Valiente es un entretenimiento válido para disfrutar en familia, aunque lamentablemente no tiene el atractivo a suficiente como para convertirse en un clásico. La película se podría dividir en dos partes: antes y después de que sucede el hechizo. La primera parte me pareció la mejor, muy divertida, con mucho ritmo y muy prometedora. Pero cuando el hechizo se...
La Cenicienta de Pixar Hollywood es misógino y la industria del cine es machista. Siempre fue muy difícil que una mujer pudiera imponerse como realizadora, que sea respetada, tenida en cuenta para obras de ficción que no sean románticas (Ida Lupino fue una excepción en los ’40). Sin embargo, a partir del Oscar que ganó Kathryn Bigelow en el 2010, parece que las cineastas empezaron a tener mayor participación en producciones de gran presupuesto, y además, poder propagar una mirada más personal, que pueda marcar diferencia en la realización y en la forma en que se narra una historia. El hecho de que Brenda Chapman lidere el proyecto Valiente no es casual. Por fin, una clásica historia de princesas Disney, tiene un punto de vista netamente femenino, e incluso feminista. Chapman, la primera directora de animación (previamente hizo El Príncipe de Egipto) es además, la primera directora del mundo Pixar. Y nuevamente, es la compañía de John Lasseter, la única capaz de construir un relato donde los personajes masculinos sean apartados de los roles protagónicos y exhibidos como brutos, tontos y sucios. El heroísmo cae directamente sobre los hombros de la princesa Mérida, que cansada de los protocolos reales, que le impone su madre, busca su propio destino. Es interesante, que no haya conflicto romántico (ausencia total de un príncipe) sino, que sea la rebeldía y, a la vez, búsqueda de reconciliación con su progenitora, el motor argumentativo de la película. Tampoco hay un villano, sino una meta a superar de orden más bien, social. Chapman (junto a Andrews y Purcell) eligen estereotipos y lugares comunes del género “princesas” como brujas, encantos y la aceptación del “distinto”, pero defendiendo una postura más acorde a los tiempos modernos que a los relatos de Hans Christian Andersen o los Hermanos Grimm. Valiente se acerca por temática, tono humorístico – dramático y moraleja a un cuento clásico de Disney, más cercano a dos últimas y notables obras como La Princesa y el Sapo o Enredados, pero en el diseño audiovisual se nota la mano de Pixar de fondo. La creación del paisaje es realmente notable, así como el diseño de los personajes, aunque de menor meticulosidad a comparación de otras obras de la compañía como Toy Story 3 o Wall E. Otra marca de la empresa es la elección de reconocidos artistas para las voces originales, como Billy Connolly, Emma Thompson y Julie Walters, cayendo el comic relief principalmente en la gracia del primero. Por otro lado, es indudable, que tiene ritmo, es entretenida y puede ser disfrutada por igual, tanto por un público infantil como adulto. No hay guiños para cinéfilos (solamente en los nombres de un par de personajes) y la música celta a cargo de Patrick Doyle es imponente, asimismo, la intervención de canciones que apoyan la moraleja de la historia. Pero para los que seguimos la trayectoria del estudio, es un poco decepcionante. Falta la adrenalina, la emoción, la sutileza de las obras de Lasseter, Stanton o Bird. El discurso es textual y obvio. Los personajes aclaran las metáforas, dando poco lugar a la reflexión o a que las imágenes se expliquen por sí solas. Es cierto que no hay demasiadas pretensiones tampoco ni subtramas derivadas, lo cuál es extraño en Pixar. La sorpresa pasa más bien por las vueltas de tuerca que puede tener el guión y no tanto por el resultado final del film. Valiente funciona como la respuesta de la compañía (y con ojos femeninos) a Como Entrenar tu Dragón (2010) de Dreamworks. Las comparaciones son odiosas, pero esta vez el estudio creado por Spielberg supo encontrarle una mejor vuelta a la historia del joven heredero del trono que debe demostrar a sus padres que puede luchar tan bien como ellos. Con esto no apunto que se trate de un film menor, el clasicismo de Disney, siempre es bienvenido, pero Pixar siempre le aportó algo más a sus historias: ingenio, sublecturas, y principalmente, la capacidad de narrar sin necesidad de adjuntar diálogos a los planos; confiar en el poder de las imágenes. Así, se me vienen a la mente los primeros gloriosos 10 minutos de UP, los 45 de Wall E, o sin ir más lejos el maravilloso cortometraje La Luna de Enrico Casarosa, que precede a Valiente. La demostración más simple y brillante que una imagen vale más que mil palabras, y que además se puede ser ingenioso y original en el proceso. Aún así, el mayor mérito del film radica en demostrar que se puede romper el hechizo misógino que existe en Hollywood desde hace décadas, y que la fórmula del éxito siempre termina siendo el mismo: saber contar una buena historia. Y en eso a Pixar no hay quién le gane.
CORAJUDA …o “Valiente”, u osos y princesas con arco y flecha, o directamente, la nueva de Pixar, que al fin y al cabo, es la chapa de la peli. Por mas que algún día hagan basura, van a seguir teniendo fieles que sigan comprando entradas para ir a ver sus historias, porque la verdad es que la diferencia entre este estudio y la mayoría de los estudios de animación, es que estos desesperan por contar una historia que conecte. Por mas que le erren a veces (CARS, EHEM!). Brave trata la historia de una princesa adolescente (cuando no) que se siente atrapada en lo terrible que la tradición puede ser a veces y el surgimiento de las generaciones jóvenes que la desafían. Cosa que por cierto se ve retratada en el genial cortometraje “La Luna” (que veremos justo antes que empiece la peli, como es costumbre) Pero también en el fondo y en el centro, es una historia sobre la comunicación y el perdón.(Inserte sus lágrimas aquí) HABILIDAD Como siempre, la destreza que se ve en la animación es admirable. Pixar tiene buen ojo para mostrar personajes que parecen creibles en sus gestos y en su apariencia. La historia está muy bien. Eso es decir mucho a esta altura, donde salen películas por salir. Esta tiene corazón y algo para decir. El ritmo de la peli levanta después de la primer vuelta de tuerca y después no hay tanta sorpresa más, aunque no hace falta, ya que el foco está puesto en como se desarrollan las relaciones. CONCLUSION Siempre da gusto ver una peli de Disney-Pixar, cuentan bien sus historias, te encadenan a sus personajes y disfrutas su viaje y su transformación. Yo creo que no se puede esperar menos de este estudio, que cumple y tiene las prioridades bien puestas.
El sueño de la piba Así como los hermanos Schoklender cometían parricidio 20 años atrás y Danny De Vito, 6 años más tarde, le pedía a Billy Crystal que tirara a su mamá del tren, en el 2012, Merida, la protagonista de Valiente, convierte a su madre en un oso...
En general, uno ya sabe que esperar de una película de Disney donde sabemos que hay una princesa. Lo cual, no es ni bueno ni malo pero... es ciertamente convencional. Cuando entré a sala a ver "Brave", tenía la secreta esperanza de que ver algo original y... transgresor. Afortunadamente, eso sucedió. Alejado del estereotipo de las mujeres que encabezan reinos, esta heroína da un perfil más interesante y rompe con muchas de las estructuras que ya conocemos en films infantiles / familiares. Desde ya, una apuesta para destacar de la productora, es la primera vez que el personaje central de un film de Pixar es una mujer, para ir empezando! Brenda Chapman ("The prince of Egypt") se nutrió de las ideas de Mark Andrews (quien participó de la fallida "John Carter") sobre una princesa guerrera y rebelde en tierras escocesas para crear una historia que terminó de moldearse con dos guionistas más: Steve Purcell y Irene Mecchi. Por qué ponemos la mirada en ellos? Simple: hicieron un trabajo destacable, se plantearon que podía haber un film de Disney donde no hubiera trama romántica y en el que la protagonista, luzca despeinada en su máxima expresión. Quizás les parezca poco, pero les digo, había que animarse a tanto en la industria! "Valiente" arranca con la presentación de Mérida (en la versión inglesa, Kelly McDonald), una indómita princesa pelirroja en las salvajes tierras del norte de las islas británicas. Tiene tres hermanitos muy traviesos y una relación de confianza y confidencia con su padre, Fergus (Billy Connolly), sólida: son dos guerreros simpáticos preocupados por la acción y los desafíos. El problema, lo tiene con su madre, Elinor (Emma Thompson), quien es todo lo que una reina debe ser: correcta, amable, exigente en el protocolo real, respetuosa de los códigos que deben llevarse desde la posición de liderazgo que ocupa su familia. Esto afecta a Mérida, quien discute con ella bastante. Mucho más cuando, en el contexto de sostener la paz entre los diferentes clanes de la zona, Elinor tiene la idea de utilizar a su hija como prenda de negociación. Es decir, invita a los jefes de cada tribu para que ella elija un candidato y se case, garantizando la tranquilidad de todos. Desde ya, la idea de comprometerse, a Mérida no le gusta para nada. En cuanto los ejércitos amigos lleguen al lugar a reclamar para cada vástago una prometida, deberá buscar una solución rápida y efectiva al acoso que sufre. Sus diferencias con su madre aumentan a tal punto que ella que parte buscando ayuda en el lugar equivocado: da con una bruja que le ofrece un hechizo que podría solucionar el tema... o empeorarlo! De ahí en más, "Valiente" estalla y se instala un conflicto diferente, que no vamos a anticipar aquí (pero tengan en mente que la desgastada relación madre-hija puede tener que ver...) "Brave", en definitiva, es otra maravilla de la animación a la que Pixar nos tiene acostumbrados. Con sólo ver el cabello de Mérida moverse cuando corre, pueden darse cuenta del trabajo del equipo técnico, como siempre, de excelencia. La propuesta, en cuanto a lo narrativo, es muy buena, y si bien para mi gusto, hay quizás menos acción y romance de lo esperable, lo cierto es que la película se disfruta bastante. La banda de sonido guarda muchas sorpresas y redondea un gran producto de la firma, en el nivel que nos tiene acostumbrados, y un poco más. Lo único que hay que tener en cuenta es que los más pequeños de la familia pueden tener algún problema a la hora de abordar las escenas más oscuras del film, así que ir advertidos que la edad ideal debería ser de 7 años para arriba (desde ya que esto es sólo una variable, en algunos casos puede ser innecesaria). Una apuesta arriesgada que rompe la tradición de las clásicas princesas de Disney, ya con ese atributo, es de visión obligada.
Una película encorsetada En medio de la marea de films de animación para toda la familia llega Valiente (Brave), última aventura de Pixar luego de la poco recomendable Cars 2. Una nueva película que, aunque levanta la puntería frente a la citada, no alcanza su cometido en cuanto a la calidad a la que el gran estudio de animación nos tiene (mal) acostumbrados. Es que esta aventura de Pixar a pesar un soberbio nivel técnico y un personaje fuerte resulta por un lado, demasiado sombría para los chicos, y por otro, un tanto anodina debido a una historia que no logra cautivar el interés. A ver, de que va la historia... Una joven princesa que disfruta de andar a caballo, practicar arquería y escalar montañas (o sea, dejar libre su espíritu aventurero) está obligada a ser una dama bajo los ojos de su madre y por mandato de una sociedad patriarcal. El relato está ubicado en una Escocia mítica, en un mundo donde el destino de una mujer parece ser de madre, dama o bruja. Esto es lo que más se señala durante la película (a veces sobre explicando esa situación), lo que Mérida desea para su vida en contraste a lo que está obligada a convertirse, en una reina. Entonces como princesa y para poder mantener la unión de los reinos debe casarse con alguno de los primogénitos de los otros tres reinos. Estos hijos presentados por sus padres como gloriosos guerreros resultan ser de una inteligencia, madurez y belleza poco tentadoras. Frente a esta obligación de encorsetar sus sueños y deseos Mérida escapa al bosque encontrándose con una bruja (que hace carpintería como fachada...y como fuente de ingresos) que alejada de la idea de "bruja maléfica" le da una poción para poder escapar a tan desagradable destino. Mérida culpa de su coartado porvenir a su madre (porque además representa lo que no desea ser) y es ella quién sufrirá las consecuencias de este conjuro. Pero cuando se juega con artes que escapan a la propia comprensión las consecuencias tienden a diferir de lo que uno ansía, y más cuando la bruja es tan despistada como la efervescente princesa. De esto resulta un efecto transformador, en la madre y en la historia, que da un vuelco a lo que se venía viendo. A partir de este punto la aventura combinará momentos divertidos y otros de una oscuridad poco común en los relatos de animación actuales, sean de Pixar o de cualquier otra. Aunque el aspecto técnico y visual (con un nivel de detalle preciosista) es de los más hermosos que tuve la fortuna de ver en este último tiempo, debo reconocer con tristeza que la historia no me terminó de enamorar. El nivel de empatía no logra concretarse y la ausencia de algún personaje entrañable en el cual nos apoyemos hace que nos perdamos del relato. Y cuando el humor no se hace presente ya estamos complicados. La sorpresa e imaginación (elementos vitales en una animación) quedan atados bajo un relato riguroso convirtiendo la aventura en algo de escaso interés para recorrer. Me da la impresión que con Valiente Pixar se tomó demasiado en serio. Eligió contar una historia profunda con una carga psicológica entre madre, padre e hija, pero se olvido de hacer un film divertido en el camino. Una película que acaba por debajo de las producciones habituales del estudio, y para mi gusto, del mejor estreno animado en lo que va del año, Madagascar 3: Los Fugitivos.
