Nada que reprochar por supuesto desde el punto tecnológico: excelentes efectos de sonido, magníficas recreaciones de cada una de las ciudades y animación de primera. Lo que si, los que van atraídos al cine porque van a ver "una de Pixar" y no simplemente por una película de animación o por la historia en sí, van a sentir que...
No sabes nada, pero de autos…rezaba una vieja publicidad… La última producción de Pixar Animation Studios (padre ya de genialidades como Buscando a Nemo (Finding Nemo, EE.UU. 2003) y Wall-E (Wall-E, EE.UU. 2008) entre otros), Cars, como segunda entrega de la historia de un mundo plenamente automovilístico con todo lo que esto conlleva, nos narra nuevamente las andanzas de El Rayo McQueen y compañía, pero, en esta ocasión, centrándose la mayoría del relato en el oxidado mejor amigo del colorado deportivo: Mate, la grúa. La historia se compone de dos líneas narrativas bien diferenciadas pero conectadas por las relaciones entre personajes que hacen a la totalidad. Por un lado, la relación amistosa entre McQueen y Mate que, a pesar de sus diferencias y la vergüenza que la grúa le hace pasar al primero, deberán a aprender que lo que los une va más allá de todo lo superficial. Sumado a éste hecho primario, se relata también, el conjunto de carreras con el consiguiente viaje por el mundo en busca de la Copa Grand Prix del Mundo, luego de aceptar la competencia contra el italiano Francesco Bernoulli, un Ferrari de Formula Uno, invicto en otras carreras. La segunda línea argumental cuenta la intromisión de Mate en una misión espía a cargo de Finn McMissile y Holley Shiftwell, dos agentes que investigan un plan para desbaratar a las empresas de combustible y monopolizar el negocio, no sin antes pasar por el amor, el compromiso, la madurez y la lección de turno. En una aventura en donde la figura del agente 007 se hace presente tácitamente, de gran ingenio dramático sumado al humor característico de Pixar, Cars 2, esta vez con presentación 3D, nos acerca nuevamente la mejor animación y nuestro mundo, transpuesto a uno en donde las cuatro ruedas prevalecen por sobre el resto, pero a pesar de todo resulta de lo más normal y cotidiano. Autos que personifican la actitud humana, la personalidad en su más amplio sentido, nos trasladan a un universo donde prima el aprendizaje y la relación por sobre todo. En la primera entrega, con mucho mayor contenido, tanto de originalidad temática como de mensajes hacia el niño/adulto, primaba aquello que acontece a una cotidianeidad cercana, como ser la humildad, los valores que unen lazos y el recorrido, en su sentido literal, por aquello que fue dejado de lado, por lugares olvidados que todavía reclaman interés y llaman a ser consultados ya que no perdieron todo eso que tenían que decir. En la segunda parte, la que nos convoca en estas líneas, la temática se desvirtúa de la original premisa, remitiéndonos a un universo en donde la cuestión de salvar el mundo de aquel que lo corrompe se lleva toda la construcción, perdiendo lo planteado por la empresa animada desde sus orígenes en la narración animada. El 3D llega nuevamente a la animación de la mano directiva de John Lasseter y Brad Lewis, encargado el primero de narrar la parte uno en su 2005 natal. Esta vez, la realista propuesta artística se ve opacada por una tecnología que no suma a la progresión de los hechos, sino que se presenta como un detalle de color que intenta imponerse sin eficacia, dando cuenta de que las innovaciones son solo herramientas que permiten acercar una visión, pero si carece de estas en relación con la obra, terminan remitiendo a un puro capricho visual. Si bien las producciones con sello Disney-Pixar están dirigidas a una diversidad de público que abarca desde niños a adultos, el foco se centra siempre en los más pequeños, errando en esta segunda parte con la historia que se sucede que, sin desvalorizar el entendimiento infantil, se recrea un relato que se torna demasiado complejo para el espectador principal. Es allí donde se hace presente la principal falla de Cars 2, pero, como detalle positivo y en palabras del primer Tim Burton, las imágenes y los cuadros se hacen tan fuertes que solo estos componen la historia, es decir, se deja el guión primigenio de lado y se comprende solo por bellos cuadros de genial composición, la historia que permanece en la mente y el recuerdo. Un detalle, EL detalle, perfectamente pensado que remite a la obra anterior nos demuestra el verdadero talento y humanidad de la empresa de animación, que no solo representa un homenaje al Doc Hudson (el cambio de nombre del trofeo ganador: de Copa Piston a Copa Piston Hudson Hornet), entrenador de Rayo McQueen en Cars 1, sino también al genial Paul Newman que encarnó la voz del personaje y que falleció en 2008. La cualidad y calidad humana traspasada al séptimo arte por el equipo directivo de Pixar se hace presente con este pequeño matiz que adquiere enorme fuerza emocional, pero pasa desapercibido. Más que genial, y probablemente lo que representa lo mejor de la pieza audiovisual, es el tratamiento del sonido y la composición musical a cargo del genio Michael Giacchino, responsable de obras maestras como Lost (Lost, EE.UU. 2004 – 2010) y Up, una Aventura de Altura (Up, EE.UU, 2009). La musicalización propone el perfecto ritmo que se condice con lo visionado en el cuadro y compone un conjunto de sentimientos que son arrojados mientras se sucede la obra y realmente hace parte de ésta, no resultando un elemento más, o uno simplemente aislado. Mundos, puestos y contrapuestos, pero con una continuidad y un paralelismo que casi es imperceptible gracias a la excelencia de la “puesta en escena” y a la sucesión de fotogramas que ya constituyen una obra pictórica en sí mismos. De esto hablamos cuando hablamos de Cars 2, más allá de las apreciaciones anteriores, de esto hablamos cuando hablamos de Pixar.
Espionaje a toda velocidad Con el marco de las grandes ciudades europeas para dar señal de largada en el Gran Prix Mundial, regresan los personajes "Rayo" McQueen y la grúa Mate. Ellos llevarán su amistad hasta las últimas consecuencias en esta vertiginosa secuela que tiene el sello de John Lasseter. Si bien Cars no fue lo mejor de Disney, esta continuación acierta y eleva el nivel de la anterior por su combinación de carreras de autos y espionaje al mejor estilo James Bond. Desde su comienzo, con persecuciones en el medio del mar y con el espía Finn Mc Missile (en la versión original tiene la voz de Michael Caine) escapando del enemigo, la película encuentra el tono adecuado para una historia que no se repite. Rica en detalles (los baños a los que asisten los personajes) y con lo más sorprendentes recursos en materia tecnológica, Cars 2 tiene como verdadero protagonista a la grúa Mate en medio de una trama que coloca en primer plano conquista, amistad e integración cultural. De este modo, desfilan simpáticos personajes como Francesco, el auto campeón que saluda a su madre desde las pistas u otros que aparecen retratados con elementos propios de cada una de las culturas. Explosion"Rayo" McQueen corre peligro en esta misión de espionaje que esconde una bomba a punto de estallar y combustible adulterado. Desde París hasta el Big Ben, la carrera encierra varios peligros. Los detalles que sorprenden están relacionados con el diseño de los fondos, con el despliegue multicolor (las explosiones logran una dimensión real) y con el ritmo endemoniado que le imprime Lasseter. Antes de la proyección de la película, el espectador asistirá al regreso de otras estrellas de la factoría Disney-Pixar: los personajes de Toy Story en el cortometraje Vacaciones en Hawai, en el que los juguetes han sido olvidados cuando su dueña parte de vacaciones. Simpática y con un Ken lloroso imaginando su primer beso con Barbie en medio de un clima caribeño, recreado aquí entre las paredes del cuarto que habitan.
El Camión Grúa que Sabía Demasiado Poco Cuando voy al cine a ver una película de Pixar, voy con otra predisposición que la habitual. Al igual que cuando voy a ver una película de Eastwood o de Spielberg o de Scorsese. Son directores especiales, sus obras son especiales. Me llevan a encontrarme con mi niño interior, como aquella famosa y maravillosa escena de Ratatouille en la que el crítico culinario prueba la comida que le da origen al título de la película y regresa a su infancia. Ese sentimiento es el que encuentro en las obras de estos autores, y con las obras de Pixar más que nada. Tras ver la reacción de varios colegas después de la exhibición de Cars 2 ante la reacción que habían tenido sus hijos o chicos de corta edad frente a la misma, creo fervientemente que Pixar hace películas con la misión de encontrar ese niño interior, más que con la intención de llegar al niño de hoy en día, lo cuál nos hace entender, que los realizadores, buscan encontrarse con su propio niño interior, y por lo tanto a esta altura, con el éxito mediante, pueden tener la impunidad de hacer lo que quieran en medio de un Hollywood que se rige más que nunca por tendencias y por encontrar lo que el público busca. Pixar en cambio va en la búsqueda de lo que el público necesita. Y ese niño interior no se encuentra conectando al adulto con algún producto propio de esta década, sino de la época en la que se crió. Por lo tanto no me sorprende encontrarme con amigos que me comenten que sus padres vieron Wall E o UP y se emocionaron durante toda la obra, que mis propios padres se hayan conmovido con los primeros 15 minutos de la película de Pete Docter o yo mismo hacerme un replanteo acerca de si tengo que vender o no los muñecos que marcaron mi infancia tras ver Toy Story 3. Eso provoca en mí el cine de Pixar. Y pareciera que tras Ratatouille esta misión, es una declaración de principios. Y mi infancia estuvo marcada por dos subgéneros que no eran tan populares en aquella época: el misterio detectivesco en literatura y el espionaje industrial en el cine, pero filtrado con humor. Para ponerlo en ejemplos concretos: siempre fui un gran fanático de Sherlock Holmes y Hércules Poirot, y sobretodas las cosas, soy un declarado fanático de James Bond y el Superagente 86, a la que considero la mejor serie de todos los tiempos. Me encanta volver a ver los mismos capítulos y me sigo riendo con los mismos ingeniosos chistes de Don Adams supervisados por dos genios del humor como Buck Henry y Mel Brooks. Tomando esta referencia, y que además me encantan comedias de enredos de espionaje, consideradas menores, como Espías como Nosotros, las dos versiones de El Hombre con Un Zapato Rojo (la primera con Pierre Richard, la segunda con Tom Hanks) y El Hombre que Sabía Demasiado Poco (con un Bill Murray ideal), Cars 2 me parece una película gloriosa. Ya en su época había defendido la primera parte, una obra sentimental, nostálgica que remitía al cine capriano con un argumento Doc Hollywood (olvidable película con Michael Fox). La belleza visual, el meticuloso diseño sonoro y lo queribles personajes, la convertían en una obra diferente de Pixar, más romántica, menos infantil. Hay que recordar que Cars fue la última película del GRAN PAUL NEWMAN. Por lo tanto en la secuela no falta el homenaje. Los protagonistas de Cars: el Rayo Mc Queen, Tom Mate, Mustang Sally son realmente tan o más queridos por John Lasseter, impulsor y presidente de Pixar, que Woody o Buzz Lightyear. A pesar de que no tuvo el éxito o la respuesta ideal, Lasseter sorprendió a todos cuando encabezó el proyecto para la secuela. Sin embargo esta vez, a diferencia de Toy Story, decidió virar completamente el rumbo de la historia. Llevar a los personajes alrededor del mundo, sacarlos de su pequeño y romántico pueblo en la mitad de Colorado y transponerlos en Japón, Italia e Inglaterra. Una jugada arriesgada, pero más arriesgado aún es haber cambiado el género y al protagonista de la historia. Esta vez no es una comedia romántica, sino de comedia de espionaje industrial, propia de la época de la guerra fría. No se trata de Austin Powers que es una sátira. No es lo mismo. Las sátiras obras sobre el mundo Bond son burdas, vulgares y poco inspiradas. Tampoco es el diplomático Jack Ryan, el existencialista Jason Bourne o el último y sensiblero James Bond. Esto es espionaje de la vieja escuela. Y funciona, y es entretenido y es mágico y es divertidísimo. Lo que hubiese dado por ver Cars 2 cuando era chico… Por otro lado, el cambio de protagonista confirma la búsqueda de Pixar por establecer a hérores hechos chatarra. Pixar reinvidica la chatarra, lo viejo, lo que está pasado de moda. Como los juguetes artesanales, como los monstruos bajo la cama, como los robots maltrechos. Mate, el verdadero protagonista de Cars 2 es primo hermano de Wall E, por así decirlo. Una serie de confusiones lo llevan a acompañar a su mejor amigo, Rayo Mc Queen por todo el mundo, y posteriormente ser confundido con un espía estadounidense por un Aston Martin de MI6 (cuya voz original pertenece a Sir Michael Caine, el mayor lujo del elenco), o sea el mejor espía británico (no podía sea otro coche, obviamente). Como en todas las películas de Pixar, las secuencias iniciales anticipan la magnificencia de lo que veremos, y Finn McMissile es un personaje soberbio como protagonista de la misma: elegante, astuto, arriesgado. La misión es detener un complot para destruir este World Prix donde Rayo Mc Queen es favorito junto a un Formula 1 italiano (con la voz de John Turturro, hilarante). Si bien Cars 2 lleva la misma estructura narrativa que todas las obras de Pixar sorprende la falta de solemnidad, sentimentalismo, pretensión emotiva que esta vez Lasseter decide aportarle a la obra, lo cual, la convierten en un obra más fiel al género que decide transmitir, más transparente, divertida y entretenida. Pude imaginar, más por cultura cinéfila que por guiños de la película, quien era el villano, pero a la vez todo esto suma para entender el fanatismo que tiene Lasseter con el género, para respetar las reglas impuestas. De hecho, parece respetar más estas reglas que las que los estudios podrían imponerle. Ideológicamente es mucho más ambigua que otras películas. La fidelidad que tiene con la idea “todo lo pasado es mejor” (emparentado con lo que plantea Woody Allen en Medianoche en París), provocan que desestime la moralina ecológica que parecería impulsar al principio de la trama, y que iría acorde a Wall E. Lasseter opina como The Who: “miren al nuevo jefe es igual al viejo jefe”. Por lo tanto resulta contradictorio que se tire a favor de una gasolina natural en vez de las nuevas gasolinas ecológicas. Un detalle que vale la pena resaltar. De esta misma forma, vuelve a reinvidicar la cultura hippie y la amiga, aunque suene utópico, con la entidad militar (vale aclarar que la entidad militar estadounidense clásica no tiene el mismo significado que la entidad militar argentina). Estas contradicciones o fantasías Lasseteriana, provocan que Cars 2 sea una obra personal, políticamente incorrecta, que no se deja llevar por tendencias, modas o propósitos de la cultura televisiva. Con Mate como protagonista se rescata la idea del tonto que se convierte en héroe, primero por error y después por méritos propios. Mate, es maravilloso (mucho influye la voz de Larry, The Cable Guy, un comediante ignoto en nuestras pampas) y sin dudas es mucho más interesante, con mayores matices, que el Rayo Mc Queen. El cine estadounidense ha dado grandes antihéroes concientes de sus torpezas (desde los personajes de Woody Allen hasta Forrest Gump se podría decir), pero Mate sube un nivel, revierte sus errores con gracia e inteligencia. Mezcla, como ya dije de Wall E, Ralph (el inolvidable personaje de John Goodman en Un Rey de Peso) o Clark Griswold (Chevy Chase en la serie Vacaciones) en, Mate empatiza con el hombre común, con la persona honesta que no tiene doble discurso ni malas intenciones. Un personaje puro, molesto por su comportamiento, pero a la vez querible. Una mezcla de personaje equivocado en el momento y lugar equivocado, propio del ideal hitchcoiano con el personaje ordinario capriano que se encuentra en un entorno extraordinario. Más allá de sus protagonistas, vuelve a asombrar la imaginación y perfeccionismo de la familia Pixar para crear este mundo de autos y hacerlo tan verosímil con el mundo real. Prestar atención a los decorados, a los detalles estéticos de cómo está diseñado Japón, Italia e Inglaterra. No quedan detalles afuera. Todo es fantástico. Ya es imposible encontrar palabras para elogiar el diseño sonoro visual de la obra Pixar. Es un manjar para los ojos. El 3D nuevamente es usado con sabiduría, mejorando la sensación de profundidad de cada escenario. La banda sonora, esta vez, a cargo de Michael Giacchino acompaña dinámicamente el ritmo de acción con un leit motiv propio de las películas de espionaje y similar a la creada para Los Increíbles (película con la que se emparenta bastante Cars 2 por la influencia setentona). Además Caine, The Cable Guy y Turturro, también aportan sus voces Emily Mortimer, Owen Wilson y el mítico Franco Nero, en una hermosa escena en una villa italiana, homenaje al cine de postguerra. Se destaca el mensaje de amistad de la película. El motor que impulsa la historia, la meta de la obra es resaltar el valor de la amistad por sobre cualquier otro sentimiento, incluido el amor. La relación de Mate y Rayo se empieza a convertir en una de esas parejas emblemáticas del cine. No es Woody y Buzz. Es más cinematográfica: son el gordo y el flaco, Abbott y Costello. El equilibrio entre el galán ingenioso, y el feo tonto, es una combinación, una fórmula que nunca deja de funcionar. Y siempre, se termina destacando el feo tonto. Por eso Mate es el protagonista ideal de Cars 2. Con un guión más sólido, personajes soberbios, un hipnótico diseño visual, una historia fantástica que mezcla espionaje, screwball comedy y buddy movie, Cars 2 supera en gran medida a su predecesora y no tengo ningún inconveniente en afirmar que se trata de la mejor obra de Pixar tras Toy Story 3 y Wall E. Y aunque es muy temprano para decirlo, quizás sea la mejor película del año. Propongo a los que la están destrozando, que la vuelvan a ver, analicen su guión redondo, superior al de UP incluso, su fidelidad idealista, su perfección narrativa. Recomiendo que dejen de verse los pelos del ombligo que le salieron siendo adultos, y se reencuentren con su niño interior, cuando las películas le gustaban porque las miraban por puro gusto y no por obligación profesional. Al igual que con la reseña que escribí el año pasado de Toy Story 3, aclaro que la calificación a continuación no es un error.
