Una impecable y excelente producción para disfrutar en familia. El guión es ingenioso y está muy bien elaborado, la historia es rica y sumamente atractiva, la animación, como siempre, es impecable, los carismáticos personajes...
El origen es espiritual. Luego de ver Kung Fu Panda 3 (2016), y de repensar las características de cada eslabón de la franquicia, uno llega a la conclusión de que no hay demasiado misterio en torno al muy buen nivel de las tres obras en su campo específico, léase el cine de animación familiar: el mismo equipo de guionistas mantuvo la batuta de la historia en todo momento (los erráticos Jonathan Aibel y Glenn Berger, que aquí supieron exprimir con inteligencia la ridiculez detrás de la premisa de un panda experto en artes marciales), se buscó explícitamente un desarrollo del personaje principal a lo largo de los opus (cada nueva película sumó una capa -tan sencilla como humana- a la idiosincrasia del protagonista, el Po del maravilloso Jack Black), y siempre estuvo presente esa versión light del humor grotesco, algo así como la “marca registrada” de la saga (a mitad de camino entre la incomodidad y el absurdo total). Mientras que otros productos infantiles se la pasan vanagloriándose de su autoconciencia, esa que posee casi cualquier representante del mainstream de nuestros días, y de la prodigiosa “amplitud” de su animación, otro de los latiguillos más vulgares en lo que atañe al estado del arte, las estrafalarias Kung Fu Panda deslumbran en serio en dichos ámbitos y van un paso más allá porque nunca descuidan la metamorfosis del antihéroe durante este viaje -de naturaleza pedagógica- que se inauguró cuando el Gran Maestro Oogway (Randall Duk Kim) eligió a Po como el próximo Guerrero Dragón. De hecho, el film comienza y termina con un par de hermosas batallas surrealistas en el “reino de los espíritus”, que no sólo redondean la personalidad de Po y su némesis actual, un yak ambicioso llamado Kai (J.K. Simmons), sino que además ayudan a expandir esa filosofía oriental difusa de fondo. El concepto que unifica el esperadísimo reencuentro con su padre, el también delirante y simplón Li (Bryan Cranston), y la flamante gesta en pos de salvar tanto al Palacio de Jade como a toda una aldea de pandas perezosos y glotones, sin olvidarnos del Maestro Shifu (Dustin Hoffman) y los Cinco Furiosos, pasa por el “chi”, por un lado la energía vital que fluye entre los seres vivos y por el otro el gran fetiche de Kai, que se divierte robando chis de los guerreros más importantes. Como si se tratase de una versión mejorada de tantos convites similares, Kung Fu Panda 3 se propone balancear la colección de gags de turno, mucha espectacularidad visual, personajes que se van enriqueciendo con el transcurso de los minutos y una inocencia condimentada con picardía y pasión, esa misma que siente Po por el kung fu (el típico camino del héroe se complejiza ante el fanatismo del protagonista). Ahora bien, en esta oportunidad sin dudas el eje del relato es la paternidad, por supuesto enrolada en la vieja tradición de los huérfanos que desean reconstruir su origen para dar sentido a su devenir posterior: en el trabajo de Alessandro Carloni y Jennifer Yuh se aprovechan -desde la sutileza del resquemor y no a través del odio- los cruces entre ambos padres, el biológico (Li) y el adoptivo (el Señor Ping, un ganso dueño de un restaurant de fideos e interpretado nuevamente por James Hong), sin caer en una rivalidad extrema. Esperemos que a futuro la fórmula de la saga no siga siendo copiada por Hollywood y sus socios globales, quienes reproducen los elementos más superficiales y dejan en el vacío al corazón de la propuesta, el que se condensa en el fervor de Po por comprender su entorno y descubrirse a sí mismo, un periplo que lo aleja del conformismo y lo acerca a la sabiduría…
Sacá al panda que hay en vos… Los directores Jennifer Yuh y Alessandro Carloni nos vuelven a fascinar con la tercera entrega de la historia de Po, ese panda torpe y adorable, fanático del kung fu y poseedor del espíritu más entusiasta y amigable que el mundo de la animación nos haya regalado. En esta ocasión, Po deberá salvar no solo a la aldea donde vive con su padre adoptivo, el ganso Señor Ping, y donde convive con sus mejores amigos, los Cinco Furiosos y su Maestro Shifu, sino que hoy la historia retoma allá donde la segunda parte nos dejó impacientes, a partir de la aparición de su padre biológico Li y junto con él toda una aldea de perezosos y payasescos pandas, los cuales también estarán en peligro. La historia incluye al personaje más malvado de toda la saga, Kai, un antiguo guerrero que llega desde el mundo de los espíritus al plano de los mortales para robar el “chi”, la energía y el poder que cada uno posee en su interior. Kai irá en busca del chi de todos los antiguos guerreros, incluyendo el del Gran Maestro Oogway, a quien se lo robará en el reino del más allá. Seguirá en su proeza hasta quedarse con el de todos los maestros del kung fu, en especial el del Guerrero Dragón, Po. La propuesta enfatiza aún más la descripción de la cultura china y está dotada de paisajes de belleza suprema; es destacable la dirección de arte, no solo en esta tercera parte sino en sus predecesoras también: la animación es impecable, el uso de la comedia -casi tragicomedia- está más presente que nunca, y realmente funciona y saca más de una carcajada por escena. Ante el desafío de formar un ejército de -ahora sí, como el nombre lo indica- “kung fu pandas”, y de aprender a encontrar el chi, Po deberá mostrar toda su valentía y semblanza para proteger a los suyos. El film es una celebración de colores, paisajes, enseñanzas, virtudes técnicas y de guión, similares o superiores a las de la tan aclamada Intensamente, ganadora reciente del Oscar a Mejor Película Animada. Definitivamente este oso guerrero es siempre un deslumbre visual para chicos… y grandes que anden en busca de su chi.
Las diferentes entradas de una saga del cine comercial suelen cumplir con ciertas reglas: la primera cuenta el origen, la segunda explora un territorio similar a la primera, pero con mayor amplitud gracias a un presupuesto más abultado, y la tercera suele volver a los orígenes o apoyarse en elementos de la obra original para relanzar nuevos conflictos y revalorizar a su figura principal. Un poco de todo esto sucede en Kung Fu Panda 3 (2016), pero afortunadamente también presenta otras cuestiones interesantes. En esta ocasión Po, nuestro Guerrero Dragón panda con la voz original de Jack Black, tiene que enfrentar a un nuevo enemigo y al mismo tiempo recomponer los lazos familiares con su padre biológico. El villano de turno es Kai (con la voz original de J.K. Simmons), un yak condenado desde hace 500 años a vivir en el “reino de los espíritus”, donde ha logrado robar el chi, la fuerza vital de cada ser, de los guerreros más legendarios de China. Kai logra regresar al mundo de los vivos con el plan de obtener el chi de Po y los Cinco Furiosos. De la forma más funcional imaginable ofrecida por el guión, Po debe restablecer la relación con su padre Li (Bryan Cranston), quien al mismo tiempo lo guiará hacia el Valle de los Pandas, lugar místico y milenario donde Po deberá convertirse en un Maestro del Chi para derrotar a su enemigo y terminar con la amenaza. Como decíamos al inicio, las terceras partes en ocasiones vuelven a poner de manifiesto elementos dramáticos y temáticas presentadas en el primer capítulo de una saga. En este caso, el espíritu del Gran Maestro Oogway (la tortuga sabia) es el nexo a través del cual nos reconectamos con la ideología/ moraleja propuesta en el primer film, según la cual el poder está dentro de cada uno de nosotros. El panda del título debe hacer un recorrido geográfico y espiritual para descubrir esa cualidad que lo hace distinto a los demás, sobre la cual pende el destino del mundo. La dupla de escritores de los dos films anteriores, Jonathan Aibel y Glenn Berger, vuelve a estar a cargo del guión y Jennifer Yuh repite como directora tras su experiencia en la segunda parte de la saga. Guillermo del Toro es productor ejecutivo, por lo cual no sería descabellado pensar que los departamentos de arte y animación hayan recibido algo de su estilo visual, en particular por el impecable diseño de escenografía y paisajes, con el ojo puesto en los detalles. Cada secuencia es un deleite para la vista. Es la primera vez que un largometraje de animación norteamericano en producido en conjunto con un estudio chino: se puede apreciar la mayor cantidad de “manos” involucradas en la producción, lo que seguramente dio la posibilidad de un mayor desarrollo artístico. Como sucede en este tipo de historias, un gran villano eleva la calidad del relato, y Kai pone la vara muy alto. En la primera entrega el leopardo Tai Lung era una bestia incontrolable, en la segunda Lord Shen era un pavo real con una mente filosa, y en este caso Kai es un yak sobrenatural que regresa del reino de los espíritus y su poder parece imposible de detener. A un personaje bien delineado desde el guión le hace también justicia un diseño y arte que le dan un aspecto particular e intimidante. Volviendo a la esencia de su primer capítulo, Kung Fu Panda 3 marca otra interesante entrada en las aventuras del panda gigante, el Guerrero Dragón, con suficientes fuegos de artificio para entretener a los más chicos y una profundidad aceptable para que los más grandes no relojeen la hora más de lo necesario.
