Bajo el mismo techo. Tal vez la memoria sea la única capacidad que nos permite a los seres humanos crear una identidad para aferrarnos a la individualidad y no perdernos en las tormentas de información de nuestra apática, banal y masoquista sociedad que ama la estética y la cultura insípida del grotesco superficial. La versión femenina de Memento (2000) es un thriller sobre una mujer, Christine (Nicole Kidman), que despierta todos los días sin recordar nada de su presente. El hombre que se despierta a su lado (Colin Firth), dice ser su marido y estar casado con ella desde hace catorce años. Debido a un accidente ocurrido hace tiempo, ella pierde la memoria durante la noche y despierta sin saber lo que ocurrió en los últimos quince años al día siguiente. Al recibir la llamada de un neuropsiquiatra (Mark Strong), descubre que desde hace varias semanas ha comenzado un tratamiento para intentar recuperar la memoria sin el conocimiento del marido a través de la grabación cotidiana de diversos descubrimientos. El segundo largometraje del director y guionista Rowan Joffe se basa en el reciente bestseller del escritor inglés Steven Watson, Before I Go to Sleep, publicado en el año 2011. La novela fue un éxito de ventas en todo el mundo y tuvo una muy buena recepción por parte de la crítica, que aclamó principalmente los sorprendentes giros estructurales de la obra. El film homónimo, por su parte, se sostiene en las buenas actuaciones de sus tres protagonistas y en el suspenso que generan los descubrimientos que realiza Christine a través de sus conversaciones con su esposo y de los recuerdos que despiertan fotos y lugares. Más allá de eso, el guión intenta sorprender, a veces con éxito, pero sin ir demasiado lejos. Por momentos la película parece tener miedo de confundir y proponer una historia demasiado simple, para después encontrar algún artilugio para descolocar al espectador por unos minutos, generar algo de suspenso, y rápidamente volver a la normalidad. Antes de Despertar es sobria, por momentos inteligente, pero por sobre todo correcta. Sin sobresalir demasiado, logra construir una historia que parece endeble y hasta trivial pero que logra sostenerse gracias a la actuación del trío protagónico. Desgraciadamente Joffe no buscar el desconcierto ni la experimentación con el suspenso. De esta forma, la utilización del director de técnicas conservadoras solo logra que extrañemos aún más al genial Alfred Hitchcock y sus extraordinarias películas.
El recuerdo de un recuerdo La memoria es uno de los mecanismos más curiosos y a la vez más complejos de analizar. Ese archivo en donde guardamos todos nuestros recuerdos y que al mismo tiempo intentamos darles un significado para interpretar de todo lo que sucede a nuestro alrededor. Basada en la exitosa novela del escritor Steve J. Watson, “Antes de despertar” nos cuenta la historia de Christine (Nicole Kidman), una mujer amnésica incapaz de poder formar nuevos recuerdos. Cada día en su vida se basa en descubrir una y otra vez todo lo que sucedió desde que sufrió un terrible accidente que la dejo en ese estado. Todas las mañanas transcurren igual. Su marido Ben (Colin Firth) le cuenta que están casados hace catorce años, le deja recordatorios sobre las cosas importantes de la casa y se va a trabajar. Dejando a Christine en un estado de incertidumbre propio de alguien que se acaba de enterar que perdió los últimos veinte años de su vida. Pero como no todo es lo que parece, y menos en un thriller, Christine recibe el llamado de un tal Doctor Nash (Mark Strong). Un neurólogo con el cual viene recibiendo un tratamiento en secreto para recuperar su memoria. A través de una cámara digital en donde la protagonista va registrando de forma cotidiana las distintas revelaciones que va teniendo sobre el origen de su enfermedad. IMG_0053.CR2 Con claras influencias de “Memento” (2000) en cuanto a la utilización de una narrativa fragmentada y anacrónica, el director Rowan Joffe logra recrear una atmósfera de tensión constante. Reforzada por una banda de sonido que acompaña el suspenso pero que en algunas ocasiones se hace un poco forzada en busca de angustiar al espectador. Uno de los puntos fuertes del film son las constantes vueltas de tuerca en el argumento que llegan a ser lo suficientemente inesperadas para sorprender. Aunque a veces da la sensación que la historia nunca se complejiza demasiado por temor a perder al público, apostando solo lo justo y necesario para mantener el suspenso. De todas formas lo que hace que la película despegue son las sobrias interpretaciones de la pareja principal compuesta por Nicole Kidman y Colin Firth. La actriz australiana hace bastante que intenta distanciarse de sus papeles románticos y en este caso no hace más que demostrar una ductilidad notable para poder sobrellevar con soltura un papel tan exigente a nivel emocional. Por otra parte Colin Firth se muestra en un lugar cómodo desde su característica parsimonia inglesa. Pero con el correr de los minutos demuestra una vez más por qué se ha convertido en uno de los actores más versátiles del cine. Hay que destacar que más allá de sus falencias, el film tiene como mayor virtud que su argumento atrapa. Y probablemente sea la naturaleza vulnerable que logra exhibir Nicole Kidman, y profundizada con numerosos primeros planos, lo que consiga mantenernos enganchados para saber cómo termina. “Antes de Despertar” no reinventa la rueda, pero cumple y bastante si lo que se busca es estar al borde del asiento sacando conclusiones durante los poco más de noventa minutos que dura la película. Por Nicolás Feldmann
Antes de despertar es una producción de Ridley Scott basada en la novela homónima del escritor inglés S.J.Watson. En este proyecto Scott delegó la dirección en el guionista de Exterminio 2, Rowan Joffé, quien brinda una película de suspenso que logra ser llevadera gracias a las interpretaciones de Nicole Kidman, Mark Stong y Colin Firth. La idea de la trama parece una versión más oscura de la comedia de Drew Barrymore, Como si fuera la primera vez, donde la protagonista sufría amnesia y sólo podía retener recuerdos por 24 horas. Ese mismo concepto en este caso se trabajó a través de un thriller que llega a ser interesante en la primera mitad del film. El director Joffé hizo un buen trabajo con la presentación del misterio que plantea el conflicto. La trama por momentos intenta evocar a los clásicos trabajos de Alfred Hitchcock, algo que se percibe claramente en la música de Ed Shearmur, quien en más de una ocasión trae al recuerdo las melodías de Bernard Herrmann. Lamentablemente la película luego se vuelve extremadamente predecible para concluir con un final melodramático que resulta decepcionante. El problema con Antes de despertar es que el director Joffé construyó un thriller con un guión plagado de agujeros argumentales y situaciones que carecen por completo de sentido. Estas incosistencias de la historia, que no se pueden mencionar sin adelantarle hechos claves a los espectadores que no la vieron, terminaron por afectar a esta producción cuya premisa era interesante. Antes que se revelen estas cuestiones en el acto final, la película dentro de todo consigue ser entretenida gracias a las interpretaciones de Nicole Kidman y Colin Firth, quienes remaron con mucho profesionalismo un relato que se olvida enseguida a la salida del cine.
Más allá del olvido Christine Lucas (Nicole Kidman) se despierta cada mañana sin recordar nada de su vida. Durante la jornada, con la ayuda de su marido Ben (Colin Firth) y de una serie de fotos pegadas en una pared, va almacenando información sobre su pasado, pero por la noche –mientras duerme– volverá a olvidarlo todo. Sin embargo, gracias a sucesivos encuentros con un misterioso neuropsiquiatra llamado Dr. Nasch (Mark Strong) y a grabaciones de sus propios testimonios que hace con una cámara, empieza de a poco a recuperar algunos recuerdos (no demasiado gratos) y a reconstruir el complejo rompecabezas de sus traumáticas experiencias. El tema de la amnesia ha dado lugar a un sinfín de películas, algunos dramas memorables (Memento, recuerdos de un crimen, por ejemplo) y varias buenas comedias (desde el clásico inoxidable Hechizo del tiempo hasta la romántica Como si fuera la primera vez y hasta la animada Buscando a Nemo si quieren). Antes de despertar no se sumará a la lista… Con una carrera reducida como director (Brighton Rock), pero con una importante filmografía como guionista (Last Resort, Exterminio 2 y El ocaso de un asesino, entre otras), el hijo de Roland Joffé construye un thriller psicológico frío y melancólico, que resulta demasiado reiterativo, solemne, artificial y engañoso (manipulador en el mal sentido). Su look melancólico, sus toques perversos, sus intérpretes de primera línea (aunque Kidman está lejos de la actriz que supo ser y Firth parece trabajar “de taquito”) no alcanzan a reivindicar a un film –basado en el best-seller de S. J. Watson– con el que es imposible ya no identificarse sino siquiera involucrarse mínimamente desde lo emocional. Un mero ejercicio de estilo formal que carece de la provocación, la audacia y hasta del humor negro de Perdida. Mejor –en línea con su propuesta– olvidarla pronto.
