Hace 3 años la irreverencia de un director más o menos novato, Matthew Vaughn, nos sorprendía con la frescura de Kick Ass, adaptación del cómic homónimo creado por Mark Millar y Jon Romita Jr., de esos que son extraños y de culto, que nada tienen que ver con las clásicas Marvel y DC, y que era todo un éxito por su violencia gráfica y su historia fresca de Dave Lizewski, un adolescente que, siendo fan de los más grandes héroes, se convierte en uno de ellos, en la vida real, sin poderes ni habilidades especiales. En su cruzada contra el crimen común, conoce a Hit Girl y Big Daddy, una familia poco común que lleva más allá la cruzada por el bien. Tres años después, la secuela, de la mano de Jeff Wadlow, tiene lo necesario para salir adelante, como una evolución natural de los personajes: Chris D´Amico busca venganza por la muerte de su padre, y como adolescente rebelde con dinero, contrata a un grupo de ex-convictos para matar a Kick Ass. Como respuesta a la novedad de éste héroe, surge un grupo de vigilantes por barrio que se encarga de la seguridad de la gente, mientras Mindy McCready enfrenta los problemas de crecer y ser una adolescente. Lo malo de todo esto, es que Kick Ass 2 enfrenta los típicos problemas de cualquier secuela de hollywood: no es fresca, la fórmula se siente repetitiva, uno de antemano sabe a lo que se enfrenta, el final y todo lo que se viene. Si bien sigue siendo explosiva y brutal, pero muy suavizada comparada con el cómic, con poca frescura y una trama sencilla, que no acaba de cautivar. Jim Carrey está totalmente desperdiciado (y este es el fallo más grande de todos) y los secundarios son tan irrelevantes como el villano, lugar en el que se extraña al grandioso Mark Strong. Y si, a mi me encantó y estoy seguro que si ustedes son de la gente que busca un filme para pasar el rato, seguro lo encontrarán aquí si no se cansan de secuelas con escenas irreales y buenas secuencias de acción (mención aparte a la persecución de HG) y sobre todo, con escenas estilo "rambo" y viñetas sacadas directamente de los cómic, seguro pasarán un buen rato. Si no les gustó la primera parte, mejor ni se acerquen, porque sin duda, está muy lejos de ser uno de esos filmes que se queden en el colectivo especializado. Sólo en el colectivo que disfrutamos de las cosas extrañas, irreales y del mundo de las historietas.
Debo admitir que la primera Kick Ass estaba buena, aunque el lastre del filme eran sus súbitos cambios de tono, los cuales terminaban por descolocar a cualquiera - se iba del humor liviano a la brutalidad más extrema en cuestión de segundos -. Quizás los mayores logros de Kick Ass hayan sido sacar a Matthew Vaughn del gueto y convertirlo en un director respetado en Hollywood - así es como le dieron el timón de X-Men: First Class, uno de los mejores títulos de la franquicia -; y en presentar al mundo a ese torbellino llamado Chloe Grace Moretz. No sé si la Moretz es una gran actriz - hubo un par de cosas que vi posteriormente y no me convencieron -, pero creo que lo suyo es poner cara de desquiciada y patear traseros. Y, como aquí lo demuestra, parece tener un delicioso don innato para ello. En sí, Kick Ass 2 no recorre ningún camino nuevo. Toma muchas cosas del original, las pule y las expande, pero da la impresión que ahora los ingredientes están más balanceados y mejor cocinados. No está Matthew Vaughn - se reservó el puesto de productor -, pero está Jeff Wadlow, un tipo ignoto que dirigió un par de películas directas a video (como Never Back Down) y que pronto prueba ser tan hábil con la pluma como con la cámara. Porque aquí dirige y escribe y, guau, lo hace con gran altura. El gran problema con la original era que el protagonista era un insulso de aquellos y las cosas sólo funcionaban cuando aparecía Hit Girl - la Moretz enfundada en disfraz y partiendo huesos a mansalva - en pantalla. Acá los papeles se han reescrito de manera un tanto más equilibrada y, aunque Hit Girl sin dudas es la ladrona de escenas por excelencia, el tontín Kick Ass tiene su cuota de momentos interesantes. Aún así, parte del problema con el papel es Aaron Taylor Johnson - ese flaco con cara de nene que se casó con una cuarentona en la vida real, le hizo un par de pibes, y que aquí regresa pasado de esteroides, con lo cual parece un niñato injertado en el cuerpo de Sylvester Stallone -, quien simplemente carece de carisma. Acá actúa algo mejor y tiene un rol bastante más elaborado, pero está más cerca de Woody Allen que de Hugh Jackman. Por lo menos las escenas con él no aburren. Del otro lado del mostrador está Christopher Mintz-Plasse (que no es mints, please!, como siempre se me ocurre), al que le toca hacer de loco malo. Ciertamente Mintz-Plasse no es el nuevo Heath Ledger pero al menos su villano es bastante digno, y uno se divierte con sus ocurrencias. El quid de la historia pasa por los dilemas; a final de cuentas, ésta es gente que se ha metido a vivir una doble vida, y no termina de ser feliz en ninguna de ellas. A la noche combaten al crimen, pero son ilegales y perseguidos por la ley, y de día son una parva de perdedores despreciados por los demás. La auténtica heroína real es Hit Girl (Moretz), pero ella misma siente que está perdiendo parte de su vida e intenta adaptarse como una adolescente común y corriente. Por supuesto la movida no sale como lo esperado - las mejores partes del film pasan por ver a la Moretz mordiéndose los codos para intentar ser normal, descubriendo sus hormonas alteradas al ver los ídolos teen, o metiéndose en toda esa anhelada (pero pútrida) rutina del secundario, sea estar con las top girls, ser porrista, salir con los atletas de la escuela, etc -, y pronto la chica manda a freir churros a sus pedantes compañeritas de colegio. Por otro lado el insípido Kick Ass ha logrado unirse a una banda de vigilantes liderada por un desquiciado ex-asesino que se hace llamar el coronel Barras y Estrellas (Jim Carrey). Mientras que Carrey sigue probando suerte con personajes oscuros e intensos (como el mago descontrolado de The Incredible Burt Wonderstone), no termino de entender qué es lo que hace aquí. Quizás haya aportado un par de líneas de remate al corte final y esté ok en el papel, pero se trata de un rol que podría haberlo ocupado cualquier otro - digamos, Willem Dafoe -. Lo suyo es intenso pero controlado, y ni siquiera es tan descollante como para resultar memorable. Las cosas se mechan cuando el hijo del mafioso al cual acribillaron en la película anterior (y que era interpretado por Mark Strong) se le ocurre cobrar venganza del enmascarado verde y su letal compañera púrpura. A diferencia de la primera Kick Ass aquí las cosas van más de comedia, aunque hay momentos en que el humor es negrísimo y parece salido de una película de Tarantino. Como es menos chocante, menos solemne y menos subversivo que el capítulo 1, Kick Ass 2 termina resultando mejor filme que su predecesor, simplemente porque es mas parejo, más entretenido y más llevadero; desde ya que muere gente (y a veces de manera bastante fea), pero dichas secuencias no logran torpedear el tono ni los logros del filme. Por contra, en el original parecía haber cierto deseo perverso de Vaughn en intentar descolocar al espectador, fuera exhibiendo una muerte extremadamente violenta a cada rato, o mostrando como un adulto le propinaba una brutal paliza a una nena de 12 años. Como decíamos, la cosa viene de venganza. Aún cuando el malo tenga cara de tarado y sea un completo inútil, por el otro lado está tan forrado de dinero que puede reclutarse un ejército de sicarios a piacere y disfrazarlos como él quiera - como dice en un momento, "mi superpoder es el dinero!" -. Aún con toda su inoperancia el tipo posee su cuota de oscuridad y llega un punto en que empieza a actuar con eficiencia. En especial cuando recluta a una colosal amazona de casi dos metros - a la que bautiza como "Madre Rusia" -, la cual parece esculpida en metal y es tan implacable como brutal. Si en Kick Ass 1 había una sátira inteligente al género de los superhéroes, aquí se empieza a mover directamente con las reglas del género, aunque conserva algunos elementos de metaficción. Toda esta gente filosofa sobre su papel basándose en lo que conocen de la mitología de los comics, y llegando a comportarse de acuerdo a dichas directivas - piensen en algo parecido a Scream, pero ambientado en el universo de los héroes de historieta -. Muchas de sus conclusiones son interesantes pero, por sobre todo, está el factor fundamental que es la química: actúan bien, son simpáticos y queribles - incluyendo los villanos -, y son lo suficientemente ricos como para preocuparnos por su suerte y estar atentos a sus próximas movidas. En especial Aaron Taylor Johnson, el que muestra tener algo más de pulso en esta segunda aparición como el personaje de marras. Es más que probable que los fans de culto disfruten más de Kick Ass 2 que el resto de los mortales. Yo creo que hay elementos para todos los gustos, pero el nivel de metaficción funciona mejor para el conocedor que para el neófito. Hay acción (brutal), hay humor (brutal), hay buenos personajes (que a veces sufren destinos brutales), hay un buen desarrollo, buenas actuaciones y una gran dirección. Es más que probable que se venga la tercera y última, y me gustaría mucho que Jeff Wadlow la vuelva a dirigir. Aquí ha probado tener mano de sobra para manejar el material e, incluso, sacar lo mejor de él. Y aunque no se trata de la mejor vuelta de tuerca al género, Kick Ass 2 es un entretenimiento inteligente y muy respetable, razón por la cual ha terminado de ganarse nuestra más sincera recomendación. - See more at: http://www.sssm.com.ar/arlequin/kick-ass2.html#sthash.TyfjC6WZ.dpuf
En Kick-Ass 2 nuevamente lo mejor de toda la película sigue siendo el personaje de Hit-Girl y creo que sin ella la saga no existiría. Les aconsejo que se queden a ver los títulos finales aunque se aburran ya que hay un plus con el que van a comprobar que el desenlace que acabaron de ver de Kick-Ass 2 no es tal. Las escenas de acción son buenas y están bien logradas, aunque...
Una cofradía de huérfanos. Se podría afirmar que Kick-Ass 2 (2013) cuenta con un gran elemento a favor y otro en contra, si analizamos el convite desde el punto de vista de los fanáticos de la película de 2010. Si bien mantiene los rasgos primordiales de la aventura original, cae en cierto automatismo narrativo que caracteriza a la mayoría de las continuaciones hollywoodenses, casi siempre incapaces de llevar un paso más allá el devenir prefijado. Aun así, vale aclarar que este “resultado agridulce” está por encima del estándar cualitativo del campo de las secuelas contemporáneas, redondeando un producto digno y entretenido que profundiza en el desarrollo de personajes y hasta incluye un par de escenas muy logradas a nivel cómico...
