Adaptada del best seller escrito por Cassandra Clare nos llega la primera parte de la saga de Cazadores de Sombras, y juzgando por el resultado final no sería nada extraño que también sea la última. Claro que si… ¡Todos son especiales! Clary Fray es una adolecente como cualquier otra que vive junto a su madre Jocelyn en Nueva York. El día de su cumpleaños asiste con su amigo Simón a una exclusiva discoteca donde luego de presenciar un extraño incidente descubrirá que ella no es quien creer ser, sino que es parte de un largo linaje de Cazadores de Sombra. Luego de la desaparición de su madre comenzará una peligrosa aventura para encontrarla y donde será ayudada por Jace, un Cazador del cual comenzará a sentirse atraída. Así Clary unirá fuerzas con el resto de los Cazadores quienes le mostrarán un universo alternativo en la misma ciudad y donde habitan seres tan extraños como vampiros, brujos, hombres lobos y demonios. Cazadores de Bostezos Primero lo primero. Nunca leí los libros de Cazadores de Sombras y luego de ver esta película estoy en condiciones de afirmar que tampoco me interesa hacerlo. Si bien no soy un gran fanático de este género conocido como “literatura juvenil”, también debo admitir que leí algunos de sus mayores exponentes básicamente por el revuelo que se armó alrededor. Leí un solo libro de Harry Potter y me resultó por demás de entretenido, leí las tres novelas de Los Juegos del Hambre y me resultaron atrapantes y leí unas cuantas páginas de Crepúsculo las cuales nunca pude continuar porque me aburrieron rápidamente. Dicho esto, no tengo nada en contra de Cazadores de Sombras, ni en contra de sus libros ni en contra de sus lectores. Pero no es muy difícil darse cuenta al ver la película que gran parte del horrible resultado final que vemos en pantalla está directamente ligado al material “original”. ¿Por qué el original entre comillas? Básicamente porque no lo es. Cazadores de Sombras es un gran cliché que repite (o roba) situaciones de otros libros y películas y las amalgama de una forma burda acompañada de diálogos horribles, personajes estereotipados y sobreactuaciones que rozan lo risible. Dirigida por Harald Zwart, responsable de atrocidades como La Pantera Rosa 2 y El Agente Cody Banks, Cazadores de Sombras no comienza del todo mal. El film tiene una aceptable presentación de personajes y un interesante punto de partida hasta el comienzo del verdadero conflicto, pero de ahí en más es todo cuesta abajo, y de manera muy empinada. Díganme si lo que les voy a relatar brevemente a continuación no les resulta familiar: Clary y Simon son mejores amigos. Simon está secretamente enamorado de Clary. Clary conoce Jace, un cazador de sombras. Clary descubre que es una cazadora de sombras. Clary y Jace se enamoran. Lastimado, Simon le declara su amor a Clary y es rechazado. Clary deberá enfrentar su propio destino. Cámbienle los nombres y los rótulos si quieren, pero eso ya se ha visto, y lo peor del caso es que los malos diálogos y malas actuaciones potencian aún más el desagrado ante estas situaciones que vivimos una y otra vez en distintas adaptaciones de otros libros del mismo género. Aunque la película tiene una duración superior a las dos horas, Zwart se las arregla para mantener un buen ritmo, y aunque no lleva mucho tiempo para que la historia comience a aburrirnos, el film nunca se vuelve pesado y resulta llevadero en todo momento. Por otro lado, a pesar de contar con un gran despliegue de efectos visuales, el acotado presupuesto de 60 millones de dólares (relativamente poco para un film de este estilo) hace que se quede corto en comparación a otros films y resulten, en muchos casos, de muy baja calidad. Otro punto en contra de Cazadores de Sombras está en la musicalización, siempre acentuando exageradamente los momentos, sobretodo el del primer beso entre los protagonistas, cuando comienza a sonar a todo volumen una balada romántica interpretado por alguna de las artista pop del momento. Conclusión Está más que claro que Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso intenta hacer negocio con el mismo público que dejó vacante la saga Crepúsculo. Y aunque puedo entender (pero no aceptar) el porqué del éxito de dicha saga, también les puedo asegurar que eso no lo van a encontrar aquí. La película hace agua en absolutamente todos los rubros y quienes vayan sin conocer el material original (como en mi caso) difícilmente le encuentren algún atractivo.
Sombras con apertura Siguiendo la línea de films adaptados de libros para adolescentes y basados en toda clase de criaturas sobrenaturales y del submundo con cierto aire romanticón y shakesperiano al estilo Crepúsculo, Hermosas Criaturas o La Huésped, estas dos últimas de bajo rendimiento en taquilla, Cazadores de Sombras viene a sumar uno más, con algún que otro aporte que quedará para la anécdota. Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso es una adaptación de una serie de libros de Cassandra Clare, que ya cuenta con cinco entregas publicadas y una más confirmada para 2014, centrados en Clary Fray, en apariencia una adolescente normal que vive con su madre en la Nueva York contemporánea y que acaba descubriendo que es la descendiente de una línea de Cazadores de Sombras. Tras la desaparición de su madre, Clary debe unir fuerzas con este grupo secreto de jóvenes guerreros envueltos en una vieja batalla para proteger nuestro mundo de los demonios, quienes la introducen en una Nueva York alternativa y peligrosa conocida como Submundo, repleta de demonios, brujos vampiros, hombres lobo y otras criaturas mortales. Con una ambientación y personajes que remiten bastante a la serie televisiva Buffy, la Cazavampiros, donde el rol protagónico también recae en una adolecente que descubre sus poderes sobrenaturales para perseguir vampiros mientras busca respuestas a sus dudas existenciales, Cazadores de Sombras logra mezclar los elementos sobrenaturales con los mundanos para volver verosímil (en gran parte) un relato del mundo fantástico. Tal vez ayude, el hecho de introducir al espectador al Universo de los Cazadores de Sombras, demonios y criaturas sobrenaturales al mismo tiempo que lo hace su protagonista. Si bien al momento de las luchas comienza a perderse el verosímil, las convenciones del género y acertados puntos de giro en la historia permiten mantener el entretenimiento. En el triángulo amoroso, visto últimamente en la catarata de sagas al estilo Crepúsculo, radica la anécdota de este film. La posibilidad que uno de los personajes del triángulo tenga una orientación sexual distinta, proponiendo un nuevo giro en el tema romantico (aunque se diluya rapidamente) presenta una innovación y una apertura con respecto a las otras sagas. A pesar de ser un poco más accesible al público masculino, por contener menos romanticismo azucarado, Cazadores de Sombras no deja de ser un film para adolescentes (con sus debilidades e inconsistencias), con un triángulo amoroso más que termina en el clásico "hapy end" políticamente correcto.
Crepúsculo volvé, te perdonamos Voy a empezar con una frase que el lector encontrará poco analítica, pero contundente: hacía tiempo que no me aburría tanto en una sala. No es que esperara de Harald Zwart una obra maestra del cine fantástico y de aventuras, pero el director holandés venía de hacer un producto digno y llevadero como la remake de Karate Kid. Aquí, nos “regala” un mamotreto fílmico al que le caben bien términos devastadores como “bodrio” o “bodoque”. La idea, claro, es buscar una nueva franquicia a-la-Crepúsculo con una joven protagonista de Nueva York que termina inmersa en un universo de demonios, hombres lobo, vampiros, ángeles y hadas (y con romance asegurado, por supuesto). Pero, por lo visto en esta primera entrega basada en el original literario de Cassandra Clare (son tres partes y la segunda ya está en marcha también bajo las órdenes de Zwart), el viaje -sobre todo para el espectador- será largo y tortuoso. Clary Fray (Lily Collins), una adolescente con los conflictos de… toda adolescente, descubre que su madre (Lena Headey) y, por supuesto, ella también son descendientes de los Cazadores de Sombras del título, un grupo secreto de guerreros encargado de proteger al mundo de los demonios. Y, sí, deberá sumergirse en el submundo de las tinieblas y luchar contra las fuerzas oscuras (y, de paso, enamorarse de un chico andrógino interpretado por el inexpresivo Jamie Campbell Bower). Collins -que venía de interpretar a Blancanieves en Espejito, espejito- hace lo que puede (que no es mucho) por dotar de algo de carnadura e interés a su heroína. Es que estamos ante una acumulación casi infinita (o así parece) de capas, subtramas y vueltas de tuerca, una más solemne, inverosímil, retorcida y absurda que la anterior. Hay algunos elementos visuales (CGI, vestuario, dirección de arte) que concitan un mínimo, efímero interés, pero tanto la narración como los personajes son tan chatos que esos hallazgos formales se ven rápidamente sepultados y lo que subyace en la superficie es una sensación de sopor que convierten a los ¡130 minutos! en una experiencia más agotadora que correr una maratón en pleno verano.
Los héroes son ahora adolescentes Luego del boom Crepúsculo (Twilight, 2008) y la recientemente estrenada La huésped (The host, 2013) desembarca en los cines Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso (The Mortal Instruments: City of Bones, 2013) de Harald Zwart, otra película que seguramente se convertirá en una exitosa saga juvenil sin tener demasiado que ofrecer más que buenos efectos especiales. Clary Fray (Lily Collins) es una adolescente que vive tranquilamente con su madre soltera en Brooklyn. Su vida normal se ve truncada por recuerdos de un pasado que ella desconoce y que la llevarán directamente a involucrarse con el clan de los Cazadores de Sombras, seres mitad ángeles mitad humanos que durante siglos han protegido a la humanidad de las oscuras fuerzas del mal. Ya entrado el 2000 comenzaron a gestarse dos tendencias predominantes en la cinematografía estadounidense: por un lado, la de filmar cada vez más películas (o sagas) destinadas a un nicho de audiencia juvenil con personajes demasiado estereotipados; y por el otro, la de “refritar” (por no decir humillar) a los grandes y memorables personajes del cine de terror clásico de los años ’30. Nuevos hombres lobo, Drácula en forma de vampiros adolescentes y demás seres sobrenaturales reducidos a ser vistos por un público que ni siquiera conoce sus verdaderos orígenes en la historia del cine. Caso aparte fue la serie Buffy, la cazavampiros (Buffy the Vampire Slayer) allá por 1997, que se constituyó como la pionera en revivir un clásico del cine de terror y enlazarlo con iconos más contemporáneos; y que, además de no apuntar solamente a los adolescentes, evocaba aspectos mucho más profundos: las relaciones amorosas muy conflictivas y un fuerte feminismo, entre muchos otros. Se puede decir que en Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso, basada en la novela de Cassandra Clare, éxito en ventas en los Estados Unidos y la primera de una saga de seis libros, está presente la homosexualidad, el camino del héroe y el sacrificio (si se la coloca a la altura de Buffy), pero no deja de ser una película con muchas escenas predecibles y que se va volviendo cada vez más absurda hacia el final. Se destaca Jamie Campbell Bower, a quien se vio cantando al estilo ópera en Sweeney Todd: el barbero demoníaco de la calle Fleet (Sweeney Todd, The Demon Barber of Fleet Street, 2007) y también en la saga Crepúsculo. No así Lily Collins (Espejito, Espejito, 2012), cuyo rostro seguramente ya está catapultado a los films llamados “juveniles”. La película de Zwart no es otra cosa que un puñado de escenas visualmente atractivas que no aburren y un reparto actoral notable. Sin embargo no ofrece nada novedoso, por lo que no se diferencia de otros films de su tipo. Por supuesto que surtirá efecto en el público al cual parece querer llegar.
