Nada nuevo bajo el sol, pero no defrauda si vas al cine en busca de acción a granel y andás con ganas de pasar un momento distendido sin grandes pretensiones. La historia es entretenida, ágil y está bien construida aunque no...
Familia de fugitivos Si bien no llega al nivel cualitativo de su predecesora, Jack Reacher: Sin Regreso es una obra digna que funciona a la perfección como un vehículo para el lucimiento de Tom Cruise, circunstancia que al mismo tiempo confirma la vigencia del susodicho en el campo de la testosterona cinematográfica…
Decepcionante segunda entrega de la saga basada en novelas de Lee Child. En 2012, Tom Cruise inició con Jack Reacher una nueva franquicia, en este caso basada en la larga saga de novelas sobre el personaje creado por Lee Child. Esa primera entrega que tomó One Shot como punto de partida fue escrita y dirigida por Christopher McQuarrie con notables resultados. Lamentablemente, no podemos decir lo mismo de Jack Reacher: Sin regreso. Es que la transposición del libro Never Go Back carece de buena parte de esa impronta distintiva que el realizador/guionista y el astro habían conseguido. Esta segunda película luce poco inspirada, demasiado mecánica. Sí, Cruise -a sus 54 años- le da un mínimo de solvencia y dignidad al protagonista, pero el material -la conspiración de los contratistas que dominan al ejército, la tensión romántica con el personaje de la mayor Turner (Cobie Smulders) y la aparición de una quinceañera (Danika Yarosh) que podría ser su hija- y, sobre todo su tratamiento, son más bien convencionales. De las oficinas de Washington a las calles de Nueva Orleans (con el inevitable pintoresquismo de una de las celebraciones como fondo de la secuencia final de acción), Jack Reacher: Sin regreso (el título parece una premonición) resulta un sub-Jason Bourne o, peor, un sub-Búsqueda implacable. Y, a esta altura, Tom no tiene por qué ser un remedo de Matt Damon ni Liam Neeson. El realizador de Gloria, Leyenda de pasión, El último samurái y Diamante de sangre filma con piloto automático, cortando todo el tiempo para que nada se note demasiado. Y a Cruise -que suele elegir mejor los directores- no sólo se le notan las arrugas sino también cierto desgaste como héroe de acción. Esperemos que Misión: Imposible 6 (esta vez sí con McQuarrie al frente) le devuelva la frescura y la imaginación que aquí se han perdido.
El primer Jack Reacher llegó con la moda de las películas de ejército de un hombre solo, no trajo ninguna gran novedad pero fue, sacando los clichés del género, suficientemente eficiente e interesante, mostrando que la dupla de Chris McQuarrie (director) y Tom Cruise tenía mucho que ofrecer, lo que en Mission: Impossible Rogue Nation se mostró más que acertado, ya que es una de las mejores película de la saga. Ahora cambiando el director por Edward Zwick, la adaptación del decimoctavo libro de la saga escrita por Lee Child, con la ayuda de Cobie Smulders y Danika Yarosh , con un poco más de acción pero con un exceso de drama familiar, una película que entre sus altos y bajos no aporta nada muy nuevo al género. En esta segunda película, vemos a Jack Reacher haciendo su trabajo de ayuda a la policía militar, y después de una misión, decide ir a Washington DC a conocer a la líder de su antigua unidad militar, Susan Turner (Cobie Smulders). Pero cuando llega a la unidad descubre que Susan esta presa por traición, obviamente Jack no cree en eso y empezamos a ver como hace para sacarla de la prisión y limpiar el nombre de Susan, lo que lo termina metiendo en una conspiración dentro del ejército. Como dije arriba nada nuevo acá, además se junta una supuesta hija de Jack interpretada por Danika Yarosh, que tal vez sea lo único sobre lo que realmente tenemos dudas durante toda la película, si realmente es su hija o no. Con un villano muy poco inspirado y además más que cliché, típico de las películas del género y que vimos en una docena de ellas, termina siendo el punto más flojo, ya que ni aún las secuencias de acción entre ellos logran ser algo interesante, siendo lentas y mal coreografiadas. Cobie Smulders está bien en el papel, pero también su personaje no muestra mucho a lo que vino. Tal vez la mejor sorpresa es Danika Yarosh, que a pesar de no ser muy gran cosa su personaje, tiene una buena interacción con Tom Cruise. Tom Cruise sigue haciendo el mismo nivel de sus últimas películas, lo que se nota ahora un poco es su verdadera edad, con 54 años todavía impresiona, pero tal vez de forma acertada lo hacen un poco mas lento y cansado en la pelicula, lo que termina generando un poco mas de simpatía por el personaje. Jack Reacher Never Go Back, no trae nada nuevo al género que ya empieza a generar cierto cansancio, la primera tal vez tenía un poco más de suspenso, esta es llevada más para la acción, es la película que te va entretener pero pasará desapercibida con el tiempo.