Cuando Kick-Ass se estrenó en el año 2010 agarró a muchos por sorpresa. Había un pequeño nicho (el comiquero) que sabía de qué venía la cosa pero otro descubrió un mundo magnífico bajo la premisa “Qué pasaría si alguien se disfrazara y empezara a actuar como superhéroe en la vida real”. Sin tomarlo para la parodia pero tampoco con la verosimilitud de Christopher Nolan, el director Matthew Vaughn supo hacer un peliculón adaptando el comic de Mark Millar con un presupuesto pequeño. Gracias al éxito cosechado y a las negociaciones con los actores (que ahora son estrellas) se pudo hacer esta continuación en la que Vaughn ocupa el lugar de productor cediéndole su asiento como realizador (ya también co-guionista) a Jeff Wadlow quien hace un excelente trabajo. Más allá de la fidelidad con la que se toma el comic, eso lo podrán decir y juzgar los puristas, lo que tiene muy bueno esta producción es el paralelismo que crea entre la historia y el espectador mismo. Porque por un lado te muestra un mundo en donde hace un par de años que ya es normal que la gente se disfrace para hacer justicia por mano propia y por otro juega con muchos guiños hacia una audiencia ya muy curtida en películas de superhéroes dado todo lo que se estrenó de ese género entre la original y ésta. Nuevamente Hit-Girl vuelve a eclipsar al mismísimo Kick-Ass, y no es para menos dado a como crece día a día Cholë Moretz en lo profesional y en carisma. Lo cual no significa que Aaron Taylor-Johnson esté mal en el papel sino todo lo contrario. Tanto que da mucho gusto ver en como los dos personajes crecieron en la historia dentro de la pantalla, dejando de lado a los actores que los interpretan. Lo mismo sucede con el genial Christopher Mintz-Please y su pasaje de héroe a villano. Por obviedad, una de las grandes piezas faltantes en esta oportunidad es Nicolas Cage y su Big Daddy aunque se las ingeniaron muy bien para que estuviese presente. Lamentablemente el personaje de Jim Carrey no logra llenar ese espacio vacío pero aún así se destaca, al igual que todos los héroes y villanos que presentan. Mejores y más violentas (y sanguinarias) secuencias de acción que en la primera parte junto a una banda sonora muy bien aplicada terminan por convertir a esta secuela en una verdadera fiesta a la que estuvimos a punto de no ser invitados. Se hizo justicia…
Cultura freak ultra violenta 2 Kick-Ass 2 (2013), que en Argentina se estrenará sólo en los cines Village, continúa con las aventuras de los adolescentes marginales devenidos en súper héroes de la primera parte. En esta secuela se acentúan aún más las temáticas adolescentes (la identidad, la aceptación social, el uso de las redes sociales) siempre dentro de un humor particular y con una alta dosis de violencia. Basada en la novela gráfica de Mark Millar y John Romita Jr., Kick-Ass 2 se centra aún más en Mindy Macready/Hit-Girl (Chloe Grace Moretz), la niña ultra violenta que viene a salvar al errático –aunque noble Dave Lizewski/Kick-Ass (Aaron Taylor-Johnson)- de la paliza segura que recibirá luego de cada redada. La historia comienza cuando el personaje masculino recurre a Mindy en busca de entrenamiento con el fin de formar un “dúo dinámico”. Pero por promesa a su tutor la niña deberá alejarse del disfraz. Dave encontrará un nuevo grupo de freaks enmascarados para rondar las calles, comandados por el irracional Coronel Stars and Stripes que interpreta Jim Carrey. Por el lado del mal aparece Chris D'Amico (Christopher Mintz-Plasse) ahora con nuevo nombre -The Motherfucker- para comandar el escuadrón de villanos que azotará la ciudad y Kick-Ass y su pandilla intentarán detener. Ante este panorama es pertinente ver aquellos tópicos de la cultura popular a los que Kick-Ass 2 tanto en particular como junto a su antecesora, rememoran: la cultura de ultra violencia generada por una cultura pop excluyente sumada a la utilización de video juegos violentos (sin dejar de lado la incentivación del uso de armas en la sociedad americana), delimitan el estilo paródico de la saga. Junto claro está, a una propuesta visual muy influyente. Los colores resaltan toda sensación de frescura en una era ganada por la imagen. Así mismo en esta segunda parte se exacerban los elementos bizarros (el traje de The Motherfucker compuesto por ropa sadomasoquista de su madre) añadidos a las innumerables malas palabras. Pero también temas universales relacionados a la adolescencia como la pertenencia a un grupo, la primera cita, la relación con los padres. Temas atravesados por Mindy en mayor medida. Tantos elementos puestos en funcionamiento en conjunto generan este collage visual tan característico, sumamente atractivo y por lapsos un tanto críptico para generaciones anteriores, pero que le dan a Kick-Ass 2 ese estilo tan particular y emblemático que produce amores y odios con igual pasión.
Tenía altísimas expectativas con la llegada de la secuela de “Kick Ass”. La primera me había parecido un producto original, fresco, divertido, (más allá de que no conocía el cómic) por lo que esperaba una segunda parte aún más ruidosa, comprometida y oscura. Sin embargo, esta segunda entrega de la naciente franquicia, apenas logra sostener el interés por algunos personajes (hay bastante renovación), presenta un guión plano y lineal (dos bandos sin matices) y focaliza en la destrucción feroz (y sádica, desde algún lugar) antes que en las buenas ideas que sustentaron la primera. Podríamos aventurar que se instala en ver cómo se adaptan (o no) al mundo, los héroes y villanos centrales (Kick Ass, Hit Girl y The Motherfucker –?-) o como resuelven los problemas que tienen inconclusos con las figuras paternas (ya verán porqué). La historia sigue a Dave Lizewski (Aaron Johnson) quien colgó la capa y trata de pasar desapercibido mientras resuelve cómo seguir adelante con su vida después de todo lo sucedido en la primera parte. De hecho, muchos “justicieros” ahora patrullan las calles (llamarlos superhéroes sería demasiado no?) y lo tientan para trabajar juntos. Ya no sería pelear solo. Bah, presentar batalla y que le rompan la cara, como ya hemos visto en la primera. El quiere formar un grupo en el que esté Hit Girl (Chloë Grace Moretz), pero ella está muy jugada ya que su tutor no quiere ni oir hablar del tema y hay una promesa en el medio que no puede romperse en ese sentido. No importa, Dave da con una banda a su medida (donde se encuentra el Coronel Barras y Estrellas – Jim Carrey volviendo al ruedo) para impartir justicia y proteger a los buenos. En esa vuelta nos topamos con Chris D’Amico (Christopher Mintz-Plasse), quien sigue envenenado por la muerte de su padre y se cambia el nombre para mostrar una versión recargada de sí mismo (El h…de p…, literalmente – The Motherfucker) y tratandose de vengarse por todo lo sufrido. Tiene mucho dinero y eso le permite armar un grupo de sujetos bien siniestros que confrontan con la banda de Kick Ass and friends de la peor manera. A ver, Jeff Wadlow se hace cargo de llevar adelante esta entrega y ofrece coreografías ajustadas a la hora de la acción (eso no se lo podemos negar) pero no despliega en su menú, segmentos y situaciones donde haya emociones que impacten. Hay locura, pero poco corazón y fibra a la hora del relato. Desgraciadamente, también le falta humor, de alguna manera se instala en un microclima propio que comprime muchas escenas que podrían ser importantes, en poco tiempo . Apenas cumple con la presentación de la creciente variedad de personajes que puebla la cinta, y en poco más. No hay profundidad en las relaciones entre los héroes y sus enemigos (tanto sea, como grupo propio o rivales), y esta falencia genera cierta mecanización de la acción que nos lleva, rápidamente, a descubrir la sucesión de hechos y su final, con bastante antelación. Casi no hay sorpresa y se siente. Probablemente el guión descansa en los enfrentamientos cuerpo a cuerpo y el carisma de Hit Girl. Una franquicia que esperábamos con ansias y cuyo resultado final promedia por debajo de su antecesora. Veremos si hay chances de dejar de “recargarla” y de cara a la próxima (si es que se contara esa posibilidad) en cambio, generar “revoluciones” en ella.
Entrañables, así sentía uno a los personajes de Kick Ass,y con gran ansiedad augurábamos una secuela/precuela. Y acá estamos frente a “Kick Ass 2”(USA, 2013) con más preguntas y tristeza que resoluciones y entretenimiento. En esta secuela, dirigida por Jeff Wadlow (“Cry Wolf”, “Pearl Harbour”, etc.), el tono risueño y pasatista se cambia por reflexiones filosóficas que contradicen su lúdico espíritu original (tanto en la primera parte como en el cómic), y encuentra en esta oportunidad a nuestro héroe, interpretado por Aaron Johnson, en la disyuntiva de continuar salvando el mundo o no. Mientras reflexiona, piensa que lo mejor que puede hacer es aliarse a Hit Girl (la ascendente Chloë Grace Moretz) para convertirse en una letal pareja contra los villanos. Pero Hit es controlada obsesivamente por Marcus (Morris Chesnut), a cargo de la joven luego de la muerte de Big Daddy (Nicholas Cage). Para convertirse en los nuevos paladines de la justicia, la niña debe escaparse de la escuela para poder entrenar a Kick Ass hasta convertirlo en un héroe infalible. Pero como todo puede fallar (ya lo decía Tu Sam) Wadlow decide que la historia de la conversión de Hit Girl/Mindy en una mera mortal más, era mucho mas interesante que profundizar en ella y su vínculo con Kick Ass. Entonces hay que verla a ella expuesta por un par de porristas a las cursilerías más obvias y a grupos musicales del estilo de One Direction. Y Mindy/Hit no sabe qué hacer. O sí. Justo en el momento que le arman una emboscada en plan “Carrie”(que oh casualidad protagoniza). Ajeno a todo esto, Kick Ass quiere pertenecer a algún grupo o dupla, por lo que se une a “Justicia para Siempre”, una especie de “Liga de la Justicia” pero en plan patético, liderada por el Coronel Barras y Estrellas (un desaprovechadísimo Jim Carrey). Y todo es desconcierto. Brilla por momentos el villano de turno, Red Mist, ahora The Motherfucker (Christopher Mintz), con sus tonterías y desatinos, quien comenzará a esparcir por la ciudad, luego de asesinar accidentalmente a su madre, el miedo. Y algunas incorporaciones como Mother Russia, una implacable asesina rusa que se parece mucho a Brigitte Nielsen, pero tuerta. Nuevamente está el exponer el cuerpo para afirmarse como héroes, los trazos gráficos para indicar que esta película es la más COMIC de todas las historias de seres comunes convertidos en titanes y las torpes peleas al estilo serial televisivo Batman de los años sesenta. Pero hay en la industrialización del producto una gran pérdida, la de la fidelidad a la historieta creada por Mark Millar y John Romita Jr., la de la inocencia de los nuevos héroes y el intento, imperdonable, de transformación de Hit Girl en una Barbie sentimentaloide más. “Esto no es un comic, gente real va a morir hoy” dice en una de las secuencias finales uno de los personajes, y en vez de divertirnos, pensamos, quiero que el espíritu de comic vuelva, quiero que lo absurdo y entrañable se plasme nuevamente en la pantalla. Pero claro está, para ese momento, la película ha terminado
No Fun. La primera Kick-Ass había resultado una agradable sorpresa por su particular sentido del humor, su violencia y un argumento que contraponía al superhéroe, anhelado a través de la mirada de un adolescente nerd, con el contundente choque con la realidad producto de abandonar la habitación y salir a vivir el mundo. En Kick Ass 2 el equilibrio en este último aspecto se pierde y nuestros queridos personajes comienzan a perder sus personalidades y su carisma frente a una realidad quizás demasiado dura para lo que debería haber sido este film. Como era esperable, en esta secuela los personajes crecieron y con ellos sus problemas. Sin embargo, problemas y personajes no lo hicieron proporcionalmente, encontrándonos con jóvenes que actúan igual que en la primera parte pero con la diferencia que en esta la muerte es una posibilidad mucho más tangible. La visión fantaseada del film del 2010 permitía que una golpiza a un joven o una bazuca apuntada a un villano sea festejada. En este nuevo film, la crítica social y la decisión de poner cada acción bajo un prisma existencialista hacen que el espectador no se tome la historia tan a la ligera. Kick_Ass_2_EntradaEn esta óptica el grupo de superhéroes sin super poderes al que se une Kick Ass (Aaron Taylor-Johnson) se convierte en un grupo paramilitar dirigido por el Coronel Stars and Stripes (Jim Carrey), estereotipo del republicano católico, integrado entre otros por dos padres que con el patrullaje subsanan las penas por la desaparición de su hijo Tommy. Este grupo luchará contra una organización coreana (seguramente de la Corea “mala”) de trata de personas y a algunos inmigrantes criminales más. La parte del guión reservada para Hit-Girl (Chloe Moretz) no resulta mucho más alentadora. Ella lucha por adaptarse al mundo de las chicas de su edad. En ese camino además de descubrir su sexualidad gracias a un video del cantante pop del momento descubrirá que las adolescentes pueden ser más crueles que los delincuentes y que usar armas bélicas es un gran síntoma de madurez. Kick Ass 2 pierde por alejarse del humor irreverente y por momentos absurdo de la primera parte para establecer casi un drama existencialista sobre el crecimiento y las consecuencias de los actos. Dentro de este nuevo contexto la violencia del film ya no resulta nada divertida.