Hace 5 años cuando se estrenó Cars, Pixar jugó una apuesta alta. Venía de ganar el Oscar dos años seguidos a Mejor Película de Animación con Buscando a Nemo y Los Increíbles; y en ese momento estrenaba una película sobre un mundo “automovilizado”, si se me permite la palabra. Si la ponemos al lado de clásicos instantáneos como la trilogía de Toy Story, Wall-E o Up es entendible que Cars quede un par de escalones abajo. Pero reviéndola, uno entiende que Lasseter quiso contar una historia de una manera de vivir solapada por el mundo moderno disfrazada de una remake de Doc Hollywood pero con autos parlantes. Una vez más, una película de Pixar tiene múltiples niveles, tanto para su público infantil –el núcleo duro- como para los padres. En cuanto a la trama, Cars 2 sigue la historia como la dejaron. Rayo McQueen (Owen Wilson) es uno de los mejores corredores y gana cuanta carrera que participe. En tanto, su rústico amigo Mate (Larry the Cable Guy) es el jefe de su equipo en pits. Cuando McQueen es invitado a participar de un torneo que tendrá lugar en pistas alrededor del mundo e involucrará a los autos más veloces del globo, va a llevar a toda la crew con él. Paralelamente, dos espías británicos están en una misión que involucra una enorme conspiración. Por esas cosas del guión, Mate es confundido por un agente norteamericano y pasa a formar parte de la misión de los agentes británicos (Michael Caine como el Aston Martin DB5 Finn McMissile y Emily Mortimer como el Jaguar XJR - 15Holley Shiftwell) como el encubierto. Es inevitable que la trama de los espías se mezcle con la de las carreras. Es justamente la grúa oxidada la que gana protagonismo en la secuela. Lasseter le da pista a un personaje secundario que intentaba ser pintoresco, “buenazo” diría un amigo, pero que tiene pocas capas debajo y un humor sinceramente malo. Justamente que se le ponga la película en los hombros, o en el techo, de un personaje que tiene poca a nula gracia es el gran error. Lo poco que mostraba Cars de un mundo poblado de automóviles con el olvidado Radiador Springs, su secuela lo globaliza. Ahí radica gran parte de la gracia, obviamente para los adultos, de Cars 2. Las ciudades enteras diseñadas para que vivan autos, los mobiliarios modificados o las reuniones de espías tuneadas para la comodidad de sus habitantes son otra proeza de Pixar. Un poco de road movie, un poco de películas de espionaje (el agente británico es el modelo de Aston Martin que manejaba James Bond, más claro imposible), un poco buddy movie y con los apuntes ecológicos que tenía Wall-E, Cars 2 quema mucha goma y se queda sin nafta. Listo, me quedé sin analogías de autos. No es menester aclarar, pero nunca falta el desinformado, que el personaje de Hudson Hornet no está como un homenaje al fallecimiento del enorme Paul Newman. Aunque sea una película a la que Pixar no nos tiene (¿mal?) acostumbrados –hay autos que son torturados y otros que mueren, algo inaudito para un film destinado en principio a niños- sin duda, su público primario va a disfrutarla. Obviamente, no podemos dejar de lado el mensaje tipo Disney de vos-sos-especial-por-como-sos. Especialmente toda la escena en Tokio con lo colorida que es la capital Japonesa es una maravilla con el 3D, aunque los 115´ pueden ser demasiado. Como es costumbre, esta acompañada de un corto. En este caso no vamos a tener que esperar 10 años para volver a ver a los juguetes de Toy Story, porque Toy Story Hawaiian Vacation los tiene como protagonistas de unas vacaciones frustradas. Otra costumbre de Pixar es poner un “huevo de pascua” sobre su siguiente película. En la pequeña escena del bar durante la carrera en Londres está el guiño para la siguiente parada: Brave.
Vértigo en el Grand Prix Una constelación de plataformas petroleras en medio del océano inicia la historia de Cars 2 . Después de un episodio con espías y persecuciones, el paisaje cambia totalmente y la acción involucra a Mate, la grúa oxidada, y a Rayo Mc Queen, los inseparables amigos de Cars. Disney y Pixar entregan la segunda película en la que los autos se transforman en unos personajes sensibles, gracias al extraordinario diseño de animación y los avances tecnológicos. Una vez más, cuando de Pixar se trata, hay una explosión de colores, de líneas pensadas para caracterizar cada personaje con los ojos ?como faros. La ausencia de lo humano es apenas un detalle, si se tiene en cuenta el conflicto, los sentimientos en juego y la aventura al mejor estilo de Rápido y furioso que definen el guión de la película. Rayo Mc Queen llega a descansar a su pueblo donde lo ?espera Mate. Pero un desafío inesperado lo hace cambiar de planes. Su contrincante Francesco, un italiano fanfarrón, lo reta al Grand Prix Mundial donde, además, se probará un nuevo combustible. El tema de la energía alternativa y la acción de una mafia petrolera, infiltrada en la competencia, ponen los motores al rojo vivo. Mate, el gran protagonista, de Cars 2 se convierte en espía sin saberlo. El malentendido provoca escenas de mucho humor. El torpe será el héroe, para admiración de los profesionales del espionaje: los bellos modelos deportivos que lo confunden con su contacto, o los temibles bólidos que quieren terminar con él. Cars 2 tiene escenas divertidísimas a alta velocidad. Cada detalle es un elemento de animación al servicio de la historia. Mate y Mc Queen recorren ciudades sofisticadas, como Tokio, París, Londres. La reconstrucción de calles y ambientes es notable, así como los trucos que utilizan Mate y sus compañeros de equipo. Hay momentos de típica película de espías, con disfraces (de capot y diseño), cuerdas, armas, cámaras y teléfonos que condensan el humor en ese juego de autos que logran expresarse a pesar de los fierros. Pixar toma también episodios propios de las películas de mafiosos, que los adultos disfrutarán muchísimo. Y por otro lado, a tono con los chicos de hoy, el tema de la energía llega a la Fórmula 1 de la animación con visos de guerra actual. El biocombustible está en carrera y los jefes de las plataformas petroleras ponen todos los palos en las ruedas.
Curva peligrosa En los últimos días arreciaron las voces en contra de esta continuación de Cars: que Pixar había hecho lo mismo que el resto de los estudios animados (reciclar una secuela con “piloto automático”), que Lasseter y compañía habían relegado la magia y el lirismo en pos de un cine convencional (léase ruido, vértigo y confusión) y varios cuestionamientos más. Como fan confeso de la producción de Pixar, admito que Cars 2 queda -en la comparación- bastante lejos de las cimas alcanzadas por la trilogía de Toy Story, Ratatouille o WALL-E (¿alguna vez alguien podrán repetir semejante nivel de creatividad, belleza, emoción y elegancia?), pero estas nuevas aventuras del Rayo McQueen y Mate siguen estando bastante por encima de la media del mercado de animación (este año, de todas maneras, me quedo con el notable western Rango, de Gore Verbinsky). A cinco años del film original, los personajes abandonan el pueblo de Radiador Springs (y los Estados Unidos) para embarcarse en una historia bastante más compleja, ambiciosa (y, sobre todo, internacional) ambientada en Tokio, París, Londres y la Riviera italiana que incluye una trama de espías a-lo-James Bond (aparecen en escena un neo 007 llamado Finn McMissile cuya voz en la versión original pertenece a Michael Caine y la sexy Holly Shiftwell de Emily Mortimer) y un World Grand Prix organizado por un magnate petrolero (Eddie Izzard) en el que el Rayo se topará con un excéntrico rival italiano (John Turturro) y con una oscura organización que nada tiene que envidiarle a Kaos del Súper Agente 86. Los problemas de Cars 2 son varios: por un lado, le cede demasiado protagonismo a Mate, un antihéroe tan recargado en su torpeza (y su suerte) que termina por abrumar un poco y, efectivamente, la acumulación de subtramas, personajes y locaciones distancia al espectador de ese toque Pixar (ingenio + sensibilidad). De todas formas, esta secuela sigue siendo una experiencia disfrutable y de indudable belleza (que el 3D esta vez no realza demasiado), en la que Lasseter ratifica su amor por los autos y esa inagotable imaginería visual (y cuidado por el más mínimo detalle) que sus colaboradores luego traducen en formas, color y movimiento. Cars 2, quedó dicho, no es una obra maestra y -para los excelsos cánones de Pixar- hasta puede ser catalogada como una pequeña decepción. Pero, así y todo, sigue siendo cine del bueno, un entretenimiento noble y genuino, una película con el sello de esa troupe liderada por un inmenso artista como John Lasseter. Nota: Antes de Cars 2 se exhibe Vacaciones en Hawai, corto ligado a la saga de Toy Story (con los populares personajes tratando de ayudar a Barbie y a Ken a disfrutar de una estadía romántica en condiciones -artificiales- que se asemejen a las de la paradisíaca zona del título). No está nada mal, pero tampoco está a la altura de la trilogía de largometrajes.
Los autos locos toman vida de nuevo, para alegría de los chicos y disfrute de los padres fierreros. La flamante propuesta de Pixar, que es la primera saga de la productora de Disney después de "Toy Story", llega para consolidar su club de fans con otra historia tan divertida como la primera. Claro que aquí es Mate, la grúa destartalada, la que está al frente de toda la trama. Y lo divertido es la inocencia de este personaje. Es que, preso de sus pocas luces, se inmiscuye en un asunto de espionaje internacional, en el que jamás hubiese imaginado, ni siquiera en sus charlas con sus otros autos amigos del barrio. En medio de aviones y barcos que hablan, la historia atrapa cuando Mate viaja a Londres, París y Porto Corsa, en Italia, mientras que Rayo McQueen compite con los mejores autos del mundo. Los efectos técnicos del filme logran seducir al espectador y está muy bien recreada la humanización de los autos. Desde los hábitos en cada lugar, como es el caso del enfoque de automóviles muy conversadores en Italia, hasta la femeneidad de cada auto femenino, como el que se enamora del mismísimo Mate. La historia deja un mensaje políticamente correcto sobre el final y rescata la pertenencia a un lugar como sello de identidad.
