La saga de "Resident Evil" se caracteriza por ser una adaptación muy libre de los videojuegos que llevan el mismo título principal, y Paul W.S. Anderson le inyectó un estilo visual y narrativo que, además de ser desordenado y poco coherente, se repite constantemente, lo que produce una curiosa sensación de estar viendo lo mismo una y otra vez, sin importar de qué película de la serie se hable. Por supuesto, "RE5: Retribution" no es la excepción.
Mientras Resident Evil siga generando plata, no habrá manera de cerrar la saga. Nada de remordimientos de conciencia, ni de la ley georgelucaniana de que las series van por trilogías, ni de que el público y la crítica estén cansados de ver siempre lo mismo. A mi Resident Evil comenzó a gustarme a partir del segundo filme, y siempre pensé que era de lo más potable dentro del fallido género de adaptaciones de videojuegos a la pantalla. El problema pasa en realidad por Paul W.S. Anderson - fuerza impulsora de toda la saga -, que no pudo con su genio, y volvió como director de la serie en el capítulo 4, Resident Evil: Ultratumba, A nadie le gustó, y las plateas de medio mundo comenzaron a chiflar para que los muertos vivientes se mueran de una vez. Anderson se tapó los oídos, y se despachó con el comentario de que la saga todavía podía drenar dos filmes más. Las buenas nuevas es que Resident Evil: La Venganza es mucho mejor que Resident Evil: Ultratumba. Las malas noticias es que es un delirio que bordea lo incoherente, en donde reaparecen un choclo de personajes que uno creía muertos; y mientras que el libreto ensaya alguna que otra explicación para justificar la mayoría de dichos cameos, por el otro lado trampea salvajemente con un par de caracteres principales. Como sea, el origen / reaparición / cambio de bando de personajes no es el peor de los problemas de la trama, sino que la misma no es mas que un largo (pero bastante) entretenido ejercicio de estilo, en donde se cuenta poco, se dispara mucho, se corre bastante y se destapan sorpresas de todo tipo y color... ninguna de las cuales resiste el más minimo análisis en retrospectiva. Que no queden dudas, ésta es una bobada entretenida y espectacular. Por lo menos Paul W.S. Anderson ha reconocido sus excesos y los ha moderado un poco, y al menos ha tenido el tino de crear coreografías de acción que son elabordas y más excitantes que en ocasiones anteriores. El punto es que no hay mucho más que eso: Alice debe ir del punto A al B, matando todo lo que hay a su paso. Para que la cosa no sea excesivamente lineal, Anderson tira un par de galimatías al ruedo, como para que el espectador quede rascándose la cabeza un rato. Ciertamente el intringulis - la Jovovich reaparece en un pueblito en donde no existen los zombies, sus vecinos son todos los amigos y conocidos muertos en la primera Resident Evil, está casada con Oded Fehr e incluso tiene una hija (!) - provoca más confusión que misterio, y suena más a una excusa para agregarle minutos de duración al filme y que éste llegue a la hora y media que marca el reglamento. Mientras que hay gente enojada por el giro metido por Anderson (que parece un homenaje a la secuencia inicial de El Amanecer de los Muertos, versión Zack Snyder), a mí me termina por caer bien: es un momento de desorientación, amén de que permite que viejos actores - Michelle Rodriguez, Colin Salmon, Oded Fehr, etc - regresen en participaciones y cameos. Imaginen esto como la versión andersonesca del grand finale de la saga de Harry Potter, en donde todos los caracteres conocidos reaparecen para hacer un último acto de presencia... con el detalle menor de que la mayoría de ellos está muerto. Las balaceras y persecuciones están muy buenas, y la Jovovich parece haber retomado un poco de su antiguo carisma. Los sets son monumentales - la base de Umbrella es una ciudad entera enterrada bajo las heladas aguas del ártico, plagada de sets gigantes que recrean locaciones como Nueva York, Moscú, etc -, y se sienten efectivamente como las fases de un videogame. La rutina es la usual: los personajes hablan 5 palabras, pasan a otro escenario, se balean un poco y vuelven a comenzar el ciclo. Es posible que mi estado de ánimo fuera comatoso al momento de verla, pero lo cierto es que Resident Evil: La Venganza me entretuvo. Es un 0.5% mejor que la entrega anterior. La historia apesta y no resiste el más minimo análisis - ¿cómo es que el villano del filme anterior sobrevivió y ahora se convirtió en uno de los buenos? -, pero la película tiene su cuota de adrenalina y la Jovovich sigue demostrando que es la única mujer que patea traseros de manera convincente en el cine. Definitivamente es un filme apto sólo para aquellos que hemos seguido la saga desde el principio; pero, para el resto del mundo - o sea, el 99% del planeta -, le resultará una estupidez mortal, con lo cual no digan que no les advertimos desde antes de que fueran a comprar el ticket de entrada.
Resident Evil 5 la venganza es visual y auditivamente un gran espectáculo para no dejar de ver en pantalla grande, ya que sería un desperdicio verla en DVD. Lo que realmente se busca con esta saga es impactar al espectador con espectaculares secuencias de acción y lucha, además de novedosos efectos especiales y coreografías. En ese sentido cumple con creces....
Que las películas de Resident Evil tienen su platea preferencial, no es misterio alguno. Con cada nueva entrada que la saga ofreció, los números fueron en aumento, pero los verdaderos fanáticos comienzan a dudar de la posibilidad de un buen final para una franquicia que llegará a una sextalogía. Ya es loable que un producto rayano en la clase B haya llegado a la quinta iteración fílmica, pero todo es posible cuando se tiene a Milla Jovovich al frente de una producción de acción casi descerebrada pero que recompensa al espectador con un festín casi imparable de adrenalina y violencia. Abriendo con un inusitado comienzo en reversa, para una saga no acostumbrada a la calma y a las escenas oníricas, seguido de un ya cansino prólogo que recapitula todo lo ocurrido al momento, Resident Evil: Retribution presenta la extraña vida alternativa de Alice en un barrio suburbano que próximamente recordará al inicio de la remake de Dawn of the Dead cuando los muertos ataquen con saña a la mujer y su familia. ¿Un sueño? ¿Un flashback? Nada de eso, es otro de los planes de Umbrella para seguir mezclando los tantos y arruinar aún más a la casi extinta raza humana. Sin perder tiempo en minucias, Alice será liberada tras un pequeño interrogatorio en una de las bases militares más complejas de la corporación, que recrea en varios ambientes las principales ciudades del mundo como Tokio, Nueva York y Moscú para sus oscuros propósitos. Cual niveles de un videojuego, en cada ambiente hay una nueva amenaza que Alice tiene que enfrentar, con la ayuda de la misteriosa agente del vestido rojo, la impredecible Ada Wong. Ada no es la única protagonista de los videojuegos que da el salto, también aparecen el flamante Leon S. Kennedy y Barry Burton, pero son más un pastiche sin personalidad que otra cosa, al servicio de aumentar el fan service -aunque el tiro le salga por la culata a Paul W.S. Anderson-. El malo malísimo esta vez es la conversa Jill Valentine, a manos de una acartonada Sienna Guillory y el Wesker de Shawn Roberts se toma un descansito y se pasa al bando de los buenos (lo que durará hasta la próxima película, calculamos). También hay regresos, como la presencia de Michelle Rodriguez, Oded Fehr y Colin Salmon como versiones buenas y malvadas que agregan un poco más de color (y confusión, todo hay que decirlo) a esta entrega que roza el límite del sinsentido pero sin perder su estilo propio nunca. El guión de Anderson hace más aguas que el Mediterráneo, con una edición tan acotada que realmente hace sentir a la película como un videojuego más. Sin embargo, en donde las artes de escriba le fallan, compensa en la silla directorial, en la que el inglés destaca con lucidas peleas coreografiadas a pulso y persecuciones a pura adrenalina. El aspecto 3D sigue siendo la guinda del postre, así como también la estruendosa banda de sonido que aumenta la balacera visual. Milla Jovovich se carga una vez más la escasa historia al hombro y le pone todo el cuerpo y la garra para sacar adelante a Retribution de una manera casi obsesa, mirándola por lo que es: un festín de violencia, peleas, piñas, patadas voladoras y sangre, en un envase 3D de hora y media de acción sin parar para consumir y descartar. ¡A por la sexta y última! (o eso se dice).
