Una noche para sobrevivir es un gran thriller pochoclero que te mantendrá atrapadísimo. Los primeros 30 minutos no son muy atractivos y presagian que vamos a ver una película más dentro del montón que nos llegan de Hollywood sobre asesinos profesionales, pero sorpresivamente hay un...
Los pecados del padre. Y Jaume Collet-Serra lo hizo de nuevo. Desde el comienzo de su carrera, exactamente una década atrás, el director ha recorrido un camino prodigioso en el terreno de ese clasicismo que el Hollywood industrial contemporáneo decidió dejar de lado en pos de soluciones facilistas a nivel formal que eluden cualquier tópico candente de nuestros días, haciendo de la cobardía, los estereotipos y el individualismo más ramplón sus principales banderas de batalla. Con la excepción de Gol 2 (Goal II: Living the Dream, 2007), un film anodino y por encargo, sus primeros pasos lo impusieron como un artesano inigualable y muy astuto, léase las excelentes La Casa de Cera (House of Wax, 2005) y La Huérfana (Orphan, 2009). Sin embargo nada nos podía preparar para lo que seguiría a continuación, un bagaje que hoy por hoy funciona como una trilogía maravillosa de thrillers de acción que reescriben las distintas entonaciones que habilita el género: Desconocido (Unknown, 2011) ahondó en la vertiente psicológica, Non-Stop: Sin Escalas (Non-Stop, 2014) hizo lo propio con la paranoia de los secuestros aéreos, y la presente Una Noche para Sobrevivir (Run All Night, 2015) se encarga de la coyuntura suburbana y sus inclinaciones mafiosas. A esta altura podemos confirmar que la figura aglutinante de Liam Neeson no sólo establece un patrón en común sino que se erige en tanto semblante retro, acorde con las obsesiones del cineasta. La premisa nuevamente es muy simple y en esencia constituye la mayor prueba del talento del señor en lo que respecta a la construcción de un andamiaje narrativo alrededor del viejo y querido “conflicto entre camaradas”: aquí la amistad que se fractura es la de Shawn Maguire (Ed Harris) y Jimmy Conlon (Neeson), el primero un cabecilla criminal y el segundo su sicario predilecto de antaño. Por supuesto que ambos salen de una suerte de retiro cuando Conlon -para defender a su hijo- asesina al vástago de Maguire, circunstancia que desencadena esa nochecita agitada a la que hace referencia el título, en la que la familia real debe saldar cuentas pendientes mientras que los vínculos laborales terminan de estallar. El catalán administra con mano maestra el guión de Brad Ingelsby, quien viene de lucirse en La Ley del más Fuerte (Out of the Furnace, 2013), y combina con sutileza las secuencias de acción, el linaje de los policiales hardcore, una dirección vigorosa de actores, muchas tomas objetivas irreales de una New York extasiada y un desarrollo de personajes sustentado en los fantasmas que despiertan la violencia, un pasado irresuelto y los “pecados del padre” en general. Esta épica fatalista de los bajos fondos trae a colación toda la energía y la perspicacia de las mejores películas del rubro de la década del 70, aunque ahora aggiornadas al pulso old school y la coherencia ideológica que reclama el entorno actual…
Los hijos son sagrados Las pericias del catalán Jaume Collet-Serra en el género de acción, pero más precisamente con la capacidad de amalgamar buenos personajes en tramas atractivas y llevaderas, se acrecientan con un puñado de títulos como Sin escalas (2014) y ahora Una noche para sobrevivir, nuevamente con la participación de Liam Neeson, actor que por estos azares de las distribuidoras locales aparecerá en otro estreno de la semana, pero en un tono melodramático, completamente diferente al que nos compete. Uno no puede dejar de pensar al ver esta película en el anticipo de un duelo actoral con otro actor de fuste como Ed Harris, en este caso antagonista y para una historia donde no hay héroes pero tampoco antihéroes, sino la pugna de dos padres por defender el honor de sus hijos. Claro que un hijo merece que le ocurra lo peor, por su ambición desmedida, y el otro merece la redención por hacer bien los deberes cristianos occidentales. Sin entrar en detalles, lo único que se debe esperar es un film que apela a la estructura del policial hardcore para enfrentar estos dos pesos pesados en el vertiginoso escenario de una noche, donde pasa absolutamente de todo y obviamente la violencia, persecuciones, tiros y cosa “golda” está a la orden del día. Con un Collet-Serra en piloto automático, aunque el término no implica automatismo alguno, sino precisión narrativa, el relato fluye y encuentra momentos de solaz y esparcimiento sin forzar demasiado los hilos de la trama, la cual avanza por los carriles tradicionales y adopta a veces un cruce verbal con diálogos precisos para dar peso dramático a estos dos lobos en un mundo repleto de ovejas. Sin embargo, algunas concesiones del guión y cierta moralina molesta empañan, por decirlo de algún modo, las intenciones sin segundas lecturas, a pesar de que eso no ocupe el centro de todo y por suerte prevalezca la más pura acción y adrenalina.
Liam Neeson nos quiere seguir demostrando que, con sus más de sesenta años, todavía le da el cuero para patear traseros en pantalla. Esta vez, intenta darle un giro a su típico héroe de acción, ese que adoptó desde el año 2008 con la primera entrega de “Búsqueda Implacable” (Taken). El ex Caballero Jedi vuelve a hacer buenas migas con el realizador español Jaume Collet-Serra, que ya lo dirigió en dos oportunidades: “Desconocido” (Unknown, 2011) y “Non-Stop: Sin Escalas” (Non-Stop, 2014), afianzando ese personaje repetitivo que debe salvar el día, pero que en “Una Noche para Sobrevivir” (Run All Night, 2015) nos muestra el lado más decadente, humano y antiheroico del irlandés de la mano de una historia sobre padres e hijos, plagada de lealtades, violencia y venganza. Jimmy Conlon (Neeson), ex matón y borracho de tiempo completo, vive sus días atormentado por los fantasmas del pasado e incapaz de recomponer la relación con su único hijo, Mike (Joel Kinnaman), que decidió apartarlo de su vida para evitar a toda costa seguir sus violentos pasos. El pibe dedica su tiempo a entrenar a jóvenes en situación de riesgo en un gimnasio local, mientras conduce una limosina para mantener a su esposa y sus dos pequeñas hijas. El destino mete a Mike en el lugar y el momento equivocado cuando le toca conducir a dos contrabandistas albaneses hasta la casa de Danny (Boyd Holbrook) –hijo del mafioso irlandés Shawn Maguire (Ed Harris), ex empleador de su padre y amigo de toda la vida- sin saberlo. Danny anda con ganas de tomar las riendas del negocio familiar introduciendo el tráfico de heroína, algo que enfurece a su viejo y corta de raíz el trato económico que tenía de antemano con los traficantes. Cuando los albaneses llegan hasta la vivienda para reclamar su dinero el infierno se desata. Tras atestiguar la masacre cometida por joven Maguire, Mike huye de la escena y regresa a su hogar con toda la intención de darle aviso a la policía. Si bien Jimmy (bajo las órdenes de Shawn) logra convencer a su hijo de que no se vaya de boca, el nerviosismo de Danny le juega una mala pasada y decide acabar con los cabos sueltos. A Jim no le queda otra que ayudar a su hijo. La partida de Danny es inevitable, desatando así la ira del mafioso que hará lo que sea para que los Conlon paguen por la muerte de su propio retoño descarriado. Acá no se trata de lo que es justo, sino de las lealtades acumuladas a través de los años. Ahora, Jimmy tiene sólo una noche para mantener a salvo a su hijo (su vida y su alma) y, con suerte, encontrar cierta redención por el camino. Jaume Collet-Serra juega al gato y al ratón por los recovecos más oscuros de la ciudad de Nueva York, un personaje más en esta intrincada historia de revanchas que enfrenta a dos padres y amigos. La estética es interesante, la música de Junkie XL aporta un buen clima al thriller y el elenco, en general, es una verdadera joyita que se completa con nombres como Vincent D'Onofrio, Bruce McGill y la sorpresiva aparición de Nick Nolte. La historia es conocida, y el final un poco predecible. A decir verdad, y salvando las distancias, enseguida nos retrotrae a la segunda película de Sam Mendes, “Camino a la Perdición” (Road to Perdition, 2002) por sus innumerables semejanzas, aunque estén a años luz en materia estética y narrativa. Pero esta trama “esquemática” igual cumple ampliamente con su propósito: entretener a base de un sinfín de escenas de acción ultraviolentas, el drama familiar y los códigos inquebrantables entre amigos. Las mejores escenas se dan entre los actores más veteranos, demostrando que el género todavía les guarda un lugarcito especial y que no siempre las reglas del juego las dictan las jóvenes estrellitas de turno.
Un decentemente armado y muy bien actuado título de acción. Si hay algo que me gusta en una película de acción con actores de renombre, es que esta sepa cuando hacerle lugar al drama, para que dichos talentos puedan brillar con su emoción al igual que la rapidez con la que disparan un arma. Oh, Danny Boy Jimmy Conlon (Liam Neeson) es un matón al servicio de Shawn Maguire (Ed Harris), capo de la mafia irlandesa. El hijo de este último, Danny, se mete en un negocio turbio con dos traficantes y termina matándolos a los dos. Dicho incidente es atestiguado por Michael (Joel Kinnaman), un chofer de limusinas, que aparte es hijo de Jimmy. Las noticias de la macana que se mandó Danny llega a oídos de papá Shawn y le avisa a Jimmy que vaya con el hijo, antes de que Danny lo haga reventar. El punto es que Danny es el que resulta reventado por Jimmy, y ahora ambos son perseguidos tanto por la mafia como por el más grande enjambre de policías corruptos que uno se pueda imaginar. El guion de Una Noche para Sobrevivir, a pesar de alguna que otra inconsistencia, es uno que se sostiene y está lleno de piezas de acción decentemente elaboradas para el disfrute de los fanáticos del género. Los conflictos caen a diestra y siniestra, y el espectador queda lo suficientemente enganchado. También cabe destacar que es una película que sabe aprovechar, por poco tiempo que tenga, sus pequeñas cuotas de dramatismo. La sobriedad fue clave en las mismas; la dosis adecuada para hacer que nos importe lo justo y necesario los dilemas y las tragedias personales de estos personajes sin llegar a ser un especial de Virginia Lago. Erin Go Bragh El costado técnico de Una Noche para Sobrevivir es uno apropiadamente armado y que responde a las necesidades de una película de este calibre. Pero hay ciertas argucias de las que se valen los realizadores para dejar claro que todo esto pasa en una noche, que son mas caramelo visual que pericia narrativa. Pero por fuera de eso, la historia esta lo suficientemente bien contada. Actoralmente, Liam Neeson está a la altura del desafío. Podríamos decir que Jimmy Conlon es, de su filmografía reciente, el personaje más atormentado y el mas jodón si se puede decir. Un disfrute para el espectador. Ed Harris, como su contraparte no se queda atrás, da vida a un villano con la rudeza de State of Grace pero con la multidimensionalidad que le supo dar en La Roca. Conclusión A base de un guion correcto en lo justo y necesario, apoyado por buenas actuaciones y una dirección que a pesar de ciertos excesos, se ejecuta con pericia, Una Noche para Sobrevivir provee un buen entretenimiento. No es lo que se dice imperdible, pero si la eligen mal no la van a pasar.
