Sobre el mutismo selectivo. ¿Qué sería del terror sin los arquetipos todo terreno del adolescente de pocas luces y el protagonista torturado en eterna búsqueda de redención, algo así como las dos caras de la misma moneda? Si bien muchos de los clásicos del género esquivan olímpicamente este tipo de reduccionismos en cuanto al desarrollo de personajes y la estructura dramática en general, a decir verdad gran parte del horror gira alrededor de alguna variante de los susodichos y hasta a veces un puñado de ejemplos consigue revitalizarlos, poniendo en primer plano aquello de que una vieja canción puede cobrar nueva vida en manos de un ejecutante habilidoso. Lamentablemente Ellos vienen por ti (Backtrack, 2015) se acopla a la tradición negativa de la vertiente y pasa a engrosar una extensa lista de films que pudiendo sacar fruto de sus sugestivos cambios de tono, terminan desaprovechándolos a pura desidia. Hoy es el maravilloso Adrien Brody el encargado de componer al sufriente de turno, el psicólogo Peter Bower, quien viene de enterrar a su pequeña hija Evie como consecuencia de un accidente en vía pública y un descuido de su parte. Como sin sustrato sobrenatural no hay película, el señor recibe la inesperada visita de una niña llamada Elizabeth Valentine que eventualmente lo lleva a darse cuenta de que sus pacientes están muertos, los cuales a su vez fueron remitidos por un colega al que respeta mucho, Duncan Stewart (Sam Neill). Sin poder distinguir entre la realidad y su imaginación, pronto descubre que todos fallecieron en 1987 y que vivían en las cercanías del pueblito de su familia, False Creek, hacia donde se trasladará en pos de respuestas. La odisea comienza con un dejo a la J-Horror, luego muta en un drama de “pasado turbio” y desemboca en un thriller bucólico. Por suerte el film le escapa en buena medida a los estereotipos de los fantasmas vengadores aunque a costa de caer en otros clichés, si se quiere “un poco” menos sobreutilizados: Ellos vienen por ti traiciona su título en castellano -y trae a colación la ductilidad del original en inglés- porque no se centra en un acecho espectral sino en la negación progresiva, los secretos de antaño y la certeza de que el ser humano terrenal puede transformarse sin problemas en un monstruo mucho peor que los tristes productos de nuestra fantasía. Todos estos tópicos ya habían sido explorados por el director y guionista Michael Petroni en opus correctos como Personalidad Múltiple (Possession, 2008) y El Rito (The Rite, 2011), propuestas que también respetaban la inteligencia del espectador pero que a fin de cuentas resultaban morosas en lo que atañe al despliegue macro de verdaderas sorpresas narrativas. La cara de un Brody compungido soporta casi cualquier plano y hasta por momentos nos hace olvidar que cada giro del relato se ve llegar con muchísima antelación, circunstancia que conspira contra una obra que procura hacer del “mutismo selectivo” de sus personajes su insignia y/ o razón de ser. La culpa en tanto concepto está bien tutelada por la historia porque en el desarrollo encontramos distintos niveles que responden a las diferentes etapas de la vida del protagonista: el martirio de años y años por un cataclismo de su infancia desencadena el colapso del presente, que en términos prácticos funciona como una especie de espejo distorsionado de aquello que se pretende ocultar y que inevitablemente saldrá a la superficie (una lectura más compleja que la estándar dentro del género, vinculada a la literalidad de “tragedia-dolor-explosión anímica”). Sin embargo las buenas intenciones no alcanzan para tapar los baches y compensar un último acto deslucido y algo esquemático…
“Ellos vienen por ti”: un psicoanalista en apuros Este dramático film de terror se divide en dos partes muy distintas. En la primera y más interesante, Adrien Brody es un psicólogo que recibe pacientes bastante extraños en su consultorio. Tan extraños que en un momento él piensa que se está volviendo loco y que sus pacientes son fantasmas que tratan de decirle algo. Para colmo, el protagonista ha perdido a su hija en un accidente un año antes, y su propio psiquiatra (un ominoso Sam Neill, que lamentablemente aparece menos de lo que uno querría) le dice que está inventando cosas, sobre todo porque se supone que esos pacientes se los derivo él. La situación de pacientes extraños detona cuando aparece en el consultorio una adolescente que no puede hablar. El psicólogo entra en crisis y decide ir a su pueblo natal a dilucidar un gran secreto en su vida, relacionado con un error juvenil que condujo a un tremendo accidente ferroviario. Mientras la primera parte del film es original y rica en escenas adecuadamente horripilantes, la visita al pueblo se vuelve más convencional, convirtiendo lo que venia siendo un enigmático film de terror en un más previsible thriller o melodrama sobrenatural. Brody es un buen actor, pero aquí abusa un poco de sus expresiones de persona sufrida a la que el pasado la condena. El resto del poco conocido elenco australiano no hace las cosas mal, y por otro lado la película está muy bien filmada y ofrece un desenlace a la altura de la primera par- te, por lo que el resultado no deja de se recomendable, más allá de los reparos señalados.
En 1999 M. Night Shyamalan dirigió "Six Sense" ("El Sexto Sentido"), película de terror en la que un niño tenía la habilidad de ver gente muerta que lo ayudaban a resolver un crimen pasado. Pese a que tampoco fue una idea original, la cinta funcionó como fuente de inspiración para una incontable cantidad de guionistas. "Backtrack", lamentablemente, se asemeja demasiado a dicho film y posee muchos giros narrativos que fueron explorados en otras mejores oportunidades.
Una interesante propuesta que será del agrado de los amantes del suspenso pero no tanto de los que solamente andan buscando pegarse algunos buenos sustos con fantasmas. Si bien la premisa ya se ha visto varias veces, aquí hay una vuelta de tuerca que...
