Hoy les vengo a hablar de la más reciente producción de Jaume Balagueró, director ya conocido por la terrorífica Rec, en mi opinión, de las mejores películas de terror de años recientes (y quizá de todo lo que yo haya visto): Mientras Duermes. Hay que reconocer que el cine español viene en ascenso. Antes hablábamos de actores o directores aislados: Almodóvar, Banderas, Amenábar. Pero eran casos aislados. A últimas fechas ha llegado este repunte de producciones totalmente españolas que han dado mucho de que hablar, por mencionar dos de mis favoritas: El Orfanato y El Laberinto del fauno (aunque esta última dirigida por el mexicano Guillermo del Toro). Uno se pone a mirar el trailer y esperaría una típica producción hollywoodense, que una y otra vez nos entrega remakes y refritos: César es un hombre solitario y amargado, que trabaja de portero en un edificio y no puede ser feliz. Cada día le cuesta mucho trabajo levantarse, pues no tiene un buen motivo para hacerlo: su madre está en un hospital a punto de morir, no tiene esposa, hijas, novia, ni siquiera un hermano con quien pelear. Hasta que descubre que lo qu ele hace feliz es borrar la sonrisa de los demás, especialmente de sus inquilinos. Conoce todos sus movimientos, horarios, hábitos, pero se obsesiona con Clara, la chica guapa del 5B. Creo que hasta aquí no he contado más de lo que debería, puesto que fácilmente me vienen a la cabeza algunos títulos gringos que manejan el mismo concepto, el más reciente de ellos, Oculta obsesión, de este mismo año, con Hillary Swank. Entonces, ¿Qué es lo que hace diferente a esta película? Bueno, en primer lugar, las actuaciones. Luis Tosar, quien interpreta a César,, y que es quien carga todo el peso del filme lo hace de una manera impecable. En ningún momento dudas de él, al contrario, crees en todo lo que hace, y te mantienes al pendiente de sus pensamientos y acciones. Marta Etura, como la siempre sonriente Clara. Se nota una excelente dirección y una discreta pero bien llevada fotografía. En fin. Se junta todo lo necesario para un buen thriller de suspenso. Pero acá la cosa cambia, y no les voy a contar porque la idea es que les atraiga y la vean. Me sorprendió el tobogán de emociones manejados y lo pendiente que se está en cada minuto del filme. Habrá a quienes les parezca lenta, sobre todo porque un buen tramo de la película se desarrolla planamente, sin altibajos, sin efectos, sin nada "destacable". Pero créanme cuando les digo que cada minuto vale la pena. Un film ampliamente recomendable, para aquellos a quienes no les gusta los blockbuster o para aquellos que buscan un rato de entretenimiento, solos o en pareja. Y la próxima vez que le abran la puerta a un "desconocido", lo van a pensar dos veces.
La felicidad y el cloroformo. A lo largo de su carrera como realizador Jaume Balagueró ha construido un andamiaje sólido dentro del cine de horror como prácticamente nadie en habla hispana: alejado del desparpajo sardónico de Álex de la Iglesia y los enroques sutiles de Guillem Morales, ejemplos característicos de los dos extremos del abanico, el catalán fue convirtiéndose de a poco en un adalid -casi fundamentalista- del género, un verdadero experto a la hora de apuntalar el devenir narrativo a través de una estructura de tensión in crescendo, detalles de humor negro y desenlaces que siempre prometen una vuelta de tuerca. Su primer opus en solitario luego de Rec (2007) y Rec 2 (2009), ya sin Paco Plaza, no podía ser la excepción. De hecho, en Mientras Duermes (2011) nos topamos con un regreso a los climas opresivos de Los sin Nombre (1999), su extraordinaria opera prima, aunque en esta ocasión atizados por tendencias voyeuristas y distintos chispazos de parodia social en función de las necesidades de contenido de los thrillers de “invasión de hogar”: homenajeando en buena medida al Roman Polanski de Repulsión (1965), El Bebé de Rosemary (Rosemary’s Baby, 1968) y El Inquilino (Le Locataire, 1976), Balagueró articula un relato clasicista que sorprende al obviar las obsesiones sexuales y plantear en cambio una motivación de índole existencial, aclarando desde el inicio que la “noble causa” está sepultada bajo la superficie. Por supuesto que la historia ha sido visitada en otras oportunidades aunque pocas veces con este nivel de eficacia e inteligencia: César (Luis Tosar) es un conserje servicial y expeditivo que detrás de una fachada afable esconde una depresión arrastrada desde muy lejos. Asqueado por la sandez y el miserabilismo de los burgueses patéticos que tiene por “jefes”, el señor considera que sufre de una incapacidad crónica para “ser feliz” y canaliza dicha situación en el seguimiento de Clara (Marta Etura), sin dudas la vecina más simpática del edificio. Ahora bien, el meollo de la cuestión radica en la botellita de cloroformo del protagonista y sus constantes incursiones nocturnas en el departamento de la pobre chica. Así como los arquetipos idiosincrásicos dictaminan que la mujer paulatinamente desarrolla una compulsión orientada a “agradar” y los hombres a intentar “lucirse”, cuando se traduce la ecuación comunitaria a los resortes del suspenso por lo general pasamos a los terrenos del sadismo de propensión fetichista, en el caso del hombre/ victimario, y del “objeto del deseo” lustroso pero hueco al fin, en el caso de la mujer/ víctima. El guión de Alberto Marini, con quien Balagueró ya había trabajado en Para Entrar a Vivir de la excelente saga televisiva Películas para no Dormir, exacerba el dualismo apelando al bello recurso hitchcockiano de centrarse en el punto de vista del villano, ese gran baluarte del enigma. Resulta alarmante que cada vez tengamos menos ejemplos de films -macabros de verdad- que ofrezcan “el sentir” del psicópata, en la balanza maltrecha del panorama actual prevalecen la cobardía y el automatismo berreta (existen cientos de convites narrados desde los labios de la víctima y/ o los pies del encargado de la cacería). Mención aparte merecen la maravillosa labor de Luis Tosar, aquel temible Malamadre de Celda 211 (2009), y el retorno del genial Carlos Lasarte, entregando otro porteño intolerante de clase media. El director administra con mano maestra los engranajes de la trama y en el trayecto consigue una obra exquisita acerca de la misoginia y la búsqueda de la más perversa felicidad…
Un juego perverso El director español Jaume Balagueró trae a escena un personaje cargado de maldad y rencor: César, el conserje de un edificio. Escondiéndose en su piel de cordero, recorre el edificio buscando su presa como un verdadero lobo. Luis Tosar, recordado por su gran papel en Celda 211, interpreta a este encargado que, según sus palabras, "no nació para ser feliz". Y mientras intenta, desde el anonimato, causar pena o dolor a los inquilinos del edificio, día a día busca la forma de llegar a Clara (Marta Etura). Clara vive felizmente, sin pensar que su persona de confianza (César) irrumpe en las noches para acosarla e intentar borrar de su rostro la sonrisa. Este particular juego secreto lleva a César al límite e incluso se siente obligado a hacer desaparecer todo aquello que se le cruce en su camino. MIENTRAS DUERMES Su única confidente es su madre, una mujer enferma y hospitalizada, que no puede hablar y su único testigo, una niña que para guardar silencio, lo soborna. Con una trama inquietante y la solida actuación de Luis Tosar, el film apresa (al igual que el personaje a sus víctimas) y deja a las claras que este realizador español no necesita salir de un edificio para pintar mundos diversos y que logra, con pocos diálogos, y mucha tensión transmitir el miedo.
Vivir en un edificio de departamentos difiere mucho de lo que es vivir en una casa. Para algunos, la comunidad que generan los edificios provee el beneficio de la seguridad y asistencia mutua, y eso basta para dejar de lado la molestia que podría resultar la más acotada privacidad del cotidiano cruzarse con el vecino. Pero, como todo, uno termina acostumbrándose y aprovechando las virtudes de la convivencia, más aun si puede cargar los propios problemas en las espaldas otros, por ejemplo, en el portero de confianza. César (Luis Tosar) parece tener la suerte de ser querido por toda la vecindad del edificio y no llega a convencernos, en un principio, de que el tedio de la cotidianidad de sus labores pudiera llegar a deprimirlo en grado sumo. Todos los días, saluda a los niños que van al colegio, a la señora que quiere a sus perritos y, en particular, a la jovial y bella Clara (Marta Etura), con quien establecerá una relación absolutamente especial. El vínculo enfermo que César deliberadamente establece con la joven carece de explicación aparente y en esta vacuidad de la intención yace el secreto placer del administrador. En Mientras duermes el público se reencuentra con Jaume Balagueró, el director de [REC], de quien se espera bastante como "maestro" in nuce del género thriller/terror, en un momento en el que España se esfuerza en destacarse en el género. Sin duda, el expertise del cineasta no defrauda, a pesar de que debe remontar el argumento en ciertas ocasiones: error o virtud, la última termina ganando. El sello de Balagueró también se trasluce en los items que aborda como la malicia, los códigos intracomunitarios y los espacios cerrados. La carencia de escenas por fuera del edificio opera como metáfora de los ahogados sentimientos del frustrado protagonista y de los co-habitantes del lugar, además de brindar al espectador el disfrutable encierro del thriller y un final con la dosis de perversión adecuada. Ahora bien, ciertos (y sólo ciertos) puritanos criticarán el clásico punto de vista de empatía con el malvado del film. ¡Hay que aprovecharlo mientras se puede antes de caer preso! Y otros puritanos del género (puritanos del género todos) exigirán más sangre, tripas y maquillaje FX. No se les presentará la oportunidad de gozar demasiado de estos elementos cinematográficos en Mientras duermes, lo que constituye un beneficio veraniego para la sequía de buenas películas de suspenso, sin mucha intelectualidad y con presencia reducida de geeks en la sala. El verdadero arte popular sin marxismo.
