Los guardianes de Zhao. ¡Sorpresa! Marvel patea el tablero, y de la mano de la recientemente galardonada directora Chloé Zhao (Nomadland, Oscar Mejor Película 2020), saca a la luz un producto que busca cambiar con el continuo esquema que hasta el momento nos tenía acostumbrados. Y con cambiar el esquema me refiero a que, a medida que los minutos vayan pasando, podremos apreciar cómo la mano de la realizadora irá tiñendo con diálogo y desarrollo apropiado, un género que se encontraba arraigado a una estructura lineal que como nada ofrecía, nada emocionaba. En esta película se presentan ante nosotros Los Eternos, unos superhéroes que estuvieron desde la creación del universo bajo el único propósito de servir como guardianes de los seres humanos contra la amenaza de los “Desviantes”, unos depredadores letales. Es así como estos seres superiores, han presenciado siglos de la historia humana siendo testigos de diferentes guerras y conflictos que fueron moldeando el mundo moderno, hasta llegar al presente. Tras la eliminación total de los Desviantes, y golpeados por la crueldad humana, el grupo, quien se encontraba liderado por Ajak (Salma Hayek) se divide por diferentes partes del planeta para poder adaptarse a una vida entre humanos; y por supuesto que será el regreso de estas criaturas, el argumento principal para que vuelvan a reunirse. Eternals es una película que toca los cimientos del UCM: intenta sumergirse en su creación y como son las reglas que rigen en el mismo a través de una historia que siempre debe jugar con la consigna de tener que adecuarse a cierto público. Es justamente por ello, que la película desde un principio cuenta con una cierta carga de “riesgo” al intentar adaptar todo lo que tiene del material original en los comics. A medida que corran los minutos, se nos presentará ante nosotros un producto que entiende de desarrollo; que sabe cómo hilvanar elementos históricos para que la trama mantenga siempre cierta cuota de misterio al ir desencadenando cada conflicto. Esto lo consigue con cortes directos al pasado en donde no solo conocemos aún más a los personajes, sino que vamos desentrañando cuál era en realidad su misión en la tierra. La película se luce al momento de integrar un aura policial a este género que siempre fue directo y sobre todo, conocido por el golpe por golpe. En Eternals, si bien no escasean las escenas de acción, hay una presencia mayor de diálogo; dialogo que no cae en la trampa de ser explicativo o grandilocuente, sino que realiza la tarea fina de ir conformando una historia que además de dar conclusión a una trama específica y dificultosa, debe también sortear por momentos de comedia que, increíblemente, no decaen con el clímax del film. Aun así, no todo lo que brilla es oro. Si bien Eternals es arriesgada y propone algo diferente (al fin), deja algunos huecos narrativos que molestan, y por ende termina conformando una película que, en la búsqueda de cumplir con todas sus pretensiones, le terminará debiendo a los espectadores alguna que otra respuesta. Si bien por momentos la información se desordena y ciertas conclusiones terminan forzadas, Eternals se conforma con ser un film interesante y diferente en donde la mano de la directora logra destacarse con aplomo y personalidad. No es la mejor película de la mega productora, pero también está lejos de ser la peor.
Hay proyectos tan grandiosos que terminan no entrando en ningún lado. Después de toda la Fase 3 que abarcó una veintena de películas y su cierre, que fueron dos películas que se transformaron en eventos que iban más allá de lo cinematográfico. Todo lo que vino fue poco y todo es comparado con aquellas películas que marcaron el final de The Avengers pero por fuera de ese canon tradicional se estaba preparando algo diferente. ¿Cuán diferente? Ficharon a Chloe Zhao la directora ganadora del Oscar por Nomaland. es decir la productora de las franquicias que más facturan contrató una directora que es alguien con una mirada más personal y que hace “cine de autor”. La historia de los cómic dice que durante años Stan Lee y Jack Kirby fueron socios en, tardaron años hasta establecerse y en el camino eran apaleados por su principal competidor. Kirby era un ilustrador extraordinario y Stan Lee un líder creativo y en algún momento Kirby se fue a DC, la competidora directa de Marvel, para hacer otras cosas y cuando volvió la empresa que había ayudado a crecer fue para desarrollar algo nuevo. Ubíquense en 1975, Los Eternals fueron el regreso de Kirby a Marvel, una historia de semi dioses creados por un ser superior que además creó otros seres Los Desviantes que iban a atacar a la humanidad. Todo el asunto abarcó varios números pero en 1978 se cortó. Volvamos al mundo del cine donde hoy Marvel forma parte de Disney y tiene varias décadas de historietas listas para ser llevadas al cine. El problema es que elegir y cuál el tono a elegir para hacerlo. Kevin Feige, que es el que decide lo que se hace en el MCU eligió una directora de prestigio, le consiguió varios guionistas y contrató un elenco sorprendente en su amplitud (y su costo) para poner en el cine a Eternals. Diez protagonistas que son seres creados por un ser superior que están desde el comienzo de los tiempos entre los humanos luchando contra Los Desviantes y que cuando ganaron decidieron dispersarse y desde ese momento no se han vuelto a juntar. Pero se quedaron viviendo en la Tierra y vieron a los humanos desarrollarse sin intervenir para nada. Tal fue la obediencia de los Eternals a sus órdenes que ni siquiera impidieron el chasquido de Thanos. Cuando empieza la película, después de explicarnos todo esto nos dicen que ahora sí, que ha llegado el turno de que los Eternals actúen. Para eso hay que reunirlos a eso se dedica la película durante un largo tramo, vastos minutos del relato se usan para presentarnos a los protagonistas y contarnos qué es lo que cada uno de ellos piensa después de haberse pasado toda la vida en la tierra y acá viene una idea interesante: el equipo no está unido. Las distintas ideas que han desarrollado hacen que les cueste volver a trabajar juntos como lo hicieron para acabar con los desviantes la primera vez. Llegados a este punto ya no vamos a contar más, nada para que el espectador que quiera entrar en ese mamotreto que nos trajo Marvel lo haga tranquilo pero teniendo en cuenta que es la película más rara del estudio, la película se aleja del tono que hace de esas producciones las favoritas de muchos. Los protagonistas no son superhéroes, son semidioses que descubren su verdadera misión y como corresponde a toda buena mitología, estos semidioses tienen un montón de defectos y contradicciones. Se supone que Eternals es una película de muchas primeras veces en Marvel, dicen que hay sexo, dicen que hay personajes no binarios, incluso a uno de los protagonistas que es sordomudo en la historieta original que ha sido cambiado y es una mujer sordomuda. Todo eso es cierto pero no agrega nada y la diversidad que se ve en pantalla y de la que se quejan mucho es apenas un dato, los que se molestan por eso se molestan por la diversidad no por la película, el problema de la película es que pasadas dos horas apenas está terminando de presentar algunos personajes. Otro problema de la película es el alivio cómico, al fin y al cabo hasta una directora de cine de autor tiene que aceptar el estilo de Marvel, ese alivio cómico no es funcional al relato y ni siquiera funcionan sus chistes. ¿Es mala Eternals? se preguntará el que está leyendo esto y pasó por encima de la calificación numérica y la respuesta es que no se puede decir que sea mala porque los actores están muy bien, porque Cloe Zhao sabe donde poner la cámara para filmar bellos atardeceres y porque en algunos momentos de sus más de dos horas y media algunas cosas funcionan. El problema es que a muchos lo que pasa en la pantalla llega un punto en que les da lo mismo, porque no les da más la cabeza de tanto bicho, tantas historias y tanta belleza en pantalla. ETERNALS Eternals. Estados Unidos, 2021. Dirección: Chloé Zhao. Intérpretes: Gemma Chan, Richard Madden, Angelina Jolie, Kumail Nanjiani, Salma Hayek, Brian Tyree Henry, Barry Keoghan, Don Lee, Lauren Ridloff y Lia McHugh. Guion: Chloé Zhao, Patrick Burleigh, Ryan Firpo y Kaz Firpo, basado en el cómic de Marvel de Jack Kirby. Fotografía: Ben Davis. Edición: Dylan Tichenor y Craig Wood. Música: Ramin Djawadi. Distribuidora: Disney. Duración: 157 minutos. Apta para mayores de 13 años.
Los Eternals llegan al cine con un ensañamiento negativo de cierto sector de la prensa que se siente exagerado. Aunque como propuesta cinematográfica y adaptación del cómic resulta decepcionante, tampoco es la peor película de la franquicia. En el pasado vimos situaciones parecidas donde los proyectos quedaron a cargo de realizadores talentosos que sobresalen en otro tipo de cine, pero después no consiguen conectarse con los contenidos de las historietas. Eterno resplandor de una mente sin recuerdos es probablemente una de las mejores películas que surgieron a comienzos del siglo 21 y nadie puede cuestionar que Michael Gondry es un gran director, sin embargo cuando le tocó adaptar El avispón verde hizo un desastre. En ese caso también le jugó en contra el horrendo guión de Seth Rogen. Con este estreno sucede algo similar. Mientras Marvel siga con esta actitud pretenciosa de delegar las películas en directores aclamados del cine independiente que no tienen ninguna empatía por el género de superhéroes vamos a tener más películas como los Eternals. A veces puede salir bien como ocurrió en Black Panther, donde Ryan Coogler se conectó con el personaje y el mundo de fantasía que ofrecía, pero son ejemplos que tienden a ser excepciones. En el caso de Chloe Zhao, quien viene de ganar el Oscar por Nomadland, creo que ella tuvo la intención de aportar algo diferente (y por momentos lo consigue) pero la dimensión ambiciosa de esta propuesta la superó y la película se le fue de las manos. Tampoco ayudó que tuviera un equipo de ineptos a cargo del guión como Patrick Burleigh, cuyo mayor mérito fue Peter Rabbit 2 y los hermanos Firpo, una dupla de realizadores de cortos institucionales para UNICEF. Pese a todo, Eternals cuenta con algunas cualidades que sería injusto no resaltar porque tampoco todo es un desastre como lo pintan las críticas más negativas. En principio cabe destacar que se trata de la primera película del MCU que hace el esfuerzo por despegarse de la fórmula comercial del estudio y ese es un mérito que hay que reconocerle a Zhao. Desde las secuencias iniciales el tono del relato es mucho más serio de lo que estamos acostumbrados a ver en esta franquicia y toma el riesgo de introducir a los personajes de un modo diferente. En lo referido a los aspectos visuales sobresale también el diseño de producción que ofrece una muy buena ambientación en escenarios de diversas culturas. Por otra parte, el humor quedó relegado a un plano secundario y aunque ningún chiste resulta desopilante ese contenido nunca llega a ser una molestia. La trama está inspirada por las versiones más actuales de los Eternals en los cómics y consigue establecer algunas cuestiones filosóficas que son interesantes. De no ser por alguna mención a un par de supehéroes conocidos, el primer acto prácticamente no parece un film de Marvel y eso es muy positivo porque esta saga necesitaba un poco de aire fresco. Lamentablemente el interés que podía despertar este espectáculo enseguida se desinfla con la ejecución de los conceptos establecidos y en esta cuestión sobresale el problema del guión. La película de Zhao intenta abarcar tantas cosas a la vez que el resultado final termina siendo caótico, ya que se introduce la compleja mitología de los personajes, la presentación del reparto, las temáticas de diversidad y un conflicto central que no despierta demasiada emoción. No había ninguna necesidad que la película de los Eternals tuviera diez personajes centrales. Podrían haber comenzado con cuatro o cinco miembros del grupo para introducirlos de a poco y con el paso del tiempo sumar al resto. Angelina Jolie, por ejemplo, está excelente en el rol de Athena pero apenas se la puede disfrutar debido a que la narración salta de un personaje a otro y a esto se le suma los numerosos flashbacks de exposición que transcurren en diversos períodos de la historia humana. En cuanto al rol de los villanos la labor de los guionistas es bochornosa y califica entre lo peor del MCU. Los Deviants, que en el cómic representan una interesante raza alienígena con una agenda particular en la Tierra, en la película terminaron convertidos en bichos rechazados de un casting de Jurassic Park con un paupérrimo CGI. La directora Zhao tampoco presenta grandes ideas a la hora de plasmar el concepto de los Eternals en un espectáculo visual atractivo. Más allá de sus redundantes escenas con la puesta del sol al atardecer, el tratamiento de la acción y la fantasía es terriblemente insípido y se nota su desconexión absoluta con este género. En cuanto al contenido de inclusión y diversidad que tanto promociona el estudio, la verdad es que el tratamiento de esta cuestión es irregular. Después de 20 películas donde jamás les importó abordar estas cuestiones ahora de la nada usaron a los Eternals como chivos expiatorios para lavar culpas. Bievenida sea la diversidad al MCU pero hay que trabajarla con más honestidad para que no se sienta un golpe marketinero. El personaje de Phastos, que ahora es representado como un hombre gay, dentro de todo quedó bien parado al tener un mínimo desarrollo que nos permite conocer su vida familiar. Un caso diferente lo encontramos en el rol de Makkari, a cargo de la actriz sorda Lauren Riddof, quien es tratada como un objetivo decorativo que aparece en las pocas secuencias de acción. Al margen de recordarnos que la heroína superveloz tiene más dignidad que el Flash de Ezra Miller, la condición de su sordera queda como un burdo casillero que los productores completaron en la planilla de diversidad. Nunca le dan un lugar para destacarse ni se desarrolla su historia, en parte por esta cuestión que mencioné sobre el exceso de personajes que impide tener una introducción correcta del grupo. En definitiva los Eternals dejan el sabor amargo de contar con una ejecución insípida que no despierta ningún entusiasmo por esta fase del MCU. Por cierto, el film cuenta con dos escenas post-créditos intrascendentes que podrán ser más apreciadas por los lectores de cómics, ya que el resto del público no entenderá absolutamente nada.
Esta semana desembarca en cines de todo el mundo la nueva gran apuesta de Marvel Studios: «Eternals». Se trata de la primera película, de un equipo de superhéroes, dentro de la fase 4 del Universo Cinematográfico de Marvel (UCM). La encargada de convertir en realidad la historia de los eternos es la recientemente oscarizada Chloé Zhao. Recordemos que el año pasado estrenó la multipremiada «Nomadland», con Frances McDormand como protagonista incuestionable. En esta ocasión, la directora oriunda de Pekín, se sale de su clásico estilo audiovisual independiente y temáticas relacionadas a los conflictos internos de los protagonistas para aventurarse en una monumental historia al clásico estilo Marvel, con planeta al borde de la destrucción incluido y todos los necesarios clichés del género. La historia se basa en los cómics creados por Jack Kirby en la década del 70. Narra la historia de los Eternos, una raza de seres inmortales con poderes sobrehumanos que han vivido en secreto en la Tierra durante miles de años. Quienes se pregunten por qué no interfirieron antes, quédense tranquilos que existe una respuesta muy simple. Esta incorporación expande aún más los horizontes de la empresa que recién comienza a esbozar las nociones de multiverso, conceptos temporales, universales e intergalácticos que rigen el UCM en su totalidad. Dicho todo esto, empecemos con nuestra experiencia al visualizarla. Cinematográficamente es impecable, tal vez una de las más delicadas y estéticas películas de la franquicia. La directora insistió en utilizar la mayor cantidad de escenarios reales para las tomas y eso tiene un impacto directo en el resultado final. Todo se siente muy tangible y verosímil, le aporta mucha credibilidad a la historia y le brinda un aspecto sobrio, moderado y realista, que corta con la extravagancia en exceso de otras entregas. Sin embargo, eso no significa que cuente con poca espectacularidad visual, toda la presentación de los poderes de cada personaje y el uso de sus habilidades en el campo de batalla, la dota de la maravilla necesaria para que disfrutemos enormemente de lo que vemos. Nobleza obliga, debemos mencionar las inacabables puestas de sol que rodean el mundo de Zhao, es clara su devoción hacia la majestuosidad de la «hora mágica». El gran problema del filme es su guion. Y no queremos decir que hay un problema de guionistas, o de elecciones, el problema es el tamaño del argumento. Estamos frente a un relato que funge como presentación de una nueva raza de superhéroes, con una breve introducción de cada uno de esos 10 personajes, sumándole que tienen la obligación de interpelar al espectador. También, presenta a nuevos villanos: los desviantes. Debe explicar muchísimos nuevos conceptos e ideas en torno a los «Celestiales» y su función dentro del universo. A la vez nos presenta un conflicto central que involucra la destrucción del planeta, varios subconflictos amorosos y problemas de ego y motivaciones dentro del equipo. Es prácticamente imposible que todo eso se pueda unificar en un poco más de dos horas sin tener algún que otro inconveniente. Para darnos una idea, sería algo así como que «Avengers» (2012) se haya estrenado sin ningún largometraje previo y tengan que explicar todo ahí mismo. Tal vez, lo más conveniente hubiera sido desistir de algunos conflictos o explicaciones para no sobrecargar de información al público. La inexperiencia en el género por parte del equipo de guion, tal vez se vio reflejada en el excesivo uso de flashbacks como recurso develador de misterios o la abundancia de diálogos que explican hasta lo más mínimo. De todas formas, no es algo que aturda. Claramente no juega en las ligas de entretenimiento que nos tiene acostumbrados el estudio, pero la comicidad está presente, y gana en otros aspectos que la convierten en un caso aislado dentro de la franquicia. El metraje presenta una visión mucho más madura y rompe con varias reglas tácitas. Una de ellas es que presenta héroes que no brillan por sus cualidades exteriores, sino que resplandecen por sus atributos internos. Sus poderes casi que pasan a un segundo plano en los momentos clave del relato. Tampoco tiene miedo en desarrollar escenas de sexo, o besos, entre personas del mismo género, algo completamente vedado hasta el momento. El motor de acción de los personajes en la esperanza y los buenos deseos hacia la humanidad, y toma mucho de la filosofía oriental para explicitar este rasgo. Hasta en los momentos más caóticos de batalla (que hay muchos), reina la serenidad por sobre el descontrol. Necesitaríamos un segundo artículo para poder hablar, como corresponde, de la cantidad de actores delante de pantalla. La historia de cada uno vale la pena ser contada. No se trata solo de celebridades del tamaño de Angelina Jolie o Salma Hayek (por cierto, la primera heroína que habla español). Encontramos pequeñas joyas como el surcoreano Ma Dong-seok en la piel de Gilgamesh, el comediante pakistaní Kumail Ali Nanjiani como Kingo, el irlandés Barry Keoghan como Druig, la estadounidense Lauren Ridloff como Makkari (quien es sorda e incluyeron el lenguaje de señas en el filme gracias a su personaje) y hasta Kit Harrington en un pequeño pero importante papel. Paramos de contar para no aturdir al lector, pero este problema de cartelera se transpola a los personajes y algunos reciben mucha menos atención que la que deberían. Está claro quiénes son los protagonistas, y quiénes los acompañantes, pero irremediablemente hay que decir que a algunos le sienta mucho mejor el casting que a otros. No es la primera vez que Marvel apuesta por traer directores con nombres propios y estilos definidos para refrescar la desgastada fórmula de sus productos (desgastada, no quiere decir poco efectiva). En ocasiones anteriores pudo haber sido James Gunn o Taika Waititi, dos directores que dieron en el clavo con sus coloridas, desprejuiciadas y divertidas formas de encarar una cinta héroes interplanetarios. Pero ahora estamos frente a un choque diferente. Mientras Gunn venía de dirigir «Super» (2010) y Waititi dirigió «What We Do in the Shadows» (2014), dos cintas similares al estilo de la casa, Zhao viene de la mencionada «Nomadland», «The Rider» (2017) o «Songs My Brothers Taught Me» (2015). Sus películas son profundamente terrenales, y no está demás mencionar que en todas ella fue guionista, directora y productora, lo que significa que siempre controló todos los aspectos de su obra. En consecuencia, la combinación del sello de autor con la receta mega estudiada del gigante de los comics, da como resultado una pieza muy especial. Indudablemente será muy discutida ya que el look adulto y las vibras realistas que desprende la cinta no se corresponden para nada con las históricas formas de este universo, que ya cuenta con 25 entregas (sin contar series y películas aún no estrenadas). Pero parece razonable, y hasta necesario, eventualmente salirse de la zona de confort con el afán de seguir mejorando las características básicas del género. «Eternals» configura un estilo radicalmente diferente, que viene a convertirse en la primera en su impronta. En el futuro, veremos si queda como un caso aislado, o si los directivos del estudio deciden seguir explorando la huella que plantó Zhao. Lo cierto es que vale la pena disfrutarla en pantalla grande. La película de Marvel, menos Marvel, merece recibir el respeto de los fans tan solo por el hecho de animarse a salir del molde y regalarnos una atípica historia de superhéroes.
