Mal llevados Luc Besson siempre fue un director de buenas ideas y conceptos generales pero nunca un gran narrador, más bien uno desordenado y caótico, ávido de sacar precozmente su amplio repertorio de balaceras, persecuciones automovilísticas y largos “etcéteras” del cine de acción. En The Family (título simple y efectivo, en las antípodas del local Familia Peligrosa), Besson esquiva la parafernalia de su cine más chato y amplía el desarrollo de sus personajes, aprovechando el imaginario construido sobre el mundo de la mafia y la cinefilia, que gira alrededor de un género perfectamente demarcado. Género que parece sobrevivir desde una mirada posmodernista y revisionista en clave paródica, tomado como un hipertexto.
Familia peligrosa es un film para pasar un rato ameno y distendido, siempre y cuando vayas sin muchas pretensiones, ya que te entretiene y no es mala. pero con las estrellas que actúan el espectador se sienta en el cine esperando ver un películón, y acá no lo va a encontrar ya que si bien la premisa está buena todas las partes humorísticas se las sienten...
El clan amenazado Con el estilo habitual del realizador Luc Besson, esta película mezcla comedia y acción en un poderoso cóctel en el que se ponen de manifiesto los violentos hábitos de una familia que busca su seguridad en remotos lugares del mundo. En Familia Peligrosa el jefe de la mafia Fred Manzoni (Robert De Niro), su esposa Maggie (Michelle Pfeiffer) y sus hijos Belle (Dianna Agron) y Warren (John D’Leo) se mudan del Bronx a un pequeño pueblo de Francia y se ven obligados a cambiar su identidad (la "Familia Blake") para estar a salvo. Sin embargo, no todo será sencillo: sus viejos contactos son enviados para localizarlos y saldar cuentas en ese pacífico escenario donde el clan se relaciona con nuevos vecinos y los hijos con nuevos compañeros de estudio. Basado en la novela de Tonino Benacquista “Malavita”, el film de Besson (un verdadero experto en el terreno de la acción con títulos como Nikita y El perfecto asesino) muestra a personajes que estallan ante la más mínima amenaza: Maggie es insultada en un supermercado y lo hace volar por los aires; Belle y Warren no se quedan atrás cuando son atacados en el colegio y Fred se queda en la casa redactando sus memorias en una vieja máquina de escribir. Con este panorama, Familia Peligrosa acierta más en su violento comienzo y en el enfrentamiento final que incluye a un despiadado ejército de asesinos profesionales que se lanza tras los Blake. En la trama aparece también un policía (Tommy Lee Jones) que no se despega de Fred, recuerdos del barrio y de un mundo mejor ("Daría cualquier cosa por volver a mi vida anterior" asegura el patriarca) y una eficaz referencia a Buenos Muchachos, la pelìcula que alguna vez protagonizó De Niro bajo la batuta de Scorsese, quien acá oficia de productor ejecutivo. Graciosa, violenta y mafiosa.
Un testigo en Normandía Hay algo extraño en lo que respecta al giro que ha tomado la carrera de Luc Besson durante la última década, más precisamente desde la encantadora Angel-A (2005). Recordemos que el francés se hizo conocido a mediados de los 80 con el minimalismo camp de Subway (1985) y Azul Profundo (Le Grand Bleu, 1988), luego alcanzó una impensada masividad con Nikita (1990) y El Perfecto Asesino (Léon, 1994), ésta última sin duda su obra maestra, para finalmente desembocar en aquella fastuosidad mainstream de alcance hollywoodense de El Quinto Elemento (The Fifth Element, 1997) y Juana de Arco (Joan of Arc, 1999). A posteriori su “faceta de acción” la relegó a proyectos variopintos, conservando para sí el rol de guionista y productor con vistas a conquistar el mercado internacional, y la “vertiente opulenta” derivó hacia una mega adaptación de su propio opus literario infantil centrado en el personaje de Arthur, una trilogía animada a la que le dedicó un lustro y que a fin de cuentas resultó muy despareja. Sin embargo, todo pareció mejorar con La Fuerza del Amor (The Lady, 2011), una diatriba exquisita de corte político, casi un apéndice ficcional de Burma VJ: Noticias de un País Aislado (Burma VJ: Reporter i et Lukket Land, 2008). Fiel a su costumbre, el señor hoy vuelve a patear el tablero y redondea otra propuesta desconcertante que navega las aguas turbulentas de la comedia liviana basada en la fórmula del outsider y algunos detalles irónicos. El capo mafioso Giovanni Manzoni (Robert De Niro) se encuentra en un programa de protección a testigos junto a su mujer Maggie (Michelle Pfeiffer) y sus hijos Warren (John D’Leo) y Belle (Dianna Agron). Todos viven de incógnito en un pueblo de Normandía bajo el cuidado de Robert Stansfield (Tommy Lee Jones), un agente de la CIA que ve una y otra vez como la familia tira abajo su “fachada”. La película recurre cíclicamente a situaciones calcadas de otros spin-offs fallidos de clásicos recientes del film noir como El Padrino (The Godfather, 1972), Los Intocables (The Untouchables, 1987) o Buenos Muchachos (Goodfellas, 1990). Sin caer al nivel de Analízame (Analyze This, 1999), a decir verdad la obra es bastante mediocre y sólo sale a flote gracias al humor negro de tintes sádicos del guión y el carisma de De Niro y el elenco en general. Readaptando en solfa un engranaje narrativo estándar, en la línea de Testigo en Peligro (Witness, 1985), Besson tropieza sutilmente aunque sin llegar al desastre total…
Madera de gángsters Luc Besson, reconocido por su obra de culto El quinto elemento, entre otras producciones, nos adentra en una comedia negra, irónica y entretenida, aunque con algunos baches, acerca de una familia mafiosa. Un gran reparto, donde los más experimentados (Michelle Pfeiffer y Robert De Niro) son los que mejor llevan a cabo las interpretaciones. Los cinco protagonistas (cinco, sí, contando al perro llamado Malavita), se mudan a una región de Francia encubiertos por el programa de protección de testigos del FBI. Esto les significa adaptarse y moldearse a un nuevo estilo de vida, pero todo parece indicar que hay algunas mañas que los integrantes de este clan no pueden quitarse. La película intenta, con algunos topetazos y ciertas irregularidades, recurrir a un humor de tono satírico. Funciona, no a escalas muy grandes, cuando a esto se apela. Por otro lado acierta con un par de guiños cinéfilos a films de la temática del hampa, con cierta referencia, en un pasaje en particular, a la imprescindible Goodfellas. The Family deja la sensación de que la historia se podría haber aprovechado mejor, teniendo en cuenta el elenco que posee y la quizás insípida forma en que se narran determinadas situaciones, pecando de no imprimirle un matiz más socarrón. Esto se percibe, también, en las pequeñas subtramas que se construyen; aparentan comenzar con una dinámica apreciable pero van decayendo hasta difuminarse y quedar inconclusas, careciendo de la fuerza necesaria como para enlazar netamente al espectador. Más allá de una discontinuidad detectable, la cinta culmina siendo pasable, cerrando los últimos minutos con unas interesantes secuencias de tensión, agregándose así al desenlace un ameno recurso al thriller. LO MEJOR: De Niro y Pfeiffer. Divertida. La cita a Goodfellas. LO PEOR: desaprovechada, poco pulida en instancias que se podrían haber aprovechado mejor. PUNTAJE: 6,3
Lo importante y lo exportante Los norteamericanos ocuparon Europa en la Segunda Guerra, y nunca se fueron. Este nuevo desembarco yankee en Normandía no tiene nada de especial. Es un más de mismo muy canchero y autoconciente en donde De Niro vuelve a hacer de mafioso, Pfeiffer vuelve a hacer de esposa de mafioso y Tomy Lee Jones vuelve a hacer de abanderado de la ley y el orden desgastado y resignado. La idea, digamos, original, es comprobar la persistencia de las malas costumbres de un criminal venido a menos y de su familia, quienes van a parar a un apacible pueblo de Francia amparados por el programa de protección de testigos. Y es una idea que a pesar de todo tiene su encanto. Algunos caprichos extremos de un guión perezoso y misantrópico resienten bastante una trama que se ampara demasiado en la solvencia indiscutible de sus protagonistas. Todos cumplen con lo que se espera de ellos. Luc Beson es francés pero más papista que el Papa filma en inglés, piensa en inglés y acumula más clichés sobre los franceses (y de paso sobre los mafiosos, los cinéfilos y cualquier otro grupo reconocible) que los que se puedan contar, todo en nombre de una comedia negrísima ocasionalmente divertida. Su oficio es indudable pero hace ya 20 años que optó por abandonar cualquier tipo de riesgo.
Familia rodante El francés Luc Besson vuelve a la dirección a dos años de La Fuerza del Amor (The Lady) con Familia Peligrosa (The Family), este intento de comedia de acción que tiene como máximas estrellas a Robert De Niro y Michelle Pfeiffer. Bobby es Fred Blake, aunque su nombre verdadero es Giovanni Manzoni. ¿Y por qué el cambio de nombre? Porque este padre de familia le sirvió en bandeja al FBI a la cabeza de la mafia y gracias a esto entró en el programa de protección de testigos. La cuestión es que ahora el patriarca del clan Manzoni/Blake, su esposa y sus dos hijos andan como una familia rodante de ciudad en ciudad por Francia buscando llevar adelante una vida normal. Normandía pareciera ser el lugar ideal para que los Blake puedan conseguir la ansiada tranquilidad. Pero, fieles a su instinto, las actividades “poco licitas” no tardarán en llegar y comenzarán a levantar el perfil, atrayendo al grupo de mafiosos que los buscan para asesinarlos por pura venganza y también para cobrar la suculenta cifra de 20 millones de dólares que se ofrece por sus cabezas. Familia Peligrosa, malísima traducción de The Family, es una parodia del cine de gánsters. Un film que se ríe de (y por momentos también homenajea) aquellas películas como Buenos Muchachos, El Padrino o la primera Scarface. Luc Besson no ridiculiza al “género” sino que hace una especie de análisis del comportamiento “fuera de las canchas” y del traspaso de sus costumbres a través de sus generaciones. ¿Dije antes Buenos Muchachos? Y sí, la mención de la excelsa obra maestra de Scorsese se cae de maduro debido a la participación de Robert De Niro en ambas películas, pero sus puntos de contacto no quedan solamente en esa mera coincidencia. Es que Besson deja en claro sus intenciones al proyectar Goodfellas en ese “cine debate” con el personaje de Bobby como invitado especial. Ahí se puede apreciar qué Familia Peligrosa es una especie de secuela no declarada de Buenos Muchachos, porque bucea en las distintas situaciones que vive un mafioso retirado luego de delatar a los que eran sus compinches en el pasado. Recordemos que la película de 1990 finalizaba con Henry Hill, el personaje interpretado por Ray Liotta, entregando a todos los pesos pesados de la mafia a cambio de inmunidad ante la justicia. Incluso en la nostálgica actuación de De Niro (todo el tiempo tiene un gesto como añorando todo ese pasado en el hampa) hay una clara concordancia con la -cargada de infelicidad- frase final de Henry Hill: “Soy un don nadie, y viviré el resto de mi vida como un don nadie“. Durante casi dos horas Luc Besson se encarga de desarrollar a Fred, Maggie (la imperecedera Michelle Pfeiffer), Belle (la chica Glee Dianna Agron) y Warren (John D’Leo), pero hay algo en su metraje que no termina de encajar y esa es la historia de la blonda adolescente. Su trama resulta demasiado solemne y no se condice con el tono paródico y alegremente violento de la cinta. Lamentablemente el final de Familia Peligrosa (que debía ser una fiesta de tiros a mansalva) contiene demasiada carga dramática en esas secuencias finales, como si Besson nos quisiera imponer un “peligro real” que asecha a los Blake, algo que se contradice con la sensación de “peligro trivial” que nos fue transmitiendo con el pasar de los minutos.