Bond, Pixar Bond Cars 2 es lo último de los estudios de animación Pixar, el cual sigue las aventuras del Rayo McQueen y su amigo del alma Mater a través del mundo. Para comenzar la trama no es muy original que digamos, ya que la historia del héroe que es invitado a una competición mundial alrededor del mundo en la que debe medir sus talentos con otras personalidades, es tan vieja como "La Carrera de los Autos Locos", sin embargo la combinación con el mundo de los autos parlantes parece funcionar y entretener. Dirigen en esta ocasión John Lasseter y Brad Lewis, el 1ro un monstruo de Pixar que ya ha dirigido por ejemplo, Toy Story, Toy Story 2, Bugs y Cars 1, todas animaciones exitosísimas. Lewis es más conocido como productor de películas como Ratatouille y Antz, pero se le está animando a la dirección al colaborar con Lasseter en esta entrega. Entre las voces que dan vida a los simpáticos autos se encuentran los actores Owen Wilson (Rayo McQueen), Larry The Cable Guy (Mater), Michael Caine (Finn McMissile), John Turturro (Francesco Bernoulli) y Emily Mortimer (Holley Shiftwell). Esta cinta de Pixar mezcla humor familiar, con escenas tirando al thriller, con un poco de James Bond y el sentimentalismo típico de Disney, cuestiones que por momentos funcionan bastante bien, pero por otros contaminan y le sacan claridad a la trama. Me parece que sí es un acierto el trasfondo de la historia donde se resalta la amistad entre los protagonistas, cuestión que siempre resulta simpática y linda de ver, aunque en este caso me parece que se quedaron cortos con un guión que no termina de encantar. Por lo demás, efectos visuales y de sonido impresionantes, colores que adornan muy bien la pantalla grande y creatividad en el armado de los personajes, pero considero que a estas alturas para Pixar esos elementos ya forman parte de las los "factores higiénicos" que deben tener todos sus lanzamientos, por lo que debo decir que este producto me pareció inferior a la mayoría de sus trabajos. Sin ser la gran sorpresa del año en materia de films animados, sigue siendo una buena opción para llevar a los chicos en estas frías vacaciones para que distiendan sus cabecitas y disfruten de una explosión de colores.
Autitos y moraleja en todo el mundo No sucede lo mismo que con Toy Story (habrá que decir), donde permanecen la chispa o la sorpresa entre las distintas partes, en el marco de una (hasta ahora) trilogía espléndida, digna de lo mejor que se ha realizado desde un cine tan, últimamente, precario como el norteamericano. Pero... los autitos siguen siendo adorables. Más aún si la trama gira en torno a la intriga, y se cuelan entre ella elementos dignos de James Bond, algo del espíritu de Fantomas, y mucho del pop televisivo de Los Vengadores. Hay una carrera mundial de por medio, distribuida entre Francia, Japón, Italia, Inglaterra y donde más pueda ser posible hacer correr estos autitos, con combustible alternativo, en pro de la necesaria toma de conciencia de que el petróleo se va a terminar. Allí es donde aparece el espionaje, la trama de sabotaje, con la inevitable participación de las corporaciones, más malvadas que cualquier villano Bond. También, como corresponde al espíritu de Cars, idas y venidas entre la amistad de Rayo McQueen y Mate, estrella de las pistas y grúa desvencijada respectivamente. Carreras que ganar, carreras que perder, y el vínculo y alejamiento entre ambos como parámetro. Más el homenaje en clave animada a quien fuera la voz del enigmático automóvil del primer film: el gran Paul Newman. Mucha acción, quizá demasiada, con bastante vértigo y velocidad, son los rasgos de los que se reviste Cars 2. Pero aún cuando todo pareciera indicar un acento en las carreras y sus periplos, el film de los estudios Pixar toma otros derroteros para visitar los países, sus ciudades, sus costumbres, dando pie al brillo de los animadores para el movimiento de sus personajes así como al diseño de los fondos, de notoria belleza. Si Newman fue una de las voces predilectas en la entrega previa, aquí será Franco Nero quien asuma responsabilidad parecida, además de Michael Caine y John Turturro, entre muchos otros. Todo esto, claro está, si uno pudiese "milagrosamente" escuchar al film en su idioma de origen, rasgo cada vez más ausente de la cartelera comercial (¡y de muchos canales de televisión!). En síntesis, Cars 2 suma un capítulo más, sin mucho del brillo que supiera relucir, por el mero afán, pareciera, de devolver a los personajes a la pantalla. Pero los autitos todavía corren bien y, lo más importante, no gustan de arreglar las abolladuras que reciben. Es que el lifting mecánico no se lleva demasiado bien con el ánimo despiolado de Mate, así como tampoco los baños japoneses, allí donde un automóvil va a solucionar sus pérdidas, mientras tantos botoncitos con caritas felices y colores asemejan la necesidad del vehículo con una especie de tortura. Y por último, y porque se trata de Pixar, el héroe de la película no es quien se supone debiera. Tan así de bueno es este cine animado.
Fórmula (1) reinventada Decir que Pixar es hoy en día el estudio de animación por excelencia resultaría casi un cliché o una obviedad. Esa superioridad no sólo es un logro en lo que a animación se refiere sino que resulta de la combinación perfecta entre técnica y marketing. Cars 2 (2011) es el más claro ejemplo del planteo realizado. En el año 2006 se estrenaba Cars (John Lasseter y Joe Ranft), película de animación centrada en las aventuras automovilísticas del Rayo McQueen y su fiel amigo Mater –un auto de carreras y la grúa que lo traslada cuando surge algún problema mecánico-. Cinco años más tarde John Lasseter (Toy Story, 1995) junto a Brad Lewis reflotan la historia pero ya no focalizada en el ámbito deportivo, sino que es llevada hacia el lado de la acción. Como ocurrió en Rápidos y furiosos 5: Sin control (Fast Five, 2011), las carreras automovilísticas serán sólo el eje de un conflicto que tomará hacia otros carriles. La animación en Cars 2 es un elemento incuestionable, Pixar es el número uno del mundo y todo hace suponer que el reinado no corre ningún tipo de peligro. Pero como se dijo en un principio no sólo la animación es el plato fuerte del estudio, ya que el estreno de Cars 2 viene precedido de una fuerte campaña de marketing e instalación de la marca que data desde hace algunos años atrás. El público al que va dirigido el film es de renovación constante y concebir una secuela seis años más tarde significa que aquellos que disfrutaron de la primera parte hoy ya están crecidos y que el consumidor será un público virgen. Para que eso suceda Pixar estuvo durante años promocionando Cars. El resultado fue el esperado y antes de que el estreno llegue a las carteleras de todo el mundo, la marca contaba con más seguidores que su antecesora. Según estudios realizados la facturación que el estudio tendrá por la venta del merchandising será superior a la recaudación total de la película. Desde la historia en sí misma, Cars 2 no propone nada nuevo. Los tópicos en los que se centra son aquellos que desde siempre vienen caracterizando las historias infantiles. Personajes buenos, personajes malvados y la eterna lucha del bien y del mal. A la amistad y lealtad se le suma un tema actual como lo es la ecología. Todos estos ejes se estructuran en forma de road movie en donde Mater, confundido con un agente secreto, y el Rayo McQueen viajarán por todo el mundo, al mejor estilo Jason Bourne, y así resolver un caso de corrupción que involucra a poderosas corporaciones petroleras. John Lasseter y Brad Lewis proponen una historia con vetas más interesantes que aquella que dio origen a una saga que parece va a durar algunos años más. No sólo destinada al público infantil, sino como sucediera con Toy Story 3 (Lee Unkrich, 2010), con muchos guiños hacia los adultos y una trama que, articulada de tal forma, mantendrá expectantes tanto a unos como a otros. Y este es otro mérito de Pixar, combinar en la medida justa los ingredientes necesarios para que niños y adultos puedan disfrutar al unísono un mismo entretenimiento. Como complemente de Cars 2 se proyecta Vacaciones en Hawái (Hawaiian Vacation, 2011), cortometraje de Gary Rydstrom que reúne a los personajes de Toy Story 3 con los ya indiscutibles protagónicos de Barbie y Ken.
Picana, tortura, asesinatos, resentimiento por ser diferente, pedos… Nada de eso se podía asociar a una película de Pixar. Pero si hace un año alguien decía que River se iba a la B y que Pixar traicionaría todos sus ideales… yo lo hubiera internado por loco. El mundo es así definitivamente, y nadie asegura nada. Cars 2 es la peor película en la historia de Pixar. En realidad no es la peor… porque eso sería decir que hay otras malas y no es así. En la primera de Cars, el lema era “la vida es un viaje, disfruta el camino”… en esta es “hagamos una secuela, así vendemos más autitos” y nada más. El guión es digno de esas secuelas que van directo a DVD, porque jamás se pensaron para el cine. Seguramente muchos dirán que no es para tanto… pero yo como padre estoy muy ofendido con el guión que hicieron de la misma manera que el año pasado me quejé de los que hicieron Mi villano favorito. Dejo en claro que es mi opinión, y para eso es una crítica. Por el lado de la animación por supuesto que es maravilloso, porque tiene unos colores y texturas dignas de las buenas animaciones. Pero ni siquiera le pusieron onda al 3D y no le suma nada por ese lado. Los personajes simpáticos de la primer parte, acá son insoportables, y como claro ejemplo está Mate, que pasó a ser tan imbécil como Ñoño. ¿Qué le pasó a Pixar? ¿Cómo llegaron a esto? ¿Es divertido picanear a un auto? ¿Es necesario que un auto salga del baño y se tire un pedo? ¿Y los valores de Nemo? Que tenía su aleta más corta y seguía en la vida con mayor esfuerzo para que no lo diferencien. Acá unos autos por ser “viejos y olvidados” quieren destruir a los modernosos!! Carl Fredricksen se iba de viaje para cumplir sus sueños, no se quedaba para matar a los vecinos!! ¿Pixar nos malcriaste con tus hermosas historias? Ojalá en algún momento ellos saquen un comunicado de prensa informando que fueron despedidos los guionistas de esta secuela, que claramente demostró que fue innecesaria. Que los apaleen en Irán!! Ojalá digan que los genios que escribieron Toy Story 3 o UP, fueron secuestrados en su momento y ya los liberaron. Porque con esta historia de Cars 2 podían hacer un corto para pasar en Disney Jr a las 3 de la tarde y no para llevar el nombre de Pixar. Se debería hacer como en los juicios norteamericanos, donde a veces los jueces dicen que algo que se escuchó o se preguntó, no quede en los registros… por favor, que alguien borre a Cars 2 de la historia de Pixar. Sabremos perdonar un error, pero que quede claro que no será aceptado nuevamente.
Lo que podría ser el mayor fracaso de Pixar es, en realidad, una buena película de aventuras. Cars 2 es muy diferente a la primera, eso es algo que hay que tener en cuenta desde el momento en que uno se sienta en la sala del cine. Las carreras quedan en un segundo lugar, e incluso Rayo McQueen ya no es el protagonista indiscutido. La historia pasa por otro lado, con otros perfiles y con nuevos personajes. La estrella de esta secuela es, sin dudas, Mate (voz de Larry the Cable Guy), que se convierte -sin querer, claro- en un espía internacional bajo las ordenes del James Bond con ruedas Finn McMissile (voz de Michael Caine) y de su compañera, Holley Shiftwell (Emily Mortimer), dos agentes secretos que investigan una mafia formada por pequeños autos rusos que luchan contra los promotores de los combustibles ecológicos, en especial contra Sir Miles Axelrod (voz de Eddie Izzard), el mayor promotor mundial de ese tipo de energía. Por otro lado, Rayo (voz de Owen Wilson) se involucra – por culpa de Mate- en una serie de carreras que lo llevarán a competir por Italia, Francia y Japón, y que lo enfrentarán al engreido Formula 1 Francesco Vernoulli (voz de John Tuturro), pero esto queda en segundo plano cuando, de repente, todos los automóviles que utilizan combustibles ecológicos comienzan a estallar, y es allí cuando las dos historias se mechan, ¿quién está detrás de todo esto?, ¿quién es el jefe de la banda de los pequeños carcachos rusos y por qué están tan resentidos con los automóviles más tecnológicos? Solo Mate -si, el tonto Mate- podrá descubrirlo. Para ser sinceros, la película es bastante peor que la primera entrega, pero no es el caos horrible que se dice en todo el mundo. El gran problema es que tiene la firma de Pixar y, por eso, nuestras expectativas quedan por las nubes. Si este mismo trabajo lo hubiera hecho, sin ir más lejos, Dreamworks, todos estaríamos hablando de lo graciosos que quedan los autitos metiendose en conflictos como James Bond. La parte más destacable de Cars 2 la aportan, sin dudas, el gran Michael Caine, Emily Mortimer y John Tuturro, que con sus chistes presumidos y su italiano esteriotipado se convierte en un personaje facil de odiar pero, a su vez, encantador. Las (p0cas) carreras que se ven están realizadas con maestría y el trabajo que se realizó en los paisajes es sencillamente increible. En los planos lejanos, los autos parecen ser autos reales, y no artefactos con ojos y boca. Para cerrar, Cars 2 es una buena película. Buena, no mucho más que eso. Si la misión es entrar al cine, divertirse y salir, este nuevo trabajo de Pixar lo cumple. ¡Ah!, no se olviden que antes de la proyección principal también podrán ver el nuevo corto de Toy Story, Hawaian Vacation. Es difícil hacer una review de un corto, y más dentro de otra review, así que voy a limitarme a decir que es excelente, y que traten de llegar temprano al cine para verlo.
