Un mundo de sensaciones Pokémon (palabra deriva de Pocket-Monster) nace en Japón allá por el año 2006 como un videojuego RPG y no pasa mucho tiempo hasta que logra convertirse en un éxito tremendo debido a su popularidad que lo catapulta a la tv, manga, juegos de naipes y todo tipo de merchandising que existe alrededor del mundo y casi que podría decirse que no hay niño que no sepa quién es ese personaje amarillo de mejillas rojas y cola en forma de rayo llamado Pikachu. Corría el año 2016 cuando Warner Bros. Pictures y Legendary Pictures anunciaban la primera película live-action de la Pokemón Company International que iba a ser dirigida por Rob Letterman (Shark Tales) y protagonizada por Justice Smith (Jurassic World: Fallen Kingdom). El primer trailer de la película creo que ya nos atrapó a todos, la idea de ver a todos los pokemones conviviendo en un mundo junto a los humanos era motivo más que suficiente para que una gran sonrisa se pintara en tu cara y a modo adelanto déjenme decirles que van a salir del cine con la necesidad de tener un Pokemón a mano para poder abrazar. La película narra la vida de un adolescente llamado Tim Goodman (Smith) quien supo ser entrenador de Pokemones un tanto estancado en el pueblo en el que vive tratando de encontrarle un sentido a su aburrida vida hasta que recibe un mensaje proveniente de Ryme City que dice que su padre a desaparecido y recibirá la ayuda de quién fuera su compañero y único testigo de su desaparición Pikachu (Ryan Reynolds) aunque no logre recordar nada de lo sucedido aquel día. Una gran aventura no solo para fans, entiendo que la historia de estos simpáticos personajes es enorme, pero no siento que los que decidan ir a ver la película necesiten ser eruditos en el tema para disfrutarla, es una película para todo público de esas aventuras que en los años noventa supimos tener al estilo Quién engañó a Roger Rabbit? o Space Jam, donde los personajes interactúan de una manera muy fluida con actores de carne y hueso. Detective Pikachu fue rodada con unos efectos que maravillan respecto a la textura que se logró en los personajes digitales, algo que realmente se destaca mucho sobre todo en los momentos donde se mojan o ensucian y uno puede notar esos detalles que no por pequeños dejan de asombrar. La película lleva en su trama esos toques de humor intrínseco de esta clase de producciones y realmente quedan muy bien, las escenas donde Psyduck aparece no tienen desperdicio: los fans van a salir satisfechos porque sin conocer a todos los tipos de Pokemones existentes puedo decir que van a ver en pantalla a los más importantes; incluso los van a poder ver batallar en varias escenas. No hay dudas que Pokémon: Detective Pikachu es una grata sorpresa. Seguramente el inicio de una saga que abrió una puerta a un mundo maravilloso para explorar. Van a salir de la sala necesitando abrazar a Pikachu. Para cerrar esta review quiero detenerme para hablar de este año donde a pesar de los tanques esos que arrollan todo a su paso han sabido destacar algunas películas lindas, interesantes que no buscan ostentosamente más de lo que pueden ofrecer. Ya sé que no deja de ser cine mainstream o pochoclero, como suele decirse, pero quiero referirme a los que se tomen ese ratito para leer estas palabras. El cine es entretenimiento, es una forma de escape, un arte expresivo que escapa a la simple regla delo dato taquillero, el cine no es solamente un dato corporativo o un simple invento de marketing. No se permitan caer en opiniones supinas de red social que las peleas de los que se supone saben más de cine dejen de importar más que la película en debate, vivimos tiempos donde la razón es enajenada y superflua a cualquier fundamentación. Volvamos a ir al cine a ver películas y debatir con respeto acerca de lo visto sabiendo cuál es nuestro lugar y sobre todo aprendamos a escuchar y saber entender y apreciar el gusto ajeno por el cine, sea cual fuere el género en el vasto universo que es el de las películas.
Detective Pikachu llega a nuestros cines y los fans de Pokemon van a estar mas que sorprendidos, en el buen sentido, con esta adaptación a la gran pantalla de una de las licencias mas longevas de todos los tiempos. Zona Geek de Locos x Los Juegos pudo asistir a la función previa a su estreno y te contamos que nos pareció esta aventura de Pikachu y compañia, todo sin spoilers como siempre. SINOPSIS: "¡El mundo de Pokémon cobra vida! La historia comienza cuando el detective privado Harry Goodman desaparece misteriosamente y su hijo de 21 años, Tim, quiere averiguar qué pasó. Se une a la investigación el exsocio Pokémon de Harry, el Detective Pikachú: un superinvestigador adorable e hilarantemente perspicaz, que es un misterio hasta para él mismo. Cuando se dan cuenta que se pueden comunicar el uno con el otro, Tim y Pikachú unen esfuerzos para aventurarse a desembrollar el misterio. Al seguir las pistas juntos por las calles con luces de neón de Ryme City -una moderna metrópolis en expansión donde los humanos y Pokémones cohabitan en un mundo de acción en vivo hiper realista- se topan con diversos personajes de Pokémon y descubren una conspiración sorprendente que podría destruir esta coexistencia pacífica y amenazar al universo entero de Pokémon". Si debo ser sincero "Detective Pikachu" es la mejor película que se haya hecho hasta el momento sobre Pokémon y sin duda alguna es principalmente gracias a Ryan Reynolds como Pikachu. Sin Reynolds dándole su "chispa" por ahí seria una película mas del montón o bastante común ya que la trama no es la gran cosa, pero creo que todos estamos mas por el viaje que por la historia en esta primera cinta Live Action de Pokemon y en esa área, aprueba con mas que sobresaliente. El ingrediente especial que hace funcionar a la película es su sentido del humor en diferentes tonos. Hay un montón de bromas tontas pero con Reynolds diciéndolas ya no debería sorprender a nadie que entregue chistes que puedan cruzar la linea y otros que pasan volando y debo decir que eso me asombro, que Warner y Pokemon aceptaran dejar el humor adulto, eso si le sumo puntos. Es ese guiño, una tarifa más orientada a los adultos que mantiene a los niños y adultos riendo, aunque por razones completamente diferentes. Sin duda uno de los mejores momentos de la película es el "interrogatorio" a Mr. Mime. Como thriller de misterio, Detective Pikachu no es la gran cosa, si soy sincero me recordo a Scooby-Doo. La combinación de acción en vivo y CGI si bien no es perfecta, tampoco es mala y esto se deve a que siempre hay otro Pokémon a la vuelta de la esquina para mantener las cosas interesantes. Algunos de ellos son Psyduck, personaje grande, pasivo-agresivo que debe mantenerse tranquilo en todo momento con música relajante y masajes en los pies, la peor mascota de la historia. O el genial Mister Mime que solo puede comunicarse a través de la expresión corporal. En cuanto a la parte humana lamentablemente no son la gran cosa, si hablamos de enfrentamiento Pokemon vs Humanos, claramente los ganadores son los primeros ya que los humanos son bastante insípidos, pero es Reynolds quien salva el día y eso que encarna a Pikachu. En cuanto a la historia si bien no es fuerte, tampoco es mala, lo que la vuelve débil es el hecho de que cualquier aficionado al cine puede ver como terminara todo antes de mitad de película sabiendo como son las cosas y los bandos, las vueltas de tuerca en este cuento no funcionan. Por ultimo, los fans mas acérrimos de la franquicia sabrán encontrar y detectar detalles que los espectadores normales no y creo que mas de uno se emocionará cuando mencionen cierta conexión con el pasado de la saga pasada la mitad de la película.
No es muy efectivo… Pokémon es la franquicia multimedia más taquillera de todos los tiempos: comprende cientos de series, cómics, videojuegos, películas animadas y por supuesto Pokémon (a la fecha existen más de 800 “monstruos de bolsillo” que pueden coleccionar en forma de cartas, etc.). Si tomó 23 años en producirse la primera adaptación cinematográfica probablemente se debe a la reticencia de Nintendo de apostar al medio tras el legendario fiasco que fue Super Mario Bros. (1993). Pokémon: Detective Pikachu (2019) es una película para toda la familia perfectamente competente, entretenida e inofensiva. La decepción es que la historia no es inherente al fenómeno de Pokémon ni depende del Pikachu del título. La película no hace por los monstruitos lo que La Gran Aventura Lego (The Lego Movie, 2014) hizo por los ladrillitos: no refleja el impacto del fenómeno ni comenta sobre la íntima, sostenida relación que ha tenido con la cultura popular. El fenómeno persiste generación tras generación, en parte gracias a su maleabilidad (cualquier cosa puede llevar el nombre Pokémon, como por ejemplo esta película), pero principalmente debido a que encapsula la quintaesencia infantil de coleccionar y competir. Nada de lo cual es representado en Pokémon: Detective Pikachu, que ignora el histórico lema de “Atraparlos todos” y las violentas batallas entre elementos - ahorrándose en el acto justificar dichas éticas ante el juicioso público de 2019 - y elige imaginar Pokémon y humanos conviviendo como iguales en una ciudad futurista inspirada como tantas otras por el look noir/oriental de Blade Runner (1982). La ciudad en sí nunca parece muy creíble y se desperdicia la oportunidad de explorar la simbiosis entre humanos y Pokémon. Un estudio como Ghibli o Pixar se hubiera dado un festín con este material. El protagonista es Tim (Justice Smith), un joven desencantado con los Pokémon (nunca se explica por qué) que debe unir fuerzas con uno para resolver el misterio de la desaparición de su padre. Su compañero es un Pikachu que a diferencia de los demás monstruitos es capaz de hablar y hacerse entender por Tim. Se hace llamar detective, pero de detective lo único que tiene es la adicción a la cafeína y el sombrero de Sherlock. La trama depende menos de la inteligencia de los personajes y más de las circunstancias que los pasean de una escena a otra. Las mejores escenas de la película son las que se desentienden de las reglas del género detectivesco y juegan según las de Pokémon, como la interrogación de un mimo cuya fuerza y debilidad son la mímica, el suspense detrás de los niveles de estrés de un pato y la brutal pelea con un dragón. Las viñetas más bizarras son las más cautivantes y si la película operara consistentemente con el mismo nivel de creatividad sería tanto más divertida. Lamentablemente los Pokémon suelen quedar relegados a las muchedumbres de planos generales; es mucho más divertido imaginar un safari y buscarlos haciendo su gracia en el fondo que prestar atención a lo que sea que Tim esté haciendo o diciendo en el momento. La película tiene algo de personalidad gracias a Pikachu, quien posee (en el inglés original) la voz de Ryan Reynolds y la animación refleja su irreverente persona. Su caracterización adorable pero contraproducente alza a Pikachu por encima del ingrato rol de logo monolítico que le ha tocado desempeñar durante casi un cuarto de siglo. La historia en sí es mucho menos distintiva y debe gran parte de su estructura a otras películas infantiles recientes cuya mención constituiría spoilers en lo que ciertos giros “sorpresivos” refiere. Pero Pokémon: Detective Pikachu deja ver un poco de identidad propia en sus momentos más tiernos, bizarros y cómicos. Quizás en la secuela se anime a destapar su verdadero potencial.