Hay química entre los dos Por años, Tom Cruise tuvo fama de odiar las secuelas pero desde el 2000 con Misión: Imposible II encontró un motivo para hacerlas: no repetir fórmulas y un nuevo enfoque. Eso pasó con Jack Reacher. El personaje creado por Lee Child es presentado como un tipo completamente inexpresivo, que no tiene reparos en solucionar las cosas a los golpes. Al menos eso ocurría en la primera película. Ahora, cuatro años después, con esta sorpresiva secuela, se justifica la idea anterior, ya que es completamente independiente a su predecesora. Si bien Jack Reacher no gozó de gran repercusión en su país de origen, ocurrió lo contrario en el resto del mundo y eso impulsó a una segunda parte. Hablando del filme, Tom Cruise nos presenta a un Jack Reacher más sentimental, más humano y ese es uno de sus atractivos, no es un simple ex militar que sólo tiene buenas tácticas de combate o deducción. El director Ed Zwick logró un excelente balance entre el conflicto inicial (que Reacher limpie el nombre de una amiga suya acusada de asesinato) y a su vez que afronte una posible paternidad como subtrama. Las actuaciones de Cobbie Smuders (The Avengers, 2012) y Danika Yarosh muy bien logradas. Smulders, al igual que Tom Cruise, no recurrió a ninguna doble para las escenas de riesgo y este detalle no es poca cosa en un filme de acción, donde permite mayor libertad a la hora de mostrar los planos. La química entre ella y Tom Cruise es genial, se crea una fuerte tensión sexual. ¿Por qué hacer que los personajes se besen o tengan relaciones si una mirada ya lo dice todo? Por otro lado, la actuación de Yarosh tiene sus buenos momentos, sobre todo luego del clímax. La joven actriz, quien había tenido un rol destacado en el regreso de la serie Héroes, acá muestra otra faceta de niña rebelde y logra transmitir credibilidad, refuerza la idea de un padre ausente. Con esto, Tom Cruise logró llevar adelante un atrapante filme de Jack Reacher que no decae en ningún momento gracias a las escenas de acción. Porque no existe un filme perfecto, es el deja vú de Misión: Imposible, como el salto de un edificio e incluso donde se infiltran. De todos modos, no es que afecte completamente al film, pero tal vez en la saga de Hunt resultara más creíble. Jack Reacher: Sin regreso es acción pura y algo emocional. De irle bien, parece que la siguiente historia a adaptar será Bad Luck, donde Reacher cambia muchos aspectos para vivir y ayudará a una ex compañera para develar unas misteriosas desapariciones.
Una franquicia divertida de acción se expande con esta secuela que no le llena a los talones a la original. En su afán de crear héroes duros, silenciosos y parecidos a ese ideal melancólico que el género noir le imprimió al cine, Hollywood terminó por matar al carismático caradura que todas las mujeres querían tener y todos los hombres querían ser. Siempre figurativamente. Este modelo evoluciona mucho en poco tiempo, sólo basta observar los evidentes cambios de estilo entre ídolos de distintas épocas y regiones: Indiana Jones es más despreocupado que Ellen Ripley, que se enfrenta a bichos más grandes que Rambo, un soldado con problemas mentales más serios que Star Lord, que ni siquiera trabaja en el mismo planeta de John McClane, un policía con menos músculos que Conan, que naturalmente usa armas de fuego peor de Jason Bourne. En tan solo 30 años, el héroe fue intelectual, bruto, callado, taciturno o extrovertido y el público lo recibe siempre con brazos abiertos, pero cuando pasan años sin tener a un cararrota como Reacher, un poco se lo extraña. Dos muertes misteriosas en un puesto militar de Afghanistan dejan como sospechosa y en prisión a Susan Turner (Cobie Smulders), su superior. Jack Reacher (Tom Cruise), a pesar de la evidencia, está seguro de que la están incriminando con fines corruptos. Luego de evitar que dos sicarios la asesinen en su celda, Reacher comienza a seguir el rastro de un testigo que puede limpiar el nombre de Turner, pero no los dejarán operar tan fácilmente. Mientras más suben en la cadena de mando, más turbios y evidentes se vuelven los manejos ilegales del puesto de Afghanistan. Con sus vidas en peligro y una joven cómplice (Danika Yarosh), investigarán hasta llegar al fondo del misterio. El trío de director (Edward Zwick), guionista (Marshall Herskovitz) y protagonista (Tom Cruise) ya probó su efectividad con la producción de The Last Samurai (2003). El año de su estreno fue nominada a cuatro Oscars y ganó otros 19 premios, entre ellos un AFI y 4 Satellite Awards. A pesar de que Jack Reacher 2 está basada en un libro, es sumamente pobre en cuanto a guión. Las partes llamativas no faltan y cuenta con una coreografía de peleas excelente, pero sin una buena trama que las sostenga. El trabajo de los actores no es espectacular, pero sí apropiado para un filme de este estilo y su desempeño en las peleas muestra gran entrenamiento y preparación. Cobie Smulders, conocida por su trabajo en Agents of S.H.I.E.L.D. (2013) y How I Met Your Mother (2005-2014) tiene muy buena química con Cruise frente a las cámaras, sobre todo en las secuencias humorísticas. Los acompaña Danika Yarosh, que tiene una corta pero prometedora carrera y protagonizó la serie de TV Heroes Reborn (2015). Su personaje no es más que un accesorio para el de Reacher, un indicador de lo escaso del guión, pero aún así hace un excelente trabajo. Muchos hombres rudos y severos son protagonistas de producciones en Hollywood hoy. Tal vez esté en manos de Jack Reacher, Star Lord y Deadpool traer al frontman cómico de vuelta, para darle un poco de color y vivacidad a esa pantalla que franquicias como Taken y la saga de Bourne tiñeron de gris en los últimos años.
