La redención en la tragedia En Horizonte profundo nos ponemos en la piel del técnico electrónico en jefe Mike Williams (Mark Wahlberg) y como enfrenta a una de las catástrofes más importantes de la historia de la humanidad relacionada al medio ambiente, en la cual un incendio en la plataforma petrolífera Deepwater Horizon, provocó numerosas muertes y un derrame de 4.9 millones de barriles de petróleo en el mar. Otra vez Peter Berg, predilecto en contar historias difíciles y dramáticas, focaliza la atención del film en los vínculos humanos y los distintos obstáculos que Williams deberá afrontar para llegar de nuevo a casa junto a sus compañeros de trabajo. Siguiendo la línea de grandes cineastas de la industria, el director Peter Berg tomó a Mark Wahlberg, como su co-equiper actoral, para llevar a cabo grandes proyectos juntos. Después de Lone Survivor (2013), la dupla se consolida en su segunda película, y sirve de antesala para lo que será su proyecto más ambicioso, Patriot’s Day, que llegará a las salas en diciembre de este año. En Horizonte Profundo, el director puso sobre la mesa el resultado final cuando el hombre pone la ambición y la codicia por encima de la seguridad. Como la negligencia permite catalogar como “accidente” un hecho de este tipo, fácil de evitar si se hubiesen seguido las normas básicas de seguridad. deepwater-horizon-mark-wahlberg-slice El director presenta una historia aceitada y contundente, sin perder el hilo de atención del espectador, mientras los trabajadores de la planta se ganan su empatía, gracias a una gran actuación de Kurt Russel, Kate Hudson y hasta del detestable John Malkovich. El cast es otro punto fuerte de Horizonte Profundo. La agonía, desesperación o miedo de los protagonistas traspasan la pantalla, teniendo al espectador en vilo en cada minuto. Sobre este punto recaemos frente a Mark Wahlberg que sigue afianzándose como actor en papeles comprometedores e imponentes. Wahlberg deja a entrever que está para grandes cosas y Horizonte Profundo es otro ejemplo de eso. Desde el comienzo, la película presenta una historia comprometida, en la cual el espectador es consciente de la tragedia que va a ocurrir y la manera en que repercute, no sólo para los que sobrevivieron, sino también para las familias. Con grandes escenas de acción, adrenalina, grandes efectos, la película toma como eje central y pilar fundamental el vínculo humano para seguir adelante frente a todo, en donde un simple trabajador se encuentra realizando cosas extraordinarias para sobrevivir y volver a ver a su familia. En una carrera de improbables, Horizonte Profundo cuenta una historia cautivadora e inspiradora, honrando la memoria de las personas que perdieron aquel 20 de abril de 2010.
Un desastre tutelado por la codicia En su “modalidad catástrofe”, Hollywood suele balancear el tono pomposo chauvinista y el espectáculo pirotécnico, algo así como los dos extremos de un mismo concepto que gira alrededor de la lucha por la supervivencia: mientras que el discurso y los emblemas patrioteros obedecen a la celebración del mercado local y al fetiche del país del norte con eso de interpretar a toda gesta como una epopeya que reivindica a los estadounidenses, el cúmulo de secuencias de acción -en cambio- se corresponde a la dosis de adrenalina que reclama el género y a los intereses más “neutrales” del resto del globo. Ahora bien, casi siempre los esfuerzos por equilibrar los tantos duran poco ya que el asunto en su conjunto tiende por regla general hacia el sermón pronorteamericano y así la experiencia termina socavando lo que podría haber sido un retrato sincero de la debacle de turno y sus efectos.
Cuando el infierno se desata Mike Williams (Mark Wahlberg) es un hombre de familia casado con Felicia (Kate Hudson) y con una hija de diez años. Mike trabaja como Jefe de Mantenimiento Eléctrico de la plataforma Deepwater Horizon junto con otras 125 personas más, pero la noche del 20 de abril una repentina y mortífera explosión comienza a destruir la plataforma dejando atrapada a la tripulación con cada vez menos chances de sobrevivir. Entre los tripulantes se encuentran Jimmy Harrell (Kurt Rusell), el encargado de seguridad de la plataforma y Andrea Fleytas (Gina Rodriguez), la empleada que intentará entablar comunicaciones con la Guardia Costera. El principal acierto de la nueva película de Peter Berg es que no se mete solamente con los trágicos acontecimientos sino que muestra la ambición corporativa y se toma su tiempo para mostrar las presiones que sufrían los trabajadores a cargo de los enviados por la empresa, quienes querían ahorrar tiempo y dinero, rol representado muy bien en el personaje de John Malkovich. Por otra parte, cuando llega el momento de la explosión, apela a recursos visuales más de Michael Bay pero con la diferencia que en este caso es funcional al relato y no abusa de ellos: en ese momento ya se conocen las motivaciones de los personajes y sus historias. Horizonte profundo va más allá de una película de catástrofe, se centra en los vínculos entre empleados y lo que dejaron en tierra, crece en su intensidad hasta el momento clave y es un sentido homenaje a las víctimas y sus familias ,quienes se pueden ver en fotos en los créditos finales junto con otro material de archivo de los juicios.
Pocas veces el cine catástrofe está basado en hechos reales. Acostumbrados a accidentes y calamidades espectaculares, no será tan fácil de vender una película en la que los sucesos son apenas posibles. El Día Después de Mañana (2004), 2012 (2009), Battle Los Angeles (2011) y Lo Imposible (2013), son ejemplos de películas de este género que, apoyadas en historias fantásticas, dominaron la taquilla y son recordadas hasta el día de hoy. Este año se estrenó la película noruega Bølgen (La Ola), que muestra un evento que no por ser posible es menos dramático. Parece que con el tiempo se comenzó a apostar por lo más cercano a la realidad. El accidente petrolero de Deepwater Horizon no sólo es una historia que sucedió sino un hecho muy reciente. Deepwater Horizon era una gran estructura flotante que se utilizaba para sacar gas del fondo del océano en distintos pozos. Luego de que en 2010 se ignoraran muchas medidas de seguridad en pos de ahorrar dinero, un tremendo accidente puso en peligro la vida de casi 150 trabajadores. El film sigue la experiencia de Mike Williams (Mark Wahlberg) y Jimmy Harrell (Kurt Russell), dos operarios en la planta flotante. Las malas decisiones económicas de Donald Vidrine (John Malkovich) y su codiciosa empresa son la causa de la catástrofe. El film está basado en una extensiva investigación del periodista David Barstow, publicada en el New York Times en el año 2010. A cargo de la adaptación está el guionista Matthew Carnahan (The Kingdom, 2007) y en la silla del director se sienta Peter Berg, con un par de películas bien recibidas bajo el brazo: Hancock (2008) y Lone Survivor (2013). En esta última colaboró con Wahlberg, que repite el protagónico en este film. Dos actorazos consagrados lo acompañan: Kurt Russell y John Malkovich. Las carreras de Gina Rodríguez y Dylan O’Brien, que interpretan a dos operarios de la planta, no son tan extensas como las de los otros actores, sin embargo hicieron un gran trabajo (y probaron que no son solamente caras bonitas). Una de las sensaciones más explotadas en este tipo de películas es la desesperación. El hecho de que Deepwater Horizon sea una plataforma en el medio del océano juega perfectamente con este sentimiento, pero la vida de los sobrevivientes no dejó de tener momentos así. Con una multa de 4 billones de dólares, los dos responsables del desastre lograron evitar una severa sentencia. Algunos esperan que esta película reavive el fuego, tan fuerte en 2010, y se logre dar a los culpables el castigo que merecen.
Horizonte profundo, la nueva película de Peter Berg, basada en hechos reales. En abril del 2010, la Deepwater Horizon, una plataforma semisumergible de extracción de petróleo, situada en el Golfo de México, explotó y se hundió, derramando casi 800.000 toneladas de petróleo crudo, convirtiéndose en el mayor accidente ecológico provocado por fallas humanas con consecuencias devastadoras. Horizonte profundo relata lo sucedido los días previos a dicho accidente, en clave de cine catástrofe, siguiendo la vida de un puñado de personajes que provocaron la muerte de 11 personas en un equipo de 126 trabajadores. El director Peter Berg (El sobreviviente) dirige con pulso firme y una exacta dosificación técnica, acciones de hombres que trabajan para corporaciones ambiciosas, el accionar de tipos comunes que realizan tareas de rutina en un lugar de alta complejidad, adosándole el seguimiento de un puñado de vidas personales para lograr el concepto popularizado por Hitchcock en el cine: el hombre común enfrentado a una circunstancia extraordinaria. Un hecho verídico, que aunque tenga proporciones de cine catástrofe, no desdeña el apuntar los cañones hacia la irresponsabilidad de las grandes industrias que provocan tragedias gravísimas en el futuro del planeta. El guión de Matthew Michael Carnahan y Matthew Sand, basado en un artículo periodístico de David Rohde y Stephanie Saul tiene la inteligencia de interesar a ingenieros a los que se les caerá la baba por el prodigio tecnológico de la torre petrolera, los mecanismos de control y prueba (que fallaron) así como también a cualquier mortal que quiera ver una película con tensión, grandilocuencia, emoción y la cotidianeidad asfixiante de un trabajo en alta mar. La labor de Peter Berg está llena de sutilezas anticipadoras a la tragedia, como el auto de una de las protagonistas que no arranca, la demostración casera de la presión del gas con una lata de gaseosa, o la superstición del color magenta de un alerta. Así como también el intercalado de tomas submarinas de la válvula bajo el mar, que la presentan como un monstruo en estado latente. Un grupo de eficaces actores, encabezados por Mark Wahlberg, como Mike Williams, uno de los héroes en este hecho, acompañado por Gina Rodriguez, Kurt Russell, John Malkovich, Dylan O’Brien y Kate Hudson. Horizonte profundo es cine catástrofe que entretiene y no menosprecia la inteligencia del espectador ni abruma con el agregado de escenas generadas por computadora. Y de paso, pone el acento en recordar que estos devastadores efectos ecológicos no deben ser olvidados.
Aventuras en la catástrofe Una película basada en la historia real de la explosión de una plataforma petrolera no parece, en primera instancia, una propuesta demasiado apasionante para un público masivo. Pero, se sabe, Hollywood suele invertir múltiples recursos (el presupuesto de este film ascendió a 156 millones de dólares) y apostar por artistas de indudable talento y profesionalismo para sortear desafíos como el de Horizonte profundo. Deepwater Horizon era una de las plataformas más grandes y modernas del mundo dedicadas a la perforación en aguas profundas. Contratada por British Petroleum, fue el ámbito en abril de 2010 de una catástrofe de inéditos alcances. Su explosión y posterior hundimiento no sólo provocó la muerte de once operarios, sino también el mayor desastre ecológico de la historia con el derrame de unos cinco millones de barriles de petróleo en las aguas del golfo de México. Pero ese no es el eje del film (estaríamos hablando de un documental), sino una historia de ficción inspirada en personajes reales y en detalles aportados por un artículo periodístico publicado en The New York Times. Más allá de la coralidad del relato, el protagonista de Horizonte profundo es Mike Williams (Mark Wahlberg, quien ya había trabajado con el director Peter Berg en El sobreviviente). En el arranque de la película Mike se despide de su esposa (Kate Hudson) y de su pequeña hija para una habitual experiencia laboral de 21 días como jefe de mantenimiento de la plataforma. Apenas el helicóptero desembarca en Deepwater Horizon, Mike y el encargado de la plataforma (Kurt Russell) empiezan a descubrir aspectos turbios en el manejo por parte de los responsables de British Petroleum (John Malkovich resulta en este terreno un malvado un poco estereotipado), ya que ante los 43 días de retraso en los planes original -que derivan en millonarios gastos adicionales- deciden pasar por alto varios controles de seguridad. La película es en esa primera parte bastante elemental (pero siempre bien narrada) y luego se convierte en un imponente espectáculo de cine-catástrofe a-lo-Titanic, con sus rasgos de heroísmo y su aprovechamiento integral de los efectos generados por computadora. De todas maneras, aun en los momentos más épicos del film, Berg nunca resigna la dimensión humana y, por suerte, la "denuncia" queda siempre en un segundo plano o limitada a los inevitables carteles previos a los créditos finales. En ese sentido, Horizonte profundo es más una película de aventuras (extremas, durísimas) que un vehículo aleccionador de la corrección política. La nobleza del cine de género sigue siendo la garantía de salvación de Hollywood.
