Joe Carnahan, director de "The A-Team" (2010 - "Brigada A"), propone aquí una historia sobre la supervivencia, el salvajismo y las incontrolables ganas de vivir de un personaje que se encuentra inmerso en una extremista situación de vida o muerte. Una interesante propuesta que, pese a tener muchas similitudes con otras cintas del género, logra destacarse por el trabajo de su protagonista y por la manera en la que todo, visualmente, encaja en el sentido de la narración.
Un Infierno teñido de blanco El film del director Joe Carnahan (Brigada A), producido por Ridley y Tony Scott, es un relato de supervivencia en el que Liam Neeson se convierte en el líder de un grupo de sobrevivientes de un avión que se estrella en Alaska. Estas personas deberán hacerse fuertes frente al clima hostil y, a su vez, cuidarse de los lobos salvajes que los acechan y hacen peligrar sus vidas. Otway (Liam Neeson) interpreta a un cazador experimentado sobre el que cae la responsabilidad de preservar a sus compañeros de los lobos que intentan cazar a quienes irrumpieron en su territorio. Aunque desde el comienzo se lo muestre melancólico, debilitado y sumamente deprimido por la falta de su amada esposa, Otway supera las ganas de perder la vida y mantiene la existencia de sus compañeros. El relato, que mantiene atrapado al espectador, está basado en un cuento del escritor Ian Mackenzie Jeffers, “Ghost Walker”, donde a las claras, la supervivencia, el peligro, la fuerza de voluntad y la búsqueda de la fe, dicen presente en cada fotograma. Las heridas mortales y el clima feroz al que se encuentran expuestos los protagonistas (hasta los personajes hacen referencia al film Viven!), tornan por momentos inverosímil la supervivencia en este hostil escenario, pero éste "infierno blanco" se convierte en otro protagonista del relato y demuestra que un accidente aéreo puede esconder temores y sorpresas aún mayores. El Lider cuenta con la participación de grandes estrellas como el oscarizado Liam Neeson, Dallas Roberts (El tren de las 3:10 a Yuma), un irreconocible Dermot Mulroney (La joya de la familia), James Badge Dale (El conspirador), y Frank Grillo de Tomaré tu alma, entre otros. Aunque evidencia algunas reiteraciones (la situaciones en las que recuerda a su esposa) y un desenlace abrupto, quizás, para la mayoría de los espectadores, El líder es un película llevadera, atrapante y reflexiva.
Es notable lo que se puede lograr con una película cuando hay una preocupación real por la construcción de la obra en todos los aspectos. Es probable que cualquier director tenga imágenes en su cabeza antes de encender la cámara. Lo que no es tan común son las imágenes que cuentan algo. Que prefieren pecar de anticipables antes que entregar todo masticado.
El lider es una película que tiene muchas cosas para destacar como, por ejemplo, la actuación del elenco (especialmente la de Liam Neeson), la caída del avión, la escena final y la secuencia en que los hombres abren su alma alrededor de una fogata. Al principio la cosa se pone interesante pero con el transcurso de la proyección...
Sobreviviendo Transportémonos a un instante en el que todas las comodidades de la vida en civilización desaparecen y toda la hostilidad del mundo salvaje se hace presente. Transportémonos a El líder (The grey, 2011) en la que Liam Neeson deberá sobrevivir al frío polar de las montañas y a una manada de lobos hambrientos que lo acecha. Liam Neeson interpreta a Ottway, un depresivo francotirador que se encarga de matar a lobos salvajes que deambulan un pozo petrolero. En ése inhóspito lugar, lejos de sus familias y seres queridos, muchos hombres cargan su condena de vida. Cuando el avión en el que viajan se estrella en la montaña, y un frío arrollador los invade, pensarán que nada más grave podrá ocurrirles. Pero algo ocurre: son amenazados por una manada de lobos hambrientos de carne humana. Ottway liderará al grupo gracias a sus habilidades. Si hay algo por lo que se destaca El líder es por la generación de climas. Uno siente el frío, el viento, el hambre, el peligro, a través de la puesta en escena, la dirección de cámara y los tamaños de plano. La focalización primero en Ottway, y luego en los otros sobrevivientes, permite sentir en carne propia el periplo por el que atraviesan los personajes. La película producida por Ridley y Tony Scott, viene además a establecer un juego con la muerte. Los protagonistas son condenados por sus fracasos personales, la ausencia de afecto, o la pérdida de seres queridos. Todos cargan con una cruz y, desde ese punto de vista, el escenario adverso en el que deambulan se presentará como una suerte de purgatorio para cada uno de ellos. Por tal motivo, el film va a intercalar el sufrimiento físico de los personajes con el sufrimiento interior, aquel que les provocó su condena. Entre el drama y la aventura, El líder tiene su punto fuerte en el siempre consistente Liam Neeson, cuando de personajes rudos se trata, y en la recreación de sensaciones extremas, sean del cuerpo o del espíritu.
Danza con lobos Entre los estrenos de esta semana se encuentra "El Lider" protagonizado por Liam Neeson, título que a simple vista, comercialmente, resulta poco atractivo y que en otros mercados se lo conoció como "Un dia para sobrevivir" e "Infierno Blanco" que hacen una mayor referencia a lo que sucede en el film. Un grupo de trabajadores de una refinería de petróleo toma un avión que los llevará a sus hogares para un descanso de dos semanas de vacaciones. Pero increiblemente en el trayecto, el avión sufre un accidente fatal y se estrella en el inhóspito escenario de las montañas de Alaska. Pasados los primeros momentos en donde reina el caos y la confusión por el accidente mismo y por la pérdida de la mayoría de los compañeros, John Ottway (Liam Neeson) tomará finalmente la conducción del grupo de los ocho sobrevivientes de la tragedia e intentarán aplicar el lema "la unión hace la fuerza" para intentar salvar sus vidas. Ottway había sido contratado por la refinería como un tirador especialista, para tratar de mantener a los osos y otras bestias, alejadas de la refineria y que los obreros no sufriesen ningún tipo de ataque. Por lo tanto, parece ser la pesona ideal para tomar las riendas de ese grupo que tendrá que lidiar no solamente con las heridas que lleva cada uno producto del accidente, sino también con las inclemencias del tiempo, de una geografía muy particular. No solo el clima y el escenario serán un peligro para los protagonistas sino que por sobre todo deberán escapar en todo momento de una feroz manada de lobos a riesgo de perder la vida. El director de la remake para el cine del éxito televisivo que fue "Brigada A" y de "Smokin'Aces" elige un relato en dos tiempos que se entremezclan pero que están completamente bien diferenciados dentro del relato, que no logra amalgamarlos del todo. Por un lado corre el relato de aventuras, de supervivencia en este ámbito hostil y peligroso en donde la historia gana en ritmo y en suspenso. Pero para darle una cierta entidad dramática, el guión contrapone escenas (mediantes flashbacks o mediante relatos de los protagonistas) en donde el tono melodramático quizás sumamente excesivo, corta por completo el ritmo del relato de acción y prolonga demasiado (dura casi dos horas) un film que hubiese ganado en concreción. El hecho de ahondar en las historias personales nos explica cada uno de los "infiernos" particulares a los que ya estaba sometido cada personaje, muy previamente al "infierno" que viven ahora y en cierto modo hace que cada uno de ellos gane una entidad dentro de la historia. Pero como los dos planos se encuentran demasiado inconexos, quedan como aparatadas de la historia principal y tampoco tienen un sustento dramático o un desarrollo dentro de la historia. Parecen, por momentos, servir al guón sólo para que la acción central no se focalice en un sólo escenario y el peligro de la manada de lobos no aparezca siempre como un sólo y único tema, pero no logra ser funcional al resto de la trama. El elenco es sumamente compacto y sobresale, por supuesto, el protagonismo de Liam Neeson (quien últimamente parece más destinado a los papeles en las producción de suspenso y acción que volver a una buena historia épica o un drama que son los que le dieron el prestigio con el que actualmente cuenta) quien lleva el peso dramático durante absolutamente toda la película y cuenta con un equipo homogéneo de actores secundarios que no han tenido trabajos destacados dentro de los estrenados en nuestro pais anteriores a éste. Excepto por un completamente irreconocible Dermot Mulroney ("La joya de la familia" "Identidad Secreta" "La boda de mi mejor amigo") en un rol diferente a los que nos tiene acostumbrados. Con una estructura que remite demasiado al gran clásico de Agatha Christie "Ten little indians - Diez indiecitos" nada es demasiado original ni sorprendente y tampoco hay demasiados enigmas por revelar más que la spervivencia del equipo de 8 trabajadores, los que se irán exponiendo a los momentos más límites, incluso lindantes a otro film del género "Viven!" al que alguno de los protagonistas, hace referencia. Liam Neeson ("Desonocido" "Chloe" "Furia de titanes" y la inédita "After Life-Despues de la vida" entre tantas otras y muy recordado por su protagónico en "La lista de Schlinder") se maneja con el oficio de siempre y con la máscara ideal, que tiene una mezcla perfecta, que sabe utilizar tanto en las escenas de acción y suspenso como en aquellas donde el film pretende cobrar un tono más dramático. Es en ese momento, justamendo, donde "El lider" suena como demasiado forzado, una historia de acción impostando un tono pretenciosamente dramático que no le cabe.