Lo que paso mientras te hacías la dormida Jaume Balagueró es un director español que cultiva la vertiente de un cine de terror y suspenso sutil, alejado de algunas obviedades y de todos los lugares comunes del género, y que va ejercitando y perfeccionando a medida que hilvana nuevas realizaciones a su trayectoria. Tras un éxito de taquilla como fue [REC] y ya conocido por "Los sin miedo" y "Frágiles" (galardonada durante el 2006 con una serie de premios en los Festivales en donde se había presentado más el Goya a los mejores efectos especiales), su última película "Mientras Duermes" es otro ejercicio de suspenso psicológico en manos de un director que sabe perfectamente cómo hacer las cosas. César (Luis Tosar, nuevamente inquietante en la piel de un perverso y maléfico personaje) trabaja como encargado en un edificio. La infelicidad cotidiana lo atraviesa de tal forma, que no dudará ni un minuto en manipular la información que tiene de cada uno de los habitantes del edificio, de forma tal de arruinarles cualquier vestigio de felicidad que pueda haber en sus vidas, vidas tan pequeñas como envidiables para una personalidad como la de César. Su trabajo le da una enorme herramientas que es la posibilidad de hurgar y conocer detalles de las privacidades de cada uno de ellos, sus entradas y salidas, estudiarlos, manejar detalles que nadie conocería, manipular correspondencia, manejar discrecionalmente cierta información... Como algunos porteros, César juega a ser un poco dueño del edificio, un pequeño Dios manejando vidas ajenas. Pero perderá los límites cuando aparezca en el edificio Clara (Marta Etura, la protagonista de la brillante "AzulOscuroCasiNegro" de Daniel Sánchez Arévalo y de "Eva" reciente ganadora en los Goya de este año), la vecina del 5to. "B" que parece irradiar pura felicidad. César se ve compulsivamente obligado a dañarla, a penetrar en su departamento y en su mundo para inflingir dolor y angustia, siendo que a la vez parece estar profundamente enamorado de la persona a la que él justamente victimiza. Con una personalidad tan patológica, será dificil que pueda reconocer algún límite y por lo tanto el juego se tornará cada vez más peligroso, cada vez más macabro y cada vez más oscuro, e incluso será inevitable que continúe haciéndolo aún cuando su trabajo y su propia vida corran peligro. Jaume Balagueró sabe cuáles son las teclas que tiene que pulsar para que "Mientras Duermes" no sea una película de suspenso más, para que los momentos en los cuales tiene que crispar al espectador lo logre y con creces. La oscuridad que irradia el personaje de Luis Tosar (excelente como ya lo conocimos en sus temibles personajes de "Celda 211" y "Te doy mis ojos" con una gran diversidad en los diferentes papeles que encara como lo demuestran "También la lluvia" "Los lunes al sol" y su intervención en la plural "18 comidas") es central para la trama y fundamental para que el mecanismo de la historia suene creible en todo momento. Balagueró evita por todos los medios caer en el lugar común de la sorpresa y el susto. Elige entonces -como hacía Hitchcock-, sólo mostrar el peligro para el espectador sufra a la par del protagonista y ésta es la línea de trabajo más acertada que puediera haberse elegido para manejar el suspenso que quiere transmitirnos la película. Para ello, el director opta por plantarnos en el punto de vista del protagonista. Se vale de su mirada para que nosotros como espectadores, podamos ser y sentir como César. Vemos todo el tiempo por sus ojos, sentimos el mismo peligro que él siente y casi llegamos a constituirnos en cómplices de sus acciones, llegando a dañar finalmente a quien él esté dañando. El guión de Marini, agrega tensión y desestabiliza con dos personajes secundarios fundamentales para la trama: una niña, vecina del edificio que trata de chantajear al portero porque lo ha visto salir varias veces del del departamento de Clara y con la ruptura que significa que aparezca en escena el novio de Clara, un papel jugado con pericia por Alberto San Juan. Cumpliendo ampliamente con lo que promete el cine de género y con un despliegue inteligente dosificando discretamente las dosis para sostener la tensión a lo largo de todo el film, "Mientras Duermes" realmente cumple con el cometido de adentrarnos por un poco más de una hora y media en la mente oscura y desequilibrada de un hombre tan parecido al que nos podemos encontrar todos los días cuando entramos a nuestro edificio.
Hace ya un tiempo le dediqué un post a Psicosis comentando un par de diálogos reveladores del corazón existencialista que alimenta el film, más allá de la evidente malla psicoanalítica y de sus incandescentes virtudes cinematográficas. La clave es que a Norman Bates le creemos. Nos conmueve cuando describe esa “trampa privada” que le impide vivir: la metáfora nos involucra a todos y podemos reconocer en su desolación y la de Marion una condición universal. Tan sincera resulta la confesión de Norman que Marion parecería estar íntimamente agradecida por haber sido alertada sobre el futuro enfermo que conlleva una existencia en fuga. El error de la muchacha es no irse en ese mismo segundo y quedarse una noche más en el hotel… pero bueno, ésa ya es otra historia. Aunque Mientras duermes tiene mucho de Psicosis, no es mi intención comparar una obra maestra con una película modesta que evita todo delirio de grandeza u homenaje, e incluso tiene argumentos como para valerse por sí misma. Simplemente la cito porque el recuerdo sirve para inferir cuál es la sustancia faltante en la nueva película de Jaume Balagueró. Y sí, hay un nutriente esencial en Alfred Hitchcock que se hace extrañar en el film español: esa precisa combinación de acuarelas que permite apreciar lo gris, la duda, la angustia propia de todo ser humano. La diferencia entre personaje y marioneta. Centrada en el encargado de un edificio de Barcelona, la fábula de Mientras duermes se erige sobre un binarismo perezoso: o sos feliz o no lo sos. Si lo sos entonces tenés que derramar sin parar una sonrisa gigantesca, bailar moviendo la pollerita cuando llegás a casa del trabajo y no alterarte en lo más mínimo ante las amenazas que te manda un acosador. Así se comporta Clara en su rutina (Marta Etura), un verdadero monolito de buena onda. (Dicen por ahí que esta película quiso adordar el tema candente de la inseguridad doméstica, ¿pero cómo transmitir ese sentir si la mujer asediada es la menos paranoica del planeta?). Pasando al extremo opuesto, si en la tómbola genética no te tocó ser dichoso, entonces quizás seas un psicópata como César (Luis Tósar), que se presenta como “infeliz” apenas comienza el relato, parado al borde de una cornisa mientras explicita su tara psicológica en un monólogo que será repetido y ampliado al promediar la narración. El manual del buen villano se cumple a rajatabla. Al espectador casi no le quedan espacios para interactuar desde la intuición. No se puede negar, sin embargo, que al seguir al protagonista en su programa de perversiones surgen escenas de suspenso muy logradas, sobre todo aquellos momentos en Tósar roza el límite de lo posible, allí cuando la cámara nos secuestra junto a él debajo de la cama y el encuadre agolpa toda la ansiedad sobre el espejo del espía. Estamos pendientes del ojo de la víctima, atados a la vez a ese rostro macabro que se vislumbra entre las sombras azules. En estas escenas -las mejores del film- a Balagueró le alcanza con acoplar los recursos más puros del cine para lucir su entrenado pulso para el género, impresión que se confirma en el tramo final. Claro, antes de llegar ahí el espectador tiene que sortear la rigidez de guión con algún cliché extra añejo (¡las cartas anónimas!) y diversas actitudes impostadas por parte de los personajes, datos que forjan un verosímil endeble que no colabora con el objetivo del realizador de tantear el miedo en un ámbito realista y cotidiano, más cerca de su interesante ópera prima, Los sin nombre, y lejos de los códigos sobrenaturales asociados a su obra (REC, Darkness). Como nos pasa con Norman y Marion, con Catherine Deneuve en Repulsión, con el propio Polanski en El inquilino, en algún momento tenemos que poder exhalar el horror de los personajes, entrar en sus fibras, temblar con su sangre para olvidarnos de que estamos ante una simulación. Esa conexión eléctrica se hace demasiado ardua en Mientras duermes. Los sujetos que la habitan no son mucho más que tenues exterioridades.
César no es un tipo cualquiera. Aparenta serlo en su trabajo, mostrando una imagen de portero bueno y dedicado con todos los vecinos que viven en su edificio. Pero detrás de esta fachada de ciudadano común y corriente, este hombre posee un secreto. Durante las noches, entra al departamento de Clara, la duerme con cloroformo y se acuesta al lado de ella hasta las cinco de la madrugada...
Mientras duermes es un muy buen thriller para no dejar pasar en la cartelera de cine. La actuación de todo el elenco es muy natural haciendo que todo lo que veamos en pantalla parezca real, a pesar de que haya algunas cositas que no cierran del todo en el relato o se las ve forzadas. De todas formas el público más exigente no las va a dejar pasar y el thriller no le va a cerrar...
Los porteros de los edificios. Nunca confíes en ellos, especialmente si usan barba candado. Igual que los tipos que fuma pipa o los calvos que se dejan una colita de caballo en la nuca, no preguntes por qué pero no son de fiar. Son leyes del universo. Por supuesto no podemos poner a todos en la misma bolsa y hay también porteros muy copados por ahí dando vueltas, pero son pocos. La mayoría son más falsos que una moneda de cobre. El chisme corre por sus venas y les encanta el conventillo, una cualidad sumamente patética en un hombre. Uno de los directores de REC, Jaume Balagueró realizó muy buen triller donde el portero es el gran villano de la historia y la verdad que no pude evitar disfrutarla. Debo ser honesto también, Mientras duermes es una historia super trillada que se contó un millón de veces pero la película ofrece un buen entretenimiento gracias a la narración de Balagueró y el trabajo de los protagonistas Luis Tosar y Marta Etura. En este caso el director dejó de lado el gore y las mutilaciones para presentar un film de suspenso de corte más clásico que evoca el cine de Roman Polanski y Alfred Hitchcock. Aunque uno de los puntos importantes por los que funciona la película es la manera en que fue construido el villano y la interpretación de Tosar. El portero César no es Jason Voorhes, es el tipo querido del barrio al que todos quieren y le confían las llaves de su departamento si salen de vacaciones. Sin embargo detrás de la mascara que usa para camuflarse en la sociedad se esconde un freak reprimido que no pudo realizarse como persona y disfruta amargando la vida de los demás. Mientras duermes en un punto se destaca por trabajar una visión más cotidiana de la maldad y eso convierte a esta propuesta en un film interesante. Balagueró retomó con este trabajo esas ambientaciones opresivas que tenían su trabajos previos como Los sin nombre y auque mas o menos te podés hacer una idea de cómo va a terminar la historia el film te mantiene enganchado hasta el final. Una buena producción de suspenso que se suma a la cartelera.