Petróleo sangriento Mark Wahlberg protagoniza esta película basada en el incendio de una plataforma en 2010. El director Peter Berg y Mark Wahlberg -en el doble rol de actor y productor-, armaron una sociedad para filmar ficciones basadas en hechos reales: ya hicieron El sobreviviente (2013), sobre un soldado estadounidense tomado prisionero en Afganistán, y el año próximo estrenarán Patriots Day, sobre el atentado de 2013 en la maratón de Boston. Ahora se internan en el cine catástrofe con Horizonte profundo, traducción semiliteral del nombre de la plataforma petrolífera Deepwater Horizon, que en 2010 se incendió y provocó uno de los peores desastres ecológicos causados por el hombre: un derrame de unos 700 millones de litros de petróleo en el Golfo de México. Wahlberg es Mike Williams, jefe de mantenimiento de la plataforma, uno de los pocos que mantiene la cabeza fría en medio de la hecatombe y contribuye a atenuar sus efectos y rescatar sobrevivientes. Todo transcurre en dos días, y está contado mayormente desde su punto de vista (el verdadero Williams asesoró a los guionistas): desde que se despierta en su casa y vuela a la plataforma, hasta que vuelve a tierra después del infierno. Junto al personaje de Kurt Russell, jefe de seguridad de la plataforma, él es quien muestra la luz al final del túnel, el héroe que toda película de este estilo necesita. De antemano ya sabemos que algo va a salir mal. Y por las dudas de que lo hayamos olvidado, los protagonistas nos lo recuerdan, poniendo desde el primer momento ridículas caras de sospecha y desconfianza. Así que mostrar cómo se llegó al desastre es el principal objetivo de esta narración cronológica, eficaz en el arte de crear suspenso pese al desenlace conocido. El mayor obstáculo que afronta la película son los detalles técnicos, que dificultan la comprensión por más que hay (infructuosos) intentos de hacerlos accesibles, mediante datos sobreimpresos en la pantalla y diálogos medianamente explicativos. Lo que se puede sacar en limpio del menjunje del argot de ingeniería es que se están privilegiando las ganancias por sobre la seguridad, y que por eso todo va a desembocar en una tragedia. La buena factura técnica compensa, en parte, estos inconvenientes narrativos. Se notan los 150 millones de dólares de presupuesto: el realismo es impactante. También ayuda que el heroísmo no esté tan exagerado como se acostumbra en este tipo de películas: aquí no hay acciones que vayan más allá de las capacidades humanas. Por lo menos desde el punto de vista físico, porque moralmente sí, estos hombres son impolutos, y les enrostran a los ejecutivos de la British Petroleum (uno de ellos es John Malkovich, que ha tenido tiempos mejores) la moraleja de la historia: la codicia engendra peste.
Entre los actores de Hollywood que iniciaron una carrera como realizadores Peter Berg debe ser uno de los más subestimados. A veces la pifia con los proyectos que elige, como Hancock o Batalla Real, pero dentro de sus filmografía como director tiene muy buenas películas. Se destacan especialmente la comedia de humor negro Malos pensamientos (1998), el thriller de acción The Kingdom (2007) y El sobreviviente, una excelente drama bélico que representa su mejor obra como cineasta. En Horizonte profundo Berg incursionó en cine el catástrofe para reconstruir el mayor accidente petrolero en la historia de los Estados Unidos, ocurrido en abril de 2010. La película tiene una estructura narrativa muy similar a lo que fue su trabajo anterior, con la diferencia que en este caso abordó un género diferente. Durante la primera parte de la trama Berg se encarga de establecer a los protagonistas principales y el entorno laboral en el que se desenvuelven. Con mucha claridad y realismo el director describe cómo se desarrolla el funcionamiento de una plataforma petrolera y las causas que generaron el desastre. A partir del momento en que se inicia el accidente la película sumerge al espectador en el caos que vivieron durante unas horas los empleados de la plataforma Deepwater Horizon. El trabajo que hizo Berg con las situaciones de tensión y las secuencias de acción es extraordinario. El director brinda una cátedra sobre cómo utilizar los efectos digitales a favor de la narración y no al revés como vemos a menudo en el cine Hollywoodense de estos días. Desde los aspectos visuales la película es impecable y sobresale por el enorme realismo con el que se reconstruyó el accidente. La plataforma petrolera se vuelve un lugar aterrador y la historia consigue generar empatía con los personajes principales. Un aspecto interesante de la narración de Berg es que todo el espectáculo pirotécnico resulta impactante pero nunca descuida el drama humano del conflicto. Dentro del reparto Mark Wahlberg y Kurt Russell son las figuras más destacadas de esta historia y comparten juntos muy buenas escenas. A diferencia de lo que mostraban los avances, Russell tiene mucho más peso en la historia y se luce en un rol dramático como uno de los supervisores de la plataforma. Horizonte profundo tal vez no tiene la misma intensidad emocional que El sobreviviente, pero es una gran producción que restaura la dignidad perdida al cine castástrofe hollywoodense al mismo tiempo que trabaja un tema interesante. Luego de este proyecto Mark Wahlberg y el director Peter Berg volvieron a reunirse para otro film que también recreará una historia real. Patriot Day se centrará en el atentado terrorista ocurrido en la maratón de Boston en el 2013. Aunque para ese estreno tendremos que esperar a enero del año que viene. Por lo pronto Horizonte profundo es una muy buena recomendación para disfrutar la nueva colaboración de estos artistas.
EXPLOSIONES Y CAOS EN ALTA MAR Es un film de tragedia que rememora la explosión de la plataforma de extracción de petróleo en alta mar, en el golfo de México que en abril del 2010 fue el mayor desastre ecológico, que derramo casi cinco millones de barriles de petróleo y causo 11 muertos. Pero la película que plantea el director Peter Berg deja de lado las preocupaciones de contaminación y se centra en la tragedia, de una manera sólida que mantiene en vilo al espectador que aprecie los films catástrofes. Lo que si se pone en relieve es como los intereses de la compañía petrolera hacen que se violen las normas de seguridad para ahorrar costos y son causantes directos del desastre. Como es típico del género los actos de valentía de unos pocos se remarcan igual que su esfuerzo por salvar vidas. Ahí están para cumplir esa misión Mark Wahlberg, Kurt Russel. John Malkovich siempre impresiona aun en breve participación. Reinan los efectos especiales. Un género que tiene su público, sin otras pretensiones.
Crítica emitida por radio.
Peter Berg (Hancock) sigue explorando su beta de director y se mete de lleno con el cine catástrofe y las historias “basadas en hechos reales”. El desastre de “Horizonte Profundo” (Deepwater Horizon, 2016) no está lejano en el tiempo y, de paso, suma drama humano con ecología. La película se centra en Mike Williams (Mark Wahlberg), jefe de mantenimiento de esta mega plataforma petrolífera que lleva varias semanas de atraso para empezar a perforar en la zona del Golfo de México, y estos contratiempos están poniendo nerviosos a los inversores que pretenden agilizar las tareas sin importar los riesgos que puedan ocasionar. Sí, la codicia (como en muchas de estas historias) es el desencadénate de la tragedia, un montón de detalles técnicos inacabados que se conjugan y dan como resultado la explosión de la Deepwater Horizon y el peor derrame de crudo de la historia, que todavía sigue amenazando a varias especies marinas. El gran acierto de Berg y los guionistas Matthew Michael Carnahan y Matthew Sand –basados en un artículo periodístico escrito por David Rohde y Stephanie Saul-, es concentrarse en las pericias humanas y no decantarse por el drama unilateral y el “héroe” que salva el día. Acá hay un conjunto de hombres (y una mujer) preparados para todo tipo de emergencias, y hacen lo posible para salir, sanos y salvos, de una situación realmente catastrófica. Muchos detalles técnicos, la acción que nunca para y pocos lugares comunes, son las claves de una historia que, a pesar de conocerse el final, nos mantiene enganchados con su drama mesurado y su alta tensión. El relato transcurre en apenas unas horas, donde los protagonistas deben actuar para salvar sus vidas y la de sus compañeros. El escenario es uno solo, un lugar rodeado de explosiones, barro y los hierros retorcidos de la plataforma. La cámara de Berg es vertiginosa, más cercana al documental y la súper acción que a un drama lacrimógeno. Su intención es clara: escrachar a los culpables, mostrar las consecuencias de sus malas decisiones y enaltecer la valentía de los cientos de trabajadores de la plataforma. Kurt Russell, Gina Rodriguez, John Malkovich y Dylan O'Brien son las caras más reconocidas de un elenco que se destaca en su conjunto y no pretende que haya estrellitas, dando como resultado un gran exponente del género catástrofe, sin muchos artificios ni melodrama. Menos es más y los realizadores lo saben, así “Horizonte Profundo” se convierte en una cadena de acciones y reacciones que no tira golpes bajos, aunque no nos deja respiro, pero sí nos permite preocuparnos constantemente por los personajes. No va a quedar en la historia porque no hay transatlánticos que se hunden, ni desastres naturales que destruyen ciudades, pero gana con un relato sencillo y enfocado en un evento concreto que, a pesar de la ficcionalización, deja entrever que hay víctimas reales detrás de la tragedia.
Crítica emitida por radio.
La explosión de la plataforma petrolera Deepwater Horizon, en 2010, fue una de las grandes catástrofes ecológicas de nuestro tiempo. La película, dirigida por Peter Berg -el de Battleship, con Rihanna-, reconstruye lo que pasó con las herramientas del cine catástrofe de manual, animado por el homenaje a las víctimas: en su mayoría, trabajadores. Mike Williams (Mark Whalberg), uno de los sobrevivientes, era el encargado de mantenimiento, y como otros colegas, notaba que algo estaba funcionando mal, aunque los codiciosos directivos de la empresa no quisieran escucharlos. La larga primera parte de Horizonte Profundo se va entre diálogos técnicos de los que entendemos poco y nada, a menos que sepamos de mecánica e ingeniería. La espectacularidad llega con el desastre y la posterior operación de rescate. Para entonces, el espectador está tan preparado para lo peor como los protagonistas, pero bastante más aburrido. Como denuncia, Horizonte profundo se limita a marcar las tensiones entre laburantes y patrones de manera bastante obvia y gruesa. Como película de recuerdo y tributo, se parece demasiado al cine pochoclero de entretenimiento puro. De todas formas, y con el aporte de su elenco -Kurt Russell, John Malkovich-, no es un mal exponente del género.
