Antes de arrancar, debo confesar que jamás fui fan de los Power Rangers en su origen televisivo. Quiero pensar que "ya era grandecito" para engancharme con la serie y en su defecto... bueno, veía Dragon Ball Z, obvio. Así que me senté a ver esta nueva adaptación cinematográfica sin ningún tipo de expectativa propia de un fan. A los pocos minutos de comenzada la película, y luego de una intro que no voy a spoilear acá porque está totalmente fuera de los avances previos pero brinda información interesante sobre uno de los personajes, vemos un chiste sobre masturbar a un toro. Sí, leyeron bien: en una película de "los Power" hablan sobre masturbar a un toro. Nada muy gráfico ni fuera de lugar -tampoco es American Pie esto-, pero es una clara señal de que el tono es ligeramente más adulto que el de la serie de los '90s. Porque... ya saben, los adolescentes se masturban y todo eso. La historia a grandes rasgos ya la conocen: cinco jóvenes encuentran unas "monedas" de inmenso poder y se convierten en los Power Rangers, un grupo de defensores intergalácticos que se enfrentan a alienígenas de gomaespuma que atentan contra nuestro humilde planeta. No hay sorpresas ni necesidad de que las haya. Pero claro, estamos en el año 2017 y -supuestamente- los pibes de hoy en día ya no se comen las mismas pavadas insulsas que nosotros cuando éramos chicos. Por eso todo el primer acto de la historia se centra en hacernos conocer a los cinco jóvenes en cuestión: Jason (Dacre Montgomery), el héroe deportivo de la Secundaria que no para de meterse en problemas; Billy (RJ Cyler), un nerd con problemas de autismo que termina siendo demasiado efusivo y extrovertido para ser autista; y Kimberly (Naomi Scott), la chica popular que es discriminada por sus amigas debido a un incidente en las redes sociales (!). Si son conocedores del cine de los '80 y al principio se les hace todo muy The Breakfast Club/El Club de los Cinco cuando los tres estudiantes coinciden en "detención escolar", bueno... es porque intenta serlo. Perdón, ¿dije "tres estudiantes"? ¿Acaso no eran cinco? Sí, de hecho lo son. El problema es que la historia claramente se enfoca en ese trío, dejando las introducciones de Zack (Ludi Lin) y Trini (Becky G) para más tarde y de manera totalmente casual. Es gracioso ver cómo el grupo le pregunta a Trini su nombre recién después de conocer a Zordon y Alpha 5. ¡Por lo menos esta vez Zordon no es racista! La manera en la que los cinco "descubren su destino" es, de vuelta, completamente azarosa. Lejos de ser elegidos por una inteligencia superior debido a su valor y blablabla (a lo Green Lantern), da la casualidad que estos pibes justo pasaban por ahí y... bueno... una cosa llevó a la otra y ahora son Power Rangers. O intentan serlo. Porque como en toda película "de origen" del género superheroico que se precie de tal, hay un proceso de aprendizaje, de prueba y error, con el infaltable montaje de entrenamiento. Y aunque todos resultan ser nobles de corazón y se ganan su lugar, la sensación es que podría haber sido cualquier otro que justo pasara por ahí; daba lo mismo que sea Zack o "El Chino" Volpato. Respecto a los protagonistas, esta semana se dio a conocer (de manera anticipada, claramente buscando repercusión en los medios) que uno de los personajes ahora es homosexual. No voy a decirles quién, porque en definitiva es totalmente irrelevante. Si bien el dato se presenta de manera sutil durante un momento de intimidad y sinceridad entre los personajes, luego no se retoma en ningún momento de la historia, por lo que carece de cualquier tipo de profundidad dramática. ¿Qué sentido narrativo tiene entonces? El único problema con la inclusión es cuando se percibe más como un guiño a las boleterías y a los titulares que como un intento genuino de sumar a la comunidad LGBT. A decir verdad, varias cosas son irrelevantes y sin sentido en Power Rangers. Desde el plan de la villana Rita Repulsa que consiste en robar oro para construir un monstruo gigante ¡de oro! que arrase el pueblo (a lo Stay Puft Marshmallow en Ghosbusters), pasando en cómo puede ser que un androide que estuvo enterrado 65 millones de años hable perfecto idioma inglés (coloquialismos incluidos), un intento de twist al cierre del segundo acto (que, aún si no hubieras visto ni un solo trailer, es más que obvio que se va a resolver rápidamente), y terminando en cómo carajo los protagonistas aprenden a manejar robots gigantes en cuestión de minutos (¡yo tardé casi un día en sincronizar mi Samsung Galaxy con mi cuenta de Gmail!). Pero... hey, no lo jodimos en su momento a Optimus Prime con el temita del idioma, tampoco hay que ser muy exigentes ahora. Uno debe saber perfectamente que, en el momento que ingresa a ver este tipo de películas, la lógica y el razonamiento quedan fuera de la sala. Ya que mencionamos a Rita Repulsa, hablemos de ella y del resto del elenco. Elizabeth Banks comienza con un look y gestos más cercanos a Evil Dead que a la versión televisiva, para paulatinamente ir cobrando forma, color y teatralidad, como Dios manda: ¡no sería una villana de los Power si no fuera exagerada! A Bryan Cranston lo bancamos en absolutamente todo, incluso cuando es una caripela gigante dentro de una pared; nos cae bien Zordon porque los bardea a los Powers y porque suena como Heisenberg, obvio. Para terminar, Bill Hader le pone la voz a Alpha 5 y, más allá del "¡Ay ay ay ay ay!", en más de una oportunidad logra sumar con su interpretación. En líneas generales, cada uno de los tres cumple con lo que se les pide (que tampoco es mucho). Por el lado visual, la cinta es más que correcta: lo importante acá es el combate final de los Zords contra Goldar, y ciertamente no está mal. En los planos generales de los Zords corriendo/volando hay cierto look "de juguete" que rememora las escenas de la serie original. Se nota que la intención de los realizadores fue capturar algo de aquella nostalgia, ese feeling medio pedorro, y eso debe respetarse y valorarse, te guste o no. Ojo, los efectos distan muuucho de ser Kong: Skull Island, o hasta de Pacific Rim. No obstante, lo que debería haber sido LA escena, lo que debería haber sido la "money shot" (hablo de la formación de Megazord en la pelea final), pierde casi todo el impacto porque es mostrada a medias y, otra vez, se siente azarosa e injustificada. Por si aún no había quedado claro, si sos un viejo fan de la serie seguramente disfrutes Power Rangers más que yo. Varias personas en la sala aplaudieron y festejaron algunos de los chistes, sin mencionar los inevitables cameos y la ya clásica escena post-créditos (sí, quedáte hasta el final). Y está bien, porque esta película está hecha para ellos. El resto de los espectadores no la va a pasar mal; yo no me aburrí ni me quedé dormido, por ejemplo. Pero tampoco se van a ir con nada encima o totalmente obnubilados por la experiencia; va a ser "una más del montón". O quizás te pase como a mí, que de tanto hablar de "mórfosis esto", "mórfosis lo otro", salí de la sala con hambre y me morfé un tostado de jamón y queso en el bar de enfrente. VEREDICTO: 6.0 - MEH-Gazord Quizás lo peor que tenga Power Rangers (incluso por encima de los elementos sin sentido del guión) es que, si no sos fan de la serie original, tampoco vas a convertirte en uno al salir del cine; simplemente va a ser una más del extenso listado de películas de "Gente Disfrazada Aprendiendo Todo con Suma Facilidad". Si veías la serie en tu infancia, ni lo dudes: seguramente salgas satisfecho. Pero si querés ver adolescentes aprendiendo a controlar robots gigantes y a ser un verdadero equipo, mejor quedáte mirando la primera temporada de Voltron: Legendary Defender en Netflix.
Los Power Rangers pisaron fuerte en la década de los noventa, ellos que marcaron una generación con su popularidad, sus Zords, sus chispas con cada golpe que recibían enfrentándose al villano de turno para derrotarlo y que este luego aparezca de manera gigantesca para finalmente sea derrotado de manera definitiva por el MegaZord, ahora los Power Rangers regresan en una película para aquellos nostálgicos y por supuesto, tratar de dejar una marca en nuevos seguidores. En Angel Grove, un pequeño pueblo en el que nada interesante suele ocurrir, se encuentran nuestros protagonistas, cinco jóvenes ordinarios, algunos con cierta popularidad, otros aislados de cualquier grupo, algunos sufriendo del acoso escolar (ahora llamado Bullyng), la vida de estos jóvenes cambiara completamente cuando encuentran unas monedas de distintos colores, monedas que dan la capacidad de tener una súper fuerza, saltar a grandes distancias, entre otras tantas cosas, luego conocerán a Zordon, quien les confiesa que en pocos días llegara Rita en busca de un poderoso Cristal que se encuentra en alguna parte de Angel Grove, estos jóvenes pasaran por un arduo entrenamiento para poder estar listos y enfrentar a esa amenaza. La película tiene varias cosas a favor y otras en contra, este es el segundo trabajo cinematográfico para el director Dean Isralite, su crecimiento fue mucho entre una y otra, eso queda plasmado. El elenco protagónico del film es prácticamente desconocido, pero es muy probable que salgan a la fama luego de esta película, los actores secundarios son los que brindan la experiencia necesaria, Bryan Cranston, reconocido actor de la serie "Breaking Bad" le da vida y voz a Zordon, este es desde mi punto de vista el mayor acierto de todos, en cada momento en el que aparece me era imposible apartar la vista, personaje que en caso de que salga una secuela quiero ver mas de el en pantalla, la parte cómica corre a cargo de Bill Hader que interpreta a Alpha 5, un carismático personaje que también estaba en la serie original, pero ahora volvió con un look muy distinto, Elizabeth Banks es Rita Repulsa, la villana de turno, un personaje que para mi no fue lo suficientemente aprovechado. La primera mitad de la película se torna muy aburrida con tantas explicaciones y situaciones, a partir de la segunda mitad es donde realmente comienza lo bueno, vemos la pelea con los Patrulleros (seres creados con roca), los Zords y por para terminar el gran MegaZord, también hay dos cameos, pero como si fuera poco también hay una escena postcredito dejando abierto a una posible secuela. En definitiva "Power Rangers: La Película" al principio es lenta pero con el correr de los minutos toma ritmo, haciendo de eso un gran festejo para los mas nostálgicos.