A la sombra de los buenos muchachos. En contraposición a los valores liberales, la familia es la clave de la estructura y la ideología de la mafia italiana. Más allá de los estereotipos, la familia y la tradición mantienen una guerra silenciosa contra los valores capitalistas de la flexibilización que se manifiestan en todas las áreas de la vida. Familia Peligrosa (The Family, 2013) es una comedia escrita y dirigida por Luc Besson (Subway, 1985; Le Grand Bleu, 1988; Léon, 1994), en clave de metacine sobre la mafia y la unidad de la familia a partir de la violencia. Giovanni Manzoni (Robert De Niro) es un mafioso que delató a sus cómplices y huye de la Cosa Nostra junto a su familia por todo el mundo. Tanto él como su esposa, Maggie (Michelle Pfeiffer), y sus hijos, Belle y Warren, tienen una inclinación a recurrir a la violencia como primer recurso ante cualquier ofensa, por mínima que sea.
Los locos Blake Se podría hablar de “híbrido” para definir a la última película de Luc Besson. Pero sería muy bondadoso de nuestra parte. Familia Peligrosa (The family, 2013) es un engendro. Un menjurje entre el cine de mafias y la comedia, que termina por hacernos creer que Analízame (Analyze This, 1999) era una buena película. Y eso es grave. Robert De Niro vuelve a parodiar a su personaje predilecto, el del mafioso sin piedad, al interpretar a un padre de familia de nombre Fred Blake, que junto a su mujer e hijos deben instalarse con nuevas identidades en un pueblo de Francia como parte del programa de protección de testigos. En su intento por dejar atrás su delictiva vida, delató a más de un capo mafia que le tienen jurada la venganza. Pero lo divertido -al menos en intención- de la trama es ver a esta familia tipo con germen violento “adaptarse” al pintoresco pueblito francés. Los chicos en la escuela, la madre (Michelle Pfeiffer, en una mezcla de la chica de Scarface con Gatúbela) en el barrio y el padre en sus quehaceres de escritor (su nueva profesión ficticia) que no será otra cosa que la escritura de sus memorias. Su esencia es lo que son, y de forma más brutal –de brutos- que divertida lo demostrarán en sus respectivas actitudes. El que dirige el programa de protección a la familia es Tommy Lee Jones, otro longevo actor que aquí parece parodiar a su personaje más reconocido, el policía duro y terco, que le valió un Oscar en la película El fugitivo (The fugitive, 1993). Entonces tenemos actores que reencarnan su estereotipo en una comedia que será un guiño tras otro. El problema es que con sólo guiños al espectador no se puede hacer una película: hay que armarla bien, estructurarla. Se salva la escena que tiene a Robert De Niro invitado por los socios del cine del pueblo para hablar de Buenos Muchachos (Goodfellas, 1990). Divertida pero sin dejar de ser un gag dentro de una trama que intenta por todos los medios ser graciosa y termina siendo ridícula. ¿Por qué? Porque no termina de ser extremadamente paródica, maneja un registro tan al borde del chiste que no logra causar sorpresa ni sentir empatía por la familia de locos. En este desfile de estereotipos, Luc Besson se olvidó de su figura, acostumbrada al cine de acción donde mejor se maneja o en todo caso a la comedia de acción, pero nunca a la comedia deliberada como en este caso. Y no es novedad, Luc Besson tendrá muy buen pulso para la espectacularidad y las escenas de acción. Pero para lo comedia es un fiasco.
Más allá que se le pueden criticar muchos puntos relacionados a la trama, un giro hacia el final y hasta lo poco arriesgado de su dirección, “Familia Peligrosa”(Francia, 2013) marca el regreso al cine de acción de Luc Besson. Este es un regreso esperado, ya que ha logrado varias películas memorables en el género como director y productor(“Nikita”, “Taxi”, “El profesional”, “Búsqueda implacable”, etc.). En esta oportunidad cuenta además con el aval en la producción de Martin Scorsese y el guión (realizado en conjunto) de Michael Caleo (“Los Sopranos”), para construir una ágil comedia en la que un padre de familia (Robert De Niro) debe ser reubicado en Francia por el FBI para mantener su identidad secreta. Giovanni (De Niro) delató a la mafia (a la que pertenecía) y es buscado MUERTO, no vivo, por el jefe del clan que anteriormente lo albergaba. Pero Giovanni no está solo, lo acompaña su mujer Maggie (Michelle Pfeiffer) y sus hijos Belle (Dianna Agron) y Warren (John D´Leo), cada uno con sus hábitos bien aprendidos y afianzados durante su paso por la cosa nostra y cada uno queriendo dejar de ser trasladado de ciudad y país en país para no ser asesinados. El agente Stanfield (Tommy Lee Jones) es el encargado de velar por la integridad de la familia y tratar que se mantengan alejados de los conflictos y problemas con los lugareños, pero esto es imposible. Belle se enamora de un docente (“el amor es lo único que me puede hacer escapar de mi vida”, afirma), Warren arma una red de tráfico de tabaco y extorsiona a todos sus compañeros, Giovanni quiere que el agua de la canilla salga cristalina y hasta Maggie es capaz de crear una explosión en un pequeño y tradicional mercado de pueblo al no poder conseguir su amada mantequilla de maní. Además, mientras intentan ganarse el afecto de sus vecinos, Giovanni comienza a escribir sus memorias, y se presenta ante los demás como un escritor norteamericano, y ahí tenemos otra película, una que habla del pasado y repasa con imágenes su relación con sus pares mafiosos. La familia Blake/Manzoni es un volcán a punto de explotar por el mínimo detalle y más cuando las diferencias culturales se intensifican. La comida (“acá le ponen a todo manteca”), la vestimenta, los hábitos, todo puede ser un detonante para que los descubran. Hay un trabajo sobre la dupla bondad/maldad que erige Besson que es más que interesante. Los buenos, en este caso los Blake, pese a haber tenido un pasado mafioso y continuar con algunos vicios de esa época, son presentados como honestos (de incuestionable moral) y cálidos, mientras que los malos, los que los persiguen, son caracterizados hasta el extremo (sobretodos negros y sombreros), exagerando sus enojos y la cantidad, por ejemplos, de armas con las que enfrentarán a la familia para liquidarla. Y al tratarse de una comedia, esto está muy bien. El acercamiento de Giovanni a la literatura posibilita la digresión de la acción y contemplar algunas máximas que dichas por el maestro de De Niro (cada día trabaja más y mejor) suenan con una entidad especial. “La escritura es intensa, es como verme en el espejo”. Guiños cinéfilos (“Buenos Muchachos” es proyectada con la asistencia de Giovanni a un debate) y la elección de actores que siempre están presente en este tipo de filmes como Vincent Pastore, Anthony Desio y Jimmy Palumbo (y hasta Pfeiffer tiene su pasado en el género con “Casada con la Mafia”) posicionan a “Familia Peligrosa”, más allá de algunas lagunas en la trama (qué hace Maggie con los agentes del FBI, por ejemplo), como una entretenida comedia.
Luc Besson se cargó al hombro la adaptación y dirección de la novela “Malavita”, en la que se habla de la mafia con un humor negro justo a la medida. Claro, estamos todos de acuerdo que no le hace justicia a sus antecedentes (es el director y guionista de León, el profesional y El quinto elemento) pero el resultado es muy superior a otras de su especie. La Familia cuenta la historia de una familia tipo que está en el programa de protección al testigo después de que Giovanni, padre de la familia (Robert De Niro, claro), haya delatado a su antigua familia en orden de poder salvarse. Como la mafia es un poquito rencorosa, aparentemente no se toma bien que alguno que otro termine en la cárcel y deciden darle cacería. A diferencia de muchas del género, la mujer y los hijos no son sólo rehenes, sino partícipes. Pueden pasar de ser una familia cariñosa a ser dignos herederos de su padre. Michelle Pfeiffer (quien estamos seguros hizo un pacto con el diablo para estar así), logra dar esas notas de comedia al borde de la neurosis que funcionan como un relojito. Y nos dan ganas de no ir al supermercado con ella. El cuadro se termina de completar con los agentes del FBI que tienen que cuidarlos y vigilarlos constantemente, encabezados por Stan (Tomy Lee Jones). Honestamente, creo que lo más interesante es cuando vemos conversaciones entre Giovanni y Stan, con una velocidad de respuesta a pedir de boca y un De Niro en una muy buena forma de comedia sin irse al estereotipo. En una de esas mudanzas, el pobre Giovanni no puede salir hasta que no puedan garantizar su seguridad y decide escribir sus memorias. De repente, tenemos una interna de lo que un hombre de pocas palabras se convierte en los años de mirar hacia atrás. Y cómo logra justificar lo injustificable. Todo lo otro, es más de lo mismo. Ni se destacan los hijos, ni el vestuario (excepto, claro, cuando el matón sigue estando con sobre todo mientras el resto está en la playa). Es una comedia pasatista, pero no por eso es menos efectiva. Quizás no la recuerden de por vida, pero lo van a pasar bien.
Si te gustan las películas de mafiosos y las comedias que pueden surgir al respecto, Familia peligrosa es tu película. A través de una gran construcción de personajes muy queribles pese a que sean terribles hdp, Luc Besson nos introduce en un mundo maravilloso donde el “vale todo” está al orden del día para divertir pero con solemnidad. Esto quiere decir que no nos encontramos frente a una sátira ni a ante una comedia al estilo Analízame (1999) sino ante un relato que podríamos catalogar dentro del subgénero “comedia de acción”. Sin dudas es un título que llama la atención en la filmografía del realizador francés y que desentona un poco con lo que ha dirigido y/o escrito, lo que prueba que es “todo terreno”. Ha hecho drama, ciencia ficción, acción y ahora este híbrido. Un gran temor del espectador ante este estreno puede ser el clásico “caras conocidas y grandes nombres en el poster” que después termina siendo un desastre como lo fue el año pasado The big wedding, también protagonizada por Robert De Niro, pero no es el caso. Y hablando de uno de los más grandes actores de todos los tiempos, quién mejor que él para interpretar a un mafioso. Nadie. Su Fred Blake o Giovanni Manzoni traen geniales momentos que van desde la violencia hasta el humor negro. Las grandes marcas registradas de sus actuaciones aparecen y no solo son necesarias sino que enriquecen. Así que el “De Niro hace de De Niro” aquí no aplica. Por su parte, Michelle Pfeiffer también se encuentra muy bien canalizando la ira y la violencia. Las vueltas y dilemas de su personaje son exquisitos. Para completar la familia tenemos a Diana Agron (de la serie Glee) y al ignoto John D’Leo. Ambos la rompen en sus respectivos papeles y ayudan a tener la óptica adolescente en situaciones mafiosas y de violencia que se producen al mudarse y cambiarse de escuela. Tommy Lee Jones hace del mejor amigo que no es, de ese policía duro y apático con quien el protagonista principal tiene una relación de amor/odio y que brindan para el público los mejores momentos. Este formidable cast se encuentra al servicio de un guión a la altura que confluyó en la paradoja de una “película chica” con grandes nombres y un prestigioso director. No es un dato no menor que no se trata de un film para las masas, lo disfrutarán y sabrán saborear todos sus elementos aquellos que tengan un buen bagaje de películas sobre gangsters y los que aprecien el humor no tradicional. Es resto del público (la mayoría) se quedará afuera. Buen cine, pero para pocos.
