Los malos buenos y la nostalgia patológica Mi Villano Favorito 3 no sólo trabaja la evocación desde lo autorreferencial sino desde la nostalgia por la época fetiche del consumismo pop actual: la década del 80. Después del daño que le hicieron a aquellos años productos audiovisuales como Stranger Things o Super 8 (ambas muy buenas, por cierto) es muy difícil que en estos momentos se pueda aportar algo nuevo al jueguito de la nostalgia desde los cálculos algorítmicos del mainstream. Sin embargo, el equipo de Illumination Studios consigue unificar los recuerdos de los mayores de 30 años con la acción y la comedia sin que estemos frente a otro producto centrado en la conservadora cultura del póster. La nostalgia no se introduce como un fin en sí misma, sino que es parte de la narración y es la total conformación del villano de turno. En la historia, el genial cretino Balthazar Bratt (con la voz del genio de Trey Parker en la versión original) es malo por su propia nostalgia, y, al mismo tiempo, nos hace participar a los espectadores adultos en el juego de memoria que propone, en donde Bad de Michael Jackson y otros hits de los 80 como Take on me de A-ha o Physical de Olivia Newton-John, representan un papel central. La trama continúa con los patrones profamilia que quedaron establecidos en la primera entrega de la saga; en esta oportunidad, el ex villano Gru -que ya incorporó a su vida hijas (en la primera) y esposa (en la segunda)- sigue agrandando su grupo familiar con la presencia de su, hasta ahora, desconocido hermano gemelo. Un poco como yeite de culebrón y otro poco como en el ya clásico episodio de The Simpsons en el que Homero conoce a Herb, Gru se encontrará con Dru, un gemelo no tan idéntico con un look más cercano al de Donald Trump que a su estilo à la Tío Lucas. En el encuentro, Dru tratará de llevar a Gru nuevamente al lado oscuro y ambos se enfrentarán al mencionado villano Bratt, un child star que terminó mal y quedó obsesionado con su fama y con la moda ochentosa, y que, además de tener un mullet maravilloso, utiliza de arma un ¡keytar tira rayos! para delicia de la platea freak de más de 30. El relato trabaja de manera dual; por un lado se focaliza en la historia de Gru y su hermano, y, por el otro, sigue -aunque en menor medida- a los Minions, que luego de tener mayor protagonismo en la segunda entrega y tener su propia película en aquella derivación ultra taquillera de hace dos años, no forman acá parte del conflicto central. Los Minions se alejan de Gru cansados de su buena onda y se embarcan en un exilio narrado como un minimusical que no solo corre en paralelo al conflicto sino que prácticamente conforma otro spin off pero esta vez dentro de su película madre. Los cambios en la dirección –en esta ocasión el francés Pierre Coffin forma equipo con Eric Guillon y el americano Kyle Balda y deja el dúo con Chris Rinaud- no generan ningún cambio notorio; de hecho la dinámica, por momentos y sobre todo si pensamos en el villano, recuerda a la primera entrega, y el humor continúa en la línea del slapstick deudor de Chuck Jones y Tex Avery, intercalado con algunas escenas de acción llenas de magia y las consabidas cuotas de dulzura for babies.
Gru, el nuevo gran personaje del cine de animación de la nueva década vuelve en lo que es la nueva entrega de esta trilogía que empezó en 2010 y que puso en escena a las criaturas amarillas más queridas por los niños de hoy en día. Despicable Me 3 es una muestra más, y van, del provecho que Hollywood intenta sacar de sus productos, de sus íconos, dispares cualitativamente. Esta nueva historia confirma el cambio que aventuró la segunda entrega: Gru ya es un padre de una familia, se ha casado con Lucy – la superagente que hizo su presentación en el film anterior – y abandonado la vida criminal para formar parte de la Liga Anti Villanos. En resumen, a modo cínico, Gru ha pasado a formar parte de un sistema donde tiene la obligación de atrapar a aquellas personas que son lo que alguna vez fue él, lo que, idependientemente de lo irónico que puede parecer, construye un giro más que original y prometedor, para plantear las dudas de Gru hacia su nuevo y feliz estilo de vida. Un nueva trama da pie a conocer el pasado de Gru a través de su gemelo Dru, un multimillonario cuyo más grande sueño es seguir los antiguos pasos de su hermano. El desarrollo que parece que va a llevar a Gru a un arrepentimiento y vuelta a la criminalidad se queda en un mero atisbo de descarga emocional. Extrañamente para filmes de este género, se proponen dos subtramas que se enfocan en las descripciónes de personajes. Por un lado, las dificultades de Lucy para lograr ser una buena madre; por otro (no podían faltar) el grupo de minions que se revelan a Gru y abandonan la casa para vivir sus propias aventuras. La buena idea de superponer este tipo de tramas se va desvirtuando progresivamente hasta convertirse en un compendio de chistes repetidos y saturadores, situaciones forzadas, para terminar por darse cuenta de que ninguna de ellas tiene importancia fundamental en el conflicto principal: atrapar al villano Balthazar Bratt. La conocida estética de Despicable Me no es una sorpresa en esta nueva entrega, la acción, la comedia y la melosidad están a la orden del día, y ahora se le agregan muy logradamente la música y la estética visual de la década de los 80 encarnada en el villano; sin embargo pareciera ser que la historia se subordina a estos elementos con la sola intención de provocar sorpresas y risas. Lo original y novedosos que podría aportar Despicable Me 3 queda solo en planes. Es un paso adelante en relación con el segundo filme que adolecía de seriedad al otorgarle predominancia a la congestión cómica de los minions. Divierte y entretiene hasta que se convierte en una burda pantomina del primer film estrenado en 2010.
A cuatro años del estreno de “Mi villano favorito 2” llega a la pantalla grande la tercera película de esta saga tan divertida para toda la familia. En esta entrega, no todo será color de rosa para nuestro no tan carismático protagonista Gru (Steve Carell), ya que tras no haber podido atrapar al supervillano Balthazar Bratt (Trey Parker) queda despedido de su trabajo como agente de “La Liga de anti villanos” y es aquí donde surgirá un gran dilema para nuestro protagonista ¿volver o no a la villanía una vez más? En esta ocasión, conoceremos a un nuevo supervillano que dará que hablar por su peculiar y alocada personalidad. Su nombre es Balthazar Bratt, quien en su niñez había sido una estrella famosa del mundo televisivo de los 80’s, que combinaba pasos de baile, con juguetes retro y alta tecnología. Otra complicación, para sorpresa de Gru, será enterarse que no es hijo único, sino que tiene un hermano gemelo llamado Dru (interpretado nuevamente por Steve Carell). A diferencia de Gru, Dru vive en una mansión llena de lujos y comodidades, y él también desconocía que tenía un hermano gemelo, pero todo eso está a punto de cambiar cuando ambos finalmente se conocen. Otro punto a destacar en esta entrega es la banda sonora. Al igual que en su anterior película, se vuelve a sumar nuevamente el reconocido cantante y productor Pharrell Williams, que luego de su famosa canción “Happy” regresa con “Yellow light”, el nuevo single para “Mi villano favorito 3” quien junto a los Minions, formará parte de la banda sonora. Por otro lado, el soundtrack también incluirá versiones de grandes éxitos de los 80’s como “Into the groove” de Madonna, “Bad” de Michael Jackson y “Take on me” de A-ha. Y como no podría faltar, tendremos de vuelta a nuestros queridos Minions que, con su carismático sentido del humor y acortado vocablo, formarán parte nuevamente de esta entrega con más aventuras por venir por su propia cuenta. Para ir cerrando, al igual que las anteriores, podemos concluir que “Mi villano Favorito 3” continúa siendo una película para todas las edades, ya que conserva su sentido del humor, la ternura de Agnes (y su obsesión por los unicornios) y nuestros divertidos y amarillentos Minions que, a pesar de no aparecer tanto en esta entrega, le dan un toque de diversión a la historia. Puntaje: 3,5/5
Clamamos por un spin off sobre Balthazar Bratt, el nuevo villano ochentoso de esta franquicia, que planea sus atracos con música de Michael Jackson y utiliza al chicle globo como arma letal. Siguiendo la misma lógica que sus antecesoras, Mi Villano Favorito 3 se construye a partir gags aislados, divertidos y logrados, sin focalizarse demasiado en la organicidad de la historia. En esta entrega seguirán apareciendo nuevos personajes, lo que abre el juego para que lleguen más aventuras de Gru y los simpáticos Minions. En cuanto su argumento, si hay variaciones. Si bien la primera parte se centraba en las fechorías de Gru y su relación con las niñas, y en la segunda este se transforma en agente de la justicia para ser un padre de familia, y por amor a Lucy Wilde, aquí conocerá a su hermano desconocido, el millonario y frívolo Dru. También aparecerá un nuevo y explosivo villano: Balthazar Bratt, un antiguo niño estrella obsesionado con el personaje que encarnó en una serie de televisión de los años ochenta. Él vive en una fortaleza con forma de cubo rubik, escucha todo el tiempo música de la época, y el duelo de baile, y la goma de mascar, son sus armas letales. Por otra parte se desplegarán varias líneas narrativas: Lucy se comenzará a relacionar de lleno con las niñas, Gru será tentado por Dru para cometer vilezas y no nos olvidemos de los Minions, quienes se revelarán con su amo y tendrán su aventura paralela. Mi Villano Favorito 3, presenta un cúmulo de historias y personajes sin ahondar en ninguno. Los gags son coloridos y entretienen, salvo en el último tramo de la cinta que se torna un tanto reiterativa y decae la gracia. Sin lecturas muy elaboradas, lo último de Illumination Entertainment apunta a un público infantil y cumple con el cometido. Salvo por el villano casi no hay guiños al público adulto. La falta de motivación en las acciones de los protagonistas, sumado una cadencia narrativa irregular, la franquicia va en vías de agotarse y perder la espontaneidad. Esta secuela sale airosa, pero esperemos que para la próxima renueven la trama sin la necesidad de aglutinar situaciones y personajes desprovistos de sentido.