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Rápido y melindroso Desde que los estudios Pixar se unificaron con Disney Pictures se produjo un cierto descalabro en la calidad de sus filmes. Al menos hasta "Los Increíbles" el liderazgo de Pixar era casi indiscutible, ya que a la siempre creciente evolución de su equipo de animadores y técnicos se sumaba un desarrollo de personajes y tramas inusual para una industria como la norteamericana, donde se suele (o se solía) encasillar al género en compartimentos estáticos: un cine animado para niños, otro para jóvenes, otro para adultos. El equipo Pixar había conseguido mantener la atención de una familia promedio en la pantalla, durase lo que durase la película. Pero luego llegó "Cars". Y con "Wall-E" y "Up: Una película de altura" Pixar se afianzó como estudio de éxito, pagando el costo más alto: producciones de calidad errática, con un público bastante indefinido, que no llegan del todo a los adultos ni a los niños. Más imperdonable aún: con la excepción de "Toy Story 3" y, quizá, "Ratatouille", los últimos siete años han resultado en películas pasatistas, casi olvidables. El Rayo McQueen no es, ni será nunca, un equivalente motorizado de Woody ("Toy Story") o de Mike Wasowski ("Monsters Inc"). Tom Mate está a años luz del carisma y la genuina simpatía que generan un Buzz Lightyear o la Dory de "Buscando a Nemo". Ni hablar de los innumerables personajes secundarios, acotados a funcionar dentro del clisé de ocasión (los "asistentes" Guido y Luigi, la camioneta hippie Fillmore y tantos otros etcéteras), o de los protagonistas colaterales de esta secuela (un auto espía a la manera de James Bond y su respectivo archivillano). Ninguno de los personajes reviste, por más líneas de diálogo que tengan, demasiada importancia. Cuando se va a ver una película como "Cars 2" hay que ir pensando en mucho color, velocidad, sonido y un 3D que tampoco es nada del otro mundo. Sobre todo si lo comparamos con "Kung Fu Panda 2", una verdadera sorpresa frente a esta otra propuesta. Una recomendación a tener muy en cuenta, es que los niños menores de 8 años posiblemente encuentren la película demasiado rebuscada y su atención se disperse. Aún cuando este producto está alejado de ese target múltiple al que Pixar acostumbró a su público, es innegable su calidad técnica y tiene buen ritmo. Hay que ser justos: que sea una película de mediana trascendencia no le quita méritos.
En algún cine del mundo, Rango y Po, el héroe de Kung Fu Panda, están celebrando el estreno de esta película. Los imagino sonriendo y frotando ansiosos sus manos frente a la pantalla grande. Ambos saben que el Oscar del año que viene a la mejor película animada se definirá entre ellos dos. Cars 2 es por lejos la producción más decepcionante en la historia del estudio Pixar. La película deja la sensación que la hicieron sin ganas con el único propósito de llenar el bache que tenían en el 2011, mientras preparaban películas importantes para el año que viene como John Carter de Marte y Brave, que evocará los viejos filmes de fantasía animados de los ´80 como El Caldero Mágico y El último Unicornio. Si uno compara lo que hizo este estudio con las secuelas de Toy Story realmente el resultado de esta nueva entrega de Cars es vergonzoso. El problema más grande de esta película pasa por una cuestión argumental. En mi opinión, los realizadores se equivocaron al construir toda la historia sobre las espaldas de Mate, el personaje más pedorro de esta propuesta. El Jar Jar Binks de los autos. En Toy Story, por ejemplo, estaba el Señor Papa, que es simpático y ameno, pero si Toy Story 2 se hubiera centrado en él, el resultado del film hubiera sido muy distinto porque la papa es un buen soporte humorístico como personaje secundario, pero no tiene el peso para llevar un conflicto central por sí solo. Lo mismo ocurre con Mate. No se entiende que el Rayo McQueen y el resto de los autos terminaran en un rol secundario para brindar una aventura tan floja como esta, donde la prioridad la tiene un personaje tedioso. Llama mucho la atención que un artista del calibre de John Lasseter terminara por acudir a uno de los peores clichés del cine como es la parodia de James Bond. ¿Era necesario Lasseter? ¿Qué les pasó muchachos? La realidad es que Pixar también necesita hacer dinero. El muñequito de Wall- E lo compraron Chandler y el director de esa película. Con Up ni stickers con el jubilado podían vender. De última no está mal hacer una película más comercial, el problema es que Cars 2 destruyó por completo el espíritu del film original para brindar una historia trillada y densa sobre agentes secretos con explosiones y armas de fuego que poco tienen que ver con los personajes que conocimos en el film del 2005. Las carreras quedaron relegadas a un segundo plano para darle prioridad a una historia aburrida y pretenciosa, que además se propone dejar un mensaje sobre los combustibles ecológicos. Es absolutamente injustificable que por la trama que tenían para contar hicieran una película de 113 minutos!! Una barbaridad. El conflicto de Cars 2 se podía narrar en un film de menos de 90 minutos. Si tuviera la profundidad de los filmes de los estudios Ghibli vaya y pase, pero no es el caso. Pixar es un gran estudio de animación y se le puede exigir más. Esperemos que el año que viene Brave (película a la que le tengo mucha fe) nos haga olvidar el mal trago de este estreno.
MATE PUTO. AGUANTE GIACCHINO Cars 1 y 2 son las ruedas pinchadas de Pixar. Me espanta que animadores talentosos se pongan a trabajar en proyectos idiotas como la grúa. Que Pixar es lo más queda comprobado con el corto previo. Pero a Cars le crearon un mundo insoportable donde el ingenio alcanza para mostrar que los autitos son antropomorfos. Encima con personajes hartantes y exitistas. Al guión seguro lo escribió un tiracables mexicano de Dreamworks. Lo más indignante es la austucia de la cámara, sus movimientos y su profundidad de campo. Cars 2 está bien dirijida y los encuadres son un lujo. Sin embargo, para una historia de mierda habría que contratar a los realizadores de Manuelita. Exijo que los directivos de Pixar tengan una reunión de emergencia y mediten este doble crimen. Cars 1 y 2 está a imagen y semejanza del holocausto. Pixar tiene que iniciar una campaña de exterminio para que nadie recuerde Cars. Salvo la música de Michael Giacchino: http://soundtrackzone.blogspot.com/2011/06/cars-2-michael-giacchino-va-2011.html Apartado sobre Michael Giacchino No sé cuántos conocen a este compositor. Algunos lo consideran heredero de John Williams por su prolijidad en la orquestación, pero a los genios no se los compara más que con ellos mismos. Su trabajo popular es la música de Lost. Ahí se lo nota cansado por los problemas psquiátrico de la serie, pero tiene otras bandas sonoras shokeantes; sucesion de obras maestras que incluye la saga Medal Of Honor. Si alguien quiere que la boca se le reseque de excitación, escuche el tercer tema de este disco: http://soundtrackzone.blogspot.com/2011/04/medal-of-honor-michael-giacchino-1999.html Tampoco dejen de bajar Ratatouille: http://www.filestube.com/ff7bb7334cc601b503ea/go.html y Speed Racer: http://www.megaupload.com/?d=BUPVQQWN. Esta última es su composición más copada. El tema Casa Cristo me produce 4 minutos de hemiplejía. ¿A qué va esto? La música de Cars 2 sigue la misma línea de Speed Racer y fue lo único que me retuvo dentro de la sala. Conclusión No le quiten tiempo a Giacchino. Si Pixar se manda una tercera y lo convoca, trago un bidón de aceite y me coso los labios para evitar vomitarlo.
Con un pie en el acelerador Rayo y Mate vuelven con más ritmo, comedia y aventuras. Es, a todas luces, la película animada en 3D mejor realizada y más brillante a la fecha -se sabe que los prodigios cinematográficos en la materia hacen que lo que hoy parezca insuperable, dentro de un par de años pase por obra de un principiante-. Eso, en cuanto a cómo se ve , a su diseño de producción, a los escenarios que sirven de fondo, sea en Italia o en Londres, además de que el agua, ese elemento que tantas veces denota en la animación artificiosidad, esta vez parezca tan real como la del Mediterráneo. Y los ojos, ese otro componente difícil de lograr creíble, esta vez zafan, ya que no hay personajes humanos. Todos, en Cars 2 , son autos. O barcos. O aviones. Con ojos y boca. Y con corazón. De Toy Story a esta parte -lleguen temprano al cine, que el corto que precede a la película es Vacaciones en Hawai , con Woody, Buzz y compañía, ya sin Andy...- Pixar ha hecho de la amistad el núcleo central de sus historias. Aquí, Rayo McQueen sigue compitiendo -desde 2006 ha ganado varias Copas Pistón- y su equipo es el mismo que lo acompañaba en “Radiador Springs”, con Tom Mate como su amigo fiel... y corazón de la nueva historia. Es que en el periplo que Rayo debe hacer por el mundo a través de la triple competencia -en Tokio, en una ciudad costera italiana y en Londres-, los amigos se cruzarán con espías, y el remolque en particular se verá en medio de una trama que tiene a agentes británicos (como los buenos) y un grupo de autos como caídos en desgracia, que están comandados por otro enigmático auto, que nadie sabe quién es, pero que está boicoteando un nuevo combustible más puro, que es el que utiliza Rayo... Mate cree que Holly Shiftwell, una belleza de auto, está en verdad enamorada de él, pero es una espía británica, lo mismo que Finn McMissile, quien es el james Bond de la historia. Claro: los gadgets de los autos del 007 se justifican aquí porque el protagonista es un auto sofisticado en sí mismo. Pero al costado de intriga -y conveniente humor- se le agrega el de la competencia internacional propiamente dicha, donde Rayo pelea, bujía a bujía, con el as del volante italiano Francesco Bernoulli, que no es de jugar limpio. ¿Tendrá que ver Francesco con el complot contra el nuevo combustible? Con un pie en el acelarador, John Lasseter marca diferencias que los fans de la primera película sabrán notar. Por un lado, el ritmo, más frenético. Por otro, se extraña la mirada nostálgica, esas sutilezas que campeaban por Springs. Ahora todo es más el aquí ahora, no hay un pueblito por recuperar, ni la ruta 66 es un eje del relato. Cars 2 está mucho más volcada -sin nunca llegar a volcar- hacia la aventura y la comedia. Las secuencias de persecución en las pistas son realmente asombrosas, y el 3D está más que bien aprovechado. La película tiene muchas copias subtituladas, con lo que los mayorcitos pueden oír a Owen Wilson, John Turturro y más estrellas. Los chicos (y las chicas) pueden disfrutar igual sin tener que leer, para así dedicar sus ojitos a estos reyes de la pista, que abren camino a más y más aventuras y humoradas por venir.
Los personajes más reproducidos de la historia de Pixar viajan por el mundo en una carrera de vértigo y de espionaje internacional Cinco años atrás, la placidez de Radiador Springs funcionaba como alegoría perfecta de un mundo añorado y nostálgico habitado por personajes sobre ruedas de contornos mecánicos y temperamento humano. Lo único que les faltaba a estos prototipos (en el más amplio sentido del término) era superar el aislamiento: sentirse valorados y reconocidos. En el cierre de Cars, el objetivo se había logrado: Radiador Springs quedaba definitivamente integrada al resto de este mundo animado de vehículos antropomórficos, fruto creativo de las más caras devociones personales del factótum de Pixar, John Lasseter. Esa expansión se amplió al mundo real de un modo bien tangible: año tras año, el merchandising comenzó a crecer en proporciones gigantescas y hoy se citan al respecto cifras globales cercanas a los 8000 millones de dólares, jamás alcanzadas previamente. Semejante fervor no hace más que abrir las puertas de par en par a la secuela más ambiciosa que pueda imaginarse, capaz de reproducir a la máxima escala el interés por hacer de todas las maneras reproducciones de personajes de apariencia fría, pero con diseños perfectos y un espíritu que se pone a prueba en el contacto con sus pequeños o grandes consumidores. Por eso, Cars 2 sigue en una perfecta lógica la línea insinuada por el final del primer film y sus ecos fuera de la pantalla: una aventura gigante, llena de vértigo y peripecias, que multiplica a sus personajes (aquí llegan a ser casi 900) y deja atrás (literal y simbólicamente) la quietud de Radiador Springs para zambullirse en el ruido propio de las carreras de Fórmula 1. Lasseter cambia el freno por el acelerador, lleva a fondo su entusiasta apego por el mundo automotriz y le agrega -para reforzar todavía más ese ímpetu- la sofisticación de las historias de espías (de James Bond a El agente de Cipol ) que tanto parece haber disfrutado de niño. El resultado es un relato sin pausas, sin dudas el más ambicioso y estridente de toda la fecunda historia de Pixar. Con un extenso metraje y varias historias superpuestas: las andanzas de Rayo McQueen en un Grand Prix mundial con escalas en Tokio, París, la Riviera italiana y Londres, un complicado vínculo lleno de equívocos con la bonachona grúa Mate (verdadera estrella del film), el involucramiento de ésta en un caso de intriga internacional ligado al uso del petróleo y el film de espías propiamente dicho, con predominio de elegantes referencias británicas. Tal vez demasiado para construir una historia tan plena, sensible, profunda y poética como las que nos tiene acostumbrados Pixar en los últimos años ( Ratatouille , Wall-E , Up! ). Con todo, hay elementos de sobra en Cars 2 para entretenerse, regocijarse y asombrarse: un espléndido prólogo digno de un film de 007, la elegante y sensible reproducción de las calles de Tokio, una formidable secuencia de carrera en la ficticia Porto Corsa e increíbles planos generales. Aun en sus títulos menos acabados, Pixar siempre es capaz de superarse a sí misma.
