Todo por un sueño (americano). Existe una disociación evidente entre los realizadores contemporáneos que definieron una postura heroica del proletariado norteamericano y la cordura desbordada del citadino oprimido que retrataron los setentas. El escenario siempre fue el de una comunidad intoxicada por el deterioro económico, los flujos inmigratorios y la rabia social, todos ingredientes inflacionarios que condimentaron un ambiente caldeado. En Primicia Mortal hay una intención perversa por revertir la versión honesta de la clase obrera mediante el asenso independiente de un oportunista freelance. El espectador asiste a la metamorfosis gradual de Louis Bloom (un Jake Gyllenhaal de físico escuálido y rostro depravado), una lacra desocupada que busca sacar ventaja de cualquier acto criminal para sobrevivir. Deambulando por los suburbios tropicales de Los Ángeles, descubre el oficio del cazador de noticias y el rédito que puede sacar por documentar accidentes viales, delitos o tragedias fatales. Siendo un paria autodidacta con devoción para triunfar, Louis planifica cómo hacer del morbo un emprendimiento acudiendo a Nina Romina (Renne Russo, bañada en maquillaje), una directora de programación televisiva sedienta de amarillismo que contrata a Lou como su proveedor de imágenes escabrosas para el noticiero matutino. En su apertura como director, Dan Gilroy, que también se carga el guión, contrasta la narrativa entre los pasajes diurnos que delatan una intimidad bipolar del protagonista y las rondas nocturnas con panorámicas desérticas de una metrópolis salvaje para darle cierto pulso vertiginoso. Primicia Mortal es un thriller minimalista (poco presupuesto, puesta en escena austera, una trama acotada) que fluye con agilidad gracias a la dinámica de las escenas y los diálogos absurdos respecto al negocio del espectáculo y su incentivo por lucrar con la desgracia. Pero lo rico está en la tensión penetrante por parte de Gyllenhaal y sus muecas psicóticas, dándole un volumen inquietante a la ambición hipnótica de Louis, en especial cuando flagela verbalmente a su asistente y manipula con hostigamiento a Nina. Gilroy hace una lectura aguda de la ética de trabajo corporativa y apunta a los medios de comunicación como canalizadores del cáncer urbano para desentrañar una cocina macabra por parte de los imperios periodísticos, burlándose del filtro xenófobo, la moral degradada y el discurso frívolo. Desmantela sus artificios (los mismos que generan el impacto dramático que transmite terror a los hogares) en manos de un antihéroe contaminado. Gyllenhaal (que brinda otra personificación demoledora mientras suma otro espécimen a su galería de freaks) se pone en la piel de un individuo carcomido por la inmundicia social que lo vació de escrúpulos. Todo un símbolo de que a la larga, la voracidad capitalista puede engendrar este tipo de monstruos.
Primicia mortal es una de las películas más cínicas y oscuras que se realizaron en los últimos años sobre los medios de comunicación. En este caso se explora el mundo de los camarógrafos freelance que trabajan para la televisión norteamericana, desde la perspectiva de un sociópata, interpretado por Jake Gyllenhaal, quien presenta el mejor trabajo de su carrera. Lou Bloom es un solitario que se expresa como un libro de autoayuda yankee (de esos que ofrecen fórmulas mágicas para hacerse rico en poco pasos) y tiene una enorme confianza en sí mismo. Un día descubre por casualidad que filmar hechos delictivos y accidentes puede generarle mucha plata y se lanza a las calles en busca de primicias. La famosa frase del periodismo, "que una mentira no te arruine una buena noticia", la convierte en su lema de vida. En realidad su motivación no tiene nada que ver con esta profesión, sino por el hecho de capturar imágenes morbosas que luego le permitan conseguir un buen cheque. Bloom está dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de obtener una buena primicia, aunque eso signifique alterar la escena de un crimen para conseguir una mejor toma con su cámara. Por supuesto, este tipo de material no tendrían cabida en la televisión si no existieran productores como Nina Romina (genial regreso de Rene Russo), quien concibe a su noticiero como "una mujer que corre por las calles con la garganta ensangrentada". La relación entre estos dos inescrupulosos personajes es el eje central de este este gran thriller que representó la ópera prima de Dan Gilroy. Un guionista que trabaja en Hollywood desde hace muchos años y escribió filmes como Freejack (1992), The Fall (2006) y Gigantes de acero (2012). En Primicia mortal hizo un gran trabajo con la construcción del suspenso en la trama y un guión que presenta conceptos interesantes sobre el mundo de la televisión y los espectáculos sensacionalistas que en la actualidad se hacen pasar por periodismo. Como suele ocurrir con los trabajos del director David Ayer (En la mira), Gilroy filmó esta película en locaciones de la ciudad de Los Ángeles que rara vez se retratan en el cine y contribuyeron a darle un enorme realismo a la historia. Las fotografía, que por momentos evoca la estética de las películas de Michael Mann, estuvo a cargo de Robert Elswit ( clásico colaborador de Paul Thomas Anderson) y representa otra de las virtudes de esta producción. Dentro del reparto, Jake Gyllenhall es la principal atracción del film, donde logró hacer interesante y atractivo a un personaje perverso y manipulador que se roba cada escena en la que aparece. El actor cambió de manera notable su apariencia física para este trabajo y es un detalle que también contribuyó a que el protagonista resulte más aterrador. Sería injusto ignorar el trabajo de Rene Russo, quien hace muchos años no interpretaba un personaje que le permitiera lucirse en el cine y finalmente lo consiguió con este proyecto de su esposo, el director Dan Gilroy. Primicia mortal en un punto es una original sátira del sueño americano que los personajes de esta historia están dispuestos a conseguir a cualquier precio. Una película fascinante que se destaca claramente entre las novedades de la cartelera.
Primicia mortal es una película imperdible!!!! La historia es muy adrenalínica y demasiado cercana a la realidad, tanto que por momentos no se sabe que te estremece y asusta más: si la perversidad de los medios de comunicación o Lou, el desquiciado personaje de Jake Gyllenhaal. La analices por donde la analices derrocha calidad, por ejemplo: el
Aullando en las noticias. La televisión, al igual que todos los medios masivos de comunicación, debería tener un rol informativo y educativo con la finalidad de generar canales de comprensión y comunicación entre los seres humanos. En lugar de esta misión pedagógica, las corporaciones mediáticas han convertido a los medios de comunicación en aparatos con un doble cometido: ideológico por un lado que pretende distorsionar la realidad según los intereses del mejor postor, y el relacionado con los aparatos publicitarios de venta destinados a un público apático y consumista, por el otro. Dentro de este mundo capitalista del entretenimiento, donde la noticia es un espectáculo de consumo pasivo y fetichista, se ubica la primicia como un sacrificio humano de aquellos que aúllan a la noche. Es en este cosmos indolente donde se sitúa Primicia Mortal (Nightcrawler, 2014), la opera prima del guionista Dan Gilroy como director. La obra retrata el ascenso de un lumpen en Los Angeles a partir del descubrimiento accidental de la necesidad de noticias sangrientas por parte de los canales de televisión para sus noticieros, con el fin de crear una sensación de inseguridad permanente a través de incidentes de violencia que involucran un enfrentamiento de clases, siempre con víctimas de las clases acomodadas. Para darle vida a esta cirugía de la producción y el consumo televisivo actual, Jake Gyllenhaal interpreta de forma maravillosa y meticulosa al protagonista de esta historia, Louis Bloom, una mezcla de sociópata y psicópata carente de empatía y escrúpulos que acecha al crimen con su cámara amateur en la noche plena de oportunidades para conseguir una promoción en el competitivo mercado televisivo. El lado oscuro de la ciudad de las estrellas del cine es creado con minuciosidad, detallismo y perversión desde el ojo de una cámara que ve el violento nacimiento de las coyunturas del éxito comercial desde sus intersticios más inmorales. Al atreverse a mirar las salpicaduras de sangre en la cámara, Gilroy nos ofrece una visión sobre la televisión como un complejo empresarial vicioso, representado de forma brillante en el personaje de la productora de noticias, Nina (interpretado con gran ímpetu por Rene Russo), una empresaria televisiva sin ningún tipo de respeto, recato, moral y ética, solo interesada en una perversa lógica comercial plasmada en la búsqueda de historias cruentas para ganar nuevos televidentes. Indudablemente, el principal acierto de Gilroy se encuentra en la construcción de Bloom como un desempleado que solo busca un trabajo y al no conseguirlo debe improvisar su implacable devenir laboral como un predador, pero también es destacable la extraordinaria conceptualización del trabajo como un proceso social, ya que genera una atmósfera de realismo verdaderamente perturbadora que tensiona la lógica del éxito comercial y sus consecuencias para nuestra sociedad. Primicia Mortal corre de esta manera el velo de la perturbadora noche californiana para posar el ojo en la violencia social y ver el mundo desmoronarse en la apoteosis sociópata norteamericana. La cámara espera aullando en la noche por la sangre espesa que corre lentamente hacia las alcantarillas de las grandes urbes.
Desafiando los límites Por el nombre con el que la titularon en Argentina y demás países hispanoparlantes –sobre todo por el adjetivo “mortal”– uno podría aventurarse y situar a Nightcrawler dentro del llamado cine de acción. Si bien no se puede negar que cuenta con varios elementos típicos de ese género, el film que lo tiene a Jake Gyllenhaal en el doble papel de protagonista y productor, es bastante más que eso. Las tomas panorámicas con las que abre la película anticipan las coordenadas espacio-temporales donde se desarrollará la trama: una gran ciudad con puentes y edificios inmensos –que luego nos enteraremos corresponden a Los Ángeles- en su faceta nocturna, con luces de todos los colores en contraste con el cielo negro. Con este paisaje a sus espaldas, aparece Louis Bloom por primera vez. No se trata de una aparición estelar sino más bien de una desafortunada: golpea a un guardia de seguridad privada, se roba su reloj y huye. Acto seguido, Bloom, encarnado por un Gyllenhaal extremadamente flaco –rasgo que atenta contra su rostro aniñado pero que, según el propio actor, lo ayudó a componer al personaje– le vende materiales de construcción, posiblemente robados, a un hombre. Inclusive, le pide trabajo aunque sin éxito. Se trata de una escena significativa, pues de alguna manera contiene lo que vendrá. Y es inevitable no recordarla hacia el final de la película. La historia prosigue con Bloom, joven de lo más extraño, violento y ladrón por un lado, amable, sonriente –hasta el punto de incomodar– y bien predispuesto, por el otro, vagando por la ciudad hasta que en una autopista, en medio de un choque ajeno, tiene una epifanía: se convertirá en reportero-camarógrafo especialista en accidentes y crímenes. Lo que vemos a partir de ahora y hasta el final no es más que su progreso profesional, cueste lo que cueste, donde el “el fin justifica los medios” bien podría ser el lema de la película. Es en este contexto que se cruza con varios personajes: Nina –interpretada por una de las damas por excelencia de las cintas de acción, Rene Russo– quien en una primera instancia le enseñará los gajes del oficio, Joe Loder, colega experimentado que pasado un tiempo le ofrece trabajar en conjunto y Rick, su ayudante, entre otros. Primicia mortal, debut como director de Dan Gilroy, es una película que juega con los límites, los bordes difusos: en primer lugar, entre géneros. Además de las escenas de persecución, los tiroteos, la sangre en abundancia y el montaje vertiginoso hay lugar, mucho, para el humor negro así como para el thriller –lejos está de ser una historia lineal y predecible–. También entre la locura y la cordura, la legalidad y la moral, la adrenalina y el peligro letal. Para resumir, se trata de un film que con un título no muy llamativo, reúne varios condimentos de un modo ingenioso que lo convierten en una buena sorpresa para más de uno.
La noche del cazador. Primicia Mortal es una película que no evita tomar riesgos, todo lo contrario, fuerza los límites de los géneros y del verosímil de su historia. El comienzo con un compilado observacional de planos nocturnos de la ciudad Los Angeles demuestra la audacia de Dan Gilroy (quien debuta en la dirección), que irá en un in crescendo paulatino. La presentación de Louis, el protagonista (el “nightcrawler” del título original), lo expone como una criatura inescrupulosa plena de la nocturnidad. Halla al costado de una ruta la chance impensada, un billete de lotería que representa algo que muy pocos se animarían a hacer, porque entrecruza los límites de la moral y de las agallas: tomar una cámara y filmar los momentos más morbosos del resultado de un accidente de tránsito, de un tiroteo o cualquier hecho trágico que se muestra todos los días en la TV. Louis se convierte en un cazador de noticias nocturno para vender sus presas a los noticieros matutinos, sedientos de material sangriento y bochornoso. Primicia Mortal (otra “traducción” local penosa) no se sienta cómodamente a disparar una crítica sobre la moral de los medios de comunicación ni tampoco sobre la que deberían ejercer los hombres. Esta ópera prima es una punción a esos habitantes nocturnos, puesta bajo el microscopio de la dinámica del género, del thriller sin tiempo límite pero sí con la adrenalina del tiempo que se escurre hasta la próxima noche. También es una película sobre el ejercicio de poder: Louis maneja con un mismo patrón discursivo a su joven asistente (al borde de ser un homeless) y a la jefa del noticiero matutino al que le vende los escabrosos videos. Al primero (un gran secundario de Riz Ahmed) le vende la posibilidad de ascender en la ficticia empresa de producciones televisivas, lo que no es más que salir a recolectar la basura de las tragedias nocturnas, y a la segunda (una sofisticada Rene Russo) manipula a partir de la importancia que han cobrado para el canal sus cacerías de noticias. Jake Gyllenhaal parte de una configuración física notable, que parece la extensión de sus últimos personajes realizados por fuera de Hollywood (los casos de La Sospecha y En la Mira) para representar en ese cuerpo escuálido un anti héroe cargado de cinismo propio del cine de Brian De Palma, que se moviliza en un contexto más propio de la iconografía urbana de Michael Mann. A pesar de estas influencias, la historia adquiere su propia intensidad -especialmente en el último acto- y logra entramar tensión, entretenimiento y una sutil lectura sobre la idea de la “primicia” en tiempos en los cuales la noticia irrumpe sin la necesidad de estos intermediarios que la historia presenta.