Como si fuera la primera vez, pero mal En la primer década de este milenio Adam Sandler y Drew Barrymore nos deleitaron con una comédia romántica -Como si Fuera la Primera Vez (50 First Dates, 2004)- en la cual el personaje de Barrymore sufría una rara condición a raíz de la cual olvidaba todo aquello que había hecho el día anterior, su memoria había quedado frenada en una fecha determinada y no retenía nada más allá de ese punto. Y es ahí donde entraba en juego ese personaje arquetípico que expone Sandler en cada una de sus comedias, a ganarse el corazón de la muchacha olvidadiza con sus particular personalidad, y hacer frente al desafío de recorarle todos los días su amor por ella. Podríamos decir que Antes de despertar (Before I Go To Sleep, 2014) plantea la contracara, un potencial lado oscuro de esa comedia azucarada de Sandler. Aquí todo comienza con una Nicole Kidman (no es necesario hacer un racconto de sus films, no?) que despierta todos los días junto a un hombre que no conoce, en una casa que no recuerda e incluso sin saber quién és ella. Unos instantes después del desoncierto inicial se enterará que su nombre es Christine y quien duerme a su lado es Ben -Colin Firth (El Discurso del Rey [2011], Magia a la luz de la luna [2014])- su fiel esposo, quien le explica que a causa de un accidente ha sufrido un daño en la memoria que no le permite recordar, y todo la información que logre obtener recuperar sobre su vida se perderá al irse a dormir y despertar al día siguiente. El film esta basado en el Best-Seller hómonimo del inglés S. J. Watson del año 2011. Ridley Scott compró los derechos de la novela y contrató a Rowan Joffe para que se ponga detrás de cámara. Joffe cuenta con una discreta carrera como director, sin películas destacables, pero ha sido guionista de producciones como El ocaso de un asesino (The American, 2010). En esta ocasión también colabora en el guión junto al autor de la novela original. La historia se desarrolla como una suerte de thriller hitchcockiano, donde el espectador accede a la información a través de la particular memoria de Christine, lo que envuelve el relato en un velo de misterio e intriga que planteará más dudas que certezas. Las interpretaciones de Kidman y Firth elevan por sobre nivel la producción y llenan de humanidad a personajes simples y terrenales expuestos a una situación dificil de sobrellevar, donde las sospechas afloran por todos lados y una delgada línea divide lo real de aquello que podría ser una muy perversa y elaborada ilusión. En el tercer acto se percibe un esfuerzo bastante extremo por mantener al espectador en la nebulosa sobre qué és real y que podría ser una distorsión de la memoria de Christine, pero el abuso de este recurso debilita un poco la resolución final, que si llegase cinco minutos antes nos dejaría un poquito más satisfechos y menos agotados.
Un nuevo día comienza para Christine todo el tiempo. No tiene recuerdos del marido que está en la cama y ni siquiera es capaz de retener los hechos ocurridos veinticuatro horas atrás. Luego de un accidente automovilístico en el que perdió la memoia, el presente se ve incierto y le depara varias sorpresas. Con ese esquema, el director Rowan Joffe (hijo de Roland, el que filmó La misión) transita por un thriller psicológico basado en la novela de Steve J. Watsonm en el que todos los elementos que entran en juego se perciben como engañosos. Casi todo el film descansa en Nicole Kidman y Colin Firth, dos intérpretes de sólido oficio, y se apoya en una tercera pata: el neruólogo encarnado por Mark Strong (Sherlock Hoklmes) que atiende a Christine. Una historia oscura, perturbadora y confusa que no siempre da en el blanco a pesar de jugar con la intriga a lo largo de una hora y media. Al salir de Antes de despertar, el espectador se empezará a hacerse preguntas sobre la trama y por qué las cosas suceden de la manera en que lo hacen. Y ahí es cuando se descubre que la historia pierde sentido, y, como consecuencia, el andamiaje se derrumba como la misma realidad que percibe Christine antes de irse a dormir (según la traducción del título original). La película atrapa al personaje central en una realidad confusa, le devuelve el reflejo de una juventud perdida y una cámara de video que registra los sucesos diarios. Mientras tanto, un secreto guardado en el armario aprovecha la amnesia de la protagonista. La violencia está por asomar.
En la ficción de la inmensa y poco valorada Dark City, unos seres se encargaban de otorgarnos recuerdos nuevos cada día mientras dormimos, planteando el hecho de que permanentemente vivimos una vida nueva cada día sin que nosotros lo percibamos. A Christine (Nicole kidman) le sucede algo parecido; sufre de un trauma que, al igual que el personaje de Drew Barrymore en esa joya que es 50 First Dates, la lleva a olvidar todo lo que vivió cada vez que su mente entra en reposo, duerme. Tal cual le sucedía a Lucy, Christine sufrió un accidente y no puede recordar nada por más de un día desde ese entonces. Ella todos los días se despierta y atemorizada por no saber dónde está y ni reconocerse en el espejo (el accidente lo tuvo a los 20 años), se entera que vive una vida doméstica muy acomodada junto a su esposo Ben (Collin Firth). Pero esto no es una comedia romántica, por lo cual, hay cosas en la vid de Christine que no están bien, más allá de su trauma cerebral. Hay un psicólogo, el Dr. Nash (Mark Strong), que le hace llevar un diario digital (en video) a nuestra protagonista, para retener recuerdos de algún modo; pero Ben desconoce este hecho. Antes de despertar juega a retacear información al espectador para que nos sintamos tan perdidos como la mujer. Lo que vemos es todo según su visión, por lo que tampoco sabemos si es real o es todo una confusión. Thriller de manual, el director Rowan Joffe, también co-guionista, adaptó un best seller de S.J. Watson; y se nota a la hora de la puesta en escena que posee un alto grado de literalidad. Joffe y Watson (que también intervino en el guión) entregan un producto básico, una pesadilla que con los elementos que se tenía podría haber sido mucho mayor. Como si tuviese autoconciencia de ser un film pequeño, a Antes de despertar le falta vuelo, tanto que por momentos pareciera que nos enfrentamos a un telefilm propio de ese canal especialista en films de la tv para el ama de casa (hasta hay uno que es muy similar). Todo luce en una media, la intriga está servida y se sigue con interés, hay un espiral de confusiones y no todo será de fácil deducción; pero faltan ajustar algunas tuercas que la eleven en su nivel y la lleven a poder ser el gran film de suspenso que pudo ser. Collin Fitrth entrega una actuación clásica, como uno de esos maridos que parecen perfectos pero que pueden guardar algún secreto aterrorizador debajo de su blanca sonrisa; definitivamente él será lo mejor del film. Kidman debe ponerse en la piel de una mujer frágil e insegura de sus actos por circunstancias incorregibles. No es un rol nuevo para ella y sabemos que le sienta bien. Pero su rostro, ya pareciera ajeno a las emociones; no queremos caer en la banalidad, pero sea lo que sea que se haya hecho en la cara le quitó expresiones, luce permanentemente impávida, por lo cual más de una vez actúa algo que su cara no demuestra, y por más esfuerzo que arremeta, le resta credibilidad. Antes de despertar es un film correcto, atrapante, interesante para mantenernos atentos durante el tiempo que dure su proyección. Pero una vez que abandonemos la sala, lentamente, podemos perder su recuerdo; no por ningún accidente, por el simple hecho de no ir a más y conformarse con el solo tilde de entretenido.
COMO SI FUERA LA SEGUNDA VEZ Rowan Joffe realiza un correcto thriller psicológico con Nicole Kidman como protagonista. Christine ha sufrido un accidente y solo logra retener recuerdos durante un día. Su pasado la atormenta. Los que suelan ver televisión seguramente les suene familiar “Como si fuera la primera vez” (2004), una comedia romántica con Adam Sandler y Drew Barrymore, en la que ella sufre una enfermedad en la que se le borran todos los recuerdos al dormir. Con el transcurrir de la historia, él logra darse cuenta de que recuerda un tema de los Beach Boys, se enamoran y tienen hijos. Y como para no variar con este efectivo género, la película se paseó y pasea por los canales de aire y de cable a cualquier hora del día. Este mismo desorden mental es el que utiliza este nuevo estreno como recurso, aunque acá con un tinte de suspenso y sin canciones playeras. El relato está basado en la obra homónina escrita por Steve J. Watson en 2011 y cuenta la historia de una mujer que a sus 47 años se sigue manteniendo joven (Nicole Kidman) y se despierta todos los días al lado de su marido, Ben (Colin Firth), sin entender prácticamente nada. Mientras ranto, el Dr. Nash (Mark Strong), gracias a un mágico aparato que saca fotos y filma, intenta ayudarla a reconstruir su pasado a pesar de lo confundida que está. Los amantes del suspenso psicológico seguramente la aplaudirán de pie ya que el guion es efectivo y hay muchos giros inesperados. El problema surge ya que obviamente todo es un giro inesperado, el espectador sabe lo mismo que la mujer. No hay pistas. Resulta casi imposible descifrar el misterio, por lo que ninguna de nuestras mentes puede hacer hipótesis firmes. Por eso, todos esos giros no terminan sorprendiendo mucho. Pero que los hay, los hay. Además, sobre todo en la primera mitad película, nos la pasamos viendo como ella acepta su enfermedad. Un poco tedioso. Aun así, lo mejor es ver trabajar a Nicole Kidman, esta vez en una faceta bastante similar a la de “Los otros” (2001) de Alejandro Amenábar. El estreno es nuevo pero parece que ya está todo visto, es como si fuera la segunda vez que lo vemos. Como guión para el género ‘thriller’, es redondo y casi perfecto, pero no sobresale hacia ningún otro lado. Le falta mucha novedad. La película es entretenida y de alguna u otra manera les hará pasar el rato a los que vayan a verla. Rowan Joffe: Tarea aprobada.