Esta semana tenemos la oportunidad de disfrutar a Liam Neeson en dos estrenos radicalmente diferentes. En el caso de Una noche para sobrevivir se trata de la tercera colaboración del actor con el realizador Jaume Collet-Serra, luego de Desconocido (2011) y Non-Stop: Sin escalas (2014). A diferencia de los filmes anteriores que se centraban en la acción pura, esta producción se enfoca más en el género policial, donde Neeson interpreta a un personaje diferente de los clones de Bryan Mills (Búsqueda implacable) que encarnó en el último tiempo. Creo que entre las producciones que brindó este equipo Una noche para sobrevivir es la más sólida, ya que fusionó mejor el suspenso con el drama y los actores del reparto tuvieron la oportunidad de destacarse más en la historia. El film tiene un comienzo lento, donde el director se toma su tiempo para presentar bien a los personajes principales. Sin embargo, a partir del momento en que se dispara el conflicto principal la narración de Colet-Serra se concentra en el suspenso y consigue mantener la intriga hasta el final. Debido a que todo el argumento se desarrolla en un par de horas, las situaciones de peligro son constantes para los protagonistas y esto genera que la trama sea muy atractiva. A diferencia de Non-Stop, donde el director presentó secuencias de acción más grotescas que traían al recuerdo las películas que se hacían en los años ´90, en este proyecto abordó el género con un enfoque diferente. En Una noche para sobrevivir todas las escenas de tiroteos fueron realizadas con más realismo y el protagonista no desafía las leyes de la física como ocurría en Búsqueda implacable 3. Si a esto le sumamos los buenos momentos que tiene Neeson junto a Joel Kinnaman (Robocop) y Ed Harris esta es una apuesta segura en el cine. Es decir, si bien no es una producción que haga historia en el género, brinda un film decente de acción y suspenso que logra ofrecer un buen entretenimiento.
Todo por mi hijo Tras Desconocido (2011) y Non Stop: Sin escalas (2014), el eficaz director catalán Jaume Collet-Serra (La huérfana) vuelve a trabajar con Liam Neeson, convertido con este tipo de films y sobre todo a partir de la exitosa saga de Búsqueda implacable en uno de los mejores héroes de acción, un duro a lo Charles Bronson al que no parecen pesarle demasiado los casi 63 años que ostenta. En Una noche para sobrevivir, Liam Neeson intepreta a Jimmy Conlon, un asesino a sueldo de Brooklyn con una vida cargada de violencia y alcohol que lo ha alejado de Mike (Joel Kinnaman), su hijo que tiene a su esposa embarazada (Genesis Rodriguez) y a dos niños pequeños. Pero cuando la vida de Mike está en peligro, el protagonista no dudará en ayudarlo, aunque para ello tenga que soportar durante toda la noche del título la persecución de su jefe narco (Ed Harris) y sus matones (entre ellos Common), y a la policía liderada por un querible detective interpretado por Vincent D’Onofrio. El film -que remite en varios aspectos a otro noble exponente reciente del género como Sin control (John Wick), con Keanu Reeves- no es demasiado sorprendente, pero tiene todo lo que tiene que tener: un guión ajustado; una puesta en escena virtuosa, pero sin estridencias; un par de escenas espectaculares (como una persecución automovilística por las calles de Manhattan), atractivas locaciones (un pub irlandés, un gimnasio de boxeo en el Bronx, etc.) y, sobre todo, buenas actuaciones con duelo Neeson-Harris incluido ¿Qué está construida con unos cuantos clichés y estereotipos? Puede ser, pero aun con sus lugares comunes el resultado es decididamente rendidor.
Corre Liam Corre Una noche para sobrevivir (Run All Night, 2015) es la tercera colaboración entre Liam Neeson y el realizador español Jaume Collet-Serra luego de Desconocido (Unknown, 2011) y NON-STOP Sin escalas (Non-Stop, 2014). No sólo es la superior de las tres películas, sino que es un excelente thriller de acción por mérito propio. Si bien la película toca todos los clichés que van con el género (incluyendo la presencia invencible de Neeson), la trama se propulsa por personajes fuertemente motivados que guían la trama a través de sus acciones, y no al revés. Suena como algo obvio, pero comparen el guión (de Brian Ingelsby) a cualquiera de los de Búsqueda implacable (Taken), por ejemplo. La hija o esposa del personaje de Neeson es abducida, y Neeson la busca implacablemente. El riesgo será alto, pero el conflicto es bastante chato: un súper agente debe hacer cosas de súper agente. No hay dilema ni pathos: el protagonista sencillamente elige entre hacer lo que es correcto y lo que es fácil. En Una noche para sobrevivir, Neeson hace de Jimmy Conlon, un asesino a sueldo carcomido por el alcohol y el remordimiento que vive de la caridad del capo de la mafia irlandesa Shawn Maguire (Ed Harris, de la mirada gélida), su antiguo empleador y antiquísimo amigo. Son los únicos gángsters que quedan de su camada, y comparten algunas escenas muy buenas teñidas de cariño y melancolía. Cada uno tiene un hijo: Conlon tiene o tenía a Mike (Joel Kinnaman), quien se ha distanciado de su padre, asqueado por su vida criminal; Maguire tiene a Danny (Boyd Holbrook), un canijo insolente que pretende seguir los pasos del padre. Ocurre que Mike y Danny se cruzan en la noche equivocada, y Jimmy se ve obligado a matar al hijo de su amigo para salvar la vida del suyo, esencialmente eligiendo simultáneamente entre dos bienes irreconciliables (su lealtad hacia ambas familias) y el menor de dos males (o condena la vida de su hijo y no mata a Danny, o mata a Danny y condena su propia vida). Es el tipo de punto de giro perfecto con el que abrir el segundo acto y sobre el cual construir el resto de la película. La próxima vez que Neeson y Harris se reúnen, lo hacen con triste diplomacia. Preferirían continuar siendo amigos, pero cada uno tiene la excusa perfecta para matar al otro, y no tienen más que aceptar los roles que les han tocado interpretar por cuestiones de principios. El resto de la película es una maratón nocturna en la que padre e hijo deben evadir policías corruptos, soldados mafiosos y un asesino a sueldo en particular (Common) que parece estar hecho de la misma fibra que Neeson. La acción es altamente satisfactoria, cada secuencia mezcla un estilo y un contexto distintos (una persecución de autos en Broadway, un mano a mano en el subterráneo, un asedio policial en un edificio, un tiroteo en un bar, un duelo en un bosque, etc.), de manera que la película jamás aburre a pesar de tener material para hora y media y durar casi 2. Por otro lado, gran parte de la película está dedicada a establecer y desarrollar personajes, lo cual justifica la media hora extra. Una noche para sobrevivir marca un ideal dentro del thriller de acción: una película en la que la historia y la acción se desprenden desde los personajes y crecen a partir de ellos.
En la misma semana, otra de Liam Neeson, no es una búsqueda implacable, pero sí una huida de igual intensidad. Un matón a sueldo en decadencia que lucha por salvar a su hijo de policías, hampones, asesinos profesionales. Nadie podrá con él y el entretenimiento de acción una vez más funciona.
En un momento de Una Noche para Sobrevivir, Jimmy Conlon (Liam Neeson) salta y se dobla el tobillo y Collet-Serra registra su caminata a lo John Wayne. Aquí Liam renguea por una caída y no lo hace para cancherear ni porque sus pies son muy chicos para su porte o por el peso de su cinturón como pasaba con John Wayne, pero hay en esa escena y en esa elección -o en esa casualidad- un posible tributo que encierra en ese mínimo gesto toda una idea de Collet-Serra y de la película: el fanatismo por el clasicismo y la idea de hacer westerns modernos disfrazados de thrillers. New York también está disfrazada y cubierta de tormentas eléctricas; no es la Nueva York careta del sueño liberal de hoy en día, sino una más parecida a la de las olas de crímenes y robos de antes de la tolerancia cero de mediados de los 90, y este disfraz sobre otro -porque también es el viejo oeste de Collet-Serra- es el universo físico donde se desarrolla la acción de este thriller o, como decían los chicos de antes para categorizar a los westerns, de esta “película de tiros”. La estética general es una mezcla de neo-noir anfetamínico con movimientos bien hip a lo Google Street View. Al igual que en Non Stop, su anterior -y gran- película, el protagonista es un borracho venido a menos que está esperando que la calaca le dé pasaje al averno. Lo apodan “El Sepulturero” por la cantidad de tipos que se cargó en el pasado, pero de aquel sólo queda la leyenda: sigue en la mafia por simpatía y lástima de su amigo y jefe Shawn (un inoxidable Ed Harris). Los une también la historia especular de su relación con sus hijos, la de querer una mejor vida para ellos que la que ellos mismos tuvieron; el ascenso social a través de “mi hijo, el dotor” de nuestras clases populares trasladado a la mafia irlandesa de la gran manzana. El mayor problema de esta nueva pieza de la -hasta ahora- trilogía neoclásica de Collet-Serra con su John Wayne moderno es el de ciertas decisiones poco arriesgadas que se contradicen con algunos aspectos de una propuesta que asomaba rabiosa y con simetrías adultas. A saber: si los policías están involucrados con la mafia, entonces los diálogos resaltarán que “también hay policías buenos”, y otros tipos de infantilismos. La figura del detective interpretado por Vincent D’Onofrio era suficiente para tranquilizar consciencias de derecha, no había necesidad de dialoguitos berretas. Lo mismo con los valores tradicionales; está todo ahí, en la puesta en escena: el poder de la heterosexualidad, la importancia de los hijos varones, las familias tipo, no había necesidad de subrayarlos. En Una Noche para Sobrevivir los excesos no son los disparos de salva sino la sensiblería apuntada a un público subnormal adicto al diálogo torpe para reforzar convicciones, cursilería innecesaria que por momentos da un poco de vergüencita. De todos modos, el director Collet-Serra y el guionista Brad Ingelsby siguen estando por encima de la media del cine industrial americano.