Nuevamente el incansable Tom Cruise aparece inmerso en una conspiración y reparte piñas y tiros en esta secuela ambientada en su mayor parte en Nueva Orleans. El film no ofrece nada nuevo pero se le agradece su estructura clásica de acción. El eterno Tom Cruise reaparece en esta secuela de acción que entrega lo que promete y no mucho más con su estructura clásica, siempre y cuando el espectador se deje llevar por los convencionalismos y los disparates que ofrece la trama. Esta vez la dirección recae en Edward Zwick -Diamante de sangre, El último samurái- que narra una historia en la que el ritmo no decae y en la que el protagonista saldrá siempre ileso de todas las situaciones como todo héroe que se precie de tal. Reacher descubre en esta ocasión que Susan Turner -Cobie Smulders-, quien lo reemplazó como líder de su unidad, fue arrestada por espionaje y la ayuda a escapar en medio de una ola de conspiraciones, ventas de armas y una adolescente rebelde que corre peligro. Uno de los puntos fuertes en este tipo de películas son los forajidos de turno, que perseguirán al trío estelar y el enfrentamiento final, que aqui sera en el mismísimo carnaval de Nueva Orleans. Una película plagada de acción con un buen comienzo en un bar y la posterior huída de la cárcel, que es transitada por un Reacher destinado a destronar los entramados más complicados y haciendo dedo en rutas solitarias. Si bien su personaje no se diferencia mucho de otros del género, en Jack Reacher: Sin regreso el carisma de Cruise en pantalla, con su rostro lozano al que no parecen golpear demasiado los años, es el que mantiene el interés hasta el desenlace Cuentas pendientes, una base militar que esconde secretos en Afganistán, soldados eliminados por conocer esos misterios y un asesino a sueldo dispuesto a todo, son los elementos que conforman esta segunda misión casi imposible que afronta Reacher, y que también descubre su lado afectivo, el más vulnerable. Tan disparatada como entretenida.
El fugitivo 3.0 Llega un momento en la carrera de varios actores en las que la profusión de papeles hacia determinado lugar impide que los productos en los que participan sean propuestas sólidas. Muchos de ellos creen que su sola presencia les permitirá perpetuarse en la pantalla sin medir si justamente aquello que presentan es novedoso. En eso de aggiornarse y de adaptarse a los tiempos actuales, Tom Cruise ha sabido manejar sus roles con cierta diversidad, siendo el cine de acción y ciencia ficción el refugio en el que los últimos tiempos le han permitido continuar con su carrera (excepto su incursión en Una guerra de película). El caso de Jack Reacher: Sin regreso (Jack Reacher: Never Go Back, 2016) es la vuelta a un personaje que le ha posibilitado entrar en las franquicias de acción al estilo Búsqueda implacable(Taken, 2008) o aquellas cintas protagonizadas por Kevin Costner, en las que la venganza y la persecución marcan el destino de los protagonistas con el único objetivo de salir ilesos. En esta oportunidad el ex militar se verá involucrado en un caso de conspiración en el que se acusa a una Mayor (Cobie Smulders) de traición, pero que en realidad esconde un siniestro plan que veló información sobre ex compañeros desaparecidos misteriosamente en el campo de batalla. Así, ya que la Mayor Turner (Smulders) estará tras las rejas, el desafío de Reacher será sacarla de allí para poder demostrar su inocencia, y mientras lo intenta, y ambos se convierten en fugitivos, una revelación hará que su estructura se tambalee. Como una nueva versión de El Fugitivo (The Fugitive, 1993) con el marco de la institución militar corrupta, Jack Reacher: Sin regreso pierde la potencia de la primera entrega en la que la dirección de Christopher McQuarrie otorgaba al relato la convicción en la persecución y la frialdad de su personaje. Pero acá el director Edward Zwick no logra impregnar el factor sorpresa necesario para evitar que la película se convierta en un producto trillado. En un momento en el que el cine está plagado de historias de superhéroes, presentar situaciones más que inverosímiles y muchos pero muchos lugares comunes, hacen que Jack Reacher: Sin regreso tenga una propuesta que atrasa y termina por fagocitar a su protagonista, deseando que termine cuando los giros narrativos comienzan a volverse en sí mismos. Atentos con Cobie Smulders una actriz que sigue sorprendiendo y que tiene mucho futuro.
JACK EL INDESTRUCTIBLE Se supone que el público que vio la primera ya sabe que el personaje de Tom Cruise es un ex mayor del ejercito que vive en hoteles baratos no tiene ni auto ni casa, pero si convicciones profundas y un entrenamiento para ponerle el pecho a todo tipo de balas. Este film es uno de acción intensa para los amantes del género, comienza con una gran escena con ironía y golpes liberando a inmigrantes sometidos a la esclavitud. Lo ayuda una bella militar que a los pocos días es acusada de espionaje. La película incluye corrupción dentro del ejército, maniobras sucias de los proveedores del estado –nada se sale de cauce y la institución se salva- y un ejercito de mercenarios que eliminan a quien se interponga en su camino. Además hay un discursito sobre la discriminación de las mujeres en el ejército y Jack debe lidiar con una supuesta paternidad de una muy lista hija adolescente. Entretiene como una más del genero. Sin sorpresas pero con mucha corrida, tiros y peleas.