Inicio de la saga de los «Eternals», una raza de seres inmortales que vivieron en la Tierra y dieron forma a su historia y a sus civilizaciones.
Eternals: más grande que la vida misma El MCU se sigue diversificando en la nueva película de Marvel Antes de los Avengers, incluso antes de la creación de la humanidad, existieron los Celestiales. Y esta es su historia… sean bienvenidos y bienvenidas a Eternals. ¿De qué va? Eternals gira en torno a un grupo de héroes, los Eternos, que provienen del espacio y que han protegido la Tierra desde los comienzos de la humanidad. Cuando unas criaturas monstruosas llamadas Desviantes, que se creían perdidas en la historia, misteriosamente regresan, los Eternos se ven obligados a reencontrarse para defender al mundo una vez más. El velo sobre el futuro del MCU se sigue abriendo poco a poco. Mientras WandaVision trajo el tema de la magia del caos a la receta, y Loki abrió el paradigma del multiverso (algo así, hilando muuuuy fino), en el medio de todo esto comienza a surgir la posibilidad de los Dark Avengers. Así, con cada nuevo producto que surge las piezas de lo que va a ser la cuarta fase se van acomodando. En este caso se abre otra puerta. Una que tiene cientos de miles de billones de años. El gran problema de Eternals (y su potencialidad) radica en que es la primera vez que Marvel abre tanto el juego a high concepts bigger than life (conceptos más grandes que la vida). Cuando comenzó la creación aparecieron los Celestiales… “dioses” gigantescos capaces de crear mundos y vida. Para equilibrar el universo definieron dos fuerzas: una destructora y otra para fomentar la evolución. Ambas fuerzas viven en constantes mundos y a través del tiempo en un enfrentamiento eterno por el alma de cada planeta. Ellos son los Eternos y los Desviantes. En la Tierra, esa lucha se dio hace miles de años. En el comienzo de la humanidad, entre los ríos Éufrates y Tigris, aparecieron 10 Eternos para eliminar a los Desviantes. Durante años protegieron a los humanos hasta que finalmente acabaron con la fuerza de muerte. No obstante, como consecuencia de los hechos de Avengers Endgame (y otros que no valen spoilear), los Desviantes vuelven con más fuerza que nunca… y aquellos Eternos que se habían separado hace cientos de años deben volverse a juntar. Lo más importante de la película es su cast: está protagonizada por Gemma Chan (Locamente millonarios), Richard Madden (Game of Thrones), Kumail Nanjiani (Silicon Valley,), Lia McHugh (La cabaña siniestra), Brian Tyree Henry (Atlanta), Lauren Ridloff (The Walking Dead), Barry Keoghan (Dunkerque), Ma Dong-Seok (Invasión Zombie), Kit Harington (Game of Thrones), Salma Hayek (Del Crepúsculo al Amanecer), y Angelina Jolie (Maléfica). La diversidad está a la orden del día, y tiene sentido en la representación de las diferentes variantes que habitan nuestro mundo. Y detrás de todo eso está la visión de la directora Chloé Zhao, que ganó el premio Oscar al mejor director de este año por Nomadland. Cosas a tener en cuenta: dura casi 3 horas, tiene un ritmo muchísimo más lento que otras cintas del MCU, busca basarse más en la relación entre los personajes, su contacto con la humanidad, su pasado, y sus demonios internos que en repartir patadas y piñas. Cuando la acción aparece, los efectos visuales son impactantes. En algunos aspectos, tiene un mood similar a Dune en donde todo es GIGANTE. También es un lindo ejercicio para quienes aman la historia. Los flashbacks nos llevan y traen a diferentes momentos de la vida de estos Eternos, y eso tiene su relato con urbes, conquistas y un pasado doloroso pero hermoso a la vez. El humor es un poco forzado y medio innecesario, concentrándose en Kumail y Kit. Por otra parte, no teme en meterse en temas más dolorosos como el Alzheimer representado en Angelina Jolie que tiene una condición que la hace tener lagunas mentales y comenzar a perder los recuerdos sobre quien es. Eternals termina siendo desafiante para quienes no aman los comics. Mientras que el mundo de Marvel se sentía con-los-pies-en-el-suelo con personajes más terrenales como Iron Man y Captain America, luego abrió el espectro a los Guardianes de la Galaxia y Captain Marvel, intentando siempre hacer base en el planeta Tierra. Esta vez, a nivel conceptual es mucho más grande, iniciando con una secuencia explicativa bastante extensa que se posiciona miles de millones de años en el pasado. Además, trae conceptos directos de Jack Kirby (guionista seminal del mundo comiqueril, que fue el creador de los personajes y también hizo lo suyo en DC Comics con Darkseid y el Cuarto Mundo) como la Uni-Mente, que si no estás muy enganchado con el género va a resultarte algo extraño. Hacia el final, nos damos cuenta que tendríamos que haber leído la etapa actual de Avengers (escrita por Aaron), todo lo correspondiente a Thanos y su familia, y el mundo inglés de los cómics de Marvel… sin toda esta data, el final y las escenas post-créditos van a ser un WTF total para los y las neófitas. Sin lugar a dudas, un espectáculo para ver en pantalla grande que denota la total libertad de creación para su directora Chloé Zhao… algo que en tiempos de procesados y comida rápida, no abunda.
Esperado estreno de la Fase 4 de Marvel, con una directora indie, Chloé Zhao, fundando un nuevo mundo cinematográfico para este grupete de casi inmortales que deben proteger al planeta Tierra de criaturas algo hostiles. Para conocer la historia de los Eternals, la cinta no ahorra en explicaciones, nos remontaremos a la creación de nuestro planeta, a ese ciclo eterno de destrucción y refundación. Es así que aparecen los Celestiales, una raza alienígena que mientras realiza estudios y experimentos, crea a los Eternos y los Deviantes. Los primeros muy similares en apariencia y costumbres, al ser humano; y los segundos con aspecto y hábitos de animales salvajes. Además de créalos los enfrenta, porque la misión en la Tierra de lo Eternos, será proteger a los seres humanos de los Deviantes. Si, una historia con toda la épica, con semi dioses que poseen poderes extraordinarios y que lucharán a través de los siglos para seguir el mandato de seres gigantescos que controlan el rumbo de la galaxia entera. El grupete eterno está compuesto por Sersi (Gemma Chan), quién tiene intenciones románticas con Ikaris (Richard Madden). Ajak (Salma Hayek), que es la líder; también está la guerrera Thena (Angelina Jolie), el forzudo Gilgamesh (Ma Dong-seok), Kingo (Kumail Nanjiani), en la actualidad devenido en una estrella de cine indio; el controla mentes Druig (Barry Keoghan), la veloz Makkari (Lauren Ridloff), el genio Phastos (Brian Tyree Henry), y la pequeña Sprite (no, no es una gaseosa, es Lia McHugh). La película narra un prólogo sobre la gestación de esto seres, y los muestra tanto en sus individualidades como en su funcionamiento grupal. Entre idas y vueltas a través de los siglos, cada quién va delimitando un modo de vida, y con el supuesto exterminio de los Deviantes en la Tierra, ellos solo se abocan a esperar el llamado final para retornar a su hogar. Claro que las cosas se desvirtúan, ocurren hechos inesperados e impactantes, por lo que se tendrán que volver a reunir para hacer frente a la situación. Eternals hace mucho hincapié en las luchas siderales a la que nos tiene acostumbrados Marvel, con efectos especiales all inclusive, explosiones y gente volando por todos lados (dedicado al fandom). Por otro lado, se indaga sobre la identidad del grupo y sale a relucir lo emocional de cada uno. O sea, más allá de la acción propiamente dicha y el humor (y los easter eggs) que funcionan como catalizador empático con los personajes, hay una búsqueda del tipo existencial por parte de la directora. Si bien la cinta no es algo excepcional, es divertida, tiene buen ritmo y deja la puerta abierta para seguir descubriendo las aventuras de estos chicos que aún le queda mucho por resolver. Atentos que hay dos escenas post créditos muy reveladoras… y una de ellas (esta es una apreciación muy subjetiva), hace que merezca la pena el inicio de este nuevo cosmos marvelita.
¿Qué impulsó a Chloé Zhao, la última ganadora del Oscar a la mejor dirección a ponerse tras las cámaras de esta propuesta? Sin respuestas, ya que se extraña la profundidad lograda en Nomadland, su arraigado sentido y amor por el cine clásico que termina narrando aquí de manera superflua y cuasi cocoliche, con diálogos solemnes que intentan, además, fundar una nueva saga de la que la escena postcreditos ya impulsa al fandom pero que sólo es eso, más de lo mismo.
Eternals es una película muy esperada por la innumerable cantidad de fanáticos que tiene Marvel, y finalmente llegó a las salas. La elección de Chloé Zhao, fue una sorpresa para este tipo de films después de la independiente "Nomadland", pero hizo un gran trabajo. Con guión de Zhao, Patrick Burleigh, Ryan Firpo y Kaz Firpo la historia está basada en el cómic de 1976 de Jack Kirby y se mueve mediante cambios temporales, ubicándose detrás de "Avengers: Endgame". Los Eternals tienen una particularidad importante: no envejecen. Provienen del Planeta Olympia, y su deber es defender al Planeta de los Desviantes, monstruos similares a los Dragones que se mueven a gran velocidad y emergen del agua. La gran protagonista del grupo es Sersi (Gemma Chan), quien trabaja en el Museo de Historia Natural de Londres, y tiene un romance con Dane Whitman (Kit Harrington) quien quiere algo más formal con Sersi, pero ella carga con un secreto, y es su historia de amor eterno con otro Eternal, Ikaris (Richard Madden) quien puede volar y disparar rayos mortales a través de sus ojos. A su vez, Sersi está a cargo de Sprite (Lia McHugh), un Eterno mayor en el cuerpo de una adolescente rebelde. La vida transcurre con aparente normalidad hasta que Ikaris hace su aparición cuando un terremoto despierta y trae nuevamente a los Desviantes. En este poderoso grupo de Eternals hay diversidad que se agradece y se celebra. De hecho es atípico ver al inventor Phastos (Brian Tyree Henry) con su esposo e hijo mostrada de forma tan natural en una película de Marvel. Siguiendo con los personajes, la líder es Ajak (Salma Hayek) y es la que puede, mediante una esfera dorada insertada en su cuello, comunicarse con el creador celestial Arishem (David Kaye), luego tenemos a Kingo (Kumail Nanjiani), capaz de lanzar bolas de fuego y quien en los años de tranquilidad se convirtió en un éxito en Bollywood. A él y a su asistente Karun (Harish Patel) les debemos los momentos de humor. Otro Eternal que pisa fuerte es el carismático Sullen Druig (Barry Keoghan) quien puede controlar a los humanos, Makkari (Lauren Ridloff), es sorda y posee el poder de la velocidad. Por otro lado la guerrera Thena (Angelina Jolie) es una gran luchadora que arma lanzas doradas pero que posee una enfermedad llamada Mahd Wy'ry, que la convierte en un peligro para sus compañeros. Quien se ofrece a cuidarla es Gilgamesh (Don Lee) y esa dupla es la que entabla una relación emotiva y cariñosa. Con la aparición de los Desviantes los Eternals tienen como objetivo defender a la Tierra de su amenaza. Hay mucha información para asimilar por eso el foco no está centrado totalmente en la acción ni en las batallas de forma permanente, que las hay, y bien ejecutadas y coreografiadas, pero no son tantas. La acción transcurre en muchos lugares: Londres, Mumbai, Alaska , Islas Canarias y Australia, entre otros. El reparto goza de gran química, la película de 2 horas y 36 minutos tiene la acción que se requiere y hace foco en las relaciones humanas de los superhéroes, con lo cual es sensible y novedoso. A nivel técnico y visual es impresionante, digna de verse en la pantalla más grande posible. Los trabajos de Eve Stewart, Diseñadora de Producción y el Director de Fotografía Ben Davis, el Diseñador de Vestuario Sammy Sheldon Differ y los Diseños de Peinados y Make-Up de Frances Hannon son excelentes. Hay dos escenas post-créditos, como Marvel nos tiene acostumbrados que dejan la puerta abierta para que sigan entre nosotros.
Se pensaría que cuando se eligió a Chloe Zhao, como directora (ganadora del Oscar con Nomadland de 2020, aunque estuvo en el proyecto desde antes) se buscaba un nuevo rumbo en Marvel Studios. Sin embargo, lo que marca el cambio es la elección de llevar a estos personajes a la pantalla grande.
Que por primera vez hay un personaje abiertamente gay (el Phastos de Brian Tyree Henry), que una de las protagonistas es sorda (la Makkari de Lauren Ridloff), que hay escenas de sexo más largas e intensas de lo que el manual de películas de superhéroes aconseja, que nunca hubo tanta pluralidad en el elenco (cuatro de los Eternals son blancos, tres son asiáticos, dos son negros y hasta tenemos una latina), que en una escena ambientada en pleno Amazonas se advierte sobre la grave degradación del planeta, que en otra que reconstruye la matanza de Tenochtitlan en 1521 se habla de genocidio, que la directora es una mujer de origen chino que proviene del cine independiente más autoral... La nueva producción de Marvel aprueba todos y cada uno de los exámenes de la corrección política en cuanto a revisionismo histórico, diversidad cultural y representatividad étnica y de género. Todos... menos el de ser una buena película. Quienes disfrutamos hasta aquí de la carrera de la realizadora de Songs My Brothers Taught Me, The Rider y Nomadland nos acercamos a Eternals con un mezcla de esperanza y miedo. Ilusión por ver si una cineasta sensible y virtuosa podía impregnarle algo de su sello personal a este tipo de producciones mastodónticas; y temor porque -como finalmente ocurrió- Eternals resulta una combinación decepcionante y fallida (aunque tampoco a un extremo catastrófico) entre dos mundos que siguen siendo irreconciliables. Puede que Eternals sea más elegante, con un uso más creativo de los efectos digitales que sus predecesoras, pero a sus injustificables 157 minutos les faltan tensión, humor y acción que -convengamos- es lo primero que el fan de Marvel busca en una producción de la franquicia. Que la película sea en varios pasajes morosa hasta bordear lo aburrido es algo que a mi hasta me puede resultar interesante por su carácter anómalo, pero no creo que la muchachada marveliana se sienta demasiado feliz frente a una propuesta con mucho de climática y contemplativa. Es que, más allá de algunos pocos pasajes deslumbrantes desde lo visual, de la marca de Zhao solo quedan los amaneceres, los atardeceres y poco más. A la directora nacida en China, formada en Londres y afincada en California le tocó una tarea nada sencilla como la de desarrollar un nuevo universo, lo que implica explicar el contexto histórico (los Eternals están en la Tierra viviendo como humanos para cuidarnos desde hace... 7.000 años), presentar a cada uno de los personajes (que para colmo son una decena) y comenzar el enfrentamiento contra los Deviants, unos monstruos con forma de dinosaurios. La protagonista no es la Thena de Angelina Jolie ni la profetisa Ajak de Salma Hayek (ambas lucen bastante desdibujadas teniendo en cuenta su status de estrellas de Hollywood ) sino la Sersi de Gemma Chan, que en el presente es una curadora de un museo de Londres que está de novia con Dane Whitman (de Kit Harington) aunque en verdad viene de una relación milenaria con el Ikaris de Richard Madden. Y también aparecen el mencionado Phastos -que tiene su marido y su hijo-, la citada Makkari, y el Kingo de Kumail Nanjiani al que le tocanalgo así como aportar los momentos “cómicos”, y el Gilgamesh de Don Lee, y la Sprite de Lia McHugh, y el Druig de Barry Keoghan... Pero -quedó dicho- a pesar de las dos horas y media de metraje (cabe avisar que hay escenas tanto durante como después de los créditos finales que permiten intuir cómo seguirá avanzando esta cuarta fase del MCU) la película nunca profundiza, nunca acelera, languidece, filosofa y deriva demasiado en sus viajes en el tiempo por la Mesopotamia, Babilonia, Hiroshima, Irak y muchos otros lugares candentes. Hay escenas (y sobre todo planos) que subyugan a la hora de ser analizadas por separado, pero en su conjunto la narración de Eternals termina haciéndole justicia a su nombre: resulta poco menos que eterna.
Eternals es la peor película de Marvel. Aquí están las dos horas y media más solemnes, pretenciosas y aburridas de toda la historia cinematográfica del estudio, que además anticipan algo todavía más inquietante. La llegada al cine de una de las historietas más veneradas de Jack Kirby fue pensada para motorizar y envolver la siguiente etapa de un universo audiovisual que quiere capturar espacios cada vez más grandes y de mayor complejidad. Los Eternals expresan ese sueño de manera inequívoca. El relato atraviesa toda la historia de la humanidad, marcada por la pertinaz e inacabable intervención de estos seres inmortales que a instancias de los Celestiales (suerte de demiurgos del equilibrio cósmico) aparecen en cualquier momento y lugar para evitar el ataque de los Deviants, monstruos que parecen salidos de algún álbum mitológico japonés. Estamos entonces frente al escenario más imponente jamás imaginado por Marvel hasta ahora. La historia de la humanidad como tiempo y la totalidad del universo como escenario para que los Eternals cumplan con su misión y, cuando esta termina, dejen a la vista que la vida de todos los días se complica inclusive para quienes son inmortales. Algunos tienen problemas de personalidad por no saber manejar sus propios poderes (no hay terapia que los ayude), otros mantienen vínculos románticos bastante complicados y hasta los intereses pueden terminar chocando con las expectativas de los mismísimos Celestiales. No es nada que sorprenda para quienes siguen la evolución del mundo Marvel, caracterizado por personajes con superpoderes que viven esa condición con distinto grado de neurosis. La frase más feliz e ilustrativa de ese estado de cosas (“un gran poder entraña una gran responsabilidad”) es el común denominador que mueve a este universo y determina los comportamientos y las relaciones entre sus miembros. Esa consigna de hierro debe necesariamente reconfigurarse cuando las figuras que lo expresan tienen el atributo de la inmortalidad. En su momento y con distintos resultados la mayoría de los personajes de las fases previas de Marvel (empezando por Iron Man y el Capitán América) lograron entender, manejar o darle un sentido a su presencia en el mundo. En el caso de los Eternals, la conciencia de cargar para siempre con esas tensiones se convierte en un tema de primer orden. Pero en vez de sacarle todo el jugo posible a ese dilema, la tediosa Eternals se limita a plantearlo en voz alta, una y otra vez, como si hiciera falta explicar varias veces el nudo de un conflicto que en la mayoría de las películas previas se entendía por lo general a través de las motivaciones de personajes que estaban todo el tiempo en movimiento, decididos a actuar para resolver las tensiones. Aquí ocurre todo lo contrario. Cuando no entran en acción para someter a los Deviants, los Eternals sufren las tragedias irresueltas de sus respectivos destinos de manera extraordinariamente pasiva. Son contemplativos en el sufrimiento, recitan con solemnidad sus dramas y parecen sufrir eternamente con el lugar que les tocó en el universo. Solo Kingo (Kumail Nanjiani), el Eternal de fisonomía india que adopta el aspecto humano de una estrella del cine de Bollywood parece escapar de esa autoinfligida trascendencia. El escape risueño que propone este personaje es uno de los pocos elementos que conecta a esta película con las etapas previas de Marvel. La otra es el cúmulo de escenas de acción, que como sabemos está a cargo de un equipo propio, ajeno al responsable de la dirección del film. Y aquí aparece el error más grande de Marvel: confiarle este grandilocuente proyecto, el más abarcador de su historia, a Chloé Zhao, una directora cuyo universo no va más allá de la observación humana de los viajes de cabotaje por las rutas estadounidense. Usar ese GPS tan limitado para llevarnos de viaje a través de toda la historia humana es una misión imposible. Creer además que Zhao, una directora de origen chino establecida en el cine independiente norteamericano es la más adecuada para contar una historia protagonizada por el grupo de superhéroes más diverso en términos étnicos, sexuales y aspiracionales es otro equívoco mayúsculo. No va más allá del alcance que tendría alguna bienintencionada declaración del estudio en apoyo a los nuevos lineamientos de corrección política avalados por la industria. Después de este paso en falso se abre el riesgo cierto de que Marvel, como ocurre aquí con varios personajes, camine hacia el futuro en medio de una nebulosa donde perderse es muy fácil.
