Los tramoyistas a la vanguardia. Casi siempre la sinceridad de las road movies y sus viajes iniciáticos o de redención -en el devenir narrativo cumplen la misma función- constituyen ese plus característico que separa al género del resto del panorama cinematográfico. Mientras que en el pasado esta dialéctica de la transformación explícita estaba centrada en personajes vinculados a una militancia quizás abstracta pero definitivamente contracultural y/ o subversiva, durante las últimas décadas se ha producido una especie de actualización doctrinaria que relativizó el componente crítico de antaño y en su relectura new age de los tópicos clásicos puso en primer plano a aquellos secundarios que representaban a la triste burguesía biempensante. Así las cosas, desaparecida la ética del cambio social de los protagonistas de Busco mi Destino (Easy Rider, 1969), Carretera Asfaltada en dos Direcciones (Two-Lane Blacktop, 1971) o Vanishing Point (1971), hoy sólo queda el derrotero solipsista y de manual de autoayuda de Hacia Rutas Salvajes (Into the Wild, 2007), El Camino (The Way, 2010) o la presente Alma Salvaje (Wild, 2014). En este enroque de la vida en los márgenes por un exorcismo individual vía la evasión hacia la naturaleza más inhóspita, se licuaron todas las utopías y el existencialismo se encuentra enjaulado, a merced de estos tramoyistas que de golpe saltaron a escena sin tener mucho para aportar al desarrollo ni el ímpetu para hacerlo. En esta oportunidad es precisamente la película de Sean Penn la que oficia de modelo para Alma Salvaje, una vez más con otro adalid del despojo material/ espiritual en plena travesía de autodescubrimiento o algo así. Cheryl Strayed (Reese Witherspoon) decide recorrer a pie un circuito típico de la costa oeste norteamericana, desde la frontera con Canadá hasta su homóloga con México, para “comprender” la muerte de su madre, su divorcio y años extenuantes condimentados con promiscuidad y drogas. La sucesora de la maravillosa El Club de los Desahuciados (Dallas Buyers Club, 2013), el opus anterior de Jean-Marc Vallée, está sustentada en un periplo entre crudo y preciosista repleto de flashbacks con una edición fragmentada en sintonía con aquel glorioso cine indie de las décadas de los 60 y 70. Si bien es indudable la profesionalidad del realizador y sus buenas intenciones, el film no pasa de ser un muestrario estándar de los recursos contemporáneos del género, todo para colmo enmarcado en una labor apenas correcta de Witherspoon en un papel que pedía a gritos a un intérprete de la talla de Matthew McConaughey (tampoco podemos obviar que una prodigiosa Laura Dern termina opacando a la susodicha como su efervescente madre). Un pulso moderadamente disruptivo y cierta visceralidad extraña para el Hollywood actual compensan en gran medida la falta de originalidad, sin embargo no pueden hacer milagros en lo que respecta a la levedad retórica y ese cristianismo anacrónico que ensalza al narcisismo y su trabazón con el dolor más hueco y los comportamientos autodestructivos…
Alma salvaje es una película con una buena historia bien contada y un gran trabajo actoral para no dejar de ver. Si bien en el 70% de la proyección vamos a ver a Reese Witherspoon con su mochila a cuestas caminando sola a través del desierto de Mojave, su excelente trabajo actoral, la buena narración y los flashbacks, hacen ...
De Jean-Marc Vallée, que el año pasado nos deleitó con Dallas Buyers Club, este año nos presenta Wild, una historia sobre la introspección, la naturaleza y el deseo de dejar el pasado atrás. Protagonizada por Reese Whitesrpoon. En esta historia, Cheryl (Whiterspoon) decide iniciar una caminata a través de un paraje, famoso entre los caminantes, de 1000 millas, ella sola y su conocimiento de la naturaleza, como medio para evadirse de todo. La muerte de su madre, los problemas con su esposo y su propia decepción de la vida. El filme queda un poco a deber en cuanto a los motivos. Aunque los de la madre (Laura Dern) quedan claro,s los del marido no quedan definidos y pareciera poco probable sobrevivir a un viaje como ese si se tiene una inexperiencia en la materia. Vamos, no cualquiera puede iniciar una caminata de casi un mes con la determinación necesaria, pero para completarlo, hace falta mucho más que eso. Personalmente, cada año inicio una caminata de dos días a un santuario con la familia de mi esposa, tradición que lleva en esa familia 30 años. Y aunque sean solo dos días de caminata, el cansancio pesa. A pesar del tiempo y del conocimiento, siempre existen imprevistos, aunque el viaje en si es una experiencia reconfortante para deshacerse un rato del estrés y la presión de la ciudad. Es por ello que, al ver este filme, inevitablemente recuerdo ese viaje y entiendo el proceso espiritual por el que uno atraviesa. Por estas razones, Vallée me ha desencantado aún más, por el poco realismo que se imprime a la historia. Acampar, comer al aire libre y encontrar otros caminantes nunca es cosa sencilla, y aquí nunca se pierde el glamour. Nunca tiene uno la sensación de estar caminando, lejos de la civilización y en compañía de uno mismo. La actuación de Whiterspoon no es mala, pues es quien está el mayor tiempo en pantalla, pero los secundarios como Dern quedan muy olvidados y creemos que para una nominación a actriz secundaria le faltaba mucho más (incluso en Bajo la Misma estrella, drama juvenil, tiene más peso que acá). Para la joya que nos regaló, especialmente en cuanto a actuaciones se refiere, Wild queda muy lejos de lo que se pretende: una experiencia de vida en compañía de la naturaleza.
“Alma Salvaje” (Wild, 2014) es una de esas películas superadoras donde el protagonista (en este caso LA protagonista) necesita dejar todo atrás, hacer borrón y cuenta nueva, y poner a prueba sus límites como un proceso inevitable para acceder a esa vida diferente que la espera al final de esta (muchas veces traumática) experiencia. Básicamente son dos horas de ver a una persona transitar por un camino re jodido -camino metafórico y, como en este caso, también literal- de autodescubrimiento y expiación, donde no puede faltar un poquito de sufrimiento. La nueva película del director Jean-Marc Vallée, el mismo de “Dallas Buyers Club: El Club de los Desahuciados” (Dallas Buyers Club, 2013) por la que Matthew McConaughey y Jared Leto ganaron sus respectivos Oscar, también se basa en hechos reales, más precisamente, en las memorias de Cheryl Strayed (protagonizada por Reese Witherspoon), “Wild: From Lost to Found on the Pacific Crest Trail”. En 1995, la actual escritora decidió dejar de lado su conducta autodestructiva y bastante promiscua, en parte, producto de la temprana muerte de su mamá, Bobbi (Laura Dern), un matrimonio fallido y años de drogas y descontrol, y sin más pertenencias que una mochila cargada de suministros, se lanzó a una aventura por más de 90 días recorriendo esta ruta que atraviesa los Estados Unidos de Sur a Norte sobre la costa del Océano Pacífico. Miles de kilómetros sin un alma a la vista, pero rodeada de paisajes imponentes, peligros y un montón de frases célebres que adornan la travesía. La historia va y viene en el tiempo, alternando la extensa caminata con un sinfín de flaskbacks mezclados sobre el pasado de Cheryl, desde su tierna infancia hasta la actualidad: un padre abusivo, el coraje de su madre para rehacer su vida y llevar a buen puerto la crianza de la joven y su hermano Leif (Keene McRae), su matrimonio, los hombres que entraron y salieron de su vida de forma casual y una larga lista de etcéteras que incluye los consejos y el hombro para llorar de su amiga Aimee (Gaby Hoffmann) que, a esta altura, se puede recibir de “compañera buena onda y comprensiva”. Queda más que claro que la muerte de Bobbi, así como su vida, marcaron a fuego a esta joven descarrilada que ahora busca su lugar en el mundo. Las apariciones de Dern son tan esporádicas y azarosas que no se puede entender que haya recibido una nominación como Mejor Actriz de Reparto por esta película. Por el contrario, Witherspoon se carga al hombro esta historia tan pesada como la mochila que acarrea por el desierto y las montañas, pero el problema principal es creernos que esta “America's sweetheart” de treintilargos, es una jovencita desenfrenada que necesita curarse a sí misma. El drama biográfico termina convirtiéndose en una road movie contemplativa, pero que no conmueve demasiado. Cada paso de Cheryl es un logro gigantesco, pero se nos hace complicadísimo relacionarnos y compadecernos con su historia, aunque ese no sea el punto final que persigue la protagonista. Uno de esos tantos obstáculos en el camino de la trama es la incesante irrupción en la escena de personajes masculinos de apariencia lasciva que –sea ese su propósito o no- amagan con atacar a la pobre e indefensa muchacha, pero terminan demostrando que no todos son malas gentes en este mundo de porquería, un extraño recurso que termina por aburrir y darnos a entender que, en el fondo, todos los hombres podrían ser depravados sexuales si tuvieran la oportunidad o a Reese Witherspoon a la vista (¿?). “Alma Salvaje” bebé un poco de “Hacia Rutas Salvajes” (Into the Wild, 2007) y “127 Horas” (127 Hours, 2010), pero falla en llegar a los extremos de la primera o la tensión y el dramatismo de la segunda. Una historia más del montón sobre los traumas y la superación de otras personas.
Recalculando. Los relatos de superación personal tienden a inflar un intelecto lacrimoso que suele derivarse de testimonios verídicos para enaltecer con fundamento una moraleja popular que ayude a concientizar. Este tipo de formato permite que en el cine se contemple un efecto provocador capaz de satisfacer al receptor sensibilizado promedio y amortiguar la demanda de caracterizaciones profundas para abrazar estatuillas. Jean-Marc Vallée es un realizador admirado por remarla con dramas notorios que se barajan entre crisis ficcionadas y adaptaciones respetadas con vista a asimilar realidades. En Alma Salvaje el director propone basarse en las memorias testimoniales de Cheryl Strayed (otro perfil serio a manos de Reese Witherspoon), la mochilera estrella que allá por los noventa decidió iniciar una caminata en solitario desde el desierto de Mojave hasta la frontera con México sin preparación física ni conocimientos de supervivencia, en pos de evadir adicciones y descartar malas influencias. Vallée se entromete en la cotidianidad sacrificada de una ciudadana corriente que toca fondo a consecuencia de una separación sentimental bastante angustiosa y la repentina muerte de su madre, después de contraer cáncer de pulmón. A falta de ese cable a tierra que la contenga y la pérdida del soporte maternal, que enérgicamente encarna Laura Dern, asistimos a una metamorfosis emocional en la apaleada vida de nuestra protagonista. Devenida en una empleada promiscua que recurre al escapismo silvestre como método para alcanzar la sanidad espiritual, Cheryl concentra en la aventura árida el terreno propicio para tonificar el carácter, abandonar el conformismo material, abstenerse de los vicios citadinos y fortalecer el instinto de defensa ante la sensación de amenaza. Entre el pasado perpetuado por una actitud rabiosa y el periplo actual que la encuentra indefensa ante tanta testosterona rondando a lo largo de todo el circuito, se intercala un continuado de flashbacks que saturan el contexto y abalan un montaje de breves planos recortados. Así se encadena un drama fraccionado pero ligero (el guión corre por cuenta del melómano Nick Hornby) que sortea estrategias redundantes (el contacto con desconocidos, los baches en solitario, las desventajas de no curtir el ámbito) e instancias reveladoras (la catarsis efusiva, los planteos existenciales, la redención del ser), persistiendo tan solo un muestrario de acciones amables y modismos novatos de supervivencia. Los consejos medicinales tan comunes en este tipo de propuestas es lo que se superpone en la historia pero sin opacar la atención de sus personajes. Toda la travesía se sostiene por las actuaciones pulidas de Witherspoon, como la víctima reventada que repele toda presencia del género masculino, y Dern, encarnando a esa consejera delicada, triste y derrumbada. El canadiense dirige una biopic apacible en comparación con la realidad cruda de la previa El Club de los Desahuciados, donde el martirio premiado de Matthew MacConaughey resaltaba la interpretación hollywoodense del tormento social junto a un móvil de denuncia en función del negocio codicioso de las instituciones dedicadas a la venta de barbitúricos. El feminismo suavizado de Alma Salvaje revela un trayecto decorado por diálogos económicos para sugerir méritos actitudinales y permitirle al espectador desatarse emotivamente frente a la pantalla. La película alterna entre el calvario físico y la meditación paisajista para montar un drama introspectivo, pero a falta de instancias comprometidamente sólidas termina redondeando una crónica voluntaria respaldada únicamente por los desempeños de Witherspoon y Dern para llegar a buen puerto. Zafaste, Vallée.
Espíritu mochilero. Parece que al cada vez más reconocido realizador canadiense Jean-Marc Vallée (C.R.A.Z.Y., La Reina Victoria, El Club de los Desahuciados), le está agarrando el gustito por filmar biopics. En su trabajo anterior supo darle un Oscar a Matthew McConaughey por su metamorfoseada interpretación de ese texano homofóbico enfermo de SIDA; ahora llamó a Amy Adams para que interprete el derrotero de la inolvidable Janis Joplin. Pero en esta oportunidad aborda el demoledor viaje a pie que hizo Cheryl Strayed por la costa del Pacífico, desde México hasta la frontera con Canadá. La mismísima Cheryl escribió el best seller autobiográfico en el cual se basa el film, donde relata su experiencia de vida, en una peregrinación física e introspectiva que la enfrenta con las limitaciones propias y de la raza humana. Remitiéndonos a la magistral película de Sean Penn Into the Wild, la chica también se despoja de gran parte de la civilización para realizar este largo tramo caminando, atravesando senderos peligrosos, desiertos, nieves, montañas, y con todas las dificultades y riesgos de vida que esto conlleva. La película tiene un buen ritmo: realmente hacemos la travesía con Cheryl y nos encantamos con los paisajes salvajes gracias al maravilloso trabajo de fotografía, aunque la naturaleza no es sencilla y la cosa se dificulta más de lo pensado. Pero el verdadero peligro para la mujer no lo constituye la inhóspita geografía, sino su pasado no resuelto, que se basa en un duelo traumático por la muerte de su madre (Laura Dern), producto de un vínculo bastante simbiótico y todo lo que esto desencadenó. Allí es donde la narración adquiere debilidad a partir de numerosos flashbacks sobre-explicativos y algunas cuotas de emotividad innecesaria y moralina. Por momentos, caer en la lágrima fácil y en las frases rimbombantes con mensaje de autoayuda parece irresistible y le resta profundidad simbólica al relato. La historia se detiene un poco en este aspecto, el pulso narrativo no avanza, dando la sensación de que el guión queda atrapado en intentar resolver lo que la protagonista no puede: su pasado cargado de excesos y autodestrucción. De todos modos, la película cumple gracias a un punto fuerte que es el trabajo interpretativo de Resse Witherspoon, quien se puso al hombro el proyecto produciéndolo, y el resultado no solo fue la nominación al Oscar por esta actuación sino a todos los premios de la temporada. Otro aspecto más que interesante es una banda sonora que acompaña escenas imponentes de la Madre Tierra con acordes de Bruce Springsteen, Simon & Garfunkel, Portishead, Leonard Cohen, entre otros, y que a pesar de las fallas mencionadas, hacen del relato algo disfrutable en casi todo su camino.
