La energía como arma Durante la última década se hizo más que evidente que al Hollywood actual se le acabaron los productos de otros tiempos a los que echar mano, principalmente porque ya recurrió a todos los hitos históricos del séptimo arte y la televisión, y por ello el mainstream decidió encarar refritos de refritos, una retahíla sinfín de reboots que vuelven a empaquetar lo que ya había sido envuelto en papel para regalo y vendido con un moño fluorescente y una tarjetita que versaba “primera adaptación cinematográfica” o “primer producto del rubro a gran escala” u “obra aggiornada a los tiempos que corren pero sin renunciar a la nostalgia/ los homenajes más o menos explícitos”. En esta época en la que vivimos, caracterizada por traslaciones que en términos prácticos eliminan el aura de los originales, no es de extrañar que nos topemos con un film fallido como Los Ángeles de Charlie (Charlie's Angels, 2019). A favor de la responsable excluyente de esta secuela/ reinicio de la franquicia, Elizabeth Banks, la realizadora, guionista, productora y hasta coprotagonista de la faena, se puede decir que el opus que nos ocupa es visiblemente mejor que aquellos dos mamarrachos que supo dirigir McG/ Joseph McGinty Nichol en 2000 y 2003, sin duda los peores trabajos de un cineasta con algunos títulos interesantes en su haber: mientras que McG operaba a un nivel caricaturesco que se condecía con la interpretación hollywoodense de la generación del videoclip y la publicidad inflada, lo de Banks es bastante más recatado tanto en materia de las escenas de acción como en los chistecitos huecos reglamentarios, algo que asimismo apunta a bajar las revoluciones en cuanto al sexismo de la serie televisiva de Ivan Goff y Ben Roberts, esa que duró cinco largas temporadas emitidas por la ABC entre 1976 y 1981. El film tiene algo del “empoderamiento femenino” marca registrada de los medios y las redes sociales más simplistas aunque su enfoque no es para nada fundamentalista porque no se basa en simples exageraciones o clichés acerca de una supuesta masculinidad promedio perversa, en todo caso los varones aparecen en el relato como distintas facetas de un género tan diverso como el de las mujeres. Como siempre sucede en estos casos, la historia es mínima y sirve para reunir un puñado de secuencias de acción y jugarse el todo por el todo a la eventual química del elenco elegido: por suerte se hace evidente que las tres chicas nuevas se llevan bien, Kristen Stewart, Ella Balinska y Naomi Scott, a su vez reemplazos de Drew Barrymore, Lucy Liu y Cameron Díaz y de las originales Kate Jackson, Farrah Fawcett y Jaclyn Smith; un trío de señoritas que en esta ocasión deben evitar que Calisto, un dispositivo de conservación de energía que puede provocar ataques fatales si se lo quiere utilizar como arma, caiga en manos de mercenarios. El paraguas conceptual que enmarca el accionar de las mujeres continúa siendo una agencia de investigación comandada por el misterioso Charlie (hoy Robert Clotworthy, antes John Forsythe) y su mano derecha John Bosley (Patrick Stewart), quien se retira al comienzo de la trama y así pronto el mando pasa primero a Edgar Bosley (Djimon Hounsou) y después a Rebekah Bosley (la propia Banks). Como afirmábamos anteriormente, la película supera por mucho al sustrato burdo y pueril de las dos propuestas previas para la pantalla grande aunque no consigue redondear un producto valioso en serio, de esos que a pesar de estar destinados al consumo pasatista por lo menos ofrecen una experiencia enriquecida y con un mínimo desarrollo de personajes. En sí el film de Banks no pretende ser la montaña rusa descerebrada de McG ni una comedia grasienta símil alguna de esas en las que participó como actriz, contentándose con ubicarse en un enclave intermedio entre un proyecto con los pies sobre la tierra (las citas e hipérboles están casi desaparecidas en los combates y persecuciones) y la típica pose cool del mainstream con hambre masiva (desde el vamos que se haya elegido a tres actrices con un look más “común y corriente” constituye una decisión que apunta a bajar el perfil ostentoso, una movida que se compensa -esto sigue siendo Hollywood, de todas formas- con el viejo ardid de la serie original vinculado a la constante necesidad de recurrir a la máscara estética y/ o el artificio hermoso para resolver los problemas o cumplimentar la misión en cuestión). El humor tontuelo deja bastante que desear pero las tres secuencias principales de brío/ suspenso -la del intento de asesinato, la infiltración y todo el episodio en Estambul- no pasan vergüenza dentro de un convite tan sencillo como intrascendente...
Sin maquillaje, empoderadas Hay series que no deben pasar al cine o por lo menos convendría dejar intacta esa mística. Ejemplos sobran, Los ángeles de Charlie, franquicia que ya fuese manoseada por un director que firmaba como McG, protagonizada por Cameron Diaz, Lucy Liu y Drew Barrymore había dado sus hurras en una segunda y lamentable entrega donde Demi Moore intentaba concebir una villana. Pero en épocas de refritos y comida chatarra, que encuentra la excusa perfecta para someter a la dinámica de la mediocridad hollywoodense conceptos modernos como el empoderamiento, no podía dejarse el negocio y rescatar la franquicia. La encargada de semejante despropósito no es otra que la simpática actriz ahora devenida productora y directora Elizabeth Banks, quien además se reserva en su propia película un rol fundamental y presenta una renovada pero no por ello novedosa o creativa mirada sobre las famosas chicas de Charlie. Elenco nuevo, barre bien: la crepuscular Kristen Stewart y dos chicas más, Ella Balinska y Naomi Scott, quienes seguramente a partir de este disparate de acción, humor y griterío, cobren mayores salarios en esto de la “igualdad” tan imperante en Hollywood. Premisa sencilla donde todo gira en torno a un dispositivo que en manos de los malos hace daño y en manos de los buenos puede revolucionar el campo de la energía. El humor a partir del equívoco y alguna que otra torpeza de uno de los personajes que llega como convidada de piedra al festín de gadgets, ropa cara y glamour, despiertan alguna movilidad en el rictus. El resto apenas alcanza para el valor de una entrada en pantalla grande y con un suculento alimento para pasar el rato. Si no la digestión va a ser lenta y dolorosa.
Crítica emitida al aire en Zensitive Radio
El trío icónico de acción femenino vuelve a la pantalla grande, después de una exitosa serie en los años ’70 y dos películas estrenadas a principios de los 2000, con un film adaptado a la época actual y unas protagonistas que cambian los tacones altos por zapatillas deportivas demostrando que los “Ángeles” ya nos son tan angelicales y seductores como antes, pisando cada vez más fuerte en un ámbito predominado por el género masculino. En este nuevo reboot, la agencia de detectives Townsend, conocida por los servicios ofrecidos por sus “Ángeles” (tríos de mujeres que cambian de una generación a otra), se ha hecho internacional y ahora tiene varios equipos en todo el mundo. La historia seguirá a un grupo de Ángeles que serán enviadas a investigar una tecnología revolucionaria pero peligrosa que está a punto de ser lanzada y puede caer en manos equivocadas. La actriz y directora Elizabeth Banks es quien se pone detrás (y también delante) de las cámaras en este atrevido proyecto feminista que sigue la corriente #MeToo con una nueva generación de investigadoras al servicio del misterioso Charlie que dejan de lado los sugerentes trajes de baño y extravagantes vestuarios, usualmente utilizados para resaltar la hermosura femenina, para traernos un sentido de belleza distinta: el poder de la identidad de las mujeres y cómo logran ser mejores apoyándose mutuamente. Banks, quien demostró su revolucionaria visión como mujer en la trilogía de “Pitch Perfect”, llegando a dirigir una de ellas, asume correctamente su papel dentro de cámaras, pero se queda corta fuera de ellas. Más allá de ser una adaptación actual del reboot bien lograda, manteniendo la idea general y el carisma característico de la franquicia junto con una muy modernizada banda sonora (también dominada por intérpretes femeninas), nos encontramos con escenas de pelea muy simples, a diferencia del actual cine de acción, y un guion muy flojo (Banks también es coguionista), que no profundiza en sus personajes, haciendo que el espectador no pueda empatizar con ninguno de ellos. Además, la trama utilizada de “un invento creado para mejorar el mundo que se puede transformar en un arma mortal” está muy sobreexplotada, dando la sensación que después de toda la innovación presentada en la imagen de la mujer como “figura de acción”, no les quedó lugar para presentar un argumento original. Las actrices protagonistas asumen decentemente sus roles como chicas con distintas personalidades que se unen por una meta en común pero quien destaca entre ellas es la más veterana de las tres, Kristen Stewart, que, por sobre Naomi Scott, acostumbrada al cine para los más jóvenes, y Ella Balinska, una recién llegada al mundo hollywoodense, representa su papel con soltura y naturalidad llevándose toda la atención del espectador en la mayoría de sus escenas. Por último, y aparte de la directora, es para remarcar las participaciones secundarias de Djimon Hounsou, Sam Caflin y Noah Centineo, entre otros, cuyos papeles minimalistas dejan mucho que desear al ser personalidades reconocidas, a diferencia del mayor artista en la obra, el inmortal Patrick Stewart, quien, aunque el guion no le permite demasiado, desarrolla su personaje como es digno de él. Más de 40 años después del inicio de la icónica serie de televisión y a casi dos décadas desde su primera adaptación en la pantalla grande, “Los Ángeles de Charlie” vuelven con un impecable reflejo de la nueva generación femenina pero dentro de un film de acción suave, simple y poco original argumentalmente, quedando muy por debajo de las producciones actuales de esta índole. Una película que entretendrá al espectador modelo, gustará al público femenino, pero estará entre ceja y ceja del amante del género.
Actriz, productora y ahora directora, la multifacética Elizabeth Banks se mete de lleno en el reinicio de la famosa serie de los años 70´, Los Ángeles de Charlie, en donde un grupo de mujeres espías patean traseros y resuelven conspiraciones criminales; lo cierto que pasado el tiempo, la Agencia Townsend se ha expandido por todo el mundo, y como siempre brinda servicios de seguridad e investigación a clientes privados. Sin dudas, ahora la agencia cuenta con las mujeres más inteligentes, valientes y mejor entrenadas a lo largo y ancho del planeta, entre las que se encuentran Sabina Wilson (una magnífica Kristen Stewart) y Jane Kano (Ella Balinska). Ambas se unirán en una misión para proteger a la experimentada científica Elena Houghlin (Naomi Scott), quien ha creado un invento revolucionario relacionado a la generación de energía, que en su defecto también es una potencial arma mortal. En el afán de querer reparar y perfeccionar este aparatito que genera energía limpia, Elena será blanco de muerte por parte de los CEOs que lo quieren comercializar sin importar las consecuencias; también habrá otros tipos de intereses, pero no queremos spoilear. Es así que las mujeres se unirán para protegerse y cuidarse, hasta que la situación llegue a buen puerto. Si bien la premisa de la cinta es la misma de siempre, aquí Banks deconstruye la estructura interna podríamos decir, ya que no hay más hombres que manden a las afables chicas, hombres con poder. Tampoco estructuras jerárquicas marcadas, el grupo femenino funciona como un todo orgánico, y más allá de responder a ciertas pautas, cada una goza de autonomía en sus acciones. Si, es cierto que a nivel narrativo tiene sus baches, quizá faltan villanos más coloridos, y sacando a Noah Centineo no hay hombres que queden de lo mejor parados en la película, pero lo que valoramos de la propuesta es que la directora conforma una especie de espejo para que las más jóvenes se identifiquen con estos personajes que poseen autodeterminación ¡y a través de una cinta de acción! (que en su tradición son de lo más sexistas, y las mujeres funcionan como meros objetos). Se agradece el homenaje final a las distintas actrices que pasaron por la saga, y los amantes de la adrenalina se pueden quedar tranquilos ya que también hay grandes escenas acción entretenidas, con explosiones y peleas cuerpo a cuerpo. Misión cumplida.
