Jack Reacher, bajo la mira, parte de una buena premisa y entretiene al espectador de principio a fin. Tom Cruise y el resto del elenco hacen un buen trabajo. El guión es sólido y está bien construido, pero... tiene demasiados clichés, pocas sorpresas y muchos momentos previsibles que terminan restándole suspenso, emoción y tensión. Una película de...
Nadie puede negar que Tom Cruise ha tenido una carrera exitosa a base de su imagen; habrá quienes digan que actúa mejor o peor, lo cierto es que una sonrisa suya siempre pareció valer más que las horas en el Actor’s Studio de muchos colegas. Está imagen compradora se la ha ido formando a lo largo de films suficientemente variados, y hay que decirlo, tuvo suerte a la hora de elegir proyectos. Luego del intento – fallido – de mostrarse como una estrella de rock ochentosa en la imperfecta La Era del Rock vuelve a lo que mejor ha sabido hacer en los últimos tiempos, calzarse un par de armas en cada brazo y salir a defender a su país; aunque está vez la historia proponía una vuelta de tuerca, agregarle la investigación de unos asesinatos. En Jack Reacher, Tom es el personaje del título, un ex militar, investigador policial y ahora privado que actualmente vive alejado como un vagabundo (o todo lo croto que se le crea al actor de Jerry Maguire, que es poco); como sucede siempre con estas películas un hecho más o menos fortuito lo hará volver a la acción. La película comienza cargada, un hombre baja de su auto y rifle en mano liquida a cinco personas en un estadio sin ninguna razón aparente, luego de esto huye. La investigación policial da con el principal sospechoso por medio de una huella y es el francotirador quien pide por nuestro héroe. Las reglas del género indican que primero se negará, después aceptará a regañadientes, y por último se compenetrará en el caso junto al Fiscal de Distrito (Richard Jenkins que oscila entre granes roles como el de la reciente Cabin in the Woods y cosas como esta) y su hija que oficia de abogada defensora (Rosamund “cubetera” Pike) intentando evitar la pena capital. La trama (basada en One Shot un volumen de una serie de libros centrados en Reacher) deparará varias vueltas de tuercas, revelaciones, secretos, y nadie parecerá lo que era en un principio; pero tampoco es de entusiasmarse, son los mismos giros esperables de manual que vimos varias veces. En este punto radica el problema de Jack Reacher, pese a que la trama se complejiza (demasiado) no depara sorpresa, llevando al espectador entre dos posibilidades, perderse en la maraña de situaciones, o aburrirse por la sensación de ya haberlo visto. Para calmar las aguas del diálogo propicio a la investigación, no nos ahorraremos de escenas de acción, algunas innecesarias; todas apenas correctas y con el frenético ritmo actual mareador. Ya lo dije arriba, la película se centra en Tom Cruise (pese a tener un elenco que incluye figuras como Robert Duvall) y este hace lo que puede con el rol de una persona que pide ser parco, sí acá no sonríe (tanto). En su segundo film como director, Christopher McQuarrie (guionista colaborador de Bryan Singer en varios de sus films, pero también guionista de El Turista) se encarga de otorgarle un clima específico a cada secuencia, así la película ira como una montaña rusa con momentos de tranquilidad y diálogo que anuncian un raudal frenéticop de tiros sin demasiada lógica; Jack Reacher parece ser su carta de presentación para su próximo proyecto, Misión:Imposible 5. Lo dicho no estamos en presencia de un mal film, espectadores con pretensiones de una más de acción y algo de intriga (con rusos malos incluidos, claro) no saldrán decepcionados; y sinceramente no creo que nadie espere otra cosa de esta película hecha específicamente para su público.
Poderoso el chiquitín "Un vagabundo sin nada que perder". Así se define el propio Jack Reacher, un ex militar que investiga asesinatos y desenmascara conspiraciones en su tiempo libre. Midiendo apenas unos centímetros más que Jack Black, Tom Cruise le hace frente a más de uno en la pantalla y hasta se parodia a sí mismo como héroe de acción, asumiendo una pose -de galán duro- toda la película. Hay una intención claramente paródica por parte del director en resaltar el físico del actor y hacer incapié sobre su condición de galán...
No te metas con The Zec Cuando ya parecía que íbamos a tener que seguir sufriendo más y más secuelas, y remakes y precuelas, y orígenes de los mismos personajes de siempre, explotados, reformularizados a más no poder, a Tom Cruise se le ocurrió buscar alguno que todavía no haya sido adaptado al cine. Por supuesto que la tarea no es tan fácil como parece. Habiendo tantos modelos de espías, agentes secretos, detectives privados sueltos por ahí, siempre se cae en la comparación facilista. ¿Qué puede aportar un nuevo personaje a la pantalla grande? ¿Qué puede aportar Jack Reacher acaso? La respuesta es poco y nada en realidad. O quizás no sea tanto la culpa del personaje creado por el autor Lee Child, sino la visión de Christopher McQuarrie, que podría haber sido un poco más original, o posiblemente que Tom Cruise no haya adaptado la película para su potencial exhibición física, sus habituales tics y su aburrido carisma. Vale decir que al menos, esta vez, decidieron erradicar cualquier atisbo de romanticismo. A pesar de que el personaje resulta “seductor” para todas la mujeres que pasan a su lado – sin duda, el punto más inverosímil de la adaptación, Cruise ya tiene 51 años, no está para rodearse de pendejas de 20 – el personaje es frío y calculador. Un Sherlock Holmes de la policía militar. No está mal. Es inteligente, astuto, preparado físicamente para el combate cuerpo a cuerpo. Si Robert Downey Jr. no hubiese interpretado al personaje de Conan Doyle, hubiese sido mejor elección posiblemente. El argumento del film, la trama, no se aleja demasiado de un misterio que podría pertenecer a alguna serie policial de moda como NCIS, que justamente tiene como protagonistas a agentes paramilitares. Sin embargo, Christopher McQuarrie logran deslizar sutilmente – al menos en los primeros minutos - una crítica a la pena de muerte, el fanatismo armamentista y la violencia civil estadounidense especialmente entre el círculo militar y veteranos de guerra. Nada novedoso. Se ha mostrado bastante en los últimos diez años, pero McQuarrie decide que queden como subtextos de una trama en donde también quedan sin demasiado explicitar las relaciones entre las constructoras multinacionales corruptas y el ejército estadounidense. Toda esta trama está minimalizada a lo esencial. Lo cuál habla muy bien de McQuarrie como guionista. Ahora bien, sí es redundante la explicación del modus operandi mental de Reacher para resolver misterios. Si algunos critican a Nolan a la hora de explicar sus películas, McQuarrie es todavía más explícito aún. ¿Dónde quedó la sutileza y la sencillez narrativa de Los Sospenchosos de Siempre o Valkiria? – ambos guiones originales – ¿hay que darle mérito a Bryan Singer? Igualmente, el director tiene un excelente antecedente llamado Al Calor de las Armas, un film de gángsters bastante original con una buena dosis de humor negro. A Jack Reacher, el humor no le falta, y muchas escenas que podrían haberse cortado en la edición final porque no aportan demasiado al argumento se sostienen por el humor. Al mismo tiempo, McQuarrie sorprende con la ejecución de una escena de persecución que remite directamente – quizás por el planeamiento de las calles y la elección del Camaro como punto de vista – a las persecuciones de Bullit. Claro, que McQuarrie no tiene la audacia para filmar en calles reales como lo hacía Peter Yates, y Tom Cruise no tiene ese mirada potente que tenía Steve McQueen. Pero el intento vale la pena. Pero sin duda, si esta primera adaptación de Jack Reacher – Lee Child escribió hasta ahora 17 novelas con el personaje – logra trascender un poco, no es por ninguno de los elementos descriptos previamente, ya que a fin de cuentas es un thriller común y corriente bastante cuidado estéticamente – mérito de Caleb Deschanel, el director de fotografía – sino por tener un villano tan sombrío y oscuro como su protagonista. Tanto Reacher como The Zec son personajes de los que sabemos muy poco. Ni siquiera sus nombres reales. Son solitarios, no les importa demasiado el prójimo sino cumplir con lo que se les pidió. La frialdad de The Zec es bienvenida aporta un aura misterioso al argumento. No están todas las respuestas servidas. Y vaya uno a saber como fue que McQuarrie convenció al mítico director de Fitzcarraldo, Werner Herzog para interpretar a este villano. Herzog no se esfuerza, no se inmuta, y de hecho, su forma de hablar remite directamente a la narración de sus documentales. No solamente porque tiene un timbre de voz único, sino por el tono y la ironía que le regala a The Zec. El resto del elenco está en piloto automático. No hace falta a esta altura describir el naturalismo de Richard Jenkins o Robert Duvall. Cruise cuida un poco más sus muecas. Parece estar más cómodo con Reacher que con Ethan Hunt, y el personaje en sí es mucho más interesante. El problema es que McQuarrie no tiene todavía ese ingenio cinematográfico, esa creatividad visual para crear escenas memorables como la de los directores que realizaron Misión Imposible. Piensa mejor como guionista que como director. Si bien, repito, no hay pretensión moralista o bajada de línea política obvia, hay un mensaje contradictorio acerca de la pena de muerte en el principio y en el final del film. Lo cuál demuestra que ambiguos siguen siendo los estadounidenses a la hora de castigar a sus criminales. Posiblemente no le hubiese venido mal a McQuarrie ver Into the Abyss, filmada por su villano, antes de terminar con la edición. Por lo demás es un film, que aún siendo prolongado y tener algunos lugares comunes, entretiene y no termina por ser producto engolosinado con la acción de alto riesgo, las explosiones o el CGI. Un thriller noventoso clásico. Que no se pida más. Y si extrañan las franquicias a fin de año regresa Jack… Ryan.
