Universo oscuro y misterioso El oscuro mundo del escritor Edgar Allan Poe tuvo más de doscientas adaptaciones realizadas para el cine y la televisión debido al material atrapante de sus historias. El cuervo, del director James Mc Teigue (el mismo de V de Vendetta), plasma una atmósfera inquietante a partir del momento en el que un asesino serial va dejando cadáveres, muchos interrogantes y su sello, inspirado en las novelas del autor, encarnado aquí por John Cusack. Un joven detective de Baltimore (Luke Evans) se une a él para desentrañar el misterio y evitar la muerte de Emily Hamilton (Alice Eve), la novia del creador de "El corazón delator", que ha sido secuestrada y se encuentra en algún lugar remoto de la ciudad. La película concentra el clima de La leyenda del jinete sin cabeza y el accionar metódico y perverso de un criminal que está suelto, al mejor estilo de El silencio de los inocentes. Sin llegar al nivel de excelencia de estas dos producciones, el film atrapa al espectador con sus cuotas módicas de suspenso (desarrolladas en los túneles da la ciudad) y truculencias varias (cadáveres que esconden pistas). Al vértigo de las persecuciones que depara la trama (con tomas que parecen haber sido preparadas para el formato 3D) se suma la lista de sospechosos que incluye hasta al mismo escritor. El cuervo tiene su clima de misterio y envuelve en las brumas de la duda al público gracias al buen desempeño de notables actores como John Cusack, cuyo personaje navega entre la locura y el alcohol; y el siempre convincente Brendan Gleeson, en el rol del Coronel Charles Hamilton. El relato no tiene fantasmas, salvo los que habitan la mente afiebrada del desdichado personaje central, pero sí varios cuervos que traen señales de malos augurios.
Según indica la historia real, el famoso escritor norteamericano Edgar Allan Poe apareció moribundo luego de que no se supiera de él por varios días. Se desconoce qué le sucedió en esas horas previas a su muerte. Justamente ese hiato biográfico es la puerta que utilizaron Ben Livingston y Hannah Shakespeare, los guionistas de este film para crear una historia de suspenso protagonizada por el creador de las historias de detectives. Un extraño doble asesinato ocurre en la ciudad de Baltimore, en 1849. Nadie se explica cómo pudo huir el asesino de una habitación herméticamente cerrada. Hasta que llega el inspector Fields (Luke Evans) y descubre qué ocurrió, pero no porque su mente sea brillante, sino porque lo había leído en una historia de un tal Poe. Al principio tomado por sospechoso, Poe (John Cusack) termina siendo reclutado como detective de una serie de crímenes que apenas comienza. El asesino no sólo imita escenarios que hasta entonces sólo habían ocurrido en la mente del escritor, sino que crea una suerte de búsqueda del tesoro macabra, cuyas pistas refieren a la obra de su admirado mentor. Para los lectores de la literatura de Poe, será interesante recordar a qué cuentos pertenecen las "pistas", que uno puede leer también como citas bibliográficas, a las que se hace referencia en detalle para quienes no estén familiarizados con la obra del autor. Dirigido por James McTeigue, el director de la afamada Vendetta, este film se caracteriza por su oscuridad general, que colabora con el clima de dramatismo y sordidez que quiere describir. John Cusack es especial para interpretar al atribulado Poe, que hace dos años que no escribe ficción, está económicamente quebrado, es alcohólico, acusado de opiómano (en ningún momento se ve que lo sea), y a pesar de todo, está enamorado de Emily Hamilton (Alice Eve), la hija de una acaudalada familia. Si bien aparecen todos los fantasmas y demonios que la mente del escritor acunó y transmitió en su literatura, el director no los muestra con toda la crudeza que podría haber usado, y es que la idea parece ser mantener la raya del lado del suspenso, sin cruzarse al terror. El efecto resulta en un film moderado, y más tolerable por una audiencia masiva, sin ser tan específico para amantes de un género. Así, ésta no deja de ser una historia "de asesinos seriales", sin embargo la narración es simple, lineal, está bien lograda, y llega a provocar intriga y mantener bien el suspenso. En el momento en que llegamos a ver el color del ojo del asesino, hasta nos hace creer que vamos a poder deducir por nuestra cuenta de quién se trata. Ya desde los gritos desgarradores de una mujer en la primera escena, el relato atrapa, y no afloja hasta el final.
Cine de rapiña Con películas como Tiro al blanco, Medianoche en el jardín del bien y del mal, ¿Quieres ser John Malkovich? y Alta fidelidad, John Cusack fue uno de mis actores favoritos de fines de los años '90 y comienzo del nuevo siglo/milenio. Sin embargo, en la última década su carrera empezó a desbarrancar hasta convertirse, casi, en una parodia de sí mismo, un intérprete afecto a... la afectación. Aquí, en el papel del poeta Edgar Allan Poe, un hombre patético y alcohólico sumido en la miseria, que subsiste escribiendo textos amarillistas para un diario de mala muerte, parece seguirle los pasos a otro actor imposible que ha generado una suerte de veneración trash a fuerza de exageraciones y trabajos en cine clase B: Nicolas Cage. El problema es que El cuervo no divierte -al menos no voluntariamente- y, como su nivel de ironía y humor negro no convence, al espectador no le queda otra que rendirse y seguir la sucesión de asesinatos a puro gore inspirados en distintos textos escritos por el propio Poe, quien resulta víctima de un fan psicópata que decide ponerlo a prueba a partir de circunstancias de su propia obra. El cuervo es un film grasa y berreta, con una construcción de climas, suspenso y tensión que no tiene ningún material particularmente distintivo. Es como una casa prefabricada, edificada con elementos adquiridos en cualquier hipermercado de consumo masivo. A la falta de creatividad e ingenio se la puede combatir en parte con cierta osadía en la relectura paródica. Aquí, ni el director McTeigue (V de Venganza) ni un descentrado Cusack llegan a dar esa vuelta de tuerca como para hacer de este film menor al menos una experiencia disfrutable en plan delirante. Roger Corman, volvé...
En el último tiempo se puso de moda el concepto de trabajar a personajes clásicos de ficción o personalidades de la historia o el arte en universos diferentes. Hace poco en la literatura las heroínas de Jane Austen estuvieron peleando con zombies (en la novela Orgullo, Prejuicio y Zombies de Seth Graham Smith), en la pantalla grande vimos a Sherlock Holmes como héroe de acción y en breve llegará Abraham Lincoln para salvar al mundo de los vampiros. De todas estas propuestas locas que se conocieron recientemente, El cuervo es una de las más atractivas. En este caso el director de V de Vendetta, James McTeigue, presenta un muy buen trhiller sobre asesinos seriales que tiene como protagonista al padre de la literatura policial Edgar Allan Poe. El cuervo es un film que le exige al espectador un simple requisito: No tener una mente cuadrada. Es decir, si vas al cine con la idea de entretenerte y te dejás llevar por el juego que propone el director vas a disfrutar la historia. Acá no vas a ver una biografía del autor (que tranquilamente daría para una gran película) ni un análisis profundo de sus trabajos. Se trata de un film de suspenso, muy bien realizado, que se divierte con la figura del escritor y su obra dentro de un caso policial. Hasta la fecha se estima que se realizaron cerca de 200 películas basadas en los trabajos de Poe. El cuervo es una propuesta totalmente distinta a todo lo que brindó hasta ahora el cine relacionado con este artista y por eso también está buena. No es más de lo mismo. Lo interesante es que ofrece un enigma policial que incluye a los cuentos clásicos del autor que en este caso tienen relación con los crímenes que comete el asesino. Lo interesante del film además es que no es una propuesta tan volada o exagerada como el Sherlock Holmes de Guy Ritchie y Poe tampoco es retratado como John McLane. El Cuervo se desarrolla por el camino de la investigación policial. A nivel visual la película presenta la calidad artística que McTeigue ofreció previamente en sus trabajos anteriores, donde la estética de cómic está muy presente, y en este caso también se destaca un gran trabajo con la ambientación gótica victoriana en la que se desarrolla la trama. No es una obra maestra del cine ni una de los grandes estrenos del 2012 pero me pareció un film decente, pese a las motivaciones bizarras del asesino. Digamos que si querés entretenerte con este género, antes que la última de Richard Gere, sin duda las vas a pasar mejor con esto.