Portero de día, psicópata de noche César (Luis Tosar) trabaja como portero en un viejo edificio. Siempre está atento y vigilante. En principio, parece un buen (un pobre) tipo, que se obsesiona con los movimientos del lugar, con el ir y venir de los vecinos, con los pequeños quehaceres (por momentos, bastante tortuosos) de todo encargado. Pero ese César de día tiene algunos secretos de noche, ciertas perversiones, que Balagueró nos irá mostrando de a poco. Sobre todo, su fijación por Clara (Marta Etura), la bella y radiante vecina del 5º B. No conviene adelantar más detalles. Estamos ante un digno ejercicio de género (el thriller psicológico sobre psicópatas) con elementos que remiten al cine de Roman Polanski y algún toque del Pedro Almodóvar más oscuro. Si la película trasciende ciertos tópicos que coquetean con los lugares comunes de este tipo de historias es por la convicción, la ductilidad, los matices, esa imponente presencia física de Luis Tosar, capaz de mostrar una cara de hombre afable y, a los pocos segundos, evidenciar el monstruo que lleva adentro. Por él, y por la solvencia narrativa de Balagueró, responsable de las dos primeras entregas de la saga de [REC], Mientras duermes se convierte en un film aceptable y bastante perturbador (igual, aclaro, no esperen nada demasiado revelador).
"ATRAYENTE THRILLER ESPAÑOL". Interesante propuesta del cine español actual; un filme con características de thriller de suspenso que tiene como único protagonista a un portero de edificio (Luis Tosar) con un perfil que se las trae. Es manipulador y obsesivo, gusta de tener el control sobre sus vecinos del edificio, conocer sus costumbres y sus secretos para así estar al tanto de los puntos débiles de aquellos a los que ha de manipular. Su nueva víctima es la simpática y sexy vecina del quinto piso (Marta Etura), una joven treintañera a la que acosará sin que ella lo sepa: escondiéndose por las noches debajo de su cama mientras ella duerme (y acostándose, luego, a su lado, cloroformo mediante); alterando sus cremas de belleza para provocarle una alergia; plantando un nido de cucarachas, etc. Somos cómplices desde el principio de las infames intrusiones del portero psicópata en casas y vidas ajenas. El director Jaume Balagueró (responsable de REC y REC 2) genera una morbosa fascinación por este monstruoso personaje, y nos colamos con él debajo de la cama de su víctima. No pareciera haber un motivo valedero para este accionar; atormentado por su incapacidad para experimentar la felicidad, César se convierte en un profesional del acoso, aunque no se explica demasiado su frustración, más que lo que éste le cuenta a su madre, hospitalizada en estado vegetativo (¿cliché?). Sin profundizar demasiado en el perfil psicológico de César (tampoco pareciera lo que se propone el director), la cinta es de lo más entretenida, y eleva su interés con la aparición del novio de la joven (Alberto San Juan), donde las situaciones violentas irán creciendo en intensidad, hasta volverse sangrientas. Con tres Premios Goya en su haber (por "Los lunes al sol”, "Te doy mis ojos" y "Celda 211"), Tosar se mete en la piel de este ser retorcido y enfermizo, logrando credibilidad sin exageraciones. Y la puesta en escena es de lo más lograda, puesto que prácticamente la cámara no sale del edificio (otro protagonista de esta historia), sino que se desplaza entre la planta baja y la terraza. Tal vez el epílogo no sea de lo más adecuado para este tipo de guiones; si bien, “Mientras duermes”, tiene ciertas características de filme dramático, se promociona como un thriller de suspenso. A pesar de ello, lo bueno no se desdibuja, y el filme resulta atrapante, con un rol principal que domina las escenas, y un actor y un director que dan en la tecla.
"Siempre hay una manera de salir adelante, de ser felices. Sólo tenemos que encontrarla". Estas palabras suenan en un programa radial y luego en la primera imagen que se nos presenta, alguien, parado al borde de una azotea, afirma que su problema es, justamente, no poder ser feliz. El comienzo ya de por sí es inquietante, como lo será el resto de la poco mas de hora y media que dura el film. Jaume Balagueró es un director Español que si bien lleva una larga carrera en su país, logró trascender las barreras internacionalmente con las dos primeras entregas de REC. El hombre sabe lo que hace y maneja el suspenso de una manera que pocos pueden hacerlo. Sabe como ponernos nerviosos y mantenernos atentos a cada movimiento de su protagonista. Hay muchas maneras de describir a "Mientras Duermes". Es fuerte, oscura, violenta, perturbadora y capaz de hacernos meter en la mente de un psicópata como no lo hacíamos desde "El Silencio de los Inocentes", cuando conocimos al temible Lecter. Balagueró nos da una clase magistral de como asustarnos en serio con el mejor terror psicológico y nos muestra que el verdadero miedo es el que se siente, el que se palpita a cada minuto y sin nececidad de usar la violencia extrema, sin el excesivo uso del gore (salvo en una sola escena y porqué la historia así lo requiere). César (interpretado magistralmente por Luis Tosar y nominado al Goya por esta actuación) trabaja como encargado en un edificio de departamentos. Su trabajo aparentemente rutinario y aburrido le permite conocer a fondo a cada una de las personas que allí habitan. Sabe todo sobre ellos, como viven, con quienes se relacionan, a que hora salen y a que hora regresan. Y cómo "Saber es poder", va a utilizar esta información con un único objetivo. A César no le sobran los motivos para no ser feliz, así que no va a dejar que los demás lo sean. Su propósito va a ser arruinarle la vida a las personas que viven en su edificio y de a poco lo va logrando. Pero aparece un obstáculo y se llama "Clara". Clara (impecable Marta Etura, a la que algún espectador memorioso recordará de la miniserie Vientos de agua, de Campanella) es la vecina del 5b. Su enorme simpatía, belleza, dulzura y radiante sonrisa irritan a César. Cada mañana cuando ella baja para ir al trabajo, está mas radiante, mas feliz. Clara nunca para de sonreir y se convierte en su mayor obsesión y desafío. A medida que el relato avanza, la tensión aumenta hasta hacer que nos aferremos a la butaca de los nervios a más no poder. La impecable dirección de Balagueró está muy bien respaldada por un excelente trabajo de fotografía y muy buena música. Dos factores fundamentales que ayudan a que la tensión vaya creciendo constantemente, sobre todo en los momentos en que César se oculta bajo la cama de Clara esperando que se duerma. En esos momentos el film resulta bastante claustrofóbico, y esa es la idea. Párrafo aparte merece la joven Iris Almeida, quien interpreta a a la niña Úrsula y es vecina en el mismo piso que Clara, ya que hace un gran debut en la pantalla entregando una muy buena actuación con un personaje al que mas vale prestarle un poco de atención. Así que ya están advertidos, sin viven en un edificio con muchos departamentos y un encargado, fijense bien a quien le abren la puerta. Uno nunca sabe que pasa o puede pasar "Mientras Duermes"
El terror español vuelve a demostrar su buen momento en la nueva película de Jaume Balaugeró. César (un escalofriante Luis Tosar) es el portero de un edificio de aspecto antiguo y lujoso. A vistas de todos, es el típico encargado de edificio: es decir, amable, sonriente y servicial, pero hay algo que oculta, una oscuridad terrible que es potenciada por la terrible soledad que sufre en su vida. Los días pasan todos iguales, con alguna que otra travesura (graves en algunos casos, no tanto en otros) realizada a algún vecino, y se deja entrever también cierto fanatismo por seguir de cerca los pasos de los inquilinos y propietarios del edificio, viendo lo que hacen y teniendo listos y a mano todos sus puntos débiles, por las dudas. Pero de noche, la cosa cambia, y su obsesión con Clara (Marta Etura) es la que lo maneja. Ella, la joven y hermosa vecina del 5º B, es el amor imposible de César. Como a todos, la ve entrar y salir, pero también le envía cartas de amor anónimas (gran escena cuando César le cuenta a su madre, hospitalizada, lo que sucede con Clara. La cara de la anciana es una mezcla de terror, indignación y pena y casi al pasar, deja uno de los puntos fuertes de la película) e intenta ser la persona más amable del universo con ella. Pero de noche la cosa cambia. De noche... Seguir contando la película sería arruinarla, ya que como en toda obra de suspenso, las sorpresas son las protagonistas y, si bien podemos agregar que no son agradables, justamente ahí reside todo el brillo de Mientras Duermes. Jaume Balaugeró, uno de los responsables de la saga .Rec, vuelve a poner las cartas sobre la mesa en el cine de género, y con una mano ganadora. Mientras Duermes podría ser una película más, ya que en estos ámbitos, no hay prácticamente nada que no haya hecho, supongamos, Alfred Hitchcock, pero la seguridad del director, la buena historia y, sobre todo, las brillantes actuaciones del dúo protagónico hacen de esta película una joya de género que viene para remarcar el excelente momento de los cineastas jovenes españoles. La tensión puede tocarse en el aire, y se encontrarán más de una vez conteniendo la respiración o incluso tapándose los ojos para no tener que convivir en ese ambiente cargado de miedo e incertidumbre que invade la pantalla. Mientras Duermes funciona en donde tiene que funcionar, y lo bueno es que no tiene más pretensiones. Es directa, es concisa e incluso deja sin quererlo una terrible reflexión que generará muchos "¿qué haría yo en esa situación?". La respuesta, para colmo, puede ser tan o más terrible que la pregunta en si. @JuanCampos85
Portero de noche El cine español ha mostrado en los últimos años un gran crecimiento con productos que apuestan a la masividad sin descuidar el nivel autoral. Mientras duermes (2011) reconfirma ese buen momento creativo como también las dotes actorales de Luis Tosar. Cillian es el portero de un edificio madrileño. Su vida transcurre entre la observación de quienes habitan el lugar y las tareas encomendadas. Pero Cillian tiene una doble vida por las noches. Entrar a los departamentos, drogar a quienes los habitan y abusar de ellos sexualmente. Pero no con todos, sólo lo hará con quienes demuestran vivir en felicidad. Y eso es lo que le pasará a la bella, joven y luminosa nueva vecina del 8 B, quien en cuestión de días verá como su vida se torna en una pesadilla de la que ya no podrá escapar. Jaume Balagueró, creador de exponentes del género como Rec (2007) o Frágiles (2005), trabaja la historia a partir de un guion potente en el que no se dejan cabos sueltos y que a la vez combina diferentes elementos del thriller, el suspense, el terror, el drama y el policial. Todo esto da como como resultado una historia en la que se mantiene al espectador en vilo permanente, producto del despiste que provocará cada vuelta de tuerca y cambio de género. Cuando creerá que la trama va por un costado un vuelco dramático lo llevará al opuesto, haciendo que los hechos sean cada más fuertes y desconcertantes. Otro de los puntos fuertes de Mientras duermes radica en lo actoral. Luis Tosar vuelve a poner toda la carne en el asador para crear un personaje de dos caras opuestas. El querible Cillian que se brinda en cuerpo y alma durante el día, y el déspota psicótico capaz de lo peor que actúa por las noches. Una de las mejores actuaciones de este actor que supo lucirse en películas tan disimiles entre sí como Te doy mis ojos (2003), Celda 211 (2009) y También la lluvia (2010). Siguiendo la línea que supo imponer el cine español en los últimos años, Mientras duermes se encuadra dentro un género que además de la dosis justa de suspenso, acción y terror ofrece calidad y una actuación memorable de Luis Tosar.
