Hay muchísimos tipos de films de ciencia ficción, y hay sólo dos clases de películas sobre invasiones alienígenas: la primera se corresponde a la premisa de que los seres de otro planeta son buenos y quieren hacer contacto con nosotros de una manera pacífica. El especialista en retratar esta cuestión es el gran Steven Spielberg con su Encuentros cercanos del tercer tipo (Close Encounters of the Third Kind, 1977) y E.T (E.T. the Extra-Terrestrial, 1982). Pero hay otra clase de films sobre la temática que sostienen que “los marcianos”, tal como los conocíamos de pequeños, en realidad son hostiles y nos invaden para extraer nuestros recursos naturales, o para abducirnos y estudiarnos cual ratas de laboratorio. Los elegidos (Dark Skies, 2013) de Scott Charles Stewart es de la segunda especie de películas, pero si la comparamos con Día de la independencia (Independence Day) de Roland Emmerich, por ejemplo, no es una cinta sólo de ciencia ficción con héroes del ejército que los combaten con toda su artillería, sino que más bien vendría a tener un argumento más terrorífico, en el sentido positivo de la palabra; y lo interesante es que mezcla distintos géneros. Como su nombre en inglés lo indica, Dark Skies abunda no sólo en la oscuridad de los cielos que albergan muchos misterios para la raza humana, sino que además juega con lo más oscuro y profundo de nuestra mente, que son nuestros miedos y fobias. ¿Quién no se despertó alguna vez pensando haber oído un ruido inquietante en su casa?, ¿quién no se imaginó que venían los alienígenas a secuestrarnos?, ¿quién no creyó en algún momento que no estamos solos en el universo?. Todas estas preguntas se responden por sí solas cuando hacia la mitad del film nos damos cuenta de que lo que estamos viendo no es lo que parecía ser al principio. El efectisismo del argumento está justamente en eso. Comienza de una manera y todo nos parece predecible. Pero a medida que nos vamos adentrando cada vez más en la trama, terminamos por saber que en realidad la película va hacia otro lado. Los elegidos juega con nosotros y con nuestro escepticismo de la misma manera que sus protagonistas son sometidos al engaño una y otra vez. Su casa es el escenario para que comiencen a experimentar cosas extrañas, casi sin explicación ni lógica aparente. Y es tal el suspenso y la tensión que propone la película que terminamos aferrándonos a su premisa. De escenas cautivantes y un guión aparentemente repetido varias veces en la historia del cine de ciencia ficción –recordemos Contactos de cuarto tipo (The fourth kind, 2010), basada en hechos reales y sumamente perturbadora- Los elegidos se anima a ir un poco más allá. Hace de la ficción el campo privilegiado para centrarse en los miedos y la posibilidad de la profanación de nuestro hogar, el cual a partir de ahora ya no es seguro para nadie. La película de Stewart nos pone los pelos de punta, nos paraliza frente al peligro, nos esclaviza y, sobre todo, nos hace preguntarnos… ¿Qué haríamos si nuestro hogar es irrumpido por extraterrestres hostiles?. O peor aun… de repente nos enteramos que nos observaron durante años sin que nos diéramos cuenta. Para pensarlo. Terror psicológico y del mejor! 4/5 SI Ficha técnica: Dirección: Scott Stewart Guión: Scott Stewart País de origen: Estados Unidos Año: 2013 Género: Acción, Ciencia Ficción, Terror Distribuidora: Distribution Company Estreno(Argentina):10 de octubre de 2013 Reparto: Keri Russell, J.K. Simmons, Dakota Goyo, Josh Hamilton, Michael Patrick McGill
Los elegidoos es un film, que sin grandes novedades, entretiene de principio a fin. El relato es simple, pero cargado de suspenso, y si bien la historia contiene todos los tips clásicos de este género, el guión los usa de una manera astuta como para que el espectador esté atento y al vilo a pesar de que sospeche las próximas...
Encuentros cercanos del tipo no tan desconocido Siempre nos preguntamos cuál será el origen de esa obsesión por parte de los seres de otros mundos con nuestro planeta, según lo planteado en todos los relatos de ciencia ficción creados por el séptimo arte. Y siempre a continuación nos preguntamos con igual nivel de intriga por qué sus objetivos suelen estar casi siempre dentro de los límites de los Estados Unidos. Los elegidos (Dark Skies, 2013) nos cuenta la no tan típica historia de la familia Barret, esa típica familia americana que vive en el típico suburbio yanqui con el típico pasto verde, las típicas cercas blancas y las típicas banderitas de EEUU en la puerta de cada casa. La cuestión se pone tensa cuando los Barret empiezan a experimentar extrañas visitas de algo que podrían ser seres extraterrestres, o “los grises” (the greys) como los suelen llamar quienes manejan la jerga OVNI o aquellos que sean fans de Los Expedientes Secretos X (The X Files, 1993). El director y guionista Scott Stewart ya nos ha traído previamente películas como Legión de Ángeles (Legion, 2010) y Priest: El vengador (Priest, 2011), por lo tanto no podemos decir que es un novicio en esto del cine Fantástico y de Ciencia Ficción. Y si hablamos de una producción que viene de la mano de los responsables de Actividad Paranormal (Paranormal Activity, 2007) y La noche del demonio (Insidious, 2010) podemos hacernos una idea bastante clara respecto de la dirección hacia la cual apunta la cuestión. Scott Stewart se luce en la primera mitad del film cocinando a fuego lento todos los elementos que serán clave para el desarrollo de la trama, al punto tal que por momentos parecería que el elemento sobrenatural fuera una mera excusa para mostrarnos una interesante obra de suspenso, que también se sostiene con firmeza en las buenas actuaciones de Keri Russell y Josh Hamilton. Y aclaramos “la primera mitad” justamente porque promediando el segundo acto se suceden ciertos giros dramáticos y elementos argumentales que parecen apilarse unos sobre otros sin mucho sentido, e incluso algunos de ellos quedan abiertos de forma poco prolija. Pero a pesar de un desenlace un tanto atropellado la película se las ingenia para mantenernos en vilo lo suficiente como darnos un buen par de buenos sustos, hasta encontrarnos con un final que –para bien o para mal- seguramente tomará a más de uno por sorpresa. ¡No dejen de mirar los cielos!
Contactos del cuarto tipo Desde hace años, los extraterrestres dejaron de ser pacíficos y quedaron atrás Encuentros cercanos del tercer tipo y E.T., para pasar luego a La guerra de los mundos y Skyline: La invasión por mencionar algunos ejemplos. De la mismos productores de Actividad Paranormal y La noche del demonio, llega Los elegidos (Dark Skies), un thriller psicológico sobre una familia amenazada por extrañas fuerzas que altera el orden cotidiano. Lacy (Keri Russell) y Daniel (Josh Hamilton) forman un matrimonio con dos hijos y atraviesan una seria crisis financiera. Las cosas empeoran cuando una extraña presencia alienígena visita el cuarto del hijo más pequeño y se pone en marcha un operativo (no podían faltar las cámaras de seguridad) para entender que és lo que está ocurriendo. La película de Scott Strewart (responsable de Priest y Legion de ángeles) tiene más suspenso que terror, pero acierta en la creación de los climas (la escena en la que Lacy entra a la cocina y encuentra innumerables objetos apilados al mejor estilo Poltergeist). Un niño con extraños comportamientos que habla con "el hombre de los sueños"; manchas rojizas que el padre tiene detrás la oreja; un adolescente que experimenta su pirmer beso y una invasión de aves que se estrellan en las ventanas del "hogar dulce hogar", conforman las piezas de este inquietante film. El relato aborda el tema de las abducciones (como lo hiciera Milla Jovovich en Contactos del cuarto tipo) y el mayor mériito es inquietar sin mostrar demasiado a la criatura hambrienta que abre la heladera durante la noche.
Los elegidos es el típico thriller de ciencia ficción clase B que podés encontrar a diario en el canal SyFY, con la particularidad que este film tuvo la suerte de llegar al cine y contar con buenos actores en su reparto. La dirección corrió por cuenta de Scott Stewart, quien brindó hace poco las decepcionantes Legión de ángeles y Priest, el vengador, con Paul Bettany. En este caso presentó un film de suspenso que juega por momento con el género de terror para narrar una historia de abducciones extraterrestres. El temas es que a Stewart no se le cayó una idea en su trabajo de dirección y toma de manera burda elementos que ya se vieron en filmes como Poltergeist, Encuentros cercanos del tercer tipo y muy especialmente Señales, con Mel Gibson. Es más, creo que en los créditos finales tendrían que haber agregado un "Thanks M.Night Shyamalan", ya que el tramo final de la historia roba bastante o se "inspira afanosamente" de Señales. De todos modos la película es llevadera más allá de estas cuestiones. Si bien Kerri Russell y J. K Simmons actúan en piloto automático y probablemente se involucraron en este proyecto por el cheque, más que por un desafío profesional, ambos hacen su trabajo con mucha dignidad. Si la engancharas en televisión y te gusta el género probablemente te la quedarías viendo porque es entretenida pero no representa una de las novedades más interesantes de la cartelera.