Calidad Pixar, espíritu Disney Ví dos veces Valiente (en la versión subtitulada y en la doblada), ambas en 3D, y sus méritos están muy a la vista (mucho más que sus limitaciones). En principio, hay que decir que Valiente es una película bella (hermosa sería aún más preciso) en términos de animación y con unos cuantos atractivos en el desarrollo de sus aventuras y de sus elementos cómicos. Su principal novedad, de todas formas, tiene que ver con la protagonista. La princesa Mérida (disfrutarán de la voz de Kelly Macdonald si la ven con subtítulos) es la primera mujer que lidera una película de Pixar (también la primera dirigida íntegramente por una realizadora, Brenda Chapman, por lo menos hasta que fue despedida en medio de la producción y reemplazada por Mark Andrews) y esta heroína que lucha contra las tradiciones (convenciones), los prejuicios y el machismo de la realeza escocesa de antaño para probar un camino independiente en la vida resulta un personaje encantador. Ya la animación de la melenuda, enrulada cabellera anaranjada de Mérida (brillante cultora de la arquería) es una maravilla más de los artistas de Pixar (también lo es el agua que cae de una catarata, el movimiento de la mamá de la protagonista convertida en osa o las panorámicas de las bellas zonas montañosas), pero -y aquí empiezan los “peros”- el universo de los clanes (con algo del estilo Asterix y Obelix) y la dinámica de los castillos nos llevan por caminos ya bastante transitados por el cine (y no sólo por el de animación). Más allá de su protofeminismo, de su heroicidad y de su simpática rebeldía adolescente, Mérida es un personaje pensado para sumarse a la galería de princesas de Disney (de hecho, tiene varios puntos en común con la Rapunzel de la reciente Enredados) y toda la veta fantástica -con brujas y hechizos incluídos- no difiere demasiado de clásicos como Blancanieves, Cenicienta o La Bella Durmiente, por más que en determinados pasajes, en las imágenes del bosque, surja algún homenaje a los espíritus y fantasmitas del cine del maestro japonés Hayao Miyazaki. Por eso, me animo a indicar que por momentos el film parece más de Disney que de Pixar. No es una aseveración peyorativa, pero Pixar se distinguió desde su creación por hacer algo distinto, innovador, no por imitar o reciclar materiales ajenos. Vuelvo a la idea principal. Valiente es un film vistoso y entretenido, que yo -en mi función de crítico y de padre- recomendaría con entusiasmo. Pero también siento que -ya en el lugar de fan de Pixar desde siempre- puedo (debo) exigirle más. Haciendo una analogía futbolística (con mi hijo Manu somos fans del Barcelona), cuando juegan Messi, Iniesta y compañía uno se prepara para lo mejor y, cuando el equipo catalán gana 2 a 0, sin deleitar tanto al público, casi sin “despeinarse”, uno siente una pequeña decepción. No pasa lo mismo en otros casos (soy también seguidor del decadente Banfield), cuyos hinchas festejaríamos un triunfo por 1 a 0 con un gol en tiempo de descuento y en posición adelantada porque conocemos (y aceptamos) sus limitaciones. Pixar es el Barcelona del cine animado y, como tal, con Valiente gana -otra vez- el desafío con claridad, sin discusiones. Pero los tacos, las gambetas, los caños aquí son contados. Igual, vale la pena entrar a la cancha para ver al mejor equipo del mundo, aun cuando no juegue el partido de su vida. ADEMÁS. La que sí es una gema es La Luna, corto sin diálogos (bah, con gruñidos, ya verán) que se exhibe antes de Valiente. No quiero adelantar nada para no quebrar la magia, pero este nuevo aporte de Pixar en metraje reducido (sana costumbre) es pura belleza, pura sensibilidad, pura ternura, pura poesía, puro cine. Calificación: 10 puntos
Hechizos en Escocia La innovación y transgresión de Pixar unida a la clásica visión de Disney para una película donde el conflicto central y su progresión dramática recae en sus protagonistas femeninas. Ambientada en la Escocia medieval, Merida (voz de Kelly Macdonald) una pelirroja princesa adolescente con arco y flecha, indomable, con un ligero toque masculino y dispuesta a forjar su propio destino en vez de ser oprimida por las tradiciones, decide enfrentarse a cualquier cosa con tal de conservar su libertad. La película aborda temáticas que giran en torno a la unión familiar (algo que ya se había visto en la excelente película del mismo estudio y ganadora del Óscar Los Increíbles, donde el trabajo en equipo signaba la fábula) y se centra específicamente en la relación padre e hijos en una edad tan complicada como la adolescencia. Tal vez lo arriesgado en esta oportunidad radique en centrarse específicamente en la relación de las hijas con las madres (algo que también abordaron mucho más desarrollado en la magnifica Enredados) y que dejaran las situaciones cómicas a cargo de los personajes masculinos (poco maduros y caric
La oveja negra y rebelde de Pixar. Valiente es literalmente la película que le venía pidiendo desde hace años a este estudio de animación. Las plegarias fueron escuchadas. No sólo es para mi gusto la mejor propuesta que brindó esta compañía a la fecha, sino que considero que es el mejor film estrenado por Disney desde Tarzán. En un punto me alegra que no tenga todo el apoyo exagerado de la crítica como las pretenciosas Up y Wall-E. Es más, son esas películas que me gustan tanto que prefiero que nos sean populares. En esta ocasión finalmente dejaron de lado los modelos de comedias melosas que venían utilizando, para hacer un film distinto que no se parece a nada de lo que brindó la productora en el pasado y está en sintonía con los grandes clásicos animados de fantasía como El último unicornio y El vuelo de los dragones, de la dupla de directores Rankin/Bass. Valiente es una producción histórica en la filmografía de Pixar y en la compañía Disney donde sus realizadores se animaron a jugarse un poquito más con el contenido. Para comprender mejor este film es necesario conocer a su director. Mark Andrews (guionista de John Carter) si bien trabaja desde hace años en Pixar no tuvo ningún reparo en declarar que él no es fanático de Disney, algo que se nota claramente al ver este estreno. Sus influencias como artista son Kimba, el león blanco, la obra maestra de Ozamu Tezuka (creador también de Astroboy), Meteoro y Robotech. Este proyecto en realidad empezó a concebirlo Brenda Chapman (responsable de El príncipe de Egipto) pero por diferencias que la realizadora tenía con el estudio se retiró del film y Andrews quedó cargo de la dirección. Valiente es una película muy interesante por varios aspectos. Empecemos por el más importante, la protagonista, ya que se trata de algo que no tiene muchos precedentes en la animación occidental. Mérida es la primera princesa anti Disney cuyo espíritu y manera de ser van totalmente a contramano de lo que fueron históricamente los trabajos de la casa del ratón Mickey. Un cambio que empezó a surgir en Enredados (en este caso producida por los estudios Disney) donde Rapunzel ya estaba a la par del co protagonista. Con Valiente el director Andrews fue más allá. Mérida no sólo se atrevió a desafiar las tradiciones de la realeza escocesa sino que también lo hizo con las de Disney. Finalmente nos encontramos con una auténtica heroína que no depende de la ayuda de ningún príncipe azul ni debe ser rescatada por algún guerrero para resolver sus problemas. Mérida no anda penando como una tarada esperando tener la atención de un Edward Cullen que la complemente y viva pegado a ella para rescatarla. Su felicidad tampoco pasa por casarse con el hombre perfecto, sino que desea ser libre y asumir una relación cuando realmente encuentre el amor y se enamore de la persona que elija. Los candidatos que le presentan pobre tampoco ayudan en esta cuestión. Lo cierto es que la animación occidental no presentaba un personaje femenino de este calibre desde She-Ra, en 1985. Podría profundizar en los puntos en común que hay entre Mérida y la rebelde de Etheria pero esto se va a convertir en un ensayo y no es la idea. Otro aspecto fabuloso de este estreno es que Valiente no acude a los típicos villanos de Pixar que vimos en otros filmes. De hecho, no hay personajes malvados. Claro que está el oso Mor´du, que es un animal salvaje resentido (ya van a conocer su historia), pero no es un villano. El conflicto, como ocurre en muchos cuentos de hadas celtas, se desata por las malas elecciones que emprenden sus protagonistas y las situaciones de enredo que se generan. Lo genial de Valiente es que Mérida no tiene que vencer a un ningún ente diabólico o dragón para resolver sus problemas, sino que la clave de la historia pasa por el trabajo interior que tiene que hacer con ella misma para comunicarse mejor con su madre. La bruja de la historia (que tampoco es mala, sino torpe) se lo dice clarito en una escena: “El destino puede cambiar, mira en el interior y repara el vínculo rasgado por el orgullo”. El conflicto y la trama tienen conceptos profundos e interesantes que es raro de encontrar en producciones animadas de Hollywood, inclusive de Pixar que suelen ser más trilladas de lo que sus fans creen. En este caso el director Andrews desarrolló un gran relato de amor entre madres e hijas utilizando muchos elementos clásicos de la mitología celta y germánica que están presentes en el film, como el fuego fatuo o el concepto de las transformación de humanos en animales que son un clásicos de estas leyendas. Desde lo visual la película es fabulosa porque Pixar brindó además la propuesta más sombría, en términos estéticos, de su historia. Hay muchos escenarios oscuros y todo ese mundo mágico y medieval estuvo genialmente realizado. Desde el estreno de esa joya memorable que fue El Caldero Mágico en los ´80, que no se veía algo así con un estreno de la compañía Disney. Inclusive el humor está un poco más subido de tono con algunos momentos que hace años hubieran sido impensados de ver en una producción de este estudio. Es un placer sentarse a ver un film animado sin encontrar los mismos chistes que repiten una y otra vez los continuos refritos de Madagascar y La era de hielo. Valiente, como mencioné al principio, es la película rebelde de Pixar y la banco a muerte por la historia y la protagonista que brindó, que rompió con los moldes tradicionales de los cuentos de hadas de Disney. Una de mis grandes favoritas del año que definitivamente recomiendo. No se pierdan la escena después de los créditos finales.
Quisiera olvidar que Valiente tiene el sello de Pixar para escribir esta crítica. No puedo creer que detrás de esta película estén los mismos productores que pensaron historias maravillosas que perduran en la memoria de muchos adultos que llevan contentos a sus hijos a ver una buena historia como las que ellos disfrutaron hace pocos años. El estudio Pixar no es perfecto. Lo demostró el año pasado con Cars 2, que tuvo la misma calidad de la secuela de Esperando la carroza. Valiente parece una película de Disney para estrenar en abril, tipo El planeta del tesoro o Atlantis. Tiene una media hora inicial maravillosa. Desde una nenita que se rie igual a Boo, hasta personajes que son muy pintorescos y prometen una película entretenida. Pero ahí hay un gran click desde la aparición de la bruja. Una amiga me dijo que le gustó mucho porque para ella mostraba la relación caótica de amor-odio de madre e hija… Y será que Disney no está acostumbrado a mostrar madres y no sabe cómo hacerlo, porque lo que muestran es más digno de novela de las 3 de la tarde, que de una propuesta infantil que sea de interés ver por novena vez en repetición de Disney Channel. Mi hija de 5 años se asustó menos con Spiderman que con Valiente. La realización de la película es muy buena en su mayor parte. Me gustó mucho su 3D de profundidad y el diseño de Mérida es hermoso. Igual hay una gran falla haciéndola tan oscura por unos cuantos minutos. Esto en salas 3D sin pantalla cambiada o con lámpara gastada puede provocar que no se distinga bien todas esas escenas. Pero la falla mayor es que podrían haber hecho una mejor historia. Algo que justifique el título de “Valiente”, que todavía me sigo preguntando de quien está hablando. La remiendan con el final, que servirá para que muchos no analicen bien el núcleo de la historia. Pero lo peor que le puede pasar a una película de Pixar es no ser recordada o pasar desapercibida. Es atentar contra la historia misma del estudio que creció haciendo historias diferentes, que provocaban siempre la salida del cine con una sonrisa y un estado de satisfacción incomparable. Valiente a mi no me dejó eso.
La heroína de los rulos al viento Tradicionalmente, todas las princesas de cuentos clásicos necesitaban a alguien externo, príncipe o hada, que la rescatara de su frágil situación. Ya fuera dormida, esclavizada, o torturada por un garbanzo, lo claro era que no se podía valer por sí misma, y sólo con ayuda podía seguir adelante. La primera princesa de la factoría Pixar llega en 2012, y es digno reflejo de su tiempo. Las niñas ya no quieren esperar, sino que toman las riendas de sus propios caminos. O al menos el cine parece querer guiarlas en ese sentido. En "Valiente", particularmente, no hay príncipe. No uno que valga la pena. Sí hay una disputa, que en realidad es política, como siempre se definió la política en el medioevo. Un matrimonio era la garantía de la continuidad de un reinado, y por lo tanto, de la paz, y esa es la gran resistencia de la joven: no se quiere casar, y menos con alguno de los candidatos que le presentan. Tratando de huir de ese destino, llegará a la magia a través de una simpática bruja (tan lejos del cuento de princesas clásico no está), y pedirá un deseo que, ya deberían saberlo estas muchachas, no sale exactamente como ella lo imaginaba. A partir de ahí, el camino es la resolución del problema, un camino que implica, si se quiere, la madurez de Mérida, nuestra protagonista. Sin embargo, el foco de la película es el desarrollo del vínculo madre–hija, algo que se podría considerar como revolucionario, aunque lo cierto es que la posibilidad está brindada por el detalle de que es la primera princesa que de hecho tiene madre. A diferencia de sus colegas huérfanas, o criadas por hadas o raptoras, Mérida tiene una familia normal, así que casi es lógico que tenga encontronazos con su mamá. Sobre todo porque son tan distintas. Mientras que ella es una adolescente que ama la libertad, irreverente como su cabellera, y terca, su mamá es severa en el cuidado de las formas que hacen a una dama (algo que resulta muy divertido cuando debe sostenerlo a pesar del hechizo), en especial a una con destino de princesa. La evolución de Pixar a nivel técnico es notable. Mientras que en "Los Increíbles" los creadores se quejaban de lo difícil que había sido animar el cabello humano, en este filme cada rulo de Mérida parece tener vida propia. Los paisajes escoceses son tan realistas como hermosos, y la animación del agua, y las texturas de las telas, también resultan maravillosas. Es destacable la banda de sonido, a cargo de Patrick Doyle, esta vez sin canciones de famosos para editar en un CD, pero muy respetuosa de la ambientación celta que tiene el film. Colabora con el espíritu de la película, y refuerza esa indudable marca étnica ya planteada en las faldas de los varones, los menhires, y en lo rojo del cabello de Mérida. Aún a pesar de sus logros y aciertos, "Valiente" no está cerca de lo que se espera de Pixar, ese estilo tan particular que supo tener el estudio, sino que se la ve más cerca de "Enredados" (el cerebro de Lasseter ya aparecía ahí, y parece continuar en ese sentido). Incluso el amigo caballo es parecido. Cabe destacar en un aparte el corto que precede la película, "La Luna", siete minutos de belleza pura, sin diálogos comprensibles, donde sólo hablan las imágenes, como en "Wall-E", como para demostrar que Pixar aún es capaz de lograr magia y poesía en animación.
Quisiera ser independiente Primero que nada, debo aclarar; que la función de prensa se realizó en una sala que tenía el proyector en malas condiciones; mostrando la película “oscura”; eso me arruinó buena parte del disfrute visual de la película; más allá de que para mí, la tecnología 3D está muy en pañales aún, y prefiero el tradicional 2D; pasado esto, a lo nuestro. La historia transcurre en la escocia medieval, tierra de guerras y hechicería (no tengo a la mano ficha de la película para ser preciso sobre tiempos, y espero que ningún escocés se me ofenda si pifié a las fechas; ya que el período que tiro es basado en los ropajes y edificaciones que veo). Dentro de una familia real. Dados estos puntos; la película se mete con uno de los problemas más difíciles que tiene el ser humano, en el proceso de hacerse adulto; la bendita relación con los padres, y debo decir, que lo hace con la tradicional delicadeza de Pixar (Todo eso del valor, y el nombre mismo de la película, los dejaría en segundo plano)… Mérida, la protagonista, es una chica muuuuy actual; nada de aceptar el destino fijado cual esposa hindú; que es casarse con el pretendiente que le elijan los padres, y continuar con la dinastía del reino (uno de los yugos de la realeza es no poder elegir ni los calzoncillos que van a usar, aunque eso la revista Hola no te lo va a decir). Ella quiere hacer la suya, vivir su libertad, por así decirlo, y no duda en demostrarlo, provocando más de un problema a sus padres, y al reino en sí. Su relación más difícil, al ser ella mujer, es con su madre; pero pudo ser varón, y la cosa hubiera ido por los mismos carriles con el padre. Mérida recibe colaboración de una bruja y sus artes mágicas para resolver sus problemas con la madre, y en el proceso, se descubrirá si ella es alguien a la altura de las circunstancias o no, una adulta, o una nena haciendo un berrinche; eso depende del lugar que tomemos para ver la cosa… Si bien la protagonista es Mérida, uno también es padre, y puede empatizar con la madre… Como decía, Mérida recibe ayuda mágica para lidiar con este problema, lo que provocará consecuencias inesperadas y terribles… Y ahí está el problema para mí. Los seres humanos de a pie, incluso la realeza, no recibimos ayuda mágica para lidiar con las cosas; lo hacemos como podemos (muchas veces, seguimos con el entuerto incluso cuando nuestros padres ya no están); el hecho de que se usen medios antinaturales (la magia) para resolver un problema natural me hace ruido, no lo acepto; y no porque esté en contra de la magia en una película, o en una película animada concretamente, sino de usarla para lo que todos los demás resolvemos SIN ELLA; entiendo que es una película animada, y tiene licencia para plantearnos un universo fantástico, plagado de magia, hechizos, monstruos y la mar en coche; pero no le doy esa licencia para resolver problemas entre personas, y máxime, problemas familiares. La magia es lo que permite una serie de cosas de la historia que no podrían haber ocurrido sino. Al ser la historia entre escoceses (hay “Macs” y todo eso), hay una muy linda música; y si, hay canciones, pero debo reconocer, que no son feas, y gracias a dios, NO LAS CANTAN LOS PROTAGONISTAS! Tortura a la que Disney nos somete periódicamente. Los personajes tienen el carácter que el cliché otorga a los irlandeses, o sea… no pasar más de 4 o 5 hs seguidas en un grupo de escoceses sin terminar con un ojo negro, o una costilla rota… Ahora voy calando que estos muchachos son iguales al cliché que circula sobre los irlandeses, al menos, según Pixar. Tema aparte, el COLOR; si, puesto con mayúsculas, ya que es un personaje más de la historia, y los muchachos de Pixar se han preocupado especialmente por él, desde los primeros diseños de producción. El rojo anaranjado de la cabellera de Mérida es algo maravilloso en mezcla con los verdes, amarillos y azules de los fondos… Los paisajes de colinas, montañas y demás que permite el lugar donde transcurre la historia; dan ganas de visitarlos ya (momento en el que descubriría que está lleno de insectos de todo tipo y que detesto la naturaleza, pero es otra historia); están magníficamente realizados y ya solo eso, justifica la entrada. Resumiendo, es una buena película, impecablemente hecha, aunque con una premisa, que a mi gusto, es falsa, o hace trampa.
