La seriedad de la autoconciencia Este Es el Fin se estrena casi de casualidad, ya que la cartelera argentina parece no tener lugar para las comedias guarras o, al menos, las no tan convencionales. Esto le sucedió a El Increíble Burt Wonderstone y también a otro exponente reciente sobre el fin del mundo: The World’s End, de Edgar Wright, un nombre al que los distribuidores todavía no le ha dado un lugar. La película de Goldberg y Rogen, más que un film dirigido por dos parece la obra de un colectivo, de una troupe que se junta a filmar en modo de “grandes éxitos” una comedia con tintes apocalípticos sin, en apariencia, demasiadas pretensiones. No quita que la película trabaje con ciertos elementos que construyen, por ejemplo, un metadiscurso sobre la interpretación y especialmente la NCA, “nueva comedia americana”, encarnada en las películas producidas y dirigidas por Judd Apatow...
Banalidad con plata Hay que preguntarse qué resulta más irritante al terminar de digerir Este es el fin: que un puñado de actores que están en la cresta de la comedia norteamericana gasten dinero en una broma privada con pretexto de película autorreferencial o que hagan participe a un público consumidor de cualquier cosa de su falta de talento a la hora de pensar en algo parecido a una comedia guarra. No es el exceso el problema mayor de este tour escatológico y absurdo con aire de película sino el despropósito de pensar que lo que ocurre en este film puede interesar a alguien más allá de a sus actores participantes y menos si las drogas que comparten entre sí no se distribuyen al espectador. La premisa básica nos somete a padecer el encuentro entre el impresentable Jay Baruchel y Seth Rogen para devenir en una fiesta descontrolada en la casa de James Franco, lugar de reunión de otras tantas luminarias de la decadencia hollywoodense actual entre quienes puede destacarse una Emma Watson en rol ya terminé con Harmony y dejen de encasillarme o el propio Franco mofándose de su excentricidad intelectualoide cool que parece molestar a algunos en Hollywood. Luego de todas las banalidades y las charlas inconducentes se desata el apocalipsis y la lucha por sobrevivir se complementa con la de la guerra de egos como parte de una alegoría barata y bastante estúpida del mundillo de las celebrities de medio pelo como éstas. Los efectos visuales dan vergüenza, así como los infructuosos intentos de sacar algo en limpio de la galería de situaciones absurdas que incluyen sodomización y muertes de actores cuando la tierra se parte y caen a lo más profundo. Deberían haber caído todos antes de que comenzara el film pero a veces la magia del cine nos juega estas bromas pesadas y las distribuidoras locales dan cabida a productos mediocres y sin sentido como éste.
Comedia se busca Seth Rogen y Evan Goldberg debutan desde la dirección con esta película que, en su intento de combinar lo gracioso con lo apocalíptico, se queda en el camino sin resucitar a un rubro en crisis en materia cinematográfica. Lo que aparentaba ser un concierto de frenesí sin parates encuentra en su desarrollo unos cuantos baches en lo que respecta a gags y a diálogos que, en su afán de divertir, se tornan repetitivos hasta la supresión del mínimo esbozo de sonrisa en nuestro rostro. Si bien la banda sonora ayuda a aligerar el ritmo y a hacernos pasar momentos apreciables, hay algo que no termina de encajar, de funcionar. This is the End parte de la reunión de actores en una fiesta desbordante de alcohol y fumatas. Un temblor apabulla a los invitados, de la mano del acercamiento del fin del mundo, por lo que los sobrevivientes deciden instalarse en la casa de James Franco, resistiendo amotinados allí mientras se va dando una serie de sucesos hilarantes. El gran problema del film radica en la dificultad por encontrar regularidad entre una escena y su subsiguiente; cuando se está merodeando y circulando alrededor del punto más cercano al clímax, algún hueco rompe el esquema echando todo por la borda. Aquello que incita a la diversión y al descontrol de los personajes por la ingesta de sustancias alucinógenas es efectivo si se aplica en la medida justa, pero cuando los directores se enamoran de sus propios recreos de humareda el asunto se pone tan redundante como inmaduro. En This is the End, Seth Rogen hace de Seth Rogen; Jonah Hill encarna a Jonah Hill, y así sucesivamente, por lo que cada uno de los sujetos recurren (probablemente de los aspectos más destacables) de buena forma a la autoparodia, burlándose de sí mismos en determinados pasajes de la historia. Si bien posee unos cuantos trozos ocurrentes y socarrones capaces de hacer reír al espectador, la proyección peca de abusar de elementos muy utilizados en las comedias contemporáneas, quedando a mitad de camino no sólo hacia la superación, sino también al alcance de la media. LO MEJOR: Jonah Hill, definitivamente tiene un carisma muy peculiar, contagia, agrada. Un par de instantes hilarantes. Ending scene. LO PEOR: le cuesta horrores encontrar estabilidad. Tambalea entre secuencia y secuencia. No es tan desternillante como solicita el género. Le sobran, al menos, quince minutos PUNTAJE: 5
Los 40-45 minutos más divertidos en mucho tiempo en una comedia cinematográfica se van desintegrando de a poco en ESTE ES EL FIN, mezcla de home-movie y saga apocalíptica en la cual un grupo de actores hacen de sí mismos en una fiesta hollywoodense que es sorprendida… por la llegada del Apocalípsis. Y es, en cierto modo, la llegada del Fin del Mundo la que empieza a minar lo conseguido por la película hasta el momento, de la misma manera en la que esa fiesta deja de ser divertida cuando aparecen temblores y luces que bajan del cielo aniquilando todo. La premisa es atrapante de entrada, ya que todos los actores interpretan versiones de sí mismos en el filme y eso genera una curiosidad extra que le da un guiño permanente a la historia. Seth Rogen (codirector) va al aeropuerto de Los Angeles a buscar a Jay Baruchel, que es un actor algo menos conocido y amigo de Seth de la juventud. Jay odia L.A. y a las celebridades de moda que ahora son los amigos de Seth, pero Rogen lo convence de ir a una fiesta en la casa de James Franco, asegurándole que son buena gente y que la van a pasar bien. thisistheend1El reencuentro de los amigos y la llegada al palacete de Franco resultan graciosísimas, con todos los “nuevos amigos” de Seth siendo excesivamente amables con Jay. Está Jonah Hill -exagerando su buena onda-, el propio Franco -burlándose de su imagen de artista todoterreno-, el comediante negro Craig Robinson y, en roles menores pero con grandes momentos, Danny McBride, Michael Cera, Emma Watson, Rihanna, Christopher Mintz-Plasse, Aziz Ansari y muchos otros. Pero Jay sigue sin sentirse a gusto. En medio de la cada vez más desestructurada fiesta tiene lugar lo que parece ser un violento terremoto que se lleva puestos de la manera más cruenta imaginable (especialmente con Michael Cera) a casi todas las celebridades. Baruchel, Rogen, Franco, Hill y Robinson logran sobrevivir dentro de la muy fortificada casa de Franco, pero pronto allí se darán cuenta que no tienen muchos víveres para sobrevivir y que el terremoto no es tal: se trata del Apocalípsis hecho y derecho. Y habrá que luchar contra eso también. Seth Rogen;James FrancoEsa primera parte en la que las jóvenes estrellas de la comedia americana se burlan de sí mismos y sus hábitos, tics y personalidad pública es lo mejor del filme, siempre desde la perspectiva un poco desconfiada de Baruchel, al que no le cae nada bien el modo de vida hollywoodense. Con la llegada del caos, empiezan a aparecer las miserias de las estrellas, enfrentándose entre sí por agua, comida o por una revista porno para poder masturbarse. Pero cuando el caos se desata los momentos cómicos van cediendo a una suerte de parodia de una película catástrofe que se hace excesivamente larga y algo tediosa. Son siempre los momentos más zarpados (un debate sobre masturbarse con revistas ajenas o una confusa discusión sexual sobre Emma Watson) los que más rinden, por más que el humor siempre apunte para el mismo lado tirando a adolescente. thisistheend2Como autocrítica de la banalidad, el egocentrismo y la falta de solidaridad de estas “insalvables” divas modernas y cool del Hollywood actual, ESTE ES EL FIN logra ser muy ácida, con diálogos que parecen en muchos casos improvisados por un grupo de actores que la debe haber pasado muy bien filmando. Rogen y Evan Goldberg, los directores de la película, figuran como guionistas, pero da la impresión que lo que hicieron fue plantear los lineamientos de la historia y luego ir dando rienda suelta a la capacidad para la comedia de cada uno de los actores. En cierto sentido, ESTE ES EL FIN se ve como un sketch de un programa cómico televisivo tipo SATURDAY NIGHT LIVE que dura mucho, muchísimo más de lo necesario. Algo similar pasaba con PINEAPPLE EXPRESS, la película de 2008 en la que actúa casi todo este grupo (una comedia stoner que protagonizaron Franco y Rogen), que partía de una premisa hilarante pero no podía evitar volverse reiterativa. Es una lástima que no se parezca más a la otra película en la que participaron casi todos ellos, SUPERCOOL, que lograba transformar una premisa ingeniosa en una notable comedia generacional. Lo que queda, finalmente, es un chiste interno gracioso que parece hecho por un grupo de amigos fumados, de esos que no logran darse cuenta que sólo ellos se siguen riendo de los chistes y que todos los demás están desesperados por irse a comer algo.
El apocalipsis, ahora, está encantador En su primer largometraje como directores, Rogen y Goldberg recuperan el espíritu delirante, desenfadado, provocador, lúdico y descontrolado de sus guiones para Super cool, de Greg Mottola; y Piña Express, de David Gordon Green. Comedia sobre el fin del mundo, sátira sobre los tópicos (clichés) del cine de terror religioso (diabólico), autoparodia sobre la comunidad artística de Los Angeles (con hilarantes cameos incluidos), ensayo sobre los códigos, miserias y temores (lealtades y traiciones) de la amistad masculina, Este es el fin combina el tono de sketch a-lo-Funny or Die, ciertos elementos popularizados por la factoría de Judd Apatow, la celebración del descontrol de la saga ¿Qué pasó ayer? y la irreverencia cinéfila respecto de los géneros clásicos del cuarteto británico Edgar Wright-Simon Pegg-Nick Frost-Martin Freeman. Lo primero que llama la atención de Este es el fin es que todos los personajes son actores conocidos haciendo de… ¡sí mismos! Seth Rogen recibe a su amigo (un inseguro de manual) Jay Baruchel y -luego de una buena dosis de drogas, alcohol y videojuegos- van a una fiesta organizada en su nueva casa por… James Franco. Mientras las estrellas de Hollywood (cobardes, neuróticas y narcisistas) se divierten, afuera se desata el apocalipsis. Sí, Los Angeles se convierte -literalmente- en el infierno. Entre cameos extremos (véanse, por ejemplo, los de Michael Cera o Channing Tatum), bastante humor escatológico, algo de misoginia y mucha testosterona, los seis protagonista intentarán resistir el fin del mundo atrincherados en la mansión de Franco, entre múltiples referencias al cine de terror, de ciencia ficción y, claro, a la comedia negra a pura adrenalina. Si bien ciertos aspectos sobre la adolescencia tardía, la incapacidad (o desinterés) por madurar resultan a esta altura un poco repetidos, Este es el fin trasciende el mero ejercicio de la comedia sobre “niños-grandes” al inscribirla dentro de una historia llena de adrenalina, sorpresas, enredos y delirios narrativos y visuales. Esa creatividad, esa desfachatez de la dupla Rogen-Goldberg, es la que hace de esta película una muy simpática y disfrutable experiencia, de implicancias… casi lisérgicas.
Este es el fin es ideal para pasar un divertidísimo momento pochoclero con amigos. Una película que busca divertir al espectador con una premisa poco común y lo consigue prácticamente durante toda su proyección, a pesar de usar varios recursos ya vistos. Si bien se puede decir que es un delirio total, la forma en que se van encadenando las diferentes...
