Diego Capusotto es el actor cómico argentino de los últimas décadas. Punto. Desde sus comienzos televisivos durante los ’90, en De la Cabeza y luego en Cha Cha Cha, podía notarse que era un distinto, con un sentido del humor y de la sátira social que nunca temía ir más allá del absurdo (Por momentos se arriesgaba más que sus compañeros de elenco, liderado por el gran Alfredo Casero). Imposible olvidar personajes como Sidharta Kiwi y su “Nos enyoguizamossss...”. Luego de la incursión en el poco recordado ciclo Delicatessen, entre 1999 y 2002, con Fabio Alberti (también compañero en los ciclos mencionados) estuvieron al frente de Todo por $2, donde bombardeaban al los fanáticos con su arsenal de sketchs, parodias y personajes estramáboticos (El Hombre Bobo, Irma Jusid, Vinasi).
Tras la finalización de Todo x 2 Pesos, los amantes del humor absurdo que nació con el ciclo Cha Cha Cha pensaron que la comedia lisérgica había terminado. Los crecientes rumores sobre peleas entre Fabio Alberti y Diego Capusotto solo alimentaban el fin del legado creado por Alfredo Casero. No fue hasta cuatro años después que se conoció un nuevo proyecto, esta vez encabezado únicamente por Capusotto; por la señal televisiva Rock & Pop TV se vió por primera vez Peter Capusotto y sus Videos. En un ciclo de treinta minutos y con escasos recursos, el absurdo y ridículo había vuelto para alegría de sus seguidores...
Entretenimiento subversivo ¿Qué es Peter Capusotto y sus 3 Dimensiones (2012)? ¿Lo mismo que hacían Diego Capusotto y Pedro Saborido por la TV Pública en Peter Capusotto y sus videos? Pues no, es más que eso. Es una reflexión filosófica marxista -así la denominan- acerca del lugar que ocupa el entretenimiento en nuestra sociedad. Si, leyeron bien, entretenimiento anarquista made in Peter Capusotto. Peter Capusotto y sus 3 Dimensiones es una suerte de especial que se desprende del programa de TV, hecho para ser visto en 3D y hasta parodiar el formato. En esta oportunidad, no es el Rock & Roll el denominador común que hilvana los sketch, sino el entretenimiento como ensayo conducido nada menos que por Violencia Rivas. La dupla Pedro Saborido-Diego Capusotto –de allí el nombre “Peter” (de Pedro) “Capusotto”- sigue fiel a sus fans y a su estilo: hacer humor inteligente, autoconsciente y paródico del medio con el cual trabajan: Parodian el formato 3D, las redes sociales, las doctrinas ideológicas, el entretenimiento, pero siempre desde el uso consciente de ellas: la película es en 3D, el programa terminó de hacerse popular en las redes sociales, tienen una posición ideológica definida y hacen entretenimiento. En todo caso, la gran diferencia con otros espectáculos es el absurdo: el absurdo de inducir la reflexión al reirnos de nosotros mismos. Pero quien lea esta nota seguramente querrá saber quiénes son los personajes que acompañan a Violencia Rivas. No falta Bombita Rodriguez y la reconstrucción de la masacre de Ezeiza, contra la derecha “gorila” del justicialismo compuesta por el Oso Yogui, apodado “El ortodoxo Yogui” y Los tres pesados, tres personajes muy parecidos a Los Tres Chiflados. También está Jesús de Laferrere, Micky Vainilla y Pomelo, entre otros. Aunque lo mejor está en los separadores que van desde comerciales de yogures para combatir el tránsito lento –con dibujos incluido- hasta el nuevo cine en 3D del grupo económico de “Pizzería los Hijos de Puta”. Ah, la sección de los amigos que chatean es imperdible. Y quién disfrute del contenido subversivo atención al bloque “El entretenimiento como propaganda política”. Peter Capusotto y sus 3 Dimensiones será sumamente disfrutable para los seguidores del programa claro está. Pero también es la reivindicación de un entretenimiento no pasatista, que se pelea con la sociedad de consumo aunque sepa ser parte de ella. Algo tiene en claro Peter Capusotto, y es que la revolución se hace desde adentro.
No soy muy amigo de la televisión. Nada personal, por cierto, simplemente llego tarde a casa la mayor parte de la semana y el tiempo que dedico es para compartir con la familia. Y si no, para ver alguna película. Ergo, casi no veo tevé, excepto deporte y en alguna oportunidad, aislada, noticieros. Sabía del fenómeno Capusotto, pero antes de entrar a la sala, no representaba nada en especial (nunca ví un programa completo suyo) que me predispusiera para ver esta producción. Digo esto porque compartí butaca con los fans del programa (emitido en Argentina por la televisión pública estatal) y ya en la previa había un sostenido clima de festejo del que no participé pero observé con atención. Sin embargo, al terminar la proyección descubrí que sus estados de ánimo eran idénticos al mío. Estabamos eufóricos todos, extenuados de tanto reirnos y aplaudiendo a rabiar. Contadas las oportunidades en que uno se ríe con ganas en un cine (y eso que el año pasado ví casi 170 películas eh!), por ende, debo presentar mis respetos a una dupla que no parece tener techo: Diego Capusotto y Pedro Saborido. "Peter Capusotto y sus 3 dimensiones" es como un especial del ciclo, destinado a indagar sobre las razones que llevan a la gente a entretenerse a cualquier precio en este mundo capitalista, posmoderno y cruel, a la luz, claro, del pensamiento izquierdista. Sí, leyeron bien. Sólo dos talentosos como la dupla mencionada pueden animarse a provocar tanto ideológicamente y salir bien parados de semejante propuesta. La trama es presentada por Violencia Rivas, clásica protagonista del envío televisivo, quien va virtiendo jugosas opiniones sobre la utilización del entretenimiento como vehículo del pensamiento único y elemento de sujección social, lejos del placer con el que el ocio estaba relacionado en el pasado. A medida que las ideas y gags se van desplegando aparecen otros conocidos que aportan lo suyo al análisis de la cuestión (porque más allá de la broma, lo hay y no cabe duda de que estos tipos la tienen clara), mostrando e indagando sobre distintas facetas que empujan al ciudadano medio, a volcarse intuitivamente, al goce inmediato e indirecto que se vive en nuestros días. Dentro de esa línea, se encuadran los habituales cuadros musicales, publicidades delirantes y otras yerbas que son habituales en la saga televisiva. Si bien todos coincidimos (incluso dicho por los autores mismos) que esta "Peter Capusotto y sus 3 dimensiones" podría tranquilamente ser un especial de la televisión pública, lo cierto es que el tratamiento visual está altamente logrado y el humor que destila la película es fantástico. Capusotto-Saborido se toman en serio lo de parodiar las 3D y las utilizan a su servicio para todo lo que se proponen: con o sin lentes aquí hay humor de calidad, político, social y deliciosamente loco, de manera que el espectáculo está garantizado, sean o no seguidores históricos de su trabajo. Los segmentos que se van sucediendo ametrallan (Rivas lo diría así no?) al espectador, que apenas puede recuperarse de uno, recibe el siguiente casi sin tener respiro. La cinta posee un gran vértigo narrativo, la variación de personajes para abordar los diferentes subtítulos que van desgranando la hipótesis central ayuda mucho. Gavioto (nuevo, dará que hablar!), los tres chicos en el chat, Micky Vainilla, Bombita Rodríguez, Pomelo... Cada uno trae una historia que aporta y entretiene con agudas observaciones sobre la conducta de los sujetos y sus sociedades. Como espectador puro y sin estar embebido en el universo Capusotto, la pasé muy bien. Trataba de recordar cuando fue la última vez que me reí con ganas en una sala, y me vino a la mente "Torrente 4" en abril del año pasado. Mucho no? Por eso, no la dejen pasar. "Peter Capusotto y sus 3 dimensiones" es una de las mejores películas de este 2012. Y esto, recién comienza eh!
