Un revival que se hunde Para muchos espectadores que hoy rondan los 40 años, Baywatch es y será la serie protagonizada por ese actor que conocimos en otra serie llamada El Auto fantástico, donde corrían chicas de cuerpos esculturales en bickinis, entre los que se destacaba un símbolo sexual de aquella época, la blonda Pamela Anderson. Nada más que eso significaba para todos este show televisivo, donde lo que menos importaba era la historia policial detrás de cada capítulo. Todos esperaban a Pamela y no a David Hasselhoff, y mucho menos a su cuerpo de gimnasta mal terminado. Sin embargo, hoy más que nunca Hollywood insiste en exprimir los jugos de la nostalgia sin importarle demasiado la fecha de vencimiento del producto para terminar intoxicándonos con esa falsa tendencia de recrear o “rebootear” elementos culturales norteamericanos que penetraron durante décadas desde la televisión en nuestra mente y que ahora requieren apenas de la docilidad del espectador nostálgico para revivir y someterse a otro público cautivo del que solamente necesitan la avidez por consumir entretenimiento de dudosa calidad. Ni el carisma de Dwayne Johnson, ni sus guiños directos hacía los fans de la serie, levantan a este muerto antes de nacer intitulado Baywatch: Guardianes de la Bahía. Y eso se debe a dos enormes obstáculos que la película dirigida por Seth Gordon nunca supera: la falta de resolución en el tono elegido que no llega al de comedia de acción porque tiene poca acción y poca comedia en primer lugar, y en segundo porque este intento de reencuentro con la mística de la serie estaba bien en los 90s pero el mundo evoluciona y el homoerotismo latente ya no es sorpresa. Tampoco lo es la cosificación de la mujer y su rol de elemento decorativo en una película de machos alfa que se disputan el trono en la playa, a pesar de que en el camino se crucen con una villana, sexy pero un tanto torpe a la hora de ejecutar su maquiavélico plan privatizador de propiedades para introducir el mercado de la droga sintética sin otra arma de persuación que el dinero para corromper a enemigos de baja estofa. Los cameos de David Hasselhoff y la ya mencionada Pamela Anderson dan vergüenza y el humor autorreferencial cansa como las morisquetas de Zac Efron y las ridiculeces de un personaje secundario, gordito y simpático, que opera como alivio cómico cada vez que la película se sumerge en la mediocridad y parece reflotar a fuerza de chistes fáciles y efectivos. Si CHIPS, Patrulla Motorizada tuvo su película hace apenas unos meses ¿por qué Baywatch iba a ser la excepción a la regla para evitarnos la tortura?
Frituras bajo el sol La movida hollywoodense centrada en intentar resucitar a Baywatch, una de las series más trash y autoconscientes de la televisión de la década del 90, sin lugar a dudas es -valga la redundancia- otro de esos manotazos de ahogado a los que el mainstream más pomposo de la industria cultural de nuestros días parece estar condenado por iniciativa propia, en la línea de los bodrios de superhéroes y las sagas adolescentes eternas. Aquella amalgama de ingenuidad narrativa, secuencias de acción y cuerpos bronceados no se condice del todo con esta reinterpretación en pantalla grande, la cual si bien va tachando cada uno de los ingredientes de la fórmula a lo largo de su desarrollo, al mismo tiempo no termina de entender que el “encanto” y el éxito de la serie original residían en la ridiculez de la trama promedio del show y la estética videoclipera de la época, no en el cancherismo bobo actual. Incluso así vale decir que Baywatch (2017) reemplaza el hechizo grasiento de la tira con otro paradigma retro que se amolda un poco mejor al cinismo contemporáneo, el de las comedias atolondradas de los 80. De este modo descubrimos que estamos frente a una especie de “investigación” del grupo protagónico para detener a los malvados de turno, un catalizador que funciona como excusa para toparnos con distintos arquetipos del formato que responden al fortachón bueno, el inexperto que debe pagar derecho de piso, el típico debilucho dedicado al onanismo, una figura de autoridad bien payasesca, algún interés romántico femenino y finalmente toda una flamante colección de tetas y culos destinados a contonearse bajo el sol. Sinceramente la experiencia podría haber sido mucho peor pero tampoco llega a convencer por la tibieza y empecinamiento detrás de tanto refrito cruzado. Ahora es Dwayne Johnson el que se pone en la piel de Mitch Buchannon, aquel líder de los socorristas de una playa top que fuera interpretado por el inefable David Hasselhoff. La contrafigura es Matt Brody (Zac Efron), un campeón olímpico de natación que debe postularse para ser un nuevo bañero como parte de una probation, un panorama que por supuesto genera choques con Buchannon a la par de los flirteos del joven hacia Summer Quinn (Alexandra Daddario), otra de las novatas. El componente maléfico viene por el lado de Victoria Leeds (Priyanka Chopra), una empresaria ligada a las drogas y los negocios inmobiliarios, eje de las pesquisas de Mitch y los suyos. Casi todos los chistes del film se vinculan a las características en la vida real de Johnson y Efron, dos actores egocéntricos e hiper tuneados, lo que deja poco espacio para la historia en sí y el desfile de secundarios. La película incluye algún que otro momento hilarante aunque se hace muy larga en sus 116 minutos y ni siquiera consigue compensar la catarata de estereotipos quemados/ no aprovechados con la anatomía frondosa de antaño porque ni Kelly Rohrbach -la elegida para reemplazar a Pamela Anderson en el rol de C.J. Parker- ni el resto de las mujeres del elenco están a la altura de los camiones de la Baywatch original, como por ejemplo Erika Eleniak, Carmen Electra, Yasmine Bleeth, Alexandra Paul, Gena Lee Nolin o la misma Anderson. Demasiado vulgar para ser familiar, con muy poca carne femenina para ser picaresca y carente de la energía y la convicción para abrirse paso sola sin la referencia a la serie de los 90, esta nueva Baywatch es otro de esos productos ineficaces y para nadie del Hollywood actual, al que le vendría bien menos chistes sobre escrotos y más sensualidad…
Hollywood continua con sus remakes, tanto de películas como de series, esta vez le toco a Baywatch, aquella serie que comenzó a emitirse a fines de los años 80, protagonizada por David Hasselhoff y Pamela Anderson, ahora en el 2017 nos llega esta nueva versión protagonizada por actores taquilleros del momento como lo son Dwayne Johnson y Zac Efron. La historia sigue a Mitch Buchannon (Johnson), un salvavidas que lleva años en su oficio, ahora debe reclutar aspirantes para que se sumen a esta profesión, los problemas llegan cuando Matt Brody (Zac Efron), un campeón olímpico caído en desgracia es uno de estos postulantes a entrar en el equipo, chocaran bastante entre ellos, pero deberán unir fuerzas para enfrentarse a un problema con drogas. Fui de los que pudo disfrutar de la serie original, la verdad que no era gran cosa, uno podía verla un sábado o domingo haciendo zapping con el control remoto y ahí estaban ellos, en un horario tipo 15hs, la serie tenia momentos divertidos, pero lo que más sobresalía eran los cuerpos tanto de los personajes masculinos como femeninos y la historia quedaba de lado, pasa lo mismo con esta película, pero en un máximo nivel. Para empezar cuenta con chistes muy fuera de lugar y poco originales, siempre cayendo en cosas obvias y con partes intimas del cuerpo, uno de los mejores personajes claramente es el de Dwayne Johnson, pero tampoco es algo muy destacable que digamos, Zac Efron por su parte solo está para aparecer en con torso descubierto haciendo payasadas, el elenco femenino queda muy desdibujado, casi al borde de la inexistencia, la película cuenta con dos cameos importantes que apenan para los nostálgicos fans de la serie original, pero son tan absurdos que pasan desapercibidos, Waywatch no es una obra maestra, pero pudo haberse hecho algo mejor, al menos hubiese tenido un humor más inteligente, cosa que no paso.
Una película que cumple a duras penas su función de entretener pero se queda sólo en eso. Hollywood sigue atentando contra la infancia de los consumidores mundiales de cine y esta vez llega a la gran pantalla Baywatch: Guardianes de la Bahía (Baywatch, 2017), la serie que catapultó a la fama a Pamela Anderson y David Hasselhoff, más por sus atributos físicos que actorales, llega ahora en una versión renovada con ánimos de pelear la taquilla mundial a los gigantes proyectos que están en la cartelera. Para los desmemoriados, la serie original de Baywatch (1987-2001) consistía en un grupo de guardavidas de la costa de California que además de dedicarse a broncearse, coquetear con la gente de la playa y cambiar la bandera de la marea, se dedicaban a salvar vidas tanto dentro, como fuera del agua. Baywatch fue una de las series precursoras a la hora de mezclar el género policial con el de la comedia. Semana tras semana y por casi 20 años, los bañeros más sexys se dedicaban a salvar a aquellos que sufrían accidentes en el mar pero también resolvían crímenes fueras de las costas. Asesinatos, tráfico de drogas y corrupción eran los temas recurrentes para esta ficción que estuvo 11 temporadas al aire y que trajo consigo 2 secuelas: Baywatch Nights y hasta una película: Baywatch Hawaiian Wedding. Ahora con un espíritu joven y renovado, los socorristas de la costa de California intentarán copar la parada de nuevo y convertirse en quizás los héroes más comunes del mundo. Ahora bajo el liderato de Dwayne “The Rock” Johnson en el papel del Teniente Mitch Buchannon y el de Seth Gordon (Horrible Bosses, 2011) detrás de las cámaras, un nuevo peligro acecha su playa cuando encuentran en recurrentes ocasiones, paquetes de drogas desparramados por toda la costa. Para detener esto, Mitch necesitara de sus compañeros de turno y de nuevos integrantes en su escuadra de modelos en traje de spándex. Uno de estos nuevos reclutas es Matt Brody (Zac Efron) un ex medallista olímpico orgulloso, egoísta y fanfarrón que no sabe trabajar en equipo y que deberá acoplarse al grupo para poder limpiar las costas del mal que estas sufren. La peli juega a dos puntas durante todo su relato pero sin jugársela, no se puede catalogar como película de acción, porque sus escenas más peligrosas tienen bastantes defectos a la hora de la ejecución. Previsible y con más entusiasmo que otra cosa, la trama policial del film se termina resolviendo hasta por casualidad sin tener demasiado que ver con el transcurso de lo que se ve. Algunos tramos parecen sacado de Los Bañeros Más Locos del Mundo (1987). Tampoco se la puede encasillar como si quisiera pertenecer estrictamente a una comedia, ya que esa no es su premisa inicial. Lo más destacado de la película es sin dudas Dwayne Johnson. Imposible no reírse en las situaciones con él y Efron, pero solo por el carisma del bueno de Dwayne. Chistes fáciles y ya clásicos en el cine que supieron ser precursores están todo el tiempo dando vueltas y no siempre queda bien que todas las situaciones “dramáticas” tengan en el medio una broma de penes y sexo . A pesar del discurso siempre optimista de Mitch, sobre el trabajo en equipo y metáforas del cuerpo, el alma y el mar este cuasi eslogan es siempre el mismo. Sobre su fornida espalda cae el único sustento del film, pero todo no lo puede. Los personajes secundarios cumplen solo su papel y no destacan, incluso al ver a Efron en la pantalla se puede inferir que está ahí sólo por su físico y no por su faceta de actor. Lo mismo con la participación femenina, que si bien en su momento con Pamela Anderson pasaba algo similar y nadie se oponía a que siempre haga el mismo papel, otros son los tiempos que corren y las mujeres de este grupo podrían haber tenido otra importancia en la película. Los papeles de Alexandra Dadario (Summer Quinn), Kelly Rohrbach (CJ Parker) e Ilfenesh Hadera (Stephanie Holden) tenían que tener alguna participación un poco más preponderante en el film, solo parecería que están ahí para rellenar la pantalla con su femineidad. Luego esta el gordito del grupo, Ronnie (Jon Bass) que no se sabe bien qué hace ahí, solo que por su perseverancia y amor propio logra conseguir el trabajo que siempre quiso, el sueño americano. La villana Victoria Leeds (Priyanka Chopra), deja mucho que desear también y nunca termina siendo la antagonista que, por momentos, promete. Claro está que este tipo de películas no pueden representar en el espectador la típica historia que transmite un mensaje, es más una producción para distenderse un rato, comerse unos pochoclos, reírse y al poco tiempo olvidarse de su existencia. El director juega con el homenaje permanentemente, la música, las locaciones, las vistas y las tomas, todo hace que se recuerde a la serie original de principios de los años ’90. Siendo esta, un tipo de película que depende mucho de cuántos billetes recauda y no tanto así de lo que diga la critica, si la película se ve respaldada por los fans en las salas de todo el mundo, muy probablemente tengamos una segunda parte de esta película que en un balance general, se ahoga sola.