DreamWorks sigue apostando a lo seguro, y a una de sus franquicias animadas más exitosas, con las nuevas aventuras de Po, el panda más glotón del séptimo arte. Las épicas historias del oso rechoncho y bicolor son de lo mejorcito que supo ofrecer DreamWorks Animation en la última década. Si bien el estudio sigue insistiendo con sus eternas secuelas y spin-off en vez de animarse con algo más novedoso, al menos, al panda le dedican el tiempo necesario para que no sea, solamente, una aventura pasatista con animalitos parlanchines. Acá el esfuerzo se nota. El relato de Po (voz de Jack Black en la versión original) siempre estuvo ligado al destino, pero también a lo opuesto: forjar nuestro propio camino, descubrirse así mismo, lo que uno es realmente o lo que queremos ser, más allá de cómo nos vean (y nos juzguen) los demás. A pesar de ser un oso glotón y medio torpe, Po logró convertirse en un gran aprendiz del kung fu, muy a su manera, y a pesar de sus compañeros y mentor. Ahora debe dar su próximo gran paso: el alumno debe transformarse en maestro y tener a su cargo el Palacio de Jade antes de alcanzar el “estatus” de Guerrero Dragón. Claro que Po no cree estar preparado para dicha tarea (al igual que el resto), pero eso no lo va a desanimar y, por suerte, tiene un papá que lo apoya incondicionalmente, el señor Ping, un ganso amable y experto en fideos. Pero a falta de un padre, tenemos dos. El regordete Li Shan (Bryan Cranston) llega al Valle de la Paz con noticias perturbadoras. Este oso panda afirma ser el papá biológico de Po, y todo eso que tienen en común lo confirma casi de inmediato. Nuestro protagonista pronto descubre que no está sólo en este mundo y que hay toda una aldea repleta de congéneres que viven en armonía haciendo cosas de “pandas”. Po necesita descubrir quien es en realidad, pero también ayudar al Valle y a sus compañeros que de repente se ven amenazados por Kai (J.K. Simmons), un villano sobrenatural que destruye todo a su paso y alimenta su poder robándole el “chi” a los mejores guerreros. “Kung Fu Panda 3” se mueve entre un mundo místico y sobrenatural y la simpática aldea de los pandas, además de los escenarios que ya conocemos de las entregas anteriores. Visualmente superior a los productos más básicos de DreamWorks, mezcla aventura, mucha acción y el clásico humor de la comedia slapstick. Orientada específicamente a un público infantil, la película también mantiene al adulto acompañante bien entretenido, gracias a alguna que otra humorada más compleja que puede leerse entre líneas. Pero principalmente es un film “con moraleja” para los chicos del siglo XXI, donde Po es el protagonista casi absoluto. Una vez más, el destino juega un papel fundamental, pero acá el agregado de la familia es un elemento crucial que suma muchos puntos. “Kung Fu Panda 3” no se destaca particularmente, pero es una aventura entretenida que cumple con lo que se propone. Sigue estando a años luz de lo mejor de Pixar, o incluso “Cómo Entrenar a tu Dragón” (How to train your Dragon, 2010), pero no decepciona, tal vez sólo se siente un poquito repetitiva.
Buscando el verdadero yo Una de las sagas más exitosas y rendidoras regresa con una vuelta de tuerca para atrapar a los más pequeños. Algo que comenzó como una aventura entre uno de los actores más populares, Jack Black, y los estudios de animación DreamWorks, sigue sumando dólares en Kung Fu Panda 3 (2016), de Alessandro Carloni. En esta oportunidad, el entrañable, torpe y carismático Po deberá atravesar un viaje iniciático para conocer sus verdaderas raíces, ya que de un día para otro, un extraño oso panda con muchas similitudes a él, se presentará en sus tierras como su verdadero padre. Y mientras Po decide cuál es el lugar que le dará a cada uno en su vida, padre biológico, padre adoptivo, un siniestro villano llamado Kai, desarrollado y potente toro, intentará eliminar a cada uno de los cinco furiosos que acompañan a Po, en la búsqueda del chi de cada uno, energía vital que poseen todos los seres vivos que al combinarse entre sí se potencian. Kung Fu Panda 3 continua centrando su potencia en la incorporación del gag y el slaptick como posibilidad de -a través de la comedia- superar algunas licencias que se toma en cuanto a estructura clásica del eterno relato de un aprendiz que comienza a dar sus primeros pasos en la enseñanza. Así, si en otras narraciones del estilo, lo que prima es la insuperable búsqueda de una sólida construcción progresiva enfocada en la transformación del aprendiz que luego termina siendo el maestro, aquí su dinámica estructura permite que justamente esa travesía, además, esté teñida por una búsqueda personal de identidad que refuerza el sentido de algunas figuras retóricas y narrativas importantes y se descansa en una lograda animación y una banda sonora que suma temas musicales adaptados al oriental. Si Po va dejando a cada paso que da una estela de desastres y torpezas, es justamente para luego poder potenciar la resolución de conflictos hacia un nuevo lugar mucho más luminoso y positivo, un escalón más arriba en la evolución natural de este animal devenido en maestro del Kung Fu de un día para otro. En el mientras de esa transformación, la lucha inusitada que deberá enfrentar Po y los cinco furiosos contra Kai, para evitar así que termine dominando la situación, derivará la historia a un film animado que busca concentrar su temática en el esfuerzo y la búsqueda de una salida ante algunas disyuntivas que sólo con trabajo en equipo y amistad pueden superarse.
El alumno se convierte en maestro. La animación de Dreamworks se encuentra en una clara desventaja, si la comparamos con otros estudios como la Disney-Píxar, en cuanto a términos de calidad se refiere en la producción. Sin embargo, en los últimos años, sus diversas franquicias (Shrek, Madagascar y Kung Fu Panda) han mostrado cierta tendencia a la simplicidad conceptual. La animación sigue siendo brillante, colorista y visualmente muy atractiva, y las historias cuentan con grandes dosis de acción y comedia, con un gusto por la ironía muy disfrutable, pero algo no acaba de cuajar.
Difícil la tarea de los estudios Dreamworks Animation, animarse a pelearle de igual a igual al hasta ese momento único gran monstruo de la animación hollywoodense, Disney. Con su primera producción ya se la vio en figurines frente a la retrasada segunda película de Disney/Pixar, y para colmo, las dos películas – Antz y Bichos – se presentaban llamativamente similares. Recién pareció aventajar a la empresa del ratón cuando encontró la “originalidad” de burlarse de todos los clichés de cuentos de hada de la vereda de en frente. Shrek fue un éxito increíble, y durante varios años se convirtió en la fórmula tranquila del éxito para este grupo. Para los detractores de ese estilo (entre los que debo confesar que me incluyo), recién se volvió a ver algo de chispa original con su estreno de 2010, Cómo entrenar a tu dragón; y de ahí en más parecía que el cambio favorable iba viento en popa. Entonces, lo primero que hay que dejar en claro frente a Kung Fu Panda 3, es que se trata de una vuelta a esa zona de confort para la gente de Dreamworks (luego, es cierto, de algunos títulos que no funcionaron del todo bien en taquilla). Aun para quienes celebran esta marca de humor físico, ligero, los guiños exclusivos para los adultos, y las referencias a la cultura pop, esta tercera entrada en la saga ofrece la comodidad de un lugar ya conocido. El guerrero ninja panda Po, parece haber cumplido todos los retos para cumplir con su destino en el Kung Fu. Pero desde la primera escena sabemos que se avecina una nueva amenaza, el legendario Kai desea instalarse en el trono en base a robarle la energía vital (Chi) a cada uno de los guerreros desde tiempos ancestrales; y ahora ha despertado para completar su misión. Por un lado, Po recibe la encomienda por parte de Shifu para ser el nuevo maestro de Kung Fu, y además deberá descubrir su propio Chi para enfrentar al nuevo malvado que captura la energía en forma de piedras de jade y las utiliza como una suerte de guerreros zombies a su antojo. Para esto, Po deberá iniciar un camino de introspección, descubriendo quién es realmente. Casualmente con la ayuda de su reaparecido padre biológico, que lo conducirá a la perdida ciudad panda. Si todo esto parece complejo, en la práctica no lo es; es más un armado para presentar algunos personajes nuevos y colocar a los ya conocidos de nuevo en acción. Po ya realizó caminos de auto descubrimiento tanto en la original como en la primera secuela. Tampoco se innova desde la presentación de personajes o conflictos. Pese a lo que uno podría suponer desde el afiche, no hay ni un interés romántico (con un personaje femenino extrañamente desaprovechado) y por lo tanto menos aún, la posibilidad de que nuestro protagonista se enfrente a la paternidad. Con las voces en el original de Jack Black, J.K. Simmons, Angelina Jolie, Bryan Cranston, Dustin Hoffman, Jackie Chan, Lucy Liu, Seth Rogen, David Cross, y Kate Hudson, entre otros. La propuesta de esta tercera entrega, como era de esperarse, retoma esa idea de un film que bien podría ser el de sus intérpretes humanos. Con slapsticks constantes, diálogos ligeros, gesticulaciones exageradas en los animales antropomórficos, y conflictos típicos de cualquier comedia norteamericana promedio (como los celos del padre adoptivo frente al biológico). ¿Kung Fu Panda 3 es entretenida? Por supuesto, no da momento para aburrirse, pero también huele a una fórmula ya probada. Los chicos se reirán y divertirán, se excitaran con las peleas, y hay más personajes para querer comprar muñequitos. Los adultos, a los que se les ofrece varias humaradas para su exclusividad, notarán que no hay desafío. De animación pulcra y utilización del 3D correcta aunque falta de impacto, Kung Fu Panda 3 es un producto correcto y probado en su efectividad. En la carrera de Dreamworks pareciera ser algo así como un retroceso.
