Quémese Después de Verse Al finalizar la proyección de Red 2, tardamos 20 minutos en recordar, con un colega quién había sido el villano de la primera parte. Porque uno puede a veces olvidar detalles de la historia, alguna que otra escena, pero olvidarse de un villano… es extraño. Y acaso, lo raro es que mi colega suele recordar bastante bien esas cosas. Yo también. Pero nos costaba ver quién había sido la persona que traicionaba a Frank Moses y su pandilla en la primera parte de esta ¿saga?
Simpatía forzada Red 2 está construida sobre el éxito de Red, el film basado en un cómic que tuvo gran respuesta de taquilla tres años atrás. En algún sentido, esta secuela no podrá ser entendida sin el film anterior, donde el centro de la trama estaba en la idea de que un grupo de agentes en edad de jubilarse demostraban tener la habilidad y la vitalidad para llevar adelante con éxito misiones imposibles. Pero esta secuela no insiste tanto sobre este punto, sino que asume que el espectador ya lo conoce. Gran error, por cierto, ya que será bastante difícil que alguien se enganche con este relato sin conocer el anterior. Frank Moses (Bruce Willis) es el agente de la CIA retirado alrededor del cual se arma la trama. El está casado con Sarah (Mary Louise Parker) quien desea ansiosamente abandonar la rutina matrimonial y que su esposo la lleve a vivir las peligrosas aventuras que solía tener. Las aventuras no tardarán en llegar, por supuesto. Como coletazo de la Guerra fría ha quedado un dispositivo nuclear escondido hace décadas que podría ser utilizado. Una serie de personajes se sumarán para sumar intrigas y vueltas de tuerca, siempre manteniendo el tono de comedia de acción que caracteriza a ambos films. El problema es que el guión es pobre, las sorpresas son todas irrelevantes, y que el verdadero doble sostén de este relato es el tema y el tono. El tema –o uno de ellos- es reivindicar a las personas que por su edad la sociedad –y el cine comercial- desprecia. Cómo ya fue dicho, esto quedaba más claro en el film anterior. En cuanto al tono, la idea es que estos actores de primer nivel (súmenle a John Malkovich, Helen Mirren, Anthony Hopkins, Catherine Zeta-Jones) jueguen con ligereza y simpatía absoluta sus roles. Pero lo hacen con tan poca convicción que consigue el efecto contrario. No sé cuál es el concepto que maneja John Malkovich pero a juzgar por lo que hace acá, simplemente no entiende nada. Fuerza la comedia poniendo cara de comediante, algo imperdonable que lo convierte en un personaje insufrible. Lo mismo hacen todos los demás, excepto Helen Mirren, quien no hace comedia ni por un momento y por lo tanto resulta graciosa. De las docenas de chistes tontos que el film tiene, tres funcionan perfecto, los demás son una rutina televisiva de esas que los actores improvisan cuando caen de invitados en algún programa de segunda. No está mal recordar que Sylvester Stallone, un actor mucho menos prestigioso que los que aquí aparecen, encaró hace unos años la serie de films The Expendables (inexplicablemente llamados en Argentina Los indestructibles), donde junto con varios veteranos del cine de acción, incluido Bruce Willis, hizo dos enormes películas que funcionaban a todo nivel. ¿Cuál es la diferencia entre la saga de Los indestructibles y la de Red? La respuesta parece simple: Convicción. Stallone cree en lo que hace, lo hace porque lo ama. Acá los actores sólo parece que están para ganar plata sin importa el medio. No importan las intenciones, se podrá decir, sino el resultado. Y eso es lo que estamos juzgando: el resultado es forzado y carece de cualquier asomo de convicción.
Las opiniones estaban divididas a la salida de la proyección de prensa, como sucede en estos casos. Hay críticos que pretenden que los productos mainstream de acción sean originales, profundos, con muchas vueltas de tuerca y que destilen solidez narrativa por los cuatro costados. Está bien. A todos nos gustaría que ese tipo de films fuera la media de la industria, pero no lo es. Sí, hay productos honestos, que no pretenden disfrazar de donde vienen ni qué son, y que también tienen algo que ofrecer: entretenimiento de alto octanaje. El menú que la audiencia, muchas veces elige: peleas a puño limpio bien coreografiadas, algo de artes marciales, persecusiones en capitales europeas o asiáticas, explosiones, toneladas de balas y ritmo vertigionoso. Por ahí, viene "Red 2". Lo cual la hace previsible, estoy de acuerdo, pero... quién no necesita cada tanto una buena dosis de diversión simple? A este cronista, la primera "Red" le gustó. No era una cinta memorable, pero lo cierto es que tomar actores grandes (en edad) y ponerlos a hacer productos de acción ("Los Indestructibles" nos viene a la mente no?) no era esperable hace un tiempo y parece ser una fórmula que atrae (funciona en la taquilla, léase). Siempre aparecen como veteranos de los servicios, que por algún tema de estado serio, pasan a ser el blanco de todos. Está bien, es una fórmula. La cuestión, es ver si cumple en ofrecer lo que promete. De eso va "Red 2". Frank Moses (Bruce Willis) regresa con su banda. Retirado y tratando de pasar desapercibido, ve que su tranquilidad vuelve a ser amenzada por viejos colegas y enemigos... Marvin, su mejor amigo (John Malkovich) le avisa que por una operación inconclusa de la Guerra Fría (Sombras Oscuras) van a venir por ellos. Moses quiere proteger a su novia, Sarah (Mary-Louise Parker, de lo mejor de la peli), ya que es su punto débil (y los malos lo tienen claro) pero ella, se muere por participar en la interesante vida de su pareja: matar, destruir, viajar por el mundo... Así que en esa vuelta por defenderse y salir vivos, se encontrarán resolviendo una amenaza nuclear a gran escala junto a colegas y amigos... Regresa Helen Mirren, que con algunas escenas muestra que es una todo terreno tremenda. Brian Cox, la estrella oriental Byung-Hun Lee, Catherine Zeta-Jones y el enorme Anthony Hopkins completan el line up esta vez. Párrafo especial para este último, trabaja a reglamento (y no parece divertirse, como sí el resto), no redondea una buena participación pero... es Hopkins... le agrega interés a la cinta en el momento en que empieza a aminorar la energía del relato. Argumentalmente, es bastante sencilla, está dirigida por un hombre de la tevé americana del cual hay pocos buenos antecedentes, Dean Parisot ("Galaxy Quest" me pareció pasable) y su fuerte, ya dijimos está en la acción. Está plagada de lugares comunes (explosivos en el Kremlin, persecusiones en auto en París y Londres, etc...) ya transitados por varios exponentes en este último tiempo, y si bien está correctamente filmada... quizás eso le reste puntos a la calificación final. En algún tramo, termina pareciendo un remix de varios productos efectivos (Bourne, Rápido y Furioso, James Bond, Expendables, etc...) y eso le quita sorpresa. Más allá de eso, es una segunda entrega de la franquicia y ofrece los suficientes alicientes para, si son fans del cine de este género, vayan a sala a pasar un rato agradable. Cumple. No más que eso.
Humor, acción y pase de bandos La secuela del éxito de 2010, que llega con dirección de Dean Parisot y se basa en el cómic de DC, vuelve a reunir a los ex agentes de élite que deben localizar un desaparecido dispositivo nuclear que hace peligrar al mundo entero. El comienzo encuentra a Frank Moses (Bruce Willis, ya un ícono dentro del género a quien se ha visto recientemente en la última Duro de matar, Los indestructibles 2 y G.I. Joe: El contrataque), el agente retirado de operaciones encubiertas de la CIA, perseguido y acorralado por nuevos enemigos. Junto a Marvin (John Malkovich), quien se hace pasar por muerto y entrega las humoradas del film; Sarah (Mary-Louise Parker), Katja (Catherine Zeta-Jones) y Victoria (Helen Mirren), un eterna enamorada de armas tomar, el héroe y el equipo se lanzan tras Bailey (Anthony Hopkins), el hombre que se encuentra en una prisión rusa de máxima seguridad y sabe donde se encuentra la bomba que se disputan un ejército de asesinos, terroristas y oficiales del Gobierno enloquecidos por el poder. El film tiene efectivas escenas de acción, acumulación de villanos desde el inicio de la trama y una catarata de gags (Victoria se hace pasar por la Reina de Inglaterra en un psiquiátrico) que dan en el blanco. En esta ocasión, el cruce de personajes de un bando a otro y la ola de traiciones son una constante que domina la película ambientada en París, Londres y Moscú. Estos Retirados Extremadamente Peligrosos todavía tienen pólvora para rato.