Mi villano favorito 3, de Pierre Coffin y Kyle Balda Por Paula Caffaro El universo de los personajes amarillos que hablan en todos los idiomas (o ninguno) y comen únicamente bananas resultó en el surgimiento de una generación de niños (y adultos) adictos a las aventuras picarescas y la colaboración en el ejercicio de la villanía. Los minions como personajes autónomos, nacidos a raíz de su primera aparición en Mi villano favorito, pronto colonizaron las pantallas opacando o mejor dicho borrando, la figura de Gru, el supuesto protagonista de la saga. En Mi villano favorito 3, hay una fórmula estructural que parece repetirse. La forma tradicional del relato para películas de niños se cumple a pies juntillas. Y es esa rigidez narrativa la que se sobrepone (y aburre) cuando se descubre que nada nuevo sucederá. Podría pensarse que las historias audiovisuales para pequeños espectadores no deberían ser complejas en su trama, pero quién no recuerda Intensa-Mente (2015) la colorida e interesante reflexión acerca del pensamiento humano. En esta tercera edición, Gru sufre una crisis con respecto a su ejercicio de la villanía. Hay un aletargamiento de su interés como consecuencia de su establecimiento como padre de familia, que lo acerca más a la vida casera que a las aventuras malvadas. Tras no haber podido rescatar el diamante que Bratt, la joven estrella de los ochenta devenida en nuevo villano, robó, la vida profesional de Gru parece haber finalizado con un enorme fracaso. Sin embargo, la aparición de su gemelo, activará no sólo su energía y entusiasmo, sino que será el motor narrativo de este film que no aporta más que repeticiones y secuencias re fritas de su propia saga. En Mi villano favorito 3 el eje temático central es el motivo de la vuelta al pasado. Hay una historia personal previa que Gru va a conocer afectando su manera de ver el mundo. Al mismo tiempo, el film, se sitúa en una ambientación ochentosa que se revela en la selección de la banda de sonido y en la puesta en escena de elementos muy característicos como la vestimenta, la paleta de colores, el peinado y los gestos de Bratt, entre otros artículos como el cubo rubik, el teclado, etc. Ambientación que da un poco de aire a la historia y atrapa a los adultos que acompañan a los pequeños espectadores. Es la música icónica de los ’80/’90 la que salva a Mi villano favorito 3, además de la despiadada y conocida intervención de los pequeños amigos amarrillos que tantas alegrías nos dan. Tal vez un poco desaprovechados y bastante desconectados de la trama central. Es indudable que el potencial de la saga no fue gracias al carisma de Gru, sino más bien a la atrevida “locura amarilla”. MI VILLANO FAVORITO 3 Despicable Me 3. Estados Unidos, 2017. Dirección: Pierre Coffin y Kyle Balda. Guión: Ken Daurio y Cinco Paul. Voces: Steve Carell, Kristen Wiig, Trey Parker, Miranda Cosgrove, Dana Gaier, Nev Scharrel, Pierre Coffin, Steve Coogan, Julie Andrews, Jenny Slate. Producción: Christopher Meledandri y Janet Healy. Distribuidora: UIP. Duración: 90 minutos.
Me surge un dilema al escribir esta crítica porque la vi con mi ahijado de tres años y a él le encantó (al igual que otros chicos unos años más grandes que estaban en la sala), pero a mí me pareció floja en muchos aspectos. Queda claro que no soy el target específico de la película, pero no puedo obviar que tampoco lo soy para la gran mayoría de los estrenos animados de los últimos tiempos, en los cuales la he pasado muy bien en muchos casos. Sin ir más lejos, la comparativa sobre esta saga es que la primera parte fue brillante, la segunda unos puntos más abajo pero aún así bien lograda y el spinoff de los minions tuvo grandes momentos. Aquí no hay nada que pueda destacar. No me reí ni una vez sola, y para colmo el film “es víctima” de la explotation de los 80s. Aunque el villano está bien planteado, hay una saturación y se nota. Gru perdió toda su gracia, y ni la dupla con su hermano gemelo pudo rescatar los buenos momentos que supo tener en las entregas anteriores. La animación es muy buena, pero eso a esta altura ya es más que una obviedad. Llegamos a un punto de perfección con este tipo de producciones (Disney, Pixar, etc) que tenemos el ojo muy acostumbrado. En definitiva, Mi villano favorito 3 funciona muy bien para los más chicos pero no así para los adultos.
Doble de cuerpo ¿Una franquicia exitosa es aquella que lanza más productos periféricos o aquella que posibilita la creación de un universo plagado de películas y spin offs? Sin dudarlo cuando la respuesta es doble estamos ante la presencia de una posibilidad creativa y narrativa en la que las opciones se expanden ilimitadamente. Mi villano favorito 3 (Despicable Me 3, 2017) tiene todos los condimentos necesarios para arrasar con la taquilla durante el receso estival: villanos, héroes, anti héroes, música, mucha música, minions y más minions. Todo comienza cuando Gru es expulsado de la LAV, la liga antivillanos de la que forma parte hace tiempo, o en realidad hace poco tiempo, en el momento en el que decidió salir del lado oscuro para transformarse en un ciudadano amoroso, padre de familia y un paladín de la justicia. En el medio de su situación laboral complicada, se desayuna con la noticia de tener un hermano gemelo, algo que su madre, la excéntrica y sexualmente activa anciana (que hace pequeñas, pero contundentes, participaciones en la saga), le escondió deliberadamente. Decidido a conocerlo se embarca hacia latitudes extrañas para conocerlo, más cuando se entera que su hermano, Dru, posee una vida llena de lujos y excentricidades, basada en la producción y cuidado de cerdos. Pero en ese viaje que inicia junto con su mujer y las tres niñas a cargo, los minions, el ejército de secuaces que lo ha acompañado, se rebela al considerar que estar del lado de los buenos no les agrega sentido ni acción a sus vidas. Así, sin los pequeños seres amarillos, conoce a Dru, un calco de su figura (excepto por una cuidada melena rubia), con el que no sólo empatizar instantáneamente, sino que comienza a dudar de su acercamiento al bien, al ser constantemente interpelado por el gemelo para volver a la villanía. Los directores Pierre Coffin y Kyle Balda alternan la narración entre el emotivo reencuentro familiar, las particularidades de la convivencia con Dru y las niñas, y el desarrollo de la trama principal de espionaje, en la que Bratt querrá robar un valioso diamante, y Gru y su hermano tratan de impedirlo. La progresión de la historia se mantiene, además de la alternancia, por la incorporación, hábil, de temas musicales claves del POP de los años ochenta, que posibilitan escenas más lúdicas, necesarias para relajar la tensión de los conflictos y también unificar la multiplicidad de líneas discursivas que en esta oportunidad Mi villano favorito 3 contiene. Los minions están, pero en un plano secundario, dejando a Gru y su búsqueda de identidad el protagonismo, algo que tal vez resienta un poco la comicidad que siempre han desplegado en estas películas los pequeños seres amarillos, pero, claro está, al ser estrellas ya en sí mismo (con una entrega de sus aventuras y otra por venir) no relegan su relevancia en el universo de la animación actual.
Eramos pocos y llegó el mellizo Gru descubre un hermano perdido, que es villano pero tiene pelo. Lo importante es que vuelven los Minions. Bien vista, la saga de Mi villano favorito trataría sobre cómo los valores familiares cambian la vida de un ser sino deplorable, al menos no muy apegado a los que todo bien pensante consideraría valiosos. En la primera película Gru, un villano que anhelaba robar la luna, conocía a tres hermanitas huérfanas que le hacían ver la vida desde otra perspectiva. En la segunda, ya con menos originalidad, Gru se enamoraba de Lucy Wilde, otra agente como él, que se había convertido y trabajaba en la Liga de Anti Villanos, de la que se enamoraba.Como no hay dos sin tres, ahora el personaje que se suma a su familia es... un hermano mellizo del que su mamá (que aparecía en la película original de 2010) no le había contado nada. La excusa argumental es simple: Dru (en el original Steve Carell le pone la vos a ambos personajes) es casi la contracara de Gru: al menos, tiene pelo. Pero es un villano, aunque playboy multimillonario, y le plantea al protagonista hacer un último acto villano. Hay otro villano, Balthazar Bratt, que aparece en el prólogo de la película (como si se tratara de una de James Bond, de Indiana Jones, o de tantas otras sagas que fueron imitando el estilo y esquema de arrancar cada producción), que es más resentido que otra cosa, pero que pondrá a prueba las agallas de Gru, la hermandad y la ética de todos. Más aún cuando a Gru lo echan de la Agencia por dejarlo escapar. Aquí, también con un ojo en Guardianes de la galaxia, y la onda ochentosa que cubre buena parte de la cultura pop y retro, hay en la banda de sonido guiños a figuras como Madonna y Van Halen. Por supuesto que a Gru lo acompañan los Minions, extraños seres amarillos que han tenido su propia película como spin-off -y que aún es la película más vista desde 1997 a la fecha en la Argentina, con casi 5.000.000 de entradas-, y que igual que las niñitas... no crecen. No cambian. Sí, como Los Simpsons. Tal vez sean la razón secreta por la cual la saga es tan exitosa, aunque aquí no tengan nada que hacer porque su jefe se quedó sin trabajo… Son el comic relief, así como la ardilla Scrat en la saga de La Era de hielo. Y para la cuarta tal vez apelen a lo mismo que Shrek, y Gru tenga descendencia. Lo que es seguro es que los Minions estarán revoloteando por allí.
Lo más interesante de esta nueva entrega de animación es la crisis que afronta Gru y las historias paralelas que desarrolla, con un enemigo que se mueve al ritmo de Michael Jackson y la aparición de Dru, un hermano gemelo. Luego de cuatro años llega el tercer eslabón de esta saga animada que también conoció un flojo spin-off, Los Minions, y que ofrece una mirada burlona a las películas de espionaje. En Mi villano favorito 3, Gru es despedido de su trabajo por haber dejado escapar a Balthazar Pratt, un ex niño prodigio y estrella obsesionado con el personaje que encarnó en los años ochenta, y que ahora está dispuesto a vengarse de aquellos que lo olvidaron en el mundo de Hollywood. Lo más interesante de esta nueva entrega es la crisis que afronta el personaje central y las historias paralelas que va desarrollando, aunque por momentos la historia se ve superpoblada. Como si fuera poco, Gru descubre que tiene un hermano gemelo llamado Dru -con una graciosa cabellera rubia- e intenta empezar a recuperar el tiempo perdido uniendo a su familia con la de su extravagante alma gemela, mientras intenta atrapar al nuevo villano de la historia que se mueve al ritmo de Michael Jackson. Los directores Pierre Coffin y Kyle Balda plasman un relato con varias líneas narrativas que encuentran buenos momentos y, nuevamente, con el lucimiento de los Minions, como coadyuvantes del protagonista en una misión que ofrece alta tecnología, en un mundo convencional asaltado por el peligro y una nueva amenaza con rayos todopoderosos. Con ecos de Godzilla, guiños y temas musicales reconocidos por el público adulto, los gags de la historia funcionan -la secuencia de la cárcel es una de las mejores- y la estética retro que contrasta con la era moderna, son algunos de los ingredientes de esta nueva pelea de Gru por recomponer su entorno familiar, recuperar la paz de su "hogar, dulce hogar" junto a Lucy y las niñas Margo, Edith y Agnes, preocupadas ahora por la falta de trabajo de su padre. Entretenida, aunque no es la más lúcida de la saga, también promete su retorno.