Rompiendo huesos, parte dos Esperadísima secuela de la violenta y sorprendente Kick-Ass, esta suerte de comedia negra que combina acción, superhéroes y mucha adrenalina. ¿Se cumple el famoso dicho que reza que las segundas partes no superan a las primeras? Discutible, pero lo que sí queda claro es que esta última edición no tiene nada que envidiarle a la iniciadora de la saga. Sin escatimar en sangre ni en secuencias crispadas, Jeff Wadlow parece encontrar el punto justo de cocción a la hora de montar cuadros estremecedores con menor grado de exceso. También sabe que la dinámica es un traje que le sienta bien en demasía a la historia, por lo que la película no decae un solo minuto y mantiene al público entretenido durante todo el metraje. Nuevamente, el personaje de Hit Girl se lleva todas las miradas, los aplausos y eleva la admiración de sus seguidores. La pequeña heroína es la verdadera y principal razón por la que Kick-Ass atrae y contagia. Y aquí hay una importante y destacadísima labor de la responsable de encarnar a la niñita de peluca violeta. Chloë Grace Moretz desborda de carisma y permite que el espectador disfrute, ría y se sienta seguro cada vez que ella aparece en escena; aniquilando villanos con su bestial y peculiar modo o incluso desarrollando una faceta aislada de la vida de superhéroe (rol que se muestra en este capítulo involucrándola en la cotidianeidad escolar). La inclusión de un nuevo personaje interpretado por Jim Carrey le da un baño de frescura a la narración, aunque quizás erróneamente no se le dé la participación necesaria como para aprovechar más al actor cómico de las mil y una gesticulaciones. El humor negro sigue haciéndose presente en Kick-Ass 2, y la reunión de dos grupos distintos de sujetos disfrazados con una imperiosa necesidad de imponerse como paladines termina resultando un elemento sugestivo. Quienes comulgan con Kick-Ass y quienes intentarán destruirlo bajo órdenes de un torpe y bien caracterizado bellaco bajo el seudónimo de “Mother Fucker” (ex Red Mist). Entretenida, disfrutable y con unas cuantas dosis cruentas de enfrentamientos, la cinta cumple con su cometido, incluso tornándose turbia cuando se llama a la tensión. LO MEJOR: Hit Girl nuevamente. Acción, bien filmada. Divertida. Un ritmo frenético. LO PEOR: se desaprovecha el personaje del coronel encarnado por Carrey, al no darle un mayor tiempo de colaboración que hubiese resultado atractivo. PUNTAJE: 7,2
Digna secuela Aun sin el vuelo de la primera, vale la pena. Tres años después de esa gran comedia de acción sobre unos niños superhéroes sin poderes que fue Kick-Ass, basada en el comic de Mark Millar y John Romita, Jr., llega esta secuela que sufre porque sus protagonistas han crecido y perdido encanto y porque privilegia la comedia adolescente por sobre la película de superhéroes y no termina de estar a la altura de la propuesta. Aun así, Kick-Ass 2 va de menor a mayor y deja un regusto agradable. La breve escena posterior a los títulos hace esperar con ansias la tercera parte, que según sus creadores será la última. Kick-Ass 2 empieza con una referencia clara a su predecesora: Hit-Girl está en un terreno baldío a punto de dispararle a Kick-Ass para probar el chaleco antibalas. Así se presenta la inversión de roles de Hit-Girl: de aprendiz de su padre Big Daddy en la película anterior a entrenadora de Kick-Ass en esta. Pero después de un prólogo típico de entrenamiento y lucha, la película entra en un pozo. Hit-Girl vive con su padre adoptivo, el detective Marcus Williams, que quiere que ella haga una vida normal y no vuelva a disfrazarse de superheroína. A Kick-Ass le pasa lo mismo con su padre, aunque sale a escondidas y se une a un pintoresco grupo de aspirantes a superhéroes liderado por el coronel Stars and Stripes. También está el villano: Chris D’Amico, que quiere vengarse de Kick-Ass por haber matado a su padre. Con ese planteo, las virtudes de la primera tardan en aparecer. Toda la subtrama de estudiantina no hace otra cosa que demorar un desenlace evidente. Pero aun sin la sorpresa de la original, Kick-Ass 2 es una digna secuela con momentos inolvidables: un Christopher Mintz-Plasse desatado, un Jim Carrey distinto y una genial pelea entre Hit-Girl y Mother Russia que confirma que lo mejor de la serie es Chloë Grace Moretz.
El peso de las aspiraciones Si la primera película de la saga no podía construir un anclaje temático coherente a lo largo de todo el relato, tres años después la secuela exhibe algo similar. Y en su ambición de abarcar demasiado, termina apretando poco. En ocasión del estreno de Kick-Ass, Horacio Bernades se preguntaba en estas mismas páginas qué era lo que la película quería contar y cómo, para diagnosticarle después una suerte de neurosis narrativa que le impedía construir un anclaje temático coherente a lo largo de todo el relato. Poco más de tres años después, la secuela obliga a problematizar los mismos aspectos para obtener una respuesta similar. Lo que permite suponer que el sello identitario de una marca con destino de franquicia es justamente ése, la ausencia de un estilo propio y definible. Basado en una nueva entrega del comic de los británicos Mark Millar y John Romita Jr. y estrenado aquí por la distribuidora de la cadena Village (más información en el Suple NO de hoy), el film de Jeff Wadlow es, entre otras cosas, un coming of age acerca de una adolescente conflictuada, una high school comedy centrada en el inédito enfrentamiento entre perdedores y populares, y una sátira acerca del mundillo de los superhéroes con una ultraviolencia pop coreografiada marca Tarantino. Todo esto entreverado en una historia de ínfulas políticas y metafóricas protagonizada por hombres y mujeres comunes y corrientes amigos de la aplicación social y generalizada de la Ley del Talión. La película comienza un tiempo después del desenlace de la primera, con la pequeña Mindy/Hit-Girl (Chloë Moretz) a cargo de un compañero de su padre muerto. De aquel policía marginado de la fuerza y decidido a formar una liga de justicieros anónimos después de que asesinaran a su esposa, interpretado por un Nicolas Cage en estado de gracia, queda apenas una foto con cara de empleado del mes de McDonald’s en el cuarto de entrenamiento de la nena. Cuarto al que llega un Dave dispuesto a volver a convertirse en el personaje del título. Por esas casualidades de guión, esto coincide con el regreso a los primeros planos de Chris D’Amico (Christopher Mintz-Plasse), ex Red Mist ahora rebautizado The Motherfucker, para vengar la muerte de su padre. ¿A quién culpa? A Kick-Ass, of course. A partir de la irrupción mediática de su némesis, este último se integrará a un grupete de freaks encabezados por Colonel Stars and Stripes (Jim Carrey, que desde la reciente El increíble Burt Wonderstone entendió que la gestualidad debe estar en función de la composición y no al revés) y dispuestos a repartir piñas y patadas a quienes crean que lo merezcan. Mientras tanto, la nena está autoexiliada en su rutina y buscando su primer beso. ¿Suena a demasiado? Lo es. Porque Kick-Ass 2 es, además de neurótica, autopresumidammente compleja, canchera y orgullosa del carácter de culto de su predecesora. Demasiado como para no caer por el propio peso de sus aspiraciones.
Sólo para seguidores Cuando en el año 2010 llegó a los cines Kick Ass la película marcaba una evolución o una novedad con respecto al género de super héroes. Entre otras cosas porque su protagonista no era un súperhéroe. Su estética de film noir, la crudeza de las imágenes y la autoconciencia del relato eran algo no del todo nuevo, pero sí un paso más en los cambios que el género venía mostrando. La película cerraba con sus protagonistas (Kick-Ass y HitGirl) retomando en teoría la vida normal. Lo curioso es que si bien las constantes estéticas del film anterior se conservan intactas, esta segunda parte hace un esfuerzo nulo por interesar a cualquier espectador que no haya visto el primer film. Es prácticamente imposible que alguien que recién llegue ahora entienda realmente lo que pasa o de donde viene, aun cuando los diálogos den pistas. Intencionalmente la película renuncia a rescatar a esos nuevos espectadores, lo que no necesariamente está mal, pero es bueno aclararlo. Es mejor ir con la película anterior vista. Hecha esta salvedad, el relato sigue funcionando, casi todo el humor es efectivo y la película mantiene una dosis de violencia alta que le impide convertirse en un film de consumo infantil, aun cuando un desprevenido pueda creer que lo es. El mayor defecto del film es la manera en que se desvía para tener escenas de comedia adolescente de colegio secundario, algo que no sólo no funciona sino que además le agrega una escatología que aquí no valía la pena incluir. Atención: hay una escena más al final de los títulos.
No necesitamos otro héroe La primera entrega se basaba en una pegunta ¿Por qué tras tantos años de mitología sobre superhéroes no había ninguno en la vida real? Esta vez, como para cerrar el círculo, la pregunta es ¿Hace falta contar con superhéroes en la vida real?. El dilema sobre qué hacer con sus vidas, y sus deseos de ser útiles a la sociedad en la que viven, es lo que domina a los personajes principales. Por un lado, Mindy, quien intenta vivir como una chica de quince años, alejada de su alter ego Hit Girl y rodeada de superficialidad, a la vez que es maltratada por sus compañeros de clase por tener una actitud diferente al resto. Por el otro, Dave, quien cansado de luchar solo y necesitado de alguien que lo acompañe en la aventura de ser Kick Ass se une a una pandilla de vigilantes comandada por el coronel Stars (Jim Carrey en un personaje que nada le aporta a su carrera, definitivamente). En medio de tanta batalla interna se desata otra más palpable y violenta, la que encabeza Chris D´Amico, antes Red Mist, quien viera a su padre muerto a manos de Kick Ass y que ahora busca venganza enfundado en su nuevo rol de villano llamado Motherfucker. Al igual que en el filme anterior, aquí la violencia se presenta de forma exacerbada y explícita, sin sutilezas. El tono de comedia domina la primera mitad del filme, pero luego todo se vuelve más áspero, brutal y hasta trágico. No es posible obviar que estamos ante una exagerada crítica sobre la ausencia de ley y la falta de seguridad, antes que una apología de la justicia por mano propia. Basta con ver cuánto pierden los protagonistas de esta historia por encarar una labor para la que no están preparados y mucho menos elegidos. El guión es errático justamente en cuanto al tono a sostener y se pierde en la maraña de coreografías luchísticas y borbotones de sangre que salpican la pantalla. El director tampoco está a la altura; incapaz de acercase siquiera a alguna de las memorables escenas que logró su predecesor, solo se conforma con marear al espectador en busca de tapar su falta de creatividad. Así y todo, la película se salva gracias a la estupenda Chloe Grace Moretz, la que consigue sostener buena parte de la trama con su adorable, a la vez que temeraria, Hit Girl, personaje ya de antología.