Todos sus muertos Adrien Brody protagoniza Ellos vienen por ti (Backtrack, 2015), una cinta que tiene todos los clichés del género y se vuelve nebulosa cuando busca el golpe de efecto en el espectador descuidando la narración. Peter Bower es un psiquiatra que acaba de perder a su hija en un accidente. Mientras su esposa pasa los días en la cama hundida en la depresión, él se apoya en su trabajo y ve desfilar día tras día a sus atribulados pacientes. Con la ayuda de su mentor, interpretado por Sam Neill llega a una conclusión increíble pero previsible: todos sus pacientes están muertos. Además de traerle un claro perjuicio económico, este hecho sobrenatural tiene su anclaje en un hecho del pasado que deberá revelar a lo largo de la cinta. Michael Petroni, guionista de El Rito (The Rite, 2011) y Ladrona de libros (The Book Thief, 2013) escribió y dirigió Ellos vienen por ti con Sexto sentido (The Sixth Sense, 1999) y Los otros (The Other, 2001) como horizonte. Mientras los muertos- pacientes se presentan como personas comunes y corrientes en cuanto su aspecto, el otro fantasma que lo acecha y lo hace pensar en su pasado es la típica criatura fantasmal de pelos negros enrevesados que podía haber salido de Ringu (1998), Mamá (Mama, 2013) o decenas de películas del género. Petroni, aunque con ciertas licencias, desarrolla una historia de suspenso bien llevada pero cae en varios lugares comunes cuado elige mostrar secuencias de puertas que se abren solas o hamacas fantasmales sin tener en cuenta que lo que queda fuera de campo causa más terror que aquello que se muestra. El bebé de Rosemary (Rosemary´s baby, 1968) es una muestra perfecta de esto. Ellos vienen por ti podría haber sido una película de suspenso como lo fue Sexto sentido pero el director se dejó seducir por ciertos recursos que han desfilado frente a la lente miles de veces y que el espectador ya conoce de memoria.
Hay que dejar de robar con los fantasmas por dos años Si alguna vez alguien decidiera inventariar aquellas películas de terror con temáticas sospechosamente similares, la lista sería cuantiosa. Y dentro de éstas, los films sobre fantasmas constituirían una sección infaltable: protagonistas acechados por apariciones de distinta índole, espíritus que no logran descansar en paz, traumas del pasado irresueltos, mensajes crípticos desde el más allá; ¿Quién no ha visto estos lugares comunes reproducirse en cientos de ocasiones? El agotamiento es evidente y, sin embargo, el catálogo se agranda todos los años con propuestas que –más allá de algún susto pasajero- no le aportan nada ni al género ni a los espectadores. En este sentido, Ellos vienen por ti (2015) representa otro ladrillo más en la pared de argumentos trillados y finales cantados. El director y guionista Michael Petroni (libretista de “La Reina de los condenados”, “El Rito” y “La Ladrona de libros”) presenta una historia de terror carente de imaginación para asustar a la audiencia y con serias dificultades narrativas para hacer avanzar a un relato por demás inconexo y bastante forzado. Las peripecias de la trama nos sitúan en la vida del atormentado Peter Bowen (Adrien Brody), un psiquiatra que intenta rehacer su vida luego de la muerte de su hija en un accidente de tránsito. La tarea no será nada sencilla, pues pronto cae en la cuenta de que todos los pacientes a los que estuvo tratando en el último tiempo están muertos. Buscando la conexión entre estas extrañas apariciones y la muerte de su hija, Bowen comienza a indagar en su pasado, revelando oscuros traumas de su adolescencia que quizás hubiese sido mejor no recordar… Más allá de algunos detalles inexplicables (¿De qué vivía Bowen si todos sus pacientes estaban muertos?) lo que vuelve deficitaria a esta pequeña producción australiana tiene que ver con los complicadísimos ribetes de un guión que se presenta como un –fallido- híbrido entre historia policial de misterio y película de terror, quedando a mitad de camino entre ambas. En ese sentido, la conexión entre los distintos eslabones de la trama resulta poco convincente y el devenir de los acontecimientos, confuso. Lo único que posibilita la progresión de la historia es la memoria del protagonista, que esporádicamente se activa para revelarnos detalles importantes que, de otra forma, no hubiera sido posible conocer. zm7ORi1ZpbDHmtpI1ny5apZHGZ2 Por otra parte, estamos en presencia de una típico film de golpes de efecto: aquí el terror no proviene del gore o de la insinuación del peligro, sino que se da a partir de repentinos y bruscos sobresaltos que le marcan a la audiencia en qué momentos debe estremecerse. Si bien algunos de éstos logran ser efectivamente tenebrosos, todo resulta demasiado anunciado, y la reiteración viciada del recurso (sumado a un uso saturado de la música, bastante molesto) lo vuelve cansador. Sin dudas, el que más debe haber sufrido la película es el bueno de Adrien Brody, que pese a su correcta labor no logra nunca rescatar a su perturbado personaje. Es un caso extraño el de este actor. El tipo tiene un talento impresionante y, sin embargo, luego de deslumbrar al mundo con su actuación en “El Pianista” (2002) (siendo el actor más joven de la historia en ganar el Oscar a mejor actor, con tan sólo 29 años) se desdibujó completamente participando en producciones menores y/o olvidables en la década subsiguiente. Claramente, es un artista que por calidad, matices y personalidad está para mucho más. El desperdicio de talento también incluye al veterano San Neill, que en este caso fue convocado como “cara conocida” para el afiche, pues su participación en la película se reduce a tres escenas. En el fondo, Backtrack es una película discreta que se oculta detrás de una maraña de enredos argumentativos para no terminar admitiendo su insípida simpleza. Así, sin ideas ni originalidad, la obra termina siendo una raya más en el tigre de la industria que no hace demasiada diferencia.
