Matt Weston (Ryan Reynolds) trabaja para la CIA en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Pero su campo asignado no es el de las misiones: sólo le toca el poco emocionante y nada riesgoso trabajo como cuidador de una casa de seguridad, un lugar en el que los agentes esconden prisioneros, testigos y todo lo que sea secreto. La rutina sigue su curso, hasta que llevan a Tobin Frost (Denzel Washington), un ex espía norteamericano que traicionó a su patria y se dedica a vender información confidencial a diferentes agencias de inteligencia...
Ya se sabe con lo que se va a encontrar uno cuando va al cine a ver este tipo de películas: muchísima acción, tiros, corrupción y bastante intriga. Protegiendo al enemigo tiene todo esto en grandes cantidades, así que no te pierdas la posibilidad de disfrutar de un gran thriller de acción que aunque no se va a transformar en un clásico, cumple...
Denzel Washington, Ryan Reynolds, Vera Farmiga y Brendan Gleeson completan un buen poker de actores para este poco innovador, aunque satisfactorio, thriller dirigido por el sueco Daniel Espinosa llamado Protegiendo al Enemigo. Matt Weston es un novato agente de la CIA que se encuentra a cargo de la aburrida tarea de cuidad una "casa segura", que vendría a ser un edificio que dispone la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos en distintos lugares del mundo para llevar prisioneros, ubicada en Ciudad del Cabo en la cuál lo más emocionante que puede sucederle a él protagonista es picar una pelotita de tenis contra la pared esperando a que pasen las horas. Hasta que un día su "casa segura" se ve revolucionada con la llegada de Tobin Frost, un ex agente de la CIA que acorralado por una banda de mercenarios decide entregarse en el Consulado de los Estados Unidos. El problema para Matt se dará cuando el grupo comando de delincuentes ataque su ubicación debiendo proteger a su "invitado" llevándolo a otra casa segura, intentando descifrar en el camino quien es el traidor dentro de la CIA además de salvar a su nuevo compañero de aventuras. La trilogía Bourne marcó una época en los thrillers de espionaje, principalmente en las secuencias donde encontramos persecuciones y luchas cuerpo a cuerpo. Paul Greengrass filma como la hostía y la utilización de la cámara en mano en sus dos Bourne (la primera es de Doug Liman) le da una aceleración, un vértigo, una energía y una voracidad que terminan por encumbrar al film protagonizado por Matt Damon como una espectacular e influenciadora película. Daniel Espinosa es el realizador de Protegiendo al Enemigo y la diferencia con Greengrass en la capacidad de filmar es notoria, ya que las escenas de acción que en Bourne aportan vigor, acá aporta confusión, barullo y hasta por momentos un abrumamiento bastante insoportable. Hay combates en donde realmente no se entiende absolutamente nada y es ahí donde la falta de talento se hace muy evidenciable. Resaltando esto no quiero afirmar que Protegiendo al Enemigo sea un mal thriller, solo que su intento por emular las grandes condiciones del mencionado film le terminan jugando una mala pasada. Más allá de eso la cinta no presenta grandes innovaciones y podríamos decir que su fluida y creíble narración, además de las grandes actuaciones, terminan siendo lo más destacable en sus casi dos horas de duración, que sin dudas tampoco es algo para despreciar. El mencionado poker de figuras integrado por Denzel Washington, Ryan Reynolds, Vera Farmiga y Brendan Gleeson son los encargados de sostener de excelente manera la interesante historia, aunque sin dudas los más destacados son el versátil Washington y el ascendente Reynolds, que de alguna manera logra reivindicarse un poco luego de la fallida Linterna Verde.
Agentes en fuga Protegiendo al enemigo (Safe House, 2012) es una película pasatista de la que no se puede esperar mucho más de lo que propone. Un grupo de actores conocidos para tapar un guión con altibajos narrativos y una puesta en escena algo pretensiosa que no se sostiene en el tiempo y termina por aburrir. Frost (Denzel Washington) es un desertor de la CIA capturado luego de 10 años de búsqueda. Matt Weston. (Ryan Reynolds), un joven e inexperto agente. Ambos se verán envueltos en una casual fuga cuando la cárcel en la que está siendo interrogado Frost es tomada por un grupo comando. Mentiras, traiciones y mucha acción rodearán a este dúo de hombres que no saben muy bien quién es quién dentro de un juego de vida o muerte. El director chileno - sueco Daniel Espinosa hace su debut en las huestes hollywoodenses con una película de acción en la que no hay mucho más que eso. Escenas de alto impacto visual filmadas con una cámara en mano para producir un realismo documental bastante molesto y muy poco creíble que termina por jugarle más en contra que a favor. El principal problema de la trama es tratar de indagar laberínticamente sobre una sucesión de hechos del pasado –que tendrá un desenlace bastante previsible- pero sin llegar a descubrir nada relevante. Así lo que podría ser una película de espionaje se convierte en una sucesión inexplicable de escenas de acción que en la mayoría de los casos están puestas de relleno y no adquieren un sentido alguno. El cine de acción se entiende que en la mayoría de los casos es pasatista y no pretende nada más que eso. El error de Protegiendo al enemigo es que busca un efecto contrario y es ahí en donde pierde, para terminar aburriendo más de lo necesario.
Ningún lugar será seguro Bienvenido sea a la cartelera este thriller cargado de intriga y plagado de acción, donde las dudas y el peligro se adueñan del relato a lo largo de más de cien minutos. Protegiendo al Enemigo es una película sumamente atractiva, más allá del trillado argumento, del malo y el bueno escapando juntos para seguir con vida. En este caso, Denzel Washington es Tobin Frost, un mercenario en la venta de información a países no alineados con los Estados Unidos y el más peligroso y buscado por la CIA. Luego de diez años de permanecer prófugo, vuelve a ser capturado. Pero todo tomará un giro cuando la Casa Segura (lugar oculto en Sudáfrica) es atacada por decenas de asesinos armados. La historia incluye a un agente principiante agente llamado Matt Weston (Ryan Reynolds) que se escapa con él y ambos se sumergen en una balacera sin fin. En medio de una búsqueda implacable y llena de ritmo, tendrán que seguir y solucionar un acertijo que se irá complicando con el correr de los minutos. El film, muy bien conducido por el director Daniel Espinosa, entrega más de lo esperado, además de tener un elenco de lujo integrado por Brendan Gleeson (también esta semana en El Guardia), Sam Shepard, Vera Farmiga, Fares Fares, Robert Patrick, Nora Arnezeder, Liam Cunningham, Joel Kinnaman y Ruben Blades.
Daniel Espinosa es un sueco (sí, con ese nombre, por parte de madre pero con padre chileno) que está a punto de estallar en la escena internacional, primero gracias a la adaptación de la trilogía negra de Jens Lapidus (ya dirigió Snabba Cash) y ahora con su intento serio de pegar el salto al mercado mundial. Esta oportunidad se presenta auspiciosa con el estreno de Safe House, un film de acción con una premisa más bien simple pero que funciona gracias a una gran labor de parte del realizador en cómo mantener el suspenso constante. Ryan Reynolds, sobreviviendo al tibio recibimiento como superhéroe en Green Lantern, demuestra de qué esta hecho realmente (muchos lo habrán visto en su mejor momento en la claustrofóbica Buried) al interpretar al cuidador de una "casa segura" de la CIA en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Allí es llevado el Tobin Frost interpretado por Denzel Washington, un vendepatria que es apresado luego de un intento de asesinato por una facción desconocida. Juntos, Reynolds y Washington, deberán confiarse el uno al otro para sobrevivir en el medio de esta pesadilla rellena de balas, sangre y explosiones. El guión del novato David Guggenheim juega por sobre las orillas de todas las películas de acción gubernamental en un libreto simple y sin muchas complicaciones: cumple, pero le faltan un par de vueltas para salir de esa sencillez que presenta la trama. Para compensar este revés hay dos variables que por poco y te hacen olvidar la historia conocida. La primera es la química fraternal entre ambos protagonistas, la nueva y la vieja escuela del cine de acción, una dupla con carisma innegable tanto para las escenas enérgicas como para los momentos de puro intercambio verbal. Cierto es que tienen a unos secundarios excelentes como Vera Farmiga o Brendan Gleeson, pero ellos destacan y brillan tanto en solitario como acompañados. Por el otro lado, la dirección de Daniel Espinosa es vertiginosa, casi al borde del éxtasis adrenalínico - si la experiencia se potencia en una sala con buen equipamiento de audio, el combo es perfecto. Él así demostró que es un eximio director dentro del género (una comparación positiva sería con la dirección temeraria de Justin Lin en la logradísima Fast Five) y que ya está preparado para jugar en las grandes ligas de Hollywood. Quienes gusten de un film de acción bien construído encontrarán en Safe House un peliculón que se olvida pronto, pero que se disfruta completamente gracias a sus estupendas actuaciones y una dirección para chuparse los dedos.