“Pokémon” (abreviatura del inglés Pocket Monsters) se transformó en una de las franquicias más exitosas a nivel mundial. Si bien la mayoría de nosotros la conocimos a través del animé creado en 1997, que contaba el viaje de Ash Ketchum por convertirse en un maestro Pokémon junto a su fiel amigo Pikachu, su origen se remonta a un videojuego de rol creado para Nintendo en 1995. A partir de entonces, y de la gran aceptación del público, provocó que este juego se expandiera a niveles inimaginables, generando, además de esta popular serie animada, películas, cortos, mangas y artículos de colección. Este jueves llega la primera incursión del mundo Pokémon en el cine live action, con la película “Detective Pikachu”, que está directamente relacionada con el videojuego original. La misma cuenta la historia de Tim, un joven solitario que, a pesar de haber querido ser un maestro Pokémon desde su infancia, no termina de encajar en este mágico universo. Pero todo cambiará cuando se entere de que su padre, Harry, al que no ve desde hace mucho tiempo, tuvo un accidente y deberá viajar hasta Ryme City, donde humanos y Pokémones viven en armonía y trabajan en conjunto, en vez de ser instrumentos para las famosas batallas (acá prohibidas). Es así como se encontrará con Pikachu, antiguo compañero de su padre detective, quien perdió la memoria y no recuerda qué pasó con él ni con Harry. De esta manera se embarcarán juntos en una aventura por resolver el caso más importante de sus vidas. Siempre que nos encontramos ante una película live action, sobre todo en las que se tienen que recrear personajes animados, existe el temor de que su fisionomía no termine de convencer, a pesar del avance tecnológico en estas cuestiones. De todas formas, este es uno de los aspectos mejor logrados en “Detective Pikachu”. La construcción estética y visual de los Pokémones mantiene la esencia de los personajes originales, recreándolos de una manera perfecta, algo bastante complejo de realizar. Si bien no todos los Pokémones tienen su desarrollo dentro de la historia (de hecho son muy pocos los que tienen peso en el relato, dejándonos con ganas de ver más en el futuro), sí podemos ver a una gran cantidad de ellos en distintos momentos, donde su imagen genera un gran impacto. La historia en sí es bastante sencilla y directa, aunque presenta un par de giros interesantes, algunos más sorprendentes que otros. Si bien el guion no es muy elaborado, falla a la hora de querer explicar todo lo que está sucediendo. Por momentos, nos encontramos con que los personajes sugieren cierta información, una imagen lo confirma y luego a través del diálogo se lo hace explícito, es decir, que a través de diversos recursos se están brindando los mismos detalles al público, volviéndose un poco reiterativo. Bien sabemos que el film apunta a niños más pequeños y deben brindarles las herramientas para que sigan el hilo del relato, pero aquellos adultos (principalmente los que consumieron el animé en su infancia) que quieran ver esta cinta se sentirán un poco subestimados, debido a que la narración no posee una compleja deducción y se cuenta constantemente lo que ocurre en pantalla. Justice Smith es quien se pone al mando del proyecto, acompañado por Kathryn Newton en un rol secundario pero que dará el puntapié inicial para que se desarrollen las distintas acciones. Ambos se encuentran muy bien en sus roles y se desempeñan de forma natural, sobre todo la joven actriz. Pero quien se destaca durante todo el film es Ryan Reynolds como la voz de Pikachu, componiendo un personaje tan irreverente como adorable. A través de él obtenemos los mejores gags de esta historia, como también protagoniza algunos momentos hilarantes (acá sobresalen también Psyduck o Mister Mime), ofreciéndonos una película divertida y entretenida. “Detective Pikachu” es una película para todo público, aunque los fanáticos de la franquicia serán aquellos que puedan disfrutar más de esta historia, sobre todo a los distintos personajes que van apareciendo a lo largo del relato. La construcción visual de sus personajes, los gags y pasajes hilarantes son los puntos más altos de este film, mientras que falla a la hora de ofrecer una historia más elaborada, a partir de la sobre explicación de los hechos y algunas imágenes que se vuelven reiterativas. De todas formas, nos ofrece un grato momento de diversión y entretenimiento.
Tim Goodman (Justice Smith) es un muchacho que se encuentra entre la juventud y la adultez, fue criado por su abuela ya que su madre falleció cuando era pequeño y su padre se dedicó a su profesión. Un día determinado Tim es informado de que su padre Harry Goodman ha tenido un accidente desapareciendo en circunstancias poco claras. Su hijo, algo reticente y con un dejo de rencor por la falta de su progenitor a lo largo de su corta vida, viaja desde su lugar de residencia a Ryme City, lugar donde conviven pacíficamente humanos y Pokemones. Este viaje de búsqueda lo lleva a conocer al compañero de su padre, el simpático "detective" Pikachu, adicto al café y con quien sólo él puede comunicarse, aunque el Pokemon no recuerde nada de lo sucedido. Si bien el esqueleto del film reside en la búsqueda de Harry no podemos dejar de apuntar que en la historia se verán distintos tipos de Pokemones, y varias batallas, perfectamente logradas. La película se destaca por sus efectos visuales y el gran logro para hacer a los muñecos cuasiperfectos, más el gran aporte de Ryan Reynolds, quien hace la voz del adorable Pikachu en la versión subtitulada. No hace falta ser un experto en el tema, que tiene fanáticos, juegos y una cantidad de merchandising impresionante, sin olvidarnos hace unos pocos años de la aplicación para “cazar Pokemones” que tenía atrapados a miles de personas, para ver “Detective Pikachu”, ya que es para toda la familia, sobre todo por su humor, tanto para grandes como para chicos. https://www.youtube.com/watch?v=XKaXhf1QC6g ACTORES: Bill Nighy, Ken Watanabe, Kathryn Newton, Justice Smith. Rita Ora, Suki Waterhouse. VOCES ORIGINALES: Ryan Reynolds. GENERO: Aventuras , Acción . DIRECCION: Rob Letterman. ORIGEN: Estados Unidos. DURACION: 104 Minutos CALIFICACION: Apta para todo público con leyenda FECHA DE ESTRENO: 09 de Mayo de 2019 FORMATOS: 3D, 2D.
Detective Pikachu: ¡Hay que abrazarlos a todos! Los Pokémon, Pikachu con un gorrito, Ryan Reynolds, y más, traen humor, diversión y emoción en esta bella película que llega a nuestros cines. En un mundo donde las personas recolectan Pokémon para luchar, un joven, Tim, perdió a su padre, con el cual nunca tuvo una conexión, al igual que con los pokémon… Hasta que se encuentra con un Pikachu que habla y busca ser un detective. Esto resulta ser algo mucho más que una película con una adorable animación de los pokémon más estupendos que se hayan creado. Un accidente sucede con respecto al padre del protagonista, mientras él tiene un clásico resentimiento vinculado al padre, quien está presuntamente fallecido. Esto sirve como enlace de él, y nosotros como espectadores, de apreciar el primer encuentro con Pikachu. Situación llena tanto de ternura como de humor y fascinación. Desde acá comienza una investigación hilarante, sensible y más profunda de lo que quizá muchos esperaban. Pikachu y Tim se unen como una dupla investigadora a lo Arma Mortal o The Nice Guys, mezclado con un sentido del humor que (obviamente) recuerda un poco a Deadpool. Gracias, en gran parte, al sarcasmo de la mano de Ryan Reynolds como la voz de Pikachu. Él, su voz, hace que todo o muchos momentos de la película sean introducidos en nuestro corazón al formar parte de este mundo maravilloso que todo amante de estos Pokémon quisiera pertenecer. Este film de Rob Letterman (Monsters Vs Aliens; Goosebumps) sabe cómo equiparar y relacionar la animación de los bichos tan queribles, con personas de carne y hueso. No solo con un buen guión (nada espectacular) de Don Hernandez, Benji Smit, Nicole Perlman, Derek Conolly y el mismo Letterman. La mayoría de estos habiendo realizado guiones de algunas sitcoms y siendo productores de varias. Además está basado en los videojuegos de Detective Pikachu, con los Pokémon creados por Satoshi Tajiri, Ken Sugimori, Junichi Masuda. Dónde no aparecen solo Pokémon del 1º año, sino algunos que solo el más fanático podría apreciar en su totalidad. Todo esto estructurado con giros narrativos atractivos, que no molestan a lo largo de lo divertido del trayecto del film. Lo que estas personas logran encajar de buena manera es el humor y la emoción con una buena utilización de algunos personajes. Además de una pizca de batallas, que no es lo primordial en este caso. La relación padre e hijo es mucho más fuerte. Justice Smith (Tim) hace un gran trabajo como el protagonista confundido por todo lo que pasa. Algo que sirve para atraer a los que no conozcan a los Pokémon como muchos de nosotros. Mientras que Ryan Reynolds solo con su voz logra imponerse, atrayendo al público más adulto. De cierta forma la película carece de lo que quizá se nos viene primero a la mente cuando sale la palabra Pokémon: Peleas. Batallas. Estrategia. Pero en este caso hay poco y nada de esto, lo que quizá decepcione a algunos. Los gritos despiadados de Pikachu en pelea quedaron en el olvido. Además de un acto final bastante genérico, con una pelea no muy imaginativa y algo extraña. No esperen ver tanto a Squirtle, Charmander, o Bulbasaur (que sí tiene una hermosa escena). Sin embargo, aparecen muchos. Y con solo verlos unos segundos, te sacan una sonrisa. Pero lo seguro es que este film sirvió para dejarnos con ganas de más. Hay un mundo gigante para explotar, y seguramente los productores lo saben. En el fondo pareciera que a la película le falta evolucionar un nivel más. Ya que nos quedamos con ganas de más Pokémon con esta increíble animación, compartiendo un mundo con los humanos. Lugar donde muchos quisiéramos estar, y esta película lo demuestra a su manera, tanto para niños como para adultos.
Detective Pikachu: ¿Quién engañó a los Pokémon? Finalmente llega a la pantalla grande la primera película Live Action de una de las franquicias más queridas en tierras niponas: Pokémon. ¿El resultado? Un mundo maravilloso pero alrededor de un guion plano y bastante básico. “Pokémon”, también conocido como “Pocket Monsters” en Japón, es una franquicia que inició su camino en el año 1996 comenzando como un videojuego RPG, pero gracias a la tremenda popularidad que alcanzó en su tierra de origen, logró expandirse a otros medios de entretenimiento como series de anime, manga, juegos de cartas, películas animadas, entre otras tantas cosas, alcanzando un reconocimiento a nivel mundial. Siendo un producto tan exitoso era esperable que se confirme una adaptación live action hollywoodense, y de hecho la idea ha estado rondando desde hace tiempo, pero siempre hubo un par de inconvenientes: En primer lugar, el complejo trabajo de animación que requería el proyecto, y por otro lado, los reiterados fracasos de los estudios norteamericanos por adaptar series japonesas y videojuegos. Cabe destacar que “Detective Pikachu” no solo es el primer intento de llevar estos personajes del anime al cine sino que también adapta un videojuego de Nintendo titulado de igual forma. En ese sentido el desafío era doble. Y ahora que la película desembarca en las salas de nuestro país podemos decir que pese a varias falencias, el resultado es mejor de lo esperado. El largometraje cuenta la historia de la desaparición de Harry Goodman, un detective privado. Tim (Justice Smith), su hijo de 21 años, debe averiguar qué le sucedió. En la investigación lo ayuda el antiguo compañero Pokémon de Harry, el Detective Pikachu (Ryan Reynolds), una criatura adorable y ocurrente que padece amnesia y no recuerda nada acerca de la desaparición de su compañero. Tim y Pikachu se dan cuenta que increíblemente pueden comunicarse, y unen fuerzas en una aventura para develar el misterio enmarañado. Mientras buscan pistas en las calles resplandecientes de Ryme City, una vasta metrópolis moderna donde los humanos y los Pokémon habitan tranquilamente de forma armoniosa y sin la locura de las batallas Pokémon (están prohibidas), encuentran distintos personajes Pokémon y descubren un complot impactante que podría destruir la convivencia pacífica y amenazar a todo el universo Pokémon. Este dúo improbable contará con la ayuda de la periodista Lucy Stevens (Kathryn Newton), quien tiene algunas sospechas acerca de la desaparición del detective, y su fiel compañero Psyduck. La película busca mezclar el cine de animación con ciertos momentos de comicidad y con el policial negro. Por otro lado, la dinámica que tienen Pikachu y Tim también nos recuerda a las buddy movies de los ’80. El problema es que la mezcla de comedia y policial está tocada de una forma bastante superficial y no tan atractiva o funcional como sí pasaba en un film como “¿Who Framed Roger Rabbit?” (1988), obra a la que esta película aspira e intenta emular. A su vez, si bien el diseño de los personajes, el CGI y todos los efectos visuales de la cinta son verdaderamente sorprendentes, algo que no es poco teniendo en cuenta que era el verdadero desafío de esta obra, el guion es bastante básico y plano, plagado de gags simplones, lugares comunes y giros predecibles. Queda claro que el público al que apunta esta propuesta es al más infantil (lo cual no está mal), estando reflejado en la inmensa cantidad de diálogos explicativos de la trama que tienen los personajes y sus interlocutores. Ahora bien, aquí hay una especie de ironía, ya que es probable que si el espectador no es fan de la franquicia, le cueste comprender ciertos pasajes donde la narrativa se torna algo caótica. Por el lado interpretativo, Justice Smith parece algo perdido al igual que su personaje mientras que el que se roba la película es Ryan Reynolds como Pikachu, igualmente su interpretación sigue en consonancia con lo visto en Deadpool y puede resultar algo agobiante y agotador el parecido de aquel personaje con el que aquí nos convoca. Por otro lado, Kathryn Newton (“Ben is Back”, “Big Little Lies”) sí se ve más cómoda que su partenaire y sigue mostrando grandes cualidades como joven actriz. Los personajes secundarios de Ken Watanabe y Bill Nighy están bastante desaprovechados teniendo en cuenta que ambos son tremendos actores y pudieron haber enriquecido la narración de haber tenido papeles con mayor dimensión. Pokémon – Detective Pikachu es un relato con varias lagunas narrativas y falencias que igualmente divertirá y asombrará a los más chicos por el increíble mundo que nos presenta el director Rob Letterman (“Monsters Vs Aliens”). Teniendo en cuenta que no se usaron los personajes principales y los elementos más característicos de la franquicia, podemos decir que el resultado es mejor del pensado y que incluso nos motiva a seguir explorando el mágico mundo de los Pokémon en entregas venideras. Un film que podríamos comparar con «Space Jam» (1996), en el sentido de que si lo vemos con ojos de niños nos parecerá maravilloso pero que si inspeccionamos con una mirada más adulta nos parecerá convencional y caótico.