Tras haberse regodeado con el mejor horror junto a su compañero Paco Plaza en [REC] y [REC] 2, el español Jaume Balagueró deja un poco de lado la opresión del terror puro y duro para sumergirse de lleno en el suspenso de estilo hitchcockiano en Mientras Duermes, otra extraña rareza gallega que se deja ver y presenta a uno de los personajes más recordables del género en años. "No puedo ser feliz. Lo único que me alivia es que los demás tampoco son felices". En esas dos afirmaciones se puede reflejar el alma y la motivación general de César, el protagonista, cuya historia podemos paladear como meros espectadores de todas las atrocidades que comete. Él es las dos caras de una moneda: para todos los inquilinos es el servicial portero que siempre está disponible para ayudar, pero oculta a un ser con un alma oscura, que gusta de ir minando la tranquilidad de Clara, su amor platónico que ni lo registra sensual ni sexualmente. La mayor tensión provocada durante todo el film va acrecentándose poco a poco cuando Úrsula, la pequeña que vive con sus padres, empieza a chantajear a César con pedidos extraños a cambio de su silencio, o cuando llegue el novio de Clara y su impresionante rutina nocturna se vea truncada. Balagueró, que hasta ahora había explorado el terror en su vertiente sobrenatural, afronta con la misma fuerza el thriller de atmósferas asfixiantes, de tensiones insostenibles y de vueltas psicológicas. Quizás el guión de Alberto Marini festeje demasiado las andanzas de César, haciendo que uno casi empatice con las actitudes del personaje, pero nunca cae en la justificación per se, sino que enfoca al protagonista como una persona triste y totalmente desequilibrada. En resumidas cuentas, es un viaje de ida con un portero maniático. Mucho ayuda la interpretación del colosal Luis Tosar, quien no requiere de grandes aspavientos para transmitir odio u apatía pura. No es raro que también lo ayude y eleve oportunamente el nivel de bondad de la despampanante Marta Etura o la señora Verónica de Petra Martinez, o hasta la picardía de la pequeña bastarda Úrsula de Iris Almeida. Es grato saber también que Carlos Lasarte (el vecino argento de [REC]) vuelve a personificar a un viejo detestable en esta oportunidad. En Mientras Duermes, Jaume Balagueró jugó sus fichas bien y crea un thriller atípico y trascendental; idea a un villano brutal y sin coartadas; y, a partir de los siniestros mecanismos de la mente del protagonista, nos introduce en una pesadilla tan agónica como magnética, entre la realidad más sórdida y la ensoñación meramente psicótica. Un aplauso a Luis Tosar, llegados al caso.
La mala leche Con ciertos altibajos en el guión pero con el nervio adecuado para generar con mínimos recursos tensión y suspenso, Mientras duermes marca un giro de 90 grados en la cinematografía del realizador Jaume Balagueró, referente obligado del cine de terror ibérico más interesante de los últimos años. El director de Rec esta vez construye más que un relato, un personaje insertado en una trama básica (edificio, inquilinos variopintos, portero resentido) atravesado por una gama de complejidades que le otorgan singularidad. César (Luis Tosar) trabaja como conserje en un edificio de Barcelona manteniendo un trato cordial y servicial con cada uno de los inquilinos. No presenta ninguna queja sobre su rutinario trabajo, soporta estoicamente las represalias del dueño del edificio por sus constantes faltas y fallas, e intenta ayudar cada vez que requieren de sus servicios. Sin embargo, lejos de aquel solícito y bien intencionado portero se oculta un verdadero parásito que como no encuentra sentido a su miserable existencia procura hacer de la vida ajena una verdadera pesadilla. César no es un psicópata de manual sino todo lo contrario porque no actúa de forma violenta al menos que sea absolutamente necesario. Se lo podría encapsular dentro del grupo de voyeristas dado que tiene acceso a la intimidad de cada departamento, conoce al dedillo los secretos de todos pero especialmente su obsesión recae sobre Clara (Marta Etura), una joven y entusiasta a la que acosa con cartas anónimas y por las noches vigila sin que ella note su presencia. Pero de todas las presas; de todas las víctimas que son tan hipócritas en el trato cotidiano como él -incluida una adolescente que conoce su secreto y lo extorsiona convenientemente-, Clara conserva aún la virginidad en materia de desazón y angustia siempre con una sonrisa a flor de piel que hará que el protagonista tome todo tipo de medidas para sembrar la semilla de la maldad a fin de conseguir borrarle de una vez y para siempre la alegría. El acierto de Balagueró obedece en primer término a la excelente elección de Luis Tosar para encarnar a César y parte del atractivo que tiene el film reposa en su perturbadora performance sin exabruptos típicos del cine Hollywoodense y con la capacidad de sorprender al público con sus actos y resoluciones de los conflictos, los cuales irán apareciendo de manera progresiva a medida que suba el nivel de exposición ante su víctima predilecta. Esa consolidación de Tosar en su personaje también se logra gracias a la complementaria actuación de Marta Etura (el resto del elenco no desentona pero tampoco descolla virtudes), cuya simpatía y despreocupación generan el justo contraste ante tanta oscuridad. Mientras duermes es un excelente ejercicio de estilo y una muestra cabal de que cuando los mecanismos del suspenso se accionan con rigor, sin subestimar la inteligencia del público; sin apelar a golpes de efecto, pero sobre todas las cosas teniendo siempre presente la idea de conmocionar, se logran películas que no pasarán de largo ante tanta mediocridad dentro del género.
Cuidado con el portero de noche César (el gran Luis Tosar), protagonista de este thriller psicológico, tiene doble vida. Durante el día, es el afable portero de un edificio catalán. Por las noches, un psicópata que pasa las horas debajo de la cama de una vecina (Clara; Marta Etura) tras haber entrado a su departamento sigilosamente. Dos problemas para ella: es bonita y es feliz, lo que provoca deseo y odio en César, un tipo -¿hay que aclarlo?- oscuro, frustrado y retorcido. Desde el comienzo, Jaume Balagueró ( REC ) nos entrega el punto de vista del encargado. Sabemos que percibe a su contravida como un vacío. Vacío al que parece dispuesto a tirarse desde la terraza del edificio. Lo frena el placer del tiempo junto a Clara, que quizás no puede verlo porque el tipo no representa nada para ella: alguien que le hace un comentario al entrar o salir, un hombre invisible, nadie. Así, entre la obsesión de él y la indolente ceguera de ella, transcurre esta convivencia nocturna -por decisión unilateral-, al borde de lo inverosímil. Balagueró sabe generar tensión, pero no intenta ser original. En su receta hay ingredientes de Hitchcock (en especial, el de Psicosis ) y del antiguo Polanski (el de Repulsión y El inquilino ). Sazonados con una secuencia cruel y morosamente sangrienta, que nos recuerda a los hermanos Coen. La construcción de los personajes principales funciona en base a un juego de antinomias. El rencor de él parece incluir un odio de clase que la vida burguesa de ella exacerba. Los personajes secundarios son mucho más endebles, absurdos. Como una nena fisgona que extorsiona a César y le pide ¡videos porno!, y un argentino insoportable (lo que, hay que admitirlo, no es tan absurdo). Las torturas de César, las atrocidades que irá haciendo, no mitigarán el optimismo de Clara (hay que admitir que los optimistas intransigentes irritan). La historia se transformará en una especie de tragedia griega con matices humorísticos. Un sello de Balagueró, que nos mantiene en vilo en el cine y nos hace pensar, al volver, por qué habremos entregado -aun sin ser bellos ni optimistas- la copia de nuestras llaves.