Cursilería al por mayor Al momento de analizar una película, en menor o mayor medida siempre surgen tópicos positivos o negativos. Lamentablemente en algunas de estas sólo se encuentran los segundos y, cuando son excesivos, la cuestión se torna un tanto caótica para cualquier espectador. Todo lo dicho viene al caso debido al estreno de Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso, impresentable film de Harald Zwart. Esta obra – que está basada en la novela de Cassandra Clare - resulta ridícula, trillada y tiene tan poco sentido que impresiona. Una especie de híbrido entre telenovela teenager mediocre, cuento de hadas de poco encanto y todo tipo de cursilería existente. Algo así vendría a ser Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso, pero (en un intento de) película con un guión pésimo y una construcción visual que provoca náuseas...
El género fantástico derivado de la literatura juvenil es como la hidra, la mitológica criatura que aparece en tantos cantos griegos. Se le corta una cabeza, y surgen dos, y así sucesivamente. Con la muerte cinemática de Twilight, mes a mes, año a año, vemos como renacen más y más subproductos que apuntan a agarrar la dudosa corona de laureles que dejó la saga vampírica. City of Bones es el último intento de la estirpe, y posiblemente logre su cometido, pero al costo de ser algo nada especial y aburrido. Hay una extensa lista de problemas con la película en sí. Alejémonos del material original, que como toda saga de aventuras juvenil que se precie, ya acumula seis libros y algunas precuelas más. Durante los pesados 130 minutos que dura la propuesta se tiene que conocer a la protagonista y a su interés romántico y secundarios acordes. Esto sucede de la peor manera, y ya no se sabe si es culpa de la escritora Cassandra Clare o de la paupérrima guionista Jessica Postigo Paquette - en su más que cuestionable primera salida al mundo de Hollywood -, pero ningún personaje se destaca más allá de la opacidad de los clichés que conforman. El misterioso salvador, el mejor amigo enamorado perdidamente de ella, el villano más malo que el Diablo, etc. La joven Lily Collins hace lo que puede con el escaso material que tiene a su disposición y logra un atisbo a una heroína liberada, especial, la Elegida digamos, pero todo se va diluyendo con el correr de los minutos. Incluso actores del calibre de Jared Harris o Lena Headey son insertados en el film para agregar un poco de star quality, pero no sirve de mucho. Y si muchos esperaban ver a un nuevo galán corporizado en la piel de Jamie Campbell Bower, sigan esperando, pues el muchacho fue a la misma escuela que Robert Pattinson y su carisma brilla por su ausencia. No es coincidencia el pequeño papel en la saga Twilight del señor, sino una futura ironía de la vida. En el mundo de la fantasía, todo está inventado, y la verdadera estrategia a seguir es contarnos una vez más la misma historia pero con un manejo diferente, como para que no parezca que estamos presenciando un hurto a otras películas de mejor calidad, o mejor entretenimiento si vamos al caso. City of Bones no solo no logra eso, sino que su acumulación de criaturas mágicas - brujas, magos, hombres lobo, vampiros - genera un exceso demasiado obvio, un pastiche del que no se recupera nunca. Imagino que los seguidores de la historia en papel y tinta serán lo que tengan la última palabra al respecto, pero el consumidor pasajero poco y nada tiene a lo cual asirse, porque las vibras fundamentales que tanto se le criticaron a Twilight siguen latentes y parece que su influencia nunca se terminará. No puedo decir que la mitología presente en la trama no sea interesante. Tiene su puntito de inquietud, una pizca de mitología, e incluso se anima a jugar en un film del estilo, con algo de incesto. Leyeron bien, incesto. Pero todo esta construcción se aplasta con un antagonista de cartón, con motivos oscurecidos por su propia estupidez, y una acumulación de vueltas de tuerca y sorpresas que se sienten y se ven inverosímiles y traicioneras. Es una pena que el director Harald Zwart se haya librado de las pesadas acusaciones de su reimaginación The Karate Kid y haya caído directamente en las fauces de lo netamente comercial, sin posibilidad alguna de mostrarse como un realizador particular. No es una gran producción, ni nada del otro mundo, se asemeja bastante a algo de gran calibre que podría hacer el canal SyFy, e incluso así es tediosa y poco trabajada. Se nota que los productores le tienen mucha fe al lo que tienen entre manos. Sin ser un proyecto millonario como se acostumbra en estos casos, City of Bones todavía no llega a estrenarse y el próximo mes de Septiembre comienza la producción de la secuela, City of Ashes. Si funciona como ellos quieren, hay Clary Fray para rato. Queda en ustedes decir si es una bendición o una maldición.
Con los últimos años de invasión absoluta de contenido para adolescentes, cada vez escucho más quejas de la falta de argumento, de la poca delimitación de personajes y demás. Cazadores de sombras es una saga teen y a esta altura todos están sabiendo eso. No se salva de algunos lugares comunes que corresponde pensar, sobre todo por lo que pide el género fantástico. Mal que muchos hablen de este tipo de productos, la verdad es que las taquillas revientan con su presencia y los fans siempre están en aumento. Como me rehúso a pensar que la gente es menos inteligente que yo, todas las veces voy con el menor prejuicio posible y sin interés en compararlas con clásicos o grandes películas. Esa es mi postura frente a este tipo de contenidos, y mi reseña está tachada con él. La película cuenta la historia de Clary (Lily Collins), una adolescente que no tiene la mejor relación con su madre (Lena Headey) y ha crecido sin su padre. El barrio de Brooklyn parece el lugar menos factible para que algo suceda pero ella un día empieza a tener testimonios y pruebas de la existencia de otro tipo de realidad a partir de un símbolo recurrente que no llega a decodificar pero que es la puerta a este mundo paralelo. Cazadores-de-Sombras-Prota Los cazadores de sombras tienen como misión mantener el equilibrio entre los mundos, lo que implica que el submundo debe estar en un lugar (o sea, los lobos con los lobos, las hadas con las hadas y los vampiros con los vampiros), los demonios lejos y los ángeles, que rara vez aparecen, siempre terminan siendo tanto o más peligrosos que los demás. Todo esto sin que los humanos comunes y corrientes lo veamos. Sí, es exactamente Constantine para teens. Como si asumir su identidad, que su madre desaparezca en un hecho violento y que la chica crea que está al borde de la esquizofrenia fuera poco, también está en la duda de si dejarse llevar por lo que siente por un cazadorcito llamado Jace (Jamie Campbell Bower) y lastimar a su mejor amigo Simon (Robert Sheenan), que claramente muere por ella. Amén de lo fascinante que resulte Jace, será la introducción a ese mundo el que invitará al cambio de Clary. Lily Collins interpreta al personaje principal. Para los que tengan dudas, sí, es la hija de Phil. Gana mucho por ser preciosa y en la química que tiene con Campbell Bower que además es su pareja en la vida real, pero como Clary se muestra en una constante cara de constipación al borde del llanto que espero que con el tiempo desarrolle matices para no convertirse en la extensión de Kate en Lost. Jamie Campbell Bower fue muy cuestionado en su elección para Jace pero logró tener esa combinación de ego y vulnerabilidad que deja con ganas de mayor desarrollo. cazadoresdesombras Pero los aplausos son para los secundarios: desde Lena con su belleza imponente interpretando a Jocelyn, pasando por Jonathan Rhys Myers con su magnetismo haciendo de Valentine, hasta el desconocido Robert Sheenan que le da vida a un adorable Simon. Siendo la primera entrega, por momentos la introducción es lenta y agónica y, para alivianar el peso, tal vez muy plagada de esos chistes fáciles para cortar el ambiente. Si bien tiene muchísimo dinero invertido en efectos, nos plagan de trucos un poco empalagosos que no terminan de crear ese ambiente apocalíptico que la historia pide. Digamos, menos bonito y más sórdido. Al musicalizador hay que regalarle unas cucharadas de buen gusto y no dejarlo caer en lo obvio de utilizar música con mucho ritmo para coreografías de peleas y una música más bien épica para subrayar situaciones dramáticas, como si fuera que el espectador sino no lo entendería. Habiendo dicho esto, el resultado final no es inferior a otras sagas de su tipo (exceptuando algunas entregas de Harry Potter que son muy buenas) y confieso haberlo pasado mucho menos mal que mis colegas. Espero más de esta saga porque disfruté los libros. Esperemos a ver qué más trae.