Pokémon Detective Pikachu tiene que servir a tres amos al mismo tiempo. A los fans que siguen los videojuegos, la serie, el manga y las películas, a los que se conectaron con la franquicia desde la aparición de Pokémon Go y finalmente a los que no tenga idea acerca de todo el universo. De estas tres categorías la única que importa es la última, es decir la que habla de los méritos cinematográficos independientemente del material en el que se basa. Detective Pikachu es una buddy movie al estilo de la década del noventa. Sencilla, acotada a su tema, con un despliegue visual que nunca se apodera de la trama, con dos grandes personajes y un buen puñado de secundarios, tanto humanos como pokemones. Esto le permite jugar al drama, al film de acción y finalmente –y mucho- a la comedia. El detective privada Harry Goodman desaparece misteriosamente y su hijo Tim investigará que ocurrió con su padre. Para eso deberá ir a Ryme City (una mezcla entre Londres y Tokio), donde los pokemones y los humanos conviven libremente. Tim es un humano sin compañero Pokémon, lo que es una rareza que llamará la atención a todos en la ciudad. Cuando está investigando en la casa de su padre aparece un Pikachu escondido. Sin explicación y sin demasiada lógica, Tim es capaz de entender a Pikachu, lo que primero le produce pánico y luego lo transformará en su compañero de equipo para buscar al padre desaparecido. La película funciona como un policial negro en clave absurda al estilo de ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (Who Framed Roger Rabbit, 1988) la película de Robert Zemeckis donde los humanos convivían los dibujos. Tim desconfía de los pokemones y no tiene suerte a la hora de elegir un compañero, pero eso le permite estar junto al más famoso de los todos pokemones que existen. Luego se verá, con muchas vueltas de tuerca, que es lo que realmente está pasando. Si la simpleza y el absurdo son las dos características más destacables de la película, sin duda su humor es lo que la coloca por encima de las expectativas previas. Gracias a la voz de Ryan Reynolds como Pikachu, los diálogos son memorables. Sin que los chistes sean subidos de tono, pero sin caer nunca en lo infantil, la película logra un gran equilibrio entre lo simpático y lo inteligente. Hay un puñado de escenas de comedia memorables, en particular cuando interrogan a Mr. Mime, donde el humor absurdo alcanza niveles de surrealismo. Al amor infinito que despierta Pikachu por su voz y por el guión, sin duda hay que darle mérito a una animación increíble, donde los pokemones se ven como nunca. Cualquier seguidor de Pokémon no podrá dejar de asombrarse cuando vea a los personajes. Difícilmente podamos seguir viendo de la misma manera a un Kubone o a Psyduck, protagonista también de varios momentos de alta comedia. Pequeña y efectiva, Pokémon Detective Pikachu encuentra un espacio propio coherente y sólido dentro del terreno peligroso de las adaptaciones de franquicias exitosas. Si no tienen idea de donde viene Pokémon y si nunca antes en su vida vieron a Pikachu igual pueden disfrutar de la película. Y sí, tiene una gorra como la del más famoso de los detectives de todos los tiempos: Sherlock Holmes.
Ya pocos recuerdan al Pokémon Go, pero durante 2016 hubo unos meses en los que era probable chocarse por las calles con entes abstraídos del entorno, embobados por la posibilidad de cazar a través de su celular a uno de los esquivos Pokémon que andaban sueltos por ahí. Esa fiebre mundial por el juego de realidad aumentada fue la que despertó el interés de los grandes estudios por esta franquicia creada en 1995 por el japonés Satoshi Tajiri: así se llegó a esta Detective Pikachu, la primera película de acción real de Pokémon después de 22 filmes animados y más de mil episodios del animé. El vínculo con el mundo virtual va más allá de la aplicación: el guión está inspirado en elementos del videojuego homónimo lanzado en 2016 por Nintendo. Todo transcurre en Ryme City, una ciudad donde humanos y Pokémon conviven en paz, a menudo en relación de amo-mascota. Hasta ahí llega Tim, un veinteañero que alguna vez fue entrenador de Pokémon, a raíz de la supuesta muerte de su padre policía. Pero cuando se dispone a vaciar el departamento paterno se encuentra con un Pikachu parlante -sólo Tim lo entiende- que le dice que su padre vive, y juntos se ponen a investigar. No hay dudas de que lo mejor de la película son las criaturas animadas, al punto de que los seres humanos parecen sobrar. Dentro de la surtida galería de Pokémon -se ven, aunque sea en cameo, unos sesenta-, los más queribles son los protagónicos, Pikachu y Psyduck. Quienes vean la versión subtitulada oirán a Ryan Reynolds poniéndole una cuota de gracia a este Pikachu parlanchín. El resto es pura pirotecnia visual para realzar un refrito confuso, no demasiado atrapante y poco recomendable para mayores de doce. Después de todo, tal vez la cacería callejera de Pokémon fuera un mejor plan.
Eran varias las expectativas que generaban Detective Pikachu. Para quienes crecimos con la serie animada poder ver a pokemons “reales” era algo que siempre quisimos y por fin se concretaba. Sin embargo, todas expectativas van cayendo una a una a medida que avanza la película. En primer lugar por que es una película chata,con una historia que no aporta mucho al espectador y con un único factor sorpresa que no solo se ve venir sino que roza lo absurdo. Además, a diferencia de otras películas “para chicos” que últimamente también tienen sus guiños y logran atrapar al público adulto, en Detective Pikachu no hay más que una simple – y tonta- referencia a la serie original. Claro, está es una historia totalmente diferente, pero uno esperaría esos guiños que apuntan directo a la nostalgia. La historia comienza cuando el detective Harry Goodman desaparece de manera misteriosa. Su hijo de 21 años, Tim (Justice Smith), intentará averiguar qué ha pasado. A esta improvisada investigación se suma el compañero Pokémon de Harry, Detective Pikachu (Ryan Reynolds) con quien descubre, pueden comunicarse entre sí de manera única, Tim y Pikachu unirán fuerzas para recopilar pistas juntos a través de las calles de Ryme City, una moderna metrópolis donde humanos y Pokemons viven en paz y armonía, y descubrirán un asombroso complot que podría destruir esta convivencia pacífica y amenazar de esta manera el universo Pokémon. Mientras que Ryan Reynolds logra aportar su ya característica carisma para darle vida a este particular Pikachu, es justamente el carisma lo que le falta a Justice Smith para llevar adelante esta película, lo que hace decaer aún más la experiencia. Más allá de estos puntos bajos, hay que destacar que el diseño de los pokemons están bastante bien logradas pero que no logra rescatar mucho más. Detective Pikachu es una película recomendada para menores de 12 años quienes posiblemente disfruten de una historia convencional con monstruos animados y adorables, sin embargo ( y lamentablemente) no es para nada recomendable para los veintitantos, perteneciente a las generación que creció con las primeras temporadas de la serie animada.
En consonancia con la realidad aumentada del juego para celulares Pokémon Go, en esta película, los pokémones "están entre nosotros". En realidad, entre los habitantes de Ciudad Ryme, donde los combates entre los bichos -eje fundamental de los videojuegos y series y películas animadas de la franquicia- ya no están bien vistos. La convivencia (en términos de impacto visual) entre los pokémones y los humanos es un prodigio y una de las dos mayores fortalezas de esta película. La otra son los diálogos de Pikachu, su contenido a veces humorístico, y el timing y la dicción que les imprime Ryan Reynolds desde su voz (en la versión original). Lo que se vislumbra alrededor de los grandes logros visuales y del personaje de Pikachu son actuaciones con forma humana no muy convencidas y por eso poco convincentes; decorados que por momentos apuntan al policial negro, pero después se disuelven; una base argumental con evidentes puntos de contacto con Zootopia; usos y abusos de explicaciones para intentar encauzar inconsistencias; falta de brío para la acción; falta de tensión y de inteligibilidad para los enfrentamientos, y falta de integración y de pertinencia de los chistes-guiño "para los adultos". Y, sobre todo, el aplastamiento del interés y la casi milagrosa carencia de gracia que el director Rob Letterman ya había exhibido en Los viajes de Gulliver y El espantatiburones.
Después de animación hecha a mano, ahora Pokemón consigue pasar a un largo, con una mezcla de animación y acción en vivo lograda por computadora. El director Rob Letterman realiza esta transformación que le gustará a los nostálgicos que crecieron viendo el animé japonés, coleccionaban los personajes o eran adictos a los videojuegos. Algo parecido a lo que ocurrió con Transformers. El personaje de la peli es el único spin off de Pokemon, que se presenta con pelaje fotoreal y gorrita de Sherlock Holmes. Pero el protagonismo de la peli es para un adolescente malhumorado que se da cuenta que su padre ha desaparecido, probablemente con destino trágico, cuando su auto sufre un accidente pero el cuerpo de su progenitor no aparece. Unido al detective Pikachu y con la ayuda de una pasante de televisión, reportera investigadora, trataran de resolver el caso. Ella, como todos en Ryme City tiene un compañero pokemon, Psyduck, que debe mantenerse tranquilo. Además de ese misterio, la película se dedica a explorar la relación de los humanos, con estas especies exóticas. Todo eso mas una cuota siniestra de malos que diseñan una toxina purpura que pone agresivos a estos seres. Un objetivo de entretenimiento que los chicos disfrutan con lo visual que los entretiene y que los grandes no familiarizados con el mundo pokemon quedarán afuera.
Misterio apto para todo público Por primera vez llega a la pantalla grande una película live action de las criaturas animé. La historia comienza con la muerte de Harry, un detective de Ryme City, una ciudad en la que humanos y las criaturas viven en armonía sin necesidad de correas ni “pokebolas” para guardarlas. Los Pokémon fueron creados en Japón, primero como un videojuego, en 1996, y debido al éxito que tuvo, un año después salió al aire el animé basado en estos pequeños monstruos (Pokémon es contracción de “Poket Monsters” que justamente significa “monstruos de bolsillo”). La franquicia creció a nivel mundial, los juegos fueron realizados para distintas consolas y la serie animada tuvo diferentes secuelas, que duraron hasta mediados de los 2000. A mediados de 2016 se lanzó Pokémon Go, una aplicación para smartphones que permitía cazar pokemones en tiempo real en cientos de ciudades en el mundo, y fue furor desde su salida. Pero por primera vez llega a la pantalla grande una película live action de estas criaturas, con una historia diferente a la original, y situada en un universo en el que la humanidad convive armoniosamente con los pokémon. Desde el primer momento hay que tener en cuenta algunos datos respecto a los monstruos, y que de alguna manera reemplazan a los animales, y en muchos casos son domesticados y educados, funcionando como una especie de mascotas para los humanos y generando una relación con sus dueños que va más allá del cariño (se dice que si un humano muere, su pokémon también). La acción en “Pokémon: Detective Pikachu” comienza con la muerte de Harry, un detective de Ryme City, una ciudad en la que humanos y las criaturas viven en armonía sin necesidad de correas ni “pokebolas” para guardarlas. El jefe de policía llama a su hijo, Tim (Justice Smith) para que vaya a hacer los arreglos funerarios. El adolescente, de pequeño quiso ser maestro Pokémon, pero en la actualidad no quiere saber nada con ellos. Cuando llegue a la casa de su padre, se encontrará con el Pikachu (voz de Ryan Reynolds) de Harry, antiguo compañero de su padre detective. Pero lo extraño es que Tim entiende todo lo que dice Pikachu, algo que ningún otro humano puede. El problema es que la simpática criatura perdió la memoria y no recuerda qué pasó con él ni con Harry. Pikachu convencerá a Tim de que, aprovechando esa extraña conexión, averigüen qué sucedió con su padre, ya que no cree que esté muerto. Tendrán la ayuda de Lucy (Kathryn Newton), una periodista experta en estas criaturitas y en teorías conspirativas. El problema será que, al indagar más y más, mucho más terrible será la verdad a la que se enfrenten. Si bien hablamos de un filme simpático, con bastante acción y humor, los más de 100 minutos de duración resultan extremadamente largos para una película de su tipo, ya que es apta para todo público y por lo tanto tiene un target familiar. Pero también, su metraje es rápidamente justificable, porque al buscar incluir a niños, es necesario explicar todo -a veces más de una vez, con diferentes recursos- lo que sucedió y lo que sucederá. Pero de aquí se desprende también su mayor falencia: “Pokémon...” resulta demasiado compleja para la audiencia que espera. De todas maneras, se destaca el trabajo de Reynolds que, viniendo de películas como “Deadpool”, logra meterse en el corazón de todos como la voz -o conciencia- de Pikachu.