Tras Los ángeles de Charlie, Starsky & Hutch, Los duques de Hazard, CHIPs, SWAT, Misión: Imposible, Comando especial, Brigada A y tantas otras series llevadas al cine, ahora es el turno de la película sobre este “clásico” playero de la pantalla chica. Porque quiere ser demasiadas cosas a la vez o, peor, porque no sabe bien qué quiere ser Baywatch: Guardianes de la bahía es una comedia intrascendente, efímera, rápidamente olvidable. Por momentos este nuevo film del director de Quiero matar a mi jefe y Ladrona de identidades parece apelar a los nostálgicos de la serie noventista (allí están los cameos de David Hasselhoff y Pamela Anderson para ratificarlo); en otros, resulta una propuesta pensada para adolescentes en la línea de la (ya no tan nueva) Nueva Comedia Americana sobre el despertar sexual con humor escatológico, vómitos, penes erectos (el gordito Ronnie que encarna Jon Bass, un novato que es seleccionado para el cuerpo de guardavidas, parece salido directamente de las huestes de Judd Apatow). Pero, cuando Seth Gordon tenía todo servido para jugar al ridículo en la línea de, digamos, Magic Mike, el film opta por una trama policial sobre tráfico de drogas tan superficial como resuelta con torpeza. Incluso hay pasajes tan berretas que -siguiendo con la temática y la ambientación- remiten a la saga argentina de Los bañeros más locos del mundo. Lo mejor de este innecesario regreso de Baywatch es el Mitch Buchannon de Dwayne Johnson, quien aporta nobleza y simpatía a una trama penosa dominada por parlamentos sobre el trabajo en equipo y el espíritu de cuerpo (en contraposición con el recién llegado Matt Brody que interpreta Zac Efron, un ex campeón olímpico de natación egocéntrico y fanfarrón). El resto es lo de siempre: esculturales cuerpos (masculinos y femeninos) corriendo en cámara lenta y con música épica de fondo por las playas cuando calienta el sol...
En 1989 se emitió por primera ver la serie de televisión “Baywatch”, la cual fue cancelada tras su primera temporada, principalmente por cuestiones de rating. Sin embargo, su protagonista David Hasselhoff vio potencial en la historia de los guardianes de la bahía y decidió revivir el show, convirtiéndose en productor ejecutivo. Inesperadamente, la serie se volvió furor tanto en Estados Unidos como en el exterior, durando un total de 11 temporadas, más algunos spin-off y películas para televisión. Como suele suceder últimamente, las historias que se convirtieron en exitosas en los años ’80 o ’90 están siendo revividas en la actualidad, por falta de creatividad en los argumentos o por la necesidad de generar una gran recaudación en la taquilla (aunque esto a veces no termina ocurriendo), apelando a la nostalgia del público. “Baywatch” se suma a esta lista de revivals, proponiendo una historia mucho más cómica que los que se contaba en la serie de televisión, cuyos casos estrafalarios eran tomados con gran seriedad y profesionalismo. En esta oportunidad, “Baywatch” se centra en Mitch Buchannon (Dwayne Johnson), un emblemático guardavidas de la costa de Los Ángeles que deberá sumar a su equipo a tres compañeros. A pesar de tener dudas sobre él, estará obligado a incorporar al novato y soberbio Matt Brody (Zac Efron). Pero cuando la bahía se ve amenazada, ambos tendrán que unir fuerzas para salir adelante. En primer lugar, hay que tener en cuenta qué es lo que se propone realizar el director de “Baywatch”, Seth Gordon, en esta adaptación cinematográfica, para luego poder juzgar de una manera medianamente objetiva y correcta. Desde el comienzo, la cinta busca ser un divertimento para el público, a través de su tono de comedia. Incluso en todo momento se ríe de sí misma, parodiando a la serie televisiva y sus situaciones ridículas y extravagantes, que iban desde un terremoto hasta la persecución de un grupo terrorista, como también el hecho del abuso de la cámara lenta mientras corrían los guardavidas por la playa (algo muy característico del show). En este sentido, la película cumple con el objetivo propuesto, ya que el espectador pasará un momento divertido, mediante chistes que, en su mayoría, funcionan correctamente (a pesar de que en algunos casos incluso se vuelvan reiterativos). Otros, como en muchas producciones norteamericanas, rozan lo grotesco o lo escatológico, volviéndola una película apta para mayores de 16 años. Lo mismo ocurre con la osadía que tomaron al parodiarse, ya que el propio film expone nuestros pensamientos. Es por eso que ciertas inconsistencias en el guion o las exageraciones en algunas situaciones se ven justificadas por el objetivo al que el film quiere llegar. Asimismo, aunque es una comedia propiamente dicha, las escenas de acción están bien resueltas. El elenco masculino es el que más se destaca dentro de “Baywatch”, sobre todo la dupla que conforman Johnson y Efron, dos actores que hace rato que le tomaron un buen ritmo a la comedia, y que en esta oportunidad significan una buena fórmula para la pantalla. “La Roca” ya se convirtió en ese actor al cual todo se le permite, porque no hay nada que no pueda hacer (incluso el público le exige más). También se destaca Jon Bass, quien podría desentonar en cuanto a la imagen que proponen los guardavidas, pero que es el eslabón cómico del film. En cuanto a las mujeres, todavía se encuentran en ese rol menor que tenían en la serie, a pesar de que por momentos se esfuerzan por otorgarles un papel con una mayor fortaleza. Además, todos los personajes cumplen con un rol estereotipado. Por otro lado, tenemos unos cameos interesantes que sirven para darle un toque de nostalgia al film. De todas maneras, podrían haberle encontrado una mayor justificación narrativa para su estancia en el argumento y no solamente encastrarlos a modo de presentación. Si bien “Baywatch” no nos trae una propuesta perfecta y seguramente su adaptación haya sido innecesaria desde un primer momento, está destinada para un público poco exigente, que busca en el cine un escaparate y dos horas de diversión. El gran acierto de este film fue decidir parodiarse a sí mismo y darle su toque de humor, saliendo de esa seriedad que caracterizaba a la serie. Puntaje: 3/5
Para los no hayan visto la serie de televisión, esta película sólo será una nueva comedia bobita destinada para entretenerse sin grandes pretensiones y olvidar a los cinco minutos. Pero para los fanáticos, será una decepción muy grande. Al igual que sucedió con....
Sin olas Baywatch fue una de esas series televisivas que lograron trascender más por los íconos que lanzó al estrellato (Pamela Anderson, David Hasselhoff), y su significado para la cultura popular, que por sus logros narrativos, discursivos o por la construcción de una arriesgada trama. Pero así y todo era consumida por un público cautivo, durante temporadas los “guardianes de la bahía” ofrecieron un espectáculo en la mejor línea de programas emblemáticos que generó la pequeña pantalla. Cuando surgió la idea de hacer una remake, presentada como Baywatch: Guardianes de la Bahía (Baywatch, 2017), nada haría suponer que el resultado terminaría convirtiéndose en un híbrido de lo peor de la reciente producción de la comedia americana y una película de espionaje sin sentido. El director Seth Gordon (Quiero matar a mi jefe, Ladrona de identidades) pone al día la propuesta de los bañeros y el submundo que rodea a la playa y decide hacerlo de dos maneras en paralelo. Por un lado recupera el espíritu visual de la serie, con aquellos ralentíes, cámaras lentas y primerísimos primeros planos de los cuerpos, las mallas rojas y los pequeños salvavidas, pero por otro no logra amalgamar la comedia y la acción, generando escenas aisladas en el medio de la narración. Mitch Buchannon (Dwayne Johnson) es el líder del grupo de bañeros que intentará, por un programa de adhesión de novatos, renovar la fuerza que rescata diariamente a gente de las temibles aguas. A ese programa llegaran dos aspirantes inexpertos, Summer (Alexandra Daddario) y Ronnie (Jon Bass), pero también la estrella olímpica de natación Matt Brody (Zac Efron), un problemático personaje que ha visto cómo los excesos lo han llevado al fondo de su carrera. Mientras el programa avanza, con pruebas, desafíos y carreras de relevo, en la playa la misteriosa multimillonaria Victoria Leeds (Priyanka Chopra) planea quedarse con todas las propiedades del lugar por medio de mentiras, sobornos y muerte, y convertirla en un espacio donde la droga circule libremente. Para contar esto Seth Gordon se toma demasiado tiempo, y nunca termina por definir si desea parodiar a la serie original, crear un nuevo universo inspirado en el programa, apartar la comedia drásticamente para crear climas y atmósferas disruptivas, tomarse en serio el relato, o, explotar la escatología para suplir falencias narrativas y de estructura dramática. El principal problema de Baywatch: Guardianes de la Bahía es su indefinición, sus bromas reiteradas (el primer chiste de Dwayne Johnson a Zac Efron sobre su relación con la música pop está bien, el resto cansa por acumulación), su humor escatológico y sexual subrayado, su poco interés en desarrollar un producto novedoso basado en lo viejo y, por momentos, caer en la creencia de que todo tiempo pasado fue peor. En vez de apoyarse en la frescura de la serie, termina siendo una banal, inexplicable e innecesaria puesta al día.
Basada en la famosa serie de televisión que marco una época, con el cuerpazo de Pamela Anderson y otras beldades corriendo al rescate en cámara lenta, con David Hasselhoff y otros lindos formando un equipo imbatible. Pasó el tiempo, mucho tiempo y este film encabezado por Dwayne Johnson con carisma y siempre efectivo y Zac Efrom que merecería una oportunidad en una comedia de calidad que no es esta. Los acompañan chicas lindas y una bella villana Priyanka Chopra (“Quántico”) Dirige Seth Gordon que sabe mucho de series pero en esta producción con escenas de acción y vistosa, le incluye un humor ramplón supuestamente osado, que le baja el pulgar. Un entretenimiento menor que pudo ser mucho más y que se quedo a mitad de camino. Sin embargo la marca que significa la nostalgia de la serie le atraerá no pocos espectadores que solo quieren divertirse sin demasiadas pretensiones.
Baywatch: ni siquiera a la altura de la serie Las remakes o adaptaciones presentan una paradoja problemática: si el material original es muy bueno, no tiene mucho sentido rehacerlo, pero si no lo es, existe la complicación de empezar desde una base floja. El caso de Baywatch es este último. Adaptar al cine una muy exitosa serie de los 90 que tenía una buena dosis de situaciones ridículas y cuya fama se debía a la explotación visual de los cuerpos esculturales de su elenco no suena como la mejor idea, excepto en términos de marketing y reconocimiento de la "marca". Gracias a ese potencial de venta es que acá estamos, en el año 2017, con una versión de Baywatch para la pantalla grande, en clave de comedia, que se ríe de varios aspectos de la serie original. Con los hipermusculosos y carismáticos Dwayne "The Rock" Johnson, en el papel que hizo David Hasselhoff en la serie, y Zac Efron como protagonistas, la adaptación al cine de Baywatch entretiene sólo por momentos y resulta un compendio de chistes fáciles con algunas muy buenas escenas de acción. Los problemas de la película no tienen que ver con el mal gusto o la falta de sofisticación del humor, sino con su efectividad. La buena química de Johnson y Efron podría haberse aprovechado dándoles mejores chistes y situaciones humorísticas aún más absurdas. Si por su origen era difícil que esta película fuese una obra maestra, por lo menos podría haber sido más graciosa y superar a la serie original (lo cual no es mucho pedir).
