Belleza Inesperada significa el retorno de Will Smith al cine dramático tras su paso por Suicide Squad. En 2015 actuó en Concussion, un film que iba por una vía más seria y en contra de todos los pronósticos quedó fuera de las nominaciones de los Oscars 2016. Con un elenco conformado por Will Smith, Edward Norton, Keira Knightley, Kate Winslet, Helen Mirren, Michael Peña y Naomie Harris, el director David Frankel (El diablo viste a la moda y Marley y Yo) presenta su nueva historia cinematográfica cargada de sentimentalismo. Howard (Smith) debe hacerle frente a la muerte de su hija. Deprimido y descuidando todos los aspectos de su vida, el hombre comienza a escribir cartas dirigidas al amor, la muerte y el tiempo, estas tres abstracciones compondrán una parte fundamental de la trama. Sus amigos y colegas de trabajo (Norton, Winslet y Peña) idean un plan para rescatar su empresa de publicidad y los trabajos de muchas personas. Contratan a un grupo de actores para interpretar a dichos conceptos o abstracciones (Knightley, Mirren y Jacon Latimore) para que interactúen con él. ¿Cuál es el motivo de tan descabellado plan? Es una pregunta cuya respuesta no revelaré aquí. Belleza Inesperada fue vapuleada por la crítica norteamericana. Y si bien el film cuenta con muchas fallas y cuestiones desacertadas para criticarle, tampoco es para tanto. La película cuenta con algunos problemas en cuanto a lo que resulta verosímil o posible en el mundo ficcional que construye. Quizás si uno se deja llevar un poco puede llegar a disfrutar algunos momentos de la cinta. Es una lástima que tremendo elenco sea desaprovechado en una película que apela más en emocionar y buscar las lágrimas en el espectador que en realizar una historia coherente que haga uso del enorme talento de los actores que emplea. Los críticos norteamericanos se quejaron, más que nada, de la manipulación emocional, de lo absurdo y cruel que resulta el plan de los amigos de Howard, y de algunos mensajes que se pueden malinterpretar (como por ejemplo: lo de que hay que ver la “belleza inesperada” de los acontecimientos malos que nos suceden). En mi opinión, si bien hay algo de verdad en todos estos argumentos, los problemas pasan por la sensiblería que busca y los giros innecesarios que acontecen promediando el tercer acto. Como bien dije antes, si uno deja pasar algunos de estos inconvenientes puede llegar a disfrutar de este film. En síntesis, Belleza inesperada está basada en una premisa tan absurda que no debería funcionar del todo. Sin embargo, el gran talento del elenco y los personajes que componen hacen que la credibilidad, por momentos, se mantenga. Como destaqué antes, la vuelta de tuerca del final es innecesaria y perjudica al film. David Frankel nos ofrece un film cargado de sentimentalismo que a los amantes de los dramas lacrimógenos les gustará. Para el resto del público, mejor abstenerse.
La vida de un ejecutivo publicitario, encarnado por Will Smith, cambia cuando sus compañeros le preparan una sorpresa -o tres- para sacarlo de su depresión. Sensiblera y con el marco de una Nueva York navideña, la película tiene un elenco sólido pero no alcanza. Una Nueva York en tiempos navideños es el marco pensado para esta historia lacrimógena encabezada por un sólido elenco y al servicio de una trama que cruza los caminos de varios personajes. Y, en particular, de Howard -Will Smith-, un exitoso ejecutivo de publicidad que arrastra la pérdida de su pequeña hija y está inmerso en una depresión. El decide envíar tres cartas a la muerte, al tiempo y al amor -conceptos sobre los que gira el film-, y sus amigos y empleados -Kate Winslet, Michael Peña y Edward Norton- pondrán en marcha un plan para sacarlo de ese estado. La película de David Frankel -Marley y yo; El diablo se viste a la moda; Mi gran oportunidad- cuenta una historia de superación personal a partir del dolor y la transformación de las personas, pero lo hace con golpes bajos que colocan a Smith en el centro de la acción, entre apariciones y diálogos fantasmales -que recuerdan al clásico de Charles Dickens-, tragedias personales y cruce de personajes. Çon fichas de dominó que se golpean y desmoronan, toda una metáfora para el universo gris de Howard, la historia también trae a tres personajes que tienen que ver con la "materialización" de los tópicos. Ahí entran en acción Helen Mirren, Jacob Latimore -el ascendente actor de Maze Runner: Correr o morir- y Keira Knightley, que pondrán en jaque al protagonista, sumido en reflexiones y palabras dignas de un libro de autoayuda espiritual. Quizás los espectadores melancólicos disfruten de la propuesta que mueve a sacar los pañuelos descartables en más de un tramo, mientras que otros sientan que todo lo que se cuenta es previsible, falso y sensiblero. En tanto, la nieve cae y las lágrimas inundan la pantalla grande.
Howard (Will Smith) es un exitoso empresario en el rubro de la publicidad, un hombre dispuesto a ser el capitán de un gran negocio, pero lamentablemente tras sufrir la pérdida de su pequeña hija él se aísla de su ámbito laboral y social, transformándose en un hombre ermitaño, Howard escribe tres cartas sin destinatario alguno, o si, ya que son escritas para “El Amor”, “El Tiempo” y “La Muerte”. Sus amigos y compañeros de trabajo se toman la molestia de idear un plan en donde las cartas juegan un papel fundamental, ellos contratan actores para hacerle creer a Howard que “El Amor”, “El Tiempo” y por último “La Muerte” se presentan ante él para hacerlo recapacitar y entender que la vida sigue, lo que ellos no saben es que están dentro de un gran círculo en donde todos están conectados de alguna manera. Will Smith nuevamente se pone en un papel dramático (o casi) en donde una vez más todo gira en torno a un hijo, o en este caso una hija, la propuesta en su inicio resulto ser atractiva, pero por desgracia cae en la típica película dramática en donde a él se lo nota constantemente sufrido sin importar en qué momento de la trama sea, lo peor de todo es que el toque de humor por parte de algunos personajes no suman nada, al contrario, restan. Las historias que se entrecruzan pueden resultar llamativas, más aún si esta transcurre en una época festiva. Además de Will Smith película cuenta con un elenco de prestigiosos actores como Kate Wislet, Edward Norton, Michael Peña, Helen Mirren entre tantos otros, esto es lo más destacable, pero aun así no salvan esta película llena de clichés típicos en su género, llega un momento en el que no se sabe si estás viendo un drama o una comedia absurda con un fondo musical pésimo. Lo bueno: Caras prestigiosas a nivel actoral. Lo malo: Estas mismas caras prestigiosas son lo peor de la película, apenando a la lagrima fácil sin lograrlo.
La terapéutica del shock Últimamente da la sensación de que se hace un cine para el “cómo” y otro para el “qué”. O mejor dicho aún, ¿existirá un cine de autoayuda? símil a esos bestseller que pululan en librerías de todo el mundo, para luego convertirse en películas. El problema con estos proyectos, como el que nos convoca Belleza inesperada (2016), obedece a la intención de muestrario de cómo elaborar el dolor, es decir, el nuevo opus protagonizado por Will Smith no aborda con profundidad el duelo de una pérdida, sino que encuentra en el pretexto de una historia inverosímil el vehículo propagandístico y más negador para “enseñarnos” o aleccionarnos acerca de cómo se debe sufrir. En ese sentido, el “cómo” le gana al “qué”; la primera ficha del dominó que se desploma (coincidente con los títulos del comienzo) es la que arrastra a toda la película al pantano del chantaje emocional. De ese estanque de dimensiones importantes, como el nivel lacrimógeno que propone el sufrido Howard (Will Smith), a quien la vida golpea en el pináculo de su éxito personal como gurú publicitario capaz de tener tres años antes la clave del éxito en sus charlas motivacionales, el dominó del azar también lo arrastró hacia las profundidades del dolor por la pérdida de su pequeña hija. La terapéutica del shock o algún resabio de la conducta pragmática muy ligada a lo yankee, transforma las buenas intenciones de sus colegas para que salga de su agujero interior a mostrar las fauces más perversas de un sistema al que le molesta demasiado la inactividad del otro. Para llorar existen modos productivos, es decir, no alcanza con compartir en un grupo de autoayuda, sino que se debe encontrar la funcionalidad para que el engranaje continúe con la maquinaria de la negación y encuentre belleza en las cosas colaterales, como expresa esta moraleja de sobre de azúcar empapado en café de Starbucks. Claro que los antecedentes del director no son otros que Marley y yo (2008) y El diablo viste a la moda (2006), ¿o alguien no lloró por la muerte de ese dulce perrito? Aquí la estrategia es la misma, aquí la búsqueda empática viene adosada a la cara de cada personaje, porque en el efecto de las coincidencias en el entrelazado de las historias se oculta la torpeza narrativa por excelencia. No se sabe qué contar una vez que todo está contado. La pieza del dominó ya comenzó su camino de devastación y entonces el fantasma del cuento de navidad de Charles Dickens deviene en confrontar con el Tiempo, el Amor y la Muerte -también en navidad-, pero aggiornado a los tiempos de la funcionalidad empresaria, porque el destino de una empresa de publicidad vale más que las miles de lágrimas de sus empleados.