Thriller psicológico efectista y limitado Considerado en su país un maestro del cine de terror moderno, el español Jaume Balagueró cautivó a buena parte de la crítica en el último festival de Sitges, lugar de referencia para el género, con Mientras duermes , film estrenado en Europa en octubre del año pasado y que llega con bastante retraso a la Argentina. Con películas como Darkness , Frágiles , REC y REC 2 (las dos últimas codirigidas por Paco Plaza), Balagueró se ganó el calificativo de "experto en suspense " y logró incluso que muchos en su país levantaran voces de protesta por haber sido olímpicamente ignorado en los últimos Goya, los premios más importantes de la industria ibérica. Mientras duermes tiene como protagonista al oscurísimo César (Luis Tosar, de buen trabajo), conserje de un edificio en Barcelona que invade subrepticiamente la casa de una atractiva y simpática inquilina (Marta Etura) cuya vitalidad lo enerva. Cada noche la anestesia con cloroformo y se mete debajo de su cama, hasta que, como es previsible, lo descubren y la historia pega un giro violento. Hay que reconocer que Balagueró maneja bien los climas de la intriga y que provoca inquietud con recursos económicos austeros. Mientras duermes funciona bien hasta que llega esa bisagra donde la historia se pone más truculenta. Pero la película empieza a agrietarse porque el elenco que acompaña a Tosar flaquea y porque el guión le exige al espectador una complicidad casi abusiva. La idea del director está más o menos clara: el retrato de un personaje mezquino, depravado e inhumano que no puede ser feliz y no soporta la supuesta felicidad de los demás. Para ese modesto objetivo, Balagueró no ahorra efectismo ni golpes bajos, es tan cruel con sus personajes como el propio César, aunque acierta en la idea de ponernos de su lado, de observar el mundo con su mirada perturbadora, una idea realmente osada. A diferencia del estilo gótico de su celebrada ópera prima, Los sin nombre , el realizador de Lérida eligió esta vez una puesta en escena más realista, muy adecuada para el thriller psicológico, en la línea de lo que en su momento trabajó muy bien Roman Polanski, referencia inocultable de esta película. Falla, en cambio, cuando introduce la línea policial, débil, desdibujada. Y se pasa de rosca con un final forzado, con pretensiones revulsivas, pero decididamente tosco.
Alguien te vigila día y noche Mientras duermes podría titularse como “El lado oscuro de César”, en referencia al particular encargado de edificio que interpreta con macabra sutileza Luis Tosar. César es la rutina personificada a través una vida gris que se enfrenta a los fragmentos ocasionales de quienes habitan el edificio. Y tiene una obsesión, la joven y hermosa Clara (Marta Etura), pura vitalidad erótica en oposición al solícito César, experto en fumigaciones, fanático de la limpieza e hijo aun subordinado a su madre, pese a que esta se encuentra internada en estado comatoso. Jaume Balagueró dejó por un rato la hiperquinética cámara de Rec y su secuela, codirigidas junto a Paco Plaza, para construir una historia que de cabeza se mete en el thriller psicológico con alguna pizquita de gran guignol. El único aspecto similar al de la inicial Rec (gran película) son las dimensiones del edificio, pero aun así subyace una particular diferencia: la presencia de un ascensor intimidatorio, de casa vieja, con las clásicas rejas que sirven para ocultar una doble personalidad. De esta manera, el demente Balagueró, ya en la primera mitad, presenta a un personaje traumado, excedido en sus obsesiones, un solitario repulsivo que maneja como desea las vidas de los hospedados. Esa psiquis transparente de César, a veces subrayada a través del aspecto formal que requiere el personaje, tendrá otro problema por delante: una niña que vigila los movimientos del portero y que asegura conocer cada uno de sus pasos, en especial, cuando decide dormir (y mucho más) debajo de la cama de Clara, sola o acompañada por su novio. Mientras duermes es puro relato clásico y sin pretensiones sobre el tema de la invasión de la privacidad, a cargo de un personaje que observa al mundo desde un supuesto poder. Bienvenido, entonces, este reposo sin demasiadas estridencias de Balagueró, luego de tanto zombie y muerto vivo filmado con una, dos o tres cámaras digitales de última generación.
Un portero bastante temible Dirigida con precisos matices de suspenso por Jaume Balagueró, la película consigue ciertos climas claustrofóbicos que le sientan bien al relato, a la vez que tiene algunos buenos diálogos y una excelente actuación de Luis Tosar, como el temible César. El catalán Jaume Balagueró del que se vieron sus exitosas "Rec" y Rec 2" logra un filme por momentos escalofriante, teñido de una grata influencia buñuelesca que le sienta muy bien a la historia escrita por el italiano Alberto Marini. "Mientras duermes" tiene por protagonista a un personaje no demasiado empleado en el cine de terror: el de un portero. Luis Tosar es César, el portero de un edificio de amplios departamentos en Barcelona. Hombre amable, siempre dispuesto a ayudar a los dueños e inquilinos, tiene un costado tan oscuro, como los planes que pone en ejecución para matar, o aterrorizar a los que viven en la casa que cuida. LOS DEBILES César se ensaña con algunos de los más débiles del lugar: una joven que vive sola y se acaba de mudar, una mujer mayor y la señora de la limpieza y su pequeño hijo. Desde un mar de cucarachas que invaden un departamento, hasta observar lo que hace un muchacho y una chica cuando están solos, todo lo observa César con una cara de "yo no fui". Sin embargo detrás de su mirada acecha una especie de monstruo capaz de algunas de las ideas más horrendas que pueda imaginar un ser humano. Dirigida con precisos matices de suspenso por Jaume Balagueró, la película consigue ciertos climas claustrofóbicos que le sientan bien al relato, a la vez que tiene algunos buenos diálogos y una excelente actuación de Luis Tosar, como el temible César.
Encargado bien dispuesto se ofrece César (Luis Tosar) es encargado en un edificio de categoría en Barcelona. Desde el inicio del filme somos enterados de que es un hombre con problemas, lo que no imaginamos es el tipo de problemas que tiene y lo que provoca por ellos. Para explicar la personalidad de César podemos hacer una analogía con un mozo; imaginen uno amable, correcto, de aspecto confiable que cuando va a la cocina y nadie lo ve les escupe en el café. Así es este hombre, claro que sus acciones van un poco más allá de esputar en una taza. No hay vecino que se salve de sus maldades, pero es Clara (Marta Etura), una joven y atractiva habitante del lugar la preferida de César. A ella la espera pacientemente noche tras noche... "Mientras Duermes" tiene varias vueltas de tuerca interesantes y un pilar fundamental: el talentoso Tosar, actor de un talante que impresiona. Su composición de este frío personaje es apabullante. Está sostenido por un director que logra narrar la historia sin fisuras, y un gran trabajo artístico y de iluminación que crea el clima adecuado para cada situación. Los personajes secundarios son fundamentales y están muy bien delineados desde el comienzo, aunque el conflicto se presenta muy pronto, sin mucho preludio. Cosas de los tiempos que corren, por temor tal vez a un público impaciente. Buen ritmo, una gran actuación del protagonista, bien secundado por buenos profesionales redondean una propuesta apta para quienes gustan del suspenso con algún toque de terror psicológico.
Después de muchas postergaciones llega este film de tono amenazador, con intriga policial, que recurre a viejos clichés del género. Un portero que conoce todos los secretos de sus vecinos y goza cuando puede hacerles daño. Buenas actuaciones y truculencia.
LA OTRA CARA El co-director de [REC] (2007) y [REC] 2 (2009), Jaume Balagueró, demuestra con MIENTRAS DUERMES que España es capaz de darle al mundo películas capaces de horrorizar o por lo menos de incomodar al espectador, algo que a Hollywood le cuesta cada vez más lograr. El nuevo film del cineasta europeo se diferencia de sus trabajos anteriores en cuanto a que se trata de una propuesta de suspenso creciente (los otros eran exponentes del terror más puro), con un inquietante personaje principal. Resulta muy interesante la manera en que este thriller retrata momentos que convierten en cotidiano el horror: las atrocidades se vuelven algo de todos los días y lo anormal se convierte en normal. En MIENTRAS DUERMES se ve la otra cara de la rutina diaria, del mismo modo que el protagonista tiene dos caras, la que muestra al mundo y la real: César (Luis Tosar) es el encargado de un edificio. Se muestra amable y servicial con los vecinos, pero en realidad esconde una personalidad desequilibrada. Es un hombre que se siente incapaz de ser feliz y está obsesionado con una vecina, Clara (Marta Etura), a la que espía constantemente. La película, al principio, muestra de forma dosificada esos pequeños gestos y detalles que revelan la locura de César, huellas que irán apareciendo con mayor fuerza a medida que pasan los minutos. Las dos caras de César también se plasman gracias al buen trabajo de fotografía e iluminación, que juega con las luces y sombras del edificio en el que vive y trabaja el protagonista. También resulta bastante interesante el uso que se le da a la radio, que sirve para reforzar esa dualidad: César, que se despierta a la madrugada (todo es oscuridad), escucha esos programas de radio nocturnos en los que la gente comparte sus penas y, especialmente, aquellas causadas por la soledad (uno de los grandes temas del film). Clara se levanta cuando ya ha salido el sol (los ambientes se llenan de luz cálida en estos momentos), con música movida y locutores que le ponen mucha onda para así ayudar a los oyentes a que salgan de la cama con todas las pilas. Es gracias a un impecable Tosar que la película mantiene el interés. Es más, resulta difícil creer que sea la misma persona que interpretó al preso Malamadre de CELDA 211, una composición totalmente diferente a César. En MIENTRAS DUERMES, el actor consigue que su personaje genere una extraña fascinación, algo fundamental si se tiene en cuenta que el guión se cuenta desde el punto de vista del victimario y no de la víctima, como suele ser costumbre, aunque tampoco es un recurso totalmente novedoso (lo usó Alfred Hitchcock, por ejemplo). Así como en [REC] y su secuela se utilizaba la oscuridad para asustar, MIENTRAS DUERMES aprovecha bien otro de los grandes miedos: las horas de indefensión del sueño. También se juega con otros conceptos, como la ya mencionada soledad y la búsqueda de la felicidad, aunque desde un enfoque retorcido. Si hay algo que caracteriza a este film es el suspenso, que irá aumentando progresivamente hasta llegar a un clímax narrativo que no está a la altura de la acertada manera en que el director fue construyendo todo lo anterior, de forma pausada, con paciencia. Se trata de un final sin sorpresas, algo decepcionante, pero que, al menos, deja esa sensación inquietante que no cualquier película puede lograr.