El fin justifica los medios (film políticamente incorrecto) La carrera de Dan Gilroy hasta el presente era básicamente la de guionista, con algunos títulos destacables como “Gigantes de acero” y “El legado Bourne”. A los 55 años debuta como realizador con “Primicia mortal” (“Nightcrawler”), con libro cinematográfico que es de su autoría y que confirma sus cualidades en este rubro. Louis Bloom, el personaje central interpretado por Jake Gyllenhall (“Secreto en la montaña”, “Zodíaco”) no abandona la pantalla en casi ningún momento, monopolizando la acción. Se lo ve al inicio como un vagabundo, sin empleo y además ladrón de poca monta. Un poco por azar descubre, en una de sus habituales salidas nocturnas, que tiene una cualidad que no había explotado hasta entonces y que claramente trasluce el título original, difícil de traducir. Literalmente “nightcrawler” refiere a una lombriz nocturna que se arrastra y es esta última característica la que bien puede aplicarse al personaje de Louis, quien descubre que filmar notas sangrientas para la televisión puede resultar un buen medio de vida. Aclaremos que la acción tiene lugar en Los Angeles a la que básicamente vemos de noche y donde la “primicia” la tiene quien registre primero o en lo posible en exclusividad un hecho delictuoso, en lo posible “mortal”. Así Louis conocerá a Nina, reporter de un canal de televisión a la que logrará vender su primer “scoop”, aunque por poco dinero. Quien la interpreta es Rene Russo (“Arma mortal 3 & 4”), cuyo personaje es al menos veinte años mayor, siendo además la esposa de Gilroy en la vida real desde hace dos décadas. Nina descubre que el joven posee cualidades que superan a competidores como el que compone Bill Paxton (Joe), quien al inicio le había advertido que lo que hacen es “la porquería de trabajo que hacen es noticia si es sangriento”. A medida que avanza el metraje irá creciendo la figura del joven que hace de acompañante del personaje central. Lo asistirá con el GPS mientras ambos escuchan atentamente la onda radial de la policía, que les permite saber hacia donde debe enfilar el veloz auto rojo conducido por Louis para tener la primicia. Pero la película tendrá un vuelco cuando el dúo llegue antes que la policía a una casa lujosa y filmen fotogramas valiosos antes que nadie. Nina se resistirá en la negociación pero ante la amenaza de que el material caiga con la competencia deberá ceder. De allí en más habrá varias vueltas de tuerca incluida alguna previsibilidad final, pero lo que nunca se perderá es el interés en el relato. Y si algo debe destacarse es la gran actuación de Jake Gyllenhaal, cuyo siniestro personaje en ningún momento dudará en actuar convencido de que siempre “el fin justifica los medios”.
Un paria en el infierno de las noticias El debut como director del guionista de Gigantes de acero representa un acercamiento de inesperada crudeza y lucidez al mundo de las noticias, que suelta con un humor corrosivo una serie de ideas que trazan un perfil siniestro del modo en que éstas se construyen. Opera prima del hasta ahora guionista Dan Gilroy (autor de la gran Gigantes de acero y hermano menor de Tony Gilroy, guionista de la saga Bourne y director del último de sus tres episodios originales, además de otros logrados thrillers como Michael Clayton y Duplicidad), Primicia mortal es un buen ejemplo de cómo el cine producido dentro del mainstream estadounidense puede ser una herramienta oportuna para proponer una mirada crítica (y en este caso muy ácida) de la realidad. La demostración de que a veces una buena película de suspenso es el mejor camino para poner al propio sistema que la genera frente a un espejo incómodo. Escrita también por Gilroy, la película representa un acercamiento de inesperada crudeza y lucidez al mundo de las noticias, capaz de soltar con un humor corrosivo una serie de ideas que trazan un perfil siniestro del modo en que éstas se construyen. Y expone los parámetros que utilizan los medios de comunicación para determinar de qué manera informar a la audiencia, atendiendo antes al concepto de consumidor que al de espectador.El relato toma como centro a Louis Bloom, un delincuente de poca monta que se dedica a robar cables y alcantarillas para vender el metal por kilo. Las primeras escenas alcanzan para delinear a un personaje que es más complejo que su forma de ganarse la vida. El discurso motivador con el que le pide trabajo al tipo que le compra el producto de sus robos, en el que enumera sus capacidades y ambiciones, demuestran que lejos de ser un ignorante, Louis maneja muy bien las herramientas básicas para moverse dentro de una sociedad en donde las reglas sociales se confunden con las del mercado. La escena también deja en claro que en la tierra de las oportunidades no hay lugar para todos. Louis es un marginal, un habitante típico de la peligrosa noche de Los Angeles, pero también es buen observador, un hábil declarante capaz de decir (y hacer) lo que sea con tal de pegar el salto social y, sobre todo, alguien que aprende rápido.Esa misma madrugada, Louis se detiene a ver cómo dos policías salvan a un automovilista accidentado en la autopista mientras un periodista free-lance registra lo ocurrido con su cámara. Ver las imágenes en el noticiero de las 6 hace que Louis reconozca ahí una oportunidad. Una bicicleta robada en la playa será suficiente para conseguir su primera cámara y salir con ella a cazar noticias durante la noche. Y le alcanzará con unas tomas desprolijas pero cargadas de sangre de la víctima fatal de un asalto a mano a mano armada para que la jefa de noticias del canal menos visto de la ciudad le compre el material y le indique cuáles son las prioridades editoriales. “Nos interesan las noticias en que un blanco es atacado en los suburbios por el representante de alguna minoría”, le dice, y Louis le traerá eso cada noche con una especificidad cada vez más precisa y explícita.Con reminiscencias de la historia que Pablo Trapero contó en Carancho y con no menos sordidez, Gilroy se despacha contra el modo en que los medios construyen la noticia poniendo como límite las consecuencias legales por sobre los alcances éticos de lo que ponen al aire. Menos atentos a la información que a las utilidades que éstas representen. Primicia mortal incluye dos o tres buenas escenas que exponen brutalmente estos mecanismos de construcción. Pero el éxito del relato no sólo descansa en estos apuntes certeros, sino en el enorme trabajo de su trío protagónico. Renee Russo y Bill Paxton vuelven a demostrar sus reconocidas virtudes, que no son pocas. Sin embargo, es Jake Gyllenhaal quien acapara la atención con una composición muy rica, con algunos puntos de contacto que lo ligan al desbordado depredador bursátil que Leonardo DiCaprio interpretó en El lobo de Wall Street, consiguiendo que el psicópata de Louis no deje de ser encantador ni por un instante, pero al mismo tiempo funcione como un reflejo del accionar psicopático de los medios. Como un trozo de materia oscura en medio de un cosmos no menos sombrío, Gyllenhaal es un agujero negro que va absorbiendo toda la energía del relato y demuestra que en el infierno de las noticias siempre se puede caer un círculo más. 8-PRIMICIA MORTAL Nightcrawler, Estados Unidos, 2014.Dirección y guión: Dan Gilroy.Fotografía: Robert Elswit.Música: James Newton Howard.Duración: 117 minutos.Intérpretes: Jake Gyllenhaal, Renee Russo, Bill Paxton y otros.
¿Hasta dónde llegarías por una noticia? Lou Bloom es un hombre solitario que pasa sus noches rondando por la ciudad de Los Ángeles tratando de sobrevivir: roba alambrados y los revende, y ve algo que le gusta y lo toma. Está buscando trabajo, pero sus ojos saltones y su cara calavérica dejan entrever destellos de su verdadera naturaleza. Lou Bloom es un sociópata. Descendiente de la misma esencia que hacía al Travis Bickle de Robert De Niro en Taxi Driver, Lou Bloom pronto descubre que puede sacar plata y hasta armarse su propio negocio yendo a escenas de crímenes y accidentes y filmarlo para luego vender el material a canales de televisión. La premisa es simple: cuánta más sangre mejor. Primicia Mortal es la ópera prima direccional de Dan Gilroy, guionista de El legado de Bourne y Apostando al límite, y es una fantástica sátira de lo peor de la industria del periodismo/entretenimiento/morbo de la televisión actual, con una acertada interpretación de Jake Gyllenhaal, que logra un personaje desesperado por el éxito, manipulador y más peligroso de lo que el espectador se imagina. Con una cinematografía oscura y tenebrosa y a la vez vibrante, Gilroy captura la decadencia de una ciudad obsesionada con la fama y que esconde en sus noches más que fiestas y diversión. Lou Bloom encarna la desesperación por "llegar a ser alguien" a toda costa, pasándole por arriba al que sea, y embarrándose las manos de sangre si es necesario. Con personajes con una ética que deja mucho que desear, una historia atrapante, y un desenlace que deja al espectador con más de un escalofrío, Primicia Mortal es sin duda uno de los estrenos del año, y está en camino para convertirse en filme de culto.
Polémica sátira del sensacionalismo Reconocido guionista (Gigantes de acero, El legado Bourne), Dan Gilroy debuta como director con una provocativa sátira al periodismo más sensacionalista que se ubica en la línea de clásicos como Network: Poder que mata o Detrás de las noticias. Y el personaje de Louis Bloom que interpreta Jake Gyllenhaal se suma a la galería de esos descomunales psicópatas que, por ejemplo, Robert De Niro construyó para Martin Scorsese en Taxi Driver o El rey de la comedia. Una película que, sin dudas, generará debates y ganará unos cuantos premios. Bloom es un ladronzuelo (en la primera secuencia trata de vender unos alambres robados) que, de casualidad, descubre que filmar las situaciones más morbosas que ocurren cada noche en la ciudad de Los Angeles (víctimas de accidentes de tránsito o de asaltos) puede ser un excelente negocio. El film -quizá demasiado cínico y en algunos aspectos un poco previsible- sigue el derrotero de Bloom desde que es un principiante bastante inocente hasta que se convierte en un manipulador sin ética ni moral. Pero, más allá de los eventos en sí (no exentos de tensión y suspenso), lo que hace de Primicia mortal una muy buena película es la exploración psicológica del protagonista (es llamativo que Hollywood apueste a un protagonista tan extremo y perverso y, en ese sentido, el trabajo de Gyllenhaal es memorable) y, sobre todo, su relación con la veterana gerenta de noticias de una cadena de televisión de bajo rating (Rene Russo en un regreso a lo grande), cuyo futuro dependerá cada vez más de las imágenes que aporta Bloom, y con un joven asistente (Riz Ahmed) en sus sórdidos recorridos nocturnos. Poderosa y audaz en su narración, inquietante en su planteo, Primicia mortal encuentra en el trabajo del director de fotografía Robert Elswit (habitual colaborador de Paul Thomas Anderson) un aliado perfecto para también desde lo estético transportar al espectador a un universo que parece irreal, pero que al mismo tiempo resulta tristemente reconocible.
Reportero del crimen Jake Gyllenhall es un chacal que graba con su cámara crímenes y accidentes y los vende a los noticieros de TV. Una película puede ser una crítica despiadada, y hacer sentir incómodo al espectador no por lo que muestra, sino por la forma en que lo hace. Primicia mortal ahonda en lo inescrupuloso que es el mundo de las noticias de televisión, mostrando crímenes y accidentes sangrientos. Ese es el fondo. Al frente están quiénes lo llevan adelante, en particular un ladronzuelo que de robar tejidos de alambres, relojes y bicicletas profesionales pasa a comprar una camarita de video, un radio intercomunicador de la Policía (en los Estados Unidos todo se vende) y ponerse a registrar escenas de heridos y muertes, tiroteos y accidentes, para luego venderlas al mejor postor entre los noticieros matutinos de TV de Los Angeles. Jake Gyllenhaal es de esos actores que uno ve en la pantalla, y no sabe, no puede predecir qué reacción va a tomar, sea en un thriller o un drama. Eso habla bien de él, de su versatilidad a la hora de interpretar distintos personajes, pero también a la hora de elegir los guiones. Bueno, Gyllenhaal también produce Primicia mortal, por lo que la apuesta del actor de Secreto en la montaña, Zodíaco y El hombre duplicado se multiplica. Es que da miedito lo que pueda hacer, hasta pensar, Louis Bloom. Es valiente, corajudo, pero a la vez embaucador y se hace el ingenuo. El está allí, en el momento justo y por casualidad la primera vez que descubre el negocio que puede ser llegar antes que nadie a la escena de un crimen. Y sale a cazar noticias policiales. Por 300 dólares vende entrevistas a testigos e imágenes del herido en un tiroteo nocturno. Louis prepara la toma no sólo con la cámara. Si hace falta, levanta y mueve el cadáver, para que se vea mejor. “Nos gusta el crimen”, le dice Nina, productora de noticias, como para que no queden dudas y fijar posición. El director Dan Gilroy, guionista de El legado Bourne, que dirigió su hermano mayor, Tony, eligió a su esposa en la vida real, Rene Russo, para componer a esa mujer golpeada por el trabajo, que esconde su vulnerabilidad pero no duda a la hora de jugarse por lo más escabroso y real... si le da una décimas más de rating. Pero ¿quién es en realidad Louis? ¿Cómo y por qué llega a hacer lo que hace? El progresa, en lo suyo, eso es innegable. No será el sueño americano, pero… “Un amigo es un regalo que uno se da a sí mismo”, le dice a Nina tras amenazarla con no darle más noticias. Con un final para la polémica, la pregunta más filosa es ¿dónde está el peligro?
Con más truculencia, esta “Primicia mortal” sería más contundente Si la premisa fuera buscar los rincones más oscuros del cine negro, probablemente no habría modo de superar las espantosas desventuras de los cronistas gráficos al viejo estilo, tal como lo pudo explicar la desquiciada película de culto "La mira indiscreta" ( "The Public Eye" con Joe Pesci encarnando un fotógrafo obsesionado con mostrar hasta la última gota de sangre de cualquier escena criminal. Pero si nadie recuerda aquel film de 1992 dirigido por Howard Franklin, producido por Robert Zemeckis e inspirado en un fotógrafo inigualable al momento de registrar las imágenes mas truculentas aportadas por la crónica policial, la culpa tal vez sea del genuino espíritu del guión, y lo temible de cada toma registrada por la cámara del protagonista. En cambio, en "Primicia mortal" ("Nightcrawler") la aproximación contemporánea al mismo asunto está a cargo de Jake Gyllenhaal, todo un galán por mérito propio, pero sobre todo si se lo compara con Joe Pesci. Lo bueno de "Nightcrawler" es, sobre todo, el interés por un tema tan oscuro que apenas aparece lateralmente en los grandes clásicos del film noir. Lo malo es que para llegar a ese punto el director y guionista Dan Gilroy encara el asunto casi más desde el cine de autor que desde el género policial, lo que implica una importante pérdida de tiempo entre las escenas contundentes que vinculan de frente march al personaje protagónico y su implacable editora, una formidable Rene Russo- y otras que simulan que esto no es un policial sino una cosa más seria digna del cine indie o algo así. Falta la truculencia ultragráfica que le daría verdadero sentido al desquicio de los protagonistas. Es decir, garra, gore, y verosimilitud, elementos que de todos modos no están ausentes del todo.