Po encontró más pandas!. En esta tercera entrega de la saga de "Kung Fu Panda", Po finalmente encuentra a su padre; un panda gordo, torpe y adorable como él. Juntos se mudan a un pueblo donde viven todos los pandas para que Po conozca sobre sus orígenes; y al mismo tiempo deberá enfrentar una nueva amenaza: un malvado llamado Kai ha vuelto para apoderarse del chi de su maestro y sus amigos.En la aldea Po descubre lo poco que tiene de Panda, ya que nunca ha vivido como uno de ellos, y sus compañeros le dan un curso intensivo con sus costumbres y hábitos, lo que da lugar a muchas situaciones graciosas, de esas que hacen reír tanto a los niños como a los adultos que los acompañan.En cuanto a la aventura sobrenatural que traerá el nuevo malvado, le aporta todo el dinamismo y la acción que un filme infantil necesita y es una buena excusa para echar mano a unos cuantos efectos 3D que hacen al filme aun más colorido y atractivo.Más allá del artilugio tridimensional, lo más interesante de la estética de la película son las ilustraciones que se utilizaron para narrar las historias pasadas, relacionadas con el origen de Po y con el pasado de su maestro. Son ilustraciones en tinta, con manchas y pinceladas gruesas muy expresivas, hermosas. Estas ilustraciones, relacionadas con la cultura china, le aportan al filme una riqueza visual que no todas las películas infantiles tienen.Po baila, salta, se cae de todos lados, es encantador con todos, y nuevamente el antihéroe que parece de peluche vuelve a robarse la historia, no solo porque es adorable, sino porque siempre termina salvando a todos de la manera más graciosa e inesperada.Es una tercera parte que no cansa, ya que tiene un ingenioso guión que ha incorporado nuevos elementos, en vez de reciclar los ya existentes. La historia es divertida, pero también tiene su lado sombrío y triste, con el cual además de dejar unas cuantas sonrisas, deja también un lindo mensaje sobre hacer frente a los miedos y superar las adversidades junto a las persones que queremos y nos importan.
La leyenda continúa Dreamworks Animation es la creadora de películas como Shrek (2001), Bee Movie (2007), Monstruos vs Aliens (Monsters vs Aliens, 2009), Megamente (Megamind, 2010), El origen de los guardianes (Rise of the Guardians, 2012) y Home (2015). La compañía siempre exprime cada película al máximo y en muchos casos no le sale del todo bien, tal es el caso de las secuelas de Shrek donde cada una se alejó cada vez más de la genialidad de la primera; el mismo caso pasó con Madagascar (2005) aunque la original ya de por sí no estaba entre las obras maestras de la empresa. En ese aluvión de secuelas hay algunas que sí estuvieron a la altura de su predecesora y son las mejores. Por ejemplo Cómo entrenar a tu dragón (How to Train your Dragon, 2010) y Cómo entrenar a tu dragón 2 (How to Train your Dragon 2, 2014) -tal vez la más Pixar de las de Dreamworks-, y Kung Fu Panda (2008). Este año llega la tercera película de la saga del panda luchador. Po (Jack Black) transitó el largo camino a convertirse en el Guerrero Dragón protector de China, ganador de batallas contra temibles villanos y aceptado por el Maestro Shifu (Dustin Hoffman) y los Cinco Furiosos: Tigresa (Angelina Jolie), Serpiente (Lucy Liu), Mantis (Seth Rogen), Grulla (David Cross) y Mono (Jackie Chan). Kai (J.K Simmons) es un ex maestro de las artes marciales devenido en villano que vuelve del mundo de los muertos para robar el Chi (según la mitología china es un flujo vital de energía que se encuentra en cada ser vivo) del Guerrero Dragón, la cuál es bastante fuerte y hacerse con el control de ella lo ayudará a conquistar el mundo. Para que esto no suceda nuestro héroe guiado por Li Shan (Bryan Craston), un oso panda que busca a su hijo, deberá aprender a usar el Chi entrenando en un colonia de pandas. Esta tercera entrega es un poco menos oscura que su predecesora en la saga pero aun así mantiene el ritmo de ella y es un claro ejemplo del camino del héroe, y su progresión en este caso es momento que el alumno sea maestro y enseñe sus habilidades pero no tiene la capacidad para ello. La elección del villano también es una muestra de ello ya que en la primera película se enfrentó a un ambicioso ex alumno, en la segunda a un demente pavo genocida y ahora deberá medírselas con un ente sobrenatural que volvió del mundo de los muertos para controlar la energía vital. La coreana Jennifer Yuh Nelson repite en la dirección pero esta vez acompañada por Alessandro Carloni y entregan una aventura cargada de acción y humor con el agregado del condimento sentimental sobre el origen de Po. En los créditos figura el director mexicano Guillermo del Toro como productor ejecutivo. Kung Fu Panda 3 funciona y cumple con su plan de entretener y dar un producto que busca no solamente estar destinado a los más pequeños, aunque hay un poco más de “chistes bobos” que en las anteriores, además es un éxito de taquilla ya que hasta ahora recaudó U$S 356.000.000 en todo el mundo. Sabiendo como es Dreamworks, habrá Po para rato.
La unión de los osos hace la fuerza Si bien nunca consigue alcanzar los picos que significaron el episodio original de Shrek o Madagascar 3, con este nuevo panda el ala de animación de los estudios Dreamworks redondea la más pareja de sus sagas animadas pensadas para todo público. La saga del oso panda experto en el tradicional arte marcial chino, vuelve a dar un golpe eficaz. El tercero para mayor precisión. Con Kung Fu Panda 3, el ala de animación de los estudios Dreamworks redondea la más pareja de sus sagas animadas pensadas para todo público. Si bien nunca consigue alcanzar los picos que significaron el episodio original de Shrek o Madagascar 3: Los fugitivos, que sin duda representan lo mejor que han dado esos estudios, las tres películas protagonizadas por Po, el oso panda que soñaba con aprender kung fu pero que tenía destino de gran maestro, logran mantener sus virtudes y aciertos, confiriéndole a la serie una armonía estética y una coherencia narrativa inusuales. Dicho logro quizás se encuentre relacionado con el hecho de que el equipo creativo se haya mantenido casi intacto desde la primera película, estrenada en 2008.A diferencia de Shrek, cuyos directores y equipos de guionistas difícilmente se mantenían de un episodio a otro, en Kung Fu Panda la idea parece ser la opuesta. Los guionistas siempre han sido Jonathan Aibel y Glenn Berger, quienes comenzaron sus carreras como dupla en los ‘90, escribiendo para el show televisivo del comediante George Carlin y otras series, para luego trabajar en los guiones de películas como Monstruos vs. Aliens (2009) o Bob Esponja: Un héroe fuera del agua (2015). Del mismo modo sus directores tampoco son ajenos al universo de la saga. Por un lado, la surcoreana Jennifer Yuh Nelson dirigió en solitario el episodio número dos, pero en la película original ya había desempeñado algunos roles importantes dentro del departamento de animación. Entre ellos, el de directora de la secuencia onírica en la que el protagonista visualiza sus deseos, que está entre lo mejor de esa película y de toda la saga, y en donde utiliza una estética con sutiles referencias al dibujo chino antiguo y una técnica más cercana a la animación clásica en dos dimensiones. Por el otro, Alessandro Carloni debuta acá como co-director, aunque también tuvo una creciente participación como animador en los films anteriores.Y a diferencia de la mencionada Madagascar 3, este tercer episodio de Kung Fu Panda abreva menos en un humor con tendencia al descontrol y al absurdo, que en un tipo de comedia física más tradicional que encaja muy bien con el perfil de Jack Black, el actor que le presta su voz al protagonista en la versión original. En cuanto a la historia, esta se desarrolla sobre dos líneas paralelas que acabarán cruzándose al final; ambas tienen que ver con distintas fuerzas que retornan desde el pasado para modificar el presente. La primera de ellas sigue la llegada de un antiguo maestro del kung fu, que luego de 500 años vuelve desde el mundo de los espíritus dispuesto a derrotar y absorber el chi (la fuerza, no sólo física sino mental y, sobre todo, espiritual) de otros grandes maestros vivos. De los cuales, por supuesto, el más importante es Po, a pesar de su torpeza y volumen físico. La otra, por su parte, está representada por la aparición del padre natural de Po, quien siendo huérfano de pequeño fue criado por un ganso cocinero, especialista en fideos y bollos chinos. La entrada en escena de ambos personajes obliga al protagonista a revisar su memoria, su historia personal, para por un lado cuestionarse su destino de guerrero elegido y, por el otro, reconstruir su propia identidad. Por fortuna la película maneja ambas situaciones con solvencia, sin tomarlas a la ligera, pero sin abrumarlas con esa solemnidad en la que suelen caer las películas infantiles cuando se ponen didácticas sin necesidad.Claro que resulta imposible que un mensaje no se cuele entre las grietas de la narración, aunque se agradece que lo haga de manera natural, libre de todo subrayado. El desenlace de la película viene a confirmar que la mayor fuerza está en la unión y que permanecer juntos es la mejor forma de vencer a un enemigo más poderoso. Un principio que tanto puede aplicarse al pequeño ejército griego que rechazó a la armada persa en las Termópilas, o a un grupo de empleados despedidos, en conflicto gremial con sus patrones. Porque a fin de cuentas, ya lo decía mejor el Martín Fierro: “Los osos panda sean unidos / porque esa es la ley primera...”