Reino de Osos Valiente (Brave, 2012) es el debut de Pixar en el mundo de las princesas, eligiendo una historia en la que nuestra heroína renegará de su destino monárquico y hará todo lo posible para revertirlo. Mérida nació para ser reina, casarse con un caballero y seguir con la tradición familiar. Pero ella nada quiero de eso y visitará a una hechicera para que le dé una poción mágica y así pueda "cambiar" a su madre, la causante de todos sus problemas. El conflicto surgirá cuando el cambio sea literal y la reina se convierta en una osa y los príncipes en pequeños ositos. Es a partir de ese hecho que Mérida deberá hacer todo lo posible para que todo vuelva a su cauce normal, aunque su pedido haya sido cumplido. Un reino y una heredera destinada a cumplir con los mandatos establecidos que hará lo imposible para cambiar todo lo que lo rodea es el eje de éste conflicto de reyes, príncipes y princesas, que poco tiene que ver con las clásicas películas del género salvo la idea central y algún que otro condimento. En Valiente la protagonista no usa vestidos de lujo, ama el arco y la flecha, monta a caballo, roba dulces de la cocina y por supuesto no quiere casarse con el príncipe azul. Todos los tópicos básicos de los cuentos de princesas en Valiente se rompen para contar la misma historia de siempre pero desde otro lugar. Es decir que el cuento está pero los pasos para llegar al final feliz serán otros. No hay brujas malvadas, ni príncipes salvadores, ni hadas madrinas, pero si una historia sobre alguien que se propone cambiar su destino y que sabe que con esfuerzo lo conseguirá. No hay nada nuevo que decir a la hora de hablar de la animación de Pixar, salvo que cada día se supera más y más. El 3D hace que todo se disfrute y sirva como un complemento al que ya no tiene ningún sentido cuestionar. Valiente es una gran película para grandes y chicos, algo que Pixar tiene muy en claro y que en cada obra aplica a la perfección. Con todos los ingredientes que se necesitan para entretener se da vida a una historia que combina la forma con el contenido para que nadie la pase mal y todos salgan rebosantes de felicidad.
Corazón rebelde En tiempos de reinvención de los conceptos clásicos de los cuentos de hadas, que nos permiten soñar con una princesa negra (como en La Princesa y el Sapo) o con un ogro que no asusta sino que es el héroe, era cuestión de tiempo para que apareciera una princesa que se rebelara contra el orden establecido, algo así como una abanderada del feminismo que habitara las tierras de ensueños. Y ese personaje aguerrido, aventurero y despeinado viene de la mano de la princesa Mérida en Valiente, proyecto no casualmente liderado -al menos en un comienzo- por una mujer: Brenda Chapman. Mérida es una princesa rebelde que odia el protocolo y las formas que debe guardar inexorablemente por su rango real. Cada vez que puede escaparse de estas reglas de etiqueta así lo hace para entregarse a las aventuras en el campo, la batalla y por sobre todas las cosas su propio ejercicio de la libertad. Y tal vez este sea el rango distintivo de la apuesta de Pixar. Mérida es la primera princesa que se opone a lo que todas esperan con ansias: el encuentro de un príncipe con el cual vivir feliz para siempre. Mérida es la hija de un amoroso matrimonio real, tiene tres hermanitos pequeños con los que comparte travesuras y sus bellos rizos rojizos (la cabellera de la Princesa es una de las mejores logradas en la historia de la animación); su infancia transcurre sin inconvenientes en medio de una familia amorosa. Pero los años pasan y llega un momento en el que ni siquiera las princesas pueden evadir: la adolescencia y con ella la obligación de prolongar el reino de su padre a través de la unión con el joven heredero de otro reino. La oposición de la joven a estos planes es férrea, pero sin embargo ha sido criada para este día y su destino está escrito. Pero en los cuentos de hadas siempre hay un camino para evadir los futuros cuando los mismos son aciagos y ese atajo es la brujería. Cuando la joven princesa accidentalmente se topa con una bruja en el bosque no duda en solicitarle una pócima que cambie la postura de su madre en lo referente al destino de la joven; pero ya se sabe que los encantamientos en los cuentos de hadas no salen bien. Y es entonces donde la trama de la historia se desarrolla y trata uno de los temas menos explorados por la industria de los cuentos de princesas: la relación madre e hija y los conflictos que trasunta la misma con el paso de los años. Mas allá de los aspectos técnicos y de una factura irreprochable que nos brinda el film -y a los cuales ya nos tiene acostumbrados la factoría de Pixar- el principal logro del relato es el permitirnos imaginar posibilidades diferentes de modelos de vida para las princesas (hasta ahora condenadas a esperar la llegada del príncipe azul). Tal vez Valiente no tenga el brillo de otras producciones de Pixar como Toy Story o Los Increibles, pero muchos lo recordarán como un film que se permitió ahondar en los conflictos femeninos y cuestionar las bases mismas de los cuentos de hadas. Una princesa que prefiere conocerse a sí misma, más que a un príncipe azul no es poca cosa y tal vez con los años una nueva generación de niñas con pretenciones más realistas sobre el amor y las relaciones se esté gestando, lo cual no es poco mérito. Con Valiente se exhibe el corto animado La Luna, dirigido por Enrico Casarosa, quien fuera colaborador de Pixar y Blue Sky en films como Up y La era de hielo como parte del equipo de Storyboard. Este corto de apenas siete minutos nos cuenta la historia de unos pescadores muy particulares, tres generaciones que se hacen a la mar en búsqueda de una particular cosecha marina. La Luna es disfrute en estado puro con una poesía visual como pocas veces se ha visto. Un plan interesante sin lugar a dudas para los amantes de las historias diferentes de todas las edades que nos demuestra que el género de la animación está muy lejos de agotarse.
Bellas imágenes para esta modernización de las princesas de cuento La marca Pixar es tan fuerte, son tantas las maravillas que el estudio puso en pantalla desde el estreno de Toy Story, en 1997, y tan pocos sus pasos en falso, que cada nueva película que sale de esa productora arranca con la desventaja de tener que alcanzar los altos estándares establecidos por sus predecesoras, con los espectadores esperando ser al mismo tiempo entretenidos y encantados. Ya se trate del público infantil -su audiencia natural pero no exclusiva- o del adulto, del estudio responsable de Buscando a Nemo, Bichos y Monsters Inc. se espera mucho. Por todo esto conviene decirlo de antemano: Valiente no llega a las alturas creativas de Ratatouille, Toy Story o Wall-E, aunque sí logra presentar un universo de impresionante belleza visual y una historia que intenta modernizar a las princesas de cuento. La noble en cuestión es Merida, una adolescente que desde chiquita prefiere pasar el tiempo corriendo por los bosques y descubriendo la naturaleza que la rodea que encerrada en el castillo, donde su papá tolera su afán de aventuras y su mamá intenta domarla a toda costa. Una arquera experta y displicente estudiante de los buenos modales necesarios para convertirse en reina, Merida es feliz a lomo de su caballo Angus, escalando los picos escoceses y bebiendo de los manantiales. De hecho, esa secuencia, una explosión de libertad que representa el espíritu del film y celebra las ilimitadas capacidades de la animación, es de lo mejor de la película, que en su desarrollo, y por el afán por diferenciarse de los clásicos relatos de princesas de Disney, pierde algo de ese impulso, de ese sentido del asombro que está presente en el comienzo de la película. Más allá de mostrar a Merida como la rebelde de pelos al viento, de las graciosas secuencias con sus candidatos y sus movedizos hermanos trillizos, Valiente se detiene en intentar profundizar en la relación que la une con su madre, la reina Elinor, que espera de ella que sea otra: una versión más disciplinada y apocada que lo que es. Pero la que terminará cambiando es la reina: primero por una poción mágica encargada por la princesa a una hechicera y luego, enseñanza de vida mediante, al entender que el destino de su hija puede ir más allá de un casamiento conveniente. Aunque al desarrollo del film no tenga el vuelo y la sensibilidad usualmente presentes en los films de Pixar, lo cierto es que el conflicto central de Valiente es lo suficientemente profundo y hasta novedoso como para cumplir con las expectativas de sus espectadores.
Una de Pixar contaminada por Disney Corrección política y de género, seguimiento a rajatabla del consenso de época, homogeneidad ideológica sin grietas, sujeción del relato a una agenda con moraleja, el carácter de la heroína: todo remite más a Disney que a Pixar. Inversiones y contagios entre socios comerciales. Un par de años atrás, Disney produjo Enredados, una variación del clásico cuento de Rapunzel en la que se notaba la mano de John Lasseter, factótum del sello Pixar y desde hace un lustro director artístico de la firma del ratoncito. La marca Lasseter se traslucía allí en un cierto modo de releer los clásicos, desde una modernidad desprejuiciada e inteligente, pero no por eso negada a realimentarse de (y realimentar) la tradición. En una palabra, Enredados era un Disney que parecía Pixar. Ahora, Pixar produce Valiente, en la que una corajuda princesa se rebela contra el mandato familiar, social y de género (el cuento tiene lugar en la Escocia de los antiguos clanes), tallando su propia identidad con un rol reservado a los hombres: el de la arquería. Corrección política y de género, seguimiento a rajatabla del consenso de época, homogeneidad ideológica sin grietas, sujeción del relato a una agenda con moraleja, el carácter de la heroína: todo remite a películas como La sirenita, La bella y la bestia o Pocahontas. O sea: un Pixar que parece Disney. Cuando el rey Fergus le regala a la pequeña Mérida un juego de arco y flecha para su cumpleaños, la reina Elinor protesta: ella no quiere una hija arquera, quiere una casadera. Un conflicto madre-hija más propio de los años ’60 o ’70 del siglo XX que del presente o el pasado lejanísimo, las dos opciones lógicas para anclar la película: la del realismo histórico o la del anacronismo alegórico. De aquí en más, mamá se ocupará de manejar los hilos para que Mérida elija el príncipe más conveniente, papá se comportará como un animal en compañía de sus amigotes-lores y Mérida, en lugar de dejarse cortejar por sus pretendientes, competirá con ellos arco a arco, demostrando que una pelirroja de melena aleonada puede disparar mejor que tres tarambanas. ¡Machaza! Así están las cosas cuando de pronto Mérida va a parar al bosque de las inmediaciones y es conducida por unas entidades incorpóreas a casa de una bruja, que terminará convirtiendo a la reina Elinor en... En algo que no debe decirse, para no arruinarle alguna mínima sorpresa al espectador eventual. Lo que importa es que, como puede verse, allí empieza una segunda película-Disney, algo más fabulesca pero igualmente transparente, que apunta a la inversión de roles entre madre dominante e hija dominada, para, en última instancia, reconciliar las posiciones más irreconciliables. Que es a lo que el sello de don Walt se dedica, desde hace siglos. Algo que Pixar no hacía. No hasta ahora, al menos. ¿Qué nos deparará el cine del futuro próximo? ¿Disneys pixarizados, pixars disneyficados o ambas cosas? ¿Algo de eso será bueno o todo será igual, como Valiente parecería augurar? Habría que recurrir a una bruja para saberlo y eso más vale no hacerlo, enseña Valiente. Porque Valiente es una de esas películas que no se hacen para descubrir cosas, como las de Pixar, sino para enseñarlas, como las de Disney.
La princesa colorada que quería vivir La primera mujer protagonista de Pixar es una de las mejores historias de Disney. El conflicto principal es claro y no tiene quiebres estéticos fuertes. El film se perfila como la mejor película de animación del año. El primer film de Pixar con una protagonista femenina es, como suele pasar con el famoso estudio, una revolución dentro del género de la animación. Esta princesa escocesa se convierte no sólo en esa primera mujer protagonista de Pixar, sino que además es la mejor princesa de toda la historia de los estudios Disney, compañía a la que pertenece Pixar desde hace años. Mérida, así se llama la princesa, practica la arquería con pasión, ama cabalgar y está en guerra con los modales y buenas costumbres de una princesa que intenta inculcarle la madre. Lo novedoso e interesante de esta princesa Disney, es que no es ella la que deberá aprender a ajustar al mandato social y a la tradición patriarcal, sino que será su madre la que deberá entender las motivaciones y los deseos de su rebelde hija. Con una economía de recursos asombrosa –pero sin perder ni belleza ni espectacularidad– Valiente (Brave, 2012) es la más sobria de las producciones Pixar. Con el marco de la Escocia medieval de fondo, no son pocas las referencias a su mitología y a su universo misterioso, plagado de imágenes profundamente bellas. Incluso en ese aspecto la película es de una rigurosidad que asombra, prácticamente sin guiños ni distracciones inútiles. No tiene quiebres estéticos fuertes como Wall-E ni se vuelve esclava del despliegue multicolor de películas como Cars. Esto permite que el conflicto principal sea claro y directo, que los temas se expongan con claridad y que, más allá de la simpatía de los personajes, se trate de un film que pueden disfrutar por igual niños y adultos, aunque su verdadera dimensión sea comprendida por estos últimos. Gustos aparte, pensar que una generación de niños y niñas se formará con un film como Valiente, es pensar que hay un futuro luminoso para las próximas generaciones. Todos los esfuerzos por actualizar a las princesas de Disney habían sido a medias, con Valiente se da por tierra con la mística machista de las estructuras de los cuentos de hadas y por primera vez un personaje femenino es protagonista por sí misma, y no en función de la búsqueda de un príncipe azul. Divertida, emocionante e inteligente, Valiente es la clase de películas que hacen que el cine infantil deje ser llamado así y sea denominado simplemente cine. Valiente es la mejor película de animación del año y la única que nadie se puede perder.