Tom Cruise solo contra todos Jack Reacher es un héroe de estos tiempos en el cine porque congrega en su perfil muchas de las características del hombre que es arrastrado por su pasado, del cual debe desempolvar sus habilidades para hacer un bien altruista. La particularidad de la primera entrega de Reacher, sobre una saga de novelas de Lee Child, era la de priorizar el suspenso por sobre la acción, que no necesariamente quedaba relegada sino que de la mano de un danzarín Tom Cruise tenía sus dosis justas, especialmente en las peleas cuerpo a cuerpo. Esta entrega mantiene la sustancia de una historia en la que el protagonista se ve inmerso en un entramado de conspiraciones para mantener a flote el negocio de unos pocos con el fin de ganar millones. Reacher vuelve a la base militar en la que desarrolló su carrera militar para conocer a la Mayor Turner (Cobie Smulders), con quien trabajó desbaratando pequeñas redes de tráfico de ilegales. Este encuentro se ve frustrado por el arresto de la militar, acusándola de traición a la patria por el asesinato de dos de sus súbditos en Afganistán, mientras investigaban unas operaciones sobre tráfico de armas del ejército. Reacher no podrá evitar entrometerse en el caso, como no puede hacerlo con cada injusticia que presencia. La sustitución de Edward Zwick –El Último Samurai (The Last Samurai, 2003)- por Christopher McQuarrie detrás de cámara es la principal causa de que este Jack Reacher sea un caos de proporciones magnánimas, en el que se destaca la inexplicable subhistoria de una paternidad de Reacher como correlato de la trama principal. La bifurcación en el guión tiene una sola lógica estructural y es la de sumarle un peso emocional a un héroe frío, casi unidimensional; pero este agregado no resulta refrescante sino que, de manera opuesta, se empastan las dos historias, más aún por lo enrevesado de una posible paternidad que nunca se anuda firmemente con la conspiración para matar a Turner y a Reacher. La posible hija, adolescente, del protagonista es más bien un problema, para los personajes y también para la película, que nunca termina de hallarle un espacio; es un falso impulso de la historia, la cual parece admitir sus propias limitaciones para narrar con sorpresas, con giros que la primera parte utilizaba como una de sus dos grandes cualidades. La otra virtud era la presencia de Cruise, que sí persiste pero que su más de medio siglo de edad se evidencia extrañamente porque en sus últimas películas -por ejemplo, Misión Imposible: Nación Fantasma (Mission: Impossible – Rogue Nation, 2015) se exhibía aún en gran forma. Más allá de una fatiga ligera, Cruise sigue siendo un maestro del manejo del cuerpo, de autoconciencia de su poder físico en articulación con la cámara de cine. El esfuerzo de Cruise (quien parece luchar solo contra toda esta producción) no es suficiente para tapar todos los baches narrativos, suplir la escasez de suspenso ni mucho menos escaparle a la mediocre dirección de Zwick (autolimitado a seguir al protagonista), sin el vuelo que McQuarrie expuso en la primera película. Un director que usaba la acción para un final espectacular dentro de un escenario abierto, de sorpresas, en una verdadera batalla de un ejército de un hombre solo contra todos. Jack Reacher: Sin Regreso (Jack Reacher: Never Go Back, 2016) es una película que vergonzosamente dispara miles de balas a ciegas, tratando de darle al blanco sin sutilezas bajo una dinámica de aceleración narcótica vectorizada hacia una sola dirección, el de los films de acción anodinos.
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Tom Cruise se boicotea a sí mismo Esta segunda parte de Jack Reacher -el "sin regreso" del título local debió haber servido como advertencia- es no solamente la peor película protagonizada por Tom Cruise: es además una demostración (extrema en este caso) de que se puede hacer una pésima secuela de una excelente película original, como la Jack Reacher de 2012 dirigida por Christopher McQuarrie. Estamos aquí ante un compendio indolente de la mayoría de los defectos identificables en el cine de acción de los últimso 35 años: diálogos pedestres, personajes que son astutos o idiotas según convenga al guión, una historia muy mal cohesionada, actores secundarios sin brillo, villanos mal trazados, persecuciones sin sentido, flashbacks groseros, relaciones forzadas del protagonista con las dos mujeres que lo rodean, frases rimbombantes para tratar de dotar de intensidad a este tinglado, música que intenta rellenar todo lo que no anda por sí mismo (que es mucho). La historia vuelve sobre el solitario Reacher, que tiene que desentrañar una intriga dentro del ejército: lo persiguen y lo quieren matar, a él y a las chicas. Lo peor de todo es lo apagado que está Tom Cruise, como si se diera cuenta de que esto es un desastre indigno incluso de un estreno directo a video de 1989. Pero, considerando que como es habitual él oficia aquí también de productor, esta película quizás entre en la historia como un autoatentado artístico y un alevoso acto mercenario por parte de una estrella que estaba en la cumbre.
Tom Cruise y el doble riesgo del héroe de acción El actor da el segundo paso en la saga con su heroico personaje, tan taciturno como implacable. Jack Reacher tiene las mismas iniciales que Jack Ryan, así como el agente Jason Bourne las de James Bond. Reacher es un policía militar, y Ryan también está del lado de la legalidad. Pero Reacher es un ex mayor, que vive en solitario, no tiene hogar ni tampoco muchos sentimientos ni amigos. Cuando en Jack Reacher: Sin regreso entabla una conversación telefónica con la mayor Turner, su nueva ayuda “desde adentro”, y quedan en que alguna vez la invitará a cenar, nace una esperanza. Así que parece que se le da a Reacher. Pero -sin un pero, sabemos, no habría película- cuando Reacher llega a la base en Washington a verla, en vez de la morocha despampanante que es la canadiense Cobie Smulders (Maria Hill en las películas de Marvel) encuentra al gordo Morgan, ya se huele algo mal. A la mayor Turner la llevaron a prisión, acusada de espionaje. No, claro que no, por supuesto que es un error y Jack, solito o casi, investigará, la liberará y juntos descubrirán la conspiración en ciernes, con un contratista militar eliminando a todo aquel que se interponga a sus negocios. Cruise no es (era) el clásico héroe de acción. No lo es en la saga de Misión: Imposible, que es la que potenció la que aparenta ser otra en paralelo, la de Reacher (son 20 libros de Lee Child, y acá saltan del noveno al décimo octavo, vaya a saberse por qué). El riesgo para Cruise no es que se lastime en la decena de peleas cuerpo a cuerpo, ya que no utiliza doble, sino en terminar convirtiéndose en un Schwarzenegger. O, lo que es peor, un Steven Seagal. Porque Reacher es taciturno, de pocas palabras y gesto adusto, igualito a la momia que era el actor de Alerta máxima. Lo bueno de la primera Jack Reacher era lo que lo distanciaba de los otros héroes made in Hollywood. Aquí todo es muy unidimensional, por más que le adosen dos personajes femeninos fuertes -a la mayor se suma una adolescente, presumible hija putativa (perdón) de Reacher-. Y claro, en la primera el malvado era Werner Herzog, y aquí Patrick Heusinger. No se sabe qué lo motiva, más que matar. Con dos personajes así, no es mucho lo que el director y coguionista Edward Zwick pudo o quiso hacer. Una pena, porque se presume que, el Sin regreso del título es simplemente una paradoja más.