Hay equipo Si bien ya fue llevada a la pantalla grande con anterioridad, es tal vez Power Rangers (2017) el mejor acercamiento al universo creado por la productora Saban, que a su vez adaptaba, en parte, Super Sentai Series, un programa japonés de televisión que durante 23 temporadas generó fanáticos en todo el mundo. En la épica de un grupo de jóvenes, que en determinado momento de sus vidas reciben la consigna de transformarse en héroes para luchar contra las amenazas que el villano de turno Zordon y sus secuaces día a día imponían, había también un recupero de cierto espíritu de clásicas series como Mazinger Z o Robotech. En el programa de televisión los jóvenes aceptaban las misiones y sumaban cada uno su impronta, al diferenciarse del resto no sólo por tener un traje de color diferente, distinciones de sexo, o de temperamentos, sino también por su etnia, porque si hay algo que intentó hacer la serie desde el primer momento, fue construir un universo multirracial, para poder fortalecer también, de alguna manera, su sentido de comunidad para enfrentar al mal y protegerlo de posibles y futuras amenazas. Ese mundo ideal, siempre fue reflejado también con una impronta relacionada a la familia, el estudio, el trabajo con valores positivos, en el que siempre los Power Rangers tuvieron una vida tranquila y en la que las misiones se agregaban como parte de ellas, pero no cómo único objetivo. La película dirigida por Dean Israelite intenta recuperar atmósferas y el espíritu lúdico de la serie, pero aggiorna la historia presentándola como la reunión de un grupo de inadaptados que terminan por salvar al mundo de su pronto exterminio. Ya desde una escena inicial, la multiplicidad de referencias que se harán a la cultura popular se acentúa, porque arranca con un encuentro en el que el grupo es presentado como una suerte de El club de los cinco (The Breakfast Club, 1985), -así se introduce al grupo como una serie de “inadaptados”-, que en esa clase de detención comenzan a relacionarse sin saber que luego serán los indicados para proteger al mundo. Israelite logra una primera etapa con gran despliegue visual, en la que principalmente se va desandando el camino de los jóvenes, y en ver cómo consiguen cada uno las gemas de colores que les permitirán luego hacer “morfosis”. El rebelde, el nerd, la aguerrida, el outsider, la que reniega de su identidad, y más, para luego completar el inicio de sus aventuras como equipo, con la lucha que deben realizar para aceptar los poderes y luego enfrentar los combates. La clave de la serie era su inverosímil, aquel que con zooms, escenas en cinematográfico, destrucción de ciudades hechas en maqueta y otros aditamentos, hacía el delirio de la audiencia, y acá pasa algo también con esos recursos, pero potenciado por la tecnología y avances, sumando increíbles efectos visuales, muy por encima de trama y actuaciones. Power Rangers busca transformarse en una adaptación que respeta la fuente sobre la que se inspira, y logra pasar la prueba sumando además cameos del grupo original y una banda sonora ecléctica que dinamiza aún más la clásica y lineal narración.
Power Rangers tiene todo el encanto de la serie original, su acción demencial y su comedia ridícula, pero otorgándole vida nueva con sus adolescentes modernos con problemas actuales y sus correctos efectos especiales. Los Mighty Morphin Power Rangers (1993-1995) fueron una parte fundamental de la infancia de todo aquel que haya crecido en la década de los 90'. El show americano creado por Haim Saban utilizaba metraje reciclado de la serie japonesa de Toei Super Sentai, para hacer un show de adolescentes americanos lidiando con su vida como héroes y los típicos problemas de escuela secundaria, sumado a todo el encanto del género tokusatsu asiático con sus peleas de artes marciales y batallas épicas de robots gigantes contra kaijus monstruosos en una ciudad hecha de miniaturas. Esta nueva versión nos presenta al mismo grupo de jóvenes, pero con una óptica más inclusiva: hay un asiático, una latina y un afroamericano. También hay diversidad de trasfondos para cada uno de los personajes, reflejo de los tiempos que corren: hay un héroe deportivo y popular caído en desgracia, un joven con autismo, una chica que perdió a sus amigos por un escándalo de sexting y hasta un Ranger LGBT. Jason Scott (Dacre Mongomery), Kimberly Hart (Naomi Scott), Billy Cranston (RJ Cyler), Zack Taylor (Ludi Lin) y Trini (Becky G.) son un grupo de jóvenes inadaptados que se reúnen por azar y terminan descubriendo unas antiguas monedas doradas que les dan increíbles habilidades. Pero como todo gran poder conlleva una gran responsabilidad, ellos se convierten en los Power Rangers, una casta de poderosos guerreros defensores de toda la vida que deberán detener a la malvada Rita Repulsa (Elizabeth Banks) antes de que logre hacerse con el misterioso Cristal Zeo, objeto que le permitirá tener poder infinito. Pero para poder volverse Rangers no alcanza con tener las monedas. Este grupo de desconocidos deberá convertirse en un verdadero equipo de guerreros y amigos para alcanzar todo su poder. Contarán con la ayuda del androide Alpha-5 (Bill Hader) y bajo la tutela de Zordon (Bryan Cranston), la conciencia de un Ranger anterior, deberán entrenar sus habilidades, conocerse y aprender a confiar el uno en el otro. Power Rangers es una película bastante sólida y entretenida que rescata la esencia de la serie que le da nombre y le agrega un tono moderno, más realista y un poco más oscuro sin resignar el sentido del humor característico del show. En el film ciertos arcos remiten a otras producciones como The Breakfast Club (grupo de chicos problemáticos que se conocen en detención), Chronicle (adolescentes que descubren un gran poder en una cueva) y Pacific Rim (robots gigantes vs kaijus), pero no deja de ser ni de sentirse como Power Rangers. Todos los actores dan lo mejor de sí y un puede notar que se divierten en sus roles, más que nada Elizabeth Banks, que despliega todo su histrionismo para hacer una Rita Repulsa bien exagerada que va atravesando distintas etapas a medida que su poder crece. Cranston y Hader brindan interpretaciones sólidas (su mayor trabajo es con la voz) para dotar de personalidad a sus personajes y los jóvenes actores con poco rodaje no decepcionan en su rol de Rangers, destacándose especialmente Dacre Montgomery, Naomi Scott y RJ Cyler (los que tienen más tiempo en pantalla). El CGI es bastante digno, las peleas de Zords se ven geniales y el film está lleno de referencias y cameos que harán delirar a los fanáticos de la serie original. Power Rangers es un buen film con mucho humor y acción que sirve como un gran inicio de franquicia que apela a los nostálgicos de los 90' pero con el potencial para entretener al público general.
Una película que sabe cómo jugar sus cartas. Como muchos en la década del 90, he estado expuesto a la “creación” televisiva de Haim Saban y Shuki Levy, Power Rangers. Fui uno de los muchos niños que fue desesperado a ver la película de 1995, obnubilado ante el prospecto de ver en una pantalla grande lo que durante un año y monedas contemplé en la pantalla del televisor hogareño. No obstante, los años no pasan solos; con ellos nuestra percepción cambia. 24 años después llega una nueva versión, que supo tener esto en cuenta, y el resultado es más digno de lo que se esperaba. A continuación les digo porqué. The Breakfast Rangers: Cinco adolescentes sin nada en común hallan en una mina unas misteriosas monedas que les otorgan habilidades superhumanas. Tratando de indagar en el porqué del fenómeno que están experimentando, se cruzan con una nave abandonada y a sus habitantes: Zordon y Alpha 5. Estos les revelan que ellos son los nuevos Power Rangers y cuentan con solo 11 días para entrenarse y estar preparados para defender a la tierra del ataque de Rita Repulsa. La enorme diferencia con la serie original y el más enorme acierto del guion fue no hacer a los protagonistas Power Rangers de entrada, sino que se tengan que ganar el puesto. Esta es una historia de verdaderos adolescentes en oposición a sus contrapartes televisivas que eran demasiado perfectos; sin defectos, sin fallas de carácter. Esta versión cinematográfica pone a cada uno de los personajes frente a vanidades e inseguridades que deben superar en su camino a la madurez. También ilustra, a riesgo de sonar como el Tío Ben de El Hombre Araña, que un gran poder conlleva una gran responsabilidad. La primera mitad de la película muestra como lidian con estos poderes que encontraron y la segunda con la responsabilidad y los temores que significa tener los mismos. Por otro lado, es una película que sabe que por muy madura que se quiera vender, al final del día siguen siendo los Power Rangers, y no sería una película de dicha franquicia sin dinosaurios robots luchando contra monstruos en medio de una ciudad. No obstante, a pesar de estos aciertos, no todo son rosas para la película. En algunas escasas ocasiones pisa demasiado el acelerador en la profundidad emocional de los personajes que termina rozando el melodrama; un tropiezo que unas veces pueden corregir y otras veces no. El error, concreto y constante, es el del villano. Rita Repulsa es productiva como fuerza opositora, pero es unidimensional y exagerada. Si estabas encaminando la historia hacia una diferenciación tonal respecto de la serie en cuanto a maduración, reflexión y más arraigada en la realidad, ¿Por qué justo a tu antagonista no le extendés la misma cortesía que a tus protagonistas? Los cinco protagonistas entregan prolijos trabajos, pero destaco en particular a RJ Cyler, quien da vida a Billy, el ranger Azul, personaje querible si los hay y que aporta no pocos momentos de comedia a la cinta. Hablando de los actores de peso que conforman el reparto, Bryan Cranston entrega un Zordon a la altura de las circunstancias; con autoridad y compasión. Por otro lado, Elizabeth Banks siguió demasiado al pie de la letra a la Rita Repulsa que le plantea el guion y queda prisionera de sus exageraciones, bloqueando lo que podría haber sido una labor muy lúcida. El costado técnico es sobrio, con una fotografía modesta y con pocos movimientos de cámara llamativos. Sobriedad y modestia también son los términos que aplican a los efectos visuales; están solo los indispensables para no opacar el trabajo actoral. Conclusión: Power Rangers es una adaptación inteligente que no reniega de sus orígenes y que sabe cuándo, cómo y dónde jugar sus cartas más fuertes. La sobriedad en los rubros técnicos y actorales apoyan a un guion que, sin hacer a un lado su motor de fantasía, tiene presente que debe proyectar una imagen verdadera de la adolescencia por mucho dinosaurio robótico que pulule por ahí. Está lejos de la excelencia, pero muy por encima de un simple logro.
Un producto para adolescentes, adultos nostalgiosos y fans que son muy numerosos y que sustentaron este fenómeno durante 23 años. Originaria de Japón, se transforma en una franquicia atractiva fuera de Asia, por ser el primer grupo multiétnico de superhéroes, el primero que incluye heroínas. El que vio el filón del negocio y consiguió los derechos para el mundo Haim Seban es el guionista de esta película con una larga lista de colaboradores. Éxito de la tele para los chicos ahora se transforma en una saga. La idea que prima es explicar el origen donde Zordon, un protector de la humanidad dirigió a un equipo de Rangers destruidos por una terrible villana (Elizabeth Banks) que revive y amenaza el planeta. Por eso necesita un nuevo equipo. La película se demora en la historia de cada chico convocado, todos con algún problema que los pone por afuera de las reglas de la sociedad. Finalmente en la última parte ocurre lo que esperan los fanáticos: la transformación en héroes con códigos de colores que tiene el plato fuerte de los efectos especiales y la amistad para siempre de estos adolescentes poderosos y buenazos hasta decir basta. Solo para fans y un público de preadolescentes.