Esta tercera parte de la saga nos relata las aventuras de Gru, Lucy, y las niñas Margo, Edith y Agnes, a partir del despido del protagonista por no haber podido capturar a Balthazar Bratt, el villano que irrumpe en esta nueva entrega de la secuela. Este malvado personaje ha sido una famosa estrella infantil en la década del ’80, cayendo luego en el olvido al ser cancelada su serie al momento de alcanzar la pubertad (en una abierta critica a la industria cinematográfica hollywoodense), lo que provocará la intención de dominar el mundo para obtener nuevamente fama internacional. Y una buena escusa para la banda sonora de esos años. Al mismo tiempo, Gru conocerá a su hermano gemelo Dru, quien al incentivarlo para continuar con la antigua tradición familiar de la villanía, pondrá a nuestro “héroe” en un dilema. A diferencia de otros productos del género, “Mi villano favorito 3″ no apela a mensajes trascendentales orientados al publico infantil, sino a ser un film de aventuras en sintonía con el mas puro entretenimiento; y lo hace de manera ágil, efectiva, y altamente disfrutable para toda la familia. Los Minions prácticamente no aparecen, más que en forma de clips, sin tener demasiada relación con la historia general. Aunque, siendo el ‘gancho’, lease “como en los capítulos precedentes, aquí también los minions serán fieles compañeros de correrías de nuestro villano favorito.” Son como “Scrat” en la saga de “La era de hielo”. En suma buen programa para pasarla bien, seguramente será la elegida del público. (M. S.)
En esta tercera entrega Gru debe enfrentarse a un supervillano llamado Balthazar Bratt, una ex estrella infantil caído en desgracia tras crecer, que clama venganza ante el olvido del público y los productores de Hollywood. Como si esto fuera poco, el calvo villano también deberá lidiar con su hermano gemelo Dru, un multimillonario excéntrico que intenta continuar la tradición familiar dentro del mundo del mal. A esta altura del partido, decir que una película animada es técnicamente impecable, no debería ser un valor a destacar. Los recursos del género han avanzado tanto, que es lo mínimo que uno espera de una producción fílmica de un estudio como Ilumination (lo mismo le cabe a Dreamworks o Pixar). Por eso, en estas cintas animadas destinadas a la gran audiencia hay que hurgar en el argumento y los recursos narrativos para saber si está por encima de las expectativas. Y en Mi Villano Favorito 3, el resultado es agridulce. Por un lado hay muy buenos nuevos personajes: el "maloso" principal es una parodia retro/pop a las estrellas infantiles que se niegan a crecer; y el hermano gemelo de Gru, es encantador, bizarro y un muy buen complemento. El Yin y el Yang (por algo visten de blanco y negro) de la villanía animada. Por otra parte, el guión despliega demasiadas subtramas que distraen (sobre todo teniendo en cuenta que está destinada a un público menudo) y Los Minions, son utilizados para los momentos de comicidad física pero sin peso específico en el desarrollo de la historia. No todos los chistes funcionan, (los pueblerinos castizos, vecinos de Dru, tienen algunos momentos divertidos) y obviamente no es tan original e innovadora como la primera parte. Pese a que las escenas de acción lucen espectaculares, y la banda de sonido apela a la nostalgia, da la sensación de que las ideas se están agotando y que los productores deberían comenzar a despedir al personaje principal antes de que deje de ser el Villano Favorito de la audiencia.
Villanía por partida doble Gru y los minions están de vuelta, pero esta vez no vienen solos. Van a incorporar a un nuevo miembro a la pandilla, que no resultará ser otro que el hermano gemelo perdido. Se sabe que las fórmulas exitosas siempre se repiten, no importa cuántas veces, son garantía de confianza. Con Mi villano favorito 3 la regla se cumple y de forma muy grata. Continúan las andanzas de Gru, Lucy y las tres niñas acompañantes, que ahora se van a encontrar con una situación bastante complicada cuando los dos protagonistas se queden sin trabajo en la Liga Anti Villanos por haber fallado en atrapar a Baltazar Bratt, un villano que supo ganar fama en Hollywood con su programa de televisión y cayó en desgracia de un día para el otro. Como para completar la peripecia, se une a la pandilla Dru, el hermano perdido de Gru, a quien también le apasiona el negocio familiar y quiere que el protagonista le enseñe “el arte de la villanía”. Hay que reconocerlo, no estamos ante nada superador, ni nada extraordinario comparado con los dos filmes anteriores. Pero la fuerza y la picardía siguen vivas en toda la película. No se deja nada al azar, ni los chistes, ni la historia, ni tampoco al villano de turno. Bratt es de esos niños malcriados a quienes le quitaron todo lo que querían en su juventud y ahora hacen berrinche. Lo interesante es cómo la trama utiliza a este personaje para ironizar (delicadamente) sobre los vaivenes que las estrellas olvidadas por la máxima industria del entretenimiento deben atravesar cuando todas las puertas se les han cerrado. Con una banda sonora efectiva, un guion acertado, una trama que continúa la línea planteada por las entregas anteriores, nuevos personajes simpáticos y todos los minions dando vueltas y haciendo de las suyas, Mi villano favorito 3 se postula como una de las apuestas fuertes para las vacaciones de invierno. Vuelve todo el despliegue, el colorido, la gracia y…los minions obviamente, como para que no queden dudas de que la villanía sigue intacta en todo sentido.
En lo nuevo de Illumination Entertainment hay varios gags que apuntan a Pixar y Hollywood en general, más bien señalando una amistosa (¿o no?) competencia. ¿Pero tiene Mi Villano Favorito 3 la calidad necesaria como para que realmente le duela a los imperios yankees? La historia es una excusa para tener otra secuela de la tan exitosa franquicia, pero nunca tratan de esconderlo. Toda producción de Illumination hasta el dia de hoy ha buscado primero y principal entretener, más ocupados con el hacer reír ahora que con buscar que algo quede para el después. Vale destacar especialmente el villano, que resulta increíblemente entretenido e interesante: desde su diseño y voz (Trey Parker, co creador de South Park) hasta su backstory y personalidad. Le regala la excusa perfecta a la película para darle un soundtrack bastante ochentoso al asunto. La trama de sus obras son una excusa en donde colgar comedia y humor físico. Comparable con el trabajo de Genndy Tartakovsky (El Laboratorio de Dexter, Las Chicas Superpoderosas, Samurai Jack) con su saga de Hotel Transilvania, hablando puramente de estilos y no de calidad, el humor viene primero. Aún cuando eso está claro, no deja de ser decepcionante lo flojo del diálogo. Toda escena que pone en foco a la historia y los personajes, en lugar de la animación, resulta negativa para el resto de la película. Hasta ellos mismos parecen reconocer esto, porque (para alegría de quienes vayan a ver un rato de comedia slapstick o a llevar a sus niños sin que les importe nada la historia o personajes) durante todo el film no hay más de 3 o 4 muy cortas escenas de diálogo entre personajes en donde muy transparentemente se busca avanzar la trama. En definitiva a lo que realmente importa: ¿Cuánto de los minions hay en esta película? En este caso las polémicas criaturas funcionan por separado de la historia per se, y pasamos a ver como les esta yendo muy esporádicamente, tras pasar un buen rato con la narrativa principal. Personalmente no me provocan nada negativo ni positivo los pequeños amarillos, y sentí que su inclusión resultó positiva con lo justo y necesario de la medida. Para los rabiosos antiminions les recuerdo que el diseño de personajes también es una parte muy meritoria de la creación de personajes animados, y te caiga como te caiga el impacto inmenso (e irritante un poco) que tuvieron en el mundo la realidad es que lo único que queda es aplaudir quienes ahora nadan en billetes gracias a su labor en la concepción de un icono moderno de la animación. Teniendo en cuenta sus limitadas intenciones y más que aceptable ejecución, a pesar de momentos de disgustos y un muy aguado guion, resulta una positiva opción incluso para adultos que busquen no odiar tanto lo que pondrán enfrente de sus niños.
La franquicia de Mi villano favorito es un plan que nunca defrauda. Mucho menos si se acude al cine para disfrutar de un buen momento en familia. La tercera entrega de Gru y sus secuaces deja un poco de lado la fiebre amarilla de los Minions y apela a la nostalgia de lo ochentoso. Al igual que Stranger Things (2016), Super 8 (2011) o Sing Street (2016), Mi villano favorito 3 su sube a la moda de revivir elementos icónicos de los ochenta, pero esta vez lo hace a través del antagonista de la historia: Balthazar Bratt. Balthazar es una ex estrella infantil de televisión que fue desechado en la tercera temporada del programa Evil Bratt por su desequilibrado desarrollo hormonal -acné, cambio de voz-. Como consecuencia del rencor acumulado durante todos sus años alejado de la fama, el genial villano, quien está dispuesto a destruir Hollywood, deberá verse las caras con Gru. Balthazar se transforma desde el principio de la película en un ridículo, bizarro y querible villano, además de ser el nexo que permite incluir la vestimenta y música ochentosa. Mi villano favorito 3 presenta una gran banda sonora, suenan temas como Bad (Michael Jackson) o Physical (Olivia Newton-John), entre otros. Por otro lado, Gru y las chicas (Edith, Agnes y Margo), quienes ya habían sumado en la entrega anterior a Lucy -la esposa-, continúan agrandando la familia. Luego de que Gru y Lucy fueran despedidos de la Liga Anti Villanos (LAV) por no poder atrapar a Bratt, un misterioso hombre se presenta en la puerta de la casa familiar para sorprender a Gru con la noticia de que posee un hermano gemelo. La aparición de Dru, que, a diferencia del mejor villano de todos los tiempos, posee una hermosa cabellera dorada y varios millones de dólares, siembra dudas en Gru sobre su pasado en el lado de los chicos malos. En paralelo a la historia de Gru y Dru, los Minions van deambulando por el film en otras situaciones. Luego de rebelarse porque extrañan la vida como secuaces y segundos de un villano, las pequeñas criaturas amarillas deciden abandonar a Gru y buscar un nuevo referente. Las partes en las que participan son, sin dudas, las más graciosas y esperadas por el público. No por nada en 2015 se ganaron su propia película.