En los últimos años Tom Cruise se destacó como una de las grandes revelaciones del cine de acción por su labor como productor en la saga de Misión Imposible. Su compromiso con esos proyectos generó que brindara producciones de calidad que fueron realizadas por grandes directores y consiguieron ofrecer un sólido entretenimiento. Con Jack Reacher intentó abordar el género con un personaje diferente y la primera entrega, estrenada en el 2012, fue un film de corte policial bastante decente. Especialmente si tenemos en cuenta que el personaje proviene de uno de los grandes bodrios literarios de los últimos tiempos. Las novelas de Lee Child parecen escritas por chicos de diez años, donde un héroe supermacho siempre gana todas las peleas, nunca falla los disparos con armas de fuego y resuelve crímenes gracias a numerosas coincidencias ridículas. Reacher es infumable en su versión literaria y Cruise dentro de todo lo interpretó con un poco más de realismo. Al menos cuando pelea con algún villano el ex policial militar sangra en el cine y no está hecho de acero. Esta nueva película la verdad que es muy decepcionante y califica coma la peor producción de Cruise en el género de acción. No porque sea mala, sino que es mediocre y no está para nada a la altura de lo que Tom suele ofrecer como productor. Queda la sensación que esta película la hizo sin ganas y no le puso el mismo entusiasmo al proyecto como al film del 2012. Si no fuera por la presencia de actor, la única cara famosa del reparto, este estreno sería la típica producción clase B de Dolph Lundgren que se puede encontrar a menudo en el cable. Ya de entrada la historia genera un bostezo con el trillado conflicto del héroe que tiene darse a la fuga de las autoridades por un crimen que no cometió. Un concepto que Cruise ya trabajó previamente en los episodios 1 y 4 de Misión Imposible y Minority Report. A este conflicto pobre luego se le suma una horrenda subtrama relacionada con la supuesta paternidad de Reacher que hace más aburrida la película. Todo es tan predecible y trillado que el film nunca logra construir ningún momento notable de suspenso, como ocurría con la producción del 2012. Lo más decepcionante de este estreno es el trabajo del director Edward Zwick, quien en el pasado brindó muy buenas secuencias de acción en El último samurái y Diamantes de sangre y en este caso realizó su labor más desapasionada. Las peleas de Jack Reacher son todas iguales y nunca llegan a tener un momento destacado en la película. Inclusive se vuelven redundantes con el desarrolló de la historia. Al menos en la entrega anterior había un misterio policial decente que hacía llevadera la trama. En el nuevo conflicto simplemente vemos al protagonista y su acompañante femenina de turno escapar de un villano trillado que carece de atractivo. Para la clase de argumento que se presenta la duración de dos horas es injustificada y hacia el final hasta las secuencias de acción se vuelven aburridas. Queda claro que a Jack Reacher se le acabó la nafta en su segunda película y el personaje no entusiasma lo suficiente como para que regrese en otra entrega. Reitero, no es una propuesta mala, pero la podés esperar en la televisión que no te perdés nada interersante. Para los seguidores del género en este momento El contador, con Ben Affleck, sigue siendo la mejor apuesta en el cine.
Tom Cruise, el héroe algo burocrático. Segundo episodio de otra saga en la que Tom Cruise interpreta a algún tipo de agente especial, papel al que le viene sacando punta desde hace unas cuantas películas, incluyendo las cinco Misión: Imposible o la comedia de acción Noche y día (2010), Jack Reacher: Sin regreso representa la continuidad de este personaje que ya fue presentado en sociedad en Jack Reacher (2012). En este caso se trata de un ex mayor del ejército, quien desde un anónimo y oscuro retiro se dedica a resolver por izquierda problemas que las instituciones no son capaces de solucionar por las vías legales. Algo así como un comando paramilitar de un solo hombre, dedicado a la tarea de hacer llegar la justicia hasta aquellas grietas en las que el sistema no puede (o no le interesa) meterse. Un papel a la medida de Cruise, que le exige al actor ese tipo de desafíos físicos que tanto parecen gustarle y tanto rédito comercial le han dado. Como en los buenos cuentos, en los que las primeras líneas tienen la obligación de seducir al lector para atraparlo en la red del relato, Jack Reacher: Sin regreso tiene un inicio prometedor. Con humor e ingenio, en ellas quedan claros el perfil peligroso del personaje y su carácter no del todo marginal, ya que mantiene un contacto formal con el ejército a través de una oficial, la mayor Turner. Un vínculo telefónico que va excediendo lo protocolar. Cuando el nomadismo de Reacher lo lleva a Washington e intenta conocerla en persona, Turner ha sido encarcelada bajo el cargo de espionaje y él sospecha que alguna trama sombría se esconde bajo esa fachada. Esa relación y la aparición de una posible hija desconocida representan potenciales puntos débiles para el protagonista, un lobo solitario acostumbrado a cuidar sólo sus propias espaldas. El film avanza por esa vía con eficiente espectacularidad e intriga sostenida, pero sin sorpresas. Si algún punto a favor tenía su predecesora era su capacidad para sorprender a partir de una trama sólida en la que todos los engranajes encajaban con precisión. En cambio acá todo es más bien burocrático. Las persecuciones, los vínculos que obligan a Reacher a abandonar su modus e incluso la construcción de un adversario que represente un desafío para el protagonista, todo parece construido a reglamento. Justamente uno de los puntos más altos de la original era el villano de turno, interpretado de manera soberbia por el director de cine alemán Werner Herzog, quien conseguía que su personaje infundiera terror. Acá en cambio los malos son apenas tipos con los que hay que pelearse, una y otra vez, sin transmitir nunca una real sensación de miedo. Tal vez parte de esa pérdida recaiga en la decisión de cambiar al director de la primera, Christopher McQuarrie (ascendido a director de Misión: Imposible 5), por el no siempre efectivo Edward Zwick, quien ya había dirigido a Cruise en El último samurái (2003).