Encuentros cercanos de todo tipo Recuerdo haber leído, cuando este film se estrenó en los Estados Unidos a principios de año, que los críticos norteamericanos se burlaban bastante de su resultado y hasta cuestionaban que no se hubieran organizado funciones previas para prensa. No sé a qué se debió, si fue porque ni los propios productores y distribuidores le tenían confianza, pero lo cierto es que este tercer largometraje del guionista y director Scott Stewart no está nada mal. Con un modestísimo presupuesto de 3,5 millones de dólares, Los elegidos narra una historia, sí, bastante convencional que combina drama familiar con invasión alienígena, pero que está dignamente concebida y construida. Las referencias también son un poco obvias (Encuentros cercanos del tercer tipo, Poltergeist, Los pájaros y, sobre todo, Actividad paranormal), pero así y todo hay buenos momentos de tensión y sustos. El punto de partida es el de… “siempre”: una familia tipo de clase media en decadencia (hay múltiples citas a la crisis financiera/laboral) compuesta por mamá (Keri Russell), papá (Josh Hamilton), hijo de 13 años en pleno despertar sexual (Dakota Goyo, el chico de Gigantes de acero) e hijo de 6 (Kadan Rockett) ven cómo la casa primero y luego hasta sus propios cuerpos se llenan de elementos extraños: la invasión a la intimidad del hogar y de sus interiores ha comenzado. Desesperados, visitarán a un experto en extraterrestres (el gran J.K. Simmons) para desembocar, claro, en el gran enfrentamiento final con no pocas vueltas de tuerca. La narración es bastante eficaz, las actuaciones son más que aceptables y el uso de los efectos visuales y los golpes de efecto resultan sobrios y atinados. No estamos, quedó dicho, ante ninguna maravilla del género, pero tampoco frente al despropósito que tantos condenaron. Vale la pena despojarse de los prejuicios y darle una oportunidad.
Cuando una película de terror ó ciencia ficción intenta, además de contar la clásica historia de miedo, hablar de un estado de época, ya, por el sólo hecho de sumar ese plus, sale ganando. En “Los elegidos” (USA, 2013) de Scott Stewart, vemos como el american way of life y el american dream se explota frente a la cara de los más vulnerables, y en el caso de los protagonistas de esta película, no sólo les tocará lidiar con el fin de la bonanza económica y sus consecuencias, sino con un hecho sobrenatural en el seno de su hogar que alterará todo aún más. La familia Barret la está pasando mal. MUY. Un padre sin trabajo (Josh Hamilton), una madre que intenta sumar algunos dólares con un emprendimiento inmobiliario (Keri Russel) y dos hijos (Dakota Goyo, Kadan Rockett) que apenas pueden manejarse solos. Pese a los inconvenientes siguen adelante, como todos, hasta que un día algo los sorprende madrugada, algo que lentamente cambiará todo e iniciará una cadena de hechos infortunados que modificarán el ya desordenado mundo de esta familia. Esto se sumará a su larga lista de preocupaciones y así querrán saber qué o quiénes están molestándolos/acechándolos. Para poder descubrirlo, y luego de volverse todo insostenible, se acercarán a un “especialista” (un Fabio Zerpa yanqui) que los guiará en un camino de aceptación o descreimiento absoluto. El realizador, Stewart (con películas como “Pries” o “Legión” en su haber), logra generar suspenso sin caer en lugares comunes, desarrollando el misterio con maestría y manejando 2 mundos en paralelo casi antagónicos. Por un lado trabajará con el mundo de los adultos, un mundo oscuro, de colores fuertes, lleno de preocupaciones, mentiras y angustias, mientras que por el otro lado estará el mundo de los niños, cálido, alegre, un paraíso de ingenuidad y exploración. Justamente este mundo es al que primero atacará “eso” que acecha, porque es el mundo dócil, débil, casi sin explicaciones, un mundo que lleno de juegos y cuentos de medianoche a través de walkie talkies hará más llevadera la crisis económica y familiar que atraviesan. Los momentos de digresión, principalmente enfocados en el hijo mayor y sus habituales actos, generan la relajación obvia y necesaria para posteriores momentos de tensión y susto más clásico (un pájaro que choca contra una ventana, por ejemplo). Hay algunas resoluciones que atentan contra el buen clima desarrollado a lo largo del metraje de “Los Elegidos”, como por ejemplo cuando el padre de familia decide realizar la instalación de un sistema de cámaras de video para poder “controlar” qué pasa en su casa por las noches, si no tenían dinero, ¿de dónde lo saca para pagar ese caro sistema?(minutos antes le dice a su mujer que prescindirían de la TV Cable). Para los amantes de las películas de terror/ciencia ficción con un mensaje más allá de sus premisas básicas, esta mezcla de “Señales”(USA 2002), “Encuentros Cercanos del Tercer Tipo” (USA, 1977) y “El Conjuro”(USA, 2013), cumple con sus premisas (sin detenernos en su precipitado final y algunos efectos especiales -muy truchos algunos-) y además cuenta con el aporte invaluable de la impecable actuación de “Felicity” Russel. Los Elegidos” es una opción más que interesante en su género.
El presente film de ciencia ficción y suspenso de Scott Stewart -quien ya nos entregara obras como Priest o Legión de Ángeles- comienza con una frase de Arthur C Clarke: “Existen dos posibilidades: que estemos solos en el universo, o que estemos acompañados. Ambas son igualmente aterradoras.” De los dos escenarios que esa máxima propone se elige transitar el segundo, la existencia de alienígenas en nuestro planeta. Pero en este caso su forma de materializarse no será la acostumbrada: no existirán ciudades reducidas a ruinas por grandilocuentes naves, ni rayos que desintegren a las personas convirtiéndolas en polvo. Muy por el contrario, la llegada de estos seres tendrá un carácter casi imperceptible, manifestándose en pequeñas alteraciones de la vida cotidiana que irán en un leve pero sostenido in crescendo. Lacy y Daniel Barrett (Keri Russell y Josh Hamilton, respectivamente) son una joven pareja de los suburbios, tienen dos hijos y habitan una hermosa casa que aún no han terminado de pagar. De pronto cosas extrañas comenzarán a ocurrir en la casa de los Barrett: puertas que se abren sin explicación y alimentos apilados más allá de cualquier ley de la física llevarán a sus habitantes a cuestionar su propia sanidad mental. Más tarde los ataques y las anomalías se extenderán a los cuerpos de los miembros de esta familia, violentando su autonomía física y poniéndolos cara a cara con un temido enemigo, hasta ese entonces invisible. Los climas creados por el director, como así también un medido uso del CGI, hacen de este film una interesante propuesta, diferente dentro de un mercado que ya nos ha aburrido de los recursos del falso documental y el excesivo artificio digital. Los Elegidos es una propuesta modesta que logra mantener la atención del espectador a través de una cuidada dirección de actores y una inteligente utilización de los recursos narrativos en el marco de un acotado presupuesto. El titulo original del film, Dark Skies, tal vez esté más cerca de la idea general que sobrevuela la narración: el hecho de que la oscuridad albergue a ese enemigo que, sin grandilocuencia ni explosiones, sea tan inexorable como la muerte misma…
Visitantes en casa Si no puedes asustar, sugestiona. Esa parece ser la premisa de Scott Stewart (Priest: el vengador, Legión de ángeles) a la hora de plantear un thriller psicológico muy bien logrado. Y si el temor llega desde el cielo y con cierto aire Los expedientes secretos X, mucho mejor. Ya sabemos que a la hora de ver este tipo de películas de fenómenos paranormales en clave extraterrestre -con abducciones incluidas-, la mente se dispara hacia las históricas Juegos diabólicos y Encuentros cercanos del tercer tipo. Pero en Los elegidos encontramos el sello del suspenso en manos de los productores de Actividad paranormal y La noche del demonio. La historia parte con Daniel (Josh Hamilton) y Lacy (Keri Russell), una pareja estadounidense de clase media-alta que se las ve feas a nivel económico. De antemano, la realidad preocupa más que la ficción, hasta que Sam (Kadan Rockett), el menor de los niños, comienza a percibir la presencia de intrusos dentro de la casa. La noche siempre será cómplice y los Barrett recurrirán a (cuándo no), las cámaras de seguridad de la vivienda para detectar las extrañas manifestaciones. Hasta allí, un comienzo típico para estos filmes, pero todo se complica cuando en la oscuridad se registran movimientos (atención a la iluminación y la atrapante banda de sonido) donde los objetos caseros parecen tomar vida propia (hay cierta obsesión con los juguetes infantiles) y “el hombre de los sueños”, un ser causante de pesadillas en los pequeños, buscará los ojos de ellos como trofeo onírico. O es lo que ellos creen. La sugestión -y los ruidos, fuera de campo, que atraviesan la vivienda familiar- desenvuelve un papiro de suspenso, donde el terror deja lugar a la intriga y a saber con qué se encontrará la familia al día siguiente. Así, verán objetos apilados misteriosamente, una heladera saqueada y, lo más perturbador del filme, cómo cada uno de los habitantes de la casa deambularán como sonámbulos, contactados por “ellos”, Los Grises, logrados entes del más allá. Cada uno en la casa cumplirá su rol y el protagonismo irá saltando de uno al otro, un método eficaz para este tipo de obras donde casi siempre la acción se centra en un personaje. Aquí no. Entre tanto dinamismo, este filme tendrá sus “tributos”: el giro hitchcockiano (Los pájaros) con las aves estrellándose contra los cristales de la vivienda, emparentarse con la Milla Jovovich de Contactos de cuarto tipo o, la investigación y los mensajes de Señales con Mel Gibson. Esta película mezcla diferentes formas de encarar la presencia de seres de otros mundos , y es de lo mejorcito de este 2013 atestado de terror-suspenso, pero escaso en calidad.