Encontrar una nueva saga teen para llevar a la pantalla grande, eso es lo que en Hollywood intentan día a día desde que fenómenos como “Crepúsculo” o “Los juegos del hambre” llenaron los bolsillos de productores y convirtieron en estrellas mundiales a sus protagonistas (leáse Jeniffer Lawrence, Kristen Stewart, Robert Pattison y Taylor Lautner, etc.). “Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso” (USA, 2013) de Haral Zwart, toma como punto de partida la novela del mismo nombre de la escritora iraní Cassandra Clare y que ya ha vendido más de 12 millones de ejemplares en todo el mundo. En la saga se conjugan todos los seres de la mitología del terror que se puedan imaginar y más (vampiros, licántropos, zombies, monstruos, etc.), todo en medio de una historia que repasará una dinastía ancestral de cazadores de sombras (léase especímenes asesinos) y los amores de éstos. Si bien la saga de Clare arranca narrada por Jace Wayland, uno de los cazadores (interpretado en la película por Jamie Campbell Bower), los guionistas de la cinta decidieron utilizar a Clary Fray (la ascendente Lily Collins) como guía. cazadores-de-sombras-_4 Clary vive con su madre (Lena Heady), una artista plástica y entre ambas poseen una relación muy dinámica y de compinches que se verá opacada cuando Clary comience a dibujar automáticamente un misterioso símbolo. Ese símbolo será el que le abrirá a la joven las puertas del mundo oculto tras las fachadas y mentiras que intentan mantener el orden entre los universos (misteriosamente verá cosas que los demás no pueden, de hecho, así conocerá a Jace). Revelaciones mediante y atracción con Jace (la tensión sexual entre ambos será el motor del relato) harán que, luego que su madre desaparezca, Clary decida finalmente aceptar su destino de convertirse en una cazadora de sombras. cazadores-de-sombras-ciudad-de-hueso-173 Hay una copa con un misterio que devela la vida eterna (sería como el Santo Grial de la saga) y que solo Clary podrá encontrar y en ese viaje iniciático, y como en toda travesía, ella comenzará en un estado en la cinta y terminará de otra manera (la joven irá descubriendo una a una las habilidades que poseía y que, conjuro mediante, se mantuvieron ocultas y latentes). Narrada de manera tradicional, con algunos clichés que parecen extraídos de telenovela latinoamericana (incesto, atracción entre opuestos, etc.), pero con buenos efectos especiales, y con una línea de actores secundarios encabezada por Jonathan Rhys Meyers, hacen de esta cruza de “Blade”, “Crepúsculo” y “Underworld” una propuesta interesante dentro del género que se inscribe.
Acá tenemos una nueva propuesta de fantasía para colegialas que intenta emular el suceso de Crepúsculo con una idea conceptual bastante pobre y trillada. La buena noticia es que la película es mucho más decente en términos de realización de lo que fue la horrenda Hermosas criaturas, que sufrimos en el verano. Una particularidad de esta producción es que durante el 80 por ciento del film el director se enfocó en la aventura y la acción. En consecuencia, la película es muchísimo más llevadera de ver que otros títulos similares que llegaron a las salas. Los primeros 15 minutos del film donde se presenta a los personajes principales son realmente buenos y logran engancharte en el conflicto. Me parece justo destacar esto. La saga Crepúsculo y Hermosas criaturas fueron malísimas desde los aspectos técnicos donde no había nada para resaltar y en este caso la situación es diferente En el primer segmento del film el director Harald Zwart (Karate Kid) trabaja con una muy buena labor de fotografía, que le dió al relato una estética más oscura y los efectos especiales de monstruos y elementos fantásticos están bien hechos. El problema de Cazadores de sombras surge cuando la película se mete de lleno en el romance y tira por la borda lo que uno venía viendo hasta ese momento. Queda la sensación que en la mitad del rodaje otro director tomó las riendas del film y como la producción no se parecía lo suficiente a la saga de vampiros con Kristen Stewart crearon más escenas románticas, triángulo amoroso incluido, que son penosas de ver. Este es un estreno raro donde los protagonistas que se conocieron durante cinco minutos de repente salen con planteos de celos como si fueran amantes de toda la vida. El romance no es creíble y en la película está completamente forzado. Otro problema es que el rol protagónico masculino quedó en manos de uno de los peores actores jóvenes que surgieron en las últimas décadas: Jamie Campbell Bower, que viene de la escuelita Crepúsculo, hace poco fue aniquilado por el público y la prensa por su patética e infame interpretación del Rey Arturo en la mal lograda serie Camelot, con Eva Green. Bower como el famoso guerrero inglés era tan creíble como Justin Bieber haciendo de Maximus en Gladiador. Hay determinados roles en los que este muchacho simplemente no encaja y el personaje de héroe recio en este film digamos que le queda grande. Tampoco lo ayudó que en la película los cazadores de demonios, en lugar de lucir como Solomon Kane, se vistan como los sobrinos del motoquero de los Village People. Un poco de dignidad para los cazadores de demonios. Es todo lo que pido. Lo peor de la película, sin embargo, es su duración criminal de 130 minutos que es totalmente inaceptable. La trama se alarga sin necesidad y por el conflicto que tenían lo podían haber resuelto en 90 minutos. Después de ver esta primera entrega cuesta bastante creer que Cazadores de sombras tenga una secuela. Hay que ver como la recibe el publico a partir de esta semana.
Una mezcla para nada efectiva Hacía mucho tiempo que una película de acción juvenil no se hacía tan, pero tan larga y pesada. Esta Cazadores de sombras: Ciudad de hueso, es una de las más flojas adaptaciones de una novela juvenil hacia la pantalla grande. Desde estas líneas se alabó a Hermosas criaturas y hasta a la vapuleada La huésped, pero lo nuevo del holandés Harald Zwart (la adaptación de Karate Kid, La Pantera Rosa 2) es poco defendible. La entrada al gótico-industrial boliche Pandemonium prometía un ambiente frío, desolador, rico para esta historia, en seis libros, de Cassandra Clare. Sólo prometía. Desde el momento que un demonio es muerto en manos de Jace (el anodino Jamie Campbell Bower) y flecha el corazón de la “mundana” Clary Fray (la apática Lily Collins) el filme comienza a irse de pista. La joven pelirroja vive engañada por su madre Jocelyn (Lena Headey), que oculta poderes mágicos. Y una Copa Mortal, es la presa. Hacia ella va Valentine (Jonathan Rhys Meyers), quien pide secuestrarla y la deja flotando en trance. A su rescate irán los cazadores de sombras, creados por el arcángel Raziel (extraído del Kabbalah, “el guardador de secretos”), quienes deben enfrentar ¿adivinen qué?, obvio, a los demonios del averno. La acción en esta película por momento es continua, no hay paz entre tanto vértigo, el uso de afiladas armas es vistosa como así también el recurso (gastado) del portal de agua hacia otra dimensión. Una conjunción de demonios ensamblados por cientos de murciélagos quizá sea la mejor metáfora de este filme: unir y mezclar sin ningún criterio. Los hombres lobo- que ayudan a los cazadores- que tienen parte de ángeles y humanos- que luchan contra los demonios- que usan hechizos de magia rúnica- que buscan una copa mortal… ufff, un collage que se atropella en más de dos horas. Este filme tiene un humor muy ingenuo (“de repente se tatuaron, pensé que eso pasaba en Las Vegas”, dice Clary), hay escenas de celos estúpidos por un beso y hasta se insinúa que J.S. Bach era un cazador de sombras. ¡Por Dios! Da que pensar que Crepúsculo, con todos sus aciertos y errores, era una obra clara al lado de este filme. En la saga de Stephenie Meyer los personajes tenían una identidad definida, los diálogos eran más profundos y el objetivo estaba claro. Sin embargo, Cazadores...busca facturar con el mismo público que dejó vacante la otra saga. La pregunta es: ¿a qué precio?
Una oscura y clasica fantasia juvenil, que apela a los topicos de este nuevo subgenero iniciado con la exitosa Crepusculo. A diferencia de la saga de Stephanie Meyer, en "Cazadores de Sombras" existe un nivel de truculencia mayor, referencias explicitas al incesto y la homosexualidad y una estetica dark cercana al universo gotico. Sin ser una obra maestra, es una cinta que cumple con lo que promete: hay romance, acción, fantasía y obvio... muchisimos lugares comunes y cliches... Un elenco destacado y escenarios imponentes, le dan marco a este largometraje con destino de culto entre las adolescentes mas incondicionales del vampirisimo y el fanta/romance.
La acción de esta versión cinematográfica de las novelas de Cassandra Clare se centra en Clary (buen trabajo de Lily Collins), una muchacha completamente normal que vive en Brooklyn con su madre hasta que, junto a su amigo Simon, ve a un muchacho encapuchado cometer un asesinato en una discoteca sin que nadie parezca percatarse del crimen. Muy pronto, otras visiones comienzan a asombrarla: un raro símbolo en una taza de té, una niña que aparece y desaparece, hasta que duda de su cordura. Como si esto fuese poco, su madre desaparece y así ella comienza a descubrir el mundo de los cazadores de sombras, mitad ángeles y mitad humanos. Rodeada de demonios, brujos, vampiros, hombres lobo y otros habitantes sobrenaturales del mundo de las sombras, Clary se une a Jace, un joven cazador de sombras para hallar y proteger una antigua copa que dictará el destino de su madre. El director Harald Zwart supo relatar con pericia esta trama mediante un clima terrorífico y alucinante, y así el film atrapa y seguramente permitirá al público juvenil seguir con apasionado entusiasmo las peripecias de la heroína y de sus amigos. Un elenco de parejos méritos, una buena concepción de efectos visuales y una impecable fotografía apoyaron esta historia que como Crepúsculo , tendrá sus varias continuaciones.