El monstruo interior El cuervo no es una biopic sobre Edgar Allan Poe pero abraza la mística de este eximio poeta y escritor del siglo XIX y se contagia de las atmósferas lúgubres descritas con poesía en cada uno de sus macabros relatos por lo que realza al personaje al confrontarlo con el monstruo de su propia creación: un ávido e inteligente lector y admirador secreto que lo desafía tanto intelectual como corporalmente a que lo atrape recreando asesinatos brutales que copian escenas de sus cuentos. Esa yuxtaposición de policial gótico, ambientado en Baltimore en los últimos días del poeta y escritor que a los 18 años abandonó a la familia que lo había adoptado y cuya muerte a la temprana edad de 37 años todavía sigue siendo un misterio, con aspectos relacionados a la biografía de Poe forman parte del andamiaje que el realizador James MC Teigue construye y maneja con solvencia al lograr mantener la atención del espectador y el misterio sobre la identidad del asesino serial que acecha la mente de Poe y de su cazador: el detective Fields. Así, referencias directas a obras reconocidas como El pozo y el péndulo, El corazón delator, La muerte de la máscara roja, Los crímenes de la calle Morgue, por citar sólo algunas –hay otras que aquellos espectadores familiarizados con sus cuentos encontrarán seguro- operan como postales espeluznantes y capítulos del derrotero del psicópata en cuestión, quien como todo buen villano y antagonista de fuste sembrará las pistas para aproximarse al rescate de la joven y bella Emily (Alice Eve), futura prometida de Poe, raptada, cuya vida depende de la sagacidad del detective (Luke Evans) y del mismísimo autor de El cuervo en una carrera contra el tiempo. La interpretación de John Cusack en la piel de Poe es despojada de lo que podría considerarse una copia fiel de acuerdo a los datos biográficos pero tiene una impronta de héroe romántico y trágico a la vez, así como del tormento que implicaba vivir para el poeta, cuya existencia siempre estuvo signada por la muerte, el deterioro producido por el alcohol y su genio incomprendido para la época. Cusack se vale de su habilidad para cambiar de máscara en un segundo pasando de la ternura o la tranquilidad a la ira o violencia que caracterizaban al Edgar Allan Poe que describen las biografías o las anécdotas perdidas en el tiempo. El director de V de venganza construye desde lo imaginario y la ficción con datos biográficos el ocaso de un escritor maldito, que gracias al sueño de la razón produjo tantos monstruos como historias macabras maravillosas.
Autor y detective John Cusack encarna al escritor que investiga a un asesino serial. Edgar Allan Poe es víctima de sus propias trampas literarias en El cuervo , un filme de suspenso de James McTeigue que intenta jugar con la mezcla entre la obra y su creador. Es que no se trata de una adaptación del poema homónimo de Poe, sino una ficción que introduce al autor en el texto a través de un asesino serial que comete sus crímenes siguiendo las tramas de sus cuentos detectivescos y de horror. Cuando la policía de Baltimore descubre un horrendo crimen que se parece mucho a uno descripto por Poe en Los crímenes de la calle Morgue , es el propio autor el que es convocado. Primero, como sospechoso; y después, cuando se aclara que no tuvo nada que ver (ante la aparición de un nuevo asesinato), se suma como un detective más a la caza del que resultará ser un asesino en serie. Claro que la situación se complica más porque Poe (encarnado por John Cusack) está ya viejo, pobre y algo olvidado, y a la vez está enamorado de una mujer mucho más joven que él (Alice Eve), cuyo padre (Brendan Gleeson) lo rechaza. Para Poe, la posibilidad de descubrir el asesino implicará, también, poner en riesgo esa relación, ya que el criminal tiene muy en claro tanto su obra como su vida, y sabrá qué cuerdas tocar para hacerlo reaccionar. Este ingenioso juego implicará revisitar situaciones de El pozo y el péndulo, El misterio del amontillado y otras historias de Poe, pero la película nunca logra del todo darle vida a ese esquema, por lo que el asunto queda como una muy elegante y un poco truculenta clase educativa sobre el autor (mucho mejor que la fantochada pop de Sherlock Holmes , con la que tiene algunos puntos en común), pero sin nunca lograr respirar del todo como una película. Poco hay reprochable, en sí, en la película: bien actuada, ingeniosa, elegantemente gótica, visualmente refinada. Todos valores, si se quiere, algo secundarios cuando la narración no cobra del todo vuelo propio. Tal vez –curioso resulta decirlo-, la película podía haberse beneficiado un poco de la locura y la intensidad de alguien como Nicolas Cage en el rol principal. Cusack, que por momentos parece querer imitarlo, termina ofreciendo algo así como una versión descafeinada de lo que Cage usualmente transforma en frenesí enloquecido. La película podría no haber sido tan correcta ni prolija con el bizarro Nicolas en el papel de Poe, pero seguramente hubiera sido bastante más divertida.
He aquí un Edgar Allan Poe cabalgando en medio de la niebla de Baltimore, revólver en mano. Está siguiendo el rastro de un serial killer que se inspira en sus relatos para cometer sangrientos crímenes, que son como las migas de pan de Hansel y Gretel, sólo que no señalan el camino de regreso a ninguna parte, sino que conducen al paradero de la mujer que el escritor ama y que ha sido secuestrada por el perverso y anónimo fan, harto de que su ídolo literario, por culpa de la bebida, haya abandonado las ficciones y se dedique ahora sólo a la crítica y la poesía. Un fan temible, por cierto, como que le exige al poeta doble tarea: producir nuevos cuentos para satisfacer su hambre de novedades y encontrar el tiempo suficiente para meterse en los zapatos de Sherlock Holmes y colaborar con el detective que sigue el caso. Porque ¿quién mejor que el autor podría prever, a partir de cualquier detalle dejado como pista, cuál será el próximo cuento que inspirará al asesino y cómo llegar al lugar donde tiene recluida a su víctima antes de que cumpla con su amenaza de darle muerte? Como se ve, se trata de una versión revisionista de los últimos días del poeta de El cuervo , aprovechando el misterio en torno de los motivos de su muerte, nunca esclarecidos, pero objeto de infinidad de especulaciones. De algún modo, lo que han buscado los libretistas Hannah Shakespeare (ningún parentesco con el Bardo) y Ben Livingstone (hasta aquí, sólo actor) es un pretexto para cubrir ese vacío con una aventurada mescolanza de material de Poe, casi un miniantología de sus éxitos, protagonizados por él mismo. Pudo haber sido un punto de partida rendidor de habérselo desarrollado con imaginación, algo de humor y una dirección menos rutinaria que la de James McTeigue. Pero no: a la dudosamente feliz idea de elegir a John Cusack para encarnar a Poe (que, con todo, salva su parte con cierto decoro) se suman otras flaquezas. El film se hace largo, reiterativo y bastante torpe, y el único interrogante que siembra es ¿qué habrá querido hacer el realizador con este material? Quizás atraer a los fanáticos del autor, que tal vez se diviertan al enterarse de algunos detalles, como por ejemplo la razón por la que el agonizante Poe repetía en su delirio el nombre de Reynolds. También conocerán a Rufus Griswold, su encarnizado rival, y sabrán que el famoso poema que da título a la película le reportó a su inmortal creador la suma de 9 dólares. Y acaso se entretengan apreciando con qué osadía los responsables del film entreveran en el relato elementos tomados de las obras de Poe. No hay más: la ambientación ayuda un poco; el elenco (salvando a Brendan Gleeson), no.
Edgar Allan Poe es, seguramente el artista más influyente del siglo XIX para acá. Sus cuentos, poemas y ensayos continúan impactando y aterrorizando en la cultura popular moderna. Y cuando eso sucede, el cine siempre está ahí. De hecho, Poe es el autor estadounidense más adaptado a la pantalla grande (arriba de 110 veces)...
Entretenida pesquisa de un Poe detective La actuación de John Cusack como Edgar Allan Poe es el motivo principal para recomendar esta película que intenta convertir al legendario escritor norteamericano en detective de una serie de crímenes seriales inspirados en los métodos homicidas de sus propios relatos. Luego, esta fantasía criminal tiene sus altibajos, empezando por su imprevisibilidad a la hora de que cada víctima vaya siendo liquidada siguiendo los complicados recursos ficticios de cuentos como «El pozo y el péndulo» (un bonito momento para los amantes del gore) o «Los crímenes de la calle Morgue». Es el tipo de fantasía literario-criminal al estilo de mejores ejemplos como «El mercader de la muerte» (Theatre of blood) , aquella película en la que Vincent Price encarnaba a un actor shakespeareano en desgracia que iba liquidando uno a uno a sus críticos basándose en alguna escena de Shakespeare. En todo caso, aquí la cosa no llega tan lejos, salvo para incluir a Poe en medio de una pesquisa detectivesca cada vez más angustiosa, ya que en un momento culminante del film -un gran baile que puede ser visitado en cualquier momento por la Muerte Roja- el anónimo villano secuestra a su amada y le promete un terrible entierro prematuro. Entendiendo que por un lado la trama es bastante tirada de los pelos, la verdad es que al mismo tiempo el ritmo es bueno y todo el asunto es entretenido, con muy buenas actuaciones, por ejemplo la de Brendan Gleeson como el padre de la secuestrada que ahora tiene un motivo adicional para odiar al escritor, o Luke Evans como el policía a cargo de resolver los crímenes y que no tiene más remedio que trabajar junto al autor que el asesino está homenajeando de manera desquiciada. El director James McTeigue decidió armar un thriller de acción y suspenso del siglo XIX un poco al estilo de los nuevos Sherlock Holmes con Robert Downey Jr, y más allá de los altibajos, la acción y el suspenso abundan, los aspectos visuales son excelentes y quizá alguien salga del cine con la curiosidad de leer algo de Poe.