EL CLUB DE LOS CINCO De poderes, zords y otras yerbas. Si mezclamos el “rescate emotivo” que está haciendo furor por nuestros días y el tremendo éxito del que goza el género superheroico, no podemos culpar a la gente de Saban Films por querer reflotar esta franquicia que tanto furor logró entre los pequeñitos (y no tanto) de la década del noventa. No es la primera vez que los Power Rangers llegan a la pantalla grande, pero esta vez lo hacen desde cero, con una historia que nos cuenta sus orígenes. Todo arranca en la Era Cenozoica, cuando Zordon (Bryan Cranston) decide sacrificarse para salvar a la Tierra de la traición y el ataque de Rita Repulsa (Elizabeth Banks), ex Ranger en busca del Cristal Zeo. Sesenta y cinco millones de años después, en la pequeña ciudad de Angel Grove, nos encontramos con Zack, chico popular y héroe deportivo de la escuela, aunque un adolescente bastante problemático. Una broma pesada y un accidente después, Zack queda imposibilitado de volver a los deportes, además de pasar el resto del año en castigo junto con otros marginados escolares. Ahí conoce a Billy, un chico inteligente con alma de científico pero con poca capacidad para relacionarse socialmente, y a Kimberly, adolescente popular con problemas de autoestima. El destino los cruza a los tres, junto a otros dos compañeros -Trini y Jason-, en la mina del pueblo donde descubren unas extrañas gemas. Las piedras les dan poder y los guían hasta una nave abandonada, donde descubren que su destino es convertirse en guardianes del universo. Una carga pesada para cualquier adolescente, pero estos cinco parias deberán aprender a lidiar con ello. Pronto descubren que una gran amenaza viene en camino. Bajo el mando de Zordon (que logró sobrevivir en alma, por así decirlo), y el simpático Alpha 5, los jovencitos entrenaran duro para enfrentar al ejército que se avecina -liderado por una Rita regenerada y Goldar, su gigante de dorado-, pero tendrán que ganarse la confianza (la propia y la de los otros) y el “título” de Power Rangers. Dean Israelite está acostumbrado a lidiar con adolescentes que no saben esquivar los quilombos. El director de “Project Almanac” (2015) se mete con la franquicia basada en “Super Sentai” y sale muchísimo mejor parado de lo que cualquiera podría imaginar. “Power Rangers” (2017) es una aventura superheroica entretenida, cargada de acción, repleta de referencias a la cultura pop, muchos guiños a los clásicos Power y una problemática juvenil que, resulta un tanto forzada, pero no está nada mal incluirla por nuestros días. Esta nueva entrega, la primera de una saga si la cosa tiene éxito, es una extraña mezcla entre “El Club de los Cinco” (The Breakfast Club, 1985) y “Poder Sin Límites” (Chronicle, 2012). Claro que no alcanza la calidad de las mismas, pero se esfuerza por darle un marco más “serio” y alejarse del producto “kitsch” creado por Haim Saban. Acá no hay trajes de poliéster ni monstruos de goma espuma, pero “Power Rangers” mantiene ese espíritu y lo aggiorna al siglo XXI, donde ya estamos más que acostumbrados a ver trajes, mechas y villanos en CGI. No puedo hablar con conocimiento de causa, y estoy segura de que se me escaparon un montón de referencias, pero “Power Rangers” funciona bien para el fan, para el público menudo que quiere ver una aventura superheroica y para los espectadores, en general, que disfrutan de estas historia y no le temen al absurdo. La película tiene sus fallas, sí, tal vez tarda demasiado en presentarnos a los héroes y se pierde en sus conflictos personales; pero tiene el carisma de sus protagonistas, un grupo variopinto de colores, razas y personalidades. “Power Rangers” se la juega (y exagera un poquito) con la diversidad y la inclusión, aunque se ríe de sí misma. La elección de personajes no está mal porque, al fin y al cabo, son adolescentes con sus mambos y, además, todos somos diferentes. Lo que más nos puede chocar, entre tanto “hiperrealismo”, es la presencia de Banks y su exageradísima Repulsa. Rita viene de otro tiempo y así se comporta, la típica villana con ganas de destruir todo lo que se le cruza por el camino. La historia, al igual que los efectos especiales, va de buena a mediocre, pero en el conjunto sale ganando porque ofrece, justamente, lo que promete: una película de acción protagonizada por un grupo de adolescentes aspirantes a héroes. ¿Qué les depara el futuro? Van a tener que quedarse hasta después de los créditos.
El camino de los héroes Power Rangers regresó a la pantalla grande luego de tres películas anteriores, y es la primera que podríamos decir se trata de un reboot de la serie de TV del género Tokusatsu, basada en Super Sentai Series, una serie de televisión japonesa del mismo género. Su inicio data del año 1993 y este año la intención es romper la taquilla para asegurarse al menos cinco películas más. Un Power Ranger es un superhéroe que se transforma mediante el uso de la magia o la tecnología (incluso ambas a la vez) y se conecta a una fuente de poder conocida como la Morphin Grid o Red de Metamorfosis. Con su transformación adquiere un traje protector con un casco con visor oscuro que oculta por completo su rostro, y además de fuerza y resistencia sobrehumanas, adquiere acceso a diversas armas y al menos a un vehículo gigante de asalto denominado Zord. Con un muy buen guion de John Gatins y la dirección de Dean Israelite, el film otorga sus primeros minutos a conocer sobre todo a quien será el líder del grupo, Jason (Dacre Montgomery), nuestro Ranger Rojo. Luego iremos conociendo al resto emulando a El club de los cinco (The Breakfast Club), pero sobre todo con una interesante propuesta a la que se le otorga su tiempo necesario para desarrollarse. Cada uno deberá encontrarse a sí mismo antes de llegar a asumir sus poderes: Zack (Ludi Lin, el Ranger Negro), Kimberly (Naomi Scott, Ranger rosa), Trini (Becky G, Ranger amarilla) y RJ Cyler (Billy, Ranger azul) Luego la trama se desarrolla con soltura, sin encontrar baches en la narración, e incluso la química entre los protagonistas es destacable, otorgándole cada uno a su Ranger una personalidad bien diferente al resto. El trabajo de Bryan Cranston como Zordon es acorde y realmente ponerle la voz a un personaje no debe ser trabajo fácil. Es muy probable que además haya jugado la memoria de cuando en los inicios de su carrera trabajó poniéndole la voz a varios de los villanos de la serie televisiva. Posiblemente la parte menos cautivante esté del lado de Elizabeth Banks como Rita Repulsa. y por el mero hecho de que para este reinicio los Power Rangers merecían un villano con mayor contundencia. Además de que por momentos de la nota exagerada en su interpretación, posiblemente por la obligación de hacer notar su poder. Las escenas de pelea funcionan correctamente y la final es impecable en cuanto a su desarrollo (quienes somos fanáticos de la serie seguramente esperábamos mayor destrucción, pero aún así no saldrán decepcionados de la película). El soundtrack está muy bien, pero por momentos resulta entorpecer con la acción natural del film. Power Rangers es una fuerte apuesta de Saban y Lionsgate para reflotar la franquicia, y el resultado es mucho mejor que el que varios apocalípticamente anticipaban. Es un gran homenaje a esa serie que vimos y nos vio crecer y disfrutable de principio a fin. Y les recomiendo quedarse hasta el final de los créditos, porque tenemos un indicio de lo que veremos en la próxima película, porque hay Rangers para rato...
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Llega este jueves 30/3 el esperado estreno -para los fans- de Power Rangers película estadounidense dirigida por Dean Israelite. Originalmente los Power Ranger fueron pensados como una serie televisiva (llevada a cabo con gran éxito) y esta es la tercera película cinematográfica de la franquicia que lleva el mismo nombre. La historia gira alrededor de 5 jóvenes, estudiantes del secundario, algunos de ellos con problemas con la ley -incluso con sus familias- que se verán envueltos al ser elegidos por obra del destino y que los convertirá en súper héroes. Tendrán que unirse y superar diferentes obstáculos para poder proteger el planeta que está siendo atacado por fuerzas alienígenas. Zordon es la figura que lleva a cabo la misión de reagrupar y ordenar a estos adolescentes, estos nuevos Power Rangers y los alistará para poder luchar contra esas fuerzas del mal que amenazan con la destrucción de la tierra. Si bien tiene bien logrados efectos especiales, así como también una interesante fotografía, el guión no me resulta atractivo y no me termina de convencer. Seguramente para los seguidores de la serie o de las películas anteriores no coincidirán con esta idea y encontrarán puntos a favor. La película está orientada a un público pre-adolescente y tal vez un poco más también.
Chistes básicos y mucha acción La película dirigida por Dean Israelite cuenta la historia de los comienzos de los Power Rangers con toques de El club de los cinco. El tono juguetón de la serie infantil de los 90 se mezcla aquí con un poco de drama adolescente, intercalando chistes básicos con diálogos poco originales sobre el bullying. La sospecha de que se intentará revivir la franquicia y hacer más películas queda clara ante el tiempo que se toma el film para contar el origen del grupo de superhéroes, dejando poco espacio para verlos en acción. Si una secuela es inevitable, esperemos que en la próxima haya más de la villana interpretada por la grandiosa Elizabeth Banks y menos del PNT de una marca de donas.
Un revival que necesario Hace 25 años que los Power Rangers debutaron en la TV, relataba la historia de cinco adolescentes que estaban destinados a adquirir un gran poder y en base a ello enfrentarse a las fuerzas del mal. Con colores como el rojo, azul, negro, amarillo, rosa y más tarde el verde, cada temporada cambiaba de reparto y personajes, pero el espíritu se mantenía: mostrar las diferentes personalidades y etnias, que formaban un equipo. A veces se generaban polémicas en torno a los personajes y sus representaciones como por ejemplo utilizar el amarillo para una chica asiática y cosas por el estilo. Pero pese a que la fórmula se repetía una y otra vez, se iban introduciendo nuevas generaciones, aunque algo no cambiaba: precarios efectos especiales que con el correr del tiempo hizo que los Power Rangers adquirieran ese detalle como un chiste. Al anunciado desgaste, un nuevo film como la premisa de revival no le viene nada mal. Para ello esta nueva franquicia apostó a un aggiornamiento y a una considerable mejora en los efectos visuales, sin perder la esencia del original. El elegido, el ignoto director Dean Israelite, que cuenta con Proyect Almanac (2015) como experiencia previa acudió a retomar la historia desde sus comienzos, inspirado en la primera temporada. Con actores desconocidos como protagonistas y otros más conocidos, del calibre de Brian Cranston (Zordon) y Elizabeth Banks (Rita Tulsa, la villana), esta historia de origen inicia al mejor estilo El club de los cinco (Breakfast Club, 1985), para justificar cómo se conocen los protagonistas y luego trasladar la historia al género de superhéroes. Como en todo relato de iniciación nada resulta fácil para los jóvenes al principio, donde el mensaje es claro acerca del trabajo en equipo, que como la mítica serie promueve lo importante es la diversidad. Lo novedoso es la inclusión de un joven con autismo (el azul) y un personaje LGTB (amarillo). Otro detalle es que finalmente se invirtió en efectos especiales y los Rangers parecen clones de Iron Man, aunque con menos plata. Desde luego, no faltan las referencias y cameos de la serie original. Este nuevo revival reabre la puerta a una nueva franquicia de los Power Rangers, un soplo de aire fresco que seguramente se prolongue en una secuela.
Poco más que una lavada de cara audiovisual. Hace poco más de una semana, el productor Haim Saban afirmó a Variety que su equipo creativo tiene guardada bajo siete llaves las bases de un tratamiento argumental que permitiría extender la saga Power Rangers hasta un total de seis entregas. Eso significa que la que llega esta semana a la cartelera nacional es la germinación de un universo cuyas ramificaciones se presumen frondosas, aunque el filo de la taquilla será, como casi siempre en la industria de Hollywood, el encargado de poner límites a la expansión. Esa condición seminal se traduce en un relato que funciona como un episodio de presentación de la serie original pero de una chiclosa duración de dos horas y un par de minutos, y no mucho más. La fórmula podría reducirse al delineamiento burocrático de los personajes seguida del contexto que los lleva a convertirse en los elegidos para salvaguardar la integridad del mundo, y una media hora final reservada para el habitual despliegue de acción tan grandilocuente como vaciado de sentido que impone el subgénero de los superhéroes. Creada en 1993 y explotada desde entonces mediante series, reinicios, evoluciones y un par de largometrajes –el primero de ellos, que data de 1995, llegó a estrenarse en la Argentina–, la franquicia apuesta ahora a un borrón y cuenta nueva que, sin embargo, no va más allá de una lavada de cara audiovisual. Los protagonistas provienen, otra vez, de una típica high school movie, y se conocen durante una jornada de castigo. Igual que en El club de los cinco, pero sin la capacidad de interpelación emocional de John Hughes detrás. La galería es un menjurje de estereotipos sociales, culturales y étnicos: el mariscal de campo facherito y con capacidad de liderazgo aunque de pésimo rendimiento académico, el nerd afroamericano acostumbrado al bullying, la chica popular y divina que tiene onda con el primero, otra de ascendencia latina y con problemas de socialización (la estrellita pop Becky G.), y un último de ojos rasgados y con varios problemas familiares a cuestas. Todos ellos darán con unas piedras enterradas hace millones de años justo debajo de su ciudad, cuyo uso les permitirá adquirir poderes sobrenaturales que deberán usar para combatir las intenciones mesiánicas de Rita, tal como les explica el líder Zordon (Bryan Cranston, en otro desesperado intento por dejar atrás a su Walter White de Breaking Bad) en la cueva subacuática (¿?) que funciona de base de operaciones. Todo lo anterior sucede en la primera hora. La segunda es la práctica de esas habilidades sólo alcanzables una vez que los cinco sean francos y honestos entre ellos, excusa ideal para una puesta en común de miedos y perspectivas digna de una sesión comunitaria de autoayuda, y la peleíta entre un monstruo de oro y un robot gigante sacado de Titanes del Pacífico. El problema es que el director es un tal Dean Israelite y no Guillermo Del Toro. El sentido de aventura y la mirada de niño grande del realizador mexicano le hubieran venido más que bien a estos Power Rangers demasiado parecidos a todos los superpoderosos que ya pasaron, y seguramente a los que vendrán.