Típico film sobre lo atípico En un suburbio apacible empiezan a pasar cosas raras, en una suerte de déjà vu extremo de otras películas. Y, sin embargo, al narrar tipo “palo y a la bolsa” ofrece algunos pequeños placeres. Nada nuevo bajo el sol. Los elegidos es derivativa y previsible. Y sin embargo, la cosa funciona. Tal vez sea el encanto de este tipo de relatos –la película bien podría formar parte de una nueva temporada de La dimensión desconocida– o la avispada dosificación de información que va acercando a sus protagonistas a la terrible, horrorosa verdad. Lo cierto es que el nuevo largometraje del especialista en efectos digitales Scott Stewart (cuyos pergaminos como realizador incluyen las inolvidables, por lo mediocres, Priest-El vengador y Legión de ángeles) entrega un batido de ciencia ficción, terror y suspenso que no promete más de lo que está en condiciones de ofrecer. En uno de esos típicos suburbios apacibles, que parecen estar durmiendo una siesta eterna, una típica familia de clase media americana está atravesando algunos típicos altibajos económicos y familiares. Y, típicamente, algo atípico comienza a ocurrir: ruidos extraños, la alarma que suena en plena madrugada sin razón aparente, objetos que desaparecen y, la gota que rebasa el vaso, una bandada de pájaros haciéndose pelota contra las paredes y vidrios de la otrora pacífica casa. A medida que los minutos de proyección avanzan, el espectador puede sufrir una suerte de déjà vu extremo, alternando recuerdos de films como Poltergeist, Encuentros cercanos del tercer tipo, Actividad paranormal, una pizca de Shyamalan y, claro está, Los pájaros, por nombrar sólo algunos títulos e “influencias”. Pero, al mismo tiempo, el énfasis sin distracciones en el desarrollo de los acontecimientos, sumado a su breve y conciso metraje, permite abandonarse sin vergüenzas a sus pequeños placeres. El reparto incluye a Keri Russell, como la madre que comienza a vislumbrar las posibilidades más ilógicas, y Josh Hamilton, que encarna al padre de familia que se resiste a creer en semejantes tonterías... hasta que no le queda otra opción. Cerca del final, el veterano actor de reparto J. K. Simmons hace las veces de ufólogo resignado, poco antes de que la película abandone la sugestión y los regulares golpes de efecto para entregarse al uso de los efectos especiales y la vuelta de tuerca final (que, afortunadamente, esta vez no resignifica absolutamente nada). Producida, entre otros, por los hermanos Weinstein, Los elegidos es heredera de cierto cine sci-fi a la vieja usanza: presupuesto reducido, moderadas pretensiones, palo y a la bolsa... pero a mucha honra.
Algo raro esta pasando La familia Barret -un agradable matrimonio, con un hijo adolescente y un pequeño de unos seis años-, vive en una hermosa casa en los suburbios, y tiene una muy buena relación con sus vecinos. Pero no todo es color de rosa; el marido se quedó sin trabajo hace unos meses, y tienen problemas de dinero, lo que genera algunas tensiones en la casa. Sin embargo, logran llevar una vida bastante tranquila. Hasta que comienzan a pasar cosas raras: alarmas que se activan solas, objetos que aparecen apilados de formas inimaginables; todo sin una explicación evidente. Buscan la respuesta a esos eventos dentro de la casa, en la conducta de sus hijos, o en el estrés que sufren desde hace un tiempo, pero los sucesos son cada vez mas intensos, mas peligrosos y mas inexplicables, y la tensión en la casa aumenta, la situación se vuelve desesperante. Ese clima asfixiante es lo que hace interesante la historia, ya que no se muestra solo desde el impacto, sino que se introduce al espectador en una trama densa y sofocante combinando la ciencia ficción con el terror psicológico, sin sobresaltarlo. Si bien la primera parte del film logra un clima intenso y atrapante, la segunda mitad abunda en elementos que se revelan en muy poco tiempo y que conducen a un final abrupto. Con buenas actuaciones y una correcta fotografía, si bien esta historia no aporta nada nuevo al género, no es solo una mas de esas que transcurren en casas donde suceden cosas extraordinarias, como Actividad paranormal, y otras tantas similares. En este caso lo interesante no versa sólo en lo sobrenatural, sino también en lo que esa situación genera en las mentes y las emociones de los protagonistas.
La película no tiene un planteo nuevo, posee referencias obvias a grandes películas del género pero transcurre con suspenso y algunas vueltas de tuerca que mantiene el interés del espectador. Alienígenas que estudian, invaden casas y cuerpos de los integrantes de una familia sin que nadie les crea, salvo quienes ya vivieron algo así.
LOS ELEGIDOS es un thriller psicológico sobre una pareja de los suburbios cuya vida se convierte en una pesadilla cuando una aterradora presencia alienígena entra en su casa cada noche para acechar a sus hijos. Cada vez más aislados de unos amigos y vecinos que dudan de los hechos, la pareja se verá obligada a solucionar el problema con sus propias manos para salvar a su familia. Más intimista y melancólica que las típicas películas de ciencia ficción, resulta efectiva y atrapante. Aunque por momentos parece un episodio de LOS EXPEDIENTES X, por su constante clima de conspiración y paranoia, la humanidad de los personajes y la oscuridad detrás de la trama, la convierten en una original e interesante exponente del genero. Un ejercicio fílmico sobre los miedos y las fobias, que logra sorprender y trae aire fresco a un tipo de cine en donde parece estar todo inventado.
Un titulo que aunque pierde puntos por lo derivativo, no se le puede negar las pocas virtudes que tiene. Escribir una película con extraterrestres como parte de la trama no es precisamente difícil, si lo abarcas desde la perspectiva de la invasión extraterrestre. Con esto quiero decir que los antagonistas llegan sin advertencia y hay que prepararse para la inevitable hecatombe. El atractivo de este tipo de narrativa es la supervivencia que está en juego, y siendo así es poco relevante como lucen los extraterrestres. Te importa poco que los aliens de Día de la Independencia tengan cara de mondongo, y los de Mars Attacks te den más risa que miedo. Pero la cosa se complica cuando la trama es abarcada dentro de la vida cotidiana, en un marco un poco más realista, donde estos “seres” están mas escondidos, mas camuflados, donde todo pasa más por cuestiones psicológicas y sociológicas, presentando así un conflicto tan o más atractivo que ver mil naves surcar los cielos. Es decir, la complicación de buscar una explicación racional y el choque con el escepticismo de la mirada de los otros. En este aspecto es crucial la resolución, porque la calidad de la misma hace o destruye la película. El presente titulo hace un cruce entre estas dos perspectivas, y aunque el resultado pudo ser mejor, tiene algunos elementos lo suficientemente en regla para recordar esos elementos que generan efectivamente el miedo. ¿Cómo está en el papel? La familia Barrett vive una pacifica vida en un suburbio norteamericano, o tan pacifica como se lo pueden permitir sus múltiples problemas cotidianos, ya que los problemas financieros de los padres (generados mayoritariamente por el desempleo del padre y el trabajo inestable de la madre) empiezan a hacer estragos entre ellos y en la psicología de sus hijos. El conflicto empieza a surgir cuando una serie de eventos perturbadores empiezan a tomar lugar en su casa, que inicialmente son percibidos como casualidades o travesuras, hasta que empiezan a crecer en intensidad, y se ponen en la tarea de averiguar si en efecto hay una presencia sobrenatural que viene por ellos. Lo interesante de la trama es que se toma la suficiente molestia en hacer énfasis que se trata más de una historia sobre una familia que quiere sobrellevar una crisis, que sobre una invasión o una abducción de seres de otro mundo; este último aspecto es apenas el plato en el que se sirve (Parece Señales, ya sé, pero sin dilemas de fe.). Motivo por el cual lo psicológico y lo interpersonal entre los miembros de la familia está muy bien trabajado a nivel guion más que cualquier otra cosa, pero hasta ahí. La película lleva bien el barco, pero ciertas escenas ––que se nota a la legua que son copiadas de otras películas–– dañan el interés del espectador. Ninguna película es 100% original; todas obtienen su inspiración de muchas pelis, pero no podes bajo ningún punto de vista empezar a poner cámaras por toda la casa, y conectarlas a la computadora para ver qué pasa en la casa mientras la familia duerme. Así es, lectores, es un calco de Actividad Paranormal. Podría seguir contándoles, pero sería darles un spoiler. Pero puedo decirles esto: aunque desde la mitad del metraje para adelante incurren en todavía más derivaciones e incluso clichés, hay cosas que son indefectiblemente originales, lo que les suma unos puntos, por poquitos que sean. ¿Cómo está en la pantalla? Los Elegidos, como es de esperarse es una película donde la dirección es crucial; no tanto para hacer creíble la química entre la familia, sino para una creación efectiva de climas que generen el susto suficiente en el espectador. Por el costado de la actuación, Keri Russell y Josh Hamilton, así como los dos niños protagonistas entregan actuaciones decentes. Nada espectacular, pero pasable. Lo que no es poco en una película de esta naturaleza. Párrafo aparte merece J.K. Simmons (el Sr. Jameson de Spider-Man) que entrega una interpretación interesante de ver, como el consejero sobrenatural al que acude la familia. Conclusión Los Elegidos es una película que a pesar de sus aspectos derivativos, tiene una narración lo suficientemente decente para interesar al espectador por los personajes y así cumplir como entretenimiento. Ahora decir si este título es recomendable, ya es harina de otro costal.