Perdida Jean-Marc Vallée no se durmió en los laureles de Dallas Buyers Club y volvió a la carga con otra biopic inmensa, de esas que resultan tan estimulantes que es difícil no sentirse conmovido por la historia de su protagonista. Desconcertante desde su pleanteamiento técnico y amarga desde su centro circunstancial, Wild es una topadora de emociones manejada por una maravillosa Reese Witherspoon, que se come la película de a bocados con su ajetreada historia de vida. Si bien es menos relevante históricamente que la vida de Ron Woodroof en Dallas Buyers Club -en resumidas cuentas, nadie conocería a Cheryl Strayed si no fuese por este film- la bomba emocional que se cargan al hombro Vallée y Witherspoon en esta ocasión es bastante equiparable a la lucha de aquel activista contra el SIDA. En primeras instancias puede resultar difícil empatizar con Cheryl, una joven cuya descarrilada vida la lleva a replantearse fuertemente su situación, pero con el paso del tiempo y presenciando todas sus vicisitudes mientras transita el camino del Pacífico, la visión que tenemos sobre ella cambia. Es fácil odiarla, ver cómo tira su vida por la borda, pero el camino de redención que elige funciona tanto para ella como para el que la está observando. Tampoco es tan sencillo seguirle el rastro a la convulsiva historia. El guión de Nick Hornby -About a Boy, High Fidelity- decide adaptar la fuente biográfica del libro de la misma Strayed y, en pantalla, fragmentos de la historia aparecen aquí y allá, en los recuerdos de Cheryl de todo lo que sucedió hasta entonces. La relación con su amorosa y dadivosa madre -una por demás luminosa Laura Dern-, la conflictiva relación con su ex-marido, su coqueteo con las drogas y el sexo desenfrenado, su actitud despectiva para con la vida y demás. Todos esos flashbacks pueden confundir, pero estamos frente a una narrativa no lineal, que nos mete como espectadores de lleno en lo que piensa el personaje en todo momento, en sus estados anímicos y sus peores momentos. Hace tiempo que no veía un experimiento tan bello y magníficamente orquestado como el que propone Wild. No voy a mentir: es complicado poder seguirle el hilo, pero una vez encaminados es toda una experiencia sensorial, que funciona desde la delicada edición, hasta el sabor musical elegido para acompañar la travesía de Cheryl -los reto a contener las lágrimas cada vez que suene El Condor Pasa (If I Could) de Simon & Garfunkel-. El eje narrativo está muy cerca de propuestas como The Way e Into the Wild, así que si van esperando una película de ese estilo, no estarán muy errados. Quizás tambalee un poco en sus momentos más cursileros -esas frases que va dejando en el camino Cheryl, esa mochila enorme que va pesando cada vez menos- pero la deconstrucción de Strayed en manos de Witherspoon hace que todo valga la pena. Wild es una lucha encarnizada contra uno mismo, contra los miedos e inseguridades del pasado y el presente, y el torbellino de sentimientos que traen la vida, la muerte, la alegría y el dolor, un tour de force que le sienta perfecto a la joven y carilinda actriz, que acá se presenta con apenas maquillaje, a cara lavada, entregándose en cuerpo y alma -literalmente- para representar el ardoroso viaje que tiene por delante. Wild es un viaje íntimo que funciona mejor cuando se entiende las motivaciones del personaje principal. Vallée nuevamente se confirma como un director de actores y le saca jugo a unas impresionantes Witherspoon y Dern, almas salvajes si las hay.
El camino de los sueños Cheryl Strayed atravesó hace un par de décadas una situación límite en su vida: tras la muerte de su madre, el distanciamiento del resto de sus familiares, el consumo de heroína y un divorcio, decidió emprender, sola, un viaje a pie de 1.800 kilómetros por la costa del Pacífico, desde el desierto del sur de California hasta los bosques de Oregon, como forma de curación, redención y autodescubrimiento. Aquellas experiencias derivaron en un libro de memorias que se convirtió en impresionante best seller en 2012 y luego, claro, en esta película. Después de la consagratoria Dallas Buyers Club: El club de los desahuciados, el canadiense Jean-Marc Vallée (Mis gloriosos hermanos/C.R.A.Z.Y.) fue el director contratado para filmar este guión escrito por -extraña elección- el prestigioso autor inglés Nick Hornby (Alta fidelidad, Un gran chico), quien logró introducir momentos de humor en medio de la épica personal y contener bastante los casi inevitables pasajes con ínfulas de autoayuda. Con algunos elementos sobre las circunstancias físicas y mentales que Strayed debió atravesar que remiten a 127 horas, de Danny Boyle, con James Franco; y a Hacia rutas salvajes, de Sean Penn, con Emile Hirsch, Alma salvaje es una suerte de road-movie a pie (cargando una inmensa mochila que es, también, metáfora de su enorme peso emocional), con los imponentes paisajes de las distintas regiones como un personaje más (y no menor) para este viaje en buena parte solitario. Y es, por supuesto, un tour-de-force y una oportunidad única para el lucimiento de una actriz como Reese Witherspoon que se transformó de aquella adolescente que solía hacer de rubia tonta en comedias de toda índole en una intérprete madura de múltiples matices, capaz de transmitir toda la fuerza de voluntad, pero también toda la precariedad íntima de su personaje (fue nominada al Oscar por este trabajo, así como Laura Dern como intérprete secundaria). Película de, sobre y para mujeres (los pocos hombres que aparecen son más bien tontos o directamente una amenaza para su integridad), Alma salvaje es una exploración bastante intensa e inteligente sobre esos momentos en la vida en los que hay que desconectarse por completo del mundo para luego regresar en mejores condiciones. Bella, contemplativa y hasta emotiva de a ratos, la película de Vallée se sobrepone a su veta aleccionadora y a ciertos lugares comunes (sí, hay explicaciones y fotos de la Strayed real en los créditos finales) para convertirse, en definitiva, en una experiencia que en varios pasajes resulta fascinante.
Caer, trepar, andar A pesar de estar basada en el recuento de una íntima búsqueda personal, Alma salvaje (Wild, 2014) tiene un parecido insoslayable con Hacia rutas salvajes (Into the Wild, 2007) y Comer Rezar Amar (Eat Pray Love, 2010), otras películas inspiradas en exóticos viajes de auto-ayuda (los cuales venden muy bien, por cierto). De la historia de Christopher McCandless saca el ansia por el bello pero inclemente mundo de la naturaleza, nutrido por aquello que Thoreau describió como la “silenciosa desesperación” en la que vive el americano promedio, mientras que copia el arco de sanación física, psíquica y espiritual de Elizabeth Gilbert. Siendo justos, el peregrinaje de Cheryl Strayed – una travesía de 4,300 kilómetros a pie a lo largo del “Pacific Crest Trail” – es infinitamente más interesante que las vacaciones pagas que inspiraron Comer Rezar Amar. Como Gilbert, Strayed se lanza a la aventura luego de una conga de sucesos traumáticos – entre ellos un divorcio y el tórrido episodio de autodestrucción que le secundó – y lo hace sin mucha preparación y menos idea todavía. Pero su historia no es ni tan deprimente como Hacia rutas salvajes, ni tan banal como Comer Rezar Amar. Cheryl es interpretada por Reese Witherspoon, cuya presencia es un arma de doble filo. Es el tipo de actriz que puede “cargarse una película entera al hombro”, lo cual viene fantástico porque pasa la mayor parte de la película a solas. Desde que Witherspoon debutó en el cine a los 15 años que actúa ininterrumpidamente y sólo acepta papeles protagónicos que requieren cierta audacia. Como de costumbre, Witherspoon es intrépida, testaruda e infatigable. La primera vez que la vemos aquí se halla en la cima de una montaña, sucia y desaliñada. Se quita las botas y vemos sus pies magullados y ensangrentados. Sin más preámbulo se arranca una uña que se ha lastimado y ha quedado floja. Una de sus botas cae al vacío. Ella toma la otra bota y la lanza, gritando. Ya no le sirve. Precisamente porque es Witherspoon la que desafía la sed, el hambre, la intemperie y la abstinencia de todo lo que es fácil y civilizado que Alma salvaje no deja mucha cabida para el suspenso sobre el acometido de su heroína. Hagan la cuenta: ¿hay alguna película en la que Reese Witherspoon no se haya salido con la suya? La odisea de Cheryl se ve entrecortada por fragmentos de su pasado, que de a poco van revelando el porqué de su arduo peregrinaje. El otro personaje clave de la película es la madre de Cheryl, interpretada por Laura Dern, ella que siempre contagia júbilo. El resto del elenco está compuesto por los encuentros casuales pero trascendentes que Cheryl tiene a lo largo de su viaje. Típicamente muchas de estas escenas rellenarían la película, pero en este caso todas tienen algo relevante que contar o revelar sobre la protagonista y su estado mental. Nuestra heroína pasa tanto tiempo a solas o en compañía de los fantasmas de su pasado que cada vez que se topa con un extraño inmediatamente sospechamos de lo que pretende. La película construye estos encuentros muy bien, y en general triunfa al poner al espectador en el sitio de su protagonista y compartir su historia. No en menor medida gracias a la dirección de Jean-Marc Vallée y el guión de Nick Hornby. Vallée dirigió Dallas Buyers Club: El club de los desahuciados (Dallas Buyers Club, 2013), sobre un hombre cuya enfermedad terminal cambia radicalmente las reglas de juego de su vida, mientras que Hornby es el autor de Alta fidelidad (High Fidelity, 1998) y Un gran chico (About a Boy, 2002), sobre hombres inmaduros forzados a salir de su zona de confort. Cada uno es experto a su manera en tratar personajes que deben recuperar el eje gravitacional de su pequeño y desencajado mundo. Cheryl Strayed podría haber elegido peor a los encargados de llevar su historia al cine.
Introspección a mitad de camino Resulta exagerada la nominación de Reese Whitherspoon al premio Oscar como "mejor actriz" por el papel de una joven que emprende un extenso viaje de mil millas para olvidarse de su pasado. Esta película del realizador Jean-Marc Vallée, el mismo que el año pasado deleitó y danzó al ritmo de los Oscar con El Club de los Desahuciados y que significó el Oscar para Matthew McConaughey, sigue las instancias de un viaje de rendención como ocurrió años antes con El camino y otros tantos títulos, una experiencia arriesgada y liberadora para quienes deciden emprender la travesía. Reese Whitherspoon pone su cuerpo y alma -pero no alcanza- para dar vida a Cheryl , quien decide iniciar sola una caminata a través de un paraje famoso de 1000 millas. Con escaso conocimiento de los peligros de la naturaleza, su carpa como refugio y un sobrepeso en su mochila que se convertirá en su principal enemigo, la protagonista afronta un desafío personal con una cámara que no se despega de su camino. El film recurre al flashback para ir reconstruyendo y comprendiendo el pasado de Cheryl: su poco agraciada mirada sobre la vida, las relaciones con los hombres y la presencia de una madre -Laura Dern- que sin dudas ha marcado su oscilante presente. Dern también está nominada como "actriz de reparto" por su papel y parece la única capaz de mantener el escaso interés que despierta un relato carente de verdadero nervio u obstáculos. En su peregrinaje, Cheryl se encuentra con otros mochileros, comparte experiencias, se deshace de objetos pesados, pero sigue llevando en su mochila el dolor de un pasado que arrastra muertes y autodestrucción. Que lástima que la película no resulte ni tan salvaje ni tan espiritual como indica su título, solo plantea una introspección que queda a mitad del camino.