La libertad de ser un pelotudo Hace unas semanas comenzó a pasarse en los cines un corto (o spot) en el que Violencia Rivas enumeraba aquellas cosas que la gente pelotuda hace en los cines (comer ruidosamente, hablar, atender el teléfono) para terminar con una recomendación al respecto de esa última conducta: apaguen los celulares. Ese micro funcionaba además como una especie de trailer de Peter Capusotto y sus 3 Dimensiones. La película trabaja con la misma lógica del programa del televisión y allí radica su mayor virtud y su mayor problema. La virtud está en saber trasladar al cine eso que funciona muy bien y que se ha convertido en un programa de culto, especialmente gracias a YouTube. El personaje de Violencia (uno de los grandes hallazgos de la última temporada de Peter Capusotto y sus videos) es quien organiza un poco el relato. La película se presenta como una crítica hacia el entretenimiento desde el entretenimiento mismo, pero el foco se pone en la televisión. Violencia presenta distintos segmentos (los capítulos de esta tesis crítica) temáticos a los que se les corresponde un personaje, por ejemplo, el segmento titulado “El entretenimiento como propaganda política” está protagonizado por Bombita Rodríguez. La separación sintáctica de cada episodio, el punto seguido de la narración (lo que en los programas hacían los videos), se da por medio de falsos spots publicitarios o las reflexiones de Violencia. Es justo mencionar que aquellas cosas nuevas fueron las que arrancaron más carcajadas en la sala y terminan siendo los momentos que mejor funcionan, cortitos y al pie, especialmente las publicidades (como la del “Gobierno de la Ciudad del Orto” en la que un intendente canchero y de bigotes te avisa lo que están “haciendo” y que asfaltaron la calle poronga o remodelaron la plaza la concha de tu madre, que despertó aplausos en la sala; o la de la “Terapia patriótica musical”, muy acorde a estos días malvineros). La crítica a todo aquello de lo que ya se burlaban Saborido y Capusotto en la televisión se mantiene con el mismo esquema de reducción al absurdo y sigue funcionando. Pero el problema también radica en que es mucho de lo mismo. Y no me refiero a la repetición de la fórmula o personajes sino a la duración. Lo que en el programa se contaba en unos pocos minutos, en la película se extiende y remata demasiadas veces, el chiste parece un electrocardiograma, oscila: te reís de algo y entrás en una meseta, te volvés a reír. Se remarca todo con la sensación de que el tiempo se estira (¿cuántas veces necesitamos oír los comentarios racistas de Micky Vainilla?). Claramente hay sketchs o personajes que gustarán más o menos según el sentido del humor de cada uno, porque en eso se apoya toda la película, en el humor per sé (que no hace falta aclarar que es muy bueno). Formalmente, poco se arriesga, aunque se note un mayor despliegue en la construcción de decorados, la puesta en escena es básicamente la misma que la de Peter Capusotto y sus videos. Entonces, ¿de qué hablamos cuando hablamos de Peter Capusotto y sus 3 Dimensiones? De la tele y un poco más llevados al cine. Los que disfrutaban del programa invariablemente disfrutarán de la película. A pesar de que a algunos se nos hagan un poco largos los sketchs, la dinámica episódica te mantiene entretenido. Como dice Violencia Rivas: tenemos la libertad de entretenernos con un programa de televisión, además de la de ser unos pelotudos.
Peter, experto en el arte de hacer reír Las dificultades de llevar un programa a la gran pantalla se diluyen en la efectividad de pasajes que producen verdaderas joyas de la comedia: alcanza para compensar otros menos logrados, y certifica por qué la dupla Capusotto/Saborido es auténticamente popular. Muchas veces se confunden los conceptos de lo popular y lo masivo, por lo general para hacer pasar por uno lo que apenas es lo otro. Mientras que lo masivo no es más que un valor estadístico que indica un determinado nivel de consumo (uno muy alto, claro), lo popular es aquello que los pueblos hacen propio por cultura, tradición o afecto. Ninguna de estas categorías incluye de facto a la otra, y tanto pueden cumplirse de manera independiente como simultánea. El caso de Diego Capusotto es paradigmático. Su programa de televisión (Peter Capusotto y sus videos) se ha convertido en un auténtico fenómeno popular, al punto de exceder el formato original para multiplicar su éxito a través de redes sociales, libros y ediciones en DVD. Y sus personajes no sólo se han vuelto recurrentes en charlas cotidianas, sino que han propiciado la aparición de ensayos como La sonrisa de mamá es como la de Perón, donde varios intelectuales (Horacio González o María Pía López entre ellos) utilizan estas creaciones para proponer algunas interpretaciones de la realidad y la historia en tiempo presente. Por su parte, la condición masiva puede comprobarse antes en el carácter viral de la circulación de su trabajo a través de Internet o la piratería, que en las cuestionables mediciones del rating televisivo. Sin dudas el estreno de la película Peter Capusotto y sus 3 dimensiones suma un nuevo elemento a estas cuestiones, y alimenta una bien ganada reputación. En principio, la premisa es sencilla: trasladar a estos personajes de la pantalla chica a la grande, intentando replicar su espíritu anárquico y subversivo dentro de una narración cinematográfica. La apuesta requería de un trabajo nada sencillo de adaptación, ya que la sucesión de sketchs, tan propia del formato televisivo, no necesariamente deviene en película. La excusa para hilvanar las diferentes situaciones es el relato realizado por Violencia Rivas, uno de los personajes icónicos de la factoría integrada por Diego Capusotto junto a su guionista y director Pedro Saborido, quien con la excusa de escribir una carta a sus hijas, comenzará a lanzar sus diatribas contra el mundo del entretenimiento. Empezando por el cine en 3D, artilugio comercial del que también se supone intenta servirse la propia película. A partir de allí, y como ocurre con el programa que le da origen, el relato intercalará una serie de situaciones protagonizadas por personajes también clásicos como Bombita Rodríguez, el Palito Ortega montonero; el cantante de pop nazi Micky Vainilla; o Jesús de Laferrere, el mesías rollinga del conurbano. Y también algunas oportunas creaciones nuevas, como el Jefe de Gobierno de ciudad del Orto, evidente alter ego de Mauricio Macri. Claro que no todo lo que se proyecta en una pantalla panorámica es cine sólo por eso. De hecho, Peter Capusotto y sus 3 dimensiones sigue estando mucho más cerca de ser televisión magnificada, y en eso se parece a títulos como los que integran la saga Jackass, con quienes comparte ese carácter fragmentado. Sin embargo, eso no alcanza para ocultar el hecho de que esta creación conjunta de Capusotto y Saborido contiene verdaderas joyas de la comedia argentina, que representan los puntos más altos del género realizado en el país en muchísimo tiempo. Todo el segmento de Bombita Rodríguez, con una excelente versión digital del general Perón y la idea de exportar el peronismo a los Estados Unidos, es sencillamente magistral. No sólo por lo que tiene de cómico sino por la relectura en clave grotesca de algunos de los episodios más traumáticos de la historia reciente. “La del absurdo y el grotesco son dos poderosas tradiciones de la vida cultural argentina”, señala Claudio Rinesi en el prólogo de La sonrisa de mamá es como la de Perón, y con eso no hace otra cosa que colocar al trabajo de Capusotto en una línea histórica que lo liga al trabajo de, por ejemplo, Armando Discépolo. Un mérito real y nada menor. Pero así como otros de sus microrrelatos mantienen este gran nivel de humor (el de los tres amigos del chat; el spot de las pastas de mamá, o algunas intervenciones de los mencionados Micky Vainilla y Violencia Rivas), otros aportan poca sustancia. El largo episodio de Jesús de Laferrere o la secuencia del roquero Pomelo nunca explotan y en el caso de este último, cuya aparición se realiza sobre los títulos finales, se parece mucho a una despedida para un personaje posiblemente agotado. Puesto todo en la balanza, no caben dudas: lo bueno, por muy bueno, bien vale el efecto colateral de los momentos menos logrados del trabajo de dos hombres que supieron entender al humor como un vehículo para la expresión popular. En el mejor sentido de la palabra.