Crítica emitida por radio.
Mi Villano Favorito 3: La familia ante todo. En 90 minutos, la tercera entrega de la saga (sin contar Minions), nos dio una historia poco desarrollada, con un gran villano al que no vemos suficiente y una película salvada por la calidad de su animación, su soundtrack y para sorpresa de muchos, los minions. Hay algunas cosas relacionadas con Mi Villano Favorito que son innegables: en primer lugar, junto con su spinoff minions las películas son maquinas de dinero para Universal e Ilumination, ademas de los ingresos por venta de objetos con forma de minions. Por esa razon, no solo veremos Minions 2 en 2020, sino que seguramente Gru, sus hijas y su esposa Lucy volverán para una cuarta y seguramente quinta parte. Sin embargo, desde el sorpresivo hit que resulto la primera película, la recaudación en taquilla crece, pero la calidad de las historias vienen decayendo. Con la incorporación de varios personajes nuevos con el pasaje de los films, las múltiples subtramas se entremezclan y durante los 90 minutos se siente un apuro para pasar a lo siguiente. En Mi Villano Favorito 3, Gru (Steve Carrell) está trabajando en la Liga Anti-Villanos con su esposa Lucy (Kristen Wiig), cuando ambos son despedidos tras dejar escapar con un valioso diamante al villano Baltazar Brat (Trey Parker), un ex-actor adolescente de los 80 cuyo personaje era el villano de la serie con todos los estereotipos posibles para la década. Tras la visita de un hombre que le anuncia a Gru que tiene un hermano ansioso por conocerlo, toda la familia va a visitar a Dru Gru (también Steve Carrell), su hermano gemelo perdido. Dru buscó a su hermano para que le enseñara sobre el negocio familiar, ser ladrón, y tras oponer una ligera resistencia, Gru decide ayudar a Dru a intentar robarse el diamante de Brat. Comencemos por los positivos. La animación es genial, los colores y texturas captan la atención desde el primer momento. La historia de Gru y su hermano esta bien lograda, tiene giros interesantes y sus escenas son de las mas graciosas en el film, el resto son repartidas entre el tiempo que los minions pasan en prisión y la mejor parte del film, Baltazar Brat. El villano no tiene desperdicio, sus referencias, vestido, peinado y bailes ochentosos son una representación de todo lo irritante y extraño de la época. El soundtrack esta prácticamente compuesto por canciones de pop de los ’80 pasando por Madonna, A-ha y Michael Jackson, que sonaban cuand Brat estaba en escena. Además, el hecho de que uno de los creadores de South Park, Trey Parker le preste su voz al personaje debería ser suficiente justificativo para asistir a alguna de las escasas funciones subtituladas. Por el contrario, las subtramas rodeando a la familia de Gru estaban por todos lados y algunas se sintieron inconclusas. Pero quizás el punto mas bajo sea el desgaste creativo que se siente en una historia que recicla varios recursos de películas anteriores y sigue perdiendo valiosos minutos en una película de poca duración con unas criaturas amarillas no-parlantes que tienen su propia serie de spin-offs. En conclusión, la película es entretenida, hace reír en bastantes ocasiones, cuenta con un gran arco para el protagonista y el mejor villano de todos los films y nunca deja caer el ritmo. Si buscan una pochoclera en las vacaciones, esta definitivamente califica.
Regresan los personajes conocidos en Mi villano favorito 3 y es una muestra más de como exprimir hasta el hartazgo lo que en un principio fue novedoso. Entre su antecesora y ésta, la franquicia se llenó de plata con el spin-off de Minions. No se les cayó una idea en esa película y demostraron que lo único que les interesaba era recaudar. Ya en Mi villano favorito 2, con las incorporaciones de algunos personajes latinos y la nueva “profesión” de Gru, pasado al lado de los buenos, parecía que todo se les había ido de las manos. Entonces el volantazo a las fuentes se hace imprescindible, así como recuperar algo del mal de los protagonistas que era un “hallazgo” (por la forma de encararlo, no por su originalidad) en el comienzo. Por eso la aparición de un hermano gemelo salido de la manga de los guionistas (cual recurso de culebrón mil veces vituperado por fácil y cómodo) parece respuesta a esa necesidad. Aunque debemos admitir que la cuestión de la familia siempre fue un tópico de Mi villano favorito. Gru, ya “instalado” familiarmente, pierde su empleo en la Liga Anti-Villanos, junto con su novia Lucy, al no poder atrapar a Balthazar Bratt (un ex niño prodigio televisivo que luego de un éxito inmediato cayó en el olvido allá por los ’80 y resentido busca revancha). Pero entonces se le aparece un hermano desconocido y gemelo, Dru, quien estuvo siempre a cargo del padre de ambos, ahora fallecido. Conocerlo es la aventura en Mi villano favorito 3. Y la vuelta a los orígenes trae un recuerdo del villano Gru de la primera parte. Mientras los Minions se niegan a seguir siendo sus adláteres si no regresan al lado malo de la vida. En esas tres tramas centrales (más la búsqueda de un unicornio por parte de las niñas y el asumir el rol de madre de Lucy) se divide el filme que irá uniéndolas a medida que se acerque el final. Sin importar que guarden alguna lógica o que fluyan con naturalidad. Sabemos que además de la locura de los Minions, como manera de ser y hacer, tampoco la saga se caracterizó por una búsqueda demasiado profunda por desarrollar lo que cuenta. Como un producto autoconsciente de su carácter pop la banda de sonido de Mi villano favorito 3 recurre a una cantidad de hits musicales de los ‘80 (Physical de Olivia Newton- John y Take on Me de A-ha, entre muchos) que logran darle algo de ritmo y, en algunas ocasiones, hasta se aúnan a la narración (Bad de Michael Jackson e Into The Groove de Madonna son claros ejemplos) y donde también los números musicales de los Minions se llevan los aplausos.
El día en que se agotaron las risas. Si tenés una secuela, no seas gil: agregale aunque sea un (1) elemento al plato original para que no suene a autoplagio, aconseja el axioma hollywoodense. A los productores de Mi villano favorito se les hizo fácil en la anterior, tenían el arma secreta al alcance de la mano: eran los Minions, esas especies de ellos freudianos o niños salvajes con aspecto de cápsula farmacológica agigantada, que en la primera habían demostrado tener más star power que el propio protagonista y a los que bastó con darles más cancha para multiplicar ingresos, objetivo final de toda secuela. Hete aquí entonces Mi villano favorito 3, a la que la cosa se le hace más peliaguda. Sucede que los Minions gustan tanto que tienen, desde hace un tiempo, licencia propia, películas aparte, merchandising, fans y todo eso. Por lo cual sobreutilizarlos en película ajena sería contraproducente, de modo que su participación en esta tercera parte es sumamente reducida. Había que inventar algo nuevo, y lo nuevo es Dru, hermano gemelo perdido de Gru, una especie de Isidorito con tanta plata (y el mismo color de peluca) que el mismísimo Presidente de la Nación (de ellos), que arrastra al regenerado ex villano de nuevo al mundo de la villanía. Pero Dru no está tan loco como Trump, y Gru no llega a ser tan villano como él, por lo cual mil veces más divertido que esta nueva Mi villano... será ver cómo Donald bombardea Siria o le declara la guerra a Corea del Norte. En la primera parte, los guionistas dejaron depositadas tres bombas llamadas Margo, Edith y Agnes, las tres huerfanitas que Gru adoptaba y que estaban llamadas a castrarlo de su villanía. De ahí en más la serie pierde sentido, y es necesario empezar a sacar supervillanos de la manga para justificar al menos el título. En la segunda parte era un mexicano bastante soso apodado “El Macho”, acá es una ex estrella de la tele de los 80 llamado Balthazar Bratt, que no se resigna a ser un desaparecido de los medios y quiere volver a llamar la atención. En los papeles era interesante; en la concreción no. En ambos casos, guionistas y realizadores parecen más interesados en los laderos del héroe que en el antihéroe, lo cual es un grave error. Recordar a Hitchcock: “Cuanto mejor el villano, mejor la película”. La serie Mi villano favorito tiene problema de villanos: un psicólogo ahí. Mientras tanto, Gru se normaliza cada vez más, como agente de la Liga Antivillanos (“¡Gru, traidor, a vos te va a pasar lo que le pasó a Tantor!”), mientras la agente Lucy funge ya como su pareja formal. Y Dru, que tiene más plata (y peor gusto) que un mafioso de Miami, lo convence de volver a la acción con su superconvertible bañado en oro, anfibio y artillado, que deja al Aston Martin DB5 de Bond como un Fitito. Pero cuando no hay una verdadera motivación, no hay oro que valga.
La suerte, o el talento, no acompaña a Gru como agente especial a la hora de atrapar al divertido villano de esta tercera parte. Un exídolo ochentoso que tuvo su momento de fama como niño estrella de un programa de TV bastante bizarro y que planea vengarse de la humanidad por la gloria perdida. Con la voz de Steve Coogan en la versión original, lleva un walkman con hits de música pop y baila con polainas de colores mientras roba el diamante más grande del mundo. Despedido, junto a su esposa, Gru recibe una visita inesperada, un desconocido que le revela que tiene un hermano gemelo. Y a conocerlo parte toda la familia. El hermano, rubio y rico, vive en una especie de país vasco lleno de cerdos y opulencia, y a partir de esa reunión, la nueva familia agrandada se cruzará con el nuevo villano, en un guión plagado de chistes visuales, eficaces para todas las edades, buenas ideas y el encanto de los minions con su no idioma particular. La segunda parte, sin embargo, es otra vez la apuesta por la acción acelerada, personajes que vuelan y cosas que estallan, en una especie de larga secuencia que termina por aburrir un poco (nunca del todo, por la gracia de sus personajes). Más que aburrir, la insistencia en esa estructura de acción caótica final, borronea la originalidad para hacer que Mi villano favorito 3 se parezca a muchas otras películas, como siguiendo un patrón, una fórmula de tan usada, un poco ya gastada. ¿Se van a divertir igual en el cine, con este estreno que se supone viene a fortalecer la taquilla debilitada? Sin lugar a dudas.