McQueen, de Radiador Springs al mundo Si la razón de esta secuela está en las millonarias ventas de autitos de Cars, tal vez por eso sea un acto fallido de los creadores de Toy Story. Aunque, obviamente, en términos técnicos y visuales todo es de primera, el ritmo es sostenido y se disfrutan varios gags. De Radiador Springs al mundo: llevados por la doble lógica del film de alta competición y el de espionaje –géneros en los que se asienta–, en Cars 2 Rayo McQueen, el remolque Mate y los demás viajan a Tokio, la Riviera italiana, París y Londres, un poco para correr en las pistas y otro poco como peones de una conspiración internacional. Pero también –típico “efecto secuela”– para agrandar la primera Cars, expandirla, hacer del mundo su casa. El problema es que salir del pueblito parecería equivaler, para los autos de Cars, a perder color. No el de la chapa, que sigue reluciendo, sino el que les daba personalidades definidas y ahora se banaliza en forma de caricaturas, clichés étnicos, postales de identificación masiva. No por nada el motivo que anima los créditos finales (preciosos, como siempre en Pixar) consiste justamente en una serie de postales de las principales capitales internacionales. Como si Cars 2 le devolviera al mundo un catálogo de clichés, confirmando que Pixar no es perfecta. Definitivamente integrado a la comunidad pueblerina de Radiador Springs, Rayo McQueen (que en copias subtituladas sigue teniendo la voz y la naïveté de Owen Wilson) recibe, como corresponde a todo film deportivo, un desafío. El que le moja la oreja o alerón es Francesco Bernoulli (voz de John Turturro), campeón italiano de Fórmula 1, que no sólo lleva sobre la carrocería los colores de la bandera, sino que encarna a pleno la teatralidad y exhibicionismo que suelen asociarse con “lo italiano”. Eso, además de un acento que parece salido de un programa de sketches de la televisión argentina de los ’60. La carrera se correrá en la patria de Francesco (a orillas, desde ya, de un espectacular paisaje marítimo for export) y junto al rojo McQueen viajan ese viejito redneck en forma de remolque que se llama Mater (aquí, Mate) y también Fillmore –la combi hi-ppona–, el jeep militar, el fitito y el topolino. Estos últimos se reunirán, claro, con sus respectivas familias (incluida Sofia Loren como mamma, faltaba más), que los recibirán con gritos, abrazos, tarantela y vino. Mamma mia... La carrera es auspiciada por un magnate británico que quiere probar un nuevo combustible presuntamente ecológico. Entre bambalinas tiene lugar una intriga de recontraespionaje, en la que dos émulos de Bond (voces de Michael Caine y Emily Mortimer) intentan prevenir un atentado que prepara una red de autos-chatarra, avisados de que el nuevo combustible va a dejarlos de lado para siempre. Que estos pobres rezagos de la tecnología automotriz sean los villanos de la película suena a serio error de cálculo por parte de los habitualmente avezados La-sseter y compañía. ¿O se tratará tal vez del acto fallido de quienes se sienten dueños de la tecnología, tanto la digital de punta como el 3D (de más, otra vez), y del dinero, que les permite invertir unos 100 millones de dólares en una superproducción de animación de casi dos horas de duración? Si los villanos son erróneos, los héroes son desvaídos. Los que no son mero cliché –el pajuerano Mate, el tano fanfarrón Francesco– son meras funciones del relato, desde Rayo McQueen hasta Finn McMissile, el 007 de Michael Caine. Ninguna de ambas subtramas –la preparación de la gran carrera, la conspiración– trasciende la condición de soportes narrativos, sin interés en sí mismos. Si se suma que en Tokio los esperan Toyotas-geisha, peleadores de sumo y actores de kabuki, en París el Arco de Triunfo, pintores callejeros y Citroëns besándose en el Barrio Latino –además de una corredora brasileña llamada ¡Carla Veloso!–, se convendrá que esta vez Pixar ha dejado de lado su tradicional rechazo por el fast food cinematográfico para abrazar la idea de la serie cinematográfica como sucedáneo del merchandising (en las multimillonarias cifras de venta de los autitos de Cars debe buscarse la razón de esta secuela). Desde ya que en términos técnicos y visuales todo es de primera, el ritmo es sostenido y buena cantidad de gags y detalles colaterales, disfrutables. Sin embargo, es muy posible que el principal motivo para ir a ver Cars 2 sea Bienvenido a Hawai, el cortito (también en 3D) que como siempre Pixar estrena, a modo de bonus, antes de la película. Dirigido por Gary Rydstrom (que ya había estado al frente de Lifted, otro corto notable), en Bienvenido... los chiches de Toy Story conspiran para hacerles creer a los nunca muy brillantes Ken & Barbie que están en Hawai, aunque no se hayan movido del cuarto de Andy. Una suerte de Bienvenido Mr. Mar-shall en ojotas, cada uno de cuyos 360 segundos se disfrutan, en la mejor tradición Pixar, como si fueran el último.
Los autitos chocadores Las películas de los estudios Pixar, y al cual pertenece Cars 2, tienen fama de ser obras perfectas. Films como Toy Story, Wall-E o Ratatouille han sido tan exitosas como a la vez valoradas por la crítica. Buscando a Nemo, Monsters Inc. y la primera Cars han tenido el favor de un público que las ha convertido en clásicos contemporáneos. Aunque no todos los films de Pixar han sido tan perfectos como la leyenda cuenta, Cars 2 ya comienza a tener la fama de ser la peor de las películas del famoso estudio. A no preocuparse tanto, quien vea Cars 2 no encontrará un producto mal realizado o visualmente pobre, al contrario, pero lo que falla en esta película es el contenido emocional potente y seguro que tienen todos los demás films creados por Pixar. Como si fuera una mezcla de un film de James Bond y la saga de Cupido Motorizado, la película pone su énfasis en escenas de acción, espionaje y espectaculares persecuciones. Sin embargo, el humor inteligente, la simpatía de los personajes y la profundidad de sentimientos e ideas desaparecen casi por completo. Autos que van y vienen, chocan y explotan son un show visual pero no consiguen mucho más. El protagonista de la historia no es esta vez alrededor de Rayo McQueen sino de su amigo Mate, la grúa oxidada. Este cambio genera un exceso de bromas burdas sin vuelo que se vuelven agotadoras. Mate funcionaba mejor como acompañamiento que como protagonista, queda bien claro en Cars 2. Mate se convierte en un agente secreto a la fuerza, lo que ha funcionado en muchos films de la historia del cine, pero acá no se sostiene. Algunos personajes secundarios aportan algo de fuerza y novedad, a la vez que ofrecen los momentos más entretenidos del film. Entre ellos hay que destacar al agente Finn McMissile (en inglés con la voz de Michael Caine) y el auto que compite con Rayo, Francesco Bernoulli (John Turturro). Entre las voces en el idioma original están también Owen Wilson, Joe Mantegna, Vanessa Redgrave y Franco Nero, entre otros. Un lujo extra para quienes la vean en inglés. En definitiva, Cars 2 es una película más de acción que de emoción, y busca más el chiste fácil que la inteligencia de una construcción del humor. Y esto último, para Pixar o para cualquier otro estudio de cine, es más un síntoma de mediocridad que de estilo.
Una de Bond sobre ruedas Por lo general, la palabra secuela viene asociada a dos términos que para la lógica de Hollywood suponen necesariamente dividendos: maximización y repetición. Pero en el caso de un proyecto nacido en las huestes de Pixar a esas palabras se le adosan otras como imaginación, creatividad y espectacularidad. Claro que la imaginación al servicio de un relato no garantiza el éxito seguro y mucho menos una recuperación en el ámbito económico, aunque sí lo hace en el terreno puramente cinematográfico porque los increíbles avances de la tecnología CGI (con su nueva estrella de la tercera dimensión) ya no pueden superarse en cuanto a la perfección y entonces la mirada vuela sobre otros elementos o aspectos constitutivos de la película. En su carácter de secuela, Cars 2 funciona aceitadamente porque no defraudará a aquellos fans que vayan a buscar aventuras de sus personajes favoritos. De hecho, a la galería ya conocida, encabezada por el Rayo MacQueen (voz original de Owen Wilson) y su fiel camarada Mate (Larry the Cable Guy), se sumarán ahora la participación estelar de un agente británico Finn McMissile (nada menos que Michael Caine) y su ayudante Holley Shiftwell (voz de Emily Mortimer), para quienes está reservada una subtrama que hace honor al cine de espionaje, al mejor estilo de James Bond. Sin embargo, quien se lleva el crédito en esta ocasión es precisamente la grúa Mate que se verá involucrada en la misión sorteando obstáculos a fuerza de torpeza pero con la inquebrantable camaradería y amistad hacia el Rayo. A estos dos pilares de la historia, se agrega un tercer elemento constituido por una carrera cosmopolita donde el Rayo enfrentará a un arrogante Fórmula 1 de origen italiano Francesco Bernoulli, nº 1 (voz de John Turturro), quien le disputa el trono del auto más veloz del mundo en una seguidilla de competencias en las calles de Japón, Italia y el Reino Unido, donde la velocidad y una similitud asombrosa con las transmisiones de carreras reales sin dudas forman parte del mayor atractivo visual y ganan textura gracias a la utilización del 3d. John Lasseter y Brad Lewis (encargado de la serie Drive para Fox) utilizaron toda la imaginería a su alcance para reinventar el universo de Cars, desplazando la trama a diferentes escenarios sin sujetarse al pequeño mundo de la primera parte en Radiador Springs y además quitaron peso al personaje del Rayo –el menos interesante sin lugar a discusión- para explotar las posibilidades de la grúa, un tanto deslucida y obsoleta pero con gran corazón. Esa inteligente elección aporta una cuota de aire necesaria y funciona de complemento narrativo lo suficientemente sólido para apostar las mejores ideas a la trama de espionaje, en la que más allá de algunas falencias en el guión los creadores se ocupan de entregar lo mejor, equilibrando acción, ritmo y humor, no exento de situaciones emotivas. Encontrar expresividad en personajes como los de Cars 2 es un verdadero hallazgo que sólo Pixar es capaz de repetir, así como ingeniárselas para introducir en el microcosmos de las tuercas y los motores un relato de espionaje con yuxtaposiciones dialécticas entre lo obsoleto y lo moderno; entre lo alternativo y lo conservador, en un terreno donde pese a los valores de la competitividad terminan prevaleciendo los de la solidaridad y la amistad.
Anexo de crítica: La insólita Cars 2 (2011) funciona en un terreno diametralmente opuesto al de la película original del 2006: no sólo transforma aquella pequeña fábula bucólica en un thriller de espionaje muy recargado sino que además cuenta con la valentía suficiente como para reemplazar en el rol protagónico a Lightning McQueen con la imponderable grúa Mater, un “payaso modelo” que parecía condenado a un sustrato secundario. Más allá del agradable cúmulo de escenas de acción y detalles paródicos, la naturalidad y la fluidez características de Pixar vuelven a decir presente en otra bella aventura sobre ruedas que -en buena medida- escapa a las expectativas…
Autos espías para grandes y chicos El guion de la nueva «Cars» recuerda bastante a los de viejos y queridos cartoons como «Meteoro» o «Los autos locos», con carreras de autos que se desarrollan en distintos lugares del planeta (Japón y Europa) y unos villanos siempre listos para sabotearlas. Todo esto metido dentro de una trama de espías escrita con mucha simpatía. El asunto es que más allá de las diferencias entre los autos protagónicos -es decir el auto de carreras McQueen y su mejor amigo, torpe y tonto pero bueno, una grúa desvencijada- hay mucho vértigo y super acción para mantener la cosa sobre ruedas, con muchos chistes eficaces (esto se aplica tanto a grandes y chicos, al mejor estilo de las producciones de Pixar), a lo que hay que sumar un atractivo visual importante, con una dirección de arte por momentos deslumbrante y una especie de hiper realismo digital que vuelve especialmente intensas las escenas de carreras. Los que vean «Cars 2» en su versión original disfrutarán, además, de un par de autos muy bien interpretados por actores de lujo, empezando por Michael Caine como el espía que mete a la grúa boba a trabajar como agente secreto (el chiste es que el espía cree que la «supuesta» estupidez de la grúa es su gran fachada); John Turturro como el auto italiano de competición que aparece como un archirrival de McQueen (Owen Wilson) y hasta Vanessa Redgrave como la reina de Inglaterra (todas las escenas londinenses sin lugar a dudas están entre o mejor del film tanto en acción como en humor). Pero obviamente, por cuestiones de edad y de cómo está planteada su distribución, la mayor parte del público argentino verá «Cars 2» en su versión doblada al castellano, que de todos modos se disfruta igual o más que el film original, que era un poco más dialogado y menos visual que este muy buen entretenimiento para todo público, dotado de una de esas soberbias bandas sonoras que ya desde hace unos años viene componiendo Michael Giacchino para los estudios Pixar.
Una historia sobre ruedas Efervescente en la trama, graciosa por sus personajes de rápidas y ocurrentes respuestas, imprevisible y de gran dinamismo, la película reúne elementos del policial, las películas de espías, con los clásicos villanos (profesor Z), alguna vampiresa y los habituales obstáculos que se van filtrando por la ruta internacional. Nuevamente los deliciosos personajes que atraparon al público en la primera de la serie, "Cars" (2006). Autos, camiones, grúas con formas, vivencias y voces humanas vuelven a juntarse en ruta para intervenir en una suerte de Grand Prix, que va a tener escalas en ciudades como Tokio, París, Londres y Porto Corsa, un utópico espacio mediterrráneo, que, aunque tenga geográficamente algo de Mónaco; por su espíritu, evoca a una ciudad inconfundiblemente itálica. "EL RAYO" MCQUEEN Otra vez aparecerá el protagonista de Cars I , "El Rayo" McQueen y Mate, la simpática grúa. Pero esta vez la historia pasa por el género de espionaje, por los amoríos de Mate y así Finn McMissile, será tomado como una suerte de Sherlok Holmes con facetas de 007 y con él competirán la bella Holley Shiftwell y otros personajes, que de una manera u otra representan personajes germánicos (profesor Z), itálicos (Francesco Bernoulli, el tío y la tía Topolino), orientales (Okuni, de Tokio), o yanquis, siempre con un matiz juguetón y divertido. Temas como espionaje industrial y su relación con un nuevo combustible ecológico muy promocionado, se involucran en esta historia de pasiones y autos por las rutas del mundo. El filme de Pixar dirigido por Brad Lewis ("Ratatouille") y John Lasseter es una refrescante y moderna historia, ideal para los que aman los autos, como confiesa el mismo Lasseter, cuyo padre fue un conocido vendedor de autopartes. EFERVESCENTE Efervescente en la trama, graciosa por sus personajes de rápidas y ocurrentes respuestas, imprevisible y de gran dinamismo, la película reúne elementos del policial, las películas de espías, con los clásicos villanos (profesor Z), alguna vampiresa y los habituales obstáculos que se van filtrando por la ruta internacional. Bellos y bucólicos paisajes, cameos sonoros de conocidos corredores (en la versión original, voces de algunos en actividad, la de Sophia Loren como la tía Topolina, el recuerdo de Paul Newman, voz de uno de los personajes en "Cars 1"; ahora homenajeado con el nombre de un premio) son algunas de las sorpresas de este millonario producto que gustará a chicos y grandes con su historia diferente.