Petróleo Sangriento El Cine Catástrofe como género siempre busca hacer equilibrio entre dos cuestiones: la naturaleza heroica de sus protagonistas y el drama humano representado en la pantalla grande. En esta ocasión nos llega la historia de uno de los peores desastres ambientales ocurridos en suelo estadounidense. El actor noventero devenido en director Peter Berg –Hancock (2008), Batalla Naval (Battleship, 2012), El Sobreviviente (Lone Survivor, 2013)- vuelve a asociarse con Mark Wahlberg –Los Infiltrados (The Departed, 2006), Ted (2013)- para traernos Horizonte Profundo (Deepwater Horizon, 2016) la película basada en hecho reales que narra la historia de Deepwater Horizon, la base petrolera en el Golfo de México que fue noticia en 2010 luego de que se incendiara y destruyera por completo, dejando un saldo de 11 empleados muertos y daños gravísimos al ecosistema. Nuevamente Wahlberg es productor ejecutivo en un film de Berg, al igual que en El Sobreviviente, y otra vez lo tenemos como ese personaje principal lleno de heroísmo, dispuesto a darlo todo por el prójimo y teniendo que sobreponerse a una catástrofe inconcebible. ¿Cuestión de ego? ¿Cuán cerca estamos de que Internet nos regale un meme que sea “Mark Wahlberg haciendo de héroe en lugares”? A Wahlberg lo acompaña el inoxidable Kurt Russell; interpreta al encargado de la seguridad de la base petrolera, quien choca constantemente con Vidrine, uno de los ejecutivos inescrupulosos de la British Petroleum interpretado por un John Malkovich nacido para interpretar este tipo de personajes, carentes de sentimientos y tacto para con sus pares. La trama se va desarrollando con sigilo, generando el suspenso suficiente como para mantenernos atentos hasta el momento en que suceda todo lo malo que se percibe en el aire, el momento en que todo se desbande y surjan los hombres de verdad. “Hombres de verdad” dicho en el sentido más genérico posible, ya que entre los protagonistas tenemos a Gina Rodriguez interpretando a Andrea Fleytas, una de las ingenieras del Deepwater Horizon. Hay un balance aceptable entre cine catástrofe clásico y esas escenas de heroísmo que intentan vendernos el espíritu inquebrantable de los hombres de bien nacidos (por supuesto, en el país del norte). Tal vez hubiese sumado hacer un poco más de hincapié en las razones que derivaron en el desastre y los verdaderos responsables, algo que en el corte final no tiene un lugar tan preponderante. En rasgos generales, Horizonte Profundo es un buen ejemplar dentro de este subgénero, que seguramente entretendrá a aquellos interesados por los dramas de la vida real que son llevados al cine a puro heroísmo y grandilocuencia.
Petróleo y dinosaurios El director Peter Berg (Lone Survivor, 2013) es el responsable de la adaptación de una esta historia basada en hechos reales, reconstruida a partir de los brillantemente documentados artículos de los periodistas David Barstow, David Rohde and Stephanie Saul sobre la tragedia de Deepwater Horizon, publicados durante el 2010 en el New York Times. En una plataforma petrolera semisumergible en altamar, cerca de la costa de Luisiana, Estados Unidos, tuvo lugar el peor derrame de petróleo en la historia del país cuando, debido a la falta de precauciones, ocurrió una explosión que causó el hundimiento de la plataforma dos días después de iniciado el incendio. Once trabajadores murieron y más de ciento diez operarios lograron ser evacuados con vida. La película, escrita por los guionistas Matthew Sand y Matthew Michael Carnahan, narra los acontecimientos que desencadenaron el desastre ecológico y la odisea de los trabajadores para escapar, y lo hace con una gran crudeza, detallismo y valentía, denunciando la falta de ética y la avidez de dinero de los ejecutivos de las empresas petroleras, sin preocuparse en ningún momento por el costo humano ni el medio ambiente. Horizonte Profundo (Deepwater Horizon, 2016) reconstruye así, con gran realismo y adrenalina, los sucesos del 20 de Abril de 2010, siguiendo los pasos de Mike Williams (Mark Wahlberg), el jefe de mantenimiento de Deepwater Horizon, protagonista de los trágicos sucesos y finalmente testigo de todo el proceso judicial en contra de los ejecutivos cuyas decisiones generaron el accidente. Todo el elenco se destaca en este tétrico documento sobre el reinado del dinero en nuestra sociedad, pero es realmente notable la gran labor de John Malkovich, Kurt Russell, Kate Hudson, Mark Wahlberg y Gina Rodríguez, atrapados en el monstruo en llamas en medio del mar por culpa de la negligencia de los gerentes de la British Petroleum. La película propone al hombre común que diagnostica el problema y actúa cuando es necesario como el héroe de la historia, como un homenaje merecido a los héroes reales que salvaron a sus compañeros del infierno semisumergible, pero además pone en cuestión varios asuntos como la implementación de la estructura de las cadenas de mando como la mejor forma de trabajo, la búsqueda del ahorro como estrategia para generar más dividendos, la falta de seguridad y la carencia total de criterio y sentido común de los gerentes segados por visiones putrefactas de dinero. El último film de Berg funciona, de esta manera, como una denuncia eficaz sobre la falta de inversión en seguridad y la verdadera causa de la riqueza de las empresas y los empresarios a costa de la vida de los trabajadores. La realidad particular del accidente se convierte así en una alegoría sobre la estructura del nuevo capitalismo y los cadáveres que fundan sus cimientos. Hasta cuando…
Cine catástrofe con hombres convertidos en héroes al tratar de sobrevivir al incendio de la plataforma petrolífera "Deepwater Horizon" ocurrido en 2010. Mark Wahlberg se pone la película al hombro y lidera un elenco en el que también aparecen Kurt Russell y John Malkovich. Mezcla de cine catástrofe y drama con hombres convertidos en héroes al afrontar el peor desastre ocasionado en el mundo: el incendio de la plataforma petrolífera Deepwater Horizon que derramó 4,9 millones de barriles de petróleo en el mar, el 20 de abril de 2010. Horizonte profundo plantea un peligro que se avecinaba y del que todos parecen haber hecho oídos sordos, cuando el jefe de mantenimiento Mike Williams -Mark Wahlberg- se separa de su esposa -Kate Hudson- y su pequeña hija por tres semanas para trabajar en la plataforma. El director Peter Berg -El sobreviviente- explota el material basado en hechos reales comenzando con un relato en off y que incluye sobre el final fotografías de los verdaderos protagonistas de esa tragedia. El cine de denuncia también dice presente en esta producción que muestra cómo millones de barriles de crudo fueron vertidos a las aguas del Golfo de México, provocando graves e irrecuperables daños en el ecosistema marino. La tensión que se respira desde el comienzo llega en el minuto 45 y el realizador se toma su tiempo para pintar el clima cotidiano de la familia del protagonista -donde la niña traza una analogía con lo que sucederá luego- y los intentos desesperados de los trabajadores por salvar sus vidas. En su difícil misión acompañan a Mike, Andrea -Gina Rodríguez-, la única mujer a bordo de la plataforma; Donald Vidrine -John Malkovich en un rol secundario pero siempre eficaz- y Jimmy Harrell -Kurt Russell-, todos encerrados en un lugar que venía acumulando fallas en los diversos sistemas. Desde las tomas submarinas, pasando por los enfrentamientos verbales de los ocupantes de Deepwater Horizon hasta la esposa que espera en su casa las novedades del caso que tomó difusión pública, el relato se las ingenia para mantener el interés durante casi dos horas y que culmina en pleno desastre. Mark Wahlberg se pone la película al hombro y funciona como el hombre común y corriente transformado en un héroe cuando la presión sube a picos insospechados, entre llamaradas, petróleo y objetos que son disparados con la velocidad de un misil. En sus riesgosas decisiones recae el fuerte del film.
Un relato que oscila entre la burocracia y la jerga técnica. “El hombre es el lobo del hombre”. Esta es una moraleja tan vieja como el tiempo mismo. No han sido pocas las veces que hemos visto, al menos en el cine, a corporativos dispuestos a sacrificar vidas inocentes por ahorrar o ganarse unos cuantos millones de dólares. La denuncia nunca va a cansar, y de hecho es necesaria, pero si te vas a alejar del camino más transitado para hablar de algo así, que suele ser habitualmente un documental, y te vas a animar con una dramatización, necesitás jugar de acuerdo a sus reglas. Unas reglas que a mi parecer Horizonte Profundo no sigue, y no estamos hablando de ese quiebre en lo establecido que destaca a largo plazo. Pozos de ambición: horizonte-profundoBasada en hechos reales, Horizonte Profundo cuenta la historia de una planta petrolífera que estalló en 2010, la lucha contra la irresponsabilidad corporativa, quienes contribuyeron a que dicho incidente se produzca y la encarnizada lucha por sobrevivir cuando la tragedia finalmente ocurre. La trama de Horizonte Profundo está dividida claramente en dos mitades. La primera sobre el maremágnum burocrático con el que se deben enfrentar los protagonistas cuando descubren la falla, y la segunda es la explosión en sí misma. Todo lo que es la explosión esta tratado en la clave tradicional de una película de cine catástrofe. Es decir, te sobresaltás cuando ves que una grúa o un enorme pedazo de metal se lleva puesto a alguno de los pobres inocentes, y si bien las escenas de riesgo están bien trabajadas, no sentís nada por los personajes. Es como si hubieran puesto más empeño en mostrar los hechos que desarrollar a los personajes. Este tipo de cine existe y se llama docuficción, pero cuando la misma se molesta en mostrar la vida de familia de los personajes e introducir sus idiosincrasias personales en el primer acto, es porque apuntás a buscar una reacción y una conexión desde un costado humano, que lamentablemente no se consigue, sino que se establece y luego se abandona en favor del plato fuerte que es el de ilustrar la catástrofe. Es una película que busca mostrar como la codicia e indiferencia corporativa termina costando vidas. El mensaje llega, pero el cómo es donde yo me animo a discrepar y decir que un documental hubiera sido más conveniente que una película de ficción. En el rubro actoral tenemos labores decentes de Mark Wahlberg, John Malkovich y Kate Hudson (esta última casi de adorno), pero quien en realidad destaca a nivel interpretativo es Kurt Russell como el jefe de Wahlberg. A nivel técnico tenemos una fotografía decente, con una cámara en mano casi documental y un montaje que se sabe adaptar a las necesidades dramáticas de la historia, pero no mucho más. Eso sí, cabe decir que cuando la película abarca el tema de la explosión, hace gala de un trabajo notable de efectos visuales y efectos de sonido. Conclusión: Si bien Horizonte Profundo cumple con comunicar su mensaje de los peligros de la implacable codicia corporativa, y sus escenas de acción están bastante logradas, el componente humano al que seguramente apuntaron desde un principio es insuficiente y no logra una verdadera conexión y una verdadera preocupación en el espectador. Un documental hubiera ayudado mucho más a su denuncia, pero no tendría la convocatoria que seguramente implica el tener este reparto.