Otra de acción sin escalas ¿Otra película con Liam Neeson a cargo del antihéroe de acción? Sí, Una noche para sobrevivir es una más de esas y esta vez el actor irlandés se pone nuevamente bajo las órdenes del director catalán Jaume Collet-Serra, con quien ya había formado pareja en Non stop - Sin escalas (2014) y Desconocido (2011). El dúo parece funcionar, porque en ambas experiencias el gran –aunque a esta altura reiterativo– Neeson entregaba dos de sus mejores trabajos en este tipo de papeles.En este caso su personaje es Jimmy Conlon, un viejo miembro de la mafia irlandesa, muy venido a menos, de conciencia torturada y, claro, alcohólico, pero que sigue siendo el protegido del capo, porque son viejos compañeros de la adolescencia que han hecho juntos el camino de la vida criminal. Pero ocurre que el hijo del jefe, Danny, es un joven ambicioso y caprichoso que acaba enredado en un lío con traficantes albaneses...Una noche para sobrevivir es una película que camina sola: alcanza con conocer bien la filmografía reciente de Neeson para saber qué y cómo irá avanzando la trama. La única intriga consiste en saber si habrá algún detalle que la distinga de todas las otras. Y ese detalle, enorme detalle, es la presencia del extraordinario Ed Harris, que se encarga de hacer que su personaje se convierta en la Némesis perfecta del protagonista. Un contrapeso eficaz que ciertamente no tiene ninguna de las anteriores películas de acción de Neeson. Eso, y cierto ingenio dinámico a la hora de filmar algunas escenas, es lo único que se destaca dentro de una película conservadora, que sólo se dedica a cumplir con lo que se espera de ella. Y apenas con lo justo.
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Drama con aires de tragedia El cineasta catalán Jaume Collet-Serra construye esta historia sobre un asesino a sueldo que quiere dejar atrás su trabajo con la mafia y la relación con su viejo amigo y jefe. El director catalán Jaume Collet-Serra, nacido en 1974 y con vasta experiencia en videoclips, dirige por tercera vez al gran Liam Neeson, construyendo juntos una trilogía de policiales donde el trabajo de ambos conecta de manera perfecta, otorgándole a la acción, un plus de calidad que se nota en cada escena. Primero fueron Desconocido (2011) y Non-Stop Sin escalas (2014) y ahora llega Una noche para sobrevivir, las tres sostenidas por el gran actor. La película narra la historia de Jimmy Conlon (Neeson), un asesino a sueldo que quiere dejar atrás su trabajo con la mafia y su viejo jefe y amigo Shawn Maguire (Ed Harris), un jefe mafioso. Ambos tienen una relación problemática con su hijo, ambos han sido criminales abocados a su trabajo y sus hijos han crecido alejados o a la sombra de su tarea. Pero en la noche del título, ocurrirán eventos que terminarán enfrentando de forma definitiva a aquellos dos viejos asociados. Una noche para sobrevivir es un poco más sobria que todos los films de Collet-Serra (también dirigió La casa de cera (2005) y La huérfana (2009)) y la violencia aparece de una manera más seca, realista, tratando de enfatizar el drama por encima de cualquier otra cosa, aun cuando el film no escatima escenas de acción. El drama tiene incluso aires de tragedia, esos dos viejos camaradas, también algo mayores para su oficio, están cansados, con una mirada amarga y desencantada de la vida. Ambos llevan el dolor de una vida de pecado y el precio que han de pagar a través de sus hijos. Tal vez por el tema y el tono, el director reduce al máximo los recursos visuales llamativos que le permitieron llamar la atención en sus films anteriores. Es curioso, pero la sobriedad no parece quedarle tan bien a Collet-Serra. Es como si el tono grave e importante que tiene este film, le resultara por momentos incómodo. De esa incomodidad el realizador sale airoso poniendo el peso del relato sobre sus dos grandes protagonistas. Y completando el elenco con varios grandes secundarios y con la presencia imponente de Nick Nolte. Hay directores que nacieron para el clasicismo y lo académico, pero otros, como éste, que se mueven con mayor soltura en un estilo más plagado de chiches visuales modernos.
Enemigos íntimos (y mortales) Cada vez debería haber menos dudas acerca de que la película más influyente en el cine de Hollywood de los últimos 20 años (y también en otras cinematografías, porque hay ejemplos en Corea del Sur) ha sido Fuego contra fuego, de Michael Mann. En Una noche para sobrevivir se hace presente una vez más -como lo hizo en The Town, de Ben Affleck, y en Batman, el caballero de la noche, de Christopher Nolan, por nombrar sólo dos film que reconocen su deuda con aquel clásico- el encuentro de los hombres enfrentados en el territorio neutral de un bar, en la disposición de la persecución final, en el sostén del moribundo en modo pietá, en la evacuación del edificio, en la importancia de los planos aéreos de la ciudad y en los medios de transporte como motivo visual. También en diálogos que en su búsqueda de profundidad no se amedrentan frente al riesgo de lo pretencioso, y en ese respeto mutuo que se prodigan los que están enfrentados mortalmente. Una noche para sobrevivir es, además, una película que recupera una tradición de podredumbre urbano-criminal-policial en Nueva York con aroma del cine de los 70, y con algo del noir de décadas anteriores. Y a estas alturas ya se puede decir también que es "una de Liam Neeson con un pasado que lo atormenta sobre sus espaldas". Una película de mafiosos irlandeses; el exitoso (Ed Harris), el fracasado (Neeson), y sus hijos: cruces criminales y alguna coincidencia excesiva que hay que aceptar para que den comienzo la acción y las persecuciones (una en coche es brillantemente setentosa), las amenazas, los ajustes de cuentas. Después de establecer el punto de partida argumental, la película despliega y sostiene con solidez su apelación a los sentimientos (pathos) y sus coordenadas éticas durante casi todo el relato. El director catalán Collet-Serra usa inserts urbanos como stacattos, música que replica con buen criterio la intensidad de los conflictos y una iluminación que no embellece (dicho esto como un elogio). Todo estaba listo para un policial memorable, y si Collet-Serra no llega a las alturas que promete desde hace rato (La casa de cera, La huérfana) no es por carencias sino por excesos: algunas secuencias se estiran y sus resoluciones también, y hay alguna mínima trampa (la bañadera) para generar tensión (ya sobraba), con lo que la lógica se resiente parcialmente. La película ya era intensa y poderosa sin pasarse de condimentos. Lo torvo de sus personajes necesitaba algo más de sequedad, de reverberación proveniente del equilibrio entre la explosión de la violencia y la acción y alguna mayor contención. Pero aún con sus defectos este thriller -que por momentos suma a Tony Scott a sus influencias- corre y sobrevive con hidalguía y devoción genérica.
Gloria y honor, sangre sin par Pese a que la historia es bien básica, hay tensión permanente, y el duelo de Liam Neeson con Ed Harris. Disfrazarse de Papá Noel suele ser motivo de orgullo. No para Jimmy Conlon, el personaje de Liam Neeson en Una noche para sobrevivir. Y no es que la trama tenga que relación con la Nochebuena. No. Jimmy Conlon es un pobre tipo, arruinado económicamente, que ruega un préstamo para calentar su hogar, pero el hijo de Shawn Maguire, un mafioso para el que supo hacer trabajos sucios, poco menos que lo humilla si quiere el dinero. Alcoholizado, la reunión de Santa Claus y los niños de la familia no termina bien. Pero las cosas irán peor en esta tercera colaboración del muy solicitado Neeson como actor de acción con el catalán Jaume Collet-Serra, tras Desconocido y Non Stop (Sin escalas). Es que mata al hijo de Maguire cuano éste iba a asesinar al suyo. Hombre de códigos, Jimmy llama a Maguire y se lo cuenta. El, Maguire y el espectador ya saben lo que se viene, sin que deban recordar el título de la película en castellano. Sí, es otra oportunidad para que un personaje de Neeson salve el pellejo de un pariente cercano (como en las Búsqueda implacable), pero aquí hay menos temblequeo de cámara, al menos se sabe quién persigue a quién, y quién golpea y es golpeado. Sin ser Una noche para sobrevivir un compendio del manual del buen clásico, el director de La huérfana intenta mantener la tensión todas las horas del título. A veces lo logra, otras la exageración en que ha caído el género de acción lo vence, y se desboca. A favor de Una noche para sobrevivir está el elenco. De Neeson no hay mucho que agregar, si usted lo ha visto salvando a propios y extraños, sepa que aquí está un poco malhablado, pero sigue siendo un tipo de honor. Honor y gratitud al gran Ed Harris, el mafioso que ante la muerte de su hijo no entiende de reglas ni códigos y se enceguece en perseguir a los Conlon, él y todo su clan. Harris es de los pocos actores que saben entrar y salir de Hollywood y mantenerse con entereza. No es poco.