“Jack Reacher” se pone más serio, pero igual entretiene La primera "Jack Reacher" era una comedia negra disfrazada de cine de acción, fórmula que la distinguía de otros productos del género. Además, contaba con muy buenos actores de reparto, empezando por una curiosa actuación del director Werner Herzog como el villano principal. La nueva película de esta franquicia está a cargo de un muy buen director como Edward Zwick, que ya trabajó con Tom Cruise en el excelente drama histórico "El último samurai" Justamente el tema recurrente de las películas de Zwick, ya desde "Tiempos de gloria", es la historia y, lamentablemente, en "Jack Reacher", no hay ningún tipo de tema histórico. La trama esta vez se toma demasiado en serio a sí misma, y el personaje estelar, el vagabundo que dejó el ejército para ir por el mundo impartiendo justicia a su manera, se vuelve un héroe de acción mucho más convencional, igual que todo el film en su conjunto. Lo que no implica que deje de ser entretenido. Zwick filma más que bien y hay escenas de acción y suspenso de sobra, aunque en un contexto argumental más o menos previsible. La novedad es que Reacher reparte patadas a diestra y siniestra con una socia, nada menos que la misma oficial que ahora ocupa su oficina en la policía militar donde el protagonista se desenvolvía con el rango de mayor. Su aguerrida colega, que lo venía ayudando en alguna de sus cruzadas, estaba por ceder a su invitación romántica justo cuando la detienen por supuesto espionaje, algo que el héroe no puede creer. Pronto ambos son fugitivos de la ley y escapando de un superasesino designado por una empresa contratista de las fuerzas armadas. Y en el medio, a Reacher le aparece una supuesta hija adolescente, que gracias a la simpática interpretación de Danika Yarosh, está entre lo mejor de la película, igual que una violenta persecución en medio de un festejo de Halloween en las calles de Nueva Orleans.
El inglés Lee Child tiene escritas más de veinte novelas centradas en su personaje estrella: Jack Reacher. “Never Go Back” (2013) es la número dieciocho de la serie, pero su adaptación cinematográfica llega después de “One Shot” (2005), la que diera el puntapié inicial a la franquicia protagonizada por Tom Cruise en el año 2012. Aquella primera película tenía muchos puntos a favor, en especial su director y guionista Christopher McQuarrie (“Misión: Imposible - Nación Secreta). En esta oportunidad, McQuarrie le cedió el lugar a Edward Zwick –quien ya trabajó con Cruise en “El último Samurái” (The Last Samurai, 2003)- y este cambio se nota a la distancia. “Jack Reacher: Sin Regreso” (Jack Reacher: Never Go Back, 2016) atrasa. Desde su estructura, su inverosimilitud, sus incontables clichés y sus fallidas vueltas de tuerca, nos hace pensar que esta es una película de acción de la década del ochenta y no un exponente moderno del género que trata de salirse de las casillas y tratar de entregarnos algo nuevo y entretenido. A pesar de que las persecuciones, los tiros y las piñas nunca cesan, “Jack Reacher” se vuelve monótona y casi predecible desde sus comienzos. La trama no deja nada para la imaginación y obliga al espectador conformarse con lugares comunes y personajes demasiado genéricos. Jack (Cruise), ex policía militar retirado, lleva cuatro años haciendo justicia por su cuenta en colaboración con la mayor Susan Turner (Cobie Smulders), quien le ha estado ayudando desde Washington DC en sus tareas como investigador y “vigilante” a lo largo de todo el país. Reacher decide hacer un alto en la capital para conocer a su compañera, pero al llegar a la base descubre que Turner ha sido acusada de espionaje y traición, y permanece en una celda incomunicada. Como buen metiche que es, Reacher tratará de desenmascarar la verdad y tratar de limpiar el buen nombre de esta señorita, pero pronto se verá envuelto en una conspiración mucho más grande, que involucra a contratistas militares en Afganistán y algún alto mando del ejército estadounidense. Ahora, acusado de asesinato, Jack y Turner deberán escapar de prisión y encontrar a los verdaderos culpables, una carrera contrarreloj que, además de asesinos a sueldo, incluye un obstáculo inesperado: una supuesta hija adolescente de la que deberá hacerse cargo. “Jack Reacher: Sin Regreso” no presenta sorpresas ni innovación alguna. Sólo es un pretexto para el lucimiento de Cruise que quiere demostrar que todavía le dan las piernas para ser el héroe de acción. Todo bien, pero podrían haberse esmerado mucho más con una trama demasiado inverosímil para los tiempos que corren, donde no podemos creer que dos personas desarmadas logren escapar de una cárcel de máxima seguridad ultravigilada a fuerza de piñas y patadas. Zwick y el guionista John Logan le dan al espectador por su lado, ofreciendo un poco de diversión descerebrada sin mucha sustancia con un thriller militar que carece de suspenso, pero le sobran todos los lugares comunes y tropos del cine de acción más genérico de décadas pasadas.