“Horizonte profundo”: tragedia en el corazón del golfo El 20 de abril de 2010 la plataforma petrolera Deepwater Horizon explotó por los aires. Esta avanzada plataforma semisumergible de aguas ultraprofundas perteneciente a la compañía Transocean –alquilada en ese momento por la British Petroleum– se encontraba taladrando el pozo de petróleo Macondo, en el golfo de México, a 80 kilómetros de la costa de Louisiana. De repente tuvieron un violento quiebre, causado por bolsas de metano inestable que salieron disparadas por las tuberías. Para que se den una idea de lo que estamos hablando, la función de la Deepwater Horizon era perforar los pozos en el subsuelo marino mientras que la extracción (petróleo o gas) la realizaba por otro equipo. Los peligros de este trabajo son encontrarse, por ejemplo, con bolsas de gas explosivas. Ninguno de los sistemas de emergencia funcionó correctamente y rápidamente el gas disparado hacia la superficie encontró la forma de prenderse fuego y provocar una tremenda explosión. El saldo fueron 11 personas muertas (nunca se encontraron los cuerpos), 55 días de derrame continuo de petróleo –mezclado con una pequeña parte de metano– en el mar, que se estiman equivalentes a 4.9 millones de barriles. Teniendo en cuenta también los daños al ecosistema, esta tragedia está considerada como el mayor derrame de petróleo de la historia. Qué fue lo que pasó, cómo se inició el accidente y algunas dudosas decisiones de los ejecutivos de la compañía son los que se analizan en “Horizonte Profundo” (Deepwater Horizon, 2016). La historia se cuenta a través de los ojos de Mike Williams (Mark Wahlberg), técnico en jefe de electrónica de la plataforma que llega tras unos días de estar con su familia. Con él arriban “Mr” Jimmy (Kurt Russell), gerente de instalación marítimo, y Andrea Fleytas (Gina Rodriguez), oficial sustituta de posicionamiento dinámico, encargada de que la Deepwater Horizon mantenga su posición por encima del pozo. En estos tres personajes recae el peso dramático de relatar lo que pasó, ya sea con Williams especificando en un momento todas las fallas o problemas que tiene la plataforma, o Mr. Jimmy enfrentándose a los directivos (uno de ellos encarnado por John Malkovich) para que se realizan todas las pruebas de seguridad pertinentes; o Fleytas y las decisiones cruciales de qué hacer una vez ocurrida la explosión. Algo fabuloso de este largometraje es el nivel de compromiso y detalle que tiene, de hecho se construyó una plataforma petrolera en donde se filmaron la mayoría de las escenas (está considerado el mayor set jamás construido para una película). Pero a la vez, le quita un poco de alma a la historia. Es que Peter Berg, el director, de repente se encuentra en una encrucijada: al ser una historia verídica le da ese halo de seriedad y solemnidad que requiere un hecho trágico en que murieron personas; entonces el personaje de Mark Wahlberg queda automáticamente contenido y no puede transformarse en un “superhéroe” de repente, porque no hace al tono del film. Acá es donde “Horizonte Profundo” pierde su rumbo. No es una obra del género cine catástrofe, ni este hecho parecería ser tan importante –más allá de los Estados Unidos– como lo fue, por ejemplo, el 11S. Lamentablemente “Horizonte Profundo” no explora en el lugar indicado y difícil es que logre hallar lo que pretende.
En abril de 2010, una de las plataformas marinas petroleras más grandes del mundo, la Deepwater Horizon se hundía en el Golfo de México tras el fatídico accidente provocado durante una perforación; dejando como consecuencia una tragedia que no solo involucró a quienes la habitaban, sino a toda la zona con el derrame de material más grande conocido hasta el día de la fecha. Hollywood es un enamorado de la famosa placa “Basada en hechos reales”, y cuantas más fibras emocionales pueda mover la misma, mejor. La nueva película de Peter Berg (Hancock) como lo adelanta su título, toma los hechos “verídicos” del incidente, y transita todos los lugares comunes de este tipo de films. Desde el cine catástrofe, el drama humano, la denuncia, hasta el empoderado patriótico. La estructura es clásica, sigue a Mike Williams (Mark Whalberg), jefe de mantenimiento, quien primero advierte e intenta poner en alerta sobre lo que puede llegar a ocurrir. Del otro lado, la contrafigura está representada por Donald Vidrine (un John Malkovich con esa cara de desprecio tan suya), el vocero de la empresa petrolera. Hay un antes y un después para que el efecto sea más duro, o más emocionante si así lo queremos ver. La introducción de los personajes es extensa y permite que conozcamos sus pareceres y formas a fondo. Luego sí, el accidente catastrófico, y la supervivencia. El entramado es correcto y el asunto tiene sustancia como para atraparnos a verlo. El guion creado por Matthew Michael Carnahan en base a artículos periodísticos, contiene la información necesaria y le agrega lo necesario para que sea una historia con cierta intriga y sentimiento más allá de ya conocer el destino de antemano. Sin ser un artesano de la materia Berg suele poner siempre la balanza del lado de los personajes, remarcándolos, poniendo el foco de la lente sobre ellos; y es ahí cuando Horizonte Profundo pareciera ganar el juego; en una suerte de similitud a lo que fue el Armageddon de Michael Bay. El acento está puesto parcialmente en la dualidad de clases, algo estereotipada, pero afín a su planteo. Una marcación fuerte de los obreros, trabajadores, a cargo de Whalberg y Kurt Russell, como gente de bien, víctimas de un sistema voraz; y de la otra vereda un empresariado depredador e insensible. Pero Peter Berg es el de Battleship y el de Lone Survivor; y por más que aquí quieran disimularlo, termina siendo inevitable. El director de Malos Pensamientos parece haberse olvidado de la negritud e ironía de aquella película que lo puso en el lente como un director al que había que prestarle atención (luego de un paso por la actuación recordado por su protagónico en Shocker de Wes Craven). Ahora, los buenos son buenos buenos; y los malos son malos malos. El empresariado podrá ser maquiavélico (repetimos, el rostro de Malkovich es ideal para esto, siempre con el ceño fruncido como pensando en una próxima treta), pero no tiene bandera, porque la bandera no se mancha; o sí, pero en un sentido alegórico y por demás obvio. Pareciera ser imposible que Hollywood trate el cine catástrofe sin mostrarle al mundo cuánto se aman a sí mismos, y lo bueno que son como país y ciudadanía. Horizonte Profundo permanentemente huele a esto, pero cada vez que decide resaltarlo aún más, es capaz de hacernos olvidar la interesante construcción que venía realizando. Mark Whalberg posee el suficiente aplomo y carisma para comprarnos y cargarse la historia al hombro por más que intenta ser algo más coral. Los secundarios lo acompañan de un modo correcto en un casting en el que cada uno tiene el rol tanto esperado como merecido. Por tercera vez, Malkovich nació para hacer estos papeles en los que se hace odiar en buena ley. Horizonte Profundo es un entretenimiento válido, tiene explosiones, vértigo y un ritmo vibrante. Una historia que se sigue con interés, personajes que importan, y una postura con la que se puede estar de acuerdo. Pero todos esos asuntos positivos decaen cuando tienen que recordarnos una y otra vez que el mejor país para vivir es ese, el que firmó las autorizaciones para instalar una base petrolera de por más insegura. En definitiva, habrá que esperar – dentro de muy pocos meses – que nos depara la tercera intervención Berg-Whalberg, intitulada, Patriots Day, y sí.
Barajar y dar de nuevo. El cine americano no se cansa de mirarse el ombligo y de vez en cuando ir a lo seguro con historias basadas en hechos reales, como ésta, pero que en realidad apuntan a una construcción cinematográfica épica de relatos de género, en este caso “catástrofe” y que ya no logran atrapar. “Horizonte Profundo” (USA, 2016) de Peter Berg, refleja el caso verídico del “Deepwater Horizon”, una plataforma petrolera en la que se produjo uno de los desastres más grandes relacionados con el petróleo que la historia americana haya sabido ver. Mientras Mike (Markl Wahlberg) asume una vez más sus tareas de mantenimiento junto al jefe del lugar, Jimmy Harrel (Kurt Russel), lucha con la burocracia y la desidia de un grupo de funcionarios y empleados que pasan por alto algunas normativas de funcionamiento, las que, inevitablemente, terminarían por cumplir su trabajo. Así, durante la primera parte, Berg busca construir la personalidad de los protagonistas, registrando un bando de buenos, donde además de los mencionados personajes se sumarán los de Gina Rodriguez (Andrea Fleytas) y Ethan Suplee (Jason Anderson), y por otro, con los malos, estará John Malkovich como Donald Vidrine, un superior al que lo único que le interesa es el dinero y el terminar rápido las cosas. Esa primera etapa descriptiva muestra, por ejemplo, a Mike (Wahlberg) en familia, con su mujer (Kate Hudson) y su hija, en una larga escena en la que la pequeña intenta explicar con una gaseosa, un tubo, y miel, la tarea de su padre en medio del mar en la plataforma. Luego, una segunda instancia, intenta representar a ese mismo padre de familia, honesto, impoluto, en acción, cuando los embates y estallidos del Deepwater hagan que tome drásticas decisiones para ayudar a sus compañeros y para sobrevivir. El relato de “Horizonte Profundo” pierde su razón desde el inicio, porque más allá de conocer o no los hechos verídicos en los cuales está basado, hay una necesidad en el visionado, todo el tiempo, por justificar y hasta remarcar las personalidades de los protagonistas, sin crear la tensión necesaria para seguir viendo la película hasta que la tragedia se desate. Hay mucho más “realismo”, por así decirlo, como también efectividad en las escenas en las que la decadencia inevitable de la plataforma se evidencie, pero justamente ese tramo final en donde la catástrofe se apodera del relato, es tan obvio y predecible que no supera las expectativas depositadas hasta ese momento. A nivel actoral, el elenco aporta con efectividad sus interpretaciones, destacándose Malkovich con ese malo malo que termina siendo, en realidad, el hacedor de la tragedia, y Gina Rodriguez, que salta de la TV (“Jane The Virgin”) a las grandes ligas cinematográficas, sin escalas. El filme podría haber ido por otro lugar, aggiornando el género, más allá de la pirotecnia visual, pero justamente al no lograr impactar con la historia, termina siendo una película más en la que la realidad se toma como disparador de un filme políticamente correcto sobre malos manejos empresariales para potenciar el costado “humano” casi salido de una nota de la revista “Selecciones”.
Aquí el actor, modelo, cantante y productor de televisión estadounidense Wahlberg es el protagonista además de ser el productor de este film que se basa en hechos reales. Contiene buen suspenso, temor, buenos efectos especiales e imágenes impactantes. Es emotiva, trágica, contiene escenas heroicas y grandes momentos pertenecientes al cine catástrofe. Además cuenta con las buenas interpretaciones de: Kurt Russell y John Malkovich. Además se les rinde un homenaje a los familiares y amigos de esa terrible desgracia. Un film que se puede lucir contando con un presupuesto de 150 millones de dólares.
Es probable que el lector no lo haya considerado nunca así (no está obligado a hacerlo) pero lo que hace del cine de Hollywood –no “de los Estados Unidos”– importante y central es que aprendió cómo inventar la realidad. Incluso cuando sus historias se basan en acontecimientos que forman parte de la historia, Hollywood los inventa para que, transformados en espectáculo, podamos comprenderlos mejor retenerlos en la memoria. Incluso cuando las películas son malas lo son porque “sale mal” este procedimiento y todo lo que debería parecer lógico y realista se transforma en lugar común. El artesano Peter Berg –que ha hecho un film genial como “Hancock” y uno horrible como “Batalla Naval”– comprende esto al pie de la letra y reproduce en forma de entretenimiento masivo el impresionante y desastroso derrame de petróleo en el Golfo de México en 2010. Pero Berg también sabe que el puro espectáculo del desastre no alcanza si no hay personas que se jueguen la vida en ese lance peligroso. Lo mejor de la película –otra vez, pura tradición del mejor Hollywood– es lograr el equilibrio entre el gran espectáculo y el drama humano, y lograr que uno potencie al otro. El resultado es que comprendemos mucho mejor el drama y el desastre, y no lo olvidamos al salir del cine. Mark Wahlberg, un tipo que comprende bien esta clase de juego (él, que juega a ser la estrella que sabe que no es) es la argamasa que integra ambas componentes.