¡Guarda! Se viene otra saga para adolescentes “Una nueva saga comienza”, diría el locutor de FM Horizonte. Con Ciudad de huesos se inicia la trasposición al cine de Cazadores de sombras, una de esas sagas de culto adolescente, y preadolescente, pertenecientes al género “fantasy”, uno de los grandes booms editoriales de la actualidad (en la última Feria del Libro, las representantes del género fueron uno de los hits de ventas). Seis novelas componen Cazadores de sombras, así que habrá que hamacarse: al lado de Ciudad de huesos, uno hasta puede llegar a piantar un lagrimón por aquellos tiempos idos de Harry Potter y la serie Crepúsculo, que no volverán. Por lo que puede verse, la señora Cassandra Clare, autora de la novela, procede como quien hace las compras en el súper, manoteando de las góndolas todo lo que encuentra y metiéndolo en un carrito que de tan cargado se chanflea y se frena. Como en Harry Potter, en paralelo con el mundo de todos los días (de los “mundanos”, aquí, en lugar de los maggots) circula uno secreto, que sólo quienes tienen poderes pueden ver. Una que los tiene, aunque no lo sabía, es la protagonista, Clary (Lily Collins, que como el 90 por ciento del elenco es inglesa e hizo de Cenicienta en Espejito, espejito). Sus poderes le vienen de la mamá (la bella Lena Headey, uno de los escasos nombres con antecedentes del cast) y el papá. Que habría que ver si es el que ella piensa o, como en El Imperio contraataca, uno insospechado. Un rubio gélido (Jamie Campbell Bower) introduce a Clary en un mundo en el que ángeles y demonios pelean a muerte. Lo hacen, como en El señor de los anillos, disputando un talismán invalorable, la Copa de la Muerte. Cosa curiosa: está bien claro quiénes son demonios, porque en determinado momento empiezan a mutar, saliéndoles tentáculos y otros apéndices, como si fueran material de desecho de El enigma de otro mundo. Pero a los del lado del bien no les salen alas, aunque sí sacan espadas, por lo cual no está muy claro si los ángeles son ellos u otros a los que estos guerreros defienden. Igual, ángeles y demonios parecerían no bastar, por lo cual esta Cassandra poco visionaria les suma vampiros y hombres-lobo. Onda Crepúsculo. ¿Cómo sacar todo esto a flote? Sencillo: aceptando que se trata del trash más desaforado, tomándoselo con mucho humor y gusto por el mal gusto. ¡Pues no! Ciudad de huesos no tiene ni pizca de humor, ni autoironía, ni sensibilidad clase B, ni berretada asumida, ni nada. Con antecedentes como La Pantera Rosa 2 y la remake del Karate Kid, no es de extrañar que lo del amanuense holandés Harald Zwart sea un despliegue de chatura, falta de imaginación, punto de vista, sentido visual y hasta lisa y llana onda. Si a esto se le suman unos actores igualmente carentes de carisma, gracia o fotogenia, quiere decir que estamos en el horno, amigos. Y esto recién comienza.
Bach, el espanta-demonios El fenómeno cinematográfico y editorial de las sagas de género fantástico para adolescentes y “adultos jóvenes” llegó para quedarse, al menos por un tiempo. La nueva serie en cuestión es la de “Cazadores de sombras”, una saga de seis libros, el último aún sin editar, en la que abundan muchas de las criaturas que aparecían en otras del rubro, aunque con variantes, claro. Clary (Lily Collins) es una joven neoyorquina aparentemente normal, hasta que al acercarse su cumpleaños, comienza a obsesionarse con un extraño símbolo, y a ver cosas que nadie más ve. Su madre oculta un secreto relacionado con lo que le está ocurriendo, pero antes de que pueda decirle algo a su hija, es atacada en la casa donde viven, y desaparece. Un misterioso, y por las dudas pintón, muchacho llamado Jace (Jamie Campbell Bower) la ayuda a escapar del demonio que quedó de guardia en su casa, y con él comenzarán a llegar las explicaciones sobre los extraños eventos que están sucediendo a su alrededor. Ocurre que ella es, como sus ancestros, una Cazadora de Sombras, históricos luchadores contra las fuerzas oscuras del universo. Entiéndase demonios, vampiros, y toda esa clase de criaturas. Sin embargo no todo es blanco y negro en el mundo sobrenatural tampoco, y los enemigos pueden estar en cualquier bando, algo que Clary aprende mientras intenta develar el misterio que le permita ayudar a su madre. La trama está plagada de giros típicos del culebrón: secretos del pasado, mentiras sobre parentescos, y escenas románticas de creatividad tal que hacen dudar acerca de si lo que se está mirando es una película en el cine o una soap opera. Por otro lado están las obviedades excesivas: esa silenciosa vecina que cualquier espectador con tres películas en su haber infiere que “algo sabe”, los hombres lobos que incluso cuando no están convertidos son tan barbudos que lo parecen, y así sigue la lista, casi interminable. También hay algunos guiños a “Los Cazafantasmas”, por ejemplo así como Bill Murray burlonamente tocaba dos teclas del piano para impresionar al personaje de Sigourney Weaver diciéndole que eso irritaba a los espíritus; en este caso, y con toda la seriedad, se plantea que determinada sinfonía de Bach (sí, Johann Sebastian) molesta a los demonios. Incluso el artilugio con el cual combaten a los demonios al final recuerda al aspirador de espectros que cargaban Aykroyd y compañía. Un guión mediocre, actuaciones a la altura (las presencias de Jonathan Rhys Meyer y Jared Harris no resuelven esto), pero eso sí, jóvenes lindos, mucha acción y efectos especiales bien realizados. La fórmula por excelencia de este tipo de películas, que funcionan entre el público para el que fueron pensadas.
Los libros de Cassandra Clare vienen prologados por Stephanie Mayer, la autora que se hizo millonaria con la saga de”Crepúsculo”. Aquí se viene el proyecto de cinco films, con estos adolescentes que luchan contra demonios, pactan con vampiros y se enamoran. En el medio, oscuridad y luchas con tacos, minifaldas y mucho cuero. Lily Collins aporta encanto. Para un público preadolescente que compran el producto.
Amor para adolescentes Un fenómeno que no parece encontrar su límite son las sagas romántico-fantásticas para adolescentes que luego de un gran éxito en libro pasan de forma casi automática al cine. Cazadores de sombras: Ciudad de hueso se suma ahora a esta clase de títulos. La trilogía inicial fue escrita por Cassandra Clare y publicada en 2007, 2008 y 2009. Estos best sellers llegaron a la Argentina en el año 2010 y actualmente dos libros más fueron publicados y un sexto está en camino. Se estrena ahora esta primera película y ya está en proceso de realización la segunda. A juzgar por los resultados artísticos se podría imaginar que no llegarán a seis, pero en realidad eso dependerá de la taquilla. Es curioso este género al que pertenecen esta clase de novelas/films. Son como historias románticas de novela rosa mezclada con elementos del cine de terror, pueden pasar al romance más berreta a la acción más violenta. Una especie de combinación para atraer al público adolescente de todo tipo, aun cuando finalmente el público más leal a estos films sean las jóvenes. La protagonista femenina y elegida es Clary, quien en plena New York descubrirá que ella tiene poderes y desciende de los cazadores de sombras, quienes desde hace siglos luchan contra demonios. La lucha del bien contra el mal, está claro, que incluye hombres lobo, hadas y obviamente demonios. Y por supuesto un romance, con un galán que emula esta nueva forma de joven melancólico, pálido y helado que inaugurara con tan poca gracia el muy popular protagonista de la saga de Crepúsculo. Y sí, es inevitable –al menos en cine-. Comparar ambas películas. Nadie que no esté interesado en esta clase específica de films debería asomarse a ver esta película. Quedará en los fans de los libros evaluar el interés que les despierta y dependerá de ellos que la saga siga. En caso de hacerlo, esperemos que sea con mejor puntería. Porque si esta primera versión es tolerable por momentos, es tan solo porque uno recién conoce a los personajes.
No sólo para fans de exitosa saga literaria Tal vez los millones de ávidos lectores adolescentes de las novelas de Cassandra Clare tengan sentimientos encontrados al ver esta primera adaptación al cine de una saga que ya casi va por la media docena de libros, sin contar la serie paralela que funciona como precuela de este universo mucho más dark, gótico y auténticamente imaginativo y terrorifico que cualquier otro fenómeno editorial previo del género "literatura fantástica juvenil". Es que esta película tan esperada por los fans de la novela, por un lado logra plasmar de manera formidable ese universo paralelo de ángeles cazadores de demonios a los que se suman criaturas sobrenaturales de todo tipo- que conviven con la gente "mundana", pero por otro lado, el guión no se toma tan en serio el asunto como si se tratara de una adpatación de Dostoievski. El director noruego Harald Zwart, conocido por comedias familiares hollywoodenses como "La pantera rosa 2" (es decir, la secuela de la remake moderna del clásico de Blake Edwards) o "Agente Cody Banks" (pero también productor de la reciente "Kon Tiki") evidentemente es un fan a muerte del cine fantástico de la década de 1980, la época gloriosa con hombres lobos americanos en Londres, gremlins, enigmas de otro mundo, y todo tipo de fuerzas siniestras, ya sea del espacio exterior, del más allá o donde sea. Por eso, luego de cuatro minutos de escenas tan serias que dan miedo, sobre todo al espectador ajeno al fenómeno literario, la película explota con un homenaje a John Carpenter que no sólo está perfectamente incluido en la historia, sino que además es de lo mejor que se haya hecho en este tipo de homenaje cinéfilo. Luego, durante los siguientes 120 minutos hay de todo, incluyendo clips musicales hiper kitsch para escenas románticas, vueltas de tuerca melodramáticas que redoblan cualquier parentesco sorpresivo o amor incestuoso de "Star Wars", más guiños a John Landis, Tobe Hooper, Joe Dante, Sam Raimi, el humor lunático de Spielberg y Zemeckis, y hasta el Ridley Scott de "Leyenda", Y lo mejor es que no hace falta ser un freak del cine de culto para disfrutar los climax cinéfilos que propone Zwart. Como nadie es perfecto, a su película le falta, entre otras cosas, un mínimo de sensatez. Este es un disparate memorable, que puede funcionar muy bien si el espectador percibe cada nuevo paso hacia el delirio como parte de una progresiva catarata de gags visuales y estilísticos en medio de eficaces escenas de auténtico terror y superacción, y no como un exabrupto incongruente. Pero de lo que no cabe duda es de que hay una aspecto muy serio en el film: el concepto formal de cada detalle del arte, la fotografía, y sobre todo, en momentos culminantes del armado de climas para describir la cosmogonía de Cassandra Clare, utilización de recursos del mejor y más genuino cine a secas. Basta decir que la combinación escandinava de música y dirección de fotografía (gentileza de Atli Örvarsson y Geir Hartly Andreassen) funciona como rigurosa contrapartida de los aspectos menos serios. Tal vez éste sea uno de los factores que equilibran "Cazadores de sombras" como adaptación de un libro idolotrado en 36 idiomas por una horda de seguidores incondicionales. Los lectores y lectoras- seguramente apreciarán el elenco que por momentos parece ser una versión gótica y felizmente, bastante sexy- de Barbie y Ken. Finalmente, no hay manera de no recomendar una película donde una beldad vestida con ceñido latex y cuero negro hace estragos armada con el más poderoso lanzallamas.