Crítica emitida por radio.
Puro vértigo y ciertos toques de lisérgica fílmica hacen de esta cinta una más que interesante opción para los amantes de thriller. La primera película como director del guionista Dan Gilroy recuerda las épocas más oscuras de Scorsese o Brian de Palma, un filme en el que JAKE GYLLENHAAL termina de confirmar su enorme talento y versatilidad. Es a la vez, una película que funciona como una crítica feroz a los medios de comunicación y su papel en la sociedad. De espíritu independiente, es esta una cinta destinada a convertirse en un clásico moderno, un objeto de culto.
Si hay una película interesante para ver este fin de semana es "Primicia Mortal", con la IMPECABLE actuación de Jake Gyllenhaal, que compone un personaje oscuro, siniestro y sediento de miserias, que justamente, gracias a sus grabaciones, compradas por un noticiero, van convirtiéndolo en una persona extremadamente exigente minuto a minuto. El trayecto de la película genera algo extraño, que quiero que vivas en carne propia... el morbo de las imágenes y lo que sucede va a ir sumergiéndose en tu piel sin dejarte casi pestañar. Gran trabajo el de su director, Dan Gilroy, quien debuta en pantalla grande con esta peli que, como dije antes, es para ver sí o sí.
Interesante película donde un ladrón de poca monta un día descubre que puede ser camarógrafo free lance para la noche de Los Ángeles, y se transforma en un perseguidor de accidentes y tiroteos sin límites morales. El violento retrato de la prensa amarillista. Impresiona. Muy bien Jack Gyllenhaal y Rene Russo como la editora que se relame con la sangre.
Jake Gyllenhaal se luce en esta ácida mirada sobre los medio de comunicación a cargo del guionista y director Dan Gilroy. Louis Bloom es un joven bastante pasional en busca de trabajo. Una noche, en medio de un accidente en una autopista, descubre el extraño mundo del periodismo independiente, profesión en la que por las noches un grupo de camarógrafos sale en búsqueda de noticias morbosas que luego venderán por buen dinero a los canales de TV. De esta forma Louis Bloom encontrará su pasión en la vida, pero esta es una pasión que terminará llevando demasiado lejos. Crónica, firme junto al pueblo Disculpe, ¿Señor? Estoy buscando trabajo. De hecho me puse como meta encontrar un trabajo en el que pueda aprender y progresar. ¿Quien soy? Soy alguien que trabaja duro. Me pongo metas altas y dicen que soy persistente. No me engaño a mi mismo, señor. Habiéndome criado en colegios que proponen un movimiento de alta autoestima tan popular, solía esperar que mis necesidades sean consideradas. Pero se que de acuerdo la cultura del trabajo de hoy, ya no interesa la lealtad que sí se podía prometer a las anteriores generaciones. Lo que yo creo, señor, es que cosas buenas suceden a aquellos que trabajan duro. Y que a buenas personas como usted, que están en la cumbre de la montaña, no llegaron allí de casualidad. Mi lemas es: Si quieres ganar la lotería, primero tienes que ganarte el dinero para comprar el boleto. Con ese breve monólogo nos interiorizamos en la vida de Louis Bloom, magistralmente interpretado por Jake Gyllenhaal, un ser despreciable que será nuestra puerta de entrada al mundo de las noticias, y con ellas al mundo de la televisión, su manipulación de la información y su falta de moral. Louis, o Lou para los amigos, es la persona encargada de filmar y distribuir los sucesos que venden. Las noticias que derrochan sangre y que apelan al morbo del público. Lou es, al mismo tiempo, un hombre de negocios. Pero en un comienzo, cuando conocemos a Louis Bloom, no es más que un ladrón de poca monta. El intenta darle un vuelco a su vida y buscar un trabajo honesto, algo que no le resulta para nada fácil. Pero casi de casualidad da con la profesión indicada, en medio de un accidente automovilístico conoce a unos cazadores de noticias independientes que se ganan la vida recorriendo las noches de Los Ángeles buscando sucesos sangrientos para luego venderlos a los canales de televisión. Este es un trabajo que le viene como anillo al dedo a Louis, ya que suele moverse por los recovecos más oscuros de la ciudad sin ningún tipo de problema, y su falta de moral será también algo que lo ayudará a progresar rápidamente en esta profesión. Con la ayuda de un “pasante” (excusa que usa para contratar y no pagar un sueldo) comenzará a dar los primeros pasos en este negocio que, por ese hambre de conseguir la noticia perfecta, lo terminará enfrentando con la ley. Primicia Mortal, o Nightcrawler tal es su altamente superior título original, es un thriller que funciona también como comedia negra. Gilroy nos presenta una ciudad de Los Ángeles tan misteriosa como peligrosa, una ciudad en donde las noticias pueden suceder en cada esquina y en cierta medida así sucede. La mirada del director para con los medios de comunicación es sumamente crítica, y si bien está aquel personaje que vendría a representar la buena moral, nadie en el canal le presta atención. Para Gilroy, quienes trabajan en TV son seres tan despreciables como Louis Bloom, personas que con tal de liderar la franja horaria del rating son capaces de incluir en las noticias matutinas las imágenes más gráficas que puedan imaginar. A lo largo de la película se irán dando situaciones con la que podemos trazar un paralelismo bastante perturbador con la realidad de nuestro país, o cualquier país del mundo para el caso. Situaciones que nos van a incomodar y sacar una risa nerviosa. Nightcrawler, el título original, hace referencia a aquellos insectos que salen a la superficie por las noches para alimentarse, y la caracterización de Gyllenhaal es un fiel reflejo de eso. Solo que su personaje Louis Bloom es el que nos alimenta a todos nosotros. Nos da de comer esa noticias que tanto nos gusta criticar, pero al mismo tiempo consumimos. Con una increíble transformación física de por medio, el actor de El Hombre Duplicado es el dueño de la película de punta a punta, entregando una interpretación tan perfecta como perturbadora. En los papeles de reparto se lucen también los veteranos Bill Paxton y Rene Russo. Pero el gran descubrimiento (por decirlo de alguna manera, ya que se había lucido en The Road to Guantanamo) es Riz Ahmed, el “pasante” de Louis, quien vendría a ser algo así como nuestros ojos en este oscuro cuento sobre el mundo de las noticias. Conclusión Primicia Mortal es, en mi opinión, una película perfecta por donde se la mire. Es la Network del Siglo XXI. Una mirada ácida y crítica a los medios de comunicación y a nosotros mismos, ya que en definitiva la oferta crece tanto como se demanda. Jake Gyllenhaal entrega su mejor interpretación hasta el momento, en este más que promisorio debut tras las cámaras del guionista Dan Gilroy. Inquietante, oscura y maliciosamente divertida, una de las mejores películas del año.
Las apariencias engañan: Primicia Mortal (Nightcrawler, en su idioma original, que sería algo así como un "trepador nocturno" y tiene más sentido que su traducción hispana) no es tanto una denuncia sobre la voracidad y falta de ética de los medios, como lo es más bien el retrato de un sociópata, que utiliza su misantropía para crecer a pasos agigantados en una industra que no parece apta para seres humanos decentes. Dan Gilroy, guionista de parte de la saga de Jason Bourne, es consciente de que no puede esencialmente volver a contar Network (1976, Sidney Lumet) y por eso concentra su mirada en un personaje oscuro, repulsivo, con el cual es súmamente difícil de empatizar. El milagro de que ello no genere un desinterés en el espectador se debe a la enorme actuación del cada vez más sólido Jake Gyllenhaal. Su personaje, Lou Bloom, es un inescrupuloso ladrón de poca monta que se gana la vida embaucando a otros, estafando y robando pertenencias para luego venderlas al mejor postor. Un arrastrado que, sin embargo, sabemos que apunta más alto. Desde la primer escena Gilroy introduce al personaje con una situación clave: tras venderle mercancía robada al dirigente de una obra en construcción, Lou le pide trabajo a quien acaba de negociarle un buen precio. La respuesta es contundente: "¿por qué habría de contratar a un ladrón?". La desazón del protagonista no durará demasiado: pronto, gracias al azar, descubrirá que existe una industria en eterna ebullición que no sólo contrata sino que directamente se nutre de todo tipo de criminales. Con una improvisada cámara en mano y mucha osadía para registrar las más aberrantes escenas de crimen, el ladrón de medio pelo se convierte en un desaforado camarógrafo cazarecompensas, y su primer premio no tarda demasiado en llegar cuando conocer a una ejecutiva sedienta de sangre, sinónimo de rating. Está claro que Lou apenas está comenzando y con su habilidad para moverse con soltura en los negocios turbios como ventaja, no tardará demasiado en crecer hasta límites insospechados. Nightcrawler es una película poderosa comandada por un enorme Gyllenhaal que, si bien no cuenta nada nuevo (sí, los medios son malvados) lo hace desde el ángulo de un misántropo que parece haber encontrado su lugar en el mundo. Allí radica su inteligencia, en un producto con amplio desarrollo de personajes. Algo a lo cual Hollywood no nos tiene últimamente muy acostumbrados.
Detrás de las noticias… y del morbo Dan Gilroy lanza su ópera prima desde la faceta de director (como guionista se lo había conocido por proyecciones como The Bourne Legacy, por ejemplo), construyendo una propuesta impecable. Primicia mortal (Nighcrawler) ya asomaba de forma atractiva y prometedora desde lo que exhibía su poderoso y enérgico tráiler. Se trata de un film con muchos aciertos. Uno de los tinos principales radica en la elección del versátil Jake Gyllenhaal como protagonista, quien se muestra ojeroso, exaltado y cada vez más desquiciado con el correr de los minutos. El actor de Enemy, Prisoners, Source Code y otras tantas cintas, vuelve a lucirse llevando a cabo una interpretación descomunal con la que la obra obtiene unos puntos extra, cobrando mayor prestigio y calidad. La historia nos enseña el andar de Lou Bloom (Jake Gyllenhaal), un joven que intenta ganarse la vida sin demasiado éxito al no encontrar trabajo. Una noche se encuentra de cara a un accidente y al presenciarlo, descubre el trabajo de quienes se encargan de filmar lo acontecido para ofrecerlo a los medios de comunicación. Es entonces cuando decide promoverse como “freelance” en el mundo del periodismo criminalista. Su perseverancia por el perfeccionamiento lo lleva cada vez con más fuerza hacia límites insospechados, tornándose un sujeto tan peligroso como las propias calles de Los Ángeles. ¿Hasta dónde es capaz de llegar una persona con total de ganarse un puñado de dólares? La pregunta se responde con los hechos y movimientos que emprende Lou, sólo entendibles si lo analizamos desde su perverso comportamiento, ese que lo ubica dentro de lo que se denomina sociopatía. Los sociópatas son manipuladores, mentirosos por excelencia e impulsivos. Dan la apariencia de ser amables y cumplidos, pero su grado de crueldad y misantropía se encuentra siempre presente, a punto de salir y exponerse en cualquier momento. Gyllenhaal da que hablar y su personaje mete miedo. La primera escena que lo vincula deja apenas un vestigio de lo que puede comenzar a dar. Ese muchacho con cara de bonachón no tiene frenos; tampoco reconoce lo malicioso como propio ni se siente culpable de sus acciones. Otra imperdible y memorable actuación que consolida a quien encarnó a Donnie Darko aún más en su carrera. Primicia mortal se vale de la astucia de Dan Gilroy para abordar los acontecimientos desde la sátira, evidenciando una fuerte crítica hacia el papel de los medios e ilustrándonos como éstos no tienen escrúpulo alguno a la hora de llamar la atención y convocar a la audiencia. Las noticias con primeros planos sobre cuerpos ensangrentados y hechos de violencia se insertan en la pantalla televisiva, con todo el morbo que ello genera. Lou y otros tantos reporteros y/o camarógrafos están siempre merodeando las zonas en donde el crimen toma forma, entrometiéndose en los acordonamientos policiales e introduciendo el ojo de su cámara donde el asunto se advierta más truculento, para luego vender el material como pan caliente a las agencias. La película cuenta además con una excelsa labor de fotografía que hace que las escenas se perciban en todo momento retorcidas, fiel al estilo malsano y feroz que sugiere la historia. Bañada de algunos pasajes de comedia negra y con firmes acompañamientos de Rene Russo, Bill Paxton y Riz Ahmed, el film redondea una performance más que favorable, a pesar de que quizás al metraje le sobren algunos minutos. Un ejercicio que no está tan alejado de la realidad, en donde los sucesos de mayor poder de perturbación son los que los noticiosos desean para generar un golpe de impacto y acaparar el enfermizo interés de los televidentes. LO MEJOR: la bestial y descollante actuación de Jake Gyllenhaal. La sátira sobre el papel de los medios. De muy buena factura técnica. LO PEOR: da la sensación de que cuesta darle un cierre. PUNTAJE: 9
Un psicópata perfectamente integrado Primicia mortal, de Dan Gilroy, funciona como un retrato realista del periodismo televisivo en Estados Unidos, con el foco puesto en la acción. Hay algo extremo, insidioso y definitivamente incómodo en Primicia mortal, la primera película de Dan Gilroy (no confundir, con Tony, su hermano mayor). No resulta fácil clasificarla. ¿Es un retrato realista del periodismo televisivo en Estados Unidos? ¿Es una tremenda exageración? ¿Describe la crueldad del sistema o la crueldad de los hombres que producen y consumen noticias dentro de ese sistema? Se trata de un debut tardío e impecable, la obra de un director maduro (55 años) que no se permite demasiadas concesiones estéticas ni ideológicas, sólo las imprescindibles para contar una historia fuerte que en vez de denunciar y horrorizarse se limita a mostrar de forma dramática el modo en que se producen noticias televisivas de alto impacto en la ciudad de Los Ángeles. Gilroy llega al fondo de la cuestión, a la llaga misma, y hunde el dedo ahí. Si no provoca las reacciones negativas que en su momento provocó Muerte en directo (una hermana de sangre que se enfocaba en el mundo de los realities y que fue censurada en los Estados Unidos) es porque ese tipo de llaga ya no duele. El ojo de cada espectador es una enciclopedia de insensibilidad. Ya vio todo lo que podía ver. Ejecuciones. Torturas. Suicidios. Descuartizamientos. Pero el ojo siempre pide más, más, más. Y más es precisamente lo que ofrece Lou Bloom (Jake Gyllenhall), un buscavidas nocturno que recorre las calles de Los Ángeles en busca de cualquier actividad legal o ilegal que le permita ganarse unos dólares. Bloom es uno de los mejores psicópatas de la historia del cine, un psicópata integrado, no como el Patrick Bateman de Psicópata americano, que era un yuppie con trastornos de personalidad, sino una especie de autista calculador, que se ha formado a sí mismo a base de filosofía de autosuperación y cursos en Internet. Por casualidad, un buen día descubre que la mejor manera de hacer plata es dedicarse a grabar imágenes sensacionalistas en video (accidentes viales, asesinatos, incendios) y vendérselas a los canales de noticias. Pronto encuentra su alma gemela femenina en una veterana productora (Rene Russo), que tiene tan pocos escrúpulos como él, Con ella entabla una relación de mutua necesidad que por momentos se vuelve más extorsiva que económica o erótica. Las buenas series de TV de las últimas dos décadas ya han demostrado que no es necesario que un personaje sea virtuoso para que uno se identifique con él. Bloom es la prueba definitiva de esa demostración. Un tipo que resulta tan repulsivo cuando es ingenuo como cuando es canalla. Si bien la acción, tanto física como dramática, es el punto de máximo interés de Primicia mortal, la fotografía –a cargo de otro Gilroy, John, el mellizo de Dan– muestra la noche de Los Ángeles como una especie de actividad onírica y digestiva a la vez de la que sólo quedaran imágenes morbosas a la madrugada.