A lo que vinimos Los que vamos al cine a ver una película así, sabemos lo que queremos: monstruos tamaño XL, mutantes-zombies al por mayor, féminas empuñando machetes, cuchillos, metralladoras y morteros, y que preferentemente no se despeinen ni se les corra el maquillaje después de saltar por los aires luego de la decimoquinta explosión y de repartir patadas voladoras, plomo y pólvora a todos los presentes. Vamos, que eso es lo primero y, si el asunto viene acompañado de un argumento decente y un buen ritmo, pues mejor. Esta saga ha sido muy desigual, a veces lamentable. Fueron directamente nocivas las entregas 2 y 4: carentes de gracia alguna. Las impares, en cambio, se dejaban ver bien y aún cumplen su función de hacer pasar un buen rato (a los que tienen asumido qué es lo que van a ver: que esto no es Bergman). En este caso se cumple nuevamente la regla de los impares porque esta Resident Evil 5: La venganza está dotada de un muy buen ritmo, sobresaltos varios, bichos viscosos y armamento de lo más agradable y variopinto. Las escenas de acción son prolongadas y estrepitosas pero están bien dosificadas y hay ciertos respiros de distensión entre ellas. La trama es rebuscadísima y complicada de resumir, pero puede decirse que la protagonista se encuentra prisionera en lo más recóndito de la última instalación de la multinacional Umbrella, en un futuro postapocalíptico en el que la humanidad fue erradicada por un virus mutágeno. Lo que queda son unos monstruos horribles, una inteligencia artificial que complica en vez de ayudar y algunos escuadrones de elite -siempre musculosos y bien alimentados, siempre con armamento tecnológico de punta- cuyas intenciones no están del todo claras pero que en un principio parecerían querer dar una mano. El principio es grandioso. Una cámara lenta nos va dando cuentas de una invasión aérea a un portaaviones en medio del océano, de una masacre sobre la cubierta, de su destrucción. Pero todo esto está presentado en reversa: es decir, la escena empieza con una explosión final, y de a poco se ve cómo se van reconstruyendo los objetos, cómo los cuerpos agujereados se levantan y se recuperan, cómo las balas retornan a sus cargadores. Una hipnótica reparación que no deja de ser ilusoria, porque los daños están hechos y se sabe que son irreversibles. Es de agradecer, después, una rápida puesta a punto que ayuda a recordar qué cuernos ocurrió en las sagas anteriores, y que a su vez sirve como introducción para el que vio sólo alguna o ninguna de ellas. En definitiva, la película funciona. Y clap clap a esas mujeres: Milla Jovovich, Michelle Rodríguez, Sienna Guillory, Bingbing Li... ¿es necesario decir algo más?
Alice en el País de las Maravillas La saga fílmica de Resident Evil es una adaptación extraña, argumentalmente no sigue demasiado al videojuego pero tampoco funciona como complemento del mismo, a pesar de esto funciona y la razón tal vez sea que a los fanáticos del videojuego sólo le bastan algunos guiños y los que nunca lo jugaron pueden seguir las películas sin problemas. Lo que debe reconocerse a Resident Evil es que marca una impronta desde su estética ya sea por los colores, la iluminación o el manejo de cámara que remite al videojuego al igual que su estructura, en cada episodio de esta saga vemos a Alice y sus muchachos ante la necesidad de ir de un lugar a otro y en cada episodio existen diferentes niveles (con sus respectivas complicaciones) que traspasar para llegar a ese punto. En este sentido Resident Evil 5: La Venganza no es la excepción. En este último (hasta ahora) film Alice (Milla Jovovich) deberá escapar de Umbrella eliminando diversos enemigos antes de que todo sea destruido, el tópico máximo de los videojuegos de aventura en tercera persona. Basta con ver con que pocos diálogos se desarrolla la historia y el "nuevo" giro argumental para darnos cuenta que Resident Evil a esta altura funciona sola, la saga se volvió tan amplia y por momentos demencial que todo es verosímil y eso es uno de los mayores logros que pueda tener una saga, el haberse (a su modo) hecho tan sólida como para obtener tanta flexibilidad al mismo tiempo y lo que es mejor aún, es que Paul W.S. Anderson está totalmente consciente de esto y eso se nota en cada dialogo que no está, en cada plano que lo explica todo sin esfuerzos y en toda esa energía ahorrada para usarla de lleno en las coreografías, los efectos y la cámara como así también en la justa duración de la película que es lo que hace que todo esto se mantenga funcionando hasta el final sobre todo en esta que es tal vez la más desenfrenada hasta el momento. En Resident Evil 5: La Venganza se recurre a personajes de las películas anteriores gracias al factor de la clonación ya planteado en los films anteriores y también se recurre a personajes del videojuego que aún no habían aparecido como León y Ada Wong aunque estos no están demasiado desarrollados. Resident Evil 5: La Venganza es una película puramente visual que además esta vez tiene un mejor uso del 3D por lo que es ideal para ver en pantalla grande, sin pretensiones pero con un gigantesco balde de pochoclos.
Sobre la peli Si no sos un gamer o te perdiste las otras cuatros partes, podes ir a ver perfectamente la quinta pieza de esta serie. Quizás algunas cosas se te escapan, pero no las suficientes como para no disfrutar de “Resident Evil 5: La Venganza 3D”, de Paul W.S.Anderson –que ha participado como director o como productor en las precuelas-. La cosa es más o menos así: la corporación Umbrella es la responsable de haber creado el T Virus, un virus letal que te convierte en zombie –además de alguna que otra mutación-, y viene causando estragos en el mundo desde hace unos cuantos años. La única esperanza ante la extinción de la raza humana es Alice (Milla Jovovich), que viene realizando hace unas cuantas películas todo tipo de operaciones clandestinas desde el interior de la corporación para sabotear este devastador proyecto. Luego de salir de su encierro en Umbrella, será perseguida por Tokio, Nueva York, Washington DC y Moscú, aunque contará con la ayuda de aliados, amigos y algún que otro familiar. Breves apuntes sobre el videojuego Perdón, era “Breves apuntes sobre la película”, lo que pasa que se me complicó diferenciarlos. No porque tenga que ver con el videojuego en sí, ya que bien se sabe que todas las películas realizadas hasta el momento de Resident Evil difieren del popular juego, y ésta no es la excepción. A lo que voy es que la estructura del film de Anderson es la misma que la de un videogame. Comienza con la liberación de Alice de una forma no muy coherente y de ahí le encomiendan la misión de escapar diagramando y mostrándole el mapa de los lugares por los que debe ir –para que lo vea el espectador/gamer-. Todo esto a contrarreloj para quela Reina Roja (la computadora madre de la corporación Umbrella) no la capture. Así va progresando en forma lineal en una misión tras otra, con puertas que se abren sin mucha explicación, escenarios complejos con trampas y enemigos que salen por doquier. En vez de lentes 3D deberían dar un joystick. Lo acertado de la película, de principio a fin, es la estética -que tampoco difiere de un juego, pero que queda bien-, la dinámica de acción, las persecuciones y los efectos que son en su totalidad impecables. Conclusión Resident Evil 5: La Venganza 3D es una película que continúa con la línea de sus antecesoras y es sólo una parte para alcanzar el final de esta saga. Con un guión no muy estructurado, en el que los progresos se van dando por misión y forman parte de un todo lineal sin ningún punto fuerte ya que se está todo el tiempo bien arriba. Sin embargo se cuenta con una buena actuación de Milla Jovovich y, como expliqué más arriba, los escenarios de la película y los efectos, son óptimos aunque con una utilización del 3D que no está explotada del todo.
El huésped que no se va Esta quinta entrega de la saga basada en el videojuego de Capcom se presenta como una bisagra; algo que queda claro desde el inicio, cuando Alice (Milla Jovovich) hace un resumen de todo lo sucedido hasta ahora, como para que cualquiera pueda ver esta película sin temor a quedarse afuera sin entender de qué va la cosa. Puesto al día, el espectador está listo para ver a la protagonista enfrentar a infinidad de zombies y monstruosos mutantes, al tiempo que se entera de cómo funciona buena parte de la manipulación a la que es sometida por la omnipresente y poderosa corporación Umbrella. A esta altura poco queda de la historia original, apenas los personajes y la estructura tan característica del videojuego. Jill Vantine (Sienna Guillory) y los mercenarios vuelven a estar presentes como apoyo de Alice, quien esta vez enfrenta directamente al poder de la "Reina Roja". El director Paul Anderson -también guionista y productor- vuelve a imprimir su sello a este filme plagado de efectos especiales al servicio del 3D y una trama que requiere de acrobacias varias en sus escenas de acción. El problema es que no hay un guión lo suficientemente fuerte que sustente la propuesta, y el metraje acaba estirándose con peleas interminables que solo funcionan visualmente, sin aportar demasiado a la trama. Quienes sigan la historia desde su primer filme, no estrenado comercialmente en el país, se encontrarán con lo que ya les es familiar; los recién llegados, en cambio, hallarán la introducción de una nueva aventura. Sí, porque Anderson deja bien claro que esto no termina acá.