LA PANTALLA LE QUEDA GRANDE Tomando como base el programa de televisión creado por Diego Capusotto, esta película intenta reproducir los personajes más exitosos y aportar algunas novedades del formato cinematográfico 3D. El resultado es bastante decepcionante. Diego Capusotto es uno de los comediantes más originales e importantes que tiene en la actualidad la televisión Argentina. Bueno, el más original en realidad. En televisión demostró, con su programa Peter Capusotto y sus videos, una particular capacidad de entender, discutir e ironizar alrededor de todos los personajes y lugares comunes del rock, además de hacerlo también sobre una galería de personajes con raíces políticas. Pero en lo que a la sátira del rock refiere, el actor tuvo tanta buena/mala suerte que aquellos que son el cliché que él critica, lo adoraron incondicionalmente. Fenómeno de culto por excelencia, su fama se ha hecho extensiva a las redes sociales, donde sus sketches –actuales y de programas anteriores- son vistos y una y otra vez por sus fans. Pero desde el núcleo de su éxito hay algo que quedaba claro: no podría transformarse jamás en un largometraje, es decir, en más de una hora de cine. Aun así alguien creyó que este salto hacia el vacío podía resultar interesante. Luego de unos minutos muy graciosos donde se pone en duda las bondades del 3D y donde se realizan chistes que nunca habían estado en la televisión, la película delata sus limitaciones. Aunque hay ciertas promesas de locura, como ver un primer plano de Violencia Rivas en 3D, aprovechando al máximo el formato, lo cierto es que la intencional búsqueda de la estética berreta queda como tal y no logra convertirse en un elemento extra de humor. La estructura de sketches es de por sí complicada de convertir en película, aunque no es imposible hacerlo. Si a eso le sumamos el agotamiento de muchos de los personajes, el espacio para el disfrute cinematográfico es mínimo y la película, incluso, deteriora nuestra apreciación del trabajo de Capusotto en el televisión. La ausencia de novedad se potencia porque no hay videos ni cortes comerciales (aunque hay sketches que funcionan como chistes extras en forma de publicidades) que aligeren la acumulación de personajes. Y la pantalla grande lejos de ser una aliada termina por agotar al espectador. El aburrimiento, eso que no parecía asomar en el programa, acá se hace presente de forma abrumadora. Hay que ser muy incondicional de Capusotto para reírse durante todo lo que dura su película. Dos o tres sketches son llevados tan lejos en tiempo que son realmente difíciles de soportar, por ejemplo los de Micky Vainilla y Jesús de Laferrere. Sin embargo, y a pesar de todo lo dicho, la película regala –además del mencionado comienzo- algunos apuntes graciosos y bastante lúcidos sobre sus tópicos habituales. Las escenas de Bombita Rodríguez parecen las más interesantes y las que tienen algo de riesgo y osadía. La buena noticia es que más allá de este fallido y olvidable paso de Capusotto por el cine, su trabajo en la televisión aun puede verse. Y Peter Capusotto y sus tres dimensiones tal vez sea el cierre de un ciclo, y a la vez el comienzo de un nuevo proyecto para un autor que en más de una ocasión logró dar en el blanco del humor inteligente.
Lo primero que destaco de Peter Capusotto es que haya llegado al cine. Si queremos pensar en un crecimiento del cine nacional, esto se tiene que dar en todos los aspectos y buscando a un público amplio. Ya tenemos muchas películas de determinados géneros, pero casos como este ninguno. Así que esta película viene a sumar, y eso es muy positivo. Muchas expectativas generó esta película, y la realidad habría que medirla en una sala llena de fans para hacer una crítica más realista. A mi me tocó verla en una sala con críticos y no es lo mismo que una sala de cine. La película tiene momentos muy graciosos, pero la realidad es que tiene algunos baches para llegar al próximo sketch que le juegan en contra. Los momentos mas graciosos no siempre son los más elaborados, y eso habla de lo que ha generado la dupla Capusotto - Saborido con la química de los personas en la gente. Creo que la efectividad del programa también es el tiempo corto de sus sketchs que luego son reproducidos hasta el cansancio en YouTube. O sea son pocos minutos. Acá eso se estiró en algunos casos demasiado. Pero estos puntos flojos seguramente en una sala llena de un miércoles en el cine, pasarán desapercibidos, porque las risas generales harán subir varios puntos el resultado. Ojalá salgan más de estos de "la misma bosta de siempre ahora en 3 dimensiones", pero afilando el guión y los tiempos, y se podrá lograr un excelente momento bizarro en una sala de cine. Para empezar no está mal.
La sacarina del espectáculo A lo largo de su trayectoria como comediante Diego Capusotto ha demostrado ser un engranaje fundamental en proyectos colectivos de tono absurdo e inclinaciones irónicas como los recordados Cha Cha Cha, De la Cabeza y Todo por Dos Pesos: cada uno de aquellos ciclos fue sin dudas tanto un representante de su época en términos sociales como una maravillosa parodia de los puntos más ridículos del “vivir argentino” del momento. Cuando finalmente se lanzó en solitario con Peter Capusotto y sus Videos, ya sin Fabio Alberti de coequiper, las expectativas eran elevadas y los recursos mucho más que escasos. El producto resultante no sólo lo posicionaba como un humorista extraordinario para el lamentable nivel de la escena nacional sino que además ponía en evidencia cuanto se podía alcanzar cuando se dejaban de lado la lógica del rating, la imbecilidad y la repetición perpetua: combinando videos musicales y sketchs cómicos, la propuesta funcionaba como un oasis dentro de una televisión -cada vez más devaluada y patética- que desconoce la originalidad. Tanto es así que la influencia y acidez metadiscursiva también se han sentido en el ámbito rockero, otro triste enclave que durante la última década ha caído en desgracia. Luego del reconocimiento popular, la edición de los DVDs, los premios recibidos y hasta la publicación de un libro alegórico, estaba casi cantado el rodaje de una película con los personajes más celebrados por un público reducido pero extremadamente fiel. Peter Capusotto y sus 3Dimensiones (2012) cuenta con la distribución de Buena Vista y la dirección del infaltable Pedro Saborido, suerte de compañero de correrías en una etapa que muchos consideran la cúspide de su carrera. Aquí reaparecen clásicos absolutos como Bombita Rodríguez, Micky Vainilla, Violencia Rivas, Jesús de Laferrere y el gran Pomelo. Sin embargo no estamos ante un simple vehículo para el lucimiento de Capusotto sino que más bien debemos hablar de un film autónomo con una premisa orientada hacia una continua paráfrasis con eje en la denuncia de izquierda de la omnipresencia contemporánea del entretenimiento, del cual la tecnología 3D es apenas la “punta del iceberg”. Haciendo alarde de una enorme lucidez e inteligencia, la dupla dispara un sinfín de dardos contra la preponderancia de los medios masivos de comunicación, los distintos desfasajes en relación al devenir cotidiano local, la ignorancia del ser humano promedio y el macro conformismo. A rasgos generales se puede afirmar que el convite es similar al programa televisivo aunque sin el componente musical, con un mayor presupuesto y hoy aludiendo más a la “sacarina del espectáculo” que a los vaivenes y estereotipos de la cultura rock (aún así se extraña el increíble archivo de Marcelo Iconomidis). Se agradece la oportunidad de tener una obra argentina de esta envergadura para disfrutar en salas cinematográficas: si fuera por el resto del panorama todo sería costumbrismo bobalicón, mamotretos mainstream, sonseras artys festivaleras y/ o “películas excusa” para cobrar el consabido crédito del INCAA…
Anexo de crítica: Capusotto viene a representar algo así como una perla dentro de la costra enchastrada con mediocridad que representa la cultura popular Argentina. Lugar que por diversos motivos dejara el genio de Alfredo Casero para que el hincha de racing tome la posta junto a la pluma incendiaria de Pedro Saborido y despabile conciencias bajo el pretexto del humor chabón. Por eso, su traspaso en la pantalla grande para críticar a la sociedad del espectáculo; para derrumbar al sistema conformista siendo parte de ese sistema resulta más que bienvenida en este extraño film ensayo, donde los personajes más reconocidos son el puente y la excusa para reflejar un discurso teórico sobre el entretenimiento en sus diversas facetas y la capacidad de estupidización de los medios masivos tradicionales y nuevos como la internet. Rock and Roll nene.
