Escape imposible es un peliculón imperdible para disfrutar a puro pochoclo y rememorar viejos tiempos. Esta producción atrapa y entretiene sin respiro desde el primer al último fotograma además de ofrecer el plus de ver a estas dos grandes estrellas del cine de acción juntas interactuando prácticamente en todas las escenas. Cumple con creces su...
Los especialistas. Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger se juntan nuevamente en la pantalla grande, luego de colaborar en Los Indestructibles 1 y 2, con Escape Imposible (Escape Plan). Sly es Ray Breslin, un experto en seguridad que entra en las cárceles de máxima seguridad para escapar y así evaluar sus fallas. Luego de ser traicionado, Ray es encarcelado en una misteriosa prisión de alta tecnología en seguridad de donde deberá escapar con la ayuda de un experimentado preso llamado Emil Rottmayer, encarnado por Arnie. Mikael Håfström, director de El Rito y 1408, construye en Escape Imposible la típica película de “escape de prisión” con el condimento de tener en sus dos figuras principales ese diferencial necesario para terminar de ser una excelente propuesta. Con cierta estética en la construcción de varios planos que rememora a la exitosa serie televisiva Prision Break, este film pone a trabajar codo a codo a Sly y Arnie pero no se queda descansando sobre sus hombros, sino que les da herramientas para que se luzcan y así crecer desde sus puños. Los one liners cómicos a su servicio, las peleas cuerpo a cuerpo, el moldeado de los papeles y por último el alto grado de autoconsciencia con respecto a sus carreras cinematográficas, son algunos de los condimentos que posee Escape Imposible para convertirse en una de las películas de acción del año. Además de las citadas herramientas que les da este nuevo trabajo del realizador sueco a sus protagonistas, pone del lado de “los malos” al frio de Jim Caviezel y al gigante Vinnie Jones para dotar a Escape Imposible del contrapeso ineludible que tiene que tener un film con aspiraciones a convertirse en culto. Después Faran Tahir, 50 Cent, Amy Ryan, Vincent D’Onofrio y Sam Neill completan el reparto. Sylvester Stallone vuelve a hacer de Sly, con todo lo (bueno) que eso implica. A sus 67 años el actor que inmortalizó a Rocky lleva adelante estos personajes con el aplomo, la autoconciencia y el humor que solamente los grandes héroes de la acción pueden hacer. Por otro lado tenemos al querido Arnold Schwarzenegger, de ya 66 años, que al igual que el laburo de Sly realiza una actuación acorde a su leyenda. Sin estos dos socios vitalicios del panteón de los héroes cinematográficos Escape Imposible sería una película más dentro de la cartelera, pero es justamente su participación la que la eleva a convertirse en una obra obligatoria para los amantes del cine de acción.
Stallone y Schwarzenegger escapan de prisión En lo que va de duplas cinematográficas, Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger deben ser el dúo más famoso jamás no conformado. Ambos se erigen como tótems del irreverente cine de acción de los ‘80s. Sus carreras son dos grandes franquicias en paralelo que no se cruzaron hasta Los Indestructibles (The Expendables, 2010), y aún entonces la película fue más una medida conciliatoria que el duelo de talentos que cierto público ansiaba. Escape imposible (Escape Plan, 2013) va por ese mismo público y le da exactamente lo que quiere. Ray Breslin (Sylvester Stallone) es un hombre que hace carrera de infiltrarse en prisiones de alta seguridad, fugarse espectacularmente y enseñarle a sus carceleros los puntos débiles que tienen que mejorar. ¿Quién elige pasar la mayor parte de su vida en prisión? El salario es astronómico, pero Breslin tiene motivos ulteriores. A sus puertas llega una nueva oferta, esta vez de la CIA: infiltrarse anónimamente en “La Tumba” y escapar en el nombre de perfeccionar las medidas de seguridad de la prisión. Ocurre que la manera de introducir a Breslin a su trabajo requiere que sea secuestrado y picaneado en la vía pública, subido a un helicóptero desde dónde otros prisioneros son lanzados a su muerte y finalmente encerrado en un centro clandestino de detención cuya ubicación es un misterio hasta para los colegas de trabajo de Ray: es secreto, es ilegal y está sancionado por la CIA. En el centro, Ray pierde su nombre y su identidad, y pasa a ser víctima de torturas sádicas y absurdas que llevan a cabo carceleros enmascarados. Si no esperásemos algún tipo de catarsis balacera al final, pensarían que es una película sobre la dictadura. La presencia conjunta de Stallone y Schwarzenegger hace que se asemeje más a una farsa que una historia comprometida, lo cual es afortunado para la película y desafortunado para el tema. En la prisión Ray conoce a Emil Rottmayer (Arnold Schwarzenegger, jovial, barbudo y por primera vez hablando en alemán en la pantalla grande). Intercambian trompadas, se amigan y deciden cooperar juntos para escapar de La Tumba. Pasan gran parte de la película encorvados, discutiendo el plan de escape intensamente. Son objeto de tortura personal del alguacil de la prisión, Hobbes (Jim Caviezel), que ha de ser ridículamente malvado por escuchar música clásica y disecar lepidópteros en su tiempo libre, y su sádico mano derecha Drake (Vinnie Jones en el papel de Vinnie Jones). Son villanos tan monótonos como caricaturescos. Escape imposible comienza como una película de fuga interesante, pero cuando tus prisioneros son Stallone y Schwarzenegger, ¿cuánto tiempo puede pasar hasta que saquen las 9mm y comiencen a volar la cárcel y sus carceleros en pedacitos? El plan es meticuloso (y ayudado por una improbable buena suerte) hasta que llega el tercer acto y se convierte en una película de acción regida exclusivamente por los clichés de las películas de acción, a los cuales estaba más o menos destinada desde un principio. El tráiler no miente al respecto, y es lo que la audiencia espera de sus héroes a fin de cuentas. La película se sirve de la inagotable energía de sus protagonistas, y la tosca química que mana de sus torpes interacciones en la pantalla. Siempre habrá mejores películas de prisión y de fuga de prisión, mejor actuadas, más deprimentes, con escenas memorables, hechas con auténtica furia. Escape imposible quiere ser la película en la que Stallone y Schwarzenegger se conocen en prisión y deciden escapar, y eso es exactamente lo que hace.
Los astros de acción sean unidos... Para quienes crecieron (crecimos) viendo el cine de acción de los años ’80, disfrutar a Sly y Arnold como protagonistas de un mismo film era algo que se venía aguardando desde hacía mucho tiempo. Ocurrió recién ahora, cuando Stallone ya tiene 67 y Schwarzenegger, 66. Y, aunque no estamos ante ninguna genialidad, la espera valió la pena. Escape imposible es un film menor, con algo del absurdo (el ridículo) de la clase B, pero incluso con sus evidentes limitaciones resulta un producto muy disfrutable. Al sueco Mikael Håfström (1408, El rito) le encargaron dirigir “una de fuga de prisiones” y lo hizo con dignidad porque logra minimizar las carencias expresivas de ambos y potenciar el espíritu (auto)paródico que a esta altura los dos inevitablemente profesan. Para mi gusto, incluso, debió exagerarse aún más el tono a-la-Los indestructibles, pero aunque el film se pretende “serio” en la superficie (intenta sostener una “lógica”), internamente es una apuesta lúdica, sin apostar por un verosímil que sea… verosímil. Stallone es Ray Breslin, un ex abogado que se ha especializado en… escapar de las cárceles. Tan experto es que ha escrito un best seller al respecto y lo contratan para que entre como preso y, al fugarse, detecte los agujeros de sus sistemas de seguridad. Pero, claro, al mago de las huidas lo engañan y termina en un centro de detención de última generación financiado por oscuras corporaciones y manejado con absoluto sadismo por el personaje de Jim Caviezel. Allí, mientras es sometido a todo tipo de vejámenes y humillaciones, conoce a Emil Rottmayer (Schwarzenegger) y juntos intentarán hacer honor al título de la película. La película está concebida sobre todo para el lucimiento de Sly (le tocan los mejores one-liners: “Pegás como un vegetariano”, por ejemplo), pero Arnold -que se ríe (y nos hace reir) hablando alemán- se las ingenia para sacar a flote a un personaje que tiene su nobleza. No voy a adelantar ningún detalle de la trama ni de los planes de fuga para no atentar contra el pleno disfrute del film. Si el lector piensa en Escape imposible como una película en la línea del cine de acción “intelectual” de los Christopher Nolan o los David Fincher está muy equivocado. Aquí todo es básico, un poco torpe si se quiere, pero simpático y eficaz. Los viejitos piolas son la gran atracción de esta propuesta y, para mi gusto, devuelven con creces el valor de la entrada. Lo demás… lo demás es pirotecnia, puro humo, relleno ¡Larga vida, entonces, a Sly & Arnold!
Encerrados e indestructibles Y sí. Están de vuelta. Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger reaparecen juntos en una película de acción que no disimula los "toques ochentosos" que tan buenos resultados le dieron a ambos en las boleterías de todo el mundo años atrás. Después de compartir las dos partes de Los indestructibles, los astros se cargan la película al hombro en una imparable catarata de intriga, escapes y traiciones y con una cárcel gigantesca y enigmática como nuevo escenario para detonar la pólvora. Ray Breslin (Stallone) es la mayor autoridad en el mundo en materia de seguridad y se pone a prueba para poder escapar de prisiones de máxima seguridad que él conoce como anillo al dedo. Ahora Ray es encarcelado en una que él mismo diseñó, pero es traicionado y tiene que encontrar la manera de salir y averiguar quién lo puso tras las rejas. En su osada misión se topa con Emil Rottmayer (Schwarzenegger), otro recluso que lo ayudará a cumplir su objetivo. Peleas entre reclusos, sistemas de seguridad vulnerados; celdas de reclusión; inundaciones, un médico de la cárcel (Sam Neill) dispuesto a todo y un pulcro y perverso director (Jim Caviezel, el actor de La pasión de Cristo) que se sacude las manchas del traje con la misma facilidad que aprieta el gatillo, integran este relato que guarda su arsenal para las últimas escenas. Una cárcel de difícil localización; guardias que parecen salidos de un film futurista; y la ayuda -y las trampas- que vienen del exterior, son algunops de los artilugios usados por el director Mikael Håfström (1408) para construír un producto hecho a la medida de sus protagonistas. Con referencias a los íconos del cine de acción de décadas pasadas y con un plano detalle del ojo de Schwarzenegger que indica que se viene la acción, la película sigue su curso con intriga, tensión y una galería de villanos que funcionan a la perfección dentro de la trama. Aún se aguarda el estreno en Argentina de El ejecutor, la película de Walter Hill que tiene a Stallone como protagonista, mientras que Schwarzenegger tuvo su regreso solista y triunfal en El último desafío. Los músculos de ambos aún están en forma para entregar lo que el público espera de ellos.