Nuestro pasado nos condena No sé si es que se hacen muchas películas así o los distribuidores argentinos las eligen siempre, pero en los últimos meses abundaron las películas (auto)paródicas sobre veteranos (especialmente gangsters) que vuelven al ruedo y deben sobrellevar el peso de los años, del cuerpo y de los golpes de la vida. Robert De Niro es un abonado especial a esta suerte de reciclajes un poco en broma, un poco en serio y aquí se le suma otra que ha estado “casada con la mafia”: Michelle Pfeiffer (también fue parte de Scarface). Lo cierto es que De Niro y Pfeiffer son un matrimonio que viene huyendo de otros mafiosos que quieren vengarse y vive de incógnito gracias a un plan de protección de testigos del FBI que lo lleva cada pocos meses por distintas zonas de Francia, siempre con identidades falsas. Tras un período en París, les toca en suerte un pequeño pueblo de Normandía, donde pronto ellos y sus dos hijos, la seductora Belle (Dianna Agron, vista en Glee), de 17 años, y Warren (John D’Leo), de 14, conmoverán al vecindario y al colegio secundario a puros arranques de violencia. No es que a Luc Besson -productor, coguionista y director del proyecto- le falte experiencia y oficio para esta mezcla entre la comedia física y el film de gangsters, pero aunque en su mixtura de screwball y noir consigue algunos buenos pasajes, el material en líneas generales es bastante rancio, previsible, con mucho regusto a fórmula ya demasiado transitada. Desde hace mucho tiempo, De Niro viene trabajando con piloto automático “por el cheque” (viviendo de sus viejas glorias como mafioso) y, en esa línea, su Fred Blake resulta menos patético que otros personajes suyos recientes. Pfeiffer tiene pocas posibilidades de lucimiento y lo de Tommy Lee Jones (como el agente del FBI que supervisa el estado de la “familia peligrosa”) es directamente penoso, sobre todo porque él siempre ha logrado dotar de enorme dignidad a sus muy diversos trabajos. El director de Nikita, El quinto elemento y El perfecto asesino se dio el gusto de parodiar todos y cada uno de los lugares comunes, clisés, prejuicios y amores/odios que unen a las culturas estadounidense y francesa. También hay aquí algo del espíritu de Mini Espías y hasta de Los Increíbles. El saldo no es vergonzoso, es cierto, pero está lejos de sorprender o fascinar. Un divertimento menor.
Paciencia no es lo que les sobra a los Blake, que parecerían una familia tipo, y lo es si uno se atiene al clásico formato papá, mamá, hijo, hija. Pero además -y no es lo de menos- son una familia tipo mafia, si bien ahora están en plan de retiro, lo que no significa que hayan abandonado del todo sus viejas prácticas sino que, previa confesión de algunos datos útiles para el FBI, han ingresado en un programa de testigos protegidos. Y así andan, cambiando de nombre, de domicilio y de país si es necesario, porque ya se sabe que el club al que pertenecían no admite -ni perdona- renuncias. El problema con los Manzoni -tal el verdadero apellido del cuarteto que acaba de ser reubicado en un perdido pueblito de Normandía- es que son gente de pocas pulgas, y su manera de resolver los conflictos sigue siendo la misma de siempre: a puñetazos, tiros o bombas. Difícil mantener así el bajo perfil que recomendaron sus protectores para evitar que los detectaran. De poco vale que haya un agente de la CIA fiscalizando sus comportamientos. Si no, hay que ver cómo responde mamá cuando se siente desatendida en el supermercado o cómo usa la raqueta la nena de la casa cuando la acosa una banda de atrevidos. Y ni hablar de lo mal que le caen al jefe de la familia los plomeros impuntuales y los funcionarios inoperantes. Como en cualquier film de mafiosos, en Familia peligrosa hay abundantes escenas de violencia, pero todo se juega aquí en plan de comedia para que Robert De Niro vuelva a releer en clave de parodia -como lo ha hecho en tantos films de la segunda etapa de su carrera- los personajes que lo hicieron famoso e incluso para que en una escena, bastante forzada por cierto, el ex gángster que ahora pasa por ser escritor participe de una especie de cine-debate, donde tras un inesperado cambio de programa se terminará proyectando (y será tema de análisis) Buenos muchachos . Un chiste del que probablemente habrán disfrutado más que los espectadores, el propio De Niro, el director y guionista Luc Besson y el productor ejecutivo, que no es otro que Martin Scorsese. Con un guión más pródigo en ingenio, una comedia en torno de la cosa nostra pudo haber resultado bastante más graciosa (lo sabe bien Michelle Pfeiffer, que hace veinticinco años protagonizó la divertida Casada con la mafia ). Aquí, aunque el cuento tiene sus altibajos, ella sigue siendo encantadora y el entretenimiento, liviano, se sostiene. De Niro no tiene que esforzarse demasiado para reírse a costa de un personaje que se sabe de memoria y a Tommy Lee Jones le basta con el oficio para animar al desdichado agente encargado de vigilar a la incorregible familia. El libreto no ha sido demasiado generoso con el sector joven del elenco, pero Dianna Agron (de Glee ) y John D'Leo no desentonan.
Los trucos y rellenos de un director vacío Desde hace casi un cuarto de siglo, la obra de Luc Besson (París, 1959) alterna entre la clonificación y la paráfrasis del cine de acción hollywoodense. Clones son las películas que produce, como la serie El transportador o el thriller truculento Los ríos color púrpura. Paráfrasis, las que dirige: una fría asesina, en lugar del clásico asesino macho del cine negro, en Nikita; un killer despiadado, pero de corazón de niño, emparejado con una niña-adulta, en El perfecto asesino; la ópera espacial devenida opereta, en El quinto elemento. Hablada en inglés, con elenco mayormente estadounidense y Robert De Niro como ex mafioso, Familia peligrosa ve a la paráfrasis reemplazada por el gastado jueguito intertextual, la vulgata cinéfila tardía, el chistecito poscinematográfico. Todo avalado por el mismísimo Martin Scorsese, que es uno de los productores. Bajo el alias de familia Blake, Giovanni Manzoni (De Niro) y los suyos llegan a un apartado rincón de Normandía, en el nordeste de Francia, donde el FBI les consiguió refugio. Sucede que Manzoni abrió la boca y dio nombres de miembros de la otra familia, la famiglia, por lo cual se halla ahora bajo el programa de protección de testigos. El chiste es simple y parece casi un eco lejano de Analízame: cómo va a hacer el mafioso para no dejarse llevar por sus costumbres y quedar expuesto como lo que es, atrayendo sobre sí al ejército de ejecutores de negro que algún capo mandó del otro lado del Atlántico. Cuando el agua de la vieja casa normanda que les consiguieron sale oxidada de las canillas, Giovanni, ahora llamado Fred, puede llegar a ponerse muy nervioso con el plomero y agarrarlo a batazo limpio. No sólo él: basta que alguien hable mal de ella en el súper del pueblo para que su esposa Maggie (Michelle Pfeiffer) derrame algo de nafta en el local y luego encienda un fósforo. Mientras tanto, los chicos Blake se comportan como un par de auténticos proto-wise guys en el liceo local. Como Besson es un director vacío, necesita rellenar. Aquí lo hace con presuntos homenajes a sus actores, que dan un poquito de vergüenza ajena, en tanto al hacerlo los hunde en el pasado, celebrando algo así como una versión cinemática de Grandes valores del tango. Los batazos de De Niro remiten a un famoso plano cenital de Los intocables; los flashbacks de Michelle Pfeiffer con mucho spray, taco aguja y pantaloncitos pescador, a Casada con la mafia. Quién otro podría ser el agente del FBI responsable de que los Blake sigan con vida que Tommy Lee Jones, tan seco y amargo como en Hombres de negro. El colmo de la vergüenza ajena es cuando Giovanni/Fred va al cineclub del pueblito a ver... Buenos muchachos. Y goza como loco, y les explica a los vecinos cómo es ser un wise guy en realidad. Ja, qué bueno, una para que nos riamos todos.
Programa de protección de mafiosos El director Luc Besson (Nikita, El perfecto asesino, El quinto elemento) se embarcó en el terreno de la comedia y decidió convocar a figuras como Robert De Niro, Michelle Pfeiffer y Tommy Lee Jones. Pero no da en el clavo. Un mafioso decide abrir la boca y contar todo lo que sabe sobre el hampa neoyorquino a cambio de que la justicia lo deje libre y le permita entrar junto a su familia en el programa de protección de testigos. Y se sabe, cuando uno de los miembros de la mafia se convierte en traidor, más vale que se esconda bien, por lo que Fred (Robert De Niro), su esposa Maggie (Michelle Pfeiffer) y sus hijos Belle (Dianna Agron) y Warren (John D'Leo), residen en el sur de Francia y cada tanto cambian de destino para borrar cualquier posible rastro de su paradero. Instalados en un pueblito, por una casualidad, la pista de su lugar de residencia llega a manos del capo de la Cosa Nostra, que envía a un grupo de sus hombres a eliminar a Fred y a todo su familia. Desde los años '80, cuando debutó como director, Luc Besson estuvo dispuesto a incursionar en todos los géneros y formatos de coproducción, desde Subway y Azul profundo, pasando por Nikita, El perfecto asesino y El quinto elemento, hasta Angel-A. Ahora se despacha con una comedia híbrida, que abreva en la tradición del cine policial para ironizar sobre sus tópicos y entregar algunas situaciones cómicas a partir del absurdo de una familia delineada desde los estereotipos cinematográficos del imaginario mafioso que por caso, se fue construyendo con los films de Francis Ford Coppola o Martin Scorsese –a propósito, el director de Casino es el productor. Entonces, mafioso, esposa e hijos se enfrentarán a situaciones cotidianas en un país que no es el suyo, y el grueso registro de Besson marcará las diferencias entre la cultura estadounidense (o la falta de) y la francesa, para que, claro, cada uno de los integrantes de la familia termine arreglando sus asuntos con el mundo exterior con la violencia que se espera de ellos. Es cierto que hay algunos elementos del film que son rescatables, como la escena de De Niro en el cine club del pueblo en plan de escritor estadounidense (ésa es su identidad ficticia), comentando Buenos muchachos y siempre, siempre es un placer ver a Pfeiffer haciendo lo suyo, pero las vacilaciones del director a la hora de decidirse por el camino de la comedia, negra, irónica, la que sea, la obstrucción que representan varios momentos dramáticos y la suma de escenas de violencia que no terminan de encajar con la ironía que se le quiere dar al relato, hacen de Familia peligrosa una película despareja, anodina y olvidable.
LUC BESSON nos propone, con toda su impronta fílmica a cuestas, un cuento de mafiosos muy divertido y bien filmado. Y a esto claro, sumemos un elenco de estrellas con Robert de Niro, auto-parodiándose y porque no auto-homenajeándose en un papel que conoce de memoria. Como todos los filmes del director galo, la estética e iluminación, y el montaje claro, huelen a un gran video clip, pero es justamente este estilismo lo que hace de su cine, un sello inconfundible. Para pasar el rato, FAMILIA PELIGROSA es un entretenimiento ideal para las tardes de cine de verano.
