La voluntad quebrada El caso de Promising Young Woman (2020) constituye todo un signo de nuestros tiempos: hablamos de un exponente del subgénero de los thrillers, los dramas y el horror visceral conocido como violación y venganza/ rape and revenge, aunque en esta oportunidad sin violación ni venganza involucradas -por lo menos en pantalla- y para colmo de males todo tercerizado ya que ahora no es la víctima la que lleva adelante la cacería reglamentaria contra los culpables sino su mejor amiga. Ahora bien, más allá de este mega detalle autocensurador de fondo del opus que nos ocupa de Emerald Fennell, una actriz británica reconvertida en realizadora y guionista y aquí entregándonos su ópera prima en lo que a los largometrajes se refiere, la propuesta en sí compensa el sustrato lavado/ higiénico a escala formal, léase el hecho de esquivar tanto la secuencia de violación de turno como las esperables retribuciones hiper salvajonas, mediante el ardid ideológico de no demonizar exclusivamente a los hombres -como hace cierto feminismo misándrico filofascista y bien retrasado mental de hoy en día- y lanzar inusitados dardos contra las mujeres en calidad de cómplices palurdos activos o pasivos de la avanzada criminal, todo por supuesto en plan reduccionista de “te saco las secuencias sadomasoquistas clásicas del formato rape and revenge y te equilibro el asunto relativizando discursivamente lo que podría haber sido, considerando la dictadura de la corrección política/ ‘no ofendamos a nadie’ del mainstream contemporáneo, un alegato feminazi bobo del montón, listo para las redes sociales y las consignas huecas inofensivas”, planteo que funciona bastante bien a nivel artístico por más que cueste creerlo ya que la cineasta consigue un balance retórico cobardón pero honesto. El correcto guión de Fennell nos presenta a Cassandra “Cassie” Thomas (Carey Mulligan), una mujer de 30 años que vive con sus padres Stanley (Clancy Brown) y Susan (Jennifer Coolidge), trabaja en una cafetería propiedad de Gail (Laverne Cox) y en esencia abandonó la carrera de medicina en la Universidad Forrest a posteriori de que un tal Alexander “Al” Monroe (Chris Lowell) violara adelante de sus correligionarios a la mejor amiga de Cassie, Nina Fisher, la cual estaba muy borracha y no tenía idea de lo que estaba sucediendo, promoviendo que eventualmente la muchacha se suicide. La protagonista se desquita al azar simulando estar alcoholizada/ drogada en diversos boliches una vez a la semana para que algún hombre se quiera aprovechar y ella termine encarándolo demostrando sobriedad, al punto de que lleva un registro muy detallado de sus presas que se termina cayendo abajo cuando empieza a salir con un ex compañero de universidad al que no veía desde hacía mucho tiempo, el hoy médico Ryan Cooper (Bo Burnham), quien le informa que Monroe volvió desde Londres a Estados Unidos para contraer matrimonio. Apenas enterada de ello, Thomas decide llevar la revancha hacia otros niveles atacando a los cuatro responsables centrales del trágico devenir de Nina, primero la amiga de ambas Madison McPhee (Alison Brie), quien no le creyó nada a Fisher porque tenía fama de putona, segundo la decana de Forrest, Elizabeth Walker (Connie Britton), la cual no tomó medida disciplinaria alguna contra Monroe, tercero el abogado defensor Jordan Green (Alfred Molina), quien presionó a la víctima para que abandonase la acusación, y finalmente el mismo violador en cuestión, ese Alexander dispuesto a casarse con una modelo de bikini como si nada hubiese ocurrido. Como decíamos antes, Fennell se sube al aluvión del cine de género muy light del nuevo milenio y en vez de la masacre que quieren los espectadores veteranos y/ o más truculentos se decide por una serie de venganzas conceptuales/ pretendidamente irónicas de lo más asépticas como por ejemplo emborrachar a Madison y hacerle creer que un hombre la violó estando desmayada, decirle a la decana que le entregó a la tarada de su hija adolescente, Amber (Francisca Estévez), a unos universitarios repletos de vodka para que hagan lo que quieran con la muchacha o pretender tatuar el nombre de Fisher en el cuerpo de Monroe simulando ser una stripper vestida de enfermera durante su despedida de soltero. Contra todo pronóstico y lo que se podría esperar a priori del mainstream actual con corazón indie, Promising Young Woman compensa la ausencia del querido gore del rape and revenge histórico, ese que va desde Straw Dogs (1971), Lipstick (1976) e I Spit on Your Grave (1978) hasta Irreversible (2002), Revenge (2017) y M.F.A. (2017), a través de un relato bastante reposado y honesto basado en la aguda crisis psicológica de una Cassie que sigue buscando justicia en un caso en el que hasta la madre de la fallecida (Molly Shannon) ha renunciado a ella y optado por olvidar, logrando precisamente equilibrar el sustrato castrado formal con una profundidad sadomasoquista que lleva a lo etéreo íntimo aquella masacre explícita y vitalista del pasado, desde ya asimismo jerarquizando la pirámide de la culpabilidad entre las hembras traicioneras al género femenino (Walker y McPhee), los diversos hombres que siguen abrazando la cultura de la violación (las víctimas del engaño de los boliches) y los máximos responsables del “asuntillo” en general (Green y Monroe). En lo que respecta al retrato de la masculinidad, arista fundamental para que el film tenga un mercado en serio por fuera de las mujeres de corta edad, Fennell también se cuida bastante y esquiva tanto el panfleto televisivo antimachos como su vertiente videoclipera cool posmoderna sirviéndose -nuevamente- de la sistematización de los diferentes rangos del espectro masculino, desde el que cuenta con la capacidad de reconocer sus errores y pedir perdón (insólitamente elige para este rol al abogado del genial Molina, a quien Thomas pretendía hacer golpear por un monigote para luego renunciar a sus intenciones frente a las disculpas sinceras del hombre, por cierto en pleno colapso mental), pasando por el burgués hipócrita marca registrada de hoy en día (como era de esperar, el Cooper del que ella se enamora resulta ser uno de los testigos que celebraron la violación de Nina y ahora se lavan las manos con la excusa de que eran todos jóvenes en aquel entonces), hasta llegar al hijo de puta -o hijo del poder concentrado capitalista, que es lo mismo- que no cambia más (Monroe es un oligarca de la alta burguesía con amigos que no tienen ningún problema con eso de quemar el cuerpo de la protagonista una vez que Al logra escapar de su destino y hasta la asfixia con una almohada). El film no es ninguna maravilla pero considerando las decisiones estéticas e ideológicas tomadas por Fennell se puede decir que está bastante bien y casi todos los puntos a favor vienen de la mano de la maravillosa Carey Mulligan, una actriz inglesa muy medida que controla cada movimiento, gesto y reacción con una maestría arrolladora, y por gracia de un desenlace bastante extraño para el promedio del rape and revenge, ese que arranca con la muerte de Cassie, continúa con las mentiras de Ryan a la policía y termina con la fiesta de bodas arruinada de Al, suerte de escrache en público que sigue la lógica de las redes sociales de nuestros días en materia de reputaciones destruidas que complementan o hasta sustituyen a la mediocridad, sonseras o abulia de un sistema legal burocrático ya rotundamente risible y deslegitimado en todo el globo. No todo es convalidación de la filosofía virtual en el convite de la realizadora de 35 años porque opta por no mostrar el infaltable video de la violación que aparece a instancias de una Madison que reconoce haberse reído al verlo, a lo que se suma la interesante e insistente noción de la voluntad quebrada en tanto principal ofensa contra la víctima, más en tiempos como estos en donde se entroniza sin más la libertad individual y ya resultan patéticas las justificaciones para los ataques en materia de con cuántos se acuesta o se acostó tal persona, si está o no desvariando por alcohol o drogas y/ o si la ropa que llevaba era sugerente o lo que sea, todos pretextos vacuos de los cobardes y los psicópatas de ayer, hoy y mañana…
Critica emitida en radio. Escuchar en link.
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“Feos, sucios y malos” Una chica va a bares sola y simula estar borracha para que tipos se la lleven a sus casas. Una vez ahí, cuando empiezan a tocarla, ella deja de actuar y los confronta, los pone a prueba, los ajusticia. Los hombres que se le acercan son todos monstruos que, mejor o peor, tratan de justificarse a sí mismos y a sus actos, un hato de bestias merecedoras de un castigo ejemplar. La adrenalina de esta rutina nocturna parece hacerle más tolerable a Cassie su trabajo en una cafetería y la convivencia con los padres. Promising Young Woman debió haber sido una película de venganza femenina brutal, excesiva, desbordante, una fábula grotesca que exprime sus materiales, que los retuerce; un panfleto misándrico como los que el género dio en otras décadas. Pero el cine de hoy no está para esos trotes, mucho menos el de Hollywood. Así las cosas, PYW toma enseguida el camino del cuento moral: la justicia sanguinaria, la tortura, los planes, todo lo que la película promete al comienzo se esfuma y en su lugar queda apenas una moraleja correcta que debe explicar cada uno de sus movimientos. El relato avanza y se devela que Cassie presenció un hecho terrible; ahora resulta que la venganza ya no es solamente nocturna ni está dirigida contra tipos random sino contra la sociedad en su totalidad, hombres y mujeres, abogados y rectoras universitarias, todos testigos mudos o cómplices. Del género de venganza femenina no queda ni el olor. La puesta en escena es fría, aséptica y un poco canchera, menos por convicción que por imposibilidad, como si ese esquema le permitiera a la directora disimular un poco la falta de pulso para situar la cámara o filmar un diálogo. La película dice: no estoy mal hecha, soy distante. De todas formas, la calidad no importa, lo que importa es el gesto que supone filmar y estrenar PYW, tanto para sus realizadores como para la industria. Hollywood atraviesa una de sus peores crisis: el cine de superhéroes se comió una buena parte de su oferta de media gama, los grandes directores están viejos (Eastwood) o ya no filman (De Palma), y la ola de corrección política que gana posiciones en el mundo, pero especialmente la cultura americana, impone cálculos (de género, de preferencias sexuales, de raza, de clase social) que destruyen cualquier proyecto que se corra de la esa norma. En ese panorama, Hollywood ya decidió que para sobrevivir debe surfear la ola, situarse a la cabeza, impartir sus preceptos desde las películas, ponerlos en boca de sus voceros, hacerlo circular en sus medios de comunicación. Por eso no importa la calidad PYW, no porque los realizadores no hayan querido filmar una buena película, sino porque eso no parece que fuera el objetivo: buena o mala, PYW se reduce al gesto que implica su existencia, al acto mismo de su enunciación. No es que la directora no entienda el género de venganza femenina, es que, al final, no es algo a tener en cuenta, el género solo sirve de plataforma para empezar a discursear. Un síntoma de esto puede verse en lo que pasó con la crítica de Dennis Harvey publicada en Variety después del estreno de PYW en Sundance. En líneas generales, Harvey elogia la película y dice que Mulligan es una elección rara para el papel, que esa cazadora de hombres debió haber tenido algo más de femme fatale, que tal vez hubiera sido mejor que la interpretara Margot Robbie (productora de PYW). Mulligan, furiosa, entendió que el comentario afirmaba que ella no era hot enough para el personaje y acusó de sexism al crítico. Harvey se refirió a la figura de la femme fatale, a un verosímil, a un género: habló de cine (es su trabajo). La respuesta de Mulligan, en cambio, fue extracinematográfica, llevó el comentario hacia el terreno de la moral, que es el campo en el que las películas como PYW operan. No hace falta aclarar que Mulligan recibió el apoyo de la comunidad, los medios y de la propia Variety, que agregó a la crítica un texto editorial en el que la revista se disculpa con la actriz, lamenta el “lenguaje insensible” y los reparos acerca de su daring performance. Más allá de la canallada que supone esa reprimenda institucional (propia de la era de la cancel culture), lo significativo es que Variety tampoco habla de cine, no dice que Mulligan haya estado bien en el papel sino que lo suyo es daring; no que actúa bien sino que es valiente. Mulligan no parece haberse sentido ofendida con el comentario, tal vez porque, una vez más, la discusión nunca fue sobre cine. Harvey, un crítico veterano, entendió las reglas del juego. Tiempo después, en una entrevista a The Guardian, le contestó a Mulligan explicando que su crítica no era sexista, que él nunca podría haber dicho o sugerido que Margot Robbie estaba hotter, que la misoginia de la que se lo acusa es algo “extraño a sus creencias”. Y que no es trumpista, por las dudas. En suma: “I’m a 60-year-old gay man. I don’t actually go around dwelling on the comparative hotnesses of young actresses, let alone writing about that”. La defensa (porque de eso se trató, de defenderse de todos, empezando por su propio medio) de Harvey es astuta porque traslada el gesto al espacio de discusión correcto. A una acusación de misoginia puede respondérsele sacando a relucir la orientación sexual propia: tal vez no gane la discusión pero la empata. Si Harvey hubiera contestado con argumentos cinematográficos (era su trabajo), le hubiera ido bastante peor en esa esgrima enloquecedora. De lo que se trata, entonces, es de comprender los términos en los que funciona la avanzada de la censura en Hollywood y sus espacios circundantes: no es en el cine sino por fuera, a su alrededor; las películas pueden no ser más que una excusa para vocinglear consignas y, al mismo tiempo, para blindarlas contra cualquier forma de disenso…
Promising Young Woman es la película correcta en el lugar correcto. Pero esto no es un elogio, al contrario. Es la prueba de que una película mediocre puede llegar muy lejos si sirve para tranquilizar las mentes atormentas de una industria que siente terror en la época de la cultura de la cancelación. Luego de varios años de festejar y premiar los bodrios del monstruo de Harvey Weinstein, ahora salen con todo a festejar cualquier cosa que los ubique lo más lejos posible de aquel sujeto. Es tarde porque ya hubo complicidad, es tarde porque ya priorizaron lobby a calidad, es tarde porque el pensamiento unificado que intentan imponer es falso, forzado y no le presta atención al cine. Si Hermosa venganza (sí, así se llama en Argentina) no hubiera sido premiada, si no hubieran perseguido a sus detractores, si no se les hubiera ocurrido el delirio de ubicar a su directora entre las mejores del año, entonces hablaríamos de un drama con humor muy moralista de segunda línea, con algo de entretenimiento y un final espantoso y contradictorio. Es verdad, horribles directores y peores películas han llegado a los mismos lugares. Pero si rechazamos en su momento esos títulos, no hay motivos para aceptar este. Ese es el gran secreto: se mira con recelo al detractor. Hablar mal de esta película es para muchos un pecado, un acto de machismo intolerable. Hablar mal de mujeres directoras es considerado un ataque a la igualdad. Pues bien, es justamente lo contrario, una señal de igualdad. Que se destaque su nominación a mejor dirección habla claramente de años de desigualdad. Promising Young Woman cuenta la historia Cassie, de una joven que dejó sus estudios universitarios y vive con sus padres. Años atrás una compañera de estudios fue violada y el violador quedó impune, con la complicidad de la casa de estudios y varias personas que sabían del crimen. Ahora Cassie va por las noches a bares donde finge estar borracha y cuando los hombres la llevan a sus casas e intentan tener sexo con ella en ese estado, ella muestra que está sobria y les reclama por lo que están a punto de hacer. De día, Cassie trabaja en una cafetería, lo que según ella y la película es uno de los trabajos más bajos y horribles en este planeta. El detalle que delata el pensamiento detrás de la película. Pero a su vez tiene una lista, un plan, y una búsqueda: vengar aquel crimen en la universidad. Ese es el centro de la historia. La promesa de una película jugada se diluye poco a poco, cuando vemos que Cassie emprende una venganza tan prolija como inverosímil. Un minucioso trabajo de oportunismo ideológico caracteriza al guión de la película. Por momentos amenaza con volverse divertida, pero la idea de diversión está muerta en el cine de hoy. No hay que entretener, hay que aleccionar. En ese sentido, las vueltas de tuerca muestran el catálogo de lugares comunes para los tiempos que corren y el cierre es paradójico. La lucha de Cassie implica un sacrificio innecesario que muestra una crueldad excesiva por parte de la realizadora. Cruel, moralista, oportunista y mediocre, la película que mejor refleja el pésimo estado del cine actual.