Otro cuento de Navidad Howard Inlet (Will Smith) es un exitoso ejecutivo de una agencia de publicidad de Nueva York y se presenta al inicio como un líder entusiasta y motivado. Su situación cambia drásticamente cuando una tragedia personal le golpea con fuerza, lo que le lleva a caer en una profunda depresión. Decide enviar tres cartas: una la muerte, una al tiempo y otra al amor. Sus colegas más cercanos -Kate Winslet, Michael Peña y Edward Norton- intentarán animarlo y sacarlo de su pozo y ponen en marcha un método poco convencional. Pero este plan traerá consigo resultados imprevistos. Belleza inesperada (Collateral Beauty) estrenó en diciembre en Estados Unidos y es así que sufre de lo que muchas películas navideñas pecan: querer comportarse como manual de autoayuda y quedarse solo en eso. Y a pesar de contar con un elenco ejemplar (desaprovechado por momentos), el argumento de la película se va derrumbando como un dominó (entenderán la metáfora quienes se animen a ver el film). Algunas subtramas resultan irrelevantes y todo está puesto a disposición para hacernos lagrimear, que sin dudas lo consigue, pero no hay movimientos en la trama que no se vean venir y es así que no se genera nunca el efecto del impacto. Llega un punto en que el film no sabe qué seguir contando. Keira Knightley, Hellen Mirren y el estadounidense Jacob Latimore completan el elenco estelar de este relato que se asemeja mucho al de Charles Dickens y su Cuento de Navidad, el que resulta irresistible y es imposible de evocar en fechas festivas. Pero los diálogos predecibles y giros manipuladores, desafortunadamente, no llevan a buen puerto a esta historia acerca de la conexión que no llega a transmitirnos el mensaje inspirador. Belleza inesperada no es una gran película y no llegará a convertirse en un clásico, pero resulta perfecta para pasar momentos reflexivos y llamar a esa persona que uno quiere y hace tiempo no lo hace.
Un elenco lleno de actores talentosos puestos al servicio de una historia tan cliché y melosa que roza lo inverosímil. El prolífico Will Smith no es solo un héroe de acción y comediante. Cada tanto se despacha con una película de drama profundo donde da lo mejor de sí como actor, con resultados bastante dispares. Entre los films más destacados de su carrera aparecen la brillante En Búsqueda de la Felicidad (The Pursuit of Happyness, 2006) y La Verdad Oculta (Concussion, 2015) mientras que por otro lado está la olvidable Siete Almas (Seven Pounds, 2008). Lamentablemente Belleza Inesperada (Collateral Beauty, 2016) cae en la categoría de sus intentos fallidos, y no por su mala interpretación. Tampoco fallan en ese sentido los demás integrantes del elenco —todos actores talentosos y consagrados—, simplemente la materia prima con la que deben trabajar (el guión y la historia en general) es decididamente mala. Howard (Will Smith) es un ejecutivo en una importante agencia de publicidad, donde trabaja junto a sus amigos Whit (Edward Norton), Claire (Kate Winslet) y Simon (Michael Peña). Cuando su hija muere de una enfermedad terminal, Howard se aleja de todo y de todos. Deja de trabajar, de hablar con sus amigos, corta toda vía de comunicación con el mundo y se la pasa encerrado en su dolor dentro de su departamento o andando en bicicleta por las calles de New York. Sus amigos intentan todo lo posible para ayudarlo a salir de su depresión, pero Howard no quiere saber nada. La agencia comienza a perder clientes y su posible venta peligra, ya que Whit, Claire y Simon no pueden convencer a Howard de que lo mejor es aceptar la oferta y firmar los papeles. Como método para aliviar su dolor, Howard le escribe cartas a entidades abstractas: el amor, la muerte y el tiempo. Grande es su sorpresa cuando esas tres entidades lo visitan y lo inciten a cambiar su vida (premisa similar al cuento de Charles Dickens, A Christmas Carol). Esto es lo que nos venden en el trailer, pero no es la verdadera trama de la película. Sus “amigos” descubren estas cartas que Howard escribió y contratan a tres actores para que se hagan pasar por la muerte (Helen Mirren), el amor (Keira Knightley) y el tiempo (Jacob Latimore). Pero no lo hacen para apoyar a Howard, sacarlo del pozo depresivo en el que vive y ayudarlo a superar el duelo por su hija fallecida. No, su plan es mucho más rebuscado y absurdo. El director David Frankel trabajó previamente en buenas películas como Mi Gran Oportunidad (One Chance, 2013), Marley y Yo (Marley & Me, 2008) y El Diablo Viste a la Moda (The Devil Wears Prada, 2006), aunque aquí estamos en presencia de su peor film hasta el momento. Pero el verdadero responsable del desastre es el guionista Allan Loeb, autor de otros bodrios inmirables como So Undercover (2012) y Una Esposa de Mentira (Just Go With It, 2011). Argumental y narrativamente, la película falla en todo sentido. Las grandes revelaciones que deberían tomar por sorpresa al espectador son obvias y predecibles, cuando intenta ser profunda y emocional nos entrega una colección de sentimentalismo cliché y frases tan melosas y cursis que terminan siendo ridículas (“no sentí amor, me convertí en el amor“), el plan de sus amigos es tan descabellado (involucra una investigadora privada y alterar digitalmente un video grabado con un Iphone) que se vuelve hilarante. El film parte desde una buena idea —el hombre atormentado que puede dialogar con entidades abstractas— que sirve para contar una historia reflexiva y emotiva, pero toma la peor decisión y se la juega por el lugar común y la trama disparatada que es muy difícil de tomar en serio. Actoralmente hablando, la película está muy bien. Todos los integrantes del cast son buenos intérpretes que cumplen con lo que el guión les exige. Los personajes de Kate Winslet y Edward Norton están bastante limitados por el débil libreto. Will Smith se luce especialmente en su rol de ermitaño agobiado por el luto y puede transmitir mucho con su rostro a pesar de tener poco diálogo. Cuesta entender como tantos actores de gran nivel se sumaron a un proyecto tan malo.
Fábula solemne y pretenciosa David Frankel había dirigido comedias agradables y ligeras como El diablo viste a la moda y Marley y yo. Por eso, sorprende ver su nombre asociado a un film tan solemne y pretencioso como Belleza inesperada. Pero más desconcertante aún es que un verdadero seleccionado interpretativo (Will Smith, Edward Norton, Kate Winslet, Helen Mirren, Keira Knightley, Michael Peña, Naomie Harris) haya aceptado trabajar con un penoso guión como el escrito por Allan Loeb, que parece más una clase de autoayuda que la película "importante" que quiere ser (y no es). Will Smith encarna al dueño de una agencia de publicidad cuya vida se ha arruinado tras la muerte de su hija de seis años a causa de un extraño cáncer. Sus tres socios y amigos (Edward Norton, Kate Winslet y Michael Peña) quieren hacerlo reaccionar -y de paso vender la compañía para salvarla de la quiebra- y para ello contratan a tres actores de teatro (Helen Mirren, Keira Knightley y Jacob Latimore) para que interpreten a las tres abstracciones (la Muerte, el Amor y el Tiempo) con las que Howard se comunica a través de cartas que deposita en buzones. ¿Suena ridículo? Lo es. Pero hay más en esta fábula navideña sobre el dolor, la culpa, el duelo y las segundas oportunidades (otro de los personajes, por ejemplo, sufre un cáncer terminal) ambientada en Nueva York. La hermosa ciudad regala las pocas imágenes de belleza (esperada). La película, en cambio, es de una torpeza inesperada para los estándares del Hollywood contemporáneo.