Pactos (rotos) de sangre Jimmy Conlon (Liam Neeson) y Shawn Maguire (Ed Harris) están sentados en una mesa de un elegante bar neoyorquino, frente a frente. El primero en algún momento trabajó como asesino a sueldo y formó parte de la nómina del segundo. Sin embargo, casi por accidente, Jimmy ha asesinado al hijo de Shawn para poder salvar a su propio hijo. Y Jimmy está ahí, en ese bar que es muy diferente a cuando eran jóvenes, ofreciéndole a Shawn su propia vida a cambio de que dejen vivir a su hijo. Pero la agenda de Shawn es muy diferente y por eso le dice lo siguiente: “yo era la única persona que se interesaba por vos, pero eso se terminó hace una hora, cuando mataste a mi hijo. Voy a ir por tu hijo con todo lo que tengo. Y cuando esté hecho -y va a estar hecho-, nos vamos a volver a ver, vos y yo, en este bar. Yo te voy a mirar, y voy a ver los mismos ojos vacíos que vi hoy en mi esposa, los mismos que vos debés estar viendo en mí, por saber que tu hijo ya no está en el mundo. Y cuando eso pase, ahí, quizás, te deje morir”. Esa escena, entre dos personajes duros y profesionales, forjados a través de toda una vida de crimen y códigos donde se combinan la lealtad, la violencia y la concepción de la sangre familiar como marco de referencia -e interpretados por dos actores que saben trabajar con suma efectividad diversas capas de sensibilidad y rudeza-, pinta en buena medida de qué trata Una noche para sobrevivir. Es que detrás de la trama de persecución sobre un padre y su hijo huyendo tanto de la mafia como de la policía, el film aborda dos tópicos que en determinados pasajes van por carriles paralelos y en otros se entrecruzan: uno es la familia y cómo determinadas decisiones van cortando o poniendo en crisis los vínculos de afecto; el otro es cómo determinados universos como el submundo criminal van construyendo las identidades de sus integrantes hasta que claro, se dan determinados acontecimientos que alteran el orden preestablecido. Y aunque ceda a unos cuantos improductivos chiches visuales, el director Jaume Collet-Serra tiene bien en claro que la historia y los temas de Una noche para sobrevivir ya se han contado y abordado miles de veces pero que hay una esencia sobre la que se puede seguir presentando algo nuevo. Y hacia allí va, problematizando la figura de héroe tan invulnerable como lineal que venía cimentando Liam Neeson en su carrera, especialmente a través de la saga de Búsqueda implacable. Esto no deja de ser raro, porque Collet-Serra había ayudado en buena medida a edificar la imagen heroica de Neeson con Non-stop: sin escalas y Desconocido, pero hay que tener en cuenta que en esas películas también habían instancias donde el protagonista quedaba en un lugar problemático. Y si Caminando entre tumbas ya venía insinuando un paulatino giro en el perfil del actor, con Una noche para sobrevivir parece ya ir marcando otro rumbo, más vinculado al policial que el thriller o la acción, con un protagonista que encima, desde un comienzo, es un verdadero desastre: un padre totalmente ausente, muy en la tradición del cine de Steven Spielberg, pero con ese toque irlandés tan distintivo, con mucho alcohol, problemas para expresarse y un par de chistes lascivos, aunque pronto se le notará que lo único que está buscando es una chance para redimirse de todos sus pecados. A toda esta confluencia de códigos y normas no escritas de la mafia y la familia, Collet-Serra y el guionista Brad Ingelsby le agregan un trabajo sobre el espacio urbano que recupera la tradición oscura, sucia y hasta maloliente del Nueva York de los policiales de los setenta y ochenta, pero trasladándola a la actualidad, como insinuando que determinados esquemas, perspectivas y situaciones se siguen manteniendo a pesar del paso del tiempo. De esta manera, a través de un espacio donde lo nuevo y lo viejo están en permanente lucha, pero también de las reglas con que se manejan los personajes a ambos lados de la ley y un recorte temporal pequeño pero decisivo, Una noche para sobrevivir es un film sobre los choques generacionales, familiares, afectivos y hasta éticos, en el que la única manera posible de expresarse es a través de la sangre.
¿Sos fan de Liam Neeson? Ok, esta peli no podés perdértela... Sacá tu entrada ya porque no te vas a decepcionar para nada, al contrario, vas a salir fascinado. Pura acción, suspenso, una trama que cierra por todos lados y actuaciones dignas de un thriller que como lo dice su título: solo vas a tener "Una Noche para Sobrevivir" (literal). Neeson hace lo que mejor sabe hacer, ¿te estás preguntando qué sería? y sí, cuidar de sus seres queridos matando a quien sea se le ponga en el camino. Acompañan a Liam, Joel Kinnaman, Ed Harris y Vincent D'Onofrio, que están espectaculares en sus roles. Para destacar: la dirección de Jaume Collet-Serra y sus grandiosas tomas aéreas que se sumergen en las calles hasta llegar a destino, sin corte alguno. Una peli de acción pochoclera de las que nos gustan y si viene con el plus del genio de Liam Neeson, ¿qué más podemos pedir?
Liam Neeson, Ed Harris, Vincent D’Onofrio, Joel Kinnaman y Common, son parte del elenco de esta película, eso nos garantiza que obviamente vamos a ver un film extremadamente pochoclero y lleno de tiros. Jaume Collet-Serra toma otra vez a Liam (Non-Stop) y con el guión de Brad Ingelsby hacen una historia creíble contada de manera correcta y con actuaciones al nivel que se espera. ¿De qué se trata? Jimmy Conlon (Neeson) es un ex matón de Shawn Maguire, capo mafioso de Brooklyn y además es su mejor amigo. El problema acá nace gracias a un conflicto entre sus hijos que Jimmy debe solucionar y a partir de ese momento la trama sube su velocidad y hace que sea rápida y llevadera centrándose más que nada en lo policial de la historia, tratando de salvar a un falso culpable que quedó pegado en un asesinato por culpa de una guerra que no era la suya. “Una noche para sobrevivir” además de ser una película más que nada de “tiros” o un policial también busca meterse a fondo con los personajes creándoles una pasado fuerte y conflicto interno enorme a cada uno de los participantes de esta historia. En conclusión, la historia está bien contada, que crea mucho suspenso . También al pasar todo en una noche hace que sea problema tras problema, las actuaciones son muy buenas, la dinámica entre Liam Neeson y Joel Kinnaman es excelente, una relación de padre e hijo muy tensa que se lleva la película, con un gran malo y con muy buenas escenas de acción. Sin dudas es una gran manera de pasar un buen rato en el cine ya que cumple con todo lo que se le pide.
Sólido policial negro a la altura de su talentoso elenco Liam Neeson vuelve a asociarse con el director de "Sin escalas" en un film negro a la altura del talentoso elenco que también incluye a Ed Harris y a Vincent D'Onofrio. Lo bueno es que el personaje de Neeson no es una simple repetición de su ex agente secreto de la saga de "Búsqueda implacable", sino un hombre totalmente decadente que no tiene familia ni amigos debido a haber sido el máximo asesino de la mafia del puerto de Nueva York. Ahora sólo lo protege el gangster para el que cometió todos sus crímenes, un excelente Ed Harris, que, sin embargo, se vuelve su enemigo más implacable cuando los hijos de ambos se ven envueltos en un asunto criminal y el protagonista debe liquidar al hijo el hampón para evitar que mate al suyo, con el que no tiene el más mínimo contacto, pero que lógicamente intenta proteger. La situación que queda planteada es la de la noche de pesadilla a la que se refiere el título, con padre e hijo intentando escapar de asesinos y policías por igual, en una maratón de superacción no sólo muy bien filmada y actuada sino también con un guión lleno de detalles sórdidos propios de un buen film noir moderno. "Una noche para sobrevivir" es un sólido policial que ningún fan del género debería perderse.
Entre lealtad, expiación y la familia El director español Jaume Collet-Serra vuelve a demostrar su pericia para aprovechar los lugares comunes del género en este sólido y satisfactorio thriller que atrapa al espectador desde el comienzo, con una sólida construcción de los personajes, excelentes secuencias de acción y un gran reparto. Una noche para sobrevivir es la tercera colaboración entre Jaume Collet-Serra y Liam Neeson -tras Non Stop-Sin escalas y Unknown-Sin identidad- y un nuevo thriller que recicla eficazmente temas clásicos del cine sobre mafias, como los pecados heredados, la lealtad a la amistad, la venganza, los lazos de sangre y la necesidad de redención. Liam Neeson interpreta a Jimmy, un viejo y cansado asesino a sueldo perseguido por los fantasmas del pasado, que trabaja para Shawn, un poderoso líder de la mafia -Ed Harris-, su único y leal amigo. Pero todo cambiará cuando el destino obligue a Jimmy a salvar la vida de su único hijo, matando al heredero del jefe de la mafia.Durante esa noche, Jimmy hará lo posible por mantener a su hijo con vida aunque signifique traicionar a su ex jefe mafioso y único amigo Shawn, mientras éste intenta cobrar venganza persiguiendo a padre e hijo por todo Nueva York. Collet-Serra sabe dotar al relato del ritmo y la dinámica justa entre el drama familiar y de amistad, el frenesí de la acción y el suspenso sostenido, con un buen desarrollo de personajes, un gran reparto y excelentes diálogos, sobre todo en los momentos que interactúan -incluso telefónicamente- Harris con Neeson.Con un atractivo look visual -que incluye un especie de Street Google que lleva la acción de un punto a otro de Manhatan-, Una noche para sobrevivir transcurre en efecto durante una noche, y mantiene al espectador atento hasta el final. Liam Neeson logra ser convincente no sólo por su porte físico y en las escenas de acción, que recuerdan mucho al genial Charles Bronson -Actor del que Neeson parece decidido a convertirse en su heredero-, sino por su personificación de ex mafioso acabado en busca de redención que conmueve emocionalmente.