¡Qué título le fueron a poner a Promising Young Woman en Latinoamérica! ¿Por qué no le dejaron Una joven prometedora, como en España? ¿Será que con la promesa de que la protagonista es hermosa se aseguran público masculino baboseante? De ser así, ¿no sería un poquito contradictorio que una película que apunta sus dardos contra toda forma de abuso -aun las que pueden considerarse más “leves”- intente seducir espectadores masculinos con el arma de la belleza femenina? Ahora que lo pienso, no sería contradictorio sino todo lo contrario: una forma de llevar la idea de la película a la relación con el espectador, a quien la película seduciría para ajusticiarlo. En cualquier caso, no creo que los tituladores sean tan sofisticados en la elección de títulos. Como se sabe, Promising Young Woman (voy a mantener el título original, por respeto hacia sus creadores) es una variante hasta ahora no tratada de la fórmula rape & revenge (“violación y venganza”, si se prefiere). No se trata en este caso de la búsqueda de venganza por parte de la víctima de una violación, sino de su mejor amiga. El hecho de que Cassie (Carey Mulligan) tenga como fondo de pantalla una foto de ella con Nina podría dar a pensar que eran más que amigas. Pero esa es toda la referencia que hay a esa posible presunción, de lo cual se deduce que la realizadora y guionista británica Emerald Fennell no quiere dar a pensar eso. Amigas, entonces. En tal caso, amigas del alma, ya que de otra forma sería inexplicable que Cassie se convierta en “cazadora de hombres”, para vengar lo que pasó con Nina. Una cazadora tenaz e hiperproductiva: la libreta en la que va anotando y tachando los objetos de su venganza permite estimarlos en centenares. Pero acá viene otro desvío con respecto al molde original: Cassie no los mata, sólo los aterroriza. Los desempodera: es ella la que, mostrándose primero en un estado de alcoholismo tal que la convierte en “presa fácil”, termina asumiendo el control de la situación, asustándolos y por lo tanto emasculándolos simbólicamente. Esto puede provocar decepción, en la medida en que uno espera que los haga mierda, cuestión de consumar una venganza a la medida del daño provocado. Esta ausencia de hemoglobina podría tener su lógica, teniendo en cuenta que los tipos a los que Cassie “se levanta” no son monstruos. Salvo los de la segunda parte. Pero eso es otra cosa, como veremos en seguida. Los que se levanta al comienzo son más bien aprovechados. Se aprovechan de su estado aparente, para cogérsela sin que ella esté en condiciones de consentir, disentir o reaccionar. La política de Cassie cambia cuando, por razones azarosas, da con la pista de los que violaron a Nina en manada, en tiempos en que ambas eran estudiantes de medicina. Allí sí, la joven prometedora aprovecha un encuentro masivo para llevar un set quirúrgico en su botiquín de enfermera erótica. Es entonces que sobreviene una nueva transgresión al género y, en mi caso, una nueva decepción: Emerald Fennell priva a la heroína de su venganza final, optando por un final distinto (detengámonos ahí, por razones de spoiler) al de la consumación. Promising Young Woman empieza siendo una rape & revenge digamos tímida, modosa (en términos de las intenciones de la protagonista, no de tono), y termina siendo una rape sin revenge. ¿Qué efecto produce esto en las espectadoras, a cuya recompensa simbólica el género apunta? La sensación que me produjo a mí fue la de un coitus interruptus: todo parece conducir al clímax, pero ese clímax no se consuma. ¿Apunta Fennell a demostrar que la venganza nunca es solución? Parecería haber algo de eso. Esa es al menos la posición de la madre de la víctima, encarnada por Molly Shannon. La señora Fisher está de duelo, asume que las cosas fueron como fueron y que life is a bitch, digamos: buscar venganza sólo traerá más muerte y dolor. ¿Pero no cabe acaso la posibilidad de buscar justicia? A diferencia de otras fábulas de rape & revenge, en Promising Young Woman no aparece la instancia legal, que revictimiza a la mujer violada, y la única intervención de la policía es para cumplir con el deber que la constitución le dicta. ¿En qué situación queda el espectador al final de Promising Young Woman? En la de la mayor impotencia y deprivación. Si Fennell diera a su película un tono de tragedia, ese final podría sugerir que es necesario seguir bregando en la consecución de justicia, por los medios que sean, si no se quiere seguir perdiendo y perdiendo. Porque eso es lo que muestra Promising Young Woman: un crimen del pasado que se continúa en un crimen posterior. Un círculo perfecto en su redondez ¿Que en la medida en que los agresores (algunos de ellos) son atrapados por la policía, puede suponerse que habrá un juicio posterior, y que podría tratarse de un juicio justo? Ponele. Pero eso no exime del doble luto, que más que como tal se presenta casi como celebración, en la decisión de tono más desconcertante de la película. En líneas generales, el tono que adopta Fennell no podría estar más lejos de la tragedia oscura. Lo de Promising Young Woman es un pop-punk-camp lleno de humor (negro) y color. Incluye, justo en la mitad, un recreo romántico en el que Cassie vuelve a creer (o cree por primera vez, no lo sabemos) en el amor heterosexual. Ese recreo, que parte la película en dos (tres, más precisamente), es como un corto aparte, que incluye una típica secuencia de comedia romántica, con la pareja bailando graciosa y payasescamente en una farmacia, al ritmo de un tema de Paris Hilton. En esa secuencia madre se insertan momentos felices de ellos en la intimidad. Pueden pensarse dos cosas ante este interludio: que Fennell juega explícitamente a desorientar al espectador o que falla en su intención, ya que dado el tono escéptico que tiñe la película no es difícil sospechar que la campana que indica el fin del recreo va a sonar pronto. Más allá de las objeciones y desconciertos, la ópera prima de Fennell (showrunner y guionista en jefe de Killing Eve, una serie a mi gusto mucho más lograda en su condición de comedia nihilista, melodrama sangriento e historia de amor imposible) tiene lo suyo. Señalar como victimarios no sólo a los predadores sino a los testigos consentidores de la predación es uno de los grandes aciertos de Fennell. Mejor todavía, esos cómplices no tienen por qué ser sólo hombres: si la violación es un ejercicio de poder masculino, el silencio ante ella no necesariamente tiene género. En esa línea la película es muy consecuente con su planteo: Cassie “caza” también a una mujer, haciéndole vivir lo mismo que vivió su amiga. Y aterroriza a otra, la decana de la facultad, que es lo que podría llamarse “traidora a su género”. Si en términos de tono y registro Promising Young Woman está “peinada en sentido contrario” (incluyendo una partitura trágica-romántica que parece salida de Vértigo), algo se mantiene constante y es el espíritu de Cassie. Ella se viste y sobre todo se peina para matar (o no). Pero la mirada tristísima de Carey Mulligan, su máscara rígida y la distancia helada que Cassie impone al mundo no dejan lugar a dudas sobre lo que le pasa por dentro. Esos tres rasgos son los mismos que luce Villanelle, la temible asesina de Killing Eve. El mayor problema de Promising Young Woman son, para mí, algunas resoluciones. Básicamente la de la escena culminante, que está mal armada, es visualmente torpe, no se entiende (en términos físicos, digo) y se resuelve de un modo estúpido que, quiero creer, será deliberado, pero no sé a qué apunta en términos dramáticos. ¿Las nominaciones? La única que me parece plenamente justificada es la de Carey Mulligan, corazón de la película. Las demás -Dirección, Guion, Edición, Película- bué, en fin.
Hermosa Venganza es una película que nos trae a la actriz Carey Mulligan como protagonista, se trata de un interesante thriller en la que una mujer dedica su vida a vengarse de hombres que intentan aprovecharse de una chica cuando esta se encuentra vulnerable. Más allá de esa pequeña premisa, la película trata de profundizar los motivos por los cuales realiza estos hechos, atravesado por una serie de sucesos que no hace más que complicar aún más todo. Arranca la película y comenzamos a ver una serie de situaciones en la que una chica se encuentra borracha y fuera de si en un aleatorio bar, en ese momento acude un hombre a su rescate pero al final siempre intenta aprovecharse de ella sexualmente, ya que no se encuentra totalmente consciente. Esas escenas se ven protagonizadas por la misma mujer, quien finge ese estado de ebriedad para agarrar a estos tipos con las manos en la masa, y hacerles pasar un buen rato. Realmente el film no nos muestra que es lo que la protagonista hace con estos tipos, ya que si fuera un film de terror, ya veríamos sangre y extremidades fuera. Lo que nos da a entender es que ella les hace pasar un mal rato, con escenas que profundizan un poco más la tensión. Todo esta rutina cambia cuando aparece un tipo “Bueno” que le hace plantear la idea de superar el trauma en el que por una violación, Cassie perdió a su mejor amiga. Puede que parezca que estoy comentando toda la película, pero no es así, el film encuentra la manera de profundizar en la mente de la protagonista, hacerla cambiar de parecer en diversos momentos, manteniendo el interés desde la premisa y sus giros de trama. No estamos ante un film de pura venganza, tampoco de la comprensión de un problema totalmente desde lo psicológico, sino que que nos da un equilibrio entre ambas cosas. Podemos ver la acción desde el inicio, aunque también nos dan revelaciones de manera sutil, sin apuros, lo que hace que el film mantenga un buen ritmo durante todo el metraje . En cuanto a las actuaciones, podemos destacar a Carey Mulligan como un personaje con traumas, que a su vez puede ser muy carismática y también siniestra, son cambios que se dan naturalmente en el film a medida que transcurren los hechos. Luego de eso no hay mucho más que destacar que algunas participaciones no mucho más que correctas, y otras muy obvias y llena de estereotipos, como cuando muestran a los victimarios, como el típico Bully de película norteamericana. El film cuenta también con un interesante apartado visual, en la que en ocasiones contamos con planos enfocados en los personajes que ofrece momentos que fluyen por su enfoque y colores. Aunque a su vez hay escenas en los que los planos, por querer continuar en la misma línea, se ven torpes y no muy bien logrados. Hermosa Venganza es un film interesante y entretenido, no es perfecto, pero desde lo cinematográfico cumple. Pueden existir opiniones dividas respecto a cuestiones de guión, respecto a las decisiones que toma la protagonista o los giros que transcurren en la trama, pero si hay que tener claro que el film cuenta con un ritmo que mantiene la tensión, hasta en los momentos más distendidos. Todos sus elementos hace , que a pesar de sus fallas, el film sea atractivo e interesante. Calificación 7.5/10
La inglesa Emerald Fennell, actriz y guionista, responsable de la escritura de varios capítulos de «Killing Eve», hace su debut tras las cámaras con este thriller que dio bastante que hablar el año pasado y que nos deja buenas sensaciones sobre el futuro de esta joven directora. «Promising Young Woman» tuvo su preestreno en el pasado Festival de Sundance y desde entonces fue generando una fuerte repercusión de cara a la próxima temporada de premios al mismo tiempo que fue ocasionando cierto revuelo mediante su incorrección política así como también sobre su acertada critica social. Y es que el film de Fennell se desenvuelve con solvencia y pericia narrativa en un terreno bastante certero y paradójico a la vez. El film se presenta con inteligencia como una especie de comedia negra, revenge thriller y drama familiar que va cambiando de tono con agudeza e ingenio según lo va requiriendo el propio relato. El largometraje se centra en Cassie (una tremenda Carey Mulligan), una joven treintañera que tenía un futuro prominente por delante, pero, por un incidente que desconocemos, decidió dejar su carrera como profesional de la salud y volver a vivir con sus padres mientras pasa los días trabajando en un bar y las noches acudiendo a clubes nocturnos. Se la pasa frecuentando los bares o discotecas de moda y finge estar borracha para llamar la atención de los hombres con malas intenciones e irse a sus casas para darles un «mensaje» o una «lección». Estos actos de venganza o «justicia por mano propia» parecen querer llenar un vacío inmenso que poco a poco se irá revelando con sutileza. La película logra ser un relato formidable que, a su manera por momentos cuestionable y por momentos perspicaz y empática, busca poner sobre la mesa temas bastante actuales, como el movimiento #metoo, el abuso sexual, el empoderamiento femenino y cómo las autoridades nunca le creen a buenas o primeras a las víctimas y terminan favoreciendo o encubriendo a los victimarios. Resulta realmente interesante cómo este film se desenvuelve a medio camino entre films del estilo de «Hard Candy» (2005) y «Death Wish» (1974) con sus costados más controversiales que ponen en jaque la falta de acción de las autoridades, pero llevándolo más hacia un costado de denuncia mediante grandes dosis de humor negro. Probablemente la película tenga tantos defensores como detractores. Lo cierto es que la autora logra tratar un tema delicado sin banalizarlo y entretener al mismo tiempo que busca generar consciencia sobre la violencia de género. Una misión que sería caminar por la cornisa para cualquier director/a debutante, pero de la cual Fennell sale airosa. El guion es uno de los puntos altos del relato, incluso cuando hay momentos que puedan ser anticipables. Igualmente, la obra logra generar climas de tensión avasallantes incluso cuando estamos ante eventos esperables debido a la crudeza con la que se presentan las tan comunes y nefastas faltas. Todo esto no hubiera sido posible sin la superlativa interpretación de Mulligan («Drive», «Never Let Me Go») que se demuestra totalmente comprometida con el rol de esta vengadora feminista. «Promising Young Woman» es una película tremenda, audaz y completamente relevante. Un film por momentos retorcido, por otros políticamente incorrecto que además de ser una experiencia audiovisual impactante (visualmente es muy atractiva también) nos introduce a una autora con un futuro bastante interesante.
La sororidad llegó a las películas conocidas como de violación y venganza, dentro de lo que se conoce como explotation -de las que existen muchos exponentes de clase B-, relatos que incluso tuvieron grandes directores, como Abel Ferrara o Quentin Tarantino, solo para mencionar algunos. Hermosa venganza empieza de manera engañosa con una escena en la que Cassandra “Cassey” Thomas (Carey Mulligan) se encuentra borracha en un boliche y un joven ejecutivo hace foco en ella. Se acerca, la seduce (y ella se deja seducir), la saca del boliche con rumbo incierto. La situación termina con una escena de acceso carnal no consentido que se corta abruptamente cuando ella demuestra no estar borracha y humilla al depredador. A partir de ahí la vemos a Cassey ejerciendo de vengadora y de cierta forma, representando a tantas mujeres abusadas por varones desagradables y violentos. En este comienzo vemos el mundo de la protagonista, que tiene treinta años, trabaja en una cafetería y vive con los padres que ya no saben que hacer para que la chica se decida a dejar la casa y le echan en cara sus salidas nocturnas, una deriva parece no llevar a ningún lado. Más adelante llega a la cafetería un cliente especial, un viejo compañero de la universidad que casi no la reconoce de lo cambiada que la ve. Los antiguos compañeros de carrera se conectan y empiezan a recordar cosas de esa época. Este encuentro desvía a Cassey de su vida como vengadora en las sombras. La relación avanza de manera complicada pero parece asentarse, mientras tanto anota cosas en una especie de diario y ahí es donde la película cambia de tono y parece que estuviéramos viendo una comedia romántica. La chica y Ryan Cooper (Bo Burnham) salen varias veces y la relación entre la protagonista y el ahora cirujano pediátrico se va consolidando, incluso cenan en la casa de los padres de ella y todo parece ir bien. Pero Cassey tiene una agenda propia y mientras parece ser la novia ideal, se dedica a rearmar su pasado y allí vamos conociendo la razón por la que abandonó la universidad. En principio su mejor amiga murió en circunstancias no muy claras, pero a medida que vuelve a reencontrarse con gente de sus años de estudiante nos enteramos que la muerte fue por lo que se conoce como violación en manada. La película está escrita y dirigida por Emerall Fernell (conocida por interpretar a la princesa Margarita en la serie The Crown y por ser la show runner de Killing Eve) y se presenta como la gran representante del movimiento MeeToo en los premios Oscar de esta temporada. No vamos a avanzar contando como elabora Cassey la venganza por lo que le ocurrió a su amiga Nina. Pero más allá de algunos problemas de guión y de los diferentes tonos que aborda la película, hay que decir que el resultado es interesante aunque el humor negro no es fácil de manejar y las vueltas de guión, que no paran hasta el último momento, por momentos son poco creíbles. Está claro que Hermosa venganza da en la tecla, conecta con los tiempos que corren, y que Carey Mulligan es una de las muy buenas actrices del presente. HERMOSA VENGANZA Promising Young Woman. Estados Unidos, 2020. Guion y dirección: Emerald Fennell. Intérpretes: Carey Mulligan, Bo Burnham, Alison Brie, Connie Britton, Adam Brody, Jennifer Coolidge, Laverne Cox, Alfred Molina, Max Greenfield, Christopher Mintz-Plasse, Chris Lowell, Sam Richardson y Molly Shannon. Fotografía: Benjamin Kracun. Edición: Frederic Thoraval. Música: Anthony Willis. Distribuidora: UIP (Universal). Duración: 113 minutos.