El juego de la vida La nueva película de Will Smith nos narra la vivencia de un grupo de personas que demuestran que todo está conectado y que, creas o no, nada está librado al azar. Jugando al Life, El Juego de la Vida he pasado por toda clase de momentos. Desde rachas positivas, donde me sentía el ser más rico del universo, hasta con hitos inesperados de perdidas notorias en pocos segundos. Sin lugar a dudas este juego trata de trasladarte a que vivas una vida distinta, llena de posibilidades que son exclusivas de una historia de ficción. El Juego de la Vida te hacía sonreír y sucumbir en apenas minutos, denotando una clara referencia a la vida misma. De todas formas, pese a estas enseñanzas, Life no deja de ser un juego y, como tal, propone desconectarte de tu propia vida y ponerte en la piel de otro. Un juego, nada más. La vida, por más que uno logre también pasar del cielo al infierno en un abrir y cerrar de ojos, es otra cosa. Es más profunda, es todo a la vez y más también. Howard, interpretado por Will Smith, nos encara indicándonos tres columnas: La Muerte, El Tiempo y El Amor. Veremos si estos tres estandartes resumen de alguna forma la vida o, mejor dicho, se conectan de forma tal que están en todas y cada una de las cosas de este universo. El film es dirigido por David Frankel (El diablo viste a la moda, 2006), quien todos conocemos como aquel director que hizo de Marley y yo (Marley and Me, 2008) esa película traumática donde la muerte hace su aparición primerísimo primer plano. Este gran cineasta, posicionado entre los más respetados de la comedia familiar norteamericana, trae consigo un bagaje de emociones que son traslados a un film que, por más que sea obvio en cada una de sus posturas, nos mastica durante un par de minutos para debilitarnos y, ya sin mucha energía para aguantar, nos golpea en donde más duele. Esto no está nada mal. Lo logra. Acierta en su camino y, cuando pensaste que todo estaba dicho, arremete con fuerza en los minutos finales para dejarte dando vueltas como trompo sin rumbo fijo. En ¿Qué voy a hacer con mi marido? (Hope Springs, 2012), Frankel vitoreaba con una película en la que te desayunabas un drama sobre una pareja de edad avanzada y materializaba al tiempo como el factor que hacía sus estragos. El amor está siempre en la filmografía de Frankel pero, sin lugar a dudas, su última película antes de este estreno en cuestión, coloca a la pasión por lo que uno hace como ese plus extra en un ser humano. Estamos hablando de Mi gran oportunidad (One Chance, 2013) y el sueño de triunfar. Belleza inesperada (Collateral Beauty, 2016) nos cuenta la vida de Howard que, luego de perder a su hija, entra en una crisis fulminante y sus amigos se ponen en campaña para sacarlo adelante. Llega a los cines con uno de los repartos más estelares de los últimos tiempos. Esta clase de estrategias, de juntar estrellas buscando un éxito seguro, es un arma de doble filo. Tener un reparto respetado no hace de por si que el film sea bueno. Al contrario. Pone la vara más alta y cualquier error se acentúa más. El riesgo se acrecienta pero el film protagonizado por Will Smith, Edward Norton, Kate Winslet, Michael Peña, Naomie Harris, Helen Mirren y Keira Knightley, muestra a todos los artistas comprometidos con sus personajes minimizando cada desliz que pueda existir en el guión. Este guión que puede encontrar la muerte sin que actores de semejante talla lo interpreten. Estos lo realizan con amor por lo que hacen y valorando el tiempo al elegir el proyecto. Otra vez los tres factores propios de la ecuación. De todas formas, cabe destacar una interpretación que no estaba en ninguna de las apuestas y que sin dudas es una de las promesas actorales a tener en cuenta a futuro. El joven Jacob Altimore (Maze Runner: Correr o Morir, 2014) da que hablar con una actuación que sobresale en energía y que logra ser clave en el desenlace de la historia. Amor, muerte y tiempo, los tres estandartes que repetimos a lo largo del texto, casi con seguridad que nos quedan chicos para detallar la vida. Si, nos quedamos cortos. Es eso y más. Es descubrir, valorar, aconsejar, escuchar, abrazar. Aunque pensándolo bien, estos tres factores siguen siendo el común denominador de todo esto. La muerte es aquello que todos respetamos y no nos referimos a un fallecimiento en si. El aiempo es lo que nos apremia y lo que debemos maximizar y disfrutar al máximo. El Amor lo vemos en cada una de las cosas que realizamos a diario. Tener presentes estas tres columnas nos posibilita tener un gran sentido de la vida. Belleza Inesperada lo tuvo en cuenta todo el tiempo, por eso es una obra que se disfruta y que, pese a no destacarse tal como su trailer nos hacía ilusionar, está hecha con mucho amor y eso se nota.
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(LO IRREPARABLE Y LA SANACIÓN Es sin dudas una película pensada para navidad que aquí nos llegó un poquito tarde. Pero a lo que apunta es a la lágrima y a convertirse en un compendio de autoayuda en situaciones limite. Un creativo publicitario famoso, que basa su filosofía en El amor, La muerte y el tiempo, sufre la muerte e su hijita. Y en los últimos años es un hombre que no puede recuperarse. Sus socios, para salvar de la bancarrota a la agencia, contratan actores para que hagan de encarnación de esos conceptos y con la ayuda digital filmar al protagonista y demostrar su insanía. Después una vuelta de tuerca que no contaremos. El elenco es impecable, Will Smith, Helen Mirren, Edward Norton, Kate Winslet, Keira Knightley y siguen los nombres. El director David Frankel el mismo de “El diablo viste a la moda” y “Marley and me” subraya los golpes bajos que de por si tiene el guión. Las buenas actuaciones no salvan el intento tendrá un público adicto a los melodramas de la tele.
Howard (Will Smith) es un exitoso ejecutivo de publicidad de Nueva York. Su vida cambia drásticamente cuando una tragedia personal le golpea con fuerza, haciendo que se suma en una profunda depresión. Sus compañeros más cercanos pondrán en marcha un plan poco convencional, que obligará a Howard a afrontar su sufrimiento de una manera sorprendente y profundamente humana. Como ocurriera en su momento con Siete Almas y En Busca de la felicidad, Will Smith protagoniza este melodrama, que combina espíritu navideño con algunos golpes bajos previsibles. Y si se puede encontrar cierta inspiración en Un Cuento de Navidad de Dickens, no es solo porque la historia está ambientada en Nueva York durante las fiestas de fin de año, sino porque el personaje principal también recibirá las visitas de tres "apariciones": el Tiempo, el Amor y la Muerte. Como un moderno Scrooge, Howard deberá lidiar no solo con su dolor íntimo sino con la interpelación de este trio que muy bien componen Jacob Latimore, Keira Knightley (más bella que nunca) y Helen Mirren (que se roba la película a fuerza de carisma y talento). Hay en el metraje lugar para los toques de comedia, para cierta intriga que al final es develada en un climax lacrimógeno y por supuesto para un mensaje alentador. El guión es sencillo, simple y va al grano, por supuesto busca la lagrima del espectador y por cierto, en algunas secuencias hay que tener el corazón de piedra para no conmoverse. Una historia de redención, amor incondicional, fe y amistad que es necesario ver con un paquete de pañuelos en la mano. Para descubrir que, tras un dolor inmenso, se puede esconder una belleza inesperada.