¿Conocen la anécdota que hizo posible a Salem Lot, la novela de vampiros de Stephen King? El escritor terminaba de leer Drácula y le preguntó a su esposa Tabitha qué sucedería si el antiquísimo conde apareciese en Nueva York. La señora King dudó unos instantes y respondió: “Lo pisaría un taxi”. La conclusión que sacó Steve fue contundente: si vinieran vampiros buscarían sitios tranquis, casi inhóspitos. La novelista Cassandra Clare se animó a lo que tantos han desechado, porque suena a imposible: hacer una novela bien fantasiosa en plena ciudad del Siglo XXI. El resultado es una obra acorde con los tiempos (estos donde las sagas fantástico-románticas están tan de moda), que trabaja y pule estéticas a fondo para que no termine todo en ridículo, aunque el verosímil siempre pende de un hilo. Cazadores de sombras llega a la pantalla grande adaptada por Harald Zwart. El director de La pantera rosa II sale airoso del primer gran desafío que surge al llevar el lenguaje literario al cine: crear un universo de imágenes para las palabras que se suceden una tras otra en un libro. Con aire gótico, mucho cuero y maquillajes remarcados, el mundo de cazadores, licántropos, hadas y otras monstruosidades encuentra su lugar en la ciudad moderna, un lugar no demasiado original pero efectivo. La reconstrucción estética es el punto fuerte del film, a no dudarlo. El punto débil tiene que ver con lo narrativo (segundo desafío al mudarse de un lenguaje artístico a otro). La historia es así: la normalita Claire (sabido es que las femme fatal pierden terreno día a día en Hollywood) vive en NYC con su madre, en una convivencia que no atraviesa el mejor de los momentos, cuando se entera que no es una chica corriente. En menos de un día se verá involucrada en una feroz batalla entre seres extraños y variados, entre quienes no falta el que anda tras ella, disputándole el lugar al amigo tímido que jamás le había confesado su amor. El director Zwart elige un ritmo aceleradísimo y parejo para aquello que tiene que contar. Sin muchas pausas, con poca paciencia para desarrollar los personajes, el film se acomoda en la dudosa estructura de la elipsis constante: nuevas revelaciones abren sitio a nuevas escenas. La trama se define como una línea siempre hacia delante, episódica, sin crear entrecruzamiento ni circularidad (trama, precisamente) donde crezcan las historias: se “suman” las historias, no crecen. El problema de este tipo de estructura es siempre el mismo: resulta muy difícil establecer un lazo afectivo entre lo narrado y el espectador. Cuando las revelaciones se vayan a lo familiar (al fin y al cabo nada nuevo, Vader supo confesarle a Luke que era su padre) poco significarán: ¿Y a mí que me importa si apenas te conozco? Quizás las novelas de Clare logren esa empatía; el arte de la novela tiene, obviamente, otros tiempos. Cuanto más nombres y sitios y giros suma Cazadores de sombras, más recuerda a los guitarristas virtuosos que se hacen solistas. Notas y notas y notas pero jamás sale la canción. En pos de alzarse como la nueva saga adolescente, el film de Zwart, el primero de una serie de cinco títulos (¿serán?), por el momento sólo ha demostrado tener una carismática actriz (la simpática Lily Collins). Brilla por su ausencia la sensibilidad femenina de Crepúsculo (Stephenie Meyer compartió con S.King la idea del pueblito tranqui para la residencia de seres extraños; las marquesinas y los monstruos no hacen buen maridaje), o el cuestionamiento voraz de Los juegos del hambre. Más que brillar por ausencia, la ausencia es la que brilla. La ausencia de ideas; complicado punto de partida para cualquier emprendimiento.
Unos monstruos para disfrutar La película pertenece a la línea de "Crepúsculo", "Harry Potter" y otras afines. Viene de un éxito literario, la trilogía "Cazadores de sombras", de la escritora norteamericana Cassandra Clare, una amante de títulos como "El señor de los anillos", que en 2004 empezó a escribir esta novela sobre los "Cazadores de sombras", que sería muy exitosa, no sólo entre los adolescentes y más allá de Estados Unidos. Esta es la primera parte de la saga. El asunto llevado al cine es así. En Brooklyn vive Clary (Lily Collins), una chica adolescente, que parece ser como todas las chicas, va al colegio, le gusta la música, tiene un amigo Simon (Robert Sheehan), que es evidente la quiere y es muy cuidada por la mamá. Más cuando sale de noche. Pero durante una noche, cuando va a una disco, cree ver un asesinato y al decírselo a su amigo Simon, se sorprende porque él no vio nada. Después reaparecerá uno de los chicos de esa noche, uno de pelo azul que parece que sólo ella vé. Entonces le revelará un secreto que cambiará su vida y que la obligará a tomar imprevisibles actitudes ante el inmediato rapto de su madre. LA OTRA RAZA "Cazadores de sombras..." es una estilizada historia de monstruos, humanos, hombre lobos y vampiros que nos enteramos andan diseminados no sólo por Brooklyn, sino por todo Estados Unidos. Todo comenzó con un tal Raziel (Jonathan Seinen), él que mezcló su sangre con los humanos, creando la raza de los cazadores de sombras, que nos protegen y a los que no vemos. No se aclara si estos "Cazadores..." también se han expandido a Europa y a América latina. "Cazadores de sombras: Ciudad de hueso" es verosímil, entretenida, tiene dos adolescentes con carisma, ingleses, la chica Lily Collins y Jamie Campbell Bower (Jace), cantante y modelo. A los brillantes efectos efectos especiales, se suman el notable equipo actoral que incluye a Lena Headey en el papel de Joselyn, la madre y la impetuosa e imperdible Carol Christine Hilaria Pounder como Dorothea, una sorprendente vecina de "condiciones especiales".
Una película del demonio ¿Se acuerdan de Los seis signos de la luz? ¿Se acuerdan de La brújula dorada? Bueno, Cazadores de sombras: ciudad de huesos es a la saga Crepúsculo lo que aquellas películas eran a la saga Harry Potter, un intento por continuar el suceso buscando un público similar y revolviendo en historias preexistentes que tengan un espectador cautivo. Bien, a Crepúsculo ya le salió un hijo fallido que fue Hermosas criaturas y pareciera que este absurdo descarado dirigido por Harald Zwart seguiría el mismo camino, aunque la promesa ya anunciada de una continuación en 2014 daría por tierra con nuestro deseo de un futuro similar al de brújulas, signos y criaturas. El film es la adaptación de la primera de las novelas de Cassandra Clare, quien sigue el ejemplo brindado por J.K. Rowling en eso de abordar tradiciones fantásticas ya transitadas incorporándole un espíritu de época, con un aire de épica romántica adolescente. La salvedad en el caso de Rowling, es que lo suyo era tanto un latrocinio como una mostración de influencias literarias y terminaba construyendo un universo propio que terminaba creando literatura infantil original. Clare, al igual que Stephenie Meyer, lo que hacen es utilizar la literatura como plataforma de lanzamiento hacia el cine: sus historias son de antemano productos que sueñan con la pantalla grande, sus creaciones tienen más nexos con el lenguaje audiovisual que con las letras. Y esas ganas por ser pasión de multitudes le hacen perder originalidad y solidez: se sostienen a base de clichés sin gracia y cuentan con una solemnidad risible para hacer verosímil su propio mundo. Hay pocas cosas que funcionan en Cazadores de sombras: ciudad de huesos, apenas su primera media hora en la que todo ocurre tan rápido que impide pensar y algunos momentos de un humor bastante brusco, que se parecen un poco al tono de la segunda película de Zwart -la comedia negra One night at McCool’s- y que nunca más se repitió en su discreta filmografía. De hecho, el humor es algo bastante problemático en el film: hay momentos deliberadamente graciosos (cierto personaje que se revela demonio), otros que aparecen inoportunamente para quebrar situaciones dramáticas, y otros que generan risa sin proponérselo (la relación de Bach con los cazadores de sombras, todas las secuencias románticas). Incluso la aparición de explícitos dientes de plástico para simular colmillos de hombres lobo son o bien una baratija de efecto especial o un homenaje a la clase B. Es verdad que uno se pregunta por momentos si Zwart no se tomó esto a la chacota y filmó lo que filmó haciéndose cargo de: 1-una historia que cruza vampiros, hombres lobos, demonios, hadas y demás baratijas fantásticas, referencias homosexuales, estética trash, hemofilia sin ton ni son, ni coherencia; 2-un presupuesto que se nota menor, por lo que muchas veces tiene que usar el fuera de campo, encuadres cerrados o poca iluminación para no evidenciar la falta de efectos especiales o maquillaje; 3-un elenco desabrido a más no poder, donde Lily Collins vuelve a demostrar que lo suyo son las malas películas y donde hasta está mal el grande de Jared Harris. En fin, uno se va de la sala pensando si lo que vio fue en serio, resultó una tomadura de pelo o una burla kitsch incomprendida. Tal vez dentro de 30 años alguien la ponga en su lugar y sea celebrada como el encanto camp de comienzos de siglo.
El síndrome del nicho vacío El costado comercial del cine es tan innegable como evidente, pero en algunos casos esta necesidad de taquilla se morigera con la entrega de ciertos productos cuando menos respetuosos del público al cual se dirigen. En este caso, la orfandad de espectadores y el síndrome del nicho vacío adolescente ha llevado a la realización de un engendro como Cazadores de sombras. Ya desde la presentación del libro que da origen al film, tememos lo peor: el nombre de Stephanie Meyer aparece en la tapa, con diversos comentarios sobre la aceptación que le genera a la autora de la saga Crepúsculo esta obra. Comenzamos a temblar sabiendo que quizás estemos en presencia de una continuación del nefasto engendro de Vampiros teen y muchachos lobos con exceso de anabólicos y lo que nos depara el destino es aún peor. Cazadores de sombras genera el extraño efecto de terminar añorando los tiempos de Crespúsculo, si es que esto fuera posible. Como si el público adolescente fuera la encarnación misma del consumo descerebrado, el film construye un pastiche con elementos de la serie True blood e intérpretes del calibre de Jared Harris o Lena Headey que no logra entretener y mucho menos ser un producto de calidad. Lily Collins, al mando de este barco sin ningún tipo de rumbo, encarna a una joven que poco a poco empieza a vislumbrar un mundo sobrenatural que le es ajeno pero que a la vez responde a su esencia mas escondida: el de los Cazadores de Sombras, estirpe a la que pertenece aún sin saberlo. Así surgirá el triángulo amoroso de manual con su mejor amigo (que obviamente la ama en secreto desde siempre) y el nuevo galán, en este caso interpretado por Jamie Campbell Bower, quien casi nos hace extrañar a Robert Pattison o por lo menos desearle la misma suerte proctológica a la que Cronenberg lo sometiera en Cosmopolis. La química entre los protagonistas está totalmente ausente y a diferencia de la pareja de Bella Y Edward Cullen ese aire a coitus interruptus constante ni siquiera se percibe, el deseo no aparece aunque las músicas edulcoradas, la lluvia en interiores o las flores lisérgicas de colores asi lo anuncien. El artificio es tan burdo y evidente que nos hace creer que estamos en presencia de una nueva entrega de la saga Scary movie. ¿Quién iría a un circo donde se viera el doble fondo de la caja con el conejo o los hilos que penden en un truco de levitación? Cazadores de sombras, Cuidad del Hueso es eso: un circo montado de forma tan burda que se ven los hilos, la peor ofensa para el espectador es la subestimación de su amor por el artificio en su máxima potencia.