Si nos atenemos estrictamente a las carreras fílmicas de las dos moles del cine de acción, no es que Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenneger nunca hayan protagonizado films donde las tramas brillen por su profundidad. Lamentablemente, esta es nula en el caso de Escape Plan, donde la historia pergeñada por Miles Chapman y Jason Keller está muy tirada de los pelos y se puede tomar básicamente en dos tramos: la primera parte, donde hay un poco de veracidad en su narrativa, y la segunda, donde el terreno de la parodia y la clase B se hacen presentes desde el guión y se ve reflejado en la divertida y desopilante aventura que viven los personajes. El libreto a su vez provoca ciertas desigualdades en el rimo narrativo. Toda la introducción de quien interpreta Stallone y la presentación del conflicto que lo lleva a conocer al mafioso de Schwarzenegger tienen un ritmo apurado pero aburre e induce al bostezo. No obstante, cuando los protagónicos se desplegan en pantalla, el festín está servido y generan una disposición muy atrayente para el público, asimilando las meras ambiciones de un equipo técnico dispuesto para el lucimiento de estos dos grandes. De igual modo, cuando la adrenalina deja entrever una comedia de acción, las cartas ya están servidas y el disfrute es una recompensa muy grande. Pero una vez que se analiza la trama, se encuentra una rebosante en huecos narrativos, conflictos sin resolución y ganchos argumentales anulados en detrimento de una balacera infernal en el tercer acto. Sly apenas si puede hablar, pero a la hora de los bifes cumple y apoyados espalda a espalda con el Governator, se llevan a la película por delante, en especial Arnold, quien se compra totalmente su papel y nos vende un antihéroe alemán que se la pasa haciendo chistes, gritando descabelladamente en su idioma nativo y haciendo gestos a las cámaras muy cómplices, que sacarán mas de una carcajada a la platea fiel. Hace rato que no se veía a Arnie en una película así, tan ligero y pasándola bien, que se le perdonan varias cosas de por medio. La dupla es la baza fundamental dentro del elenco, ya que el villano de Jim Caviezel es un desacierto absoluto -alguien mayor, de la generación de los otros dos, hubiese dado mejores resultados- y el desaprovechamiento de un actor de talla como Sam Neill sólo se lo puede calificar de accionar criminal. Escape Plan tenía dos grandes nombres para vender explosiones y acción a por docenas, en una vuelta a las raíces de los identikits celuloides de los dos nombres más grandes del género, pero lamentablemente tiene una calidad fílmica demasiado impar, rozando la clase B en más de una oportunidad. Es un vehículo de lucimiento forzoso, bien armado y con varios momentos divertidos, pero el molde le queda chico a la dupla Stallone/Schwarzenneger. Mientras tanto, a esperar el verdadero banquete: The Expendables 3.
Este va a ser el copete más largo de la historia pero no me importa. Hace algunos años estaba aburrido un sábado a la noche y encontré sobre la mesa una película que había comprado mi hermano titulada “1408”, con John Cusack y basada en un cuento de Stephen King. Pese a que mis expectativas eran sumamente bajas debido a las últimas adaptaciones sobre libros el maestro del terror que había visto como “El Cazador de Sueños” y “La Ventana Secreta”, me encontré con una película oscura y bien guionada. Mikael Hafstrom fue el responsable de “1408”, que luego realizaría “El Rito” con Antony Hopkins –una mediocre película sobre exorcismo-, y ahora nos presenta “Escape Imposible”, con dos de los actores más destacados del cine de acción de los ´80: Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger. Stallonator La historia no es nada nueva, pero qué importa si venimos a ver a Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger, -al fin y a cabo el Star System sigue tan vigente como el primer día-. La cosa es así, Ray Breslin (Stallone) es un experto en lo que respecta a la seguridad en prisión. Su trabajo es ingresar a las cárceles de máxima seguridad de Estados Unidos, pasar un tiempo ahí y escapar con el fin de demostrar la vulnerabilidad del sistema de seguridad. Esta experiencia la imparte e incluso escribe un libro donde boceta una prisión a prueba de fugas. Tras ocho años de éxitos, Breslin, acepta un último trabajo en una cárcel secreta privada que aloja a los hombres más peligrosos y buscados del mundo que, una vez prisioneros allí, pasan a ser “desaparecidos” (curiosa palabra que se utiliza a lo largo de la película). Ray toma la identidad de un terrorista e ingresa, pero una vez prisionero no es reconocido como el profesional que es y está encarcelado realmente por primera vez. Para salir de esa trampa, Ray, buscará ayuda en otro preso llamado Emil Rottmayer (el mismísimo Arnold Schwarzenegger). Dúo Dinámico Si bien ver a Stallone y Schwarzenegger juntos ya no es una novedad, en “Escape Imposible” están en pantalla bastante más tiempo que en las dos películas de “Los Indestructibles” juntas. Pero repetir parte del reparto no es el único punto en común ya que tanto “Los Indestructibles” como “Escape Imposible” llevan a cabo una desviación del género de acción pasando del plagio a un gag estilizado, donde se repiten y reciclan los códigos del género, homenajeando y parodiándolos a la vez. Esta fórmula nostálgica y empática está muy bien tratada en la película de Hafstrom porque no abusa del “chiste” como sus antecesoras, aunque para mi gusto le faltó un poco más de acción. “Escape Imposible” tiene un guión bien construido que se desarrolla a su tiempo, pero se desenlaza de una forma caótica y hasta diría torpe. Los personajes son sólidos aunque hay puntos que se presentan con cierta seriedad y terminan resultando inverosímiles como el personaje de Stallone que interpreta una persona inteligente, táctica y hábil -que además escribió un libro-. Creo que hubiera sido más efectista que lo condenen injustamente y sea un Houdini de las prisiones de máxima seguridad. Conclusión Los apasionados del género y sobre todo de estas dos estrellas sexagenarias lo van a disfrutar mucho, los que no lo son se van a entretener igual porque en ese aspecto la película cumple con su objetivo primordial. Mikael Hafstron es un director tenaz que sabe llevar bien sus películas pero con ciertas limitaciones, y “Escape Imposible” no es la excepción. - See more at: http://altapeli.com/review-escape-imposible/#sthash.AuEQ5Tdo.dpuf
Furia de titanes Escape Imposible funciona como un gran patio de juegos. Hablamos de una película que celebra la reunión entre dos íconos XL del cine de acción. Es difícil de creer que la unión de dos titanes como Sly y Arnold haya tenido que esperar hasta 2010 para materializarse en pantalla grande. Es por eso que Escape Imposible viene a cumplir de alguna manera y, desde nuestro imaginario de espectadores, una conciliación entre ambos, los más grandes "rivales" de la acción (por ser los más canónicos). Aunque al momento de sentarnos frente a la pantalla, lo que esperábamos de nuestros héroes no se parece -en principio- a lo que deseábamos encontrar. Al comienzo, mientras aguardamos eufóricos y sedientos a que comience la fiesta, la trama maneja otros tiempos y empieza a desarrollarse de manera lenta y divergente. Pero lo que en realidad está manejando Håfström es un juego de trampas con nuestras expectativas...
Una fiesta memorable para todo fanático del cine de acción y en especial de Stallone y Schwarzenegger. Tener a estos dos íconos juntos en una misma historia es un sueño hecho realidad para los amantes de este género. Algo que es absolutamente imposible de comprender para la mayoría de los críticos de cine que siguen mirando estos filmes con un brochecito en la nariz, por más que intenten venderle a la gente otra imagen. Escape imposible es una fiesta distinta a la que vivimos en Expendables 2, que en mi opinión sigue siendo superior por la cantidad de figuras que tuvo en el reparto. La película de Mikael Hafstrom (Habitación 1408) durante gran parte de la trama se concentra más en el thriller que la acción con un argumento que logra engancharte. El misterio de como los protagonistas tratan de escaparse de la bizarra prisión está muy bien trabajado. Me pareció genial lo bien aprovechados que están Stallone y Arnold en la historia. Sly tiene un rol más serio, mientras que Schwarzenegger es el encargado de aportar la cuota de humor y la rompe cada vez que habla. La escena en la que los protagonistas se encuentran en la cárcel por primera vez es muy emotiva de ver para los fans. Son dos íconos tan grandes en este género que cuando los ves juntos en un mismo plano te roban una sonrisa y es inevitable. Escape mortal entra directamete en el terreno de la gloria pochoclera en el acto final que es maravilloso. Durante los últimos 15 minutos va a sentir que viajaste a los años ´80 y estás viendo esas películas clásicas que ya no se hacen más en Hollywood. "La escena del helícoptero de Arnold " cuando la cámara le hace un primer plano a los ojos y él toma control de una situación se va a aplaudir en muchas salas de este país las próximas semanas. Son esos momentos en los que uno como cinéfilo y reitero, fanático del género, da gracias por el espectáculo ofrecido. Por cierto, un muy buen regreso también de Jim Jesucristo Caviezel quien se destaca en el rol de villano y hace rato que no aparecía en un estreno para cines. Gran película de acción. A disfrutarla.
El desafío de la fuga Stallone y Schwarzenegger unen fuerzas para huir de prisión. Podemos decir que Escape imposible es un aperitivo antes de Los Indestructibles 3, a estrenarse en 2014, o que la dupla Schwarzenegger-Stallone le tomó el gustito a eso de trabajar juntos y enfrentar, codo a codo, a villanos de todo tipo. Pero lo que sí se nota en este filme del sueco Mikael Hafstrom (1408, El rito) es que estos héroes sexagenarios del cine de acción, se divierten. Y mucho. Hacen casi de ellos mismos, en forma relajada, y Arnold muestra costados inéditos, como hablar en alemán, hacer chistes (sin caer en el ridículo) o tirar guiños a su filmografía, donde las balas caerán y caerán. El argumento parte con Stallone en la piel de Ray Breslin, quien tiene el peculiar trabajo de testear cárceles de máxima seguridad: pasa un tiempo recluido en prisión y luego -con recursos de lo más desopilantes- escapa. Y escribió un libro donde explica los secretos para construir una penitenciaría inexpugnable. Error. La primera parte del filme está bien ensamblada y tiene la cuota de intriga necesaria para conocer las cualidades de Breslin. Hasta que acepta un último trabajo luego de ocho años de exitosas fugas. De allí en adelante, Escape imposible encerrará al espectador para no largarlo hasta el final. Lo asfixiará entre las paredes de “La Tumba”, una colmena vidriada que reúne a los criminales más peligrosos de todo el mundo. Allí parará Ray, engañado, quien conocerá a Emil Rottmayer (sí, Schwarzenegger ) y juntos harán lo que mejor saben. Usar sus músculos, pero con inteligencia. Ubicada en un punto enigmático del planeta, y con guardiacárceles enmascarados que le dan un toque futurista al filme, la prisión será escenario para que los protagonistas se luzcan mejor juntos que por separado, usando todos los artilugios posibles para descubrir los secretos del presidio. Y con un desenlace bastante sorpresivo. Lo que no se comprende es por qué Håfström desperdició a un actor de la talla de Sam Neill para colocarlo en un rol pequeño, como el médico cómplice del presidio. Hubiese encajado mejor haciendo de Willard Hobbes, el mandamás de “La Tumba”, encarnado por el inexpresivo Jim Caviezel (La pasión de Cristo), quien con cierto aire (ridículo) al Silencio de los inocentes diseca mariposas mientras escucha música clásica. Si Arnold brilló en El último desafío y los fanáticos de Syl aguardan el estreno de El ejecutor, con Escape imposible este dúo de la acción demostró que le sobra pericia a pesar del paso de los años.
Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger juntos. No es una novedad -ahí están las dos entregas de Los indestructibles-, pero sí es la primera vez que ambos están como protagonistas. Todo un acontecimiento. Y Escape imposible está a la altura. Incluso es mejor que lo que uno puede imaginar con cierta condescendencia: "película de acción más o menos aceptable con dos tipos que están de vuelta". Escape imposible, dirigida por el sueco Mikael Håfström, es más que eso. Es más: por su original planteo argumental, su punto de partida, que incluye una importante revelación luego de la primera secuencia (y que es mejor no saber, aunque lo anuncian en todos lados). Lo que se puede contar es que Stallone y Schwarzenegger planean con extrema astucia el escape de una prisión de máxima seguridad, la más inviolable jamás construida, que además es secreta e ilegal, y que no pasaría la más mínima inspección de la comisión más ciega encargada de vigilar el trato a los reclusos. La película se ubica muy por encima de la línea de lo aceptable, además, porque Stallone y Schwarzenegger (por más que muchos espectadores y críticos no se los tomen en serio) son dos actores de cine cabales, que entienden de presencia y de timing. Con sus pausas para las respuestas devuelven líneas de diálogo con tanta justeza e impacto como pegan trompadas. Y los guionistas, además, les han escrito varias líneas breves que son chistes memorables. Stallone y Schwarzenegger, con su experiencia para ponerse al servicio de un montaje inteligente, que marca el paso de la tensión y el peligro aunque jamás es frenético, son los pilares de una película de solidez destacable, a la que tal vez le sobre una vuelta de tuerca y le falte alguna explicación de la conducta de un personaje. Escape imposible es una de acción "como las de los ochenta", pero con ritmo y atractivos actuales y con dos de los íconos máximos de esa década. Otra clave para sus logros es el extraordinario villano significativamente llamado Hobbes, el director de la prisión. Hobbes vigila, no confía en los hombres y menos que menos en los que tiene encerrados en su cárcel. Jim Caviezel lo interpreta con la sabiduría y la fuerza necesarias para hacerlo "más grande que la vida" y ponerse a la altura de los dos gigantes. La película tiene una estructura en la que se alternan secuencias de táctica y estrategia y de acción, y éstas presentan variedad: peleas a puño limpio, resistencia frente a medidas extremas, enfrentamientos con armas. De ningún recurso se abusa y tampoco se estira la secuencia final (y en eso se corrige a las películas de los ochenta). Éstos y otros méritos, obviamente, pivotean todo el tiempo sobre los dos grandotes con gracia y, a esta altura, no sólo de vuelta sino en estado de gracia.
Se ha formado una pareja Tras el cono de sombra que siguió a sus años dorados, las figuras de Rocky y Terminator parecen estar disfrutando de una suerte de “Período de Plata”, como lo prueba esta comedia carcelaria, en la que recuerdan a Jerry Lewis y a Dean Martin. Es notable el renacimiento que están teniendo durante estos primeros años de esta década Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger, las dos grandes figuras del cine de acción de los años ’80 y... ¿alguien dijo por ahí de la historia del cine? Sí, tal vez así sea, porque sin dudas a ellos les cabe la responsabilidad de haber sido los moldes para la creación del héroe de acción moderno: hiperbólicos, hipertróficos y poco amigos de la sutileza (todo esto aplica tanto a los actores como a sus personajes). ¿O alguien recuerda que existiera algo remotamente parecido a las películas o el tipo de roles que crearon estos dos monstruos antes de Rocky, Conan, Rambo o Terminator? No: que el cine de acción se haya convertido en el género más popular de las últimas tres décadas o que hoy sea casi imposible ser actor en Hollywood si no se tiene el físico de un deportista es en gran medida por mérito (o culpa) de ellos dos. Entonces no está mal que películas como Escape imposible les permitan disfrutar de un Período de Plata, tras el cono de sombras que siguió a los ’80 y los primeros ’90, sus años dorados. Y mucho mejor sería si consiguieran estabilizarse como pareja cinematográfica, al estilo de Jerry Lewis y Dean Martin, en vista del satisfactorio resultado de este film, algo que ya había sido esbozado en Los indestructibles. Pero eso ya es ir más allá de lo prudente, soñar despierto. Sin embargo, no es ociosa la cita al dúo cómico Lewis/Martin, porque aun cuando se trata de un film de acción hecho y derecho, Escape imposible acierta en el perfil autoparódico del relato y de los personajes protagónicos. Uno de ellos es Ryan Breslin (Stallone), un escapista devenido empresario que maneja una consultora encargada de testear los sistemas de seguridad en establecimientos penitenciarios. De hecho, no hay cárcel cuyos protocolos no hayan sido destrozados por Breslin, siempre haciéndose pasar por un recluso. Hasta él llega la mismísima CIA para pedirle que se haga cargo de comprobar, a cambio de 5 millones de verdes, la seguridad de una nueva unidad carcelaria, una en donde se encierra a personas que nadie sabe que están encerradas. La palabra que utiliza la agente es “desaparecidos” y con eso la película da por sentado un estado fascista. Algo impensable en algunas de las películas que hicieron famosos a Sly y a Big Arnold, en donde el hecho de que los Estados pudieran ser fascistas no necesariamente era algo que fuera motivo de crítica, sino más bien todo lo contrario. Obviamente, Breslin acepta y unirá fuerzas con Rottmayer, otro recluso, interpretado por Schwarzenegger, en un papel donde el ex gobernador californiano vuelve a jugar a la comedia. No hay que pedirle a Escape imposible que todas sus tuercas estén bien ajustadas. De hecho, hay algunas bastante flojas. Sin embargo, eso que en otros casos podría resultar fatal para el relato, aquí no hace más que potenciar los golpes de efecto. Y así como en las películas de Jerry y Dean era sabido que, aunque uno de ellos era medio tonto y el otro medio cafishio, indefectiblemente acabarían besando cada uno a una chica y superando cualquier dificultad sin que a nadie se le ocurriera mencionar las debilidades del verosímil, en Escape imposible también es inútil pretender que todo encaje a la perfección. Como en cualquier buen acto de magia, acá también algo distrae al espectador para que nunca note que alguna cosa no termina de cerrar y aun así piense que ha presenciado un milagro. En el caso de esta película, ese elemento distractivo tiene nombre y apellido. O mejor dicho, dos nombres y dos apellidos: ¿hace falta escribirlos de nuevo?
Para no perder la costumbre Como si volvieran los 80, Stallone y Schwarzenegger están juntos en una de acción. El tiempo pasa, pero estos tipos no pierden las costumbres. Sylvester Stallone es Ray Breslin, un experto cuyo trabajo es infiltrarse en prisiones de alta seguridad, y encontrar las fallas que le permitan a los presos escaparse. Así como una especie de MacGyver con músculos, se las rebusca con adminículos hechos de papel, o de cartón, para evadir complejos sistemas de seguridad. Un día una misteriosa mujer llega a sus oficinas a proponerle a él y a su equipo una misión complicada, escapar de una cárcel secreta y ultra segura donde están de forma clandestina los prisioneros más peligrosos del mundo. Pero esta propuesta esconde una trampa, y Breslin debe usar su experiencia para huir de un lugar con celdas transparentes, vigilado día y noche por cámaras y guardias despiadados. Para esto contará con la ayuda de un amigable convicto llamado Emil Rottmayer (Arnold Schwarzenegger), juntos formarán una dupla que hará de todo por escapar. Los ahora sexagenarios héroes de acción tienen escenas menos arriesgadas fisicamente, con más humor, apoyadas por buenos efectos especiales y un gran despliegue técnico, donde no faltan las apologías a la justicia por mano propia, y por momentos parece una película que haría feliz a cualquier republicano portador de armas. Con una vuelta interesante para el final, y una química que funciona muy bien, estos héroes de acción aprendieron a reírse de si mismos y de los cliches ochentosos.
Junto al otro icono del cine de acción, Arnold Schwarzenegger, la dupla de veteranos actores, despliegan todo su repertorio en esta cinta de agradable anacronismo. Hay peleas cuerpo a cuerpo, escenas de acción de una grandilocuencia extraordinaria, momentos rodados en slow motion, como no, y hasta los gags de chistes autoparodicos, que siempre se agradecen. Pochoclera hasta la medula, es una experiencia que los fanáticos del cine de super acción de los ochenta, sabrán agradecer.
Rambo y Terminator juntos merecían otra cosa El prólogo realmente promete. Deja claro que la premisa de este "Escape imposible" es totalmente original: nunca se hizo una película sobre un experto en simular ser un convicto para demostrar las fallas de seguridad de las cárceles mas rigurosas. Luego, el argumento también sorprende con detalles totalmente imprevisibles. Y por si hace falta algo mas, la película presenta primero a Stallone y luego se las arregla para mantener el suspenso sobre la aparición de su inédito socio Schwarzenegger. Estos factores bastan por sí solos para mantener el interés, a pesar de que la película hace agua por todos lados. Se puede suponer que a lo largo de las décadas Rambo y Terminator (o si se quiere, Rocky y Conan) deben haber tenido propuestas mucho mejores para que acepten fimar juntos. Y no sólo mejores, sino más fastuosas. Cuesta creer que el presupuesto de "Escape imposible" sea apenas un quinto de algunas de las más malas y caras películas que estos dos veteranos héroes de acción filmaron por separado en sus buenos viejos tiempos. El director sueco Mikael Hafstrom -el de la excelente adaptación de Stephen King "1408"- parece más interesado en los aspectos fantásticos de esta historia sobre una cárcel totalitaria para prisioneros políticos sin proceso legal que en darle algún mínimo nivel de verosimilitud al asunto. De este modo, se pierde el suspenso, mientras que por otro lado la superacción tarda bastante en llegar. De todos modos, la química entre los dos pesos pesados es excelente y salva la película. Sin mencionar que por primera vez en su carrera, Schwarzenegger se anima a lanzar monólogos en su idioma natal. La mala jugada es tratar de hacer que Jesús sea un mal tipo. Como villano, Jim Caviezel, conocido como el protagonista de "La pasión de Cristo" de Mel Gibson, es espantoso.
