Si Magic Mike hubiera abordado con profundidad y crudeza todos los temas que toca hubiera sido un gran film. En cambio termina siendo una colección de cuadros musicales unidos por una historia muy superficial. El interés del público se mantiene más por la curiosidad en querer saber para dónde va a apuntar el relato que por lo que se está contando en si, pero....
El Truco Viejo Steven Soderbergh es un director esquizofrénico. Esta no es una acusación. Uno de sus primeros largometrajes, Schizopolis protagonizado y dirigido por él mismo, así lo demuestra. Y esto no incluye el hecho de que se pone diversos seudónimos para ocupar otras ramas técnicas de sus películas, como por ejemplo, Peter Andrews, el supuesto director de fotografía de todos sus films. No, sino porque es un director con múltiples personalidades, un camaleón, que aún con una cierta identidad visual y estética, no consigue nunca tener una autoría única, sino que esta adaptación medio forzada arrastrada al cine “Indie” o al cine industrial, pocas veces terminan dando resultados netamente satisfactorios. Si bien no soy enemigo acérrimo de su filmografía, tampoco encuentro una obra que me fascine en sí. Algunas me resultan más interesantes que otras en todo caso, como Vengar la Sangre, Confesiones de una Prostituta de Lujo, la muy dividida Traffic o La Nueva Gran Estafa, película que defiendo con capa y espada, un ovni en la trilogía protagonizada por George Clooney. El caso de Magic Mike parecería ser el espejo de Confesiones… Esta película que tiene solo un par de años fue protagonizada por Sascha Grey, mítica y aún joven actriz porno interpretando a una “dama de compañía” (para no repetir el patético título en castellano). Un film íntimo y minimalista, sin conflicto al descubierto, sutil, notablemente interpretado, un reflejo sin prejuicios del trabajo de la prostitución entre las clases burguesas neoyorquinas sin caer en golpes bajos, ni sentimentalismo. Apenas con un poco de ironía. Tampoco se trataba de una obra maestra, pero era interesante, con verdadero espíritu Indie. Magic Mike es completamente opuesta. Es pretenciosa, obvia, discursiva, sumamente convencional y previsible. Y lo peor de todo es que Soderbergh con su estética digital, su cansador gusto por la fotografía ocre, trata de ocultador, y las falencias narrativas, quedan más expuestas aún. Alguien me podría decir: “es un cuentito clásico bien narrado”. No, Soderbergh pretende sacarle lo clásico constantemente, le adjudica una intimidad sexual pretenciosamente tabú, pero que ha quedado obtusa desde los tiempos de Showgirls, con la que toca varios puntos en común. Magic Mike es CONVENCIONAL. Mike (Channing Tatum) es un stripper que sueña tener su propia empresa de diseño inmobiliario. Un día conoce a Adam (Pffyster), un joven de 19 años sin rumbo que vive con su hermana mayor. Mike le da la oportunidad de trabajar como stripper en el club que dirige Dallas (McCoughney) y no le va tan mal: gana dinero, obtiene mujeres, pero además del trabajo entra en contacto con otros negocios que ponen en riesgo su vida. El grave problema del film es que nos presenta un universo interesante que no logra profundizar demasiado. Apenas vemos un mero backstage de cómo se entrenan los protagonistas, pero el resto es muy superficial. Soderbergh presenta el club como si fuera Garry Marshall. Todas las coreografías son perfectas, con mucha producción, a las clientas el dinero le crece de las manos y por supuesto son todas jóvenes y atractivas. Vamos, Steven, podes ser un poco menos grasa que Michael Bay cuando querés. Si bien no hay que sacarle méritos al grandote Tatum – que además inspiró el guión de la película con su pasado en el rubro – demostrando que puede actuar y bailar al mismo tiempo, con mayor naturalidad que en el resto de su filmografía, que Pffyster no es tan duro como aparenta en un principio y McCoughney está pasando un gran momento interpretativo – ver Killer Joe y Bernie para comprobarlo - la película no logra levantar. Los conflictos son tan previsibles y forzados que no provocan siquiera que sintamos empatía por los “traumas” de los personajes. Soderbergh en su frialdad no logra definir si filma un drama, una comedia. Es un híbrido sin magia ni alma. Solo con buenas coreografías. Aunque no está mal narrada ni tampoco aburre, las situaciones son tan clisés, los giros tan previsibles que no logra evadir ni un solo lugar común. Y si durante media película creíamos que al menos el director muestra sin prejuicios ni críticas la profesión, al final todo se desbarranca cuando emite una opinión moral al costado económico y ligado a las drogas del negocio nudista. Nuevamente, esto podría ser interesante, sino estuviera tan forzado para darle una progresión dramática a la historia que posiblemente, habiéndolo evitado generaría mayor interés. No descubrimos nada nuevo. Obvio que todo es un negocio, y Dallas desde un principio es un símbolo del capitalismo, pero como el guión nunca logra profundizar al respecto ni se anima a realizar decididamente una crítica socio – político – económica de la “crisis”, esto queda de adorno a la subtrama menos interesante del film: los conflictos y las decepciones amorosas de Mike. ¿Es necesario golpear tanto al personaje? – aunque punto para Soderbergh que no se regodea en ello. Magic Mike es un film superficial que no logra levantar la perdiz, que se fija demasiado en los músculos, la “belleza” externa y los cuerpos, pero le falta algo de cerebro, como a sus personajes. Reitero, hay buenas actuaciones desperdiciadas en personajes esquemáticos y estereotipados. No se consigue por esto mismo la verosimilitud que el director pretende con su repetida estética. Soderbergh en su esquizofrenia indie/industrial pega una de vez en cuando, sin importar con cuanto presupuesto cuente en la mano, algún proyecto interesante que justifique su continuidad cinematográfica. Aunque pareciera que si logra dar en el clavo, le sale más por accidente que por talento. Será hora de probar con otros trucos. Los de Magic Mike son demasiado repetidos.
Un joven que se encuentra en su tercera década de vida se gana sus ahorros haciendo todo tipo de changas, como ser empleado de una construcción durante el día y stripper de noche, sumado a su sueño de ser diseñador de muebles. El drama real detrás de un escenario repleto de lujuria. La historia de cómo se gestó Magic Mike es digna de atención, el protagonista del film, Channing Tatum, tuvo una adolescencia controvertida en Tampa, Florida, donde se dedicaba esporádicamente al striptease, y las vivencias allí adquiridas fueron fuente de inspiración para este proyecto. Tatum tuvo la idea de llevar esto a la pantalla grande, para eso le encargó el guión a Reid Carolin y empezó a buscar director, su primera idea fue Nicolas Winding Refn, el director de Drive, pero este ya se encontraba comprometido con otro proyecto; entonces aprovechó que estaba trabajando con Soderbergh en Haywire y decidió preguntarle a el, quien aceptó automáticamente. Show me the money La excusa siempre es la misma, desnudarse y bailar es fácil y se ahorra mucha plata, parece que esa es la excusa por la que todos se suben al escenario. Dinero rápido. Y acceso sencillo a todos los placeres de una vida pecaminosa, drogas, mujeres y alcohol, a rolete. La suma de dichos condimentos fue lo que impulsó a Adam a aceptar la propuesta de Mike, cuando el mismo día en que se conocieron el lo llevo a su trabajo y lo arrojó al escenario, cobrándose así el favor que Adam le debía luego de haberlo ayudado a levantarse unas chicas. El niño Adam, de solo 18 años, vive con su hermana mayor, y cuando ella se entera como su hermanito se gana el sueldo decide tomar el toro por las astas. Yendo a ver a Mike, planteándole seriamente que cuide a Adam, porque la culpa de cualquier error recaía sobre el. Comienzo de historia de amor en puerta. La magia te la debo La historia, aunque el argumento no lo demuestre, se centra en Mike, él es el stripper triste, dejado y que está llegando al final de su vida útil. A través de él conocemos a los distintos personajes que habitan la noche americana, los distintos tipos de personas que se conocen en esos ambientes poco amigables. Magic Mike es una historia demasiado predecible, todos sabemos que termina mal y la historia de amor que se va a contar es más que obvia. Además de que vemos venir todo lo que pasa en la película, hay escenas que no son necesarias, drogas psicodélicas con efectos re locos cuando los protagonistas tienen sexo, demasiado inútil, no le encuentro un fin, no logra ni siquiera incomodar al espectador, sólo que uno se sienta aburrido. Lo único que sobresale de esta película es el actor principal, Channing Tatum realmente sorprende en su trabajo, no esperaba de un actorcito de películas de acción una interpretación tan real y efectiva. Conclusión No me parece que Magic Mike sea una excelente película, tampoco es mala, aunque no cumple con todo lo que promete. Durante la primera hora del film Soderbergh nos da todo, una historia efectiva, cómica, llena de drama y problemas familiares, nos sentimos totalmente avasallados por tanta información y tantas imágenes estimulantes. Lamentablemente todo eso decae una vez que ya estamos adentrados en el mágico mundo de Mike. Conocemos sus pesares, pero no son tan dramáticos, sus amigos no son tan interesantes y su historia de amor es demasiado trillada. En fin, no todo lo que brilla es oro.