Eternals, de Marvel, es dirigida por Chloé Zhao, que ganó dos Oscar en abril (mejor película y dirección) con Nomadland. Era una película íntima y realista sobre ciudadanos estadounidenses nómades, que los reflejaba casi con mirada documental. Eternals es todo lo contrario. Todo en Eternals es muy épico, muy grande, abarca mucho tiempo -y no por las 2 horas y 37 minutos, porque hay que quedarse hasta la escena postcrédito-, porque los Eternals que viven entre nosotros están desde, no sé, 7.000 años. Van desde la antigua Mesopotamia que estudiábamos en la Secundaria, a Babilonia, pasando por Tenochtitlán y llegan al Londres actual. Había una vez, en el comienzo, como arranca la película, unos depredadores llamados Desviantes, unas monstruosas bestias con tentáculos que estaban en la Tierra, y Arishem, el “Primer Celestial”, envía a los Eternals a nuestro planeta para protegernos de los Desviantes y restaurar el orden natural. Los Eternos, que vienen por docena, son héroes inmortales que llegan desde otro planeta, Olimpia, a bordo del Domo, una nave espacial. Tienen apariencia humana, como que los interpretan Salma Hayek, Angelina Jolie y siguen las firmas, y tienen sus superpoderes. Si no, no serían superhéroes de Marvel. Pero, y siempre hay un pero, por más que digan “creíamos que los habíamos matado a todos hace cinco siglos”, los Desviantes volvieron. No importa cuántos son, sino que vayan saliendo. Como ya sabemos que en una película de Marvel no basta con que los buenos peleen con los malos, sino que tiene que haber algo enrevesado por ahí, las cosas no serán transparentes. No vamos a arruinar las sorpresas que tiene la trama. Si bien los principios de los Eternals -que serían inmortales, pero parece luego que no- son inalterables, y van de la responsabilidad y la lealtad a la solidaridad y la unión que hace la fuerza, en algún momento de tanto que se cruzaron con los humanos, se ve que se contagiaron. Y entonces hay disputas internas. Y se enamoran, y se pelean. Y así. Claro, un humano (Dane, encarnado por Kit Harington, uno de los dos actores de Game of Thrones presentes en el filme, el otro es Richard Madden), va y les pregunta por qué no ayudaron a pelear contra Thanos, antes de que desapareciera media humanidad, o -para a los menos incrédulos- evitaron alguna guerra. “Nos ordenaron no interferir en conflictos humanos”, a menos que se entrometan los Desviantes, le dicen. Pero ahora que resurgieron, los Desviantes no atacaron a los humanos, sino a los Eternals. Y Eternals, decíamos, es demasiado. Todo es demasiado. Por empezar, son diez personajes, y no hay tiempo para desarrollar a cada uno. Así que se los presentará con pinceladas. Ikaris (Madden) puede volar y dispara rayos desde sus ojos, pero aclara a un niñito que no es Superman, porque no tiene capa. Thena (Jolie) tiene armas mágicas y un síndrome que le hace pelear con sus amigos, Makkari (Lauren Ridloff) es rápida y a la vez sordomuda. Y como Eternals está a favor de la diversidad, también hay personajes de rasgos asiáticos (Sersi, interpretada por Gemma Chan), latinos (Ajax, que es Salma Hayek), indios (Kingo, en la piel de Kumail Nanjiani) y afroamericanos (Brian Tyree Henry como Phastos). Y hay un primer beso homosexual en una película de Marvel, una pareja que tiene un hijito, y una escena de sexo con desnudos muy cuidado. Tanto, que no se ve nada. A diferencia de otras producciones de Marvel, que se toman su tiempo para presentar y explicar personajes e historias, Zhao prefirió cocinar y servir el matambre sin dejarlo remojar en leche. Va por la historia personal de Sersi, y algunas relaciones interpersonales de los Eternals. Todo, sí, es espectacular, no sólo las puestas de sol, pero daba más para una miniserie que para una película.
O el aburrimiento del año Eternals es una impresentable muestra de la mala idea de adaptación de los comics originales que deja a los fans afuera, y al nuevo público en general aún más afuera. Hay que tener en cuenta, es verdad, la evolución de los personajes y su universo desde el año 1976 en que hicieron su aparición hasta el día de hoy. Para arrancar, la presentación de los personajes y su contexto se muestra floja y pobre, limitada por lo que pareciera un interés relajado medio patético en trabajar la estructura narrativa. Por momentos lo único que salva la película son los chistes y su articulación con los personajes secundarios, y a veces ni eso alcanza para tapar baches argumentales, flashbacks enloquecedores que se vuelven inentendibles y un sostén poco serio de lo que se cuenta. Algunas expresiones críticas simplonas le pegan a la nueva producción de Disney para el MCU por el lado más ridículo, y en verdad es más sencillo ir a donde de verdad está el problema; en la construcción del guion, y el desorden que pareciera premeditado pero al final se ve que, tal vez, los guionistas apenas lo intentaron. En el afán de comerse el mundo y de hacer algo parecido pero diferente, la distancia emocional con el universo de los Eternals se nota demasiado. Y eso es lo peor que le puede pasar a una historia de este tipo. Si la propia directora, Chloé Zhao, no se cree lo que cuenta, o la emoción no logra traspasar la pantalla… ¿Cómo lo hará/recibirá el espectador? Pero, como dije antes, no es su exclusiva responsabilidad. La herramienta principal de una producción, tan ninguneada que su importancia suele hacer extensiva al desprecio a los guionistas, no la ayuda para nada. Y es que pasar de dirigir Nomadland, una película que arrasó en los premios Oscar, además de los Globo de oro, Bafta e Independent Spirit Awards, no es igual a ponerse a cargo del timón de este “Titanic“. Nada que ver con la antigua disputa sobre cine independiente/serio y comercial, azuzado por las declaraciones que Martin Scorsese hizo hace un par de años. El 90% de las películas del Universo Marvel funcionan, en su justa medida, por lograr un relato armónico que atrajo a los seguidores e incluyó público outsider. Mi recomendación es que, salvo que posean una fe ciega en lo que se puede ver y aún creen en que vale la pena ir a la sala de cine, adelante. De lo contrario, me lo agradecerán.
Eternals es la película peor puntuada desde que existe el MCU. No coincido con eso como tampoco coincido con la frase “Es la peli de Marvel menos Marvel”. Una falacia absoluta ya que recae en la fórmula de siempre: secuencia de acción y tinte de pseudo drama interrumpido por humor estúpido porque no pueden hacerse cargo de algo solemne. Otra cosa que se señala y que es un oxímoron es “parece una película independiente”. Por dios cuanta ignorancia. Está claro que empezó a correrse esa bola por Cloé Zhao. Y si bien la filmografía de la ganadora del Oscar apuntó hacia un lado, aquí le fue imposible luchar contra el sistema. Tal vez se puede apreciar un poco de su impronta en la dirección de arte y algo de la fotografía. Pero no más de eso. La construcción narrativa es igual que siempre. No más. Y destacar los VFX a esta altura es algo que no corresponde porque están a la altura de lo que tienen que estar. Ahora bien, jamás leí un comic de Eternals en mi vida así que no tenía expectativa alguna al respecto. Pero muchos fans puristas se están quejando por cómo se comprimió la historia. En cuanto al elenco, están bien. Algunos son nombres importantes (Angelina Jolie por sobre todo), pero en personajes que no dicen absolutamente nada. Si, está el primer personaje gay en el MCU y no se lo siente forzado, Lo cual está muy bien. Para cerrar, es imposible no aludir las comparaciones y supuestas similitudes entre este estreno y Zack Snyder’s Justice League. No entiendo de dónde viene eso. ¿Será acaso por los tonos más apagados en la colorimetría? Porque es el único punto comparable que hay. En definitiva, Eternals es una película más de Marvel. Un buen entretenimiento con una bella estética.
Los superhéroes notoriamente longevos de Chloé Zhao La película número veintiséis de Marvel empieza con diez superhéroes inhumanos en pleno territorio Power Ranger. Entre 2008 y 2012 Marvel demoró cuatro años en lanzar cinco películas para reunir seis superhéroes en un clímax satisfactorio. Unos más interesantes que otros, pero cada quien con una relación aunque sea tenue con la realidad. Iron Man traficaba armas en Medio Oriente. El Capitán América era una reliquia propagandística propia de su época. Incluso Thor, dios del trueno, parecía relativamente plausible por la mundanidad que lo rodeaba y la fascinación con la que era recibido. Eternals (2021), la película número veintiséis, empieza en cambio con diez superhéroes inhumanos y la sensación de estar mirando algo por la mitad. La relación con la realidad se ha perdido y nos encontramos en pleno territorio Power Ranger. Las pretensiones dramáticas de estas películas nunca habían chocado tanto con el nivel infantil de su historia. A esta altura el universo cinematográfico de Marvel ya no tiene verosímil que lo valide. Ha sido estirado en tantas direcciones por tantos géneros que en la trama vale todo pero no importa nada. Abundan las explicaciones largas, torpes y repetitivas. Algunas tan densas que cobran forma de hologramas de colores con la esterilidad clínica de un show de luces y sonido en Epcot Center, como para no aburrir en el fondo. Asimismo arrancamos con algunos párrafos introduciendo a tres razas extraterrestres y el primero de varios soliloquios en explicar qué es lo que estamos viendo. Son 156 minutos llevados a pésimo ritmo, con una historia que alterna constantemente entre pasado y presente sin ganar nada en el intercambio. Todos vienen del espacio: guerreros (Eternos) enviados al planeta por dioses (Celestiales) para pelear contra monstruos (Desviantes). Los Eternos no sólo protegen la Tierra desde que arribaron en Mesopotamia en el año 5000 a.C. sino que también dirigen el progreso de la humanidad según un guión predeterminado (quitándole a la vez todo mérito a la raza humana). Dentro de este triángulo bélico la humanidad es incidental, y la Tierra es un mero escenario para una disputa intergaláctica como tantas otras. Los Eternos son una mezcla entre Power Rangers y Planetarios, cada uno trajeado con su color y distinguido por un poder en particular, aunque entre los diez no hay uno solo que tenga uno original. Los Desviantes son a su vez indistinguibles de los varios monstruos descartables que han atacado la Tierra en estas películas. ¿Van cuántas invasiones extraterrestres? ¿Cuántas sociedades secretas y cuántas ligas de superhéroes? Cuando los Desviantes reaparecen luego de cientos de años en la actualidad, los Eternos tienen que recorrer el mundo para juntar a la banda de nuevo. La acción es lo de menos en Eternals, sin la gracia o la espontaneidad de algo como Shang Chi (2021). Más diversión trae la introducción paulatina de su decena de superhéroes a medida que se van reuniendo en el tiempo presente y sumando conflictos interpersonales a la trama, que carece de tensión y necesita urgente algún elemento humano. Se destacan Sersi (Gemma Chan) e Ikaris (Richard Madden), despechados por la memoria de su romance; Thena (Angelina Jolie), cuya propia memoria de miles de años vividos amenaza con volverla loca y Kingo (Kumail Nanjiani), el relevo cómico y hedonista del grupo que compone su propia dinastía de playboys. La oscarizada Chloé Zhao dirige la obra más banal, ampulosa y pretenciosa en rellenar el expansivo catálogo de Marvel, cada vez más parecido al fondo de un barril. ¿Pero qué es dirigir una película que se arma mayormente en la cadena de montaje y mucho antes de fichar un director? La directora de Nomadland (2020) se hace cargo de uno de los proyectos menos convencionales del estudio con resultados decepcionantemente convencionales.
“Eternals” Crítica. Una nueva etapa La ganadora del Oscar Chloé Zhao dirige a un elenco de estrellas en el primer film sobre un flamante grupo de superhéroes. Maria Paula Iranzo Hace 6 horas 0 22 Desde Spiderman: Lejos de Casa (2019) que en Disney se preguntan quiénes vendrán después de diez años de Los Vengadores; y aunque dejaron un vacío difícil de llenar, intentarán hacerlo los Eternals, el gran estreno del año en materia Marvel que llega a los cines el próximo jueves 4 de noviembre. En pocas palabras, ellos son un grupo de seres inmortales creados por los Celestiales en el comienzo de los tiempos. Cada uno con su propio set de poderes, deben permanecer en la Tierra hasta completar su misión, además de luchar contra las malvadas criaturas humanoides llamadas Desviantes. En el presente, tras los eventos de Avengers: Endgame, el film los encuentra a cada uno haciendo su vida, pero deben volver a reunirse debido a una nueva amenaza que puede destruir el planeta entero. Haber juntado tantas estrellas y lograr algo coherente es una épica en sí misma. Y aunque haya que explicar un nuevo set de personajes y prestar atención desde el minuto cero, es muy entretenida de ver y las 2 horas con 35 minutos se pasan de forma afable. De todos los elencos del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU por su sigla en inglés), definitivamente este es el más diverso de todos: hay una latina, tres asiáticos, dos de raza negra y cuatro blancos. Además de haber una adolescente andrógina, un gay y una sorda. Es la epítome de la inclusividad y es un gran paso para una mayor representatividad en el mundo de los comics en la pantalla grande. Aunque es sin querer, hay momentos en los que la audiencia se puede volver loca. Por ejemplo: ver a Salma Hayek interactuando con Angelina Jolie; mientras que al mismo tiempo se encuentran cara a cara Jon Snow y Robb Stark (fans de Game of Thrones regocíjense), o sea Kit Harrington y Richard Madden en las calles de Camden, en Londres. Más de una cabeza puede explotar viendo escenas así. Más allá de estos guiños -que no son los únicos-, cada uno de los personajes tiene su propia esencia y todos los actores saben desplegarla como si fuera lo más fácil del mundo. Madden como Ikaris es imponente, Gemma Chan como Sersi irradia dulzura y poder, Kumail Nanjiani como Kingo tiene el toque humorístico, Lauren Ridloff mezcla inteligencia y velocidad como Makkari, Brian Tyree Henry como Phastos es un conflictuado inventor que quiere cuidar a su familia, Barry Keoghan como Druig le da el toque Rebelde Sin Causa, Don Lee es el gran protector Gilgamesh, Lia McHugh es la eternamente joven Sprite, Salma Hayek trae un aura de empoderamiento como la líder sanadora Ajak y Angelina Jolie está bañada en un aura de misterio, imperfección y lucha como Thena. Individualmente son mágicos, pero en equipo son imparables. Para que funcione esta increíble amalgama de personas, detrás de cámara es necesario una persona idónea, y esa es Chloé Zhao, la ganadora del Oscar por Nomadland. Si bien la realizadora se aleja de su zona de confort al estar al frente de algo tan grandilocuente como Marvel, supo ponerse a los hombros el proyecto y logró un producto con efectos especiales y una fotografía fuera de este mundo, digna de pantalla grande. Además, la música de Ramin Djawadi (de Game of Thrones) es imprescindible para amplificar lo filmado por la directora. Es una combinación increíble. Es probable que fans del Universo se sientan un poco decepcionados porque la historia no se apoya en la acción sino en los mismos Eternals y su lugar en este mundo. Gracias a Zhao, el film muestra un lado más humano al cual nunca antes nadie le prestó atención en el MCU. Es decir, estaban y existían, pero quedaban en segundo plano ante las escenas de acción. La denominada Fase 4 del Universo Marvel, que incluye a las series de Disney+, está evolucionando hacia un lado bastante interesante y necesario para la sociedad. Por más entretenida que sea Eternals, todavía no está todo dicho; y si encima le agregan las dos escenas post créditos, varias personas quedarán en estado de shock y rascándose la cabeza pensando a dónde llevará esto y cómo se conecta todo. ¡Que empiecen las teorías conspirativas!
Que haya tanto para decir sobre Eternals fuera de la película misma habla más del mal estado del cine y la prensa que de la película misma. Esta nueva adaptación de un comic de Marvel entroncando en el universo cinematográfico del estudio puede analizarse sin necesidad de tantas vueltas, reclamos, elogios, cameos y demás cosas. La historia es extremadamente simple, aunque a la película le lleve más de dos horas contarla, lo que sin duda habla de un problema de guión y dirección. Los Eternos, una raza alienígena inmortal creada por los Celestiales han vivido en secreto en la Tierra durante más de 7.000 años, llegaron en el año 5000 antes de Cristo para enfrentarse a los Deviantes, monstruos malvados que atacan a los seres humanos y ponen en riesgo su existencia. En el año 1500 los Eternos creen haber aniquilado a todos, y permanecen en la Tierra a la espera que les llegue la orden de volver a su mundo. Antes de que eso ocurra, los Deviantes vuelven a aparecer y ahora toda la humanidad podría perecer. Los Eternos no pueden intervenir en el curso de la historia, por ese motivo es que aunque sean bondadosos, no hacen nada para evitar las distintas atrocidades que la humanidad lleva adelante. Pero no son muy rigurosos, ya que sí intervienen, con objetos e inventos que hacen avanzar al mundo. Dos momentos de la historia los hacen entrar en crisis y sufrir: Los españoles arrasando con el Imperio Azteca y la bomba de Hiroshima. Los crímenes y genocidios perpetrados a lo largo del resto de la historia, incluyendo el siglo XX, no les mueven el amperímetro a los realizadores. La agenda de diversidad, tolerancia que la película tiene se olvida de alguna religión o algún pueblo. Pero bueno, solo tenían dos horas y treinta y siete minutos para contar todo esto. A pesar de la gravedad que la película tiene en su mayor parte, hay que destacar que contiene bastante humor, más allá de que ninguno de los muchos chistes causen gracia alguna. No tiene sentido del humor, tiene chistes, que no es lo mismo. Con tantos personajes y situaciones, es muy interesante como solo pudieron elegir a uno para hacer la mayoría de las bromas del guión. También es triste que la única chance de una escena linda como es el rodaje de un film de Bollywood esté tan mal filmado. Una pista clara de que la película no ha caída en buenas manos. Eternals es una contradicción en muchos aspectos. Está construida en contra del progreso técnico de la humanidad, se enoja con los teléfonos y se burla de las redes sociales. Pero todo el proyecto de Marvel es la industria cinematográfica y del espectáculo en su máxima expresión. La culpa de la directora y guionista por pasar de dos películas independientes y sinceras como Songs My Brothers Taught Me (2015) Y The Rider (2017) a un película comercial anticapitalista como Nomadland (2020) por la que ganó el máximo premio de la industria no le impidió dirigir este proyecto. Chloé Zhao tiene el derecho a hacer la obra que quiera, y aunque no conociéramos quien está a cargo del proyecto, el discurso está torcido hacia el progresismo part time que defiende los derechos de algunos grupos y mira para el costado con la historia de las atrocidades que han sufrido otros. En ese permanente ruido es que Eternals avanza, se detiene, se estanca y retrocede. Juega con una espectacularidad que no le queda cómoda y lanza algunos planos muy lindos que no pertenecen a esta película. Seguramente con la esperanza de que alguien reivindique esos momentos como el verdadero corazón secreto del film. Solo importa el resultado, y lamentablemente este es muy decepcionante. Personajes sin terminar de armar, contradicciones de guión de esas que impiden seguir disfrutando de la película y un elenco donde algunos dan con la nota y otros van perdidos por las escenas. Emociones no hay, sentimientos tampoco, drama casi nada. Todo un desperdicio de energía en una película que no necesitaba tanto para funcionar. Y por supuesto hay dos escenas post créditos y el anuncio oficial en la pantalla de que habrá secuela. Esperemos que sea más breve, porque no importa lo que diga esta película, nadie es eterno.