Mi pasado me condena Después de la muerte de Evie el psicoterapeuta Peter Bowers (Adrien Brody) y su esposa deciden reubicarse en otra ciudad, alejándose de todo lo que les recuerda que alguna vez tuvieron una hija. Ahora Peter tiene que empezar de nuevo y gracias al Dr. Duncan Stewart (Sam Neill), un antiguo profesor suyo que también lo ayuda a superar su gran pérdida, consigue un puñados de pacientes a quienes atiende en su nueva oficina. Pero la culpa y los recuerdos del día en que Evie sufrió su fatal accidente atormentan a Peter al punto que ya comienza a dudar de su propia sanidad mental. Tiene pesadillas cada vez más recurrentes y visiones que involucran a sus nuevos pacientes, lo que termina por llevarlo hasta el pequeño pueblo en el que creció, donde todavía vive su padre y donde deberá enfrentar sus propios demonios, resolviendo un misterio que lleva muchos años encerrado en su cabeza. Backtrack es un thriller psicológico de origen australiano con unas cuantas pinceladas de terror que, como bien se aclara en el póster para su estreno en Argentina, busca hacer leña del árbol caído y no esconde sus intenciones de parecerse a otros -mejores- exponentes del género, como Sexto Sentido o Los Otros. Lejos del nivel de Shyamalan y Amenabar, esta segunda incursión en la dirección de Michael Petroni, también guionista de El Rito y Ladrona de Libros, no deja de ser una efectiva, y por momentos interesante historia de fantasmas, donde los espectros vuelven a funcionar como una alegoría para un hecho traumático del pasado, que nuestro protagonista todavía no ha logrado superar. Aunque en escasas oportunidad, siempre que la película busca atemorizarnos lo hace escapándose del jumpscare o golpe de efecto, priorizando la construcción del suspenso y la tensión. De nuevo, Petroni no tendrá el talento de Shyamalan y Amenabar para asustar, pero está cerca y logra un puñado de escenas efectivas, que deberían ser suficiente para los amantes del terror que entren a la sala dejando sus grandes pretensiones en la puerta. En los cines de Argentina la película podrá verse con el título Ellos vienen por ti, que suena un tanto parecido al de A veces ellos vuelven, telefilm de comienzos de los noventa basado en un cuento del maestro Stephen King, que no tan casualmente cuenta una historia bastante similar en la que un profesor de secundaria regresa a su pueblo natal, para terminar enfrentando a los fantasmas de unos pandilleros que asesinaron a su hermano mucho años atrás. Las similitudes entre ambas tramas son abundantes, sin embargo en Backtrack la solemnidad es mucho mayor, con atmósfera sombría y por momentos apostando más al drama y a la construcción de un personaje atormentado, en lugar de a una cinta púramente de género como fue la estrenada 1991. Conclusión Ellos vienen por ti es un thriller psicológico de lo más clásico y sin grandes aspiraciones que coquetea con lo sobrenatural, protagonizada por un correcto Adrien Brody que no encuentra dificultad alguna para llevar adelante la película. Una historia que lo que carece de originalidad lo compensa con efectividad, alcanzando algunos buenos momentos pero sobre todo manteniendo el interés de los espectadores hasta la revelación final.
Como un batido de varios títulos del género, "Ellos vienen por tí" plantea las dudas y miedos que enfrenta un psicólogo -Adrien Brody- cuando descubre un misterioso secreto que involucra a sus pacientes. Otra película con fantasmas. Una historia que combina suspenso y terror paranormal es llevada a la pantalla grande por el director australiano Michael Petroni, antes reconocido guionista de El rito y Ladrona de libros. Como un batido de varios títulos del género, Ellos vienen por tí plantea las dudas y miedos que enfrenta el psicólogo Peter Bower -Adrien Brody- cuando descubre un misterioso secreto que involucra a sus pacientes y que lo lleva al pasado para ir reconstruyendo un presente incierto y plagado de preguntas sin respuestas. Aunque la sinopsis adelanta más de lo que debe y quita misterio a la trama, la segunda parte del film apuesta al misterio y los miedos de la infancia que arrastrarán al protagonista a su pueblo natal, False Creek. La película se apoya constantemente en un juego sobre los límites difusos entre realidad e imaginación, en una trama que va acumulando presencias engañosas y algunos sobresaltos, pero todo con la sensación de que ha sido visto en otras realizaciones. Aún así, el film mantiene su clima inquietante y arrastra las confusiones del personaje central al público, colocando al relato en la línea de Sexto Sentido y Los otros. Ellos vienen por tí es como dos películas en una, el primer tramo que se va adivinando con el correr de los minutos y, el segundo, que ofrece un giro atrapante. Una niña de apariencia fantasmal y una policía que sospecha e investiga ponen en marcha un tren que trae sus propios reflejos de muerte.
Más actividad paranormal Tras un auspicioso arranque, esta película resulta apenas un remedo de Sexto sentido y Los otros. La vida del psicólogo Peter Bower (Adrian Brody) no pasa por un buen momento. Hace un año murió su hija a raíz de un accidente en la vía pública causado en parte por un descuido propio y ahora, como si la gélida relación con su mujer no fuera suficiente, una serie de hechos y las charlas con un colega/amigo (Sam Neill) lo llevan a pensar que está al borde de la locura. Con Sexto sentido y Los otros como grandes referentes, la primera media hora de Ellos vienen por ti tiene todo aquello que debe tener un buen thriller psicológico: un protagonista torturado, la rutina como entidad enrarecida, cuenta pendientes con su pasado, un manto de misterio generalizado y, sobre todo, la duda sobre si el protagonista está loco o efectivamente es víctima de un fenómeno paranormal. El problema, en todo caso, es que el director tiene la firme decisión de renegar del género al que su película abraza, y termina convirtiéndolo en un relato típico sobre fantasmas traumados dispuestos a todo con tal de hacer justicia.
Suéltame pasado!. Se lo ve angustiado a Peter (Adrien Brody), envuelto en una oscuridad constante, sumido en una perplejidad que es incapaz de resolver. Su hija murió en un accidente, tal vez por su culpa, y desde entonces no consigue decifrar qué fue lo que le distrajo aquel día. Ese hombre, atribulado, intenta llegar hasta el punto de conflicto escarbando en sus recuerdos y emociones. Cierto día, una misteriosa niña se aparece en el consultorio de Peter, él intenta comunicarse con ella pero la niña no habla y tal como ha llegado, desaparece. Así, entre sobresaltos varios y fantasmales apariciones transcurre este relato denso, aburrido y sin rumbo claro. No es sino hasta el final que el director presenta algo de acción y coherencia en el relato, apoyado en obvias y esclarecedoras declamaciones. Brody aporta su lánguida figura y capacidad interpretativa a un filme que espanta al público más pronto que tarde, pero de la platea.
