Maléfica fue una de las más grandes creaciones que brindó Marc Davis en su carrera, uno de los colaboradores principales de Walt Disney. Nos referimos a una de las mejores villanas que se concibieron en la historia de la animación. La autoproclamada "Ama de todos los males" resultó una de las principales atracciones que tuvo La Bella Durmiente en 1959 y la realidad es que nunca se supo demasiado acerca de su origen. Por esa razón, este estreno despertaba cierto atractivo por ver cómo trabajaban este aspecto del hada malvada. La gran paradoja de esta nueva película es que presenta una versión extremadamente endulcorada y liviana de lo que fue la icónica villana de la obra de Disney. Este film distorsionó por completo la creación de Marc Davis al convertirla en un forzado ícono feminista donde Maléfica ahora es la gran heroína de la trama. El argumento de esta producción fracasó en los campos donde Frozen sobresalió al presentar un óptica diferente de otra gran villana de la literatura como es la Reina de las nieves. La diferencia es que en aquella propuesta animada, Elsa, era un personaje rico cuya personalidad tenía distintos matices, mientras que el papel de Angelina Jolie quedó reducido a un rol más trillado. Maléfica fue convertida en una hada que cometió algunos errores en su vida , pero en el fondo tiene un buen corazón y vela por la seguridad de Aurora. Al encarar el personaje por esta vía, la guionista Linda Wooverlton eliminó todos los elementos que hicieron a esta histórica villana un personaje tan atractivo y apasionante. En lugar de contar la caída en desgracia del hada, que tal vez hubiera sido más interesante, la convirtieron en una heroína forzada que no termina de convencer. Cuando Maléfica deja de ser Maléfica la trama pierde su gracia por completo. Es como si Cruella de Vil salvara a los cachorros en el final de 101 Dálmatas o la bruja Úrsula se convirtiera en la mentora y guía de La sirenita. No está mal que intentarán hacer algo distinto con el personaje, pero en este caso derraparon con las modificaciones y la distorsionaron demasiado. Por otra parte, La princesa Aurora, interpretada por Elle Fanning, en esta versión quedó relegada a ser una joven pasiva e insulsa que está completamente pintada en la trama y no tiene mucho que hacer en el conflicto, más que ponerse en peligro para ser salvada por su otrora enemiga . El nuevo malvado es el Rey Stefan, interpretado por Sharlto Colpley (Distrito 9) que apenas llega a ser desarrollado y nunca queda claro por qué odia a la protagonista. Angelina Jolie luce bárbara con la vestimenta de Maléfica pero interpreta otro personaje, que muy poco tiene que ver con la malvada que todos conocemos. La película fue dirigida por Robert Stromberg, quien fue responsable del diseño de producción de Oz, el poderoso y Alicia en el País de la Maravillas, de Tim Burton. Su ópera prima como realizador sobresale principalmente en la ambientación de la historia que es fabulosa y presenta muy buenos escenarios. No se puede decir lo mismo de su narración donde apenas logra desarrollar los personajes principales y todo se resuelve demasiado rápido, como si el estudio Disney hubiera estado desesperado por hacer una película de 97 minutos. Me parece que la idea de convertir a Maléfica en una heroína fue un error terrible porque el personaje perdió su atractivo. Sin embargo, también sería una exageración afirmar que es una producción mala. Angelina dentro de todo le puso onda a su rol pese a que no es la Maléfica que se hubiera esperado de ella. Seguramente los chicos, sobre todo las niñas, se entretendrán un rato en el cine, pero eso no quiere decir que vean una gran película que recuerden con el paso del tiempo. Esperemos que la nueva versión de la Cenicienta que se viene, dirigida por Kenneth Branagh, le haga más justicia a los grandes clásicos de fantasía.
Una mala llena de bondad Hay algo que a los estudios Disney le hace falta en estos momentos, y es poder remontar una parte épica de films del estilo de El Señor de los Anillos (The Lord of the Rings, 2001) o 300 (2006), por citar sólo algunos ejemplos. Es que por un lado tiene los estudios de animación, su vínculo con Pixar y Marvel y también la adquisición de LucasFilms que lo dotan de una diversidad única, pero aún le sigue faltando la posibilidad de generar películas con personajes emblemáticos que abran el juego de una construcción fílmica clásica y fantástica. Es claro que con Maléfica (Maléficient, 2014), una nueva versión de la conocida historia de los hermanos Grimm La Bella Durmiente, el camino se ha iniciado pero el centro de la narración estará ubicado en el hada que da nombre al film y que por giros del destino pasará del lado “bueno” al lado “malo” de la historia. Maléfica (Angelina Jolie) es el hada protectora de El Páramo, un paraíso natural en el que conviven los elfos, hadas, gnomos y demás seres mágicos que iluminan y maravillan la tierra. A El Páramo nunca ha ingresado un ser humano, hasta que un día un joven llamado Stefano (el adulto es interpretado por Sharlto Copley) es descubierto en el lugar luego de tomar alguno de los tesoros ocultos y entabla una entrañable relación con Maléfica que roza lo amoroso. Años después Stefano traicionará a Maléfica y ella en su dolor, decide transformar el otrora luminoso, colorido y bello Páramo en un estanco ominoso y oscuro, donde la alegría y la felicidad deben ser desterradas. Con la ayuda de su fiel cuervo/hombre Devian (Sam Riley) armará un siniestro plan de venganza el día de la presentación oficial de Aurora (Elle Fanning), hija del Rey Kinloch (Peter Capaldi) propulsor de la traición a Maléfica, para desplegar su maldad sobre la niña, determinando que el día de su cumpleaños número 16, la aguja envenenada de una rueca la hará caer en un sueño mortal del que sólo podrá despertar si es besada por su verdadero amor. El realizador Robert Stromberg, que salta de la realización de efectos especiales a la dirección, se apoya en un intenso trabajo en la paleta de colores, con el que intentará recrear imágenes oníricas y de ensueño, clave en los cuentos infantiles, y también en una iluminación que genera contrastes entre la bondad/maldad de Maléfica. Angelina Jolie marca su regreso a la pantalla grande con una recreación exacta del personaje animado de La Bella Durmiente, sabiendo que las miradas estarán sobre ella, esforzándose como nunca en lograr un tempo y una interpretación acorde a la situación. Si bien por momentos esa maldad aflora en Maléfica, la fábula muestra el costado más benigno del personaje y quizás allí es donde no se genera un mensaje coherente con el resto de la película pero que apuntará a lograr mayor adhesión del público infantil. Gran apuesta al cine épico y de aventuras con el que Disney asombra y potencia el costado más intenso de su factoría: el de liberar la imaginación para narrar la clásica historia del bien versus el mal.
Salí de sala, pensando en cómo alguna tendencias iban cambiando en el cine familiar. Disney viene reformulando los lazos amorosos clásicos, planos (si me permiten definirlos así), previsibles, por relaciones más complejas, con centro en las parentales, llenas de grises y pasiones encontradas. Supongo que es aggionarnarse a los tiempos que corren: reflejan no sólo el avance de la mujer en todos los campos, ( líder y protagonista casi absoluta en algunos relatos -por ejemplo, "Valiente", "Frozen") sino también un relegamiento de los roles masculinos, con pocos príncipes que toman vuelo o cautivan audiencias masivas. Cuanto menos, llamativo pero seguramente, signo de los tiempos. En esta oportunidad, la tradicional compañía se propone una reinterpretación de "La Bella Durmiente", donde los elementos reconocibles siguen estando (la maldición, las haditas, la rueda de la máquina de coser, etc) pero presentados de otra forma y configurando un escenario distinto, menos simple, más sombrío y definitivamente, más interesante que lo que conocimos hace tiempo. Comenzamos nuestra aventura con una voz en off que nos indica que en la tierra, hay dos países / territorios enfrentados a muerte. El primero está integrado por humanos, y el segundo, por seres mágicos, liderados por una joven hada de increíbles alas y poderes, llamada Maléfica. Cierto día, un niño llega al bosque donde ella mora, para robar piedras preciosas. Al ser capturado, comienza a charlar con la protectora de dicho lugar, y descubre que más allá de su apariencia, las diferencias no son tantas a la hora del intercambio. Es así que Stefan, comienza una larga amistad con Maléfica, que deviene en una especie de romance extraño, con el correr de los años. La antinomia entre los dos lugares termina en otra batalla, y es ahí donde el rey local, derrotado, ofrece una jugosa recompensa, quien debilite o destruya a Maléfica, será el nuevo heredero del trono. Así es cómo la reina del "Páramo" (el territorio encantado) va a ser traicionada por su amigo, quien luego de debilitar su poder (no anticiparemos cómo), se convertirá en el nuevo monarca del reino rival, lo cual llevará a una situación donde el odio se profundizará en la piel de la mujer. Ya sabemos que las reglas serán respetadas en referencia a la historia original, por lo que años más tarde terminará todo en el episodio ya conocido, en el cual Maléfica se presenta en el bautismo de Aurora (hija de Stefan, quien fuera quien la lastimó a todo nivel) y lanza el conjuro que llevará a la joven a vivir la espera de la tragedia, cuando cumpla sus dieciséis años. Del resto, sólo podemos decir que no esperen un seguimiento lineal o una versión amable para los más chicos, sino un relato donde hay odio, sed de venganza y también, emociones encontradas. Nada es blanco ni negro y la historia encierra más sorpresas de la que anticipables... Robert Stromberg es el hombre detrás de las cámaras, que trabajara en efectos visuales en casi un centenar de films y premiado con el Oscar por "Avatar" y "Alice in Wonerland" en la dirección de arte (las influencias de estas cintas están muy presentes en "Maleficent") y en este, su primer largo como responsable final, se luce en la parte técnica, como es esperable. En realidad, debuta (ópera prima) en la dirección con un relato difícil de abordar, una villana que elige el camino del enfrentamiento y el mal, sólo por haber sido herida, y no por encontrarse ese sentimiento en su naturaleza. Ese marco permite que Angelina Jolie no sigua los cánones de los villanos clásicos y pueda dotar a su personaje de una fuerza que subyuga cada escena donde aparece. Sale airosa, pero aún así el balance de la propuesta no luce balanceado... Porque quizás ese sea el eslabón más débil del film: la suerte del film está confiada íntegramente a la mujer de Brad Pitt. Ninguno de los secundarios logra desarrollar interés en la audiencia (lo que hicieron con la caicaturización de las haditas es cuanto menos, discutible) y tampoco Elle Fanning (Aurora) lleva siquiera algo del peso de la trama (luce hasta desorientada, en cada aparición). El guión fue hecho a la medida de Jolie, y eso, lejos de brindar el soporte necesario para el despliegue del resto, sólo nos conecta con una sola vía, que es, el proceso interno que hace Maléfica para elaborar y autoevaluar sus acciones. De difícil llegada al público infantil, y con una visión más madura del conflicto que presenta, Disney se juega a instalar más personajes femeninos fuertes y potenciar sus contradicciones en escenarios menos inocentes y definitivamente más complejos. Aceptable búsqueda, habrá que ver entonces, cómo reacciona la audiencia familiar ante esos cambios.
Maleficent es la tercera película en la línea de Disney de revisitar viejos clásicos, siguiendo a Alice in Wonderland y a Oz: the Great and Powerful. Es una producción que se lleva adelante con una fórmula que ha resultado exitosa, esto es una sobrecarga de efectos especiales, con un mundo mágico homogeneizado y con figuras reconocidas al frente. La misma se presenta como una suerte de precuela a Sleeping Beauty –concepto similar al del último film de Sam Raimi-, en la que se contará la verdadera historia de la villana, no obstante es una simple reimaginación de eventos ya conocidos, un relanzamiento disimulado que disfraza sus verdaderas motivaciones con un prólogo original. Nada sorprende en los tiempos de las remakes, reboots o reinterpretaciones, en el cual a los estudios les resulta más fácil financiar proyectos con bases sólidas de seguidores, de probada calidad por su condición de clásico y ya establecidos en el tiempo, antes que arriesgarse con propiedades nuevas que puedan conducir a un fracaso de taquilla. Maleficent tiene un poco de todo, dado que se presenta como una historia de origen que eventualmente conduce a un nuevo relato de La Bella Durmiente, el film animado de 1959. Ocurre que esto no es más que un vehículo de lucimiento para Angelina Jolie y, en ese sentido, la introducción debe finalizar rápido para darle paso a ella en todo su esplendor. A diferencia de lo que su nombre indica, Maléfica era la más buena de todas, la protectora del Páramo, un lugar mágico de criaturas rebosantes de CGI, no distinguible del todo con el brillante mundo de Oz o el País de las Maravillas. Por ciertos eventos que no vale la pena señalar –por ser parte de lo único original de la propuesta- cede a las fuerzas oscuras y da pie a la historia conocida por todos. Sin embargo, como una voz en off sobreexplica, no todo pasó como les han contado y hay que dar una nueva versión de los hechos. Así es que la película pasa a ser un Lado B, apenas un punto de vista diferente sobre un cuento ya conocido. Una vez aplicado este recurso nada imaginativo, es poco lo que la película tiene de destacable. Quizás para no seguir el mismo recorrido que Oz con la bruja malvada es que se decide dejar el "relato original" como solo un prólogo, lo que causa una impresión de esfuerzo mínimo en su desarrollo. Angelina Jolie sale bien parada con su interpretación, no obstante cada plano de su rostro distrae, como si la actriz hiciera demandas sobre cómo debe lucir frente a cámaras. Robert Stromberg es un galardonado artista de efectos especiales y, en ese ámbito, la producción muestra su mayor lujo. Sin embargo es un director debutante que tiene en manos una película de 200 millones de dólares con guión de Linda Woolverton. Y si Tim Burton no pudo hacer funcionar un vehículo así, es difícil que él salga airoso. Tratándose de una historia conocida, la película avanza con cierta facilidad sobre un terreno familiar y mantiene el interés del espectador -especialmente en la primera etapa-, sobre todo por sentirse como un juego de diferencias con lo que ya se sabía. También vale destacar a Elle Fanning, que crece como una adorable actriz de la pantalla grande, y a Sharlto Copley, que si bien no se le entiende el por qué del marcado acento sudafricano tiene la oportunidad de interpretar un papel menos extraño de los que acostumbra, el cual lo ayuda a instalarse como una presencia siempre interesante de ver a pesar de su corta filmografía. Pero Jolie es el centro de atención, con un film hecho a su medida con fines de celebrarla, para el cual hasta se permite convocar a su hija y que esta haga una participación mínima. Maleficent es una película simplista, carente de sustancia, hecha en piloto automático por los productores. Es un argumento de un abogado defensor, que reconoce los hechos y la participación del acusado, pero que tiene una mirada diferente sobre lo acontecido. Quizás impulsados por la recuperación de personajes femeninos fuertes, con Tangled, Princess and the Frog, Brave o Frozen como antecedentes, desde Disney se pensó que era una buena idea llevar adelante una reinterpretación feminista de su propio clásico. No lo es, o al menos no como se lo hizo. Era un interrogante genuino el interés que podía generar un film basado en un clásico infantil, pero centrado en su figura maligna. Al inventar una serie de rasgos positivos sobre el personaje, quienes están detrás de ella eligieron esquivar la propia pregunta que formulaban.