Uno de los mejores trhillers que vas a ver este año en el cine. El líder es otra gran producción entre los hermanos Scott (Tony y Ridley) y el director Joe Carnahan, quien para mí es uno de los grandes realizadores que brindó la producción independiente norteamericana. Pese a tener una corta carrera (Sangre, balas y gasolina, Narc, La última carta y Brigada A) el tipo hizo muy buenas películas en los últimos años dentro del género del suspenso y la acción. No es de esos directores que hacen un film todos los años por el cheque de un estudio de Hollywood, porque que el tipo es gestor de sus propios proyectos, donde además suele ser el guionista, y se toma su tiempo para estrenar algo nuevo. Después del despliegue pirotécnico y escenas zarpadas con tanques que disparaban mientras caían en el cielo, que presentó en Brigada A, Carnahan regresó con una propuesta totalmente distinta que tiene un mayor contenido dramático que sus filmes anteriores. El líder es una gran historia de supervivencia que se destaca por combinar varios géneros. Se trata de un film donde está muy presente la aventura, pero también tiene bastante fuerza el suspenso e inclusive el terror. Los lobos de esta película son mucho más aterradores que los fantasmitas neuróticos de Actividad Paranormal. En este caso vos como espectador vas a tener la sensación de que sos uno más del grupo que sobrevivió un accidente aéreo y quedó varado en Alaska rodeado de lobos hambrientos. Por ahí pasa el gran trabajo de Carnahan que logra que no puedas quitar los ojos de la pantalla durante toda la historia por la intriga de saber como van salir de esa situación los protagonistas. Liam Neeson la rompe una vez más con un personaje que recuerda esos a esos viejos héroes de Hollywood que en el pasado interpretaron John Wayne y Clint Eastwood. Ottway, su personaje, puede ser un cabrón pero antes una situación de peligro como la que propone la trama es el sujeto que te gustaría tener de tu lado. Esto ya parece una oda a Joe Carnahan, pero no puedo evitar mencionar el tremendo laburo que hizo con el retrato de los paisajes naturales que son increíblemente hermosos, más allá de las cosas terribles que ocurren en la historia. Escenarios, que por otra parte, se vieron embellecidos por la fabulosa fotografía de Masanobu Tayanaka (Babel). Me encantó este film. El líder es una de las mejores películas que vi en estos primeros meses del 2012 y definitivamente merece su recomendación. IMPORTANTE: Después de los créditos finales hay una breve escena extra.
De lobos y hombres En El Líder conviven dos fuerzas antagónicas que confunden al espectador. Una de ellas es de carácter interno dado que involucra de manera directa a John Ottway, su protagonista, un hombre sin esperanzas ni futuro que vive más anclado en el pasado que en un tortuoso presente. A través de este personaje y, desde ya, de la empática actuación del gigantesco (literal y figurativamente hablando) Liam Neeson, el director y coguionista Joe Carnahan expresa sus inquietudes místicas, filosóficas y humanistas. Estos dilemas morales que Ottway sobrelleva con entereza pero también con mucha angustia, ya estaban subrayados aún antes de la prueba definitiva a la que lo somete el Destino (o Dios, o la causalidad, o como quieran Uds. llamarlo): sobrevivir a un accidente de avión en una inhóspita región de Alaska junto a otros pocos desgraciados compañeros de la compañía petrolera para la que trabajan. Por si no alcanzara con las inclemencias del tiempo y la indefensión ante la falta de refugio, abrigo adecuado y comida (la ayuda puede demorar días o semanas si es que alguna vez llega) el grupo debe lidiar con una manada de lobos que los acosa una y otra vez por haber ingresado a su zona de caza. Y aquí entramos a la segunda fuerza que mencionaba al comienzo de esta nota: la historia del enfrentamiento -al estilo gato y ratón- entre hombres y bestias (aunque en ocasiones los primeros igualan a los segundos en salvajismo) que van provocando bajas inevitables con el correr de los minutos. La fricción entre el existencialismo desesperado que le otorga Carnahan a Ottway (y por ende al filme) y los ataques efectistas de los lobos no encuentra nunca un tono convincente. Es como si Carnahan hubiese estado viendo la espléndida filmografía de Terrence Malick para luego preguntarse: ¿qué haría Malick con un material como éste? Y lo intenta, lo intenta con ganas, pero el guión es de una elementalidad tan grande que se queda en la cáscara. Una melancolía de cartón pintado con fondo gris, golpes de efectos sonoros y unos versos supuestamente poéticos que Ottway recita en off cada vez que la muerte ronda cerca… El Líder traza analogías claras entre lobos y hombres: en ambos bandos hay un macho alfa y otro omega a los que siguen los demás. Claro que los sobrevivientes están en inferioridad numérica y “jugando” de visitantes en el peor escenario posible: temperaturas de 40º bajo cero, nieve copiosa, viento ululante, etc. Para agigantar las diferencias a los animales se los ha caracterizado como criaturas casi sobrenaturales. Una idea que en la práctica no funciona y después de todo tampoco era necesaria. Así como se retacea lógicamente la figura de los lobos sobreabunda la presencia en escena de sus rivales humanos. Que podrán ser encarnados por buenos actores –en particular, Dermot Mulroney- pero cuya carnadura deja bastante que desear. Teniendo en cuenta que los trabajadores de la refinería son, en palabras de Ottway, “ex convictos, fugitivos y vagabundos”, se podrán imaginar que los personajes son un cúmulo de estereotipos. Y como tal deja que se anticipen sus reacciones media hora antes de que ocurran. Pero no es todo negativo. La película si triunfa es en la elección de los escenarios naturales, la correcta utilización de los valores de producción (a cargo de los hermanos Scott, Ridley y Tony) y las bellas imágenes del director de fotografía Masanobu Takayanagi. Si bien el ritmo se resiente por la duración excesiva y las ínfulas líricas de un realizador que no está todavía para estas cosas, El Líder tampoco es algo para despreciar (aunque en lo personal esperaba mucho más). Se advierte que tras los créditos queda una breve escena (que dicho sea de paso podría omitirse sin problemas).
Liam Neeson comanda un grupo de accidentados en una desolada Alaska. Para aquellos que sienten ternura hacia los animales, salvajes o no, El líder no es la película que querrán ver. Para aquellos a quienes les gustan las películas en que los protagonistas sacan valor, coraje y entereza aún en las condiciones menos promisorias, El líder es el non plus ultra . Es como ganar un partido de tenis estando 0-6, 0-5 y 0-40... Esto es: revertiendo absolutamente todo. John Ottway es un cazador nato. Trabaja en Alaska, cuidando que los lobos no ataquen a los operarios de una empresa buscadora de petróleo. Hombre de pocas palabras -mejor, porque cada vez que abra la boca será para poner en claro lo mal que están, y lo peor que estarán-, cuando el avión en el que regresa con los obreros ingrese en una tormenta y termine estrellándose en medio de la nada, todos sus conocimientos se pondrán a prueba. La cuestión, claro, es sobrevivir. No sólo por el frío helado, la falta de alimentación, la seguridad de que nadie podrá rastrearlos. Es que los siete sobrevivientes -hay algunos más, pero mueren inmediatamente- están siendo acosados por una jauría de lobos. Ottway lo tiene claro. Sin llegar a dar un aclase de psicología animal, si no abandonan los restos del avión, se los van a devorar. El título original - The Grey - hace referencia al rebaño (humano) del que se hace autocargo Ottway -de ahí El líder -. El tipo es como un guía espiritual en medio de la catástrofe, aunque más de uno se le rebele. Y entre tanto blanco que los rodea, ojitos que brillan en la oscuridad acechando, aullidos y dentaduras que meten miedo, mejor seguir a uno que dice saber lo que hace. Sin ser un tratado sobre la democracia, El líder plantea cuestiones inherentes a una estructura de poder, y también a la solidaridad. Todos sabemos que los siete no van a llegar con vida al final de la película. Pasó siempre, con La aventura del Poseidón y R escatando al soldado Ryan en el medio. El director Joe Carnahan venía de Brigada A , otra película grupal, pero en tono de comedia. Bien no le había ido, y eso que el tagline era No hay Plan B . Bueno, aquí tampoco lo hay, con Liam Neeson fantaseando entre el suicidio y la esposa que lo dejó, y los lobos que se reproducen como gremlins. La película está llena de agujeros negros de ésos que, si uno se pone exigente, lo vuelven incrédulo. Y, si no le tienen fe..
Como ya lo había demostrado en Narc: calles peligrosas y La última carta (su versión para cine de Brigada A , en cambio fue toda una decepción), Joe Carnahan es un director que domina los secretos y las claves del género de suspenso, que se maneja con soltura tanto en las escenas de acción como cuando tiene que definir y desarrollar la psicología de sus personajes. De acción y de psicología está llena El líder , película que combina situaciones propias de los relatos épicos de supervivencia en condiciones por demás adversas con elementos de terror (en este caso, una jauría de lobos tan hambrientos como feroces). En el prólogo del film vemos a Ottway (Liam Neeson), un curtido operario de una refinería en Alaska. En ese contexto bastante sórdido y extremo, este experto cazador dominado por los traumas, los fantasmas personales y las penas llega a coquetear incluso con el suicidio. Licenciado para unas cortas vacaciones, el personal aborda un destartalado avión que no resistirá una arrasadora tormenta de nieve. La nave cae y sólo ocho sobreviven. Tras el accidente, y con varios de ellos heridos, se inicia una larga, tortuosa travesía por territorios inhóspitos, en condiciones meteorológicas hostiles y con la apuntada amenaza de los animales, que parecen tener poderes sobrenaturales. Este film "darwiniano" sobre la supervivencia del más apto remite no sólo en su estructura sino también en su tensión y en su dureza a clásicos como Deliverance: la violencia está en nosotros , de John Boorman, y está sostenido delante de cámara por un sólido elenco: Liam Neeson se luce, muy bien acompañado por intérpretes como Dermot Mulroney, Frank Grillo y Joe Anderson. Las objeciones son menores. La presencia de los lobos es demasiado recurrente y explícita, mientras que los flashbacks que nos explican los traumas del protagonista resultan también obvios y reiterativos. Estos reparos, de todas formas, no alcanzan a empañar un sólido y atrapante exponente de género: crudo, implacable, demoledor.