Tom Cruise está de vuelta, y en este caso interpretando a Jack Reacher, un personaje mezcla de James Bond, Jason Bourne y su propio Ethan Hunt, de la saga “Misión: Imposible”. El film está basado en la novela “One Shot”, del escritor británico Lee Child, que es curiosamente el noveno libro de la saga de Jack Reacher. Mucho suspenso, humor y algo de acción en una de las primeras sorpresas del año. EL NOMBRE ES REACHER… JACK REACHER. Es un hermoso día en Pittsburgh, Pennsylvania, al oeste de Estado Unidos. El sol brilla y la gente disfruta a orillas del río. De repente se escucha un disparo, luego otro, otro, otro y otro. Cinco personas caen muertas y al poco tiempo detienen a un sospechoso: James Barr. Todas las pruebas parecen apuntar a este ex militar, francotirador entrenado, que al momento de firmar su confesión escribe una sola cosa: TRAIGAN A JACK REACKER. ¿Quién es Jack Reacher? Es un ex miembro de la Policía Militar, merecedor de infinidad de medallas al valor y al mérito que, de un día para el otro, se esfumo de la faz de la tierra y vive en el anonimato. Al ver sobre la detención de Barr en televisión, no duda ni en segundo en tomar sus cosas y partir hacia Pittsburgh. Reacher quiere una sola cosa, que Barr pague por lo que hizo. Resulta que Barr, años atrás durante la guerra de Irak, decidió saciar su deseo de matar tomando su rifle y asesinando a distancia a cuatro personas que, de mera casualidad, resultaron ser culpables de perversos crímenes. Por eso, y a pesar de que Reacher logró atraparlo, Barr quedó en libertad. Hoy Reacher tiene la oportunidad de terminar la que empezó años atrás, que Barr pase el resto de su vida tras las rejas o condenado a muerte. Pero mientras Reacher investiga el caso de la mano de la abogada de Barr, se da cuenta que las cosas no son lo que parecen. Que quizás Barr, en esta oportunidad, sea inocente y que el asesinato de cinco personas al azar haya sido cuidadosamente planeado para ocultar algo mucho más grande de lo que podían imaginar. Jack Reacher: Bajo la Mira es el segundo trabajo como director de Christopher McQuarrie, ganador del premio Oscar en 1996 por el magnífico guión de Los Sospechosos de Siempre. En el año 2000 McQuarrie dirigió una pequeña película de acción y suspenso llamada The Way of the Gun (o Al Calor de las Armas en nuestros país), el film estaba protagonizado por Benicio Del Toro y Ryan Phillippe y, si bien es una buena película, paso con más pena que gloria por los cines de todo el mundo. Luego de esto McQuarrie tuvo un parate de casi ocho años, hasta que en el año 2008 cuando regresó con el guión de Operación Valquiria, film que lo reunió con Bryan Singer, director de Los Sospechosos de Siempre, y donde conoció a Tom Cruise. Allí se empezó a gestar la película que nos importa en esta ocasión. MISION: DIFÍCIL… PERO NO IMPOSIBLE Jack Reacher: Bajo la Mira es una grata sorpresa. Luego de ver el avance me esperaba algo parecido a Misión: Imposible y, aunque no estaba del todo equivocado, me encontré con mucho más. McQuarrie no solo dirige el film con maestría durante gran parte de su metraje (incluyendo una persecución de autos filmada, por momentos, de una manera muy peculiar) sino que también escribió un guión, a primera vista, casi perfecto. Los primeros minutos de la película son fantásticos, la secuencia inicial donde el francotirador se posiciona y elige cuidadosamente sus blancos es digna de Alfred Hitchcock, el maestro del suspenso. Luego viene una de las mejores presentaciones de personajes que recuerde en los últimos tiempos. La forma en que se da a conocer al público quien es Jack Reacher es sencillamente espectacular. De ahí en más la historia avanza, lenta pero seguro, siempre con buen pulso y, aunque me cuesta admitirlo, con Tom Cruise robándose cada una de las escenas en que participa. El personaje de Reacher está escrito a la medida de Cruise, es un héroe de acción con sentido del humor para que Tom se luzca gracias al buen “timing” que tiene para la comedia, pero siempre con una cuota de intriga y misterio, ya que nunca sabemos mucho más sobre él y su pasado. Los diálogos de McQuarrie son muy afilados, recordando, por algún breve lapsus, a los diálogos que suele tener Tarantino en sus películas y provocando más de una carcajada. Es en los personajes secundarios donde se empiezan a ver algunas fallas en el guión ya que todos y cada uno de ellos están escritos a medias, y aunque esto puede ser el resultado de un mal trabajo de edición, no hace más que dañar el resultado final del film. Rosamund Pike como la abogada del acusado y Richard Jenkins como su padre y a la vez fiscal, están totalmente desaprovechados y se deja pasar la oportunidad de profundizar en el interesante conflicto que presentan los personajes al ser padre e hija enfrentados por un caso. Quizás el personaje más desaprovechado de todos es el de Zec, villano interpretado magistralmente por el director alemán Werner Herzog. Quienes estén familiarizados con los trabajos de este director, sobre todo con los documentales que el mismo narra, quizás les cueste un poco de trabajo acostumbrarse a verlo como el villano del film, pero su interpretación es realmente genial. Con un inglés duro, tranquilo y monótono, da vida a un villano absolutamente intrigante, aunque quizás demasiado intrigante para su propio bien. Muchas veces en el cine menos es más, pero en este caso McQuarrie falló, nunca tenemos mucha información acerca de quién es este hombre y mucho menos de sus motivos, por lo cual la película nunca termina de cerrar como debería. Merece la pena mencionar corto pero divertido personaje que hace Robert Duvall, donde en poco tiempo saca a relucir toda su chapa de actor y entrega más de un buen momento sobre el final del film. Otro de los problemas de Jack Reacher: Bajo la Mira está en el tercer acto, aquí es cuando la película cambia de género y se transforma en el film de acción que nunca debería haber sido. Muchos tiros y pelas mano a mano hasta llegar a la confrontación final que acaba casi en un pestañeo, dejando al espectador a la espera de alguna que otra explicación que nunca vendrá. CONCLUSION A fin de cuentas Jack Reacher: Bajo la Mira es una buena película, casi casi una muy buena. A lo largo de 130 minutos nunca aburre y guarda más de una sorpresa para quienes vayan esperando simplemente pasar un buen rato en el cine. El film funciona fantásticamente cuando se maneja como un thriller pero decae un poco cuando intenta convertirse en una de acción. Tom Cruise y Werner Herzog entregan dos buenas interpretaciones, aunque uno se termina lamentando por lo desaprovechado que está el personaje del segundo. La trama es atrapante y el guión funciona hasta llegar a un desenlace poco satisfactorio, pero que no es suficiente para tirar abajo el buen film que se construyó a lo largo de dos horas.
A las piñas y con sonrisa socarrona Con Jack Reacher: Bajo la mira, la garantía de entretenimiento está asegurada si el espectador consiente de antemano que esta nueva adaptación literaria de un personaje con características de héroe, que Tom Cruise encuentra en un momento particular de su carrera, será de aquí en más una auto parodia de sí mismo y una parodia sobre un género más que explotado por la industria hollywoodense y por las malas copias de Francia, por citar claros exponentes. Luego de una breve investigación y en base a datos que aportan aquellos fervientes lectores de la creación del escritor Lee Child, en una serie de novelas que ascienden a la friolera de 17 (la que nos compete es la novena) el protagonista Jack Reacher es un rubio que mide dos metros, galán a lo James Bond y dista mucho de esta composición pergeñada por Cruise y compañía. La decisión de lavar por decirlo de algún modo todo sex appeal y jugar la carta del histeriqueo masculino es un verdadero hallazgo que se suma a un tono más relajado en lo que a película de género dicta pero sin perder de vista los elementos rectores de un thriller estándar, con una buena trama para desarrollar ideas y mantener la atención de un espectador habituado a jugar el rol de investigador en identificación con el personaje. Bajo la estructura clásica de un misterio, en este caso un frio ataque de un francotirador que se cobra la vida de cinco civiles a plena luz del día y que pide una vez atrapado por la policía a Jack Reacher, todos los resortes de una investigación detectivesca, en paralelo a la oficial, y junto a una abogada defensora (Rosamund Pike), quien intentará que a su cliente no le apliquen la pena de muerte promocionada por el fiscal de distrito (Richard Jenkins), revela una compleja red de corrupción ligada a los asesinatos y donde la principal sospecha recae en una constructora multinacional, cuya cabeza operativa no es otra que un villano siniestro al que el genial Werner Herzog le imprime personalidad y autenticidad. Atar cabos, trenzarse a las trompadas con un par de muñecos que se cruzarán en el camino y siempre al margen de la ley, son las únicas motivaciones que este vagabundo ex-militar toma de aliciente para transitar una vida opaca, rodeado de cinismo e hipocresía y harto de un sistema que no defiende al más débil y premia al fuerte. Así las cosas, se debe además sumar la presencia de Robert Duvall con su digna vejez a cuestas y un retrueque constante de diálogos filosos con el protagonista para que el convite resulte satisfactorio para todo aquel espectador que vaya a ver un thriller, que no escapa a los lugares comunes y tampoco cuenta con una dirección prodigiosa de Christopher McQuarrie (guionista de Los sospechosos de siempre y también de El turista), aunque el estilo noventoso de la puesta en escena hace que salga airoso en las secuencias de acción –especialmente una persecución automovilística “alla Bullit”- pero sin caer en espectacularidad o grandes despliegues visuales. El crecimiento de este nuevo antihéroe, parco, sagaz, dependerá mucho de este primer asalto en una pelea con contrincantes de fuste como Bond, el retorno de Arnold ex-governator y del mismísimo Bruce Willis con otro film de la franquicia Duro de matar, figuritas repetidas pero esperadas para este 2013 que comienza a las piñas y con una sonrisa socarrona.
Tom Cruise, el vengador anónimo Para quienes pasamos bastante tiempo en redes sociales y estamos al tanto de lo que opinan muchos colegas influyentes del exterior, es cada vez más evidente cómo se va generando una suerte de consenso (ya sea positivo o negativo) respecto de una película. A Jack Reacher le tocaron casi todas opiniones en contra. Y muy duras. Con esa “mochila” a cuestas -léase pocas expectativas- fui a ver este film escrito y dirigido por Christopher McQuarrie, y me llevé una muy grata sorpresa. No digo que Jack Reacher sea una obra maestra, pero es un más que digno thriller de espíritu setentista concebido con nervio y tensión, con muy simpáticas dosis de humor, con una fuerte tensión erótica, con un protagónico enigmático y cautivante, y hasta con un par de secundarios notables: nada menos que Werner Herzog y Robert Duvall. Cuando en Jack Reacher empiezan a aparecer ex soldados y amantes de las armas pensé lo peor. Nada de eso. No hay aquí, por suerte, discursos patrioteros ni exaltación de ningún tipo. Estamos ante la historia de un “vengador anónimo” seco e implacable (una mezcla entre Charles Bronson y el Jason Bourne de Matt Damon) como el que interpreta Tom Cruise, una tensa relación padre-hija entre un fiscal (el gran Richard Jenkins) y una bella abogada (Rosamund Pike) y, claro, un caso policial que arranca con un asesinato masivo en un lugar público y que luego tendrá alcances impensados y ramificaciones propias de una confabulación a gran escala. No pocos fans del personaje original literario creado por Lee Child (que suma 17 novelas hasta la fecha) se han quejado de ciertas traiciones por parte de esta primera transposición a la pantalla grande (basada en la novena entrega de la serie), pero lo cierto es que McQuarrie (guionista de la recordada Los sospechosos de siempre) y el ya cincuentón Cruise hacen un buen trabajo en las escenas físicas, en las persecuciones automovilísticas y -aunque no superen la media- incluso en los pasajes dramáticos con diálogos que muchas veces resultan afortunadamente más filosos de los esperado. No pasará a la historia, es cierto, pero este Jack Reacher cinematográfico no defrauda. A pesar de tantos palos recibidos (en y fuera de pantalla) merece una oportunidad.
Nuevo héroe en el horizonte La nueva película con Tom Cruise es un policial que tiene su punto fuerte en la presentación del personaje Jack Reacher: todo un excéntrico justiciero que actúa por fuera de la Ley. ¿Nueva franquicia? ¿Trilogía en camino? Por lo pronto esta aventura es bastante floja. Un francotirador mata a cinco civiles al azar, o al menos eso parece. Cuando la policía lo encuentra pide que llamen a Jack Reacher (Tom Cruise), un ex investigador del ejército que se dedica a hacer justicia por su cuenta. La abogada defensora del supuesto asesino le propone iniciar una investigación en conjunto del caso, que derivará en más de una vuelta de tuerca. Sin ninguna arma o equipaje, Jack Reacher aparece y desaparece de escena como por arte de magia. Es un tipo que se mantiene al margen de la Ley pero siempre busca hacer lo correcto. Con su sola astucia y habilidades adquiridas en el campo de batalla, irá otorgando castigo a quien se lo merezca. Es el nuevo y atractivo personaje ideal para Tom Cruise (basado en los libros del autor Lee Child) que hace crecer a la película con su sola presencia y ocurrentes diálogos. Por lo demás Jack Reacher: Bajo la mira (Jack Reacher, 2012) es un policial simple y llano, incluso excesivo en su duración (le sobran por lo menos 40 minutos), con una estructura ultra conocida: presentación del héroe, villanos despiadados (interpretado en este caso por el cineasta alemán Werner Herzog ), una chica a seducir y un compañero inusual (Robert Duvall interpretando a un republicano peligroso pero divertido). El film dirigido por Christopher McQuarrie, entretiene sin ningún tipo de pretensión y cumpliendo su cometido aunque por lapsos carece de la acción a la que Tom nos tiene acostumbrados.
El fantasma Llega un thriller donde las sospechas están a la orden del día y, quién mejor, que Jack Reacher para desentrañar el misterio. Encarnado por un siempre juvenil Tom Cruise, el personaje central es una suerte de fantasma: no tiene pasado, ni cuentas bancarias, ni domicilio y tampoco celular. Y cuando reaparece hay que seguirle el rastro. Jack Reacher: Bajo la mira es un convincente relato de suspenso de Christopher McQuarrie (también dirigirá a Cruise en Misión Impósible 5) en el que las apariencias son engañosas y no todo lo que se ve es tal como sucedió. Un francotirador elimina a cinco personas y ahí hace su aparición la abogada defensora (Rosamund Pike) del culpable (que tiene como destino prisión perpetua o la muerte), y también hija del fiscal (Richard Jenikns), quien se verá envuelta en una laberinto de dudas y recibirá la ayuda de Jack Reacher, perseguidor y perseguido, para arribar a la verdad. El film acumula peleas, tiroteos, armas de todo tamaño y calibre y persecuciones automovilísticas, pero su fuerte reside en la buena trama que sostiene a personajes siniestros, a un villano encarnado por Werner Herzog y a un afilado Robert Duvall, ayudando al héroe en cuestión. El resto lo tendrá que adivinar el espectador, quien también estará en la mira de una historia repleta de giros (la acción del comienzo se mostrará en reiteradas ocasiones y desde otros puntos de vista) y traiciones.