Los visitantes inesperados. “¿Qué es tan especial sobre nosotros?”, pregunta Lacy Barrett (Keri Russell), mientras su cordura se termina de escapar. Su reacción es lógica. Hace semanas, su familia era sólo otro hogar de clase media estadounidense, uno de tantos lugares de preparación de banderas, barbacoas y fuegos artificiales para el 4 de julio. Pero entonces, ellos llegaron. Primero fueron incidentes casuales: ruidos en la noche, una puerta abierta. Sin embargo, las cosas no tardaron en perder sentido, con misterios tan acumulados como las torres de comida que aparecieron erguidas en la cocina, organizadas hasta el último milímetro para enseñar aquellos extraños símbolos de luz. En días, el acoso se volvió imparable: repentinos brotes psicóticos, ataques kamikazes de cientos de aves y, finalmente, ellos, los grises. Ahora, vacía de lógica y de entendimiento, ella está frente al recurso menos esperado, el investigador paranormal Edwin Pollard (J.K. Simmons), buscando entender una causa, preguntando la causa de su maldición. El experto mantiene su expresión de rutina, y responde. “Nada”. Es en esa lucha contra la imposibilidad en lo que se enfoca Los Elegidos (Dark Skies, 2013). El enfrentamiento va por dos frentes. En un lado, se encuentra el drama, en el cual Lacy y su marido Daniel (Josh Hamilton) tratan de mantener la imagen de familia perfecta, y no ser vencidos por los contratiempos económicos, mientras su hijo mayor Jesse (Dakota Goyo) se les distancia al transitar en el camino de la pubertad. Y, por otra parte, está el terror, con la invasión de criaturas extraterrestres, que causan problemas en la casa desde su contacto con el pequeño Sam (Kadan Rockett). En el medio, aparece Scott Stewart, un ex-artista de efectos visuales cuyos previos créditos como realizador incluyen el combo de Legión de ángeles y Priest - El vengador, dos derivativos y aburridos intentos de alto presupuesto para transformar a Paul Bettany en una estrella de acción. Enfrentado con la limitación de dinero (así es como funciona el nuevo sistema de terror comercial: poco presupuesto, mucha publicidad), el director y escritor vuelve a recurrir al licuado de influencias, con obvios ejemplos que van de Encuentros cercanos del tercer tipo a Actividad paranormal (no es una coincidencia que Oren Peli, director del hit del subgénero de found footage, sea productor de este film). O y una estructura que va creciendo durante el primer acto, para luego estancarse en la nada tras adelantarse con la causa de su fórmula (esencialmente, imaginen una historia en una casa embrujada donde los fantasmas son reemplazados por alienígenas). Es una tendencia bastante curiosa que se viene dando en el terror: se presenta la premisa, se deletrea a la audiencia la locura que está siendo proyectada, y luego tenemos que ver como la gente en la pantalla resuelve el rompecabezas que ya conocemos de memoria durante la siguiente media hora. La causa de esto, por desgracia, parece un misterio para otras circunstancias. Por suerte, Stewart también se toma el tiempo de generar una sobria atmósfera de incertidumbre (escenario ideal para el terror) y hace el acierto de darle aire al dilema de sus personajes, metiendo algo de frescura a su gastado concepto con la inserción del cada vez más recurrente tema de la crisis mundial de 2008. Pero quienes aportan la ayuda definitiva a que uno se identifique y preocupe por ellos son Russell y Hamilton, que encuentran simpatía en sus roles de padres derrotistas enfrentados a los designios de la vida. Es así que, entre la competencia del director para sus protagonistas, el buen trabajo del elenco (que también se eleva con el talento del antes mencionado Simmons por un par de escenas) y un par de momentos que funcionan a la hora de provocar la piel de gallina, Los Elegidos cumple. No será nada del otro mundo, pero cuando funciona, funciona. @JoniSantucho
Hay un alien en mi dormitorio Hay marcianos buenísimos y simpáticos como el de E.T. y los de "Encuentros cercanos del tercer tipo", y luego hay monstruos horribles y peligrosos como, sin ir más lejos, Alien o Depredador. Pero en un plano que para muchos creyentes es más realista, hay extraterrestres verdaderamente ominosos, a los que llaman los Grises. Son esas criaturas que eligen una persona o una familia común y corriente para realizarles implantes, estudiarlos, dominar sus acciones y, muchas veces, directamente terminar secuestrando a uno de sus integrantes. Desde su posición de experto en efectos especiales de Tim Burton y Steven Spielberg, Scott Stewart ha dado vida a todo tipo de seres sobrenaturales, marcianos incluidos, pero en esta película como director y, además, guionista se centró en esas experiencias más de entrecasa que son tan aterradoras como para que no haya más que un puñado de films de bajo presupuesto sobre el tema. Lo hace bien y muy seriamente. "Los elegidos" empieza muy de a poco mostrando los problemas y conflictos normales de una familia tipo, y poco a poco va introduciendo elementos perturbadores que obviamente son de índole totalmente foránea. Uno de las cualidades del guión es que aunque el espectador intuya de qué viene la cosa, la acción no lo revela antes del tiempo y la cantidad de evidencia que requieren sus protagonistas para poder convencerse de que lo que les está sucediendo no tiene nada que ver con algo terrestre. Por eso si bien todo el principio puede parecer un poco frío y no especialmente intenso, ya hacia la mitad de la proyección, "Los elegidos" empieza a dar miedo en serio, y de ahí hasta el final no para de acumular escenas temibles. Dentro de su bajo costo, está muy bien filmada, con efectos muy bien resueltos mostrando lo justo para, sobre todo, insinuar- y muy sólidas actuaciones de todo el elenco, empezando por los dos chicos de la familia, principales víctimas de estos horribles Grises, y muy especialmente el veterano J.K. Simmons en el papel del experto en aliens encargado de darle las malas noticias a la familia, y si se quiere, tambien al espectador, dado que por momentos todo el asunto está jugado como un drama realista y no como una de ciencia ficción.
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El nombre de Scott Stewart no resuena bien en los oídos del género del terror y la ciencia ficción. Y es que el director americano tuvo dos tropiezos bastante grandes con sus más que irregulares Legion y Priest, ambas empujadas por la fuerza del actor protagónico Paul Bettanny. Su ambición hace que sus proyectos tengan una escala demasiado grande que se desmerece en proporción a su talento. Pero con Dark Skies finalmente se le dio la chance de darse a conocer un poco mejor, con un enfoque más ajustado y un presupuesto acotado que también hizo de gran salvavidas. En este drama de terror sobrenatural, el eje familiar tiene mucho significado y es algo que la productora Blumhouse tiene en cuenta en sus historias, como en Paranormal Activity, Insidious y Sinister, entre otras. La acuciante situación económica de una familia americana típica se acopla a los problemas que parecen no tener respuesta plausible y las sospechas comienzan a crecer y minar las relaciones interpersonales, a la vez que los fenómenos comienzan a subir de nivel. La clave para pasar un buen mal rato está en meterse de lleno en la historia y vivir junto a la familia, compuesta con buen tino por Keri Russell y Josh Hamilton, momentos que pueden llegar a erizar la piel. Sin embargo, no todos están bien orquestados y algunos oscilan entre lo escalofriante y lo cómico, lo cual lastima un poco la experiencia que se venía generando dentro de un ambiente sombrío, gracias a la ayuda también de la puntillosa banda sonora de Joseph Bishara. Un ritmo pausado y envolvente ayuda a que los préstamos que se concede Stewart no pesen tanto, aunque los ecos a clásicos del género son insoslayables. Quizás la resolución del conflicto en el tercer acto se vuelve apresurada y sin mayor respuesta además del secundario explicativo del somero especialista en la piel del siempre genial J.K. Simmons, pero es de agradecer que el film tenga un cierre adecuado, sin la promesa infundada de una secuela, algo que es una costumbre del director. Mientras que uno no espere una revolución del horror y mantenga sus expectativas al tanto, Dark Skies cumple lo que promete: una buena historia, algunos sustos bien logrados, buena química en su elenco y no muchas pretensiones.
Una bien dosificada trama con algunas sorpresas finales Los dos primeros largometrajes de Scott Stewart (“Legión de ángeles”, “Priest, el Vengador 3D”) no permitían albergar muchas expectativas con su siguiente producción “Los elegidos” (“Dark Skies”). Similar género, actores con escasos antecedentes y una temática a priori poco novedosa sustentaban una presunción que afortunadamente se reveló errada. La no aparición al inicio del habitual y muy trillado anuncio: “basada en hechos reales” revela que se está frente a una película con elementos fantásticos cuya aparición creciente está sabiamente dosificada. De hecho durante la primera media hora la familia de Daniel (Josh Hamilton) y Lacy (Kerri Russell) con dos hijos varones no parece diferir mayormente de los clásicos arquetipos de la clase media norteamericana. El padre atraviesa por una circunstancial crisis laboral, al no conseguir fácilmente trabajo, que obliga a la familia a recortar gastos, entre los cuales los sistemas de seguridad (alarma) de su hogar. Luego de algunos sobresaltos menores tendrá lugar un primer incidente serio cuando tres bandadas de pájaros se incrusten en forma simultánea contra las ventanas y paredes de la casa. Y uno de los vecinos les recriminará un “parece haber algo malo con ustedes”. La escena remite inevitablemente a uno de los más famosos films de Hitchcock, pero más que un plagio parece un homenaje al mago del suspenso. El hijo menor será quien tenga recurrentes pesadillas con el “sandman” (hombre de los sueños), lo que conducirá al padre a instalar un sistema de cámaras que filmarán en forma continúa las diversas habitaciones de la casa. Pese a tratarse de un recurso de muy frecuente uso últimamente en películas con “efectos paranormales”, lo destacable en “Los elegidos” es cierta originalidad en el planteo y resolución. Será de vital importancia la tardía aparición del personaje que interpreta J.K.Simmons (“El hombre araña”, “La joven vida de Juno”), experto en fenómenos sobrenaturales, al cual acudirá el desesperado matrimonio. En su casa por supuesto “habrá muchos gatos” como afirmará Daniel al ingresar a la misma y comprobar que hay muchos de dichos felinos. El insólito investigador, que someterá a la pareja a un nutrido cuestionario, sostendrá que las respuestas en general positivas “califican de qué se trata”. Arrojará cierta luz al sugerir que los “grises” pueden ser la causa de todo. Pero no agregaremos nada más para no develarle al espectador más pistas sobre lo que está realmente ocurriendo. Digamos solamente, a título de cierre, que hacia el final habrá alguna que otra sorpresa que bien podría titularse como vuelta de tuerca ingeniosa. Y que explica el nombre “Los elegidos” con que se ha titulado “Dark Skies” en Argentina.