El club de los cinco héroes Tediosa, no cumple con su objetivo fundamental: entretener. Hollywood sigue hurgando en el arcón de los recuerdos: esta vez aparecieron los Power Rangers. La serie estadounidense, basada en una serie japonesa, arrancó en 1993 y todavía sigue enloqueciendo a la purretada: va nada menos que por su vigésimocuarta temporada. Ya en su momento de mayor auge, en los ’90, había tenido dos adaptaciones cinematográficas, pero la cuestión no terminó de funcionar y la franquicia quedó ahí. Ahora asistimos a su relanzamiento: como en toda primera película de superhéroes, lo que se cuenta es el origen de los cinco guerreros de colores. Siempre es atractivo ver cómo era la vida civil de los superhéroes antes de adquirir sus poderes. Y aquí los ’90 se cruzan con los ’80, porque resulta que tres de los cinco Power Rangers coinciden en un aula de castigo que remite a The Breakfast Club (acá se llamó El club de los cinco). Un deportista popular, una “princesa” y un nerd (que, acorde a la moda, padece Asperger) se conocen cumpliendo penitencia en la escuela; después se les suman dos adolescentes problemáticos -y “diferentes”- más y, juntos, encuentran las cinco monedas que les dan habilidades extraordinarias. Hasta aquí, es todo bastante simpático y llevadero, con algo de ese espíritu spielbergiano que tan bien recreó Stranger Things. Pero a medida que avanza, la aventura se va empantanando en ciertos conflictos poco interesantes y muy reiterativos entre los chicos. A esto se le suma que la aparición de la villana (gran nombre: Rita Repulsa) aporta un involuntario toque bizarro y clase B, y empieza a notarse que ésta no es una superproducción. De todos modos, lo peor no es eso, sino que la película deja de cumplir su misión fundamental, entretener, y se vuelve tediosa. Algo que ni los guiños para los nostálgicos de los ’90 pueden disimular.
Es una buena aventura dedicada a sus fans, tiene buena acción mejor que en televisión y su guión es básico pero funciona. Muy colorida, posee luchas coreografiadas, están los buenos y los villanos, música típica, si no sos seguidor y la elegís por alguna razón relájate y disfruta porque te va a entretener de principio a fin, a pesar que le sobran algunos minutos. Hay escenas post créditos.
It’s morphin time!!! es una frase que representa para los nacidos en la década del ’90 una parte de la infancia añorada e inolvidable. El momento de las remakes y reboot le llega a Power Rangers, tomando como modelo de entre las innumerables versiones que existieron a lo largo de sus 23 años a la más querida e icónica generación, Mighty Morphin Power Rangers. Como todas las reversiones de Hollywood, es una oportunidad para aggiornar el relato y que los chicos de hoy conozcan a la banda liderada por el Ranger Rojo.
Con todo y guitarritas eléctricas de magia hard rock, nuestro yo de ocho años se da la panzada de trajes de lycra, merchandising, y dinorobots que desea secretamente desde la última entrega Ranger. El 'morphin time' alcanza al reboot y convierte en una historia con exploración emotiva, con una saludable cuota de increíbles luchas teen. ¡Go, go, Power Rangers! Existe una fórmula perfecta para la genialidad noventosa en las series infantiles. A saber: los robots, los dinosaurios y las artes marciales eran directamente proporcionales al grado de epicidad del episodio de Power Rangers en la tele (y si había un grito ocasional de "¡Pterodáctilo! a la cámara, el hype infantil nos freía el cerebro). Y al crecer, solo queríamos más robots, más dinosaurios y más artes marciales. Pero nos dieron más. Resultado: Power Rangers, el reboot actual del clásico infantil que estrena esta semana, redefine nuestra pasión prescolar con profundidad emocional, desarrollo de historias de origen... Y sí: vehículos de asalto prehistóricos en tamaño natural conducidos por adolescentes ninjas. ¡Ay, yi yi! Tome la cámara aguerrida de Project Almanac, mezcle con el reboot de Los Cuatro Fantásticos y espolvoree con épicos efectos visuales. Hornee al fuego lento de la voluntdad exploratoria e indie del ojo Dean Israelite, maride junto a actuaciones frescas y condimente con el spice imbatible del desarrollo de carácter de Superman. Y bon appetit: el reboot más esperado se coció en el fuego tibio de nuestra expectativa infantil. y el platillo es la revolución gourmet de las salchichas con puré que amábamos siendo niños (y que podemos amar aún más ahora). Primer acto: hace 65 millones de años en La Tierra: Era Cenozóica (técnicamente, sería la Mesozóica, pero si de niños aceptábamos a una franquicia que mezclaba a los Diente de Sable con T-Rexes, bien podemos ahora). La escena inicial arranca con la derrota del alien Zordon (Bryan Cranston) en las manos de Rita Repulsa (Elizabeth Banks), la bruja/ villana/ impune criminal contra la moda. Hay arrastradas por el lodo, sangre y agua, ciertamente más satírico y ultraviolento que la alegría simple Ranger de los 90's. El prólogo es visualmente imponente y no da cabida a la duda: estos no son los Power Rangers que veíamos con nuestros bowls de cereal y merchandising de Poder en la cama los domingos. Sombrío, moroso y con una paleta de colores oscura, trasluce el wannabe Batman Inicia con un objetivo claro: dar verdadera profundidad emocional a sus personajes. Fastfoward a 65 millones de años después. Jason (Darce Montgomery), el mariscal de campo devenido en adolescente criminal cuya pasión por el peligro destruyó su rodilla y única posibilidad universitaria, tiene castigo el sábado por la mañana en el diminuto pueblo Angel Grove. A él, se le unen los otros misfits: Kimberly (Naomi Scott), la porrista cínica cruzada entre Sarah Michelle Gellar y Emma Roberts, y Billy (RJ Cyler) el genio "en el espectro [autista]" con fijación con las explosiones. Después de una hora de queja adolescente, se encuentran en una mina en las afueras del pueblo con Trini (Becky G.), la extraña chica nueva que podría ser gay (pero cuya sexualidad apenas se toca, pese a lo discutido de su orientación sexual previo al estreno) y con Zack (Ludi Lin), el loquito bro asiático. Y si te suena a El Club de los Cinco, es pura coincidencia. El reboot ultramoderno cobra su costado techy con el primer punto de giro: tras un accidente que los hace encontrar las monedas de poder y el cementerio de una antigua nave espacial, entran en contacto con Zordon reencarnado en megapantalla de pins CGI y al ecléctico patiño/alivio cómico kid friendly Alpha 5 (Bill Hader). A partir de este punto, se convierten en los Power Rangers, unos elegidos con súperpoderes y la habilidad de manejar dinosaurios robots a escala... Y ya lo empezamos a sentir: Go, go, Power Rangers. Lejos de ser felices cual adolescentes con poderes prehistóricos en el mundo moderno, su angustia tormentosa teen rompe el molde Ranger original. El segundo acto, entre el ninja-entrenamiento y el descubrimiento de sus nuevos poderes, dinamita el antiguo modelo Ranger y se enfoca en las (trágicas) historias de origen que abordan una nueva dimensión a la consabida tónica nipona de serie infantil. Sí: el mágico arco narrativo también llega a las series infantiles y los adolescentes convirtiéndose en animales de poder mirando a cámara son más que dinosaurios, robots y karate... Son personajes tridimensionales, con motivaciones más reales que nunca. En este punto, cabe destacar a la deliciosa Rita Repulsa despertando de su siesta oceánica de cientos de milenios devorando todo el oro que pueda encontrar, sorbiéndolo como spaghetti dorado y viéndose increíblemente sexy y fabulosa en el proceso. Su plan: despertar a Goldar, el gigante de oro, para localizar el Cristal Zod y conquistar el Universo mientras grazna cual zarigüella estrangulando a un pato. Es ella quien hace valer el rating de apto para mayores de trece años: su grotesca apariencia descejada, su amenaza sin apologías y su body count que se eleva a cada escena rescata el segundo acto de la película, plagado de los mensajes apocalípticos de Zordon y montajes de entrenamiento. El desarrollo de personajes y el encumbrado proceso de 89 minutos de convertirse en Ranger culmina con 35 minutos de luchas robóticas con todo y lásers en los ojos que nos hace llorar de emoción. Más vehículos de asalto que verdaderas corporizaciones animales, los Zords justifican su poco tiempo en pantalla viéndose bastante increíbles en acción. La breve aparición del Megazord nos estremece de amor y vibración infantil. Y, como esperábamos, ganan los buenos, pierden los malos, etcétera, como siempre sucedió en la serie. Power Rangers es puro hype de retornar a ese universo simple de leotardos de spandex de domingos a la mañana que hacía que nuestro espíritu se eleve como robot pterodáctilo rosa chicle en los cielos del anhelo nostálgico para estrellarse contra algún monstruo intergaláctico... Pero en versión adulta. Lejos de los orígenes ridículos de los Rangers, de su estravaganza de merchandising sinvergüenza, del puro horror estético de su doblaje japonés, y de los episodios sobre el rescate de la Navidad, el approach novedoso que enfoca sobre la construcción de personajes aporta una dimensión emocional interesante. Y, si bien puede sobrecargar, cumple con aquello que siempre qusimos de niños: que nos traten como adultos: El adult swim nos insta a nuevos tropos y alternativas que podrían tranquilamente explorarse en una secuela. Aunque la dimensión emotiva sea genial, el verdadero opum magnum de la película son los 35 minutos a puro Power Ranger en prehistórica acción y sus zords disparando lásers por los ojos de sus increíbles vehículos de asalto los que desencadenan la magia. Y ahí no importa qué tanto quieran tratarnos como adultos y convertir a los Rangers en cosa seria: nosotros nos morpheamos a ese yo de ocho años que toma su leche chocolatada con la nariz pegada frente al televisor y el corazón batiendo ritmos de lycra, animal prehistórico y el valor de la superación personal y la amistad.