Detective Pikachu es una propuesta infantil que apunta a entretener principalmente a los espectadores más chicos, a partir de los cinco años, a través de un espectáculo que funciona bastante bien. Para los adultos que acompañen en la sala cada tanto hay alguna referencia humorística que puede resultar graciosa, pero en general es una película pensada para los niños. Cabe destacar que la historia no es una adaptación del popular animé sino del video juego homónimo que salió a la venta en el 2016. Por consiguiente, si tenemos en cuenta que esta interpretación hollywoodense de los personajes de Pokémon tranquilamente podría haber seguido el camino de Alvin y las ardillas el resultado final es más que decente. Hay que darle el crédito al director Rob Letterman (Escalofríos) por la intención de hacer algo diferente en lugar de seguir las fórmulas que se utilizan en este tipo de filmes. Detective Pikachu tiene un comienzo muy sólido y encuentra su mayor fortaleza cuando el relato de Letterman introduce elementos del género policial. Sin olvidarse de ser una propuesta infantil, la narración de la trama juega con algunas características clásicas del cine noir que inclusive cobran fuerza en la puesta en escena. Muy especialmente en lo referido a la fotografía con tonos oscuros y azulados y la iluminación de las escenas nocturnas. La presentación del mundo Pokémon está bien construida y en la primera mitad del film encontramos los mejores momentos de la historia. Justice Smith, quien apareció en la última entrega de Jurassic Park, interpreta a un protagonista afable que representa un poco el punto de vista de los espectadores que desconocen este mundo de ficción. El casting de Ryan Reynolds como Pikachu por otra parte genera sensaciones encontradas. Si bien tiene algunos momentos graciosos, su labor transmite la impresión que Deadpool pegó un trabajo como actor de voz y en ocasiones eso genera una distracción. Sin embargo con el desarrollo de la trama el director logra que funcione dentro del contexto del film. Reynolds, quien está destinado a quedar encasillado de por vida con el personaje de Marvel, se nota que en algunos momentos apeló a la improvisación para entretener un poco a los adultos, algo que se agradece. Esta producción pierde paulatinamente su atractivo a partir de la segunda mitad de la trama, cuando Letterman deja de jugar con el género policial para desarrollar una propuesta pochoclera más genérica. Inclusive para el público que no tiene ninguna conexión nostálgica con esta franquicia la película podría resultar un poco aburrida debido a su marcado tono infantil. Pese a todo, es justo destacar que Pikachu tiene momentos heroicos más sólidos que Shazam, en secuencias de acción que cuentan con una elaboración superior. En resumen, para los más chicos es una apuesta segura con la que pasarán un gran momento en el cine.
Soy de la generación posterior a Pokemon, así que no crecí con estos personajes. Ni en la TV ni en juegos de cartas o consolas. Ni siquiera instalé Pokemon Go en mi celular. Pero sé lo que significa para muchos y hace unos meses investigué bastante por la entrevista que le tenía que hacer al protagonista. Con cierta expectativa fui a ver el film, (los trailers son muy buenos), pero debo decir que me dejó gusto a poco. Pero luego, analizando, comprendí que no soy público target. Primero porque no son mis personajes, tal como aclaré al inicio, y luego porque estamos ante una película apuntada hacia un público más infantil. Teniendo en cuenta eso, la cinta funciona muy bien. Es ideal para chicos de entre 8 y 12 años. Por momentos se vislumbra la esencia de las películas de aventuras de los 80s, pero sin nostalgia berreta ni homenajes innecesarios. Ahora bien, sin dudas, lo mejor es la voz de Ryan Reynolds y su Pikachu. Es muy gracioso y al mismo tiempo genera ternura. Todos los Pokemones están muy bien. Tanto que opacan por completo a los humanos y poco nos importa lo que sucede con ellos. Justice Smith hace un buen laburo, más si se tiene en cuenta que su interacción en la realidad fue con la nada misma. Pero el resto del elenco no dice nada. El director Rob Letterman, quien viene de hacer la genial Goosebumps (2015), muestra muy bien todo ese universo, y logra buenas secuencias de acción. Pero la película no deja de ser un gran producto. Algo que no está mal, pero que aquí me da la sensación de que en casi todo momento es un gran comercial de venta de merchandising. Aún así, si sos adulto se deja disfrutar, y los niños la pasarán muy bien.
Los videojuegos le siguen apostando a la pantalla grande y puede ser que hayan encontrado su mejor "adaptación", aunque como película "Detective Pikachu" tiene otras tantas fallas. Con el estreno de “Pokémon: Detective Pikachu” (2019) tenemos una nueva oportunidad de analizar hacia qué público están dirigidas realmente estas películas que se agarran de franquicias mega conocidas y muy queridas para los fans. La creación de Satoshi Tajiri, Ken Sugimori, Game Freak y Nintendo llega por primera vez a la pantalla grande en versión live action (acá adaptando el juego homónimo de 2018), mezclando actores de carne y hueso y a las tiernas criaturas animadas en CGI en una aventura familiar que, de entrada, requiere cierto conocimiento previo por parte del espectador si quiere disfrutar de cada guiño, chiste y referencia a más no poder. Ahí está el truco y la trampa para aquellos que somos totalmente ignorantes de este universo, y es donde la película de Rob Letterman falla narrativamente, dando demasiadas cosas por sentado y entregando un relato infantil que, a pesar de maravillarnos con su puesta en escena y ganarnos con la ternura de sus personajes, nos pierde desde una historia tan incoherente y apresurada. No, no nos quejamos de los pokémon (¿o se dice pokémones?) y sus habilidades, sino de todos los demás elementos que también deberían funcionar dentro de la trama. Letterman viene del mundo de la animación y la fantasía a full con cosas como “El Espanta Tiburones” (Shark Tale, 2004) y “Escalofríos” (Goosebumps, 2015), por eso se lo nota muy respetuoso y comprometido a la hora de los detalles y la apariencia de los verdaderos protagonistas de esta historia: los pokémon. El resto se le escapa de las manos y se convierte en una excusa para contar una aventura con tintes detectivescos bien al estilo buddy cop movie, que se va diluyendo de a poco, hasta llegar a un final lleno de giros y demasiado agarrado de los pelos. Tim Goodman (Justice Smith) es un jovencito que vive solo y despreocupado. Atrás dejó sus sueños de convertirse en entrenador Pokémon, y ahora dedica todo su tiempo a ascender en su trabajo en una agencia de seguros. La tranquilidad de su vida da un giro inesperado al enterarse de la muerte de su papá, el detective Harry Goodman, en un accidente de auto en Ryme City, metrópoli donde los humanos y las criaturitas conviven y trabajan a la par sin más ni menos, emprendimiento del empresario Howard Clifford (Bill Nighy). Muy a su pesar, Tim emprende el camino hacia Ryme para ponerle un cierre a la distante relación con su papá, pero pronto se ve involucrado en el misterioso último caso que el detective andaba investigando. En el departamento de Harry, mientras intenta dejar las cosas en orden, se cruza con Pikachu (voz de Ryan Reynolds), el antiguo compañero Pokémon de su progenitor, el cual supuestamente, debería haber muerte en el accidente junto a él. Esto despierta un poco las esperanzas en cuanto al paradero de Goodman, pero Pikachu no recuerda nada de lo sucedido, ni tampoco logra asimilar como puede ser que Tim entienda su lenguaje. Este extraño vínculo es lo único que tienen para conectarse y tratar de descifrar qué pasó en realidad, partiendo de la base de que (posiblemente) Harry Goodman todavía esté con vida. Dejando todas sus diferencias de lado, y los daddy issues de Tim (quien perdió a mamá a los once años y se crió con su abuela porque papá decidió alejarse), la dupla emprende una aventura detectivesca que pronto los lleva a las arenas de pelea clandestinas de la ciudad, tras la pista de una sustancia conocida como el suero “R”, un gas que pone a los pokémon en un estado bastante alterado. Pareja despareja, pero gran pareja “Pokémon: Detective Pikachu” nos va llevando de escenario en escenario, presentando a las diferentes criaturas de la franquicia -cada una con su chistecito correspondiente-, mientras intenta resolver el misterio más rebuscado de la cinematografía mundial, y nos recuerda a cada minuto que Ryan Reynolds también es Deadpool (acá la diferencia son los chascarrillos ATP). Imposible no caer bajo los influjos de la ternura del personaje amarillo, pero más allá de ello cuesta relacionarse con una trama que depende demasiado de nuestro conocimiento previo sobre el funcionamiento de este universo tan particular. Lo que nos lleva de vuelta al interrogante que planteamos al principio, porque es obvio que el fan de la saga lo disfruta y le funciona a las mil maravillas, a diferencia del espectador desprevenido (y casual) que espera un poquito de explicación y desarrollo. Ahí está el primer error de Letterman y del resto de los guionistas (Dan Hernandez, Benji Samit y Derek Connolly) que proponen que nos adecuemos a este mundo sin explicarnos del todo las reglas. “Pokémon: Detective Pikachu” es divertida si estás “adentro”, demasiado ñoña y con un final agarrado de los pelos para los que no comulgamos con estas criaturas. Visualmente (y a pesar de su exceso de CGI) propone un universo simpático y le dedica obsesiva atención a cada detalle, pero ojalá hubiera hecho lo mismo a la hora del casting de sus protagonistas de carne y hueso. En Ryme City te cruzás criaturitas como esta El pobre Justice Smith no transmite nada, mucho menos una emoción sincera cuando se trata de afligirse por su familia. Kathryn Newton hace lo que puede como Lucy Stevens, aspirante a reportera que va a ayudar a nuestros héroes en la investigación; y Bill Nighy y Chris Geere (Roger Clifford, su hijo) son arquetipos demasiado recargados de manierismos y lugares comunes. Ok, acá lo importante son los pokémon y ahí la película se destaca, pero no podemos hacer la vista gorda a todos esos defectos en la construcción de personajes y de su trama. Está claro que ésta, como “Avengers: Endgame” (2019), es una película para el amante de la franquicia. Eso no es del todo negativo y se celebra, pero cuando una gran parte de la audiencia se queda del lado de afuera, es hora de replantearse algunas estrategias marketineras… y ya que estamos, una trama menos flojita de papeles.
Scott Pilgrim vs. The World, Ready Player One o Wreck-It Ralph son ejemplos relativamente recientes de que se puede hacer perfectamente una película de videojuegos, pero cuando se trata de trasponer un juego existente a la pantalla grande, es una bestia completamente diferente. Tan es así que se suele hablar de la maldición de los videojuegos. Las pobres Super Mario Bros, Double Dragon, Street Fighter o Mortal Kombat parecen haber establecido un rumbo a comienzos de los ’90. Las consolas cambiaron, los juegos también, pero el patrón condenatorio al subgénero parece mantenerse firme. Tomb Raider, Resident Evil, Doom, Silent Hill, Hitman, Max Payne, Prince of Persia, Need for Speed, es larga la lista de títulos que han recibido su fallida adaptación cinematográfica a lo largo de estos últimos años, con verdaderas decepciones de aclamados directores como fueron Warcraft o Assassin’s Creed, que parecieron confirmar que no se puede hacer una digna película a partir de un videojuego. Sin que le sobre demasiado, podemos decir que eso cambia con Pokemon: Detective Pikachu.