Cuidado con lo que deseas El film que hoy reseñamos propone el reencuentro con un cine de acción al mejor estilo de los setenta, con furiosas persecuciones callejeras, tiroteos y peleas cuerpo a cuerpo que poco tienen que ver con trucos digitales. Safe House o Protegiendo al Enemigo, nos narra la historia de Matt Wenston, un novato agente de la CIA apostado en una casa de seguridad en Ciudad del Cabo. Allí espera la llegada de algo de acción que le permita demostrar sus dotes para el cargo. Estas casas, valga la aclaración, suelen ser utilizadas para la detención de criminales o para interrogatorios con métodos no precisamente “legales“. Simultáneamente, en la misma localidad africana uno de los hombres más buscados de la CIA, el disidente Tobin Frost (Denzel Washington), luego de una terrible persecución por las calles de la ciudad, se entrega voluntariamente en el consulado norteamericano. La primera reacción de la central de la CIA en Estados Unidos, ante el desconcierto generado, es remitirlo a la casa de seguridad donde Wenston presta servicios. A partir de entonces al joven se le presentan no pocas ocasiones para poner a prueba su valía. Tobin es un profesional con perfecto dominio del oficio (casi en simetría perfecta con quien lo interpreta en la cinta) y apenas si se inmuta con los diversos ataques que va sufriendo. El hombre carga consigo información clave, cuyo mayor peligro reside en que su carácter de vital no lo es sólo para la CIA sino también para otra gente que procura hacerse de la misma. Entre ambos personajes se suscita una relación de extraños ribetes que mezcla dominio con camaradería, enmarcada entre tiros y muertes violentas filmados con impresionante realismo y feroz ritmo frenético. Si bien el film no es innovador en cuanto a su trama, este elemento no va en desmedro de una delicada factura con cuidado de los detalles y los elementos que hacen a las características típicas del género. Y nos brinda un producto interesante con la magistral interpretación de uno de los actores más importantes de los últimos tiempos: Denzel Washington.
Acción y tensión Buen thriller Con Denzel Washington y Ryan Reynolds. Matt está algo aburrido. Está a cargo de una casa segura en Ciudad del Cabo, un eufemismo para denominar lugares hiperrecontra seguros en los que alguna agencia del gobierno de los EE.UU. lleva a prisioneros para, ejem, interrogarlos. Matt no le cuenta nada de su trabajo a su novia francesa, y habla a la distancia con su superior (Brendan Gleeson), porque necesita un cambio. Quiere más acción. Y vaya que va a tenerla. Protegiendo al enemigo cambia drásticamente apenas cinco minutos de comenzado el relato. Un renegado de la CIA, Denzel Washington -que de Día de entrenamiento al presente demuestra que los roles de maldito le caen mejor que los de héroe-, consigue una información comprometedora para sus ex jefes. Y, siendo acosado, termina ingresando a la embajada estadounidense en Sudáfrica. Deciden trasladarlo a la bendita casa segura donde Matt lo recibe. De allí no podría escapar, ni tampoco los malos de turno secuestrarlo. ¿O sí? La acción trepidante y las vueltas de tuerca son el plato que mejor sirve el director chileno Daniel Espinosa. Para tener al espectador al borde de cada situación extrema que plantea el filme, es necesaria una edición, un montaje rápido y efectivo, y un manejo de cámaras acorde. Sobre esos dos pilares se asienta la narración de Espinosa. Que ambos personajes puedan pasarse 72 horas sin dormir y continuar peleando como si salieran del banco de suplentes es sólo un dato menor. Lo que cuenta es el entretenimiento, los choques de automóviles, las balaceras, las peleas cuerpo a cuerpo, ese ritmo del que hablábamos antes y la atención y tensión que se genera desde la pantalla. Acompañado en el elenco por Sam Shepard, Vera Farmiga y Liam Cunningham, Ryan Reynolds es el carilindo con buenas intenciones que nunca falla en un producto de Hollywood, como contraposición o sobrepeso del personaje de Washington. Uno experimentado, otro un aprendiz -como en D
Un film vertiginoso y entretenido, basado en grandes persecuciones Si se analizan los créditos de este thriller de Daniel Espinoza (un cineasta mitad sueco y mitad chileno, formado en Dinamarca y sin experiencia previa en películas en inglés) se podrá apreciar que el editor es Richard Pearson y el director de fotografía, Oliver Wood ¿Qué tienen de especiales estos datos? Ambos trabajaron en la saga de Jason Bourne (Matt Damon), que sirvió de modelo evidente a la hora de concebir Protegiendo al enemigo. La otra curiosidad de esta película es que tiene a Denzel Washington (demasiado actor para un film correcto pero menor) como el malvado de turno. Su Tobin Frost es un brillante ex agente de la CIA que ha pasado a la clandestinidad para dedicarse a vender información secreta al mejor postor. Cuando está a punto de ser asesinado en Ciudad del Cabo, se entrega en el consulado de los Estados Unidos y es llevado a una "casa segura" (a la que alude el título original), que está a cargo del bastante más inexperto e igualmente ambicioso Ryan Reynolds. Lo que sigue es una típica estructura de gato y ratón, con persecuciones automovilísticas, traiciones cruzadas y una velocidad y tensión construidas sobre la base de un montaje vertiginoso, en el que la mayoría de los planos dura unos pocos segundos. Espinoza intenta (con suerte dispar) ingresar en las grandes ligas de los "autores" hollywoodenses de cine de género como David Fincher, Paul Greengrass y Christopher Nolan. Por ahora, debe contentarse con haber logrado un relato bastante sólido y coherente, con haber aprovechado los exteriores sudafricanos (el film estuvo a punto de ser rodado en Brasil) y con haber conseguido buenos trabajos de Washington (toda una garantía), Reynolds y veteranos intérpretes secundarios como Brendan Gleeson, Sam Shepard, Rubén Blades y Robert Patrick. No hay nada demasiado novedoso en Protegiendo al enemigo, pero -aun con sus elementos de fórmula- el resultado final es bastante entretenido.