Ojos bien abiertos Hace unos días mi vecina Angelita me despertó de un timbrazo. Ese ruido perforador era para avisarme que tenía la puerta del departamento abierta... Después de varios intentos llega a los cines Mientras Duermes, la última película de Jaume Balagueró, mismo director de [REC] y [REC] 2. En esta oportunidad, se interna en el género de suspenso, dejando de lado a los zombies pero mucho tiene de muerto-avivado César, el protagonista de esta historia. El actor Luis Tosar es quién lleva adelante esta historia en el rol de un encargado de edificio (casi con las mismas características arquitectónicas que las producciones anteriores). De día parece un ser humano sin vida, un ente, un espectro, ya que todos los habitantes del inmueble ignoran su presencia, a excepción de Clara, la propietaria del 5º B que todas las mañanas intercambia algunas palabras y varias sonrisas. ¿Qué es capaz de hacer un hombre para ganarse el cariño de una mujer? ...ahora recuerdo que hace cuatro semanas vino el encargado a desinfectar el departamento... Un hombre siniestro revive en la mirada tupida de César cuando termina su turno en la portería. Se escabulle como un gato entre las sombras dispuesto para atacar cuando su víctima es vencida por el sueño. Cuando pensamos que la película está llegando a su fin Balagueró nos da una gota más de monstruosidad y crueldad. El espectador es tan cómplice como el mismo ejecutor que espera agazapado a que suene el despertador para pensar qué maldad hacer cuando caiga nuevamente la noche. ...hoy, cuando regresé a mi casa, tenía una carta de remitente desconocido.
Más retorcido que terrorífico El director de la taquillera «Rec» intenta volverse buñueliano en este film más retorcido que terrorífico. De hecho, si bien «Mientras duermes» tiene momentos de suspenso, a veces pierde el pulso propio de un thriller para convertirse en una especie de melodrama perverso. Probablemente no sea del todo convincente en ninguno de estos aspectos, pero hay que reconocer que la historia mantiene el interés quizá no tanto por el ritmo sino por la curiosidad malsana que genera en el espectador, que querrá saber adónde terminarán las elucubraciones del psicópata encarnado por Luis Tosar. El protagonista es el conserje de un lujoso edificio, y como parte de su trabajo tiene acceso a las llaves de todos los departamentos. Si bien está claro que hace cosas raras en todos lados, su gran obsesión es una chica sexy a la que se propone borrarle la sonrisa con la que lo saluda todas las mañanas. En algún momento, el conserje demente explica que como él no sabe cómo ser feliz, quiere evitar que los demás puedan serlo. En todo caso, a la pobre chica le hace cosas espantosas, como llenarle de insectos la casa o contaminarle los cosméticos para que le salgan erupciones en el rostro. Además, le manda mensajes anónimos por todos los medios posibles, desde cartas hasta mensajes de texto al celular y correos electrónicos. También se las arregla para pasar las noches con ella, obviamente sin que ella pueda darse cuenta. Precisamente, como desde el comienzo todo está contado desde el punto de vista del conserje, por momentos no hay mucha tensión ya que en general se sabe lo que va a pasar, aunque en la segunda mitad del film, el director se guarda algunas sorpresas. Si bien es un asunto demasiado retorcido y amargo para poder ser recomendado como un programa entretenido, «Mientras duermes» tiene sus momentos, incluyendo algún buen toque de gore y algunas pizcas de humor negro.
Luego de películas como "Darkness", las dos primeras entregas de "Rec" y "Frágiles", Jaume Balagueró se mete en las entrañas de una propuesta totalmente diferente, con una creación de climas impecable, al mejor estilo Polanski y con una actuación protagónica sobresaliente.
(Anexo de crítica) Cesar no es feliz, eso se nos advierte desde la primer escena en la cual el hombre está parado al borde de una azotea; suena una radio, él mira como perdido dentro de sí y alrededor no hay más que soledad... además la propia voz en off del protagonista lo deja bien claro, está solo, no es feliz. Esta escena funciona como una perfecta muestra de lo que estamos por ver, cinco minutos le alcanzan al director para pintarnos a un personaje, el protagonista de Mientras Duermes. Juame Balagueró se hizo de un nombre dentro del cine de género español. Con tan solo siete películas en su haber ya se convirtió en un referente obligado para los que quieran hurgar dentro del terror ibérico. Ese prestigio no es en vano, cada una de sus películas (salvo el documental sobre Operación Triunfo) se enmarca en un subgénero distinto dentro del terror y el suspenso, y pareciera que de cada uno tiene algo bueno para extraer. Esta vez la cuestión parece ser la intromisión a la soledad, a la infelicidad, específicamente contándonos la historia de un personaje oscuro, perturbado, en definitiva triste. Cesar (Luis Tosar) es el encargado de un edificio que funciona como una pequeña comunidad; él tiene contacto con todos los habitantes, los ve entrar y salir, se gana su confianza, y exteriormente parece un hombre bueno, gentil, amable. Pero en realidad no encuentra otra manera de satisfacer esa infelicidad más que haciendo infeliz a todos los que lo rodean, o sea a la gente del edificio. Dentro de esa “comunidad” podemos encontrar al representante del consorcio (un argentino que lo tiene entre ceja y ceja); una mujer mayor con un perro al que trata como a un hijo; un hombre que vive con una niña casi tan perversa como Cesar; la encargada de limpieza con el hijo como ayudante; y la resplandeciente Clara (Marta Etura) una chica que parece ser la antítesis del encargado, la felicidad encarnada en una sonrisa permanente. Pronto Cesar se va a ir encargado de cada uno de ellos, pero no como un asesino, no busca la muerte, busca amargarles la vida, simplemente no soporta que otro sienta esa felicidad que él no tiene; y claro, su obsesión será la bella Clara de la que por momentos podemos pensar que está enamorado, pero no, él mismo lo dice, quiere joder su puta alegría.
Los psicópatas ya no son lo que eran El film más reciente del director español –cocreador y codirector de la exitosa serie [REC]– tiene pretensiones de thriller, pero sus herramientas no son suficientes. Fundamentalmente porque el protagonista no logra ser un psycho, sino apenas un tipo jodido. “Los psicópatas del cine no vienen bien este año”, se quejaba el maestro Rodrigo Tarruella, en una nota publicada hace justo treinta años. En esa crítica de jueves publicada en el diario Convicción (recopilada en el libro que el Bafici le dedicó al inolvidable Tarruella hace unos años), el amigo y mentor lamentaba la falta de humor de cierta olvidable psychomovie francesa. Parece que este año tampoco vienen bien, Rodrigo. Al menos si uno se guía por el que el lucense Luis Tosar compone en Mientras duermes. Actor de indudable presencia –tal como pudo verificarse en Los lunes al sol, Te doy mis ojos o el muy buen drama carcelario Celda 211 (inédito por aquí)–, sentido del humor o liviandad nunca le sobraron a Tosar. Pero el principal problema del film más reciente del catalán Jaume Balagueró (cocreador y codirector de la exitosísima serie [REC]) es que el psycho de Tosar no es un psycho, sino apenas un tipo jodido. Como cualquiera de esos con los que uno se cruza todos los días. Y con eso solo es difícil hacer un thriller, que es lo que Mientras duermes aspira a ser. César (Tosar) es portero de un edificio céntrico. Motivo por el cual se filtra, en la película, un costumbrismo que recuerda al de la serie Aquí no hay quien viva, donde Daniel Hendler cumplía el mismo rol (el de portero, no el de psicópata). Hay una vecina solterona que llama “chicos” a sus perros, está la señora de la limpieza y su hijo, aparece también, como vecino turro, Carlos Lasarte, trabadísimo actor argentino al que Balagueró usa en todas sus películas. Y está la vecinita linda, Clara (Marta Etura, que también aparecía en Celda 211), que vuelve loco al solitario César. Será necesario aceptar que el reprimido encargado espere todas las noches, debajo de su cama, que Clara (pura musculosa y bombachita) vaya a acostarse, la duerma con formol sin que ella se dé cuenta (¡!) y pase la noche a su lado. Noche blanca o no tanto, eso más tarde se verá. Lo que no puede dejar de mencionarse es el record de César, consistente en dormir una noche no sólo a Clara, sino además a su novio (Alberto San Juan), sin que ninguno de ambos se entere de nada. Pero no hay mayor placer en este hombre de apariencia común (el lugar común del psycho de aspecto común) que joder al prójimo, para que el prójimo se sienta tan desdichado como él. Por lo cual César tiene preparada un arma secreta, para convertir a la hormonal muchachita en una amargada de por vida. Neutra, carente de intención, agotada en detalles domésticos (lo más picante es una jodidísima vecinita teenager, que se pasa la película amenazando a César con denunciarlo), Mientras duermes tiende al sopor narrativo, convirtiendo a su título en incompleta apelación al espectador.
