, guionista y amo del cine “mainstream” francés Luc Besson y allí encontramos la explicación del trazo grueso del film. Sus ejemplos están a la vista y se pueden apreciar en la implementación del absurdo humor o el abuso de las locaciones “típicamente parisinas” para reafirmar una y mil veces que estamos viendo una película que transcurre en la bellísima Ciudad de la Luz. La colaboración de Besson es demasiado ruidosa para la cinta porque no logra justificar del todo desde el guión su obsesión con la recomposición de la foto familiar rota. Kevin Costner es la aceituna con morrón del vermú. Es el ingrediente más importante de este pastiche de desmedidas, pero también por momentos desprejuiciadas, pretensiones. Él es el cowboy encargado de cohesionar este irregular disparate con su cumplidora actuación de impasible espía o de padre desolado. Ojo que el actor de indispensable Pacto de Justicia no está solo. La participación de Amber Heard es otra de las ricas sensaciones a favor que tiene la película. La blonda actriz (acá también está de morocha, rubia platinada o castaña) lleva adelante el plan de femme fatal “encuerada” totalmente sacada de contexto con una estampa y una sensualidad aplastante. Es justamente en las filosas intervenciones de sus mencionados protagonistas y en los episodios en que McG consigue acertar con fluidez y descaro la conexión de la trama de “espionaje” con la de “redención familiar” donde 3 Días para Matar consigue ejecutar con frialdad y gracia su cometido en la gran pantalla.
Kevin Costner protagoniza 3 Días para Matar, una nueva cinta de acción con el sello de Luc Besson que no se aleja demasiado de sus anteriores propuestas. Costner interpreta a un espía internacional que luego de haber sido diagnosticado con un cáncer terminal se propone renunciar a su arriesgada vida para poder construir una relación más estrecha con su esposa e hija, a las que en su momento se vio obligado a poner de lado para que no corrieran peligro. Pero primero tiene que completar una última misión, incluso si esto significa enfrentarse a dos de los retos más difíciles de toda su vida: dar caza al terrorista más despiadado del mundo y cuidar de su hija adolescente por primera vez en diez años, mientras que su esposa está fuera de la ciudad. Lo primero es la familia 3 Días para Matar es un film que en los papeles tenía todo para funcionar. El regreso de Kevin Costner al cine de acción, la dirección de un experimentado del género como es McG (Los Ageneles de Charlie, Terminator: Salvation) y una historia original de Luc Besson que remite, por momentos, a El Perfecto Asesino. Pero por desgracia algo en el camino simplemente no funcionó. Hace no muchos años atrás, el sello Luc Besson significaba calidad. Hoy por hoy es todo lo contrario, la calidad cambió por cantidad. Basta con abrir su página de IMBD para encontrar una cantidad insólita de guiones bajo su autoría. Obviamente de todos estos guiones no siempre puede salir algo bueno. Por cada cinta como El Transportador tenemos tambien una como Sangre y amor en París, y por cada película como Búsqueda Implacable tenemos una 3 Días para Morir. Con todo el talento involucrado resulta sorprendente el nivel de mediocridad de esta cinta, que mientras no fracasa completamente en ningún aspecto, tampoco siquiera intenta sobresalir. Kevin Costner le pone la cara a un personaje simpático y suficientemente capaz de terminar llevando la película a buen puerto, pero no mas que eso. El guión nunca llega siquiera a estar cerca de exigirlo como actor, ni físicamente en las escenas de acción. Escenas que, permítanme decir, son demasiado escasas para un film que intenta venderse como parte de ese género. Las sorprendentemente pocas escenas en las que si hay tiros y cosas volando por ahí, uno debe admitir que el buen ojo de McG a la hora de filmarlas le juega a su favor. Pero el ojo que tiene McG a la hora de filmar acción no lo tiene para contar historias un tanto mas profundas. Sin dudas esto es un serio problema para la película ya que se apoya mas de la cuenta en escenas familiares. Como dije previamente la adrenalina no es demasiada, en cambio tenemos escena tras escena en la que Costner intenta reconciliarse con una hija que a la larga termina resultando un tanto insoportable para el espectador. Conclusión 3 Días para Matar es el tipo de film del que nos olvidamos ni bien salimos del cine. No nos pareció mala pero tampoco tiene algo particularmente bueno para rescatar. Sin duda Costner, McG y Besson supieron estar involucrados en proyectos mucho mejores, pero este no es el caso. En cambio tenemos una cinta de acción en la que la acción escasea y el sentimentalismo está a la orden del día.