Los Ángeles del fin del mundo Este es el Fin es un delirio maravilloso en primer lugar porque en este film todo el mundo se interpreta a sí mismo, y luego porque…bueno porque con este grupo de actores de la comedia americana actual, la risa y la diversión tienen un sello garantizado. Ahora… en mi opinión, es la mejor entrega de este grupo de actores que están todos juntos, siempre. Seth Rogen (codirector y protagonista) comienza el film yendo al aeropuerto de Los Ángeles a buscar a Jay Baruchel, actor algo menos conocido y amigo de Rogen desde antes que éste obtenga la fama. El anfitrión invita a Baruchel a una fiesta en la casa de su amigo James Franco donde habrá muchas celebrities del momento pero Jay que odia ese estilo de vida y a esos personajes, se niega. Rogen finalmente luego de varios intentos lo convence y cuando llegan a la fiesta se encuentran con personajes como el exageradamente simpático Jonah Hill, Craig Robinson, Aziz Ansari, Rihanna, Danny Mc Bride, el mismo Franco y más. A pesar de esto, Jay se sigue sintiendo incómodo mientras la fiesta y la diversión de los demás va aumentando. En ese momento tiene lugar lo que parece ser un violento terremoto que se lleva puestos de la manera más cruenta imaginable a casi todas las celebridades, excepto a Paul Rudd que no estaba en la fiesta, pero pasaba por el lugar. ¿El resultado? Baruchel, Rogen, Franco, Hill y Robinson logran sobrevivir dentro de la muy fortificada casa de Franco, pero pronto allí se darán cuenta que no tienen muchos víveres para sobrevivir (ya que un invitado inesperado devora todo lo que encuentra) y que el terremoto no es tal: se trata del mismísimo Apocalipsis. El fin del mundo llegó y sólo se salvarán los valientes de buen corazón. ¿De buen corazón en Los Ángeles? Si, parece un chiste, como toda la película pero este será uno de los pocos temas “serios” que se abordan en el film de Evan Goldberg. La exageración de los lujos y la comodidad de los famosos remite un poco a Tropic Thunder, pero donde la entrega de Ben Stiller falla, en This is the End sobresale. Una auto-parodia donde los protagonistas quedan como pequeños niños inútiles que no saben enfrentar las dificultades de la vida, y el egoísmo prevalece ante todo. Pero, quién los puede culpar, es el fin del mundo. El humor que atraviesa toda la película roza lo adolescente y es bastante repetitivo en sí mismo y en relación a producciones anteriores que contaron con Rogen, pero no por eso es menos genial. Lo único criticable es que las escenas que exhiben la persecución de demonios y parodian las catástrofes se extienden demasiado, aburriendo un poco al espectador que sólo espera oír nuevos chistes y ver como los refugiados pelean por quien se queda con la única revista porno que encontraron para masturbarse. Drogas, alcohol, rock and POP, cameos extremadamente desopilantes dentro de los que destaco el de un irreconocible Michael Cera – la rompe toda – y una agresivísima Emma “Hermione” Watson. Bastante humor escatológico, monstruos gigantescos, delirios narrativos, efectos visuales que sorprenden (!) además de múltiples referencias al cine de terror, y a la comedia negra a pura adrenalina. Si te digo todo esto, garpás el fin del mundo con ellos… ahora, cuando lo ves, preferís tomarte el 60 y terminar en un pozo interminable. Una persona que maneja un arma como James Franco es una invitación a terminar como el gato de Satán. Todo eso tiene Este es el Fin, que si bien no será la mejor película del año, sí será la más disfrutable e ideal para ver con amigos en una noche de situación de estupefacientes, rock, fútbol y sala de ensayo, además nos dará uno de los finales más originales de los últimos tiempos que nos hace caer un poco más simpático a un grupo de Teen Pop siempre detestado (en nuestra infancia).
Party Hard Hay algo admirablemente irritante en Este Es el Fin. Posiblemente sea la valentía de caminar lúdica y peligrosamente sobre la línea que separa a las virtudes de los defectos; o puede ser su extrema ambigüedad: ¿es una genialidad o un desastre? ¿Es una fiesta o una tortura? ¿Es un film fraternal o uno egoísta? O tal vez hablamos de su capacidad para imponerse en tanto objeto inasible, fácil de degustar pero difícil de comprender. No hay componentes más allá del dinero y las ganas de divertirse. Sin embargo, allí surge uno de los grandes problemas de la película: Rogen, Goldberg y su grupo de indestructibles de la diversión (Franco, Hill, Baruchel, McBride, Robinson) no parecen preocuparse por fuera de sus propios deseos de pasarla bien. El acceso a Este Es el Fin es el mismo que el de las invitaciones a fiestas desconocidas vía Facebook: la entrada está asegurada, pero una vez dentro, cada uno debe hallar la diversión por su cuenta. Si la película se viste de fiesta pero ignora la importancia del espectador, ¿no hay desprecio disfrazado de amistad?...
Tuvimos suerte. “This is the end” originalmente estaba pensado para ir a dvd directo, pero por esas cosas del destino, aterriza en sala este jueves. Podemos ir preparando la fiesta. Créanme. Seth Rogen y Evan Goldberg, luego de varios hits como guionistas, debutan con una propuesta lisérgica, bizarra y delirante que, si bien no es perfecta ni mucho menos, es lo suficientemente atractiva para hacernos pasar un buen momento. Para empezar, a las cosas, hay que llamarlas por su nombre. O sea que todos los actores que participan de “Este es el fin”, actúan de… ellos mismos!!! Y no son pocos eh! Anoten el line up: James Franco, Johan Hill, Michael Cera, Craig Robinson, Jay Baruchel, Christopher Mintz-Plasse y Emma Watson, con algunos cameos extras (el de Channing Tatum… sin palabras!), un auténtico seleccionado de primeras figuras de la comedia americana actual. El guión es una excusa. Si es que lo hubo (cosa que dudamos!). Todo comienza con una reunión de dos amigos que hace tiempo no pasan tiempo juntos, toma temperatura en la casa de Franco (que se ve hace buenas partuzas) y luego, simplemente, llega el apocalipsis. ¿Cómo? Sí, eso. La tierra se abre, algo malo (que no se sabe muy bien que es y porqué sucede) se hace presente y la destrucción llega al acomodado barrio donde están nuestras estrellas. La idea es que, primero ellos se refugiarán en la casa y pasado un tiempo, tratarán de buscar ayuda en el exterior cuando las provisiones se acaben. “This is the end” presenta mucho humor inflamable, incorrecto y de mal gusto. De tanto en tanto, hay alguna secuencia elaborada con ingenio (la de Gangnam Style es excelente) y también alguna sabrosa observación sobre como ellos (los protagonistas masculinos) se relacionan con las drogas y las mujeres, en ese orden. El clima es explosivo, atronan las risas neuróticas, los actores improvisan muecas y eligen formas divertidas para morir… No, no hay que explicarla más. Deben verla. Importante, si les gustan las comedias ordenadas, pulcras, simpáticas, esta no es la suya. Aquí hay una multiplicidad de eventos en tono siempre delirante, que no da tregua ni permite mucha profundidad en el análisis. Querían hacernos pasar un buen momento y lo logran. Este año me reí poco en sala, pero creo que las mayores carcajadas, me la sacó este 2014, “This is the end”. Bienvenidos a la fiesta.
La cosa viene así, en esta comedia delirante de Seth Rogen (que también actúa) y Evan Goldberg, en el medio de una fiesta de reviente, a lo “21” o “Proyecto X”, celebrada en la casa de James DIOS Franco, el fin del mundo o el apocalipsis comienza a suceder, ¿o no?. Todos los invitados (la mayoría estrellas del Hollywood) se encuentran en un estado tal que por momentos no entienden si lo que está aconteciendo fuera de la casa es real o es fruto de su imaginación muy afectada por sustancias prohibidas. Van pasando los días y los alimentos comienzan a escasear por lo que deben organizarse en misiones o equipos de trabajo para conseguir víveres en el afuera, ese espacio que todavía no saben si pueden volver o volverán con vida. Así de simple es el planteo de esta comedia que ha generado adeptos y detractores en cada lugar donde se ha estrenado, principalmente por su mezcla de géneros (terror, gore, comedia, acción, etc.) y la hiperbolización de algunas características de sus protagonistas. Además de las obvias referencias al cine de George Romero y películas como “La guerra de los mundos”, “La noche de los muertos vivos” ó “Zombieland”, los directores logran plasmar la irreverencia típica de la nueva generación de comediantes americanos focalizándose en la exageración de las personalidades de los personajes/famosos. Con actuaciones de los ya mencionados Rogen y Franco, y participaciones de Jonah Hill, Emma Watson, Rihanna, Jason Segel y Jay Baruchel, entre otros, “This is the end” reelabora el concepto del cine dentro del cine y la autorreferencia/parodia como punto de partida para una de las comedias más esperadas del año. Rogen y Goldberg manejan las actuaciones de los actores como si todo fuese improvisado, pero si uno analiza con detenimiento los diálogos, filosos por cierto, se detecta la marca de los guionistas. Emma Watson en su papel de justiciera y James Franco riéndose de sì mismo toda la película sobresalen en este opus a la amistad tamizada por las drogas y el alcohol. Quizás le sobren minutos y bien podría haber sido un sketch dentro de programas como “Saturday Night Live” o “National Lampoon`s” y hasta una de las parodias que la revista “Mad” suele hacer sobre la farándula norteamericana, pero la película entretiene y supera cualquier pregunta subjetiva sobre el origen de esta puesta en escena desbordada. ¿Hollywood es el infierno? ¿El infierno llega a Hollywood? ¿Todos son tentados por el mal? ¿Se debe pagar con la vida la exposición mediática con el cuerpo? ¿Quiénes atacan a los actores? Algunas preguntas que se desprenden de esta comedia que de tonta tiene muy poco y que encontrará un público ávido por verla.
Un día cualquiera te regalan una cámara. Y empiezas a filmar tus propios cortos en compañía de tus amigos y con los pocos recursos a tu alcance. Posteriormente, te haces famoso, tus amigos también son famosos y obtienes el suficiente dinero para hacer de tus ideas retorcidas y de esos videos que guardaste hace mucho tiempo, una película decente, con los suficientes nombres en cartel para atraer la atención. James Franco, Emma Watson, Michael Cera, Rihanna, Jonah Hill (el de Moneyball) son algunos de los nombres que aparecen, aunque sea por cinco minutos mientras se acaba el mundo. Y es que, en una fiesta en casa de James Franco, de repente, el mundo comienza a terminarse. Inicia el apocalipsis, y deben sobrevivir adentro de la casa, con sus propios demonios. Digamos que lo más gracioso de la película, es ver a los actores autoparodiándose a sí mismos y haciéndose burla ellos mismos. Si tienen TV por cable, hace poco nació un concepto llamado "Roast" en el que un grupo de artistas es invitado para humillar a uno específico. Hace poco hicieron el Roast de James Franco y podemos decir que básicamente hicieron los mismos chistes. Después entramos a lo vulgar del humor norteamericano con chistes de sexo, mariguana y cosas sin sentido, que al menos en lo personal, nunca me han gustado. Se guardan los efectos especiales para el final (muy bien logrado) y con un número musical genial (al menos para los que nacimos en los 90). Se agradece que la química en pantalla sea natural y no forzada, pero lo malo es que pudieron haber logrado mucha más comicidad. La mayoría de los chistes son gastados en los avances que ya habían inundado la red, y en general la película pasa a ser un producto mediocre, que nació de un cortometraje casero, y que ahora que se convirtió en película con la colaboración de los amigos de Seth Rogen (guionista, productor, actor y director) pero que dista mucho de ser un producto disfrutable a menos que sean fans de alguno de los artistas arriba mencionados.
Después de destruir al Avispón Verde con una de las peores adaptaciones de cómics que se hicieron en el cine, Seth Rogen volvió con otro proyecto personal que en este caso resultó una de las grandes comedias bizarras de estos últimos años. Este es el fin reúne a todo un dream team hollywoodense de actores nerds de la actualidad con una historia desopilante, plagada de guiños cinéfilos, donde los protagonistas se ríen de sí mismos. Desde la limitada capacidad de expresión de Set Rogen hasta la imagen de actor pretencioso que tiene James Franco, que es algo que se les objetó a los actores numerosas veces en la prensa, en el film hay palos para todos los miembros del elenco. La película tiene dos segmentos muy definidos. La primera mitad, donde sobresalen los diálogos del guión, presenta una mirada irónica del mundo de las celebridades hollywondenses y las relaciones entre los artistas. A partir del momento en que se dispara el conflicto apocalíptico Este es el fin se convierte en una producción bizarrísima, típica del cine clase Z, con la particularidad que los efectos especiales acá estuvieron bien logrados. Hace tiempo que no llegaba a los cines una comedia tan desquiciada como esta que entretiene y te hace reír de principio a fin por las situaciones absurdas que presenta. Claramente apunta a un público muy cinéfilo de menos de 40 años que está familiarizado con los trabajos de los protagonistas. Un espectador que no identifica a Jay Baruchel (Tropic Thunder) o los trabajos de Seth Rogen me parece que se va a quedar afuera de muchos chistes, como la escena en la que los protagonistas hacen una secuela trucha de Pineaple Express. Si no viste ese film el chiste no resulta tan gracioso. Lo divertido de esta comedia es que a medida que paso el tiempo el nivel de delirio aumenta hasta llegar al final que parece un sketch del programa Todo por dos pesos. Se le puede objetar tal vez a esta comedia algunas situaciones escatológicas que me parecieron innecesarias y se podían haber evitado porque el guión tiene muy buenos diálogos, pero bueno, parece que es un elemento obligatorio en la comedia de estos días. Cabe destacar que para los que somos detractores de ese irritante e infumable actor que es Michael "hago siempre el mismo personaje "Cera la película ofrece un regalo especial que vas a aplaudir y celebrar en el cine. De hecho, esta es la primera vez que lo vi a Cera ofrecer una actuación en serio. Después de algunos fiascos que tuvimos (como la tercera entrega de ¿Qué pasó ayer?) me parece que Este es el fin sobresale como la mejor comedia que pasó por la cartelera este año. Al menos la más divertida que por lo menos logra hacerte reír, algo que no es poco en el cine de estos días.