La felicidad hace daño Hace muchos años estuvo de moda una frase de Jean Paul Sartre que podría aplicarse perfectamente a esta nueva película del cineasta español Jaume Balgueró (Rec): el infierno son los otros. Mientras duermes se centra en la vida de un hombre que no puede ser feliz y que no soporta la felicidad ajena. El personaje es un portero que trabaja desde hace unos meses en un edificio de Madrid y que resulta más o menos invisible para todos los que viven allí. Desde el principio está claro que se trata de un tipo perturbado, porque ya en la primera escena evalúa la posibilidad de suicidarse. Como es incapaz de eliminarse a sí mismo y terminar con sus problemas de un modo higiénico, combate el infierno de los otros con su infierno personal. Sin embargo, Mientras duermes no es una tesis de psicopatología ni un drama existencial sino una película de suspenso clásica, a lo Hitchcock (a quien Balgueró rinde tributo en el único momento en que la trama exige sangre). Por ese motivo lo que hace es mostrar los métodos que aplica el portero para amargarle la vida al prójimo. Si bien todos los residentes del edificio le caen mal, el foco de su obsesión es Clara, una chica hermosa, optimista y enamorada de su novio que viajó a un país extranjero. Es decir, la víctima perfecta. Sostenido por la tremenda actuación de Luis Tosar, el personaje del portero va volviéndose cada vez más siniestro a medida que se desarrolla la historia. Al principio, hay algo caricaturesco en la frustración que le genera la perenne sonrisa de Clara, a quien ningún contratiempo parece perturbarla. Pero ese efecto involuntariamente cómico no hará más que potenciar la tragedia posterior y elevar la perversión del portero a un grado de malignidad cósmico. Lejos de la estética de cámara en mano de Rec y más lejos aún de su contenido espeluznante, Mientras duermes es básicamente una historia bien contada que también transcurre casi desde el principio hasta el final entre las paredes de un edificio. Pese a la irregularidad del elenco, opacado por el brillo de Tosar, y de algunos atajos del guión, impacta porque es fiel tanto a la sutileza como a la brutalidad de los sentimientos.
PORTERO DE RIESGO Un portero de doble vida. El tipo vive obsesionado con una linda vecinita del quinto. De día atiende el edificio. Pero de noche se olvida del consorcio y da rienda suelta a sus perversas fantasías. La historia al comienzo funciona: es oscura, austera, misteriosa, pero después se repite, se torna forzada, incluso suena muy efectista la presencia de esa inquietante nenita (¡otra más!), que será la dueña de esos secretos inconfesables y que le agrega una falsa subtrama a un film con mucha truculencia y poco ingenio, que promete ser sugerente, pero sólo es retorcido.
Cuando un ser tan servicial puede llegar a ser el más cruel. Desde el comienzo la historia va creando diferentes climas y confundiendo un poco al espectador porque César (Luis Tosar, Ganador del Goya Mejor actor por “Celda 211”) en la primera escena se levanta a las 5 AM, luego de haber dormido con Clara (Marta Etura), por lo que cualquiera pensaría que son pareja, pero no es asi. Un hogar es para cualquiera un lugar personal y seguro, porque en nuestra morada tenemos nuestra privacidad, el tema es cuando uno no sabe que ese espacio se encuentra controlado por un extraño. Lo vimos en el film “Invasión a la privacidad” de Antti Jokinen; “La desconocida” de Giuseppe Tornatore, como asi también los hemos visto a través de algún noticiero que un vecino ingresaba al departamento de una joven para robarle y podemos encontrar ciento de casos. Este portero de un edificio de Barcelona, parece ser atento, servicial y normal, pero cuando llega la noche se transforma en alguien absolutamente aterrador, es un psicópata, está obsesionado con controlar a cualquiera, mientras todos duermen. Otra de las características de este sujeto es que no es feliz y siente placer cuando el resto de las personas son infelices e intenta amargarles sus días, porque tras la infelicidad ajena busca su felicidad. Va mostrando lentamente su personalidad, su comportamiento ante Vera, una señora mayor, que solo tiene como compañía unos pequeños perritos. Pero su único objetivo es impedirle la felicidad a Clara, y cuando César va a visitar a su madre que se encuentra postrada le cuenta su comportamiento; pero él no busca matar a sus víctimas sino causarles dolor de forma muy sutil. Este es un thriller de atmósferas asfixiantes, con momentos de bastante tensión y suspenso, toques psicológicos, con una vuelta de tuerca, hay diferentes personajes y hay una preadolescente que se atreve a chantajear a César y enfrentarse, ella es Ursula (Iris Almeida) cabe destacarla. Este director español es un sabio en el género de terror y más aun si se trata del Thriller psicológico, ya lo demostró en: "Rec 2 (2009 "; "Rec, 2008"; "Darkness, 2002", entre otras y próximamente se podrá apreciar “Rec 4 apocalipsis”.
Psicópata a medias Interesante película sobre un amargado portero de edificio cuyo único objetivo es hacerle la vida miserable a las personas que lo rodean. Luis Tosar interpreta de manera brillante a este atractivo personaje de psicología compleja, pero no puede evitar que con el transcurso de la trama, la película vaya decayendo en situaciones absurdas o resoluciones incoherentes. "Mientras duermes" es claramente un buena idea que empieza extraordinariamente, pero termina pobremente. En el comienzo el protagonista, César, parece tener las cosas bajo control, sigue un plan minucioso al cual el espectador es ajeno a su objetivo y todos sus movimientos son invisibles a los habitantes del edificio. Al empezar se da entender que César está sumamente deprimido y varias veces a estado al borde del suicido. Sin embargo, siempre encontraba una excusa para evitarlo. Por lo tanto, el hecho de que todos las noches él entrara ilegalmente al departamento de una inquilina, Clara, para luego sedarla y pasar la noche con ella era claramente un inicio sumamente prometedor. Noche tras noche, César hace de todo en el departamento y aunque es chantajeado por una niña de 8 años que lo descubrió, se mueve con total libertad por todo el edificio. La primera media hora de la trama es excelente. Allí, el espectador puede presenciar minuciosamente como este terrible personaje actúa y como va preparando el escenario para que más cosas horribles sucedan. Una trama netamente inspirada en las historias de Hitchcock donde el suspenso era creado gracias al hecho de que el espectador sabía cosas que el protagonista ignoraba. Ahora lamentablemente, desde un momento muy clave y particular, "la llegada del novio de Clara", todo en la película se da vuelta y lo conseguido empieza a desbarrancarse. Incluso detalles menores como un jefe extremadamente exigente comienzan a desarrollarse de la peor manera. El error fue bastante simple; quisieron desviar el suspenso sobre el peligro de Clara a generar suspenso a través de la posibilidad de que los planes de César puedan ser descubiertos y él sea encarcelado. Algo totalmente absurdo, ya que el espectador nunca va a sentir tal grado de empatía por el villano de una trama. En conclusión, la película sufre el mismo problema de su portagonista. Plantea y construye muy bien las bases, pero a la hora de terminar con los detalles finales fracasa rotundamente.
Mientras duermes se presenta como un thriller psicológico con referencias evidentes a Hitchcock y a Polanski, una película de suspenso doméstico que se desarrolla dentro de las paredes de un edificio céntrico y cuyo protagonista es un portero perverso que sólo es feliz causando la desdicha de sus semejantes. El director intenta construir una representación de la angustia con sketchs que pretenden ser macabros, pero no va más allá del telefilm. La película recopila una galería de sainetes costumbristas que incluyen a la vieja solterona con sus perros, a la familia numerosa, a la señora de la limpieza con su hijo y al argentino infame. La primitiva puesta en escena no aprovecha la dimensión vertical del edificio ni el espacio de los pasillos entre los departamentos. Balagueró tampoco parece capaz de sondar toda la malevolencia del personaje principal que termina provocando una tediosa indiferencia. César procura descomponer la existencia de cada uno los propietarios. La intriga tarda en establecerse en torno al departamento de la bonita Clara, cuya vida se muestra como un compendio de clips publicitarios de algún yogurt o de ropa interior femenina. La bella joven nunca se deja abatir, pero el obsesivo portero no se da por vencido y se introduce en el departamento, la espera debajo de su cama, la dopa sin que se de cuenta y pasa la noche junto a ella. Las escenas se repiten de manera esquemática y previsible hasta que una noche, en la cumbre de lo inverosímil, el solitario César redobla la apuesta y duerme entre Clara y su novio. A partir de ese momento todo resulta decididamente falso, forzado y torpe: desde la tibia actuación policial hasta las vueltas de tuerca de un final rebuscado, pasando por la trunca relación con la madre internada en una clínica. En lugar de someterse a Mientras duermes, recomiendo volver a ver Harry, un amigo que te quiere bien, el clásico inagotable de Dominik Moll que, sobre un tema similar, construye una espiral creciente se suspenso, terror y locura que está en las antípodas de este baño de maldad ramplón y anodino.
Agujero negro ¿Qué es lo terrorífico de esta propuesta? ¿Dónde reside la sangre, la violencia; aquello que produce espanto en este film español? La respuesta reside en el personaje central, un siniestro e infeliz portero que a pesar de tratarse de una figura repulsiva consigue por momentos generar empatía a partir de su fragilidad. Por otro lado también reside en el temor que genera la violación de la intimidad, algo que hemos presenciado en otros thrillers o films de horror. Pero la cuestión aquí está en cómo lo perfila Jaume Balagueró, director que parece volver a trabajos como Frágiles antes que REC y encuentra en la sugestión y el terror psicológico el terreno más seguro para asustar. Y en buena parte lo logra. La película gana en el suspenso y en esa criatura frágil e inmaculada que es Clara (Marta Etura), a merced del monstruo que es César (Luis Tosar). El relato juega con opuestos radicales y permite que conozcamos cómo el monstruo va invadiendo la vida de esa joven que ha cautivado su atención. En el medio, un colorido grupo de inquilinos se presenta como la posibilidad de ver a César en su cotidianeidad, siendo a pesar de todo un aporte poco explotado debido a la necesidad de ir de un polo al otro. Se trata de un film que no teme irse a los estereotipos para contar su historia, pero en esta elección los personajes también pierden en relieve. Así, tanto Clara como César se vuelven previsibles en algún momento. El suspenso reside en un prolijo trabajo de fotografía, con escenarios opresivos que encuentran sólo un contraste en el apartamento de Clara (obviamente luminoso) y en el uso de sonidos siempre latentes dentro de la escena, que nos dan el clima necesario. Pero además de esta prolijidad técnica está la inteligencia en la dosificación de la violencia: hay una sola escena violenta, y esa alcanza para liberar la tensión del film, llevándonos a reconocer los límites de César. Aquí está el mayor acierto de la película, en cómo la invasión progresiva llega a un feroz punto final que afecta a todos los personajes. Entonces, si se las promocionaron como peli de terror y planean ver algo por “el director de REC” o en la línea del terror norteamericano que se ve últimamente en las salas no elijan esta película. Se trata de un prolijo thriller con toques de suspenso, donde el horror se queda en lo implícito antes que lo explícito. Por eso no deja de ser recomendable.