Adrien Brody (El Pianista) interpreta a Peter Bower, un hombre torturado con la pérdida de su única hija, que tras un año del aniversario de su fallecimiento decide tratar de sobrellevarlo enfocándose en su trabajo como psicólogo y conteniendo a su mujer, se siente algo agobiado cada uno de sus días tratando de lidiar con sus pacientes y tratando de ayudarlos a superar sus problemas pero todo cambia con la llegada de una pequeña niña que oculta su rostro con una capucha, y no dirige palabra alguna hacia Peter, ella escapa de su consultorio y deja sobre la mesa un extraño papel con números escritos en el, para Peter esto en un primer momento no tiene ningún significado, pero poco a poco comienza a notar que las personas que trato como pacientes suyos resultan ser fantasmas de su pasado que quieren hacerle recordar cosas que el cometió en su juventud y que él no recuerda, ya que estos pensamientos quedaron en su subconsciente, toma un tren dispuesto a volver a su pueblo natal y desentrañar esos vagos recuerdos que llegan a su mente, a medida que avanza en su búsqueda se da cuenta de que en su adolescencia presencio una enorme tragedia en el que varias personas perdieron la vida, ahí comienza a notar que varios hechos ocurrieron esa noche y él se siente culpable de ellas, pero ¿Todo esto fue provocado por él? ¿El es el culpable de ser acechado por los fantasmas de su pasado? ¿Qué oscuros recuerdos guarda su subconsciente?. Michael Petroni trae una película que maneja muy bien sus momentos de suspenso, en la que uno se pregunta qué otro recuerdo verá la luz y cuál será el propósito de este, Adrian Brody se mete perfectamente en el personaje de un padre que sufre con la pérdida de su hija, que soporta los conflictos de sus pacientes y que al retomar a su hogar es todo angustia y tristeza, pero que lamentablemente está muy por debajo de otras de sus actuaciones, la historia es atrapante pero muy mal manejada en cuanto al mostrar el miedo a través de los fantasmas ( como films de clase B), película que resulta entretenida pero que utiliza métodos ya vistos en el cine de su género. Lo bueno: Adrien Brody. Lo malo: Hubiera funcionado de mejor forma el CGI en los fantasmas, da muy poco creíble, el guion no aporta nada nuevo, es algo que ya se ha visto en otras oportunidades.
¿Qué pasó después de ganar el Oscar, Adrien? La vida del psicólogo Peter Bower (Adrien Brody) se convierte en un remolino de sensaciones cuando descubre un raro secreto sobre sus pacientes. Arriesgando su propia cordura, Peter regresa al pueblo de su infancia para enfrentar a su pasado y descubrir un secreto que sólo él puede corregir. No hay mucho que decir de esta película que valga la pena. La ví sólo por el respeto que le tengo a Adrien Brody por haber hecho El Pianista, que me parece que es una de las grandes películas de la década del 2000, y por Sam Neill (Jurassic Park), pero lamentablemente la película falla en todo. No hay nada bien, no hay nada destacable. El personaje de Brody está sobreactuado, la historia es muy mala, los efectos especiales son muy mediocres. La estructura del guión es mala; la presentación de los acontecimientos es confusa, los hechos son inverosímiles, va al susto fácil (que mientras van pasando los minutos funcionan menos y menos), y los diálogos nunca deberían haber salido de la cabeza del guionista. E imagino que usted lector, amante del cine de terror debe estar pensando “Es una película de terror ¿que verosimilitud está esperando?”. Exacto. Yo también soy amante del cine de terror, y sé qué esperar de una película de este tipo. Uno va predispuesto a ver ciertas cosas en ciertos géneros, y yo en particular disfruto de las Viernes 13, de las La noche del demonio, y otras de los subgéneros de terror. Pero hay un límite para todo y esta película pasa todas las barreras por las razones equivocadas. Puntaje: 3 – No vale la pena gastar ni dinero ni tiempo en esta película. Lean un libro de Stephen King en todo caso, que nunca falla.
La nueva película de Michael Petroni tiene puntos en común con su otro largometraje dirigido, Till Human Voices Wake Us. Ambas son historias sobre fantasmas del pasado. Esta vez, Petroni, quien además se desempeña como guionista (The Book Thief, The Rite), apuesta a una historia simple y conocida, sin dudas. Adrien Brody es Peter, un psiquiatra que perdió hace no mucho a su hija pequeña y cuya vida no puede rearmarse. Entre sesiones con clientes a los que apenas escucha, y una mujer que se la pasa deprimida, intenta de todos modos seguir adelante pero su atención se focalizará mejor cuando perciba cosas extrañas. La presencia de figuras extrañas y detalles que lo llevarán todos a una misma fecha lo hacen dudar de su estado mental. A la larga, todo se va desarrollando para llegar a esa parte del pasado, de su adolescencia, en que algo sucedió que lo marcó para siempre, pero nunca se resolvió. Entendemos por resolver que lo haya entendido y superado, en cambio, es una parte de su vida que quedó oculta y distorsionada y con la que de repente comienza a encontrarse una vez más. El problema principal que tiene la película es que se va tornando bastante predecible, quizás porque esta historia ya nos la han contado muchas veces. No obstante, como thriller psicológico la película se apoya esencialmente en el protagónico de Adrien Brody, quien, más allá de ya haber tenido oportunidades de demostrar su talento, logra lucirse como el personaje roto, apesadumbrado, perturbado y deprimido al que interpreta. La historia se termina tornando tan simple, que no hace más que fortalecer la sensación de lentitud a la que el film apuestas, aunque sea sin duda intencional. La idea parece ser la de construir el clima a su tiempo, y se le agrega algún susto en el medio para no perder la línea. Correcta pero ni novedosa ni original, Backtrack es un thriller que funciona principalmente por su protagonista, pero que deja algunos detalles librados al azar y no terminan de cerrar de manera sólida y sobre todo verosímil.