Ante todo, la sinceridad. Lo admito: soy un “fundamentalista de Pixar”. Siento devoción por sus obras. Amo sus cortometrajes tanto o más que sus largos. No obstante, para todo crítico existe una responsabilidad ineludible, que se la debe no solo al lector sino también a la obra, y es la de tratar de analizar cada película por lo que es. Valiente es un estreno del 2012; no es Luxo Jr. ni Wall-E. Por lo tanto, no esperen un juicio nublado, un elogio automático o una declaración de amor, pero sepan que algunos tenemos una particular debilidad por la narración sincera, inteligente y sutil que caracteriza al estudio de la lamparita...
El corazón valiente de Pixar. Continuando un buen año para los personajes femeninos en el cine hollywoodense, llega Valiente (Brave, 2012), la nueva realización de Pixar (responsable de clásicos como Toy Story, Monsters Inc. y Los Increíbles), que se destaca por esa peculiaridad: esta es la primera película del estudio protagonizada así como dirigida por una mujer (Brenda Chapman, quien igualmente fue reemplazada por Mark Andrews a la mitad de la producción). El resultado de esta corriente es un film que, si bien no llega al estándar usual de calidad para la productora, es un muy buen entretenimiento para niños y adultos. Situada en Escocia durante la Edad Media, Valiente cuenta la historia de la princesa Mérida (voz de Kelly Macdonald), que no muestra agrado por las tradiciones y expectativas puestas en su rol real por su madre, la reina Elinor (Emma Thompson). A pesar del esfuerzo por las dos en comunicarse, ambas mujeres no logran entenderse entre sí, lo que complica la llegada de los clanes aliados al reino, dispuestos a competir por la mano en matrimonio de Mérida. Tras oponerse a la unión por conveniencia y desafiar a todos, la rebelde princesa huye a lo más profundo del bosque, buscando una forma de cambiar el destino que fue puesto sobre ella desde su nacimiento. Justo en ese momento, encuentra un misterioso camino que la lleva a la cabaña de una bizarra bruja (Julie Walters), quien le promete alterar a su madre. Mérida acepta, pero pronto se da cuenta de que ha causado una gran maldición, y se pone en acción para volver las cosas a la normalidad y poner las cosas en claro con Elinor antes de que sea demasiado tarde. Lo primero que se debe destacar sobre la película es el gran éxito por parte de los responsables al crear el clima de Escocia y de sus leyendas. Como en toda producción de Pixar, la animación es impresionante, ya sea la del territorio de las Tierras Altas, así como la de Mérida, cuya cabellera pelirroja no necesita de las tres dimensiones para saltar de la pantalla. Además, el elenco de voces fascina con las actuaciones y el idioma de la región, justificando totalmente la visión del film en su versión original. Y, se debe repetir, es bueno ver a dos personajes femeninos tan bien desarrollados como Mérida y Elinor. Si bien la primera usa un poco del modelo de “princesa de Disney”, vale la pena observar a personajes que luchen por la igualdad entre la gente y la individualidad de las acciones propias. Por desgracia, la producción no logra alcanzar el nivel de los clásicos de Pixar. Si bien los personajes mencionados logran destacarse, la historia es muy conocida, lo que arruina un poco los logros hechos por su predictibilidad. Eso frustra principalmente porque el film construye en su primera mitad una promesa de grandes aventuras, pero una vez que se aplica el hechizo sobre Elinor, se toma un rumbo hacia lo conocido, lo que hace que las escenas humanas (el gran fuerte del estudio creador de Woody y Buzz) no funcionen como deberían. Además, es necesario aclarar que no vale la pena ver la película en 3D: no se destaca para nada, solo quitando brillo de la excelente animación. Entonces, Valiente es una historia familiar que es muy bien contada. A pesar de su familiaridad, la animación, los personajes y el humor de Pixar se mantienen intactos, lo que hace que sea una gran recomendación si se quiere ver en familia. Un último consejo: asegúrense de llegar temprano al cine, para poder ver el gran corto La Luna, escrito y dirigido por Enrico Casarosa. En siete minutos, resume la magia, la poesía y la humanidad que representa el estudio de John Lasseter, que ojalá siga creando historias maravillosas.
Más o menos rondando esta fecha llega la historia de todos los años: una nueva película de Pixar. Y, por supuesto, las expectativas están a la altura de lo que el estudio de Luxor supo edificar en más de dos décadas de carrera, con un historial que, en ocasiones, ha trastabillado (Cars 2, por ejemplo) pero que nos ha deleitado con piezas maestras del cine contemporáneo (la trilogía Toy Story o Wall-E son los ejemplos más claros de esto)...
Una heroína pelirroja y rebelde que completa la larga lista de chicas poderosas de Disney, en una producción que se remonta a épocas de leyenda en Escocia. La chica en cuestión es una mujer independiente tironeada por un padre guerrero y una madre atada a las tradiciones. Pero ella se encargará de torcer su destino porque no nació para ser sumisa. Un buen entretenimiento.
VideoComentario (ver link).
Princesa permuta príncipe azul por arco y flecha Novedades provenientes del fabuloso pais de Pixar nos hablan de una historia que parece surgida del reino de su aliado, Disney Inc., pero no del altillo de la torre donde el antiguo sabio hoy olvidado elucubraba sus más hermosas películas, sino del shopping donde los sucesores venden el merchandising de cada temporada. Nada de malo hay en ello, al contrario. Pero tampoco hay mayor encanto. En verdad, la idea surgió de Brenda Chapman, codirectora de «El príncipe de Egipto» para la DreamWorks y lejana argumentista de «La Bella y la Bestia», versión Disney. Ella escribió con Irene Mecchi una historia llamada «El oso y el arco», con una princesa que quiere andar tirando flechazos por ahí en vez de casarse con un príncipe, pero sus ansias de decisión propia dañan a la madre, que (digámoslo de este modo) engorda notablemente y no tiene cómo depilarse. El resto es imaginable, con aventuras de catálogo, moraleja de amor materno-filial y aceptación de gustos personales. A fin de cuentas, en vez de un príncipe azul le habían aparecido tres príncipes palidones. Y ella era soberbia con su cabellera roja y ensortijada flotando al viento por los bosques de Escocia. Claro, porque esto transcurre en Escocia. Brenda Chapman la imaginó bajo la nieve, y así empezó a filmarla. La empresa dijo que para el pelo rojo era mejor un fondo verde, cambió de estación, y ya que estaba cambió de director. Vale decir, sacó a la creadora y puso a Mark Andrews, que todavía no pasa de ser un che pibe de los grandes, y también colocó al historietista Steve Purcell para que se le ocurra algún chiste. Mala idea, los chistes que se le ocurrieron son viejos y encima llevaron la película a la calificación «parental guidance», que Pixar nunca había tenido (y que en el mercado norteamericano tiene su peso, aunque a nosotros poco nos importa). Por suerte el enorme equipo de animación y los programas de última generación permiten disfrutar de paisajes y pelajes hermosamente dibujados. El sonido también es notable. Postdata: un personaje del film fue bautizado Macintosh como chiste interno al prominente Steve Jobs, que entre otras muchas cosas también fue miembro influyente de Pixar. Como el hombre murió durante la producción, el film está dedicado a su memoria. También lo estarán algunos juegos de próxima aparición.
Valiente es un nuevo film de animación digital que había generado expectativa por su gráfica, su trailer y publicidad en general, augurando un nuevo acierto de la productora Disney-Pixar, más allá de la forzada secuela de Cars -que ya partía de un poco convincente original-. Pero ese universo precolombino, medieval, vikingo, expuesto aquí, no atrae lo suficiente. Más aún teniendo en cuenta que ya estuvo presente de manera magnífica en Cómo Entrenar a tu Dragón de Dreamworks y también en algunos trazos de Enredados, cuya figura principal, además, ofrecía importantes dosis de rebeldía y arrojo. Los tres directores proponen una pieza realista y algo sombría, con escasa magia y fantasía, por más que en su trama esté incluido un raro hechizo. Pero el problema fundamental es que la historia no tiene mucho vuelo y casi ninguna subtrama, y de la gran epopeya femenina planteada desde el mismo título se trasluce muy poco. La mentada “valentía” de la princesa Mérida es más que nada un caprichoso enfrentamiento con la figura materna, que la lleva a cometer un desliz del que buscará redimirse con temple. Dentro del subgénero “princesas de Disney”, el film es una apuesta diferente, pero eso solo no es suficiente. Tampoco los personajes, una garantía en los productos de Pixar, se destacan. Es muy bello el look de Mérida, pero su personalidad no ofrece demasiado, y lo propio se puede decir de la mayor parte de los roles, apenas los tres pequeños pelirrojos revoltosos proporcionan un par de toques de humor. Precedida por La luna, un corto notable, dotado de enorme poesía, Valiente posee sin dudas una gran calidad visual y cuenta con cierta intriga acerca de cómo se solucionará su enredo. Pero a su falta de sustancia argumental se suman en varios momentos toques de violencia y sobresalto, lo cual la hace poco recomendable para niños de seis años para abajo. Tan sólo un traspié de Pixar que no empaña su gran filmografía.
Historia de color y coraje de mujer Si alguien se acuerda de la historia canadiense de la joven Anne de Green Gables (libro y miniserie), o las trenzas de Pippi Calzaslargas, encontrará entre ellas y esta Mérida ciertas similitudes. Son tres personajes jóvenes, de clinas pelirrojas y con la rebeldía escrita en la frente. Y cuenta con una ventaja: el cine ama a las coloradas. Valiente, la nueva película de Pixar deja atrás a los autos que hablan y a los juguetes que cobran vida, y vuelve a poner humanos en el centro de escena (como en Los increíbles y en Up). No sólo eso, pone por primera vez a una chica como protagonista. Ambientada con melodías de gaitas y música celta, la antigua Escocia cobra vida en la animación a través de paisajes salvajes y bucólicos, que parecen más reales que los de Corazón valiente. Allí, la mano experta de los creadores del estudio aprovecha el estereotipo de los guerreros viriles y con pollera, crea un mundo de hombres rudos con kilts, de un pasado épico y con reglas ancestrales. Una de esas normas es que la joven princesa Mérida debe desposarse con el ganador de un torneo de arquería. Pero ella es diestra con el arco y la flecha, y decide hacer un cambio en la tradición. Para alterar su destino en el reino, elige el camino de encantamientos y hechizos, que no saldrán exactamente cómo esperaba. Chica esperanzada El personaje de Mérida es el que más detalle y atención tuvo, tanto de guionistas como de ilustradores. Pero por momentos parece que los creadores hubieran quedado enredados en el diseño de cada uno de sus rulos naranjas y hubieran descuidado la creación de otros personajes secundarios. No hay un villano delineado con claridad y, aunque los jefes de los clanes se lleven el mejor puntaje en la caracterización (Lord McIntosh sobre todo, el homenaje a Steve Jobs de los creadores), tienen apenas intervenciones esporádicas. Se extraña la presencia de personajes que tengan vida propia más allá de la protagonista. La marca de Pixar se nota no sólo en la impecable mano técnica para recrear las piedras remotas de Escocia, sino también en la manera en la que se relata la historia, basada en las peripecias de la aventura y sin atarse a una cadena de gags. Sin embargo, el guión lleva el sello de Disney. El eje de la narración es el vínculo entre madre e hija, en un discurso convencional. Se cierne sobre todo el relato la amenaza del peor de los horrores que retrataron clásicos como Bambi y Dumbo: la posibilidad de perder a la madre. Y para levantar a la audiencia de ese temor, la película desembarca en las mansas aguas del mensaje, la moraleja, que quita a esta fábula toda posibilidad de volar más lejos. Eso no quita que Valiente supere en calidad y con ventaja a muchos de los otros filmes de animación presentes en la cartelera actual. Es una historia disfrutable para chicos y grandes, realizada con alta calidad y narrada con pericia y humor. Pero no llega a acercarse a obras maestras como Toy Story, Wall-E o Ratatouille. Se extrañan esos climas, esa sensibilidad y esos personajes que despertaban inmediata empatía.
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Ambientada en la Edad Media. Una historia de hadas, princesas, brujas y magias. Antes de la proyección de este film se exhibe “La luna” un corto de siete minutos, dirigido por Enrico Casarosa, sin diálogos, solo imágenes y acciones, es una fábula sobre un niño que sale a trabajar en altamar junto a su padre y abuelo, no se puede decir nada más para no quitarle la magia. Esta historia se encuentra dirigida por Mark Andrews y Brenda Chapman (“El rey león” y “El príncipe de Egipto), ambientada en Escocia, en la Edad Media, donde veremos a una princesa muy especial Merida (voz original en inglés de Kelly Macdonald), nuestra heroína, montada en su caballo negro Angus y junto a ella su arco y sus flechas y además escala montañas, estas son actividades no aptas para una princesa. Ella tiene un sueño, ser libre y una gran arquero, pero pertenece a la realeza, sus padres son: Rey Fergus (voz original en inglés de Billy Connolly) un gran guerrero, lucho con feroces osos y de la Reina Elinor (voz original en inglés de Emma Thompson) de buenos modales, además tiene tres hermanos trillizos pelirrojos rojo fuego igual que ella. Sus padres como dice la tradición invitan al castillo a los líderes de los clanes para elegir un esposo, ellos son: el enorme Lord McGuffin (voz original en inglés de Kevin McKidd), el brusco Lord MacIntosh (voz original en inglés de Craig Ferguson, voz en español de Favio Posca) y el cascarrabias Lord Dingwall (voz original en inglés de Robbie Coltrane, voz en español de Alan Tacher). En el momento que tiene la mayor discusión con su madre, desafiando las costumbres de su pueblo, ella busca cambiar su destino, en su desesperación huye del castillo, y en el bosque es guiada por varias luces azules brillantes hasta una bruja y adivina (voz original en inglés de Julie Walters), esta le concede el deseo, no le llega a dar toda la información y Merida no sabe a los peligros que se enfrenta. Su vida y la de algunos de sus familiares se encuentran en peligro, situación que la forzará a descubrir el real significado de la valentía. El mayor desafío de su vida consistirá en deshacer una atroz maldición antes de que sea demasiado tarde. Es una gran aventura llena de emoción y ternura, entretenida, llena de acción y rebeldía adolescente. Las relaciones entre las hijas y sus madres bajo un bello paisaje escocés, la música de la película pertenece al escocés Patrick Doyle, contiene escenas de buen humor, con notables personajes, para disfrutar con toda la familia (ideal a partir de los 6 años en adelante), la podes ver subtitulada y doblada al español, en 2 D y 3 D. No te muevas de la butaca hasta el final viendo todos los créditos, porque hay yapa.