Un crimen que no deja huellas El filme se transforma en una historia común de crímenes y detectives, sin imaginación ni locura. Tampoco John Cusack convence demasiado como Poe, o Alice Eve, en el papel de su prometida, Emily Hamilton. Edgar Allan Poe (1809-1849), uno de los más representativos creadores del cuento moderno, sigue con sus influencias de estilo y contenido, marcando una continuidad literaria. Sus relatos en los que el horror, lo psicológico, la presencia de la muerte tienen un protagonismo especial, influencian también el mundo del cine. "El cuervo" dirigida por el australiano James McTeigue ("V de Vendetta"), toma algunos aspectos de la desdichada vida del creador de "Ligeia". En el filme, el escritor, ayuda al detective Fields a resolver de alguna manera, crímenes que se están cometiendo inspirados por su obra. La vida de Poe estuvo signada por la desaparición de su amada esposa, la depresión, la entrega al juego y el alcohol y su figura es tomada en los últimos años de su vida. LOS SENTIMIENTOS La película mantiene las características de la temática y los sentimientos del autor nacido en Boston, la muerte, el regodeo en ella, el sadismo y fundamentalmente la pérdida de la identidad ("Metzengerstein"). Aunque se han aprovechado elementos de los cuentos de Poe como "La máscara de la muerte roja", "La fosa y el péndulo", "Los asesinatos de la calle Morgue", "El misterio de Marie Roget", "El tonel del amontillado", "El corazón delator", "Enterrado vivo", o mejores poemas, "Annabel Lee" o "El cuervo", el filme exagera en las escenas sangrientas al mejor estilo "Hotel" o "Los juegos del miedo" abusando del buen gusto y no se preocupa por la conformación de caracteres, el rico plano onírico, los estados de alucinación o la relación de personajes. "El cuervo" se transforma en una historia común de crímenes y detectives, sin imaginación ni locura. Tampoco John Cusack convence demasiado como Poe, o Alice Eve, en el papel de su prometida, Emily Hamilton. Originales los créditos finales, pero no pertenecen ya al relato cinematográfico.z
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Un asesino en busca de inspiración "El Cuervo" es un relato de ficción sobre lo que ocurrió durante los últimos cinco días de vida de Edgar Allan Poe, algo que todavía es un misterio. La película no es una biografía de Poe, ni está basada en su vida, solo inspirada en su obra. Aún así la interpretación que Cusak hace de Poe es magnifica, y es un placer escucharlo interpretar sus poesías. En Baltimore 1849, Poe (John Cusack) vaga por tabernas, emborrachándose, buscando pelea, con marineros y también con su antiguo editor del diario, que ya no lo publica. Hasta que un asesino aparece en la ciudad, y el detective de policía Emmet Fields (Luke Evans) descubre que los crimenes están basados en relatos de Poe. Este es primero citado como sospechoso, y luego se convierte en un aliado indispensable de la policía para poder resolver los crímenes, ya que el asesino parece ser además un gran admirador del escritor. La película logra una estética digna de un relato del escritor, es la clase de oscuridad, suciedad y penumbra que imaginamos al leer sus cuentos, pero Poe es ante todo un romántico, no un escritor de terror, y ahí es donde falla la película. Si bien es interesante el juego que logra el asesino al ir armando sus crímenes como un rompecabezas en que los relatos de Poe son piezas indispensables, el filme hace demasiado incapié en los detalles sangrientos, y los muestra de un modo brutal que recuerda a películas como "Se7ven", con autopsias incluidas que hacen que por momentos el detective Fields parezca salido de "CSI", pero con trajes de época. Es destacable la interpretación que Cusack hace de Poe, no solo como un hombre oscuro, sino también con una profunda tristeza y un enorme manejo de la ironia, los demás actores acompañan de modo correcto. Sacando lo molesto que nos puede resultar lo poco que Poe pueda tener que ver con el estilo sanguinario de la película, se trata de un thriller con todas las letras que logra climas de suspenso atrapantes e incluso hasta angustiantes.
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De antemano, la película parecía tenerlo todo: a un actor talentoso como John Cusack y la vida de Edgard Allan Poe en una trama policial que se inspira en sus propios cuentos. Pero ni la altura de los textos de Poe ni la intensidad de Cusack se ven reflejados en este film donde todo se reduce a un policial con suspenso que entretiene pero no llega a las alturas que sus ingredientes prometían. Apenas pasable.
La más macabra de las voces El cuervo (The Raven, 2012) es, inversamente al rótulo impuesto, una adaptación. No lineal, no necesariamente verídica. Es el hecho de que El cuervo prescinda de esos elementos o los utilice en dosificaciones módicas y con propósitos dramáticos lo que la convierte en un sofisticado amalgama narrativo en donde, simultáneamente, la realidad y la ficción conviven y atentan una contra la otra en una persecución lúdica. En caso de manejar esa sinuosidad con sutileza y articular el misterio camuflando garantías con exageraciones y mitos, esta clase de relatos puede adquirir la cualidad insuperable de malear la percepción del espectador, confundiéndolos hasta un estado de incertidumbre ansiosa o desequilibrando su memoria fáctica. En cualquiera de los casos, el mérito de la perturbación se hace presente. De esta manera y al igual que otros ejemplos fulgentes como El Ladrón de Orquídeas (Adaptation, 2002) o JFK (1991) la película se propone horadar en los confines de la historia y presenta una versión propia, ocurrente y vertiginosa, allí donde la historia es imperfecta y las circunstancias se ven oscurecidas por la sordidez de su entorno o por la ineficacia de aquellos con la obligación de cristalizar sus enigmas. Así, parapetado invaluablemente por la oscuridad adiposa del universo de Edgar Allan Poe, los escritores conciben una obra en la tierra fértil que ofrece aquel hueco histórico, con la reconfortante impunidad que prima detrás del concepto de ficción. La película es una hipótesis que no se toma demasiado enserio a sí misma. El argumento gira alrededor de los eventos desconocidos que antecedieron a la muerte prematura, cuyas causas permanecen inciertas hasta la fecha, del escritor estadounidense Edgar Allan Poe. El actor John Cusack, de muchos logros y poca aclamación, es quien se encarga de darle vida a un personaje que se aleja de sus caracterizaciones habituales. En un extraño giro de eventos, un demente empieza a cometer una serie de asesinatos inspirados por la producción de Edgar Allan Poe y perpetrados de manera idéntica a los homicidios de sus relatos. Descolocado por el homenaje criminal, y luego de ser fichado como uno de los primeros sospechosos en las listas de investigación, Poe se une al detective Fields (Luke Evans ) para echar luz sobre el asunto. Con una de las figuras literarias más intrigantes de todos los tiempos y mucha espectacularidad visual, El cuervo es un thriller que no debería pasar desapercibido.
Entre cadáveres y recetas de manual Una vez más, el mundo del cine se inspira en la obra del gran escritor Edgar Allan Poe, en esta oportunidad con dirección de James Mc Teigue (V de venganza) y un elenco encabezado por John Cusack y Luke Evans. Imaginemos que Edgar Allan Poe resucita por un par de horas y se le da la chance de ver El cuervo, que ninguna relación tiene con la película de título homónimo dirigida por Roger Corman hace 50 años, basada en el poema del gran escritor. ¿Cuál sería su reacción? Acaso la indiferencia, ni la reprobación inmediata ni el visto bueno sin vueltas; tal vez, la nada misma. Es que El cuervo invoca a Poe desde la cita de manual dentro de una historia de investigación policial, donde un asesino serial decide sus crímenes de acuerdo a la pluma del escritor, quien presenta sus artículos literarios en un diario del lejano Baltimore de 1849. De allí que se establecerá una particular sociedad entre el jefe de policía (Luke Evans) y el escritor (John Cusack) con el fin de desentrañar los crímenes que parecen sacados de otros manuales, aquellos que escribieron de forma más original Jonathan Demme con El silencio de los inocentes y Tim Burton con La leyenda del jinete sin cabeza. Con semejantes invocaciones, citas, referencias y homenajes, El cuervo es un auténtico pastiche que acumula escenas gore, climas sórdidos y lúgubres, bailes de disfraces, persecuciones en bosques neblinosos y la siempre hábil y funcional reconstrucción de época. Pero la película, justamente por ese motivo, no es original en su tratamiento ya que al pecar de solemne y grave se aleja de sus prestigiosos referentes. Como varios títulos de un cine industrial acomodado a un target de público determinado, los crímenes de El cuervo –sanguíneos, explícitos– y determinadas escenas citan líneas de El entierro prematuro, Los crímenes de la Rue Morgue y de otros textos del gran Poe. Pero solo son detalles al pasar, ya que la operación argumental que concibe el ineficaz director James Mc Teigue (con los antecedentes de V de venganza yNinja asesino no se podía esperar demasiado) se parece a las visiones infanto-adolescentes de Letras prohibidas: la leyenda del Marqués de Sade (2001) y la más reciente Sherlock Holmes: juego de sombras. En efecto, en El cuervo el protagonista es Poe, pero podrían ser Holmes o Sade porque la concepción de este tipo de cine es similar, tomando como excusa a un personaje de la literatura exhibido a través de una biografía o de determinados hechos (reales o no) que transcurrieron en sus vidas. Un cine indiscutible desde su factura técnica, débil y perezoso en sus intenciones dramáticas, con un protagonista de prestigio a la cabeza (John Cusack encarna a Poe valiéndose de tics que llegan al exceso) y un argumento donde se acumula el todo vale. La conclusión tampoco amerita discusión: se trata de una manera de hacer cine tan eficaz y previsible como presenciar una naturaleza muerta.