Un pasado perturbador Hay suficiente suspenso y elegancia estética en Ellos vienen por ti como para separarla del montón de películas de terror realizadas en piloto automático. Si bien la narración se resquebraja hacia el final, mantiene la tensión e intriga con una historia de fantasmas y traumas del pasado. Peter Bower (Adrien Brody) es un psicólogo que intenta sobrellevar la muerte de su hija y comienza a notar algo extraño en todos sus pacientes y en su mentor; lo que descubre lo lleva a escarbar en un pasado que no es como él recuerda. El gran problema de este film que toma muchos elementos de Sexto sentido y otros del género es que va cambiando el eje de su historia y complica la trama sin profundizarla.
EL PASADO DA MIEDO Una película escrita y dirigida por Michel Petroni que se inscribe en el suspenso y el terror pero que también puede verse como una historia de recuerdos traumáticos que surgen a la luz después de una situación límite. Y en esa ambigüedad tiene su mayor atractivo, además de su protagonista, el intenso Adrien Brody y un muy buen trabajo de fotografía. Una historia que puede resumirse así: un terapeuta que perdió a su hija de pronto siente que algo raro ocurre con sus pacientes, son reales o de otro mundo comienza a preguntarse hasta que decide enfrentar su pasado. Entretenida y bien construida, sin pasos en falso.
La carrera de Adrien Brody viene en picada hace rato, otra víctima más de la maldición de ganar un Oscar. La estatua dorada es a veces cruel y no garantiza que un triunfador tenga trabajo estable durante el resto de su carrera. Brody es un ejemplo masculino de dicha maldición y Backtrack caería en esas redes de ignominia actoral, de no ser porque el neoyorkino saca a relucir todo su talento y levanta un producto que, de tener otro protagonista al frente, sería un fiasco total. Sin mentir, Backtrack es una película muy olvidable, que se alimenta de las tramas de otras similares mucho más exitosas, sin intentar demasiado diferenciarse de dichas compañeras de rubro. Brody entonces es la espina dorsal de este procedimental fantasmal, en el cual interpreta a Peter Bower, un psicólogo acosado por una muerte en la familia que no lo deja descansar, y ha abierto las puertas a visiones espantosas que tiene tanto de noche como durante el día. Una misteriosa conexión entre sus pacientes lo empuja a hacer un redescubrimiento atroz en su vida, que lo lleva a su pueblo para descifrar el acoso del más allá que sufre día a día. El director y guionista Michael Petroni juega demasiado con pinceladas de The Sixth Sense como para que uno se sienta cómodo, abrumando con sustos imprevistos y sosos la investigación personal del protagonista, que tiene un buen hilo pero se va deshilvanando a medida que la trama se va concentrando en el pasado de Peter. En tanto que la trama transcurre, Brody se ve mas acomplejado que nunca, hundiéndose en ese pasado que olvidó selectivamente y que ha llevado a un trágico accidente donde se vio involucrado. Pero así como Peter va cayendo más y más dentro de la madriguera de conejo que es su pasado, más se acompleja la trama, escribiéndose una y otra vez sobre sí misma, hasta desembocar en la revelación final que tiene coherencia pero es demasiado enrevesada para que cobre sentido desde el punto inicial de la película. Es un viaje con muchos giros agudos, no una curva de crecimiento sostenida que permita transitar al tren de la trama -broma con sentido dentro de la película, ejem- con ligereza. Viajando a toda velocidad, eventualmente Backtrack termina descarrilando debido al propio peso que se cargó en sus hombros, y el aplaudible trabajo de Adrien Brody se pierde en las vías de una película sin rumbo y un destino conocido.
Una de fantasmas que viene de Australia, con clima onírico y un atormentado Adrien Brody como el psicologo acosado por los espectros de su pasado. En la línea de El sexto sentido y otros ejemplos similares, la película no encuentra el compás para que la historia fluya ni consigue crear el clima para que atrape más allá de su anécdota. El tedio aleja de cualquier susto.
POINTS: 5 Peter Bower (Adrien Brody) is a psychiatrist whose little daughter died not long ago in an accident in which he acted somewhat negligently. He and his wife are still grieving the loss and move to a different city to start over. Too bad Peter is now starting to see ghosts who try to make him remember something he’s blocked from his memory — you may guess there’s a horrible secret lurking in the past and Peter doesn’t seem to keen on confronting it. At the same time, he realizes there’s something way wrong with all his new patients: they may not even exist at all. They may be, in fact, ghosts too. So if that’s the case, what do all these different ghosts really want from him? Written and directed by Michael Petroni, Backtrack belongs to that type of film that asks you to believe certain things only to make you doubt them afterwards, and then finally to wonder once again whether you were right or wrong in your assumptions. By the time the movie is over and you know exactly what happened in the past and how that triggers the consequences of the present, it all makes sense — poetic justice included — and there are no annoying plot holes that shake the plausibility of the story. It can be a bit far-fetched, that’s true, but as long as it makes sense within the story’s own logic, then that’s not a real problem. Also on the plus side, there’s Adrien Brody’s moderately convincing performance in a role that’s pretty generic and at times underwritten. For that matter, the performances in general are just fine — including the good and old Sam Neill. And cinematography, sound and editing are professionally executed also. But sadly, Backtrack is not the film that it could’ve been. Not that it could’ve been a groundbreaking