A pesar de guardar demasiadas similitudes con su antecesora, RED 2 cuenta con decente guión plagado de humor, escenas de acción brillantemente filmadas y buena química entre su elenco de estrellas. Retirados y Extremadamente Peligrosos RED 2 comienza pocos años después de la primera parte, el ex agente de la CIA Frank Moses (Bruce Willis) y su novia Sarah (Mary-Louise Parker) llevan una tranquila y aburrida vida lejos del peligro, pero cuando Marvin (John Malkovich) reaparece en sus vidas, las cosas cambian rápidamente. Una operación durante la Guerra Fría y un arma de destrucción masiva que se cree perdida, son el catalizador para que una recompensa pese sobre las cabezas de Frank, Marvin y Sarah. Así comienza una operación global para encontrar la verdad que los llevará a París, Londres y Moscú, mientras intentan sobrevivir a distintas amenazas como asesinos a sueldo, terroristas y funcionarios de gobierno corruptos que también pretenden encontrar esta bomba de última generación. Los Mejores Nunca Descansan Se dice que las segundas partes nunca fueron buenas, y RED 2 es una de las excepciones a la regla. Algo extraño ocurre con este film que, en muchos aspectos, es superior a la anterior y que si no guardara tantas similitudes en la trama y en algunas escenas específicas, sería una gran película por sus propios medios. No caben dudas que el mayor atractivo del film está en su gran elenco y son ellos quienes se cargan el film al hombro con oficio y se divierten con el material. Aparte de los ya mencionados Bruce Willis, John Malkovich y Mary-Louise Parker también están Helen Mirren, Anthony Hopkins, Catherine Zeta-Jones, Brian Cox y Byung-hun Lee (Storm Shadow de G.I. Joe) y la química entre todos ellos es impecable. RED 2 no pretende ser más que un buen entretenimiento de dos horas y, sin entregar más ni menos, cumple su propósito. El guión escrito por Jon Hoeber y Erich Hoeber se apoya fuertemente en el humor, muchas veces absurdo, lo cual termina siendo un gran acierto. En este aspecto brillan Bruce Willis y sobre todo John Malkovich, quienes tienen los mejores chistes y “punch lines”. La dirección de Dean Parisot (responsable de la excelente comedia de ciencia ficción Galaxy Questy) es por demás de correcta, sobre todo por dejar que su veterano elenco haga lo que mejor sabe hacer, por permitirles divertirse y finalmente trasladar esa diversión a la pantalla. Al ser una comedia de acción, obviamente no podíamos dejar de hablar de lo segundo, y me complace decir que en un mundo donde últimamente la acción se basa en la destrucción a gran escala de ciudades y portales interdimensionales, RED 2 termina resultando una bocanada de aire fresco. Algo parecido a lo que sucedió con la próxima a estrenarse El Ejecutor de Sylvester Stallone, es bueno ver películas que no apoyen estas secuencias en grandes efectos especiales y nos den acción “a la vieja escuela”, tiroteos, peleas mano a mano, explosiones y persecuciones, pocos efectos generados por computadora y nada más. Conclusión Si disfrutaron de la primera parte, muy difícilmente la pasen mal con RED 2. Para bien o para mal ambas películas son muy similares. Chistes que funcionan y efectivas escenas de acción, aparte de un elenco plagado de estrellas, son razón suficiente para ver este film que cumple con su propósito de entretener y no mucho más que eso. Luego de la decepción que resultó ser Duro de Matar: Un Buen Día Para Morir, es bueno volver a ver a Bruce Willis haciendo lo que mejor sabe hacer y a John Malkovich en un papel que le calza como anillo al dedo.
Un duro de matar Red 2 (2013) se encarga de ampliar las fronteras del hábitat frenético que contuvo a los personajes de su primera parte. “Pero no restaba mucho por explorar”, objetará algún espectador perspicaz y tendría razón. Otro afirmará que su concepto es bastante básico. Y es verdad. Pero al planeta Red no le importa y explora igual, con ojos vendados. A las piñas. Tiros. Culatazos. Patadas. Cabezazos. Escupitajos. Piñas. Tiros. Y patadas también, no se olviden de las patadas. Frank Moses (Bruce Willis) peleó, mato, eludió y sobrevivió a una caza despiadada ordenada por sus viejos empleadores. Luego se asentó, se casó con la única mujer que amó, subió un poco de peso y perdió un poco de pelo. Dejó de pelear, matar y eludir. Pero ahora sus viejos empleadores fueron sustituidos por un grupo nuevo, aún más despiadado y comprometido en su convicción de erradicar todo cabo suelto de un pasado incriminatorio. Frank entonces vuelve a participar de un juego que, comprende, nunca debería haber abandonado. Red 2, al igual que su antecesora aunque con una sensación de triunfo más consistente, ataca desde dos frentes simultáneos e indisociables. Uno lo compone la acción, el otro la comedia. Encabezando esas dos columnas cimientales distinguimos nítidamente a Bruce Willis, director de una orquesta de explosiones, balaceras, persecuciones y muertes sigilosas mientras que John Malkovich, alternándose con precisión entre Mary-Louise Parker y las simpáticas irrupciones del elenco de actores secundarios perfectamente seleccionados, se ocupa de la esfera humorística con gran eficacia, revirtiendo el cuerpo fundamental de características que siempre delimitaron su physique du rôle. Esta película, en lugar de alcanzar su valor definitivo a través de una sucesión de pequeños logros, se alza desde un primer momento con uno global y suculento en donde deposita todos sus esfuerzos. La fusión de adrenalina y risa moldea este agradable híbrido que captura lo mejor de ambos mundos y escupe una experiencia deliberadamente absurda e inverosímil. No es significativa en ningún sentido. No esgrime ningún subtexto incisivo. Es un apotegma conciso. Una modesta declaración. ¿Entretiene? Mucho. Y extiende una invitación constante a la abstracción más placentera. Un capricho cinematográfico sin propósito que, de vez en cuando, entre Bergmans y Tarkovskys, hay que reconocer y consentir. El prestigio investido al universo del comic alguien lo pudo haber predicho luego de su peregrinaje y consecuente masificación en el campo televisivo. Lo cierto es que la masificación llegó antes. Mucho antes. Algunos fanáticos tardíos, por ejemplo, adjudican la trivialización de personajes recientemente rescatados a los shows de TV que los expusieron por primera vez al mundo. El Batman de Adam West podría citarse como caso paradigmático, por su ridiculez circense e impostación irrisoria. Lo cierto es que el Batman gráfico, en su génesis, se definió de la misma manera. Villanos circunstanciales. Conflictos breves, resolución invariable. Historias redondas. Una inclinación fuerte hacia la acción. Al principio con una longitud de siete páginas. Después once. Así fue creciendo y así se permitió, progresivamente, el desarrollo de sus protagonistas. El camino de Red (2010) fue completamente inverso. Comenzó como una serie limitada de comics en septiembre del 2003. Más bien de carácter oscuro, con un planteo radicalmente opuesto al de las películas. Por ese motivo Red 2 apela a todo el mundo menos a los fanáticos. No sólo a los más puristas y obstinados. Cualquier persona que haya sucumbido ante los encantos de la pluma de Warren Ellis y los diseños de Cully Hammer encontrará vano cualquier intento de establecer una conexión con la obra original. El gran acierto, entonces, de los guionistas encargados de las adaptaciones, fue despojar por completo de cualquier indicio de rigidez y solemnidad a la narrativa e identificar algunos rasgos que propiciaran la configuración de un producto fílmico exitoso. Arbitrario como muchos. Divertido como pocos. Así es Red 2. Superior a la primera. Con más acción y, por fortuna, sin tantas vueltas.
Lo que pasa en el Kremlin queda en el Kremlin Red 2 es una secuela llena de vitalidad. Mucho más enérgica y divertida que la primera –que no hace falta ver para descostillarse con ésta-, tiene más o menos la misma premisa: los “Retired and Extremely Dangerous” deben entrar en acción una vez más, pero no importa para hacer qué, sino el recorrido, misión que los pasea por casi todo el globo a lo Jason Bourne, mientras escapan de los malos (hitman coreano incluido, en el cuerpazo de Byung-hun Lee). Cartoonesca, con separadores de estética cómic, es una de las películas más libres y disfrutables de los últimos meses. No hay nada más placentero que ver a Helen Mirren parodiándose a sí misma en sus papeles oscarizables, y dejando bien en claro que ella es más hermosa que toda la pendejada de Hollywood junta. Porque la Reina, lejos de estar encasillada en esos papeles aburridos para mujeres de su edad, la rompe haciendo de Victoria, una auténtica kick ass que puede estar conversando por teléfono con el personaje de Bruce Willis mientras baña en ácido a dos tipos que acaba de matar o disparando en medias, recostada sobre el pasto, como si estuviera en una cita romántica en el parque...
La pandilla de Bruce Red (Retired Extremely Dangerous/Retirado Extremadamente Peligroso) del año 2010, protagonizada por longevos Bruce Willis, Hellen Mirren, Morgan Freeman y John Malkovich (entre otros), había resultado una grata sorpresa. El film jugaba con el regreso (con gloria) de unos asesinos institucionales de la CIA, KGB e IM6 en una aventura de humor más acción (aunque quizás la fórmula fuera inversa) que funcionaba por la selección de actores que, al igual que Los Indestructibles, avivaba la memoria y desde su lugar de "más sabe el diablo por viejo" nos arrinconaba con el despliegue de veteranos felices e inoxidables. Es ley, salvo contadas excepciones, las segundas partes suelen ser innecesarias. Todo aquello que brilló o mínimamente sorprendió se termina transformando en mera fórmula para seguir juntando dinero. Bueno, Red 2 es eso. ¿Resulta tan lamentable? En este caso, no lo creo. Aquello que divertía de la primera sigue funcionando en esta continuación. Malkovich sigue paranoico y descontrolado, Mirren es sensualidad y elegancia y Bruce sigue siendo Bruce, un pelado con cara de afligido imposible de matar. El agregado de unas nuevas figuras como la de Catherine Zeta-Jones de agente rusa y el surcoreano Byung-hun Lee (A Betersweet Life, The Good, The Bad and The Weird en Corea y G.I. Joe: El Contraataque en el mercado norteamericano) de furibundo asesino, suman parcialmente. Se notan, como muchos eventos, forzados dentro del relato. La veterana incorporación de esta segunda parte es la de Anthony Hopkins en un papel de científico/lunático que navega en piloto automático. Se nota que el bueno de Hopkins ya hace lo que quiere (y como quiere). Superando el espíritu de la primera, se percibe en Red 2 más claramente la autoconciencia por parte de los actores de que están jugando papeles inverosímiles, de que todo es un gran artificio. Uno puede dejarse llevar por el truco: al asesino más letal le alcanza con un papel para hacer su trabajo, la entrada al kremlin es por un local de comida rápida, robar un jet es tan sencillo como pestañear. Porque si uno desea complejidad y consistencia narrativa, difícil que pueda disfrutarla. Su estructura es puro salto temporal y espacial. Se empuja narrativamente introduciendo acción explosivamente circunstancial vacua de contenido. Por eso rinde más un gesto que un tiro, porque hay un sostén detrás (ahí están Cox, Malkovich o Mirren). Las escenas son intempestivas, acumulando escaramuzas a mucho volumen pero sin ideas ni construcción emocional (la entrega física de Byung-hun Lee es digna, pero se nota resultadista). Si algo que hay achacarle a esta segunda parte es que olvida esa hermosa idea del regreso de unos veteranos a la acción (cabe recordar ese duelo generacional de Willis vs Karl Urban) trocándola por una madeja de explosivas vacaciones europeas. Aquí se suma humor y acción pero se resta sentimiento. Ahora, si uno entiende que estamos ante una aventura similar a La gran estafa (Ocean's Eleven, 2001), con tipos que se divierten en pantalla e invitan a que nos divirtamos con ellos, consintiendo la falsedad narrativa, aún con sus aciertos y errores (no todo chiste da en el blanco y hay mucho petardo sin sentido), se puede disfrutar de una linda anarquía a caballo de viejas glorias.