En 1959, Disney lanzaba al mercado cinéfilo la versión animada del cuento de Charles Perrault “La Bella Durmiente”. Al tratarse de una historia más que conocida y querida por generaciones, la película fue un éxito y se consagró como uno de los clásicos de la filmografía de este estudio. Sin embargo, se puede argumentar que su popularidad se debió -y se debe- no tanto a su protagonista Aurora, sino a su némesis, la enigmática Maléfica. Luego de muchos años de especulación y gracias a la creciente moda de re-visitar en celuloide cuentos clásicos de la literatura, una nueva versión llega a nuestras salas. Esta vez, Disney se pone al hombro la historia de la misteriosa villana que asustó a millones de niños con su maldición y deja ver el otro lado de la historia, el de “Maléfica”. Si bien el clásico animado comienza con el nacimiento de la Princesa Aurora y su posterior bautismo y presentación en sociedad, la cinta de Robert Stromberg, se remonta muchos años antes. Gracias a este salto temporal, logramos conocer a una Maléfica pequeña, que curiosamente no le hace honor a su nombre en lo más mínimo. Y he aquí el eje principal de la película, el debate entre la dual bondad y maldad del personaje y los sucesos que la llevaron a finalmente lanzar la maldición del sueño eterno sobre la dulce Aurorita. Aunque quizás no llegar a estar del todo a la altura de su protagonista, la película ofrece mucho entretenimiento (más que nada visual), escenas muy emotivas y acción por doquier. Siguiendo la onda de las princesas de “Frozen”, Disney le da una vuelta de rosca a este clásico e intenta cambiar el paradigma instaurado en el pensamiento colectivo de la princesa que espera paciente (o durmiente) a su príncipe salvador. El personaje principal es, sin lugar a dudas, la atracción más magnética que ofrece el film. Ella Purnell, quien interpreta a una joven y carismática Maléfica, se roba los primeros minutos del film con una actuación impecable y un acento británico encantador. Sin embargo, Angelina Jolie no se queda corta y ofrece un personaje tan querible como atemorizante. Si bien no es capaz de mantener el mismo acento que la adorable Ellen, el detalle es menor y no impide que disrutemos de esta “villana” como se lo merece. Elle Fanning hace un buena trabajo como Aurora, pero no deslumbra ni mucho menos. Completan el reparto Sharlto Copley, Sam Riley, Lesley Manville, Imelda Sauton, Juno Temple y Brenton Thwaites. Al tratarse de la historia desde otro punto de vista, hay un par de detalles que cambian, no nos ponemos poner puristas sobre todo al saber que estamos lidiando con una de las muchas versiones que existen pero sí hay un par de incongruencias a lo largo de la trama que le restan un poco de veracidad al relato. Dejando esto de lado, la película funciona dentro de su género, sorprende por momentos y entretiene de principio a fin. Pochoclos y maldiciones a la orden del día!
El auténtico beso de amor Angelina Jolie le da un giro a la trama, y ahora todo es diferente, gracias al amor. Hay que ver cómo pasó Maléfica, la malvada de La Bella durmiente animada (1959) de ser la más perversa, peligrosa, maligna, ruin y, seguro, con peor aliento de la factoría Disney, a una villana heroica. Sí, porque no importa si uno leyó el cuento de Perrault, o vio la versión en dibujitos. Disney, como hizo con tantos personajes literarios, de La Sirenita a Pocahontas, ahora se inspiró en el filme y dio vuelta la trama como a un guante. Si hasta cambia el clásico castillo de los títulos... Porque Maléfica no es “la” versión de la misma historia desde el punto de vista de esta hada, ahora de enormes cuernos y que arrastra las alas, y tez blanca y labios rojo carmesí como Blancanieves. Maléfica descubre qué era de la vida de este personaje, desde que era una huerfanita, sonriente, bondadosa, casi casi una princesita de Disney, hasta que algo, alguien le hace cambiar el humor. Maléfica, aunque hada, es humanizada. Y si a una mujer no se le hace algo feo, no quieran saber cómo reacciona un hada con poderes. En tiempos en los que Holly-wood cree que si hay más -efectos, escenarios, colores, ruidos, metraje- es mejor, Maléfica -que sí tiene ruidos y efectos, pero dura 97’- es casi como un oasis. Porque tiene trama, no es una mera sumatoria de escenas y, sobre todo, tiene un personaje central absorbente, con la sangre de Angelina Jolie. Que impregna, empapa a la historia su impronta, y nos interesa. La maldición sobre Aurora -que cuando cumpla 16 se pinchará un dedo con una rueca, y dormirá el sueño eterno, salvo que reciba un beso de amor verdadero- es irrevocable. “La maldije así, porque el amor verdadero no existe”, dice Maléfica, quien no pestañea jamás, con sus ojos iridiscentes, y que agrega “No me gustan los niños”, justo en boca de Angelina. La creación de Jolie es tan asombrosa desde lo estético como desde su interpretación. Las aplicaciones prostáticas de Rick Baker -camino a su octavo Oscar en maquillaje- le dan un rostro anguloso, como si en vez de pómulos luciera cuchillas. Asusta, pero apasiona. Es altanera, pero a la vez simpática... Maléfica está llena de guiños e invenciones en la trama, como diálogos iguales al filme animado, o tips sobre qué hace daño a un hada. Las tres hadas madrinas que cuidan a Aurora (Elle Fanning) son como Los tres chiflados, es el único comic relief , el alivio de comicidad de un drama de acción y aventuras, en el que el arrepentimiento de la mala, no choca ni hace ruido. El director Robert Stromberg viene de hacer la dirección de arte de Avatar (las escenas con la cámara de Dean Semler en el reino de las criaturas fantásticas remite al filme de Cameron) y del campo de los efectos especiales, y se nota en la plasticidad de las imágenes. Los más pequeños a lo mejor -o a lo peor- se asustan, pero esta recreación de la villana que busca redención es un buen giro. Esperen el beso...
Clásico reciclado para los nuevos tiempos Ya pasaron Blancanieves y el cazador, Hansel y gretel: Cazadores de brujas y La chica de la capa roja, todos clásicos infantiles inmortalizados en el inconsciente cinéfilo gracias a Disney, que fueron reversionados en los últimos desde un punto de vista mucho más oscuro, alejado del común de las películas infantiles. En esta tendencia puede ubicarse a Maléfica, la nueva versión de La bella durmiente, centrada en las vivencias de la bruja homónima. Dirigida por Robert Stromberg y con guión de Linda Woolverton (El rey león, la Alicia en el país de las Maravillas de Tim Burton), la película imagina las motivaciones de Maléfica (Angelina Jolie en plan…Angelina Jolie) para hechizar a la pequeña Aurora. Motivación para la cual podían haberse esforzado un poco más, ya que todo se limita a un mero despecho amoroso: varios años atrás, el Rey había flirteado con ella con el fin de engañarla y robarle las alas. Lo que sigue es la historia ya conocida de la maldición de un pinchazo y el exilio de la princesa en un bosque alejado. Hasta allí se mudará Maléfica con el fin de ver cómo crece progresivamente su víctima. Lo cierto es que del regodeo inicial al instinto maternal hay un límite muy delicado que el film obvia reduciéndolo a un par de escenas y anulando cualquier atisbo de progresión psicológica en los personajes. Es por esto que no se entiende demasiado el por qué ella intenta retrotraer el hechizo ni mucho menos qué la lleva a arriesgar la vida para salvarla. Así, asentada en los predicamentos más banales y superfluos del cine infantil (pura imaginería visual, nulo desarrollo argumental) y en su espectacular despliegue de recursos, Maléfica olvida atender los vericuetos de una historia que daba para bastante más de lo que finalmente es.
Reconocido como diseñador de producción (Avatar, Alicia en el país de las maravillas, de Tim Burton; Oz: el poderoso) y por sus efectos visuales (decenas de títulos de primera línea) y premiado en esos rubros, Robert Stromberg debuta como director con una notable impericia: en Maléfica no hay progresión narrativa, no hay fluidez, no hay suspenso, no hay movimiento. Hay muchos ejemplos para señalar en detalle las fallas de esta película. Algunos son la falta de construcción de la lógica espacial -la resolución en el castillo sobre todo- la arbitrariedad de los poderes presentes (¡ay, esas alas!), la presencia de las hadas chiquitas en el reino humano, la quietud soporífera de innumerables escenas que soportan una música trepidante sin motivo. En términos generales, podría señalarse la falta de cualquier tipo de parentesco con eso que Hollywood sabe (o sabía, a juzgar por este aciago 2014) de sobra: cómo contar una historia de forma atractiva. Hay, sí, muchos efectos digitales, abundancia de seres imaginarios -algunos enanos cuyo diseño no está a la altura del presupuesto millonario de esta película-, una protagonista excluyente y una historia conocida de antes contada ahora en modo revisionista. La protagonista también es la productora, y es poderosa. Por lo que preocuparse únicamente por el director es ingenuo, demodé, digno del cine de los 70. Maléfica es Angelina Jolie. UnaMaléfica, claro, distinta, que toma de la villana de La bella durmiente de 1959 dos o tres situaciones (tal vez dos) y cambia la historia. Esta Maléfica ya no es una bruja -ni se menciona esa palabra-, sino un hada despechada: no es más la mala, y eso está claro desde el principio, así que no hay aquí revelación ni sorpresa alguna (que la guionista sea la misma del mayor desastre de Tim Burton, Alicia en el país de las maravillas, tampoco sorprende). Por lo demás, la película es una declaración acerca de lo buenos que pueden ser los padres adoptivos. Angelina Jolie hace una película para decir esto -en 12 años de esclavitud, su marido Brad Pitt produjo e interpretó tuvo un papel aún más ridículo en términos de exhibición de bondad esclarecida- y para dominar cada plano (es notorio que nadie en el elenco está en condiciones de opacarla). Esto es "cine de actor", diseñado alrededor del ego de la estrella. Cine, emoción, gracia, diversión: busquen en otro lado. Maléfica es una película vaciada de poderío. Todo sucede burocráticamente y de forma descuidada: nótese la presentación del "muchachito", o cómo no funcionan los previsibles chistes, o cómo el imposible actor que hace de rey no tiene ningún atractivo como villano. Pero además -y más grave aún- es una toma por asalto a uno de los villanos clásicos, a esa Maléfica dibujada, más sexy, más oscura, más colorida, más intensa y más grande que la vida misma que nos atraía en su demencia maligna. Disney, con esta nueva Maléfica sin intensidad, comete un acto de autosabotaje al atentar contra su Bella Durmiente animada. Ante este ultraje al cine, pedimos que dejen en paz a los villanos y que respeten los sanos miedos que nos formaron como espectadores. O, si van a hacer revisionismo, que sea con sustento cinematográfico y no basado en caprichos inconducentes de actores y actrices.
Un cuento de hadas con sello propio En una relectura de la clásica historia de La bella durmiente, Angelina Jolie interpreta a la bruja, un personaje lleno de matices y complejidad. Una vuelta de tuerca necesaria para una fábula conocida y siempre rendidora en pantalla. Los cuentos de hadas han pasado a lo largo de los siglos por todo tipo de revisiones. En el cine han tenido mayor o menor suerte, pero en la última década han sido afectados por una última revisión: la comprensión de la villana. Claro que en Espejito, espejito y Blancanieves y el cazador, la villana seguía siendo la villana, a pesar de sus conflictos y sus angustias. Pero Maléfica lleva la historia mucho más allá que cualquier otro cuento de hadas llevado a la pantalla grande. Y en ese aspecto, sin duda, estamos frente a una película brillante. La protagonista del film es Maléfica (que de adulta es interpretada por Angelina Jolie), quien lejos de ser victimaria, es claramente víctima de la maldad del futuro rey. En esta relectura del cuento de La bella durmiente no se pierde el espíritu de los cuentas de hadas, tan sólo se corre el sentido al intercambiar roles de héroe y villano. La joven durmiente recibe una maldición en su cuna, y se vuelven a repetir la rueca y el pinchazo en el dedo. Aquella metáfora del fin de la niñez en las mujeres sigue intacta aquí, la diferencia es que no es una mujer su enemigo. Y Maléfica, la que era la malvada bruja, se convierte aquí en un personaje maravilloso, lleno de matices y complejidad. Angelina Jolie brilla y domina la película de punta a punta, como si hubiera nacido para este papel. Y Ellen Fanning es una joven princesa –de nombre Aurora– creíble y carismática, además de bella. Aunque la belleza de Aurora es opuesta a la de Maléfica, ambas se lucen. Si los cuentos de hadas cumplieron desde siempre una función fundamental en el crecimiento de los niños, esta nueva versión es la que les corresponde a los tiempos que corren. Ya no hay mujeres adultas enemigas de jóvenes, ni se ve la entrada en la vida sexual como un espacio de letargo que sólo puede ser quebrado por la llegada del Príncipe Azul. El trabajo del director Robert Stromberg se ve por momentos sepultado en un cierto exceso de producción con algunas escenas de batalla poco justificadas. Pero esto no impide mantener alta la vara de la protagonista y su historia. Como broche de oro, la canción del final la interpreta nada menos que Lana Del Rey, un combo ideal para una nueva generación que necesitaba un cambio en los cuentos de hadas.
“Maléfica” gótica pero no tan mala Las imágenes son el principal atractivo en esta reelaboración de "La bella durmiente" desde el punto de vista de la villana de la historia original. Es que quizá dando por sentado que es una historia tan conocida por todo el mundo, los productores pensaron que no era necesario preocuparse mucho por el desarrollo argumental, ni mucho menos por la coherencia narrativa, que claramente pasa a un segundo plano mientras Angelina Jolie se pasea por decorados deslumbrantes mandándole conjuros a sus víctimas inocentes. El principio e la historia, sin embargo, está bien planteado. Cuando una joven hada es traicionada por un rey, se despiertan sentimientos de profundo rencor que cambian totamente su personalidad y le hacen pergeñar hechizos tan malignos como su propio nombre. Sólo que como Maléfica es la protagonista del film, el guión se da permiso para alterar el famoso desenlace de "La bella durmiente" con el príncipe, para en cambio, darle al personaje de Angelina una oportunidad de redención. La idea de que una mala tenga un costado bueno es especialmente útil en esta especide de nuevo género surgido hace algunos pocos años, el de las películas de cuentos de hadas en versiones para adolescentes, generalmente con los elementos terroríficos que tenían los cuentos originales devueltos a la pantalla, a veces con resultados excelentes como en el caso de "Hansel y Gretel" y a veces con logros mas híbridos, como en el caso de "Blancanieves y el cazador". De todos modos, éste no es exactamente el caso de película sobre cuento de hadas en versión teenager, ya que al mismo tiempo es un intento de un estudio por seguir canibalizando uno de sus productos más exitosos. Y a favor del director Robert Stromberg (antes que nada un experto en efectos especiales) se puede decir que no dio un paso sin partir del film original, lo que da lugar a que esta "Maléfica" tenga momentos visuales que justifican el precio de la entrada, y que van desde impactantes escenas de batallas épicas fantásticas al estilo "El señor de los anillos" a una dirección de arte profundamente gótica que por momentos puede convertir a la protagonista en algo más oscuro que la simple y más elemental bruja mala de un cuento infantil. Sin embargo, son los momentos más intimistas los que van restando coherencia, y por otro lado el protagonismo casi absoluto de una estrella como Angelina Jolie divina con su traje con cuernitos- impidió un elenco donde haya alguien que le pueda hacer sombra, empezando por Elle Fanning, que en este film es una pobre Bella durmiente desamparada como nunca.