Cuestión de fe Hay una ¿sensación? reinante en estos días del cine acerca de la supuesta falta de ideas originales y la insistencia en volver a franquicias o películas de décadas pasadas, buscando monetizar la nostalgia de distintas generaciones. Una parte de mí quiere creer que eso no es tan cierto, que remakes y nostalgia hubo siempre, y que simplemente estamos sesgados por el mero hecho de vivir en el presente. Otra parte de mí, sin embargo, sucumbe un poco a esa idea y, muy a mi pesar, empieza a desconfiar. La filosofía bajo la cual intento manejar mi vida plantea que, si la gente es feliz y no jode a nadie, entonces de qué sirve quejarse. Otra de las reglas que intento seguir religiosamente es la de que todas las películas son iguales antes de estrenarse. Esta es más difícil. Por más prejuicios que tenga con algo, le doy el beneficio de la duda. A lo mejor me sorprendo. El problema es cuando no te sorprendés, el prejuicio se transforma en realidad y cumplir la regla es cada vez más difícil. Es, casi, una cuestión de fe. Ahora bien, Power Rangers. Power Rangers es parte de este frenesí, sea real o no, de revitalizar marcas -más o menos- viejas. Es, además, una película de dos horas que, a juzgar por el trailer, no parece traer nada demasiado interesante. Por más ideales que yo tenga, y a pesar de que la serie americana original es realmente parte de mi infancia (la serie Mighty Morphin Power Rangers y yo tenemos la misma edad), cuando me senté a ver Power Rangers estaba convencido de que iba a perder dos horas de mi vida. Pero Dios se apiadó de mí, y mi fe se vio recompensada. La película toma una decisión particularmente inteligente, la cual marca una diferencia importante con respecto a la serie original. En la serie, los personajes no tenían superpoderes o, al menos, no los tenían fuera de los trajes. La nueva Power Rangers cambia esto y el traje no proporciona más que una armadura: las habilidades son de ellos. Esto habilita dos cosas. Por un lado, vuelca el relato hacia una típica historia de origen tradicional sin ningún elemento nuevo. Por otro lado, y lo que hace que el punto anterior no sea tan terrible como suena, permite que los personajes estén de civiles durante la mayor parte del tiempo, se desenvuelvan como personas reales y no como superhéroes genéricos. Porque el gran valor de la película está ahí, en esos cinco personajes y, fundamentalmente, en los cinco actores que los interpretan. La premisa básica es una especie de El club de los cinco mezclado con Poder sin límites. Los protagonistas (principalmente Jason Scott, Billy Cranston y, obvio, Kimberly Hart) tienen un carisma encantador y hay mucha química entre ellos. Si Power Rangers funciona por algo es porque se permite explorar esos personajes sin la presión de meterlos en un traje (feo) que les tape la cara. Y, de hecho, los trajes tienen una función iron-manesca que les permite “sacar” el frente para que les veamos el rostro. Hay momentos genuinamente emocionantes y bastantes chistes buenos. No intenta tomarse demasiado en serio a sí misma, o al menos no de la manera superficial que algunos estudios (cof cof, Warner Bros, cof cof) consideran que hace a una película seria. Power Rangers se divierte con lo infantil de su premisa y el tercer acto se sostiene justamente por eso, celebrando lo que era la serie original: muñecos gigantes cagando a palos a un monstruo gigante.
Cuando era chico solía viajar a menudo a Brasil y recuerdo que me quedaba pegado a la televisión del hotel para ver una serie muy bizarra llamada Super Sentai. En Argentina no se emitía ni se vendían los juguetes y fue toda una novedad descubrirla en ese momento, a fines de los años ´80. Años después aparecieron los Power Rangers que eran la remake norteamericana de estos personajes que había visto en Brasil y tuvieron un enorme impacto en una nueva generación de chicos. Por entonces yo entraba en la adolescencia y el televisor no se movía de MTV, la buena época cuando era un canal de música. En consecuencia, no llegué a tener una conexión con la serie pero si recuerdo la llegada que tuvo el programa en el público infantil, como me había pasado a mí con la versión japonesa. Ya sea Super Sentai o Power Rangers el concepto de los personajes es fabuloso y resulta imposible que los chicos no se enganchen con esta propuesta. La nueva película que llega a los cines es una de las grandes sorpresas de la temporada y ofrece la mejor producción que se hizo con esta franquicia en Hollywood. Al menos la de mayor calidad en términos de realización. Esta versión para la pantalla grande relanza los personajes originales con un enfoque un poco más serio, donde los protagonistas son menos inocentes y lidian con temáticas complejas que no tenían los héroes de la serie de televisión. El director Dean Israelite (Poyect Almanac) abordó el relanzamiento de los Power Rangers como un coming of age de superhéroes donde desarrolló de un modo impecable la historia de los personajes principales. La narración de Israelite se toma su tiempo para presentar a los protagonistas y retratar el contexto familiar del que provienen. La primera mitad del film logra ser atractiva por el modo en que se construye el conflicto y el trabajo de los protagonistas. El reparto principal es muy bueno y todos los actores lograron darle mayores matices al carácter de sus personajes. Si bien el nivel de las actuaciones es parejo, R.J.Cyler, el muchacho negro que interpreta al Power Ranger azul, se roba claramente la película con su carisma y la simpatía que le dio al rol. Billy Cranston ahora es autista y tiene una mayor complejidad que la versión televisiva. Lo mismo ocurre con el rol de Trini Kwan, a cargo de la cantante latina Becky G, quien no tiene definida su sexualidad y se encuentra en la búsqueda de su identidad. A diferencia del progresismo tilingo de Marvel y Disney que te tiran la agenda de la corrección política por la cabeza, en esta producción estos detalles se trabajaron con más sutileza sin la necesidad de llamar la atención. Para tratarse de una propuesta donde un grupo de personajes que se denominan Power Rangers intentan salvar el mundo de una villana llamada Rita Repulsa, el argumento de esta película es más elaborado de lo que se esperaba. La otra virtud del film que no se puede ignorar es el trabajo brillante que tiene en los efectos especiales. Las secuencias de acción estuvieron muy bien elaboradas y la calidad de los efectos digitales es brillante. Cuando el director presenta una batalla de robots gigantes o se enfoca en las naves espaciales lo que se ve en la pantalla resulta creíble y desde los visuales es una película muy cuidada. Power Rangers le acerca estos personajes a una nueva generación de espectadores pero al mismo tiempo se regodea en el tributo nostálgico para los adultos que en su momento crecieron con la serie de televisión. Me gustó mucho el trabajo que hicieron con esta película y dentro de su género, no referimos a una propuesta familiar, es una muy buena recomendación para tener en cuenta.
Cuando, hace millones y millones de años, Zordon frustra los planes de Rita Repulsa para destruir la Tierra, entierra cinco monedas para que, cuando llegue el momento, las personas indicadas las encuentren y obtengan su poder. En la actualidad, nos encontramos con un grupo de adolescentes que, a lo The Breakfast Club, se encuentran reunidos en detención por mala conducta. Cada uno tiene sus problemas producto de aquella época caótica de nuestras vidas, que generalmente van por el lado de la identidad, de descubrir quiénes somos y qué queremos. Jason es un deportista frustrado que además lidia con la constante presión de su padre, y sólo encuentra la forma de escaparse a través de los líos en los que se mete, incluyendo un terrible accidente automovilístico. Kimberly supo ser una chica popular pero ahora es odiada por quienes consideraba sus amigas a causa de unas fotos difundidas por la red. Billy es autista (aunque sorprendentemente habla demasiado y se lo ve bastante más extrovertido de lo que uno esperaría) y el único modo que encuentra de conectarse con su padre muerto es a través de excavaciones que él realizaba. Los tres se encuentran en el mismo lugar que otros dos adolescentes, Zach y Trini (personajes desarrollados en menor medida, lo cual indica que hay material guardado para posible secuela), cuando aparecen cinco extrañas monedas, de cinco colores diferentes, y de las cuales se apoderan. A partir de ese momento se sentirán distintos, más fuertes, hasta que son transportados a una especie de nave y un robot llamado Alpha 5 (acá con la voz de Bill Hader) les presenta a Zordon (Bryan Cranston) y su destino: salvar el planeta de un nuevo intento de Rita (una Elizabeth Banks absolutamente hipnotizante, muy diferente a la Repulsa que teníamos presente). Sin dudas, la película de los Power Rangers es un film adolescente sobre superhéroes. Está dirigido a ese público pero también al que, ya siendo un poco mayor, supo pasarse las tardes viendo la serie televisiva. Hay un balance bastante justo, la película es divertida y presenta temáticas muy propias de la adolescencia además de escenas de acción, y al mismo tiempo es nostálgica y mantiene cierta esencia, con algunas sorpresitas de las cuales vamos a estar muy agradecidos. A nivel dirección, Dean Israelite (Project Almanac) entrega ya desde el comienzo unas escenas que sorprenden, como aquel extraño y fascinante plano secuencia del accidente automovilístico de una de las primeras escenas del film. A la hora de la acción, se torna más esquemático pero cumple. Los cinco desconocidos protagonistas adolescentes entregan buenas performances, sin lucirse uno por encima del otro. Quien roba cámaras es Elizabeth Banks cada vez que aparece en escena. En cuanto a nivel narrativo, el film se toma demasiado tiempo en presentar situaciones y personajes, y la acción más interesante (aquella que todo fanático de la serie aguarda con ansias) se sucede recién cerca del último tercio. Por último, cabe resaltar que hay una escena después de los créditos y parece funcionar como adelanto de lo que, seguramente, vendrá en futuras películas. ¡Go, go, Power Rangers!
Power Rangers fue una serie de televisión estadounidense, creada en 1993, que causó el delirio de los pre adolescentes sobre todo de la década del ’90, y que tomó como partida adaptar (y utilizar alguna escena) la serie japonesa Super Sentai. ¿Importa esto demasiado? No, porque la versión que nos llega ahora a la pantalla grande, si bien toma elementos de las dos primeras temporadas, las clásicas, decide huirle al camino del homenaje directo, contando las cosas desde el principio para una nueva generación. Cinco estudiantes de la escuela secundaria del pueblo Angel Grove descubren de casualidad que su destino está a punto de cambiar. Por diferentes hechos fortuitos, Jason (Dacre Montgomery), Billy (R.J. Cyler), Kimberly (Naoomi Scott), Trini (Becky G.) – a la que insisten con llamar Didi –, y Zack (Ludi Lin); terminan una noche inmersos en unas profundas cuevas en las que encontrarán una serie de gemas de colores. Una para cada uno, roja, azul, rosa, amarilla, y negra respectivamente. Esas rocas los harán poderosos, y casi inmediatamente llegarán hasta el refugio en el que se encuentran Zordon (Bryan Cranston), y el robot Alpha 5 (voz de Bill Hader), el guía y protector del poder que aguarda en esas rocas y su ayudante. Pero hay un por qué de ese llamado del destino. Una sexta gema, la verde, se encuentra en posesión de la malvada Rita Repulsa (Elizabeth Banks), que despierta de su eterno letargo y planea conseguir todo el oro que pueda para convocar al monstruo Goldar y de este modo encontrar una piedra fuente de vida que le dé el poder máximo. En el camino no dudará exterminar a todo Angel Grove. El grupo de los cinco deberá unir fuerzas para derrotarla, y finalmente comprenderán que para hacerlo deben alcanzar un estado superior de mórfosis que los transforme en los Power Rangers, defensores de la humanidad. Como ven, la historia no es un ramillete de originalidad y vueltas de ingenio. Es algo muy simple, que no exige ni tiene demasiada lógica, y sirve de pretexto para poner a todos los personajes en acción. Sin embargo, durante la primera hora, el conjunto de ¡cinco! guionistas se empeña en desviar nuestra atención. La presentación de los chicos, parece salida de alguna serie juvenil trillada, incurre en lugares comunes, clichés muy gastados, y chistes de gusto muy dudoso, más para el público al que esta propuesta va dirigida. Los actores que los interpretan y los personajes en sí, tampoco ayudan, son bastante planos, unidimensionales, y lo más preocupante, no parecieran hacer lo que vinieron a hacer, enfrentarse con los malos. Por suerte, a partir de la segunda hora todo mejora, los guionistas finalmente entienden que esto es un grupo heterogéneo con poderes, que pelean contra monstruos gigantes, villanos ridículos, y que pueden conducir unos robots gigantes… y que así está bien. Cuando la acción se enfoca, hasta mejoran las historias de los personajes (no los actores, pero pasan a no importarnos tanto), hasta los chistes mejoran. Cada uno tendrá una historia detrás que los llevó a ese destino, y el mensaje es claro y bien intencionado, la amistad es lo que los hará fuertes. Los super poderes ya los tienen, ahora deberán aprender a ser amigos. Si entendemos que Bryan Cranston está limitado a ser una cara gigante que habla solemnemente, comprenderemos que su interpretación es correcta; probablemente Zordon sea el personaje que más gano en su adaptación a esta nueva historia. Tiene una historia, un propósito general y personal ambiguo, y un buen actor detrás. Elizabeth Banks se divierte siendo Rita, y aunque este sea el personaje más diferente a lo que recordamos de la serie, es lo mejor de la película. Sus intervenciones son simpáticas, divertidas, pero también logra meter miedo, repetimos, teniendo en cuenta el target de edad al que apunta la película. Dan Israelite, que ya viene de un proyecto de adolescentes en un entorno fantástico como Project Almanac, aquí logra plasmar correctamente el mensaje de unión y amistad desde las imágenes. A la hora de la acción permite que el ritmo no caiga, pero las escenas se entiendan, esto no es Transformers. Otra vez, como si la primera hora fuese otra película, en ese tramo, se abusa de un montaje ligero y entrecortado, casi videoclipero, que puede llegar a confundir y abrumar, y hasta se remata chistes de forma musical cual programa de sketchs. Power Rangers comienza mal, y termina siendo mejor de lo que pudo ser. Acierta en no anclarse en el pasado, en imponer su noble mensaje, en ser filmada de un modo tradicional, y en haber convocado a un puñado de actores con talento para los roles adultos. Después de las dos horas que dura (bastante para este tipo de películas), nos quedamos con ganas de que siga; eso tiene que ser un mérito.