Un film que se estrena en nuestro país por la insistencia de los fans. La primera, que contaba cómo un chico se transformaba en un superhéroe cínico y violento dejó un público seguro para esta segunda parte en la que se refuerza la banda de justicieros con la llegada de Hit Girl, letal e indiferente frente a la muerte. Solo para fanáticos.
Sin la frescura de la primera entrega, pero colorida y bien filmada como la original, la película contiene una violencia grafica impensada para una adaptación que se nutre de las viñetas de un comic. Hay humor negro, acción, sangre e irreverencia política. Es en definitiva un filme nacido como objeto de culto que solo disfrutaran los incondicionales de la saga.
Los límites de la reflexión (sobre el superhéroe) La virtud que tiene Kick-Ass 2 es la de independizarse como obra, sin la necesidad imperiosa de repetirse temáticamente a su antecesora, la que funcionaba como un film de iniciación. Si bien el protagonista, Dave / Kick-Ass (Aaron Taylor-Johnson) y su amiga Hit Girl (Chloe Grace Moretz) son personajes derivados de la primera película, el camino que entablan aquí es diferente, es el de la búsqueda urgente de la identidad agregado a la cotidianeidad adolescente y sus motivos: el deseo sexual, las castas escolares, etc. El comienzo promisorio, en el que aparentemente ambos van a formar un dúo para continuar la lucha contra el mal, se desvanece poco a poco hasta quedar separados, cada uno por su bando. Kick-Ass se une a un grupo de “vigilantes” comandados por el Coronel Bands and Stripes (un sutil Jim Carrey) mientras que Mindi, luego de prometerle a su padre sustituto dejar el uniforme para siempre, busca encajar en el submundo superficial de las adolescentes denominadas “mean girls”, aunque su alter ego nunca desaparece por completo. La búsqueda de la identidad, en el tormentoso período de la adolescencia, no está limitado a los buenos sino, que también, es el objetivo del villano de turno: Motherfucker, el hijo del mafioso D’Amico asesinado en la primera película por Big Daddy, el padre de Hit Girl, quien también falleció...
No tengo demasiados gratos recuerdos de KICK ASS, la película original. Siendo sinceros, recién al empezar a ver KICK ASS 2 pude confirmar que sí, que había visto la original, pero tan poco es lo que recuerdo de ella que es como si se tratara de una película que vi hace 20 años. Veo que se ha transformado en una película de culto y me entero que la secuela la estrena aquí la cadena Village -que le compró los derechos a UIP, distribuidora que había decidido no estrenarla-, pero de todos modos me sigue resultando una experiencia bastante ajena. El culto a la película viene de una historia que nacida en el mundo del comic y que plantea un mundo en el que los adolescentes se inventan sus propios superhéroes, se crean un nombre y un disfraz (bastante berreta y casero) y salen a combatir el mal por las calles. Entre la parodia, el homenaje y la película de acción, KICK ASS 2 pone en evidencia el sistema de identificación en el que se apoyan las películas de este género. Es como si un grupo de fan-boys de esos que inundan el Comic-Con salieran disfrazados a la calle y se tomaran en serio sus roles. kickass2cLa película, más allá de un mínimo coqueteo con el tema, jamás se preocupa por las implicancias más o menos reales de este tipo de planteo. Retoma las aventuras de Kick Ass (Aaron Taylor Johnson), Hit Girl (Chloë Moretz, la verdadera protagonista del filme) y un grupete de wannabes de superhéroes (incluyendo Jim Carrey en un breve y bastante desgraciado rol), luchando contra una serie de villanos liderados por el supuestamente temible Motherfucker (Christopher Mintz-Plasse). Y cada uno de ellos, además, debe tratar de zafar de las prohibiciones familiares, aparentemente absurdas, de que eso de salir disfrazado a combatir el crimen es un poco ridículo. En el caso de Hit Girl -en la mejor y más paródica subtrama del filme- lo más interesante será su intento por integrarse al grupo de las “chicas populares” del colegio, con resultados previsiblemente desastrosos. Entre traumas familiares y conflictos que se toman demasiado en serio (a la película le vendría mejor un tono decididamente más paródico), nuestros héroes demuestran ser bastante capaces e inusualmente sanguinarios en la tarea. Lo cual nos lleva al asunto, para mí, central, de esta -en otros sentidos- bastante menor película de superhéroes. Más allá del paraguas que brinda el género, el nivel de violencia de KICK ASS 2 es brutal, excesivo. kickass2bComo cualquiera, puedo entender y justificar cierto nivel de violencia utilizado en películas de género (me banco hasta las películas más rotundas y sangrientas) y entiendo todos y cada uno de los guiños, pero hay algo en esta película que me resulta un poco repulsivo. Tal vez sea la combinación de la inocencia de los adolescentes y nerds protagonistas con un baño de sangre propio de una película gore de clase Z (y con algo que no es otra cosa que una violación), tal vez la impericia de los realizadores como para que esa virulencia se integre mejor en la puesta en escena, pero lo cierto es que el asunto se vuelve bastante insoportable y quita casi toda la posible simpatía que podría generar la absurda trama. Como “fantasía cumplida” de adolescente fanático de los comics, KICK ASS 2 resulta un poco perturbadora e incómoda. Y eso, curiosamente, es lo que la hace peor como película pero más interesante de ser vista y analizada, acaso no desde su casi nulo costado cinematográfico sino de uno, si se quiere, sociológico. Es interesante, como prueba, verla junto a THE DIRTIES, una película que deja en claro que tal vez no sea del todo una gran idea -y mucho menos, algo heroico- que los adolescentes “perdedores” o marginados salgan a descuartizar a sus enemigos como si nada. Si esto es el mundo real -como aseguran una y otra vez los protagonistas- las consecuencias pueden ser desastrosas.
Kick-Ass fue uno de los éxitos sorpresa de 2010. Dirigida por Matthew Vaughn, basada en un comic de Mark Millar y John Romita Jr., presentaba las andanzas de David Lizewski (Aaron Taylor-Johnson), un adolescente simplón que decide convertirse en superhéroe… aunque no tiene ni superpoderes ni agilidad ni fuerza; sólo un disfraz y las ganas de combatir a los malos. En su camino se cruzan otros “entusiastas”: Big-Daddy (Nicolas Cage), su pequeña pero letal hija Mindy/Hit-Girl (Chloë Grace Moretz), y Chris D'Amico/Niebla Roja (Christopher Mintz-Plasse), quien resulta ser el hijo de un temible mafioso. La explosiva mezcla de diversión e hiperviolencia le ganó a la película muchos fanáticos. La llegada de Kick-Ass 2 era cuestión de tiempo. Tras un tiempo alejado de las calles, Dave retoma su carrera como Kick-Ass y pronto se una a una suerte de Liga de la Justicia de superhéroes de la vida real, liderada por un extravagante ex mafioso (Jim Carrey), devenido en hacedor del bien. Por su parte, Mindy, ahora adolescente y bajo la protección de un amigo policía de su padre, intenta dejar su faceta de Hit-Girl para tratar de ser una joven normal, con amigas y novio deportista. Una tarea más difícil que el peor de los criminales. Y hablando de criminales, Chris abandona su traje de Niebla Roja para transformarse en The Motherfucker, el villano de turno, que tiene en mente vengarse de Kick-Ass mediante grandes recursos económicos y temibles matones. Por supuesto, las peleas y la sangre no se harán esperar...
Los chicos crecen, y Kick Ass vuelve en su secuela, mas fortachon, mas grande, mas aplomado. ¿Es esta secuela digna merecedora de nuestra atención y valor de entrada? ¿O seria preferible ver el comic sentados en casa? CASI NO LA VES! Como todos saben, Kick Ass 2 estuvo a punto de no estrenarse en Argentina. Los pormenores, realmente nos eluden, pero lo que si sabemos es que Village Cines levanto la pelota y se hizo cargo de distribuirla. Es por eso que si estas despistado y no sabias esto, no vas a encontrar esta pelicula en ningún otro cine que no sea Village. Estas Avisado! INSPIRANDO AL PRÓJIMO Kick Ass 2 arranca bien seguidita a su predecesora, con Big Daddy y papa D’Amico muertos, con el avispero pateado y con muchos ciudadanos movidos por el coraje de Kick Ass a “hacer algo”. Desde este punto, Kick Ass comienza a ser realmente entrenado por Hit Girl, quien quedo al cuidado del amigo policía de Nick Cage. Hasta aca todo normal, el tema es que a Red Mist se le ocurre ser el primer Super Villano de todos los tiempos, e intentará por todos los medios aguarle la fiesta a Kick Ass. Para colmo de males, Hit Girl llegará a la pubertad y de pronto las hormanas nublaran su juicio y visión. ACCION, TIROS Y 7 MINUTOS DE JIM CARREY Asi es, a pesar de estar en posters y demás, Jim solo tiene 7:45 minutos de pantalla en la peli. Ojo, cabe destacar que su papel está muy bien, que no veremos al Carrey sobreactuador de siempre, si no que veremos un tipo centrado y coherente, incluso para una película donde gente común se viste de colores y sale a combatir el crimen. Bien es sabido que por los hechos violentos ocurridos en Estados Unidos, Carrey decidió retirar su apoyo a la película “por ser muy violenta”. Reacción que comparto pero no entiendo, ya que hacer eso, deesvia la mirada del echo de que la violencia en el cine es tan solo lúdica, y no debe ser tomada en serio. Si uno hace una movida asi, esta “inventando” el cuco. En fin, volviendo a lo de acción y tiros, podemos decir que no le falta ninguno de los dos. Kick Ass 2 lleva realmente muy bien adelante la acción. Mas que nada a manos de la legion de Villanos que arma The Motherfucker. POR MOMENTOS, MEJOR Si bien como me han dicho por ahí “no es mas la novedad”, Kick Ass 2 cumple con creces las expectativas, utilizando una formula que pocas veces es utilizada por Holywood, “No lo arregles si no esta roto”. Es simple, si la primera funciono, porque cambiar las cosas. Y con esto no quiero decir que a nivel guión sea igual, en absoluto. Lo que quiero decir es que con una formula probada, Kick Ass 2 repite todos los aciertos de su predecesora. Guión cerradito basado en los comics, actuaciones correctas y una muy buena banda sonora. En la que incluso se destaca una escena de “killing spree” a manos de Mother Russia mientras de fondo suena la música del Tetris. Este nuevo mundo en el que Kick Ass 2 no solo esta metido, si no que ayudo a construir, es muy rico en personajes, situaciones y sobre todo posibilidades. Desde este punto es desde donde el guion no falla, sumando problematicas nuevas y sobre todo metiendo a nuestro personaje en lugares difíciles de sortear. A PORTARSE MAL El Motherfucker interpretado por “Mclovin”, es realmente genial, toda su búsqueda y transformación es la antítesis exacta de la creación de un héroe, y eso es realmente genial. Todos los ingredientes y lugares comunes para obtener a Batman o a Iron Man, están tergiversados y dados vuelta, “demostrando” que también hay una receta para hacer un super villano. Este personaje es el que obviamente mas libertades tendrá en la película; será racista, misógino, sádico, violento, histérico, paranoico, y un largo etc. Es mas el mismo dice que su superpoder es el dinero, por el cual recluta asesinos de la peor calaña, pervirtiendo asi, el “superpoder” de héroes como Batman o IronMan. Ademas, Motherfucker tiene mucho del comic relief de la peli, concentrando los momentos mas sádicos y perversos y quizás los mas graciosos de la película en un solo personaje. También está Hit Girl, que es igual de perversa y sadica, pero con los chicos malos! CONCLUSIÓN Kick Ass 2 es una mas que digna secuela, que como dije en algunos puntos sobrepasa a su predecesora. Con un buen guión y actuaciones correctas, aporta violencia y acción en su medida justa. Bueno, quizás a veces se le va la mano, pero no es nada que pueda ser ampliamente perdonado. Si sos fan del personaje, si sos fan de los super héroes, o tan solo si queres ver una muy buena película de acción con mucha comedia, Kick Ass 2 es una película que tenes que ver. - See more at: http://altapeli.com/?p=28756#sthash.dknX3sVg.dpuf