Un sórdido clima de policial negro La primera película que dirige el cotizado guionista Dan Gilroy (El legado Bourne) se centra en el mundo del registro de imágenes de crímenes en la noche de Los Angeles. Muy bien el protagonista Jake Gyllenhaal. Lou Bloom (Jake Gyllenhall) necesita un trabajo. Se sumerge en el mundo de la noche de Los Angeles y descubre que el registro de imágenes de crímenes puede ser un empleo bien remunerado por la televisión. Se despierta en él algo más oscuro que el deseo de buscar una primicia, y el personaje no tiene el perfil de un periodista, sino el de un frío y distante psicópata. Hasta dónde estará dispuesto a llegar el protagonista de la historia es la gran pregunta que surge desde los primeros minutos del film. No hay que avanzar sobre ese punto, pero sin duda hay un dilema moral que el film intenta explorar. Jake Gyllenhaal (Donnie Darko, Secreto en la montaña, Zodíaco) encuentra la ambigüedad justa para tener carisma y al mismo tiempo generar desconfianza, la misma ambigüedad moral que todo el film destila. Este es el primer film dirigido por Dan Gilroy, y muestra que el experimentado guionista (El legado Bourne, Gigantes de acero) tiene mucho para decir y mostrar. La película se sumerge en varias cuestiones que no hablan exclusivamente sobre la moral del protagonista, sino también la moral de la sociedad que consume esas primicias morbosas y obviamente también la moral de los medios que lucran con poner al aire esas situaciones violentas. Hay en la historia del cine muchas películas que tratan este tema, pero lo que diferencia a Primicia mortal es el tono pesadillesco de todo el relato. La frialdad perturbadora del protagonista es solo una pieza más de una película que trabaja esa misma distancia gélida, como esa cámara que registra objetivamente, sin juzgar, lo que tiene delante. Las decisiones éticas no son de la cámara que toma las imágenes, sino de aquel que aprieta el botón para grabar, el que decide compartir las imágenes y el que las exhibe luego en televisión. Por eso la frialdad en el registro, pero no en estas decisiones. Primicia mortal es un film particularmente inspirado que sólo se distrae un poco al final, cuando no aguanta más su ambigüedad y subraya algunas cosas que ya estaban expuestas con anterioridad. No es una película tranquilizadora, pero sí es una película para reflexionar sin trampas sobre el valor y la responsabilidad de las imágenes. El clima de policial negro, sórdido pero sin excederse, le da a esa reflexión un marco de belleza y estilo cinematográficos que la llevan más allá de la simple –pero doblemente efectiva– denuncia.
Perversa luna de Los Ángeles Lou Bloom sabe dónde enfocar, tiene el ojo y el olfato para la noticia de alto impacto. Lo raro es que es un bicho de televisión, que pasa las noches frente a la caja boba hasta que un día le saca jugo al atontamiento. Pero nada es gratis. En una nueva muestra de su ductilidad para personificar individuos al filo de la anormalidad, Jake Gyllenhaal es Lou, un muchacho que merodea como un chacal los suburbios de Los Ángeles colgado a un radio policial, aguardando la noticia morbo, el choque o el crimen, algo fatal, para colocarse en la primera línea de fuego y conseguir la imagen que mayor grado de repelencia cause en la pantalla. Nina (Rene Russo) es igualmente inescrupulosa, pero la ampara el rating televisivo desde su comando en el noticiero nocturno más visto en la “ciudad de cuarzo”. La violencia en el cine puede ser abrasiva, pero Primicia mortal es un veneno de serpiente que repta con las patrullas nocturnas de Bloom, como un Travis Bickle modelo siglo XXI, los mórbidos flashes y las retorcidas negociaciones con Nina. Las actuaciones de Gyllenhaal y Russo, de alto voltaje y combustible interacción, son la fórmula justa para volver a este thriller contemporáneo casi indispensable.
La cámara del Diablo Primicia mortal (Nightcrawler, 2014) dirigida por Dan Gilroy, guionista que hace su debut con esta pelicula, es un thriller que se adentra en el mundo del periodismo nocturno en la ciudad de los Ángeles. Un grupo de camarógrafos que salen a captar las imágenes más crudas de los accidentes y crímenes que luego tendrán que ponerlas en venta a los noticieros. Revela de un modo brutal todo el negocio oscuro que se cierne sobre ese trabajo vertiginoso ante la necesidad de ser el primero en grabar lo sucedido. La ciudad se vuelve el infierno con todo un submundo que se empeora al anochecer y al mismo tiempo, es la lucha por la supervivencia. Lo que implica tener un trabajo y el riesgo que significa no perderlo. Lou Blomm (Jake Gyllenhaal), un joven que vive en un pequeño apartamento, sumido en una rutina: regar plantas y mirar televisión. Sin pasado aparente ni familia ni nada, se va develando que no tiene trabajo y por el contrario es un excelente ladrón y “vendedor”. Sin convertir de ello una profesión, lo único que quiere es un empleo estable. Deambulando se encuentra con la escena de unos camarógrafos que toman imágenes de un accidente de tránsito. Interesado querrá hacer lo mismo. Consigue una cámara y una radio de policía para ir al encuentro de los accidentes y tiroteos en la noche. Sin embargo, verá que no basta con eso y cada vez tendrá que arriesgarse más hasta conseguir la imagen más exclusiva, incluso si tiene que “construir” la escena. Una película que cumple en parte, la figura aristotélica, pues trabaja sobre el ascenso y el apogeo, pero evita la caída. Aunque no los problemas ni riesgos. Cada vez Lou tendrá que volverse más sagaz y rápido quedando al borde del derrumbe pero pareciera que tiene siempre una salida, y no vislumbra caerse. Es sumamente atrapante dicha estructura incompleta pero también como cada nuevo evento hacen de Lou un personaje más misterioso y complejo. En lugar de ser el aprendiz que siempre necesita de un conocimiento previo para alcanzar un nuevo reto, él siempre sabe qué hacer, y aún más sabe lo que quiere obtener, y así termina descubriéndose un calculador que solo ve las conexiones de la humanidad para lograr una posición y un trabajo que le de enormes ganancias. Con una escena central llena de acción y suspense, y que a la vez marca el clímax y desenlace del film, Primicia mortal termina siendo cautivadora. Una propuesta que poco a poco se dibuja y no pierde para nada su estilo, ni ritmo y todo lo que aparece es pertinente. El mundo urbano decadente con un personaje solitario que parece absorber de él sus intereses personales. La película no cae sobre la mera critica a los noticieros y su deleitado placer por lo sangriento y crudo, o la aglutinada discusión sobre la manipulación, sino el cómo una persona que ingresa a ese universo se vuelve parte de él, y aún más si es un ser oscuro, como el solitario Lou, hará lo que sea por conseguir las mejores imágenes, y sacar provecho de todo.
Dan Gilroy tiene buen ojo y mano para la acción. El guionista, responsable de “Gigantes de Acero” (Real Steel, 2011) y “El Legado Bourne” (The Bourne Legacy, 2012), ahora debuta tras las cámaras con este oscuro y dramático thriller que mezcla lo policial con la sátira, y alguna que otra crítica a la sociedad yanqui (o porque no, a todas las sociedades). “Primicia Mortal” (Nightcrawler, 2014) guarda cierto parentesco con “Drive: Acción a Máxima Velocidad” (Drive, 2011) de Nicolas Winding Refn y esa forma austera de mostrar los recovecos y la inmundicia de la ciudad de Los Ángeles. Los “nightcrawlers” son como las alimañas que salen a la luz durante las noches, después de un crimen o accidente fatal, a pulular por las calles con cámara en mano en busca de una noticia exclusiva para la sección policial, cuanto más sangrienta, mejor. Estos “reporteros” se dispersan por la metrópoli cazando imágenes para luego venderlas al mejor postor. En este extraño submundo del periodismo policial, que exalta primicias y morbo en los noticieros matutinos, se ve envuelto por accidente Louis Bloom (Jake Gyllenhaal), un joven ladrón de medio pelo, pero con una gran labia y muchas aspiraciones. El pibe se enamora a primera vista de esta forma de vida y empieza a vislumbrar una prometedora carrera para su futuro. Consigue una camarita y un scanner policial, y sale a estorbar en la primera escena criminal que se le cruza. Lou es un autodidacta que aprende a fuerza de ensayo y error, de robarle la primicia a otros profesionales y utilizar alguna que otra “técnica intimidatoria” contra sus empleadores que, al fin y al cabo, venderían a su propia madre por tener la exclusiva y ganarles de mano a otras cadenas televisivas. Ahí entra en juego Nina Romina (Rene Russo), directora y encargada de seleccionar las imágenes que aparecerán en pantalla, muchas veces, sin importarle el peso moral de las mismas o cuanto podrían afectar al televidente. La señora no tiene mejor idea que animar al joven a mejorar y seguir con su tarea, sin percatarse de que podría estar creando un “monstruo” mediático que puede terminar poniendo en riesgo su laburo. Gyllenhaal luce tan astuto como escalofriante, un creepy sin moral, capaz de cualquier cosa por lograr una imagen impactante. A simple vista un muchachito enclenque que no podría lastimar a nadie, pero bajo la fachada de su palidez y su cuerpo desgarbado se esconde un sociópata amante de la “sangre”, aunque visto desde un enfoque totalmente estético, si así lo prefieren. Jake está genial, “asusta” desde el minuto cero y sabemos que no augura nada bueno desde el primer momento que abre la boca y escupe su “filosofía” de trabajo. Acá las apariencias no engañan, el tipo parece raro y termina demostrando que lo es, mucho más de lo que podríamos pensar a simple vista. Lo gracioso es que Lou intenta ser encantador y servicial todo el tiempo y, aunque le funciona ante sus semejantes, no hace más que incomodar al espectador durante dos horas de película. La fascinación por la violencia, las grandes aspiraciones de fama y fortuna, los límites morales y éticos del periodismo (y de nosotros mismos, obvio) se mezclan en esta gran opera prima, visualmente impactante, donde la tensión marca el ritmo y corremos un gran riesgo de identificarnos con alguno de los personajes. En “Primicia Mortal” la sangre y el morbo marcan la importancia de la noticia, en una sociedad donde la clase media se despierta ávida por saber cuantos fiambres dejó un accidente automovilístico o indignarse porque una familia adinerada fue masacrada por individuos de bajos recursos y no a la inversa, antes de saber que les depara el pronóstico del tiempo.
Se sabe: el periodismo policial vende, la sangre en primer plano es el tema central de los noticieros tanto en los Estados Unidos como acá. Ese mundo, obviamente, lleva consigo una serie de personajes que se acercan buscando dinero con la misma obsesión con la que huelen la sangre. Y de eso trata PRIMICIA MORTAL, de un “vividor” que se da cuenta que hay mucho dinero por hacer no solo si uno filma accidentes, asesinatos y crímenes sino si es capaz de llegar más lejos que los demás: metiendo la cámara donde no se debería, modificando los hechos para que “encuadren” mejor y luego, bueno, se imaginarán… Ya casi sin límites morales por cruzar se puede hacer cualquier cosa por el rating. En esta opera prima como director del guionista Dan Gilroy (EL LEGADO BOURNE), Jake Gyllenhaal encarna a un literal buscavidas sin trabajo y con mucho tiempo para leer manuales acerca de cómo funciona, supuestamente, el mundo de los negocios. Con un vocabulario empresarial que no coincide para nada con su aspecto un poco sacado, el hombre descubre el mundo de las ventas a los noticieros de escenas sangrientas, cosa que se consigue manejando velozmente por las calles de Los Angeles, con un scanner policial y un buen GPS. Lou empieza a crecer en su negocio vendiéndole sus “primicias” a un canal de bajo rating y luego va tomando control de la situación, demandando más y más y, a la vez, ofreciendo material que solo puede conseguirse, digamos, quebrando la ley. Hasta contrata un empleado, digamos, al que ofrece “un mundo de oportunidades empresariales”… nightcrawlerEl filme de Gilroy es, a la vez, una suerte de denuncia sobre el mundo de la televisión y del periodismo basura, mezclado con una mirada crítica al universo de los libros de “auto-ayuda” comerciales que te enseñan a cómo hacerte valer en el mundo de los negocios. Ese combo es fatal en Lou, transformándolo en una suerte de gurú del mejoramiento personal a costa de, bueno, a costa de lo que sea… La exploración de la personalidad del protagonista –que Gyllenhaal interpreta muy bien aunque de un modo excesivamente creepy para ser del todo creíble– es otro de los elementos interesantes de la película, acaso el más potente en primera instancia. Hay algo que a mí particularmente me interesó más del filme y tiene que ver con la pintura de una Los Angeles que no se ve habitualmente en el cine: esos barrios bajos, esas avenidas desiertas por las noches, esas calles llenas de homeless y personajes curiosos. PRIMICIA MORTAL, a diferencia de muchos otros filmes que muestran a Los Angeles como una ciudad de interiores (de casas, empresas, autos, restaurantes) sucede en una ciudad medio fantasmal y peligrosa, tierra que vampiros como Lou surcan por la noche sin que nos demos demasiada cuenta, perdidos en las autopistas. gyllenhaal-nightcrawlerEs cierto que Gilroy no tiene, digamos, una mano del todo firme en todos los aspectos de la puesta en escena del filme, que tiene algunos problemas narrativos y que, por momentos, parece que la controla el actor y también productor, que monopoliza todas las escenas de una manera tal que parecen armadas para su lucimiento personal. Hay algo extrañamente raro en la manera de filmar del director, que le da a la película un tono entre independiente (o no del todo “profesional” para los estándares del Hollywood actual) y antiguo, casi como si homenajeara a cierto cine un poco más sucio –narrativamente hablando– de los años ’70. En ese sentido, se trata de una apuesta comercial riesgosa ya que está a mitad de camino entre el drama de denuncia y el thriller, aunque en el fondo uno termine sintiendo estar presenciando una película de terror. Urbano, cotidiano y rural: como ese terror un tanto prefabricado y escandaloso que llena todo el tiempo las pantallas de la televisión.
