América estará a salvo por un largo tiempo. A tan sólo semanas de ver otra de Marvel, Thor de Kenneth Branagh –film con el que me llevé una gran desilusión-, mis expectativas hacia la última antecesora al gran espectáculo que se anuncia para el mes de mayo del 2012 (Los Vengadores), eran bajas. El film es Capitán América: El Primer Vengador y narra acerca de los comienzos de un superhéroe extraído de un comic al igual que los otros integrantes del grupo que ya han pasado por su traslado cinematográfico (Iron Man, El Increíble Hulk, Thor, Hawkeye, Viuda Negra). El Capitán ya había tenido una pobre versión en fílmico que data de 1990, fue estrenada en Argentina sin penas ni gloria, aunque meritoria por los escasos efectos especiales y ausencia de CGI como en esta nueva. Films como Spider-Man, abrieron la brecha para que toda esta parafernalia acción de revitalizar el traspaso cinematográfico de super héroes de acción inclusive permita que se conviertan en éxitos de taquillas, mientras que unas enfocaron su visión estrictamente en la historia original y guión, siempre libradas a dejar un final abierto para las ansiadas secuelas, la fórmula se repitió con altibajos, problemas de caché implícitos que dejaron fuera de proyecto a más de un actor; donde una tras otra fueron abriendo camino para la llegada de esta última experiencia ambientada en la 2da Guerra Mundial en la que trazos de film serial de aventuras como Indiana Jones conviven con Rocketeer o Hellboy…tampoco es casual que un director como Joe Johnston se haya subido a este proyecto, quien fuera justamente el realizador de “aventuras de miniaturas en un patio” como fuera Querida, Encogí a los Niños, “aventuras de Indiana Jr.” para la tv, “aventuras a partir de un juego de mesa” con Jumanji, “aventuras prehistóricas” con Jurassic Park 3 y Rocketeer, su primer gran film de super héroes, demasiado subvalorado para su época y hoy quizás considerado levemente de culto. Con Capitán América, Johnston incursiona en su primer experiencia de utilización del 3D, y lo hace con creces, un efecto que permite la clara visualización de distintas capas generado a partir de un escudo que nos es lanzado hacia la platea y para el cual más de uno generará un movimiento como para esquivarlo. En El Primer Vengador, Chris Evans (Celular: La Llamada Final, Los 4 Fantásticos) interpreta a Steve Rogers, un joven que físicamente no es aceptado por el ejército estadounidense para enlistarse en sus filas, por más mérito, vueltas y trampas que éste genere. Es allí cuando capta la atención del Dr. Abraham Erskine (Stanley Tucci) quien ve en él, algo que sobrepasa la condición física y está fuertemente relacionado a su humanidad, condición necesaria para poder darle el pase de entrada engañoso a su tan apreciado anhelo; Steve se convierte en un integrante del ejército aunque no pase casi ninguno de los desafíos que le son provistos, su destino yace en constituir el “conejillo de indias” para un experimento que en el pasado no brindó los resultados esperados, convertir a un hombre en “super-hombre”, con esto queriendo significar una mayor masa muscular, magnificar funcionamiento de tejidos y órganos; el cambio no sólo se ve marcado en su actitud sino que tambien en la de sus pares y quienes lo utilizan para la campaña de compra de bonos de guerra, el hombre pasa a un segundo plano casi convirtiéndose en un animador como James Cagney en Yankee Doodle Dandy. Su némesis o alter ego es Red Skull (Hugo Weaving), un coronel nazi con aires de grandeza, a quien el mismo experimento magnificó pero por sobre todas sus características previas, prevaleciendo su maldad. Un plan hitleriano de conquistar al mundo se pone en marcha. En el plano actoral, el film cuenta con un secundario de Tommy Lee Jones, tan significatico como el de Toby Jones y el de la correcta Hayley Atwell vista en Regreso a la Mansión Brideshead; apenas una aparición de Samuel L.Jackson en el rol de Nick Fury, el esperable cameo al que nos tiene acostumbrados Stan Lee y los pongo en aviso de quedarse hasta el final de los títulos finales para apreciar un ínfimo avance de lo que será Los Vengadores. El Primer Vengador es de esos films a los que uno asiste desconfiado, creyendo que se va a encontrar con uno más de los interminables enfrentamientos entre el bien y el mal, pero, en este caso, gracias a un excelente trabajo realizado en erguir personajes a partir de un relato y efectos visuales vitales a la historia, logran que el Capitán América no sólo se consolide como uno de los más sólidos personajes a ser incluidos en Los Vengadores, sino como uno de los mas atrayentes. Secuelas garantizadas por doquier, ¡qué suerte para los norteamericanos!.
Yo era un alfeñique... Joe Johnston ha dirigido un poco de todo y ha alternado muy sólidos entretenimientos (Rocketeer, Cielo de Octubre, Jurassic Park III) con otros títulos no tan memorables. Aquí, construye un más que digno relato al servicio de la factoría Marvel, aunque con las inevitables limitaciones y cálculos del caso. Las huestes de Stan Lee parecen estar demasiado pendientes de iniciar franquicias (como ya lo hicieron en el caso de Iron Man) y de vender los siguientes productos de la compañía (quédense después de los títulos finales de Capitán América y tendrán un amplio anticipo de Los Vengadores, que llegará en 2012) y, mientras tanto, se quedan en demasiados lugares comunes del género de "superhéroes". Capitán América narra, por supuesto, el surgimiento del personaje (un alfeñique rechazado varias veces por el ejército que, cual Charles Atlas, se convierte en un hombre escultural y atlético) y su posterior enfrentamiento con Hydra, la organización secreta nazi cuyo lider Red Skull / Cráneo Rojo (Hugo Weaving) deja en la comparación a Hitler como un simpático boy scout. Lo mejor del film es, sin dudas, su clasicismo, su look old-fashioned (a tono con la estética original del cómic de la dupla Simon-Kirby), la correcta actuación de Chis Evans en el protagónico y los simpáticos aportes de los secundarios (Tommy Lee Jones, Stanley Tucci, etc) ¿Lo peor? Ciertas "espectaculares" y costosas escenas de acción con mucho de déja-vu, los clisés (como la música operística de Wagner en tiempos de nazismo), la innecesaria conversión posterior a 3D y la sensación de cierto agotamiento. Esperemos que con Los Vengadores (incluido allí el gran Robert Downey Jr.) lleguen también nuevos, buenos aires porque más allá de que se deja ver con agrado Capitán América no deja de ser más de lo mismo.
Bodrio de América El último de los superhéroes en ser presentado por la Marvel -antes de juntarlos a todos en Los vengadores (The avengers, 2012)- se lleva la peor parte de las producciones al respecto. Capitán América: El primer vengador (Captain América: The First Avenger, 2011) es nefasta ideológicamente y tan pero tan convencional, rutinaria y previsible en su narración que aburre de principio a fin. Basada en el comic del mismo nombre, Capitán América representa para la Marvel lo que Superman para DC comics: el patriotismo en toda su plenitud encarnado en un solo personaje. Desde su traje, Capitán América luce los colores de la bandera norteamericana, desde sus anhelos exhibe la moral del país del norte. La historia comienza en 1941 cuando un debilucho muchacho (Chris Evans) hace todo lo posible por ser alistado en el ejército para servir a su país en la Segunda Guerra Mundial. Manifiesta coraje, valentía y perseverancia incondicional ante los constantes rechazos. Un día el Dr. Abrahams Erskine (Stanley Tucci) descubre los valores morales del chico, y por ello lo recluta con la intención de convertirlo en el superhéroe en cuestión. La otra cara de la moneda es el villano que ostenta el mismo poder que el norteamericano pero aspirará monopolizarlo para dominar el mundo. Vale destacar la labor de Hugo Weaving, el mismo Agente Smith de Matrix (1999), encarnando a Johann Schmidt luego Red Skull, villano “más malo que Hitler”, que brilla con sus demoniacas muecas. Pero lo más monstruoso no pasa por las muecas de un actor –ojalá así fuese- sino por el poco ingenio visual y narrativo del film, a cargo de Joe Johnston –responsable de la también insoportable El hombre lobo (The Wolfman, 2010) con Benicio Del Toro- que no consigue que Capitán América: El primer vengador salga del lugar común de cualquier película de superhéroes. Y, por si esto fuera poco, queda mencionar la nefasta ideología de la película. El comic fue presentado en tiempos bélicos, donde la campaña nacional norteamericana -que implicaba sacrificarse por la patria- era moneda corriente y, en este contexto, surge el superhéroe. De ahí que Capitán América represente los ideales del buen norteamericano. Pero la película que al principio parece parodiar el sensacionalismo de aquel entonces, termina por reafirmarlo. Aquello que empieza como una simple estética puramente visual propia del más tardío posmodernismo, termina por ser una bajada de línea funesta para los tiempos que corren. Ahora bien, más allá de que la ideología de Capitán América: El primer vengador pueda molestar por estas latitudes, no por ello debería ser una mala película. Pero no es el caso ya que, como dijimos, narrativa, estética y visualmente, el film no tiene nada nuevo que ofrecer en materia de superhéroes. Y el intento por rescatar la imagen belicista de EE.UU. termina tan devaluada como el propio Capitán América.
EXCELSIOR!! Después de más de 60 años de proyectos fallidos, el Capitán América finalmente obtuvo la película que se merecía y le hace justicia a esta gran creación de Jack Kirby y Joe Simon. El peor enemigo de Steve Rogers nunca fue Calavera Roja, sino Hollywood. Desde que el personaje apareció en 1941, por distintos motivos, siempre se le complicó la posibilidad de tener una gran película, como si ocurrió con otros clásicos del género. Primero fue el serial de 1944 con el Capitán gordo que no tenía nada que ver con el cómic. Luego vinieron las impresentables películas para televisión de 1979, que parecían dirigidas por Palito Ortega. El film de 1990, que sólo fue un éxito en los cines argentinos (en Estados Unidos se estrenó directo en video), protagonizada por Matt Salinger se acercó un poquito a la esencia del personaje, pero no ayudó el bajísimo presupuesto que tuvo aquella producción. Después vino la frustración por la cancelación de una serie animada de 1996 que se veía prometedora y había reunido a un buen equipo de artistas. Este año finalmente la filmografía del Capitán América encontró su redención con la que es por lejos una de las propuestas pochocleras más logradas del 2011. La versión del director Joe Johnston, quien ya nos había dado una alegría con esa gran adaptación que hizo de Rocketeer, en 1991, (gran cómic de Dave Stevens) no defrauda a nadie que siga al personaje de la historieta o aquellos que no son comiqueros pero disfrutan de estas películas. Capitán América es una de las más grandes adaptaciones que se hizo de un cómic en el cine en las últimas décadas y claramente se puede asociar con el Superman de Richard Donner, el Dick Tracy de Warren Beatty o las producciones de Batman de Tim Burton y Christopher Nolan, por citar algunos casos. Es decir, dentro de su género, es excelente y capturó la esencia de la historieta. Lo que hace especial a este estreno de Marvel, que lo diferencia de otras propuestas como Thor o Spiderman, es el espíritu retro que tiene el film, donde más allá de hacerle justicia a este personaje, el trabajo de Johnston es una celebración también de los héroes de la era pulp como The Shadow, el Avispón Verde, The Spirit o El Fantasma. El trabajo del director se centra en la primera etapa del cómic de Jack Kirby, pero el mundo de ficción que evoca, con sus escenarios y personajes secundarios, es el mismo que rodeaba a estos íconos mencionados. Por ejemplo, la interpretación que hace Hayley Atwell en esta producción de Peggy Carter, la heroína de la historia, está más cerca de Margo Lane, la compañera de The Shadow, que la agente secreto que apareció en 1966 en la revista del Capitán América. Este tipo de detalles, que probablemente al público general no le interesa, pero a mi sí me importa destacar, son lo que hicieron de este estreno una experiencia especial. Desde lo cinematográfico la película es impecable, donde sobresale el trabajo brillante que realizaron con la construcción de la década del ´ 40 que se retrataba en los cómics de aquellos días y los efectos especiales. La película tendría que estar nominada al Oscar el año que viene por este rubro. Lo que hicieron con Chris Evans al comienzo del fílm es sencillamente impresionante. Hay otro aspecto importante que me gustaría resaltar. El los últimos años, especialmente desde el 11 de Septiembre, el Capitán América se convirtió en un grano en el culo para los escritores que trabajan en el arte de la historieta, por todo lo que el personaje encarna simbólicamente. Lo que el héroe representaba en la Segunda Guerral Mundial (recordemos que el cómic se utilizaba para levantar la moral de las tropas aliadas) poco tiene que ver con las políticas internacionales actuales de Estados Unidos, y en ese sentido la posición del Capitán podría ser complicada en el resto del mundo. Afortunadamente este film evitó caer en el patrioterismo barato (y si querían tenían el marco perfecto para hacerlo) como probablemente hubiera ocurrido si la dirección terminaba a cargo de Michael Bay. Desde las primeras escenas el director Johnston deja en claro que el universo de ficción en el que se desarrolla la trama es de fantasía y la película siempre se mantiene en este camino e inclusive se burla, en una muy buena secuencia, del perfil patriotero del personaje. De hecho, los grandes villanos de este film no son los nazis, sino los soldados de Hydra, la organización que lidera Calavera Roja, interpretado de manera brillante por ese actorazo que es Hugo Weaving. La verdad que este tema lo resolvieron muy bien. Lo que me encantó de esta película es que no es un prólogo de Los Vengadores, sino que tiene identidad propia. Deja todo preparado para lo que promete ser el año que viene una histórica reunión de superhéroes en el cine, pero esta es la película del Capitán América y tiene un enorme potencial para convertirse en una saga independiente. Uno de los grandes estrenos del 2011. GRACIAS JOE JOHNSTON!!
Otro personaje del universo Marvel desembarca en esta espectacular aventura comandada por el experimentado Joe Johnston. Ambientada en la década del cuarenta, en plena Segunda Guerra Mundial y con la figura de Hitler como fondo, nace este superhéroe que aparece a los cuarenta minutos de inciado el film. El debilucho Steve Rogers (Chris Evans) se presenta como voluntario para enrolarse en las filas del éjército, pero es rechazado. Sin embargo, luego es convocado para formar parte de un programa experimental que lo convierte en el super soldado conocido como el Capitán América. Con aires de Indiana Jones en lo que hace a la búsqueda del poder eterno en manos de los villanos, la película transforma al héroe en cuestión en una masa de músculos que une fuerzas con Bucky Barnes (Sebastian Stan) y Peggy Carter (Hayley Atwell) para combatir a la organización Hydra, liderada por Cráneo Rojo (Hugo Weaving), la representación misma del Mal. El relato cuenta con una excelente reconstrucción de épóca y nunca deja de lado el entretenimiento al desarrollar una trama rica en personajes, oportunos toques de humor y acción en grandes dosis. La alta tecnología incluye armamentos, motos, aviones y submarinos que parecen salidos de una aventura de James Bond. Capitán América: El primer vengador es la perfecta síntesis de "cómo construír un superhéroe norteamericano" como propaganda de guerra para elevar el espíritu de la población. Otros aciertos residen en los números musicales que colocan al personaje central entre bailarinas y un Hitler de historieta, golpeado en varias oportunidades; en el entrentamiento final que tiene lugar a bordo de un avión (otra vez la paranoia de los atentados) y en la acción que continúa después de los créditos. Y también se disfrutan los papeles secundarios de Tommy Lee Jones, Stanley Tucci y del siempre convincente Toby Jones como el Dr. Zola.
La historia es muy buena y logra no aburrir en su primera parte donde se cuenta el paso del hombre normal al héroe, como sucede en muchos films de este género. Las secuencias de acción si bien abundan, están colocadas con una buena dosificación. Es decir, la película no es un rejunte sin ton ni son de efectos especiales, bombas...
Los superhéroes siguen a full. Y este año, sus aventuras están ambientadas en otras épocas. Ya ocurrió con la estupenda X-Men: Primera Generación, que transcurre en los ’60. Ahora le toca el turno a la no menos notable Capitán América: El Primer Vengador, ubicada durante la Segunda Guerra Mundial. Hacía años que este personaje de las historietas estaba por tener una revancha en el cine. La fallida versión anterior data de 1990, dirigida por Albert Pyum (un paladín del cine de bajo presupuesto). Dato curioso: el patriótico muchacho fanático del escudo estuvo interpretado por Matt Salinger, hijo del mismísimo J.D. Salinger, el autor de El Cazador Oculto. Ahora por fin el personaje cayó en manos hábiles. El director Joe Johnston no será recordado como una leyenda del séptimo arte, pero sabe hacer films muy entretenidos, como Querida, Encogí a los Niños y Jurassik Park 3. Su estilo de dirigir es clásico, muy adecuado para cuando hace películas ambientadas en otros períodos históricos. De hecho, una de ellas es con una suerte de superhéroe: Rocketeer, protagonizada por Billy Campbell y Jennifer Connelly. En Capitán América vuelve a demostrar que sabe poner los efectos especiales (trabajó en Industrial Light & Magic) al servicio de la historia. El estilo —pleno de acción, aventura, drama, romance, peligro— remite al de los seriales de los ’30 y ’40, que también supieron inspirar a Steven Spielberg y a George Lucas. Chris Evans está muy correcto como Steve Rogers y su Otro Yo superheroico. Ya había demostrado que esta clase de roles le sientan bien cuando interpretó a la Antorcha Humana en la impersonal Los Cuatro Fantásticos y su secuela. Gracias a la inteligente utilización de los FX digitales, al principio del film aparece delgado y pequeño, para luego pegar el estirón y ponerse musculoso luego del experimento que lo convierte en un soldado ideal. Y eso es lo que hace que el público se pueda identificar más fácilmente con Steve que con Thor, por poner un ejemplo cercano: pasa de joven maltratado e ignorado a ser ídolo de multitudes, sobre todo de las chicas. La fantasía secreta —o no tanto— de muchos de nosotros. Por su parte, Hugo Weaving también sigue dejando en claro que sabe componer villanos. Esta vez hace de Red Skull, un jerarca nazi tan poderoso como el Capitán América. Weaving habla con un acento alemán que confesó haber copiado del director Werner Herzog. Tommy Lee Jones podría haber estado mejor aprovechado, pero igual le da su sobria personalidad al Coronel Chester Phillips. Stanley Tucci y Toby Jones componen a científicos que juegan con grandes poderes, a veces para bien, a veces para todo lo contrario. Dominic Cooper hace del ingeniero Howard Stark, quien resulta ser un playboy como también lo será su hijo Tony. La cuota femenina la pone Hayley Atwell, bellísima y de armas tomar. Sin llegar a la altura de otras adaptaciones cinematográficas de comics, Capitán América: El Primer Vengador continúa siendo de los más vibrantes y divertidos exponentes, y otro muy buen adelanto de lo que será The Avengers, la película que reunirá a casi todos los superhéroes del universo Marvel. Es más: no se vayan del cine apenas aparezcan los títulos de créditos, porque al final podrán ver el trailer de esa tan esperada orgía comiquera encabezada por Robert Downey Jr., quien desde esas pocas imágenes demuestra que estará por encima de sus co-protagonistas.