Horizonte Profundo trata el peor accidente petrolero en la historia de Estados Unidos. El film evita el melodrama, apunta a la acción y a las historias de vida, erigiendo los héroes más allá de aquellos momentos decididos y drásticos. En 2010, la plataforma petrolífera semisumergible Deepwater Horizon explotó y once personas perdieron la vida al intentar escapar del incendio, y cinco millones de barriles de petróleo se vertieron en las aguas del Golfo de México. El hecho, considerado como el peor accidente petrolero en la historia de Estados Unidos, inspiró la película que lleva como nombre el mismo que la plataforma, en la que se valoriza la vida de aquellos empleados que quisieron prevenir, luego padecieron y ayudaron para que otros se salvaran, mientras se condena a los responsables que llevaron a estas terribles circunstancias. El jefe de mantenimiento Mike Williams (Mark Wahlberg) llega al lugar de urgencia porque hay un problema para comenzar con la extracción del petróleo. Lo acompaña el supervisor general Jimmy Harrell (Kurt Russell), quien no tarda mucho tiempo en darse cuenta de que hay una prueba de seguridad que no se realizó, puede ser muy peligroso para todos los trabajadores, y se los hace saber a sus jefes, uno de ellos Donald Vidrine (John Malkovich). Pero antes de que el procedimiento finalice, un problema de presión hace que por los caños se dispare una gran cantidad de lodo y, por la inestabilidad de las estructuras, el daño repercute en toda la plataforma y se produce un terrible incendio. Desde allí, los cientos de trabajadores y jefes correrán para salvar sus vidas. Williams y Harrell, a pesar de estar heridos producto de las explosiones, se transformarán en héroes cuando dejen de lado cualquier instinto de supervivencia para socorrer a muchos de sus pares. El gran logro del filme es la adecuada intención de correrse de los demás filmes de género "catástrofe", enfocándose en el desarrollo de los personajes principales y mostrando en varias escenas de suma importancia que la negligencia de los dueños de la plataforma fue la causante del desastre. Es decir, deja sólo el espacio del desenlace para narrar el accidente en sí. De esta manera, evita el melodrama, apunta a la acción y a las historias de vida, erigiendo los héroes más allá de aquellos momentos decididos y drásticos. Así, el director Peter Berg evita caer en los golpes bajos, pero dramatiza verazmente lo acontecido en 2010.
El verdadero infierno en la torre ¿Qué pasó la noche del 20 de abril de 2010 en la plataforma marina Deepwater Horizon? La información oficial consignó que una explosión había provocado la muerte de 11 personas y el derrame de cinco millones de barriles de petróleo en el Golfo de México. Lo que se propuso Peter Berg es contar el minuto a minuto de ese día fatídico en alta mar; humanizar la tragedia; ponerle rostros a la cadena de malas decisiones que derivaron en uno de los mayores desastres ecológicos contemporáneos. El resultado es una película entretenida, visualmente impecable y atractiva. Pero de lo que carece “Horizonte profundo” es, precisamente, de profundidad. Los pormenores del caso trascendieron a partir de una investigación de dos periodistas del New York Times (David Rohde y Stephanie Saul). Sobre esa base los guionistas armaron una historia de héroes -los trabajadores de la plataforma- y villanos -los ejecutivos de British Petroleum que obviaron los protocolos de seguridad y fueron los responsable de la tragedia-. Esa linealidad se traslada al trazo grueso de los diálogos y a los lugares comunes que transitan los protagonistas. John Malkovich actúa en modo piloto automático; y tampoco es que Kurt Russell y Mark Wahlberg sean un dechado de gestualidad frente a la cámara. De la cuestión ambiental, que pudo haber sido uno de los ejes de la película, no se dice nada. Flojos ahí. Además de amigos y habituales colaboradores, Berg y Wahlber son socios. Por ejemplo, juntos producen para HBO la serie “Ballers”. La dupla se activa creativamente cuando las cosas se ponen movidas en el set, de allí que las fortalezas de “Horizonte profundo” pasen por la tensión dramática entre explosiones y rescates. Berg está en su salsa cuando las torres se incendian y se desmoronan porque sabe sacarle el jugo al equipo técnico de primera línea que lo secunda. Cuando sobreabundan las especificaciones técnicas que no le mueven la aguja a la historia la película se ameseta. Y consignemos que algunas metáforas (por caso, la lata que explota con el consiguiente derrame de gaseosa) le hacen un flaco favor a la imaginación.
El nuevo film de Peter Berg (El Sobreviviente) y Mark Wahlberg (Ted 2) está basado en hechos reales, específicamente en la catástrofe del Deepwater Horizon en Abril del 2010. Con 11 muertos y un derrame de petróleo sobre el Golfo de México, la tragedia de Deepwater Horizon costó billones de dólares en arreglos judiciales, multas, limpieza ambiental, etc. Horizonte Profundo está estructurada como un film de cine catástrofe, pero difiere en muchos aspectos de las características de este tipo de productos: Horizonte Profundo no es un largometraje que está interesado en darle al público la satisfacción de disfrutar de lo narrado, sino de sentir el horror por lo sucedido. Inclusive el film es reservado por largos trechos de su duración. Cuando finalmente se desata la tragedia, Horizonte Profundo se vuelve claustrofóbica y desesperante. Otro aspecto a destacar es la austeridad de los recursos que utiliza el director Peter Berg, donde la música está poco presente por largos pasajes, casi no se utiliza la cámara lenta, etc. Narrativamente, Horizonte Profundo no sensacionaliza los eventos, sino que trata de que todo sea una progresión natural, inclusive llegando a dramatizar las escenas expositivas de manera correcta (un ejemplo es cuando la hija del personaje de Wahlberg explica cómo funciona el trabajo en la plataforma petrolífera usando una lata de gaseosa y una lapicera). El largometraje logra demostrar de manera efectiva al público cómo y porque se desencadenó la tragedia gracias a un montaje muy efectivo. Las caracterizaciones de los personajes son un tanto simples pero no por eso el producto lo es, Horizonte Profundo tiene buenas performances de Wahlberg y del resto del elenco, con Kurt Russell, John Malkovich, Dylan O' Brien y Kate Hudson encabezándolo. Horizonte Profundo no esquiva la responsabilidad de la compañía BP que, al querer recortar gastos, causa irreparables pérdidas humanas en dicho evento. El largometraje también toca temáticamente la ineficiente burocracia, la avaricia desmedida y el maltrato al que es sometido el medio ambiente en la búsqueda de beneficios económicos. Horizonte Profundo tiene drama y suspenso, pero el espectador que espera ver una película de cine catástrofe como Poseidón (2006) o Volcano (1997) saldrá decepcionado porque Horizonte Profundo es mucho más visceral y desgarradora que cualquiera de esos trabajos. Horizonte Profundo demuestra lo dañino que es una catástrofe producida por el ser humano.
Una catástrofe recordada como espectáculo Cómo es la película que recuerda el desastre ecológico en el Golfo de México. El cine catástrofe pensado para la gran masa tiene la historia servida en Horizonte profundo. La película de Peter Berg expone paso a paso la explosión de la plataforma petrolera Deepwater Horizon, ocurrida en abril de 2010 en el Golfo de México, a 80 kilómetros de la costa de Luisiana. Mark Wahlberg es Mike Williams, el jefe de mantenimiento del gigante que flota en el mar. El personaje, con una tarea menor en relación a los roles de los operarios especializados en exploración petrolera, deviene en héroe y juega algunas escenas interesantes junto a Kurt Russell, un jefe que olfatea el peligro desde el primer minuto del largo día en el que reciben la visita de los inversores. Russell se las ingenia para mostrar matices en medio del desastre de fuego y barro, con un trabajo que apela a recursos más dramáticos que Wahlberg. En este sentido, el actor funciona como un héroe blindado. Es el tipo común que no se entrega, que tiene fortaleza y autodominio por encima del resto. Horizonte profundo rinde homenaje a los 11 trabajadores fallecidos en la explosión y toma los datos de la crónica sobre el hecho consumado, sin ahondar en las implicancias laborales y ecológicas. Como ocurre con tantas películas que manejan una receta para lograr la tensión del espectador, el guion plantea los elementos anticipatorios, la cotidianidad de la familia de Mike, los detalles que se leen fácilmente como la antesala del episodio en el llamado ‘pozo infernal’. La búsqueda del efecto logra buen ritmo narrativo, apurando el paso hacia la tragedia. John Malkovich compone el personaje de Vidrine, que sirve de nexo entre los trabajadores y los socios del negocio. El actor cumple con el estigma del malvado de gran presencia frente a la cámara y ambigüedad moral. Su paso por la película sirve para armar el esquema básico de una historia que se aborda superficialmente. “La esperanza no es una táctica”, dice Mike en uno de los pocos diálogos conceptuales sobre la negligencia imperante. Lo monstruoso aplicado a la furia de los dinosaurios, fósiles convertidos en oro negro, no llega a ser un guiño frente a la verdadera naturaleza monstruosa del negocio, la voracidad que expone la vida de millones de seres vivos, si se tiene en cuenta el impacto del derrame que pudo ser evitado. Horizonte profundo es el espectáculo de la catástrofe. Ofrece la épica oportuna, con la construcción del héroe y la conexión emocional necesaria para impactar Sólo aparece un ave empetrolada (una imagen mezquina), síntesis y símbolo que recuerda el desastre ecológico que generó la explosión, evaluada en la película con carteles informativos, como la mayor tragedia de esa índole en Estados Unidos. El reduccionismo hace de la película un entretenimiento digno para quienes disfrutan del género, sin entrar en consideraciones sobre quién alimenta al monstruo en cuestión. Trascendió que el reporte de la Junta de Asuntos Químicos de Estados Unidos se concentró en las condiciones de la válvula de seguridad, y atribuyó las fallas a la mala gerencia y a los operadores. El dispositivo cargaba cables averiados en dos lugares distintos, tenía las baterías gastadas y una tubería doblada. Hacía tiempo que se sabía que la válvula de seguridad no funcionaba adecuadamente. En la película dan cuenta de esto, algunos diálogos, la impotencia de Jimmy (Russell) y el informe de las instalaciones defectuosas que Mike enumera.
Catástrofe histórica Horizonte Profundo (Deepwater Horizon, 2016) está basada en la desaparecida plataforma petrolífera que explotó en 2010, en el Golfo de México, que tuvo como saldo la muerte de 11 trabajadores pero un alto impacto ambiental que repercutió en gran variedad de la fauna marina. Afortunadamente, de los sobrevivientes, Mike Williams se destacó al lanzarse de clavado durante la explosión para luego ser rescatado y no es casualidad que el rol se centrará en él para esta adaptación cinematográfica. La magnífica interpretación de Mark Wahlberg en la piel de Williams llevaron adelante el filme durante la catástrofe. Mención aparte para un avejentado Kurt Rusell, que dejó en evidencia su enorme trayectoria actoral. El resto de los actores estuvieron muy bien en sus roles, que supera con creces el fiasco de lo que fueron Los 33, otro film basado en un hecho real que se destacó por la carga emotiva. Acá, la cosa cambió radicalmente y el nivel familia-catástrofe estuvo muy bien equilibrado, lo cual permitió al espectador estar en un lugar a la vez y mostrar una mayor empatía con los sobrevivientes. Si bien hoy con el 3D justamente se sumerge al espectador en el filme, el director Peter Berg logró un excelente enfoque con respecto a la historia que no necesita de esta tecnología para envolver al espectador. Sus manejos de cámara desde los ojos de los sobrevivientes, como la escena en la que Williams se lanza al agua es brillante. Deepwater Horizon es de esos films que mantienen en vilo al espectador durante la catástrofe, aunque en la introducción no se aporte demasiado en términos argumentales teniendo en cuenta lo prolongado del metraje.