Los bañeros más bobos del mundo La remake de la serie de TV viene con un humor grosero y vulgaridades varias. Y sí, Pamela Anderson aparece. La serie de TV Baywatch, apta para todo público, derivó en su salto al cine (es una manera de decir, porque ciertamente es un descenso) en una película ordinaria y llena de groserías pretendidamente risueñas para público adulto, o al menos no para niños. Encolumnada dentro de la nueva comedia estadounidense, la vulgaridad puede llegar a límites que uno no imagine. Zac Efron, el carilindo que hace once años era Troy en la High School Musical de Disney, toquetea los genitales de un hombre muerto. De la boca de Dwayne Johnson salen más palabrotas y frases soeces que de un standapero de cuarta. Al tercer personaje masculino (Jon Bass en el rol del gordito nabo que se babea por la rubia pulposa) se le quedan atrapados en una reposera de madera el pene y los testículos, y quien lo ayuda a liberarlos es Johnson, en el papel que tenía David Hasselhoff. Ta vez todo esto lo “crearon” los libretistas (un trabajo a doce manos: cuatro redactaron la historia y otros dos escribieron el guión) para que no los tildaran de misóginos. Pero hay bellas mujeres cuyos pechos suben y bajan cuando corren en cámara lenta, como a Pamela Anderson en la serie hace 25 años. La ¿trama? se centra en el ingreso de tres nuevos guardavidas al grupo que comanda Mitch (Johnson). Uno es Matt Brody (Brody era el apellido del personaje de Roy Scheider en Tiburón, pero más que un homenaje debe ser una mera coincidencia), un campeón de natación olímpico, el mencionado nabo y el papel de Alexandra Daddario, quien había trabajado con Johnson en otro bodriazo: Terremoto: La falla de San Andrés, donde interpretaba a su hija. Juntos son dinamita. Hay una empresaria perversa que trafica droga (la india puro labios Priyanka Chopra) y corrompe a un concejal (latino), Johnson no se banca al egocéntrico Efron, pero seguro que al final se amigan, hay rescates en el mar, explosiones, gags homofóbicos, gags sexistas, gags que no son gags y está la ex de Leo DiCaprio, Kelly Rohrbach, reemplazando a Pamela Anderson. No le llega a los talones en sensualidad, pero interpretativamente no se notan las diferencias. O sea. Anderson y Hasselhoff tienen cameos –él parece más arruinado que ella tras sus pasos por las cirugías estéticas- y los 116 minutos se hacen eternos.
Baywatch: Guardianes de la bahía, de Seth Gordon Por Jorge Bernárdez Qué se acuerdan de Baywatch? Pamela Anderson, claro y David Haselhof, por supuesto y la playa y las olas y el viento y el zucunduún zucundún. No Donald no estaba pero hubiera salido como piña la presencia de ese creador de hits playeros instantáneos en esa serie que era realmente sobre la nada, se lo perdieron. La serie estaba ahí en el limbo de los recuerdos de la década de los noventa y era cuestión de tiempo hasta que alguien decidiera pasarle el plumero al título y llevarlo al cine. la operación se produjo y llegó a las salas en el verano o casi del hemisferio norte y en pleno otoño acá en el cono Sur del mundo. Dwayne ‘The Rock’ Johnson y Zack Efron son la cabeza de esta versión cinematográfica, que lo primero que hay que decir es que en principio es una bodie movie en la que Mitch (The Rock) es el capo de la playa que preside el cuerpo de salvavidas y tiene a su cargo la competencia anual que suma nuevos integrantes a tan prestigioso cuerpo de seguridad. Entre los integrantes de ese batallón de inquietos jóvenes que quieren salvar vidas se encuentra una estrella olímpica de la natación, Matt Brody (Efron), que en realidad está allí para cubrir una deuda con la Justicia. Así que ya está planteada la trama central que es la relación entre el humilde y generoso servidor de la playas, versus el arrogante y egoísta campeón que en el transcurso de la historia aprenderá el valor de trabajar en equipo. Bueno, ese es el planteo inicial pero lo principal es el cuerpo de gráciles guardavidas que rodean a los protagonistas. La película es generosa a la hora de darles lucimiento a las chicas, lástima que alguien creyó que era necesario agregarle una trama policial, una villana traficante de drogas que quiere comprar la bahía y todo se vuelve un poco confuso. En el camino de la resolución de esa trama policial el director Seth Gordon apela a todo lo que tiene a mano, recursos nobles y no tanto, humor burdo, buena musicalización, despliegue de cuerpos perfectos y aceitados, humor genital y un tono general que bordea la incorrección, lo cual sería de festejar si fuera a fondo. Toda versión de una serie que llega al cine Baywatch trae a David Haselhof haciendo del Mitch original o de él mismo, o algo así y a Pamela Anderson, así que los dos cumplen y son protagonistas de sendos momentos autoreferenciales. Así que Baywatch es una pavada descerebrada que se deja ver y hasta logra algunas risas en la platea. Dios sabe que más piensan desenterrar o que título de serie perdida duerme en los departamentos de producción de alguna productora de Hollywood, pero uno piensa que ya cumplieron con Chips y Baywatch, así que a lo mejor la dosis necesaria de nostalgia está cubierta. ¡Y si nos parece medio idiota porque le ponemos siete? Bueno será un chiste fácil (y machista), es la influencia de la película, pero con tantas chicas corriendo en cámara lenta el siete es un número que uno sentado en la butaca no se puede sacar de la cabeza. BAYWATCH: GUARDIANES DE LA BAHÍA Baywatch. Estados Unidos, 2017. Dirección: Seth Gordon. Intérpretes: Dwayne Johnson, Zac Efron, Priyanka Chopra, Alexandra Daddario, Kelly Rohrbach, Jon Bass, Iifenesh Hadera, Yahya Abdul-Mateen II. Guión: Damian Shannon y Mark Swift. Fotografía: Eric Steelberg. Música: Christopher Lennertz. Edición: Peter S. Elliott. Diseño de producción: Shepherd Frankel. Duración: 116 minutos.
Baywatch: Tratando de mantenerse a flote. Siguiendo la tendencia de revivir productos exitosos del pasado, llega esta semana la adaptación en clave paródica de Baywatch, una de las series icónicas de los ’90. En la TV, los guardavidas que caminan en slow motion tuvieron su primera aparición en 1989 con una temporada bastante olvidable que llevó a la serie a ser cancelada debido a los bajos raitings. Sin embargo, un año más tarde David Hasselhoff (protagonista de la serie), que venía de triunfar en Knight Rider, decidió cargarse el proyecto al hombro y actuar como productor ejecutivo, así fue como el proyecto comenzó un cambio de rumbo, extendiéndose a 11 temporadas y con algunos spin offs y películas para tv. La serie se convertiría en un verdadero fenómeno de la cultura popular. Como en Hollywood siguen tratando de aprovechar fórmulas exitosas del pasado, en esta oportunidad le toca a Baywatch la de sumarse a la larga lista de célebres programas televisivos en ser llevados a la pantalla grande. No obstante, la cinta de los bañeros se suma a ese selecto grupo de films que deciden optar por un camino paródico o de comedia en lugar de respetar el verdadero tono de la serie. Lo pudimos ver con resultados diversos en las adaptaciones cinematográficas de Starsky & Hutch (2004), 21 Jump Street (2012), Dukes Of Hazzard (2005) y CHIPS (2017). Seamos realistas, ir a ver Baywatch y esperar una obra maestra sería un pensamiento irreal y cargado de hipocresía. Partamos de la base de que el relato está cimentado en torno a una serie de TV mediocre y extremadamente ridícula de los años 90, donde los “guardianes de la bahía” tomaban un rol que excedía a sus capacidades y jurisdicciones. Es por ello que en esta ocasión el tono paródico es acorde a la situación de adaptación y se siente de alguna manera justificada. Esto quizás tenga que ver con la buena lectura de la situación y del género que hace el director, Seth Gordon (Horrible Bosses). El film en sí es un conjunto de estereotipos de la serie, algunas secuencias cargadas de acción y una catarata de gags, algunos de los cuales dan en el blanco, otros fallan en el intento y unos tantos podrán ofender a varios sectores del público. Todo este combo es empleado en función de la comicidad. Los mejores momentos se darán entre el personaje de Dwayne ‘The Rock’ Johnson (Rapidos y Furiosos 8) y Zac Efron (Hairspray, High School Musical), a quienes se los ve muy cómodos en la comedia. La historia que se nos propone es sencilla, Mitch Buchannon (Johnson) deberá admitir en su grupo de socorristas a un nadador olímpico bastante fanfarrón (Efron), y juntos descubren una trama delictiva (drogas y corrupción) que amenazan el futuro de sus trabajos y de la bahía en general. Un aspecto que le juega a favor a la narración tiene que ver con el empleo del metacomentario para justificar varios momentos inverosímiles del film. Es así como el personaje de Zac se pregunta: “¿No deberíamos llamar a la policía? Esta investigación parece un elemento de un forzado show de TV.” O cuando el personaje de Alexandra Daddario (San Andreas, Percy Jackson) cuestiona: ¿Por qué parece como si estuviera corriendo en Slow Motion? Baywatch es aquella propuesta que fue encontrada en el cajón de los recuerdos y revivida debido al factor nostalgia del film. Sin embargo, al reírse de sí misma, contar con un elenco capaz de funcionar (por momentos) en la comedia y con la presencia de un director que tiene lexperiencia en este tipo de largometrajes, la adaptación de Guardianes de la Bahia se ve menos forzada que varios reboots de este tipo. No obstante hubiese estado bueno ver al personaje de Daddario y al de Kelly Rohrbach abocados más a la comedia, en lugar de ser simplificadas como “las guardavidas sexy”. Dejando de lado algunos aspectos escatológicos, chabacanos y vulgares de la cinta, uno puede disfrutar de algunos momentos de este relato. En resumen, nos encontramos ante una película totalmente innecesaria que dentro de ese catalogamiento logra divertir al público a pesar de las inconsistencias narrativas. Como parodia funciona y en definitiva ese era su objetivo. Baywatch es el típico film que uno ve en la TV un domingo a la tarde, del cual no espera absolutamente nada, pero que logra hacernos soltar un par de carcajadas.