Políticamente in(correcta). Tacones, ropa ajustada y sensual, labios rojos como una fresa… así se prepara Cassie (la inigualable Carey Mulligan) para hacer “caer” a su próxima presa masculina. Y siempre alguien cae en la trampa. Es que la cinta, entre otras cosas, refleja como las construcciones simbólicas de una sociedad patriarcal siguen más arraigadas y vigentes que nunca. Y no me vengan con que esto está cambiando, porque todavía queda mucho camino por transitar. Sí, la cinta es polémica y audaz. Juega al límite no solo con lo ideológico, sino también desde lo genérico. Comedia negra, drama, suspenso, también hay romance, atraviesa varios estados sostenida por la historia de Cassie. Una chica hermosa y simple, que trabaja en una cafetería pequeña. Una mujer que parece no tener ambición, pero pronto nos daremos cuenta que hay un pasado punzante detrás. Cassie fue una excelente estudiante de medicina. Cassie es muy inteligente, pero el padecer un suceso traumático relacionado con su mejor amiga, hizo que su vida se desmorone. Ahora solo está enfocada en reparar ese dolor agudo a través, quizá, de la venganza. Cassie sale por las noches a los bares, simula estar borracha, hasta que algún hombre dispuesto a sobrepasarse debido a su estado vulnerable, cae en sus redes. Y allí acciona, enfrentándolo. La cinta tiene buen timing, los climas cambian orgánicamente generando todo tipo de emociones en el espectador. Podemos reírnos, angustiarnos, hasta sentir impotencia. Sí, hay situaciones muy subrayadas, así como los colores pasteles que predominan en la película, se contradicen con el accionar y las turbaciones de la protagonista. No hay nada claro y perfecto, hay mucha rabia y sufrimiento contenidos. También una iconografía (irónica) de santa, que acompaña a nuestra heroína pop durante toda la película. Hermosa Venganza, va ser sometida a múltiples miradas por como aborda un tema muy delicado y vigente como el de la naturalización del abuso. “Ella lo provocó”, “Siempre fue de pollera floja”, “Si está borracha que se la aguante”… todas estas frases van a hacer eco en tu cabeza. Se valoriza que la película visibilice el problema sin banalizarlo, porque aunque parezca grotesco, expresiones como estas se escuchan con más frecuencia de lo que muchos creen. Es momento de cambiar, de cambiar paradigmas y estructuras sociales arcaicas… es el momento. Y aguante Carey Mulligan (porque se nos da la gana).
El golpe al patriarcado de Emerald Fennell Carey Mulligan protagoniza una de las películas más originales de la temporada: un thriller de venganza con un oscuro sentido del humor y en clave #MeToo. Sarcástica, provocativa y sorprendente. Esas tres palabras adornan este auspicioso debut de Emerald Fennell. La joven actriz escribe y dirige su opera prima con una audacia irreprochable. No esperemos ver algo convencional. Hermosa venganza (Promising Young Woman, 2020) se arriesga (a veces exagerando) para hacernos pasar un incómodo pero entretenido momento. Abran paso a una película inclasificable, la cual generará tantos amantes como detractores a la vez. El film plantea, a través de una pequeña e introductoria escena, el propósito de lo que vamos a transitar. Una muchacha sola y ebria se encuentra en un bar y es abordada por un hombre que se la lleva a su casa. Un hecho indignante que nos provoca y hace que, de manera inmediata, tomemos partido. El asombro por la conclusión de esos primeros diez minutos pregona un grito de victoria y venganza. Sentirnos bien con un personaje que hace “justicia por mano propia” genera un cúmulo de contradicciones morales que nada de lo que pase en la película nos resultará intrascendente. Capaz de poseer una frialdad espasmódica, el guion de Fennell es brillante. Sus cambios de clima convergen una fisonomía extraña y cruel, características que harán acomodarnos varias veces en nuestros asientos. Sus vueltas de tuerca son impactantes y, como un GPS a través de un sendero incorrecto, quedaremos recalculando por varios segundos. La poderosa interpretación de Carey Mulligan le da vida y calidez a una historia que, a priori, podría haber pecado de extrema insensibilidad. La actriz de Blue Valentine (2010) brinda una actuación movilizante, capaz de abordar varios registros y emociones. Para un film que no se puede encasillar se necesitaba a una actriz difícil de catalogar. Dicho esto, su actuación resulta otra de las sorpresas. A partir de ahora, la británica juega en las grandes ligas y demuestra que es una firme candidata para quedarse con su primer premio Oscar. Abordando de una manera poco antes vista un tema tan delicado como el tratamiento cultural del abuso, la violencia y el machismo, Hermosa venganza es de esas películas que se disfrutan más si leemos poco y nada de qué va. El acierto es el efecto que causa mientras la vemos, algo que pudiera resultarnos contradictorio al finalizarla. La mezcla de sensaciones y la ironía despiada conjugan un vehículo beligerante hacia un sistema patriarcal que debe exterminarse.
Promising Young Woman (Joven Prometedora), título original de Hermosa venganza, es un film que me gustó bastante cuando lo vi, pero que luego -con el pasar de los días- lo disfruté aún más. Es una gran bocanada de aire fresco para el thriller mezclado con la comedia negra, dentro de un alegato social actual bien candente. Con manifiestos bien directos y con algunas sutilezas, la directora y guionista Emeral Fennell crea un relato bien contundente sobre hombres abusando sexualmente a mujeres y que la sociedad entera decide mirar para otro lado. Mediante el grotesco y lo irreverente deja al descubierto (una vez más) esta calamidad, pero para todo el público. Para aquel que tal vez pasa de largo la noticia en la TV o en RRSS. El ingenio para hacerlo es tal, que como espectador sentís la adrenalina, euforia y desazón de Cassandra. Amén de la magistral interpretación de Carey Mulligan. Así es como se metió en la carrera de los Oscars con las nominaciones más importantes (película, dirección, guión, actriz y montaje) y da verdadero placer que la Academia “se la juegue” por algo distinto. Otro aspecto fundamental para estacar es la fenomenal banda sonora. Sin dudas una de las mejores musicalizaciones de película de los últimos tiempos. No tengo recuerdo de otro uso tan original para el pop de las últimas dos décadas. Absolutamente brillante. Lo único que tengo para objetar sobre este estreno es su previsibilidad y algunas arbitrariedades del guión. Solo por ello no es la película perfecta. Pero dentro de un gran aluvión de aciertos es solo un detalle. El resultado de este mix es que Hermosa Venganza se perfila como uno de los films del año.
“Promising Young Woman” de Emerald Fennell. Crítica. Nominadas a mejor película en los premios Oscar 2021. Francisco Mendes Moas Hace 11 horas 0 6 Este jueves 1 de abril llega a la cartelera de todos los cines del país la ópera prima de la actriz Emerald Fennell. “Promising Young Woman” además cuenta con cinco nominaciones a los premios de la academia, entre los cuales está la terna a mejor película y mejor dirección. No es la primera producción en tratar la violencia de género y sus terribles derivadas, pero sí la más exitosa y con más llegada al público. Los fines de semana Cassie visita los bares y discotecas, simulando un severo estado de ebriedad espera a ser “ayudada” por algún hombre. En todas las ocasiones estos terminan queriendo abusar de ella y esta toma medidas al respecto. Algunas más violentas que otras. Ex estudiante de medicina, de futuro prometedor, ahora trabaja en un pequeño de cafe. Un día se presenta la oportunidad, que tan pacientemente espero, de saldar las cuentas pendientes de su pasado. Difícil es la tarea de escribir una sinopsis sobre una trama donde, cual telar, cuyo entramado solo se puede visualizar en su plenitud una vez terminada. Aunque por momentos predecible, siempre encuentra la manera de sorprender. Además se hace de un género como es el de las películas rape and revenge y lo resignifica. Llenando de contenido político a esa venganza que lleva adelante la protagonista. Es impactante y aterrador lo que denotan audiovisuales como este, lo arraigado que está el patriarcado a nivel global. Ya sea en nuestro país como en EEUU, donde transcurre esta historia. Lo cual resulta, como vemos en la película, que instituciones incurran abusadores, con las consecuencias que ello acarrea en la trama y la vida real. O que un grupo de amigotes crea poder salir impune o nisiquiera reconozca su clara culpabilidad. Una vez más la realidad supera la ficción, dado que esta es exponencialmente más cruel y terrible. Para todo esto la directora por momento se vale del humor, del absurdo total para las partes más crudas. Generando así un humor incómodo, que se entiende como la única manera de poder visualizar las atrocidades cometidas. Sin llegar jamás a faltarle el respeto a dichos eventos. Siendo esto, en gran medida, sostenido y generado por la espléndida interpretación de Carey Mulligan. Teniendo la capacidad de causar risas y en simultáneo dejar boquiabierto al espectador. “Promising Young Woman” de Emerald Fennell, no deja de ser una pelicula de genero. Pero de esas que lo utilizan como espejo de la realidad, para criticarla, denunciarla. Formando así parte del compendio de grandes películas que hacen de su visualización una casi exclusivamente obligatoria. Calificación Dirección Montaje Arte y Fotografia
Y llegó esta gran película finalmente, más allá de los detractores (hombres por supuesto) que quieran hacernos creer lo contrario. No hace falta estar de un lado o del otro, sino darse cuenta de una realidad, que este film hace visible. Cassandra "Cassie" (Carey Mulligan, brillante) es una joven mujer que cursaba Medicina con Nina Fischer, su mejor amiga desde la infancia, hasta que ésta es abusada sexualmente por sus compañeros de la Universidad. El hecho provoca que Cassie abandone sus estudios para trabajar en un café durante el día. De noche, la historia es otra, ya que se produce y sale a bares, fingiendo estar borracha para cazar hombres que, conscientes de su vulnerabilidad, intentarán aprovecharse de ella, hasta que en el minuto previo y ya a solas, saldrá de su estado para "desarmar" al inminente abusador. Un día llega a su trabajo Ryan (Bo Burnham) un médico pediatra que fue su compañero de estudios, con quien comienza una relación a la que ambos apuestan, y que le trae algunos momentos de la tan ansiada paz, pero su enamorado es amigo de Alexandre Monroe (Chris Lowell), el principal acusado del grupo que abusó de Nina, con lo cual...vuelven a su vida los recuerdos que la atormentan. Lo que sigue sería spoilear una gran historia que entretiene de principio a fin, en todos los aspectos, desde las maravillosas actuaciones, hasta cómo vamos entrando en esta comedia negra que aborda un tema importantísimo, sin olvidar todos los rubros técnicos: impecables, desde la fotografía de Benjamin Kracun hasta el make-up y diseño de vestuario, muy bien resuelto. Su directora y guionista Emerald Fennell brinda un guión con mucho ingenio, inteligente y original en la forma de abordar la temática, sin violencia física, pero con un toque de perversidad, dándole una vuelta muy interesante. Cassie está rota en su interior y la actriz lo demuestra ofreciendo un trabajo tan impecable y camaleónico que bien merecida tiene su nominación al Oscar. ACTORES: Carey Mulligan. Bo Burnham, Clancy Brown, Jennifer Coolidge, Christopher Mintz-Plasse, Molly Shannon, Adam Brody, Alison Brie. GENERO: Thriller, Drama, Comedia Negra DIRECCION: Emerald Fennell. ORIGEN: Reino Unido, Estados Unidos. Música: Anthony B. Willis DURACION: 114 Minutos CALIFICACION: Apta mayores de 16 años FECHA DE ESTRENO: 01 de Abril de 2021 FORMATOS: 2D. Premios: 87 Premios en la Temporada Norteamericana 2020-2021 DATOS PARA DESTACAR: Nominada a 5 premios Oscars, incluyendo Mejor película, Mejor actriz (Carey Mulligan), Mejor dirección (Emerald Fennell), guión original y edición.
El cine de “violación y venganza”, epítome del renacimiento de los géneros en los 70, siempre tuvo voluntad catártica. Una explosión de furia y gore como válvula de escape de la injusticia reinante en un mundo de opresión y desigualdades. Ese itinerario nunca excluyó el prisma del exploitation como condimento indispensable: asistir a la venganza de una víctima sin olvidar el anterior goce que trajo su desgracia. ¿Cómo deconstruir aquel ejercicio libertario que escondía como un as en la manga el placer por ver chicas con poca ropa y violencia encarnizada? Esa es la tarea que se propone Emerald Fennell en un camino inteligente y corrosivo que desemboca en algunas trampas inevitables. Lo que define a Cassie Thomas (extraordinaria Carey Mulligan, que consigue humanizar a un personaje siempre opaco) es tanto la culpa como la gélida decisión de su reparación. Al no ser la víctima de la violación sino su delegada, todo su itinerario está imbuido de un pulso reflexivo: propiciar la situación criminal para ahí ejercer el merecido castigo. Y su destinatario nunca es el sátiro del puente, la anomalía de una sociedad saludable, sino el perfecto ejemplo de una cultura del sexismo y el abuso naturalizado. En ese juego de ida y vuelta entre el pensamiento y su concreción, Fennell diseña con minuciosa dedicación ese mundo alrededor de su personaje: colores pasteles, encuadres simétricos, vestuarios primorosos, todas exquisiteces rellenas de un veneno implacable, que ofrecen su falso paraíso en una canción tonta de Paris Hilton tocada por la gracia. Lo que Fennell arrastra de su paso por Killing Eve –justo en la segunda temporada, que es una aguda reescritura de la mirada original de Phoebe Waller-Bridge- es menos el nihilismo corrosivo de aquel amor imposible que el gusto por la subversión de las expectativas, la conversión de la explosión catártica en un grito ahogado, de la venganza en un festivo martirologio. Lo que revela el desajuste del final de la película -que no solo ofrece un derrotero inmerecido a su personaje sino que fuerza el verosímil del relato para llegar a la secuencia final de la despedida de soltero y sus derivas- es que el ojo de Fennell está puesto en el efecto de su historia en el afuera y no en el cierre de su lógica interna. Lo que oscila entre el cinismo y la admonición en el fondo no es más que una inevitable mueca de amargura con un simpático ringtone que nos invita a celebrar lo que nos deja sin palabras.
Personas amables capaces de hacer cosas terribles. Esos son los personajes de Hermosa venganza, la primera película candidata al Oscar en estrenarse en cines en la Argentina, dirigida por Emerald Fennell (The Crown) con la también británica Carey Mulligan como protagonista. Hermosa venganza, curioso título que no traduce en absoluto el más poético y original Promising Young Woman (Mujer joven prometedora) es la película del momento. Y a la vez, la película para este momento. Es un thriller de venganza en tiempos del #MeToo. Cassandra (Mulligan) fue masticando rabia, además del chicle azul, durante años. Algo sucedió hace un tiempo, pero ni ese hecho ni el tiempo transcurrido han hecho que Cassie lo olvidara. Y no es que no haya tomado determinadas decisiones desde que abandonó la carrera de medicina en la Universidad (de ahí el Promising Young Woman del título original). No. Pero un día Cassie resuelve, con determinación, terminar con su trauma. Su rutina diaria consiste en ir de casa -treintañera, vive con sus padres- al trabajo -una cafetería en la que no suele tratar demasiado bien a los clientes-. Pero a la noche se arma. Cassie tiene un plan para castigar, de alguna manera, a los hombres que, cuando la ven totalmente borracha, tirada en un sillón con o sin las piernas abiertas, intentan aprovecharse de ella. La escena es más o menos así: ella acepta que el hombre -que puede ser blanco, o afroamericano, por lo general es joven- la “convenza” de llevarla a su departamento, y cuando el tipo intente propasarse, les frena el carro enrostrándoles la perversión. Pero cuando a su cafetería entre Ryan (Bo Burnham), un ex compañero de la facultad, de a poco se le enciende la sed del edulcorante que mejor le cae a estos tiempos. La venganza. No importa que ella le escupa el café que le acaba de servir, Ryan se siente atraído por Cassie. Y Cassie también siente esa afinidad, pero no piensa olvidar lo que sucedió con su mejor amiga en una fiesta en el campus de la universidad, ni su plan de castigo nocturno. Aunque ¿qué tal si reactiva una vendetta con los responsables directos del abuso sexual que sufrió su amiga? Hermosa venganza es un drama, pero teñido de comedia negra. Negrísima. O es una comedia negra con bastante de drama, como prefieran. Lo de “personas amables capaces de hacer cosas terribles” lo ha dicho la directora Fennell (es Camilla Parker Bowles en la serie The Crown, y se dejó un papelito en el filme: está en el video tutorial del sexo oral). Y correría tanto para los depredadores de antaño como para la propia Cassie. Fennell -candidata a tres Oscar, ya que es productora del filme, lo dirigió y escribió el guion- nos pide que empaticemos con Cassie, algo que no nos cuesta nada, aún cuando haga “cosas terribles”. Y la directora, en su opera prima, ha trabajado hasta los colores (con preponderancia del rojo y el azul) no con un sentido kitsch, sino para presentar los estados de ánimo de esta vengadora serial feminista, que les demuestra a los hombres que ya no pueden actuar con impunidad. Tiene un estilo descarado, tremendamente divertido aunque se meta en asuntos oscuros. Es cierto que Hermosa venganza arranca, por momentos, carcajadas, y por otros la risa se atraganta. Bienvenidos los límites que se corren.