ANGELINA JOLIE da vida a una de las villanas más emblemáticas del Universo DISNEY, y lo hace con tanta pasión y solvencia que parece salida de la animación clásica de finales de los cincuenta. Su MALÉFICA tiene muchos matices! la actriz parece haber nacido para encarnar este personaje tan rico como temible. La estética general del filme, remite a los cuentos de hadas más oscuros! y resulta cautivante. Los efectos visuales son de antología y el resultado final redunda en una aventura plagada de espectacularidad, suspenso, fantasía y romanticismo. Un cóctel fílmico en la mejor tradición del estudio del ratón.
Estamos re versionando para usted. Disney comenzaba este año con un regreso a los orígenes formales de los cuentos de hadas, probablemente el factor nostálgico haya sido fundamental para que Frozen se convirtiera hace unos días -con las cifras finales del estreno en Japón- en la película más taquillera de la historia. En ese cuento de princesas, magia y un mundo fantástico, no todo se bañó en clasicismo porque había una intención de readaptar la presencia femenina a los tiempos actuales con una fortaleza inusitada en este tipo de historias, al punto que los personajes masculinos aparecían en un sorprendente segundo plano. Maléfica, de alguna manera, acarrea con este pasado reciente del estudio pero más que nada por girar la historia hacia el lado subjetivo de un villano, en un cuento clásico popular, como lo es La Bella Durmiente. Varias son las fuentes de este cuento, entre ellas la de los hermanos Grimm, pero ciertamente la versión animada de Disney de 1959 es la que se propagó masivamente. En el inicio, Maléfica es una suerte de ninfa -aunque la voz en off se encargue de aclarar que es un hada- que vive su niñez en el lado mágico de una tierra dividida por dos reinos. Bastará el contacto humano para que esa niña, ahora adulta, se convierta en un ser ávido de venganza por la traición, pero más que nada por el desencanto sobre “el verdadero amor”. La furia desatada es el mejor rasgo que arroja este personaje gracias a la composición de Angelina Jolie, quien aparece con unos pómulos bien puntiagudos (en los que no se advierte nada de CGI). Tal cualidad se diluye proporcionalmente al crecimiento de la princesa Aurora (la bella durmiente, interpretada por la luminosa Elle Fanning), sobre la que pesa la maldición de Maléfica. Lo que parecía imposible en el cuento popular y en su transposición animada, aquí se materializa con un verosímil bien fino, en el intento por unir ambos mundos simbolizados por Aurora (los humanos) y la protagonista (el mundo de la magia). Lo más decepcionante de Maléfica es el perfil ambiguo de su protagonista, la tibieza del vector que mueve al personaje: nunca es del todo villana ni nunca es del todo heroína. Sólo puede rescatarse esa narración casi de hierro, la del héroe casi abatido que se levanta de las cenizas y logra torcer su destino, pero la pobreza de los matices y el despojo absoluto de oscuridad hacen de esta nueva película de Disney una re versión a medias. Al igual que el andar del hada/ bruja/ ninfa, nunca hay una firme decisión de re versionar, mucho menos de invertir las miradas o de contar la misma historia bajo otras estrategias narrativas, sino más bien hay un intento por sustituir la figura de un héroe por otro. No se pretende contar la historia desde una “perspectiva villana” pero tampoco Maléfica se calza el traje de heroína, es la mitad de ambos caminos. Disney se muerde la cola con sus propias armas.
La historia de La Bella Durmiente sufrió muchos cambios a través de los tiempos, y existen varias versiones sobre lo que “en realidad” pasó dentro del mundo de sus protagonistas. Desde el cuento original del siglo XVII hasta nuestros días, cada una de ellas se viene disputando el lugar de la más popular entre la audiencia. Pero no hay lugar a dudas que la más famosa hasta hoy era la versión animada de Disney de 1959, con una estructura digna de los clásicos cuentos de hadas de los hermanos Grimm: princesa en apuros, príncipe al rescate, bruja mala derrotada. También siguió circulando la versión más antigua de Perrault, pero la historia de una bruja mucho más vengativa, sádica y caníbal, nunca fue muy cautivante para el público familiar. Lo que nadie había hecho hasta ahora era contar la historia desde el punto de vista de su villana, la famosísima Maléfica, autoproclamada “ama del mal”. Con una presencia imponente y mucho estilo, la antagonista de Aurora fue ganando popularidad entre los fans hasta hacerle sombra a la mismísima princesa. Como en el caso de muchos villanos tan carismáticos que opacan al protagonista, la imagen de Maléfica fue reproduciéndose en incontables formatos de merchandising, videojuegos, fanarts y etc. Idolatrada más por los jóvenes adultos que crecieron viendo las películas de Disney, que por el clásico público target de niños, finalmente Maléfica consiguió su propio “spin-off” en carne y hueso. Encarnada magníficamente por Angelina Jolie, con un excelente diseño de vestuario y producción en general, la expectativa que se generó causó una avalancha de adelantos, teasers y clips con meses de anticipación. O tal vez fue al revés. Lo cierto es que el tener tanto información al momento de pisar la sala, puede ser contraproducente. “Maleficient” hace mucho más que contarnos otra versión del mismo cuento desde el punto de vista de su protagonista; también devela las razones que la llevaron a ser conocida como la villana de la historia original e incluso nos muestra que varios acontecimientos decisivos pueden no haber sido como nos contaron de chiquitos. Básicamente todo lo que nuestras cabecitas de fans maquinan para justificar las acciones de los “villanos” que son demasiado buenos para ser malos de verdad. Contradiciendo su propia tradición, Disney nos aconseja: “No creas en los cuentos de hadas” desde el tagline. Lo cual puede ser bastante confuso si tenemos en cuenta que esta nueva historia también es un cuento de hadas, pero con tintes modernos. Si hay algo que la factoría del ratoncito supo hacer durante los últimos años, es adaptarse a los tiempos que corren y contarnos historias más “realistas” y adultas si se quiere, pero sin perder la magia que tanto los caracteriza. Estas nuevas películas consiguen lograr ese balance entre dos cualidades aparentemente incompatibles. En esta ocasión podemos encontrarnos con un enfoque bastante parecido al de Frozen (pero sin canciones) y lo que podría haber sido si “La Bella Durmiente” se hubiera estrenado 50 años después. Sin embargo, en algunos momentos la historia parece un poco forzada, suavizada para el público infantil e incongruente en algunos detalles. Visualmente la rompe al nivel de “Alicia en el País de las Maravillas” aunque el 3D es bastante flojo. Pero en resúmen la mezcla de todos los ingredientes se disfruta mucho, entretiene e incluso sorprende (a menos que hayan visto demasiado material del disponible por adelantado).
La novia vestía de negro. Angelina Jolie y sus pómulos -filosos como cuchillos, nunca antes tan prominentes- son los protagonistas de esta película que viene a responder aquello que el clásico animado de 1959 dejó inconcluso: ¿por qué la estilizada villana de La Bella Durmiente maldice en su cuna a la hija del rey Stefan? La respuesta se hizo esperar unas cuantas décadas, pero ahora Disney devela el misterio y nosotros volvemos a ser niños de nuevo, como si hubiésemos resuelto un acertijo. Maléfica es el alma de esta película que lleva su nombre. Pero en la reversión de Stromberg no es ninguna bruja. Hasta podríamos decir que no es tampoco una villana. Ni una víctima. Maléfica es simplemente una mujer a la que bajar la guardia le significará un daño irreparable, una quemadura que arderá casi hasta el final. Jolie toma el mando de la pantalla con un vestuario que parece salido de una convención de comics, para convertirse casi en una dominatrix absoluta cuando le dice a Stefan “me gusta cuando rogás, hacelo de nuevo”, o para robarse el plano escondida detrás de ese bosque azulino o caminando por los oscuros pasajes del palacio. Maléfica se incrusta un poco más profundo de lo que cualquier cuento de hadas llevado a la pantalla grande en los últimos años se adentró. Jugando con los roles de la mujer y los del bien y el mal, le da una vuelta de tuerca al clásico cuento de hadas y, continuando la línea de Frozen, cambia el paradigma de la princesa tradicional para transformarse en una historia cruel y terrible, en donde la fortaleza emocional de Maléfica se convertirá en su arma mortal. Un personaje que habla sólo lo suficiente y al que Stromberg sabe cómo filmar para que brille como una diosa. Si bien nadie opaca a Jolie, Elle Fanning despliega un encanto envidiable como belleza opuesta a la de su “hada madrina” y el personaje de Diaval, a veces sidekick y otras comic relief, cumple cada una de sus funciones con el timing adecuado y ni un minuto de más en pantalla. El amor aquí no tiene nada que ver con la llegada de un príncipe ni con vivir felices para siempre. En Maléfica pasa por otro lado: por el amor filial que, según el mensaje de la película, es el único amor verdadero posible. Sin embargo, Stromberg -con una larga carrera como supervisor/ diseñador de efectos especiales, artista conceptual y diseñador de producción en películas de gran escala- es consciente de que aunque sea en una sola escena, debe entregar la espectacularidad que el estudio y el público demandan, y esa es la única escena que desentona con el resto: la de los humanos y los seres mágicos en pleno acto de combate. Porque en ese momento la espectacularidad se pone por encima de la historia sin demasiada coherencia, cuando en la mayor parte de la película son la historia y su protagonista los que están por encima de todo y de todos. Y digo la protagonista -y no Angelina Jolie- porque uno de los desafíos más grandes a los que tuvo que enfrentarse Stromberg fue que la actriz no se comiera al personaje sino que se perdiera en él, para luego entregarse a nosotros. Los efectos de maquillaje a cargo de Rick Baker -ganador del Oscar por su trabajo en Un Hombre Lobo Americano en Londres- resucitan con un aire gótico la oscuridad detrás de los cuentos de hadas. Y como en todo cuento de hadas hay magia, pero a no confundirse. También hay dolor, traición y desilusión.
La otra cara de la misma moneda. Un villano nace por algo, una causa o factor desencadenante. Un villano tiene su origen, su motivo, su por qué en el mundo (en nuestro mundo también). Con esta premisa nace Maléfica, una nueva versión de Disney muy alejada de la película animada, dirigida por Robert Stromberg y protagonizada por una Angelina Jolie que estremece. Había una vez un hada buena y protectora de su hermoso reino, El Páramo, plagado de criaturas mágicas y exóticas, como ella. Un día los humanos se proponen conquistarlo, invadirlo. Y allí aparece Maléfica con todo su ejército de aliados. Este es sólo el principio de una historia de traiciones, desamor y dolor, mucho más parecida a la vida real de lo que imaginamos. Es habitual por estos tiempos que el cine nos vuelva a traer aquellos cuentos clásicos de los hermanos Grimm. Se hizo con Blancanieves (con dos films hollywoodenses fallidos), pero esta resulta ser una película con guión más sólido y cuyas vueltas de tuerca y sorpresas no disgustan al espectador ni borran las imágenes del cuento original; todo lo contrario, proponen una renovación total del personaje de la villana y lo adecuan a una versión más adulta, profunda y completa. Es por esta razón que no me parece del todo adecuado afirmar que esta película es ideal para el público infantil. Sin embargo, ¿es un cuento de hadas? Sí. ¿Es tradicionalista en algunos aspectos? También. Pero aquí sorprendentemente -y para regocijo de muchos- la historia de amor no es para con el príncipe en cuestión sino que se optó por representarla de otra forma. Tendrán que verla, ya que adelantar cualquier detalle sobre este punto ya diría demasiado. Lo que sí se podría agregar acerca de Maléfica es que verán mucha magia, toques de humor sutiles, batallas épicas algo cortas pero efectivas, un trabajo de fotografía, vestuario y maquillaje formidables, y una actriz que demuestra una vez más que puede ser el foco de atención durante todo el film y que su belleza le permite a su vez ser sumamente versátil en diferentes papeles. Un pequeño adelanto: su personaje aquí es muy emocional y menos monstruoso, bien alejado de la “bruja” de La Bella Durmiente de Disney, y atraviesa varios estadios. Una construcción muy acertada. La Maléfica del 2014 (que en ocasiones, debo admitirlo, me recordó a Gatúbela por su atuendo) tiene la fuerza de las grandes producciones norteamericanas. Un tanque, un reboot certero cuando quizá pensábamos que nos encontraríamos con un insulto a la historia tradicional. Se disfruta muchísimo en 3D aunque en algunos momentos al ojo humano le cueste un poco seguir algunos travellings. Mágica por donde se la mire.
Angelina Jolie tiene la imagen perfecta para esta bruja supuestamenta malísima, la que condena a la Bella Durmiente nada menos. Pero salvo por su entendible ataque de ira, se pasa la película mostrandose buena, queriendo reivindicarse y tratando de desarmar la maldición. Con buenos efectos especiales, criaturas monstruosas creadas por computadora, todas divinas en comparación con la maldad del rey, el film es apto para chicos, menos oscuro de lo esperado y entretenido. Jolie es una mala bellísima y eficaz.
Todos esperábamos esta película y te digo desde ya... sacá tu entrada para verla porque vale la pena absolutamente. Angelina Jolie compone una Maléfica inolvidable (me vas a dar la razón cuando veas la peli). La atmósfera, música, efectos especiales (mirala en 3D, lo vale), maquillaje, vestuario y todo lo que sucede en la pantalla es digno de ser disfrutado con toda la familia. Los ojos/la mirada de Angelina es muy importante durante el trayecto de la película y sobre todo en una escena que al menos a mí me hizo emocionar (te recomiendo que apenas entres a la sala dejes en la puerta la capa de "adulto" y disfrutes de la experiencia como un niño más). Hermosamente narrada, casi como si nos contaran un cuento. En la peli, además, vas a poder ver a Vivienne, hija de Brad Pitt y Angelina, que hace su debut cinematográfico al lado de su mamá (¿Quién es? La princesa que se acerca a Maléfica en el bosque, ya te darás cuenta). Una gran gran película que tenes que ver, y si queres, de yapa, quedate a disfrutar de los títulos que suena la canción de Lana del Rey, una de las cantantes más talentosas que surgieron en los últimos años.