Tres días para matar es un filme incoherente, pero tiene la virtud de recuperar a un actor subvalorado como Kevin Costner. El comentario completo, en esta nota. Su destino final no puede ser otro que ser elegida por un programador anónimo y amateur para colectivos de larga distancia. Persecuciones automovilísticas, tiros, explosiones, mujeres hermosas, alguna que otra situación cómica voluntaria y un par de secuencias con una dosis de emoción. 3 días para matar también califica como travelogue: la cantidad de planos de lugares turísticos parisinos es tal que el director Joseph McG y su guionista Luc Besson podrían ser publicistas oficiales de la Secretaría de Turismo de París. Pero para el gran público 3 días para matar será un filme de Kevin Costner. Y está bien que así sea porque si hay algo interesante en este ejercicio formidable de incoherencia temática y narrativa es la figura de un actor que remite a otra época y está más allá en el más acá de esta película. Costner ha sido una referencia ineludible de una escuela interpretativa pretérita. Su persona es su personaje, y el truco consiste, como suele suceder con los actores clásicos, en adaptar su carisma y sus aptitudes a cada relato y su contexto. Costner es aquí Ethan, un agente de la CIA que descubre que tiene un cáncer terminal mientras tiene la misión de matar a un tal Lobo, un terrorista sin misericordia y capaz de cualquier cosa. En realidad, tras saber que le quedan tres meses de vida, la misión real de Ethan será recuperar su relación con Zooey, su única hija, e indirectamente con su mujer, que viven en París. Así descripto parece un drama seco y trágico, pero el guion de Luc Besson no se conforma con la mera acción y un poco de redención. La audiencia, además, tiene que reírse y emocionarse, y Costner no tiene ningún problema en parodiarse en una escena en la que salva a su hija de una posible violación llevándola en sus brazos como a Whitney Houston en El guardaespaldas. Quizás el filme en su conjunto fue concebido como una gran comedia porque resulta inevitable reírse incluso de las escenas que no son deliberadamente cómicas. El mayor pasaje humorístico es una secuencia en la que Costner asiste el parto de una refugiada africana. En el epílogo hay una sorpresa, casi impredecible. Todo este disparate vulgar y mecánico es neutralizado gentilmente por la simpatía de su estrella agonizante. De ahí surge la verdadera emoción de la película. 3 días para matar, además de transformarse en una comedia involuntaria, insinúa ser un documental sesgado sobre un noble actor subvalorado.
Duro de aguantar Más cerca del geriátrico que de El guardaespaldas, Kevin Costner todavía puede ponerse el disfraz de la CIA y barrer matones a los bifes. En esta producción del francés Luc Besson (también escritor y guionista del film), Costner es Ethan Renner, un experto y (por supuesto) veterano agente al que los altos mandos reclutan para capturar a Lobo y su secuaz el Albino, dos traficantes de sofisticados explosivos. En la primera escena, triunfalmente sucedida por los créditos (con un viejo tema de soul, muy al estilo Besson), Renner casi sale triunfal y detiene al Albino, pero entonces lo aqueja un mal paralizante y toda la secuencia es un calco de Doble de cuerpo (coincidentemente, como Costner, otro ícono ochentoso). A partir de ahí las cosas se complican, tanto para Ethan Renner como para la buena suerte del film. Una agente no casualmente llamada Delay (“demorar”) prolonga la vida de Renner suministrándole droga y la trama se ralentiza aún más con la aparición de su familia. El buen inicio se malogra con el paso de la hora; incluso en eso, Besson no deja de ser fiel a sí mismo.