Publicada en edición impresa.
Me quieren volver loca Christine sufre de amnesia: cada mañana se olvida de todo. Algo que tiene provechos y desventajas, claro. Los géneros en el cine tienen sus bemoles, pero a diferencia de los clásicos drama y comedia, el thriller ofrece posibilidades de reinventarse. O al menos variar el formato. Algo de ello quiso hacer Rowan Joffe (hijo de Roland, quien vino a rodar a Iguazú parte de La misión, con De Niro) al adaptar él mismo el best seller de S. J. Watson sobre una mujer que, repite como un loro, tengo 40 años, soy amnésica y esta noche, mientras duerma, mi cerebro borrará todo. ¿Quién es Christine (Nicole Kidman) y por qué le pasa lo que le pasa? Cada mañana para ella no es como el Día de la marmota para Bill Murray, pero casi, de no ser porque Ben (Colin Firth), su marido, le armó una suerte de cuadro sinóptico con imágenes de su vida en común. Christine se despierta medio marmota. Pero las dudas la carcomen. ¿Quién es ese doctor que la llama por teléfono tooooodas las mañanas (Mark Strong) y le pide que agarre la cámara que tiene oculta en el ropero? Christine empieza a sentir que su marido le oculta algo. ¿Por qué el Dr. Nasch le asegura que sufrió un ataque sexual, y a partir de entonces padece este cuadro atípico, y Ben le afirma que tuvo un accidente? ¿Alguno miente? ¿La engañan los dos? ¿Por qué apenas se despierta, Nicole está tan pero tan linda y sin una lagañita? Salvo la última pregunta, todas tendrán su respuesta, pero a su debido tiempo. Si uno quiere hilar muy fino, Antes de despertar plantea qué cree uno a su pareja, qué le quiere creer, en qué confía y en qué se embauca a si mísmo. Las vueltas que va teniendo el relato -cada escena que se sucede está construída para que Christine vaya descubriendo, junto al espectador, nuevos aspectos “ocultos” de su existencia- aseguran y requieren una atención constante. Si hay o no una confabulación, o si la quieren volver loca es el interrogante insistente. Y el filme es bastante sutil hasta cierto momento, para no hablar del final. Hasta ese momento Kidman, Strong y en menor medida Firth van jugando con sus rictus como para desconcertar al público. Rodada en Inglaterra, los vacíos que se irán llenando y las hipótesis que el público se inventa, todo parte de un guión que arranca con potencia. Y al final, hay que creer o reventar. Usted elija.
Para el olvido Víctima de un raro accidente -según cree-, Christine padece un extraño caso de amnesia. Cada mañana descubre que su memoria ha desaparecido. No sabe quién es, no reconoce el lugar donde está ni al hombre que ha dormido a su lado y dice ser Ben, su marido, el mismo que le explica que todo lo que su memoria pueda acopiar durante la jornada que se inicia se disolverá otra vez durante el sueño, de modo que mañana volverá a despertarse en la misma desesperante condición de vacío. Así dependerá otra vez de él para saber del mal que la aqueja, y de los recursos con que cuenta para arreglárselas cuando queda sola: por ejemplo, fotos que ilustran su pasado o carteles que resumen la mínima información sobre ella misma necesaria para hacer frente a la realidad de cada día; desde sus alergias hasta las tareas en las que podrá ocupar sus horas. Pero no es ésa la única ayuda que le acercan. Cuando Ben se va a trabajar, llega la llamada del doctor Nasch, un neuropsiquiatra que le cuenta que ha estado tratándola en secreto durante semanas, le ha recomendado llevar una suerte de diario grabado -un sucedáneo de la memoria ausente- y le ha dado otra explicación acerca del origen de su amnesia: no fue un accidente, sino la feroz golpiza que alguien descargó sobre ella como remate de un ataque sexual. La pobre Christine no sabe a quién creerle y el espectador tampoco, porque para eso se deslizan sospechas sobre los dos. Se comprende que el título original de la novela de S. J. Watson que fue best seller en Inglaterra y en una docena de países fuera No confíes en nadie. Lo que cuesta comprender es que Ridley Scott, comprador de los derechos, haya querido confiar su adaptación a Rowan Joffé, hijo de Roland, el realizador de La misión y Los gritos del silencio y, por lo que se ve, poco dotado para explotar la tensión y el suspenso que, cabe suponerse, eran elementos sustanciales del libro. También cuesta comprender que dos estrellas tan cotizadas como Nicole Kidman y Colin Firth se hayan comprometido con un guión tan torpemente construido en el que son infinitos los interrogantes que quedan sin responder y muchas más las incoherencias que se acumulan en busca de giros sorpresivos. En ese sentido, el desenlace (y con él la explicación de todo el enredo) resulta, además de improbable, próximo al grotesco. Si como adaptador a Roffé se le escapan tantas incongruencias, como director se muestra reiterativo, frío y manipulador. Ni Firth, con todo su oficio, ni una desorientada Kidman hacen mucho por rescatar este desatino.
Sólo Hitchcock habría hecho algo bueno con este tema Nicole Kidman protagoniza este mediano thriller como una mujer de 40 años que todas las mañanas se despierta pensando que tiene 27. No reconoce su cama ni su cuarto, ni al hombre que con toda la paciencia que puede sostener la cara de Colin Firth le explica, igual que todos los días durante los últimos 13 años, que ella tuvo un accidente que le provoca un raro caso de amnesia, ya que su mente, como si fuera un disco rigido sobrecargado, sólo puede almacenar un día de memoria, que se le borrará inevitablemente cuando se vaya a dormir. La premisa es bastante tirada de los pelos (y ya dio lugar a la comedia romántica "Como si fuera la primera vez" con Adam Sandler y Drew Barrymore), pero alguien talentoso como Alfred Hitchcock podría haber hecho un buen film con ella. Éste no es el caso, ya que el director Rowan Joffe sólo logra un compendio de lugares comunes del género junto a un puñado de actuaciones pasables de actores que han tenido mejores ocasiones para exhibir su talento. Uno de estos intérpretes es Mark Strong, que aunque suele hacer de villano, aquí aparece intempestivamente como un médico neurólogo que podría cambiar favorablemente la situación de la protagonista, simplemente pidiéndole algo tan elemental como que guarde una memoria de cada día durante dos semanas grabando sus experiencias en una cámara. De este registro aparecen una serie de sorpresas, como que lo que explica el marido todas las mañanas, se queda muy corto. Y también aparecen otros personajes, como una amiga que la amnésica no sabía que tenía. La duda que plantea el film es si el médico encarnado por Mark Strong es realmente el salvador que Nicole esperaba, y si el marido que interpreta Colin Firth es realmente tan malo. La protagonista ofrece otra de sus insípidas actuaciones, y si bien sus dos coprotagonistas están lejos de sus mejores trabajos, es Firth el que vuelve más interesante el film con una performance llena de detalles siniestros. La película se deja ver, lo que no evita que desde el momento de partida el espectador perciba que el asunto daba para mucho más.
Como en “Memento” pero sin su calidad, aquí la que olvida todo cada mañana es Nicole Kidman, su esposo le explica con paciencia quién es mas un misterioso psiquiatra. Nada es lo que parece. Entretiene
Un film sobre el no recuerdo Dirigido por Rowan Joffe se convierte en una película de trama tramposa basada en golpes de efecto y centrada en el texto. Una puesta en escena muy poco acertada. Aquellos que recuerden de buena manera Memento de Christopher Nolan encontrarán una historia parecida en Antes de despertar de Rowan Joffe, hijo del director de Los gritos del silencio. Aquellos que gusten de un argumento donde el policial se combina con el thriller amnésico se sentirán atraídos con la desmemoriada Christine Lucas y su despertar de cada mañana al lado de Ben, su esposo, sin recordar un ápice de su vida. Pero a los que Memento les interesó poco y nada, con sus pliegues y repliegues de la memoria construidos a través de los esfuerzos de un guión astuto (y sólo eso), es probable que una copia desganada como Antes de despertar les parezca una película descartable. Entonces, las preguntas surgen de inmediato y se dirigen a encontrar las razones por las que dos intérpretes de peso, la muy productiva Nicole Kidman (a quien pronto se la verá en Un pasado imborrable y en Grace de Mónaco) y el inglés Colin Firth (presente en la última película de Woody Allen) se interesaron por una historia, otra más, que descansa en las maniobras del texto más que en una acertada elección de la puesta en escena. También se podrá argüir que la trama no cede en interés debido a que suma a un tercer personaje, un psiquiatra (Mark Strong) que manipula las emociones de Christine, ya de por sí alterada desde la primera secuencia del film. Pero las cartas se presentan demasiado temprano, como el uso enfático de la banda de sonido que subraya el desconcierto de la protagonista. En ese sentido, el rompecabezas argumental carece de sorpresas, ya que las piezas sueltas se construyen de manera efectista. Allí, por lo tanto, Antes de despertar se convierte en una película tramposa, ya no manipuladora, estrangulando a la historia a base de golpes de efecto, lejos del misterio y de la sutileza, debido a que Joffe confunde el punto de vista del relato al elegir al psiquiatra como centro de interés en lugar del esposo de la protagonista central. Los recuerdos del pasado y las grabaciones se acumulan en la travesía por la recuperación de la memoria que padece Christine, también sus correspondencias experiencias traumáticas, pero sólo desde aquello que requiere el guión, jamás a través de los códigos que necesita un thriller (amnésico o no) destinado a transmitir cierto interés. Conclusión: Memento, film sobrevalorado e hinchado de pomposidad y autocomplaciente genialidad es la responsable de Antes de despertar, una película menor y olvidable como su fuente de inspiración.