100% videogame, 40% cine Tanto aquel lector que irá de cualquier manera al cine para apreciar esta quinta entrega de la saga como aquel que jamás iría a ver a Milla Jovovich saltando y disparando sin cesar podrán pensar -no sin razón- que así como el director Paul W.S. Anderson repite una y otra vez la fórmula, los críticos tendemos a escribir más o menos lo mismo a la hora de analizar esta propuesta. Si el director no tiene casi nada nuevo para mostrar, es probable que nosotros tampoco tengamos demasiadas cosas para decir. Creo que entre cine y cable vi todas las películas (quizás alguna no completa) y, no sé si tiene algún sentido entrar en comparaciones, creo que esta quinta parte es la más floja de todas. Indicar que se parece más a un videojuego que al cine sería una obviedad dado el origen del personaje y la estética que impuso la franquicia, pero en este caso es particularmente evidente que Anderson (también guionista) le dedicó bastante poco tiempo a la trama (corporaciones, zombies, virus, explosiones, escapes) y optó por trabajar coreográficas set-pieces en locaciones virtuales para el despliegue puro -y algo cansador- de las CGI y el 3D. Alice (Jovovich) aparece con un marido amoroso y una niña encantadora, pero a los pocos minutos la veremos luchando por salvar a la pequeña frente al irrefrenable avance de decenas, cientos, miles y, al final, millones de zombies. Hay escenas en Tokio, Moscú, Nueva York y muchos otros lugares, siempre con la heroína (y sus compañeros de ocasión) disparando y disparando, corriendo y corriendo al ritmo de los beats de tomandandy: la propuesta de este tecno thriller se manifiesta, más que nunca, agotadora y agotada. Lo que alguna vez fue una propuesta de vanguardia (una heroína influyente, buen uso de las artes marciales y los efectos visuales, un universo que podía ser bastante atrapante), hoy resulta perimida. La última escena de esta quinta parte deja el terreno abierto para otra batalla épica y la sexta película, según leo, ya está en desarrollo. Es de esperar que Anderson y Jovovich levanten la puntería, aunque a esta altura ya no hay demasiado margen para la sorpresa y la recuperación. Ojalá me equivoque. Nota: En los Estados Unidos ni siquiera se organizaron funciones previas para los críticos y periodistas. Es de agradecer que aquí la distribuidora UIP (y la gente de Sony) tuvo la gentileza de hacerlas, aún a riesgo de críticas negativas como la mía. DB
La venganza será terrible Con Resident Evil 5: La venganza (Resident Evil: Retribution, 2012) no se puede esperar algo muy distinto a lo que se venía viendo en las anteriores entregas, algo que el fanático de la saga seguramente sabe de antemano. Pero esta quinta parte, escrita y dirigida una vez más por Paul W.S. Anderson, dobla la apuesta, muta hacia otros subgéneros y no necesita seguir siendo fiel al video juego para valerse por sí misma y convertirse en una de las mejores películas de acción y, si se quiere, de zombies, después de las de George A. Romero. Alice (Milla Jovovich) vuelve a despertar en uno de los centros clandestinos de Umbrella y la historia comienza exactamente donde culminó la película anterior. Un ralenti hacia atrás y la protagonista nuevamente relata lo ocurrido en el laboratorio de la compañía mediante el clásico “My name es Alice…”. Ella tendrá que enfrentar otra vez a quien desea aniquilarla y deberá luchar y tratar de escapar pasando por Washington, Nueva York, Moscú y Tokio como nuevos destinos. Repasando un poco la historia y el proceso, Resident Evil encierra una mística especial. Comenzó siendo un exitoso video juego de zombies que no daba miedo, sino una gran satisfacción por matar personas que ya estaban muertas. Con la película apareció el personaje de Alice (y se conservaron otros originales) y apareció además una clara crítica a la sociedad contemporánea y, para muchos, una discusión aun vigente en torno a las atrocidades que llevan a cabo algunas de las grandes corporaciones mundiales. La clonación, las mutaciones y los experimentos con el cuerpo estaban a la orden del día y el primer film que contenía el suspenso y el terror justos pasó a convertirse en toda una saga de pura acción, efectos especiales y algo de gore. Para muchos, Resident Evil no es lo que solía ser y ha perdido su esencia y seguramente los fanáticos del video juego estén indignados con las últimas entregas, pero hay que rescatar el trabajo de Anderson de crear cosas nuevas, de darle cada vez más vida a la historia, de la evolución de los personajes y de cómo los construye y reconstruye, haciéndolos aparecer cada vez que puede: la antigua amiga de Alice, Jill Valentine (Sienna Guillory), la teniente Rain Ocampo (Michelle Rodriguez) y el recordado Carlos, interpretado por un respetable Oded Fehr. Anderson, especialista en la ciencia ficción y en recrear historias de video juegos, se arriesga no ya a seguir hablando sobre el famoso y mortífero Virus T que hace dos películas se “comía” a poblaciones enteras, sino que encara al espectador desde el impacto en la primera escena con un increíble plano secuencia hasta el final con una extraordinaria y reveladora panorámica. Si las cuatro entregas anteriores daban un respiro o un halo de esperanza, aquí ocurre todo lo contrario para dar un giro conceptual muy importante. Este quinto film es el más catastrófico y el menos optimista de todos. El terrorífico futuro que plantea, el devastador mundo que construye y la reivindicación del épico final de Resident Evil 4: La resurrección (Resident Evil: Afterlife, 2010) parecen ser las antípodas del planteo de una guerra. Con varias sorpresas y vuelcos inesperados, Resident Evil 5: La venganza es ideal para disfrutarse en la pantalla grande y en 3D y siempre fiel a su premisa: una audaz mezcla de apocalipsis, chicas sexys, zombies y una muy buena banda sonora en una trama excelentemente contada en cada entrega, que sigue dejando finales abiertos.
Resident Evil 5 es una burla a los espectadores que vinieron siguiendo esta serie de películas en los últimos años. Queda claro que el director Paul W.S. Anderson perdió por completo el control de esta historia y ya no tiene la menor idea que hacer con ella. La verdad que este film resultó fallido en varios aspectos y lo que genera irritación es la vagancia de los realizadores. Como mencioné en la crítica de la entrega anterior, Resident Evil se terminó por convertir en el “Cuento de la buena pipa” y los últimos capítulos no hicieron otra cosa que ofrecer exactamente lo mismo de siempre. Alice está atrapada en algún lugar y en peligro. Alice escapa y lucha con monstruos y zombies. Alice resuelve los inconvenientes y en la última escena queda otra vez la puerta abierta para la maldita gran batalla final que nunca se termina de concretar. Que en el nuevo film ocurra exactamente lo mismo que en los episodios anteriores ya es una falta de respeto al público que acompañó esta saga en el cine. Resident Evil se transformó en un bodrio completamente insufrible. En la nueva entrega queda la sensación que la filmaron sin un guión terminado y solamente se preocuparon por editar, como si fuera un collage, tiroteos y escenas de pelea. Milla Jovovich hace lo mismo de siempre y el regreso de los actores que participaron en los filmes previos estuvo totalmente desaprovechado, producto de un guión tedioso que apostó a la repetición. El director Anderson, por otra parte, necesita de manera urgente sumarse al reality de VH1, Celebrity Rehab, para resolver su adicción a la cámara lenta. La manera en que abusa de ese recurso en las escenas de acción ya es obsceno y ni siquiera desde el trabajo en ese campo se preocupó por hacer algo distinto. Comparado con las cosas que actualmente se hacen en el cine oriental dentro de este mismo género (que lamentablemente no llegan a la cartelera local) este estreno es vergonzoso. Ver Resident Evil 5 en el cine es como sentarse a contemplar durante una hora y media a una persona que juega al Playstation, con la diferencia que el que se divierte es otro y vos sólo mirás lo que pasa frente a la pantalla. Para eso la pasás mejor jugando a un video juego de verdad o disfrutando de una buena película de zombies en serio. El único momento destacable de este film son los créditos iniciales, que narran una secuencia en reversa, que fue la única idea decente que tuvo Anderson en este trabajo. Lo que hizo después es olvidable y la última escena en la Casa Blanca parece un mal chiste del realizador. ¿Hasta cuándo van a extender esto? Alice ya se cargó a toda la compañía Umbrella. ¿Qué más falta para terminar la historia de una vez? Los que no se cansaron todavía del Cuento de la buena pipa de Paul W. S. Anderson probablemente la pasen mucho mejor en el cine. Yo con Resident Evil ya perdí la paciencia.
Una pelea que no tiene fin La actriz Milla Jovovich vuelve a calzarse la indumentaria de la guerrera Alice, en el quinto eslabón de la saga de ciencia ficción y terror que lleva el sello del director Paul W.S. Anderson (esposo de la actriz). Con un comienzo en "slow motion" y, a su vez, en flashBack, se suceden los primeros tres minutos del film, donde luego se podrá entender el por qué de ese cuadro. La acción se desarrolla en Tokio, Nueva York, Washington y Moscú, y la protagonista deberá escapar con la ayuda de un grupo comando (con rostros conocidos y otros nuevos). Esta quinta aventura incluye a la villana encarnada por Michelle Rodriguez, alguien ya comprometida con el género de acción, en títulos como Rápido y Furioso, Avatar y Machete. Esta producción se acerca más a la estética del video game, y sostiene detalles de la misma, aunque tiene menos ritmo que sus antecesoras (Resident Evil 4: La resurrección). Resident Evil 5: La Venganza, mantiene la atención del espectador y pasa como un rayo. Al igual que en La Resurrección, llega a la pantalla grande en formato 3D, quizás dando un plus a la producción, con algún elemento que da la sensación de volar hacia las butacas. Con buenas secuencias, aunque con situaciones vistas hasta el hartazgo y con una gran influencia de Matrix, llega esta nueva lucha de Alice contra los zombies mutantes y la Corporación Umbrella, una pelea que parece no tener fin.