landmark in horror cinema — not at all. But had the scares, special effects and tension been a bit above average, then it would’ve been moderately enjoyable from beginning to end. Broadly speaking, you could say it’s both a supernatural thriller and a horror feature, and while the thriller part does have its assets, the truth is that the horror/supernatural part is poorly conceived and executed. So each time you run into a scare that’s not scary, ghosts that are risible, overused thumping sounds, and cheap thrills of all kinds to make you jump off your seat — and the truth is you don’t jump at all — then that’s when Backtrack wears thin, time and again. By the end you realize there was a good, even if unoriginal, story to be told, but only half of it got done. And you only got half of it done. And you are most likely to remember the eerie and chilling Don’t Look Now, by Nicholas Roeg — which won’t do any good for Backtrack or Michael Petroni. production notes Ellos vienen por ti / Backtrack (Australia, 2015) Written and directed by Michael Petroni. With Adrien Brody, Sam Neill, Robin McLeavy, Bruce Spence, Jenni Baird, Chloe Bayliss, Anna Lise Phillips, Olga Miller.Cinematography: Stefan Duscio. Editing: Martin Connor, Luke Doolan. Produced by Michael Petroni, David Evans. Running time: 91 minutes. @pablsuarez
Otro que ve gente muerta Filme de horror en el que Adrien Brody es un psicoanalista en crisis, que ve a sus pacientes... muertos. Para un psicoanalista quizá no haya nada peor que tener que revisar sus propias memorias reprimidas. Irónica o terriblemente, eso es lo que le sucede a Peter (Adrien Brody, con rostro de perdido como en El pianista) cuando se ve compelido a regresar a su pueblo natal. En buena parte se entiende: hace un año perdió a su hija, cuando la descuidó mientras ella aprendía a andar en bicicleta por mirar algo en una vidriera. Esa distracción, cree, le causó la muerte. Tal vez se entienda más si revelamos -pasa al comienzo- que Peter comienza a advertir que sus pacientes están todos muertos. O sea: ve gente muerta. ¿Alucina? ¿Está atravesando una crisis? ¿O nada tiene sentido? La película del australiano Michael Petroni abreva en unas cuántas, por lo que no es precisamente original, pero la manera en que iba llevando el relato generaba cierta curiosidad, teñida de tensión. Cuando llega a su viejo hogar y se cruza con su padre, un ex policía, eso se mantiene. Pero cuando a Petroni, autor del guión, se le da por explicar más de lo que venía haciendo, hace un giro y el género se resiente. No es que esté mal pegar un volantazo. El problema es hacia dónde se encamina. Película sobre la culpa, thriller, filme de horror, película de fantasmas y drama, Ellos vienen por ti termina siendo el resultado de una mezcolanza batida. Con un flashback recurrente, en el que Peter se ve a sí mismo cuando era adolescente, y que nunca termina, el director más que atraer la atención y la intriga del espectador termina distanciándolo, porque no le deje participar, resolver el misterio: se lo da servido. Además de Brody, el irlandés Sam Neill -inició su carrera en Nueva Zelanda y Australia- tiene un par de momentos sentado (es quien le derivó los pacientes), y le bastan para meter más suspenso que el que no vendrá después.
Mala memoria Otra película, que esta vez llega desde Australia, muestra a un psicólogo que se enfrenta a un gran dilema sobrenatural. Eso sí, cualquier parecido con “Sexto Sentido” es meramente casual. El psicólogo Peter Bower sobrelleva una vida rutinaria y triste mientras atiende pacientes por demás extraños mientras sobrelleva la pesada carga de haber perdido a su hija luego de una distracción fatal. Sin embargo, la aparición de una extraña muchacha y una sucesión de sucesos por demás extraños alteran su entorno al punto de llevarlo a pensar que todos sus pacientes estén muertos. Antes de que sea demasiado tarde, Peter deberá investigar profundamente en su pasado para descubrir un terrible secreto que olvidó por completo y que sólo él puede sacar a la luz. Ante una primera impresión, Ellos Vienen por Ti puede parecer una vulgar copia de El Sexto Sentido o Los Otros, pero luego de algunos minutos, el protagonista –el experimentado y siempre efectivo Adrien Brody- se calza la trama al hombro y rema a nivel olímpico durante los 82 minutos que dura el film. Pero además, el film cuenta con las actuaciones del inevitable (siempre que se filme en Australia) Sam Neill, Bruce Spence (si, el actor que daba via a Gyru en las películas de Mad Max originales), Robin McLeavy, Malcolm Kennard y Chloe Bayliss. El director Michael Petroni, que viene trabajando en la industria desde hace dos décadas, con un periodo en Hollywood en el que realizó La ladrona de libros (2013), Las crónicas de Narnia: La travesía del viajero del alba (2010) y El Rito (2011), logra imprimirle un buen ritmo a la narración tras un comienzo algo lento pero los verdaderos héroes son el director de fotografía Stefan Duscio y la editora de sonido de Tara Webb, todos ellos australianos, que logran imprimirle "chucho" a las escenas de fantasmas, muy bien logradas. Por otra parte, este filme viene a confirmar algo que ya adelantamos en una crítica anterior: que las mejores películas del género de "terror" de los últimos tiempos llegan de los lugares más inesperados. En definitiva, Ellos Vienen por Ti es una película muy recomendable para los fanáticos del género que ya se resignaron a ver ideas nuevas pero no pierden la esperanza de asustarse con cada nuevo fotograma.
Su narración contiene suspenso, tensión, intriga y estética. Cuenta con la actuación de Brody y Sam Neill ofrecen lo que le pide su relato, mantiene al espectador atento, más aquellos que se inician viendo este tipo de historias, pero cerca del final se cae. Resulta una pena y todo termina siendo poco convincente.