Cuando más es menos En 2010, Bruce Willis, John Malkovich y Helen Mirren, acompañados por un buen grupo de otros intérpretes veteranos, regalaron una muy simpática comedia de acción a-la-James Bond basada en la (auto)parodia y en el placer de lo ridículo. Las críticas positivas y, sobre todo, el sorprendente éxito comercial, desembocaron en una inevitable secuela. Y, como también suele suceder en la mayoría de estas operaciones justificadas más por las necesidades del marketing que las artísticas, el efecto ya no es el mismo. No es que RED 2 sea mala (tiene algunos pasajes graciosos y un par de set-pieces construidas con indudable profesionalismo), pero la sensación es similar a la de haber escuchado el mismo chiste por segunda vez. Por mejor que esté contado, ya no generará la misma risa que en la primera oportunidad. En RED 2 reaparecen Bruce Willis en jogging y John Malkovich en bermudas, ambos siempre al borde de lo trash, y también regresa una Helen Mirren a la que le alcanzan unos pocos minutos para deslumbrar (como siempre), pero por más onda que ponen los actores el resultado final es apenas discreto, con mucho de fórmula y con síntomas de un agotamiento prematuro. En el arranque vemos a Frank Moses (Willis) felizmente retirado y en pareja con Sarah (Mary-Louise Parker). Pero mientras ambos hacen las compras en un hipermercado surge la figura inconfundible de Marvin Boggs (Malkovich) y, claro, las cosas ya nunca volverán a ser como antes. “No mataste a nadie en meses”, le dice el pelado Malkovich al pelado Willis. Al poco tiempo, los tres estarán de nuevo en acción, en una trama llena de engaños y vueltas de tuerca que nos llevará desde los Estados Unidos hasta Londres, París y Moscú, con un caso que viene desde la Guerra Fría (“Sombra Nocturna”), la amenaza de una bomba atómica como McGuffin, y la aparición en la segunda mitad de un agente que estuvo encarcelado durante… ¡32 años! (sí, el mismísimo Anthony Hopkins). En esta nueva RED (acrónimo de "Retired Extremely Dangerous") hay un amplio elenco que incluye -además de agentes de la CIA y del MI6- a la citada Helen Mirren, a la seductora espía rusa Katja (Catherine Zeta-Jones), a un asesino llamado Han (el astro coreano Byung-hun Lee) y breves apariciones de Brian Cox (que había tenido más minutos en la original) y David Thewlis. Así, con más personajes, con más escenas de acción, RED 2 viene recargada, pero no por eso mejor: esta vez más es menos. El efecto reciclaje se nota, la acumulación agota y el disfrute, por lo tanto, es casi nulo.
Red es un milagro de las adaptaciones de cómics en el cine. Una historieta ignota de Warren Ellis, cuya trama no superaba las 32 páginas, terminó por convertirse en una saga que reunió un reparto memorable en el cine de acción hollywoodense. La continuación no defrauda para nada y brinda un gran entretenimiento con estos personajes. Salvo que no te guste este género es imposible que no disfrutes la película. En esta ocasión cambiaron al director y Robert Schwentke fue remplazado por Dean Parisot, reponsable de Galaxy Quest, una muy buena parodia de Viaje a las estrellas con Sigourney Weaver. Algo llamativo es que Parisot conservó bastante la esencia de lo que fue la primera película y no se enfocó completamente en la comedia como se hubiera esperado, ya que es el género en el que más se destacó en su carrera. Red 2 se construyó con lo que fueron los puntos fuertes del primer film. La excelente dupla que formaron Bruce Willis y John Malkovich y Hellen Mirren como asesina implacable. La nueva entrega aprovechó muy bien estos dos elementos al mismo tiempo que incorporó un par de novedades. Mary Louise Parker, excelente actriz que en los últimos años la rompió en la memorable serie Weeds, acá tuvo muchísima más presencia en el conflicto y supieron aprovecharla como artista en un género en el que ella no suele trabajar. En Red 2 tiene momentos muy divertidos y no pasa desapercibida. Entre las incorporaciones se destaca el trabajo de Lee Byun-hun, una de las máximas estrellas del cine asiático de la actualidad que sobresalió en filmes coreanos brillantes como Joint Security Area (Chan Wook Park) y A Bitter Sweet Life (Kim Ji-Woon). En Occidente el público menos cinéfilo lo tiene como el flaco que hace de ninja blanco en G.I.Joe pero es un tremendo actor que se destaca por lo general en roles dramáticos. Lo loco de su paso por Hollywood es que interpreta personajes muy diferentes a los que suele hacer en Corea y en Estados Unidos prácticamente se convirtió en un héroe de acción. La secuencia de pelea que protagoniza en Rusia en este film es impresionante y parece que se hubiera dedicado toda la vida al cine de artes marciales cuando su filmografía es bastante ecléctica. Antohony Hopkins también se destaca en la historia con muy buenos momentos y la verdad que es un lujo para el amante del cine de acción poder disfrutar una propuesta de este estilo con artistas de semejante nivel. Reitero, salvo que no te guste el género es muy difícil que no disfrutes de Red 2 porque es muy entretenida y cumple con lo que uno puede esperar de este tipo de filmes. Una apuesta segura si buscás un buen entretenimiento de calidad.
Viejos héroes en la pos guerra fría La de poner a actores que ya han entrando en distintas etapas de la vejez a jugar papeles de acción para demostrar que en realidad viejos son los trapos es una costumbre más o menos reciente. Quizá el antecedente más destacado sea el de Clint Eastwood, quien en los ’90, junto a Donald Sutherland, James Garner y Tommy Lee Jones, hizo de astronauta jubilado en Jinetes del espacio, aunque ésa no era estrictamente una película de acción. Hoy las grandes estrellas del género en los ’80, con Stallone, Bruce Willis y Schwarzenegger a la cabeza, se dedican a sacarle lustre al nuevo physique du rol en buenas películas como Los Indestructibles, 16 calles o El último desafío, donde se permiten interpretar a héroes que, como ellos, están en edad de merecer... una jubilación digna. La saga RED, basada en una historieta de DC Comics, es el ejemplo más reciente de esta tendencia. La historia no difiere mucho de la primera película, estrenada en 2010. Un grupo de ex espías que vivieron su momento de gloria durante la Guerra Fría son obligados a volver al oficio a causa de viejos trabajos inconclusos que, en un contexto geopolítico radicalmente distinto, los convierte a ellos mismos en cabos sueltos que agentes más jóvenes deben anudar. El acrónimo RED corresponde a “Retirados Extremadamente Peligrosos”, según su sigla en inglés. Con un gran elenco de actores entrados en años, como los británicos Helen Mirren, Anthony Hopkins y Brian Cox, más John Malkovich y el infalible Willis, RED 2 cumple una de sus promesas: ofrecer una sucesión de escenas en las que esta banda de notables despacha a gusto algunos diálogos ingeniosos, que sobre todo se dedican a rizar el rizo de lo infrecuente de ver a los personajes realizar acciones que poco tienen que ver con su edad cronológica ni con las carreras de muchos de los protagonistas como actores dramáticos. El caso más evidente es el de Helen Mirren, deslumbrante en su nuevo rol de heroína. La película apuesta a exagerar los anacronismos en pos de obtener mayor rédito dramático de cada situación. Así y todo, no alcanza para que aquella afirmación que hace el personaje de Willis acerca de que ya no se trata ni de bandos ni de reglas, sino de buenos y malos, no suene infantil y fatalmente reduccionista. Detalle que debe pasarse por alto porque claramente sólo se trata de entretenimiento, de un juego de ingenio que superpone dos maneras diferentes de pensar el mundo en un mismo plano de acción, permitiéndoles interactuar para ver qué pasa. Más allá del gusto de ver cómo Mirren o Malkovich son capaces de auténticos malabarismos actorales, o de reunir por primera vez en pantalla a los dos actores que interpretaron a Hannibal Lecter (Hopkins en la serie de El silencio de los inocentes; Cox en Manhunter de Michael Mann), RED 2 encadena una serie demasiado extensa de situaciones que hace saltar el relato desde los Estados Unidos para pasearse por toda Europa, reduciendo la película a una serie de sketchs generalmente efectivos, pero volviendo un poco engorrosa la tarea de seguir una trama que tal vez a nadie le importe demasiado.