De cómo Soderbergh baila el caño No caben dudas que a Steven Soderbergh le encanta filmar, ama el cine y no tiene ningún tipo de problemas en mostrarse versátil y poder abordar diferentes géneros. Incluso demostró que sin perder rasgos característicos dentro del su filmografía, ama los riesgos y la experimentación y sabe desplazarse desde los llamados "tanques" del cine mainstream hasta otros proyectos más puramente independientes. Lo que tampoco, obviamente, está mal. Lo que podría objetarse, si es que uno pudiese hacerlo, es que haya perdido esa personalidad distintiva dentro de su cine y la calidad con la que encaraba cada proyecto. Soderbergh fue quien desde "Sexo, metiras y videos" hace ya más de 20 años, revolucionara por completo una mirada dentro del cine "indie" americano, y fue a partir de ese gran film que pudo comenzar a trazar una carrera sin atarse a ningún esquema preestablecido pero si a la calidad con que filmaba y con la que estructuraba los relatos dentro de sus películas. Así fue por ejemplo el hacedor del "Kafka" con Jeremy Irons, filmar con un pulso intenso y violento en "Vengar la Sangre" con un Terence Stamp memorable, un freso de la sociedad americana en "Traffic" y la taquillera "Erin Brockovich" con Julia Roberts. Puede filmar dentro de un producto más hollywoodense y divertir como en "La gran estafa" manejando un elenco de primerísimas figuras como George Clooney, Brad Pitt, Matt Damon, Andy Garcia y nuevamente con Julia Roberts en su elenco y hasta darse el gusto de filmar la secuela... y otra más. Fue alternando con proyectos que han pasado sumamente desapercibidos sobre todo en la cartelera porteña y otros que no pudieron ser ni siquiera estrenados en nuestro país. Del lado de los intentos fallidos o que tuvieron una repercusión poco considerable quedaron "Full Frontal" "The good German", "Solaris", "El desinformante" y ya dentro de un cine que no parece para nada hecho por Soderbergh tenemos el último estreno en nuestro país que fue "La Traición" ("Haywire") rodada como un homenaje al cine clase B que no se entiende jamás si es un homenaje a películas de bajo presupuesto o si realmente no logra su cometido y se queda a mitad de camino y finalmente, la que nos ocupa "Magic Mike". ¿Qué tiene "Magic Mike" del cine de Soderbergh? Nada. O poco y nada. Basada en la propia historia del protagonista del film, Channing Tatum (de "Querido John" o "Votos de amor" y que tiene como siete películas en post-producción lo que hace parecer que lo veremos hasta en la sopa), cuando era stripper antes de su etapa hollywoodense, pareciera que la idea quisiese tener puntos de contacto con "Boogie Nights" pero Soderbergh elige pasarle por el costado a una cantidad de temas que presenta. Pero se define muy pudoroso a la hora de abordarlos en profundidad y termina pareciéndose mucho más que a ese gran film de Paul Thomas Anderson, al bodriazo de otro director de probada trayectoria como Paul Verhoeven y su vergonzosa "Showgirls". Asi como todo lo que se muestra son músculos, aceite y cuerpos trabajados, pareciera que la esencia del film es justamente esa, una cáscara exterior y muy poco buceo en el interior de los personajes, que cuando parecen comenzar a mostrar sus sentimientos, el guión empieza a hacer agua y a aburrir porque parece destinado a unir con una historia lábil y poco interesante, una cierta cantidad de números musicales dentro del ambiente stripper como para que la película intente contar una historia. Y allí, enclavada dentro del ambiente stripper masculino, se asoma una mirada incisiva a la noche y todos sus "condimentos". Pero el planteo inicial va diluyéndose para entrar a contar la historia personal de Mike (Channing Tatum y el Magic Mike del título), un número uno dentro del mundo stripper y particularmente dentro del Club que está comandado por Dallas -un papel para que Matthew Mc Conaughey pueda lucirse ampliamente y al que sabe sacarle todo el provecho- y su relación con Adam. Adam (Alex Pettyfer de "Soy el número cuatro" y "El precio del mañana") será el apadrinado de Mike, quien lo hará ingresar al Club y lo inicie en la carrera, siempre bajo su ala protectora. Con un talento natural y el entrenamiento que le ofrece Dallas, Adam rápidamente entiende los códigos del negocio. Y se plantea el triángulo y el conflicto cuando Mike empiece a interesarse en la hermana de Adam, Brooke (papel a cargo de Cody Horn a quien veremos en el próximo estreno de "En la mira") y haya una cierta atracción pero a la vez rechazo cuando Brooke sepa el oficio en el que Mike lo está iniciando. Todo está tratado con una superficialidad que roza el aburrimiento y el desinterés y con un ritmo narrativo completamente ajeno al cine de Soderbergh. Algunos pasos de drama se van hilvanando entre los números musicales de los strippers pero no se termina de imbricar y de definir claramente la historia que se quiere contar. Las coreografías de Alison Faulk son interesantes, bien construidas y completamente funcionales a lo que se quiere mostrar, pero la diferencia de ritmo entre esas puestas coreográficas y la supuesta historia que se quiere contar entre cuadro y cuadro es tan contrastante que desorienta, como si toda la electricidad del film estuviera puesta en unas coreografías supuestamente transgresoras. Y hace poco en "Tournée", Amalric clavaba el bisturí en cada una de las bailarinas de strip exponiéndolas en cuerpo y alma, y en comparación "Magic Mike" aparece como un producto para erotizar quinceañeras, completamente vacío de contenido y con una historia que no logra terminar de tomar cuerpo a lo largo de todo el film. Se tocan obviamente, todos los temas que se esperan dentro de un film instalado en la noche y en el mundo stripper, pero todo sobrevolado con una liviandad, sin animarse a profundizar ninguno de ellos. Por el contrario, Soderbergh elige una mirada más soft, menos comprometida que en otro de sus trabajos, produciendo una película completamente desangelada, sin mucho para contar más que algunos pequeños detalles de las vidas de los strippers como para darle algún rasgo "humano" al relato. Mientras que la película no logra hacer pié en la historia romántica, quizás gana un poco de interés en el "behind the scenes" que se plantea en los camarines donde conviven los strippers. Los diálogos, con algunos rasgos de improvisación, pueden ser lo más interesante que pueda tener el film, pero no hay mucho más que eso para conformarse. Todo obviamente está prolijo y presentable, bien filmado y mostrado atractivamente, pero está ineludiblemente lejos, muy lejos de lo que Soderbergh está acostumbrado a dar en pantalla. Un elenco compacto que cumple con su cometido en donde como ya fue dicho sobresalen los momentos en que Mc Conaughey aparece en pantalla, queda una sensación de pobreza después de "Magic Mike" pero no precisamente por las situaciones pretenciosamente dramáticas que atraviesan los protagonistas, sino por un film completamente fallido. Y no hay músculo que lo salve del tedio.
Humor al desnudo Podría ser una historia convencional: dos chicos lindos pero poco afortunados en lo profesional tratan de abrirse camino en la vida, y el punto es qué están dispuestos a hacer para cubrir el espectro que va de la supervivencia al éxito. De hecho Mike (Channing Tatum) y Adam (Alex Pettyfer) se conocen en el transcurso de una changa, cuando los dos se emplean por horas no muy bien pagas en la construcción. Mike trata de juntar unos ahorros para lanzar su propio negocio de diseño de muebles artesanales, mientras que Adam duerme de prestado en el departamento de la hermana. Casi hermanados en la precariedad -Mike apenas le lleva unos ahorros y un departamento de ventaja al más joven-, Adam es solamente algo más nuevo en el camino que el otro viene trajinando hace unos años. Hasta ahí, nada se sale del tan explotado relato de superación que va cambiando de profesiones y ramas artísticas pero mantiene la moral de “conseguir lo que se quiere sin traicionarse, venderse, etc.”. Pero después, cuando se hace de noche y se encienden las luces del local donde Mike tiene un segundo trabajo, todo se empieza a salir de ese relato a fuerza de sacarse la ropa y revolearla por el aire, porque Mike es un stripper. Y a mucha honra, siempre que la ocupación no se prolongue en el tiempo y le impida cumplir su verdadero sueño. No es para nada difícil ver por qué, entre tantas maneras posibles de ganarse la vida, Mike eligió la que eligió, con ese cuerpo que es un verdadero recurso natural que de otra forma podría parecer desperdiciado. Channing Tatum no solamente tiene el culo que se necesita para andar en una mínima tanga sino que, además, lo mueve con una plasticidad que quita la respiración: pocas veces en el cine actual se pueden ver números de baile masculinos tan bien actuados y filmados -y el equipo de colegas stripper no se queda atrás, ni siquiera cuando se trata de hacer el ridículo con una coreografía bastante gay al compás de It's Raining Men. El resto del elenco, no demasiado extenso para esta historia mínima, se completa con el dueño del local de strippers interpretado por un siempre repulsivo Matthew McCounaghey -en la piel, muchas veces en cuero, de Dallas, un cuarentón que parece algo así como el destino que amenaza a Mike si antes no da el volantazo- y Brooke, la hermana de Adam, que juega sin vueltas el papel de la chica buena y trabajadora (enfermera, por amor a la obviedad) que tal vez pueda “enderezar” a Mike y llevarlo por el camino de la pareja estable y el trabajo adulto y responsable. A pesar de la profusión de hombres casi desnudos y movimientos de cadera más que explícitos, Magic Mike puede resultar pacata en la moral que propone como superficie -y de hecho uno de los conflictos de la película es que Adam “cae en la droga” y se pone también a vender-, y no se aleja demasiado de la dorada medianía y sobriedad de las últimas películas de Soderbergh. Pero lo cierto es que la profusión de masculinidad prepotente que explota en las escenas nocturnas bajo los reflectores del local de Dallas, en cuerpos que son fálicos hasta la punta de los dedos del pie, termina siendo una reflexión potente (nunca más apropiada la palabra) y atractiva sobre las condiciones desiguales entre los sexos, plasmadas en esos planos triunfales de bultos generosos enfundados en tangas que rebalsan de dinero.
Un mundo de tentaciones El prolífico realizador Steven Soderbergh se asoma el mundo de los strippers masculinos en esta película que cuenta con el ascendente Channing Tatum a través de una historia inspirada en la vida real. Magic Mike muestra a sus personajes sin juzgarlos a partir del guión de Reid Carolin y, por momentos, esa postura de espiar desde afuera un mundo complejo tambíen le juega en contra porque no se profundiza en los conflictos más íntimos o en las situaciones a las que ellos se exponen. La trama es sencilla y sigue a Mike (Tatum), un joven que pasa del ambiente de la construcción durante día a estrella de un night club que maneja Dallas (un Matthew McConaughey manipulador que le calza como anillo al dedo). A ese mundo de tentaciones donde se maneja dinero fácil también es arrastrado The Kid (Alex Pettyfer), un muchacho inexperto que deberá aprender a menear las caderas y animarse al arte del desnudo frente a las mujeres que noche a noche llenan el local. La película es simple y quizás tenga sabor a poco viniendo de un realizador consagrado que entrega un relato donde se citan la seducción, las drogas y los problemas. Y tampoco deja afuera su costado romántico (en un submundo donde no hay tiempo para eso) cuando Mike se acerca a la hermana de The Kid, Channing Tatum es quizás el actor ideal para este papel y está bien acompañado por Alex Pettyfer, pero el resultado es un film tibio que prometía mucho más.
“Esto es porno para mujeres”, comentan diferentes grupos de chicas que han visto el film. Y obviamente no se refieren a cine triple X sino que es un eufemismo para destacar que por fin encuentran una película que posee un condimento visual pseudo erótico además de disfrutar la historia. Si lo analizamos por ese lado es muy probable que tengan razón porque sin hacer mucho esfuerzo vienen a la mente films tales como Striptease (1996) y Showgirls (1995), esto sin contar las películas hechas en clave más humorística tales como las sagas de Porkys en los 80s o Amerian Pie en los 90s y 2000s. Pero volviendo a los dos primero títulos citados, esas películas eran malas y parece que fueron hechas con la simple prerrogativa de mostrar lindas mujeres desnudas. En Magic Mike además de haber hombres facheros desnudos (aunque no completamente) también nos encontramos con una buena historia. El director Steven Soderbergh, quien a hecho verdaderas obras maestras -y también películas pésimas- nos ofrece una propuesta diferente. Tranquilamente podría haber caído en lugares erróneos y recursos repetitivos pero logra sortear bastante bien esos posibles furcios para darle lugar a una comedia simple pero inteligente. Algo para destacar es el protagonista del film, Channing Tatum, quien es uno de los peores actores que ha dado Hollywood en los últimos años, y aquí logra un buen trabajo. Y no era para menos dado a que la película está basada en su vida cuando tenía 18 años y era stripper en el Estado de Florida (USA). Con un buen ritmo, el espectador logra meterse en ese mundo y empatizar enseguida con los personajes. Y llamativamente cada uno está muy bien logrado a pesar de los estereotipos. Mattehew McConaughey, Alex Pettyfer, Matt Bomer y Joe Manganiello logran tal química que les crees a todos y en todo momento. El guión está bien e incluso es ingenioso por partes pero podría haber profundizado un poco más en los conflictos planteados. Esa es la única falla de la película. Pero no por ello deja de ser entretenida y estar mal hecha. Es una buena propuesta, sobre todo para un grupo de amigas que decide ir al cine a pasar un buen rato.