No solemos hacerlo en esta columna, pero apostemos: esta película va a superar los tres millones de entradas vendidas en el país. Primero, porque tiene Minions; segundo, porque la serie es de las más queridas por los más chicos. Tercero, porque la cantidad de humor que contiene –ese humor que proviene directo de la mejor tradición del cartoon clásico, como siempre decimos un arte adulto– es suficiente para que el boca a boca lleve al cine al escéptico. Por supuesto que es una buena película sobre el amor y la familia (aquí Gru descubre que tiene un hermano bastante talentoso para la villanía, y eso –cuando ha quedado torpemente desocupado– le genera una crisis moral), pero si nos adentramos en ese territorio caeremos en la trampa que esta clase de cine quiere construir para nosotros: recomendarla por la “moraleja” que podría extraerse de ella. La moraleja –lo decía Borges– debe depender del lector (o espectador) y no estar dictada por el autor. Ese punto es el más flojo de este film, aunque también es tan evidente que puede pasar inadvertido. Y entonces queda la invención gráfica, la mezcla en partes iguales del estilo más colorido europeo y el dinamismo acelerado estadounidense. Atención: el villano del film tiene la voz de Trey Parker, uno de los creadores de “South Park”. ¡Bah! En castellano (¡Ah, bellos tiempos donde había copias en idioma original para quien lo deseara!) aquí eso no importa: recuérdelo para la versión digital.
En Mi villano favorito 3 volvemos a encontrarnos con Gru, quien luego de dejar atrás sus días de villano, ha devenido en un agente que lucha contra el mal, aunque tiene bastantes percances laborales al fallar en una gran misión, por lo que él y su esposa son despedidos. Además se entera de la existencia de Dru, su multimillonario hermano gemelo, por lo que decide ir junto a Lucy, Edith, Margo y Agnes a conocerlo. Gru sólo piensa en la forma de recuperar su trabajo, y para ello debe enfrentarse a Balthazar Pratt, un antiguo niño estrella que tuvo sus quince minutos de fama durante los 80s, quien en la actualidad continúa obsesionado con su personaje, resultando así el villano al que Gru debe detener para evitar el caos en la ciudad. No olvidemos que Gru ya no cuenta con la ayuda de los Minions, porque éstos no estan de acuerdo con su nueva vida lejos del mal. Planteada así, Mi villano favorito 3 brinda un relato ameno, gracioso y con muchas referencias al mundo y al cine infantil, por lo que los más pequeños compartirán muchos de los chistes que el film propone, si bien hay que mencionar que por momentos se reiteran demasiado los gags y chistes. Sin embargo, en líneas generales Mi villano favorito 3 resulta una gran producción; atractiva para niños y (en menor medida) para adultos. Si bien no está a la altura de las primeras entregas, mantiene cierta frescura, y en esta oportunidad el toque nostálgico rememorando los 80s aporta gracia y diversión.
La inesperada crisis existencial de un malvado Illumination Entertainment es un estudio de animación que tiene muy pocos años, pero se supo ganar su lugar en el mercado. Es que su primera película fue “Mi Villano Favorito” (Despicable Me, 2010), una obra que impuso un nuevo estilo de animación y tenía personajes muy buenos y originales. Siete años más tarde, la compañía comenzó a hacer lo mismo que la mayoría de sus competidoras: apostar a lo seguro y hacer secuelas innecesarias. Después de una segunda parte en 2013 y un spin-off -Minions (2015)-, Gru y compañía vuelven a la carga con “Mi Villano Favorito 3” (Despicable Me 3, 2017). Esta vez la suerte no está de su lado y, si no se cuida, el calvo villano puede seguir la misma suerte de un ogro verde que de tanta secuela y precuela agotó hasta a sus más acérrimos defensores. Balthazar Bratt (Trey Parker) fue una estrella infantil de los años 80 que protagonizaba una serie en donde interpretaba a una joven mente criminal que utilizaba una combinación entre técnicas de baile pop, artes marciales y juguetes de alta tecnología. Pero hay algo que acabó con su brillante carrera y promisorio futuro: la llegada de la pubertad. Ahora, convertido en supervillano, se dedica a crear el caos en todo el planeta. Gru (Steve Carell) y Lucy (Kristen Wiig), que pertenecen a la Liga Anti-Villanos (LAV), logran desbaratar los planes de Balthazar de robar el diamante más grande del mundo, pero no así detenerlo. Esto hace que sean despedidos por Valerie Da Vinci (Jenny Slate), la nueva directora de la organización. Ahora que ambos no tienen empleo, Lucy trata de lidiar con su nuevo papel de madre de las niñas y Gru termina discutiendo con los minions, que lo abandonan, porque se niega a volver a convertirse en villano. Cuando parece que todo va cuesta abajo, se entera de que tiene un hermano gemelo llamado Dru que fue criado por su padre. Gru se dispone entonces a conocer a su excéntrico, extrovertido y multimillonario hermano quien lo pondrá en la difícil situación de decidir si está listo para continuar la tradición familiar de dedicarse al crimen -su padre era un villano muy famoso- y unirse a él para llevar a cabo un último golpe. Aunque ha dejado esa vida atrás, ¿volverá Gru a convertirse en un villano? Engorrosa, sobrecargada, con falta de ideas nuevas, de todo esto y varias cosas más sufre esta tercera parte de la saga. Es que, como dijimos al principio, a medida que van sacando secuelas se van agregando personajes, que se van sumando al próximo largometraje y así sucesivamente. Cinco Paul y Ken Daurio, el equipo de guionistas de todos los films, se ven en el problema de tratar de darle algo de letra y relevancia a la gran cantidad de personajes que tienen, y no logran llegar a buen puerto con tan titánica tarea (incluso hay algunos que hasta los borran de un plumazo o aparecen un par de minutos). Para colmo de males, los minions, que siguen funcionando como en la primera película, no aparecen tanto. Tal vez especulando de no sobrecargar al espectador, ya que se viene Minions 2 en 2020. “Mi Villano Favorito 3 “también se suma a la ya a esta altura agotadora tendencia de muchísimos largometrajes de hacer referencias a la década del ochenta. Es hora de soltar y seguir adelante, muchachos. Para que se entienda lo de la saturación, hasta el propio Steve Carell confirmó que ésta era su última película. Y, sí, es que se agotó muy rápidamente algo que, pensando las cosas bien y con criterio, podría haber funcionado durante mucho más tiempo y haber dado más jugo. Los chicos, por supuesto, la van a pasar de maravillas porque “minions”, sinceramente. Va siendo hora de buscarse un nuevo villano favorito porque éste, después de este film, merece estar a la sombra por unos cuantos años. Y sin libertad condicional, eh.
Comienza con Gru (Steve Carell) en una intensa persecución al supervillano Balthazar Bratt quien usa goma de mascar en sus locuras (con la voz de Trey Parker), todo se complica cuando este logra robar un importante diamante. Bratt, era una estrella de televisión de Hollywood que desea vengarse porque ellos le habían cancelado un show y a raíz de este hecho se vuelve malo. Por ese robo terminan despidiendo a Gru como así también a su esposa la superagente Lucy (Kristen Wiig). Las sorpresas en la vida de Gru continúan porque se entera que tiene un hermano gemelo llamado Drew (Steve Carell), y de quien su madre (Julie Andrews) nunca le habló. Por lo tanto viaja para conocerlo. Cuando llega a la mansión de Drew, este tiene una cabellera rubia, es alegre, optimista, apuesto, millonario y todo no termina ahí ya que su hermano quiere que le enseñe algo de lo que Gru dejo atrás cuando era villano. Por otra parte los Minions harán de las suyas, participarán en una audición de TV, irán a prisión vestirán trajes de rayas blancas y negras y siguen siendo desopilantes. Es muy colorida, con más personajes, una montaña rusa de diversión, una banda de sonido de los 80, que incluye: Michael Jackson, Van Halen y Madonna, entre otros. Tiene un desarrollo que atrae a niños y adultos, con un gran dinamismo, gags visuales y chistes musicales. Recordemos que apareció por primera vez siendo toda una novedad “Gru - Mi villano favorito” (2010), luego la siguió “Gru 2. Mi villano favorito” (2013) su trama más intensa, en cambio ahora su guión es menos atractivo pero al fin al cabo resulta un buen pasatiempo familiar.
llumination Entertainment se ha ganado su lugar como una de las firmas de animación más reconocidas del mundo; sin llegar al prestigio de Pixar o la trayectoria de Disney, pero definitivamente con reconocimiento. Por supuesto, cuando hablamos de reconocimiento hablamos de los Minions, que se han vuelto un enorme fenómeno de merchandising y han llegado a tener con mucho éxito su propia película. ¿Es posible volver a relegarlos al lugar de su origen y sostener ese éxito? Esa es la pregunta que Mi Villano Favorito 3 viene a contestar. Cosa de familia: Gru, junto a su esposa Lucy, son miembros de la Liga Antivillanos y tratan de frenar los planes de Balthazar Bratt, un villano que en un pasado fue una popular estrella de televisión. Cuando este último le quita de las manos un valioso diamante, la liga despide a Gru y a Lucy. Paralelamente, Gru se entera de que tiene un hermano gemelo (Dru) en un país lejano. Dru desea trascender como villano a su manera, con la ayuda de un arsenal descomunal. Por su lado, Gru aprovechará estos recursos para recuperar el diamante de las manos de Bratt y por ende, su lugar en la Liga. Sobrecarga de subtramas: El guión, aparte de abarcar la historia con el hermano de Gru, también relata varias subtramas. Una tiene a Lucy tratando de ganarse el título de “Mamá” ante las hijas de Gru, otra tiene a una de las nenas en busca de un unicornio verdadero. Otra, protagonizada por los Minions, bien podría ser una película aparte. Dichas subtramas gobiernan con eficaz comicidad una gran parte del segundo acto, al extremo de quitarle protagonismo a la trama principal, que retoma dicho papel pasada la mitad del metraje. No obstante, todas terminan confluyendo en el desenlace de un modo apropiado. No todo son rosas para la película. El relato sufre de dos problemas concretos. Por un lado, el antagonista principal, si bien activo y hasta hilarante, resulta ser bastante fácil de derrotar. Por el otro, la trama con Dru está prácticamente desaprovechada y sin consecuencias que pesen en el recorrido de la historia. Tomando en cuenta que dicha hermandad era la premisa principal con la que vendían esta película, considero su escaso desarrollo como un punto en contra. Por el costado técnico, tenemos una animación dinámica y con un buen uso del color. La musicalización cuenta con varios temas de los años 80 y sabe utilizar, con el fin de establecer –y por qué no, ridiculizar–, al antagonista. Conclusión: Mi Villano Favorito 3 cuenta con eficaces momentos de comicidad, aunque entre subtramas que acaparan más atención de la que deberían y no desarrollan del todo la promesa de la premisa. Por ese motivo, el resultado final es blando. Efectivamente ratificará la popularidad de los Minions para que los padres sigan desembolsando dinero en merchandising, pero deja en claro que en materia narrativa ya no le queda tanta potencia.