El falso empoderamiento ganchero. Vivimos en una contemporaneidad en la cual las mujeres continuan su lucha por la igualdad de oportunidades y privilegios que disfruta el sexo opuesto. Dentro de ese marco no resulta extraño que el Cine decida darle luz verde a una nueva iteración de Los ángeles de Charlie, serie televisiva de los setentas embebida en los peinados extravagantes, los tacos altos y los pantalones ajustados de sus sensuales agentes especiales. A principios del nuevo milenio la primer experiencia en pantalla grande llegó de la mano de ese trío estética y étnicamente balanceado compuesto por Cameron Díaz, Lucy Liu y Drew Barrimore, con dos entregas que se apoyaban en el costado más cómico y juguetón de este universo. En nuestro 2019, el mencionado contexto social y cultural parecía demandar un approach distinto, que hablara del avance inmparable del empoderamiento femenino en un mundo (mal) manejado por los hombres… bueno, o al menos esa era la idea de la directora, guionista, actriz y productora Elzabeth Banks. Sabina (Kristen Stewart) y Jane (Ella Balinska) son dos agentes de la famosa agencia de súper espías que trabajan bajo la supervisión de Bosley (Elizabeth Banks) en esta ocasión con el objetivo de impedir que un dispositivo tecnológico revolucionario –el McGuffin de la trama en cuestión- caiga en la manos equivocadas y ponga al mundo en peligro. Con esa simpleza se explica un conflicto al cual no le faltan, por supuesto, las referencias obligatorias al universo de Ian Flemming y James Bond. Ángeles de Charlie intenta ser una brisa fresca dentro del género, pero su problema es de base: construye todo a partir de ese template usado una y mil veces en el cine de espías: la súper arma secreta, la agencia que trabaja en las sombras, las conspiraciones, los cambios de bando, y todo lo demás… Ni siquiera desde lo visual nos regala algo novedoso, cayendo en los lugares comunes de esos planos generales de ciudades europeas involucradas en el guión y la música ganchera que busca animar secuencias clave. Empieza como una de Jason Bourne pero poco a poco se va a transformando en una de… Los Angeles de Charlie. Ni siquiera acierta desde lo temático, en esta lucha por dar a las mujeres el reconocimiento que tanto merecen. La película no encuentra forma de empoderar a sus personajes femeninos sin consecuentemente denostar a todo el género masculino. Son las mujeres más inteligentes e intrépidas que podamos imaginar, pero de alguna forma el guión solo puede evidenciarlo haciendo una caricatura rudimentaria de los hombres, como si las claras aptitudes de sus protagonistas no fueran suficientes y ese contraste básico fuera la único forma de explicitarlo en pantalla. Los diálogos nos explican todo lo que acabamos de ver en la escena anterior o lo que estamos por ver en la próxima, un recurso a lo Guy Ritchie pero pésimanente ejecutado. Las vueltas de tuerca sobre previas vueltas de tuerca hacen tambalear la lógica interna y ciertos cambios sobre cuestiones básicas de su propio universo, hechas con el único prósito de ganar el aplauso tribunero, dejan en claro que se trata de una lavada de cara que se aprovecha de un tema en auge dentro del contexto socio-cultural antes que una obra que legítimamente busca decir algo profundo al respecto actualizando su material de origen.
Este enésimo regreso de la franquicia apuesta en principio por una bienvenida “lavada de cara” no solo respecto de la serie original del período 1976-1981 sino también en relación con las varias películas que luego aprovecharon la fórmula. Aquí hay una guionista y directora mujer (la reconocida actriz Elizabeth Banks en su segunda incursión detrás de cámara luego de Más notas perfectas), protagonistas veinteañeras como las londinenses Ella Balinska (23) y Naomi Scott (26) y la californiana Kristen Stewart (29), un espíritu millennial y una clara conciencia feminista. En ese sentido, Banks emprende la lucha correcta en el contexto actual de Hollywood, pero apelando a las armas incorrectas. En principio, porque en su búsqueda del empoderamiento femenino cae en todos y cada uno de los clichés del “Girl Power”. En la película cada demostración de la potencia e independencia, cada apelación al discurso aspiracional y cada exaltación de la autoconfianza de las protagonistas resultan obvias, subrayadas y, en definitiva, poco interesantes. Parece como si a la guionista y directora le hubieran dado vía libre en este terreno y, en vez de trabajar estas cuestiones tan actuales con humor, ironía y desparpajo, se hubiese decidido por hacer una declaración de principios. Tal es así que no hay en las dos horas de narración un solo personaje masculino medianamente atractivo. Una suerte de reverso de ese cine machista que durante tanto tiempo encasilló a la mujer a puro estereotipo. Pero hay en esta Angeles de Charlie modelo 2019 un segundo “pecado” que resulta aún peor: la película pretende ser cool, canchera, moderna, juvenil y solo logra serlo en muy pocos pasajes. Es como si las chicas muchas veces estuvieran posando para el poster y, así, el relato carece en demasiados pasajes de fluidez, consistencia, elegancia y capacidad tanto para provocar como para entretener. Hay un McGuffin (un revolucionario dispositivo que permite generar “energía límpia”, pero que la corporación que lo ha diseñado no ha probado lo suficiente con el consiguiente riesgo de seguridad), hay conflictos generacionales (los “viejos” son el mítico y aquí desaprovechado Patrick Stewart y, a sus 45 años, la propia Banks) y algo que la saga de James Bond ha impuesto: el cine de aventura “turístico” con escenas que transcurren en Los Angeles (obvio), pero también en Río de Janeiro, Estambul, Hamburgo, Berlín y otras ciudades. En varios pasajes (incluidas las imágenes post títulos) hay constantes homenaje a distintas actrices que pasaron por la saga. Es una suerte de evocación y reivindicación de los sucesivos aportes que los diversos ángeles de Charlie hicieron por consolidar el lugar de la mujer dentro del género de acción. Un gesto valioso, pero también un poco forzado. Celebremos entonces estos tiempos de Time's Up y MeToo con muchas películas, pero si es posible con mejores recursos y resultados que esta de Elizabeth Banks.
Primer plano de Kristen Stewart mirando a cámara: “Las mujeres pueden hacer cualquier cosa”. La primera línea de la película deja en claro que Los ángeles de Charlie modelo 2019 se inscribe en la línea del feminismo pirotécnico que viene asolando a Hollywood desde el MeToo a esta parte. Es parte de la demagogia de una industria machista que intenta mostrar que aprendió la lección y sabe modificar el rumbo a tiempo. Una sobreactuación que no hace más que levantar sospechas sobre cuán genuino es el cambio de paradigma. El auge del feminismo, sumado a la hiperexplotación de marcas instaladas, hicieron que una nueva Los ángeles de Charlie se cayera de maduro. Pero a diferencia de lo que había sucedido con las primeras dos películas basadas en la serie de los ’70 (de 2000 y 2003, con Cameron Diaz, Lucy Liu y Drew Barrymore), tanto la dirección como el guion estuvieron a cargo de una mujer, la actriz Elizabeth Banks (además, interpreta a la jefa Bosley). Ahí se avizora un cambio real: pareciera que las cineastas empiezan a tener más oportunidades. Bienvenida la igualdad. ¿Garantiza esto mayor calidad? Desde ya que no, y menos en productos industriales como estos, donde meten la cuchara decenas de ejecutivos. La mayor parte de los personajes masculinos son cretinos, malvados o torpes, o las tres cosas a la vez. “Un hombre te puede amar y quererte muerta”, sentencia una de las chicas. En contrapartida, las mujeres son valientes, graciosas, inteligentes. Es decir: sororidad y empoderamiento de trazo grueso. Al principio hay, incluso, un clip incrustado a cuento de nada que muestra la potencialidad de las mujeres, como si se tratara de la publicidad de algún producto femenino. De todos modos, no hay que perder de vista que ésta es una comedia de acción. Y, como tal, se supone que sus objetivos primarios son divertir y entretener. Pero no cumple ninguno de los dos. El aburrimiento es el único resultado posible de la fórmula que suma viajes por el mundo (Hamburgo, Estambul, Río, Berlín), persecuciones automovilísticas, tiros y peleas cuerpo a cuerpo coreografiadas. Stewart, la única estrella de este nuevo elenco angelical, pone en juego su talento de comediante y hace lo que puede para sostener la gracia de un guion que no se arriesga al delirio, sino que apenas incluye chistes para condimentar una aventura seria y remanida. Por supuesto, no faltan los guiños a la serie y a las películas anteriores. Que, debemos admitirlo, tampoco eran una genialidad.
Contrariamente a las críticas negativas que recibió el film en el exterior, tengo que admitir que me pareció entretenido y que el mismo fluye recorriendo varias ciudades del mundo. Es sabido que ya no hay ideas nuevas y hay que recurrir a viejas series o películas con nuevos guiones y actores, pero bajo la misma base. En éste caso, hablamos de la exitosa serie de la década del 70’ “Los Angeles de Charlie” producida por Aaron Spelling. El guión es simple, John “Bosley” (Patrick Stewart) está preparando su jubilación, fiesta, brindis, etc y la que toma su lugar es la guionista, actriz y directora Elizabeth Banks (los “Bosley” van cambiando, ya que es un nombre de referencia, al que ellas acuden y obedecen, igual que con el Jefe Supremo, “Charlie”). En la actualidad, los Angeles son Sabina Wilson (Kristen Stewart), quien tiene a su cargo las líneas más divertidas, y Jane Kano (Ella Balinska) a quienes se suma casi de casualidad, Elena Houhglin (Naomi Scott), una programadora que tiene mucho que ver con un invento tecnológico llamado “Callisto” que fue inventado para hacer el bien, pero cae en manos equivocadas, y va a ser usado para hacer daño a la humanidad. Ella trabaja en una Empresa para Alexander Brock (Sam Caflin) y empieza a perseguirlas el villano Hodak (Jonathan Tucker), con él y con otros pelearán mano a mano en escenas muy bien coreografiadas y en varios escenarios que incluyen fiestas, suites y autos de lujo. Habrá que ver de dónde viene la persecusión y cómo solucionar el problema. Además del actual empoderamiento femenino (o en éste caso viene de aquella época?) es notable ver la unión y apoyo entre ellas. Para las gustan de un toque frívolo, hay brillos y muchos cambios de vestuario, además de giros en el guión. Al final, hay escenas post-créditos con más de una sorpresa. >https://www.youtube.com/watch?v=yFkx4aWCN6s TITULO ORIGINAL: Charlie's Angels DIRECCIÓN: Elizabeth Banks. ACTORES: Kristen Stewart, Naomi Scott, Ella Balinska, Noah Centineo, Djimon Hounsou, Sam Claflin, Patrick Stewart, Jonathan Tucker. GUION: David Auburn, Elizabeth Banks. FOTOGRAFIA: Bill Pope. MÚSICA: Brian Tyler. GENERO: Comedia , Aventuras , Acción . ORIGEN: Estados Unidos. DURACION: 118 Minutos CALIFICACION: Apta mayores de 13 años DISTRIBUIDORA: UIP - Sony FORMATOS: 2D. ESTRENO: 28 de Noviembre de 2019 ESTRENO EN USA: 15 de Noviembre de 2019
Elizabeth Banks dirige la tercera parte de una saga que reconoce sus inicios en televisión. Protagonizada por Kristen Stewart, Ella Balinska, Naomi Scott, Patrick Stewart y la propia Banks, la nueva generación de ángeles merece ser enterrada y olvidada. Kate Jackson, Jaclyn Smith y Farrah Fawcett iniciaron un camino exitoso ofreciendo la cara y la forma en un programa que promovía «linduras» setenteras buscando destacarse en un mundo lleno de amas de casa. ABC lo consiguió y el show fue un éxito – por lo menos en su primera temporada -; Años más tarde nuevo un reboot para tv fracasó y exitosamente una entrada dual en cines, en la llegada del nuevo milenio, protagonizadas por Cameron Diaz, Lucy Liu y Drew Barrymore puso de nuevo a los ángeles en el cielo – y no por calidad, sino por taquilla -… todo muy lindo y muy bello. Ahora llega un insulto de casi 120 minutos que no logra sorprender en ningún momento por falta de química y malas actuaciones (Ella Balinska es la clara ganadora del «llanto falso del año»), casi todo el elenco falla estrepitosamente. Varios personajes son una revisión de lo que vimos en el año 2000; Jonathan Tucker caracteriza el mismo personaje que interpretó Crispin Glover minus la simpatía, Patrick Stewart es el mismo Bosley de Bill Murray (esta película es un insulto para los dos actores). Lo único que se destaca en la nueva Charlie’s Angels es Kristen Stewar – la rema como puede, pero es un bote con demasiadas personas encima -. Un guión cutre (a cargo también de su directora) que recurre al clásico «arma de destrucción masiva de peligro inminente» trata de imponer un mensaje de empoderamiento femenino desde los primeros segundos de la película – no es una mala idea para estos tiempos y esta saga en general -, el problema es que resulta forzado, no es creíble, y su constante bombardeo de chistes errados fastidian de forma ingrata. La bajada de linea es abismal y no consigue sostener su idea por mucho que intente; Banks posiciona a todo personaje masculino como idiota o traidor, no hay excepción y toda construcción – que se encuentra mal encarada desde un principio – se cae a pedazos por un final abrupto que insulta al espectador. Charlie’s Angels tristemente desaprovecha una gran oportunidad al demostrar que el egocentrismo es su verdadero mensaje. Elizabeth Banks debe concentrarse en estar frente a la cámara y no detrás de ella. Charlie’s Angels se acomoda como la peor película del año. Aburrida, sin gracia y con un mensaje mal abordado no cumple en nada y ofrece mucho ¿qué es lo que ofrece? todo lo que la gente no busca en una sala de cine. Valoración: Mala.