“ESTE ES EL FIN”: LA GENERACIÓN PINEAPPLE EXPRESS Este es el fin (This is the end, 2013) es una de esas películas que aparece cada tanto, de esas que logra exponer el “boca en boca” a su máxima expresión, de esas que apelando a formulas repetidas (no por eso menos exitosas) logra reproducirse como conejos entre los espectadores. Y es porque utiliza tres claros recursos: el bizarro sin sentido in extremis, el siempre útil arsenal de figuras reconocidas de Hollywood y por último (pero no menos importante), “actores haciendo de ellos mismos”. Dirigida y escrita por Seth Rogen y Evan Goldberg (quienes ya habían trabajado juntos como guionistas en Pineapple Express) el film cuenta con un elenco de múltiples figuras: James Franco, el mismo Seth Rogen, Jay Baruchel, Jonah Hill, Danny McBride, Craig Robinson, Emma Watson, Rihanna, Paul Rudd, Jason Segel, Christopher Mintz-Plasse, Aziz Ansari, Michael Cera, Channing Tatum y hasta aparecen los Backstreet Boys. Todos y cada uno hacen de ellos mismos. La historia se desprende del corto “Jay and Seth Versus the Apocalypse” de 2007 y nos presenta a todas estas celebridades en una super mega fiesta en la casa de James Franco, hasta que de repente empiezan a caer rayos extraños desde el cielo que se llevan a las personas y en un parpadeo todo es caos, apocalípsis y muertes, pero de las que son sin sentido y divertidas. A partir de ahi solo quedaran James Franco, Seth Rogen, Jay Baruchel, Jonah Hill, Danny McBride y Craig Robinson quienes deberán descifrar que esta pasando, sin morir en el intento. Si hacemos archivo, podemos encontrar como un predecesor similar, el desastre que fue “Marcianos al ataque” (Marss Attack!, 1996) dirigida por Tim Burton y que utiliza el mismo esquema. Un elenco repleto de figuras (Jack Nicholson, Glenn Close, Pierce Brosnan, Danny DeVito, Sarah Jessica Parker, Michael J. Fox Michael J. Fox, Lukas Haas, Natalie Portman, etc), personajes haciendo de si mismos (Tom Jones haciendo de…Tom Jones) y una trama a la que la palabra BIZARRO (si, en mayúscula) le queda chica. Este es el fin toma todo esto, pero no lo hace de una manera abusiva, mucho menos invasiva; es relativamente sobria y no busca destacarse, busca generar sonrisas mediante gags clásicos en la voz y cuerpo de figuras que nos caen bien. Mas allá de el nivel actoral (tengamos que cuenta que hacer de uno mismo no requiere hacer un gran esfuerzo) la película cuenta con dos grandes hitos que sorprenden al espectador. Uno es el gran nivel de producción y efectos especiales (que a priori parece desacreditado por el estilo de película que aparenta ser) y los divertidos e hilarantes guiones. Este es el fin, es de esos films que no son ambiciosos a pesar de su plantel de estrellas, sino que buscan mostrar el lado menos trabajador de los actores, dándoles la libertad de ser (y aunque suene redundante es así) ellos mismos, mientras se exponen a mostrarse como personas comunes y corrientes, divirtiéndose y haciendo lo que quieren. Es el estilo de película que divierte, entretiene y nos hace pasar un buen rato tan solo viendo la relación entre Jonah Hill y Jay Baruchel, o ver a un extasiado y exagerado Michael Cera. Y no pidan mas. Después de todo, quien no se pregunto que pasaría con las grandes figuras de Hollywood cuando venga el fin del mundo. Bueno, acá esta la respuesta. PUNTUACIÓN: 3/5 Sebastián Espíndola espindola.sebastián@revistatoma5.com.ar
Un verdadero dream-team de jóvenes actores de la comedia americana, se dan cita en esta cinta que parece estar rodada para divertimento interno de todos sus protagonistas. Cada uno de ellos encarnándose a sí mismos y jugando con la ironía y los clichés de las estrellas de Hollywood, lo superficial de las juergas del show business y el homenaje implícito al cine catástrofe mas pochoclero de la meca del cine. Técnicamente es bastante pobre, el guion denota claramente una excesiva utilización de la improvisación, y los chistes son tan elitistas, que muchas veces el espectador medio puede quedar fuera de la broma. Mas allá de esto, no deja de ser interesante, en una época de pocas ideas cinematográficas originales, el experimento de autocritica fílmica, que paradójicamente con el argumento fantasioso del filme, humaniza a sus intérpretes. Para fanáticos de Seth Rogen y su cine adolescente y de humor bestial.
Una comedia destructiva En la ficha técnica que acompaña esta crítica están los nombres de los actores. Y, en este caso, también los nombres de los personajes. En Este es el fin, Seth Rogen es Seth Rogen, Jonah Hill es Jonah Hill, James Franco es James Franco, y así con todos los otros casos. Y hay muchos más nombres de primera línea en papeles secundarios (fulgurante Michael Cera) y en cameos (habría que destacar uno en especial, pero anularíamos una buena sorpresa). Esta es una película de y sobre un grupo de comediantes actuada por un grupo de comediantes, una película de Hollywood sobre Hollywood. Y Hollywood sobre Hollywood ha dado grandes films: Sunset Boulevard, de Billy Wilder; Mulholland Drive, de David Lynch; Funny People, de Judd Apatow (también con Seth Rogen y Jonah Hill), entre otras. Si Este es el fin no logra elevarse del todo a esas alturas es porque confía demasiado en los chistes basados en las carreras de los protagonistas. Y esos chistes pesan un poco más que otros en una oferta por otro lado abundante, variada, tremendamente ocurrente, con momentos altísimos, memorables (la conversación sobre Emma Watson que ella escucha, los considerandos sobre ser actor, todo lo de Michael Cera y mucho más). Estos comediantes son parte fundamental del cine de los últimos años: los canadienses Rogen y Goldberg (los directores) son además los guionistas de Supercool (protagonizada por Jonah Hill y Michael Cera). James Franco ( 127 horas , Spring Breakers ) brilla acá como hacía tiempo que no lo hacía: utiliza esa pose egocéntrica que lo define y lo hace a su favor y sin límites (se cuenta que fue el único que durante el rodaje nunca dijo que no a ninguna propuesta cómica, por más salvaje que fuera). Y esta es una comedia salvaje, herética, escatológica, en la que el arte de la puteada es honrado con creatividad. Una película espinosa, de un humor bestial, un plato de los fuertes, una comedia apocalíptica y -en el sentido más elogioso posible-, destructiva. Dos amigos (Rogen y Jay Baruchel) se reúnen para pasar unos días juntos, y van a una fiesta en la casa de Franco. En esa fiesta se desata lo que aparenta ser el apocalipsis (¿el Apocalipsis?). La casa entonces como refugio, como límite, como puesta en escena cómica de las dificultades de la convivencia obligada entre egos (cómicos) de Hollywood y con bases reales. Y que ponen en crisis la tan mentada comedia sobre la amistad-hermandad masculina: Este es el fin es una película con personajes que la mayoría del tiempo son poco amables, malignos, desagradables, escasamente solidarios, toda una demostración de que la comedia necesita más oscuridad que resplandores bucólicos. En Este es el fin se destruye todo, se rompe todo, las muertes se suceden y no hay tiempo para mucho más que no sea esperar el siguiente chiste, que casi con seguridad será muy bueno, muy bestial, muy ofensivo para algunos o inolvidable y enormemente efectivo para otros. No hay tantas comedias como ésta, en la que unos comediantes trabajan con esta libertad y esta dedicación y esta creatividad en el lado salvaje de un Hollywood cada vez más públicamente autoconsciente.
Viaje al reality catástrofe lleno de estrellas Lo mejor de la película que reúne a varios figurones de Hollywood haciendo de sí mismos (es un decir) es que cualquier cosa puede suceder. Lo peor, que a veces lo que sucede es genial y a veces una absoluta tontería. Pero el entretenimiento está garantizado. Autoanálisis crítico y/o indulgente, metalingüística de la Nueva Comedia Estadounidense, ecología de Hollywood, broma endogámica llevada a niveles de superproducción fantástica, ética del grupo de amigotes celebrada o denunciada, homoerotismo rampante (¿en forma de acto fallido o de deseo asumido?), ficción falsamente documentalista o documentalismo disimulado detrás de una ficción delirante... Si algo está claro, es que Este es el fin no es una película transparente, unívoca, de sencilla interpretación. En su debut como codirectores, Evan Goldberg y Seth Rogen (que escribieron juntos los guiones de Supercool, Pineapple Express y, sí, cof cof, El avispón verde) juntan a sus amigos famosos para hacer de sí mismos, pasando como los tipos más cool, los pelotudos más grandes del mundo o ambas cosas a la vez. Todo ello, en el marco de una ficción apocalíptica que empieza con fiesta, faso y fife y termina con una batalla entre el bien y el mal en la que el mismísimo Satán posee gente, en sentido psíquico y sexual. Ejem. Aunque el título cite a The Doors, no vienen tanto del rock las referencias que abundan como plétora en Este es el fin, sino, claro, del cine, consecuencia obvia del hecho de transcurrir entera y explícitamente en el mundo del cine. “Es un barrio recool, en la otra cuadra vive Channing Tatum”, le dice Seth Rogen, que hace de Seth Rogen, a su amigo Jay Baruchel, que hace de Jay Baruchel, cuando llegan al porche de la imponente nueva casa de James Franco. Es la fiesta de inauguración y adentro hay centenares de invitados. No todos precisamente desconocidos. Michael Cera, el chico tímido y siempre contenido de Supercool y Arrested Development, está totalmente sacado, soplándole merca en la cara a quien se le cruce, tocándole el culo a Rihanna y haciéndose practicar una fellatio de a dos en el baño. Jonah Hill, ex gordito de Supercool, ganador del Oscar por El juego de la fortuna, no para de decir que Baruchel es un amor, y James Franco (con cuya sexualidad el periodismo amarillo se ha hecho una panzada) le muestra a Seth Rogen el bajorrelieve que hizo esculpir en una pared, con el nombre de ambos, uno pegado al otro. En ese marco de festicholeo, de pronto el cielo se pone color azafrán, la tierra se parte, vientos huracanados arrastran a todo el mundo como hojas, la gente se estrella contra las paredes o cae al centro de la tierra, un helicóptero se hace pelota contra la casa y Michael Cera sufre un glorioso incidente mientras lamenta la pérdida de su celu. Un gigantesco WTF?, que hace pasar la película, a velocidad warp, de una especie de falso reality autocelebratorio a una suma de La guerra de los mundos, Crack of the World, Señales y alguna de esas películas de Robert Rodríguez donde uno se aterra y ríe al mismo tiempo. En términos estrictamente cinematográficos, esa fase es por lejos lo más logrado de Este es el fin. La megadestrucción desaforada toma al espectador a contrapierna, está narrada con las dosis de desesperación y locura requeridas y el departamento de efectos especiales cumple su función tan bien como podría hacerlo en una de Spielberg o de Roland Emmerich. Lo que viene, no tan logrado, es un poco de vuelta al falso reality (pero ahora es Los Osbourne, en lugar de El show de las hermanas Kardashian), con algo de Scooby Doo, un largo tramo de un especial de Scary Movie dedicado a El exorcista y un final que parece la versión fumona de El cielo puede esperar. La película es tan, pero tan irregular, que después de repetir cuatro veces en 30 segundos el mismo chiste sobre la escultura de un pene gigante que James Franco tiene en el living, viene Emma Watson y, hacha en mano, amenaza a la media docena de machos protagónicos (que se la pasan haciendo chistes o toreándose con pis, caca, semen y pitos), para luego cortar de un hachazo el pene gigante en dos. Como símbolo es tan elemental que deja chiquito al gigantesco falo blanco de El lado oscuro del corazón, y si con esa sola escena quieren compensar los litros de sudor de vestuario del resto de la película, no lo lograrán. De hecho, después del corte Emma Watson se va por el mismo lugar por donde entró, un par de escenas atrás, y todo vuelve a ser Macholandia al ataque. Sin embargo, la escenita revela algo que Este es el fin, por su complacencia con el clima de jolgorio varonil, no parece ser: una película sumamente autoconsciente. Los protagonistas –algunos de ellos tan habituados a jugar el papel de Winner como Mr. Franco– se comportan como mariquitas asustadas frente a la catástrofe, se acuestan todos juntitos y apretaditos la primera noche, se hacen chistes sobre cucharitas... y no concretan nada, por supuesto: en términos homoeróticos, Este es el fin es totalmente histericona. Pero la película es tan abierta, lanzada y cambiante que tiene el mérito muy poco frecuente de que nunca se sabe qué va a pasar. Puede pasar cualquier cosa, pasar una bobada o no pasar nada.
El día del juicio final Imaginen que llega el día del Juicio Final. Imaginen ese día para un grupo de amigos. Ahora bien, imaginen que ese grupo de amigos son estrellas de cine, o grandes actores secundarios del cine actual. Eso es Este es el fin: una comedia desaforada, irreverente, y protagonizada por muchos actores conocidos del cine actual, todos haciendo de sí mismos. Seth Rogen, James Franco, Jonah Hill, Jay Baruchel, Danny Mc Bride, Craig Robinson, Michael Cera, Emma Watson, Rihanna y Paul Rudd son algunos de los actores que, para no anticipar la trama realizan roles protagónicos o secundarios o incluso apariciones de segundos. Muchos más aparecen y hay grandes sorpresas, además. El gran interés de esta comedia absurda y desatada está en el genuino tono festivo que logra el elenco. Más del 50% de los diálogos fueron improvisados, prueba definitiva del clima del rodaje. Aun así, hay muchos detalles de producción complejos y sofisticados, porque aunque el relato no sea del todo consistente, la película no se ve nunca desprolija o barata. Verdadera catarsis para todos ellos, sin duda, y una manera desacartonada de entender que para bien o para mal las estrellas son sólo personas, con todas sus miserias, pequeñeces y detalles absurdos. Hacer un análisis más profundo sería casi una falta de respeto a esta comedia ligera que, a pesar de ser muy revulsiva en muchos aspectos, no es tampoco una película políticamente incorrecta, ya que al final todas las piezas más o menos encajan en una idea correcta del mundo. Bueno, después de todo, es el Juicio Final.