Un historia con impresionantes efectos visuales, acción y un toque de romance adolescente. Esta es la adaptación cinematográfica de la primera novela de una serie de best-seller escrita por la estadounidense Cassandra Clare (40), dirigida por Harald Zwart ("Karate Kid"; "La pantera rosa 2") y con las actuaciones de: Lily Collins, Jaime Campbell Bower, Robert Sheehan, Jemima West, Kevin Segers, Kevin Durand, Robert Maillet, Lena Headey, Jared Harris, Godfrey Gao, Aidan Turner y Jonathan Rhys Meyers. La historia se sitúa en la Ciudad de Nueva York, donde vemos a una adolescente aparentemente normal, Clary Fray (Lily Collins), que vive con su madre Jocelyn Fray (Lena Headey, “300”) y su padrastro; en las primeras secuencias ya descubrimos que existen secretos y una serie de símbolos comienzan a manifestarse, (excepto que ya hayas leído el libro; aunque no es necesario igual se entiende todo). Ella desconoce quién es realmente, siempre la intenta acompañar su fiel amigo Simón (Robert Sheehan, “Cacería de brujas”) está enamorado de ella pero no se atreve a decírselo. Pero la vida de Clary comienza a ponerse difícil, en una discoteca ve a un muchacho encapuchado matar a alguien, lo raro es que nadie ve el crimen. Continúa participando de varios acontecimientos muy extraños, y hasta pierde a su madre y padrastro Luke (Aidan Turner), el departamento es destruido y algo raro sucede en él. En el edificio habla con su vecina Dorothea (CCH Pounder) que en un principio no es de mucha ayuda y no tarde en saber que el responsable es un hombre llamado Valentín (Jonathan Rhys Meyers) y junto a otros buscan la Copa Mortal. Ahora Clary, vivirá una gran aventura, descubre que es la descendiente de un grupo secreto de jóvenes guerreros mitad-ángel y mitad-humanos, “Cazadores de Sombras” son los protectores del mundo del ataque de los demonios. Clary vivirá ahora con su nuevo amigo, Jace Wayland (Jamie Campbell Bower), sus hermanos adoptivos, con Alec Lightwood (Kevin Zegers) e Isabelle Lightwood (Jemima West), y otros cazadores de sombras. Ella quiere encontrar a su madre y durante esa búsqueda se entera que su madre solo quería protegerla, siguen los secretos y se va enfrentando a un "Submundo", llena de demonios, brujos, vampiros, hombres lobo y otras criaturas mortales. El film que intenta atrapa al público juvenil con: atractivos protagonistas Lily Collins ("Espejito espejito-2012; " Priest - El vengador- 2011) y Jamie Campbell Bower "Amanecer - Parte 2 -2012; "Luna nueva"-2009) un triangulo amorosos y llena magia. Intenta ser un fenómeno como: “Harry Potter”; “Crepúsculo y “Los Juegos del hambre”. Durante su desarrollo se va mezclando el terror, el romance, la fantasía, luchas, batallas, suspenso y tensión, llena de efectos visuales y una impecable fotografía. Esta historia continua con: “Cazadores de Sombras: Ciudad de Cenizas” estreno previsto para el 2014. Pero van a ser 8 libros (Ciudad de cristal; Ciudad de los Ángeles Caídos; Ciudad de las almas perdidas; Ciudad del Fuego Celestial”, entre otros).
A esta película ya la vimos... y más de una vez Cuando desaparece su madre, Clary Fray descubre que hay en Nueva York un submundo poblado de vampiros, licántropos y demonios. Se une entonces a los cazadores de sombras, grupo milenario que se dedica a combatir a las fuerzas del mal. Pero la historia de Clary es mucho más complicada aún... Advertencia: detrás de la película se mueve un universo literario, ya que está basada en los exitosos libros que Cassandra Clare escribe para el público infanto-juvenil. Como ocurre en estos casos, hay una elite de iniciados en la mitología de los cazadores de sombras. Al resto de los mortales les (nos) queda la adaptación que hicieron el director holandés Harald Zwart (el responsable de la remake de Karate Kid) y la guionista Jessica Postigo. La aclaración viene a cuento de los numerosos cabos sueltos desparramados por la trama, y que -se supone- irán atándose en la medida que funcione la máquina de secuelas. La sensación que deja la película es la de un enorme y costoso collage. Como en "El señor de los anillos" (y perdón por la comparación) todos persiguen un objeto mágico, en este caso una copa. Como en "Crepúsculo" se forma un triángulo amoroso (sazonado aquí por un aditamento gay), y pululan hombres lobo y vampiros. Como en Harry Potter hay magia, demonios y un castillo (sospechosamente parecido a Hogwarts; es más, la enfermería es idéntica). Como en "Los juegos del hambre" la heroína se hace fuerte en la adversidad. Y podemos seguir. A la ensalada la condimentan todos los elementos del imaginario fantástico medieval, incluidos Lena Headey (la malísima Cercei Lannister de "Juego de tronos") y el villano que encarna Jonathan Rhys Meyers (quien siempre será el Enrique VIII de "Los Tudor"). No por repetidos o por conocidos los platos dejan de ser sabrosos. El problema es que Zwart cocinó "Cazadores de sombras" en el fuego del lugar común, los diálogos solemnes y las remanidas peleas con monstruos. Falta humor, falta imaginación, falta densidad en los personajes. Ni siquiera llama la atención desde lo visual. De tan chata y previsible, a su lado "Los juegos del hambre" es cine de autor.
Se podría decir que en términos de producciones fílmicas para adolescentes los postulados de las Leyes de Murphy funcionan a la perfección, sobre todo ese que reza “nada es tan malo para que no pueda empeorar” Habiendo quedado muy próximo al olvido la insoportable saga estupidizante y mal escrita como fue Harry Potter, y habiendo sido ayudada a que el recuerdo se sostenga y se la termine revalorizando injustificadamente, claro está, por la llegada, y gracias a Dios ya finalizada, serie de celuloide desperdiciado que fueron las cinco, llamémosle películas, producidas bajo la franquicia llamada “Crepúsculo”. Ahora, habiendo quedado desierto el espacio para idiotizar a pre-adolescentes, y no tanto, nos atacan, nos invaden, ¿nos castigan?, con “Cazadores de sombras, Ciudad de hueso”. Estas últimas, queda fuera “Harry Potter”, se podrían encuadrar en versiones burdas, si se quiere, de Romeo y Julieta, salvo que en todas la tragedia no se hace presente, si bien es un amor “casi” imposible, como lo demostró al final con “Amanecer, parte I y II” (2011 y 2012, respectivamente). En esta traslación al cine de la primera de una trilogía escrita por Cassandra Clare - confieso no haber leído las novelas- , que ya llegan a seis, digamos que la película tampoco insita a que lo haga, ya que habiendo visto y sufrido durante 130 minutos semejante bodrio, alcanza y sobra. Pero estamos frente a un claro ejemplo de lo que, allá por 1940, alertaba el escritor cubano Alejo Carpentier sobre los peligros de la influencia de la literatura sobre el cine, ya que se podría convertir en literatura específicamente realizada para ser filmada, disminuyendo la calidad literaria y al mismo tiempo bastardeando al cine en su condición de arte. El relato se centra en Clary (Lily Collins), una jovencita que tarde descubre que su madre Jocelyn (Lena Headey) no es exactamente humana, pertenece en realidad a un submundo plagado de demonios, hombres lobo, vampiros, ángeles, hadas, y los cazadores de sombras del titulo, y por carácter transitivo también ella. Conviven en esta primera parte las fantasías urbanas, iconos del terror, malos, buenos, los seres humanos y, obvio, no puede faltar el romance. En el Pandemónium de una discoteca de moda de Nueva York Clary se subyuga por un seductor joven de pelo azul, hasta que se transforma en testigo de su muerte a manos de tres jóvenes, bastante andróginos, cubiertos de extraños tatuajes. Desde ese momento esa noche será el principio de transformación de lo que ella creía sería su destino, y un cuestionarse el pasado. Nada de eso que se caía de maduro sucede, las cosas son así porque a alguien se le ocurrió que así fueran, llámela la madre de la “criatura”, o sea la novela. Para que se despliegue ese catalogo de lugares comunes, clisés, y miles de elementos ya vistos en infinidad de oportunidades, nuestra heroína se une a esos tres cazadores de sombras, guerreros dedicados a liberar a la tierra de demonios y, sobre todo, liderados por Jace (Jamie Campbell Bower), un chico con aspecto de ángel, seguidos por Simon (Robert Sheehan), el amigo humano incondicional de Clary. La realización tiene como puntos fuertes lo estrictamente visual y sonoro, o sea el arte, el vestuario, la fotografía y el diseño de sonido, incluido el montaje, con estructura narrativa clásica, todo esto conjugado debería tener dividendos, pero no, es tan pobre la constitución de los personajes, su desarrollo, el conflicto burdo, lo que la torna previsible y aburrida. En cuanto las actuaciones, estas tampoco ayudan, el joven Jamie debería pensar seriamente en retomar sus clases de canto, tiene, y acá lo demuestra, menos ductilidad actoral que un rinoceronte. En tanto la joven Lily Collins hace lo que puede con lo que le tocó en suerte, y el resto del elenco transita por delante de la cámara, igual que Jamie, lo que podría dar a inferir que todo es parte de un plan trazado por el director, quien parece no haber podido encontrar ni la tangente, ni la vuelta.