Po, un panda en busca de su verdadero origen Los éxitos cosechados en 2008 y 2011 por las dos primeras entregas hicieron "inevitable" una tercera película por parte de la productora DreamWorks. Como quedó claro al final de la segunda parte, el antihéroe de esta historia, el querible panda Po, no era el huérfano que parecía y, por lo tanto, no extraña que esta nueva historia tenga como uno de sus ejes principales el reencuentro entre ambos. Bastante más oscura y tenebrosa que las anteriores, Kung Fu Panda 3 tiene temas y conflictos un poco extremos para los más pequeños, pero también la fluidez y los pasajes de humor (sobre todo durante el largo entrenamiento de Po al resto de la aldea panda) a modo de compensación. Y, por supuesto, regala también una animación en 3D de enorme belleza que vuelve sobre la iconografía de la antigua China. Como malvado reaparece la bestia Kai, que acumula en su cinturón la energía que le ha robado a todos los grandes maestros de kung fu de China. Así, Po deberá prepararse (y preparar a sus amigos) para el enfrentamiento con semejante rival, mientras tiene que lidiar ahora con dos progenitores, el biológico y el adoptivo. Es para destacar también (en las escasas funciones que ofrece la versión subtitulada) el trabajo en las voces originales de Jack Black (Po) y Bryan Cranston (su padre Li), muy bien acompañados por Dustin Hoffman, Angelina Jolie, J. K. Simmons, Seth Rogen, Lucy Liu, Kate Hudson y Jackie Chan. Un auténtico seleccionado actoral. Se podrá discutir si Kung Fu Panda 3 es un poco mejor o un poco peor que sus dos predecesoras, pero en un negocio donde las sagas (se) agotan ésta ha logrado mantener su categoría visual y su capacidad de entretener con no poca dignidad.
Espíritu, valentía y familia Mejor que la segunda, su trama es sencilla, los gags son más físicos y tiene un despliegue visual que atrapa. ¿Qué atrae de Po? Su espíritu, al margen de ser adorablemente torpe e ingenuo. Es un oso panda que saca valentía de ahí, donde nadie la ve, o creería que no la tiene. Espíritu, valentía, y ahora le suma la ternura al encontrarse con su familia de origen. Porque aunque a él le costara creerlo, el ganso Ping no era su padre biológico, sino el adoptivo. Y porque animales, más o menos, son todos. El argumento es tan fino como un hilo dental. Po finalmente como se anunciaba en el final de Kung Fu Panda 2, conoce a su padre biológico, Li. El maestro Shifu ya no da más enseñanzas, y Po, convertido en Guerrero Dragón, será el único que pueda salvar a China del malvado Kai, quien viene de otro mundo y quiere y comienza a robar el chi de los otros maestros de la región. Po viaja a la ciudad secreta de los Pandas, y deberá forjar un ejército de iguales bastante desigual, para vencer, o no, al malo de turno. A diferencia de sus predecesoras, Kung Fu Panda 3 tiene un mayor protagonismo de su personaje principal. Nótese como los Cinco Furiosos (con Tigresa a la cabeza, más Víbora, Grulla, Mono y Mantis) dan un paso al costado en más de una resolución. No se puede pedir mayor originalidad a la saga, y no por que no se deba, sino porque no se la encontrará. Entonces la novedad pasa por el padre biológico y la aparición de nuevos ciudadanos osos pandas. Quizá esta tercera parte de una saga que no se sabe si continuará o no -pese al éxito de la 3 en Norteamérica, aún no se anunció una 4 en progreso-, sea la que llega con más mensajes en el lomo del oso. Si los valores de amistad y la valentía siempre estuvieron presentes, aquí se habla de la familia, y de luchar contra las apariencias y los estereotipos, para descubrirse a uno mismo. Eso, si se quiere hilar aún más fino. De lo contrario, hay que dejarse llevar por el humor cada vez más físico de Po, las acrobacias y coreografías de peleas, el color, el movimiento de cámara, la dirección de arte. Seguramente todas cosas que advertimos los adultos y que para los chicos, principales destinatarios, pasan a un segundo plano, pero que están allí, para quien quiere verlos.
La tercera película de Kung Fu Panda presenta una historia más atractiva de lo que daban a entender los avances promocionales. Si bien los trailers estuvieron enfocados en las situaciones humorísticas, el argumento del nuevo film mantiene el drama y el misticismo de las artes marciales que convirtieron a esta propuesta en una serie muy especial. Una característica que distinguió a las aventuras del panda es que brindaron historias divertidas para los más chicos, pero los conflictos además incluyeron conceptos interesante relacionado con la filosofía del Kung-fu . Recuerdo que para el momento en que se estrenó Shrek 3 la saga había decaído por completo porque los directores de esos filmes se limitaban a repetir la misma fórmula argumental. Kung Fu Panda resultó un personaje mucho más cuidado y los realizadores se encargaron de desarrollar un aspecto diferente de la personalidad del oso que fue evolucionando en cada capítulo. En la entrega anterior el protagonista alcanzó la paz interior luego de descubrir la historia de su origen. Po ya está consolidado como maestro de Kung Fu y en esta historia debe lidiar con la responsabilidad que acarrean sus habilidades especiales. La particularidad de este episodio es que los directores disminuyeron el contenido dramático del conflicto para centrarse un poco más en el humor. Por consiguiente, Kung Fu Panda 3 podría ser considerada la película más débil que presentaron los estudios Dreamworks hasta el momento en la saga. Esto no quiere decir que sea decepcionante, sino que esta vez los realizadores no lograron superar los filmes previos que fueron brillantes. Uno de los elementos más atractivo de esta historia pasa por la relación que tiene Po con los Cinco Furiosos y el Maestro Shifu, quienes en la nueva producción quedaron relegados a un plano muy secundario. En esta aventura se los extraña bastante. La película desarrolla más la relación del protagonista con su padre biológico, pero el personaje nunca llega a tener el mismo atractivo que los compañeros tradicionales del oso como para hacer más interesante la película. De todos modos el conflicto luego levanta por completo en el segmento final donde el drama y la acción vuelven a cobrar protagonismo. Desde los aspectos visuales, Kung Fu Panda 3 se destaca entre las mejores producciones de Dreamworks. Los detalles de los escenarios y las coreografías de artes marciales son brillantes y el formato 3D estuvo bien aprovechado especialmente en las secuencias de peleas. Kunf Fu Panda tal vez se ubica un escalón por debajo de las películas previas, pero no deja de ser una muy buena producción de este género que merece su visión en el cine si te enganchaste con la saga.
Publicada en edición impresa.
Casi no recuerdo las anteriores del Panda. Creo que no son memorables, fueron una más dentro de la filmografía de Dreamworks. No le tenía mucha fe a esta tercera parte, pero sinceramente la pasamos muy bien con mis hijas. Siempre las uso a ellas para medir el grado de atención que le pueden dar los chicos a una película y acá no hubo fallas. Y la película tiene una buena historia, algo compleja de cierta manera, pero que permite que grandes y chicos estén atentos. Los personajes clásicos ya están bien establecidos y de los nuevos hay algunos que son buenos y otros no tanto (La panda no se entiende que hace...). Buen 3D, duración correcta, toques de humor necesarios y buena animación. Un buen producto para ir al cine en familia.
Las dos películas anteriores de esta serie mostraban una combinación notable de sátira y aventuras. Las dos cosas funcionaban muy bien en complemento; en la segunda, la inclusión del drama -el trágico origen de Poo- lograba también ensamblarse al resto sin oscurecer el tono. Aquí ese trabajo delicado sobre varios géneros se mantiene y permite que el gag y la acción peligrosa tengan igual fuerza, aunque no deja de existir cierta pereza, la de recostarse en lo ya probado y conocido. Poo esta vez conoce a su padre, conoce el mundo del cual procede y debe organizar su defensa, lo que lleva nuevamente el asunto al campo de la épica satírica. Y otra vez, incluso en las secuencias más duras, aparece el gag como punto de equilibrio. Técnicamente impecable, con varias invenciones notables, trabaja su moraleja -siempre que hay animales hay fábula, a veces desgraciadamente- sin subrayarla y permitiendo que el esplendor visual y, sobre todo, los personajes (¿a quién le importa la acción si no hay empatía con las criaturas de un film?) sean el verdadero núcleo de la película.
Toda la saga del Po es una historia de crecimiento y autoconocimiento, de saber quién soy y de entender el mundo a partir de la compresión de uno mismo, que es lo que te permite aprovechar todo tu potencial vital. Y ese es el mensaje que se profundiza en esta tercera entrega que pone a este cariñoso oso en la senda de la evolución a partir de encontrar su identidad.
Un panda que sigue con problemas de identidad Se cierra la trilogía del panda Po, ese gordito inocente que tiene un padre ganso, un maestro conejo, mira todo con asombro y parece irremediablemente torpe, hasta que de pronto cambia la mirada y manda un zarpazo. Lo hemos visto aprender artes marciales, convertirse en héroe, y luego comprender que es un hijo adoptivo. Ahora lo vemos con su padre biológico, yendo al encuentro de los suyos, en un viaje que también incorpora a su padre de corazón. Se puede querer a dos padres, y ambos pueden unirse en beneficio del hijo, esa es una de las moralejas de la historia, y se expresa de una manera muy agradable. Otras moralejas tienen que ver con el esfuerzo, la familia, la atención, la perseverancia, el respeto a los mayores, la comprensión de sí mismo, etc. Todo eso, con mucho colorido, imponente fantasía y hábil uso del 3-D. Y con una contraparte sombría, porque, como corresponde, también hay un antihéroe. En este caso, una especie de minotauro (poco temible) que surge como explosión atómica y cobra fuerza absorbiendo la fuerza de los otros. Para enfrentarlo habrá preparativos con y sin pantalla dividida. Y peleas, abundantes peleas, muy agitadas, tipo videojuego, tipo hecatombe mundial, etc., todas graciosas. Algunos conocedores encontrarán cierto parecido humorístico con los mundos extraños de Ronny Yu o de Tsui Hark, y más aun con algunas películas juveniles de Sammo Hung, el luchador gordo. La mayoría encontrará, más bien, un claro parecido de esta película con las anteriores. Se entiende, está escrita y producida por los mismos de siempre: Jonathan Aibel y Glenn Berger, que también escribieron "Alvin y las Ardillas 3", y la segunda de Bob Esponja (y la tercera, que ya se anuncia). Dirección, Alessandro Carloni y Jennifer Yuh, que empezaron hace como 20 años en la serie "Johnny Quest", cada cual por su lado, y ahora comparten el mando. Ella, coreana de origen, ya había dirigido solita el "Kung Fu Panda 2", lo que significó un récord especial: fue la primera mujer que dirigió enteramente sola un largo animado de gran presupuesto y alcance mundial. Y todavía no hay otra.