En el año 2007 Disney tuvo una idea peculiar: readaptar su clásica historia de brujas y princesas pero subvirtiendo un poco las cosas, ya que, a saber, el amor “automático” no existe, los príncipes son cosa de cuento, y los animalitos de la vida real no cantan ni bailan. Nació, entonces, Encantada (Kevin Lima) y el mundo aplaudió la osadía. Hoy, siete años después, Disney se dio cuenta de otra cosa: en esa reversión, la única que seguía siendo la misma era la bruja y al público actual parece gustarle más el villano que el héroe (redención y moraleja mediante, claro, ya que al menos en eso hay que ser fiel a los principios del Ratón). De esta idea suge pues Maléfica (Robert Stromberg). Sin embargo, hay entre ese otrora gran logro -que introdujo al público masivo a un talento como Amy Adams- y éste intento de modernización de la fábula una enorme diferencia: mientras que el primero era, en el fondo, una bienvenida autocelebración a través de la parodia, éste es un auto-atentado a través de la ampulosidad y mero festival de efectos digitales. Ahora bien, pese a este grave problema, Maléfica no es una mala película: simplemente es una película acerca de una mala, que acapara demasiado la atención y no deja participar al resto de los personajes. Es ese arma de doble filo el que otorga la paradoja, ya que cuando Angelina Jolie está frente a cámara, su presencia devora la pantalla y es posible deleitarse tan solo con sus miradas y gestos, pero cuando no está, todo se derrumba debajo de su sombra: los personajes secundarios revelan que no tienen ninguna profundidad, los diálogos mal escritos suenan más fuerte y las actuaciones lamentables de Sharlto Copley (quien luego de Distrito 9 no tuvo demasiada suerte en cine) y especialmente de las tres insufribles hadas madrinas, irritan al punto de que cuesta mantener la vista en la pantalla. La historia de Maléfica parece estar, no obstante, construida a medida para Jolie: un incomprendido ser oscuro (no se menciona la palabra “bruja” en los 97 minutos de película) que en el fondo no es tan malo y si obró de maneras moralmente reprochables en su juventud, lo hizo sólo por despecho, resentimiento y justicia por mano propia. Ok, por más que el personaje naturalmente se arrepienta luego de sus acciones, convendría en otra ocasión analizar bien este mensaje que se está enviando... Maléfica es, obviamente, La Bella Durmiente a la inversa, es decir, es La Malvada Despierta (porque fea, sin dudas, no es) que, lejos de estar completamente enceguecida por su maldad, es hábil, inteligente, fuerte, poderosa, realizada y con una enorme consciencia social para transmitir la importancia de criar a un niño en este mundo lleno de crueldad y dolor. Cualquier mensaje forzado y redundante acerca de la importancia de adoptar a un pequeño con la realidad de la actriz no es pura coincidencia: es ella, después de todo, quien oficia además de productora. Pero pese a todos estos problemas, que no son pocos, Maléfica funciona aún si sea únicamente por cuán bien le queda a Jolie el rol de mala-no-tan-mala. Su contraparte anterior, Encantada, por otro lado, conseguía el mismo mérito con otra actriz y además era, en esencia y totalidad, una excelente película. No se puede decir lo mismo de la historia de esta bruj.... ex-hada madrina...
Mala eres Felicitaciones a Disney por lograr, tras una vida haciendo lo contrario, la primera superproducción de cine fantástico en reversa. Existen numerosas razones de por qué Maléfica desafía las expectativas del género (y triunfa en el intento). Resentida con su amigo Stefan (Sharlto Copley), quien para congraciar al rey moribundo le corta las alas, el hada Maléfica dirige su magia contra este cuando, en recompensa por el crimen, es nombrado monarca. En una de dos o tres escenas maravillosas, Maléfica irrumpe durante la ceremonia bautismal de Aurora, primogénita de Stefan, y lanza un hechizo: al cumplir 16 años, la chica tocará una espina venenosa y caerá en un sueño eterno, del que sólo despertará por un beso de amor. Es una reversión de La Bella Durmiente y el cuento está narrado desde un lugar inusual, comenzando por el vínculo de amigovios entre Maléfica y Stefan (inserto de manera agridulce, pero inverosímil al fin). La naturaleza de los personajes se revela al comienzo, con Isobelle Molloy (una mini Angelina de photoshop) como Maléfica en la infancia. Maléfica es una mala sensible, casi vulnerable, mientras que Stefan es un padre sin corazón. El planteo no es inusual pero la película tampoco hace alarde. Lo inmanente es el volk nórdico de los cuentos de Grimm y Andersen, con su extraño, seductor mix de pagana Edad Media. Un natural de los efectos visuales, el técnico Robert Stromberg (Piratas del Caribe), que hace su debut como director, también sorprende y destaca en el tramado emotivo de la relación entre Maléfica y Aurora (una celestial Elle Fanning). Párrafo aparte para la actuación de Angelina Jolie, quizá la mejor de su carrera. Partiendo de su natural rol de dominatrix, la actriz se explaya en un sumario de expresiones conmovedoras. Si el cine fantástico tuviera alguna chance en la entrega de los Oscar, Angelina tendría asegurado su lugar en el podio.
Una mala con el corazón roto En lo que respecta al cine fantástico de Hollywood, cada día se desdibujan más los límites entre las películas dirigidas a un público infantil y aquellas para adultos: las historias tradicionales son readaptadas una y otra vez con más escenas de acción, situaciones adultas, tintes tenebrosos y, en algunos casos, con interesantes vueltas de tuerca. Dentro de esta moda, los estudios Disney no han sido la excepción y nos traen en esta oportunidad, con Maléfica, una nueva versión de La bella durmiente. La película posee todas las características del género en su máximo esplendor: batallas y escenas de acción, grandes efectos en las escenas en 3D, un entero mundo encantado creado con realidad virtual, que es realmente una delicia. Las hadas, los duendes, los seres del bosque, luciérnagas de colores y otros personajes fantásticos dan ganas de sumergirse en el “páramo” que menciona la historia. Además de los escenarios y los efectos, los vestuarios de todos los personajes son alucinantes, dignos de un buen cuento de hadas. Los personajes también están bien construidos, en particular Angelina Jolie, quien encarna seguramente la versión más hermosa y tétrica de la villana del título (seguramente en Estados Unidos este año va a ser el disfraz más popular para Halloween), que aquí es por primera vez protagonista del cuento de La bella durmiente. Se destacan también la dulce Elle Fanning como Aurora y Sam Riley, encarnando el cuervo asistente de Maléfica, pero tampoco tanto porque la protagonista indiscutible es Angelina. Más allá de todos los logros técnicos, lo más interesante en una película tan comercial, realizada por una productora que se ha encargado de difundir en varias generaciones modelos de princesas débiles y superficiales, es la vuelta de tuerca en la historia. Más allá de la existencia de la tradicional maldición, ya no es el amor de un príncipe el que logrará rescatar a la princesa, sino el amor verdadero. Por otro lado, la supuesta hada malvada deja de ser tan mala como en el cuento tradicional y es solamente alguien vengativo porque le rompieron el corazón, o sea que los “malos” ya no son tan malos y tienen sentimientos. No les quiero adelantar el final, pero el mundo natural y femenino sale victorioso de esta historia: pareciera que los fuertes ya no son los hombres con poder material y fuerza bruta, sino aquellos que dejan prevalecer sus sentimientos antes que nada y aman las cosas simples de la vida y la naturaleza. Lo cierto es que Maléfica es una buena opción de entretenimiento en 3D, quizás no para toda la familia, ya que a algunos niños les resultará un poco tétrica, pero sí para jóvenes y adultos amantes de los cuentos de hadas.
Una villana que merecía mejor suerte La propuesta es interesante y tiene dos vueltas de tuerca promisorias, que lamentablemente no han sido adecuadamente instrumentadas en el relato. Quizás esto se deba a que su realizador viene de un oficio más vinculado a los efectos visuales que a la narrativa (cualidad que se nota demasiado); es su primera película como director, frente 94 producciones en las que ha estado a cargo del área de efectos visuales. Dentro de estas propuestas prometedoras tenemos esta especie de precuela sobre la Bella Durmiente, que relata el momento en que sucede la transformación de Maléfica en la villana clásica del relato infantil. Dicha trama presenta algunas ideas poéticas interesantes, como la debilidad de Maléfica frente al hierro (símbolo de lo humano, frente a la madera, símbolo de la naturaleza que Maléfica gobierna), sin embargo apenas presentadas o se abandonan o caen en un empleo burdo y carente de toda sutileza (como la red con que atrapan a Maléfica en el palacio). El segundo aspecto original e interesante de la propuesta es la relación entre Maléfica y Aurora, que se inicia como un acechamiento, pero que deviene en una relación de profundo amor maternal. Diría que es casi lo mejor de la película, con el único inconveniente de que este énfasis tan ostensible de los sentimientos maternales y conflictivos de Maléfica frente a Aurora, termina develando con excesiva previsibilidad -y muy antes de tiempo- el giro que la historia pretende dar en torno a quién brinde el beso de amor verdadero. En cuanto a los personajes, se destacan las tres hadas que crían a la niña, y por supuesto Maléfica, encarnada por Angelina Jolie. El punto más flojo de la película, a mi entender, es el personaje de Stefan (contrafigura de Maléfica, padre de Aurora); básicamente resulta incomprensible su transformación, su inicial apego y luego abandono de Maléfica. Apenas se nos dice que aunque promete amarla, en verdad no la amaba, pero ni se nos explica por qué, ni hay razones para entender sus motivaciones en general, ni en su ambición primera (desde el momento en que roba la joya del páramo), ni en su locura final al enfrentarse con Maléfica, sobre todo cuando la princesa Aurora ya ha superado el hechizo. Stefan es un personaje que ha salido de la nada, y se pierde en la misma nada. Apenas hay una serie dispersa y errática de aspectos, más narrados que dramaticados, que pretenden justificar el carácter y el crecimiento de Stefan: a) tanto él como Maléfica han perdido a sus padres de niños, pero este rasgo común no los marca de modo parecido porque de entrada se nos ha dicho (nunca mostrado de modo convincente) que el mundo de los humanos está enfrentado al del páramo, y los hombres envidian y ambicionan los tesoros que allí se esconden; y b) el robo de la joya cuando niño pretende ser una especie de “prueba” del cáracter ambicioso del Stefan adulto. Sin embargo, ambos componentes resultan insuficientes y excesivamente torpes en el desarrollo. Hubiese sido necesario desarrollar más equilibradamente el personaje y el contexto de Stefan, donde se nos permitiese conocer de modo dramático el contexto deshumanizado en el que vive, y no sólo mencionarlo.
Viaje a las causas del Mal ¿ver o no ver Angelina Jolie protagoniza Maléfica, cuento de hadas gótico que desvía el centro del clásico "La Bella Durmiente" y enfoca el pasado del odio entre hombres y hadas. Un hada bella, buena, pero con alas oscuras de águila y llamada Maléfica; un lugar paradisíaco conocido como El páramo marcan la alternancia de dos mundos unidos fatalmente por el odio en Maléfica, la película protagonizada por Angelina Jolie. A partir de la estructura de un cuento tradicional con el inicio ‘Érase una vez', la historia se traslada al pasado del Rey Stephan cuando era un campesino que aspiraba al trono. La relación con Maléfica adolescente explica los hechos que han trascendido en la versión oficial de La Bella Durmiente. Con varias vueltas de guion y una estética de rasgos tenebrosos, la película traslada la descripción exterior, pictórica, de los cuentos de hadas, al drama humano de una traición. Angelina Jolie encarna el hada de mirada fría que sufre la crueldad de Stephan (Sharlto Copley) y desde entonces vive para vengarse en la persona que el rey más quiere, su hija Aurora. Pero las cosas ocurren de manera diferente y los personajes toman rumbos poco previsibles, apartándose del esquema del cuento. En el escenario gótico, con los súbditos mortificados por la maldición que pesa sobre Aurora (Elle Fanning), quien a los 16 años se pinchará con un huso y caerá en un sueño profundo, la protectora del páramo espera en compañía de un pájaro que adopta forma humana (Sam Riley). El director Robert Stromberg demuestra su experiencia y premios en las artes visuales (Avatar; Alicia en el País de las Maravillas, por Tim Burton; y Mago de Oz de Sam Raimi), recreando varios mundos: el bosque, el Páramo, el castillo, así como momentos épicos batallas y transformaciones, con la presencia obsesiva de Maléfica y la actriz fotografiada de todos los ángulos posibles. El encantamiento que Angelina Jolie logra naturalmente con la pantalla, cualquiera sea el guion, en este cuento pierde intensidad. El drama se instala pero la estética de dibujo distancia. No alcanza el efecto, por ejemplo, de Frozen, película de animación también con guión planteado desde un punto de vista diferente. Lo humano incluye gestos de maldad que Maléfica no puede imitar. Le falta capacidad de daño. La elección del punto de vista es novedosa, aunque el final está desaprovechado y falta empatía entre los protagonistas. Quizás conspiran contra la película, las voces del doblaje en español que funcionan como un obstáculo para llegar al corazón de los personajes.
Angelina Jolie protagoniza una villana muy especial. Esta es una nueva película de Disney basada en un cuento clásico de hadas, “La bella durmiente” de Charles Perrault, de los Hermanos Grimm y de Giambattista Basile, pero la historia se basa en uno de los personajes, el de la bruja malvada “Maléfica” (acá ya desde el comienzo lleva ese nombre) que hechizó a la Princesa Aurora conocida como “la bella durmiente del bosque”. Todo comienza lleno de magia y mostrando dos reinos uno “El Páramo”, es un lugar maravilloso, excelente y perfecto, en esas tierras reina la felicidad y el amor, allí vive un hada adolescente tranquila, buena, inocente, que se mantiene alejada de los humanos y cuyo nombre es Maléfica. Pero un día conoce a Stefan, un joven huérfano igual que ella, este vive del otro lado en el castillo. Gana su confianza y afecto, es quien le da su primer beso a los 18 años, pero pronto se irá alejando. Pasa el tiempo y la tranquilidad del lugar se ve invadida por el Rey Henry (Kenneth Cranham) quien al frente de su ejército de humanos quieren sus tesoros, adueñarse de todo y conquistar ese territorio, pero Maléfica” (Angelina Jolie) tiene poderes y unas hermosas alas que la ayudan a volar, protege el lugar junto a otros seres: duendes, arboles mágicos, entre otros.las criaturas que luchan son muy fuertes y temibles (estos se parecen a los árboles de “El señor de los Anillos” y también hay toque similares a Burton y “Al laberinto del Fauno” de Guillermo del Toro). El Rey Henry está dispuesto a coronar como Rey y consentir que se case con su hija, la Princesa Leila (Hannah New), a aquel que mate a Maléfica; es tan grande la ambición por el poder que tiene Stefan (Sharlto Copley, “Elysium”) que totalmente sin escrúpulos logra sus objetivos. Ante tal traición el corazón de “Maléfica” se vuelve piedra, solo quiere vengarse, contará con la ayuda de un cuervo de nombre Diaval (Sam Riley, "En el camino") que ira tomando distintas formas para satisfacer sus propósitos. Llega el gran día, la celebración del bautismo de Aurora (hija de los Reyes), Tres Hadas buenas le dan dones, pero cuando irrumpe Maléfica ( cuernos, una gran capa, sus labios rojos, un rostro anguloso, un estupendo maquillaje, hay que verle los ojos y su mirada, se la ve sensual y atractiva, una buena composición del personaje), le da belleza, pero antes de su cumpleaños número 16 al pincharse caerá en un sueño semejante a la muerte, pero solo un hecho la podrá salvar. Para proteger a Aurora de Maléfica,el rey la envía para que la críen las hadas buenas Clavelina (Imelda Staunton), Violetta (Lesley Manville) y Fronda (Juno Temple). Estas son muy cómicas y desastrosas, ocasionándole más problemas y dejándole expuesta a más peligros. La princesa Aurora (Elle Fanning) va creciendo, se transforma en una bella adolescente, tierna, frágil, valiente, curiosa y vive en un mundo irreal. El desarrollo del film es atrapante, la historia contiene una vuelta de tuerca que la diferencia de la original de Disney. Hay que seguir los diálogos, los momentos reflexivos y planteos. Maléfica descubre algo a través de Aurora, hay peligros, hechizos, figuras celestiales, dragones, príncipes, varios personajes, magia, trucos, vestuario, bien colorida, con cuotas de suspenso, sorpresas y dentro de la banda sonora tenes escenas extras. El presupuesto de la película fue de unos 200 millones de dólares.