Histeria teen en el inframundo Con “Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso” arranca una nueva saga juvenil, de las que nacen en los libros (en este caso de la autora Cassandra Clare), como las que arrancaron con “Crepúsculo” y sirven para poner jóvenes bonitos de ambos sexos en pantalla: después vinieron “Soy el Número Cuatro”, “Percy Jackson” y demás (entre esos productos descolló “Los Juegos del Hambre”, destacada creación de Suzanne Collins, cuya segunda parte está cerca del estreno: chicos lindos pero con profundidad). En cuanto al filme que venimos a comentar, podríamos decir que está muy bien llevado, que atrapa al espectador y genera empatía con los protagonistas, gentileza seguramente del elenco, de la dirección de Harald Zwart y el guión de Jessica Postigo Paquette. El problema es la repetición de tópicos demasiado vistos en la industria cultural de nuestro tiempo. Preparemos la sopa: un submundo fantástico oculto para la gente común como en “Harry Potter”; una guerra eterna en ese contexto, como en “Inframundo” (y lo que ya parece normal: que hombres lobo y vampiros no se quieran); un ambiente de histeria y trío adolescente entre seres sobrenaturales, como en “Crepúsculo”; una heroína elegida que parece frágil pero trae sorpresas, como en “Buffy la Cazavampiros” (que de paso se le adelantó a los crepusculares en lo antedicho); un villano con una relación familiar a lo “Star Wars” (Anakin-Luke-Leia); y condimentamos con una estética gótica con cuero, botas, sobretodos y borcegos, como en varios de los productos mencionados. También tenemos alguna canción comercializable que irrumpe en un lugar previsible, como cuando el sello Wind Up metía a sus artistas en películas como “Daredevil” o “Elektra”. Una chica especial La cosa va más o menos así: Clary Fray es una chica un poco rara que vive con su mamá, Jocelyn, una pintora viuda, y Luke, el compañero de ésta. Tiene un amigo más raro llamado Simon, el típico amiguito que bebe los vientos sin que la chica se dé cuenta. Ella empieza a preocuparse porque hace mucho un dibujito, que pone nerviosa a su mamá. El día de su cumpleaños llega a la puerta de un boliche en el que ve el chirimbolo misterioso... pero sólo lo ve ella. Un muchacho dice que la dejen pasar, sólo para ver cómo un grupete de jóvenes ejecuta al que la hizo entrar. Mientras tanto, su casa es atacada, con consecuencias que cambiarán todo el contexto. Nos enteraremos con Clary de la existencia de los Cazadores de Sombras, una orden que lucha con los demonios del mundo, descendientes de cruzados que bebieron la sangre del ángel Raziel de un cáliz mítico llamado Copa Mortal. En ese mundo se meterá de la mano de Jace, un guerrero algo metrosexual que se hace el distante todo el tiempo. Ahí ya está cantado el trío conflictivo, a los que se sumarán otros que incluirán atracciones entre muchachitos, como para ponerle un poco más de exotismo o mostrar lo que hemos avanzado (o porque parece que cierto franeleo entre galanes llama la atención a algunas espectadoras). Mientras Clary descubre su verdadera identidad se iniciará una lucha por la Copa Mortal, a través de la cual se cruzará con diversas especies sobrenaturales (de las cuales no se explica tanto) y enfrentará al verdadero villano, que por supuesto es alguien que se entregó al Lado Oscuro. En el medio, algún besito, ninguna concreción de la pulsión sexual y el descubrimiento de que la música de Johann Sebastian Bach pone como locos a los demonios (en particular “Las Variaciones Goldberg”, BWV 988 en el catálogo). Gente linda Destacadas ya las virtudes de la realización, el diseño de producción a cargo de François Séguin y la banda sonora (con Demi Lovato como el nombre más fulgurante), el atractivo obviamente pasa por la gente linda del elenco, que le pone su onda para que todo funcione. Lily Jane Collins, retoño del peladito Phil, da muy bien para heroína categoría mosca (por cierto: tiene una onda a hermanita menor de Eliza Dushku, la Faith de “Buffy”). Sus pretendientes serán Jamie Campbell Bower como el lánguido Jace y Robert Sheehan como el mundano Simon. Kevin Zegers (Alec), Jemima West (Isabelle) y Godfrey Gao (el hechicero Magnus Bane) son los otros muchachos que completan la fauna. Los adultos parecen los hermanos mayores más que los padres: allí están Lena Headey (Jocelyn), Aidan Turner (Luke) y un irreconocible Jonathan Rhys Meyers (el oscuro Valentine). Por encima de esa edad, sólo CCH Pounder (la peculiar vecina Dorothea) y Jared Harris (Hodge, el jefe de los Cazadores), con unos personajes bien secundarios. En definitiva: una nueva saga adolescente con poco trasfondo y mucho ya visto. Pero dicen por ahí que la magia del amor es poder vivir como nuevo aquello por lo que ya hemos pasado...
Cazadores de sombras, ciudad de hueso, es una película técnicamente impecable pero sin el alma necesaria como para que se arraigue en tu memoria. El hecho de que esté ambientada en una atmósfera dark y gótica no alcanza como para que el clima que quisieron crear atrape al espectador ya que carece de..
Otra saga de romance y fantasía para jóvenes Clary Fray es una adolescente neoyorquina aparentemente normal. Un secreto parece rodear su existencia, uno muy importante que su madre cuida con celo y con la complicidad de su mejor amigo. Una noche, Clary decide ir al club de moda en compañía de su amigo Simon, un lugar donde dominan los chicos góticos y el aturdimiento. Allí, Clary se convierte en la única testigo del asesinato de un extraño joven, a manos de otro igualmente dark, llamado Jace. A partir de ese momento, Jace comienza a seguir a Clary, y junto con la sensación de peligro, la atracción se crece. Pronto, y de mano de este muchacho, Clary conocerá sobre la existencia los cazadores de sombras, una casta nacida de la mezcla de la sangre humana con la de un ángel, y destinada a proteger a los hombres de las fuerzas del mal. Pero la ambición, en el pasado, de un cazador de sombras que se convirtió en una suerte de ángel caído, sigue poniendo en riesgo la misión, y la heroína cae en medio de la batalla, en la que está destinada a cobrar presencia. Así se resume el argumento de la primera película de otra --ya anunciada-- saga basada en una serie literaria dedicada al público adolescente a juvenil, como lo fueran, con mayor o menor calidad, Harry Potter, El Señor de los Anillos, Las Crónicas de Narnia o Crepúsculo. Viene de la media docena de volúmenes de The mortal instruments de Cassandra Clare, con una temática más aproximada de la de Stephenie Meyers y una osadía que le permite ir más allá de la seducción que producen la búsqueda de la propia identidad --todo un asunto en el público objetivo--, lo desconocido y la sexualidad sugerida por el vampirismo. La trama de este relato agrega a esas inquietudes la homosexualidad, y coquetea, incluso, con la idea del incesto. El caso es que Cazadores de sombras se sostiene en la fantasía y el romance, y en base a magia, acción, sangre, buen ritmo y mucho efecto, hace de novela folletinezca un producto que está llamado a convocar masas de jovencitas a las boleterías y a la caza de nuevos ídolos a adorar por un tiempo. Lily Collins, la Blancanieves de Espejito espejito, como la pelirroja Clary, y Jamie Campbell Bower ( Harry Potter y Crepúsculo ) como Jade, son la parejita en torno a la cual se tejerá este nuevo entretenimiento, que cuenta con un elenco de adultos donde destaca Jonathan Rhys Meyer (el papá de August Rush).
The Mortal Instruments, City of Bones: novela no apta para el cine Para empezar, habría que replantearse de si todo best-seller debería ser adaptado por el cine. Está claro que esto es una herramienta de salvación circunstancial para la industria, pero aún así se deberían imponer algunos límites. La razón del planteo es que algunas novelas deberían quedarse solo en papel. Las series de Cassandra Clare han construido un mundo tan vasto de fantasía que en la primer adaptación cinematográfica de The Mortal Instruments, City of Bones, esto le juega en contra porque simplemente no se puede explicar todo y el guión deja en suspenso muchos detalles que al espectador medio le va a molestar. Por lo que la serie se convierte en un producto meramente para los fanáticos de los libros y no mucho más que eso. TMI cuenta la historia de Clary, una neoyorquina que ve cosas que el resto no puede ver y se debe a que es hija de cazadores de sombras, quienes se dedican a matar todo clase de monstruos y demonios para mantener el balance entre el bien y el mal. Clary aprende sobre su naturaleza a los golpes, mientras busca a su mamá que ha sido secuestrada por la misma persona que está tras sus pasos. Y por supuesto que está la historia de amor que resulta ser aparentemente un poco más trágica que la de Twilight. Vista desde una perspectiva, no abalada por la lectura del libro, la adaptación de The Mortal Instruments quiere explicar torpemente todo y de una sola vez, para que al final tenga un final cerrado, pero le toma demasiado para explicar otros sucesos de menos importancia. Así es como obtenemos un guión lleno de defectos, que tienen una explicación, pero que solo está al alcance de los lectores. Claro está que potencia al máximo la química entre Clary (Lilly Collins) y Jace (Jamie Campbell Bower) para atraer mucho más al público, y la frustración de Simon (Robert Sheehan, de la serie británica Misfits) el amigo que está estancado eternamente en la friend zone. El film de Harald Zwart, quién había dado un gran paso en la industria con la adaptación de Karate Kid, se agarra demasiado a la formula de TMI por los motivos equivocados y obtenemos un mashup de toneladas de fantasía, en una novela romántica demacrada por la sosedad. No es noticia que Lilly Collins (Mirror Mirrror, The Blind Side) posee cero aptitud y actitud para la actuación, pero hay que darle el beneficio de la duda. En tanto, Jamie Campbell Bower tiene la libertad de expresarse un poco como Jace, a diferencia de los papeles que ha tenido en su corta filmografía (Harry Potter, Twilight). La adaptación de The Mortal Instruments tiene personajes secundarios más interesantes que los principales, y solo da vestigios de que en un futuro tendrán una mayor importancia, a excepción del brujo Magnus Bane. The Mortal Instruments: City of Bones (Cazadores de Sombras: Ciudad de Huesos), como muchas otras adaptaciones, no tiene la inteligencia suficiente para convertir a la historia en algo apetecible para el resto de los mundanos (léase espectador medio), quienes no han caído bajo el hechizo de los libros. Y como muchas veces pasa, su adaptación no es seguridad de que posea la ‘magia’ de los libros, es algo imposible que se consiga atraer a todos los lectores para que vean la película (y lo mismo sucede con los cómics). Esto nos hace volver a preguntarnos: ¿es necesario adaptar al cine todo best-seller? Definitivamente no, pero esperemos que Hollywood se lleve por delante varios fracasos hasta que entiendan la razón por la cual algunas novelas deberían quedarse en su formato original.