Esta semana llegaron juntas a la cartelera las últimas producciones de Luc Besson en el género de acción. En el caso de Tres días para matar nos encontramos con un film raro que pese a no ser una gema del séptimo arte representa el mejor trabajo como realizador de McG. Un director que en lo personal nunca me gustó porque tiende a contaminar las secuencias de acción con demasiados efectos digitales. Algo que ocurrió con los dos filmes que hizo de Los Ángeles de Charlie. Una sorpresa de esta película es que McG filmó todas las escenas de tiroteos, peleas y persecuciones automovílisticas con el estilo que caracterizan las producciones de Besson. Digamos que Luc lo pulió en la dirección al norteamericano, quién abordó estas cuestiones técnicas como en las películas de la vieja escuela. Por esa razón, este estreno no parece un típico trabajo de McG. Inclusive el cineasta se destacó al aprovechar la belleza de París y convertir a esa ciudad en un personaje más de la trama. Tres días para matar es una propuesta que puede desconcertar al espectador por los cambios bruscos que tiene el argumento. Por eso menciono que es una película rara. La trama comienza como un thriller con agentes de la CIA y a partir del momento en que entra en escena Amber Heard, con un personaje que parece salido de un cómic de Garth Ennis (Punisher), el film se vuelve menos serio, donde inclusive hay escenas graciosas que uno no podía anticipar. Un claro ejemplo de esto es el momento en que Kevin Costner interrumpe el interrogatorio de un rehén, al que amenaza con un arma, para pedirle la receta de una salsa que quiere cocinar su hija. Luc Besson escribió el guión junto a Adi Hasak, con quien había concebido previamente De París con Amor, con John Travolta. Aquella película brindó una historia que claramente estaba definida desde los primeros minutos como una comedia de acción. Tres días para matar es más difícil de clasificar por los constantes cambios que presenta el tono de la trama. El film inclusive se vuelve más dramático y sentimental cuando se centra en la relación del protagonista con su hija, donde hubo una gran química entre Costner y Haille Steinfeld (Temple de acero). Más allá de esta cuestión argumental, como propuesta de acción es muy entretenida y presenta un gran trabajo del protagonista. Kevin Costner está genial como el agente de la CIA, Ethan Renner, que es uno de esos tipos duros que viene interpretando Liam Neeson en sus filmes recientes. En Estados Unidos los críticos se ensañaron bastante con esta película y la mataron de manera exagerada. El film de McG no pretende otra cosa que entretener con un thriller de acción y cumple con su objetivo.
Costner, un héroe en la indefinición Protagoniza 3 días para matar, cinta de bajo presupuesto de Luc Besson, que dirige el clipero McG. Desconcierta. 3 días para matar es la clase de películas que avanza en la indefinición. Oscila entre la comedia, el drama y la acción, pero no logra homogeneizarlos. Por eso marea. Y al cabo de los créditos, queda la sensación de haber pasado el tiempo sin quedarse con mucho que contar. Está ambientada en París, a donde Ethan Renner (Kevin Costner), un espía norteamericano, un veterano, regresa para compartir sus últimos días con su esposa Christine (Connie Nielsen) y Zooey (Hailee Stenfeld), una hija que casi no lo reconoce como padre. Ethan sufre una enfermedad terminal para la que no hay cura conocida y le quedan un par de meses de vida. En procura de recomponer su relación familiar se encuentra cuando una joven colega (Amber Heard) se le presenta para ofrecerle una misión extra, a cambio de una droga experimental que podría matarlo de un tris o devolverle la vida. Así que, Ethan debe repartirse entre persecuciones, balaceras e interrogatorios poco ortodoxos mientras reaprende el rol de padre, recurriendo, incluso, a la experiencia que en el área tiene algún enlace que debe sortear para llegar a "El Lobo", su objetivo final. La película es dirigida por McG, un realizador que dejó de lado la estética de videoclip de la que hizo uso y abuso en las dos Los ángeles de Charlie --también es director y productor de televisión--, para aprovechar el despliegue escénico que le permite una locación como la Ciudad Luz, y cumplir con las expectativas de una producción de bajo presupuesto que costeó Luc Besson, a partir del suceso de Venganza (2008). Desde las magníficas orillas del Sena, las múltiples vistas de postal de la Torre Eiffel, hasta las callecitas empinadas de Montmartre que Ethan recorre sobre una bicicleta lila de mujer, enmarcan un relato en el que Costner no termina de fluir, aunque logre escenas interesantes junto con el actor Marco Andróni, como un mafioso-padre de familia, o Brunno Ricci, en el papel de un contador que ofrece sus servicios a clientes peligrosos. Pero más allá del folleto turístico, las ganas que Costner le pone al show y algunas escenas risueñas, 3 días para matar se siente confusa e insatisfactoria, a pesar de sus buenas intenciones.