Dos gigantes en plena acción Nunca se imaginó Ray Breslin (Sylvester Stallone) que iba a caer en semejante antro. Maleantes de todo tipo, asesinos y hampones de la peor calaña. El está acostumbrado a este tipo de situaciones, pero también hay un límite. Breslin es el señor top de la seguridad carcelaria. Como la abogacía no le daba demasiado resultado, se dedicó a la seguridad y su libro es un best seller que se disputan los directores de prisiones. Hasta que se mete la CIA y el pobre Breslin cae como un preso vulgar para saber cuáles son los problemas de seguridad de una gran prisión. Breslin está preparado para luchar, fugarse, disimular, además fue uno de los que diseñó la prisión, pero la cosa viene fea y si no fuera porque Emil Rottmayer (Arnold Schwarzenegger), un grandote de apellido alemán se le acerca, la cosa hubiera sido peor. Además hay un médico en la prisión, Kyrie (Sam Neill), que no termina de pasarse al grupo de los malos. TRUCOS Y ALGO MAS El filme es simple, diríamos elemental, con mucha violencia, enfrentamiento de grandotes versus grandotes, algunos trucos para escaparse que no son nada del otro mundo y que Houdini hubiera despreciado y dos fuertes personalidades unidas por primera vez en la vida cinematográfica. Son Sylvester Stallone como Ray Breslin y Arnold Schwarzenegger, en el papel de Emil Rottmayer, los reyes de la acción hollywoodense se encuentran por primera vez en una película con más de sesenta años, varias veces millonarios, padres de varios hijos y ex esposas. Los dos muestran un óptimo estado físico y se enfrentan con el sádico de Hobbes (Jim Caviezel). Nada nuevo bajo el sol, pero lo necesario para entusiasmar a los fans del cine de acción.
Dos monumentos del cine de acción La presencia de dos veteranos íconos del cine como Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger en una misma película genera una curiosidad que combina proporciones equivalentes de fanatismo y morbosidad. Si bien la fórmula fue probada con éxito en Los indestructibles, la peculiaridad de Escape imposible es que el protagonismo se divide sólo entre ellos dos. El actor ítalonorteamericano ya ha cumplido 67 años, y el austríaco, 66, pero ninguno se resigna al papel de abuelo que le correspondería por la edad. Siguen prestando sus cuerpos de pesos pesados a personajes que demandan muchísima acción física. Eso no significa que pretendan parecer más jóvenes. De hecho la cámara no les ahorra primeros planos que muestran, simultáneamente, el deterioro de sus caras, la nula expresividad que siempre los caracterizó, y la grandeza de monumentos que ambos exhiben en cada mirada, en cada gesto, en cada golpe. Por suerte en Escape imposible hay una historia lo suficientemente interesante como para que no se queden solos peleando en el vacío. La trama no se reduce a un simple progresión de problemas y peligros que los dos hombres deben atravesar para lograr sus objetivos, sino que ese esquema básico está inserto en el mundo de las prisiones de máxima seguridad. Ray Breslin (Stallone) y Emil Rottmayer (Schwarzenegger) forjan su amistad en la cárcel más segura del planeta, y desde que se conocen, después de atravesar el muro invisible de una mutua desconfianza, empiezan planificar la fuga de una prisión que parece invulnerable y que les reservará más de una desagradable sorpresa. Siempre bajo la forma de un acertijo que se resuelve a las patadas -esa ideología que tan bien parodió Roberto Fontanarrosa en su Boogie, el aceitoso-, Breslin y Rottmayer piensan pero también pegan y se permiten algún que otro cruce verbal de ironía autosatisfecha. El mensaje es: seguimos siendo peligrosos incluso cuando no reímos de nosotros mismos. Inflada como los músculos de ambos protagonistas, Escape imposible se da tiempo para incluir en su argumento un alcalde de prisión llamado Hobbes (igual que el autor de Leviatan, título que evoca el monstruo marino bíblico con el que filósofo inglés simbolizaba el Estado totalitario), prisioneros musulmanes, torturas, lecciones de ética hipocrática y varias cosas más que no mejoran el producto base aunque tampoco lo empeoran demasiado.
Dos gigantes contra el mundo Sylvester Stallone, Arnold Schwarzenegger supieron ser las máximas estrellas del cine de acción de los ochenta. Stallone tuvo prestigio en la década anterior, incluyendo el Oscar para Rocky. Se volvió héroe de acción ochentoso unos años después, y así se sumó Arnold. Luego, este último supo reinventarse con humor y su estrellato le duró intacto en la década del noventa. Sus carreras han tenido altibajos, pero claramente estaban saliendo del estrellato poco a poco (Schwarzenegger por su carrera política), además de que el pasar de los años afecta a los héroes de acción. Stallone realizó, aunque parezca mentira, dos atendibles secuelas de sus máximos personajes: Rocky Balboa y John Rambo. Estas dos películas le permitieron preparar el terreno para su verdadero regreso, Los indestructibles, realizada en el 2010. El título de indestructible es local, porque el original, The Expendables, era casi contrario, y mucho más a tono con aquel punto en su carrera. El film fue la excusa para que, aunque fuera con un pequeño cameo, reapareciera también Arnold. Los veteranos del cine de acción habían vuelto, y habían vuelto con todo. Su público no los había olvidado, como demostró ese éxito que se transformó en Los indestructibles 2 y va camino a la tercera parte, sumando en cada caso a otras estrellas del cine de acción. Pero Escape imposible trae una verdadera novedad y es que aquellos rivales de la taquilla ahora comparten cartel protagonizando de forma excluyente un film completo. El ámbito es una cárcel de máxima seguridad y ambos juegan con ligereza y humor sus papeles hechos a la medida. No es Escape imposible un film tan divertido y complejo como Los indestructibles, pero ofrece una vez más una idea del cine que es festiva. Se da el lujo de sumar a grandes actores como Jim Caviezel, Sam Neill, Vincent D'Onofrio, Amy Ryan, lo que también habla de un buen ojo para elegir el casting. Nobles y dignos, estos dos gigantes del cine nos regalan otro momento de alegría. Esa nobleza tiene, en más de un momento, ecos de Alexandre Dumas, autor citado en varias partes del film. Esto abre la sospecha de que estamos frente algo sencillo de disfrutar pero complejo de hacer. Con muchos proyectos en el futuro y con varios excelentes films realizados en esta década, los chicos están de vuelta.
Justicia para el pueblo Pocas temáticas son tan efectivas como los escapes, y más precisamente, los escapes de prisiones. Ya sea en materia de cine, televisión o literatura, hay algo especial en estos casos que los hacen irresistibles al público en todas las épocas, y las obras son tantas y tan famosas que hacer una selección sería injusto e indecoroso. Pero no por nada Sueños de Libertad (The Shawshank Redemption, Frank Darabont, 1994) es aún la película con la mejor calificación en IMDB. Escape Imposible cuenta una historia un poco delirante, pero que engancha mucho: Ray Breslin (Stallone) trabaja para una empresa haciéndose meter preso para escapar de las cárceles y señalar las falencias de seguridad de las prisiones. El filme comienza con un pequeño gran escape, plagado de triquiñuelas demasiado buenas para ser ciertas, y de ese modo queda planteado el tono -algo por encima del verosímil- por donde transitará la narración. El disparador es que Breslin aceptará un trabajo algo sospechoso y terminará encerrado en la prisión más segura y secreta del mundo, sin contacto con nadie de su empresa en el exterior, y deberá unirse a Rottmayer (Schwarzenegger) para sobrevivir. El nuevo filme de Mikael Hafstrom tiene un atractivo evidente para cualquier fanático de la acción y hasta diría para cualquier cinéfilo que se precie: el dueto principal compuesto por Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger, quienes -ya algo alejados de sus épocas mozas- finalmente comparten escena como protagonistas en la gran pantalla. Ya habían coqueteado en Expendables 1 y 2, y aquí finalmente la reunión se da y de buena manera. El evento cinematográfico es para festejar por más que uno crea que un elenco distinto podría haber dado un resultado más benévolo en cuanto a la narración (ambos personajes se ven sumamente inteligentes, por lo cual el clásico estereotipo del musculoso héroe de acción se ve aquí algo corrido o mezclado con una especie de “nerd sabelotodo”, en especial en el papel que interpreta Stallone). Sin embargo, si alguien va a ver esta película es casi exclusivamente por el dúo protagónico, por el encuentro tan esperado de estas dos grandes figuras compartiendo cartel en el mismo filme. Esta historia, de una factura aceptable desde el guión y la producción, cuenta con un atractivo más que la eleva por sobre el promedio: Jim Caviezel (La Pasión de Cristo, 2004) como villano. Aquí interpreta a Hobbes, el responsable de la súper prisión, un hombre despiadado con la mezcla justa de perversión y calma. El personaje de Caviezel recuerda mucho al villano de Guy Pearce en Lawless (John Hillcoat, 2012), pero allí donde Pearce se desbordaba, Caviezel se contiene logrando que esa mixtura de amaneramiento y crueldad se produzca de una forma menos caricaturesca. Más allá de no escaparle ni por asomo a los vicios y estereotipos del género y de tener alguna que otra resolución demasiado arriesgada, Escape Imposible es muy entretenida y logra sostener sus dos horas de metraje haciendo honor a sus íconos de acción.