Este nuevo reinicio de la franquicia, rescata los personajes clásicos de los noventa, pero no el espíritu lúdico y bizarro de los originales Cinco adolescentes, el típico guapo pero rebelde de la escuela, el afroamericano chistoso, un asiático serio, una rockera extrovertida y otra más tímida pero aguerrida. Distintas personalidades y clases sociales pero un vínculo muy fuerte en común: la certeza de que deben unirse para salvar a su ciudad y el mundo entero de una amenaza alienígena. Este quinteto variopinto, descubrirá que "un gran poder conlleva una gran responsabilidad" (escuche esta frase en algún lado), y es por eso que juntos, formarán un equipo de superhéroes conocidos como los Power Rangers. En los noventa, la serie original (que generó varias secuelas y subproductos) tenía un espíritu cercano a los shows japoneses de ciencia ficción como Ultraman. Mallas y calzas de colores, cascos estrambóticos, robots imposibles y villanos trash pero con personalidad. Un cóctel de acción, humor y rareza que hicieron de los Power Rangers una serie de culto. Lamentablemente, esta versión fílmica pierde la gracia y la cuota naif de sus predecesoras. El argumento y los personajes no se permiten ningún momento descontracturado, por el contrario, hay un halo de solemnidad que no encaja con la premisa: pensemos que la villana se llama "Rita Repulsa", ¿quién puede tomarse en serio un filme con tan estrafalario personaje? Eso sin contar el vestuario de la susodicha malvada (un mix entre Hiedra Venenosa y Reina de Comparsa que no ayuda a la supuesta seriedad del asunto) Y hablando de trajes, los Power ya no lucen calzas, sino armaduras al estilo Halo o piloto de Pacific Rim, bien logradas pero sin el encanto de las originales. Por ahí, al principio del metraje encontramos a Bryan Cranston, revolcándose por el piso, en una secuencia que seguramente le debe haber generado muchos ingresos a su cuenta, sino no se entiende por qué aceptó un trabajo en donde solo pone su voz para doblar una especie de silueta en la pared, encarnando al mentor y guía de los Rangers, papel que obviamente, compone "de taquito". Los puristas de los personajes originales quizás se sientan defraudados por esta versión, pero para las nuevas generaciones, estos Power Rangers resultarán un grupo homogéneo que interactúa como si lo hubiesen hecho desde siempre. Los colores, algunos momentos de CGI muy logrados, la batalla final y las secuencias de acción (que tardan en llegar) son lo mejor de este filme para adolescentes y nostálgicos comprensivos. "It´s morphin time!"
Regresa, al cine, el grupo de superhéroes adolescentes en disfraces de colores. Con Zordon (Bryan Cranston), el protector de la humanidad que debe volver desde el pasado remoto a reclutar un nuevo equipo de luchadores. Si viste el trailer ya viste casi todo. Un poco de Transformes, otro de Matrix y mucho de diversidad y correción política. Para salvar al mundo, los nuevos Power Rangers reivindican el espiritu de trabajo en equipo que supo entretener a los chicos allá lejos y hace tiempo. ¿Tendrán con qué mantener ese interés?
Si fuiste un chico en los 90 seguramente conoces bien la historia de Jason, Kimberly, Billy, Zack y Trini, estos cinco adolescentes que concurrían al centro comunitario de Angel Grow a aprender artes marciales y que un día, por cosas del destino, se transforman en los Power Rangers, ayudados por Zordon y su asistente robot Alpha 5. Ahora bien, si creciste con esta historia olvidate de todo, porque no vas a ver nada de eso en esta película, al menos no como lo conocimos los que vimos la serie de pequeños. Vamos a ver a un grupo de adolescentes amoldado a la típica película americana: Jason (Dacre Montgomery) es el capitán del equipo de fútbol americano, que por hacer una broma pesada arruina su carrera y termina con un castigo de sábado a la mañana; Billy (RJ Cyler), que sigue siendo el inteligente, pero que en esta versión posee una suerte de autismo que le impide comunicarse con los demás y Kimberly (Naomi Scottque) no es más una gimnasta sino que pasó a ser una porrista que termina también con un castigo por mandar una foto de una amiga desnuda. Durante el castigo se conocen estos tres personajes. Jason defiende a Billy de un matón y éste le propone que lo acompañe a una mina para una investigación a cambio de darle la camioneta de la madre. En la mina ya estaban Trini (Becky G), Kimberley y Zack (Ludi Lin) y es ahí cuando Billy coloca una dinamita y vuela una pared. Esto causa que aparezcan las piedras que les darán sus poderes. Al día siguiente, en el colegio, se dan cuenta que estas piedras no son ordinarias. Vuelven a la mina y se juntan todos. La policía aparece, los persigue y escapando chocan con un tren, pero de pronto se despiertan y cada uno está en su casa, dándose cuenta de que tienen súper fuerza. Van y vienen, van y vienen a la mina varias veces (realmente estas escenas se tornan pesadas) hasta que se tiran de un acantilado que está allí y se encuentran con la nave de Zordon (Bryan Cranston) y con Alfa 5 (Bill Hader) que les dicen que han sido elegidos para ser los Power Rangers y que deben derrotar a Rita Repulsa (Elizabeth Banks), una ex Ranger que viene a atacar el pueblo de Angel Grow con un ejército de monstruos de piedras y otro gigantesco creado a partir de oro. A partir de acá, la película se torna densa con demasiadas escenas de entrenamiento, a pesar de la aparición de los Zords (dinosaurios robots que poseía cada uno de ellos). La espera para la parte de la morfosis se hace muy larga y el motivo por el que logran la morfosis no tiene sentido dentro del contexto. La batalla final entre Rita, su monstruo de oro y ellos está bien lograda y es emotiva. Finalizando hay un cameo de dos Power Rangers originales que para los nostálgicos fue algo lindo de ver. Tal vez para las nuevas generaciones sea algo divertido de ver, la película deja un lindo mensaje sobre la amistad que puede ser ejemplo para los niños de esta época, pero si disfrutaste de la serie original, realmente te deja un sabor algo incompleto y le saca lo mágico que tenía la serie original. También hubiera sido bueno que utilizaran la música original de la serie por más de 5 minutos, ya que es una de las características más notables de ésta. En fin, es una película que logra su objetivo entretener y aunque capaz los que tenemos la otra historia original en la cabeza nos cueste aceptarla, tal vez sea algo nuevo para los niños de hoy en día. Puntaje: 3/5
Al ritmo de GO GO volvieron los Power Rangers bajo la dirección de Dean Israelite y con un joven elenco entre los que encontramos a Naomi Scott, Dacre Montgomery, Becky G y por supuesto, al gran Bryan Cranston en el papel de Zordon y Elizabeth Banks como la villana Rita Repulsa A la hora de pensar esta critica y analizar la película, este es un film que tiene como objetivo principal entretener con humor y sus escenas de acción, sin plantear debates la película busca que el publico pase un buen rato viendo Power Rangers... y para aquellos amantes de la serie tiene un grado de nostalgia. La historia reúne a 5 jóvenes rebeldes e inadaptados como si se tratara del club de los 5 pero que en este caso, el destino los llevara a hacerse con unas piedras de poder convirtiendo a estos jóvenes en la nueva generación de Rangers, que bajo las ordenes de Zordon deberán defender el pueblo de Angel Grove del ataque de la malvada Rita Repulsa. La primera parte de la película se hace algo lenta mientras los chicos se reúnen y logran hacerse con los cristales, pero los momentos de humor y las participaciones de Elizabeth Banks aligeran esta primera parte para que al comenzar el entrenamiento y cuando ya tienen los trajes es nostalgia pura. El grupo de Rangers sin ser actores reconocidos cada uno aporta una parte distinta al grupo, siendo principalmente RJ Cyler quien lleva adelante la parte humorística y para muchos quien sobresale ya que hace reír al espectador; de todos modos cada uno supo tomar la esencia del ranger que estaba interpretando y podemos visualizar la esencia de la serie. Por el lado de los prestigiosos, Bryan Craston realiza una gran interpretación de Zordon y Elizabeth Banks es una buena villana como Rita pero te deja con ganas de ver un poco mas, el personaje de Rita se podría haber exprimido mucho mas... quizás en algún momento ¿regresa? Dean Israelite fue el director que tuvo que llevar adelante este reinicio para los Power Rangers, Dean es un director joven y este fue su primer gran film que lo toma como director sin dudas todo un desafió para el. Si bien la película tiene un comienzo lento, Dean supo narrar la historia, hacerla entretenida con diversas situaciones de acción y mucho humor, y también pudo retratar la esencia de los Power Rangers con los trajes, la música GO GO que hace una pequeña participación, los robots, las batallas estrafalarias y todos aquellos elementos que recordamos de la serie americana. Desde el diseño de producción, esta nueva versión de los trajes y como toman forma es muy interesante y se moderniza, también los efectos visuales hacen que la película sea entretenida, la pantalla donde se encuentra Zordon tiene un buen diseño y en el caso de Alpha 5 si bien esta modernizado como robot todos añoramos al mítico "aye yai yai", este nuevo Alpha tiene nuevas funciones que lo hacen un robot mas dúctil y desde la voz hay un gran trabajo de doblaje. La película tiene excelentes efectos especiales, y un CGI que no decepciona. Tanto el trabajo de planos clásico, como la música acompañan el desarrollo de la trama sin ser nada innovador y como mencionaba antes hace una aparición el clásico tema GO GO poniéndole la piel de gallina a todos los fanáticos. Power Rangers es una película de aventura que apunta a entretener a todos, logran que el publico se ria junto a grandes escenas de acción y antes que todo apunta a todos esos fanáticos de la serie de los 90 pero también las que vinieron después, una gran variedad de generaciones que han crecido viendo a estos super heroes. Es muy probable que tengamos una secuela, y esperamos que así sea.