El peor fin Un grupete de actores es testigo del fin de una era. Final apocalíptico en el más bíblico de los sentidos. Son algunas de las nuevas figuritas de la comedia estadounidense surgida en los últimos años, más James Franco, dúctil actor que ha sabido lucirse en más de una oportunidad. Todos actúan con sus nombres reales, fingiendo ser ellos mismos, autoparodiándose en el marco de un guión plagado de chistes sobres drogas y autosatisfacción sexual, muy propios de quienes atraviesan la famosa "edad del pavo". Seth Rogen y Jay Baruchel son los primeros que ven las extrañas luces que bajan del cielo mientras la tierra cruje. Rápidamente vuelven a la mansión de James Franco para advertir sobre lo sucedido a todos los que allí celebran una fiesta. Pronto ese lugar se convertirá en el último refugio desde donde resistir el apocalípsis. "Este es el Fin" no termina de ser todo lo graciosa que se propone ser, es errática en el relato y poco efectiva en lo paródico del estilo de vida hollywoodense, eso en parte por los ignotos -por estos lares- protagonistas del filme. Sin dudas lo peor llega al final, donde la parodia irreverente se somete a la leyes de un mercado que precisa promocionar sus productos, en este caso uno que causa gracia, por su patetismo.
Seth Rogen además del coguionista y director junto a Ewan Goldberg es protagonista junto a un seleccionado de estrellas de este delirio donde cada famoso hace de sí mismo. La fiesta es en la casa de James Franco, pero fuera de la mansión Los Angeles se transsforma en un infierno, con el mismísimo diablo encabezando la destrucción. Los sobrevivientes se muestran inmaduros, egoístas, egocéntricos, hasta que descubren la esperanza de la redención. Con cameos increíbles, con un vértigo que apela a todos los géneros cinematográficos para homenajearlos o ironizarlos. Divierte.
Humor y redención con nombre propio Una propuesta original donde seis muchachos se refugian en una mansión ante un clima apocalíptico. Y cada actor hace de sí mismo. En un 2013 donde muchas parodias y comedias fueron para el olvido, Este es el fin es una brisa de aire fresco que demuestra cómo hacer reír sin caer en lo grotesco. Mezclando tópicos tan disimiles como apocalipsis, excesos y redención, esta película goza de una peculiaridad. Bienvenidos los actores que hacen de ellos mismos y juegan irónicamente con la vida personal, como así también dan guiños hacia sus filmes. No se ponen al hombro papeles estúpidos. Seth Rogen (sí, el director) junto a Jay Baruchel van a la inauguración de la mansión de James Franco (más civilizado que en Spring Breakers: viviendo al límite) donde -positivamente- no reina el descontrol típico de estas reuniones sino más bien un espíritu lounge . Se acaba la bebida y la dupla va por más al mercado y allí... comienza la verdadera película con una explosión que quiebra la tranquilidad y se desarrollan una serie de abducciones hacia el cielo. Este es el fin, cuya gran parte del elenco formó parte de Piña Express (2008), es una película de interiores, donde la vivienda -que al principio parece ajena a todo colapso y causa una simpática sensación- es presa del pánico: un pozo gigante devora a varios actores en el jardín del lugar (entre ellos a la popular Rihanna) y Los Angeles es consumida bajo el fuego. El entorno apocalíptico que reina en el exterior se contrasta con la impericia, cobardía (vean cómo Emma Watson domina al grupo sólo con un hacha) de seis muchachotes refugiados en la casa. Pero, a pesar de todo, buscan pasarla bien. Frases como “rechacé acostarme con Lindsay Lohan”, de un Franco avergonzado, hacen que el espectador se sienta parte de esa reunión íntima cuando sus actores revelan curiosidades. El egoísta y carismático Danny McBride es la oveja negra del grupo. El reúne todos los pecados capitales en esa mansión que ventilará las miserias de cada uno. Y hasta hay un videoconfesionario al mejor estilo Gran hermano. Satirizar viejos clásicos del cine (como El exorcista) es algo demasiado visto, pero en Esto es el fin calza justo con la guturalidad y posesión de Jonah Hill (el que más se destaca) de la mano de logradas figuras diabólicas a gran escala. El argumento tiene un timing correcto con sus gags, justo a tiempo, sin caer en la desmesura y el desgaste del guión. Excepto cuando un tópico se repite como el uso y abuso del consumo de marihuana (que tiene una alta presencia en el filme) y la exasperante discusión sobre las eyaculaciones. Las pocas sobras de un filme con un alto vuelo humorístico.
Son pocas las producciones que se ríen abiertamente de la imagen (muchas veces basadas en el imaginario popular) que tienen algunos artistas de Hollywood. En televisión “Saturday Night Live” es el mejor ejemplo de que las caricaturas que se pueden crear en base a la fama y personalidad de algunos de los actores de la meca del cine garpan bastante en el publico. Por eso cuando hablamos de “Este es el fin” hay que tener en cuenta que no estamos frente a una revolución del genero, ni un resurgimiento de la comedia ya que era cuestión de tiempo que alguien decidiera hacer completamente una película con ese esquema. Los aplausos y el merito de haberlo hecho de una vez por todas se los llevan los debutantes directores Seth Rogen y Evan Goldeberg, quienes en su relativamente corta carrera del mundo del entretenimiento cuentan en su haber con guiones de la talla de “Superbad”, “Pineapple Express” y “The Watch”. Rogen y Goldberg se rodearon de amigos del ambiente hollywoodense durante esas producciones y otras tantas en las que se vieron involucrados (sobre todo Rogen que es actor) y tomaron el coraje suficiente para reunirlos a todos y convencerlos de concebir una película cuyo eje principal es “Vamos a reírnos descaradamente de nosotros mismos”. Como la risa es un estimulo físico que se transmite de forma contagiosa de unos a otros cuando es genuina, “Este es el fin” se puede posicionar tranquilamente como una de las mejores comedias que se hicieron en los últimos años en Hollywood. Rogen y Goldberg decidieron hacer una sátira de sus propias vidas y de la de sus amigos para contar una historia tan absurda, ridícula, exagerada y deslumbrante que cumple su prometido de entretener a los espectadores de principio a fin. Seth invita a su mejor amigo Jay Baruchel a pasar unos días en su casa de Los Ángeles. La misma noche de su arribo, Seth le propone a Jay ir a una fiesta en la casa de James Franco donde estarán todos sus otros amigos: Michael Cera, Jonah Hill, Craig Robinson, Rihanna, Christopher Mintz-Plasse, Mindy Kailing, Danny McBride y Emma Watson entre otros. Pese a que Jay se opone a dicha propuesta en un principio (ya que no se banca a Jonah Hill, entre otros), termina aceptando el plan y lo que comienza como una noche de fiesta plagada de drogas y alcohol termina viéndose opacada por un evento que cambiará sus vidas para siempre. Por eso una vez que estés dentro de la sala vas a empezar a darte cuenta que las cosas toman una magnitud increíble y terminan pasándose completamente de rosca para estrellarse de lleno en un desenlace grotescamente divertido que en ningún momento te viste venir. Tenés que ser muy amargo para que los últimos 15 minutos de esta película no te provoquen una catarata de risas. Ahí radica otro de los grandes méritos de “Este es el fin” y es que la película va de mayor a menor a medida que avanza el relato y realmente se nota el esfuerzo que pusieron todos los que están involucrados en este proyecto para superarse a sí mismos escena tras escena. Por si fuera poco cuando parece que ya no quedan más recursos para explotar ahí aparece el presupuesto hollywoodense de esta producción y nos tira por la cabeza un apartado técnico increíble que justifica por completo que pagues una entrada de cine para ver esta película. Por gente que se anima a reírse de sí mismos como es el caso de Rogen, Baruchel, Hill, Robinson, McBride y Franco y por producciones como “Este es el fin” podemos decir que la comedia sigue estando con vida.
De orgía hasta que se acaba el mundo Los primeros dos actos de "Este es el fin" están al borde de lo genial: una serie de actores como Seth Rogen, Jonah Hill, Danny Mc Bride o Jay Baruchel se reúnen en una gran fiesta en la casa de otro actor, James Franco, preparados para una juerga descomunal lindante con lo orgiástico, cuando en medio del desmadre se detona nada más y nada menos que el fin del mundo. Las cosas que suceden en los primeros 20 minutos son inenarrables, y en realidad las que pasan después, también. Sólo que después de un comienzo tan contundente es difícil mantener el nivel de una película, sobre todo si ese principio está jugado en un plano masivo, con cientos de extras, más celebrities e impresionantes efectos especiales, y luego el resto se reduce a las dimensiones más modestas de una comedia negra-terrorífica de bajo presupuesto que basa casi toda su gracia en los enredos y malentendidos entre los actores protagónicos, que finalmente salen ilesos del apocalipsis exterior en la casa de la fiesta junto a su dueño de casa. Aquí es donde la película tambalea seriamente, con gags que no sólo hacen perder el hilo de la trama, sino que son excesivamente largos; por ejemplo, los intentos del elenco cautivo del Armagedon por tratar de filmar una secuela de una de sus comedias más exitosas, o la confusión posterior a una sobredosis masiva de éxtasis. Este tipo de escenas pueden ser graciosas en sí mismas un par de minutos, pero en realidad lucen como relleno en medio de un concepto más original con más de una deuda a ideas de los films de "Harold & Kumar"- que recién hacia el desenlace vuelve a tomar la buena senda valga la redundacia, ya que se trata de un film sobre el Juicio Final. Entre lo mejor del film, aparte del magnifico principio, se puede mencionar una aparición ultraviolenta de Emma Watson la chica de "Harry Potter"- armada con un hacha, y un film dentro del film titulado "El exorcismo de Jonah Hill" cuyo titulo lo dice todo. Más allá de esta posesión satánica, el gordito de "Supercool" se roba cada escena donde aparece.
Apocalipsis quizás Este es el fin (This is the End, 2013) es una comedia de drogones enfrentando el fin del mundo, sí, pero antes que eso es un vistazo a las vidas privadas de sus actores. Este tipo de voyeurismo rige desde tiempos inmemoriales, porque nos gusta confirmar nuestras sospechas acerca de cómo son en realidad las celebridades. Por otra parte el hecho de que Seth Rogen, James Franco, Jonah Hill, Jay Baruchel, Craig Robinson y Danny McBride se hagan llamar por sus nombres sin necesidad de establecerse como personajes es una forma de admitir que sus personalidades ya son pura ficción. La película comienza con Rogen y Baruchel (no se preocupen por no conocerlo, ése es el chiste de su personaje) en Los Ángeles, yendo de fiesta a la fortaleza de Franco, donde abundan las putas y los cameos. La primera media hora podría pertenecer a cualquier otra comedia de Judd Apatow. Entonces comienzan los terremotos, Hollywood arde en la distancia y se abre un agujero infernal en el jardín, tragándose a la mayoría de los invitados y confinando a la muchachada estelar en la mansión. ¿Qué es lo que está ocurriendo? Uno opina que es el apocalipsis. Otro busca una explicación más racional. Otro dice que debe ser porque cierto equipo de básquet ganó un partido. No importa. La película está tan comprometida con el fin del mundo como sus personajes, y sus personajes se la pasan peleando por dónde duerme cada uno y quién se queda con la única barrita de chocolate y a quién le toca salir a buscar provisiones. Parte de la razón por la cual esto funciona tan bien es porque la red relacional del grupo está tan bien establecida y provee una eterna fuente de conflicto y comedia. Franco está obsesionado con su amistad elitista con Rogen, Rogen ampara al cuatro de copas Baruchel, Baruchel se intimida por la zalamera amistad de Hill, Hill se alegra con delegar las excursiones peligrosas a Robinson y Robinson es demasiado agradable como para entrar en conflicto con nadie. McBride es algo así como el comodín del grupo: su “gracia” es que nadie se lo banca. La película se construye sobre las recurrencias de hombres aniñados por el hedonismo de sus vidas y los no-problemas de la fama. La primera reacción del grupo ante la inminencia del apocalipsis es abarrotar la mansión con cinta adhesiva. La segunda es filmar la secuela de Superfumados (Pineapple Express, 2008), porque están aburridos. Luego contamos con parodias directas a El bebé de Rosemary (Rosemary’s Baby, 1968) y El exorcista (The Exorcist, 1973), películas siempre listas para dejarse violar por la cultura pop. Los directores son Seth Rogen y Evan Goldberg, alias el dúo guionista de Super Cool (Superbad, 2007). Importan su extraña obsesión por los penes y el homoeroticismo, quizás porque sus personajes siempre tienen la madurez emocional de niños atrapados en la fase pulsional fálica freudiana. Eventualmente hacen una pausa clave para permitir un momento de ternura que redima el nihilismo de la película, aunque en este caso la película está tan poco comprometida con sí misma que se ríe de este momento. Roger Ebert solía aplicar el Test de Siskel: “¿Es esta película más interesante que un documental de los mismos actores almorzando?”. La respuesta es que Este es el fin es tan interesante como el hipotético documental, y probablemente más graciosa. Es la mejor película que las imbéciles sectas humorísticas de Hollywood sacarán sobre sí mismas por un rato, al menos hasta que salga la nueva de Ron Burgundy.
En este film un dream team de celebrities y estrellas de Hollywood se reúnen para una de las comedias más zarpadas, delirantes y divertidas del año, inspirada en el corto Jay & Seth vs Apocalipsis (2007) dirigido por Jason Stone. This is The End nos brinda durante 107 minutos, que pasan volando, una propuesta salvaje que va al hueso y literalmente no deja títere con cabeza, todo y todos son expuestos a través de un guión que destila sarcasmo contra la industria y sus personajes. En su primera parte, Seth Roger y Jay Baruchel nos muestran la "vida" de los famosos en la meca del cine. Hay que resaltar que todos los participantes en la película se encarnan a sí mismos, desatando los mejores gags cuando se critican sin piedad, destacándose un Michael Cera sacado que se lleva varias carcajadas. A partir de la segunda parte del metraje, con los personajes inmersos en el fin de los tiempos, la trama se torna un poco "seria" pero mantiene un claro eje de autoparodia, descontrol y un toque de gore que es bienvenido, eso gracias a una muy buena dirección a cargo del propio Rogen junto a Evan Goldberg, guionistas de Superbad que debutan tras las cámaras. El nivel de producción está muy por sobre la media de este tipo de proyectos, tanto el diseño, la fotografía y, sobre todo, los efectos especiales son realmente excelentes. This Is The End cumple su cometido con creces y logra conectar con el espectador, hacerlo cómplice en esta reunión de lo mejor de la comedia actual americana. A diferencia de la recién estrenada Son como niños 2 acá se nota que la están pasando bien y tanto los protagonistas James Franco, Jonah Hill, Seth Rogen, Jay Baruchel, Danny McBride, Craig Robinson como los "artistas invitados" tienen una química insuperable y, por sobre todo, no subestiman al publico, haciéndolo participe de esta gran fiesta del fin del mundo.