Me es difícil empezar a escribir sobre esta película porque no sé muy bien por donde arrancar. Lo primero que viene a mi mente es la gran cantidad de lágrimas que derramé… Si bien está matizado, el film es un gran dramón y es casi imposible no quebrarse en algún momento. Hay mucho abuso del golpe bajo y es algo para tener en cuenta porque mucha gente prefiere saber eso antes de sentarse a ver una película. Por momentos el espectador realmente la pasará mal (sentimentalmente hablando). Lo próximo obvio para destacar es el gran cast que posee porque sin ellos la cinta tranquilamente pasaría como un telefilm de Hallmark. Will Smith, Kate Winslet, Keira Knightley, Helen Mirren, Edward Norton y Michael Peña le dan legitimidad a todo pero aún así ninguno se destaca lo suficiente como para luego recordar su performance. Queda claro que el papel de Smith es el más resonante y que el actor puso todo de él a la espera de alguna nominación pero el guión no lo ayudó. El director David Frankel tomó notoriedad hace unos años con El diablo de viste a la moda (2006) y Marley y yo (2008) pero sus trabajos posteriores pasaron sin pena ni gloria por los cines. Con este estreno le sucederá lo mismo. No es que se trate de una mala película ni de que está mal hecha pero luego de verla y analizarla la realidad es que no se le puede extraer nada memorable ni destacable más allá de la angustia que genera. Hay un mensaje esperanzador hacia el final pero no alcanza y no compensa. Belleza inesperada pretende un concepto en su título que nunca se ve y menos se siente. Película apta solo para masoquistas sentimentales
LOS BIENINTENCIONADOS Varias sensaciones se imponen a lo largo del visionado de Belleza inesperada. La primera es que todo es un disparate muy poco serio, a pesar de pretender serlo. La segunda es que el film parece una versión dramática de La gran estafa: si en aquella saga de robos y comedia todos las estrellas parecían pasarlo bomba pero no el espectador, acá todas las figuras -que son unas cuantas- dan la impresión de estar re convencidos e involucrados, poniéndole toda la garra al asunto, aunque eso jamás se transmite al público. La tercera es que llamativamente, por esos milagros del cine y la vida, no termina de enojar, a pesar de ciertos gestos, acciones y giros que rozan lo indignante. Ya el argumento de Belleza inesperada convoca al escepticismo: un exitoso publicitario (Will Smith) que luego de perder a su hija se encuentra totalmente abstraído en sí mismo. Mientras sus amigos y compañeros de trabajo tratan de recuperarlo, él busca respuestas en el universo escribiéndole cartas a esas abstracciones llamadas Amor, Tiempo y Muerte, hasta que empieza a recibir respuestas, literales respuestas por parte de estas entidades encarnadas en personas. En este relato y su premisa ya se perciben posibles tensiones, una batalla de voluntades entre ese protagonista/estrella que es Smith y el director David Frankel (que llegó un poco de apuro al proyecto, reemplazando al realizador original, Alfonso Gómez-Rejón). Si el primero viene protagonizando films que son de diferentes formas concursos de manipulaciones y que testean la tolerancia del espectador con narraciones donde la prioridad muchas veces es el mensaje, como La verdad oculta, Después de la Tierra, Siete almas, Soy leyenda y En busca de la felicidad; el segundo se ha centrado en la mayoría de sus films -como El diablo viste a la moda, Marley y yo y El gran año– en las intersecciones entre el universo laboral y el personal. Sin embargo, el duelo termina siendo ganado claramente por Smith: lo que tenemos ante nuestros ojos es un film que fuerza su propio verosímil en pos de su discurso. La verdad es que Belleza inesperada es una película que batalla (y duro) por ser un drama que permanezca en la memoria del espectador: desde la construcción de diálogos hasta el diseño de situaciones, pasando por el tono de las actuaciones, todo en el film delata sus intenciones de bajar línea sobre una concepción del mundo en la que se admita la presencia de fuerzas cuasi metafísicas que nos marcan como personas. El problema es que el relato, a pesar de presentar personajes con numerosos problemas personales, dudas y conflictos, se muestra demasiado seguro de sí mismo, tan explícito en su mensajismo, que se vuelve torpe y previsible. De ahí que para la puesta en escena sea imposible sostener la credibilidad de su planteo narrativo y ciertos giros -especialmente el referido al personaje de Naomie Harris- que se ven venir a kilómetros, con lo que no tienen impacto alguno en el espectador. Todo es poco serio a pesar de su pretenciosidad, demasiado estirado o mal contado (a pesar de sus escasos 97 minutos) y demanda una excesiva credibilidad por parte del público potencial. No deja de ser llamativo que Belleza inesperada finalmente no termine siendo un producto particularmente irritante, teniendo en cuenta que incurre en un par de decisiones éticas y morales para con los personajes que son directamente tétricas. Quizás en esto ayuden las actuaciones de un reparto donde no sólo están Smith y Harris, sino también Edward Norton, Kate Winslet, Michael Peña, Keira Knightley y Helen Mirren: todos ponen una energía distintiva, lucen recontra convencidos de lo que están haciendo, incluso desde una pose relajada (eso se nota más en Mirren, que es la única que da la impresión de intuir la poca seriedad de todo el asunto). Todos se revelan como gente muy bienintencionada, con muchas ganas de transmitirnos esperanza y fe en el mundo a pesar de todas las calamidades que nos rodean. Y bueno, para qué gastar energía en enojarse con esta buena gente…
El sentimentalismo echa todo a perder El Amor, el Tiempo y la Muerte visitan a Will Smith, en este drama ñoño que busca la lágrima fácil. Un exitoso agente de publicidad queda fuertemente tocado tras la muerte de su hija. Tan tocado que, sintiéndose víctima de una injusticia, les envía cartas de decepción al Amor, el Tiempo y la Muerte. Literalmente, las escribe y las mete en el buzón. Le ocurre algo inesperado: Amor, Tiempo y Muerte vienen a visitarlo, cada cual en su momento, y le explican las cosas como son. En verdad, atrás de esto se mueve la mano de algunos allegados que mediante un truco quieren salvar la empresa donde todos trabajan. Mucho más atrás, pero solo para cultores del teatro rioplatense, se mueve el recuerdo de aquel tremendo grotesco que hacía don Osvaldo Terranova, llamado "He visto a Dios". Un tano que sólo cree en la plata, enloquece ante la muerte de su hijo. Ahora clama por Dios. Unos vecinos se disfrazan de Dios, dándole consejos en beneficio de su nuera embarazada. No contaremos el final de esta obra, pieza maestra del entrerriano Francisco Defilippis Novoa, ni contaremos el final de la película que ahora se estrena. En un caso, por sus méritos. En otro, por sus deméritos. Digamos simplemente que la idea de "Belleza inesperada" era interesante, el reparto es prestigioso (Will Smith, Helen Mirren, Edward Norton, Kate Winslet, Keira Knightley, Michael Peña), pero el guión es flojo, vago y sensiblero, la dirección anodina, y el resultado provoca lástima y vergüenza ajena. Hay algunos momentos elogiables, pero son los menos.