(A)Morfosis “¡Mastodonte! ¡Triceratops! ¡Pterodáctilo! ¡Tigre colmillo de sable! ¡Tiranosaurio!”. Al leer esas palabras, las imágenes fluyen instantáneamente por la mente de quienes tenemos veintilargos o treintaypocos. Los Mighty Morphin Power Rangers fueron un ícono de la cultura pop en los ‘90 y una referencia innegable para toda una generación de pibes que creció jugando con muñequitos de Jason (de Zack, en el caso de este cronista) y llenando los álbumes de figuritas. Con el tiempo se fue transformando en una serie de culto, fruto de su masividad, pero también por sus numerosos elementos bizarros y de clase B. La política “medioambiental” de Hollywood (que recicla a mansalva todo lo que que se le cruza en la mira) inevitablemente derivó en una reactualización de la popular franquicia, con vistas a instalar una nueva saga entre los públicos juveniles. En ese sentido, el filme tenía un doble objetivo: reintroducir la serie para las nuevas generaciones y, a su vez, satisfacer a los fans nostálgicos de los viejos Mighty Morphin. No obstante, por su tono serio, falencias narrativas varias e insipidez de sus personajes, el resultado termina siendo bastante discreto, logrando apenas ser una más del montón entre las decenas de películas que año a año se relanzan, en línea con la “onda verde” recicladora de la industria. La historia se sitúa en el tranquilo pueblo de Angel Grove, donde 5 adolescentes que no encuentran su lugar en el mundo (cada uno por diferentes motivos) se topan con misteriosas piedras que esconden fabulosos poderes. Ellos son Jason (Dacre Montgomery), Trini (Becky G), Kimberly (Naomi Scott), Zack (Ludi Lin) y Billy (RJ Cyler), y para convertirse en Power Rangers recibirán la ayuda de Zordon (Bryan Cranston, en una participación absolutamente testimonial) y Alpha 5. Ante la inminente amenaza de la renegada Rita Repulsa (Elizabeth Banks), los púberes rangers deberán aprender a trabajar en equipo y dejar a un lado sus diferencias personales. Al reintroducir el “universo Power Ranger” en el siglo XXI, el filme se ocupa centralmente en presentar a los personajes con lujo de detalles, y para eso se toma un buen tiempo. La mayor parte de la película trata sobre los problemas de cada chico, su entrenamiento y la comunión general del grupo. Así, lo tenemos a Jason, un rebelde que dilapida la posibilidad de ser un jugador profesional de fútbol americano; Kimberly, una chica popular caída en desgracia entre sus compañeras; o Billy, un chico particular que sufre el bullying de todos sus compañeros. Pensándola como el primer capítulo de una saga que tendrá varias secuelas, tiene lógica una amplia introducción que sitúe correctamente a los personajes. Sin embargo, el desarrollo resulta tan estereotipado y forzado que parecería que el guionista John Gatins hubiese puesto el mínimo esfuerzo en la elaboración de la historia. Los conflictos que atraviesan los rangers son bastante banales e intrascendentes, por lo que el interés se va diluyendo progresivamente. Pero más aún: el letargo interminable de la presentación genera la paradoja de estar en presencia de una película de acción sin acción, como si se tratara de un tanque de artillería pesada pero con la pólvora mojada. Las únicas secuencias de batalla se dan en el final del metraje, y tampoco consiguen ser momentos memorables. Lo mejor del filme se da con las intervenciones de Billy (el ranger azul), alguna aparición esporádica de Rita Repulsa (buena interpretación de Elizabeth Banks) y la explicación coherente del surgimiento de los Power Rangers. Por otro lado, la factura técnica, en general, es más que correcta. La principal diferencia con la serie de los noventa es que esta nueva entrega se toma a sí mismo muy en serio. En efecto, si bien abundan los momentos humorísticos, la película dirigida por Dean Israelite trabaja en el terreno de la épica de acción de superhéores. La vieja, por su parte, se permitía jugar con elementos más bizarros. ¡Quién no recuerda los trajes de tela de todo por dos pesos, las peleas a puro chispazo, los efectos especiales berretas y tantas cosas más! Los Power Rangers versión 2017 tienen trajes futuristas (mezcla entre Iron Man y Tron), secuencias de batalla más verosímiles y una producción mucho más acabada en todo sentido. Todo esto, que por un lado significa una mejora, por el otro va en desmedro de la esencia de los viejos Power Rangers. En definitiva estamos en presencia de un relanzamiento bastante desparejo, sobre todo porque no logra una progresión armónica en la concatenación de los diferentes elementos de la historia. Como entretenimiento liviano se la puede considerar relativamente aceptable. En lo personal, creo que se transformó una película que podría haber sido de culto, en una más del montón. Ojo…no mala, pero sí del montón. Homogénea, perezosa, amorfa, como muchos otros blockbusters de la industria.
Es de conocimiento general que los cambios no son bienvenidos. Cuando (inevitablemente) vi el tráiler de esta película odié que le hayan cambiado el “diseño” a Alpha 5, detalle mínimo para el total. Los cambios entre la serie de los ’90 y está peli radican en que es una adaptación de Migthy Morphin Power Rangers, poniéndole énfasis a la palabra ADAPTACION. Dicho esto, nos encontramos con una película dirigida a un público nuevo, a un público adolescente que se puede identificar con la vida de estos cincos “outsiders”, los raritos de la secundaria (acá ya vemos una distancia entre la serie y la película). Pero la película no descuida a sus viejos admiradores. Es discutible la longitud que hay en presentar e introducir a estos nuevos Rangers, a mi entender es necesario saber y conocer, más teniendo en cuenta que hoy Hollywood hace trilogías y secuelas por doquier, por eso es que no me molesta que la introducción de la historia se lleve un setenta por ciento de la película. Las escenas de acción entre los Rangers y los malos, entre los Zords (oh! Si! Los zords!) y los malos son de alta calidad. Las interpretaciones de los dos “viejos” en la película se destacan, Banks como Repulsa hace un gran trabajo (debo admitir que extrañé a esa Rita que maltrataba a sus secuaces). En general me pareció un buen reboot, una buena forma de introducir a los Rangers a las nuevas generaciones, y un lindo regalo para los viejos que crecimos viéndolos. Mi recomendación: Si sos de esas personas nostálgicas, anda a verla. Si no lo sos, y tenes ganas de ver una buena película, anda a verla.
UN ORIGEN MAS Los Power Rangers son un fenómeno extraño y exitoso: existen en su formato occidental desde 1993, y hasta el día a de hoy cuentan con 820 episodios emitidos en 24 temporadas. Como con Los Simpson, la temporada final parece nunca llegar, lo cual es milagroso si pensamos que en esencia son Teletubbies adolescentes karatecas hechos para vender juguetes. Aquí convendría explicar de qué clase de engendro estamos hablando: los Power Rangers están basados en una serie japonesa conocida genéricamente como Super Sentai series, de la cual extrae literalmente todas las escenas de batallas, tanto las de artes marciales como la de los monstruos gigantes, y les inserta las escenas de los protagonistas occidentales en la escuela, o lo que fuera que hicieran cuando no estaban salvando al mundo. Un ejemplo más de la relación forzosa y tensa que existe entre la industria cultural japonesa y la norteamericana, más allá del éxito rotundo de la serie en este caso, que claramente no se explica por su calidad técnica o narrativa. En este contexto esta nueva versión de los Power Rangers dirigida por Dean Israelite es un reboot de la serie original norteamericana de 1993. La intenciones de Israelite son obvias, claras y simples: aggiornar la historia y los personajes al gusto actual centrándose en contar el origen de todo el universo ficticio nuevamente; aprovechar los recursos tecnológicos para dar un salto de calidad en los efectos especiales (algo que siempre fue una vergüenza en la serie aunque también era parte de su encanto); e incluir las nuevas temáticas adolescentes para lograr cierto grado de profundidad en los personajes. Una estrategia interesante para diferenciarse y a la vez relanzar la franquicia cinematográfica, que lamentablemente se queda a medio camino en casi todo. Pero vamos por partes: estamos ante la clásica película contemporánea de origen de superhéroe, en este caso un grupo de parias disfuncionales al estilo de El club de los cinco (John Hughes, 1985) con tendencia a vestirse siempre del mismo color, que se encuentran con la responsabilidad de convertirse en los Power Rangers, esta especie de guerreros espaciales que defienden un cristal gigante con mucho poder de las garras de la malévola Rita Repulsa (sic) -interpretada por Elizabeth Banks-, una ex Power Ranger con delirios de grandeza. Lo cual nos deja la conclusión de que los Rangers son básicamente exagerados guardias de seguridad de una joyería intergaláctica, en fin. Hasta ahí más o menos aceptable, el tema es que en su afán de construir personajes un poco más complejos y de utilizar, como clave de todo, el vínculo que estos construyen, Israelite pierde el rumbo de su película. Demora una hora y media para darnos la llegada definitiva de los héroes, y luego de aburrirnos sin piedad nos da todo lo esperable de un film como este a los tumbos, todo condensado y ya sin gracia. La acción es insuficiente, los efectos especiales no están a la altura de las circunstancias, y ni siquiera el humor y la autoconciencia que llegan al final alcanzan para revivir nuestro interés. Sin ser un desastre absoluto Power Rangers naufraga en sus buenas intenciones y termina siendo una película de origen rutinaria, que existe para establecer cosas y para darnos información que nos servirá para una futura franquicia. En ese sentido es comparable a la primera de Thor que también es pequeña e intrascendente y sólo existió para poner en marcha el Universo Marvel.
La cuarta película de la saga es, ante todo, una película de aventuras clásica en la que gana la acción y el entusiasmo, sobre todo en la primera hora. Lo mejor de Power Rangers es que toda la historia de los adolescentes superheroicos con trajes de colores se explica con un didactismo para que lo entienda hasta un niño de primaria. Pero es en su principal virtud donde radica su mayor defecto, ya que en su afán por contarlo todo de manera sencilla se les va un poco la película de las manos. Power Rangers empieza con un prólogo en la era Cenozoica, cuando el mago intergaláctico Zordon (Bryan Cranston) se enfrenta con Rita Repulsa (Elizabeth Banks) para salvar el cristal Zeo y las monedas de colores que le dan poderes a los Power Rangers, unos antiguos guerreros dedicados a proteger la vida en la Tierra. En la actualidad, en un pueblito llamado Angel Grove, cinco adolescentes de secundaria (tres varones y dos mujeres) son los elegidos para detener a la malvada Rita Repulsa, que vuelve después de 65 millones de años para robar el cristal y conquistar el mundo. Estamos ante un reboot (un reinicio) que quiere abarcarlo todo. Sin embargo, allí donde tendría que haber un montaje que economice escenas, hay minutos de más. Y allí donde tendría que haber dinamismo, hay lentitud en el desarrollo de la historia, como si a su director, Dean Israelite, le interesara menos ir al hueso que la explicación paciente de los motivos por los cuales los adolescentes fueron elegidos para proteger la vida en la Tierra. Increíblemente, es en ese lento desarrollo donde está la singularidad del filme. Y lo que tendría que haber sido su mayor virtud quizás sea su principal defecto: la villana Rita Repulsa. Cada vez que este personaje aparece suspende la verosimilitud de la trama, como si hubiera salido de una mala película clase B. Además, está demasiado sobrecargada de gestos, maquillaje y vestuario. Power Rangers es ante todo una teen movie de aventuras clásica, que cuenta con momentos donde las actuaciones y la acción se fusionan en armonía y otros donde gana el cansancio. Los personajes saben complementarse y desplazarse con soltura, sobre todo en la primera hora. La adolescencia es aquí una metáfora de la fuerza de la juventud. Son los jóvenes los verdaderos superhéroes de la vida. Ellos son pura inocencia, pura energía y puro espíritu de amistad.