La ascensión de un sociópata Lou Bloom (Jake Gyllenhaal) es un ladrón de poca monta, que roba chatarras por la noche en las calles de Los Angeles. Al mismo tiempo, está desesperado por encontrar un trabajo, hasta que un día se topa con un equipo de camarógrafos free lance en la escena de un accidente vial. Será toda una revelación. Lou se convertirá en un cazador de imágenes, de esas imágenes sangrientas de accidentes, asaltos violentos u homicidios, que después se venden a los canales de televisión locales para alimentar sus noticieros matutinos. Armado al comienzo de una cámara básica y de un scanner conectado en la frecuencia de radio de los patrulleros de policía, subirá poco a poco todos los escalones, aniquilando (literalmente) a sus competidores, para llegar al éxito más completo. Primicia mortal cuenta la eclosión (Bloom en inglés significa floración) y la ascensión de un nightcrawler -el título original de la película-, literalmente una lombriz de tierra, ese carroñero que se nutre de los cadáveres y de la muerte. En su primera película, Dan Gilroy (guionista en particular de El legado Bourne) diseca la elaboración de esos noticieros matutinos que buscan impactar a todo costo, tal como se pueden ver acá en los canales como C5N, Canal 13 y obviamente Crónica TV, reduciendo el ruido del mundo a las muertes violentas que ocurrieron durante la noche anterior en el barrio de al lado. Muestra la lógica nauseabunda que se esconde detrás y los mecanismos perversos que los rigen. En ese sentido, la secuencia donde se ve a Nina (Rene Russo), directora de la información del noticiero matutino que compra las imágenes a Lou, construyendo su programa, desde la edición de las imágenes hasta las indicaciones que pasa a sus presentadores en vivo, es emblemática. En realidad, Primicia mortal es mucho más que una simple disección del periodismo televiso sensacionalista: es la exhibición fría de cómo las entrañas del capitalismo funcionan. Para ascender, Lou aplica al pie de la letra las lecciones del management y del marketing que encontró en Internet y ejecuta su business plan metódicamente para maximizar sus beneficios a largo plazo. Con más estudios, hubiera podido ser un banquero o un economista, de esos que realizan un análisis costo-beneficio para decidir cada una de sus acciones (¿la gran mayoría?), incluso en sus relaciones afectivas. Así, Lou empieza buscando la primicia, primero atreviéndose a ir adonde sus competidores no quieren o no pueden ir (robándoles así el primer plano), y hacer lo que no quieren o no pueden hacer (rearmando las escenas para producir mayor impacto), hasta que pasa al nivel superior, llegando antes que todos -policías, bomberos y enfermeros-, para finalmente llegar al último nivel: crear la primicia. Lou es el más competitivo, porque no siente empatía hacia las víctimas que filma y, como diría un economista, no soporta ese costo que podrían tener otros. Primicia mortal termina mostrando que la pendiente natural del capitalismo es el salvajismo más absoluto, que los que llegan son sociópatas, pero de los que matan por procuración, suficientemente astutos para siempre quedarse al borde de la ley. La performance de Gyllenhaal es tan impresionante que la figura del periodista (Kevin Rahm), que encarna la deontología de su profesión y que, en ese aspecto, representa la posición del director, resulta demasiado débil, hasta medio ridícula, para poder contrarrestarlo. Quizás el único bemol es que Dan Gilroy no logra del todo filmar la noche de Los Angeles como lo hubiera hecho un Michael Mann. Dejando eso a un lado, Primicia mortal vale por su inmersión perturbadora en el mundo de la tele basura y del capitalismo degenerado que simboliza.
Mientras que Matthew McConaughey sigue dando que hablar gracias a su notable transformación en pantalla como un respetado y galardonado actor, otro que sigue sus pasos es Jake Gyllenhaal. Es cierto que este siempre tuvo un perfil diferente y que no tenía una filmografía en el ámbito de la comedia romántica, no obstante en los últimos años su carrera gozó de un resurgimiento comparable al del primero, con una elección concienzuda de cada proyecto que encara. Prince of Persia: The Sands of Time, un film que no fue bien recibido por la crítica y por el público norteamericano –en la cabeza de Disney iba a ser la nueva Pirates of the Caribbean-, fue el equivalente a tocar fondo para un actor que sabía estaba para más y decidió dar un paso al costado de los papeles que lo tipificaron como el héroe joven bueno para perseguir roles más demandantes. Y Nightcrawler se percibe como esa decisión llevada al límite. Pocas veces se ha visto a Los Ángeles tan desolada y vacía como la muestra Dan Gilroy en su ópera prima. El guionista de Real Steel o The Bourne Legacy, que le sigue los pasos a su hermano Tony -que también pasó de escribir guiones a filmar-, ofrece un auspicioso primer film en la forma de un thriller que utiliza con sapiencia sus limitados recursos, proponiendo un apasionante vistazo a la vida nocturna de la ciudad y al mundo del freelancismo criminal. Quizás exagerado a la hora de dar cuenta de cómo funciona dicho ambiente, se permite hacer una crítica al periodismo sensacionalista que llega a buen puerto. Más allá de esto, el fuerte de la película corre por cuenta de Gyllenhaal y de su Lou Bloom, un curioso protagonista para lo que estila el Hollywood actual. Desde el primer momento se lo presenta como un ladrón de poca monta, un oportunista capaz de hacer cualquier cosa para poder sacar un dólar. No es un individuo corriente, dado que se nota cierto desapego emocional y ausencia de moral –que se hacen más evidentes conforme avance en su metraje-, que encuentra la horma de su zapato desde el comienzo en una línea de trabajo que requiere sangre fría y un ojo avezado para captar las peores tragedias posibles. Bloom es un sociópata al que no se le ve una interacción común con otro individuo. Parece no dormir ni cumplir las funciones básicas de cualquier ser humano y toda relación con otro se da a través de un filtro de engaño. Gyllenhaal adelgazó unos 10 kilos para convertirse en este sujeto y lo interpreta en forma notable. Con algo de lo que su detective Loki tenía en Prisoners, es un hombre desgarbado, encorvado, con ropa algún talle por encima de lo que necesita. Tratándose de un tipo sin ética que comete varios delitos, con un claro trastorno en su personalidad, causa una irremediable empatía con el espectador, a quien no le queda otra posibilidad más que esperar que triunfe. Lou Bloom es un buscavidas producto de la sociedad y el actor le aporta tanto carisma que no asusta ni preocupa, más allá de que se haga cada vez más evidente que es una persona inescrutable que demuestra no tener escrúpulos. Si bien Riz Ahmed y Bill Pullman aportan mucho con sus papeles, es Rene Russo quien realmente se destaca junto al protagonista. La actriz, que fuera de sus participaciones en las películas de Thor no ha hecho mucho en casi una década, tiene un rol a la medida en este film escrito y dirigido por su marido, quien parecería haber hecho el papel pensando en ella. Es una veterana productora de un noticiero flojo de rating que establece una relación simbiótica con Lou, vínculo que ayuda a cerrar la atención sobre la ética periodística y los extremos del sensacionalismo. Bloom progresa en una dirección esperada, mientras que Nightcrawler avanza hacia un desenlace imprevisto. El desarrollo del protagonista es coherente y natural, solo tiene una dirección y esa es hacia adelante, por más que la película se torne más increíble o inverosímil. Aún así, Gilroy entrega un notable debut como director y da cuenta de que es un hombre al que hay que seguirle el rastro. Con una gran dirección de fotografía, un brillante personaje central y un ritmo vertiginoso, el film bien merecería tener una oportunidad en la carrera por los premios más importantes de la industria. Y Gyllenhaal necesita empezar a recibir el reconocimiento como el gran actor que es.
Crítica emitida por radio.
RETRATOS DE UNA OBSESIÓN Incluso en su costado más revulsivo, más (auto) crítico y más molesto, Hollywood es totalmente inofensivo. Salvo contadas excepciones, los cuestionamientos que hace la industria al macro sistema que integra son siempre tibias, intrascendentes y, lo peor, extremadamente obvias. Disfrazadas de cuasi revoluciones que maldicen el establishment reinante ya sea a nivel social (Los Juegos del Hambre, Maze Runner), político (Fahrenheit 9/11) o mediático (la presente Primicia Mortal), estas películas exigen por consecuencia otro tipo de paradigma. Y allí es donde siguen siendo parte del problema. De manera rápida, Primicia Mortal posa como una película crítica. En este caso la del periodismo amarillista, lo cual en principio sería un riesgo que el director Dan Gilroy, guionista de El Legado Bourne, se “molestó” en tomar. Y en las comillas se justifica la referencia escrita más arriba donde se establecía que el Hollywood en su faceta más contestataria, no es más revulsivo que Al Gore despotricando contra el cambio climático. ¿Por qué? Este subgénero del periodismo es algo subestimado y vilipendiado incluso por aquellos que lo practican, entonces atacarlo y criticarlo no es un desafío cuando no hay nadie que lo venere. Es más un repaso, un recordatorio. El riesgo en el séptimo arte consiste en cuestionar aquellos paradigmas que soportan a intereses determinados (la industria misma, las instituciones, etc), y no a cuestiones que ya sabemos obsoletas. Sin embargo, Dan Gilroy es hábil es su construcción del relato, a cargo de una narrativa potente que da pasos firmes y seguros de sí mismo. Los mejores momentos de Primicia Mortal son aquellos cuando el director se preocupa por mostrar la dinámica en la urgencia por conseguir una exclusiva, en esa desesperación de querer llegar antes que el resto y no en la pose crítica de la voracidad sin ética de los medios contemporáneos. Louis Bloom (Jake Gyllenhaal) es un ladrón de poca monta que, minutos adentrada la película, ya se perfila como alguien obsesivo y verborragico, características que casualmente lo llevarán a encontrar el área donde mejor parece desempeñarse: un buscador de primicias, un rondador nocturno, el nightcrawler del título (original). Mediante su particular personalidad y otras artimañas, Bloom empezará a escalar en el oficio, llegando a ser de lo mejor de su ciudad. Retratado como un inmoral, calculador, obsesivo y casi psicópata solo por lo que dice y poco por lo que hace, el Gyllenhaal más consistente se da cuando insinúa, sugiere, gesticula o da entender y no cuando vomita monólogos vehementes con los cuales pretende forzosamente hacer explícita una personalidad. Lejos de los Travis Bickle (Taxi Driver, 1976) de Robert De Niro, Seymour Parrish (One Hour Photo, 2002) de Robin Williams o incluso el Anton Chigurh (No Country for Old Men, 2007) de Javier Bardem, Louis Bloom está más cerca de ser un obsesivo buscavidas, por momentos obsecuente, que solo necesita un abrazo y un poco de atención. Dan Gilroy pretende dar muchas cosas: por momentos un retrato superficial de un psicópata, por otros un cuestionamiento cuasi fundacional del subgénero del amarillismo, y lamentablemente en los menos, una (buena) película de acción y suspenso. Sin embargo, aparente conocedor de los lugares comunes, Gilroy no parece saber lo que dicen del que mucho abarca. Por Pablo Pons
Tinta roja Uno de los puntos más importantes que aborda el filme queda relegado a partir de las imágenes truculentas, violentas, en las que nos sumerge el guionista-director, hablo de la posibilidad que tienen los habitantes, del mundo en general, desde lo económico el acceso simple, sencillo, a la tecnología audiovisual, sin que todavía la humanidad haya podido reglar que es ético y que redunda en lo moral de su uso. La historia abre presentándonos al personaje principal, Louis Bloom (Jake Gyllenhaal), atrapado por un guardia de seguridad privada de una empresa privada, de manera “in fraganti”, intentando cometer un delito. Su respuesta es “estoy perdido”, sólo eso, casi una respuesta psicótica. Su actividad es la de robar y vender lo robado a empresas de la competencia de la por él damnificada. Pide trabajo y la respuesta es siempre la misma: “No le damos trabajo a ladrones” ¿Pero sí le compran lo robado? Hasta que descubre el “negocio” de la venta de imágenes de accidentes de auto, muertes violentas, robos, violaciones, apremios ilegales, y toda la gama de actos que el periodismo sensacionalista supo imponer y hoy es moneda corriente. El salvajismo de los reporteros de las “notas roja” es un valor agregado y al mismo tiempo ambiguo, que consigue, por un lado, salvaguardar a las familias consumidoras de la desgracia de los demás, y por otro, parecería querer prevenir de la ignorancia del mal. La muerte mostrada desde toda su amplitud como una imagen glamorosa, como una membrana abierta para dejar visualizar el horror desde lejos, la carne roja, sangrienta, que nos señala aquello que la esperanza, y la fe cristiana, nos oculta: la violencia instintiva del hombre. Nuestro no tan héroe es presentado como algo más que un voyeurista de la calamidad oculta en la noche, cuyos inusitados deleites favorecieran el surgimiento de lo morboso instintivo de sus espectadores. Louis es un hombre igualmente seductor, maquiavélico, sagaz, pero por sobre todas las variables, muy ambicioso. Su fin ultimo es el dinero, hasta que conoce el poder de manipular mínimamente la realidad que lo circunda, registrarla y venderla sin ningún tipo de barrera moral, en la que si esta constituido Joe Loder (Bill Paxton), una suerte de reportero que transita por las calles del “Los Ángeles” nocturno y lo “aviva” del negocio, un acólito del dólar. Sin dar cuenta de a quién le entrega información para luego terminar siendo, sin desearlo, competencia de Louis. Probablemente el mejor aspecto del personaje, cuyo titulo original hace referencia “Nightcrawler”, algo así como “Trepador de la noche”, en su semblante más intrigante, ese que construye al protagonista en su locución, el vocabulario que utiliza, afectado por sus lecturas sobre “Safe made man”. El concepto del hombre hecho a sí mismo está profundamente arraigado en el sueño americano, sólo que ahora también de fácil acceso a través de buscar en Internet. Lou simboliza eso, una generación atravesada “eruditamente” de manera falaz, por la informática. Podría definirse, y no quedaría muy errado, como un profesor construido por Wikipedia, a partir de la literatura comercial que se encuentra en el ciberespacio, él nunca conversa, el otro no existe, él sentencia. Gilroy concibe a través Louis una forma de crítica al patrón, al guía, al director moderno, pues el deseo de mirar lo grotesco y lo horrendo aparece inevitablemente no sólo en las imágenes por él captadas, sino en la excitación que éstas producen en Nina (Renee Russo), la directora del informativo de la noche, quien termina por alentarlo a romper todas las barreras sociales, la imagen televisiva con carácter informativo, hecho pornografía desde su acepción de origen. El filme posee una construcción lineal, progresiva, clásica, sostenido desde un montaje adecuado al relato y un diseño de arte con una dirección de fotografía espectacular, no queda rezagado el sonido en el orden de importancia, como así tampoco las actuaciones de Renee Ruso y Bill Paxton, pero lo que atrapa al espectador es la increíble performance del protagonista, muy cercana al asesino psicópata Anton Chigurth compuesto por Javier Bardem en la producción de los hermanos Coen “Sin lugar para los débiles” (2007), pero Jake aquí le agrega el plus de que nunca sabemos para donde va a ir el impredecible Louis. Un filme para no dejar pasar.