La tercera parte de “Kung Fu Panda” llega a los cines de todo el país para divertir a los más chiquitos, pero te aseguro que los más grandes no van a quedar excluidos de las risas. Toda película de animación para la familia viene cargada de gags super efectivos, que incluso vemos antes de que se estrene, en cada tráiler que nos libera el estudio para que vayamos precalentando motores… ok, te aseguro que en todo el trayecto de la peli, hay más y son geniales. En esta nueva entrega vas a pasarla muy bien, con nuevos personajes que aparecen en el camino de Po, más – por supuesto – los clásicos. Escenas de acción, colores explosivos y un ritmo que no baja en la hora y media de duración hacen que “Kung Fu Panda 3” sea, quizás, la salida del finde para toda la familia. Super recomendable.
La tercera parte de la saga suma un fuerte componente temático, como es la búsqueda de identidad por parte de Po, del oso protagonista, y continúa con el tono de comedia de aventuras de sus predecesoras. Po, el perezoso y glotón oso panda de buen corazón que llego a convertirse en un ágil y energético "Guerrero Dragón", se ve sorprendido cuando su padre biológico reaparece y Kai -un nuevo y colosal villano sobrenatural- amenaza la estabilidad de China robándole a los guerreros más poderosos el Chi, denominada así a la fuerza vital que da equilibrio y fortaleza a quien lo domina.Así es como Po, junto a sus padre biológico y el adoptivo, emprende un viaje a la remota y secreta aldea donde viven los pandas que servirá para reencontrarse con su propia raza, profundizar en sus orígenes e identidad y descubrir el verdadero Chi, que le permitirá enfrentarse y vencer junto a sus amigos al malvado villano Kai.Manteniendo el humor, misticismo y el marcado tono asiático en personajes y ambientes como elemento fundamental, Kung Fu Panda 3 suma atractivas secuencias de acción bebidas del anime y los videojuegos, recursos narrativos como la pantalla dividida y la alternación de la animación actual con los dibujos tradicionales imprimiéndole un ritmo ágil y dinámico al relato.Un oso que nunca pierde su capacidad de asombro, revelando a través de su expresivo rostro y lenguaje corporal, la sensibilidad, inocencia y nobleza propias del héroe con el que el público pequeño logra identificarse rápidamente.No faltan los gags parodiando los clichés y modos de las películas de artes marciales, siempre sin perder el norte infantil, y moralejas obvias y necesarias como la importancia de la familia, creer en uno mismo y nunca darse por vencido.Más allá de las luchas y secuencias de acción lo que más destaca deKung Fu Panda 3 es la lucha personal de Po buscando quién es él realmente, y como logra forjar su identidad motivando al público infantil a descubrir lo mejor de uno mismo. Si bien es cierto que el doblaje en inglés cuenta con estrellas de talla mundial, el doblaje al castellano no decepciona, y en cuanto al uso del 3D, no se justifica mucho más que en escenas del comienzo.
Interesante y divertida tercer entrega de la saga. En ésta nueva aventura, nuestro amigo Po se reencontrará con su verdadero padre Li a quien prácticamente no conocía. Y deberá enfrentarse, como gran maestro de las artes marciales, con el malvado de Kai, que llega para quedarse con el poder de todos los maestros de kung fu de la China. Emprenderá un viaje a sus orígenes, y tendrá que regresar a la aldea de los pandas, donde conocerá nuevos y encantadores personajes. El gran desafío del “maestro dragón” será enseñarle a su pueblo su gran potencial, para unirse y luchar contra el mal. Esta mezcla de sabiduría oriental con ositos algo torpes hacen de Kung Fu Panda una película deliciosa. Un pasaje de la película me hizo recordar cuando Mr. Miyagi (interpretado por Pat Morita, nominado al Oscar como mejor actor secundario) en “Karate Kid” le enseña con una original técnica al joven Daniel San (interpretado magistralmente por Ralph Macchio) las prácticas marciales. Encerando un piso, lavando un auto, pintando una cerca, son algunos ejemplos de como con mucha concentración y vocación se pueden fortalecer los músculos y sobre todo la mente. Sacando lo mejor de cada uno. El mensaje está dado, así que preparen el balde de pop corn y la gaseosa bien fría, acomódense… y a pasarla bomba con Kung Fu Panda 3.
La reinvención de los colores Esta tercera entrega de Kung fu panda cumple con creces con una de las premisas básicas de la animación: es terriblemente creativa visualmente, con un uso de los colores y del movimiento que asombra. Decididamente, la elección -un poco agotada la historia del héroe improbable- es poner toda la energía en el campo visual, pero no con un sentido de preciosismo vacuo, si no como una forma de trasladar el espíritu de los personajes al trazo, la forma y su propia deformación en pantalla, que combina perfectamente con la historia de Po y su autodescubrimiento. De esta manera, el film de Alessandro Carloni y Jennifer Yuh Nelson alcanza una coherencia entre fondo y forma que es poco habitual en un mercado de cine animado mainstream más preocupado por diseñar muñecos que se vendan que por alcanzar algún estímulo artístico (salvamos a Pixar en esta ecuación, está claro). Se podría asegurar sin miedo a exagerar que Kung fu panda 3 reinventa los colores. Si Dreamworks explotó demasiado rápido la gallina de los huevos de oro que fue Shrek, convirtiendo un origen interesante en una sumatoria barroca y poco feliz de guiños para la platea, con las franquicias de Cómo entrenar a tu dragón y Kung fu panda parecen haber aprendido la lección: el tiempo que pasa entre película y película es el prudencial para madurar el material. Y en esta historia del oso panda karateca se observa con mayor detenimiento la coherente progresión que va haciendo el personaje hacia sus orígenes. El arco dramático que ha recorrido Po va de la autosuperación a la pérdida de los temores, y ahora es turno de descubrir su identidad y su origen: el tema que surge aquí es la paternidad, con la aparición en escena del padre biológico luchando con el adoptivo por hacerse del amor del hijo. Tal vez en el camino la saga pierde un poco de vista a los personajes secundarios, quedando en un segundo plano demasiado lejano y convertidos en un mero comic relief de un solo chiste, pero termina siendo necesario para fortalecer ese nudo dramático que se resuelve aquí con bastante inteligencia, algo que por demás es marca de fábrica de la franquicia. Hay algunas cosas que Kung fu panda 3 respeta como una manera de pertenecer a una tradición, que es la suya (si algo tiene de bueno, es que no se parece a ninguna otra): lo visual, aquí exuberante, siempre estuvo presente, como la comicidad veloz y feroz que hace recordar al cartoon clásico, tan veloz que a veces el ritmo agota un poco. Y último, pero fundamental, las Kung fu panda son estupendas películas de acción, con secuencias notablemente montadas y villanos interesantísimos y poderosos, que nos generan dudas acerca de la forma en que pueden ser derrotados por nuestro héroe. Lo de las escenas de acción tiene gran relevancia aquí porque el humor de la saga se da a partir del movimiento, y qué mejor que un grupo de personajes involucrados en aventuras espectaculares para potenciar la comicidad. Ya hace rato que estas películas dejaron de ser sobre un gordo que puede ser karateca y, en definitiva, héroe. Lo aleccionador se ha reducido a su mínima expresión (hay una enseñanza sobre lo importante del trabajo en grupo, pero es sutil y ejemplificada en movimiento), y lo que pone la maquinaria a andar son estas aventuras y la solidez de un grupo de personajes que no precisan demasiada presentación. Seguramente el factor sorpresa ya no funciona tanto y algunos chistes se hacen demasiado repetidos, pero allí donde Kung fu panda 3 amenaza con ponerse un poco rutinaria, apela a la magia del color y la excitación de las figuras en movimiento, una suma de creatividad alucinante que lleva incluso a la película por territorios de experimentación. Es ahí donde la película sube la vara y deja en claro que lo suyo es el puro juego, la inventiva y la sensibilidad nunca sensiblera. Como decíamos, una saga que si bien bebe de obvias referencias, tiene una identidad definida y una personalidad impar.