Algo así como “una de acción existencial”, El líder es básicamente un drama de sobrevivencia, con un grupo de tipos de piel áspera tratando de seguir viviendo, sin víveres y frente a una manada de lobos hambrientos, en uno de los entornos más inhóspitos del planeta. Sobre ese núcleo de acción se sobreimprimen no sólo una historia trágica sino también un debate teológico que, por fuera de lugar que luzca en este contexto de sangre, aguante y dentelladas, no lo es tanto. Lo más sorprendente es el modo en que ese debate se resuelve, con una herejía que tal vez no desentonaría en una exposición del artista plástico León Ferrari, pero que en el ultraconservador contexto del mainstream hollywoodense resulta absolutamente revulsivo. El primer detalle infrecuente es que los protagonistas no sean tipos de clase media sino trabajadores del petróleo, que yugan día y noche en una refinería perdida en Alaska. Trasladados de urgencia ante una inminente tempestad de proporciones, el avión que los lleva termina en pedazos en medio del hielo, con mitad del pasaje muerto y la otra mitad congelada. Salvo un puñadito de sobrevivientes, que no sólo no cuentan con víveres y apenas abrigo, sino que tampoco pueden pedir rescate (en medio de esa nada, las conexiones telefónicas son tan frecuentes como las odaliscas). Además, no saben dónde ir: nadie tiene una maldita brújula y el paisaje de alrededor es pura nieve. Enseguida, unos aullidos y gruñidos, y unos ojos que relumbran en medio de la noche les harán saber que, más que todo eso, lo que importa es no ser devorado vivo. El título con que la película se estrena en Argentina (el original, The Grey, “el gris”, es casi impenetrable) puede llamar a confusión, sugiriendo el predominio de un héroe darwiniano, bien a la medida de Hollywood. No es el caso de Ottway, a quien interpreta Liam Neeson. En la refinería, el tipo se dedicaba a mantener a raya, fusil de por medio, a los lobos de la zona. Tarea que su negrura existencial lleva a pensar como “asesino a sueldo”. Todo un trágico, para Ottway su reciente separación resulta, por lo visto, infinitamente más densa de lo que suele ser para el común de los mortales (una vuelta de tuerca, estratégicamente reservada para el final, explicará por qué). Con el fusil partido en dos, lo único que le queda a Ottway tras la caída del avión son los brazos, alguna antorcha, en el mejor de los casos un filo improvisado. Pero además, el tipo está lejos de ser el macho alfa tradicional, ese que impone su liderazgo a como dé lugar (las comparaciones entre el grupo humano y la manada lobuna son uno de los ejes de sentido de la película). Si el mayor lastre de El líder es el aire de gravedad, los relamidos flashbacks familiares y la grandilocuencia que asedian al protagonista, pronto la experiencia concreta –esa especialidad del mejor Hollywood– tiende a disolverlos, aunque no queden difuminados del todo. Cuando uno de los miembros del grupo se pone a reflexionar en voz alta sobre el carácter de predestinados, un semáforo rojo se enciende ante el espectador, que se prepara para asistir a una nueva variante de aquella vieja obsesión estadounidense: la del destino manifiesto. Que otros de los sobrevivientes contraponga a esa vulgata el más elemental pragmatismo –sosteniendo que de lo único que se trata es de seguir vivos, y que esa no es tarea que convenga delegar en alguna entidad sobrenatural– demuestra sin embargo que lo que se abre aquí es un inesperado debate entre misticismo y materialismo. Debate que se redobla cuando Ottway, acorralado, eleva los ojos al cielo y lanza una plegaria a quien se supone habita allí. Momento de definiciones, que en nueve y media de cada diez películas hollywoodenses se resolvería de modo contrario a como lo hace aquí. El mundo puede ponerse duro y ahí el único que puede hacer algo por vos sos vos, sostiene, a la larga, este drama de sobrevivencia que tendrá sus fallos, pero no cree en supersticiones salvadoras.
Expiación Liam Neeson ya desde hace un tiempo se transformó en un héroe de acción. Si uno repasa su carrera esto podría resultar extraño (a excepción de esa obra de culto llamada Darkman de Sam Raimi) considerando que los papeles que más reconocimiento le dieron fueron en films dramáticos. Pero desde hace unos años viene encadenando películas de pura acción como Brigada A, Furia de Titanes o Desconocido y principalmente, la que inicio este derrotero: Búsqueda Implacable. En esta última es donde se lo mostraba como un señor más diablo que viejo. Uno que no tenia intención de ocultar su edad, se transformó en un padre héroe. Entonces El Líder se avecinaba como otra película de acción. Neeson contra lobos en Alaska. Simplificarla no estaba mal, después de todo es la historia de los sobrevivientes de un vuelo que cae en medio de la gélida Alaska. Pero a diferencia de otros films también le da lugar al espacio metafísico que surge de lindar con la muerte, el cuestionamiento de dios y el sentido mismo de la existencia. Parece un poco denso y no lo es tanto, surge sin esfuerzo a cada paso, el contexto ayuda, y mucho. Esos pasajeros de avión no son gente ordinaria, son trabajadores de una empresa petrolera en Alaska. Ahí Neeson es un francotirador que mata lobos para que no ataquen a los empleados. ¿Pero quién iría a trabajar en esas condiciones? Parias, olvidados, gente que desea o necesita alejarse de la vida en sociedad. Este es un lugar de expiación. El líder será Neeson y ante la primera muerte marcara el camino, encontrarse con los seres queridos/perdidos, aquellos que brindaron esperanza. En ese momento de desesperación son el cielo prometido. Pero me detengo porque sino pareciera que hablara de una de curas jugando en el convento. Están los lobos, demonios acechando en la oscuridad, el frío que pareciera congelar cada exhalación, la falta de alimento. Por momentos hasta llegué a pensar que estaban en el purgatorio, veía la jornada de unos hombres buscando su camino para poder descansar. Quizás sea eso, quizás no, de lo que estoy seguro es de que la aventura funciona, el viaje es brutal, asfixiante. Y uno nunca deja de temerles a esos lobos devoradores de hombres.
Hazañas en la naturaleza salvaje El líder, la nueva película de Joe Carnahan que se estrena hoy, llega a la pantalla con un relato efectivo y una serie de personajes muy definidos. Un film que recupera los espacios y la acción del cine de aventuras. En el desolado paisaje blanco de Alaska un grupo de hombres trabaja en una refinería de petróleo en condiciones extremadamente hostiles, tanto que hace falta la presencia de Ottway (Liam Neeson), un francotirador encargado de matar a los lobos salvajes que merodean por el lugar a la espera de que algún ser humano se descuide y se convierta en víctima. Cuando llega el momento del descanso, los hombres se trasladan a la ciudad de Anchorage pero el avión que los transporta se estrella en el medio de la nada y a partir de allí, el grupo liderado por Ottway, deberá luchar contra el frío, el hambre y sobre todo, a una manda de lobos que irán diezmando a los sobrevivientes. Desde siempre, el cine de aventuras tuvo una fuerte relación con el medio donde transcurre la acción pero a medida que el mundo se fue haciendo más chico y la civilización fue avanzando, las posibilidades del género se fueron acotando. Consciente de estas limitaciones y a partir de un cuento de Ian Mackenzie, “Ghost Walker”, el director Joe Carnahan se decide por un relato tan simple como efectivo, con un rápido y definido perfil de los personajes que justifica su presencia en ese lugar olvidado –con su carga de fracasos laborales, afectivos o de soledad– y donde la tensión dramática siempre en ascenso se concentra en la amenaza del medio. Es decir, ese grupo no debe estar allí, y la naturaleza se encarga de recordárselos a cada momento en esa especie de purgatorio blanco y despiadado. El líder del título del film, con su carga de tristeza infinita por la pérdida de su esposa, es el encargado de mantener vivos a ese grupo heterogéneo y desesperado de hombres. A ellos, por historia nadie les regaló nada, pero que de todas maneras deben probar de qué están hechos, frente a la manada de lobos que los persigue, presentados en la película como los custodios de la naturaleza salvaje ante la presencia extraña de los seres humanos. Una película masculina –al igual que el resto de la filmografía de Carnahan, como Brigada A, La última carta, Narc: Calles peligrosas y Sangre, balas y gasolina–, que trabaja con los códigos del sacrificio, el honor y la camaradería frente a un enemigo externo casi mitológico. Una película de aventuras, como las de antes.
Una patética danza con lobos Ottway mata a un lobo, se pone la punta del arma con la que lo mató en su boca, cierra los ojos y verbaliza como en silencio, las palabras: "vivir o morir en este día", mientras su cabeza se puebla de las imágenes de su ex mujer, a la que nunca más verá, aunque no queda claro si ella murió, o lo abandonó. El es un francotirador, que en el terreno que circunda una inmensa refinería de petróleo, en Alaska, cuida que los lobos salvajes no ataquen a los que allí trabajan. Y poco después los acompaña en un trágico viaje en avión, en el que vivirán una de las experiencias más escalofriantes de sus vidas: la de intentar sobrevivir en medio de una tormenta de nieve y rodeado de lobos. Este "Líder" es certero con su arma, conoce a esos animales salvajes y sabe que con ellos no se juega. Tampoco con los operarios de la refinería, muchos de ellos ex convictos, o marginales. VIDA AMENAZADA El filme basado en un cuento del coguionista Ian Mackenzie, habla de la supervivencia, de los miedos primarios que despiertan en el hombre, en situaciones en que ve amenazada su vida de manera irreversible. "El líder" muestra una historia dolorosa, de una soledad visceral, existencial y de un vacío en el que no queda otra alternativa que luchar por la subsistencia, o dejarse morir. El director Joe Carnahan construye un narración fílmica sin concesiones y sigue los pasos de esos hombres, como si se tratara de un documental. Su película recuerda la tragedia de los Andes, que vivieron el grupo de rugbierse uruguayos. Con una exquisita fotografía, imágenes que provocan un cierto estado de paroxismo al observar esa "nada" que se refleja en el horizonte, mientras los ojos encendidos de los lobos aspiran a devorar a esos solitarios, la película tiene una excelente actuación de Liam Neeson, quien por este papel fue nominado al Oscar.