Por alguna razón alguien pensó que Los Angeles de Charlie necesitaba lo que se conoce como reboot, algo así como un renacimiento, aún cuando hoy la serie apenas es recordada por su público original. La base era simple, tres bellas mujeres se dedicaba resolver casos policiales sirviendo a una enigmático millonario llamado Charlie, que tenía como gerente de la cosa a un tal Bosley que era un gordito medio gracioso que les indicaba a Los Ángeles la misión que les correspondía en cada programa. Era la época en que las series eran lineales, no tenían arcos temáticos ni cosas raras. El envío empezó en 1976 y siguió hasta 1981 y para el final ya había cambiado el equipo original un par de veces. Desde aquí suponemos que todos recuerdan la divertida versión que hicieron Cameron Díaz, Lucy Liu y Drew Barrymore, así que pasemos directamente a esta nueva etapa bien SXXI. ¿Qué posibilidades hay de romper algo tan simple como una fórmula que hasta acá funcionó bastante bien? Bueno, la rompieron, la hicieron mal y nada funciona salvo Elizabeth Banks y ni siquiera eso es del todo cierto. Desvaída, abúlica y pobretona versión de algo que parecía sencillo pero se ve que no. La historia no se entiende demasiado y lo que se anunciaba como versión inclusiva no va a fondo con lo que se prometía -si vamos al caso, no hay Angel de Charlie realmente lesbiana-, los chistes no funcionan, las escenas de acción tampoco y no es que el feminismo haya arruinado el relato como lloriquean algunos influencias o youtubers. Lo que arruina la franquicia es que las escenas de acción no están bien filmadas, el guión es idiota y las frases graciosas pasan sin pena ni gloria porque son mediocres y quienes las dicen no tienen timing para la comedia. ¡Otra vez será Angeles! Si es que la agencia internacional de Charlie sobrevive después de este despropósito. LOS ÁNGELES DE CHARLIE Charlie’s Angels. Estados Unidos, 2019. Dirección y Guión: Elizabeth Banks. Intérpretes: Kristen Stewart, Ella Balinska, Naomi Scott, Patrick Stewart, Elizabeth Banks, Djimon Hounsou, Sam Claflin, Jonathan Tucker, Luis Gerardo Méndez, Robert Clotworthy. Producción: Elizabeth Banks, Doug Belgrad, Elizabeth Cantillon y Max Handelman. Distribuidora: UIP. Duración: 118 minutos.
Con un guion lamentable y con ideas narrativas que brillan por su ausencia, este reboot de Los Ángeles de Charlie queda en el debe total y la convierten en una de las peores películas del año. “Los Ángeles de Charlie” supo ser una serie de TV que tuvo su época de esplendor desde mediados de los 70 hasta los primeros años de los 80. Usando los elementos más clásicos de las películas como James Bond y combinándolos con la moda y la seducción, este grupo supo ganarse miles de adeptos a lo largo de todo el mundo y su irrupción en la cultura seriéfila fue inmediata y total a tal punto que hoy en las pantallas de Estados Unidos se sigue transmitiendo la serie. Casi 20 años después de la finalización del show televisivo, llegó a todo el mundo la película de Los Ángeles para intentar ganarse una vez más al público. Si bien esa obra, junto con su secuela de 2003, no fueron grandes películas, su propósito se cumplió y gracias a las interpretaciones de Drew Barrimore, Lucy Liu y Cameron Díaz el público reaccionó de la mejor manera y pudo acercarse, de una manera bastante fiel, a lo que fue la serie original. Pero como Hollywood sigue haciendo de las suyas, ahora le llegó el turno de tener a ésta saga un nuevo re-lanzamiento cinematográfico del trío femenino de espías más conocido de la cultura popular a manos de Elizabeth Banks, quien escribe, dirige y co-protagoniza el film. En esta oportunidad, Los Ángeles de Charlie (Charlie´s Angels) se encargará de contar cómo se conoce el nuevo trío de protagonistas, en contrapunto de cómo fue siempre enfocado el grupo. En éste trío ya hay dos miembros que trabajan juntas: Sabina (Kristen Stewart) y Jane (Ella Baliska). Ambas trabajan para la corporación Townsend, una empresa que se dedica a resolver crímenes utilizando métodos poco ortodoxos. Esta compañía está liderada por el enigmático Charlie, quién sólo se comunica por mensajes de voz pero que a lo largo de todo el mundo, las diferentes “sucursales” de la empresa están sub-dirigidas por un Bosley. Nuestro dúo protagonista entrará en juego cuando la vida de Elena (Naomi Scott), una ingeniera que está diseñando un prototipo de inteligencia artificial que puede controlar múltiples sistemas tecnológicos, se ponga en peligro. Con Elena en pleno riesgo, Sabina y Jane deberán lidiar con sus diferencias y junto con su Bosley (Elizabeth Banks) proteger a Elena y porqué no, prepararla para que se convierta en un Ángel. Este re-lanzamiento de Los Ángeles de Charlie está muy lejos de ser y provocar lo que la serie de TV o incluso las películas del 2000 supieron lograr. El principal motivo por el que la película hace agua desde el arranque, literalmente, es por la pobre escritura de un guion que no sólo se basa en los lugares comunes sino que también se abusa de querer transmitir un mensaje, bastante claro, pero que sólo tiene a representarlo de la manera más superficial que se le pueda imaginar. La película deambula en su totalidad por diferentes locaciones sin ningún tipo de sentido argumental o narrativo, es la típica producción que sirve más como gacetilla de viajes que cómo obra que quiere contar una historia. El montaje es realmente vergonzoso a tal punto que en los cortes de plano se ven las discontinuidades temporales, sin contar claro los cortes sin sentido que sólo funcionan, a priori, para las escenas de acción pero que sólo están de relleno y que en ninguno de esos momentos se logran distinguir que sucede, a quienes le suceden o cómo suceden. El argumento y cómo es llevado a cabo puede analizarse desde dos aspectos: Principalmente hay que decir que la trama general no es nada novedosa, de hecho bastante se asemeja a la primera película de McG del 2000. Por los lugares por donde transita, personajes complementarios y vestuarios incluidos. Básicamente la trama y su resolución, plot twist (previsibles) mediante, son extrañamente similares. Por otro lado y a pesar de todo esto, la película no se torna aburrida y si bien es pasajera, olvidable y superficial, es entretenida al fin. Quizás el error más grave en esta obra no tenga que ver con lo argumental o con los caminos por donde transita la historia, sino con algo que es incluso más palpable o perceptible que algo analizable. Ese algo es la química entre las protagonistas, un elemento clave que acá se ve ausente en todo momento y por más escenas que pretendan ser conmovedoras y quieran hacer ver que hay algún tipo de lazo entre personajes, dicho vínculo es inexistente. Esa sensación merece la pena ser mencionada ya que uno de los grandes aciertos de las películas anteriores era la gran química que había entre las actrices y realmente parecía que eran “hermanas”, algo que está película quiere transmitir desde el discurso pero que en los hechos queda muy lejos. Otro motivo, de menor valía pero igual de importante, es el hecho de querer transformar algo “local”, pequeño y secreto a todo lo contrario. Las actuaciones se ven perjudicadas por el guion y a pesar de contar con un elenco de actrices con buenos pergaminos, nadie en toda la película puede concretar un trabajo concreto como para ser destacable. Quizás, por una cuestión más de ganas que de trabajo concreto, Naomi Scott sea quién más intenta salvar la producción. A ella se la nota comprometida con la causa e incluso hasta “sobre comprometida” porque esa intensidad que demuestra a veces le juega en contra. Las otras dos actrices principales se muestran más sobrias en su labor pero menos comprometidas con la causa. Ni siquiera la propia Elizabeth Banks logra transponer sus ganas para tener un personaje concreto y sin fisuras. Este re-lanzamiento de Los Ángeles de Charlie está muy lejos de ser una fiel representación de la idea original de la serie y a su vez también es un muy floja película per se. Un guion mediocre, actuaciones que no están a la altura y un subtexto claro y con fuerza pero superficial son las principales fallas de una película que hace agua por todos lados.