LOS SOBREVIVIENTES Discípulo de Michael Mann como es, Peter Berg es un director interesado en el profesionalismo como concepción de vida, como ética que posiciona a los individuos y grupos en el mundo. Pero el realizador de Juego de viernes por la noche, El reino y Hancock ha profundizado en su perspectiva respecto a su tutor, indagando en el territorio de las clases trabajadoras estadounidenses, a las que contempla como sectores siempre expuestos, pagando los costos de las desigualdades imperantes en el sistema socio-económico. No deja de ser llamativa la operación que realiza: grandes estrellas interpretando a laburantes, traumas reales en la historia reciente de Estados Unidos recreados con alto presupuesto, la maquinaria hollywoodense a pleno para cuestionar buena parte de las variables estructurales que la sostienen. El rostro principal de este cine que viene componiendo Berg es el de Mark Wahlberg: ya hicieron juntos El sobreviviente, una tragedia militar; ahora es el turno de Horizonte profundo, una tragedia petrolera; mientras ya está a la vuelta de la esquina Patriots Day, una tragedia ocasionada por el terrorismo. Una especie de trilogía trágica, aún por completarse. En el caso de Horizonte profundo, Berg toma como base la explosión en la planta petrolífera Deepwater Horizon en el 2010, que llevó al peor desastre petrolífero en la historia de los Estados Unidos. Pero al realizador no le interesa tanto la catástrofe ecológica ni el construir un gran espectáculo audiovisual (aunque eso termine teniendo un fuerte peso en la segunda parte), sino los pasos previos que condujeron a la explosión: las fallas en los controles, las decisiones apresuradas producto de las ambiciones de los ejecutivos, las advertencias de los trabajadores desoídas. Es decir, los elementos que van preparando el terreno para que la tragedia sea inevitable, y que esa tragedia la paguen los laburantes. No es casualidad que el film arranque dejando escuchar la voz del verdadero Mike Williams (luego encarnado por Wahlberg en la ficción), prestando testimonio en las audiencias posteriores al suceso: la referencia a la realidad ocurrida y a los cuerpos palpables que la protagonizaron le dan de entrada a la película todo un posicionamiento político y social, muy diferenciador para un film cuyo costo superó con holgura los 100 millones de dólares. Porque Horizonte profundo es, antes que nada, una película de cuerpos pertenecientes a seres esforzados, comprometidos con su trabajo, solidarios entre ellos y, finalmente, lastimados, golpeados, vapuleados. Berg no edulcora el asunto y a través de su abordaje de lo corporal y grupal establece una conexión directa con El sobreviviente: la única respuesta ante el horror, la destrucción y la muerte pasa por el lazo con el otro, por el compañerismo, por el nosotros que incluye a cada individuo; pero al mismo tiempo eso es apenas un mitigante para la pérdida, para el recuerdo de los que fallecieron, de los que quedaron atrás, de las cicatrices y huellas imposibles de borrar. Para esa estructuración tan amarga como esforzada, hilvanada desde la acción y el movimiento, cuenta con la ayuda inestimable no sólo de Wahlberg, sino también de ese eterno laburante del cine que es Kurt Russell, un actor que se hace gigante desde la personificación del liderazgo ordinario, terrenal y esencialmente honesto. La honestidad es, precisamente, la marca de fábrica de Horizonte profundo, un film que hace hincapié en los nombres y las identidades de los que permanecen y de los ausentes. Eso es notorio en una escena cerca del final, donde el rezo en conjunto .que casi parece una repetición de una secuencia fundamental de Juego de viernes por la noche- expresa la unión y lo comunitario; y también en el cierre, donde hacen su aparición las imágenes y voces de la gente real. Allí la amargura se profundiza y lo que prevalece es la sensación de pérdida, como un nuevo gesto de sinceridad. Lo que menos hace Horizonte profundo es eludir el dolor y eso lo convierte en un film indudablemente valiente, habitado por personas enfrentadas a sus peores miedos, buscando sobreponerse a puro coraje y profesionalismo.
Estamos ante un claro exponente del cine catástrofe hollywoodense, con la salvedad de que la historia está basada en hechos reales: una dantesca explosión en una plataforma petrolera situada en el Golfo de México. La película comienza con una pareja que yace en la cama. Cuando despiertan y dialogan nos enteramos que están a punto de separarse, pero por una cuestión laboral. Más tarde se trasladan a la cocina y allí se suma su pequeña hija, quien a través de sus tareas escolares revelará la profesión del papá: es el encargado de mantenimiento de la plataforma petrolera Deepwater Horizon. Está cálida escena familiar es un excelente recurso, no solo para ubicarnos en contexto y advertirnos de que trata el trabajo que se realiza en la plataforma, sino también para empatizar de lleno con el protagonista (Mark Wahlberg), quien más tarde se pondrá el sayo de héroe. Ya es rutina que el abnegado padre se ausente durante varios días, solo que esta vez la situación será diferente, algo impensado sucederá. Apenas este pise la plataforma notará que las cosas no están como siempre, fundamentalmente porque otros obreros se retiraron sin haber realizado una prueba muy importante que mide el nivel de presión en el foso. Todo se resume a que la empresa excavadora está perdiendo millones de dólares, debido a que ya se agotó el petróleo, y quiere sellar el pozo a cualquier precio pasando por alto varias reglas de seguridad. Y es así que suceden las tragedias, la codicia más la negligencia son el combo perfecto, incluso en exploraciones con tecnología de última generación a disposición. La película recrea y se centra en la catástrofe sucedida, utilizando efectos especiales sorprendentes y una narración claustrofóbica y angustiante que nos mantiene todo el tiempo en vilo. Si bien la misma no aporta una visión novedosa al género, logra transmitir con solvencia tanto las dimensiones del desastre como la sencilla cotidianidad de los personajes. En síntesis, Peter Berg nos brinda un tour de force invadido de acción, con el típico componente emotivo que caracteriza a este estilo de films.
Gigantes con pies de hierro En abril de 2010, Deepwater Horizon, una de las plataformas petrolíferas más grandes y modernas del mundo, explotó y se hundió provocando una catástrofe: once operarios murieron y se desató el mayor desastre ecológico de la historia con el derrame de cinco millones de barriles de petróleo en las aguas del golfo de México. "Horizonte profundo" refleja esa historia, lo que en principio no parece una empresa fácil. De hecho, los primeros 45 minutos de la película transcurren entre datos técnicos que tratan de explicar los motivos de la tragedia de forma lineal y simple, pero igual el trámite se hace un tanto denso para el espectador. Lo que sí se adivina es que algún tipo de catástrofe se avecina. El protagonista es Mike Williams (Mark Wahlberg), el jefe de mantenimiento de la plataforma, que junto con el encargado de la planta (Kurt Russell) empiezan a darse cuenta que faltan revisiones fundamentales para que el gigante marino comience a funcionar. Sin embargo, los ejecutivos de British Petroleum hacen oídos sordos y quieren ponerse a producir cuanto antes. La película toma verdadero empuje cuando estalla la tragedia. El director Peter Berg sabe combinar suspenso, acción y drama en dosis justas, y además la factura técnica es impecable. También se agradece que, si bien se denuncia la codicia de los burócratas, la película no cae en golpes bajos ni en ninguna moralina barata.
Esta producción inscripta en el género del cine catástrofe, “basado en hechos reales”, (cartel que les encanta a los hacedores cinematográficos del gran país del norte), tiene el beneficio de contar con muy buenos actores para sostener desde la credibilidad todo lo que se expone. Al mismo tiempo que desde un principio se despega de toda intención de conjugarse con el cine de “suspenso”, ya que en el inicio mismo y todavía con la pantalla en negro, voz en off de por medio, nos exponen que quien nos va a narrar la historia es Mike Williams (Mark Walberg), como declarante clave del juicio que se está llevando a cabo, y del que nunca seremos testigos. Como buen exponente del género, el filme se construye, en principio, a partir de los personajes, con una presentación tan clásica como manipuladora, con la simple intención de generar empatía. Claro está que nuestro. Mike es un padre de familia ejemplar, modelo casi para armar, casado con Felicia (Kate Hudson), motivo más que suficiente para prometer que volverá, y cumplirlo, en el filme claro está. En montaje casi paralelo nos presentan a Andrea Fleytas (Gina Rodríguez) como una chica independiente, ecuánime, inteligente, amante de los motores, y es con ella que Williams protagonizará una de las escenas más cliché del filme y menos dramática, por lo previsible del desenlace de la misma. El héroe no puede fallar en una acción de esa naturaleza, diálogos de manual del cine correcto, incluidos. Es a partir de la instalación de los conflictos interpersonales entre aquellos que defienden la empresa, con la sola intención económica, y los que además de cuidar su trabajo velan por sus compañeros. En el primer grupo, el paladín es Mr. Vidrine (John Malkovich), en contraposición al gerente técnico del pozo Jimmy Harrell (Kurt Russell), ser impoluto si los hay. La historia se centra en los hechos ocurridos en “Deepwater Horizon” (titulo del filme en ingles), la plataforma petrolera yankee instalada en el Golfo De México, y que produjera unos de los máximos desastres ecológicos, el 22 de abril de 2010, como resultado de una explosión que había tenido lugar dos días antes provocando el más importante derrame de petróleo de la historia, estimado en casi 800.000 toneladas de petróleo crudo, con las implicancias sobre la naturaleza que de ello derivó. El director Peter Berg se inclina por dejar de lado esta variable para centrarse en el drama humano implícito, desde la muerte de 11 personas hasta el enfrentamiento con la codicia, desplegando un discurso en tono de denuncia, políticamente correcto. Desde la estructura del filme es todo un catalogo, pero de buena factura, teniendo en la dirección de arte y en la fotografía dos de sus baluartes, con un montaje adecuado al estilo cinematográfico, imponiendo la cámara en mano en momentos que la trama parece requerirlo, pero siendo el diseño de sonido y el montaje sonoro sus herramientas superlativas.
El 20 de abril de 2010, en la plataforma petrolífera Deepwater Horizon, situada en el Golfo de México, se desencadenó un grave incendio, por desatención del equipo técnico, que provocó una explosión. La plataforma ardió durante dos días que fueron debidamente televisados por las cadenas informativas; se derramaron casi cinco mil barriles de petróleo en el mar, convirtiéndose en una de las mayores tragedias causadas por un error humano. ¿Alguien lo recuerda? La velocidad de las comunicaciones tiene ese hándicap, pero el director Peter Berg y el actor Mark Wahlberg, del drama bélico El sobreviviente (2013), son igual de rápidos para cazar un drama americano y reflotarlo años más tarde. Y si hay algo que rescatar de este cine catástrofe basado en hechos reales es el desempeño actoral. Tanto Wahlberg como el técnico Mike Williams y Kurt Russell como su jefe Jimmy Harrell hacen creíble el tesón por impedir la catástrofe y, en última instancia, rescatar a las víctimas. Porque murieron once personas en la tragedia, y otras tantas resultaron gravemente heridas. Y porque de eso, más que de un alegato ecológico, trata la película. Son el heroísmo y la tragedia americana el tema de Berg. Uno podría estar dispuesto a aceptar la premisa y sentarse a disfrutar de un gran desmadre estilo Hollywood, pero lamentablemente también eso queda a flote como la plataforma averiada. Esa es la segunda tragedia: la del espectador. La mayor parte del film consiste en explosiones, manantiales brutales de petróleo, gente magullada y la bandera norteamericana en el asta de la plataforma, amenazada. Es mucho de lo que se vio decenas de veces, y que el año pasado con La última ola, sin ir más lejos, los daneses hicieron mucho mejor.