Todo al descubierto. En los tiempos duros, la gente tiene que rebuscársela. Por el día, Michael (Channing Tatum) no se diferencia mucho de la clase trabajadora que fue golpeada por la crisis; haciendo varios trabajos a la vez, planeando a futuro sin idea de como cumplir sus metas. Pero cuando el sol cae y las luces del escenario se prenden, el treintañero se transforma para satisfacer a las mujeres de Florida, como el stripper Magic Mike. Este ritmo de vida es desconcertante para muchos, incluyendo a Adam (Alex Pettyfer), un chico de 19 años que anda perdido por la vida. Eso cambia cuando Mike decide apadrinarlo y meterlo en el mundo del desnudismo, con la ayuda de su jefe y colega Dallas (Matthew McConaughey). Pero con el paso de los meses, las cosas cambian, y mientras Adam se vuelve adicto a su nueva profesión, Mike se empieza a cuestionar el rumbo de su vida. El nuevo (y quizás penúltimo) film del multifacético Steven Soderbergh vuelve al ámbito de la gente que lucra con su cuerpo, un lugar en parte ya explorado por su previa obra Confesiones de una Prostituta de Lujo, aquel drama experimental protagonizado por la pornstar Sasha Grey, y curiosamente también situado durante la el caos económico de 2008. Sin embargo, mientras que Confesiones... era un trabajo frío y distante, Magic Mike lo tiene en un ritmo más cándido, energético y veloz. Poniendo el foco en el lado de la rutina de los muchachos (una interesante vuelta, al considerar la cantidad de películas en las que las mujeres son quienes se quitan la ropa), la película hace un muy buen trabajo al mostrar la camaradería y las vivencias de esta gente en un negocio que a veces es estimulante, mientras que en otros momentos es ridículo. Mezclando risas con carne para ambos sexos, la falta de pudor del film le da el toque fresco que evita el territorio de fracasos como Striptease o Showgirls, films cuya infamia definió al stripper en el cine. Y esto en parte se debe a la ayuda de Tatum, quien sin dudas sabe de la profesión: después de todo, la producción está basada en su experiencia real como nudista a los 18 años en Florida. Ahora, él interpreta a un personaje que tiene bastantes similaridades al Tony Manero de Fiebre de Sábado por la Noche: rey en la oscuridad, mendigo en la luz. Él usa esta oportunidad para explotar de nuevo el carisma honesto que le ayudó el año pasado en Comando Especial, y a la vez enseña su viejo talento con una naturalidad sorpresiva. Pero, aunque él y sus jóvenes compañeros de show divierten bastante, la verdadera estrella del espectáculo es el personaje del imperdible McConaughey, quien sigue recuperándose de los años de malas comedias románticas y hace su rol más memorable desde Rebeldes y Confundidos, metiéndose en la piel de un Atlas megalómano y empresario. Sin embargo, la película se retrae en el tercer acto, cayendo en un vacío de moralidad que es tan apurado como predecible, y que encima contradice sin continuidad el estilo previo del film. Pero, aún considerando esta decepción de previsibilidad en el resultado final, Magic Mike funciona por la personalidad de sus actores y la entrega de Soderbergh. Una salida para olvidarse de todo. @JoniSantucho
El músculo no duerme y el guión descansa La vida del musculoso Channing Tatum bien podría haber sido una película pochoclera de superación: nacido de padres obreros, sin ninguna formación artística , logró abrirse paso en la vida y en la industria del cine gracias a sus dotes físicos y aptitudes para el baile. Sus primeros pasos fueron dados en la ciudad de Tampa en un club de strippers donde su notable atractivo le sirvió para catapultarse a un nicho de mercado bastante limitado: el de los hombres musculosos con cualidades para el baile. Tal vez este marco de situación haya sido el impulsor que motivó a Channing Tatum a embarcarse en el proyecto de plasmar la vida de un joven stripper y como en muchos casos este trabajo es sólo un medio para conseguir el verdadero “american dream“. Así fue como encargó a Reid Carolin la realización del guión que recopilara el espíritu de sus vivencias adolescentes. Si a eso le sumamos la dirección de Steven Soderbergh y un elenco estelar, encabezado por Matthew McConaughey, Joey Maganiello (el atractivo hombre lobo de la serie True Blood) Matt Bomer (protagonista de la serie White Collar) el combo parecía ser explosivo para la platea femenina, amante de las historias pasatistas, sazonadas con cuerpos esculturales masculinos. Pero sin embargo Magic Mike no logra interesar a la audiencia ni aún a fuerza de pectorales marcados y abdominales salidos de algún infomercial de televisión. La historia es por demás clásica y responde a todos los tópicos que estamos acostumbrados para este tipo de films: joven ambicioso (Channing Tatum) quien trabaja en un club nocturno con la secreta pero férrea fantasía de por este medio llegar a cumplir su meta en la vida. Menospreciado por su familia, poco a poco va cediendo frente a las tentaciones que el medio le propone y comenzando a dudar sobre la factibilidad de sus proyectos personales. Pero el amor, encarnado en la hermana de uno de sus eventuales colegas coreográficos, llega justo a tiempo para lograr la reconexión con la meta tan ansiada. Más allá de todos los lugares comunes existentes (que no son obstáculos para narrar una buena historia cuando están bien desarrollados) el film carece de ritmo y ni siquiera los bien montados cuadros musicales logran despabilar al espectador. Soderbergh bajo la utilización del seudónimo de Peter Andrews se ocupa de dejar su impronta en la fotografía, utilizada con un abuso de los tonos sepias en las escenas exteriores y montajes atrevidos. El film se queda a medio camino sin explorar demasiado ni los conflictos de sus protagonistas ni la sordidez del mundo nocturno en el que se mueven. Sin embargo, las actuaciones sólidas y los cuadros musicales están excelentemente filmados. Magic Mike sería algo así como un stripper que no termina de desnudarse del todo, pero que sin embargo lo que muestra no deja de ser interesante y estéticamente bello a los ojos femeninos.
Fiebre de sábado por la noche Magic Mike, la última película del inquieto Steven Soderbergh, resulta desde el primer momento otro de los mecánicos ejercicios carentes de emoción que tanto disfruta hacer el director, pero en este caso, la plana estructura narrativa y el trazo grueso de los personajes no resultan un defecto, se sienten acordes a la historia, en esta ocasión, la desapegada cámara no desea más que el goce, y está bien que así sea. Protagonizada por esa armadura de testosterona llamada Channing Tatum (el mágico Mike del título) la historia retrata el devenir de un stripper que parece estar en la cresta de la ola, y que en el medio (como Hollywood manda) se cruza en una historia amorosa. Porque si acaso puede sorprender a alguien, esto es sobre placer y dinero, aquí los sueños se tienen que transpirar y el precio es uno que se paga con billetes arrugados (tanto de esos que se meten en una tanga ajustada como el que se busca al final del arco iris, sea lap dance o participación societaria en un club nocturno). El comienzo presenta un mundo de sueños cumplidos: mujeres (y no solo una), casa junto a la playa, dinero por pasarla de fiesta, y Mike, que no solo parece saberlo todo sino que es el rey de la elasticidad con poca ropa. Un hombre atractivo y que aparenta estar siempre un paso adelante, él es el que se las sabe todas. Con el correr de los minutos nos damos cuenta que todo eso es una pantalla, y la vacuidad y banalidad del hombre torneado se va deshojando hacía una tristeza expresada en el deseo de Mike de ir más allá del dólar sudoroso. En medio de un juego de cuerpos que desean y que a la vez que son deseados, la nueva variable (que no lo es tanto, mínima excusa para sumergirnos en ese mundo) es la aparición de un interés amoroso llamada Brooke (interpretado por Cody Horn, de inexistente carisma). Está joven representa el deseo de Mike, una mujer que no está solo interesada en usarlo como tabla de surf, y a pesar de su cara de nada, escapa a la mera fisicidad de cuerpos a la que esta habituado. El film se degusta como una canción pop, en este caso la grasitud de Soderbergh calza perfecta en una historia plástica, irrompible por su premisa sencilla y por la elementalidad de sus personajes. Aquí todo esta expuesto, la carne y los deseos, cada uno se expresa con ávidas miradas, Adam (hermano de Brooke y amigo de Mike) ansía ese festival dionisiaco, Brooke al Mike de memorables contorsiones, y nuestro protagonista intenta confundir (de manera infantil) tras unos anteojos su deseo al solicitar un préstamo. Entre todos estos seres que desean, su máximo exponente es Dallas (Matthew McConaughey en una fantástica actuación), aquel que a pesar de los años aún resiste, dueño del dólar y del show, solo necesita verse a si mismo. Magic Mike encaja con Soderbergh, su distancia da el margen justo para que envidiemos (o nos enamoremos) de esos cuerpos que filma con tremenda pasión, permitiendo una placentera mirada indiscreta.
La intimidad del mundo stripper Magic Mike es una película sobre strippers masculinos. Dallas es el dueño del lugar. Mike es la estrella. Adam es "el nuevo". Y Magic Mike es más que una película sobre strippers masculinos. Es, también, una película con Matthew McConaughey, que ahora empieza a ser reivindicado como el gran actor que fue y es. También es una película con Channing Tatum, todavía mejor bailarín que actor (aunque, en plano sin cortes, se tira al agua con realismo, osadía y gran habilidad). Y también es una película sobre el compañerismo (a veces averiado) de un grupo de hombres en un trabajo envidiado por algunos y despreciado por otros. Hay algo de "espíritu de cuerpo" (en un doble sentido) en ese grupo de "los reyes de Tampa". Tampa está en Florida, pero no es Miami. Hay algo también de "querer ascender" a las grandes ligas, o sea, a Miami. Magic Mike se centra, evidentemente, en Mike (Tatum) y nos deja con las ganas de que el centro sea Dallas (McConaughey). Pero Mike comienza bien, veloz, agudo, con ambiciones, con la claridad nada inocente de su sueño americano. El problema con el eje principal puesto en Mike es que éste debe cumplir, a medida que avanza la película, no tanto con su sueño como con ciertos convencionalismos sobre el amor que la película recibe como un cuerpo extraño, y que no sólo no los expulsa, sino que los deja adueñarse del relato. La unión Mike-Dallas ofrecía brillos, ligerezas, ritmo. Mike sin Dallas va en busca de remedar Mujer bonita como "Chico bonito", pero no pasa de mera redención a las apuradas. Hay una fricción irresuelta y más bien chirriante entre la película descriptiva, ligera, seductora, sobre un mundo pocas veces tratado en el cine mainstream , y la película más narrativa que se apoya en recursos a los que se les notan las costuras (la línea "de la droga" es particularmente endeble, además de obvia). El registro de la brillantina y la grasa estética apoyadas en cuerpos sin grasa es más atractivo que el cuentito de amor. Magic Mike es, además, una película de Steven Soderbergh, un director singular, que puede ostentar una carrera con momentos prestigiosos, exitosos y de los otros, con premios desde el principio (Palma de Oro en Cannes a los 26 años con su ópera prima Sexo, mentiras y video , 1989), un díptico sobre el Che Guevara, un supuesto retiro del cine (o momento sabático) y un siglo XXI especialmente prolífico. Con su fotografía, con su montaje, este Soderbergh febril hace películas a alta velocidad (ya hizo y estrenó otra luego de Magic Mike ). Este nuevo Soderbergh pasa de un género a otro y de un tema a otro con rapidez, y exhibe una evidente facilidad para hacer películas con una notable eficiencia (la primera mitad de Magic Mike fluye, atrae, convence). Por esa facilidad a veces Soderbergh "sobra la jugada" y cae en la displicencia, tal vez debido al exceso de confianza. Y aparecen cabos sueltos, tornillos desajustados, como en la segunda parte de Magic Mike (también los había en Haywire , aunque no tanto en Contagio ). De todos modos, no deja de ser atractiva una película de Soderbergh lograda a medias (al menos de este Soderbergh, menos preocupado por hacer "grandes films"), incluso con esa actitud un tanto antipática de "la hice bien y la podría haber hecho mucho mejor".