Crítica publicada en la edición impresa.
La película incluye cinco canciones y parece llevar hasta el límite todos los chistes posibles de estos magnéticos personajes. La tercera entrega de Mi villano Favorito debería ser la final. La atracción de estos personajes que tanto éxito han tenido (la franquicia ha generado 1.500 millones de dólares en todo el mundo, sin contar la venta de merchandising) y que seducen hasta al adulto más cínico y reticente a los “dibujos animados”, parecen haber contado todos los chistes posibles y transitado todos los lugares probables. Esta vez el ex villano Gru se entera que tiene un hermano gemelo llamado Dru que posee todo lo que él no: dinero, una apariencia luminosa y cabello. Y el malo de la película es Evil Bratt (Malcriado Malvado), un niño que en la década de los ochenta era el protagonista de un programa de TV super famoso y que, debido a una prematura adolescencia y a no encontrar su lugar en el mundo del espectáculo es, eventualmente, despedido. Personaje que se ha quedado tildado en el pasado y que aún viste la misma moda de aquellos tiempos: rompeviento violeta con hombreras, un peinado que incluye jopo, cubana y una insipiente pelada. Su arma mortal son los chicles y se desplaza por muros y ciudades con aeróbicos pasos de baile musicalizados con Madonna y Michael Jackson, que suenan más tiempo que las cinco canciones que compuso el mega talentoso Pharrell Williams. Cinco canciones para una película que, claramente, no las necesita. El personaje de Bratt es la apoteosis de la creciente obsesión con la cultura pop autorreferencial y un guiño explícito a los padres que llevarán a sus hijos a ver la película. Mi villano favorito 3 es la versión aguada de una franquicia que estira hasta el límite las posibilidades de los personajes que ha inventado. Llena de momentos desaprovechados, todo es tan rápido y furioso que más que contar una historia, combina fragmentos que comienzan y terminan con algún gag, gracioso, por supuesto, ya que si algo sostiene esta trilogía fue y es la creatividad de los escritores. Si algo nos enseñaron estas películas de la compañía Illumination es que hay vida por fuera de Pixar y Disney, aunque se reconozca la vanguardia que ha significado Pixar en el tono y el tipo de humor de estos productos. Incluso antes de que oficialmente comience MVF 3 hay un pequeñísimo gag de los Minions en la presentación de Illumination que recuerda a la lamparita de Pixar. ¿Y los Minions? Aquí ya no tienen mucho que hacer, aunque sus escasas apariciones son de lo mejor de la película.
"Mi villano favorito 3", la ternura continúa Como tantas otras secuelas, "Mi villano favorito 3" sale invicta pero no trae nada nuevo ni original, incluso queda desdibujada entre subtramas interminables y poco atrapantes. La historia de este filme comienza cuando Gru recibe la noticia de que tiene un hermano gemelo, se trata de Dru (la voz original de ambos la interpreta Steve Carell) y es casi su opuesto, es rubio de pelo largo, multimillonario y tiene una figura esbelta y jovial. Cuando ambos al fin se conocen, Dru le pide a su hermano que le enseñe los trucos de la villanía. Al mismo tiempo, emerge un nuevo villano con un perfil muy particular: se trata de Balthazar Bratt, una ex estrella de la televisión de los años 80 que perdió su atractivo y por ello, la fama. En consecuencia llega para vengarse de Hollywood acompañado de un vestuario y música de esa década dorada. Hits como "Take On Me", "99 Luftballons" o "Into the Groove" se escucha en cada escena. Uno de los aciertos es justamente ese, utilizar recursos de la década ochentosa recrear una atmósfera retro y así, para atrapar a los padres. Así, el ex villano junto a su esposa Lucy, sus hijas Margo, Edith y Agnes y los tiernos Minions, se embarcan en una aventura repleta de acción. Otro factor para destacar en esta era donde la violencia también acecha en el universo infantil, es que si bien hay acción, es mostrada de una manera colorida: las bombas son globos de chicles y los tiros son flechas. Lo cierto es que los pequeños seres amarillos seguirán en la pantalla, ya que "Minions 2" llegará a los cines en 2018.
Después de lo que “Mininos” (2015) hizo en la taquilla mundial no debe sorprender una nueva entrega de la franquicia que le dio origen. En la Argentina es la película más vista en la historia de la boletería, o al menos desde 1997 cuando apareció la nueva forma de contabilizar las entradas. “Mi villano favorito 3” es, entonces, una nueva entrega de todo este universo. Desde la primera en adelante los guiones no hicieron otra cosa que ocuparse de hacer reír con un humor absolutamente físico. Piñas, cuetes, sopapos, explosiones, caídas, porrazos, son los caballitos de batalla a los que se suma una gestualidad propia de algunos elementos teatrales, como la máscara neutra y el clown. Hacer reír con estas herramientas es el propósito casi exclusivo de la saga pero, claro, tiene que haber una historia justificativa porque no se puede sostener esa propuesta por sí sola durante cien minutos. En los estudios Illumination el chiste está por encima de todo, razón por la cual se diferencia, en cuanto a contenido y profundidad, de los estudios Pixar (hay un gag con dos peces muy parecidos a Merlín y Nemo). En la primera (2010), Gru (Steve Carell, doblado por Andrés Bustamante) es un súper-villano-orgulloso-de-serlo que quiere hacer una de esas trastadas de gente muy, muy mala, como muestra de superioridad, incluso hacia su madre. Es acompañado por estos supositorios amarillos ya conocidos como Minions. Al descubrir a tres huérfanas que ablandan su corazón, el malo aprende a ser bueno. En la segunda parte (2013), conoce a Lucy (Kristen Wiig doblada por Andrea Legarreta) como antagonista, pero se sabe cómo termina esto, así que la familia se agranda. ¡Ah! es acompañado por las grageas amarillas conocidas como Mininos, que ya amagan con tener mayor presencia que los protagonistas porque, hay que decirlo, son muy graciosos. En “Mi villano favorito 3”, Gru y Lucy pierden su trabajo como agentes del bien al perderse el primero de capturar a Baltazar Brat (Trey Parker doblado por Jay de la Cueva). Este villano, mezcla de Michael Jackson con Lionel Richie, es lejos lo mejor de esta tercera parte. Protagonista de chico en una serie de TV Hollywood, le corta la carrera al crecer su acné. Ahora quiere hacer pedazos a la industria que lo puso en las luminarias y luego le dio la espalda. Sabemos que el contenido no es el fuerte, de modo que todo quedará en eso, en la anécdota que construye al villano. En el ínterin Gru recibe el llamado de su hermano gemelo Dru (mismo actor y doblajista del primero), cuya existencia ignoraba. Vuelve a aparecer la madre así que la familia se agranda más aún, y es acompañada por los tampones amarillos llamados Mininos, que en los tres casos de “Mi villano favorito” tienen un guión aparte. Pasaron de sub producto a producto principal a fuerza de carcajadas, o sea tienen que estar. Ahora, nobleza obliga, si quitamos estos personajes de los tres guiones la historia se cuenta igual. No hay argumentación más que la de formar una familia y aceptar a todos los miembros; pero no es una base sólida como para dar lugar a emociones ni nada. Hay tantos gags como referencias al cine, la tele, y la música de la década del ochenta. Desde imágenes a lo lejos a famosas muletillas como la que espeta Baltazar. “Adoro cuando un plan se concreta”, célebre frase acuñada por George Peppard en la serie “Brigada A”. El mismo personaje ataca con un Cubo Mágico o con un mini-moog que arroja compases de “Dinero por nada”, de Dire Straits, en forma de ondas sonoras expansivas que lo dejan a uno desnudo, asalta un barco con chicle y los pasos de “Bad”, de Michael Jackson, o arma una pelea de pasos de baile contra Gru al son de “Into the Groove” de Madonna. Más ochentoso, échele Soda Stéreo. Estamos frente a una máquina de escupir billetes (“Minions 2” está anunciada para 2020) a la cual se puede atribuir la autoconciencia como forma honesta de sacar carcajadas, y su continuidad dependerá de que los millones de espectadores que la verán no terminen, como sucede con todo tipo de moda, aburriéndose con la misma fórmula.
Que vuelvan los 80 A pesar que el título intentaba dejar en claro quien sería el protagonista en cuestión de la trama, lo cierto es que desde su primera entrega Mi Villano Favorito (Despicable Me, 2010) causó más furor por esos pequeños personajes amarillos adictos a las bananas, a los que no se les entiende casi nada de lo que dicen, los delirantes Minions, que su personaje homónimo del título, el villano favorito Gru. Dando el lugar a lo que el público -infantil y adulto- pedía, la segunda parte corrió casi de cuajo al villano y nos dio una trama donde los protagonistas exclusivos eran los seres amarillos. Aunque la historia no era del todo entretenida, los despilfarros y torpezas de los amados Minions salvababan un poco las papas que quemaban en cuestiones narrativas. En esta tercera entrega, aquellos fanáticos de los pequeños probablemente se queden con ganas de verlos más en pantalla, ya que Gru vuelve a hacerse dueño del argumento, y los Minions parecieran estar más de decorado, o como excusa para la búsqueda de algún momento cómico, los cuales escasean, y mucho. En una vuelta de tuerca super trillada, aparece en escena un hermano perdido del protagonista, de nombre Dru, antagónico por excelencia a su gemelo: viste todo de blanco, porta una cabellera rubia, es multimillonario, algo tonto y con la intención clara de seguir los pasos de la villanía que heredó de su padre. Esta es una de las tantas líneas argumentales que se lanzan en un guión carente de creatividad. Por otro lado aparece en escena (quizás siendo lo más interesante del film si no se repitiera tanto entre chistes y gag el malo en cuestión), Balthazar Bratt, quien fuera una joven estrella televisiva de éxito en los ochenta. Resentido por la cancelación de su show, y atrapado en esa atmósfera tan perfecta que se vivió en esa década, Bratt se ha convertido en el malvado por excelencia, siendo sus armas más significativas un chicle de goma enorme que envuelve a sus adversarios y unos pases de baile. Mientras Gru intenta atrapar al malvado ochentoso, junto al poco lúcido Dru, Lucy (la mujer del calvo favorito) hará todo lo posible para desempeñar su rol de madre y acercarse a las hijas de él. Y en el medio de todo este relato, los Minions intentarán probar suerte lejos de su amigo, con escenas muy poco interesantes y momentos de comedia muy por debajo de lo que nos vienen regalando. Como todo aquello que produce Illumination Entertainment, el rubro visual es de una animación correcta y a la altura de un trabajo magnífico, pero ya visto reiteradas veces. En esta era es lo mínimo que se espera de empresas de esa talla, y donde se ansía la diferencia de calidad, es justamente donde brilla por su ausencia. La trama no es original, entretiene con lo justo y pareciera estar más avocada a la presentación de nuevos personajes para futuras secuelas que en lograr un producto de calidad pareja.