Basado en un personaje creado por un ex productor televisivo desempleado, Jack Reacher - bajo la mira tiene un arranque estremecedor si tenemos en cuenta los sucesos recientes en el país del norte: un hombre con un rifle de mira telescópica mata a cinco personas en un espacio público sin razón aparente. Luego entrará en acción el protagonista, un ex militar e investigador policial marginal que será tanto héroe como villano prófugo en distintos pasajes del film. Christopher McQuarrie, responsable como director de la violentísima pero casi filosófica Al calor de las armas y como guionista de la brillante Los Sospechosos de Siempre, construye su película apoyándose en climas y tiempos psicológicos de los personajes. Pero el problema es que el material argumental no era muy profundo ni creativo que digamos, por más que el cineasta se esfuerce por otorgarle una entidad más reflexiva al film. Tanto intercambio de palabras e hipótesis investigativas lo extienden innecesariamente y le otorgan cierta solemnidad, aunque algunos toques de humor no están ausentes, especialmente en algunas réplicas descontracturadas del protagonista. Aún así el film posee solidez narrativa tanto en las secuencias de acción –varias de ellas excelentes- como en intensos diálogos que ofrecen un par de vueltas de tuerca. Y cierta línea chispeante se intensifica con la aparición del rol interpretado por el legendario Robert Duvall, en un personaje relajado que se complementa a la perfección con el inflexible y acosado Reacher. En suma, un film con menos acción que la esperada pero que igualmente atrapa. Y que quizás sea el arranque de una nueva saga -hay dieciséis novelas más de Reacher- con un Cruise convincenteque sabe otorgarle matices a sus personajes.
Tom Cruise todavía lo tiene. A los 50 años es capaz de cargarse una franquicia al hombro y despacharse a una banda de enemigos a puro esfuerzo físico sin que parezca algo que desafíe la lógica. Ya lo había probado a comienzos del 2012, cuando prácticamente en esta misma fecha se estrenaba esa gran película de acción llamada Mission Impossible – Ghost Protocol. Hoy, un año más tarde, confirma su presente –pasado y futuro- con Jack Reacher, otra muy buena exponente del género que no brilla exclusivamente por la presencia de la reconocida estrella, sino también por cualquier aspecto de la producción que se someta a evaluación. Basada en el noveno libro que el autor Lee Child dedicó al personaje del título –aún hay otras 16 novelas que no han sido adaptadas-, es sobre todo un film de manual, en el mejor sentido de la palabra. Su director, Christopher McQuarrie, es antes que nada un guionista –ganador del Oscar por la muy buena The Usual Suspects- y, si bien tiene tropiezos recientes en el camino –Valkyrie, The Tourist-, la capacidad como escritor es lo que más se nota. El concepto utilizado para definir a Jack Reacher se refiere entonces a su libreto, riguroso en términos del respeto por los delineamientos académicos a la hora de firmarlo. El McQuarrie realizador no se despega del McQuarrie autor del guión y a la hora de trasponer su escrito a la pantalla, no se encuentra el tratamiento convencional que se le puede dar a un boceto ajeno. Cualquier detalle del argumento tiene su necesario desarrollo en pantalla, lo mismo que el avance de sus personajes, quienes se desenvuelven con la naturaleza propia de quienes están sólidos de papeles. El director aborda cualquier aspecto de su trama con suma importancia, dedica una cantidad de tiempo similar tanto a una escena fundamental como a una secuencia de incidencia menor. Podría sostenerse, de esta forma, que este resigna el ritmo en pos de un tratamiento minucioso sobre su material –los 130 minutos en apariencia excesivos para un thriller serían un fuerte indicativo-, no obstante su narración es consistente, su funcionamiento más que prolijo y el tempo, ideal. Desde su primera escena, repleta de bellos planos detalle, McQuarrie sitúa al espectador en una posición prácticamente omnisciente, una arriesgada decisión sobre el manejo del suspenso que no necesitará valerse de una vuelta de tuerca o de una sobreexplicada resolución como en los policiales televisivos. Expuesta –a grandes rasgos- la conexión entre los puntos A y B desde los 10 minutos iniciales, queda en el buen trabajo del director y en su pulso narrativo el mantener el interés y la tensión en torno a la investigación del protagonista, quien al avanzar de forma implacable en una intrincada red de peces gordos en ningún momento recuerda al Ethan Hunt de las misiones imposibles. Jack Reacher no sólo se destaca en lo que se refiere a su guión, sino que su puesta en escena como film de acción es notable. Cruise, entrenado en el método Keysi –el que se utilizó en la trilogía de Christopher Nolan sobre El Caballero Oscuro-, se abre camino valiéndose de codos y rodillas, con la efectividad y el dinamismo que los estilos de combate novedosos –como el Pencak Silat de The Raid: Redemption- tienen para ofrecer. Por otro lado es necesario resaltar la presencia del enorme Werner Herzog, quien con una mínima presencia en cámara compone a un enemigo de temer, muchos cuerpos delante del anodino villano que Michael Nyqvist proponía en Protocolo Fantasma. Sin valerse de efectos especiales o complejas acrobacias, funciona como un exponente clásico de un género que cada vez pierde más terreno ante la presencia de superhéroes de carne y hueso. Dotada de un muy buen sentido del humor –son más las escenas construidas en clave cómica que los habituales one-liners-, un protagonista carismático y un guión menos solemne de lo que aparentaba, se revela como el acierto que McQuarrie necesitaba como director. The Way of the Gun, film de acción que con menor suerte también pisaba las dos horas, fue el disparo inicial, su calentamiento. Doce años le llevó apretar el gatillo y hacer el tiro que verdaderamente contaba.
Sesos y músculos La noticia en Jack Reacher no es que comienza con un francotirador asesinando a distancia, desde un estacionamiento, a cinco inocentes, ni que se haya estrenado justo en los EE.UU. luego de la última masacre en un colegio. Tampoco, que el ex militar que estuvo en Irak falle un disparo. Lo novedoso en Jack Reacher es que Jack Reacher es Tom Cruise. Y Jack Reacher no sonríe. O sea, Cruise archivó su famosa sonrisa socarrona, una marca de fábrica, para otras oportunidades. Cruise se ha calzado el rol de militar, policía militar o abogado militar infinidad de veces. De Top Gun al presente, y ya a los 50, el actor eligió un papel protagónico como un ex policía militar al que acude el supuesto asesino cuando todos -la policía, el fiscal, la prensa- dan por sentado que el sospechoso apresado hizo los disparos. Pero Jack -que no tiene domicilio fijo, ni celular, ni tarjeta de crédito: es una especie de Jason Bourne- es tan misterioso como sumamente inteligente para ver lo que otros no miran, y capaz de derrotar, él solito, a cinco tipos en una pelea cuerpo a cuerpo. Dirigida por Christopher McQuarrie, guionista de Los sospechosos de siempre , el filme tiene acción, suspenso, una persecución automovilística nocturna notable -filmada como en los ’70: fotografía oscura, poca y nada música incidental- y un casting notable. Cruise no se parece físicamente en nada al Jack Reacher que describe en sus ¡17! novelas Lee Child (seudónimo del británico Jim Grant: es el policía sentado tras un escritorio en uno de los mejores gags). Y si Jack Reacher se convertirá o no en una saga, McQuarrie decidió arrancar no por el principio, sino por el libro noveno, One Shot . Como presentación del personaje, cumple, y Cruise sabe cómo hacerlo suyo. Lo acompaña Rosamund Pike, como la abogada defensora para la cual Reacher termina trabajando, Richard Jenkins, como el fiscal y enfrentado padre de la abogada, y Werner Herzog como el psicópata de turno. El director alemán tiene pocas apariciones, pero hace centrar la mirada sobre él cada vez que irrumpe en la pantalla.
La acción de un cazador implacable Un gran director y guionista (Christopher McQuarrie, el mismo de Los sospechosos de siempre), un protagonista excluyente (Tom Cruise) y un villano de antología (el mismísimo Werner Herzog) son las claves de un gran film. Después del cine clásico, un grupo de directores mantuvo vivos algunos géneros, a la vez que le aportaron nuevos elementos que renovaron ese cine sin dejar de ser leales al relato cinematográfico. Jack Reacher, se podría decir, pertenece a esa clase de film policial de acción que brilló en los años '60 y sobre todo en los años '70 en Estados Unidos. Un héroe ambiguo, solitario, implacable. Un héroe de esos que empezó a poner en duda el concepto de los personajes heroicos en el cine, pero que igualmente generaba admiración en los espectadores. Entre los directores que mejor entendieron este cine estaba Don Siegel, creador de muchos grandes films, incluyendo el clásico Harry el sucio, con Clint Eastwood. Quien está a cargo de la dirección y el guión en Jack Reacher es Christopher McQuarrie, el mismo que escribió Los sospechosos de siempre y Operación Valquiria. Pero en Jack Reacher no es sólo la construcción del personaje protagónico lo que va a contracorriente. También lo es la manera de filmar la violencia, la acción, la forma en la cual la película no se distrae en ninguna cosa que no sea una fuerte tensión narrativa. Mucho más adulta que la mayoría de los films populares de Hollywood, Jack Reacher es un film con un estilo intencionalmente de otra época y su protagonista un héroe solitario muy también al uso de hace 40 años atrás. Esto no hace que la película se vea antigua, para nada, simplemente que sea sólida, sobria, dura y entretenida. Para eso, la película no sólo cuenta con un gran director y guionista, sino con un protagonista excluyente que sin duda es el gran artífice del proyecto. Tom Cruise se luce en su personaje y le da todavía más potencia al relato. El elenco alrededor, Rosamund Pike, Richard Jenkins, Robert Duvall, entre otros, es otro de los pilares sólidos del film. Pero la cereza del postre es sin duda la actuación nada menos que de Werner Herzog, el legendario director alemán de Fitzcarraldo y Aguirre, la ira de Dios. Mientras todos miran la sobreactuación del último villano de James Bond, deberíamos aplaudir la maravillosa actuación de Herzog en esta película, donde realmente mete miedo. A los espectadores que le gustan los héroes duros y solitarios, a quienes disfruten un cine de acción adulto, Jack Reacher les va a resultar uno de los mejores títulos de los últimos años. «
El lado oscuro de Ethan Hunt. Christopher McQuarrie no es un director muy fructífero. Su carrera va más por el lado del guión, pero cuando se pone detrás de cámaras, suele hacer cosas muy interesantes. Ya lo hizo hace 12 años en Al Calor de las Armas (The Way of the Gun, 2000), y ahora repite con Jack Reacher: Bajo La Mira, una película de acción chica (tuvo un presupuesto de 60 millones, menos de la mitad de lo que costó Misión Imposible: Protocolo Fantasma), casi "europea", que mezcla la acción y la investigación al estilo La Ley y El Orden con armonía, generando un producto muy setentoso. Todo comienza cuando un tipo (Joseph Sikora) sube a un estacionamiento y comienza a dispararle a la gente con un rifle de francotirador. Por supuesto, esto generará una investigación policial que, finalmente, dará con el agresor y lo meterá preso y con la posibilidad de sufrir la pena capital. Este hombre pide a Jack Reacher (Tom Cruise), un ex militar, para que investigue su caso. Al comienzo se le negará, pero por una sucesión de eventos desafortunados, Reacher terminará involucrado y conoceremos el pasado que tuvieron juntos. Ahí comienza a deshacerse una telaraña de intrigas, misterios, traiciones y complots, y lo vemos desde el lado legal, de la mano de la abogada del tirador, Helen (Rosamund Pike) y desde el lado de la acción desde la mirada de Jack. Los caminos se mezclan a lo largo de la trama, y nos envuelve y enreda hasta la conclusión. Parrafo aparte merece el elenco de reparto: Richard Jenkins, Werner Herzog (que si bien es más conocido como director, tiene una veintena de trabajos actorales) y Robert Duvall le dan un toque de calidad a la historia, que no se queda tranquila apoyandose en su estrellita, sino que nos pasea por toda una serie de personajes muy bien diagramados. Jack Reacher: Bajo La Mira (Jack Reacher, 2012) está basada en la novela One Shot, que es la novena en una serie de 17 (y contando) novelas policiales del escritor Jim Grant, aunque las firma con el seudónimo Lee Child. Su saga es Bestseller, y prácticamente todas sus entregas debutaron en lo más alto del ranking, y ahora, con la fuerza de esta película, seguramente no solo catapultará aún más a esta serie de libros, sino que también - con suerte - pueda dar un empujón a una nueva saga policial al mejor estilo Bourne, y la verdad, espero que así sea, ya que cuando la película termina quedan ganas de seguir viendo las aventuras de este paria de la ley llamado Jack Reacher. @JuanCampos85
Mil héroes de una sola cara La película comienza mostrando un crimen, un francotirador le dispara a 5 personas aparentemente al azar. La policía rápidamente da con el principal sospechoso, que sabemos, no es el asesino. El dilema está planteado. Antes de quedar en coma por los golpes que recibe de sus "compañeros" criminales, el acusado escribe en un papel "busquen a Jack Reacher". Y no tendrán que buscarlo porque Jack se hace presente sin que lo llamen. Jack Reacher no cree en la justicia institucionalizada, solo cree en la justicia como concepto, justicia que solo él puede impartir. Como bien dirá el francotirador acusado "No se preocupa por la evidencia. No se preocupa por la ley. Solo le importa lo que es correcto." Intentará salvar a un inocente de esa justicia que está por cometer un error condenándolo a muerte, develando una red de corrupción en su camino, y condenando a los verdaderos culpables con sus propias manos. Pero él no es parte de esa justicia, si se quiere él es el concepto platónico de justicia, que no necesita evidencia ni ley, solo hacer lo que es correcto. Y aunque esa justicia no exista en la práctica, Jack Reacher tampoco. La película se encarga de entronarlo como una persona casi impersonal. No tiene dirección, mail, facebook (parece absurdo pero es posible), es más un mito que una persona. "Es un fantasma, no lo encontrás a menos que él quiera que lo encuentres". El villano finalmente será juzgado por Jack Reacher y no por esa institución perversa. Visto así no parece casualidad que el villano de la película sea interpretado por el gran Werner Herzog, cuyos últimos documentales, Into the Abyss y On Death Row, tocan el tema de la pena de muerte en Estados Unidos y las falencias de una justicia poderosa e imperfecta. Jack Reacher es inagotable, como Tom Cruise. Y digo Jack Reacher porque es el personaje principal de esta película, pero tranquilamente podría decir Ethan Hunt (Misión Imposible), John Anderson (Minority Report), Roy Miller (Encuentro Explosivo), que para el caso es lo mismo. Tom Cruise, y por ende la larga lista de personajes que encarna, es inagotable no por su gran cantidad de facetas, sino porque tomó la que mejor le queda (al principio en serio y hoy parodiándose a sí mismo) y le puso varias películas alrededor, con resultados casi siempre positivos (sin ánimo de quitarle mérito a las películas que lo rodearon, claro está). El director es Christopher McQuarrie, que no tiene mucha experiencia dirigiendo (es su segundo largometraje) pero ha hecho una carrera como guionista (escribió el guión de Los Sospechosos de Siempre y Operación Valkiria entre otras). Y eso se nota, porque la película se hace fuerte en algunos diálogos, en algunas frases, y sobre todo en algunos chistes, que desestresan la trama y la hacen muy llevadera. Además de Tom Cruise y Werner Herzog, también interpreta un papel Robert Duvall, que es una institución a la hora de hablar de actores de reparto. Como en Días de Trueno, se vuelve a juntar con Tom Cruise y hace un papel pequeño pero importante, gran parte del humor de la película parte de este dúo. El elenco lo completan Rosamund Pike (Orgullo y Prejuicio), Richard Jenkins y otros. En resumen, Jack Reacher: Bajo la Mira no es una película grande y no pretende serlo, pero sus más de dos horas de duración pasan volando. Tiene ritmo, tiene acción, tiene humor, tiene a Tom Cruise, no necesita mucho más.