Una obviedad: el cine de catástrofe seguramente sea la forma expresiva más sofisticada que el hombre pudo fabricar para imaginar su propia destrucción, un dispositivo perfeccionado con el paso de los años capaz de producir variaciones espectaculares sobre el viejo tema del fin del mundo. Horizonte profundo se inscribe en lo mejor del género, no sin realizar algunos cambios. Si bien el cine de catástrofe es en general el terreno del hombre común empujado a una situación extrema, Peter Berg redobla la apuesta: su película es sobre hombres todavía más comunes, trabajadores que conforman una comunidad basada en tareas compartidas y en la camaradería laboral. Ante la crisis, esos hombres sin atributos reaccionan como pueden, la mayoría movidos por el pánico, mientras que algunos pocos algo más dueños de sí mismos recuerdan protocolos de emergencia y realizan mecánicamente actos de solidaridad. No hay heroísmos ni grandes sacrificios, solo el profesionalismo y la técnica midiéndose con un peligro que los desborda ampliamente. La primera mitad de la película es extraordinaria. Como todo director atento a la materialidad de su universo, Berg dedica una gran cantidad de tiempo a exponer el funcionamiento de la plataforma petrolera, las tareas que allí se realizan, la cadena de mando que organiza las acciones, la tensión evidente entre los enviados de BP (la empresa que dirige la operación) y el jefe de la instalación y que dibujan rápidamente los contornos del eterno conflicto entre capataces ambiciosos y trabajadores explotados. La película presenta un mundo administrativo y científico fascinante que le habla a un público interesado en los detalles. En ese contexto, Berg economiza relato haciendo que Mike Williams (Mark Walhberg) recorra los distintos espacios de la plataforma y que interactúe con los operarios de cada área: la narración es veloz, se pone en movimiento enseguida igual que el protagonista. Horizonte profundo da muestras de la enorme inteligencia estética y emotiva de la que es capaz el cine de género: ese comienzo, por momentos casi documental, generoso en información, de voluntad casi didáctica, es también el retrato de un mundo laboral con sus esfuerzos, códigos y espacios comunes, la apropiación de una experiencia vital que el cine americano, salvo excepciones (como la de Tony Scott), suele perder de vista. Ese primer momento resulta tan cautivante que el estallido de la crisis se siente todavía más disruptivo: somos expulsados brutalmente de una historia (y un mundo) en el que nos sentíamos a gusto y del que recién empezábamos a comprender su funcionamiento. Una serie de desperfectos y malas decisiones termina sembrando el caos y la plataforma se convierte en poco tiempo en una infernal trampa de metal retorcido. Por las entrañas de ese monstruo se arrastran Williams y sus compañeros buscando sobrevivientes casi a ciegas, menos por heroísmo que por una solidaridad instintiva, casi animal, que la película se cuida de no explicar o poner en diálogos. El pánico y la confusión generales se trasladan a la puesta en escena: la oscuridad de los pasillos reventados y el fuego que llena de a poco las instalaciones sobrecargan la imagen, dejan ver poco y lastiman los ojos llevando a las imágenes la situación desesperada de los personajes. Como buen lector del género, Berg dedica una gran cantidad de planos a la plataforma desde afuera, devorada por el fuego y las explosiones, y logra un espectáculo sobrecogedor. Al final, cuando el grupo consigue llegar hasta un bote de rescate, la película alcanza su mejor momento: después de pasar lista y notar que faltan varios nombres, todos se arrodillan y rezan un padre nuestro; están abatidos, el conjunto de hombres doblados sobre el suelo representa apenas un despojo del grupo humano que fueron alguna vez. En el fondo del plano se ve la gigantesca bestia de hierro, envuelta en llamas y consumiéndose a sí misma que supo ser el espacio en el que vivieron y trabajaron. El escape no provee ninguna clase de calma o felicidad: el protagonista se reencuentra con su hija, pero el padre ahora se arrastra por el piso y llora, está lejos de ser el “domador de dinosaurios” del comienzo. No hay frases grandilocuentes ni discursos aleccionadores en los que encontrar cobijo, solo el registro de algunos momentos del juicio del caso de la explosión de Deepwater Horizon y el posterior derrame de petroleo, pero esa intromisión de lo real tampoco brinda ninguna clase de consuelo, ya que allí se informa que los empleados de BP, principales responsables de la tragedia, apelaron sus condenas y ganaron. Tal vez se trate de un gesto de adultez: la película no atempera su drama apelando a ningún artilugio narrativo, sino que presenta su desenlace al público, podría decirse, en crudo, sin facilitarle el asunto ni predigerirle nada, sin enmarcar los hechos con un sentido único, privilegiando eso que André Bazin llamaba (aunque refiriéndose a otra cosa) la ambigüedad de lo real.
UNA TRAGEDIA ECOLÓGICA Y CINEMATOGRÁFICA El film narra en detalle los pormenores que llevaron a que se produjera ese accidente, que más allá del monumental daño ecológico, dejó once muertos pertenecientes al personal de la plataforma. Ahora bien, si alguien desconociera en absoluto la historia que cuenta el film, a los cinco minutos de comenzado, ya sabría que iba a suceder algo tan espantoso como lo que en verdad pasó. La “tensión dramática”, que colisiona directamente con lo obvio y esperable, no hace más que aumentar, incluso sobre los larguísimos minutos (siglos en realidad) de monolíticos diálogos, protagonizados por más monolíticos actores, en que se intentan construir a los personajes. Esa construcción, absolutamente fallida, los convierte a cada uno en maquetas en donde se concentran todo del bien y todo el mal, encarnándose, aunque bien podríamos decir encarnizándose en un alto ejecutivo de la BP, que saltándose todos los códigos de seguridad y los consejos de los técnicos que operan la plataforma, exige la máxima prestación de la plataforma, claro está, con el único fin de producir. Todo entonces ya está planteado y hay que sentarse, bueno a todo esto uno ya hace más de una hora que está sentado, si no es que se durmió y esta despatarrado debajo de su butaca. Los buenos terminaran siendo mucho mejor de lo que esperábamos y los malos no, ya sabemos que de los malos nunca podemos esperar nada. Como de este film, del que solo nos queda esperar se nos pase la tremenda amargura de la perdida de ese tiempo que a cada rato nos queda menos. HORIZONTE PROFUNDO Deepwater Horizon. Estados Unidos/Hong Kong, 2016. Dirección: Peter Berg. Intérpretes: Mark Wahlberg, Kurt Russell, Kate Hudson, Gina Rodriguez y John Malkovich. Guión: Matthew Michael Carnahan y Matthew Sand. Fotografía: Enrique Chediak. Música: Steve Jablonsky. Edición: Gabriel Fleming y Colby Parker Jr. Diseño de producción: Chris Seagers. Distribuidora: Alfa Films. Duración: 107 minutos.
El género de cine catástrofe responde básicamente a la siguiente fórmula: "Hay un quilombo con la naturaleza que amenaza la humanidad (o una ciudad, o un conglomerado de gente) y los protagonistas, como no pueden evitarlo, salvan a la mayor cantidad de gente posible, en medio de explosiones, derrumbes y michaelbaycismos". Lo que les da el diferencial es la historia humana detrás: la tía en la montaña que van a buscar en Twister o la hija que rescata The Rock en San Andreas (bueno, no tanto, pero Daddario ♥). En este contexto, lo primero que te preguntás sobre Horizonte Profundo es: ¿de verdad una película sobre un pozo petrolero que explota? ¿Y con Mark Wahlberg (aka "Bizarro Matt Damon") como protagonista? Mmmmmmmmh... La película arranca con un breve testimonio en off de Mike Williams (Wahlberg): el testimonio es extraído del juicio oral por la catástrofe porque, claro, la película está basada en hechos reales. Y de ahí, pasamos a su última mañana en casa previo a partir hacia la plataforma a cumplir sus funciones de Jefe de Mantenimiento. Obviamente, Mike es un padre y un marido ejemplar, del cual su familia está orgullosa y, además, promete a su hija que a su regreso le traerá algún fósil de dinosaurio. Entonces pasamos a una breve presentación de Andrea (Gina Rodriguez), encargada de algo, quien también tiene un auto que no arranca y un novio que la súper-re-quiere. Sin caer en clichés ni diabetes innecesaria, nos muestran a dos de los principales personajes de la película como personas queribles, que tienen planes a futuro, que tienen cosas que hacer a su regreso de la plataforma. Después veremos si alcanza o no para que empaticemos con ellos... Luego de presentar al resto de la troupe que se sumará al viaje, entre ellos el inepto y agrandado responsable de la empresa petrolera BP (John Malkovich), el infalible jefe de seguridad (Ethan Hawke), y varios personajes menores más, emprenden un corto viaje en helicóptero hasta la plataforma, y al llegar empiezan las fisuras y los indicios de que se va a pudrir todo, contados en largas escenas llenas de tecnicismos donde todos los fundamentos sobre lo inseguro de la operación son minimizados y respondidos con intenciones de proseguir por parte de los empresarios. Resulta que los ejecutivos de BP, como tienen la perforación atrasada varios días, se saltean varios procedimientos y pruebas de seguridad que garantizan que la tarea sea exitosa (previo a esto, en la secuencia familiar de Williams, hay una explicación muy linda y didáctica de cómo funciona un pozo petrolero, para que quienes no tienen idea del tema se actualicen al respecto... y para reforzar, claro, porque el espectador es tonti). Insisten en perforar sin las medidas necesarias y, por más que Jimmy (Kurt Russell) y Mark les adviertan y les adviertan sobre los riesgos, los que tienen el poder (y la ambición) deciden seguir adelante. Globalmente el desarrollo de la acción sobre la plataforma podría dividirse en dos grandes secuencias: Antes y Después del desastre. Ambas logran mantener la tensión apelando a una suerte de cuenta regresiva desde el guión: en la primera asistimos a todos los esfuerzos hechos para que la perforadora no estalle; mientras que en la segunda presenciamos la evacuación de la plataforma en llamas, antes de la destrucción definitiva. Si bien la dirección de la acción y la puesta en escena, fuertemente apoyada en la musicalización y el montaje, hacen un gran esfuerzo para tirar para el mismo lado, el espectador no termina de involucrarse al 100%. Esto puede ser porque la empatía con los personajes no sea suficiente o porque, al menos en el caso de Williams, ya sabés por su relato inicial en off que se va a salvar. Lo cierto es que no se profundiza mucho en ninguno de los personajes (por más que al final, ya demasiado tarde pongan placas recordatorias a las víctimas reales), entonces no te importa tanto qué riesgos corran, por más que el caos desatado sea incontrolable. Y el hecho que al final de la película incluya escenas del jucio real y fotos de las victimas (once, en total) tampoco nos mueve ni un pelo. VEREDICTO: 5.00 - ¡A LOS BOTES! Horizonte Profundo no aporta absolutamente nada nuevo; ni a nivel visual, ni a nivel guión, ni siquiera como digno homenaje a las víctimas reales de la tragedia. Con la cantidad de tecnicismos incluidos, se asemeja más a un documental sobre la extracción de petróleo que a una cinta de cine catástrofe. Ni vale la pena verla en salas, esperen al VHS. Ah, ¿no hay más VHS? Bueh, qué pene enorme.
Basada en una historia real, con imágenes fuertes, un sólido elenco, y una tragedia por contar. El drama sucede en una plataforma petrolífera de extracción, en aguas profundas frente a la costa de Louisiana (Golfo de México). Qué interesante y atemorizante el trabajo que se realiza en estos lugares. Y son esos lujos que nos da la pantalla grande: conocer qué tareas se realizan allí, cómo conviven los operarios alejados de su hogar y familia. Llegar a fondos inimaginables con maquinarias complejas en busca de petróleo, desde esas plataformas armadas con tal fin. Mega compañías que invierten millones de dólares, con directivos que no miden las consecuencias al no hacer el trabajo que corresponde, el correcto. Que no exista margen de error, que todo funcione bien. Ante el desastre, queda claro que hay responsables. No por los millones que se perdieron en petróleo derramado sobre el Golfo, poco importa, sino por los 11 trabajadores que murieron allí, y la ecología, como seguramente se vio afectada. Aquel 20 de abril de 2010, el mundo observaba como una llama de fuego ardía en el medio del océano producto de la explosión de la plataforma, ocasionando el mayor derrame accidental de petróleo en la historia. “Horizonte profundo” nos cuenta está terrible y trágica historia desde el lugar de los obreros, los trabajadores, los héroes. Los que lograron salir y los que no pudieron. Muy bien dirigida, con una impactante fotografía, y un elenco que pudo ponerse en la piel de las verdaderas víctimas. Gran largometraje que logra transmitir de forma muy real lo que sucedió en “Deepwater Horizon”.