Propagandhi del sueño americano Una vez más el séptimo arte nos entrega una adaptación de una historieta o comic (como quiera llamársele) de la afamada y afanosa empresa MARVEL COMICS. El recorrido nos lleva por El Hombre Araña (Spiderman, EE.UU. 2002), X-Men (X-Men, EE.UU. 2000), Iron Man (Iron Man, EE.UU.2008) y Thor (Thor, EE.UU. 2011) entre otros, siendo ésta última la más reciente producción que encarna un megaproyecto coral titulado Los Vengadores (The Avengers) a estrenarse en 2012. Desde el vamos, el filme retrata una génesis del supuesto primer Vengador del grupo (El Capitán América), al igual que MARVEL realizó en su momento con parte del staff, como Iron Man y Thor, solo para justificar el estreno de la polimerización de superhéroes en comunidad y que nadie desconozca de qué trata la temática a reflejar. Vale destacar que un proyecto de El Capitán América en la gran pantalla se desarrolló en el año 1991, donde efectivamente el marco espacio temporal resultó ser el mismo que en esta entrega, con la diferencia de que en aquella primera y de bajo presupuesto, el futuro Vengador combatía para salvar al presidente de los Estados Unidos de América. El contexto de una gran guerra parece comprender el mejor terreno para el desarrollo de un superhéroe, en este caso un superhombre, ya que no posee habilidades extraordinarias tales como volar, genialidad mental extrema, ni poderes sobrenatura. El Capitán América es producto de una experimentación genética en el cuerpo a través de un suero que aumenta al extremo las capacidades humanas, brindando una fuerza y una velocidad (entre otras) más allá de la media terrestre. El conejillo de indias resulta ser Steven Rogers, un aspirante a militar que fue rechazado en cinco oportunidades al alistamiento. El deseo más fuerte del huérfano y escuálido aspirante es el combatir contra el más ya que, según sus propias palabras, no soporta a los abusivos. La intervención al suero hace que el personaje hiperdesarrollado se inmiscuya en los planes de la Hidra (Hiel Hidra gritará constantemente el Cráneo Rojo, principal enemigo del portador de la estrella) y su máximo exponente, el ya mencionado Craneo Johann Schmidt, una división especial de investigaciones del Fürer que intenta crear una raza de superhombres (sin exagerar) a partir del suero desarrollado por Norteamérica bajo la anuencia del Doctor Militar alemán Abraham Erskine. Es entonces cuando en el marco de la lucha de la segunda guerra mundial, Rogers, con la ayuda de Peggy Carter, enfrentará a los nazis y a sus maléficos planes de conquista mundial. 3D-dos en los ojos. Abarcaré el aspecto negativo de la producción y proyección en una fase reflex-destruct-conclusiva del visionado de la obra. Todos entendemos que el juego/técnica del 3D abre posibilidades tanto artísticas como comerciales, pero ¿cuál es el sentido de implementarlo en un filme si no va a sacársele provecho? Ya lo dijimos en su momento con Transformers 3: El Lado Oscuro de la Luna (Transformers 3: Dark of the Moon, EE.UU. 2011), la multiplicación de planos contribuye a correr el límite real que permite una cámara, pero el sentido de la tercera dimensión es la disposición primaria del momento en que se comenzaron las investigaciones: provocar con mucha más fuerza el efecto del tren que está por chocar al espectador en L' Arrivée d'un train à La Ciotat de los hermanos Lumiere, al inicio de la técnica de movimiento. El detalle principal parece escaparse a las mentes que, en su afán por introducirse en las nuevas tecnologías con el fin de llenar butacas, se olvidan de literalmente arrojar planos a la cara del beneficiario. Crossover. No menor resulta la introducción de personajes que justifican el recorrido de la historia del universo MARVEL. Como en toda historia coral de superhéroes, el desarrollo se da a través de interconexiones entre ellos, y es así que El Capitán América brinda los cimientos de la personalidad de un futuro Iron Man, Tony Stark, cultivando la personalidad de su padre, Howard Stark y su pseudo-locura para con lo técnico. Por otro lado, la constante aparición de pequeños factores (tales como elementos químicos y sustancias que serán de gran ayuda en un futuro para otro superhéroe), lleva a que todo el universo adquiera sentido tanto por si mismo como por su totalidad y es por eso que el éxito generado por las franquicias de MARVEL resulta inagotable tanto en papel como en celuloide y lamentablemente en 3D. Age of Mythology. Como comentaba lineas arriba, El Capitán América, Thor, Iron Man, Avispa y Hulk (algunos de los vengadores “iniciales”), ya se componen por si mismos y su existencia justifica la de otros y da sentido al todo. Ahora bien, y retrotrayéndonos al personaje que nos convoca, desde 1941 a 1964, Steven Rogers y su etapa arraigada al nacionalismo, y luego a desde la inclusión en Avenger #4 al día de hoy con su propio filme, El Capitán América ¿no tuvo tiempo de convertirse en leyenda, en mito, en historia? La realidad es que si. Tal como sucedió con Batman y sus fracasos comerciales, un mito será exitoso por sostenerse por sí mismo, por la permanencia en el imaginario colectivo, la argumentación vacía y el fanatismo por sobre todo exoesqueleto que se fracture. Pero la película de Joe Johnston no sufre éste destino, es decir, si es un mito en la historia pero no se fractura ni se autodestruye por efecto de su propio contenido o fuerza, sino que cada paso del primer Vengador resulta en el disparador para que dé el siguiente, casi dando una lección de progresión cinética. Se que es mucho trabajo el recorrido que se viene realizando para la pantalla grande en materia de superhéroes y será muchísimo más el que vendrá por lo que promete la adaptación de The Avengers. Por supuesto, en algún futuro cercano habrá espacio para recrear las Crisis Universales de MARVEL e incluso las MARVEL zombies. ¿A qué vamos con esto? A que, como a todo clásico, conviene revivirlos en nuestro mundo, en nuestra realidad, en nuestro pensamiento, entregarnos a la idea de poderes sobrenaturales que salvarán el mundo y por qué no, sumarse al juego de pensar que el mundo no se vino abajo gracias hombres con slip sobre las calzas que mantienen el equilibrio cósmico y nos deleitan desde las viñetas y el séptimo arte. ¿Acción? Si, ¿romance? Si, ¿Buenos actores que dan más de lo que pensabamos que iba a ser su tope como personaje? (nos referimos por supuesto a Hugo Weaving que sale de su agente Smith y su Elrond de Rivendel para encarnar más que eficientemente y maléficamente a el Cráneo Rojo), claro que si, ¿Stara Padre? Si … cine? Totalmente.
VideoComentario (ver link).
El héroe insignia de Marvel tiene su película que, a su vez, se convierte en el último escalon hacia la adaptación de Los Vengadores. Steve Rogers (Chris Evans) es un alfeñique sin fuerza que vive siendo golpeado por los grandulones. Pese a eso, nunca escapó de una pelea ni se acobartdó ante nadie. Su mayor sueño es servir en el ejército de los Estados Unidos, más viviendo esa época tan tumultuosa que se llamó Segunda Guerra Mundial. Pero su tamaño y su tendencia enfermiza hizo que sea rechazado cada vez que se presentó a enlistarse. Pero, en una feria, un científico de la armada (Standley Tucci) vió algo en él: su valor era algo que no todos tenían y, con algún que otro cambio, podría convertirse en el soldado perfecto. Y cuando hablamos de cambios, hablamos de genética, ya que el Dr. Abraham Erskine, este genio alemán, creó un suero capaz de aumentar el poder físico y muscular de cualquier hombre, y Rogers es el candidato ideal para probarlo… por segunda vez. Segunda, claro, porque la primera había sido sobre el jerarca Nazi Johann Schmidt (Hugo Weaving), que luego de implantarse el suero quedó deforme, lo cual le valió el apodo de Craneo Rojo (adivinen por qué). Ahora, este super soldado modificado genéticamente, con velocidad y fuerza sobrehumanas, hará lo que nadie se atreve a hacer: propaganda. Si, será utilizado para llamar a los jovenes a enlistarse y para recibir donativos de aquellos que quieran apoyar a las tropas. Su seudónimo: El Capitán América. Mientras tanto, Schmidt se abre cada vez más de Hitler y de los Nazis para crear su propia fuerza, Hidra, una especie de sociedad secreta que roza el ocultismo y que tiene en su poder algo que le pertenece a los dioses, el Cubo Cósmico (que se pudo ver en las escenas post créditos de Thor), con lo que diseñará, junto con su aliado, el Dr. Arnim Zola (Toby Jones), un arma implacable con la que planea invadir Estados Unidos. La vida de Rogers no va bien. Eso de hacer musicales no es lo suyo: lo que quiere es pisar el campo de batalla, y su excusa se presentará cuando su amigo, Bucky Barnes (Sebastian Stan) aparezca como desaparecido en acción tras las líneas enemigas. Allí comenzará el mito del Capitán América, el super soldado que puede enfrentarse a cualquier enemigo. Pero, ¿podrá con un arma sobrenatural, contra un villano supernatural y contra la crueldad de un hombre que quiere ser un dios? Ahí el dilema. Capitán América es una gran adaptación del comic. Su ambientación de los años ’40 es intachable y las actuaciones (sorpresa, al menos para mi) son excelentes. Ok, todos sabemos que Hugo Weaving, Tommy Lee Jones, Toby Jones y Standley Tucci son gigantes, pero Chris Evans, ese actor por el cual no hubiera comprado una entrada jamás, se convierte en un verdadero héroe. Él ES Steve Rogers, como Robert Downey Jr. ES Tony Stark. Evans logró captar la escencia del personaje de la mejor manera, y así, convirtió esta adaptación en una de las mejores que realizó Marvel hasta el momento, superando a Thor y a Hulk, y pisando los talones de Iron Man. Lo mejor que tiene la película, por lejos, son los guiños. Es que el universo que creó Marvel a través de sus adaptaciones es tan lineal y real que todo conjuga con todo. Por ejemplo, tenemos a Howard Stark, padre de Tony, como uno de los científicos aliados a Erskine. También vemos guiños a Thor, claro está, que se convirtió en una especie de hilo conductor para lo que veremos en Los Vengadores. Además, el principio y el final de la película van a hacer que todos los fanáticos de Marvel, ansiosos por ver la reunión de héroes, se caigan al piso. Y ni hablar de lo que verán después de los créditos. Gran sorpresa. Mantenganse sentados. En definitiva, Capitán América es una película para ver, pero no sola, sino sabiendo lo que ya pasó. Para ver una película de Marvel, tienen que verlas todas, así es el negocio. Si las vieron, vayan y disfruten: es una de las mejores adaptaciones de comics que se hicieron. Si no las vieron, veanlas ahora y luego vayan al cine, no se van a arrepentir.
Héroe, pero estilo clásico En su salto al cine el personaje de Marvel es menos vertiginoso y más humano. A los 60 años, Joe Johnston, después de dirigir Querida encogí a los niños , Jumanji y Jurassic Park III –de su curriculum puede que quiera borrar El hombre lobo , pero nadie sabe a ciencia cierta si el montaje final de ese pastiche con Benicio del Toro lo hizo él- demuestra que es un director sumamente confiable para el entretenimiento, si lo que se busca es erigir un relato contundente y convincente –algo poco usual en pleno Hollywood modelo siglo XXI- y con un superhéroe al frente. El Capitán América del cómic y el del dibujito animado, que muchos seguíamos en la TV blanco y negro en los años ’70, tenía algunos puntos en común con otros de los Vengadores editados por Marvel. En su paso a la pantalla grande, Iron Man tiene cinismo, Thor es duro y este Capitán América es el que mejor “da” como prototipo de la clase media estadounidense y hasta del mismísimo sueño americano. Steve Rogers quiere vengar, cuándo no, la muerte de su padre, que falleció por gas mostaza, pero, debilucho como es, rebota una y mil veces cuando quiere enlistarse en el Ejército para combatir a Hitler. Tanto tesón le ganará una oportunidad, cuando un científico alemán (Stanley Tucci) que trabaja para los Aliados le proponga ser parte de un experimento. ¿Vos querés ir a patear traseros nazis a Europa? Te inyectamos algo para que tus músculos crezcan... La prueba e investigación tiene su correlato en la Alemania nazi, donde la organización Hydra, comandada por Johann Schmidt (Hugo Weaving, el agente Smith de Matrix ) ya viene experimentando con un suero poderoso. Está bien: aquí había que presentarlo, pero lo que sorprende –y con agrado- es que una vez que Rogers se convierte en el Capitán América, cuando la película podía derivar en lo que fueron Iron Man o Thor , o mismo Wolverine , sigue su línea de rigor, si cabe el término. El Capitán tiene superpoderes, pero el relato no se basa en ellos si no en el enfrentamiento con el malvado Red Skull (Schmidt) ya en territorio europeo. Y le adosa su historia con Peggy Carter (la linda y modosita Hayley Atwell) y el coronel Phillips (el cara de piedra Tommy Lee Jones). Cuando Stan Lee tomó el personaje -que había nacido en 1941- le quitó lo más panfletario y lo barnizó con preocupaciones sociales que eran más afines al lector estadounidense de 1964. Y aquí, hasta los colores de la bandera, las barras y estrellas cuando aparecen propagandísticamente son retratados precisamente como propaganda... Pegando un vistazo a los nombres que hemos puesto entre paréntesis es fácil advertir que no se han ahorrado dólares a la hora de conformar el elenco. Falta hablar de Chris Evans, el héroe en cuestión. Con experiencia en superhéroes (era La Antorcha humana en Los 4 fantásticos ), ya desde su presentación (con un doble de cuerpo cuando es flaquito) calza perfectamente en el personaje, en cómo lo imaginó Johnston. Es el motor de la historia y enciende a la perfección. Ahora hay que esperar a Los vengadores, que se está rodando, y reunirá a todos los superhéroes. Y -más que nunca- no perderse lo que pasa tras los créditos finales...
Sólido artesano del género de acción y aventuras ( Rocketeer , Jumanji , Cielo de octubre , Jurassic Park III ), Joe Johnston se encargó ahora de presentar en sociedad uno de los más ilustres personajes surgidos de la editorial Marvel, el Capitán América, como paso previo a una propuesta todavía más ambiciosa: reunir a varios de sus populares superhéroes en Los Vengadores (quien tenga la paciencia suficiente como para soportar los larguísimos créditos finales tendrá un amplio panorama de lo que vendrá en mayo de 2012). Johnston se toma el tiempo necesario para presentar a Steve Rogers, un escuálido y débil joven de Brooklyn que intenta -sin suerte- ser admitido en el ejército estadounidense, en plena Segunda Guerra Mundial. Sus esfuerzos, finalmente, se verán recompensados y no sólo podrá viajar al frente de batalla sino que su esquelético cuerpo se convertirá en el de un superhombre capaz de hacer suspirar a las oficiales de turno y de combatir a una poderosa organización nazi denominada Hydra, que lidera el siniestro Cráneo Rojo (Hugo Weaving). Lejos de las pirotécnicas y adrenalínicas tendencias que alimentan a casi todo el cine de acción contemporáneo, Johnston y sus artistas proponen un relato bastante más clásico y con un estética retrofuturista y un look old-fashioned que está más a tono con el de los viejos seriales y con el de una historieta cuyo origen se remonta a siete décadas atrás que con el universo de los Transformers . En este sentido, la conversión que a último momento se realizó al 3D estereoscópico resulta mejor que -por ejemplo- el proceso similar que se hizo con la última entrega de Piratas del Caribe , pero más allá de darle algo más de profundidad de campo a algunas tomas o de ver cómo el famoso escudo se nos acerca cuando es lanzado por nuestro héroe, no agrega demasiado y se parece bastante a una mera "justificación" para cobrar una entrada más cara que la normal. Si bien algunos personajes (como la tardía aparición de Samuel L. Jackson, que sirve para establecer la apuntada conexión con Los Vengadores ) tienen un mínimo desarrollo, hay otros secundarios (como los que interpretan Tommy Lee Jones, Stanley Tucci, Toby Jones, Sebastian Stan o Dominic Cooper) que sí tienen momentos para su lucimiento. La pareja protagónica (Chris Evans y la inglesa Hayley Atwell) también alcanza una más que aceptable química romántica inspirada por los clásicos de los años 40. El resultado, por lo tanto, sin ser demasiado sorprendente es más que aceptable, especialmente si se lo compara con otros recientes (y decepcionantes) films de superhéroes como El avispón verde . Así, luego de este más que digno menú, todo queda servido para el gran banquete que los fans esperan con devoción: Los Vengadores .
El truco del superhéroe ya empieza a desteñir Hollywood sigue desempolvando superhéroes. No es que Capitán América, creado en papel y tinta poco tiempo antes del ataque a Pearl Harbor para la editorial Marvel, no tenga en su filmografía entradas anteriores; un serial, un largometraje, dos telefilms y un show de animación así lo atestiguan. Pero Capitán América: El primer vengador viene a sumarse a la larga lista de nuevas versiones de súper hombres y mujeres clásicos que ya conforman, corpus mediante, un género cinematográfico por derecho propio. Los connoisseurs del comic original saben sobradamente que existe un período pre y post Stan Lee: el notable historietista cambiaría la cara del personaje en los años ’60, restando de la ecuación patrioterismo y sumando amiguitos como El increíble Hulk, Iron Man y el Avispón Verde para crear un grupo de superhéroes conocido en español como Los vengadores. Para el film, los guionistas optaron por condensar la primera encarnación del protagonista, ubicando la acción en plena Segunda Guerra y con un spin off hitleriano como villano de turno (Calavera Roja, interpretado con infame acento alemán por Hugo Weaving). El film de Joe Johnston (Jurasic Park III, Jumanji) narra en flashback la historia de Steve Rogers (Chris Evans), joven enclenque cuya historia tiene más de un punto de contacto con la de Charles Atlas, el famoso alfeñique de 44 kilos. Luego de varios y vanos intentos por enrolarse en el ejército (su frágil cuerpo sufre además de asma), Steve es utilizado como conejillo de indias en un experimento militar que resulta todo un éxito. Con nueva musculatura, varios centímetros extra de altura y fuerza y velocidad recargadas, el joven se transforma en Capitán América, fenómeno de feria ideal para utilizar con fines propagandísticos. Pero no pasará demasiado tiempo hasta que el muchacho pueda demostrar sus verdaderas habilidades: el coraje y la bondad necesarios para salvar a América y al mundo del Mal llegado del otro lado del océano. Capitán América despliega sus dos horas de metraje como quien prescribe una receta, disponiendo ingredientes y dosis para que la sustancia tenga el efecto deseado. Pero la ciencia no siempre es arte y consecuentemente el film se desarrolla previsiblemente, sin sorpresas ni cambios de dirección. No se pide aquí profundidad psicológica (aunque más de una película de superhéroes se encuentra en posesión de ella) ni riesgos estéticos, pero sí al menos cierta capacidad para generar ritmo y emoción. Nada de ello ocurre mientras las escenas van sucediéndose, tildando items y preparando el terreno para el enfrentamiento final. La sobresimplificación en el relato de elementos clave –el deseo del protagonista por luchar en la contienda, la inevitable historia de amor– tampoco ayuda y todo tiene un tufillo a operación comercial previa al emparejamiento del Capitán con el resto del equipo (luego de la secuencia de títulos de cierre se presentan una coda y una cola del próximo largometraje Los vengadores). Es de agradecer la inclusión de actores secundarios como Stanley Tucci y Tommy Lee Jones, cuya prestancia y carisma levantan el promedio de las escenas en las cuales se exhiben. Pero no alcanza. Los detectores de propaganda imperialista ni siquiera podrán analizar Capitán América como elemento de propagación ideológica: el relato es tan cándido que cualquier intento por relacionarlo con realidades pasadas y presentes será estéril. Sólo queda disfrutar del diseño de producción retrofuturista, encantador en su total inmersión en el absurdo, y de un par de escenas en las cuales el 3D está usado con algún sentido diferente al mero gancho comercial, más allá del simple gusto por calzarse los anteojitos.
Heroísmo retro Hace unos años ya, Estudios Marvel decidió que quería lanzar al mercado una película de Los Vengadores, la liga de sus máximos superhéroes. Por eso, a pesar de que hacía años el cine venía con versiones de sus personajes (como el Hombre Araña o Los cuatro fantásticos o los X-men), pusieron la máquina a toda potencia y empezaron a sacar películas/origen de cada uno de sus miembros para que todo estuviera a punto. Iron Man les salió muy bien, lo de Thor es más discutible, y ahora le llegó el turno al Capitán América. Aunque Chris Evans (a quien habíamos visto ya en películas Marvel interpretando a La antorcha humana), como en general el resto del elenco, está muy bien en su papel, hay algo que le falta al Capitán América. Lo primero, obviamente, es algún tipo de atractivo para su protagonista: sin el charm de Tony Stark o los conflictos internos de Peter Parker, Steve Rogers (el Capitán América) es básicamente un soldado superdesarrollado que sale a luchar contra los nazis (o su versión Marvel superdesarrollada, Cráneo Rojo). La estética imita el patriotismo de los años cuarenta, pero acá, en el 2011, y fuera de los Estados Unidos, necesitamos alguna otra excusa para involucrarnos en esta historia. Curiosamente, la película en sí está muy bien narrada y eso es lo que mantiene la atención del espectador, lo que nos lleva de una punta a la otra de este relato. Buen inicio, buen desarrollo, buen final. Los personajes se despliegan en su totalidad, Capitán América se toma el tiempo necesario para contarnos quiénes son estas personas y por qué deberían importarnos. Hay una gran dosis de empatía en la pantalla. Sin embargo, los personajes no tienen mucha carne. Steve Rogers es un tipo simpático por lo noble, por lo bueno, por lo debilucho que era, pero no tiene demasiado conflicto. Una vez que Stanley Tucci (muy bien, como siempre) le concede su superfuerza, ya no queda mucho por hacer, más que derrotar al malo que todos sabemos que va a derrotar. En ese punto, Capitán América se convierte un poco en un trámite y uno tiene esa sensación al ver el prólogo y el epílogo de esta historia: desde el principio sabemos que lo que se va a contar importa en tanto y en cuanto es un paso necesario para llegar (de forma muy prolija) al presente y a la verdadera apuesta, Los Vengadores. De hecho, después de la ya tradicional escenita tras los créditos se puede ver directamente el trailer de la película, que se estrenará en 2012. Si a Marvel le importa tan poco la historia del origen de su capitán, ¿por qué habría de importarle al espectador? Con todo, el oficio se impone y no se puede decir que uno la pase mal al ver esta película. Joe Johnston (que empezó en el cine con Querida, encogí a los niños) sabe manejar sus herramientas. Los actores secundarios están muy bien, sobre todo veteranos como Stanley Tucci y Tommy Lee Jones. Los efectos especiales no aplastan la historia. El humor, bastante escaso para el producto promedio Marvel, funciona bien. Y el malo, gracias a la interpretación de Hugo Weaving, llega a ser bastante siniestro.