Pokémon sorprende en su incursión al cine de carne y hueso.
Nárrala de nuevo, Sam. La película tiene un muy promisorio inicio con la secuencia del asesinato del padre de Tim, sin embargo, el decurso del relato va perdiendo gradualmente ese ritmo e impulso que consiga instalar en las primeras imágenes. Los actores a cargo de los roles protagónicos (Justin Smith y Kathryn Newton) adolecen de las dotes y/o el carisma suficiente que la trama parece requerir para los personajes que encarnan (sobre todo en relación al personaje de Tim), pero es verdad que el guión no los ayuda gran cosa tampoco. Por una parte, el enfoque de la historia no termina de definirse en una tónica francamente cómica o francamente de acción, realizando de modo anodino un poco ambas; y, por otra parte, se desaprovecha la potencialidad dramática de los personajes y de sus relaciones. Lucy, periodista ávida de una gran primicia. Tim, un muchacho abandonado por su padre, y con ciertas reticencias a la relación con los pokémon; a todo efecto una especie de marginal en el contexto en que se mueve (donde todo el mundo lleva va acompañado de su pokémon). Ambos se cruzarán por casualidad a partir del olfato de Lucy en torno a la desaparición del padre de Tim. Ese vínculo presenta ya todos los condimentos necesarios para explotar un escenario dramático en torno a la situación romántica, que queda completamente obliterado. Lo cual, hasta cierto punto, es comprensible pues se trata de una película orientada al público infantil. Pero, de haber dado un poco más de peso narrativo a Lucy y a la relación con Tim y Pikachu, sí se podría haber enriquecido uma trama de acción o comedia de acción, que de hecho queda bastante deslucida precisamente por la abstracción de sus relaciones y de sus caracteres. A esto último se agrega el desaprovechamiento más notable de la película: el del villano, encarnado por el gran Bill Nighy (el tremendo Billy Mack de Realmente Amor), cuya motivación para la transgresión, no sólo resulta desprolija, imprecisa e inverosímil, sino -quizás el peor pecado- previsible.
El niño y sus monstruos Tras 23 años de una infinidad obscena de video juegos, series animadas, juegos de cartas y cualquier otro subproducto imaginable que alimente el merchandising furtivo y masivo, la franquicia Pokémon -esa de los pequeños monstruitos que necesitamos atrapar, tal como dice su canción- llega a la pantalla grande con su primer film live action. Pokémon: Detective Pikachu (2019) sigue los pasos de Tim Goodman (Justice Smith) un joven que investiga la misteriosa desaparición de su padre, un detective que trabaja y vive en Ryme City, la primer cuidad en la que humanos y pokemones viven juntos en armonía. Pikachu, la criatura del título, se suma a la búsqueda de Tim, ya que por motivos que desconocemos era el compañero de su padre… y por otros motivos que desconocemos Pikachu es detective. A través del planteo de este conflicto, la estructura narrativa se conforma cual noir ATP con los dos personajes principales moviéndose escena tras escena y pista tras pista, por supuesto sin la exigencia que impone el género en condiciones normales, sino aggiornándo las acciones y los indicios al público más joven, no sea cuestión que alguno se pierda en el camino y contemplar a los monstruitos en pantalla demuestre no ser entretenimiento suficiente. El gancho para los más grandes, al menos aquellos que vean el film en su idioma original, es la colaboración de Ryan Reynolds (Deadpool, 2016) quien pone su voz a Pikachu, convirtiéndolo en un personaje dinámico y verborrágico, alejado completamente de su versión televisiva y animada que sólo se limita a repetir su propio nombre ad-eternum. Hay un nivel de autoconsciencia en este nuevo acercamiento al personaje que lo vuelve uno de los mayores aciertos. Rob Letterman es el hombre que se puso el proyecto al hombro. Un director con experiencia y éxito comprobado en este terreno tan particular, como ya lo supo demostrar con El espanta tiburones (Shark Tale, 2004), Aliens vs. monstruos (2009) y Escalofríos (Goosebumps, 2015). Como evidenció esta última semana el desconcertante trailer de la inminente película de Sonic, la película (Sonic the Hedgehog, 2019) no es un trabajo tan simple dar forma a una historia con el atractivo suficiente para hacer contrapeso al despliegue visual del CGI, ya sea bien o mal empleado. El conflicto en Pokemón: Detective Pikachu parece seguir los pasos del clásico de Robert Zemeckis ¿Quién engaño a Roger Rabbit? (Who Frammed Roger Rabbit, 1988), compartiendo muchos puntos en común como humanos y seres animados conviviendo en una misma ciudad, un misterio por resolver y las pistas que van surgiendo secuencia tras secuencia. De la misma forma los guionistas se apoyan en algunos de los tropos más transitados por las buddy cop movies. Probablemente la pata más floja sea un tercer acto que acumula demasiadas sorpresas y giros inesperados (aunque algunos no tanto) a punto tal que termina atentando contra su propia lógica interna, hecho evidente al menos para todo aquel que logre ver a través de estos pequeños agujeros argumentales tras 95 minutos de criaturas coloridas y simpáticas atiborrando la pantalla y nuestros sentidos.
Pokemnon: detective Pikachu es una película que mezcla acción real con personajes creados por animación CGI, basada en Pokemon, una exitosa serie animada que comenzó a transmitirse por televisión en 1997. Esta dirigida por Rob Letterman, quien tiene experiencia como director de cine de animación, y protagonizada por Justice Smith, Kathryn Newton, Bill Nighy, Ken Watanabe y Ryan Reynolds, que presta su voz al personaje de Pikachu. El primer gran punto a favor que tiene esta pelicula es su introducción, en la que en pocos minutos se nos explica cómo funciona este universo diegetico a aquellos que no vieron ninguno de los vieron los 1110 capítulos de la serie animada. Y sabemos que estos personajes animados llamados pokemones conviven libremente con los seres humanos en la ciudad de Ryme City. Pero la historia comienza cuando el joven Tim Goodman llega a esta ciudad para investigar la misteriosa desaparición de su padre policía luego de un accidente con su auto. Y para ello cuenta con la ayuda de Pikachu, un pokemon detective que estuvo en el lugar de los hechos y con el que puede comunicarse verbalmente pero que sufre amnesia. Esta convivencia de seres animados con personas reales en un contexto de policial negro ya fue utilizada magistralmente en¿Quien engañó a Roger Rabbit?, y acá vuelven a tratar el tema del protagonista humano desencantado que durante el transcurso de la investigación vuelve a encontrar la pasión, en este caso por ser entrenador de pokemones. Y como ocurre en este género el desencanto de su protagonista se ve reflejado también en la oscuridad de esta ciudad tecnológicamente avanzada que contrasta con la luminosidad de lo que ocurre en las afueras. Pero es importante tener en cuenta que Pokemnon: detective Pikachu es una película que apunta al público infantil, y uno de sus protagonistas es un personaje creado por CGI, y es por eso que la estética noir contrasta con una larga serie de gags y escenas de acción que funcionan para todas las edades. Y esto es posible por el muy buen trabajo del equipo de efectos visuales, que respeta los diseños de los pokemones originales, pero les da una textura y una expresividad asombrosa, especialmente a Pikachu, su protagonista que despierta la ternura necesaria en los espectadores que hace que todo funcione. En conclusión, Pokemnon: detective Pikachu cumple con lo que promete, y entretiene tanto al público infantil como a los adultos que los acompañan. Y esto lo logra con las dosis adecuadas de acción y comedia en una trama entretenida que en pocos minutos explica su universo diegetico para no dejar afuera a nadie.
Propuesta de misterio que no consigue dar la suficiente curiosidad. No sabemos si fue por exigencia del director Rob Letterman o de Warner Bros., pero podemos estar seguros de una cosa: si una propuesta tan de nicho como puede serlo Detective Pikachu es recibida con tanta expectativa por el público (tanto devoto del anime como el que no) es en gran parte por el carisma deadpoolesco de Ryan Reynolds. ¿Pero será ese carisma y humor irreverente lo suficiente para sostener una narración? Vamo’ a calmarno’ Hay que concederle algo a la película y, ya que estamos, también a su equipo de efectos visuales: establecen su verosímil de forma inmediata. El fan se emocionará al ver las pokebolas en live action y la convivencia prácticamente natural con los pokemons. Por otro lado, el que no es muy adepto no necesitará mayores argumentos de venta para entender cuál es el universo: lo que se ve es lo que es y las narraciones en voice-over se limitan exclusivamente a introducir a los personajes. Si bien Detective Pikachu establece con creces el universo de su historia, sus puntos débiles se presentan pasado dicho establecimiento, es decir con el segundo paso esencial que debe afrontar cualquier narración: los personajes. Aunque la intriga está adecuadamente construida para que el espectador no le pierda el ritmo a la historia, el desarrollo de los personajes no cala tan hondo; y eso se debe a que la apuesta emocional no es lo suficientemente profunda. Si bien el espectador comprende la desconexión que el protagonista tiene con su padre fallecido, su duelo es tan desconectado, tan superficial, que uno no compra del todo la motivación de este para meterse de lleno en la investigación, incluso cuando esa manifestación se da en voz alta. Es esta falta de inversión emocional la que hace que los giros que presenta la investigación pasen por mera información o sean directamente predecibles. Una falta que la película pretende tapar con la premisa de pareja dispareja entre el protagonista y un Pikachu con un sentido del humor que no pocas veces se sale de la comprensión infantil, un desvío que, por los mismos motivos, puede resultar un poco endeble para el público adulto. Pueden soltarse unas risitas, pero no son de esos chistes que durarán pasada la proyección. Si Deadpool caló hondo no fue solo por el carisma de Ryan Reynolds, sino porque el personaje tenía una inversión emocional clara que hacía que te preocupes por él, que hacía que lo quisieras de entrada y que era la base de mucho de su humor. Las comparaciones son odiosas, pero visto y considerando que Pikachu tiene una reputación de adorable y el principal argumento de venta de esta película es complementar dicho adjetivo con un tono más irreverente, vale la pena señalarlo. La culpa no es de Reynolds, ni siquiera si cabe la posibilidad de que él haya pulido sus propios diálogos. La culpa es, tristemente, de la historia que no tiene piernas lo suficientemente fuertes para moverse. Piernas que se cansan particularmente en un tercer acto que alarga su bienvenida.
En búsqueda de su padre Pokémon: Detective Pikachu es una película cómica de misterio y aventuras dirigida por Rob Letterman, que también se ocupó del guión junto a Dan Hernandez, Benji Samit y Derek Connolly. Basada en el videojuego homónimo de 2016, la cinta es la primera producción de acción real/animada dentro de la franquicia Pokémon creada por Satoshi Tajiri. El reparto incluye a Justice Smith (Cada Día, Jurassic World: El Reino Caído), Kathryn Newton (Big Little Lies), Bill Nighy (Cuestión de Tiempo), Ken Watanabe, Rita Ora, Suki Waterhouse (Los Imprevistos Del Amor), Karan Soni, Chris Geere, Omar Chaparro, entre otros. En cuanto al personaje de Pikachu, la voz es puesta por Ryan Reynolds. A partir del accidente automovilístico que tuvo su padre, el joven vendedor de seguros Tim Goodman (Justice Smith) decide viajar al departamento de Ryme City para seleccionar las pertenencias que no quiere desechar. Para su sorpresa, Tim se encuentra allí con Pikachu (Ryan Reynolds), pokémon de su papá que sufre de amnesia pero asegura que su dueño sigue vivo. Con la ayuda de la pasante periodística Lucy (Kathryn Newton) y su pokémon Psyduck, Tim y Pikachu irán siguiendo las diversas pistas que los llevarán a descubrir qué es lo que realmente sucedió cuando el auto cayó del puente. Diseñada para que tanto los fanáticos del videojuego como los que veían la serie de animé en la televisión disfruten de esta historia que viene a ser como una continuidad de lo que ya está establecido, Pokémon: Detective Pikachu funciona de igual manera para los espectadores que no conocen nada sobre la temática. Entretenida y llena de acción, el filme contiene un par de aspectos positivos y otros tantos que no logran funcionar del todo. Por empezar, la ciudad urbana de Ryme City mezcla detalles de la isla de Manhattan en Nueva York con otros tantos de Tokio, capital de Japón, país de donde es originaria la saga. Las calles de este lugar donde los animales conviven pacíficamente con los humanos son muy lindas de ver, en especial por la cantidad de luces de neón que se encienden cuando llega la noche. Por otro lado, los pokémones están súper bien hechos por computadora, lo que genera que sea muy fácil sumergirnos en este mundo fantástico. No obstante, la criatura amarilla protagonista aquí cambia la personalidad que tenía en las otras producciones y esto se debe en gran medida a la voz de Ryan Reynolds, la cual no encaja con lo adorable que lucía el personaje animado. En muchas ocasiones la manera de ser de Pikachu nos recuerda a Deadpool (sin pasarse de la raya para que los chistes sean aptos para todo público). Aunque en el trailer y en el principio de la película la voz no convence del todo, a medida que la historia se desarrolla el espectador termina aceptando la nueva faceta del animalito eléctrico. Con respecto a la trama, el misterio de qué es lo que pasó con el padre de Tim capta y mantiene la atención gracias a las revelaciones que se van haciendo en el trayecto. Sin embargo aproximadamente a la mitad de la película las aventuras se vuelven demasiado exageradas para dar paso a secuencias de acción súper pochocleras. El guión cae en el cliché al meterse con los laboratorios científicos, los cambios genéticos y los empresarios con malas intenciones. Sin que ningún actor se destaque y con un desenlace que resultará disparatado para muchos, Pokémon: Detective Pikachu se convierte en una reinvención decente si se la compara con otras fallidas adaptaciones de videojuegos tales como El Príncipe de Persia: Las Arenas del Tiempo (Prince of Persia: The Sands of Time, 2010) o Assassin’s Creed (2016). Con una secuela ya en desarrollo, no hay dudas de que el filme vendrá a contrarrestar el tremendo éxito en taquilla de Avengers: Endgame.