La princesita que quería vivir Las distintas relaciones familiares, una historia de aventura y con abundante humor, más el 3D: el combo de la película. Lo primero a considerar tras la visión de Valiente es que es la película de Pixar más Disney que haya hecho la compañía de John Lasseter. Pixar nunca había pisado Escocia, ni tampoco el terreno de las princesas, la reina y el rey. Pero tampoco es que Mérida sea la princesa típica de las películas de Disney. No es una niñita. Es una adolescente. ¿Como Rapunzel en Enredados ? Tal vez, buscando su propio destino y desafiándolo todo. La historia es muy dinámica, eso sí que es rasgo de Pixar. Y tiene, cómo no, un personaje fuerte. Porque Valiente es del tipo de película en cuya historia los personajes no son unidimensionales. Es fantástica, sí, pero con varios puntos de conexión con la realidad, aunque tiene un clic en su trama. De esos que hacen que uno trague el anzuelo y disfrute, o pase de largo. La trama centra en la princesa/arquera a quien sus padres desean casar con alguno de los herederos de los clanes de las Tierras altas (alguno con guiño incluido a Corazón valiente ). Pero ella, rebelde, no quiere saber nada. Y porque es más fácil imaginar a Mérida soltera e independiente que casada con hijos, y como es un cuento de hadas, Mérida va tras una poción mágica, un hechizo que la haga cambiar de parecer a su madre. Pero consigue otro cambio en Elinor. No contemos más. La familia es otro punto central en la película. Primero está la relación padre/hija, con el rey Fergus obsequiándole un arco en su cumpleaños cuando es una niña (y antes de perder, él, una pierna en una pelea con un bravo oso). Y luego, la de madre/hija. Los personajes son presentados de manera bien antagónica -Elinor es la rectitud, encorsetada, tiene el cabello siempre bien peinado; Mérida luce la melena al viento, enrulada y, para más extravagancia, ¡pelirroja!-, hasta que aquel clic obliga a una y otra a cambiar de mirada. El humor es algo más “zafado”, si puede utilizarse el término en una película de Pixar/Disney, que lo habitual. Los trillizos hermanitos de Mérida recuerdan al trío de niñitos de El extraño mundo de Jack . Algo de la historia remeda a Tierra de osos , también de Disney. O será que uno ha visto tanto cine animado que todo le recuerda a algo. Otro punto a considerar: la vara que fijó Pixar, con cualquiera de las tres Toy Story , Buscando a Nemo , Wall-E y Up ha quedado tan pero tan alta... Sí todas tienen en común que Woody, Nemo, el robot y hasta el abuelito, igual que Mérida, no son los mismos cuando comienzan sus historias que cuando llegan los títulos finales. Pero también es loable el adelanto tecnológico, lo que hace de Valiente un espectáculo visual incomparable. Las escenas donde Mérida está en el bosque, los árboles están cubiertos de musgo, tiene tres o cuatros capas de musgo. El suelo no es llano. Y hay que observar cómo la iluminación juega en estos ambientes. El 3D también es una carta a favor. Y atención: como de costumbre, no llegar tarde a la sala, no sea cosa de perderse otro prodigio, el corto La luna , una auténtica maravilla casi sin diálogo (ya verán), ni tampoco retirarse antes de que terminen los créditos finales, que hay allí una pequeña sorpresita...
Valiente es una rareza: una película intimista sobre la relación madre-hija escondida dentro de una animación infantil de aventuras. Pixar se vuelve feminista con esta historia de una princesa que no busca príncipe azul ni de ningún otro color: Mérida es fanática de la arquería y la Reina le hace sentir su reprobación por verla demasiado varonera. Ellas, ante la inoperancia de un Rey obsesionado con los osos, son las encargadas de reconstruir la familia real. Pero primero deberán recomponer el lazo más fuerte, el de una madre y su hija.
Una pelirroja de hoy (Valiente) Se acercan las vacaciones de invierno y, una vez más, las películas de animación inundan la cartelera. Este año, la mayor novedad es Valiente, la nueva película de Pixar que se estrena el jueves 12 con 260 copias (en 35 milímetros y en 3D). La decimotercera película del estudio creado por Steve Jobs no tiene como protagonista a un juguete, ni a un monstruo, ni a un auto, ni a un robot, ni tampoco a un chico. La protagonista de Valiente es una princesa que no se parece nada a las de los cuentos clásicos. La pelirroja Mérida, hija del rey Fergus y de la reina Elinor de Escocia, no quiere saber nada con casarse, como pretende su madre y marca la tradición. Mérida no quiere ni necesita un príncipe. Arquera experta, prefiere salir a cabalgar por el bosque con el arco y la flecha. Ser una chica independiente. Vivir su vida. A diecisiete años del estreno de Toy Story, el primer largometraje de la historia del cine concebido y realizado digitalmente, el estudio que a fines del siglo XX inició una verdadera revolución en el mundo de la animación presenta por primera vez un relato de época protagonizado, también por primera vez, por un personaje femenino. Valiente es la película de Pixar que más se acerca -con una vuelta de tuerca- a los cuentos de princesas típicos de la factoría Disney; algo que no sorprende si se tiene en cuenta que en 2006 la compañía del ratón pagó 7400 millones de dólares para adquirir el estudio de animación. Valiente transcurre en la Escocia medieval y la trama incorpora elementos de la historia y la mitología escocesa como la presencia de un oso demoníaco, la reunión de los distintos clanes o el rol de las luces mágicas del bosque. Cuando tres clanes asisten al palacio para que los primogénitos compitan por su mano, Mérida, decidida a forjar su propio destino, desafía una costumbre ancestral y se niega a casarse, poniendo en riesgo las alianzas que aseguraban la unidad del reino. Desesperada, la pelirroja huye al bosque y se deja guiar por unas luces mágicas que la llevan hacia lo de una bruja. Pero el pedido de ayuda a la bruja no resulta como esperaba, las cosas se complican bastante para ella y su madre y Mérida, con un problema más grave que el anterior, tendrá que encontrar la forma de romper un terrible hechizo. “Valiente trata de la lucha de una adolescente por encontrarse a sí misma mientras crea su propio destino. Se trata de la pugna de Mérida por reconciliar la visión que todos tienen de ella con la manera en que ella se ve a sí misma. Debe encontrar un verdadero coraje en su interior”, cuenta Mark Andrews, director de la película junto con Brenda Chapman y Steve Purcell. El proyecto nació a partir de una historia escrita por Chapman, que se inspiró en la conflictiva relación con su propia hija, de tan solo cuatro años en aquel momento: “Ella era tan pasional y tan fuerte que pensé ‘¿qué ocurrirá cuando sea adolescente? Comencé a imaginar cómo sería un cuento de hadas con una mamá trabajadora y una hija muy obstinada, pero al final no era para nada un cuento de hadas. Valiente resultó ser mucho más una historia de aventuras y acción”. El equipo empezó a trabajar en 2006 con un viaje a Escocia. Seis años, tres directores y 111.394 storyboards después, el proyecto se hizo realidad y se convirtió en la película más ambiciosa de Pixar. La complejidad visual del film es una novedad incluso para Pixar, y requirió del trabajo de más de ochenta artistas de animación. Como señala el director creativo de Walt Disney y Pixar, John Lasseter, la película eleva el arte de la animación a un nuevo nivel, al incorporar animación humana con cabello y vestuario, animación de animales, credibilidad de entornos orgánicos y naturales y credibilidad del ambiente histórico. Ningún detalle estuvo librado al azar. Por ejemplo: para dotar a la película del mayor realismo en los movimientos, el equipo de animación tomó clases de esgrima y de tiro con arco, montó a caballo, visitó el zoológico, escuchó clases y conferencias de un experto en acentos escoceses, estudió films clásicos y contemporáneos ambientados en Escocia y miró documentales acerca de osos y caballos. El resultado es sorprendente y hermoso. Otro punto fuerte de la película son las actuaciones o, más precisamente, el trabajo de grandes actores que le dan voz e infunden vida a los personajes. Mérida tiene la voz de la actriz Kelly Macdonald (Boardwalk Empire, Sin lugar para los débiles, Harry Potter y las reliquias de la muerte – parte 2). Emma Thompson hace un trabajo increíble dándole voz a la exigente Reina Elinor, por lejos el personaje más interesante y divertido de toda la película. La voz del Rey Fergus está a cargo del comediante y actor escocés Billy Connolly. Todo eso, por supuesto, en la versión original en inglés subtitulada al castellano. Si el plan es llevar a los chicos, la versión doblada cuenta con la participación de un argentino: el actor y humorista Favio Posca, encargado de darle voz a Lord MacIntosh, el líder de uno de los clanes. Valiente es una historia de princesas donde el príncipe es lo de menos; una de brujas y hechizos donde la convivencia en el bosque consigue lo que no logra la magia; la historia de una adolescente rebelde atrapada en la Escocia del medioevo, o también, por qué no, una bellísima película sobre madres e hijas con los conflictos de siempre.
De amor y de sombras Pixar se ha convertido en algo tan grande dentro de la historia del cine contemporáneo, que se hace inevitable tras cada estreno poner a la obra en contexto de su propia firma: “esta es peor que aquella; mejor que la otra; no fue tan buena; es un paso en falso; es excelente” y así. Esto, también, conlleva una responsabilidad (Tío Ben dixit): John Lasseter y los demás muchachos están condenados a redoblar la apuesta siempre, a mejorarse. ¿Es posible eso tras la seguidilla Ratatouille, Wall-E, ¡Up! y Toy Story 3? A juzgar por lo que vino luego -la indigna Cars 2 y esta Valiente- el asunto parece bastante complicado. Pero esto, en el caso de Valiente, es injusto. Si bien no es un film redondo ni mucho menos -comparándola con una película similar en temáticas como Enredados (de Disney, pero muy Pixar) pierde la batalla- es como manda la casa una obra con personalidad, con un criterio estético y con un peso específico que la justifica como película. Después se podrán juzgar los resultados y los alcances -algo tan subjetivo- pero para lo que viene apostando Pixar desde hace años, que es a hacer cine y a contar grandes historias, Valiente cumple y ocupa su lugar dentro de la escudería: el primer cuento de princesas y un homenaje y reconocimiento gigante a Disney, pero siempre raro, con sus propias ideas, como debe ser. En Valiente hay muerte y oscuridad. Mucha. Mucha que se intuye y mucha que se da, que se pone en escena. Los peces se “cazan” a flechazo limpio y se comen con devoción (hola Nemo), las personas no son por definición buenas sino que hay que orientarlas hacia la bondad, todos tiene la posibilidad de hacer daño, el dolor está ahí, latente, acechando (de Wall-E hasta aquí la muerte es algo contra lo que se lucha en los films de Pixar). De hecho, hay momentos que para un niño pueden ser bastante atemorizantes, con unos osos salvajes de garras afiladas y dentaduras feroces. Valiente es -y lo termina de confirmar con esa tremebunda pelea entre osos sobre el final- la más salvaje de las películas Pixar, donde la aventura está presente de manera más explícita por ligazón genérica, pero donde la violencia adquiere un tono más realista sin por eso verse real: porque no es necesario ver sangre brotar para que la violencia esté presente, sino que alcanza con resolver unos conflictos de la manera que deben resolverse: de hecho, su humor, acertadamente escaso debido al tono del film, tiene que ver en la mayoría de los casos con el slapstick, con lo violento de los cuerpos chocando contra objetos de todo tipo. Y Valiente es feroz para escenificar ese conflicto entre madre e hija, para mostrar la brutalidad y escasa complejidad de esos hombres que sólo quieren pelear, y para demostrar que algunas decisiones pueden traer consecuencias lamentables. Aunque, claro, sin esas decisiones no seríamos quien somos, y ese es el toque Pixar necesario para nunca juzgar y siempre apostar al cambio y al juego del autodescubrimiento. Si bien podemos ver en Valiente un homenaje y reconocimiento a Walt Disney y sus cuentos clásicos, también existen en ese género en sí mismo que es el cine Disney un montón de reglas que aquí son saboteadas y modificaciones que aportan una mirada modernizadora: el conflicto madre que quiere ver a su hija casarse contra hija rebelde es resuelto con una protagonista (la hermosa Mérida, hermosa como personaje y como ser) solitaria, decidida, femenina, que puede atravesar el cuento sin la necesidad de una figura masculina que la apuntale; la habitual bruja no es aquí más que ese personaje que ayuda a cumplir los deseos pero no es quien los genera (en la decisión estética más fuerte del film no hay villanos, sino seres condenados por sus motivaciones y deseos, incluso aquellos que aparentan jugar el rol del malvado de turno están malditos por esta circunstancia); si bien todo se enmarca en un bello paisajismo celta que motiva para la aventura de acción, el film nunca estalla en ese sentido y demuestra que la verdadera batalla es la interior, la que jugamos contra nuestras propias ambiciones y pretensiones. Valiente es un film de fantasía y aventura introspectiva. Su verdadera magia es hacer de esto, un puro movimiento atractivo, entretenido, incluso divertido cuando se deja llevar por algunas ideas delirantes y se siente menos acotada por el corset del cuento. Obviamente desde lo técnico contamos con un irreprochable diseño, con una melena pelirroja como la de Mérida que es una pura provocación estética: pocas veces un film de Pixar fue tan bello de ver, acaso Ratatouille y su Francia tono pastel. Entonces ¿qué lugar ocupa Valiente dentro de Pixar? Definitivamente, como se podía prever, Toy Story 3 fue una película terminal, una película que dijo adiós a los chiches con la mayor tristeza del mundo y gritó hola a lo nuevo. Fue un final con renacer intrínseco. Y como todo lo nuevo, cuesta, tiene vaivenes, desvíos, retomes, hasta encontrar el pulso de nuevo. Cars 2 se convierte ahora más claramente en una película sólo justificable por su imponente veta comercial. ¿Y Valiente? Valiente es como la primera película que se hace cargo de la fusión Disney-Pixar, la que mezcla ambos universos y los sacude para ver qué hay allí: Mérida, definitivamente, puede sumarse ya a la Rapunzel de Enredados y a la Tiana de La princesa y el sapo, tres mujeres del nuevo siglo, con nuevos ideales y otra forma de ver el mundo. Valiente, pues, abre en la compañía el universo a las protagonistas femeninas y a un cine más adulto: Pixar ya no se asume como factoría para niños, sino que se sabe multitarget, pero lo hace con inteligencia. Claro está, Valiente también tiene sus problemas, especialmente por querer ser cristalina en su construcción de cuento y de film-moraleja, por lo que sus enseñanzas están muy subrayadas, muy gritadas a viva voz. Si bien como dice la reina Elinor, los cuentos son historias y tienen enseñanzas, esta excesiva autoconciencia limita bastante la modernidad desembozada del relato. En definitiva, Valiente es un film-enseñanza. Y no está mal que así lo sea, si como apuesta final dice que lo mejor es la libertad y buscar un propio destino. ¡Caramba, eso significa Valiente para Pixar! Una búsqueda de destino, una carrera sigilosa hacia la libertad, pero consciente de que siempre es placentero volver a los brazos de mamá, consciente de que ese amor puede ser violento, mal expresado, posesivo, intransigente, demandante. Pero amor, al fin. Pixar, entonces, le dice gracias a Disney (un gracias plagado de filiaciones que se había retrasado bastante, tal vez demasiado, en ser aceptado) y ahora sí, seguramente, emprenda una carrera hacia otro autodescubrimiento. Ahí estaremos, siempre a su lado.
¿Cómo puede una película de animación sin villanos ser tan atractiva y a la vez tan arriesgada como para impresionar y volver a demostrar que Pixar es la mejor productora del género? La respuesta se encuentra en "Brave", el décimo tercer largometraje de los responsables de "Toy Story". Esta es una cinta que entra en terrenos totalmente diferentes a los de sus otras propuestas, que desarrolla un relato inteligente, adulto y emotivo y que, con un toque Disney en su resolución, sorprende por su creatividad, su preciosa animación y su profundidad.