Elena Houghlin es técnica en informática en una empresa que crea el dispositivo Calisto, capaz de controlar la electricidad sin ningún tipo de cable. Lo que parecía ser el futuro de la energía limpia, también puede ser usado como arma, y es por eso que una agencia de espionaje entra en acción para salvar a Elena y evitar que dicho artefacto caiga en las manos equivocadas. Pero hay más de un implicado en dicho caso. Luego de la injustificada polémica que desató Elizabeth Banks debido al fracaso de taquilla que está siendo Los Ángeles de Charlie en Norteamérica, tenemos que coincidir con el gusto de los espectadores del país del norte, y asegurarles que estamos ante uno de los peores films vistos en el 2019. La cantidad de cosas mal concebidas que tiene esta película es alarmante. Ya hemos visto como a veces las cintas de acción fallan en las escenas donde deben destacar, o en la creación de sus personajes, e incluso en las actuaciones. Pero rara vez somos espectadores de un proyecto que le erra a todos los apartados; incluso hasta en la música. Lo que más salta a la vista, entre las cosas negativas, son lo mal rodadas que están las escenas de acción. Desde el más que evidente uso de los dobles, y, por ende, planos para no ver las caras de las actrices, hasta la más que obvia utilización de cables. Aunque si vale decir que Ella Balinska logra salir bien parada en dichas secuencias; porque si tenemos que mencionar la labor de Kristen Stewart como heroína de acción… habría que buscar quien fue el ejecutivo culpable de dicho cast. Pero el principal error de Los Ángeles de Charlie es no haber entendido que hizo exitosa al film de hace más de una década. Todos sabemos que aquella película era mala, pero en su elenco tenía a una de las actrices más convocantes del momento, así como otra que era (y es) muy querida por toda la audiencia; algo de lo que carece la nueva entrega. Pero más grave aún, es que este intento de reboot decide tomarse enserio así mismo, en vez de abrazar su lado más ridículo y absurdo, algo que, si hacía, y bien, la obra que tenía a Drew Barrymore a la cabeza. Los Ángeles de Charlie termina convirtiéndose en una película pésima, con muy poco salvable (lo mencionado de Balinska y un chiste cinéfilo). El resto es una sucesión de sin sentidos, que se esfuerza a cada momento para conectar con el espectador, pero que desde su concepción nunca entendió al mismo; algo que queda en claro con las recientes declaraciones de Elizabeth Banks. A verla bajo su propio riesgo.
OTRA RENOVACIÓN, NUEVOS ATRASOS Cada vez que se anuncia un reboot, reversión o remake, surgen las preguntas usuales: ¿para qué? ¿Cuál puede ser el potencial aporte? Dudas parecidas debían tener en Sony, porque si las dos adaptaciones cinematográficas de Los ángeles de Charlie estrenadas en el 2000 y 2003 habían tenido presupuestos de 93 y 120 millones de dólares, respectivamente, la nueva versión solo contó con 48 millones. O sea, mucho más discurso feminista, pero menos plata para respaldarlo. Ese recorte de dinero se nota, y mucho, en Ángeles de Charlie, que nunca consigue elevarse por encima de la categoría de sub-producto de acción. La voluntad de refrescar a la franquicia no va más allá de poner nuevas actrices y darle un toque más global a las aventuras, planteando un escenario donde la agencia de Charles Townsend se ha expandido a todo el mundo, con muchas agentes –y sus respectivos Bosleys- desempeñándose en una multiplicidad de territorios. La apuesta es muy parecida a la de Hombres de Negro: Internacional: la premisa vuelve a combinar a expertas y novatas, una intriga donde la traición viene desde adentro de la organización, recorridos por distintos países, líneas humorísticas desperdigadas cada una determinada cantidad de minutos (principalmente por parte de la agente encarnada por Kristen Stewart) y discurso pretendidamente feminista, como para quedar a la par de los tiempos actuales de supuesta inclusión. Los resultados son también, lamentablemente, similares al de Hombres de Negro: Internacional (no casualmente también producida por Sony): lugares comunes y estereotipos argumentales por todos lados; una sucesión de chistes entre fallidos y obvios; enunciación oral para explicar todo lo que pasa; giros de la trama que se ven venir a una distancia sideral; secuencias de acción carentes de vértigo e inventiva; y una discursividad que se pretende potente pero que jamás pasa de lo obvio. No hay nada distintivo en Ángeles de Charlie, nada que la aparte de la rutina y se nota demasiado que Elizabeth Banks –una artista con una carrera más que interesante-, a pesar de estar a cargo de la dirección, el guión, la producción y hasta un personaje relevante, nunca le encuentra la vuelta a la franquicia para aportar un diferencial, como sí lo hacían McG y Drew Barrymore en las entregas previas. Esas dos películas exhibían unos cuantos desniveles y hasta eran caóticas por momentos, pero tenían un estilo propio y hasta arriesgado. Donde también Ángeles de Charlie se parece (para mal) a Hombres de Negro: Internacional es en su incapacidad el legado de sus antecesoras. Ambas pretenden introducir elementos supuestamente nuevos pero que en verdad ya estaban presentes en las películas anteriores, particularmente en lo referido a lo genérico: si la primera parte de Hombres de Negro ya mostraba que las mujeres podían estar a la misma altura de sus contrapartes masculinas con apenas un plano en la última secuencia; Los ángeles de Charlie ya presentaba personajes capaces de ser patear traseros, superar vínculos tóxicos y entablar una solidaridad grupal. Y encima lo hacían con mucha más personalidad y complejidad, aún con sus respectivas fallas. Ángeles de Charlie establece una continuidad sumamente negativa con Hombres de Negro: Internacional: ambas son películas que buscan renovar y actualizar, pero solo atrasan y hasta terminan sepultando franquicias.
Las chicas doradas pusieron acción sin provocación . Crítica de “Los Ángeles de Charlie Las agentes que brindan servicios para resolver distintos problemas desde las órdenes de Charlie fueron en ésta nueva entrega una caricatura insulsa de lo que eran y como resultado dieron una remake desabrida aunque la actriz Kirsten Stewart apuntaló la película con diferentes matices interpretativos. Por. Florencia Fico. La dirección de Elizabeth Banks en la película estadounidense “Los Ángeles de Charlie” ha probado su marca que combina un buen acompañamiento musical y una pizca de comedia. Pero se envenena con lugares comunes con chistes trillados, clichés, chascarrillos. Reproduce la misma falla del filme “Los hombres de negro Internacional” que quieren abarcar mucho pero aprietan poco desde una nueva sede de operaciones la Agencia Townsed con sucursales mundiales; diferentes “Bosleys” herederos del legado de Charlie. Bill Pope como director en fotografía se destaca con tomas panorámicas por diferentes locaciones Río de Janeiro, París, Los Ángeles, Hamburgo, Estambul da movilidad a la película. La utilización del ángulo nadir sorprendió es propio de los filmes de acción que generan esa sensación de vértigo. En la musicalización Brian Tyler remontó con la colaboración ejecutiva de la cantante pop Ariana Grande que sumó en el progreso de la banda sonora con melodías como: “Don´t call me angel” donde intervinieron la vocalista country Miley Cyrus y Lana Del Rey la voz del rock alternativo actual. La trama del filme reúne a Los Ángeles de Charlie que brindan tareas de averiguación y custodia a clientes privados actualmente en la Agencia Townsend que halla muchachas con dotes intelectuales, corajudas y manejo de defensa física contra los villanos ellas están ahora conducidas por Bosleys con misiones que las comprometen en cuerpo y alma. En éste momento enfrentan un arma tecnológica llamada “Calisto” que provee energía renovable pero riesgosa para la integridad humana, las jóvenes estarán ahí para socorrer al mundo. El nuevo trío de guerreras está compuesto por “Sabina” en la piel de Kirsten Stewart la salvadora rebelde del grupo y la proyección fílmica, “Elena Houghilin” (Noami Scott) una ingenua interpretación de una científica aspirante a Ángel y “Jane Kano” una ex agente del MI-6 encarnada por Ella Balinska de manera arriesgada, sensual y prepotente. Un traidor deslucido como John Bosley (Patrick Stewart) y el actor Jonathan Tucker establece un guiño a un viejo enemigo El sombrío. Se da un cameo al personaje “Kelly Garrett”(Jaclyn Smith) la histórica agente de Los Ángeles de Charlie en la serie televisiva original. Asimismo la realizadora Elizabeth Banks integra el reparto como Rebekah “Bosley” una antigua ex ángel que se transforma en la primera comandante de las campañas su composición fue cómica e intrigante; un gran componente del suspenso. El filme intenta sin triunfo generar una impostada comedia de acción. En lo que es aceptable es en la ejecución de planes de lucha con artes marciales, boxeo, gimnasia artística y distintas disciplinas deportivas. Asimismo el uso de armas militares y los códigos de lenguaje estratégico para atacar al contrincante en manos de mujeres que vienen a poner en manifiesto su aptitud, destreza y fortaleza; subyace un mensaje feminista con sororidad es decir hermandad entre ellas y la cosificación – subestimación masculina. Puntaje: 60.
Nueva misión, nueva recluta “Ángeles de Charlie” (Charlie’s angels, 2019) es una película de espías con acción y comedia dirigida, escrita y producida por la actriz Elizabeth Banks, la cual también forma parte del reparto. Protagonizada por Kristen Stewart, Naomi Scott (Aladdin) y Ella Balinska, el elenco se completa con Patrick Stewart, Sam Claflin (Los imprevistos del amor), Djimon Hounsou, Nat Faxon, Noah Centineo (A todos los chicos de los que me enamoré), Luis Gerardo Méndez, Chris Pang, entre otros. Al principio catalogada como un reinicio de la saga, la cinta es una continuación de la historia que empezó con la serie televisiva homónima creada por Ivan Goff y Ben Roberts y luego siguió con dos filmes estrenados en los años 2000 y 2003. Un año después de que la agente Sabina (Kristen Stewart) capturó al contrabandista Jonny Smith (Chris Pang) en Río de Janeiro, la división europea de la agencia de espías Townsend anuncia la jubilación de John Bosley (Patrick Stewart), primer asistente de Charlie. De esta manera, el puesto queda a cargo de Rebekah (Elizabeth Banks). Las nuevas tareas por restaurar el orden no tardan en llegar. En esta oportunidad, los ángeles Sabina, Jane (Ella Balinska) y la ingeniera de sistemas Elena (Naomi Scott) deberán buscar a “Calisto”, una fuente de energía que puede ser utilizada como arma mortal, siendo un peligro para la humanidad. Además, las agentes tendrán que descubrir quién quiere tener el poder de este instrumento. Con un fracaso en taquilla que ya viene desde su país de origen, la nueva producción de “Ángeles de Charlie” es un despropósito tremendo para la época en la que nos encontramos. Demasiado superficial, cero graciosa y con una trama súper pobre, la película encara al feminismo de una forma completamente errónea, dando vergüenza ajena en varias oportunidades. No solo el trío protagónico sufre de una falta de química importante, sino que también el guión incentiva a que sea imposible poder empatizar con estas espías que ni siquiera tienen un desarrollo acorde. La mayoría de líneas de diálogo son patéticas, haciendo que sea imposible tomarse en serio todo el poder y unión de la mujer que se nos quiere vender. Por otro lado, las escenas de acción no convencen para nada. Filmadas utilizando distintos tipos de planos, no hay que ser muy experto para darse cuenta de que las actrices usaron dobles de riesgo. Así como la parte cómica de la obra falla en su totalidad, la adrenalina de las persecuciones en auto y peleas cuerpo a cuerpo brilla por su ausencia. Nunca se llega a sentir que las agentes están en una situación peligrosa, por lo que la película aburre y se siente extremadamente larga. En cuanto a los actores masculinos, no se puede creer que Patrick Stewart haya aceptado estar en semejante bodrio. Sam Claflin decepciona en un papel ridículo y los demás actúan en piloto automático, siendo villanos porque sí. Con la atención puesta en mostrar esplendorosos vestidos y lindos maquillajes, Elizabeth Banks catapultó a una franquicia que podría haber resurgido de mejor manera si se ponía el foco en construir una historia decente. Insoportable, boba y con giros de guión que se sienten como más de lo mismo en vez de generar sorpresa, “Ángeles de Charlie” se convierte en lo peor que nos trajo el 2019.