Han pasado muchos años para que la saga Pokemon llegara a las pantallas y en forma de live action. Película de intriga y acción, en la búsqueda de un joven por su verdadera identidad, los famosos personajes interactúan en una lograda combinación que será del disfrute de los más pequeños. Pikachu es entrañable.
Logra consolidarse como la mejor adaptación de un videojuego en la pantalla grande. Gracias a un guion práctico y a un sentido del humor adecuado, el entretenimiento está garantizado y logra maquillar las fallas argumentales que se puedan observar. Pokémon ha sido sin dudas un fenómeno que supo trascender generaciones. Desde su primera versión como videojuego RPG allá por 1996, el furor que lograron tener estos pequeños “monstruos de bolsillo” marcó un antes y un después en la cultura popular, teniendo a Japón como el principal foco de consumo por aquel entonces. Después de que el juego, al igual que estos bichitos tan tiernos, fuera evolucionando y se haya expandido de forma masiva en 1997 cobró vida el anime de nombre homónimo que lograba, en mayor o menor medida, adaptar la modalidad del juego original al introducirnos a Ash Ketchum de Pueblo Paleta y su afán de querer convertirse en un Maestro Pokémon. Durante más de 20 años, 8 temporadas, 21 películas animadas y contando, el anime fue adaptando distintos arcos y abriendo las puertas de nuevas generaciones de Pokémones a sus ya fieles seguidores, pero este año parece ser el indicado para jugárselas en un nuevo nivel ya que Warner Bros. junto con Legendary Pictures han decidido hacer la adaptación live-action de Detective Pikachu, uno de los tantos spin-offs que ha tenido la línea de juegos de Pokémon. Ese nuevo juego, que vio la luz en 2018, propuso al querible Pikachu como a una especie de Sherlock Holmes parlante que debía resolver misterios junto con la ayuda del jugador, representado también dentro de la historia en un personaje llamado Tim Goodman. De esto y un poco más es de lo que va Pokémon: Detective Pikachu. Dirigida por Rob Letterman (Escalofríos, 2015), la historia se centrará en Tim Goodman (Justin Smith) un joven que vive en un pueblo alejado de la cosmopolita y Pokémon-friendly Rime City, que descubre que su padre ha muerto de una manera misteriosa. En la incómoda tarea de juntar sus pertenencias, Tim se encontrará con el Pikachu (Ryan Reynolds) que acompañaba a su padre como pareja y con pruebas solidas de que su accidente pudo haber sido algo más que una casualidad. Junto a ellos, la periodista principiante Lucy (Kathryn Newton) y su Psyduck les serán de vital importancia para descubrir los secretos que oculta la ciudad y quienes la manejan. A pesar de que los videojuegos y sus adaptaciones cinematográficas no han contado con la aceptación del público, cabe destacar que Detective Pikachu logró superar la mediocridad de la mayoría de ellas y al mismo tiempo cumplir con los requisitos básicos que tiene que tener una película. Claro que tiene fallas y no es una película perfecta, lejos esta de serlo, pero si hay que tener en cuenta que ya se la podría considerar como la mejor adaptación de un videojuego en el cine. Sin exagerar. Esto se puede fundamentar gracias al práctico y funcional guion que tiene – escrito por Dan Hernandez, Benji Samit, Derek Connolly y el propio Letterman- y a la gran realización visual de las criaturas. Gracias a esos dos pilares fundamentales la historia que se propone es entretenida, dinámica, graciosa y disfrutable. Al mismo tiempo, sin empañar lo bien logrado, el guion tiene sus fallas en cuanto al destinatario final. Esto último provoca que a la hora del climax, la resolución del tercer acto termine siendo una mera sombra de lo que fue la hora y media previa. El diseño de los Pokémones es excelente y su interacción con las personas más todavía. Realmente la implementación del CGI no pudo haber sido mejor y deja bastante alta la vara para los diferentes live-action que se vendrán en el futuro. De igual manera, la creación de Rime City hace honor a las ciudades vistas en el anime noventoso y todo eso sin siquiera intentar representar locaciones extremadamente representativas de la serie. La idea de la combinación de ciudades como Londres, Tokyo y New York quedó perfecta para darle el toque futurista pero verídico que la historia necesitaba. La película no cuenta con grandes actuaciones. Lo más destacable puede ser el trabajo de Justice Smith, quien asume el rol protagónico con una naturalidad total. Un aspecto que genera sensaciones ambiguas es la participación de Ryan Reynolds prestando su voz para Pikachu. El actor intenta imponer su sello característico de humor ácido e irónico, y hasta subido de tono por momentos, y pareciera ir en contra mano de lo que propone el bicho amarillo cuando está en pantalla. El universo de Pokémon live-action en el cine parece haber debutado con el pie derecho y dependiendo de la taquilla es más que segura su continuidad por muchos años más. En los próximos días ya se podrá saber si las especulaciones sobre posibles secuelas se confirman pero si algo tiene Pokémon es la gran cantidad de arcos argumentales, y bicharracos de colores, para poder llevar a la pantalla grande.
La estrella hollywoodense de esta película es Ryan Reynolds en el papel del Detective Picachu, pero a quien sólo podrán escuchar quienes accedan a la versión original. De todas formas, al igual que en el taquillero videogame homónimo de 2016, aquí nos enfrentamos a una historia totalmente incomprensible salvo para aquellos que tengan cierta “expertise” en el universo pokemon. Pero aun así la calidad de esta nueva producción no está a la altura de las posibilidades, sobre todo si se lo compara con el juego de Nintendo original. La trama tiene que ver con un personaje desaparecido al que el detective debe encontrar. En términos cinematográficos, la mezcla de live action con animación digital 3 D tiene sus momentos. Hay imágenes formidables, pero encuadradas en un contexto difícil. Dicho de otra forma, los acompañantes adultos que lleven a sus hijos al cine deberían recibir algún tipo de medalla.
¿Quién engañó al peluche amarillo? En tiempos de universos cinematográficos, fan service a la carta y secuelas y reinicios al por mayor, era lógico que la galaxia Pokémon tuviera una traslación al cine de gran presupuesto. Más allá de estar basada en el largo historial de video games de Nintendo (especialmente en el que aporta el nombre de la película) y no tanto en los mangas y animés creados a partir del éxito de los juegos de consola, los avances publicitarios permitían imaginar una versión centennial y un poco más aniñada de ¿Quién engañó a Robert Rabitt?, cruza de animación y cine con actores reales montada sobre una trama pseudo policial aderezada con humor. Y algo de eso hay. Los primeros treinta minutos del largometraje de Rob Letterman –cuyo dudoso CV incluye Monstruos vs. Aliens y Los viajes de Gulliver– se anclan en una relectura ligera de los usos y costumbres del noir clásico y sus derivados post Blade Runner, al tiempo que los protagonistas tienen la oportunidad de conocerse: Tim, un joven cuyo padre detective acaba de morir en un extraño accidente en la ruta, y el más lenguaraz de los pikachus, aunque el único capaz de comprenderlo sea el muchacho. La reunión de cuatro guionistas en una película de producción de grueso calibre suele indicar una buena cantidad de borradores, lecturas y reescrituras y ese parece ser el caso de Detective Pikachu. La química entre humanos y monstruitos tiene su encanto y funciona hasta cierto punto (la acción transcurre en Ryme City, verdadero oasis para la convivencia entre seres tan diversos) y los gags físicos y verbales se suceden con relativa gracia, al tiempo que la trama comienza a avanzar, definiendo héroes y villanos y haciendo visibles elementos ocultos. En algún momento, sin embargo, y como una bola de nieve, la película comienza a adquirir cualidades elefantiásicas, las mismas que todo blockbuster moderno –sea o no de animación– parece requerir para su “correcto funcionamiento”: escenas de persecución y peligro, explosiones y cuasi desastres, todas grandotas y en fila india, esperando su momento triunfal de aparición. La obsesión por mantener el horror al vacío narrativo a distancia acarrea una acumulación de vueltas de tuerca y revelaciones de último momento capaces de marear al más inveterado de los conocedores del universo Pokémon. Tal vez los monstruos de bolsillo más famosos del mundo merecían algo un poco mejor o, por el contrario, esta película es precisamente el producto que los fans estaban esperando: al fin y al cabo, la trama está repleta de guiños, meta-referencias y vasos comunicantes con los treinta años de historia del peluche amarillo. El cine bien, gracias.
Pikachu llega a la pantalla grande luego de la euforia por el juego Pokémon Go, y no dudo que luego de ver este film volvamos a ver a todos en las esquinas con sus celulares capturando estas famosas criaturas. Justice Smith interpreta a Tim Goodman, un joven que vuelve a la casa de su padre del cual estaba distanciado luego de que se enterase que había fallecido. Allí, revisando su antiguo cuarto y mirando el escritorio de su padre policía, se encuentra con una criatura amarilla, Pikachu. De a poco comienza a darse cuenta del por qué puede escucharlo hablar. Además, Tim no tiene un Pokémon ya que se había distanciado de todo ese mundo en su niñez.