LA PRINCESA QUE QUERIA VIVIR Es de Pixar, pero mucho no se nota. Estamos tan acostumbrados a esas joyitas del genial John Lesseter (“Toy Story”, “Wall E”, “Up”) que esta vez da la impresión que el sello Disney ha hecho valer sus gustos. No está mal. Encuadres, dibujos y movimientos, deslumbran por la perfección. También la heroína es un hallazgo. Pero se extraña esa cuota de encanto, ingenio y poesía que fueron las cualidades salientes de un sello que revolucionó a puro talento el cine de animación. Aquí hay acción, embrujos, peleas, algo de humor. El tema central es que el destino lo debe hacer cada uno a despecho de mandatos y tradiciones, que cada uno debe escuchar sólo a su corazón y no medir riesgos. En el centro está una princesa pelirroja, libre y arriesgada, que es capaz de cualquier cosa con tal de desobedecer a una mami -reina, dulce y manejadora- que le está organizando un matrimonio de conveniencia. El filme carga contra el machismo de esa época: los guerreros son una manga de peleadores sin cabeza y al final será la bruja la que transformará a esa buena reina en buena madre. Una película que sabe sacarle jugo al 3D, llevadera, ágil, visualmente cautivante, pero convencional.
Por suerte para los espectadores en general, este film es mucho mejor que Cars 2. El problema es que casi cualquier película animada realizada con cierta responsabilidad estética es mejor que Cars 2. Aquí se narra la historia de una princesa que no quiere casarse y una madre que le busca un marido. Es decir, una fábula feminista bastante evidente en gran parte de su metraje: solo cuando la condición femenina pasa a ser un elemento secundario y la historia es sobre personas que están obligadas a comprenderse la una a la otra, la película cobra vuelo y se acerca a los mejores productos del estudio Pixar. Algunas invenciones cómicas (los hermanitos mudos de la protagonista) funcionan bastante bien; otros no. Y hay incluso elementos que parecen insertados para hacer más dinámico un cuento que, quizás, en el principio no lo era (los fuegos fatuos, por ejemplo; la propia bruja, que desaparece de la historia de un modo por lo menos abrupto). Es decir: si bien hay elementos de gran belleza en la película y secuencias que convocan una emoción sincera, todo suena trabajoso, como si las secuencias no durasen lo que deberían durar (o muy breves o muy largas, muy pocas con la duración precisa). Todo parece producto de la lucha entre el relato por sí mismo, para que el espectador saque sus propias enseñanzas, y el cuento didáctico que debe ser interpretado de una y solo una manera. Es raro eso en Pixar porque, hasta hoy, siempre se eligió el segundo, universal camino (¿recuerdan Ratatouille?). Otro film infantil, con todo lo bueno y lo malo que eso implica.
La princesita que quería vivir Mérida es todo lo contrario a una princesa convencional. Hija del rey Fergus y de la reina Elinor, la impetuosa y pelirroja jovencita se atreve a desafiar una antigua y sagrada costumbre de los señores de la tierra. Pero su rebeldía desatará fuerzas que cambiarán para siempre la vida de su familia. Las historias de princesas ya son una tradición para los estudios Disney. Desde la primera de ellas, Blancanieves, hasta ésta, Mérida, han pasado exactamente 75 años. Y la diferencia entre ambas es notoria. Mérida es lo opuesto a Blancanieves: aguerrida, arquera experta y decidida a forjar su propio destino en lugar de ser oprimida por las tradiciones, esta princesa adolescente de frondosa cabellera rojiza no espera a su príncepe azul. Y tampoco lo busca. Desde este punto de vista, el planteo de la historia es bastante original. Después de una fuerte pelea con su madre, Merida se aleja de su castillo cabalgando entre lágrimas. Aquí es cuando esperamos ver el comienzo de la épica aventura que se sugiere en los trailers. Todo parece que iremos en esa dirección cuando la jovencita se topa con una bruja en el bosque. Pero el deseo que esta anciana le concede perjudica a su madre y lleva a la historia de vuelta al castillo. Esta segunda parte de la película es algo más fantasiosa pero igualmente transparente, que apunta a la inversión de roles entre madre dominante e hija dominada, para, en última instancia, reconciliar las posiciones más irreconciliables. La presencia de personajes secundarios como los tres hermanitos de Mérida, ayudan a sostener una historia que seguramente quedará en la memoria de chicos y grandes. Un párrafo aparte se merece la excelente banda de sonido de Patrick Doyle (el mismo de las últimas películas de Harry Potter), que con melodías de raíz celta le confiere al filme un aura especial. La frutilla del postre lo constituye el corto animado "La luna", que se puede ver antes de la proyección de la película y que es pura poesía y emoción. Un combo para disfrutar en familia y apostar a los sueños.
Hecho el hechizo, hecha la trampa Con una moraleja impropia de sus antecedentes, la película se plantea entre Miyazaki y Fantasía. Pero lo que logra no es más que un lugar residual, transido de magia Disney vieja, aquella que la propia Pixar supiera alguna vez reformular. El ocaso de Pixar o algo peor parece presagiar Valiente, título que, de hecho, poco dice -más aún, contradice- acerca de su heroína, niña princesa de ánimo iracundo, sin respeto al mandato familiar. Esto, claro, como premisa primera. Dado el desarrollo posterior y la conclusión de moraleja, lejos queda la provocación y muy abajo, justamente, la calidad -ya no- habitual de los films Pixar. Disney, imperio mediante, ha culminado por sumir la magia de las películas de la lamparita blanca, reducida ahora a la prédica del peligro de ser orgulloso, porque no vaya a ser que se termine por desnivelar el tablero sobre el cual las piezas de ajedrez mantienen su juego y equilibrio. Esta es la historia que la madre lega a la hija que "todavía" no entiende, y que luego será dicha por ésta, claro, a otros. Pero para llegar a ello, que no queda muy lejos del inicio mismo del film, primero la vitalidad de esta princesita pelirroja que se sabe arquera eficaz, que brinca demasiado, acomete pruebas peligrosas, y que detesta el sólo hecho de pensar que el futuro que le espera es ser como su madre. Aquí las desavenencias y el fragor de la bronca mayor cuando se le busque una parejita adecuada, conforme al equilibrio aludido, repartido entre los clanes de una vieja Escocia. Es así cómo Mérida buscará la ayuda de una bruja para el reverso de la situación, para que su madre y padre dejen de molestar, y para que pueda vivir su vida como diablos quiera. Qué bien y qué Pixar, de veras, la situación procurada. Pero una vez hecho el hechizo hecha la trampa. Lo que significa: simetría entre la bruja con Mérida y la película con el espectador. De esta manera lo visto pasa a ser excusa a partir de la cual enhebrar el buen mensaje, destinado a los niños y las niñas de todo el mundo. Horrible. La expresión justa, amalgamada, del vínculo fusión ya indistinto entre Disney/Pixar lo deja entrever la casucha misma de la bruja, de rostro y fisonomía tan parecidos a aquella que deambula por la bella El viaje de Chihiro (2001) de Hayao Miyazaki -fuente de respeto milenario para los factótums de Pixar-, capaz a su vez de esculpir histéricamente osos de madera así como de hechizar escobas para que hagan la limpieza. Entre Miyazaki y Fantasía dice así Valiente querer ubicarse. Quizás con un único hallazgo de diversión, comprendido en los trillizos pelirrojos, una puesta al día de aquellos sobrinitos alguna vez salvajes con los que el temperamental Pato Donald debía lidiar. Pero lo que Valiente logra no es más que un lugar residual, transido de magia Disney vieja, aquella que la propia Pixar supiera alguna vez reformular para ahora, aburrida y moralistamente, barrer de un plumazo.
El clasicismo de Disney con la maestría de Pixar Valiente es una gran aventura, perfectamente animada, que atrapa al espectador desde el primer fotograma. Valiente, el opus 13 de la compañía que revolucionó el arte de la animación, es la película de la factoría Pixar más cercana al universo clásico de Disney. El filme describe las aventuras de Mérida, una princesa adolescente obstinada y fenomenal arquera. Ella, furiosa por el mandato de contraer nupcias con el descendiente un Lord, se escapa hacia el bosque buscando torcer su destino. En esa exploración Mérida encontrará a una bruja que conjura un hechizo que la ayudará pero no de la forma en la que ella hubiera imaginado. La princesa, inconformista incansable, nunca se da por vencida y hará todo lo posible por deshacer este conjuro y a la vez vivir su vida como ella elija. Lo que subyace a la aventura es la historia de una madre y una hija que aprenderán a conocerse más profundamente y aceptarse mutuamente. Se trata del filme más cercano al universo de Disney de su compañía subsidiaria porque la historia está anclada en la tradición del relato infantil de reyes, palacios y princesas, y fundamentalmente de padres e hijos. Esto se debe en parte a que este proyecto estuvo encabezado por Brenda Chapman (directora y responsable de la historia) quien trabajó en el departamento de escritura de largos como El rey león y La bella y la bestia. Este universo lleno de bosques y muchísimos humanos supuso un nuevo desafío para la compañía de John Lasseter quien destacó la complejidad diseñar y animar con realismo “animación humana con cabello y vestuario; animación de animales, incluyendo osos y caballos; credibilidad de entornos orgánicos y naturales tanto como del ambiente histórico.” Valiente no alcanza el vuelo poético de Wall-E, los momentos magistrales de Up o la genuina emoción de Toy Story 3 pero se trata de una gran aventura, perfectamente animada, que atrapa al espectador desde el primer fotograma y no lo abandona nunca más.
Marco deslumbrante para reflexionar sobre el amor incondicional por la libertad Cuando un equipo creativo como el que está conformado en los estudios Pixar tiene, en su corta existencia, al menos cuatro de las obras maestras del cine de animación de todos los tiempos como “Toy Story” (1995), “Buscando a Nemo” (2003), “Wall-E” (2008) y “Ratatouille” (2007), las expectativas pueden volverse demasiado altas, lo cual no significa que lo restante esté mal hecho, al contrario. En esta nueva entrega más que nunca lo cortés no quita lo “Valiente”. En una Escocia medieval Mérida es una pequeña pelirroja amada por sus padres, cada uno a su manera. Mamá Elinor trata de inculcarle todos los protocolos de comportamiento posibles, en tanto papá Fergus es un guerrero y su hija es un fiel reflejo, sin que esto implique malcrianza. Claro, tanta rigidez y comprensión puede influenciar (y mucho) en una hija de reyes. Quizás lo más importante que prevaleció del guión de Brenda Chapman, y antes de ser reemplazada en la dirección por Mark Andrews, fue la decisión de romper con los estereotipos de princesa propuestos hasta hoy por casi todos los autores de cuentos para chicos, y sus adaptadores con Disney a la cabeza. Adicionalmente, los cuatro guionistas focalizaron el mensaje, y la columna vertebral de la historia, en la relación de una madre con su hija adolescente con una profundidad pocas veces vista. La mujer toma las riendas de todo. El hombre cumple su rol sin ser minimizado. Lo que vemos en esta princesa es un amor incondicional por la libertad, una aversión al "deber ser", y gran rechazo hacia la imposición de las tradiciones, sobre todo cuando estas son obsoletas, algo parecido se ve en el extraordinario cortometraje “La luna”, que se proyecta previamente. El mandato real indica que Mérida ha de casarse con el primogénito de alguno de los jefes de los otros tres clanes que conforman el reino, punto de inflexión en el argumento que desata el conflicto madre-hija, respecto del que, finalizada la proyección, cada parte habrá aprendido algo valioso. "Todas las leyendas tienen algo de verdad" le dirá la reina a su hija, pero esta lección está dirigida a que el espectador pueda comprender que habrá un mensaje en todas las historias contadas y por contar. Un guiño tan preciado como los pequeños homenajes que tienen lugar en “Valiente”. La producción está dedicada al fallecido Steve Jobs, uno de los hombres detrás de la creación de los estudios Pixar, con un invalorable aporte tecnológico que permitió, entre otras cosas, que alguien pudiera soñar con la animación en tres dimensiones. Por eso a uno de los clanes le apellida MacIntosh. El homenaje al cine está dado por otro clan: MacGuffin. El marco visual es sencillamente deslumbrante y, definitivamente, no sería la misma realización sin la fabulosa banda de sonido de Patrick Doyle, con toda la Orquesta Filarmónica de Londres. Finalmente, es importante recalcar que “Valiente” está muy lejos de ser "una película para nenas". Acaso el merchandising y las decisiones de la gráfica puedan hacer suponer eso, pero no se aplica en éste caso. Nadie debería quedar afuera, ni de mensajes como el de esta obra, ni del cine tan bien realizado.
Lejos de sus grandes trabajos, la dupla conformada por Disney-Pixar regresa con una propuesta efectiva pero con gusto a poco. Hija de los Reyes Fergus y Elinor, la adolescente princesa Mérida no desea contraer matrimonio con ninguno de los candidatos propuestos por los tres Lores que garantizan la paz del Reino a cambio de la mano de la bella joven. McGuffin, Macintosh y Dingwall están dispuestos a que sus primogénitos se enfrenten en una competencia de arquería para ganar el corazón de la princesa, quien intempestivamente decide huir y recurre a los poderes de una sabia hechicera para cambiar su destino. Las consecuencias que deberá pagar por intentar modificar el futuro sin atreverse a realizarlo de la manera correcta la embarcarán en una aventura por salvar al reinado y a su familia. Más allá de la impecable factura técnica, de la prolijidad extrema de su realización y de lo inobjetable de la animación que temporada tras temporada Pixar se encarga de mejorar, superándose incluso a sí misma, Valiente carece de ese ingrediente especial que ha catapultado a muchas de sus predecesoras a los listados de lo mejor de la historia cinematográfica. Será que las escenas donde los osos luchan entre ellos, con realismo absoluto y efectos sonoros ad hoc, logran espantar al público más pequeño haciendo que los padres deban desdoblarse entre los niños que aún tienen ganas de continuar viendo la historia y aquellos que asustados comienzan a llorar y deben retirarse de la sala. Será que mucho de esta película remite a “Las locuras del emperador” y en especial a “Tierra de osos”. Será que sentimos que este relato ya nos fue contado y no hallamos demasiadas sorpresas.
Girl Power Pixariano "Valiente" es lo nuevo de Pixar que se estrenó este mes de Julio en Argentina y cuenta la historia de Mérida, una princesa escocesa fuera de lo común que viene a reafirmar que el "Girl Power" llegó para quedarse. En este caso la dirección está conformada por un trío de nombres conocidos de la factoría Disney, pero que no tenía mucha experiencia en la conducción a excepción de Brenda Chapman que dirigió "El Príncipe de Egipto" en 1998. Debo decir que en mi opinión, han hecho un trabajo increíble, no sólo en lo meramente técnico sino en la narración y la forma en que se encaró esta historia que es emotiva y muy divertida. Sinceramente no entiendo muy bien los motivos de los detractores de este producto Pixar que hablan de bajada de línea, ideologías políticas y demás yerbas... Muchachos, es entretenimiento animado de calidad para chicos y grandes, con influencias personales lógicas de escritores y directores que son seres humanos habitantes de este planeta y que le han puesto lo mejor para divertir y emocionar al espectador. Amén! Lo mejor sin dudas tiene que ver con esa mística de la edad media, en la que humanos y seres mágicos conviven codo a codo, y para transmitir de la manera más vívida esa época ¿quién mejor que Pixar?. Los paisajes parecen reales, los colores utilizados conforman una paleta refrescante para la gran pantalla y el diseño de los personajes es maravilloso, sobre todo esa cabellera frondosa y colorada que decora la pantalla minuto a minuto. Otro aspecto positivo es la cantidad de humor que se le imprimió a la historia, algo que se pudo evidenciar claramente en las carcajadas de los espectadores presentes en la sala, tanto grandes como chicos. Los personajes secundarios son espectaculares, desde los hermanitos trillizos de Mérida que no paran de sembrar el caos en el reino, hasta los patriarcas de cada clan que ofrecen momentos "machos" de lo más cómicos. El uso del 3D es muy correcto aunque la película en realidad no ofrece escenas que exploten esta herramienta en todo su esplendor. Aclaro que no soy muy amigo del 3D, pero debo aceptar que hay algunos films donde se usa de manera cuidada y con mucha pericia, "Valiente" es uno de ellos. Una opción más que recomendable para estas vacaciones de invierno y pasar un momento familiar de risas y mundos fantásticos.