Cuando el mundo que nos rodea se vuelve agobiante, a veces lo mejor es escapar, al menos por un tiempo. Alejarse de la gente, de la rutina, de nuestros demonios, de todo. Por lo menos, eso es lo que hizo Cheryl Strayed en la vida real, lo que inspiró un libro sobre su hazaña y, más recientemente, la película Alma Salvaje. Cheryl (interpretada por Reese Whiterspoon) decide caminar más de mil kilómetros a lo largo de la Pacific Crest Trail, un recorrido que abarca de la frontera con México hasta las montañas de Oregon. Atrás deja un matrimonio fallido, asuntos familiares de delicada aspereza, excesos varios (sexo casual, drogas). Va equipada para la aventura (mochila, carpa, víveres), aunque pronto descubrirá que no se asesoró como correspondía, lo que le traerá más de un inconveniente en el trayecto. Sin embargo, Cheryl no se detendrá ante nada. Podrá padecer hambre, podrá sangrar de los pies, podrá ser atormentada por su pasado, pero ella no dejará de ir para adelante, en busca de sí misma. La caminata de Cheryl es contada de manera cronológica (títulos sobreimpresos van indicando el número de días), siguiendo sus desventuras, sus aprendizajes, sus encuentros con diferentes individuos, desde gente amigable que le brinda ayuda hasta potenciales psicópatas propios de Deliverance. En cuanto a su vida previa, la conocemos a través de flashbacks que surgen de manera repentina, anticonvencional y fragmentaria, como partes de un rompecabezas que el público deberá ir armando por su cuenta. Tras la muy premiada El Club de los Desahuciados, el director canadiense Jean-Marc Vallée vuelve con otra obra dura, a veces simpática, pero siempre honesta y real. Resulta difícil no pensar en Hacia Rutas Salvajes, ya que aquí hay otro largo recorrido a través de diferentes parajes alejados de la ciudad, aunque en ambos casos se trata de viajes de autodescubrimiento. Sin embargo, la forma de contar es distinta. En la película de Sean Penn, el punto de vista se desviaba de Christopher/ Alexander Supertramp (Emile Hirsch), el protagonista, para centrarse en su familia. Aquí, en cambio, nunca nos apartamos de Cheryl y logramos conocerla bien de un modo menos explicativo y más crudo y directo. Un acierto de Vallée y del talentoso guionista Nick Hornby. No obstante, salvando el encuentro de la chica con una posible amenaza de dos cazadores, las situaciones se vuelven repetitivas y la película termina haciéndose larga y densa. Aunque no venía eligiendo roles ni películas especialmente memorables, resulta imposible discutir el talento de Reese Whiterspoon. Toda una joven veterana de Hollywood, sabe lucirse en comedias como Legalmente Rubia y en dramas de la talla de Johhny y June: Pasión y Locura, que le permitió ganar el Oscar a la Mejor Actriz de Reparto. El de Cheryl Strayed es otro de los papeles de su carrera con un compromiso físico y emocional tan impactante que justifica su reciente nominación como Mejor Actriz. No menos destacada es la participación de Laura Dern: unos pocos minutos en total bastan para componer a la madre de Cheryl, una mujer sufrida, difícil y luchadora, que deberá enfrentar una difícil experiencia. Alma Salvaje es Reese Whiterspoon. Como la enorme mochila que lleva todo el tiempo, se carga la película (de hecho, también es productora), y eso, más el trabajo de Vallée y de Hornby en detalles muy puntuales, convierten a la película en una experiencia por sí misma.
Merecidas nominaciónes al Oscar en film fiel al libro original Cuántas veces uno ve una película basada en una obra literaria que ya había leído, quedándole la sensación de que faltó fidelidad en la transcripción a imágenes del texto original. Distinta puede ser la situación cuando, luego de ver un film placentero, uno decide abocarse a la lectura del libro que le dio origen. Tal fue el caso de este cronista con “Alma salvaje”, de Jean-Marc Vallée, al que había visto hace varias semanas y cuyo libro “Wild” adquirió en idioma original, aunque ahora ya se consigue en español bajo el título “Salvaje”. Se trata de una obra autobiográfica de una escritora relativamente joven que decidió cambiar su apellido como ella mismo lo explica en el capítulo seis. Cheryl Strayed, tal el nombre elegido no fue producto del azar. En sus propias palabras eligió “Strayed”, que dice refiere a “alguien que se desvía de su propio camino, que está perdida, sin padre o madre, que se vuelve salvaje”. A lo largo de la película, numerosos flashes de su pasado nos irán alertando sobre qué la llevó a embarcarse sola en el Pacific Crest Trail (Sendero del Pacífico), un recorrido que parte desde la frontera de California con México y termina en el límite del estado de Washington con Canadá. A diferencia del libro en la película unos subtítulos nos van orientando sobre el número de días transcurridos desde su partida. Y el “día 1” empieza en el sur de California en la ciudad desértica de Mojave y termina en la frontera entre los estados de Oregon y Washington. En el libro en cambio hay un mapa que permite al lector orientarse dónde se encuentra ella en cada momento. La fidelidad de la película al libro hizo que el equipo de filmación recorriera, más cómodamente es evidente, los mismos parajes por los que pasó Cheryl veinte años atrás. Llevaba una mochila exageradamente pesada que alguien con razón apodó “Monster”, demostrándole cuántas cosas inútiles cargaba. Hay un momento muy risueño durante esa escena pero que también tiene que ver con su pasado con las drogas, el sexo y su no muy feliz matrimonio. La música es otro componente fundamental de la película que empieza y termina acertadamente con la versión de “El cóndor pasa” de Simon & Garfunkel y se enriquece con otras composiciones como “Suzanne” de Leonard Cohen y “The Air That I Breathe” de The Hollies. Pero cuando ingrese en Oregon (Ashland) será el momento musicalmente más fuerte y que permite ubicar con precisión la fecha en que ello ocurrió. Alguien le comenta que ha muerto Jerry Garcia (9 de agosto de 1995) y la invita a un homenaje al que fuera el líder indiscutido de los “Grateful Dead”. La riqueza del relato está en los encuentros que Cheryl (la excelente Reese Witherspoon) tiene con personajes muy diversos. Algunos son amistosos como Ed (el veterano Cliff De Young) en el episodio de “Monster” o Greg (Kevin Rankin), al que percibe bañándose desnudo a la distancia y en el medio de la nada. Pero habrá otros decididamente peligrosos y uno muy particular con alguien que afirma llamarse Jimmy Carter (pura coincidencia, dice) y que la tilda de vagabunda (“hobbo”). “Alma salvaje” tuvo dos nominaciones al Oscar, ambas femeninas, que hoy ya sabemos ganaron otras candidatas. Witherspoon ya lo había ganado en 2002 con “Johnny & June” mientras que para Laura Dern, que se luce como su madre, esta fue su segunda nominación sin ganarlo. En sus logradas interpretaciones y en el atrayente libro en que está basada “Alma salvaje” residen sus mayores atractivos.
Se hace camino al andar Una vez vista Alma Salvaje, la historia de una mujer que iba por mal camino pero que se redime gracias a su decisión de recorrer mochila a cuestas nada más y nada menos que 1.600 kilómetros de la campiña americana (desde el desierto de Mojave en California hasta la frontera con el estado de Washington a través de una ruta conocida como “Pacific Crest Trail”), se puede acusar a la película de muchas cosas (y defenderla por otras tantas), pero desde luego no se le puede achacar a la propuesta ni un ápice de falta de honestidad. Aquí no hay ni trampa ni cartón: Lo que Cheryl Strayed (autora del bestseller autobiográfico y protagonista real de la peripecia en la que se basa la película) decidió llevar a cabo hace ya casi veinte años para renovar su vida fue simple y llanamente (con algún repecho incluido) andar. Y así el film comienza con la espléndida Reese Witherspoon (quien no ha parado de recibir elogios y unos cuantos premios por su arriesgada y muy física caracterización y que ha visto así recompensada su apuesta económica en su faceta de productora) quitándose las botas de montaña y enseñando a cámara el sanguinolento resultado de la larga travesía. Como una émula de Forrest Gump, aunque recorriendo el país de las barras y estrellas, más despacito atendemos a una experiencia que le llevará a cruzarse con todo tipo de personajes, más o menos amistosos; aunque su verdadera compañera de viaje sea la losa vital que arrastrará a modo de efectivos flashbacks donde veremos a la protagonista en sus escenas más duras e incluso polémicas (ojo al momento del trío en la parte de atrás del restaurante porque según se cuenta la buena de Witherspoon necesitó asistencia psicológica para encararla). El film reúne prácticamente todos los elementos que suelen enamorar a las audiencias norteamericanas, incluyendo la ya citada actriz de relumbrón magullada y embarrada y por supuesto el tan esperado happy end de manual. Rodada en apabullantes escenarios naturales (imprescindible el visionado en pantalla grande), el director canadiense Jean-Marc Vallée, quien alcanzó fama y prestigio el año pasado gracias al multipremiado drama Dallas Buyers Club, intenta significar los paisajes que rodean a la protagonista con ese componente espiritual de la Naturaleza que sabemos habita en el imaginario estadounidense gracias a los poemas de Walt Whitman o las míticas películas de John Ford, aunque las imágenes de Alma Salvaje no rozan ni el aliento místico del primero ni contienen las resonancias épicas del segundo. La propuesta gana enteros cuando nos adentramos en el desarrollo dramático en el que destaca sobremanera la figura maternal a la que pone rostro y mucho talento la recuperada Laura Dern, pero pierde fuelle cuando lo salvaje y el alma del título no aparecen por ningún lado en una aventura de postal que alarga su metraje en demasía invitando al bostezo y a la desidia. Con todo y con ello, sólo por la labor de sus dos roles femeninos principales ya vale la pena echarle un vistazo.
Alma Salvaje: el camino hacia la redención "Si tu valor te falla, sobrepasa tu valor”, Emily Dickinson... y Cheryl Strayed. Cheryl es una chica de 26 años que tomó la decisión de emprender un viaje de 1800 kilómetros a pie por el desierto de Mojave, bordeando toda la costa oeste de Estados Unidos para llegar a Canadá. Parece una buena decisión al principio: realizar un especie de éxodo espiritual para encontrarse a sí misma y motivarse a vivir su vida de una manera que valga la pena. Pero pronto ve cómo una gran idea se puede convertir en una tortura. Con los pies sangrantes, la espalda adolorida por cargar una mochila más grande que su cuerpo, con sed, hambre y un agotamiento que la lleva varias veces al borde entre la vida y la muerte, Cheryl continúa su camino, inquebrantable, recordando su pasado, el dolor que sintió al perder a su madre y su inexorable e irremediable caída en el mundo de las drogas y el sexo vacío con extraños. Conoce a todo tipo de personas por el camino; viajeros que buscan lo mismo que ella, gente amable y gente deplorable. Reese Witherspoon interpreta a Cheryl Strayed en Alma Salvaje, la adaptación cinematográfica de la autobiografía best seller que conquistó a Estados Unidos y al mundo. No sorprende que haya sido nominada al Oscar como Mejor Actriz, en un papel que nos recuerda por qué es una de las estrellas más grandes de Hollywood. Y parte es en gracias a Jean-Marc Vallée (Dallas Buyers Club), quien creó una conmovedora road movie que nunca alcanza el cliché y el cansancio de lo derivativo y logra una epopeya única de una mujer acostumbrada al dolor que abandona la autodestrucción en un viaje hacia la redención espiritual a través del martirio corporal. Alma Salvaje es por sobre todo un filme feminista, que pone a la mujer otra vez en la cumbre de los personajes fuertes, y prueba que hay historias que valen la pena ser contadas. Nick Hornby tomó las palabras de Strayed y las transformó en un guión que Vallé convirtió en una poesía. Ésta es sin dudas la película más pasada por alto en la temporada de premios, pero es una de las mejores, que merece ser vista y reconocida antes de que sea demasiado tarde.
Serpenteando por desiertos y montañas Basado en el itinerario real de la escritora Cheryl Strayed, el guión de Nick Hornby plantea un típico film de redención personal, donde la larga caminata en pos de un objetivo geográfico abraza la idea del peregrinaje espiritual. La línea que une dos puntos puede tener las más diversas formas y longitudes. Ni recto ni circular, el trayecto que recorre el personaje interpretado por Reese Witherspoon –basado a su vez en el itinerario real de la escritora Cheryl Strayed, publicado en forma de memorias hace un par de años– serpentea, sube y baja, toma giros inesperados y amenaza con dejar fuera de servicio al caminante. El guión de Nick Hornby (el mismo de Alta fidelidad y Un buen chico) hace del trekking su centro neurálgico, pero más allá de ciertos detalles y anécdotas que podrían definirse como deportivas, Alma salvaje es un típico film de redención y restablecimiento personal, donde la larga caminata en pos de un objetivo geográfico deja un poco de lado los avatares del senderismo para abrazar la idea del peregrinaje espiritual –aunque no religioso en un sentido estricto–, que ciertamente ya estaba presente en las páginas del libro de Strayed.Vehículo para el lucimiento dramático de Witherspoon –que lucir, se luce, y por ello estuvo nominada a un Oscar–, la película del québécois Jean-Marc Vallée presenta a la heroína a punto de sucumbir al abandono. Con los pies destrozados por un calzado demasiado pequeño, en medio de una enormidad agreste y montañosa, la joven Cheryl grita a los cuatro vientos y da inicio a un extenso flashback que recorrerá parte de su vida hasta el regreso a ese momento bisagra. En realidad, el director de Dallas Buyers Club ofrece una estructura narrativa tan alambicada como el Pacific Crest Trail, esa ruta que atraviesa más de 4000 kilómetros desde la frontera con México, en el sur en California, hasta el límite con Canadá en la Columbia Británica, la mitad de los cuales fueron recorridos por Strayed en el verano de 1995.Saltando en el tiempo y el espacio de manera regular, la Sheryl de ese presente de vagabundeo es contrapesada y contrastada con otras Sheryl: con aquella que acaba de divorciarse y de escapar de una vida de consumo intensivo de drogas pesadas, o aquella otra que atraviesa una infancia junto a un padre abusivo y una madre abnegada y bondadosa. Es precisamente la muerte de su madre, Bobbi (Laura Dern, en un papel secundario que también le valió una candidatura a los Oscar), la que marca un antes y un después en la vida de Sheryl. Film de mujeres a pesar de la aparición de muchos hombres, la ausencia de Bobbi se transforma en la más rotunda de las presencias, el áncora a la cual la viajera se aferra con firmeza y el eje de gravitación para esa ansiada sanación.Alma salvaje evita las instancias más tediosas de la extenuante caminata enfatizando menos los momentos de soledad que los encuentros, así se trate de un bondadoso campesino, de un par de cazadores amenazantes o de un zorro que parece teñir el relato con una pizca de chamanismo. Es notorio asimismo el esfuerzo de Vallée y Hornby por compensar los momentos de solemnidad (que los hay) con otros más ligeros e incluso humorísticos, como esa escena cerca del comienzo en la cual Witherspoon intenta calzar en sus hombros un morral demasiado pesado (metáfora, metáfora), transformándose de pronto en una suerte de Inspector Clouseau en versión mochilera. Y disparando de paso el recuerdo de otras épocas en la carrera de la actriz legalmente más rubia. 6-ALMA SALVAJE (Wild; Estados Unidos, 2014.)Dirección: Jean-Marc Vallée.Guión: Nick Hornby.Duración: 115 minutos.Intérpretes: Reese Witherspoon, Laura Dern, W. Earl Brown.
Publicada en edición impresa.