Vídeo Review
El film cuenta con un gran elenco: Will Smith, Edward Norton, Kate Winslet, Michael Peña, Helen Mirren, Naomie Harris y Keira Knightley, cuando cualquier espectador ve estos nombres y casi sin leer nada ingresa a la sala cinematográfica. Smith interpreta a un hombre destruido, sin ánimo y sin fe, tras la muerte por enfermedad de su hija de seis años. Mientras las personas que están a su alrededor intentan salvarlo de la depresión en la cual se encuentra sumergido. Y así aparece el tiempo, el amor y la muerte. Con un toque al cuento clásico de Charles Dickens. Una trama conmovedora, lacrimógena, que habla de las oportunidades, del amor y creer, el tiempo cura y con un mensaje de superación y esperanza
Will Smith, fantasma de sí mismo. En determinado punto de su carrera, Will Smith, que empezó como cómico, parece haberse dicho: “Bueno, Will, ya hiciste toda la plata que necesitabas, y más, trabajando de bufón; llegó la hora de decir cosas importantes.” A partir de ese momento, la ex estrella de Men in Black empezó a protagonizar (y producir, detalle fundamental) películas en las que asumir su rol de padre lo lleva a un cambio de vida (En busca de la felicidad), se redime al cambiar la vida de siete extranjeros (Siete almas) y se enfrenta con la culpa que le da ser médico de un plantel de fútbol americano y ocultarles cuáles son las secuelas de las conmociones cerebrales (La verdad duele). Escrita por el guionista y productor (dos tareas que no suelen llevarse bien) Allan Loeb y dirigida por el no precisamente ascendente David Frankel (de El diablo viste a la moda), en Belleza inesperada Smith supera su apuesta, mezclando trascendentalismo con inverosimilitud, con remate místico. Todo ello, con un desperdicio de elenco como hace tiempo no se veía. La cuestión es así: Howard (Will Smith), socio de una agencia de publicidad de Nueva York, otrora exitosísimo, se convirtió en fantasma de sí mismo (Smith se muestra con canas y barba crecida) desde el momento que perdió a su hija en un accidente. Se separó de su esposa, vive en estado de duelo, lo único que hace en la oficina es armar gigantescas estructuras con fichas de dominó, a las que una vez montadas tira abajo, en una transparente metáfora del nihilismo. Lo otro que Howard hace es escribir sendas cartas al Amor, el Tiempo y la Muerte. Así nomás, con mayúsculas y todo, signo de que la Trascendencia hizo su ingreso al salón. Ante la situación del hombre, que hace peligrar el futuro de la compañía, sus tres socios (los desechados Edward Norton, Michael Peña y, ¡ay!, Kate Winslet, que está preciosa) idean una trama sencillísima para hacerlo renunciar: contratar a tres actores para que actúen los papeles del Amor, el Tiempo y la Muerte, de modo que él establezca diálogos con ellos y que una persona lo grabe con una cámara a él solo, haciéndolo pasar por loco. ¡Pero claro! ¿Cómo no se les ocurrió antes? Los actores son (sigue el desperdicio de materia prima) Helen Mirren (la Muerte), Keira Knightley (el Amor, obviamente) y un muchacho llamado Jacob Latimore, que hace del Tiempo. Desde ya que cada uno de esos diálogos da lugar al despliegue de Grandes Ideas que Smith considera, por lo visto, que el cine debe transmitir, lo más literalmente posible. Mientras tanto, su personaje va saliendo, de a poquito y con muchas dificultades, de la cripta imaginaria en la que él mismo se ha encerrado, concurriendo a un grupo de apoyo para padres que perdieron a sus hijos. Allí aguarda una sorpresa que se develará en las últimas instancias. Tanto como otra relacionada con los actores que hacen de actores. Que, como le gusta a Smith, terminan siendo entidades más que humanas. Cartón lleno para Will y sus socios creativos.
Hay una reseña ya disponible y maravillosa sobre esta película, escrita por Richard Brody para el New Yorker. La crítica es negativa. Y empieza así: “¿Es posible ayudar a una persona provocándole daño? Platón creía que no; el director David Frankel y el guionista David Loeb opinan que sí”. Hay algo cierto en su posición, pero eso no afecta al buen desarrollo y a la empatía que genera la película, juicios al margen. El argumento es el siguiente. Howard (Will Smith) acaba de perder a su pequeña hija de seis años; es el mayor accionista de una empresa que no va para atrás ni para adelante, y cuando aparece un holding dispuesto a comprarla el resto de los accionistas no puede convencerlo para desprenderse del leviatán. Ellos son Whit (Edward Norton), Claire (Kate Winslet) y Simon (Michael Peña); los tres contratan a un trío de actores (Helen Mirren, Keira Knightley y Jacob Latimore) para acosarlo en la calle y dejarlo verdaderamente sacado en plena Quinta Avenida de New York City, mientras una detective privada filma los episodios y los edita en una especie de compacto de bloopers. Y sí, la idea es desacreditarlo, hacerle perder el control de la compañía a Will, que ciertamente no anda bien, alegando la locura a la que lo llevó la pérdida de su hija. Y aquí aparece el meollo: hay algo cierto en la locura de Howard, ¿pero era necesario humillarlo? La película no queda ahí, por supuesto; es una factura 100% Hollywood y no habrá lastimados. Y es que, pese a todo, y quizá por las grandes actuaciones, en Belleza inesperada hay intermitentes chispazos de grandeza, de bonhomía incluso. Será porque en estos tiempos, cuando nadie espera la moral personificada, la esperanza es más alta. Y en ese sentido, tanto por los diálogos, por el capital actoral como por el debate que abre, en el balance final la película termina convenciendo.
Belleza Inesperada: un drama de lo más previsible El nuevo film dramático de Will Smith solamente confirma algo que todos ya saben pero él no termina de entender: lo suyo es la acción con frases divertidas. Hace 20 años, Will Smith era el rey absoluto de la taquilla: podía hacer de un film lleno de clichés como Día de la Independencia y de otro regular como Hombres de Negro un éxito tras otro y hasta inspirar a Marcelo Tinelli a copiarle coreografías para una apertura de VideoMatch. Pero en toda carrera hay una visagra y la buena estrella de Will se terminó cuando rechazó el papel de Neo en The Matrix y aceptó el de Jim West en Las Aventuras de Jim West, uno d elos más grandes fracasos del cine de los últimos 20 años. Desde entonces, la filmografía de Smith se balanceó entre alguna que otra secuela de sus trabajos previos y otros films olvidables. Pero a comienzos de esta década, Will incursionó junto a su hijo (que más que hijo es un clon suyo) en la recordada En Busca de la Felicidad, que lo volvió a colocar en el panteón de actores y le abrió las puertas (en todo caso se las abrió el mismo con su productora) de films mas "serios". De esta manera, Will siguió probando con papeles más jugados como el de "Siete Almas" y "Focus"mientras seguía facturando con algún que otro tanque. De esta manera, llega a los cines locales esta "Belleza Inesperada", una película que nadie debe estar esperando porque no figura en los rankings de películas con más expectativas a nivel nacional y que tampoco aporta nada nuevo. La historia es la de tres ejecutivos de una agencia de publicidad que deciden vender el negocio pero se encuentran con un severo escollo: Howard (Smith), el dueño de las acciones mayoritarias se ha "retirado" luego de una tragedia personal y no quiere saber nada con la vida. Dispuestos a enfrentarlo con la realidad, los ejecutivos deciden contratar a una actriz (Mirren)y a algunos de sus alumnos para que hagan reaccionar a Howard a cualquier precio, incluyendo la opción de hacerlo pasar por loco. Sin embargo, una idea tan trillada como esta no sólo no incorpora nada nuevo (por más que a la mona la vistan de seda...) sino que cuenta con el deslucimiento de casi todos los intérpretes, salvo por Helen Mirren a la que no hay con qué darle y que realiza una gran interpretación. En definitiva, Belleza Inesperada es así, inesperada debido a lo poco atractivo de su propuesta.
Horror esperable Uno puede considerar que una película es buena o mala sin que este signifique negarle la forma correcta en la que está realizada. Hay películas que son indignantes, pero son el resultado del éxito de sus realizadores al filmarla. Es decir, no se equivocaron en lo que querían hacer, les salió aquello que buscaban, aun cuando el resultado nos parezca pobre o malo. Pero hay otros títulos, y acá entra Belleza inesperada, que parte de ideas ya muy discutibles y para colmo no logran triunfar en su deseo de llevar dichas ideas a buen puerto. Mala y fallida, para decirlo de forma clara y rápida. Tantas cosas están mal en este compendio de mal gusto que incluso es difícil ordenarse para analizarla. Sin duda esto confirma su condición de película fallida. El protagonista de esta película multiestelar es Will Smith, quien interpreta al dueño de una agencia de publicidad llamado Howard. El personaje está sumido en una depresión a causa de la muerte de su pequeña hija. Howard tiene como forma de no deteriorarse del todo el ejercicio de escribirle cartas a la muerte, el amor y el tiempo. Si el lector aun no ha dejado esta nota y su deseo de ver la película, paciencia, hay más. Sus colegas y amigos deciden un plan para ayudarlo y es contratar a tres actores de teatro para que interpreten a la muerte, el amor y el tiempo. Sí, la puerta del infierno ha sido abierta de par en par, lo que sigue es solo para estómagos fuertes. La sumatoria de lugares comunes, frases hechas, momentos solemnes y demás artilugios de baja calidad ética se multiplican y se potencian con una solemnidad aplastante. Solo la presencia de muchos actores conocidos y valiosos como Smith, Edward Norton, Kate Winslet, Michael Peña, Helen Mirren y Keira Knightley nos puede distraer unos minutos de la catástrofe cinematográfica que estamos viendo. Minutos, pero no mucho. Porque la película no tiene la solidez para proteger sus ideas o intentar justificarlas. Es fallida y se le nota desde el principio hasta el final.