Po regresa a sus orígenes Allá por el 2008 (sí, todos estos años han pasado), DreamWorks Animation, eterna competidora de Pixar, estrenó una película que le trajo bastante éxito: "Kung Fu Panda". La historia del oso panda que era seleccionado como el elegido para transformarse en el Guerrero Dragón, pero antes claro debía aprender artes marciales, se convirtió en un mega éxito. Los chicos adoraron al personaje y toda la mística oriental que traía el filme. Después hubo una segunda parte en 2011 que no fue tan buena -por el viejo error de creer que más es mejor- y ahora nos llega esta tercera película que redime un poco la saga y da pie a que tengamos artes marciales con animalitos e insectos para rato. Todo comienza cuando el Gran Maestro Oogway (Randall Duk Kim), en el plano superior donde se encuentra, se enfrenta a Kai (J.K. Simmons), un antiguo amigo suyo que se convirtió en villano por codicioso y por ende tuvo que combatir y vencer hace miles de años atrás. Ahora Kai volvió con un nuevo y ambicioso plan: está robando el chi de los maestros del Kung Fu -derrotándolos uno a uno-, con el único fin de tomar el poder y gobernar toda la China. Mientras tanto, Shifu (Dustin Hoffman) planea dejarle a Po (Jack Black) su lugar como Maestro del Palacio de Jade y le permite que empiece a entrenar a los Cinco Furiosos. El oso está tratando de adaptarse a esto cuando conoce a su verdadero padre llamado Li (Bryan Cranston), quien lo está buscando. Esto causa una enorme alegría en Po, y por supuesto los celos del Sr. Ping (James Hong), su padre adoptivo. Pero pronto todo esto pasa a segundo plano cuando se enteran de los planes de Kai y de que la única manera de derrotarlo es que Po encuentre el poder del chi que lleva dentro. Li, su padre, lo convence de visitar la aldea de los pandas en donde le ayudarán a controlarlo. Si tienen buena memoria -si no, pueden ir a chequear el DVD de sus hijos-, recordarán que la primera película de Kung Fu Panda comienza con un sueño que tiene Po en donde él se cree parte de los Cinco Furiosos y está combatiendo a un villano. Ese villano es Kai. Más allá de este dato, estamos ante una tercera parte de una saga que parecía agotada y de la que no se le podía sacar más jugo o hacer algo original. "Kung Fu Panda 3", primer filme animado coproducido con China, vuelve a contar con los mismos guionistas y directora, Jennifer Yuh, con el agregado de Alessandro Carloni como codirector. Todos conocen a la perfección la historia y a sus protagonistas, y esa sabiduría está plasmada en esta tercera entrega. Un gran punto a favor, y que no sucedió en los dos primeros largometrajes, es que tienen un poco más de escenas, o protagonismo, los personajes secundarios. Podemos verles más "la cara" a Grulla (David Cross), Mono (Jackie Chan), Víbora (Lucy Liu), Mantis (Seth Rogen) y Tigresa (Angelina Jolie). Dato de color: cuatro hijos de Brad y Angelina (Shiloh, Pax, Knox y Zahara) ponen sus voces haciendo de pandas. Esto claramente permite jugar un poco más con la historia y generar otros chistes y es un acierto que lo hayan hecho. Gracias a esto, el largometraje tiene mucho más humor que su antecesora y el agregado de pandas a doquier hace que los más pequeños adoren el producto. El CEO de DreamWorks ya confirmó que habrá más películas en la franquicia, así que será cuestión de esperar. "Kung Fu Panda 3" es una gran propuesta familiar que, a base de patadas-piñas-patadas, ternura y mucho humor dejará al espectador noqueado de la risa.
Un temible villano hace su presentación con un acto que demuestra su poder. Po y los Furiosos 5 aparecen en acción, en lo que pareciera ser un intenso combate que resulta en un paso de comedia. El panda encuentra a Shifu en plena práctica de una legendaria técnica de kung fu, que requiere un dominio especial y que eventualmente será utilizada para derrotar al enemigo de turno. Eso es Kung Fu Panda 2 y, como si estuviera hecha con los restos del mismo molde, también lo es su continuación. La del Guerrero Dragón es una franquicia hecha en base a una fórmula que funcionó en dos oportunidades previas y que lo vuelve a hacer en el cierre de trilogía, que ya no tiene sorpresas pero que no por eso deja de ser efectiva.
Este film significa el debut detrás de cámara del actor Daniel Alvaredo ("Besos en la frente"," Asesinato en el Senado de la Nación"), por su oficio supo rodearse de un buen elenco (Eduardo Blanco, Héctor Calori, entre otros) esta historia contiene un toque de terror psicológico y de thriller oscuro. Por momentos similares a los clásicos del género: “El abogado del diablo”, “El resplandor”, entre otras. Sin embargo cae en lugares comunes y por momentos resulta un poco reiterativa.
Las leyendas de los ninjas nunca mueren, pero cuando supe que Dreamworks iba a sacar un film sobre un oso panda que se prepara para ser unmaestro de Kung Fu, pensé que sería un total y verdadero fiasco. Ahora ya van tres películas -y contando- y lo cierto es que la 3ra entrega supera a las otras dos, dándole mucho más sentido a la historia ancestral de Po (Jack Black). El personaje principal está más desarrollado que de costumbre, acompañado de la madurez propia de la saga. Lo mismo sucede con sus compañeros de equipo, quienes en esta ocasión tienen apariciones mucho más divertidas, en especial Mantis (Seth Rogen) yGrulla (David Cross).Cuando Kai (J.K. Simmons) está decidido a tomar elespíritu Chi de todos los líderes de las artes marciales, el pueblo entra en estado de emergencia y reina el caos con la presencia del peor de todos los villanos; un búfalo que solía ser hermano de Oogway y que se ha convertido su máximo rival. ¡Hasta el maestro Shifu está en peligro! Nadie lo tuvo en cuenta y así se escabulló entre espacios temporales, hasta llegar al día en que nuestro querido panda conoce a su manada y descubre el secreto de sus antepasados.Ahora tiene 2 padres; un ganso y un oso que se ve exactamente igual a él. Uno se encargó de criarlo, pero el otro es sangre de su sangre, por lo que Podeberá hacer malabares entre los celos de su papá emplumado y la emoción de tener al verdadero a su lado, mientras todos los puntos cardinales deChina se entregan a un salvador milenario que aún no está preparado para grandes batallas. El desenlace de toda esta lucha entre poderes del más allá, energías internas y la habilidad de derrotar a un rival con el dedo meñique, da como resultado una típica lección de vida a la que, aunque sepamos que nunca ocurre en la vida real, aceptamos con total entendimiento y disfrutamos junto a los más pequeños.Kung Fu Panda 3 es una experiencia visual mucho más placentera que las anteriores entregas, gracias a que se le ha dado mayor importancia a la cultura asiática; en esta ocasión, Dreamworks Animationprodujo junto a Oriental Dreamworks, cuya sede se encuentra en Shangai y donde se elaboró una gran parte del film. Según fuentes de información, esta saga consta de seis capítulos, por lo que tendremos pandas habilidosos para rato, considerando además que la nueva cinta incluye a cientos de personajes monocromáticos (je) como para seguir adelante con la historia de Po y su vida en familia. ¿Por qué su padre se tardó tanto en regresar? La respuesta se la piden a Bryan Cranston.
El guerrero dragón más adorable del cine ya está de vuelta con sus amigos furiosos (Víbora, Tigresa, Mantis, Mono, Grulla) y el maestro Shifu y el sabio Oogway y su padre adoptivo el pato y toda la iconografía de la tradición China y el kung fu. Otra vez vuelve el asombroso y torpe panda elegido para salvar la aldea y el Palacio de Jade de las garras del malvado Kim. Al igual que en el fútbol, equipo que gana, equipo que no se toca. Y DreamWorks lo sabe y apuesta una vez más a la fórmula del éxito de su saga más punch y esperada y genial. Kung Fu Panda 3 cumple y satisface y se vuelve a destacar por su potencia visual y pirotécnica y su montaje frenético y su sentido de la diversión. Es una animación innovadora, con personajes bien tratados (todos son importantes, desde el protagonista hasta el más secundario) y un atado de gags sutiles y efectivos, de esos que sacan las carcajadas con ganas. Los movimientos de cámara ya son característicos en esta franquicia: circulares, con travellings hacia adelante con mucha rapidez, zooms que van a toda velocidad siguiendo a sus personajes mientras corren y saltan y pelean, planos de cortísima duración que por momentos adquieren un vértigo palpable. En pocas palabras, el filme dirigido por Jennifer Yuh y Alessandro Carloni recurre a todos los recursos formales que hagan de la película un producto más dinámico y, sobre todo, más entretenido. El trabajo técnico y de producción es sorprendente (si se la ve en 3D la experiencia es verdaderamente maravillosa). Los colores tienen vida propia y cada movimiento de cámara tiene una lógica, logrando escenas hermosas y llenas de luz, con una banda sonora de Hans Zimmer a la altura. Esta vez el filme se pone más taoísta y místico y se revela el origen de Po, quien se encuentra con su padre biológico y regresa a la aldea de los pandas de la que nunca tendría que haber salido. El oso karateca vuelve con los de su especie con una misión precisa: descubrir quién es para poder dominar el Chi (la energía que fluye en todo ser vivo) y así vencer la fuerza destructora e imparable de Kim, un viejo compañero de Oogway que fue condenado al lado oscuro por su incontenible ambición. Kim volvió para sacarles el Chi a los maestros de la China y a todo aquel que se interponga en su camino. Pero Kim también es una especie de Ying para un Yang, que es Po. Los problemas interiores y el preguntarse quién es uno se materializan en una batalla épica y satírica. ¿Es Kung Fu Panda 3 un diálogo con la voz del interior? Sí, pero no sólo eso: nunca una película de animación ha creído tanto en la fenomenología del espíritu.
También llega este jueves la tercera parte de Kung Fu Panda. En ella continuamos acompañando al simpático y algo ingenuo Po, un oso experto en artes marciales quien tras encontrarse con su verdadero padre viaja hasta un santuario secreto de Pandas en donde se convertirá en instructor e ídolo de los de su especie. Este nuevo capítulo mantiene la estética colorida y una dirección de arte prodigiosa. La historia se desenvuelve entre la comedia tradicional y los momentos de acción, bien graficados por los animadores. Pantallas divididas, buen manejo del 3D y cierta atmósfera entre onírica y psicodélica hacen de esta cinta animada un verdadero deleite para los sentidos. El expresivo Po sigue siendo el alma de la película, su carisma traspasa la pantalla y logra cautivar a grandes y chicos. En términos de guión quizás esta tercera entrega sea la menos elaborada, pero en materia de realización Kung Fu Panda 3 deja muy bien parado al género de animación moderno.