Fantasmas íntimos Contar un historia no es lo mismo que componer una trama. Si no se entiende ese concepto básico, se corre el riesgo de cometer la larga serie de equivocaciones narrativas que hacen de Ellos vienen por ti un producto muy inferior al que hubiera podido ser. Desde el elenco mismo, la película australiana parece declarar sus buenas intenciones. Adrien Brody y Sam Neill son figuras prestigiosas y reconocidas que proyectan un halo de seriedad a cualquiera producción. Y esa seriedad se deposita casi como una carga gravitatoria en cada escena, tanto en la fotografía y la iluminación (oscura, ominosa) como en la banda sonora. Todo lo cual resulta en una atmósfera depresiva que por momentos vira a la solemnidad. Brody interpreta a un psicólogo que ha perdido a su hija en un accidente. Ahora se está tratando con su antiguo profesor y trabaja con pacientes que el profesor le pasa. Pero hay algo que lo perturba, algo que le sugiere que las cosas no son como él las ve. Tiene la extraña sensación de asistir con lucidez al espectáculo de su propia locura, que se manifiesta en visiones y en fantasmas. Sin embargo, determinadas señales le indican que puede trazar un mapa para salir de ese estado. Tejida sobre la idea inconsistente de que recordar la escena original de un trauma implica superarlo, Ellos vienen por ti se enreda en su propia trama y se equivoca varias veces en el orden en que debe ir despejando los enigmas. La fórmula perfecta del suspenso consiste en que a medida que se resuelven las incógnitas aumente el misterio. En este caso, la regla no se cumple, menos por impericia que por temor al misterio mismo. Así, la idea trágica de que los fantasmas son muertos que claman venganza se licúa en una versión revanchista, justiciera y más o menos psiconalítica de la expiación.
Los muertos están ahí Ver gente muerta se convirtió en una tentación irresistible para los realizadores del cine “de miedo” después de “Sexto sentido”. Y parece que cuesta entender que insistir con un recurso probado, en lugar de asegurar el éxito, termina aburriendo. Algo de eso pasa con “Ellos vienen por tí”, una película que comienza con una trama de terror y suspenso para mutar en un policial. Lo que sostiene la ópera prima del australiano Michael Petroni, reconocido por sus antecedentes como guionista de “La ladrona de libros”, “Las crónicas de Narnia: La travesía del viajero del alba” y “El rito”, es el rol de Adrien Brody. Pocos como él podrían interpretar un rol tan sufrido como este Peter Bower, un terapeuta que pierde a su hija en un accidente y esa tragedia le remueve un suceso doloroso de su adolescencia. Peter no sólo sigue viendo viva a su hija, sino también a pacientes que murieron en los años 80. Por momentos las dudas invadirán al espectador sobre quiénes están vivos y quiénes no. Y al tiempo que la trama disipe esas incógnitas se descubrirá también el subtexto policial, motorizado por el vínculo con su padre, que es un oscuro policía retirado. Sobre el cierre la película gana en intriga, pero subrevuela la metáfora de que todo lo malo se paga y que hay justicia desde el más allá. Un mensaje tan manido como irreal.
Una de las cosas que no puede negarse de “Ellos vienen por ti” es la buena intención y el logro de construcción del personaje principal, Peter Bower, interpretado por Adrien Brody. Su physique du role con esa particular expresividad facial aporta credibilidad a las acciones escritas en un guión que ayuda a colocar este estreno más cerca del thriller psicológico que del género del terror, aunque hay elementos genuinos de éste último en las escenas notablemente gráficas de lo que ocurre con una mente atribulada por un pasado duro. Hasta se podría decir que en realidad estamos frente a una suerte de elaboración ejemplificada de la culpa, el remordimiento y la necesidad de paz espiritual cuando la mente se ve acechada por los "fantasmas" que surgen de nuestras responsabilidades Nuestro Peter, psicólogo, pasa por un momento tremendo. Tanto él como su mujer sufren el dolor de la muerte de su pequeña hija hace unos años en un accidente en la vía pública. Lo que vemos en esos primeros 15 minutos es a un hombre todavía triste por una pérdida que cuesta mucho superar, sobre todo teniendo a una esposa al lado que de tan devastada no puede ni salir de la cama. Alejado de sus pacientes por obvias razones, la práctica está supeditada a una básica tarea de diagnóstico y derivación con anuencia de su colega Duncan (Sam Neill), quien le envía a toda esta gente para esas entrevistas preliminares. Todo lo que sucede a partir de la aparición de una niña en su consultorio aporta a esto que señalábamos al comienzo. Por eso, y por la utilización formal de los planos, fotografía, música y montaje “Ellos vienen por ti” suena más a terror de lo que es. También es cierto que la impronta de todo el contexto remite a la ya lejana “Sexto sentido” (M Night Shyamalan, 1999), con la diferencia de la autoconciencia del personaje central. Es esperable un poder de deducción por parte de la platea, dada la cantidad de ejemplos existentes en éste tipo de relatos. El título local no deja lugar para muchas dudas por cierto, y si me apura, hasta revela el 80 por ciento de la trama. Hubiese sido más sutil el título en inglés. Entre las varias acepciones Backtrack significa retomar (desde un punto), volver sobre los propios pasos o desandar si se quiere. Eso es lo que imperiosamente necesita Peter para poder resolver el enigma escondido en su memoria. El director Michael Petroni, guionista de la olvidable “El rito” (2011), se nutre del género del terror para hablar de otra cosa y lo hace tratando de evitar (casi siempre) los golpes de efecto. Una propuesta de suspenso psicológico que va a sobresaltar a más de uno en la butaca.