Aún con un elenco imponente y aciertos en el terreno cómico, Belleza Inesperada se queda con un saldo negativo. Nuestra calificación: Regular. A Will Smith se le muere una hija de 6 años. Antes de eso, dirige una agencia de publicidad cool con el siguiente lema: Amor, Tiempo, Muerte (¿?). La escena inaugural lo presenta como un gurú dando charlas motivacionales También te puede interesar La historia de "Belleza inesperada", la película que ayudó a Will Smith a decirle adiós a su padre Elipsis de tres años: Smith deprimido arma hileras de dominó en la oficina, metáfora ridícula y recurrente a lo largo del filme para expresar la concatenación de los actos de la vida. Mientras las piezas de dominó se desmoronan, lo mismo sucede con las acciones de la firma. Sus socios –Edward Norton, Kate Winslet y Michael Peña–, harán lo imposible por reactivar su voluntad. Este es el disparador de Belleza Inesperada, la última película de David Frankel, director oscilante y misterioso, sin rasgos formales que lo caractericen, siempre plasmando guiones ajenos, pero que aún bajo esta modalidad, despachó dos películas emblemáticas: El diablo viste a la moda (2006) y Marley & yo (2008). Si en la primera certificó su pericia para la comedia popular, contando con la genialidad de Meryl Streep, en la segunda deslumbró con una sensibilidad reposada y aromática, regalándonos el drama canino más honesto y maduro de la historia del cine. En Belleza Inesperada, la faceta cómica está semidormida, en potencia, mientras que la faceta emotiva se convierte en un discurso de autoayuda bochornoso, un trazo burdo e inverosímil que si no fuera por su música manipuladora a fuerza de piano y violín, desataría una carcajada cruel. De a ratos, el desastre inspira lástima, porque dentro de este tarro de mermelada se esconde otra película, una suerte de sitcom que parodia el planteo melodramático. Cuando los socios de Will Smith entren en pánico, a Edward Norton se le ocurrirá contratar a tres actores decadentes para que interpreten al Amor, al Tiempo y a la Muerte, poniéndolos a charlar con Will Smith. Este disparate dickensiano es lo mejor de la película, con Helen Mirren brillando en su rol de Muerte con boina y estola de plumas. Pero la comedia del simulacro dura poco, fagocitada por la aspiración Enya del relato. David Frankel sacrifica la ironía inteligente por la metamorfosis lacrimógena. El filme se estanca en un drama de revelaciones místicas, fantasea con la idea de que todo está conectado por alguna razón, y entonces cada personaje halla una luz trascendental que le despeja la vida. Encima, a esta pereza intelectual hay que soportarla en decorados navideños. Esa New York con nieve y lucecitas que ya vimos en innumerables ocasiones.
El puntaje es 65% Critica emitida en Cartelera 1030 Radio Del Plata, sábados 20-22hs (AM 1030), el día 14-1-17
El arte del duelo ¿Qué pasaría si pudiéramos hablar con la muerte? ¿La insultaríamos? ¿Y si nos encontraríamos con el tiempo? ¿Le agradeceríamos por ser un regalo o una condena? ¿Y si estuviéramos sentados cara a cara con el amor? ¿Le leeríamos una libro de quejas, no? Howard pudo hacerlo. El protagonista de esta película, interpretado por Will Smith, se encuentra en una profunda depresión porque su hija, de apenas seis años, acaba de morir a causa del cáncer. Por lo que sus socios (Kate Winslet, Edward Norton y Michael Peña) intentan ayudarlo con una extraña idea: contratar a tres actores para que interpreten a tres cosas abstractas a las que este hombre en pleno duelo les escribe cartas. Ellos son la muerte, interpretada por la extraordinaria Helen Mirren, el amor, a cargo de Keira Knightley, y el tiempo, encarnado por Jacob Latimore. La interpretación de Smith está un poco deslucida, dejando en claro que sus mejores interpretaciones están ligadas al humor. En ese sentido, este drama ambientado con el espíritu navideño neoyorquino sobre las enfermedades terminales y el duelo, pretende ser demasiado efectista con cada frase, y eso, aunque por momentos logra empatía con el espectador hasta llevarlo a las lágrimas, termina restando y dando lugar a un relato demasiado trillado.
Semejante cast sólo puede significar que –salvo la estrella Will Smith– las caras más conocidas aparezcan de a poquito en la pantalla. Un hombre pierde a su hija, se deprime, sus amigos quieren reconectarlo con la vida pero se aprovechan de él (hay una trama empresarial difusa, casi confusa, detrás) y de pronto aparecen los “momentos de belleza inesperada” que reconectan a todo el cast con la vida, aunque eso implique un guión a puro parche injustificado. Más un flan que un film.
Gran elenco, pocas ideas “Belleza inesperada” se trata sobre un exitoso publicista de Nueva York que se aisla tras la muerte de su hija y sus amigos diseñan un plan radical para forzarlo a enfrentar la verdad de maneras sorprendentes y profundamente humanas. Pero la película no representa lo que pretende, y las emociones no emocionan. Howard (Will Smith), un nuevo millonario de Internet con una gran ideología de vida (hay que dejar de robar con esos personajes por lo menos por dos años) pierde a su hija y entra en una depresión de la que no puede escapar. Sus días sólo pasan, y como zombie no quiere nada más que estar, esperar sin saber qué. No puede ni siquiera nombrar a su hija porque el dolor lo mata de a poco. Sus amigos y socios de la empresa (Edward Norton, Kate Winslet y Michael Peña) deciden que necesitan sacarlo de ese trance, convenciéndose de que lo hacen por amor, aunque existen intereses económicos y laborales en el medio de su desesperación. Investigan para saber cómo ayudarlo y descubren que Howard escribe cartas al tiempo, el amor y la muerte, tres estandartes en los que antes se paraba el empresario para despertarse cada día, y hoy son un estigma que sólo le generan interrogantes e ira. La muerte (Helen Mirren) llegará en forma de anciana de pelo blanco, en tanto que el amor (Keira Knightley) se encarnará ante el hombre como una mujer demasiado sensible y frágil y el tiempo (Jacob Altimore) será ese joven que no da descanso. Entre los tres, tratarán de convencerlo de que aún hay tiempo antes de la muerte, y el amor puede seguir atravesándolo. Como una clásica película de esperanza navideña, “Belleza inesperada” termina siendo una decepción no tanto por el resultado, sino por el desperdicio de sus partes. Lo que quiere representar no lo representa, y las emociones no emocionan, no por falta de esfuerzo del elenco, sino porque justamente, parecería intentan tapar a fuerza de sus capacidades los agujeros de guión que quiere forzar la lágrima en vez de ponderar la forma estética, que seguramente arrojaría una finalidad más acabada.