La presencia del héroe Hace mucho que quiero poner el titulo La ausencia del héroe a una crítica sobre una película de superhéroes. Es el título de un libro de Bukowski que recopila algunos de sus textos perdidos e inéditos y que con suerte jamás leeré. Sin embargo este título me encanta, me parece pomposo y elegante, y un interesante punto de partida; aunque no me va a servir para comentar Kick-Ass 2, ya que aquí héroes o aspirantes a héroes sobran. En principio ahora descubro que este film de Jeff Wadlow me gusto más de lo que pensaba ni bien terminé de verlo. La primera parte de Kick-Ass era pariente de Súper (2010) y Defendor (2009), comedias violentas sobre tipos normales (un tanto mediocres) que decidían convertirse en superhéroes y hacer su propia justicia. Todas exploran las consecuencias de convertirse en vigilantes enmascarados con mayor o menor fortuna, así como también lo ha hecho Nolan con Batman (sobre todo en la segunda, cada vez me convenzo más de que la primera es irrelevante y la tercera desastrosa) y Alan Moore en Watchmen, el cual, como todos saben, es el mejor cómic de superhéroes de la historia. Las conclusiones son casi siempre las mismas: si te convertís en un vigilante enmascarado, te metés con fuerzas que no podés dominar, o tu enano fascista está ganando tu pulseada cerebral, o estás loco, o por ahí, con algo de suerte, al menos te convertís en un símbolo inspirador. Bueno Kick-Ass 2 está en la línea de El Hombre Araña 2 de Sam Raimi y de Iron Man 3: amplía su propio universo y pone a sus personajes a reflexionar sobre ellos mismos. Tenemos a Dave (Aarón Johnson), quien está “retirado” y no ha vuelto a ser Kick-Ass pero su vida normal lo aburre, siente melancolía y falta de adrenalina de sus días de desastroso superhéroe. Luego tenemos a Mindy (Chloe Grace Moretz), que intenta encajar en la sociedad como una adolescente más o menos normal, pero que sufre porque su padre, ahora muerto, la convirtió en una superheroína y ya no puede serlo. Y por último tenemos a Chris, a quien sus días de superhéroe sólo le han traído sufrimiento y también la muerte de su padre, por lo cual decide convertirse en un villano llamado Motherfucker. La construcción esquemática y de manual de este personaje es uno de los momentos altos de Kick-Ass 2, sobre todo los diálogos que mantiene con John Leguizamo, mientras está formando su banda de maleantes. Quizás debería detenerme en la participación de Jim Carrey, que hace de una especie de Capitán América religioso. Sin embargo, su intervención no es tan relevante. Vayamos a lo más interesante que desarrolla Kick-Ass 2, que es la relación entre Dave/Kick-Ass y Mindy/Hit Girl. En principio, Dave le pide a Mindy que le enseñe a ser como ella, es decir, una experta, fuerte y disciplinada asesina que no le tiene miedo a nada. A medida que van entrenando juntos van apareciendo las tensiones sexuales y morales que reciben un tratamiento de una naturalidad sorprendente. Para ser claros, a Mindy le empieza a gustar Dave, quien la ve como una niña a pesar de que ya tiene 16 años y podría arrancarle la cabeza de una piña. Además, ella intenta advertirle de alguna manera que deje de ser tan idealista y candoroso, porque ser héroe trae consecuencias, y el pobre Dave las va a terminar sufriendo igual. Por otro lado hacia el final, Kick-Ass 2 vuelve a caer en una espiral de violencia un poco injustificada, pero sin ese tufillo fascista o rarito de la primera parte, sino más bien como una marca de estilo (recordemos que el comic en el que está inspirado es casi gore). Aparte es agradable ver en qué se convierten Dave y Mindy hacia el final, sobre todo ella, que toma otra dimensión mientras se aleja, casi como en un western, hacia el horizonte montada en su moto violeta.
Hit me baby one more time Cuando este año Quentin Tarantino dio a conocer su listado de films favoritos del 2013 fue sorprendente ver entre los mismos a Kick Ass 2 de Jeff Wadlow, pero bastarán ver algunos minutos de esta secuela para entender que el espíritu de la cinematografía del afamado director trasunta este relato de súper héroes. Nacido de la inspiración de un comic notoriamente oscuro y violento de Mark Millar y Jon Romita Jr., la primera entrega nos sumergió en un universo de héroes anónimos que se fabricaban sus propios trajes y luchaban contra el mal en los ratos libres luego de cumplir con sus tareas diarias. Así, Dave Lizewski (Aaron Taylor Johnson ) se dedicaba a entrenarse para cumplir con su misión de convertirse en un enemigo acérrimo del delito y en este derrotero conoció a Mindy Macready (Chloe Moretz) y a su padre, quienes componían una particular familia con intereses muy similares. Ahora esta segunda entrega continúa el relato cronológicamente situándonos en un marco totalmente diferente: tras la muerte de Big Daddy, Mindy se encuentra devastada con un solo objetivo de cumplir con su promesa de no actuar más como Hit Girl. Su ingreso en la adolescencia y el desamparo al que la somete su reciente orfandad crean un marco de situación difícil de afrontar para ella. Por su parte, Dave se encuentra decidido a continuar con su entrenamiento, aunque Hit Girl deba soltarle la mano para cumplir con su promesa. Así el joven deberá buscar nuevos aliados para formar una milicia urbana que se dedique a combatir el crimen en las peligrosas y violentas calles. Allí, aparecerá en escena el Coronel Stripes and Stars (Jim Carrey), un reclutador de potenciales héroes que inmediatamente unirá a Kick Ass a esta nueva milicia. Simultáneamente, Mindy tratará de lograr su inserción dentro del mundillo adolescente y elegirá para ello el grupo más sectario y discriminador que la sociedad americana haya tenido: las porristas. Así tratará de dejar de lado su púrpura uniforme para vestir ceñidos vestidos y tratar de ser lo más femenina posible (lo cual para ella es casi una tarea más difícil que patear traseros de delincuentes urbanos). Kick Ass 2 transita todos los tópicos de su primera entrega añadiéndoles el ingrediente del paso por la adolescencia de sus protagonistas, todo esto sazonado con enormes cantidades de violencia explícita, humor ácido, una completa autoconciencia de todos los clichés del universo de superhéroes, como así también del mundo adolescente y su crueldad extrema. El acceso irrestricto a las armas, la incomunicación familiar, las relaciones disfuncionales, la xenofobia, el dinero como medio para comprar voluntades son elementos que aparecen retratados con una mirada socarrona pero no por ello menos auténtica, que invita a reflexionar sobre la inamovible idiosincrasia de la sociedad norteamericana y su endeble sistema de valores. Kick ass 2 no sorprende demasiado por seguir manejando los mismos códigos de la primera película (que serán disfrutados por una franja etaria muy marcada) pero sin embargo las actuaciones convencen y sobre todo la de Moretz, que a esta altura es el principal atractivo de la secuela. El villano principal a cargo del histriónico Christopher Mintz Plasse (que en este caso asumirá el nombre de Motherfucker) es la encarnación del niño rico mimado norteamericano. Incluso, el hecho que use un traje confeccionado con los atuendos sadomasoquistas de su madre nos brinda una acabada muestra de su desequilibrio emocional, el principal motor de su accionar. Aquellos espectadores ajenos al mundo de la novela gráfica de Millar y Romita Jr podrán incluso creer que la excesiva violencia del film es extrema, pero los fanáticos de este universo sabrán que la misma ha sido notablemente morigerada para esta adaptación cinematográfica. En definitiva, el disfrute o no de la propuesta pasará por conectar con este universo lúdico, violento y extremo carente de verosímil que repite las fórmulas del pasado para entretener a un público fiel a este tipo de entretenimiento pochoclero pero efectivo.
"¿Who watches the Watchmen?" (Alan Moore, Watchmen, 1986) La primera vez que vi Kick-Ass tuve un problema que finalmente superé en posteriores visionados hasta identificarla como una película realmente buena. Me costaba lidiar con la fórmula de humor y violencia salvaje, capaz de pasar de un acto risible de torpeza y genuina locura del protagonista hacia una secuencia en la que un hombre es quemado vivo delante de los ojos de su hija. Kick-Ass es irónica y por eso la mezcla de géneros funciona, algo que no detecté en un principio. Transcurre en un mundo real, donde los superhéroes pueden no existir pero sí lo hacen los sujetos heroicos, y cuando las cosas se ponen peligrosas y la muerte es una opción real, la sangre brota de verdad y no hay miedo de ensuciarse las manos. Matthew Vaughn, que ya había hecho las cosas bien con Layer Cake (2004), logró con ella un acierto real, una película autoconsciente que traía aires de renovación en un género –el de los superhéroes- que había empezado a abrirse su camino propio, y se convirtió junto a Mark Millar, el creador del cómic, en una suerte de voz autorizada en lo que a transposiciones se refiere. Y entonces es lógico que se estrene una secuela. Kick-Ass 2 es una buena continuación, una progresión que sigue un lineamiento provisto años antes por Alan Moore, el autor de Watchmen. El alza de hombres ordinarios como héroes enmascarados en los años '40, la era de los Minutemen, está caracterizada como el tiempo de sensación de Youtube del solitario Kick-Ass –un Rorschach moderno y aceptado socialmente, por ser menos maniqueo, psicópata y violento-, lo que conduce al surgimiento de una serie de figuras de diversa estofa con motivaciones particulares, que acaban por ser prohibidos por las autoridades y perseguidos por las fuerzas de seguridad estatales. La historia fue demarcada a mediados de los '80 en la mencionada novela gráfica del autor inglés, con un argumento revulsivo que miraba la figura del superhéroe a través del cristal de la opinión pública y los temores de la sociedad. La secuela de Kick-Ass anticipa algo así, lo hace asomar, pero descarta mucho de lo obtenido por un tratamiento burdo que hace a un lado lo irónico en pos de un humor más berreta. En su adaptación, Jeff Wadlow hace a un lado el trazo fino del sarcasmo y opta por una comedia básica que juega mucho en el terreno de lo escatológico. Aquí sí se produce entonces la dificultad para conciliar un género con otro, porque la violencia es igual o más seria que la de la primera parte. No hay personaje que no pueda ser eliminado de la forma más cruenta posible, la muerte es capaz de tocar el timbre de cualquiera. Y ante semejantes tragedias que atraviesan los protagonistas, el chiste propio de películas universitarias directas a DVD no cuaja. Kick-Ass 2 compensa su dificultad en el terreno del humor con importantes dosis de acción, algo de drama y con la presentación de notables individuos nuevos, renovando plantilla tanto en el lado de los buenos muchachos como en el de los villanos. Juega con una relación paternalista entre Javier (John Leguizamo) y el Chris D'Amico de Christopher Mintz-Plasse que progresa por lógica hacia El Hijo de Puta, a la vez que refleja por otro lado el empuje de Dave por querer ponerse la máscara otra vez por oposición a su papá y las restricciones de Mindy de volver al ruedo por respeto a su tutor. Los padres siempre fueron una parte importante en la primera y el lidiar con la pérdida de los mismos es una clave de esta segunda, sobre todo cuando Kick-Ass se siente más cerca del genial Coronel Barras y Estrellas –Jim Carrey es de lo mejor que tiene para ofrecer la película, es una lástima que se haya arrepentido de hacerla- que del hombre que lo crió. Si bien defrauda por no poder recapturar del todo un espíritu original, Kick-Ass 2 es una más que digna segunda parte. Wadlow puede ser responsable de ciertas decisiones o criterios que perjudican el resultado final, pero en definitiva logra ofrecer una continuación coherente. El camino del héroe como arco central es el núcleo duro de esta secuela y también lo es de la primera. Fácilmente se pudo haber tocado un techo creativo en torno a los personajes, con una mera extensión de lo alcanzado anteriormente y con un simple reemplazo de Big Daddy por otro adulto sediento de justicia. El desarrollo de cada uno de los participantes es uno de los principales puntos a favor, por el contrario, profundizando líneas argumentales planteadas en la original, como la búsqueda de una vida normal y el interés por hacer una marca, positiva o negativa, en el mundo. Kick-Ass debe lidiar, como ocurre con otra franquicia autoparódica y celebratoria como es The Expendables, con la dificultad de encontrar el tono justo entre la comedia y la acción, algo que podría perfeccionar con una tercera parte. Y ojalá que el cierre de trilogía vuelva a contar con Hit-Girl, uno de los mejores personajes que el género entregó en mucho tiempo.