Todos los comediantes van al cielo Si de buenos guionistas comediantes vamos a hablar, es imposible no mencionar a la dupla conformada por Seth Rogen y Evan Goldberg, creadores de dos gemas como Superbad (2007) y Pineapple Express (2008), que ahora debutan en la dirección con la desmadrada pero divertidísima This Is The End. Esta película se basa en la auto-parodia y en la incorrección política, típica de las anteriores obras ideadas por el dúo en cuestión, para llevar adelante una historia apocalíptica y llena de palos a Hollywood. Lo mejor y más novedoso del filme es tener a Seth Rogen, James Franco y Jonah Hill haciendo de ellos mismos junto con el resto de estrellas, muchas de las cuales actúan sus propias “muertes” en un desmadre total filmado con gran pulso y ritmo por parte de Goldberg y Rogen. La inverosimilitud de la propuesta hace aún más atractivo este juego de roles y auto-crítica, agregando además la burla al afán tremendista que tomó Hollywood en los últimos años con sus tramas del fin del mundo, y a la autosuficiencia academicista en la que están sumidos muchos de los que forman parte de ese ambicioso star system. Así, tenemos momentos deliciosos como Hill hablándole a Dios en una plegaria que comienza con “aquí Jonah Hill, de Moneyball“; Danny McBride criticando la credibilidad de un relato a Franco y Hill, siendo que “son nominados a un Oscar”; o un paparazzi diciéndole a Rogen “siempre hacés los mismos papeles en todas tus películas”; y un largo etcétera. El crescendo dramático va en un balance perfecto con el histrionismo de los actores-personajes y la comicidad todo el tiempo tiene lugar. Eso pone las reglas del juego en un punto que escapa totalmente a las posibilidades de tomarse en serio la trama, pero esa estupidez a conciencia es totalmente aceptada una vez que se logra el clima y uno se mete de lleno en lo que sucede en pantalla. Además, Rogen y Goldberg no juegan a los directores, sino que se toman muy en serio los tiempos y el tono. De hecho, la mayor parte del tiempo en la película transcurre dentro de la supuesta mansión de James Franco, con un minimalismo y una claustrofobia muy bien trabajada y fotografiada. Todos los chistes son eficientes en ese contexto, y recién cuando los protagonistas salen al exterior se enfrentan con el momento más flojo de la historia. No obstante, si bien esa secuencia no es la más lúcida, todo se corona con un brillante final con músicos de la era pop noventosa incluidos. Sin dudas un cierre disparatadísimo y a la altura de lo que se podía esperar: pura clase de comedia por parte de la dupla de directores. Para los nostálgicos, vale apuntar el encuentro de los actores de Superbad, sólo con un chiste momentáneo pero muy bien llevado, así como también las constantes alusiones a Pineapple Express, incluyendo una recreación actuada y todo. Un disfrute total, distintivo de la casa.
Buscando un amigo para el fin del mundo ¿Cuál es el peor final de fiesta que uno tuvo? ¿Una resaca? ¿Qué nadie se quedó para ayudar a limpiar? ¿Que algún desubicado sí se haya quedado, pero quebrado en el piso del baño? Sumen a todo eso un apocalipsis bíblico (con plagas, incendios, demonios, posesiones y demás) y tienen la premisa de Este es el Fin, protagonizada por el grupo de amigotes en la vida real (¿el bro pack?) Seth Rogen, Jay Baruchel, James Franco, Jonah Hill, Craig Robinson y Danny McBride, quienes interpretan a un grupo de actores llamados… Seth Rogen, Jay Baruchel, James Franco, Jonah Hill, Craig Robinson y Danny McBride. Co escrita y co dirigida por Evan Goldberg y el mismo Rogen (quienes ya habían escrito los guiones de Supercool, Pinneaple Express y El Avispón Verde), Este es el Fin es tanto sobre qué puede hacer un grupo de inútiles malcriados ante la destrucción de la humanidad y la Tierra como lo es sobre la amistad masculina. Con dos de los tópicos más explorados en el cine los últimos cinco años, el combo apocalipsis + bromance (amistades entre hombres heterosexuales pero construidas con la misma estructura que una comedia romántica) Golberg y Rogen están en su terreno y son conscientes: ya sea para los chistes sobre la fama (cuando Rogen dice que James Franco vive en la calle más sexy del mundo porque ahí también vive Channing Tatum) como el gore apocalíptico con las muertes de los varios famosos que hacen cameos, como Michael Cera empalado y otros varios siendo devorados por la tierra en la fiesta donde los protagonistas se encuentran cuando empieza el fin del mundo. El núcleo principal lo conforman Rogen y Baruchel, ambos actores de origen canadiense como sus contrapartes en la película, amigos desde la adolescencia pero con carreras distintas: Rogen está en su pico de popularidad después de las comedias de Judd Apatow y con proyectos propios, mientras Baruchel insiste en mantener su vida en Canadá. El film inicia cuando el segundo decide visitar al primero en su casa de Los Ángeles -ciudad que detesta- y a regañadientes interactúa con los nuevos amigos de su amigo, la créme de la créme del Hollywood joven -a los cuales apenas soporta-. Está Franco, con sus pretensiones de grandeza artística y souvenirs de El Hombre Araña y otros de sus films; Hill con tono mediador pero deseos asesinos (y que le recuerda a Dios que él estuvo en la nominada al Oscar El Juego de la Fortuna), McBride en el papel antagónico que suele representar en sus participaciones cinematográficas y Robinson como el que tiene (algo de) sentido común. Baruchel es el pseudo-intelectual frustrado con su amigo porque se vendió a la industria y Rogen el que se debate entre su vieja vida junto a Jay y la nueva como estrella de cine. Hay una identificación metonímica, donde sus nombres sirven de enlace entre los Seth, James, Jay, Craig, Danny y Jonah actores y los personajes que interpretan, versiones cínicas de sí mismos. El epítome es el gag con Michael Cera, que después de Juno y la serie Arrested Development parecía condenado a hacer de flacuchón ingenuo, pero ha versado con pseudo psicópatas en Youth in Revolt y Magic Magic (del chileno Sebastián Silva) como su “Michael Cera” de Este es el Fin: drogón, pajero e insoportable. Hay también una identificación con el público porque son tipos corrientes (medio gordos, medio ineptos, recelosos de quienes les va mejor) que se hicieron millonarios justamente interpretando gente común (medio gordos, medio ineptos, recelosos de quienes les va mejor) en la factoría Apatow, films de Adam McKay y el núcleo alrededor de la serie The Office. Robinson en un momento de pánico grita “¡Somos actores! ¡Somos mentirosos! ¡Hacemos de tipos duros pero en realidad somos blandos como caquita de bebé!“. En Este es el Fin, nadie se salva, no importa cuán famoso. Este nivel de autorreferencialidad genera que muchos de los gags funcionen mejor para quienes siguen la carrera de sus protagonistas. Pero al mismo tiempo, los personajes sirven como estereotipos funcionales a la trama de la supervivencia –tan explotada por ciertos realities- en la especulación de alianzas y traiciones. Y todo el público puede seguir la catarata de chistes centrados en posesiones por penetración, convivencia masculina y sus fluidos, consumo de drogas y cobardía de unos y otros. Construida de forma episódica (cómo convivir, cómo hacer pasar el tiempo, como sobrevivir un ataque, cómo conseguir agua y comida) la película se dispersa por momentos en su segundo acto. Siguiendo muy linealmente la premisa del Nuevo Testamento, en Este es el Fin la salvación como el paso a un estadío celestial mejor más allá de la muerte viene a través de los buenos actos en vida, y este grupo de hombres-niños con demasiado dinero y pocos escrúpulos tienen bastante trabajo de por medio. Como la máxima oda a la amistad masculina, ya sea la que viene de hace años resentida por la envidia o la que se empieza a gestar en la convivencia forzosa, la redención se da en el amor a los amigos. Esto es, justamente, el corazón del film: es lo que la estructura y lo que la hace ir más allá de una comedia apocalíptica escatológica pero también de un simple proyecto de vanidad.
TODO VALE Loca, desatada, plena de ocurrencias y desbordes, esta comedia apocalíptica es una invitación para que una docena de famosos hagan lo que quieran. Hay algunos gags logrados, pero todo es tan zarpado, tan desbocado, tan desparejo y disparatado que el resultado final no va más allá de la fiestita alocada. Es otro producto de la nueva comedia costumbrista norteamericana, una vulgar manera de explorar todos los excesos. La fiesta se arma en una vieja casona de Hollywood. Adentro, reina el desenfreno. Y afuera, un fenómeno extraño, está destruyendo todo. Más allá de algunos guiños (que no suman), de chistes autorreferenciales y locuras de entrecasa, cuesta reírse con esta parodia pasada de rosca que desafía todos los excesos. Por supuesto, tiene buenos momentos, buenos actores y buenas réplicas, pero eso no alcanza.
El inconsciente de las estrellas En la mayoría de las películas en las que los actores se interpretan a sí mismos suele leerse en los créditos finales el nombre del actor y "hace de sí mismo". En el caso de Este es el fin, el nombre de cada actor directamente se repite. ¿Quién es entonces el personaje o la persona? Aquí Seth Rogen, James Franco, Jay Baruchel, Danny McBride, entre otros, hacen de ellos mismos en una suerte de parodia sobre la propia cultura del narcisismo plutocrático de la que son exponentes privilegiados. Uno de los mejores gags de la película está al principio: Rogen y Baruchel se retiran de una fiesta en la nueva mansión de Franco donde las drogas y el sexo organizan el interés de los presentes. Baruchel, que detesta el estilo de vida de Los Ángeles, se retira, y Rogen, amigo querido que no ve hace años, lo acompaña a comprar provisiones. Inesperadamente, el piso tiembla y se resquebraja y unos conos de luz llegados del cielo chupan a algunos transeúntes. Es el apocalipsis. Los amigos deciden volver a lo de Franco y al entrar todo parece seguir igual. ¿Solipsismo de ricos? Al menos por un rato, porque el fin del mundo es para todos. De ahí en adelante, algunas estrellas quedarán perpetradas en la mansión. Afuera es el caos, pura anarquía. Además, unos monstruos demoníacos sexuados acechan. ¿Es un mal viaje? Este es el fin bien podría concebirse como la exposición del imaginario de una generación bastante conformista matizada con un toque lisérgico que suele confundirse con libertad creativa. La autoconciencia de sus protagonistas es más una prótesis del guion que un elemento catártico, y lo mismo sucede con el autodesprecio como método humorístico. Si se trata del fin del mundo, los santos hedonistas de la presunta nueva comedia americana van directo al juicio final con un porro en el ojal. En el cielo, la fiesta continúa.
Lo que a primera vista parecía ser un film guarro y simplote entre amigos actores, acaso semejante a una estudiantina trivial en la que a veces cae últimamente esta suerte de subgénero estadounidense, se convierte aquí en un más que disfrutable producto, tanto para los conocedores de la trayectoria de los involucrados, como de aquellos que los conocen poco y nada –que pueden ser mayoría-. Esta comedia delirante y desprejuiciada, que en todo momento bordea el abismo del mal gusto y la ramplonería, sale airosa merced a una idea oportuna y creativa, un guión inteligente, una correcta labor como director de Seth Rogen en colaboración con Evan Goldberg y fundamentalmente gracias a un fenomenal grupo de comediantes. A modo de lo que ofrecía el ciclo de TV de Gabriel Nesci Todos contra Juan, en el que figuras del medio se autoparodiaban (y que luego se extendió al film Días de vinilo, con Sbaraglia en la misma tónica), Este es el fin presenta un grupo de actores que usan sus propios nombres, como James Franco, Jonah Hill, Jay Baruchel, Danny McBride, Craig Robinson y el propio Rogen. A los que se sumarán otros intérpretes reconocidos como Jason Segel, Paul Rudd y Channing Tatum, que participan en consentidas y divertidas humillaciones varias. Los seis primeros quedan encerrados en medio de un inesperado y descomunal apocalipsis pseudo bíblico, y deberán aprender a convivir y sobrevivir en medio del caos apoyándose mutuamente, algo a lo que no son proclives. Esa visión exacerbada, miserable, neurótica y narcisista de ellos mismos, es la base de la propuesta expresiva, que se enriquece con una trama desenfadada que incluye, además de referencias permanentes al cine, metáforas acerca de la condición masculina y la humana en general, sin dejar de lado apuntes teológicos. Con la mejor inspiración en ciclos como Saturday night live o los films de Judd Apatow y otros, con una producción mayor para su impronta, que incluye sorpresas visuales y argumentales, y un formidable desenlace, Este es el fin propone una desopilante diversión de principio a fin.