Nuevos héroes de la clase trabajadora La película de Steven Soderbergh cuenta la historia de un stripper que ahorra para poder armar su pequeño negocio. Una propuesta poco ambiciosa cuyo mayor acierto está en el contexto que envuelve a la profesión de Mike. Magic Mike es una película que no está sola en la historia del cine. Es un clásico relato que narra las vicisitudes de un muchacho con aspiraciones que lucha por sobrevivir en un trabajo pasajero, siempre a la espera de cumplir su gran sueño. Este héroe proletario ha aparecido en infinidad de films, con diferentes marcos y estilos, pero siempre con la idea del cuento moral donde el protagonista aprende algo y revisa sus propias ideas. Mike es un stripper que ahorra dinero para poder armar su pequeño negocio. Su ego y su narcisismo no sólo están alimentados por su profesión, sino también por su juventud. Pero no hay misterio en la película, desde el comienzo el espectador con experiencia sabe que debe esperar que algo pase, que el sueño se enfrente con la realidad y la omnipotencia caiga frente a los hechos. Populista, como suelen ser estas historias, la novedad mayor es la profesión del protagonista y el contexto que esto le ofrece al relato. El director de la película es Steven Soderbergh, lo que no hace ni peor ni mejor a Magic Mike, como mucho nos da la pista de que es consciente del género que está trabajando y tal vez por eso la película cumple tan claramente con todas las reglas. Desde hace años Soderbergh ha alternado proyectos artesanales como este, con películas de mayor ambición. Es difícil saber cuáles son mejores, porque en ambos casos siempre les falta algo. Magic Mike pudo haber intentado ser el Fiebre de sábado por la noche, Cocktail, Flashdance de esta generación, pero no lo consigue. Y ese es el problema de las películas pequeñas hechas de forma autoconsciente, pierden ambición en el camino, no llegan a tener la sinceridad necesaria para volverse marcas en la historia del cine. Aun así, el género es efectivo, divertido y la película fluye sin problemas. Los protagonistas son carismáticos y Soderbergh consigue hallazgos visuales que enriquecen la experiencia sin tampoco volverla pretenciosa o preciosista. Un film de objetivos pequeños que el director lleva a buen puerto. Si no supiéramos que la dirigió el responsable de Sexo, mentiras y video y Traffic, no cambiaría mucho la evaluación, porque hasta en eso Magic Mike intenta sumarse al género al no buscar marcas personales reconocibles. Ese injusto término de "película menor" a veces le sienta bien a algunos títulos, este es uno de ellos.
Trabajan duro por el dinero Es casi imposible no pensar en "The Full Monty" ("Todo o Nada") al ver "Magic Mike". Dos películas que tratan aparentemente de lo mismo, y que sin embargo no pueden ser más opuestas. El filme que nos ocupa adolece de todo lo que hacía de la anterior una excelente obra. Con esto queda claro lo básico: es una mala película. Ocurre que en realidad es una gran nada: casi dos horas de hombres de torsos afeitados bailando para juntar el dinero que otro tipo de trabajo no les daría. ¿Conflicto social? ¿Marginalidad? No, la óptica del filme prefiere plantearlo como una manera de ganar dinero fácil y rápido. La película no se juega por nada, ni siquiera por el género al que pretende pertenecer. No llega a ser comedia, no llega a ser drama, no se define. No aborda ninguna de las temáticas que esboza el guión, sólo las sobrevuela apenas. Todas las problemáticas que le darían una atmósfera de cuestionamientos (tráfico de drogas, exclusión del sistema, sueños postergados, sexo promiscuo) son tratadas de manera casi anecdótica, como para llenar el tiempo que debe durar el filme, pero no son profundizados. Y es que la prioridad reside en ver bailar a estos pseudo-gimnastas más que en analizar conflictos sociales. Todo comienza cuando Mike (Channing Tatum) conoce a Adam (Alex Pettyfer) en una obra en construcción cuyo capataz no quiere contratar a gente gremializada. El chico tiene 19 años, no sabe hacer nada, y acaba de perder una beca en una Universidad. Lo cuida su hermana mayor, la “chica seria” de la película. Esa que muere por Mike desde el minuto en que lo ve, pero se resiste a la evidente atracción que sienten. Ella, según el propio Mike, es distinta. Este personaje es sólo un ejemplo del abundante machismo que se evidencia en la película. Mike es además la estrella de un show de strippers en el bar regenteado por Dallas (un sobreactuadísimo Mathew Mc Conaughey), finalmente Adam empieza a trabajar allí también, y conocerá ese mundo de fiesta permanente, billetes, sexo y droga. Obviamente, Mike no se deja obnubilar por todo eso, y lo hace sólo por ahorrar dinero para montar un emprendimiento, su sueño personal. Por algo es el héroe de la película. Si bien la película está filmada con calidad, y hay algunos planos interesantes desde lo visual, como para no olvidarnos de que Soderbergh, el hombre que supo dirigir "Sexo, mentrias y video", o "Traffic" es quien está detrás de cámaras, es un producto que realmente no despega, no atrapa, no se arriesga a nada. Ni siquiera al desnudo completo, como sí hicieron los muchachos de Full Monty.
Desnudito por la vida Al prolífico Steven Soderbergh -26 títulos en 24 años-, cuando no dirige comedia o thriller romántico, le encanta retratar personajes que tienen fuertes principios, o buscan un sentido en sus vidas. Al Mike de Magic Mike de día le pagan sus jornales trabajando en la construcción. De noche, de ahí sus ojeras, exhibe su musculoso cuerpo semidesnudo en un local de strippers. La paga es mayor en sus tareas nocturnas, por lo que el espectador se preguntará para qué arregla techos cuando sale el sol. Es que debe conocer ahí a Adam (Alex Pettyfer), y llevarlo al mundo de la noche. Era por eso. Channing Tatum, el protagonista, antes de entrar a Hollywood ( Step Up, camino a la fama, G.I. Joe) y ser modelo, fue stripper. Conoce el mundo y es coproductor del filme. Magic Mike puede parecer menos pacata de lo que en verdad es. Su protagonista tiene un sueño, el que alimenta con los dólares que junta cada noche: abrir su negocio de muebles de artesanía. La dupla Soderbergh/Tatum esboza más que plantea que si todo no se compra y todo no se vende, algo se puede vender hasta alcanzar lo suficiente para hacer lo que uno quiera. Es discutible. Magic... también es la historia de ese muchacho naif, que de a poco se sumerge y le cuesta emerger del show business del strip tease, porque a diferencia de Mike, que sabe que el fin justifica los medios, por lo que el medio no debe deglutírselo y terminar siendo como Dallas (Matthew McConaughey), el dueño del local, Adam cuando empieza a contar los billetes que las damas le dejan en su tanga, advierte que hay otra manera de volverse más rico -la droga-. Soderbergh no mira a las mujeres que miran, sino que detiene su cámara sobre el escenario, en bambalinas y en la intimidad de los strippers. Se detiene en el narcisismo -y también en las rutinas de strip, que seguro harán transpirar un poco a las señoritas y señoras de la platea-, pero no termina de decidirse por desnudar lo que hay en ellos, o que todo sea un cuento con moraleja incluida. Porque empieza siendo casi una comedia, y muy divertida, hasta que se pone más oscura y dramática. Como si Mike y Adam fueran dobles de cuerpo.
Trastienda de un show erótico Si bien aborda, tal vez, demasiado livianamente los entretelones de un club de strippers, lo concreto es que su intencion es producir un entretenimiento, bien filmado y con actores que se destacan en sus actuaciones. Mostrar la trastienda de un grupode strippers que trabajan en un club de Tampa, en Estados Unidos, es lo que propone esta comedia dramática y romántica, de Steven Soderbergh. Su protagonista, es Mike (Channing Tatum), que de día trabaja como obrero de la construcción, haciendo techos en grandes mansiones y por la noche, se transforma en el muchacho, que es la mayor atracción del Xquisite, un local de nudismo, sólo para mujeres, en la playa de Tampa. La película muestra dos aspectos: lo que sucede dentro del club, cómo se preparan las coreografías, cuáles son los trucos para seducir a las chicas desde el escenario y a la vez detalla cómo es la intimidad de Mike, cuyo mayor sueño es poder vivir de unos muebles que él mismo fabrica, con materiales que a veces saca de mar en una playa cercana a su casa. DROGA Y SEXO El guión, que tiene ciertas fallas narrativas, con escenas que por momentos se reiteran, o secuencias que no cierran, sigue los pasos de Mike y lo muestra como alguien que a pesar de participar de las fiestas de droga y sexo junto con sus compañeros, también sabe que esa vida no se puede llevar a largo plazo. Si bien Mike tiene una amiga con la que máxima intimidad, su búsqueda apunta a una novia con la que pudiera formar una familia. Una nueva posibilidad se abre, conoce a Adam (Alex Pettyfer), en la obra en construcción en la que trabaja y éste le presenta a su hermana Brooke (Cody Horn), que cuida a Adam como si fuera su hijo, en lugar de su hermano. Más tarde Mike invita a Adam al club y el chico que primero se desempeña como asistente de los strippers, pasa a convertirse en la nueva atracción del Xquisite. Sólo que esa nueva vida para Adam lo termina obnubilando y un día se ve envuelto en un negocio de drogas, del que Mike lo termina salvando. Mientras esto sucede, Mike frecuenta a Brooke y ambos comienzan a sentir cierta atracción, la que al final terminará convirtiéndose en algo mucho más serio. CON BUEN OFICIO Steven Soderbergh, del que se vió "Sexo, mentiras y video", "Traffic" y "Che, el argentino", supo disimular con habilidad y oficio, ciertas falencias del guión. En ese aspecto dosificó muy bien uno de los mayores atractivos que ofrece el filme, que es mostrar las pintorescas coreografías. Entre ellas resulta original, la de los policías, o los cowboys, cuando los strippers bailan al ritmo de hip hop, inmersos en una nube de humor, música electrónica y luces intermitentes, para terminar vestidos sólo con tangas, en las que las chicas enfervorizadas colocan dólares. "Magic Mike" si bien aborda, tal vez, demasiado livianamente los entretelones de un club de strippers, lo concreto es que su intencion es producir un entretenimiento, bien filmado y con actores que se destacan en sus actuaciones, como las de un admirable Matthieu MacConaghey, en el papel de Dallas, el dueño del Xquisite, Channing Tatum (Mike), Alex Pettyfer (Adam) y Cody Horn (Brooke).