ANTES DE DESPERTAR es la historia de Christine, una escritora que a raíz de un accidente es incapaz de formar recuerdos nuevos durante más de un día. Atrapada en una existencia en la que despierta cada día en un sitio desconocido junto a un marido que le resulta un extraño, cuando se mira al espejo ve a una mujer madura, con rasgos marcados impropios de la veinteañera que recuerda ser. La llamada de un neurólogo que dice tratarla sin que su marido sepa la dirige a un diario secreto escondido en su armario. Especie de versión femenina de MEMENTO, estamos ante un interesante thriller de suspenso, un guión inteligente, basado en un best-seller, cargado de intriga y giros argumentales. Buenas actuaciones de un trío de estrellas, con NICOLE KIDMAN en su salsa secundada por impecables COLÍN FIRTH y MARK STRONG.
Perdida Como si la comedia romántica Como si fuera la primera vez siguiera, pero convirtiéndose progresivamente en un thriller algo morbosón, Antes de despertar cuenta la historia de una mujer con memoria de corto plazo y un esposo que mantiene viva su historia, con fotos y datos que cada mañana le revela para que pueda seguir adelante. Claro está, algo no funciona del todo bien y la desmemoriada Christine empieza a sentir que hay gato encerrado, especialmente cuando un psiquiatra que realiza una terapia con ella la invita a repasar su pasado uniendo elementos inconexos que su memoria le aporta en forma de flashes. El film de Rowan Joffe es un thriller bastante básico, que mezcla las fichas para confundir e intentar sacar algo de ese mareo, y que cuenta con un trío protagónico (Nicole Kidman, Colin Firth y Mark Strong) demasiado lujoso para lo poco que ofrece. O tal vez ese sea el truco. Al igual que ocurre en la mayoría de las películas que se construyen a partir de un misterio a resolver, Antes de despertar funciona mientras la sorpresa está oculta. Pero tampoco es que Joffe logre sacar demasiado vuelo a una película que, se nota a cada segundo, está basada en una novela: la letra impresa se traduce en parrafadas, la cámara y la imagen son apenas una excusa, y de no ser por los protagonistas, la película sería totalmente olvidable. Si el misterio está planteado con bastante pereza formal y no pocas arbitrariedades (digamos que además de desmemoriada, la protagonista es una crédula de campeonato), cuando la historia debe moverse un poco, el director apela a algunos recursos un poco chantas: música demasiado marcada, montaje veloz para el golpe de efecto, giros de guión y flashbacks que trampean con el famoso recurso del punto de vista. En estas películas eso resulta fundamental: el truco, la revelación final, es efectiva cuando descubrimos que nos dejamos engañar, no cuando nos engañan porque básicamente el director es alguien que está por delante nuestro y tiene información que el espectador desconoce. El punto de vista en este film luce a la deriva, perdido, como la protagonista. Y como si todo esto fuera poco, Antes de despertar vuelve a aquella idea de la infidelidad como algo que debe ser castigado, noción que creíamos extinta desde los tiempos de Atracción fatal. Si por momentos Antes de despertar trabaja subterráneamente algo del orden de la locura, lo deja de lado para reafirmar su mensaje más ramplón: el final dignifica con una vuelta a la familia y a los vínculos sanguíneos, como algo inapelable.
De haberse estrenado en los años '90, Before I Go to Sleep hubiese disfrutado de una aceptación mucho mayor que al presentarse en pleno 2014. Y es que la trama, un thriller donde una mujer amnésica debe vivir el mismo día una y otra vez, funcionaba más en los inimputables años dorados de este tipo de propuestas, cuando Ashley Judd era la reina del crimen y el suspense, y la ridiculez de ciertos planteamientos podía salir impune gracias a la fuerza de su elenco. Desafortunadamente, no mucho puede hacer Nicole Kidman para sobrevivir al mismo día una y otra vez... Y no es porque no lo intente. La australiana, hermosa a sus 47 años, juega el papel de la olvidadiza Christine con pocas ganas, con una apatía que debería traducirse en empatía por parte del espectador de su situación pero que genera más de un bostezo. Esa presencia, etérea y frágil que posee Kidman, agota y agobia con el correr de los minutos, mientras su fragmentada vida va reconstruyéndose con la ayuda de un cansado marido interpretado por Colin Firth y un serio psicólogo que la ayuda a acomodarse todos los días a su presente, encarnado por ese destacado secundario que siempre es Mark Strong. El gran crimen que comete la película de Rowan Joffe -quien también adapta el bestseller de S.J. Watson- es que la historia de una protagonista amnésica es una carta muy jugada en Hollywood, pero que igualmente nunca debería caer en los lugares comunes. Hay mucho espacio para explorar, hay detalles que recopilar, y todos son sospechosos. Acá, los posibles culpables son tan sólo dos y la tensión es poca para que la revelación, el giro sorpresivo, aporte mucho peso a la trama. Importa cuando dicho giro toma un cariz sinietro y la violencia se apodera de la pantalla. Si en los primeros minutos Kidman se anima a un jugado desnudo -¿será su cuerpo? ¿habrá sido una doble? Misterio- a partir de la segunda mitad hay una intensidad y arrojo en su interpretación que hace un chasquido enorme frente a la platea y exige, demanda, toda la atención posible. Sólo por ese subidón de adrenalina es que Before I Go to Sleep no termina de caer en el olvido y al menos se dignifica a sí misma con el tramo final.
Antes de Despertar (Before I Go To Sleep) cuenta la historia de una mujer (Nicole Kidman) a la que la cagaron bien a palos en la cabeza y entonces, cada vez que se va a dormir y se despierta, se olvida de todo. La pobre mina se levanta todos los días re confundida, con un miedo tremendo, angustiada y no caza una. Ella no sabe quién es, qué onda el tipo que tiene durmiendo al lado (Colin Flirth) ni qué garcha le pasó. Mark Strong, un psicólogo al que contactó una vez en un parque –cualquiera- la llama todas las mañanas, justo cuando el dorima se va a laburar. Mark le cuenta que, como parte de la terapia, ella guarda una camarita en una caja de zapatos en el fondo del placard. Con esta maravilla del mundo digital, todas las noches antes de ir a dormirse, ella graba una especie de diario de lo que le sucedió o descubrió para poder verlo al día siguiente y así recordar quién es y reconstruir lo qué le pasó. El motor de la narración, lo que tendría que hacer que la trama avance, es descubrir este gran misterio: quién verga le hizo esto a Nicole y por qué. El temita es que desde que arranca la película esto ya lo sabemos porque el director y guionista (Rowan Joffe) se calienta muy poco en plantearnos sospechosos. Rowan se agarra del problemita de la memoria de Nicole y, como si los boludos y amnésicos fuéramos nosotros, nos muestra una y otra vez la misma escena de la mañana en donde ella se despierta, no sabe quién carajo es, en dónde está, ni con quién; luego llama Mark, ella abre la caja, mira la cámara, escucha sus grabaciones, etc, etc, etc. El motor de Antes de Despertar es descubrir quién golpeó brutalmente a Nicole Kidman y por qué. Durante 92 minutos esperas que a esta boluda se le prenda la lamparita y se de cuenta de quién fue el hijo de puta que la dejó amnésica –y otras cuestiones de su vida que no voy a spoilear- mientras se te contractura toda la espalda en el fucking asiento del cine. Ahora, digo, si la movida es que la memoria se te borra cuando te vas a dormir, Nicole, ¿no se te ocurrió clavarte uno cafés o unas líneas de merca y seguir de largo? Antes de Despertar es una tremenda mega garch que intenta, de forma fallida, levantar en los últimos 10 minutos con un ridículo “giro inesperado”. Alta patada en los huevos.