Baywatch – Guardianes de la Bahía: Sucundum Sucundum. Zac Efron, “The Rock” y salvavidas corriendo en slow-motion… ¿Algo más? Parece que sí. Todo podía malir sal. Ninguno anticipaba nada bueno cuando nos enteramos que iba a salir una remake de Baywatch. Por supuesto, como todas las adaptaciones de series de los 80, esta vendría en forma de una comedia subida de tono. ¿Por qué? Porque la gente que va por reconocer el nombre va a ir igual, y tienen que atraer a quienes no esten interesados en la propiedad en cuestion con chistes “zarpados” en tremendos trailers, man. Es un hecho que Dwayne “The Rock” Johnson uno de los actores más importantes de la industria (con 8 billones de dólares de taquilla entre todas sus películas, un promedio de 100 millones por cinta), y que su nombre este pegado al proyecto iba a ayudar mucho a convencer a los escépticos. Lo único que quedaba era… bueno, realizar algo aceptable. Tamaña responsabilidad quedo en las manos del director de Horrible Bosses, Seth Gordon. El peligro de esta Baywatch es que tiene el atrevimiento de tomarse a sí misma un poco en serio. Tampoco demasiado en serio, pero dependiendo de lo que te parezca su humor (nada más subjetivo y relativo que la comedia) esto puede ser positivo o extremadamente negativo. El personaje de The Rock podría tratarse como un loco, dándole peso e importancia a las responsabilidades de los guardavidas, pero en la película todo su universo le da la razón. Por suerte el film también se toma en serio sus escenas de acción y la realidad es que terminan estando muy bien logradas. Especial mención a la secuencia en un bote en llamas que tiene muchísimo CGI detrás, y que en los primeros teasers y trailers habia hecho ruido por verse muy poco aceptable. Dejando tomas inaceptables de lado y evitando mostrarlo demasiado, los realizadores consiguieron que no termine distrayendo mucho. Trata de contar una historia, aunque sea una genérica, y termina por decidirse en no ser una comedia en un 100%. Hay escenas, aunque sean pocas, que buscan avanzar la trama y mostrar algo de los personajes más allá del buscar risas. Casi nunca es necesario pero esta vez parece adecuado que haya un comic relief que no busque más que obtener risas para contrastar al resto de personajes que varian entre distintos tonos de seriedad. Es extraño encontrarlo fuera de su habitat natural, pero el comic relief en esta comedia parece funcionar de manera justificada. Acompañando a La Roca tenemos al comic relief en cuestión interpretado por Jon Bass, así como su co-estrella Zac Efron como un ex medallista olímpico que cayó en desgracia. Junto a ellos hay tres actrices de las que hablaría si les hubiese tocado interpretar algún personaje, pero no es el caso. Como antagonista tenemos a una Priyanka Chopra que no logra mejorar un personaje que ya de por si no es muy interesante. Con algunos dialogos de su villana, sumados al marketing y a la cantidad de piel que muestran los hombres con respecto a las mujeres, podemos ver que los realizadores de Baywatch insistian en aclarar que no iban a ser dos horas de modelos femeninas trotando en camara lenta. Pero la objetivización no es algo que solo suceda visualmente, y es que ninguna de las tres salvavidas del film (a pesar del tiempo que tuvieron en cámara) parece tener personaje alguno. Alexandra Daddario queria ser salvavidas, Kelly Rohrbach es salvavidas e Ilfenesh Hadera hace mucho que es salvavidas, esa es la máxima extensión de sus “personajes”. Dependiendo de tu sentido del humor y, especialmente, de como termine cayéndote el personaje de Jon Bass, Baywatch puede variar entre ser una molesta comedia sin gracia o unas dos horas con muchas risas y bastante entretenimiento. La película hace pocas cosas mal como para lastimar sus ratos de comedia, y hace las suficientes bien como para que el único inconveniente sea el gusto personal de cada uno.
Una película que hace agua Un guardavidas de la vieja escuela une fuerzas con un joven guapo y poco obediente para defender la playa de una organización criminal. En medio, chicas voluptuosas corren por la arena enfundadas en mayas rojas enterizas que realzan las curvas. Anacrónico. Hay pocas cosas que se puedan rescatar de esta comedia de acción que tiene poco humor para ser una comedia y pocos tiros y trompadas para ser una de acción. Si en los noventa el único atractivo que tenía la serie era ver a Pamela Anderson y el resto de las chicas trotando en "slow-motion", esta innecesaria adaptación al cine, parece una mala parodia, un producto fuera de época. La mujer objeto, el actor masculino que se las sabe todas y el gordito que oficia de cómico en medio de cuerpos esculturales es una idea argumental antigua y de mal gusto, de la que esta cinta hace gala de principio a fin. Dwayne Johnson apela a todo su carisma, y Zac Efron es voluntarioso, pero el guión y la puesta poco los ayuda. Tan poco ocurrente como la disparatada versión de CHIPs, ni siquiera los cameos de David Hasselhoff y la Anderson resultan suficiente incentivo para soportar las casi dos horas de eterno metraje. A esta película, no hay salvavidas que logre sacarla a flote.
DEJEN DE HACER OLAS La decadencia del séptimo arte comienza con películas como esta. Hoy por hoy, Dwayne Johnson es uno de los actores más rentables y mejores pagos de Hollywood. Alguien debería decirle (de todo corazón) que no es necesario que agarre cualquier papel que se le cruce por el camino. Se puede decir que no y, más allá de que le tenga fe a un proyecto, se entiende que remakes como “Baywatch: Guardianes de la Bahía” (Baywatch, 2017) no vienen a aportar absolutamente nada a una industria que, por momentos, ni hace el esfuerzo. Seth Gordon, director de “Quiero Matar a mi Jefe” (Horrible Bosses) y su secuela, ya demostró que es mucho mejor realizador cuando se trata de cosas como “The King of Kong” (2007) que estas comedias llenas de lugares comunes y escatología que parecen escritas por un nene de quince años que sólo sueña con tetas y chistes de penes. Hasta esta premisa ya se volvió un estereotipo: comedia de acción con humor subidito de tono. “Baywatch” se apega a este concepto, pero claro que no funciona. Partamos de la base de un grupo de salvavidas dispuestos a todo para proteger sus playas, eso implica hacerse los detectives y salir a investigar el asesinato de un político conectado con un negociado de drogas y propiedades de la zona. Este argumento es lo de menos, y una gran excusa para que The Rock se convierta en un pseudo superhéroe que salva el día. Mitch Buchannon (Johnson) es el teniente de la bahía, y es esa época del año donde se encarga de reclutar a otros jóvenes salvavidas para su equipo. Entre ellos está Matt Brody (Zac Efron), medallista olímpico caído en desgracia que no sigue las reglas y sólo le gusta lucirse. El choque constante entre los dos es inevitable, como los chistes repetitivos que dejan de tener gracia al tercer intento. Lo que menos hacen estos “guardianes de la bahía” es, justamente, cuidar las playas y a los vacacionistas. Salvo un par de “rescates”, toda la película se centra en una trama policial llena de obviedades, donde es necesario disfrazarse, colarse en fiestas suntuosas, toquetear cadáveres y otras tantas cosas que no surten efecto. Sí, chicos y chicas, no faltan las mujeres en traje de baño diminuto (porque al parecer así pueden nadar más rápido) corriendo en cámara lenta, ni los hombres de cuerpo torneado. El único ser “normal” en esta historia es el simpático gordito nerd (que sabe mucho de computadoras) que quiere convertirse en guardavidas para estar con la chica de sus sueños. Entre los clichés, los estereotipos (elijan uno, hay de todo), unos efectos especiales de cuarta y chivos que dan vergüenza –¿hay necesidad de que Dwayne nos venda un teléfono celular en pantalla?-, “Baywatch” ni siquiera puede ser considerada una parodia de su hermana televisiva que, admitimos, no era gran cosa, pero cumplía sus propósito de entretener y ciertas normas de la TV de la década del noventa. Lo bueno de todo esto es que el público (al menos el de Estados Unidos, que tiene más peso a la hora de las recaudaciones) se está empezando a avispar y ya no se traga cualquier cosa. Películas como esta o “CHIPS” (2017) terminaron en fracaso, demostrando que Hollywood necesita despojarse de sus fórmulas gastadas y replantearse varias cosas sobre sus blockbusters y el entretenimiento. Sacando un par de hits, los éxitos del 2017 se cuentan con los dedos de las manos, dando a entender que las franquicias/remakes/reboots no están proporcionando los frutos esperados y que, tal vez, se necesitan ideas originales (y mejor pensadas) para captar la atención de la audiencia. Si nos conformamos con caca nos van a seguir ofreciendo caca. Y acá no se trata de si los chistes son buenos o malos, o si el humor no es para cualquiera, “Baywatch” es una película que no funciona porque no tiene nada que ofrecerle al siglo XXI más allá de muchas referencias pop tiradas al azar, escenas de acción planificadas en una servilleta y una historia donde las chicas son lindas y colaboran para que los muchachos corpulentos salven la bahía.
Casi treinta años después del estreno de la exitosa serie llega a los cines Baywatch: Guardianes de la bahía, una película que es al mismo tiempo remake y posible secuela. Con poco guion, pocos chistes y pobres actuaciones, este producto apunta a ser la gran decepción del año para los fans de aquel extraño producto televisivo. El teniente Mitch Buchannon está al mando de un grupo de guardavidas en una bahía de los Estados Unidos y, mientras busca incorporar nuevos reclutas, comienza a detectar la aparición de rastros de droga en las playas. Así es que, junto a los miembros del equipo y a sus tres nuevos aprendices, se embarca en la tarea de desenmascarar a la organización criminal detrás de la venta de la sustancia ilegal. Baywatch: Guardianes de la bahía es una película muy poco pretenciosa, se reconoce a sí misma tan o más básica que la serie que la originó y, aún así, no llega a generar ni siquiera lo poco que se propone. En seguida podríamos ir a la parte obvia de citar el pésimo elenco de la película: Zac Efron, que nunca se caracterizó por su expresión, tiene tanto botox en su cara que lleva la inexpresividad a nuevos niveles; Dwayne “The Rock” Johnson nunca fue un actor en el buen sentido de la palabra y acá tampoco cambia eso. El resto del elenco es bastante mediocre también, con la excepción de Alexandra Daddario que, sin ser una buena actriz, por lo menos tiene la belleza y sensualidad que deberían tener los personajes para que la película funcione. De todas maneras el gran problema del film es el guion. Los chistes son todos malos, las situaciones policiales parecen sacadas de una pésima comedia argentina de la década del ochenta y el espectador nunca termina de conectar con lo que está pasando en pantalla. Lo sorprendente es encontrar detrás de cámaras a Seth Gordon, el director que nos sorprendió a todos por el muy buen nivel de su comedia Como matar a mi jefe (Horrible Bosses, 2011), y sin embargo acá su rol es uno de los principales problemas. El timing de las situaciones es muy flojo y sobre todo la cantidad de errores de continuidad dan una clara muestra de la poca atención que se le puso al proyecto.
El problema de esta versión (más y conscientemente) cómica de la (inconscientemente) cómica serie de TV de los noventa consiste no en ser demasiado absurda sino, justamente, en lo contrario: no serlo en todo momento, lugar y forma. Después de la Starsky & Hutch de Todd Phillips (con Ben Stiller y Owen Wilson, nada menos) y de las dos “Comando especial” de Phil Lord y Chris Miller, la fórmula “riámonos del original” sentó algunas reglas: por ejemplo, reírse siempre hasta el surrealismo. Así en esta “Baywatch” tenemos mucho carisma en la dupla principal integrada por Dwayne Johnson y Zac Efron, dos tipos que han aprendido –y desean– reírse de sí mismos y del rol que les ha endilgado la industria. Pero no pasa por ellos el desacierto sino porque el realizador Seth Gordon tiene altibajos notables a la hora de combinar la acción con la comedia. Como si quisiera todo el tiempo ser prolijo, quedar bien con los fans de la serie, quedar bien con los odiadores de la serie, quedar bien con los críticos irónicos que festejan la burla, quedar bien con el comedor compulsivo de pochoclo, crear un nuevo ícono pop reciclado e iniciar una potencial franquicia millonaria, no va al fondo, no mantiene el tono disparatado que el asunto “detectives sexy en la playa” merece. De allí que los aciertos (los hay) sean más bien parciales y uno salga un poco insatisfecho. Las chicas son lindas y los chicos, simpáticos, eso sí.