Debo empezar diciendo (soy bastante honesto) que no la pasé bien en la primera entrega de Jack Reacher. No se porqué (lo estoy trabajando en terapia), pero la película me pareció lenta, sin sorpresa y absurdamente plana. No logré conectar con ella y es el día de hoy, que me sigue asombrando que Tom Cruise quiera insistir con esta idea como franquicia. Los números le dieron bien a este segundo capítulo, contando el mercado internacional. Pudo duplicar al día de hoy el costo de su peli (60 millones) aunque no estamos en condiciones de asegurar una legendaria saga para este espía americano. No por nada, sencillamente creo que la gente (me incluyo) prefiere a Cruise en películas con alta entrega física (hablamos de escenas de altísimo voltaje por su complejidad) y cuando él decide una trama más clásica y enigmática, las cosas no le terminan saliendo. Padece el estereotipo de su rol. Pero bueno, no se si saben (parezco un cajero contando dinero eh!) pero "Mission Impossile, Rogue Nation" cortó tickets en todo el planeta por 682 millones. Esa franquicia ya tiene fecha para su nueva entrega: 2018. O sea que en ese caso, funcionó el esquema a pleno. Volviendo a Jack Reacher, este es un espía bastante previsible. Un hombre que le gusta estar un paso adelante de todo y que posee cierta agudeza y entrenamiento para resolver casi cualquier cuestión que le presente su devenir. Ya saben, este es un héroe que viene de la literatura (léase Lee Child) aunque ha pasado por el filtro de un trío de guionistas que reconstruyeron prácticamente el sentido del texto (Richard Wenk, Marshall Herskovitz y el mismo director, Edward Zwick). Justamente, Cruise logró los servicios profesionales de Zwick, ganador de un Oscar y de los más prestigiosos directores americanos de los últimos años. Para qué? Aún estamos tratando de descubrirlo. Pero no seamos tan negativos. A esta altura los debo haber cansado con datos pero... Será eso porque la película no me dejó mucha "tela para cortar"? Probablemente. No es que la trama no sea interesante... Esteee... No lo es. Reacher hace tándem con la mayor Susan Turner (Cobie Smulders) al principio de la cinta para realizar esfuerzos comunes para atrapar y castigar a los malos pero... algo no sale como debería. Aquí hay una conspiración que enmascara a contratistas del estado que no están dispuestos a dejar una importante cuota de poder en manos de otros... Reacher debe combatirlos con clase, sin demasiada estridencia pero rompiendo algunos huesos en su camino. Y además, confimar si puede teer una hija (Danika Yarosh) o esto es todo una extraña confusión. El problema mayor es que el film parece un clon alternativo a la saga de "Jason Bourne". No logra conmover a su público en ninngún momento. Sí, está bien y hay un par de aceptables secuencias para fans del género pero no terminan, por redondear un film que reboce calidad. "Jack Reacher: never go back" es una película como Cruise la pensó. Fuerte, física e intensa. Pero aún así no es el hitazo que esperabas. Tiene demasiado compromiso con su público para entregar un film malo, asi que si bien eso no sucede, tampoco sobra para festejar. Es, en pocas palabras, una de espías, corporal y llena de pequeños gadgets. Habrá que ver si la intención es seguir avanzando en esta franquicia, o no. Creo que si te gustan las pelis de suspenso con acción, probablemente "Jack Reacher 2" te entretenga. Pero no mucho más. Eso seguro.
Sin lugar para la traición, la búsqueda es por la verdad y la justicia. Este jueves 10 de noviembre llega el estreno de “Jack Reacher: Never Go Back” una película de acción y thriller dirigida por Edward Zwick, y secuela de Jack Reacher (2012). Es potente ver un oficial de alguna fuerza de seguridad (en este caso militar) hacer justicia por mano propia y luego meter en cana a uno de los propios por corrupto (el alguacil del condado por ejemplo). Así arranca muy bien vendida esta peli. Jack Reacher (Tom Cruise) es ese oficial, que decide regresar a su base militar, donde se entera que la superior que lo había reemplazado, la coronel Susan Turner (Cobie Smulders) se encuentra arrestada, acusada con varios cargos. Lo que provoca que Reacher entre en duda, por la absoluta confianza en ella, y comience su propia y brutal investigación. Con mucha acción, tiros y persecuciones, Jack y Susan irán descubriendo una verdad que complicará a las máximas autoridades militares. En el guión encuentro detalles con el verosímil, son algunos momentos que uno se pregunta que rápido y sin mayor explicación se resolvió determinado conflicto. Hay mucho escrito y filmado, pero siempre el gran desafío para estas súper producciones pasa por tener una historia convincente. Pienso que Tom Cruise se va haciendo estas películas a medida, y le quedan muy bien ese rol. También les asegura un público cautivo que no dudará en ir a verlo. Así que a no traicionarlo ya que es un buen largometraje para disfrutar en pantalla grande.