El comediante lleva a la pantalla grande lo mejor de sus personajes y sus ocurrencias Esta reseña no está dirigida a los fans de Diego Capusotto. No importa lo que aquí se opine, se explique o se argumente. Ellos -más allá de una determinada calificación, del mayor o menos entusiasmo que pueda demostrar un crítico- irán de todas maneras a las salas para participar de un ritual comunitario, de una experiencia que excede por mucho el mero hecho cinematográfico. Porque hay pocos cómicos en la Argentina que encajen tan bien en la categoría de artista de culto (que no necesariamente son los más populares, pero sí los que más idolatría generan entre sus seguidores) como Capusotto. Los que seguramente estarán dudando respecto de ir o no a una sala digital 3D para encontrarse con esta película son aquellos que lo han visto de manera esporádica en sus (no menos esporádicas) temporadas televisivas. En este sentido es difícil ser tajante: Peter Capusotto y sus 3 dimensiones tiene tantos logros como desniveles y, si bien no puede hablarse de un producto sólido y redondo (características que jamás podrían tener las creaciones de Capusotto-Saborido), sí estamos ante una propuesta que por concepto y por esfuerzo de producción es bastante más que un episodio televisivo alargado. La idea de llevar al cine un producto de la TV construido con sketches o segmentos cortos no es nuevo (Hollywood ha logrado inmensos éxitos con, por ejemplo, la franquicia de Jackass ) y el riesgo de repetir personajes e ideas está siempre presente. Si bien Peter Capusotto y sus 3 dimensiones puede abrumar por momentos al segmento no tan enfervorizado del público (sobre todo porque la eficacia de la segunda mitad es menor a la de la primera), lo cierto es que Capusotto sale más que airoso de esta incursión en el lenguaje cinematográfico y, más aún, en el universo de las imágenes estereoscópicas. El film tiene como hilo conductor una suerte de documental ensayístico que no es otra cosa que una sátira sobre la "dictadura" del entretenimiento. A modo de manifiesto pseudo-anarquista (o "filo-comunista", como sostiene la voz en off), se va analizando con ejemplos "prácticos" cómo los medios, la publicidad, Internet (y las redes sociales) van moldeando un ser alienado y dócil para conformar así una sociedad anestesiada y consumista. La irascible (desquiciada) ex cantante Violencia Rivas es una suerte de narradora involuntaria del film con sus monólogos siempre extremos, mientras que también hay espacio para el lucimiento de otros consagrados personajes de Capusotto como el militante Bombita Rodríguez (la parodia a los históricos enfrentamientos internos del peronismo es uno de los grandes hallazgos), el neonazi y xenófobo Micky Vainilla, el líder del conurbano Jesús de Laferrere, y, sobre el final, la estrella de rock Pomelo. Es decir, la galería completa de grandes creaciones de Capusotto que, ahora en versión aumentada (de duración, de tamaño de pantalla y de despliegue de efectos visuales), quiere seguir riéndose de (y con) los argentinos.
Una entrega con delirio controlado Lo conocimos en los "90. La delirante serie "Cha Cha Cha", "Todo por dos pesos" y "Los videos de Diego Capusotto", hicieron que uno ingresara al universo del absurdo sin remordimientos. Alfredo Casero, Fabio Alberti lo acompañaban y con Saborido bailaban al ritmo del mismo mambo. En este filme, Diego Capusotto presenta a Violencia Rivas, personaje de su serie televisiva, cantante, conductora y crítica social emergente de "La Barra de la Nueva Ola" de los "60, que analiza un tema: el entretenimiento como mal necesario. Violencia, a la manera de un analista, estigmatiza el nuevo dios de la sociedad del siglo XXI, que nos condena al absurdo. ESCENAS MAS LOGRADAS Parodia de la parodia, Diego Capusotto con el tema del entretenimiento se permite sumergirnos en el mundo de sus personajes, Bombita Rodríguez, remedo "monto" en decadencia, Jesús de Laferrre, el predicador de los pobres, Pomelo o Micky Vainilla, el discriminador. Por su crítica pasa el mundo rolinga y el mundo careta, gorilas y peronistas, contradicciones y fanatismos de ambos bandos, mundos digitales y reales, objetos estrambóticos e improbables, dragones y arcas. Un mundo Capusotto donde todo es posible y criticable, donde la libertad y la crítica conviven democráticamente y el lenguaje también se parodia. Si tenemos que destacar secuencias más logradas, ésa va a ser la de la masacre de Ezeiza de 1973 y la del atentado a las Torres Gemelas. Cuando mejor funciona la película, es cuando más se desborda la imaginación, porque el delirio es contagioso y las medias tintas o la coherencia no son materia de Capusotto. La estructura general representa una vez más un estilo desorbitado, sin términos medios. La estructura general de la película no escapa a lo caótico, efervescente, desparejo, a veces demasiado ingenuo. Y eso es lo que espera el admirador "capusoteano", algo que lo inspire y le haga sentir emociones. Un sentimiento elemental, ingenuo, crítico y absolutamente válido
Delirio y agudeza en 3D Los formidables personajes creados para la televisión llegan, sin grandes variantes, al cine. No hay discusión: Violencia Rivas, Micky Vainilla, Bombita Rodríguez, Jesús de Laferrere y Pomelo justifican, entre muchas otras cosas, ir al cine. Aunque sea para verlos, como lo aclararon Pedro Saborido y Diego Capusotto, en un película híbrida -que no signifca desabrida sino surgida y desarrollada en un cruce de géneros-, con preponderancia televisiva. En este caso, por ejemplo, hablamos de una hibridez potente, vertiginosa, aguda y a la vez delirante, ferozmente divertida. Creada para un programa de TV, y recreada para este filme en 3D. El hilo conductor -el mecanismo utilizado para hilvanar gags y personajes- es el ataque a la industria del entretenimiento. Pero, lo sabemos, Saborido y Capusotto no son obvios, lineales, ni políticamente correctos. Así que en Peter Capusotto y sus 3 dimensiones se burla, al mismo tiempo, de los que atacan... a la industria del entretenimiento (y de paso demuestran que se puede entretener sin idiotizar, siendo o no parte de la industria). En síntesis: mantienen su humor iconoclasta, anarquista y anárquico; múltiple: perceptible en más de tres dimensiones. De modo que a la película sólo se le podría “criticar” su tendencia a la recreación y al mantenimiento. Sus personajes -formidables- fueron concebidos y probados en otro formato, y traspolados, sin trama unificadora ni modificaciones, al cine. El resultado -buscado- es un pandemónium paródico/satírico. Un desborde de desenfado y absurdo: de argentinidad. Lo acostumbrado. Nada que se haya construido por ni para el cine. Pero que mantiene su esencia costumbrista-alucinatoria en la pantalla grande. Hablamos de la primera película nacional filmada en 3D, sistema que funciona muy bien como chiste y no tanto -digamos que sólo de a ratos- como recurso visual. La prueba está en el comienzo del filme, cuando una voz en off explica el uso de los anteojos tridimensionales y va dando instrucciones que conducen a una propuesta surrealista, cuya gracia no está en lo que vemos sino en la casi ilimitada imaginación de los guionistas. Después, el festival de personajes que, sin perder el eje del “ataque a la industria del entretenimiento”, abordado desde el punto de vista de Violencia Rivas, mantienen su línea clásica. Especial mención para Bombita Rodríguez, y su histórico intento (fallido) de penetrar a la cultura norteamericana, sobre todo hollywoodense, con armas de diversión justicialistas. Plan montonero, abortado por el enfrentamiento con la derecha peronista (en este filme hasta se recrea ¡Ezeiza!). Aplausos, también, para los gags sobre las redes sociales: sobre esos tipos que cuelgan 5.000 fotos de sus vacaciones en su facebook, o los que chatean abusando de la expresión ja ja .