Eterno resplandor de una mente sin recuerdos “Si un hombre ha perdido una pierna o un ojo, sabe que ha perdido una pierna o un ojo; pero si ha perdido el yo, si se ha perdido a sí mismo, no puede saberlo, porque no está ahí para saberlo.” Con estas palabras incluidas en el libro El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, el neurólogo y escritor Oliver Sacks ilustra la complejidad del infrecuente Síndrome de Korsakov, disfunción neurológica que provoca en quienes la padecen no sólo la constante pérdida de la memoria inmediata, sino que es capaz de borrar el registro de años completos como si nunca los hubiera vivido. Igual que ocurría con el protagonista de Memento, película que lanzó la carrera del inglés Christopher Nolan, Antes de despertar, segundo trabajo del también británico Rowan Joffe, tiene como eje a un personaje a quien un trauma emocional y físico ha dejado a merced de este extraño mal.Christine (Nicole Kidman) se despierta una mañana en la cama con un hombre desconocido. Alterada, se mete en el baño en donde distintas fotos pegadas en las paredes la muestran a ella misma, pero más joven, en distintas situaciones con el mismo tipo que está en la cama. Rotuladas a mano, las fotos le informan que ese hombre se llama Ben (Colin Firth) y es su marido. El mismo le cuenta que desde un accidente ocurrido hace años, su memoria es incapaz de retener los recuerdos por más de un día, reiniciándose en blanco cada vez que se despierta a la mañana. Pero cuando Ben se va a trabajar al mediodía, Christine recibe el llamado de un médico que le cuenta que se están viendo diariamente a espaldas del marido para intentar un tratamiento. El médico le pide que busque una cámara escondida en un cajón, donde ella graba desde hace 15 días un diario en video, suerte de muleta digital para su traumatizada memoria.Los puntos de contacto con Memento son evidentes. El opus dos de Joffe –hijo de Roland Joffe, mucho más conocido por acá a partir de su película de 1986 La misión, rodada en la provincia de Misiones– es un thriller paradójico hasta en su título en castellano, que se opone al original en inglés (Before I Go To Sleep: Antes de irme a dormir). Por un lado logra un puñado de aciertos, entre ellos la articulación de una trama intensa de misterio que consigue sostenerse durante gran parte de los 90 minutos que dura el relato. Otra es la elección del punto de vista de Christine como centro narrativo, obligando así al espectador a saber tan poco como ella. El casting ofrece uno de los puntos altos de la producción, rodeando a la efectiva Kidman con dos grandes actores como Firth y Mark Strong, permitiéndose jugar con las posibilidades que ofrecen sus physique du rôle. Pero Antes de despertar es una de esas historias que para ser eficaces necesitan contar con un mecanismo narrativo perfecto, algo que sobre el final dista mucho de ocurrir. Lejos de la cuidada tensión con que se ha desarrollado la trama hasta ahí, el cierre es desprolijo, efectista y con unas cuantas arbitrariedades, cometiendo la torpeza de confundir brutalidad con fuerza y sensiblería con sensibilidad.
Cuidado con lo que recuerdas. Todavía no descubro el motivo de la traducción de su título original. La película se llama: Before I Go to Sleep (Antes de irme a dormir, digamos), lo cual tiene sentido porque la mujer que la protagoniza (Nicole Kidman) padece una extraña forma de amnesia culpa de la cual cada mañana, cuando despierta, ha olvidado todo lo que ocurrió no sólo el día anterior sino su vida completa. Por suerte para Christine, junto a ella vive Ben (Colin Firth) su marido, quien la va guiando a través de diferentes recursos para que rememore. También tiene a su médico, el Dr. Nash (Mark Strong); él la llama todos los días a la misma hora y le repite el discurso de siempre. Por lo que sabemos, Christine está bajo un tratamiento experimental desde que fue hallada inconsciente hace unos años atrás, con múltiples golpes y heridas severas en las afueras de un aeropuerto. Hasta ahora no ha habido respuestas sensatas sobre lo ocurrido, es por eso que el doctor pasa todos los días a buscarla por su casa e intenta ayudarla a reunir pedacitos. before-i-go-to-sleep-2 Pero si miramos desde la perspectiva de la protagonista, podría tratarse de una total mentira; una farsa con gente manipulándola durante 24 horas, mientras ella cree que son los únicos sostenes que le quedan para subsistir. Es por eso que cada día que avanza, y apenas registra algo de lo que guardará en su cerebro, se esfuerza demasiado por visualizar una realidad concreta. A eso hay que sumarle sueños recurrentes con imágenes que le son muy familiares, fotos en donde cree reconocer personas que ni siquiera recuerda y la presencia de una camarita de fotos que posee grabaciones de ella misma contándose lo que le ocurre, en una desesperada búsqueda por reconstruir ese rompecabezas hecho añicos llamado mapa mental. Claramente se trata de un thriller elaborado para que desconfiemos hasta del más mínimo detalle. La idea es ir juntando las piezas al ritmo del personaje femenino en cuestión, ya que nuestra perspectiva externa nos permite detectar e ir recopilando miradas, actitudes y demás cosas extrañas bajo esa sensación de: “Escapate antes que sea demasiado tarde”. bigts-2 Los tres actores son de renombre, pero ninguno se luce favorablemente. El guión es bastante básico, tomando como punto de partida el hecho de que casi todo lo que imaginé, fue correcto. Si bien no es ABSOLUTAMENTE predecible, presenta alguna que otra falla que en especial notarán los fanáticos del género. Quizás quieran entonces optar por leer la novela original en que se basó el largometraje del director Rowan Joffe; escrita por S.J. Watson. Desde mi humilde visión, falta “piel” en la elaboración de los personajes, sobre todo en el caso de los… ¿villanos? (ojo). Imagino al libro mucho más perverso y sin el desenlace confuso que presenta la película. Eso sí amigos lectores, no desmerezcan la importancia de la tecnología en nuestro andar cotidiano, porque mientras algunos pueden verse desfavorecidos o percibirla como una invasión a la privacidad; para otros puede tratarse de la salvación al alcance de una mano. O de un Play/Rec.
Christine (Nicole Kidman) tiene 47 años y después de un grave accidente ha perdido la memoria. Toda la información que acumula durante el día, se le borra cada noche. Y cada mañana escuchará a su marido y a un psiquiatra que la obliga a registrar el día día en una cámara. El film pivotea sobre estas tres realidades: la de ella, que se evapora y queda en el diario, la de ese hombre que dice ser su esposo y le da recuerdos frescos y la que obtiene desde su cámara. Una historia sugerente y prometedora. ¿Qué tal despertar cada día como un ser nuevo? Pero el buen planteo de a poco se va evaporando detrás de un relato que se retuerce sobre sí mismo para sumar confusiones. Christine está perdida. Sus recuerdos llevan la marca engañadora de una mujer tramposa y trampeada. El final aclara casi todo, pero hay tantos cabos sueltos (¿dónde estaba ese hijo, cómo se pudo mantener semejante secreto tanto tiempo?) y es tan reiterativa y manipuladora, que sólo la violenta escena final le agrega un poco de vivacidad a tanto falso recuerdo.
Cabeza borradora Como suele pasar con muchos actores de Hollywood, toda película con Nicole Kidman como protagonista se convierte en una película de Nicole Kidman, como si se tratara de una marca actoral registrada. Para algunos, su sola participación es suficiente para ir al cine, corriendo el riesgo de toparse con un bodrio mayúsculo pero sabiendo que en la pantalla aparecerá su belleza inmaculada. Antes de despertar tiene a la esbelta pelirroja (aquí rubia) con piel de porcelana como actriz principal. El argumento es más que interesante (aunque un poco trillado): Christine Lucas (Nicole Kidman) es una mujer casada, tiene 40 años y sufre de una amnesia muy particular. Durante el día almacena información pero a la noche, mientras duerme, se olvida de todo y se levanta como nueva, con la memoria que tenía a los 20 años (¿qué es ser libre sino vivir en un estado de olvido permanente?). Sin embargo, Rowan Joffe, su director, no logra hacer rendir semejante idea, y las fallas se empiezan a notar cuando la historia comienza a dar giros torpes con algunas vueltas de tuerca manipuladoras. La situación de Christine se complica cuando empezamos a percibir que su marido Ben, interpretado por Colin Firth, no es para nada confiable. La pobre mujer se levanta todos los días a su lado y le pregunta quién es, lo que obliga a Ben a repetir el mismo discurso cada mañana. Y es aquí donde Joffe introduce un elemento que permite el avance de la historia. Es con la ayuda de un pequeño objeto tecnológico con el que Christine va a averiguar qué le pasó, por qué adquirió esa rara enfermedad de borrar todo mientras duerme. El otro elemento que permite la evolución de la cinta es la llamada telefónica de un tal Dr. Nasch (Mark Strong), encargado de informarle a Christine, todas las mañanas, que perdió la memoria y que tiene que ir al placard de su habitación a buscar la camarita donde tiene guardado lo aprendido el día anterior, una especia de ayuda memoria. A pesar de ser una película con todas las buenas intenciones, el resultado es fallido: la pobreza de recursos cinematográficos y la repetición de algunas piruetas formales (como el plano detalle del ojo seguido de un travelling hacia atrás), son algunos de sus problemas. Joffe pilotea una especie de thriller melodramático, basado en la novela de S. J. Watson, con un aceptable manejo del suspenso pero con una puesta en escena fría y sin personalidad. El homenaje a Ojos bien cerrados con el desnudo de espalda completo de Kidman es lo más celebrado por la platea cinéfila. La presencia de algunos títulos conocidos como Hechizo del tiempo y Memento, y algunas de este año como Perdida y Al filo del mañana, ayudan a enmarcarla pero no a salvarla.