El regreso de la paranoia al cine Ryan Reynolds, quien interpreta a un joven agente de la CIA que vive sus días de manera rutinaria, y Denzel Washington, un veterano ex agente, protagonizan esta película de acción con trasfondo político que no defrauda. Protegiendo al enemigo confirma que el cine de la paranoia a través de películas de género se ha reinstalado en el imaginario de Hollywood desde unos años. La última vez que esta clase de películas estuvo de moda, fue en la década del ’70. Títulos como Asesinos S.A., y Tres días del Cóndor se convirtieron tanto en grandes entretenimientos como en potentes denuncias hacia las instituciones. Lo mismo ocurre en Protegiendo al enemigo. Un joven agente de la CIA, trabaja de manera solitaria en una “casa segura” (ese es el título original de la película) y vive sus días de forma rutinaria hasta que un ex agente prófugo se entrega a la Embajada de los Estados Unidos en Sudáfrica y llevado a la casa para ser interrogado. Para ese momento, todos los interrogantes se han abierto. El joven agente (Ryan Reynolds) observa los terribles métodos de su agencia, mientras que el veterano ex agente (Denzel Washington) no devela el motivo por el cual huyó para refugiarse en la embajada. Por qué lo siguen, para qué lo siguen y cuánto sabe la agencia sobre el pasado y el presente de ese ex agente, es el cuerpo principal del conflicto y no será aquí develado. Protegiendo al enemigo es generosa en lo que a la acción se refiere, y decidida aunque no feroz con respecto a la denuncia. Excelentes persecuciones de autos, buenas peleas y un elenco más que eficiente, le permiten a la película convertirse en un aceptable entretenimiento con cierto contenido político. Por otro lado, el film no ofrece en momento alguno algo que la pueda diferenciar y elevar por encima del promedio de películas buenas del cine de acción. Denzel Washington demostró –al ganar el Oscar por Día de entrenamiento– que el cine de acción puede ofrecer también un espacio para la actuación y que es justamente el talento actoral lo que eleva a mucho de estos films generalmente bien apoyados en el montaje y el sonido. Ryan Reynolds sabe estar a la altura de la propuesta y Vera Farmiga, Brendan Gleeson, Sam Shepard, Rubén Blades y Robert Patrick son un equipo de actores secundarios que completan la efectividad de un elenco sin fisuras. Cine de acción con trasfondo político, película bien filmada y con gran ritmo, Protegiendo al enemigo cumple con lo básico sin ir mucho más lejos, pero no decepciona tampoco a quien busque lo que la película promete.
Protegiendo al enemigo es otro hijo cinematográfico de la trilogía de Jason Bourne donde desde la realización queda claro, una vez más, que el director Paul Greengrass dejó un enorme legado en Hollywood con esos dos filmes que dirigió con ese personaje de Robert Ludlum. El cineasta sueco Daniel Espinoza (que en realidad nació en Chile) no solo tomó como influencia el trabajo de Greengrass en Bourne a la hora de narrar esta historia, sino que además trabajó con Oliver Wood, el mismo director de fotografía de esa saga con Matt Damon. Otro motivo por el que la herencia Bourne está tan presenta en esta película. Denzel Washington debe ser uno de los pocos actores en Hollywood que ganas millones de dólares por trabajar en este tipo de filmes y tiene merecido cada centavo que le pagan porque se carga la producción al hombro y la saca adelante con su interpretación. Esa ambigüedad con la que interpreta esta clase de antihéroes, que resultan impredecibles en sus acciones, es una de las grandes atracciones de la trama. Es difícil pasarla mal en el cine con una propuesta de este tipo que lo tiene a este actor como protagonista, por eso también Protegiendo al enemigo es una apuesta segura en el cine. Ponele la firma que no te vas a clavar con un bodrio o con un film mediocre de acción. La historia es muy entretenida y la química que tienen Washington y Ryan Reynolds es una de las claves de este film que con otros actores sinceramente no sé si esto hubiera sido lo mismo. Como mencioné en la reseña de El guardia es tan difícil encontrar una buena película hollywoondense de acción por esto días que cuando se estrena algo como esto, ya ni esperás que sea un aporte importante al género, sino que por lo menos esté bien hecha y sea entretenida. En ese sentido el nuevo trabajo de Denzel Washington no defrauda para nada y merece su recomendación. Especialmente si no la vas con las colegialas que juegan a ser Rambo.
Un intrincado argumento entre el más famoso de los desertores de la CIA y un novato que quiere subir posiciones y que descubrirán entre tiros, persecuciones, engaños y sospechas, con muertos por doquier, que nada es lo que parece y que la corrupcion florece en los más altos escalones del poder. Denzel Washington y Ryan Reynolds se esfuerzan por ponerle humanidad a tanta muerte y sangre. Siempre brillan Vera Formiga y Brendan Gleeson. Para amantes de la acción con condimentos
Un ‘thriller’ de alto impacto Las cosas parece que se dilatan para Matt Weston, un novato agente de la CIA. Hace rato que está varado en ciudad del Cabo y por ahora esta inactividad lo está enfermando. Está bien que se enamoró de la francesita Annette, estudiante de medicina, pero no parece gustarle demasiado tener que ocultar su oficio. Cuando no parecía pasar nada, el asunto se dispara y le toca vérselas con el enemigo público número uno, un ex agente de la CIA, el tal Tobin Frost, que se declaró en rebeldía y anda vendiendo secretos de Estado a diestra y siniestra. UNA MONTAÑA RUSA Matt Weston no sabe lo que se le viene. Nada ocurrirá como él piensa, la heroica y temeraria misión que le encomendaron no será tan brillante ni satisfactoria como pensaba, el mundo girará distinto cuando hable con Tobin Frost y vaya muriendo mucha gente en el camino. Se sugiere al espectador hacerse a la idea de que va a subir a una montaña rusa. Por lo tanto, ajustarse bien el cinturón y largarse a una serie de peripecias más relacionadas con un tren desbocado que con el previsible tema del espionaje-contraespionaje. Una alocada cámara en mano obligará a virajes violentos, peleas sangrientas, ’submarinos’ en la mejor tradición ‘tortura en acción’, estallará gente en pedazos, volarán autos por el aire y aparecerán personajes latinoamericanos como este Carlos Villar, al que el creador de ‘Pepe Navaja’ y ‘Tiburón’, Rubén Blades le da un marco creíble. Este director-sueco chileno Daniel Espinosa parece tener un Master en filmes de acción, porque tiene un sentido del ritmo increíble, maneja muy bien las tensiones y el suspenso parece formar parte de sus virtudes. LOS CONTENIDOS Claro que ciertos atisbos de contenidos en cuanto a guión parecen querer salirse un poco de los esquemas habituales, pero el guionista parece arrepentirse y no se larga en picada como lo hace formalmente el director. La dupla clásica ‘pareja despareja’, joven maduro, ingenuo-veterano, funciona bien entre el estupendo Denzel Washington y el chico canadiense Ryan Reynolds. Los de la CIA, Vera Farmiga y Brendan Gleeson, también se complementan, pero no aportan demasiado, sí está muy bien Rubén Blades. Excelente diseño de producción, espectacular fotografía con planos recordables de rutas sudafricanas y atractiva la música.
Un joven agente de la CIA (Ryan Reynolds) está a cargo de custodiar a un testigo protegido (Denzel Washington) en un refugio de esa central de inteligencia ubicado en Sudáfrica. Por su parte, una célula criminal, descubre ese escondite oficial de los EE.UU. para asesinar al hombre al que la CIA intenta resguardar. En ese momento agente y protegido emprenden una fuga del lugar en busca de otra "safe house". Denzel Washington vuelve al género que más éxito le ha dado hasta el momento, el policial, en este caso jugando al villano "querible" y de rápida identificación para el público. Se trata de un film de acción vertiginosa, muy bien filmada y que hace honor a ese grupo de películas menores que cuentan bien su pequeña historia. Daniel Espinosa, realizador de brevef filmografía hasta el momento, redondea un buen trabajo de género, apoyado en un guión sólido y que en parte se recuesta sobre el peso en pantalla que tiene la presencia del actor ganador de dos premios Oscar. La mirada sobre la CIA es la misma que el cine de los EE.UU. brindó a lo largo de su historia, benevolente y propagandística, más allá de alguna que otra línea de diálogo que pueda asemejarse a un guiño irónico o crítico, en época en que todo vuelve a ponerse en discusión. Por otra parte, aunque en el mismo sentido, los enemigos siguen respondiendo al prototipo del enemigo que viene moldeando Hollywood a los largo de la última década. Más de lo mismo, pero en paquete envuelto para regalo y con factura lista para consumidor final (de pochoclo).