Con la mochila a cuestas. Reese Witherspoon sufre, y mucho, antes y durante su caminata por la costa Oeste de los Estados Unidos. Hay historias de vida que resultan fáciles o difíciles de creer. Depende de la manera en que son narradas. La de Cheryl Strayed es asombrosa bajo todo punto de vista. Es una historia de redención, de búsqueda de autoestima y tiene algo de locura. Pocos pueden decidirse a recorrer a pie los más de 1.000 km del Macizo del Pacífico, sin entrenamiento previo, sencillamente para encontrarse a sí mismo y, parece redundante luego de conocer la vida de Cheryl, dar un sentido a la vida. Reese Witherspoon, no pregunten cómo ni por qué, ha conquistado ser algo así como el compendio del americano medio. Rubia, ha fluctuado en su carrera entre comedias y dramas, y muchos estadounidenses la quieren, la aplauden y le creen, aún cuando se atreva a jugadas riesgosas. Como Alma salvaje, donde redobló la apuesta, porque también la produjo. Cheryl no la pasaba bien. Engañó a su pareja, su madre falleció y entonces decide cargar la mochila y caminar los kilómetros que sea necesario. Basada en las memorias de Strayed, no es ésta una película del camino, género en el cual no suele importar llegar a destino, sino aprender con todo lo que le va sucediendo hasta llegar allí. No. Y no, porque a Cheryl le han pasado tantas cosas que las ampollas o la pérdida temprana de un zapato no es algo para remarcar en su vida. Alma salvaje tiene un guión de Nick Hornby yla propia Cheryl. El libretista de Un gran chico y Alta fidelidad sabe cómo intercalar apuntes de humor en medio de la oscuridad más profunda. Y Witherspoon, ponerle el cuerpo a una mujer que si las pasó mal, en definitiva lo hizo muchas veces a sabiendas. Era su naturaleza, algunos dirán que salvaje. Seguramente Witherspoon decidió afrontar el papel como intérprete y productora, porque sabía que era, además de fuerte, un vehículo que la tenía a ella sola a bordo, manejando en una carretera llena de obstáculos. Reese es valiente, pero el director Jean-Marc Vallée, el mismo de El club de los desahuciados, parece cómodo con personajes que, en apariencia y más, tienen todo para perder. Como la madre de Cheryl está Laura Dern, que puede ser sensible y modosa, a kilómetros de distancia de lo que alguna vez hizo con David Lynch. Aquí parece la hija de Elliot en E.T.. Es, también, otro modelo muy estadounidense: la madre que se desvive por sus hijos, recibe castigos de todas partes, pero no pierde la sonrisa. Si el filme es un triunfo de alguien, es de Witherspoon. A los 38 años, se muestra cada vez más madura, y demuestra que lo logrado en Johnny & June no fue mera cuestión de suerte. Detrás de sus cabellos dorados y su dentadura perfecta hay una actriz de raza, y no de moda.
Viaje interior La rubia debilidad Reese Witherspoon tiene olfato para las buenas historias. El diario de viaje de la escritora Cheryl Strayed, una aventura de casi un mes como mochilera por la Costa Oeste norteamericana (conocida como Pacific Crest Trail, un clásico on the road a dedo), que sirvió para oxigenarla de citadinos problemas, fue la inspiración de esta película. Reese entregó el libro al novelista inglés Nick Hornby (About a Boy, High Fidelity) y las ingeniosas imágenes del director Jean-Marc Vallée (El club de los desahuciados) hicieron el resto. La huida de Cheryl (Witherspoon) comienza con una uña encarnada, prosaico accidente para el pequeño infierno del que huye, que combina la muerte de su madre, el abandono del marido y un descenso al mercado negro de drogas. El accidente es simbólico: Cheryl no está hecha para la vida de mochilera, y a medida que se cruza con otros compañeros de ruta queda claro que, más de uno le dirá, su equipaje no es el adecuado. Pero cada pequeño tropiezo dispara un recuerdo, y la sumatoria, suavemente neblinosa como la memoria misma, ayuda a rearmar el rompecabezas de su pasado. Su compañerismo con la compinche madre (Laura Dern) queda trunco tras su enfermedad, lo mismo que el matrimonio con Paul (Thomas Sadoski), del que sólo presenciamos las cenizas del desenlace. Es curioso que en simultáneo con este film, Hornby haya participado, pasivamente, de otro largo rodado en 2014 y de similares características: A Long Way Down, adaptación de su novela homónima. Pero mientras en esta última el reencuentro es a través de otros, en Alma salvaje la búsqueda es interna, con la no menor compañía de recuerdos y fragmentos de canciones que delicadamente se intercalan.
El viaje interior Hay films focalizados en apenas un personaje que necesitan de mucho equilibrio en los distintos elementos que los componen, porque si no todo puede derrapar demasiado rápidamente. Alma salvaje es un ejemplo bastante sólido de esta vertiente: su relato habilita a numerosos desbordes en las actuaciones, a muchas lecciones de vida de trazo grueso, a gritos y llantos innecesarios, a golpes bajos sólo destinados a la obtención de grandes premios. Y aunque algo de eso hay, por suerte el film termina eludiendo unos cuantos potenciales problemas, gracias al rigor de las partes que lo componen. Reese Witherspoon le pone el cuerpo a la historia real de Cheryl Strayed, quien cuando estaba cuesta abajo en la rodada -en el medio de un cóctel de drogas, alcohol y sexo sin control- decide cortar por lo sano y buscar encontrarse a sí misma a partir de un viaje a pie de 1700 kilómetros desde la frontera con México hasta Oregon. Y lo hace muy bien, con una actuación equilibrada, que apela a la intensidad sólo cuando lo necesita, lo que permite compensar cierto desborde presente en algunos inserts que funcionan como flashbacks sobre los pecados y pérdidas de Cheryl. Hay en el guión de Nick Hornby (autor de Alta fidelidad) y la dirección de Jean-Marc Vallée (Dallas Buyers Club: el club de los desahuciados) una tensión casi permanente entre el tono sentencioso acerca del pasado del personaje y su presente de reconstrucción y reconciliación consigo misma. A medida que avanza la narración y Cheryl empieza a mirar para adelante -sin dejar de mirar de reojo hacia atrás, aunque con otra perspectiva-, triunfa la segunda vía, convirtiendo a la película en una road movie subjetiva, corporal y hasta bien femenina. Esto quizás se deba al cariño habitual por los personajes que ha demostrado el guionista en sus distintas narraciones y al tono medido y focalizado en la potencialidad de las distintas performances por parte del realizador. El plus son las breves pero determinantes apariciones de Laura Dern, sutil y brillante como la madre de Cheryl, una mujer tan consciente de sus errores como necesitada de expresar su amor por su hija. Es cierto que a Vallée le falta atrevimiento visual y el vigor narrativo, lo que lleva a que Alma salvaje en numerosos pasajes no sea más que una versión en clave femenina de Hacia rutas salvajes. Es un problema que el cineasta ya evidenciaba en su película anterior: su corrección y su necesidad de no correr riesgos lo hacen quedarse en la medianía. Aún así, cuando se concentra en el drama personal de la protagonista y lo pone a dialogar con el contexto de esa naturaleza tan bella como hostil, Alma salvaje crece y hasta puede decir que es algo más que un film que sólo busca galardones para su actriz principal.
Reese Witherspoon protagoniza un drama basado en una historia real, en el que una mujer perdida espiritual y socialmente, encabeza un largo peregrinaje para reencontrarse con ella misma nuevamente. Un largo camino a casa La tragedia familiar a veces tiene una extraña manera de disparar diferentes cosas en alguien. En Cheryl, personaje que interpreta Reese, solo disparó abusos, abusos y mas abusos. Consumo de drogas indiscriminado, alcohol, sexo casual, inseguro y extra-marital, etc. Un evidente y seguro espiral descendente a su propio desastre. Allí habitaba el personaje de Cheryl cuando su madre sucumbe a una terrible enfermedad, lo cual la deja con una depresión tal que la única manera que encuentra de evadir la realidad es el exceso. Cuando realmente se siente frente a su muerte, frente al peligro de una enfermedad, frente al divorcio de un esposo que la quería, llega a replantearse todo nuevamente, y decide irse. Camina el llamado "Pacific Crest Trail", el cual tiene 1100 millas, o sea 1800 kilómetros. Acompañaremos a Cheryl en estos 1800 kilómetros, en su viaje de reencuentro consigo misma, atravesado por flashbacks que nos irán contando de a poco, quien fue su madre, y sobre todo de que huye. Esfuerzo enorme Tanto Reese Witherspoon como Laura Dern quien compone a la madre de Cheryl fueron nominadas al Oscar, y lo tienen merecido. La interpretación de ambas es realmente muy buena. Pero sobre todo la Cheryl de Reese, quien no solo está a cara lavada la mayor parte de la película, si no que tiene muchas escenas de desnudo y sexo durante toda el film. Ademas de esto, la mochila que llevaba tenia peso real, y no tuvo dobles para caminar. Un gran esfuerzo de composición y compromiso con el personaje. Incluso llegó a preguntarle a la Cheryl Strayed original si era necesario tantas escenas de sexo, a lo que Cheryl respondió "Co**a mucho en esa época. Mucho." El camino de Santiago y el Pacifico Alma Salvaje parece una hermana gemela de la genial película de Emilio Estevez protagonizada por su padre Martin Sheen en el 2010, The Way, o El Camino, como se la conoció acá. Donde lo único que cambia es el Camino de Santiago de Compostela por el Sendero del Pacifico. Ambas películas, si bien abordan situaciones diferentes, se tocan con la misma temática. Una extensa caminata de reencuentro con uno mismo, y con seres queridos que no están mas. Recomiendo mucho, The Way, que puede ser vista back to back con Alma Salvaje. Ojo, bajo ningún punto de vista digo que haya copia o plagio. En absoluto, si no que son parecidas, porque ambas historias son similares. Y porque es algo común, es algo que la gente hace, camina para pensar, los mas normales, algunas cuadras, y los que después hacen películas sobre ello, miles de kilómetros. Conclusión Alma Salvaje es un viaje intenso al corazón de la reconstrucción espiritual, mental y social de alguien perdido por la angustia. Seremos testigos de este viaje, y acompañaremos con dolor, angustia y alegría cada paso que Cheryl tome. Contundente actuación de Reese Witherspoon para una historia aun mas contundente, sin lugares comunes, sin clichés y sobre todo sin golpes bajos, Alma Salvaje nos transporta al sufrimiento, caída y renacimiento de una mujer sin esperanzas. Caminen junto a Reese Witherspoon, será un viaje largo, pero valdrá la pena.
Idea original algo deslucida por un relato fragmentado. Reese Whiterspoon decide convertirse en mochilera y, llevando a cuestas un bolso que la supera en tamaño y a veces le impide levantarse del suelo, enfrenta una de las rutas mas difíciles para trekking en los Estados Unidos, la Ruta de la Cresta del Pacífico (Pacific Crest Trail). A medida que avanza tratando de armar su casa, enfrentándose con serpientes de cascabel y uniéndose al aullido de los coyotes en noches solitarias, los conflictos que la llevaron a tomar esa determinación van aflorando a través de flashbacks. El principal problema de "Alma salvaje" es precisamente este abuso de flashbacks que no ayudan para nada a lograr una narración fluida, al punto de que cuando la película se centra en las dificultades que encuentra la protagonista en su experiencia de caminante solitaria para encontrarse a sí misma, lo que obviamente no es lo más interesante del mundo, el espectador casi se siente aliviado ante la falta de interrupciones, algo que lamentablemente sucede poco. Es como si el director Jean-Marc Vallée (el de la muy superior "El club de los desahuciados") hubiera visto "Midnight Cowboy" de John Schlesinger y hubera encontrado genial la idea de contar el pasado de un personaje a través de flashbacks fragmentados. Pero Vallée no es Schlesinger y la historia contada de esta manera pierde intensidad por todos lados, incluyendo la falta de peso del personaje de Laura Dern (que fue nominada al Oscar a la Mejor actriz de reparto y no ganó, igual que en el caso de Reese Whiters-poon, a actriz protagónica), que está aprovechada bastante por debajo de sus posibilidades. Por otro lado, la historia no deja de tener su originalidad y estar bien filmada, aunque una película reciente dirigida por Emilio Estévez sobre el Camino de Compostela se centra mucho mejor en el tema. Aquí Reese Whiterspoon es la que realmente aprovecha la película con un protagónico casi absoluto donde tiene múltiples ocasiones de lucirse, y sobre todo quienes puedan ubicarse en su punto de vista femenino disfrutarán más la película.
Sólo el fulgor de Witherspoon. Basada en el best seller de memorias de la escritora Cheryl Strayed, Wild: From Lost to Found on the Pacific Crest Trail, Alma salvaje cuenta además con Nick Hornby -el venerado escritor inglés de Alta fidelidad y Cómo ser buenos, entre otros- como guionista. El director es el canadiense Jean-Marc Vallée, que con Dallas Buyers Club había logrado un nuevo impulso para una carrera no especialmente atractiva hasta ese momento (La joven Victoria es un biopic llamativamente anodino). Alma salvaje se presenta como una road movie de las de a pie, con el camino como coprotagonista, y hasta con ecos del cine de los setenta, que supo dar grandes obras con personajes atormentados que escapan de su vida hacia lo desconocido. Para sumar atractivos, la protagonista es Reese Witherspoon, una de las actrices de treinta y pico más confiables de Hollywood, de esas que no necesitan llevar el gesto al límite a cada rato. Witherspoon tiene un fulgor particular, incluso cuando aparece sin maquillaje, incluso cuando está sucia y desprolija. Con estos ingredientes más Laura Dern en buena forma y Gaby Hoffmann -otra vez en su carrera- como "la amiga", Alma salvaje era una promesa abierta. La película, en su primera hora, abre el relato, lo despliega hacia diversos ángulos, aunque con tendencia al exceso, a la acumulación arenosa. Todo está ahí: los problemas de la protagonista, el principio y hasta momentos avanzados del recorrido extenuante de más de 4000 kilómetros que Cheryl se propone hacer como desafío-catarsis-duelo; los flashbacks que explican su derrotero y que intentan abarcar los momentos definitorios de su vida. Los flashbacks de la relación con su madre son más extensos, otros son apenas fogonazos, una apuesta de poco nivel narrativo, tal vez para cortar el tempo nada veloz del relato del viaje. El fatigoso viaje, por otra parte, no tiene condimentos de aventura, y los peligros a los que se ve expuesta la protagonista se resuelven de forma burocrática, sin nudos de acción o de suspenso. La película se siente extensa, aunque cada secuencia aparece como demasiado corta, con la respiración dramática entrecortada. En su segunda hora, Alma salvaje confirma que fijará los flashbacks a la acción del presente del relato, que los ligará causalmente, y ahí la película se resiente aún más, al poner demasiado en evidencia que los responsables no consiguieron comunicar mejor los problemas y los traumas de Cheryl. Así, Alma salvaje es un retrato de un personaje con sus razones y con los malos tiempos que le han tocado en suerte. Esas razones y esos traspiés no se ponen en escena con convicción ni con sutileza -esos textos impresos, esa voz en off conclusiva- más allá de la performance de Witherspoon.