Con humor y algo de violencia Salida de la famosa editorial Marvel, en 2008, con el nombre del nuevo sello Icon, "Kick-Ass", alcanzó éxito inmediatamente. Este cómic que pertenece al "área" de superhéroes como Superman, Batman o "El hombre araña", está basado en la creación de Mark Millar y tuvo como dibujante a John Romita. La promisoria historia del chico tímido, loco por las historietas, que se convierte en superhéroe para luchar contra el crimen, previo trabajo de campo, gimnasio incluído, se transforma en este "episodio 2", en una suerte de parodia, sin la originalidad de su primera entrega. BUENOS Y MALOS Nuevamente los protagonistas son Kick-Ass (Aaron Taylor-Johnson), Hit Girl (Chloë Grace Moretz), hija de un policía y Red Mist (Christopher Mintz-Plasse), que complica la situación. Pasó la época en que Hit y Kick querían ser simplemente adolescentes comunes, los mismos que estaban por graduarse como Mindy y Dave. Ahora todo se complica, cuando Dave quiere agruparse con otros superhéroes y cae en manos del Coronel Stars and Stripes (Jim Carrey) y nuevamente se produce el enfrentamiento de buenos y malos. Se suceden luchas intestinas, situaciones que se repiten, tórrida violencia y muchos Grrr! Paff! onomatopeyas clásicas del cómic con equivalente en acciones de sangre, golpe y destrucción. Esta secuela repite sin ninguna originalidad aventuras anteriores y no agrega nada nuevo, sino muchos golpes, insultos y situaciones insostenibles. Se añora una mayor presencia de Jim Carrey en su personaje del Coronel. En cuanto a la chica Chloë Grace Moretz (Hit Girl), sigue siendo la preferida de la historia por su personalidad y llegada al público. Hay humor, pero no tan ingenioso y el aspecto formal es muy bueno.
Hace algo más de tres años, Matthew Vaughn sorprendió gratamente con Kick-Ass, comedia sobre un típico adolescente no demasiado popular en el colegio secundario y fanático de los cómics que decidía convertirse en el superhéroe del título, pese a no tener poderes especiales. Lamentablemente, todo lo que surgía como irreverente, simpático y fluido en aquel film original ahora suena forzado y esquemático en esta secuela escrita y dirigida por Jeff Wadlow. El problema no es que aquí todo sea caricaturesco y estereotipado (a fin de cuentas, se trata de reproducir la estética y el estilo de la historieta), ni siquiera la fuerte dosis de misoginia o las poco logradas irrupciones de humor escatológico que se acumulan. Lo que hace de Kick-Ass 2 una experiencia menos disfrutable que la anterior es su guión elemental, unas coreografías de luchas cuerpo a cuerpo no demasiado lucidas y un permanente uso "ingenioso" de la voz en off para contrastar a pura ironía con las imágenes (recurso que termina por abrumar). El film arranca con Mindy (una Chloë Grace Moretz que ahora sí tiene su merecido protagónico) disparándole al pecho de Dave (Aaron Taylor-Johnson). Su cuerpo cae, pero en la siguiente toma vemos que él estaba protegido por un chaleco antibala. Ella saca entonces un arma de un tamaño mucho mayor y vuelve a apretar el gatillo. Así es esta segunda entrega: más grande, más ruidosa, más ampulosa... pero menos lograda. Mindy ha convertido a su Hit-Girl en una verdadera superheroína a fuerza de un duro entrenamiento. Dave, en cambio, ha intentado volver a ser un chico normal en la escuela, pero la valentía de su Kick-Ass en el film previo ha inspirado a una serie de nerds y freaks que han fundado la Justice Forever, una liga de patéticos sub-Avengers liderada por un coronel (un irreconocible Jim Carrey). Y también reaparece, claro, Chris (Christopher Mintz-Plasse), que se ha autoproclamado el villano The Motherfucker, para emprender su venganza contra Kick-Ass y Hit Girl por lo que le hicieron a su padre. Lo que queda para la larga segunda mitad es un mero enfrentamiento entre las fuerzas del Bien y del Mal resuelto con el manual básico de la comedia adolescente y el cine con espíritu de cómic. Puede que a los fans de la saga (que los hay y en buena cantidad) les alcance con esta acumulación de lugares comunes para pasar un buen momento. El resto, mejor abstenerse.
Como cuando nos enamoramos, lo que se siente al ver Kick-Ass 2 (2013) es intraducible en palabras. Basada en el cómic de Mark Millar, la saga de los superhéroes frikis, dirigida en esta ocasión por Jeff Wadlow (Cry Wolf, 2005), se impone como un batazo en la sien y enciende las butacas de la sala. Pocas películas tienen el don de modificar puntos de vista y activar la pasión por el séptimo arte. En esta segunda parte, este superhéroe sin poderes que conocimos en la primera película, Kick-Ass (Aaron Taylor-Johnson), se incorpora a las filas de un grupo de superhéroes amateurs llamado Justice Forever, comandados por Colonel Stars and Stripes (Jim Carrey). Lo que Kick-Ass no sabe es que un viejo enemigo lo busca para vengar la muerte de su padre. El líder de la pandilla malvada es Chris D'Amico (Christopher Mintz-Plasse), quien se rebautiza como The Motherfucker (en la primera parte era Red Mist). Mientras la joven Hit-Girl (Chloë Moretz) lucha para mandar al closet su naturaleza. Pero no puede: el legado de su padre (Big Daddy en la primera parte) es más fuerte. Al igual que Superman, ella se disfraza de persona normal para ser aceptada entre sus compañeras de colegio, aunque su verdadero rostro es un antifaz y su vestimenta un traje ultravioleta. The Motherfucker tiene su mente ocupada en aniquilar a Kick-Ass. Empieza a convocar vía Twitter a "guerreros" que se sumen a la cruzada sanguinaria. El supervillano, de complexión destartalada y hábil para poner seudónimos con tendencia racista, se entrenará duro para enfrentar al héroe de traje verde. Lo que sigue es una oda a la insania. El director despliega varios recursos formales y lo hace muy bien: introduce elementos propios del cómic (bocadillos rectangulares), narra con voz en off, con los diálogos de los personajes y, sobre todo, narra con la cámara. Las escenas de acción tienen un claro sentido del movimiento, que hacen comprensible hasta la difícil pelea de Hit-Girl en el techo de una trafic en marcha. A Kick-Ass 2 no le falta ni le sobra nada, cada plano está porque es una parte necesaria del todo. Plagada de "one-line-jokes" (chistes de una línea), el filme entiende las máscaras, los géneros, el juego, la diversión y el humor. Tampoco faltan las sorpresas ni los chistes escatológicos, y la banda de sonido a cargo de Henry Jackman y Matthew Margeson es conmovedora. Un consejo: quedarse hasta el final de los créditos finales. En cuanto a la polémica que generó la película por su violencia e incorrección política, hay que decir que es correcta e incorrecta: correcta cuando se pone en contra de delitos y crímenes como la trata de personas y la pedofilia. Incorrecta cuando reivindica como manera de combatirlos la justicia por mano propia. Sin embargo, su verdadera posición es que quizás no se pueda cambiar el mundo pero lo que sí se puede es seguir el camino del amor.
No era impensable una segunda parte del filme original, del 2010, ya que no sólo se colocaba como casi aire fresco dentro de tanta pavada, sino que además le fue bien en el llenado de las butacas de los cines que, dicho sea de paso, es a lo que Alfred Hitchcock hacia referencia en su definición de: ¿Qué es el cine? Son muy raras las excepciones que confirman la regla de que segundas partes nunca fueron buenas, y en esta oportunidad estamos dentro de la regla. Varias son las alternativas y/o variables que propugnan sobre la caída en desgracia, en principio, al no ser necesaria la presentación, conformación y desarrollo de los personajes, el tiempo se utiliza con el sólo fin de tratar de construir el tratamiento narrativo propiamente dicho, que termina por ser lo más endeble de la producción, La externalización del conflicto interno de los personajes, esto es que se haya propagado a nivel masivo y cotidiano las ansias de justicia, en éste caso por mano propia. Ello suma un poco al principio, resta demasiado en el proceso y mucho más en el cierre, por un lado, los imitadores de nuestros jóvenes héroes Hit Girl (Chloe Grace Moretz), la verdadera protagonista, no importa el tiempo de presencia, el que esta le alcanza para robarse la historia y a Chloe para robarse la pantalla. Su partenaire Kick Ass (Aaron Taylor Johnson) transita más en el orden de la repetición que en nuevas facetas del personaje. Por último aparece como antagonista Motherfucker (Christopher Mintz-Plasse), que viéndolo desde el punto de vista estructural es en realidad quien propone desde su sed de vengar, la muerte de su padre, para que todo el relato pueda desarrollarse. Para ello contrata una caterva de forajidos seleccionados de lo peor que hay en la delincuencia de la ciudad. En contraposición Kick y Hit se unen al grupo de “Justicia para siempre”, liderados por el Coronel Estrellas (Jim Carrey). La batalla final entre ambos grupos, el bien y el mal, esta planteada y pronosticada. Después de demasiadas vueltas de tuerca sobre la historia, muy inoperantes y previsibles todas, con poco tratamiento y cierres apresurados, el narración se encauza hacia aquello que propugna en esta segunda parte abandonando parte de lo bueno que había presentado en la primera. Elementos como la buena puesta en escena, conjugada con el diseño de montaje que asemejaba a la grafica de origen, el humor como principal motor, y la sátira de las películas de superhéroes como piloto. Todo eso a desparecido y esta segunda entrega, violencia glamorosa incluida, se parece más a aquellas de las que se burlaba.