En los 70, Los Ángeles de Charlie tenía como protagonistas a mujeres hermosas y una leve trama de acción como excusa. En 2000,Cameron Diaz y Drew Barrymore la llevaron al cine en forma de comedia de acción que coqueteaba con el feminismo (de la corriente Destiny's Child), otorgaba un mayor poder a las tres mujeres en el centro de la historia y aprovechaba al máximo el talento cómico de las actrices (tuvo una secuela en 2003). La nueva versión de Ángeles de Charlie subraya hasta el hartazgo intenciones feministas que no logran salir de lo superficial. Cada escena le grita al espectador que no se preocupe, que el juego de poner a tres mujeres hermosas con diferentes looks peleando contra hombres malignos es empoderamiento y no una rendición ante las reglas de Hollywood. Las actrices siguen siendo bellezas del tipo que podrían participar del ahora extinto desfile de una famosa marca de ropa interior, aunque con mayor diversidad étnica, pero hay un esfuerzo constante en remarcar que son mucho más que eso. Todo esto resulta forzado y distrae de los aspectos más entretenidos de la película como las secuencias de acción, en las que Elizabeth Banks demuestra ser una directora más que competente. Teniendo en cuenta la carrera de la realizadora como comediante, es curioso que los aspectos cómicos del film no funcionen tan bien como los de acción. Kristen Stewart es una gran actriz dramática, pero el material no la ayuda a llevar ese talento hacia el terreno de la comedia, mientras que Naomi Scott, quien ya llamaba la atención en Aladdín, sí se perfila como una actriz que puede brillar como comediante.
Elena es una ingeniera y programadora que trabaja para una gran compañía, pero su labor no es respetada por sus superiores y no son escuchadas sus advertencias sobre el posible peligro de Calisto, un dispositivo que revolucionará la energía pero que puede ser utilizado como arma debido a una falla, lo que la lleva a buscar ayuda por otro lado. Charlie’s Angels es la nueva película escrita y dirigida por Elizabeth Banks (Pitch Perfect 2), que retoma el mundo creado por Ivan Goff y Ben Roberts. Una historia predecible, con desarrollo casi chato de los personajes y la sutileza de una patada en los dientes, esta «nueva versión» no pasará a la historia.
La nueva versión de Los ángeles de Charlie representa el segundo fracaso consecutivo de Hollywood por revivir esta franquicia luego de la serie de televisión del 2011 que fue cancelada tras siete episodios. La película dirigida, producida y escrita por Elizabeth Banks tenía el propósito de trabajar el concepto de estos personajes en la era Me Too con una marcada impronta feminista. Con el apoyo de una banda de sonido que incluía temas nuevos de Miley Cirus, Ariana Grande y Lana del Rey el film se promocionó especialmente para capturar la atención del público juvenil femenino, un segmento de los espectadores que en los Estados Unidos ignoró esta propuesta en las salas. De hecho, en ese país Rambo: Last Blood, sin ser un éxito de taquilla, llevó más mujeres a los cines que Los ángeles de Charlie, un detalle que no deja de ser interesante para analizar. Tal vez el concepto de estos personajes hoy ya no genera ningún atractivo en las generaciones más jóvenes y tampoco ayudó demasiado que el film de Banks sea bastante insípido. Dentro de esta cuestión su redundante prédica del Girl Power, que se repite como un disco rayado durante casi dos horas interminables, es el menor problema que tiene esta producción. La directora en principio la pifió con el casting. Entre las diversas encarnaciones que tuvo la franquicia este nuevo grupo es el más insulso de todos y en ningún momento de la historia consiguen transmitir que son un equipo. Una curiosidad de esta versión es que los personajes principales se disfrutan más en sus escenas individuales que cuando tienen que colaborar entre sí. Kristen Stewart le pone un poco de onda a su rol pero su desempeño en las situaciones de acción es penoso de ver. Las escenas de ella por lo general tienen numerosos cortes de edición con primeros planos a las manos y los pies para crear la fantasía que el personaje sobresale en las peleas. Ella Balinska es la que mejor sale parada del trío en este tema y se desempeña muy bien en el rol pero nunca se conectó con sus compañeras y Naomi Scott interpreta a una burda damisela en apuros que eventualmente busca sumarse al grupo. Los realizadores estaban tan confiados que esto iba a ser un suceso taquillero que desarrollaron la película como una historia de origen del nuevo equipo. Una idea que no funciona porque al final tenés dos ángeles de Charlie que deben proteger a una potencial incorporación. En cuanto a la labor de Patrick Stewart, hagamos de cuenta que nunca fue parte de este proyecto, más allá que su profesionalismo lo ayuda a salir bien parado de cualquier bodrio. Al margen del casting, el argumento es muy aburrido, el contenido humorístico malo y las escenas de acción son pocas y deprimentes de ver por su mediocre realización. A Elizabeth Banks le faltó un equipo de colaboradores que la ayudara en este aspecto del film, como lo tuvo Susanna Fogel en Mi ex es un espía, una propuesta completamente superior y mucho más divertida. En aquella comedia con Mila Kunis, la directora se enfocó en los aspectos generales de la película y el tratamiento del humor y delegó la realización de las secuencias de acción en los especialistas que trabajaron en películas como Atomic Blonde, El ultimátum Bourne y la saga Misión: Imposible. Por consiguiente, la calidad de las escenas de pelea, persecuciones automovilísticas y tiroteos eran estupendas, algo que destaqué en esa reseña. En materia de acción Los ángeles de Charlie parece un piloto de televisión malo filmado en el año 2000 y eso perjudicó bastante a esta propuesta. Las películas previas con Drew Barrimore no fueron grandes exponentes del cine precisamente, pero al menos eran entretenidas y se hacían llevaderas con la gran química que había entre las tres protagonistas. Lo único rescatable de este film es el modo en que los nuevos personajes se conectan con las encarnaciones previas de los ángeles. La trama funciona como continuación directa de la clásica serie de televisión y las películas previas dirigidas por McG. Eso estuvo bien elaborado y hay que darle el crédito que corresponde a la directora. Lamentablemente no hay mucho más para resaltar. El mensaje que machaca una y otra vez Banks con el tema que las mujeres pueden hacer cualquier cosa siempre que tengan una oportunidad es honorable y tiene sus buenas intenciones pero no alcanzó. Para tratarse de una entrega de Los ángeles de Charlie esto tendría que ser más entretenido y ese fue el gran talón de Aquiles de su labor como realizadora. Simplemente se trata de una propuesta que no merece el costo de una entrada de cine, ya que hoy en la televisión se pueden encontrar producciones de mejor calidad dentro del mismo género.
Feminismo edulcorado La remake protagonizada por Kristen Stewart, Ella Balinska y Naomi Scott se sostiene por la buena química entre las protagonistas, pero hay una búsqueda de empoderamiento en el cine yanqui que desgraciadamente parece muy vacío. La serie de acción “Los ángeles de Charlie”, que se estrenó en 1976 y salió del aire en 1981, estaba protagonizada por Kate Jackson, Farrah Fawcett y Jaclyn Smith. Se convirtió en un clásico de la época y de la televisión, pero curiosamente recién llegó al cine en el 2000 con Cameron Diaz, Drew Barrymore y Lucy Liu, en una decadente propuesta sólo superada en desgracia por su segunda parte. Elizabeth Banks tomó las riendas y se convirtió en productora, guionista y directora de esta nueva versión, aprovechando la coyuntura mundial para contar esta historia de fortaleza de las mujeres (o algo así, recordemos que seguían las órdenes de un hombre poderoso). Aquí, las agentes Kristen Stewart (Sabina Wilson) y Jane Kano (Ella Balinska), de la agencia Townsend, utilizarán la ayuda de Elena Houghlin (Naomi Scott), una científica que hizo un gran descubrimiento pero que puede caer en manos equivocadas. La idea simple pero eficaz para la comedia de acción obviamente es salvar al mundo. Para ayudarlas, estará Bosley (Elizabeth Banks). El filme se sostiene por momentos gracias a la buena química de las protagonistas, entre las que se destaca Stewart haciendo un papel sumamente histriónico (algo completamente ajeno a ella hasta el momento). Pero hay una búsqueda de empoderamiento en el cine yanqui que desgraciadamente parece muy vacío. Probablemente por ser parte de una sociedad como lo es la argentina, el panfleto de meritocracia que viene pegado al concepto de feminismo no resulta útil, e incluso, lo diluye. Es que esa temática se enmarca en exageraciones y estereotipos que terminan en algún gag sin mucho sentido.
"Los ángeles de Charlie": sororidad al palo Más cerca del universo Bond que de la parodia casi surrealista de la versión de hace dos décadas, este nuevo reciclado de la serie de los '80 se sube a la ola del empoderamiento femenino, pero no puede ocultar su oportunismo. La serie fue un éxito gigantesco en los Estados Unidos y la popularidad por estos pagos hizo que las repeticiones de las cinco temporadas originales se desplegaran a lo largo de la década del 80. Luego llegó el rebootcinematográfico a comienzos de milenio, con la tríada Barrymore/Diaz/Liu tomándose a la chacota lo que originalmente ya tenía una gruesa pátina de auto ironía. El final de 2019 llega con una nueva reinterpretación del grupo de bellas y mortíferas “ángeles”, proyecto coescrito y dirigido por la comediante Elizabeth Banks, aunque parte del rodaje parece haber sido tercerizado a la segunda unidad de producción, dedicada a la puesta en marcha de las escenas de acción. Esta reluciente Los ángeles de Charlie está más cerca en espíritu a un posible capítulo del universo Bond que a la parodia, por momentos surrealista, de las apariciones de hace dos décadas. Eso y, desde luego, el necesario (¿obligatorio?) tuneo ideológico a tono con los tiempos de empoderamiento femenino. En otras palabras: afuera la proliferación de curvas turgentes que habitaban las versiones previas, adentro la sororidad recargada y a prueba de balas. La excusa narrativa, luego de un prólogo cien por ciento bondiano, incluye a una brillante ingeniera del ámbito empresarial (Naomi Scott, Jasmine en la reciente Aladdín) que, de la noche a la mañana, descubre que la novedosa tecnología energética que está desarrollando puede ser utilizada con fines nada santos; léase, como un arma imposible de rastrear. Hacia su encuentro se dirigen dos empleadas de la empresa de recontra-súper-espionaje comandada por el invisible Charlie, Sabina (Kristen Stewart) y Jane (Ella Balinska). Pero las cosas salen mal y todo termina en una secuencia de persecución automovilística a la vieja usanza, aunque editada de forma escasamente estimulante. Corte a Berlín –como Río de Janeiro y Estambul, otra de las ciudades utilizadas como fondo escenográfico–, donde los ángeles y su protegida se reúnen con un mando alto de la organización (la propia Banks) y un experto en indumentaria y armas secretas, nuevo guiño a la saga del agente 007. La trama seguirá por derroteros convencionales y previsibles, con muchos de sus giros anticipados por planos detalles o miradas en escorzo de los personajes. De todas formas, el mayor problema de los ángeles cosecha 19 no es tanto su condición derivativa como la incapacidad para hacer del material algo más que un bolo de ideas, imágenes y sonidos regurgitados. Y la falta de humor que, a pesar de los muchos y variados gags que atraviesan las dos horas de metraje, casi nunca logra dar en el blanco. Más allá de los diversos peinados y constantes cambios de vestuario y maquillaje, el talento de Stewart está completamente desaprovechado, en una película que ni siquiera sabe sacarles partido a los planos de reacción de su principal estrella.