Capusotto en 3D para solaz de sus fieles Capusotto ha logrado convertirse en un culto televisivo tal vez equivalente a lo que deben haber sido en sus comienzos los Monty Phyton en Inglaterra, y, como ellos, llega al cine en un formato necesariamente parecido a lo que hace en la pantalla chica, que a esta altura ni hay que aclarar que es divertidisimo. Claro que aquí no estan sus videos de rock, y aunque se los pueda extrañar un poco, esto en principio no es malo, porque en las últimas temporadas televisivas, por más bueno que pudiera ser el video de archivo, se lo percibía casi como una intrusión entre un gag y otro. Aquí, en cambio, todo es puro Peter Capusotto contundente y en 3D, lo que al inicio del film da lugar a un memorable momento musical de Violencia Rivas exigiendo que le miren «ésta», además de un contundente spot del flamante complejo cinematográfico «Los hijos de puta» que ahora tienen una sala 3D en el sótano de su ya célebre pizzería, con la novedad tecnológica de incluir algo llamado «baños in» o algo por el estilo. Violencia Rivas con una especie de carta de suicidio es la que sirve de nexo para hilvanar distintos sketches con el lema común de desnudar las miserias de la industria del entretenimiento en todas sus formas, ya sea los deportes extremos como el vuelo en «parapete», los noticieros que entretienen mostrando catástrofes de todo tipo y calibre (incluyendo el flagelo del voley y los imitadores de Michael Jackson que caen desde azoteas por hacer el «moonwalk» de espaldas) y los que se divierten chateando poniendo «jaja jaja» cada dos líneas. También están los que se divierten con las drogas (uno de los grandes momentos de humor y 3D ultrapsicodélico de la película) y los que mezclan entretenimiento y política, como el mismísimo General junto al Palito Ortega montonero, Bombita Rodríguez, que quieren hacer un gran evento peronista en Michigan que es perturbado por la aparicion de Los Tres Pesados y el Ortodoxo Yogui (son momentos desopilantes, pero Bombita podría haber tenido más metraje; la única queja en todo el film). Capusotto es un comediante de primera, y encima también canta, incluyendo una formidable cumbia onírica con que canta en una pesadilla el astro del pop más que levemente nazi Micky Vainilla. Faltan personajes clásicos de la TV, y también hay unos nuevos hilarantes (un tanto menos rockeros, dado que éste no es un film de rock a diferencia del programa), pero lo importante es que el público ríe a carcajadas. Técnicamente el 3D es más que eficaz y tan descontrolado como el concepto general de Capusotto. También, hay actuaciones que se destacan además de la del protagonista, especialmente la de Ivana Acosta, que protagoniza varias escenas, incluyendo una con un yogur laxante que recuerda un chiste de «El fantasma de la libertad» de Luis Buñuel. El final, con Jesús de Laferrere y Violencia Rivas a toda ira (su furia aprovecha la estereoscopia al máximo) son más que contundentes, y por si faltaba algo, durante los créditos aparece Pomelo. No hace falta ser adolescente para reírse de lo lindo con esta comedia delirante plagada de humor de «gusto dudoso» y algo para herir todo tipo de sensibilidades, que es finalmente lo que su público espera de estos dos talentos: Diego Capusotto y su guionista y director Pedro Saborido.
Fiesta pagana y humor delirante El filme es lo más parecido a un especial del programa de televisión con la marca registrada Capusotto-Saborido pero en 3D. Una bacanal de ideas tumultuosas y anárquicas, con los personajes más celebrados de la dupla. La sinceridad de Capusotto y Saborido es más que elocuente: Peter Capusotto y sus 3 dimensiones es lo más parecido a un especial de Peter Capusotto y sus videos. Pero esa franqueza de la dupla, creativa y original, apunta más alto en esta oportunidad a través del 3D y de un propósito, ya de por sí, ambicioso: complacer a los fanáticos que concurrirán al cine como si se tratara de una fiesta, pero también seducir a quienes se mantienen o ubican “afuera” del fenómeno. El pretexto argumental es disertar sobre la industria del entretenimiento y para eso nada mejor que convocar a Violencia Rivas y su carácter irascible que media entre el rock punk de antaño y una Lita de Lazzari en versión bizarra. De allí en más, la película (algo semejante a una bacanal de ideas tumultuosas y anárquicas dentro de un orden establecido) deja el convite para que surjan, entre otros, Micky Vainilla, Jesús de Laferrere y Bombita Rodríguez, tres de los personajes más celebrados del dúo. Entre ironías, publicidades que actúan como “separadores” y un humor que concilia el delirio y la lectura subliminal o directa de carácter político, transcurre la hora y media de esta orgía humorística y placentera. También, excesiva, cuestión que los fanáticos agradecerán sin tapujos, en tanto, aquellos que no comulguen con el fenómeno, tal vez, mirarán con cierto desgano. Las influencias también son elocuentes: el humor corrosivo y voraz de aquellos Monty Phyton, el estilo narrativo de viñeta episódica de los primeros films de Woody Allen, los “separadores” publicitarios que remiten al Almodóvar de la movida española. Los segmentos más contundentes hacen anclaje en Bombita Rodríguez y su historia peronista montonera y en la postura fascistoide y reaccionaria de Micky Vainilla, en tanto, las apariciones de Jesús de Laferrere y Pomelo, traslucen menos eficaces en relación con el programa de televisión. Pero el momento que se lleva todos los elogios refiere al episodio Facebook donde un Capusotto multiplicado en su mundo de “Ja-Ja-Ja” provocará que su cabeza estalle al estilo Scanners de David Cronenberg. Cabría plantearse, entonces, si Peter Capusotto y sus 3 dimensiones es una película o la invitación que hace un par de amigos para una fiesta lúdica y pagana constituida por aquello que se sabe de antemano. También, podría interrogarse si semejante celebración conformará a propios y extraños. Quien escribe esta reseña crítica confiesa que le resultó muy difícil tomar distancia del fenómeno Capusotto & Saborido, que se sintió a sus anchas con la invitación a la fiesta, que la pasó más que bien y que no tiene problema alguno en repetir la experiencia.
Es interesante ver como, a lo largo de los años, Diego Capusotto nos muestra, por lo menos juzgándolo a simple vista, una capacidad de renovación humorística sorprendente. Y sin embargo, una renovación que no por ello conlleva un quiebre abrupto dentro de su núcleo paródico, irónico, ácido, lisérgico, como se suele llamar...
Deseo y decepción Peter Capusotto, con sus 3 dimensiones a cuestas, va camino a transformarse en una de las grandes decepciones de 2012. En los últimos lustros las constantes colaboraciones entre Diego Capusotto y el guionista Pedro Saborido han dado como resultado algunos de los programas humorísticos de televisión (Todo por dos pesos y Peter Capusotto y sus videos) y radio (Lucy en el cielo con Capusottos) más originales y renovadores. Pero, a pesar de los antecedentes Peter Capusotto y sus tres dimensiones es una película fallida. La versión cinematográfica de Peter Capusotto es menos que cualquiera de los programas de televisión. El 3D parece obedecer a un capricho absurdo (o al afán de vender entradas más caras), porque no ofrece ningún aporte relevante, más allá de uno o dos chistes efectivos que se realizan a costa del formato. En la película algunos de los sketches son un poco más largos que en la TV pero en general esto no da otro resultado que el aburrimiento y la previsibilidad (en los casos de Miki Vainilla y Jesús de Laferrere esto se nota especialmente) vale hacer una excepción con Bombita Rodriguez que habitualmente tiene una extensión superior a otros segmentos y en el filme es el que mejor funciona. Quien vaya a ver Peter Capusotto y sus 3 dimensiones seguramente se reirá a carcajadas unas cuantas veces, y posiblemente se aburra en muchos otros momentos. El filme está pensado para un público adicto al programa capaz de celebrar la mera aparición de cada uno de los personajes que ya conoce y no espere más que esos momentos plenamente risibles que no faltan. Entre chistes existe un intento por generar una reflexión sobre el entretenimiento, pero resulta muy tenue y no alcanza para darle sentido al filme. Creo que de Saborido y Capusotto se podía esperar más. Para empezar mejores nexos entre sketches y un aprovechamiento mayor de la pantalla de cine, por no hablar de darle alguna utilidad física o humorística al 3D. Pero nada de eso ocurre y Peter Capusotto, con sus 3 dimensiones a cuestas, va camino a transformarse en una de las grandes decepciones de 2012.
Tribuneros Una cosa es decir algo en chiste y otra decirlo de manera chistosa. Diego Capusotto dice lo que escribe Pedro Saborido de manera chistosa, pero lo que dice es muy serio. Este programa especial de una hora y media de "Peter Capusotto", sin sus videos, tiene igual producción que lo visto en tv, sin nada "cinematográfico", excepto el 3D. El personaje de Violencia Rivas sirve de hilo conductor, es el que baja línea de forma directa, el que de forma exacerbada escupe el modo de ver de sus creadores. El tema central es el entretenimiento. Así desfilan Micky Vainilla y la presentación de su película "Ningún Error de Dios", Bombita Rodríguez y la desopilante historia sobre el proyecto de los Estados Unidos Justicialistas y Jesús de Laferrere -el segmento más flojo de todos-, entre otros personajes y ocurrencias propias del ciclo televisivo. Capusotto y Saborido van desde el humor post asado, pasando por el más vulgar hasta aquel un poco más sofisticado, que requiere de cierta información por parte del espectador. Dificilmente un joven se ría auténticamente si no sabe que es la UOM o la tercera posición durante el sketch de Bombita, el más logrado de todos y donde se atreven a satirizar hasta la masacre de Ezeiza. Claro está que si tras la sátira no hay crítica se corre el riesgo de convertir lo siniestro en algo simpático. Diego Capusotto se consolida como un capo cómico outsider. Uno que se vale solo, que no necesita compartir elenco ni hacer revista ni temporada en Mardel. Con su público le basta y a él está dirigida esta película. Los fans, de parabienes. Algunos esperábamos algo más.