Parecía que para los ex agentes "jubilados y extremadamente peligrosos" como sugiere la sigla en inglés, había llegado la hora de hacer una vida normal, como vecinos anónimos en un calmo rincón suburbano. Por lo menos a eso apuntaban los deseos de Bruce Willis, que ya no quería seguir poniendo en riesgo la vida de Mary-Louise Parker, su joven pareja, aunque ella ya empezaba a entusiasmarse con la adrenalina. Pero no. No hay sosiego para ellos y no lo habrá tampoco en el futuro si la formula vuelve a resultar tan rendidora como lo fue en el film que inauguró la serie hace tres años. Así que alguna excusa habrá para que el grupo de veteranos (Willis, John Malkovich, Helen Mirren) vuelva a ponerse en movimiento, y de paso pueda ir instruyendo a la atrevida novata. Y por supuesto para que el film trate de interpretar el ánimo paródico del cómic original. Porque, por supuesto, Red 2 es una comedia de acción que se divierte a costa de los films de acción exagerando sus lugares comunes, burlándose de sus excesos y de sus anécdotas inverosímiles. Como caricatura, aunque con muchos altibajos y un libreto tan cargado de idas y venidas que se hace confuso, funciona mejor que como aventura de espionaje y violencia, apenas rutinaria. Y algo larga. Si estos veteranos, parientes de Los indestructibles , entran otra vez en escena es porque WikiLeaks ha destapado una vieja operación vinculada con una superbomba que está escondida en algún lugar de Moscú y ha involucrado en el caso a estos dos viejos espías de la época de la Guerra Fría que encarnan Willis y Malkovich: el mundo entero está en peligro, de modo que no hay quien no los busque ahora, de la CIA y el M16 a los propios rusos. Lo grave es que ellos no saben nada del tema y tienen que salir a investigarlo mientras bombas y proyectiles de todo calibre les estallan alrededor y van dejando Europa sembrada de cadáveres y de vehículos destrozados al cabo de innumerables persecuciones. Porque, como cabe a ex colegas de 007, y aunque no siempre se entienda por qué, ellos andan de capital en capital. Una secuela, ya se sabe, tiene que repetir los ingredientes, pero multiplicar las dosis. De modo que aquí todo crece, incluso el elenco: a los ya citados y a Brian Cox , aquel romántico ex agente de la KGB, se suman Anthony Hopkins, como el sabio loco inventor de armas de destrucción masiva; Catherine Zeta-Jones, agente rusa perversa e implacable y, para colmo, tan seductora que tiene sobre Willis el mismo poder que la kriptonita sobre Superman, y el coreano Byung Hun Lee, que pasa por ser el número uno de los asesinos profesionales del planeta. Mirren y Hopkins parecen divertirse, sobre todo cuando hacen sus respectivos shows de locura. El público, quizá no tanto.
Acción y humor en partes iguales, en esta cinta que supera ampliamente a su original. Un elenco de lujo, en el que Bruce Willis y John Malcovich se destacan por tener los mejores chistes y remates. Las secuencias de adrenalina fílmica, no apelan a los efectos digitales, hay por supuesto tiros, persecuciones y explosiones, pero rodados al mejor estilo de la vieja escuela del cine de acción, con efectos manuales, artesanales, una puesta que beneficia a la historia. Parodica, pochoclera y muy disfrutable.
Lejos del retiro Los agentes retirados extremadamente peligrosos están de vuelta, con más ganas de matar y decididos a hacer lo necesario para defenderse de aquellos que ponen precio a sus cabezas. Con la sorpresa agotada en la primera película, está segunda entrega compensa con buenas dosis de humor y acción. En el inicio encontramos a Frank (Bruce Willis) junto a Sarah (Mary-Louise Parker) haciendo compras como cualquier otra pareja, hasta que Marvin (John Malcovich) los encuentra y les advierte sobre el peligro que corren. Un viejo expediente llamado "Night Shade" vuelve a ponerse sobre el tapete y obliga a Frank a reencontrarse con viejos compañeros de aventuras, entre ellos la sexy y mortal agente rusa Miranda (Catherine Zeta-Jones). Sin duda, los mejores momentos están a cargo del trío Willis-Malkovich-Parker, quienes llevan la línea humorística del relato; en tanto Helen Mirren, Brian Cox y Anthony Hopkins aportan sus ilustres y galardonadas personalidades a un cartel de por sí atractivo. Es claro que la trama es apenas una excusa, no lo importante, aunque el relato es correcto pero no tan bien logrado como en el primer filme.
Y... son gente grande El formato de comedia y acción, con estrellas conocidas y maduras, con Willis a la cabeza, vuelve a dar en el blanco. “Hace meses que no matás a nadie”. La frase, que suena a reclamo, es también un guiño que sale de la boca de Marvin Boggs, el estrafalario y psicótico personaje que John Malkovich repite en Red 2. El destinatario es Frank Moses (Bruce Willis), que está de compras en un Home Depot apenas abre la secuela, disfrutando -sin acribillar espías, terroristas o corruptos- de su retiro, junto a su esposa (Mary-Louise Parker). Los dos pelados saben que la jubilación por edad, para esta saga de comedia de acción que quién sabe si termina aquí, es un viaje de ida y vuelta. Ambos ya estaban retirados en la primera Red (2010), y a eso hace mención la sigla en inglés: Retired Extremely Dangerous. Agentes de la época de la Guerra fría, alguien subió a Internet su participación en una operación fallida hace treinta y pico de años (Sombra nocturna), sobre ¡un arma de destrucción masiva! Quién lo diría, décadas anteriores a Bush hijo. Y de ahí que Marvin busque a Frank. Más que para salvar su honor, para salvar el pellejo. Si la primera Red funcionaba como una pseudoparodia a las películas de la saga de Bond, basada a su vez en una novela gráfica, esta secuela redobla la apuesta. La cámara acompaña a los protagonistas por varias capitales del mundo (París, Londres, Moscú), los enredos se multiplican cada vez que tocan una ciudad, son perseguidos por estadounidenses y rusos… Y ahí radica el mayor aporte del filme: en la sorpresa. Porque si la trama se va haciendo más intrincada -bueno, esto es un entretenimiento, pero no está mal que la historia tenga recovecos-, la aparición de distintas estrellas en papeles importantes, que aparecen así, asombrosamente, incrementa el disfrute. Sin decir quién es quién, regresan algunos personajes que ya estaban en la primera, como los de Helen Mirren (ex agente del MI6) y Brian Cox (agente soviético), a los que se suman los que ahora interpretan Anthony Hopkins, Catherine Zeta-Jones, David Thewlis, Neal McDonough y una estrella coreana, Byung-hun Lee -ya lo vimos este año también con Willis en G.I. Joe: El contraataque-. Más que las escenas de acción -la persecución en París, entre moto, un viejo Citröen 3CV y un auto último modelo no tiene desperdicio-, son las de comedia las que logran que estas viejas estrellas se pongan al espectador en el bolsillo. Desde descubrir nuevas e impensadas utilidades de las papas Pringles a la dinamita que Marvin lleva siempre en sus bolsillos y diálogos o sentencias, algunas sobre la tenencia de armas en los Estados Unidos... Dean Parisot -que como director ganó un Oscar, por un cortometraje, y realizó Las locuras de Dick y Jane, con Jim Carrey- le imprime dinamismo ahí donde hacía falta. Y, son gente grande.
Échale la culpa al Kremlin. La propuesta inicial de esta secuela es tan simple como contundente : acción a rabiar, escenas de pelea correctamente coreografiadas, autos de alta gama en persecuciones en grandes metrópolis, mujeres bellas y galanes inolvidables e inoxidables del cine de acción. Al que le guste pase vea y consuma, al que no a buscar tragedias shakespiereanas a otra sala del complejo de cines. RED 2 es honesta, por sobre todas las cosas, y se reconoce como un producto de entretenimiento que responde a todos los clichés del género y los honra con oficio. La historia se sitúa temporalmente unos años después de la última misión de Frank Moses (Bruce Willis), que, ya retirado. trata de deleitarse con la vida conyugal mas proletaria que podamos conocer. De hecho la escena inicial transcurre en un mega mall. Pero pronto el desafío tocará a su puerta de la mano del inefable Marvin (John Malkovich) quien le propondrá embarcarse en una nueva misión que desempolvará nada mas y nada menos que el fantasma mas ochentoso EVER: la Guerra Fría. A partir de una vieja amenaza de la mano de un arma de destrucción el grupo volverá a reunirse en un viaje que los llevará por Europa y una aventura que traerá a viejos y nuevos enemigos que tratarán de arruinar los planes de Frank Moses. Aparecerán entonces en escena Catherine Zeta-Jones, Helen Mirren (una autentica actriz todo terreno), Lee Byung-hun y el magistral Anthony Hopkins, demostrando que no existe divisiones entre el cine pochoclero y el cine “ serio ” sino simplemente productos efectivos y los que no lo son. Manteniendo la estética comic (recordemos que el basamento de este film es justamente un comic de DC) el ritmo es incesante en las escenas de acción sobre todo las interpretadas por Bruce Willis y Lee Byung-hun. Sin lugar a dudas RED 2 es un film que sin pretensiones logra entretener desde lo visual y mas aun para aquellos que han sido testigos presenciales de los añorados films de acción de los ochenta a los que no tiene nada que envidiarle. RED 2 es un film que no esta perdido en acción que muestra héroes duros de matar con la destreza física de Rambo y la frialdad de Terminator, un homenaje al cine que todos recordamos y muchas veces extrañamos.
Otra vuelta a la Guerra Fría Con "Red 2" vuelve la etapa de la Guerra Fría, la Unión Soviética y los peligros nucleares. El filme retoma la premisa del cómic americano en el que fue creado, dentro de una de las tantas compañías de historietas, que maneja a otros superhéroes como Batman, Superman, o la Mujer maravilla. El tiempo pasa, lo que fue acción deviene costumbre y la vida que uno pensó tranquila y feliz se vuelve monótona y con recuerdos de épocas mejores. Eso parece pasarle al ex espía Frank Moses (a cargo del inefable Bruce Willis), que ahora encuentra más atractivo recorrer un supermercado que enfrentarse a potenciales enemigos. Hasta su novia Sarah (Mary-Louis Parker), parece estar desencantada y con anhelos de los viejos tiempos de acción. Y la acción llega en la persona de Marvin Boggs (John Malkovich), un viejo amigo y una nueva misión a cumplir, llamada Nightsmade. VIEJOS TIEMPOS Con "Red 2" vuelve la etapa de la Guerra Fría, la Unión Soviética y los peligros nucleares. Para complicar el asunto hay un hombre oriental, conocido como Han Cho Bai (Byung-hun Lee) que puso a Frank Moses en la mira; Victoria (Helen Mirren), una asesina que le sigue el rastro y es una suerte de vampiresa a lo Morticia; Katja (Catherine Zeta-Jones), una ex novia rusa, que reaparece como un engranaje más del plan y Bailey, un científico medio desequilibrado. "Red 2", secuela de la primera de la serie, retoma la premisa del cómic americano en el que fue creado, dentro de una de las tantas compañías de historietas, que maneja a otros superhéroes como Batman, Superman, o la Mujer maravilla. Con su carga de humor ingenuo, mucha acción y violencia, tramas imposibles, viajes por París, Moscú y Londres, la película sin duda resultará atractiva para los seguidores de los cómics y en especial a los adolescentes.