UNA VIDA AJENA Lo mejor de Mientras duermes es la capacidad para generar una constante tensión en el espectador que Balagueró fue perfeccionando en todos estos años. Jaume Balagueró lleva varios años dando muestras de su talento como director de cine de género. Luego de su ópera prima (Los sin nombre) logró insertarse en el mercado internacional con dos filmes en ingles y con actores destacados (Anna Paquin, Lena Olin, Giancarlo Giannini y Calista Flockhart). Pero la consagración lo alcanzó en su regreso a España cuando estrenó ese asfixiante relato en tiempo real y cámara en mano titulado Rec. Lo mejor de Mientras duermes es la capacidad para generar una constante tensión en el espectador que el director fue perfeccionando en todos estos años. Con su cámara acompaña a Cesar (Luís Tosar) en su pretensión de vivir una vida distinta, ajena a sus posibilidades (no solo económicas sino también en cuanto a su imposibilidad de relacionarse afectivamente). Posiblemente en su mayor virtud Mientras duermes encuentre también su principal defecto. Si bien narra con precisión manteniéndonos al borde de la butaca a lo largo de los más de 90 minutos de metraje, la descripción del personaje de Cesar es insuficiente y complica la posibilidad de generar algún tipo de identificación. No obstante los amantes del cine de género podrán disfrutar de las desventuras de este monstruo desalmado en su intento de borrar la alegría de una mujer feliz.
Bajos instintos Lo primero que habría que señalar es que el estreno de este filme se demoró casi un año, a punto tal que tuvo varias nominaciones a los premios Goya entregados a principios de 2012. La razón de su mal estreno en este momento, digo mal estreno pues se merecía otra magnitud de distribución en relación a la escasez de pantallas en las que se proyecta, podría sustentarse en varias razones. Uno de los motivos podría ser que se estuvieran por vencer los derechos de exhibición en nuestro país, otra que esté cercana su salida en DVD. Pero esta realización cinematográfica, en realidad todas, es un producto para no ser vista en pantalla chica por más grande que sea, aunque parezca una contradicción. En criollo se podría decir que, por lo dicho de la cantidad de salas, la fecha en que se estrena y la poca publicidad que tuvo, la están mandando al muere, inmerecidamente. Ya que esta producción española parece ser todo un homenaje al gran Alfred Hitchcock, desde su moldeamiento. El psicópata César, un encargado de edificio en España, goza de buena salud tanto desde su meticulosa progresión constructiva como, y por sobre todas las cosas, por la interpretación magistral de Luis Tosar. El actor construye un personaje siniestro a través de la sutileza, enmarcada mayormente por actos que parecen rutinarios, cotidianos, pero que lleva encerrado un sinfín de conflictos psicológicos que derivan en traumáticos, comenzando por una madre dominante y terminando en el paroxismo sexual, pasando por la minuciosidad obsesiva de sus actos a conformarse en un ser totalmente repulsivo. Dominante exclusivo de la vida de quines habitan el edificio, subsumido por el rol que le toca desde la interrelación con los mismos, su venganza se centra en dominar sin que el otro de cuenta de esa supremacía trabajada desde cierto función anónima. Así vamos viendo como es maltratado por un vecino, quien no tiene nombre, sólo lugar de pertenencia, el vecino del 4ºB (Carlos Lasarte), simplemente por el hecho de ser un empleado del consorcio, que fusible directo del malestar de éste, César es vigilado y agredido También debe lidiar y soportar las aproximaciones de una púber que parece conocer su secreto y a partir de ahí extorsionarlo. El secreto mejor guardado, que parece ser uno sólo, en realidad son dos. Uno, él en su simpleza y docilidad oculta una extrema violencia en estado de latencia; el otro, su obsesión amorosa con la joven Clara (Marta Etura), mujer independiente que despierta los más bajos instintos del portero. El directo Jaume balaguero, conocido en estas tierras por “Rec” (2007), tomo las riendas de este proyecto alejándose de la estética de los filmes anteriores dándole una impronta de thriller psicológico, utilizando todos los elementos del género, suspenso sostenido por el ocultamiento de algunos datos que van siendo dilucidados muy de a poco. Ayudado por una buena banda de sonido, una dirección de arte que hace jugar a los espacios del edificio como grandes protagonistas, culminando por los espacios cerrados dentro de los departamentos. Me parecería un despropósito contar algo más de la trama, ya que al hacerlo extirparía parte de lo que construye sigilosamente. Aunque el punto más alto son las actuaciones, especialmente el nombrado Luis Tosar, quien coloca a su personaje César, aunque sin llegar a ser un Norman Bates ni un Antón Chigurh, muy cerca de ellos, pues su sola presencia termina por meter miedo.
¿Ya te fijaste debajo de tu cama? "Mientras duermes" es unas de las grandes sorpresas del año en materia de estrenos en el género Terror/Suspenso, de producción española y dirigida por el catalán Jaume Balagueró, un tipo de larga experiencia en este tipo de producciones. Junto a Paco Plaza fueron los responsables de los éxitos [REC] y [REC]2, films que ya han pasado a la lista de grandes títulos del terror, una distinción muy difícil de conseguir por estos tiempos. En este trabajo nos presenta a César, un portero de edificio psicópata con todos los problemas que uno se pueda imaginar y una tendencia suicida atroz. El actor que la da vida a este personaje es el gran responsable de la buena calidad de la película, logrando transmitir al espectador ese juego de amor-odio que lo tensiona e involucra hasta los huesos con el loco en cuestión. El único motivo de César para seguir vivo es arruinarle la vida a otro ser humano, borrarle la sonrisa y vitalidad de la cara a alguien, en este caso, la pobre Clara interpretada por Marta Etura. Sin recurrir a artilugios espirituales, ni diabólicos como nos hemos estado fumando a lo largo de este año con otros exponentes del género, se logra crear momentos de nerviosismo y tensión estupendos, en los que resulta inevitable ir cambiando de bando, por un lado deseando que no lo descubran al protagonista mientras perpetra las atrocidades más viles, y por otro anhelando que la pobre Clara se salve de la demencia de su acosador. Otro elemento fundamental es el uso del suspenso de manera creciente a medida que va avanzando la cinta, comenzando con tibios momentos de estrés hasta llegar finalmente a escenas con mucha adrenalina y verdaderamente angustiantes. Tiene algunos errores de guión y una que otra torpeza, pero que va, es una de terror y suspenso como hace mucho no se veía en la gran pantalla. Aplausos para los españoles que la vienen rompiendo en este género.
César es un hombre que no puede ser feliz, aún cuando le suceden cosas buenas. Despierta desmotivado, sufriendo agónicamente cada uno de los días de su vida. Encargado en un edificio de departamentos, le es indiferente a casi todos los propietarios: no lo saludan, no toman en cuenta sus problemas… Salvo por Clara, de quien está perdidamente enamorado. Ella parece ser la única que lo trata con respecto, calidez y cariño. La angustia de César crece sin límites, sin miramientos, es sólo una sombra de lo que podría haber sido si el amor hubiera golpeado a su puerta y el trabajo al que dedica tantas horas no lo deprimiera tanto. Enojado consigo mismo y ofuscado por la alegría de Clara, comienza a acosarla invadiendo su hogar, escondiéndose debajo de su cama, espiándola mientras se ducha, drogándola y dejándola inconciente para acostarse a su lado durante las noches… Luis Tosar encarna a la perfección este exponente del amor enfermizo, del mal paso que da César cuando la atracción hacia Clara se convierte en obsesión. Atemoriza la personificación de este pobre hombre sádico, resentido y retorcido que no soporta la felicidad de quines lo rodean. Jaume Balagueró, quien dejó de lado la co-dirección de la tercera entrega de REC para dedicarse a esta historia, impulsa el sadismo al borde de lo tolerable cuando la víctima de la perversión y la violencia del protagonista es la pequeña niña que amenaza con revelar un secreto esclarecedor.
El Silencio de los Porteros Porteros de edificios, los hay de todo tipo, los piolas y los jodidos.En mi caso es un tipo que se da maña con todo, atento y servidor pero su debilidad es que no se pierde una. Terrible chusma, que en la balanza digamos equipara. La nueva peli de Jaume Balagueró (co-director de las "REC") trae la historia de César, portero de un edificio que si bien es atento durante las noches hace de las suyas, es decir espía, se entromete, y participa de un juego de perversidad con una inquilina.El tema es que ella no se entera de nada, y verán porque. El personaje -a cargo del estupendo actor Luis Tosar, inolvidable en filmes como "Los lunes al sol" y "Celda 211"- posee toda su carga psicológica que parece escapada de un filme de Almodóvar o de Buñuel. Un empleado de este tipo -además de ganar bonísimos sueldos- conoce a fondo a todos los inquilinos de un inmueble, sus movimientos, hábitos. Desde su posición resulta fácil controlar sus idas y venidas, estudiarlos, descubrir sus puntos débiles, sus secretos. Esto es analizado sin psicopatearse, pero nos da temor en ficción de cine tanto como en la realidad. César vive asfixiado por su propia existencia, una perturbadora soledad que lo muestra tan retorcido como vacío, parece solo conectarse con su madre que agoniza en un hospital y que se convierte en un único oido disponible, y por vivir para observar y acosar anónimamente a Clara (Marta Etura). Buen ejemplo de thriller con momentos atendibles de gran suspenso, muy bien actuado, y sobre todo para no dejar de saber que el portero siempre nos está observando.
Publicada en la edición digital #243 de la revista.