A bordo del tren fantasma Que los muertos gusten de comunicarse con la gente de este lado para resolver asuntos que no pudieron en vida no es novedad en el cine. Quizás la primera remembranza que tengan algunos al ver Ellos vienen por ti los lleve a evocar Sexto sentido, pero por mi parte me remito casi de inmediato a aquella Ecos mortales en la que Kevin Bacon era acosado -luego de pasar por una sesión de hipnosis- por un fantasma interpretado por la entonces adolescente Jennifer Morrison para que la ayude a resolver su propio asesinato. No conviene ahondar en similitudes para no revelar demasiados aspectos en la trama de la historia que nos ocupa, que de por sí, pocas sorpresas alberga para quien tiene cierta predilección por el género. Lo que sorprende es que alguien apueste a que los seguidores de estas historias ya no se conozcan todos los atajos, los recursos, las maneras de provocar el sobresalto de antemano como para no aguarles la fiesta o sumergirlos en un imperdonable mar de tedio. Ellos vienen por ti comienza cuando el psicólogo Peter Bower (Adrien Brody) nota ciertas anomalías y datos recurrentes en los pacientes a los que atiende gracias a la ayuda de su colega (Sam Neill), quien se los ha derivado luego de que perdiera en un terrible accidente a su pequeña hija por el cual se siente responsable. Bower intenta recomponer su vida junto a su esposa pero es tan incapaz de olvidar y superar lo sucedido como de recordar detalles de otros secretos oscuros de su pasado que podrían estar vinculados a su reciente tragedia. La estructura de la película se divide en tres actos construidos de manera casi matemática. De hecho de los noventa minutos que dura el film, en los primeros treinta se plantea una situación que cambia a otra en los siguientes treinta y vuelve a virar en los últimos a fuerza de cronómetro. Esto no sería un problema, por el contrario podría ser tomado como un mérito si los giros fuesen el disparador de algo relevante y no una cuestión forzada para que la historia funcione, pero en realidad este capricho en el uso del reloj en los actos sólo sirve para mostrar a Brody cada vez más atormentado, con los ojos más grandes y llorosos, sobreactuado como Guillermo Francella cuando le toca tratar de conmover en lugar de hacer reír en su pose más característica y menos natural. Distinto es lo de Sam Neill, que sin exagerar alcanza el aplomo que tienen la mayoría de sus interpretaciones y con poco esfuerzo su personaje logra inquietar. Pero el problema no pasa por las actuaciones mayormente, en Ellos vienen por ti se recurre a lo sobrenatural de manera burda, con espectros que a veces son deliciosamente sutiles como cuando algunos desaparecen dejando una silla vacía en un parpadeo para revelar su naturaleza pero al momento siguiente se desfiguran en criaturas generadas por computadora -que deben estar catalogados en alguna librería de archivos de fantasmas japoneses- para asustar al protagonista sin más razón que la de hacerle pasar un mal momento. Fantasmas que parecen necesitar a los vivos para revelar secretos que se han llevado a la tumba pero que luego actúan de manera física y palpable para resolver las situaciones que los incomodan, como trabarles pestillos de puertas a sus víctimas mortales o simplemente tirar de sus extremidades para causarles algún daño directo. Y esto resulta curioso porque al final todo resulta ser parte de un puzzle, un rompecabezas en el que cada personaje tiene una pieza, un rol, una pista que le dirá al pobre atormentado de Bower qué debe hacer para llegar a la verdad, al destino final de ese tren fantasma que lo arrastrará en principio hasta su misma infancia que convenientemente ha olvidado con una facilidad que envidiaría más de una víctima de bullying. Entonces, cuando las situaciones no decantan por su peso y se comete la torpeza de hacer que un fantasma olvide su naturaleza etérea y ponga manos a la obra, es porque se está tratando de dibujar la pieza faltante y nunca encajará igual. El camino de la redención, el redescubrimiento de algunos personajes cercanos al protagonista y la confirmación de las miserias de otros serán lo que sigue y el motor de la historia. Lugares comunes, clichés, revelaciones sin sorpresas, son muchas de las cosas que molestan y promueven el bostezo en un film demasiado correcto, demasiado respetuoso del manual del thriller sobrenatural clásico que no arriesga nada como para convertirse en algo medianamente interesante. Ellos vienen por ti ni siquiera es mala sino mediocre, lo cual es doblemente negativo ya que ni siquiera podrá ser recordada por algo en particular. O quizás sí porque como dije unas líneas más arriba, es el Adrien Brody que me recordó -aunque pareciera imposible- a Guillermo Francella. Hubiese sido impagable verlo decir una salida al estilo “me estás cachando”, algo que definitivamente hubiese valido la entrada.
Terror de Petroni en estado puro El cineasta australiano llevó a pantalla un libro de su autoría, con tensión bien dosificada como resultado. La película Ellos vienen por tí, único estreno de la semana en las pantallas bahienses, es de producción australiana pero tiene un dejo de la filosofía del género de fantasmas japonés más conocido: ése donde las ánimas no regresan para hacer mal, sino para ejercer justicia. La traducción exacta de su título original, Backtrack, es "retroceso", y el término explica el proceso que el protagonista deberá realizar para encontrar explicación a los extraños sucesos de los que, en principio, parece testigo, pero en los que luego se verá involucrado. El hombre en cuestión es Peter Bower (Adrien Brody), un psiquiatra y terapeuta en duelo por la muerte de su pequeña hija, que a la vez de vivir su pena empieza a notar que las experiencias traumáticas de sus pacientes, de algún modo, remiten a un determinado momento de su propia existencia. Del mismo modo en que su mente anula el modo en qué su hija falleció frente a sus ojos, Bower tampoco logra recordar parte de ese pasado que, entre pesadillas y visiones, lo torturan. Entonces decide regresar a su pueblo natal y enfrentar sus verdades. El director Michael Petroni cuenta en su haber como guionista títulos como Ladrona de libros (2013), Crónicas de Narnia: la travesía del Viajero del Alba (2010), y los thrillers de terror El rito (2011), Posesión satánica (2008) y La reina de los condenados (2002), con resultados desiguales una vez llevadas a pantalla. En esta nueva película --también conocida bajo el título de Sin regreso--, el realizador y escritor muestra un pulso acertado para el terror psicológico y un manejo dosificado de los tiempos que la tensión requiere, como lo hiciera en 2002 con Cuando las voces humanas nos despierten (con Helena Bonham Carter y Guy Pierce), donde también habían un psiquiatra, un accidente trágico y un tren que procura reencarrilarlo en su destino.
¿Qué es lo que asusta al protagonista de “Ellos vienen por ti” (USA, 2015), aquellas imágenes que vuelven una y otra vez a su cabeza sobre su recientemente fallecida hija o el tener que lidiar con el dolor más profundo y encarar nuevamente la realidad? El director Michael Petroni apela a una narración clásica y la solvente actuación de Adrien Brody para construir un relato que no por original se destaca, pero sí por poder complementar algunas falencias con impactantes imágenes y una cuidada estética que la colocan dentro del género en el que se inscribe.