El director es James McTeigue, el mismo de V de venganza, una película que en el momento de su estreno fue una sorpresa mayúscula: una película de un debutante (aunque con gran experiencia como director de segunda unidad) con una felicidad narrativa evidente. ¿Felicidad narrativa? Sí, algo así como una fluidez alegre, festiva, un placer por contar que se transmite al espectador, que se siente transportado a viejas matinés con bloquecitos Suchard con cereales (el de papel rojo) pero sin necesidad de una estética retro. McTeigue maneja con gran eficacia la mezcla de un espíritu clase B, un poco jocoso y un poco irresponsable, con impactos y encrucijadas digitales. Previsiblemente, no todo le sale bien todo el tiempo, pero en El cuervo logra dotar de vida a un artefacto que incluye una Baltimore neblinosa, un Edgar Allan Poe interpretado con fervor y sardónica conciencia histórica por John Cusack, y una serie de asesinatos con una lógica copiada de películas de asesinos copiones (Copycat). Los cuentos de Poe se desgranan, y también las múltiples referencias a las creaciones de Roger Corman basadas en el escritor. El péndulo mortal y filoso, desde que existe la película de Corman (la fundamental El pozo y el péndulo, de 1961), es Poe y también es Corman. El nombre El cuervo también podría pensarse como un homenaje al prolífico director y productor: la película El cuervo de Corman (1963) también apenas usaba el poema del título como una mera excusa para la diversión entendida con pasión.
HORRORES Y CULPAS Forzada y retorcida versión libre sobre los últimos días de Edgard Allan Poe, que siempre dan lugar a conjeturas misteriosas. El guión apela a los cuentos crueles del gran escritor, a su amorío con una bella joven del lugar y a sus días de miseria, cuando dejó de escribir sus perturbadores relatos para dedicarse a reseñas musicales en un diarito de la ciudad. Pero loquitos nunca faltan, ni antes ni ahora. Entre la neblina de Baltimore surge un criminal serial que toma al pie de la letra los crímenes imaginados por Poe. Lo admira tanto que lleva a la realidad los asesinatos surgidos de la ficción. Por eso la policía recurre al escritor para develar el misterio. Creen que en sus textos está la inspiración y la pista. El tema tiene aristas interesantes: ficción y realidad, crimen y castigo, admiradores que transforman en víctima a sus ídolos. Pero el libro prefiere el camino más fácil: el suspenso, el hecho policial, los golpes de efecto y resoluciones forzadas y poco creíbles, como ese encuentro final entre el asesino y el escritor, tan conversado y tan traído de los pelos, con reparto de culpas, rarezas y venenos. Pero, pese a todo, la historia a los tropezones mantiene su interés. John Cusack tiene a su cargo un Poe desequilibrado que siente culpa por haber inspirado tanta atrocidad. La realidad y la ficción suman penurias y al escritor no le quedará otra que ir al encuentro de sus fantasmas. Porque Poe -según el filme- fue la principal víctima de su inspiración.
Con el espíritu de Edgar. A Poe “El Cuervo” se ubica en Baltimore en el año de la muerte de Edgar A. Poe y narra la historia de un asesino serial que usa los macabros métodos que el fantástico escritor utilizó en sus libros por lo cual el único que podría pararlo sería el propio Poe. Aunque el genial maestro del suspenso no se encontraba en su mejor momento, su disipada vida y su afición a alcohol estaban haciendo estragos en él, tendrá que sobreponerse a todo y junto con un inspector de la policía tendrán que encontrar al asesino antes que mate alguien muy especial para Poe. Las únicas pistas que tienen para encontrar la forma de detener al delincuente y hacer que termine su masacre se encuentran en los libros y en la mente de Poe, quien fuera encontrado muerto por envenenamiento en un banco de una plaza de Baltimore y que nadie entendió nunca por que se suicido en esa ciudad y en se lugar en particular. El director, que ya había demostrado su talento en su film anterior “V de Vendetta”, obviamente mantiene el espíritu de los libros del escritor y hace referencia a ellos paso a paso. Aquellos fans que tiene el escritor van a disfrutar mucho este film que es disfrutable de por si ya que mantiene el suspenso y el misterio desde los primeros momentos hasta el final. La película tiene una fotografía y una dirección de arte que ayuda a mantener un clima agobiante y oscuro, donde el elenco, con trabajos excelentes de John Cusack como Poe, ayuda a llevar adelante este buen film de suspenso.
Cuando la historia no ofrece respuestas claras y definitivas inevitablemente prevalecen las hipótesis, suposiciones y conjeturas. Las circunstancias relacionadas con la muerte del genial y oscuro escritor Edgar Allan Poe siguen siendo un misterio hasta el día de hoy y allí, en el terreno de la incertidumbre, es donde el director James McTeigue (V de venganza) encuentra una historia fértil que mezcla con gran éxito la ficción con la realidad. El cuervo es un relato tan atrapante como sórdido que pone a un personaje real como Poe en un juego perverso de vida o muerte donde los relatos, que deberían habitar solo en la imaginación de los lectores, cobran vida de la forma más sangrienta. John Cusack se pone en la piel de Poe, un escritor subestimado en la Baltimore del siglo XVIII que a duras penas puede pagar un trago en un oscuro bar y hasta el momento no parece ser muy conocido. Sin embargo muy pronto se encontrará con un admirador que deseará no haber conocido, un hombre que mediante una serie de asesinatos llevará a la realidad las historias del escritor. Los macabros crímenes son tan calcados y detallistas que en un principio el mismo Poe se convierte en el principal sospechoso, pero cuando Emily (Alice Eve), la mujer que ama, se convierte en una potencial víctima Poe y el inspector Emmett Fields (Luke Evans) deberán impedir que el asesino vuelva a matar. Es así que el juego se vuelve personal y solo el hombre que inspiró esos horribles crímenes podrá detenerlo. Poe y el inspector Fields se enfrentan a un asesino extremadamente inteligente que deja pistas intrincadas que se relacionan con la obra del escritor, incluso algunos indicios se encuentran en los cuerpos de las víctimas y así saben donde atacará la próxima vez. Sin embargo, el criminal inspirado por Poe logra evadir toda vigilancia y además cuenta con una gran forma física, aún así quiere ser encontrado para estar cara a cara con su ídolo máximo. Uno de los méritos de la historia consiste en mezclar muy bien algunos hechos de la vida del escritor con ciertas licencias de la ficción que crean una especie de realidad paralela con el fin de entretener al público, algo parecido a Anonymous, donde se plantea la hipótesis de que Shakespeare no fue el autor de sus obras sino otra persona. También cabe destacar lo bien que se construye el suspenso a lo largo del film y la tensión que nunca decae, además de que la trama mantiene en vilo al espectador hasta la toma final. John Cusack, alguien de muchos logros pero con poco reconocimiento al igual que el personaje que interpreta, sigue la línea del film y ofrece una inusual caracterización de Poe. Aquí el escritor es alguien tan carismático como inteligente y hasta por momentos se pueden ver algunas influencias del Sherlock Holmes interpretado por Robert Downey Jr. Luke Evans ofrece un registro diferente a lo visto anteriormente y Brendan Gleeson está impecable como siempre haciendo del padre de la joven secuestrada (la bella Alice Eve). En definitiva, El cuervo mantiene pendiente al espectador hasta el final y mezcla muy bien realidad con ficción dentro de un thriller atrapante, buenas actuaciones y una gran puesta visual. Un film de suspenso que no debería pasarse por alto.
Estamos en una época donde es seguro decir que todo puede suceder en el arte del entretenimiento, que Abraham Lincoln puede pelear contra vampiros o Jane Austen debe salvar su pellejo de una horda de zombies hambrientos. Entonces, ¿por qué no permitirle a Edgar Allan Poe perseguir a un asesino obsesionado con su obra? The Raven, dirigida por James McTeigue, ahonda la posibilidad de que el escritor haya fallecido tratando de resolver un misterio ocasionado por su oscura literatura. Si bien los asesinatos están algo tirados de los pelos para conseguir la relación con sus cuentos, se nota el respeto que tienen estos para con el personaje y sus macabros escritos. Quizás donde falle es en la interpretación de John Cusack como el gótico autor. No es que actúe mal y no le creamos en su representación, pero por momentos uno no puede evitar recordar a Nicolas Cage en su desenfreno. Y esto no es para nada un cumplido. Aun así, más de una vez el protagonista demostró que se puede poner una película al hombro y llevarla adelante él solo, y El Cuervo no es la excepción. Poe es el personaje más trabajado de todos los que vemos en el film, y aunque el interés romántico no esté tan acentuado durante la primera mitad, es este desarrollo el que hace que, hacia el final, a uno le importe como terminara la historia romántica del escritor y su amor prohibido. Después de Poe, el segundo mejor personaje de la película es Baltimore, la ciudad donde ocurren todos los hechos. El diseño de producción del film es impecable y, junto a The Woman in Black, este año no hay mejores exponentes de la era victoriana y gotica en la cual se desarrolla la historia. El resto de los detalles técnicos, como la música, cumplen con su cometido, pero aun así James McTeigue logra imprimirle ese look de comicbook que ha sabido desarrollar a lo largo de sus películas. Le va como anillo al dedo a esta historia, que bien podría haber sido sacada de la galera de Alan Moore. The Raven es una emocionante película de suspenso que nos pone en los últimos días de Edgar Allan Poe. Si bien tiene fallos, es cierto que tampoco busca cambiar la historia del cine. Se trata de entretenimiento puro donde, si tenemos la mente abierta para aceptar el concepto de un Poe investigador de crímenes, la vamos a pasar de lo mejor en la sala.