La ganadora del Óscar a mejor dirección por Nomadland logra en determinadas escenas utilizar sus recursos humanos y técnicos con precisión. Saca provecho de sus actores y le aporta a las escenas de peleas una vuelta de tuerca más romántica, que apela a valores como la amistad, el amor, la lealtad. Con efectos especiales impecables y un muy buen trabajo por parte del elenco, protagonizado por Gemma Chan, Richard Madden y Angelina Jolie entre otros reconocidos nombres (Salma Hayek por ejemplo, aunque su personaje no tiene el vuelo que se podría esperar), Eternals cae por momentos en lo predecible y sus largos 155 minutos le juegan en contra. Eternals abre una saga, abre un nuevo mundo que continuará en futuras entregas y nos presenta personajes con perfiles interesantes. Quizás las escenas de acción no sean las suficientes para los consumidores de este tipo de películas, ni exista la tensión que las suele caracterizar, pero Eternals resulta una opción entretenida, con muy buenos momentos, un tanto solemne quizás, pero que ofrece un resultado final que se disfruta en la pantalla grande.
Es una realidad que cuando llegó la oportunidad de ver la nueva película de Marvel, ya había caído el bombardeo de malas críticas luego de su pase en Estados Unidos. En mi caso, me sucede que cuando pasa algo de esto, si bien las expectativas bajan, trato de hacer oídos sordos a lo que dicen. Así que fui a ver Eternals sin importar sus malas críticas, porque era un film que me interesaba mucho ver, y si, puedo decir que es una película bastante regular pero no es un desastre, aquel desastre que pintaron. Algo está sucediendo en Marvel, y es que tienen que presentar nuevos personajes para la fase siguiente en su universo cinematográfico. En este caso, los nuevos personajes no son tan populares como los Avengers en su primera presentación, es por ese motivo, que deben centrarse más en los orígenes y desarrollo de personajes. Los eternals siempre estuvieron, pero bajo las sombras porque tenían una misión específica que cumplir. Si, es una realidad que en sus más de dos horas y media se duración, la primera mitad es para conocer a los personajes y sobre cómo es su universo. Eso es algo muy bueno, pero también hay que reconocer que es una presentación bastante aburrida. Aburrida porque trata de mostrar una mirada diferente de contar una historia de superhéroes, pero que a su vez quiere mantener el humor característico de Marvel, y que en su mayoría, hay exceso de chistes sin mucha gracia. En tanto metraje, los personajes tampoco están muy bien explorados, sobre todo aquellos importantes como Thena y unos villanos que quedan relegados a nada, aunque es obvio que hay algo más grande de trasfondo. Una vez que se desata el conflicto principal, la película repunta y mucho, dejando algo interesante sobre que ver en el futuro. Eternals tiene sus estrellas, y si, habia expectativas en ver qué daban al film personajes como los interpretados por Salma Hayek o Angelina Jolie, sus personajes funcionan muy bien , aunque su desarrollo no están tan explorados. En cuanto a los demás Eternals, existe una buen manejo en cuanto a la relación entre ellos y lo que depara el futuro con los personajes. Un tema del cual se habló también en el film, fue sobre su argumento inclusivo. A decir verdad no es algo criticable , ni siquiera se trata de la inclusión forzada que suele tener Disney. Hay una pequeña trama de los personajes, que trata una relación con alguien de su mismo sexo, y si bien es un pequeño añadido en el metraje, no es algo que irrumpe en el argumento, al contrario, son algunos momentos agradables que sucede en el film y no molesta en absoluto con la trama principal. Los problemas de eternals son otros, en la narrativa de los orígenes del personaje , y en no saber cómo dar algo diferente pero seguir siendo Marvel. Para no ser tan crítico con la película, está tiene una segunda mitad que es fantástica a comparación con lo visto anteriormente. Y si, nos deja un buen saber de boca si hablamos del futuro, no solo de los personajes, sino de su universo. Eternals es una película que tiene muchos fallos, con unas más de horas y media que son irregulares pero que tiene mucho potencial, porque la realidad es que vale la pena seguir viendo más de ello, aunque con ciertos cambios. Calificación 6/10
ARCHIENEMIGA DEL CINE Debo agradecer a Chloé Zhao y al film Eternals por devolverme las ganas de dejar de lado la diplomacia, de desatarme, de elevarme cual semidiós seudoheleno por encima del léxico correcto y permitirme en una crítica, como cuando era chico y creía que solo se trataba de eso, ejercitar el arte de insultar. Eternals es la historia de diez semidioses creados por un Celestial (un ultradios) en una mitología bastante boba. Fueron enviados a la Tierra desde un planeta que aparentemente se llama Olimpia (u Olympia, u Olivia, o Laferrere, para el caso da igual) para proteger a la humanidad de unos cosos monstruosos, mitad dragones mitad rabo hervido (¿vieron alguna vez rabo hervido? Riquísimo en el puchero, además da un gran caldo; si hacen puchero, agreguen rabo; perdón, bueno, los cosos estos recuerdan las fibras transversales de carne en el hueso de rabo) llamados Desviantes. Los semidioses-FBI intergaláctico, con los superpoderes más locos del cómic, solo tienen como fin reventar a bifes a los Desviantes y enseñarles a los incipientes humanos a usar ladrillos, hacer surcos en la tierra, plantar semillas y, a juzgar por lo horrible de los fondos digitales, a usar el Movie Maker (bueno, estamos hablando de los albores de la Humanidad). Pasan muchos años y en un par de momentos se preguntan por qué mejor no impiden que los humanos se revienten entre ellos. Dado el secreto (que la Tierra es el huevo para que nazca otro Celestial que, en lugar de alimentarse de clara de huevo como cualquier pollito, se nutre de la inteligencia de los humanos, vaya a saber uno cómo) el espectador también se pregunta por qué no intervienen. Lo único que parecen querer los Eternals es volver a su planeta. Bueno, no. Se enamoran de la Tierra y de los humanos. Bueno, no. Se enamoran entre ellos. Bueno, no. A veces se casan. Bueno, no sabemos qué quieren. Tampoco sabemos mucho qué quieren los Desviantes que reaparecen de golpe. En realidad no sabemos un pito y tampoco es que vayamos a entender mucho al final. Eso sí, en el transcurso vemos que a) la toma de Tenochtitlán no es una guerra “sino un genocidio” (sic); b) que la bomba atómica es un horror quéspanto miráloquehice; c) que Kit Harington zafa porque solo tiene tres escenas; d) que a Salma Hayek le quedan mal los cuernos y e) que Angelina Jolie se divierte porque -sospechamos- se da cuenta de que esto es una gansada ultra atómica. Que los Eternals tomaron todos los cursos en el Inadi y así están conformados por un rubio, una rubia, un negro, tres asiáticos, una latina, una muda, un indio y una adolescente que no crece. Descubrimos que Zhao ha leído las Grandes Joshas de la Literatura Universal y Popular porque cita explícitamente -e x p l í c i t a m e n t e – a Peter Pan, en lugar de dejarnos adivinarlo o pensarlo metafóricamente a sus espectadores. En cambio, no descubrimos que le gustan los atardeceres porque ya lo sabíamos gracias a la sobre inflada parábola reaccionaria y fea de Nomadland. Verá el lector que no estamos contando mucho de la trama (aunque le metimos flor de spoiler, tampoco le dimos el definitivo, por si se anima a las dos horas tres cuartos de una película que tranquilamente podía durar un hora y media) porque no solo no se entiende mucho sino que tampoco importa. Ni quiénes son los villanos, ni por qué aparecen, ni por qué se da vuelta el que se da vuelta, ni cuáles son los superpoderes de estos chabones (bueno, sí, pero uno se pregunta cómo el ars telepática del morocho de ojos claros es tan importante como el puño rompe piedras de otro de los personajes) ni casi nada. El asunto es que hace como quinientos años (un par de ídems en el caso de estos seres) que no se ven y se juntan porque en siete días el mundo se va a hacer pelota. Los que la comparan con la Liga de la Justicia de Zack Snyder porque es un grupo que se junta ante una urgencia no vieron nunca Los siete magníficos, ni Los siete samuráis, ni La diligencia, ni Rambito y Rambón. En fin…, estos influencers. Supongo que esa comparación perezosa viene del hecho de que el personaje principal (la actriz sinoamericana -como Zhao- Gemma Chan) trabaja en un museo como la Mujer Maravilla del nuevo universo DC. O que Ikaris vuela, es superfuerte y lanza rayos con los ojos. Igual no hay ningún Batman, pero sí una Flash (que es sorda). En fin, Eternals es un compendio de todos los afiches bien pensantes del presente dichos con la gracia de un político leyendo el teleprompter, de lecciones de vida más o menos intercaladas por secuencias de acción que, salvo la última, resultan completamente gratuitas, figuritas para darle un poco de ritmo a un relato cuyo texto tampoco es demasiado brillante (los guionistas parecen haber sido los mismos de la campaña de Facundo Manes, digamos). Chloé Zhao cree -y ya lo vimos tanto en Nomadland como en The Rider y en Songs my brothers taught me, donde todavía pensábamos que había una mínima probabilidad de cine- que la pantalla es un aula donde, con la sonrisa de la Señorita María Isabel, nos enseña a ser buenos. Que las imágenes son algo así como salvapantallas para relajar la vista. Que los cuentos y las escenas de acción son el recreo entre lección y lección, necesario para despejar la cabeza y recibir como alcancía hueca las monedas de sabiduría rancia de la realizadora. Nada de ambigüedad, mucho menos de épica aunque haya trompazos bien dados. La épica necesita de un mito, los mitos no carecen de ambigüedades. Y aquí sí, hay una ambigüedad gigante que se resuelve en el buenismo más idiota. Es triste ver que algunas preguntas fundamentales, incluso metafísicas (“¿Por qué me hicieron así?” dice Sprite-Campanita) pasan de largo ante las aserciones indudables. Por un momento, se podría pensar que el hecho (lo señalamos a la salida de la privada con varios colegas y creo que nadie pudo dejar de mencionarlo) que uno de los “Eternals” sea negro, gay y esté casado con un musulmán todo al mismo tiempo es satírico de este estado de cosas. Cuando resulta que no, vemos que la realizadora cae en el didacticismo imbécil. Lo mismo sus discursos sobre el devenir histórico: se le nota a la legua el deseo de cancelar la Historia. Porque aquí está el gran tema y la gran falta de esta película moral y estéticamente mala que es Eternals. Para la angelical Zhao, todo el devenir humano está mal: el hombre es bueno pero si se lo vigila es mejor, y el gran pecado de estos semicosos es no haber intervenido para evitar los males. No se le ocurre que los aztecas, los mayas y los incas incurrieron en genocidios tan grandes como el de los conquistadores españoles, por ejemplo. Los Eternals tienen como misión en la película corregir el delito (¡divino!) de no haber cancelado la Historia. Pero hay un problema no solo moral en esto, sino estético: de haberlo hecho, no habría habido nunca cuentos, épica, cine. No nos emocionarían ni John Ford ni Mickey Mouse. Habríamos sido amebas meditantes alcanzando rápidamente el Nirvana. Probablemente eso es lo que a Zhao le interesa: la inanidad absoluta. Cínica manera de expresarlo al servicio de un blockbuster de 200 millones de dólares, pero eso, amigos, es un detalle. Chloé Zhao cree que es más lindo mirar una puesta de sol que ir al cine. La prueba: el único Eternal que no se aburre es Kingo, estrella del cine de Bollywood después de ser superhéroe, que hace de comic-relief con ese ayudante que registra en camarita, como un documental, a los otros supertipos. Zhao disuelve esa subtrama porque es un elemento extra que habla del rol del arte en la vida, que tiende a lo divertido, que reduce la solemnidad, que otorga algo de aire no-del-tod-serio a su compendio ilustrado de buenismo subnormal. Y como vimos, a Zhao las películas y su liviandad feliz no le gustan absolutamente nada. El cine encontró a su archienemiga.
El Universo Cinematográfico de Marvel se sigue expandiendo, y por eso hoy llega a nuestros cines Eternos, estos héroes hasta ahora desconocidos para muchos, pero que en los cómics tienen su buena base de fans ¿Lograran colarse en el corazón de los espectadores? La trama nos presenta a los Eternos, unos seres milenarios creados por el Celestial más poderoso, llamado Arishem. Su deber es acabar con los desviantes, unos monstruos que se alimentan de toda criatura pensante. Bastante expectativas había por esta película. Primero porque era la introducción al MCU de unos personajes que, en teoría, llevan en el mundo miles de años conviviendo con los humanos, pero sin interferir. Pero aparte de eso, el casting estaba compuesto por puros actores conocidos (de ahí a que sean talentosos es otra cosa); y para cerrar, pero no menos importante, porque la directora era Chloe Zhao, quien este mismo año ganó el Oscar a Mejor Director ¿Entonces, qué salió mal? La película tiene una irregularidad en su ritmo bastante evidente. En los primeros minutos se nos plantea este nuevo mundo de dioses de Marvel, donde se nos cuenta cómo comenzó todo. Eso está bien, pero por varios tramos de la película, la trama no avanza para nada, con situaciones que deberían ponernos en contexto y mostrarnos la presencia de los Eternos en la historia de la humanidad, pero que terminan volviéndose tediosas. Ni hablar de algunos tramos donde dos personajes hablan tirando diálogos de exposición para explicar qué está pasando, en vez de decirlo mientras la escena continúa; un recurso bastante flojo por parte de los guionistas. A esto hay que sumarle que, por desgracia, les tocó llevar los roles protagónicos a quienes peor actúan de toda la película. Y si, estamos hablando de Gemma Chan y Richard Madden. La verdad es que hasta causa gracia verlos intentando llorar en escenas dramáticas; mientras que por otro lado, quienes mejor salen parados en este apartado, como Salma Hayek o Barry Keoghan, apenas tienen tiempo en pantalla para mostrarse. El resto, podemos decir que estamos ante buenos personajes, pero con actuaciones irregulares, ya sean los de Sprite o Kingo. Y esto sorprende porque tanto el guión como la dirección, corren a cargo de Chloé Zhao, quien en Nomadland hizo actuar bien a gente que no era actor, y acá vemos a “actores” pasando vergüenza ajena al intentar llorar. Aunque como es normal en estas ocasiones, habría que ver qué tanto poder final tuvo realmente la directora y guionista, y que tanto metió mano la empresa del ratón. Para ir cerrando, Eternos tiene buenas ideas, pero su guión es tan irregular y los actores elegidos para cargar con el mismo tan poco talentosos, que cualquiera buena intención que se tenía, queda tapada por el aburrimiento y la poca expresividad
Cuando la humanidad estaba dando apenas sus primeros pasos, un grupo de enviados intergalácticos llegaron a la Tierra para ser sus guías y protectores frente a la implacable amenaza de los Deviants, criaturas monstruosas dedicadas a consumir todo lo que encuentren a su paso. Bajo las órdenes del celestial Arishem, los diez Eternals protegieron a la humanidad y colaboraron en su progreso, pero con la orden estricta de no intervenir en ninguno de sus conflictos internos. Esa misión, para algunos de ellos se fue volviendo cada vez más difícil de respetar, porque después de milenios viviendo entre humanos y formar parte fundamental de su historia, comenzaron a amarlos genuinamente. Ese es uno de los motivos por los que, cuando la amenaza Deviant parecía erradicada, la líder Ajak (Salma Hayek) liberó al resto de los Eternals para que salieran a vivir su propia vida hasta que recibieran el permiso de Arishem de regresar a su planeta. Y eso hicieron durante siglos, viendo crecer y evolucionar a la humanidad de formas majestuosas pero también horrendas, sin poder intervenir. El llamado a casa nunca llegó y por una buena razón: porque después de siglos de paz, Sersi (Gemma Chan) y Sprite (Lia McHugh) son emboscadas por un extraño Deviant que ni siquiera Ikaris (Richard Madden), el más poderoso guerrero del grupo, puede derrotar del todo. Sospechando que hay algo muy extraño detrás de este regreso, parten de inmediato a advertir de esta nueva amenaza al resto del grupo antes de que sea demasiado tarde. Eternals: diez orígenes sin remate A diferencia de otras historias de origen habituales, donde un personaje descubre o construye sus poderes y aprende a usarlos para convertirse en héroe, los Eternals son de la misma manera desde el primer momento que ponen un pie en la Tierra y combaten a sus primeros Deviants, son un grupo consolidado que se mueve con la coordinación de un aparato de relojería. Toda esta secuencia sirve para dar una idea general de las habilidades de cada uno de los Eternals, pero deja para más adelante sus personalidades, pues en el presente se encuentran separados sin que tengamos idea del por qué. Nunca es sencillo presentar a un nuevo personaje que encaje en esta continuidad perpetua que es la franquicia MCU, especialmente si no se conecta con algo o alguien ya establecido o tiene reconocimiento popular previo; dos cosas que no suceden con estos Eternals, quienes además se despegan de su contraparte comiquera en varios aspectos. Introducir en una sola película a una docena de ellos, entretejidos en una historia que recorre milenios, pretendiendo que cada cual tenga su propio desarrollo, es directamente inabarcable. Esa es la sensación que deja Eternals: la de una película que abre varios hilos con potencial pero que no puede llegar a profundizar mucho en ninguno. Al menos tiene el acierto de no pretender volver igualmente protagonista a todo el equipo y lo divide en varios estratos de relevancia. Mientras Sersi e Ikaris motorizan el conflicto principal en el presente, otros los rodean para darles apoyo y deja a un tercer grupo en los márgenes, dedicados a las escenas de acción y para pequeños arcos secundarios que a lo largo de varios flashbacks van relevando un poco de su historia previa, que a su vez está relacionada con el conflicto del presente. El pasado y el presente de los Eternals sigue estrechamente conectados; son varios de los conflictos entre ellos que no supieron resolver en el pasado, los que van a ocupar el centro de esta nueva historia, especialmente los referidos a sus diferentes perspectivas sobre la misión que les encomendó Arishem. Este enfoque, seguramente reflejo de la dirección de Chloé Zhao (Nomadland), hace que Eternals tenga una carga dramática y filosófica algo mayor que la mayoría de sus primas, sin dejar de ser un producto de entretenimiento donde el humor y la acción sacados del manual de estilo Disney-Marvel ocupan su buena porción del tiempo. Quizás por falta de espacio en pantalla o pericia en la marcación actoral (o simplemente en la elección del casting), varios de los personajes mantienen un tono algo extraño que bordea la continua apatía, incluso cuando se supone que están pasando por una situación emotiva, como si se les estuviera exigiendo más allá de su rango con indicaciones confusas. Los elencos del MCU no suelen destacarse por sus grandes dotes interpretativas, pero al menos sí suelen derrochar un carisma que compensa. Esto no es algo que suceda en Eternals, donde salvo por algunas honrosas (y temporarias) excepciones encuentra en las interpretaciones de su elenco algunos de sus puntos más flacos. La directora Chloé Zhao se propone tomarse más en serio algunas cuestiones dramáticas que siempre fueron el punto flojo de una franquicia más interesada en la pirotecnia, donde el sello autoral rara vez llega a notarse. No es el caso de Eternals, donde se nota su huella con una propuesta estética mucho más sintética y depurada que causa impacto más por su simpleza que por la habitual sobrecarga de elementos pero también con un mejor desarrollo de los conflictos internos de algunos personajes. Esta propuesta entra en la reducida lista de películas de Marvel (junto a Guardianes de la Galaxia, de James Gunn) donde queda la sensación de que no podría haber sido fácilmente dirigida por cualquier otra persona indistinta. Esto no es suficiente para decir que Eternals es una gran película ni para ignorar los varios problemas narrativos que acumula, sobre todo cuando se ve obligada a cerrar su historia y resuelve con desprolijidad; pero si fuera un tímido intento de responder a los pedidos de que se atrevan a romper un poco el molde de donde sacaron durante años más de una docena de películas indistinguibles, es algo que podría estar prometiendo un futuro interesante para esta franquicia que comienza a tirar olor a naftalina. Si en cambio fuera un intento de respuesta a la crítica de que no hacen «cine de verdad», es un punto que en el fondo ni a los fans ni a los anti le interesa mucho que cambie y sería bastante absurdo pretender ir por ese camino
Había mucha expectativa por este film por distintas razones. Primero porque es la presentación de diez nuevos superhéroes en el universo de Marvel, segundo porque la tarea de dirección es de la ganadora del Oscar por “Nomadland” , Chloé Zhao. Para los millones de fans de películas de este género un nuevo comienzo, con dos escenas posteriores a los títulos que no se pueden perder. Para aquellos un poco agobiados por películas de estos universos, un aire fresco, una atención especial a la emocionalidad de cada personaje, a la profundidad de los sentimientos, a la diversidad, a los problemas que aunque se trate de poseedores de fuerzas sobrenaturales los acercan a nuestra humanidad. Es una visión con una sensibilidad contemporánea, debida a esta directora (co- guionista además con Patrick Burleigh, Ryan Firpo, Kaz Firpo) con más cercanía a estos temas que a las escenas de acción. El problema es que hay que presentar a cada uno de estos nuevos personajes del universo Marvel en el cine, por eso la duración de la película de dos horas 37 minutos, que puede resultar excesivo, pero su visión vale la pena. Entre los personajes están todas las etnias y los acentos, negros, latinos, del este y sur de Asia, de la India, un personaje sordo que se comunica con lenguaje de señas y el primer superhéroe gay, toda una novedad en ese universo. Se trata de Phastos el inventor preocupado por lo que aportó a la tragedia del género humano, que optó por tener un esposo y formar una familia. La historia solo básicamente basada en la creación de Jack Kirby, ubica a los Eternals en la tierra en el 5000 antes de Cristo en la Mesopotamia, en tribus prehistóricas, en el imperio azteca, en la selva amazónica, ellos fueron enviados por los Celestiales a proteger a los humanos de una especie monstruosa, los Deviants. Una vez que los exterminaron, los Eternals se separan. Ahora deben regresar a nuestro mundo actual, con los dragones-langosta fortalecidos porque se curan a si mismos, pero en esa familia algunos llegan a disgusto. Otros con problemas como el personaje de Angelina Jolie, la diosa de la guerra en peligro protegida por Gilgamesh, o el caso de Sersi, que por miles de años tuvo relación con Irakis, que reaparece para poner en peligro su actual relación con un humano, el famoso Kit Harington, que pide pista. La mezcla de caracteres funciona, y finalmente lograran la unión de mentes para consolidar una fuerza colectiva, superando diferencias. Ese tránsito es también atractivo. Los efectos especiales están, algunos rutinarios, otros hechos sin tantos trucos de la pantalla verde, lo que los enriquece. Lo mejorcito, más que las batallas en sí, son los armamentos que crean los eternos y los campos de fuerza.