Los guionistas de “Super Cool” (“Superbad”, 2007), Evan Goldberg y Seth Rogen, se ponen al frente de la dirección de esta comedia protagonizada por el mismo Seth junto a James Franco, Jonah Hill, Jay Baruchel, Danny Mc Bride y Craig Robinson. Apología a la Comedia “Este es el Fin” está basada en un cortometraje del realizador sudafricano Jason Stone titulado “Jay and Seth versus The Apocalypse” (2007) protagonizado por Seth Rogen y Jay Baruchel donde hacían de ellos mismos al igual que en este largometraje. Si quieren verlo se los dejo a continuación como dato de color: Retomando, la película comienza con una fiesta que se organiza en la mansión de James Franco, ubicada en una colina de Los Ángeles, a la que concurren varias estrellas del cine y la música por lo que, el alcohol y las drogas circulan como si estuvieran en aguas internacionales. Apenas comenzada la juerga todo se ve interrumpido por el mismísimo Apocalipsis que comienza a ocurrir tal como está descripto en la Biblia y Seth Rogen, James Franco, Jonah Hill, Jay Baruchel, Danny Mc Bride y Craig Robinson deben organizarse y refugiarse en la mansión de Franco que parece ser el único lugar a cubierto de lo inevitable. Comedia de las buenas Seth Rogen y Evan Goldberg son hijos crudos de las comedias de fines de los `80 y los `90 donde el cine y, sobre todo, la televisión han mutado notablemente el género con genialidades como “Seinfeld”, “Los Simpsons”, “Padre de Familia”, “El Gran Lebowski”, “Loco por Mary”, “Zoolander”, etcétera. Rogen-Goldberg son una dupla enriquecedora para el género donde el caos, el delirio y el grotesco llevan como único objetivo hacer reír al espectador dejando de lado todo sesgo sentimental que pueda interrumpir la risa. En “Este es el Fin” ni siquiera importa que sea el apocalipsis y sé esté dando de la misma forma en que se advierte en el libro sagrado, todo se presenta con escepticismo parodiando cualquier estereotipo que se nos presenta a diario de aquel zoológico farandulero del Imperio, combinado con escenas lisérgicas, diálogos y secuencias surrealistas como Emma Watson robándoles las pocas provisiones que contenían (cuento esto porque está incluido en el tráiler). La película se presenta con una mirada inmoral y en contra de toda ética burlándose de la idiotez de la fauna hollywoodense pero no sólo se ríen de ellos mismos sino que también tiran palos a todas las llamadas minorías. Es decir que se ríen de los demás también así como lo hacían y hacen las series y películas antes mencionadas, y ahí creo que está el secreto de este tipo de películas en las cuales se han roto los límites morales y se atrevieron a “jugar” con los tabúes más complejos de estos lados. Conclusión Para aquellos espectadores fascinados con “Superbad” quizás se encuentren con algo distinto pero que seguramente terminaran disfrutando. Al fin y a cabo, creo que cualquier espectador que conozca medianamente el ambiente y las películas de los protagonistas de “Este es el Fin” comprenderán las humoradas, lo pasarán bien y se reirán mucho que es el noble fin de la dupla Rogen-Goldberg. - See more at: http://altapeli.com/review-este-es-el-fin/#sthash.XHSNn9p3.dpuf
Seth Rogen, junto a Catherine Keener, Paul Rudd, Zack Galifianakis, Maya Rudolph y Sam Rockwell (quizás estoy dejando a alguno afuera) sean probablemente los mejores comediantes para cine de las dos últimas décadas. Los orígenes son distintos pero la esencia es la misma, y aunque algunos tengan más técnica que otros todos aportan al hecho de estar frente a actores y actrices nacidos para la comedia. Son los que hoy atraen al público con ganas de reírse además de, claramente, establecer un código propio cuando trabajan juntos. Hace rato, desde “Jackass” (2002) en adelante, algunos cineastas están viendo la mejor manera de utilizar los elementos del reality show para aportar con su realismo una nueva herramienta narrativa. El género más abordado es el del terror que por año saca cuatro o cinco producciones abusadoras del recurso hasta agotarlo. En “Este es el fin” aparecen algunos de estos elementos y por primera vez parecen ser funcionales a un relato coherente. El primero de ellos es sacar de la ecuación a los personajes. Todo el elenco hace de sí mismo y se nos van presentando de a uno hasta conformar el grupo que llevará adelante la historia. Jay Baruchel llega a California y es recibido por Seth quién, luego de un paso por su casa, lo lleva a la fiesta que James Franco da para inaugurar la propia. Allí hay varios invitados, como Jonah Hill, Craig Robinson y hasta Emma Watson. Todo se desarrolla normalmente hasta que estalla la hecatombe y nos encontramos al mundo enfrentando el apocalipsis. A partir de allí veremos una suerte de parodia del cine catástrofe con elementos del cine de ciencia ficción clase B llevado magistralmente por Roger Corman hace mucho tiempo. Sin olvidar que es una comedia, la dupla Evan Goldberg - Seth Rogen, encierran al grupo en una casa mientras todo sucede afuera con sospechas de zombies, monstruos y el propio Satán como presencias malignas esperando por sus víctimas. “Este es el fin” funciona por el desparpajo con el que se abordan las situaciones. Al no tener que componer los actores se ven relajados y dispuestos a llevar todo en un registro delirante en el que abunda el humor negro, los efectos del gore que son utilizados varias veces como remates y, por suerte, con poco del ultra gastado humor escatológico. Es cierto, para lograr el efecto deseado fue necesario salirse del esquema narrativo clásico a favor de una estética que respeta a rajatabla el lenguaje casi televisivo al que el público al que está apuntada esta producción está acostumbrado.
“Este es el fin” suena a una película de acción o de comedia absurda. Pero lejos de ser un filme inteligente, guionado y dirigido, resulta 120 minutos de una improvisación colmada de chistes malos y abuso de material obsceno y drogas duras. En esta película seis amigos quedan atrapados en una casa durante una fiesta celebrada en Los Angeles con motivo de la inauguración de la nueva mansión de James Franco. Con la particularidad de que todos los actores actúan de sí mismos, se puede ver la presencia de Seth Rogen, Jay Baruchel, Rihanna, Jonah Hill, Emma Watson, Michael Cera, Channing Tatum y otras celebridades. En medio de la fiesta colmada de sexo y drogas, estas estrellas de Hollywood se deberán enfrentar al Apocalipsis e intentar sobrevivir y encontrar el significado de la amistad y la rendención, abusando de la acidez y la inverosimilitud. Son muy pocos los aciertos, sobre todo cuando los actores se ríen de sí mismos, pero su comicidad se va desintegrando minuto a minuto. Lo único rescatable de la película es el final, que por supuesto no puede ser develado, pero que será una explosión de nostalgia y felicidad para todas las veinteañeras.
Ricos y famosos Michael Cera haciendo de Michael Cera es doblemente divertido. Seth Rogen recibiendo a Jay Baruchel con su nombre escrito con porros, adorable. Jonah Hill bobaliconeando, también. Craig Robinson dando grititos aterrados, es un placer. Y James Franco haciendo de sí mismo -esto es: ególatra- logra que se le quiera. En fin, que de lo que se trata es de una reunión de amigos, o de adolescentes tarados y tardíos. En primera instancia, habría algo de irresponsabilidad o facilismo si se entiende tal propuesta de manera rápida, pero lo cierto es que la tontería que recubre a todos y cada uno de los intérpretes de Este es el fin da cuenta de una mezcla que toma elementos de: películas previas -con ellos mismos-, la bobería publicista que les acompaña, el rótulo de la (irregular) "nueva comedia americana", y la consecuente autoparodia. Por ejemplo: Chaning Tatum haciendo de Chaning Tatum... hay que verlo. Por otra parte, nada más serio que saber qué es lo que se está (fílmicamente) haciendo. Y aún cuando en algún momento todo se vaya al cuerno apocalíptico, de lo que trata Este es el fin es de una adolescencia tardía que nada quiere más que su sinfín. Mayores, algo famosos, irresponsables, llenos de dinero, devotos de los video-games, de los livings con marihuana por montones, de las fiestas con drogas en despilfarro. Hedonistas e idiotas. De todo esto, increíblemente, se desprende una lectura de época. Más allá de cuánto le preocupe a sus realizadores (Rogen y Evan Goldberg) este aspecto. Película, dado el caso, mucho más cerebral -y coherente y sin bajada de línea- que Proyecto X (2012), en donde los adolescentes terminan obedeciendo a sus papás. Acá se trata de jóvenes viejos y bobos, quienes si bien nada saben de desobedecer, habrán de llevar su nadería hasta las últimas consecuencias, aún cuando de ello dependa, ni más ni menos, que el ingreso o egreso celestial. Es que Dios, y el Diablo, andan dando vueltas por ahí. Para que las apariciones divinas y malignas tengan cabida, nadie mejor que los maestros de F/X Berger y Nicotero. Que se les convoque significa también un diálogo con el cine de géneros, desde un cruce raro entre el humor estúpido y las apariciones más espectacularmente tórridas. Eso sí, luego de un fuera de campo prolongado que bien podría haber sido el anverso demente de El eternauta. Sexo? Muchísimo y homosexual. Todo el tiempo. Sólo falta la materialización de los personajes fantaseados desde tantas películas. En verdad, algo de ello hay. Emma Watson aparece desencajada, a los hachazos. Pero nadie se le atreve. Mientras las alusiones a lo mucho que entre sí estos amigos -y no amigos- se quieren -y no se quieren- se prolongan hasta alcanzar momentos que son un verdadero clímax. Es decir, un mundo de fantasías nerds. Léase lo predicho -visto el film en su fantástica totalidad- como mejor se quiera.
Una película de huevos La sátira del comienzo sobre Hollywood, las estrellas y su particular estilo de vida es solo un entre, el umbral conocido y confortable mediante el cual la película nos introduce en algo distinto y muy parecido a una prueba, a una especie de experimento Kuleschov calibrado a la medida de la joven comedia norteamericana. La tesis que Este es el fin trata de verificar podría enunciarse así: una buena parte de la Nueva Comedia Americana, o por lo menos su producción más reciente, necesita solo de un puñado de buenos cómicos para existir, y nada más. Para hacer NCA no se requieren temas, historia, chistes o puesta en escena, alcanza con poner a dos o tres actores en escena frente a algún conflicto ridículo, incluso inverosímil. En cierta forma, estamos frente a un alarde interpretativo: estos seis tipos intentan hacer una comedia sin nada que no sea ellos mismos; ellos con sus manías, sus miserias y sus torpezas físicas. Como para dejar en claro qué es lo que se busca, Seth Rogen y Evan Goldberg no apelan a ninguna causa mínimamente creíble para aislar a sus protagonistas en la casa: lo que ocurre es ni más ni menos el fin del mundo, el Apocalipsis (recordemos: la NCA es eminentemente cotidiana, poco dada a explorar los confines de lo fanástico). Como en todo experimento, los resultados pueden ser disímiles: por momentos, la película confía demasiado en la capacidad de los actores para conseguir la risa casi sin materiales, y el ritmo se resiente. Pero la mayor parte del tiempo Este es el fin toma la forma de un verdadero punto de quiebre para la comedia estadounidense, como si lo que estuviéramos viendo fuera una suerte de El ángel exterminador en clave guaranga pero igualmente divertida. Lo radical de la propuesta de los directores puede ser leído como una reacción masculina y conservadora frente al copamiento del género por parte de las mujeres, que parecieran ir abandonando lentamente los modales de la comedia romántica para adquirir los hábitos escatológicos y brutales de los varones de la NCA. El reflejo, entonces, consiste en hacer una película donde lo que se juega no es (como queda establecido desde el comienzo) el destino del mundo, un ideal, ni siquiera la propia vida, sino la amistad masculina. Así, Este es el fin realiza un muy simpático reparto de roles de héroes y villanos en virtud de la comprensión que tenga cada personaje de la amistad y de los códigos (o de la falta de ellos) con los que opte por ejercerlo: los que no lo experimentan plenamente, o peor, los que lo traicionan, terminan siendo castigados. Este es el fin parece, además, la respuesta a otra película de amigos como Son como niños hecha a la medida de Adam Sandler y su obsesión por los deportes, la familia y el aire libre. Justamente, en el debut de Rogen y Goldberg no hay nada de eso: la historia transcurre en el encierro de una casa, no se perciben signos remotos de la familia (ni siquiera antes de la catástrofe), y el acto de patear enloquecidos por el miedo una cabeza arrancada por un monstruo es lo más parecido a un momento deportivo. Cuando empiezan los temblores, el pánico y todo se viene abajo, cuesta un poco olvidarse de la sátira salvaje y entretenidísima que el guión venía repartiendo como latigazos sobre las caras jóvenes más reconocidas de la NCA (las apariciones de Michael Cera son luminosas). Los gags se suceden rápido, entran más por los oídos que por la vista (como siempre en la NCA) y el encanto de ver a actores famosos interpretándose a ellos mismos atrapa enseguida. Pero Este es el fin no es una sátira, otra película sobre Hollywood ni nada parecido al ya aburrido y automático “cine sobre el cine”, sino un ejercicio de estilo, una canchereada de un grupo de cómicos que quiso despojarse de todo y volver a las raíces: a los chistes malos, al humor físico, al uso y abuso de un mismo recurso (ver la escena de las acabadas con gestos), a la incorrección política (se habla explícitamente de violar a la única mujer de la casa) y al conflicto que quizás haya sido el motor de la NCA de los últimos años: la amistad entre hombres. Así, con ese arsenal dispuesto, los directores tratan de exorcizar las amenazas externas (la vida en familia, las mujeres) para poder seguir contando la misma historia de siempre: la de los machos urbanos de buen corazón que corren el riesgo de perderse por culpa de sus propias neurosis. Entonces, además de experimento, Este es el fin funciona como declaración pública por parte de sus realizadores acerca del cine que más les gusta y que quieren seguir haciendo.