VideoComentario (ver link).
Fuera de los indudables valores que tiene la empresa de animación fílmica Pixar y fundamentalmente su mentor -y realizador de buena parte de los films del estudio- John Lasseter, Cars no ha sido de lo mejor que ha llevado adelante. Más allá que el género implique animales y objetos que hablan y actúan como humanos, en la primera pieza había que tener mucha fuerza de voluntad para aceptar un mundo dominado por autos parlantes, autocomandados y autosuficientes, valga la redundancia. La no existencia de criaturas antropomorfas en esta ya definida saga se podría atribuir a una búsqueda de la productora de despegarse del concepto de Toy Story –obra capital del estudio-, es decir, objetos inanimados que cobran vida cuando las personas dejan de prestarles atención. Idea que hace poco recicló la igualmente estupenda Gnomeo y Julieta. De todos modos chicos de todo el mundo han disfrutado del producto, y seguramente lo propio ocurrirá con esta secuela, destinada a niños de 7 para arriba. En este caso hasta aviones, navíos y otros objetos motorizados tendrán vida propia, en una historia que muestra inicialmente a personajes ya conocidos rumbo a un Grand Prix que propondrá peripecias con una impronta de espionaje internacional, en la que participan una suerte de auto 007 y una sexy modelo femenina, entre otros nuevos roles. Una vuelta de tuerca interesante pero forzada, mientras que las escenas de carreras recuerdan la parafernalia visual de los hermanos Wachowski en su recreación de Meteoro. Claro que la factura formal de Cars 2 tiene momentos magníficos, entre atrayentes diseños y meticulosos detalles, pero el film en su totalidad está lejos de esos toques a lo James Bond que aparecen en Los increíbles, y ni hablar de otras genialidades que Pixar ha puesto en juego en films como Ratatouille, WALL-E, Buscando a Nemo o Up.
Una entretenida segunda parte. Es de masivo conocimiento que a partir del films ingeniosos, técnicamente muy bien logrados y de un alto grado cinéfilo, Pixar ha renovado al cine de animación en la década de 1990. John Lasseter, uno de los más importantes exponentes de la firma, es el encargado de Cars 2, una adrenalínica segunda parte del film de 2006, también de su propia autoría. Esta nueva entrega de las aventuras del Rayo McQueen (voz a cargo de Owen Wilson) y su inseparable amigo Mate (Larry the Cable Guy) propone una renovada historia del mundo motorizado, dónde los héroes de Radiador Springs se dirigirán hacia Japón y a distintas ciudades europeas para el primer Gran Prix Mundial, en dónde correrán los mejores autos de cada categoría. Lo que le agrega esta nueva entrega a Cars es el ritmo avasallante a través de una interesante y divertida subtrama de espionaje que se irá interceptando cuando Mate es incorporado a una misión espía contra unos viles autos que quieren dominar el combustible del planeta. Al mejor estilo de las películas de James Bond, se podrán ver grandes explosiones, avanzadas armas tecnológicas y hasta un principio de romance que harán que la historia tenga un desarrollo sumamente entretenido. Como es frecuente en las películas de Pixar, se le dará gran importancia al tema de la amistad y a lo importante de esta a pesar de cualquier inconveniente o distanciamiento posible, ya que la relación entre McQueen y Mate trascenderá cualquier barrera y será la que les deje la enseñanza a los más chicos que seguramente irán a ver el film, el cual seguramente también disfrutarán los mayores que los acompañen. Cars 2 tampoco se olvidará del gran Paul Newman, quién en la primera parte hacía la voz de un auto de carrera retirado. El gran actor de películas como Un Gato sobre el Tejado del Cinc y El Golpe tendrá un digno homenaje tras su fallecimiento a los 83 años en 2008. A pesar de lo llevadera y el muy bien aplicado género de acción a la saga, este nuevo film de Lasseter dista mucho de maravillas de los últimos tiempos del universo Pixar como Wall-E o Up, Una Aventura de Altura, más que nada en el contenido cinéfilo y nostálgico, ambos puntos que también reunía magistralmente Toy Story 3 y que en Cars 2 están un poco relegados. Seguramente esta nueva edición de Cars no esté dentro de lo mejor de Pixar, pero si se puede decir que es una digna continuación a la saga y que en ciertos puntos supera a la primera a través de un film más armónico, que ayudado por la intercepción de géneros como la comedia, aventura, acción y espionaje concretan una obra más que entretenida para un público muy abarcativo.
El mundo en cuatro ruedas La verdad es que preferí dejar unos días antes de escribir sobre "Cars 2". Sabía que mis colegas no compartían la dirección que Pixar le había dado a la historia y repasando sus opiniones, me costó decidir bando. En general, veo mucho cine infantil porque tengo una hija de cinco años, así que estoy entrenado en ver historias animadas y dibujos animados (varias veces) por lo que siempre observo su reacción antes de decidir sobre los valores de un film. En este caso, me tomó un rato explicarle la subtrama de espionaje que atraviesa la secuela de Cars, de lado a lado. Siento que Pixar jugó fuerte con el público adulto para sostener la franquicia y les hizo un guiño excesivo a la hora de construir el guión: esto es James "Cars", un film de aventuras que roza el thriller por momentos (!!! sí!!) y que despega de su idea original para transformarse en otra cosa. Ni buena ni mala. Simplemente es una propuesta distinta. Tiene sofisticación visual, técnica y temática , elementos que llevados a su máxima expresión, le hacen perder el espíritu de la original. La idea del equipo de animadores de la empresa fue la de ofrecer un entretenimiento más completo argumentalmente, buscando impactar en varias capas de audiencia a la vez. Esta vez, los autos no son seres simpáticos unidimensionales que viven aislados del resto del mundo. Estos vehículos viven una vida intensa y rica, en un universo muy particular en el que se mueven al igual que los humanos. Y ya no es una característica simpática, estos autos tienen conductas complejas y transitan un mundo moderno hecho a su medida. Beben en bares, saben karate, nadan, manejan armas... En "Cars 2", todo es posible. Para empezar, hay dos historias que se complementan a lo largo del film. Por un lado, una tradicional de competencia en la que Rayo McQueen debe participar en tres carreras en distintas partes del mundo para ratificar que es el auto más veloz en el Gran Prix Mundial. Tres carreras en ciudades populares recreadas digitalmente con maestría. Hasta ahí, todo normal. La segunda, es la controversial. Una trama al estilo Bond donde una pareja de espías de cuatro ruedas deberá luchar contra un grupo que prepara un atentado para sabotear la presentación de un nuevo combustible ecológico. El héroe en esta oportunidad es la Grúa Mater, quien lleva los mejores diálogos y expresiones para convertirse en el favorito del público. Su protagonico sorprende y de a ratos opaca hasta al mejor McQueen de la primera parte. Nuestra oxidada amiga colaborará con el equipo de espionaje para resolver ese conflicto y volverse un Sherlock Holmes muy bizarro. Es divertido que los autos viejos (restos desechables de una industria que los ubica fuera del sistema) sean los malos de la cinta, el mensaje subliminal es bastante fuerte (adaptate o no sobrevivirás a los cambios) y la trama, debemos advertir, no escatima en escenas violentas al por mayor. Hay combates con armas pesadas, lucha cuerpo a cuerpo (??), tomas de tortura... Digamos que esto es Cars reloaded a mil revolutions, sin dudas. La dirección de John Lasseter es convencional desde el relato pero potente y colorida desde la imagen. Hay miles de horas de animación detrás de este producto y es justo reconocerlas, los escenarios tienen un nivel de detalle sorprendente y el film se deja ver. El problema es que a pesar del enorme esfuerzo puesto en direccionar la saga hacia otra dirección, el resultado es un poco desparejo. Hay muchos autos, demasiada acción y fotogramas poblados de imágenes que queremos descubrir, por lo que el producto final tiene cierto nivel de caos que desorganiza la aprehensión de la historia. Pasan muchas cosas todo el tiempo a mucha velocidad y cuando aún estamos entendiendo la trama, el final llega. Es saludable que Pixar haya buscado hacer algo distinto con una película en la que invirtió mucho dinero. Pero eso no garantiza resultados. En este caso en particular, haber salido de Radiador Springs y ganar el mundo fue un desafío demasiado ambicioso para los productores aunque estamos seguros que la tercera parte tendrá el equilibrio que a esta le faltó. Aprobada solo si son adultos. Si van con niños menores de siete, es probable que la historia los agote y comiencen una guerra de pochoclo sobre la segunda parte de la película, llevar cascos!
ESPIONAJE Y VELOCIDAD Pixar es una de las mejores productoras que hoy en día está trabajando en el cine, no solo porque cada una de sus realizaciones han cautivado la imaginación de grandes y chicos, sino por demostrar, en cada película, que la originalidad y la emoción pueden ir de la mano de la animación. Siendo "Cars 2" la cinta más floja de la productora, está de más decir que, pese a sus errores, es una propuesta mucho más interesante y mejor lograda que muchas de las otras que se estrenan anualmente. Un grupo de vehículos están tratando de sabotear, para poder tener el control de la distribución de la gasolina, el Grand Prix Mundial en el que participa Rayo McQueen. El intrépido auto, con la ayuda de su despistado amigo Mate y de un escuadrón de agentes secretos, va a tratar de impedir dicha misión e intentar de salvar a la Tierra de las garras del mal. Introduciéndose con una espectacular escena de espionaje al mejor estilo "James Bond", esta película, inmediatamente después de la presentación del título, comienza a desarrollar el conflicto y a profundizar el lazo de amistad que une a los dos personajes principales, invocando un problema que produce una espontánea separación y llamando a la emoción y al romance para acompañar la historia. Al igual que en la primera parte, la amistad forma parte del superobjetivo de la moraleja de la película, al igual que el cuidado del medio ambiente y el aprecio al tercero. Todas estas cuestiones están muy bien presentadas y desarrolladas en la historia, manteniendo dudosamente el toque Pixar de emoción que caracteriza a la productora y manteniendo un nivel de sorpresa argumental que siempre logra destacarse y que presenta varias vueltas de tuerca algo extrañas e impensadas para el género de la animación. La técnica es excelente. Comenzando con la precisa, detallada y bella animación, creando cada espacio físico con suma delicadeza y esplendor visual, y presentando movimientos y puntos de vistas muy originales, vertiginosos en las carreras y muy divertidos; siguiendo por la banda sonora que acompaña muy bien lo que sucede en escena; y terminando con efectos de sonido que producen un aura muy entretenido y disfrutable, "Cars 2" es técnicamente perfecta. A su vez, el uso de la tecnología en tres dimensiones, al igual que en las demás cintas de la productora, se ve bien aprovechado en la creación de profundidad en la pantalla y no es usado para tirarle cosas a la cara al espectador. El 3D es un complemento de la historia que nunca cobra protagonismo, pero que está para enriquecer la hermosura visual aquí propuesta. Los nuevos personajes y la vuelta argumental producida con el espionaje le aportaron una bocanada de aire fresco y de originalidad muy bien expuesta en escena, en especial en las primeras secuencias y en los treinta minutos finales, situaciones muy locas, pero con una velocidad e intensidad muy bien resueltas. Es así como la historia toma un rumbo totalmente diferente al de la primera película. Por otro lado, hay muchas referencias para que los padres que acompañen a sus hijos a verla puedan disfrutar recordando diferentes vehículos del pasado y ubicarlos en cada uno de los espacios físicos que los personajes van visitando. El problema que aquí aparece, y que produce una leve decepción, teniendo en cuenta que este film es de los mismos creadores de "Toy Story" y "Wall-E", es la imposibilidad de que el mensaje y las moralejas logren traspasar la pantalla para emocionar al espectador, cosa que siempre estuvo presente en las demás cintas de Pixar. También, se entra en algunos terrenos humorísticos que desentonan con la inteligencia propia de la productora y que parecen ser algunos caprichos por parte de los realizadores que no pudieron llevar adelante en las demás películas. Pese a los problemas, "Cars 2" es una secuela que se disfruta; que desarrolla técnicamente una excelente y hermosa visual; que introduce nuevos y atractivos personajes; que entra en terrenos arriesgados y oscuros (muy buenos); que mantiene las identidades de los viejos vehículos y que desarrolla, aunque no llega con la emoción y el golpe necesario, un mensaje sobre la amistad que vale la pena escuchar. ¿La peor película de Pixar? Sí. ¿Es por eso una mala película? No. ¿Es mejor que muchas de las cintas que no forman parte de la productora? Sin lugar a dudas. UNA ESCENA A DESTACAR: final.
Los autitos se pasean por el mundo Hace cinco años, los estudios Pixar deslumbraron a los espectadores con una entrañable historia protagonizada por automóviles "humanizados" a través de la gran expresividad que les dan un par de ojos en los parabrisas y bocas en la parrilla delantera. Los artistas de los estudios sorprendieron por la calidad de los dibujos y por lo imaginativo de los escenarios concebidos para cada una de las escenas, además del extraordinario manejo de las técnicas de animación digital. Y, por sobre todas las cosas, llegaron al corazón de los públicos de todas las edades con una historia simple, bien contada y aderezada con toques de humor y de nostalgia sabiamente balanceados con escenas de intensa acción. Muchas de las virtudes de aquella primera entrega están presentes en esta (inevitable) continuación; el grave inconveniente está en la historia, que no parece surgida de la misma usina de ideas que permitió plasmar excelentes películas como "Wall-E", "Buscando a Nemo", "Up, una aventura de altura" o esa trilogía histórica que es "Toy Story". El protagonista de esta aventura de los simpáticos autitos es Mate, la grúa que tenía un papel secundario en la primera entrega; Rayo McQueen, el héroe, está relegado en esta historia (bastante confusa para los más chicos) de agentes secretos, espionaje internacional y combustibles alternativos. La narración no es fluida y la atención del espectador va y viene a lo largo de todo el relato. El gran aporte de esta secuela está, sin dudas, en la magistral elección de los escenarios en los que transcurre la historia: las recreaciones de Tokio, París, Londres y de un par de deliciosas ciudades italianas no tiene desperdicio. Y la concepción del encuadre, así como la realización técnica, son impecables. Advertencia: no llegar tarde a la proyección para no perderse "Una aventura en Hawai", el habitual cortometraje que Pixar siempre regala a sus espectadores en oportunidad de sus estrenos. Están todos los personajes de Toy Story (menos Andy).