Magic Mike es una película estadounidense de 2012 dirigida por Steven Soderbergh. Fue protagonizada por Channing Tatum, Alex Pettyfer, Cody Horn y Matthew McConaughey El Productor cinematográfico, guionista, director de fotografía, editor y director de cine estadounidense Steven Soderbergh (Traffic, Erin Brockovich) a lo largo de su carrera ha incursionado por distintas historias y géneros. Ahora nos cuenta una de strippers aprovechando un poco las vivencias del actor y productor Channing Tatum (32), fue bailarín de un club de Striptease cuando tenía 19 años. Ellos son un grupo de hombres que cuando cae la noche, se producen, se encienden las luces, suben al escenario del Club Xquisite, se convierten en strippers dispuestos a cumplir las fantasías de las mujeres. Con movimientos sensuales, bailan atrevidamente y se van sacando la camisa, el pantalón y otras prendas, al mismo tiempo que van aumentando la histeria y la imaginación femenina, estas deliran y les aportan muchos dólares. Este argumento es similar a lo que ocurre en la actualidad en las despedidas de solteras y otros acontecimientos. También son contratados para fiestas privadas. Como cualquiera estos hombres son comunes y corrientes tiene problemas y conflictos es sus vidas diarias- Ellos son: Adán (Alex Pettyfer) un stripper novato; Tito (Adam Rodríguez) el mas romántico; Ken (Matt Bomer); Tarzán (Kevin Nash); Big Dick Richie (Joe Manganiello); el dueño del Club es Dallas (Matthew McConaughey); y el joven Magic Mike (Channing Tatum) que ingresa en este mundo desconocido y ofrece sensuales coreografías. Viniendo de Soderbergh esta historia tiene un mensaje, no es una película simple que habla de los strippers, es para analizar, desde su tráiler va a convocar a mujeres de todas las edades a ver este film. Hay una historia de amor, habla de la droga, los problemas que tiene uno de ellos en un micro emprendimiento y las segundas oportunidades. Tiene buenas escenas de baile, cuerpos esculturales y además actúan bien. Es el caso de Alex Pettifer, Joe Manganello, Matt Bomer y el propio Channing Tatum. Su guión es divertido, se sostiene además con una buena música y fotografía. El problema es que comienza con mucha energía pero no logra mantenerla. No es similar a “Full Monty” (1997) dado que trata temas diferentes.
Poner el cuerpo El ecléctico realizador Steven Soderbergh entrega con su Magic Mike (2012) una mirada cruda pero no cruel sobre las vivencias de un stripper que se replanteará su presente y su futuro. ¿Qué tienen en común una película icónica del cine independiente norteamericano como lo es Sexo, mentiras y video (Sex, lies, and videotape, 1989) con la saga de La gran estafa? Poco y nada. Si recorremos la prolífica carrera de Soderbergh, encontraremos prácticamente a todos los géneros y sub-géneros en ella. Se le animó al drama, la comedia, la biopic (con sus dos películas sobre el Che Guevara), la ciencia ficción, el romance, el policial, y la lista sigue. Los resultados, es evidente, oscilan entre las películas regulares, las buenas, y las muy buenas. No es llamativo, entonces, que una historia centrada en el mundo de los strippers se sume ahora a su filmografía, que –según ha manifestado recientemente- está por terminar.. El Mike (Channing Tatum, actor que alguna vez fue stripper) al que elude el título es un treintañero que trabaja en una empresa constructora durante el día, hasta que llega la noche y se transforma en una de las principales atracciones de un club nocturno al que asisten muchas mujeres ansiosas de ver cuerpos trabajados en los más variopintos cuadros coreográficos. El dueño del boliche es Dallas (convincente y ajustado Matthew McConaughey), hombre que se conoce todas las reglas del oficio y que por lo tanto instruye y dirige a sus chicos. Un día, el Mike diurno conocerá a Adam (Alex Pettyfer), jovencito al que le cuesta conseguir un trabajo que lo conforme. De forma bastante casual terminará siguiendo los pasos de su compañero, y descubrirá un mundo hasta entonces desconocido del que formará parte. Hasta ese momento la mejor compañía era la de su hermana, una estudiante de psicología que llamará la atención de Mike. La película refleja diversos tipos de vínculos masculinos heterosexuales, siempre en torno a los modelos que de éstos se desprenden. Hay algo paternal en la relación amistosa de Mike y Adam, en la forma en la que el primero lo guía y al mismo tiempo lo protege. Por otra parte, Mike mira Dallas como un contra-ejemplo, el modelo del que tarde o temprano se alejará. Su deseo es tener un “trabajo normal”. Y el muchacho se esfuerza, por más que los bancos le den la espalda (en una secuencia que destroza –una vez más- al tan vapuleado american dream). Otro punto interesante del film es el retrato del cuerpo masculino. Lejos de la mojigatería que habitualmente vemos en el cine norteamericano, Soderbergh no teme filmar torsos, entrepiernas y glúteos de forma bien directa, asumiendo que de eso se trata: de ver a través de los ojos del show, para luego ponerlo en entredicho, cuestionarlo. No obstante, siempre lo hace a partir del punto de vista de los personajes. Explora un mundo que puede resultarnos exótico, bizarro e incluso berreta (¿por qué no?), pero asume que sus criaturas tienen los mismos temores y necesidades que podemos tener nosotros. Esencialmente, las vinculadas al porvenir. Por eso nunca son juzgados o señalados. Si aparece esa mirada, es a partir del personaje de la hermana de Adam. Mirada que la película relativiza al mostrar qué es lo que siente Mike. Magic Mike es una de las gratas sorpresas del año, un film que conmueve y que demuestra que estos hombres de calendario pueden emocionarse y también emocionarnos, más allá de los dólares que lluevan a su alrededor.
Unos strippers a los que se les cree todo Una de las cualidades de Steven Soderbergh es cambiar de género y estilo filmando lo que se le pase por la cabeza, ya sea una saga de comedias policiales, un drama sobre la prostitución de lujo, la vida del Che, la remake de un clásico de la ciencia ficción soviética o un thriller de superacción con una estrella de las artes marciales. Aunque este cambio de estilos ha significado algunos desastres, en general, las películas le salen más que bien, y esto también se aplica a esta curiosa «Magic Mike», nada menos que una comedia existencialista sobre el submundo de los strippers masculinos. Channing Tatum, un actor que tuvo alguna experiencia en el rubro antes de triunfar en Hollywood, es el personaje del título, un tipo que trabaja en la construcción y sueña con hacer muebles de diseño, pero gana su dinero por las noches bailando para hordas de jovencitas aburridas de una universidad cercana a la ciudad de Tampa. Dicho esto, las fantasías morbosas sobre los ambientes gays o la prostitución masculina con señoras de edad desaparecen por completo y, si bien Soderbergh deja libre el espacio para algunas sordideces orgiásticas y problemas con la venta y consumo de drogas, sobre todo se concentra en la ruptura de todo temor al ridículo del protagonista y sus colegas para poder llegar a convertirse en los payasos eróticos de manadas de chicas que apenas han cumplido los 21 años. El personaje de Tatum es el astro del antro de strippers que regentea Matthew McConaughey, que se toma su negocio totalmente en serio y que cuando los hace ensayar asegura que «aquí no hay lugar para chistes de mariquitas». Alex Pettyfer es el chico nuevo, al que Tatum conoció arreglando un techo, lo lleva como utilero al club, y lo empuja al escenario cuando falta uno de los bailarines (la canción del debut es siempre «Like a virgin»). Pero. al novato se le sube el fenómeno a la cabeza demasiado rápido, y pronto está metido en círculos swingers y en otras actividades non sanctas en medio de shows privados, actitudes que su mentor tolera tal vez porque le gusta la hermana del chico. Soderbergh cuenta la historia con la mayor naturalidad, tomándose el tiempo para explicar debidamente las motivaciones de cada personaje, y deteniéndose también en los momentos más ridículos y kitschs de los shows, sin olvidarse de detallar, sin actitud moralista, los momentos orgiásticos que siguen a las performances. Tampoco demoniza a los strippers, sino más bien todo lo contrario, aunque da la sensación de que lo que lo atrapó del asunto es su ridiculez, lo que redunda en un bienvenido humor solapado a lo largo de todo el film. Y también en excelentes actuaciones, empezando por la del stripper maduro Matthew McCounaghey, tan creíble que alguien podría confundirlo con un auténtico bailarín exótico en algún documental.
Cada nueva película de Steven Soderbergh es como uno de esos bailes exóticos rematados con desnudos que los strippers en Magic Mike ofrecen en sus actuaciones: una coreografía amalgamada donde sinceridad y mentira, artificiosidad y espontaneidad, arrancan un aplauso cómplice cada noche. El film resulta un producto bastante entretenido, pero se queda corto tal vez por las expectativas que siempre despierta uno de los cineastas más polifacéticos e irreductibles del cine moderno. La historia firmada por Reid Carolin arranca con un tono cómico y jovial, beneficiado por la naturalidad técnica del realizador, tan fresco en su planteamiento visual y narrativo que en ocasiones incluso coquetea con el formato casi documental. Pero a medida que el conflicto avanza y los entretelones del negocio se abren paso, el conjunto cambia de tono y se convierte en ese cuento melodramático de superación que tantas veces hemos visto, volviéndose un tanto pesado en su previsibilidad. Aunque la historia se concentra primero en el novato The Kid (El Chico), aderezada con varios vestigios de conflicto entre algunos secundarios -cuyo elenco incluye cuerpos bronceados y muy trabajados como los de Matthew Bomer, Joe Manganiello y Adam Rodriguez- el guión elige enfocarse en Mike y su relación amorosa con la hermana de su protegido -una desangelada Cody Horn, a la que todavía le falta pasta de actriz- y, de rebote, darle una plataforma a Dallas (McConaughey) para lucirse en su escenario de vieja gloria a la que los quince minutos se le han acabado. Con todo, Magic Mike luce bien en pantalla, tanto en su espectro visual como en su elemento humano, con un Channing Tatum totalmente entregado en su recreación de lo que más o menos fue su propia figura, un Alex Pettyfer simpático que tiene uno de los papeles más interesantes de su intermitente carrera, y un colosal Matthew McConaughey, que ofrece la mejor versión de sí mismo al conseguir unir en el personaje de Dallas todo su talento interpretativo y su evidente amor por el esplendor físico y la demostración pública del mismo. Magic Mike funciona mejor de lo que uno esperaría de una película de strippers. Se aleja de la comedia fácil pero tampoco se acerca al drama aleccionador, sino que balancea su historia y sus personajes dándoles algo de dimensionalidad, a la vez que muestra los cuerpos de las estrellas nacientes del medio sin problema alguno, causando suspiros en la platea femenina y no necesariamente enojos en la masculina, que también fue razón de su éxito y de que exista una secuela en los planes.