Por entretenidas que nos hayan parecido la serie original de los 70 y las dos películas de los 2000, Los Ángeles de Charlie siempre tuvieron un costado algo cosificador de la mujer. Traer ese mismo concepto a casi 17 años de las últimas películas implica, naturalmente, un adaptación a los tiempos que corren, donde la mujer no solo no va a permitir dicha cosificación, sino que va a hacer oír su oposición por todo lo alto. No obstante, si la idea es dar un mensaje, incluso en un contexto tan liviano como lo puede ser una película de acción con toques de comedia, la sutileza se vuelve esencial. Cuando la sutileza es ausente en el mensaje se vuelve bajada de línea, y ese es el error (entre tantos otros) que contamina a esta nueva iteración. Desangeladas El guion de Los Ángeles de Charlie posee giros predecibles y conflictos que se resuelven con demasiada facilidad. Hay un intento de insertar un costado dramático que no funciona del todo, y la leve comedia que fue marca de fábrica del concepto no termina de funcionar. A esto tenemos que agregar que, visualmente hablando, las escenas de acción son confusas, con un montaje picado que quiere hacer muchas cosas a la vez pero no acierta en ninguna. Por el costado actoral, Kristen Stewart y Naomi Scott otorgan una cuota de simpatía haciendo el intento de salvar al barco de la zozobra, pero no lo logran. Un veredicto que tristemente también se aplica a Patrick Stewart. Por desgracia, Los Ángeles de Charlie tiene un gran defecto más allá de lo cinematográfico y es la postura ideológica que plantea. Una ideología nada sutil -y no pocas veces contradictoria- que se la embarran en la cara al espectador desde la primera escena. Un claro ejemplo de esto es cuando el personaje de Kristen Stewart le arroja una serie de estadísticas a un poderoso empresario mientras, contradictoriamente, le baila encima de forma seductora. Como si el detalle tan minucioso de dichas estadísticas no fuera tan violentamente obvio, luego de esta escena se corta a un montaje con imágenes de mujeres realizando deportes extremos. ¿Qué tiene que ver con los ángeles? No lo sabemos, lo que sí sabemos es que es algo más propio de un avance de una serie de Discovery Channel y no la puesta en ambiente de una película de gran presupuesto. Muchos dirían que esto es un despliegue ahogante de feminismo: no es para nada la expresión adecuada al definir tal situación, ya que el feminismo hecho y derecho aboga por la igualdad, un ideal que no aparece en ningún lado en esta película. Los ideales de Los Ángeles de Charlie están más cercanos a la misandría que a cualquier otra cosa. Parece proponer que todos los hombres no son más que estúpidos, traidores y sexistas. Las únicas excepciones parecerían ser el personaje de Djimon Honsou, quien dura muy poco tiempo en pantalla, y una suerte de guru que cura el “cuerpo, mente y alma” de los ángeles. Una cosificación e idealización del hombre que no está muy alejada del que el hombre tenía de la mujer.
Todo empezó con el formato original, una serie de televisión de mediados de los "70, que se prolongó hasta 1981 con gran éxito. Tres chicas lindas, jóvenes y muy activas, que formaron parte de la policía, comienzan a trabajar en la Agencia Townsend, una empresa de detectives dedicada a la seguridad. Con un CEO misterioso, Charlie, al que nunca se lo ve, las chicas reciben órdenes para participar en casos que necesitan de fuerza y astucia "para no perecer en el intento". Con el cambio de épocas, cambian los casos y las chicas. Ahora estamos en el período internacional y la Agencia Townsend tiene sucursales en distintos lugares del mundo. Las chicas son Sabina (Kristen Stewart), astuta y seductora; Jane, impactante morocha, ex M16 (la inglesa Ella Balinska), y Elena Houghlin (Naomi Scott), experta en informática, que descubre la peligrosidad de un desencadenante de energía que puede ser utilizado como arma. O sea que nos ubicamos ante un formato que con los objetivos de la serie original (1976), cuenta su propia historia con otros actores y actrices y la incorporación de nuevos personajes. Los norteamericanos lo llaman "reboot". DE ACCION La primera escena sintetiza el resto de la película. Sabina con peluca rubia, seduce a un mafioso oriental malo muy malo y mezcla los ingredientes de todo el filme, la sofisticación y la acción. La secuencia se desliza a partir de caricias cada vez más audaces en exótica terraza con fondo de guardaespaldas y velas, hasta las sogas que semejan columpios por las que Sabina se desliza para encerrar el cuerpo del mafioso. Así, por Brasil, Alemania o Turquía, teniendo como fondo el Bazar de las Especias de Estambul o el Hipódromo de Veliefendi y el barrio de Sultanahmet, con sus toques bizantinos y otomanos, se suceden persecuciones violentas y combates glamorosos tras aquellos que quieren utilizar un gran invento en el campo de la energía como arma para dominar el mundo. En pocas palabras, un argumento mínimo que permite el máximo de acción en escenarios sofisticados con mujeres poderosas que demuestran su fuerza y astucia contra débiles señores del género masculino que parecen estar en situación de calle ante tamañas especialistas en artes marciales y armas de guerra. Alrededor de todas están Jhon Bosley (el exótico Patrick Stewart de "Star Trek"), con vuelta de tuerca en el final, o la misma directora de la película como actriz, Elizabeth Banks, convertida en una Bosley (palabra convertida en posición jerárquica en la historia). Y en un cameo final, la presencia de Jaclyn Smith, la Kelly Garret de la serie original. Entretenida, de buen ritmo, plana en la historia, con ingenuos remedos de apelación "Me Too" y con una actriz con personalidad, convertida en un torbellino superpoderoso, estos "Angeles de Charlie" pueden dar un momento atractivo y efímero a un público adolescente y aquellos que aman las producciones con aspiraciones de superhéroes.
Un programa de televisión icónico que pasó a la fama, en especial por Farrah Fawcett, con Kate Jackson y Kaitlyn Smith, que luego paso el cetro a las películas del trío Drew Barrymore, Cameron Díaz y Lucy Lou, en dos oportunidades, siempre, como en este caso, con Barrymore como productora. En este reflotamiento de la franquicia con el guión, la dirección y la actuación de Elizabeth Banks, lejos de la ingenuidad y el espíritu de chicas poderosas pero femeninas, protegidas por el tío Charlie, aquí se trata de una organización internacional que maneja chicas como agentes con el apoyo de jefes poderosos. La acción pasó a primer plano, como si se tratara de una de James Bond o Bourne, con escenas bien diagramadas. Pero en toda la película abundan los malos hombres en un discurso feminista primario vencidos por las chicas que, como dice una “ingeniosa” línea de diálogo, son capaces de hacerlo todo. Así está planteada la película como una de acción intensa a la altura de las producciones que abundan y tienen su público, más algunos toques donde se luce especialmente Kristen Stewart que vuelve al cine comercial en el mejor personaje del nuevo trío, acompañada por la novata científica Naomi Scott y la chica de armas tomar Ella Balinska que hasta tiene tiempo para un incipiente romance. Lejos del encanto vintage que supo tener, cerca de las producciones de peleas y persecuciones del género, con toques leves de glamour, estos ángeles tienen ganas de perdurar si reciben la bendición de las recaudaciones.
Primero fue una serie de 5 temporadas en la década del 70, luego un par de películas a principios de los 2000s, y ahora con guión, producción y actuación de Elizabeth Banks llega el reboot de Los Ángeles de Charlie que intentará darle una mirada mas feminista a la franquicia y los que todos quieren saber es: ¿Era necesaria? No. ¿Es buena? No. ¿Es entretenida? Hasta ahí. La película se centra en Elena (Naomi Scott), una ingeniera radicada en Hamburgo que se siente menospreciada por ser mujer y descubre que sus superiores intentarán vender un dispositivo que revolucionará la energía llamado Calisto como un arma debido a una falla. Es ahí cuando recurre a la agencia (por que ahora descubrimos que existen academias de ángeles en varios partes del mundo. Si, algo muy similar al también innecesario reboot de Men In Black de este año), y con la ayuda de los ángeles Jane (Ella Balinska) y Sabina (Kristen Stewart) deberán detener el malvado plan a través de varias escenas de acción y persecución entremezclados con varios chistes sin gracias y repetitivos. Un guion bastante flojo y aburrido. Los Ángeles de Charlie es un reebot de la saga pero a la vez una continuación, tanto de la serie como de la películas anteriores. No es una secuela directa, claro y de hecho funciona (si es que podríamos decir que funciona) como una película independiente, pero hay pequeños detalles que nos dan a entender que se ubica en el mismo universo. Como por ejemplo, una sucesión de fotos donde vemos al personaje de Bosley, intepretado por Patrick Stewart, con las diferentes encarnaciones de los ángeles. Es acá donde aprendemos que existen varios Bosley ya que así se llama el cargo de asistente de Charlie (y así justifican el cambio de actor del personaje entre la primer y segunda película) y de hecho Elizabeth Banks interpreta a la primer ángel que asciende a ese cargo. La película no se difiere de nada de cualquier película de acción promedio, no es un desastre, puede llegar a entrener, pero tampoco es de lo mejor que vamos a ver, ni de cerca. En lo que intenta diferenciarse es en mostrar un enfoque más feminista y demostrar que ellas también pueden ser tan o más badass que los hombres. El problema es que la directora quiere demostrarlo tanto que todo la fuerza puesta ahí no la vemos en la historia ni en el guion. Y no solo eso, sino que al darle tanto énfasis, termina jugando en contra del mensaje que se quiere dar. La propia directora salió a defenderse del fracaso en taquilla alegando que los hombre no quieren ver películas de acción protagonizadas por mujeres. Y tenemos los claros ejemplos recientes de Wodner Woman y Capitana Marvel de que esto no es así. No importa el género del protagonista, importa que sea una buena película, y esta no lo es. Además, si se quiere luchar contra los esteriotipos de las mujeres que se veían en cine hasta no hace mucho, no sería la mejor forma hacerlo a base de tratar a los hombres también con esteriotipos como abusadores, tontos, babosos y violentos, tal como lo hace esta película. Posiblemente debido al fracaso no tengamos una segunda parte y Los Ángeles de Charlie vaya directo al cementerio de los reboots innecesarios, mientras que las películas de los 2000s, sin ser la gran cosa, quedarán en la nostalgia como películas de acción que además de ser entretenidas, a base de jugar con lo inverosimil (algo que acá no lo hace), intentó innovar el género. Ah, y para los que preguntan por Charlie ahora es mujer y modifica su voz como la de un hombre, porque se ve que solo así puede liderar a un grupo de mujeres. Sí, todo el mensaje que se quiso dar en la película termina contradiciendose.
Texto publicado en edición impresa.