Una intensa y cruda película de espías En términos de la CIA, una «casa segura» parece ser una especie de bunker de la agencia ubicado secretamente en cualquier lugar del planeta -o mejor dicho, por todos lados- donde algún agente espera, a veces durante meses, alguna crisis que obligue a que sea ocupada para interrogatorios o alguna otra tarea nada bonita. El título original de este thriller de espías, un poco al estilo de la saga de Bourne, es que refiere justamene a este tipo de sitio, y empieza mostrándonos una «safe house» en Ciudad del Cabo donde el novato Ryan Reynolds se pasa el tiempo sin hacer nada, salvo mirar monitores, mentirle a su novia sobre su trabajo y esperar algún destino mejor y más emocionante, si fuera posible en París. Pero la diversión le llega pronto, y al por mayor. Un legendario traidor de la CIA (Denzel Washington), buscado durante años sin éxito, se presenta como si nada en un consulado estadounidense en Sudáfrica, un equipo lo lleva al lugar para un interrogatorio intensivo (eufemismo de sesión de torturas, parece). Sólo que las cosas no salen bien, y de golpe el agente novato tiene que hacerse cargo él solo de que el traicionero espía permanezca en custodia. Algo difícil, teniendo en cuenta que bandas de asesinos muy profesionales lo persiguen implacablemente, y la labor requiere deambular por toda Sudáfrica buscando alguna otra «safe house», a pesar de que todo indica que, a esa altura, a seguro lo llevaron preso. Todo esto mientras es monitoreado desde la central de la CIA en los Estados Unidos. Desde las primeras secuencias, el director sueco de origen chileno David Espinosa le otorga un pulso especial a este muy sólido film de espías. Hay un nivel de suspenso creciente, y un nivel de violencia que lo convierte en algo más serio que el típico producto de acción. Muchas películas del género, incluso algunas buenas, transcurren como si fueran un videogame donde todo está previsto, lo que no está del todo mal si resulta divertido. Pero en este caso lo que habitualmente llamamos escenas de acción alcanza niveles ultraviolentos que le dan no sólo verosimilitud al asunto, sino que sirven para describir la verdadera naturaleza homicida de un supuesto héroe, que si la situación lo requiere, puede optar por poner en riesgo de muerte a gente totalmente ajena a sus problemas. En este sentido, el excepcional uso de locaciones sudafricanas, como un estadio de fútbol en medio de un partido, o un feroz tiroteo en un barrio bajo, con los personajes saltando por los techos de lata de las casuchas, contribuyen a dar la idea de que finalmente son homicidas mezclándose entre la gente común y corriente. Empezando por el dúo protagónico, el elenco ayuda a que el guión se sostenga aun cuando apela a las conspiraciones y redenciones más típicas. Más allá de las convenciones, la intensidad y crudeza de «Safe House» la distinguen por sobre el standard del género.
VideoComentario (ver link).
De los clips de acción al nihilismo Durante una hora y media, Protegiendo al enemigo es la clase de película de acción que se usa hoy en día. Pura acción física, a la que el dispositivo de puesta en escena (muchas cámaras, mucho corte, planos brevísimos, saltos de raccord) paradójicamente desprovee de su carácter físico, convirtiéndola en algo virtual. En la última media hora, la película dirigida por Daniel Espinosa (hijo de un chileno exilado, nacido en Suecia en 1977) para un poco la pelota y le da algún sentido a tanto tiro, carrera, golpe y persecución, haciéndole levantar un puntito al promedio general. Allí es como que todo se ajusta un poco, permitiendo que en las escenas de acción se entienda quiénes se trenzan y, sobre todo, por qué. Cosa que hasta el momento raramente había sucedido. La anécdota es como si alguien se hubiera propuesto reducir al mínimo posible el género de espionaje. A un ex agente de la CIA, un ex colega del MI6 británico le pasa un microchip que incrimina a gente muy poderosa. Como medio mundo quiere liquidar a ese agente, la CIA destina a uno de sus hombres a protegerlo y entregarlo con vida. Y eso es todo, porque de lo que se trata es –gracias a una lectura sumamente limitante de la saga Bourne– de encadenar una maratónica escena de acción detrás de otra. Todas filmadas en un digital bien granuloso, como si el “estilo Bourne” dependiera de ello. El ex agente de la CIA se llama Tobin Frost, tiene entre los suyos un aura legendaria y lo interpreta Denzel Washington, en la mayor parte del metraje con su look más Malcolm X después de Malcolm X. El jovencito al que le encargan protegerlo es un mero oficinista, que saldrá convertido en un asesino tan temible como Frost y todos los que quieren “limpiar” a Frost de la faz de la Tierra. Lo encarna Ryan Reynolds, junto con su tocayo Ryan Gosling el actor más hot en Hollywood hoy en día. Desde la sede de Langley, Sam Shepard (que hace de alto jefe de la CIA), Vera Farmiga y Brendan Gleeson intentarán manejar a ambos –que están en Johannesburgo– a control remoto. Como queda dicho, la primera hora y media es básicamente una sucesión de clips de acción, interrumpidos a intervalos regulares por primeros planos de los rostros preocupados de Shepard, Farmiga y Gleeson. La cosa adquiere mayor interés cuando Protegiendo al enemigo se asume finalmente como film de espionaje, develando qué contiene el microchip, a quiénes incrimina y qué clase de juegos sucios se libran en el interior de la Agencia. En términos estrictamente físicos, dejar de moverse de un lado a otro y establecerse en una casa de seguridad (la safe house del título original) permite que la acción se condense y se concentre, con dientes apretados y una muy buena pelea por toda la casa, en la que los contrincantes atraviesan cuanto ventanal hallan a su paso. Aunque no represente una gran sorpresa, cierta vuelta de tuerca le da al asunto una bienvenida oscuridad, poniéndolo al borde del nihilismo.
Persecusiones al por mayor en el nuevo thriller de acción protagonizado por Denzel Washington y Ryan Reynolds. Tobin Frost (Denzel Washington) es un ex agente de la CIA que, desde la clandestinidad, vende información ultrasecreta a quién quiera pagarla. Su negocio no va mal, pero siempre se se está en el hampa, algo sale mal, y es lo que le pasa, ya que en Ciudad del Cabo debe correr hasta el consulado de los Estados Unidos para entregarse y salvar su vida. Desde allí será transportado a un lugar seguro, escoltado por el inexperto agente Matt Weston (Ryan Reynolds). Allí se desatará lo que será el esquema de la película, es decir: persecusiones (lo más destacado de la cinta), acción sin respiro, traiciones y todas esas cosas que cualquier película como ésta, netamente de acción, debería tener. La película funciona muy bien en su género, pero la sensación de estar viendo algo ya visto es muy marcada. Desde 16 calles, con Bruce Willis y Mos Def, pasando por la vertiginosa edición estilo Bourne (no es casual que el editor y el director de fotografía sean los mismos que en esa saga) convierten a Protegiendo al enemigo (Safe House, 2012) en un producto repetido, pero que no por eso deja de ser convincente y de entretener, lo cual -si vamos al caso-es su finalidad. El elenco de la película está muy bien seleccionado. Sam Shepard, Rubén Blades y los protagonistas dan a Protegiendo al enemigo lo que necesita y que, en muchos casos, es el punto débil de las películas de acción: buenas actuaciones. Nadie puede discutir a esta altura a Denzel Washington, pero los demás (sobre todo el siempre cuestionado Reynolds) están muy bien en sus papeles y no desentonan a lo largo del film. En definitiva, Protegiendo al enemigo es una película más, pero que no por eso debe ser ignorada. El cine de acción vive un déficit bastante importante en Hollywood, un género tomado con éxito por Francia y oriente. Ver que todavía es posible que en “la meca” se puedan hacer trabajos de este estilo es siempre algo positivo, y es algo por lo que este debut anglosajon del director chileno-sueco Daniel Espinosa no debe ser pasado por alto.