Una familia estigmatizada “Los elegidos” es una combinación rara de terror y ciencia ficción en esta época en que el género está plagado de entes sobrenaturales y poderes paranormales. La crisis económica de los Estados Unidos también se metió en las películas de terror y no sólo en el presupuesto sino también en el argumento. Pero sería demasiado injusto suponer que una ficción destinada a la rápida digestión masiva dice algo importante sobre la sociedad en la que surge. En todo caso, es más un síntoma que un diagnóstico, pero como bien saben los médicos los síntomas pueden ser muy interesantes. Ya la combinación del género de terror con el de ciencia ficción que propone Los elegidos resulta bastante rara en esta época en que el género esta plagado de entes sobrenaturales y poderes paranormales. Sin embargo, revivir esa frúctifera paranoia de una invasión extraterreste, tan común en el cine clase B de los primeros años de la Guerra Fría, parece una buena ocurrencia para representar ese tipo de fuerzas que los hombres no pueden dominar. Lo que falla, por ejemplo, en Señales, de M. Night Shyamalan, aquí está planteado de un modo mucho más eficaz. Nuevamente una familia, ese colectivo humano preferido del cine norteamericano, es el punto focal. Todo parece andar bien entre los Barret, tan bien como el barrio de clase media donde viven y que es presentado antes de los títulos en la película mediante una serie de escenas breves que son como un álbum repletos de clichés de la felicidad terrenal. Claro que las cosas podrían ser mucho mejores si el padre de familia no hubiera perdido el trabajo y si el hijo mayor no tuviera un amigo bastante extraño. Es decir que el famoso modo de vida americano aparece amanazado desde adentro, no derrumbado aún, pero sí corroído, y es justamente a través de esas grietas simbólicas por donde tratarán de filtrarse los invasores de la casa de los Barret y llevarse lo que más quieren y los mantiene unidos. Pero este planteo más o menos convencional es manejado con la suficente destreza por el director Scott Stewart y sus productores (los mismos de Actividad Paranormal y La noche del demonio) como para que la trama no se reduzca a un combate sin cuartel con los extrerrestres y se transforme en algo más sutil e inquietante. Además del espesor psicológico de los personajes, especialmente el padre y la madre, colabora muchísimo la decisión de evitar los golpes bajos y los sustos repentinos (hay uno solo y está justificado). Y si bien no resulta memorable por la puesta en escena o los movimientos de cámara, sí logra narrar claramente una serie de episodios que sin embargo son interpretados de forma ambigua dentro de la misma historia y que no solo tensan las relaciones entre los Barret sino que también los convierte en una familia estigmatizada.
Unos visitantes muy extraños Daniel (Josh Hamilton) y Lacey Barrett (Kari Russell) están en problemas. Daniel, arquitecto se quedó sin trabajo y el drama de los gastos y el pago de la hipoteca se acumulan. Lacey se dedica a la venta de propiedades pero a veces tiene oleadas de sinceridad y critica desfavorablemente sus ofertas y sus casas no se venden con facilidad. En cuanto a los chicos, también les están trayendo algunos problemas. El mayor, Jesse (Dakota Goyo) en plena preadolescencia, con amigos discutibles a los que le gustan las escopetas de aire comprimido más de lo normal y el más pequeño Sam (Kadan Rockett), con pesadillas extrañas de las que los padres desconfían. Inesperadamente las cosas comienzan a cambiar de lugar, las luces se multiplican solas y entre otros hechos extraños, aparecen objetos de cocina desparrados en el living durante la noche. Para colmo el más chico comienza a dibujar señores altísimos que lo llevan de la mano. Tan seguro como que uno más uno es dos, hay espíritus de otro mundo rondando, o alienígenas interesados en la familia. Como padre cuidadoso, Daniel decide defender a los suyos y se compra un perro y una linda escopeta. LAS PROMESAS La película prometía más. Había cierto suspenso, uno siempre estaba esperando el dentellazo pero nada, no pasa nada, salvo algún que otro dibujo y un especialista que ratifica lo que los padres imaginan. El filme recuerda ciertas películas clase b, como "El día que paralizaron la tierra", arqueológico testimonio de que los "Encuentros del Tercer Tipo" pueden existir. "Los elegidos" tiene antecedentes de las películas mencionadas, a las que se suman influencias, de otros filmes, como "Los pájaros", de Alfred Hitchcock, con bicharracos que se estrellan en bandada en la casa de los pobres Barret. Con alguna pretensión alegórica, sucede el 4 de julio, en un momento en que el americano medio defiende como puede a su familia de extranjeros desconocidos. La película está correctamente interpretada y mantiene el interés, a partir de las actuaciones de Kari Russell (Lacey), la madre y el pequeño Kadan Rockett, en el papel de Sam, el hijo menor.
Los elegidos es un título más obvio y revelador que Dark Skies ("cielos oscuros"). Y la idea de "elegidos" tampoco le hace justicia a lo que cuenta la película. De todos modos, en cuanto a la objeción de cuán revelador es el título de estreno local, hay que decir que el film ya adelanta mucho en la cita inicial de Arthur C. Clarke: "Existen dos posibilidades: que estemos solos en el universo, o que estemos acompañados. Ambas son igualmente aterradoras". Éste es un thriller sobre extraterrestres o, mejor dicho, sobre una familia (padre, madre, dos hijos varones) que en medio de un momento no demasiado bueno (el padre sin trabajo; adolescentes, obviamente, en conflicto) empieza a verse perturbada por los visitantes no deseados. La intensidad de la perturbación crece gradualmente y más allá de algunas groserías en el sonido, algún sueño-golpe bajo y cierta simplicidad un poco rústica en los comportamientos adolescentes, el armado de ese crescendo está hecho mayormente con buenas armas narrativas, con claridad para contar y buenos apoyos en los personajes secundarios, desde el policía de amable lógica hasta el experto poco enfático, cansado, gastado y lúcido interpretado por el siempre bienvenido J.K. Simmons. Otra cualidad destacable de la película es esa convicción para contar una historia con elementos que asustan, que le ocurre a gente normal, una historia entre tantas (por eso Los elegidos es un título con poca lógica). Es "entre tantas" porque el propio film lo plantea así y también en otro sentido: Los elegidos es una variación más de un género que ya ha contado historias similares. Ésta es otra historia en la que lo extraño, lo inexplicable y lo siniestro entran en un mundo tremendamente cotidiano, ordinario. Como si fuera un capítulo largo de La dimensión desconocida, no hay ánimo aquí de plantear el relato definitivo, o por lo menos muy ruidoso, sobre los extraterrestres. El tono menor, el amor por el poder de este género de mantener el interés sin abusar de facilismos y la búsqueda del director Stewart (el mismo de Legión de ángeles y Priest) hasta podrían haber logrado mejores resultados sin tanto estiramiento y el consiguiente amontonamiento de las peripecias finales. Los elegidos es una pequeña película que no desentonaría en un doble programa extraterrestre en un cine de barrio. Sí, claro, en los ochenta o en los setenta.
Una familia contra fuerzas oscuras Los elegidos (Dark Skies en el original) cuenta una de esas conocidas y repetidas historias del cine fantástico. Una familia feliz vive en los suburbios. Un matrimonio con dos hijos que empieza a percibir, poco a poco, que algo raro ocurre a su alrededor. ¿Qué tan rápido debería reaccionar una persona frente a hechos insólitos y sin explicación? La película avanza y la inquietud también. La amenaza parece centrarse en la figura del niño más pequeño. Este elemento sin duda angustia aun más al espectador, lo vuelve vulnerable, y eso permite que cuando se comience a saber qué pasa realmente, el espectador esté abrumado y listo para aceptar cualquier cosa. La clave de un film como este –del cual no develaremos nada de su trama- consiste en la manera en la cual la película posterga el mostrar su juego y a la vez mantiene al espectador interesado y atento. Y Los elegidos consigue que eso ocurra, sin duda. También la película se sirve de la combinación entre el terror y el drama, lo que aumenta el compromiso del espectador. Y lo que verdaderamente hace la diferencia es que la suma de todos los elementos mencionados produce un enorme caudal de escenas de terror. Muy buenos sustos y momentos escalofriantes demuestran que todo funciona. Los elegidos pertenece, además, a la escuela de las películas que optan por menos despliegue visual y más clima construido a través de una buena puesta en escena y un estilo visual que no busca el impacto fácil. Es difícil sorprender al espectador actual ya acostumbrado a los films de familia atacada por una fuerza desconocida, pero hay que decir que Los elegidos lo logra y justamente por eso que no hay que anticipar nada de la trama. Lo que sí hay que anticipar es que se trata de una película que hará saltar a los espectadores de su butaca, porque cuando tiene que asustar lo logra con creces. Están todos avisados.
Los comunes y corrientes Ya no sorprende que las distribuidoras realicen atentados a todo tipo de lenguaje comunicacional cada vez que eligen un título para las películas de otras nacionalidades que se encargan de estrenar en el país. Lo que sí sigue sorprendiendo son las formas que adoptan esos ataques lingüísticos. En este caso, no es tan grave que Los elegidos sea un título totalmente diferente al original Dark skies (que podría traducirse como “Cielos oscuros”), sino que contradice un diálogo de gran importancia de la trama, donde se afirma que la familia protagonista es acosada no porque guarde alguna característica especial, sino por mero azar. Llama la atención semejante torpeza: ¿habrán entendido al revés lo que se estaba diciendo? ¿Vieron la película? ¿Les importa? El caso es que Dark skies (a partir de lo dicho anteriormente, no se puede utilizar su traducción al castellano) muestra la historia de una típica familia en los suburbios que no está atravesando su mejor momento económico, con ambos padres (Keri Russell y Josh Hamilton) en dificultades laborales. Para colmo, empiezan a suceder cosas cada vez más raras y atemorizantes en la casa: primero aparece un montón de comida desparramada por toda la cocina; luego toda una serie de cosas acomodadas con un patrón muy específico; después todas las fotos familiares desaparecen de los marcos, con el más pequeño de los niños hablando de un tal “Hombre de Arena”. Pronto todos los miembros de la familia (incluido el hijo mayor) sufrirán consecuencias físicas de lo que parece ser una presencia externa que va convirtiendo sus vidas en un infierno. El director Scott Stewart abandona por un rato la parafernalia audiovisual y seudo religiosa de sus dos films previos, Legión de ángeles y Priest-el vengador, para abocarse a un relato bastante realista en su tono, con climas que desarrollan inquietud en el espectador con tiempo y paciencia, potenciando el fuera de campo y eludiendo la mostración gratuita, y preocupándose por explorar las ambigüedades de los personajes, que son gente común y corriente que se ve inmersa en una situación que los supera. Es cierto que hay en el film una voluntad de vincularse con su tiempo socioeconómico, trazando un retrato de la clase suburbana estadounidense tratando de sostener un estatus de vida que no deja de ser vacío y previsible, y que esos apuntes sociales le terminan restando espacio e impacto al nudo central de la trama. Sin embargo, esas ambiciones no terminan acaparando demasiado metraje y en los minutos finales, a partir de la excelente aparición de J.K. Simmons como un experto en fenómenos de otro mundo que está construido a su medida, Dark skies repunta bastante, apostando a dos puntas entre el drama familiar y el suspenso sin efectismos, para llegar a un final tan lógico como un poquito apartado de la norma hollywoodense. Consciente de sus posibilidades y quedándose con una anécdota que por pequeña no deja de ser perturbadora, Dark skies es un film que va directamente en contra de lo que indica su traducción en castellano: no pretende convertirse en un gran referente, porque con lo que tiene le alcanza.