Steven Soderberg es lo que llamaríamos un director ecléctico, después de darse a conocer por la interesante pero sobrevalorada "Sexo, Mentiras y Video" pasó muchos años en films pequeños hasta regresar nueve años al candelero con otro film sobrevalorado pero totalmente distinto al de 1989, "Un romance peligroso", y a partir de ahí comenzó una catarata fílmica digna de Woody Allen y su film por año. Esta extensa filmografía lo ha llevado por películas muy interesantes como" Vengar la Sangre" y "El buen alemán"; otras promedio como "Erin Brokovich", su versión de "Solaris", la biografía de El Che en dos partes, y "Haywire"; y otras directamente insufribles como la Trilogía de Ocean’s, Traffic, y "Full Frontal". Una carrera con altibajos. Bien, esta producción parece bastante por debajo de su nivel. Situada en Tampa, comienza con la historia de Adam (Alex Pettyfer) un joven sin mucha educación ni futuro que comienza a trabajar en la construcción. Ahí conoce a Mike (Channing Tatum), un compañero de trabajo del que inmediatamente se hace amigo, juntos van a pub, y ahí Mike se revela como el "mágico", la atracción principal de un bar stripper que parece, hace furor entre las damas del pueblo. Casi de inmediato, Adam entra en el mundo de esta personaje, conoce a Dallas (Mathew “años encima” McConaughey) el gerenciador, presentador, coreógrafo y dueño del espectáculo; y pasará a ser uno más de los “bailarines desnudistas”. De ahí en más, la película nos mostrará la vida de Mike intentando progresar, enamorándose de la hermana de Adam, y protegiendo a su amigo; y la suerte de Adam hundiéndose cada vez más en los peligros de la profesión. El problema fundamental con Magic Mike es que básicamente inconsistente. Intenta meterse en la vida probada de estos strippers pero sólo se queda en la más superficial; cuando decide mostrar algo de problemática y dramatismo lo abandona sin más remedio y sin darle una resolución. Pero tampoco funciona como “film erótico para mujeres” o algo así, inexplicablemente se trata de un film sobre strippers contenido, los bailes son mostrados sin energía, mal filmados y de manera rutinaria. Los diálogos ayudan poco y nada, Mike parece haber abandonado una cátedra de filosofía y letra para mostrar su calzoncillo, su supuesta intelectualidad no aporta más que risas involuntarias. Para peor, la ideología es directamente machista, hay dos personajes femeninos con algo de fuerza, y los dos tienen construcciones pobrísimas, la hermana de Adam pasa de ser una chica dura y seria preocupada por el futuro incierto de su hermano a en un tris babearse por el sudor y las tonterías bonachones de Mike; y la amiga bisexual de este, bueno, realmente no se sabe qué función cumple en toda la película. Los hombres son quienes llevan los pantalones, manejan el deseo a su antojo, las mujeres son seres instintivos que no pueden más que rendirse; misógino es lo menos a decir. En cuanto a los rubros técnicos y actorales, ninguno está explícitamente mal, todo en una media no destacable; casi como si hubiese sido filmada por algún principiante. En los años ’90, Paul Verhoeven vio su incipiente carrera amenazada por la desgraciada "Showgirls", algo similar le sucedió a Demi Moore y la soporífera "Striptease"; hay que decir que en comparación a "Magic Mike" todas ellas son ampliamente superiores. Ya es un hecho que el timorato Hollywood no sabe hacer films provocadores, tampoco era la intención de este espectador, pero por lo menos encontrarse con una historia convincente y atractiva, hecho que en esta oportunidad no se dio. "Magic Mike" está lejos de lo esperable para un film de Steven Soderbergh, sin dudas.
Publicada en la edición digital Nº 4 de la revista.
Si están esperando únicamente desnudos, el primero de ellos tarda menos de dos minutos en hacer su aparición. Luego, aquellos que crean que Magic Mike es sólo eso, se quedarán con las ganas. Con una primera mitad ágil, entretenida y a la legua superior a su segunda parte, esta nueva producción de Steven Soderbergh (Contagio, el binomio del Che Guevara y Traffic) tiene a Channing Tatum en su faceta de stripper, que le sienta mucho mejor que la de actor, aún en etapa de maduración. Aquí encarna a Mike, un emprendedor con varias facetas: diseñador, techista, desnudista, entre un larguísimo etcétera que no encuentra financiamiento para su nuevo proyecto que sería un ticket de salida para las largas noches quitándose la ropa. Dallas (Matthew McConaughey), el dueño del local más visitado por las mujeres de Tampa ve en un recién llegado e inexperto adolescente (Alex Pettyfer) al sucesor de su máxima figura. Pero nada será tan sencillo de resolver cuando una innecesaria, poco convincente y gélida historia romántica haga su aparición de la mano de una desastrosa actuación de Cody Horn. Dispuesto a convertir su filmografía en una cinta transportadora de gran producción, Soderbergh falla una vez más pero ese detalle parece no importarle demasiado.
El cuerpo del delito Seamos un poco vulgares. Como si fuera una clienta del club nocturno donde trabaja Magic Mike, trepada ante el stripper de turno sin saber qué parte de su cuerpo manotear mientras es revoleada de aquí para allá, Steven Soderbergh se trepa al cuerpo de Magic Mike -la película- con la intención de tocar cada uno de sus músculos temáticos. Se zarandea algo, goza un poco, se ilusiona otro tanto, pero termina sin saber muy bien qué hacer con él -o si sabe, entiende que no puede hacerlo por mantener ciertas formas-. Y finalmente hace lo que todos: termina el show y vuelve al lugar cómodo de siempre, supuestamente satisfecho pero con la calentura implícita. En definitiva, esquiva el bulto (disculpen, lo tenía que decir). Porque si hay algo que el stripper cumple socialmente en un sentido mucho más conservador que la prostitución, es el de satisfacer el deseo sexual reprimido del otro. Incluso, su práctica es más consentida que la de la prostitución. Sí, hasta la liberación de cierta libido tiene sus frenos y retenciones. Magic Mike es un cuerpo, compuesto a su vez por varios cuerpos: todos lustrosos, trabajados, puestos en escena como si de una coreografía de Step Up 5 en sunga se tratase. Cada cuerpo es un significado en sí mismo, piensa o da a pensar. Seguramente el conflicto más interesante de la película se da entre el cuerpo Channing Tatum y el cuerpo Matthew McConaughey: el primero, construido con mucho esfuerzo, con horas de gimnasio, símbolo del joven sueño americano que sueña; el segundo, puro nervio, casi de ave avara y carroñera, es el sueño convertido en pesadilla. El reverso del éxito contra el talento. Ahí está el nudo interesante de la película: la zanahoria que el sistema pone como horizonte en esta carrera de perros famélicos, pero veloces. Igual, nunca la alcanzan. Ese es el mejor y más típico Soderbergh, el pesimista que agarra lo mainstream y lo convierte indie. Y viceversa. Pero a Sobergergh lo tientan otros cuerpos (como siempre en su fluctuante y ecléctica trayectoria). Le da poco espacio al cuerpo Joe Manganiello, corte de fondo de la primera y más placentera parte del relato, y demasiado al cuerpo Alex Pettyfer, la obviedad hecha stripper, un “cowboy de medianoche” del subdesarrollo: virginal y sin laburo encuentra su lugar en los shows de desnudistas y, claro, nada puede salir bien. Por más que Soderbergh quiera evitarlo y hacerse el relajado, goza con los cuerpos pero termina diciendo lo que todos esperamos que diga (si creemos que este es un relato típico de caída y redención): ese no es un buen lugar para vivir. Y lo hace. Y lo hace sin gracia ni talento, con una liviandad que se corresponde con el tono del film, pero que impide el verosímil. Si Magic Mike cae en desgracia, un poco, es porque el último cuerpo que obnubila a Soderbergh es el cuerpo Cody Horn: hermana de Pettyfer, es una abnegada enfermera que alberga a su hermano lumpen (lo que tienen que haber sido esos padres para criar semejantes estereotipos) en su departamento. Y el cuerpo Cody, al final, lo que hace es conducir a Magic Mike para el lado de la heterosexualidad (no vaya a ser que usted se confunda) y el de la comedia romántica. Por más que el último plano sea de una gran potencia, pleno de nervio, eso no impide ver que Soderbergh eligió el peor de los finales para su obra, que obviamente forma parte de este cuerpo de obra crepuscular del director. Soderbergh, que hace un tiempo anticipó que se retiraba de la dirección, comenzó a hacer estas películas pequeñas con las que transita un poco festivamente, un poco rutinariamente, los diversos géneros. Teniendo en cuenta los resultados, uno no sabe si Soderbergh dejará de hacer películas o en realidad hará películas tan pequeñas que terminará evaporándose. Un vapor, un sudor, como el de los strippers de Magic Mike. No mucho más que eso. Tampoco es malo, se quita con un duchazo.
Steven Sodebergh se mete en el mundo de los StripPers, una compañía presidida por Mathew McConaughey, aunque el protagonista es Channing Tatum, y en la historia de amor que vive. Todo parece demasiado naif, el acento está puesto en esa increíble troupe de musculosos despertando ratones femeninos. Como dos mundos por separado.
Es difícil saber a qué juega Steven Soderbergh. Sus películas “intensas” (Traffic, Che) resultan declamadas y superficiales; las ligeras (especialmente aquellas en las que no quiere contar nada, como la serie La gran estafa o Un romance peligroso) son queribles y disfrutables. Pero tiene un par en una categoría intermedia: Erin Brockovich y esta Magic Mike, historia de un stripper masculino que quiere ser otra cosa y que, de algún modo, parece una versión masculina de la película de Julia Roberts. El protagonista, Channing Tatum, le otorga cierta simpatía a su personaje, pero si la historia exige ligereza para que la humanidad de sus criaturas aparezca de modo terso, Soderbergh decide inyectarle algo de “drama”, y empezamos a sospechar que, en el fondo, este señor es en realidad un viejo moralista. Las imágenes son, en su mayoría, triviales y el ritmo recuerda mucho más a un telefilm que a lo que tiene derecho de habitar la pantalla grande.