Curioso como dos best sellers recientes pueden tener suertes y tratamientos tan diferentes como son los casos de GONE GIRL y BEFORE I GO TO SLEEP. La primera, que se conoció aquí como PERDIDA, fue dirigida por David Fincher con todo el presupuesto y los lujos posibles. Se estrenó como un tanque de taquilla y lo fue en muchos países (aquí no pasó nada, un misterio). La otra novela, casi tan popular en el mercado de la literatura policial como la otra, se estrena ahora en varios lugares del mundo pero, pese a un elenco de grandes nombres (Nicole Kidman, Colin Firth, Mark Strong) llega como oculta, escondida. Una película chiquita con actores conocidos. Uno quisiera poder decir que la película chiquita le ganó a la grande pero no, lamentablemente no es así. Con todos sus problemas narrativos, PERDIDA es una película atrapante y potente. ANTES DE DESPERTAR no es ni una cosa ni la otra. Este filme dirigido por Rowan Joffe (una elección que tal vez sea el motivo principal de la diferencia entre las dos películas), que tiene un buen historial como guionista pero no tanto detrás de cámara, se contenta con ser, casi, una película de cámara, un thriller de intriga de corte hitchcockiano que debería reemplazar en sutileza, elegancia y misterio lo que la otra tiene en ambición. Trata, pero no lo logra. before-i-go-to-sleep.10113725.87La visualmente oscura película se centra en Christine (Kidman), una mujer que a partir de un accidente que tuvo 13 años atrás sufre una enfermedad que le hace perder la memoria de todo lo vivido al despertarse cada mañana desde entonces. Es como si cada amanecer la vida –al menos desde ese accidente– comenzara de nuevo. Pero su marido Ben (Colin Firth) está ahí para ayudarla: cada mañana, pacientemente, le explica mediante un álbum de fotos y contándole de su situación, quién es ella, quién es él, qué es lo que le pasó, lo que le pasa y lo que le volverá a suceder al otro día. El truco del guión da para reflexiones casi filosóficas a la manera de HECHIZO DEL TIEMPO, pero la novela prefiere llevar el asunto para el lado del thriller y el suspenso. Christine se está haciendo ver, a escondidas de su marido, con un terapeuta que trata de ayudarla a superar su trauma (Mark Strong), quien la llama cada mañana cuando el marido sale de su casa y tiene otra forma de guiarla a través de sus recuerdos: grabando en una cámara de video todo lo que va viviendo cada día previo para así poder “recordarlo” al día anterior. Así ella podrá, en cierto modo, ayudarse a recordar lo que pasó antes de su nuevo “borrón y cuenta nueva”. Lo que probará ser central a la trama es que, tal vez, uno de ellos (o los dos) le estén mintiendo y las cosas no sean tal como parecen ser, o como le cuentan a Christine que son, desde el accidente para acá. Before-I-Go-To-Sleep-2La segunda mitad será más un thriller de investigación un tanto moroso, que nunca llega a trasladar desde la puesta en escena, las intrigas que el guión (que, ya que estamos, tiene algunos puntos de contacto con MEMENTO) plantea. Y ni siquiera el elenco de talentosos y carismáticos actores logra levantar al filme del tono tirando a tedioso que lo envuelve, casi, de principio al fin. ANTES DE DESPERTAR se sostiene, apenas, por la intriga de saber finalmente, quien es el que miente y cómo, de qué manera ese pasado se le ha construido falsamente a Christine para ocultar otras cosas, pero la película no logra salir de ese nivel básico de intriga y llevarlo a algo acerca de la naturaleza de los personajes o de sus relaciones. Es una pena que no lo logre porque los elementos (potencialmente hitchcockianos) están todos allí, y si bien Joffe logra armar alguna que otra escena que sorprende y mantiene cierta intriga narrativa hasta casi el final, nada de lo que pasa termina siendo demasiado relevante. Si PERDIDA intentaba tomar un caso policial dentro de una pareja para hacer una reflexión sobre el matrimonio, Joffe prefiere mantenerse siempre pegado a la ilustración del guión, al seguimiento de la trama. Se agradece, en cierto modo, que tenga intenciones más discretas (no todos los thrillers deben apuntarse a hablar sobre “el estado de las cosas”), pero con el potencial que la trama tenía para jugar con ciertas ideas (lo real y lo verdadero como relato) da la sensación de que la película se queda corta, a mitad de camino entre lo que es y lo que podía haber sido.
Basada en la exitosa novela del escritor Steve J. Watson, “Antes de despertar”, el director intenta apoyarse en la tensión y el suspenso para mantener al espectador interesado. Durante su desarrollo muchos recordarán otras películas similares: “Memento”, "Como si fuera la primera vez", entre otras. Cuenta con las actuaciones de Nicole Kidman (una floja interpretación), Colin Firth (logra su personaje) y Mark Strong (está correcto, no tiene para destacarse demasiado). En su desarrollo existen algunas vueltas de tuerca y buenos planos para destacar lo que se necesita mostrar intentando ser atrapante. Es un thriller psicológico pero entre tantas idas y venidas, va perdiendo intensidad, cae en una meseta, no logra sostenerse argumentalmente y el espectador pierde un poco el interés.
Antes de despertar no es de lo mejor dentro de su género pero tampoco de lo peor ya que a pesar de sus fallas cumple con su cometido de entretener. La premisa, a pesar de haber sido tratada, está buena y mantiene al espectador atento y expectante, sobre todo cuando empiezan a aparecer los giros inesperados, pero...
Transitan por un camino de obviedades En este intento de construir un thriller, Nicole Kidman y Colin Firth parecieran preguntarse "¿Qué estoy haciendo aquí?". El cartel de sus protagonistas no basta para salvar lo que resulta otra película más alrededor de una mujer con amnesia. Tras los pasos de tantas mujeres sufrientes de algunos de los más olvidables thrillers; de esta manera, retorciéndose de angustia frente al espejo y ante nuestros ojos, el personaje que intenta componer la tan taquillera, exitosa y un tanto ícono del star?system de hoy, Nicole Kidman, pasea su frágil anorexia y sus exagerados rasgos de alerta en este film que, desde el afiche, pareciera que se enmarca dentro de los de trastornos de identidad. Y que en mano de este joven director, Rowan Joffe, hijo del realizador de Los gritos del silencio y de La Misión, se transforma en un film plagado de obviedades. Mientras transcurre el film, no se puede dejar de pensar que en el mismo complejo, o en la sala vecina, Colin Firth nos ofrece un personaje que se destaca por su composición, por sus variados y pausados matices, tal como nos lo presenta el siempre esperado Woody en esta ensoñada pieza de su filmografía, Magia a la luz de la luna. No sé si se lo puedo llegar a afirmarlo; pero desde lo que mis recuerdos me apuntan, creo que en este último film, junto a la actriz de la hipnótica Los otros, de Alejandro Amenábar; es decir la siempre Nicole, Colin Firth embarcado en este desquiciado relato, pasa a interpretar uno de los roles más frustrantes de su filmografía. Y es que como en tantos otros productos del cine industrial de hoy, lo que podemos ver en Antes de despertar, en esta historia donde los recuerdos se cruzan con la amnesia, en el que a través de burdos flash?backs se nos intenta informar, es un cine en donde ya las fórmulas luchan por sostenerse, vana y débilmente por los forzados encuadres y los constantes golpes sonoros. No hay manera de que la actuación pueda sostener este film. No hay modo de tratar de pensar que Colin Firth cumple un rol protagónico en esta historia y en la que su personaje femenino despierta frente a nosotros golpeada por la pérdida de su memoria inmediata, lo que la lleva a tener que grabar sus parlamentos; siempre, en todo momento, desencajada. Y ahora desde un rostro que ha sufrido tantas cirugías, nos lleva a nosotros, espectadores, a tratar de reconocer a la misma actriz. Aquí, sí, involuntariamente, respecto de la Kidman, nosotros dudamos de que sea ella misma. Desde una delgada filiación con Memento, de Christopher Nolan, el film que hoy comentamos padece una astenia singular. Todo, pese al vértigo de algunas situaciones, no puede abrirnos a los ojos a algún centro de interés. Ni la presencia de un misterioso médico, ni la recobrada voz de una amiga, ni los develamientos que intentan ser tales, permiten que Antes de despertar, pese a algunas citas, pueda librarnos de un tedioso malestar. Es evidente que en esta subrayada co?producción, desde los nombres de sus actores se pretendió lograr un anticipado golpe de taquilla. Pero claro está, esto de ninguna manera garantiza que mañana nos acordemos de este film. Si bien Nicole Kidman ?arrepentida ahora de sus impuestos cambios faciales? ha logrado ya tener un lugar de respeto por su participación en algunos films, particularmente junto a realizadores como Stanley Kubrick, Jane Campion, Lars Von Trier, Stephen Daldry, entre otros, en su rol de Christine en Antes de despertar finalmente se pierde y nos va perdiendo a nosotros en un desenlace más que convencional. Y qué decir de Ben, su marido, el hombre que se muestra de una manera sospechosamente fragmentaria, rol que trata de volver creíble un desorientado Colin Firth. Y ahora sí, nuevamente ellos dos estarán presentes en la cartelera del mes de diciembre. Hasta el momento, el nombre con el que se dará a conocer es Un pasado imborrable, dirigido por Jonathan Teplitzky. Y su historia que parte de un episodio de El puente sobre el río Kwai, del film de David Lean, en un territorio lindante entre Birmania y Thailandia, en relación con la construcción de una ferrovía, nos lleva a la figura de un ex oficial inglés que -ahora, en los años ochenta- decide vengarse de un oficial, cuando había sido capturado por los japoneses en los años de la Segunda Guerra. A su lado, su compañera Patricia, intenta ofrecerle otra visión sobre los hechos. Basado en las memorias de Eric Lomax, Un pasado imborrable, cuyo título original es "The railwayman", nos vuelve a traer a la pantalla a Nicole Kidman y ColinFirth. Presentado ya en varios festivales, la crítica a la hora de los pronósticos, ubica ahora a sus actores principales, en la línea de los grandes candidatos al Oscar.