Anexo de crítica: -Pese a los esquematismos y a un desenlace un tanto previsible, el director Daniel Espinosa se maneja con pulso y soltura en un thriller de acción trepidante y sin pausas que atrapa desde el primer minuto gracias a las sólidas interpretaciones de Denzel Washington en un papel a su medida y el contrapunto con Ryan Reynolds que genera empatía desde el comienzo hasta el final. Conspiraciones y un juego de lealtades y traiciones con el frenético estilo de la cámara en mano y los rabiosos raccords coronan este atractivo producto de manufactura impecable.-
Día de entrenamiento Si bien Protegiendo al enemigo (el original Safe house no sólo es más correcto, sino que aporta a la carga de ironía del relato, donde las líneas que entiende un Estado como el de los Estados Unidos por bien y mal se borronean deliberadamente) es un producto vendido sobre las espaldas de Denzel Washington -es el tipo de thriller paranoico con bastante violencia que viene explotando junto a Tony Scott-, poco a poco uno va descubriendo que el verdadero centro del relato es ese Matt Weston que interpreta Ryan Reynolds, quien a la usanza del Jake Hoyt de Ethan Hawke en Día de entrenamiento, se contrapone a la vez que sostiene sobre Washington para construir un arco dramático que va de la ingenuidad moral a cierta ética del antihéroe. Es esa corrupción latente la que envilece a los hombres, y Protegiendo al enemigo lo convierte en tesis por medio de secuencias de acción, persecuciones, tiros, cientos de peleas cuerpo a cuerpo, algo de intriga en la línea de espionaje y una violencia que va in crescendo. Así como el personaje de Reynolds, Protegiendo al enemigo va creciendo como película aunque la falta de sorpresa y la constante apelación a recursos visuales sobreexplotados (de Tony Scott a Paul Greengrass) el film termine siendo mucho menos de lo que sus propias pretensiones suponen. Protegiendo al enemigo es de ese tipo de películas que ponen el relojito a un costado del cuadro, como para significar que ese minuto a minuto aumenta la tensión. No lo logra, porque es más visceral que cerebral y carece del timing de suspenso de una trilogía a lo Bourne, por más que se le intente parecer. Pero atención, esto no es tanto una imitación como una continuidad estilística: tanto el fotógrafo Oliver Wood como el editor Richard Pearson trabajaron bajo las órdenes de Greengrass en los films de Bourne. Daniel Espinosa, hijo de un chileno y de una sueca, es el director de Protegiendo al enemigo y quien demuestra haber visto bastante cine de acción como para hacer de un relato convencional algo un poco más interesante. Los primeros diez minutos son excitantes, con una serie de persecuciones perfectas que acrecientan la intriga porque desconocemos a los personajes y sus motivaciones, y luego el film ingresa en un territorio de rutina hasta una última secuencia en una casa de seguridad como la del título original, donde la cámara se queda más quieta, las peleas se vuelven mucho más físicas, las motivaciones se clarifican y nos importan los personajes. El día que va marcando el relojito a un costado de la pantalla es también el día de entrenamiento que le lleva a Espinosa pasar de ser un artesano más o menos confiable a un director de cine de acción con algunos rasgos de estilo. El guión de la película hace mucho foco en el personaje de Denzel Washington, Tobin Frost, un renegado de la CIA que parece tener información que implicaría a otros colegas y eso lo hace huir por el mundo. El inconveniente con esto es que, salvo excepciones, Washington se ha especializado en personajes que suponen complejidad y producen algo de asco, pero que terminan redimiéndose: eso no pasa en Día de entrenamiento o en Gánster americano, y por eso esas películas crecen. Frost, entonces, tendrá sus motivos y ese camino algo sacrificial que lleva adelante le resta interés y complejidad al asunto, enlistándolo antes como un film políticamente correcto en sus disparos contra ciertas instituciones del estado yanqui que en el film ríspido que quiere ser. Protegiendo al enemigo crece cuando los personajes secundarios, menos previsibles, toman protagonismo (y hay un elencazo: Brendan Gleeson, San Shepard, Vera Farmiga). La imagen de la película tiene el grano colorido del último Tony Scott y el nervio de Paul Greengrass, pero Espinosa carece por ahora del talento de aquellos realizadores. La última secuencia de acción, como dijimos, más seca y limitante con el cine de Sam Peckinpah (un espacio cerrado, fisicidad, sangre, masculinidad evidenciada a los golpes), muestra las mejores cartas del realizador y permite vislumbrar un director al que habrá que seguirle los pasos una vez que termine con el entrenamiento en el campo de juego del cine de acción contemporáneo.
Tal vez Hollywood se cansó de las amenazas extranjeras. Si se la analiza bien, esta película tendría que llamarse en realidad “Dónde está el enemigo”, ya que, justamente, la intriga tiene que ver con la corrupción y traiciones dentro de las agencias de inteligencia de varios países del mundo. La acción transcurre en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Allí, Matt Westton (Ryan Reynolds) es un joven agente de la CIA, que hace un año está a cargo de una de las “casas seguras” que la agencia tiene en ese país. Pasa sus días escuchando música, tratando de llevar lo mejor posible el aburrimiento de su trabajo, y reclamando a su superior, David Barlow (interpretado por Brendan Gleeson, actualmente también en cartel con El Guardia), que le asigne algún caso un poco más interesante. La pasividad de su rutina se ve quebrada cuando un grupo de colegas trae al refugio, nada más y nada menos que a Tobin Frost (Denzel Washington), un ex agente de la CIA buscado hace tiempo como criminal. Frost tiene oculto un microchip con un archivo de información comprometida sobre integrantes de varios cuerpos de inteligencia internacional. Apenas comienza el interrogatorio (con métodos nada ortodoxos), un grupo de hombres armados irrumpe en la casa, y asesina a todos los agentes. Weston y Frost quedan solos. Acorralado, el joven decide arriesgarse y escapar con su prisionero para evitar que los maten. Así empieza la primera de las varias persecuciones de este film que privilegia la acción por sobre todo. El elenco es más que interesante, y todos están muy correctos en sus papeles. Ryan Reynolds se va consolidando en el cine de acción, y Denzel Washington muestra una vez más el gran oficio que tiene, en uno de estos personajes que le salen “de taquito”. Brendan Gleeson, Sam Shepard, Vera Farmiga, y hasta una pequeña aparición de Rubén Blades, completan la lista. Explosiones, choques, peleas sangrientas, y la sospecha cada vez más sólida de que quienes los persiguen tienen mucho que ver con quienes los tendrían que proteger, son los elementos principales de esta película que entretiene sin fascinar. Justamente por eso, la trama es bastante básica. Recién a la hora y 20 de película se le ocurrirá a Weston preguntarle a uno de sus perseguidores para quién trabaja. El director sueco Daniel Espinosa (el padre es chileno) y el escritor David Guggenheim ofrecen un guión con pocas sorpresas, pero ritmo sostenido, y un final bien resuelto. Una película sin profundidades, pero que cumple con su propósito.
Lealtades, traiciones y tiroteos Thriller recargado, pero bien llevado. Espionaje y contraespionaje en otra paseo por los espesos pasillos de la CIA. Los protagonistas son un ex agente, que quiere hacer justicia por sus medios (el estupendo, como siempre, Denzel Washington) y un agente novato (Ryan Reynolds) que sueña con poder dejar el puestito aburrido en Ciudad del Cabo para pode encarar una acción en serio. Y el destino los cruza. Y el novato debe custodiar al experimentado ex, al que lo buscan todos. Es que el hombre tiene un pendrive cargado de datos que arden. Y allí, los capos de la CIA aparecen metidos hasta las manos. El final equipara las cargas: el prisionero y el guardia al final comparten algo más que corridas y tiroteos. Buen thriller. La acción nunca decae. Es intensa y tiene espectacularidad y una solida narración. Y a la hora de dibujar sus personajes, acredita más de un acierto (buena escena el adiós del agente novato de una novia desilusionada, aterrada, pero enamorada). A medida que la historia avanza, la traición se agranda. ¿A quién pedir ayuda? El filme insinúa que los hombres siempre podrán entenderse, que las que asustan de verdad son esas instituciones que sólo buscan el poder absoluto. (**** MUY BUENA).