El rock es historia Lo único malo de ver en TV Peter Capusotto y sus videos era que cada programa tenía un final. Para esos espectadores que experimentaban cada lunes esa sensación de querer un poquito más, llegó la película en 3D. Como en la película de Los Simpson, el cine no altera el estilo del humor ni el tipo de relato, sino que en este caso aporta detalles técnicos para ver en formato de luxe un episodio extendido, en el que los sketches se toman el tiempo necesario y las pautas publicitarias no interrumpen (excepto por la publicidad de Pizzería Los hijos de puta, que auspicia el filme). Violencia Rivas es la presentadora y el hilo conductor de una serie de cuadros que reflexionan sobre el entretenimiento en los tiempos que corren: en la TV, las redes sociales, el espectáculo y, claro, en el rock. Junto a Violencia aparecen cuadros de Micky Vainilla, el cantante pop nazi; Jesús de Laferrere, en un episodio rollinga y místico de exorcismo; y Bombita Rodríguez que protagoniza el mejor de los relatos, un revival de la política setentista, con un fragmento de animación para los anaqueles del peronismo revolucionario. Salteado, aparecen otros cuadros, como en el programa y, también como en el programa, algunos son más efectivos que otros, con momentos de risa ahogada y otros menos rendidores; con personajes creados para el deleite y otros que justifican su existencia para decir una frase de humor y retirarse. Capusotto y Saborido hacen lo que mejor saben hacer y activan un código en común ya compartido. Prefieren ahondar en menos cantidad de personajes y no abusar de los que ya saben preferidos (uno puede extrañar a "La voz de la calle" o a "El idiota que le canta a la chica", pero la decisión de los autores fue "menos es más"). El 3D se aprovecha en algunos momentos, aunque no es indispensable para ver la película, y la animación y los cuadros musicales completan la propuesta. Entre las canciones, la de Violencia Rivas será la más pegadiza y entre los nuevos personajes, hay algunos que podrían tomar vuelo propio. Adelantar más de la trama o anticipar los picos de humor sería un pecado. Aunque vale una advertencia: hay que quedarse en la sala cuando empiecen a pasar los créditos del final.
VideoComentario (ver link).
"La misma bosta de siempre, ahora en 3D" Estamos rodeados de entretenimiento: televisión, radio, internet, medios escritos. Todo nos invita a despejar la cabeza, ya sea vacua o intelectualmente, y eso es lo que plantea desde el principio esta película que, más que película, es una sucesión de segmentos con una línea conductora. Aquí, a diferencia del programa de televisión, no lo vemos a Peter presentando a sus personajes, sino que es Violencia Rivas (justamente, uno de sus personajes), la pionera del punk argentino, la que sirve como centro para explotar el planteo "filo-comunista" en contra del entretenimiento. Los personajes que explotaron en televisión y en youtube, como Bombita Rodríguez, Jesus de Laferrere, Mickey Vainilla y otros dicen presente en la pantalla grande, y básicamente lo que hacen es lo mismo que en sus ya históricos gags ("la misma bosta de siempre", como dice Saborido). La diferencia, claro, está en la inversión del fílmico, los nuevos recursos y, sobre todo, el 3D, muy funcional con la película y realmente bien hecho, pese a ser la producción argentina hecha con esta tecnología. Hay gags que, como en la televisión, funcionan mejores que otros. Bombita Rodríguez, por ejemplo, es lo más alto de la película; mostrando en forma documental cómo este cantante popular montonero llevó al peronismo a Hollywood. Por otro lado, el sketch de Jesus de Laferrere se convierte en algo largo y repetitivo que, finalmente, no va hacia ninguna parte. En sí, esta primera aproximación del programa al cine, dirigida por Pedro Saborido, uno de los cerebros del programa, sale venturosa gracias a cierta frescura que supieron mantener, pese a explotar los mismos recursos que en su programa semanal. Es decir que, más allá de algunos altibajos, la película funciona. Esto, claro, es para aquellos que no sean fieles de Diego Capusotto. Para los fieles no hay más que decirles que corran al cine porque, lo que buscan, lo que quieren ver, está ahí.
El gran problema de esta película es que busca más ser una película que ser fiel a Peter Capusotto. Es decir: colocar en sucesión, en una estructura artificial, lo repentino y aleatorio que implicaba cada emisión del (genial) programa teleivisivo. No es necesario contar una historia para hacer reír, sino comprender el ritmo del cine (ejemplo canónico: los cortos de El Correcaminos son joyas del humor y carecen de una historia a contar). La sucesión de invenciones cómicas de la dupla Capusotto-Saborido requería de un tratamiento musical, de un tempo diferente del de la televisión, donde a veces es necesario saturar. Así, buenas ideas como Bombita Rodríguez tratando de abrir una Disneylandia peronista en Michigan o la aparición de Jesús de Laferrere se ven estiradas y faltas de concentración dramática. Justamente -repetimos- falta la música como aglutinante y como estructura. Sin esa libertad (esa libertad bien rockera, de paso), la película se vuelve por largos momentos en un “grandes éxitos” huérfanos de gracia.
Debo confesar que no soy seguidora de este personaje de la televisión, no tengo nada personal, alguna vez vi un solo programa completo y me fue suficiente para opinar que no me gusta, porque pienso que antes de decir “esto no es de mi agrado” hay que probarlo o verlo, ante de ver un programa de Capusotto prefiero ver otra cosa, y bueno son gustos, es un humor para otros. Fui a ver esta película en una sala donde éramos todos críticos, algunos se reían a carcajadas, un colega se encontraba muy eufórico porque en varias ocasiones golpeaba mi butaca y a las risotadas y otros la miraban como en mi caso sereno y por trabajo. En parte del desarrollo vemos al personaje de Violencia Rivas, guiando al espectador por una suerte de documental, en dónde a través de historias breves se irán contando las distintas relaciones que como seres humanos tenemos con el cine, la radio, internet, el video home y otras nuevas costumbres que llegaron con los avances tecnológicos. Llena de cuadros musicales, publicidades delirantes y otros gags habituales de la televisión, se tocan temas como: capitalismo, política, la sociedad, y que es el entretenimiento en nuestra sociedad, una de las secuencias logradas, es la masacre de Ezeiza de 1973 y la del atentado a las Torres Gemelas, también hay alguna otra, están los personajes Micky Vainilla, Bombita Rodríguez, Jesús de Laferrere, Pomelo, entre otros, hay parodias determinadas situaciones de la actualidad y de las redes sociales, y hasta del 3D. La película antes de su estreno creó ciertas expectativas a los fans, por eso indudablemente estos llenaran las salas de los cines, tiene momentos graciosos, contiene el humor ácido de Capusotto, pensado especialmente para sus seguidores, aunque no son del todo elaborados, otros bastantes escatológicos, por momentos muy repetitiva, tiene algunos baches para llegar al próximo sketch, bien incluida la música de Jorge “Tata” Arias. Recomendación: quienes no profesan este humor abstenerse.
Visiones y televisiones No quiero repetirme. ¿Repetirme? ¿Qué expresión es esa? ¿Significa clonación? En realidad habría que decir “no quiero repetir lo que ya dije”, ¿no quiero? No sé si no quiero. Bah, lo repito. Ya dije acá que las películas, cuando empiezan, fresquitas, suelen prometer. Vamos otra vez: Peter Capusotto y sus 3Dimensiones, dirigida por Pedro Saborido, empieza y promete. Lo que esperamos que sea una mera sucesión de sketches y una versión mejorada del programa de televisión empieza con una promesa de unidad temática: la reflexión disparatada y ácida sobre el concepto de entretenimiento. Y se parte del 3D, con buenas observaciones sobre el fenómeno actual de los anteojitos en el cine. Bien, así como en la televisión, acá también Peter Capusotto reflexiona sobre el medio en cuestión. Pocos minutos después llega el mejor momento de la película, el que combina pertinencia, lógica humorística, creatividad y ritmo: Violencia Rivas y la canción que dice “ponete los anteojos y mírame ésta”. Pero desde ahí todo se diluye: las referencias al concepto de entretenimiento se hacen cada vez más forzadas y espaciadas, hay pocas canciones, falta tensión cómica, hay sketches muy largos y fallidos (el de Micky Vainilla, el de las “sectas suburbanas”). Aquí y allá aparece algún buen chiste aislado y filoso (sobre todo en el sketch de Bombita Rodríguez), pero la promesa de unidad temática no se cumple y, sobre todo y mucho más importante, al no tener en cuenta la magnificación del tiempo, la concentración y la atención que proporciona el cine, la película se aplasta rítmicamente, y asistimos a uno de los grandes defectos de la televisión trasladada a la pantalla grande y a la sala oscura: eso que nos parecía muy bueno mientras ordenábamos las remeras del placard no merece nuestra atención completa en el cine. En el cine somos espectadores más dedicados que en la televisión. Y Peter Capustto y sus 3Dimensiones debió llegar al cine más trabajada, más armada, con más y mejores chistes, con más ideas, con más canciones, con más variedad. Debió darnos menos respiros, menos tedio, menos sopor. Incluso debió, por lo menos, haber tenido más animales de juguete de mala calidad. No se puede ser tan escaso y confiar tanto en el éxito televisivo. Quizás la película sea un éxito, pero triunfar y vender no necesariamente es convencer. Peter Capusotto y sus 3Dimensiones debió haberse mirado en un espejo como el de El mundo según Wayne de Penelope Spheeris y no en la tradición local de “esto tuvo éxito en la televisión, repitamos el éxito en el cine con la mera repetición y el descarado estiramiento del producto”.