Viejitos en fuga Si existía una dupla actoral que en los ochenta fuera la destinataria de los suspiros y anhelos de los amantes del cine de acción, esta era sin lugar a dudas Stallone y Schwarzenegger. La mera idea de soñar con verlos juntos en la pantalla era un universo de acción, golpes y testosterona al por mayor que emocionaba a los amantes del género, pero por aquel entonces cada uno se ocupaba de cimentar su propia carrera y el sueño tuvo que mantenerse latente por treinta años. Tuvimos un pequeño adelanto con Expendables, pero en nuestro interior la esperanza continuaba latente, de ver a estos dos iconos del cine de acción ochentoso juntos, compartiendo un espacio propio. El esperado proyecto llegó de la mano de Mikael Hafström (director de films como 1408 o El rito) quien nos brinda un interesante relato de acción con toques de humor inteligentemente dosificados. Stallone interpreta a Ray Breslin, un experto en seguridad carcelaria cuya principal actividad es ingresar a los penales más importantes de Estados Unidos y una vez dentro (y a través de un minucioso estudio de sus puntos débiles funcionales) fugarse para finalmente brindar sus servicios de asesoramiento. Su nueva misión se trata de ingresar a una de las cárceles de mayor seguridad del país donde se encuentran recluidos los criminales más peligrosos y que se encuentra en un lugar no determinado. Esta prisión cuenta con los máximos adelantos en materia de confinamiento como así también con la cruel y sádica dirección de su aguacil Willard Hobbes (Jim Caviezel en una estereotipada pero convincente actuación) quien le demostrará a Ray que el escape es tan imposible como necesario para su supervivencia. Será entonces tiempo de buscar un cómplice en esta nueva misión y allí aparecerá Emil Rottmayer (Arnold Schwarzenegger), un presidiario que lo ayudará a tratar de emprender la casi imposible tarea de fugarse de ese depósito de indeseables que termina siendo esta cárcel secreta. Sin falsas pretensiones y sabiendo exactamente al público que va dirigido Escape imposible nos brinda acción, golpes y adrenalina en la proporción exacta que necesitan los amantes del género. Abrazando y respetando cada uno de los elementos fundantes del relato de presidio y dosificándole toques de humor se muestra como un producto que sin lugar a dudas impactará mucho más en aquel espectador que disfrutó a estos dos icónicos personajes del cine de acción de la época de la guerra fría. En medio de estos dos grandes del cine de acción, que ya poseen una dinámica y química propia frente a la pantalla, se erige un Jim Caviezel (para los amantes de las series es uno de los protagonistas de Person of Interest) en una interesante composición de un obsesivo sádico e inescrupuloso que termina de conformar el trípode en el que se cimenta el relato efectivo y contundente. Escape imposible es una experiencia cinéfila que condensa y hace justicia a las expectativas de un público que ha esperado anhelante por el encuentro de estos dos astros y que saldrá de las salas con esa hermosa sensación de haber cumplido un sueño que esperó mucho por realizarse. A veces el cine es eso y no es poco.
Intenten detener a Arnold y a Sly. Vamos, intenten. Hay algo que Arnold y Sly entendieron bien, y es que están viejos. No se hacen los superhéroes, se saben vulnerables, y eso los llevó a la autoparodia, algo que les cae como anillo al dedo para el género en el que se están manejando: Las películas de acción puras, duras y que no permiten ni 10 segundos de análisis. Un género olvidadísimo luego de los tempranos '90 que solo de vez en cuando Jason Statham supo revivir. Pero ahora, con los próceres en las pantallas ¿Quién se atreverá a enfrentarlos? Tuvimos que esperar hasta 2010 para verlos juntos por primera vez en pantalla, pero eso ahora es algo que se repite, ya sea en la saga de Expendables (que ya tiene una tercera entrega confirmada) o en proyectos fuera de eso, como lo es Escape Imposible, una ¿comedia de acción? que destaca gracias a la frescura y a la poca seriedad que plantea. Ryan (Stallone) es un empresario que se encarga de testear los sistemas de seguridad de las prisiones ¿Cómo los testea? Escapando. Sencillamente se mete en la cárcel más segura y en nada ya está afuera, mostrando todas las debilidades de seguridad que puede tener el edificio. Como él es el mejor en lo suyo, la CIA le pide que, por favor, compruebe el sistema de una carcel que utiliza el servicio de Inteligencia para las personas apresadas clandestinamente en una central completamente anónima, escondida y secreta. A cambio, su cuenta bancaría crecería 5 millones de dólares. Adentro de esta cárcel tecnológicamente superior a cualquier cosa que hayamos visto (en materia de cárceles, claro) conocerá a Rottmayer, un recluso con el que formará equipo para huír de la prisión. La película tiene absolutamente todos los defectos con los que vienen de fábrica este tipo de películas: actuaciones exageradas, malos malísimos sin ningún tipo de matíz, huecos en el argumento y chistes internos que solo entenderán los mayores de 30 años, o aquellos que hayan seguido las carreras de Arnold y Sly. Pero ¿Podíamos esperar que NO tenga estos ingredientes? ¡Claro que no! Por eso Escape Imposible es una buena película, divertida, y que hará volar el tiempo en sus relojes. Porque cuando los grandes hablan, los demás se callan. Y si los grandes quieren pasar, pasen, nadie los va a detener. Es más, cuándo quieran pueden juntarse de nuevo.
La fuga hiperbólica Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger fueron rivales de taquilla por los 80’s y buena parte de los 90’s, vieron sus carreras desbaratarse por la selección de proyectos muy malos y un cambio en el paradigma del cine de entretenimiento masivo de Hollywood entre la segunda mitad de los 90’s y comienzos del nuevo siglo, y desaparecieron de nuestra mirada casi por el mismo período de tiempo y en la misma época aunque por motivos diferentes (mientras Schwarzenegger se dedicó a ser gobernador, Stallone seguía sin dar pie con bola y era casi un elemento anómalo dentro del cine). Pero Arnold dejó la política y en el camino Stallone tuvo un regreso particular, a caballo de sus dos sagas fundamentales: Rocky y Rambo. No sólo las protagonizó, sino que además las dirigió. Y a cada una le incorporó elementos refundantes. Con Rocky Balboa nos dijo que la vejez es un lugar muy atractivo para lo lúdico; con Rambo – regreso al infierno, que la sangre del pasado debía actualizarse pero podía tener un elemento paródico y autoconsciente que la libere de algunos pecados. Ese binomio fue indispensable para lo que luego fueron Los indestructibles, pero tanto más para que Sylvester y Arnold demostraran que todavía tenían algo para decir y público en las gateras dispuesto a ver sus aventuras en la pantalla. Está claro, sin la tozudez emotiva de Stallone, ninguno de los dos podría disfrutar de este renacer en la pantalla grande cuando están llegando a los 70 pirulos: a Arnold, que siempre fue más inteligente que su colega, lo vimos este año disfrutando de la pirotecnia coreana de Kim Jee-Woon en la muy divertida El último desafío. Los dos son, básicamente, animales de la pantalla, tienen presencia, gracia, han sabido construir sus respectivos personajes y un carisma especial. Y esa tozudez de Sly, que los lleva a ambos a la superficie, es un poco inconscientemente el subtexto de Escape imposible, la primera película que los pone a compartir protagonismo, aunque está claro que se trata de una de Stallone en la que Schwarzenegger participa. Escape imposible es una de fugas carcelarias, y si ustedes han visto alguna de este subgénero sabrán que las prisiones del cine son inexpugnables pero siempre presentan fallas, que los guardias son seres atroces, que el director del lugar es un tipo despreciable y que los reos son sometidos a todo tipo de vejámenes y tratos inescrupulosos. Bueno, todo eso pero en modo hiperbólico es lo que ocurre en este muy buen film de acción y suspenso: los buenos son más inteligentes, la cárcel más jodida, los guardias no tienen rostro y son muy malvados, y el director es el demonio vestido de etiqueta. El primer gran logro de Escape imposible es que aún siendo dirigida por el sueco Mikael Håfström, se trata de una buena película. Miren que más que filmografía el tipo tiene prontuario. Pero haciendo las veces de director que filma por encargo, el sueco se dedica exclusivamente a narrar con solvencia -hasta con un plus de coherencia- aquello que el guión pide y deja que el carisma de Stallone y Schwarzenegger haga el resto. De todos modos no hay que restarle méritos: desde un comienzo se nota que la película no va a lo seguro, que sería poner a los protagonistas a repartir piñas y hacer volar cosas hasta el hartazgo. No, Escape imposible cumple con lo que el subgénero -en ese modo hiperbólico- exige: la tensión avanza progresivamente, tiene humor, el encierro es real, lo inalcanzable del objetivo aumenta el suspenso y el villano de Jim Caviezel tiene la cuota de asco y fascinación necesaria para convertirlo en el malo ideal. De hecho sin ese malo seguramente la película no sería tan buena. Escape imposible no es una película que invente nada, pero es su atención a los detalles donde destaca: además de Caviezel, tenemos a Amy Ryan, Sam Neill y Vincent D’Onofrio, muy buenos intérpretes que aún en pequeños roles aportan su talento para que el producto entero se sienta sólido y creíble. Y el guión se ocupa de crear un verosímil descentrado y exagerado, pero que funciona dentro de la propia lógica que se propone, incluso modificando el tono fascista de las películas que los protagonistas hacían en el pasado: aquí son dos tipos a la deriva en un agujero al que el propio sistema le hace la vista gorda. Pero el centro, claro, son Stallone y Schwarzenegger. Y ambos juegan sus roles de maravilla: el primero aportando su fisicidad habitual a una película repleta de hierro y puñetazos y torturas; el segundo demostrando que mantiene un timing cómico y autoparódico impecable. Como aquella comedia de acción, juntos son dinamita. Las películas de fugas carcelarias suelen tener héroes más cerebrales que brutales, y uno de los grandes logros de Escape imposible es hacer creíble que estos dos bravucones chispeantes puedan ser tan sagaces. Esa estocada final es la que hace que Escape imposible se termine convirtiendo en una gran comedia de acción: esta película es mejor que la media del cine de entretenimiento actual e, incluso -por qué no decirlo-, de muchas que Arnold y Sylvester filmaron cuando eran estrellas del cine allá por los 80’s.