Rompecabezas de acción "A la gente no le interesa la verdad. Es demasiado dura, y ellos quieren dormir tranquilos". Precisa, seca, violenta como esta frase surgida del hoyo en la cara de un espía corrupto, es la nueva película de Denzel Washington, titulada Protegiendo al enemigo y estrenada el jueves. Un relato con forma de rompecabezas, pero muy claro y repleto de acción, es la forma de esta historia ambientada en una urbe que alimenta la imaginación, Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. Allí, un día cualquiera, un corpulento y misterioso sujeto de color (Denzel Washington) mantiene una transacción clandestina mientras varios ojos lo observan desde las sombras. Pronto se sabrá que la Agencia de Inteligencia norteamericana, la CIA, pero también unos asesinos anónimos, están detrás de ese hombre, y cuando la cosa comience a salirse de su cauce, llevarán al negro corpulento a una propiedad invisible y vigilada, o "casa segura" (de ahí el nombre original de este filme, Safe House), para interrogarlo. La continuación será una especie de pisada a fondo del acelerador, que se prolongará durante las casi dos horas que dura este largometraje. Persecuciones de todo color y sabor, luchas, tiroteos (Sam Peckimpah y Tarantino salen del recuerdo por ahí), emboscadas y traiciones, con un ritmo infernal que ni siquiera se aminorará cuando algunos temas más profundos (amistad, lealtad, amor, honestidad) sean inyectados en el cuerpo de la historia. De gran calidad el guión, los diálogos, la fotografía, el montaje, el sonido, la música y el montaje sonoro. Con un elenco magnífico liderado por Brendan Gleeson (oficial de la CIA) y Sam Shepard (subdirector de la CIA), más Vera Farmiga (oficial de la CIA) y el joven e idealista pero valiente agente secreto encarnado por Ryan Reynolds.
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¡Qué actor raro es Ryan Reynolds! Parece que tiene carisma y atractivo, pero uno lo ve moverse cinco minutos y se desencanta. Aquí es un agente de la CIA totalmente frustrado que espera salir de cuidar una “casa segura” en Sudáfrica. Hasta que llega ese super agente que bien puede ser el mal o el bien, hay un ataque y una fuga y el pobre muchacho tiene que seguir a Denzel Washington, nada menos, un señor que, puesto al lado en la pantalla, simplemente lo aniquila. Salvo por esa presencia de un tipo que conoce cada gesto y mantiene ese estado de ambigüedad moral que se crea con el puro ejercicio de actura con todo el cuerpo, el resto es un film más de “acción à la mode“, con la cámara nerviosa de la saga Bourne y las vueltas de tuerca de rigor. Lo más llamativo, se dijo, es el desequilibrio en el factor carisma, que parece casi una broma en un film que no carece de humor, aunque rara vez funciona (otra vez: tiene más gracia Denzel que Reynolds). Un thriller más, agradable y olvidable.
¿Que serán?... ¿1000 películas... 2000? ¿Cuántas son las que proponen el juego del gato y el ratón como factor generador de tensión? No por eso vemos siempre lo mismo, ni está de más hacerlo. La diferencia fundamental residirá en la elaboración del guión. Le ofrezco un atajo a la conclusión final. Si usted sólo quiere ver acción por la acción en sí misma “Protegiendo al enemigo” es donde debe apuntar los cañones. Ahora, si además pretende desarrollo de personajes, giros inesperados en la trama, suspenso y tensión dramática a lo mejor está un poco lejos. El agente Weston (Ryan Reynolds) está en Ciudad del Cabo a cargo de una "Safe House", término utilizado en el juego de la escondida para denominar a la "piedra", o sea el lugar en donde se está a salvo. Por su lado, el ex-agente, y desertor, Frost (Denzel Washington), temido por su increíble experiencia en el campo de batalla del espionaje y contraespionaje, se entrega a su propia embajada porque dispone de una información que un sector de la CIA no tiene interés en que se haga pública. Claro, es conducido a esta casa para que la propia CIA lo someta a torturas a fin de lograr la confesión plena respecto del secreto en cuestión. Las circunstancias harán que el novato se haga cargo de la situación, a partir de un enfrentamiento donde todos se tirotean. Por supuesto hay alguien en la cúpula de la institución que, evidentemente, tiene mucho para ocultar. Como el director Daniel Espinosa no tiene más que lo escrito por David Guggenheim para filmar, así los siguientes 100 minutos serán pura acción sumando la presentación de otros personajes, entre los cuales, naturalmente, se encuentra el traidor. Pero no se preocupe. El propio realizador revelará todo en un primer plano para que usted sólo se moleste en comer pochoclos, total, si llega a quedar pipón y se echa una siestita, el guión y los actores se ocuparán de resumirle toda la trama un par de veces, para demostrar que no discriminan a la gente aburrida con la narración de la que está entretenida con ella. El reparto hace todo para que la situación sea creíble. Brendan Gleeson aporta la segunda presencia simultánea en el circuito local, junto al estreno de “El guardia” (2011). Por su parte Denzel Washington está muy cerca del papel que animó en “Día de entrenamiento” (2007). El resto del plantel de intérpretes cumple con el cometido dentro de los códigos para esta temática. Ciertamente no faltará lugar para dejar instalado que, como es habitual, el sólo hecho de ser estadounidense habilita para destruirlo todo en cualquier lugar del mundo, lógicmente con la anuencia de las autoridades locales. Eso sí, en lo concerniente a las escenas de acción en “Protegiendo al enemigo” todo está bien filmado, compaginado y correctamente decorado con buen diseño de sonido y efectos visuales.
Fruto del azar se han conocido, casi en simultáneo, películas con temas afines y actores que se repiten. Esta misma semana hubo dos estrenos que comparten algunas coincidencias. “El guardia” y “Protegiendo al enemigo”, siendo la última la que motiva esta nota, tienen en uno de los dos roles centrales a sendos actor de color norteamericano. Aquí Denzel Washington es Tobin Frost, un ex agente de la CIA a quien custodia otro hombre de dicha organización. Se trata de Matt Weston, una adecuada interpretación del canadiense Ryan Reynolds a quien se ha visto con frecuencia últimamente (“Si fueras yo”, “Linterna verde”, “Enterrado”, “La propuesta”). En “El guardia”, Don Cheadle interpretaba a un agente de otra institución (FBI) y quien conformaba la dupla era el irlandés Brendan Gleeson. Ahora bien, este excelente actor a quien volveremos a ver dentro de poco en “Albert Nobbs” y “The Raven”, tiene en la que ahora nos ocupa el tercer rol en importancia como otro agente de la CIA! (A esta altura algún lector ya debe estar algo confundido por lo que apenas mencionaremos que Liam Cunningham también aparece en los dos estrenos). “Safe House”, el título original de “Protegiendo al enemigo” refiere a lugares aparentemente aislados y aptos para alojar y eventualmente interrogar e incluso torturar a delincuentes y otras figuras peligrosas. Allí se encuentra al inicio Weston (Reynolds) en plena Ciudad del Cabo, cuando de golpe debe abandonar la “casa segura” junto a su custodiado Frost. Recalan en un estadio de fútbol con vuvuzelas incluidas (seguramente inaugurado o modernizado para la Copa del Mundo) y muy bien aprovechado por el director del film, Daniel Espinosa, de padre chileno y madre nacida en Suecia, donde mayormente filmó sus películas anteriores. De allí en más la acción no se detendrá nunca con la aparición de varios personajes, en desparejas interpretaciones. Vera Farmiga (“Amor sin escalas”) no está bien aprovechada como otra agente mientras que como el gran jefe de la CIA, Sam Shepard sale apenas a flote. Mejor le va a Ruben Blades, como un hábil falsificador de documentos, pero quien más se luce es el ya mencionado Gleeson. Sería injusto no recordar algunas de sus actuaciones anteriores en films tales como “Corazón valiente”, “The General” (de John Boorman) y “Escondidos en Brujas”, cuya dirección estuvo a cargo de Martin McDonagh, hermano de John Michael, el responsable de “El guardia” (más coincidencias aún). Entre los aspectos más interesantes del film corresponde destacar la relación que se establece entre el dúo central y los consejos que Frost (un sólido Denzel Washington) le brinda al algo inexperto Weston. Cuando le recomienda no matar a gente inocente e incluso cuando afirma estar orgulloso del joven, se comprenderá mejor el título en español de este vibrante film de acción. El final revela una sorpresa que gira alrededor de un archivo y que dejamos sin revelar para gozo del espectador.