Cassandra pasa las noches de bar en bar, dándole una lección a todos los hombres que intentan abusar de su aparente estado de borrachera. Empeñada en que el sexo masculino es malo de por sí, se da de frente contra un hombre que si vale la pena; pero viejos fantasmas del pasado la van a hacer replantearse su actitud. Lejos de lo que puede parecer en la sinopsis, Hermosa Venganza no es una película que se sube a cierta misandria actual del cine, para atraer publico de forma fácil. De hecho, estamos ante un drama muy bien planteado, con varios toques de comedia negra, que, a muchos, como quien les habla, le resulta un soplo de aire fresco en el panorama cinéfilo de hoy en día. Lo primero que debemos destacar entre lo positivo, es la brutal actuación que da Carey Mulligan. La actriz vuelve a mostrar que está entre las interpretes mas infravaloradas de Hollywood. En esta ocasión, no solo carga con todo el peso del film, sino que pasa por varios estados emocionales, ya sea la ira, la decepción o el enamoramiento. Bravo por la actriz, y no vemos con malos ojos su posible victoria en los premios Oscar. Otro factor clave, es que el guion sabe saltar del humor negro, al drama mas puro, casi sin despeinarse. Esto se logra también, teniendo buenos actores (aparte de la ya mencionada Mulligan), pero por, sobre todo, porque la guionista (y también directora) Esmerald Fannell, no tiene miedo de caer en el ridículo. Después de ver tanta mojigatería por parte de la industria, da gusto ver como cada tanto salen films como Hermosa Venganza. Pero ahora llega el momento de hablar de lo malo. Y lo primero, es que, si bien aplaudimos lo arriesgado que es el guion por momentos, sobre todo a la hora de meter humor negro; el film nos presenta un nulo arco de crecimiento en el personaje principal. Pese a que logra tener felicidad (aun cuando ella no la estaba buscando), a la primera de cambio decide tirar todo a la basura y seguir con sus planes originales; mostrando una terquedad casi infantil, pese a que su motivación inicial si era bastante fuerte. En conclusión, Hermosa Venganza es una buena película, y de lo mejorcito que se encuentra en internet a día de hoy. Quizás no es tan acida como podría haber sido por el potencial que tenía, pero eso no quita que sea muy recomendable, y que quizás consiga alguna que otra nominación en la época de los premios.
Apunto de cumplir los treinta años, Cassandra (Carey Mulligan) abandonó hace tiempo su sueño de ser médica y subsiste a duras penas como camarera en un café donde no junta ni siquiera lo suficiente como para vivir sola. Su misión en la vida pasa por otro eje. Cada semana se produce con empeño y sale a recorrer locales nocturnos donde se ofrece como carnada a diferentes depredadores. Fingiendo estar demasiado borracha, incluso como para mantenerse en pie, es habitualmente abordada por hombres que pretenden tener sexo con ella sin preocuparse demasiado por las condiciones en que eso suceda. Ella sostiene su actuación hasta el último momento, “despertando” justo a tiempo para darle un buen susto a sus abusadores y obligarlos a enfrentar la realidad de lo que estaban a punto de hacer. Recién después de una larga lista de abusadores confrontados, Cassie se reencuentra con Ryan (Bo Burnham), un antiguo compañero de estudios en quien parece encontrar a un hombre con el que podría entablar una relación saludable y, quizás, hasta comenzar a sanar las antiguas heridas del pasado que la pusieron en este camino. Pero eso también trae de regreso a su vida los recuerdos con los que viene batallando por años. Hermosa venganza; sobre culpa, traumas y sanación La decisión de traducir Promising Young Woman (Una Joven prometedora) como Hermosa Venganza es, como mínimo, desacertada. Siendo menos benévolo, prácticamente es un insulto a la obra de la debutante directora Emerald Fennell (Killing Eve). Pese a lo que insinúa también el trailer, que la vende como si fuera casi una comedia centrada en el despecho de una protagonista mentalmente inestable, Cassie no es simplemente una Charles Bronson que sale a hacer justicia por mano propia al azar. Tampoco concuerdo con las referencias a Hermosa Venganza como un rape and revenge, porque el eje de la historia que narra está en el proceso interno de un personaje profundamente dañado y atravesado por la culpa, con grandes dificultades para establecer relaciones de confianza a raíz de un evento traumático en su pasado. Ella fue forzada a ver detrás del telón para entender cómo se mueven algunos de los hilos de la sociedad donde vive y cómo funcionan las relaciones de poder. Y para resistir ese aprendizaje desarrolló un par de herramientas que le permiten desestabilizar levemente el orden naturalizado, invertir su relación con el miedo para intentar retomar el poder que le es negado. Son pequeñas puñaladas que nunca van a matar al dragón pero que le permiten sentir que, al menos, está haciendo algo por defenderse. Por eso sus excursiones nocturnas no parecen buscar venganza ni justicia; podría hacerlo de formas mucho más extremas si esa fuera la motivación que la impulsara y eso la convertiría en un personaje mucho menos interesante de lo que es, arrastrando junto con ella a toda la propuesta de Hermosa Venganza. Lo que necesita Cassie es algo bastante más sutil y complejo pero nada extravagante en historias similares a la suya: que la gente se haga cargo. Que haga un esfuerzo por entender su dolor y ver lo que ella ve. Servir de carnada para asustar abusadores no es para ella algo sanador ni catártico, no es algo que vaya a sacarla del lugar donde se encuentra. Por el contrario, puede que sea una de las cosas que la mantienen atrapada en ese lugar, como una adicta que no puede evitar recurrir otra vez a esa droga que al mismo tiempo la sostiene y la mata poco a poco, impidiéndole tener una vida funcional. Encarnar a un personaje así, sin que caiga en estereotipos de locura, es lo que hace tan destacable al trabajo de Carey Mulligan. Es el centro indiscutido de esta película y el motor que la empuja hacia adelante. De poco serviría lo bien escrita que pueda estar Hermosa Venganza (Promising Young Woman) sin un protagónico capaz de mostrar ese rango variable donde convive una persona cargada de un dolor que no puede purgar ni compartir, pero que a la vez, cuando aparece una posibilidad de felicidad, se decide a enfrentar el tremendo desafío que implica arriesgarse a intentarlo. Por todo esto Hermosa Venganza no es una simple denuncia contra un puñado de abusadores y violadores, es una angustiante crítica social con una mirada mucho más amplia y profunda que mete el dedo en varias llagas. Y más aún, la directora toma la arriesgada decisión de llevar adelante esta historia profundamente dramática y oscura con tono de comedia negra. Subvierte el género de la comedia romántica justamente para burlarse de su absurdo, señalándolo como parte del problema al que le hace una crítica mientras nos muestra todo desde la cambiante perspectiva de Cassie. A lo largo de Hermosa Venganza (Promising Young Woman), hay varios de esos “engaños”, en el mejor significado de la palabra. No miente haciéndonos creer algo que luego no es, sino que usa a su favor nuestros prejuicios y expectativas, sumando otra capa muy interesante al resultado.
Es un film sorprendente, provocador, incómodo, desafiante. Esas son las características de un personaje por el que Carey Mulligan aspira a un Oscar por su labor. La película acumula cinco nominaciones, de las más codiciadas, película, dirección, guion, edición y mejor actriz. EL guión y la dirección pertenecen a la también actriz Esmeral Fennell (En The Crown es Camila Parker Bowles), que demuestra mucho talento en armar una suerte de suspenso, con momentos graciosos que luego se meten en un clima oscuro: Se habla de los derechos de la mujer, de la fragilidad de chicas dentro de un establecimiento donde se prioriza respetar a la generación de hombres futuros líderes con destinos de poder. La lucha particular y personal que obsesiona al personaje de Casadra, que no ejerce ninguna dulce venganza y es como el titulo original “una joven prometedora” que abandona una carrera que ama y parece conformarse con un empleo en una cafetería. Su entorno no la entiende, pero ella siente que debe seguir adelante, en una escalada peligrosa, personal, de dignidad ultrajada, con muy pocos atisbos de piedad u olvido. Es bueno preservar para el espectador descubrir cada pliegue de la historia, que juega con cliches y no se queda con ninguno. Inolvidable heroína la de Mulligan, una actriz joven, dúctil, capaz de meterse con debilidades y poderíos en una cruzada atractiva y revulsiva al mismo tiempo. Graciosa y peligrosa. Su trabajo es deslumbrante.
"Hermosa venganza": agenda de género. La película dirigida por Emerald Fennell tiene un tratamiento destinado a dividir aguas entre quienes celebren el revanchismo femenino y aquellxs que vean una banalización colorida y pop de situaciones gravísimas. Los electores del Oscar suelen encolumnarse detrás de películas cuyo aspecto más destacado es el Tema, con mayúsculas. Tanto mejor si es de enorme relevancia en la agenda social y política del momento. Luego de más de una década de levantar la bandera de la diversidad racial con títulos afro-friendly –desde Doce años de esclavitud hasta Luz de luna– y rubros interpretativos dignos de una publicidad de Benetton, los académicos recordaron que las mujeres también dirigen y nominaron, a falta de una, a dos realizadoras para la gala del 25 de abril, un hecho inédito en más de 90 años de historia durante los que apenas nueve habían llegado al quinteto final (y solo una, Kathryn Bigelow, se fue con la estatuilla bajo el brazo). Una es Chloé Zhao por la notable Nomadland; la otra, Emerald Fennell por esta película estrenada en el Festival de Sundance 2020 que se carga la agenda de género sobre las espaldas con orgullo y prepotencia, releyendo una premisa clásica del subgénero rape and revenge –que alcanzó su esplendor en los desencantados años 70– para gritar en cada plano que los hombres del mundo se dividen entre cretinos y cretinos peores. ¿Hermosa venganza hubiera cosechado cinco nominaciones, incluyendo las principales, diez años atrás? ¿Cómo hubiera sido su performance en la temporada de premios en un contexto de consumo audiovisual prepandémico, con el clásico esquema de ventanas de exhibición en plena vigencia? Es cierto que Fennell imprime a una historia que involucra violaciones y abusos un tono arriesgado para los parámetros del Oscar, cruzando el drama de personaje con la fábula vengativa y hasta algunos pasos de comedia negra, un tratamiento destinado a dividir aguas entre quienes celebren el revanchismo femenino y aquellxs que vean una banalización colorida y pop de situaciones gravísimas. Pero también que no logra sortear las habituales recurrencias a la psicología y el pasado como justificación de todo, clarificando así los bordes más filosos de un personaje magnético e inicialmente desconcertante, pura manipulación psicopática. En la primera escena se ve a Cassie (Carey Mulligan) borracha en el sillón de un boliche, mientras un grupo de hombres habla de la manera más guarra posible sobre las cosas que harían en la cama con esa mujer indefensa. Uno de ellos toma la iniciativa, se acerca con aparentes intenciones de auxilio, ofrece un taxi para llevarla a casa y, una vez en viaje, le ofrece un desvío a su departamento. Allí le da una copa, la tira la cama y va directo con la cabeza a las bragas, justo cuando Cassie, para sorpresa de él, parece recuperarse al instante de su borrachera. Sucede que la situación fue perfectamente calculada para dejar al muchacho en offside, algo que por el conteo y la larga lista de nombres apuntadas en su libreta es parte de un sistema, de un plan mayor. La joven promesa (de allí el título original) durante su etapa de estudiante de medicina ahora tiene 30 años y pasa sus días llenando tazas desganadamente en una cafetería y viviendo en casa de sus padres, quienes para su cumpleaños no tienen mejor idea que regalarle una valija. Allí conserva intacta su habitación de niña, como si su tiempo biológico se hubiera detenido en algún momento de su adolescencia, en lo que es la subtrama más interesante pero más superficialmente trabajada del relato. Pronto se sabrá que su costumbre de salir noche a noche a “cazar” hombres que, al verla borracha, intentan encamarse, es un intento de vengar un hecho del pasado universitario. Una venganza de la que no estarán exentas las mujeres que con su silencio fungieron de cómplices: aunque con especial predilección por los masculinos, Fennell deja en claro que el concepto de villanía está desparramado en todos los personajes. Hasta el interés romántico de Cassie, que inicialmente aparece como excepción a la regla y, por lo tanto, complejiza la hipótesis inicial, termina mostrando la hilacha, dando pie a una secuencia final que, con su negrura doliente, deja flotando la sensación de que la película podría haber sido tanto mejor.
Una joven directora prometedora “Hermosa Venganza” (cuyo título original es Promising Youg Woman -Una Joven Prometedora, en español-) es la ópera prima de la actriz y guionista Emerald Fennell, reconocida por interpretar a Camilla Parker Bowles en la serie histórica “The Crown”, por haber aparecido en films como “Anna Karenina” y “La chica danesa” y por ser la showrunner de la segunda temporada de la serie “Killing Eve”, por la cual recibió dos nominaciones a los premios Emmy. En su primera película, Fennell nos presenta un drama psicológico y un relato de suspenso en clave de comedia negra, con temáticas como el abuso sexual, el consentimiento y el encubrimiento. Aquí, cuenta con Carey Mulligan (“Drive, “Shame”, “El Gran Gatsby”), protagonista de la película que interpreta a Cassandra Thomas, una joven que tras dejar su carrera como médica comienza a trabajar en una cafetería y se convierte en una especie de “justiciera anónima” nocturna. En esta doble vida, Cassandra finge estar alcoholizada en bares y discotecas para darle una lección a aquellos hombres que quieran aprovecharse de ella. A lo largo de la narración iremos descubriendo las motivaciones de su personaje, al cual Mulligan aborda con firmeza y cierta oscuridad, mientras la cinta cambia de registros. En ese sentido, encara con valentía un estilo y no teme caer en el ridículo, a la vez que sabe capturar y exponer las temáticas contemporáneas -una nueva ola enmarcada en el movimiento #MeToo- mejor que varias de las propuestas del último tiempo. La obra también destaca por su apartado visual y por una banda sonora adecuada para resaltar determinados momento (Paris Hilton, Juice Newton y hasta una interesante versión de un clásico de Britney Spears) y mantiene una armonía y coherencia técnica que se rompe hacia el final donde presenta algunos problemas, no en cuestiones de guion sino de ejecución. En definitiva, la carta de presentación de Fennell -quien tiene un interesante cameo en su película- es una singular y atrevida historia bien aggiornada a sus tiempos que muestra un futuro auspicioso para su directora. Por Federico Perez Vecchio Puntaje: 7/10
VIOLACIÓN, VENGANZA Y CANCHEREADA Los primeros minutos de Hermosa venganza son los mejores. Porque definen una propuesta estética, un concepto y una narración imprevisible en el buen sentido: no sabemos muy bien qué estamos viendo, pero de algún modo nos intriga. La tragedia de la película de Emerald Fennell es, precisamente, cómo va traicionando minuto a minuto todo eso que propone en el arranque. Lo primero que vemos son planos de hombres bailando en un boliche, planos que cierran sobre sus culos y sus braguetas, planos que sexualizan irónicamente el cuerpo masculino de una forma evidente y precisa, cuerpos comunes y corrientes mirados con ojo lascivo. A continuación, Cassie (Carey Mulligan en una actuación vigorosa, poco habitual en su carrera) entra en escena, totalmente borracha, desparramada en un sillón del boliche, dispuesta como presa de aquel grupo de hombres. Uno termina aprovechándose de ella y llevándola a su departamento. Y ahí Hermosa venganza dispone la primera sorpresa, Cassie pasa de víctima a victimaria y demuestra que no solo estaba dominando la situación, sino que además todo estaba pensado en función de una venganza feminista contra el hombre misógino. Fennell parece prometernos un viaje hacia una película de violación y venganza (aunque dentro de la estructura de cine indie), un subgénero del cine de terror de los 70’s que hoy, dada la agenda temática que maneja Hollywood, podría reinstalarse plenamente. Claro que Fennell tiene un problema, ella se cree superior a quienes dirigían aquellas películas y cree que puede hacer algo mejor, incluso que su responsabilidad social ante el público es otra (porque hoy la gente que hace cine se hace esos planteos). Es entonces que Hermosa venganza elude la responsabilidad gore y desprejuiciada de aquellas películas, para convertirse en otra cosa, fundamentalmente en una película sin un tono preciso, sin una idea concreta de cómo contar lo que tiene que contar. Se podrá decir que esa poca homogeneidad conceptual es una apuesta de la directora para sorprender al espectador, pero en verdad se trata de un recorrido astuto, más ingenioso que inteligente, para aprovecharse de los temas de debate del presente e instalar a su película en un lugar de importancia que prescinde del cine. Tan mal no le fue, Hermosa venganza avanza sin problemas en la temporada de premios. Lo que en un comienzo parece una selección aleatoria de Cassie, luego se vuelve un plan, un sistema: en verdad la protagonista lo que busca es vengar un crimen sexual del pasado que la dejó congelada en su adolescencia y hacia allí va, buscando a todos los que estuvieron involucrados. Un poco la película dice eso, cómo una tragedia nos puede dejar atrapados en ese pasado, pero Fennell prontamente desecha ese conflicto interesante para volver al camino vengativo, que tiene sus desvíos y sus contradicciones, pero que avanza firme. El problema de cuando se revela ese sistema que aplica la protagonista es que la propia película se vuelve un sistema, ahora sí previsible, que recurre a lo colorido y al humor negro como una carta de presentación ideal para una generación que cree más en los eslóganes que en lo concreto, una canchereada constante que no tiene la valentía de volverse lo decididamente espesa que se supone a sí misma. Un poco Hermosa venganza es la película feminista ideal para la era de las redes sociales y el hashtag, como Natalia Oreiro puteando taxistas en Re loca. Ahora bien, lo que no vimos venir es el final que elige Fennell para su historia y su protagonista. O el doble final, mejor dicho. El primero de ellos es feo y trágico, y que en los parámetros del propio film supone una derrota, que en todo caso sería un poco más preciso y hasta definiría mejor el estado de las cosas, más allá de algunos cambios de tono innecesarios que demuestran otra vez la confusión general de la película (hay un chiste por montaje que es la cumbre de la tontería y la canallada). El segundo final no solo es insostenible narrativamente, sino que además deja entrever algunas contradicciones no asumidas de la directora y guionista. ¿La justicia solo se puede imponer a partir de un sacrificio? ¿Esa justicia que llega desde una suerte de más allá 2.0 no se parece demasiado a la justicia divina? ¿Es esa la justicia que necesitaban Cassie y su causa? ¿Esto es lo que hay que celebrar? Ese doble final de Hermosa venganza es un poco vergonzoso y demuestra el desboque que suelen tener algunos guionistas puestos a directores, sin límites y rizando el rizo de una manera innecesaria. Hermosa venganza era una oportunidad de darle una rara centralidad a un subgénero complicado e incómodo, pero a la directora la pudo más su apuesta por la provocación, la canchereada constante, la misantropía y el cinismo.