Una más en la tendencia de transformar series vintage en películas actuales. Tendencia que ha dado pocos frutos realmente jugosos, y esta recuperación de los Guardianes de la Bahía no es excepción. Cuesta entender, a medida que avanzan las dos horas de película, qué quisieron hacer los realizadores, con los guiños a la nostalgia por un lado (la cámara lenta, los metachistes sobre el uso de la cámara lenta, las presencias de Pamela Anderson y David Hasselhoff), la trama policial que pone a los guardianes en modo detectives y los chistes guarros en plan película de estudiantina hormonal, que más que de nueva comedia americana parecen de una vieja. Baywatch es apenas entretenida, y debe los mínimos a sus dos actores centrales, Dwayne La Roca Johnson y Zac Efron, una tonelada de músculos primero rivales y luego previsiblemente amigos. Decir que ni The Rock salva la película, con su sentido del humor dudoso o poco gracioso -y generalmente las dos cosas- es decir bastante, porque el gigantesco héroe de acción, uno de los actores mejor cotizados del mercado, hace el personaje que tan bien le sale, grandote temible pero simpático, noble y de buen corazón. Su nobleza, como la de su personaje, el que vela por su playa, no alcanza para que Baywatch llegue al salvavidas antes de hundirse en la marea de la banalidad.
Tal como se vio hace poco con la nueva "CHIPS", las series vintage de TV convertidas en películas del siglo XXI no dan buenos resultados. En el caso de "Baywatch", la dirección de Seth Gordon y el tono delirante del guión podrían haber mejorado las cosas, aunque lamentablemente no lo hacen. Zac Efron es un excampeón de natación con dos medallas de oro olímpico en su haber que quedó en la ruina y quiere ser guardavidas, para lo que debe recibir el visto bueno del jefe de Baywatch, Dwayne "The Rock" Johnson. La trama, bastante fragmentada, describe las pequeñas peleas entre estos dos protagonistas mientras retrata brevemente a cada uno de los otros personajes de la playa, pero pronto la acción playera se corre al terreno policial porque los guardavidas encuentran una red narco en sus costas, y no vacilan en atacarla ellos mismos. Más allá de algunos gags divertidos y un buen par de escenas de acción, esta nueva "Baywatch" apenas se sostiene por los generosos planos de chicas en bikini, por supuesto en cámara lenta. La música está bien usada, y por supuesto, como no podía ser de otra manera, hay cameos de Pamela Anderson y David Hasseldorf.
Un mundo que parece salido de Instagram. La película de Seth Gordon es una buena comedia cuando ensaya una lectura autoconsciente que raya con la burla. Y deja de serlo cuando se toma en serio su trama delictiva. Se lucen los protagonistas Dwayne Johnson y Zac Efron. Otra serie que en los últimos años pega el salto al cine y van... ¿cuántas? Una enumeración rápida muestra que la cifra supera con holgura la decena e incluye títulos de toda calaña, desde algunos de acción y si se quiere clásicos (Los Angeles de Charlie, Brigada A, Misión imposible, SWAT) hasta comedias de tintes policiales (Comando especial, CHIPS) y, claro, infantiles relativamente contemporáneas (Power Rangers). Hay poco en común entre ellas más allá del origen televisivo. Algunas se limitan a replicar las características principales de su materia prima catódica, convirtiéndose así en un capítulo extendido, poco más que un ejercicio endogámico dirigido únicamente a sus fanáticos. Otras, en cambio, toman las directrices narrativas de antaño para terminar dando forma a algo distinto, y algunas, las menos, ensayan una lectura autoconsciente que raya con la burla. Baywatch: Guardines de la bahía es una buena (incluso muy buena, a veces) comedia cuando se encuadra en este último grupo, y deja de serlo cuando se toma en serio su trama delictiva. La adaptación de la serie que catapultó a la fama a Pamela Anderson y David Hasselhoff –a quienes, claro, se les reservan sendos cameos– no descollará ni entrará en la historia grande de ningún libro, pero tampoco es el desastre que presagiaban las críticas norteamericanas. Es, en todo caso, una película insegura de su rumbo y algo dubitativa a la hora decidir qué quiere ser, pero que cuando apunta la proa hacia la comedia gana gracias a la aplicación y el buen uso de las armas más nobles del género: timing, gags efectivos, situaciones cuyo inverosímil se subraya desde la puesta en escena y un par de protagonistas en estado de gracia como Dwayne Johnson y Zac Efron, dos enormes actores que entendieron hace bastante que la fisonomía es su disparador humorístico más eficaz. Sobre el contraste entre ambos se construyen las bases del relato. El ex The Rock encarna a Mitch Buchannon, el noble y servicial jefe de un puesto de guardavidas, quien ahora se apresta llevar adelante una convocatoria para reforzar el plantel a su cargo. Hay un candidato salido de la factoría de Judd Apatow. Ronnie (Jon Bass) es un gordito tímido, nerd y bonachón que presta su punto de vista para que la película observe con el mismo grado de ajenidad que cualquier espectador promedio todo un mundo que parece transcurrir en Instagram: atardeceres bañados en luz naranja, playas paradisíacas, ejercicio físico y una fauna de hombres fornidos y mujeres voluptuosas que la pasan bien y cuyos ojos son tan claros que cuesta no pensar que hay algún filtro de por medio. Esa distancia es también la que propone el realizador Seth Gordon (Quiero matar a mi jefe y Ladrona de identidades) respecto a la serie original. Baywatch se ríe tanto de las situaciones que se plantean como de la iconografía que Anderson, Hasselhoff y compañía supieron construir, empezando, claro, por la clásica corrida de frente y en cámara lenta. Efron calza de maravillas dentro de esa perfección física. Es un auténtico muñequito de torta –un Ken, como le dicen por ahí– al que la película, y sobre todo Mitch, tratan como tal. El ex High School Musical encarna a un nadador profesional que ganó dos medallas en los últimos Juegos Olímpicos y ahora está en la lona después de haber perdido una carrera de postas por…vomitar adentro de la pileta. ¿Vómitos en Baywatch? Sí, y no uno sino dos. El problema es que en un momento los guionistas dejan de estar convencidos de explotar esa vertiente cómica e incluyen a una traficante de drogas que pone en peligro la tranquilidad del lugar. Johnson, entonces, pasa de ser gracioso a hablar sobre el trabajo colectivo y la importancia de priorizar el equipo por sobre los intereses personales. Efron, a su vez, se da cuenta de que fue egoísta y se redime. Lo que pica en Baywatch no son las aguas vivas, sino el síndrome de la culpa.
Tiempos nostálgicos. Durante los años 90, Baywatch estaba en boca de todo el mundo. Ya sea por la presencia de David Hasselhoff o por las curvas de Pamela Anderson (y de otras intérpretes) que hacían a los ratones de la audiencia masculina pisar el acelerador a fondo. Entre cámaras lentas, canción de apertura memorable, tramas pseudo-policiales y un largo etcétera, llegó a tener una audiencia de un billón de espectadores a la semana. Naturalmente, como todo producto que alcanzó una alta popularidad en su momento, no se iba a quedar afuera del reciente aluvión de películas que aprovechan al mango la nostalgia por otros tiempos. Las olas y el viento: Matt Brody (Zac Efron), un nadador olímpico caído en desgracia, llega a la playa de Emerald Bay para desempeñarse como salvavidas, ya que eso es lo que le exige su servicio comunitario. No obstante, Mitch Buchannon (Dwayne Johnson), jefe del servicio, lo va a obligar a hacer un esfuerzo para ganarse el puesto. Paralelamente, ambos tendrán que hacerle frente a una narcotraficante que está haciendo de las suyas. El guion de Baywatch tiene la autoconciencia a flor de piel. Los realizadores saben (y nos muestran desde el principio) que están tomando en clave de comedia lo que, al menos por definición, era un drama televisivo. Si bien existe alguna que otra situación medio forzada, por lo menos la película hace el intento de contar una historia con un conflicto sostenido y desarrollar un arco de personaje, siendo el de Zac Efron el que más cambios sufre; cambios que motivan una gran parte de los chistes de la película (los que funcionan, claro). Humor autoconsciente: Cuando hablo de “autoconciencia” me refiero a que la película se anima (un poco en joda, un poco en serio) a hacer cuestionamientos que en la serie original no se hacían, ocupando los primeros lugares el hecho de que todo ocurra en cámara lenta, y por qué unos guardavidas se meten en labores que son oficialmente asunto de la policía. La otra parte de los chistes de la película (los pocos que no funcionan) surgen de esto. Al margen de todo, el guion tiene dos inconvenientes. El primero se relaciona con el ritmo. Uno no puede evitar sentir que le sobran 20 o 30 minutos a la historia. Lo segundo es que cuando la comedia intenta entremezclarse con el policial, no rinde resultados tan efectivos en comparación a cuando se desempeña sola. En materia actoral, Zac Efron parece que encontró su metier en hacer roles que se burlan de su aspecto de niño bonito. Aunque hay escenas en donde lo caricaturiza demasiado y otras en donde no le sale natural una tontera que no siente, consigue, dentro de todo, una interpretación creíble, más allá de lo que su físico aporte a las espectadoras femeninas. ¿Qué decir de Dwayne Johnson? El caballero viene dando sobradas pruebas de que, valga la frase hecha, se mueve como pez en el agua en el terreno de la comedia. Ésta no es la excepción. La manera en la que aborda los cruces de su personaje con el de Zac Efron son la carne de la película a nivel interpretativo, a tal punto que uno duda si los sendos apodos que le aplica a este último nacieron del guión o fueron improvisados por Johnson. En materia de cameos, el de David Hasselhoff es funcional y hasta tiene su gracia dentro de la historia, no así el de Pamela Anderson. En cuanto a lo técnico, la fotografía y el montaje son prolijos. No obstante, hay algunas escenas cuyo trabajo de efectos visuales parece sacado más de una película como Sharknado que de una con gran presupuesto y avalada por un gran estudio como lo fue Baywatch. Conclusión : A pesar de pecar en su extensión, Baywatch es cumplidora como comedia, mayoritariamente por la química entre sus intérpretes. Los fanáticos acérrimos de la serie le van a encontrar muy poco parecido, y hasta la van a sentir como un guion de comedia X que modificaron para encajar en el universo del show protagonizado por Hasselhoff. El hecho concreto, al menos para mí, es que aprueba con lo necesario.