Comedia negra delirante con gran villano La primera escena de «Jack Reacher» es de candente actualidad: el espectador ve a través de la mira del rifle de un francotirador las víctimas que van a ser asesinadas al azar mientras caminan por un parque. El comienzo es serio y aterrador, pero el tono del film es distinto. Cuando aparece el extraño héroe del título, personificado por Tom Cruise, la película cambia de su punto de partida de thriller conspirativo hacia un curioso cóctel de film de acción más o menos standard y comedia negra con toques delirantes. Jack Reacher es un mítico y misterioso personaje de actuación notable en todos los últimos conflictos bélicos, merecedor de condecoraciones de todo tipo y calibre por ser el más brillante investigador entre toda la policía militar. Sin embargo esta especie de Sherlock Holmes dedicado a casos de soldados desquiciados, masacres de civiles iraquíes y temibles casos de corrupción de contratistas que lucran con la guerra, decidió abandonar el servicio y literalmente desaparecer del sistema, abandonando todo elemento que pueda servir para ubicarlo, para recorrer el mundo impartiendo justicia sin licencia de conducir, tarjetas de crédito ni teléfono celular. Esta especie de versión moderna del David Carradine de la serie «Kung Fu» también es, en principio, pacifista, aunque luego termina moliendo a golpes de karate a los múltiples energúmenos que hacen cola para enfrentarlo. El personaje tambien vuelve locas a todas las mujeres (empezando por la abogada Rosamund Pike que lo contrata para investigar el caso de la masacre en el parque), pero el héroe no está muy interesado en el romance, y en cambio prefiere revolcarse, darse golpes y patadas con fornidos villanos de la peor especie. Justamente, uno de los puntos fuertes del film es uno de estos tipos aberrantes, un demente que se comió sus propios dedos de las manos en una cárcel de Siberia, interpretado por el legendario director de «Aguirre la ira de Dios». Cada escena en la que aparece este temible Werner Herzog justifica el precio de la entrada al cine, pero igual que el singular personaje protagónico -perfecto para Tom Cruise- no está explotado a fondo por el director Christopher McQuarrie, que tampoco logra darle buen ritmo al film ni generar mucho suspenso. En cambio prefiere dejarse llevar por el humor negro y absurdo, que por momentos realmene se disfruta, sobre todo cuando aparece un jocoso fanatico de las armas interpretado por el inigualable Robert Duvall. Sólidamnete filmada por McQuarrie -con la colaboración del célebre director de fotografía Caleb Deschanel-, la película es un poco más larga de lo necesario, y deja la sensación de que daba para más. Quizá el director y Tom Cruise se la tomaron como un aperitivo antes de su inminente «Misión Imposible 5».
Justiciero anónimo y solitario La intención de sembrar enigmas viene desde la primera secuencia: una cámara meticulosa describe en planos detalle cómo alguien cuyo rostro tardará en dejarse ver desciende de su auto, coloca su moneda en el parquímetro, da unos pasos, arma su rifle, se instala en el lugar más apropiado para abarcar su extenso blanco y propone que sigamos a través de la mira telescópica cómo elige sus objetivos entre la gente que camina y cómo dispara sobre cinco personas diferentes, incluida una joven niñera con una nena en brazos. No parece ser la imagen más oportuna para recordarle al público norteamericano con qué frecuencia este tipo de masacres se producen en su país, aunque en este caso la ficción sea necesaria para introducir al enigmático héroe que entrará en acción, otro "justiciero" de los tantos que abundan en la producción de Hollywood: de esos que buscan legitimarse porque "vienen a cubrir los vacíos que dejan las instituciones oficiales encargadas de administrar justicia". Sólo que en esta oportunidad lo que se propone Lee Child, el creador del personaje de Jack Reacher, no es cuestionar su accionar sino subrayar las singularidades de este nuevo héroe venido de la literatura para diferenciarlo de sus colegas de ficción y quizá para abrir un nuevo ciclo en la carrera de Tom Cruise. One Shot , la que dio origen a esta película, es la novena novela de las diecisiete del escritor británico, que con su verdadero nombre, Jim Grant, ha tenido que ver con otros proyectos más ambiciosos, de Retorno a Brideshead a Prime Suspect . Si hay suerte, pues, sobraría material para seguir la serie. Aunque no parecen suficientes los esfuerzos del adaptador y director, Christopher McQuarrie (guionista de Los sospechosos de siempre ) que ha introducido bastantes modificaciones en el personaje (un ex supersoldado y superinvestigador que ha desaparecido de la acción sin dejar rastros y sólo regresa cuando se ve comprometido a luchar por la justicia). El tipo era un gigantón lacónico, bastante cínico, sarcástico; ahora se ha reducido en tamaño (a la medida de Tom Cruise, también productor), y tiene siempre a flor de labios una frase graciosa; sigue siendo el más inteligente y el que descubre pistas allí donde nadie reparó y puede percibir cuando algo huele a corrupción o a trampa. Esta vez el héroe envuelto en enigmas aparece a pedido del acusado de la masacre del comienzo. Un falso culpable, como bien sabe el espectador y como pronto sospechará Reacher, que por algo lo conoce de los tiempos de guerra y sabe tanto de su destreza con las armas y de su desequilibrio psicológico como de las torpezas que jamás habría cometido. Algo más oscuro se cuece debajo de este aparente caso de francotirador desquiciado. Como asistente de la bella abogada defensora, Reacher sigue su corazonada en un proceso que exige tiempo, paciencia, astucia y valor. Casi todo gira en torno del correcto Tom Cruise, que quizá no haya sido la mejor elección para el papel, y de la dúctil Rosamund Pike. No hay entre ellos demasiada química como sí la hay entre Cruise y Robert Duvall, que hace una grata aparición en la parte final. Y también hay un muy interesante malvado que compone Werner Herzog y que habría merecido mayor desarrollo. La acción no falta y hay un par de secuencias en que la tensión se hace presente, pero ni la construcción de la historia ni su traducción visual ni la personalidad del héroe se diferencian demasiado -salvo porque el vértigo no es aquí tan notorio- de lo que suele ofrecer cualquier thriller más o menos entretenido.
Jack son sorpresa Un francotirador, cinco víctimas mortales y una investigación que rápidamente da con el responsable. Al menos la policía y el fiscal de distrito están seguros de ello, pero inesperadamente el presunto asesino abre el camino para la duda, en un papel escribe un nombre: Jack Reacher. Reacher es poco menos que un fantasma; sin dirección conocida, mail, celular ni antecedentes penales, solo se conoce su intachable historial en el ejército y su pericia como investigador. Pero el sujeto de pronto aparece al enterarse que el sospechoso es alguien a quien le había hecho una promesa en los viejos tiempos de la guerra. La abogada defensora Helen Rodin (Rosamund Pike) decide que Reacher es fundamental para aclarar el caso y le propone que trabaje en su investigación. Con la policía y el fiscal vigilándolo, Reacher hace lo suyo, es decir, regirse por sus propias leyes, sin miramientos, con la violencia necesaria y basándose en su brillante poder deductivo. Las primeras imágenes de este filme ostentan calidad en dirección, edición y sonido. Secuencia bien armada que sirve como base para todo lo que vendrá después. El director Christopher McQuarrie tiene claro que de ese comienzo depende todo, cada detalle luego dará lugar a su correspondiente remate como para que todo cierre, no sin su debida dosificación para que el suspenso surta efecto. Tom Cruise saca provecho de su limitación gestual, y así aporta frialdad a su personaje que, sin llegar a ser Harry el sucio, se muestra con igual impiedad ante el villano que se le cruce. Pike, por su parte, es convincente y McQuarrie saca provecho de su rostro en momentos donde el estupor se impone con planos que hacen honor al género. Un parte merece la participación de Werner Herzog, el aclamado director alemán, quien comopone al siniestro Zec. Su presentación en el filme es antológica y su actuación es un lujo dentro de este filme que tiene más de una grata sorpresa. La otra es la presencia del veterano Robert Duvall, quien le aporta mayor solidez a un elenco en el que también destaca el versátil Richard Jenkins. "Jack Reacher" ofrece acción de la buena, contundente más que vertiginosa; suspenso bien manejado y algo de humor, alejado de los clichés de moda. Solo algún cabo suelto en el guión distrae un poco, pero no lo suficiente para opacar esta buena propuesta que llega a la cartelera.
Un veterano realmente astuto En "Jack Reacher: bajo la mira", Tom Cruise se mueve como pez en el agua, el personaje parece haber sido diseñado para él, lo que le permite jugar con su sonrisa irónica y convertirse en un certero karateca, cuando se trata de derribar a varios enemigos a la vez. Tom Cruise encontró un nuevo filón en su carrera cinematográfica, al asumir el papel de Jack Reacher, el personaje creado por el escritor inglés Jim Grant, conocido con el seudónimo de Lee Child. Jack Reacher (Tom Cruise, como se dijo) es un ex veterano de la polícia militar, que renunció a la institución del gubernamental estadounidense, para hacer investigaciones privadas. Escurridizo, hábil y misterioso Reacher, es un hombre desconfiado, se mueve siempre solo, sabe descubrir como ninguno cuando un sospechoso de un crimen miente y tiene la astucia suficiente para no dejar huellas, ni rastros en los lugares en que actúa. PERSONAJE IDEAL En "Jack Reacher: bajo la mira", Tom Cruise se mueve como pez en el agua, el personaje parece haber sido diseñado para él, lo que le permite jugar con su sonrisa irónica y convertirse en un certero karateca, cuando se trata de derribar a varios enemigos a la vez. El filme parte de un atentado criminal. Un francotirador, se ubica en un edificio abandonado a varios metros de un estadio de béisbol en Pittsburgh, Pensylvania, y tira a mansalva, matando a cinco personas. Cuando el sujeto, conocido como Linsky (Michael Raymond-Jones) es apresado le dice a la policía que él no tiene nada que declarar, que llamen a Jack Reacher. Reacher, que conoce al francotirador, de sus épocas del ejército sabe muy bien quién es y sospecha que algunas de esas muertes fueron hechas por encargo y que otras fueron víctimas inocentes con las que se disimuló el verdadero objetivo del crimen. UNA ABOGADA A partir de ese hecho Reacher se conecta con Helen (Rosamund Pike), una abogada, hija de un conocido fiscal que es la encargada de defender al francotirador y utilizando a la mujer como coartada, el ex militar se dedica a investigar que hay tras esas muertes. Lo que viene después será descubrir una red de criminales rusos y lo curioso que aporta una de las escenas, es la presencia de un temible ex convicto ruso, llamado The Zec, que es personificado por Werner Herzog, quien hace su debut en el cine norteamericano con este breve papel. Con un sólido diseño de producción, precisión en la elaboración de las escenas, una muy bien dosificada violencia y un medido despliegue de situaciones de acción y corridas de autos, al mejor estilo de los filmes de la década de 1980, "Jack Reacher...", permite el reencuentro con un Tom Cruise, capaz de otorgarle una amplia gama de matices interpretativos a un personaje, que se presume tendrá su continuidad en futuras películas. A su lado se luce con buenos recursos, Rosamund Pike, en el papel de la abogada y un siempre eficaz Robert Duvall, como Cash.