Adorable criatura. Basado en la mundialmente popular franquicia de videojuegos y animé, el primer live-action de Pokémon es un deleite visual que crea un increíble mundo futurista, integrando a la perfección a las famosas criaturas con los humanos que los rodean. Orientado no exclusivamente al público de fanáticos, el film está repleto de guiños y detalles pensados para la multitud de seguidores, a la vez que la narrativa y el humor del mismo se presentan de manera tal que los que no estén tan familiarizados con este mundo puedan disfrutarlo tanto como los que sí. Si bien es cierto que el valor del film reside más en su forma que en su historia —la cual no busca más que ser un entretenimiento apto para todo público— la unión de aventura y el realismo mágico del diseño de los personajes animados funciona como un gran balance de divertimento. La historia sigue los pasos de Tim (Justice Smith), quien debe desentrañar lo que ocurrió con su padre, un detective de policía que falleció investigando acerca de una toxina que violenta a los apacibles pokémon. El joven será acompañado en su búsqueda de la verdad por un amnésico Pikachu (voz de Ryan Reynolds), el personaje más popular de la franquicia a quien el humano extrañamente puede entender con precisión lo que dice, en vez de oír el acostumbrado “pika pika” que el animal suele emitir. De esta manera, el film se cimienta en una seguidilla de situaciones divertidas que nacen de la fórmula de pareja dispareja entre personaje humano y animado. La gracia irónica tan propia de Reynolds está al servicio de dotar a su personaje de un humor políticamente incorrecto que lo aleja en parte de la identidad original del animé, al mismo tiempo que logra complementarse con el aspecto tierno y la expresividad encantadora que hace desear poder abrazar al pokémon eléctrico como lo adorable que es. Esa integración tan bien llevada entre la personalidad humorística del actor que le pone voz al personaje y la personalidad propia del roedor animado, es la misma que funciona de manera excepcional en lo que es la creación de Ryme City, la ciudad del futuro que se encuentra plagada de detalles que construyen su entorno al mismo tiempo que brindan innumerables detalles y apariciones para sorprender a los seguidores. Es así como esa interacción de criaturas y humanos conforma tan bien dicho mundo otorgando un vistazo, en primer o segundo plano, a varias de las especies (de 806 que son hasta la fecha) y su interacción con los personajes. La investigación llevada a cabo por Tim y Pikachu los pone frente a distintos personajes que dotan a la aventura de momentos divertidos y de tensión, como puede ser el gracioso interrogatorio a un Mr. Mime, un pokémon mimo que solo se comunica a través de pantomimas, la batalla clandestina contra un Charizard y un Gyarados, bestiales pokémon de fuego y agua, o la presencia del Psyduck perteneciente a la joven periodista Lucy (Kathryn Newton), el cual sufre de jaquecas corriendo el riesgo de desatar en cualquier instante sus poderes psíquicos ante los protagonistas. En general el film goza de dichos momentos, siempre mayormente en relación a la originalidad de los comentarios de Pikachu o a la presencia de los distintos pokémon que se van encontrando en el camino, pero nunca hay un gran peso argumental en el misterio del caso o el desarrollo de los personajes humanos. Hay un leve atisbo de ello en Tim y la forma en que aprende a relacionarse con su partenaire animado, además del distante vínculo que mantuvo con su padre, pero personajes como la mencionada Lucy o el magnate Howard Clifford (Bill Nighy) poseen un nulo trasfondo o crecimiento en sus respectivos arcos, lo que hace que ese realismo tridimensional tan bien logrado en la construcción de mundo y el diseño de las criaturas, se vea despojado de relevancia argumental en lo que a personajes y a su desarrollo se refiere. Además, esto también sucede en algunas secuencias de lo más grandilocuentes, como una correría sobre el lomo de gigantes Torterras o en parte del clímax final, donde el exceso de acción le resta verosimilitud y relevancia al relato. Dicho esto, si bien que el punto menos logrado de la historia es el desarrollo de su guion, el film logra salir bastante airoso. Esto se debe a las dosis de aventura y la extensión de mundo creado, sumado al gran aprovechamiento que el director hace de Pikachu como factor humorístico y emotivo —a fin de cuenta se trata del corazón y motor del film, y en ese sentido es de los elementos que mejor funcionan. Incluso para quienes conozcan Pokémon: La película (Kunihiko Yuyama y Michael Haigney, 1998), esta nueva entrega de la saga funciona como una secuela directa de aquel primer film al tener como puntapié inicial y némesis a Mewtwo, un poderoso pokémon creado genéticamente por humanos. De esta manera, Pokémon: Detective Pikachu se sirve de las bases del inmenso mundo ya conocido y lo expande de una manera novedosa, lo cual trae frescura a la saga además de lograr acercar a un nuevo público que puede entender y disfrutar de su aventura sin necesidad de conocimientos previos: diversión para los viejos y nuevos espectadores, unidos por el cariño hacia una adorable criatura.
Dado que el Hollywood de hoy tiende a disfrazar sus intenciones comerciales detrás de mensajes y utilidades, un entretenimiento desfachatado como este establece cierto equilibrio. La premisa es tan disparatada que no podía ser una mala película: en el mundo conviven Pokemones y personas, y Pikachu, tras un accidente, debe encontrar a cierto detective privado desaparecido. A Pikachu sólo lo puede escuchar más allá del “pika pika” el hijo del detective. Y lo que sigue es una parodia tanto de la “ternurita” de ciertos pokemones como del policial negro, con la voz de Ryan Reynolds tirando chistes metacinematográficos, algunos decididamente para adultos, en combinación con animadores que buscan todo el tiempo el espacio para el gag. Es decir, el mismo mecanismo que en “Deadpool” (creación básicamente de Reynolds) pero para todo público. Funciona por varios motivos. El primero, que los chistes muchas veces son buenos y aprovechan al máximo el contraste poético entre el entorno y la “lindura” de los Pokémon. El segundo, que cuando hay posibilidades de generar imágenes poéticas y tiernas de verdad con las herramientas animadas, se lo hace sin vergüenza. Y, tercero, eso mismo: que es una película totalmente desvergonzada en su intención comercial y esa honestidad deriva en arma humorística. Los actores están a la altura del asunto, y si no es mejor es porque la trama no tiene el peso emocional que debería. Dado que el Hollywood de hoy tiende a disfrazar sus intenciones comerciales detrás de mensajes y utilidades, un entretenimiento desfachatado como este establece cierto equilibrio. Sí, bueno, también como “Deadpool”.
Hollywood ya estaba demorandose en llevar la franquicia POKEMÓN a la gran pantalla. Con la cantidad de elementos que la licencia tiene mas el excesivo numero de fanáticos que hay en el mundo el resultado es un éxito asegurado. Lo extraño es en la forma que decidieron entregarnos el primer film live action de este mundo. La película se basa en un extraño videojuego titulado “Detective Pikachu”, exacto, igual que la película. Al leer la historia y ver unos gameplays llegue a la conclusión de que el juego parece existir solo para justificar la existencia de esta película. ¿hay algún problema con ésto? La verdad que no, bah … al menos no para mí. El juego resulta ser una antitrama que nos deja sin una respuesta al final de la historia, cuestión que no respetan en la película por fines claramente comerciales. Antes de seguir les alguna data de la historia. Tim Goodman (Justice Smith) es un solitario joven sin rumbo fijo, atrapado en un empleo mediocre el cual considera perfecto para el. El conflicto inicial del personaje es bastante interesante y su desarrollo es bastante complejo y sorprendente por ser una película titulada DETECTIVE PIKACHU, a medida que la historia va tomando forma el personaje va rearmando su historia personal, revelando datos muy interesantes y, acompañados por una gran interpretación de Smith, nos llegan al cuore. El detonante de Tim se presenta mediante una llamada de la policia de Ryme City, en donde le informan que su padre policía aparentemente fallecio en un misterioso accidente. El protagonista tiene que, muy a su pesar, abandonar el pueblo e irse a la única ciudad de ese mundo en donde los Pokemón y los humanos conviven a la par, llevandolo a cruzarse con un PIKACHU parlante y con amnesia (Ryan Reynolds) que fue compañero de su padre. A nivel historia los primeros dos actos son excelentes, el caso que presentan los guionistas es atrapante. Uno esta agarrado de los huevos queriendo saber que fue lo que realmente paso con el padre de Tim, las secuencias de flashbacks y de reconstrucción de sucesos mediante tecnología holografica tratan de forma muy inteligente el misterio. Lamentablemente todo se descoca en el tercer acto, no es spoiler mencionar que Mewtwo tiene una gran importancia en el film, su diseño es un sueño hecho realidad para cualquier fan, pero la historia se va de eje con el fin de darnos un climax que hubiese sido mucho mas fuerte si se arriesgaban por ir hacia un lado menos clásico y más cercano a la escencia del videojuego o, de lo que a mí me hizo amar POKEMÓN, la serie animada. Lo más groso de todo es que la película está filmada en celuloide, por lo que es evidente que el plan de hacer algo diferente estuvo más que presente … ahora si nos preguntamos si lo lograron la respuesta puede considerarse algo ambigua. El desarrollo del personaje protagonista que interpreta Smith tiene un drama muy fuerte, muy creíble y de fácil gancho para el espectador (¿quien no tiene problemas paternales? ¿quien no busca una catarsis al respecto?). Por lo que al ver un guión con cierta fuerza uno espera una conclusión un poco menos aparatosa, ya que no es necesaria. Con respecto a Ryan Reynolds como Pikachu no se puede negar que la gracia del actor hace querible a cualquier personaje que éste interprete. Mí temor era que al escuchar al personaje sienta que éste esta siendo burlado por Deadpool en un fake trailer, pero la verdad que se percibe genuino. Y no se puede dejar de lado lo PRECIOSO que es el diseño del personaje, es una maravilla a la vista, pero voy a pasar a lo visual en el próximo parrafo. Ryme City tiene una gran ventaja y una gran falencia. Lo bueno es como esta pensada, no tiene nada que envidarle a la Los Angeles de “Blade Runner”. La luz, los colores y los detalles son otra de las pruebas de que la idea no fue joda, de que la laburaron con amor y ganas. De hecho se modifico mucho con respecto al juego original, ya que en el mismo es mas similar a Amsterdam o a alguna ciudad europea, mientras que en la película se decidió ir mas por el lado de una metropolis futurista. El problema está en que se pierde un poco la escencia de POKEMON, no vemos pokebolas, peleas pokemon ni entrenadores. En sí la película carece de elementos clásicos de la franquicia, lo cual es un poco problematico ya que la personalidad de este mundo viene muy marcada desde hace rato. Claro que ésto no arruina la película, pero hace que una parte de las espectativas se vean afectadas. “DETECTIVE PIKACHU” es una película de calidad, a pesar de que el estudio claramente metió presión para hacer un tercer acto cliche que mantenga al espectador en la zona de confort es claro que el equipo detrás de la idea laburo noche y día para brindar la mejor versión del proyecto posible. Gran sentido del humor, gran fotografía, grandes diseños. No podría estar más feliz de haberla visto.
Tiene una muy buena presentación, con efectos especiales, el diseño de producción logrado, la ciudad es esplendida (me hizo recordar a “Zootopia”), con buen ritmo, llena de guiños y con pinceladas del policial negro a través del que vamos disfrutando esa convivencia entre humanos y estos personajes. Contiene buenos toques de humor, momentos tiernos, logra esos ambientes de misterio y de detectives, con algunas sorpresas y termina siendo una aventura ideal para fanáticos y entretiene a otros que no son tan seguidores, aunque sus actuaciones resultan flojas, una trama muy sencilla y predecible, los admiradores irán reservando su butaca.
Si algo de esta producción tiene de atractivo va por fuera del origen del mismo, un videojuego que supo estar de moda, sino de los elementos narrativos, cinematográficos y literarios que se despliegan. Entre ellos, la forma de comunicación que se establece en los Pokemon, en que los humanos quedan fuera, pero simultáneamente interacción con quienes comparten casi como mascotas. La otra variable que podría llegar a sostener el texto es la actuación de Ryan Reynolds otorgándole no sólo voz a la criatura, sino que a través de ella despliega innumerables sensaciones y emociones, Justice Smith cumple como Tim Goodman, el hijo del detective desaparecido. la bella Kathryn Newton en el rol de Lucy Stevens, tambien tiene un desempeño aceptable, el resto de los actores tiene mínimo tiempo en pantalla como tener peso especifico, en ese desaprovechamiento aparece los actores Bill Nighy y Ken Watanabe. Por lo demás, el gran despliegue visual que otorga elementos atrayentes se va diluyendo a partir de lo extenso y confuso que se presenta todo el relato, con demasiadas vueltas de tuerca, necesitando al final una explicación dialógica para que se entienda. En realidad el genero “per se” no necesitaría explicación, pero desde la estructura narrativa, sumado a los vaivenes del guión que no termina de definirse, obliga a ese recurso. La historia en si es muy sencilla enrolada en lo que intenta, como columna vertebral de la misma, parecer a un policial, no lo termina por lograr. Cuando el gran detective privado Harry Goodman desaparece misteriosamente; Tim, su hijo de 21 años, debe averiguar qué sucedió. En la investigación lo ayuda el antiguo compañero Pokémon de Harry, el Detective Pikachu: un súper detective adorable y ocurrente que se asombra incluso a sí mismo. Tim y Pikachu se dan cuenta que increíblemente pueden comunicarse, y unen fuerzas en una aventura para develar el misterio enmarañado. Mientras buscan pistas en las calles resplandecientes de Ryme City, una vasta metrópolis moderna donde los humanos y los Pokémon comparten un mundo real hiperrealista, encuentran distintos personajes Pokémon y descubren un complot impactante que podría destruir la convivencia pacífica y amenazar a todo el universo Pokémon. Un filme que posiblemente no termine de conformar ni siquiera a los fans.