LA POCO SALVAJE Y AMARILLA MEDIANÍA Aprendida la lección de la segunda parte, Mi villano favorito 3 le devuelve la centralidad del relato a Gru contra unos minions que revelaron su caducidad por la vía del exceso: a más minion, menos gracia causan. Más allá de las varias subtramas (hay como demasiada poca confianza en lo que se tiene que contar), esta tercera entrega dirigida por Kyle Balda, Pierre Coffin y Eric Guillon pone en el centro de la escena el conflicto del ex villano, quien conoce a su hermano gemelo Dru y se enfrenta al dilema moral de tener que dejar de lado el bien y regresar a lo malvado. Ese será el mínimo conflicto -no mínimo porque lo sea, sino porque se exhibe como tal- sobre el que la película avanzará de forma fragmentaria, demostrando al fin de cuentas que Gru ya está agotado como personaje y que esta franquicia apenas sobrevive por su increíble llegada al público. El ejemplo de Mi villano favorito es similar al de Shrek. Su estreno fortaleció a una empresa nueva -antes Dreamworks, ahora Illumination-, se convirtió velozmente en el mascarón de proa de la firma y agotó sus recursos de una manera veloz. La catarata de chistes regulares, lo escasamente seductor que resulta el universo construido, y la endeblez de lo que se está narrando (una sucesión de ideas sin mayor profundidad) es una sumatoria demasiado fuerte como para que el producto llegue a buen puerto. Un ejemplo de esto que decimos es por ejemplo el villano, Balthazar Bratt, que tras toda la iconografía ochentosa que desprende, nunca adquiere un peso real como personaje y mucho menos como antagonista. Es pura superficie. Tal vez lo único interesante de Mi villano favorito 3 es cómo va construyendo un entramado familiar alrededor de su personaje, película tras película. Si en la primera el tema era la paternidad y en la segunda la posibilidad de encontrar el amor, aquí el vínculo entre hermanos resulta fundamental. Y si hay algo coherente dentro de la franquicia, es cómo el tema de la villanía repercute de alguna forma en los vínculos del protagonista. No es nada complejo el lugar al que llegan estas películas (bueno, la primera tenía su encanto y sus niveles de lectura), pero al menos hay una idea más ambigua que en la mayoría de la producción mainstream animada hollywoodense. Lo que queda como saldo negativo es la idea de que las cosas podrían ser (si sus creadores se animaran) mucho más salvajes y divertidas, como por momentos dejan entrever las peripecias que los minions viven en paralelo a la trama central. Luego de Mi villano favorito 3, queda demostrado que Illumination tiene claro cómo juntar dinero: estamos ante un film a reglamento, pensado para darle al espectador menos exigente aquello que espera. Ahora sólo falta que se acerquen a la comicidad desbocada de Dreamworks o a la complejidad emocional de Pixar.
Me volví fanática de estas criaturitas amarillas, de estos pompones atrevidos, hilarantes y con un sentido del humor desenfadado. Ya los venía siguiendo desde Mi Villano Favorito I y II, ¿Por qué tanta obsesión por estos bicharracos de un solo ojo? Seguramente el éxito y las manía por ellos se deba a que tanto las primeras películas de la saga descontracturan el cuento clásico del villano como segundón en la trama. Los protagonistas son los “malos”, los que transgreden a ley, los outsider, incluso los personajes sagrados son mostrados como pícaros y poco inocentes. Dreamworks – estudio que también creó películas emblemáticas de animación como Shrek, Madagascar, Megamante, entre otras- pone toda la carne al asador y completa el tríptico de Desplicable Me. Pero esta vez suma a Balthazar Bratt (Trey Parker) y a Dru el hermano gemelo de Gru (ambos popularizados por el gran Steve Carrrel) un novato hampón con cabellera dorado. Además están los fijos: Lucy que quiere convertirse en una mamá perfecta, las niñas que son un torbellino, los minions que, aunque delegados de la historia, tienen su propios números. Tantos personajes, sumado a los chistes al pasar, demasiado bobalicones, y al bombardeo de imágenes que abruma, Mi villano Favorito 3 resulta desbordada y poco resultona. Pero veamos el vaso medio lleno, sin dejar el vaso medio vacio. Balthasar Bratt es lo mejor de Mi vecino favorito 3, su presentación estelar, en los primeros minutos de metraje, agradan y entretienen. Simil video clip, el villano es presentado como un niño que en los años 80 era popular en la tv y que por un infortunio pasa al ocaso absoluto, ese resentimiento de la pérdida del minuto de fama ha convertido a este falcucho con hombreras en un villano despiadado. Al ritmo popero de Bad de Michael Jackson y con un repertorio de música que tarareábamos en la década del plástico (Into the Groove de Madonna o Take on Me de A-Ha), el comienzo de la película parece prometedora. El villano de “la goma de mascar” con jopo y organito, quiere recuperar sus minutos de fama, por tal motivo intercepta un buque para robar un diamante rosa chicle. Con movimientos pélvicos pegadizos, Baltazhar realiza un atraco que resulta atractivo para el espectador, proponiendo un duelo interesante con Gru, pero esta idea que resulta medianamente divertida – los chascarrillos no logran la implosión de las otras entregas- se oscurece con diferentes tramas que no logran completarse. Aparece un misterioso gemelo que quiere despuntar el vicio de los malos hábitos, pero poco se desarrolla esta idea. Mi villano favorito 3 es una gran ensalada de personajes, la aventura no se completa y los pasos de comedia provocan apenas gracia. Lejos quedó la historia simple, clásica, en donde se resolvía un único problema, acá aparecen tantas historias trasnvarsersales que el sube y baja provoca tedio. La música demasiado imponente – las cancioncitas que no son ochentonas están creadas por Pharrel Williams- no deja espacio para el chiste físico, ese que produce gracia, tanto en niños como en adultos. Todo pasa demasiado rápido en Mi Villano Favorito 3, sin duda la peor de la saga.
LOS HERMANOS SEAN UNIDOS Gru y los minions están de vuelta con más familiares y villanos para sumar a la aventura. Hace rato que Illumination Entertainment desbancó a DreamWorks y se convirtió en el tercer estudio de animación de los Estados Unidos, al menos desde el suceso de taquilla, donde Gru y sus minions la juntan con pala desde su primera aventura en el año 2010. Como ya se sabe que Hollywood carece de ideas y que no hace falta arreglar lo que no está roto, nos llega “Mi Villano Favorito 3” (Despicable Me 3, 2017), justo después del exitazo de la precuela en solitario de los chizitos con patas. Esta vez, sumando un artilugio que viene funcionando muy bien en la TV y la pantalla grande: la nostalgia ochentosa y el rescate emotivo, para alegría de los más grandes que deben acompañar a los pequeños. Decimos esto, porque la música, la estética y todo lo que trae aparejado Balthazar Bratt (Trey Parker, en la voz original), el maloso de turno, sólo puede ser apreciado minuciosamente por aquellos que pasamos la época de las hombreras exageradas y los colores flúo. Ya perdimos la cuenta de cuantas series y películas se colgaron de las tetas de esta década fundamental para la cultura pop, pero a “Mi Villano Favorito 3” el humor (y la banda sonoro) le funciona, agregando un poco de textura a una historia que, de por sí, es bastante genérica y no suma nada a la franquicia. Gru (Steve Carell) y Lucy (Kristen Wiig) ahora son una feliz pareja de agentes de la Liga Anti-Villanos, luchando codo a codo para atrapar a los malos y atravesar las peripecias del matrimonio y la paternidad. Balthazar Bratt es uno de los criminales más buscados, un ex niño estrella cuyo show fue cancelado cuando se le vino encima la pubertad, y ahora realiza fechorías tomando como alter ego al malvado protagonista de su propio programa. Tras una nueva evasiva de Bratt, Gru y Lucy se quedan sin trabajo, desencadenando la angustia de las nenas y la partida de los minions ante la negativa de su amo de volver al terreno de la villanía. Cuando parece que ya no hay solución a la vista, aparece un nuevo jugador en esta historia: Dru, el hermano gemelo perdido, un tipo alegre y millonario que hará lo que sea para restablecer el lazo y la herencia familiar, siempre ligada a los delitos más extravagantes. Enredos, persecuciones por países exóticos, muchos artilugios, la ternura de Margo, Edith y Agnes, el sinsentido de los minions… todo se conjuga en “Mi Villano Favorito 3”, una película animada más del montón que depende de sus personajes y no puede evitar hacer uso y abuso de un sinfín de referencias de la cultura pop. La premisa del malo que quiere ser bueno sigue funcionando y generando las mejores situaciones. Acá, en contraste con un villano 100% resentido como Balthazar, que nunca logró superar el fracaso y se estancó en los ochenta, con jopo y robotito incluido. Por otro lado, la relación entre hermanos no resulta nada nuevo (sí, hasta nos hace acordar a Los Simpson), pero es simple y directa para que les llegue a los más chiquitos. También resulta interesante el recorrido de Lucy como madre primeriza, una nota tierna entre tanta aventura descontrolada, que recuerda lo mejor de aquella primera entrega. “Mi Villano Favorito 3” sigue conservando su estética retro futurista, suma una gran banda sonora de temas nuevos y clásicos ochentosos para mover la aptita, y deja en segundo plano a los roba cámaras amarillos, algo que se agradece desde el primer momento. Una peli bien hecha y entretenida para toda la familia, pero no mucho más que eso.