Llegaron del espacio exterior El director de Los elegidos se dedica a sacar partido de una zona particular del cine industrial: película chicas, no muy caras, películas de terror centradas en la familia americana, la que vive en los suburbios y espera una vida que no llega. Los elegidos es esa clase de película en la que las familias no son felices. Cuando el joven matrimonio está en la cama al final del día, con el hijo adolescente y el más chico durmiendo en una noche tranquila de primavera, la mujer mira con atención unas planillas (trabaja en una inmobiliaria) y el hombre las tironea sin mucha convicción, sugiriendo tímidamente que está deseando pasar a otra cosa. La respuesta de ella, que ni siquiera se digna a mirarlo, es lapidaria: “Pará, que tengo que terminar esto. Sabés perfectamente cuánto lo necesitamos”. Pocas veces un gesto mínimo, y una línea de diálogo, funcionaron con tanta contundencia para señalar que se está ante una especie de abismo: como siempre en el cine de los Estados Unidos, la puesta en duda de la capacidad del hombre para “hacerse cargo” –extiéndase la expresión todo lo que se quiera– abre la puerta a la posibilidad del caos. El director y guionista Scott Stewart hace una película acerca de un grupo familiar acosado por las fuerzas del Mal. Un poco como La noche del demonio pero cambiando esta vez demonio por extraterrestres. El resultado es sorprendente, de un modo modesto y genuino, y también, hay que apresurarse a decirlo, aterrador. Los elegidos toca por momentos una cuerda indie que le sienta bien a su paisaje desoladoramente suburbano, ese lugar donde la apariencia de bienestar cede ante la sospecha de un horror indecible –los planos sueltos de los faroles de alumbrado público brillando en la noche, que parecen contener una carga amenazante y misteriosa, las caminatas del hijo adolescente por las calles desiertas, la idea del sexo como una fuerza potencialmente peligrosa– y combina todo eso con los rudimentos seriados del género “familia en peligro”. Stewart se revela pronto como un artesano competente e ingenioso, experto en escenas punzantes como la descripta al principio. Es decir, en hacer del miedo un virus, que se nos mete en el cuerpo sin que nos demos cuenta, y para cuando lo hacemos ya es tarde. Cada escena marca un círculo más que se cierra sobre los protagonistas. La mujer no puede controlar su cuerpo y cuando está mostrando una casa entra en estado catatónico, justo antes de empezar a golpearse la cabeza contra la ventana. Los vecinos de toda la vida le dan la espalda a esa familia que atrae misteriosamente una lluvia de pájaros que van a estrellarse contra la casa. Como explica un experto al que la mujer encuentra en internet (la mujer debe llevar las riendas también en ese campo, ante la reticencia del marido, que insiste en que debe haber alguna explicación “racional”): “Sabemos que están entre nosotros, pero no sabemos cuándo atacan ni por qué. Tampoco por qué motivo eligen a tal o cual persona como víctima. En definitiva, estamos más o menos jodidos”. ¿Es una cuota de humor desencantado eso, una aceptación resignada y definitiva del comportamiento azaroso del cosmos? Pero que estemos rodeados, aclara el hombre, no quiere decir que no haya que pelear: “Siempre hay alguna posibilidad de triunfo”. Los elegidos obliga a sus personajes a luchar hasta el último aliento; el padre compra una escopeta y un perro guardián: luchan como si tuvieran enfrente un animal salvaje y no una sombra que hace saltar las alarmas pero pasa sin dificultad a través de las paredes (los aliens son acá unos humanoides flacos y negros, parecidos a ese que irrumpía en una fiesta de cumpleaños en Señales) y se apoderan de a poco de la voluntad de los personajes. La angustia corroe el alma. Como en la cita de Arthur C. Clarke que abre la película, hay que decidir qué es peor: si saber que estamos solos o comprobar, de pronto, acaso de la peor manera imaginable, que no lo estamos. La precariedad laboral del principio ofrece un marco del que el director no abusa para forzar la metáfora de una familia en caída libre. El sentimiento de amargura que destila la comprobación del estado de inconsistencia de la vida es, de todos modos, terminal. Como no hay demonios a la vista, no hay tampoco exorcismos que probar para defendernos.
La familia Barrett, mamá Lacy (Keri Russell), papá Daniel (Josh Hamilton), el hijo mayor Jesse (Dakota Goyo), y el pequeño Sam (Kadan Rockett) viven en algún suburbio de Arizona. Los chicos pasan sus noches comunicados con Walkie Talkies y hablando del “sandman”, algo que asusta a Sam. Los padres andan con otros problemitas, más reales. Él no consigue trabajo, pero le dice a ella que está a punto de hacerlo, y ella vive presionada como agente de bienes raíces para vender todo lo que pueda. De a poco el guión y la dirección van mechando estos eventos de la vida real con el misterio. Una noche aparece la heladera despojada con todos los alimentos en el piso; otro día elementos de la cocina apilados por sus vértices formando pequeños tótems equilibrados; y así se suceden cosas raras en las jornadas siguientes. El trabajo no sale, la venta tampoco. Sam empieza a tener accesos de ausencias mentales, segmentos de tiempo en los que no recuerda haber salir al patio en medio de la noche. Eventualmente, a todos les pasará algo por el estilo. La desesperación de la familia se ve entonces bifurcada enfrentándola a dos realidades: lo cotidiano y lo fantástico. Acudirán, como lo exige el género, a alguien poseedor de todas las respuestas para ver como enfrentar estos fenómenos Una cosa que Scott Stewart (experto en efectos especiales y director de la olvidable “Priest –el vengador”, en 2011) sabía desde el principio, a la hora de encarar esta producción, era la falta total de presupuesto. Apenas unos pocos dólares para efectos, mayoritariamente de post producción. Se sabe que cuando falta plata se agudiza el ingenio, y realmente “Los elegidos” tiene momentos de verdadera tensión apoyada en el drama real de esta familia amenazada por la circunstancia económica y por extraterrestres que, una vez más, vienen a buscarnos. La dosificación de la información hace pensar en un buen aprendizaje de los viejos maestros a la hora de mantener el interés en el espectador. Pero la “adversidad” principal no está sólo en la cuenta bancaria de la producción, sino también en el hecho de estrenarse en una época en la cual los efectos especiales grandilocuentes son algo esperado en el género, sumado a un elenco que hace muy bien su trabajo pero que, por falta de cartel, está lejos de atraer al público. Sin embargo, estos buenos momentos generados desde una inteligente dirección, que aprovecha hasta el último centavo, la hará seguramente funcionar un poco mejor en la taquilla merced al boca a boca. Desde la originalidad de la historia el lector deberá imaginar que alguien tomó el guión de “Poltergeist” (1984) y el de “Señales” (2003), los depositó en una licuadora, la accionó, y al resultado le agregó una pizca de la estética de “Actividad Paranormal” (2007). Los fanáticos del género, encontrarán más similitudes si observan escena por escena, pero sería injusto. “Los elegidos” es un buen exponente de thriller psicológico con condimentos de ciencia ficción. En todo caso se parece mucho más a un capitulo de la serie “La dimensión desconocida” (1959). Por eso tiene una duración excesiva. Para cuando todo empieza a definirse la intuición del espectador puede adivinar el final, luego de algunas redundancias. Con todo, dicho esto, nadie que desee salir un rato de la parafernalia de efectos digitales debería dejar de darle una oportunidad a esta producción simple y bien pensada.