Adivine: tanto Brick Mansions como este film (que tiene al gigante Kevin Costner) fueron producidos y escritos por Luc Besson, el francés que quiere ser adoptado por Hollywood. Aquí don Costner es un megaespía con enfermedad terminal (pero quizás curable) en última misión que pone en peligro a hija adolescente ¿Le recuerda Taken? Mismo productor-guionista. Aquí dirige McG, ocasional comediante de la cámara que esta vez se toma las cosas demasiado en serio.
"...Hay muchas escenas que uno dice: esto no pasaría ni en un millón de años. Aun así, la película tiene corazón, es entretenida, es divertida, se ríen en algunas partes, las partes de acción están muy bien filmadas, el conflicto funciona, un poco edulcorado, pero bueno dentro de todo..." Escuchá la crítica completa en el reproductor (hacé click en el link)
Matar para volver a casa Ethan (Costner) es un ex agente de la CIA. Tiene un cáncer terminal. Pero la CIA lo necesita y le hace una oferta irresistible: si vuelve y liquida un par de tipos, le pagarán con un remedio experimental que lo podrá salvar de una muerte pronta y segura. Y Ethan tiene una mujer y una hija que fue perdiendo en el camino. Y esta droga acabará siendo una alegoría sobre las vidas estropeadas y no solo por el cáncer. Y bueno, vuelve, va de un lado a otro, cumple su tarea. Y encima la hace con mucho disimulo, porque a su familia le dice que ya fue, que no mata más, que la CIA quedó atrás. Aunque el futuro es todo un desafío: recuperar la familia, curarse y liquidar malvados. El entretenimiento recorre caminos conocidos y la pluma de Luc Besson, como siempre, lo obligara a transitar por una comicidad forzada. Pero hay ritmo, acción y toques bien puestos sobre los ocupas, la crisis y los nuevos parisinos. Aunque su punto más alto está en el elenco: tiene uno de esos actores que pueden darle dignidad al producto más chato: Kevin Costner, una figura que transita todos los géneros, un actor clásico, sobrio, que no necesita exagerar nada, que está allí y llena la pantalla, humano hasta cuando mata. El, solito, sostiene una película que entre inyecciones, tiros y sonrisas nos trae una vieja moraleja: nunca se está mejor que en casa.
Un papá a los corchazos “3 días para matar” es el encuentro de dos figuras del cine de acción: por un lado, la historia y el guión son obra de Luc Besson, el francés creador de la saga de “El transportador”, “Nikita”, “El perfecto asesino”, “Búsqueda implacable” y “El quinto elemento”. Por el otro, la dirección está en manos de McG (Joseph McGinty), el realizador de videoclips que saltó a la pantalla grande de la mano de la adaptación de “Los Ángeles de Charlie” (su otra experiencia, menos humorística, fue “Terminator: la salvación”). De esa cruza sale un cóctel peculiar: podemos identificar en el protagonista a un personaje paradigmático de varias de las obras de Besson: un agente veterano, ya bastante cansado, que se contrapone con una figura juvenil que no pertenece a su mundo de asesinos despiadados (el Léon de Jean Reno y la Mathilda de una pequeñísima Natalie Portman en “El perfecto asesino” fue tal vez el mayor ejemplo). Por otro lado, del “estilo” de McG (si es que tiene alguno, tampoco tiene tanta filmografía) podríamos identificar el tono jocoso de los Ángeles, que le metía humor a una trama de aventuras. De este modo, el resultado es una trama de gran despliegue de acción con un tema trágico de fondo, aunque usado como disparador de situaciones humorísticas. En las últimas Quizás Mel Gibson podría haber hecho este filme hace unos años, y quizás en un par de otros años podría haberlo agarrado Jason Statham. En el presente, la elección recayó en Kevin Costner, que volvió a la acción recientemente como el jefe de Ryan en “Código Sombra: Jack Ryan”, un jefe que tiraba sus propios tiros. Aquí interpreta a Ethan Renner, un agente de la CIA que descubre en medio de una misión que tiene un tipo de cáncer terminal. Ante la circunstancia crucial, decide volver a París, su base de operaciones, donde vive su ex esposa y su hija adolescente, a las que no ve desde hace cinco años. Su idea es poner en orden su herencia y recuperar alguna relación con la pequeña, a la que sólo llama en los cumpleaños. Pero sus planes se ven interferidos para bien y para mal, cuando la joven operativa de la Agencia de apellido Delay (que se presenta ante él como “Vivi”) le ofrece un trato tentador: un tratamiento experimental, sin garantías, contra