La tercera se venció La última entrega de la saga de "Mi Villano favorito" trata sobre la nueva aventura de Gru, quien trabajará como un agente encubierto junto a su esposa. El desgaste de la historia es notorio y los "minions" quedan en un segundo plano. El desgaste de los recursos en las sagas es uno de los principales problemas a los que se enfrentan los cineastas y guionistas a la hora de hacer las segundas y terceras partes de una historia, meramente por su éxito, cuando no existe continuación narrativa planeada desde el inicio. Y a pesar de todo el afecto que la audiencia haya ganado por un personaje, incluso en un filme animado, ese cariño no alcanza para que una franquicia funcione, y se necesita un fuerte colchón argumentativo para sostenerlo. Desgraciadamente, esos giros muchas veces se huelen más como actos desesperados por lograr el éxito de mercado. Uno de esos ejemplos es la tercera parte de "Mi Villano favorito", que llega hoy a las salas argentinas. En esta ocasión, nuestro antihéroe Gru trabaja como un agente encubierto de una fuerza de seguridad junto a su ahora esposa Lucy, a quien conoció en la segunda parte. Por no capturar a Bratt, un villano que parece atrapado en la década del 80, la pareja es despedida de la fuerza. Cuando la familia comienza a vivir una vida de "civiles", aparece el hermano gemelo de Gru, llamado Dru, quien tiene la intención de hacer que vuelva a sus andanzas en el mal. La introducción de un hermano es un signo de alarma para la franquicia, pues no supo sostener en el tiempo el desarrollo de los personajes. En la primera parte, la evolución desde malo a bueno de Gru gracias a sus hijas fue lo que le dio un sabor especial al filme animado, además de la ternura que causaban los Minions. En la segunda, las cosas no fueron tan bien, pero los matices románticos y su consolidación como padre ayudaban a mantener las risas. En "Mi villano favorito 3", el desgaste mencionado al principio se hace visible, con Minions e hijas en poquísimas escenas, completamente desaprovechados. Vuelo bajo Los gags más simples y por ello los que más divierten a los chicos son los que mejor funcionan más allá de los análisis estructurales, y por eso es que tal como sucedió con otros largometrajes animados como "La era de hielo", o "Madagascar", con el correr de las secuelas fueron sesgando su audiencia al género infantil, que, vale decirlo, es al primero que apuntó, mientras los adultos son sólo un efecto colateral en este éxito global del cine sin carne y hueso. Habrá que esperar si logra un margen de recaudación que mantenga a Gru vigente, lo que a esta altura, sabemos, será la única chance de que tengamos que esperar "Mi villano favorito 4" o que la agonía haya finalizado con esta entrega.
iendo esta la tercera entrega de esta saga, o cuarta si contamos el spin-off Minions (2015), nadie podrá argumentar que entró a la sala (o puso play) sin saber lo que podía esperar. Desde ese punto de vista, esta película está casi a la altura de las dos primeras. Está bien lograda y obligó a los escritores a esforzar el ingenio, dejando sobre el final incluso el terreno abierto para una cuarta entrega. Convenido que los minions son adorables - aunque no suficientes para sostener una película - su participación en esta historia es mucho más secundaria, pero siempre están presentes para incorporar gags en forma periódica para hacer reír a la audiencia. Tanto Gru (el personaje principal) como los espectadores, nos encontramos ahora con la noticia de que tiene un hermano mellizo, millonario y de cabellera envidiable (sobre todo para él, que es pelado), y que lo quiere conocer ahora que el padre de ambos ha muerto. Su verdadera intención es que Gru le enseñe a ser un Villano, hecho que se revela ya en el trailer. El antagonista sin embargo no es él, sino un extraño personaje que se quedó mentalmente en la década del 80 y quiere vengarse de Hollywood por cancelar su programa donde precisamente él era el malvado. El humor que proporciona este personaje podrá ser mejor entendido por quienes tengan cierta edad, o al menos conozcan muy bien la moda y cultura de los 80 en general, pero no por esto deja de ser una película completamente disfrutable para chicos. Si el público tiene además la suerte de poder elegir la versión subtitulada, se encontrará con la voz de Steve Carrell haciendo tanto de Gru como de su hermano Dru, y es sin duda algo que suma.
Mi Villano Favorito 3 presenta una extraña mezcla de animación infantil tradicional con referencias nostálgicas a los 80’ para entretener a grandes y chicos por igual. El estudio de animación Illumination Entertainment se ha consagrado como uno de los mas serios contendientes en la lucha por el titulo de rey del cine animado para niños. Sin que nadie (ni ellos, ni Dreamworks, Sony o Blue Sky) pueda incomodar al binomio Disney/Pixar en su merecido trono, el más joven de estos estudios logró hacerse un nombre en la industria y recaudar una enorme cantidad de millones con películas como Sing (2016), The Secret Life of Pets (2016) y su primera gran franquicia Mi Villano Favorito (Despicable Me, 2010). El primer film nos presentaba a Gru (voz original de Steve Carell) un villano que decide adoptar a tres niñas huérfanas. La película fue tan exitosa que no tardó en hacerse una secuela (Despicable Me 2, 2013) y un spin-off basado en los minions, esos bichos insufribles que hablan en balbuceos incomprensibles y generaron una invasión de merchandising amarillo. En esta tercera entrega Gru y su esposa Lucy trabajan para la Liga Anti Villanos tratando de detener a Balthazar Bratt. Son despedidos después de fracasar una vez más y al poco tiempo Gru recibe la noticia de que tiene un hermano gemelo que nunca conoció: Dru. Gru y su familia viajan a la mansión de Dru, quien ansía conocer a su hermano para que le enseñe como ser un verdadero villano, mientras que Gru solo quiere recuperar su antiguo empleo. En el medio de la historia principal suceden varias tramas secundarias: las niñas buscan un unicornio de verdad, Lucy queriendo ser una verdadera madre para ellas y los Minions se sublevan ya que Gru no quiere volver a la villanía después de perder su trabajo. Tal vez uno de los aspectos más logrados de esta nueva entrega es el villano. Balthazar Bratt (voz original de Trey Parker, co-creador de South Park) es un ex actor infantil que interpretaba a un supervillano en los años 80’. Al llegar a la pubertad su popularidad decayó y el show fue cancelado, así que un furioso Bratt adoptó la personalidad de su personaje y juró vengarse de Hollywood con un arsenal de armas ochentosas. Los guiños y referencias musicales a los 80’ se sienten como un recurso para captar la atención de los adultos que acompañen a los niños a ver la película más que a una apelación nostálgica (ya que el público al que esta película apunta no podrá entenderlas). Mi Villano Favorito 3 presenta una historia que podría ser interesante (aunque genérica) pero su relato con mayor carga emotiva se pierde en el medio de las sub-tramas que abundan a lo largo de la película. Por suerte esas aberraciones amarillas tienen menos pantalla que en la segunda parte y varios de los gags y momentos de humor pueden arrancarte alguna risa. La animación sigue siendo igual de pulcra y bien definida como en las entregas anteriores y los niños sin duda la disfrutarán.
Crítica emitida por radio.
Volvió Gru, volvió el malo convertido en bueno. En esta tercera parte conocemos al hermano gemelo que ni él sabía que tenía (un recurso típico de las grandes compañías cuando quieren explotar algo que “funciona”) y por supuesto vemos de nuevo a los minions, razón por la cual la película tiene un puntaje mayor. A esta altura no logro descifrar si es una película para chicos o para adultos. Creo que intente ser para ambos y se queda en el camino de ambos. Tiene buenos momentos graciosos, pero no llega a ser una buena carcajada. Una historia un tanto predecible y con muchas puntas, es decir muchas mini historias dentro de la gran historia del film que distraen y cumplen la función de relleno. Me recuerda a esos capítulos de alguna sitcom en el cual cada personaje tiene que tener su momento. Acá sucede lo mismo, cada personaje anda por lugares distintos, se unen dos segundos y vuelven a alejarse. Mi recomendación: Para pasar el rato en estas vacaciones de inviernos con los chicos está bien, pero no más que eso.
El mejor hallazgo de esta secuela, que es muy entretenida, es la aparición de su hermano gemelo, tan insólito y simpático como Gru. Pero en cambio no me pareció del todo logrado el personaje del villano, pues es muy...
Un Minion de euros. En algunas películas, en las buenas, el villano es tan atractivo como el héroe. En otras, el villano está hasta excesivamente más cargado de emoción que el héroe. Así que al español Sergio Pablos se le ocurrió la idea de dar vuelta las cosas. Que el villano sea el protagonista. ¿Y qué era lo único que podía contra alguien tan despreciable? El amor de 3 niñitas. Así que trabajó mucho tiempo en esta idea. Elaborar una historia que cierre por todos lados es arduo y complicado. Ya que además los diferentes agentes, guionistas y productores también van dando forma al relato. Así aparecieron los Minions. Acierto al que Pablos no pudo negarse. Por un lado, porque eran personajes tan geniales que cualquiera los hubiera querido para su historia, por otro, porque la película empezaba a no pertenecerle. Después de un largo proceso, para que la historia funcione, recién se habrá pensado en la viabilidad de su producción, seguramente luego de una difícil selección. El problema es cuando las fechas empiezan a correr a las ideas. Cuando hicieron Mi Villano Favorito tuvieron suficiente tiempo para que la creatividad se abra camino. Para la segunda parte, el tiempo se redujo. Se sabe que los personajes funcionan, y entonces los guiones sufren. Además ahora existe la película Minions. Así que probablemente hubo que correr para hacer Mi villano Favorito 3, porque ya pronto se debe estrenar Minions 2. Y tanto Minions como Mi villano Favorito 2 están entre las películas más taquilleras de toda la historia de Universal. O sea, que el estudio no puede darse el lujo de atrasar mucho un estreno. Cada 2 o 3 años tiene que salir alguna película. Si el guion aún no convence o no está terminado habrá que sacárselo de las manos a los escritores para empezar a animarlo. Si el guion es malo, mala suerte. Y no es que le pidamos más guion, sino tal vez todo lo contrario. El resultado es algo relacionado a la crítica que Sergio Pablos le hacía a las películas. El nuevo villano, Balthazar Bratt, es lo más atractivo. Un actor retirado que, tras su corto pero exitoso paso por la televisión de los ´80, ha tomado como real y propio a su viejo personaje. Algo parecido a lo que sucede en Mindhorn (2016). Pero esta vez arremete contra Hollywood, la industria que le terminó dando la espalda. Lo más extraordinario es que, en la versión original, la voz de Balthazar Bratt pertenece a Trey Parker, el creador de South Park. Alguien que verdaderamente odia a los actores de Hollywood, a tal punto que sólo dirige películas donde los personajes son dibujos o muñecos de El Capitán Escarlata, para no cruzarse con ninguno de ellos.