Crónicas de un nerd Durante los últimos años, Hollywood nos ha estado asediando con películas basadas en comics. Por un lado es bueno porque ahora no solo hay películas de Superman o de Batman, sino que lentamente empiezan a llegar a la pantalla otras joyitas quizás menos conocidas en general pero igual de disfrutables (como, por ejemplo, Scott Pilgrim vs. The World) y por otro lado siempre existen los desgraciados que no les importa nada, que sacan películas como chorizos sin preocuparse por si son buenas, son malas o si apenas cuentan como película. Dicho esto, Kick-Ass 2 está dentro de la primera categoría, siendo una adaptación del comic de Mark Millar publicado en el 2008. Viéndola, se me apareció en la cabeza La Venganza de los Nerds (1984) que es, después de todo, un poco lo que es esta película. Es un poco un resumen de todos los superhéroes, un cocoliche de orígenes y conflictos, Kick-Ass es Spiderman sin superpoderes y Batman sin plata. No le mataron a los padres y el tío no le dijo que “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, pero dentro de la primer película y en esta última aparecen estas cosas, no tan abiertamente y de una manera no tan épica. Dave Lizewski/Kick-Ass (Aaron Taylor-Johnson) es simplemente un nerd con un traje y finalmente va a seguir siéndolo… eso no quiere decir que no se vaya a pasar la mayor parte de la película pateando culos, quiere decir que también cobra bastante. En comparación a Superman que ni lo despeinan, a Batman que ni lo ven, o a Spiderman que le tiran un camión encima y al otro día capaz que tiene un moretón, Kick-Ass tiene que a tomar la sopa con pajita de tantas veces que le bajan los dientes. Pero todo eso lo hace más humano, más divertido, te hace tener más ganas de que gane porque es un perdedor y todos queremos ver a los perdedores ganar cada tanto. Es una historia que, creo, poco a poco va encontrando su lugar entre tanto origen trágico y hombres pasados de esteroides. En principio, la que más se acerca al cliché de superhéroe es Hit-Girl, relegando a Kick-Ass muchas veces al lugar de comic relief, el personaje gracioso que está en la película para hacernos reír y bajar el nivel de seriedad. No es un dato menor, porque es un personaje femenino, una chica adolescente con problemas de la edad (aunque con soluciones poco ortodoxas). Es cierto también que la película es una versión de la historia un poco más light que la del comic. Como siempre, habrá fans que pondrán en el grito en el cielo y escribirán en foros qué tan mala es la película por no respetar el comic a rajatabla. Allá ellos. Si quieren ver una adaptación horrible un comic, vean Wanted (Timur Bekmambetov, 2008) con Angelina Jolie que, oh casualidad, también está basada en un comic de Mark Millar. Digo “basada” y lo digo con soltura… y digo “con soltura” y digo que en realidad no tiene nada que ver con nada y es la peor adaptación del planeta que nunca debería haber visto la luz del sol. Pero, volviendo al punto, los comics están apareciendo una vez más en la gran pantalla. Yo, como nerd confeso, contento. Y por otro lado, también reacio, porque hay muy buenas historias y artistas y sería una lástima que estuvieran mal representadas como ya vimos que ocurrió… como por ejemplo con todas las Batman después de Batman Returns (Tim Burton, 1992). El tema al respecto es que una franquicia como esa se recupera de un golpe tan duro como lo fue Joel Schumacher. Pero historias con menos capital detrás pueden quedar estancadas en el olvido… como, una vez más, Joel Schumacher. Así que celebro Kick-Ass 2, un éxito en lo que a adaptaciones se refiere y en lo que concierne al respeto hacia las historias ajenas.
Un traspié tras patear el tablero La loca idea de Kick Ass sorprendió en 2010 a quienes no tenían conocimiento alguno del cómic de origen. El público cinéfilo se encontró con un héroe de carne y hueso, un muchacho como cualquier hijo de vecino quien, harto de las injusticias, un día decidió ponerse un traje y salir a combatir contra los malos, y a nivel peso pesado. Sin reacciones químicas y radioactivas que le otorgaran superpoderes, Dave --el chico en cuestión-- se expuso a enfrentamientos de los cuales no siempre salió bien parado, claro está. Pero la que sí logró sentar bases en la taquilla fue la cinta Mathew Vaughn que ofreció escenas de acción y humor a gusto de consumidores exigentes. En aquella entrega, Dave conocía a Big Daddy y su hija de 11 años, Mindy, una chica que luego se convertiría en Hit-Girl, compañera inseparable de Kick. Juntos, procuraban atrapar al poderoso narcotraficante Frank D'Amico. Tres años más tarde --y de mano de un nuevo realizador-- Mindy tuvo tiempo de prepararse para convertirse en una verdadera guerrera (y figura). Aunque Dave intentó el camino contrario, tratando de volver a ser el muchacho normal, pateó tablero y motivó a varios de los relegados del colegio a imitar su conducta. Ahora todos forman parte de una suerte de liga de la justicia, y no están dispuestos a dar pasos hacia atrás, así que bajo el liderazgo de Stars, un coronel de rango freak --a cargo de un Jim Carrey que aunque jerarquiza la película no termina de dejar atrás sus clisés-- se disponen a continuar con su misión. Igual que los laderos, el villano también se ha prefeccionado y Chris regresa como el temible Motherfucker a presentar batalla y venganza. Dave, entonces, debe ponerse a tono y enfundarse, a desgano, su traje verde. Los tiempos reales y ficticios son otros y otros también los resultados de una secuela que no parece contar con elementos suficientes para entusiasmar, ni al público "de culto" ni a aquel que llega al cine por simple devoción a la pantalla grande. Lejos de innovar, descansa sobre el mismo tipo de acción --coreografiada y cruda en un sentido poco constructivo-- y diálogos --agresivos por demás--, un combo que, sin la mediación de un humor bien trabajado, ni un despliegue escénico que la adorne por imponencia, termina desperdiciando lo obtenido en la primera entrega. En principio, se rumorea que no habrá tercera. Dave ya no da el porte de adolescente y su reemplazo implicaría el reseteo de la saga, tal y como sucedió con El Hombre Araña. Pero en la industria del entretenimiento nunca se sabe. Sin hacer futurología, y en lo que a la actual refiere, quedará como un traspié, un paso para dejar en el olvido, esos ejemplos de otro clisé, el de que "las segundas partes nunca son buenas".
Con trastabilleos, pero sale airosa "Kick-Ass 2" fue una película que encontró miles de problemas de distribución en Argentina, de hecho se estrenó en muy pocas salas. Además de esto, varios críticos especializados le dieron con un caño porque decían que este entrega era muy repetitiva con respecto a lo que vimos en la primera y encima Jim Carrey, arrepentido de haber participado en una producción tan violenta como esta, salió a hacer una especie de contra publicidad. Más allá de todas estas piedras en el camino, los fans son quienes deciden o no el éxito de un producto como este, y la verdad es que en este sentido logró una amplia aceptación entre sus seguidores y cumplió con las expectativas de casi todos. Personalmente debo decir que disfruté mucho la "Kick-Ass" original pero nunca me consideré un fanático empedernido, por lo que mis expectativas con respecto a esta secuela no eran demasiado altas. Con una mirada un tanto más objetiva que la que pueden tener sus amantes incondicionales, opino que este trabajo del director Jeff Wadlow es muy entretenido y respeta el concepto trabajado originalmente. Tiene inconsistencias de guión, eso sí, con algunas escenas de relleno y diálogos un tanto sonsos, pero más allá de esto logra salir airosa del desafío e incluso abre el universo Kickassero para desarrollar toda una franquicia exitosa, con spin off y demás yerbas que se utilizan para expandir una saga atractiva como esta. El trío Moretz, Johnson y Mintz-Plasse vuelve intacto, con sus personalidades bien marcadas y el carisma que los caracteriza. La mayor parte del humor está a cargo del villano, Mintz-Plasse, quien hace un buen trabajo como motor de la bizarreada y el descontrol. La adición de nuevos personajes como Night Bitch, Dr. Gravity, Mother Russia y el Coronel Stars and Stripes es un acierto, más allá de que Carrey no piense lo mismo. Hay varias escenas de violencia hardcore a cargo de Hit Girl (Moretz) y la asperísima Mother Russia (Olga Kurkulina), que le suben la tensión a la historia y les dan a sus fans lo que buscaban, super héroes adolescentes, con problemáticas adolescentes y una conciencia claramente políticamente incorrecta, pero que a todos nos ha invadido durante la juventud 8sigo siendo joven, aclaro, ja). En resumen, un producto que encontrará buena recepción entre sus seguidores, que entretiene y piensa mucho en lo que el fan estaba esperando. Si la distribución no hubiera tenido tantos problemas, seguramente no le habría ido tan mal en ciertos sectores especializados de crítica. No es una cosa de locos y pierde un poco el efecto sorpresa de la primera, pero más allá de esto es un buen producto de aventuras y acción adolescente.
Sangre, acción y más sangre Desde que se inauguro el Recoleta mall, nunca tuve la oportunidad de visitarlo. Resulta ser un lugar bastante lindo como para salir, además de estar en una de las zonas más pintorescas de la capital y frente al cementerio, lo que le termina de dar un toque de distinción. La gran duda era saber cómo serán las salas de tan lujoso lugar, por supuesto que no se quedaron atrás, asientos muy cómodos, salas grandes, buena definición de sonido e imagen, todo lo que un amante del cine necesita para pasar un buen rato disfrutando del séptimo arte. Saliendo de lo que es el espacio físico, voy a hablar sobre la razón que me llevo al Recoleta mall. La secuela de Kick Ass. Esta película, que los fanáticos de los comics conocemos, habla sobre personas normales y sin poderes que deciden hacerse superhéroes para ayudar al mundo y hacer de este un lugar mejor. La primera emisión mostró como David Lizewski se convierte en el primer superhéroe conocido (recordemos que Big Daddy y Hit-Girl permanecían en la clandestinidad) para tratar de luchar contra el mundo del crimen. En esta segunda parte, el protagonista esta retirado, pero inspiro a mucha gente a seguir sus pasos como defensores públicos, aunque también, como ” cada uno crea sus propios demonios “, incentiva la aparición de los supervillanos como “The Motherfucker”, el joven millonario conocido como Chris D’Amico que busca vengar la muerte de su mafioso padre queriendo asesinar a Kick Ass. Es interesante cuando en las sagas de una película aparecen los mismos nombres en la dirección y producción, ya que mantiene el alma de lo que fue la primera inicialmente, dirigida por Jeff Wadlow y co-producida por Brad Pitt y Matthew Vaughn; Kick ass 2 mantiene la originalidad, la sangre y redobla la acción con grandes combates entre héroes y villanos. Aaron Johnson mantiene el papel de protagonista, mucho más entrenado que la primera vez, dando una gran performance tanto física como actoral. La pequeña Chloë Grace Moretz, nuevamente en el papel de Hit-Girl vuelve a asombrarnos con su habilidad para la pelea demostrando la hija de quien es, aunque la gran cantidad de enfoques en primer plano que recibe, dejan salir a la luz la falta de experiencia de la cual, a mi criterio, aún carece. No puedo evitar hablar del anti-heroe, de Christopher Mintz-Plasse, este joven que en la primera parte fue Red Mist para engañar a Kick Ass, ahora vuelve como The Motherfucker demostrando que detrás de ese aspecto escuálido y torpe, puede haber un supervillano dispuesto a todo para vengarse, una gran actuación. Y, como la frutilla del postre, tenemos la aparicion de Jim Carrey interprentando al lider del grupo de los buenos, dando el toque de locura, humor y profesionalismo que lo caracteriza. En conclusión, la segunda entrega de la saga va a dar que hablar entre los fanáticos y a los que les gusto la primera película. Si bien, no llega a ser como el comic, le hace honor notablemente. Así que para los que están a la espera de su estreno, aguanten un poco más, que Kick Ass vuelve con otra aventura que promete dar un rato más que gratificante, con las dosis de acción que todos necesitamos.