De pelos La segunda vez que vi Valiente dejó de parecerme uno de los mejores estrenos del año para pasar a ser una buena película (para la alicaída cartelera local y el panorama de las vacaciones de invierno, no es poco). Será que la primera vuelta me quedé como atontado con, entre otras cosas, los pelos de Mérida: digo los pelos, en plural, porque por esta vez una película de animación no ofrece una melena sino un montón de pelos individuales, increíblemente detallados y elaborados que juntos, sí, conforman esa bola de fuego enrulada que sigue y rodea la cara de la protagonista. Hay que ver los planos en los que la película se embelesa retratando los pelos, porque allí se habla de la historia de la animación: primero, como nunca antes la técnica animada permite dirigir la atención a algo con tanto detalle y minucia para utilizarlo dramáticamente; segundo, la cabeza de Mérida, con su infinidad de pelos que se mueven, retuercen, levantan o solamente cuelgan, funciona casi como un manifiesto que podría rezar así: “de ahora en adelante, nada será imposible para una película animada”. Algo similar se nota en el trabajo con otros personajes: los tres hermanitos, el padre, los peludos de Lord Macintosh y su hijo, hasta el caballo de Mérida; sus cabelleras frondosas y cuidadas, incipientes, gastadas son tan importantes como cualquier otro atributo que los define. Seguramente haya sido el pelo de Mérida y del resto el que me escondió algunas zonas débiles de la película. Nada demasiado grave, igual; por lo menos, ningún pecado que otras películas de animación no hayan cometido antes. Se trata, sobre todo, del conflicto madre e hija, que en Valiente, a pesar de ubicarse en la Escocia del siglo 10, aparece pintado con unos trazos de actualidad que atentan contra la coherencia de ese universo. Una princesa se rebela contra el mandato familiar y desobedece los deseos de sus padres; este cuento lo conocemos todos, no hay nada nuevo allí. Pero el guión (escrito a ocho manos) hace que esos personajes, sus conflictos y argumentos sean anacrónicos: Mérida desafía en público la tradición y su peor castigo es un reto de su madre; el padre es apenas un personaje bonachón y torpe, y uno se pregunta cómo habrá hecho para unificar y comandar al resto de las tribus; Elinor, la madre, discute con su hija como si se tratara de una igual, una hermana, y la pelea que tiene lugar en la habitación de Mérida bien podría pertenecer a un drama adolescente. Lo mismo va para el cambio de opinión de Elinor sobre el matrimonio y los caprichos de Mérida; esa historia y la manera en que se desenvuelve termina por incrustar en un paisaje extraño (una campiña escocesa de hace más de mil años) los signos con los que entendemos (o creemos entender) el mundo hoy. Es decir, la película opta por no preguntarse nunca por ese lugar y esos personajes; en vez de eso, va a contar una historia con una serie de respuestas arrancadas del presente que nos informan de una notoria falta de imaginación (sí, junto con Cars 2, Valiente es la otra película de Pixar con serios problemas para imaginar un mundo autosuficiente). Eso, sumado a la moralina que surge al principio y en el final (especialmente a través de una voz en off un poco molesta), la ligereza con que se introduce y se quita del medio el personaje de la bruja, y algunas canciones bien a lo Disney que se escuchan de fondo, le arrebatan a Valiente la posibilidad de erigirse como uno de los mejores estrenos del año. Porque, además de los pelos, hay otra cosa que hace la película dirigida por Brenda Chapman; algo que nadie pensó o supo cómo llevar a cabo antes. Elinor se convierte en osa y, a diferencia de lo que podría hacer Dreamworks, por ejemplo, ese oso se comporta y se mueve como un oso. Después de ver tantos bichos que son humanizados hasta ser transformados en caracteres con apenas uno o dos rasgos animales visibles, Elinor se convierte en osa y así permanece, fatalmente (rara coincidencia, el animal menos humanizado de todos los que pueblan Madagascar 3 también era una osa). Mejor todavía: Elinor ahora es una osa y debe aprender a actuar como tal, a aprovechar las ventajas y sortear las dificultades que implica tener un cuerpo así. El drama surge de manera terrible cuando se constata lo peor: la nueva faceta osuna de Elinor empieza a consumirla, a ganarle la batalla a la mujer que todavía intenta continuar con sus rituales cotidianos (incluso con las normas de cortesía). En la animación reciente hubo pocos momentos tan desesperantes como esos en los que se muestran las pupilas de la reina madre desvanecerse en los ojos de un oso, perdiendo cualquier brillo de inteligencia y humanidad. Claro, si este conflicto funciona, si nos lo creemos, eso es solo debido al respeto por la fisicidad de un oso que demuestran los animadores de Pixar que, en cierta forma, recorren el camino inverso a lo hecho por el resto de los estudios: en lugar de tomar el cuerpo de un animal e imprimirle una movilidad humana, en Valiente una mujer cobra la forma de un oso y, aunque trata, fracasa cuando quiere recuperar sus gestos y hábitos femeninos. Por lo mismo puede explicarse que las escenas con Elinor dentro del castillo resulten tan cómicas. Es como si Valiente pusiera en práctica una especie de premisa surrealista: vamos a soltar un oso en un castillo escocés del siglo X, a ver qué pasa. La imagen de Elinor tapándose apenas medio cuerpo con su bata, tratando de mantener el equilibrio y el porte distinguido a la vez, y la manera en que rebota por los pasillos y tira cuanta cosa encuentra; esos momentos son antológicos y merecen estar en cualquier historia de la animación. Ese respeto al tiempo que aprovechamiento de las posibilidades del cuerpo de un oso, está en la escena en que Mérida habla con los pretendientes y sus soldados y los convence de dejar de pelear y de cambiar la tradición; Elinor osa le hace gestos a su hija para que sepa qué decir a su público, y la escena se convierte en una suerte de dígalo con mímica en clave surrealista que, a su vez, es capaz de producir emoción de manera genuina (hasta esa parte, el momento de mayor conexión entre madre e hija es ese, o sea, que están verdaderamente juntas cuando intercambian gestos a la distancia y entre medio de la gente). Un combate forzado y resuelto a las apuradas es el mejor síntoma del desequilibrio que acusa la película. Valiente demuestra ser dueña de una inteligencia específica, que se concentra en cosas particulares como el trabajo con el pelo o lo que se hace con Elinor osa, pero que falla a la hora de crear un universo consistente que no se ofrezca como mero espejo camuflado del presente. Será por eso, entonces, que el final emociona más allá de los problemas narrativos: el abrazo de Mérida y Elinor, que se encuadra en unos pocos planos bastante cerrados, expulsa esa Escocia con sus brujas, tribus guerreras, canciones lavadas y anacronismos varios. Solo quedan ellas dos y lo que Valiente mejor supo crear a lo largo de su hora y media de duración: la osuna Elinor y los pelos de Mérida, que cuelgan casi como en señal de la tristeza y la culpa infinitas que ahogan al personaje.
Pixar sorprendió desde su primera película “Toy Story”. Y con cada una de las siguientes debía superar sus propios parámetros. Todas lo lograron: “Monsters Inc.”, “Toy Story”, “Wall E”. “Cars”. Esas marcas requerían que el ingenio de la compañía se enfocara en una historia distinta, es decir (casi) realista. Se trata de un cuento de hadas que transcurre en el medioevo, en Escocia. La protagonista es una princesa adolescente con una relación tensa con su madre. La reina la quiere instruir en declamación, modales y laúd, además de buscarle marido. Pero ella va en el sentido opuesto de los deseos maternos. Y ese conflicto se agrava cuando interviene un hechizo que será el conflicto que guíe a la acción hasta el final. Siempre con humor, ironía, guiños a la actualidad y la idoneidad de Pixar.
Si pudiéramos definir un tema central en la mayoría de las películas infantiles, siempre será la familia. De una u otra manera, siendo una compuesta por humanos o por animales, el mensaje que más se queda en casi cualquier película animada es la familia y los amigos. Pixar no es la excepción, pues en cada película maneja este tema de una u otra manera, la gran diferencia de ésta compañía con las demás es la forma tan original, emblemática, conmovedora y artística con que lo hacen. Cada producto de Pixar nos ha encantado (aunque haya por ahí quienes digan que ha tenido uno o hasta dos tropiezos con los coches), y cuando anuncian una historia original, nos emocionamos como niños, sin importar la edad que tengamos y nos formamos con los hijos (quienes los tengan), con la pareja o hasta solos con tal de volver a ilusionarnos y de, en la mayoría de los casos (al menos a mí me ha pasado), soltar más de una lágrima con las historias tan hermosas que nos regalan en cada filme. Valiente (Brave) es la más reciente película del estudio de Luxo Jr. y sigue siendo tan encantadora como cualquier otra película de Pixar, le pese a quien le pese. Sí, probablemente no alcance los niveles de Buscando a Nemo o Wall-E en cuanto a emotividad, pero la historia está tan bien construida como los excelentes productos a los que estamos acostumbrados. Mérida es la princesa de un reino joven, que se niega a acatar las órdenes de su madre, quien anhela verla convertida en una dama. En el afán de cambiar su destino, se embarcarán en una aventura que incluye la magia y el misticismo que siempre rodea a tierras escosesas, hogar de esta historia. Yo les confieso, me enamoré de la princesa. Si, está hecha a base de clichés: la niña rebelde, que ama a su familia pero que quiere hacer su propia vida, decidir por ella misma y negarse a la vida que incluye lujos pero que también trae consigo muchas obligaciones. Y huye de casa para buscar su libertad pero se encuentra con que debe reparar el daño que hizo antes de huir. Probablemente suena muy trillado, pero si se ponen a analizar las películas de pixar, podríamos encontrar las mismas historias en otros lugares, y sin embargo seguimos disfrutando de ellas por la belleza, la calidad artística en cuanto a la animación, la construcción del guión y los desenlaces que, aunque esperados, siempre nos generan más de un sentimiento. Brave es así, es hermosa, idílica, mágica, encantadora, familiar, artística... una nueva joya. ¡Estas sí son películas animadas! ¡Estos sí son mensajes de valores bien llevados a la pantalla grande! Un soundtrack tan épico como hermoso a cargo de Patrick Doyle (quien sigo diciendo que tiene talento pero es menospreciado). La animación es de otro nivel, tanto por la magnífica cabellera de fuego de Mérida, como por los escenarios (aunque hay que admitir que el 3D no le da la profundidad que podría tener), y una historia sencilla, que en hora y media logra entretener a todo el mundo. A menos claro, que hayan perdido su niño interior y vayan al cine sólo a buscarle defectos a las cintas. Porque es obvio que ésta debe de tener más de uno, pero eso es lo de menos. Si la historia logra atraparte, la cinta te hace gritar, reir, sufrir y hasta llorar es maravillosa. Y Valiente lo es.
EN BUSCA DEL DESTINO Con la desastrosa CARS 2 (2011) creí que Pixar Animation Studios había agotado sus ideas y se había contagiado de Disney. Me equivoqué con lo primero, no con lo segundo. VALIENTE (BRAVE, 2012) vuelve a restaurar mi fe en el estudio creador de algunas de las mejores películas animadas, pero esta nueva producción no es lo mejor que dio. Y sabemos que puede dar más. Su historia (algo que casi no conocíamos gracias a los avances poco reveladores) es bella y divertida, pero además es simple, predecible y muy común en los films de Walt Disney Pictures. De hecho, varias escenas nos remiten a TIERRA DE OSOS (2003). Y aunque eso no la hace menos disfrutable, en materia de relato y originalidad sí es muy notaria la diferencia con otras más recientes como UP: UNA AVENTURA DE ALTURA (2009) o WALL.E (2008). Incluso, a veces es hasta débil por no contar con un villano sólido. De todas formas, sé que VALIENTE es la película para chicos más recomendable actualmente en la cartelera. Su emotiva fábula sobre la familia, la tradición, el amor y el destino es tan madura e inteligente como entretenida. Una animación cada vez más sorprendente, una gran banda sonora y sus hermosos paisajes ayudan a componer el ámbito en el que se desarrolla esta historia: Un reino lejano en el que la princesa Merida, un temerario espíritu libre, discute constantemente con su madre. Mientras la Reina se preocupa por el futuro de su hija, ella solo quiere encontrar su propio destino. Pero eso la llevará a romper una tradición que podría causar una guerra entre reinos, y a un maleficio que cambiará la vida de ambas para siempre. Eso es VALIENTE. Un relato con enseñanza muy tradicional, pero también un gran giro (¡Con aires feministas! ¡Ya era hora!) en la colección de Princesas Disney, y una cinta animada que apuesta por la relación madre-hija (algo pocas veces explorado a fondo por ambos estudios). Pero ojo, no es solo una película para nenas, porque una genial gama de personajes secundarios protagoniza escenas de acción/comedia divertidísimas y delirantes, cargadas de un humor muy Pixar, más que nada físico o de chistes que los mayores disfrutarán del todo. En momentos como esos, VALIENTE se aleja de Disney. Pero siempre termina volviendo. Por ahora no me preocupa, ya que VALIENTE sí es una fresca aventura con un gran corazón que late de principio a fin. Pero la precuela de la intocable MONSTERS, INC. (2001) es lo que sigue del estudio. Se estrena el próximo año y entonces sabremos cual es el verdadero destino de Pixar Animation Studios ¿Más películas animadas brillantes o secuelas/precuelas innecesarias que solo grandes productoras como Disney saben sacar?
La Arquera Colorada Posiblemente estemos ante la mejor animaciòn del año, si caer en las ampulosas repeticiones de las actuales versiones de las sagas de "La era del hielo" y "Madagascar", la productora Pixar nos ofrece una aventura redonda con fondo de una Escocia mìtica de acendradas costumbres y misterios. Mèrida es la protagonista, de roja cabellera enrulada, dueña de una personalidad rebelde y caprichosa, y cuyo mèrito es ser una excelente arquera -no de futboll sino de pràctica y tiro de flecha-, que en tren de acometer su propia aventura desembocarà en una madiciòn aplicada erròneamente a su madre reina. Desde 1998 con "Mulan" que no veìamos una heroìna màs decidida y vigorosa como èsta, pero hay que resaltar que no es un filme completamente para niñitos, y que su mejor apreciaciòn la harà un pùblico mayor de 10, 11 años de edad. Curiosamente aqui no hay "malos", sino que el relato va por el lado de la resoluciòn de un hecho erròneo al cual hay que darle fin, entre medio habrà humoradas -sin dudas casi todas dadas por el personaje del Rey Fergus (padre de Mèrida) cuando realiza sus juntas con las otras tribus guerreras- y una excelente animaciòn desarrollada con paisajes maravillosos que seràn màs disfrutados en una sala de cine. Una fantasìa absoluta que luce penetrante como el rojo color de cabello del sin igual personaje. NOTA: No hay que llegar tarde a la sala ya que antes de "Valiente", se proyecta un notable, bello y poètico corto de la Pixar titulado "La Luna" que es sencillamente imperdible!!