Sylvester Dean Anderson Nostalgia. El director sueco de El Rito se jacta de reunir a dos enormes héroes del cine para construir un thriller carcelario pochoclero, poco pretencioso y con mucha acción dotada de buenos guiños ochentosos. El enfoque está puesto principalmente en lo que puedan ofrecer en cada participación los buenos de Arnold y Sylvester. La historia, sin ser rebuscada ni mucho menos, peca de a ratos por su inverosimilitud, especialmente en determinaciones que lo vinculan a Stallone como si fuese una especie de Macgyver musculoso y venoso. Es que en Escape imposible, el ícono de Rambo interpreta a un experto en salirse con las suyas para fugarse de todo tipo de prisiones, hasta que se halla envuelto en el mayor desafío de su vida, al ser secuestrado y llevado a una cárcel de tecnología y seguridad superiores a cualquier otra. Allí comienza a hacer migas con un recluso respetado en el establecimiento, el gran Schwarzenegger. Destacable resulta el ritmo que posee el film. No decae un solo minuto y no da lugar alguno al más mínimo esbozo de pestañeo o bostezo. Las situaciones y los personajes colaboran a la hora de hacer pasar un rato agradable al observador, sobre todo a aquel fanático de todo producto dinámico en donde los enfrentamientos y los acontecimientos se vayan dando por sí solos sin dejar demasiado espacio al uso del razonamiento. Escape imposible sí que se deja ver. Tampoco acaba siendo una obra imprescindible, imperdible. También es cierto que si no fuese por la presencia de los dos sacos humanos de masa muscular que marcaron épocas en el cine, el resultado hubiese sido bastante peor. A fin de cuentas, una proyección disfrutable, divertida y hasta con alguna vuelta de tuerca que vale la pena remarcar. LO MEJOR: pochoclera. Arnold y Sylvester. Se pasa rápido por su ágil narración. LO PEOR: determinaciones poco creíbles, casi fantasiosas. Curtis ’50 Cent’ Jackson y su poco aporte actoral, al que nos tiene acostumbrados. PUNTAJE: 6,5
¿Quién dijo que una película de fórmula probada y muy repetida no puede ser una gran película? Si todos los ingredientes están donde deben estar, sino falta nada, y todo está en su justa medida, podemos estar ante un claro exponente de género como mínimo bien logrado, y si además encontramos guiños, estrellas de otrora éxito bien utilizadas y una realización envidiable, podemos decir que sí, Escape Imposible es un típico film de género que no sorprende, pero igualmente es una gran película. El protagonista es Ray Breslin (Silvestre Stallone) un hombre con un trabajo complicado, cobra millones de dólares para hacerse pasar por preso y así probar la seguridad de las cárceles escapándose, así como leyeron el hombre es como un catador de cárceles. A él y a su equipo de logística les llega una oferta irrenunciable, ingresar a “La Cueva”, una cárcel pensada para albergar a los criminales más peligrosos del mundo, con la mayor seguridad y vigilancia, y en punto del planeta desconocido. Las cosas arrancan mal desde el primer momento, otro preso es asesinado por un guardia en el traslado y cuando Ray intente utilizar un código para dar terminada su labor, el alguacil Willard Hobbes (Jim Caviezel) se lo negará; por lo que ahora escapar ya no es un trabajo sino una necesidad de vida o muerte. Ya dentro de la prisión Ray conoce a Emil Rottmayer (Arnold Schwarzenegger) quien también lo busca a él para poder idear un plan de escape. Las cartas están servidas, que empiece la acción. Son varias las cartas que tiene a su favor Escape Imposible, la más importante, no reposarse cómodamente en su gancho de audiencia, los dos veteranos héroes de acción. Esta historia de Miles Chapman y Jasón Séller da la sensación que también pudo ser un buen film en manos de actores menos conocidos; aunque sí, el dúo Sly-Arnold le suma y mucho desde el carisma y los constantes guiños a los films de su carrera que serán ampliamente celebrados por la platea. Si bien la historia no presenta gran originalidad, se las ingenia para recordar otros films memorables y darles su propio toque. Lo primero en lo que uno piensa es en la serie Prison Break, y es verdad hay mucho que nos hará acordar; pero también estan por ahí Fuga de Alcatraz, Condena Brutal (con el propio Sly), La Fortaleza y Fuga de Absolon (aunque esta se basaba más en la Ciencia-Ficción). escape Más aún, rescata cierto espíritu de desparpajo/incoherencia clase B de estas dos últimas, con un humor constante, guardiacárceles enmascarados cual Stormtroopers, y un villano con tics caricaturescos. Otro gran acierto es haber puesto a Mikael Håfström en la dirección, el sueco es de los pocos que ha demostrado saber moverse en el género que le toque, ya se trate de suspenso (descarrilados), terror (1408), drama policial (Shangai), o hasta films de exorcismos (El rito, que si no es buena es por el guión que juega en contra a la lograda parte técnica). Håfström maneja las cosas con nervio, buen ritmo, mucha tensión y una fotografía cuidada, la sensación laberíntica de “La Cueva” es toda gracias a él, logra convertir una de acción en un plus de suspenso. Escape Imposible lo tiene todo, una historia entretenida y muy bien llevada, grandes actores de género (a los que hay que sumarles a Vinnie Jones, Vincent D’Onofrio, y Samk Nelly), y toda la acción pochoclera que uno busca cuando ve este tipo de película. Por fin, después de varios intentos, el dúo de acción encuentra un título que nada tiene que deber a sus mejores títulos de épocas pasadas, Escape Imposible se ubica ahí, en el panteón de las mejores.
Si “The Expendables” (USA, 2010) y su secuela fueron la oportunidad de volver al cine de acción de CAROLCO y CANNON de los años ochenta, “Escape Imposible” (USA, 2013) es la reafirmación del placer de volver a ver en la pantalla grande a dos íconos como Silvester Stallone y Arnold Schwarzenegger. Dirigida por Mikael Håfström, quien en su haber cuenta con la nominada al Oscar como mejor película extranjera “Onskan”(Suecia, 2013), en la cinta está otra vez Stallone encerrado (¿cuántas películas van ya con Sly entre rejas?), pero en esta oportunidad por elección. Es que en el arte del escape Ray Bresslin (Stallone) encuentra un negocio multimillonario, mostrándoles las falencias a los gobiernos sobre sus moles carcelarias. Pero algo que no esperaba (la sorpresa) sucede y es engañado para ingresar en una institución de la que aparentemente no podrá salir. Allí conocerá a Emil Rottmayer (Schwarzenegger), con el que hará una alianza para poder escapar antes que su vida siga siendo puesta en peligro por parte del terrible carcelero (interpretado por Jim Caviezel). Filmada de manera tradicional, sin una puesta de escena ambiciosa, quizás sólo en la estructura de la última cárcel, con celdas de vidrio sobre estructuras metálicas, conformando un panóptico/panal, es en dónde la película toma un poco de vuelo, la película entretiene y reflexiona. “Escape Imposible” cumple con lo que promete, si bien le sobran minutos al metraje, hay un ejercicio de estilización y pulcritud de las imágenes que atraen. Hay escenas de pelea, de golpes en el comedor, como en todas las películas carcelarias, y principalmente hay momentos de tensión basados en el simple esmero del personaje de Stallone por tratar de escapar a lo McGyver con un trozo de metal y papel higiénico. Pero hay una recuperación de un tipo de humor buddy movie y guiños entre los protagonistas que destacan. En un momento Emil le dice a Ray que le pegue, y lo hace, a lo que Emil le contesta “Pegas como un vegetariano” y obviamente estallamos. Hay cierto “sentimentalismo” al estilo “Halcón” (USA, 1987) en el tratar de explicar los motivos de Ray para “trabajar” de escapista. “Quitarle la vida a una persona no es nada, pero quitarle su corazón es todo”, afirma, pero rápidamente se diluye. Los personajes, principalmente el de Stallone, se legitima por su erudición, clase y porque ha: ¡publicado un libro! (“La Seguridad de las instituciones correccionales”), contrastando con los presos anteriores que ha interpretado a lo largo de su carrera. De esto también se desprende que hay, y es el punto que la hace aún más interesante, más que la acción y el entretenimiento que genera, una crítica a lo obsoleto de las instituciones penitenciarias y médicas, si Stallone escribió un libro sobre ellas ¡YA FUE TODO!. Porque en otras figuras de saber, la credibilidad es cuestionada, ya que el médico interpretado por Sam Neil es juzgado por Ray al ver su “obediencia debida” y su debilidad. Stallone lo es todo en el film, acompañado por un Schwarzenegger que no se queda atrás y que entre ambos construyen los personajes, me atrevo a decir, más verosímiles de toda su carrera.
De un tiempo a esta parte Silvester Stallone tuvo la buena idea de juntar iconos del cine de acción, por momentos de manera paródica, sin ningún hallazgo, ni nada original, pero con buenos resultados, como la saga de “Los indestructibles” (2010 y 2012), de la cual ya esta en post producción la tercera, con estreno anunciado para el próximo año. También Arnold Schwarzenegger ya había incursionado en producciones de ese tenor, al mismo tiempo que podía representarse a sí mismo con matiz burlón, pero siempre estando en juego algo del orden de una historia que atrape, por momentos inescrutable, por momentos muy satírica. Esta producción esta muy lejos de ambos casos, empezando por la instalación de la verosimilitud en forma demasiado rápida, demasiado pueril, demasiado insustancial, el punto es que el verosímil nunca va de la mano de lo cierto sino de lo creíble, y para eso debe instalarse correctamente y con mucho cuidado. Esto no ocurre pues todas las fichas están puestas en función de juntar dos mega estrellas con el fin de que se refleje en la taquilla, podría suceder, pero no justificaría ningún otro valor. Todo el filme es a la postre un catalogo de lugares comunes, previsible al extremo, por momentos tedioso y aburrido. Hay buenos por antonomasia y malos por definición, al mismo tiempo que quieren hacer suponer que nada es lo que parece y que las vueltas de tuercas producidas por el guión sorprenderán a alguien, cosa que no sucede nunca, pues ni el tema de la traición, tan caro para este género, da buenos dividendos, muy lejos de cómo lo constituyo Brian de Palma en la primera “Mision imposible” (1996). Ray Breslin (Silvester Stallone), un ex abogado (¿?) devenido en uno de los grandes escapistas del mundo, tal cual Houdini, es calificado por su jefe como la máxima autoridad en materia de seguridad estructural edilicia, algo así como el personaje experto en seguridad en sistemas de computación que interpreto Robert Redford en “Héroes por azar” (1992), pero con pequeñas diferencias, a éste último se lo creías. Después de investigar, como un penado interno, las prisiones de alta seguridad, se fuga de ellas demostrando su vulnerabilidad, para ello debe aprender, a partir de una amplia gama de habilidades que posee tanto la supervivencia como el medio y la forma de fuga, lo que le permite diseñar cárceles a prueba de escapes, para lo cual sus capacidades son puestas a prueba. Ray escribe textos, reunidos luego en un libro, con sus experiencias y sus conocimientos para dar cuenta de que elementos son necesarios para que una cárcel resulte inexpugnable. A partir de un pedido del FBI para que evalúe un nuevo instituto, es encarcelado en una prisión, que luego descubre fue concebida utilizando su libro para diseñarla, considerada a prueba de evasiones, Es entonces cuando nada sale como fue planeado, su equipo pierde contacto, él ha sido considerado como desaparecido. Se encuentra solo, a su propia suerte y sometido a los arbitrios de un funcionario cuasi sádico. Así planteada su situación deberá diseñar la manera de escapar, descubrir a la persona que lo traiciono y lo puso tras las rejas. En esa circunstancia conoce a Emyl Rottmayer, (Arnold schwazenegger), otro preso que lo descubre en su plan de escape, para lo cual se convierte en su mejor amigo con el que pergeñará todo tipo de ardides. Stallone otra vez hace de sí mismo, mucha mueca y poco gesto. Arnold se lo toma en broma, juega consigo mismo y con el personaje, hablando e insultando en alemán con gesticulaciones grandilocuentes. El malo es el director de la cárcel, Hobbes (Jim Caviezel), no sólo es maléfico sino como corresponde un corrupto, ya que todo lo hace por el vil dinero. Hay otros dos personajes que están puesto casi con fórceps, sin hacer paralelismo con un parto complicado, uno, es otro preso de origen árabe, como para rellenar o completar, el otro, es el medico de la prisión, todo un desperdicio de un actor como Sam Neill para tan poca cosa. “Escape imposible” es una producción menor, a pesar de estar dirigida con mucho oficio por el sueco Mikael Håfström, no es más que eso, con algo de tono tosco asemejándose a los filmes clase B, aunque en producción no lo parezca, y con indudables limitaciones desde el guión. Trascenderá a los amantes del genero por el cartel de sus protagonistas, sólo por eso.