Basada en la novela “Malavita”, escrita por Tonino Benacquista, el realizador francés Luc Besson (“Nikita”, “El Quinto Elemento”, “El Perfecto Asesino”) dirige (sobre un guión co-escrito junto a Michael Caleo) una comedia de acción que cuenta la historia Giovanni Manzoni (Robert De Niro), un jefe de la mafia de Nueva York quien, tras colaborar con las autoridades policiales delatando a unos cuantos amigos capo mafia que desean venganza desde la cárcel, ingresa junto a su familia al programa de protección a testigos. Lo divertido de la trama reside en que a pesar de que ahora llamados Blake hacen todo lo posible para encajar en sus nuevos “hogares”, Fred (De Niro), su esposa Maggie (Michelle Pfeiffer) y sus hijos Belle (Dianna Agron) y Warren (John D’Leo) no pueden evitar recurrir a sus viejos hábitos (propios de “la familia”) para lidiar y solucionar sus problemas cotidianos, por lo que no duran mucho tiempo en un lugar fijo. Trasladados por el agente del FBI a cargo (interpretado por Tommy Lee Jones), su último y más reciente destino es un tranquilo y pintoresco pueblo ubicado en Normandía (Francia), donde el cuarteto trata de adaptarse como puede. De las situaciones que protagoniza cada integrante de este grupo familiar tan particular (la madre en el barrio, la iglesia y comercios locales; los chicos en la escuela y él como escritor, su profesión encubierta), son de donde surgen los contínuos gags, los cuales funcionan bien durante todo el metraje. Esta cinta producida por Martin Scorsese (quien justamente dirigió a De Niro en varios films sobre gángsters como “Mean Streets”, “Buenos Muchachos” y “Casino”) entretiene de principio a fin aunque si hay algo que mencionar es que hay ciertas sub-tramas que no cierran y quedan abandonadas dentro de una trama que podría considerarse incoherente y previsible, ya que es obvio que serán encontrados por los asesinos enviados a acabar con ellos. Pero ésta es una comedia de gángsters que ofrece un enfoque distinto sobre el tema y que de cierta manera lo parodia, así que no hay que tomarla muy en serio. Aquí el aspecto más fuerte son las actuaciones de los cuatro protagonistas principales. Buenos desempeños de Robert De Niro (quien es homenajeado en una escena en la que su personaje es invitado a un cine-debate donde casualmente se proyecta “Buenos Muchachos”); Michelle Pfeiffer cumple sin brillar del todo y vale una mención especial el trabajo de Dianna Agron (conocida por su papel de Quinn Fabray en la serie “Glee”) y John D´Leo, joven visto en películas como “El Luchador”, entre otras. - See more at: http://www.cineymas.com.ar/2014/01/familia-peligrosa-the-family/#sthash.GbUUCxOx.dpuf
Hace muy pocos días, con motivo del estreno de ULTIMO VIAJE A LAS VEGAS, escribí acá mismo sobre la curiosa carrera de Robert De Niro y calculo que, en unas semanas, se podría hacer lo mismo cuando se estrene AJUSTE DE CUENTAS, la película sobre veteranos boxeadores en la que comparte cartel con Sylvester Stallone (también está, en un pequeño rol, en ESCANDALO AMERICANO, pero eso no califica como curiosa ni como inexplicable). Insistir sobre lo mismo en función del estreno de FAMILIA PELIGROSA sería cansador, por lo que dejo en el espectador la tarea de reflexionar sobre las decisiones cinematográficas tomadas por el actor de TORO SALVAJE y TAXI DRIVER ya hace bastantes años. En defensa de la nueva película de Luc Besson hay que decir que no se trata de un producto impresentable. Es, simplemente, una película discreta y fallida que tiene -otra vez- un muy buen elenco de veteranos que son mucho más interesantes que lo que el realizador francés tiene para contar. De hecho, si IMDB y mi memoria no mienten, es la primera vez que De Niro actúa junto a Tommy Lee Jones. Y es poco, poquísimo lo que actúo con Michelle Pfeiffer previamente. Este trío de actores tienen la capacidad de brindarnos destellos de su talento aún en un producto menor que les exige tan poco como éste. thefamily1El caso de Pfeiffer es casi tan curioso como el de “Bobby” De Niro. Es una gran actriz que sigue igual de talentosa y naturalmente bella como en su época de mayor fama pero actúa muy poco y, cuando lo hace, no tiende a elegir películas demasiado interesantes. En este caso encarna a la mujer de un mafioso neoyorquino interpretado por De Niro que, con sus dos hijos adolescentes, viven en Francia al estar dentro del programa de protección a testigos por haber delatado a importantes mafiosos. Sí, podría ser una secuela de alguna película de Martin Scorsese (que figura como productor ejecutivo aquí) sobre la mafia en la que vemos cómo un delator y su familia intentan integrarse a la vida civil. O bien podría verse como una temporada inédita de LOS SOPRANOS imaginando que la familia se fue de gira por Europa. El tono tiene algo de LOS SOPRANOS (hasta un par de actores secundarios) ya que FAMILIA PELIGROSA apuesta a la comedia por momentos negra y a las constantes referencias cinematográficas. Sin embargo, los personajes nunca terminan de crecer demasiado y el tono cómico no se condice demasiado con algunas hiperviolentas situaciones. Es que el problema de los miembros de la familia “Blake” es que no logran pasar desapercibidos en ningún lado ya que tienden a reaccionar, digamos, un poco agresivamente ante casi cualquier inconveniente, aniquilando, torturando o matando a golpes a cualquier francés que se les cruce y que no les caiga simpático. The-FamilyLos Blake están en un pueblito de mala muerte de Normandia en el que, de milagro, todos parecen hablar muy bien inglés pero a la vez despreciar a los “yanquis” y sus costumbres. Y a ese choque cultural los Blake responderán con una costumbre norteamericana tan o más prototípica que las otras: la violencia. Pero uno debe creer que son buena gente porque se quieren, se protegen y, además, tienen unos mafiosos que los buscan para liquidarlos que son igual de crueles que ellos pero mucho más feos y malos… Así, mientras De Niro ironiza sobre sus otros roles de mafioso (en una escena hasta participa en un debate de cineclub sobre BUENOS MUCHACHOS) y Lee Jones encarna estoicamente al hombre encargado de protegerlos y tratar -sin suerte- que no se metan en problemas, cada miembro de la familia tendrá su pequeña complicación personal. Complicaciones que, curiosamente, parecen olvidarse todas promediando la narración para centrarse en la creciente violencia. Y así, entonces, mientras De Niro sigue apretando el replay de su carrera y los niños muelen a palos a adolescentes franceses como si fueran de papel maché, a Luc Besson no se le caen muchas ideas originales. Habrá pensado que con el concepto central y el casting la cuestión estaba más o menos resuelta, pero el problema es que después de ver por un rato al muy buen elenco (¿quién no disfruta de ese trío de enormes y muy carismáticos actores?) uno siente que no hay mucho más para contar. Una pena.
Brilla De Niro en una despareja comedia negra El prólogo ultraviolento es impactante. Y en el medio hay una escena formidable con la hija adolescente de esta familia mafiosa moliéndole la cara con una raqueta a un compañero de colegio demasiado avispado. Luego, la historia de una familia que debe cambiar de lugar, tanto como para caer en el más deprimente pueblito francés, empieza bien, pero no se sostiene igual durante todo el metraje. Las ambiciones autobiográficas del padre (obviamente De Niro) son muy divertidas, no sólo por los flashbacks mafiosos sino por las reacciones que provocan en su esposa (Pfeiffer, que no logra lucir muy italoamericana, por más que lo intenta a tope). Pero la trama y el estilo de Luc Besson se pierden al enfocar escenas buenísimas que no encajan del todo con el conjunto. Por eso "Una familia peligrosa" luce como una película demasiado fragmentada, en la que el argumento divierte a medida que avanza, pero que no termina de convencer del todo cuando la sucesión de gags da lugar a una historia mucho más políticamente correcta de lo que propone la premisa. De Niro, últimamente obligado a encarnar personajes que en un punto son un estereotipo de sus mejores roles, aquí logra hacer algo distinto y su actuación es uno de los puntos fuertes que sostienen esta comedia negra, en la que Luc Besson no deja de referirse a "Buenos Muchachos", algo comprensible dado que el productor ejecutivo es el mismísimo Martin Scorsese. En medio del cambio de estilo que fluctúa de escena a escena, los que se lucen son los hijos de esta familia: Dianna Agron vendría a ser el personaje más alocado de la película, algo así como la versión femenina del Joe Pesci de "Buenos Muchachos", mientras que su hermano más intelectual y moderado, John D'Leo, se roba casi cada escena en la que aparece. La película es despareja, pero aun con sus altibajos ofrece gags contundentes y los más oscuros climas de comedia negra gangsteril, más un De Niro formidable.
La familia uñita Una familia estadounidense es trasladada a Francia bajo un programa de protección de testigos. Los Manzoni no son una familia cualquiera, si no una cuyo líder denunció a poderosos capos mafiosos con quienes compartió toda una vida de delincuencia. Instalados en Normandia, la familia americana no tarda en recibir el particular trato que los franceses dispensan a los extranjeros, especialmente a los yanquis. Pero no están dispuestos a poner la otra mejilla. Mientras los mafiosos los buscan para vengarse, esta particular familia comienza a hacer de las suyas en territorio francés. Robert De Niro vuelve a personificar a un violento mafioso, esta vez con un toque de humor, secundado por Michelle Pfeiffer, tampoco ajena a estar casada con la mafia. Sus actuaciones son magníficas desde ya, mas los aplausos se los lleva Dianna Agron, quien compone a la temperamental y enamoradiza hija del matrimonio Manzoni. Con gran ductilidad, Agron pasa por distintos estados sin perder gracia ni encanto. Luc Besson no se mueve mal en el terreno de la comedia pero vuelve a su mejor forma en el tramo final del filme. De yapa hay guiños a la propia carrera de De Niro, y especialmente al productor ejecutivo del filme, Martin Scorsese.
Luc Besson tenía un magnifico escenario como lo es Normandía, maravillosos actores y un ojo dotado para la acción, como ya acostumbra el francés a entregar en algunas de sus numerosas películas, como El Quinto Elemento ó El Perfecto Asesino, que se acerca mucho más a la temática tratada aquí. Pero, ¿qué sucedió? Familia Peligrosa se convierte de película de acción a una película paródica delirantemente sosa y sin una sola risa sostenida en toda su duración. La ligereza del libreto se compensa sin embargo con un elenco comprometido con la trama, en donde sobresalen los talentos maduros de Robert De Niro y la siempre jovial Michelle Pfeiffer como el matrimonio mafioso. Lo más interesante de la historia es ver como los Blake lidian con los problemas cotidianos de cualquier familia, pero con un giro a la italiana: golpes, golpes y más golpes. Ver como la familia se asienta en la nueva localidad, bajo una identidad completamente falsificada, importa los mejores momentos del film. La osadía de un plomero ventajero, un grupo de chicos de colegio aprovechadores y hasta el desdén de un empleado de supermercado son las pequeñas chispas que hacen que cualquier integrante de la familia Blake desate su ira contenida. El humor de estas escenas es sutil - si se puede llamar sutil a una golpiza de una estudiante en un baño, u otras situaciones afines -, tanto que muchas escenas graciosas pasan desapercibidas debido al poco peso de comedia insuflado al metraje. Éste es el problema de Besson y su guionista Michael Caleo es la falta preocupante de una sombra de humor más marcada, muy importante ya que Familia Peligrosa está construída y manejada sobre las bases de una comedia negra. El tono de la película entonces oscila por un montón de emociones y subtramas que poco y nada aportan al nudo principal, que es la venganza de un capo de la mafia preso contra la familia Blake. Las historias personales de los Blake - la hija adolescente enamorada de un profesor, la madre que ocupa su tiempo en una iglesia, el hijo que se convierte del día a la noche en un maestro mafioso estudiantil, el padre que intenta solucionar un problema con el suministro de agua que al menos resulta extraño en el proceder de dicha línea argumental - se vuelven demasiado ambigüas, se mueven entre lo lúdico, lo oscuro, lo violento pero no hay énfasis o ahondamiento suficiente en ninguna. La falta de definición le juega en contra a cada momento y descoloca constantemente con cada giro del guión. La falta de prolijidad de Besson es demasiado importante y determinante para una película de este tipo como para dejar pasarla. Sólo queda concluir que Familia Peligrosa se realizó a las apuradas, de lo contrario es imposible que nadie notara lo extraviada que está en su dirección y objetivos promediando la hora de metraje. Por fortuna, el elenco ayuda a sobrevivir a estas dos horas de acción hogareña mafiosa, y el clímax bien vale la entrada al cine.