Alma Salvaje, la nueva película de Jean-Marc Vallée, el director de Dallas Buyers Club, protagonizada por Reese Whiterspoon y basada en el libro de Cheryl Strayed. “Era un mundo en el que nunca había estado pero siempre supe que ahí estaba, una vez que me sumergí en el dolor, la confusión, el miedo y la esperanza. Un mundo que me haría la mujer que supe que me convertiría y me volvería a la chica que una vez fui. Un mundo que medía dos pies de ancho y 2.663 millas de largo. Un mundo llamado el Pacific Crest Trail”. Jean-Marc Vallée se sumerge, con la ayuda de Nick Hornby como guionista (alguien que sabe retratar a personajes perdidos), en la adaptación de la novela autobiográfica de Cheryl Strayed. Allí cuenta cómo tras quedar totalmente devastada por la muerte de su madre, Cheryl cae en la heroína y la necesidad compulsiva de tener sexo con cualquier hombre, engañando a su marido múltiples veces hasta llegar al divorcio. Pero cuando está por tocar fondo, una foto en un libro de una farmacia le pone un nuevo objetivo en la vida. Si puede cruzar a pie el Pacific Crest Trail, quizás pueda convertirse en esa mujer que su madre siempre quiso que fuera: alguien capaz de ser cada día la mejor persona que pueda y mantenerse así. La actriz que se pone al hombro una mochila más grande que ella misma (como todo el bagaje que su personaje lleva a cuestas) es Reese Whiterspoon, quien interpreta a un personaje varios años más joven que ella pero de una manera convincente. Una mujer imperfecta y atormentada por los fantasmas del pasado. Dos elementos que podrían jugar en contra en cualquier película como lo son el abuso de los flashbacks y de la voz en off, en Alma Salvaje funcionan para contar de manera fragmentada la historia no sólo de esta travesía sino de las cosas por las que su personaje fue pasando hasta tener que llegar ahí. Sin juzgarla pero sin idolatrarla, el retrato de Cheryl Strayed es el de una joven perdida que quiere dejar de estarlo y no encuentra otra manera más que la insólita idea de caminar y caminar. Y es que quizás allí en el bosque pueda encontrarse, encontrar eso que perdió cuando su madre se fue. Laura Dern se introduce en estos flashbacks como la mujer y la ausencia que marca la vida de Cheryl. Su optimismo, sus ganas de superarse de a poco, su amor incondicional y la sonrisa que nunca abandona. Una mujer que nunca se rindió hasta que no pude hacer nada con el cáncer. Ambas actrices lograron cada una su merecida nominación al Oscar por sus interpretaciones, llenas de matices pero con sutilezas. La fotografía, el montaje audiovisual (se juega mucho con las conexiones de imágenes o sonidos que a simple vista nada tienen que ver pero están conectadas ya sea por un recuerdo o una sensación de las que Cheryl vive estando sola, “llegué a cada rincón de mi mente pero por algún motivo hay un par a los que todavía no puedo acceder”), y la música, especialmente ese final con Simon&Garfunkel, hacen de Alma Salvaje una experiencia necesaria. Más entretenida de lo que uno podría suponer al saber que la película es sobre una travesía a pie, bella pero sin abusar de imágenes por el simple hecho de fotografiarlas, y con una historia atractiva que deja muchas cosas trabajando en la cabeza del espectador, Alma Salvaje es una película intimista sobre lo difícil y doloroso que es a veces poder volver a encontrarse con uno mismo.
"Yo, mi mamá y mi otro yo" Más impulsiva que ordenada, la nueva película del realizador Jean-Marc Vallée se queda a mitad de camino y no logra cumplir el objetivo de emocionarnos con la recreación de los hechos reales que vivió la protagonista de esta verídica historia. En 1995 Cheryl Strayed no tuvo mejor idea que recorrer el sendero denominado “Macizo del Pacífico” en búsqueda de un nuevo sentido para su complicada y tormentosa vida. Este recorrido, de una extensión de más de 4000 kilómetros bajo inesperadas condiciones climáticas, representa en la actualidad una verdadera odisea para los amantes del senderismo ya que implica cruzar la costa oeste de los Estados Unidos partiendo de México y finalizando la enorme travesía en Canadá. “Alma Salvaje” es una adaptación cinematográfica bastante descafeinada de la novela “Wild: From Lost to Found on the Pacific Crest” escita por la mismísima Strayed años después de concretar este desafío personal. Si bien al momento de su publicación “Wild” se convirtió en un best seller dentro de los Estados Unidos, las similitudes que presentaba la novela con “Into the Wild” de Jon Krakauer no tardaron en aparecer y le jugaron una mala pasada. Esos mismos problemas con los que tuvo que sortear la autora del libro en aquel momento son con los que lamentablemente tropiezan Vallée y su nueva película. “Into the Wild”, como era de esperarse, también tuvo su adaptación a la pantalla grande y lo hizo de forma exitosa de la mano del director Sean Penn y el actor Emile Hirsch. “Hacia rutas salvajes” (como se conoció el film en nuestro país) tuvo un reconocimiento y un éxito inesperado gracias a un público que la sigue manteniendo vigente. Esa enorme sombra es con la que “Wild” no puede lidiar pese a ofrecer una estructura narrativa más dinámica y entretenida que la de aquella lacrimógena propuesta. Los puntos más altos de “Alma salvaje” sin dudas son las muy buenas actuaciones de Reese Witherspoon y Laura Dern (ambas nominadas al Oscar por sus respectivos trabajos de hija y madre en el film) y un apartado técnico donde la edición y la fotografía jugaron un rol clave. La primera, recurriendo a flashbacks y desordenando de forma amena el relato, hace más que llevaderas las dos extensas horas de metraje. La segunda ofrece algunas bellas imágenes que, sumadas a la buena música que ofrece por momentos el irregular soundtrack, logra despertar en varias ocasiones emociones genuinas en el espectador. Ahora bien, el principal problema de la película de Vallée es que en esa búsqueda de consolidarse como una propuesta más amena y más original que su competidora directa pierde toda intensidad dramática y los hechos no logran generar empatía ni traspasar la pantalla. “Alma salvaje” es un producto vacío y estilizado, carente de grandes emociones, en el que sus personajes no atraviesan grandes situaciones y tampoco se despeinan a la hora de superar sus graves problemas que van desde adicciones, violencia y perdidas familiares trascendentes. De hecho, la resolución del film con lo abrupta que es resulta irrisoria ya que ni siquiera el más avezado de los espectadores puede llegar a sentirse cómodo con ella. Lejos de ser un final “abierto” o “reflexivo” termina pareciendo vago e insulso. La búsqueda de nuevos horizontes y el renacimiento espiritual de una persona supo reflejarse de mejor forma anteriormente en la pantalla grande. “Alma salvaje” es apenas un videoclip que se encarga de retratar formas sencillas e idílicas de superar grandes problemas dentro de un mundo irreal de color rosa.
La adaptación del best seller inspirador de Cheryl Strayed de la mano de Jean-Marc Vallée y Reese Whiterspoon encuentra el equilibrio justo entre drama y errabundeo necesario para despertar el interés en una historia de búsqueda personal y autoayuda. "Alma Salvaje" (USA, 2014) puede ser leída como el racconto de un viaje desesperado por los senderos de corrredores norteamericanos de una mujer llamada Cheryl (Whiterspoon) que intenta redimirse comouna excusa para poder saldar algunas cuentas pendientes con ella misma y sus seres queridos. Cheryl, perdida entre una vorágine de sexo y drogas decide cambiar su vida y necesita creer que caminando una larga distancia con cada paso se le podrá redimir de todo lo malo que hizo anteriormente. Cruza de "127 horas", "Comer, Rezar, Amar" y "La increíble vida de Walter Mitty", "Alma Salvaje" es una road movie visceral en la que su personaje principal, en el presente, intenta demostrarse a sí misma que la meta impuesta puede cambiar su estado actual hacia algo mucho mejor, y tal vez poder así recuperar algo de lo perdido en el pasado. Justamente es esa época la que se le aparece constantemente a través de flashbacks que la acosan y la hacen pensar aún más en despegarse de él, pero no puede. Su pasado es tan pesado como la gigantesca mochila con la que camina rumbo a la nada misma. Vallée además del flashback anteriormente mencionado, una herramienta reiterada hasta el hartazgo, utiliza escenas a base de hipérboles y sinécdoques que profundizan aún más en los tormentosos recuerdos de Cheryl. Es así como podremos conocer algunas memorias suyas, principalmente aquellas relacionadas a su madre, la bella relación que tenía con ella, su vida como hija y principalmente el proceso de deterioro y finalmente muerte de esta al serle detectada una enfermedad terminal. "Alma Salvaje" tiene mucho más esfuerzo en el cómo que en el qué se narra y se apoya en las logradas interpretaciones de Whiterspoon y Laura Dern para reforzar algunas escenas y temas que con otras actrices hubiesen caído en lugares comunes. Jean-Marc Vallée mantiene la tensión en el filme a través de imágenes lisérgicas y áridas, con un logrado tono ominoso y nebular que busca crear una atmosfera acorde a aquello que la protagonista intenta superar en su andar día a día y pese a los obstáculos que se le presentan. Película de tránsito, de cuerpos que deambulan hacia algo mejor, o al menos eso esperan, "Alma Salvaje" puede engañar a aquellos que solo piensan buscar una moraleja en la historia, que está presente, claro, pero que finalmente no termina por justificar tanto sacrificio y tanto dolor acumulado en cada uña encarnada o en cada paso mal dado por la vida. Intensa.
Entrega final de la invasión de biografías que dominaron la cartelera de cine en los últimos meses. Alma salvaje es probablemente la más intrascendente de todas. En este caso se narra la historia de Cheryl Strayed, un chica que tuvo una juventud marcada por una serie de tragedias familiares y conductas autodestructivas relacionadas con el consumo de heroína. Luego de su divorcio decidió emprender sola una caminata de más de mil kilómetros en el recorrido Pacific Crest Trail, en California. Una excursión extremadamente exigente debido a los cambios de clima, que por lo general los excursionistas suelen completar en cinco meses. Un tiempo después esta chica escribió un libro donde narraba su experiencia en ese lugar a la vez que compartía su pasado tomentoso. Oprah Winfrey, quien suele recomendar cualquier cosa que incluya la palabra "espiritual" en un texto, un día lo difundió por televisión y Strayed se hizo famosa. Por alguna razón inexplicable a Reese Whiterspoon le pareció que el libro era un tremendo material para una película y así nació esta biografía que no tiene razón de ser. Alma salvaje se deja ver por las interpretaciones de las protagonistas, pero el film es un bodrio soporífero que brinda una temática trillada, previamente trabajada en producciones superiores. Podemos citar Into the wild (2007), de Sean Penn, El camino (2010), gran obra de Emilio Estévez que presentaba un conflicto similar, y más recientemente Tracks (2013), con Mia Wasikowska, que no pasó por los cines. Narraba la historia de otra chica que también se encontraba a sí misma al cruzar el desierto australiano con cuatro camellos y un perro. El desgaste de este tema le jugó en contra al film de Reese Whiterspoon y no ayudó tampoco el guión de Nick Hornby (Alta fidelidad). La película falla por completo a la hora de transmitir la experiencia transformadora que vivió la protagonista, ya que la trama se enfoca principalmente en su pasado con numerosas escenas de flashbacks que terminan por cansar. Por esa razón, los 115 minutos de duración se hacen eternos. El personaje de Whitherspoon a lo largo del film se queja del clima, conoce un par de personas y eso es todo. La manera en que el director Jean-Marc Vallée ( Dallas Buyers Club) retrató la travesía de Cheryl Strayed nunca llega a ser emotiva o inspiradora porque el foco de atención del film estuvo puesto en los flashbacks y el pasado promiscuo de la excursionista. Reese Whiterspoon está muy bien pero tampoco brindó el mejor trabajo de su carrera. Su nominación al Oscar fue una de las tantas elecciones inexplicables de la Academia de Hollywood. La única virtud este film pasa por la excelente fotografía de Yves Bélanger que le hizo justicia a los bellos paisajes del circuito Pacific Trail Crest y resulta lo más llamativo de esta producción. Para variar, Alma salvaje no le pudo escapar tampoco al clásico mensaje de espiritualidad de free shop yankee , bien Oprah, donde el autodescubrimiento y la introspección siempre pasa por hacer alguna actividad alocada. Esta cuestión está muy presente en la cultura de ese país. Parecería que para encontrarte con vos mismo es necesario escalar un montaña como Walter Mitty o experimentar una excursión extrema como la que se retrata en este film. Si bien la caminata puede darte una perspectiva diferente de las cosas, no es una condición excluyente para comprometerte a realizar un trabajo de introspección. El mensaje de estos filmes suele enfocarse en el mismo tema. Prepará la mochila y escalá una montaña que cuando volvés solucionaste todos tus problemas y sos un ser más espiritual. Luego escribís un libro y si Oprah te lo recomienda te hacés famoso y tenés tu película de Hollywood.