Creer o reventar nunca fue tan divertido. La casa de James Franco en Hollywood es testigo de una gran fiesta llena de gente famosa haciendo de ella misma, y víctima de un Apocalipsis bastante violento en el que todos tendrán la posibilidad de redimirse de su maldad. O bueno, más o menos. Todo comienza con la llegada del canadiense Jay Baruchel; de visita en L.A., se hospeda junto a su gran amigo Seth Rogen. Esa misma noche, y pese a que Jay no se siente muy cómodo con la movida hollywoodense, asisten juntos a la gran inauguración de Franco’s house. Todo marcha cool, hasta que un fuerte temblor sacude a la ciudad. Y no se trata de un simple sismo californiano, sino del mismísimo fin de los tiempos. Pero que no panda el cúnico, porque la fortaleza de James está lista para todo. Los sobrevivientes estarán dentro de esta lista: Jonah Hill, Danny McBride, Craig Robinson, Michael Cera, Emma Watson, Mindy Kaling, Christopher Mintz-Plasse, Rihanna, Paul Rudd, Channing Tatum, Kevin Hart, Aziz Ansari, Martin Starr… Y, claro, James Franco, Seth Rogen y Jay Baruchel. this-is-the-end-james-franco-craig-robinson-jay-baruchel-seth-rogen-600x399 Una alocadísima comedia que fue escrita y dirigida por Evan Goldberg y Seth Rogen; es genial pensar cómo podrían comportarse todos estos tipos, si en verdad estuvieran en medio de un apocalipsis, en esas circunstancias, todos juntos. ¿El resultado? Un sinfín de referencias cinéfilas, sobre todo a películas de las que estos ‘personajes’ han sido protagonistas, verdaderas bromas de camaradería en donde se darán terribles palos mutuamente, los trapitos al sol de cada uno y las actitudes de ‘Diva’ que pueden tener algunos hombres. Olvídense de los sentimientos verdaderos, porque es todo tan maquetado como el mismísimo Hollywood, y aunque es bastante predecible, quién dice que las clásicas películas de terror, fantasía y ciencia ficción no lo son. Es como una gran piñata a punto de estallar, rellena con todo lo más bajo que se puede caer frente a una realidad límite extrema, y abordado con humor de varias clases; slapstick, negro, absurdo, escatológico, burdo… Está bueno creer que cada actor está haciendo de sí mismo, pero en realidad están retratando una imagen exagerada de lo que el resto puede pensar de ellos, o de eso que sus conocidos y amigos dicen de ellos; de paso autocriticando algunas actitudes bobas, egoístas e infantiles que pueden tener. ¿Me explico? Esperaba ansiosa ver este film, y debo decir que dentro de los parámetros normales, estuvo a la altura de mis expectativas. Es difícil juzgar cuándo las cosas fueron pensadas en serio, porque se trata de un total delirio. Definitivamente, mi parte favorita fue la escena final y la versión que se construyó de cada actor para la película. Agarren hachas, martillos, sillas, cuadros, y todo lo que tengan a mano porque Este es el fin (This is the end, 2013) está aquí y nos tomará por sorpresa… And I don’t wanna die at James Franco’s house!
Género mayor Resulta bastante desalentador que, a esta altura del partido y después de Supercool, de Hazme reír, de Piña Express, de Cómo sobrevivir a mi ex (¡ay, esos títulos locales!), de las filmografías de Adam McKay, Jody Hill y Todd Phillips y de otras tantas películas que suelen ir de lo muy bueno para arriba, una película como Este es el fin sea tratada por la crítica local como “un entretenimiento pasatista porque la comedia es un género menor y las películas que importan son las que se estrenan en el Arteplex” y otros lugares comunes que a los únicos que hacen quedar mal es a esos mismos críticos. Lo peor es que es muy probable que ni siquiera hayan visto la mayoría de las películas antes mencionadas (muchachos: vean películas, investiguen; de eso se trata el oficio). El desconocimiento casi absoluto ante una vertiente como la de la comedia americana actual, repleta de exponentes que aparecen año a año en formatos hogareños la mayoría de las veces y, cada tanto -y como en este caso, afortunadamente-, en cines, sumado al tan mentado “estado de la crítica” actual, da lugar a disparates como el siguiente, aparecido en el diario La Capital de Rosario y firmado por Luciana Boglioli: “Este es el fin suena a una película de acción o de comedia absurda. Pero lejos de ser un film inteligente, guionado y dirigido, resulta 120 minutos de una improvisación colmada de chistes malos y abuso de material obsceno y drogas duras”. Dirán: “no te gastes; ese texto es insalvable”. Pero no, hay que gastarse: es más bien preocupante que una crítica redactada de forma tan paupérrima (“un film inteligente, guionado y dirigido”), tan ignorante de aquello de lo que está hablando e incluso asquerosamente moralista (“abuso de material obsceno y drogas duras”, Dios me libre y me guarde) aparezca publicada en un diario e influya en el promedio del sitio Todas las críticas (aquí puede leerse completa). Pero así es, y así estamos; ejemplos como este hay montones todas las semanas. Este es el fin parte de un disparate algo más entrañable que la cita de aquí arriba: en su primera película como directores, Rogen y Goldberg, dos muchachos de altísimo nivel judaico, imaginan un Apocalipsis que sigue muy de cerca al Apocalipsis cristiano que aparece en el Nuevo Testamento (diablos, estos religiosos y su abuso de mayúsculas solemnes). Y con ese punto de partida y preguntándose qué pasaría si Rogen y su grupo de amigos actores tuvieran que enfrentarse a ese evento de proporciones literalmente bíblicas, los dos directores-guionistas y su seleccionado de algunos de los mejores actores de hoy en día (si el mundo fuera un lugar justo, la Academia de Artes y Ciencias de Hollywood miraría para este lado) logran una película generosa y llena de sorpresas. En las críticas locales de esta película leí repetidas veces el adjetivo “repetitivo”, y eso hace que me pregunte si esta gente realmente vio Este es el fin. Porque si hay algo que la película elude es la repetición. Rogen y Goldberg mantienen el espíritu lúdico-reventoniano que un film así merece, pero conocen el cine y sus mecanismos a la perfección, y es así como el relato triunfa en todos y cada uno de los géneros que transita con total comodidad, siempre en las dosis justas. Rogen y Goldberg tienen un sentido perfecto del timing cómico, claro que sí, pero también saben generar suspenso y tensión, saben asustar, saben coreografiar secuencias de acción, y no por tratarse de una comedia escatiman en efectos especiales: las criaturas del mismísimo infierno que aparecen en Este es el fin son estéticamente bellas y no los CGI’s olvidables a los que nos tiene demasiado acostumbrados el cine mainstream actual. Pero el hecho es que la sola mención del término “repetitivo” hace agua: la película avanza a pura aventura, pero mutando minuto a minuto, transitando todos los géneros a los que hice referencia antes y tal vez algunos más (hay mucho de coming of age aquí, si bien los personajes están al borde de los 30 o ya los pasaron hace tiempo). No descarto que la película pueda llegar a cansar por acumulación (de subtramas, de conflictos, de géneros y subgéneros, de capas), pero de ninguna manera es repetitiva. Y sí, mientras un montón de críticos se refirieron a Este es el fin como un pasatiempo efímero indigno de un mayor análisis, yo menciono, en la última oración del párrafo anterior, que la película está llena de capas. Decir que Este es el fin es solamente “un chiste entre amigos”, y descartarla por ello, es ignorar, ya sea por pereza, por el hecho de ver películas en piloto automático o por comerse esa estupidez de “el género menor”, exactamente aquello que hace de Este es el fin una película realmente importante para el cine y para el mundo. Porque lo más interesante de una película como Este es el fin (y una constante en los guiones de Rogen-Goldberg y otros héroes de la comedia actual) es la manera en que rompe con todo tipo de prejuicios, de arquetipos y de estereotipos en cuanto al género (entendido aquí como gender y no como genre). Si la comedia juvenil siempre se caracterizó por lo desatado de su misoginia y su heteroseximo, aquí tenemos a quienes tal vez hayan sido los inventores de la “comedia bromántica” con Supercool descomponiendo totalmente cualquier lugar común de “lo masculino” habido y por haber. Y bromeando cada dos por tres con los misterios de la orientación sexual del artista todoterreno y comediante extraordinario James Franco, quien consiguió hacer del enigma sobre su sexualidad una instalación de arte en sí misma dirigiendo películas queer, realizando él mismo unas producciones de fotos de tabloides donde se lo ve chapando con tipos y haciendo de Kanye West (y Seth Rogen de Kim Kardashian) en una remake plano por plano de un video del rapper egocentrista.
En una escena de El Eternauta sucede lo siguiente: ante la necesidad de buscar comida y enfrentarse a la nevada mortal que cae sobre Buenos Aires, juegan a los dados la tarea de salir al exterior. Los personajes, hombres serios, a la vieja usanza, quieren ir y hacen todos los esfuerzos por mostrarse tranquilos. En This is the End hacen una cosa similar: con fósforos, echan a la suerte quien sale afuera a buscar agua. Pero en este caso los personajes más inmaduros (¿o más sinceros?) gritan, patalean, se ríen, se niegan. ¿Qué pasó en el medio? La historia es simple y poco original: ante una emergencia, una suspensión de lo que se creía establecido, el hombre vuelve a su estado natural, a luchar por la supervivencia. El hombre se vuelve lobo del hombre, diría Hobbes. Lo interesante es que en este caso veremos a Seth Rogen, Jonah Hill, James Franco y Evan Goldberg (cuánto de verdad tendrán los personajes, no podremos saberlo) sacar a relucir sus miserias, volviéndose cada vez egoístas. Y afuera de esa casa, el apocalipsis, con demonios, posesiones diabólicas y caníbales. Es curioso ver cómo esta película, contrariamente a lo que pueda pensarse, tiene un elemento documental fuerte: al haber tantos actores haciendo de sí mismos, siendo tan sinceros (y con tantas referencias a sus trabajos anteriores) y un anclaje espacio-temporal –al menos al principio-, uno podría imaginarse esa vida en Los Ángeles, donde podés cruzarte a Emma Watson en alguna fiesta, o a Michael Cera en… no, mejor dejémoslo ahí. Entonces ahí se puede encontrar algún tipo de autocrítica, sincera, sobre el espectáculo y los egos. This is the end quiere sinceramente a sus personajes, pero nunca es complaciente, (cosa lógica si se piensa que personajes y guionistas son la misma persona) porque se permite exponerlos, hacerlos quedar mal, vislumbrar sus defectos. Son misóginos, vagos, irresponsables, groseros. Pero al final hay redención. Eso es lo que dice la película, tengo mis dudas si es así. Lo que es seguro que aquí no hay ironía, no hay ningún tipo de canchereada (ni cinematográfica ni de parte de los personajes). Son ingenuos, son unos niños con mucha plata en posesión de un juguete, el cine, que no pueden dejar de hablar de sí mismos, sus problemas y sus chistes. Ahí, quizás reside un poco el problema de una película que pierde fuerza luego de sus escenas iniciales: se vuelve humor para entendidos, una broma interna de la que podemos quedarnos afuera. Sin embargo, más o menos fallido, es para celebrar su nivel de arbitrariedad, que en este caso, significó libertad creativa, significó una película personal. De todas maneras, esta es una película-manifiesto, probablemente no la expresión más acabada o la mejor de la NCA (Nueva Comedia Americana), pero probablemente sea la más autoconsciente y celebratoria. Se hace cargo de casi veinte años de historia, en un fenómeno que arrancó con SNL, el semillero, y en el que caben tanto Jim Carrey como Wes Anderson, Adam Sandler y los hermanos Farelly. Luego vino la renovación Appatow (siempre con el fantasma, mirando de arriba, de Kevin Smith) con Freaks and Geeks y los que ya conocemos: Steve Carrell, James Franco, Paul Rudd, Zach Galifianakis, y los que actúan esta película. Y This is the end, ya desde el título, pareciera ser una síntesis. La NCA se compone de comedias humanistas pop, pero siempre con un afán casi revolucionario (ok, quizás estoy exagerando) de cuestionar las visiones conservadoras en inmóviles de la sociedad. Esos prejuicios están presentes en, por ejemplo, Legally Blonde o Zoolander, pero se los pasa por arriba: se los expone y se los supera. ¿¡quién dice que la comedia es un género menor!? Que los diálogos en This is the End estén llenos de groserías y que estén dichos a los gritos no les quita de ninguna manera su veracidad y sinceridad.
La película, mas allá del elencazo, realmente no vale mucho, bah, casi nada. Le sobran más de 20 minutos (si aguantas hasta el final, claro). Los momentos de humor (que a mi parecer no funcionan), son sobre estar "fumados", sobre "la inmadurez masculina" y algún que otro tema "sexual". Los efectos especiales, OH MY GOD, son malísimos, pero bueno, hagamos de cuenta que están hechos apropósito de esa forma porque la película es o algún día va a ser "DE CULTO"... (vamos a tener que esperar unos años para que la reconozcan como tal, jajaja). Ya sabes, no es pochoclera, no es recomendable, pero tampoco es un desastre. Queda en vos querer vivir EL FIN de esta peli.