Siendo una de las películas que más prometían, “Promising Young Woman” supera las expectativas, sorprende y nos deja reflexionando. Cassie (Carey Mulligan) por las noches es todo lo que no aparenta ser de día. Viviendo una doble vida, intenta hacer justicia contra todo lo que la hirió en su pasado. Un encuentro inesperado le dará la chance para cumplir finalmente su objetivo. Este thriller repleto de humor negro nos presenta un mundo que lamentablemente es muy cercano al nuestro, donde los hombres se aprovechan de las mujeres borrachas para satisfacerse sexualmente sin consentimiento, como si su vulnerabilidad les diera algún tipo de autorización. Carey Mulligan se pone en la piel de un personaje muy sarcástico, y expresa la tristeza de haber visto caer todos sus ideales y sueños por el simple hecho de ser mujer. Únicamente por su género siente la necesidad de defenderse, de luchar, a diferencia de los hombres, quienes no tienen ni la mitad de las preocupaciones que ella. Al contrario, se asumen dentro de una hermandad silenciosa en donde se normaliza el abuso y se oculta el crimen entre machos. Emerald Fennell, directora, presenta a Cassie como una mujer muy solitaria, acostumbrada a no poder compartir sus más oscuros pensamientos y a hacerse valer por sí misma. Ella se aprovecha de su apariencia de mujer prometedora para continuar adentrándose más y más en su amarga venganza. Es una película incómoda ya que molesta encontrarnos como espectadores empáticos a las extremas decisiones de la protagonista. Como mujer me pregunté: si yo estuviera en su lugar, ¿haría lo mismo? ¿Son realmente reacciones descabelladas, o las indicadas para que esa realidad cambie? ¿Necesitaremos enloquecer para ser escuchadas? ¿Es justo definir esta sucesión de hechos como locura? No sólo la historia es un gran acierto desde el comienzo, sino que además logra sostener la tensión durante las dos horas de película para concluir con un final inesperado. Acompaña a este excelente guión un estilo estético comestible, adornado de colores pastel y un vestuario envidiable. Sin dudas formará parte de mi lista de películas favoritas, de las que volvería a ver varias veces para seguir encontrando detalles. Por Cami La Diez
Reseña emitida al aire
Nominada a cinco premios Oscar, incluidos mejor película, director/a y actriz protagónica, “Promising young woman” es un film que pone el foco en una mujer que tras abandonar la facultad de medicina para acompañar el sufrimiento padecido por su mejor amiga en un hecho repudiable, toma la decisión de vengarse, no solo de los culpables, sino también de quienes actúan de la misma manera. Cassie (Carey Mulligan) trabaja durante el día en una cafetería y a la noche finge estar totalmente borracha y se entrega intencionalmente a los hombres que la encaran e intentan aprovecharse sexualmente de ella. Ha decidido de esa forma vengar lo que le sucedió a su amiga en la facultad. Durante el desarrollo del filme Cassie adopta otras formas de venganza con quienes participaron directa e indirectamente con aquel episodio. Asimismo, le sucede lo menos pensado: se reencuentra con un ex compañero y tiene así la posibilidad de plantearse ser felíz con un hombre. Emerald Fennell construye una historia actual y toca un tema sensible y ríspido: la mirada que se tiene del poder de la mujer sobre el hombre, y no a la inversa. “Promising young woman” expone con claridad: chica linda en apariencia totalmente borracha es presa de los hombres del lugar que quieren acostarse con ella, quienes actúan en consecuencia. A partir de ese paradigma, Fennell invierte la situación y quienes terminan siendo victimarios se transforman en víctimas. ¿Cómo? ¿Por qué? y demás cuestiones se revelan en la película. Es curioso como algunos comentarios de periodistas dan cuenta aún del mundo en el que vivimos. Pareciera que la tolerancia de ver a una mujer engañando a un hombre y haciéndole creer algo que no es les generara algo. Es ficción, muchachos, tranquilos. Fennell alterna la densidad y el dramatismo que plantea la historia con toques de comedia, sin embargo no hay dudas de que lo que menos pretende ser “Promising young woman” es divertida. Nada de lo que allí transcurre lo es, y cuando el espectador piensa que al fin de cuentas la trama relata la historia de una mujer que ha encontrado la forma de ser feliz, Fennell le pega al espectador un cachetazo virulento y todo cambia. El guión y la dirección es impecable: un relato poderoso, incómodo y bien contado. El trabajo de Carey Mulligan (“La excavación”, “Wildlife”) es excelente, la actriz le da a su personaje los diferentes matices que la personalidad de Cassie requiere. La psicología de la protagonista es compleja, ha pasado por mucho y toma decisiones poco convencionales pero que el espectador entiende y hasta puede llegar a compartir. Cassie representa el deseo y también la voluntad de muchas mujeres. Genera empatía con ellas y también con hombres, a la vez que les pega un revolcón a la moral de algunos otros. “Promising young woman” no deja indiferente a nadie, presenta un argumento interesante y dinámico. Está muy bien actuada y dirigida. En definitiva, una muy buena película que tiene grandes chances en los premios de la Academia y que se puede disfrutar en las salas de cine. Opinión: Muy buena.
Carey Mulligan brilla como una mujer perturbada que se desquita contra el patriarcado. Toca temas de agenda, respetando las condiciones del género. Los planos cliperos y el repertorio con temas de Paris Hilton y Britney Spears acompañan muy bien.
Para las mujeres que ya no están, las que están y las que vendrán Ha llegado a las salas de cine argentinas la película Hermosa Venganza (2020) la cual posee cinco nominaciones a los galardones de la Academia en las ternas Mejor película, Mejor actriz protagónica, Mejor dirección, Mejor guion original y Mejor edición. Dicho sea de paso, la entrega Nº93 de los premios Oscars se realizará el próximo 25 de abril. Por Denise Pieniazek Hermosa Venganza (Promising Young Woman, 2020) es la ópera prima de la actriz Emerald Fennell, quien además de dirigir, es guionista de la película que posee conscientemente perspectiva de género. En dicho largometraje la joven Cassandra conocida por sus allegados como “Cassie” -interpretada verosímil y eficazmente por Carey Mulligan- es una joven que enmarca una especie de doble vida, en donde pasado y presente parecen un continuum debido a un acontecimiento traumático remoto. En relación a esto último, es muy inteligente la forma en que el relato va dosificando la información sobre la protagonista y su microcosmos y, la repercusión actual de lo ocurrido siete años atrás. Por eso Cassie es representada como ambigua constantemente, con ternura y también con agresividad, con una máscara o disfraz constante en el que ella misma se pierde. Porque a diferencia del cine clásico y de la ideología hegemónica patriarcal, la personalidad de Cassie no puede encuadrarse en el tradicional binomio de “santa o puta” su codificación es mucho más real que eso y está lejos de un estereotipo canónico de mujer. Incluso, Hermosa Venganza rompe también con la tradicional figura del doble femenino del cine clásico, Nina la amiga de Cassie a la que el relato alude, no está visualmente presente prácticamente en ningún momento, solo hay un plano fugaz de una fotografía y queda literal y metafóricamente un corazón roto con su nombre. La doble vida de Cassie consiste en camufladamente por las noches torturar a hombres que se abusan sexualmente de mujeres vulnerables, poniéndole ella misma el cuerpo a la situación de riesgo. Sin embargo, poco a poco esa apariencia violenta que creemos ver en Cassie se va desdibujando y aparece más bien una intención aleccionadora o pedagógica hacia el sexo masculino, como así también la piedad y las segundas oportunidades. No es azaroso, que paradójicamente la protagonista en cuestión se llame Cassandra. Este es un nombre de origen griego, Casandra era la princesa de Troya, hermana de Héctor y Paris. El nombre literalmente significa “hermana de los hombres” y se le ha otorgado simbólicamente la condición de “protectora de los hombres”. Inversamente en el relato Cassie se preocupa más bien por darles una lección o intentar corregir su comportamiento, porque ella como su nombre indica, es la defensora de los más débiles y posee un carácter humanitario y social. Al igual que la Casandra de la antigüedad griega, en el pasado a ella y a su amiga nadie les creyó sus “profecías” y por eso busca justicia. La hipótesis de lectura sobre Promising Young Woman que este análisis propone es que es una reescritura del subgénero cinematográfico del Rape and revenge, cuyo uno de sus principales exponentes es Day of the Woman /I Spit on Your Grave (1978). Dicho subgénero que se enmarca dentro del exploitation, tal como su nombre lo indica, generalmente posee una protagonista femenina víctima de una violación que luego buscará venganza sobre el abusivo. En esta ocasión no es la protagonista, quien ha padecido el abuso, sino su mejor amiga Nina, quien ya no vive para justiciarlo. Otra ruptura para con este género es el cambio a nivel estructural dividido en tres actos que consistían esquemáticamente en la violación a una mujer a la cual muchas veces se daba por muerta, seguida de su supervivencia y recuperación y un desenlace en el que la mujer se venga asesinando al violador o los violadores. En oposición en Hermosa Venganza la narración puede dividirse principalmente en un prólogo y cinco segmentos, que rompen con el esquema tradicional, así como también difiere al elegir no representar la violación. Este hecho ha sucedido en el pasado y no es mostrado por la diégesis, sino solo mencionada verbalmente. Y esto es una evidencia más de la consciencia de feminismo que tiene la película porque si bien en las películas del Rape and revenge lo abusadores obtenían un castigo simbólico en el relato, muchas veces las escenas de violación eran representadas una desde la óptica patriarcal, es decir en función de un voyeur masculino erotizando la escena y cosificando el cuerpo mujeril. Por ende, se cree pertinente aquí pensar en una reescritura, puesto que no es casual debido al contexto de producción actual en el que la nueva ola feminista es incorporada, y no de forma superflua como en otros productos del mainstream hollywoodense. En consecuencia, claramente el contexto cultural está en relación con la reaparición de dicho subgénero en los últimos años. La película también difiere del anterior Rape and revenge, ya que, mediante su punto de vista feminista, no considera necesaria la violencia explícita ni figurada para desmadrar “la venganza”. Al respecto, se considera quizás fallida la elección del título en español Hermosa venganza, porque la película no es sobre la venganza, es mucho más que eso, es un pedido de escucha, de protección, es un decir “basta” a la conducta patriarcal del abuso, la violación y el femicidio, en un mundo en el que tanto hombres como mujeres deben cambiar ciertas conductas. Afortunadamente, el film ha generado debates a nivel internacional, y esto sin dudas significa que la película invita a la reflexión y a repensar ciertas cuestiones. Aunque muchos críticos norteamericanos le han objetado ser “suave” o “políticamente correcta” desde aquí se disiente con ellos, y con uso consciente del ellos porque la mayoría que ha objetado frente al filme son críticos hombres. Al contrario, en este análisis se considera que la película posee una reescritura más realista de las cuestiones que lamentablemente las mujeres padecen más allá de su país, su etnia o clase social, debido a la desigualdad de la tradición patriarcal. A diferencia del Rape and revenge canónico, aquí no es una mujer acosada por “hombres brutos” sino que cualquier clase y tipo de hombre puede ser un abusivo, incluso el más aparentemente encantador o amable. Justamente la venganza física y violenta por parte de la mujer no es representada en el relato, porque con una mirada realista, profunda y honesta se enuncia que ésta no es posible y la justicia brilla por su ausencia. Del mismo modo, el relato critica a toda esa sociedad, tanto a hombres como mujeres, ejemplo de ello son los personajes de la decana de la universidad y la ex compañera de clase. Ambas podrían enmarcarse en lo que la cineasta Agnès Vardasolía llamar “falsos hombres”, es decir mujeres que reafirman el orden patriarcal tanto como los machistas. La película no es sólo una crítica a cierto tipo de hombres, sino también a todo un sistema y sus complicidades. En consecuencia, Promising Young Woman polemiza, desde su inicio invita a reflexionar con una escena inicial donde un grupo de hombres anónimos bailando en un boliche es mostrado mediante un plano que encuadra sus cinturas y partes genitales, cosificando al igual que lo hace generalmente la mirada patriarcal. Pero en este caso, invirtiendo de un voyeur masculino a uno femenino que tiene por objetivo no cosificar sino producir un choque de sentido que invita a recapacitar. Para reforzar ello, la película se sirve en varias ocasiones de la literalidad de la elección de las canciones de la banda sonora interpretadas por voces femeninas. En el caso de la escena recién citada enfatiza el sentido con “I was busy thinking about boys” (“Estaba ocupadx pensando en chicos”) perteneciente a la canción “Boys” de Charli XCX, mediante la ironía, puesto que Cassie no piensa en hombres constantemente desde el enamoramiento, sino desde la “venganza pedagógica”. Asimismo, en otras secuencias sonaran versiones de populares temas musicales como “It´s raining men” de The Weather Girls, “Toxic” de Britney Spears y “Angel of the morning” de Juice Newton. Así como también se refiere intertextualmente mediante la tapa de un libro que lee Cassie titulado “Careful How you Go” cuyo título pertenece realmente al cortometraje del 2018 de Emerald Fennell, dividido en tres segmentos sobre mujeres malévolas. Finalmente, por otro lado, puede criticársele negativamente a Hermosa Venganza algunos detalles del raccord o elipsis que quedan algo forzadas en la resolución y el hecho de que también podría haber sido más efusiva en el cierre. Para concluir, si bien es cierto que en algunas secuencias parece ser que Cassie es representada como una mártir justiciera, lo que puede interpretarse allí, es lo potente que resulta el desenlace, en el cual no se puede profundizar para no realizar ningún spoiler. Lo que se desprende del final va más allá del concepto de sacrificio, es no ir por el camino obvio de la violencia física y, la denuncia a las instituciones sociales que reaccionan cuando ya es demasiado tarde. Cuando a la mujer ya le ha sido arrebatado su futuro, por eso parafraseando al filme el pedido de protección “es ahora”. En consecuencia, puede pensarse que hay un doble sentido en el título de la película Promising Young Woman, que refiere a las jóvenes que son prometedoras, pero cuyo futuro es arrebatado por la violencia machista. En adición a la sumatoria metafórica del título en relación al desenlace como un deseo de protección y empoderamiento para las próximas generaciones, esas jóvenes enaltecidas que vendrán.
Cassie (Carey Mulligan) tenía un “futuro”, al menos para los mandatos patriarcales de una sociedad que exige sacrificios. Pero cuando un hecho traumático de su adolescencia, marca a fuego su futuro, un plan de venganza comienza. Una película que abre polémica y que, con originalidad y un trabajo increíble de la protagonista, se afirma como una de las grandes candidatas en la temporada de premiación.