Parodia del cine mafioso A pesar de sus intentos, la película no logra divertir demasiado. Desde el primer plano de Robert de Niro, está claro que Familia peligrosa parodia el cine de mafiosos. Fred/Giovanni es el jefe del clan Manzoni, la familia que, ahora como Blake, se instala en un pueblo de Normandía bajo un programa de protección de testigos. Papá, mamá, la mujercita y el púber parecen acostumbrados al trámite de empezar una y otra vez. Pero los malos hábitos los acompañanan y pronto sabemos que la cabeza del pater familias tiene precio: 20 millones de dólares. Las familias peligrosas son material apetitoso para el guionista. Desde El Padrino hasta Los Soprano. O cualquier familia que oculta su identidad por distintos motivos políticos. De Los Increíbles a Infancia clandestina: si se entrelazan los puntos de vista, cómo lo vive cada uno desde su realidad, qué tensiones los cruzan. Pero acá interesan poco esas exploraciones. Luc Besson y su coguionista, Michel Caleo, toman la novela Malavita para desplegar, a través de los improbables Blake, todos los clichés divisorios entre yanquis y franceses. Ofrecen las postales, y la antipatía, que se supone los americanos asocian con la France. Y viceversa Esos apuntes desafilados aparecen reiterados, asombrosamente remanidos, aún en lo paródico. Comida chatarra versus estiramiento hueco y desdén. En el conjunto, Michelle Pfeiffer, con el arquetipo de rubia chillona de New Jersey, otra vez casada con la mafia, es la que más parece divertirse. Los chistes meta cinematográficos completan el cuadro en el que Scorsese figura como productor. De la farsa a la comedia negra, la película agota por su indecisión estéril y no divierte casi nunca. Si no desbarranca del todo es porque la acción, en su segunda mitad, le permite a Besson acelerar el ritmo y jugar con esa violencia cool que lo hizo famoso. Ahí se abandonan, se olvidan por el camino las subtramas –por cierto inverosímiles-, como si hasta Besson se hubiera aburrido de ellas.
Una familia de mafiosos muy particular. Cuando uno ve en la cartelera un film que tiene como protagonistas a: Robert De Niro, Michelle Pfeiffer, Tommy Lee Jones y además en la Dirección a Luc Besson no duda en sacar la entrada y verlo sin importar si quiera los comentarios o la critica que se haga del mismo. Se centra aparentemente en una familia tipo. Un matrimonio formado por Fred Blake y Maggie Blake (Robert De Niro y Michelle Pfeiffer) y dos hijos Belle y Warren (Dianna Agron y John D'Leo) quienes pronto nos darán pistas que nos harán pensar que son muy especiales, ellos son mafiosos, y ahora son testigos protegidos por el FBI. Esta familia tan particular de los Manzoni (su apellido verdadero) se mudan a un pueblito de Normandía, y como dice el dicho popular “el zorro pierde el pelo pero no las mañas” porque ellos a la hora de solucionar sus conflictos utilizan métodos pocos convencionales, por ejemplo la señora Maggie va a un supermercado, algo sucede que no la atienden bien y ella hace explotar todo; la joven Belle de 17 años se siente acosada por unos chicos y los muele a raquetazos; el jefe de familia en la noche acaba de enterrar un cadáver y más adelante descubriremos los motivos y ni que hablar ante ciertas personas que lo molestan o realizan mal algún trabajo que le encargue (es terrible lo que les puede pasar); y de esta manera van surgiendo una serie de situaciones, violentas y divertidas. Resulta una película agradable, divertida, con mucha acción, violencia, tiros, disparos, explosiones de todo tipo, peleas, gánster, burlas, hasta reírse de sí mismo, algo de parodia y se mezcla la acción con la comedia, también tiene algo de sátira y mucho humor negro. Un momento encantador es el momento de Cine-Debate, con varios guiños cuando proyectan “Buenos muchachos” (1990) de Martin Scorsese, que muchos recordarán la muy buena actuación de Robert De Niro. Otras de las actuaciones que se destacan: Michelle Pfeiffer resulta encantadora y sensual; Tommy Lee Jones siempre rinde y los jóvenes Dianna Agron (“Glee”) y John D'Leo (“El luchador”) acompañan bien. Puro entretenimiento para pasar un rato agradable y las risas y la acción están aseguradas.
Robert De Niro vuelve al mundo de la Mafia pero esta vez en un programa de protección de testigos junto a su familia, la cual cada miembro representa a un estereotipo de Mafioso Italiano integrada por Michelle Pfeiffer, Dianna Agron y John D’Leo. Malavita Una Familia Peligrosa, la trama va por este lado: Fred Blake o Giovanni Manzoni (Robert De Niro) es un mafioso bastante groso cuyo mayor regalo que le dio la vida fue el poder de amenazar gente de mala manera, ya que es talentoso para romper los huesos a alguien cuando no hacen lo que él quiere. Llegó a tener tanto poder que no le quedó otra que delatar a muchos de los miembros de su “Familia” por un trato que hizo con el FBI. Gracias a esto le pusieron precio a su cabeza y debe escapar de todos aquellos que quieren matarlo. Para esto Robert Stansfield (Tommy Lee Jones) un agente del FBI lo manda a Normandía para que se esconda junto a su Familia. En la casa de los Blake tenemos a Maggie Blake (Michelle Pfeiffer) que es la típica madre italiana que cocina de lujo pero no la hagas enojar debido a que puede hacer explotar un mini mercado o amenazarte con romperte los huesos si es que le tocas algo de la casa. Después vienen los hijos, tenemos a Belle Blake (Dianna Agron) la hija mayor es serena y bastante romántica pero sacó cosas del padre y de la madre no la hagas enojar o no te quieras sobrepasar con ella porque te puede moler a golpes con lo primero que encuentre así y todo no pierde su encanto. Y por último tenemos a Warren Blake (John D’Leo) es el más canchero de todos y posiblemente se convierta en un buen “Padrino” ya que es bastante bueno en lo de falsificar documentos y se las ingenia para conseguir todo lo que él quiere persuadiendo y engañando por ahora a sus compas del cole. Esta familia se la tiene complicada ya que son un dolor de cabeza para Robert, porque no se saben comportar y siente que cada día que pasa la mafia se aproxima. En cuanto a la dirección Luc Besson realiza un buen trabajo ya que esta peli tiene acción y varios planos interesantes que resaltan la belleza de Normandía. Es muy graciosa, la verdad todos aquellos que la vean van a pasar un muy buen rato. Robert De Niro la verdad hace un buen trabajo interpretando su papel y además de que está producida por Martin Scorsese su toque se nota. Tampoco le quiero sacar el crédito a los demás actores ya que todos hacen un gran trabajo, los personajes son muy buenos y dentro de todo creíbles ya que crecieron en ese mundo y es la única forma que saben sobre cómo tratar a las personas, aunque quieren hacer el esfuerzo de no hacerse notar mucho. Conclusión Una Familia Peligrosa, es una muy buena pelicula para ver a estas alturas del año, si es que se buscas entretenerte dentro del cine. Si les gusta la mafia, historias de familia, la acción y la comedia esta es su película. - See more at: http://altapeli.com/review-una-familia-peligrosa/#sthash.S3upUbbL.dpuf
El eterno retorno del reciclaje vacío Luc Besson como cineasta siempre fue un buen publicista con fantasías juveniles. De hecho, Familia peligrosa deviene como una mezcla (un poco rancia, si se quiere) de esos comerciales malos sobre gángsters que se ven en televisión y las ruidosas comedias de adolescentes de señales estadounidenses. Hay dos padres que remiten al primer eje (Robert De Niro y Michelle Pfeiffer, encantadora como siempre) y dos hijos que refieren al segundo. La historia es banal y trillada: una familia mafiosa debe resguardarse en un pueblo de Normandía por haber delatado al resto del clan y es custodiada por el FBI. Repleta de lugares comunes y de estereotipos trillados que aluden a series y films del género en una actitud más predadora que inteligente, incluye también situaciones dialógicas que demuestran las ganas que tiene Besson de ser estadounidense en vez de francés. En su esquema obvio, los yanquis son seres despreciables que consumen manteca de maní y comen mucho, mientras que los franceses son intolerantes y xenófobos. Si bien lo anterior parece encuadrar dentro del género de comedia negra, ni siquiera el humor funciona. Es una lástima porque elenco había de sobra. Hay una escena paródica en la que De Niro asiste a una función de cine debate. Está con Tommy Lee Jones, quien no le pierde pisada como agente del FBI. Supuestamente tienen que discutir una película de Vincent Minelli pero no llega la copia y proyectan Buenos muchachos, de Scorsese. Es interesante el rostro de De Niro cuando comienza el film y uno espera que ese momento dure para siempre. Queremos escuchar el debate, ver qué ocurre pero la torpeza de Besson nos devuelve a su universo a través de elipsis innecesarias y entonces aparecen otra vez sus gángsters publicitarios posando para secuencias que más le deben al videoclip que al cine. La demanda de entretenimiento veraniego podría justificar la visión de la película. También, la sola presencia de la Pfeiffer. Es el único personaje que, por su fuerza femenina, hace honor a algún signo recurrente en la filmografía del director de Nikita, pero hay que ver si su encanto compensa lo cara que está la entrada al cine.
“Una familia peligrosa” es el título de la comedia negra co-protagonizada por Robert De Niro y Michelle Pfeiffer y dirigida por Luc Besson, que relata en tono jocoso las aventuras de un mafioso que se convierte en delator y es perseguido por sus antiguos cómplices. Escudado en una identidad falsa y protegido por un agente especial (Tommy Lee Jones) el hombre, su mujer y sus hijos adolescentes se refugian en el norte de Francia. Pero el afán de venganza de la mafia los acosa, día tras día. Martin Scorsese, el cineasta que vivisecciona a la sociedad norteamericana cosechando igual cantidad de críticas que de elogios, asumió la producción del filme, con lo que hizo presuponer que la historia no ahorraría crudeza. Y, si bien es cierto que la violencia no se esconde aunque la historia transite por el camino de la comedia farsesca, también lo es que no resulta un producto congruente. Robert De Niro hizo tantas veces de mafioso “serio” que resulta difícil verlo en el mismo rol con pretensiones de arrancar risas. Un filme que no rompe la barrera de lo previsible y sólo resulta un liviano entretenimiento, aunque la prolija mano del director intente producir un crescendo de suspenso, todo queda en aguas de borrajas y las sorpresas se pierden en la oscuridad.