"Jolie fue dibujada por la naturaleza para encarnar a la más grande ¿villana? del cine. Pero no hay mucho más. Maléfica es un film construido alrededor de la presencia de la actriz y que intenta sacar provecho del interés que hay en la plantea infantil - preadolescente moderna por la fantasía oscura. Visualmente contundente, pero narrativamente decepcionante". Escuchá el comentario. (ver link).
El (aburrido) show de Angelina Jolie Maléfica es un hada traicionada por el taimado Stefan, quien es capaz de todo con tal de convertirse en rey. Enceguecida por el dolor y la humillación Maléfica hechiza a la princesa Aurora: cuando cumpla 16 años la joven se pinchará con una aguja y dormirá para siempre. “Maléfica” es un interminable primer plano de Angelina Jolie. El debutante Robert Stromberg clavó la cámara y la fotografió sin cansarse. De frente, de perfil, con toda clase de colores de ojos y de efectos digitales para perfeccionar el maquillaje de los pómulos, las orejas a lo Sr. Spock y los cuernos de poliuretano. Y Angelina, que no es ningún prodigio de actriz, se pinta los labios de rojo furioso, cambia contadas veces de expresión y recita sus líneas como si estuviera interpretando a Lady Macbeth. Pura seriedad, cero pasión. ¡Lo que hubiera hecho Helena Bonham-Carter con este personaje! Así transcurre “Maléfica”, como el unipersonal carísimo de Angelina al que apenas le roza la historia de la bella durmiente. Porque recordemos que esta es la reescritura de un clásico infantil, texto que pasó por la manos de Perrault y de los hermanos Grimm antes de que Disney hiciera de él una extraordinaria película animada en 1959. A aquella Maléfica -que era mala en serio y al final se convertía en un dragón- intenta rendirle tributo Angelina. El problema es que el villano ahora es el padre de la princesa y Angelina es un hada ambigua, más propensa a desarrollar el instinto maternal que a ejecutar los hechizos como una bruja con todas las letras. La solemnidad es un pecado capital de esta “Maléfica”, tan insulsa como carente de vida. Elle Fanning se mueve como una muñequita y las hadas “buenas” (Imelda Staunton, Lesley Manville y Juno Temple) no arrancan risas ni con fórceps. Mucho menos mueve la aguja el príncipe (Brenton Thwaites). El único que la pelea es Sam Riley, haciendo del cuervo Diaval -devenido en una suerte de cambiapieles al estilo de “Juego de tronos”-. En fin. Se temía que el carácter “oscuro” de la caracterización de Angelina podía inquietar a los chicos. Más que asustados, lo más probable es que salgan del cine aburridos.
No faltan elementos molestos en este film; no faltan convencionalismos torpes; no faltan resoluciones apresuradas. Pero las buenas películas son aquellas cuyos errores se disuelven gracias a sus virtudes: “Maléfica” es una buena película y quizás uno de los pocos tanques realmente emotivos –junto con “Frozen”, otro cuento de hadas de Disney– en los últimos tiempos. La historia es la del hada malvada de “La Bella Durmiente”, es decir una versión alternativa de ese cuento clásico. Y en este caso, “Maléfica” es tanto villana, como víctima y heroína: es muy probable que la secuencia donde pierde sus alas quede en el recuerdo de muchos. En realidad, este film es la historia de amor entre dos mujeres, basada en la idea de la maternidad no como un imperativo biológico sino en una elección. Los malvados son los hombres, y si el costado ecológico (naturaleza versus hierro) es quizás ramplón, no deja de ser fiel a la auténtica naturaleza de este tipo de relatos, a su origen y tradición. El gran peso del film recae en Angelina Jolie, en su mejor papel desde “El sustituto”. Su rostro parece inmóvil y sus lentes verdes molestan un poco: aún así, con pequeñísimos gestos transmite la idea de una mujer lastimada que desea no sentir nada para no sufrir, pero que no puede evitar amar, ni sufrir. La emoción que genera, especialmente en el primer tercio del film, es una proeza. Anímese.
Un filme del que no esperaba nada, pero que me hizo salir del cine con una sonrisa, no está exento de problemas, pero es un filme con corazón, con buen mensaje y con un personaje interesante. Es además una efectiva reimaginación del cuento con una vuelta de tuerca interesante, aunque previsible, que es a su vez su mayor logro y su gran maldición. Escuchá la crítica radial completa en el reproductor (click en el link).
EL ORIGEN DEL PERDÓN Una nueva interpretación de La bella durmiente de los hermanos Grimm, pone en escena un punto de vista original: la historia de Maléfica; el hada devenida en bruja que profiere el hechizo del sueño eterno a la joven Aurora. Con el foco puesto del lado del mal, la película narra la vida de una villana sensible. Todo comienza cuando en el apacible Páramo la irrupción de un humano quiebra la estabilidad. El mundo mágico de las hadas es vulnerado por la acción indecorosa de un niño quien con total impunidad roba una piedra del lago. Alterado el microcosmos donde reina la joven Maléfica, ya nada volverá a ser igual. Los ingenuos ojos del pequeño ladrón no sólo extirparon parte de la naturaleza sino también parte del corazón del hada novata. El tiempo pasa, el amor crece y las diferencias emergen. Mientras que el objetivo de él es la ambiciosa empresa de convertirse en rey, el de ella es la preservación de la naturaleza y la paz. Con el mismo empeño con el que la relación se afianza, se potencia la magnitud del futuro daño. Él logró dominar el reino pero a cambio de entregar el tesoro más preciado del hada: sus poderosas alas. Mutilada no sólo de cuerpo sino de identidad, todo vestigio de compasión desaparece de su ser para transformarse en un alma con sed de venganza. Y es aquí donde el filme se permite el desvío del texto fuente para dar rienda suelta a la creatividad. Maléfica es una película que habla del perdón; lejos de enorgullecerse, el conjuro proferido sobre la bella princesa le causa culpa, y el problema se vuelve existencial. Arrastrada por el intenso dolor de haber perdido sus mágicas alas, el odio se apodera de ella. “Ningún poder sobre la Tierra podrá deshacer el hechizo” dijo hace dieciséis años, cuando Aurora era un bebe. Y ahora es ella misma quien lucha contra su propia autoridad para que el designio no se cumpla. Así como el propósito de los relatos tradicionales era la divulgación de un conocimiento devenido en moraleja; la enseñanza que transmite Maléfica es que el verdadero amor existe pero no en la forma en la que todos esperamos. Tal vez el sentimiento más intenso provenga de nuestro más acérrimo enemigo, o de aquel de quien no teníamos en cuenta sólo por no saber observar con el suficiente detenimiento. Este es un relato en donde nada es lo que parece, inclusive el beso del príncipe no es la solución. Los malos son compasivos y los buenos algo esconden. Las mujeres dominan los reinos y los reyes se sublevan ante el supremo poder de la magia. Con la ambigüedad que la trama presenta, la película se vuelve interesante desde el punto de vista psicológico. En donde las personalidades de los personajes son el motor de un filme que se corre del modelo tradicional. Sí, es una película de efectos (o efectista) pero también es una cinta que explora el lado oscuro de aquellos seres que creemos impolutos. Por Paula Caffaro redaccion@cineramaplus.com.ar
Un cambio de punto de vista que trivializa su propia tesis. Hay quienes dirían que películas como Maléfica están para exponer la tesis de que no existe tal cosa como la maldad pura, y que de existir ésta siempre nace del bien. Si calamos más hondo, también se podría decir que tomar un villano de un título conocido y contar la historia desde su punto de vista le daría una multidimensionalidad cuya carencia suele ser a menudo el error clásico que denota un antagonista mal construido narrativamente. Maléfica cambia el punto de vista y el formato –de animación a live action— de la historia de La Bella Durmiente, pero mantiene una superficialidad que aunque aceptable en la animación, no lo es tanto dentro de la dramatización a la que quieren apuntar. ¿Cómo está en el papel? En una lejana tierra hay dos reinos, el de las hadas y el de los humanos. Maléfica es la guardiana del primero y conoce a Stefan, un habitante del segundo. Se hacen amigos y la amistad se convierte en algo más. Pero cuando el soberano del reino de los humanos se encuentra cerca de la muerte, decide convertir en su sucesor a quien le traiga la cabeza de Maléfica. Stefan la droga, le corta las alas a modo de llevarlas como prueba y se convierte en el nuevo Rey. Años más tarde, el ahora Rey Stefan tiene una hija y en venganza, Maléfica le echa una terrible maldición. Dicha niña es oculta en una lejana cabaña bajo el cuidado de tres hadas, y a medida que Maléfica vigila a la niña mientras crece no puede evitar empezar a sentir un apego casi maternal hacia ella. maléfica Maléfica es como ese episodio de Los Simpson donde el Sr. Burns va a juicio por atropellar a Bart. Cada uno cuenta la misma historia desde su punto de vista, y según quien la cuenta, el narrador es una pobre alma torturada que tuvo la desgracia de experimentar ese accidente y la contraparte es un exageradamente sádico villano que hace maldades porque si. Aquí se aplica el mismo concepto solo que a la historia de La Bella Durmiente y Maléfica sería como la versión del Sr. Burns (Noooo, llévame a mí, yo soy un viejo!!!!). Pasándoselos en limpio, misma historia, misma superficialidad, diferente punto de vista. ¿Qué quiero decir? El personaje protagonista es el único medianamente desarrollado, pero los secundarios son absolutamente superficiales, y cuando digo superficiales no digo solamente que los buenos son muy buenos y los malos son mas malos que la sarna, sino que no los profundiza en ningún aspecto, no hace que nos preocupemos o entendamos porque hacen lo que hacen, y cualquier vago intento de demostrarlo parece forzado o insuficiente; ya sea por sus acciones (en particular, humoradas que no causan nada de gracia), o por el dialogo absolutamente carente de subtexto que domina la película, que ni en la versión animada era tan acartonado. Conocemos todo sobre Maléfica, pero poco y nada sobre Stefan. De ella sabemos que es toda una luchadora, y de él que es un cobarde que por su ambición es capaz de hacer lo que sea. maléfica 5 El nombre de la protagonista tampoco me cierra. Tanto la definición local de Maléfica como la de su título original en inglés, Maleficient, en sus respectivos diccionarios responden a aquella que es dañina en intento o efecto, o capaz de producir maldades por influencia o naturaleza. Si esta es la definición de Maléfica con la que se guían, me cuesta creer enormemente que una nena inocente y bienhechora se llame Maléfica. Puedo entender que esa es su identidad como villana, pero ¿No podían hacer tipo como Darth Vader o Gollum y darle un nombre no tan obvio al personaje como identidad previa a su transformación? ¿Cómo está en la pantalla? maléfica 2La estética de Maléfica podría definirse en muchas ocasiones como el “Avatar Medieval”. Con paisajes nocturnos, lagunas fluorescentes y bichos de luz volando por todos lados. Luego me entero que el diseñador de producción (escenógrafo, para los que no son tan versados) de la película de James Cameron, Robert Stromberg, fue el director de esta película, y padece las mismas carencias de aquel film: Un mundo visualmente imponente, pero quienes lo habitan tienen poco o casi nada de personalidad. La estética es caramelo visual puro, pero la dirección de actores es débil. Angelina Jolie es lo mas logrado a nivel interpretativo, a pesar de que ella padece al igual que el resto del reparto de un dialogo acartonado. Sharlto Copley, Imelda Staunton y hasta incluso Elle Fanning, todos actores que han demostrado una solida pericia interpretativa en el pasado, aquí quedan desaprovechados por un guion y unos personajes a los cuales no le pueden sacar mucho jugo. Conclusión Un punto de vista alterno que debería ofrecernos una mayor dimensionalidad para una historia conocida, pero termina incurriendo en las mismas superficialidades, con la diferencia que la magia de la animación no puede venir a rescatarla. Los más chicos la encontrarán definitivamente entretenida; no puedo decir lo mismo de aquellos que se encuentren en un rango etario mayor.
Había una vez...otro cuento Con una atrapante vuelta de tuerca sobre la historia de La Bella Durmiente, la nueva película de Disney es un regreso al cuento clásico de hadas, habitado por criaturas angelicales y monstruosas en tierras fantásticas. El director Robert Stromberg, quien debuta en la`pantalla grande luego de una amplia carrera en el diseño de efectos visuales y en el departameno de arte de exitosas películas, imprime su visión mágica a partir de la interesante duallidad que presenta el personaje central. Maléfica (Angelina Jolie), una hada adolescente que vive tranquila en su tierra y alejada de los humanos, es traicionada (le roban el amor y le cortan las alas) y lanza una venganza contra el ahora Rey Stefan (Sharlto Copley) y una maldición contra Aurora, la hija recién nacida de los Reyes. Sin embargo, Maléfica descubre que Aurora, convertida en una jovencita (Elle Fanning), es la única clave para lograr la paz en el reino. Con influencias de Barbarella (1968), la película dirigida por Roger Vadim y protagonizada por Jane Fonda, el relato presenta a las simpáticas criaturas de El Páramo, el lugar idílico que luego conocerá las sombras. Por la pantalla desfilan además el cuervo que acompaña a Maléfica (Sam Reiley) y el trío de hadas que hacen más placentera la vida de Aurora cuando es criada en una casa de campo alejada de los peligros que se ciernen sobre el Castillo. Como en toda película fantástica no faltan los vuelos, los árboles retorcidos (muy del estilo que tan bien acuñó Tim Burton) que cobran vida y las raíces que forman una extensa muralla que divide los mundos tan opuestos que plantea la trama. A la eficacia de la narración que nunca decae -desde el prólogo con una Maléfica joven e ingenua preocupada por los seres de su tierra-, se suma al ambición desmedida de poder y la traición de Stefan, el único humano que pudo acercarse al ser alado devenido en la "malvada" del film. Los majestuosos escenarios (parecen salidos de El señor de los Anillos) equilibran el costado oscuro y luminoso de la historia, con la voz en off que afirma "Había una vez..." pero presentando una historia que nunca fue contada. El público femenino encontrará en Maléfica y Aurora, la historia de una transformación con el marco ideal que ofrece el cine de aventuras, repleto de enfrentamientos, peligros, hechizos, dragones, príncipes y personajes que mutan su forma con la rapidez de un truco de magia. Por su parte, Angelina Jolie impacta con su presencia alada (la escena de ella en las alturas es de extrema belleza), sus cuernos, su capa y su mirada fulminante que va del odio a la compasión.