el mal que lo aqueja, a cambio de terminar la misión eliminando al criminal internacional que estaban persiguiendo. El problema es que Ethan prometió a su ¿ex? mujer que no trabajaba más para “ellos”, y que se comprometió a cuidar por tres días a la jovenzuela Zooey. De ahí viene el título: “3 días para matar” es un juego entre el tiempo que tiene que pasar padre e hija, desconocidos entre sí, y al mismo tiempo es el período en el que se desarrollará la misión. Las dos cosas se mezclarán: de un “rescate” del padre a la hija “a su manera” de arreglar las cosas, a meter a sus víctimas a que lo ayuden a comprender a la complicada teenager. Al filo El peligro de derrapar y que el cóctel se volcara era muy grande, pero se salva con la solvencia de los creadores y los intérpretes: McG se mueve bien entre las bellas escenas parisinas al estilo “Medianoche en París” o “Antes del atardecer” y las persecuciones tal como las filmaría Besson, con autos y tiros a granel (la “cacería principal” es espectacular, faltaría que Vin Diesel manejase uno de los autos y es “Rápido y furioso: reto París”). Los actores por su parte hacen creíble todo lo inverosímil de la historia: Costner transitando la rudeza, la tragedia y el humor, con bastante holgura. Amber Heard construye una Vivi desbordante, que en la CIA aparece como una burócrata pero cuando contacta a Ethan se muestra como una sucesión de diferentes chicas Bond, cambiando color de pelo, maquillajes, tono seductor y exóticos lugares de encuentro: de tan exagerada, resulta encantadora. Hablando de encanto, Hailee Steinfeld es tierna, divertida y por suerte no tan insoportable como Zooey, y la recuperada Connie Nielsen como Christine, madre cariñosa y a la vez una esposa capaz de seguir siendo atractiva para su marido (y otros). Completan el cast principal Tómas Lemarquis como El Albino y Richard Sammel como El Lobo, dos villanos bien Bond; Marc Andréoni como Mitat, el dueño de las limusinas que usan los malandrines, partenaire humorístico de Costner (siguiendo con el juego, en otro tiempo quizás le abrían ofrecido el rol a Danny DeVito); y Eriq Ebouaney, patriarca de la familia que le “okupó” su departamento. “Romance, acción, drama”, diría un viejo afiche de Hollywood y por ahí pasa este filme, un buen momento para entretenerse en la oscuridad de la sala.
Super Daddy Ya todos conocen el particular y poco común estilo de Luc Besson en cuanto a la construcción de las historias. Aquí en 3 días para matar, el francés se encarga del guión y de la producción del film. El nexo lo hace con McG, responsable de la dirección. Quienes suelen ir a ver una proyección tramada por Besson sabiendo de qué van sus relatos y qué tipo de situaciones se entremezclan en ellos sin demasiado sentido de la lógica, es difícil que clamen por coherencia o sencillez. En esta entrega no hay excepciones pero tampoco grandes sorpresas que realcen el status o la calidad de lo que se expone en la gran pantalla. El arranque, demoledor, con mucha fibra, adrenalina, tiros y retumbes explosivos, juega una suerte de doble faz: una que aparenta enseñar un costado pochoclero y enérgico (algo que si bien luego no se pierde, lejos está de ser desbordante); y otra que deja entrever la línea humorística adoptada de ahí en adelante. Costner encarna a un padre ausente, muy ocupado por su trabajo (agente-espía), que al recibir el diagnóstico de una enfermedad terminal decide al fin comenzar a pasar tiempo con su hija. En el medio, recibe un último encargo que incluye le provean la dosis de un remedio que le permita sobrevivir y alargar su período de vida. Sin embargo, esta droga experimental, también puede ocasionarle alucinaciones. Alrededor de dos horas dura 3 días para matar, algo que, para el tipo de acontecimientos que hay por desarrollarse parece (y además se hace) extenso. Lo que inicialmente prometía ser otra narración dotada de municiones desparramadas y de un ritmo ágil y desenfrenado se va diluyendo con el correr de los minutos, virando hacia una serie de hechos que se dividen y reparten entre el drama, el thriller y la acción. Bocanadas o trozos diversos que transforman a la película en una suerte de “multigénero”, en el que el primero de los elementos mencionados recientemente cobra, curiosamente, más protagonismo que los otros. Quizás allí, en ese afán de abarcar varias temáticas a la vez es donde encontramos la dificultad central del producto escrito por Besson; el problema no es la exploración de diferentes subtramas o la indagación en rubros distintos, sino su intermitencia y falta de profundidad para abordarlos, detalles que desenlazan en ciertos pasajes al espectador. Interesante y entretenida aunque irregular, el film se gana unos puntos gracias a la sólida, carismática y convincente gran interpretación de Kevin Costner. LO MEJOR: la actuación protagónica. Entretiene. Agradable cuando se apela a determinadas instancias graciosas. LO PEOR: intermitente. Da la sensación de que se podría haber resumido en menos metraje. PUNTAJE: 6