Intrusos, molestos y de temer No estamos solos en el universo, y lo desconocido es mucho más temible que curioso. Scott Stewart consigue tensionar sorprendentemente. Se toma su tiempo, es cierto, pero cuando su escalinata aborda la cima del cerro, el suspenso se mete en la piel del espectador. También es real que se expone durante pocos minutos, no obstante se hace visible de manera efectiva y sin demasiados enredos ni determinaciones rebuscadas. Los elegidos emplea casi la misma fórmula que la mayoría de las historias que involucran a una familia acosada por constantes sucesos sobrenaturales, aunque aquí la invocación a espíritus pesados parece tomarse unas vacaciones, reemplazándola por la presencia de alienígenas. La lentitud con la que todo transcurre, extrañamente no le juega para nada en contra a la proyección, por lo que se aprecia un buen recurso en cuanto al modo de narrarnos los acontecimientos mediante la apelación a una suerte de “mini” subtramas que van desde la rebeldía y la fase exploratoria adolescente hasta la rutinaria vida de pareja en donde la retroalimentación parece pender de un hilo. Pero lo destacable y atrayente de Dark Skies se centra en la amenaza extraterrestre: sin ser escabrosa, obra con un tono tan oscuro como tenaz. ¿Cuál es el motivo perseverante del acecho de estos seres espaciales? Miedo, escepticismo y un sinfín de dudas se entremezclan hasta sobrepasar la mitad del film. Entonces Stewart despierta y se da cuenta que no le queda mucha más soga para terminar de abrazar al producto y con un acertado lanzamiento culmina anudando al público. Aunque no trascienda y probablemente sea más olvidable que memorable, cuando se arriba al clímax con sonidos chirriantes e iluminaciones sugestivas, el nerviosismo toma gran forma y acaba convenciendo al observador. LO MEJOR: actuaciones convincentes. Simple pero efectiva. El suspenso llegando al final. LO PEOR: el desenlace. Tarda en llegar al apogeo. PUNTAJE: 6
Días extraños Los Elegidos abre, en la secuencia de créditos, con un montaje suave, una concatenación de planos y situaciones de los suburbios norteamericanos. Niños jugando en la calle, hombres lavando sus autos, mujeres haciendo las compras, perros retozando al sol, banderas yanquis. Y el cierre de esa secuencia inicial es con un travelling horizontal delicado que muestra todas y cada una de las casas que son, ni más ni menos, una igual a la otra (y una al lado de la otra), pequeños y medianos chalets de dos plantas con puerta y ventana al frente con el garaje a un lado. Los Barret son una familia típica blanca de clase media algo acomodada, estereotipos de un modelo que la sociedad norteamericana gusta de exportar: papá, mamá, padres jóvenes-adultos profesionales con dos hijos varones, un niño y un adolescente. Pero sucede que algo no estaría funcionando del todo bien dentro de la maquinaria aceitada capitalista. Papá y mamá no tienen una vida sexual activa; papá no consigue trabajo y teme por el bienestar económico de su familia; mamá, que vende propiedades deterioradas, se despierta por las noches para ver a sus hijos dormir, y los niños no terminan de integrarse entre sus amigos. De repente, cosas extrañas empiezan a suceder dentro de la casa de los Barret, intromisiones que no parecen provenir de agentes externos como en un primer momento creían sino desde el corazón mismo de la familia. Miedos externalizados, fantasías de la privacidad violada, paranoia y terror a la mirada acusatoria del otro. Se suele decir que la normalidad de un comportamiento está vinculada a la conducta de un sujeto que no muestra diferencias significativas respecto a la conducta del resto de su comunidad. Pero, ¿qué sucede cuando el comportamiento de este sujeto empieza mostrar desavenencias con el resto de la comunidad? En general, esta persona suele ser aislada. Como paulatinamente les sucederá a los Barret. Dentro del marco de una historia de género, una de invasión de extraterrestres en este caso, más cercana a Invasion of the Body Snatchers (1956, Don Siegel) antes que a Independence Day (1996, Roland Emmerich), Los Elegidos toma todos los elementos característicos de una típica película de terror o de ciencia-ficción, incluso coqueteando con los lugares más comunes de las producciones de los últimos años (cámaras de seguridad registrando el paso de las horas y la intimidad del hogar, niños que hablan con entidades para-normales y plasman el contacto en tétricos dibujos, etc.), para darlos vuelta y resignificarlos. Construyendo una pequeña historia, con personajes poco especiales (como efectivamente les dice un especialista en aliens en la película), el director Scott Stewart se las arregla para filtrar una visión oscura sobre el american way of life, como ya ocurría en Take Shelter (2011) de Jeff Nichols. Sin estridencias, subrayados u obviedades, dejando puntos ciegos donde el espectador se ve obligado a completar esos vacíos con sus propias experiencias y bagaje. Por caso, el derrotero interno del joven Barret (¿alguna coincidencia intencional en el apellido con el gran Syd Barrett?) que, atravesado por los conflictos de la adolescencia, sobre el final sufre de inexplicables e inquietantes visiones. O esos perturbadores primeros planos, que se acercan muy lentamente a los rostros confusos, demandantes de explicaciones, generando más extrañeza. Sin dar respuestas claras (“la invasión ya sucedió”, dice el alien expertise), la película fluctúa entre una historia ordinaria sobre extraterrestres (aunque aquí no se termina de definir si los visitantes son hostiles o amigables, o incluso si existen) y una crítica socio-política que desnuda las fallas de una sociedad en continuo desmoronamiento (la crisis económica, la proyección de algo que uno no es, y los malestares, que fueran cuales fuesen, siempre -SIEMPRE- parecen resolverse con armas en los EE.UU.). Pero es en esa nebulosa donde la película gana en ambigüedad, en profundidad, convirtiéndose en una rara avis dentro una cartelera de cine cada día más previsible.
Intrusos en el Hogar Una familia recibe una serie de sucesos extraños e incomprensibles en su hogar, con los días la duda crece, el misterio se magnifica y no sale a la luz una verdad, los hechos (cuando no...) básicamente tienen como objetivos o son llegaderos a los hijos pequeños de la casa uno de entrada en la adolescencia y otro de no menos de 6. El director Scott Stewart nos provee de una peli de genero CF no demasiado novedosa, la cual parece haber bebido de las fuentes fílmicas originales de otros clásicos como "Los pájaros", "Encuentros cercanos de Tercer tipo", "Poltergeist" y "Señales", pero siempre en una forma formal, sin golpes bajos, ni mamarrachadas que hoy se sabe son tan vistas en productos de terror por ejemplo. Si la peli asusta o nos pone a momentos en la punta de la butaca, es algo que se experimenta, es un plato para aquellos que gustan de lo sobrenatural. El guion deja algunos cables sueltos, pero a la vez nos pone en duda algo...como siendo ese sitio donde habita esta familia un barrio numeroso, nadie es decir ninguno de sus vecinos acude en ayuda o se manifiesta antes los eventos acaecidos...??? Finalmente es recomendable muy especialmente para aquellos fanáticos de la CF en el cine, tanto como para los seguidores de Fabio Zerpa o del desaparecido investigador Pedro Romaniuk.
Terror psicológico y con mesura El filme comienza con una cita del famoso escritor de ciencia ficción Arthur Clarke que dice: "Existen dos posibilidades: que estemos solos en el universo o que no estemos solos. Cualquiera es aterradora". Los protagonistas de esta historia de terror psicológico es el matrimonio integrado por Daniel y Lacy Barrett, y sus hijos Jesse y Sammy. Son de clase media, habitan una casa de dos plantas y están atravesando una situación económica difícil. Daniel está sin trabajo. Súbitamente descubren fenómenos extraños en la casa, que prima facie carecen de explicación. Sammy, el más chico de los hijos, comienza a hablar de "El hombre de los sueños" y Lacy sufre pesadillas. Colocan alarmas y cámaras de seguridad, descubren manchas en sus cuerpos e inclusive detectan, de noche, figuras que desaparecen misteriosamente al encender las luces. Vencido por las "evidencias", Daniel acepta acudir a un especialista en temas paranormales llamado Edwin Pollard, quien les explica que podría tratarse de extraterrestres. También les aclara que hay tres clases de alienígenas y que los más frecuentes son los "Grises", que buscan abducir a las personas con las que primero tomaron contacto. Pollard destaca la importancia de conservar a cualquier precio la unión de la familia y les señala que "la existencia de los alienígenas es tan cierta como la muerte y los impuestos". Y la corrupción, se podría agregar. La historia se desarrolla sobre estos tópicos, ya tratados hasta el hartazgo en infinidad de filmes. Por la misma razón, la originalidad es el valor ausente de esta propuesta fílmica. Cabe agradecer al director Scott Stewart (Legión de ángeles) que no haya recurrido a los habituales borbotones de sangre o el cercenamiento de miembros, como ocurre en tanto cine de horror. Prefiere el terror psicológico, la sugerencia y el efecto emocional derivado del saber que podemos ser manipulados por invasores invisibles. También apela a guiños cinéfilos, como las marcas y mensajes que aparecen en Señales, de M. Night Shyamalan; o la invasión de pájaros como en el filme de Hitchcock, que se estrellan contra las ventanas de la casa de los Barrett, como ocurría en El conjuro, de James Wan. Nadie aporta una explicación sobre por qué los Barrett son los "elegidos" por los supuestos extraterrestres y esto incrementa la inquietud. Además es algo que, según Pollard, le puede suceder a cualquier familia. Y por aquí se cuela lo terrorífico de la advertencia de Clarke, que el director de este filme supo manejar con cierta habilidad, mesura y recursos narrativos, al igual que el suspenso y la tensión creciente de los protagonistas.
Es extraño cómo la mirada sobre una película cambia de sociedad en sociedad. Este cuento de una familia suburbana que es poco a poco atacada por una fuerza maligna que se apodera de ellos (sí, ya la vio mil veces) es descripta en los EE.UU. como una “metáfora de cómo la crisis económica destruye la sociedad”. Aquí quizás esa lectura se nos escape (un poco, tampoco tanto) y lo que queda es una bien orquestada sucesión de efectos terroríficos y un film que apunta más a cómo sienten los personajes que a usarlos como maniquíes del susto. El realizador Scott Stewart lleva dos ficciones de terror-ciencia ficción con mucho de religioso (Legión y Priest) y aquí sigue tratando de acercarse a su modelo John Carpenter. En algunas secuencias (el ataque de los pájaros, resuelto con la misma limpieza que en la excelente El conjuro) lo logra. En otras parece buscar su estilo a pura reelaboración de clichés. Si quiere un buen susto, lo va a obtener.