Strippers al desnudo Ambientada en el mundo de los strippers masculinos se esgrime esta especie de fábula sobre la posibilidad de vivir en un ambiente nocivo sin involucrase en sus males. Es así como Channing Tatum protagoniza esta entretenida película en donde si bien trata de no proponer juicios de valor sobre el oficio del desnudo, al final no puede evitar destapar de forma extremadamente torpe todos los prejuicios que pueden haber con esta profesión. Si bien estos acompañan en un relato ágil, divertido y a la vez dramático, todo estalla en situaciones demasiado moralizantes. "Magic Mike" es una película que se sustenta principalmente en la mezcla bien atractiva de tener personajes carismáticos con diálogos cancheros. De esta manera, la trama divierte bajo su lema de todo se trata de tener un buen momento. Channing Tatum demuestra su destreza para el baile en coreografías muy bien ejecutadas, mientras Matthew McConaughey despliega ese singular misticismo que hace de sus interpretaciones (en especial sus últimos trabajos) algo único. No obstante, el inconveniente sucede en lo que se refiere a la construcción de la historia. Ya desde el comienzo hay una rara sensación de que el personaje de Alex Pettyfer, "The kid", no encaja del todo en la trama y podría ser fácilmente prescindible. Después de todo, el hecho de que él se lleva las mayores emociones o desgracias por sus excesos, en cierta manera vuelve confuso saber de quién es la historia que se esta narrando. Como si fuera poco, el costado romántico de la trama se ve constantemente forzado a resoluciones tan previsibles como básicas y el ambiente de los strippers presenta demasiados guiños a su detrás de escena como para no profundizar en cuestiones más propias de la preparación de los shows. En definitiva, la película parece tener muchas puntas de diversas historias, pero ninguna predomina del todo volviendo a la experiencia bastante desconcertante y superficial. Después de todo, aunque claramente la película busque tener profundidad dramática en lo que narra, "Magic Mike" solo termina siendo un entretenimiento bien básico y pasatista al cual el espectador simplemente se somete para pasar un buen tiempo.
Luego de su trabajo en "Haywire" (en la Argentina fue estrenada bajo el título "La Traición"), Channing Tatum vuelve a ponerse bajo las órdenes del director Steven Soderbergh en esta producción inspirada parcialmente en las experiencias del actor antes de dedicarse por completo a esta profesión dentro de la industria cinematográfica, ya que a los 18 años solía desempeñarse como stripper en Tampa, Florida. Precisamente es en esta ciudad donde se toma lugar la trama de la película en la que el protagonista -y también productor ejecutivo- encarna a Mike Lane, un joven emprendedor de 30 y tantos años que pasa sus días tratando de reunir el dinero para establecer su propio negocio de diseño de muebles a medida y no convencionales. ¿Cómo lo hace? Si bien el trabajo principal es siendo el "Mágico Mike" al que hace referencia el título del film, es decir la estrella del club nocturno Xquisite (cuyo propietario es Dallas, el personaje interpretado por Matthew McConaughey), también tiene otro oficios, uno de ellos es como empleado en una obra en construcción. Es allí donde conoce a Adam alias "el Niño" (Alex Pettyfer), quien tras ser despedido, Mike -intuyendo las posibilidades del joven de 19 años- lo toma como su discípulo y lo inicia en las artes de bailar, animar fiestas, seducir chicas y hacer dinero fácil. No pasa mucho tiempo para que el muchacho se vea atraído por el particular y excesivo estilo de vida de los bailarines (el staff de strippers se completa con los personajes a cargo de Matt Bomer, Joe Manganiello, Kevin Nash y Adam Rodriguez) usando drogas y teniendo encuentros sexuales con varias clientas y admiradoras. A partir de ese momento, el conflicto dramático -y lamentablemente previsible- que debería haberse desarrollado en profundidad no llega a ningún lado, por lo que "Magic Mike" termina siendo, durante casi 2 horas, una sucesión de eventos sin demasiada relevancia intercalados con números coreografiados en el escenario de Xquisite. A pesar de ese aspecto negativo en el guión escrito por Reid Carolin, resulta entretenida, sólo por momentos. Sin dudas, ésto no es lo mejor de Soderbergh. En lo que respecta a los desempeños actorales, Tatum se destaca al recrearse casi a sí mismo en su juventud, sobre todo en lo que tiene que ver con el baile (cosa que habíamos visto en "Step Up" pero no en esta clase de nivel sexual). Por su parte, Pettyfer está muy correcto y Matthew McConaughey es simplemente una versión propia de Matthew McConaughey con un papel menor en el que despliega su evidente gusto por mostrar su marcado físico. El reparto se completa con las presencias femeninas a cargo de la poco conocida Cody Horn como Brooke, la cautivante hermana de "el Niño", Olivia Munn como Joanna, con la que Mike comparte sólo una relación física.
A esta altura, decir que Steven Soderbergh está en cualquiera es de lo más sencillo. Desde Traffic hasta Che -pasando por Full Frontal, ese experimento que le valió un fogoso "Your movie sucks!" por parte de Roger Ebert- hemos acudido a la degeneración de sus ideas. Habrá que ver si eso es completamente malo. Si de degenerados hablamos, tenemos que centrarnos en Dallas (Matthew McConaughey), el rey de la pista, el individuo torneado que lleva adelante el lucrativo negocio de hervirles la sangre a legiones enteras de mujeres. Dallas regentea un club de strippers lleno de potros. Las chicas aúllan en cada una de las funciones, y los slips de los bailarines (abultados per se) terminan llenos de billetes. En esta parte del mundo entendemos que los albañiles no la pasan del todo mal en USA. Allí se los conoce como "contratistas". Muchos films y series animadas los muestran como tipos socarrones que ganan sus muy buenos mangos y que generalmente se burlan de sus clientes (padres de familia obesos que no saben revocar una pared). Todos los contratistas tienen camionetas porongonas (Dodge Ram, Toyota Tundra, Ford Ranger Platinum) y generalmente son individuos musculares y autosuficientes. De establecerse y armar una flia, ni hablar. Eso es de imbéciles. Mi truco me hace ganar nenas bohemias. Amén de tan venturoso prontuario, Adam (Alex Pettyfer, bomboncito listo para degustar) acepta el convite de Magic Mike (Channing Tatum) y abandona el contratismo para probar suerte en el mundo de los strippers, por que ¡vamos, que sacudir los glúteos cuesta menos que instalar equipos de aire acondicionado, paga mejor y encima te podés convertir en el papu más deseado! Dicho y Hecho: Adam se inicia en el juego, no sin algunos tropiezos preliminares. Es aquí donde hace su ingreso Dallas, el dueño del lugar, que acepta dichoso llevar adelante esta historia del patito feo (¿"feo"?) que se convierte en un cisne sudoroso capaz de generar 251 orgasmos al unísono con sólo mostrar una tetilla. La historia -por supuesto- incluye otros cebos, como ciertos inconvenientes monetarios que se ciernen sobre el aparentemente lucrativo negocio de menear el ganso. También hay amor, y surge entre Magic Mike y la hermana de Adam (Cody Horne), una chica seria onda Mengolini que leé libros y viste sobriamente y no quiere saber nada con los strippers, repitiendo aquélla historia (una vez más) en la que dos personajes están realmente hechos el uno para el otro, pero hay un guión de por medio que se encarga de mantenerlos separados con pelotudeces. ¿Qué quiso hacer Soderbergh con esto? Probablemente nada. Quizá tuvo ganas de apartarse definitivamente de sus películas mejor aspectadas. Tal vez quiso degenerarse. Probablemente leyó la historia del joven Adam y su ascenso a la fama gracias a las enseñanzas de Magic Mike (al parecer es la historia de vida real de Channing Tatum) y le pintó filmarla, y eso es todo. Soderbergh supo declarar hace un tiempo que estaba -palabras más, palabras menos- hinchado las pelotas. Tal vez por eso Magic Mike resulte inimputable dentro de su degeneración. Lo peor de todo es que está bien filmada, y resulta moderadamente entretenida cuando no directamente maravillosa (esto es, cuando Matthew McConaughey hace alguna de las suyas). Obviamente hay pasajes innecesarios, como aquéllos en los que Mike y Adam forjan su amistad y se tiran al río juntos.. escenas a través de las cuales los intelectuales nos avivan y nos hablan de homosexualidad latente como si hubiesen descubierto la puta pólvora, como si fuera harto difícil detectarla. Por cierto, el film fué editado por el mismísimo Soderbergh, que utilizó el simpático alias de Mary Ann Bernard. Si Magic Mike la guionaba Seth Rogen y la filmaba Judd Apatow íbamos a estar hablando del Segundo (ó Tercer) Resurgimiento de la Nueva Comedia Americana. Así con mayúsculas. Para darnos el lujo de acuñar corrientes, vicio bastante común en estas latitudes donde los albañiles aún no cuentan con la posibilidad de soñarse contratistas.
ALBAÑILES SIN REVOQUE Steven Soderbergh filma a las apuradas, filma todo lo que se le cruza, pero a veces la pega. Aquí, para retratar el mundo de los strippers, posa su blanda mirada en dos bailarines: un veterano, idealista, que sueña con dejar de desnudarse para dedicarse a su familia; y un recién llegado, que recorre el camino inverso: viene desde la inocencia y de a poco se irá embarrando. Los dos trabajaban de albañiles, pero dejan el revoque para subirse al escenario cada noche. Son parte de un elenco que danzan en un boliche de Tampa, pero sueñan con mudarse a Miami. Los números musicales son buenos, hay clima, hay ruido y las chicas disfrutan con esas piruetas. Soderbergh retrata bien ese ambiente, pero después una historia sensiblera le quita sustancia a un filme que pedía más mugre que final feliz. No aporta nada nuevo, ni en tema ni en realización, pero se ve sin esfuerzo. Podía haber sido más incisivo al retratar ese micromundo, pero el libro prefirió no meterse en aguas profundas y dejar que un romance aporte un poco de esperanzas.
Cuerpos felices. Aun cuando que se sabe que Magic Mike no es un film acerca de strippers (o, al menos, que intenta no serlo), la sensualidad alegre de los cuerpos que la recorren la hace mucho mejor de lo que en realidad es. Así, los momentos en que la película de Soderbergh juega a ser oscura, seria y hasta conservadora tienen su contrapeso en la masculinidad festiva de sus hombres, que se sacuden, juegan y hacen reír cada vez que pueden. Por lo demás, Magic Mike es un relato que se abre hacia múltiples direcciones interesantes pero que, al forzarse a sí mismo a dirigirse a una en detrimento de las otras, pierde su oportunidad de ganar la soltura que sus bailes sí poseen. Mike (Channing Tatum) es reparador de techos, diseñador de muebles y, desde hace años, la estrella del club Xquisite. Desde el comienzo se lo señala como una persona ambiciosa y que disfruta de sus logros, alguien que goza de la vida con mujeres, tragos y baile, y que pretende hacer mucho dinero para mantener ese estilo de vida. A la par, la película abre varias líneas que tienen que ver con las aspiraciones personales, la economía, el problema de las drogas, o el deseo femenino. Pero cuando de pronto Mike se enfrenta a su jefe Dallas (Matthew McConaughey), se aleja de su amigo y discípulo Adam (Alex Pettyfer) y se vuelve cercano a Brooke (Cody Horn), sus deseos y prioridades cambian rotundamente, y así también los del film. El mundo de los strippers se tiñe de azules fuertes y, con ellos, el club de los cuerpos alegres se torna oscuro, triste y lleno de almas perdidas. Finalmente nuestro protagonista decide alejarse, y allí es cuando la película de Soderbergh se vuelca a su costado más serio y conservador: Mike deja su trabajo como stripper, decide no irse a vivir a Miami y, en cambio, se escapa a desayunar con su chica. Así, el film abandona la magia, que no se pierde en las decisiones de su personaje sino en el esfuerzo por pintarnos el contraste de esos dos mundos (y así probar la conveniencia del gran giro del relato). De todos modos, cuando Mike se va para siempre del club en su camioneta, le caen lágrimas. La adrenalina de ese lugar que ahora se escucha de fondo no lo hace feliz, pero él sabe (y nosotros también) lo difícil que será abandonar la alegría de esa fiesta que consistía en hacer divertir a los cuerpos.