El videojuego como intersección Quinta entrega de una saga de ciencia ficción distópica basada en un videojuego, protagonizada por la ucrania Milla Jovovich, hoy en día esposa del director de tres de las cinco Resident Evil y productor de todas: el inglés Paul W.S. Anderson. Y no, la película no está mal. Como pasa con mucho cine que exige cierto entrenamiento o predisposición, no es recomendable entrar a Resident Evil 5 sin el más mínimo interés o con total desconocimiento. No hay que obviar que para determinadas películas se necesita una formación, y no sólo para las de vanguardia (otro día, en todo caso, discutimos qué es la vanguardia en el cine actual). Así como es difícil acercarse a una película de Fassbinder sin saber que existió la Segunda Guerra Mundial y sin conocer la historia alemana, también es difícil acercarse a Resident Evil 5 sin haber jugado -o visto jugar- jamás a un videojuego, o con completa carencia de paladar para disfrutar de la acción futurista presentada de forma fragmentaria, con secuencias intercambiables, que están en el relato no tanto por su gran aporte argumental sino más bien por cuestiones de diseño de movimiento, por puro placer estético y cinético. Historia de resistencia a la más grande megacorporación global que maneja armas biológicas con resultados catastróficos (zombificación masiva, entre otras calamidades), lo que resalta de esta Resident Evil no es la originalidad argumental (de hecho, esta entrega tiene mucho de resumen) sino la organización, la nitidez, el juego con los espacios y el color: un verdadero catálogo de peleas, malos y monstruos, situaciones que van más allá de la lógica de la pantalla del videojuego, pero que no reniegan de ella. Anderson (el director de Mortal Kombat, Soldier y Los tres mosqueteros , entre otras) es un narrador que no aspira a construir un cine de constantes temáticas ni aparece preocupado por el poder simbólico de las imágenes: impone una secuencia de acción seductora tras otra, trabaja la espectacularidad no barullera (la acción, en Resident Evil 5 , se entiende) y el movimiento proclive a consumirse al interior de cada secuencia: sin consecuencias ni derrames en la próxima, cada pantalla (muchas de simulación) es una nueva promesa de movimiento y plasticidad. En esta película, el centro es Milla Jovovich, magnética, de mirada fría, pero con gran corazón y decisión implacable: su heroica Alice es uno de los grandes hitos de la intersección del cine y los videojuegos. Su marido sigue siendo un modesto enigma del cine actual: tal vez empujado por el creciente prestigio artístico de su casi homónimo estadounidense Paul Thomas Anderson, Paul W.S. se ha dedicado a un cine de género al que él mismo parece frenar, contener, ahogar: por momentos, Resident Evil 5 apunta a la grandeza (la secuencia de zombies romeriana en el suburbio combina la claridad de todo el relato con velocidad, efectismo bien aplicado y gran economía espacial), pero enseguida Anderson nos recuerda enseguida que no es tan ambicioso, y así su película se ve limitada por la falta de una organización narrativa mayor, por lo plano de los personajes, por un reparto no demasiado brillante más allá de la protagonista y la siempre badass Michelle Rodríguez. Anderson oscila entre las grandes promesas y lo que parece ser una medianía autoimpuesta, y se conforma con entregar una película de ciencia ficción distópica de una saga que va por la quinta entrega y todavía tiene algo de energía y potencia visual. Nada más. Y nada menos.
Alice en el mundo del apocalipsis Una nueva entrega de la saga protagonizada por Milla Jovovich, quien ahora se encuentra amenazada desde varios frentes. Un gran despliegue pirotécnico para una historia sin demasiado sentido, aunque rendidora. Resident Evil es una serie de películas basadas libremente en el famoso videojuego. Aunque en la Argentina nunca llegó a estrenarse la primera (se estrenó en video con el título de El huésped maldito), con los años la serie fue tomando cada vez más fuerza a punto tal de mostrar el error de aquel primer no estreno con el éxito de las siguientes entregas. Combinación exacta de terror con una dosis de ciencia ficción y mucha acción, las películas se han ganado su lugar. Llegado el turno de la quinta parte, queda claro que el público las ha adoptado y las festeja una tras otra. Sin llegar nunca a ser grandes películas, algunas de ellas resultaron buenos espectáculos visuales. Visuales y sonoros, como lo demuestra una vez más La venganza. Alice, irremplazable y descomunal Milla Jovovich, está ahora frente a una amenaza en varios frentes. La apuesta sube y vamos ahora por las grandes capitales del mundo, para que el despliegue de producción alcance niveles nunca vistos. Y clonación mediante, tenemos la posibilidad de reencontrarnos con algunos personajes, en particular con Rain, interpretado por Michelle Rodriguez que moría en la primera de las películas. Es decir que Paul W. S. Anderson, director de la primera y la cuarta de las películas, pone acá todo lo que tiene, tira la casa por la ventana, por no decir que tira el mundo entero. El resultado es visualmente despampanante, aunque a la vez la historia no parece tener demasiado sentido. Puro espectáculo, puras imágenes impactantes, pura acción. Los fans extrañarán los perros en esta entrega de la saga, pero seguramente sea lo único que extrañarán, porque por lo demás lo tendrán todo. Como siempre, hay muchos personajes femeninos de armas tomar, una marca de la saga. Y Alice sigue siendo la heroína de acción más importante del siglo XXI, y posiblemente uno de los personajes de acción femeninos más importantes de la historia del cine. Aun nos debe Resident Evil una obra maestra, pero paciencia, porque como vienen, creo que van a seguir haciendo películas durante mucho tiempo más. A lo mejor, pasamos de este simple y logrado espectáculo, a un clásico memorable. Mientras tanto, Alice ya forma parte de la historia grande del cine contemporáneo y vale la pena pagar una entrada para ver sus aventuras en pantalla grande.
Sin espacio para la diversión Hace una década ya que el terror de supervivencia de Resident Evil se agrandó y saltó de las videoconsolas a la pantalla grande. Milla Jovovich vuelve a ponerse en la piel de la cazadora de zombis Alice en esta quinta entrega de la franquicia y, a la vez, segunda parte de una trilogía que comenzó con Resident Evil 4, la resurrección . RE5 comienza con un breve y didáctico resumen de la saga que lleva la acción ahí mismo donde se despidió la entrega anterior. Alice termina prisionera de la corporación Umbrella y tiene que escaparse de una especie de Estrella de la Muerte subacuática. La base también sirve de terreno de pruebas con clones humanos transformados en zombis que, en segundos nomás, invaden gigantescos escenarios desiertos que simulan metrópolis como Tokio, Nueva York y Moscú. Alice debe atravesar cada una de esas ciudades emuladas y la narración de RE5 aprovecha para tomar la forma de un videojuego en el cual se van superando distintas pruebas como si fueran niveles. La pelirroja fatal acopia armas con esa misma lógica lúdica y se las arregla para cargarse zombis con todo lo que encuentra en su camino. Paul W.S. Anderson, director de la primera y la cuarta, guionista y productor de toda la serie y pareja de la protagonista, vuelve a hacerse cargo de la dirección en una película donde todo es una excusa para vaciar interminables cargadores de cualquier tipo de arma. El director filma la acción con una pericia poco común en el aceleradísimo cine de acción contemporáneo, pero esa estilización extrema termina exponiendo la pobreza de sus contenidos. Todo es demasiado prolijo en la película. Resident Evil 5 se devela tan artificial y vacía como esas ciudades simuladas en la base submarina de Umbrella. Nada queda librado al azar en la película y ese terreno tan controlado que propone Paul W.S. Anderson deja muy poco lugar para la diversión. Y éste no debería ser un detalle menor para cualquier filme inspirado en el espíritu de los videojuegos.
Rutina con efectos especiales Mila Jovovich protagonista del filme en el que manda el despliegue técnico. La quinta versión de la franquicia aporta más de lo mismo: poca vida, todo ruido y fuerte impacto visual. El filme forma parte de la franquicia de videojuegos de origen japonés que abarca películas, novelas y comic. Cuarenta y cinco millones de productos vendidos, hablan del éxito alcanzado por un tema que parecería estar en el subconciente de muchos integrantes de la sociedad global: el miedo a que un virus se propague por error o ¿por qué no? intencionalmente. Pero este virus es particularmente desagradable, porque te hace zombie, con todos los trastornos derivados de su condición. La corporación Umbrella, como sabemos es la que experimenta con estos virus T que, en algún momento se disparó. Ahí está la inmortal Alice, condenada a la guerra en todo momento, que destinada a seguir a los responsables del desastre, tiene que visitar Tokio, Nueva York, Moscú. CIENCIA FICCION Pero más que Tokio, Nueva York o Moscú, las réplicas de las ciudades, porque estamos en el terreno de la ciencia ficción. Nuevamente deberá enfrentarse con sus enemigos tradicionales con armas super poderosas y encontrar los objetivos letales que le asignaron en su eterna misión. Por ahí apareceré su pequeña hija, en algunas de las diferentes dimensiones en que se desarrolla la película, también tendrá su momento un monstruo bastante feo que se traga a la pequeña casi en el final de la película y obliga a la pobre Alice a hacer cirugía y rescatarla de su espantosa panza. "Resident Evil 5: La venganza" es un filme con puro despliegue técnico. Multitud de hologramas, secuencias de fantasías poco novedosas, efectos especiales nada originales, abundante exhibición de artes marciales, pero todo en una tediosa sucesión sin trama. La parte del guión prácticamente no existe y el adicto al género, lo único que puede hacer es mirar peleas, observar unos zombies cuya única particularidad es que tienen como tentáculos cuando abren la boca. En cuanto al monstruo, ya lo vimos en otra película. Todos andan detrás al Virus T y la pobre Alice (Mila Jovovich), cada vez que termina la película deberá descansar bastante por todos las cosas por las que tiene que pasar buscándolo. Muy rutinaria, sin vida, todo ruido y despliegue visual. Salvo la Jovovich a la que estamos acostumbrados y su pequeña hija, el resto del grupo actoral deja mucho que desear.