Luego de que su avión se estrella en medio de la nada en Alaska, siete trabajadores petroleros se enfrentan a una lucha desesperada contra una manada de lobos ávidos de comida y, sobre todo, de ataque contra quienes han "invadido" su territorio. A estos hombres los guía un experimentado cazador (Liam Nesson), que pondrá toda su sabiduría en juego para que la odisea sea lo menos trágica posible. Joe Carnahan no es un gran director (allí está la versión fílmica de Brigada A como ejemplo) pero Liam Neeson es un actor todo terreno y que durante los últimos años demostró que así como inmortalizó la figura de Oskar Schindler también pudo hacerse cargo de héroes de acción sin superpoderes, de hombres del común que se enfrentan a situaciones terminales (un buen link es Taken, en la que encarnó a un ex CIA que debía rescatar a su hija de una banda de trata de personas). En este contexto de curriculums desparejos, El líder se destaca como un trabajo menor pero efectivo. No hay nada en esta historia de hombres desarmados contra animales salvajes que no se haya contado; desde el perfil del héroe, siempre recto, siempre adusto y con el comentario justo en el momento necesario, hasta los diferentes personajes que acompañan en la odisea, sobre todo el oponente, el menos bueno del grupo, el que menos importa cuando se producen los ataques de las fieras. No hay en The Grey mucho más que lo antedicho y una factura técnica de calidad, sobre todo por una fotografía que aprovecha la amplitud panorámica que ofrece la nieve, cubriéndolo todo de libertad y al mismo tiempo de cierta claustrofobia, por un escenario que de tan amplio e inabarcable asfixia. Y esos lobos, esos aullidos, esos ojos en la oscuridad, acechando entre la espesura de la noche.
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Ni blanco, ni negro Un trabajo en el fin del mundo. Así lo define Ottway. Ser un francotirador al servicio de una compañía petrolera en Alaska. Dedicarse a matar a los lobos que acechan a los obreros mientras estos trabajan. Liam Neeson desde hace un tiempo compone a un tipo de duro que en este filme alcanza, tal vez, su máxima humanización. Es el duro melancólico, el que en este caso añora la felicidad compartida con su esposa mientras se plantea cuestiones filosóficas acerca de su propia existencia. Los planteos intelectuales de pronto deberán dejar paso a la acción, cuando el avión en el que Ottway viaja junto a otros trabajadores cae en medio de un desierto de nieve. Son unos pocos sobrevivientes que deberán imponerse al frío extremo, a sus propias debilidades y, para empeorar las cosas, a un jauría de enormes lobos. El filme funciona como una aventura sin demasiadas sorpresas en lo narrativo, a la vez que como metáfora de la autosuperación del individuo. Por momentos densa, monocorde, con algunas buenas escenas de tensión entre los actores, se destaca la labor de producción y una buena fotografía. Neeson se afianza como el actor maduro que es en producciones de consumo masivo -hemos visto que ultimamente no le hace asco a casi nada- y cada tanto nos ofrece además de su profesionalismo, alguna actuación digna de ser elogiada, como en este caso.
Sinsentido con climas siniestros Liam Neeson tiene una vida horrible: se ocupa de matar los lobos que merodean a los empleados de un yacimiento perdido en Alaska. La idea de tomarse un par de semanas no lo reconforta, al punto de que casi está por pegarse un tiro con su rifle. Sin embargo toma el avión, que cae en medio de la nada helada. Para empeorar las cosas, él y un puñado de sobrevivientes empiezan a ser acosados por una jauría de lobos que parecen salidos del infierno con la firme determinación de liquidarlos uno por uno. El planteo parece una especie de remake del clásico de supervivencia de William Wellman «Island in the Sky» (con John Wayne), pero en realidad hay signos intermitentes de que el director aspira a cosas mayores. El angustiante «silencio de Dios» que ocupaba a Ingmar Bergman, aquí puede ser lanzado de manera grotesca cuando el protagonista le grita al cielo que lo ayude, sin obtener respuesta. Las pretensiones metafísicas de todo el asunto se van volviendo transparentes, no sólo por la insistencia del director en detener la acción con flashbacks a cada rato, sino sobre todo por las groseras incongruencias del argumento desde un punto de vista realista: la estrategia de supervivencia elegida por estos rudos trabajadores polares no tiene gollete, pero al menos redunda en varias escenas de acción y violencia terroríficas, algunas realmente notables. Es que más allá de la pretensión y el sinsentido seudo existencialista, «The Grey» incluye algunos climas siniestros que de a ratos dan ganas de poder tomarse en serio todo el asunto.
The Grey se ha caracterizado por una campaña publicitaria engañosa que, si bien le brindó ciertas dosis de atención, la volverá el blanco de feroces críticas por parte de los fanáticos. Todos los esfuerzos de marketing se orientaron a vender una película a la que nunca se llega, haciendo énfasis en esa atractiva secuencia de Liam Neeson armado con un cuchillo y un guante de cuellos de botella. Hay una clara intención de difundir el nuevo trabajo del director de Smokin' Aces y The A-Team, antes que jugarse por lo que puede resultar del nuevo trabajo de Joe Carnahan. De esta forma, The Grey supone una bienvenida sorpresa, no solo porque no se trata del film que auspiciaban sus avances, algo que no era ilógico viendo el prontuario de su realizador, sino porque se trata de un logrado drama de supervivencia dotado de buenos personajes y una historia sólida, constituyéndose en uno de los mejores proyectos del director hasta la fecha. Ottway, otro hombre con un particular conjunto de habilidades que lo hacen de temer, se convierte en el líder de un grupo de trabajadores petroleros que sobreviven a un accidente aéreo. Por si las heridas y las inclemencias del clima no fueran suficiente castigo, la muerte los acecha bajo la forma de una sanguinaria manada de lobos que elimina uno a uno a los supervivientes. Con la posibilidad al alcance de la mano de ofrecer otra entrega del héroe de acción más grande de los últimos años repartiendo puñetazos por doquier, Carnahan elude la predicción y elabora un intenso film que dialoga constantemente con la muerte. Se trata de un relato en el que sus personajes, enriquecidos por un grupo de buenos intérpretes entre los que sin duda se destaca su protagonista, deben lidiar con su fatal destino, aprender a aceptarlo y, sobre todo, encontrar los motivos para seguirla peleando. La muerte, cruel y socarrona, los hallará en todo momento y no distinguirá circunstancias. Habrá quienes la abracen en sus propios términos, otros que caerán luchando, a solo centímetros de la vida, y finalmente el que cae en la cuenta que el vivir o morir en ese día está en sus propias manos, en las de nadie más. Sin caer en lugares comunes, de hecho cuando parece que lo va a hacer acaba por esquivarlos, Carnahan conduce la historia con pulso firme, sosteniendo el suspenso hasta el momento del gran desenlace, el último as humeante que el director tenía bajo la manga.
American Pie provocó en el momento de su estreno, no sólo un éxito de taquilla sino también un renacimiento de la comedia de humor sexual adolescente. Y lo de adolescente no iba por los personajes, sino por la forma en que estaba encarada la historia. A esa película mediocre le siguió otra peor y, sorpresivamente, una tercera parte que por lejos fue la mejor de la serie. Luego aparecieron derivados que utilizaban la franquicia en películas para el mercado del consumo fuera del cine. El reencuentro era lo único que faltaba y aquí llega. La fórmula es la misma, los personajes son los mismos y la mayor cantidad de diálogos y situaciones graciosas dependen de que el espectador conozca los films anteriores. Si no los conoce, las risas se van a reducir considerablemente, con series posibilidades de llegar a cero. Las cosas son tan forzadas que la clase 1999 se reúne para el aniversario número 13 de egresados. Algo absurdo que el guión debe explicar para poder arrancar. Y arranca y es una larga serie de lugares comunes del imaginario social. Pasa por todos los clichés y no se saltea ni uno solo, lo que a esta altura parece una falta de respeto para el espectador. El potencial del reencuentro era alto, pero el resultado es pobre. En cuanto a los temas acerca de la nostalgia y el paso del tiempo, estos estaban mucho mejor aprovechados en la tercera entrega de la serie, donde a pesar del humor guarro y pícaro, se asomaba un dejo de lucidez que aquí se ha convertido en simple pobreza de guión. Algunos gags son obviamente ofensivos y una vez más la mirada sigue siendo algo primitiva y precaria. En ese aspecto, el personaje que siempre se va a destacar es el de Stifler (interpretado de forma brillante por Seann William Scott) cuya incorrección política desaforada es lo más potente que la película, por su autenticidad y riesgo. Los demás no van mucho más lejos que una telenovela o una comedieta ya pasada de moda. En esta época en la que los reencuentros son moneda corriente, American Pie: el reencuentro (como la vida) demuestra que lo que se ha dejado atrás, por algo es y ahí debe permanecer. No hay ningún motivo para ir al cine a ver esta película. Con suerte en alguna jornada de cable podamos reírnos con Stifler o con la vergüenza ajena que provoca siempre el papá de Jim. El resto no importa.
Cuando las amenazas externas son sólo una excusa para explorar al ser humano. Qué buena es El líder (The Grey, 2012), y perdonen que comience así, pero de verdad (y si bien recién estamos en abril) esta puede ser una de las películas más impactantes del año y, sin dudas, una de las peor vendidas. O mejor, dependiendo de lo que hayan querido hacer. Y es que esta nueva obra de Joe Carnahan (Responsable de la brillante Narc) no es sencillamente un grupo de hombres que pelean contra lobos en medio de los helados paisajes de América del Norte. No, está lejos de eso. El líder es una película sobre humanos, sobre debilidades y fortalezas y, sobre todo, sobre la muerte. Pero vamos desde el principio. Ottway (Liam Neeson) es un sufrido francotirador que trabaja para una compañía petrolera del norte de los Estados Unidos. Su labor diaria es pararse en un costado y matar a cada lobo que intente atacar a los obreros, en su mayoría rechazados de la sociedad, ex presidiarios y gente sin ningún tipo de motivación en la vida más que tomar, pelear y seguir tomando. El no es muy distinto a ellos. Si, tiene mejor educación, pero tampoco tiene demasiados motivos para vivir. Solo un recuerdo y una carta que quiere entregar son las cosas que, más o menos, lo atan a la vida luego de un intento fallido de suicido. Esta ansia de morir, irónicamente, se esfuma cuando el avión en el que él y un puñado de sus compañeros viajan a la civilización se estrella debido a una fuerte tormenta de nieve. El resultado es catastrófico: solo quedan unos pocos sobrevivientes, sin comida, helados y sin saber adonde ir. Y, para colmo, rodeados de feroces lobos. En ese contexto, Ottway tomará el liderazgo y, a su vez, comenzará a revalorar la vida a la que tanto desprecio le tenía, pero claro, sin dejar de respetar a la muerte, más cerca que nunca de su camino. A través del blanco paisaje, los pocos sobrevivientes comenzarán a buscar una forma de sobrevivir, porque de eso se trata la película, a la vez que la humanidad comienza a salir a flote, y el miedo y el orgullo empiezan a ser los verdaderos protagonistas de la historia. Solo Ottway, desde la humildad de un hombre aterrado, tiene la vista clara. Quien lo quiera seguir, que lo siga. La vida no está asegurada, pero la muerte tampoco. El líder es sangrienta, pero a la vez poética. Es violenta, pero hermosa, y Liam Neeson da una de las mejores actuaciones de su carrera desde un lugar apático, pero al mismo tiempo lleno de corazón, miedo y coraje, todo junto. La película tiene tantos tintes, tantas visiones, que es difícil decir cuál es la principal. Solo una cosa queda clara al final de la película: La carrera entre la vida y la muerte pocas veces estuvo mejor plasmada en la pantalla grande. Definitivamente El líder es una joya moderna que, con suerte, se sabrá apreciar a tiempo.