Llegó una tercera entrega del Panda que aprendió artes marciales. Ahora el camino más difícil de Po es aprender a ser un verdadero oso Panda para combatir a un enemigo superior. Sexy y Barrigón Todo comienza cuando Kai un maestro amigo del Maestro Oogway (La tortuga que profetiza que Po será el guerrero dragón) vuelve del mundo de los espíritus para robar el Chi de todos los maestros del Kung Fu, el único que podrá detenerlo es Po quien necesitará la ayuda de su padre biologico para encontrar la aldea escondida de los Pandas para aprender todo lo relacionado con el Chi. En la cultura china tradicional el chi es un principio activo que forma parte de todo ser vivo y que se podría traducir como “flujo vital de energía”. – Wiki post – En esta tercera entrega de la saga Kung Fu Panda se agregan nuevos integrantes al elenco de voces (cosa que no te vas a dar cuenta si la vas a ver en español) como por ejemplo Bryan Cranston como el papá biológico de Po (Jack Black) y J.K. Simmons como el enemigo de turno Kai o mejor llamado el hacedor de viudas. Kung Fu Panda 3 apela al humor slaptick en casi todo su metraje y con una estructura casi idéntica a las anteriores dos entregas: un enemigo que se levanta, el héroe que tiene todavía cosas por aprender, la amistad que ayuda al héroe a lograr el cometido y por supuesto la familia como estructura basal de toda aventura. Un punto en contra de la película es el poco protagonismo que siempre tienen los personajes amigos de Po, más allá que los conocemos de anteriores films es una pena que cuenten con tan pocos diálogos y acciones por separado esto hace que queden relegados de la historia y uno piense que ni siquiera son participes de los triunfos del protagonista, incluso el maestro Shifu (interpretado por Dustin Hoffman) tiene apariciones muy pequeñas y se extraña mucho ese choque de personalidades que tenían con Po. Sin embargo donde más destaca Kung Fu Panda 3 es en su estética, el cuadro cuidado que tiene la película es realmente impecable, sobre todo porque tiene partes en 2D cuando tiene que contar un flashback o la historia previa de los personajes, realmente algo que se agradece cuando los mas grandes vamos a ver un film así. Kung Fu Panda 3 y todas las anteriores tienen como base fundamental fundir dos culturas que están en las antípodas, como son la occidental y la oriental, con detalles muy precisos respecto a la filosofía china y todo lo relacionado a la cultura pop mucho mas ligado a la occidentalidad. Todo un truco de marketing casi perfecto si pensamos que uno de los mercados mas grandes del cine está en China. Conclusión Kung Fu Panda 3 es una película divertida para los más chicos ya que conocen a los personajes y pueden ver el arco de crecimiento que Po ha tenido a lo largo de los años. Con una enseñanza sobre la adopción, los valores y sobre todo que la unión hace a la fuerza.
Uno terminaba de ver cualquiera de las anteriores entregas de “Kung fu Panda” (2008 y 2011), y no daba en absoluto la sensación de precisar una secuela. Mucho menos una tercera. Al no tener en la trama ningún elemento que produzca intriga, ningún personaje cuya suerte no haya quedado clara y todos los cabos atados los guionistas tienen más trabajo. Deben reinventar la idea. Licuarla hasta sacar un eje central que justifique luego la prodigiosa técnica de animación puesta al servicio de la historia. Es casi increíble, pero lo han logrado. Jonathan Aibel y Glenn Berger llevaron todo al plano de la unidad familiar, al sentido de la pertenencia y al reconocerse a sí mismo como ser único, esencial, irrepetible. Por si fuese poco, “Kung fu Panda 3” también tiene algo interesante que contar en el aspecto superficial de la trama. Abrazando al animé como nunca, en especial a la mística de DragonBall y Pokemón, la película arranca en el más allá (otra dimensión, paraíso, o llámelo como quiera). El viejo maestro Oogway (Randall Duk Kim, doblado por Pedro D'Aguillón Jr) se enfrenta a Kai (J.K. Simmons, doblado por Humberto Solórzano), quién al obtener su Chi (alma, espíritu, poder) logra volver a la tierra de los vivos para capturar el de todos los maestros de cada región y así convertirse en el amo invencible. Mientras tanto (aquí viene lo interesante de la cáscara de la trama), Po (Jack Black, doblado por Omar Chaparro), alias El Guerrero Dragón, tiene un nuevo destino en su vida. Es nombrado maestro del grupo, pero claramente no sabe qué hacer con semejante responsabilidad, empezando por tener la certeza de no tener nada para enseñar. Esto que yace en la piel del texto cinematográfico, pone al espectador en el lugar de qué hacer con la ignorancia, o mejor dicho con la transformación de los roles a partir de una “arbitrariedad”. Tanto el siempre desconcertado Maestro Shifu (Dustin Hoffman, doblado por Octavio Rojas) como los compañeros de Po, Tigresa (Angelina Jolie, doblada por Erica Edwards), Mono (Jackie Chan, doblado por Juan Alfonso Carralero), Mantis (Seth Rogen, doblado por Raúl Anaya), Víbora (Lucy Liu, doblada por Liliana Barba) y Grulla (David Cross, doblado por Moisés Iván Mora), están en franco desacuerdo con esto, lo cual es coherente con todo lo acontecido con el Panda desde el inicio de la saga. Durante el desarrollo de la saga aparecerá, cual culebrón brasilero, un personaje que va a torcer el rumbo de los acontecimientos, y a transformar la vida de Po para siempre. Podríamos decir que aquí es donde hay una suerte de costado dramático que lleva a los pasajes emotivos y a extraer la parte valiosa de un producto pensado y concebido para vender pochoclos. De todos modos, no faltará el fuerte atractivo presente en las anteriores: mucha dosis de acción, mucho humor del bueno (y muy físico) y una compaginación dinámica con buen timing para los remates. Entretenida, dinámica y con al menos dos buenos planteos profundos, “Kung fu Panda 3” tiene todo para convertirse en uno de los grandes éxitos de 2016.
Para los seguidores del entrañable gordito guerrero dragón una evolución de la historia por carriles lógicos y emotivos: obtener sabiduría, conocer a su padre biológico, saber su pertenencia y descubrir el secreto más preciado. Con tecnología de punta, nuevo software de animación, de iluminación, mejores desarrollos en el tema del pelaje y un dato que alucina: 60 millones de horas de render (proceso que genera una imagen en 2d o 3d, como en este caso) Entretenida y tierna, hará las delicias de la familia.
La fórmula del éxito es ser como vos Zootopia y Kung Fu Panda 3 están en las carteleras, acá y en buena parte del mundo. Ambas tienen muy buenos chistes y una animación vistosa. Más que eso, una animación refulgente, de detalles asombrosos. En realidad, habría que ver qué sucede al verlas en una década o dos. ¿Cómo se verán Zootopia y Kung Fu Panda en 2030? Hoy la primera Toy Story la primera tal vez nos parezca rudimentaria en términos de animación y en su momento (hace más de 20 años) nos deslumbró como el non plus ultra de la perfección técnica. La fluidez con la que se mueven los personajes animados y la credibilidad de las olas del mar que no es el mar real cambia con el tiempo. El mar de la vida real registrado con cámaras nos impresiona de forma más inmediata desde los comienzos del cine. Toy Story modelo 1995 hoy en día nos podrá parecer incluso tosca en cuanto a animación, pero su narrativa, su coherencia temática, su cohesión como relato, su entramado emocional, se mantienen con nitidez. Algunos dirán que Zootopia y Kung Fu Panda 3 son fuegos artificiales. No, en realidad los encienden a cada rato pero no logran el fulgor constante. No son películas encendidas, como lo fue Moulin Rouge!, película de llamas rojas y no naranjas. Baz Luhrmann apostaba a una narración básica, míticamente melodramática, ubicada en el cambio de siglo XIX al XX en la ciudad dominante del momento (París) y a partir de eso desplegaba un movimiento deslumbrante, una seducción trabajada en el deseo de un director que cuando falló lo hizo desde el exceso, pero que en esa ocasión estaba en estado de gracia para musicalizar y ubicar su cámara en todos los ángulos soñados a través de decorados artificiosos y ambiciosos. Tanto Kung Fu Panda 3 como Zootopia planean sus territorios como intentos de deslumbrar: la llegada de la coneja a Zootopia, la llegada de Po a la tierra de los pandas. Cuántos colores, cuántas cascadas, cuántos personajes, cuánto movimiento. Kung Fu Panda 3 tiene grandes cantidades de chistes, y su dimensión slapstick sigue siendo de una efectividad notable. La repetición del chiste de un objeto que vuela y le pega a una panda anciana y esta se cae toma las enseñanzas de la comedia de hace un siglo y las demuestra como perdurables. Las peleas son espectaculares, y también el 3D, y pelea un panda con un pelaje digital hecho perfectamente al detalle. Y hay muchos más chistes con recursos diversos. Y en la versión original están las voces de por lo menos 10 mega estrellas. Kung Fu Panda 3 es un producto desarrollado -teledirigido- para recaudar en China, con cada vez más referencias orientales y hasta Kung Fu Fighting en chino, formulada así en Imdb: Kung Fu Fighting (Celebration Time) / Written by Carl Douglas / Produced by Al Clay / Performed by Shanghai Roxi Musical Studio Choirs and Metro Voices, London. Un resumen de algo de lo que está pasando entre Hollywood y China lo pueden leer en esta nota http://www.lanacion.com.ar/1880307-un-cuento-chino-que-va-mas-alla-de-kung-fu-panda. La recaudación creciente en Asia ya cambió y cambiará aún más el eje de muchas producciones. En la historia del cine no hay escasez de obras maestras que han ganado mucho dinero. Pero la seguidilla de dos buenos productos y éxitos globales como Zootopia y Kung Fu Panda 3 quizás ayude a impulsar la proliferación de estos relatos faltos de cohesión, cuyos conflictos aparecen en cualquier momento y que se resuelven de forma casi independiente de las otras secuencias, que no tienen un entramado argumental sino una sucesión de situaciones que podrían recortarse o ampliarse según haya que encastrar referencias a otra cosa, o factores de venta en Macao si es necesario. Son películas sin el poder del deseo, sin obsesiones, casi sin torpezas, sin rastros de imperfección ni pasión. Las calificamos como buenas y es lógico, pero quizás no sean exactamente buenas. Son vistosas y eficaces pero carecen de alma. Nos dejan agotados, pero no porque se mueven mucho y están llenas de colores y de chistes. Nos dejan agotados porque tenemos que invertir demasiado entusiasmo emocional para que la experiencia se parezca a ver Toy Story, Ratatouille, Lilo & Stitch o Frozen, todos éxitos animados que recaudaron millones y ofrecieron corazón, cohesión y grandeza.