- Sorry, Bumblebee! En un mundo donde la intolerancia ha llegado a niveles alarmantes y en el que los intereses particulares son más importantes que el bienestar general, la llegada de un equipo de superhéroes de diversas etnias, es siempre bienvenida. Mucho se puede escribir sobre los Power Rangers, pero dado lo gigantesco de la obra necesitaríamos una nota aparte. Por esta razón, vayamos directo al grano el cual es analizar Power Rangers (Dean Israelite, 2017). Gracias al estreno de Project Almanac (opera prima, 2015), Dean Israelite entró en el radar de Saban Films, Toei Company y Temple Hill Productions quienes, ni lerdos ni perezosos, lo seleccionarían para dirigir el reboot cinematográfica de la franquicia. Indudablemente, este joven director sudafricano (n. 20 de septiembre de 1984), se siente demasiado cómodo filmando con adolescentes. La introducción de los nuevos viejos Rangers fue llevada a cabo con maestría y gran ritmo, y es allí donde encontraremos el punto más alto del film. Lamentablemente, a medida que nos aproximamos al nudo, la trama se vuelve sosa e intrascendente, repitiendo los estereotipos de siempre. Los causantes de semejante colapso narrativo (¡¡queremos sangre!!) fueron Matt Sazama, Burk Sharpless y Kirean & Michele Murloney, guionistas conocidos por Dioses de Egipto (Gods of Egypt, Alex Proyas, 2016) y Sherlock Holmes: Juego de sombras (Sherlock Holmes: A Game of Shadows, Guy Ritchie, 2011). Tampoco ayudaron sus 2hs 4min de duración, las cuales se hicieron eternas. Power Rangers funciona como entretenimiento familiar. Sin embargo y dejando de lado lo negativo, Power Rangers 2017, no es una mala película. El casting ha sido realmente excelente siendo Naomi Scott (Kimberly, Pink Ranger) la revelación destacada. Pero como en varias oportunidades he repetido, para que una película de superhéroes sea exitosa el antagonista principal debe estar (como mínimo) a la altura del héroe. Por desgracia, la interpretación de Elizabeth Banks (Rita Repulsa) se queda a mitad de camino y nunca llega a ser una amenaza real para el equipo. Como todo en la vida, las opiniones dependen muchísimo de la vereda en la que estés parado. Por eso, Power Rangers, como entretenimiento familiar es una excelente opción pero cuando los chicos crecen, ni siquiera la nostalgia de volver a ver a Megazord en acción, termina de salvar una película atrapada entre lo viejo y lo moderno.
Vídeo Review
Mighty Morphin Power Rangers (1993 - 1996) fue un producto de su época. Descendiente directo de Ultraman - y todos esos sicodélicos superhéroes japoneses de la década del 60 y 70 -, la novedad consistía en armar un equipo de superhéroes adolescentes y, cuando los puños no daban resultado, embarcarlos en una serie de bizarros vehículos que podían unirse y transformarse en un gigantesco robot. La idea de las gemas de poder viene de Ultraman, la del equipo de guardianes intergalácticos escogidos entre humanos proviene de Linterna Verde, y hay toneladas de animés con mechas que datan de la década del 70. Nada nuevo, a decir verdad, sino un reciclado de ideas probadas a las que se le agregó sabor americano con tal de seducir al público estadounidense. Porque Saban - productora de innumerables series y peliculas infantiles - adquirió los derechos de la longeva tira japonesa Super Sentai (emitida desde 1975 hasta ahora!), la canibalizó y le puso escenas con apetecibles adolescentes yanquis. Semejante sacrilegio no tiene nada de nuevo: ya en 1956 los americanos hicieron los mismo con Godzilla (1954), borrando media película y agregando escenas nuevas con Raymond Burr como protagonista (costumbre que seguiría, en mayor o menor medida, con el 90% de los filmes fantásticos japoneses importados a USA, desde Rodan y los clásicos de la Toho hasta la versión americanizada de Gamera). Al menos Mighty Morphin Power Rangers tuvo el suficiente tino de acertar las sensibilidades norteamericanas. Los productos televisivos japoneses - en especial los de superhéroes - tienden a ser demasiado frenéticos, incoherentes y hasta violentos - razón por la cual han quedado reducidos (en su mayoría) al ghetto de productos de culto -. Es posible que la base de seguidores yanquis de los Power Rangers sea mucho mayor de, por ejemplo, Ultraman, que es un héroe mucho mas venerable y antiguo - después de todo, era un show que se pasaba en una de las principales cadenas estadounidenses mientras que Ultraman ha quedado relegado a los videoclubes especializados -. Por otra parte, los Power Rangers no dejan de ser productos baratos, camp e hipercafeinados. Es difícil tomarse en serio a un montón de tipos con trajes de plástico luchando contra monstruos ridículos y montando naves de juguete - aparte de que se gritan amenazas todo el tiempo -. Ultraman (y en especial su variante adulta, UltraSeven) hacen lo mismo pero tienen cierto sentido de sacrificio existencial, de causa noble en donde la vida del héroe podía ser cegada por el límite de sus poderes o por enfrentarse a una amenaza abrumadora. En los héroes Ultra hay drama mientras que los Power Rangers son indestructibles y sólo se enfrentan a la amenaza de la semana. El gran problema con Mighty Morphin Power Rangers es, cómo adaptarlos de manera decente al nuevo milenio. En el fondo es el mismo dilema que sufren otras series basura, caso de Perdidos en el Espacio - la cual conocen todos, pero a su vez nadie la considera seria o respetable -. La versión 2017 de Power Rangers intenta hacer lo mismo que la versión 1998 de Lost in Space: una historia seria y dramática, algún comic relief para alivianar el clima (y demostrar que los que hacen esto conocen la esencia estúpida de la serie original), homenajes varios a la estética de la tira y un intento de convertir el producto en una franquicia. Pero eso es algo que choca con el recuerdo de robots de plástico peleando sobre maquetas de cartón, al igual que en Lost in Space 1998 uno veía a los Robinson enfundados con trajes de lujo y peleando contra una escalofriante araña CGI, algo que se lleva de patadas con la imagen original de tipos vestidos con foil de aluminio de cocina y luchando contra una zanahoria mutante cuyo disfraz se le nota el cierre en la espalda. En todo caso el camino debiera ser el mismo de otras series trash adaptadas al cine - como Starsky & Hutch, Los Angeles de Charlie o 21 Jump Street -, que es la parodia salvaje. Claro, Saban no puede permitirse el lujo del humor zarpado - como los besos lésbicos de Carmen Electra, un trío de mujeres disfrazadas de strippers o las bromas de penes de Rob Riggle en las mencionadas películas - y cae en el pecado de querer prenderse a la lucrativa moda de superhéroes. Y mientras que el producto final es bastante respetable, la pregunta de fondo es si ésto va a dejar feliz a los fans de la serie original... respuesta que parece ser un rotundo no. Honestamente, Power Rangers 2017 es una película mucho mejor que lo esperado. No hace nada nada nuevo - es otra historia de origen de superhéroes, entrenando, descubriendo sus poderes, enterándose de la amenaza que van a enfrentar, funcionando como equipo cuando al final las cosas parecen perdidas - pero lo que hace lo hace bien. Quizás la distinción sea el enfoque - es una versión de The Breakfast Club protagonizada por Los Vengadores -, el cual está bien resuelto. No es Shakespeare pero el desarrollo de personajes es potable - son todos adolescentes con dramas que se hacen amigos en la detención escolar de los sábados; ¿dónde está Paul Gleason cuando mas lo necesitamos?. "Don´t you... forget about me... la, la, la" -, la química de los chicos es muy buena, las perfomances son pasables. Mientras que otros críticos odian las historias de origen en los filmes de superhéroes, a mi me parecen necesarias: es la manera de construir credibilidad a la hora de despacharse con los disfraces y los efectos especiales. Y si bien el desarrollo es algo lento - estos tipos recién aparecen trajeados en los últimos 15 minutos -, me parece coherente. Ya tendremos Power Rangers trajeados todo el tiempo en la secuela. Incluso la historia de fondo me parece simple y razonable: la vida en los planetas se desarrolla por una gema implantada por una raza de alienígenas guardianes. Uno de ellos - Rita Repulsa - se rebela y decide apoderarse de el de la Tierra, lo que termina con la aniquilación del equipo de Zordon y el congelamiento de Repulsa en estado criogénico - y esto es, desencadenando el acontecimiento cataclismico que extinguió a los dinosaurios hace 65 millones de años; una bomba con tal poder que fue la única capaz de frenar a Repulsa de concretar sus intenciones -. Antes del bombazo Zordon entierra las joyas de poder y aguarda, paciente, que la vida en la Tierra produzca una generación de elegidos, tipos nobles capaces de portar el anillo verde... digo, las gemas de poder. Cuando Emilio, Anthony, Judd, Molly y Ally lo desentierran, tambien reviven el poder de Repulsa y deben transformarse en superhéroes con el tiempo en contra, cosa que la batalla contra la villana no se convierta en una masacre - y termine con sus vidas -. He allí un argumento simple y económico que cualquier pelafustán puede entender sin agotar la neurona. El detalle está en el enfoque de Dean Israelite (Proyecto Almanac), el que usa planos visuales muy interesantes - como la prodigiosa toma única inicial que sigue al protagonista en toda su fuga a bordo de una camioneta, yendo hasta los patrulleros que persiguen, dando vueltas alrededor de la camioneta, enfocando a Dacre Montgomery al momento de chocar... algo que me hace acordar a las piruetas visuales de Alfonso Cuarón en Children of Men en la secuencia de la fuga de Clive Owen - y hay momentos en que Power Rangers 2017 parece dirigida por Josh Trank (el mismo de Chronicle). Esas cámaras movidas, esas tomas cercanas, esa cosa íntima entre adolescentes tomados desde planos rápidos. Lo otro que destaca es la perfomance de los veteranos. Bryan Cranston aporta dignidad como Zordon, Bill Hader pone la misma chapucería que Alfa 5 ponía en la serie, y quizás la que se destaca es Elizabeth Banks, la cual empezó su carrera como muñeca decorativa, después se volvió una buena comediante y ahora está ampliando su rango en todo tipo de género. No es que su Rita Repulsa sea genial como el Joker de Heath Ledger, pero al menos me pareció bastante sólida como villana y rebosa maldad. Hay tantos filmes que mellan su efectividad por el pésimo casting de un villano - ¿alguien recuerda la insípida perfomance de Mila Kunis como la Malvada Bruja del Oeste en Oz, el Grande y el Poderoso? -, pero éste no es (por suerte) el caso. Power Rangers 2017 es una buena película pochoclera. Es sólida y si hay reproches es que se va de mambo con las luchas y los efectos especiales en el tercer acto, pero ese parece un vicio infectado en los últimos estamentos del género de superhéroes. Para alguien que no espera nada, es un filme superior a las expectativas; para el fan de la serie le parecerá una herejía - demasiado seria para sus origenes - en donde, en todo caso, el mayor pecado del filme es su crisis de identidad, donde no se seduce a propios y parece demasiado genérica a extraños.