El género “catástrofe” es uno de mis preferidos. La dinámica de estas películas tiene una fórmula que logra atrapar, la historia es sencilla: presentación de los personajes principales y secundarios, es decir, que en la primera hora la descripción de cada uno de ellos debe generar empatía con los protagonistas. De hecho, las reglas son tan claras que promediando la película, uno ya sabe de antemano qué lugar jugará cada personaje en el relato. La “catástrofe”, que puede ser natural o provocada por el hombre, abate a un grupo humano preferentemente numeroso, y este grupo debe luchar con uñas y dientes para su supervivencia. Los años 70 cobijó y le dio impulso al género con películas emblemáticas como The Towering Inferno (Infierno en la Torre) y The Poseidon Adventure (La aventura del Poseidón), ambas del gran director Irwin Allen; Earthquake de Mark Robson y Hurricane de Jan Troell. Una de las mejores décadas de la industria del mainstream (al menos para mí) en todos los géneros, es la de los setenta. La solemnidad y el cataclismo de los films catástrofe estableció un nicho entre los espectadores entusiastas del desastre cinematográfico. El género, reforzado por el cinemascope y el Surround Sound, empezó a cosechar multitudes de adeptos, que iban al cine a disfrutar de la fórmula efectiva de este género. Me hubiese gustado disfrutar estas películas en pantalla grande, pero por una razón solamente etaria pude explorarlas en las tardes de “super acción” del viejo y recordado canal 11. Contra todos los pronósticos de los críticos académicos, me enamoré con la historia de (des)amor de Remy (Ava Gardner) y Graff (Charlton Heston), protagonistas de Earthquake (Terremoto). La imponente ciudad de Los Ángeles era sacudida no sólo por el desastre natural, sino también por las emociones. Terremoto fue una de las mejores, Robson moldeaba personajes e historias de drama, amor, pasión e incluso locura. En The Towering Inferno (Infierno en la Torre), la favorita de todos, el fuego aniquila la torre más alta de San Francisco, con los actorazos Steve McQueen y Paul Newman – aunque mi preferido es el “villano” interpretado por Richard Chamberlain–. La película de Irwin Allen y John Guillermin es quizás la mejor dentro del género. Los ochenta sólo usó al cine catástrofe como parodia, dejando a los fanáticos de estas películas con las ganas de explorar nuevas historias. Por suerte en los noventa el género se vio recuperado por James Cameron con la gran Titanic – también está Independence Day de Roland Emmerich – en donde Jack (Leonardo DiCaprio) se enamora de Rose (Kate Winslet) en pleno hundimiento. La historia de amor de una noche potencia la letanía del desastre. El mundo hablaba de estos “amantes”, las féminas lloraban con histeria en los cines, el tema – temazo – My Heart Will Go On cantado por la gran Céline Dion inmortalizaba el resurgimiento de las películas de catástrofe. El atavismo por estas películas – a ciencia cierta somos fans de películas que nos hacen sufrir sin saber por qué- se volvió fenómeno y hasta se ganó unos cuantos premios Oscar. A veinte años de ese mega éxito, nos encontramos con otra película del género que nos gustó mucho: Deepwater Horizon (Horizonte Profundo). Horizonte Profundo tiene un timing poderoso y respeta a raja tabla todas las reglas del género. Peter Berg, director de grandes películas como Hancock y Battleship (Batalla Naval), se adentra en el género catástrofe para contar la historia verídica de la plataforma petrolera Deepwater Horizon situada en el golfo de México. El incendio producido por una falla humana muestra el perecer de una corporación como Transocean y BP; los diálogos punzantes, con una rapidez maratónica, acerca de la soberanía de la empresa y la potestad de las prestadoras, funcionan como gancho y antesala a lo que será la catástrofe. Mark Wahlberg es Mike Williams, el protagonista de la historia, uno de los jefes de personal y la voz omnisciente del relato. Él jugará el rol de líder y héroe junto con Jimmy Harrell, “el jefe” – Kurt Russell indiscutiblemente está en el top ten de actores veteranos- y harán de Horizonte Profundo un espectáculo. La película arranca con una alegoría, Mike le explica a su hija cómo es su trabajo en la torre: con una latita de gaseosa y un bolígrafo le describe cómo se sustrae el petróleo; la niña bate la gaseosa y el líquido sale por la superficie del envase de forma voraz. Eso mismo pasará promediando la película. La calma del principio, las risas cómplices entre compañeros de trabajo, y el ida y vuelta sobre las posibles irregularidades de la torre, propician una antesala perfecta para una película que mantiene al espectador en vilo. La empatía con Mike – y su dulce esposa, la que le habla por skype, la genial Kate Hudson– y con Harrell es tal que nadie quiere que mueran en la tragedia. Con una soslayada crítica a las corporaciones, Horizonte Profundo es una de esas catástrofes en donde funciona hasta el final lacrimógeno. Ojalá que sea el puntapié para más exponentes – buenos- sobre el género. Desde acá los fans agradecidos.
Crítica emitida en Cartelera 1030-sábados de 20-22hs. Radio Del Plata AM 1030
Entre los grandes estrenos de esta semana se encuentra Horizonte Profundo (Deepwater Horizon), la película dirigida por Peter Berg, también productor y director de "El Sobreviviente" (2013). Tanto en aquella entrega como en su nueva película, contó con Mark Wahlberg para el papel principal. En este caso, encarna el rol de Mike Williams, un jefe de mantenimiento de una plataforma marítima de la costa de Louisana, en Estados Unidos. Al reparto se sumó también Kurt Russell, figurita repetida de la filmografía de John Carpenter (The Thing, Escape de Nueva York), quien interpreta al Sr. Jimmy Harrell. La cinta está basada en el accidente -o no tanto- de un escape de petróleo ocurrido en la base de British Petroleum en la llamada Deepwater Horizon en abril del año 2010, logrando así el peor derrame de esta sustancia en la historia de los Estados Unidos. Mike Williams, casado con Felicia (Kate Hudson) y con una hija en su haber, Sydney (Stella Allen), viaja mar adentro a trabajar durante tres semanas en la plataforma marítima donde se excava con el objetivo de obtener petróleo. Allí conoce a Jimmy Harrell, un experto en seguridad marítima. Cuando el sistema se somete a pruebas de rutina (las cuales en una primera instancia habían sido desestimadas), los mecanismos comienzan a fallar. Y allí comienza esta aventura dramática, con algunos momentos de inmersión destacados. Se podría decir que la película es un tratado de la comunicación. Ficcionalizada por los guionistas Matthew Michael Carnahan y Matthew Sand, el filme explota las situaciones comunicativas entre los personajes principales como el de Mark Wahlberg con su esposa o el de los operarios al llegar a la base, que está en medio de un tumulto por los trabajadores arribando al lugar, además del ruido del helicóptero, no permite a los personajes comprender lo que se dicen entre sí. Esta perspectiva narrativa está muy presente en el metraje y es una gran herramienta ideológica para contarnos el conflicto de la historia. Peter Berg aprovecha estas ideas del guión para contrastar el lenguaje de los trabajadores con los de los directivos de BP, y lo hace muy bien. Otro gran elemento que nos ofrece la película es el elemento heroico. Los personajes toman ese rol y se comportan como tales sin caer en la inverosimilitud que puede llegar a producirse por el contexto diegético. La pantalla nos ofrece la posibilidad de ver héroes construidos (más allá de algún chiste pavo hollywoodense para cubrir presupuesto) y llevados a cámara a partir de arquitectura guionística. Quizás uno de los puntos flojos sea el paso abrupto del primer acto, que se extiende en tiempo de pantalla, al segundo, que tal vez llega un poco tarde, ya que el director entiende que el tópico de la película es uno que el común del público pueda no llegar a comprender inmediatamente, así que recurre a verbalizar y explicar la antesala del conflicto. Ante todo, tenemos una buena película y sobre todo una buena historia para disfrutar en el cine. Posee algunos momentos dramáticos y de suspenso sostenidos por el montaje alterno que generan instantes de inmersión profundos. Recomendada.
Beneficios de la modestia y la tradición Una película sobre un accidente en una plataforma petrolera. Caso real. 2010. Golfo de México. El mayor derrame de petróleo en la historia de Estados Unidos. Y de entrada sabemos que el protagonista no murió en el accidente porque lo escuchamos testificando en el juicio posterior. Además, hay detalles técnicos y vocabulario específico que podrían haber arruinado la película. Con estos y otros riesgos al costado del camino, Horizonte profundo sale triunfante. ¿Por qué? Veamos algunos motivos. 1.La película no se estira nunca. De hecho, su duración de 107 minutos está bastante por debajo del promedio actual de más de dos horas de las superproducciones de acción. Entonces, asistimos al accidente y a los intentos de salvación y rescate contados sin vueltas. No hay peligros agregados o situaciones en modo bucle. Entonces, seguimos la acción con interés incluso cuando no entendemos todo lo que puede pasar si la columna tal cae sobre tal torre, o si el gas y el petróleo y el lodo pasan por acá o por allá. La película sabe que tiene que ser económica para no perdernos, para no marearnos, para que sus imágenes sigan teniendo sentido, para que no nos abrume un barullo de acción, explosiones y explicaciones. 2. Para llegar a ese tramo final y no apelar a la pirotecnia de explosiones y peligros a repetición, la película decide confiar en sus personajes, darles tiempo de presentarse, de establecer sus vínculos. Así, la primera secuencia se centra en la vida y el hogar de Mike Williams (Mark Wahlberg), su interacción con su esposa Felicia (Kate Hudson) y su hija. Hay humor, confianza, y la demostración de que Kate Hudson ha madurado muy bien, también como actriz. Para presentar a un personaje interpretado por Kurt Russell las películas lo tienen fácil: lo muestran y en dos planos este animal de cine ya estableció sus coordenadas. Personaje curtido, noble, leal: Mister Jim, alguien en quien su equipo confía, y que puede sostener con hidalguía el riesgo inherente a toda película que dispone un planteo de enfrentamiento con la ambición corporativa. De todos modos, en esto tampoco falla el relato: los ejecutivos de la British Petroleum no son unidimensionales. 3. Hay en esta película, como en Misión rescate (The Martian), orgullo profesional en los trabajadores. La convicción de cumplir la labor con precisión, entereza, dedicación. En Misión rescate todo se potenciaba y se hacía más brillante por la ausencia de villanos (y por una lógica científica con más atractivo cinematográfico). Aquí los hay, lo que reduce el alcance de la lógica y el orgullo profesionales. Pero de todos modos estamos ante una película que entendió algunas de las enseñanzas de Howard Hawks. 4. Y hablando de Hawks, el director Peter Berg -que ya tenía una carrera como actor al momento de hacer su ópera prima- sigue los pasos del maestro en otro aspecto. Salvando las distancias -cosa obvia al comparar a alguien con uno de los grandes maestros del Hollywood clásico- Berg también está haciendo una carrera multigénero, yendo con asombrosa facilidad de la comedia a la acción y a otros géneros, con temas diversos y combinaciones extrañas. Tal vez en ese sentido sea más claro citar algunos ejemplos: la lograda mezcla de humor y película de súper héroe no convencional de Hancock. Y la ferocidad muy bien llevada de una ópera prima hecha para llamar la atención -pero con sustento- Malos pensamientos (Very Bad Things). A casi 20 años de esa película con Cameron Díaz y Christian Slater, Berg se confirma como un trabajador destacado de Hollywood. 5. Horizonte profundo es una de esas raras películas de gran presupuesto que no quiere destacar por ser la más explosiva, ni por mostrar más petróleo en una secuencia, ni por algún otro motivo irrelevante y patotero. Aquí hay confianza en una tradición narrativa y en las capas y capas de enseñanza de un género, y sobre esas bases se depositan los millones invertidos.