Fórmula Segura "Protegiendo al Enemigo" es una de esas películas de acción y espionaje bien elaboradas que salen cada año en el cine, bien filmada, con un cast interesante, con acción de la buena y realista, intrigas varias y suspenso que mantiene en vilo. Es una de cada 6 aproximadamente, que sin aportar algo innovador al género, termina siendo valiosa para la colección de thrillers de calidad de nuestra videoteca. En esta ocasión se conforma la dupla Reynolds/Washington que funciona de maravilla sumándole puntos a un producto que, por no presentar un guión brillante, los necesitaba. Ambos hacen un muy buen trabajo destacándose como siempre la interpretación de Denzel, un profesional increíble que a la hora de agregar personalidad a sus personajes lo hace con mucho talento, leyendo de cierta manera el deseo del público acerca de lo que quiere ver en ese rol. Expresivo, hipnótico, sinónimo de buena actuación, el hombre ha sabido ganarse su buena fama, lo que significa en casi todas las ocasiones, entretenimiento garantizado. Reynolds se sigue afirmando en su papel de nuevo héroe de acción, tomando un poco de Ethan Hawke en "Día de Entrenamiento" y otro poco de Matt Damon en la saga de Bourne. Como aclaración y advertencia, debo decir que si sos de esas personas que está siempre a la espera de algo que le vuele la cabeza porque ya está cansado de ver la misma dinámica de los films de espionaje, ¡Ojo!, puede que te parezca más de lo mismo con un toque de calidad visual e interpretativa y estarías absolutamente en lo cierto, el tema es dejarse llevar por la trama y tratar de pasar un buen momento de acción y suspenso con una historia conocida, pero bien contada. La recomiendo a los amantes del cine de espionaje y traiciones que seguramente se sentirán muy a gusto siendo confundidos por el gran Denzel. Para disfrutar de buenas peleas, tiros, complots e intrigas con una rica cervecita en la mano.
Siendo esta la primera propuesta de Daniel Espinosa producida con fondos de los Estados Unidos (sus otras cuatro películas fueron financiadas por Dinamarca y Suecia, este último su país de origen), aquí el director le propone al espectador una interesante narración, con impecables actuaciones y algunas buenas secuencias de acción, pero con una falta de imaginación que, en ciertos momentos, la convierten en una sencilla, satisfactoria, pero deslucida propuesta de género.
La confianza es lo primero que se pierde “Protegiendo al enemigo” es un thriller de acción que saca a relucir algunos trapitos sucios de la Central de Inteligencia Americana, en una ficción que tiene como escenario a Ciudad del Cabo, la capital de Sudáfrica. Todo lo que sucede en esta película ocurre en las entrañas mismas de la agencia, se trata de un asunto interno que primero implosiona y luego explota y trasciende los muros del silencio impuestos por la “seguridad”. Matt Weston (Ryan Reynolds) es un joven agente que tiene a su cargo la custodia de una “casa segura”, como se denomina a un centro donde se cumplen determinadas misiones secretas. La rutina es un tanto aburrida, ya que generalmente no pasa nada, pero de golpe un día todo cambia. Sus colegas traen a un detenido a quien tienen que interrogar. Se trata de Tobin Frost (Denzel Washington), un ex agente de la CIA, a quien se le atribuyen acciones que han perjudicado directamente a sus compañeros, provocando la muerte de varios de ellos. Los espías lo descubren merodeando el consulado de Estados Unidos en la ciudad sudafricana y lo arrestan para saber qué estaba haciendo ahí. Conociendo sus antecedentes, saben que el tipo es peligroso. Pero a los pocos minutos de haber llegado, un grupo comando irrumpe a sangre y fuego para tratar de rescatarlo. ¿Qué está pasando? Weston está desconcertado y la seguridad de la casa es su responsabilidad. Allí, en medio de la balacera y la confusión, comienza una relación de mutua conveniencia entre el desertor y el novato. Para salvar sus vidas, deben apoyarse uno al otro y salir del lío como sea. De este modo se desata una serie de persecuciones y encontronazos, mientras se va develando el intríngulis de la trama. Parece ser que Frost tiene pruebas de alguna ropa sucia que involucra a agentes de la CIA y de otras agencias de espías de otros países, todos implicados en negocios oscuros y traiciones que salpican a altos funcionarios. Frost no es un patriota, o en todo caso es un patriota decepcionado. Desde que se abrió de la CIA, solamente piensa en hacer su propio negocio. En cambio Weston, joven y confiado, todavía cree en la honorabilidad de la agencia y sus códigos de seguridad. Sin embargo, esta experiencia lo colocará ante otra perspectiva, y el ex agente descarriado será una especie de mentor de esta nueva etapa que indefectiblemente se abre en su vida. Le develará la trama secreta de corrupción que se entreteje dentro de la CIA, y le hace comprender la gravedad del asunto. Las cosas se irán develando entre balacera y balacera. La película dirigida por Daniel Espinosa tiene todos los ingredientes clásicos de un filme del género de espionaje y acción. Intriga, secretos pesados, traiciones, violencia extrema, muchos muertos y un poco de romance, además de algunos códigos de honor, que funcionan pese a todo. Y a Denzel Washington como garantía de buena actuación.
Llega un momento en que en todas las peliculas de acción se pierde de vista quién dispara a quién. O al menos eso sucede en "Protegiendo al enemigo" donde Ryan Reynolds, resucita de su anterior proyecto "Sepultado" dándole vida a Matt Weston, un inexperto y frustrado agente de la CIA encargado de proteger una casa de seguridad en Ciudad del Cabo. Denzel Washington, encarna a Tobin Frost, un criminal con sed de venganza y justicia y asume un rol que le es muy familiar para el actor que siempre es capaz de disolver cualquier conflicto. Las escenas hiper violentas -que van desde arduos interrogatorios hasta drásticas torturas- transcurren en los interesantes paisajes de Sudáfrica. Una interminable persecución desatada por una red de corrupción y mentiras, que no tiene nada que envidiarle a la trilogía de "La Conspiración Bourne".