"Eternals": lánguidos, tristones y melancos La película dirigida por Chloé Zhao, la realizadora de "Nomadland", propone una larga cadena de traiciones y engaños dignos de un culebrón mexicano y oralizados con una seriedad sepulcral. El Universo Cinematográfico Marvel continúa avanzando rumbo a la conquista de la taquilla planetaria. Por el encadenamiento narrativo de su sistema de fases, Eternals es la tercera película de la fase 4, iniciada con Black Widow y Shang-Chi y la leyenda de los Diez Anillos. Pero la vuelta de página luego de la muerte de varios Avengers en Endgame empieza oficialmente con esta historia sobre un grupo de superhéroes provenientes del planeta Olimpia que llegaron a la Tierra miles de años atrás. Ese aire iniciático se nota, principalmente, en un relato centrado no tanto en la acción como en la presentación de los personajes, con sus motivaciones, historias personales (hay varios romances y traumitas que atraviesan siglos) y vínculos en primer plano. Gran problemón insorteable para Eternals: ninguno de ellos les llega a los talones en términos de carisma a Iron Man, Thor o Black Widow. Ninguno tiene su interés, menos su magnetismo. Aquí son tristones y melancos, tipos y tipas que de tan preocupados por todo emanan languidez y una falta de vitalidad llamativa para los parámetros superheroicos. Ni Batman vs Superman, hermanados al saber que sus madres compartían nombre, llegó a tanto. El segundo problema es que todo eso empapa una película que dura más de dos horas y media, pero podría durar, siendo generosos, cuarenta minutos menos. Si con la elección de Chloé Zhao como directora -que pega el salto de los dramas indies naturalistas y más bien parcos, con la oscarizada Nomadland como muestra de su estilo, a una superproducción enorme- se buscaba darle una impronta terrenal a lo que hasta entonces era épico y frenético, la apuesta no parece haber salido bien. El despliegue visual de Eternals, desde ya, es apabullante, aunque gratuito, con fondos digitales incluso en aquellas escenas que podrían haberse resuelto de manera analógica, utilizando las viejas y queridas locaciones. Pero hay aquí una ambición que hace que se hable –mucho, demasiado– del universo, la galaxia, Dios, la humanidad, el Bien y el Mal, con mayúsculas. La vieja troupe podía ser cualquier cosa, pero evitaba caer en el existencialismo new age de quienes, para colmo, han vivido engañados. No conviene adelantar de qué va el engaño en estas épocas de tiranía del spoiler. Lo cierto que es que los Eternals llegaron en una nave espacial, mandatados para la voz de su líder, el dios Arishem, para evitar que los Desviantes tomaran el control de la humanidad. Sin embargo, esos bichos, cruzas de Alien con el monstruo de The Host, de Bong Joon-ho, reaparecieron una y otra vez a lo largo de la historia, siempre para enfrentarse con un grupo que representa un amplio abanico racial. Hay afroamericanos (Brian Tyree Henry, cuyo Phastos también es gay, cuestión de tildar dos ítems de la corrección política con un mismo movimiento), asiáticos (Gemma Chan, Ma Dong-seok), indios (Kumail Nanjiani) y latinos (Salma Hayek). Y una directora de origen chino. Marvel arma elencos y equipos técnicos pensando menos en el norte artístico del proyecto de turno que en poder ufanarse de acumular distintas tonalidades de pigmentación. La troupe anduvo por Babilonia hace 2500 años y por Tenochtitlán hace 800. En la actualidad –que, según se dice, es cinco años luego de Endgame- la cosa parece muy tranquila y cada uno anda en la suya, hasta que uno de esos reptiles aparece de la nada para manducarse la cabeza de un hombre. Un inicio violentísimo que preludia una de las pocas escenas de acción urbana de toda la película. Lo que descubren es que los bichos, a diferencia de antes, tienen la capacidad para regenerarse. Es de esperar que ocurra lo habitual: que los Eternals se junten, se peleen un rato entre ellos, se unan ante un mal mayor, tiren algún chiste, ganen y su ruta. Pero no. Eternals propone una larga cadena de traiciones y engaños dignos de culebrón mexicano y oralizados con una seriedad sepulcral. Por ahí también está Angelina Jolie paseándose como sonámbula, metiendo algún que otro bocadillo out of context, mientras abraza un registro que mezcla desinterés y cuelgue. Como la película.
El problema de Marvel en estos momentos no es no tener a los mejores productores, directores o actores para realizar sus películas sino no contar con un experto en estadísticas o un sociólogo. Profesionales que miren hacia atrás y con la frialdad de la ciencia entiendan que las películas más taquilleras son las más terrenales. Que toda la saga "Avengers" quintuplica en éxito todo lo que sucede más allá del planeta, como "Guardianes de la galaxia" o "X-Men". Que cualquiera de las muchas películas de Spider-Man -un estudiante con poderes sobrenaturales- tuvo más público que todas las de Thor juntas. Entonces, en lugar de seguir sobre la superficie terrestre y hacer filmes reales se va cada vez más lejos, como con "Eternals". Y así les está yendo, jugando en la cornisa, al borde del agotamiento. MALDITO SEA Si la famosa y tan esperada Cuarta Fase del Universo Cinematográfico de Marvel es lo que vino después del chasquido de Thanos, o sea "Endgame", las series "WandaVision", "Falcon y el Soldado del Invierno", "Loki", "Shang-Chi" y ahora "Eternals", maldito sea el momento en que los Avengers volvieron el tiempo atrás y vencieron al gigante violáceo. Hubiese quedado todo en el final de "Infinty War" y hubiese sido épico. Porque lo que siguió después: la muerte de Iron Man, la vejez del Capitán América, la panza de Thor, las series inmirables de personajes de cuarto nivel e incluso la pelea entre Scarlett Johansson y Disney por los derechos de explotación, estuvieron y están de más. "Eternals" son dos horas y media de una explicación que nunca se termina de entender. Ni los cinco cerebros más inteligentes del mundo lograrían resumir en un párrafo la trama. Lo lógico de los filmes de acción es que primero se introduzca el conflicto, se expliquen los detalles entre el bien y el mal, y luego la acción nos invada. Acá intentan explicar el conflicto incluso mientras pelean. Y en la batalla final, entre rayos láser y patadas, siguen revelando por qué le están pegando al otro, que antes era bueno, ahora es malo y después bueno de nuevo. INCOMODAS El único patrón que respeta "Eternals" es el de una película coral, con dos o tres protagonistas consagrados y después un reparto a tono. El problema es que a Angelina Jolie y Salma Hayek no se las nota cómodas en sus papeles. No se creen superhéroes y por eso se ven muy artificiales. El resto no da el piné para semejante tanque. El único que hace pie en este naufragio de superhéroes desconocidos es Ma Dong-seok, que le imprime su sorprendente carisma a cada trompada que da. Y cuando uno cree que peor el filme no puede ser, intentan humanizar la situación con una referencia a Hiroshima. Y en realidad lo que se ve es la ciudad devastada por la bomba nuclear y dos personas llorando en cuclillas disfrazadas de superhéroes. Una verdadera falta de respeto. Porque ellos son seres eternos que vinieron al mundo miles de años antes de Cristo y sólo pueden intervenir en los males del planeta cuando el enemigo es extraterrestre. Lamentable todo. Sin dudas, la peor película de Marvel.
El existencialismo de Zhao y la parafernalia marvelita La ganadora del Oscar, Chloé Zhao, llega al MCU con una película que vive entre dos mundos. ¿De qué va? Los Eternals, seres creados por los Celestiales para restituir el orden en el universo, deberán de reunirse una vez más para enfrentarse a un peligro que no solo amenaza a la humanidad, sino a su propia existencia. En el principio no había nada, hasta que los Celestiales lo crearon todo. Pero toda fuerza benévola es batallada por una maligna, en este caso los Deviants; seres feroces y destructivos que amenazan con demoler la creación de los Celestiales. Es así que, como respuesta defensiva, estos titanes crean a los protectores Eternals; la respuesta definitiva a todo el mal que ciernan los Deviants. De esta forma, estos individuos, tan hegemónicos como inclusivos, arriban a la Tierra con una misión; destruir a los Deviants y guiar a la humanidad hacia el camino más propicio para su evolución. Pasados años y milenios, los Eternals supieron ayudar a la humanidad en la evolución de su propio ser y de su civilización, pero no sin entregarse a la duda existencial que plantea el hecho de pertenecer a una comunidad que muy lejos está de aproximarse a un centésimo del poder que estos salvadores tienen. ¿Quiénes somos realmente sobre este suelo? ¿Es nuestro deber guiarlos hacia la destrucción o intervenir para sacar lo mejor de ellos? Estas incógnitas, con sus particulares gags que rozan el cansancio, atraviesan la trama de un film que se apoya en el conflicto interno de nuestros participantes, hasta que la necesidad de una agenda de irrumpir con fuegos artificiales de cotillón irrumpe para brindarnos otro ejercicio que cumple, pero que sigue siendo ejemplo de que la balanza entre autoría e industria sigue pesando más de un lado que de otro. No hace falta aclarar que lado pesa más. Chloé Zhao, reciente ganadora del Oscar por Nomadland, y directora de las muy bellas The Rider y Songs my brother taught me, nos lleva de excursión por esta aventura existencialista, que tanto vimos en sus anteriores cintas. Con diez personajes que reparten sus minutos en pantalla, la trama de Eternals descansa en la simpleza, otorgándonos su poderío en el desarrollo de estos seres, que luchan por responder las incógnitas planteadas más arriba. Corriéndose de los múltiples diálogos explicativos, Zhao logra, por momentos, asomar la cabeza para darnos miradas llenas de miedos y silencios que dicen más que mil chistes forzados. Es acá, en esta lucha interna por el deber de proteger una raza inferior y el fraternizar con ella a tal punto de olvidarse el por qué llegaron al planeta, donde descansa el poderío del film. Y me hubiera gustado mucho que así fuera las dos horas cuarenta que dura, pero mi ingenuidad fue tan grande como el verborrágico e insulso conflicto externo que envuelve y apaga este pequeño brillo autoral. Pero sin frenarnos a llorar sobre algo que tendríamos que tener por sentado, si me detengo en el cómo las últimas cintas marvelitas se deciden por la elección de un papel protagónico que poco tiene que retribuir a la trama, brindándonos personajes tan poco empáticos que solo sirven para proyectar la figura tradicional del héroe clásico. Un héroe que, rodeado de secundarios mucho más consecuentes a su propia transformación, roza lo insulso, apoyándose en los pasos tradicionales vistos hasta el hartazgo. De esta forma, Sersi, la Eternal interpretada por la inexpresiva Gemma Chan, termina siendo una de las protagonistas más inapetentes e insufribles de este vasto universo. Ojo, no interpretar que un drama existencialista tenga que apoyarse en protagonistas aburridos. Haciendo hincapié en el resto del cast, y reservando una estrellita para Jolie y su Thena depresiva, la relación entre ellos y los diversos conflictos de intereses que se generan por sus respectivos ideales traen un poco de luz dentro de este universo plagado de personajes tan chatos que dejan ver los hilos de sus principales funciones: romper a piñas mientras tiran algún chiste barato. De todas formas, la inclusión de Kingo y su asistente Karun, interpretados por Kumail Nanjiani y Harish Patel, personajes mera existencia es justificada por ser el comic relief del film, irrumpen para recordarnos que estamos viendo, por más exploración de personaje que haya, otra cinta del UCM. A lo que visuales respecta, aquella anécdota sobre como Chloé mostró a Kevin Feige y asociados una grabación en donde un campo rural cubierto de neblina reemplazaba con grandeza y sabiduría las pantallas verdes carentes de naturaleza, cobra vida a lo largo del film haciéndonos participes de paisajes naturales que rebosan de belleza y solemnidad. No es extraño, en la filmografía de Zhao, perderse en el andar de los personajes sobre planicies de antaño, dejando en el espectador una sensación de paz y reconstrucción. Aun así, es alarmante que, ante los ojos malacostumbrados y devoradores de estas aventuras comiqueras, esta película funcione como una novedad entre las 50 que ya salieron, por el simple hecho de que alguien, con una mínima mirada crítica y artística, decidió usar recursos cinematográficos más apegados al cine de autor. Es grato poder disfrutar en la pantalla grande el cómo una franquicia decide irse por lares que recorren con una mirada más contemplativa e interpretativa, que expone conflictos ligados al propio ser y deja en el espectador una experiencia diferente, pero es lastimoso y hasta cansador que esta pequeña luz sea prendida de vez en cuando. Es así que Eternals, a pesar de contar con una clásica estructura en la que los actuantes visitan diversos puntos del planeta para rearmar el grupo de antaño para así combatir al maligno en un tercer acto plagado de CGI y figuras titánicas, decide descansar más en la transformación de nuestros personajes, dándonos momentos e intervenciones más que interesantes en esta vasta filmografía superheroica. Que el espectáculo circense no sea el punto de partida de esta historia es, en definitiva, algo a remarcar.
Eternals (2021) es una película que presenta a diez personajes milenarios creados por Arishem, uno de los siete Celestials: seres que controlan la creación de la vida en el Universo. Como los Eternals, estos seres de la mitología de Marvel son eternos. ¿Es importante esta información? Trascendental, en realidad, para poder entender mejor la película, pero también para lo que va a venir en las nuevas películas de Marvel. Miles de años atrás, Arishem envió a diez Eternals a proteger a la raza humana de unos seres llamados Desviantes. En el transitar de la película, la directora Chloe Zhao (ganadora del Oscar por Nomadland) va narrando los diferentes acontecimientos en los cuales estuvieron presentes los Eternals a lo largo de nuestra historia, desde la Mesopotamia hasta nuestros días, al mismo tiempo que comienza a desarrollar los hechos que dan lugar a que estos personajes vuelvan a tener que pelear por defender la vida humana. El principal poder que tienen estos personajes es utilizar la energía cósmica, de diferente manera, según sus habilidades. Sersi (Gemma Chan) la utiliza como una hechicera, puede alterar las cosas y la composición de los organismos vivos; Ikaris (Richard Madden) puede proyectar ráfagas de energía desde sus ojos; Thena (Angelina Jolie) tiene la habilidad de las grandes guerreras y puede crear armas en base a la energía cósmica; Makkari (Lauren Riddlof) tiene la habilidad de correr a grandes velocidades, recorriendo extensas longitudes en pocos segundos, incluso en el Universo; Ajak (Salma Hayek) es la líder de los Eternals y la más sabia de todos, también tiene la capacidad de sanar, a ella misma y a los demás, en poco tiempo; Kingo (Kumail Nanjiani), puede manipular armas y tiene gran habilidad para luchar; Druig (Barry Keoghan), puede manipular la mente de las personas; Sprite (Lia McHugh) puede crear ilusiones en la mente de los demás; Phastos (Brian Tyree Henry) es quien puede crear y desarrollar tecnología, fue él quien ayudó a evolucionar, en materia tecnológica, a los humanos a lo largo de la historia; y Gilgamesh (Ma Dong-Seok), conoce varias artes marciales y es especialista en ellas. El film es narrado desde la mirada de Sersi, quien vive en Londres junto a Sprite. Es allí donde se cruza con el primer Desviante, aunque ahora los Desviantes no buscan atacar a los humanos, sino a los Eternals. Este enfrentamiento los lleva a buscar a los demás para investigar y derrotar nuevamente a estos seres. La historia es interesante, quizás el problema principal sea el guion. El hecho de que sean tantos personajes a presentar, cada uno con una existencia diferente; que, al mismo tiempo, se vaya contando su historia a lo largo de 7000 años. Mismo que se utilice como herramienta, para contar conflictos del pasado, al flashback hace que el ritmo de la película no fluya como debería. Es mucha información para el espectador. Y, aun así, la película no es mala, es entretenida y no se sienten pesadas las 2:40hs que dura. ¿Qué es lo que hace que la película sea buena? Ciertas preguntas filosóficas que se plantea, y con ello conflictos que llevan a la disolución del grupo por siglos. La forma en que se plantean estos debates acerca de qué es justo y qué no, cómo la técnica y la tecnología ha llevado a la humanidad a crecer, pero también a destruirse. Los cambios que van atravesando y cómo hacen que estos seres cambien de idea acerca de sí mismos, pero también acerca de la humanidad misma. Y este es, justamente, otro problema. Podrían haber ahondado con estos conflictos, pero se quedan a mitad de camino. Y si bien esta forma de relatar es nueva en el MCU, le falta un poco más. Aunque a su vez, es esto lo que pone un poco en crisis a Marvel: abre las puertas a nuevas formas hacer películas, al menos en el mundo Marvel. La fotografía de la película es preciosa, que la directora haya elegido escenarios reales la hace especial, cabe recalcar que es por esto que los efectos especiales no se ven tan bien como deberían, no es tan fácil realizar su edición. Sin embargo, son admirables ciertos planos, se nota la mano de Choe Zhao en esto. De las actuaciones hay que resaltar a Gemma Chan: lleva muy bien el personaje de Sersi y es su representación quién hace funcionar la película. Kumail Nanjiani, en el papel de Kingo, funciona bastante bien, aun cuando la película no está repleta del humor típico de Marvel. Angelina Jolie, por otro lado, se siente como que la diluyeron bastante, no es que actúa mal, sino que pareciera que hicieron todo lo posible para que ella y su personaje no se lleven todas las luces (que bien podría). Hay otras actuaciones que se esperaba más de ellas, como por ejemplo de Lia McHugh, quien quizás tenga más desarrollo de su personaje en futuros filmes. Hay dos aspectos a resaltar que son importantes. El primero es la interpretación de Lauren Riddlof en la piel de un personaje sordomudo, que se destaca por el uso de otra forma de comunicarse, poco usada en el cine por regla general. El segundo aspecto a resaltar es el personaje de Brian Tyree Henry. Phastos es homosexual y, con el tiempo, logra formar su familia. Esto ha vuelto controversial la película, porque afirman algunos, se ha forzado la inclusión. No lo parece, por el contrario, es de los reencuentros que mejor fluye en la historia. Es gratificante que se empiecen a tocar estos temas en películas de superhéroes, pero también en general. Y es necesario dar representaciones a todos. Como recomendación, si sos fan de las películas de Marvel, ir al cine, sentarse, dejar las ideas pre-establecidas en la puerta del cine y que la corriente los lleve. No vayan buscando la típica película porque no lo es. Quién va por primera vez a ver una película de Marvel, paciencia, hay mucha información. De nuevo, es una buena película, se esperaba más de ella (principalmente por su directora), pero no es mala en lo absoluto.