Acción, tensión, y dos grandes actores: Liam Neeson y Ed Harris que exponen todo su talento en un gran duelo interpretativo. En estos últimos meses se pueden ver muchas películas en cartelera que tienen como protagonista al norirlandés Liam Neeson (62). Este jueves 30 se estrena “Amores infieles” y ya se estrenaron: “Caminando entre tumbas” (2014) sigue en cartel desde el 13 de Noviembre de 2014, en tres salas y “Búsqueda Implacable 3” (2015) que no corrió la misma suerte se estrenó el 29 de Enero de 2015 y ya no se encuentra en cartelera. Al igual que Pierce Brosnan de 61 años, Liam Neeson , que tiene un año más, vuelve una vez más a apostar al género de acción en la tercera colaboración para el cineasta español Jaume Collet-Serra (“Desconocido”, 2011 y “Non-Stop: Sin escalas”, 2014). Su personaje no es un abuelito que cuida a sus nietos sino que se trata de Jimmy Conlon (Liam Neeson) un ex asesino a sueldo, ya retirado, alcohólico, y que vive atormentado por su pasado oscuro. Todo se complica cuando el hijo de Conlon, Michael Conlon (el sueco Joel Kinnaman, trabajo en la remake de “Robocop”) es testigo de las fechorías y un crimen cometido por Danny Maguire (Boyd Holbrook, "Perdida", "Caminando entre tumbas") hijo del mafioso Shawn Maguire (un siempre genial Ed Harris). Llega el gran desafío porque Shawn Maguire y Jimmy Conlon son amigos desde la infancia pero cuando se encuentra en peligro la vida de Michael Colon, en un momento crucial para proteger a su hijo, Jimmy se ve obligado a matar a Danny y es cuando todo se transforma en una guerra porque Shawn le pone precio a su cabeza y se enfrentará con muchos enemigos. Contiene todos los clichés del género, cada uno deberán demostrar todas sus habilidades para salvar sus vidas, todo lo que puede hacer un padre por un hijo y también esto servirá para arreglar asperezas del pasado entre Jimmy y Michael. Todo transcurre en una larga noche donde Jimmy debe proteger su vida pero sobre todo la de su hijo Michael y la de toda su familia. La búsqueda será como la del gato y el ratón, con un gran duelo actoral entre Neeson y Harris aunque ya a esta altura no tienen nada que demostrar. Además se plantean temas como: las relaciones entre padres e hijos, amistad, lealtad, corrupción, tensión, suspenso, adrenalina y escenas desgarradoras, en un coctel cuyo resultado final es un buen pasatiempo. Otro de los personajes: Vincent D'Onofrio como el policía honesto en la ciudad; la hija del Puma Rodriguez, Genesis Rodriguez en su papel de la nuera de Jimmy (Neeson), algunas sorpresas y una escena que incluye un cameo de Nick Nolte.
Crítica emitida por radio.
El pasado enero se dio por terminada la saga del ex-agente Bryan Mills con Taken 3, una triste sombra de lo que alguna vez fueron un excelente comienzo y una aceptable secuela. Tres meses después desembarca en los cines locales la tercera colaboración entre Liam Neeson -nuestro nuevo Chuck Norris- y el barcelonés Jaume Collet-Serra, quien sigue puliendo sus artes en el cine de acción y esta vez entrega una persecución nocturna que tiene sus correspondientes altibajos, pero que resulta mucho más entretenida que el anteriormente mencionado cierre de trilogía. En Run All Night, entonces, tenemos a Neeson como un avejentado matón de la mafia, alcohólico y alejado de su único hijo -Joel Kinnaman-. Por un giro del destino y la metida de mano del guión de Brad Ingelsby, padre e hijo deberán unir fuerzas para sobrevivir a una noche caótica en donde el implacable jefe mafioso interpretado por Ed Harris buscará venganza tras la muerte de su alocado y cocainómano retoño. El primer signo de que estamos ante una propuesta mucho más satisfactoria que Taken 3 es su calificación, una fuerte R en contraste con el tímido PG-13 de la última aventura de Bryan Mills. Acá los golpes duelen, las puñaladas desgarran y las balas hacen los suyo con bastante credibilidad, por lo que la carrera contrarreloj es mucho más azarosa y peligrosa. Acá cada segundo cuenta y la vertiginosidad que Collet-Serra le impone al film se siente. También funciona la química entre los actores. Mientras que el frío distanciamiento presente entre Neeson y Kinnaman se antoja real, la relación entre colegas que tienen Nesson y Harris es mucho más satisfactoria. Es una conexión de lealtad que se remonta a muchos años atrás y pone en aprietos a un padre que debe decidir entre el sacrificio de una amistad de hierro y el deber para proteger a su progenie. La feroz disyuntiva es lo mejor que tiene para ofrecer la película, mucho más que sus vistosas escenas de persecución y acción, e impone respeto para con el peso que le otorgan los veteranos actores a su interpretación. Run All Night no tiene esa edición acelerada y estúpida que sí tenía Taken 3, sino que está mas comedida, restringida a los combates cuerpo a cuerpo que Neeson puede proveer a sus increíbles 63 años de edad, y Collet-Serra se encarga de agregar adrenalina en otras escenas, acompañadas por una banda de sonido cortesía de Junkie XL que le dan ese agite extra que el film requiere. Aunque el guión no está mal desarrollado y no toma por idiota al espectador, hay cabos sueltos que merecían un mejor trabajo o simplemente no existir. El detective recio de Vincent D'Onofrio y la pequeña aparición de Nick Nolte saben a poco, así como el indestructible asesino de Common, que entra tarde al juego y se queda durante mucho más tiempo del permitido. La ecuación que han encontrado Collet-Serra y Neeson parece inquebrantable, pero habría que darle un respiro a partir de ahora. Con grandes escenas de acción y un buen sentido del entretenimiento pochoclero, Run All Night sobrevive a su noche de escapismo puro gracias a sus interpretaciones, que mantienen lo que sería un jenga de clichés bien firme.
"Una noche para sobrevivir": una meta dificil para Liam Neeson y el espectador En junio Liam Neeson cumple 63 años. Y vaya uno a saber por qué, en el último lustro Hollywood lo posicionó como un héroe de acción. No vamos a empezar a enumerar los films, pero últimamente se han estrenado varios y todos tienen ese tufillo a "parecidos". Es decir, si uno fuera al videoclub en unos meses, sólo viendo las carátulas sería difícil discenir si la vio o no. "Una Noche para Sobrevivir"lo trae nuevamente como protagonista de una de estos productos de acción y, aunque está rodeado de varios actores de renombre, eso no salva a este film de la mediocridad absoluta. Décadas atrás Jimmy Conlon (Liam Neeson) era el más letal y peligroso asesino a sueldo que podía haber. Ahora sólo es una sombra de ese hombre que existió: es borracho, todos se ríen de él, y no tiene contacto con su familia. Está pagando en vida por los pecados que cometió, ya que pudo zafar de la justicia del hombre pero no así de la Divina. El único que le tiende una mano es Shawn Maguire (Ed Harris), su amigo de la infancia y jefe de la organización para la cual trabajó. Danny (Boyd Holbrook), el hijo de Shawn, comete un grave error en una negociación y lo resuelve asesinando a dos criminales bastante pesados. De todo esto es testigo Mike (Joel Kinnaman), el hijo de Jimmy, quien automáticamente se es perseguido por Danny para matarlo y que no hable. Para proteger a su hijo, Jimmy mata a Danny, y ahora toda la mafia y la policía corrupta de la ciudad irán tras sus pasos. Tienen toda una noche para tratar de solucionar las cosas, y el ex asesino tendrá la oportunidad de elegir entre su antigua familia mafiosa o su familia verdadera, a la que abandonó hace tiempo. El español Jaume Collet-Serra vuelve por tercera vez a trabajar con Liam Neeson, tras "Desconocido" y "Non-Stop: Sin Escalas". Se nota ambos se conocen mucho: el realizador sabe qué sacarle a Neeson y cuáles son sus puntos fuertes. El actor conoce a la perfección cómo hacer de tipo duro y la actuación que necesita brindar. Pero lamentablemente el filme es muy descuidado. Por nombrar un par de cosas: tiene un problema de continuidad importante, algo que en los tiempos que corren no puede ocurrir. Hay una escena de persecución de autos en la que vemos cómo se golpean entre ellos y, a la escena siguiente, aparecen sin un rasguño. O que la historia se venda cómo que transcurre durante la Navidad pero las tomas en la ciudad no muestran decoraciones alegóricas. Neeson, Harris, Kinnaman, Vincent D'Onofrio, Bruce McGill, Nick Nolte (en un papel que quedó tan chiquito después de la edición que ni siquiera está en los créditos), Génesis Rodríguez (sí, la hija del Puma); el casting es impresionante pero tanta calidad actoral está desperdiciada en un guión más preocupado por mostrarnos más acción que inteligencia. El problema es que la película es totalmente previsible y podemos anticipar cada escena que va a ocurrir 20 minutos. No hay giros, sorpresas, nada. ¿No tuvimos demasiados largometrajes de despiadados y crueles asesinos con conciencia arrepentidos de sus acciones? Los realizadores parecen pensar que no. Para que quede claro: ¿quieren hacer una película de violencia y acción desmedidas? Tomen el ejemplo de "Sin Control" y pongan manos a la obra sin remordimientos. Eso es mucho más honesto. Liam Neeson tiene que sobrevivir toda la noche y el espectador casi dos horas de película. Es complicado decir quién la tiene más difícil.
En UNA NOCHE PARA SOBREVIVIR el incombustible LIAM NEESON que por salvar la vida de su hijo, debe enfrentar a su jefe y todos sus antiguos compañeros del hampa. Con la dirección de JAUME COLLET-SERRA, la cinta es un entretenimiento de acción que toma la premisa de BUSQUEDA IMPLACABLE para darle un giro más oscuro y violento. El filme funciona por sus grandes dosis de acción, suspenso y adrenalina. Además de contar con un reparto impecable en donde se destacan el antagonista ED HARRIS como un villano de temer y JOEL KINAMMAN como un joven peleado con su pasado que descubre a la fuerza lo que significa contar con un padre. La trama ambientada en una sola y larga noche, ayuda a generar un clima de tensión creciente que mantiene al espectador al borde de la butaca. Pochoclera hasta la medula es una película que se disfruta de principio a fin, que no tiene más pretensiones que entretener y que lo hace de manera directa y contundente.