Amé Primicia Mortal. Fiel a su título original, Nightcrawler arranca de noche y, con rapidez, nos introduce a su protagonista, Louis Bloom (Jake Gyllenhaal). De movida vemos a Lou afanando partes de una reja de cobre para después revenderlas. Lou necesita desesperadamente un trabajo o algún curro que le dé guita, porque el metro de cobre no cotiza mucho en bolsa. Si bien es buen negociante y no es ningún boludo, Lou tiene varios problemitas y le salta la ficha de toque: En un tono monótono y casi en piloto automático, le recita al mismo tipo al que le está vendiendo el metraje de reja afanada -y también algunas tapas de alcantarilla- que necesita trabajo, que él es un laburante y que, en su opinión, la forma de ganar guita y llegar a “la cima de la montaña” es mediante el trabajo duro: “Mi lema es”, dice Bloom, “si querés ganar la lotería, tenés que hacer el dinero para comprar el billete”. Una escena triste, deprimente, patética, ridícula y tensa. Porque Dan Gilroy, el director de la película, logra oscilar entre un género y otro con elegancia, y el resultado es desconcertante. Nightcrawler es una obra polifónica: es una comedia de humor negro, una sátira, un thriller y un drama. Y, como sucede con la música polifónica -y como lo dice Wikipedia-, distintas personas podrán percibir con mayor o menor claridad los géneros independientes dentro de la película. Esa misma noche, manejando por alguna autopista de LA, Lou pasa junto a la escena de un accidente de tránsito y se detiene. Detrás de él cae Joe Loder (Bill Paxton), un periodista freelance al que no le va mal, que arranca a grabar la movida del accidente. A Lou, que tiene ojo para el curro, se le prende la lamparita y se le ocurre que de esto se puede hacer platita y, al día siguiente, ya está comprando una cámara berreta y un scanner de radio de policía para salir a grabar accidentes, choreos y desgracias. El amigo Bloom aprende rápido y, gracias a la relación que entabla con Nina (Rene Russo), directora de las noticias nocturnas de uno de los canales más chotos de la TV local, y a sus conductas sociopáticas, logra construir un próspero negocio. Al toque consigue un asistente llamado Rick (Riz Ahmed), un pobre pibe homeless muy desesperado al que persuade para que trabaje con él por monedas, algo así como un trainee o pasante. Esta figura del trainee, que es mencionada varias veces, sirve también como una especie de crítica a este sistema perverso que se inventa términos cool para puestos de trabajos no remunerados y así exprimirle la naranja a los jóvenes con la promesa de enseñarles un oficio y ahorrarse unos putos mangos. A través de la relación entre Louis y Rick, vamos conociendo un poco más a Lou, este ser noctámbulo y rutinario que habla como si repitiera frases de libros de autoayuda. Gracias a esta confrontación o yuxtaposición de personalidades, empezamos a ver cómo Lou se pone cada vez más border, raro y transgresor. Es como un alien disfrazado de hombre al que “la gente no le cae bien”. Louis Bloom es un gran personaje. No soy psicóloga ni psiquiatra pero tengo Wikipedia y mi diagnóstico es que el chabón es entre sociópata, medio autista y puede tener un touch de síndrome de Asperger. Lou tiene grandes aspiraciones, es ambicioso y posee la inteligencia, la poca moral y falta de empatía suficientes para poder alcanzarlas. A través de su historia vemos la forma perversa en la que funciona el mundo de las noticias, muy similar al de la prensa amarilla o al de los tabloides. La película nos muestra que un noticiero no es muy distinto a un programa de Rial: nos mantendrán informados siempre que la noticia venda; si no hay platita, no hay noticia. Business is business vió, y lo que vende en la LA actual es, según lo que describe Nina, “crímenes urbanos de gente blanca y de clase media o alta infringidos por pobres o por una minoría”, “una mujer corriendo por la calle con la garganta cortada”. Es muy importante decir que el cast de Primicia Mortal la rompe. El director y autor de esta hermosa película, Dan Gilroy, pinta interesante y es para tener en cuenta, ojota. Nightcrawler es su ópera prima, aunque anteriormente escribió el guión de Freejack (1992) y co-escribió el de El Legado Bourne (The Bourne Legacy, 2012) junto con su hermano Tony, director de la antes mencionada. Su otro hermano, John, edita esta película y, ya que estamos, agrego que su padre Frank ganó un premio Pulitzer. IMDB a su servicio. Por otro lado, es muy importante decir que el cast la rompe: a Jake le sale muy bien esto de hacer de psico. Los kilos que bajó para este rol no sólo le sacan mucho sex appeal –posta que no calienta ni un poco- si no que le resaltan algunos rasgos creepy, unos ojos redondos y saltones y una sonrisa turbia. La no-tan-baqueteada Rene Russo interpreta muy bien a Nina, una mujer cuya belleza y carrera están tan en decadencia como su moral. A Rick (Riz Ahmed) estás entre tirarle una monedita o pegarle una cachetada; posta que a veces se pone denso. Finalmente, la película está fotografiada por el DF de Paul Thomas Anderson, Robert Elswit, ganador de un Oscar por There Will be Blood. La fotografía noir le tira un toque de misterio a la noche de la ciudad californiana y esa luz medio amarillenta-verdosa que se refleja en la piel porosa y sudada de Louis Bloom lo hace ver aún menos humano de lo que parece. Está bueno resaltar que, si bien no es novedad esto de mostrar a los medios de comunicación como aves de rapiña, poner en evidencia sus métodos perversos y cómo manipulan la información para venderle al público, de vez en cuando es interesante que alguien nos lo recuerde; sobre todo cuando la historia está tan bien guionada, actuada y fotografiada como en este caso. Por otro lado, si bien Lou es un psico motherfucker, un marginado social, un chorro y un inmoral, él es sólo una cadena del eslabón; otros compran su material, lo editan, lo ponen en la tele y, por supuesto, otros lo miran. Y un poquito te puede dejar pensando: ¿Quién es más retorcido, él, los intermediarios o nosotros, el público?
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Muestra lo que hace un camarógrafo amateur absolutamente sin escrúpulos, frio calculador, como busca la noticia morbosa, para venderla al mejor postor, es un carroñero y no le importa nada. Habla del morbo de la televisión, el amarillismo y los paparazis, constituyéndose en una ácida y critica mirada a los medios. Un film inquietante, interesante, oscuro, con algunos toques de humor y con la gran actuación de Jake Gyllenhaal, también se destacan Rene Russo y Bill Paxton.
Amarillo letal Algunas noticias policiales se consumen masivamente, tanto en los Estados Unidos como acá, no tanto por el valor periodístico que poseen sino por la puesta su escena, con una carga de morbo: un ambiente generador de circuitos especializados y desalmados que, obviamente, arrastran una serie de personajes interesados en el costado lucrativo de situaciones desgraciadas. En este marco, “Primicia mortal” es una de las películas más corrosivas y críticas que se realizaron en los últimos años sobre los medios de comunicación, explorando el mundo de los camarógrafos freelance que trabajan para la televisión norteamericana, desde la perspectiva de Bloom, un psicópata con piel de cordero, magistralmente interpretado por Jake Gyllenhaal. El actor de “Secreto en la montaña” encarna aquí a un buscavidas sin trabajo y con mucho tiempo para leer manuales acerca de cómo funciona el mundo de los negocios. Con un vocabulario empresarial a contrapelo de sus actividades marginales, descubre por casualidad que el registro de noticias sangrientas es un producto cotizable entre las noticias televisivas. Con esa certeza, empujado por una ambición inescrupulosa y la confianza en sí mismo, adquiere una radio transmisora, un GPS y una cámara semiprofesional que canjea en un negocio de usados. Guiado por su intuición y la consigna de llegar antes que la policía, empieza a recorrer las calles nocturnas de Los Angeles en busca de accidentes o delitos violentos, para ofrecer sus primicias. Bloom llega al extremo de coincidir con los hechos, exponiéndose a situaciones de extrema peligrosidad. Un nuevo monstruo El personaje de Lou Bloom es el nuevo monstruo de nuestra era, marcada por los medios de comunicación. Con un apellido tan parecido a la palabra sangre (blood), Gyllenhaal profundiza su mirada ojerosa y sus muecas perturbadoras, brindando otra caracterización demoledora que hace interesante a un personaje perverso y manipulador que sorprende en cada escena en la que aparece. El actor cambió de manera notable su apariencia física para este trabajo y eso contribuye a que el protagonista resulte más aterrador. Filmada en locaciones de la ciudad de Los Ángeles que rara vez se retratan en el cine, este thriller minimalista de poco presupuesto y puesta en escena austera, fluye con agilidad gracias a la dinámica de las escenas y los diálogos sardónicos respecto del negocio del espectáculo y las desgracias lucrativas. Gilroy, el sólido guionista y director, que debuta con esta película por la puerta grande, hace una lectura aguda de los imperios periodísticos y denuncia su encubierta xenofobia junto a la moral degradada y los discursos frívolos. Acción y plus Por el adjetivo “mortal” del título, podría encuadrarse al film dentro del llamado cine de acción. Si bien no se puede negar que cuenta con varios elementos de ese género, la película es bastante más que eso. A diferencia de muchos otros filmes que muestran a Los Angeles como una ciudad de interiores decorativos, aquí se exhibe lo que no se ve habitualmente: barrios bajos, avenidas desiertas por las noches, calles llenas de marginales deambulando por una metrópolis salvaje, ideal para vampiros como Lou Bloom que inadvertidos para los demás recorren sus autopistas. La pintura fantasmal de los Angeles se acerca al escenario de una comunidad intoxicada por el deterioro económico, los flujos inmigratorios y la rabia social, ingredientes para un ambiente caldeado que favorece el ascenso independiente y amoral de un oportunista freelance como el protagonista. La manera de filmar del director le da a la película un tono no del todo acorde a los estándares del Hollywood actual y también busca una pátina antigua, como homenaje a cierto cine un poco más sucio narrativamente hablando de los años setenta. En ese sentido, se trata de una apuesta comercial riesgosa, a mitad de camino entre el drama de denuncia y el thriller, aunque en el fondo uno termine inmerso en una oscura película de terror, atravesada por un humor negro y cínico. A la altura de un pequeño clásico, con un ritmo frenético y ascendente, el film incomoda con su mirada implacable que interpela éticamente al espectador sobre una sociedad que demanda los mismos productos que no duda en condenar.
"La noticia del año" Con una intensa y sublime actuación de Jake Gyllenhaal y un guion audaz cargado con una cínica mirada sobre los medios de comunicación, Dan Gilroy debuta de forma notable en la pantalla grande ofreciéndonos una de las mejores películas del 2014. “Primicia mortal” sigue los pasos de Louis Bloom (Gyllenhaal), un ladrón y buscavida que se caracteriza por su terrible ego. Basado en la creencia de que él posee un talento innato para todas las cosas, y que solo con reforzarlo a base de sacrificio e impulsado por una salvaje ambición le alcanza para ser el mejor, Bloom sostiene que no existe tarea alguna que no pueda realizar. Por eso, cuando decide entrar al mundo de los medios de comunicación como periodista freelancer, no dudará ni un segundo en poner en práctica su “modus operandi” para sobrevivir en un ámbito tan cruel como vertiginoso. Gyllenhaal, quien ya la viene rompiendo desde “La sospecha”, “En la mira” y la reciente “Enemy”, sigue en buena racha y en esta oportunidad suma un nuevo personaje perturbado pero carismático a su extensa lista de grandes trabajos. Lo asombroso de este actor es que, lejos de repetirse, termina siempre encontrando la forma de sorprendernos (con el más mínimo detalle) gratamente. Si el detective Loki y su intenso tic ya transmitían el nerviosismo necesario para incomodarnos en la genial “Prisioners” y el sargento Taylor escondía de forma eficaz sus sentimientos detrás de esa violenta fachada de policía rudo en la gloriosa “En la mira”, aquí Louis Bloom cumple con creces su objetivo de convencernos de que él es capaz de realizar lo imposible gracias a su perspicaz verborragia. No obstante, todo el talento que regala Gyllenhaal con su irrepetible trabajo viene de la mano de un guion dinámico y atrapante que crece de forma escalonada para ofrecer excelentes momentos de tensión (las distintas invasiones en las escenas del crimen y el maravilloso tiroteo final), combinados con alguna cuota de humor negro y mucha acción. Párrafo aparte para la excelente banda sonora compuesta por James Newton Howard y la correctísima fotografía del ganador del Oscar Robert Elswit, en quienes Gilroy se apoya para darle rienda suelta a algunas de las logradísimas secuencias de acción del film, las cuales tienen casi siempre como protagonista “tácito” el vértigo y la velocidad. Siguiendo la línea de películas que también ahondan de forma sarcástica en las decisiones absurdas que pueden tomar personas desequilibradas con tal de cumplir el sueño americano (como la gran “Sangre, sudor y gloria”) y con un estilo visual agresivo que refleja de gran forma todas las sorpresas que puede almacenar una simple noche en una ciudad que no duerme (casi evocando a la magnífica “Colateral: Lugar y tiempo equivocado”), “Primicia mortal” se consolida como un logrado relato salvaje sobre como la codicia siempre se abre camino en entornos verdaderamente caníbales. Gilroy pone la firma delante y detrás de cámaras en una ópera prima que seguramente dará que hablar por un largo tiempo, mientras que Gyllenhaal “simplemente” aprovecha la circunstancia para posicionarse como uno de los mejores actores de nuestra generación.