Recuerdos perdidos En un primerísimo primer plano uno ojo se abre. Sus rojas venas pulsantes muestran un desconcierto espeluznante. Christine tiene amnesia. Desde un episodio brutal en su pasado, cada vez que se va a dormir elimina las memorias acumuladas durante el día, y cada vez que se despierta no reconoce al hombre que yace a su lado, ni su propia cara en el espejo. Podría decirse que Antes de despertar (Before I Go to Sleep, según su título en inglés) es una versión hecha thriller de la tragicómica Como si fuera la primera vez, aunque, obviamente, el drama y la paranoia del filme basado en la novela homónima Steve J. Watson poco hace referencia al romance entre Drew Barrymore y Adam Sandler en el crowd-pleaser del 2004. Todo lo contrario. Como el Guy Pearce de la inigualable Memento, el personaje de Kidman sufre de amnesia psicógena o amnesia disociativa, lo que la lleva a olvidar todo lo recolectado en su memoria el día anterior. Su marido, interpretado por Colin Firth, y su médico, el genial Mark Strong, parecen esconder secretos oscuros, pero ¿en quién confiar? Los tres protagonistas ofrecen actuaciones brillantes, eso no puede negarse, pero, sin embargo, no puede obviarse la monotonía del filme dirigido por Rowan Joffe (Brighton Rock). No puede decirse que la película aburre en sí, sino que sus cuadros, su musicalización y su tono narrativo lleva al espectador a entretenerse durante un rato, pero el vacío de su trama lo hará olvidarla casi de inmediato, tal como a su protagonista. Antes de despertar reúne actuaciones de primera línea, pero se vuelve monótona y repetitiva a los 15 minutos desde su comienzo. Es una historia atrapante que pierde su encanto y substancia debido a una mala cinematografía. Una película para olvidar.
El Thriller entre el mundo invertido y las tragedias oraculares. Christine es una mujer de 40 años que padece un trastorno neurológico severo de amnesia como consecuencia de un accidente traumático y misterioso ocurrido hace 15 años. El traumatismo en su cabeza le ha producido una minusvalía en la memoria de corto plazo, olvidándose cada noche lo que le ha ocurrido durante el día. El relato arranca uno de esos días en que Christine se despierta en la cama con un hombre (su marido) al que no conoce; éste le explica cada día quién es él y qué hace junto a ella; le cuenta del accidente y de cómo la pareja sobrelleva la penosa situación. Antes de irse a trabajar, el marido le anticipa que es el aniversario de la pareja y que se irán por la noche a un viaje sorpresa, y por lo tanto le pide que prepare un equipaje. En el medio de esa tarea, Christine recibe un llamado telefónico de un tal Dr. Nasch, quien le informa que ella lo ha estado consultando por un tratamiento, sin que el marido esté informado, y le revela que ella ha estado grabando en una cámara digital la información recabada durante las últimas 3 semanas. A partir de estos indicios Christine comienza a descubrir la verdad sobre su accidente, lo ocurrido con un hijo pequeño, y el peligro que todavía la acecha. El relato tiene un defecto importante, y es cierta previsibilidad de la dirección de los acontecimientos; si bien el desenlace tiene un giro no del todo previsto, la dirección general de la trama confirma al espectador lo que éste ha previsto desde el comienzo, advertido una y otra vez por la estrategia poco iluminada del relato: que el malo es precisamente el hombre que duerme a su lado. Una de las reglas básicas del thriller (esa especie de nebulosa formal en la que se cruzan la narrativa del policial y las técnicas del suspense narrativo) es huir de los lugares comunes, evitar la previsibilidad de los acontecimientos, pues la quintaesencia de la fórmula precisamente es quitar el velo al reino de las apariencias que el espectador obediente ha ido elaborando como diégesis como consecuencia de las estrategias del relato y de las informaciones dadas al espectador, y producir el efecto del desconcierto, una especie de trauma narrativo en el que se desmoronan todas las bases de las interpretaciones que el espectador había realizado hasta el momento. El efecto de este artilugio es obvio y evidente: aleccionarnos de que nada es como parece, llevarnos a la conciencia de que el peligro nos rodea aún en los contextos más familiares, y que cualquier persona cercana, y que incluso en los contextos que consideramos más seguros, se oculta el peligro, el horror y lo desconocido. En definitiva, la ontología básica del thriller es hacernos entender que lo conocido es una apariencia, y que lo que creemos conocer no es en realidad lo que es. En otras palabras: que lo desconocido nos rodea, y que el sistema de certezas en el que nos movemos no es otra cosa que un artificio endeble, sostenido únicamente por una fe ciega y acrítica: no sólo no vemos lo que pasa realmente, sino que ni siquiera vemos que no vemos. Resulta fácil de entender que una estrategia narrativa de este tipo requiere dos elementos sustanciales: un marco de familiaridad y de certezas, seguridades, que eviten las sospechas del espectador sobre lo conocido aparente, reforzando de ese modo, y exteriorizando en consecuencia, las previsiones y recaudos sobre las amenazas externas. Una vez protegidos del afuera y siendo completamente inaccesible la entrada de extraños se deberá poner en evidencia la complementaria imposibilidad de salida de los que están adentro. Este segundo momento es el del horror, donde el sujeto advierte que aquellas acciones que ha tomado para evitar ser atacado desde afuera lo ha aislado completamente y dejado a merced del único elemento que dejó sin atender: el adentro. Aquí es donde cae el reino de las apariencias, y se invierte el mundo: lo conocido se hace desconocido; lo bueno, malo; lo seguro, peligroso. (Algunos de los mejores ejemplos de esta arquitectura narrativa es la novela de Stephen King El resplandor, llevada magistralmente a la pantalla por Stanley Kubrick, y Los sospechosos de siempre, de Brian Singer). El film que nos ocupa, no demuestra ser ducho en estas reglas, y ha dado todas las herramientas posibles para que sospechemos de ese hombre que duerme al lado de Christine. Poco importa que sepamos quién es verdaderamente ese hombre en el desenlace, y que no sea quién dice ser, etc. Lo importante narrativamente hablando es que se confirman las sospechas e intuiciones que el espectador ha puesto sobre este sujeto, y esto elimina el golpe traumático del desenlace. Es decir, en lugar de darse la inversión, en lugar de develarse el reino de las apariencias, el relato confirma nuestras ontologías, nos da la razón, nos confirma que somos buenos detectives, y que la realidad poco puede hacer para engañarnos. Hay una alternativa a esta fórmula, que en lugar de operar con el factor sorpresa y la inversión de las ontologías presupuestas, desarrolla algo así como el concepto de las desgracias oraculares; sujetos que saben lo que realmente está pasando pero no pueden comunicarlo a quienes beneficiaría, y esa imposibilidad, esa impotencia los angustia. Esta es la técnica narrativa del Suspense, que Hitchcock propuso en la mayor parte de su filmografía, y que consiste básicamente en darle al espectador carta blanca en el conocimiento, es decir, que sabe el peligro en el que el protagonista se encuentra sin saberlo. El famoso ejemplo sobre la bomba resulta paradigmático: dice Hitchcock que si tenemos una persona sentada en una mesa y de repente explota una bomba que estaba puesta debajo, lo que tenemos es una sorpresa (idéntico desconocimiento de la situación en el personaje y el espectador), pero si en cambio el espectador ha visto al asesino poner la bomba y escucha el tic-tac tenue pero irremediable, mientras que el personaje desconoce esta situación (eventualmente es sordo), lo que ocurre al público es la desesperación de un conocimiento que no puede compartir con aquel personaje con quien se identifica. Esto es el suspense. Lamentablemente Antes de despertar tampoco juega esta estrategia de modo eficiente, pues pareciera querer realizar la primera modalidad, pero mezclándola con esta última, lo cual da como resultado la contrariedad de que esta última destruye todo lo que la primera consigue elaborar.