Un superhéroe de otros tiempos En el retrato cinematográfico más importante que se ha hecho del personaje de Marvel, la narración llega hasta nuestros días y cierra el ciclo de films sobre los héroes de la factoría, que en 2012 se reunirán en Los vengadores.El Capitán America fue un héroe de la década de 1940 incorporado años más tarde al universo de Marvel Comics. Esta nueva película basada en el personaje no es la primera, pero sí es la más importante que se haya hecho. La acción, por lógica, transcurre principalmente en la década de 1940, aunque desde el primer minuto de película sabemos que la narración llegará hasta nuestros días. El héroe es elegido primero por su valentía y su humanismo, ya que físicamente es un joven débil rechazado por el ejército varias veces. Pero una vez que acepta someterse a un experimento se convierte en el Capitán América, aunque su fuerza no será utilizada inicialmente para combatir, sino para convertirse en un personaje para vender bonos de guerra. Esto es un guiño al origen propagandístico que tuvo, para luego evolucionar en un superhéroe tal cual se lo conoce hoy. El encargado de narrar la historia del Capitán América es Joe Johnston, un gran director de esos cuyo nombre no es famoso pero sus películas sí lo son. Johnston dirigió films como Rocketeer, Jumanji, Jurassic Park 3, Cielo de octubre, Océano de fuego y El hombre lobo. Aquí, y a pesar de los efectos especiales y el despliegue visual gigantesco que la película posee, Johnston consigue narrar con hábil mano clásica, y con una reconstrucción de un estilo intencionalmente demodé. Esto le ajusta perfectamente al personaje y su historia. También los actores se ajustan a un estilo de otra época y el lujo del elenco permite que la película no sólo tenga acción sino también emoción. Al protagonista Chris Evans (el mismo de Los 4 fantásticos) hay que sumarle a Hayley Atwell (El sueño de Cassandra), Hugo Weaving (Matrix) y dos grandes como Tommy Lee Jones y Stanley Tucci.Capitán America es la última película de Marvel previa al ambicioso proyecto de Los vengadores (2012), donde el Capitán América se reunirá con otros personajes como Iron Man (Robert Downey Jr., Thor (Chris Hemsworth), Hulk (Edward Norton), Hawkeye (Jeremy Renner). La gran pregunta es si se podrá combinar el tono y el estilo visual de cada uno de estos films en una sola película. Y más complicado aun es saber si esta suma de personajes dará la mejor película de Marvel o si por el contrario los personajes fracasarán en su intento por trabajar en equipo. La respuesta la tendremos el año que viene, pero si se quedan hasta el final de los títulos, tendrán una primera pista.
Luchando contra los malos por el sueño americano... Al escuálido Steve Rogers (Chris Evans), oriundo de Brooklyn, hijo de un valeroso soldado y de una enfermera del pabellón de tuberculosos, nada le arredra cuando tiene una idea fija. Y pocas cosas le irritan más que el hecho de que, justo ahora que su país se encuentra en guerra con el Eje, le nieguen la admisión al ejército. Luego de su quinto rechazo, un científico alemán exiliado (Stanley Tucci) le evalúa y aprueba para una sección experimental del ejército y le propone un trato irresistible: convertirlo en un super-soldado, mejorando sus aptitudes físicas y llevándolas al límite de lo humano. A cambio, le pide mantenga intactos su bondad, sus principios y su coraje. Pero una amenaza que va más allá de Hitler y sus aliados surge en el horizonte cuando Hydra, una organización escindida del Tercer Reich al mando del peligroso científico Johann Schmidt (Hugo Weaving) se prepara para conquistar el mundo diezmando la población mundial. Para ello, se valen de una novísima tecnología basada en una joya legendaria: el teseracto de Odín. Ciudad tras ciudad, oculto se extiende el poder de Hydra... hasta que, ayudado por la agente Carter (Hayley Atwell) y el excéntrico ingeniero Howard Stark (Dominic Cooper) el Capitán América ataca sorpresivamente al enemigo. Así, convence incluso al reluctante coronel Phillips (Tommy Lee Jones) para que le permita entrar en acción y cambiar el curso de la guerra. Prolija, correcta, entretenida y visualmente impecable, así es esta nueva producción del universo Marvel que llega a las pantallas argentinas. Si se la compara con otras películas pre-Avengers (el plato fuerte que se viene) es ligeramente menor, sobre todo por sus continuas y necesarias (para la construcción del personaje, claro está) referencias al patriotismo norteamericano, el rol que tuvieron los EE.UU. en la guerra y tantas otras cuestiones más funcionales a los fines de la propaganda que de la historia humana en sí. Porque hay algo que es innegable: el personaje del sargento Steve Rogers merecía crecer por encima de ese necesario clisé. Quizá una dimensión más cercana al Peter Parker de "Spiderman 2", o al Tony Stark de la primera "IronMan" lo habría puesto en un pie de igualdad de oportunidades con el público de estas latitudes.
Hollywood le hace justicia al emblemático “Capitán América” Despues del mitológico semidios Thor, finalmente llegó a la pantalla como se debe el gran héroe de Marvel Comics, el Capitán América, cuya idiosincrasia belicosa lo alejaba de cualquier emprendimiento hollywoodense, especialmente en los tiempos bélicos de Bush. Ahora, aun en la era del Premio Nobel de la Paz Obama, hubo que tomar recaudos a la hora de adaptar a este superhéroe vestido -y armado- con su traje y escudo con los colores de la bandera estadounidense, que al menos dentro de los cuadritos de historieta, se la pasó exterminando villanos comunistas a diestra y siniestra. La corrección política impide al Capitán América combatir ejércitos vietnamitas. Desde el prólogo contemporáneo con el hallazgo de su escudo congelado en una nave de apariencia desconocida enterrada en el hielo, ésta es la historia de su génesis y primeras luchas a muerte contra los nazis de la espeluznante división Hydra, cuyo demente jefe Schmidt es capaz de traicionar al mismo Hitler en su afán por destruir al mundo. Lo mejor de «Capitán América» es su look genuino de simple historieta a la antigua, algo perfecto para el director Joe Johnston, experto en cine fantástico, como demostró hace años en su excelente «The Rocketeer», especie de comic art deco que parece sentar las bases y el concepto general de esta nueva y más que sólida adaptación del emblemático superhéroe. La dirección de arte que combina la típica estética del comic con la de la propaganda bélica de la Segunda Guerra Mundial no tiene desperdicio, y es un hallazgo formal y narrativo a la vez, ya que uno de los pasajes más entretenidos del film es el que muestra al Capitán América como héroe de varieté en espectáculos dedicados a la venta de bonos patrióticos. Tampoco tiene desperdicio el muy bien contado comienzo del film que narra la desesperación del debilucho y enfermizo Steve Rogers, apaleado desde chico por bravucones, y que sin embargo siempre se negaba a huir de una pelea. Ya con los Estados Unidos en guerra, el sufrido alfeñique se esfuerza cinco veces seguidas, sin éxito,para entrar en el ejército, si fuera posible en el mismo batallón 107 en el que murió su padre durante la Guerra del 14. Un científico de origen alemán del lado de los Aliados (Stanley Tucci en una actuación soberbia) lo elige como candidato para un experimento que lo convertirá en un superhombre. Todas estas primeras escenas, contadas con formidable clasicismo por Johnston, culminan en una secuencia de antología en la que el ex raquítico pero tenaz luchador, ahora con su nuevo físico apenas descubierto, se enfrenta con una banda de espías nazis por las calles de Brooklyn. En realidad, toda la primera mitad de los 124 minutos de proyección podrían formar parte de una auténtica obra maestra, con una combinación exacta entre estética, humor, narrativa y acción a granel, sobre todo una vez que el Capitán abandona la venta de bonos y se dirige al frente de batalla. Lamentablemente luego el humor empieza a decaer, la relación entre Rogers y su chica (la muy sexy pero poco aprovechada Hayley Atwell) no prospera, un gran actor como Tommy Lee Jones apenas contribuye con algunos bocadillos, y las escenas de combate fantásticos contra las tropas de Hydra y el horrible Schmidt (todo un archivillano cuando empieza a lucir su roja calavera) son un poco repetitivas, a pesar de la generosa producción y el excelente uso del 3D digital (el escudo arrojado a cámara es imperdible). El resultado es una película buenísima, aunque al final el espectador quizá tenga la sensación de que podría haber sido aún mejor. Obviamente los fans del comic y del cine fantástico no deberían perdérsela de ninguna manera, y ellos son los primeros en saber que no hay que irse del cine hasta el final de los créditos debido a que hay una escena que adelanta el futuro de los superhéroes de Marvel en la pantalla grande.
Un campeón de tiempo completo Un buen equipo acompaña esta aventura, enmarcada en un inicio y un epílogo, que encuadran la historia de uno de los primeros superhéroes en la historia de la caricatura estadounidense. Cuando Martin Goodman crea, en 1939, la editorial Marvel, no imaginaba que se iba a convertir en el mayor proveedor de superhéroes para el cine. Claro que el intermediario de tanta relación superhéroe-cine fue la Disney, que apareció en 2009 y compró la empresa. Antes que "Los cuatro fantásticos", el "Hombre araña", "Hulk" o los "X Men", por sólo nombrar unos pocos, apareció Capitán América. Superhéroe patriótico creado para promocionar una Norteamérica demócrata, tuvo, luego de su exitosa aparición en 1941, algunas incursiones menores hasta este "Primer vengador". El héroe es presentado desde el momento en que no lo es. Insignificante físicamente y rechazado para integrar las filas del ejército, Steve Rogers, un casi adolescente, llama la atención de un científico por sus ideas. SUERO ESPECIAL El doctor Abraham Erskine, intenta crear un superhombre que pueda enfrentarse al enemigo y así encuentra el individuo ideal. Así Steve, gracias a un suero especial, se convierte en una masa de músculos, listo para enfrentarse con el que fuera jefe del científico. El enemigo es Johan Schmidt, que comparte las mesiánicas teorías de su líder, Hitler y como él, confía en poderes supranormales, directamente venidos de los "dorados dioses del Walhalla", de los que se suponen descendientes. El líder de Hydra, unidad de investigación paranormal de Hitler, instrumentará todos los poderes para enfrentarse con su joven oponente. A partir de la creación de este Capitán América, el ejército convierte al joven en instrumento de propaganda para venta de bonos de guerra en coloridos shows, documentales y presentaciones que lo convierten en una suerte de campeón mediático. EXTREMA VIOLENCIA Dirigido por Joe Johnston ("El hombre Lobo", "Querida, encogí a los niños"), el filme muestra un estupendo diseño de producción en la primera parte, verosímil y profundamente estético, que ubica la acción en la década de 1940 y al que Dick Heinrichs imprime un tono Norman Rockwell. "Capitán América...", sigue las aventuras de este héroe desde sus comienzos, hasta la increíble eclosión de sus acciones bélicas. Hay una gran utilización de efectos especiales, altisonante presencia de la música, extrema violencia bien filmada, breves momentos de "romance" entre el joven Capitán América y Peggy Carte, la joven agente y espectaculares combates con la Máscara Roja, representada por John Schmidt. Un buen equipo acompaña esta aventura, enmarcada en un inicio y un epílogo, que encuadran la historia de uno de los primeros superhéroes en la historia de la caricatura estadounidense. Chris Evans muestra una serenidad que recuerda al Batman de Christopher Reeves, mientras Tommy Lee Jones, como el coronel Phillips, es el necesario contraste en rudeza y autoridad; a la vez que Hayley Atwell es la Louisa Lane, en este caso, militar e inglesa y Hugo Weaving como la Máscara, despierta el odio general.
Tremendo entretenimiento Tremenda, magnífica película esta Capitán América: El primer vengador , que llegó a Córdoba para quedarse varias semanas en la cartelera. Creíble, atrapante, épica, estética, detallista, e incluso imponente, es una superación dentro de todo lo bueno que la fábrica de historietas Marvel ha concebido en su alianza con los estudios de Hollywood en los últimos diez a 15 años. Reediciones en cine de sus mejores historias gráficas, clásicos nacidos en los años cincuenta que en los noventa y en los dos mil vuelven a ponerse de moda gracias a la tecnología audiovisual tanto de imagen como de sonido en tres dimensiones y efectos especiales diseñados con sistemas de software. La trama de Capitán América: El primer vengador comienza y termina en la actualidad, lo cual abre la puerta a una soñada continuación de la que ya se está empezando a hablar en los corrillos del culto, léase las populares convenciones de historieta que año a año siguen realizándose principalmente en los EE.UU. La acción de la película dirigida por Joe Johnston ( Querida encogí a los niños , Jumanji , Parque Jurásico 3 ) se traslada luego a la Segunda Guerra Mundial, época de la que siempre se especula que escondió experimentos tanto del bando aliado tanto como del germano, éste último apelando a poderes ocultos, destinados a desarrollar armas que les permitieran doblar de una vez por todas el brazo enemigo y pasar poco menos que a dominar a la humanidad. Capitán América se hace fuerte en esa tesis y a partir de los viejos y siempre efectivos moldes del género, el muchacho débil pero listo que recibe dotes extraordinarias y se convierte en justiciero, propone una variante que sobre todo hace la diferencia en la habilidad para narrar los episodios con detalles que los hacen únicos y en la fuerza de la imagen tratada como un objeto de arte en el que maquinarias, seres fantásticos, batallas y aún los seres humanos elevados a la condición de héroes merecen empezar a formar parte de un museo donde se conserven estos humildes hitos de la creatividad de los artistas. Capitán América es antes que un súper soldado, un muchacho que no consigue enrolarse en el ejército por ineptitud física, pero que de tanto insistir se topa con un científico que descubre que la lucha contra la fragilidad desarrolla muchos aspectos positivos de la personalidad y le ofrece formar parte de una prueba fantástica. Mientras el muchacho aprende a usar sus nuevas capacidades, vivencia los sentimientos de mutua amistad cada vez más especial con una integrante femenina del cuadro de mandos, camino tan vertiginoso a veces como el de pasar al frente de batalla a cumplir con sus misiones. Al otro lado del mar Del otro lado del océano, un militar cansado de servir al führer alemán se aparta del ejército nazi para construir el suyo propio, en base a una fuente de energía robada a los dioses nórdicos que le permite alimentar armas nuevas con poderosos rayos láser que superan todo poder de destrucción. Entretenimiento en grande, bajo el título de Capitán América: El primer vengador.
Anexo de crítica: La primera sensación que surge al ver Capitán América, el primer vengador desde el punto de vista narrativo es el recuerdo de la película Rocketeer (1991) también dirigida por Joe Johnston, al tratarse de un relato clásico en su estética, protagonizado por un superhéroe en el contexto de la Segunda Guerra Mundial que transita por todos los lugares comunes del género. Con ese preámbulo y teniendo en cuenta el antecedente de aquella desastrosa Capitán América de los años 90, del realizador Albert Pyun, podemos decir que esta versión es superadora en todos los aspectos: narrativos, técnicos y estéticos. Sin embargo, tratándose de una nueva franquicia de la Marvel, queda la agridulce sensación de que la historia daba para mucho más de lo que termina viéndose.
El último vengador se prueba las ropas Cada vez que tengo que escribir sobre una película basada en el cómic, muchos de mis lectores miran con lupa lo que decimos para resaltar nuestro desconocimiento del género, cosa absolutamente cierta. Nunca me interesaron las historietas ni tampoco las coleccionaba de chico, asi que estoy para el paredón de fusilamiento al hablar sobre "Captain America". Tengo todas las de perder. Me declaro culpable y acepto que no soy un especialista en el tema, pero eso sí, he visto mucho cine y se distinguir cuando un producto es bueno y cuando no. Este primer (aunque último en ser presentado) "vengador" de la escudería Marvel era uno de los más controversiales, por ser emblema de los valores americanos en su máxima expresión. Ser pro-yanqui no es políticamente correcto en estos tiempos posmodernos y globales que vivimos, con lo cual hay que prestar atención al hecho de que los guionistas tenían una dura tarea por delante: convencernos de que este Capitán América protege al mundo libre, y no sólo al país que lleva en su escudo. Menuda tarea. Antes de seguir adelante, es bueno recordar que en 2012 tendremos "The avengers". En este producto encontraremos a varios de los más taquilleros hijos de la factoría. Pero para llegar a ella, Marvel tuvo que ir presentando las historias individuales de cada superhéroe, de manera de que el próximo mayo la pantalla grande estalle con un film que protagonicen Iron Man (Robert Downey Jr), Thor (Chris Hemsworth), Black Widow (Scarlett Johansson) y Hulk (Mark Ruffalo), entre otros. Creo que de todas las historias que vimos en este universo, la del Capitán América, nada menos, es la más pobre de todas, siendo la más anodina y aburrida de todas las presentadas hasta aquí. No voy a hacer hincapié en la cuestión idelógica que sustenta al personaje. Es nefasta, ya lo sabemos. Tampoco voy a dedicar tiempo a reconocer el trabajo de Christopher Markus y Stephen McFeely (quienes adaptaron varias "Narnia" y trabajan juntos desde "The life and death of Peter Seller", largo para la televisión del 2004). Por mucho empeño que hayan puesto, el film es una sucesión de lugares comunes que intentan compilar en pocos minutos, la odisea del Capitán América de haber luchado en todos los frentes contra el nazismo (en aquellos lejanos años 40) y los hombres de Hydra, enemigos principales y auténticos villanos del superhéroe en cuestión. No percibo un buen desarrollo de ideas, sino una apresurada sucesión de eventos de corte bélico que desembocan en una construcción lineal y predecible. Nada que sea original y encima, hasta soporífero en alguna de las secuencias donde nuestro soldado no está lanzando su escudo a diestra y siniestra. Lo extraño es que Joe Johnston (el director) sabe mucho del tema (la aventura es su especialidad) y sin embargo, su experiencia no pesó a la hora del balance final. A ver, la historia es la de un débil hombrecito llamada Steve Rogers (Chris Evans) que quiere ir a la guerra. No le importa cómo, pero siente el llamado. Su padre fue soldado y su madre enfermera y él quiere seguir la tradición familiar. Pero tiene problemas físicos que hacen imposible su alistamiento en la fuerza. Cierto día, accidentalmente da con un prestigioso científico, el doctor Erskine (Stanley Tucci), quien le hace una tentadora propuesta: probarse en el ejército y entrar en un programa experimental. Rogers acepta y luego de una temporada entrenándose, se le da la oportunidad de someterse a un suero que podría modificar su estructura genética y transformarlo en un Super Soldado. El tratamiento tiene efecto y Rogers cambia completamente su físico acorde a lo que uno espera de un súper héroe. En esa vuelta, él tomará contacto con una hábil y seductora agente del servicio británico, Peggy Carter (Hayley Atwell) y conocerá al verdadero enemigo detrás del enemigo. Hitler ha formado una división de investigación genética con fines militares y eligió para conducirla al sanguinario Johann Schidmt (Hugo Weaving), quien ha dado con una fuente de energía que le permitiría ser más poderoso que el mismo Fuhrer. Está construyendo bases y armamento sofisticado y posee una tecnología de avanzada para la época. Será tarea del Capitán América evitarlo, pero antes de eso lo veremos transitar los terrenos europeos como animador de las fuerzas aliadas en el frente de combate (homenaje al auténtico origen del sujeto....Recordemos que el verdadero fin de la historieta era enfatizar el patriotismo y levantar la moral estadounidense en lo duro de la contienda - Segunda Guerra Mundial, por supuesto-) El film se ríe un poco de la imagen pro-americana en esas secuencias musicales donde trata de ridiculizar el mensaje frontal que refiere su vestimenta y escudo, pero no logra convencernos. El resultado final es mediocre y no logra cumplir el objetivo de entretener a lo largo de sus 124 minutos, lo cual es alarmante teniendo el presupuesto con el que se contó. Hay mucho tiempo dedicado a caracterizar personajes que no terminan de cobrar vuelo (los secundarios principalmente) y el peso de la trama recae sobre los hombros de Chris Evans, por desgracia. No es que tengamos nada contra él, nos parece simpático, de hecho. Pero no logra transmitir la intensidad que la envergadura de su rol merece. Su lenguaje corporal es pobre y sus líneas no lo ayudan demasiado. Algunos cables que le tiran Tommy Lee Jones (como el coronel Chester Philips) y Hugo Weaving intentan sacarlo de la letanía, pero es inútil. Es un personaje "plano". No tiene casi conflictos interiores (como los de Tony Stark, por ejemplo) y su transitar por las escenas donde no combate es... intrascendente. Esperemos que mejore, de cara a lo que viene (dicho sea de paso, "Los Vengadores" está ya en rodaje). "Capitán América" está plagada de efectos visuales aceptables, tiene una atmósfera retro cuidada y una buena banda de sonido pero la línea que eligieron para abordar su historia no permitió que sus guionistas entregaran un producto acorde al héroe que tantos seguidores tiene. Hay demasiada carencia de profundidad en la construcción de los lazos que sostienen la trama y todo es demasiado elemental y sin sorpresa. Aunque, si les gusta el cine de acción y aventuras, quizás salgan satisfechos. Yo me aburrí mucho. En mi defensa, me encantaron las Iron Man, X-Men y The Green Hornet, asi que no pueden decir que no tengo empatía cinéfila con el género. Pero esta no. Sólo para espectadores interesados en el despliegue visual y fans de las historietas. El grueso del público que no es de ese palo, debería analizar si merece el precio de la entrada en estos inflacionarios días que corren...