Suma talentos la saga de espías jubilados “Red” Según la historieta de DC Comics "RED!" es la sigla de "jubilado extremadamente peligroso" y, del mismo modo que en el primer film, los ex agentes de la CIA Bruce Willis y John Malkovich y la superasesina británica Helen Mirren justifican plenamente esta calificación. La película comienza con Willis y su novia Mary Louise Parker intentando hacer una compra tranquila en un supermercado cuando se les aparece el paranoico personaje de Malkovich para terminar con la tranquilidad: una antigua misión en Rusia de la Guerra Fría es revelada en un sitio de Internet, y toda las agencias secretas del mundo están detrás de los protagonistas que a los pocos minutos ya les están dando clases de masacres exquisitas a las nuevas generaciones de espías. La trama sigue a los personajes donde terminaba la primera "Red", eliminando a Morgan Freeman y agregando una seductora espía rusa (Catherine Zeta Jones) que sirve para tensar las relaciones entre Willis y su novia. Pero sobre todo lo que casi hace que este film sea mejor que el anterior tiene que ver con el científico loco que compone Anthony Hopkins aplicando una importante dosis de sentido del humor. Detalle que por supuesto se aplica a todo el elenco, incluyendo a Helen Mirren haciendo un guiño sobre su trabajo en "La Reina". Bien filmada en atractivas locaciones europeas y con mucha acción, "Red 2" también tiene una serie de gags no muy eficaces que van desde lo muy liviano a lo realmente tonto, y le falta síntesis. Por ejemplo, todo lo que tiene que ver con el killer coreano interpretado por Byung-hun Lee, que parecen insertadas un poco a la fuerza, aunque dan lugar a una magnífica escena de artes marciales con el experto en kung fu enfrentado a un batallón de policías rusos esposado a la puerta de una heladera. Pero finalmente es el reparto lo que hace recomendar esta película, y a todos los mencionados hay que agregar tambien a Brian Cox y a un brillante David Thewlis.
"Un film de fórmula efectiva, pero sin originalidad. Solo remite a otras películas, con escenas de probada y familiar efectividad en nuestra memoria, que debería hacernos preguntar si no estamos muy cómodos o vagos con el tipo de entretenimiento que vamos a buscar al cine". Escuchá el comentario. (ver link).
La primera fue unacierto, con estos agentes retirados extremadamente peligroso (eso significa red), la segunda ya no tiene la sorpresa, y no es un mal fin, pero es más de lo mismo. Sigue el encanto cara de piedra de Bruce Willis, John Malkovich se divierte igual que Anthony Hopkins y a Helen Mirren el talento le brota. Si a eso se le suma Mary Louise Parker y Catherine Z Jones, la peli entretiene con algunos momentos muy buenos.
Jubilados violentos La más difícil de las combinaciones en el cine es la mezcla de comedia y acción. Parece haber algo muscularmente incompatible entre la tensión que implica un tiroteo, una persecución o una pelea y la relajada liberación de una carcajada. Sin embargo, al menos desde la época de Trinity, hay quienes conocen la fórmula para mantener estable ambos componentes. Por ejemplo: Iron Man o El llanero solitario, entre las más recientes. A ellas ahora se suma Red 2. Basada en una historieta de DC Comics, esta nueva entrega de la saga, que se inició con éxito en 2010, propone una nueva aventura desmesurada, en la que están implicados los servicios de inteligencia de Estados Unidos, Rusia, Inglaterra e Irán y una serie de personajes extravagantes, dignos de las viñetas de las que fueron extraidos. Por sus siglas en inglés, Red significa "Retirado Extremadamente Peligroso" y no alude sólo al exagente Frank Moses (interpretado por el ya monumental Bruce Willis), un tipo que se encargaba de los trabajos sucios de la CIA, sino también a su compañero, el paranoico Marvin (John Malkovich, en estado de gracia); a su novia Sarah (Marie Louise Parker, perfecta en cualquier papel) y a la espía inglesa Victoria (una autoparódica Helen Mirren). Si bien se trata de una película de grandes estrellas (a la lista hay que agregar Anthony Hopkins, Catherine Zeta Jones y Brian Cox) y que cada una debe recibir su parte proporcional en el guion, la trama consigue incluirlos a todos sin volverse digresiva ni episódica. Al contrario, hay cierta filosofía de uno para todos y de todos para uno que sin ser tomada muy en serio funciona como la base conceptual del argumento. No puede decirse que sea exactamente una parodia del cine de espionaje, aunque sin duda es una caricatura del submundo de los agentes secretos, tanto de esa especie de edad dorada que fue el período de la Guerra Fría como del presente. Ya con eso sería suficiente, pero hay más. El humor desborda los límites del género y se derrama sobre todas las relaciones que se establecen entre los personajes: la amistad, el amor, los celos, la envidia, la venganza y el odio. Más allá de cierta glorificación exagerada, y por lo tanto irónica, de las armas y las violencia, lo que se exaltaría a través de esa difícil mezcla de comedia y acción es la intensidad de la vida. Algo que por suerte Red 2 demuestra andando o haciendo andar a sus jubilados violentos.
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Jubilados y a los tiros Más allá de su elenco de estrellas y sus costos millonarios, “Red 2” es un otro buen ejemplo de que Hollywood se ha quedado sin ideas (sin historias, sin personajes) a la hora de ofrecer un buen entretenimiento. La saga de “Red” vuelve sobre el tema de que los veteranos todavía pueden dar pelea (al mejor estilo “Los indestructibles”), pero con una estética más cercana al cómic y al espíritu de James Bond. El punto de partida es bastante original (de hecho la primera parte estaba basada en una historieta), pero esta secuela naufraga entre la falta de un guión sólido y los lugares comunes. Esta vez el ex agente de la CIA Frank Moses (Bruce Willis) se ve obligado a reunir a su equipo de jubilados espías de elite para localizar un letal dispositivo nuclear portátil. La búsqueda lo llevará de tour por París, Londres y Moscú, y en el camino se cruzará con asesinos a sueldo, agentes renegados, fabricantes de explosivos y toda la fauna del mundo del espionaje. En “Red 2” hay coletazos de la Guerra Fría (cuándo no), romance light, vueltas de tuerca previsibles y chistes sin gracia. La película se queda en el bosquejo de la caricatura, pero como filme de acción y de intrigas no funciona, porque es confuso, largo y aburrido. El único encanto (no menor) es ver a tantas estrellas en pantalla, aunque Bruce Willis no hace más que repetir gestos, y John Malkovich agota un poco con una comicidad forzada. Helen Mirren brilla, como siempre, y Anthony Hopkins hace lo que puede con la caricatura que le toca en suerte. En Estados Unidos “Red 2” fracasó en la taquilla. Esperemos que los productores no insistan con una tercera parte.
Las estrellas se reencuentran y parodian a Bond Es una entretenida comedia policial que se sustenta sobre la fórmula de reunir a una constelación de estrellas del cine para encandilar al espectador. Secuela de la cinta de 2010, el título es un acrónimo que en inglés quiere decir "Retirados pero extremadamente peligrosos". Está basada en una trilogía de historietas escritas por Warren Ellis y Cully Hammer, publicadas en DC Comics, que parodian a las películas de James Bond. Los protagonistas de esta historia son los ex agentes secretos Frank Moses, el paranoico Marwin Boggs, Victoria, que trabajó para el M16, y Sarah, la novia de Frank, siempre ansiosa por vivir aventuras peligrosas. Los restantes participaron de la Guerra Fría. A ese dream team se añaden un sabio loco inventor de armas de destrucción masiva; la seductora agente secreta rusa Katja; el romántico ex miembro de la KGB; y un karateca coreano catalogado como el asesino número uno del mundo. En la primera secuencia, Frank y Marwin se encuentran, por azar, en un shopping y éste le dice a aquél: "Hace meses que no matás a nadie". Frank está muy enamorado de Sarah y no quiere saber nada de nuevas aventuras. Pero una información aparecida en Internet sobre la participación de Frank en una operación fallida vuelve a movilizar a los cuatro personajes, que recorrerán miles de kilómetros para protagonizar las acciones más increíbles en New Jersey, París, Londres y Moscú. El objeto convocante es una super bomba de "mercurio rojo" conocida como "Sombra Nocturna", cuya ubicación se desconoce, que, activada, podría provocar la muerte de millones de personas. A los "líos", aventuras, comedia y romance que derivan del reencuentro de este grupo, subyace la idea de la soledad, de sentirse excluido por una cuestión etaria y por el hecho de estar retirado o jubilado. Lo cierto es que Willis, Malkovich, Mirren, Parker y Hopkins demuestran que además de dramas y personajes serios, también pueden interpretar --muy bien- a caricaturescos agentes secretos, envueltos en acciones alocadas, a veces algo confusas, para divertir a los espectadores, siempre con una mesurada pero eficaz ayuda de los efectos visuales.