Son varios los puntos que, a priori, ya posicionan a “HERMOSA VENGANZA – PROMISING YOUNG WOMAN” como una de las películas más atractivas del año. Sin ir más lejos, ha sido la gran sorpresa en el circuito de premios que se inicia con cada temporada, contando con cuatro nominaciones a los Globos de Oro y cinco nominaciones a los premios Oscar, compitiendo dentro de las categorías principales (Mejor Película, Mejor Dirección -Emerald Fennell-, Mejor Actriz -Carey Mulligan-, Mejor Guion Original y Mejor Edición). Pero más allá de estos logros –que a veces por temas de la industria, se convierten en completamente azarosos- el clima que logra Fennell (actriz, guionista de varias series televisivas, entre ellas, “Killing Eve” y ahora ocupando su lugar tras la cámara) con su ópera prima tiene un doble mérito. Primeramente, enfrentar un tema complejo, de múltiples interpretaciones y de aristas oscuras, duplicando la apuesta con su intención de cubrir toda la historia con un humor negro desafiante que sobrevuela, por sobre todo, la construcción del personaje central que es la figura excluyente dentro de la historia. De esta forma, se va entramando una propuesta que se desmarca de algunas otras con la misma temática porque está presente un espíritu políticamente incorrecto que se aleja de cualquier discurso o de los típicos aleccionamientos, que encara la historia de una manera audaz. Debajo de un formato que puede parecer de un simple thriller de venganza, se esconde una fuerte denuncia potenciada por la mirada femenina de la directora que logra abrirse camino en un mercado que, ya sabemos, no es para nada fácil de acceder y lo completa con un guion propio que se construye sin obviedades ni concesiones La joven promesa a la que alude el título original -con una pésima elección en su traducción como “HERMOSA VENGANZA”- es Cassie (Carey Mulligan), una joven que ronda los treinta y que ya desde el colegio secundario se la vislumbraba como una mujer con mucho futuro. Sin embargo, visto hoy a la distancia, algo parece haber truncado ese camino exitoso, ella abandonó su carrera y ha vuelto a vivir con sus padres. Los datos se irán aportando a medida que discurra la trama porque Fennell, justamente para enfrentarnos a todos nuestros prejuicios, a la mirada sesgada sobre la libertad femenina y el cúmulo de preconceptos que anidan en el inconsciente colectivo, nos presenta a una Cassie totalmente borracha en una esas disco que frecuenta casi permanentemente, en donde elegirá a sus próxima “víctima” para tomar algunos tragos, bailar, y aceptar alguna propuesta indecente que terminará en el departamento de sus ocasionales caballeros. La manera con que Fennell nos empuja al mundo de Cassie nos obliga a tomar partido desde las primeras escenas y de ninguna manera podremos mantenernos ni escépticos ni indiferentes a este modelo femenino que parece desafiar todos los estereotipos y estructurarse sobre la confianza de poder aplastar cualquier precepto machista. Precisamente en tiempos de #MeToo y de claros mensajes como “mi cuerpo, mi decisión”, la problemática con la que se irá enredando la trama no solamente tiene una contundente vigencia sino que nos enfrenta, con las esquirlas que provoca un trauma, con ese efecto dominó que irá modificando por completo la vida de todos los implicados a lo largo de mucho tiempo. El guion de Fennell plantea hábilmente situaciones muy duras que se ocultan tras un humor mordaz, un ritmo de thriller y un clima en donde subyace la incomodidad y la tensión. La violencia de género, la misoginia y el machismo, los encubrimientos y la típica grieta entre víctimas y victimarios del sistema son planteados con suma audacia sin perder el control ni quebrando los límites del buen gusto, pero siempre jugando al filo de la navaja que permite producir ese efecto esperado en el espectador, sacudido con algún golpe de efecto dentro de la trama. Quien conozca a la Carey Mulligan de “Nunca me abandones” “El Gran Gatsby” “Lejos del mundanal ruido” o “An Education” verá cómo se despoja de la piel de sus personajes anteriores y se enfrenta a la cámara con una fuerza y un impacto que sacude desde las primeras escenas. La fuerza que le otorgan esas lastimaduras del pasado, la hacen potente y vulnerable al mismo tiempo, aguerrida y herida, empoderada a pesar de sus propios recuerdos. Mulligan construye un trabajo admirable, de esos que es imposible despegarle la vista y explora todas las emociones de un personaje internamente quebrado que enfrenta el poder de la cofradía masculina, aun a sabiendas que la sociedad claramente no está de su lado. Así “PROMISING YOUNG WOMAN” interpela, perturba, molesta en la zona del confort de cada espectador para involucrarnos en esos espacios donde justamente nadie quiere tomar partido y de hecho la mayoría de los personajes con los que Cassie confronta, cargan justamente con el peso de no haber actuado frente a un hecho puntual de ese pasado que ahora se vuelve en contra. Desde la pantalla Fennell parece preguntarnos “vos en ese lugar, qué hubieses hecho?” para enfrentarnos con nuestra demoledora respuesta. POR QUE SI: » La manera con que Fennell nos empuja al mundo de Cassie nos obliga a tomar partido desde las primeras escenas «
Hay días en el que el crítico de cine se siente desconcertado ante lo que ve y le cuesta encontrar un camino claro para decir qué piensa de una película. Con Hermosa venganza es complicado. Por una parte, es un thriller: una mujer joven pero ya no tanto tiene la compulsión de asustar imbéciles. Se viste provocativa, va a bares, finge emborracharse, se deja llevar a algún lado por algún tipo y de pronto se “desemborracha” y le hace pasar un pésimo momento al idiota de turno. Detrás, hay una historia: su mejor amiga, su hermana, fue abusada en el College, era brillante alumna, nadie le creyó, se suicidó. En medio de todo esto, la protagonista encuentra la posibilidad de una venganza directa y allí va. Todo está bien, pero todo está mal. Está bien el trabajo impecable de Carey Mulligan, está bien que la realizadora y guionista Fennell no eluda que nuestra chica es, también, una especie de psicópata a la par de aquellos que encuentra. Pero detrás de todo esto hay una idea oscura, una especie de justificación del fanatismo, de que cualquier medio se justifica en pos de algo de justicia. Quizás ese punto perturbador en este universo caricaturesco que vivimos sea lo más perturbador de un film oscilante.
Tras un contexto de pandemia que dejó pocos estrenos de cine con contenido, no es una sorpresa que la Academia de Hollywood se enamorara de esta propuesta que reúne todos los requisitos de manual para conseguir nominaciones al Oscar. Algo que no desmerece en absoluto sus virtudes artísticas. Historias de venganza con víctima de abusos sexuales abundan en el cine, a tal punto que conforman un subgénero independiente. Desde las viejas películas de explotación de Abel Ferrrara (Ms. 45) o la franquicia I Spit in Your Grave hasta propuestas más modernas como Hard Candy y Elle, de Paul Verhoeven, el concepto se trabajó con diversos tonos narrativos. Hermosa Venganza (traducciones raras si las hay) creo que sobresale especialmente por el realismo crudo con el que se aborda la temática y el modo en que retrata la coyuntura socio-cultural de la actualidad relacionada con la violencia de género. La ópera prima de Emeral Fennell (conocida actriz de la serie The Crown) tiene una marcada militancia feminista pero nunca se termina por convertir en un burdo panfleto político de propaganda. El film hace un gran trabajo a la hora de retratar toda la cultura nociva relacionada con la sexualidad e ideologías machistas establecidas desde hace décadas, que terminan por crear un sistema que ampara la impunidad de los agresores. Fennell va al hueso en estas cuestiones a través de una obra que presenta una experiencia cinematográfica intensa, donde se combinan varios géneros a la vez. Por momentos juega con tintes del cine del thriller, pero también elabora un drama sobre la salud mental y añade situaciones de humor negro. En consecuencia, la película despierta diversas emociones durante el desarrollo de la trama que van de la consternación hasta la incomodidad y la tristeza. Son esa clase de producciones que no dejan indiferente al público y despiertan su discusión a la salida del cine. Sobre todo por su final que tiene un impacto emocional y un giro que probablemente no conformará a todo el mundo. Un detalle muy interesante para resaltar es la curiosa puesta en escena que escogió la directora, con una fotografía y ambientaciones centradas en los colores pasteles, que se contrastan con la oscuridad densa de la situaciones que se presentan. En lo referido al reparto, Carey Mulligan sobresale con la interpretación de un rol complejo y difícil de abordar que con el transcurso de la historia revela diversas facetas de su personalidad. Si hubiera que objetarle algo a este film es que la motivación que lleva a la protagonista a ser consumida por su sed de venganza no quedó muy bien definida dentro del relato. Extenderse en esta cuestión significaría entrar en un terreno de spoilers y tampoco es un gran problema. Hermosa venganza es una buena película que merece su recomendación y deja con ganas de seguir en el futuro los próximos trabajos de esta nueva directora.
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Carey Mulligan: vigilante aséptica. Una terrible experiencia personal la ha llevado al camino inhóspito de la venganza, tomando como objetivo a aquellos depredadores sexuales que asaltan a chicas indefensas y alcoholizadas hasta el desmayo. La premisa es potente, la perfomance impecable… pero la ejecución carece criminalmente del filo que debería tener. Si bien es cierto que el personaje de la Mulligan está plagado de facetas fascinantes, lo que no convence es su trabajo como vigilante. Atrapa a los tipos, les pega un flor de susto, les acepta unas sentidas disculpas – después de que éstos se hayan orinado en sus pantalones – … y luego los suelta. El drama con todo esto es Emerald Fennell, la directora y guionista. La Fennell tiene talento de sobra – es la responsable de los mordaces libretos de Killing Eve -, pero acá quiere cumplir su agenda feminista a rajatabla… y ello la lleva a tomar cuestionables decisiones artísticas que terminan por castrar el enorme esfuerzo de Mulligan como actriz. La Fennell está tan empeñada en que la Mulligan sea una persona tan carente de pecado que se olvida de la lógica y de los sentimientos viscerales que forman su cruzada. En un momento la Mulligan droga a una antigua compañera de escuela, la hace cargar hasta un cuarto de hotel por parte de un gigoló… y todo ello da para pensar en la peor de las venganzas, incluyendo fotos, videos y un mailing masivo a toda su familia, amigos y compañeros de trabajo. Pero no: solo se queda en el intento, en el susto, en un chas chás en la cola (¿viste lo que te podía pasar?) y se terminó. Y todo eso se empieza a volver marcadamente frustrante. Idem cuando la Mulligan le saca el celular a una adolescente, va a visitar a su madre – una prestigiosa directora de escuela que apañó en su momento a los violadores de su amiga – y le dice que la dejó drogada y desnuda en plena fiesta llena de pardillos colocados hasta por las nubes. Cuando la mina se deshace en llanto implorando saber dónde está… ¡ups!, solo fue un secuestro virtual. ¡Sólo quería que me pidieras perdón, tontita!. Para hacer que su protagonista sea una cruzada de brillante armadura (e incapaz de pecado profundo alguno) la Fennell toma giros y turnos rebuscados. Como que la Mulligan se encuentra en misión de venganza porque unos tipos emborracharon y abusaron de su única amiga durante la época del secundario. Digo: ¿por qué no poner a la Mulligan directamente como la víctima?. ¿Por que no sería creíble que ella solo se la pase asustando tipos en vez de matarlos o rebanarlos?. ¿Acaso es mas creíble lo que hace ella en la película?. La Mulligan hace esfuerzos titánicos – personales y monetarios, aunque tenga un empleo de mala muerte en el café de Laverne Cox – para atrapar tipos y solo asustarlos hasta la muerte. Hacerse pasar por mina ultraborracha para que cualquier nabo la levante en una disco, se quiera hacer el bueno, la lleve para su domicilio en vez de el de ella y, cuando está toda desmayada, vomitada y a punto de que le quiten la ropa, se despierte toda lucida y les pegue un zogaca diciéndoles “¿qué caraj… me pensabas hacer, flaco?” con voz gruesa e hiper coherente. Y les deja la duda flotando en el aire que, quizás, la próxima mina inconsciente que se levanten podría traer unas tijeras consigo y hacer la gran Lorena Bobbitt. Ello no significa que Una Mujer Joven y Prometedora no tenga sus momentos – las inspiradas trampas de la Mulligan (y, en algunos casos, con resultados realmente inesperados); la sufrida vida de sus padres (Clancy Brown y Jennifer Coolidge), resignados a ver cómo su hija se la pasa haciendo cosas raras y tratándola como si fuera lo mas normal del mundo; el inesperado romance con Bo Burnham -, e incluso que se relama con el humor negro pero, rayos, ésta es una premisa que rebosa oscuridad por todos sus poros y que clamaba a gritos atravesar todo tipo de límites en un desenlace bañado en sangre a lo Sicópata Americano. Lamentablemente la Fennell le esquiva el bulto e insiste en poner a la protagonista en papel de víctima – aún cuando está en compañía de los peores tipos, gente que se merece el peor de los castigos -, algo que definitivamente no se siente natural con el curso de acción de las cosas que el filme ha trazado. De todos modos el clímax es satisfactorio pero creo que merecía otro desenlace de mayor impacto. Es formidable ver a Carey Mulligan – alguien a quien solo he visto en culebrones y dramas de época aunque sé que tiene una carrera actoral mucho mas importante – pintarrajearse, despojarse de si misma y descender a los infiernos en un rol super jugado pero, por el otro lado, no creo que la directora Fennell vaya a la par con el grado de entrega de la actriz. No significa en absoluto que sea un mal filme pero no me impresionó como esperaba. Es uno de esos casos en donde el trailer se ve mucho mas salvaje que lo que el filme realmente es y en donde el producto final – a ojos de este samaritano – podría haber sido mucho mas mas venenoso, inquietante y memorable si hubieran puesto a Bret Easton Ellis como script doctor.
Promising Young Woman o Hermosa Venganza es una de las películas favoritas de esta temporada de premios. Las expectativas altas suelen jugar en contra, pero el debut en la dirección de Emerald Fennell no solo cumple: arriesga y gana. De qué se trata Hermosa Venganza Durante el día, Cassey (Carey Mulligan) es una joven tranquila que vive con sus padres y trabaja en una cafetería tras abandonar la facultad de medicina. De noche se transforma para concretar un plan que consiste en acudir a bares simulando estar borracha para vengarse de los hombres que intentan aprovecharse de ella. ¿Vale la pena ver la película? Al principio de la película temí que el relato se quedara en lo que dice el argumento y pensé que efectivamente las expectativas me la estaban arruinando. ¡Pero no! La historia va tomando rumbos inesperados hasta llegar a un climax que es, para mí, lo mejor de la película. La audacia de darle el final que le da es de un mérito enorme. No solo es inesperado sino que es arriesgado. También es interesante como la directora Emerald Fennell (conocida por su papel de Camila Parker Bowles en The Crown) nos hace creer una cosa sobre la aparente impiadosa venganza de Cassey para luego… ir dando vuelta las cosas. Un hermoso ‘emosigo engañado’, por así decirlo. Y después está la atractiva e irresistible estética. Todo es deliciosamente pop en este universo siniestro. Mientras escuchaba las canciones que sonaban, pensaba que la directora tenía que ser de mi generación. Confirmado: nacimos con días de diferencia. De otra forma las Spice Girls no hubieran sido parte de la banda sonora. «Toxic» de Britney Spears es otra de las acertadas elecciones musicales en una cinta donde la atmósfera pop se respira en los colores, las melodías, la ropa, los encuadres. Último pero no menos importante: la maravillosa Carey Mulligan. Cuando hablé de La excavación lo puse y lo reafirmo, tiene ese algo especial. Esa suerte de falsa calma, de sentimientos contenidos… no podría estar mejor en un papel así. ¿Vale la pena Hermosa venganza? Si, si y si. ¡No dejes de verla! Hermosa venganza Puntaje: 8 / 10 Duración: 113 minutos País: Estados Unidos / Reino Unido Año: 2020
Una película demasiado calculada En su ópera prima, nominada al Oscar, la realizadora inglesa traza un plan vengador en la piel de una mujer solitaria, con la violación como hecho aberrante. En primera instancia, hay algo que va mal con el título elegido. “Hermosa venganza” desdice lo que el original supone y con ironía. Promising Young Woman, “Joven prometedora”, señala sobre el personaje y su derrotero adverso, así como en relación a la mujer silenciada, aquella de quien nadie habla; mientras que “Hermosa venganza” reduce y encasilla en su “belleza” a la actriz protagonista y su plan vengador. Un cometido que, antes que hermoso, la protagonista vive de manera dolida. LEER MÁS Las nuevas medidas del gobierno, una por una | Restricción en la circulación nocturna LEER MÁS Filman la primera película argentina sobre infancia trans | DERECHOS Con guión de la propia realizadora, Emerald Fennell –actriz de numerosas producciones televisivas–, Promising Young Woman/Hermosa venganza retrata la cruzada feminista y personal de la amiga de una víctima de violación. El hecho sucedió hace unos años, y de esa amiga apenas si se habla. Pareciera ser que sólo habita en la piel y el empecinamiento de Cassandra (Carey Mulligan), a quien la primera secuencia muestra desvalida: sola, borracha, en un bar del cual algún “caballero” la salvará, para llevarla a su cama y aprovechar la situación. Allí cuando todo indica lo que parece, el film se quiebra y Cassandra exhibe la respuesta menos pensada. Cassandra se enamora y pone en suspenso su plan vengador. El inicio es explosivo, pero también encierra de una sola vez las posibilidades de la puesta en escena. Lo que sigue será más de lo mismo. Y se sabe que poco ayuda a una película la valoración de su argumento cuando las formas desde las cuales lo sustenta son previsibles y muy, pero muy, calculadas. El plan de venganza de Cassandra involucra a todos los hombres; y ella misma se sitúa como carnada que atrae, pesca y ridiculiza. Mientras, vive con sus padres y se encuentra detenida en una especie de limbo temporal, con el futuro profesional en abismo –prometía ser la mejor de su clase en Medicina–, trabajando en un café, y con una fijación que si bien justificada, la mantiene en destrato con los demás. Hasta que conoce a Ryan (Bo Burnham), o mejor decir: lo recuerda. Él irrumpe por casualidad en la cafetería y la reconoce. Con la relación que inicia, Cassandra pone en suspenso su plan vengador, a partir de un enamoramiento que bien pondría en tela de juicio la máxima de considerar a todo hombre un ser aborrecible. Pero la caza igualmente continúa, aun cuando las contradicciones accionen en ella. Acá hay algo que vale destacar, y tiene que ver con la secuencia musical-romántica que los dos comparten en una farmacia, mientras cantan una canción de Paris Hilton. Un montaje paralelo se sucede mientras bailan, de una manera evidentemente ridícula por emparentada con la cursilería del peor cine romántico. Es una elección hábil porque sabe cómo capturar una ingenuidad mentirosa, habida cuenta de lo que sucederá más adelante (para saber eso, desde ya, a mirar la película). Por otra parte, este “aniñamiento” estético, de colores saturados, y ropa y decorados similares a la historieta Archie, encuentra un parentesco que cala hondo en cierta cosmogonía norteamericana, la de los barrios de suburbio y los pueblitos pulcros. Un escenario visto hasta el cansancio y todavía en infinidad de propuestas. En esta elección formal, la película se condice con lo que se espera de ella: un micromundo casi de plástico, en donde los personajes funcionan como estereotipos. De esta manera, Hermosa venganza lleva adelante su tour de force sin demasiadas sorpresas más que las relativas a cómo un escenario reconocible, presente por lo demás en el ideario de Disney Channel, es caldo de cultivo y nido de víboras. Nada hay de novedoso en esto, pero sí en cuanto a la elección del tema, con la denuncia del patriarcado por parte de la protagonista. LEER MÁS Nomadland Sus víctimas no resultarán necesariamente heridas (o casi: allí el momento límite con el abogado que interpreta Alfred Molina), pero sí desde un descubrimiento personal que prefieren disimular. Cassandra atacará a todos por igual, y para hacerlo se valdrá de un encanto calculado. En verdad, toda la película es un calculado juego de piezas que encastran. Por eso mismo, su narrativa no ofrece sorpresas, así como lejos estará de serlo la vuelta de tuerca que ofrece la secuencia final, en donde ella lleve adelante su plan maestro. Por las dudas y para constatar que el sistema, si se quiere, funciona, la policía responderá solícita para castigar a los culpables. Hermosa venganza resulta una película de propósitos ostensibles antes que lúcida de cine, y la acompaña el ruido de las cinco nominaciones al Oscar (Película, Guión, Dirección, Actriz, Montaje). En su afán por gritar lo que le pasa, la película bien podría estar cercana a otras de características y estelas similares, como Lady Bird y Call Me by Your Name. Como corolario, el nombre de Emerald Fennell ya suena fuerte como guionista de la versión al cine de Zatanna, heroína y maga de las historietas. El parecido de Hermosa venganza con el mundo de Archie se confirma.