VideoComentario (ver link).
¿El Triunfo de la Voluntad? Hay que decir una gran verdad con Capitán América: El Primer Vengador, es una película de transición. Y eso es una verdadera lástima. Hasta el momento, todas las películas que se venían haciendo de Marvel tenían una clara intención de ser independiente entre sí. O sea, no necesitabas haber visto Spiderman para ver Iron Man, no necesitas ver el final de El Increible Hulk para comprender el principio de Iron Man 2. Pero, esta manía, que empezó como un chiste, tras los créditos de Iron Man, donde aparecía Nick Fury reclutando a Tony Stark para formar una brigada especial con super héroes para combatir el crimen, empezó a cobrar una molesta inserción narrativa en Thor de Kenneth Branagh, quebrando el clima mítico y el drama familiar que le aportó el cineasta británico influenciado por su conocimiento sheakspereano. El final final de Thor marca lo que sería directamente el argumento para la prometedora Los Vengadores de Joss Whedon a estrenarse el año próximo. Sin embargo en Capitán Planeta, Los Vengadores ya se empieza a hacerse notar, y la historia en sí de Steve Rogers es como un gran paréntesis de dos horas entre el final final de Thor y el principio de Los Vengadores. Una verdadera lástima que esta sea la principal intención de los productores. ¿Por qué Capitán América termina siendo más valiosa por las imágenes que se muestran después de los créditos que por la película en sí? Como ya digo en el siguiente Dossier: http://www.asalallenaonline.com.ar/dossier/35-directores/2711-joe-johnston-mas-alla-de-los-efectos-siempre-hay-un-hijo-buscando-a-su-padre-.html , Joe Johnston es un director que dejó de lado la realización de efectos especiales para narrar historias, cinematográficamente hablando. Y lo hace bastante bien, pero esta vez se metió en un proyecto que va más allá de su administración. Que lleva publicitándose hace demasiado tiempo y le termina perjudicando narrativamente a esta película. En principio porque quedan demasiados huecos narrativos: ¿tiene algo que ver el suero que agranda a Steven Rogers con el cubo mágico que cae de las tierras de Thor? ¿es el mismo cubo que vemos tras los créditos de la película del dios vikingo? Y eso es solo el comienzo. El final deja tantas dudas como el de Lost. Una lástima porque no se trata de una mala obra. El principio es rico, divertido, entretenido. Chris Evans se pone al hombro la película y demuestra que es algo más que una cara bonita: realmente es muy creíble como el soldadito enfermizo con ganas de triunfar. La estética retro, romántica cuarentona está cuidada en cada detalle y existe una verdadera humanización en cada personaje. Enternece por ejemplo, la relación entre Steve y Erskine (gracias a la naturalidad y sutileza de gestos de Stanley Tucci). Johann Schmidt es un villano de antología, Hugo Weaving, demuestra su versatilidad, su destreza gestual/facial para componer al personaje. Toda la película es muy entretenida. Una mezcla entre serial estilo Indiana Jones o Dick Tracy que se relaciona con la estética de los cómics de la época, con Donde las Aguilas se Atreven (misiones suicidas en Los Alpes, todo muy vistozo. Sin embargo, lo que debería priorizarse es el mensaje, la moralina: la bondad y compasión hacen fuerte al hombre, y la maldad lo convierte en un monstruo. Esta trivialización, banalización del bien y el mal con estereotipos no es tan molesta, como lo es el hecho de que durante el desarrollo, Steve Rogers olvida la palabra compasión en su diccionario y mata a diestra y siniestra, sin tener compasión a algún villano. Los últimos 45 minutos, lamentablemente borran el contenido más político y sentimental que tan bien habían sido desarrollados intercalados con escenas de suspenso y acción al principio. El final es una sucesión de escenas adrenalínicas, más parecidas a un video juego, que a una película. Inclusive la pelea final entre Rogers y Calavera Roja es muy decepcionante. Y todo se da, cuando se sacan las máscaras, o se las ponen mejor dicho. Cuando Steve Rogers deja de ser el soldado perseverante al que ponen como propaganda política solamente, para ser EL Capitán América... y Schmidt se convierte realmente en Red Skull. La obra tiene un excelente elenco, entre los cuales se destaca también el rubio Neal McDonough como un duro soldado irlandés (se entiende por el estereotipo de la caracterización). Sin embargo no me queda demasiado claro porque el comando elitista que lidera Rogers empieza a convertirse cuasi en protagonista y termina siendo olvidada en la trama, al igual que pasa con los personajes de Toby Jones y Tommy Lee Jones, ambos interpretados con majestuosidad. El primero, porque resulta verosímil en cada fotograma. El segundo porque nos muestra a K (el personaje de Jones en Hombres de Negro) en medio de la Segunda Guerra Mundial. Desde el punto de vista narrativo podemos encontrar tantas falencias, que abren agujeros, que buscan respuestas para encontrar directamente en Los Vengadores, que resulta difícil no clasificar a esta película de tremendamente fallida. ¿Por que lo que no vemos en un debe estar en la otra? Sin embargo, alguien la salva. No, no es El Capitán América en sí, sino Johnston. El director le aporta, dinamismo, nostalgia, entretenimiento, cinefilia y sobre todo una gran cuota de respeto por la época y la iconografía de la misma. No quiero, honestamente centrarme en el contenido patriótico esta vez, porque es tan obvio de antemano, que criticarlo, me parece completamente hipócrita. Lo que vale la pena es la sensación y emoción que te va dejando a medida que te vas involucrando mejor con el personaje de Rogers. Pero al mismo tiempo, esa alienación que provoca no saber si estás viendo una secuela de Thor, acaso. Lo peor es que se nota que se hizo muy rápido. La construcción artística es notable, pero falta que se convierta en algo más genuino y menos industrializado. Casi que no da tiempo de masticarla bien hasta que se estrena Los Vengadores. Hay cierta frialdad conceptual. Como sí hubiese mucha autoconciencia que se trata de un nexo y no de LA película definitiva de uno de los personajes más importantes de Marvel. Alan Silvestri no falla en la banda sonora, pero tampoco logra explotar musicalmente como sucede con las partituras que hizo para Zemeckis. Podemos encontrar paralelismos con G.I. Joe y La Guerra de las Galaxias en la forma que se representa a los miembros de Hydra. Capitán América es una obra incompleta: faltan motivaciones claras, ser más dependiente de su propia historia. Entretenida, pero la meta es interesar al público para la que vendrá en Mayo del año que viene. Y eso no es suficiente. Lo que le falta es creérsela un poco más… y hacer valer la voluntad interna (y no de los inversionistas). O sea, básicamente, a Capitán América: Primer Vengador, le falta la actitud de Steve Rogers.
A fines de Abril llegó a nuestras carteleras Thor que era la primera película de un héroe de Marvel que iba a llegar este año. La segunda era justamente la que aquí nos ocupa, Capitán América: El Primer Vengador que a su vez representa el último film que se estrena antes de que salga a la luz la reunión de todos los superhéroes en The Avengers. A comienzos de los años 40 y con la segunda guerra mundial de fondo Steve Rogers es un escuálido, débil y enfermo, pero muy valeroso ciudadano que quiere enlistarse en el ejército norteamericano a pesar de sus evidentes dificultades para el frente de batalla para acabar con los nazis que mataron a su padre y a su madre. Luego de varios rechazos logra ingresar para protagonizar un ambicioso experimento que lo convertirá finalmente en el Capitán América, un superdotado soldado con una fuerza extraordinaria a quien al comienzo se lo utilizará para la recolección de bonos, pero que finalmente deberá luchar contra la temible organización Hydra, liderada por el despiadado y también pichicateado Red Skull, para conseguir la finalización de la guerra y así salvar al mundo. La dirección del film corre por cuenta de Joe Johnston, que de brindar buenos entretenimientos la juna lunga, y así nos regala 125 minutos de un film atrapante y espectacular, basando sus fortalezas en la profunda e interesante traslación de los personajes principales y unas dosis de humor que bajan la solemnidad y el arsenal panfletario que tiene una película cuyo héroe representa los "mejores valores" de la sociedad estadounidense. Incluso hay una larga secuencia de un número musical protagonizado por el Capi y unas bellas muchachas cuya inclusión me resultó un acierto enorme por utilizar el "idioma" de esa época para vendernos el crecimiento en el sentimiento popular del joven héroe. Recién llegando a la primera hora encontraremos la primer escena de acción con el tiroteo en las nostálgicas calles de Brooklyn, dejando en evidencia que la intención de Johnston no era brindarnos un espectaculo superficial sin sustento en la narración y el desarrollo de sus personajes. Obviamente que en la segunda parte del film comienza a llegar la artillería pesada a cargo del escuadrón de efectos especiales justificando plenamente la compra del balde de pochoclos que siempre viene de la mano con este tipo de propuestas. En el buen elenco integrado por Chris Evans, Hayley Atwell, Sebastian Stan, Hugo Weaving, Tommy Lee Jones y Stanley Tucci, se destacan las labores de los dos últimos por ser los encargados de quitarle el "peso" al film y dotarlo de buenos pasajes humorísticos. Evans aquí lleva adelante una buena interpretación, que aleja los fantasmas de la pobre actuación que tuvo cuando interpretó a Johnny Storm en Los 4 Fantásticos. Tampoco quería dejar de nombrar las siempre correctas actuaciones de Weaving y Toby Jones en los principales villanos. Capitán América: El Primer Vengador es una de las mejores propuestas que brindó el universo de Marvel, que justamente deberá rendir cuentas a sus fans el año entrante cuando reuna a todo el equipo en la esperada The Avengers.
Steve Rogers, un joven frágil y enfermo, desea enlistarse en el Ejército para combatir a los nazis. Rechazado una y otra vez a causa de sus problemas físicos, será aceptado como sujeto de prueba en un experimento especial para crear un súper soldado: el Capitán América. El ensamble está completo, el primer Vengador fue el último en llegar, y el megaproyecto previsto para mayo del 2012 ya no tiene nada que se interponga en su camino hacia el éxito de taquilla. El patriota más grande que el mismísimo Tío Sam irrumpe en las pantallas de todo el mundo ondeando su bandera azul, roja y blanca junto a su americanismo exacerbado y, para gusto de fanáticos y espectadores en general, no lo hace nada mal. O, para decirlo en forma más precisa, durante una buena parte logra presentarse como una muy buena película. El largo camino del héroe se divide, como es habitual, en dos tiempos. Por un lado está Steve Rogers, flaco, débil y enfermo, pero con agallas y ganas de unirse a un Ejército que lo rechaza constantemente a causa de sus problemas físicos. Por el otro, el Capitán América, alto, fuerte y musculoso, pero con el mismo corazón y espíritu que su yo pasado. Una de estas partes está bien llevada, con trabajo sobre los personajes y el guión, un logrado retrato de época que permite introducir el mundo del superhéroe de Marvel a todo aquel que no haya leído nunca un comic. La otra, por el contrario, tiene efectos. Y es este sometimiento a la forma estándar de hacer este tipo de filmes lo que termina descuidando todo lo hecho hasta el momento. Christopher Markus y Stephen McFeely, quienes a pesar de venir imbuidos de Narnia no hicieron una adaptación infantil, dan un paso al costado en el guión y permiten que los efectos especiales se hagan cargo de la historia. Que la sucesión constante de escenas de acción y el ralenti Zack Snyder conduzcan en piloto automático algo que estaba bien manejado. Se podría decir que a medida que gana en Capitán América, pierde como película. Pero antes que el músculo le ganara la batalla a la emoción y al argumento, una buena historia de superhéroes era desarrollada. Joe Johnston, director de trayectoria oscilante, aprovecha los recursos a disposición para llevar su adaptación en un bello tono ocre, con tres pesos pesados como Hugo Weaving, Stanley Tucci y Tommy Lee Jones, acompañando a un elenco joven que funciona. Este efecto incluso se mantiene durante buena parte tras la transformación de Steve Rogers, antes que el cambio al Capitán América sea total. Entretenida, con buenas dosis de acción y efectos aunque no bien repartidas, supera la categoría de mera presentación que tenía su predecesora Thor. La diferencia de 70 años con el presente ayuda a que no sea una referencia constante al The Avengers por venir y que se haga un desarrollo por separado antes de la conocida unificación. Captain America: The First Avenger no es the best avenger, pero se acerca bastante.
Con una explosión de efectos especiales que le dan marco a la historia del superhéroe, el Capitán América, en su versión 2011, tiene todo lo que una historia de superhéroes tiene que tener: acción, suspenso, la lucha entre el bien y el mal y también amor. El contexto de la película, la II Guerra Mundial, pone en la pantalla la mirada hollywoodense sobre este héroe, un flacucho muchacho norteamericano (con imágenes digitales se transforma en un bien formado héroe), exhaltando sus buenas virtudes y deseos de defender a la patria, en su lucha contra el villano Red Skull, líder de la división científica de los nazis. ¿Quien vence?, deberá verlo el espectador. El filme le dio movimiento a un comic de las década del 40 tiene mucha acción pero no ofrece una mirada novedosa sobre los héroes.
Con el escudo levantado Sería injusto decir que Capitán América es una mala película, porque de hecho no lo es. Divertida, con momentos inspirados, toques de humor, romance y -mucha- acción. Sin embargo, ya no es posible aplaudir una propuesta tan poco arriesgada como la que Marvel presenta antes del monumental arribo de “Los Vengadores”, la reunión que viene siendo anunciada desde hace años. Y el film tiene en ese concepto de “preparar-el-camino” su principal obstáculo. La presentación del gran héroe, ícono de patriotismo y moral para el gran público, es una película que carece completamente de identidad propia. Ambientada durante los años 40 y en el marco de la Segunda Guerra Mundial, el joven Steve Rogers, rechazado para enlistarse en el ejército en varias oportunidades, es elegido por un antiguo científico alemán (el gran Stanley Tucci) que trabaja para los aliados con el fin de probar un suero que aumentará sus capacidades y lo convertirá en un súper soldado. Con el éxito del experimento, Rogers primero será utilizado como propaganda para acrecentar la moral del pueblo norteamericano y luego sí, se ganará un puesto en el campo de batalla. La simpatía del director Joe Johnston (Jumanji, Rocketer, Querida encogí a los niños, Jurassic Park III) en parodiar el nacimiento del héroe (los cómics creados por Joe Simon y Jack Kirby buscaban levantar el ánimo de los hombres en combate) como una imagen publicitaria es destacable, pero no pasa del mero guiño. Sí cabe mencionar el correcto mote de “Primer Vengador” al que remite el título. Porque el personaje interpretado por Chris Evans (que ya fue Antorcha Humana en Los cuatro fantásticos) primero será motivado por los propios ideales yankees, pero su pelea contra Calavera Roja (Hugo Weaving, el agente Smith de Matrix) se convertirá en algo personal tras una vuelta de tuerca que modificará algunas actitudes del enmascarado. También hay un gran elenco secundario que realmente le aporta y mucho a la cinta: a los ya mencionados, se suman Tomy Lee Jones como un coronel del ejército y Hayley Atwell como el interés romántico del protagonista. El último título de Marvel tenía la difícil tarea de no poder cometer una torpeza que influyese de forma negativa el paso siguiente, que llegará en 2012. Semejante presión le juega en contra: película de superhéroes que aborda todos y cada uno de los tópicos del género, no se permite ningún atrevimiento y termina siendo una propuesta sin alma. Un Capitán América que no puede evitar salir a la batalla (la de la taquilla) con el escudo levantado.
A luchar por la justicia El director Joe Johnston podría haberse contentado con hacer una película más para sumarla a la gran cantidad de títulos que han reflotado a una impresionante cantidad de héroes de historieta, ciñéndose a lo que se supone que la mayor parte del público espera cuando concurre a ver este tipo de cine. Es decir, mucha destrucción, profusión de efectos especiales y espectaculares escenas de acción. Sin embargo, el realizador se toma su tiempo para relatar prolijamente los antecedentes del personaje y sus tribulaciones cuando, infructuosamente, trata de sumarse a las filas del ejército para pelear por su patria en la guerra contra Hitler. Apoyado en una ambientación excelente de los años ’40, Johnston sorprende con esa parte del relato casi tanto como con la apariencia que logra (a través de un doblaje técnicamente perfecto) para el protagonista. Chris Evans muestra entonces un físico enclenque que contrasta con los músculos trabajados del Capitán América, en el que se convertirá por obra y gracia de un experimento científico. Ya con las características del héroe, tendrá que pasar por un "purgatorio" como artista de teatro encargado de inflamar el espíritu patriótico de sus connacionales (con el objetivo de que compren bonos para financiar la guerra) antes de pasar a la acción y ocuparse personalmente de destruir a la siniestra organización Hydra, integrada por los más nazis entre los nazis, que pretende apoderarse de todo el planeta, Alemania incluida. Los guionistas se han ocupado de suavizar las características más patrioteras del personaje, a través de (por ejemplo) un par de números musicales que recrean con muy buenas armas y bastante humor el espíritu de la época. Las escenas de acción están perfectamente logradas y dosificadas con buen criterio dentro del ritmo del relato. De manera que las dos horas de película transcurren sin sobresaltos. El final, por supuesto, no es otra cosa que una invitación masiva a ver "Los vengadores" el año que viene.
Mucha espectacularidad, poco desarrollo. Es habitual que en los films de superhéroes de los últimos tiempos se busque la efectividad, el hacer películas con efectos especiales por doquier, que a su vez son encadenados por grandilocuentes escenas de acción que sólo tienen el fin de entretener al público, lo que las lleva a dejar el desarrollo de la narración un tanto de lado; obvio que hubo excepciones como El Caballero de la Noche de Christopher Nolan, pero recientemente, más que nada con las obras adaptadas de comics de Marvel, se ha dado tal situación, ya sea con Thor de Kenneth Branagh y X-Men: Primera Generación de Matthew Vaughn, en tanto que con Capitán América: El Primer Vengador de Joe Johnston vuelve a suceder lo mismo. El film, de un comienzo estable y un tanto prometedor, narra acerca de cómo Steve Rogers (interpretado por Chris Evans) se convierte en el Capitán América. Luego de ser rechazado en varias oportunidades para ingresar al servicio militar estadounidense para ir a luchar a la Segunda Guerra Mundial, el timorato joven es reclutado por el profesor Erskine (Stanley Tucci), un científico que le percibe un don, el cual estaba buscando en alguien para a través de un experimento científico convertirlo en un súper soldado. En un principio, la introducción resulta destacada, la recreación de la década de 1940 es auspiciosa, desde los decorados y el vestuario hasta la tenue fotografía; pero a medida que Capitán América: El Primer Vengador se va desarrollando, resaltan cada vez más las fallas por parte del guión, el cual omite demasiadas características fundamentales que permitirían un mejor desarrollo de la historia. Por momentos, la película de Johnston (realizador de otros films fantásticos como Rocketeer o Jumanji) carece de verosimilitud aun dentro de un género fantástico; se notan mucho los excesos en lo que respecta al plano de las escenas de acción, ya que ni en un marco de un film de superhéroes algunas tomas de excéntrica espectacularidad parecen creíbles. Pero con lo que respecta al libreto, muchos hechos carecen de justificación, nunca se sabe acertadamente acerca del porqué de las cosas, o a lo sumo algunos acontecimientos que suceden resultan muy poco admisibles, ya sea por falta de información o por excluirlos completamente de la diégesis; por ejemplo nunca se explica el motivo por el que Rogers es el elegido, o al menos el absurdo método casual por el que lo recluta Erskine resulta plenamente insuficiente al momento de concretar el lazo narrativo. Otra falla argumental que le juega en contra a Capitán América: El Primer Vengador es la poca profundidad que tienen sus personajes, es como si estos tuvieran una personalidad desencontrada: se plantea que Rogers es sereno y bondadoso para tomar decisiones, aunque luego la venganza y el personaje en sí en el que se transforma lo terminarán dominando; por otro lado, su antagonista y archienemigo Red Skull (Hugo Weaving) pareciese aparentar un ser maligno por naturaleza, aunque quizás éste era un personaje en el que se podría haber apostado más en un plano psicológico de la demencia, pero esto nunca se manifiesta de tal manera y el enemigo de turno termina resultando, en parte, más inofensivo de lo que podría haber sido. En conclusión, Capitán América: El Primer Vengador de Johnston deriva en un film intrascendente que vuelve a mostrar una pobre entrega del superhéroe de Marvel como en la versión de 1990 de Albert Pyun; siendo que las diversas fallas narrativas de esta nueva obra hacen que sea bastante trivial, más que nada en una segunda parte dónde todo parece una serie de escenas de acción que hacen que el contenido de la película sea un tanto dispar.