Sin ambiciones en el frente Cuando se encara una segunda parte de una película cuya mayor virtud era el entretenimiento amable, hay dos posibilidades: o se intenta profundizar en la psicología de los personajes o se apuesta directamente por la diversión absurda y el sinsentido. En el primero de los casos se corre el riesgo de que esa pretendida profundización termine siendo totalmente fallida, y lo que era un noble entretenimiento se convierta en un film innecesariamente solemne. En el segundo, el peligro es que la sucesión de absurdo y sinsentido atente contra el verosímil y el film sea aburrido de tan intrascendente. Particularmente soy partidario del segundo ejemplo: cuando lo que tenés son piratas que pelean en barcos fantasmales y todo resulta divertido, lo mejor que podés hacer es profundizar en ese universo para sacarle la mayor cantidad aventura, acción y comedia. Si no, tenés Piratas del Caribe: el cofre de la muerte, una película excesiva, barroca, demasiado gigante y con una psicología que los personajes nunca reclamaron. RED 2, por suerte, sigue la línea del sinsentido. Y así es como divierte en grande. Un detalle no menor es que el involucrado detrás de cámaras es Dean Parisot, un segunda línea de Hollywood bastante subvalorado que tiene dos películas interesantísimas como Las locuras de Dick y Jane y Héroes fuera de órbita, films que siempre en la cuerda de la comedia se burlan de cierta iconografía Americana. Si bien RED 2 podría verse desde ese lugar, con su trama política de Guerra Fría tardía que mira al mundo y aquellos encargados de “salvarlo” con sorna, es verdad que eso termina siendo lo menos atractivo del film. Aquí lo mejor pasa por una noción de velocidad narrativa, de absurdo constante y donde lo que realmente importa, más allá de lo que pasa, es cómo pasa aquello que pasa. Debo reconocer que RED no fue una película que me haya gustado demasiado, y nunca entendí la apreciación positiva por parte de la crítica. Puede, claro que sí, que la presión del cómic original cumpliera su cometido. Es verdad que resultaba atractivo el universo de jubilados del mundo del espionaje, esa vuelta a la acción, ese tono paródico de las situaciones. Había algo reflexivo, pero que se agotaba un poco rápido y que además pecaba de cierto estancamiento narrativo que se liberaba cuando estallaba la acción: ahí sí funcionaba el espíritu del cómic. En ese sentido -y de ahí que esta película funcione mucho mejor y conecte más fluidamente con el espectador- RED 2 se olvida, primero, de recordarnos que los protagonistas son jubilados de armas tomar, los personajes ya fueron presentados y vamos directamente a la acción, sin redundancias ni reiteraciones temáticas; y segundo, de construir una trama que sume complejidades. Los guionistas entienden, inteligentemente, que el concepto de RED funciona mejor desde los personajes: y lo que hace la película es armar cada secuencia a partir de ellos. RED 2 está hecha del mismo material que están hechas películas como Encuentro explosivo -la genial película de Mangold con Cruise y Díaz-, esa acción marca ACME que avanza y avanza con un tono exagerado y cada vez más grotesco, casi de dibujito animado y que funciona porque los personajes tienen ese registro desbordado que complementa y amplifica: Willis, Malkovich, Parker, Mirren trabajan con gran inteligencia a sus criaturas, las hacen queribles y suman niveles de autoconciencia. Uno se ríe porque el personaje absurdo está involucrado en un mundo absurdo, pero a la vez porque ese personaje absurdo y ese mundo absurdo impactan con la iconografía que cada intérprete ha construido en su trayectoria. Eso -que también lo intentaba Steven Soderbergh en la saga de La gran estafa- funciona porque el espectador está invitado a reírse y el chiste trasciende la pantalla. En RED 2 todo es puro disparate y nada importa demasiado. Es verdad, uno tiene que saber o tener ganas de disfrutar de ese sinsentido, de esa ligereza, de esa falta de expectativas y ambiciones. Esto es un puro divertimento, funciona, uno se va con una sonrisa de la sala aún sabiendo que lo que ha visto no es del todo importante. RED 2 no busca otra cosa. Piloto automático o gran diversión, cada uno elige. Yo, la pasé muy bien.
Jubilados de gatillo fácil El elenco estelar de Red (2010) estaba sobrecalificado para potenciar las limitaciones de un producto calculadamente ejecutado a partir de una breve novela gráfica de Warren Ellis y Cully Hamner. La idea que con sagacidad desarrollaran los guionistas extendiendo situaciones y creando tanto personajes como peripecias inexistentes en el cómic, no hubiese surtido el mismo efecto sin los veteranos de lujo que consiguió la producción para insuflarles vida. Bruce Willis, John Malkovich, Morgan Freeman, una sorprendente Helen Mirren y la menor del grupo, aunque ya ronde los 50 años, la encantadora Mary-Louise Parker se divirtieron a lo grande con sus roles y lo que es más importante transmitieron ese goce lúdico a los espectadores con un relato de a ratos muy violento, aunque lejos de la crudeza de la obra original, bien aligerado por un tono humorístico burlón y de un color predominantemente negro. Para la secuela volvieron todos los intérpretes que podían teniendo en cuenta las bajas del filme previo y alguna ausencia por motivo de fuerza mayor (la muerte de Ernest Borgnine que de todos modos cumplía un papel muy pequeño). Si a esos nombres de peso le sumamos los refuerzos de Sir Anthony Hopkins, la ya cuarentona pero siempre atractiva Catherine Zeta-Jones y el recio surcoreano Byung-hun Lee nos encontramos con un variado y por demás interesante contrapunto actoral. Porque no sólo hay desempeños de nivel sino también una indudable química que no se da con tanta asiduidad en los productos mainstream provenientes de Hollywood. La historia de Red 2 (2013) es un refrito de la película anterior con algunas variaciones para disimular un poco lo obvio: la fórmula instaurada por el director alemán Robert Schwentke, reemplazado en la secuela por Dean Parisot, llegó para quedarse. Descartadas las novedades, en el guión de los hermanos Jon y Erich Hoeber lo que sí se puede apreciar es un incremento sustancial en el presupuesto –de 58 a 84 millones de dólares- lo que derivó en una mayor cantidad de escenas de acción que están estupendamente coreografiadas y se disfrutan muchísimo más que las de la tristísima última entrega de la saga Duro de matar o la mediocre G.I. Joe: El Contraataque (por nombrar un par de títulos recientes en los que también aparecía Bruce Willis). Por otro lado es increíble lo que le aportan Mirren o Malkovich (aún con sus excesos, que los tiene) a sus personajes fundamentalmente por venir de un palo muy diferente al de Willis, de por sí toda una estrella del cine de acción de todos los tiempos. Sir Anthony Hopkins se incorpora bastante tarde a la trama y presenta escasos momentos de lucimiento, un defecto más atribuible a los autores que al actor galés. Byung-hun Lee pese a sus dificultades con el inglés no se queda atrás de sus cotizados compañeros de reparto y se destaca en un par de secuencias de artes marciales (se nota que es él y no un doble). En este contexto el humor aflora constantemente, en ocasiones algo forzado por las morisquetas de Willis o los tics de Malkovich, y debe decirse que en general Parisot se maneja con autoridad en un registro que sabe equilibrar la comedia negra desaforada con la violencia del género. Un mix atípico que no por nada causó su buen impacto en una audiencia proclive a festejar cada ocurrencia de estos viejitos retirados pero de gatillo fácil dispuestos a vender cara su derrota. Nuevamente los ex agentes de operaciones especiales Frank Moses (Willis) y Marvin Boggs (Malkovich) deben dejar su apacible vida de jubilados para embarcarse en una travesía que los llevará de los Estados Unidos a Londres, París y Moscú en el intento por desarticular un antiguo plan nuclear de la Guerra Fría en el que mucho tiene que ver el físico Bailey (Hopkins), que ha pasado las últimas tres décadas encerrado en una celda. Tras la huella de los temibles asesinos anda el también sicario Han (Byung-hun Lee) que ha sido contratado por la Agencia para deshacerse de ellos. En el camino Moses, que desde la aventura del 2010 se encuentra acompañado por su pareja Sarah (Parker), se cruza con su ex amante la espía rusa Katja (Zeta-Jones) propiciando una excusa para la guerra de los sexos. Una muy liviana, claro está, ya que la acción deja poco margen para los enredos de alcoba. Giros argumentales no podían faltar en este esquema pero los mismos no son el fuerte de la película que pregona buena onda y sale airosa de la repetición en tanto y en cuanto no se le pidan peras al olmo…
Anexo de crítica: -El film es efectivo y el casting verdaderamente bueno, con la excepción de Bruce Willis quien a estas alturas es ya una parodia demasiada conocida de sí mismo; de aquel actor espontáneo y carismático sólo ha quedado una mueca mecanizada sin expresividad. Por el contrario son dignas de mencionarse las labores del siempre talentoso John Malkovich y de Anthony Hopkins, quien en esta ocasión encarna un personaje muy cómodo para su tónica actoral. La narración del film es ágil y se disfruta con gran facilidad. Los amantes del género no saldrán sorprendidos, pero al menos no serán defraudados.-
Vuelve la acción, el humor y la diversión. Estos locos ex agentes vuelven a la aventura. En esta película se mezclan los dos géneros: acción y comedia. Es una adaptación del cómic Red, publicado por DC Comics en 2003; la primera se estrenó en octubre de 2010 en Argentina y Estados Unidos, entre otros países donde obtuvo una buena recaudación este film cuyos protagonistas son un grupo de ex agentes con edad para jubilarse y que ante un acontecimiento deben volver a la acción. Se encontraba protagonizada por: Bruce Willis, John Malkovich, Morgan Freeman, Helen Mirren, Mary-Louise Parker, Karl Urban y Brian Cox, todos ellos en una historia entretenida y divertida. Esta nueva secuela “RED 2” quizás no resulte como la primera, aquella era toda una novedad, pero de todas formas vale la pena verla. En esta oportunidad se suman a la historia: Catherine Zeta-Jones, Lee Byung-hun, Anthony Hopkins, Neal McDonough, (con este gran elenco aun es más atractiva). Nuevamente el ex agente de la CIA ya jubilado Frank Moses (Bruce Willis) desea llevar una vida tranquila junto a su novia Sarah Ross (Mary-Louise Parker), vuelve a encontrarse con su amigo Marvin Boggs (John Malkovich), pero algo terrible ocurre y no tarda en reencontrarse con Victoria (Helen Mirren). Un secreto relacionado con la guerra fría y un arma nuclear en Rusia que puede explotar en cualquier momento, para evitarlo ellos deben encontrar al hombre que creó el dispositivo, se trata de Edward Bailey (Anthony Hopkins), quien se encuentra en un hospital mental, y hay que ver que se trae entre manos; (siempre es un lujo tenerlo en alguna historia). Otro de los personajes Han (Lee Byung-hun),es un buen asesino que viaja en un lujoso avión. Todo se complica cuando Frank se reúne con Katja (Catherine Zeta-Jones), una agente rusa perversa y seductora. Ella fue un antiguo amor y está dispuesta a revivirlo, lo recibe con un beso apasionado y le dice que “los calvos son más viriles” (Ella sabe manejar la seducción y le da buenos matices). La historia llega a funcionar por varias razones, pero fundamentalmente por el gran elenco que la compone, Willis tiene un gran carisma, ofrece al espectador sus locuras, peleas, chistes y encanto; Mirren ofrece mucho ritmo y acción y un momento para sonreír cuando se hace pasar por la Reina de Inglaterra en un psiquiátrico; Mary-Louise Parker momentos ocurrentes disparatados y pone una vocecita especial; Malkovich ofrece un personaje lleno de locuras como en la anterior y un acierto la vuelve en una breve participación de Brian Cox, como ex espía soviético Ivan Simanov. Vemos también como funcionan los personajes nuevos: un asesino a sueldo Han Jo-Bae (Lee Byung-hun) quien ya ha trabajado en varias películas de acción y se demuestra conocedor del género (“GI Joe: Retaliation”; “Hero”). Escenas de mucha acción mientras los personajes recorren las ciudades de: París, Londres y Moscú, tiros, explosiones, persecuciones y muchos gags. La película es bastante atractiva, entretenida y pochoclera, ideal para los seguidores de los cómics, y de aquellos que gusten disfrutar de un gran elenco, que no deja de sorprender.