Un asesino en la ruta de la redención Los días de sicario al servicio del clan Maguire quedaron atrás para Jimmy Conlon. Apenas le quedan el alcohol y los remordimientos. Pero Mike, hijo de Jimmy, aparece envuelto en un crimen y sólo su padre puede ser capaz de sacarlo del atolladero. Dice Liam Neeson que ya es suficiente para él en esto de andar a las corridas, pistola en mano, matando y evitando que lo maten. Tal vez “Una noche para sobrevivir” encierre alguna metáfora en ese sentido. En junio cumplirá 63 años, edad jubilatoria en un género para el que Neeson se reiventó con formidable éxito. Aquí Neeson es Jimmy Conlon, un perdedor nato en el juego de la vida, condenado a convivir con los peores fantasmas hasta que espía por una rendija la posibilidad de, al fin, hacer lo correcto. El más desalmado de los asesinos se derrite entonces al conocer a sus nietas. Son los segmentos más flojos de la historia, condescendientes a más no poder, como cuando Jimmy le explica a su hijo por qué abandonó a su suerte a la familia. La metamorfosis de Jimmy es forzada y, por ende, escasamente creíble. Mejor pasar a la acción. Ed Harris comanda una banda de gangsters a lo Vito Corleone. Cuando le ofrecen una fortuna para participar en el tráfico de heroína, operación a la que su hijo pretende empujarlo, se niega rotundamente. Esta parte ya la había filmado Coppola. Harris y Neeson están destinados a enfrentarse, por más que hayan crecido juntos. Es una amistad quebrada por la lealtad a sus hijos. Si de mafia hablamos, la familia siempre estará primero. El catalán Collet-Serra -aquel de “La Huérfana”- mueve la cámara a toda velocidad, por momentos en plan PlayStation. El protagonismo de Nueva York es permanente y feliz; desde las luces del centro, los restaurantes y el Madison Square Garden hasta el corazón de Brooklyn. Collet-Serra se enamoró de la ciudad y allí ambienta las numerosas batallas que Jimmy y Mike Conlon deben sortear para llegar con vida al amanecer. Common interpreta a un asesino absolutamente inexpresivo, al contrario del gran Vincent D’Onofrio, en la piel del (¿único?) policía incorruptible. A medida que crece la tensión, “Una noche para sobrevivir” se torna disfrutable.
Liam Neeson, santo patrono de la violencia En el cine del siglo 21, se convirtió en el mejor protagonista de los filmes más crudos y violentos. Liam Neeson había prometido que ya no interpretaría personajes duros y violentos. Por suerte no cumplió la promesa. Y aquí lo tenemos de nuevo encarnando a Jimmy Conlon, un veterano delincuente, atormentado por sus crímenes pasados, que debe retornar a las malas prácticas por el imperio de la fatalidad. Con distintas variantes, la fórmula fue probada y aprobada tanta veces que no debería sorprender que siga siendo eficaz. Hay que tener en cuenta, además, que Una noche para sobrevivir es la tercera película de la sociedad Neeson-Jaume Collet Serra, que tan buenos resultados diera en Desconocido y Sin escalas. La primera mitad de esta nueva colaboración es brillante: una perfecta combinación de drama, tragedia y acción. Conlon debe salvar a su hijo del hampa y de la policía corrupta. El problema es que salvarlo implica enfrentarse a su mejor amigo, Shawn Maguire, un capo mafioso (interpretado por Ed Harris) que maneja los hilos de la ciudad y que pretende vengar la muerte de su propio hijo. El escenario es Nueva York de noche, retratada en todos sus contrastes, desde la incandescencia turística de Time Square hasta el hacinamiento de los conglomerados de edificios donde viven los estratos inferiores de la sociedad. Como sólo puede hacerlo una mirada extranjera, Collet Serra le devuelve a la metropoli limpiada por la ideología de la tolerancia cero de Rudolph Giuliani la oscuridad de sus peores años, aquellos que rememoran Conlon y Maguire en sus amargas conversaciones. Sin embargo, lo que sostiene la tensión no es tanto esa rivalidad entre viejos amigos como la necesidad de Conlon de reivindicarse frente a su hijo. Un hijo que es una buena persona y que ha cortado los lazos con su padre de un modo tan definitivo que ni siquiera le permite conocer a su esposa y a sus hijos. Otra de la virtudes de Collet Serra es la economía de movimientos con la que expone todas esas historias previas a la noche en que se desata la guerra. Y si bien algún que otro diálogo suena poco creíble, conviene recordar que el planteo básico de un delicuente con conciencia de culpa sólo puede ser producto de la ficción. Lo que tal vez complica innecesariamente las cosas es la aparición de una asesino a sueldo, contratado por Maguire, que origina varias escenas de acción magníficas, pero que desvía la atención del núcleo fundamental del conflicto y cuya presencia sólo parece justificarse para prolongar el suspenso y para que se luzca el rapero Common. Por supuesto, escrita con sangre, la palabra "reivindicación" se lee "redención". Liam Neeson es el santo patrono de la violencia del cine del siglo 21. Nadie como él puede ser tan patético disfrazado de Papá Noel borracho, al principio de la película, y a la vez tan sublime al final.
El padre Lo de Jaume Collet-Serra y Liam Neeson a esta altura ya es una dupla creativa. No sé cuánto colaborará Neeson en las decisiones durante la pre-producción o el rodaje pero lo que está más que claro en Una Noche Para Sobrevivir (Run All Night) es que todo el diseño de la puesta en escena gira alrededor de su figura. Todos los planos están elegidos para afianzar aún más su figura de nuevo héroe de acción patriarcal. Collet-Serra se tomó este trabajo en serio, sólo alcanza mirar la evolución de Neeson mismo como personaje en la trilogía formada por Desconocido (Unknown, 2011), Non-Stop: Sin Escalas (Non-Stop, 2014) y esta. En este caso también lo ayuda el guión de Brad Ingelsby que ya había usado el arquetipo en La Ley del más Fuerte (Out of the Furnace) con un hermano mayor que era sin dudas un padre. En este punto es preciso que diferencie a Una Noche para Sobrevivir de la saga Taken. La del 2008 funciona como una historia con moraleja contada en un mapa geopolítico sin grises. En ese contexto su Bryan Mills carga con todas las angustias que tiene el americano protestante medio (Neo WASP) que aún ve a Europa como una amenaza a sus valores. ¿Es Búsqueda Implacable (Taken, 2008) una buena película de acción? Por supuesto. Una Noche Para Sobrevivir lleva Europa a Estados Unidos y presenta a un clan mafioso que mezcla costumbres Irlandesas con otras Rusas en una lógica moral propia basada en códigos criminales. Hay dos padres que representan las caras de una misma vida. Uno alcanzó el “éxito” y el otro no. Esa palabra está tomada con una profundidad que va más allá de los logros económicos. Cada uno tiene un hijo que no pretende seguir los mismos pasos que su padre. Este mecanismo tampoco es igual para ambos, digamos que uno es más parecido a Santino Corleone y el otro al Michael Corleone de la boda de Connie. Esta relación especular entre ambos padres e hijos es el verdadero motor del relato. Jaume Collet-Serra explota al máximo la figura de Liam Neeson alejándolo del reduccionismo de Búsqueda Implacable. Una vez entendido lo dicho arriba, el film propone el recorrido del héroe no para enfrentarse a un villano, sino a una parte de su propia vida (relacionada especularmente) y volverse a vincular con el camino abandonado. Al mismo tiempo, le propone un viaje al hijo por el camino de su padre para que revivan sus decisiones y pueda así cerrar el círculo. La triada actoral madura conformada por Liam Neeson, Ed Harris y Vincent “Kingpin” D’Onofrio le da una atmosfera densa al clima general del film ya que los tres están en la etapa profesional en la cual tienen la capacidad de reducir sus gestos a la mínima expresión y aún así lograr que sus sentimientos traspasen la pantalla. Una Noche Para Sobrevivir es una película de acción de un clasicismo hermoso, que pone todo (ritmo, cámaras, efectos en CGI, música) a disposición de contar una historia.
Esta semana a Liam Neeson le toca coincidir en cartelera con dos productos completamente diferentes pero que refuerzan su propuesta gracias a su calidad y solidez actoral. “Una noche para sobrevivir” (USA, 2015), es uno de ellos, dirigido por el español Jaume Collet-Serra, y que posee, dentro de la lógica de filme de acción basado en la escapatoria necesaria para sobrevivir de sus protagonistas, una impronta que lo acerca a aquellos clásicos filmes que supieron hacer del linaje mafioso una saga épica. Todo comienza cuando un retirado mafioso (Neeson) ve como su hijo (Joel Kinnaman) es arrastrado hacia el mundo de la mafia al ser perseguido por el segundo (Boyd Holbrook) en la línea de una casta que conoce del malvivir y los hechos delictivos como estilo de vida. De manera accidental Mike (Kinnaman) ve como Danny (Holbrook) asesina a una persona en la calle, por lo que será perseguido por este hasta su domicilio. Allí, en el medio de la noche, su padre (Neeson), con quien no mantiene relación hace tiempo, lo salvará disparándole a Danny y evitando que muriera. Pero hay algo que no se aclaró hasta el momento, y es que Jimmy (Neeson) trabajaba para el padre de Danny (interpretado por Ed Harris), por lo que en medio de la confusión del asesinato de éste, padre e hijo deberán tomar ciertas decisiones que los acerquen a una resolución en la que puedan pasar de la noche al día y aún mantenerse con vida. Collet-Serra prefiere las escenas digresivas por encima de las de acción, generando un clima de tensión, basado en el contraste entre los dos padres, que intentarán: uno proteger a su hijo y el otro reivindicar el honor del hijo asesinado, aun sabiendo que lo mejor que le podía pasar era justamente eso. Hay algunos diálogos de antología que refuerzan la larga tradición de cintas sobre mafia o clanes que luchan por sobreponerse a cambios dentro de las organizaciones delictivas. Es quizás en el trazo grueso de algunos personajes, principalmente Danny, presentado como un drogadicto exagerado que no tiene códigos, que grita y dispara a cualquiera que lo contradice en algunas decisiones, o en el de Mike, exageradamente honesto y opuesto a su padre, el director peca por necesidad de cumplir con algunos estereotipos de género necesarios. Igualmente se podría haber optado por suavizar estos puntos y enfocarse aún más en la dinámica creada entre los personajes de Harris y Neeson, que aprovechan cada escena que comparten, porque saben que en el fondo, “Una noche para sobrevivir” es una oportunidad única para componer los personajes. En el inicio de la película, en el que se determina el flashback como manera de construcción también se marca una posición frente a la historia, que en muchas oportunidades se aleja del campo para tratar de ser lo más objetivo posible. Pero es cuando entra a mostrar detalles de cada uno de sus personajes, sus miserias, sus desencuentros, sus pecados, y principalmente, el minucioso esfuerzo por potenciar los vínculos filiales, es cuando “Una noche para sobrevivir” encuentra su punto de equilibrio para despertar el interés en una historia intensa de valor y coraje.