La versátil actriz Reese Whiterspoon (ganadora de un premio Oscar por su interpretación de June Carter en “Johnny y June: Pasión y Locura”) se pone en la piel de Cheryl Strayed, una mujer que en 1995, con 26 años, tomó la impulsiva decisión de emprender, completamente sóla y sin experiencia, una excursión por el Sendero de la Cresta del Pacífico, un sistema de áreas protegidas de los Estados Unidos que salvaguarda los caminos, rutas y paisajes que se extiende longitudinalmente sobre el Oeste norteamericano, desde el Desierto de Mojave en California y Oregon al estado de Washington. Después de años de comportamiento imprudente tras una sucesión de hechos dolorosos (una pérdida irreparable, separarse de su marido, distanciarse de su hermano y acercarse al mundo de las drogas) ella emprende este viaje de autodescubrimiento y sanación que la lleva a caminar 1.800 kilómetros durante 94 días cargando tan sólo una mochila que pesa más que ella misma. A lo largo de su trayecto, esta mujer descarriada, arruinada y que pensaba que lo había perdido todo, trata de alcanzar la madurez al aceptar -a su manera- el llamado de la naturaleza, haciéndole frente a la sed, al calor, al frío, a animales feroces y a sus peores miedos. Pero, especialmente, se enfrentó al cambio: se abrió paso para forjar su propio camino a partir del dolor y de un pasado tormentoso. Esa experiencia fue plasmada en “Salvaje” (actualmente a la venta en la Argentina de la mano de la editorial Penguin Random House), el libro de memorias en primera persona que fue publicado en 2012 que rápidamente se ha convertido en un best-seller. Su título en inglés es “Wild: From Lost to Found on the Pacific Crest Trail”. La adaptación de esta inspiradora historia autobiográfica estuvo a cargo del guionista británico Nick Hornby (“Enseñanza de Vida”) y la dirección del film recayó en el canadiense Jean-Marc Vallée (“Dallas Buyers Club: El Club de los Desahuciados”), quien realiza un estupendo trabajo, no sólo recreando visualmente el relato de la protagonista sino también el propio recorrido, resaltando la belleza de los imponentes paisajes. La estructura de la película es cronológicamente lineal con diversos flashbacks incluídos que conectan las dificultades físicas que Cheryl enfrenta en su camino con las emocionales que quiere dejar atrás (además de mostrarnos al personaje en diferentes etapas de su vida). Es a través de este recurso que se le va revelando al espectador los verdaderos motivos de este viaje. El director maneja los tiempos con el equilibrio justo entre los momentos dramáticos, los de humor, el sentimentalismo y la emotividad. En cuanto al elenco, no hace falta decir que Reese Witherspoon está excelente en su papel, por el cual fue nominada a los distintos premios, incluído el Oscar, durante esta temporada). Ella está acompañada por Laura Dern, quien está muy bien en el rol de esa madre que le enseña a su hija a encontrar “su mejor yo” y aferrarse a él. Sin dudas, una película -sobre el amor, la familia y la pérdida- bien contada y que toca profundo.
“Yo sólo quiero vivir” La nominada al Oscar a “Mejor Actriz” Reese Witherspoon le da vida a Cheryl Stroyed, una mujer que decide recorrer la “Pacific Crest Trail” sin entrenamiento y con una mochila que es el doble de ella en peso para “”curarse””, para volver a ser la mujer que era, para volver a respetarse y aprender a quererse. Durante los más de mil kilómetros que camina durante unos noventa días tiene muy pocas interacciones con personas así que Jean-Marc Vallée (Director) decide dejarnos entra en la cabeza de Cheryl, nos deja escuchar lo que piensa o lee y usa eso para transformarlo en imagen y mostrarnos cómo y por qué Cheryl llego a tocar fondo y decidir hacer este viaje. La película contó con dos nominaciones a los Oscars, Reese y Laura Dern como “Mejor actriz de reparto” y como ya sabemos ninguna de las dos lo ganó, Witherspoon está muy bien, todas las expresiones y todo el dolor que siente es creíble. Por el lado de Laura, no aparece mucho durante la película como para premiarla. El film está basado en el libro “Wild: From lost to found on the Pacific Crest Trail” escrito por Cheryl Strayed luego del regreso. No es fácil de ver, hay que tener ganas y hay que saber que lo que se va a ver es a una chica caminando durante dos horas con algunos flashbacks y es un gran dramón que te hace pensar cómo lo llevarías vos.
Crítica emitida por radio.
Camino interior Cuando su vida se derrumba, luego de varios episodios trágicos, Cheryl Strayed (Reese Whiterspoon) decide recorrer sola y a pie el Pacific Crest Trail, un sendero de más de 1600 Km que bordea el pacífico. Así, mochila al hombro y gastándose los pies, recorre un complicado camino en el que internamente también recorrerá zonas difíciles de su vida, para saber como ha llegado a esa situación tan complicada en la que se encuentra. Puede que el planteo parezca simple, un viaje iniciático, un camino de redención, pero bajo la mirada de Jean-Marc Vallée la historia explota un lado interesante, logra reflejar el salvajismo en el que está inmersa la protagonista, lo bajo que cae, y la necesidad de caminar y caminar sanando heridas y sintiendo que las cosas solo se pueden dejar atrás una vez que se comprenden. La forma intimista en la que está filmada la historia nos convierte en cómplices; mientras vemos flashbacks de su vida que recorren su divorcio, sus años de excesos y la muerte de su madre que aún no ha podido superar, comprendemos su necesidad de sanarse y perdonarse. Si bien la película posee una gran sensibilidad, y bastante crudeza en algunas escenas, no está a la altura de la obra anterior del director, "Dallas Buyers Club". Por momentos el relato pierde fuerza y credibilidad, cayendo en una especie de clima de camino de autoayuda, con un sentimentalismo un tanto exagerado. Reese Whiterspoon, realiza una gran labor, interpretando a una mujer que se interna en la naturaleza, sin mucha experiencia en la materia, pero con una gran espíritu y determinación, aunque por momentos su actuación queda opacada por el gran trabajo de Laura Dern, quien interpreta a su madre. "Alma Salvaje" es una película que retrata la relación con la naturaleza, la necesidad de despojarnos de todo y volver a lo básico, para comprender quienes somos.
Reese Witherspoon en un desafío actoral que le valió una nominación al Oscar, en un film donde ella hace una gran entrega: una mujer en crisis total, después de la muerte de su madre, de sus adicciones y descontrol emprende una difícil caminata sobre la costa este de EEUU: son 1800 kilómetros de soledad, sufrimiento e introspección. Y aunque el film, dirigido por Jean_Marc Valle (“Dallas buyers club: El club de los desahuciados”) le esquiva al golpe bajo y a la lección de autoayuda, igual por momentos se advierten mesetas.
Arranquemos por el director, Jean-Marc Vallée, que viene de entregarnos "El Club de los Desahuciados" (gran película sobre la vida de Ron Woodroof), en este 2015 nos abre la puerta de Cheryl Strayed (otro personaje real), nada menos que interpretada por Reese Witherspoon, quien a mi parecer, nos brinda una de sus mejores actuaciones hasta el día de hoy, y solo por eso, ya es clave ver esta historia. Los paisajes, la trama, los personajes - exquisitos - y el mensaje de este largometraje es digno de verlo por segunda vez. Profundidad, reflexión, soledad y búsqueda de uno mismo es lo que te va a dejar como "moraleja" (si lo queremos llamar de alguna forma) luego de verla... Por lo tanto, no pierdas tiempo y sacate una entrada ya mismo... Ahhh, la música es un personaje más... Increíble banda sonora.
Un viaje lleno de riesgos para liberar su pasado, reflexionar y buscar un presente mejor. La actriz Reese Witherspoon este año no ganó su segundo Óscar, recordemos que lo había ganado por su estupenda actuación en “Johnny y June, pasión y locura” (2005) interpretando a June Carter, pero es de nuestro conocimiento que siempre esta categoría ha sido difícil, hay otras cuatro actrices que también ofrecieron grandes actuaciones en alguna historia. Esta es una adaptación de las memorias de Cheryl Strayed (Reese Witherspoon), ambientada en 1995. Ella decide caminar más de mil millas a través del sendero del Macizo del Pacífico, una ruta alrededor de las montañas de la costa oeste, sola y sin experiencia con una enorme mochila super pesada (esto sería como el peso que lleva sobre sus hombros esta mujer). Vamos viendo sus vivencias, con todos los inconvenientes que surgen en esta increíble travesía, con sus desconocimientos y sacrificios. Tiene una estructura similar a la película “127 horas” (2010) dirigida por Danny Boyle que también era autobiográfica y en la cual Aron Ralston (James Franco también por su personaje fue nominado al Premio Oscar) era un escalador de montañas estadounidense que se enfrentaba a una gran itinerario, también tiene una similitud a “Comer, rezar, amar” protagonizada por Julia Roberts, entre otras. Observamos a una Witherspoon en un personaje distinto, sin maquillaje y lujos, con una fuerte exigencia física y mental y se atreve hacer un desnudo cuidado. Cheryl Strayed se atreve a realizar un viaje a dedo si es necesario, escalar y lastimarse partes de su cuerpo. Va conociendo otros mochileros, se enfrenta a distintos peligros hasta el riesgo de ser violada, el encuentro con un amable automovilista, como así también encontrar el amor circunstancial pero este trajín otras personas la ayudan para ir aprendiendo diferentes cosas. Con el correr de los minutos notamos que ella quiere alejarse de sus fantasmas y varios trauman que la acosan, el espectador comienza a recibir algo de información. Este es un viaje de liberación emocional para la protagonista que siente la necesidad de aliviarse de un divorcio, la muerte de su madre (Laura Dern, una vez más logra lucirse en su personaje a pesar que aparece pocos minutos, mucho la recordarán por sus trabajos con el cineasta David Lynch), además Strayed es una ex adicta y alcohólica que mantenía sexo ocasional. La historia cuenta con una imponente fotografía, música y cierto dinamismo, con momentos de tensión y emoción y con un muy buen montaje que alterna pasado y presente. A pesar de todo no llega a emocionar a todos, por lo tanto resulta difícil reflexionar, porque es posible que no entre en el corazón de todos los espectadores.
Alma salvaje, una tranquila historia de superación Hay momentos en que la vida nos golpea duro y nos deja al punto del knock-out. Todas las personas pasan por esto y se enfrentan a decisiones que cambiarán su vida para siempre… O no. Todo depende de cada uno. Cheryl Strayed tuvo una situación así cuando tenía 22 años. Su madre había muerto de cáncer, sus medio hermanos se habían ido, había tenido años de excesos (drogas y sexo casual) y su matrimonio había acabado en un divorcio. Acorralada, hastiada de su vida, sin saber qué hacer ni adónde ir, sin nadie a quien recurrir toma una decisión impulsiva: recorrer el Pacific Crest Trail. Este es un sendero de extenso recorrido que va desde la frontera de México hasta Canadá y que tiene un total de 4286 kilómetros. Cheryl nunca había pasado una noche al aire libre, ni tenía experiencia en senderismo y se impuso el objetivo de hacerlo sola. Fue una experiencia angustiante, agotadora, que hizo flaquear más de una vez a su protagonista, pero que le permitió reacomodar los pedazos de su destruida vida. Este viaje de autodescubrimiento y "limpieza" mental logró reencauzar su vida y encontrarle un sentido. El 20 de marzo de 2012 se publicó el libro "Salvaje" (Wild: From Lost to Found on the Pacific Crest Trail), escrito por Strayed y que relata su viaje sanador -se consigue en las librerías de nuestro país-. Cinco meses antes de que saliera a la venta, la autora le envió una copia a Reese Whiterspoon diciéndole que si había una actriz capaz de interpretarla era ya. Ésta quedó encantada con el contenido e inmediatamente compró los derechos para adaptarla a la pantalla grande. Whiterspoon no sólo protagoniza sino que también produce "Alma Salvaje" (Wild, 2014), una película que tuvo dos nominaciones al Oscar, uno a Mejor Actriz para ella y otra a Mejor Actriz de Reparto para Laura Dern, que personifica a su madre. La apuesta fue bastante importante, ya que como director se eligió al canadiense Jean-Marc Vallée, el mismo de "Dallas Buyers Club: El Club de los Desahuciados" (Dallas Buyers Club, 2013). El realizador hace un gran trabajo transmitiéndonos las sensaciones y sentimientos que expresa la protagonista y las reacciones ante su entorno. Incluso como guionista tenemos al gran Nick Hornby, el talentoso escritor inglés. Pero ambos no pueden hacer mucho ante un material que se vuelve algo repetitivo y, por momentos, cansador. Es que, salvo un par de escenas que intentan acabar con la monotonía, el filme peca de cierta "tranquilidad", o dicho en otras palabras: se vuelve plano y aburrido. No hay sobresaltos, no hay algo que despierte al espectador, ni siquiera los flashbacks que cuentan la historia de la protagonista logran despertarlo de su sopor (logra que uno recurra permanentemente al reloj preguntándose si falta mucho). ¿Le sobran minutos a la película? Totalmente. Podría haberse dicho lo mismo en menos tiempo y ser más efectivos. Uno termina más cansado que Strayed de caminar. No podemos dejar valorar el trabajo de Whiterspoon y Dern, bien merecidas sus nominaciones. Un par de datos de color: la verdadera Cheryl hace un cameo (es la mujer que al principio del filme le desea suerte), al igual que su hija, que hace de ella joven. Si sienten que no pueden más con sus vidas, que los agobia su situación y que no tienen escapatoria, éste es un largometraje que les enseña que nunca es tarde para revertir las cosas y siempre hay una segunda oportunidad. Eso sí, vayan con calma porque se toma su tiempo para explicárselos.