Po, el panda experto en artes marciales, vuelve a los cines cinco años después de Kung Fu Panda 2, que terminó con un pantallazo a la aldea donde habitan los de su misma especie, incluido su padre biológico, el puntapié para esta nueva historia. En la tercera parte de esta franquicia, las responsabilidades pesan sobre los hombros de Po. El maestro Oogway, la sabia tortuga que seleccionó al panda como el Guerrero Dragón, habita el mundo de los espíritus, y es allí donde su antiguo enemigo Kai le da batalla. Kai vence a Oogway y le quita su chi, la energía que fluye a través de todo ser vivo. Po desconoce estos sucesos ocurridos en el otro plano y que es él quien deberá derrotar al malvado Kai, que se dirige a su encuentro.
La leyenda continúa Al menos un mérito les cabe a los creativos de DreamWorks Animation: lograron montar una saga muy digna a partir de una premisa que parecía agotada en la primera entrega, realizada en 2008. Esto se debe, en parte, al excelente trabajo de animación, pero sobre todo al carisma de unos personajes que funcionan tanto en el desarrollo de las secuencias de acción como en aquellas en las que prevalece el slaptick. Lo cierto es que “Kung Fu Panda 3” está a la altura de las circunstancias y no presenta los esperables síntomas de extenuación que suelen acechar a productos similares. Si se la compara con otras creaciones populares de DreamWorks, carece de la irreverencia de “Shrek” y la esgrima verbal de “Bee Movie”. Pero, a cambio, sus creadores se aferran a las posibilidades de sus criaturas y exprimen a fondo su potencial. La película se sostiene sobre un mensaje, tal vez algo superficial, que pondera valores como la amistad, el amor filial, el reconocimiento del otro y el fortalecimiento de la autoestima. Todo eso en un entorno de guiños continuos a la cultura oriental. Pero, con sabiduría, los directores Jennifer Yuh y Alessandro Carloni no ponen demasiado énfasis en este aspecto, sino en el despliegue visual, los imaginativos gags, los enfrentamientos épicos (como el del villano de turno con Ooguay, Shifu y los Cinco Furiosos) y la incorporación de dos novedades que imprimen frescura: la aparición del padre biológico de Po, un panda perezoso llamado Li, y la aldea de donde proviene, idílico espacio donde se desarrolla buena parte de la trama. Simple y efectiva En este tercer film de la franquicia, el oso panda Po (que en la versión original lleva nuevamente la voz de Jack Black) ya no tiene que demostrar a sus maestros y colegas que es un gran guerrero. Junto a los Cinco Furiosos, se ocupa de defender el Valle de la Paz de amenazas externas. Sin embargo, dos hechos sacuden su hasta entonces tranquila aceptación del destino: el retorno de su progenitor (recordemos que Po es adoptado por la oca Mr. Ping) tras dos décadas de ausencia y la irrupción en el Valle de un villano de ultratumba (el toro Kai, quien toma la posta aquí al leopardo Tai Lung y al pavo real Lord Shen, los malvados de las películas anteriores) que pretende destruir el legado milenario del maestro tortuga Ooguay. Para vencer a su nuevo y poderoso antagonista, Po deberá viajar hasta la aldea perdida de los pandas y aprender el Chi, una técnica milenaria dominada por su pueblo, que se basa en la unión espiritual. Si el argumento es más simple que en las entregas anteriores esto no significa una pérdida, en la medida en que se otorga mayor protagonismo al personaje principal, que se mueve con la misma displicencia cuando guerrea, como integrante del perezoso grupo de pandas y en el momento en que debe convertirse en rival de Kai en una batalla de proporción sobrenatural. Esto representa un acierto y se traduce una creciente empatía con el público infantil. Está claro que se trata de la tercera parte y la novedad por lo tanto prácticamente se ha desvanecido. Todo es muy previsible. Pero hay que reconocer que, como cine de entretenimiento puro y duro, “Kung Fu Panda 3” cumple con las expectativas.
Son escasas las sagas cinematográficas que con el paso del tiempo siguen manteniendo su nivel de calidad película a película. Esto es lo que sucede con "Kung Fu Panda". Uno puede discutir si esta tercera parte es mejor o peor que sus anteriores entregas, pero lo que no puede dejar de lado es que con dos secuelas la franquicia todavía tiene color, entretenimiento y calidad para ofrecer.
Mucho kung fu, pocas ideas La nueva (¿y definitiva?) entrega del divertido personaje trae más de lo mismo y no innova en absoluto en la historia. Aunque con los chicos riendo al lado, ¿qué importa eso? "Si sólo haces lo que sabes hacer no vas a llegar a ser más de lo que eres hoy", le dice el maestro Shifu a su alumno Po en una de las escenas de Kung Fu Panda 3, la nueva (¿y definitiva?) entrega de esta trilogía de films que empezó allá por 2008. Irónicamente, el destacado alumno le responde: "Pero yo no quiero ser más, me gusta lo que soy". Y esa parece ser el nivel de aspiración del estudio de animación Dreamworks para realizar esta tercera película, que quizá logre una buena taquilla (aunque desde la semana que viene deba enfrentarse a una catarata de tanques como Batman v Superman) pero no pasará a la historia como un trabajo destacable. La vara con que se mide esta afirmación radica en la Biblia de las películas animadas: Toy Story. Cada una de las (hasta ahora) tres películas de estos personajes se destacaron por una historia que supera a la anterior y las innovaciones tecnológicas mientras que las de Kung FU Panda parecen ser un videojuego en el que el protagonista se enfrenta a enemigos cada vez más peligrosos. Y todo eso se ve minimizado por una serie animada que iguala en calidad a los filmes. En este caso, Po deberá enfrentarse a Kai, un ex compañero del antiguo maestro Oogway (la tortuga que desaparece en la primera entrega) que regresa del plano espiritual después de 500 años para cobrarse venganza absorbiendo la energía vital de sus discípulos, más conocida como "Chi". Po además logra encontrarse con su padre que llega a su aldea llamado por la fama del panda perdido hace décadas y lo lleva a su tierra natal para entrenarlo y convertirlo en un maestro del "chi". Lo que sí es destacable de esta producción co dirigida por el debutante Alessandro Carloni y Jennifer Yuh (responsable de la segunda entrega) es que logra mantener el humor de la original en base a gags, muchos de ellos basados en las voces de los protagonistas, y la siempre efectiva idea de romper los moldes y lugares comunes construidos por los exponentes más famosos de las películas de artes marciales. La calidad de la animación es el otro fuerte de esta película en la que todos los personajes tienen un tratamiento detallista en sus diseños y una fluidez de movimientos que demuestra lo lejos que se ha llegado en este arte, que ya desplazó casi definitivamente a la animación clásica en 2D, que por cierto se utiliza en ciertos pasajes para contar tramas ubicadas en el pasado. En definitiva, aquel que vaya buscando ver una nueva película de Kung Fu Panda saldrá del cine con una sonrisa y la alegría de los niños a los que acompañe a verla. Eso sí, si buscan algo que compita con, por poner un ejemplo, Intensa-Mente.... Lo mejor será seguir esperando al próximo estreno de Pixar, empresa en la que también se ha colado la idea de facturar con secuelas a cualquier precio y eso se verá muy pronto en Buscando a Dory.
El guerrero, en busca de su identidad En 2008, Kung Fu Panda, de DreamWorks y Dreamworks Oriental, se presentó como una oferta innovadora en el mercado de películas de animación para toda la familia, y la idea resultó en un gran éxito de taquilla. En 2011, la secuela profundizó en la historia del Panda Po, elegido por el sabio maestro Oogay como el Guerrero Dragón destinado a liderar a los animales del kung fu para salvar al mundo de los villanos, pero aturdió con su despliegue de artes marciales. La actual y tercera, continúa la historia mientras recupera y mantiene el carisma original, equilibrando su propuesta para todo tipo de público, conocedor o no de l a cultura oriental. Entre el prólogo y algunos apuntes entre las líneas del guión, se resume el rol de Po en el equipo de guerreros destinado a liderar, y se da comienzo a una nueva aventura, con un villano que se las trae y nada fácil de enfrentar. Po debe encontrar su Chi -la fuerza positiva- para cumplir su misión, aunque por algún motivo, no lo logra. Todo queda más claro cuando aparece Li, su verdadero padre, quien lo conduce a la tierra ancestral de los Pandas, sabios guerreros que hace 500 años supieron mantener la paz. El desafío de Po, ahora, es reconocerse a sí mismo y hacer que los aldeanos recuperen su condición de herederos de una estirpe capaz de devorar a sus enemigos tan rápidamente como una fuente de bollos.