Noche ajetreada Hace un tiempo que Liam Neeson se repite en los papeles que lleva a cabo, lo que no signifique que canse al público. De hecho su presencia es siempre convocante y garantía de que, más allá de la calidad del film en el que participe, su labor será, como mínimo, convincente. Aquí en Run All Night, de Jaume Collet-Serra (Non-Stop, Unknown, Orphan), nuestro protagonista vuelve a regalarnos una solvente interpretación en la que tampoco nos priva (para no desacostumbrarnos) de tiroteos y persecuciones. Como hombre de acción es infalible y gusta. El director nos adentra en un thriller que cada vez que se lo propone entretiene de gran forma por la energía que portan sus secuencias. Neeson encarna a Jimmy Conlon, un mercenario cuya mente aún es perseguida por crímenes que cometió en el pasado. Jimmy se rodea de un grupo de mafiosos comandado por Ed Harris. Las cosas se complican cuando se entera que su hijo, el cual lo rechaza y no ve hace tiempo, corre peligro. Run All Night se vale de una serie de recursos técnicos que facilitan su visionado por la agilidad propia de los movimientos de cámara y de la dinámica que se desprende de los acontecimientos que tienen lugar en la narración. Se trata de una película llena de clichés, por lo que cada situación no sorprende, producto de su previsibilidad, pero aun así conserva la expectación por el ritmo que lleva y por el nivel de entretenimiento que ofrece. No hay nada que no se haya visto antes en relatos similares dentro del género; no obstante, Collet-Serra se las ingenia para dotar a los eventos de un clima que en determinadas instancias pareciera invocar o recordar a importantes escenas de acción de proyecciones ochentosas y noventosas. Neeson interpreta nuevamente a un individuo que a los tumbos se carga a cada sujeto que se interponga en su camino o que intente complicarle el paso. De todos modos vale destacar que en esta ocasión, más allá de los problemas con el alcohol con los que siempre le toca lidiar al menos en un solo pasaje de cada historia, su personaje se presenta incluso más oscuro de los que le venían tocando personificar. Por otra parte, y siguiendo con el reparto, Ed Harris cumple con creces en un rol que parece quedarle como anillo al dedo. Vincent D’Onofrio no tiene una amplia participación, pero su presencia es grata. Es factible que a Run All Night le sobren algunos minutos. A pesar de ello y de lo predecible que resulta, lo positivo tiene mayor peso y valor. La acción, las persecuciones y un suspenso que cobra intensidad están a la orden del día. Estos elementos son los que sacan ventaja frente a los aspectos negativos por el modo en que se materializan en la pantalla, haciendo a la obra algo más que estimulante. LO MEJOR: Liam Neeson, Ed Harris. Entretenida, buenas dosis de acción y suspenso. LO PEOR: previsible, falta de sorpresa. PUNTAJE: 7
Salvar el alma y la familia El universo nos resulta conocido. Irlandeses, como en tantas películas, tan parecidos a los italianos en Estados Unidos (Scorsese filma sobre ellos cuando no lo hace sobre su propia estirpe): igual de católicos (con su juego de culpa y expiación) y parte de la “vieja escuela” mafiosa. También algo de western: el guerrero solitario que se enfrenta a su propia banda, con pocas o nulas chances, pero con esa única opción. Y las historias sobre deudas de sangre que sólo traerán más sangre pero están destinadas a ser pagadas inexorablemente: relatos que cruzan los continentes, del Japón feudal a la Chicago de los ‘30. En cuanto al tono, imaginemos una cruza entre cintas como “Una historia violenta” de David Cronenberg (esos diálogos pausados en medio de la violencia más extrema) y esa veta que encontró Liam Neeson en los últimos años, que lo convirtió en uno de los héroes maduros por excelencia. Algo de todo eso es “Una noche para sobrevivir”. Eso y la carrera contra el tiempo que anuncian ambos títulos, el original y el que le pusieron aquí. Pero también es una historia de familias cruzadas, especulares: la historia de Shawn Maguire y Jimmy Conlon (el apellido más irlandés posible: el mismo de los inculpados retratados en “En el nombre del padre”), los amigos de la infancia que devinieron respectivamente en líder mafioso y su matón preferido. Uno formó un matrimonio feliz del que nació un hijo descarriado; el otro abandonó a su esposa y a su hijo para no arrastrarlos a la vida que “eligió”. Uno es rico, el otro vive hoy de su caridad. Hasta que un día, Danny (el hijo de Shawn) mata a unos traficantes albaneses con los que estaba por hacer negocios, y Mike (el hijo de Jimmy) es testigo de la escena. Danny querrá arreglar las cosas de la peor manera, y Jimmy mata a Danny para salvarlo. El resto es imaginable: Shawn activará todos sus recursos para vengar al retoño, a pesar de saber que fue su culpa. Y Mike deberá aceptar la ayuda del padre al que odia para salvarse a sí mismo y a su familia. Entre medio, policías buenos y de los otros, un asesino imparable y todas las fichas en contra de los Conlon, a lo largo de 16 horas interminables. Rebeldes y ejecutores Liam Neeson parece el hombre ideal para interpretar a Jimmy. En primer lugar, nadie mejor que él para hacer de irlandés, por obvias razones. Además, gracias a la saga de “Búsqueda implacable” se consolidó como modelo de veterano tiratiros que puede salir del retiro para defender hijos en desgracia, y aquí no está por debajo de eso. Por lo demás, Jimmy es un papel de esos que podrían tocarle a Bruce Willis: de los que sufren toda la película y habitualmente están condenados de antemano. Joel Kinnaman vuelve, después de su paso por la nueva “RoboCop”, un poco al registro que lo lanzó a la fama como el Stephen Holder de “The Killing”: prototipo del white trash a lo Eminem, con capucha y formas de hablar semimarginales, pero a la vez con una búsqueda de superación personal (pero sin la picardía de Holder). Ed Harris se pasó la vida haciendo papeles secundarios, pero es un número que nunca falla. El tiempo le ha ido afilando los rasgos, lo que ayuda a darle a su Shawn una estampa tan temible como entradora. Su economía de recursos para mostrar el dolor de padre desolado y la ira de un vengador no deja de ser intensa. En el caso de Common (que viene de un papel secundario en “Selma”), quizás no tenga tanto margen para lucirse, pero lo importante en su caso es la estampa que le aporta a Price y su actuación física como asesino (por ejemplo, cuando cambia los cargadores acostado en el piso). Él es a Jimmy lo que el T-1000 al T-800 en “Terminator 2”: el modelo más nuevo, todoterreno, que busca “discontinuar” al anterior. Por último, Vincent D’Onofrio hace lo suyo con el detective Harding (necesaria contracara del pistolero, el policía honesto y con códigos), aunque no pueda expresar tantos matices como en su publicitado Wilson Fisk en “Daredevil” (es curioso cómo cada vez más actores de renombre eligen mostrarse en series premium). El resto del elenco acompaña, con las apariciones de Génesis Rodríguez (sí, la hija del Puma) como Gabriela, la esposa de Mike, y una pequeña gran participación de Nick Nolte como Eddie, el hermano de Jimmy. Pulso urbano ¿A quién se le hubiera ocurrido poner a un catalán a dirigir una película de irlandeses en Nueva York? Quizás fue porque ya dirigió dos veces a Liam Neeson como héroe de acción, pero Jaume Collet-Serra (que se hizo conocido por “La huérfana”) se luce bastante piloteando el guión de Brad Ingelsby. No sólo porque muestra solvencia a la hora de desarrollar el relato, o por los recursos visuales que aprovecha (desde el modo de viajar de una locación a otra dentro de la ciudad al congelamiento en el fast forward y la ralentización en una sola escena clave) sino por su modo de mostrar y encontrar el pulso en el que vibra una de las ciudades más filmadas de la historia: su ojo inmigrante redescubre los rincones más oscuros, de las inmediaciones del Madison Square Garden a las barriadas negras, del metro cuando se eleva en altura a la naturaleza suburbana. La cámara se eleva para viajar o dar contexto, pero si no se mueve entre la gente, en una ciudad oscura en la que puede llover sórdidamente. Lo que demuestra que una historia bien contada no es una repetición de lo ya visto, sino un feliz reencuentro con universos conocidos.
Si bien no puede escapar a los tropos del género “Una noche para sobrevivir” tiene el suficiente grado de acción, ritmo y actuaciones sólidas para lograr que la historia se sostenga hasta el final. Como en la agotada “Taken” el personaje de Neeson hará todo lo que sea necesario para proteger a su familia. Jimmy (Neeson), fue el asesino más temido del bajomundo de New York pero ahora es un alcóholico a la sombra de Shawn Maguire (Ed Harris) que busca que su hijo Danny (Boyd Holbrook) tome el negocio -ilegal- familiar. Pero Danny tiene una personalidad impulsiva que lo lleva a involucrarse con una pandilla de albanos desobedeciendo a su padre. El hijo de Jimmy (Joel Kinnaman) por el contrario es un padre de familia que se gana la vida entrenando en boxeo a jóvenes de las calles de NY. Cuando estos mundos colisionen el pasado de Shawn y Jimmy repercutirán en sus hijos. Jaume Collet-Serra que ya trabajó con Neeson en Non-Stop y Unknown juega con movimientos de cámara que viajan a través de la noche trasladando la narrativa de barrio en barrio mientras con escenas de pelea bien coreografiadas y crudas busca emular aquellas películas de Mamet y De Palma, y por momentos lo logra. Como todo historia de redenciones truncas el final es agrio y sucio como trama.