Anexo de crítica: Ya el mismo hecho de que se rescaten personajes como el Capitán América o Linterna Verde, representantes de la “clase B” del universo de los comics, pinta a las claras que Hollywood está teniendo problemas serios a la hora de encontrar excusas potables para sus blockbusters. En esta ocasión el film resultante es entretenido e ideológicamente inocuo, por supuesto toda una jugada relativista en términos narrativos destinada a captar los mercados internacionales (aquí el chauvinismo yanqui está anulado gracias a que la propuesta traiciona a conciencia el espíritu del original). Rutinaria a más no poder, por lo menos cumple con creces en lo que respecta a la reconstrucción de época...
Un escudo humano El Capitán América es un superhéroe fechado. O al menos uno que lidia con una idea previa muy arraigada de sus posibles espectadores. Nacido a la sombra del espíritu patriótico que desplegó el gobierno estadounidense en el momento de sumarse a la Segunda Guerra Mundial para arengar a sus ciudadanos a sumarse a las filas del ejército o a apoyar con sus aportes económicos la carrera armamentística, el Capitán América fue un mega éxito que desde los cómics (con ventas millonarias de ejemplares) ayudó a la campaña y tras el triunfo cayó en el olvido o el desinterés. Con la reinvención de Marvel efectuada por Stan Lee y sus colaboradores en los ‘60 el personaje se liberó de la pesada carga patriotera y comenzó a mostrarse como el adalid de los derechos de los indefensos del mundo por encima de cualquier bandera y aún a costa de tener que enfrentarse a su propio gobierno imbuido de corrupción y capaz de traicionar a los ideales de libertad e igualdad. Así, arrastrado por la incontenible andanada de superhéroes que llegan a la pantalla grande le tocó su turno al “Capi”, como el último aperitivo antes de la promocionada película que reunirá a Los Vengadores en una misión que se anuncia para el 2012. Estamos en plena Segunda Guerra Mundial y Steve Rogers (Evan), un esmirriado joven, con una testarudez por ingresar al ejército digna de mejores causas, se ve incorporado para ser parte del experimento de un científico alemán (Tucci) exiliado en EE.UU. Gracias a él se convierte en el poderoso Capitán América pero en un principio sólo será el anfitrión de los shows que se montan para recaudar fondos o una especie de payaso, con sus calzas azules y su máscara, que los soldados desprecian y del cual se burlan mientras oficia de conductor en las variedades que se presentan en los descansos entre batallas, hasta que consigue demostrar sus dotes. Mientras tanto Cráneo Rojo/Red Skull (Weaving), especie de lugarteniente de Hitler, y conductor de Hydra (una división de investigación “científica” del Tercer Reich), -producto de otro experimento fallido-, con el auxilio de un mítico objeto de Odín intentará llevar a cabo sus planes de dominación sobre el mundo. Ambos personajes en un encuentro final decidirán el curso de la guerra y de sus propios destinos. Joe Johnston construyó un filme que se deja ver, con ese aire a los de aventuras al modo clásico, entretenido y ágil, sin abusar de los efectos ni las escenas de combate más de lo necesario y sin dejar de lado los toques de humor ni el apunte romántico. Utilizando una estética old-fashioned (donde casi el único punto flojo es el traje del héroe) y hasta mostrando una mirada cuestionadora de la alianza entre lo militar y el show business (la escena de la coreografía es reveladora). Los personajes ofrecen una cierta carnadura que los saca de la dimensión plana (pero sin llegar a los conflictos de los X-Men, por poner un ejemplo). Los protagonistas aportan credibilidad (Chris Evans se convierte en uno de los actores hollywoodenses que consiguieron dar cuerpo a dos superhéroes completamente diferentes -antes fue la Antorcha de Los 4 Fantásticos-, saliendo airoso del trance) y los secundarios se lucen (Tommy Lee Jones, Stanley Tucci, Dominic Cooper). Lo que no puede ocultar Capitán América: el primer vengador es el desgaste que el cumplimiento a rajatabla de una receta comienza a provocar. Nada de sorpresas ni novedades. Como un balde de pochoclo que uno compra con ansias y nunca jamás nadie llega a terminar, y si lo hace no hay placer final sino una sensación a empacho. Si se quedan hasta después de los títulos verán las imágenes que anticipan lo que vendrá.
A veces la codicia te puede llevar a que te dispares en tus propios pies. Es el caso de Capitán America: El Primer Vengador. Tiene un gran cast, una excelente reconstrucción de época, formidables efectos especiales, y una historia cuidada. El problema es que, en los últimos cinco minutos, el filme decide tomar una motosierra y amputarse los miembros inferiores, arruinando casi todos los méritos que había hecho hasta ese entonces. Sin dudas los conocedores del comic lo anticipaban (y toleraban) el desenlace... pero, ¿y el resto de la gente?. Me imagino al 90% de la platea disparando insultos a la pantalla apenas se encienden las luces. ¿Es para esto que nos tuvimos que tragar 125 minutos de película? ¿Para quedarnos en ascuas?. Seamos claros: Capitán America: El Primer Vengador es una muy buena película. Tal como pasaba como X-Men. Primera Generación, viene en la onda de superhéroe retro. En este caso resulta indispensable, ya que el Capitán América es un dinosaurio que viene de la época de la Segunda Guerra Mundial - en su caso, es un fetiche patriótico nacido en 1941, diseñado para enardecer el espíritu norteamericano adolescente de aquellos años -, y la única manera de digerir a un tipo disfrazado como la bandera yanqui es explicando cómo caczo llegó a calzarse semejante disfraz. Para esta tarea trajeron a Joe Johnston, un tipo que ha dirigido muchas cosas - Jurassic Park III, Jumanji, etc - pero, sobre todo, filmó Rocketeer que era un respetuoso (aunque algo aburrido y muy sanitizado) superhéroe retro. No le echen las culpas a Johnston sino a la Disney que producía la película y quería algo que fuera políticamente correcto por los cuatro costados. Por suerte acá Johnston tiene más libertad creativa y por ello termina de armar una buena pelicula de matineé. El debilucho patriota convertido en superhéroe, el villano que tiene su propia agenda - entre lo que se incluye, traicionar al mismísimo Hitler y dominar al mundo por su cuenta -, una fuente de poder inconmensurable (procedente del olimpo de los dioses nórdicos de Thor??) que le permite construir un ejército futurista, la materialización en pantalla de algunos de los proyectos más fascinantes y delirantes de la ingeniería militar alemana de la época - como tanques gigantes o bombarderos intercontinentales ala delta -, un grupo de amigos y fieles compañeros de lucha, y el sentimiento de que la guerra está a punto de salirse de madre por la irrupción de nuevas fuerzas, más poderosas que los bandos en conflicto hasta ese momento. Oh sí, Capitán America: El Primer Vengador tiene mucha tela para cortar, y nadie le puede negar que la narración es sólida. Tan sólo ver cómo los guionistas se las ingeniaron para explicar el mote y el disfraz del personaje resulta digno para aplaudirlos de pie. ofertas en software de facturacion para empresas de Sistema Isis El tema del filme pasa, en realidad, por el manejo de los tiempos. A mí me gustan las historias de origen, a otros no: prefieren saltárselas y pasar directamente al medio de la acción, con dos bandos pre existentes y ya enfrentados. Acá la historia de origen es buena, pero se toma sus tiempos - pasan 40 minutos antes del experimento del super suero... y aún así debe transcurrir otra media hora como para ver al superhéroe en acción por primera vez - y, cuando llega el momento de la adrenalina, la dirección de Johnston se vuelve algo rutinaria. Es correcta pero no excitante. Por supuesto los tiempos siguen y siguen... y ahí es donde viene el error de criterio fatal. Tanto nosotros como la Marvel sabemos que el Capitán América es una reliquia de la Segunda Guerra Mundial, frente a lo cual se presentan dos opciones: a) seguir con el personaje seteado en los años 40, o b) traerlo a la época actual, y ponerlo a pelear contra villanos modernos. La editorial, históricamente, eligió la opción B; el personaje había entrado en decadencia en los años 50, lo archivaron y lo revivieron en los 60, diciendo que habia quedado en estado de animación suspendida cuando, luego de un accidente, quedó enterrado y congelado en el Polo Norte. Ahora bien: ¿cuándo debemos hacer el cambio de época?. En la espantosa versión de Albert Pyun de 1990, el personaje vivía media hora de aventuras en los años 40, y el resto del filme transcurría en la época actual. En otras versiones (como las televisivas de 1979), directamente se omitía la referencia a la Segunda Guerra Mundial. Esos dos enfoques son mucho más coherentes que el tomado aquí, que es dejar al personaje durante el 99% del filme en la década del 40 y, en los últimos 2 minutos, congelarlo y revivirlo 70 años después. Digo yo: uno venía siguiendo una historia y había creado expectativas - el romance con la chica, la suerte de la organización Hydra, el destino de los compañeros de combate de Rogers, etc - y, de pronto, todo eso es cercenado en menos de cinco minutos. Y, lo que es peor, es que el filme ni siquiera tiene la valentía de llamarse Capitán América Volumen I como hizo en su momento Kill Bill. Al menos la obra de Tarantino - partida al medio entre gallos y medianoche, debido a la ambición desmedida de sus productores - t resultaba mas satisfactoria como capitulo unitario en cada una de sus partes, que lo que ocurre aquí. No se explica en absoluto qué le pasó a toda la gente que habíamos conocido durante los 120 minutos previos; y es un intento tan descarado por forzar al público para que vaya a ver la inminente Los Vengadores (2012) y allí recién se entere de cómo terminó la historia. Y, a menos que Tony Stark invente una máquina del tiempo como para que Rogers regrese a su época y se bese como corresponde con su amada imposible, la saga del Capitán América resultará un mamotreto brillante pero amputado en su parte más importante, que es la de darle un final satisfactorio tanto al público como al personaje.
Yo, maniqueo. Me gustan las películas maniqueas, esas en donde hay una línea divisoria entre buenos y malos tan clara y grosera que hasta un nene de un año y medio puede ubicar a los personajes de un lado o del otro. Me gusta porque muchas veces siento que ese maniqueísmo es uno de los últimos refugios de un tipo de narración anacrónica que sobrevive en lugares de la cultura muy específicos como el cine de género. Hay una especie de impostación de época que tiene que ver con contar historias cuyo color característico es el gris, la zona intermedia, ambigua, donde los atributos se deshacen y ya no es tan fácil colocar a los personajes de un bando o del otro, simplemente porque no hay una frontera bien delimitada entre ambos. Es, en gran medida, el signo del realismo actual: lo realista se construye sobre la creencia de que no hay nada impoluto y de que la corrupción carcome a toda la sociedad, haciendo imposible la existencia de héroes o villanos plenos. Mejor, en vez de hacerlo sobre una creencia, este realismo se erige en torno a una desconfianza crónica, un cinismo cómodo que mira el mundo de reojo pretendiendo descubrir lo que ya sabía de antemano: los héroes no existen y, si los hay, son falibles, gente común, como todos, con vicios y defectos. Entonces, se acusa de maniqueo el cine que todavía aspira a contemplar un universo con polos bien definidos, se lo denuncia como falso desde el paradigma de la época que es lo incierto, lo anfibio, lo sospechoso. Por suerte, una de las cosas valiosas que permite la posmodernidad es el retorno a esos relatos maniqueos por vía del revival, de la apropiación de los códigos de la ficción de otro tiempo. Una película como Capitán América: el primer vengador solo es posible en ese contexto, e incluso así representa una excepción al género de superhéroes, ya se trate de transposiciones de cómics o de historias originales. Joe Johnston sabe que su película es débil, que le faltan los condimentos que volvieron exitosos otros exponentes del género, como tener un reparto de lujo (Batman: el caballero de la noche), un gran pulso cómico (las dos Iron Man), un trasfondo metafísico y complejo (la primera Hulk), una serie de problemas comunes ligados a la adolescencia y la discriminación (X-Men) o un protagonista que despierte pasiones en el público (Spiderman, Superman). Entonces, el director se apoya en una moral que se pretende cristalina y terminante, a contramano del presente, que ve el mundo a través de los anteojos de lo bueno y lo malo, todo en blanco o en negro. La fortaleza de Capitán América es esa, el contar con un protagonista que es éticamente intachable, perfecto en su concepción y ejercicio de la justicia, que se enfrenta a un villano carismático pero también óptimo en toda su vileza, un canalla insuperable que, en el marco de la Segunda Guerra Mundial en el que transcurre la historia, se revela más temible que Hitler y el poderío nazi. Se está de un lado o del otro, no hay puntos intermedios ni zonas de contacto: que un científico que trabaja para el nazi megalómano Calavera Roja tenga dudas sobre los planes malévolos de su amo no representa una transferencia posible de un polo a otro, sino un respetar una convención del género como es la existencia de un malo cobarde que tiene miedo por su vida. Así, bien definidos los contrincantes, el guión los hace subir al ring para que se batan a duelo y pongan en tensión sus respectivos credos: la pelea final entre Steve Rogers y Calavera Roja es más la colisión de dos morales excluyentes que un combate cuerpo a cuerpo entre hombres (o lo que queda de ellos, porque los dos personajes están alterados genéticamente). Fuera del encanto que tiene una historia como la del Capitán América de Johnston, la película se muestra frágil constantemente, incapaz de hacer nada que no sea volver una y otra vez sobre el carácter inocente y puro de su protagonista, ya sea en su deseo de ir a la guerra y salvar vidas o en su falta de experiencia con las mujeres. El guión insiste sobre lo mismo hasta despojar el relato de cualquier doblez que no tenga que ver con el altruismo de Rogers, el sacrificio del ejército estadounidense y la infamia sin límites de Calavera Roja. La película se vuelve rutinaria, mecánica, una mera puesta a prueba del umbral de padecimiento ético de Rogers y su poder de reacción. Incluso las escenas de acción, clave siempre incuestionable hasta de la película de superhéroes más críptica como Hulk de Ang Lee, acá se perciben prolijas pero faltas de nervio, de adrenalina: toda la potencia que el nuevo y mejorado Steve Rogers exhibe en los campos de batalla jamás llega a alcanzarnos, a hacernos sentir algo de ese frenesí de pelea y victoria que tiene el personaje. Sabiendo desde el título que Capitán América es un capítulo previo a Los Vengadores, tuve la sensación de que lo de Johnston no era más que un preludio, un precalentamiento para el evento de magnitudes gigantescas anunciado por la próxima película que, como el comic, reúne a Steve Rogers con Iron Man, Thor, Hulk y otros héroes de Marvel comandados por Nick Fury. Capitán América me pareció apenas el recorrido más rápido y simple a través de un mapa conocido, cuya única misión era presentar más o menos nítidamente al protagonista y dejar el terreno preparado para su aparición en Los Vengadores. Más allá del placer que me genera estar frente a una historia tan deliciosamente maniquea, lo de Johnston es una película tibia y corta de ideas que tiene poco y nada para decir sobre sus personajes.
Buen trabajo, soldado Desde el primer minuto de Capitán América: El primer vengador queda muy claro que Joe Johnston era el director indicado para llevar al notorio superhéroe de la Marvel a la pantalla grande. Es que en esta época en donde nuestros héroes tienen que ser tipos conflictuados (Batman, Spider-Man) o súper cancheros (Iron Man, Linterna Verde), trasladar a un personaje como el Capitán, con su falta de humor y su absoluta creencia en luchar para el bienestar de su país, no parece una tarea de estos tiempos en los que demandamos más ironía y menos honestidad en nuestros enmascarados. Por eso, un tipo curtido en esto de las aventuras hechas con esfuerzo y cariño hacia el material como lo es Johnston cayó como anillo al dedo. Basta sino ver su anterior incursión en el mundo de los héroes de historieta con esa pequeña joyita de principios de los noventa llamada The Rocketeer. Al igual que en aquel film poco visto, Johnston hace la diferencia con Capitán América en el tono del relato, en donde se dedica a contar la travesía del soldado Steve Rogers desde ser un ridiculizado alfeñique con deseos de pelear en la Segunda Guerra Mundial y “patearle el culo a los Nazis” hasta someterse al experimento que lo convertirá en el único soldado capaz de liderar a su ejercito en la lucha contra la organización HYDRA liderada por el Cráneo Rojo, un ser que hace que Hitler parezca un nene de pecho. Como discípulo directo de Steven Spielberg que es, y al haber demostrado su mano de artesano en otras películas de aventuras como Hidalgo y Jurassic Park 3, Johnston sabe que todos los efectos por computadora del mundo no pueden opacar un relato clásico bien contado. Por eso, no es casualidad que haya tomado a Los cazadores del arca perdida como modelo a seguir (además de haber trabajado en ese film como director de segunda unidad). Así, Capitán América se mueve dentro del universo de la aventura retro propia de los antiguos seriales de los años 30 que también habían inspirado a Indiana Jones. Otra gran decisión de Johnston estuvo en la elección del reparto, desde un Chris Evans totalmente convincente no solo dentro del traje de superhéroe, sino también al comienzo, cuando lo vemos en el cuerpo flaquito de Steve Rogers, y acompañado por grandes actores como Tommy Lee Jones, Stanley Tucci y Hugo Weaving como el villano de turno (que cuando habla suena igualito a Werner Herzog). ¿Hay fallas? Seguro, sobre todo al final, en donde la interferencia de los estudios Marvel para que todo quede listo y preparado para el estreno de Los Vengadores el año que viene termina perjudicando la trama principal que se estaba contando (además de eliminar toda posibilidad de narrar más aventuras del personaje dentro del marco de la 2º Guerra). Igual no voy a engañar a nadie, después de ver el pequeño avance que hay luego de los créditos, yo también estoy contando los días para que sea mayo del 2012.
Volvió el héroe de barras y estrellas El último será el primero. Porque de la extensa lista de cómics Marvel llevados a la pantalla Capitán América es el último pero, a su vez, el primero de todos. El inminente film será Los Vengadores donde, con todos los héroes reunidos (Thor, Iron Man, Nick Fury), Capitán América será el líder de nuevo porque ?-circa años '40?- ha sido el primero de ellos. Es curioso el devenir del personaje del cómic ?-creado por Joe Simon y Jack Kirby en 1941-?, cuya aparición es contextual a Pearl Harbour, la compra de bonos de guerra, la prédica triunfalista, y el american dream. Finalizado el conflicto bélico, a los norteamericanos pocas ganas les quedaban de leer superhéroes, con hijos/novios/esposos mutilados, muertos o desequilibrados. La inserción social no fue lo que se auguraba (muestra emblema del cine será Los mejores años de nuestra vida, de 1946, luego sospechada por el macarthysmo) y la revista del Capitán América, como casi todas, desaparecerá de los kioskos. El resurgir será en los '60, de la mano de Stan Lee y, nuevamente, del gran Jack Kirby. El film oscila entre el patrioterismo prototípico y una mirada sutilmente irónica. Ésta oficia en los espectáculos benéficos, sus colores parlanchines, las barras y las estrellas, desde un musical que es el hallazgo particular y bizarro de la película. Allí Steve Rogers (Chris Evans) -?endeble muchacho vuelto superhéroe vía supersuero?- vestirá el traje de azul estridente, con el escudo triangular, tal como en las primeras historietas de los '40. La portada más famosa ?-donde Hitler es trompeado-? es vista y leída en el film, casi se diría, como mirada torcida, como historieta igualmente estridente. Una vez resuelta la inserción de Rogers y su rango militar, aparecerá el costado bélico, con las proezas del Capitán, la aparición de personajes emblema dentro del mundo Marvel, más la Némesis justa que encarna en Cráneo Rojo (Hugo Weaving), líder de Hydra, organización tan malvada como para transgredir ?vía color rojo? al mismo Hitler. En el medio del lío ?-como si no fuese suficiente la Segunda Guerra-? se debate el porqué de la existencia de Hydra, los delirios divinos de Cráneo Rojo, la amistad con Bucky Barnes (Sebastian Stan), y el corazón blando del Capitán. Sobre los créditos finales, el Tío Sam lidera un disfrute de publicidades de época, apenas animadas, suficientemente elocuentes como para recordar la propaganda patriota norteamericana, mirarla desde la distancia, y preguntarse cuál es el rol que Capitán América cumple ahora. Siempre presto al llamado. Correcto, esbelto, moralista, físicamente enorme. La aparición de Capitán América en los cómics fue señalada por el estudioso Javier Coma como equivalente al fascismo que decía combatir. La película juega con ello y lo desvirtúa, pero sólo en parte. Al fin y al cabo, se trata de una franquicia (marca Marvel, marca Disney). Un buen negocio.