APENAS SALVADA La adaptación de un videojuego que es un spin off de otro videojuego, dirigida por un director mediocre como Rob Letterman que, además, se nos vendió como una comedia disparatada en un tráiler de puro humo. Pokémon: Detective Pikachu tenía todos los condimentos para ser un fracaso o al menos ser horrible; por suerte no lo es, pero tampoco es lo que quizás debió ser. Evidentemente hay unos cuantos factores que explican por qué el cine parece fracasar siempre que, de alguna manera, quiere adaptar videojuegos para arrastrar un poco del éxito de aquella industria. Algo similar sucede en el camino inverso, los “juegos de la película” han desaparecido tapados por un mar de basura, con la honrosa excepción de los videojuegos de Lego basados en películas, que son cuanto menos dignos a pesar de ser todos iguales. Arriesgo una respuesta poco elaborada e incompleta a todo esto: el cine carece de la cualidad inmersiva que nos brinda la interactividad de los videojuegos, con lo cual depende de un buen guión o de buenas secuencias narrativas para sostenerse; en otras palabras, un videojuego no necesita ser sostenido por un gran guión y una historia sólida; a veces con mecánicas jugables divertidas alcanza. Pokémon: Detective Pikachu hace bien lo que en principio parecía lo más difícil, que es capturar el espíritu de la franquicia y respetarlo a la vez que lo encaja en un paquete hollywoodense para el público masivo. El universo que nos muestra se ve y se siente verdaderamente de Pokémon, con personajes, lugares y situaciones que tranquilamente podríamos encontrar en los juegos o en el animé. Además, la inclusión de Ryan Reynolds y su carisma indestructible, en el cuerpo de una de las criaturas más carismáticas del universo como Pikachu, es una decisión fundamental. Por cierto termina formando una buena dupla con el bueno de Justice Smith. Luego de una primera hora interesante centrada en ser un film de detectives simple pero efectivo, la película empieza a tener algunos baches. Intenta abrir el juego para mostrarnos un poco más de ese mundo con pokemones que al principio sólo se sugiere o se muestra en pos de la narración, como si no supiera muy bien qué hacer con ese misterio con el que nos engancha al principio, y termina volviéndose una historia convencional del cine contemporáneo masivo con batalla final y villano comiquero. Es que el director, famoso por ser el delincuente detrás de El espanta tiburones y Los viajes de Gulliver (la que casi elimina a Jack Black de la faz de la tierra), deja pasar la gran oportunidad de hacer una comedia absurda aprovechando el talento de Reynolds y la locura del colorido universo del videojuego, para apenas entregarnos este artefacto correcto y bonito con una pequeña chispa de vida. El falaz tráiler de esta película será juzgado por la historia por poco confiable cual promesa de Macri o prosa de Cristina, según prefiera el lector.
Los pokémones con los que crecimos en nuestra infancia cobran vida en Pokémon: Detective Pikachu. La nueva apuesta de Warner Bros apunta directamente a los más nostálgicos y, como combo, cuenta con el carismático Ryan Reynolds. Desde las ya estrenadas La bella y la bestia, Christopher Robin: un reencuentro inolvidable y Dumbo, hasta las próximas a estrenar Sonic, El rey león y Aladdin, no cabe duda de que las grandes compañías están apostando a la nostalgia del público adulto. Pokémon: Detective Pikachu, claramente, no es la excepción a esta regla. Al igual que las anteriores mencionadas, también se apuesta a un live action. Si bien las pertenecientes a Disney logran emocionar a los más grandes y atrapar a los más pequeños, ésta está dirigida para aquellos que crecieron con las aventuras de Ash Ketchum (aunque este no sea tema en esta entrega). La película se centra en Tim Goodman (Justice Smith), un adolescente que, tras la muerte de su madre cuando era sólo un niño, se mantiene alejado por completo de todo lo relacionado con los pokémones. Todo eso cambia cuando su padre -con quien no mantiene contacto desde hace un largo tiempo- desaparece de la faz de la Tierra. Es ahí cuando el joven viaja a Ryme City, un lugar donde los pokémones son libres y conviven junto a los humanos, para averiguar dónde está su progenitor. Durante esta aventura se topa con un misterioso Pikachu (al cual el carismático Ryan Reynolds le pone la voz) que padece de amnesia y que, al parecer, era el compañero del detective privado Harry Goodman. Ambos, junto con la compañía de una joven periodista y su Psyduck, comenzarán a develar los secretos que se esconden tras la desaparición del padre de Tim. En sus andanzas se toparán con algunos de los pokémones más entrañables como Jigglypuff, Charizard, Bulbasaur, Squirtle, Cubone, etc. El fuerte de Pokémon: Detective Pikachu es, sin lugar a dudas, el buen uso del CGI. Cada detalle de cada pokémon logró ser copiado de manera exacta a como se nos mostraba en el dibujo animado. La película nos transporta de manera directa a un mundo donde convivir, trabajar e incluso tener como amigos a estos monstruos es algo completamente factible. Pese a tener todos los elementos para ser una película infantil, quienes más disfrutarán de esta película serán los adultos nostálgicos. Con todas las generaciones habidas y por haber de Pokémon, los más chicos -que hayan visto las generaciones más actuales- se sentirán algo decepcionados y alejados de este mundo, ya que no cuenta con las cientos de criaturas nuevas. Por su parte, los adultos que crecieron junto a este animé, reconocerán enseguida a todos (o casi todos) estos “monstruos de bolsillo” con los que pasaron parte de su infancia. Los giros argumentales que se plantean a lo largo de la trama son fáciles de anticipar. El último de estos, además, le quita parte de sentido a la historia que se venía planteando. Finalmente da como resultado una trama con algún que otro cabo suelto. Aun así, Pokémon: Detective Pikachu es una película entretenida para pasar el rato y regresar por un instante (en el caso de ser adulto) a la infancia: allí donde deseábamos tener uno de estos compañeros y/o ser entrenadores pokémon.
Algo divertida. Algo movida. Algo aburrida. Pokemon: Detective Pikachu es el último intento de Hollywood de meterse en los calzoncillos de una franquicia japonesa. Con los animes le va mal, con los kaiju eiga le fue mejor. Acá toman un videojuego / devenido serie animada / devenido saga de filmes / devenido versión live action que se escapa por la tangente para intentar hacer algo diferente. En la saga todo se reducía a capturar monstruitos (pokemones, pocket monsters o “monstruos de bolsillo”) y combatir contra otros jugadores / entrenadores para quedarse con la mayor cantidad posible y ser el as del rubro. Acá la cosa va de detectivesca y, honestamente, el filme no valdría un comino de no ser que contrataron a Ryan Reynolds para la voz del peluche animado amarillo. Aquí podríamos tener una idea de lo que sería una version ATP de Deadpool cuando Disney le haga un enema sanitizador y le saque todo el contenido trasgresor al personaje. Pero Reynolds juega por partida doble, y es tanto lo mejor como lo peor del filme. Hay salidas inapropiadas para lo que es un producto infantil (“a veces me acarician tanto… me tocan tanto.. me meten un dedo”) que te causa tanto gracia como shock porque hay niños atendiendo la pantalla. Mi nena de 10 años la estaba viendo conmigo y se le pasó la referencia, pero estoy seguro que a otros espectadores infantiles no se le escapará… y harán la incómoda pregunta de dónde le podrían meter un apéndice dactilar al bicho amarillento de marras. Y, como ésa, hay varias salidas con doble sentido. Pokemon: Detective Pikachu es un producto hueco por donde se lo mire. No hay mucho interés en construir un universo creíble para la existencia de estos bichos. Tomando notas de The Golden Compass, estos bichos aparecieron y hoy todo el mundo tiene uno como si fuera parte imprescindible de su personalidad (no como los daemons que eran el espíritu extracorpóreo de los humanos en un universo alternativo). Pero hay bastante de simbiosis entre pokemones y dueños, y uno puede morir si pierde al otro. Escupido al pasar con un infomercial que Justice Smith ve en un tren, la cuestión es un detalle menor para el libreto. El tema es llegar rápido a que Pikachu / Ryan Reynolds entre en escena antes de que la platea se duerma. Y sí, el tipo es gracioso pero a veces se pasa de rosca y habla demasiado. Aún cuando todo esto sea una estupidez sideral se precisa un mínimo de lógica interna y, si estamos en una escena hablando de la desaparición / posible muerte del padre de Smith, el bicho podía de ser menos sarcástico y pasado de vivo. Tampoco hay mucha lógica interna con el resto de la trama. Ellos saben que uno de los primeros pokemones tiene información vital sobre el paradero del padre (o de su cuerpo) y, al ver que lo atrapan y lo llevan a una instalación, en vez de ir hacia ella prefieren ir a la ciudad simplemente porque es la hora del clímax y de ponerle un cierre a la película. El bicho es bastante inútil como detective (y eso que tiene la cazadora de Sherlock Holmes), y hay un montón de personajes de relleno, ingratos papeles para actores talentosos como Ken Watanabe o Kathryn Newton, la que vimos hace poco en The Society y ha probado ser una intérprete de la hostia. Te das cuenta que algo realmente malo pasa con el libreto si Bill Nighy no tiene ganas de sobreactuar, Pokemon: Detective Pikachu tiene su cuota de momentos aburridos no por su inmovilidad sino por su exceso de palabrería y su falta de respeto por lo que debería ser una investigación seria. No digo que deba ser sobria, sólo que precisaba un equilibrio y que, cuando el protagonista está triste porque recuerda a su viejo, el bichejo no debería salir con un chiste de cuarta, lo cual ocurre demasiadas veces. No hay demasiada originalidad en el esqueleto de la trama – la investigación, la conspiración – sino un despliegue excesivo de chistes y efectos especiales. Quizás los seguidores de la franquicia la amen y quizás sea éste el único enfoque para tomar una premisa ridícula y volverla exitosa… pero me parece que precisaba otro tipo detrás de cámara como depurar el libreto y no ser tan indulgente con la verborragia de Reynolds, el cual termina glorificando un filme que – sin él – no valdría la pena en lo mas mínimo.
Un primer paso descontracturado y efectivo Llegó la versión live action del popular video juego japonés que se convirtió en un gran fenómeno de la cultura pop mundial. La historia de adaptaciones de video juegos a películas no ha sido muy favorable a lo largo del tiempo. La mayoría fracasó y cosechó críticas negativas a lo largo del globo. Recordemos títulos lamentables como "Super Mario Bros", "Street Fighter", "Mortal Kombat", "Hitman" y "Need for Speed". Por suerte para esta nueva adaptación, los responsables de llevarla a la gran pantalla entendieron la lógica de la industria del cine y el entretenimiento mucho mejor que sus antecesores. En primer lugar, no se tomaron a sí mismos y al producto tan en serio, y eso fue un acierto. Se notó en la historia y el tono relajado que le dieron a esta primera entrega, con un guión divertido y bien pensado. No es la mejor película que vas a ver en el año, pero es un buen entretenimiento que hace pasar un momento de esparcimiento digno tanto a los fans de Pokemon como a los espectadores circunstanciales que saben poco o nada acerca de este fenómeno mundial. Otra cuestión acertada fue convertirla en una comedia con tintes policiales, pero predominantemente comedia. Hacer un film demasiado épico o serio acerca de pequeños y tiernos monstruos de bolsillo no habría sido una buena idea. En cambio decidieron ir por el camino del humor y quien mejor para hacer reír a la gente que Ryan Reynolds ("Deadpool"), uno de los actores más divertidos de Hollywood en la actualidad. Que Pikachu tenga la voz de Reynolds, es algo que nadie se esperaba y ya desde los trailers promocionales despertó comentarios positivos. El condimento de cine policial y de acción está bien encarado y aporta su grano de arena para que la propuesta sea más sólida. ¿Era un live action que como espectadores estábamos esperando? Mmmm, diría que poco, pero quien sabe, quizás en las secuelas empiezan a levantar aún más vuelo y ofrecen una saga de calidad para jóvenes adultos. En el plano de los efectos especiales, creo que está muy bien en general. Aparecen casi todos los pokemons más populares y sus diseños están muy bien logrados. La interacción entre animaciones y humanos también es algo que se puede disfrutar y se ve de manera bastante natural. En resumen, una propuesta que como puntapié inicial hace un buen trabajo. Esperemos que si hay secuelas cercanas en el tiempo, sepan aprovechar sus puntos fuertes y puedan ir mejorando los puntos flojos de guión para hacer evolucionar lo que podría ser una exitosa nueva saga.