La primera de la serie, y viendo los resultados de la segunda entrega espero que ésta sea la ultima, traía aparejado el enemigo invisible, “el tiempo”, ese que avanza inexorablemente. Los personajes de la originaria “Red” (2010), “Retirados Extremadamente Peligrosos” (es la traducción de las siglas) todos ex espías, debían ser “silenciados” por los secretos que podrían revelar o develar. Todo un juego perverso entre “ya no los necesitamos”, les “tenemos miedo” más que respeto y “todavía cantamos” Ahora, años después, nos encontramos con los mismos personajes, y he aquí uno de los errores del filme, dar por sentado que el público los conoce, porque no hay casi presentación de los mismos, lo que implica hacer imprescindible, casi, el haber visto la primera. Sí hay algunos personajes agregados, también casi sin presentación oficial, de manera bastante informal, con un poco más de desarrollo respecto de los que hacen su segunda aparición, eso si, todos interpretados por grandes actores, que cumplen profesionalmente, lo que termina siendo sólo eso: Grandes nombres. Todos los originales sobrevivientes de la primera son acusados de ser los participes necesarios de la construcción y ocultamiento durante la “guerra fría” de la bomba más poderosa construida por el hombre, situación que los pone en categoría de ser los terroristas más buscados. El director de esta secuela (me vuelve a sonar como definición de enfermedad) no le imprime a la producción nada de lo logrado en la primera, no hay sorpresas, no hay giros ni en el relato ni en la estructura narrativa, los personajes no tienen ni dobleces ni progresión. Los actores todos eficientes, destacándose nuevamente Mary Louise Parker, como la pareja de Bruce Willis, ansiosa de aventuras; John Malkovich tiene reiteradamente a su cargo los mejores remates humorísticos, más por el personaje que por diálogos; Helen Mirren, David Thewlis, Anthony Hopkins correctos los tres, salvo que del trío Helen es la que más en serio se toma el personaje y causa más gracia, en tanto el actor coreano Byung Hun Lee sólo demuestra que sabe dar patadas, con coreografía cero, y que posiblemente Jet Li le hubiese dado otro carisma al personaje, lo que, por otra parte, hace extraña a Jackie Chan; por ultimo Catherine Zeta Jones no termina por definirse en su personaje de malvada, sexy, femme fatale de buen corazón, que parecía proponérsele desde el guión. La fotografía parece estar puesta más por obligación que por una búsqueda estética, esto es que los objetos y los héroes tienen que verse, con lo que ya es suficiente. Las escenas de acción, las persecuciones, no generan el vértigo necesario que es, en definitiva, su razón de ser, mientras el diseño de sonido y la banda sonora se emparentan en su definición con la fotografía, o sea, es necesaria, mientras que la música pasa desapercibida, digamos que hubiese dado lo mismo que no esté, no genera climas ni tensión, ni nada. El filme en sí mismo es un catalogo de lugares comunes, previsible, con humor nulo, mientras el texto es una excusa para recaudar dinero, pero tampoco creo que en esta variable los productores vean colmadas sus expectativas, lo que demuestra que a veces es bueno retirarse a tiempo, valga la paradoja.
Red 2 es una película ideal para ver explosiones, tiros, proezas, peleas y persecuciones con un elenco de lujo. Definitivamente el encanto realmente radica en dos cosas principales: ver a estas grandes estrellas juntas desparramando balas por doquier, y disfrutar de espectaculares escenas de acción, pero felizmente sin el artilugio ...
Anexo de crítica La buena recepción de aquella comedia Red -2010- que adaptaba el comic de culto de DC Comics, escrito por Warren Ellis, y que contaba con el atractivo de un elenco de notables estrellas hollywoodenses no podía dejar ausente la manía de las secuelas y por ese motivo arrastrar una carga de negatividad extra por desgaste más que por impericia a la hora de pensar el guión. El mayor defecto de Red 2 no reside en las correctas actuaciones e intervenciones del elenco o de sus diálogos ingeniosos y el constante juego compositivo hacia la caricatura –la exageración afín con el código comic- sino en el guión de Jon Hoeber y Erich Hoeber que acumula baches, lagunas e inconsistencias varias que por la dinámica de la historia a veces pasan a un segundo plano pero no dejan de generar ruido a la hora del balance final.
Agentes del recontraespionaje Red 2 es una comedia ligera ambientada en el mundo del espionaje internacional. Pero además es una concatenación formidable de escenas de acción física, montadas casi como si se tratara de cuadros autónomos, y también una muestra de la capacidad del cine industrial para sumergirnos en el magma de una dimensión paralela en la que nos convertimos en rehenes felices frente al espectáculo de nuestra propia credulidad como espectadores. También es una película de actores: Bruce Willis y John Malkovich, que hacen de dos espías retirados, inventan una especie de susurro para comunicarse que resulta irónico y conmovedor al mismo tiempo. Los dos actores juegan a hacer un poco de sí mismos, satisfechos y aterrados en su madurez de estrellas consagradas, dispuestos a entregarse a una película cuya frialdad desmañada en el argumento se equilibra sutilmente con la vitalidad que se desprende de cada desplazamiento y cada gesto que realizan, breves arrebatos que en el contexto que la película propone parecen ofrecerse como actos de resistencia frente al paso del tiempo. El personaje de Malkovich está solo y abraza la causa del viejo espía que ya no es confiable para nadie y desconfía de todos y de todo; es conciente que debe estar siempre alerta porque nunca se puede saber con certeza de dónde va a venir la bala. El de Willis, en cambio, tiene una mujer y la esperanza de una vida tranquila, lo más pacífica y pedestre que se pueda, alejada de cualquier ajetreo de esos capaces de conmover al mundo y que convirtieron a su camarada en un excéntrico, una especie de bestia paranoica que vive de respirar sus propias obsesiones. Parte de la comicidad de la película reside en el hecho de que el loco tiene razón y Willis debe rendirse ante la evidencia: Red 2 se construye sobre la posibilidad de un cataclismo generado por la continuidad de una guerra fría que reemplazó a los bloques históricos en pugna por una guerra subterránea protagonizada por agentes, espías y contraespías de toda laya y nacionalidad. La trama envuelve a los personajes como una fatalidad y la acción se desplaza de una capital del mundo a otra. Willis acepta enseguida su condición de pieza imprescindible en el juego y arrastra a su mujer con él, ya que no se la puede sacar de encima. Red 2 muestra un desdén aristocrático por la verosimilitud y parece en realidad querer apostarlo todo a la gracia con la que los intérpretes se mueven dentro del plano, como si hicieran equilibrio en una prueba peligrosa de circo, en la que no se puede pensar y mucho menos poner en cuestión la propia capacidad para cruzar de una punta a la otra de la soga. La autoridad real de los actores –los mencionados Willis y Malkovich, pero también la eternamente joven Mary-Louise Parker y en especial Helen Mirren (la dama de hielo con un corazón blando)– contrasta todo el tiempo con la experiencia de aventura volátil, mecánicamente inexpresiva y escurridiza de la película, esa cualidad tan frecuente en el cine de acción del Hollywood actual. Por lo menos Red 2 tiene caras que parecen humanas aunque la lógica de los personajes sea de cartón.