El primer Vengador contra el Capitán América El subtítulo para la aventura del Capitán América (la primera a tener en cuenta, de verdad,en la historia del cine) es El primer Vengador. Más allá de razones de marketing (para vender la película en mercados como el ruso o el coreano con el título simple) sugiere dos cosas: que esta es una "precuela" a las historias de superhéroes (¿notaron que todos los superhéroes del cine de Marvel parecen haber salido del clóset del 2000 en adelante?) y que el Capitán forma parte de un equipo mucho más grande que él: Los Vengadores. Como aperitivo tenemos esta película, dirigida por Joe Johnston, el mismo de Jurassic Park 3 y El hombre lobo. Aunque su currículum no es de lo más esperanzador, tampoco es del todo malo: también filmó The Rocketeer, el film por el cual supongo se decidieron a contratarlo. Si hay algo que Johnston sabe crear (y no de manera sarcástica como, supongamos, Robert Rodriguez) es la atmósfera de cine clase B. Esas películas baratas gracias a las cuales conocimos a Roger Corman (y gracias a él: a Martin Scorsese, Francis Ford Coppola...). Capitán América tiene ese tufillo, ese espíritu de un film clase B, apta para todo público. No hay sangre, no hay demasiada violencia gráfica (más allá de explosiones y algunas peleas), los personajes son arquetipos que no transmiten demasiado (en realidad, la mayoría de los secundarios no transmite nada directamente). La secuencia inicial, donde el malvado Red Skull (un nazi interpretado por Hugo Weaving) busca magia negra, se desarrolla en una suerte de catacumba. La iluminación y el set son artificiales y se nota. Piensen, comparen, el prólogo de Los cazadores del arca perdida con el de esta película. Aquí ni siquiera las bóvedas están lo suficientemente sucias. Están filmando en estudio: eso es una película de clase B. Es simpático, no chocante. Se siente como descontracturada: ahí es donde realmente sale ganando. Johston no se toma nada demasiado en serio y juega con la vieja propaganda política, que ya satirizaba Jack Kirby con su historieta. Nadie puede pensar que este es un film de propaganda porque es todo tan obvio, tan decididamente satírico, que resulta ineficiente si así lo fuera. Porque ya resulta imposible tomar en serio al Capitán América y está bien que así sea. Después de todo, la intención de los cómics originales es ser... cómicos. Agradables a la vista, coloridos, con personajes entrañables. Esa es Capitán América. Pero El primer vengador sale perdiendo y hasta amenaza con destruir lo logrado por Capitán América. En primer lugar, todo resulta demasiado genérico. A estas alturas el género de superhéroes ya está casi agotado, más que por los números (que distan de confirmarlo), por las ideas: está la chica del héroe, la figura paterna que no confía en él (un desganado Tommy Lee Jones aquí), el "abuelo" que sí confía (Stanley Tucci) y los amigos. La chica es la hermosa Haley Atwell quien debería tener más trabajo en el cine: es una presencia que impone respeto y a la vez, belleza. Me gustaría ver cómo se desenvuelve con roles más complicados. Pero su rol, y el de otros, como el de Stanley Tucci que realmente se mimetiza en su personaje (a diferencia de Tommy Lee Jones que parece estar para cobrar el sueldo) son cortados y amputados en pos de servir el relato que viene: Los Vengadores. En el último tercio se nota más esto, con giros del guión que lejos de satisfacer, terminan confundiendo y borrando con el codo lo bueno que habían construido. Es como si en el fondo, Johnston recordara que este es un blockbuster enorme, con muchas pretenciones financieras, y que obedece a una saga más grande, y le quita el espíritu que había sabido congeniar al principio. Una lástima.
Con el comentario de “Thor” (*), ya establecí mi propia (y arbitraria, lo admito) visión sobre el sub-género de Comic Movies, o sea películas basadas en historietas con DC Comics y Marvel a la cabeza. Sin contar la saga X-Men, Marvel dio a luz este año a dos personajes que no fueron creados enteramente por la mega empresa de Stan Lee. La mencionada anteriormente y la que nos convoca hoy. Capitán América fue creado originalmente por Jack Kirby y Joe Simon en 1941 como el combatiente de la ultra derecha Nazi. La historieta era una propaganda que bajaba línea sobre la necesidad de eliminar al Führer y restablecer la democracia. Lógicamente, el personaje fue útil hasta que se terminó la Segunda Guerra Mundial. Luego pasó al olvido, hasta que en los ’60 Stan Lee adoptó al Capitán para aggiornarlo un poco y darle otro propósito. En rigor, la película de Joe Johnston respeta a rajatabla la idea original. Steve Rogers (Chris Evans) intenta enlistarse en el ejército a como de lugar. El mensaje del Tío Sam cala en lo más profundo de su noble ser. Sin embargo tiene una condición física que lo margina de poder formar parte del ejército y es rechazado sistemáticamente hasta que un buen día, el Dr. Abraham Erskine (Stanley Tucci) vislumbra en Steve las virtudes puras necesarias para usarlo como conejillo de indias en un experimento que alterará su metabolismo y transformará el alfeñique en un hombre atlético de alta capacidad de rendimiento físico. Sí. Adivinó. Otro de los tantos experimentos del ejército estadounidense para hacer súper-soldados. Nace el Capitán América. Su contraparte es Johann Schmidt un hombre del ejército alemán, más malo que Hitler y sometido a un experimento parecido. Claro, al tener una esencia de valores non santos, el efecto del experimento lleva a Schmidt a convertirse en un súper villano llamado Red Skull (Cráneo Rojo). O sea llevado al plano de súper hombres, el bien y el mal representado por Estados Unidos y Alemania respectivamente. Más allá de la corrección de los rubros técnicos, Johnston construye una película respetuosa de la estética “Marveliana”, pero con características narrativas conceptualmente más cercanas a la aventura clásica. Por cierto, esto juega a favor de la producción ya que guionistas y realizador se las arregla muy bien para dejar el relato y las situaciones lejos del inverosímil y saca adelante un film que, a priori, se presentaba como de difícil digestión. Sobre todo teniendo en cuenta la espantosa versión de Albert Pyun de 1990. Pero los fanáticos de las Comic Movies pueden ir tranquilos, porque a esta altura era necesaria una versión sólida de éste personaje para poder unirlo a la esperada producción que los reunirá a todos. Para el resto de los concurrentes a la sala (siempre considerando esto como película “pochoclera”) deberán tener paciencia con los minutos redundantes que sirven para estirar la llegada del clímax. Finalmente, para cualquiera reticente a esas escenas típicas del cine yanqui en donde la bandera estadounidense flamea gallarda en toda la pantalla, es importante mencionar que estos colores van a estar presentes durante toda la narración, comenzando por el traje del susodicho. Bueno, se llama Capitán América, más claro imposible. (*) 2011, realizada por Kenneth Branagh. Ver archivo de críticas de esta página.
Aventura entretenida, finamente irónica, capaz de articular con inteligencia la actualización de las claves históricas propias de su tiempo originario y construida con todas las reglas de clasicismo del género. En la larga fila de superhéroes recuperados de la antigua producción de historietas de la factoría Marvel, “El capitán América” estaba hace ya unos años esperando su momento para entrar en escena. Creado durante la segunda guerra mundial, el personaje fue originalmente un ícono de los EEUU, como centro de la lucha por la libertad frente al nazismo, fuente de todos los males. Sobre ese eje temático, la lucha por la libertad en el mundo, la publicación vivió su máximo éxito. La película está basada en la trama original, aun cuando desde la primera escena se abre el camino a la continuación, en la misma lógica que dio continuidad al serial impreso. Steve Rogers es el alfeñique que, a partir de su tesón patriótico y el aporte químico del Dr. Erskine, se convierte en el super poderoso Capitán América. Su enemigo es su alter ego, Red Skull, el científico que prueba sobre sí mismo el resultado de sus investigaciones y consigue convertirse en un soldado invencible. Como siempre los malos son inescrupulosos, lo cual es una ventaja considerable sobre los buenos. La lucha será entonces entre quien defiende la libertad y la individualidad, y quien pretende someter al mundo con su poder. Por lo demás no hay demasiado que contar en cuanto a lo argumental. En el regreso a las fuentes que propone el guión, el realizador Joe Johnston tiene el buen tino de equilibrar la iconografía tradicional, la aventura clásica, un ritmo que no cede al vértigo ni a la supremacía de los efectos especiales, y una ironía fina sobre la propaganda bélica, de la que la propia historieta fue parte importante. Con un elenco muy sólido en los roles secundarios, la película se fortalece por la perfecta construcción y caracterización de cada uno de ellos. Tommy Lee Jones, Stanley Tucci y Tobi Jones, por mencionar algunos, componen esos típicos caracteres con mucha comprensión de la riqueza que entraña este tipo de narraciones si no se simplifican los rasgos. Pero la mayor decepción de la película es su protagonista. Chris Evans no da la talla como debilucho tenaz, ni como forzudo intrépido. El personaje tampoco tiene un trabajo consistente por parte de los guionistas. Mientras las cosas suceden como si él no participara en nada, la transformación que sufre el joven Rogers es puramente física (que bastante mal le sienta a este actor poco expresivo), mientras en la trama dramática no implica ningún crecimiento del personaje central. Ocurre con el protagónico exactamente lo contrario que con los personajes secundarios. Y es aquí donde más sufre la película y el principal motivo de prejuicios sobre las secuelas que tendrá este primer opus. Aventura entretenida, finamente irónica, capaz de articular con inteligencia la actualización de las claves históricas propias de su tiempo originario y construida con todas las reglas de clasicismo del género, Capitán América mejora en general el resultado de las producciones comerciales basadas en viejos personajes de historieta. No es mucho más lo que puede pedirse a una producción industrial de esta magnitud. El mérito es sin duda de sus guionistas Markus y McFeely y a su realizador Joe Johnston.
America! Fuck yeah! Coming again to save the motherfucking day! No tan lejos de esta canción de la paródica Team America (Trey Parker, Matt Stone) se encuentra la nueva adaptación cinematográfica del superhéroe azul, rojo y blanco, pero tampoco podría ser de otra manera: después de todo, de chauvinismo exagerado se trata el comic original de Joe Simon y Jack Kirby (de ahí que no es sorpresa que el gran Stan Lee no haga un cameo en esta película), y es eso mismo lo que Joe Johnston tranmite a lo largo de toda la película. Claro que un contexto retro que ancla su estética en los convulsionados años de la Segunda Guerra Mundial ayuda a empatizar aún más con el héroe: con este film, por si cabía alguna duda, queda clarísimo que no existe mejor antagonista para un héroe que un nazi. También queda claro que Hugo Weaving es siempre una gran opción para hacer de villano. Quien se calza el absurdo y colorido disfraz de superhombre es Chris Evans, con talento de sobra como para pasar de debilucho a fisicoculturista sin acaparar demasiadas críticas siquiera del mejor ojo observador que sabrá que, CGI mediante, algo demasiado falso flota en el aire. Johnston, el otrora realizador de Jurassic Park III, Rocketeer y esa pequeña joya que es Cielo de Octubre, cumple al pie de la letra las indicaciones de Marvel de “no olvidar que ésto es tan sólo otro prólogo”, pero entrega una historia eficaz y divertida, que no requiere demasiado conocimiento acerca de los venideros Avengers para ser disfrutada. Deteniéndose suficiente tiempo como para establecer una buena caracterización del héroe en el punto de partida del ex-fracasado-pero-persistente muchacho que quiere pelear por su país, Johnston sabe que necesita ganarse al público para explicar los orígenes del Capitán sin causar involuntarias risas, y por eso agrega a la historia personajes secundarios como el General que interpreta el gran Tommy Lee Jones y la femme fatale cuasi-pin-up girl Hayley Atwell, sumado a una bienvenida cuota de humor autoparódico que confirma el universo lúdico de la Marvel, manejada por Marvel (bueno, y Disney) y no empresarios que retienen derechos comerciales. El auténtico ejercicio coral será The Avengers, no X-Men, y lo sorprendente vendrá de la mano de Iron Man, Hawkeye, Hulk, Thor y el Capitán, posiblemente eclipsando al remodelado Spider-man. Marvel es ruido, acción y diversión o, dicho de otra manera, es sólo pochoclo and roll. Y nos gusta.
INOCENCIA ININTERRUMPIDA Marvel coloca la última pieza del rompecabezas. El súper equipo está listo para salir a la cancha, lo que sucederá el año que viene. Y la más reciente incorporación es CAPITÁN AMÉRICA: EL PRIMER VENGADOR (CAPTAIN AMERICA: THE FIRST AVENGER; 2011). El director Joe Johnston (THE ROCKETEER, JUMANJI, JURASSIC PARK 3, THE WOLFMAN) traslada satisfactoriamente a la pantalla grande al personaje creado en 1941, con espíritu retro e incluyendo buenas dosis de humor y acción. Ahora sí está todo listo para la llegada de LOS VENGADORES (THE AVENGERS, 2012). El film toma elementos del cómic original y de la más reciente saga “The Ultimates” para construir una entretenida aventura con estilo de serial que pega bastante bien con la época en la que se desarrolla la historia, los años 40’, en plena Segunda Guerra Mundial. El flacucho Steve Rogers (Chris Evans) es rechazado para ingresar al ejército, pero se le presenta una nueva oportunidad para proteger a los débiles. El Dr. Erskine (Stanley Tucci) le ofrece la posibilidad de ser parte de un proyecto secreto y es así como Rogers se convierte en un Súper-soldado. Ya con la identidad de Capitán América es usado como un instrumento de propaganda por el gobierno de Estados Unidos, pero al poco tiempo tendrá la oportunidad de demostrar sus habilidades en el campo de batalla y de enfrentarse a Red Skull (Hugo Weaving) y a los soldados nazis de Hydra. Evans nos hace olvidar ese enojo nerd que nos había causado por ya haber interpretado a otro personaje del universo Marvel, la Anotrcha Humana en LOS CUATRO FANTÁSTICOS (FANTASTIC FOUR, 2005) y su secuela, y cumple construyendo un personaje muy querible, con la misma mezcla de inocencia y valentía que tiene el Capi en los cómics. Mucho tiene que ver el guión y la manera en la que se va construyendo el personaje: durante la primera parte de la película Steve da más pena que otra cosa, algo muy diferente a lo que pasa, por ejemplo, con Thor en el anterior film de Marvel. El resto del elenco también se la banca y a pesar de lo que uno podría esperar, Tomy Lee Jones no es desperdiciado en su papel del Coronel Phillips e incluso participa en una de las secuencias de acción. Algo desdibujado aparece Red Skull, aunque no por culpa de Hugo, si no de un personaje escrito para ser un malo sin matices. Eso sí, hay una muy interesante frase del villano, quien –con una reflexión que parece de otra película– le critica al Capi el hecho de pelear en nombre de todo el mundo pero llevar los colores de una sola bandera. El tema con CAPITÁN AMÉRICA: EL PRIMER VENGADOR es que, como ya se dijo, se eligió acertadamente hacer un film con esa onda retro, con buenos muy buenos y malos muy malos. El film reconstruye una época y también un tipo de narrativa. Es un producto con autoconciencia, ingenuo porque debe serlo, porque así eran (y esa es la palabra clave: “eran”) los cómics y los héroes de esos años. No es pro-yanqui. Es pro-nostalgia. Es homenaje. Vean si no los maravillosos créditos finales armados con los afiches de propaganda de la Segunda Guerra Mundial; o la escena en la que el Capi avanza en moto perseguido por nazis a los que lanza todo tipo de trampas: eso es pura ingenuidad vintage. Gana por simpatía. Quizás podría criticarse el hecho de que no hay ninguna novedad en lo narrativo ni en lo visual, algo que puede adjudicarse (para hacerle gancho) a la elección de cómo se cuenta la historia, aunque eso no lo hace perdonable. La cuestión es: ¿se puede sentir nostalgia por algo que no se vivió? La película obviamente apunta a un público masivo y hay mucho riesgo de que no sea comprendida como lo que es. El final también se siente algo acelerado, pero la emoción de saber que Los Vengadores ya son una realidad es algo indescriptible, sobre todo después de ver el avance post créditos.
Yo era un alfeñique de cuarenta y cuatro kilos Esta película da pena. No es que se le pueda pedir demasiado a la enésima adaptación de un comic de Marvel al cine, pero sí pasar un rato entretenido, atender a un guión medianamente sólido y llevadero, encontrarse con personajes creíbles, con ritmo y un mínimo de creatividad volcada a las escenas de acción. Esos elementos supieron estar presentes en mayor o menor medida en películas de superhéroes como las dos primeras de El hombre araña y X-men y en la primera Iron man, y hasta supieron conjugarse notablemente en la reciente Kick-ass. Pero aquí brillan por su ausencia. En plena segunda guerra mundial, un joven patriota enfermizo y debilucho se empeña una y otra vez en alistarse para integrar las filas norteamericanas, sin éxito. Visto su empeño y su disposición, el científico Heinz Kruger (Stanley Tucci) decide convertirlo en un superhombre fuerte y musculoso, en una hazaña científica completamente exitosa –algo que resulta extraño hoy, ya que desde hace mucho tiempo que en el cine la ciencia aplicada a metamorfosis humanas suele acarrear consecuencias funestas-. Como es de esperarse, el hombre se convierte en un luchador implacable, patea unos cuantos culos enemigos y se arroja a una lucha contra su enemigo natural Red Skull (Hugo Weaving) quien, cuándo no, quiere dominar el mundo. Es difícil identificarse con un protagonista que, lejos de tener los conflictos existenciales que aquejan normalmente a los personajes de Marvel, su única preocupación es ganar la guerra y hacer el bien, y que de tan valiente que es, no duda en arrojarse sobre una granada para salvar a sus colegas soldados, en un impulso que parece más suicida que patriótico. Por otro lado, Hitchcock decía que cuánto más interesante un villano más interesante una película, y aquí el malo de turno es digno del Skeletor de los dibujitos de He-man, en el sentido en que pretende causar miedo a fuerza de ostentar su cabeza esquelética. Las dos primeras veces que el Capitán América se le enfrenta, se va corriendo; así que, como amenaza, resulta bastante patética. La imaginación del director Joe Johnston para idear escenas de acción es nula. Una persecución de motos a través de un camino arbolado recuerda a una vibrante, ingeniosa y divertida que hubo en Indiana Jones y la última cruzada, pero aquí el protagonista despacha a sus enemigos con facilidad, con métodos convencionales vistos mil veces y como si fuese un trámite más. De hecho, la película toda parece un trámite: está la obligada historia de amor, la rutina de entrenamiento, la transformación, el posterior reconocimiento, el enfrentamiento final. Se circula por un camino seguro, olvidando aportar los elementos clave para cualquier aventura que se precie: tensión, enigma, sorpresa. Si Capitán América no llega a convertirse en un bodrio absoluto es porque eventualmente Stanley Tucci y Tommy Lee Jones aportan presencia y simpatía, y una pequeña espina final introduce, por vez primera, un elemento que estuvo ausente a lo largo de toda la película: el dramatismo.
El alma del soldado A principios de los ‘40, cuando lo que después se consolidó como DC Cómics ya tenían a Superman y Batman, y Estados Unidos entraba en la guerra; cuando el que sería conocido como Stan Lee aún estaba en pantalones cortos, Joe Simon y Jack Kirby idearon para la editorial un héroe peculiar: un supersoldado, con habilidades amplificadas, que se enfrentara a las potencias del Eje, con su propio sidekick, un muchachito llamado Bucky Barnes. La idea es que este combatiente fuese en sí mismo un emblema del país, tachonado de barras y estrellas, y con un nombre singular: Capitán América. Terminó la guerra, pasaron los ‘50 (época en la que los superenmascarados casi desaparecieron), Atlas fue Timely, y a principio de los ‘60 se relanzó como Marvel, de la mano del ingenio del ahora crecido Lee. Mientras su competido Carmine Infantino resucitaba a los viejos héroes de la DC, “The Man” decidió descongelar (literalmente) al personaje creado por su ahora compañero Kirby: el Capitán América era sacado del hielo, y debía enfrentarse a la “moderna” sociedad de la Guerra Fría. Ése es el punto de partida del nuevo filme sobre el patriótico paladín: un hallazgo en el hielo, y la imagen congelada de un archiconocido escudo. Ejército de un hombre La historia se remonta entonces a 1942: un científico nazi, Johann Schmidt, se apropia de una fuente de energía de Odín (ya empezamos el vínculo con Thor), con la que planea apoderarse del mundo, despegando su organización (Hydra) de la férula de Hitler. Schmidt se cree superior porque experimentó una variante primitiva de un suero especial, creado por el profesor Erskine, quien ahora está en Estados Unidos dispuesto a crear un ejército de súpersoldados con esa fórmula. Erskine elige como sujeto de pruebas a Steven Rogers, un debilucho de Brooklyn de gran coraje y tenacidad. El experimento sale bien, pero Erskine es asesinado por Hydra, y Rogers queda como el único de su clase. El senador Brandt lo usará como emblema, hasta que su amigo Bucky Barnes cae prisionero y el Capitán sale al rescate. Ahí se convertirá (al frente de un equipo especial) en el azote de Hydra, para terminar confrontando con Schmidt (que no es otro que Cráneo Rojo) y llegar a un clímax que no conviene desarrollar aquí. En el medio, tendrá tiempo de enamorarse de la agente Peggy Carter, algo traumático para aquel muchacho que antes todas ignoraban. Puesta en acción Este filme es el último que se suma a la serie de películas que culminará el año que viene con “Los Vengadores”, donde Nick Fury (el personaje que viene interpretando Samuel L. Jackson) reunirá en un equipo al Capitán con Thor, Iron Man y la Viuda Negra (inspirándose en una actualización paralela de cómic denominada “The Ultimates”). Por esta razón, sigue la misma línea cuidada que los filmes de los otros componentes. Aquí el director elegido fue Joe Johnston (“Querida, encogí a los niños”, “Jurassic Park III”, “El hombre lobo”), quien puso toda su sapiencia para hacer funcionar este filme, fuertemente apoyado en el diseño de producción encabezado por Rick Heinrichs, que reconstruye el mundo de la Segunda Guerra, tanto en lo escenográfico como en la estética patriótica (una picardía: el traje que usa Rogers para presentarse ante el público está inspirado en el primero que le creó “El Rey” Kirby, con el escudo heráldico). Todo redunda en un contexto de verosimilitud, en un mundo alternativo que terminará convirtiéndose en el Universo Marvel, tierra de enmascarados de uno y otro lado de la línea. La narración es fluida, y uno no se da cuenta de que ha transcurrido la mayor parte del filme hasta que toma conciencia de lo que está por pasar. Como yapa, la escena oculta que todos estos filmes traen tras los créditos (quédese en la sala querido lector, a menos que haya dejado las milanesas en el horno) es en la práctica el primer trailer de “Los Vengadores”, que deja con ganas de que la estrenen mañana. Los rostros Desde el elenco, el simpático Chris Evans (quien ya fue la Antorcha Humana de los Cuatro Fantásticos) está acompañado por la sugestiva Hayley Atwell (Trabajó en “Cassandra’s Dream”, de Woody Allen) como Peggy Carter, y por los geniales Tommy Lee Jones (coronel Chester Phillips), Hugo Weaving (Johann Schmidt), Toby Jones (Dr. Arnim Zola) y Stanley Tucci (Dr. Abraham Erskine), que nunca decepcionan. Dominic Cooper le pone condimento a su Howard Stark, padre de Tony (Iron Man) y más parecido a éste de lo que se podría pensar. El mensaje es claro: “El suero amplifica el interior”. Por eso nadie mejor que quien conoce la fuerza desde el lado de la debilidad para administrar un poder especial. Nadie mejor que aquel muchachito tímido, escuálido y enfermizo para convertirse en el paladín de las barras y estrellas, en el caballero andante de las muchachas americanas. “Las guerras se pelean con armas pero se ganan con hombres”, dijo George S. Patton. Y Steve Rogers es la prueba (con una ayuda de la ciencia) de que no hay mejor arma que el alma del soldado.