La película, cuyo titulo original es “Before I go to sleep”, o sea, “Antes de irme a dormir”, esta basada en la novela de S.J Watson "No confíes en nadie", adaptación y dirección de Rowan Joffe. Narra la historia de una mujer que cada vez que despierta ha olvidado no sólo lo ocurrido en los últimos años, lo que se conoce como amnesia de fijación, pero además como nada recuerda de algún hecho que produzca tal conducta nos enfrentamos a una amnesia post traumática. Christine (Nicole Kidman) se levanta cada día en un sitio desconocido y junto a un extraño. Cuando se mira en el espejo ve a una mujer madura, con unos rasgos marcados impropios de una veinteañera. Pero todo vuelve a ser familiar cuando Ben (Colin Firth), su marido, le explica que tiene 47 años y que hace veinte tuvo un accidente debido al cual no puede registrar nuevos recuerdos. Cuando su marido se va aparece en escena el Dr.Nash (Mark Strong), un neurólogo que dice tratarla sin que su marido lo sepa, ¿¡Qué!? Quien la dirige a un diario secreto escondido en su armario. Las páginas hacen que sepa cosas que no debería haber olvidado, pero no responden a muchas cuestiones, ¿Cómo sería su vida antes del accidente? ¿Por qué nunca tuvo un hijo con Ben? ¿Qué le pasó a su mejor amiga que tanto nombra en el diario? ¿Cual fue exactamente el accidente que le provocó la pérdida constante de memoria? Hay imágenes, pequeños destellos, que deberían configurar parte de un rompecabezas, pero que a la postre sólo se justifica porque alguien dice de su significado, como si fuese una novela que estamos leyendo y no una película que estamos viendo. Cada día Christine debe reconstruir su pasado y a medida que se acerca a la verdad, más inverosímil parece todo. La producción se presenta como un thriller a estas alturas, de estructura clásica, lastima que desde el texto deba recurrir a mentirle al espectador y no al engaño para que éste quede atrapado en una telaraña. Si uno queda atrapado es más por función de la incoherencia interna del texto que por el desarrollo del conflicto, ni siquiera ayudan las muy buenas actuaciones de los tres protagonistas principales, siendo quien enarbola la bandera en este rubro el ingles Colin Firth. Hay muchas películas que trabajan este tipo de patologías, desde la excelente “El día de la marmota” (1993), en el que el personaje vive siempre el mismo día, hasta que se hace cargo de su vida, pasando por la exageradamente sobrevalorada película de montajista más que de guionista y director “Memento” (2000), digo si la pones lineal ni para un domingo de lluvia en casa da, o de la muy buena comedia “Cincuenta primeras citas” (2004), en que la metáfora da cuenta de enamorar todos los días a tu pareja como si fuera la primera vez. Lo común a todas es que presentan una razón, un tener que decir, que mostrar, para el desarrollo del conflicto, y para eso la instalación de un relato verosímil es indispensable. En esta producción dirigida por el hijo de Roland Joffe, lo que abunda es lo inverosímil, sobre todo desde lo discursivo dialógico. Casi por momento mueve a risa y la resolución casi a carcajadas. Lastima que el género al que intenta adscribirse sin lograrlo sea el suspenso psicológico, una locura más que un delirio.
La idea es un poco la de “Como la primera vez”: una mujer que no puede recordar más que el día en que vive, algo así. Ella, Nicole Kidman, hace lo que puede. Claro que aquí se trata de un thriller con marido quizás malvado (Colin Firth, pobre), y médico que vaya uno a saber qué esconde (Mark Strong, pobre). El resultado es una película de suspenso del montón, donde eso, el suspenso, se declama y no se transmite.
Memoria llena de mentiras Christine se levanta una mañana y no recuerda ni lo que comió ayer. Su memoria registra sólo 24 horas, y cuando despierta no sabe si quien duerme a su lado es el amor de su vida o su peor enemigo. Sobre esa trama transita el filme de Rowan Joffe, y al hablar de la pérdida de memoria es imposible no remitirse al menos a dos películas: "Hechizo del tiempo", con Bill Murray, también conocida por su nombre original "El día de la marmota", y "Como si fuera la primera vez", con Adam Sandler. La diferencia es que en en estas dos películas el tono es de comedia y el punto en común es que en las tres hay una historia de amor. Kidman, como Christine, hace suficientes méritos para darle credibilidad a una situación traumática que dista de ser creíble, y por momentos lo logra. Firth también cumple en su rol de esposo sufrido, o no, la trama lo irá revelando. Y el tercero en discordia es un médico, que la llama todas las mañanas para recordarle quién es y para indicarle que vaya a buscar al dormitorio una cámara fotográfica donde ella irá cargando datos a su memoria emotiva. La trama, sin ser novedosa, logra captar la atención del espectador, aunque hay ciertos vacíos en el guión sobre la actividad de la protagonista, que sería escritora, y los motivos que la llevaron a tomar sus decisiones sentimentales. El final invita a alguna lagrimita y redondea una película que se deja ver.
"Recuperando la identidad" Basada en el best-seller de Steve J. Watson, “Antes de despertar”, dirigida por Rowan Joffé, cuenta la historia de Christine (Nicole Kidman), una mujer de 40 años que sufre de amnesia luego de haber tenido un accidente. Diariamente se despierta olvidando lo que hizo el día anterior y recordando únicamente su juventud. Colin Firth interpreta a su esposo, quien todos los días se levanta con ella y le explica quién es y qué le pasó. Paralelamente, Dr. Nash (Mark Strong), un neuropsiquiatra la llama a diario para avisarle que hace un par de semanas que está recibiendo un tratamiento para intentar recuperar la memoria, a través de videos que comienza a grabar, sin que su marido lo sepa. Aunque ya en algunas películas pudimos ver el problema de la amnesia como tema central (“Memento”, “Como si fuera la primera vez”), no deja de ser un recurso interesante dentro de un argumento. Esto se debe, principalmente, a que el espectador se encuentra en la misma situación que el protagonista y juntos van transitando el camino para conocer lo ocurrido. A pesar de que “Antes de despertar” no nos mantiene en una tensión constante, como uno busca en un thriller psicológico, sí tenemos muchos sobresaltos y giros sorprendentes dentro de la historia, que nos van a ir confundiendo y llevándonos por otros caminos antes de que podamos resolver la situación principal. Asimismo, los diversos descubrimientos por parte de Christine generan una profunda atención en el espectador, provocando el deseo de saber qué será lo que vendrá después, y haciéndonos partícipes de la misma historia: nosotros también buscamos las pistas y detalles que nos lleven hasta el sospechoso. Hay que destacar también las actuaciones del trío de protagonistas, las cuales son impecables. Ya habíamos tenido la posibilidad de ver el dúo de Nicole Kidman y Colin Firth en “The Railway Man”, pero la incorporación de Mark Strong también fue interesante. Además, podemos ver otra faceta de Firth de la que nos tiene acostumbrados. Si queres pasar un buen rato frente a la pantalla, descubriendo qué hay detrás del accidente de Christine, con buenas actuaciones y giros que sorprenden y nos mantienen atentos, “Antes de despertar” va a cumplir con tus expectativas. Samantha Schuster
El talento de Firth y Kidman no alcanza para salvar a la historia de los convencionalismos y el aburrimiento, sin ellos era un film destinado a “directo a DVD”. El lento recorrido del misterio de que es verdad y que mentira termina en una resolución intrascendente.
Reconstruyendo la pesadilla "Before I go to sleep" es un thriller que revisita otros trabajos particulares del género como "Memento" y que además nos presenta a una protagonista con el mismo problema de Drew Barrymore en "50 first dates", sólo que en un contexto mucho más jodido. La película comienza con Christine (Nicole Kidman) despertando abruptamente en la mañana, sin recordar nada de los últimos veintitantos de años. Esto es algo que le sucede diariamente ya que luego de un terrible accidente, sufre de memoria de corto plazo. Cuando se levanta, se encuentra con un hombre al que por supuesto no reconoce, que resulta ser su marido, Ben (Colin Firth). El buen hombre le dedica todos los días unas horas a contarle a su mujer sobre todo lo sucedido e incluso tiene un sistema visual repartido por toda la casa para que Christine pueda moverse con mayor facilidad en el hogar. Uno de esos días, Ben se va a su trabajo y Christine se queda en la casa como es de costumbre, la mujer recibe una extraña llamada de un hombre misterioso que dice ser el Dr. Nasch (Mark Strong), un psiquiatra que la está ayudando en secreto a poder recordar todo lo sucedido. A medida que van pasando los días los recuerdos de la protagonista se empiezan a aclarar de a poco develando que hay oscuros secretos en relación a su accidente, de hecho, hay muchas más personas involucradas de lo que puede imaginar. El director y escritor Rowan Joffe hace un buen trabajo con la historia, atrapando de a poco a los espectadores a medida que va avanzando con la tensión y el camino hacia la verdad. Todo el tiempo está latente esa sensación de sentirse un poco perdido junto a Christine, de sofocarse con cada nuevo detalle macabro que su mente va recordando. En este sentido, la ambientación, la dinámica y los diálogos son grises, lentos y sombríos, llevando al público a vivir las sensaciones de los protagonistas. Por otro lado, la labor del trío de actores principales es muy buena, lo que da credibilidad a la propuesta. Como negativo diría que Joffe tuvo algunos problemas para hacer que todo el camino no tuviera baches, de hecho hubo varios. Hay algunos saltos de tiempo y participaciones de personajes que están un tanto desproljas. Nada que arruine el film, pero por momentos confunde. Otra cuestión negativa, es como se maneja la resolución del conflicto. Durante gran parte de la película se mantiene el enigma, pero luego de la mitad, ya sabemos como va a finalizar salvo por una vuelta de tuerca que en realidad no suma demasiado a la trama. Un thriller bueno, que entretiene, que los hará repasar algunos acontecimientos en su cabeza para entender lo que está pasando, pero que podría haber sido mucho mejor y más trascendente.