Sigue la expansión del universo Marvel ¿pero a qué costo? La última directora ganadora en los Oscars Chloé Zhao llega al cine de superhéroes. Continuando con la expansión de su fase post Avengers Endgame el MCU parecería estar entrando en un momento de transición en donde casi todos los contenidos que se están exhibiendo funcionan para darle un contexto más emocional a los personajes que ya conocemos y a otros que están apareciendo por primera vez. Y ahí mismo aparecen ellos, Los Eternos, un grupo de extraterrestres que vinieron a la Tierra en el principio de la civilización en nombre de Los Celestiales, entidades cósmicas creadoras de vida a lo largo y ancho del vasto universo, que buscan que todos los mundos crezcan de manera normal y con las menores dificultades posibles. Pero claro, también están las entidades que pretenden lo contrario: Los Desviantes, una raza de alienígenas que su principal función es la de exterminar la raza humana por completo. A lo lo largo de la historia, estos seres inmortales y con diferentes habilidades han estado en contacto con el hombre defendiéndolos de cada uno de los ataques de los Desviantes hasta eliminarlos por completo. O eso creían hasta el BLIP… Teniendo esto como contexto Eternals, dirigida por la ganadora del Oscar Chloé Zhao, cuenta cómo este grupo de seres inmortales ya se encuentran establecidos entre los humanos, teniendo vidas normales y trabajos comunes hasta que Sersi (Gemma Chan) y Sprite (Lia McHugh), dos grandes valores del grupo, se topan con un Desviante (que se creía estaban extintos) pero que por lo que ellas pueden observar han evolucionado de manera muy peligrosa para ellas, el resto de los Eternos y el mundo entero. Ahí es donde ellas deciden reunir al grupo, que se dividió hace varios siglos, para contrarrestar a la amenaza que se aproxima y quizás descubrir otra que no supieron ver a tiempo. Intentando dar una vuelta de tuerca a los estándares a los que Marvel ha acostumbrado al público en general, el estudio con Kevin Feige a la cabeza apostó a darle un nuevo vuelo visual y creativo a una película que desde el vamos era interesante por querer correrse un poco del plano habitual de las historias que se venían contando, con nuevos personajes de los que ni siquiera habían sido mencionados y toda una mitología muy explotada por los años 70 en los cómics con Jack Kirby a la cabeza, pero que no se había visto nada hasta el momento. Pretender que toda una nueva mitología, vasta, grandilocuente y sumamente importante se entienda a la perfección y que se genere un vínculo con el espectador en poco más de dos horas y media de metraje era un trabajo sumamente complejo para los guionistas, en donde la propia Zhao también está involucrada, sobre todo por el desconocimiento general de todo lo que involucra este nuevo mundo. Apostando a una narrativa compuesta con líneas temporales paralelas de flashbacks y tiempo presente, la película nunca termina de tomar la fuerza necesaria como para mantener al espectador en vilo de una revelación que lo pueda sorprender. Estos saltos entre presente y pasado llegan siempre en los momentos menos pensados y no permiten generar una relación con la historia que se está contando en ese momento eclipsando las buenas sensaciones que se pueden estar teniendo. Unas sensaciones que varían con el correr de la historia porque todo lo bueno que se ofrece desde la dirección, la puesta en escena, la fotografía, el hecho de haber filmado en locaciones reales y el gran despliegue visual a la hora del CGI (en los grandes momentos, no así en fondos o paisajes) se contrapone con una falsa imposición sentimental en los personajes, en donde el querer vender una imagen de “familia” no funciona para nada y todo se siente impuesto, forzado y antinatural. También al tener una gran galería de personajes, en cuanto a cantidad no así calidad, es imposible relacionarse con todos de una manera equitativa y por eso el vínculo no puede ser total. Por supuesto que hay personajes más importantes que otros, cómo en la mayoría de las historias de la literatura en general, el problema está en que los que más preponderancia tienen son los que menos relevancia terminan teniendo. Lo bueno es que uno se queda con las ganas de ver más de los personajes y de que se desplieguen sus habilidades en nuevas oportunidades y en todo su esplendor, lo malo para la película es que en ella no se muestran tanto. El elenco está repleto de estrellas del calibre de Angelina Jolie, Salma Hayek, Richard Madden, Kit Harrington, Gemma Chan y Kumail Nanjiani, entre otros, y si bien nadie se atrevería a cuestionar ese elenco por lo que todos y todas han sabido brindar en el pasado, en ésta oportunidad ya se por rol en el filme o por el guion que le dieron, ninguno de los mencionados ha podido consolidar una buena actuación global. Claro que todos tienen un momento en donde son el centro de la escena y despliegan sus poderes y cobran, momentáneamente, una relevancia superior pero al pasar esos momentos se vuelven personajes totalmente planos que podrían estar o no y mucha diferencia no habría. De un andar irregular, cómo toda la película en general, las actuaciones alternan buenos momentos con paupérrimos. Sin matices. Eternals es una película que se destaca por ampliar el universo de personajes y su mitología, por el despliegue visual y la apuesta de cambiar un poco la receta a la que Marvel se ha acostumbrado tanto. Pero tampoco termina siendo una película que se destaque por lo que se cuenta y mucho menos por su manera. Con giros de guion previsibles y un plot twist central que también lo es todas las sensaciones e impresiones apuntan a que, una vez más, una película del MCU se termina convirtiendo en un gran preámbulo de otro gran evento que está por venir y no se dan los tiempos necesarios para establecer personajes problemáticas y propósitos.
Eternals se presenta como una nueva mirada, más artística, para el Universo Marvel ¿Pero logra su cometido? La promesa tácita de Eternals, repetida en tráileres y entrevistas, es ser la película diferente de Marvel. La que romper el molde de la factoría de superhéroes del Ratón, e inyecta “arte” en la fórmula taquillera de la Casa de las Ideas gracias a la mirada fresca y la mano firme de la directora Chloé Zhao, reciente ganadora del Oscar por la poética e incisiva Nomadland. Esa promesa, la promesa de un nuevo rumbo para el MCU, no ha sido cumplida por las más de dos horas y media que acabo de ver en la pantalla grande. En todo caso, Eternals es la prueba que tomar dicha fórmula Marvel e intercalar, entre las peleas y los chistes, bellos y largos paneos panorámicos, cinematografía luminosa y momentos de silencio no es igual a hacer un film de auteur de superhéroes. Algo falta, alma quizá, como a estos dioses eternos que no son lo que parecen. En el comienzo, nos reciben columnas de texto explicativo sobre una pantalla negra, las cuales esbozan algunos conceptos básicos. Las párrafos también sientan el tono, delatando antes de empezar que Eternals quiere ser una película épica. Quiere ser como La Comunidad del Anillo o la reciente Dune. El mero acto de abrir con exposición de información, además de transmitir lo que se lee en las palabras, intenta decirnos que acá hay tanta mitología que no alcanza la película para contenerla. Pero realmente lo que significa es otra cosa: o que no se confía en que el espectador va a ser capaz de entender todo eso durante el desarrollo del film, o que sus creadores no fueron capaces de plasmar toda la información pertinente en la pantalla. Sea una o la otra, es un mal augurio. Lo que hacen esas parrafadas es recordarnos que existen los Celestials, esos überdioses arquitectos del universo que ya vimos un poco en Guardianes de la Galaxia. Uno de ellos, Arishem, emprende una cruzada contra los perniciosos Deviants, seres que atentan contra el tejido de la vida y el universo. Su arma son justamente los Eternals, alienígenas del planeta Olympia con poderes similares o superiores a un Thor y que, como indica su nombre, viven vidas sin fin. O por lo menos, muy largas. Luego de una impresionante secuencia inicial, en la cual vemos el arribo de los Eternals a la Mesopotamia de los albores de la civilización sedentaria y su enfrentamiento con los Deviants que atormentan la Tierra, la película da un salto al tiempo actual. Desde allí, y usando como disparador la aparición de estos monstruos que creían haber erradicado 500 años atrás, la película adopta la clásica fórmula de “juntar a la banda”, tan utilizada en películas de ladrones de bancos. Un roadtrip sin mucho road encabezado por Sersi (Gemma Chan) e Ikaris (Richard Madden), los dos eternos en el centro del relato. Mientras tanto, diferentes flashbacks van llenando algunos de los vacíos en la milenaria historia de la estancia de los Eternals en nuestro planeta. Allí yace uno de los puntos fuertes del largometraje: sus escenarios antiguos, que van desde Babilonia a Tenochtitlan. Es allí, en esos escapes al pasado de la historia de la humanidad, los cuales intentan cinematográficamente mezclar escala con intimidad, es donde se nota más la mano de Zhao. Nunca una del Universo Cinemático Marvel tuvo tanto “aire”: largas tomas escenográficas, con una cinematografía que deja que la luz brille y una cámara que se queda explorando los detalle de una roca o un par de manos tomadas juntas. También parte de esta búsqueda es la que, de seguro, representa la banda sonora más austera de Marvel. Más que las melodías de Ramin Djawadi, correcto pero lejos de sus mejores laburos en HBO (Game of Thrones, Westworld), lo que destaca aquí es el silencio, que colma escenas enteras donde solo se puede oír el dialogo de los actores. Pero todas estas decisiones “artísticas” caen en saco sin fondo si no hay una apuesta más fuerte de fondo, a nivel guión. El cual, como suele ser en estos casos, denota en los créditos por lo menos 3 reescrituras. En ese sentido, Eternals no es más que la fórmula Marvel, la cual no puede dejar de señalarse ya vimos desplegada más de dos docenas de veces a esta parte, con algunos toques de estilo introducidos como adorno y estirada hasta 45 minutos más de lo que era necesario. Porque ese es otro requisito de una épica, tiene que ser larga. En cuanto a ese otro ingrediente, las peleas y el rebote de chistes y personalidades a las que nos tiene acostumbrados esta macro saga, el saldo también está raleado. Por un lado, la acción no ofrece nada nuevo, y el diseño poco inspirado de los Deviants, quienes además de verse reducidos a bestias con poca profundidad de caracterización, son condenados a verse como un animal de la Pandora de James Cameron al los que le falta la piel. Por otro, el elenco de Eternals es muy bueno, aunque se lamenta que no hay un guión ahí lo suficientemente bueno que les de algo que hacer. Lo mejor diría es Kumail Nanjiani como Kingo, irreconocible con sus nuevos músculos, pero igual de carismático y gracioso que en Sillicon Valley. Tanto así, que no dudo que en breve lo veremos intentando seguir el camino de tantos otros en pos de su propia franquicia de comedias de acción. Otro punto fuerte es Angelina Jolie, en un rol mucho más pequeño del que deja adivinar su lugar prominente en posters y tráilers. Aun así, cuando aparece en pantalla exuda autoridad y fuerza como Thena, a la altura de la diosa guerrera que encarna. Brian Tyree Henry como Phastos y Lauren Ridloff como Makkari, otros dos destacados. En ese sentido, es una pena que justamente de los más flojos sean Chan y Madden, quienes además carecen de la química en pantalla que demanda su historia de amor a través de los milenios. Al final, llega el cursorio tercer acto, con su orgia de CGI y cierta tendencia a la tragedia, a partir de la que se entienden las comparaciones con el Snyderverso que se pueden leer en redes y reseñas. También hay dos escenas postcréditos, quizás las más baiteras que nos ha ofrecido Marvel en años. Pero, para entonces, ya es muy tarde para levantar a Eternals, que perfila como el gran experimento fallido del estudio, arrinconándolo aún más entre una fórmula gastada y su incapacidad por salir de ella airoso.
La ganadora del Oscar Chloé Zhao (Nomadland) aporta sus primeros planos con fondo de amanecer y un elenco lujoso, el crisol de culturas para un grupo de superhéroes distintos que lleva miles de años velando por los humanos. El problema de Eternals, el nuevo tanque de Disney-Marvel, es que no tiene nada más para ofrecer y con esos ingredientes no alcanza para que una película leve. Después de un prólogo comiquero, en el que el grupo lucha contra monstruos gigantes que amenazan a un grupo de cavernícolas, se despliega durante 2.37 horas esta curiosa apuesta. La de una directora que viene del cine independiente, casi documental con actores no profesionales, al frente de una épica grandilocuente, atiborrada de efectos especiales que envuelven a sus estrellas. Angelina Jolie como Thina, que sufre algún tipo de perturbación de sus facultades mentales. Brian Tyree Henry (Atlanta) como Pasthos, acaso primer superhéroe gay del universo; Kingo (Kumail Nanjiani, el reservorio de comedia de todo el asunto), que ha devenido actor de Bollywood; la líder Ajak, interpretada por Salma Hayek; y una protagonista asiática, Sirse (Gemma Chan), novia de Ikaris (Richard Madden) a través de los siglos pero con un novio terrenal en Londres, interpretado por Kit Harington de Game of Thrones. También hay una adolscente no binaria con nombre de gaseosa, Sprite (Lia McHugh). Y también están los villanos, llamados Deviants, monstruos gigantes y anfibios que parecían neutralizados pero están de regreso. Lo cual llevará a los Eternals a reagruparse, cuando cada uno estaba en lo suyo en distintas partes del planeta. Sin embargo, la complejidad de la trama tendrá que ver con la posibilidad de un enemigo interno, mientras se suceden viajes por la historia. Y las escenas románticas, con el triángulo central, y las odas a la amistad y el espíritu de grupo. Y a la diversidad. Todo envuelto en una solemnidad vacua, con tan falta de inspiración que lo bizarro se impone y no hay chiste que alcance.
El día que Marvel cayó en un agujero negro Tal como lo dice su nombre Eternals es una película eterna, pero en el peor de los sentidos. En lo nuevo de Marvel prima el espectáculo de efectos especiales más que la impronta personal de Chloé Zhao, ganadora del Oscar a Mejor Dirección por la excelente Nomadland. De la gloria a la decepción: este es el camino de escalera inversa que tomó la carrera fílmica de Chloé Zhao, directora china que brilló el año pasado con la sensible Nomadland y ahora prueba suerte en Marvel, la casa del Capitán América, Thor y Iron Man. El reto a cumplir es Eternals, la nueva película que expande el Universo Cinematográfico Marvel y sirve como carta de presentación de un grupo nuevo de héroes de la Fase 4 (nueva etapa de la factoría). Después de la celebrada Black Widow y la excelente Shang-Chi, la calidad baja a pique en esta aventura sin sabor ni épica. Copiando estrategias de sagas como Star Wars, Eternals comienza como un relato bíblico que hace introducción y pone en contexto al espectador: al principio había una raza de seres llamados Celestiales, y enviaron a los Eternos a la Tierra para librar al planeta de los desagradables llamados Deviants. Pasada esta secuencia, conoceremos a la pandilla de héroes. De los 10 que conforman el equipo, solo algunos tienen verdadera trascendencia en la historia: Ikaris (Richard Madden, con una interpretación ajustadísima y poco lograda), Sersi (Gemma Chan, la protagonista y lo único rescatable de la historia), Thena (Angelina Jolie), el asistente de soporte técnico Phastos (Brian Tyree Henry) y -para descomprimir con algunas bromas, está Kingo (Kumail Nanjiani). Zhao se esfuerza por lograr un universo diverso y excéntrico, más cercano a lo cotidiano que a lo fantástico. A su vez son difusas las líneas que separan a héroes de villanos, cosa que ayuda a aportar capas humanas en estos titanes desconocidos. Estas buenas intenciones quedan totalmente opacadas debido a la reiterada confusión de flashbacks que arrastra el filme. El fan se indigna; el no fan se retira de la sala. El abuso de saltos temporales corta toda la ligereza, densifica la historia (y no en el mejor sentido de la palabra) y uno pide a gritos que lleguen las escenas de acción para no caer rendido ante la modorra. En el fondo, Eternals quiere tener el sello estilístico espectacular de la brillante Thor: Ragnarok, ese recordado delirio que solo Taika Waititi podía haber hecho funcionar. La llama del éxito no se hace presente. Los marvelitas enardecidos que busquen acción la tendrán de a ratos, un mejunje superficial enfrascado en una trama defectuosa. Es, sin duda, uno de los fracasos más grandes del año.