El movimiento se demuestra andando. La legalmente rubia Reese Witherspoon fue nominada al Oscar por este papel protagónico en un film basado en un libro autobiográfico que adaptó el famoso Nick Hornby. Una historia de búsqueda interior a través de un viaje. Parece que al director canadiense Jean-Marc Vallé le interesan los cuerpos en movimiento, en tensión permanente, agitados y decididos a cumplir con sus objetivos. Primero fue el personaje de Matthew McConaughey en Dallas Buyers Club (o El club de los deshauciados), con su prédica personal destinada a desnudar a las corporaciones que manejan los medicamentos. Ese cuerpo enfermo, presentado desde las características de un perdedor nato que afrontará batallas públicas y privadas, se extiende al de Cheryl Strayed, quien emprende un extenso viaje desde California hasta Oregon, unos 1800 kilométros a pie, como una manera de encontrarse con sí misma y así limpiar un pasado corroído por la heroína, un divorcio y la cruel muerte de su madre. Basada en el libro escrito por la misma Strayed, quien describe cada una las particularidades de la travesía, Alma salvaje explora de manera periférica a las míticas road movies (en este caso, a plena caminata) con el peligro que acarrea insinuar a un personaje que se cura, redime y autodescubre por primera vez como si se tratara de un texto o manual de autoayuda. Hay un punto donde la película invita al enigma antes que a la certeza y es que las escenas en donde Strayed se fusiona con la imponencia del paisaje, nunca utilizado como postal turística, construyen un verosímil que elige la contemplación, el interrogante antes que la respuesta, la duda en lugar de la afirmación absoluta. Los flashbacks que narran la conflictiva relación de la protagonista y su madre (la gran Laura Dern) también concretan sus inmediatos propósitos: emocionar sin golpes bajos, sin lágrimas fáciles. Sin embargo, el film tiene un tono elevado con envase de estética new-age que convierte a la trama en un refugio frágil para una lectura feminista sin retorno. No sólo debido a que los hombres que aparecen jamás conforman identidades como personajes, sino porque el entramado de situaciones los expulsa sin explicación alguna. Alma salvaje es una película extraña. Correcta en su embrionaria exposición y medianamente creíble por las decisiones que toma una mujer en situaciones límites, pero excedida en la construcción de un imaginario social que pide a gritos cuerpos perfectos, runnings interminables y nada de vicios. Ocurre que Vallé no es Herzog, y por lo tanto la aventura deja lugar al rostro de osito de peluche de Reese Witherspoon, una buena actriz, comprometida con su papel, sucia y desprolija por fuera pero ideal y resuelta con tal de licuar un mundo de agua mineral y sin tóxicos cercanos.
Enorme "tour de force" de REESE WHITERSPOON en el papel de su vida, en una cinta de enorme intensidad en la que también se destaca la enorme LAURA DERN. Un viaje al mundo interior de una mujer en busca de redención. El director de DALLAS BUYERS CLUB, se vale de los mejores recursos cinematográficos para narrar una historia intimista en un marco de inmensidad. Bella y cautivante.
Nada sencillo el desafío que se planteó Cheryl Straid cuando decidió recorrer a pie los más de 1.500 kilómetros del llamado Pacific Crest Trail, una senda para caminatas (hiking) que bordea la costa pacífica de los Estados Unidos. En esta historia basada en un caso real, Reese Whiterspoon interpreta a Cheryl y queda claro, en las primeras escenas en las que intenta cargar con la pesada mochila que llevará en su viaje, que no aparenta ser la persona más apropiada ni idónea para hacerlo. Pero, a veces, la fuerza de voluntad, o la angustia o la desesperación consiguen cosas que parecen imposibles. El nuevo filme del prolífico director canadiense Jean-Marc Vallée (EL CLUB DE LOS DESHAUCIADOS) deja en claro, via flashbacks que interrumpen a intervalos regulares el avance cada vez más complicado y hasta angustiante de Cheryl por los bellos pero complicados de recorrer escenarios californianos, cuáles son los motivos y las angustias personales y familiares que llevaron a la chica a tomar esa suerte de viaje de “purificación”. Pero la mayor parte del tiempo la vemos resolviendo problemas concretos del viaje: alimentación, calor, frío, peso, enfermedades, encuentros con animales o con personas peligrosas y así. Es una “road movie” a pie, menos intensa seguramente que las que se hacen en vehículos pero igualmente inquietante. Y, por momentos, emotiva. wild1Es innegable el impacto que produce ver una película conducida casi de principio a fin por una mujer casi sola (algo rarísimo en Hollywood) y la presencia, el maltrecho físico y el rostro cansado de Whiterspoon son la carta más fuerte de presentación y el sostén dramático del filme, en sus dos etapas, ya que entre el personaje pensativo, lector y filosófico que camina y el que vemos en los flashbacks (adicción a drogas, sexo casual permanente, matrimonio en llamas, autodestrucción a 200 kms. por hora) hay tantas diferencias que hasta parecen ser dos personas distintas. Laura Dern, en el rol de su sufrida pero a la vez alegre madre, le agrega la cuota de emoción necesaria para que la película crezca. Ambas, previsible y merecidamente, fueron nominadas al Oscar. En su narración Vallée se ayuda con la voz en off –los pensamientos– de Cheryl a lo largo de varias de las situaciones del viaje. Hace lo mismo con la música que escucha, muchos de los cuales son temas clásicos del “cancionero norteamericano” (al final de la crítica hay un playlist con la banda sonora), seguramente una idea en la que colaboró el escritor británico (y experto musical, como queda claro en novelas suyas como ALTA FIDELIDAD) Nick Hornby, que fue el coguionista del filme, en un tipo de relato raro en relación a su literatura. Pero tanto las novelas de Nick como el libro de Cheryl tienen cosas en común: plantean a personajes que atraviesan pésimos momentos en su vida para luego intentar, de alguna manera, reconstruirse a sí mismos. wild3Por momentos Vallée no logra evitar cierto sentimentalismo y la película se mantiene también muy al borde de caer en un relato terapéutico a la manera de esos libros de autoayuda con el que el libro original coquetea. La película por suerte no se excede en la “postalita” de los lugares que nuestra heroína recorre: son inevitablemente bellos pero el director los rodea siempre de una aura que bordea lo peligroso. O lo extravagante, a partir de cieras “apara Los momentos en los que el filme “se desvía de su camino”, de todos modos, son pocos y no logran distraer o hacerle perder a ALMA SALVAJE su valor como experiencia física y emocional, poniendo el acento en cómo esas dos cosas pueden ser una misma: el dolor del cuerpo y el del “alma” (o de los traumas del pasado) muchas veces recorren las mismas rutas. Y, a veces, llegan a similares destinos.
Si no fuese por la muy buena performance actoral de Reese Witherspoon, la no menos valorable actuación de Laura Dern, impecable en el papel de la madre, y algunos de los secundarios, “Alma salvaje” pasaría de largo sin pena ni gloria. Ya que sería uno más de la catarata de producciones sobre acciones de personajes comunes en situaciones extraordinarias buscadas y planeadas por ellos mismos, con el sólo fin de una redención. Como ejemplo, la tontería inverosímil de “127 Horas” (2010), de Danny Boyle, la entrañable “El camino” (2010), de Emilio Estévez, y la muy buena “Hacia rutas salvajes” (“Into the wild”, 2007), de Sean Penn, las más contemporáneas, entre muchas otras representantes del subgénero de road movie a pie. Y es el tema de la redención, del reencuentro con uno mismo, lo que une a todas estos textos fílmicos, salvo que “Alma Salvaje” además plantea la posibilidad de una cura a través de esa experiencia, idea demasiado yankee, no muy creíble para estas latitudes. Esa “cura” que empieza como el planteo inicial, termina por confundirse con la imposibilidad de realizar el duelo por la inesperada muerte de la madre, ella se torna adicta a la heroína y cae en una gran promiscuidad sexual, buscando algo de lo perdido, y lo único que logra es destruir su matrimonio. La historia se va desplegando a partir de una estructura narrativa progresiva, de manera clásica insertando flashbacks, con el sólo fin de justificar una toma de decisión. Esa recurrencia hace que esos lugares confrontados, la ciudad, la naturaleza inhóspita, el desierto, se vayan configurando los distintos espacios, siendo el principal ese recorrido de kilómetros a pie atravesando montañas, que termina por expandirse hasta conformarse como un personaje de vital importancia dentro de la epopeya relatada. Basada en una historia real, Cheryl Strayed decide caminar esos más de mil kilómetros sola, y sin experiencia, por el Sendero de las Cimas del Pacífico, que recorre el desierto de Mojave. El principal problema, tal como le sucediera a Jean Marc Vallée con su anterior película, “El club de los desahuciados” (2013), es para el espectador poder asir la extrañamente forzada mixtura de fatuidad con un ilusorio realismo naturalista, cayendo en la obviedad más previsible. Salvaje es el espacio que retrata, y muestra de manera maravillosa, y salvaje es el personaje humano con uña encarnada, ampollas en el pie y en el alma. Sin embargo todo esta tan calculado que no se puede vislumbrar un solo fotograma que se desbande de los clisés más representativos del género. No aburre por la sola presencia constante de la actriz.
Con una mochila muy pesada El viaje de Cheryl Strayed es más pesado que la mochila que lleva a cuestas. Y, por momentos, acompañar el viaje de la protagonista (encarnada por Reese Witherspon) se torna aún más agotador para el espectador. La película, basada en uan historia real (y van...) transcurre en la década del 90, y recorre el derrotero de una mujer que se larga a atravesar el sendero de la Costa del Pacífico, en la más absoluta soledad, para reencontrarse con sí misma. Son unos 1.800 kilómetros, que le llevará más de tres meses de caminata en medio de zonas montañosas, nieve, frío y algunas alimañas, de la especie animal y de la humana, que se cruzarán en su tortuoso sendero. El director Jean-Marc Vallée, que venía de picar alto con la premiada "Dallas Buyers Club" ("El club de los desahuciados"), vuelve al universo tedioso que tuvo en su filme "La joven Victoria" y no logra darle al personaje el pulso salvaje con que amaga en el título (el original es "Wild"). A lo largo de su viaje, la historia recorre el pasado de Cheryl, en una suerte de flasbacks, para explicar cuáles fueron las razones que la llevaron a tomar tan extrema decisión, más emparentada con el sacrificio que con el placer. Con el eje traumático en la enfermedad de su madre (impecable Laura Dern), ese pasado sumará sexo sin amor, drogas duras, frustraciones de pareja y otras infelicidades. Y todo dentro de una pesada mochila.
No hay camino No hace falta entrar en una travesía interminable para entender que los viajes cambian la vida. Cualquier camino que se decida emprender cambia perspectivas, reconstruyen la mirada del mundo y nos hacen entender que las posibilidades de vida no se terminan en los límites de la propia ciudad de origen. Algunos utilizan el viaje como una especie de purgación de los grandes dramas personales, como una búsqueda de esa carencia, como si el cambio espacial permitiera encontrar la solución. En muchos casos es concreta y real, ya sea por una necesidad económica-material-laboral, en otras es simbólica, un escape de la civilización y de los afectos, reencontrarse con uno mismo. No hace falta entrar en una travesía interminable, pero hay veces que sí, Alma Salvaje se encarga de llevar a la pantalla grande el best seller de Cheryl Straid (aquí encarnada por Reese Witherspoon) en el cual hace un detalle de su larga caminata a través del Pacific Crest Trail, un camino arduo de la costa Oeste de los Estados Unidos que va desde California hasta el límite con Cánada, y también de las dificultades concretas que tuvo y el drama personal oculto detrás de ese viaje. El nuevo film de Jean-Marc Vallée, a pesar de ser opuesto en la temática de su antecesor “Dallas Buyers Club”, coincide en ser un biopic y en una intensa búsqueda personal por parte del protagonista por encontrar una sanación, en este caso, una solución más personal de los dramas de la vida que física. Cheryl empieza la película con una mirada completamente perdida, profunda y esencialmente triste, ya pasó mucho tiempo desde los hechos que la afectaron, pero continúan como un tatuaje en su porte. Reese Witherspoon sabe imprimirle muy bien ese aura y conforme avanza la película se nota el gradual cambio, el descenso a lo más profundo de su mente para recordar momentos de su vida que atraviesan el presente narrativo constantemente. La película es sobre un viaje personal utilizando un largo trekking como paisaje, hace acordar un poco a 127 horas (Danny Boyle), pero más a Into the Wild (Sean Penn), a diferencia de ésta última, los personajes secundarios que se encuentran con la protagonista son realmente eso, accesorios ocasionales que no aportan al drama personal de Cheryl. El verdadero personaje secundario del film está en los flashbacks, su madre Bobbi (Laura Dern) es quien le otorga humanidad al relato, contrasta con su protagonista, que de alguna forma se siente culpable por muchos malos aspectos de su relación con ella. La madre es un personaje adorable que oficia de verdugo y salvadora al mismo tiempo, su prematura muerte llevó a Cheryl a ese “infierno” pero también es quien guía la caminata. Las dos nominaciones al Oscar están bien justificadas. Se hace camino al andar Alma salvaje genera la misma empatía y ganas de huir que Into the Wild, por la belleza visual de la vida salvaje, con muchas diferencias en los dramas que motivaron al personaje principal, en ambos casos el egoísmo los iguala pero el motor y la explosión es diferente, por eso algunos se podrán identificar más con un trabajo que con otro. Quizás porque en Alma Salvaje el discurso romántico (no entendido como romance) de Into the Wild está muy lejos de exhibirse, sobre todo en la conclusión del relato. Se trata de un film bien musicalizado, con los típicos momentos emotivos de este tipo de dramas, permite disfrutarse más allá de los paisajes, por momentos se hace confuso entre tanto ida y vuelta, pero no es tan complejo como para huir de la sala. Por Germán Morales
Dos o tres cosas que yo sé de ella El director canadiense Jean-Marc Vallée tiene una idea, y probablemente también una esperanza, algo que cuelga en el horizonte de su película, como un augurio o una señal luminosa. La idea es sobre una chica –una mujer de pleno derecho, en realidad, aunque sea muy joven– curtida por el desencanto, las “malas decisiones”, las encrucijadas de la vida, el maltrato o la simple mala suerte. Esa chica, a poco de empezar la película, está sentada en el borde de la cama de una habitación de hotel mirando una mochila enorme, con toda seguridad mucho más pesada que ella. Primera prueba para esa joven que está a punto de emprender una especie de viaje purificador, sola con su alma y su dolor: ponerse esa mochila a la espalda. La situación puede tener su aspecto cómico, pero repica en la conciencia del espectador con un eco de desolación indudable, por cierto muy propicio para el planteo que la película propone desde el vamos; esto es, que la protagonista “carga” con cosas, debe ponérselas en las espaldas y partir con ellas para luego, si hay suerte, perderlas, sacarlas de sí, largarlas por el camino. No es difícil adivinar que esa escena marca el grado cero de Alma salvaje, y establece el principio de una terapéutica cuyo desarrollo más o menos feliz se dispondrá de allí en adelante. Cuando la mujer se pone efectivamente a marchar, hay todo un costado “el ambiente amable de los Estados Unidos profundo” que acierta a iluminar bellamente la película, con sus encuentros casuales en medio de la nada, las ráfagas espontáneas de solidaridad de los viajantes o los encuentros con ocasionales habitantes que acompañan por tramos el periplo de la protagonista: obviamente, se trata del viaje de la vida (una fórmula peregrina), pero la calidez emocional y el carácter no forzado de varias de las situaciones tienen un efecto muy hermoso. Pero después, casi como la contracara de la ligereza aireada y fluida de lo anterior, hay una retórica pesada que se derrama por todos los costados del relato. Los escollos lógicos de la existencia tienen todo el tiempo en Alma salvaje una representación visual en forma de pequeños obstáculos para esta mujer castigada y dolorida, que lo que quiere es hacer una larga caminata capaz de sanarla, perderse para el dolor y encontrarse a sí misma; fundirse con el entorno, acaso, y esperar algún estado cercano de comunión con la naturaleza no exento de esperables resonancias míticas. Primero calzarse la mochila en la espalda, entonces; después armar la carpa a un costado del camino; más tarde tratar de encender un calentador a gas y advertir que se ha traído el suplemento equivocado para tal efecto. Luego descubrir que los únicos zapatos que se tienen son demasiado chicos: la protagonista atraviesa pruebas, del mismo modo que el director practica con entusiasmo un manierismo hierático que proviene de Dallas Buyers Club (su renombrada película anterior), con el que el pasado se actualiza de manera permanente en el tiempo presente bajo el rostro de metáforas poco inspiradas. El término flashback pocas veces lució más apropiado que en esta oportunidad para describir el régimen narrativo de Alma salvaje. No es que la protagonista recuerde cosas y estas se manifiesten en forma de imágenes que informan al espectador sobre hechos anteriores, sino que las imágenes irrumpen constantemente en el presente, a veces como chispazos ínfimos, a veces como escenas completas: el pasado y el presente se vuelven casi indistinguibles en un mismo tiempo que es el de esa pobre mujer acosada por su otra vida, por lo que hizo antes, o le ocurrió antes, y viene a torturarla cruelmente hasta ahora. Enseguida se aprecia claramente que toda la película se inclina sobre una idea, que es la del trauma. Los modales más bien zafios de Alma salvaje, su torpeza narrativa, el dispensario elemental de sus figuras retóricas, sus trucos visuales de baja densidad que pretenden establecer una filiación ostensible con cierta porción desestructurada del cine americano de fines de los años sesenta (al director Sean Penn le ha salido siempre mucho mejor), apuntan en la dirección del trauma como motor definitivo para que la ficción se realice. En el principio estaba el dolor, podría decir la película. El rostro hermoso y cansado de Reese Witherspoon, su cuerpo desnudo, las estrías que no se intentan disimular, los pechos ordinarios, todo eso constituye, quizá, el testimonio más genuino de la entrega de esa mujer a un camino de superación del pasado a la que la película no le hace justicia, básicamente por distracción, o tal vez por falta de una fe auténtica en el material. El director hace uso de una voz en off omnipresente que se adhiere a cada plano y se suma a las capas temporales (hay flashbacks que operan dentro de otros flashbacks) y a la explicación machacona del origen de esa sombra de aflicción que no se despega de la mujer: Alma salvaje se vuelve insustancial y repetitiva cuando debió ser naturalmente misteriosa e inasible.