Entre la belleza de un mundo ideal y la violenta realidad Maléfica, la bruja que infundió miedo a varias generaciones de niños en la película "La bella durmiente" (1959) de los estudios Disney, regresa, en carne y hueso, en una versión no sólo moderna del cuento sino desde la perspectiva de una visión que muestra al bien y el mal como dos caras de una misma moneda. Desde ese punto de vista el hada-bruja recupera "el lado humano" del oscuro personaje. Con cuernos amenazantes, su bastón y traje negro, sus pómulos puntiagudos, mirada sobrenatural y terrorífica sonrisa, Maléfica, es encarnada por una excelente Angelina Jolie, a quien no se le han escatimado efectos especiales en su maquillaje para que luzca igual a la que creó el legendario artista Marc Davis en el clásico de Disney de 1959. Según Vladimir Propp (“Folklore y realidad”), el cuento maravilloso es un relato construido sobre la base de un conjunto reiterado de situaciones humanas para explicar aspectos de la vida e incluye, además, hechos extraordinarios que causan maravilla o admiración. Nació en la noche de los tiempos, y se transmitía a través del relato oral a la comunidad, sobre todo en zonas rurales. El tiempo que se toma está fuera del tiempo, sigue una lógica especial que no es cuestionada por el lector o el espectador, en este caso. Los personajes que acompañan al héroe o heroína son brujas, hadas, enanos, animales que hablan, duendes, y otras figuras estrafalarias, que siempre dan a la historia el sutil tono de lo real-maravilloso, en el que siempre aparece el bosque misterioso al cual se lo relaciona relacionado con los ritos de iniciación. Estos ritos se practicaban en el momento que el niño/a llegaba a la pubertad, en donde moría y resucitaba como un individuo nuevo. Para ello, se construía cabañas en un bosque (o espesura) donde se producían las pruebas y el aprendizaje. De ahí se salía como adulto para contraer matrimonio. El bosque a su vez era la barrera que no permitía acercarse al niño/a en el momento de su preparación para acceder el estadio de adulto (el peine de Baba Yaga, cuento del folklore ruso, Hansel y Gretel, Blancanieves), o una frontera a otro mundo (el de los muertos, en la Eneida, por ejemplo, un bosque circunda el reino de los muertos). Pero a la vez permite ocultar el misterio del espíritu guardián a la maga. Los cuentos populares toman como protagonistas a representantes de una infancia desprotegida (la hijastra, el hijo menor, el más débil físicamente, el más pobre) y les otorgan a estos anti-héroes una revancha que, desgraciadamente, era poco usual en la vida real. Perrault, que vivió entre 1628 y 1703, en pleno siglo del Rey Sol (Luis XIV), no sólo retrató su propi sino que también dejó constancia del sufrimiento de las clases menos favorecidas. En el siglo XIX, los hermanos Grimm mostraron en sus cuentos los modelos femeninos y masculinos que se ajustaban a la concepción del mundo de su época: mujeres sumisas, pasivas y obedientes que necesitaban de la fuerza y la inteligencia de un hombre para salvarse. El poeta alemán Friedrich Schiller escribió: “El sentido más profundo de la vida, y de mi vida, reside en los cuentos de hadas que me contaron en mi infancia, más que en la realidad que la vida me ha enseñado”. (The Piccolomini, III,4). A través de los siglos al ser repetidos una y otra vez los cuentos se han ido refinado y han llegado a transmitir, al mismo tiempo, sentidos evidentes y ocultos: han llegado a dirigirse simultáneamente a todos los niveles de la personalidad humana y a expresarse de un modo que alcanza la mente no educada del niño, así como la del adulto sofisticado. Los cuentos aportan importantes mensajes al consciente, preconsciente e inconsciente. Actualmente, como en otros tiempos, la tarea más importante, y al mismo tiempo la más difícil, en la educación de un niño es la ayudarle a encontrar el sentido de la vida. Se necesitan numerosas experiencias durante el crecimiento para alcanzar este sentido. El niño mientras se desarrolla debe aprender, paso a paso, a comprenderse mejor, así será más capaz de comprender a los otros y de relacionarse con ellos, tornarse un ser social y desentrañar los significantes y significados del mundo que lo rodea. Más allá de las apreciaciones de los expertos en la materia como Bruno Bettelhaeim, que se encuentran interpoladas de un modo muy sutil en el filme de Robert Stromber, la trama de ésta película realmente se ajusta más a la tendencia actual de la exploración del anti-héroe que a la concepción de Disney: melodramática y situada en un esquema de extremos, malos o buenos, blanco o negro. “La bella durmiente” sobre la que se basa la historia de Robert Stromber es la de Parrault, pero a su vez éste se basó en la de Geambattista Basile registrada en el Pentamerone: “Sol. Luna y Talía”. En el siglo XIX los Hermanos Grimm tomaron ambos relatos y crearon su propia versión que llamaron "Dornröschen" (La espina de la rosa). Tanto en la versión de Perrault como en la de los Grimm al comienzo de la historia nos encontramos con la madre, madrina disociada de su aspecto bueno-malo. Según las teorías sobre los cuentos para que pueda existir un final feliz es necesario que el principio del mal sea adecuadamente castigado y eliminado, porque sólo entonces podrá prevalecer el bien, y con él la felicidad. En la historia de Perrault, al igual que en la de Basile, se destruye la maldad, en el caso de “Maléfica” lo que se destruye es la maldad del padre castrador, haciendo así justicia como es característico de los cuentos de hadas. Sin embargo, en la versión Grimm no existe el castigo alguno para lo malo. Todas las versiones de “La bella durmiente”, según Bruno Bettelheim, con enormes variaciones en cuanto a detalles, el argumento central es que por más que los padres intenten impedir el florecimiento sexual de su hija, este se producirá de modo implacable. En realidad lo que intentan es un retraso en la madurez emocional del niño, y ese retraso está ejemplificado en los años de letargo de Aurora, en este caso. No obstante, el desafío de Robert Stromber fue narrar el filme desde la perspectiva de un aparente villano, con muchas características de un trágico personaje de Shakespeare, al que se debe comprender porque es la primera víctima de un hombre que no escatima artilugios para conquistar el poder. En “Maléfica” como en todos los esquemas de cuentos o filmes infantiles/juveniles siempre aparece el tema del poder como eje central de la trama. Y es el poder ejercido por los adultos sobre los niños, que en todos los casos la transferencia a un cuento ayuda a éstos a elaborarlo mediante la fantasía. Pero lo que en realidad nos cuenta “Maléfica” es el despertar de una adolescente a la vida adulta y el tema de la adopción, y la difícil relación entre una madre sustituta y su pequeña hija, impuesta por una realidad que ambas deben superar. Las tres hadas que juegan el rol de madres sustitutas buenas, divertidas y permisivas, fueron encarnadas por las adorables: Imelda Staunton, Lesley Manville y Juno Temple, que por sus enredos, peleas, y escenas divertidas parecen la versión femenina de los tres chiflados. El actor Brenton Thwaites esboza al Príncipe Philip, un joven torpe que se inhibe frente a la princesa. Elle Fanning, fue una muy bonita Aurora, con su sonrisa fresca e ingenua. Sam Riley se destacó como la forma humana del cuervo de Maléfica, en el inteligente Diaval. Mientras que el sudafricano Sharlto Coplay ("District 9", 2009, y ”Elysium”, 2013) es el cruel Rey Stefan. Robert Stromber, que incursiona por primera vez como realizador, tras su brillante carrera en dirección artística -ganó dos Óscar: "Avatar", 2009, y "Alicia en el país de las maravillas" (2919)- reprodujo el universo del dibujo de Disney con las mismas referencias estéticas e históricas, no psicológicas ni de contenidos. Una escena clave, el bautizo de Aurora, fue reproducida en forma magistral, gestos y palabras, como en el filme animado. “Maléfica” es un filme de maravillosos efectos especiales en donde el universo infantil es rescatado en el dibujo de un mundo ideal, que posee dos caras: luz y oscuridad. La luminosidad está dada por la bucólica naturaleza, el canto de los pájaros, elfos y gnomos jugando, animales extraños, pero amigables, y la oscuridad por el bosque tenebroso, agresivo y violento con sus gruesos troncos negros, el ataque de los humanos a ese universo naïve y sobretodo a cortar las alas a quien pretende volar, es decir a quien respira libertad.
Malefica es un cuento entretenido, pero que desilusiona bastante, sobre todo si vas con muchas expectativas. Angelina Jolie está prácticamente igual a la Maléfica animada de Disney, tanto en lo estético como en sus actitudes, pero no logra que uno se estremezca con ella, aunque creo que esto es debido a que el guión no se lo permite ya que...
VILLANA SOFT ¿Hacía falta? Es la pregunta que muchos nos hacemos después (y a veces antes) de ver una remake. “Maléfica” no es exactamente una remake pero propone una relectura del clásico de 1959 que todos conocemos como “La bella durmiente”. La historia es similar pero ahora la protagonista es la villana. Los antecedentes de estas readaptaciones de cuentos de hadas son recientes y han arrojado resultados dispares: “Hansel y Gretel: cazadores de brujas”, “Espejito, espejito”, “La chica de la capa roja” y “Oz: el poderoso” han fracasado allí donde triunfaron “Blancanieves y el Cazador” y “Encantada”. Por desgracia, “Maléfica” es un nuevo paso en falso… otro de los casos en los que el producto final no está a la altura de su premisa. Acontece que Linda Woolverton, guionista de la peor película de Tim Burton a la fecha que, vaya casualidad, es también una revisión de otro clásico (hablamos de “Alicia en el País de las Maravillas”) ha pensado a la mala más mala no como una hechicera sino como un hada (!) que busca revancha luego de ser traicionada por un humano. La dificultad mayor reside en que luego de revelarse las razones de su malicia, el hada despechada inicia un lánguido camino hacia la… bondad. Pero si había algo que rescatar de la Maléfica del cuento de Charles Perrault es que no dudaba a la hora de condenar a muerte a un bebé, era mala porque sí, no tenía necesidad de brindar explicaciones. Este intento por averiguar el origen de su crueldad termina subvirtiendo malogradamente al personaje al punto tal de convertirlo en un panfleto a favor de la adopción. No debería resultar tan extraño, después de todo la actriz que la encarna es una experta en la materia. A Robert Stromberg, director debutante con una notable trayectoria como diseñador de efectos especiales, también le han cortado las alas (quien haya visto la película sabrá entender) y ha desaprovechado el talento de figuras como Elle Fanning, Juno Temple e Imelda Staunton que circulan sin pena ni gloria por una pantalla desbordada de CGI. Hay una escena que salva a la película del desastre total, aquella en la que Angelina Jolie envuelta en un fuego verde hace su aparición en el castillo y condena a Aurora. Aunque la maldición no sea la misma hay en ella algo de la magia de la obra original. Lo mismo puede decirse de la canción que suena cuando llegan los créditos, que no es otra que “Once Upon a Dream” interpretada ya no por Mary Costa y Bill Shirley sino por Lana del Rey. Entonces, si lo mejor de esta revisión lo encontramos en su fuente, otra vez, nos preguntamos: ¿hacía falta? ¿No será hora de dejar los revisionismos y volver a los clásicos?
Las brujas se reciclan Las brujas ya no son lo que eran. Disney, que se ha propuesto releer a los clásicos de la literatura infantil, largó una campaña para reciclar villanos. Aquí estamos ante una nueva versión de La Bella Durmiente, aunque esta vez la protagonista es Maléfica, bruja malvada que al final es nada más que la víctima de un rey nefasto, implacable y trepador. Está la Bella Durmiente y el bosque, está la alegoría de esa sangre que nos avisa que la niña se hizo mujer, y está –infaltable mensaje de estos días- la moraleja ecológica de confrontar naturaleza y palacios. Pero lo nuevo es que la bruja, Maléfica, no es mala, al contrario. Ella era una hermosa muchacha, romántica y soñadora, que regenteaba con mano suave un bosque lleno de flores y animalitos simpáticos, pero un tramposo cazador que soñaba con el trono le cortó las alas y partir de esa desilusión se volvió amargada, descreída y vengativa. El filme gira sobre ellas, las mujeres. No sólo deja dejan mal parados a todos los hombres (el rey es de terror y el galancito, un pusilánime) sino que ante la falta de príncipes presentables, ellas se encargarán de tramitar invasión, conquista, venganza y hasta el beso salvador. Es un buen espectáculo, con un libro bien ajustado que no se distrae con subtemas y con algunos personajes secundarios rendidores (las tres hadas cuidadoras; el cazador cuervo) y una historia que mantiene el interés. Pero lo mejor es Angelina Jolie, intensa y filosa, una enamorada engañada que con su mirada es capaz de decirlo todo.
Hay películas excelentes, otras que están lejos de serlo y también un tercer tipo al que, más allá de sus logros o falencias, uno se quiere llevar del cine en el bolsillo. Curiosamente,no todas las obras maestras son dignas de ese gesto íntimo y cercano pero, si es que ocurre, resulta una coincidencia más que feliz: algunos de nosotros lo sentimos con Jacques Tati o Ernst Lubitsch, grandes hacedores de películas bolsilleras. Asimismo, es probable que conservemos mucho de lo que vimos en la infancia, y que con Disney eso implica una extraña mezcla de felicidad y tristeza, además de enormes sustos. Maléfica, el nuevo éxito de Disney acerca de la malvada de La bella durmiente es, sin dudas,una de esas películas de bolsillo. Y el juego de palabras que no le queda tan mal: no hablamos de un film de los grandes, pero sí de esos a los que llevamos con nosotros, lo que es igualmente valioso si creemos que el mejor cine también es el que nos divierte, nos asusta y nos emociona. En otras palabras, Maléfica es una película con corazón. Y eso quiere decir que late, que está viva y que se vuelve fácilmente transportable, recordable, querible. Al fin y al cabo, latir es respirar por sí mismo, y eso es lo que hace que el film pueda superar, por ejemplo, su abundante uso de efectos especiales a través del vínculo vital y dinámico de sus personajes con el entorno. Así, sus paisajes son comparables en estilo y opulencia a los de Oz: el poderoso, también llena de efectos pero totalmente vacía del espíritu de Maléfica, cuyas tierras son lo que son porque alguna vez fueron sobrevoladas por su protagonista, tierras que ahora transita —en el sentido más pesado de la palabra— a pie. Pero la comparación con Oz: el poderoso puede ser aún más útil para describir cómo es un film que late, sobre todo si pensamos que ambas llevan el sello de Disney y que además tienen al mismo diseñador de producción, también director en este caso. Se ha dicho, por otro lado, que la película protagonizada por Angelina Jolie es una larga secuencia de primeros planos destinados a explotar su fotogenia. Lo más probable es que haya igual cantidad de planos de Oz: el poderoso en búsqueda de la belleza de Mila Kunis o Michelle Williams, y que Jolie esté mucho más cerca que aquellas de despertar simpatía con su personaje tanto como de ser ella misma la artífice de ese magnetismo que nos hace querer perseguir cada uno de sus gestos. Además, la protagonista no está ni cerca de ser lo único que provoca ser perseguido: al contrario de la película de Sam Raimi —a excepción, quizás, de la muñeca de porcelana— la mayoría de los personajes secundarios resultan aquí tan atractivos y entrañables como cualquiera de los principales. Así, las hadas o Diaval (Sam Riley), el cuervo, guían por sí mismos las pulsaciones del relato, que a partir de allí deja de ser una fábrica de efectos especiales para convertirse en una historia con criaturas únicas. Aun así, hay aspectos de la película que cualquiera definiría como fallidos, así como también podrían encontrarse múltiples segundos y oscuros significados, aspecto que parecen tener todas esos grandes clásicos de Disney a los que un día miramos con los ojos de cariño bien abiertos. Pero ocurre que el film aún posee sus imágenes poderosas, su humor tierno e inteligente y también la fuerza de su giro hacia el amor entre padres e hijos que, por cierto, se le critica con el mismo ímpetu con el que se le agradece a otras películas como Cuestión de tiempo. Por todo esto y un poco más, Maléfica sigue tan entre polémicas como dentro de memorias y bolsillos de pantalón.