La familia mafiosa más previsible De manera previsible, Familia peligrosa toca el tema de la mafia con rostros conocidos y chistes fáciles. Un divertimento sin gracias donde sólo destaca la gran Michele Pfeiffer. Los tics de De Niro y el cine cansado de Luc Besson no son precisamente una invitación. Desde hace bastante -y más- que el francés Luc Besson ha dejado de ser un realizador a seguir, de quien esperar con ganas un nuevo film. No por haber dejado de filmar, sino porque su derrotero le ha vuelto premeditadamente previsible así como atento a una voluntaria "americanización", superficial y oportunista, lejana de la que supusiera, dado el caso, la llevada adelante, reflexivamente, por los cineastas de la nouvelle vague. Si de un último film válido se trata, este cronista prefiere El perfecto asesino (1994), allá lejos, hace tiempo; capaz de filmar los puntos suspensivos que sucedían entre Léon, el asesino (Jean Reno), y la pequeña Mathilda (Natalie Portman). El quinto elemento (1997) no fue lo que de él se esperaba (con los historietistas Moebius y JeanClaude Mézières entre sus artífices artísticos, en nada responsables del mamotreto final), tampoco su Les aventures extraordinaires d'Adèle BlancSec (2010), a partir del cómic maestro de Jacques Tardi: ni siquiera una mínima referencia a esa mirada crítica, de negativa rotunda, que el dibujante francés tiene sobre la guerra, ante la que su Adèle no es indiferente. Ni qué decir de Juana de Arco (1999) y sus gestos bélicos de estilo gore, del engendro que es AngelA (2005), o de la corrección política, sin fisura, de La fuerza del amor (2011). El caso de Familia peligrosa se sabe de antemano: Familia mafiosa ítaloamericana que escapa de la vendetta y recala en un pueblito francés. El padre de familia es Robert De Niro, la madre Michelle Pfeiffer, el agente custodio Tommy Lee Jones, y la película que proyecta el cineclub de la ciudad es...Buenos muchachos. Lo previsible como manifiesto, podría señalarse. Ahora bien, lo que molesta en Besson es la pulsión que lo lleva a un montaje presuntamente hiperkinético, que no aporta absolutamente nada, sin un tono que lo mesure. O tal vez esta elección se encuentre, acá debe estar la clave, en consonancia con la nadería que en su cine pulula a nivel guión. El realizador francés parece empecinado en provocar una especie de sacudón al espectador a través de elipsis abruptas y un verosímil extraño, como lo suponen las golpizas exageradas, de historieta, más cercanas al clima de Sin City que a esta familia de sitcom desarraigada. Este juego frenético está muy lejos, por ejemplo -y por el gusto de citar uno bueno-, del que lleva adelante Martin Scorsese en El lobo de Wall Street: un desborde que, de no ser por esas voces en off que van y vienen (como en La malvada, de Joseph Mankiewicz), harían de ella un cúmulo alucinógeno, lisérgico: algo que la película finalmente (felizmente) es. Tan grande es Scorsese. Pero aquí se está hablando de Besson. Mientras en Scorsese hay puesta en escena, en el francés hay cobertura de torta. Sus guiños al cine no le eximen: Familia peligrosa cita, superficialmente, a Tati y Minnelli, entre otros, desde sus nombres o los carteles de cine. Porque sí. Tan gratuitamente como fácil son de entender las referencias cruzadas, por despectivas, de los americanos a los franceses y viceversa. Desde un prolijo ir y venir de diálogos que nada tienen de incorrecto. Con chistes que pueden ser, calculadamente, "disfrutados". Las gesticulaciones, los tics, de De Niro apuntan en la misma dirección y previsibilidad, digerida en una cantidad ya innumerable de películas olvidables que se empecina en protagonizar. Hay un diálogo interminable entre él y Tommy Lee Jones que aparentemente se sustenta en el gusto de contar con ambos actores. No es para menos. Pero sin embargo, y por contraste, muy lejos del juego dialógico de Tarantino y sus ocurrencias, que Besson parece aquí emular. La única que desprende espontaneidad, frescura, encanto, es la adorable Michelle Pfeiffer, quien aporta una caracterización personal, que sobresale, que la dice gran actriz (cada una de sus apariciones es de una reacción distinta: neurótica, manipuladora, bellísima), aún cuando por obra y gracia del montaje desaparezca repentinamente, durante larguísimos minutos, sin coherencia con el ritmo de permanencia que sus acciones prometían. Hubiese sido más que seductor continuar la línea abierta entre ella y el sacerdote confesor, evidentemente atraído -¿quién no?- por esta mujer, a quien termina por repeler de modo imprevisto, sin ahondar en lo que hubiese sido mucho más interesante de filmar. De haber sido así, no se estaría hablando de esta película. Lo que puede señalarse es que, coherentemente, Besson ha realizado otra película más, así como las que viene haciendo: Sin alma, plena de trucos decorativos y con música oportunista. El cine aparece supeditado. Con gestos de matrimonio entre guiños por todos conocidos y alguna referencia cinéfila "seria". Con la pretensión paradójica de ocupar un lugar pop que ya no puede, tal como lo hiciera, dado el caso, su notable Nikita. La cara del peligro (1990).
Existían las películas “de contrato” en la época dorada de Hollywood. Básicamente un director firmaba con un estudio por x años o x cantidad de películas. Así salían proyectos personales y otros casi de compromiso, por lo general en desmedro de la calidad. Lo mismo sucedía con algunos actores. Esa es la sensación remanente al término de “Familia peligrosa”. Ninguno, ni Luc Besson ni el elenco multíestelar, parece demasiado preocupado por el resultado final. Ni hablar del desarrollo, más allá de algunos merecimientos genuinos. En la introducción, un despiadado asesino vestido de negro (parece salido de Dick Tracy) escabecha una familia de raíz italiana (padre, madre, hija, hijo). Un balazo a cada uno. Parece una película de la mafia. Luego vemos a los Manzoni llegando una noche a un pueblito de Normandía, en Francia. Ya en su impronta al hablar reconocemos a una familia italiana característica de las producciones de gángsters. Confirmamos esto dos minutos después, cuando Giovanni / Fred (Robert De Niro) entierra un cadáver en el jardín. ¡Es una película de la mafia nomás! La familia integrada por Maggie (Michelle Pfeiffer) y sus dos hijos Belle (Dianna Argon) y Warren (John D’Leo) debe instalarse en una casa algo desvencijada, como parte del plan de protección al testigo de la CIA. Claro, Giovanni delató a todos en Nueva York, por eso ahora son la familia Blake, y la cabeza de la cabeza de la familia vale 20 palos verdes. ¿Qué quiso hacer el director? ¿Comedia? ¿Acción? ¿Parodia? Se puede hacer todo en una película, siempre que se mantenga la idea central clara. La bifurcada situación entonces se plantea: por el lado del thriller con un asesino (el mismo del principio) enviado por el Capo en busca y eliminar al traidor. Por el lado de la comedia con la familia intentando adaptarse a un entorno que les es totalmente ajeno, y a un país en el cual, sorprendentemente, hasta el plomero habla en inglés. La familia se hace entender. El querubín es un mafioso en potencia que en un par de días logra meterse en el tráfico de cigarrillos en el secundario, sumado a otras matufias; la nena anda a los raquetázos limpios con unos pibes que la llevan a pasear; Mamá Blake prende fuego un supermercado, porque siente que se burlan de ella; papá anda entre empezar a escribir sus memorias, o de llevar arrastrando al empresario a cargo del agua porque de la canilla de la casa sale un líquido marrón. Este costado de “Familia peligrosa” funciona. A los tumbos, pero funciona. El problema es cuando Luc Besson decide poner algunas dosis de violencia que rozan la impronta de algún que otro thriller dirigido por él mismo hace algunos años, como “El profesional” (1994) o “Nikita” (1990), por ejemplo, confundiendo a la audiencia con su indecisión respecto del género que quiso abordar. Así, algunas escenas empiezan con una sonrisa que de inmediato se desvanece al tomárselo en serio. Tenemos una familia aislada en un rincón del planeta buscada por un montón de gente pesada. Será lógico esperar un enfrentamiento final, pero es imperioso que el espectador pase por alto el horroroso detalle de cómo los encuentran. Cuando llegue esa parte (involucra un diario y una botella), cierre los ojos durante un minuto. Piense en otra cosa. Algo lindo. Para colmo de males, casi todo el elenco transmite una sensación de hastío. Tommy Lee Jones tiene una cara de “¿cuándo-termina-la-toma?”, que da un poco de vergüenza. Dianna Argon, la chica de “Glee” (2011), muestra matices pero mal usados. De Niro es él con barba, ni siquiera es su propia parodia, porque lo fue en “Analízame” (1999), cuando hizo una sátira brillante de sí mismo. Es como si la única motivación para filmarla residiera exclusivamente en el cheque. Y ni eso, porque ninguno de nosotros imagina a estos actores pidiendo fiado en el almacén porque no llegan a fin de mes. La única conectada con el tono que propone “Familia peligrosa” es Michelle Pfeiffer, pues sus intervenciones ayudan mucho a encauzar el tono cómico que se pretendía en escenas como la del supermercado o aquella en la que visita de cortesía a los agentes de la CIA en su bunker. Una producción de escasísimo nivel en la cual se nota una dependencia absoluta en la descontada capacidad artística de quienes la realizaron. Quizás no haga falta hacerse mala sangre. Después de todo, si casi nadie quería hacer algún esfuerzo, entonces por qué habría de hacerlo el espectador.
El crimen no falla Quieren ver a De Niro nuevamente como maffioso, un gángster retirado y soplón, caricaturesco pero igualmente peligroso? Esta es la película. ¿Quieren ver a De Niro parodiándose a sí mismo con el tradicional “fuck”, como si tal cosa fuera graciosa? Esta es la película. En realidad, el argumento de Luc Besson (Subway, El quinto elemento, El perfecto asesino) es llano y familiar, valga la redundancia, pero se sostiene por la interpretación de dos grandes actores: De Niro, como Giovanni Manzoni, recluido con su familia en Normandía bajo un programa de protección de testigos, y Tommy Lee Jones, como el agente del FBI que le brinda protección a cambio de permanentes dolores de cabeza. Los Manzoni son como Los Soprano; más bien, como unos Locos Adams sicilianos. Aterrizan en un pequeño pueblo al norte de Francia y dan vuelta a la comunidad (al extremo de que, milagrosamente, todos hablan inglés); la esposa de Giovanni, Maggie (Michelle Pfeiffer), es capaz de dinamitar un supermercado si la atienden mal, y sus hijos adolescentes instauran el contrabando y la extorsión en el colegio local (Besson pone algo de su heroína Nikita en la pasional Belle). Pese a narrar un viejo cuento, la película tiene momentos entretenidos y alguna que otra escena ocurrente (como cuando Giovanni, en su rol de inmigrante ítaloamericano, es invitado a un cine debate sobre Goodfellas, de Scorsese, y termina como una entrevista a De Niro, el mafioso, en el programa Actor’s Studio). En el balance, sin embargo, Familia peligrosa es demasiado obvia y deja historias paralelas sin resolver.