STEVE ROGER: EL NOMBRE DEL HÉROE La última aparición de un personaje de Marvel en la pantalla grande antes del mega lanzamiento de Los Vengadores, es una lograda película bélica y el relato de un enfrentamiento tan simple como eterno: la lucha de un héroe contra un mal absoluto. Todos los personajes que tienen origen en el mundo de los comics poseen historias muy complejas debido al paso de los años, los cambios de autores y, claro, la coyuntura social cambiante. El Capitán América es un buen ejemplo. Tuvo su nacimiento en 1941, de la mano de Jack Kirby y Joe Simon, año en el que Estados Unidos ingresaba de manera activa a la Segunda Guerra Mundial. Por esto los fines del personaje tenían que ver con causas principalmente propagandísticas. Pero no siempre fue así, sino que hubo cambios en el rumbo que tomaba el personaje según pasaban los años. Uno muy importante fue cuando se hizo cargo Stan Lee, que le dio un giro que lo alejaba un poco del patrioterismo más ramplón, aunque siempre manteniendo, en el fondo, la buena “conciencia norteamericana” (en realidad, ¿qué otra cosa son la mayoría de los héroes de historietas sino un intento de darle carnadura mítica y heroica a cierto sueño norteamericano?). Por esto motivos, y algunos más, Steve Rogers (nombre civil del Capitán América) siempre fue un personaje muy interesante, muchas veces por las propias intenciones que en él depositaron los autores, pero también porque sin ser algo buscado, ha dado pautas para pensar el origen ideológico y cultural, a través contradicciones y ambigüedades, de la mentalidad social que le dio origen. La película recoge todo esto y pone de manifiesto esas contradicciones y ambigüedades. Incluso, hasta posiblemente lo haga de manera conciente, lo que la vuelve inteligente, además de lograda. Porque lo primero que hay que de decir de Capitán América: el primer Vengador, es que es una muy buena película bélica, llena de secuencias de acción impactantes, pero que sobre todo están narradas con solvencia. Todas se entienden, todas mantienen suspenso y jamás agotan. Joe Johnston, artesano con una carrera digna de atención, sabe narrar y tiene mano clásica, y eso le permite llevar adelante un film con todo el gigantismo típico de las producciones de superhéroes sin perder de vista nunca lo esencial: el desarrollo dramático de la historia. Siguiendo con los logros formales, uno de puntos más altos del film es ese trío de actores secundarios realmente de excelencia conformado por Hugo Weaving, Stanley Tucci y el siempre enorme Tommy Lee Jones. Y he aquí otro de los grandes pilares de todo cine con aires clásicos: la grandeza de los personajes secundarios. Muy bien, ¿y todo este andamiaje tan logrado para contar qué? Simple: la lucha entre un ser con conciencia de bien (Steve Rogers, disfrazado de Capitán América), contra un mal absoluto, esencial (Johann Schmidt, extremado en Red Skull). Pero para llegar a esta simplificación (que es el mayor logro de la película), es necesario en el camino ir desprendiéndose de otras cuestiones. La primera es que Steve Rogers/Capitán América se vuelva un individuo particular, excepcional, un héroe que escape a la parafernalia patriótica. Y para ello están todos esos momentos patéticos en los que el personaje debe hacer espectáculos de humor, musicales y demás para que el público compre bonos que solventen la guerra contra los nazis. Todo esto, claro, está manejado por dos políticos caricaturescos, los más estúpidos y desagradables personajes de la película. Es una visión muy crítica de la política, el modo de hacer propagando y de cierta conciencia de espectáculo norteamericana: todo un gran show en el cuál es imposible divisar valores elevados (¿cómo no pensar en esa “nueva política” que se veía llegar en Un tiro en la noche, de John Ford?). En realidad, las causas que moverían a Estados Unidos a la guerra jamás son mencionadas, pero por su omisión y por el payasesco ropaje que llevan, queda claro que de ninguna manera se corresponden con los motivos que deben mover a un héroe. Steve Rogers sabe que debe pelear por algo más, tiene un deber moral y ético: pelear contra los “abusadores” (“bullys”), como dice desde su inocencia y desde su propia historia. Para hacer aún más hincapié en el hecho de que el héroe del fin en realidad es más que la encarnación de un país y su ideología, está el hecho que el nazismo se ve extremado. Si ya de por sí el nazismo es sinónimo de mal, extremar sus características nos lleva directamente a pensar en un mal absoluto, el que encarna Red Skull, cuya crueldad, ambición y fealdad es aún mayor que la de Hitler y sus tropas, a quién de hecho se impone. Hay una marcada intención de llevar el asunto un poco más allá de “Norteamérica contra los nazis”, de mover todo hacia un lado más arquetípico, y en gran medida eso está logrado. Otro punto se mueve también en esta dirección es que el científico responsable de transformar con sus investigaciones a Steve Rogers en un superhéroe no es estadounidense y es el único que sabe cuál es el verdadero enemigo al que hay que derrotar (Red Skull). Es este hombre quien elige por su cuenta a Rogers: sabe que es el único con valores particulares para enfrentar a ese mal absoluto. Y Rogers podrá derrotarlo no sólo por los poderes adquiridos, sino por sus valores heroicos. Tanto Red Skull como Capitán América han aumentado, “agrandado,” sus cualidades. Pero paradójicamente, o no, ese agrandamiento también los ha dejados más expuesto en sus esencias, que se verán enfrentadas. Ese enfrentamiento, y ningún otro, es el centro de la película. Sin embrago, como le ha pasado siempre al personajes de los comics, y como decíamos al comienzo, las dudas, o la ambigüedad, siempre estarán rondando. Los colores, ciertas simbologías (como el famoso escudo del Capitán) son muy fuertes, y la propaganda siempre parece a florar, incluso y tal vez, a pesar de los hacedores de la historia. Eso es el Capitán América. Sin embargo, parece decirnos la película, el verdadero héroe tiene un único nombre: Steve Rogers.
Rechazo tras rechazo, Steve Rogers no está decidido a abandonar su sueño de formar parte del servicio militar para defender a su país en la Segunda Guerra Mundial. Pero el destino querrá que por casualidad un doctor decida darle la oportunidad de su vida al ofrecerlo como voluntario para un proyecto científico y bélico top secret. Fortalecido físicamente y con una resistencia más allá de lo normal, Rogers adquirirá la identidad de Capitán América para las galas de recaudación de fondos. Cuando uno de sus amigos es considerado perdido en batalla, Rogers se unirá a sus colegas en el frente para descubrir la verdad tras el avance de una rama descarriada del nazismo: Red Skull. Capitán América: El primer vengador es el filme que necesitaba Chris Evans para alcanzar de una vez por todas su primer protagónico absoluto. Este combo de una historia atractiva, con un estilo old fashioned, sin ese elemento nacionalista extremo que podría haber acabado con su recorrido comercial, es más que recomendables para los seguidores del mundo Marvel y para los aficionados en general. Para ver un adelanto de lo que se vendrá en mayo de 2012 con la reunión de “Los vengadores” quédense hasta el final de los créditos.
Heroísmo Clásico Capitán América es el último super héroe de Marvel adaptado a la gran pantalla, en esta ocasión bajo la dirección de Joe Johnston, conocido por dirigir tanques del cine comercial como "Jumanji", "Querida, encogí a los niños" (si nos habrán hecho ver esta peli en Los Sábados de Cine de Canal 12 de Córdoba) y "Jurassic Park 3". Es un director que tiene bastante experiencia y talento para el cine pochoclero, pero en este caso le agregó un plus de elegancia a su repertorio y nos entrega una de las mejores películas de super héroes y aventuras del año. Más allá de que la idea del capitán norteamericano que salva al planeta todo el tiempo y el patriotismo convertido en merchandising me suele caer bastante pesado, en esta ocasión creo que está encarado con ingenio, y logró sacarme del paradigma del "americano salva mundos" para poder disfrutar de la historia que de hecho es bastante consistente. Dan vida a los protagonistas, el ex Antorcha Humana (menos mal que ya no sigue en ese producto) Chris Evans, encarnando al 1ro debilucho Steve Rogers para luego renacer como Capitán América. Acompañan Hugo Weaving como Red Skull y un cast de secundarios interesante que incluye a Hayley Atwell (Peggy Carter), Tommy Lee Jones (Colonel Phillips), Stanley Tucci (Dr. Erskine), Toby Jones (Dr. Zola) y Neal McDonough (Dum Dum Dugan). Cada actor de reparto cumple un rol reducido en la película, pero a la vez necesario, resaltando los pequeños aportes de Stanley Tucci y Tommy Lee Jones que le meten un poco de Hollywood "old school" al film. Creo que uno de los atractivos mas grande de Capitán América es su ambientación en la década del '40, cuestión que le imprime ese sello de aventura clásico, al estilo Idiana Jones, que da la sensación de familiaridad, de conocer a sus personajes desde hace mucho tiempo; y por supuesto esos tonos marrones, grises y rojos tan característicos impresos en las ciudades estadounidenses y la vestimenta de la época. Otra cuestión atractiva de la película es el villano, que está construido maravillosamente por el gran Hugo Weaving (Smith en Matrix, V en V de Venganza y Elrond en El Señor de los Anillos), dando vida al rebelde nazi Red Skull. Realmente creo que esta nueva franquicia, si sigue la dirección que tomó con su 1er entrega, va a dar para mucho y va a alegrar a ese público que ama las películas de super héroes y ciencia ficción (yo incluido). Espero que la franquicia de "Los Vengadores" no se coma la individualidad de este nuevo héroe que renace en la gran pantalla y que supo, más allá de la temática obvia de propaganda del ejército norteamericano, mantenerse en la superficie del patriotismo estupidizado como al que nos sometieron algunos recordados bodrios como "Invasión Los Ángeles" o toda la basura de Michael Bay. Para los que disfrutan de una buena película de aventura.
Hasta la victoria siempre Y un día este interminable camino de películas de superhéroes Marvel que nos lleva hacia “The Avengers” llegó a una de sus paradas más esperadas. “Capitán América: El Primer Vengador” se estrenó con una dosis alta de expectativas sobre sus espaldas, sino del público general, al menos de quienes disfrutamos del género fantástico, sobre todo cuando se trata de una extensión natural de un medio de expresión artística largamente subestimado como la historieta. El “Centinela de la Libertad”, personaje norteamericano por antonomasia e ícono cultural del american way of life llegaba a la pantalla grande tras la hilarante adaptación de 1990, arrastrando probablemente el prejuicio inevitable que generará para el público general un personaje que viste con los colores de la bandera de las barras y estrellas. Vayamos por partes. ¿Qué se le puede reprochar a este largometraje técnica y estéticamente? Seguramente muy poco. La caracterización del personaje es genial, optando por un traje más bélico que estridente (e incluso mofándose del diseño original en el pasaje donde es utilizado como estrategia de marketing para atraer reclutas) y la reconstrucción de la década del 40 es loable hasta en los detalles. El rodaje en locación evidencia el trabajo riguroso del director Joe Johnston, quien conoce como manejar el género fantástico (la excelente The Rocketeer es una de sus obras) y el reparto cumple correctamente en cada uno de sus papeles, sin que se pueda señalar uno descollante. Pero lo realmente bueno es que este merengue yankee no empalague. La exacerbación del estilo de vida norteamericano no es el leit motiv del largometraje, que afortunadamente no se convierte en una herramienta de propaganda en ningún momento, marcando sus límites claramente y -como ya dije antes- incluso riéndose de las herramientas utilizadas por el ejército norteamericano en el punto más álgido de la Segunda Guerra Mundial. Punto para la dupla compuesta por Christopher Markus y Stephen McFeely. Pero quizás el peor error en el que incurre este binomio es en no dotar al Capitán América de la fantástica personalidad que supieron imprimirle en las historietas primero Mark Millar y luego Ed Brubaker. Allí, el personaje es un líder nato, oscuro, proactivo, de pocas palabras y no el pelmazo insoportable que desanda la película revoleando su escudo inexpresivamente. Ese es el gran problema de la cinta: el Capitán América nunca es el Capitán América. Estamos ante un largometraje sobre Steve Rogers, el debilucho pero valiente americano con la quijada de cristal y los huevos de plomo, y no sobre el Súper Soldado capaz de ganar una guerra con apenas un puñado de hombres leales dispuestos a morir por él, enajenados por su voz de mando. La evolución del personaje no ocurre nunca y eso contribuye a que se marchite con el correr de los minutos. Y la decepción es aún mayor porque la inclusión de los Howling Commandos y la de un Bucky -que atinadamente no es el sidekick más insoportable de la historia del cómic- es fabulosa. Los personajes respaldan con prestancia al protagonista y son, por lejos, mucho más interesantes a pesar de los pocos minutos en los que ganan el frente de la historia. Hugo Weaving como Red Skull es sencillamente abrumador, si algo le faltaba al rostro de este actor nacido para interpretar villanos, era ser mutado por el arte -sí, el arte- del maquillaje en la calavera escarlata de un megalómano genócida nazi. Sin embargo, y a pesar de estas cuestiones que están más relacionadas con la adaptación de la viñeta al cine, estamos ante una pieza audiovisual muy lograda, un escalón más arriba que “Thor” o “The Incredible Hulk” pero aún mirando desde abajo a “Batman: The Dark Knight” o “X-Men: First Class”, largometrajes que supieron imprimirle al subgénero “película de superhéroe” un valor agregado largamente esperado. Ahora, sólo resta aguardar por “The Avengers” luego del seductor after credit, con la esperanza que la voz que haga resonar el mítico ¡Avengers, assemble! sea la de un verdadero capitán, y no la de un soldado raso timorato devenido por casualidad en el encargado de liderar a los héroes más poderosos de la tierra.
Figurita repetida Los amantes de los cómics cinematográficos tuvieron (y tendrán) un año para el regocijo: El Avispón Verde, Thor, X Men: Primera Generación, Transformers, ahora Capitán América y próximamente Linterna Verde, constituyen una oferta digna de mención, acaso un indicio de la coyuntura histórica en que está inmerso el mundo (Córdoba incluida), o por lo menos el cine industrial. Ya se sabe, este tipo de fantasías florecen en épocas de guerras (y Estados Unidos está envuelto en varias, incluyendo la de salvar su economía) y explicitan como pocas el imaginario cultural y político de un país (o imperio) que está convencido de su misión evangelizadora del mundo: el cine “de entretenimiento” es también un modo fantástico de crear sentido, imponer una cultura, naturalizar categorías que ordenen la existencia de las personas, aún desde niños. Claro que nada de esto es nuevo, y no se trata de una confabulación de tipo planetaria de Hollywood, simplemente es un modo de leer el mundo que hoy se antoja inocente y se acepta como normal, a pesar de su ostensible puerilidad y de su naturaleza esencialmente maniquea. Pero el cine suele ser más complejo, ya que aún las películas de superhéroes pueden problematizar el mundo (sobran ejemplos, basta citar al Batman de Christopher Nolan o incluso la misma X Men), aunque no parece ser el objetivo principal de Marvel, el sello detrás de Capitán América: el primer vengador, filme que cierra un ciclo de la factoría para lanzar, en 2012, la ambiciosa Los vengadores, que reunirá a todos sus superhéroes (Capitán América, Iron Man, Thor, Hulk y Hawkeye, de los que podremos ver un anticipo al final de la secuencia de títulos de esta película). Lo cierto por ahora es que, como varias de sus precedentes (sobre todo Thor), la nueva versión de Capitán América no aspira a más que ser un pequeño trampolín para aquel gran tanque, u acaso suceda también que, a fuerza de repetición, el formato ya comienza a mostrar sus límites. Convencional más que clásica, la película de Joe Johnston (director de Jurasic Park III, Jumanji y la impresentable El hombre lobo) vuelve a los años ´40 y la lucha contra el nazismo (fuente primigenia de varias de las tiras de Marvel) para narrar el nacimiento del Capitán América, personaje emblemático si los habrá del país del norte, pues en los hechos nació como una herramienta de propaganda en la Segunda Guerra Mundial (y con el tiempo y la mano de Stan Lee se fue convirtiendo en un héroe casi proletario). Steve Rogers (Chris Evans) es un joven poco agraciado en su desarrollo físico: pequeño, casi escuálido, asmático y lleno de problemas de salud, el tipo es rechazado una y otra vez por el ejército de su país, en el que se quiere alistar para vengar la muerte de su padre. Hasta que un científico descubrirá que su personalidad, generosa y valiente, lo hace el mejor candidato para un experimento que busca crear una nueva raza de soldados para enfrentar al nazismo: el resultado será el Capitán América, que primero nacerá como un personaje propagandístico para recaudar fondos, pero apenas llegue a Europa no tardará en entrar en acción. Claro que al mismo tiempo, en el viejo continente, un científico un tanto trastornado y también con superpoderes, descubrirá una fuente de energía excepcional, adjudicada a los “dioses nórdicos”, que transformará en un arma letal, capaz de torcer la guerra a su favor (transgrediendo además a Hitler) y convertirlo en el dueño de todo el planeta. El villano es nada menos que Calavera Roja (Hugo Weaving), un desquiciado que se propone aniquilar las grandes capitales del mundo, incluida Berlín, y que será la gran némesis del Capitán América. Episódica y por momentos tediosa, con un planteo simplista y de naturaleza fetichista, Capitán América llega empero a insinuar algunos pocos ítems interesantes, como aquella campaña propagandística encabezada por el propio protagonista (con lo que no sólo refleja el origen histórico del personaje, sino que amaga con tomarse en solfa a sí misma y al género, aunque no durará mucho), o cierta voluntad por minimizar los efectos especiales y apostar al relato y la construcción de suspenso, que sin embargo resulta frustrada. Y es que la película falla justamente en estos campos donde Hollywood se cree experto, ya que si por un lado la narración se vuelve porosa por las múltiples subtramas que aborda (que incluyen, por supuesto, una romántica), con la consecuente suspensión de la tensión, por el otro los personajes tampoco tienen ningún desarrollo fuera de lo previsto, nada que los vuelva interesantes, con lo que el temido tedio llega para quedarse, y ni siquiera las espectaculares escenas de acción, que llegan un tanto tarde, servirán para salvarlo. Por Martín Ipa
Antes que nada, pasaré a hacer un mínimo repaso de la historia del personaje en el mundo del comic. Hay que tener en cuenta que el Capitán América nació como una propaganda de la USA libre contra el “imperio del mal” que era la Europa Nazi. Luego, de la mano de Stan Lee, el personaje perdió pomposidad y ganó en humanidad y convicciones –que incluso lo hicieron luchar contra el propio gobierno estadounidense–, y se convirtió en un héroe de la ciudadanía, no tanto alguien que lucha contra su enemigo personal de turno...