Estúpidamente divertida Mitch Buchannon (Dwayne Johnson) es el socorrista estrella de la bahía y abre la temporada con la inclusión de nuevos integrantes a su equipo. En este contexto conoce a Matt Brody (Zac Efron) un nadador de alto rendimiento caído en desgracia por su mala conducta. A pesar de sus diferencias, juntos deben unir fuerzas para hacerle frente a una empresaria mafiosa que busca hacerse con el control de toda la costa. Baywatch cumple su principal objetivo que es entretener. La dirección de Seth Gordon continúa la misma senda que marcó con Quiero matar a mi jefe (20119 y Ladrona de identidades (2013). Tal vez cae en lugares comunes y clichés de las comedias de humor subido de tono y grosero, pero a pesar de todos los condimentos en contra que tiene, tanto en su producción como en la narrativa, alcanza su objetivo principal y hasta único: divertir. Desde el vamos, la adaptación de la serie homóloga de los 90s no es un producto con un fin más allá de lo superficial que aparece en pantalla: un grupo de guarda-vidas físicamente imponentes deberán superar los obstáculos y problemas que aparecen en la playa, tanto ahogamientos, robos como también venta de drogas. En su narrativa y argumento, Baywatch se manifiesta como una sátira de la exageración de todos estos aspectos que aparecían en la serie de televisión: la utilización desmedida de la cámara lenta, rescates imposibles y extremos bajo físicos esculturales e intactos. Justamente en la primera escena y presentación se manifiesta la exageración y delirio que presenta esta nueva versión de Baywatch. Así, la película se ríe de sí misma utilizando un humor vulgar, rápido y subido de tono. El problema de éste es que pierde su simpatía en la repetición en dos horas de película. Sin embargo, la frescura propuesta por Johnson y Efron siempre empuja y sostiene el film, más allá de la reiteración de situaciones. Sí, Baywatch repite clichés y estereotipos –el hombre subido de peso es el nerd, el genio de las computadoras y el bufón que quiere seducir a la chica del grupo por ejemplo- durante cada uno de sus actos, aunque decae estrepitosamente cuando abandonan su lugar como cuidadores de la bahía y comienzan una investigación de lo que está ocurriendo a nivel policial. Infiltraciones, utilización de disfraces, armas son algunos de los cliché que utilizan pero bajo ningún tipo de sostén argumentativo para darle coherencia a esas acciones. Al estilo Rápido y Furioso 8, la acción es desmedida, irreal pero igualmente entretenida mayormente por el carácter de la dupla protagónica. En sí, Baywatch se apoya en el carisma de The Rock y la química que reúne con Efron, además de ciertas referencias nostálgicas sobre la serie y la época de los ’90. Baywatch (2017) es una película que reúne más errores que aciertos en pantalla: su superficialidad, abuso de lenguaje vulgar, estereotipos, momentos cliché y duración repercute en toda su producción final. Sin embargo, pese a todos estos incovenientes, logra sacar lo mejor que tiene para ofrecer: divierte y entretiene mediante la acción y el carisma singular de Johnson mientras todo el tiempo se mofa y ríe de un Zac Efron completamente caricaturesco. Por Alan Schenone
Hay una tendencia de adaptar series televisivas que no eran precisamente comedias, en largometrajes que sí lo son. Así fue con “Starsky y Hutch” (2004), “Los Dukes de Hazzard” (2005), “Comando Especial” (2012 y 2014) y la reciente “CHIPS” (2017); en algunos casos la fórmula funciona, pero en otros no. “Baywatch: Guardianes de la Bahía” se suma a la lista. Esta versión cinematográfica de la exitosa serie de los ’90, creada por Michael Berk, Gregory J. Bonann y Douglas Schwartz, que tuvo 11 temporadas, un fallido spin-off (“Baywatch Nights”) y dos películas para televisión, el tono paródico logra su cometido (seamos sinceros, éste es el objetivo… no esperen una obra de Shakespeare). Bajo la dirección de Seth Gordon (“Quiero Matar a Mi Jefe”), Dwayne “La Roca” Johnson se pone en la piel del Teniente Mitch Buchannon, mítico personaje interpretado por David Hasselhoff, quien se había cargado la serie al hombro y logró que permaneciera al aire entre los años 1989 y 2001. Buchannon es el líder de un equipo “de elite” de guardavidas en Emerald City Bay, integrado por Stephanie Holden (Ilfenesh Hadera) y CJ Parker (Kelly Rohrbach). El grupo se encuentra realizando las pruebas para incorporar nuevos reclutas, quienes terminan siendo Summer Quinn (Alexandra Daddario) y el impresentable Ronnie (Jon Bass). En medio de las pruebas hace su aparición Matt Brody (Zac Efron), un ex nadador que fue ganador de dos medallas olímpicas y bastante fanfarrón pero caído en desgracia. A pesar de tener personalidades opuestas, Mitch y el joven al que “The Rock” le pone varios apodos muy pero muy divertidos, deciden trabajar juntos y sobrepasar los límites de su trabajo (o sea, actuar como investigadores/policías) tras descubrir un plan criminal que pone en peligro el futuro de la bahía con drogas y asesinato. Todo a cargo de la malvada empresaria Victoria Leeds (la desastroza actriz india Priyanka Chopra, conocida por su trabajo en la serie “Quantico”). Mucha piel, pectorales y abdominales bien marcados, pero también bastantes escenas entretenidas en esta comedia que, a pesar de un argumento que no tiene mucho desarrollo, tiene algunas secuencias de acción muy bien logradas. Podrá gustarles cierto humor vulgar o no pero lo cierto es que la idea es no tomarse muy en serio lo estamos viendo y pasar un buen rato.
“Baywatch”: Al menos, los bañeros más locos eran nuestros Podríamos afirmar, casi con seguridad, que todo el planeta hace poco más de 20 años cayó bajo el influjo de la serie “Baywatch” (1989-2001). Un total de 241 episodios, la emisión en 148 países en su pico de popularidad y una duración de 12 años dan cuenta del enorme éxito que tuvo. David Hasselhoff venía de hacer otro éxito fenomenal con “El Auto Fantástico” (1982-1986) y se había labrado un nombre. Todo el mundo estaba intrigado por su nuevo proyecto, eso y la inclusión de hermosas mujeres corriendo en cámara lenta en trajes de baño hicieron el resto. Para que se den una idea Erika Eleniak, Pamela Anderson, Donna D’Errico, Traci Bingham, Carmen Electra, Angelica Bridges, Marliece Andrada, Brande Roderick y Alicia Rickter, todas ellas fueron modelos de Playboy. Seamos sinceros, el programa no era tan bueno y sus historias eran más bien chatas, pero hipnotizaba al público. De hecho, tuvo un spin-off llamado Las Noches de Baywatch (1995-1997), protagonizado por Hasselhoff; dos filmes directo a video: Baywatch: Forbidden Paradise (1995) y Baywatch: White Thunder at Glacier Bay (1998); y una película para televisión titulada “Baywatch: Hawaiian Wedding” (2003). Alguien pensó que sería una gran idea traer de vuelta a la serie, a sus personajes emblemáticos, y mezclar comedia y acción. Así nació “Baywatch: Guardianes de la Bahía” (Baywatch), un ejemplo perfecto de lo que nunca más hay que hacer en el cine. El teniente Mitch Buchannon (Dwayne Johnson) es un esforzado e impoluto salvavidas que es extremadamente popular en la playa en donde trabaja. Todo el mundo lo conoce y lo adora, fruto de haberle salvado la vida a más de 500 personas. Pero durante el período de búsqueda de nuevos aspirantes le imponen a Matt Brody (Zac Efron), un ex medallista olímpico venido a menos y que está allí por una probation. Por supuesto que estos personajes van a chocar, pero tendrán que dejar sus diferencias de lado, unir fuerzas y formar un equipo para tratar de acabar con una trama criminal que pone en peligro el futuro de la bahía. No hay que quitarle mérito a Dwayne Johnson. Ha reflotado sagas como la de G.I. Joe o la de Rápido y Furioso, sólo con su aparición. Y tiene un par de filmes de acción que valen la pena, pero en cuanto a la comedia es algo que no se le da. Ojo, no por su actuación, sino más bien por los proyectos en donde se embarca. No dan risa. Debería tener alguien que lo asesore. Al igual que Zac Efron: si tiene ganas de mostrar su cuerpo musculoso, que le diga a su representante que le consiga papeles en películas de acción. Baywatch carece de gracia, lisa y llanamente. No produce una sola carcajada, los protagonistas no convencen, la trama es tonta y los chistes aburren. Se rescata al elenco femenino (Priyanka Chopra, Alexandra Daddario, Kelly Rohrbach y Ilfenesh Hadera) por su frescura, pero no más que eso. Hace unos meses estrenaron “CHIPS: Patrulla Motorizada Recargada” , que arruinó el legado de otra serie famosa porque era realmente mala. Pero cuando se creía que nada podía superar eso, llega “Baywatch” a cerrarnos la boca y a demostrarnos que puede todo puede ser peor. Si se atreven a ir a verla, esperen un par de cameos que les sacará sonrisa. Leve, pero sonrisa al fin; y quédense durante los títulos para ver los errores de filmación, que debe ser lo único gracioso de este desperdicio de minutos.
Llega de la mano del director Seth Gordon (Quiero matar a mi jefe y Ladrona de identidades). Es divertida, hay luchas, explosiones y persecuciones, su humor resulta escatológico y habla del despertar sexual. Se pueden ver varios villanos como Priyanka Chopra; un personaje gracioso, el bonachón y torpe Jon Bass; dentro de las mujeres atractivas: la actriz, modelo y la ex de Leonardo Di Caprio, Kelly Rohrbach (interpreta a C.J. Parker que en los noventa era Pamela Anderson), Alexandra Daddario y Ilfenesh Hadera; sabe ofrecer los que público quiere siempre el rudo de Dwayne Johnson (es Mitch Buchannon) y Zac Efron, simpático, vanidoso, ególatra, un ex campeón olímpico de natación y hasta se viste de mujer resulta cómico. Se utiliza la cámara lenta, buena música y fotografía. Es puro entretenimiento, para disfrutar y tenes que saber entrar en el juego. Están los cameos de la clásica serie los guardavidas de la bahía californiana, luego fue hawaiana: David Hasselhoff quien fue en la serie Mitch Buchannon y Pamela Anderson, en otros. Tuvieron un presupuesto de 69 millones de dólares y dentro de los créditos finales hay escenas extras.
Si ustedes buscan mi review de “CHIPS: PATRULLA MOTORIZADA RECARGADA” en esta misma página, van a estar leyendo prácticamente lo mismo, aunque sumándole una innecesaria carga de superficialidad que le hace justicia a lo peor de la serie televisiva original, la cual tampoco era una maravilla. Hoy en día a Hollywood le encanta violar propiedades intelectuales ya inventadas con el fin de recaudar con la cosquilla generada en nuestra glándula de la nostalgia, por lo que la gente que vivió a pleno en los ‘90 va a correr a ver un proyecto titulado ‘BAYWATCH‘ para poder revisitar a esos esculturales cuerpos corriendo en slow motion. En esta reinvención de la serie protagonizada por Pamela Anderson y David Hasselhoff narra la historia de Mitch Buchannon (Dwayne Johnson), un salvavidas chapado a la antigua que deberá aliarse a un joven y fanfarrón colega (Zac Effron) para detener los planes de un desagradable mafioso que amenaza con destruir la icónica bahía. Seth Gordon dirige esta porquería de película que no tiene nada bueno para rescatar, a excepción de la belleza de Alexandra Daddario, que al verla nos hace olvidar un argumento vacío que intenta contentar a todo el mundo mezclando lo peor de cada género cinematográfico de moda. Los personajes son sosos y ni el carisma de sus actores los salvan, Zac Effron me aburrió con su rebelde estereotipado personaje y ni la simpatía de The Rock pudo salvar este proyecto condenado a la guillotina desde el primer trailer. La película en sí es una remake de la serie, arañando ciertas características que fueron fusionadas con cine de acción; pero al verla sentí que ni los productores le tenían fe. Las escenas son extremadamente empalagosas, la amenaza a la bahía es tan poco seria que me reí más del intento de modernizar la serie que del patético humor fácil que tiene el film. Visualmente la película es monótona y abusa de la voluptuosidad física de los protagonistas, ya que realmente no tiene planos ni fotografía que sobresalgan. Conclusión: el proyecto es anticuado para mal, ya no capta la esencia del producto original ni tampoco el estilo rápido y heterogéneo del cine contemporáneo. Un film que ni siquiera puede jactarse de quedar a mitad de camino. Es hora de que Hollywood entienda que no vamos a tragarnos cualquier basura.