Milla Jovovich, una experta en acción Después de diez años de luchas contra los zombies de la tenebrosa corporación Umbrella y de cuatro películas plagadas de combates contra muertos vivientos de todo calibre, lo único que queda claro es que Milla Jovovich se convirtió en una de las grandes heroínas del cine fantástico moderno, y que sus fans no quieren dejar de verla en acción. Justamente acción es lo que no falta en esta cuarta secuela del film de 2002 inspirado en un videogame, y a favor del director y guionista Paul W. S. Anderson es que realmente sabe cómo sacarle el jugo a esta franquicia, dándole nuevas variantes a cada entrega para que, si bien todo es más o menos parecido, no llega a ser más de lo mismo. En este capítulo la heroína se encuentra atrapada por la temible Reina Roja (es decir, la supercomputadora de Umbrella con rostro de niña que quiere controlar el mundo), y debe escapar de una serie de instalaciones en el norte de Rusia donde la corporación tiene entornos que simulan ciudades como Nueva York o Moscú para probar sus armas más letales y vendérselas a los respectivos gobiernos luego de ver su capacidad destructiva. En su fuga se encuentra con distintos personajes de las películas anteriores, muchas veces sin que ellos sepan cómo demonios están ahí o qué es lo que está pasando, ya que un inteligente recurso del guión es dejar que la Reina Roja traiga al presente clones de distintas personas que, si bien mantienen sus sentimientos originales, están totalmente ajenos a las circunstancias actuales en las que transcurre la historia. Pero el fuerte de estas películas no es precisamente el argumento, y aquí como en las anteriorres la superacción y el «gore» dominan la pantalla de principio a fin, a lo que hay que sumarle excelentes gráficos de la dirección de arte dispuestos para potenciar al máximo el 3D digital, por lo que se recomienda ver este film en pantalla grande.
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Una vez más, la hermosa Milla Jovovich, ajustadita y letal contra esa corporación que siembra virus, produce muertos vivientes y reproduce ciudades y clones por doquier, además de monstruos temibles. Estética de videojuego y la protagonista con aliadas, en una apuesta hasta feminista…
El juego de la acción La nueva ficción científica de Paul W.S. Anderson basada -libremente- en el videojuego Resident Evil es, con todas las discusiones y contradicciones que pueda acarrear la unión de estas dos plataformas, una de las traducciones más interesantes que se hayan hecho de un game a la pantalla grande. Es que en Resident Evil 5: la venganza, quinta entrega protagonizada nuevamente por Milla Jovovich, el director parece revertir la tendencia de los nuevos games, que intentan brindarle al jugador una experiencia cada vez más parecida a la cinematográfica, para reforzar con su estética de filmación la narrativa de los videojuegos y acaso presentar todo como una enorme interface donde se desarrollará la acción. Así, la trama que se desarrolla dentro de unas instalaciones subterráneas de la corporación Umbrella, y de las que la bella heroína Alice debe huir, adopta el formato de videojuego. En este sentido, la reaparición de la "Reina Roja", personaje de inteligencia artificial que pergeña los planes apocalípticos de la entidad, funciona como un gran cerebro del juego, asignando misiones y cambiado los escenarios. Más allá de este interesante traspaso, Resident Evil 5 está lejos de brillar en su resultado final. Aunque su oscuro inicio, donde una secuencia en reversa retoma el final de Ultratumba, e inmerso en estridentes efectos 3D, lleva al espectador hacia una pantalla tridimensional donde la protagonista realiza un esclarecedor recuento de las sagas anteriores es implacablemente prometedor, de allí en adelante la historia parece cambiar radicalmente para plantarse en el plano de la estricta acción. Con una trama tan simple como por momentos desconcertante, el lacónico guión da la sensación de quedar cargado de preguntas con respecto a la historia que se traza durante los cinco filmes, o al menos funcionar inequívocamente como metalenguaje para los avezados seguidores. Aunque en Resident Evil 5 toda la tensión aún siga bien depositada en la bellísima y carismática Milla Jovovich y el personaje de Alice le quede perfectamente moldeado a sus atributos, la historia bien podría ganar con la profundización de otras figuras como la de Michelle Rodriguez. En este intento fallido, la aparición de distintos personajes extraídos del videojuego (como León y Ada Wong) que poco se asemejan en cuanto a personalidad y condiciones a los del game, lejos de aportar intensidad sólo irritarán a los más fanáticos cultores de la saga. Sin embargo no todo está perdido, quienes se aproximen al filme sin pretensiones esclarecedoras y se entreguen a los efectos en tres dimensiones, disparos, zombies, mutantes y peleas cuerpo a cuerpo, podrán disfrutar de una inmejorable realización técnica.
La dupla Paul W.S. Anderson-Milla Jovovich, profetizamos, será alguna vez objeto de estudio. La serie Resident Evil, basada en un muy famoso juego de video, es una especie de actualización de la clase B a las posibilidades de gran espectáculo que proveen hoy las imágenes generadas por computadoras. Pero es eso: aventuras a granel y con cada vez más explosiones y movimientos en cámara lenta. Uno podría decir que con eso solo no alcanza para que el film tenga alguna calidad, que eso es algo que cualquiera puede hacer en estos días, incluso apelando a la truculencia sangrienta de esta guerra de zombies eterna en la que la pobre -o no tanto- Alice está embarcada desde hace más de una década. Pero hay que saber moverse para parecer heroica, hay que saber saltar y apuntarle a los zombies cuando la actriz está rodeada, en el set, de nada. El regreso de la gran Michelle Rodríguez (experta en esto de patear traseros en medios virtuales) y el absurdo y divertido despliegue visual 3D completan el caramelo violento para los ojos.
Veo que quizás los fans no estén satisfechos, pero de la misma manera en los comentarios leo a público general que la pasó bien. De ese lado estoy yo, que si bien vi 3 de las 5, no es algo que me apasione y de esa manera me siento a ver una película de acción sin mucha lógica y con la dinámica de un videojuego. La película creció mucho en la parte técnica con respecto a la anterior y al uso del 3D. Mejoró mucho y es impecable técnicamente. El guión... bueno, quizás lo estén preparando todavía y no se enteraron, pero no es algo importante evidentemente en estas películas. Buenas escenas de acción, al estilo de Los indestructibles... o sea disparos y patadas tienen que estar si o si es la premisa y acá hay un par de escenas realmente buenas. Me gustaron mucho las composiciones de acción con la música incidental en varios segmentos. Eso está muy bien aprovechado, y si la sala donde la pasan tiene un buen sonido, es muy disfrutable. La vi junto a los lectores en la sala 1 del Multiplex Belgrano, que tiene el doble proyector digital y Dolby Digital 7.1. Hago esa aclaración porque el resultado ahí fue excelente técnicamente. Resident evil 5 es para pasar un rato y nada más.
Por quinta vez (segunda en formato 3D), Milla Jovovich retoma el papel de la heroína Alice en esta nueva entrega de la exitosísima franquicia de terror, acción y ciencia ficción basada en el videojuego creado por Capcom que comenzó en 2002. Nuevamente bajo las órdenes de su esposo, el realizador Paul W.S. Anderson (director de tres de las películas que conforman la saga y responsable de los guiones y de la producción de todas), la ex-modelo, actriz y cantante ucraniana vuelve a deleitarnos con este personaje que se desquita con todo -y contra todos- en el comienzo de la batalla final contra Umbrella, la más grande corporación responsable de los estragos que sigue causando el virus-T, cuya particularidad es que los infectados al morir se transforman en zombies. Luego de todo lo sucedido en las anteriores entregas (suponemos que aquellos que irán a verla serán los fanáticos de las películas, gamers y/o espectadores comunes que lo harán con conocimiento previo de la historia), "Resident Evil: 5 La Venganza" comienza exactamente donde concluyó "Resident Evil 4: La Resurrección", con el enfrentamiento en la cubierta del misterioso barco Arcadia. Previo al clásico racconto al que Alice nos tiene acostumbrados en cada film, el desarrollo de esta continuación nos la presenta capturada en uno de los laboratorios clandestinos que Umbrella posee en Kamchatka, en el extremo norte de Rusia. Allí, despierta y debe ingeniárselas para escapar de ese impenetrable centro de operaciones. Lo hace con ayuda de un equipo de comando de élite y peleando a través de los paisajes urbanos simulados de las ciudades de Tokio, Nueva York, Moscú y Washington, D.C. Con el formato 3D, sumado a la técnica de ralentización hacia atrás utilizada al comienzo del film y a la cinemática de las escenas de acción y de los efectos especiales (que sin duda mejoran con cada entrega), "Resident Evil: 5 La Venganza" presenta una impecable experiencia visual. En cuanto al elenco, marca la reaparición de Jill Valentine (Sienna Guillory), ahora controlada por Umbrella, y el ingenioso regreso de personajes que tuvieron destinos brutales en las películas anteriores, incluyendo a Rain Ocampo (la siempre "badass" Michelle Rodriguez), One (Colin Salmon) y Carlos Olivera (Oded Fehr). Claro que también se presentan nuevos como Ada Wong (Li Bingbing), Leon S. Kennedy (Johann Urb) y Barry Burton (Kevin Durand), quienes se suman a Luther West (Boris Kodjoe) y Albert Wesker (Shawn Roberts). A prepararse para lo que viene, porque en medio de un futuro oscuro donde la humanidad está casi extinguida y repleta de zombies mientras Umbrella sigue experimentando con el propio virus-T, las clonaciones, las mutaciones, armas biológicas y demás, la secuencia final de esta producción señala que Alice, la clave de toda esta historia, volverá a patear traseros en una sexta película que desde ya esperamos ansiosamente.