David Frankel es el director de Belleza inesperada un filme que promete la lágrima fácil y casi dos horas de golpes bajos relacionados al eje central de la trama que es la muerte de una niña de seis años. No es casual que el tono de la película sea lacrimógeno, ya que Frankel tiene en su haber títulos como Marley y yo y Hope Springs, en los que repite la temática sobre la muerte sumado a la intención de ofrecer una suerte de receta para la resiliencia y la continuación de la vida luego de una tragedia. Howard Inlet (Will Smith) es el CEO de una empresa de marketing publicitario quien meses atrás ha perdido a su única hija a causa de un extraño caso de cáncer. La desgracia atravesó su vida transformándolo de líder empático a un ser introspectivo y reacio a volver a comunicarse con el exterior. En su estado de enojo con la vida no sólo está a punto de perder su gran emporio laboral sino también a sus amigos y esposa. Es así como en respuesta a su inmenso dolor comienza a escribir cartas a los tres pilares fundamentales de la vida: el tiempo, el amor y la muerte. Si esta acción ya parece algo extraña, el filme redobla la apuesta cuando sus empleados, Claire (Kate Winslet), Whit (Eduard Norton) y Simon (Michael Peña) con la intención de documentar y acreditar su insania contratan a un grupo de actores para que representen al tiempo, el amor y la muerte e interactúen con Howard. Además de bizarra, la aparición de estos tres personajes se presenta de forma acartonada y logran que Belleza inesperada se transforme en una película de lágrima fácil gracias a su continuo mensaje de salvación repleto de lugares comunes. Aquí no hay descanso y escena tras escena el ambiente se vuelve cada vez más oscuro y trágico. Además, si todo esto no fuera suficiente, el final propone una vuelta de tuerca que resignifica la mayoría de las acciones previas de Howard dejando al espectador en una situación de revisión mental retrospectiva de lo que acaba de ver en búsqueda de pistas. Más allá de ser bastante básico y previsible, el filme tiene otra escena aún más deprimente en la que durante una charla de café entre Howard y Madeleine (Naomie Harris) tratan de explicar (y asegurarse que quede bien claro) el concepto de belleza colateral (traducción literal del título original) mediante la repetición constante del término. Por Paula Caffaro @paula_caffaro
Crítica emitida por radio.
Llega Belleza Inesperada, del director de El Diablo viste a la moda con Will Smith y un gran reparto de actores conocidos. Will Smith personifica a Howard Inlet, un exitoso publicista que cae en una gran depresión por la muerte de su pequeña hija. Para sacarlo de ese estado, y un poco por el interés de declararlo insano y así poder alejarlo de la empresa que conduce, deciden contratar a actores que personifiquen a la Muerte, el Tiempo y el Amor. Esas tres abstracciones son a las que Howard le envía cartas periódicamente en busca de respuesta ante la desgracia de su vida. David Frankel, que supo dirigir comedias, entre otras, El diablo viste a la moda, entrega en esta ocasión, una no muy agradable experiencia de pornografía emocional, unas gotas de realismo mágico en la gran manzana y dosis de recetas “New age” para conmover a la audiencia en la cercanía de Navidad (que parece ser la época del año en que todo el mundo debería volverse más espiritual) y de Año nuevo ( tiempo en el cual se requiere de balances personales y cambios para el futuro). El resultado a veces llega a niveles cercanos al ridículo. Un puñado de excelentes actores (Will Smith, Helen Mirren, Michael Peña, Edward Norton, Naomie Harris, Kate Winslet, Keira Knightley y Jacob Latimore) naufragan en unos diálogos imposibles de creer. El objetivo es hacer salir a los espectadores del cine con un bollo de pañuelos descartables mojados por el llanto. En Belleza inesperada hay una idea absurda que carece de verosímil. Y que es a veces cruel: en el camino por enseñarle algo al otro, los que quieren dar la lección, verán sus vidas transformadas. Belleza inesperada tiene pretensiones de grandes temas en letras mayúsculas y termina siendo, como una metáfora usada hasta el hartazgo en la película de principio a fin, una caída en efecto dominó, de una torpeza tras otra.
Un film que puede llegar a conmover pero no a resultar inolvidable. Si bien en el momento en que se presenta lo que va a ser el nudo del film, éste resulta ser una idea atractiva y brillante, en el desarrollo se va....
Cómo arruinar una película en 10 minutos David Frankel no es un director que me parezca necesariamente interesante. Películas como Marley & Me, siempre me parecieron bastante aburridas, siempre sobreponiendo esa necesidad de dar una lección de vida al espectador, de hacerlo emocionar con golpes bajos. A mí, personalmente, como espectador, eso no me interesa mucho. Belleza inesperada es su última película y ambientada en la época navideña, cuenta la historia de un hombre que tiene que sobreponerse a una perdida. Para empezar, me siento agradecido de que la película dure solo hora y media, porque sinceramente, apenas llega a mantener el interés del espectador promedio durante todo ese tiempo. Por momentos entretiene, pero por otros resulta constantemente aburrida, y lamentablemente este segundo caso es el que abunda en el film. Además hay una o dos decisiones que se toman desde el guion que resultan un tanto insostenibles en lo que se nos está narrando. La fotografía está bastante correcta. La directora de fotografía Maryse Alberti sabe aprovechar muy bien la ambientación navideña para darnos imágenes bellas, llenas de color. Ahora hablemos de las actuaciones, Will Smith nunca me gustó demasiado como actor, y acá tampoco hace un trabajo que pase a la historia, simplemente está correcto. Quizás mis actuaciones favoritas del film son las de Helen Mirren, Keira Knightley y Kate Winslet. Pero ninguna de estas llegó a ser espectacular, sólo muy buenas. Belleza Inesperada apenas llega a mantener el interés del espectador promedio en su hora y media de duración. Lo peor del film sin dudas es el uso de la música, que siempre está queriendo meterte la emoción a la fuerza, y los últimos diez minutos, los cuales caen en el truco baratísimo de querer sorprendernos con el Plot-twist más aburrido que se les podía ocurrir (Por no mencionar, predecible), y la absurda necesidad de querer volverse filosófica, fallando brutalmente.
La sensación que “Belleza Inesperada” me dejó es que no podría recomendarla bajo ningún punto de vista a muchas personas. Ni siquiera aquellos a los que les guste el drama. Tiene su público selectivo y muchos no sólo saldrán lagrimeando, sino angustiados; el golpe bajo es constante y eso hay que tenerlo en cuenta antes de entrar a la sala. Vamos por el principio: La nueva película de David Frankel (“The Devil Wears Prada”) gira sobre una base en la que se asientan los personajes que me pareció de muy mal gusto y hasta macabra. Con eso, el accionar de algunos de los personajes me pareció muy feo y me condicionó a que por buena parte del metraje no simpatice con ellos, y estoy seguro que esa no era la idea. Todos los actores están bien en sus papeles, sobre todo Will Smith, que demostró hace bastante que tiene madera para hacer muy buenos papeles en los que se pueda jugar. Edward Norton, Kate Winslet, Hellen Mirren, todos acompañan bien, pero ninguno sobresale sabiendo lo que se puede esperar de todos estos intérpretes. El mencionado Frankel dirige bien y pilotea la historia como puede, por suerte no se hace pesada en ningún momento, con lo que suma unos puntos. Lo más negativo del film viene cuando te das cuenta que en vez de estar disfrutando de una buena cinta, estás sufriendo, cosa que no es buena en ningún momento. Se hace muy dolorosa de ver por momentos, haciéndote creer que la intención de los involucrados era bajonearte cuando la estés viendo sólo para valorar lo que tenes. No recomendaría “Belleza Inesperada” a ninguna persona sensible, a nadie que haya pasado por una situación similar a la de Smith en el film y a nadie que tenga ganas de pasarla bien. No quita que sea una buena película con algunas virtudes, pero que todo lo anterior quede bien claro es más importante. Puntaje: 3/5