El relato de una historia distinta y con ritmo moderno Mientras veía Promising Young Woman y comprendía la clara dirección que tomaba la película, empecé a preguntarme sobre el propósito de una película así. No creo que haya una intención de empoderar a las mujeres ya que eso sería demasiado exagerado teniendo en cuenta la trama. Creo que el propósito de una película así es más sencillo, y no requiere mucho análisis o deconstrucción. Un escenario ideado en el que sucede una historia ficticia. En el centro de esa historia, un dispositivo argumental atrapa al espectador. Se presenta rápidamente, sin muchas dudas. Y funciona perfectamente. Un guion fantástico se encarga de enmarcar una fábula retorcida que solo propone la posibilidad de un sentimiento muy primitivo pero cinematográfico: la venganza. Ese oscuro y poderoso deseo que todas las mujeres y hombres han sentido en algún momento, pero ninguno como nuestra protagonista Cassie Thomas (Carey Mulligan). ¡Qué personaje! Cassie es una joven que vive dos vidas al mismo tiempo. Durante el día, se encarga de servir café en una acogedora cafetería. A veces almuerza con sus padres, quienes la examinan y juzgan. Y parece que no tiene más amigos que la dueña del establecimiento en el que trabaja. Pero durante la noche es otra cosa. Se hace pasar por una inocente chica borracha que es presa de los chicos habituales del bar. La llevan a su casa y cuando ella revela lo que es, ocurren cosas. Todo forma parte de un plan para vengar un suceso del cual no hablaré. La historia de Promising Young Woman tiene la suficiente fuerza como para ser una fantástica historia de venganza sin provocar la innecesaria conversación que algunos iniciarán sin duda. Esa discusión se orientará hacia la cuestión moral que la película deja finamente de lado. Teniendo en cuenta nuestra cultura actual de tener que ser políticamente correctos, esta consecuencia parece inevitable. Pero no creo que se tome partido en esa conversación, ya que el código moral de Promising Young Woman no se inclina hacia el realismo. Se trata simplemente de una película de venganza hecha de la manera correcta y orientada a una experiencia deseada pero poco realista. La película no tiene una visión profunda en su trama. Ni siquiera materializa el peligro en los actos de Cassie, ni explora mucho lo que la llevó a ser la mujer que es hoy. El poder de su personaje se basa en su infinita necesidad de mostrar corrección a todos los implicados en un acto despreciable y horrible de abuso sexual. Liderada con maestría por Carey Mulligan (en una actuación por la cual seguro estará nominada a varios premios), Promising Young Woman es el vehículo definitivo de su larga carrera no reconocida. La confianza absoluta, la “inocencia de chicle” y una actitud llena de rencor justificado, son partes de su traje, y todo eso funciona para la confirmación del propósito del personaje. Promising Young Woman dividirá al público. Su falta de corrección política es una característica de la que casi se siente orgullosa. Pero hay fuerza en la unidad, y la mayoría de los espectadores apoyarán el mensaje que la película lleva hasta el final. El debut de Emerald Fennell en la silla de directora es magistral, seguro y diferente al resto de películas que comparten el subgénero. Si hay algo que puede ganar con esto es orgullo, porque Promising Young Woman es una película de la que estar muy orgulloso.
Las películas de venganza van camino a convertirse en una especie de sub-género dentro del mundo cinematográfico, si es que ya no pueden considerarse como tal. Hay también una microcategoría dentro de estas, que son las focalizadas en personajes femeninos, por lo general víctimas de la opresión de una sociedad constituida en base a prácticas machistas. Hace meses hablamos de "A Good Woman Is Hard to Find" protagonizada por una destacada Sarah Bolger y hoy toca el turno de hacer lo propio con "Promising Young Woman" interpretada por la brillante Carey Mulligan. • Emerald Fennell debuta en la dirección y lo hace de forma solvente, apoyándose mucho en un guión que ella misma escribió y que demuestra lo hábil que es en esa área artística (suya es Killing Eve T2). Resultará clave entonces, la forma en que este guión logra articularse con la protagonista del film, la impactante Cassie, quien llevará sobre sus hombros la mayoría de las escenas. Cassie funciona como víctima y victimaria, anclada a un pasado trágico del que jamás pudo recuperarse. Un pasado donde la violencia de género, legitimada por una sociedad cómplice, ha roto sus sueños y los de su mejor amiga. Tras 7 años de angustia, la protagonista enarbola su pequeña lucha, una especie de venganza proto-psicológica de la que ella misma sale cada vez más herida. Amores, recuerdos, amistad y sobre todo mucho silencio ante una realidad que solo parece haber cambiado en la superficie. • Fennell consigue sacar adelante una película compleja y se maneja correctamente entre la fantasía y el feminismo pop, aunque hay que remarcar cierta irregularidad en el ecuador del film. Instancia donde la historia se vuelve excesivamente errante y algunas escenas parecen desalineadas. Pero es hacia el final donde nadie podrá criticar a la directora de falta de audacia. Ir por todo tiene sus riesgos, pero en este caso, sin dudas ha valido la pena tomarlos.
Cassie tenía un brillante futuro por delante hasta que un desagradable incidente truncó su carrera. Ahora tiene la oportunidad de enmendar todo lo que no salió bien en su pasado… vengándose de los culpables. Un grupo de hombres bailando al ritmo de “Boys”, de Charlie XCX. Están filmados como se suele mostrar a las mujeres en escenas de este estilo: sus figuras son protagonistas. No se ven personas, se ven cuerpos, objetos del goce en un momento de placer para ellos. Pero no son hombre hegemónicos, distan de serlo. Son personas comunes y ordinarias, que vistas de esa manera parecen hasta ridículas. Desde su primera escena, Promising Young Woman (Hermosa Venganza), adelanta que no será como otros films, que los estereotipos serán usados a su favor y que será el reflejo incómodo de la realidad. Cassie (Carey Mulligan) vive su día a día de una manera mundana. Aún está en casa de sus padres, por más que ellos le han dejado claro en más de una ocasión que lo mejor sería que se mudara, trabaja en una cafetería donde atiende a los clientes de mala manera y rechaza posibles ascensos. Parece estar conforme con su vida, quizás porque su motivación es otra. De noche es una empresaria, una hippie, hasta una estudiante de secundaria. Todos estos alter-egos tienen algo en común, no pueden mantenerse de pie, están alcoholizadas al punto de perder la conciencia, o eso quiere hacerle creer a los “buenos tipos” que siempre se acercan para ayudarla. Estos hombres, convencidos en su narrativa de que son los príncipes azules de la historia, se enorgullecen de no ser como los demás de su género. Son feministas, aliados de la lucha, se preocupan por el bienestar de las mujeres. Por eso siempre insisten en llevarla a su casa, pero de una u otra manera, intentan aprovecharse de su vulnerabilidad. Es en ese momento que Cassie decide revelar que no está borracha. Promising Young Woman toma elementos de varios géneros. En su estreno en el festival de Sundance de 2020 se la quiso calificar como una “rape and revenge”, pero es mucho más que eso. Es una comedia negra, es un drama, una historia de amor; es, por sobre todas las cosas, una historia de venganza que refleja la incómoda realidad para muchos y la terrorífica existencia para otras. Protagonizada por una sensacional Carey Mulligan en uno de los mejores papeles que ha tenido en años y que le valió varias nominaciones, -incluida la de Mejor Actriz en los Oscars de este año-, el reparto de la película mantiene siempre un nivel genial. El interés amoroso de Cassie en Ryan, a quien le da vida Bo Burnham, uno de los comediantes más brillantes de su generación que hace unos años deslumbró a Hollywood con su ópera prima Eighth Grade. La química entre ellos dos es palpable, genuina, enternecedora. Los padres de ella están interpretados por Jennifer Coolidge y Clancy Brown y ambos son geniales; esta película incluso tiene a Alfred Molina como un abogado que, si bien solo aparece unos minutos, es parte clave del desarrollo de la protagonista. En cuanto al cast, grandes figuras desfilan por la pantalla, pero Fennel fue muy consciente a la hora de elegir a sus “buenos tipos”. Bo Burnham, Adam Brody, Christopher Mintz-Plasse, Max Greenfield, Chris Lowell; todos ellos son conocidos por interpretar a personajes simpáticos, carismáticos, tiernos. La definición de “buenos” en las ficciones. Aquí no lo son, esta idea refuerza constantemente lo que la protagonista repite en más de una ocasión: “los buenos suelen ser los peores”. Este estereotipo no deja afuera a las mujeres, Alison Brie y Connie Britton, actrices que suelen ser casteadas en roles de personajes queribles y con los que muchas pueden identificarse, acá son mostradas como las personas dispuestas a creer en un “joven prometedor” antes que en una amiga o una alumna. Cassie no es una heroína ni intenta serlo, está demasiado perdida en su narrativa como para seguir un plan maestro en el que se convierte en defensora de todas las mujeres. A ella la motiva un oscuro suceso de su pasado que se irá develando a lo largo de la trama. La película fue tildada de “moralista”, “evidente”, de mostrar “demasiado”. Pero huye de la moralidad con el simple hecho de presentar una protagonista que no merece admiración, una persona profundamente dañada y perdida en un círculo de venganza que no le permite salir al mundo real. Mundo que, cabe destacar, es demasiado parecido al que vivimos nosotros, con la excepción de que está colmado de colores pastel, simetrías y música pop con Paris Hilton y Britney Spears a la cabeza. Este contraste fue algo fundamental para la directora y guionista Emerald Fennel, era la manera de hacer combinar los géneros de los que se nutrió para crear su ópera prima. Descolocan al espectador al mismo tiempo que lo sumergen en lo que parece ser un mundo de fantasía en el que se ocultan las peores miserias de la sociedad. El título de la película es una vuelta de tuerca al término que se usa en los medios anglosajones para definir a los hombres que son acusados de abuso. “Jóvenes prometedores” que vieron sus vidas interrumpidas por una injusticia, por una mujer que los señaló como responsables de una aberración. Este término es ejemplo de la intrínseca misoginia arraigada en la sociedad, dispuesta a defender a estos “jóvenes prometedores” hasta las últimas consecuencias y dudar de la veracidad de las mujeres. Ellas no son “jóvenes prometedoras”, son chicas que bebieron de más, que no se cuidaron, que debían saber lo que provocaban en los hombres. Todo esto en palabras de la misma Cassie a lo largo de la cinta. El trágico título que se le dio en Latinoamérica no sólo despoja a la película de este significado, sino que plantea una “dulce venganza”, algo que es refutado en más de una ocasión a lo largo del film. Promising Young Woman es bella estéticamente, algo que hace complicado asimilar que con encuadres tan cuidados, fotografía tan precisa y colores que llenan de alegría la pantalla; muestre una historia terrible que deja un nudo en el estómago. Cuando a Emerald Fennel le preguntaron quién era la audiencia a la que apuntaba, ella dijo que todos. Lo que buscaba era empezar una conversación, usar su primera película como un espejo de lo que ella veía en la sociedad, en las personas que eligen creer en unos y no en otros. Es para todas y todos los que creen fervientemente que son buenos, porque todos queremos creerlo. Pero ¿siempre estamos a la altura de ese adjetivo?
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El la mesa del fondo de un bar, hay una mujer muy pasada de alcohol. No puede sostener la cabeza, está a punto de derrumbarse cuando un hombre, que la estuvo observando junto a sus amigos, se le acerca. La ayuda a salir, la lleva a su casa y se dispone a violarla mientras ella, semiinconsciente, apenas parece darse cuenta de lo que pasa. Pero cuando la violación se está por consumar, sorpresa: resulta que ella no está nada borracha. Completamente lúcida de pronto, actuó para cazar a su presa, como una calculadora máquina de justicia solitaria contra tipos violentos. Una femme fatale dedicada a la venganza. Ella es Cassandra (la inglesa Carey Mulligan, a la que también pudimos ver este año en la interesante The Dig), que va a cumplir 30 pero vive con los padres y no parece tener más ambiciones que trabajar en un café. De día, una “chica” dulce y fresca; de noche, adopta diferentes personalidades, con outfits muy sofisticados que produce para salir de caza, utilizando el método descripto arriba. Sus padres no sospechan nada, pero están inquietos por la demora en despegar de su hija única. Que ya no es una chica, claro, interpretada por una actriz de 35 años. ¿Inverosímil, quizás? Pero Cassandra cumple una función porque tiene un motivo, que conoceremos pronto. Una razón por la que la prometedora joven, que era una luz en la carrera de medicina, lo dejó todo de un día para otro. Pero su catarsis, que evoca el subgénero de rape & revenge (violación y venganza), cuenta con el el cálculo y la distancia de quien no fue víctima directa. También tiene un motivo la directora debutante, la actriz Emerald Fennell, que en tiempos de #MeToo propone esta especie especie de sátira negra, inclasificable mezcla de todo, para exponer a los machirulos. Es el balance que dejará en su último y humillante acto. Hermosa venganza es una película antihombres, burdamente misándrica. Sin espacio para la sutileza, y finalmente sin criterio acerca de las reglas del juego que propone. Todos los hombres son pervertidos, malos y estúpidos por naturaleza, animaloide. En el guión la regla es lo pendular, que muchos han leído como una audacia innovadora: si la protagonista es una justiciera heroica o una loca suelta, si estamos frente a una comedia negra o a un thriller siniestro, si va en serio o en broma. Fennell hace un patchwork, una sumatoria de tonos, desde la comedia romántica, cuando Cassandra se pone de novia, a la violencia desatada con niveles de truculencia gratuitos. De esos de impacto fácil: así cualquiera patea las conciencias patriarcales. Como una máquina de frustrar expectativas, la historia propone comedia negra, pero no divierte; drama, pero no conmueve. Y como mazazo contra el machismo, el desarrollo es todo menos agudo. En la puesta, hay algunas ideas interesantes, un juego con los tonos pasteles de interiores y vestuarios, con los encuadres centrados y algún chiste, quizá con ánimo transgresor, de videoclip, con Cassandra vestida de enfermera sexy al ritmo de una versión instrumental del Toxic de Britney. Pero si Fennell consigue generar cierta intriga acerca de la verdad y el destino de su personaje, el ambicioso juego con las expectativas, los tonos y géneros “subvertidos”, pronto lo empantana. En la búsqueda de provocar desconcierto, cae en área del ridículo irrecuperable, con el espectador preguntándose, irritado, qué diablos es esto. Sobre todo en el tramo final. Porque enfrentar el ridículo puede ser un riesgo interesante a tomar, incluso (o más) cuando se habla de temas tan serios. Pero Fennel ni siquiera confía en la ambigüedad posible, sino que irá alternando, entre secuencias de gusto cada vez más deplorable, explicación tras explicación. Que una película tan extraviada, o en todo caso menor, sea favorita al Oscar, parece dejar claro que ya no se trata de cine, sino de congraciarse con los tiempos que corren. El cine de agenda.