El cansancio de Alice Si hay algo que no se le puede reprochar a Paul W.S. Anderson es la claridad de ideas en lo que respecta a lo que el señor considera como “rasgos generales” de las adaptaciones cinematográficas de videojuegos: el realizador y guionista ha controlado la franquicia de Resident Evil desde la primera entrega y ha volcado siempre el combo hacia un retrato extremadamente fiel para con la estructura prototípica, los recursos narrativos, la parafernalia visual y todas aquellas características de “inmersión lúdica” que privilegian las consolas en boga en la actualidad y las mega propuestas en primera persona en particular. El problema principal de la saga radica en este intento de traslación fundamentalista, casi sin modificaciones: los films siguen el derrotero de la eterna Alice (Milla Jovovich) padeciendo la misión de turno, pasando los niveles uno a uno y finiquitando en la puerta de entrada al próximo capítulo. Por suerte la buena voluntad de Anderson lo llevó a tratar de “incrustar” un poco de humor y un mínimo desarrollo de personajes entre tantos entornos plagados de CGI que pretenden ofrecer una versión hipertecnológica del clásico apocalipsis zombie y sus alternativas de escape según el modus operandi del momento de la heroína. Uno no puede vapulear en conjunto una película tan sinceramente comercial como Resident Evil 5: La Venganza (Resident Evil: Retribution, 2012) pero tampoco podemos dejar de señalar que rankea en punta como la más fofa e intrascendente de la serie, un convite clase B de corto alcance -como cabía esperar de antemano- aunque en esta oportunidad desapasionado y carente de novedades significativas. La historia por décima vez presenta a Alice capturada por la Corporación Umbrella y sometida a torturas con vistas a controlar y/ o expandir los límites concretos de la plaga viral de los engendros de tendencia caníbal. A diferencia de la tercera parte, sin lugar a dudas la más “cinematográfica” de todas gracias a la decisiva intervención detrás de cámaras del australiano Russell Mulcahy, la obra en cuestión cae por debajo de la cuarta entrega y parece pedir a gritos que la siguiente se convierta definitivamente en la “batalla final” por la tierra. La reaparición de la Reina Roja, el simulador de capitales de Umbrella y la hilarante multiplicación de puntos azarosos en donde los protagonistas recuperan armamento y “vida” constituyen elementos banales que ya no pueden ocultar el cansancio de la saga, hoy sólo capaz de despertar indiferencia…
¿Cuál es el punto? "Resident evil 5: la venganza" no ofrece nada más que disparos a montones y monstruosas criaturas de todos los tamaños. No hay historia, giros ni emociones. Simplemente el espectador observará escenas plagadas de acción, las cuales ni siquiera son virtuosas o llamativas. Tal vez para algunos esto sea suficiente, pero lamentablemente en mi caso no es así. Aquí la historia es tan simple que es solo una mera excusa para la acción. Alice es nuevamente capturada por Umbrella en un laboratorio clandestino y su objetivo es escapar. ¿Cómo logra eso?, llegando a la puerta de salida. Obviamente debe atravesar un ejercito de zombies y otros monstruos, pero en toda la trama no hay un giro argumental que dificulte los planes. Para colmo, ante cada nueva aparición de enemigos, los protagonistas se sorprenden como si hubieran creído que sería tan fácil escapar de aquel laboratorio o como si antes no hubieran aparecido semejantes criaturas. Todo arranca prometedor en una escena inicial mezclada con los créditos donde la acción es vista en retroceso. Un gran despliegue visual lleno de intriga y emoción. No obstante, con el correr de los minutos uno se dará cuenta que solo fue eso. Una promesa. Aunque la película intente ser algo más que solo adrenalina con la inclusión de una niña quien ve a Mila Jovovich como su madre. Es imposible de todo angulo de vista que ella puede tener emociones maternales hacia la chica. Ha sufrido todo tipo de aversiones hacia su persona, como para que de la nada pueda relacionarse de una manera tan profunda con otro ser humano. Igualmente, el mayor fracaso de la película es no poder haber creado escenas de acción verdaderamente estimulantes. Entre tanto virus y mejoramiento genético, sorprende la falta de épica en los combates. A pesar de que la dinámica de la acción permite tener una historia entretenida, todos los enfrentamientos carecen de originalidad. Ninguna pelea o tiroteo es diferente a cualquier escena de otra cinta. Entonces para una película que basa todo su potencial en la acción debería ser crucial que tenga escenas innovadoras o acción trepidante. Desgraciadamente este no es el caso. Es verdad que la película está enfocada al público juvenil o amante de la acción. Probablemente les guste y les entretenga. Sin embargo, no cabe ninguna duda que luego de ser vista no pasará mucho tiempo para que la olviden.
Creo que mis lectores saben que soy fanático de los videojuegos de esta saga. Recuerdo claramente la emoción cuando jugué el primer "Resident Evil" de Capcom en la vieja y gloriosa Playstation 1 y desde ahí, sigo a la franquicia incondicionalmente. Bueno, creo que hasta hoy. Entiendo que es un universo fascinante por descubrir, pero esta "Retribution", parece pensada como un agrupamiento de personajes históricos de la saga, intentando un booteo distinto al final, que no vamos a anticipar (pero que saben, abre la puerta para una continuación)... Para quienes no conocen la temática sobre la que gira la franquicia, hay una gran corporación que experimenta con un Virus que muta seres (buscando armas biológicas) y en una de sus plantas se produce un accidente. Esto se libera, se expande, la gente se transforma en zombies, hay luchas, bueno... eso. Y aparece el personaje femenino de la saga fílmico, que es un híbrido entre lo humano y el virus. Logra una síntesis que la hace poderosa y estandarte de la lucha de los humanos. Es una líder nata. Todas las historias giran sobre ella (siempre hablamos de cine). (Introducción necesaria si no conocen de qué van estas entregas) Alice (Milla Jovovich) recuerdan ustedes que en el cierre de la anterior, la pasa mal cuando los hombres de Umbrella Corporation atacan el portaviones donde los humanos sobrevivientes estaban. La historia arranca con un breve resumen de lo ocurrido y ya al poco tiempo nos instala de nuevo con la protagonista, en un escenario distinto, pero parecido... Digo, parecido a los videojuegos (por esta cuestión de los niveles interconectados, los mapas, no?). Hay una especie de complejo en el cual la cosa se fue de control y ahi cae nuestra superheroína como prisionera, para intentar equilibrar la balanza y destruirlo. Este lugar, tiene "núcleos", interconectados que se asemejan a ciudades famosas con sus particularidades. Y está lleno de monstruos, mutantes, bichos gigantes, y lo que quieran imaginar. Ahora bien, Alice encontrará compañeros de ruta, que jugarán a favor y en contra y también verá algo de su pasado, en esta entrega. No se puede decir mucho más de "Resident Evil Retribution". Hay un excelente manejo visual por parte del esposo en la vida real de Jovovich (Paul W.S.Anderson), toneladas de secuencia de persecusión (las mejores, obviamente, al final), mucha personalidad y convicción por parte de Milla para sacar el film adelante (jamás duda, ni titubea y nos convence de cada línea, por básica que sea) y no mucho más. Los secundarios, están muy poco desarrollados (una pena) y funcionan más como referentes que como actores que sostienen la línea dramática de eventos. Me parece una de las más flojas de toda la franquicia, más allá de eso. Lo cual me preocupa, porque soy fan y espero seguir viendo más "Resident"....pero recuerdo que hace un tiempo ya se rumoreaba que había pocas ideas (guiones) que a los productores les convencían para motorizar este proyecto. A ver, sigue vivo, porque somos una legión que pagamos entrada para ver a nuestros personajes amados, esos que seguimos jugando ahora en la Play 3, X-Box o lo que sea... pero no se percibe que se encuentre como direccionar la historia hacia algo más interesante y atractivo que lo que ya conocemos. Veremos que nos depara la sexta parte...