Cumbre bizarra en el Apocalipsis “¡Am, qué aborto!”. Con esa expresión podía tildarse en la Villa María Selva de los 80 a alguien demasiado estúpido o detestable. La memoria trae estas cosas a la mente cuando trata de encuadrar cosas que no tienen demasiado formato, como es el caso de “Este es el fin”, otro de los extremos de la “nueva comedia”, como la también inclasificable “Proyecto 43”. Para llegar acá, hay que hacer un poco de historia. Todo comienza con Seth Rogen (actor, productor y guionista), Evan Goldberg (guionista y director) y Jay Baruchel (actor y ocasional guionista, que ya había hecho unos buenos secundarios en “Million Dollar Baby” y “Casi famosos”, de donde saltó a la breve comedia universitaria “Undeclared”), tres muchachos canadienses haciendo sus armas en el cine estadounidense, que mientras se insertaban en el mundo del estilo de comedia que impuso Judd Apatow, realizaron un corto llamado “Jay and Seth Versus the Apocalypse”, donde los actores se enfrentaban al fin del mundo encerrados en una casa. Ese mismo año Rogen coescribió y apareció en “Supercool”, estelarizada por Michael Cera (que ese año hizo “La joven vida de Juno” y actuaba en la serie de humor ácido “Arrested Development”) y Jonah Hill; al año siguiente coescribió con Goldberg y protagonizó “Pineapple Express”, con James Franco (actor “de carácter” que hizo desde “Milk” y “127 horas” hasta “Oz, el poderoso”) y los comediantes Danny McBride y Chris Robinson. Esas son algunas de las películas que integran una constelación que, de no ser conocida por el espectador de “Este es el fin”, se estará perdiendo mucho en cuanto a comprensión. Bueno, la cosa es que “Este es el fin” retoma la idea del corto de 2007, pero ambientada en su vida actual. La última fiesta Ése es el punto de partida: Baruchel, que vive en Canadá, va a Los Ángeles a visitar a Rogen, que después de agasajarlo con hamburguesas y marihuana, lo invita a donde Jay no quiere ir: a una megafiesta en la casa de Franco, a la que asisten los “nuevos amigos” de Seth, ahora que es famoso y gana dinero: el anfitrión, Hill, Robinson y McBride, entre otros, que incluyen a varios actores de comedia, la cantante Rihanna y la ascendente Emma Watson. En medio de la fiesta, regada de drogas y alcohol, donde todas las chicas quieren tener sexo con Michael Cera, y se huele la tensión entre la vieja amistad y las nuevas, pasa algo terrible: empieza el Apocalipsis, y un agujero se traga a la mayoría de los asistentes a la fiesta. Jay, Seth, Jonah, Chris, Danny y James quedarán encerrados en la casa de éste último, casi como el Eternauta y sus amigos en la nevada, pero con una diferencia: son tan o más “abortos” que los personajes de las películas de las que se jactan. Son drogadictos, estúpidos, incultos, cobardes y traicioneros. Si Juan Salvo y los suyos encarnaban al “héroe colectivo”, Rogen y sus muchachos representan al “antihéroe colectivo”. Metiendo en formato Así arranca un guión disparatado en el que comenzarán a aparecer las señales del Fin de los Tiempos, pero donde los mayores problemas están en la convivencia entre los comediantes. Goldberg y Rogen firman como guionistas y directores, y le imprimen un ritmo atractivo a la retahíla de situaciones, algunas desopilantes, otras muy bizarras y otras injustificadas, lo que hace que el espectador no quede a la deriva. En medio de un trasfondo religioso (aunque se rían de la religión), el grupo se da el gusto de hacer una gran broma autorreferencial, donde se burlan de sus propios estereotipos y se asumen peores que sus personajes habituales: los temas que les interesan son la marihuana, los objetos fálicos (en los demonios y las esculturas) y el humor chabacano. Baruchel viene de afuera y es que les corta un poco el clima de estudiantina cuarentona (Franco es el otro “serio”, pero se acopla bastante al grupo). El final se pone un poco serio y épico, pero termina tan delirante como empezó. Invitados De las actuaciones no podemos decir mucho más: son actores conocidos haciendo sus propios estereotipos, incluyendo a Cera, que tiene sus escenas entretenidas al principio, tan inexpresivo y con problemas de comunicación como varios de sus personajes célebres. Distinto es el caso de Emma Watson, que se baja de su flema británica (nadie más podría hacer que “Petrificus Totalus” o “Wingardium Leviosa” suenen como algo sexy) o sus chicas de clase alta americana para hacerles frente a los muchachones que están tan “calientes” como las llamas de afuera. Por suerte, además de contar con mucho presupuesto para filmar las escenas fantásticas, sumaron la colaboración de decenas de figuras haciendo pequeñas participaciones como “ellos mismos”, algunas un poco denigrantes (ver el caso de Channing Tatum). En definitiva, quien disfrute de este tipo de comedia, se dará una panzada con una de las más bizarras, protagonizada por un grupo de bizarros que nos quieren mostrar cuánto lo son. Los que no entren en el juego, probablemente se vaya a la media hora. Lo seguro es que “Este es el fin” tiene un lugar asegurado en algunas estanterías “de culto”, entre “Supercool” y “Proyecto 43”.
Apocalipsis bizarro que divierte Esta bizarra comedia de Seth Rogen pasó sin mucha pirotecnia por los cines argentinos, pero la verdad es que es una propuesta muy divertida si estás dispuesto a sumarte a la onda fumanchera del cast. Los diálogos, las referencias a otras películas, a la religión y a la amistad entre otros temas, son realmente hilarantes y parecen concebidas en una noche de excesos y muchas sustancias ilegales. El guión es realmente absurdo pero en el buen sentido, sin pretender ser más de lo que verdaderamente es, un producto de humor muy bizarro que se ríe de todo y de todos. No es humor inteligente, ni irónico, pero ya lo sabíamos desde que vimos el trailer promocional. Para que se ubiquen un poco sobre qué trata este film, cada uno de los actores se interpreta a sí mismo con un gran toque de caricaturización para darle gracia a la trama y elevar el grado de bizarreada. Todo transcurre en Los Ángeles, donde Jay Baruchel llega a visitar a su gran amigo de años, Seth Rogen. Después de un día de fumata, jugar a los video juegos y relajarse, Seth propone ir a una fiesta que se está dando en la casa de James Franco. Muy a pesar de Jay, que sólo quería relajarse con su mejor amigo, parten hacia la fiesta. Cuando llegan se encuentran con muchas otras celebridades que reafirman la idea de Jay de que la gente de Los Ángeles es superficial y falsa. Algunos de los que desfilan por la fiesta son Rhianna, Paul Rudd, Emma Watson y Michael Cera ("Juno") como nunca lo viste en tu vida. Entrada la noche se comienzan a suceder una serie de macabros eventos que derivan en lo que podría ser el apocalipsis bíblico. A partir de este momento, la peli nos sumerge en un estado de constante carcajada, consecuencia de las desopilantes situaciones que se suceden en la pantalla. ¿Hay que estar fumado/a para poder disfrutarla? No, no es necesario, pero sepan que todo lo que se ve en pantalla parece salido de un mal viaje marihuanero con toques de humor negro. Igualmente, se debe ser un poco cholulo y estar informado acerca de las vidas y personalidades de sus protagonistas, de lo contrario hay muchos chistes que pasarán desapercibidos. Esta es una de las mayores fortalezas de la película, pero también se constituye como una gran debilidad si no sos muy asiduo a las comedias de sus protagonistas. En conclusión, es un producto divertido y bizarro cuyo objetivo no es convertirse en la mejor comedia de la historia, sino que es muy autoconciente de los efectos que puede generar y se conforma con ello. Para largar carcajadas fáciles.
Incluso quien no esté expuesto de modo constante a las últimas comedias cómicas estadounidenses (campo siempre despreciado, aunque de lo más interesante y vivo del cine actual) conocerán al menos los rostros de Seth Rogen, James Franco, Jonah Hill, Jay Baruchel, Michael Cera o Danny McBride. En “Este es el fin”, estos y otros actores, interpretándose a sí mismos, participan de una fiesta (que ocurre en la casa de Mr. Franco) justo cuando comienzan a suceder cataclismos, a caer luces celestiales, a revolverse la Tierra y el Cielo. En fin, que les llega el Apocalipsis mientras están encerrados en una casa. Tipos ricos encerrados, tratando de sobrevivir, en cierto sentido zánganos sociales: hay otra película con título apocalíptico que trata de lo mismo y se llama “El ángel exterminador”, de Luis Buñuel. Es decir: se puede ver como una parodia (aunque “El ángel…” ya era una sátira) de aquella obra maestra. Y también una autosátira de Hollywood y de qué significa para un tipo común y corriente volverse famoso, entrar a una especie de Olimpo prefabricado donde cualquier capricho se cumple. Caprichos triviales, claro. O puede verse como un film sobre la amistad, por qué no, dado que una de las líneas narrativas lo constituyen las idas y vueltas de la relación entre Baruchel y Rogen. Sin embargo –y las últimas secuencias son capitales– lo que hace de la película un cuento interesante es que se trata de una fábula moral: qué es realmente ser bueno. Una película mucho más importante de lo que parece, con su humor a veces escatológico, a veces tonto, pero siempre tierno y efectivo.
Esta suerte de dream team cómico de nerds se enfrenta el apocalipsis autoparodiando la misma capacidad interpretativa de quienes protagonizan el film. La película comienza con Seth Rogen yendo a buscar al aeropuerto a su amigo Jay Baruchel (todos se interpretan a sí mismos) donde un admirador se acerca a acosarlo y le dice algo así como "Hey! Seth, ¿cuándo dejarás de hacer el mismo papel de siempre?". Definitivamente la respuesta no es "en esta película, amigo". El fin del mundo está próximo aunque estos actores no lo sepan ni lo quieran admitir y su argumento de "somos actores y Dios no dejará de lado a la mejor clase de personas que hace reír a tanta gente" lejos de ser gracioso, preocupa. En todo momento el humor que caracteriza a la factoría Apatow dice presente, pero esta vez pareciera que muchos de los chistes son de esos que funcionan en un grupo de amigos reducidos pero al ser trasladados a otro ámbito no causan el mismo efecto. En medio de toda esta mezcla estrafalaria de humor, ciencia ficción y famosos poseídos, existe un atisbo de dilema moral sobre la importancia de la amistad entre este grupo de sujetos que intenta salvarse a costa de los demás para finalmente advertir que la solución es ser buenos y llegar al cielo. Es como si se realizara una interpretación muy chata, literal y aniñada de cualquier texto evangélico y se lo tomara al pie de la letra. Algo que probablemente hasta los no tan religiosos podrían encontrar ofensivo. Claro, si acaso se les ocurre ver esta película. Aun así, siendo justos, la sucesión de escenas ridículas con extremos de conducta cuestionables hasta en esta clave de humor, por tanto abuso y absurdo logra, de vez en cuando, provocar alguna sonrisa ocasional en el público.
La película usa el gancho de reunir a un grupo de estrellas y tiene como eje central la llegada del Apocalipsis, mientras se celebra una fiesta en la casa del actor James Franco. Hace poco se estrenó sin pena ni gloria la segunda parte de Son como niños, una película realmente mala en la que Adam Sandler aprovechó otra vez la idea de juntar un grupo de estrellas amigotas para hacer una comedia. También se mencionó que más allá de lo interesante que pueda resultar agrupar en un set a reconocidos actores, alguna propuesta mínima tiene que existir. Lo supo hacer bastante bien Ben Stiller en la recordada Una guerra de película, que combinó un súper elenco y además resultó divertida. Este es el fin, que se estrenó el jueves en Córdoba, vuelve sobre esa iniciativa de llamar a varios comediantes y al final no es ni lo primero ni lo segundo. El producto terminado es una cinta aceptable, que quizá no tenga tanto atractivo para el gran público, sino para un porcentaje más acotado de espectadores que maneja ciertos nombres de la comedia americana reciente. El que más trabajos tiene en éxitos industriales (la saga de El hombre araña) es James Franco, y se suman Seth Rogen (quien además dirige), Jay Baruchel, Jonah Hill, Danny McBride y Craig Robinson. Todos encabezan un filme en el cual lo mejor no son ellos ni la historia que en las próximas líneas se va a resumir: acá lo más divertido son los increíbles cameos de otros actores que apenas participan unos segundos. Allí se lo ve a Paul Rudd, Michael Cera, Emma Watson (sí, la Hermione de Harry Potter) y hasta aparece en un par de escenas la voz femenina más vendida del pop-soul de los últimos tiempos, Rihanna. El apocalipsis. Las claves de la película, aparte de las caras, son el humor bizarro, los diálogos desopilantes y una trama que propone a todos los mencionados haciendo de sí mismos. Seth Rogen recibe a su amigo Jay Baruchel en Los Angeles, y lo invita a una fiesta en lo de James Franco, como si uno invitara a Josecito a la joda de Pepe. Allí se encuentran con todos los demás, mientras sucede un acontecimiento inesperado: nada menos que el Apocalipsis. El que pretenda tomar en serio el planteo, podrá hablar de aquellos que se ríen de sí mismos o del hedonismo imperante en la vida de las estrellas del cine. De hecho, los segmentos de la fiesta, que abarcan poco menos de la primera mitad de la película, constituyen lo más disfrutable. Después, cuando comienza la destrucción y hay que vérselas con el cielo o el infierno, Este es el fin inicia un camino descendente. Hay algunas partes realmente graciosas, basadas en la incomodidad que siente Jay Baruchel (encarnando una especie de antistar) de participar en un jolgorio organizado por James Franco, de quien dice que es inaguantable. Y en un momento, comienza el aporte escatológico que combina violencia cruda con chistes de tipos fumados. Casi con seguridad, Este es el fin saldrá más rápido que tarde de la cartelera, porque su público forma parte del universo de jóvenes que consume esta clase de comedia a través de las descargas vía Internet.