Contacto en Francia Nueva producción del prolífico director/guionista/productor -solo cumple las dos últimas labores en esta peli-, el Sr. Luc Besson. Como sabemos sus productos suelen tener la redondez, a veces lograda y otras tantas no, o de última como aquí, que si bien no se trata de un metraje aburrido sino una propuesta a medias lograda, pero entretenida si..eso a no dudarlo. El reaparecido Kevin Costner, a quien se lo ve algo mayor para tanta corrida, persecuciones, etc, es un agente de la CIA en supuesto retiro, que no solo esta atravesado por una posible enfermedad terminal, sino que tambien descubre que tardíamente es hora de reunirse con su hija, a quien no le ha prestado nada de atención en los últimos años. Pero el hombre propone y...las circunstancias de vida disponen, se le obliga a realizar una última misión a cambio de poder acceder y/o probar una nueva droga que quizás lo salvaría de su afección. El personaje que es su contacto parece sacado de una historieta: la bellísima Amber Heard que nunca se sabe de donde sale pero casi como un ángel guardián letal del personaje central. Y es allí donde se pone la cosa bastante incoherente, hay demasiada acción absurda o falta de credibilidad en las situaciones. Quizás lo más logrado sea lo concerniente a la relación entre padre-hija y hasta ex-esposa, que es cuando el filme parece tomar cierta distancia con las corridas y situaciones al límite.Pero estando al frente Don Kevin con su magnetismo, nunca se puede llegar a tan mal puerto. Eso si: París luce siempre bella.
Un thriller de acción y mucha adrenalina protagonizado por Kevin Costner, que es padre, asesino a sueldo y tiene una enfermedad terminal. Kevin Costner interpreta al agente federal Ethan Renner que decide retirarse de sus actividades a causa de una enfermedad terminal, él sabe que le queda poco tiempo (tan solo 3 meses de vida), por lo tanto quiere recuperar a su familia y el tiempo perdido. Su trabajo lo llevó a separarse de Christine Renner (Connie Nielsen, “Gladiador”) y de una hija, ahora adolescente Zooey Renner (Hailee Steinfeld, “Temple de acero”), ella lo necesita y él le viene fallando a Zooey en muchos acontecimientos importantes de su vida. Aunque no está de acuerdo es obligado a realizar un último trabajo para atrapar a un peso pesado, para que pueda lograrlo le dan una droga experimental, esta le da a cambio más días de vida y además recibirá una importante suma de dinero; su compañera es una misteriosa agente cuyo nombre es Vivi Delay (Amber Heard); ahora Ethan intentará tener una última oportunidad para recuperar el amor y la admiración de Zooey, y sin que se dé cuenta su ex y su hija intentará cumplir con ambos roles. Tiene momentos tiernos entre padre e hija, como cuando él le enseña a montar una bicicleta, los cambios que realiza con su cabello, cuando despiertan los celos al verla con un chico similar al de Bryan Mills (Liam Neeson) en "Búsqueda implacable", entre otras escenas. La película tiene varios elementos atrayentes, se encuentra basada en una historia de Luc Besson, llena de escenas de acción, bien explosiva, con: luchas, persecuciones, intriga, suspenso, algún toque de humor, una femme fatale Amber Heard (Atrapada, de John Carpenter) llena la pantalla bastante, contiene bellas locaciones y está la impactante ciudad de París. Tiene varias subtramas, se van mezclando los géneros y las moralejas, algunas situaciones absurdas e insólitas. Hay varios villanos y uno de los tantos es El Lobo ((Richard Sammel, “Bastardos sin gloria”), a varios deberá atrapar Ethan, siniestros personajes que se mueven con impunidad para lograr sus negocios, alguna sorpresa y una vuelta de tuerca cerca del final. Resulta entretenida, para pasar un grato momento, algunos sponsor, vivir algunas escenas al estilo de James Bond en una peli que resulta bien pochoclera.