La franquicia de Resident Evil tiene dos puntos de vista: los gamers, quienes son seguidores de los videojuegos y quienes odian las películas por tener poco o casi nada que ver con la historia original de Shinji Mikami o los que simplemente disfrutan las películas de acción, aunque estos últimos también se cansan de películas sin sentido como son las de Paul W. S. Anderson. No es por menospreciar pero hay de películas de acción a películas de acción. Y Resident Evil, si bien no se queda atrás en cuanto a las escenas de explosiones, sangre, mordidas zombies y balas por doquier, lo cierto es que se agradece que este tipo de películas tengan una historia coherente que sea capaz de establecer una línea de entretenimiento más allá que ver sangre y vísceras volando por la pantalla y abusando de los efectos especiales con la cámara lenta y el 3D. Y más aún, si se trata de una saga que va ya en su quinta parte y que se ha encargado de repetir la misma fórmula una y otra vez, y que a pesar de todo, sigue generando los suficientes ingresos como para autorizar una secuela más que prometen será el final de la saga (de la saga de Alice, puesto que planean seguir explotando la franquicia con otras historias). Quizá el título les diga todo lo que necesitan saber. Y es que lo único que las películas toman de los juegos, aparte del nombre, son los personajes quienes, sin tener una historia bien desarrollada, ilusionan y emocionan a aquellos que sigan confiando en el poder de Milla Jojovich y Sienna Guillory. Salvo la ausencia de Chris y Claire Redfield, y obviando la presencia de Alice, personaje creado exclusivamente para las películas, tenemos a las principales estrellas de los juegos, con la inclusión de Ada Wong (Li Bingbing -El Reino Prohibido-) y Leon S. Kennedy (Johann Urb -más conocido en series que en películas-) (y quien, por cierto, decepciona bastante), pedidos en una encuesta para los fans y sin mayor participación que el lucimiento visual en un par de peleas. La historia sigue planteando más preguntas que respondiendo otras y seguimos con giros de tuerca que no tienen ningún sentido. De repente hay clones en la historia, como para hacerle un tributo a todos los que aparecieron en la saga, de repente los malos son buenos y viceversa. Hay un par de escenas tomadas directamente de otros videojuegos (hablando específicamente Mortal Kombat) que lo único que hacen es lucir el 3D. Vamos, que lo único que quieren es nuestro dinero. Porque viendo esta historia, si uno ha seguido la saga desde hace 10 años (El Huésped Maldito), se dará cuenta que la 3ra y 4ta parte (Extinción y Resurrección) no tienen ningún sentido en la historia. No es que borren lo que se contó en ellas, pero simple y sencillamente pudieron haberse ahorrado esas dos películas. Creo que lo más rescatable es que regresa la acción intensa, que Michelle Rodriguez y Sienna Guillory patean traseros, que hay más guión que la cuarta parte y que el 3D está muy bien usado y explotado. Lo malo es que simple y sencillamente hay películas que son hechas para sacar dinero y no para contar una historia creíble y entretenida
FUSILAR AL ESPECTADOR En una escena de RESIDENT EVIL 5: LA VENGANZA (RESIDENT EVIL: RETRIBUTION), la protagonista, Alice (Milla Jovovich), le está enseñando a disparar a otro personaje: “Es como una cámara”, dice sujetando un arma para hacer un juego de palabras entre “disparar” y “filmar”, que en inglés se dicen igual: “Shoot”. Del mismo modo, puede pensarse que para el director y guionista, Paul W. S. Anderson, filmar es igual a disparar. Y con esta quinta entrega de la saga –una de las peores–, el cineasta demuestra que él siempre tira a matar. De aburrimiento. Es que en esta nueva secuela hay poco y nada para rescatar: se trata de un film predecible, repetitivo y tedioso. ¿La historia? Intrascendente, minúscula: ahora, Alice debe escapar de unas instalaciones de Umbrella en las que estaba capturada. Así, irá atravesando escenarios virtuales que simulan diferentes locaciones. Al mismo tiempo, un grupo de rescate liderado por Leon Kennedy (Johann Urb) intentará sacarla de allí. El resto es lo de siempre: zombies, mutantes deformes, clones, explosiones, tiros, patadas y mucha cámara lenta. Y, como siempre, el final abierto y exagerado, casi una burla al espectador, da a entender que, lamentablemente, hay intenciones de que esto siga.. Los nuevos personajes, algunos muy queridos por los fans de los videogames en que esta saga se basa, no aportan nada: simplemente están allí como para que Anderson pueda decir: “Sí, hago aparecer a todos los personajes del juego”, pero podrían tener cualquier otro nombre y no importaría, porque tienen cero desarrollo. De las actuaciones ni hablar: Bingbing Li haría bien en devolver lo que cobró, porque como Ada Wong no hace más que repetir sus líneas sin ningún tipo de expresión. Johann Urb como Leon no se queda atrás y nos entrega una penosa interpretación, que hace juego con la vergonzosa caracterización del personaje. La única que se la banca es Milla Jovovich, como ya lo había demostrado antes, y que se merece el lugar de heroína de acción que se ha ganado. La actriz principal pega de lo lindo y se defiende desde lo interpretativo. Lástima que haya quedado en el medio de un desastroso guión plagado de arbitrariedades y ridiculeces. Los ejemplos abundan: Ada Wong se infiltra en una base en medio de la nieve usando un vestido (claro, tenía que usar la misma ropa que en el juego, no importa si se caga de frío o si es incómodo); el equipo de rescate liderado por Leon tiene balas infinitas; los soldados de Umbrella son más boludos que los Stormtroopers y sólo sirven para recibir balazos; (CUIDADO CON EL SPOILER) el Licker gigante rapta a la chiquita para meterla en un capullo (?) pero al resto de los personajes sólo los mata; en fin, así podría seguir y estaría contando toda la película (FIN DE SPOILER). No sólo hay pobreza en la construcción de la historia y de los personajes, sino en todos los aspectos de este film. Por ejemplo, ni siquiera se tomaron el trabajo de diseñar algún monstruo nuevo como enemigo final. Así, se siente como si RESIDENT EVIL 5: LA VENGANZA hubiera sido hecha con pocas ganas, porque no es más que una acumulación de secuencias tontas que sólo busca asombrar con el despliegue de efectos especiales, aunque está muy lejos de lograrlo: los muchos fallos de esta película son las municiones con las que Paul W.S. Anderson fusila al espectador de forma desaforada.
Toda la vida en peligro Paul W.S. Anderson retoma la saga nacida en un videojuego que saltó a las pantallas de cine. El mortal virus “T” creado por la Corporación Umbrella transforma a las poblaciones que ataca en legiones de muertos vivientes que se alimentan de carne humana y amenazan con extinguir la especie. Alice (Milla Jovovich) es la única persona en el planeta que puede hacer frente a tamaña amenaza. En su búsqueda tan alocada como desesperante, la mujer descubre datos de su misterioso pasado. Puesta tras las huellas de los responsables de la epidemia, la implacable Alice pasa de Tokio a Nueva York con escalas en Washington y Moscú, en un raid de sangre y fuego que no da respiro. La historia que nunca termina (el filme es el segundo de una trilogía) es una sucesión de pulcras acciones vertiginosas y violentas, que incluye la exhibición de armas tan variadas como letales. El vértigo desnuda la falta de contenidos y la historia se asemeja demasiado a un juego en el que no se puede participar y sólo queda ocupar el lugar del espectador de un filme que se desvenece en la memoria.
Con un fuerte impacto visual y más efectos especiales. Solo para fanáticos de la saga. Recordemos que este producto nació como un video juego hace más de dieciséis años y luego en el mercado se fue ofreciendo en series animadas, juegos de cartas y libros, entre otras cosas, para después pasar a ser un producto cinematográfico. El primer film de “Resident Evil” se estreno en Argentina el 22 de agosto de 2002, mientras que en Estados Unidos fue el 15 de marzo de ese año; aquí nos relata como un virus convierte a las personas en zombies, esto lo investiga la corporación Umbrella, quienes en un principio no conocen demasiado, entonces envían a un equipo para saber por qué la Reina Roja (la computadora que controla todo el centro de investigación de la colmena) asesinó a todos dentro. Esta historia se convirtió en un éxito en la taquilla, por eso la siguieron las secuelas en 2004, 2007 y 2010, todas protagonizadas por Milla Jovovich. Ahora llega el turno de la quinta parte de la saga, otra vez con la ucraniana Milla Jovovich y la presencia de Paul W.S. Anderson como director por tercera vez, quien además es el esposo de la protagonista. Esta nueva entrega comienza con un breve relato de la saga, ahora la Corporación Umbrella y el virus T siguen avanzando por todo el mundo y convirtiendo a gran parte de la población en zombies. Y la salvación se encuentra una vez más en el cuerpo de Alice (Jovovich, a sus 36 años luce esplendida), quien despierta dentro de una de las sedes clandestinas de la corporación, se encuentra desnuda apena cubierta, pero pronto ubica su traje, recorre las instalaciones del lugar y va comprendiendo que sucedió en el pasado. Cuando comienza a recorrer ciudades como Nueva York, Moscú y Tokio, entre otras, se encuentra con varios zombies con los que debe luchar y averiguar quiénes son los responsables de la propagación del virus. Su desarrollo se va entremezclando entre el video juego y lo cinematográfico, como villana encarnada por Michelle Rodriguez (“Rápido y Furioso”, “Machete”), tiene toda la acción, acrobacias con su ajustado traje, exuberantes artes marciales, (cuanto dejo “Matrix”), el manejo de diferentes armas, toda la ayuda que da el formato en 3 D y carece de guión. Esta historia intenta mantener el interés de los fanáticos de esta saga y deja lugar para una sexta y séptima parte. Podríamos decir que es todo más de lo mismo, no aporta nada nuevo.