No es otra tonta película de espías El director Daniel Espinosa arma un thriller apasionante, con personajes al borde de la paranoia por el vértigo y la tensión a la que se ven sometidos. Intriga, suspenso, afectos y traición por partes iguales hacen de esta una buena muestra del género de acción que apunta a sacudir al espectador mostrándole el mundo de la CIA por dentro. A veces, en la vida y en el cine las cosas no son lo que parecen. Y menos en el mundo del espionaje. Es este un terreno apto para que florezca el contraespionaje. Quizá en una frase, a minutos del final, pronunciada por el actor que encarna al subdirector de la CIA que tiene como destinatario al joven agente Matt Weston, esté resumido el guión del filme. "La gente ya no quiere la verdad. La asusta y no la deja dormir", pontifica. Entonces prepárese a vivir 115 minutos de vértigo, equivalente a mirar el vacío desde lo alto de una empinada torre. Ese es el sentimiento que lo acompañará. No busque con la mano al costado de la butaca porque la de cine no tiene cinturón de seguridad para acompañar en su periplo al novato Matt Weston, personificado por Ryan Reynolds. Es un simple cuidador de una "casa segura", de allí el título "safe house", suerte de apart hotel de la tortura. El joven Matt está harto de la monotonía de Ciudad del Cabo. Sólo el amor de su novia francesa parece obrar como cable a tierra. Pero a veces, de tanto imaginárselas, las cosas se hacen realidad. Y un día el simple telefonista de la "casa segura" recibe una llamada que lo sobresalta. Le anuncia que recibirá un huésped famoso y temido. Un ex agente, que salió de la CIA y decidió vivir la vida traficando información con los servicios secretos de otras potencias. Un tal Tobin Frost, a quien da vida Denzel Washington. Pero el ansioso Matt Weston no sabe lo que el destino le tiene preparado. Nada sucederá como él lo soñó desde que Frost llegue a "su" casa. Una cámara enloquecida lo obligará a pasar por lo que nunca se pudo imaginar. Presenciará torturas, se encontrará en peleas, tiroteos sangrientos, se verá obligado a conducir un auto -llevando a Frost en el baúl- como poseído por las calles. Habrá explosiones, autos destruidos, asesinatos y luchará por su vida a cada paso. Matará, escapará y sufrirá hasta lograr unir sus fuerzas con el agente traidor. Acción a un ritmo increíble, buen manejo de los planos y un aprobado en la dosificación del suspenso convierten a este filme en un entretenimiento mayúsculo. Denzel Washington suma otra actuación para el recuerdo.
Denzel te da para que tengas y que guardes en una bolsita. después te pega una patada ninja en la cara y te la saca. Hace un par de años, el chileno/sueco Daniel Espinosa estreno Snabba Cash (Easy Money), peli que lo pondría en una lista de potenciales nuevos directores para Hollywood. Y esa lista le marcó el momento de su debut con nada mas ni nada menos que el groso Denzel y Ryan Reynolds. Del mismo palo del que anda la saga Bourne, esta peli es acción sin permisos, ni disculpas ni pausas. Empieza con un BANG, pasa por un CRASH, te sorprende con un BOOM y se la pasan POW, PUM, PAF! Denzel se borra de la CIA y empieza a jugar de traidor para la agencia vendiendo informacion al mejor postor, hasta que después de obtener info muy valiosa, demasiado quizás, se mete solito en el horno con papas y se entrega a la embajada norteamericana en Sudáfrica. De ahí se lo llevan a una casa segura donde es recibido por Ryan Reynolds, un muchachito medio amateur, que lo tiene que proteger cuando todo se va al joraca y empieza a morir mucha gente que se mete en el camino de un malo bien malote que quiere agarrar a Denzel. Todo esto en medio de burocracias, bombas de tiempo y decisiones sobre como encarar la vida en el mundo del espionaje. De entrada que ya se sabe que si vas a ver una peli con Denzel Washinton, es casi una garantía de que al menos él solo vale la entrada de cine. En esta peli, se lleva todo al hombre, presentando un personaje que es mitad Denzel, mitad Hombre en Llamas, y con tintes de Día de entrenamiento. La tensión que genera, y como se mete en tu cabeza con las sonrisitas que hace son buenísimas. Ryan Reynolds no hace nada memorable, pero no se puede negar que es un actor solido y que lo que hace lo hace muy bien. Espero verlo en alguna peli como Enterrado, donde tiene mas “espacio” para lucirse (jaja, espacio, entienden?) Después están los otros actores como Brendan Gleeson que también lo van a ver en El Guardia que se estrenó esta semana. Quizás habría una mención especial para el villano de la peli, Fares Fares, que ya con su cara ya mete chucho. Daniel Espinosa sabe lo que hace detrás de cámara. La peli está muy bien filmada, es prolija, y se anima a varias cosas en cuanto a lo visual, que es raro quizás para gente que esta entrando a Hollywood, o quizás más común, considerando que es talento nuevo. También se animan a romper muchos autos, y eso esta bueno. Pinta real y crudo todo lo que pasa, y eso definitivamente le suma muchos puntos a la peli. No es súper memorable, pero definitivamente es una muy buena realización por parte de un director nuevo a la industria pochoclera. Tiene todo lo que vemos en el trailer, no decepciona y te deja re copado por ver mas acción, dura lo justo y vale la pena verla en cine. Muy recomendable.
Publicada en la edición digital de la revista.
Denzel lo logra de nuevo. El filme de acción del director sueco Daniel Espinosa, con guión de un debutante en la gran pantalla David Guggenheim cuenta la historia de Matt Weston (Ryan Reynolds) un novato agente de la CIA que tiene como la tarea más aburrida del mundo: ser responsable de una "casa protegida", una prisión momentánea donde mantener a presos importantes antes de que sean trasladados a la prisión correspondiente. Luego de nueve meses de estancia en el mismo puesto perdido en Ciudad del Cabo, Weston sólo desea el ascenso que tanto le prometieron. Pero todo cambia cuando Tobin Frost (Denzel Washington) uno de los delincuentes más buscados y ex agente cae preso en su ciudad y él se convierta en el responsable de su seguridad. Cuando en medio de un interrogatorio, un grupo armado intenta tomar la casa, Weston deberá proteger a Frost y hacer que llegue sano y salvo a la "casa protegida" más cercana. Si hay algo que se destaca en este relato de acción es precisamente en los grandes momentos de acción. El filme es un festival adrenalínico cada vez que se lo propone, con escenas de persecución absolutamente memorables y momentos dramáticos que cortan la respiración. El director realmente cumple en su forma de filmar una película de acción y deja chiquitos a muchos de los grandes y experimentados directores que a veces culpan a no tener suficiente presupuesto como para filmar mejor. . A medida que el metraje avanza vamos cayendo en la cuenta de que no tenemos en frente a un gran guión: no es que la historia entre el agente bueno y el agente traidor flaquée, pero sí dejan bastante que desear las historias periféricas en donde hasta los giros o las sorpresas son bastante esperables para el espectador promedio. El otro punto altísimo del filme es el reparto, en particular sus dos protagonistas principales, Reynolds y Washington que vuelven a demostrar por qué están en donde están. El viejo Denzel parece inoxidable, no sólo porque su papel le calza perfectamente, cada mueca, cada fanfarroneada, cada cara de piedra cuando todos parecen enloquecer, sino también porque a medida que el personaje le exige escenas más duras, más complejas, logra siempre salir parado de la mejor manera. Sus últimas tomas son para una clase de actuación, sin ninguna duda. Por su parte, Reynolds se vuelve a alejar de los papeles de carilindo para ponerse el traje de héroe y uno se lo termina creyendo. Si su mejor trabajo fue Enterrado, aquí vuelve a presentar sus pergaminos para que se lo tenga en cuenta como un actor completo. Weston es un personaje conflictuado, que debe improvisar a cada momento y cuya ética se ve tambaleante ante hechos que desconoce. En medio de toda esa confusión, Reynolds le da al personaje la intensidad y la seriedad necesaria para transmitirnos todos sus miedos, todas sus dudas. El elenco se completa con unos convincentes Vera Farmiga y Brendan Gleeson. No me cabe ninguna duda de que lo peor de este filme es el epílogo (con esto me refiero a las últimas escenas, una vez que el conflicto se resuelve): luego de un climax vibrante, duro, que estalla y concluye como la historia lo exige, el director nos echa en cara un par de escenas extra en donde vemos a donde quedaron los personajes luego de que todo haya pasado. Me permito arriesgar que es uno de los peores epílogos que haya visto en una sala de cine, más que nada en contraposición con una historia que en general cerraba muy bien. Protegiendo al enemigo es una gran propuesta de acción que no estoy seguro de que deje contentos a los fanáticos del género, pero seguro que dejará conformes a los fanáticos del cine serio, bien hecho y que disfrutan de algún tiro y alguna persecución cada tanto. Espinosa será un director a tener en cuenta de aquí en adelante, y Washington y Reynolds actores en los que podemos confiar sin miedo a arrepentirnos.