Y sí, otra vez una entrega de la saga “Liam Neeson te rompe la cara”. Otra vez de la mano del español Jaume Collet-Serra, aquí es un mafioso que tiene que enfrentarse con los suyos para salvar la vida de su hijo y que no siga sus pasos. El film es efectivo, mantiene la trama en buen nivel y, como sucede en Sin Escalas, concentra y juega con el espacio y el tiempo de un modo interesante. Lo más importante de todo es que los actores no están librados al azar y son buenos, lo que permite que uno crea que en la pantalla hay setes humanos reales, de carne y hueso. Los golpes duelen y las balas matan, y cuando eso sucede nos importa. Ahora bien: sin ser una genialidad, permite que pensemos un poco respecto del actual estado del cine. Este tipo de películas, que podemos llamar “Clase B de lujo” por el gasto en producción y en actores, son las que sostenían, por encima de los grandes tanques -siempre excepcionales- el atractivo de ir al cine. Y esos films también tenían algo que hoy escasea: arquetipos. Neeson, desde que comenzara a repartir ñapis en la primera Taken, se ha convertido en uno de ellos, a la altura de los grandes actores del Hollywood clásico que, ni bien aparecían en la pantalla, imponían su personaje y su persona. Es todo eso lo que logra que este sea un film atractivo e interesante a pesar de sus truculencias y algunas resoluciones apresuradas: puro nervio, del bueno.
Run All Night es un filme que claramente está destinado a los fans de Taken (Búsqueda Implacable) y a los incondicionales de Liam Neeson, en ambos frentes no defrauda, y además supera las últimas entregas de Taken en cuanto a calidad, pero sobretodo en cuanto a suspenso. Eso se da de entrada por el efecto que produce una efectiva introducción donde lo vemos en la primera escena al protagonista en una situación de extrema debilidad, que nos da el tono y las reglas del filme. Al saber uno que este Liam Neeson no es el invencible de Taken, y que puede sufrir daño, el suspenso del filme se vuelve real, ya que no sabemos si efectivamente va a sobrevivir como dice el título en castellano. Además tiene que proteger a su hijo de unos mafiosos que lo tienen en la mira y eso produce que la película tenga algo en juego que realmente nos engancha y nos importa, a diferencia de otros filmes donde los personajes no importan y la acción es mecánica y nos parece que estuviéramos viendo un video juego, y encima jugado por otro. Este no es el caso de Una noche para sobrevivir, donde la violencia tiene sentido, el guion es sólido, y el suspenso es real, logrando el mejor filme de acción de Liam Neeson en el año, teniendo en 2015 justamente 3 estrenos exactamente del mismo género. Recomendada.
Padre e hijo Ultimamente parece que el bueno de Liam Neeson no precisa personal trainer porque en unas cuantas de sus últimas pelis, lo hacen correr, pelear y esquivar balas de lo lindo. Sólo con Jaume Collet-Serra, director de "Una Noche Para Sobrevivir", tiene otras dos más en este tipo de rol de acción, "Sin Escalas" (2014) y "Desconocido" (2011). Yendo al filme propiamente dicho, es un entretenimiento, con buena dosis de adrenalina y violencia, más que truculencia. No es para espectadores sensibles pero sí para aquellos que disfruten del género policial. En principio, la presentación de la trama puede resultar un poco caótica y vertiginosa, que va saltando a diferentes escenarios de la ciudad de Nueva York, en los suburbios, en donde se encuentran los protagonistas de la historia. De buenas a primeras, el espectador se enterará de que la noche será muy larga para Jimmy Conlon (Neeson), que intentará purgar un pasado muy denso que lo separó de la familia, especialmente de su hijo. Serán 16 horas y poco importará que sea en la época de Navidad. Run_3_ew Tal como en "Duro de Matar", los chicos malos no se toman vacaciones, ni cambian sus hábitos por el espíritu festivo. Jimmy se ganó la mala fama y el apodo de "el sepulturero" por trabajar para Shawn Maguire (Ed Harris) y hay un detective que quiere que se pudra en la cárcel junto con su jefe. Sin embargo, en esa noche, la pregunta será si podrá reconciliarse con su hijo y aunque sabe que le toca el infierno, darle paz a algunos que murieron por su traición. El conflicto surgirá cuando el hijo de Maguire haga una mala jugada y ponga en jaque los "códigos" de los viejos maleantes. 114 minutos de tiros, piñas y persecuciones con buen ritmo en búsqueda de la redención y el cameo de Nick Nolte (que no aparece en los créditos).
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Liam Neeson cambia su búsqueda El actor irlandés vuelve a ponerse a las órdenes de Jaume Collet Serra, un director que le confía la escena. Cuesta ver a Liam Neeson en una película de acción, con agentes secretos inmiscuidos, y no asociarlo con el personaje que encarnó durante tres Búsqueda implacable (2008, 2012, 2014). Tan fuerte resulta esa imagen que, en ocasiones, el común del público olvida que este actor irlandés hizo, entre tanto, los dramas Cinco minutos de gloria y Chloé, que fue el león Aslan para Las Crónicas de Narnia, y el policía bueno y policía malo para La película de Lego, amén de participar en las comedias Brigada A y Mil maneras de morir en el Oeste. En Una noche para sobrevivir vuelve a responder a las órdenes de Jaume Collet-Serra, quien lo condujo en Desconocido (2011) y Sin escalas (2014). Compone, de taquito, como solo él sabe y con un director que parece entregarle la escena en bandeja, al mercenario Jimmy Conlon, quien se hizo conocido como "El Cavatumbas", quien se siente perseguido por los pecados del pasado y por el detective de la policía que ha ido detrás de él durante 30 años. Su refugio es el alcohol, hasta que su hijo Mike, a quien no ve desde hace años, se convierte en el principal objetivo de la organización por la que él mismo entregó su vida. Entre dos amores, cuenta con una noche para resolver la encrucijada. Fuerte, tensa, con buen ritmo. ¿Lo mejor? El duelo actoral de Neeson con Ed Harris, como ese aliado que Conlon nunca quiso tener de enemigo. Un regio contrapunto.
Del crepúsculo al amanecer. La paradigmática carrera de Liam Neeson nos entrega un nuevo capítulo. El tardío ícono del cine acción vuelve a vestirse de rudo en una propuesta que sin hacer la diferencia en su género se deja disfrutar. Run all night es un thriller de gangsters que gradualmente se convierte en una película de acción convencional. Comienza muy bien, con una intensidad dramática inusual en su rubro, pero a partir de que se desata el conflicto principal la narración va cediendo hacia un relato mucho más ordinario. En lo estrictamente cinematográfico, en cambio, la película es impecable de principio a fin. La dirección del español Collet-Serra se luce en el manejo de las cámaras y en la edición, donde utiliza la tecnología digital para moverse entre locaciones y escenarios con dinamismo y creatividad. En lo argumental, Run all Night no es sofisticada, pero logra impactar con la presentación de sus personajes. A partir del nudo, sin embargo, la contundencia dramática inicialmente propuesta se escurre entre persecuciones y escenas de acción. Llegando a la conclusión ya prácticamente no queda nada que haga la diferencia en el género, salvo la muy buena cinematografía. Las resoluciones son rápidas y altamente predecibles, lo que sin dudas contrasta con el buen desarrollo del inicio. Run all night se degrada a medida que avanza, dejando un sabor levemente amargo en el espectador, pero siempre entretiene. Neeson ya empieza a estigmatizarse en su eterno rol de héroe-antihéroe implacable, pero su magnetismo es todavía indudable. Es una película que podría haber dado mucho más si se hubiese conservado el balance entre el drama y la acción hasta el final, pero la audiencia quiere sangre, piñas y patadas, según creen los gurúes comerciales de la industria. Nos conformamos con eso, que alcanza, pero no sobra.
Otra de acción para la colección de Neeson "el áspero" "Run all night" o "Una noche para sobrevivir" es una buena película de acción, que por su temática y la personalidad del protagonista, está destinada a apilarse junto a otras buenas películas de acción que no trascienden demasiado. ¿Cuál es el problema de la temática? Bueno, se trata de otra historia de venganza y códigos mafiosos old school como ya hemos visto decenas de veces en la gran pantalla. El protagonista en una situación límite mata al hijo de un capo mafioso en Nueva York y la danza de muerte comienza. ¿Cuál es el problema del protagonista? Que vuelven a ofrecernos a un Liam Neeson en las últimas de su vida sin nada que perder. Vendría a ser un mash up de Bryan Mills ("Taken"), Matt Scudder ("A walk among the tombstones") y Ottway ("The Grey"), todos personajes que Liam ya interpretó y que guardan similitudes entre sí. ¿Esto quiere decir que la película es mala? No, pero sí quiere decir que más allá de que está muy bien realizada, con momentos de tensión y acción verdaderos, no ofrece nada nuevo, nada lo suficientemente interesante como para conversar luego de salir de la sala de cine o guardarle un rinconcito en la memoria cinéfila. El director Jaume Collet-Serra ("La huérfana", "Non Stop") vuelve a mostrar que tiene buena mano para crear ambientes tensos y oscuros, pero también demuestra que está encachilado con Liam Neeson como anti héroe de acción y lo pone en roles similares para asegurarse cierto éxito de taquilla. No está mal, pero me gustaría ver que se anime a salirse un poco más de la caja y nos ofrezca un Liam distinto. El trío protagonista hace muy buen trabajo, Ed Harris ("Una mente brillante", "Pollock") y Liam Neeson ("Taken", "La lista de Schindler") con la misma presencia y profesionalismo de siempre, y por otro lado un Joel Kinnaman ("Robocop", "Safe House") demostrando que está para convertirse en un peso pesado del género de acción. En conclusión, una película muy bien ejecutada con reparto de lujo que no se destacará por abordar una temática bastante quemada y que ya hemos visto muchas veces. Para los fans más incansables de Liam y la películas de acción adultas con buena dosis de violencia.