El grado cero del cine La cantidad de palabras que uno pueda emplear para referir algo consistente acerca de estos productos heredados de los videojuegos y mostrados en pantalla es directamente proporcional a la duración de cada plano: así como el tiempo de espera y de reflexión para el espectador es prácticamente nulo, de la misma forma no hay análisis posible para casi una hora y media de efectos especiales, zombies mutantes y personajes acartonados. Por ende, sólo valgan algunas consideraciones. Resident evil 5: la venganza es muy pobre narrativamente; no suma con respecto a las otras más que una catarata de explosiones y destellos visuales pensados para el 3D. No se puede evaluar más que dentro de la lógica mecánica de un juego pero en una sala cinematográfica. Hay cinco films y podría haber veinte más como tantas pantallas se logren avanzar en una play. Eso sí, en los primeros minutos, tendremos una rápida reseña de las anteriores a fin de recuperar la memoria aunque sea por unos segundos. Con lo anterior, quedan excluidos todos aquellos que no comparten el fanatismo por los “fichines”, porque no hay resquicio donde se pueda respirar frente a una sucesión interminablemente gratuita de impactos visuales, propios de una realidad falsa donde incluso los ojos celestes de la bella Jovovich son producto de la transmutación digital. La quinta película de la saga es una traslación directa, no resigna nada de su fuente original; es similar a los libros que se ilustran en pantalla para el deleite de aquellos que le exigen fidelidad al cineasta cuando adapta un texto literario. Hace un tiempo se generó una polémica entre críticos y seguidores incondicionales de la saga de Batman. La discusión alcanzó ribetes preocupantes por el grado de agresividad expresado ante el disentimiento acerca de las virtudes de la película de Nolan. Sospecho que los mismos admiradores de esta saga dudarían al menos un momento en defender esta quinta entrega. No obstante, uno advierte en esos debates la necesidad de legitimar el escenario que esta clase de películas ofrece: ninguna señal de sentimiento ni de pensamiento; sólo una galería de mutantes queriendo comerse al resto de los mortales. Se podría extrapolar esto a la ideología que subyace respecto de la representación, donde la virtualidad apocalíptica reemplaza progresivamente a cualquier vestigio de humanidad, objeto alguna vez del cine moderno. Más que nunca, sólo para fanáticos incondicionales.
El experimento La primera secuencia de Resident Evil 5: la venganza viene a dejar en claro que el director Paul W. S. Anderson hace lo que quiere: se muestra, en cámara lenta y hacia atrás (las imágenes se proyectan al revés en el tiempo) una larga escena con disparos, aviones, misiles, explosiones y acrobacias, entre otros descalabros bélicos. Todo esto suena a lujo, a alarde que solo un cineasta maduro está en condiciones de lograr; sí, aunque les suene raro o les cueste aceptar la idea, lo que hay en Resident Evil 5 es el signo de una madurez, de una plenitud estética. No se trata de una obra maestra ni del mejor cine del mundo, pero sí de un buen cine, por momentos muy bueno incluso, que conoce sus limitaciones y explota al máximo sus posibilidades y, de paso, casi sin querer, dice alguna que otra cosa sobre la actualidad. La madurez de Anderson se nota en el pulso a la hora de filmar (aunque “diseñar” sería más apropiado) la acción. Las proezas imposibles de Alice dan como resultado una coreografía que mezcla balas y una suerte de danza tecno, y los combates son un caos de movimientos y velocidades fruto de una planificación minuciosa de la escena. El director apuesta a frases y gestos hiperbólicos que cargan con una marcada autoconsciencia pero sin llegar al cancherismo, lo que le interesa a Anderson son esos movimientos artificiales y sintéticos, posibles solo dentro del universo de las películas de Resident Evil que, felizmente, siempre traicionaron la historia del videojuego para bien. Ese regodeo en lo sintético está en el ADN mismo de la saga, y aparece tanto en la cuestión genética que es el telón de fondo del relato como en el contexto cada vez más paranoico y conspirativo que, por vía del exceso, parece reírse del discurso tan de moda que quiere venir a descubrirnos, en clave de denuncia, la vigilancia de los gobiernos y las corporaciones. Resident Evil 5 lleva todo a un límite del que no se vuelve o se vuelve distinto, necesariamente cambiado, como la nave que retorna de otra dimensión en Event Horizon, también de Anderson. Como los especialistas en los pasillos de la malvada Umbrella, Anderson diseña un cine a la manera de un científico loco, experimentando con pedazos de información genética provenientes de cuerpos cinematográficos tan disímiles como el terror, la acción o la ciencia-ficción. Un cine in vitro salvaje, que no le teme a los excesos y que, conforme pasa el tiempo, logra poner en práctica una ecuación particular: cada secuela de Resident Evil gira más sobre sí misma y refiere menos al videojuego, el mundo o las películas anteriores. Se trata, es verdad, de un experimento un poco monstruoso, como la Reina Roja, el programa de seguridad que toma el control de la corporación y quiere acabar con la humanidad: un cine autosuficiente, que se abastece con sus propios materiales, que cada vez aprovecha más la animación (porque lo digital, en estos casos, es eso: una técnica de animación), y depende menos de la realidad. Sorpresivamente, tomando como escenario una base subterránea y unas ciudades falsas, de laboratorio, el fim se exhibe vital y enérgico, sin la abulia de los temas importantes, con la imagen y su plasticidad como único y verdadero centro. Películas como Resident Evil 5 nos recuerdan que el cine, además de sonido, siempre fue una cuestión de imagen.
Apocalipsis Rock & Roll Si se concreta el proyecto de "Los Indestructibles" versión femenina y no la convocan a Milla, voy a estar increíblemente decepcionado. ¡Qué áspera que es esta mujer y que bien le queda el rol de asesina profesional! "Resident Evil 5, la venganza" no es la película de ciencia ficción más inteligente o madura del séptimo arte, pero es innegable que entretiene. La saga Resident Evil es fantasía apocalíptica, es estética, es belleza visual, es rock & roll, y desde esos conceptos esenciales, no decepciona. Sí creo que Paul W.S. Anderson debería plantearse seriamente la idea de pasarle la posta del guión a otro escritor que le de un aire nuevo a la saga, manteniendo sus ideas concepto, pero haciendo una renovación necesaria en la forma de contar la historia. Gran parte del éxito de este quinteto de películas se debe a la elección de Milla Jovovich como protagonista principal, acompañada por la mente alocada y valiente del director Paul W.S. Anderson, pero estaremos todos de acuerdo en que la trama no es el pilar más fuerte de este fenómeno cinematográfico. Si logran pulir este aspecto, creo que podría haber Resident Evil para rato y esparcirse como un virus cinematográfico hipnótico para el cual no habría cura, tal como lo pretende la corporación Umbrella en la historia. Los puntos más débiles, además de la trama, tienen que ver con la sobrecarga de elementos, como por ejemplo traer del pasado a personajes emblemáticos de la saga, como Jill Valentine (Sienna Guillory) o Rain (Michelle Rodriguez), que aquí no tienen otro protagonismo más que ser clones de pelea de Umbrella. Con esto se debe tener mucho cuidado... llenar la pantalla engañosamente con roles protagónicos que finalmente serán accesorios, puede enojar mucho al fan. Un ejemplo de sinergia bien lograda, es la reciente "Los Vengadores", que logró hacer de todos esos egocéntricos superhéroes, un equipo bien cohesionado. Otro punto débil son las autorreferencias a entregas pasadas, con frases trilladas de la Red Queen y alguno que otro momento cursi que no va con la onda de Resident Evil. A los seguidores les va a gustar, pero se quedarán con ganas de que el próximo proyecto se ponga un poco más serio y dramático.
Continuidad, a pura adrenalina Afterlife --subtítulo con que se presenta en cartelera a Resident Evil 5 -- significa "después de la vida" y nos sitúa en el tiempo en que se desarrolla la acción de esta nueva entrega inspirada en el videogame japonés. En el futuro de mundo terrenal en que vive Alice (Milla Jovovich), ya se ha producido un apocalipsis generado por el virus T de la corporación Umbrella y la heroína se encuentra ante una nueva batalla contra legiones de villanos y zombies. Alice despierta en las instalaciones subterráneas de la empresa, un espacio donde se reencuentra con la Reina Roja y donde la misiones a cumplir mantienen a los personajes en constante acción. Pero el mundo es más grande y mayor el estrago que se ha producido. Por eso la heroína deberá trasladarse de una punta a la otra del planeta para atrapar y vengarse de los responsables del caos, el objetivo que motiva la traducción al castellano del título. De Tokio a Nueva York, de la Gran Manzana a Washington y de allí a Moscú, Alice remontará los pasos de sus adversarios pero también los de su historia personal, una circunstancia que, se entiende, le servirá como bisagra. Entre la road movie y la acción, Resident Evil propone un viaje que no despega de sus anteriores --un montaje las repasa para seguidores y no tanto, como una suerte de videoclip-memoria de la protagonista-- en términos de relato. Incluso, puede dejar contrariado y con sabor a poco al público menos familiarizado con los detalles de la serie, que no está de más rever si se trata de compenetrarse con la historia. Pero mantiene y eleva la apuesta en cuestión de técnica y para quienes se animan a aturdirse con impresionantes secuencias, una fotografía de altos contrastes y la experiencia única que en el contexto produce la profundidad del 3D. La música --inequívocamente estridente-- cierra el combo, no apto para cinéfilos que buscan evitar todo ataque de adrenalina.
Publicada en la edición digital #244 de la revista.