Mirad El Cuervo y te quemarais los ojos Cada personaje que aparece en El Cuervo es tan etéreo como la misma niebla que cubre toda la película en los momentos de persecución. John Cusack se pinta el pelo de oscuro para interpretar al escritor Edgar Allan Poe en este film que poco tiene de suspenso. A Poe lo acusan de cometer algunos asesinatos porque fueron cometidos del mismo modo que él los ha narrado en sus cuentos. Un "brillante" inspector, claramente leedor de sus relatos, lo acusa de ser el ejecutor de esas muertes. Obviamente, hasta que la realidad muestre lo contrario. El verdadero criminal, decide secuestrar a la novia del escritor, Emily, para llamar su atención. Por lo tanto, esa muerte no solo le dará tema para una publicación en el diario de Baltimore, sino que le permite dejar pistas que se relacionan con cuentos ya publicados. Así, sucesivamente. Dos momentos sublimes que llamaran la atención son: el travelling lateral a Emily encerrada en un doble fondo del piso imitando a un plano de la película Enterrado cuando ya se ha dado a entender que está en un lugar reducido con apenas unos centímetros para moverse; la otra escena es una bala que pasa muy cerca de Cusack pero segundos antes el proyectil se dirige en un hermoso efecto al estilo NeoesquivalasbalasenMatrix directo a cámara. {SPOILER} Los personajes son muy obvios. El suegro de Poe pasa de odiarlo a quererlo, el policía aplicado será el primero que muera, los primeros sospechosos no serán los asesinos y el verdadero culpable será el que más cerca está de toda esta historia. Fin. {FIN SPOILER} Si el espectador espera que llegue el momento de suspenso ni siquiera lo encontrará en los créditos finales que por cierto el arte de títulos se identifica más para un videoclip de David Guetta que para una película ambientada a mediados de 1800.
La leyenda del escritor maldito "El cuervo" funciona como película de suspenso sin pretenciones pero está lejos de ser un buen tributo a Edgar Allan Poe La muerte de Edgar Allan Poe el 7 de octubre de 1949 ha generado una larga lista de versiones que incluyen como causas más o menos probables el alcoholismo, el suicidio y el asesinato. El cuervo se vale de este signo de interrogación marcado sobre los últimos días del escritor norteamericano para proponer una tesis fabulosa, digna de la imaginación del artista retratado. Si bien la película es tan fiel a la biografía de Poe como el Billiken a nuestros próceres nacionales, y arma con su vida un rompecabezas donde datos verdaderos encajan en episodios falsos, no sería justo acusarla de delito de tergiversación histórica, porque desde el principio queda claro que se trata de una ficción. Incluso, podría decirse que este homenaje a Poe es un tributo a su espíritu de invención antes que a su desdichada existencia. Más allá de una fotografía y una escenografía que siguen el principio visual canónico de que el siglo XIX siempre tuvo un clima nublado, lluvioso y gris y que la mejor forma de reproducir su atmósfera son los claroscuros y los paisajes brumosos, lo que se destaca de El cuervo es la intención de combinar en una intriga de corte policial diferentes elementos de los famosos cuentos del autor de Corazón delator. Desafortunadamente, los guionistas (una con el intimidante apellido de Shakespeare)agotaron todo su arsenal de ideas en la construcción de la trama, y se olvidaron de que en una película histórica, basada sobre un personaje real, es conveniente profundizar al menos en la psicología de los protagonistas, aun cuando éstos sean absolutamente ficticios. Un actor como John Cusack metido en el traje de un Poe de Noche de Brujas se parece bastante a un desperdicio. Tampoco las escenas sangrientas inspiradas en los cuentos clásicos se acercan a las adaptaciones realizadas por Roger Corman, guionadas por Richard Matheson y protagonizadas por Vincent Price en la década de 1960. La resolución del conflicto básico (el enfrentamiento de Poe contra un asesino que se inspira en sus cuentos para matar) se lleva todas las energías del argumento y deja exhaustos a los otros aspectos dramáticos del relato, como son las motivaciones del asesino, la parálisis creativa del escritor tras la muerte de su esposa, el odio que siente hacia el padre de su nueva amada y la tensa amistad con el detective que investiga los casos. Son justamente esos espacios en blanco los que podrían haber elevado a El cuervo a algo más que una simple fábula de suspenso sobre un escritor maldito.
Con una puesta en escena que evoca el gusto por el horror y el suspenso de las viejas producciones de Hammer, compañía inglesa relanzada el año pasado con “La dama de negro”, “El cuervo” honra una tradición de cine de suspenso, con algunos toques de sangre y crímenes que parecen imposibles de resolver. En este caso se trata de un recorrido por algunas de las obras de Edgar Allan Poe. La trama comienza en Baltimore en el siglo XIX, con un Poe fracasado, desesperado por dinero y alcohol, y enamorado de una mujer cuyo padre lo desprecia. Pero su vida desquiciada se transforma cuando un asesino serial comienza a llevar a la realidad los crímenes que se describen en algunas de sus obras, mientras deja pistas relacionadas con “El tonel de amontillado”, “El extraño caso del señor Valdemar” o “La máscara de la muerte roja”. El autor de “El cuervo” resulta el primer sospechoso, pero pronto se transforma en el único capaz de predecir cómo el próximo crimen, una de cuyas víctimas podría ser su novia. Con ingenio, el director despliega una suerte de ilustración ágil sobre aquellos relatos. “El cuervo” es, también, un recorrido por la vida agitada de este creador, una complejidad que el inexpresivo John Cusack (podría disputarle el podio a Bill Murray) intenta mostrar sin mucha suerte, y que los esfuerzos del director logran disimular.
"El cuervo" (no confundir con la peli de Brandon Lee, ni con el comic y sobre todo con el cuento homónimo de Poe que obviamente es mencionado dentro de la trama) es una película entretenida, que mantiene el suspense más allá de las obviedades del guión y tiene una formidable actuación de John Cusack y un elenco de secundarios muy solvente. Y con la yapa de involucrar al gran escritor en una historia tan retorcida como las propias. Cusack de verdad se carga toda la película al hombro: sus expresiones, el lenguaje corporal, el look... construye un Poe decadente, sin un peso pero con todo el encanto y nunca nos los trata de vender como un "action hero" que toma la posta de cazar a este demente que esta usando sus obras como excusa para matar, aunque el tipo hace el esfuerzo es un verdadero pez fuera del agua. El guión también enriquece al "Poe personaje" con muy buenos diálogos y en las interacciones con el inspector Fields (Luke Evans que actuó en varias pelis de acción pero seguro va a ser más reconocido a partir de este rol) o con el capitán Hamilton (Brendan Gleeson magnifico como siempre) es donde mejor le saca el jugo a tenerlo como protagonista. Igual ojo que el film nunca pretende ser ni por un pelo biográfico; es una absoluta ficción donde apenas se menciona uno que otro detalle sobre la vida previa del escritor y pasan cosas que contradicen claramente la data conocida. Además en casi todo ensayo o biografía se describe a Poe más depresivo, melancólico y tímido que el mostrado en pantalla, más valiente y dispuesto a confrontar a sus editores o al padre de la mujer que ama. Pero aunque frutera en ciertos aspectos históricos, es muy divertido adivinar la obra a la que se esta refiriendo el asesino antes que la diga el propio Poe. Una especie de Carrera DeMente fílmico. ¿Que es lo que más agua hace? Que aunque se mantiene el suspenso y no aburre, el relato policial del film no esta bien construido; es una sucesión de eventos con un desenlace provocado por el accionar de un personaje en particular y no por la deducción lógica que hubieran mostrado Auguste Dupin u otros grandes detectives. Igual los guionistas se las ingenian para ocultar esos desarrollos como "descubrimientos al azar" o que el mismo personaje blanquee lo precipitado, haciendo más remable y perdonable el asunto. La dirección de McTeigue, famoso por la adaptación de "V de Vendetta", lleva bien la narración y hay un diseño de producción muy cuidado en vestuarios, calles y ambientes interiores aunque mantengo mi opinión que siempre que muestran "alcantarillas victorianas" son más túneles o catacumbas que verdaderos desagües donde los personajes se morirían asfixiados a los 5 segundos. Otra pena es que de vez en cuando a McTeigue se le escapa el efecto Matrix que lleva dentro y muestra perspectivas de balas, personajes saltando cual V en cámara lenta u otras escenas de acción que hacen un poco de ruido con un relato que es más tranquilo, no tan machacoso. En lo que si se luce es con un derroche de sangre generoso e importante pero bien mostrado, sin caer en el morbo innecesario. No es un thriller perfecto pero a los fanáticos del genero no los va a decepcionar y funciona muy bien como homenaje a uno de los padres fundadores del terror y suspenso literarios.