Drama carcelario para entretener Este drama carcelario llega a las pantallas de nuestro país en momentos en que las fugas de las cárceles son una noticia casi cotidiana. Pero lo que ocurre en este filme no es "la realidad" sino un simple entretenimiento, dirigido a quienes les agradan los productos de ese subgénero. Después de haber compartido algunas escenas en las dos versiones de Los indestructibles, Stallone y Schwarzenegger son en este caso los protagonistas casi absolutos. Stallone tiene 67 años y el ex gobernador de California registra 66, pero están dispuestos a demostrar que la edad no es un impedimento para protagonizar acciones de alto riesgo. Stallone es Ray Breslin, un especialista en testear la seguridad de las cárceles. Ingresa como un condenado más, pero con el propósito de fugar, para poner en evidencia los puntos débiles de los sistemas de seguridad. Además es autor de un libro titulado La seguridad en las instituciones carcelarias. Breslin tiene un representante y por su intermedio le llega una propuesta a cambio de cinco millones de dólares. Debe verificar una cárcel de máxima seguridad, inexpugnable, ilegal y privada, que alberga la peor escoria criminal. También es conocida como "la tumba", porque nadie sale vivo. Y de los internos se dice que son "desaparecidos". Breslin ingresa con el nombre de Anthony Portos y toma contacto con el alemán Emil Rottmayer (Schwarzenegger), recluido por ser un supuesto cómplice de un famoso y muy buscado estafador llamado Manheim. Cuando Breslin/Portos verifica que su código de evacuación preestablecido para casos de emergencia ha sido eliminado y alguien del exterior quiere que no salga nunca más, decide poner a prueba sus conocimientos y su experiencia para huir. Y para ello recibe la ayuda de Rottmayer. En su libro, Breslin sostiene que para fugar de una prisión se requiere conocer la rutina de los carceleros, obtener la complicidad de alguno de ellos y lograr a su vez un apoyo exterior. Pero en este caso percibe que ninguna de esas alternativas es posible. Si en los años recordados ochenta, en el marco de un contexto social con una fuerte tendencia al armamentismo y el revanchismo bélico, Stallone y Schwarzenegger fueros los grandes "héroes" del cine de acción, en Escape imposible deben conformarse con actuar en un escenario cerrado y apelar más a su ingenio que a las armas. Su principal enemigo es Willard Hobbs, el director de la cárcel, partidario del castigo y la tortura para lograr sus objetivos y hacer confesar a los detenidos. Está filmada con un lenguaje clásico, al estilo de los filmes de acción de los años ochenta, pero con recursos técnicos actuales. E incluye escenas espectaculares, en especial en el último tramo del relato. Predomina una cierta tendencia a la autoparodia, pero también la brutalidad y el consabido método de la ejecución de perversidades por los "malos" para obtener la adhesión del espectador hacia los "buenos", a pesar que este esquematismo argumental ya no resulta creíble.
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Esta es la nueva película de Stallone y Schwarzenegger, en la que huyen de una misterioso lugar llamado “la tumba”. Llega este thriller de acción que vuelve a poner en la pantalla grande a Sylvester Stallone (67) y Arnold Schwarzenegger (66) trabajando juntos, recordemos que no hace mucho protagonizaron con éxito “Los indestructibles 1, 2 y 3” (esta última tiene fecha de estreno en Estados Unidos 15 de agosto de 2014).En esta nueva entrega siguen manteniendo el estilo de las películas clase B. Todo comienza cuando vemos a Ray Breslin (Sylvester Stallone) en la prisión del Colorado donde con ciertos elementos y un estudio de inteligencia puede fugarse de prisiones muy controladas (un estilo del ilusionista y escapista húngaro Harry Houdini), él es un experto en demostrar esto, ya logró escaparse de unas 14 cárceles y así va probando sus teorías. Ahora acepta lo que sería su último trabajo, un gran desafío, además por una buena suma de dinero, deberá hacerse pasar por un terrorista y escapar de una cárcel ultra-secreta, para esto cuenta con la pequeña ayuda de dos asistentes, pero él es secuestrado y llevado a un lugar desconocido. De golpe se encuentra en una cárcel con hombres muy peligrosos desde sus compañeros hasta los guardias, uno de ellos mata a un detenido sádicamente Drake (Vinnie Jones), y el alcalde Willard Hobbes (Jim Caviezel) se niega a tomar medidas. No tarda en descubrir que se encuentra atrapado de verdad, deberá buscar la forma de huir de allí y rápidamente cuenta con la ayuda de otro preso: Emil Rottmayer (Arnold Schwarzenegger), y también de Javed (Faran Tahir). La cárcel guarda varias sorpresas y la historia da una vuelta de tuerca. La película es un buen thriller de acción que cumple la función de entretener y es un buen pasatiempo para aquellos espectadores que la elijan y que sean fans de sus protagonistas. Tiene un poco de humor, diálogos ingeniosos, una buena puesta, está llena de efectos especiales, mucha acción, tiros, trompadas, luchas cuerpo a cuerpo, mucha sangre y los villanos son odiables. Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger tienen mucha química cuando se juntan (saben enfrentar la cámara en todo momento, además saben mostrar sus músculos) y con el correr de la cinta nos cuenta detalles de sus personajes, que tienen algunos secretos. Buenos las actuaciones secundarias de: Jim Caviezel, Vinnie Jones, Curtis “50 Cent” Jackson, Amy Ryan, Vincent D’Onofrio y Sam Neill.
Existen fans incondicionales de Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger que aman a uno y detestan al otro, como en las rivalidades futboleras, rockeras o políticas. Pero ha pasado un tiempo considerable de eso, ambos ya han actuado en Los Indestructibles 1 y 2 y es probable que esos seguidores irreconciliables hayan aceptado verlos juntos en ese tándem fílmico de acción. Lo que no muchos saben es que ellos nunca fueron realmente rivales, sino camaradas, y hasta socios, fundadores de la cadena de restaurantes Planet Hollywood acompañados en el negocio por otros partícipes famosos como la por entonces pareja de Bruce Willis y Demi Moore. Pero en esta ocasión la unión está mucho más establecida, no aparecen en alguna escena aislada como en esa saga sino que coprotagonizan Escape Imposible en casi todo su metraje. Por lo tanto la película dirigida por Mikael Håfström se puede considerar la primera en la que Arnold y Sly actúan realmente juntos. Y el resultado es altamente satisfactorio. El film no solamente guarda muy buenas escenas de acción sino que tiene una trama inteligente, condimentada por alternativas intrincadas y algunas bienvenidas sorpresas. Håfström es un realizador sólido, que sin embargo venía de abordar géneros distantes del que se ocupa aquí, como la religiosa y no muy soportable (pero bien hecha) El Rito y 1408, aceptable pieza de terror fantástico. En este caso se mete a fondo en una de acción combinada con el subgénero de plan de escape de prisión, en un mix propicio y bien llevado. El guión de Miles Chapman y Jason Keller contiene los suficientes ingredientes como para atrapar desde el arranque y presentar situaciones que mantienen la tensión y el interés hasta el final. Además del atractivo innegable de sus dos figuras míticas, Escape imposible cuenta en el reparto con buenos y reconocidos intérpretes como Jim Caviezel, Sam Neill y un irreconocible Vincent D’Onoffrio, entre otros roles bien cubiertos.
De acá no sale nadie Stallone es un capo armador de fugas carcelarias, un genuino "Houdini" de los tiempos actuales, que además de haber escrito libros y demostrar cosas increíbles para ir huyendo de prisiones, le tienden una trampa y así va parar a una cárcel de máxima -pero férrea posta- seguridad, que ni tan siquiera se sabe donde está. Allí conocerá a Rottmayer (Arnold Schwarzenegger) y la química maravillosa del cine "buddy" -aquél que sus protagonistas forman imbatible dúo- hará el resto. Haber juntado como artífices de una aventura que nunca durante su proyección baja la guardia o se permite tan siquiera un minuto de aburrirnos es más que un hecho fortuito para los degustadores de una de súper-acción cinéfila como "las de antes". Se sabe que estos dos astros sesentones de Hollywood tienen la fortuna de saber reírse de si mismos, y tomarse el pelo entre ellos, hay una línea de diálogo donde Arnold al recibir un golpe de puño de Sly le dice "Pegas como un vegetariano!". El paródico guión, descabellado a veces -especialmente en las ideas que va confeccionando Stallone para rajarse de los presidios- ayuda a un producto efectivo desde su propuesta lúdica. Como si fuese poco suma a la pareja protagónica a actores relevantes como Jim Caviezel -el Jesús de la peli de Mel Gibson- que hace un villano malvado memorable, a Sam Neill, Vincent D'Onofrio y Amy Ryan -aquella madre inolvidable de "Desapareció una noche"-, redondeando un filme recomendabilísimo para pasar un rato olvidándose del mundo externo y las pesadumbres diarias, si ud. las tiene...aquí está el santo remedio.