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Reportero del crimen Es prácticamente increible, cuando terminamos de ver "PRIMICIA MORTAL / NIGHTCRAWLER" que estemos frente a una opera prima. La mano con la que Dan Gilroy nos conduce durante todo el film, es la mano de un director que sabe lo que quiere narrar, que no pierde ningún detalle ni deja nada librado al azar y que sabe sostener una trama que se va enriqueciendo sobre sí misma hasta llegar a un final inteligente, ingenioso y tan siniestro como el tinte de oscuridad de los personajes que se van moviendo dentro ese Los Angeles nocturno y tenebroso. Además, Gilroy por esta primer película ha conseguido consagrarse en la Asociación de Críticos de Boston, Austin, San Diego y Phoenix, en el Festival de Palm Spring y finalmente una nominación al Oscar dentro de la categoría de MEJOR GUION ORIGINAL, que obviamente es merecidísima porque ha encontrado la forma en dentro de una narración de thriller y casi de película de género se pudiese amalgamar una trama mucho más profunda, una ácida mirada sobre los medios de comunicación y en particular sobre el mundo de las noticias y poner a girar dentro de ella a seres dispuestos a sobrepasar los límites y plasmarlo sin ningún tipo de obviedades a las que el género nos puede tener acostumbrados. En inglés una de las acepciones de "crawler" es un programa automático que analiza páginas web en busca de recolectar determinado tipo de información obviamente invadiendo la privacidad ajena y en un término figurativo puede llamarse a una persona demasiado obsequiosa, a un adulador, un "arrastrado". "Nightcrawler", tal el titulo original de "PRIMICIA MORTAL" -a quien se le ocurrió semejante traducción que confunde aún más con los thrillers adocenados y vistos hasta el hartazgo?- vendría a combinar en la figura de su personaje central estas dos acepciones enmarcadas en el mundo de la noche. Este personaje central es Lou Bloom (espectacular tour de force de Jake Gyllenhall, casi irreconocible respecto de otros de sus papeles), alguien que ya desde la primer escena va siendo descripto mediante pequeños detalles como alguien con aprietos económicos, inescrupuloso, violento... dispuesto a todo. Casi de casualidad, frente a accidente automovilístico se da cuenta que vinculados con la policía están todos los "noteros" que acuden lo más rápidamente posible a este y otros incidentes para grabar la noticia fresca y ofrecerla rápidamente a los medios televisivos. Es en ese momento cuando se le ocurre que una forma de poder ganarse la vida sería como camarógrafo freelance, y se empecinará en llegar antes que nadie a los hechos policiales y por sobre todas las cosas grabar sin ningún tipo de prejuicio e impregnándolo del tinte más amarillista posible para que sea bien rentable en las cadenas de noticias. Con el marco de la noche de Los Angeles como escenario principal, el hilo conductor es el ascenso de Lou Bloom dentro de los medios (lo que puede traernos algunas reminiscencias de "Todo por un sueño" aquella película de Gus Van Sant con Nicole Kidman y Matt Dillon como protagonistas) y poco a poco nos vamos adentrando en la psicología de un personaje complejo y amoral que evidentemente está dispuesto a sobrepasar cualquier límite en pos de cumplir con su objetivo. Pero no conviene adelantar mucho más de la trama como para que cada uno como espectador pueda sorprenderse en el desarrollo de la acción. El guión está construido de forma tal que cuando uno cree en las primeras escenas que está viendo un simple thriller y cuando se deja envolver por el ritmo vertiginoso de la narración, Lou Bloom nos ha engañado: estamos frente a un mecanismo de relojería que irá avanzando en un crescendo constante y abandona ese género para dar mucho más que la mera fórmula de película de acción y suspenso. Si bien la dirección y el guión de Gilroy son absolutamente sólidos y necesarios como estructura vital de "PRIMICIA MORTAL" el resultado no sería el mismo sin la entrega de Jake Gyllenhaal para este Lou Bloom de antología. Mucho más cerca de sus trabajos más profundos y recientes como "El hombre duplicado" o "Prisioneros", Gyllenhall abandona por completo el registro simpático de "El amor y otras drogas" "The Good Girl" o el prototipo del héroe en "8 minutos antes de morir" o "El príncipe de Persia" y entrega una composición completamente diferente, elaborada al detalle y con un grado de introspección admirable. Ya desde los movimientos físicos, la postura, la mirada, su personaje inspira negrura, es perturbador, "mete miedo". Algo muy difícil de lograr con sólo un pequeño conjunto de gestos: su cara angulosa, la mirada por momentos extraviada o por momentos clavada frente al otro, los movimientos de sus manos, la sonrisa que por momentos se presenta más como una mueca, todo sirve para que Gyllenhall construya un personaje que claramente quedará como un punto de inflexión muy importante en su carrera. Es una pena que en esta temporada de premios, Gyllenhall no haya tenido la oportunidad de estar nominado al Oscar (justamente de todos modos es un año donde el rubro masculino ha entregado enormes interpretaciones) porque realmente hace un trabajo que se distingue por sobre todo lo conocido anteriormente. Como plus, es un placer volver a ver a Rene Russo después de "Los tuyos, los mios y los nuestros" del 2005, desplegando su sensualidad -intacta, una mujer con una gran fuerza en pantalla- en el rol de Nina, quien será la encargada de negociarle a Lou la compra de lo que ha filmado en la calle. La química en pantalla de Russo-Gyllenhall también suma para que "PRIMICIA MORTAL" sea esa rara avis dentro del cine de género. Son personajes opuestos / complementarios y con una atracción casi enfermiza. Se potencian, respiran la misma amoralidad y esa falta de códigos que los retroalimenta. Con todos estos elementos sobre la mesa y con un elenco secundario que sabe acompañar (donde también se destaca Riz Ahmed como el ayudante de Lou), NIGHTCRAWLER gana cuando no solamente entrega el ritmo de thriller sino que además se mete con los medios, el amarillismo y el "morbo", la primicia a cualquier precio y la falta de ética en un mundo que parece vanagloriarse justamente de eso. No solamente profundiza en estos tópicos, sino que no se olvida jamás de que fue construida como un sólido entretenimiento y las dos horas de duración se pasan volando. Un trabajo notable de Gyllenhall y un guión compacto e inteligente hacen que "PRIMICIA MORTAL" sea una de las imperdibles del año.
Louis Bloom es un hombre como cualquier otro en New York, en busca de un trabajo. Es cuando presencia un accidente y aprende lo que significa grabar las noticias y venderlas, que comienza su jornada por convertirse en el primero en cada escena criminal. Sin embargo, sus pocos escrúpulos, lo harán cruzar la línea de lo moral y lo ético. Con una intrépida dirección de Dan Gilroy, sorprende que sea su debut detrás de la cámara, pues la manera en la que está contada la historia parece incluso de una mano experta. Y ni se diga de la actuación de Gyllenhall que ya había venido soprendiendo al mundo con Enemy, demostrando que es más que un héroe de acción o una cara bonita. El cambio físico y la tensión a la que se ve sometido, reflejando la locura interna es sorprendente y resulta increíble e injusto que no lo hayan tomado en consideración para por lo menos una nominación al oscar. Durante todo el filme, se muestra no solo la violencia la que se ve sometida la sociedad, sino la misma manipulación de los medios. Es cierto que hay gente honesta que hace su trabajo y se compromete con la veracidad de la información, pero otros lo hacen por vender. En la actualidad, llegar a las noticias es cuestión de un click o un touch en el celular, y cualquiera con un teléfono a la mano que esté en el momento oportuno puede grabar el momento exacto de la noticia. Pero hay que ver las maneras, y acá Gyllenhall en un estado de locura reflejada a la perfección en el rostro, hará todo lo posible por convertirse en el freelance mejor pagado de la historia. Desafortunadamente, pareciera que a los señores de la academia no les ha gustado nada este trabajo, regalándole a este filme (mejor que muchos de los que están en la competencia) una sola nominación. Pero nosotros creemos que todos deberían darle una oportunidad y no saldrán decepcionados.
"Malas noticias son buenas noticias" El mundo del periodismo es digno de desentrañar, porque puede abarcar distintas aristas de la vida social. En este caso, “Primicia Mortal” se centra en el periodismo criminal, uno de los más interesantes a decir verdad. La película creada por Dan Gilroy (primer film como director) se enfoca en la vida de Lou Bloom (Jake Gyllenhaal), un buscavidas que, sin tener mucha suerte en la búsqueda de un trabajo, se termina introduciendo en el mundo del periodismo criminal de Los Ángeles. Copiando a un “cazador de noticias”, se compra una cámara y sale en busca de historias en las cuales los accidentes, los robos y las muertes están a la orden del día, para después vendérselas al mejor postor en televisión. Seguramente los periodistas sean los que más van a disfrutar de esta película, porque podemos ver la cocina de las noticias. Qué es lo que vende, qué hacen las grandes cadenas americanas para aumentar su audiencia y la competencia que se genera entre pares para conseguir primero la primicia. Sin embargo, la mayoría de las personas consume noticias, a través de los diarios, de la radio o de la televisión y, es por eso, que a todos les va a interesar la historia de la película. Además, ¿quién no se “enganchó” de alguna u otra manera con un caso policial que conmovió a toda la sociedad? Se puede observar también una crítica a las formas de trabajar en el periodismo sensacionalista, por la cual “bad news is good news” (las malas noticias son buenas noticias). Cuanta más gente herida o muerta mejor, cuanta más sangre mejor, si eran de clase alta mejor, si los culpables son gente de color mejor. Jake Gyllenhaal se desempeña perfectamente en su rol de buscavidas sin escrúpulos, un tanto psicótico y sociópata, el cual no siente ningún tipo de empatía por nadie y que hará cualquier cosa para escalar hasta lograr sus objetivos. De esta manera, nos genera intriga y tensión ver qué es lo que va a hacer nuestro protagonista después. Una vez que se terminó un caso, viene otro y así sucesivamente, aumentando progresivamente la acción. Pero también existe un perfecto equilibrio entre estas sensaciones y el cinismo y la ironía utilizada para criticar este mundo, generando gracia en el espectador, ya que muchas veces Bloom parecería estar por fuera de ese contexto. La ambientación y la música acompañan la historia a la perfección, mostrando en su mayoría a Los Ángeles de noche, donde ocurren los asesinatos, accidentes, robos o incendios, generando un clima oscuro, peligroso y tenso. En síntesis, “Primicia Mortal” es una gran película que todos deberían ver, porque es interesante poder comprender el detrás de escena periodístico, disfrutar de una de las mejores actuaciones de Jake Gyllenhaal (papel por el cual tuvo que bajar de peso) y entretenernos en un mundo llego de intriga y ambición. Samantha Schuster
Para quienes quieren ver sangre. En la era del cine basado en casos reales, Nightcrawler es una propuesta que rescata el espíritu de la ficción con una historia muy interesante y un protagonista soberbiamente compuesto e interpretado. Son muchos los adjetivos que le caben a la película; es original, morbosa, cínica y también un poco inverosímil. Por sobre todas las cosas, Nightcrawler es una mordaz crítica a los medios televisivos actuales y a la escasez de escrúpulos que éstos demuestran a la hora de generar rating. Dentro de esa premisa, es evidente que la película no debe ser tomada del todo en serio, ya que en el afán de su provocación deforma la realidad hacia el límite, dotando a sus protagonistas de cualidades y rasgos exagerados. Es una trama difícil de creer, pero fácil de interpretar, que engancha desde comienzo y mantiene en vilo al espectador hasta el minuto final. Pese a todas sus virtudes, Nightcrawler también tiene flancos débiles, especialmente en lo narrativo. Es una película que transcurre y se concluye a ritmo vertiginoso, a mi gusto dejando ciertos huecos argumentales. Está más que claro que el director ha priorizado el mensaje por sobre la construcción de la historia, destacándose en lo primero y dejando algunas dudas en lo segundo, lo que a mi gusto evita que la propuesta sea completamente sólida. Nightcrawler es una película original y provocadora que se enfoca principalmente en la caracterización de su protagonista, comprometiéndose enormemente con su mensaje. Es una experiencia disfrutable a la que le falta una vuelta de tuerca en materia narrativa, pero que indudablemente vale la pena verse.