Lejos de las grietas y los pantanos de Poe De manera paradójica, el ánima de Edgar Allan Poe está a salvo. La película El cuervo, desafortunadamente, no es otra cosa que cualquier cosa. Menos Poe. En otras palabras, una película que nada tiene que ver con su literatura. ¿Con qué tiene que ver El cuervo? Con un entramado "policial" que encuentra su modus operandi en situaciones puntuales así como referidas a los cuentos del gran Poe. Motivo por el cual, policía y escritor, en pleno Baltimore 1849, se ayudarán mutuamente en esta búsqueda literaria/criminal. Así dicho, todo muy atractivo. Entonces, ¿por qué no se vincula El cuervo con la literatura de Poe? Porque nada hay en el film que se contagie del desasosiego de sus historias, de la humedad de sus páginas, de sus féretros de sangre vieja y madera desgarrada, del clima de pantano sobre el que descansa una mansión en grietas, del maullido de la muerte, del miedo que no puede decirse, o del graznido poético de un cuervo viejo. Claro que Poe es esto, pero es mucho más. Es también la génesis del relato policial, es la analítica de Dupin, es el desafío intelectual, es el misterio contra la razón; es la permanencia, en suma, de lo irresuelto una vez resuelto. (O no habría habido, de lo contrario, Conan Doyle y descendencia). Imposible sería entonces confundir en esta película sus citas a los cuentos con la evanescente angustia de sus lecturas. Esta última es la tarea más difícil de procurar. Muchas veces posible. Allí el trío Corman/Matheson/Price en los '60, El gato negro de la Universal en los '30, la vanguardia lírica de Epstein (de fundamento para el futuro Buñuel), la maestría checa de Svankmajer, o el Toby Dammit de Fellini. Responsabilidad cinemática?moral que El cuervo resueltamente evita pero tramposamente plantea. Es por eso que cualquier película del laureado -?por clase B-? realizador italiano Lucio Fulci será muchísimo mejor que este Cuervo endeble; su Gatto nero (1981), de hecho, supera con creces bizarras a la parodia de interpretación histérica de John Cusack. En El cuervo, como si no fuese suficiente, no faltará el momento donde el asesino salte por el aire con un atuendo demasiado parecido al "anarquista" de V de venganza (2005), film anterior del mismo realizador. Cualquier cosa. Se dijo sobre lo histérico de Cusack -?¿y lo taciturno, melancólico, y romántico? ¿dónde??-, pero también habrá de decirse sobre lo desaprovechado que está el gran Brendan Gleeson, del anodino detective interpretado por Luke Evans, y del generoso escote de Alice Eve: gran momento en el que emerge del ataúd, voluptuosamente vuelta a la vida. Casi un toque Hammer. Pero no alcanza. Inscripta en el sesgo dado por la vuelta al cine de Sherlock Holmes, las fusiones transgénero de Abraham Lincoln: Cazador de vampiros, y las balas disparadas en planos detalle, El cuervo resulta una pálida mixtura. Tan torpe como pésima.
Y el cuervo dijo: “nunca más hagan películas así” Luego de haberla visto, creo que no puedo decir que El cuervo sea una película pretenciosa. Es mala sí, pero, en todo caso, la palabra que la describe mejor es disparate. Aventuro una hipótesis: como espectadores, todos tenemos un nivel diferente de tolerancia a la estupidez, es decir, no todos podemos soportar el mismo nivel de incongruencias, arbitrariedades, falta de rigor o exageraciones. El cuervo (y el frío de la sala) superó mi tolerancia en treinta minutos, aunque me quedé hasta el final. Hablando un poco de la película, El cuervo pretende contar los últimos días de la vida de Edgar Allan Poe, o al menos así formula su mentira desde la placa del comienzo. En realidad, no hay demasiado misterio. Si bien hay un hueco en la biografía del escritor de Baltimore acerca de lo que anduvo haciendo los últimos días de su vida, lo que se sabe es que terminó enfermo, loco, intoxicado y triste. El film de James McTeigue (V de Venganza) viene a develar las últimas “aventuras” del bueno de Edgar. En rigor, transcurre en ese período de tiempo, pero lo que cuenta (o intenta contar) es otra cosa. Al fin de cuentas, El cuervo es un sórdido policial mal hecho, un caos de personajes e información mal dosificados. Y ya que estamos hablemos un poquito de literatura: Edgar Allan Poe inventó el género policial clásico. Me refiero a esos relatos con crímenes complejos que son resueltos por un detective muy racional e inteligente. Sin Dupin (el detective que inventó Poe para sus relatos) no hubieran existido ni Sherlock Holmes, ni Poirot, ni el Padre Brown, etcétera. Además Borges aclaraba (sí, cito a Jorge Luis es porque soy re culto) que el aporte más importante de Poe había sido la creación del lector de policiales, es decir un lector que duda de lo que le están contando, o mejor dicho, descree, porque sabe que le están mintiendo y en conclusión aborda la obra con una recelosa actitud. Si aplicáramos esta observación de Borges a nosotros espectadores de cine del siglo XXI podríamos ver que aún está vigente. Ya nos sabemos absolutamente todos lo “trucos”, giros dramáticos, sorpresas y mecanismos, miramos todo con desconfianza. Sin embargo, si estos yeites narrativos están bien utilizados, todavía funcionan. Bueno, ese es el principal problema de El cuervo: la falta de capacidad y pulso narrativo, sorprendente para McTeigue, quien había hecho bien las cosas en al menos V de Venganza. Entonces tenemos por un lado al bueno de John Cusak, intentando un personaje difícil, un Poe que nunca fue. Que está lleno de vida pero que sabemos deberá convertirse en un cadáver viviente en poco tiempo. Y encima, debido a la torpeza del guión (del cual uno de los autores se apellida, paradójicamente, Shakespeare), su Poe se la pasa presentándose, recitando sus poemas o explicando en qué se parece tal o cual crimen a sus relatos. Más allá de las torpes referencias, tenemos también una recreación post El juego del miedo de los crímenes de los relatos de Poe. Sin nada de sutileza, veremos hechos de sangre y violencia híper-explícita, fuera de registro y que además en muchos momentos son absolutamente arbitrarios. Hacia el final, este tipo de relatos debe acotar las posibilidades de resolución, para retener la atención y el interés. Jamás en sus 110 minutos hay un atisbo de esto en El cuervo. Entonces, cuando está por terminar, uno se pregunta: “¿por qué debería importarme? Si el asesino puede ser cualquiera y hace una hora que me estoy aburriendo”. Ojala Dios se haya apiadado de tu pobre alma Edgar, porque Hollywood no lo hizo.
Tomando como punto de partida las elucubraciones, teorías, y dudas nunca aclaradas sobre la muerte del gran escritor bostoniano, ocurrida el 07 de octubre de 1849, diez días antes de contraer matrimonio en segundas nupcias. Los días anteriores a ser encontrado en Baltimore son un misterio. Las causas esgrimidas van del delirium tremens, por efectos por el alcohol, sífilis, hasta el asesinato. El film se posiciona en este desconocimiento para desarrollar una posible teoría al respecto. Interesante inicio, pero todo se desvanece como un castillo de naipes cuando el texto demuestra ser una simple y banal excusa para desarrollar un relato detectivesco más propicio de Sherlock Holmes que de uno de los más grandes maestros universales del cuento corto. Una serie de asesinatos inexplicables duplicando e imitando los escritos de Poe, llevan al jefe de policía a recurrir al autor de esos textos para que lo ayude a atrapar al asesino serial. ¿Quién mejor que él para poder adentrase en la mente del homicida? Se acabo Poe y su universo literario imaginativo, narrativo en el filme, sólo queda como muy rescatable la dirección de arte, la recreación de época, la fotografía que sí respeta el universo del autor, el aporte de la música para la creación de climas, por momentos muy yuxtapuestos a la imagen,. y un montaje clásico que va en desmedro del texto. Sólo se dedica a recrear los asesinatos. Nada queda del detallismo, de la estructura del cuento corto, unidireccional, con una única línea argumental. En la realización aparecen varias subtramas que a medida que se desarrollan el texto se aleja cada más vez de la intención primaria. Termina siendo un catalogo de lugares comunes, con fórmulas extraídas de tantas otras películas en las que se los personajes se inscriben en el estilo, recuerdo, por ejemplo, de “Bajos Instintos” (1992), donde Sharon Stone es una escritora a la que también el asesino mata tomando como referente sus textos. El director James Mc Teigue contaba en su haber con haber sido el realizador de “V de Venganza” (2005), filme más que interesante desde lo estético, narrativo y discursivo, que daba pie a cierta esperanza en relación a qué habrá hecho con Edgar Allan Poe, pero el problema no sólo está en la elección del diseño de producción, y del relato ya constituido, sino que el problema inicialmente se encuentra en un guión paupérrimo. Por supuesto que desde lo estrictamente técnico la realización es inmaculado, al punto que uno puede olvidar sobre quién fue realmente el personaje principal. Se deja ver, aunque poco importe que el promediar la proyección resulte previsible el final. De modo inversamente proporcional ocurre con la construcción que hace John Cusack encarnado al escritor. Al principio parece alejarse de la figura taciturna, tímida, pero finalmente nos convence que es quien dice ser, le da cuerpo, voz, mirada y alma a la mítica figura, lo que esta hablando de un gran trabajo actoral. En ese orden de calificación cabe destacar a quien aparece como su futuro suegro, el Capitán Hamilton (Brendan Gleason), el detective Fields (Luke Evans), y aportando sólo belleza y corrección interpretativa a quien personifica a la novia Emily Hamilton (Alice Eve). Jorge Luis Borges y Rubén Darío, entre otros grandes, homenajearon a Poe con poemas o ensayos. En la cinematografía se encararon varios intentos de hacer lo mismo, pero ninguno destacable, al contrario muchos bastante fallidos. Esta producción también se suma a esa lista.