En esta típica película hollywoodense el director demuestra capacidad para narrar una historia con fluidez y que el espectador empatice con los personajes. Baywatch: Guardianes de la bahía, basada en la serie que se popularizó en la década de 1990, es una comedia nostálgico-veraniega de acción y un aceptable policial que lleva como bandera un idealismo tan tonificado como el cuerpo de cada uno de sus protagonistas. El capitán de los guardianes Mitch Buchannon (Dwayne Johnson) es el responsable de hacer las pruebas físicas a los nuevos aspirantes a socorristas. Mitch no ve con buenos ojos a Matt Brody (Zac Efron), el joven fibroso que llega para sumarse al grupo integrado por tres mujeres y el geek (fanático de la tecnología) gracioso de turno. Lo que al comienzo es una rivalidad feroz entre el aspirante y el capitán luego se convierte en una amistad con códigos inquebrantables, y la construcción de esta relación de rivalidad-amistad es un gran acierto del director Seth Gordon. El problema surge cuando descubren que en la playa circula una misteriosa droga. La situación se agrava cuando alguien muere en un supuesto incendio en un yate. Para Mitch, lo que ocurre en su distrito es inaceptable y no se queda conforme con hacer sólo su trabajo. Es así que todos los salvavidas se ven obligados a ayudar a Mitch a investigar los casos de los cuerpos que flotan en el mar. Los recursos formales son los de siempre en el cine industrial de Hollywood: estética de publicidad veraniega, montaje frenético y cámara lenta excesiva (los propios personajes se burlan de este recurso). Sin embargo, el director demuestra capacidad para narrar una historia con fluidez y lograr que el espectador empatice con los personajes. Es cierto que la película repite una fórmula trillada y abundante en inverosimilitudes. Pero entenderla sólo como un entretenimiento pasatista resulta perezoso e injusto, ya que lo importante del filme es que muestra a personajes comprometidos con la realidad que los rodea y dispuestos a zambullirse en aguas turbias para hacer del mundo un lugar algo mejor. A veces la ética de una película es más importante que su puesta en escena. Baywatch: Guardianes de la bahía es uno de esos casos. Aquí gana el humanismo justiciero e idealista, que aboga por la solidaridad con el prójimo.
Crítica emitida en "Cartelera 1030" por Radio Del Plata (AM 1030) Sabados de 20-22hs.
“¿Por qué estoy viendo esto?” y “¿Se supone que esto es gracioso?”, son 2 de las muchas preguntas que se hará el espectador a lo largo de las casi dos horas* más largas de su vida. No obstante esta película tiene dos grandes virtudes. La primera es que los actores y actrices hacen uso y abuso de sus marcados dotes físicos. La segunda es que esta película es capaz de hacer que cualquier otra película mediocre parezca excelente en comparación. Los chistes que Baywatch arroja sobre el espectador, como quien echa estiércol con una pala en una huerta, pertenecen a otra década, y ya de por sí en aquél momento eran malos. Así, las referencias sexuales sin la menor sutileza causan más incomodidad que risa. Las frases moralizadoras de Mitch (Dwayne Johnson) personaje principal, además de ridículas son trilladas y causan una cierta incredulidad en el espectador, que seguramente pensará “no puedo creer que haya dicho eso”. Aún así, y para evitar spoilers, por si algún lector masoquista** quiere verla igual, se omiten detalles que ejemplifican la creatividad y buen gusto que de ninguna manera tiene esta película. De todos modos, no hay demasiado argumento sino más bien alguna que otra excusa para que la escatología avance. *Salvo que, entendiblemente, se retire antes de la sala. **También aplica a gente que le cause mucha gracia ver a alguien vomitando, o que se ria mucho mucho cuando escucha la palabra “dick”, cuya traducción sería algo así como “pito”.
¿Todo tiempo pasado fue mejor? Pregunta altanera y cizañera si las hay. Si bien se trata de un interrogante que nuclea a partidarios y detractores, dentro del mundo del cine lo retro humilla y derrota, una vez más, a lo nuevo. Los últimos años se han convertido en un desfiladero de reversiones de historias pasadas que, en su gran mayoría, no han podido superar a sus predecesoras. Ahora bien, dejando de lado la argumentación y el análisis repetido sobre el por qué del triunfo reiterado, por ejemplo, de las películas orinales por sobre las remakes, es menester mencionar que Baywatch: Guardianes de la bahía (2017) no termina de funcionar por completo. El film logra a medias su objetivo principal: entretener a un público que, seguramente, no pedirá más que pasar un buen momento. Es cierto que es una película divertida, con algunos buenos momentos y situaciones hilarantes, pero también es verdad que a medida que pasa el tiempo el humor se vuelve simplón, escatológico y reiterativo. Un síntoma de la nueva comedia americana: música de rap y entradas en cámara lenta. El director estadounidense Seth Gordon (Quiero matar mi jefe, 2011) no logra pasar a nafta la historia y se queda en una dualidad difusa entre la comedia y la acción. No es ni una cosa ni la otra. En esta oportunidad, el legendario Mitch Buchannon (Dwayne Johnson) y su equipo de guardavidas realizan un concurso para encontrar nuevos aspirantes. La selección decanta en el ingreso de Summer (Alexandra Daddario), Ronnie (Jon Bass) y la estrella olímpica de natación Matt Brody (Zac Efron) como nuevos integrantes. A partir de ahí el equipo comienza a investigar a Victoria Leeds (Priyanka Chopra) -villana medio pelo-, una multimillonaria que está involucrada en el negocio de las drogas y que planea quedarse con todas las propiedades lindantes a la playa. No se entiende si es la jefa de una organización delictiva, una modelo de alta costura o una vendedora de bienes raíces. Dwayne Johnson (The Rock) tuvo la difícil tarea de ponerse en los zapatos del interminable David Hasselhoff, no obstante, el actor realiza un muy buen trabajo. Su simpatía y carisma hacen de su papel un personaje súper creíble y un renovado Micht Buchannon. Baywatch: Guardianes de la bahía es una película pochoclera sin grandes pretensiones. Cuenta con varios problemas de indefinición y de construcción, sin embargo, en tiempos donde hay que hacer remakes y hacer reír, seguramente el film cuente con la aprobación de un público que pasará un buen momento viendo un par de tiros, mujeres en bikini y algún que otro chiste.
Icono de los noventa por excelencia, “Baywatch” cautivó al público en más de 140 países durante 11 temporadas. Claro que fue con Pamela Anderson y David Hasselhoff y no con Dwayne Johnson y Zac Efron, que protagonizan esta versión deslucida y atontada. Resulta curioso que el director Seth Gordon, que se acertó en “Ladrona de identidades”, haya terminado haciendo un filme tan redundante y falto de gracia. La trama del filme se asemeja a un capítulo de la mítica serie: los guardianes de la bahía van tras una magnate asesina que quiere adueñarse de todas las propiedades y prosperar con el narcotráfico. Así, se pasan el día investigando, atrapando ladrones y desmantelando cargas de droga, un trabajo de policías más que de socorristas. ¿El resultado? 120 minutos situaciones obvias como mostrar a mujeres voluptuosas correteando a cámara lenta por la playa, o chistes banales sobre partes íntimas o fluidos corporales. Y como si fuera poco, hay muchas alusiones a la homofobia, lo que revela que “Baywatch” es sexista. Entre las escenas de acción y las pruebas que deberán pasar los novatos socorristas para salvar a la bahía, aparece un flashback con la presencia de Hasselhoff, que protagoniza una escena cuasi bizarra, y por último, Pamela Anderson, si logran reconocerla...
Reírse de sí mismo Baywatch: Guardianes de la Bahía (Baywatch) es una comedia que toma la idea original de la aburrida soup opera playera que tuvo comienzo en 1989 y fue un éxito en pantalla televisiva por un lapso de casi una década. Mientras que la serie -un pastiche superfluo que carecía de humor- contaba con el atractivo de un cast liderado por David Hasselhoff y Pamela Anderson -recordada por su voluptuoso trote por las playas en ralenti-, esta versión tiene como protagonistas a una dupla cómica que se conforma por el ex The Rock, Dwayne Johnson, y Zac Efron, y sin faltar en ambos proyectos, el plus de integrantes de la troupe de guardavidas costeros de esculpidas siluetas. Baywatch comienza imponiendo límite de jurisdicción entre guardavidas y policía local, diferencias entre el torpe accionar policial frente a la aventurera y valiente postura de Mitch Buchannon (Johnson), que acude no solo a la vigilancia de altercados en la costa sino también a donde no es llamado ni es parte de su función, permitiéndose así ser una especie de superpolicía e investigador costero. Para continuar con el clima y superficialidad de la serie, se establece una competencia de guardavidas wannabes que adjudicará -sólo a tres participantes entre decenas- poder ingresar a ser parte del selecto grupo. Entre ellos, están los mayores responsables Mitch y Stephanie, y los mas novatos CJ, Summer, Matt (Efron) y el gordito utilizado como incesante cómic relief, Ronnie (Jon Bass). Baywatch es entretenimiento, toma elementos de la denominada nueva comedia americana y más importante aún, se ríe de sí misma al igual que entre sus personajes, especialmente durante la lucha de diálogos entre Dwayne y Zac. He allí referencias al pasado actoral de Zac, algo ya repetido en otras de sus últimas participaciones en comedias, y recurso que realmente funciona para dar un tono jocoso frente a las fallidas elecciones de guión, groseras como es el caso de volcar un producto que funciona unilateralmente como comedia a querer también hacerlo como un producto de género policial. Veta del film en que la frase “hacer agua” cabe perfectamente: Baywatch ni desde su origen televisivo puede tomarse en serio. Esta mixtura de géneros ha funcionado en el pasado en otros proyectos similares de reboots de series de TV llevadas al cine, tan solo recordar Starsky & Hutch (2004) o Comando Especial (21 Jump Street, 2012), relecturas que poco tenían que ver con la original y llevadas a otro plano efectiva y placenteramente gracias a la consciente utilización de la comedia.
ese a un desafortunado guión, entre olas y arena, un nuevo equipo de rescatistas se apoderan de las playas con humor y buena química. Lejos de la esencia de la serie de "Hoff" y Pamela Anderson, elBaywatch '17 divierte, aunque con un gran costo. Protagonizada por Dwayne "The Rock" Johnson, Zac Efron y Alexandra Daddario la película sorprende por la excelente química en pantalla de este nuevo equipo. El film se ilumina en las escenas compartidas por Johnson y Efron: estas ofrecen -en situaciones obvias- una buena dosis de humor absurdo, además evidencia buena camaradería entre actores. El carisma de Johnson reina en cada escena. La sorpresa de la película es la presencia de la hermosa Kelly Rohrbach, que opaca - y de gran manera - a "ojitos" Daddario. Baywatch puede cumplir con gran facilidad con algunos chascarrillos, pero si hablamos en términos de "adaptación" deja mucho que desear. La serie ícono de los 90's -tesoro nacional de esa época- resultaba ideal ya que tenía el espíritu, ambiente y si..., los bikinis que marcaban tendencia en esos años. La nave noventera comandada por Pamela Anderson, Traci Bingham y Yasmine Bleeth exclamaba sensualidad a lo largo y ancho de esos 60 minutos de duración por capítulo - actuaciones de un lado, por supuesto - Baywatch era eso, lo sexy se veía pero no explícitamente. Pamela Anderson podía correr por la playa, bajar escaleras, vigilar en su puesto de guardavidas o simplemente hacer absolutamente nada y en todo esto, lo sexy estaba ahí. En esta adaptación las bromas explicitas se utilizan como conductor para demostrar sensualidad y gracias a un penoso guión de la autoría de Damián Shannon y Mark Swift, lo sexy está hecho para la mentalidad "Millenial" y simplemente no funciona. La serie no invocaba palabras, lo mostraba sin peros y excitaba sin decir absolutamente nada. Todos pueden recordar el ruido de la batería y el pianito de la canción intro de la serie, pero en esta nueva versión tenemos melodías actuales que por alguna razón consiguen elevar positivamente el ritmo de la película. De todas formas la cancioncita de Jimi Jamison está y viene con cameo incluido. Estamos ante una película que nunca pidió ser una obra maestra y sí, lo tenemos que sufrir en pantalla, por ejemplo: el uso de exteriores en gran parte es la fiel y confiable pantalla verde, los efectos especiales son de un grado bajísimo (en una escena tenemos al Mitch de Johnson salteando obstáculos de fuego inexistentes), y para finalizar la película entera se siente como si fuera Baywatch: Hawaiian Wedding vol.2, una producción terrible que no tiene salvación ni con los chistes de series/bandas teen que Johnson hace uso cada 5 minutos de la película. Baywatch '17 sirve como referencias en las pobres adaptaciones de Tv a la pantalla grande, de milagro gracias a la buena química del elenco y un humor crudo la película se puede disfrutar para reírse un rato de la pavada. Ofrece lo que promete, risas fáciles, mínima historia entretenida, un villano que funciona y el gran clásico de baywatch: bikinis.