Reírse de todo No sería errado decir que Jack Reacher-bajo la mira es una de acción. O que el australiano Christopher McQuarrie dosifica con sabiduría el suspenso, dándole a todo el asunto el tempo narrativo de esos thrillers paranoicos en los que nadie es quien dice ser. Tampoco que la actual coyuntura estadounidense, la misma que obliga a Obama a quejarse públicamente por la regularidad de sus visitas a velorios de estudiantes asesinados a mansalva en escuelas públicas, hace de esta película, cuyo inicio muestra a un joven francotirador disparándoles a civiles desde una cochera, una aproximación crítica de indudable actualidad a los tejes y manejes del poder político, militar y económico. Aunque quizás la mejor definición posible para este film provenga de la figura de su productor y protagonista absoluto, Tom Cruise. Al fin y al cabo, Jack Reacher es un personaje hecho a medida de la etapa artísticamente festiva, plena de autoconciencia y diversión en la que se encuentra el galancete de los ’80 desde Una guerra de película en adelante. Basado en un personaje-franquicia creado por el escritor Lee Child, quien ya lo utilizó en ¡17! libros, el ex militar del título es la confluencia de la ética al menos cuestionable de esos policías de los ’70 con la perspicacia e inteligencia de Sherlock Holmes, la técnica para el combate a trompada limpia del mejor Jason Bourne y la seducción innata marca 007. Y es, además, un auténtico outsider del que casi no hay registros oficiales más allá de su notable performance con la ropa de fajina. Así y todo, el joven acusado de masacrar a cinco transeúntes pide por él. Y él aparece, solito y sin que nadie lo llame, para sorpresa del fiscal (el todoterreno 4x4 Richard Jenkins) y sobre todo de la abogada defensora (Rosamund Pike), quien decide contratarlo para que investigue un caso a priori perdido. Pero si fuera así no habría película, así que Cruise empieza a desovillar una larga red de complicidades cuyos potenciales participantes están literalmente en todos lados. Leído así, podría pensarse que el opus dos de McQuarrie –su primera película es un policial seco y violento llamado Al calor de las armas, estrenado aquí en 2001– es Michael Clayton meet Bourne. Y algo de eso hay, salvo por el pequeño detalle de que nadie parece tomarse del todo en serio todo este asunto. O sí. Al fin y al cabo, el australiano se apropia de los lugares comunes del género para retorcerlos y exacerbarlos hasta obtener una comicidad por enrarecimiento, sin que esto jamás le impida perder el pulso de lo que originalmente se narra. ¿El objetivo? Reírse de la carga de heroísmo y la facilidad para ejercer la violencia de sus protagonistas, de la inocencia tontuela de la defensora, de los parlamentos moralistas habituales en los antihéroes, de las vueltas de tuerca, con un aparentemente bueno que, claro está, no lo es del todo. Reírse, en fin, de los usos y costumbres de este tipo de films, materia en la que Tom Cruise, creador de una caricatura perfecta de los m
Retorno de Christopher McQuarrie al campo del thriller setentero con Tom Cruise en su salsa, cargándose la película al hombro. Eso no significa que un elenco de notables, no se destaquen en esta trama atrapante: Richard Jenkins, Robert Duvall, Werner Herzog hacen lo suyo, y lo hacen bien. A pesar de tener acción, suspenso y tensión, la cinta no abusa del montaje vertiginoso ni de la violencia gratuita. Pese a eso el montaje es soberbio, la fotografía impacta y el sonido acompaña el ritmo. Un thriller de acción, con tintes dramáticos que augura muchas secuelas. Pochoclera de calidad.
Sinceramente que la película arranque con una masacre, y que a los minutos tenga momentos de humor, me desencajó para todo lo que vi después. Básicamente me pareció una película aburrida, con personajes sin sentido y con momento poco conectados con todo. Tom sigue demostrando que el puede hacer las escenas de doble de riesgo o que puede correr con un auto por callejones sin necesidad de efectos especiales. Pero hace rato le viene pifiando en la elección de películas. El tipo antes rompía hasta el último detalle de como se tenía que ver su perfíl en los afiches... ¿Donde quedó ese detallismo para los guiones? No digo que sea una mala película. Aclaro que no me gustó. Estimo que puede ser del agrado de muchos... aunque no tantos. Tom es un groso y tiene grandes películas que son íconos del cine. Pero esto no lo entiendo.
Jack Reacher es una buena película de acción y una gran opción para el verano. Sobre todo para un grupo de amigos que quieran ir al cine en sus vacaciones. Si bien tiene varios elementos ya usados en otras cintas similares y realmente no aporta nada nuevo en lo que es este tipo de films, sale totalmente airosa y se deja disfrutar bastante. Tom Cruise aporta todo su carisma y lo que sabe hacer mejor para darle nacimiento a este personaje que, salvando las distancias, vendría a ser un especie de Jason Bourne para un público más pochoclero. En un principio los amantes de One Shot, best seller publicado en 2005 y del cual esta película se basa, se quejaron bastante porque en el libro Jack Reacher es un tipo muy grandote y poseedor de una estatura considerable, caso contrario al actor que terminó interpretándolo. Pero ni bien se anunció el casting, el autor del libro, Lee Child, dijo para calmar las aguas que Cruise aportaba todo lo necesario y no se equivocó. El resto del elenco no se destaca salvo por la intervención de Robert Duvall, aunque a algunos les puede resultar un cliché. La puesta en escena y las secuencias de acción están muy bien logradas por Christopher McQuarrie, gran guionista ahora devenido en director y que conoció a Cruise en la última Misión Imposible. Otra cosa para destacar es la dosis de humor justa que posee y bien esparcido a lo largo de una historia que no solo se trata de persecuciones, explosiones y peleas cuerpo a cuerpo bien coreografiadas sino que también nos encontramos un par de giros interesantes que rodean la trama central en lo que es la investigación de Reacher sobre quién es realmente el francotirador qué mató a los civiles, lo cual sirvió como desencadenante de toda la película. Por último, lo que siempre hay que tener en cuenta al entrar a la sala para ver este tipo de films es no buscar una verdad reveladora y/o una enseñanza divina. Es una película de acción donde cosas imposibles van a suceder. Por ello mismo, si se deja la intelectualidad de lado se va a disfrutar mucho más.
Justicia ciega Emocionante película de acción que a su manera encuentra la forma de ser singular y única. No tiene ningún aspecto grandilocuente que la haga resaltar, pero es en el ensamble de sus piezas donde se encuentra su gran atractivo. Su personaje principal, los villanos, la investigación, las escenas de acción o comedia, todo parece seguir un manual o estar copiado de algún lado. Sin embargo, cada elemento es fiel a su naturaleza y, por ende, la película es sinceramente disfrutable. Es indudable que "Jack Reacher" no vaya a ser considerada una innovación en ningún sentido, pero son los detalles donde la película gana y casi nunca erra. No hay chistes fuera de lugar y todos son efectivos. Las escenas de acción generan la adrenalina necesaria y aunque las persecuciones son el punto más flojo, las pelea de puño las compensan. Los antagonistas con su temible confianza, inteligencia, soberbia y enorme efectividad se presentan como una amenaza latente a todo momento. Por último, esta el protagonista cuya motivación por la justicia e indiferencia por lo demás lo hacen el perfecto anti-héroe. El inconveniente de la película es que tiene demasiadas aristas interesantes y casi todas parecen no explotar del todo su potencial. Lo cual en un gran sentido es bastante frustrante para el espectador, no porque no disfrute la experiencia pero en alguna parte de su inconsciente sabe que pudo haber sido mejor. Para empezar, la trama de la investigación no genera demasiada incertidumbre ya que rápidamente se sabe que el acusado es inocente, quien en otro gran detalle de la historia de inocente no tiene nada, y los villanos ya fueron ubicados por el espectador. Por lo tanto, no queda misterio por resolver solo queda esperar la revelación y su posterior desenlace. Luego, si bien el hecho de Jack Reacher sea un fantasma es algo muy atractivo de su personaje, nunca parece importar demasiado. Incluso, el villano interpretado por el director Herzog tampoco recibe el tratamiento necesario para que su interesante historia previa haya podido interceder en el relato. Finalmente, la presencia de Robert Duvall daña el gran clima de tensión y peligro construido durante toda la película. Su participación, trae un grado de humor impropio de la trama que se refleja en el error de haber permitido que en una historia de tono realista el protagonista haya ido a una pelea de fusiles de alto calibre con un cuchillo. Jack Reacher, es una digna película de acción que entretiene a cada paso y sorprende por su grado de desapego por la moral o ética donde no se habla se actúa y ante todo esta el bien común. Sin importar cuan detestable pueda ser la persona juzgada, la justicia debe ser aplicada. Un ambiente bien negro y seco, pero muy atractivo.
El personaje central es misterioso, justiciero, detallista, siempre vencedor, imparte justicia. Jack Reacher le viene como anillo al dedo a Tom Cruise para una peli que funciona con un mecanismo de relojería para el suspenso, con vueltas de tuerca ingeniosas, con un mítico Werner Herzog como un personaje sinisestro, y mucha acción, tiros, persecuciones, peleas, crueldades, traiciones. Poco más dos horas de entretenimiento para los amantes de la acción y los buenos argumentos.
No llegar a ser ¿Para qué Jack Reacher: bajo la mira? ¿Cuál es el objetivo de hacer esta adaptación de la novela One shot, de Lee Child? La pregunta es fácil de contestar desde el lado del estudio Paramount, ansioso por construir otra franquicia, presentando a este ex policía militar frente a un caso en el que deberá develar qué hay detrás de la muerte de cinco personas a manos de un ex francotirador del Ejército. La serie de interrogantes está más que nada dirigida a Tom Cruise, y quizás pueda responderse a partir de la exploración de géneros que viene haciendo el actor, trabajando el policial (Colateral), la ciencia ficción (Guerra de los mundos), el drama político (Leones por corderos), la comedia (Una guerra de película), el biopic bélico (Operación Valkiria), la acción (Encuentro explosivo y Misión: Imposible – Protocolo fantasma) desde un lugar donde problematiza su posición de estrella bella y carismática. Con Jack Reacher (personaje) la desestabilización se da a partir de que la presencia física de Cruise es totalmente opuesta al imaginario del personaje (que mide casi dos metros), e incluso se puede apreciar cómo el actor busca deglutir al ícono literario, adaptándolo a su visión cinematográfica, aunque en varios aspectos no de la manera más acertada: de ahí que Reacher pase de ser un tipo de pocas palabras y emociones en los libros, a alguien que necesita remarcar todo a través del discurso hablado y el temperamento elevado en la pantalla grande. Se puede percibir que Reacher es esencialmente un tipo de acción, con algunos agujeros negros en su vida, pero a la vez esos enigmas nunca alcanzan la suficiente potencia para hacer al personaje verdaderamente atractivo, porque en cierto modo todo en él es explicado. Es un libro abierto, demasiado transparente para cautivar al espectador. Pero también puede pensarse el factor director/guionista, y más si tenemos en cuenta que Christopher McQuarrie ya viene trabajando con Cruise desde hace un rato (escribió el guión de Operación Valquiria) y que su pluma estuvo detrás del guión de esa maravilla llamada Los sospechosos de siempre. McQuarrie había debutado en la dirección con Al calor de las armas, un film un tanto fallido pero a la vez bastante entretenido e interesante, construido a partir de un relato que avanzaba sin pausa y con momentos de violencia inusitada. Sin embargo, acá el realizador está contenido, demasiado contenido en su tono, a pesar de que la sutileza a la hora de narrar lo favorecen en los primeros minutos, que son realmente muy buenos: allí comprime en un par de escenas lo que en otra película podría haber tomado media hora, con acertadas elecciones a la hora de construir la puesta en escena y un excelente trabajo con el sonido y la banda sonora. Pero luego no puede mantenerse a flote, recurriendo en demasiadas ocasiones a los diálogos redundantes, con un metraje que se extiende demasiado (los 130 minutos del film podrían haber sido 30 menos), más algunas bajadas de línea cargadas de obviedad (hay un monólogo donde Reacher se refiere a las frustraciones de la vida cotidiana que es bastante vergonzoso). Hay toda una apuesta de volver atrás en el relato, con un héroe sin respeto por la ley, una violencia seca y dosificada, y hasta una larga persecución que rememora bastante a films como Bullit y Contacto en Francia. El problema pasa porque, tras una superficie que aparentemente reivindica esa mirada hacia tiempos donde la acción era a menudo un vehículo para la reivindicación de la mano dura, Jack Reacher: bajo la mira es en verdad casi una película culposa de Cruise y McQuarrie, dos tipos que últimamente daban la impresión de no importarles un comino lo que pidieran en Hollywood. De ahí que la historia esté atravesada por personajes esquemáticos, que siempre deben explicarse, como la abogada defensora Helen (Rosamund Pike) o su padre y fiscal Rodin (Richard Jenkins), y que sirven como trampolín para hablar de otros valores, caracterizados por el idealismo y la corrección política, muy propios del nuevo siglo. Y si es cierto que la narración intenta poner esas perspectivas en crisis, con ese protagonista regido por su propia ética y moral que es Reacher, lo cierto es que este es un típico caso de “le faltan cinco pa’l peso”: hay una constante necesidad de justificar todas las acciones y decisiones del protagonista, y cuando eso sucede, se evidencia un serio problema en el film. Por eso son como un soplo de aire fresco el villano principal y su lugarteniente, encarnados con una gran solidez por Werner Herzog y Jai Courtney. De ellos sólo se arrojan ciertas pistas de sus orígenes, sus nombres y una motivación abstracta y concreta a la vez, como es la supervivencia. Son seres profesionales, de pocas palabras, conscientes de las chances de obtener una victoria o caer derrotados. Reacher viene de “reach”, que en inglés significa “alcanzar”. El término puede ser vinculado con el protagonista, debido a su capacidad y convicción para llegar a la verdad de los hechos, sin importar el costo. Sin embargo, Jack Reacher: bajo la mira no posee la misma certeza, quedándose a mitad de camino de la esencia de su personaje. Es un film que se queda sin nafta.