Una vuelta de tuerca al cine de Pixar Aún cuando pueda ser cierto que Cars 2 no está a la altura de las obras más importantes de Pixar, también es justo decir que se encuentra bastante por encima de cualquier estreno que suele llegar a las salas comerciales. Es que cuando John Lasseter aparece en la dirección (acompañado aquí por Brad Lewis) se sabe que las cosas irán por buen rumbo. Co-fundador de la empresa que hoy cumple 25 años y marcó un antes y un después en el cine de animación, Lasseter demuestra aquí su amor por el séptimo arte. Y es que ni siquiera la primera parte, estrenada en 2006, era una de las grandes películas de la firma. Sin embargo, esta secuela se transforma gradualmente en una divertida aventura que reflexiona sobre la amistad, la identidad y los prejuicios sociales, mientras se homenajea a las historias de espías que hicieron las delicias de los jóvenes décadas atrás En Cars 2, Rayo Mc Queen es invitado a un Grand Pix que incluirá etapas en distintas ciudades del mundo y que servirá como excusa para presentar un nuevo tipo de combustible. Listos para participar, Mate se verá involucrado durante la carrera en una misión secreta que busca evitar el ataque de un grupo mafioso obstinado en arruinar la competición. La maestría de Lasseter para introducir elementos de espionaje en el mundo Cars, logran un efectivo resultado: los autos devenidos en agentes, los trucos utilizados se ven realmente bien en pantalla y se resuelven con una inusual naturalidad. Sin embargo, esta vez, se perciben algunos problemas: si el sujeto que interviene en una misión ultra secreta es un latiguillo que ya ha sido usado demasiadas veces, el inconveniente toma nuevas dimensiones al darle demasiado protagonismo a Mate, que está muy lejos de ser un personaje lo suficientemente atractivo para llevar adelante la película. De todas maneras, las cosas funcionan gracias a la cantidad de subtramas, los nuevos personajes y los novedosos elementos utilizados. Esta segunda parte presenta todo un mundo preparado al estilo Cars: ya no sólo autos sino aviones, barcos y todo tipo de vehículos. Aunque lo nuevo de Pixar dista mucho de títulos inolvidables como Ratatouille, la saga Toy Story o Wall-E, todavía demuestra porqué la firma es una de las más importantes del cine en general: lograron darle una vuelta de tuerca (para no evitar el chiste fácil) a una historia harto conocida, sin que disguste. Lejos de ser una joya animada, la película entretiene y mucho. Por esta vez, dejaremos que eso sea suficiente. Párrafo aparte para Vacaciones en Hawai, el corto basado en los personajes de Toy Story que se exhibe antes: una delicia para los fanáticos de los personajes y una inmejorable oportunidad de volver a verlos en pantalla grande.
La gran pena del año. No porque se trate de una “mala” película: sería mucho –demasiado– decir que es “mala”. Es más bien irrelevante, de buen ver, agradable, pero no comparte con el resto de la escudería Pixar eso de salir del cine y seguir pensando en el film, en su mundo y en el nuestro. No: a diferencia de la extraordinaria “Toy Story 3” o de esas obras maestras totales que son “Los Increíbles” y “Ratatouille”, no se trata de un film de fantasía para todo el público posible (niños incluidos), sino de un film para niños que no aburre a los padres mientras lo ven. Una notable primera secuencia de acción que parodia/homenajea los films de James Bond, algunos momentos de las carreras –donde el artilugio del 3D rinde frutos, así como en la cantidad inmensa de detalles de cada uno de sus escenarios– y dos o tres gags inspirados son lo único verdaderamente notable. El resto es una historia que podría contarse en pocos minutos, secuencias de acción diseñadas solo para mostrar lo que puede hacer la computadora (algo que Pixar demostró hace una década y media) y autitos listos para ser adquiridos en su juguetería amiga, además de un alegato un poco tontón sobre la amistad (muy, muy lejos de los chiches a punto de morir y agarrados de las manos de la última “Toy Story”) y, con calzador, un discurso ecológico. A los chicos (sobre todo a los más chicos) les va a encantar. Y usted será feliz de verlos felices mientras olvida, suavemente, la película.
Algo ocurrió camino al cielo ¿Se acuerdan del prólogo de Toy story 3? ¿Ese en el que Woody, Buzz y los demás estaban dentro de una gran fantasía de Andy, interpretando roles enmarcados en una enorme aventura que era un western? Bueno, así es toda Cars 2: ya no está la mirada social de la primera, donde los autos antropomorfizados servían de excusa para hablar del pasado y del presente, y de cómo la modernidad había destrozado algunos valores, todo dentro de una gran fábula que hacía recordar al cine de Frank Capra. Entonces, la utilización de autos parlanchines estaba totalmente justificada. Perfecto: ahora imagínense que de cara a una segunda parte, John Lasseter y los demás muchachos deciden hacer borrón y cuenta nueva, y retomar aquellos personajes para ubicarlos en el marco de una historia de acción y espionaje. La operación sería la siguiente: Lasseter, arrodillado en su habitación, haciendo andar los cochecitos con sus manos, y simulando y creyéndose que la grúa Mate es un agente especial y que el Rayo McQueen corre riesgo de muerte durante una carrera internacional. Con esa lógica funciona Cars 2, película a la que podríamos definir como fallida y, decididamente, como la más intrascendente que ha hecho la genial compañía de cine animado hasta el momento. Antes que nada, vamos a decir que uno puede sentirse totalmente decepcionado con este film (me confieso fanático de Pixar), pero no puede acusarlo de falta de originalidad, de perezoso o de dormirse en los laureles. Simplemente hay algo de la fórmula escogida que no funciona, que no termina de cuajar en un relato que intenta fusionar comedia y acción sin mayor fortuna, y que recién sobre su última media hora parece encontrar el tono adecuado, cuando ya es muy tarde. Como todo en Pixar, Cars 2 también se respalda en la historia del cine: hay mucho de film de espías a lo James Bond (notable la música de Michael Giacchino); hay una referencia evidente a lo hitchcokniano con el inocente involucrado en asuntos que lo superan, incluso con algunos momentos de genuino suspenso que funcionan con esa lógica de lo imprevisto; algunos pasajes de sus competencias internacionales hacen recordar a la Grand Prix de John Frankenheimer; y también hay mucho de buddy movie con Mate y McQueen. Es decir, Cars 2 no es Cars 1 aumentada y engordada, sino algo totalmente diferente, que pone en primer plano al personaje que antes era secundario, que se construye sobre una trama compleja que habla de combustibles ecológicos y contaminantes; y que incluso justifica su existencia más allá de la venta de muñequitos: había necesidad evidente en Lasseter (no de gusto se hizo cargo del proyecto) de poner a estos personajes en una aventura de tales dimensiones. Mucho se ha hablado desde su estreno en Estados Unidos acerca de que era la primera película mala de Pixar. Sin embargo, no sorprende que Cars 2 haya representado una caída en la calidad tras Ratatouille, WALL-E, Up! y Toy story 3, una seguidilla de películas que parece imposible de superar -no sólo para Pixar, sino también para Apichatpong Weerasethakul-: ya la original Cars había sido un producto menor dentro de la escudería. Cars 2 está alejada de aquella carga reflexiva, de la profundidad sobre los temas abordados y de la sensibilidad de estas películas. El film ha sido concebido como un puro entretenimiento, sostenido en trepidantes escenas de acción y en un humor poco feliz, más deudor de un mal Dreamwoks que de la sutileza habitual. De todos modos parece bastante autoconsciente de sus limitaciones (en su construcción narrativa se nota un desarrollo demasiado lineal y simple, sin mayor vuelo o búsqueda de significado), pero sorprende en todo caso que ni siquiera funcione como entretenimiento. Tres o cuatro chistes logrados, una notable secuencia de acción inicial y no mucho más es lo que ofrece en ese sentido. De la fórmula escogida, seguramente el mayor error haya sido no darse cuenta que Mate (aquel pajuerano buenazo que era fundamental en el cambio de motivaciones del Rayo McQueen) no es un personaje que pueda sostener por sí solo una película. Si algo podemos destacar de Pixar, su inteligencia suprema, es que el humor de cada personaje es totalmente coherente con sus propias características (incluso en lo sorpresivo, como aquella Barbie reflexiva de Toy story 3). Por eso, no es de extrañar que en Cars 2 el humor, que es el de Mate, sea simplón, directo y que se exploten todas las posibilidades que su torpeza pueda contener. Esto, que puede funcionar en un público infantil, decididamente se hace repetitivo y rutinario para los adultos. No es para nada ofensivo, pero resulta demasiado explícito para la calidad habitual de la compañía. Y lo mismo que ocurre con el humor, sucede con los sentimientos: personajes demasiado planos construyen emociones espurias. Las definiciones sobre la amistad, la solidaridad y el compañerismo son tan evidentes, que Cars 2 da por tierra con aquella premisa habitual de construir historias con varias capas, que funcionen tanto en los niños como en los grandes. Aquí lo complejo se quiere forzar por medio de una trama de espías algo rebuscada, pero esa complejidad no es más que pura superficie. En todo caso Cars 2 es el primer gran paso en falso de Pixar, aunque tampoco es para tanto: es un film arriesgado y estimulante, aunque totalmente fallido en sus intenciones. Un pequeño descenso en el Olimpo de su grandeza incuestionable.
Estaba sentado pensando como abordar el comentario sobre “Cars 2” y la decepción que sentí al terminar de ver su proyección. Recorrer la filmografía de Pixar desde “Toy Story” a esta parte deja a “Cars 2” como una manchita en el legajo. Sucede que John Lassiter y el resto de los directores han abordado temas como las relaciones familiares, los miedos, las etapas de la vida, los conflictos generacionales y otros tantos, con mucha profundidad y reflexión. Además han tenido siempre una gran capacidad para codificarlos brillantemente dentro de los guiones en forma de mensajes claros y de fácil llegada para los chicos. En “Cars 2” no hay nada de esto, excepto el básico concepto sobre la amistad y un mensaje ecológico que luego queda al borde de la contradicción. La producción comienza exactamente igual a cualquiera de James Bond, con el auto Finn McMissile (Michael Caine) cumpliendo una difícil misión en una plataforma petrolera en medio del mar. La idea es conocer cual es el plan del Profesor Z (Thomas Kretschmann) para sabotear programas energéticos alternativos. Por otro lado, Sir Miles Axlerod (Eddie Izzard) organiza una carrera para patrocinar la utilización de combustible orgánico en reemplazo de la nafta, y por arrastre del petróleo. En la competencia participarán autos de varias categorías de todo el mundo, y para compensar se eligen escenarios en los que la performance de cada uno es mayor o menor, compensando el hecho de que un Fórmula 1 corra contra un Nascar. Así, la película nos lleva a escenarios en Italia, Inglaterra y Japón, cada uno con su concepto estético y característico muy bien logrado por cierto. Por supuesto el “Rayo” McQueen (Owen Wilson) es un lógico invitado a participar. Sale de Radiador Springs para Tokio junto con Mate (Larry the Cable Guy) y un equipo integrado por Guido, Luigi, Van y Sargento quienes ayudarán al Rayo en la competencia. Contrariamente a lo que sucede en la primera, “Cars 2” tiene como protagonista principal a Mate quien es confundido por McMissile como su espía contacto, y se verá involucrado insospechadamente en la acción e intriga de la trama. Todo esto en el marco de una carrera internacional que paradójicamente importa poco. Si tomaran todo este guión para la próxima de Bond sinceramente no habría nada que reprochar; pero aplicado a una película para chicos, tiene puntos que resultan contraproducentes. El primero es la temática de espías. A lo mejor los de nueve o diez años en adelante no tengan problemas, para los más chicos tiene momentos complicados que, además, se pierden en el fárrago de la trama y el vértigo del montaje. El segundo factor en contra es la duración. Una producción de 110 minutos (más el corto que se proyecta antes) es larga para el público infantil, sea cual fuere. En la proyección para prensa había varios que promediando la segunda mitad de la película ya estaban inquietos. Por último, la noble intención de concientizar sobre el ahorro de energía y la “abolición” del petróleo se ve desdibujada porque el mismo personaje que propone la idea luego se vuelve en contra de la misma. Se llega a explicar por qué pero mal y demasiado rápido como para ser captado. “Cars 2” cuenta con la simpatía de los personajes, algunos momentos de buen humor gracias a Mate y un lindo homenaje al fallecido Paul Newman y al personaje de Doc Hudson que estaba en la primera. No hay mucho más. Al final, resulta mejor el corto “Vacaciones en Hawai” con los personajes de Toy Story que acompaña al largometraje .Poco para Pixar y para el cine. ¿Puedo ir con los chicos? Sería la pregunta. Pueden ir, pero en cuanto a contenido, dejen un porcentaje de las expectativas en casa. La versión en español A este respecto debo decir que el doblaje de “Cars 2” es acertado en la elección de la mayoría de las voces. Trabajos como el de César Bono, Blas García o Juan Alfonso Carralero son siempre disfrutables y efectivos. Incluso la participación de Gonzalo Bonadeo, como uno de los autos periodistas, resulta divertida. El piloto colombiano Juan Pablo Montoya también sale airoso aunque su participación es más escueta. No hay diferencias sustanciales contra la versión en inglés –subtitulada- porque las licencias idiomáticas que se pueden tomar son aquellos juegos de palabras que, traducidos al español, no tendrían sentido. De todos modos resulta extraña la traducción de la palabra “lemon” que en inglés, además del cítrico, se utiliza para denominar a autos que tienen defectos de fábrica. En la versión doblada los llaman “láminas”, omo si hubieran buscado una palabra que se parezca sonoramente al vocablo inglés en lugar de llamarlos “defectuosos” a secas que hubiera sido más fácil. Es todo, hasta luego.