Ni la figura carismática de The Rock, las aptitudes para la comedia de Zac Efron o la sensual presencia de Alexandra Daddario pudieron levantar la horrible adaptación cinematográfica de la serie Baywtach. En Hollywood siguen empecinados en explotar la fórmula de las comedias idiotas de mal gusto, que no tienen nada que ofrecer más allá de trillados y redundantes chistes sexuales que ya no causan ninguna gracia. El director Seth Gordon, quien ya había calcado el humor de ¿Qué pasó ayer? con mejores resultados en Quiero a matar a mi jefe, en este caso ofrece una sátira fallida de la serie de televisión sin ningún tipo de creatividad. Pese a que la trama es tonta el film se hace llevadero en los pocos momentos en que se aleja del cine Porky´s que Gordon intentó revivir a través de Baywatch. The Rock y Efron ya demostraron en otras producciones sus habilidades para la comedia pero en esta película resultaron desaprovechados con un argumento mediocre. Baywatch no es muy diferente a la patética adaptación de CHIPS que también fue mala y resultó un fracaso comercial. En este caso además incluyeron una subtrama policial que parece salida de los viejos dibujos animados de misterio de Hanna-Barbera. Ni siquiera les dio la cabeza para hacer algo más entretenido con el concepto que proponía la historia de los guardavidas. Con un presupuesto de 69 millones de dólares tampoco pudieron brindar una secuencia de acción interesante que al menos sea entretenida de ver. La buena noticia es que gracias al hecho que la película resultó un fracaso en la taquilla norteamericana y tampoco le fue bien en otros países donde se estrenó, la potencial continuación que pretenden vender al final de la historia nunca se concretará. Baywatch es una mala película que sólo contribuye a tirar a la basura el costo de una entrada de cine.
Con tantas adaptaciones que Hollywood está haciendo de series de todas las etapas de la televisión, uno podría pensar que estamos frente a un rescate nostálgico, un rescate emotivo si se quiere, obviamente apuntado al corazón de los espectadores que vivieron la época en la cual cada una de estas series hizo furor. Lo curioso es que, salvo algunas excepciones, las emociones predominantes de este rescate son el asco y la bronca. “Los Dukes de Hazzard” (Jay Chandrasekhar, 2005), “Hechizada” (Nora Ephron, 2005), “Los vengadores” (Jeremiah Chechik, 1998) o el espanto mayor, “Chip's” (Dax Shepard, 2017), estrenada este año, y que todavía provoca pesadillas, Incluso a miembros del staff que debieron irse a hacer el Camino de Santiago para recuperarse. La visita esta vez es a los años ‘90, a una de las peores series de todos los tiempos: “Baywatch”. Aquella entrega semanal no sirvió para otra cosa que prolongar la carrera de David Hasselhoff y lanzar las de algunas figuras como Pamela Anderson. La excusa es la misma que se presenta aquí: un grupo de salvavidas de una playa que se toman su oficio tan en serio que los impulsa a investigar crímenes, tráfico de drogas, etc. Inverosímil desde su planteo inicial, el espectador deberá hacer lo posible para conceder todo su intelecto. Mitch (Dwayne Johnson) es el fornido y musculoso "teniente" de CJ (Kelly Rohrbach) y Stephanie (Ilfenesh Hadera) en un comienzo que los encuentra reclutando nuevos integrantes del equipo. Uno de los candidatos entra con palanca del gobierno, se llama Matt (Zac Efron) y viene de ser campeón olímpico de natación. Aquí es donde entramos en la típica comedia de dúo antagónico que termina queriéndose luego de pasar por varios problemas serios. El mayor de estos problemas no es la ola de asesinatos, tampoco la "competencia" con la policía; ni siquiera el enfrentamiento con la peor villana de la historia en términos de construcción de personaje y actuación. El gran antagonista de “Baywatch” es el guión. Seis tipos escribieron esto: Jay Scherick, David Ronn, Thomas Lennon, Robert Ben Garant, Damian Shannon y Mark Swift. Nos permitimos mencionarlos para oficiar de salvavidas ante la posibilidad de que vuelvan a escribir. Pese a todo esto hay algo innegable: la química entre Dwayne Johnson y Zac Efron funciona por contraste y registro actoral. Es gracias a ellos, y su manera de acomodarse al código propuesto, que nos encontramos con momentos rescatables. El resto es una sucesión de exabruptos, a cual más desagradable, que no buscan otra cosa que probar hasta donde el espectador es capaz de sostener su mirada en la pantalla sin sentir nauseas (la escena de la morgue basta como botón de muestra). Claramente “Baywatch: Los vigilantes de la playa” tendrá su público. y si hay algún nostálgico que necesite conectarse con la época en la cual veía la serie a lo mejor se encuentra con algún rostro conocido. De ahí al cine (incluso el industrial) hay un abismo infranqueable.
Perdidos en la playa En "Baywatch" sigue al devoto salvavidas Mitch Buchannon mientras se enfrenta con un nuevo recluta bastante atolondrado. Juntos, descubren un plan criminal que pone en peligro el futuro de la bahía. La comedia de acción entretiene en justa medida, pero se queda a medio camino a la hora de decidir si le rinde pleitesía a la serie original o se burla de ella. Mitch Buchannon vuelve más fornido, pelado y morocho en esta adaptación de "Baywatch" a la pantalla grande, pero no sólo de cambios físicos se trata el asunto. También se lo ve chistoso, duro pero bondadoso como héroe militar sabio, y bastante soberbio. En el filme que juega con la nostalgia de los criados en los 90, la historia comienza y termina con el líder, "teniente" (Dwayne Johnson), de los guardavidas más famosos, que reaparece en las playas para enfrentarse a un narcotraficante de drogas que se metió en su territorio, es decir, la porción de arena que separa la ciudad del océano. Para ello, lo acompañan las bellas Stephanie (Ilfenesh Hadera) y CJ (Kelly Rohrbach), que sí sería la misma que interpretó la legendaria Pamela Anderson en la época dorada de la serie. Al comienzo del filme, se elige a los nuevos aspirantes a guardavidas, Summer (Alexandra Daddario) y Ronnie (Jon Bass), pero para ponerles adrenalina a los días playeros, Mitch tendrá que lidiar con Matt Brody (Zac Efron), un campeón olímpico de natación que no entiende de reglas y trabajo en equipo, principios fundamentales para el jefe. Mientras intenta que los nuevos e inexpertos se adapten al trabajo, Buchannon irá tras la millonaria Victoria Leeds (Priyanka Chopra) por creer que está relacionada (instinto de guardavidas será) con la aparición de unos paquetes de droga en la costa que él debe cuidar. La comedia de acción entretiene en justa medida, pero se queda a medio camino a la hora de decidir si le rinde pleitesía a la serie original o se burla de ella, siendo más efectiva en el segundo caso. Por desgracia, La Roca termina convirtiendo la clásica historia de playa en una más de su universo, ese en el que Johnson es un omnisciente y todopoderoso ser, comiéndose la propuesta con su estilo. En un esfuerzo sobrehumano por crear running jokes (chiste que se repite muchas veces) y otros gags en el guión, parecen querer que olvidemos pésimos efectos especiales, robos a mano armada a comedias clásicas (una escena de cinco minutos de un pene atorado es algo que ya se vio en "Loco por Mary") y secuencias de acción y persecución exageradamente infantiles.
Antes de entrar a la sala, ya sabemos que todas las series importantes de los 80´, han tenido su remake. Y que las mismas, siempre fueron tratadas como comedias, lejos del espíritu original que las inspiraba (y hagan la lista..."The A Team", "Starky & Hutch", "The Dukes of Hazards", excepto "Swat" que se la quisieron tomar en serio y tampoco sirvió). Lo que sabíamos a priori de esta nueva recreación del gran clásico televisivo era que no iba a ofrecer demasiado nuevo, ya que los trailers anticipaban su dirección. Pero eso no es negativo per se. La hace previsible, eso si. Pero nada más. Yo no fui fan de la serie en su momento así que entre confiado y relajado a sala a ver que tenían para ofrecerme. Lo primero que sentí es que esta "Baywatch", es una excusa para el lucimiento personal de Dwayne Johnson ("The Rock"). Así como Vin Diesel, este muchacho pone toda la carne al asador para descollar con su físico como estandarte. Qué tiene para ofrecer? Algo de simpatía, mucha cara de buen pibe y una enorme predisposición para hacer el rídiculo, si el guión lo propone. Y eso es lo que sucede. A este cuadro se suma aquí Zac Efron, de quien no hay mucho para decir. Es un pibe (creo yo) con un potencial actoral interesante que siempre desbarranca. Le gustan las películas escatológicas y se exacerba cuando le ofrecen guiones de ese tipo: casi siempre acepta. La historia (en caso de que jamas hayan visto la serie, cosa posible por el cambio generacional, digamos) es la de unos guardavidas en una playa concurrida, que además de salvar gente y broncearse, resuelven crimenes o eventuales casos policiales. Aunque no deberían. The Rock comanda el grupo (el la juega de Mitch Buchannon) y la peli arranca con la elección de tres nuevos reclutas para el equipo. Siempre la vacante es una, pero esta vez (por pedido de los productores se ve), terminan siendo 3: ingresan Summer (Alexandra Daddario en franco ascenso), Ronnie (Jon Bass, el nerd de ahí en adelante del grupo) y Matt (Efron), un atleta ganador de dos medallas doradas en los Juegos Olímpicos como nadador, que está en probation y necesita recuperar algo de dignidad en su vida (es egoísta, le gusta beber y descontrol es su segundo nombre, digamos). Una vez que la peli nos puso en clima, pasaron las primeras bromas al estio NCA y hemos visto muchos cuerpos cuidados en la playa, será hora de abocarnos al misterio que nos convoca. Está apareciendo droga en el lugar y Mitch comienza a sospechar que un nuevo espacio exclusivo (una disco/restó) y su propietaria Victoria (Priyanka Chopra, la hindú más bella de Asia hace unos añitos, para favorecer su venta a ese mercado supongo) tienen algo que ver. Mucho más cuando comienzan a aparecer cadáveres en la bahía. Las pistas se suceden una a una pero ya desde el principio sabemos donde y cómo vamos a terminar. Seth Gordon (de quien vimos "Horrible bosses" y la tierna pero fallida "Identity thief") dirige sin demasiadas luces aunque se le nota que viene observando clips latinos en masa en los últimos tiempos. La película por momentos parece un video extendido de estos que hacen furor en YouTube. Luis Fonzi podría haber sido incluso inspiración para ciertos segmentos... Pero la respuesta a la pregunta que nos convoca es..."pero... es divertida?". Si. Lo es. Es infantil y se pasa de la raya varias veces... Pero tiene ritmo y algunos gags muy buenos (cuando Mitch le cambia el nombre a Matt varias veces, invita a reirse con ganas). Otros (como el de la morgue), son olvidables y desagradables de ver. Hay tiempo para un breve homenaje a los personajes originales de "Baywatch" y como siempre, música, playa, anteojos de sol espejados, mucha tabla de lavar en los hombres y cuerpos perfectos de las féminas a lo largo del camino. No sorprende. No estimula. Pero si vas relajado, la vas a pasar bien.