La maldad incontenible El historial de Robert Stromberg, aquí director debutante –esta película es, según el sitio IMDB, la ópera prima más costosa de la historia del cine– es sorprendente. Ha trabajado en la elaboración de efectos especiales en más de noventa títulos, incluyendo portentos realistas como los de Life of Pi y La carretera, y con colaboraciones en Los juegos del hambre, Game of Thrones, El laberinto del fauno y Capitán de mar y de guerra. También ha sido diseñador de producción de Avatar, Alicia en el país de las maravillas y Oz: el poderoso. Este recorrido se ve reflejado aquí, pero lo sorprendente en este caso es que, si bien los efectos especiales tienen su interés y su poder de impacto, no es allí donde se encuentra el principal mérito de esta película, y ellos se ven distribuidos para acompañar a una historia, no para sustentarla. Basada en el clásico de Disney La bella Durmiente (1959) se retoman un par de escenas míticas y se juega construyendo una historia en torno a una villana que originalmente estaba brillantemente caracterizada. Así, esta película se acopla a una serie de películas infantiles muy interesantes centradas en villanos– (Mi villano favorito, Megamente), en los cuales se deconstruyen las nociones clásicas de buenos y malos, y se proponen heroísmos allí donde hubo personajes esencialmente malignos. Es entonces que esta nueva Maléfica propone una historia notablemente relatada, que además se permite poner de revés a varios de los estereotipos presentes en el clásico de Disney. Las hadas salvadoras son aquí egoístas e incompetentes (de lejos el mejor desempeño actoral del cuadro es el de Imelda Staunton como una de ellas) el príncipe azul es un carilindo inútil y, ante todo, Maléfica es una figura terriblemente trágica: algo así como un ángel bondadoso traicionado por un hombre y cuyas alas son arrancadas: la truculencia propia de los cuentos infantiles clásicos se encuentra presente. Las nociones del bien y del mal se vuelven entonces confusas y se ven trastocadas. Maléfica se convierte en un personaje oscuro, resentido, sumido en el dolor, que en un exabrupto imperdonable conjura una maldición contra una bebé recién nacida. Asimismo su antagonista se sume en una oscuridad de paranoia culposa, un rey que en una defensiva patológica invoca la más irracional violencia. Las espinas construidas alrededor de ambos refieren a estados anímicos peligrosos, como consecuencia lógica de una serie de sucesos brillantemente concatenados. Por último es interesante cómo han cambiado los personajes femeninos en el cine infantil dominante reciente, desde Wall-E a Shrek, desde Valiente a Monsters vs aliens, vemos cómo los comportamientos prototípicos reservados para el hombre y la mujer han sido alterados. Y tanto Frozen como esta película desmitifican las viejas nociones de "amor verdadero" (especialmente de aquel que es intempestivo, o que surge a primera vista) enalteciendo un amor que trasciende los géneros y que, además, se cultiva con el tiempo.
Una historia muy diferente a la que nos contaron Maléfica, de Disney, da un giro al argumento que la misma compañía dio a su antigua versión animada. ¿Qué niño que haya crecido viendo las tradicionales películas de Disney no tembló ante la transformación de la bruja Maléfica en un dragón que peleó hasta la muerte con el príncipe Felipe, en La Bella Durmiente de 1959? Ahora, se aleja del cuento original de los hermanos Grimm --los de Perrault y Basile eran más complejos aún-- y de la adaptación al cine que la empresa de Walt logró imponer como relato en el imaginario moderno. Maléfica viene a "recomponer" algunos supuestos errores, propios de su transmisión por tradición oral, y a narrarla en primera persona por Aurora, aquella a quien se conoció como "La Bella Durmiente". Ella quiere explicar las razones por las cuales Maléfica se convirtió en la villana. Para ello, se retrotrae a un tiempo --que no registra antecedentes-- cuando el hada de alas negras y largas era una niña inocente que crecía en el páramo cercano al castillo real y construye una versión "verídica". Toda la belleza pictórica que la tecnología actual permite para el 2D y 3D, parece haber derramado en los paisajes más luminosos u oscuros de esta película, con lluvias de pétalos y luciérnagas, bosques de espinos o sótanos profundos y seres mágicos horribles pero encantadores, que interactúan con los actores de carne y hueso sin brechas. Y allí, majestuosa, bellísima, impecable, débil o indestructible, sensible y cruel a la vez, se erige la imagen de Maléfica en el cuerpo de una Angelina Jolie que parece danzar por encima de todo el elenco, entre el drama, el humor, el romance y el producto que, aunque calificado para mayores de 13 años, capta la atención de una franja algo menor, todavía infantil. Como sucedió con Frozen, también de este año, Disney hace con el cambio de relato un viraje de enfoque, donde los absolutos --buenos, malos, príncipes salvadores, besos de amor eterno-- se relativizan y la realidad de los personajes se abre a experiencias y afectos diversos. El anunciado brevísimo cameo de la pequeña Vivienne, hija de Jolie y Brad Pitt, es de lo más tierno de esta película que depara varios y en la medida justa para no olvidar que se trata de un cuento de hadas.
El gótico revisionismo de las hadas Sí, quizás lo mejor de este texto sea el pretencioso título que lo antecede. Pero esperamos que el lector vaya entrando en clima con él. Porque la compañía del tío Walt, que hace un tiempo se le animó a impulsar la precuela de un clásico ajeno (“Oz: El poderoso”, basada en lo que Frank L. Baum pensó sobre “El mago de Oz”), se vio revisada en clave de fantasía épica con “Blancanieves y el Cazador”. En ese contexto, y situándose en un punto intermedio entre ambas propuestas (celebradas por estas páginas), Disney se jugó a hacer lo mismo con uno de sus relatos más queridos, el que le da una de sus imágenes icónicas (ese castillito que aparece antes de cada filme): “La Bella Durmiente”. La referencia a lo gótico está en la tensión entre luz y oscuridad en el personaje protagónico (la clave de todo), en “formas de belleza extracanónicas”, pero también en el oscuro vestuario lucido por la protagonista, con sus largos pliegues, sus cuellos rígidos y sus pieles de serpiente enroscándose en los cuernos. Y también en la ominosa música de James Newton Howard y la versión oscura de “Once upon a dream” a cargo de Lana del Rey. Y lo del revisionismo va en serio: es como si Norberto Galasso y Pacho O’ Donnell se hubiesen puesto en campaña para demostrar que lo que nos han contado no es tan así incluso en los mitos de la cultura de masas (“el mito son todas sus versiones”, referíamos, citando una máxima de las cátedras de antropología). Luces y sombras Se nos cuenta la tensión entre un reino de hombres (con esa medievalidad fantástica ) y “El Páramo”, una especie de santuario donde viven felices las hadas y otros seres mágicos y luminosos, colorido como el mundo de “Oz: El poderoso” y con “algo” del bosque de los mononokes de Hayao Miyazaki, con guardianes vegetales que recuerdan a los Ents de Tolkien y Peter Jackson. Allí vive Maléfica (Maleficent), una niña hada que se hace amiga y algo más del humano Stefan, quien le dará su primer “beso de amor puro” a los 16 años. Pero la vida los va separando, en la medida en la que el reino terrenal quiere apoderarse del mágico, y Maléfica devendrá en guardiana del Páramo. Guiado por su ambición, Stefan hará algo terrible que acabará con la inocencia de Maléfica y la convertirá en la villana que conocemos y a él en rey, y luego padre de la niña Aurora, protegida por las tres haditas (“pixies”, en inglés, que tiene sus matices con “fairy”) devenidas en tías y todo lo que nos contaron. Lo que no nos contaron es qué pasó hasta que Aurora cumpla los 16, quién fue su verdadera “hada madrina”, y la profecía del beso salvador (“de amor puro”) y todas esas cuestiones. Porque el tema con las profecías son las interpretaciones (¿alguien se acuerda de la profecía en el tapiz en “Nausicaä del Valle del Viento”, de Miyazaki?). Acá se hablará de que los reinos serán unidos por un gran héroe o por un gran villano, y el final (que obviamente será feliz, pero a su manera) nos cerrará con una reinterpretación de esa idea. Y si “Stars Wars” puede leerse como la corrupción (por deseo de posesión) de Anakin Skywalker y su redención final, aquí veremos la simétrica caída de Maléfica y Stefan, enceguecidos por el dolor (y en un caso por la traición), y si hay posibilidad de redención para alguno. Presencia La película luce por el despliegue visual. Justamente se trata del debut en la dirección de Robert Stromberg, experto en efectos visuales y diseño conceptual que cumple holgadamente en guiar una cinta a su medida. El guión lo firma Linda Woolverton, una guionista de la casa que ya se atrevió a la reescritura de la “Alicia en el país de las maravillas” que dirigió Tim Burton (y que estaría preparando su versión de “A través del espejo”), que se anima aquí a la mayoría de edad en el relato. Pero todo funciona gracias a Angelina Jolie: su presencia en pantalla es magnética y atrapante; su aplomo de villana impone como mínimo respeto con gestos mínimos, y al mismo tiempo se hace adorar por el público aun en sus momentos más oscuros. Y su rostro sin edad (a la manera de Cate Blanchett en las sagas tolkienianas) es ideal para una dama extraterrena. Su contrafigura es Elle Fanning, que hace rato dejó de ser la hermanita de Dakota para convertirse en una rubiecita con mucha cara de buena y cachetes apretables, ideal para una princesa Aurora que es por definición más buena que la Vitina y el Redoxon juntos. Y el antagonista por excelencia es el rey Stefan en la piel del sudafricano Sharlto Copley, que ha hecho de loco bárbaro en varias experiencias y aquí puede mostrar el “raye” progresivo de quien ha provocado su propia desgracia. Como complemento actoral, es entrañable la participación de la celebrada Imelda Staunton junto a Lesley Manville y Juno Temple como las haditas, adorables a pesar de lo pelotazo que son, y Sam Riley como el cuervo/sirviente Diaval, áspero para decir las cosas que su ama no quiere escuchar. Sí, como decíamos antes hay happy ending y moralejas (pero actualizadas), como para que el tío Walt no se remueva mucho en el freezer. El legado está intacto, el castillo sigue habitado, y el padre de los cuentos modernos seguramente podrá mesarse satisfecho su bigote anchoíta, donde quiera que esté.
VideoComentario (ver link).
Es innegable que entre tanto refrito y vuelta a lo mismo, una propuesta como la de “Maléfica” es, como mínimo, bienvenida. Tenemos cierta idea establecida de La Bella Durmiente como relato y Disney propone que miremos con otros ojos; que escuchemos otra historia. Eso no implica que por ensayar una vuelta de tuerca se deje de contar un cuento de hadas. Entonces, tenemos un ‘no cuento de hadas’ (si nos apegamos a lo que esa definición suele dar a entender en un nivel general) como solo Disney sabe llevarlo a la pantalla y con lo que se podría esperar de una superproducción de Disney hoy día: prolijidad absoluta, música espléndida y evocativa (cortesía del gran James Newton-Howard) y el atractivo del 3D. Sin ánimo de comparar, cuando se trata de árboles gigantes y criaturas que vuelan por los cielos en 3D, “Avatar” sigue apareciendo como insuperable. Por otro lado –y aunque jamás me hubiese imaginado escribiendo tal defensa del film de James Cameron-, la perfección visual atenta aquí contra la (si se quiere) sensibilidad de los personajes. Por más fría y calculadora que sea la Maléfica de Angelina Jolie, resulta irónica, en contraposición, la humanidad de los seres de Pandora. Parece que después de todo la técnica revolucionaria de captura de movimiento y reemplazo facial le hizo bien a Cameron. El director aquí es Robert Stromberg –que, fijate vos, ganó el Oscar por la dirección de arte de “Avatar” y viene del palo de los FX- y, por más que el anclaje en un cuento de hadas pueda justificar cierta convencionalidad, todo en “Maléfica” resulta mecánico y falto de emoción. Hay un par de momentos que tocan una fibra sentimental, pero es más por el estratégico planteo de la historia que por sus criaturas y el mundo que habitan. En un esquemático ida y vuelta, las secuencias de batalla son muchas, los diálogos muy pocos, lo visual toma predominancia y a estos personajes no los llegamos a conocer. Después está la diferencia de tonos actorales. El trío de hadas llega a cansar; Angelina Jolie no hace una caricatura, tampoco Elle Fanning (Aurora, la ‘bella durmiente’) y entre ambas se condensa la seriedad y densidad dramática del proyecto. Es el rey Stefan de Sharito Copley, por su parte, aporta poco matiz y su constante exageración lo expone como desubicado. Algo similar me sucedió el año pasado con la labor de Michael Shannon en “El hombre de acero”. El atrevimiento que se intuye al principio se va desvaneciendo y la película se posa en un punto medio que, más que molestar, da pena. Sus alas son preciosas, pero “Maléfica” no vuela. Regular.
En la época dorada de Disney, La Bella Durmiente, de 1959, era adaptada del clásico cuento de tradición oral y adaptado por diversos autores. Como venía sucediendo con las princesas Disney, estos siempre tenían una damisela en peligro, un príncipe valiente, y una bruja mala. No era necesaria una trama más profunda, pues en cualquier película infantil, el bueno y el malo están en constante conflicto y el bien siempre gana al hacer lo correcto. Ahora, llegando a nuevas generaciones y aprovechando la tecnología actual, Disney ha iniciado una serie de adaptaciones de sus princesas, pero ahora con modo Live Action, es decir, con actores del momento, y con "historias jamás contadas". En algunos casos no ha tenido participación alguna (La Chica De La Capa Roja), en otras, ha metido mano directamente (Blanca Nieves y El Cazador), pero ahora, no es la princesa la protagonista (considerando que ni siquiera en la versión original, por mucho que llevara su nombre en el título, lo era), sino que es el otro lado de la moneda: la visión del villano. Maléfica es por mucho, uno de los personajes más intrigantes del mundo Disney. Desde su capacidad de usar magia hasta poder transformarse en Dragón, no era mala la idea de usar el regreso triunfal de Angelina Jolie a un protagónico y contar una historia inédita. El verdadero problema viene cuando usas todos los elementos trillados (la redención del villano, las acciones injustificadas y el amor imposible), para crear una historia que, por muy nueva que se quiera vender, termina siendo mala, aburrida y sosa. Abusa de los efectos especiales, crea un mundo muy semejante al Avatar de James Cameron y toda la historia detrás de Maléfica y Aurora no es mas que un producto comercial para vender (y que ha cumplido su cometido). Jolie no es mala, todo gira en torno a ella, pero el guión sufre de interminables huecos que, a pesar de su corta duración, hacen insufriblemente lenta la película. Como sea, a las distribuidoras no les interesan las malas críticas (que hay muchas), sino el dinero, del que, desafortunadamente no hay mucho y no vale la pena gastarlo en historias como esta.