Si Walt Whitman viviera hoy, su frase “Yo canto el cuerpo eléctrico” seguro se aplicaría a Tom Cruise. Es uno de los pocos actores de estos tiempos que trabaja con todo el cuerpo, y en Jack Reacher demuestra que la interpretación también es cuestión de músculos y tendones. Para que quede claro: el hombre aquí es un ex militar, una suerte de justiciero oscuro acusado injustamente de un crimen, sin nada que perder y con gente a la que rescatar. No es, aunque parezca, Ethan Hunt, el protagonista de la serie Misión: Imposible a la que le ha prestado el cuerpo. Hunt es más alegre, a veces más lírico. Es y se sabe bueno, se enamora, quiere a sus amigos. Reacher quizás también, pero es más oscuro, marginal, irónico. No es un héroe (o por lo menos no se describe como tal) sino un “desperado”. Y Cruise, de modo milagroso, hace la diferencia entre los dos personajes no con el rostro o el histrionismo, sino con el cuerpo: se mueven diferente y en ese movimiento hay una personalidad. La trama del film y el nervio que el director (aquel de Al calor de las armas, coguionista de Los sospechosos de siempre) le imprime cuajan perfecto con el despliegue puramente cinematográfico de Tom Cruise, el cuerpo eléctrico.
Balas mentirosas Un francotirador dispara contra cinco personas inocentes y se da a la fuga. La policía lo apresa rápidamente y le explica que por su condición de asesino serial tiene dos salidas: la inyección letal, o la irónicamente preferible cadena perpetua. El sospechoso realiza una sola acción. Escribe en un papel el nombre de Jack Reacher. El sujeto aludido tiene la cara de Tom Cruise. Es un ex soldado con físico y cabeza privilegiada al que la abogada defensora quiere conocer inmediatamente. Cuando habla con él, le dicen que el preso es inocente, y que hay algo muy extraño detrás del caso. El apellido Reacher puede tomarse como derivado del verbo to reach: alcanzar. Alguien que alcanza algo. Tal vez al culpable. Jack Reacher: bajo la lupa es una película en general entretenida, con momentos de muy buen cine. Una de esas típicas películas con policías, militares, acción y suspenso. De las que gustan. Su magnetismo funciona cuando hay acción, y también en situaciones de calma. Del primer caso, el mejor ejemplo es el tiroteo decisivo, dentro de una cantera. Hay un toque de verdadera clase en esas escenas, en las que Cruise toma por asalto una casilla rodante defendida por varios criminales, mientras un viejo, dueño de un campo de tiro, acepta cubrirlo con su rifle con la única condición de que no disparará a matar. El humor se cuela elegante en toda la situación. El otro magnetismo surge cuando los personajes mantienen algunos diálogos que a veces parecen sacados de un clásico de Hollywood, o cuando el investigador se sumerge en las aguas de la evidencia, descubriendo detalles del mundo de las pesquisas que transmiten pasión y fascinación. Hay varios cabos sueltos en la narración, tal vez producto de una adaptación imperfecta de la novela original, pero en cambio ayudan mucho la música, la fotografía y las actuaciones. No es para menos, con los intérpretes que hay detrás de los personajes. Richard Jenkins es un actor fenomenal (y poco mediático). Hace aquí al fiscal general, y su presencia es lo que un cuadro de colección a la habitación de un aristócrata. Rosemund Pike está al dente en el rol de la abogada (hija rebelde del fiscal, además). Sobre Duvall y Cruise, no es necesario repetir que son grandes actores. La fruta exótica es Werner Herzog en el papel del villano total. Un insano que sólo puede ser encarnado por otro en igual "condición": este reconocido director alemán que ha domado la selva amazónica, hecho frente a los volcanes y a los abismos del mar con sus documentales y ficciones. Lástima que lo que menos funciona en el filme sea el humor, pese a todo. Por fortuna, el director deja de intentarlo después de la primera mitad, y se concentra sólo en la trama criminal. Hacer reír no es tan fácil como dar en un blanco a 600 metros de distancia, pero vale la pena seguir intentándolo.
VideoComentario (ver link).
Para lucimiento de Tom Cruise, actor y productor Christopher McQuarrie es más famoso como guionista que como realizador al haber ganado un Oscar por el libro cinematográfico de “Los sospechosos de siempre”. Su debut en la dirección en el 2000 tuvo poca trascendencia con el thriller “Al calor de las armas” (“The Way of the Gun”), género en el que reincide con “Jack Reacher: bajo la mira”, su segundo largometraje. Sin la presencia de Tom Cruise, en su doble rol de actor y productor, poca sería la atención que el público debería prestar a este entretenimiento con escasos aportes en cuanto a originalidad. El dramático inicio, en que un francotirador ultima a cinco personas que parecen elegidas al azar, remite aparentemente a un episodio reciente en un colegio de los Estados Unidos. El asesino es prontamente descubierto por la policía y su caso asignado a la abogada defensora Helen (Rosamund Pike), cuyo padre es el fiscal de distrito (Richard Jenkins, visto hace una semana en “La cabaña del terror”). Pero la película dará un giro cuando Jack Reacher, tal el personaje de Cruise y especie de vengador justiciero y ex compañero de armas del presunto asesino, se cruce un día en el camino de la letrada que contratará sus servicios. El la irá convenciendo de que, detrás del múltiple asesinato, hay algo más que un simple caso de gatillo fácil. Y que en verdad, lo que quiere disimular el luctuoso episodio, es una conspiración con la participación de poderosas corporaciones y quizás de algún miembro de la policía y hasta del padre de Helen. La trama irá introduciendo numerosos personajes, violentos en su mayoría, que se enfrentarán sucesivamente con Reacher al que no lograrán doblegar. La primera de estas contiendas será contra cinco malévos y la joven Sandy (Alexia Fast, en buena interpretación) que actúa como señuelo. Aún más intenso será el enfrentamiento con un trío de bandidos que rivalizan en cuanto a torpeza. Pero las palmas se las llevará una persecución con autos donde participarán, además de Cruise, numerosos policías y dos delincuentes en otro vehículo. Pese a lo espectacular de las tomas hay mucho de “déjà vu” e incluso en algún momento cuando nuestro héroe se ve obligado a circular en sentido opuesto al tráfico, la forma en que lo va eludiendo suena a falsa o demasiado “preparada”. Hacia el final el director logra levantar un poco la puntería al darles más protagonismo a dos personajes relevantes. Por un lado está Robert Duvall quien maneja un polígono de tiro y que apoyará al solitario justiciero. Por el otro Zec, un malvado europeo en otra excelente interpretación, nada menos que del veterano y habitual director de cine Werner Herzog. Todos confluirán en una cantera abandonada en plena lluvia y con numerosos disparos. El previsible final sin embargo tendrá un epílogo que por respeto al potencial espectador no será revelado pero que no aportará nada demasiado novedoso a este aceptable entretenimiento pensado para lucimiento casi exclusivo de su estrella central.
Nos encontramos en medio de una acción desenfrenada. Una buena dosis de adrenalina y humor. Este es el segundo film del director Christopher McQuarrie (guionista colaborador de Bryan Singer en varios de sus films, pero también guionista de “El Turista”, además ya trabajó con Cruise en “Operación Valquiria” y lo dirigirá en “Misión: Imposible 5” en 2015), es un experto a la hora de ir creando diferentes climas, acción, buenos diálogos y entretener. Apenas comienza el director nos ofrece: misterio, suspenso y acción. Vemos a un hombre (aquí su plano es tipo westerns), que baja de su auto, paga el parquímetro donde indica que solo le tomara 30 minutos, lleva un rifle en mano, apunta y le dispara a cinco personas que transitan por la puerta de un estado sin ninguna razón y luego huye. Como es lógico se inicia la investigación policial que da con un sospechoso por medio de sus huellas al francotirador especializado el militar retirado James Barr (Joseph Sikora) pero este dice que dieron con el hombre equivocado y que tienen que llamar a Jack Reacher (Tom Cruise). Pero ¿Quién es este hombre Jack Reacher? (podríamos decir el paladín de la justicia), es solitario, ermitaño, frío, calculador (tal es así que a lo largo de la película no se relaciona afectivamente con una mujer), y lucha contra la injusticia, aunque su vida este en peligro. Es un ex militar y estuvieron juntos con el acusado en el ejército actuando en la Guerra del Golfo. Quienes también trabajan en el caso son: el Fiscal de Distrito Rodin (Richard Jenkins), su hija la abogada defensora Helen (Rosamund Pike) intentará que su cliente no obtenga la pena de muerte y el detective Emerson (David Oyelowo, actor de “Historias cruzadas”). Ellos, junto con Reacher deberán descubrir a los corruptos y encontrar al jefe. De esta manera se va desarrollando el resto de su narración, con mucha acción la cual se encuentra garantizada, secreto, tensión, traiciones, un ritmo frenético, toques de humor, revelaciones, las grandes actuaciones de Werner Herzog y Robert Duvall. Un entretenimiento agradable, Tom Cruise a sus 50 años, muestra su cuerpo y participa en grandes peleas. No interesa cuantos tenga frente a él, que los elimina a todos, por ejemplo cuando la joven Sandy (Alexia Fast), arma una pelea con cinco hombres fuera de un bar él dice – “son tres contra uno”, ¿Cómo?, “si, porque siempre dos huyen antes de terminar la pelea”, continuamos con tiroteos, maneja armas de gran calibre, y el espectador tiene la diversión asegurada. Queda abierta para una segunda parte,” El tiempo del olvido" se estrenará en Argentina el próximo 11 de abril; “All You Need Is Kill” tiene fecha prevista de estreno en Argentina el 13 marzo de 2014; “Van Helsing" y “Misión: Imposible 5” en 2015,por lo tanto tenemos acción para rato.
El justiciero solitario El director Christopher McQuarrie (el guionista de “Los sospechosos de siempre”) sin dudas tiene mano para el thriller de acción: “Jack Reacher: bajo la mira” te mantiene al filo de la butaca con buenas dosis de suspenso, paranoia, persecuciones y un Tom Cruise al que le calza muy bien el personaje de un enigmático justiciero solitario. Sin embargo, a medida que avanza la película, los clichés empiezan a copar la pantalla. El comienzo con un tiroteo en un lugar público (que recuerda a las últimas masacres que se registraron en EEUU) y la rápida acción de la policía es vibrante. La aparición de un fiscal ambicioso, de una abogada obstinada y finalmente de Jack Reacher irán completando un interesante rompecabezas, donde la historia del supuesto asesino y el perfil de las víctimas desembocarán en negocios sucios a gran escala. El problema es que la trama se complejiza demasiado y después las resoluciones son bastante previsibles. Las vueltas de tuerca son un truco para mantener el suspenso, pero cuando queda expuesta la jugada la película pierde filo. Lo que sí sorprende gratamente es una breve aparición de Robert Duvall. Y lo más inexplicable es que el célebre Werner Herzog esté desperdiciado como un villano de caricatura.