Anexo de crítica: -A pesar de una caracterización correcta del escritor estadounidense por parte del protagonista, John Cusack, la película se apoya en una anécdota excesivamente forzada y de poca potencialidad dramática. Dicha carencia en el dramatismo para un pretendido film de suspenso, pretende suplirse con el incremento melodramático del secuestro de la amada de Poe, que finalmente no alcanza a resolver las debilidades estructurales de un relato diseñado con poca imaginación. Los problemas narrativos que presenta el núcleo temático del film se incrementan y se tornan más evidentes por la falta de un desarrollo de historias y personajes secundarios que hubieran permitido un mejor balance.
Si hay que ser sincero, esta película es de una liviandad que su aura oscura no llega a desmentir. Dirigida por James McTeigue, alguien que supo hacer un gran film con V de Venganza (una de las mejores fantasías políticas de los últimos años) cuenta cómo en la Baltimore decimonónica un asesino serial se inspira en los relatos de un tal Edgar Allan Poe para cometer sus crímenes, y de cómo un detective y el escritor unen fuerzas para detenerlo. La idea no es del todo original (¿alguien recuerda a Sherlock Holmes y Freud en El caso final, allá por los 70?) y el film tiene la virtud de concentrarse en la trama detectivesca y en el aspecto sombrío del diseño en lugar de intentar una vindicación didáctica del escritor. Hay cabos sueltos, por cierto, y momentos que parecen realizados por pura rutina, pero el resultado final es el de un policial apenas raro bastante entretenido. John Cusack como el autor de El caso del señor Valdemar demuestra ser -no tan paradoja: Poe fue un interesante escritor satírico también- un gran comediante.
Un hombre vive una pesadilla cuando se encuentra en peligro la vida de su novia, ¿Qué serias capaz de hacer por tu ser querido? Muchos de nosotros tuvimos la suerte de conocer las obras Edgar Allan Poe: escritor, poeta, crítico y periodista romántico estadounidense, renovador de la novela gótica, recordado especialmente por sus cuentos de terror, el inventor del relato detectivesco, contribuyó asimismo con varias obras al género emergente de la ciencia-ficción, el primer escritor estadounidense de renombre que intentó hacer de la escritura su modus vivendi. Sus trabajos fueron la fuente de inspiración para realizar numerosas películas y series de televisión, ahora llega al cine uno de sus trabajos “El cuervo” publicado en enero de 1845, en España se estreno como “El enigma del cuervo” y en México “Guía para un asesino”, cuenta con la dirección de James McTeigue (V de Vendetta) y los protagonistas son: John Cusack (como el escritor), Luke Evans (detective Fields) y Alice Eve (Emily Hamilton, la novia del escritor). Todo comienza cuando una serie de terroríficos asesinatos suceden en Baltimore en el siglo 19, la policía se alerta e investiga, en una de estas investigaciones el Detective Fields (Luke Evans) encuentra una de las ventanas clavada con un pestillo secreto y asi escapo el asesino; y luego una serie de similitudes dan con los cuentos escritos por Edgar Allan Poe (John Cusack). Todo se complica más aun cuando Emily Hamilton (Alice Eve), la hija del millonario el capitán Hamilton (Brendan Gleeson) y la novia secreta de Poe, es secuestrada todo indica por este misterioso asesino, de esta forma le pone más presión a Poe y se une con el Detective para resolver el caso. La historia contiene suspenso y misterio en todo momento nunca decae, bien actuada, tal vez un poco sobre actuada por Cusack, es oscura, tenebrosa, con un buen marco histórico, tiene sus momentos con escenas de tortura bastante horribles, podemos clasificarlo como un thriller clásico, algo gótico, entretenido, quizás algunos le encontraran alguna similitud con Sherlock Holmes y más adelante cuando se estrene el 9 de agosto “Abraham Lincoln” que viene para salvar al mundo de los vampiros.
Poe, el investigador "El Cuervo" del director James McTeigue es una película de suspenso con impronta policial que recuerda de alguna manera a "Desde el Infierno" con Johnny Depp, con una estética parecida y la similitud del asesino serial que comete los homicidios más aterrorizantes. Tiene también el sello visual que pudimos apreciar en la espectacular "V de Vendetta", con ambientes góticos muy bien creados, efectos espectaculares y la impronta "cómic" que tanto le gusta a McTeigue. En conclusión, podemos decir que sus virtudes vienen por el lado de lo técnico, tanto visual como sonoro. El problema es que, como suele pasar con muchos otros proyectos de este tipo, se descuidó la coherencia de la trama y el "appealing" con el que debe contar una historia que involucre a un personaje tan famoso como el escritor de novelas policiales, Edgar Allan Poe. La premisa no es mala en absoluto, ya que incluir al personaje de Poe (interpretado por John Cusack) como parte de un equipo investigador para apresar a un fan psicópata que anda asesinando por las calles de Baltimore, resultaba excitante y hasta cierto punto, distinto de los que estamos acostumbrados a ver en la gran pantalla. Uno de los problemas más grandes fue justamente el villano del film... ¡el villano del film es importantísimo! y creo que en este caso no estuvo bien elaborado. Nunca llegamos a establecer un vínculo con el malo de la película, de hecho nos importa poco o nada su historia y su motivo para andar destrozando cuerpos por doquier. La atención se centra en Poe y su relación con el detective Fields y su enamorada, Emily Hamilton. Como todos sabemos con 50% de cosas buenas no llegamos a una producción memorable que fascine al espectador. Nos gustó... pero hasta ahí nomás. Podría haber sido mucho mejor, sobretodo con el potencial de un creativo como James McTeigue. El asesino terminará siendo alguien con poco carisma, que no logrará involucrar al público. Creo que es una buena opción para disfrutar de un policial negro con una estética fabulosa, que sin tener una trama de muy buena calidad logrará entretener y despejar la mente para pasar un buen rato. Me quedó un poquito de gusto a menos...
Detective a la fuerza Un policía que investiga un espantoso asesinato encuentra similitudes entre el crimen y un cuento del escritor Edgar Allan Poe. Cuando se presenta un segundo asesinato, convoca al poeta para que lo ayude; el asesino planteará desde entonces un juego siniestro y macabro. Hay en este filme un conjunto de elementos que, en principio, podían haber generado una excelente propuesta: sobre la base de la atormentada existencia de Edgar Allan Poe, uno de los más grandes poetas norteamericanos del siglo XIX, el guión plantea un thriller sobre la sucesión de asesinatos perpetrados a imagen y semejanza de algunos de los cuentos del escritor con la idea de trazar un siniestro camino para rescatar a una joven (la amada del poeta) secuestrada por el lunático asesino. La película, muy bien ambientada en la ciudad de Baltimore del siglo XIX e inteligentemente presentada con una imagen y una iluminación que subrayan los aspectos lúgubres de la trama, se vuelca decididamente hacia un tratamiento que privilegia la truculencia sobre el suspenso y la intriga de la trama. Es por eso que el director prefiere mostrar los cadáveres mutilados y ensangrentados antes que las deducciones y el hallazgo de los paralelos entre las atrocidades perpetradas por el asesino serial y los cuentos publicados por el poeta. Uno de los problemas fundamentales del filme está en la pobre administración de la tensión dramática del relato, que presenta muchos puntos flojos. Y otro (quizá el más influyente) reside en la escasa convicción que los protagonistas ponen en sus respectivas composiciones. John Cusack, un excelente actor, luce entre despistado y desbordado en la piel del torturado escritor, y Luke Evans (el inspector), resuelve con gritos lo que no puede aportar en intensidad dramática. El guión desperdicia, además, la interesante veta que ofrecía el dilema del escritor, que debe enfrentar la paradoja de haber recuperado el fuego de su talento precisamente gracias al calvario que le toca vivir. Tampoco hay (y esto quizá hubiera atraído a los enamorados de los textos de Poe) una referencia profunda a los cuentos sobre los que se basa el asesino; simplemente se muestra al policía o al propio autor reconociendo coincidencias y similitudes entre los cuentos y los espantosos escenarios que les va dejando el criminal. La película muestra un comienzo interesante, con el planteo de la trama expuesto de manera amena y atractiva. Pero luego cae en un bache dramático que ocupa buena parte del metraje, hasta que vuelve a mostrarse interesante sobre el desenlace. Resulta poco, porque el material con que contaban el director y los guionistas (y, desde luego, los actores) permitía esperar un producto más atractivo.