Cazadores de primicias Sin lugar a dudas son tiempos aciagos y definitorios para el periodismo. Los límites éticos y la necesidad de fundar una deontología para esta profesión se vuelve cada vez más imperante. Día a día estamos en presencia de cómo, noticieros e informativos, tuercen en su beneficio la construcción de noticias regidos bajo el mandato de la inmediatez, el escándalo y la sangre. Nightcrawler, la ópera prima de Dan Gilroy (guionista, entre otros, de Gigantes de Acero), se detiene sobre uno de estos aspectos (la sangre) y sigue el trayecto de un cazador de noticias truculentas para mostrar cómo se construye, en base al morbo, toda una industria que genera enormes ganancias gracias a la vida y la muerte de los otros, esos que yacen en la pantalla inertes sobre un charco de sangre, apretujados entre los metales de un automóvil o víctimas de uno de sus productos favoritos, los mal llamados crímenes pasionales. “La oportunidad hace al ladrón” bien podría ser la máxima que rige la vida de Lou Bloom (Jake Gyllenhaal), un ladronzuelo que roba bicicletas, alambrados y cualquier cosa que esté a su alcance. Bloom es un joven que no encuentra eso que muchos llaman su lugar en el mundo y, bajo la máxima que organiza y ordena su comportamiento criminal, decide, de la noche a la mañana, que se va a dedicar a la producción de noticias truculentas. ¿Qué es esto? Va a comprar una filmadora y va a salir en su automóvil a recorrer la ciudad durante la noche, escuchando la radio de la policía para tratar de conseguir cruentas primicias policiales. Si algo se puede ver en Bloom es que aprende rápido, es ambicioso y está atravesado por los discursos del marketing y el individualismo. Esta mixtura irá tomando forma a lo largo del film y en el devenir profesional de Bloom, que adquirirá mejores equipos, contratará empleados y su desempeño técnico mejorará con creces. Sin embargo, aquello que se escapa a lo que nuestras palabras pueden contar es la emergencia del monstruo, monstruo al que Gyllenhaal le da una carnadura impecable y tenebrosa, monstruo encantador y aterrador que termina siendo no sólo un satélite de los noticieros sino el reflejo mismo de la industria de noticias. Dan Gilroy no sólo elabora una crítica áspera contra el sistema de medios habituado a construir las noticias en el filo de la ley y sus consecuencias legales, sino que cuenta una historia sobre los marginales, sobre aquellos que no caben, que no dan ni con la talla ni con el porte, en el “gran sueño americano”. Sumado a esto, se puede agregar que, lejos de un final feliz, el mundo que pinta Gilroy, es mucho más abrumador, espeso y sórdido que el que nos tiene acostumbrados la industria cultural norteamericana. La tríada actoral sobre la que se sostiene Nightcrawler está encabezada por Jake Gyllenhaal en el papel de Lou Bloom; Renee Russo en el rol de la jefa de noticias que compra el primer producto de Bloom y que le recomienda: “Nos interesan noticias en las que un blanco es atacado en los suburbios por representantes de alguna minoría”; y Bill Paxton, quien aunque se desempeña en un rol más periférico, encarna a su competidor, la inyección anímica de su ambición. Acaso puede pensarse que lo que pone en evidencia este film es la paradoja de la muerte de la que habla Karl Ove Knausgard en su autobiografía. Para el autor noruego “la muerte se distribuye a través de dos sistemas diferentes, uno relacionado con ocultación y peso, tierra y oscuridad, y el otro con transparencia y levedad, éter y luz”. Así, mientras los cadáveres son ocultados, cubiertos, enterrados, quitados de la vista mediante toda clase de mecanismos, en el momento en que la vida abandona el cuerpo; por el otro, tal como lo muestra Nightcrawler, los ratings de los canales y lo que se paga por ver la muerte en la pantalla es un bien de cambio de alta rentabilidad.
Por la plata baila el mono "Nightcrawler" es un producto extraño, mezcla de thriller, drama y hasta comedia. Dicen algunos, es una de las películas olvidada por los Oscars 2015. Creo que es muy buen cine y Jake Gyllenhaal podría haber sido nominado como actor principal, pero más allá de esta omisión, no creo que haya sido uno de los descuidos más groseros de la Academia este año. Este film del guionista ahora devenido en director, Dan Gilroy, se enfoca en las ambiciones de un joven decidido a encontrar un trabajo rentado a través del cual desarrollar sus habilidades adquiridas en cursos online y dejar de ser un ladrón de poca monta. Luego de ser revotado de cuanta entrevista laboral ha tenido, Louis Bloom (Jake Gyllenhaal) se encuentra casualmente con un equipo de paparazzis oportunistas que están tomando imágenes de un accidente de tránsito por las cuales cobran dinero a las cadenas de noticieros. Acá nuestro protagonista tiene una revelación y se da cuenta que es un trabajo relativamente fácil que puede hacer él mismo, sin tener que depender de que alguien lo contrate. Compra una pequeña cámara, contrata un ayudante y comienza a salir de noche en busca de accidentes morbosos, incendios, asesinatos o algún hecho de violencia que le pueda significar algo de guita. Los encuentra, pero en el afán de captar alguna toma que le reditúe mucho dinero y lo catapulte a la fama, Louis comienza a entrometerse en los acontecimientos que filma llegando a alterar escenas de crimen e incurrir en la ilegalidad. Es una trama simple, original pero sencilla al fin, que se enfoca primordialmente en mostrarnos la personalidad y la transformación de un psicópata. No sabemos mucho sobre el pasado de Louis Bloom, pero sí el director se encarga de mostrarnos de entrada que algo no anda bien con la forma de razonar de nuestro protagonista. Bipolaridad, frialdad, obsesiones y escaso sentido de la ética es lo primero que recibimos y luego estos rasgos se van intensificando a medida que avanza el film. Para terminar de disparar la locura, Louis se topa con Nina (Rene Russo), una productora de noticieros aparentemente con todos los patitos en fila pero que en realidad es casi tan despiadada y ambiciosa como él, que le activa el switch de la perdición y la ambición sin límites. Hay un muy buen trabajo sobre la tensión que van generando las acciones del protagonista, llegando a horrorizar por momentos al espectador. La psiquis del psicópata se va desenmarañando a medida que avanza el metraje y no deja indiferente a nadie, sobre todo porque en él y en Nina se materializa una fuerte crítica a la actualidad de los medios informativos. El minuto a minuto, el límite con lo ético, lo morboso como gancho de atracción, ¿les suena conocido? Desde lo cinematográfico, hay un muy buen trabajo estético, con referencias al cine de Scorsese y algunos toques noventosos que la hacen atractiva a la vista. Una película muy recomendable por la reflexión que nos deja acerca de lo que consumimos en materia de comunicación y por la exhibición de la mente de un psicópata modelo 2014.
¿Hasta dónde serías capaz de llegar por una primicia? ¿Cuál es tu límite moral a la hora de cumplir con tu trabajo? Son algunas de las preguntas que se plantea el director Dan Gilroy en su ópera prima. Nightcrawler (Primicia Mortal en las salas argentas) cuenta la historia de Lou Bloom, un pibe sin muchos escrúpulos en busca de trabajo. A los 10, 15 minutos de película se topa con un accidente en la autopista y conoce a Joe Loder, un nightcrawler en busca de sangre. ¿Qué es un nightcrawler? te preguntarás... No, no es un X-Men, es una especie de cronista que sintoniza la radio de la policía y sale corriendo con su equipo casero a registrar crímenes o accidentes recién ocurridos. Si el material es bueno, puede aspirar a venderlo por unos pesos a algún canal de televisión (cualquier semejanza con Crónica TV es mera coincidencia). No lo juzguen, che: sólo busca ganarse el pan. Bueno, Lou huele el dinero fácil, se compra una camarita y sale a registrar las miserias de la humanidad en la noche de Los Angeles. A partir de acá, vamos a ir viendo como el protagonista se abre camino en este mundo con una naturalidad asombrosa. Cuando consigue capturar su primer accidente, corre al estudio de TV, donde conoce a Nina, interpretada por la mujer del director, Rene Russo. En ella, Lou encuentra un alma gemela. Una mina que fomenta toda su hijadeputez, que lo obliga a ir siempre más allá, a conseguir material que ninguna persona cuerda se animaría a pasar por televisión. En el papel protagónico lo tenemos a Jake Gyllenhaal, que sinceramente se roba la película. Para este papel tuvo que bajar casi 10 kilos, ya que según él, Lou tenía que verse "como un coyote hambriento". Su personaje está muy bien logrado desde el lenguaje corporal. Desde el primer minuto de película nos produce rechazo, y a lo largo de todo el film, jamás logra generar empatía con el espectador, lo que en este caso es un gran acierto porque el señor Bloom es un sociópata, sorete, garca y manipulador. Completan el reparto Riz Ahmed, el asistente de Bloom. Un nightcrawler que quiere ser malo como Lou pero no le da el piné, y por ahí también aparece la hermana de John Cusack en un rol menor. "Lo pedís, lo tenés." El único problema que le encontré a esta película es que le sobra media hora. Llega un momento en el que me pareció que Gilroy se ensaña en mostrarnos lo hijo de puta que es Lou, y vamos viendo escena tras escena de forradas, una peor que la otra, hasta que terminamos pensando que lo único que le falta al protagonista es matar a un bebé a martillazos. También me llamó la atención la ausencia de un clímax fuerte. De todas formas creo que en este caso, es una decisión tomada, de la cual no puedo hablar sin spoilear algunas cosas del final. Una estupenda actuación de Jake Gyllenhaal en una película provocadora que nos enseña que a veces, en el cine, ganan los malos.
Había un parlamento en Copycat en donde el personaje de Sigourney Weaver calificaba a los asesinos seriales como tumores producidos por un cuerpo social enfermo. La sociedad moderna no es mejor que la que existía hace 5 o 10 siglos; simplemente es diferente y sofisticadamente retorcida. En la proliferación de conductas sociales desviadas - surgidas a partir de la difusión de valores morales alterados, de la apatía de una sociedad tan sobrepoblada como egoista - es que los individuos anómalos aparecen y, lo que es peor, su tasa de surgimiento tiende a crecer de manera exponencial. Ya no hablamos de hechos aislados sino de un fenómeno crónico, lo que indica que somos una sociedad cada vez mas imperfecta y enferma. Nightcrawler: Primicia Mortal es una visión tan cínica como brillante de esa sociedad enferma en donde los valores morales están distorsionados. El protagonista no es un asesino serial, pero es un sociópata peligroso y - lo que es peor - es uno socialmente aceptado y hasta útil y exitoso en lo suyo. Si hay algo que espanta en el filme no es el personaje de Jake Gyllenhaal - el cual tiene una chifladura sofisticada y evidente -, sino el de la amoral jefa de noticias que compone Rene Russo. Ella es una persona cuerda, culto y absolutamente civilizada, la cual ha dejado de lado - y de manera voluntaria - todo tipo de tabúes y limites morales con tal de asegurar su éxito personal. Mientras que Louis Bloom es un individuo motivado por sus necesidades - y que posee una visión tan enferma como egoista del mundo -, Nina Romina es una persona que ha decidido pasarse al lado oscuro por propia voluntad. Ella piensa en su sobrevivencia laboral, en su éxito individual y, para ello, ha terminado por valuar a los otros - a los cadáveres, a los heridos, a las familias devastadas por una tragedia - en cosas. Ya no son seres humanos dotados de sentimientos sino objetos con los cuales debe lidiar, maquillar y acomodar de acuerdo a sus necesidades diarias de shock y horror, las cuales terminan construyendo el rating del noticiero. No es dificil ver a Nightcrawler: Primicia Mortal como una sátira oscura y amarga de los medios. Tal como ocurría en Poder que Mata (1976), el shock y la polémica priman sobre la calidad de los contenidos; la gente quiere que la estremezcan y los mas hábiles en la materia serán los mas exitosos. Pero la sociedad ha cambiado mucho - y para peor - desde aquel discurso idealista que vomitaba el pastor televisivo encarnado por Peter Finch en el clásico de Sidney Lumet. Hoy en día la sociedad - y fundamentalmente la norteamericana - glorifica a los amorales, criminales y sicópatas; luego del escándalo viene el best seller y, luego, el jugoso contrato de Hollywood. Quizás se trate de una sociedad adormecida cuyos sentidos entumecidos precisan el shock para diferenciarse de la estrella escandalosa del momento - y con ello sentirse complacido con su propia existencia -, o quizás sea que el sentido del morbo ha pasado de ser una desviación reservada a una minoría y se ha extendido como una enfermedad social que afecta a todos en mayor o menor grado. No precisamos ser estadounidenses para ver nuestros diarios locales, los cuales - en su versión on line - publican los videos de las atroces ejecuciones que comete Estado Islámico. El ver un individuo aplastado por un tanque o decapitado en primerísimo plano no enriquece la noticia - eso mismo se podría haber comunicado en un par de frases y con el mismo efecto aterrador -, pero satisface la necesidad retorcida de aquellos que quieren ver para creer. Nos hemos vuelto voyeurs del horror y la locura. Tampoco es un fenómeno aislado o excesivamente moderno; en el documental Salvaje Mondo Cane - que data de 1962 - ya veíamos gente devorada por leones, o toros ferozmente masacrados por los matadores de turno. Y semejante filme no quedó en el olvido o la ignominia, sino que recaudó paladas de dinero en todo el mundo, disparó secuelas e imitadores, y dejó al desnudo una veta tan bizarra como perversa que yacía durmiendo bajo la piel de millones de personas "civilizadas" diseminadas a lo largo del planeta, las cuales demostraron disfrutar semejante espectáculo. No importa si las imágenes de Mondo Cane son auténticas o simuladas; hay gente que ha leído el resumen del filme, quiere verlo y, lo que es peor, después desea consumir productos similares. Y desde ya la oleada de competidores ha abordado retos cada vez mas extremos como la saga de Rostros de la Muerte - focalizada exclusivamente en la exhibición gráfica de ejecuciones, accidentes mortales, asesinatos y muertes de todo tipo y color -, la cual es inusualmente popular en Japón pero que posee seguidores en todo el mundo. oferta software de sueldos Si la amoralidad de alguien civilizado y culto como Rene Russo es inquietante, el otro factor de shock que trae el filme es la retorcida - pero completamente lógica - compatibilidad de la cultura americana de los negocios con la bizarra actividad que desarrolla Jake Gyllenhaal. El se ve a sí mismo como emprendedor exitoso y, en ultima instancia, como un orquestador de espectáculos sangrientos que sólo satisface las necesidades de la audiencia. Ya no es un monstruo urbano sino un showman, un entrepreneur del horror cuya amoralidad es su mayor talento ya que es capaz de captar imágenes que le revolverían el estomago a cualquiera, lo que da por resultado esperpentos sangrientos y morbosos que él considera sus obras maestras. El sicópata sabio es el éxito del momento, y ha entendido el viejo postulado empírico de que, cuando uno observa demasiado un fenómeno natural, deja de ser testigo y pasa a formar parte del mismo. En este caso ha tomado el paso siguiente, convirtiéndose en un catalizador de sucesos horribles - maneja las variables, define los lugares y los tiempos, enciende la mecha del drama -, los cuales cotizan como oro para las voraces cadenas televisivas de turno. Nightcrawler es un gran filme. Tiene un gran clima, diálogos geniales, una estremecedora perfomance de Jake Gyllenhaal, y un desarrollo envidiable. Quizás el final sea algo flojo y artificial pero sirve para probar la tesis del director / escritor Dan Gilroy, de que la amoralidad no sólo sobrevive sino que también triunfa y se expande. Los chiflados tienen éxito, y cosechan pecado podrido que devoramos con fruición todos los días. Y, lo peor de todo esto, es que al amparo de semejante indiferencia se están formando las generaciones futuras, una camada de individuos bombardeados por una profusión de imágenes tan amorales como violentas y los cuales habrán perdido la capacidad de shock frente a la muerte y la locura.