"Uno, dos ultraviolento" Recuerdo que cuando hace algunos años tuve la posibilidad de ver “Kick-Ass” de Matthew Vaughn por primera vez lo hice, al igual que muchos de ustedes, a través de internet debido a que su estreno en nuestro país todavía no estaba anunciado y nada parecía cambiar ese destino a favor de esta película. Cuando terminó aquella primera entrega lo primero que pensé fue “Hay que tener muchos huevos para hacer una película de este tipo” y mi asombro y fanatismo por aquel héroe adolescente enfundado en un traje verde y amarillo duró varios meses hasta que, finalmente, “Kick-Ass” llegó a los cines argentinos y fue allí donde hice mi conclusión final sobre este producto: Estamos frente a una película que no necesita del paso del tiempo para volverse en una de culto. “Kick-Ass” es ahora, inmediatamente, en este momento, un suspiro y adentro. Una verdadera piña en la cara que no sabes de donde vino y que te deja aturdido y completamente lleno de adrenalina. La secuela de aquella producción dirigida por Matthew Vaughn era un hecho casi evidente, no solo debido al éxito que tuvo el film en distintas partes del mundo (sin ser arrasador, pero si sorprendente) sino también a que la historia de estas personas comunes y corrientes que decidían convertirse en superhéroes tenía todavía muchas más aristas para ofrecer, además de la obligación de cerrar una historia. Y ahí es donde me quiero posicionar para arrancar a hablar de los aspectos positivos de “Kick-Ass 2” dirigida por Jeff Wadlow. En primer lugar, si viste como se inició esta historia, es una obligación que veas esta secuela porque todo adquiere una dimensión mucho más grandilocuente, violenta y épica en esta segunda parte, ofreciendo un cierre a todo trapo digno de esa mente brillante, retorcida, original y violenta que posee Mark Millar (guionista del comic en el que se basa el film). De hecho, esta película está plagada de guiños a la obra del autor, ya sea a su obra cumbre “Wanted” (la impagable batalla final entre los buenos y los malos en un galpón), “Nemesis” (El heredero millonario que decide convertirse en supervillano) y “Hit-Girl” (que funciona como prologo a la trama de esta película). Pero además “Kick-Ass 2” viene a cumplir una función muy similar a la que tiene la saga “Año Dos”, escrita por Mike W. Barr y dibujada por Alan Davis y Todd McFarlane, en el universo de Batman. Si el objetivo de la primera entrega fue sentar las bases, el de la segunda es ponerlas a prueba. Eso es algo que todo lector de comics y, de ahora en más, espectador de estas clases de producciones debería tener en cuenta a la hora de valorar un film. En “Año Dos” había una arista muy importante que era el encuentro, y posterior lucha, entre Bruce Wayne (Batman) y Joe Chill (el asesino de sus padres), teniendo en cuenta todas las implicancias que esto tenia. Poner a la victima devenida en héroe y defensor de ciudad gótica cara a cara con el victimario, responsable de la mayor tragedia de su vida, fue algo que ofreció resultados impresionantes y bastante reveladores. ¿Qué pasa cuando la búsqueda de justicia (o venganza, según el punto de vista que lo veas) alcanza la vida privada de las personas y amenaza a aquellos seres amados que están fuera de ese ámbito en el que se desenvuelven los superhéroes? ¿Cómo reaccionan nuestros protagonistas frente a esos hechos? Básicamente arranca lo que se conoce como “El Circulo Mortal”, donde la ley del talión es la única regla que obedecen todos los personajes, aun sabiendo que entrar en ese espiral de violencia es lo mismo que arremeter a toda velocidad contra un callejón sin salida. ¿Hay un final? Absolutamente no. En todos los círculos final y principio son invisibles, por lo que en “Kick-Ass 2” el resultado es una escalada de acción y violencia que parece no terminar hasta dejar en el suelo a todos sus protagonistas. En el caso de la película de Wadlow, la rivalidad entre Kick-Ass y TheMotherFucker alcanza un nivel de locura y espectacularidad digna de un buen comic que sirve para desatar el circo que ofrece ese “Circulo Mortal”. Precisamente la transformación de Red Mist en The MotherFucker es la segunda clave de este film, básicamente por ser el empujón necesario para arrancar con todo ese círculo de violencia, venganza y búsqueda de (falsa) justicia por parte de estos dos protagonistas. De hecho, The Motherfucker, interpretado de forma muy convincente por Chistopher Mintz-Plasse, termina convirtiéndose en la gran atracción del film con algunos momentos más que memorables. Eso no es casualidad, ya que tanto Kick-Ass (a quien se lo explotó de forma correcta en la primera película) aquí no es el centro de atención absoluto, como así tampoco lo es Hit Girl, quien en este film es el punto más flojo. Decir eso no es poca cosa, ya que sin dudas el personaje interpretado por Chloë Grace Moretz era una de las piezas claves de la película dirigida por Vaughn, pero aquí el error es grosero al darle elementos innecesarios y estúpidos. ¿Era necesario ver a Hit Girl tratando de sobrevivir en la secundaria a sus compañeras de clases? ¿Era necesario, además, que se tomaran tanto tiempo para resolver esa subtrama de forma tan estúpida y absurda? Ver a Hit Girl en el colegio, es como ver a John McClane trabajando de seguridad en una biblioteca. No tiene sentido alguno, carece de gracia y es una pérdida de tiempo. Una vez que la producción de Wadlow se saca de encima esa floja subtrama, donde ni siquiera la comedia ni la acida critica a la adolescencia moderna y sus relaciones funcionan de forma correcta, “Kick-Ass 2” muestra sus verdaderos dientes y difieren bastante de los que mostró su predecesora. Mucha acción (y de la buena), mucha más violencia y mucho más alejada de ese tono realista que se le impregnó a la primera parte, para entrar de lleno así en lo absurdo, polémico y tremendamente divertido que puede ser un mundo donde la gente arregle sus problemas escondiendo su identidad bajo mascaras y ridículos disfraces. De hecho, Wadlow se da hasta el gusto de meter personajes entrañables e interesantes que son explotados de forma correcta a lo largo del film terminando por ofrecer una galería a la cual solo puedo resumir en las siguientes palabras: “Kick-Ass 2” es la mezcla perfecta de “Wathcmen” y “Wanted”. Desde The Mother Russia, el Dr. Gravedad, Battle Guy, Black Death y Tumor hasta la bellísima Night Bitch, interpretada por la hermosa Lindy Booth. Párrafo aparte para un conjunto de superhéroes que agregan ese toque amargo y critico que realmente funciona en “Kick-Ass 2”. Uno de ellos es el caso del “Coronel Barras y Estrellas” interpretado notablemente por Jim Carrey, quien luego de ver el corte final del film decidió alejarse por completo de toda la campaña de promoción de “Kick-Ass 2” debido a que consideró su alto contenido de violencia como un mensaje no favorable para el desarrollo de los jóvenes en estos tiempos. Sin embargo, el personaje de Carrey (un mafioso devenido en vigilante nocturno), recuerda muchísimo al de The Comedian (Watchmen) donde un personaje detestable por su pasado termina convirtiéndose en una de las pocas personas cuerdas dentro de una sociedad que está cada vez más loca. El pasado no lo condena, sino que al contrario y paradójicamente, termina por entregarle las herramientas necesarias para tratar de poner orden dentro del caos que define al presente. Otro de los casos es el de la dupla de “héroes” denominada “Los Papás de Tommy” que consiste básicamente en dos padres que perdieron a su hijo y deciden salir a la calle como vigilantes enmascarados para tratar de que eso no le suceda a otra familia debido a la inoperatividad de las fuerzas policiales. “Kick-Ass 2” tiene esa cuota de seriedad también, escondida debajo de todo ese manto de explosiones y violencia desenfrenada, que no es más que un simple pero eficaz llamado de atención en forma de crítica hacia los niveles de ridiculez que han alcanzado la inoperancia política como así también los intentos de los mismos ciudadanos de tratar de mantenerse seguros en una sociedad que ellos mismos parecen alterar a propósito. El realismo de esta historia radica en que los fundamentos que justifican el accionar de nuestros protagonistas son tapa de diarios todos los días, ya sea en nuestro país, como en cualquier otra parte del mundo. Pero uno seguramente ira a ver “Kick-Ass 2” con un solo objetivo: Entretenerse y divertirse, pese a que el contexto (repito por enésima vez, muy violento) a veces parezca tan cercano a nuestra realidad. A veces hay que reírse de ciertas cosas, a través del ridículo, para poder asimilarlas y entender la verdadera seriedad del asunto. “Kick-Ass 2” se convierte así en un entretenimiento garantizado que no alcanza los niveles de excelencia de su predecesora porque es consciente de querer ofrecer otra clase de entretenimiento, con las mismas herramientas, pero objetivos diferentes. Como diría el Coronel Barras y Estrellas: “Lo importante es divertirse” y no importa, claro, si hay que hacerlo tratando de sobrevivir en un mundo cada vez más violento e irracional.
Había una buena idea en la primera Kick Ass, que por otro lado provenía del comic en el que se basa: que no siempre la voluntad permite que nos transformemos en lo que querramos. En la crítica a esa idea de la utopía americana y en su mezcla de violencia disparatada y parodia constante del super héroe, el film lograba ser interesante, fresco, incluso emotivo. Pero esta segunda parte tiene todos los defectos y ninguna de las virtudes de la primera. Aquí, el accidental éxito del joven enmascarado y sin talento ni fuerza lleva a otros fans a convertirse también en vigilantes enmascarados, lo que causa cierto caos. Pero las bromas para entendidos, la búsqueda del efecto físico más o menos gratuito y el desliz hacia la pura parodia hacen que aquello que tenía de interesante, de humano y de ambiguo el film original se diluya absolutamente. Da la impresión de que al director le interesan menos los personajes que diseñar un lindo póster. Una buena idea que ya dio todo lo que podía dar.
Los fanáticos van a querer ver esta segunda parte, que respeta a la primera, pero que a mi parecer, tiene muchos pasos de comedia que no hacen, justamente, reír a nadie (sobre todo los escatológicos). Las mejores líneas de guión las tiene Hit Girl, personaje interpretado por Chloë, y los momentos de acción, mmm, miedo, no son tan creíbles. Si te gustó la uno, la vas a pasar bien... Ahora, si vas buscando una peli profunda, estás equivocadísimo en la elección.
Ni excesivamente sádica (lo es, pero no más ni menos que la primera parte) ni demasiado revulsiva (pese a un lamentable pasaje de humor de inodoro mal ejecutado que no causa gracia sino que simplemente asquea), Kick Ass 2 es, siguiendo al pie de la letra la fórmula de las secuelas, lo mismo pero con más explosiones, más personajes y más villanos. Y siendo que la primera parte no se trataba de una gran película, esta segunda es, por lógica, también más mediocre. La película de Jeff Wadlow retoma donde dejó aquella de Mathew Vaughn (quien aquí se limita a su rol de productor), continuando la historia de Mindy/Hit-Girl (Cloë Grace Moretz) y Dave/Kick-Ass (Aaron Taylor-Johnson) tiempo después de la masacre de la cual fueron partícipes en la anterior historia. También en paralelo, claro, está Chris/The Motherfucker (Christopher Mintz-Plasse), el villano que promete venganza al finalizar la primera historia y que retoma desde donde dejó con su plan para vengar a su padre. Para lograrlo, decide armar una legión de "super villanos" como contracara de los amigos de la paz -que increíblemente la predican con excesiva violencia-, sólo que esta vez sus "fechorías" parecen escalar a niveles inauditos, y van desde decapitar a una persona hasta violar a la novia del protagonista. Es esta escena la que causó gran revuelo tras su estreno en Estados Unidos y, nobleza obliga, si bien es fuerte por lo que implica (aberrante, de hecho, que se tome una violación con "humor"), hay que reconocer que al menos el director decidió dejar la acción en off y no tener en cuenta las ganas de incluir la escena en su totalidad, como sí quería insistentemente hacerlo el creador del comic, Mark Millar. Éste y otros momentos de extrema violencia son los que llevaron a Jim Carrey, quien interpreta al Crel. Stripes and Stars, a dar un paso al costado a la hora de promocionar la película, alegando un cambio de opinión respecto a cómo Hollywood utiliza la violencia en el cine. Si exageró o no con esta decisión es tema de una discusión en la cual no vale la pena ni entrar, pero lo irónico es que su rol es acaso el más interesante y elaborado de toda la película.