Bueno, muchachos locos comenzamos con la primera crítica del nuevo ciclo de Fila 10, tocó nada mas y nada menos que “Capitan America: El Primer Vengador”.. bueno que decir de esta nueva peli de la saga de producciones entrelazadas de Marvel, por lo pronto debo decir que me pareció mucho mejor película que “Thor” (pobre, la ligo el rey del trueno) . La película, que tiene a Chris Evans como el super soldado americano , funciona no solo por ser parte de esa unión de historias “marvelianas” sino por si misma y dentro de su mismo universo. Joe Johnston, director del film, sabe moverse perfectamente dentro del universo retro que propone el heroe en cuestión , lo hizo de la misma manera en otra entrenida película que quizás no muchos vieron llamada “Rocketeer” allá por 1991 . Los efectos son buenos, muy buenos si tenemos en cuenta la perfecta mutación de cuerpo de Evans en el comienzo del film, de flacucho cabezón al heroe musculoso que todos conocemos. Pasando a las actuaciones los protagonistas saben llevar sus personajes y entragarle el carisma necesario, no en grandes dosis (me refiero que no llegan al nivel de Robert Downey Jr. en Ironman ni mucho menos de un Christopher Reeve en la mítica Superman) pero con la dosis necesaria para creerles y encariñarnos un poco con ellos, sobre todo con el mini Steve Rogers . Quizás la peli tiene un bache por la mitad de la misma y peca de una excesiva vertiginosidad en el último acto … me refiero a que fue más el conflicto de llegar a ser Capitán América que el conflicto que tuvo el capitán para derrotar al villano de turno. Me parece que faltó desarrollo en el villano (que cuenta con un gran actor Hugo Weaving) y por ende la pelea entre ambos al final si bien es buena desde lo visual , para mi falla en lo emotivo , no da la sensación de estar frente a una batalla muy esperada en toda la película, el capitán avanza y avanza y avanza esa es la imágen que queda en mi inmensa cabeza . Bueno en definitiva , película entretenida y cuanto mas fanático del personaje seas , mas la vas a valorar. Luego de los creeeeditos (larguitos) veremos el trailer de los Vengadores .. nada que no podamos encontrar en internet en estos momentos y en los que queda bien claro que a Robert Downey Jr sólo le bastan 2 segundos en pantalla para mostrar todo su potencial.
Otra película de Marvel mas, la ultima antes de la gran película de ensamble “The Avengers” que será estrenada en mayo del año que viene. Si hay algo que destacar de “Capitán América:…”, es que la película es una película en si misma y no se siente como un capitulo previo a “The avengers”, como se sintió “Thor”. Ahora comparándola con la película del Dios Nórdico, “Capitán América…” es mucho mejor, pero igual se siente que le falta un poco más de sangre a la película. Cuando me refiero a esto, hago referencia a que la acción es un poco escasa, y si bien Crhis Evans lleva el papel de buena manera, para mi se queda corto y nos da un Capitán América, que es un buen muchacho, correcto, noble pero quizás un poco frió y falto de fuerza como para ser líder. La historia de la película nos cuenta el génesis del Capitán América, que recordemos, se inicio como un personaje de propaganda militar durante la Segunda Guerra Mundial, recordando la tapa del comic donde Steve Rogers noqueaba a Hitler de un puñetazo en la cara. A pesar de esto, la peli no cae en el patriotismo barato, y eso creo que fue algo que manejó bien Joe Johnston. El director fue mas por el lado de contar la historia basándose en la vieja premisa de que “lo esencial es invisible a los ojos”, osea que lo que importa es lo de adentro. Nos muestran a Steve Rogers, un muchacho flaco, bajito, un trapo. Pero a pesar de ser un trapo, este pibe tiene un coraje fuera de lo común, mucho patriotismo, nobleza, y muchas ganas de enlistarse en el ejercito. Obviamente los reclutadores, al verlo flaco, petiso y enclenque lo rechazan, hasta que un científico alemán (Stanley Tucci) lo ve, y decide llevarlo para presentarlo como candidato para su programa del Súper Soldado. Este científico generó un suero que al inyectarlo en la persona resalta los atributos del sujeto, “Todo lo que esta dentro se intensifica con este suero, lo bueno se vuelve espectacular y lo malo se vuelve peor” dice el personaje de Tucci cuando le cuenta a Rogers que Red Skull (Hugo Weaving) fue sometido al mismo suero, dándole resultados nefastos convirtiéndolo en el villano que es. Creo que por ese lado la película encuentra un buen camino. Centrándose en las cualidades nobles de Rogers, que al convertirse en “Capitán América” solo cambia su cuerpo, pero sigue siendo el mismo muchacho Inclusive el génesis del Capitán, es por el propio sentido de altruismo del personaje. Acá el Súper Soldier Serum no crea al Capitán America, es él mismo, el generador del héroe. Con respecto al relato, la película viene bien, hasta que cae en una meseta en la que se vuelve quizás un poco lenta. De hecho creo que a la peli, le sobraron 20 minutos, en los cuales quizás no pasa nada y no se profundiza en algunas cosas, como por ejemplo la aparición de Union Jack, o del grupo que forma Capitán América, con soldados que el rescata. También hay algunas escenas donde aparece Howard Stark (el padre de Tony, personaje al cual se le nota muchísimo que esta basado en Howard Hughes) las cuales no les vi mucho sentido. Ahí es donde creo que falla la película, por que el empuje del personaje se va diluyendo con el pasar de la trama y la acción se vuelve un poco escasa. Esto es el mismo problema que tuve con Thor. Cuando voy a ver una peli de súper héroes, si bien me interesa que la historia sea robusta, quiero mucha acción, y si bien “Capitan América..”tiene algunas escenas de acción, además de escasas son un poco frías o sosas. Puede haber sido la forma objetiva en que Johnston decidió filmar ese tipo de escenas lo que les quitó tensión, y le sacó adrenalina. Yo quiero suponer que “The Avengers” va a desbordar de acción, y ahí va a estar el desafió de esa peli, saber administrarla. En tema de actuaciones, la película tiene un buen cast. Crhis Evans me gustó en “Los 4 Fantásticos”, creo que su personaje, la antorcha humana, es por lejos el mejor logrado de la película. Ahora le tocó el turno de llenar el traje de un personaje emblemático de Marvel. El es el fundador de los Avengers y es símbolo de la lucha contra el mal, es el estandarte del “haz lo correcto”. Esto esta bien reflejado por Evans y por Johnston, pero en pos de conseguir eso Evans quizás lo lleva demasiado lejos y no se ve el fuego interior del líder en este Capitan America, y eso es algo que va a tener que mejorar para “The Avengers”. El mejor de la película es sin duda Hugo Weaving, que es notablemente la contraposición de Capi, y lo hace genial. Weaving dibuja un personaje despiadado y ambicioso como pocos, inclusive mas ambicioso que su jefe, Hitler, que ya es mucho decir. Un científico brillante, obsesionado con el ocultismo y buscando el poder constantemente. Tommy Lee Jones, esta bien, estuvo muy bien elegido, es el típico personaje del comic, que hasta físicamente esta bien elegido. Hayley Atwell, es Peggy Carter, que es el interés amoroso del Capi, y es una muchacha de pocas pulgas. Creo que quizá, falto profundizar un poco mas en este personaje, del cual ni siquiera sabemos que es de ella, al final de la película. Lo que si hay que destacar, es el trabajo de efectos especiales, lo que hicieron para encoger a Crhis Evans, es realmente increíble. Lo que ustedes ven, no es el cuerpo de alguien flaco con la cabeza de Evans pegada arriba, no. Es todo Evans pero achicado digitalmente. No hay forma de que “Capitán …” no pelee la categoría de efectos visuales con “Rise of the Planet of the Apes” En resumen “Capitán América: First Avenger” es una buena película, no creo que este al nivel de“Iron Man 1?, me parece que esta mas a nivel de “Iron Man 2?. Dentro del mundo Marvel, es de las destacables y creo que superó muchísimo a “Thor”. De todas formas me dejó una sensación un poco rara, no me sentí el Capitán América cuando salí del cine. Cuando fui a ver Iron Man, el carisma del personaje me llegó, me sentí Iron Man al salir del cine, quería ser el. En este caso no fue lo mismo, y me dio una sensación de película falta de fuerza, casi la misma falta de fuerza de “Thor”. Ahora viene una prueba muy gruesa, “The Avengers”, que puede resultar en un quilombo total si no se sabe manejar la acción, la historia, y el tiempo de los personajes en pantalla. Todo queda en manos de Joss Wedon ahora…..
¿Que escueta y patriótica me quedó la sinopsis, no? Por suerte lo mejor de la peli es que escapa de varios estereotipos y casi todos los personajes están lo bastante desarrollados para no ser simples posters con dialogo. Esta entrega es la ultima de la serie de films unitarios dedicados a cada uno de los personajes más importantes de Marvel (bah, sin contar los X-Men ni Spiderman que por ahora los derechos cinematográficos los tienen otras empresas); el año que viene se van a juntar todos en un gran tole tole cósmico llamado The Avengers que esta haciendo babear a todos los comiqueros del mundo. La verdad que Marvel puso toda la carne en el asador para lograr una serie de películas independientes pero relacionadas entre si y la apuesta le salio barbara, no solo en éxito sino en una muy buena calidad general. Desde la perspectiva personal puede haber peliculas más flojas que otras pero todas mantuvieron las mismas premisas: humor, bastante acción, mucha humanidad en los personajes y una buena cuota de realismo; la idea no es tanto mostrar machaca pura carentes de argumento al estilo Michael Bay sino historias asentadas en los protagonistas con unos cuantos tiros, lios y cocha golda. Con Captain America: The first Avenger los guionistas tuvieron un buen desafío ya que por un lado tenían que darle sustancia y carisma a un personaje que en sus primeras historias estaba definido de una forma muy básica y que en los comics recién adquirió chapa cuando Stan Lee lo revivió en los 60's mientras que por otra lado están forzados si o si a cerrar la historia con algún puente o excusa para que el personaje resurja en el presente. La explicación para lo segundo resulta apurada, traída de los pelos e incluso es bastante pecho frío como se toma Rogers el haber estado 70 años dormido. Por suerte, en lo primero si zafan y muy bien, con un Rogers bastante bien llevado por Chris Evans (notable el trabajo de efectos especiales para diferenciar el soldado pre y post suero) que está mas motivado por la justicia y el proteger a los inocentes que por machacar nazis a diestra y siniestra. El resto de personajes acompañan bastante bien, con menciones especiales a los gran Stanley Tucci como Erskine (el creador del fabuloso suero del supersoldado) y Tommy Lee Jones que saca de taquito un instructor militar de esos que tienen cara de malo pero corazón de oro. Sobre la historia en sí, viene muy bien contando el origen y formación del Capi, como logra convertirse de un simple símbolo de propaganda (que con momento musical incluido le explica muy bien a los nerds porque el traje de los comics no funcionaria tal cual en el cine) en un verdadero super-soldado, la justificación de la gran nemesis, el Red Skull (interpretado por un capo en esto de hacer de villano, Hugo Weaving) e incluso la incorporación de los Howling Commandos, el grupo más groso de soldados de todos los tiempos. Todo eso esta muy bien pero en algún momento alguien le dice a los guionistas "muchachos, apuren que solo queda media hora de peli" y todo empieza a derrapar sin demasiada justificación: escenas de batallas cortadas, vueltas de plot sin demasiado sentido y, como ya dije, un final forzado para cumplir con las necesidades del "universo coherente" Todo esto y algunas escenas donde se nota mucho el uso del CGI le quitan un poco de fuerza al film y hace que el resultado no sea tan satisfactorio como Thor o Iron Man pero igual sigue siendo un buen entretenimiento que en ningún momento aburre. Bien por el Capi que, a pesar de sus falencias, sale mucho mejor parado que en el patético film de los 90's (ese donde el Skull era un mafioso italiano y el Capi andaba en bicicleta) y prepara todo para que nos cebemos mal con lo que va a ser The Avengers.
Living in America Las personas que rozan los 30 años o los superan, recordarán que esta no es la primer encarnación del Capi que llegó a la pantalla grande. A fines 80s, cuando las videocasetteras eran la novedad tecnológica (y la más barata) junto con el boom de los videoclubes, en una alianza norteamericana-yugoslava, 21st Century Film Corporation y Marvel Enterprises comenzó a desarrollar una película sobre el Capi que vió la luz en nuestra querida Argentina el 11 de Julio del 2011. Con el guión de Joe Simon y Jack Kirby (leyenda del comic) desarrollaron una historia que puede desdoblarse en 2 partes: La parte de la Segunda Guerra Mundial, y la parte en el presente (lo 90s en ese momento je). Muchos tendrán un grato recuerdo de la misma. En esta nueva encarnación la historia es muy similar a la anterior, pero con obvias actualizaciones y diferencias (para ser más exactos, la actual sólo transcurre en el pasado). La película nos cuenta la historia de Steve Rogers, un desgarbado y bajito muchacho que quiere luchar por su país y alistarse en el ejército. Trás varios fallidos, se topa con Dr. Abraham Erskine (Stanley Tucci) quien le ofrece la posibilidad de servir a su país de la manera que se merece. Steve se somete a un experimento con un supersuero que lo convierte en el Super Soldado, codename: Captain América. Así, Steve se enfretará a las fuerzas de la organización que responde al nombre de Hydra cuyo líder es Red Skull y maneja una extraña tecnología. La actuación de Chris Evans como Steve Rogers ayudado por el IMPRESIONANTE CGI hacen de la primer hora de película de lo mejorcito que hizo Marvel en los últimos años (sorry Robert!!). Por su parte, Tommy Lee Jones interpreta al rústico Coronel Chester Phillips de una manera excelente (bah, creo que hace de él mismo je). Por último, tengo que decir que me decepcionó un poco Hugo Weaving, siendo un actor con un enorme potecial para desarrollar villanos en este caso es sólo una sombra de lo que podría haber sido el personaje de Red Skull. La vi en 2D así que mucho no puedo opinar de si merece ser vista en 3D. Lo que puedo decir es que definitivamente la primer hora de película es muy buena, cayendo la intesidad de la trama luego de la misma y tratando de recuperarse en un final que siento que le falta para cerrarla de la manera que se merece. La recomiendo para verla, está buena sobre todo si te gustó Ironman, Spiderman y otras de la ”La Casa de las Ideas” (Marvel). Es una peli super pochoclera. Mi calificación es la siguiente….y por cierto, quedense al final de los créditos que tienen el primer preview de Avengers!!!!
Publicada en la edición digital #2 de la revista.
Lo que faltaba… Un chico frágil se enrola en el ejército. Sin embargo, por su debilidad, es rechazado. Escuchando las súplicas del chico, el General Chester Phillips ofrece a Rogers la oportunidad de tomar parte de un experimento especial. Steve Rogers se convertirá en el Capitán América, y luchará contra el mal como centinela de la libertad y como líder de los Vengadores. Adaptación del popular personaje de Marvel. Sin dudas que para muchos de los seguidores de los superhéroes y, en especial, de Marvel, “Capitán América: el primer vengador” era una de las películas más esperadas del año. Tras varios años y filmes de ir conformando el escuadrón de “Los Vengadores”, que se verá recién en 2012, esta era la piedra fundamental de esa nueva saga y cumple a la perfección con esas expectativas. Ambientada en la década del cuarenta, en plena Segunda Guerra Mundial, el flaquito Steve Rogers (Chris Evans) desea con todas sus fuerzas enrolarse en las filas del ejército de EEUU, pero es rechazado varias veces. Luego de muchos intentos, y al ser escuchado por un científico es convocado para formar parte de una programa secreto y de esta forma se convierte en un súper soldado. Es realmente asombroso el trabajo digital que lograron al transformar el debilucho Steve Rogers en el fornido Capitán América, no fueron dietas ni dobles de cuerpo, simplemente una edición y reducción digital que les permitieron un efecto totalmente aceptable. Por otra parte, la mezcla de humor que siempre está presente nos permite reírnos un rato y sin dudas las escenas donde Capitán América viste su viejo traje y es usado para llenar teatros y sumar contribuciones al ejército y golpear a Hitler son para el recuerdo. A su vez, la aparición de Howard Stark (el padre de Tony Stark, o mejor dicho Iron Man) y las Industrias Stark terminan de cerrar ese círculo en donde todos se encuentran para confluir en “Los Vengadores”. Infaltable es la participación de un enemigo o villano y en este caso llega de la mano de Hugo Weaving (el reconocido Sr. Smith de Matrix) en el papel de Schmidt / Red Skull, el líder de una organización secreta nazi que logra reducir a Hitler a un bebé de pecho. Una mezcla de acción, historia, guerra, entretenimiento y buenos efectos especiales le dan a Capitán América el último empujón para que los espectadores salgan contentos de las salas. Lo mejor del film es su estilo retro, su look anticuado en concordancia con la estética original del cómic de Simon-Kirby. Se podría decir que el director Joe Johnston ha logrado encontrar la mezcla exacta para dejarnos atentos a lo que vendrá el próximo año.
"Cuenta regresiva" Marvel no la tenía fácil a la hora de adaptar la historia de Steve Rogers. Esa es la única realidad y razón por la cual se demoró tanto este ansiado proyecto. Le fue difícil conseguir directores, actores e incluso guiones sólidos que justificaran el traslado a la pantalla grande de uno de los personajes más emblemáticos de la firma. Finalmente Disney compró a la archi-reconocida línea de personajes y con ello también los derechos cinematográficos de los mismos, sacando así de la galera un proyecto esperanzador y riesgoso en igual medida; la futura adaptación cinematográfica de “Los vengadores”, que consiste en unir a los superhéroes más reconocidos en una sola aventura. Estamos hablando de una película en la que Iron Man, Hulk, La Viuda Negra, Thor, Ojo de Halcón y el Capitán América compartirán escenario y enemigos. Un Blockbuster en toda medida que se estrenará a mediados de 2012, bajo la dirección de Joss Whedon. Y así como en el 2008 tuvieron sus respectivas adaptaciones “Iron Man: El hombre de hierro” y “El Increíble Hulk” de la mano de Jon Favreau y Louis Leterrier, respectivamente, este año fue el turno de “Thor” de Kenneth Branagh y de “Capitán América: El primer vengador” de Joe Johnston, siendo esta ultima la mejor de todo el combo. ¿Por qué? Las razones sobran. En primer lugar el tratamiento que se le dio al personaje fue más que adecuado. Lejos de caer en el nacionalismo “made in U.S.A” al que nos tienen acostumbrados otras películas con personajes incluso más inapropiados para eso, en esta ocasión tenemos una historia que persigue un solo objetivo; el de brindar un entretenimiento familiar apto para ser consumido en cualquier parte del mundo. No estamos frente a una propaganda nacionalista y armamentista de los Estados Unidos. Eso es muy bueno, sobre todo si hablamos de un personaje cuyo disfraz lleva los colores de esa bandera y si su único objetivo es participar de la segunda guerra mundial. Sin perder su esencia (los elementos antemencionados están presentes) el resultado es más ameno que leer un comic de este personaje. En segundo lugar el elenco. Chris Evans en el rol de Steve Rogers/Capitán América cumple todas las expectativas puestas en él. En la primera parte del film vemos (gracias a unos excelentes efectos especiales) a su personaje con un cuerpo paupérrimo y una actitud heroica exacerbada y durante la segunda parte, cuando estamos frente al personaje en todo su esplendor, seguimos disfrutando una gran actuación. Lo mismo nos pasa con Hugo Weaving en el rol de Johann Schmidt /Red Skull. Luego tenemos a un elenco de lo más variado; Hayley Atwell como Peggy Carter, Stanley Tucci como el Dr. Erskine, Toby Jones como Dr. Anim Zola y Tommy Lee Jones como el Coronel Phillips. Si bien todos estos personajes se encuentran en un plano secundario y sus apariciones se cuentan con los dedos, hay que destacar la buena elección del reparto que sirve para sumar puntos y “caras conocidas” a una peli de esta clase. En tercer lugar tenemos que destacar todo el apartado técnico del film. No podemos dejar pasar las locaciones, los efectos especiales (que gracias a Dios no abundan), el maquillaje y el sonido (muy importante en una peli bélica). Todo este conjunto nos traslada hacia la segunda guerra mundial en un santiamén sin caer, repetimos, en lo que es más fácil; el abuso de efectos especiales. “Capitán América: el primer vengador” es una sobre todo una alta apuesta de la Marvel para el futuro ambicioso que le depara la adaptación de “Los vengadores”. Por momentos puede pecar y caer en lugares que solo los lectores habituales de los cómics de este personaje entenderán, pero en general ofrece un entretenimiento solido, consistente, familiar, capaz de sorprender con grandes escenas de acción filmadas a la vieja escuela, emocionar con personajes e historias bien desarrolladas y dejarnos varias sonrisas con situaciones divertidas que no caen en el ridículo. No es indispensable ver las adaptaciones de todos los personajes anteriormente mencionados, pero sin dudas para aquellos que son más exigentes resultara necesario repasar aquellos films para darse una idea de por donde vendrá la mano el año que viene cuando de una vez por todas Nick Fury (interpretado por Samuel L. Jackson) diga en la pantalla grande: “Vengadores, reunirse!!!”. Empieza la cuenta regresiva.