Transitamos una época en la cual se premia cualquier cosa que se pueda digerir de manera rápida y sencilla. De allí han nacido muchos memes que abogan al escaso análisis. En su mayoría tienen poca vida de uso. Sin embargo, hay algunos como el famoso Mucho texto, que han quedado para la historia. Claramente, este consumo digital termina fomentando la vagancia. De igual forma, déjenme entender que el meme va más allá de eso. Se enfoca más en la pesadez que genera algo redundante, a pesar de que pueda tener tintes interesante. Una película de casi tres horas que tiene ideas y vueltas con muchos personajes que se debaten propósitos existenciales, sin ningún fin trazado, tiende a ser mucho texto. Al menos que seas ‘Magnolia‘, por su puesto. En fin, ‘Eternals’, es mucho texto. En esta nueva entrega, Marvel presenta a los Eternos. Una raza de seres inmortales creados por los Cesteliales (otros seres más grande que crean el universo y la vida misma). Ellos son enviados a la tierra para eliminar a los Desviantes, unos monstruos que son un peligro para los humanos. Los héroes llegan para cumplir con su misión en el año 5000 A.C. y para el 1500 A.C. ya han eliminado a todos. De esta forma, se separan por tener opiniones diferentes con respecto a los humanos, ya que tienen prohibido interferir en los conflictos generados por los habitantes de la tierra. Ya en el presente, luego de los eventos de ‘End Game‘, vuelven a parecer los desviantes. Eso y la muerte de uno de ellos, obliga a los Eternos a reunirse nuevamente. Hay que entender que ‘Eternals’ cuenta una historia interesante y diferente a lo mostrado al resto del UCM. Esto, sumado a un elenco comandado por caras conocidas como las de Angelia Jolie, Richard Madden, Salma Hayek, Kit Harington, e incluso los mismos Brian Tyree Henry (Atlanta), Barry Keoghan (The Killing of a Sacred Deer) y Kumail Nanjiani (The Big Sick), logra captar una mayor atención a las demás entregas. Termina siendo un aire fresco a una formula gastada de Marvel. Sin embargo, el principal error de este filme es que es aburrido. Nunca cuando estas sentado en una sala y te preguntas “¿Cuánto falta?” es un buena señal. Eso sumado a que lo explicado en el párrafo anterior es la mayor parte de la película, habla de un guion que nunca termina comprometiendo al espectador con la pantalla. Muchas locaciones. El sinfín de personajes. Exceso de flashback. Escenas que se decidan a re-analizar cosas obvias. Una misión que desde el segundo uno se sabe que es una farsa. Secuencias de acción que no se entienden. Y un desenlace hecho a las apuradas, termina generando una historia que se empeña a mostrar algo que no tiene. Tarde hablamos de su directora, la recién ganadora al Oscar Chloé Zhao por ‘Nomadland’ se ve poco. Ciertamente, trabaja con muchos planos que hace tres semanas eran impensados en el UCM. Sin embargo, es la típica película que le termina jugando poco a una persona que se encuentra en la búsqueda de la autoría. Hablar de ‘Eternals’ es hablar de la primera escena de sexo en las películas de Marvel. El primer personaje abiertamente homosexual. Una superheroína sorda. Un discurso sobre el calentamiento global, entre otras cosas. Justamente eso es lo que mejor se le da a la película. Ningún personaje, situación o línea que se puede llegar a relacionar con diversidad o con lo correcto políticamente hablando, está demás. Todo funciona de manera natural y elocuente hacia la trama. No me malentiendan, claramente detrás hay una jugada corporativa que le quita lo genuino. La diferencia es que en este caso se trabaja bien con los personajes. ‘Eternals’ es una muestra de que el UCM se dio cuenta de que debe cambiar y adentrarse por otras narrativas. Quizás este sea el inicio de una revolución interna que ha iniciado con las serie de ‘Wandavisión’ y ‘Loki’. Además, si nos afincamos a sus dos escenas post-creditos con Harry Styles como el hermano de Thanos y la voz de Mahershala Ali como el mítico cazador de vampiros Blade, dan la sensación de que se vienen nuevas cosas. Esperemos que sean llevadas con un mejor abordaje.
Eternals, la última película de directora Chloe Zhao se distingue del resto de las películas de Marvel por el hecho de ser justamente la película de la autora y no del estudio, si bien la historia no es un cien por cien una obra ajena a las otras películas del estudio uno puede percibir la mano de la directora en diferentes aspectos de la construcción de la trama y los personajes. Si bien Zhao decide darle un amplio espacio de su obra a introducir a los personajes, debido a que la mayoría de los espectadores no los conocen de antemano el desarrollo de la trama no se interrumpe porque esta presentación es orgánica y permite el avance de la misma. La directora aporta cierta espectacularidad visual a su presentación de este grupo de personajes también le imprime cierta solemnidad que se podría comparar con Zack Snyder’s Justice League (Zack Snyder, 2021) pero que se diferencia de la obra de Snyder en que esta postura solemne está justificada en el dilema de los personajes, una suerte de dioses que conviven entre los hombres y que deben presenciar su decrepitud sin intervenir; dioses muy humanos que luchan entre el deber ser y lo que realmente desean, el tono de Eternals dialoga más con Infinity War (Anthony Russo y Joe Russo, 2018) que con cualquier otra película del estudio. Zhao hace con estos personajes de Marvel lo que durante años han reclamado los detractores de la casa de las ideas, es decir quitarle todo el andamiaje cómico para convertirla en una tragedia de ciencia ficción que se ancla en la construcción de los personajes y sus relaciones. La directora intenta hacer un relato pretencioso con mucha utilización del flashback como recurso narrativo que nos permite tener una comprensión de este dilema, el relato es ambicioso porque rompe la fórmula del camino del héroe y nos sitúa en un punto de la historia de los personajes en el cual tienen casi todo resuelto, al mismo tiempo que la utilización del flashback es orgánica y permite el avance de la trama a medida que profundiza en la evolución de los personajes. La ambición del relato no impide que Zhao mantenga una postura contemplativa que aporta mucho a la evolución de los personajes. A diferencia de otras obras que tratan de relatarnos las aventuras de dioses entre los humanos esta capacidad de contemplación y apreciación de la directora nos permite comprender lo verdaderamente importante de las motivaciones de los protagonistas, es decir los humanos. Los Eternos son dioses que podrían estar alejados del quehacer humano pero su obligación de impulsar el avance de la humanidad, hecho que los hace empatizar con la raza humana a pesar de sus errores. En cuanto al desarrollo de la trama, la película nunca pierde el foco ni se centra en estridencias, existe un drama y existe un problema a resolver, inclusive existe un enemigo a derrotar, pero lo importante es el valor de las decisiones que deben tomar los protagonistas y sus consecuencias. Si se puede decir, que, por sobre todo, es una película de Zhao y no de Marvel, ya que la directora ni aún en el final sacrifica el carácter orgánico y la armonía de la película en nombre de lo espectacular. La trama de Eternals es básicamente sencilla: durante los últimos quinientos años los deviantes, una raza de monstruos que existen desde la creación de la tierra, han estado desaparecidos debido a que los eternos han cumplido con su misión de exterminarlos, el problema se presenta cuando inesperadamente los deviantes vuelven a aparecer y poner en peligro a la raza humana. La trama además nos cuenta el origen de los protagonistas y la relación existente entre ese origen y la posible destrucción de la tierra. Los eternos son seres con características de dioses creados por una entidad universal llamada Arishem, quien es de la especie de los celestiales, los cuales para nacer deben consumir toda la energía de la vida que habita los planetas que los aloja. Si bien el enfrentamiento con Kro (Bill Skarsgård), el líder de los deviantes es importante la verdadera complejidad para los héroes se presenta al revelarse su verdadero objetivo en el planeta. En cuanto a equilibrio de poder esta película sitúa a los eternos por arriba de los vengadores ya que el conflicto excede los límites de lo divino. Eternals, a diferencia de otras historias basadas en comics de superhéroes, el villano es casi anecdótico, lo cual es un punto a favor ya que escapa al estereotipo de héroe en función del villano que a muchos encanta pero que en definitiva nos presenta a un héroe chato sin ningún atractivo que este puesto en la historia con el único fin de frustrar los planes del villano de turno. A pesar de ser la película de Zhao, Eternals tiene mucho de los viejos comics de Stan Lee y Jim Starling en los cuales el villano no era el que definía el rumbo de la historia sino el desarrollo de las relaciones interpersonales, es decir que en algún punto Eternals tiene un toque de aquello que hizo grande a Marvel como editorial, es decir cuenta la historia de seres que son casi dioses o dioses, pero que en el fondo son afectados por dramas muy humanos, el dolor, la tristeza y la perdida. Zhao centra la historia en el drama y las complejidades de los personajes, si bien utiliza a Kingo (Kumail Nanjiani) como alivio cómico este nunca es unidimensional o vacío al igual que todos los demás personajes guarda una complejidad propia , al igual que Thena y Sprite, la primera, interpretada por Angelina Jolie, debe sufrir una suerte demencia que la hace un peligro para el resto del equipo y para si misma al mismo tiempo que Sprite (Lia McHugh), personaje que en los comics es de sexo masculino y que el cambio de genero mejora ya que su versión original no pasa de ser un bromista insoportable sin más profundidad, al igual que Claudia en Interview whit the vampire (Neil Jordan, 1994) sufre el hecho de ser una mujer de más siete mil años encerrada en el cuerpo de una niña que no puede vivir el amor, el deseo ni la sexualidad. La sexualidad, el deseo y la envidia son puntos que también trae la directora al universo Marvel, como si fueran una novedad, ya que los héroes de las fases anteriores parecen carentes de deseo, sin vida interna y asexuados. Podría centrarme en el tan declamado tema de la inclusión en Marvel, pero el guion de la película lo hace de forma tan natural que casi uno no se da cuenta, ese es otro punto a favor de cómo está contada esta historia. Otro punto a favor de la construcción de esta historia es la forma en que se entrelazan las relaciones, el guion no siente la necesidad de explicarnos porque estos personajes se relacionan de la forma que lo hacen ya que da por sentado que el público comprende que seis mil quinientos años peleando lado a lado explica todo. Eternals es el paso a la madurez que tanto se le exigía a Marvel, la directora Chloe Zhao rompe con la tan criticada fórmula Marvel. Lo irónico es que aquellos que ahora se quejan de la ausencia de la formula Marvel son los mismos que antes la criticaban. Zhao decide contar la historia desde un punto de vista diferente, enfocada en la madurez de los personajes y no en su formación y transición a héroes, hay algo que los críticos de la antigua formula tal vez jamás registren y eso es que la fórmula que no es ni más ni menos que el viejo camino del héroe. De alguna manera la queja a la fórmula Marvel termina siendo un llanto innecesario contra toda la historia de la literatura heroica.
La película de Marvel, dirigida por la realizadora de «Nomadland», se centra en un nuevo grupo de superhéroes, seres inmortales que viven en secreto en la Tierra combatiendo peligrosas criaturas invasoras. Si la idea de Marvel a la hora de iniciar la nueva fase (¿es la cuatro o perdí la cuenta?) estaba relacionada con llevar sus historias a un terreno aún más épico que el habitual –algo que involucra la creación del mundo, nada menos, y los Dioses que lo habitan– quizás buscar a Chloé Zhao para dirigirla no fue la mejor idea. El fuerte de la realizadora de NOMADLAND tiene más que ver con, bueno, todo lo contrario: mantener a sus personajes con los pies en la tierra salvo que estén arriba de un caballo o domando un toro. Uno puede entender que en eso consiste la apuesta en sí: colocar a una realizadora que viene de un universo naturalista y semi-documental para conservar la escala humana de estos acontecimientos que se extienden por más de 7.000 años y tienen como protagonistas, como queda claro en su título, a un grupo de inmortales que quizás hayan inventado todo lo que existe. Pero si bien en lo visual eso puede dar algunos buenos resultados, cuando el guión va por otro camino no hay mucha magia que se pueda hacer. El resultado final será algo incómodo, desbalanceado, un choque de planetas en el que Zhao sale perdiendo y, habrá que esperar a la taquilla, pero creo que Marvel también. La otra forma de entender la aparición de Zhao en este mundo no tiene que ver con algo estilístico sino con rasgos identitarios: Zhao es mujer y de origen chino. Y así como en su momento Marvel convocó a Lucrecia Martel para ver si le interesaba trabajar con ellos, me parece que se fijan menos en cuestiones de conexión cinematográfica que en marcar casilleros de otro tipo. ETERNALS es una película cuyos protagonistas –más allá de que no sean técnicamente humanos– podrían definirse como un crisol de razas y de géneros, muchos de los cuales no eran así en los cómics. Y contar con una directora como Zhao le agrega credibilidad en ese sentido más que en cualquier otro. El Oscar a mejor película, se sabe, lo ganó mucho después de empezar este proyecto y quizás no haya sido una buena noticia para ninguna de las partes. Para Marvel, porque las expectativas de golpe se triplicaron y a la película le cuesta estar a esa altura; y para Zhao, porque muchos ahora se preguntan qué necesidad tiene de hacer este tipo de films, más allá de sus obvios beneficios económicos. Aunque parezca extraño –algunos acá saben que no soy fanático de Zack Snyder– tengo la impresión que para este tipo de historias de Dioses que discuten qué hacer con los humanos y batallas celestiales quizás un cineasta como él podría haber sido más apropiado. Si vas a hacer algo aún más grandioso que los AVENGERS (no en tamaño de película pero sí en dimensiones épico-históricas) quizás lo más conveniente sea ir con alguien que esté convencido de que la realidad es más o menos así y sea un ferviente admirador de esa forma de ver el cine y el mundo. Mi sensación es que esta película no es ni una cosa ni la otra, es una producción a mitad de camino entre dos mundos un tanto separados entre sí: el entretenimiento de Marvel más liviano de gran parte de sus 25 películas previas y algún tipo de reconversión para las nuevas fases que todavía está por definirse. Así como sucedió con cambios previos en los tonos de anteriores películas del estudio, si la gente «compra» lo que ETERNALS tiene para ofrecer, por ahí seguirá por este camino. Si no, como dice aquella frase, a barajar y dar de nuevo… Será poco lo que contaré de la trama porque sé que los lectores consideran que cualquier cosa que suceda luego de que se apaga la luz de la sala cuenta como SPOILER. Pero iremos por lo que más o menos saben todos los que hayan visto algún trailer. ETERNALS funciona en un mundo casi paralelo al de todo el resto del mundo Marvel –y así fueron creados originalmente para los cómics por Jack Kirby en 1976–, fundamentalmente porque a los «eternos» del título se les ha prohibido interferir con cualquier cosa que suceda sobre la Tierra. ¿Crímenes, muertes, asesinatos, bombas atómicas, Thanos? No pueden meterse. Como dice el texto que abre la pantalla: enviados por los Celestiales liderados por Arishem, su función en la Tierra es la de combatir a los Deviants, mezcla de dinosaurios y monstruos marinos en la mejor tradición japonesa del kaiju, y no se les permite interferir en lo que hagan o dejen de hacer los humanos. Es que, fundamentalmente, observar ese proceso es lo que les interesa a los «dueños del circo». Tras llegar siete mil años atrás y derrotar a los «bichos» en cuestión, sumando a sus filas a un nuevo miembro, los Eternos se han quedado en la Tierra, actuando en contadas ocasiones –miles de años pasan entre una y otra, digamos– que se irán recuperando y narrando a lo largo del film, sumando así algunas escenas de acción en medio del larguísimo segundo acto. Lo cierto es que han llegado hasta la actualidad y apenas están en contacto unos con otros. Como imaginarán –bah, como vieron en el trailer–, los Deviants en cuestión regresarán y nuestros héroes deberán buscarse, encontrarse (nada fácil en algunos lugares donde no hay buena señal de internet) y combatirlos. Bueno, no solo combatirlos sino entender qué es lo que hay por detrás de esta aparición y de algunas otras cosas raras que vienen sucediendo. Se trata de un grupo multicultural y multiétnico. Su líder es Ajak (Salma Hayek), la que tiene el celular de los Celestiales y se conecta por línea directa con el tal Arishem, pero la protagonista principal es Sirse (Gemma Chan), curadora de un museo londinense, eterna ¿ex? novia de Ikaris (Richard Madden), otro de los miembros del grupo. A falta de un miembro de la familia Stark como pareja –si es que siguen la paralela mitología de GAME OF THRONES–, la chica ahora anda con otro, Dane (Kit Harington), un mero mortal que le dicen. Sirse está en contacto con Sprite (Lia McHugh), la «Peter Pan» de la banda, que llegó al mundo como adolescente andrógina y ahí quedó. Y con ellos lidia con el primer regreso de una de las criaturas en Londres. De ahí en adelante empieza un peregrinaje que incluye buscar a los demás, recordar algunos hitos y problemas del pasado, además de saber cuál es el siniestro plan que hay –bah, que siempre hubo– detrás de todo. De a poco iremos recuperando al resto de los Eternos, empezando por Kingo (Kumail Nanjiani, el único personaje que parece salido de películas anteriores de Marvel, el complemento cómico de la banda), que ahora se dedica a hacer películas de Bollywood que seguramente son mucho más ligeras y divertidas que esta. También reaparecerá Gilgamesh (Don Lee), una gigantesca mole asiática cuyo mayor talento es pegarle a estos bichos unos formidables puñetazos en eso que tienen por rostro; Thina (Angelina Jolie) que sufre de algún tipo de demencia ligada a los 7.000 años de sobrecarga de información que lleva encima; Phastos (Brian Tyree Henry), el científico del grupo con marido e hijo (que sería el primer superhéroe gay del MCU); la enérgica y veloz Makkari (Lauren Ridloff) que también es sorda, y el un tanto bizarro Druig (Barry Keoghan), gran manipulador de mentes. Hay un gran planteo/problema ético como eje del film, que será el que enfrentará a los Eternos no ya solo con los Deviants sino con sus propios mandos y hasta entre ellos, pero quizás el tema más relevante en lo que respecta al contacto de la trama con el mundo real tenga que ver con el futuro de un planeta en peligro por causas mucho más naturales. Seguramente habrá fans que se quejen o se fastidien ante el carácter notablemente «progresista» de los planteos y de algunos de los personajes del film –se sabe que los fans de los cómics no suelen caracterizarse por ser demasiado abiertos en ese sentido, aunque eso parece estar cambiando en los últimos años–, pero de hecho eso está entre lo más interesante que tiene ETERNALS para ofrecer: una distinta tipología de héroes, no solo por sus características específicas sino por el hecho de que, literalmente, sí o sí se necesitan el uno al otro para triunfar. El famoso «héroe colectivo» tan temido por ciertas tradiciones. Pero esos planteos, que pueden ser muy loables en los papeles, se chocan con la realidad de que, al fin y al cabo, todo debe resolverse con los mecanismos bastante trillados de las películas de superhéroes de Marvel. Ya saben cómo es esto y no hace falta que se los detalle: gente disparando rayos dorados, agarrándose a trompadas con los monstruos y esas cosas. Uno de los problemas con el que se enfrenta el Hollywood «políticamente correcto» de los últimos tiempos es que uno puede tener elencos más diversos, los héroes menos convencionales posibles y tramas más acordes a ciertos pensamientos «actualizados» de la época, pero si los mecanismos narrativos y el repertorio audiovisual no se modifica mucho, esos cambios serán puramente cosméticos, pueden servir a nivel representación pero no cambian nada en lo que respecta al cine. El problema de los ETERNALS de Zhao es que, más allá de esos cambios cosméticos y de algún exceso de exteriores a la hora de la caída del sol –que son marca registrada ya de la realizadora–, el sistema sigue siendo el mismo y la máquina sigue girando sin que nada realmente se modifique. Acaso este film sea la prueba definitiva de lo que todo el mundo sabe: por más «teoría del autor» que uno le quiera poner encima, entre la sensibilidad de una cineasta y la lógica de una empresa, quien tiene todas las de ganar es la empresa.
Critica emitida en radio. Escuchar en link.