No hay maldad que por bien no venga. Hay que decirlo, sí. Disney SIEMPRE se sale con la suya. Y no importa si se trata de reversionar una historia cuyos derechos también le pertenecen. Popularmente, todos conocemos el cuento de ‘La Bella Durmiente’ gracias a la eterna firma infantil, que a su vez se basó en el cuento del parisino Charles Perrault pero con diversas modificaciones. En él, se relata que una princesa llamada Aurora fue maldecida al nacer para que al cumplir sus 16 años, y con el sólo contacto de su dedo sobre la punta de una rueca, caería en un sueño eterno del cual podría despertar con el beso del verdadero amor. Un relato oscuro que, claramente, proviene de tradiciones orales de siglos pasados. Hoy estamos en 2014, sin embargo esperábamos con ansias la llegada al cine de este cuento que ahora, es visto desde los ojos de la villana protagonista. Y como yapa, fue Angelina Jolie la encargada de dar vida al eje central de este mágico ‘fairy tale’. Ya que la mencioné, debo decir que la actual pareja de Brad Pitt nos ha regalado una espectacular representación de quien pudo ser objeto de tus pesadillas cuando niño. Porque malo no se nace; los corazones comienzan a oscurecerse por alguna razón y tarde o temprano se gesta un sentimiento de venganza incontrolable. Es eso lo que sucede en Maléfica (Maleficent, 2014), la cual no sólo debe su encanto a esa malvada dama o a la excesivamente tierna interpretación de Elle Fanning en la piel de la princesa destinada a jamás despertar, sino que el trabajo de Robert Stromberg es admirable. El señor es palabras mayores en lo que a efectos especiales respecta y ya cuenta con dos premios de la Academia en su haber, pero su debut como director lo hace con este cuento de hadas, el cual estoy segura hará saltar la taquilla. El film construye los escenarios tan sutilmente, que en verdad parecen salidos de nuestra imaginación al leer un cuento de éstas características. Texto 1 Destaco también el balance emocional logrado en los personajes; un detalle importantísimo en una trama destinada a ‘encantar’ tanto a jóvenes como a adultos. Y te aseguro que al verla, experimentarás un sentimiento de compasión hacia todas las criaturas que habitan tanto en el castillo real, como en el impenetrable bosque mágico. Hermosa manera de recrear los relatos de un mítico libro, ya sea para Walt Disney o para nosotros mismos. En especial por hacer que le demos otra oportunidad a aquellos tildados como villanos, permitiendo que luzcan todas sus facetas y, particularmente en esta nueva película, que nos regalen un inesperado final. Nunca me sentí tan motivada por el Once Upon a Time como en esta ocasión. ¡Gracias Hada Madrina!
Publicada en la edición digital #262 de la revista.
El texto de la crítica ha sido eliminado por petición del medio.
Es feo ver cuando un gran filme derrapa en los cinco minutos finales. Es lo que ocurre con Maléfica, la versión revisada y adulta del cuento infantil La Bella Durmiente - llevado al cine por la Disney en 1959 y la cual es considerada todo un clásico -. Durante el 95% de su duración, Maléfica es una película intensa y formidable - un giro innovador y fresco sobre una historia inmortal y harto conocida - pero, al momento de los bifes, la pifia con un final forzado y empapado de una corrección política que no se corresponde con el rumbo de los acontecimientos formados por la trama. En más de un sentido esta versión revisionista de La Bella Durmiente me hace acordar al Drácula de Francis Ford Coppola, la cual tomaba una historia excesivamente trillada y la daba vuelta como una tortilla, alterando su significado al darle una fuerte motivación lógica a su principal protagonista. Si el Drácula de Coppola era un guerrero feroz y un apasionado patriota, un defensor de la fe que se sintió traicionado por el destino al ver que su amada fallecía de una cruel enfermedad justo al momento de regresar de la guerra - y por lo cual se transformó en una figura oscura que buscó la reencarnación de la joven a lo largo de centurias -, esta Maléfica no es mas un hada defensora del bosque, la cual ha sido traicionada por su primer y único amor - el cual no sólo la ha abandonado, sino que le ha robado sus alas, usándolas como trofeo para ganarse el derecho de sucesión a la corona -. Ya no es mas un villana de cartón pintado sino un ser de luz convertido en una criatura profundamente trágica, de corazón sombrio y deseosa de hacer sufrir a aquellos que la han lastimado. Y al estar encarnada por Angeline Jolie, el carácter se vuelve compulsivamente mirable. Lo de la Jolie me hace acordar al casting de Heath Ledger en Batman: El Caballero de la Noche - una de esas fantásticas y excepcionales ocasiones en donde el intérprete nació para ponerse la piel del personaje -, ya que la actriz se devora la escena como nunca antes en su carrera, y muestra un rango de emociones formidables - desde amenazadora hasta compungida, desde feroz hasta tierna -, actuando con una intensidad que resulta admirable. A mi juicio, yo la pondría en la lista de ternados al Oscar 2014 por mejor perfomance femenina. Ciertamente el darle humanidad y motivación a Maléfica termina alterando sensiblemente la historia - la malvada termina encariñándose con la chica que maldijo; el principe valiente no es mas que una figura decorativa; el rey se vuelve una figura sombría, retorcida y torturada por su pasado - y lo hace de manera muy innovadora. Donde el filme se deshilacha un poco es en el acto III, cuando tiene que terminar de cocinar todos los cambios que ha hecho y, lo mejor, hacer un nudo para darle un cierre. Es allí donde Maléfica pierde los pies, fundamentalmente porque no respeta el espíritu de la historia (alerta:spoilers). Si la trama clamaba a gritos el perfil trágico del personaje de marras, era necesario clausurar su historia con su muerte (tal como la película de 1959). Era la única manera posible de poner fin a su dolor y su oscuridad; si quieren, que tanto Stefan como Maléfica se maten en el duelo que tienen en las alturas del castillo - dos amantes que se redimen de alguna manera al momento mismo de su propia muerte -. Pero el final que elige Linda Woolverton (que de esto sabe mucho, ya que a final de cuentas escribió las versiones Disney de El Rey León y La Bella y la Bestia) es incómodo: ¿cómo Aurora va a amar y abrazar a quien mató a su padre? ¿en manos de quién queda el reino de los hombres - los cuales no pedirán venganza por la muerte de su lider Stefan -?. Si Maléfica se encariñó con Aurora, ¿por qué irse del reino justo en el momento que no hay ninguna amenaza en el horizonte y pueden disfrutar juntas todo el tiempo del mundo?. Maléfica debía culminar con una tragedia porque el 95% de la historia está construida para perfilarla como tal; y en todo caso hubiera sido mejor unas palabras de consuelo dichas por Aurora a los pies de las tumbas de su oscura madrina y su conflictuado padre; pero el final elegido tiende a ser una amnistía para Maléfica simplemente porque la Jolie está en la piel del personaje. Pongan a otro director menos comprometido y otra actriz en el papel, y verán que el final debia ser forzosamente triste (fin spoilers). Maléfica es un gran filme. Es una gran espectáculo - pleno de batallas filmadas con competencia, universos plagados de criaturas fantásticas y alucinantes - y posee una gran historia. Y, por encima de todos los efectos especiales, está la inolvidable perfomance de la Jolie. Pero el guión se acobarda a último minuto y no le da la resolución que debiera. Tal como ha pasado con otras obras de culto - léase Watchmen -, los cinco minutos finales arruinan lo que deberia haber sido una obra maestra. En todo caso es un esfuerzo encomiable y brillante, el cual resulta admirable hasta que a los creativos de turno se les terminó la nafta (y la valentía) para atreverse a sacrificar - en el tramo final - a un personaje tan impresionante como memorable.
De odios y encantos Disney realiza una jugada fuerte con Maléfica, dándole un toque más oscuro y gótico, tanto a la historia como a la puesta en escena. Se trata de una de esas películas que divide opiniones, sin llegar a la categorización de films netamente controversiales o polémicos ni mucho menos. Angelina Jolie es la encargada de conquistar al público a partir del rol principal, redondeando un papel aceptable. Robert Stromberg es el director de esta cinta que nos interioriza en la vida de Maléfica, esa conocida villana que a causa de determinados acontecimientos se volvió seria y tenebrosa. Existe una atinada y más que cautivante utilización de la fotografía conforme al avance de la narración, alternando colores vivos o cálidos en las épocas alegres y filtros apagados o fríos en las etapas de resquemores y redenciones. Vale destacar que si bien puede resultar apta o disfrutable para prácticamente todas las edades, no se vuelca a lo infantil en los sucesos que expone. Salvando algunas contadas secuencias de intentos de chispa fácil de las que son partícipes las tres hadas, Maléfica no lleva un tono aniñado, siendo este uno de los elementos que permite que también funcione en espectadores adultos. La obra de Stromberg es poseedora de una primera media hora llevadera, pasajera, que transcurre con bastante agilidad. Quizás los problemas encuentren su espacio en las intermitencias que se van sorteando a lo largo de la historia, relevando momentos buenos y regulares. Como fábula dispuesta a sacar a la luz una mirada distinta de los hechos, la proyección se topa con algunos inconvenientes de fondo: así como aprovecha esa permisividad o libertad para darle al antiguo cuento de hadas algunos giros interesantes, no termina de exprimirlo por completo desestimando la posibilidad de plantar en la gran pantalla algunas circunstancias todavía más osadas y de mayor poder sorpresivo. Mención especial al rubro técnico, responsable de que la entrega sea más fácil de visionar, dándole una pincelada de encanto a partir de muy buenos efectos y de un abanico de colores que deleitan la óptica del observador. En lo que concierne a las interpretaciones, es acertado agregar que tanto Angelina Jolie como Sharlto Copley acaban concibiendo buenos papeles, aunque sin la fuerza necesaria que proporcione un plus de conexión. Maléfica es un relato de odios, resentimientos, venganzas y hasta arrepentimientos, que con una buena cantidad de componentes al alcance de su mano para descollar termina quedándose a mitad de camino, entre el universo de humanos y el páramo de seres encantados. LO MEJOR: todo lo pertinente a lo técnico. El comienzo, entretenido y sugerente. LO PEOR: no le saca el jugo necesario a la historia. PUNTAJE: 5,4
El hada que fue engañada "Maleficent" es la nueva película de acción real de Disney que recientemente está retomando historias clásicas de la factoría y les hace una vuelta de rosca importante en la trama para refrescarla y seguir ofreciendo heroínas en la línea de "mujeres fuertes y justas". Los últimos trabajos de Disney claramente apelan a la fortaleza de las mujeres en un mundo que pretende socavarlas y mantenerlas en las sombras. Ejemplos de esta mecánica pueden ser la reciente "Frozen", "Valiente", "Tangled" y "Alicia en el país de las maravillas". Aquí también se retoma la dinámica por la cual un personaje bueno, inocente y justo se termina convirtiendo en uno de los villanos más importante de la factoría. Notar como sucede esto también en "Oz, the great and powerful", la suerte de precuela de "The Wizard of Oz". Por esta iniciativa de ahondar en las sendas oscuras que convierten a una persona a priori buena en un villano, aplaudo a Disney. Puntualmente con "Maléfica" me pasó algo similar a "Oz, the great and powerful" sólo que esta nueva versión de "La Bella Durmiente" me resultó más atractiva a nivel trama y a su vez me pareció menos infantil. En primer lugar voy a decir que la vuelta de tuerca a la historia me pareció original. No se si fue totalmente acertada, pero es innegable que ver una faceta distinta de una de las villanas más famosas de Disney siempre resulta atractivo. Por otro lado, la labor de Angelina Jolie como Maléfica calza como anillo al dedo, volcando toda su belleza, emotividad y misterio en el personaje. Entiendo a los que criticaron su casting, quizás se imaginaron a una actriz más sombría llevando adelante el personaje, pero para la trama planteada está bien seleccionado. De última es una cuestión de gustos personales que van más allá del talento de Angelina, que en definitiva es indiscutible. Los efectos audiovisuales son sencillamente magníficos con excepción de algunos excesos de CGI que entorpecieron un tanto las secuencias. Los elementos más negativos y de peso tienen que ver con la narración que por momentos se torna bastante chata y hasta lenta. Hay poco desarrollo de algunos aspectos importantes como la profundidad de personajes como el rey Stefan (Sharlto Copley) y la mismísima Aurora (Elle Fanning). Hay momentos que se podrían haber hecho un poco más dramáticos, más emocionantes y más oscuros dándole mayor dimensión al guión, pero en vez de esto se hizo hincapié en otros menos relevantes. Un ejemplo muy bueno de esto es la secuencia de la traición por parte del amante a Maléfica, que realmente estuvo muy bien dotado de dramatismo, algo que casi no se vuelve a repetir durante el resto del metraje. Algo que definitivamente no me me gustó fue como personificaron a las 3 hadas madrinas... Si bien en el clásico de animación eran torpes y medio dispersas, en esta nueva versión directamente se las retrata como inútiles y tontas. Podrían no haber sido incluidas y no hubiera cambiado mucho, lo cual deja en evidencia una carencia en este sentido. En general se puede decir que el balance es más positivo que negativo ya que el film entretiene, nos lleva de vuelta a la infancia y nos presenta un mundo mágico que resulta muy lindo a la vista, aunque se nota que faltó madurar más el guión y darle más profundidad.
Maléfica, la historia detrás de la maldad De una belleza cinematográfica impresionante y con la ayuda de un par de trucos de green screen, Maléfica es el nuevo blockbuster de la temporada. Con Angelina Jolie como la bruja malvada de "La Bella Durmiente", este film se convertirá, sin lugar a dudas, en el próximo éxito de Disney, a pesar de sus obvias fallas narrativas. La película, dirigida por Robert Stromberg, explora la historia jamás contada de una de las más emblemáticas villanas de Disney, del clásico animado de 1959 "La Bella Durmiente". Aquí se justifican las futuras acciones de la bruja como consecuencias de la traición del hombre al que amaba, fruto de una ambición incontrolable y una ávida adicción y sed por el poder. Guiada por la venganza, deja de lado su amor por la paz, la tranquilidad y las criaturas mágicas que habitan el páramo en el que vive –aparte de los humanos-, y emprende una misión un poco exagerada de mujer despechada en contra del ahora rey, y maldice a su recién nacida hija Aurora ("¡Antes de que se ponga el sol en su decimosexto cumpleaños, caerá en un sueño de muerte!"). Hasta ahí es historia conocida. Pero cuando el monarca le encomienda el cuidado de la princesa a tres hadas, que la crían escondidas en el corazón del bosque, Maléfica comienza a comprender el verdadero significado del amor. Maléfica es sobre todo un cuento de hadas re imaginado, que hace uso de los efectos visuales como herramienta máxima y como base inquebrantable de su hilo narrativo. Sin embargo, es esta confianza exagerada en el CGI lo que lleva a innegables huecos en la trama, y a la construcción incompleta de argumentos emocionales convincentes. Puede que sea precisamente Jolie la que salva a este film de convertirse en algo salido de un fan-fiction escrito por una adolescente poco imaginativa. Con dos cuernos imponentes, alas gigantescas y pómulos amenazadores, logra demostrar sus dotes interpretativas, y se luce después de mucho tiempo de meterse con papeles mediocres, que fueron desvaneciendo muy de a poco el talento que sacó a relucir en películas como El Intercambio o Inocencia Interrumpida. Con un tinte oscuro e irónico –y un cover de Lana del Rey del clásico tema de Disney "Once Upon a Dream"- Maléfica es un film que hace mucho hincapié en la fortaleza visual promovida por el primerizo director Stromberg –no olvidemos que ganó dos premios Oscar por sus trabajos como director de arte en Avatar y Alicia en el País de las Maravillas- y se olvida de redondear una historia con muchas fallas. Pero aunque sea Angelina Jolie es linda hasta con cuernos.