MUCHO RUIDO Y NINGUNA NUEZ Si la familia es peligrosa, la película ni se diga. Pone en riesgo la capacidad de volver a reírte jamás y genera un pensamiento residual de por qué financian películas que no funcionan, de por qué Scorsese se decide a producirlo (es uno de nueve productores), de cómo De Niro acepta interpretar al protagonista, de en qué momento Tommy Lee Jones se involucra en ese papel tan escuálido, pero en fin, la única que puede ser comprendida es Michelle Pfeiffer que está hace años Casada con la mafia (Married to the Mob, Jonathan Demme, 1988) y no le debe quedar otra. Es peligroso que grandes del cine se embarquen en proyectos que desde el guión fallan. Y si le tenían fe, podrían haberse arrepentido cuando la editaron y la vieron… ¿no se arrepintieron? Quizás es todo un hermoso negocio que puede más que el arte de hacer una buena película. Familia peligrosa está basada en la novela Malavita del escritor Tonino Benacquista. El argumento del film es muy sencillo. Una familia de mafiosos integrada por Giovani Manzoni o Fred Blake (Robert De Niro), Maggie (Michelle Pfeiffer), Belle (Dianna Agron) y Warren (John D’Leo) llega a un pueblito de Normandía escondiéndose de la mafia que busca venganza (catalizador privilegiado de las películas gangsteriles). Los protege un agente del FBI, interpretado por Tommy Lee Jones, en una especie de plan de protección a testigos. Tienen que pasar desapercibidos para que no los descubran, pero como no son una familia muy normal -la violencia es su único mecanismo de entablar relaciones sociales-, el tranquilo y ordenado pueblo francés, se revoluciona. Mientras tanto Giovani encuentra una máquina de escribir y para entretenerse escribe sus memorias. Hay dos mecanismos estructurantes en el film que no funcionan para sostener la película dramáticamente ni para hacernos reír. Por un lado, el lema que mueve la película hacia delante es “si alguien hace algo que no te gusta, la mejor venganza es la violencia desmedida, cuando no, la muerte”. Es gracioso una vez, es gracioso como un gag entrelazado en una trama, pero no es gracioso como motor único de la acción. Por el otro, el ejercicio de citar o satirizar ya sea escenas o elementos de otras películas de gangsters, a pesar de que ha funcionado anteriormente, en este caso, no saca más que una sonrisa. Si pensamos en la estructura de la película, vemos que cuando comienza instala una problemática que tiene que ver con la necesidad de esconderse en una nueva ciudad, huyendo de la mafia. Esa situación, que es la que debería sostener la tensión dramática a lo largo del film, recién reaparece al final cuando una pista concreta le permite a la mafia ubicarlos en Normandía. En el corazón de la película, lo que vemos son las peripecias y los caprichos de cada miembro de la familia y realmente se torna muy aburrido. Si no hay tensión dramática, tiene que aparecer la comicidad para sostener la película, pero ninguna de las dos termina de aflorar. El tránsito por la normalidad de esta familia, que no es normal para nosotros, pero seguramente para la subjetividad de una familia de la mafia, es de lo más parecido a una “familia unita”, hace que se salte de género constantemente pero, otra vez, sin éxito. Pasar del gángster a la película romántica (las escenas de Belle con su profesor de matemáticas son para llevar la bolsa de dormir al cine), al drama existencialista de Gio escribiendo sus “Mémoires”, a la comedia del absurdo, al policial negro (todos los mafiosos con tapado y sombrero negro bajando del tren con el famosísimo tema de Gorillaz, “Clint Eastwood”), termina por ser una ensalada variada pero poco nutritiva. Besson acierta en usar los estereotipos de la mafia italiana, hacer una sátira al género, poner en escena a De Niro para hacer lo que sabe hacer, que está muy bien, crear gags aceptables, una violencia digna de ver, pero la película como totalidad no funciona. Lamentablemente, el todo es más que la suma de las partes.
Los mafiosos perfectos Si se trata de mafia y de grandes negocios, la delación es una conducta reiterada; es la lógica de todo sistema cuya deidad visible es el dinero. La tribuna cinéfila dice que Scorsese, en El lobo de Wall Street, un filme sobre la delación, volvió con todo. En una escena de Familia peligrosa, una comedia (violenta más que negra) de mafiosos, Robert De Niro, un delator que vive escapando con su familia, tiene que dar una conferencia sobre Buenos muchachos, otro filme de Scorsese, protagonizado, entre otros, por De Niro. Es más que una coincidencia. El mafioso Blake, su mujer (la bellísima Michel Pfeiffer), sus dos hijos y el perro van de un país a otro. Están en un programa de protección al testigo y un policía (Tommy Lee Jones) tiene que asegurar su seguridad. Desde una prisión en Estados Unidos, un mafioso dirige: la traición se paga con sangre. Los Blake, en esta ocasión, se esconden en Normandía. Besson explota cómicamente las diferencias culturales entre franceses y estadounidenses: pretenciosos, cultos e inútiles los primeros, ignorantes, hábiles y pragmáticos los segundos. Los hijos de Blake van al secundario, y allí también aprenderán, primero a los golpes y después golpeando, la singularidad de pertenecer al país de la hamburguesas. Por su parte, la patrona de la casa, además de ocuparse de la vida doméstica y arrojar alguna que otra bomba en un supermercado, va a la iglesia. A su vez, Blake ha descubierto su talento para la escritura; escribir sus memorias es un acto de conocimiento. El asesinato puede ser un estilo de vida, pero los Blake son una familia, el valor supremo de nuestra sociedad. El maridaje entre lo cómico y lo violento nunca funciona. Demasiado sadismo para ilustrar los dones de Blake, demasiada previsibilidad para que los gags sean efectivos. Cinematográficamente, lo mejor pasa por el viaje de un papel de diario que llegará de Normandía a Nueva York y que le dará un giro al relato. Besson ostenta algún gesto de estilo en varios falsos raccords ampulosos: el sonido de un disparo se confunde con el golpe de una tecla de una máquina de escribir o un tiro con la explosión de una llanta. Y también se pretende cinéfilo al citar con un póster a Tati y con un filme que no se verá a Minnelli. La fascinación por la mafia y el goce obsceno de su felicidad liberada de las constricciones de la ley alcanza en este nuevo filme de Luc Besson (Un asesino perfecto, El quinto elemento) su expresión humanista. Después de todo, el mundo les pertenece.
Por algún motivo, Luc Besson espera que uno se ría con los crímenes y las salvajadas de Giovanni Manzoni y su familia de psicópatas. Un plomero va a la nueva casa de los Manzoni, trata de estafar a Giovanni y la reacción inmediata de este es golpearlo primero con un bate de baseball y después con un martillo hasta producirle más de doce fracturas y dejarlo hospitalizado; eso, según Besson, vendría a ser un chiste. Aunque lo peor no son los actos de violencia que los cuatro integrantes del clan realizan con una notable precisión y una brutalidad poco disimulada, sino la incapacidad de la película para proponer esos estallidos como realmente cómicos: no hay prácticamente un trabajo de puesta en escena o de actuación que le imprima algo de humor a los hechos, solo alguna que otra melodía simpática, agradable que viene a señalar desde la banda sonora el supuesto carácter gracioso de las acciones. Familia peligrosa consigue algunos momentos interesantes cuando junta a Robert de Niro y Tommy Lee Jones en plan de viejos antagonistas reunidos a su pesar por las circunstancias, y el personaje del hijo, aprendiz aventajado de los modos bestiales de la mafia, tiene más de una buena escena cuando intenta desplazar del poder a los matones de turno y transformar la escuela en su territorio personal. El resto del tiempo, el guión se acerca a la familia en fuga (Giovanni delató a sus antiguos compañeros a cambio de protección policial) como si se tratara de un grupo más o menos normal y espera, por ejemplo, que el público se emocione cuando la hija le dice a Giovanni que es el mejor padre del mundo, a pesar de que los recuerdos del protagonista lo muestren cometiendo atrocidades como sumergir a una persona viva en ácido. Algo huele mal, y no se trata solo del problema moral que la película pareciera esquivar o directamente no comprender sino del desacople absoluto entre los atributos de los personajes y lo que el relato espera de ellos: con un montón de asesinos a sangre fría como los Manzoni difícilmente pueda generarse humor o interés, mucho menos la empatía a la que Besson aspira. Michelle Pffeifer, incluso en la piel de la repelente esposa de un matón sanguinario, sigue tan seductora como siempre, y De Niro repite una vez más al hombre cansado y abatido que viene interpretando cómodamente desde hace varios años, solo que acá además juega con su pasado de mafioso fílmico: es como si sus personajes de Buenos muchachos o Casino hubieran envejecido, ablandado un poco y llevado una vida familiar en permanente huida. Como si eso no alcanzara para certificar el linaje scorsesiano de Giovanni Manzoni, la película se encarga de llevar al protagonista, esta vez adoptando la identidad de un escritor, a un encuentro de cine-debate en el que, debido a una confusión, se termina proyectando Buenos muchachos. De esa forma, el canchero de Luc Besson puede jugar tranquilamente a la autoconciencia por un rato y creer que lo suyo es una especie de reflexión sobre el cine, cuando en realidad la cosa no pasa de una simple referencia previsible y tosca bien a tono con la moda actual de las citas cinematográficas; para colmo, el reenvío resulta ser de lo más correcto y respetuoso, quizás porque el mismo Scorsese figura como productor ejecutivo y, en el fondo, Besson, a pesar de todos sus alardes visuales y narrativos, no se atreve a reírse ni un poco en presencia de Marty.
La sagrada familia A esta altura de las circunstancias fílmicas, De Niro filma con piloto automático, es decir "se pone la gorra y sale" como se decía antaño de aquellos actores que no necesitaban componer personaje sino hacer un estandarizado rol. Eso ocurre a menudo, salvo cuando de tanto en tanto le sale un guión y personaje acorde, por ejemplo "El lado luminoso de la vida". En el resto de lo último: "Tiempo de caza", "Ultimo viaje a Las Vegas", "Ajuste de cuentas" -que se estrena en estos días-, el gran actor de "Taxi Driver" y "Toro salvaje"...sale con fritas. Aquí es un padre de familia que debe huir a la costa francesa con toda su familia -perro incluido-, cambiando de nombre y zafando del exterminio que le quiere hacer una organización criminal. Aclaremos que antes ha sido un terrible mafioso y al denunciar a otros pares enfrentados, ha recibido su "protección de testigo". Luc Besson, ayudado por la producción de Martin Scorsese ha montado una historia que navega entre la comedia de situaciones, el triller y el "film-noir", con algunos momentos logrados y otros no tanto, entonces es cuando la película no sabe bien para donde agarrar,esto se aprecia cuando los hijos de la familia juegan sus cosas, tampoco se aprovecha algo atractivo como el personaje de la madre (Michelle Pfeiffer remándola estupendamente) y así. Por ello la propuesta no termina de redondear, y existe un desaprovechamiento general que alcanza al papel que hace Tommy Lee Jones. Una lástima: tres formidables actores a quienes no se les termina de sacar el jugo, una historia que de a ratos hay que pegarla con alfileres para que no se caiga por completo y el director Besson que nunca nos gustó, y por lo visto, seguirá asi. Apenas un discreto entretenimiento.
Robert De Niro y Michelle Pfeiffer son los jefes de una familia mafiosa que anda huyendo de otros mafiosos que quieren vengarse. Viven de incógnito gracias a un plan de protección de testigos del FBI. Pero claro, hay que andar cambiando de domicilio a cada rato. Y llegan a un pueblito de Normandía. Y no pueden con su genio y hacen algunas salvajadas entre esos franceses que siempre se burlan de los norteamericanos. Cerca, rondándolos, andan sus implacables perseguidores. Como filme de acción es muy flojo: como comedia familiar, carece de gracia; y como parodia, fracasa. El filme aporta un poco de pintoresquismo y casi nada más. Cuesta imaginar tan magros resultados con nombres tan importantes: Robert De Niro, Michelle Pfeiffer y Tom Lee Jones, con la dirección del sobrevalorado Luc Besson.