Publicada en la edición impresa de la revista.
Cuando los autos andan a tracción pochoclo Ya desde las primeras imágenes de "Cars 2" nos queda más que claro que el espíritu de la original no va a estar prácticamente para nada presente en esta secuela. Es más, apenas avancemos en la historia por algunos minutos, nos daremos cuenta que se trata de una continuación completamente innecesaria e insulsa basada en los personajes de una idea original pero que podrían haber sido cualquier otros porque la historia no tiene ni la mínima continuidad con la anterior. Si bien hay, por supuesto, los destellos de creatividad que suele regalarnos Pixar al componer este mundo de, por y para autos (la escena de Mate yendo al baño, las auto-geishas en Tokio, el auto Papa o el auto Reina de Inglaterra) es como un desencanto que la historia haya dejado de centrarse básicamente en los personajes que fueron presentados en la primer entrega para pasar a plantear una historia de espionaje e intrigas con estos autos solamente como vehículos para desarrollarla. La gran pregunta que queda flotando es: si querían una historia netamente de agentes especiales y espionaje, porque usar los personajes de otra película que no tiene tantos puntos en común? Marketing? Merchandising? Y quizás es justamente por eso -por intentar extrapolar personajes de otro ámbito en una historia que no les es propia y que en todo momento suena como forzada-donde "Cars 2" parece perder aceite. No hay la menor empatía entre Radiador Springs y esta trama compleja dentro del mundo del automovilismo. Falla casi desde el comienzo y no logra tener el menor atisbo de la genialidad que tienen las otras grandes películas de la factoría Pixar desbordaban ("Up" "Wall-E", la trilogía de "Toy Story" y "Buscando a Nemo" entre otras). En este caso, se presenta como una especie de homenaje a la saga del Agente 007 y los clásicos films de espías: hay con armas sofisticadas, camuflajes, persecuciones, choques, falsas identidades y explosiones a granel que dejarían con la boca abierta al mismísimo Bruce Willis o a Jason Statham (de "El transportador"). Todos los personajes se mueven en un mundo de intrigas que acabado su desarrollo, van a encontrar la explicación mediante largas parrafadas incomprensibles para el público más pequeño de la familia que se presentan abruptamente sobre el final del film. Nuestro protagonista, Rayo McQueen, queda casi relegado a un segundo plano en esta secuela, dado que los guionistas de Pixar decidieron -no tan acertadamente- poner el foco central de la historia en su compañero Mate, la grúa desvencijada y con pocas luces que era su fiel compañero en la primer entrega. Una importante nueva compañía vinculada con los combustibles auspicia un "Grand Prix Mundial", y Mate -ingenuo y torpe, con un dejo de Jerry Lewis mezclado con Mr. Bean- terminará envuelto en un tema de espionaje y agentes secretos sin ni siquiera saberlo. Los escenarios de las distintas carreras de Tokio, Paris y Londres, le servirán para que los talentos creativos visuales de Pixar demuestran una vez más que han logrado una excelencia lindante con la perfección y que sus dibujos, sus efectos y la sensación que producen en el espectador es inmejorable. Pero en este caso, "Cars 2" decepciona por la pobreza del guión, la falta de humor que siempre abunda en las películas de este estudio y sobre todo, por pasearse por absolutamente todos los lugares comunes del género sin que surjan demasiadas ideas novedosas dentro de este contexto. Con giros absolutamente impensados y recursos bastante impropios para el público a la que está dirigido, hay además saltos en el guión completamente imperdonables para un estudio que ha sabido posicionarse como uno de los más creativos y detallistas a la hora de contarnos una historia y su minuciosidad para la descripción de los personajes. Es asombroso que solamente en algunos pocos secundarios (como Luigi) hayan logrado hacernos esbozar una sonrisa y se haya desplegado un poco de humor. Fuera de eso, hay una trama que se toma como demasiado en serio una intriga internacional con referencias al de los automóviles, los combustibles y el poder del petróleo por lo que abundarán superagentes, persecusiones, explosiones, vuelos a gran altura y protagonistas que quedan en riesgo permanente y logran "zafar" en el último segundo que les queda para salvar su pellejo, situaciones que han sido visitadas hasta el cansancio por toda buena fórmula pochoclera. Es por eso que "Cars 2" carece completamente del encanto que suelen tener los productos que llevan el sello de esta gran compañía lider en el terreno de la animación. Evidentemente el peso de la industria hollywoodense pudo más y Pixar se rindió ante los encantos de hacer una película que facturara no solamente en las boleterias sino también en los negocios paralelos de cuanto merchandising pueda ser incorporado. Pero eso, que es también importante en las grandes compañías, no tiene absolutamente nada que ver con el buen cine. Todo lo contrario.
‘Cars’ al cuadrado Existe el dicho que segundas partes nunca fueron buenas… pero eso ya se puede decir que quedó en desuso con Volver al Futuro 2 (Back to the Futuere II, 1989), Toy Story 2 (1999) y El Caballero de la Noche (The Dark Knight, 2008), por solo sitar tres secuelas… pero se aplica a Cars 2? Para mí no, pero ya veremos por qué. Todo marcha sobre ruedas Luego de 5 años después del estreno de Cars (2006), y luego de que Disney se hiciera de la gran empresa Pixar, llega esta secuela que trae de nuevo al Rayo McQueen (llamado así en homenaje a Steve McQueen) y su amigos. En esta nueva aventura sobre ruedas, tenemos las manos creativas de Pixar, representados por John Lasseter y Brad Lewis (ambos dirigiendo). Lasseter es un viejo conocido, ya que dirigió Toy Story 1 y 2, Cars y se encontró en toda producción realizada por los padres de Luxo. Aca tenemos al Rayo (con voz original de Owen Wilson) que ya se encuentra consolidado como corredor y sigue teniendo su base de operaciones en el pueblo de Radiator Spring. Paralelamente tenemos a un ricachon que desarrolla un biocombustible y realiza una serie de carreras (por Japón, Italia y Londres) para promocionar el mismo. Mate logra que McQueen se anote en esas carreras y encuentra a su rival en la misma; a Francesco Bernoulli (con la voz de John Turturro) que es un corredor de F1 y tiene todas las de ganar (y a todas las chicas muertas por él, entre ellas a Sally -Bonnie Hunt-, la novia de nuestro campeón). McQueen y Francesco Bernoulli mano a mano en la pista Durante las carreras una mano negra (o tendría que ser una “rueda negra”?) hace explotar los autos para desprestigiar al biocombustible y así poder hacer resurgir el petroleo… y de paso poder explotar sus pozos petroleros recien descubiertos. En el medio tenemos a McQueen y Mate que se distancian y la grua se cruza con unos agentes secretos que se encuentran tras la pista del maloso sobre ruedas. Mate se une a ellos y logran llegar al meollo del asunto. Paralela a la historia tenemos a los autos lamina, que son los automóviles que no resultaron buenos y dejaron de producirse hace años. Estos laminas son tratados como trastos viejos y dejados cada vez más de lado, por lo cual se terminan aliando contra la modernidad y se encuentran encumbrados tras el villano que acecha contra el biocombustible. ¿"Perdidos en Tokio"?, no. Mate y El Rayo por las calles niponas La vuelta al perro Esta secuela, como bien lo marca toda secuela para chicos, se sitúa en Europa y Asia. Recorremos Japón, Italia, Francia e Inglaterra. En cada país podemos apreciar con lujos de detalles visuales lo más característico de cada región. En Japón vemos los carteles luminosos, las camas temporales para dormir la siesta y la parafernalia de la tecnología al alcance del transeúnte. En Italia y Francia disfrutamos de los paisajes habituales de cada país con una realidad extrema, realmente parece filmado en locación todo. En París podemos apreciar a un Citroën haciendo de mimo, un lindo detalle para la clásica “rana”. En el país tano somos testigos de las familias de autos que realizan una reunión para hacer negocios con una mesa llena de limones… cualquier similitud con El Padrino III (The Godfather III, 1990) y las naranjas son pura coincidencia. En Inglaterra tenemos al famoso Big Ben y toda la pomposidad de la Reina y sus súbditos. Ni manejar tranquilo se puede ya! Patente al día Mucha historia pero cual es la moraleja que nos deja?, que un amigo es una luz, brillando en la osc… perdón, me deje llevar. La moraleja, como en toda película de Disney/Pixar, es que por más condicionado que estés por la forma en que te ven y piensan los demás de vos, uno tiene que ser uno mismo, no se tiene que condicionar a los demás. Ser original, no como quieren los otros. Eso y que la amistad está por delante de todo. La verdad que esta película no me desagrado para nada, yo me emocione mucho con la primer entrega de Cars (esa y Los Increibles, son dos muy buenas cintas de Pixar/Disney) y esperaba con ancias el estreno de la secuela. Ya cuando en Septiembre de 2009 Disney mostró los primeros bozetos de los autos (ahora que lo recuerdo, nunca apareció el Tucker que mostraron), ví que iban a aparecer muchos más modelos (me gustan mucho los autos clásicos y antiguos de antaño, sus líneas y formas), me emocione y quería ver la secuela ya. Los trailers no me daban ganas y sí me daban ganas al mismo tiempo de verla. Los afiches temáticos (de cada país) me gustaron mucho pero pensaba que lo hacían para disfrazar un poco la película, por lo cual fuí con espectativas medias al cine. Sonría, lo estamos filmando Salí de la sala altamente satisfecho y con ganas de ver la versión en ingles (McMisile la rompe y con la voz original de Michael Caine aún más!). Me que pensando en dos cosas: entre la primer entrega y la secuela fallecieron Paul Newman (que hacía la voz de Dock Hudson) y George Carlin que hacía la voz de Filmore (el mejor personaje secundario peleando cabeza a cabeza con Luigi el Fiat 500). El personaje del juez no aparece (no dire como y ni por qué), pero la combie hipona si y tiene muy poco diálogo, mucho menos que en la anterior. Me dieron pena ya que eran dos personajes muy ricos. Por un lado la no aparición de Doc Hudson me parece un buen homenaje a Paul Newman (como lo fue cuando falleció Phil Hartman y retiraron todos los personajes que hacia él en Los Simpsons), me parece que con Filmore tendrían que haber hecho lo mismo, en lugar de relegarlo un papel mínimo. Podrían haber dicho que se fue a un campamento hippie y quedaba todo bien.} Otra duda que me quedó en la cabeza es el ¿por qué no hicieron el doblaje argentino como en en la primer parte?. ¿Será por que no fue rentable, ya que el doblaje argentino (como en The Incredibles) quedo relegado solo a una pista de audio en el DVD y por los canales de cable pasan solamente la versión neutra/mexicana? Poniendo la ficha en el parquímetro La película garpo?, para mi sí. Leí algunas críticas negativas sobre ella, pero me pareció que la vieron con ojos de querer que supere en creces a la primer parte. En mi opinión la supera (no mucho, pero lo logra) y nos mantiene entretenidos todo el tiempo, queriendo saber más sobre lo que ocurre, enterneciéndonos con Mate y riéndonos con sus desventuras, apoyando al Rayo McQueen en cada pista y queriendo atrapar al Profesor Z (personaje que me gustó mucho). Contento esperaría un Cars 3, con sus aventuras continuando en todo el continente americano.
Estamos hablando de Pixar por lo que ya la excelente animación esta garantizada. Lo que destaca en esta película en particular es que vemos el mundo animado. Imágenes realmente hermosas. Como veíamos París en Rataouille, acá paseamos por todos lados, con igual factura técnica. Pixar sabe de esto y nosotros sabemos que sabe. Ya con eso, salimos conformes de ver la peli. Pero claro esta, que no todas las pelis de la productora tiene la misma potencia en cuanto a guión y la anterior Cars no ha sido de las más sobresalientes. Algo lenta aunque bastante creativa en armar ese mundo de autos. En esta segunda parte, la cosa mejora en algunos aspectos y empeora en otros. A saber: Mejora en el dinamismo de las escenas, en las situaciones particulares que son bastante más graciosas que en la anterior, en las referencias (tanto del mundo real como de otras pelis), y en las escenas de acción, dignas de una peli de James Bond. Empeora en el intrincado guión y largos diálogos eternos que se hacen difícil seguir, hasta para un adulto (o al menos hasta para mi), lo que puede hacer que los niños se pierdan un poco en la trama. Que no esta mal, pero podría haberse simplificado manteniendo su esencia. Tenemos intriga, espías, acción y por supuesto, amistad, en una peli que aprueba y un poco más: se disfruta. No pasará a estar entre las mejores, pero sale airosa de todas formas. Cabe destacar que el protagonista en esta segunda parte en Mate y no Rayo y eso para mi es un acierto, sobre todo por la gran importancia que tuvo este personaje (antes secundario) en la anterior peli y además porque renueva la visión y las problemáticas, quedando acorde con lo que se esta contando. En líneas generales, aunque la peli cambia (digamos) el género, el tema central gira alrededor de lo mismo que en la anterior: lo nuevo y lo viejo. Antes era el viejo pueblo olvidado. Ahora, los viejos autos. Eso hace que no pueda haber mejor protagonista que Mate. De haberlo sido Rayo, el mensaje hubiera sido diferente (me entenderán lo que las hayan visto), además que solo Mate, por su vejez, jajaja, y por ser una grúa, sabe algunas cosas necesarias para la trama. Algunos critican que por ser una peli de chicos, hay escenas muy fuertes. Es verdad que hay autos que literalmente se destruyen, pero aún así no es algo que preocupará demasiado a los niños, ya que inteligentemente, esos autos aparecen apenas dos minutos en pantalla, por lo que poca o ninguna es la empatía que el espectador tiene hacia ellos, y llegan a ser autos (sin personalidad) lisa y llanamente. En conclusión, véanla, sabiendo que no es la mejor, pero preparados para disfrutar de escenas muy bien logradas cada una por separada, y con una trama que aunque contada de manera compleja, es intrigante y entretenida. Después me cuentan que tal les pareció. Yo creo que la prefiero a la anterior.