Esta realización se encuadra desde todo punto de vista en el genero de los filmes de acción, por lo que uno esperar algo diferente, que sorprenda, en cuanto a estructura narrativa, movimientos de cámara, selección de planos y hasta en el diseño de arte, pero se vera decepcionado. Pero como se descuenta que el público que concurrirá a verlo es aquel al que va dirigido, es noble decir que encontrarán algo más de lo que van ir a buscar. Sobre todo por algunos personajes, principalmente la división del antagonista de nuestro héroe, por un lado el que es construido desde las acciones, el ejecutor de la maldad, y la frutilla del postre, el antagonista intelectual, el cerebro de la banda, al que llaman The Zec (Werner Herzog). La historia comienza con una pequeña trampa que pasa casi desapercibida. Luego de algunos planos de ubicación espacial de la trama presenta, con el uso de planos detalles, cercenando el cuerpo del sujeto que enseguida sabremos que es un francotirador y lo veremos cometer cinco asesinatos al azar desde la planta alta de un estacionamiento publico. Entre todos esos detalles se desliza, muy rápidamente, una imagen que pasa casi desapercibida y que nos podría facilitar la identificación del asesino, tal como sucedía en “Pecados Capitales” (1995) de David Fincher, pero con otra finalidad. La del engaño bien instalado, y eso se celebra. La policía rápidamente descubre al asesino. Hay cámaras de video que identifican al vehiculo que utiliza y otros elementos que lo inculpan. Cuando éste es atrapado sólo escribe en un papel: “Atrapen a Jack Reacher”. Aquí se incorporará el primer interrogante, ¿Quién es este sujeto? Un ex policía militar, uno de los mejores investigadores del ejército que desapareció de la faz de la tierra sin dejar rastro, en suma, un fantasma. Jack Reacher (Tom Cruise) no puede ser encontrado. Él se presenta solo. Así constituyen muy rápidamente alguna de las características más importante de éste personaje. Luego de estos 15 minutos de proyección lo que sostienen a la realización son los personajes y sus interrelaciones, principalmente el que construyen la abogada defensora del inculpado, Helen (Rosamund Pike), y Jack. Posiblemente lo mejor del guión está dado en que no cae en el patrioterismo fácil, en respuestas plagadas de humor cínico y algunos giros del relato. Esos giros son necesarios para sostener la trama principal, ya que las subtramas no se constituyen como historias paralelas independientes, sino que están al servicio de la que genera las acciones, entre ellas la que forjan otra vez la bella y muy buena actriz Rosamund Pike, la abogada, con Rodin (Richard Jenkins) el fiscal de distrito, su padre, al que la estructura judicial los enfrenta. Si bien no parece que haya demasiada química “erótica” entre Jack y Helen, tampoco se intuye que esa sea la intención del director, la actriz aporta lo necesario para que el texto nos siga confundiendo y el juego de anticipación quede sólo construido por el espectador. El guionista y director Christopher McQuarrie, el mismo que escribiera “Los sospechosos de siempre” (1995), tiene el buen tino de sostener hasta el final la aparición de Cash (Robert Duvall), como un aliado casi involuntario del bueno de Jack, al tiempo que también sobre el final hace un despliegue de construcción y desarrollo del personaje The Zec, que significa “el prisionero”, un ruso con un pasado oscuro, un hombre duro y siniestro que hace recordar al “Kaiser Soce”. Por supuesto que no han de faltar las escenas de persecución, tiroteo, explosiones, pero no hay un gran despliegue visual innecesario, no hay demasiada cámara lenta que subraye la violencia ni la instale como excitante y glamorosa, y esto también es loable. El filme esta basado en una novela, “One Shot” del escritor británico Lee Child, y que forma parte de toda una saga que ya lleva 17 novelas, cuyo personaje principal es Jack, y que parece que el bueno de Tom adopto como propio. Si esto al menos produce que por un tiempo desaparezca Ethan Hunt, bienvenido sea.
Jack Reacher muestra sus cartas en la primera escena: un francotirador barre con la mira telescópica la poblada orilla de un río y a sus habitantes ocasionales. Su mirada se posa en uno, después en otro, incluso sigue a los que se mueven, como si estuviera señalando que la suya, además de invisible, es una amenaza implacable. Invisible; el espectador de cine está en condiciones similares porque puede ver libremente, incluso desde la distancia más segura, siempre sin ser descubierto, sin que los otros sepan de su existencia. Acá es donde el comienzo toma carrera; después de la tensión casi insoportable que se construye durante el tiempo que dura el plano de la mirilla, de golpe empiezan los disparos y el suspenso cobra un matiz distinto: el dispositivo visual y pulsional elaborado por la película nos obliga a ponernos del lado del francotirador (después de todo, estamos junto a él, vemos a través de sus ojos, a través de su rifle), y ahora nos preocupa el destino de cada disparo, evaluamos las posibilidades de escape de cada blanco, las ventajas y obstáculos de cada tiro, palpitamos cada movimiento fugaz del arma (es decir, del plano), nos pone en vilo la perspectiva de un tiro fallido. No obstante, fiel a su carácter narrativo, ese complicado mecanismo habrá de revelar sus causas después, como viniendo a decir que nada en el aparataje de Jack Reacher es gratuito. Este primer acercamiento resume perfectamente la propuesta: sin importar su origen literario (una novela de Lee Child, One Shot) Jack Reacher: Bajo la mira piensa en planos, en paneos, procede mediante recursos y convenciones cinematográficas. Es natural, entonces, que el protagonista sea Tom Cruise, un actor de cine, imposible de imaginar por fuera de los límites de una pantalla. Tom Cruise no podría declamar a viva voz en un teatro o interpretar un papel en una serie televisiva que se concentra pura y exclusivamente en los primeros planos; lo suyo es el trabajo con la cara, sí, con una gestualidad contenida que proviene del cine (y que por lo general no sale de sus límites) pero también con el cuerpo, haciendo de la acción de caminar, lanzar un golpe o tomar una cerveza un movimiento dirigido solo hacia la cámara, incapaz de ser captado por los dispositivos de otros lenguajes. Jack Reacher toda está hecha de pequeños gestos cruiseanos, tanto que hasta se permite reírse de eso cuando Reacher le habla a Helen (Rosamund Pike, que está cada día más fuerte) a pocos centímetros de distancia, en una habitación de hotel barato, sin camisa y realizando un notorio esfuerzo por trabar los músculos y meter la panza. El momento no puede más que invitar a la risa pero, eso sí, a una risa amable, que no se cifra en el cancherismo autoconsciente ni en el desprecio por lo que se cuenta; el remate, previsible pero no por eso menos cómico, queda a cargo de Helen, que finalmente le pide que se ponga algo encima. La película depende constantemente de ese equilibrismo que implica la burla sobre los propios materiales pero que no desmerece ni le resta seriedad a lo que se narra. No es que Jack Reacher sea una película seria, pero sí se toma las cosas bastante en serio cuando tiene que lidiar con el género, o sea, a la hora de filmar un tiroteo, planear una intriga o pintar un villano. Por ejemplo, está la persecución de autos sin música (ni siquiera la más común de percusión) en la que el director aprovecha maravillosamente el sonido, en especial de los motores y las frenadas. También el villano que compone Herzog demuestra la inteligencia descrita antes: la historia acerca de cómo en sus tiempos de prisionero en Siberia se arrancó a mordiscones todos los dedos de una mano para no ser forzado a trabajar en una mina de azufre es exagerada y también representa una maniobra elegante del guión por sobre el terreno de la parodia. Pero la credibilidad que le otorga Herzog a su papel, la manera en que le imprime a su personaje un oscuro fondo de terror y tragedia hace que su relato nunca sea del todo paródico y que armonice con el resto de la trama. Incluso en sus escenas más exageradas y que rozan la estereotipia, Zec resulta pertubador y curiosamente atractivo, como si al director Christopher McQuarrie le costara un gran trabajo dejar de observarlo en primer plano (eso se debe en buena medida a la forma en que Herzog se entrega al personaje, sin reservas ni miedo al exceso). Un final que alardea de un violentísimo acto de justicia por mano propia es el corolario sorpresivo y un poco deforme de una película con un comienzo igualmente desquiciado: un juez y un detective se preocupan porque el hombre al que buscan, un tal Jack Reacher, es un ex militar especialista en la evasión, imposible de rastrear. Ni bien termina el diálogo con el que se introduce al personaje, el mismo Reacher entra en el despacho del juez y se presenta. Uno podría reírse si no fuera porque todavía se está recuperando del desgaste emocional que supone la anterior escena del francotirador, y eso que todavía no imagina que lo que sigue es una trama consistente y entretenida en la que algún que otro chiste en clave “meta” no resta fuerza a la intriga ni brutalidad a los momentos de acción. Es como cuando varios personajes escuchan el nombre del villano, “el Zec”, y traducen la palabra al inglés: de golpe todos saben ruso, tanto un militar de elite retirado como una abogada exitosa. Sin embargo, eso no vuelve menos interesante la revelación acerca del pasado del mejor villano cinematográfico del año.
El pistolero solitario No recuerdo cuando vi por última vez una película tan chica protagonizada por Tom Cruise. No me refiero aquí a esos proyectos de cine de autor en los que, cada tanto, participa en algún rol secundario sino a esos títulos de acción, suspenso o aventura que protagoniza. JACK REACHER: BAJO LA MIRA es así de chiquita: un policial que, salvo por dos o tres momentos, parece filmado a fines de los ’70 o principios de los ’80. No tiene tal vez el crudo realismo de los filmes que uno más clásicamente considera como de los ’70 ni tampoco la pirotecnia audiovisual que fue haciéndose rutina en el cine de Hollywood desde mediados de los ’80. Me hace recordar a los primeros filmes de Walter Hill o a ciertos trabajos de esos cineastas sólidos pero menores que pululaban por los cines en esas épocas con, digamos, Nick Nolte de protagonista… Se trata de un policial seco y bien narrado, con Cruise en el rol de Reacher, un ex militar sin domicilio fijo (ni auto, ni celular, ni tarjeta de crédito, casi un arquetipo del “lone gunman” americano) que es convocado por un hombre al que acaban de acusar de asesinar a cinco personas al azar. El acusado, que luego queda en coma al ser golpeado por otros presos, lo llama para ver si puede dar vuelta un caso que parece condenarlo, aunque los espectadores sabemos que no es culpable. Es que durante los primeros, silenciosos e intensos minutos del filme de Christopher McQuarrie (guionista de LOS SOSPECHOSOS DE SIEMPRE) se nos muestran esos asesinatos desde la subjetiva del tirador y podemos ver su cara, que no es la del hombre que detuvieron aunque sí sean sus huellas. Jack-reacherReacher conoce al hombre de sus épocas de la guerra de Irak y sabe que, si bien es un fanático de las armas que puede haber cometido crímenes así, nunca dejaría tantos cabos sueltos. Algo hay detrás de eso. Y pese a que los policías quieren cerrar el caso, con la ayuda de una abogada (la muy buena actriz y bellísima Rosamund Pyke) el misterioso pero muy inteligente Reacher se lanza a investigar el caso. Que no es tan laberíntico ni complicado como lo son los “casos” de gran parte de los thrillers de los últimos tiempos sino, más bien, uno que deja en claro que su origen es un best seller de esos chiquitos y concisos que bien se pueden leer en un viaje de avión. Sí, las cosas no son como parecen, pero uno tiene bastante en claro por dónde puede venir el asunto. Y para eso está Werner Herzog, que encarna a un mafioso de origen ruso que, con un ojo de vidrio, deja ver que es la figura más amenazante del mapa de villanos. Luego aparecerá Robert Duvall, que le aporta a la segunda mitad del filme un toque de liviandad que la primera, más seria y directa, no tiene. jack-reacher-tom-cruiseLas escenas de acción son, también, secas y concisas: los asesinatos del principio, una pelea a golpes de puño, una persecución nocturna, un enfrentamiento de “snipers” disparándose desde muy lejos, y así. Hay tres cosas que marcan claramente la diferencia estilística entre este filme y la mayoría de los thrillers actuales: la edición es mucho menos veloz (los planos son más largos que lo habitual, inclusive en las escenas de acción), la fotografía (del veterano Caleb Deschanel) es bastante oscura y hay muy poca música incidental, algo que casi no se hace más en el cine industrial norteamericano. Son toques de estilo que, junto a una trama líneal y un tono “realista” (lo pongo entre paréntesis: me refiero a un realismo en el que nos parezca normal que un tipo con unas cuántas piñas liquide a cinco rivales a la vez), marcan una diferencia llamativa en el filme. No se trata de una gran película, pero cumple con lo que promete, algo que se ve cada vez menos. En relación a lo que se hace hoy, es casi lo que en los viejos tiempos se llamaba una película “Clase B” o un “programmer”: las películas que se estrenaban entre otras más grandes para que hubiera algo para “programar” en los cines. Lo raro no es la existencia de un filme así, lo raro es que lo protagonice Tom Cruise y que, en el interín, no se haya vuelto algo más grande y espectacular. Tal vez a muchos espectadores una película como JACK REACHER les parezca “poca cosa”. Y tal vez, en cierto punto, lo sea. Sólo que esa “poca cosa” cuando está bien hecha, bien narrada y bien actuada se disfruta muchísimo más que muchas cosas “grandes” que nos decepcionan y fastidian. Un último párrafo para celebrar -otra vez- la actuación de Tom Cruise, que en cada película siempre parece saber muy bien lo que tiene que hacer. Y lo hace a la perfección. Ojalá insista por este camino y se convierta, cinematográficamente al menos, en una especie de heredero de Clint Eastwood.