Strip con gusto a poco Este último trabajo del multifacético Steven Soderbergh es bastante básico, por no decir aburrido. Me desconcierta a veces... tiene algunas películas que se pueden disfrutar bastante como "Traffic", "La gran estafa" o "Erin Brockovich", y por otro lado dirigió otras intrascendentes como "La Traición" o peor aún, esta llamada "Magic Mike". Estuve repasando su filmografía en estos días y me di cuenta de que todos sus títulos me habían parecido al menos buenos, excepto este trabajo sobre strippers insulsos. El trailer con la musiquita de Rihanna de fondo ya nos estaba advirtiendo que se trataba de un film liviano para mostrar a los muchachos con los pectorales al aire, pero quise darle una oportunidad y pensé que al estar comandado por Soderbergh iba a haber algo interesante para ver, alguna vuelta de tuerca sobre la trama o una exploración atractiva del mundillo del striptease, pero no. Prácticamente la historia está basada en las experiencias juveniles del actor Channing Tatum en el pole dance masculino, sí chicas, el protagonista de la peli fue stripper cuando tenía unos 20 añitos. Como para que se hagan más la cabeza. A esa historia bastante default (niño lindo de clase trabajadora que financia sus sueños vendiendo su belleza física), el director decidió adicionarle una subtrama seudo dramática relacionada con el tráfico de drogas y la exclusión social, temas que podrían haber resultado interesantes para trabajar si no los hubiera tratado como relleno para las escenas en las que los muchachos no aparecen moviendo la pelvis al ritmo del beat. Las actuaciones no son muy resaltables más allá de que cumplen bien con su deber (a excepción de Matthew McConaughey que está bastante irritante), la parte de comedia no es tan divertida ni la parte dramática es tan angustiante y la trama central resulta tan amarga y previsible que ni todos los músculos juntos de los agraciados protagonistas podrán convencerl@s de que lo que está sucediendo en pantalla tiene algún tipo de trascendencia. Sólo recomendable para aquellas personas que quieren sacarse las ganas de ver a actores de moda mostrando sus dotes físicos y los cachetes de atrás, muchos cachetes de atrás.
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Publicada en la edición digital #247 de la revista.
NOTHING BUT A GOOD TIME Antes de llegar el país, la nueva película de Steven Soderbergh se construyó sobre los cimientos de dos controversias. Una de ellas es que MAGIC MIKE (2012) está inspirada en la vida del guionista, protagonista y ex-stripper Channing “he’s so hot right now” Tatum. La otra es la arbitraria cita en la crítica de Libby Gelman-Waxner en “Entertainment Weekly”, que fue usada por la distribuidora para promocionar mejor la cinta y que aseguraba que MAGIC MIKE es “EL CIUDADANO KANE de las películas de strippers”. Primero que nada: Bitch, please. Segundo, ¿ya nadie se acuerda o vio TODO O NADA (THE FULL MONTY, 1997)? Y tercero, ¿qué tiene de especial este film - entretenido, pero no mucho más que eso - cómo para llegar a ponerla en la misma oración que la obra esencial de Orson Welles? Tal vez ser un hombre heterosexual es un factor que juega en contra al momento del visionado de MAGIC MIKE, pero es imposible que solo un par de abdominales bien marcados sean capaces de enaltecer la película al punto de ponerla en la cima del subgénero desnudista. Sé que no cuenta con virtuosos competidores (¿SHOWGIRLS (1995)? ¿STRIPTEASE (1996)? ¿ZOMBIE STRIPPERS! (2008)?), aunque probablemente esa sea la causa de que algunos hablan tan deliberadamente de ella como el mejor exponente de los films de strippers; pero también sé que no es una obra maestra y ni siquiera un gran film. Aunque sí un inesperado vistazo al american way of life, que no falla en la parte de divertir (o de calentar a las espectadoras), aunque sí en eso de mantenerse original. De día, Mike (Tatum) trabaja en construcciones y otros laburos. De noche, es stripper. No es algo que le apasione, pero si algo en lo que es muy, muy bueno. Y su objetivo es juntar la suficiente cantidad de plata como para poder dejar todo eso y cumplir su sueño (¿de vender muebles hechos a mano?). Un día conoce al joven y desempleado Adam (un desastroso Alex Pettyfer, de SOY EL NÚMERO CUATRO), que vive con su hermana Brooke (Cody Horn) y al que Mike lleva al mundo del striptease masculino. A partir de allí, el film desarrolla las historias paralelas de Mike - su relación con Brooke y su futuro - y de Adam (alias, “The Kid”) - y de cómo su irresponsabilidad y ansias de diversión lo irán llevando por un insaciable camino de drogas y la aspiración del “sueño americano”, dejando una puerta abierta para la secuela que ya está en tratativas -. Podría decir que la primera trama cierra mejor (pero es la más clásica), mientras que la segunda es más interesante y oscura, pero son básicamente una sola historia. Las dos siempre se encuentran en el Strip Club, están atravesadas por ese deseo de alcanzar el éxito (uno fructífero, el otro vacío), tienen a seres reales en situaciones cotidianas y están protagonizadas por Tatum, quien hace malabares para poder salir airoso con una interpretación que, en varias ocasiones - no las físicas, ya que aquí se desempeña incluso mejor que en STEP UP (2006) -, no está a la altura de lo que requiere el film. Aun así, es sin dudas la mejor actuación de su carrera. Pero si estás leyendo esto, Channing, ¡tartamudear no significa hablar naturalmente! A pesar de sus intentos, el guión de MAGIC MIKE es muy simple, predecible y rara vez se sale de los cánones de cualquier drama similar. Algunos diálogos o situaciones son imperdonablemente estúpidos (“Deberíamos ser mejores amigos”, “Okey”) y sus personajes secundarios son muy de manual - la mayoría sirven de desahogo humorístico (o erótico) y el papel que le toca a Matthew McConaughey (brillante y siniestra interpretación), por ejemplo, bien podríamos compararlo con la serpiente del Génesis, el más clásico de los villanos que tienta a nuestros héroes -. Sin embargo, hay que darle algo de crédito a MAGIC MIKE. Visualmente, Soderbergh firma la película con una interesante fotografía y juego de colores que logran crear una fabulosa sensación de micro-mundo; hay un sentido del humor que se siente muy natural, y los shows - algo que el film se toma realmente en serio - son verdadero entretenimiento y, en ocasiones, extravagantemente hilarantes. Y siempre lo suficientemente sexys como para hacerle pasar un buen momento a la platea femenina. En cuanto a la muchachada, algo intimidados se van a sentir.
Golden Boys Magic Mike es un musical distinto, la clase de film que entra en una zona de grises y no porque sea difícil de categorizar. En primera instancia, cuesta encontrar la firma de autor. Si no fuera por algunos tramos sepia, coreografías capturadas desde ángulos extraños y porque, efectivamente, aparece en los créditos, Magic Mike no parece una película de Steven Soderbergh. El realizador ya se metió con un cartel de narcos en Traffic, abordó una épica revolucionaria con Che y ahora prueba con un club de strippers en Tampa. ¿Será tan fácil interpelar submundos desde el lugar de outsider? Sólo hubo un Bob Fosse para All That Jazz. En contraste con el despliegue escénico, Mike (un Tatum cuyo torso de Superman derrite mujeres al instante) lleva una vida chata, fútilmente pretenciosa; aspira a un horizonte que no encontrará y tampoco encuentra Soderbergh, por lo que el relato pierde empatía, adormece pese a los intermitentes flashes y la música ensordecedora. Mike y su clan son primos de la familia porno en Boogie Nights, pero desprovistos de humor y picardía, esa ambición que volvía entrañables a los personajes. Aunque salpique testosterona como para acomplejar a Brad Pitt, Magic Mike es, esencialmente, un film sin sangre.
Nada para ver, salvo pectorales y abdominales marcados A esta altura creo que es justo indicar que Steven Soderbergh ha sido un cineasta sobrevalorado por la crítica. Sorprendió en 1989 con un film pequeño llamado Sexo, mentiras y video que, si bien era muy interesante, basó un poco su éxito en su temática "polémica". Su cúspide como realizador tuvo lugar en al año 2000 cuando estrenó Erin Brokovich y Traffic. Ambas películas lograron reconocimiento de la crítica y cosecharon decenas de premios. Pero a la distancia hay que decir que se trata de dos filmes menores. La primera es una falsa película de denuncia, en la línea de la muy superior Una acción civil, que servía más que nada como un vehículo para que su estrella, Julia Roberts, ganase el Oscar que finalmente obtuvo. Traffic, por su parte, era una mosaico sobre el mundo de la droga que, si bien tenía aciertos a nivel de dirección, terminaba siendo una película moralista y discriminatoria. Luego Soderbergh conoció a George Clooney e inició una exitosa dupla, donde destaca la saga de Ocean's eleven, filmes entretenidos pero no mucho más. Ahora llega Magic Mike, película que desconcierta un poco dentro de la filmografía de Soderbergh, aunque sigue el bajo vuelo artístico de su obra previa. Magic Mike adentra al espectador, no de manera muy exhaustiva, en el mundo del strip tease masculino. Se inicia cuando Adam, un joven de 19 años sin rumbo en la vida, conoce a Mike (Channing Tatum), un tipo que se dedica a colocar techos. Pronto, de casualidad, descubrirá que Mike tiene otra ocupación: es stripper en un club nocturno. Y, por esas cosas de los guiones, Mike introducirá al joven en el mundo del strip masculino. Así conocemos a Dallas, el dueño del club interpretado por Matthew McConaughey. Es un rol ideal para él, que le permite mostrar su personalidad y solvencia interpretativa y, más que nunca, su cuerpo torneado. También conocemos a la troupe de strippers, aunque estén casi de decorado. Todo gira en torno de Mike, Adam y Dallas. La peli tiene un comienzo promisorio, a la Boogie Nights, que tiene el atractivo típico que se da cuando se introduce al espectador a un sub mundo desconocido y seductor. Pero el atractivo va bajando a medida que avanza la historia, que muestra cómo Mike busca abrirse de la actividad para dedicarse a un emprendimiento personal, al tiempo que el Kid se mete cada vez más en ese mundo, cayendo en un par de actividades que lo complican a él y a Mike. Simultáneamente, Mike conoce y siente atracción por Brooke, la sobreprotectora hermana mayor de Kid. La historia, aparentemente, tiene algo de fundamento en la propia vida de Tatum (ex stripper en la vida real), quien se muestra muy convincente no sólo como stripper sino en su interpretación. En conclusión, un film que arranca bien pero termina siendo una propuesta menor y que, incluso, muestra cierta moralina, no nueva en Soderbergh. Poco para ver, salvo por los muchachos en zunga.