Con sello francés. El nombre de Luc Besson (‘El perfecto asesino’, 1994- ‘El quinto elemento’, 1997) es garantía de calidad narrativa. El director y guionista tiene un estilo que rara vez se encuentra en los films calificados bajo el género de acción. Además, suele incluir personajes y elementos que buscan el cariño del espectador. Hoy se estrena 3 Días para matar (3 Days to Kill, 2014), protagonizada por Kevin Costner, Hailee Steinfeld y Amber Heard, y escrita por Besson. Tal y como ocurrió con el Léon de Jean Reno, Costner es un ya veterano asesino a sueldo que en este caso no lidiará con una pequeña huérfana, sino con su propia hija adolescente. Desde que le diagnostican una enfermedad aparentemente irreversible, el protagonista se apresura a resolver varios asuntos pendientes; y uno de ellos es, justamente, reestablecer el contacto con su hija Zooey (Hailee Steinfeld), a quien al igual que a su esposa y madre de la primogénita, abandonó durante años, con tal de serle fiel a su labor para la CIA. En el mientras tanto, aceptará también un último trabajo, encomendado por una misteriosa y sensual agente llamada Vivi (Amber Heard). Este cóctel de actividades, tiene dosis de drama, humor, acción y suspenso, que a veces se parecen DEMASIADO a otras películas provenientes del mismo autor. Quizás sean guiños, pero la reciente saga de ‘Búsqueda Implacable’ (2008 y 2012) lo vuelve mucho menos probable. 1 Desde mi punto de vista, encontré algunas discontinuidades en el orden de la trama; ciertos saltos sorpresivos. El desempeño actoral está correcto, aunque no me termina de convencer la figura de Amber en este tipo de film. Sin embargo, donde tiene que haber acción, hay acción, sin lugar a dudas, y donde el agente Ethan Renner pone el ojo, pone la bala. ¡Pero también hay escenas dulces! Ya que el protagonista quiere aprovechar el mayor tiempo posible para devolverle a Zooey el tiempo perdido; desde salir a tomar un chocolate caliente, hasta dar un paseo en las hamacas voladoras o aprender a andar en bicicleta. Por supuesto que la niña no se la dejará fácil. Está en plena etapa de rebeldía, con nuevo novio y en la movida nocturna parisina, lo cual inflará más los dramas de vida o muerte que su papá deberá enfrentar. 2 No me parece una película novedosa, mucho menos para los que vienen siguiendo al francés desde hace tiempo… Digo esto porque la historia le pertenece, pero es una pena que la dirección haya recaído en el norteamericano Joseph McGinty Nichol, quien tiene menos ‘pasta’ para los films de acción; o al menos, es un tipo mucho menos rudo y que fantasea bastante a la hora de contar una historia. Acá la cuestión es que Kevin Costner se amigó con su familia, se cargó su enfermedad al hombro y liquidó a una docena de tipos. Ahora pensá vos, qué sos capaz de hacer en tan sólo tres días.