Un camino hasta el fondo del mar En su primer trabajo como productora, Reese Witherspoon realiza un trabajo que le valió una merecida nominación al Oscar “Alma Salvaje” es un film difícil de encasillar. Es una Road Movie o es un film sobre un viaje iniciático.- Quizás, sea ambas, lo que sí se puede decir que es un film realmente que se deja ver, que tiene un muy ritmo y un guión que, más allá de ser una historia que quizás ya vimos la actuación de Reese Whiterspoon como la fotografía la convierten en un muy buen film. La película está basada en el libro de memorias de Cheryl Strayed. Aquí narra la resolución que toma esta joven cuando después de su separación y de la muerte de su madre, y después de una vida licenciosa y de una conducta autodestructiva decide intempestivamente realizar la caminata de 2.650 millas del Pacific Cres Trial. Allí, durante el viaje y pasando por todos los problemas que una caminata por un camino que pasa por climas de extremo frio y de extremo calor, hacen que Cheryl vaya creciendo, madurando y, así como supera las tirabas del camino, internamente ir pasando las trabas de su vida más profunda. Su director jean-Marc Vallé parece un especialista en mostrar personajes al límite y que buscan superarse a pesar de todo, sino pensemos en su film anterior “Dallas Buyers Club” que le valiera 3 Oscar ( Matthew McConaughey como actor, Jared Leto como actor secundario y a Maquillaje y peinado). Aquí lleva a su protagonista a los limites más profundos de su ser. Para eso vuelve a contar con una protagonista de gran nivel actoral Reese Whiterspoon, a su vez primer trabajo como productora, realiza un trabajo excelente poniéndole el cuerpo, literalmente, al personaje de Cheryl. Este es el trabajo que le valió la más que merecida nominación al Oscar que finalmente ganara la gran Julianne Moore. Whiterspoon sigue demostrando que va creciendo su talento a la par de su edad y que ya, y este trabajo lo demuestra, se ha convertido en una gran actriz. Imprudente destructiva
Lo que hace que este film no caiga (demasiado) en el psicodrama aleccionador son aquellos momentos en los que Reese Witherspoon se mueve sola en el paisaje. Es en esos instantes de pura verdad (verdad cinematográfica) donde todo lo demás –la historia de conductas autodestructivas, la relación compleja con la madre que interpreta, perfecta, Laura Dern– queda concentrado en el movimiento puro, la voluntad pura. La actriz interpreta a una mujer que decide viajar sola, mochila al hombro y sin experiencia, mil kilómetros a pie en terreno montañoso. El motivo está cerca de la automortificación, por cierto, pero en última instancia es la idea de que volver hacia la naturaleza, hacia lo puramente tangible, es una manera de devolvernos a la propia proporción. Cuando el paisaje y el movimiento se hacen cargo de la historia, cuando la actriz solo debe desplazarse, cuando gana la pura imagen, todo crece.
UN PASAJE HASTA AHÍ El Pacific Crest Trail es un recorrido de 4200 kilómetros ubicado en la costa oeste de los Estados Unidos que va de México a Canadá. Transitarlo puede ser riesgoso debido a la deshidratación producto del clima y el contacto con la fauna salvaje. En la década del noventa, Cheryl Strayed decidió hacer la mitad del recorrido y en 2012 el libro en el que volcó su experiencia se convirtió en best-seller. Tres años más tarde llegaría su adaptación al cine de la mano del canadiense Jean-Marc Vallée, director de las muy buenas C.R.A.Z.Y. y Dallas Buyers Club y el guionista Nick Hornby (sí, el de High Fidelity). Uno de los principales problemas de Wild no tiene que ver con la película en sí, pero hay antecedentes cercanos de historias similares con detalles mucho más atractivos que la “simple” travesía a pie de Cheryl. Tanto 127 horas, de Danny Boyle, como Into the Wild de Sean Penn, se basan en historias reales de personas que decidieron enfrentarse con la naturaleza. Por suerte, Jean-Marc Vallée sabe cómo dirigir a sus actores (recordemos que el año pasado Matthew McConaughey y Jared Leto ganaron el Oscar merecidamente por sus interpretaciones en Dallas Buyers Club) y le confió a Reese Witherspoon el papel protagónico. Al igual que Mariah Carey en Precious y Michelle Williams en Wendy & Lucy, Witherspoon se dejó filmar “a cara lavada”, sin una pizca de maquillaje en la mayoría de las escenas y decidió no tener dobles, lo cual puede sonar irrelevante si se tiene en cuenta que hace trekking en lugar de correr o escalar, pero la actriz reveló que esta fue la película que más la comprometió en toda su carrera, no tanto por haber sido filmada en exteriores sino por sus numerosas escenas de sexo. Con el siempre bienvenido aporte de esa otra gran actriz que es Laura Dern en un papel que poco tiene de secundario, Wild se condensa, nada más y nada menos, en el acto de sacarse la mochila. Claro que para eso hay que abandonar la fantasía neurótica de huir por huir y pasar a la acción. No cualquiera sabe perder a su padre violento y a su madre golpeada. No cualquiera renuncia a la heroína y la promiscuidad para elegir enfrentarse con el río y la montaña, el chacal y la serpiente. “No sabía hacia dónde iba hasta que llegué”. Acompañada por su mochila y sus pensamientos, la Cheryl Strayed de Witherspoon se purga, paso a paso, de esos otros que la nutrieron y lastimaron. Y si bien Wild no es ni por asomo la mejor película de su director, la acompañamos en su vaciarse mientras escuchamos algún que otro tema de Portishead, Bruce Springsteen o Simon & Garfunkel. A veces con eso alcanza.//?z
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El renacimiento de la protagonista mostrado en una travesía burguesa por bellos paisajes, frases hechas y espíritu hippie. Al final la redención de libro de autoayuda huele a poco.
Un duro recorrido en busca de la mujer perdida Alma salvaje retrata la travesía de Cheryl Strayed, una experiencia de vida catártica y transformadora. Cheryl Strayed es una escritora estadounidense radicada en Canadá, autora del libro autobiográfico Wild: From lost to found on the Pacific Crest Trail, donde cuenta una experiencia individual y transformadora realizada en el recorrido del camino que cita el título, una conocida ruta de senderismo en Estados Unidos. Strayed, traducido del inglés, quiere decir extraviada. Cheryl estuvo así por mucho tiempo, luego de que su madre, una mujer alegre y tenaz ante los múltiples obstáculos que le impuso la vida falleciera de un cáncer fulminante. Superada por el dolor, se hundió en todo tipo de excesos y durante cuatro años, siete meses y tres días no encontró rumbo. Entonces decidió extraviarse en el Macizo del Pacífico, sin ninguna experiencia previa en travesías. “Había oído hablar de él por primera vez solamente siete meses antes, cuando vivía en Minneapolis, triste, desesperada y a punto de divorciarme de un hombre a quien aún amaba”, escribió la autora. La obra se convirtió en película que llegó aquí bajo el título de Alma salvaje, de mano del director Jean-Marc Vallée, misma firma de El club de los desahuciados (Dallas Buyers Club) y con actuación de Reese Witherspoon, quien fue nominada una vez más a los Oscar a mejor actriz protagónica, después del obtenido en 2005 por la también biográfica Johnny y June: pasión y locura. También productora de la película que financió con presupuestos privados, Whiterspoon realizó un trabajo actoral que recuerda al de Emile Hirsch en Hacia rutas salvajes, la película de 2007 escrita y dirigida por Sean Penn. La actriz, que acompañó el proceso interno de su personaje haciendo un recorrido de 1.800 kilómetros con una mochila recargada, se transportó con similar compromiso a los tiempos de universidad de Strayed, cuando era testigo del empeño de su madre por retomar los estudios mientras continuaba haciéndose cargo de la casa, o cuando, ya adulta, discutía con ella sobre sus distintas visiones de una vida que no les había resultado justa para con los esfuerzos realizados. Narrada con continuos flashbacks, la película da cuenta de los contrastes interpretativos de Witherspoon, acompañada en su tarea y de manera soberbia por la también nominada a los Oscar como mejor actriz de reparto, Laura Dern. El guión de Nick Hornby –-nominado a la estatuilla en 2009 por Enseñanza de vida-- depara para estas mujeres diálogos entre madre e hija tan genuinos que calan en la médula y el corazón. La empatía que esos momentos producen con el espectador no puede menos que hallar eco en el sendero transitado para reencontrarse con la madre, físicamente perdida, pero presente en la mujer que puede aflorar de su interior, si alcanza la redención.
Más bien, un moderado salvajismo "Alma Salvaje" es un película sobre la travesía que emprendió la escritora y bloguera Cheryl Strayed para encontrarse a sí misma y superar los traumas que le habían dejado la muerte de su madre a causa de un cáncer feroz y la conducta viciada que estaba teniendo. Cheryl escribió un libro llamado "Wild: From Lost to Found on the Pacific Crest Trail" en el que cuenta como fue su travesía por más de 1000 KM, su viaje de superación interna, las causas que la llevaron a emprender la aventura, las dificultades que debió sortear y el proceso de sanación espiritual que experimentó. En la piel de este interesante personaje encontramos a la ganadora del Oscar, Reese Witherspoon ("Walk the line"), bajo la dirección del canadiense Jean-Marc Vallée, responsable de la aclamada película "Dallas Buyers Club" con la cual Jared Leto y Matthew McConaughey ganaron un Oscar cada uno por sus interpretaciones. En esta producción la dirección parece haber estado un poco más dispersa, ya que si bien "Alma Salvaje" es toda Reese Whiterspoon y se nota el talento de la actriz, no llega a enamorar o maravillar como si lo hicieron McConaughey y Leto. El personaje de Cheryl es sumamente interesante en la vida real, pero Vallée parece haberse concentrado más en el contexto que rodeaba a la protagonista y no tanto en su transformación interior. Las experiencias que vive la protagonista en pantalla no llegan a tener la fuerza que uno podría esperar de este tipo de film superador. Hay demasiados flashbacks que nos muestran el pasado de Cheryl, la relación con su familia, sobretodo con su fallecida madre, la dura infancia que tuvo, los problemas conyugales a raíz de los excesos, la promiscuidad y las drogas, etc. No está mal mostrar esto, pero creo que se le dio equivocadamente más peso al pasado que al presente de la protagonista, que es justamente donde está el desafío de superación. En el camino del Pacific Crest vivirá algunas cuestiones propias de un viaje que exige sacrificios y mucho esfuerzo físico, pasando horas incontables consigo misma y algún que otro esporádico encuentro con otros senderistas. Ésta es en realidad la parte más interesante del film y la que lo hace más entretenido. Es un buen producto y tiene los condimentos de una historia de superación motivadora, aunque en esta ocasión Vallée pone el piloto automático en varios elementos y cae en algunos clichés del género. Se deja ver.