Juventudes en conflicto La gran promesa de la temporada vacacional infantil resultó finalmente una discreta decepción: Valiente, la nueva película de los estudios Pixar, parece confirmar la claudicación definitiva de la productora a la ideología Disney, que en definitiva es su verdadera dueña. No se trata de un detalle menor, pues significa la pérdida de una entera visión del mundo que había sabido distinguir a la compañía de John Lasseter, desafiando incluso a las tradiciones del imperio de Mickey. Pero aún con ciertos hallazgos estéticos, Va-liente significa el regreso de la hegemonía de las princesas, del conservadurismo ramplón y calladamente reaccionario de Disney, de su exaltación acrítica del status quo y del relato con destino de moraleja. El primer indicio lo da su argumento: Mérida, la joven protagonista de grandes rizos colorados, es (tenía que ser) una princesa. Acaso para justificar su futura rebeldía y su naturaleza salvaje, su ascendencia será vikinga, en tierras escocesas, y ya en la primera escena se planteará la dicotomía que dominará la película. Su padre, el enorme rey Fergus, le regalará un arco con flechas, a despecho de su madre Elinor; unos años después, cuando ya despunte su adolescencia, Mérida se habrá convertido en una excepcional arquera, pero también en una rebelde que se resiste a seguir los mandatos maternos, que la intentan educar en el rol de una princesa. El conflicto estallará cuando llegue el día de arreglar su matrimonio con los príncipes de otros clanes: Mérida terminará huyendo hasta encontrar a una bruja, que le preparará una poción mágica para cambiar a su madre… aunque el cambio será más físico que intelectual, y ahora Elinor correrá el riesgo de quedar convertida para siempre en un animal. A no ser, claro, que ambas se reconcilien con la tradición (que no tardará en tener su justificación). Dirigida alternativamente por Brenda Chapman y Mark Andrews, Valiente mantiene sin embargo cierta elegancia formal y precisión técnica, marcas estéticas de Pixar a las que por suerte aún no han renunciado. El vistoso plano secuencia aéreo que abre la película será continuado intermitentemente por otros, en una utilización a veces (sólo a veces) virtuosa del 3-D por su concepción del espacio como una entidad cinematográfica, aprovechando la profundidad de campo y toda la extensión del plano para dotar de dimensión dramática a los escenarios. Una distinción que se replica en la construcción plástica de los personajes, de una precisión técnica importante. Aunque si aún sobreviven ciertas reminiscencias de maestros como Hayao Miyazaki en su estética, nada de eso ocurre en lo argumental, ya que Valiente termina siendo un cuentito con gran moraleja final sobre la importancia de la obediencia a las instituciones. Muy diferente es el mundo que muestra Tilva Ros, magnífico debut del serbio Nikola Lezaic que hoy estrenará el Cineclub Municipal Hugo del Carril, cerrando una sorprendente trilogía sobre la juventud contemporánea (junto a las ya proyectadas Los amores imaginarios y Flores del mal). Retrato de la devastación social, cultural y económica de un país entero a través de la vida de tres jóvenes skaters, Tilva Ros es otro gran testimonio de nuestro tiempo, aunque esta vez urgente y radical. Formal y políticamente lúcido, el filme sigue la cotidianeidad de Toda y Stefan, dos amigos inseparables que se encuentran en un momento clave de sus vidas: han terminado la secundaria y están a punto de separarse porque uno irá a estudiar a la capital. La llegada de Dunja, mejor amiga de ambos pero novia de Stefan, terminará de desatar un triángulo de celos y violencia entre ellos (que por momentos se asemeja al filme cordobés El espacio entre los dos, aún no estrenado), quienes ya de por sí se relacionan a fuerza de golpes y agresiones. Hijos de la cultura audiovisual contemporánea, los jóvenes filman no sólo sus trucos con patinetas, sino también sus constantes pruebas de autoflagelación al estilo del programa Jackass. Se trata no sólo de la manifestación de un malestar interno ante una sociedad que no ofrece futuro, sino de un modo de existencia, de una cultura de la violencia y la marginalidad que los encierra en un círculo vicioso. La virtud de Lezaic es habitar ese mundo sin juzgarlo ni menospreciar a sus personajes, aunque a veces roce el límite del amarillismo, pero el virtuosismo en la puesta salva todo desliz: el realismo está dado aquí por la creencia en el plano secuencia como una ética formal, y no por la explicitud de la violencia. Cuando ésta emerja, será como testimonio de una forma de existencia, a través de la incorporación de los lenguajes audiovisuales de los propios protagonistas (sobre todo, sus filmaciones caseras de golpizas y hazañas), otra virtud de una película que esta vez sí intenta comprender a los jóvenes en sus propios términos. Por Martín Iparraguirre
Pixar continúa su reinado Es verdad que entre las 13 películas que la compañía de animación Pixar ha producido hasta el día de hoy existe alguna obra más bien floja (Cars) y algún incomprensible despropósito (Cars 2), pero de todos modos, el sello continúa siendo una indiscutible marca de calidad. Valiente venía anunciándose como una apuesta segura, ya que entre otras cosas contaba en sus filas de producción con varios de los más importantes creativos de la compañía: Pete Docter (director de Up), John Lasseter (director de la trilogía Toy Story) y Andrew Stanton (director de Buscando a Nemo y Wall-E) figuran aquí como productores ejecutivos. Si bien la directora Brenda Chapman no es precisamente una primeriza en materia de animación –hace ya doce años había filmado la película El príncipe de Egipto, y desde incluso antes diseñaba storyboards, base de la puesta en escena en esta clase de producciones–, menos aun lo es con el respaldo de semejantes artistas. La cosa parecía venir muy bien. Y así vino. Valiente es una imponente épica ambientada en un universo similar al que introdujo Dreamworks con Como entrenar a tu dragón, un pueblo vikingo medieval, de personajes adeptos al buen comer, a la fanfarronería y las actividades pugilísticas. Aquí nuestra protagonista es Mérida, una princesa destinada a la corrección y al estatismo, y a desposarse con el primogénito de algún clan vecino. Pero la princesa, cabellera rojo incandescente, pasa de todos los esquemas diseñados para ella y se caracteriza por su incorrección, su destreza con el arco y sus ganas de diseñar su destino de la manera en que a ella se le canta. La trama no podía ser más simple. El anacrónico alegato a favor de la rebeldía femenina y su conexión con vastos paisajes naturales podía bordear la frivolidad y la cursilería new age. Sin embargo, y paradójicamente, Valiente es una película poderosa, de personajes sólidos y difícilmente olvidables, de notable ritmo y excelente vigor narrativo. Son la precisión en el detalle, la minuciosidad en el diseño y el armado del guión y la puesta en escena lo que lleva a que este relato respire, vibre y que permita una activa inmersión en él. Un montaje paralelo que introduce un conflicto entre madre e hija sin que ellas hablen directamente entre sí, es una original y dinámica forma de exponer sentimientos acallados; una historia precedente que explica el universo presentado está contada en partes, con trazos sencillos y no por ello poco ilustrativos; un personaje que es entrañable y al mismo tiempo una temible bomba de tiempo aporta una nueva fuente de tensión que potencia el vértigo propio del relato. Se viene escribiendo y hablando mucho de lo llamativo de que un personaje protagónico en que la valentía es la cualidad más destacada, que se trate de un personaje fuerte que confronta a lo establecido, a todo y a todos. Pero no es realmente esto lo novedoso, –de hecho, dentro de Pixar ya se había trazado un personaje femenino igual de potente con Eva, de Wall-E–, sino el hecho de que una princesa no requiera de una contraparte masculina para alcanzar su plenitud. Aun las más modernas y recientes, como las de Encantada y Enredados, no escapan a ese mito cansino del príncipe azul, y en este punto hay algo muy destacable. Publicado en Brecha el 17/8/2012
Publicada en la edición digital de la revista.
La Valiente pelirroja de Disney Pixar pasa la prueba Cuando de proyectos Disney Pixar se trata, podemos estar seguros de que nada malo puede salir de esta unión de fuerzas. Y su última película, Valiente (Brave) no es la excepción a la regla. Este es la historia de la rebelde princesa Merida, o por lo menos una princesa es lo que su madre trató hacer de ella, sin éxito alguno cabe aclarar. Desde pequeña, la pelirroja amante de la aventura, adquirió gran habilidad con el arco y flecha, mientras que la reina no aceptaba tal comportamiento ya que no consideraba adecuado para una princesa. La Valiente pelirroja de Disney Pixar pasa la prueba Un día Merida, ya toda una adolescente, se da con la noticia de que los primogénitos de los tres clanes aliados de su padre Fergus deberán competir por su mano, a lo que ella se niega rotundamente. Tras una fuerte pelea con su madre, escapa hacia el bosque donde encuentra a una bruja a la que decide comprarle un hechizo. Ese hechizo nació del deseo de que su madre fuera diferente para así cambiar el curso de su propio futuro. La Valiente pelirroja de Disney Pixar pasa la prueba Las consecuencias de dicho embrujo y la complicada lucha contra el tiempo para revertirlo llevarán a Merida y a la reina a aprender valiosas lecciones que las ayudarán a ver y comprenderse mutuamente. Como en toda obra, y en especial animada, no pueden faltar los momentos emotivos, conflictivos y por supuesto los cómicos, estos últimos de la mano de los imparables trillizos y hermanos menores de Merida que se roban las escenas. La Valiente pelirroja de Disney Pixar pasa la prueba Valiente cuenta con excelentes animaciones, eso está más que claro, pero lo que realmente llamó mi atención fueron el cuidado y la calidad de los detalles. Por ejemplo, no pude evitar quedar fascinada con lo reales que son los movimientos del cabello de Merida (me entenderán cuando la vean). Por esta clase de dedicación en la creación de una película animada es que vale la pena invertir el precio de una entrada y admirar el trabajo de la forma que se merece. Durante la película fuimos testigos de los llamativos paisajes escoceses, sus tradiciones, cultura, vestimenta, entretenimientos y la característica música de las tierras altas con Patrick Doyle en el score. Un dato a tener en cuenta es que Brave es la primera película de Disney Pixar que tiene como protagonista a un personaje mujer y definitivamente no será la última. La Valiente pelirroja de Disney Pixar pasa la prueba Haciendo un punto y aparte, vale la pena dedicar unas líneas a los famosos cortos de Pixar que se han vuelto una costumbre ver antes de cada una de sus películas. Esta vez disfrutamos de la dirección de Enrico Casanova con La Luna, una peculiar historia que tiene como trama principal un peculiar trabajo. No quiero decir más nada porque vale la pena que lo disfruten ustedes. Mientras tanto, pueden disfrutar de un breve clip.
Hasta hace poco, Pixar era sinónimo de excelencia. Excepcional técnica digital, formidables guiones... una máquina de generar clásicos y tanques de taquilla. Pero algunas piezas se deben haber desplazado en el tablero - léase, creativos de porte que se van, u otros de menor calidad que llegan en reemplazo-, o bien la todo poderosa subsidiaria de la Disney ha entrado en la meseta de desgaste por la cual pasan todos los genios... como sea, lo cierto es que los últimos títulos de Pixar vienen flojos, y Valiente no hace más que confirmar el punto. Mientras que la animación es sobresaliente, el libreto deja mucho que desear, ya que la historia se vuelve confusa, dispersa y - lo más increíble de todo - bastante violenta para ser un producto orientado al público infantil. Da la impresión que el libreto comenzó con una idea, después el guionista se perdió en el camino y terminó rumbeando para cualquier lado, ya que el final dista bastante de ser satisfactorio. Bien se puede poner a Valiente al lado de Cars 2 como los títulos más opacos de la historia de Pixar. La cosa viene de fantasía medieval, con princesa rebelde y algo salvaje que está en contra de las tradiciones, y que decide hacer las cosas a su modo. La protagonista exuda carisma y terquedad, y su excepcional talento con el arco y la flecha hacen presagiar algún tipo de aventura formidable. Si al fin y al cabo la película se llama Valiente y la heroína es una pelirroja de mal carácter que dispara flechas mejor que Robin Hood y Legolas juntos, uno anticipa que en algún momento la chica deberá ir a cazar algún bicho gigante o, bien, se internará en algún terreno super peligroso en donde ejercerá sus dotes de arquería. ¿Verdad que uno piensa eso?. Pues la gente de Pixar piensa lo contrario y, a mitad de la película, decide pulverizar toda la utilidad de la subtrama sobre el talento arqueril de la chica de cabeza de fósforo. Saca de la galera una bruja - que no es buena ni mala, sólo incompetente -, la cual se cruza en el camino de la protagonista y le da una poción para cumplir su deseo: sacarse de encima la ceremonia de elección de candidatos a desposarla, una tradición que viene de épocas ancestrales. El problema es que la pócima sale para el traste y la madre de la pelirroja - que es la que insiste con llevar a cabo la ceremonia - termina convirtiéndose en un gigantesco oso negro. Mientras que hasta ese entonces todo venía salpicado con aventura y humor, a partir del hechizo Valiente empieza lenta - pero progresivamente - a descarrilarse. Los hechos van a los saltos y la fluidez brilla por su ausencia; por ejemplo, tenemos que la bruja ha desaparecido y sólo atinó a dejarle a la pelirroja un puñado de pistas sobre el hechizo (en un caldero que actúa como un bizarro contestador automático), las cuales no son muy claras que digamos; hay una subtrama en donde este hechizo se relaciona con otro anterior (que involucra a unos príncipes herederos peleados entre sí), y que tiene que ver con el oso asesino que ronda la zona; hay un tapiz que debe ser emparchado para corregir el hechizo - una conclusión que saca de la nada la protagonista -; y un montón de peleas entre humanos y osos, o entre osos y osos, que son bastante mas violentas de lo que uno podría esperar de un producto Pixar / Disney, incluyendo tajos, mutilaciones y alguna que otra muerte. Mientras que el aspecto violento es discutible pero ineludible - a final de cuentas, no se trata de una historia sobre carmelitas descalzas, y tanto la era como el lugar en donde viven los protagonistas son de por sí peligrosos -, uno se pregunta por qué la puesta en escena no resolvió ese punto de una manera mas diplomática. Siempre viene a cuento la muerte de la mamá de Bambi, la cual ocurre fuera de cuadro y se escucha sólo el disparo. Algo similar podría haberse aplicado acá, resolviendo las cosas sin la necesidad de ser tan explícito. Pero Valiente no pierde puntos sólo por eso; la segunda mitad de la historia es desprolija, con cosas traídas de los pelos - por ejemplo, Merida cosiendo un tapiz de apuro mientras cabalga a toda velocidad por el medio del bosque (!!), amén de que todo esto ocurre de noche (!!!) -, subtramas que quedan sin explicación (por ejemplo, la del antiguo heredero del reino que también fuera hechizado), y una sensación generalizada de que todos los sucesos del final están forzados. Es posible que lo que uno ve no sea mas que el reflejo de los problemas de producción que tuvo el filme - la directora Brenda Chapman se tomó el piro a mitad del rodaje, citando diferencias creativas -, porque el 50% del filme anda muy bien y después se va de foco mal, metiendo historias, recursos y personajes que no se condicen con las expectativas creadas en la primera mitad. Da la impresión de que es un libreto que se quedó sin ideas a mitad de camino, y decidieron empardarle una trama de una fantasía a último momento. Valiente está ok, aunque no la veo recomendable para alguien con menos de 10 años de edad. Para el resto del público es un espectáculo pasable pero con problemas de historia, los cuales son indisimulables. Todo esto da como resultado algo medianamente entretenido y tolerable, aunque en absoluto memorable.