RESISTIR HASTA EL FINAL En estos días, cualquier filme de acción que muestra un horizonte de aniquilación puede ser entendido como una alegoría de la crisis que golpea. Aquí hay ocho trabajadores que sobreviven a un accidente de avión y son atacados por lobos feroces. Y más de uno quizá quiere ver en esta odisea algunos fantasmas: falta de trabajo, exclusión, violencia y un poder invisible que al final quedará con todo. Lo cierto es que es un típico filme de supervivencia. Los tipos quedan lastimados y a merced de un frío implacable. Nieve, viento. Encima, los acechan una veintena de lobos hambrientos que parecen personificar viejos terrores y recuerdos. El final, casi una afirmación del espíritu de lucha, aspira a ir más allá. El líder, solo y desesperanzado, cansado del silencio del cielo, decide lanzarse a una lucha que está perdida de antemano pero que él acaso imagina como parte de su destino. Para los amantes al género, es un plato bien servido. Porque Joe Carnahan sabe lo que hace: la acción no decae, el elenco es impecable, el clima se sostiene. Los tipos luchan, pero los lobos nunca dejan de morder.
Vivir y morir en las montañas Aspera. Así es El líder. Aspera como el clima en ese paraje de Alaka donde trabajan los personajes de este film. Aspera como las montañas donde estos terminan estrellándose con su avión. Aspera, también, como el corazón de los pocos supervivientes que quedan al accidente aéreo. Y áspera, de tensión, de superficie rugosa que se tensa a cada momento con la amenaza acechante de esa manada de lobos que rodea al grupo humano. Aspera, en definitiva, como la supervivencia, algo tan humano. Y de eso se trata, ese es el gran tema de fondo de El líder, este estupendo thriller de Joe Carnahan, quien luego de la fallida adaptación de Brigada A demuestra que está para otras cosas. Lo que propone aquí es bien simple, un grupo de tipos que laburan en una refinería en Alaska tienen unos días libres y son trasladados en un avión, que se termina estrellando en medio de unas montañas nevadas. Al accidente sobreviven menos de una decena, quienes comienzan a ser perseguidos por una manada de lobos: habrá que correr, ser inteligente, o fuerte, lo que fuere, para sobrevivir. El personaje clave es Ottway (notable actuación de Liam Neeson, sacándole más filo a ese antihéroe de acción que ha construido en los últimos años), un cazador que trabaja matando a los lobos que acechan aquella refinería y que tras haber sido dejado por su esposa, está al borde del suicidio. El tipo es un pesimista existencialista. Y el film también, aunque encuentre con su giro final una emoción en la que cohabita lo salvaje y lo sensible. Lo primero que sorprende en El líder, es el aspecto narrativo y formal. El film arranca con una presentación del personaje de Ottway, con su voz en off, y mínimos pasajes de su existencia en ese paraje inhóspito. Como pocos, Carnahan aprovecha el espacio y trabaja los planos con gran sabiduría: hay planos generales, que hacen comunión entre los personajes y el paisaje, y hay planos cerrados, cuando el dilema humano está en juego. Del accidente aéreo, por ejemplo, sólo veremos rostros, rostros de horror, de miedo, de tensión. Carnahan suprime lo espectacular y se concentra en lo que importa: nos presenta a los personajes con dos pinceladas y los pone a rodar en un contexto complejo y difícil. De eso se trataba el cine clásico, del componente humano ante lo espectacular, y no tanto de lo espectacular en sí mismo. Una vez en las montañas, el asunto será otro: un grupo de lobos se dispone a cazar al grupo de humanos, y el espacio en off está trabajado con finísima mano, apelando a sonidos o a ojos que brillan en la oscuridad y acechan, esperan, con inusual y perversa paz, sabiéndose ganadores, esos ojos, ante el contexto. Carnahan aprovecha muy bien el espacio, va dosificando acertadamente la tensión y la información y va uniendo de manera fluida y progresivamente a los personajes. Para su anécdota mínima -un grupo de hombres escapando de una manada de lobos- sus 117 minutos nunca pesan. Ottaway no es un hombre de creencias, está claro, es un hombre de lo real, lo tangible, de las experiencias que se viven y se mueren en este lugar del mundo (hay un poema que recita, que no adelantaremos, pero que es clave para entender el relato). Y si bien se incorporan otras miradas, el film está construido a imagen y semejanza de ese tipo. Tal vez por eso se abandona cualquier posibilidad de lo digital y los lobos vuelven a ser, como en el viejo y querido cine analógico, mezcla de animales reales y animatronics, bichos robotizados que están ahí, se los puede tocar y padecer, nada de ese CGI que flota en el ambiente. Ese pequeño gesto ya enaltece a la película, muestra el sentido artesanal de Carnahan. El líder se centra en el subgénero de grupo humano perdido en la naturaleza (de la cual Viven, otra pieza artesanal, vendría a ser como el último gran film, y que aquí es citada inteligentemente), y como tal está bordeando peligrosamente los estereotipos todo el tiempo (el insufrible, el cerebral, el religioso, el negro bueno, el que se enfrenta al líder, el que se redime), pero termina, siempre, mostrando una movida final que pone la experiencia en el lugar que debe. La película es dura con leves toques gore sin ser sórdida, muestra gestos inhumanos y de camaradería, sin ser nunca cínica o naif. Tal vez uno pueda achacarles a Carnahan y al guionista Ian Mackenzie Jeffers (que adapta aquí su cuento corto Ghost walker) cierta recurrencia a flashbacks algo molestos y un tono de gravedad en el ambiente, pero son nimiedades que se pueden dejar pasar ante lo evidente de El líder: que es un film de una tensión sostenida, que nunca decae y que, sorpresivamente y a la inversa de lo que ocurre en el cine que vemos habitualmente, crece en su pasaje final. Y crece porque, planteado el conflicto y puestos los personajes a rodar, se descubre el verdadero sentido del relato, y que aquí es una negación elegante y casi herética de Dios. Si bien como decíamos se incorporan otras miradas y otras posibilidades (especialmente en el personaje de Dermot Mulroney), El líder es en definitiva la mirada de Ottaway. Y nunca lo traiciona. Ottaway es el envase de un conflicto inescrutable: ¿por qué alguien a punto de suicidarse tiene tanto deseo de vivir? Como bien dice al comienzo, se trata de vivir y morir en el mismo día, pero lejos de los milagros, de los paraísos posibles, de la noción de la vida luego de la muerte. Vivir, morir, sobrevivir, son conflictos que se resuelven aquí y ahora. Y no es una adaptación al concepto darwinista del más apto o el más fuerte (confusión en la que ayuda el título local de El líder), sino simple y duramente una apología de lo tangible, de lo real, de lo que existe y de lo que podemos respirar. Como ese aire helado que respiran los protagonistas. Sepan disculpar mi simpatía atea hacia esta película, pero no puedo más que emocionarme ante tan notable y arriesgada impresión de lo humano.
Un hombre vencido que se gana la vida matando lobos que acechan a los obreros de una empresa petrolera. El accidente de un avión que deja pocos sobrevivientes. El paisaje inclemente de Alaska y el acecho letal de una manada de lobos. Sólo se trata de mantenerse vivo y a cada minuto el peligro, la acción y la angustia. Película que entretiene, bien filmada y no mucho más.
La publicidad grafica del filme, el cambio de titulo, en el original es “The Grey”, cuyo significado literal es “El Gris”, por “El Lider” alcanzan para que la previsibilidad del relato de por tierra que estamos frente al genero del suspenso. En cuanto a estructura narrativa, la película pertenece al género de acción, pero que la acción esta supeditada no sólo al accionar de los hombres. Para explicar esto vayamos un poco al relato. Un grupo de 8 hombres son los sobrevivientes de un accidente aéreo en las inhóspitas tierras heladas de Alaska. Entre ellos se encuentra Ottway (Liam Neeson), el único personaje del que algo sabemos de su historia, por ejemplo en los primeros minutos nos enteramos que todo se centra en contarnos las razones de su estadía como jefe de seguridad en una refinería de petróleo en ese estado apéndice de los EEUU. Se trata de un cazador experto, pero también sabemos otras cosas, a partir de una narración en off, o imágenes de su estado actual, como que es depresivo con ideas suicidas o intentos fallidos. Su pasado es un poco oscuro, en tinieblas, pérdidas, amores desencontrados, etc. Estos ocho personajes tratarán de retornar vivos a la civilización. Las razones por las que no se quedan esperando el rescate son tan pueriles como las que hace que se vayan por sus propios medios. El punto es que si se quedan no habría acción, entonces habría mucho menos metraje cinematográfico. Pero se van pues son atacados por una manada de lobos que, al decir del experto, erigido en el líder sin ser elegido, parece una contradicción pero no lo es, los humanos representan una amenaza, pues suponen que serán desplazados por este nuevo animal bípedo desconocido, el humano. Los lobos se distingue entre los de categoría de macho alfa, los que son seguidos por el resto, los macho omega, no hay entre los lobos machos beta, que son los que le disputan la jefatura. Entre estos humanos sobrevivientes se presentan los personajes todos como machos omegas y uno beta, pero le dura poco. Bien, así tenemos un grupo de hombres perseguidos por una manada de lobos, constantemente puestos a prueba por la inclemente madre naturaleza, llámese nieve, montañas, ríos caudalosos, tormentas, etc. ¡ah! ... y los lobos. El producción, en esto hay que ser justos, es poseedora de una muy buena estructura progresiva clásica, aunque por momentos parezca una road movie colectiva, muy bien filmada, con bellos encuadres, donde hace jugar al escenario natural casi como otro personaje, gracias a la muy buena fotografía, con un montaje acorde a la necesidad, por momentos de cortes rápidos como lo demanda el genero de acción, en otros de conflicto psicológico y/o de predominio de personajes dando el tiempo justo de cada plano. No esta dentro del mismo orden la banda de sonido, demasiado al filo de lo redundante respecto de la imagen, y menos el maquillaje, donde muchas veces se nota que acaban de salir de carromato para el rodaje de la escena correspondiente. El hecho es que los humanos sabrán defenderse del ataque de los canidos, para ello esta “El Lider”, pero no hay uno sólo, la manada de mamíferos cuadrúpedos tiene el suyo, ser pensante si los hay a decir de John Ottway, ¡gran antagonista! El único suspenso que se propone en descubrir es la forma en que irán muriendo algunos de los humanos, porque ni siquiera el orden en que sucederá es un misterio. Aburre más allá de algunos atributos técnicos y las buenas actuaciones, volvamos a ser justos.