Siempre odié las películas de Stallone y, por contra, era un gran fan de las de Schwarzenegger. Curiosamente estos dos tipos - carentes de talento actoral, frutos de una moda pasajera - se dieron maña para sobrevivir su propia fecha de vencimiento y se transformaron en dos figuras de permanencia debido, en gran parte, a que son astutos hombres de negocios. Mientras que la carrera cinematográfica de Arnold siguió un derrotero bastante predecible - empezó a actuar en películas cada vez mas flojas; luego siguieron las secuelas de sus éxitos mas conocidos y, por último decidió retirarse -, lo de Stallone fue un renacimiento espectacular: escribió dos buenas secuelas de sus títulos mas memorables - Rambo y Rocky -, y se dió el gusto de armar el combinado de los sueños con las mayores estrellas de acción de los años 80, creando la franquicia de The Expendables. Nada mal para un tipo que pasó los 60 y que deberían estar haciendo papeles menores o protagonizando telefilmes de segunda categoría. En esa astuta jugada de reinventarse, Stallone arrastró a Schwarzenegger a su propio juego y terminó por revivir la carrera del austríaco - la cual funciona como una especie de pasatiempo luego de haber terminado una prolija carrera política como gobernador del estado de California, trabajo para el cual fue electo durante dos mandatos consecutivos -. Acá han empardado a ambos veteranos en roles estelares - nada de esos cameos de cinco minutos -, y les han puesto un director de lujo como es Mikael Hafstrom - el mismo de 1408 -. El resultado final es un filme mucho mas cerebral e inteligente de lo que uno podría suponer de algo protagonizado por dos tipos musculosos; lástima que el guión termina por dispararse en sus propios pies en los 10 minutos finales, cuando intenta atar los cabos sueltos dando unas explicaciones que resultan tan rebuscadas como altamente improbables. En sí, Escape Imposible no es mas que un episodio de MacGyver ambientado en una prisión de máxima seguridad. Sylvester Stallone es un super especialista en seguridad carcelaria, razón por la cual ha vivido como recluso la mayor parte de su vida, y ama medir, controlar e inventar medios para escaparse de las prisiones en donde se la pasa metido la mayor parte de su tiempo. Ciertamente la secuencia de inicio - en donde Stallone pone en práctica sus talentos y logra fugarse de una penitenciaría en un puñado de días - es bastante impresionante e inteligente aunque algo artificiosa. Como sea, el papel de Stallone es mas cerebral que físico - lo suyo no es romper brazos y patear traseros (aunque lo hace si las circunstancias se ponen feas), sino medir debilidades y generar planes de escape improvisando con lo que tenga a mano, sean cajitas de yogur o bolitas de papel higiénico mojado -, y el tipo se ve bastante creíble en el papel. Las cosas se ponen picantes cuando el quía acepta probar la seguridad de una prisión secreta - onda esos aguantaderos que tienen los yanquis en Guantánamo o Afganistán -, en donde los tipos que están guardados son lo peor de lo peor. Como todo es recontrahipersecreto, Stallone va solo contra el mundo... hasta que se da cuenta de que nada es lo que parece, y que alguien quiso meterlo ahí para deshacerse de él de una vez para siempre. Como lo único que le queda es el cerebro, decide aliarse con un terrorista internacional - Schwarzenegger, aquí con barba y totalmente canoso, lo cual (curiosamente) lo hace ver mucho mas joven y natural que esos espantosos teñidos marrones que usaba en las entregas de The Expendables o en The Last Stand -, el cual es un personaje lleno de recursos. Entre ambos deben lidiar con un guardia sádico (Vinnie Jones), con un alcalde sádico (Jim Caveziel) y con un traicionero (y sádico) ex socio de negocios (Vincent D'Onofrio, intentando demostrar que hay vida después de quichicientas temporadas de La Ley y el Orden), amén de toparse con sorpresas de todo tipo y color, ya que la prisión está construída con tecnología de punta - que la hace parecer a la que albergaba a Magneto en Los Hombres X - y está plagada de gadgets desconocidos incluso para un tipo fogueado como Stallone. El filme tiene algunas sorpresas y ocurrencias interesantes y, en general, los intérpretes actúan bien. Quizás el lado de los villanos sea mas estereotipado - lo de Caveziel y Jones es muy predecible, y D'Onofrio es demasiado maniático como para resultar convincente o siquiera interesante -, pero las ocurrencias de Stallone son entretenidas. Es una macana que, cuando están en dupla con Arnie, ninguno de los dos puede generar algún latiguillo o secuencia fuera de lo común; se llevan bien en la pantalla, se pegan un par de trompadas (para complacer a los fans), y se tratan con respeto e inteligencia. Mientras que como pasatiempo pochoclero disfrazado de entretenimiento cuasi inteligente zafa, donde implosiona Escape Imposible es a la hora de ensayar las explicaciones de turno. (alerta spoilers). Nadie es capaz de explicarme cual es la utilidad de encerrar a un tipo de por vida en una prisión secreta, en vez de pegarle un tiro en la cabeza y esconder el cuerpo (amén de que hay que pagar una disparatada mensualidad por mantener al tipo encarcelado); tampoco nadie me puede explicar por qué todos los guardias parecen malas copias de los policias de THX 1138 (usando máscaras y portándose como si fueran robots). Pero lo peor es cuando intentan justificar que todo ha sido un plan de Arnie para que Sly lo ayudara a escapar. ¿En qué momento coincidió esto con la conspiración de D'Onofrio?. ¿Cómo un tipo puede tener acciones de una corporacion que no existe, la cual maneja prisiones secretas que nadie conoce?. (fin spoilers). Como sea, Escape Imposible zafa muy bien. Es mucho mejor que lo esperado, pero se desmenuza sobre la recta final. Quizás no sea lo más popular o conocido de estos dos monstruos del cine de acción, pero es una entrada bastante digna en sus respectivas filmografías. Y me atrevería a decir que es recomendable, aún cuando el público en general la dejó pasar por creer que se trataba de una bobería recargada de tiros y protagonizada por dos tipos que usan caderas ortopédicas.
Ray Breslin es el Houdini de las prisiones, no existe barrote que se le resista y por eso se dedica a autointernarse en las cárceles más seguras del continente para escapar y demostrarle a sus guardianes las fallas de las mismas. Pero por sobre todas las cosas, Ray Breslin es Sylvester Stallone, y eso dice muchísimo. Luego de verse traicionado y forzado a alojarse en la prisión más remota y segura del mundo conocerá a Emil Rottmayer. Y Emil Rottmayer es Arnold Schwarzenegger, lo cual dice otro tanto sobre lo que veremos. Como no podía ser de otra manera, absolutamente todos los componentes de las películas de presos dicen presente: la jaula de aislamiento, la rivalidad entre pandillas, el alcaide que se opone al preso "héroe", las reyertas en el comedor y por supuesto el inminente plan de escape. Con este mecanismo el guión propone una rítmica irregular con un primer acto que parece precipitarse hacia el desarrollo principal del film que naturalmente ocurre en esta supuesta cárcel de máxima seguridad inquebrantable. Y una vez que se llega a ese punto la trama avanza en piloto automático con todos los elementos típicos que se puede (y debe) esperar de una película cuya dupla protagonista está conformada por los dos máximos exponentes del cine de acción de los últimos 30 años. Ahora bien... si se comete el error de reparar y analizar mínimamente la trama, será muy fácil advertir una cantidad rebosante de huecos narrativos, conflictos sin resolverse y giros injustificados en detrimento de una lluvia de balas que se hace presente en el tramo final. Pero también se hace evidente que tanto Stallone como Schwarzenegger se la estaban pasando en grande mientras realizaban esta película. El ex governator se la pasa insultando en alemán y haciendo gestos y muecas a las cámaras que los vigilan en la prisión, mientras que Stallone, un poco más medido y con su característico vozarrón, entrega lo mejor de si mismo: piñas y patadas por doquier. Llama un poco la atención ver entre el cast al siempre querible Sam Neill que en esta ocasión parece completamente desaprovechado y hasta aburrido. Para disfrutar de Escape imposible el espectador debe estar dispuesto a comprar exactamente lo que dos nombres de la talla de Stallone y Schwarzenegger pueden vender. Se trata de un vehículo de lucimiento forzoso cuya calidad fílmica roza el cine de clase B en varias oportunidades, pero se alza exactamente como lo que propone: una típica, entretenida película de acción.
Publicada en la edición digital #256 de la revista.
Publicada en la edición digital #256 de la revista.
Stallone y Schwarzenegger, pochocleros en acción "Nos odiábamos profundamente. ¿Alguna vez te pasó eso? Una competencia en la que realmente tuvieras un archienemigo que de alguna manera sacara lo mejor de vos", dijo Sylvester Stallone sobre Arnold Schwarzenegger hace poco en una entrevista con David Letterman. Uno no pensaría que estas dos estrellas de acción de los '80 fueran rivales, que Terminator y Rocky se llevaran tan mal, pero aparentemente no podían ni verse. Es por eso que, para un fanático del cine de acción, esta colaboración entre dos de las más icónicos figuras del género provoca una atracción inmediata. En Escape Imposible es la primera vez que actúan los dos juntos en papel protagónico –sin contar la saga de Los Indestructibles, en la que Schwarzenegger sólo tiene un papel menor- y es exactamente lo que se promete: un tributo a los films de acción de los '80 que pretende ser más inteligente de lo que realmente es. Ray Breslin -Sylvester Stallone- se dedica a escapar de prisiones de alta seguridad para demostrar sus fallas. Pero su último trabajo implica infiltrarse en una de las cárceles más secretas del mundo –ilegal y manejada por manos privadas- que alberga a criminales que "merecen desaparecer". Allí, cae en una trampa, y deberá planear uno de los escapes más difíciles de su carrera con la ayuda de Emil Rottmayer -Arnold Schwarzenegger- y esquivando los ojos de buitre del sádico Willard Hobbes, interpretado por Jim Caviezel. Escape Imposible es exactamente lo que se promete: un tributo a los films de acción de los '80 que pretende ser más inteligente de lo que realmente es. Hasta ahora todo bien. Una típica película de acción. Incluso se incorpora de manera bastante eficaz el humor. Un primer plano de la cara de Schwarzenegger cuando está a punto de taladrar a los guardias de la cárcel con una ametralladora es a la vez cómico e icónico. Un vistazo a lo que alguna vez fue. Pero eso es quizás lo único rescatable- además de la actuación de Jim Caviezel. El film trata de mostrar a los personajes principales como estrategas natos. Stallone crea un sextante para averiguar la locación de la prisión con la ayuda de los astros y el austríaco pretende ser un sabio justiciero. Nada de eso es creíble. "No parecés tan inteligente", le confiesa Rottmayer a Breslin. "Vos tampoco", le contesta. Incluso el rapero 50 cent interpreta a un geek de las computadoras. Increible. Mikael Hafström, el director de esta película, hace lo que puede, pero no hay que olvidar que Stallone y Schwarzenegger nunca supieron actuar, y menos ahora que se transformaron en dos veteranos con demasiadas inyecciones de bótox. A pesar de todo, no se puede negar que Escape Imposible es entretenida. No faltan las explosiones, los tiroteos y otros clásicos elementos de del cine pochoclero. Un fanático de Stallone y Schwarzenegger va a salir de la sala satisfecho y hasta con una sonrisa. Pero eso sí: a no esperar más que eso.
Otra condena brutal. Dos íconos del cine de acción se han reunido para el deleite de sus fanáticos. Sly y Arnold, los actores más exitosos de la historia del género, comparten protagonismo en la pantalla como nunca antes lo habían hecho (ya habían trabajado juntos, pero nunca ambos en roles protagónicos) y terminan entregando no menos de lo esperado: una película entretenida. Desde ya, Escape plan despliega una historia altamente improbable, pero bien presentada. La falta de verosimilitud del relato es compensada por una narración sólida que invierte tiempo en describir y desarrollar a sus personajes, ciñéndose a muy buenos estándares cinematográficos. Hay buenas cámaras, buena edición y un guion decente, que si bien posee imperfecciones, también tiene algún que otro destello de ingenio. Escape plan es cine entretenimiento y cumple como tal. Stallone hace un buen papel, Schwarzenegger acompaña como puede y Caviezel se adapta a las necesidades de su personaje. Quizás la conclusión sea un poco apresurada, pero dentro de todo es una historia bien contada que no defraudará a los aficionados del género.