El director James Mc Teigue no es un novato en el medio. Ha dirigido V de Venganza y tiene un oficio de larga data como asistente de director en films como Dark City, la trilogía de Matrix y Star Wars episodio II. Con este curriculum en mano se hace cargo de El cuervo, donde John Cusack interpreta a Edgar Allan Poe, el célebre escritor romántico de principios del siglo XIX. El film, que en EEUU duró tan sólo dos semanas en cartelera, tiene la ventaja de mezclar datos verídicos con la historia de ficción. En este sentido, es destacable el trabajo de Cusack como un héroe romántico que sufre por amor, que sigue su vocación pese a los nulos ingresos, y cuya pasión y tenacidad son el motor de todas sus acciones. La trama toma como puntapié inicial su misteriosa muerte a la edad de 40 años e imagina las causas que llevaron a ese trágico desenlace. Una serie de asesinatos basados en sus cuentos de terror (como La máscara de la muerte roja o El pozo y el péndulo) hacen que el detective Fields (Luke Evans) le pida su asistencia para encontrar al asesino. Cada muerte lleva una serie de pistas que conducen a la siguiente víctima, pero como incentivo extra, el asesino secuestra a la amada de Poe, Emily Hamilton (Alice Eve). Como en toda película del género policial, el espectador tiene la misma información que los personajes: se les van dando pistas (algunas falsas, otras ciertas) para que generen hipótesis que serán comprobadas o refutadas al final. Poe, Conan Doyle, Agatha Cristhie, todos los grandes autores de este tipo de cuentos y novelas sabe que el asesino debe ser alguien cercano al protagonista. La trampa consiste en que prácticamente todos los personajes pueden ser sospechosos bajo esa premisa. El film se demora en la presentación del conflicto central en pos de explayarse en la caracterización de Poe, pero una vez que lo hace, genera buenos climas. Dos marcas del director que modernizan el relato: el uso de la tecnología para mostrar el recorrido de las balas y la música con estridentes guitarras eléctricas para marcar el ritmo de la acción. Sin llegar al manierismo de Guy Ritchie en las películas de Sherlock Holmes, Mc Teigue propone un entretenimiento que conjuga lo retro con lo contemporáneo.
Si lo que se cuenta hubiera sido realmente verdad El cuervo sería mucho más interesante, pero estar viendo casi dos horas de algo que el guionista imaginó sobre lo que le pudo haber pasado en sus últimos días a Edgar Allan Poe, no tiene mucho sentido. Lo único real sobre Edgar es que próximo a casarse desapareció en los últimos días anteriores a su muerte y que...
Las cosas no vienen pintando bien para John Cusack. Sin dudas es una buen actor, pero su época de gloria ha pasado y los últimos trabajos que ha tenido que agarrar para seguir pagando el alquiler son, cuando menos, cuestionables. Sin dudas hay más filmes, pero los últimos que me vienen a la mente son Hot Tube Time Machine y la película que ahora nos ocupa, la cual es demasiado rutinaria y poco satisfactoria. Quizás sea hora de que Cusack cambie de agente o que desembarque en la TV, porque a este paso pronto lo veremos en algún filme lamentable al lado del otrora idolo (y hoy lamentable geronte) Matthew Broderick. Sinceramente el desempeño de Cusack es el menor de los problemas de El Cuervo. Aplicando nuestro habitual cinismo profesional, afirmaremos que éste es un policial de época hecho sin inspiración y de manera mecánica. Algún cráneo hollywoodense pensó que podía prenderse de la cola de Sherlock Holmes (y su secuela), y poder chupar algún que otro dólar con un esquema similar. Imaginen esto: asesino serial del siglo XIX, imitador de las muertes descriptas por Poe en sus inmortales relatos. Entra Nathan Fillion... no, digo Edgar Allan Poe, y comienza a asesorar a la policía en la resolución del caso. Las inexactitudes históricas se acumulan por toneladas (para comenzar, en 1849 no había cuerpos policiales profesionalizados, técnicas forenses, y ni siquiera se había inventado el término "asesino serial", el cual data de 1970!), pero es lo de menos. La mayoría de estos personajes usan la lógica por ráfagas (o cuando se le activa el chip) y por ello hay momentos en que se le ocurren cosas brillantes, otras en que inventan siderales bolazos y otras en que se les apaga directamente el cerebro. Por ejemplo, una de las victimas muere en un péndulo - de la historia El Pozo y el Péndulo, en donde una guillotina accionada por un enorme mecanismo de relojería va bajando varios centimetros por segundo mientras se bambolea sobre el abdomen del prisionero -. Por supuesto el tipo queda hecho fetas como si fuera 100 gramos de salame fino cortado a máquina. Mientras que la secuencia está ok, a ninguno de los investigadores se les ocurre averiguar el origen del péndulo ni quién lo fabricó. Digo: esas gigantescas máquinas de tortura no se venden en los kioscos (!), así que alguien tiene que haberlo encargado a pedido. Mientras que el libreto se hace el otario sobre ese detalle, por el otro se despacha con una rebuscadisima serie de pistas para hallar la latitud y longitud de donde podría estar aprisionada la novia de Poe. El otro gran problema de El Cuervo es que la intriga es insatisfactoria. Hay un asesino serial, hay muertes espectaculares, y hay pistas intrincadas; el punto es que matan a tanta gente que los sospechosos pronto se acaban y el mas improbable - pero que termina siendo uno de los pocos que sobreviven - termina siendo el homicida. Jamás se siente la historia como un verdadero acertijo que rete a la inteligencia del espectador, sino que es una excusa boba para ver asesinatos truculentos y a John Cusack intentando imitar desesperadamente a Robert Downey Jr (al menos hay momentos en los que lo logra). Considerando que esto viene de la mano del mismo director de V de Vendetta, El Cuervo resulta decepcionante. Es relativamente pasable, se deja ver, pero tiene su cuota importante de huecos de lógica y los últimos 20 minutos están atados con alambre. Y eso arrastra los méritos del filme, los cuales no eran muchos pero eran respetables.
Letras de sangre Los últimos momentos en Baltimore de Edgar Allan Poe siguen siendo un misterio. Cuatro días antes de su muerte fue encontrado en un estado de delirio y luego derivado a un hospital donde finalmente falleció. La película de James McTeigue, el director de V de Vendetta, recorre un singular camino anacrónico. El comienzo muestra al autor de El cuervo, sentado en un banco con su mirada hacia el cielo, ido. El graznido del ave negra, que bordea la silueta circular del satélite natural, es el puntapié de una interesante aventura que descompone la personalidad de este oscuro romántico muerto a los 40 años. A diferencia de lo que muchos pensarían con un Poe sumido en los excesos de la bebida, las drogas alucinógenas y las relaciones ocasionales, el film ubica al actor John Cusack en un papel casi detectivesco, sólo cercano a la bebida donde sus truculentas y sombrías letras son el motor de un asesino que homenajea al creador de Los crímenes de la calle Morgue y La caída de la casa Usher. El amor prohibido de Poe con Emily Hamilton (Alice Eve), hija del coronel Charles Hamilton, muestra la tenacidad del escritor por seducir a la joven de alta alcurnia que no encaja con la vida licenciosa de su amado. Las estratagemas a las que recurre para conquistar su corazón enaltecen la figura del alienado escritor quien cada vez se siente más rechazado en el periódico local que, espaciadamente, publica sus escritos. La acción comienza al asomar una serie de crímenes con claras reminiscencias a la obra de Poe como El pozo y el péndulo. Cuando la brutalidad de los asesinatos va tomando notoriedad pública y estremecen la calma de Baltimore, las autoridades empiezan a analizar el perfil del criminal. El detective Emmett Fields (Luke Evans) desgrana las señales simbólicas (y crípticas) que va dejando el asesino. El hilo conductor son las historias de Poe que, en código, encajan hacia un final sangriento. El protagonista de ¿Quieres ser John Malcovich?, que precedió a la gran actuación del melómano Rob Gordon en Alta Fidelidad, leyó todas las obras del autor de El corazón delator y estudió la vida del escritor al dedillo, lo que se nota en el desarrollo de la película con una gran caracterización con tintes que van desde la melancolía y preocupación hasta la locura. La carrera de Cusack parece que seguirá un camino criminalístico, en The Paperboy -estrenada recientemente en el festival de Cannes-, encarna a un condenado a muerte por un crimen y en Frozen Ground (con Nicolas Cage) la historia girará en torno a un asesino serial. Lo que deriva en un lugar común de El cuervo es la presa que elige el misterioso cegador: Emily, la enamorada de Poe, raptada frente a las narices de las autoridades en medio de una fiesta de disfraces. Un recurso, a esta altura, poco original y muy trillado. Al principio, las sospechas caen ante el turbado escritor que enfrenta un doble rol, el de supuesto secuestrador y también el de damnificado ya que su amada tiene las horas contadas. Para encontrarla deberá descifrar sus propios relatos. Y hasta el crítico y agente literario Rufus Wilmot Griswold (muy conocido por su rivalidad con Poe) es apuntado como el supuesto asesino de Baltimore. Todos son sospechosos. De allí en más la carrera contrarreloj para dar con el criminal muesta lo más jugoso de la película con señales imperceptibles que desanudarán, entre tinta y sangre, el enigma de un secuestro escrito de antemano. ¡Nunca más!