Un grupo de trabajadores de una refinería ubicada en un inhóspito rincón de Alaska sufre un accidente aéreo que los deja al borde de la muerte. Ocho de ellos logran sobrevivir a la tragedia y a partir de allí comienzan una desesperada carrera por volver a la civilización. Con pocas horas antes de perecer congelados o devorados por los voraces lobos de la zona, a medida que sus fuerzas flaquean el grupo se va reduciendo y cuando sólo quedan dos de ellos con vida, la premisa de la supervivencia de la especie más fuerte se hace salvajemente real. Liam Neeson, como el líder espontáneo de este grupo de hombres decididos a luchar por su vida, compone un personaje similar al de sus últimos filmes, los cuales lo convirtieron inesperadamente en un héroe de acción. A pesar de su compromiso, la historia no presenta demasiadas novedades (por momentos parece una cruza entre Lost y Viven), la presencia casi constante de las salvajes manadas es algo reiterativa y, además, aborda ciertos lugares comunes como la agónica muerte de un compañero en los tramos iniciales del relato, la impotencia frente a los ataques de animales mucho más fuertes que nosotros y la lucha interna por no perder la cordura.
Neeson en el Infierno (Blanco) "The Grey" es una peli rara de encontrar, es de esas experiencias en las que el espectador va esperando una cosa y de repente se lleva una sorpresa, pero grata. Se combinan 2 géneros difíciles de conjugar como lo son el Drama y la Acción, ofreciendo un entretenimiento de calidad muy bien elaborado. Cuando comenzamos a verla pensamos que es un film donde el asperísimo de Liam Neeson se va a trompear salvajemente con los lobos y sus mismos compañeros de tragedia y nada más. En realidad parte de esto sucede, pero tiene lugar en un marco dramático acerca de la vida del protagonista, que interesa, que suma poema a la historia y le da un toque especial de adultez. Quizás hay momentos donde se pasa un poco de rosca, en los que se insiste demasiado con el conflicto existencial del protagonista, donde la poesía viene muy endulzada, pero no es algo tan molesto como para bajarle demasiada calidad a la narración. Los 1ros 20 minutos son excelentes, con acción, dinamismo, drama, suspenso. El accidente aéreo... Ahhh! que lindo ver accidentes aéreos en el cine. Son la pesadilla de todo viajero frecuente, pero a la vez es tan excitante ver la secuencia... cuando está bien hecha, claro está. Se pasa de momentos de camaradería y charlas de fogón a situaciones de ataque y batalla violenta contra los señores del territorio, los lobos. Aquí creo que sí hay una pifia, con el tema de los canes salvajes que representan el punto más atractivo y débil de la película. Está bueno ver animales salvajes interactuando con los protagonistas, dificultando su supervivencia, agregándole color a la trama, pero a su vez, creo que se exageró en la violencia e insistencia de los animales para cazar a los sobrevivientes que van cayendo uno a uno. El animal cinematográfico que asesina porque sí ya fue... es muy década del '90. Por otro lado, es muy acertado que Liam Neeson sea "El Líder" (no me agrada la traducción, hubiera preferido "Infierno Blanco"), ya que asegura 117 minutos de carisma, talento actoral y un tono de voz que debería patentar. Me confieso fan absoluto de Neeson. "El Líder" es una buena página más en su carrera, que merece ser vista y que satisface tanto el intelecto como las ansias salvajes de ver acción de la buena con toques de suspenso y drama.
Jack London es uno de mis escritores favoritos. Recuerdo siempre un cuento que se llama La Hoguera en el que se cuenta el proceso del frío en el cuerpo y lo que va apagando en el personaje. Su perro guía y él están cada vez más cerca de petrificarse y no pude parar de evocarlo mientras miraba esta película. Liam Neeson es Ottaway, un cazador en el punto más recóndito del mapa en Alaska, que solamente quiere correr de la vida que tenía y ya no tiene. Lo que piensa de la gente que vive a su alrededor no es mucho mejor pero cuando se estrella un avión y sólo siete sobrevive, las cosas cambian. No es sólo lo bien que está pensado el accidente y cómo logran retratarlo a partir de una cámara muy pendiente de Ottaway (lo cual hace que si los efectos fallaban, no se arruine el momento) sino que cómo cambian los roles termina definiendo dinámicas de grupo muy interesantes. Tenemos dos posturas de líder: la del civilizado versus el salvaje, el religioso y la mano derecha, etc. Los personajes se presentan como una idea de funcionalidad para que todos sobrevivan ya que no sólo tienen que enfrentarse al frío, sino también a una manada de lobos que los están asechando. Si están pensando que se parece a “Viven”, en un momento hasta juegan tan bien con eso que uno de los personajes menciona la película. Otro tema interesante es que no conocemos quienes son esos personajes en la vida cotidiana hasta bien avanzado el film. La película tiene un muy buen ritmo y las elecciones del director Joe Carnahan, quien también estuvo a cargo del guión, son las de apoyarse en las habilidades de Liam Neeson. Muchos primeros planos, casi sin aire y pocas veces respetando los márgenes de la cara, una buena banda sonora, una utilización de la voz en off que termina de teñir el relato de nostalgia…y uno sabe que en cualquier momento, o muere un hombre o muere un lobo. El resultado final es poderoso. Lástima que Liam se nos está poniendo viejo para seguir haciendo de Rambo por el bosque porque cumple muy, muy bien ese papel.
Desafiantes aullidos en territorio blanco Líderes enfrentados, humanos versus lobos. Con Alaska como escenario níveo. Sobrevivientes de un accidente aéreo, este grupo de trabajadores de pozos petroleros, rústicos y malhablados, habrán ahora de convivir de modo forzado para enfrentar el desafío de los aullidos y de la orina que marca su territorio. La mirada vigía de Ottway (Liam Neeson) procura lo mismo o parecido a lo que hacía con el arma en mano: disparar a la amenaza para mantenerla a raya, tal su función en los pozos de petróleo. Pero ahora los tantos han cambiado, ya no hay arma, sino sólo recuerdos de algo que se ha vivido hace poco tiempo, cuando había calidez alrededor y sonrisas de mujer amada. (A destacar la participación del rostro de encanto de la actriz Anne Openshaw, esposa envuelta en sábanas, de semánticas blancas -y ambivalentes- también.) El líder puede pensarse como versión en reverso de El vuelo del fénix (1965), de Robert Aldrich. Allí, bajo la égida delgada de James Stewart, un grupo de actores formidables (Peter Finch, Ernest Borgnine, George Kennedy, Richard Attenborough) enfrentaban la inclemencia del desierto en busca de agua. En El líder lo que rodea es hielo y es gris (tal su título original). Un manto que cubre toda posibilidad de horizonte. Y un grupo humano que se ve reducido paulatinamente. Arrojados a una situación violenta por primaria, serán ahora los instintos los que manden, mientras atisbos de razón todavía resisten. A la par, un coro de aullidos lúgubres acompaña la huida, distorsiona la mente, llena de miedos el corazón, y mata. En este sentido, el montaje sonoro es pretendidamente extraño. Los aullidos mutan en distorsiones. Con lobos de aparecer fragmentado, aludidos desde el fuera de campo: brillo de ojos, dientes afilados, jadeos de rabia, o la huella animal que la sangre que se congela dibuja. Más la artesanía de Gregory Nicotero en la construcción de animatronics (desde Creepshow y Bride of Re?Animator hasta Lord of Illusions y los Vampiros de Carpenter), lo que equivale a decir que en El líder los lobos han sido construidos para parecer reales y para morder de verdad. Experiencia que el espectador sabe sentir, más aún cuando son tantas las películas con trucos de ordenador y con dentelladas que no son. No es que se trate de un film extraordinario. Sino sólo de una película de género, contada con la suficiente firmeza como para alcanzar algo más que un simple desenlace, aún cuando alguna "hipérbole" pueda forzar su verosímil. El líder, por ello, sale con buen y suficiente aire como para lograr compartir el regusto salvaje de sus lobos con el ánimo cavernario de la platea. Las relamidas de miel (o de sangre falsa) se vuelven así más sabrosas.