Una secuela imperdible Frank Moses solo quiere vivir tranquilo Sarah, su joven pareja. Ella en realidad querría que Frank vuelva a sus trabajos de agente con mucha accion y adrenalina. Su sueño se cumplirá cuando Marvin vuelve a ver a Frank porque los están buscando por una misión realizada muchos años atrás. Frank y Marvin estuvieron cuando el proyecto “Sombra Nocturna” así se llamaba un arma letal que en algún momento se perdió y que nunca volvió a aparecer. Ahora tienen a varios países atrás de ellos para que le den información mientras que ellos mismos están buscando esos datos. Es difícil hacer una sinopsis de un film que va sorprendiendo minuto a minuto por la acción , por el humor, o por ambas. “RED 2” vuelve a traer una dupla fantástica para este tipo de Films como lo son Bruce Willis y John Malkovich, ambos en personajes que, más que salidos de un comic, fueron escritos para ellos. A eso se le suma una actuación de Hellen Mirren simplemente soberbia completando el trío de ex agentes (imperdible Mirren disparando desde un auto en marcha). Mary-Louise Parker le da al personaje de Sarah una impronta de ingenuidad que la hace sumamente especial. Para el público que se divirtió con la primer parte, “Red 2” es imperdible
Más veteranos En 2010 se estrenó Red, una película sumamente atractiva que reunía varias tendencias cinematográficas del cine mainstream actual: la moda de las adaptaciones de cómics; la de los caper films en clave de comedia -películas de atracos, con grandes personalidades y toques humorísticos (La gran estafa, Robo en las alturas) y la de reunir actores veteranos como ejercicio nostálgico y de explotación de viejas glorias –Jinetes del espacio, Los indestructibles 1 y 2-. RED significa Retired Extremely Dangerous, y se trata de un escuadrón improvisado de veteranos ex agentes de varios servicios de inteligencia que se juntan para defenderse y, de paso, para impedir alguna amenaza global. En esa primera entrega, bien recibida tanto por el público como por la crítica, se hacía uso de un humor muy particular, sustentado en carismas y presencias impagables como las de Bruce Willis y Helen Mirren, y además se alternaban notablemente escenas de acción y humorísticas. Entonces aquí tenemos una segunda dosis. Una vez más, acercarse a una película de este tenor es reencontrarse con un montón de viejos amigos. Un elenco notable que reúne los nombrados y además a John Malkovich, Brian Cox, Catherine Zeta-Jones, Mary-Louise Parker, David Thewlis, Anthony Hopkins y al surcoreano recientemente importado a Hollywood Lee Byung-hun (es el protagonista de A bittersweet life y The good, the bad and the weird). Los tramos que funcionan mejor son aquellos en los que se les ofrece al plantel la oportunidad para explotar sus aptitudes para la comedia, dando lugar a un puñado de chistes notables. Es una pena que en esta secuela se haya apostado tanto a lo seguro, y que a grandes rasgos no pueda verse más que como un refrito de la primera entrega, sin agregados especialmente originales. El humor juega con esa dualidad de que los personajes sean adorables y terribles al mismo tiempo, -igual que en la anterior, no faltan los chistes referidos a su adicción por matar gente- una vez más los servicios de inteligencia son presentados como burocracia inescrupulosa dispuesta a eliminar a quienes detentan secretos de estado, y otra vez están los enemigos acérrimos de los protagonistas que se cambian de bando y deciden luchar hombro a hombro junto a ellos -en la entrega pasada era Brian Cox, un ruso ex KGB, y aquí se pliegan a la causa otro par cuyos nombres no adelantaremos-. La anécdota es rutinaria y la entreverada trama pareciera tan sólo una excusa para sustentar líneas de diálogos humorísticos y acción desatada. Esto último es lo que realmente importa, la razón de ser de esta película y, vista la gracia, la soltura y el buen ritmo con que se lleva durante todo el metraje, hacen que funcione como entretenimiento. Publicada en Brecha el 20/8/2013
Con mucho más humor y menos explicaciones, estos grandes actores de siempre vuelven a jugar a los superespías retirados. Ahí está Bruce Willis y ahí está John Malkovich, pero sobre todo está una de las mejores actrices de la historia y de las que menos se ha tomado en serio, la enorme Helen Mirren. El film mejora muchas cosas del anterior y, como ya había hecho su director Dean Parisot en la no estrenada pero excelente Héroes fuera de órbita, construye lazos humanos a partir de la pura aventura.
Se agotó la fórmula "Red 2" es la secuela del inesperado éxito de espías jubilados del 2012, "Red". En lo personal creo que el hecho de juntar a grandes y talentosas estrellas en un mismo equipo tiene su encanto, pero ya ha quedado demostrado que esto sólo le sube medio punto a una película y no la salva del desastre. Ejemplos claros son las recientes "Movie 43" y "New Year's Eve". Si bien la "Red" original era buena, tampoco fue una maravilla y no creo que ameritara una secuela, pero los muchachos de la producción vieron que podían exprimirle unos mangos más al producto y realizaron "Red 2". El director Dean Parisot ("Las locuras de Dick y Jane" y "Galaxy Quest") es un director bastante ligado a la TV, donde se ha hecho cargo de capítulos para series como "The Good Wife", "Modern Family" y "Monk". Desde 2005 que no dirigía un largometraje y si bien el resultado final no fue malo, tampoco llegó a entregar un film que se destaque y realmente entretenga. En esta película todo es está muy cuidado, quizás tanto que las escenas resultan un tanto artificiales. Lo mismo pasa con las caracterizaciones de los personajes, que por momentos llegan a ser demasiado acartonadas, como por ejemplo la femme fatale rusa Katja interpretada por Catherine Zeta-Jones o el mismísimo Bruce Willis como Frank Moses. Otra cuestión que no me copó demasiado fue el tipo de humor utilizado para el juego de comedia y acción. Es verdad que la combinación de violencia y gags humorísticos en la primera entrega tuvo bastante que ver con su éxito, pero acá resulta un tanto desgastada y hasta infantil, sobre todo el humor a cargo de Mary-Louise Parker y el pelado Bruce. Son pocos los chistes que realmente sacan una sonrisa al espectador y eso se notó en la recaudación que se quedó a la mitad de los que esperaba el estudio y sus productores. También le siguen dando rosca a la guerra fría, los superagentes secretos, las organizaciones de seguridad y espionaje internacionales y toda esa yerba que nos venimos fumando desde hace años. A esta altura de la vida, si se meten con el espionaje y los organismos de seguridad, temas gastados hasta el infinito, deben al menos buscarle un enfoque interesante como el que tuvo "Tinker, Taylor, Soldier, Spy" o las renovadas "Misión Imposible". Buenos actores, muchas locaciones, tiros y puñetes al por mayor, combinados con un humor mediocre, personajes infantiles y una trama chueca. El resultado es una peli mediocre que sólo le gustará a quienes sean incondicionales de la primera entrega y se diviertan con el solo hecho de ver a tantas estrellas juntas.
Red 2 es la secuela de Red, la cual era una comedia de espionaje basada en una novela gráfica. La gracia de Red consistía en reunir a un grupo de veteranos notables y ponerlos en el rol de estrellas de acción, algo así como The Expendables pero con jubilados (bah, The Expendables estaba hecha con jubilados!). Pero en vez de tener a un Stallone o un Schwarzenegger, teníamos a una Helen Mirren (que cada día está más sexy), un Morgan Freeman o un John Malkovich. Aquí las bazas son similares, con el aditamento de Anthony Hopkins y Catherine Zeta Jones como estrellas invitadas. A ciencia cierta Red 2 es una película mala - la trama no tiene pies ni cabeza, y los agujeros de lógica son enormes -, pero toda esta gente reboza tanto carisma y tanta gracia que uno termina viendo el filme como un placer culpable. La historia es horrenda. La excusa es la búsqueda de un antiguo dispositivo de la Guerra Fría - una bomba atómica de bolsillo -, el cual se creía inexistente. El problema no es la bomba en sí, sino las cosas que inventan los guionistas para hacer que el trío principal se ponga en camino, investigue algo, y viaje de un país a otro mientras esquiva balas por todos lados. Todo es muy traído de los pelos, y la única gracia que redime al filme es ver a todos estos actores veteranos en acción, regodeándose con pasos de comedia. En sí Red 2 no difiere demasiado de La Nueva Gran Estafa: el argumento era casi inentendible, pero uno la pasaba bomba viendo a un grupo de actores ultra cool haciendo sandeces con una gracia enorme. Acá los ladrones de escenas pasan por Mary-Louise Parker (que viene en un apurado comeback en los últimos años) y John Malkovich; Bruce Willis es eficiente como siempre, y Helen Mirren tiene la oportunidad de mofarse de sí misma en un par de ocasiones (haciéndose pasar como una chiflada que se cree la reina de Inglaterra... papel por el cual estuvo nominada al Oscar en el 2006). A estos se suman el ultra carismático Byung-hun Lee (del western asiático de culto El Bueno, El Malo, El Loco) y Anthony Hopkins. Curiosamente el que anda más flojo de todos ellos es Hopkins, quien hace de científico loquito y ausente pero carece de alguna línea que le haga brillar un segundo al lado del resto (o será que no tiene tanto brillo para la comedia). Si uno se olvida de la historia verá que Red 2 es una pasada. Los diálogos tienen chispa, las persecuciones son graciosas - hay una con un Citroen 2CV por las calles de París que es para morirse de risa -, y los personajes son deliciosos. La macana es que la trama ha sido escrita por guionistas vagos, los cuales no han puesto el mínimo empeño en mantener cierta coherencia mínima de las cosas - la gente muere y revive como si nada, se caen desde alturas enormes y salen caminando, y ni siquiera el carismático villano anticipa la movida final, tan obvia como torpe -. Es una lástima que haya semejante desidia en una producción adornada con un cast de lujo porque, con un poquito de voluntad, Red 2 hubiera resultado algo memorable en vez del producto actual, el cual se parece más a una película hogareña hecha por talentosos en sus ratos libres. - See more at: http://www.sssm.com.ar/red-2.html#sthash.AuY1SBaw.dpuf
Publicada en la edición digital #253 de la revista.