Amor berreta No me sorprendí demasiado cuando vi este trabajo y pude identificar claramente esa vibra "Twilight" que la recorría por todas partes. Protagonistas cursis y con actitudes precoces, como de quinceañeras el día de su fiesta, con menos sex appeal que Napoleon Dynamite. ¿Será posible que los productores en Hollywood realmente piensen que hacer una copia descarada sólo mejorando los aspectos técnicos los llevaría al éxito? Por si no se dieron cuenta, "Twilight" tuvo una ventaja que nunca podrán superar; fue pionera. Hay una frase del marketing acuñada por Al Ries que se aplica muy bien a esta situación y es la que reza "es mejor ser el primero que ser el mejor". Muchachos, nunca podrán ser Twilight. En todo caso deberían chequear como han hecho personas exitosas del cine para ser competitivos en un rubro de moda, como por ejemplo el de los superhéroes, pero así todo no superarán al pionero. No se trata sólo de cambiar el contexto del amorío insufrible de los adolescentes, se trata de mejorarlo, aportando elementos nuevos que hagan evolucionar al producto. En "The Mortal Instruments" no se respetó en absoluto este mecanismo, sino que se cambió el escenario a uno más oscuro, cool y plagado de mayores efectos visuales, pero sin trabajar sobre la trama y las sensaciones que debía transmitir la película. Algunos serán engañados, sobretodo las fans más acérrimas del amor cursi, pero la mayoría se dará cuenta de que es sólo una copia más de otro producto que desde su inicio era bastante malo. El comienzo de la historia es dinámico, con el tinte adolescente característico de estas tramas pero sugiriendo que no va a caer en los mismos terrenos que "Twilight" o "Criaturas Hermosas". El problema surge por supuesto, cuando empieza a conocerse la pareja protagonista integrada por Lily Collins y Jamie Campbel Bower, y comienza naturalmente el histeriqueo. Lily se podría decir que estuvo safable, pero el pibe este Jamie... Le faltó mucha polenta para ser el galán duro que pretendieron mostrar, le faltó tamaño y actitud. Es como poner a Justin Biever de Gladiador... Otra cuestión que se vio muy extraña, fueron los momentos románticos entre puñetes y estacasos. El timing no fue bueno y hacía que las secuencias de amor se vieran más falsas que billete de $300. Lo mismo que la música... totalmente exagerada, cursi y solemne, pasando de melodías clásicas a electrónicas del más allá con una transición totalmente amateur. En fin, otro fracaso más del subgénero "romance adolescente fantástico", que últimamente sólo viene confirmando que este tipo de historias deberían permanecer en libros, al menos hasta que a algún tipo con más de dos dedos de frente le encuentre la vuelta de tuerca. Con todo el elemento fantástico que tenía, podría haber sido un gol de media cancha, pero en vez de lograr esto, sólo nos ofrecieron otra historia predecible e infantil.
Mientras los superhéroes siguen dando dividendos, los estudios de Hollywood siguen a la pesca de la nueva gran franquicia. Cazadores de sombras, otra película montada en el boom de la literatura fantástica adolescente (y, seamos un poco pacatos: ¿por qué nadie recomienda a los adolescentes libros como El monte análogo, o Manuscrito encontrado en Zaragoza, o El Golem, o el Drácula original, o En las montañas de la locura siendo, como es, el gran momento?) que, esta vez, combina algo de Harry Potter (el mundo de fantasía es real y esta es la historia de una adolescente medium que debe lidiar con el poder de enfrentar lo invisible) y Crepúsculo (adolescente niña descubriendo amor y erotismo) a ver si el pastiche funciona. A medias: en lugar de presentarnos personajes que nos atraigan, cada bache se llena con efectos especiales, haciendole flaco favor a la narrativa clásica y -obviamente- a los efectos especiales. Algunos momentos de puro diseño funcionan bien, pero el balance es negativo.
Son contadísimas las veces en que decido cancelar la reproducción de una película a mitad de camino. La primera vez fue la intragable Push - complicada y enigmática hasta el extremo -, y ahora repetí turno con Cazadores de Sombras: Ciudad de Huesos. No es que sea un bodrio mortalmente odiable, sino que se trata de una regurgitación masiva de clichés surgidos de media docena de franquicias exitosas, previas, y mucho más inspiradas que ésta. Al momento de que el villano se despacha con la revelación starwaresca de "yo soy tu padre!", decidí apagar el receptor y tirar el aparato por la ventana. Exito literario no es sinónimo de calidad literaria. Admitamos que la gente consume estupideces a mansalva, pero hay diferentes clases de estupideces y la diferencia radica en el talento del narrador, quien es el encargado de venderlas o, al menos, de hacerlas digeribles. El caso típico es Stephen King, el cual es un vendedor serial de pescado podrido - si uno reduce los argumentos de sus gigantescas novelas a un puñado de puntos escritos en una hoja, verá de lo que hablo -, pero al menos el tipo tiene oficio y tiene legiones de seguidores. En cambio hay otros fenómenos modernos, mucho más comerciales y que han surgido no por inspiración sino por la necesidad de prenderse a una movida de moda: es el caso de la llamada "literatura para jóvenes adultos" - franquicias de fantasía pensadas para adolescentes calentorros -, la cual le da más bolilla a los retorcidos culebrones románticos que inventa, que a la originalidad y calidad del resto de la historia. La trama es un pretexto para que los protagonistas se besuqueen / se claven los cuernos / lloriqueen por los rincones, con lo cual tenemos un melodrama disfrazado de historia fantástica. El culpable de todo fue la saga Crepúsculo, cuyo éxito obscenamente millonario impulsó a los productores de Hollywood a salir en masa a vaciar las estanterías de las librerías y apropiarse de los derechos de cualquier tipo de saga fantástica protagonizada por muchachas hormonalmente revolucionadas. Lástima que la calidad no es una condición genética del género sino mas bien su excepción: por cada Los Juegos del Hambre, hay un millón de Cazadores de Sombras: Ciudad de Huesos, clones de relleno carentes de originalidad y que poseen el agravante de ser incapaces de ser mejorados (o siquiera depurados) por la gigantesca máquina creativa que posee Hollywood. Para colmo aquí le han dado la posta a Harald Zwart, el cual es responsable de uno de los filmes mas malos de la historia del cine como es La Pantera Rosa 2. ¿En serio pensaban que iban a obtener un taquillazo, dándole el proyecto a un productor serial de vomitivas mediocridades?. El problema principal con Cazadores de Sombras: Ciudad de Huesos es que intenta ser sofisticada, para lo cual lanza toneladas de vericuetos argumentales, ridículas ocurrencias creativas, y secuencias recicladas de filmes ultraconocidos, todo lo cual hace sin la más minima gracia - es algo así como la versión Eragon de Crepúsculo; un texto mediocre que intenta por todos los medios maquillar las fuentes a las que copia, y que termina chupando secuencias enteras a filmes ultraconocidos (que van desde las mencionadas La Guerra de las Galaxias y Twilight, hasta la franquicia de Harry Potter), con lo cual la sensación de rechazo que invade al cinéfilo con cierta calle es aún más pronunciada -. Por ejemplo, tenemos la típica secuencia de romance mágico en donde el blondo protagonista empieza a sacar mesmerizantes lucecitas brillantes de sus manos, y termina por darle un beso a la muchacha en medio de una lluvia causada por rociadores de incendios; o ángeles custodios enfundados en disfraces sadomasoquistas de cuero y PVC, plagados de tatuajes exóticos, y yendo a liquidar demonios a las discotecas más under de la ciudad; o el gran hechicero que resulta ser un japonés con pinta de modelo Kenzo y plagado de piercings... Oh Dios, el nivel de bobada es tan alto como alarmante. La macana con todo esto es que aquí había una historia medianamente interesante para contar, sólo que ha quedado enterrada entre toda esa mediocridad. Si al libreto lo hubieran podado salvajemente, reduciendo la premisa a lo básico - una orden de protectores del bien, surgida en las Cruzadas a partir de la bendición divina, y habitando una dimensión paralela a la nuestra - y se lo hubieran dado a un director de mas talento, quizás la cosa hubiera funcionado. Mientras que los protagonistas son bonitos y tienen algo de ángel, por otro lado están obligados a disparar una tonelada de parlamentos mediocres, lo cual atenta contra sus posibilidades de éxito. La heroína es una inútil de aquellas y jamás demuestra tener valentía ni los kilates para merecer el protagónico; el villano se ve demasiado joven y afectado; los secundarios son anodinos, y sólo las cosas ganan algo de intensidad cuando se cruza algún intérprete de buen calibre - como Lena Headey o Jared Harris -, los cuales se dan maña para decir sus bodrios con cierta altura. Cazadores de Sombras: Ciudad de Huesos es un filme estúpido y rebuscado, carente de originalidad y de gancho, siquiera por la sensualidad de los protagonistas. El drama es la puesta en escena, la cual apesta por todos los poros debido a su chatura y falta de originalidad. Y aún cuando el filme fue aborrecido por todos y recaudó dos dólares en taquilla, los productores han anunciado el desarrollo de una secuela, la cual me contará entre los millones de espectadores que hará lo imposible para escapar de verla. - See more at: http://www.sssm.com.ar/arlequin/cazadores-sombras.html#sthash.ynmEB8Ea.dpuf
"...Les digo la verdad, me dio muchas ganas de dormir esa película; es la realidad. Es más, me parece que me eché una siestita en el medio de la película, y creo que esa fue la mejor parte..." Escuchá la crítica radial completa en el reproductor (hacé click en el link).