The Family: Bring Good Fellas Back! In New York, mobster Giovanni Manzoni (Robert De Niro) makes a deal with FBI agent Robert Stansfield (Tommy Lee Jones) and snitches his mafia family. In return, Giovanni is included in the witness protection programme and receives a new identity as Fred Blake. Giovanni, together with his wife Maggie (Michelle Pfeiffer) and their teenager children Belle (Dianna Agron) and Warren (John D’Leo), are relocated to the small town Cholong-sur-Avres, in Normandy, under the protection of Stansfield and two other agents. Meanwhile, the mafia offers a US$20 million reward to the killer that executes Giovanni and his family. French director Luc Besson’s good days are long gone; you’d have to think of his first films, meaning The Big Blue (1998), Nikita (1990), and The Professional (1994) to find some true talent — The Fifth Element (1997) was visually alluring, but it was nothing but a lame rip-off of previous great science fiction films, whereas Joan of Arc (1999) also looked impressive, but it was downright soulless and ultimately anecdotic. From then on, Besson’s films ranked from mediocre to bad with a capital B. So there was actually no reason to expect that The Family was going to be any good. To be honest, I bet it’s going to be one the worst films to be locally released this year. For starters, the idea of a Mafia guy having to get used to a small, unknown place should have made for some laughs (even if it’s not what you’d call an original idea), but the more the film attempts to become a black comedy, the more it fails pitifully. And for a very, very simple reason: nearly all gags and “funny” situations are so predictably overworked that it’s hard to believe any director can truly think this stuff can make viewers with a brain laugh. The idea of having the members of the family act like, precisely, mobsters in order to fulfil their desires is not necessarily dumb. But how many beatings, explosions, tortures and smacking can you take until it becomes a merely repetitive show off? These characters, so to speak, do not have real personalities, and they aren’t successful, engaging stereotypes either. So what’s left? To make matters worse, The Family jumps around a lot with no convincing explanations. The characters surf along so many plot holes that you are left wondering where they are, what they are doing, and what’s going on. The screenplay aims poorly at giving each character their own story, but when their stories switch back and forth, don’t be surprised if you end up in the middle of a climactic scene not knowing how the story got there. Let alone that the whole population of a small village in France speak a nearly perfect English with an American accent. When The Family doesn’t try to be a comedy, it has ambitions of being a thriller, sometimes even an action-packed one. Granted, there’s some style and some energy here, but it wears off very soon as the film also wants to be a sincere drama. Talk about ill-fated genre crossbreeding. Sadly, there’s also a lengthy reference to Goodfellas (Martin Scorsese, 1990) as if to slap the audience in the face with the reminder that De Niro once starred in some of the greatest mafia movies ever. Even worse, Scorsese himself is one of the executive producers of The Family. Go figure.
La familia de un capo mafia que “cuenta todo” es relocalizada en Normandía. Americanos en Francia, violentos y anárquicos enfrentados a un mundo que no los quiere, resultan campo preciso para otra ficción de Luc Besson, un cineasta cuyo talento intermitente se pelea con la corrección política. Hay buenos momentos y malos diálogos, pero De Niro y Pfeiffer están perfectos (eso es oficio), Tommy Lee Jones también y se lleva las palmas la joven Dianna Agron. Sí, simpática.
Peligro de aburrimiento La nueva película del francés Luc Besson es bastante mediocre y cae en los lugares comunes de muchas otras comedias negras como esta. Sí, tiene algunos elementos "Besson" que la diferencia, pero no son suficientes para entregar un buen producto de este género. Cuando uno mira los 90s y se encuentra con títulos como "León, el profesional", "El quinto elemento" o "Juana de Arco", no puede hacer la vista gorda ante una falla como esta. Para empezar los personajes son bastante chatos, sin mucho desarrollo y eso se nota en la poca conexión que establecen con el espectador. A De Niro lo entendemos un poco pero nos fastidia también que haga de mafioso o áspero una vez más, ese rol ya representa un cliché en su carrera. A Michelle... bueno, nos contentamos sólo con verla en la pantalla. Su personaje tiene un poquito más de dimensión que el de los hijos, y acá está el mayor problema. Los personajes de los hijos, Belle (Dianna Agron) y Warren (John D'Leo) son bastante chatos y no despiertan el más mínimo interés. De hecho Belle, protagoniza un amorío bastante infantil y cursi que no va con el tono de la película. Cuando se desata el peligro de la trama, estamos más preocupados por los padres que por los hijos. Al cuarteto familiar se le suma Stansfield, el personaje de Tommy Lee Jones que también, una vez más, se pone en la piel del oficial de policía parco pero de buen corazón que ya hemos visto durante su carrera. Con respecto al humor... por momentos funciona y por momentos se vuelve insulso. Sin dudas lo mejor es el humor causado con los actos de violencia de sus protagonistas, pero en cuanto a los diálogos, la escritura deja mucho que desear. Por último los villanos que eligieron para acechar a la familia son de lo más aburrido que he visto en el último tiempo. No tienen casi nada de peso en pantalla y mucho menos carisma para realmente transmitir la sensación de peligro que deberían proyectar a la audiencia. Un peli muy irregular que por momentos quiere dejar asomar al Besson de los 90s que amábamos, pero que automáticamente se esconde detrás de cada gag clicheroso, de cada diálogo mal escrito y de la intrascendencia de una historia que nunca logra la conexión entre sus protagonistas y el público. Poco recomendable.
Es curioso cómo un realizador con una carrera tan irregular como la de Luc Besson logró consagrarse como un director de culto. Estamos hablando del parisino que dijo presente con la aclamada Leon, el perfecto asesino y luego filmó el divertido blockbuster El quinto elemento con Bruce Willis y Mila Jovovich. Luego de El quinto elemento Besson se dedicó (principalmente) a escribir y producir más de lo que hacía como director. Y en su rol de productor apadrinó varias sagas muy populares de discutible trascendencia como Taxi, El transportador y Búsqueda implacable (de la cual una tercera entrega se encuentra en producción), además de haber escrito muchas producciones más irregulares como Wasabi, Bandidas y Sangre y amor en París entre muchísimas otras. En esta oportunidad vuelve a pararse detrás de cámara para dirigir a Michelle Pfeiffer, Robert DeNiro y Tommy Lee Jones en Una familia peligrosa, una suerte de caricatura mafiosa sobre un ex-gangster cuya familia se encuentra en el programa de protección de testigos por parte del FBI. Debido a que Gio (ahora Frank) delató a sus colegas, él y su familia deben cambiar sus identidades y relocalizarse de ciudad en ciudad cada un promedio de 3 meses. Y considerando la crianza de sus hijos y la naturaleza de esta familia italoamericana, digamos que no son del tipo de personas que logran adaptarse de inmediato a un nuevo ambiente. El principal baluarte de la historia está constituido por una simpleza rotunda que intenta al mismo tiempo homenajear e ironizar sobre las clásicas historias de mafiosos. El epítome de esta sátira se presenta cuando el personaje de Robert DeNiro es invitado por los lugareños a una suerte de cine debate en donde se le pide un aporte sobre el film que acaban de ver, que resulta ser nada menos que Buenos Muchachos (un guiño al productor ejecutivo de esta cinta, Martin Scorsese). Una familia peligrosa parece responder a la lógica de que la mera presencia de sus actores justifica el poco esfuerzo que le ponen a personajes que se desenvuelven en piloto automático. El director claramente decide mofarse del choque de culturas que se presenta entre los habitantes de un pequeño pueblo de Normandía y los aparatosos mafiosos provenientes de los Estados Unidos. Y se supone que él debe saber bien cómo retratar este collage de violencia y humor por haber vivido de ambos lados del atlántico, pero a fin de cuentas la vaguedad con que se lo pinta no aporta prácticamente nada más que un divertimento apenas pasatista.
“FAMILIA PELIGROSA”: MÁS ACCIÓN QUE COMEDIA En un perdido pueblo de Normandía, al sur de Francia, la familia Manzoni ahora conocida como Blake llega para instalarse sin querer llamar demasiado la atención, lo cual definitivamente no les sale nada bien. Giovanni, el padre de Una familia peligrosa, es un ex gangster neoyorquino devenido en informante del FBI lo cual le pone un elevado precio a su cabeza. Todos aquellos a los que traicionó ahora vienen tras él y la única opción es vivir escapando para evitar ser encontrados pero nadie en la familia ayuda a que esto suceda. Tanto sus hijos como su esposa Maggie aprendieron bien el oficio y se desquitan con todo aquel que no les cae simpático así como también aprovechan cada situación para obtener su propio beneficio: ya sea traficando droga en el colegio como hace Warren, tomando clases de matemática como hace Belle para estar con el chico que le gusta o armando una fiesta para conocer a sus nuevos vecinos y así parecer normales. Una familia peligrosa es una película arriesgada en la que el director, Luc Besson, intenta conjugar acción y comedia de una forma un tanto complicada, generando en el público apenas una risa muy de vez en cuando durante el transcurso del film. Las escenas de acción son demasiado vívidas como para causar gracia e incluso hasta los hijos parecen profesionales manejando armas – aunque por momentos demuestran tener algo de miedo – lo cual desaprovecha la posibilidad de hacer reír con la inexperiencia de algunos personajes que lamentablemente no existe. Giovanni Manzoni o Fred Blake (como más le guste al espectador) puede ser el único que realmente haga reír, con su fachada de escritor para encubrir su verdadera personalidad y con la ironía de ser un gangster que se pasa al bando de los buenos, se vincula principalmente con un agente del FBI (Tommy Lee Jones) y por si fuera poco escribe sus memorias hasta con intenciones de publicarlas en algún momento. Sin embargo, es Warren quien da indicios de la ubicación de su familia, avisando – sin siquiera imaginarse que lo estaba haciendo – a uno de los mafiosos que cayeron presos por culpa de su padre y acabando con todo otro momento cómico que pudiese haber tenido el largometraje. En fin, Una familia peligrosa es un film en el que el género de acción le gana a la comedia a lo largo de los 111 minutos de duración aunque por momentos la nómina de grandes actores integrada por Robert De Niro, Michelle Pfeiffer y Tommy Lee Jones genera una serie de risas producida por ejemplo por la relación de marido y mujer que mantienen los dos primeros, sin llegar por eso a lograr un buen producto final.
Familia mafiosa poco convincente. Luc Besson es un gran director de cine y nadie duda de ello. Sabe de cámaras, de edición y también sabe contar historias, cuando son buenas. The Family es una comedia negra que de alguna manera busca homenajear el cine de gangsters, y si bien por momentos lo logra gracias a su buena fotografía y algún que otro pasaje entretenido, no hay solidez en la totalidad de la propuesta. El mayor problema de la película es el guion, que intenta retratar una familia vinculada con la mafia desde diferentes aristas. En vez de enfocarse en apenas uno o dos personajes, Besson se juega por abrir múltiples líneas narrativas, lo que termina atentando contra la contundencia del relato. Las subtramas carecen de sustancia y agregan poco y nada al buen desarrollo del filme. Hay ángulos interesantes dentro del argumento, pero el director pareciera haberlos obviado para narrar lo menos importante. The Family apenas se disfruta gracias a sus virtudes técnicas y a algunas escenas bien logradas, pero el aspecto narrativo de la película sinceramente deja mucho que desear.