Mucho ruido y color pero pocas nueces La entrega de los Oscars está a la vuelta de la esquina. La entrega de los Oscars está a la vuelta de la esquina y el desembarco de las películas que competirán por el dorado galardón ya están dando que hablar. Una de ellas es la ópera prima de Emerald Fennell, quien escribe y dirige, Promising Young Woman, o Hermosa Venganza. La cinta nos presenta a Cassandra (Carey Mulligan) una joven de unos treinta y tantos que frecuenta salir a bares y emborracharse hasta no poder controlar su cuerpo, lo que provoca que muchos hombres intenten aprovecharse de ella. O por lo menos eso es lo que Cassie quiere hacer creer, hasta que ella lo decida y dichos hombres empiecen a pasarla realmente, y merecidamente, mal. Ahora bien, la lucha de Cassie se tornará un poco más macabra y compleja cuando personas de su pasado reaparecen poniendo a flor de piel los sentimientos y recuerdos que la motivaron a encabezar esta cruzada contra los hombres que se lo merecen. Esta película es desafiante. Todo el subtexto está claro desde un primer momento y no hay ni falsas lecturas que puedan hacerse y mucho menos otras interpretaciones de lo que propone la cinta. Ahora bien, los caminos tomados para reflejarla en la pantalla no son lo mejores. Entre los diferentes cambios de género que abarca el film por momentos muy marcados, los niveles de tensión varían de manera muy pronunciada y lo que por momentos parece una crítica social muy fuerte quedan rematados con chistes o situaciones que pueden ser graciosas y se produce un sin sabor bastante particular. Eso es algo que se repite a lo largo de las dos horas de duración de la película, pero a pesar de eso nunca se torna aburrida, siempre está pasando algo y es muy llevadera. La principal falla de la película o aquello que puede hacer que se dividan las aguas en cuanto a la recepción, tiene que ver con la literalidad de los temas que se tratan. Por momentos los diálogos son cuasi de propaganda, establecidos por una agenda política que es algo que hay que escuchar sin ningún tipo de dudas, pero que a la hora de trasladarlo a la ficción ese exceso puede ser un tanto sofocante y anti-climático. Sobre todo en los diálogos finales para cambiar de una escena a otra. Sobre todo porque constantemente se tratan temas que podrían desembocar en que la película se torne de género de verdad, pero todo queda en el vamos para quedar bien con todos. Eso es sin dudas lo más “flojo” que presenta la película. Después a la hora de ver y analizar otros aspectos técnicos y estilísticos hay que decir que es un trabajo curioso en donde se ven diferentes manera de encuadrar la cámara y se combinan formas de dirección a tal punto que por momentos parecería ser una película de Wes Anderson, en donde abunda el trípode y la centralización del plano y luego cambia radicalmente a escenarios más abiertos y “naturales” y es todo más dinámico. La música es otro gran acierto ya que hay un repertorio musical con todos hitazos, algunos remasterizados y re versionados pero no por eso peores. Y sin dudas un punto que sobresale son las actuaciones, sobre todo por Carey Mulligan que se roba la película porque, no sólo está en escena permanentemente, sino que puede reflejar a la perfección lo que el guion promete y falla torpemente. Por cierto, está más que bien acompañada ya que con ella se destacan los trabajos de Bo Burnham y Alison Brie. En pocas palabras Promising Young Woman es una película desafiante pero torpe, que podría pisar más fuerte si se decidiera a jugar fuerte de verdad y abocarse al género y no fluctuar tanto entre ellos. El exceso de literalidad repetido en sus diálogos le quita impronta y por momentos se banaliza el tema sensible que se trata, casi como atentando contra su propio subtexto.
Entre la comedia negra, el drama psicológico y el relato de suspenso, la opera prima de la realizadora británica se centra en una mujer que decide vengarse de quienes le arruinaron la vida. Con una gran actuación de Carey Mulligan y un gran elenco que incluye a Adam Brody, Alison Brie, Laverne Cox, Christopher Mintz-Plasse, Alfred Molina y Molly Shannon. Nominada a cinco premios Oscar incluyendo mejor película, dirección y actriz. El tono que pretende la directora británica Emerald Fennell en su opera prima, HERMOSA VENGANZA (PROMISING YOUNG WOMAN en el original), es inusual e inteligente, de una audacia que quizás a muchos termine incomodando o fastidiando. La realizadora –que fue showrunner de la segunda temporada de KILLING EVE— trata de hacer aquí algo que se parece mucho a la búsqueda de esa serie o de otras como I MAY DESTROY YOU: una historia que funcione entre la comedia negra, el drama psicológico y la fantasía de venganza femenina en un mundo peligroso dominado por la crueldad de los hombres. Y se puede decir que lo consigue aunque seguramente habrá espectadores que sientan que Fennell se pasó un poco de rosca. O bien, que le faltó el tacto y la experiencia suficiente para combinar humor, suspenso y un tema que es dramático y doloroso como la violencia de género. Estamos en un territorio propio de cineastas como Paul Verhoeven (rasgos de ELLEN se pueden encontrar aquí) o que al menos apunta a una mezcla entre la áspera sensibilidad del director holandés y algún/a realizador/a un tanto más «políticamente correcto» a la hora de acercarse a temas tan inquietantes como el que se trata aquí. PROMISING YOUNG WOMAN narra la historia de Cassie (Carey Mulligan), una chica de 30 años a la que conocemos completamente borracha y tirada en un sillón en un club nocturno. Mientras la observan, varios hombres comentan, de la manera más brutal y desagradable posible, qué es lo harían con ella. Hasta que uno se acerca, se ofrece a ayudarla y a acompañarla a su casa. En el viaje en taxi no le cuesta mucho convencerla (tomando en cuenta el estado en el que está) de ir a tomar un trago a su casa. Pero al llegar allí, darle de beber y comenzar a abusar sexualmente de la chica, se topará con una sorpresa. Cassie le ha tendido una trampa para dejarlo en evidencia. Una «joven promisoria» que abandonó años atrás su carrera de medicina por una situación violenta que iremos descubriendo de a poco, Cassie ahora atiende en un café, vive con sus padres y, a juzgar por el cuadernito en el que anota nombres de hombres y fechas, lo que acabamos de ver es un plan al que se dedica a conciencia y hace tiempo. ¿El objetivo? Desenmascarar potenciales abusadores, especialmente aquellos que se consideran «buenos chicos» y no se ven a sí mismo como tales, pero que ante una situación de ese tipo no dudarían en actuar de la peor manera posible. Es claro que la chica no la está pasando bien, pero por el tono que usa la realizadora en muchas de las escenas que vemos, su plan vengador resulta más gracioso –negrísimo y arriesgado, pero cómico al fin–que lo dramático que uno imagina que puede llegar a ser. En el café en el que trabaja, Cassie se encuentra con Jack (el comediante y director de EIGHT GRADE Bo Burnham), un ex compañero de estudios que se sorprende de verla trabajando allí. Tras algunas confusiones –y la esperable desconfianza de la chica–, ambos comienzan lo que parece ser una relación más o menos estable. Pero Cassie no puede (o no quiere) abandonar del todo su plan de vida, especialmente cuando empieza a entrar en contacto con muchas de las personas específicas que, años atrás, miraron para otro lado cuando un evento violento de este tipo tuvo lugar en la universidad a la que ella y varios más iban. Buena parte del gran elenco –que incluye a Adam Brody, Alison Brie, Laverne Cox, Christopher Mintz-Plasse, Alfred Molina y Molly Shannon– interpreta a algunas de las «víctimas» de las distintas revanchas de Cassie. HERMOSA VENGANZA se maneja en un territorio casi límite entre lo que algunos podrán considerar una efectiva trama de venganza feminista –a Quentin Tarantino no le molestarían para nada algunas de las escenas y situaciones que se ven acá– y los que la verán como una banalización de un tema mucho más serio y grave. Es cierto que a Fennell, quizás por su poca experiencia, a veces le falta algo de sutileza para saber cómo operar en esa delicada línea entre la comedia, el suspenso, el drama y el terror (su banda sonora está plagada de éxitos pop y su diseño de producción es colorido y estilizado aunque cosas terribles estén sucediendo), lo que hace que el espectador no siempre sepa cómo posicionarse ante lo que se le cuenta. Pero eso es parte del atractivo de esta película, que puede ser políticamente correcta e incorrecta a la vez y que enreda de una manera inteligente y audaz ideas que a veces se presentan de un modo muy lineal como la del «empoderamiento femenino». Cassie es una mujer que ha sufrido y ha visto sufrir, que parece no poder salir de una especie de desorden post-traumático que le impide seguir adelante con su vida personal y profesional. Muchos de sus actos pueden ser éticamente «complicados», pero la idea que los rige no se pone en duda: que todos los hombres –y también muchas mujeres– prefieren barrer bajo la alfombra este tipo de episodios y seguir con sus vidas como si nada hubiese sucedido. Y la chica (interpretada por Mulligan casi como una mujer vampiro que no sabe bien cómo lidiar con sus complicadas pulsiones) no solo no puede soportarlo sino que está dispuesta a batallar contra un sistema de negación que le permite a muchos verse a sí mismos como alejados de este tipo de comportamientos. Negar los hechos más sombríos de la realidad y desentenderse de la responsabilidad individual que permite que esos hechos se perpetúen es algo que, se nota bastante últimamente, está mucho más extendido de lo que imaginábamos. Y HERMOSA VENGANZA es un cachetazo directo, brusco pero efectivo, al rostro del «yo no tuve nada que ver«.
Promising Young Woman y el signo de los tiempos Para Azul, ojalá que cuando puedas leerlo los signos sean mejores Para cuando se publique esta columna seguramente Nomadland ya haya ganado el Oscar principal y/o algún otro. Signo de los tiempos. Dado que esto es -signo de los tiempos- Internet y no un papel impreso, podría incluso pedir, el lunes 26, justo antes de que se publique, que se modifique esta columna que estoy empezando a escribir el jueves 22. Pero no, mejor apliquemos un poco de rebeldía con los signos de los tiempos. Ahora mismo no sé si va a ganar Nomadland. Pero sí lo sé pero no lo sé. Nomadland es una película que niega el cine bajo la bandera de “la sensibilidad contemporánea”, el signo de los tiempos, los signos, mi parte insegura, bajo la luna hostil... mar de fondo, no caeré en la trampa. Mar de fondo, signo de los tiempos trampa no existes pero existes. También está el mar de fondo y el signo de los tiempos en Promising Young Woman, la ópera prima de Emerald Fennell, que tiene nominaciones de las principales. Signo de los tiempos. El Oscar, los Oscars, son signos de los tiempos. Aunque en ocasiones se hayan equivocado y hayan premiado a películas perdurables, el rol de estos premios -cada vez más- es premiar artefactos unidimensionales envueltos con el diario de hoy, o a lo sumo el de ayer pero la edición vespertina. Promising Young Woman es la historia de una venganza. Una venganza mayormente en frío. O más bien envuelta en un calor que no se va. Cassandra (Carey Mulligan) se anuncia desde el principio y desde el nombre. Y va y va: ya decidió la forma y las formas de hacer justicia, de vengar el mal que le hicieron a su amiga del alma. La directora Fennell decide una forma y unas formas. Al principio, parece que las actuaciones pasadas de rosca y los planos pasados de rosca y la dirección de arte pasada de rosca -cuánto Lynch hay para citar y para cortar- se relacionan, quizás (acá no vamos a asegurar nada eh), con una búsqueda estética relacionada con los cómics; uno recuerda Ghost World y le dan ganas de volver a verla. Promising Young Woman promete inicialmente frescura, soltura y desparpajo. Pero en el plan de la protagonista van ganando lugar la transmisión de sentencias y la comunicación de mensajes cada vez más reiterativa, y para eso la directora Fennell va cambiando de tono, no por una olímpica anarquía que podría festejarse sino atada a un sentimiento, o a un presentimiento: estos son los signos de los tiempos y hay que dejar claro que la película es parte de ellos, o que ellos la sobredeterminan, y todo tiene que ser unívoco, tiene que tener un programa de acción (tal vez menos la película que la visión del mundo de los personajes). Promising Young Woman se debilita cuando cree que es más fuerte: no deja crecer la parodia, la burla, la corrosión, y se vuelve exacta cuando la exactitud se vuelve nociva. Ese final “sorpresivo” nos recuerda otra vez porqué preferimos el suspenso por sobre la sorpresa. El suspenso no solamente es más duradero, suele dejarnos menos dudas acerca de las armas empleadas. Aquí tenemos una sorpresa al final, unos paquetes ostensiblemente envueltos con moños, una canción para abrir los regalos y una sucesión de planos para explicar cuántas cosas funcionaron con exactitud. Promising Young Woman, tozuda, cargada de energía, se derrumba al arrodillarse ante su propio programa tozudo y cargado de energía pero no, tú no puedes dejarte arrastrar, no estamos ante un cine en la senda de Tarantino. Tarantino ayudó a crear los signos de su tiempo, o de sus tiempos, y Promising Young Woman ayuda a ceñir aún más la horca propuesta por los asfixiantes signos de estos tiempos. Y un cine rendido ante los “signos de los tiempos”* se aleja cada vez más de la posibilidad de ser un arte del presente**. * La canción “Signo de los tiempos” de Europe fue lanzada en 1988 y, aún con su ingeniería artera de lo más prediseñado del hair metal de esos tiempos, ofrecía más ambigüedad, respiraba más, que el cine de los oscars de la actualidad. Esa canción fue usada después para un videoclip no oficial, que proponía un montaje de imágenes de la banda “en vivo” con fragmentos de Náufrago (Robert Zemeckis, 2000) y de esa unión nacían nuevos sentidos, nuevos signos. “Signo de los tiempos”, la canción, podía llegar a ser menos unívoca de lo que parecía. ** En el prólogo a Cine, arte del presente, libro de artículos de Serge Daney, David Oubiña escribía que “el cine es un arte del presente no porque transparente el mundo sino porque, cada vez, actualiza una mirada”. Promising Young Woman, Nomadland y muchas otras del “cine necesario de hoy” creen que el mundo se ha vuelto transparente y que las miradas no son otra cosa que vidrios de absoluta visibilidad o directamente invisibles. Signos de los tiempos, de un presente que avizora un futuro cada vez menos promisorio, o menos proyectable.
“Hermosa Venganza” esconde un plan perfecto para que cazadores sexuales se encuentren con su naturaleza y con el arrepentimiento. Si bien, en realidad, el acto de ajusticiamiento resignifica las razones de un duelo. Para Cassie (Carey Mulligan) el desquite es una forma de catarsis. El reciente film, dirigido por la realizadora Emerald Fennell, viene a redefinir que entendemos por relaciones consensuadas y, bajo tal paradigma, su concepción se vuelve en extremo pertinente para las coordenadas sociales que nos atraviesan. Pretende la autora reconstruir la idea del abuso en pos de un cambio de conciencia. Película urgente en forma de comedia sarcástica, que pretende abordar aspectos difíciles y dolorosos. El asunto es, ¿cómo lo hace? Llama la atención la iconografía elegida, contrastante con la amargura de los eventos relatados. Colores pastel y una escenografía pulcra, donde todo luce en perfecta armonía, ambientan y dan atmósfera a una historia que elige una singular propuesta estética para reflexionar acerca del ser humano (en verdad, un género masculino) portador de un depredador instinto presto a ser liberado. El choque de estilos excede el estilizado enfoque visual, el problema es francamente narrativo, conceptual. Puede que el film aquí demonice cierto patrón y todo varón circundante se cierna como objeto de peligro. ¿Es necesaria tanta literalidad? El hombre es un ente maligno, débil e insensato. También hay mujeres que callan por conveniencia. A ojos de una platea ávida por defender a la víctima de su potencial abusador, a quien lapidará, despedazará, la balanza se inclinará por propio peso. Fuera de toda luz de ambigüedad, le quita capas de complejidad al análisis la represalia tomada por esta ‘joven prometedora’, curando las heridas provocadas por un orden social sistematizado en su machismo. Un tópico frágil para abordar en nuestros, que refleja la medida justa con la que se mide nuestra libertad de opinión a la hora de impartir un juicio que podría sensibilizar a ciertos sectores. Aquí es donde el análisis se complejiza. En tiempos de inclusión, los absolutismos solo generarán más segregación. Y el retrato burdo, de trazo grueso, solo generará más violencia. Que no es menor acto violento que subestimar la inteligencia del espectador. No todo es blanco o negro, y poco puede evolucionar una sociedad que mire, piense y sienta sin cotejar las zonas grises. ¿Qué mirada tenemos del género opuesto? ¿Es realmente justa la vara con la que medimos a aquel cuyos actos juzgamos? ¿Cuánto toleramos y comprendemos, del dicho al hecho? Puede la inversión radical de roles propuesta por el film llevarnos a visibilizar dinámicas sociales bajo la lupa hipócrita, es cierto. Villana número uno de su propia vida, cobija a Cassie un mundo de colores pastel de su infancia atrapada en el tiempo. Duplica su intención un espíritu empoderado que la coloque fuera del radar de su zona de confort, dispuesta a replantearse hasta donde está dispuesta a llegar. Tiene todo calculado. Cínica y retorcida, “Hermosa Venganza” respalda la fortaleza femenina con resultados insuficientes. Pesquisa las consecuencias del trauma y evalúa efectos devastadores; satura una olla a presión a punto de estallar…pero ofrece su mensaje de la forma más condenable. La siempre impecable Carey Mulligan prueba el amargo bocado de su propia realidad llevada al absurdo. Que el mensaje sabotee el producto final no le quita un ápice a su maravillosa actuación.