Otra vuelta de tuerca Jack Reacher Los géneros cinematográficos dominan nuestra relación con el cine: cada fin de semana, la inmensa mayoría de las películas que se estrenan responde de alguna u otra manera a estos códigos de lectura que efectivamente son universales, ya que espectadores de culturas absolutamente disímiles suelen entenderlos como la forma natural que deben adoptar las películas. Un filme se juzgará así de acuerdo a su capacidad para responder o no a ciertos parámetros generales, que pueden determinar no sólo la forma de un filme, sino también sus tiempos, sus ideas, su construcción dramática, su estética, la actuación de sus intérpretes y hasta los modos civilizados de transgredirlo. Pero el género puede ser tanto un corsé como un espacio para la emergencia de la libertad, a partir de la apropiación personal que puede proponer un director: si bien Hollywood sigue siendo el que mejor maneja estos códigos, las obras más valiosas que viene dando son aquellas que consiguen repensarlos, ponerlos en duda, desnudar momentáneamente sus complicidades y su carácter artificial, tomarlos incluso en solfa si se anima. Porque el cine es una ventana al mundo, pero son estos movimientos los que permiten restituir la autoridad perceptiva (e interpretativa) del espectador, que constituye su derecho supremo. jack-reacher-werner-herzog Aún películas menores como “Jack Reacher-bajo la mira” pueden hacer una diferencia. El segundo filme de Christopher McQuarrie (director de “Al calor de las armas” y guionista de “Los sospechosos de siempre”) es sin dudas un homenaje al thriller político y el cine de acción norteamericano de las décadas de los ´70 y ´80, pero al mismo tiempo presenta ciertos desplazamientos que alcanzan para poner sus códigos entre paréntesis e incluso construir una visión crítica sobre la actualidad del género, que no tiene por qué estar reñido con la reflexión. Los primeros planos del filme sugieren la inteligencia formal del director: los magistrales paneos aéreos de la ciudad protagonista (que servirán para dar cuenta de una forma existencial, un enorme ente colectivo compuesto por millones de vidas en continua interacción) serán seguidos por una sutil puesta en escena de sus peores pesadillas. Es que unos minutos después, la cámara adoptará el punto de vista de un francotirador: el lente se apropiará de la mira del rifle mientras el tirador mide a sus posibles víctimas. Cuando dispare, el montaje se alternará con el registro de sus consecuencias, aunque el uso del plano general no promoverá el morbo, como tampoco lo hará luego el director en el tratamiento de la violencia, de un realismo seco y carente de toda espectacularidad. En cinco minutos, McQuarrie habrá dejado establecidas así las bases de la película, cuya candente actualidad no obnubilará el relato, más bien al contrario: bastarán unos minutos más para narrar la investigación y la detención del sospechoso principal, como así también la aparición del protagonista, el Jack Reacher del título (un Tom Cruise en su salsa), héroe paradójico si los habrá. Ex combatiente de Afganistán e Irán, condecorado con los máximos galardones, a partir de cierto momento el hombre se ha borrado del mapa y permanece como un oscuro justiciero individual, que ha venido a saldar cuentas con un ex compañero de combate, aunque terminará investigando el caso para la abogada defensora (Rosamund Pike) del tirador. Y lo que descubrirá será una oscura trama de poder que mezcla a una poderosa corporación empresaria con las propias instituciones políticas norteamericanas, especialmente la Justicia: la irrupción del gran villano interpretado por Werner Herzog -que parece nacido para el papel- completarán el combo de referencias, citas y guiños (que van desde Kung Fu hasta “JFK”, “El padrino” o “Misión imposible”) que fundan la propuesta lúdica de McQuarrie, que hace del extrañamiento una forma de liberación. Jack auto Porque nada hay más lejos aquí que el cálculo oportunista: McQuarrie apuesta a extremar las características del género para producir nuevos efectos, lo que permite construir no tanto un discurso explícito sobre el cine como un juego donde se puedan multiplicar las posibilidades, y donde el espectador acceda a otra visión de las cosas. Se trata de una operación sutil, que no está siempre lograda, pero va más allá de la mera parodia del género: si Tom Cruise se toma en solfa a sí mismo y a sus personajes típicos, nunca lo hace al punto de perder la seriedad del papel, como tampoco la película descuida la construcción del suspenso y la acción, aunque la emoción no está puesta en la explotación abyecta de la violencia, sino en la captación física de ciertos acontecimientos (ver la secuencia de persecución en autos). Otro ejemplo son los diálogos, que al modo de Tarantino se pueden alargar bastante más del estandar, y son capaces de contener tanto filosos intercambios de ritmo acelerado como parlamentos ampulosos al borde del ridículo. La clave, en todo caso, está en la libertad para tomar los usos y costumbres de un género y proponer un nuevo discurso, incluso hacer con ellos lo que se le antoje, componiendo de fondo una mirada sobre Estados Unidos que no es precisamente benévola. Por Martín Iparraguirre (Copyleft 2013)
Policial pochoclero Qué fenómeno tan curioso es el de "Jack Reacher, bajo la mira" que ha cosechado varios elogios entre la crítica especializada y de cierta manera ha logrado una especie de status precoz de película de culto en el género policial. A mí la verdad es que me gustó, hasta ahí, es entretenida y tiene algunos buenos momentos de tensión, pero realmente no creo que sea tan maravillosa como algunos afirman. Es verdad que la participación de Tom Cruise le suma alguna puntos, sobre todo luego de las últimas "Misión Imposible" en las que se destacó y demostró que es un héroe de acción con todas las letras, y también es cierto que el personaje tiene cierto atractivo setentoso que remite a policiales de antaño, pero más allá de estas cuestiones, no creo que haya muchas maravillas en la historia, además de que el juego comedia/suspenso me resultó bastante chocante y poco natural. Algo parecido me sucedió con la reciente "Fuerza Antigangster", en la que se combinaba de manera muy poco sutil escenas de dramatismo o tensión con humor de poca monta. En "Jack Reacher" el mix está mucho mejor manejado, pero aún así hay algunas frases del protagonista o del reparto que no quedan adecuadas con el momento de tensión y desvían la atención hacia un estado de WTF! (what the fuck!), ¿qué acaba de pasar acá?. Debo decir que el villano de Werner Herzog (gran director al que a veces le pinta aparecer en alguna peli como actor) me pareció desaprovechado, con pocos momentos en pantalla cuando en realidad era uno de los ingredientes más picantes. Lo de Rasamund Pike tampoco me gustó demasiado, me resultó muy exagerada en sus gestos y bastante forzada para llevar adelante los cambios de dinámica que proponía el director. Por su lado Cruise, Duvall y Jenkins me parece que estuvieron muy bien, pero los dos últimos con roles bastante secundarios. Es un policial con ciertos ingredientes atractivos como las buenas secuencias de acción, pero creo que si quieren establecer una franquicia que dure varias entregas, deberán pulir el tipo de dinámica que proponen y afilar un poco más los roles secundarios. Para disfrutar en pantalla grande y sin muchas pretensiones.
Publicada en la edición digital Nº 4 de la revista.
Escuchá el comentario. (ver link).
Publicada en la edición digital #247 de la revista.
Publicada en la edición digital #247 de la revista.
Una fusión de varios géneros con el carisma de Tom Cruise Jack Reacher comienza con todo. El relato no da tregua mostrándonos a un francotirador realizando una matanza en serie de personas que simplemente caminaban por la ciudad. Todo esto manipulado por un elegante uso de planos que enriquecen la vista del espectador. En su desarrollo la película va insinuando que no es una más de las típicas proyecciones de acción en donde el guión no resulta nada enrollado. Aquí los tiros no copan la pantalla todo el tiempo, y unas cuantas buenas dosis de thriller, misterio y algunas acertadas y ocurrentes bocanadas de comedia en determinados diálogos se entremezclan obteniendo un rompecabezas de varios géneros que no encasillan a Reacher como un film común y corriente. Teniendo a Tom Cruise como protagonista, todo se facilita al montar secuencias en las cuales éste se luce y se gana (como de costumbre) el guiño y la aprobación del público. Prácticamente suprimiendo de su rostro la sonrisa que lo suele caracterizar, el bueno de Tom se torna un tipo de apariciones casi fantasmales, solitario, serio y demoledor ante quien se le plante en su andar. Y además, con un carácter de investigador detallista para resolver un crimen que se muestra enigmático desde los primeros diez minutos de la escena inicial. Quizás más extensa de lo que se podía presumir en el tráiler, la cinta envuelve a pesar de no contar a cada instancia con un ritmo vertiginoso sino manso. Sin dudas está bien construido y el aporte (de escasa participación pero brillante) de Robert Duvall hacia el tramo final jerarquiza y le da prestigio al relato. LO MEJOR: Cruise, Duvall, el reparto en general. Buena combinación de géneros. Acertada inclusión de elementos graciosos. LO PEOR: se podría haber resumido en menor duración. PUNTAJE: 7,5
El texto de la crítica ha sido eliminado por petición del medio.
En Jack Reacher, Tom Cruise deja de lado la sonrisa socarrona y ofrece un personaje de esos que no abundan en el cine contemporáneo. Basada en una novela de Lee Child, la película cuenta además con la participación de Robert Duvall y el director alemán Werner Herzog en el papel del villano. Un francotirador estaciona su auto y comienza a disparar al azar. Minutos después, la policía captura al supuesto tirador y este pide por Jack Reacher, un ex policía militar que trabaja por su cuenta y cuyo paradero es desconocido. Ahora, Reacher ayudará a la abogada defensora en la investigación para descubrir la verdad. Dirigida y escrita por Christopher McQuarrie (guionista de Los Sospechosos de Siempre), Jack Reacher es un thriller que no tiene demasiadas pretensiones. Es una película con una narración lineal y sin sobresaltos que no depara ninguna sorpresa. El atractivo de la cinta descansa sobre elaboradas escenas de acción que no abusan del CGI (imágenes generadas por computadora) y una efectiva persecución que remite a Bullit de Peter Yates con Steve McQueen. Y nos encontramos con una grata sorpresa si a esto le sumamos un elenco sólido que, además de tener a Tom Cruise, cuenta con Robert Duvall, Rosamund Pike, el todo terreno de Richard Jenkins y el director Werner Herzog en el papel de un villano que habla muy poco pero no duda en ejecutar a un secuaz que no ha cumplido con su trabajo. Jack Reacher es una buena película de acción que viene a presentar un personaje nuevo en una época donde abundan las secuelas, precuelas y remakes. 3/5 SI Ficha técnica: Dirección: Christopher McQuarrie Guión: Christopher McQuarrie Género: Thriller, acción. Estreno en Argentina: 10 de enero de 2013 País de origen: Estados Unidos Año: 2013 Distribuidora: UIP Reparto: Tom Cruise, Rosamund Pike, Robert Duvall, Werner Herzog, Richard Jenkins.
Un Reacher que no alcanza Jack Reacher podría haber sido una buena película, si no fuera porque sus guionistas perdieron completamente el norte del género para el cual escribían. Increíblemente, una película que pretende incursionar en el suspenso y la acción, ocasionalmente arruina la experiencia añadiendo condimentos infantiles, humor inocuo y algunos recursos argumentales sumamente inverosímiles. Lo curioso es que exista una trama interesante en esta propuesta. Verdaderamente hay algo bueno para contar, pero los realizadores se han desorientado en el trámite de hacerlo. Luego de un arranque que engancha, la presentación del protagonista es de las más mediocres que he visto en mucho tiempo en una producción de este calibre. Jack Reacher comparece como por arte de magia con intenciones inescrutables. La película avanza, el personaje investiga mientras se agarra a trompadas un par de veces, aunque el espectador nunca llegue a tomarse las escenas del todo en serio, debido al insistente intento de los narradores de forzar el humor donde no tiene cabida. Así se abre paso, Reacher, mientras la audiencia intenta descifrar su compromiso altruista, que ni siquiera al final queda del todo claro. Jack Reacher fracasa en entregar una historia de suspenso creíble al espectador. Una trama inteligente necesita contarse de forma inteligente o muere en el intento. Ésta muere en el intento.