Entre la comedia y la acción Kevin Costner protagoniza 3 días para matar, donde interpreta a un agente que quiere recuperar la relación con su hija, mientras cumple una misión. En los primeros minutos de Duro de Matar 4, el imbatible y al mismo tiempo loser policía John McClane se encuentra en una misión un tanto particular: celar a su hija adolescente que está a los arrumacos con un amigo dentro del auto. Desde la irrupción de este detective antihéroe allá por 1988, uno de sus sellos fue la capacidad para el diálogo ácido en situaciones familiares poco creíbles, metidas en el medio de balaceras y piñas, algo que Willis también despuntó, por ejemplo, en otro filme de acción titulado El último Boy Scout. Esa ironía en las respuestas y el rol de padre maltrecho que al archifamoso pelado le sale bastante bien, en otros actores quizá puede resultar forzado, y las situaciones improbables pueden tornarse aún más inverosímiles. Algo de esto pasa en 3 días para matar, una película que tiene a Kevin Costner como protagonista principal en un papel con algunas de estas trazas. Ethan Renner es un agente de la CIA que por su particular trabajo se fue alejando de su familia, integrada por mujer e hija (parecido al argumento de Búsqueda implacable, pero sin el elemento dramático). Cuando le informan que sufre un mal terminal que acabará con su vida en breve, le "ofrecen" una droga experimental, pero nada es gratis en esta vida y menos en el violento mundo del espionaje: la condición es cumplir una misión en la que debe continuar liquidando gente, aunque eso vaya en contra de la promesa que le hizo a su mujer, quien le dejó la hija a su cuidado. El laburo del viejo. El argumento gira, entonces, en los esfuerzos que hace el veterano agente Renner para recomponer la relación con su hija adolescente, mientras se las rebusca para llevar a cabo este encargo sin que esta se entere, y de paso continuar con vida. Es en este mejunje de géneros (se pasa de la acción a la comedia, del suspenso al sentimentalismo) donde se pierde en algunas secuencias la necesaria conexión con el público. De todas formas, se trata de un producto que logra entretener, y si hay algo para resaltar es que el director Joseph Nichol se puso las pilas para darle forma a las escenas de acción, varias de las cuales están mejor logradas que en muchos filmes de ese género que se estrenan cada semana en las salas del mundo. El resto del elenco cumple aceptablemente con su trabajo: Hailee Steinfeld interpreta a la hija y la belleza femenina corre por cuenta de Amber Heard, quien se pone en la piel de la agente que hace de contacto con el bueno de Costner. Como dato extra vale la pena destacar que uno de los productores de esta cinta es nada menos que el galo Luc Besson, que algo sabe como director y como productor. Con sus fallas y a pesar de que puede tildarse de rara, 3 días para matar es una película que tranquilamente puede incluirse en un plan de fin de semana livianito, para pasar un par de horas en una sala de cine y después a otra cosa.
¿La "Taken" del humor? "3 días para matar" es una película bastante extraña porque es desordenada, un tanto incoherente y no se decide sobre cuales géneros transitar, pero lo más extraño es que a la vez puede ser entretenida por momentos, demostrar buenas secuencias de acción y buenas actuaciones. Es bastante desconcertante, por lo que diría que basándome en mis sensaciones finales le pondría como nota un 5. En primer lugar hay una similitud inmanejable con la franquicia de "Taken", producto que fuera escrito por Luc Besson, quien también escribió el guión de esta película. Padre que cuida celosamente a la hija y es un áspero de aquellos, ciudad europea como contexto de la trama, ex mujer que lo detesta pero a la vez lo quiere, villanos por montones, entre ellos, gente de la alta sociedad europea... etc. Ethan Renner (Kevin Costner) es un agente de la CIA que es desechado del cuerpo secreto por su estado terminal debido a una enfermedad. Debido a esta circunstancia se pone melancólico y decide tratar de arreglar las cosas con su ex esposa (Connie Nielsen) y recuperar el afecto de su hija ya adolescente (Hailee Steinfeld). Cuando todo se va dirigiendo hacia la senda del drama familiar, empiezan a haber chistes que suman humor un tanto básico a la trama y luego aparece una femme fatale (Amber Heard), que también trabaja para la CIA, que lo vuelve a contratar para matar villanos con la promesa de proveerle una posible cura para su enfermedad terminal y dinero, por supuesto, mucho dinero. Acá empieza el desorden más grande. Secuencias de gran acción se mezclan con gags que quieren ser divertidos pero no lo logran, luego entra en escena la complicada interacción familiar cuyos problemas por momentos son tomados con seriedad y al instante inmediato con el humor más banal. Ya llegando al nudo de la trama, se entremezclan las buenas actuaciones de por ejemplo el protagonista, Kevin Costner, con la labor más floja de los villanos, interpretados por Richard Sammel (El Lobo) y Tómas Lemarquis (El Albino). Super irregular. En general creo que a la mayor parte de los espectadores no le va a convencer la película, pero quizás aquellos más fanáticos de la acción puedan conformarse con las buenas secuencias obtenidas por el director McG ("Terminator Salvation", "Charlie's Angels"). El director y los escritores no logran armar un entretenimiento coherente sino que van corriendo y tropezando a lo largo de todo el metraje. Justo cuando parece que la carrera va a agarrar ritmo, siempre se cruza una piedrita que entorpece la dinámica.