Ángeles de Charlie, dirigida por Elizabeth Banks, es el reboot de una serie televisiva (1976-1981) que lucía más acorde a estos tiempos en su original, que ahora que baja línea y no entretiene. Hubo un ayer en que las series no eran lo que hoy y menos en nuestro país con pocos canales, en blanco y negro y, en lo que a mí respecta, una dictadura en el poder. Entre las que había, se destacaba una protagonizada por chicas de armas tomar que resolvían casos arriesgados pero a la medida de seres humanos. Eran un grupo de tres ex policías devenidas en detectives y comandadas por Charlie, que se comunicaba con ellas desde un altavoz en la oficina en que se juntaban para recibir las órdenes y con la ayuda de un asistente. De ahí su nombre: Los ángeles de Charlie. Como tuvo éxito, el grupo sufrió modificaciones a lo largo de sus temporadas debido al retiro de las actrices que las interpretaban, pero no cambió su espíritu hasta que llegó su final. El cine, siempre necesitado de historias, tomó la idea y en el 2000 apareció la primera versión comandada por Cameron Diaz, Drew Barrymore y Lucy Liu dirigida por McG. Una mezcla pop videoclipera. En 2003 tuvo una secuela. Ahora llega el reboot y más empoderadas que nunca. Ángeles de Charlie tiene a una directora detrás de cámaras y coescribiendo el guion, además de actuar como (uno de los) Bosley, Elizabeth Banks, varias productoras (entre las que vuelve a aparecer Barrymore) y una banda sonora compuesta por nombres femeninos archifamosos (Ariana Grande, Lana del Rey, Miley Cyrus). Y es en esa coyuntura propia de estos tiempos de #MeToo e igualdad femenina que la película se inscribe, pero sólo para reforzar panfletariamente esos valores. Nadie duda de las buenas intenciones de semejante agrupación de talentos, pero acumular no garantiza nada. Los mensajes suenan forzados y remanidos. Como si hubiera que asegurar dónde estamos parados sin que eso fluya como parte de lo que se cuenta. Como si la trama se detuviera para emitir los discursos o se echara mano a lo fácil de construir un mundo donde los hombres son estúpidos o malvados. Ni siquiera el humor de Banks aparece más que en contadas ocasiones. No hay grupo. Son dos ángeles que se reúnen a la fuerza, más una investigadora ciéntífica que ya sabemos cómo terminará desde el minuto uno, aunque no haya nada que sostenga semejante posibilidad. Convertirlas en una especie de heroínas que recorren el mundo, en plan postal turística (como todos los agentes especiales que están en danza en el cine: James Bond, Ethan Hunt, etc.), para recuperar una fuente de energía no convencional que puede volverse arma letal, ni es original ni es un aporte feminista. Cambiar roles masculinos por femeninos es sostener una idea de cambio gatopardista. Kristen Stewart es lo más notorio de todo el equipo, aunque tiene que luchar con un personaje que juega a ser el comic relief, pero al que nadie se dedicó a escribirle buenas réplicas, diálogos medianamente interesantes o situaciones graciosas. Las misiones o son largas y aburridas o son inverosímiles. Las escenas de acción no lucen. Lo cool araña la superficie visual. Un sinfín de decisiones incorrectas dan como resultado, lamentablemente, esta película fallida. Aburrida, intrascendente a pesar de ser demasiado creída de su aporte a los tiempos que corren, Ángeles de Charlie es innecesaria.
En época de reboots y reciclaje de viejos formatos no sorprende encontrarnos con una nueva versión del clásico televisivo de los años 70' que ya pasó por el cine a principios de los 2000, "Los Ángeles de Charlie". Los Ángeles de Charlie siempre han proporcionado servicios de seguridad e investigación a clientes privados, y ahora la Agencia Townsend se ha expandido internacionalmente con las mujeres más inteligentes, valientes y mejor entrenadas a lo largo y ancho del planeta – varios equipos de Ángeles guiados por otros tantos Bosleys llevando a cabo los trabajos más duros por todo el mundo. La premisa es demasiado sencilla: Un dispositivo que en manos de los malos es un arma de destrucción masiva y en mano de los buenos una fuente de energía sustentable. Para contar esto, Elizabeth Banks, directora de la película, apostó por una versión mas popera desde los looks y la banda sonora, pero la linea es delgada porque de a ratos se siente más como un videoclip de una girl band debido a la fuerte presencia de la música y lo débil del guión. Chicas empoderadas y listas para la acción. El mensaje está muy claro y resultaba un enfoque necesario para esta nueva versión, más entendiendo la situación actual de Hollywood (y claro del mundo), pero la forma en la que fue llevado a cabo lamentablemente termina más por ironizar la lucha y caer en todos los chiches del "Girl Power". Tal es así que ningún personaje masculino de la cita resulta medianamente interesante. El atractivo más fuerte de la película está en el tour de ciudades al que nos invita (al estilo Misión Imposible), las secuencias de acción y claro, en sus protagonistas: Kristen Stewart, Naomi Scott y Ella Balinska. La ex Crepúsculo es quien más se destaca como Sabina Wilson, un ángel abiertamente queer, y sabe aprovechar todos los 'gags' de humor para sacarles algo de jugo por más que se apueste constantemente al chiste fácil. Las apariciones de Patrick Stewart y de la misma Elizabeth Banks las sentí desaprovechadas y el choque generacional si que se nota. En los títulos finales se puede ver un desfile de figuras que pasaron por la saga. Se apela a la nostalgia como último recurso por salvar el film. Pero en definitiva, "Ángeles de Charlie" más que proponer el reinicio de la franquicia, se siente como el principio de una autodestrucción. Por Matías Villanueva
La agencia “Townsed” se ha expandido, pero su cabeza desea retirarse para lograr el relax necesario acorde a 40 años de formar ángeles y cabezas de equipo. En tiempos ultratecnológicos, en donde ya nada sorprende o tal vez sí, pero por minutos, la tarea de las investigadoras se ha visto un tanto bastardeada o tal vez multiplicada sin razón de ser. Mientras se dirimen puntos sobre la continuidad y la forma en que se lo hará de la agencia, un misterioso sistema que podría generar daños irreversibles en las personas, es puesto como eje temático de “Ángeles de Charlie”. Pero es el siglo XXI y si ya algunos elementos narrativos y discursivos sonaban a viejos en las anteriores remakes, aquí, al magnificar con trazos gráficos todo, una banda sonora acorde a la época, y un confuso preámbulo simil 007, todo se traduce en una propuesta que quiere subirse a la oleada feminista, con una primera escena potente en la que uno de los ángeles se hace la ingenua para luego dar su golpe, pero que termina por desviarse bruscamente hacia un pastiche sin sentido. Banks apela a la nostalgia de los más memoriosos y conocedores de la serie y las adaptaciones de los años 2000, pero en el camino, termina por cimentar un discurso vacío, sin humor, sin glamour en donde a sus protagonistas se las ve incómodas. Kristen Stewart esboza algunas líneas de aquello que podría haberse resuelto de otra manera, como ese ángel que gusta de las mujeres, pero que seduce a los hombres para engañarlos y estafarlos. Hay una escena en la que le hacen bailar una coreografía antes de revelarse entrar al acto final, y ya nada puede revertirse, el final, precipitado, lleno de lugares comunes, llega. Post The End hay algunos viejos ángeles que regresan para cameos, pero ya es tarde, el fastidio de haber atravesado casi dos horas de un discurso vacío y plagado de subrayados innecesarios, hacen de esta nueva adaptación un olvidable producto de entretenimiento. POR QUE NO: «Casi dos horas de discurso vacío y plagado de subrayados innecesarios, hacen de esta nueva adaptación un olvidable producto de entretenimiento»
Vuelve, y ya ni recordamos por qué número de veces, otra versión del trío de detectives al servicio del misterioso Charlie, que en la serie original les encomendaba misiones desde una voz en el teléfono. Ahora dirigidas por la también actriz Elizabeth Banks, las tres protagonistas son jóvenes, cancheras y empoderadas. Un refresh para los tiempos que corren, y corridas en torno de un artefacto que puede generar una energía sin efectos devastadores para el planeta, pero que no ha sido lo suficientemente probado y entraña un peligro mayor. Esto llevará a las chicas por el mundo, en una sucesión de escenas de acción alternadas con homenajes a la propia saga, en sus distintos reboots. Es decir, a las mujeres que estuvieron antes que ellas. Vale decir que los subrayados sobre el poder femenino, más que feministas, terminan por caer con el peso de los clichés más trillados. Pero por si no quedan del todo claros, se explican, se dicen y se exaltan. En todo caso, olvidable.
Una nueva generación Los ángeles de Charlie es una película que realmente no puedo definir. Porque Elizabeth Banks es una muy buena directora, productora y actriz, y ha llevado hasta el momento una carrera que se podía definir como intachable, considerando el éxito en las producciones en que ha participado en los diferentes roles. Uno de los casos es la comedia Pitch perfect, la trilogía de películas en las que tuvo participación con un pequeño personaje en la primera parte, repitiendo el papel en la segunda entrega a la par que producía y dirigía la misma, solamente produciendo el capítulo final. Las cuestiones son las siguientes: el guion es flojo en prácticamente toda su construcción; los personajes no cuajan, se sienten irreales y poco solventes en su peso; las protagonistas se sienten desapegadas, como si el vínculo no tuviera la carnadura necesaria para un trío que debe ser la fuerza más importante en la pantalla. Pero es así, y aquí nace un nuevo problema. El casting es ciertamente fallido, no cumple lo mínimo requerido para mostrar la química necesaria en el desarrollo de la historia. La edición es desordenada, pero hace lo que puede con una serie de escenas filmadas muy poco prácticamente, secuencias de acción mal diseñadas y eso lleva indefectiblemente a lo que apunto. Son, entonces, estas tres patas de la película las que colaboran para que la entrega final de esta primera intención de establecer un nuevo trío para una saga que bien podría ser prometedora. Pero tristemente Banks no se tomó las posibilidades para ese establecimiento en serio y dinamitó sus posibilidades de ocupar un espacio fuerte como directora, aún con una serie de películas de entretenimiento liviano. ¿Es necesario un estudio tan profundo de este tipo de películas? En realidad lo que sí es relevante es pensar cuál es realmente el problema del fallido estreno y la respuesta débil del público. Tal vez la comparativa con el elenco de las películas anteriores tanto como el de la serie original es demasiado fuerte y eso deriva en el fracaso… aunque al menos en el inicio del metraje les rinde un “homenaje”. Y repite esto copiando a imagen y semejanza un villano con los mismos modos, herramientas y miradas que tuvo en la saga anterior Crispin Glover, a mi ver, un gran actor que ha obtenido poca validación. En suma, es de esperar que Banks piense bien antes de establecer las pautas de su próximo proyecto; ojalá que le vaya bien, porque se lo merece. Y no es porque yo ejercite la reafirmación masculina de sus capacidades de la querida Elizabeth. Ella puede hacerlo sin mí: talento le sobra.
¿Hacía falta reflotar la saga? ¿No alcanzaba con los fallidos anteriores? Bien, parece que a los productores hollywoodenses no. A ciencia cierta no se puede tener certeza si esto se deba al agotamiento de ideas originales o a la facilidad de recurrir a textos anteriores, en este caso basados en una serie de TV de los años ‘70/80, como queda dicho ya lo hicieron, esta es la tercera re-versión de la serie en formato cinematográfico. Sólo que en este caso las modificaciones realizadas sobre el original apenas producen un alejamiento de la “ingenuidad” que presentaba la serie. El intento primordial es enarbolar la bandera del poder femenino, pero recurrir a denostar al masculino para sostenerlo termina siendo casi contraproducente. Enrolada en lo que podría denominarse una comedia de acción, no es ni una ni la otra, no hay nada que mueva el mínimo gesto de sonreír y las acciones, la mayoría bien coreografiadas, no establecen ninguna novedad. La historia tampoco juega en algo diferente, un descubrimiento humanitario, en este caso relacionado a la energía, que en las manos equivocadas podría utilizarse para la destrucción del planeta, como si no alcanzara con muchos de los jefes de estado actuales. Sumémosle que en su estructura aparece como variable al juego de espías, la traición tratando de emular a “Misión imposible” (1996) de Brian De Palma, sin lógralo o establecer a una persona común y corriente, muy inteligente por cierto, como lo es Elena Houglin (Naomi Scott) en una situación extraordinaria y que sin mediar nada se convierte de ingeniera, científica, en una especie de Ripley a ultranza, convirtiéndose en casi otro “Ángel”. La directora Elizabeth Banks, en su segunda oportunidad detrás de cámara, pero en su primera experiencia como guionista, no pierde el pulso para las escenas de acción en tanto montaje de las mismas, pero transitando una estructura clásica de desarrollo lineal, fracasa en el establecimiento de cierto interés, sea por un guión plagado de lugares comunes en tanto diálogos, sea por que el énfasis esta puesto en mostrar a las mujeres como superpoderosas. Asimismo la directora se preservo un personaje secundario para ella, el mismo no carece de importancia, uno más de los tantos Bosley que se han establecido en el mundo, ya no es un personaje sino un cargo casi militar dentro de la estructura de la agencia cuyo jefe sigo siendo Charlie. El filme abre con Sabina Wilson (Kristen Stewart) en una escena que conjuga todo aquello que después intentara desplegar el filme, si bien la actriz hace un despliegue de su talento no puede sostener el filme, (¿o será que le perdono todo?) ni con la ayuda de Jane Kano (Ella Balinska) su antagonista al iniciar el filme, devenida en compañera en la nueva aventura y amiga fiel después, claro. El original y legendario John Bosley (Patrick Stewart) pasa a retiro, lo jubilan, pero un desafortunado episodio hará que deban volver a recurrir a su experiencia. Vueltas de tuerca tan previsibles como ridículas, para colmo esplicadas verbalmente, terminan por producir un tedio pocas veces visto y sufrido. Para ser una comedia de acción su humor es demasiado naif y las escenas de acción, como queda dicho, bien realizadas pero insustanciales
Alguna vez habrá que reivindicar las dos películas sobre la célebre serie de los setenta que hicieron Cameron Díaz, Drew Barrymore y Lucy Liu, dos comedias absurdas llenas de gags. Hecha justicia, ahora nos toca este relanzamiento a cargo de Elizabeth Banks. Una realizadora feminista sin declamar su posición, digamos, era la ideal para escribir, producir y dirigir este film. Pero las cosas no funcionan por razones estrictamente cinematográficas: abarcar demasiado (demasiada acción, demasiado humor, demasiado drama, demasiado diseño) sin lograr que algo integre los diferentes niveles de la película en un todo coherente. Hay secuencias que valen la pena y momentos muy logrados por parte de tres actrices que confían en su carisma. Estamos ante una película fallida: una que pudo lograr mucho más, que tenía nobles ambiciones pero que, por falta de visión total, queda a mitad de camino.