ES UNA LUCHA EL LÍDER (THE GREY) es un film sobre la lucha: los personajes, acechados por una manada de lobos en la desolada Alaska, se debaten entre pelear por su vida o rendirse y morir. Pero también hay otras batallas: la de un Liam Neeson peso pesado contra un guión que es como una capa de hielo quebradizo; la de la película contra sí misma, en una lucha por definir su propia esencia; la del director Joe Carnahan contra los clichés y las truchadas del cine clase B, un combate en el que por momentos vence, en otros pierde y en otros, directamente, se deja ganar. Los sobrevivientes de un accidente aéreo, todos compañeros de trabajo de una refinería de petróleo, despiertan en medio de la nada blanca que es Alaska. Liderados por el duro Ottway (Liam Neeson) deberán sobrevivir al acecho de una manda de feroces lobos, al clima atroz y a ellos mismos. Pero la lucha más importante que propone la película es aquella contra el miedo, contra todo lo que nos paraliza. Así, el lobo es un terror real, pero también metafórico: este miedo encarnado hace, entonces, una curiosa parábola que parte de los cuentos infantiles (y, porque no, de los temores de los primeros seres humanos) hasta llegar a este relato cruel y espeluznante sobre un grupo de hombres en una situación límite: la civilización ya no existe para ellos, están desnudos ante lo salvaje ¿Cómo sobrevivir a algo así? Tienen que volverse tan animales como los lobos que los persiguen, despojarse de toda su humanidad hasta que sólo quede ese impulso primitivo de seguir luchando. Pero no es algo fácil de lograr: hay consecuencias de llevar a cabo esa transformación y no todos lo lograrán. La película en sí misma también sigue una curiosa trayectoria: hay un comienzo existencialista y conmovedor en el que Liam Neeson se luce como el sufrido Ottway, no sólo con su actuación, sino también con la voz en off. Después sigue un accidente aéreo poco aprovechado (que en cuanto a intensidad sale perdiendo si lo comparamos con escenas similares en el film ¡VIVEN! o en la serie “Lost”) y el comienzo de la lucha por sobrevivir: el caos post-choque, los clásicos roces entre el autoproclamado líder y aquellos que no están de acuerdo con él, los lobos, las persecuciones y algunas escenas que pretenden ser emotivas pero no lo logran (como la muerte de algunos personajes). Recién al final nos encontramos con esa otra película que estábamos viendo al principio, con un Neeson grandiso, totalmente protagonista de fuertes momentos emocionales (y hasta me atrevería a decir poéticos), magistralmente subrayados con una banda sonora que conmueve. El problema de EL LÍDER es todo lo que hay entre el inicio y ese final. Los lobos, los otros grandes protagonistas del film, no funcionan. Se nota demasiado su artificialidad: los movimientos de las bestias no están bien logrados ni cuando son animatronics (marionetas mecánicas) ni cuando están hechos en computadora. Al comienzo, Carnahan, sábiamente, no deja que veamos a los lobos, que acechan desde la oscuridad. Un buen ejemplo es la escalofriante escena en la que Ottway levanta una antorcha y el brillo del fuego se refleja en los ojos de los animales, cuyas siluetas apenas se visulmbran en la negrura. Pero Carnahan, también co-guionista del film, decide que los lobos se dejen ver más adelante y ya no dan tanto miedo: se mueven de forma poco natural y, en algunos momentos, llegan a ser ridículos. Una pena. Es para destacar el buen uso del sonido que hace la película. Por ejemplo: el miedo y la tensión se logran sólo con los aullidos y gruñidos, mientras la cámara filma el bosque; no hace falta nada más. También está bien conseguida la sensación de desamparo ante el fuerte e inclemente viento de Alaska, tanto que casi parece traspasar la pantalla. EL LÍDER da un par de buenos golpes: contrapone las pulsiones de vida y de muerte, se atreve a lanzar una feroz reflexión sobre la fe, se cubre inteligentemente de las probables comparaciones (como cuando los sobrevivientes del accidente hablan de la posibilidad de comerse a los muertos como en ¡VIVEN!) y hay momentos en los que genera buenos climas de suspenso y terror con casi nada. Pero todos esos componentes a favor quedan diluidos entre los repetitivos ataques de los lobos, un guión con algunos fallos y estupideces (como el momento en que tienen que cruzar un precipicio) y personajes secundarios bastante apagados que se limitan a morir de a uno por vez. EL LÍDER no ganó, pero dio pelea. Joe Carnahan, el director, seguro volverá a intentarlo: la lucha sigue, siempre.
Para hablar de una película como The Grey supone subordinarse siempre a la dualidad de los aspectos: el visual y el argumental, lo creíble y lo inverosímil, la finalidad o su mensaje. Joe Carnahan sabe muy bien cómo manejar los recursos de la acción, ya en Narc o en la disparatada Smokin’ Aces supo demostrarlo. Sin embargo si en aquellas tenía en claro qué estaba contando, en The Grey vaga entre un excelente film de supervivencia y un drama humano con infructuosos tintes poéticos. Carnahan intenta ir más allá de lo que el film debiera de pretender, presiona por demostrar aquello que la propia situación sola ya demuestra, como pasa en la mayoría de los buenos films de este tipo: el hombre lucha todo el tiempo, como cualquier otra criatura sobre la Tierra, por sobrevivir. Si el film sale medianamente airoso es porque su factura es realmente impresionante, es uno de esos films que debieran verse en pantalla grande, que sabe cómo mantener la tensión, que recurre al impacto visual bien logrado haciendo que el espectador no se aburra aun cuando lo que se cuenta esté plagado de baches y situaciones realmente inverosímiles. Es un film entretenido, sí, pero que dejará mayor sabor de boca cuanto menos preguntas se haga el espectador sobre qué se está contando. Es que películas sobre hombres que luchan por sobrevivir al medio salvaje al que caen por accidente, hombres que luchan contra climas intempestivos y violentos, hay muchos. Pienso ahora, por ejemplo, en The Edge y si bien podría tener escenas un tanto hiperbólicas lo cierto es que terminaba siendo un film creíble desde que las amenazas del medio eran variadas y verosímiles. En The Grey parecería que la única amenaza es una manada de lobos asesinos, tan pensantes como un ser humano, más cercano a un film de ciencia ficción que a una verdadera experiencia salvaje. Lian Neeson dará durante todo el film incontables explicaciones sobre el comportamiento de estos animales para dejar bien en claro lo que Carnahan cree que no entenderemos, el macho alfa, el líder, es quien imperará. O Neeson o el lobo por lo que de ahí en más podemos intuir casi todo el resto de la película. Esto, insisto, no sería un problema si el film cumpliera con un cometido único, ser una excelente película de aventuras, un film que aun cuando derrocha tópicos y personajes estereotípicos, es efectivo por la tensión que crea; pero los elementos dramáticos con los que el director intenta dar profundidad a la historia terminan cortando los climas bien logrados, provocando muchas veces el revoleo de ojos del espectador que después de todo quiere saber cómo este grupo saldrá del laberinto blanco al que han caído por desgracia. Pensamientos sobre la fe, Dios y la familia terminan siendo distracciones con las que adornar un relato que de por sí ya pintaba interesante sin necesidad de que se nos quiera provocar la lágrima o la reflexión facilona. The Grey, Infierno blanco o El Líder para Hispanoamérica, bien podría funcionar mejor como una historia más del hombre contra el medio hostil de la naturaleza, un film que reafirmaría, con un guiño de ojo, aquello de que mejor no meterse con Neeson. Tanto se ha destacado de su actuación aquí, que pensé que estaría ante un film diferente, sobresaliente. Lejos de eso, esta cinta es una más, sí, pero lamentablemente no destaca. ¿Estoy diciendo que The Grey es mala?, no; simplemente estoy destacando que se disfrutará más si vamos con bajas expectativas, sabiendo que ante todo es un certero film de acción, exagerado y bien realizado- increíble que casi no se haya usado efectos especiales en cuanto a lo climático, dicen que lo difícil de esta realización fue justamente hacerla bajo las tormentas de nieve reales- sin embargo no pidamos una historia sólida, mucho menos una relato que cierre.
Una historia que contiene suspenso y tensión, el hombre debe enfrentarse una vez más con la naturaleza, todo en medio de un maravilloso paisaje. Resulta ser un drama de acción que entretiene. Desde el comienzo hay que estar atento con el plano donde el único protagonista es la naturaleza y luego nos va introduciendo en la planta industrial, para relatarnos una gran aventura de supervivencia. Éstos son datos que nos ofrece el director norteamericano Carnahan (42), conocido por dirigir películas como “Blood, Guts, Bullets and Octane”, “Narc calles peligrosas”, “La última carta”, “Brigada A”, y es el hermano del guionista Matthew Michael Carnahan. La historia gira en torno a John Ottway (Liam Neeson) quien trabaja en Alaska para una compañía petrolera y protege a los trabajadores de dicha planta de los lobos salvajes, este grupo de trabajadores se dirigían a su casa para descansar y tomarse dos semanas de vacaciones, ellos están agotados, realizan su viaje en avión, pronto se encuentran en una terrible tormenta, escena terribles de turbulencias y se estrellan en la tundra de Alaska, algunos de los pasajeros sobrevivientes y deben encontrar un camino a la civilización. Ellos quedan en la nada, quedando al mismo tiempo en medio de un hermoso paisaje y temperaturas heladas, la cuestión ahora es sobrevivir, no solo por el frio, tienen pocos alimentos, su seguridad es mortal, se encuentran rodeados por lobos hambrientos y existen muchas dificultades para rescatarlos. Deben encontrar pronto un camino a la civilización, pero nada les será fácil ellos se ven obstaculizados por una jauría de lobos misteriosos, acechándolos constantemente, sus aullidos, sus ojos y sus dientes dan miedo y temor, en medio de esa desolación blanca. La narración se apoya en el flashback, esta la tensión, la acción, el suspenso ynumerosos obstáculos a la supervivencia, cuenta con un gran elenco: Liam Neeson (Chloe), Dallas Roberts (Johnny & June - Pasión y locura), Dermot Mulroney (Zodíaco), James Badge Dale (Shame), y Frank Grillo (Minority report: Sentencia previa), entre otros; le da buen efecto la música de Marc Streitenfeld (Gladiador), el montaje (Roger Barton y Jason Hellmann) y la fotografía de Masanobu Takayanagi (Babel), el guión es predecible, hay algún giro sorprendente y algo importante: hay que ver una extensa lista de créditos hacia el final para poder ver la última escena de la película.