Con sabor a poco. En Estados Unidos fue considerada entre las peores películas de 2016. Pero, ¿puede ser tan mala si trabajan Helen Mirren, Kate Winslet y Keira Knightley? Por esa intriga es que decidí ver ‘Belleza inesperada’ y tener mi propia opinión. ¿De qué se trata Belleza inesperada? Un exitoso publicista (Will Smith) sufre una tragedia personal de la cual no logra recuperarse. Su vida es un incesante vagar que puede llevar a su agencia a la quiebra. Para evitar que esto suceda, sus amigos y colegas (Edward Norton, Kate Winslet y Michael Peña) intentarán que supere esta crisis usando un método bastante peculiar. Lo bueno y lo malo de ‘Belleza inesperada’ Lo primero que tengo que decirte es que la película no es TAN mala como esperaba, así que eso resuelve mi pregunta del primer párrafo. El planteo tiene algún ribete original ya que la línea argumental no es la típica historia que vimos mil veces. Las actuaciones, con tremendo elenco, ni falta decir que cumplen, en especial la siempre extraordinaria Helen Mirren. Los puntos flojos llegan en la ejecución: tu cabeza va un paso más adelante que el guion y eso hace que todo lo que se supone que sea una sorpresa se vuelva predecible. David Frankel, quien supo dirigir de maravillas nuestro querido-clásico-moderno-que-ves-cada-vez-que-lo-pasan “El diablo viste a la moda”, está muy lejos de repetir aquella eficacia. La película resulta en extremo pedagógica, dando demasiadas explicaciones y sin dejar nada por descifrar. Otra falla es la poca naturalidad de los diálogos. No es algo en lo que suela detenerme, pero me resultaron tan forzados -hey, la gente no habla así en la vida- que me chocó. Lo que dicen los personajes parece llevar un cartel luminoso indicando que eso está puesto ahí para informar al espectador. Esa es la función del diálogo, claro, pero la idea es que no nos demos cuenta. ‘Belleza inesperada’ es un film desparejo, que tiene algunos buenos momentos y se deja ver, pero que no termina de convencer. Puntaje: 5/10 Título original: Collateral Beauty Duración: 97 minutos País: Estados Unidos Año: 2016
Fin de año, fiestas, reencuentros, emociones, los grandes estudios de Hollywood siempre tienen a mano un guión que aludiendo a la fecha permita construir un relato en el cual el espíritu festivo permita, además, introducir valores en forma de narración cinematográfica. Todos los años somos testigo de varias de estas producciones, y si bien en el último tiempo la elección de la comedia ha marcado el paso, el drama también encuentra su lugar en films como “Belleza Inesperada” (USA, 2016), de los estudios Warner, quienes apelaron al oficio de David Frankel (“El diablo viste a la moda”, “Marley y yo”, “Mi gran oportunidad”, entre otras) para construir esta pequeña caja de pandora. “Belleza Inesperada” comienza con un timming preciso, una adrenalínica historia en la que uno de los CEOS de una agencia de marketing (Will Smith) ve como su vida no logra volver a ser lo que era a pesar de los esfuerzos de su socio y amigos (Edward Norton, Kate Winslet, Michael Peña) po revertir la situación. Howard (Smith) sufrió una pérdida muy grande y no logra recomponerse, y mientras su empresa se debate entre la quiebra o la posibilidad de que sus compañeros demuestren que no es capaz de tomar alguna decisión, la trama de “Belleza Inesperada” avanza con una drástica decisión que tomaran en equipo para cambiar la suerte de todos. Cuando Whit (Norton) conoce en medio de un casting en la agencia a una joven (Keira Knightley) y luego se entera que la misma es una actriz del off, se le ocurre armar un plan para que Howard crea que está insano y así le deje el control de la empresa. Si bien en el arranque, y hasta que el plan se ponga en marcha no saben si funcionará, tras contratar a Amy (Knightley) y sus compañeros de tablas (Helen Mirren, Jacob Latimore) y una investigadora que documenta los pasos de Howard todo se encauza a que el inmediato control de la firma esté en sus manos. Pero a medida que éste avanza, los conflictos éticos y morales de cada uno también, por lo que “Belleza Inesperada” no será sólo la historia de el dueño de una agencia de publicidad que intenta sobrevivir a un dolor inmenso como lo es la pérdida de un hijo, sino que, además, terminará por plantear los problemas de cada uno de los protagonistas que terminaran por buscar soluciones con esos actores que contrataron para asustar a Howard. El tiempo, la muerte y el amor, son los tres parámetros narrativos y disparadores de la acción que tendrá Frankel para jugar con sus actores, siendo el amor (Knightley), la muerte (Mirren), el tiempo (Latimore), aquellos sucesos/eventos emparentados con cada uno de los protagonistas. Si el personaje de Winslet sueña con ser madre, el de Norton desea a toda costa recuperar el amor de su hija, mientras que el de Peña debe sincerarse con su familia sobre su enfermedad, esos hechos, terminarán por configurar el espíritu de historia coral al estilo “Scrooge” o “Un cuento de navidad” en el que la moraleja final termina por transformar, para bien, a sus personajes. “Belleza Inesperada” se presenta como un filme dramático que en las diferencias de sus protagonistas bucea en el espíritu y las emociones humanas, aquellas que a diario muchos intentan esconder pero que inevitablemente surgen y salen a la superficie sin siquiera poder negar que las tenían. Película para ver en familia y debatir sobre cómo, necesariamente, hay épocas del año en las que nadie puede seguir negando sus sentimientos y emociones. Atentos a Mirren que una vez más demuestra su habilidad para interpretar lo que quiera.
La nueva película de David Frankel, director desparejo, más reconocido por la gran El diablo se viste a la moda y la inesperadamente lacrimógena (pero llena de corazón) Marley & Me, se juntó con un elenco multiestelar para contar una historia que en realidad son varias y que apelan más que nada a lo emocional. El tiempo, el amor y la muerte son quizás los protagonistas principales de esta historia que comienza con un Howard (Will Smith) lleno de energías puestas en su trabajo sólo para que unos minutos después (y tres años en la ficción) lo encontremos devastado, deprimido, perdido entre dominós y aún con trabajo gracias al apoyo incondicional de sus amigos y compañeros de trabajo en esa agencia de publicidad. Es que perdió a su hija pequeña y eso le hizo darse cuenta de que el tiempo y el amor sobre todo no eran sus aliados como creía. Pero si quieren seguir con trabajo, sus incondicionales compañeros tienen que hacer algo porque de él depende lo que venga. Cuando lo mandan a seguir y descubren que él le manda cartas al tiempo, al amor y a la muerte, no tienen mejor idea que contratar a un grupo de actores del under que luchan por conseguir financiación para su proyecto teatral, para que interpreten a cada uno de ellos. Helen Mirren, Keira Knightley y Jacob Latimore son estos tres actores que de pronto, tras dudar un poco, negociar otro tanto, se convierten en la Muerte, el Amor y el Tiempo respectivamente. Así, a lo Charles Dickens, enfrentan a un Howard que de a poco comienza a dudar de su cordura a la vez que intenta acercarse a un grupo de autoayuda para gente que pasó por pérdidas similares a la suya, comandada por Naeomi Harris. Como si todo este rompecabezas sin sentido no tuviera suficientes piezas, cada uno de estos amigos y compañeros que tienen la intención de ayudar a Howard lidia además con sus propios problemas. Kate Winslet interpreta a una mujer que siempre quiso ser madre pero por su trabajo lo fue postergando hasta llegar a un momento de su vida en que cada vez parece menos posible. Edward Norton es un hombre que por una relación extra marital sin importancia terminó divorciándose y eso la alejó mucho de su hija a la que intenta volver a acercarse. Y Michael Peña lucha por conseguir el mejor futuro para su mujer e hijo, sabiendo que una enfermedad lo acosa y en poco tiempo él ya no estará para ayudarlas. Todo este rejunte de lugares comunes y golpes bajos terminan de conformar a Belleza Inesperada. Will Smith en su intento de ser un actor tomado en serio y acercarse a la temporada de premios vuelve a ser fallida, no sólo porque todavía no logra desplegar una faceta actoral destacable, sino que tampoco sabe elegir proyectos que lo hagan despegar. El guión de la película es tan flojo que sorprende que actores de la talla de Helen Mirren, Kate Winslet, Edward Norton y Keira Knightley hayan decidido ser parte del proyecto. En Belleza Inesperada todo se siente forzado, por lo tanto es imposible sentir emoción genuina. Incluso no sólo la revelación (tramposa) del final, el film presenta incontable cantidad de situaciones inverosímiles. Aburrida y absurda, sólo apta para quien disfrute dramas lacrimógenos sin pedir demasiado a cambio.