I BELIEVE IN ANGELS Ángeles de Charlie no tiene un gramo de originalidad La serie de los setenta vuelve a la pantalla con este reboot que abraza el pasado y nos presenta a las chicas de la agencia Townsend con otra mirada. No podemos culpar a Elizabeth Banks por querer aggiornar y darle una mirada femenina a la creación de Ivan Goff y Ben Roberts. La serie original de ABC se extendió por cinco temporadas (1976-1981) y fue un desfile de chicas lindas jugando a ser detectives, siguiendo las órdenes de un señor llamado Charlie (voz de John Forsythe) a través de un comunicador. Se tenía que decir, y se dijo, pero nada de esto le quita mérito cultural al programa y sus protagonistas, un verdadero emblema de “girl power” en época donde los íconos de acción femenina eran bastante escasos. Drew Barrymore, en su papel de productora, quiso lavarles un poco la cara a las películas de McG -exitosas hasta ahí nomás-, aunque seguían repitiendo los mismos arquetipos en la pantalla grande, incluso con menos gracias que Jaclyn Smith, Cheryl Ladd y Kate Jackson, entre otras. La idea de Banks no implica borrar el pasado, sino abrazarlo y mostrar que la agencia Townsend se expande y se diversifica. Acá, Bosley no es una persona, sino un cargo, que se repite a través de las décadas y las diferentes ‘sucursales’ a lo largo y ancho del mundo. La de Los Ángeles está a cargo del Bosley original, Patrick Stewart, quien supo llevar la agencia a otros niveles, entrenar a un montón de discípulas, y ahora está a punto de comenzar su retiro. En medio de esta transición, Elena Houghlin (Naomi Scott) se convierte en una nueva clienta de la división europea, una ingeniera y programadora que quiere exponer a sus superiores, quienes decidieron ignorar sus advertencias sobre el mal funcionamiento de un revolucionario dispositivo llamado Calisto. El aparatito en cuestión puede cambiar el mercado de conservación de energía, pero mal usado es capaz de generar convulsiones fatales. De repente, Calisto puede ser utilizado como un arma y vendido al mejor postor, y Elena queda en la mira de su superior, Peter Fleming (Nat Faxon), y el asesino a sueldo (Jonathan Tucker) encargado de silenciarla. Ahí es cuando entran en escena los Ángeles: Jane Kano (Ella Balinska), retirada agente del MI-6; Sabina Wilson (Kristen Stewart), la rebelde y temeraria del grupo; y Rebekah ‘Bosley’ (Banks), ex agente devenida en asistente de Charlie. Su misión: proteger a Elena, recuperar cualquier prototipo de Calisto de las mismísimas empresas Brock y desenmascarar a Fleming, una tarea poco sencilla que pronto se tiñe de traiciones, complots e intentos de asesinato. Armadas y peligrosas Banks, directora, guionista y productora convierte a “Ángeles de Charlie” (Charlie's Angels, 2019) en una aventura cosmopolita no muy diferente a las de James Bond, Misión Imposible o semejantes. Su único ‘pecado’ es caer en los mismos tropos gastados y querer reflotar una franquicia que nadie pidió, pero su punto de vista es muy bienvenido, demostrando que las chicas están en igual de condiciones que sus camaradas masculinos quienes, año a año, inundan las pantallas con este mismo tipo de historias sin recibir el backlash que deben soportar las angels, “Cazafantasmas” (Ghostbusters, 2016) o cualquier otro exponente que se atreva a romper las normas. Por lo demás, “Ángeles de Charlie” es disfrutable y entretenida -como debe ser cualquier película pochoclera-, se apoya en su elenco diverso (en todos sus aspectos) y más que nada en sus características, que puede sonar arquetípico -la chica seria y profesional, la alocada, la cerebrito-, pero también las utiliza para crear conexiones y mucha empatía entre las protagonistas, y entre las protagonistas y un púbico que, a veces, necesita de estos referentes aunque se corran de lo verosímil. Banks también suma a grandes actores en papeles secundarios como Djimon Hounsou, Sam Claflin, Noah Centineo, Stewart, y cameos que no vamos a revelar, porque se pierde la gracia. Las chicas sólo quieren divertirse El humor funciona, la acción también, y con eso le alcanza a pesar de la previsibilidad de la trama, pero Banks quiere dejar en claro varios mensajes poco sutiles y es ahí donde logra enojar al patriarcado. No es casual que la película arranque con un montaje de nenas que crecerán para convertirse en lo que quieran porque lo que sigue a continuación les demuestra que sí pueden, a pesar de las trabas que otros les impongan. También celebra la sororidad y el trabajo en equipo, demostrando que, cuando las papas queman, los únicos que se ponen de tu lado son aquellos que comparten los mismos ideales y la misma lucha. Esta, tal vez, es una lectura demasiado profunda para una película que no lo es, pero nunca esconde estas intenciones. Intenciones que se sienten más sinceras y espontáneas porque vienen de una mujer que la pelea dentro la industria (mayoritariamente masculina), y no de un realizador (masculino) que quiere quedar bien y seguir una agenda, colando escenas de hermandad agarradas de los pelos.
Antes del estreno del filme Elizabeth Banks – directora y guionista del filme – le dijo a la prensa que no le importaba si la película fracasaba, que en tal caso demostraba el punto que a los hombres no les gustan las películas de acción protagonizadas por mujeres. ¿En serio, señora Banks?. Déjeme nombrarle un puñado de títulos: prácticamente toda la saga de Alien (incluyendo Prometheus y secuela), Mujer Maravilla, Capitana Marvel, Resident Evil, Los Juegos del Hambre, Lucy, Atómica, Kill Bill… incluso las primeras remakes de esta franquicia – protagonizadas por Cameron Diaz, Drew Barrymore y Lucy Liu – que fueron muchísimo mejores que este adefesio que acaba de pergueñar. No, señora; la gente le escapa a las malas películas, no importa si tienen mujeres, chicas trans o aliens como protagonistas. Puede haber alguna injusticia que otra (Ghostbusters 2016?; alguien?; … Bueller…. Bueller…) pero, en general, el público nunca se equivoca. El problema con su filme, señora Banks, es que es un bodrio. El guión es un pastiche que no tiene nada de original (y se toma muy en serio a si mismo; ah!, lo escribió usted misma), la edición es un horror y pareciera que le faltan pedazos a la película porque la trama va a los saltos, y la puesta en escena es cualquier cosa menos divertida. Oh, si, Kristen Stewart no solo está bonita sino simpática (uy, Dios, acabo de decir esto sin arder en llamas!!) y hasta me gustaría verla en una franquicia Marvel porque la enana tiene pasta (que adquirió después de aprender a actuar en filmes por toda Europa), lástima que el guión de la Banks es horrible y está plagado de chistes obvios. La otra que brilla es la gigantesca Ella Balinska… y paremos de contar. La hermosa Naomi Scott queda reducida a un patético rol de comic relief que no le sienta, Patrick Stewart va en piloto automático y la Banks – tomando para si misma el rol del jefe Bosley – habla con una altanería que asquea. No importa si mataron a un miembro de la organización que era amado por todos; pueden celebrarlo de la manera mas desubicada y superficial posible con un gurú New Age, una bebida de hierbas y una costosa tabla de quesos. El gran problema con Los Angeles de Charlie 2019 es que no tiene sentido del humor. Los chistes son malos o no tienen gracia. Todo es tremendo y a la vez estúpido, y ni siquiera las escenas de acción funcionan por el terrible trabajo de edición – no se terminan de ver los tiroteos o como la gente regresa al interior de un vehículo en una persecución a todo trapo -. Pero, como si esto fuera poco – el filme como filme de acción es mediocre a mas no poder, lleno de diálogos pomposos o vacíos -, la Banks se despacha con un alegato ultrafeminista que bordea lo panfletario. Los jefes coquetean con las empleadas, los dueños de empresas las tratan como sirvientas (aunque sean super ingenieras de informática), los guardias de seguridad manosean a las mujeres y, cuando no, los villanos de turno se babosean con ellas porque piensan que son bonitas y huecas. Una aliada del trío se resiste a trabajar con ellas porque, en su momento, le prometieron ayuda para mantener su clínica de abortos abierta; y al final la Scott recibe el entrenamiento oficial de la agencia, plagado de figuras femeninas de renombre como Rhonda Roussey, Danica Patrick y hasta el icono LGBT Laverne Cox. Los varones abusadores son empalados y las mujeres independientes, valientes y fuertes, reciben su recompensa. Si la señora Banks quería hacer un filme sobre el abuso de poder sobre las mujeres, podría haber dirigido un drama (¿Bombshell?); pero en un filme pasatista como éste suena descolgado y hasta banaliza la importancia de tales injusticias. Elizabeth Banks es muy bonita y creo que es una muy buena actriz, pero como directora apesta – dirigió la terrible (aunque taquillera) Pitch Perfect 2, y el chocante segmento donde a Chloe Grace Moretz le venía la “tía de rojo” en el peor momento en Movie 43, una falta de respeto total para la mujer considerando que ahora ella se golpea el pecho y se clama feminista -, y solo obtiene el sillón de director porque su marido debe tener banca en Hollywood. Acá todos sus defectos, falencias e impericias quedan a la vista, y aunque el cast se defiende como puede, es incapaz de rescatar algo tan tosco e incoherente como esto. No, no es de uno de esos filmes que es tan terrible que a los cinco minutos los frenas y los sacas del reproductor de DVD, sino que es una de esas películas que amenaza con mejorar y siempre empeora, metiendo alguna escena pasable de vez en cuando con lo cual tenes esperanzas que se redima al final… cosa que, obviamente, no ocurre. Es terriblemente frustrante. Por su bien, y por el del resto de la humanidad, espero que la señora Banks no vuelva nunca mas a dirigir nada (por lo menos hasta que aprenda el oficio como debe! – así no suena como un comentario machista -), y no porque es mujer sino porque es una pésima libretista y cineasta.