El lobo del hombre La lucha del hombre contra la naturaleza es uno de los conflictos más elementales que tiene la humanidad para contarse a sí misma, uno de las más antiguos y uno de las más cautivantes. No importa si es en la forma de una leyenda, un cuento o una película, cuando surge una de estas historias es como si se encendiera una fogata y se formara un círculo alrededor. Esa clase de atracción primordial provoca El líder y lo hace a través de un relato de supervivencia en condiciones extremas. Los componentes esenciales son la atmósfera helada de un paisaje ártico, un grupo de hombres que sobrevive a un accidente aéreo y una jauría de lobos que los persigue para eliminarlos. Pero lo más importante sin dudas es la presencia de un héroe individual, el líder mencionado en el título, que se hace cargo de los sobrevivientes del avión e intenta guiarlos en medio de la nieve y los ataques sanguinarios de los lobos. Ese hombre es John Ottway, caracterizado por el literal y metafóricamente enorme Liam Neeson, un actor ilimitado, capaz de mantener encendida una vela de debilidad en el interior de una tormenta de hormonas masculinas. Sin él, probablemente, El líder se vería afectada por las vacilaciones de un director (Joe Carnahan) que es consciente del material sublime que maneja, ya que él mismo escribió el guión, pero que carece de la fuerza de voluntad creativa suficiente como para mantenerse a la altura de la historia que está contando. El líder podría ser una versión actualizada de una novela de Jack London, aunque en este caso el único punto de acuerdo entre el hombre y los lobos es la rivalidad vengativa. Pero lo importante no son los animales, sino el efecto que provocan en el grupo. Si bien se sugiere que el proceso por el cual un hombre se convierte en líder es equivalente a cómo un lobo llega a ser el macho alfa de una jauría, se trata sólo de una sugerencia sutil y no de una insoportable ilustración de darwinismo social. El foco es Ottway, un cazador de lobos, afectado por la muerte de su mujer, sin deseos de vivir pero incapaz de matarse. Ese individuo solitario y melancólico es el que tratará de mantener en pie a cada miembro del grupo e impondrá su voluntad a fuerza de carácter y experiencia. En términos visuales, El líder es una película ambiciosa, tiene la virtud de alejarse de lo que sería un documental o un reality de supervivencia y confiar en los poderes del cine para transmitir físicamente la soledad ártica, las tormentas de nieve, el terror a los lobos, el frío letal y el cansancio. Falla cuando intenta representar la conciencia y la memoria de su personaje principal y de los secundarios, pues lo hace a través de conversaciones trascendentes y, más grave aun, insiste en mostrar sueños repetidos, alucinaciones y flashbacks que explican demasiado lo que no necesita ninguna explicación.
Una peli que te hace entrar al cine y te ata los testis con una tanza hasta después que rueden los creditos. El Líder, que en realidad se llama The Grey (por supuesto! es OBVIA LA TRADUCCIÓN) trata de un grupo de trabajadores en Alaska, en especial el guardia que los proteje de peligros con un rifle (Liam Neeson), que volviendo a casa se les parte el avion en mil pedazos y tienen que sobrevivir a la no sólo fría Alaska, sino a una manada de lobos que parece que andan con mucha hambre. Sea de carne o de divertirse con humanos. a los 15 min se te abren bien los ojos y te agarras la entrepierna como si te estuvieses haciendo pis, porq empieza el suspenso, y la interaccion con esta manada de lobos, que NO PERDONAN UNA. Creeme cuando te digo que ésta no sigue la formula hollywood. Para empezar, al negro, la peli le dura mas de 15 min. De ahi, cualquier cosa puede pasar. La fotografia es impecable, y la verdad no me quiero imaginar como hicieron para filmar en las condiciones que filmaron. Hasta escuche que las tormentas de nieve eran reales, porque fuck you CG, queríamos que se mueran de frio en serio asi nos ahorrabamos maquillaje, efectos visuales, especiales y post produccion en general. Queda buenisimo! todo está re prolijo y muy real. Salvo los lobos, que se nota que son animatronics o CG. Pero que esperabamos de una super produccion de 25 millones de dolares. Es el presupuesto de una peli genero Francesa donde nada pasa. Y en esta…pasa mucho. La peli hace un buen trabajo en que te intereses por los personajes, no son ni pintorescos ni super especiales, pero si humanos. Y eso esta bien retratado. Y hasta creo que en este caso se nota que el foco esta puesto en los personajes, al punto que sentis que los Lobos solo están ahi para hacerte ver una metafora sobre el comportamiento humano y sus raíces en el instinto. Adémas, todo el mundo hace muy bien su trabajo, y es muy creíble. Frank Grillo (Warrior) también esta muy bien. Pero EL LIDER, Liam, se lleva la peli. Obvio, si es el Lider. “en Liam Neeson, somos empresa líder en patear traseros con las miradas, fruncirte sólo con nuestra voz, y aún asi hacer que nos quieras y nos sigas cuando se cae tu avión.” Joe Carnahan es un tipo versátil, y se desempeña bien en un trhiller tan dramático después de Brigada A. El tipo igual viene de la rama de los indies, asi que era de esperarse, pero esta bueno ver algo en donde el personaje principal tiene una historia tan emocional y un viaje tan dramatico sin tiros y casi sin acción. Que por cierto, los que piensan que van a ver una película sobre El Líder dandose palazos con los lobos como si esto fuera una Twilight cualquiera, entonces…vayan a ver Twilight. Esta peli es un viaje que te va a tener todo el tiempo al borde de tu asiento, y se va a quedar con vos bastante tiempo después. Vayan a verla. Buen cine. Buen entretenimiento. Buena idea no viajar en avión a Alaska. Ni a pie. No vayan a Alaska, Punto. Eso si, quedense despues de los creditos.
En Compañía de los Lobos Hay varios títulos enmarcados dentro del denominado "Cine de supervivencia" que atesoran los cinéfilos, algunos como "Ocho a la deriva", "Isla en el cielo", "Arenas del Kalahari", "El Vuelo del Fénix", "La presa desnuda" -"La prueba del León" en Argentina-, "Deliverance, la violencia está en nosotros", "Viven!", "Naúfrago" etc, ahora súmese esta otra que muestra el accidente aéreo de un grupo de trabajadores de una lejana refinería, y la peculiaridad de que apenas sobrevivan un puñado, inmersos en una tierra hóstil e inhóspita de la fría Alaska y con el agregado del acoso pertubador de manadas de salvajes lobos. Al frente del grupo que componen tipos indisciplinados, rebeldes y ex-convictos, se halla de repente como referente otro tipo solitario que trabaja como encargado de aniquilar a los (también) lobos que merodean ferozmente el sitio de trabajo, y que ahora deberá enfrentar la situación del "salvese quien pueda", esta vez sin arma alguna y apelando tan solo al ingenio. El director Joe Carnahan ofrece un fuerte ejemplo de narrativa visual que mantendrá al espectador con los pelos de punta y al filo de la butaca, nada relajado por cierto. Bien filmada y fotografiada, aunque de a ratos se muestre como un thriller existencialista, la propuesta funciona sin dudas y entretiene.
Publicada en la edición digital #1 de la revista.
Entre todas las películas dramáticamente desesperantes al extremo, esta es un ejemplo y el director Joe Carnahan junto a Ottway (Liam Neeson) se encargan muy bien de dejarlo en claro. Porque aquí está todo dado, no hay retrasos ni cabos sueltos, van al hueso tan cruda y fríamente que cuesta despegarse de “Viven” de Frank Marshall, aquella película que homenajea a los muertos y sobrevivientes de la famosa tragedia de Los Andes. El avión en el que viajaba un grupo de trabajadores de una empresa petrolera se estrella en el medio de la nada. Hace frío, hay muchos muertos, una tormenta de nieve, no tienen comida, el pánico aparece, el miedo y… los lobos, como frutilla del postre de la desesperación. Pero Ottway se distingue de ellos por tener otra profesión dentro de la petrolera: es francotirador y cazador de lobos y no podrá renunciar a eso todavía y menos en medio de este desastroso accidente. Sale de entre los muertos congelados para ser el líder indiscutido de este equipo de seis hombres (entre los que figuran Dermot Mulroney, Frank Grillo y Dallas Roberts). Su misión es mantenerlos vivos, fuertes y sanos por más difícil que resulte. A no olvidarse de la hipotermia, el hambre y demás. La estrategia de los lobos parece ser acercarse cada vez más, acecharlos y dejarles en claro que están en su perímetro y no son bienvenidos. A su vez, el grupo se propone jugar su mismo juego: funcionar como manada, protegerse mutuamente y desafiarlos, como si ellos también fueran animales. Y en eso consiste la dinámica de esta película, un “juego” constante entre dos conjuntos de seres, porque ya no se diferencian los hombres de los animales, todos son la misma cosa, unos con miedo a morir y los otros con el poder de matar. Como en todo grupo hay un líder (queda muy claro de quién se trata y por eso el nombre en español de esta película basada en la novela “Ghost Walker” de Ian McKenzie Jeffers) también lo hay en toda manada de lobos salvajes. El gris es el macho alfa, el que coordina, gestiona, avanza, observa, acecha; y por eso el nombre en inglés de esta cinta (el verdadero): The Grey. Resulta curioso cómo cambia el enfoque de un nombre a otro, sin mencionar que hay un tercer título: “Infierno blanco”. El film no tiene más que esto; el hombre reducido a animal, inmerso en un especio que no conoce, con depredadores alrededor y las condiciones dadas para una muerte segura. Pero primero tendrá que probarse a sí mismo si puede contra esto. Es como si alguien hubiese querido hacer un experimento acerca de la supervivencia y los hombres fueran sus ratas de laboratorio. Inquietante, escalofriante, sufrida, entretenida y con sobresaltos, y que también prueba al espectador y lo invita a que se pregunte ¿qué haría si estuviera en esta situación?. Igualmente, Neeson está para más, y más aun habiéndose convertido en uno de los mejores actores de la actualidad cinematográfica y habiendo protagonizado grandes films como “La lista de Schindler” de Steven Spielberg, “Michael Collins” de Neil Jordan y “Kinsey” de Bill Condon, entre otros éxitos. 3/5 SI Ficha técnica: Título Original: The Grey Dirección: Joe Carnahan Guión: Joe Carnahan/ Ian Mackenzie Jeffers Año: 2012 Género: Acción/ Drama Origen: Estados Unidos Duración: 115 minutos Clasificación: AM 16 Distribuidora: Energía Web: http://thegreythemovie.com/