"La tercera es la vencida" Luego de dos productos muy flojos a nivel argumental y bastante llamativos en el plano visual, como lo fueron sus primeros grandes trabajos “Legion” (2010) y “Priest” (2011), finalmente Scott Stewart encontró su pequeño lugar dentro de Hollywood. Paradójicamente, a diferencia de lo que suele suceder en las carreras de los nuevos directores, Stewart realizó un camino inverso: Pasó de filmar con 60 millones de dólares derrochados en efectos especiales a hacerlo tan solo con 3 millones para filmar una película de suspenso que se sostiene por su argumento, su ritmo y algunas de sus actuaciones. Quizás ese sea el sabor de boca más importante que nos deja “Dark Skies”. Saber que el talento y el buen trabajo pueden ofrecer un resultado mucho más llamativo que lo que puede salir de un abultado presupuesto. Y también empezar a entender que hay directores que tienen que tropezar dos veces con la misma piedra para enderezar su rumbo, sin que eso sea un estigma para toda su carrera. Puede resultar gracioso, pero los extraterrestres significaran para la carrera de Stewart todo lo opuesto de lo que significaron para la carrera de Shyamalan. Y esta relación no es casual, ya que ahí me quiero posicionar para hablar de “Los Elegidos”. Básicamente la trama de esta película sigue la línea de aquella protagonizada por Mel Gibson y Joaquin Phoenix, que en su momento tanto malestar generó en el público y en la crítica. “Dark Skies” es una versión más simple, dinámica y oscura de “Señales”, sin que eso la haga un producto inferior ni superior al trabajo de Shyamalan ya que al contrario, podría decirse que son películas compatibles. Es decir, si no te gustó aquel trabajo de Shyamalan, difícilmente lo nuevo de Scott Stewart sea de tu agrado. Aunque también va un poco más allá de ese plano: Si no te gustan las películas con historias pequeñas sobre extraterrestres, esta producción tampoco te resultará interesante. Los extraterrestres son (casi) un género por sí mismos. Los podes usar para asustar (“Alien: El Octavo Pasajero” de Riddley Scott), para entretener (“Mars Attacks” de Tim Burton), para emocionar (“E.T” de Steven Spielberg), para hacer comedia (“Paul” de Gregg Mottola) o simplemente como excusa para contar una película de acción donde el eje pasa por la destrucción y la invasión a gran escala (“Día de la Independencia” de Roland Emmerich, “La Guerra de los mundos” de Byron Haskin, “La invasión de los usurpadores de cuerpos” de Don Siegel y la más reciente “Battle Los Angeles” de Jonathan Liebesman). Son pocos los realizadores y las producciones que cuentan historias más pequeñas con estos personajes. Por poner algunos ejemplos: Shyamalan lo intentó en su momento con “Señales”, Spielberg lo logró con “Encuentros cercanos del tercer tipo” y Ron Howard también lo hizo con “Cocoon”. “Dark Skies” está lejos de convertirse en un film de jerarquía como los anteriores, pero al menos puede aspirar a posicionarse como una de las pocas producciones que utiliza a los extraterrestres de forma correcta para lograr sus objetivos: Asustar y sorprender. La clave, quizás, radica en que a la hora de producir una película lo importante es tomarse a estos personajes como lo que verdaderamente son: Uno de los enigmas más importantes y desveladores para la ciencia moderna. Abarcarlos de ese modo permite que el espectador se ponga de tu lado, se sorprenda y se asuste con una historia que puede resultarnos quizás hasta creíble o realista. Por ese motivo podemos perdonarle a “Los Elegidos” dos de sus puntos más bajos, como ser las actuaciones de Josh Hamilton (en un rol más que importante) y del joven Kaddan Rockett, a quien Stewart no supo encontrarle la vuelta y el hecho de que el guion caiga durante su segunda parte en el punto innecesario y repetido hasta el hartazgo de la utilización de cámaras hogareñas (al peor estilo Actividad Paranormal) para contar parte de la trama. En definitiva, hacía rato que no teníamos una peli decente con extraterrestres sin caer en la necesidad de invasiones a gran escala, destrucción masiva y conclusiones convencionales. Si te gustan los enfoques realistas en las pelis de extraterrestres, no la dejes pasar porque “Los Elegidos” no será un clásico, pero te atrapa desde el principio, te asusta varias veces y te sorprende de forma grata al final. Eso es algo para agradecer cuando hay películas con extraterrestres de por medio.
Terror indie efectivo "Dark Skies" es una respetable película de terror de bajo presupuesto y mucha vocación de cine, que lamentablemente pasó sin mucha pirotecnia por los cines argentinos, algo que suele suceder a menudo si la distribución no cuenta con una buena inyección de verdes por detrás. Si bien trata el tema de la abducción de humanos por parte de los extraterrestres, algo que hemos visto muchas veces en pantalla, se las arregla para mantener al espectador tensionado durante casi todo el metraje y cae pocas veces en lo burdo. En esta ocasión, el director Scott Stewart levanta el promedio luego de los dos bodrios de ángeles y demonios que filmó con Paul Bettany, "Legion" y "Priest". Y bueno, dicen que cuando uno tiene menos herramientas se pone más creativo y enfoca mejor su trabajo. Aplica un buen uso del suspenso y la anticipación de los momentos claves, lo que sube el nivel de la producción y la hace parecer más cara de lo que realmente fue. Por su lado los intérpretes hacen una buena labor, sobretodo Josh Hamilton (Daniel Barret) y el adolescente Dakota Goyo (Jesse Barret) que ya vimos en títulos como "Real Steel" con Hugh Jackman. No es un exitaso del género del terror pero entretiene mucho más que la media de prospectos que lo representan. Tiene elementos de las típicas películas de terror pero está manejada de una manera que sobrepasa al cliché y se deja ver con atención. Sugerir la maldad de los visitantes de otro planeta con pequeños recursos artesanales de la vieja escuela como lesiones corporales, hipnotismo y un poco de violencia de género no estuvo mal, aunque se podría haber innovado un poquito más para salir de lo estándar. Redondeando, es un film de aura indie que se las arregla, más allá de su poco presupuesto, para mantener una calidad aceptable y entretener al espectador que va buscando un poco de tensión al cine.
Estimados alienígenas: Si de veras están dando vueltas por el cosmos buscando alguna civilización interesante que conquistar o siquiera espiar a modo experimental, les acercamos desde la tierra un pequeño consejo basado en nuestra vasta incursión en el cine de ciencia ficción. Sabemos cuán tentador ha de ser para ustedes intrusar en nuestras cocinas para acomodar nuestros utensilios en posiciones extrañas e imposibles, y cuan gracioso les debe resultar hacer que un centenar de pájaros choque contra nuestras ventanas llamando la atención de todo el vecindario, pero la verdad es que por aterrador que pueda llegar a parecerles el instintivo y efectista sobresalto que causan, poco útil les resultará. Si buscan algo simplemente tómenlo y ahórrenos el mal trago. Tampoco recomendamos que dejen a uno de los suyos pasar mucho tiempo entre los nuestros, sino pregúntenle a E.T. o inclusive a Alf, que pese a su simpatía a último momento ni los Tanner supieron ayudarlo. La sugerencia es, finalmente, que si deciden venir a invadir, resultará mucho más divertido (inclusive para nosotros) que tomen el ejemplo de Spielberg u oigan los consejos de Roland Emmerich sobre cómo destrozar nuestros más importantes centros gubernamentales. Al fin y al cabo, destruir, explotar y someter a nuestros líderes les será mucho más eficiente que asustarnos con trucos baratos o posesiones esporádicas que no llevan a ningún lado. Estimados alienígenas, si vienen, recuerden que ya hemos consumido mucho cine barato de terror sobre invasiones y que ya hemos sido asustados con los mejores y peores efectos especiales, ahora lo único que pedimos es que si nos invaden que sean un poco más originales.
Publicada en la edición digital #256 de la revista.
Los elegidos continúa la maratón de películas sobre fenómenos extraños. Una familia, extraterrestres y una receta repetida pero eficaz. El estreno de Los elegidos en la cartelera cordobesa pone de manifiesto una especie de paradoja, porque ofrece un argumento visto en infinidad de películas del género, pero a pesar de los elementos revisitados y un guión bastante predecible, este producto del director Scott Stewart cumple con el objetivo de entretener al espectador. La trama parte de la base de cómo una familia aparentemente normal (madre, padre, dos hijos chicos) comienza a padecer una sucesión de acontecimientos que no son normales, claro está. Todo lo raro ocurre en la intimidad de su casa, pero también en sus propios cuerpos. Ante tal estado de cosas, se les ocurre consultar a un experto en este tipo de fenómenos. Cualquier similitud con El conjuro, por mencionar una cinta fresquita, o con Encuentros cercanos del tercer tipo o Actividad paranormal, por nombrar dos casos ya firmes en el bagaje del gran público, no es pura coincidencia. Stewart, que además de dirigir este producto es también el guionista, tomó el gran libro de las recetas cinematográficas y en vez de cocinar un plato elaborado quiso hacer milanesa con papas fritas. Pero, ¿quién se resiste a un buen plato de mila con fritas? Suspenso. La película funciona porque se logran buenos momentos de tensión. Durante un tramo de estos 95 minutos, parece que Los elegidos enfila el timón para un lado, pero de a poco se da un giro que la lleva hacia otros caminos. Se juega con la esencia de lo desconocido, con el terror que genera el saber que somos muñecos en manos de otro tipo de vida. Lo extraterrestre, la presencia alienígena, se va metiendo en el asunto, para entremezclarse con la psicología de los protagonistas. Esto último, precisamente, se erige como uno de los puntos altos que hacen del filme un producto eficaz, porque a pesar de haber contado con un escaso presupuesto de 4 millones de dólares (lo cual implica salarios no muy abultados para el elenco), tanto Keri Russel como Josh Hamilton cumplen con oficio su labor. También los chicos, de los cuales el más reconocible es Dakota Goyo, por su papel en Gigantes de Acero. Pequeña mención aparte para un eterno secundario como J. K. Simmons, que aquí se desempeña como el especialista que intenta explicarles a los protagonistas lo que les sucede. Finalmente, vale decir que en función de su costo de producción, los efectos especiales son dignos aunque no constituyen un eje central. El título original de la cinta (Dark Skies) y este que le endilgaron para el mercado latino, dan entonces una idea más o menos cabal de lo que encontrará el público: en la oscuridad de los cielos es donde está el origen de los males que sufre esta familia, y solamente esta familia.