Las máscaras de Capusotto invitan al desparpajo. Y en este filme el humor profundiza su costado ideológico, en una línea de continuidad con el formato televisivo “Peter Capusotto y sus videos”. Aprovechando las ventajas tecnológicas del 3D, la película exhibe un mensaje “filomarxista” contra el mundo del entretenimiento. Así, a partir de Violencia Rivas, se dispara un relato contra la TV, internet, las redes sociales y los videojuegos. Eso da paso a la participación de Bombita Rodríguez, Jesús de Laferrere, Micky Vainilla y nuevos personajes, como un jefe de gobierno muy al estilo Macri o un grupo de amigos fascinados por el chat, que generan el mejor momento de la película. El 3D, utilizado en la sintonía de la estética bizarra de Capusotto, sirvió para demostrar que el ingenio de la dupla con Saborido parece inagotable.
Desde un principio ya sabía lo que nos íbamos a encontrar, mucho mas después de ver el trailer en que Violencia Rivas nos vendía, según el locutor, “La misma bosta de siempre, ahora en 3D”. Peter Capusotto da un salto a la pantalla grande y con una dimensión extra la cual usa como objeto de broma adicional en sus clips, que de por si ya son hilarantes por si sólos. El film se compone de 15 clips que explorarán la temática del “Entretenimiento” en diferentes aspectos de nuestras vidas, obviamente al estilo Capusotto. Violencia Rivas será quien nos lleve a través de los clips y la temática del “entretenimiento” que se planteará desde diferentes puntos y personajes. Micky Vainilla, Pomelo y Bombita Rodriguez serán alguno de los que explorarán el tema con la cuota de comedia típica de cada uno. Cada clip es más extenso de lo usual haciendo que cada uno tenga mas tiempo, pero limitando la cantidad de personajes disponibles en el repertorio. La pregunta que siempre surge es… ¿En 3D? Si bien el film tiene el efecto 3D y se puede apreciar sin problemas, no es el elemento mas atrayente. Si lo es la forma en que se ha resuelto, usando la tecnología como parte de la comedia y como excusa para reirse de nosotros, “los boludos”, que pagan una entrada 3D para ver algo así. El film completo gira en torno al chiste de ver una peli en 3D y todos los clips aluden a la tecnología de cierta forma. Se vuelve una parte esencial de cada clip, sin abusar y sin ser molesto, ya que de esa forma se incluye al público en los diferentes chistes que se van dando respecto al uso de los lentes. Definitivamente las risas no faltaron y en ningún momento decae. Este es el tipo de películas desestresantes que nos mantiene entretenidos una hora y media sin tener que preocuparnos por alguna complicada trama. Ademas, si son seguidores de Capusotto, ya saben que esperarse del film y se verán satisfechos al terminar de verla, sin ninguna duda.
Anexo de crítica: Interesante propuesta de Capusotto y Saborido. Se trata de un film de sketches articulados sobre una reflexión -en tono de comedia- acerca del entretenimiento como mecanismo de manipulación social. El formato de sketch, de gran desarrollo en el espectro televisivo, ha sido siempre problemático y riesgoso en el campo de la cinematografía; incluso los casos paradigmáticos y fundacionales, como I mostri (Dino Risi; 1963), tienen la desventaja de presentar materiales muy desparejos, lo que suele atentar contra la organicidad de la propuesta. En el caso que nos ocupa, es muy evidente la diferencia entre la primera mitad del relato respecto de la segunda parte. Algunos sketches, como el de Jesús de La Ferrrere o Micky Vainilla, se tornan demasiado extensos o poco eficaces, sobre todo si se los compara con los de Violencia Rivas, o los episodios que ilustran el entretenimiento vía internet...-
Para deleite de los seguidores de Capusotto En primer lugar hay que aclarar que lo que se va a ver durante 93 minutos no es una película sino un programa especial de televisión en 3 D. Peter Capusotto es un reflejo de lo que sucede semana a semana en su programa de televisión y termina siendo un deleite para los seguidores. Quizás los que no están acostumbrados a ver sus programas no se enganchen demasiado con la idea de este especial en pantalla grande. Violencia Rivas, Mike Vainilla, Pomelo son sólo algunos de los personajes que aparecen representados en pequeños scketchs, lo que convierte a este entretenimiento en algo muy ameno. Enumerar los delirios daría para mucho. Aspectos sobresalientes de la tecnología se lucen con Bombita Rodriguez y su baile con Perón. Otro tanto ocurre con la bajada de línea a los profetas. La gastada a los cumbieros, el diálogo entre San Cayetano y la Vírgen María, y los consejos de Violencia Rivas son apenas algunos pasajes de este especial en pantalla grande que van a disfrutar chicos y grandes. Un aspecto para destacar es que los efectos en 3 D están muy bien logrados, y se explota al máximo los recursos de deliriums tremens que suelen tener ciertos personajes creados por Capusotto y Saborido. Para recomendar sobre todo para los fanáticos. Nota: Los que no son seguidores del programa, o no están familiarizados con nombres de rockeros o tecnologías de última generación, pueden quedar fuera de esta fiesta. Dos ejemplos: cuando un personaje asemeja ser Kurt Kobain (líder de Nirvana) y Manu Chao (ex-líder de Mano Negra).