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ETERNALS la nueva apuesta de Marvel Studios llegó a los cines para intentar cautivar a todos los fanáticos. Una historia multicultural con orígenes de nuevos personajes, una dirección estelar de Chloe Zhao y un cast muy completo con Richard Madden, Salma Hayek, Gemma Chan y Angelina Jolie a la cabeza. Una raza inmortal de héroes que han vivido en secreto en la Tierra durante siglos para proteger y formar las civilizaciones deben salir a la luz luego de los eventos de “Avengers: End Game” para enfrentar nuevamente a sus más grandes enemigos: los Desviantes. El film tiene algunas variaciones diferentes a los que nos suele acostumbrar Marvel. Hay menos cuotas de humor, hay más escenarios culturales, hay una variedad enorme de personajes que tienen características distintivas entre sí y hay una calidad cinematográfica desde la fotografía que es muy positiva. Chloe Zhao pudo imponer algunos de sus encuadres preferidos y estéticas similares a “Nomadland” se dejan notar durante toda la película. Las actuaciones están muy bien, aunque no todos los personajes lograron transmitirme empatía o heroísmo en sus batallas. Esperaba un poco más del personaje de Angelina Jolie, que si bien me gustó me resultó bastante más secundario de lo que esperaba. Los escenarios son increíbles y el recorrido histórico es muy pertinente. En el guion se decidió recaer sobre momentos históricos muy interesantes de analizar como Babilonia o la conquista de Tenochtitlán. Ambas historias vistas desde un revisionismo o abordaje muy interesante. La extensión de la película hace pensar que quizás tiene algunos flashbacks de más e incluso algunas secuencias de acción son muy repetitivas. Con 30 minutos menos, la producción habría sido más disfrutable. Concluyendo esta reseña, creo que es muy positiva esta película para el Universo Cinematográfico de Marvel. Me gustó la variedad cultural y la inclusión de personajes LGBT+, creo que es un gran avance dentro de un mundo tan relevante para la cultura como lo es el de Marvel. El film entretiene y mucho. Ideal para ver en los cines con un buen balde de pochoclos. Por Leandro Gioia
Eternals (2021) la nueva entrega del MCU (Marvel Cinematic Universe) realiza una transposición del comic "The Eternals", creado por Jack Kirby y publicado por primera vez en julio de 1976. La versión cinematográfica al parecer realiza una mezcla de elementos de los orígenes de la historieta con su "Edad Moderna", cambiando varios aspectos argumentales y algunas características del sistema de personajes. En cuanto a la estética del comic cambia por completo su escala cromática pasando de los colores saturados y brillantes de la historieta, a una paleta y estética que acercan más sus rasgos a colores terrenales y formas de civilizaciones milenarias. Sin embargo, mantiene la idea principal de que los Celestials -unas criaturas extraterrestres muy poderosas y colosales- crearon a los Eternos, para que éstos fuesen los protectores del planeta Tierra frente a los Deviants, unas criaturas amenazantes. El largometraje dirigido por Chloé Zhao, una mujer, lo cual se celebra en el universo de los comics mayormente dominado por hombres, y con la actual tendencia de este tipo de género de dar participación a directoras que provienen de otro tipo de estética cinematográfica como Cate Shortland (Black Widow, 2021) y desde DC Comics Patty Jenkins (Wonder Woman, 2017/WW 1984, 2020) . Esto no es casual dado el tono de "corrección política" actual que posee la película (coescrita por Zhao, Ryan y Kaz Firpo y Patrick Burleigh), sin embargo, dichos mensajes inclusivos a diferencia de otros filmes están bien integrados a la trama y no resultan superficiales, como por ejemplo la inclusión de un matrimonio gay (y por si fuera poco negro) que posee un hijo, esto último si algo démodé, pero con un beso en pantalla que no es poca cosa (recordemos que el MCU ahora pertenece al monopolio de los Disney Studios) . En dicho sentido, #eternals apunta a un público no familiar, sino más adulto puesto que hasta se incluye llamativamente una escena de sexo, algo poco frecuente en las películas de superhéroes. Otro aspecto a destacar del filme es su despliegue de escenografía y vestuario, que maravilla con la grandilocuencia y exotismo de sus decorados ancestrales. Honestamente la película cumple, pero no sorprende ni conmueve. Uno de los problemas que parece tener es el mal manejo de un elenco coral, en donde si bien los personajes parecen tener una profundidad, es el estatuto de los mismos lo que no termina de desarrollarse. A diferencia de X-Men, en donde a pesar de poseer un elenco coral, siempre logramos compenetrarnos con cada uno de los mutantes. En Eternals, solo logramos conectar con el personaje de Sersi, puesto que el relato brinda más información sobre ella. En contraposición, se desperdicia por completo la historia previa del personaje de Thena (Angelina Jolie) cuyos orígenes eran interesantes para ser representados. Por otro lado, no se puede dejar de mencionar que este tipo de cine cuyo fin es entretener al espectador, si bien cumple de modo pasatista con esta premisa, por otro lado resulta totalmente olvidable a corto plazo. En adición, otra falencia que posee es la poca eficacia de sus chistes, cuyos remates no producen gracia, a excepción del juego del personaje de Kingo y su "star-system" ficcional y metadiscursivo. En conclusión, Eternals es todo lo contrario a sus protagonistas, no resistirá el paso del tiempo. Posee 2 escenas extras post-créditos.
En la interminable seguidilla de películas basadas en cómics, la nueva apuesta fuerte de Marvel viene con un grupo de personajes nuevos anclados en el universo de los Vengadores. Y la apuesta es realmente fuerte, porque con Eternals la idea era marcar una especie de antes y después desde muchos aspectos, no sólo en cuanto a cómics y personajes. Por un lado, con una directora recientemente oscarizada y que se caracterizaba en su corta filmografía por un cine de autor a simple vista difícil de relacionar con los tanques de Marvel y a quien por ejemplo se le permitió filmar en exteriores reales en lugar de usar tanta pantalla verde. Por el otro, se supone que tuvo tal libertad que hizo todo por solucionar lo que se le venía criticando a la interminable saga: hay personajes de todas las razas, hay diversidad también a la hora de presentar a un personaje sordomudo, otro es abiertamente homosexual con beso incluido en primer plano, y hasta hay una pequeña escena de sexo. Si bien se nota el hincapié por hacer la diferencia, la galería de personajes nuevos permite que estas cosas sucedan de un modo menos forzado de lo esperable. Pero no deja de ser una película de superhéroes, con villanos genéricos que amenazan con destruirlo todo y alguna vuelta de tuerca que nos presenta otro rostro de personajes que se supone que creíamos conocer. Eternals tiene un par de personajes centrales que no consiguen destacarse demasiado: Gemma Chan y Richard Madden entregan interpretaciones demasiado anodinas para la propuesta y protagonizan además una poco excitante trama romántica. Actrices icónicas a las que deseábamos ver quedan desaprovechadas: Salma Hayek y, en especial, Angelina Jolie, con una de las líneas narrativas más pobres a la que por suerte ella se entrega con convicción. En cambio, algunos secundarios como Kumail Nanjiani y Ma Dong-seok desprenden tanto carisma que una quisiera tenerlos más tiempo en pantalla, incluso en escenas importantes que se pierden. La historia gira en torno a este grupo de “eternos”, diez personajes inmortales que vienen del espacio exterior y fueron designados al planeta Tierra para protegerla de unas criaturas depredadoras llamadas desviantes. Pero no tienen permitido alterar el curso más allá de ese aspecto y a lo largo de los siglos y milenios son testigos de cómo los humanos avanzamos lentamente y nos enfrentamos y destruimos sin piedad. Guiados en la Tierra por Ajak (Hayek), siguen órdenes de una misteriosa entidad superior, Arishem, un Celestial. Pero al vivir tanto tiempo sobre la tierra, estos inmortales comienzan a humanizarse, a sentirse uno más entre nosotros aun con la pequeña diferencia de que nunca envejecen y ven pasar los siglos de los siglos. Desperdigados a lo largo del planeta que parece haber encontrado cierta tranquilidad respecto de las monstruosas criaturas supuestamente erradicadas, éstas pronto reaparecen y lo hacen con una fuerza mayor que los lleva a reunirse una vez más, entre desencuentros y diferencias. Algo curioso de la estructura del guion es que debe ser la película de superhéroes con mayor cantidad de flashbacks, y más de uno prescindibles. La película viaja constantemente entre tiempos y espacios y, si bien no lo hace confuso, sí la hace sentirse larga. Sobre todo en la primera mitad la historia tarda mucho en avanzar en su afán de querer desarrollar el mundo de todos estos personajes y sus entramados. No vale la pena contar mucho más de la historia, en especial en esta época en que cada detalle puede ser considerado un spoiler para ciertas personas. A grandes rasgos, la película cuanto más genérica se torna también lo hace más aburrida. Los villanos monstruosos no tienen mucho más que eso para ofrecer. En cambio, entre las escenas que retratan algo así como la cotidianeidad de estos eternos en el planeta se pueden encontrar algunas más agradables y divertidas. Pero en sí estamos ante un film desparejo, amoroso, no tan novedoso como pretende ser en su forma aunque sí arriesgado dentro de sus límites (en Estados Unidos es la primera película de Marvel desde El increíble Hulk con Edward Norton en ser calificada para mayores de 13 años por contener sexo y violencia). A Zhao se la nota incómoda y la edición parecería ir en contra suya, con cortes raros entre sus planos como si no la dejaran ser. Hay que reconocer también que casi todas estas películas podrían ser dirigidas por la misma persona, porque a la larga son los productores y el dinero los que mueven los hilos. Sí llama la atención que para ser una película de Marvel, que a diferencia de DC suele ser más colorida y alegre que solemne y oscura, hay pocos momentos de humor y no todos funcionan de la misma manera. Por eso capaz se extraña a los pocos personajes que consiguen estos momentos, porque sus apariciones son más breves de las que una quisiera. Se puede percibir un trasfondo religioso con la historia de la creación del mundo, el universo, la humanidad. La referencia a Thanos, quien desplegaba más y mejores dilemas, y su famoso chasquido busca justificar la retardada aparición de estos eternos. Eternals es un capítulo más de una saga que no parece tener fin incipiente. Es entretenimiento ligero que pretende abarcar demasiado, destacarse y presentar algo novedoso pero el resultado está por debajo de lo esperado y todo luce artificial e impostado. Al menos se aprecia que otras voces sean escuchadas y tenidas en cuenta; es un comienzo. Quizás no apta para quienes ya empiezan a saturarse de este tipo de propuestas. Como siempre, no olvidar quedarse hasta el final final de los créditos.
Reseña emitida al aire en la radio
Jack Kirby: Dios del Comic. Sip, Stan Lee es mas popular simplemente porque el tipo ha hecho muchísimo mercadeo de sí mismo – no es que le falte talento – pero Kirby, en segundo plano y de manera mucho mas modesta, es un creador de talla igual o incluso superior. Digo, cuando Stan Lee solo era el primo de la mujer del dueño de Timely (futura Marvel Comics), hacia mandados y entintaba en los tiempos libres, Kirby junto con Joe Simon creaban Capitán América en 1941. Y mientras que Lee, tan magnífico como ególatra, se lastraba la editorial para sí, Kirby entraba en cortocircuitos con todo el mundo reclamando un trato mas justo como autor de franquicias reconocidas y terminando por saltar de una editorial a la otra – en realidad la lucha de los autores por el reconocimiento creativo y monetario de sus creaciones es un tema viejísimo; todo el mundo se vio reflejado en el maltrato que le hizo DC a los padres de Superman Joe Shuster y Jerry Siegel (quienes terminaron en la pobreza) y comenzaron batallas judiciales de todo tipo… incluso Lee, adulador número uno del corporativo y que siempre se puso del otro lado del mostrador, terminaría por enfrascarse en serios litigios con Marvel en sus años de retiro, conociendo en carne propia el destrato que se le daba a los creativos de la editorial -. Kirby dio a luz no sólo al Capitán América sino a Thor, Los Cuatro Fantásticos, Hulk, Iron Man, la versión original de los X-Men, Los Vengadores, Silver Surfer… wow, son muchísimos clásicos. Básicamente, todo el panteón principal de Marvel en compañía de Stan Lee. Si hay un problema que tengo con Kirby es que, a mediados de los 60s, el tipo se entusiasmó con la creación de mitologías. Básicamente eran elencos enormes de dioses ociosos que en sus ratos libres querían destruir el mundo (o debían defenderlo de otros dioses renegados). Mientras que uno puede inspirarse en Shakespeare o en las tragedias griegas para las intrigas palaciegas – hermanos de dioses complotando para derrocar / desterrar / asesinar a su pariente regente; amores prohibidos, conspiraciones y pases de bando de todo tipo, etc – y generar una tensión dramática interesante, por el otro lado todos los miembros de estas realezas superpoderosas estaban plagados de superpoderes estúpidos – minas con pelucas con vida propia, gente que puede destruir un mundo con una palabra, una vieja musculosa y marimacho que se llama Abuelita Bondad, una piba que solo puede transformar las cosas en agua, guerreros perfectos que pueden copiar todas las técnicas de combate de los peores asesinos… y ser derrotados de la manera mas boba, etc – que bordeaba lo patético. Son demasiados personajes, todo era demasiado arbitrario – si son todos de la misma familia, ¿por qué no heredan los mismos superpoderes? – y era demasiado derivativo de leyendas pre existentes y ultraconocidas. En 1965 Kirby se despachó con Los Inhumanos – y si uno vio la fugaz serie del 2017 sabe lo espantosamente ridícula que suena la premisa si no cae en las manos creativas adecuadas – y solo vio algunos números publicados, apareciendo ocasionalmente en las décadas siguientes en las páginas de las revistas Marvel. Cuando Kirby se peleó con la gente del sello rojo y se fue a DC se despachó con Los Nuevos Dioses… y por mas respeto que mereciera Kirby la publicación (en solitario) no duró mas de un año y medio por falta de popularidad. DC tuvo que empalmar la mitología de Darkseid, Apokolips y la mar en coche con la de Superman y la Liga de la Justicia para poder darle valor de venta. Lo último con que se mandó Kirby fue con los Eternals en 1976, estando de regreso en Marvel… y, como pasó con los casos anteriores, tampoco incendió las bateas de los kioscos. Mientras que se precisa una imaginación prodigiosa para crear toneladas de personajes nuevos – algo que yo no podría hacer -, por otro lado Eternals deja a la vista todos los defectos de las mitologías de Kirby. Acá hay leyendas griegas (Icaro, Atenea, etc), sanata de dioses alienígenas ancestrales a lo Erich Von Daniken, gente con 500.000 superpoderes distintos (el 90% de los cuales son absurdos), escasa profundidad dramática de cada personaje y la suma constante de caracteres nuevos para meterle dinámica cuando solo se siente como una avalancha imparable de Deus Ex Machinas ante la imposibilidad del autor de construir algo acotado y profundizarlo. Fíjense en Spiderman que solo es un tipo, diez villanos y encima está plagado de problemas de la vida cotidiana, o Batman que pelea contra un ejército de sicópatas cada uno con un apasionante trasfondo propio. Acá todo pasa por temas cosmogónicos que suenan épicos y seudoimportantes… hasta que ves la superficialidad de cómo son realmente tratados. Eternals es un error de Marvel. Un error de cálculo serio. Antes íbamos con películas con uno o dos personajes, ahora tenemos un batallón y, lo que es peor, no son para nada interesantes. A simple vista los Eternos parecen la versión angélical de la Liga de la Justicia – hay un Superman, una Flash, una amazona… – pero a la hora de la explicaciones… la credibilidad cruje. El acto I es un desastre de proporciones bíblicas por exceso de información, de personajes y por la ausencia de profundidad dramática. Honestamente me importa un pito cualquiera de los flacos que están en pantalla. La historia en sí se ve arbitraria – oh, sí, un super Dios creó demonios para exterminar criaturas malvadas en el universo… y como se le salieron de las manos tuvo que crear a un ejército de ángeles; pero si este Dios es tan poderoso… ¿por qué corno hay una diosa muda, todos son de razas distintas o siquiera por qué no desaparece los Desviantes con un chasquido de sus dedos? -. Salma Hayek no destila autoridad – se ve como un tapón veterano y aún sexy -, Angelina Jolie es demasiada actriz para un rol secundario como éste, el romance de Gemma Chan y Richard Madden se ve apenas tibio (ni que hablar de la Chan con el eternamente insulso Kit Harrington, el que para colmo va a ser otro superhéroe mas en futuros estamentos) y, cuando llega la hora de las explicaciones de por qué estos super ángeles no movieron un dedo cuando Thanos hizo el snap, ninguna de las que dan (y son muy pocas) termina de convencer… lo cual es un error fatal de construcción y algo que torpedea la credibilidad de toda la premisa. Hubiera sido mejor que le hubieran dado la franquicia a Sony para que la construya en un universo por fuera de la continuidad del MCU. Si Eternals se salva de la quema es por la prolijidad y espectacularidad de las escenas de acción, y porque el Acto II trae a la mesa una idea apasionante. (alerta spoilers). ¿Qué tal si estos ángeles en realidad son granjeros engordando el ganado (la humanidad), la cual es necesaria para alimentar (con su vida) el nacimiento de un dios gigante en el interior del planeta como si éste fuera una incubadora?. (fin de spoilers). Por supuesto la magnitud titánica que implica detener semejante proceso está explicada así nomás y se resuelve en cinco minutos de manera no muy satisfactoria. Las escenas de acción son buenas; algunos secundarios – Julie, Barry Keoghan (que amenazaba con ser el villano del filme), Kumail Nanjiani – son muy buenos… pero te da la impresión que todo esto es demasiado y que está fuera de foco y que, lo que es peor, está diluyendo la mítica efectividad del MCU. Disney está metiendo personajes a lo pavo de apuro y eso no es bueno. Si mañana hubiera una reunión super épica a lo Infinity War no daría un centavo por Ikaris, Eros, el caballero medieval de Harrington, la Loki femenina, la brujita traviesa de WandaVision o el Agente US. Hubiera sido mejor seguir el camino de Sony, rebooteando franquicias con nuevos actores en personajes conocidos en vez de meter tres toneladas de novatos en menos de doce meses. Lo mejor que podría hacer Marvel es archivar Eternals bajo la alfombra y seguir con lo conocido – Shang Chi, la nueva Viuda Negra, Spiderman, las secuelas de Doctor Strange, Thor, Guardianes, etc -. Yo no creo que vaya a ver otra película de Eternals. Lo que se nota – en estos últimos tiempos del MCU – es una ausencia feroz de actores / personajes apasionantes y carismáticos. La Pugh, Simu Liu, Hailee Steinfeld son un pálido remedo de Robert Downey Jr, Chris Hemsworth, Chris Evans o Chris Pratt. Traigan a unos locos de la guerra – Phil Lord & Christopher Miller… si, están en las pelis animadas de Spiderman de Sony pero ofrézcanle una cantidad obscena de dinero – para que refresquen la formula y creen historias apasionantes. No todo ganador del Oscar sirve para un filme de superhéroes. No se precisan elencos gigantescos. Precisamos héroes individuales e interesantes protagonizados por los actores mas carismáticos del momento y dirigidos por gente con imaginación salvaje. Nada de eso ocurre en Eternals, la que queda como algo insatisfactorio, insulso y caro con solo algunos momentos logrados.
Como pocas veces el título de la película hace honor a la cinta. Pero no de forma positiva. “Eternals” es un film eterno. Más de dos horas y media de nada. No basta con los efectos especiales (que dicho sea de paso no terminan de encajar). Las escenas de acción están saturadas. Nunca se termina de comprender las habilidades de los personajes y si se complementan o no. Sin embargo, el problema principal del largometraje es que lo que nos intenta contar no es creíble. Claro, un universo de superhéroes también debe ser creíble. Porque una historia siempre necesita verosimilitud. Y en Eternals nos encontramos con dos grandes inconvenientes que atentan contra esto. Por un lado el guión es pobre, la narración repetitiva, con diálogos complejos que intentan parecer profundos y solo confunden. Por otro, las actuaciones. Un elenco plagado de nombres conocidos (Salma Hayek, Angelina Jolie, Kit Harington, Richard Madden entre otros) no garantiza buenas actuaciones. Y en este film ocurre que todo parece forzado. La química entre los personajes definitivamente no fluye. Floja por donde se la mire.
Auténtico salto de fe hacia el vacío consustancial de los héroes contemporáneos de Marvel, insinuando atisbos de un discurso que no se conforma con la formula preestablecida. Los dioses del universo cómic toman aquí forma de tótems milenarios, trasladando a la gran pantalla sus inicios en dicho formato con un fuerte trasfondo mitológico. “Eternals” es una llamativa propuesta de Chloe Zhao, en las antípodas de su anterior aventura cinematográfica (la premiada y minimalista «Nomadland»). Los héroes aquí planteados pueden ver el mundo arder sin inmutarse en lo más mínimo. Nos preguntamos, ¿cómo seres tan infinitos y poderosos y a la vez tan tibios en sus acciones durante años? ¿De qué hablamos cuando hablamos de propósito heroico? Reverso perfecto, pasivos peones que otorgan un giro de 180° a la decisión de elegir su destino. Al fin, dioses humanizados, atrapados en sus cuestionamientos existenciales acerca del vital propósito. La carrera de Zaho toma un rumbo inclasificable y su incursión más comercial a la fecha deja un resultado no del todo convincente. El film, aún en su desorden, propone explorar un universo inaudito; ya de por sí resulta válida la intención de mostrarse original. Valioso es rescatar la nobleza de quien prefiere retar, antes que subestimar al más avezado espectador.