Peter Capusotto: Demasiado Chico para la pantalla Grande... Y finalmente Diego Capusotto logró llevar a los personajes más famosos de su programa televisivo a la pantalla grande, y a partir de ese momento, por supuesto, asume el riesgo que ésto implica. Todos sabemos que no son muchas las adaptaciones o traspasos de formatos que pueden sostenerse dentro del esquema cinematográfico ni es todo tan fácil como parece... no siempre lo que funciona bien como producto televisivo asegura que ese mismo rendimiento se pueda lograr en su trasposición cinematográfica. En este caso, previo a un auspicio delirante, "Peter Capusotto y sus 3 dimensiones" tendrá en el personaje de Violencia Rivas a la que guie de alguna u otra manera la narración del film. Ella se convierte en una suerte de hilo conductor del relato, a través de la lectura de una carta con una serie de reflexiones acerca del entretenimiento y sus vinculos actuales con la televisión, las redes sociales, internet y el espectáculo como entretenimiento en general. Si bien mediante esta serie de reflexiones, lo que el guíón de Saborido y el mismo Capusotto pretende, es darle una cierta idea de guión y de historia para constituirse en un producto cinematográfico más típico, la gran disparidad de los "sketches" que pretenden vincularse es justamente lo que subraya la falta total de coherencia en el relato. Relato por cierto inexistente y que hubiese tenido una mayor naturalidad si no se lo hubiese pretendido ajustar a nigún tipo de formato preestablecido. Quedan de esta manera cada una de las partes, de esas piezas, como muy presionadas a responder a la consigna del debate sobre el entretenimiento que plantea el personaje de Violencia, aunque algunas de ellas sólo están vinculadas demasiado tangencialmente. Dentro de la galería que despliega Capusotto no solamente estará Violencia Rivas sino también Micky Vainilla, el cantante pop nazi en un reportaje sobre el contenido y la realización de su nuevo film; Jesús de Laferrere y Bombita Rodríguez que da vida al relato que logra tener un eje temático sumamente creativo, con mucho humor y acertado en la sorpresa de incluir fuertemente la imágen de Perón y Evita dentro del fragmento, siendo éste, lejos, lo mejor del film. Sin solución de continuidad aparecen personajes, tandas comerciales, auspicios, y dentro de los desniveles que presupone cualquier relato fragmentado, habrá algunos que logren mejor que otros su cometido. Habiendo ya aclarado que no se trata de una película sino que podría definirse más acertadamente como un programa televisivo más extenso (ni siquiera aprovecha demasiado el tema de que en el cine podría tocar alguna temática diferente a la televisiva por restricciones propias que se imponen en el medio y en la difusión masiva) y con una producción en 3D que no suma ni resta a lo que se pretende mostrar -aún cuando sobre el final logra un par de efectos más divertidos- lo que "Peter Capusotto y sus 3 dimensiones" logra finalmente mostrar tiene desniveles realmente importantes que sólo serán "perdonados" por sus fans más acérrimos y un público que parece dispuesto ya desde el inicio a divertirse desenfrenadamente y que festeja sobrecargadamente cada gag. En ese desnivel, aparecen después de algun fragmento muy efectivo y sumamente risueño otro con una falta completa de timing y que se termina alargando innecesariamente, totalmente contrapuesto al anterior que aniquila estrepitósamente la situación graciosa y el ritmo generado por el anterior. Incluso en algunos fragmentos la idea se resuelve en una forma demasiado precaria, en apariencia como si faltase un trabajo de pulido del guión o de buscar una forma más inteligente o creativa para rematar la situación. Pareciera, a simple vista, como si de movida se hubiese apostado al éxito del producto televisivo, sin medir un desfio estético y un planteo más acabado que presupone el guión de un film. Obviamente que ninguna de las fallas apuntadas hará que los seguidores no disfruten de la película porque realmente tiene momentos muy graciosos, pero a pesar de la gracia natural, los queribles personajes y el humor delirante ilimitado "Peter Capusotto y sus 3 dimensiones" huele más a estudiantina y programa televisivo que a una película que merece ser vista en los cines (y abonando el precio de una entrada 3 D !!!!)
Dotada de un humor ciento por ciento revulsivo y devastador, Peter Capusotto y sus 3Dimensiones se enaltece por un trabajo audiovisual acorde con el producto. Porque Pedro Saborido demuestra aquí, y con creces, que dentro del genial y proverbial universo de Diego Capusotto, él es una parte indisoluble, un creador de caracteres y de gags inagotables. Y, además, en su condición de director, le otorga a ese estilo de humor, que puede llegar a ser inmanejable y caótico, un marco ideal, catalizador y cómplice. Algo que el director Néstor Montalbano había esbozado con Capusotto a través de comedias absurdas como Soy tu aventura y Pájaros volando, pero aún faltaba algo más en el terreno cinematográfico para el mejor capo cómico argentino de los últimos tiempos. Y esa obra faltante llega ahora con toda la furia con esta película, auténticamente 3D y a la vez anti 3D y anti entretenimiento. Está claro que aquellos que se han regocijado legítimamente con Todo por $2, y luego con el formidable Peter Capusotto y sus Videos, serán más perceptivos con respecto a los innegables códigos que presenta el film –una espectacular catarata de squetchs en la que descollan personajes como Bombita Rodríguez, Violencia Rivas y Jesús de Laferrere-, pero los neófitos avisados y bien predispuestos encontrarán la más pura, bizarra y subversiva diversión.
Con la Violencia no alcanza Una excusa banal, una estructura televisiva errática (de pronto responde a la estructura de un programa de TV, de pronto se olvida de tal estructura y recorre otros caminos), una presencia excluyente, la de Diego Capusotto, y un director que parece desconocer las reglas narrativas del cine. Todo ello compone esta pobre, pobrísima performance del personaje, actor, mito, que ya es -a propósito de sobrados méritos- Peter Capusotto. Pretendiendo analizar la cuestión del entretenimiento en el espectáculo postmoderno, Violencia Rivas, la cantante pop de la izquierda setentista, recorre pequeñas historias a través de las cuales, se supone, demuestra la decadencia de la sociedad burguesa. Lo que acontece en la pantalla (sería bueno entender cuál es el sentido de utilizar el 3D en esta película) no es sino una serie de sketches compuestos para los personajes ya conocidos a través del conocido programa de televisión. Y finalmente de eso se trata, de un programa de televisión de 90 minutos, ya que se usa el cine del mismo modo que la pantalla pequeña, con el agravante que para ello se alargan hasta el hartazgo algunos episodios (por ejemplo el de Micky Vainilla, que es de lo peorcito). Saborido, el director, ha demostrado ser un excelente socio para el actor en la construcción de personajes y en la escritura de guiones. Sin embargo, carece de todo conocimiento de las reglas mínimas de la narración en el cine (ritmo, uso de los planos, montaje, uso de los escenarios, puntos de vista). Obviamente algunos de los gags tienen la impronta del humor desopilante al cual nos tiene acostumbrado Capusotto, y despertarán eventuales carcajadas. Pero la película está lejos, muy lejos de tener algún valor cinematográfico. Carece de toda sorpresa e innovación (una de las claves de los trabajos de la dupla). La pregunta es: ¿para qué?
El Humor Anárquico La dupla exitosa Diego Capusotto-Pedro Saborido son genuinos en lo suyo, han fabricado un estilo de humor definido, mordaz, crítico, y este traslado de la pantalla de TV al cine y para colmo en 3D no ha hecho más que ampliar -pero no superar- a lo visto anteriormente, cosa que público y súper fanáticos no salgan defraudados y por supuesto que esto no ocurre, ya que apoyándose en la tecnología actual el citado dueto dispara munición gruesa sobre la sociedad actual y argentina, siempre desde el lado del disparate, y si bien ahora no aparece la Pizzería "Los Hijos de Puta", conoceremos el Complejo cinematográfico de la misma razón social por ejemplo entre otras tantas cosas, como la explicación acerca de en que consiste el 3D. Tomando un explicación vacua acerca de que significa el entretenimiento, y con el referente hilo conductor en los distintos sketches está la desenfrenada Violencia Rivas que provoca reacción en la platea como -en menor aparición- clásicos personajes como Jesús De Laferrere, Pomelo o el muy festejado Micky Vainilla que arma una delirante "Arca de Noé", para alejarse de lo que critica. Dueños de una visión nihilista y anárquica, actor y guionista-director se sirven de recursos animados y actuados que bien se dejan llevar en la pantalla grande, y por consiguiente el resultado final está allí en el espectador. Nada nuevo pero que divierte, divierte.
JODANSÉ Se estrenó hace un mes. Amigos fanáticos de Capusotto no la vieron. Yo fui a la función de las 10.30 el mismísimo jueves 26 de enero, día de estreno. Desde entonces rogué que la vean. “Muy cara la entrada con eso del tres dé, vos porque sos prensa”. Volví a verla pagando los 41 pesos que te cobran esos cerdos con pústulas de pochoclo salidos de Chernobyl. Insistí más furiosamente: ¡vayan a verla! Es un jaque mate discursivo; experimento de antipelícula, nihilismo cinematográfico, seducción intelectual devenida en estafa feliz. Pagar la entrada es parte de su estrategia autodestructiva.
Para quienes son admiradores incondicionales del humor de Diego Capusotto y su aliado creativo Pedro Saborido, estarán en la gloria. Para los recién llegados, la mejor oportunidad. Un humor original y creativo, cáustico, con un discurso a cargo de Violencia Rivas en un supuesto documental inteligente y delirante en contra de los peligros del entretenimiento. Hay que verla.
EN OTRO FORMATO Capusotto no preparó su llegada al cine. Llevó sus estampas cómicas en viaje directo a la pantalla grande. El cambio dejó al desnudo sus muchos aciertos y algunos baches. Y confirma que su mejor formato es la TV. Son estampas, apenas situaciones, ocurrencias sueltas que rondan el hallazgo o la vulgar exageración. En cine, algunos de sus personajes han resistido gallardamente al cambio de registro, pero también se ve que sus libros no logran ir más allá de la secuencia fácil y el remate. Hay una idea central: una suerte de manifiesto contra la dictadura del entretenimiento. Alrededor de ese disparador, gira casi todo. Su humor se permite todo: la TV, la actualidad, incluso meterse con la llegada de Perón y el enfrentamiento de Ezeiza. Un cómico singular. (*** BUENA).
Publicada en la edición digital #1 de la revista.