En el año 2013, y bajo la dirección de Christopher McQuarrie (guionista de Los Sospechosos de Siempre), Tom Cruise volvió a demostrar que es una de las estrellas de acción más vigentes con Jack Reacher: Bajo la Mira, una producción de acción hecha y derecha como las de la vieja escuela. Tras el éxito de la misma, una secuela era inevitable, y tres años más tarde llega a las salas su continuación: Jack Reacher: Sin Regreso. Corre, que te agarran… jack-reacher-sin-regresoLa Mayor Susan Turner es una colega de Jack Reacher falsamente acusada de traición. Más cuando Reacher indaga para probar su inocencia, tanto él como Susan se convertirán en los blancos de unos contratistas militares al frente de una enorme conspiración. A nivel guión, Jack Reacher: Sin Regreso es una película que no tiene muchas pretensiones más que las de entretener efectivamente. La trama les arroja obstáculos a los personajes (físicos, emocionales y mentales) que si bien contribuyen a despertar una curiosidad por saber cómo termina la historia, sabemos en el fondo como serán, dadas sus características de “invencibles”. El título depara buenas escenas de acción, aunque a menudo incurren en alguna que otra inverosimilitud que supera la simple suspensión del descreimiento. Si hay algo flojo que señalarle al desarrollo narrativo es su intento superficial de hablar de la batalla de los sexos. Si bien en la actualidad hay estereotipos que han sido superados y otros que siguen tristemente vigentes, siento, desde mi lugar, que una crítica a los mismos en la película parten más de una necesidad de ser políticamente correctos, que de la necesidad de desarrollar un conflicto orgánico a la trama. No tiene nada de malo querer ser una película netamente entretenida; de hecho, es una postura más honesta que querer bajar línea sobre un conflicto social que no está justificado por la lógica interna de la trama. En materia actoral, Tom Cruise se muestra a la altura del desafío una vez más, ratificando su condición como uno de los intérpretes de acción más eficientes del Hollywood contemporáneo. Dicho adjetivo aplica a Cobie Smulders en un acompañamiento que la puede posicionar en el mapa como una confiable interprete del género. Por el costado técnico, no hay mucho que criticar. Edward Zwick pilotea la dirección con mucha eficiencia tanto en las escenas de acción como las que requieren un poco más de drama tradicional. El título cuenta con una fotografía y montaje decentes; apartados que brillan, naturalmente, en las adecuadamente coreografiadas escenas de acción. Conclusión: Jack Reacher: Sin Regreso es un título que cumple con su propósito de entretener y nada más. Si sos seguidor de Tom Cruise tal vez quieras darle una oportunidad, porque -y en esto debo darle la derecha- el caballero conoce con lujo de detalle lo que hace a una buena película de acción, y sabe lo que el espectador espera de dicha propuesta.
Violencia masticable. Tom Cruise regresa para asegurarse el espacio que logró conquistar hace años, el de la estrella que convoca pública a las salas, público que ni se preocupa en conocer el título de la película y solo dicen "la de Tom Cruise". Eso es tener categoría de estrella y para mantenerse solo debe asegurarse de brindar una producción -a cargo de él mismo- que esté a la altura de su cartel. En esta oportunidad Cruise nos presenta una segunda entrega del personaje Jack Racher, ex oficial militar de los EE.UU., una máquina asesina e impiadosa que trabaja clandestinamente para su país y que ahora debe investigar por qué una oficial de alto mando es acusada de espionaje. Al mismo tiempo, Reacher debe lidiar con una demanda por paternidad que lo lleva a conocer a una adolescente que podría ser su hija. Obviamente, Reacher puede con todo y contra todos mientras el director hace lo que el manual de este tipo de películas manda. Entre tiros, explosiones y muchas peleas, al espectador solo le queda esperar a ver cómo se resuelven las situaciones que ya sabe que se presentarán en esta película tan previsible y entretenida como chicle globo.
Lee Child es el seudónimo del novelista inglés Jim Grant (se puso Child para aparecer en las librerías entre Raymond Chandler y Agatha Christie). Grant trabajó durante casi 20 años en un canal de televisión de su país hasta que lo echaron por reestructuración de la compañía. Algo que lo dejó muy enojado y molesto. Con 43 años decide comenzar a escribir novelas en donde las historias son como una especie de “venganza” contra hombres corruptos, delincuentes y abusadores. Jack Reacher nace para expiar los demonios y el enojo que Grant -ahora Child- tenía tras haber sido despedido injustamente. La primera novela, “Killing Floor”, salió publicada en 1997 y tuvo mucho éxito. El personaje es un ex Mayor del Ejército de la Policía Militar que vaga por Estados Unidos consiguiendo trabajos al paso mientras va involucrándose en investigaciones y situaciones peligrosas. Un año más tarde de la publicación del libro Child se mudaba a Norteamérica para continuar escribiendo historias de Reacher, a veces narradas en primera persona y otros en tercera. En total, contando “Night School” que debería estar saliendo en estos días, lleva publicadas 21 novelas de este genial personaje. Hollywood le puso el ojo y sobre todo Tom Cruise, ávido siempre de buscar historias nuevas que contar y por eso hace cuatro años tuvimos el estreno de la muy buena “Jack Reacher” (2012), basada en “One Shot”, noveno libro de la franquicia. “Jack Reacher: Sin Regreso” (2016) es una adaptación del décimo octavo: “Never Go Back”, del año 2013. En este segundo film Reacher (Cruise) anda coqueteando con la Mayor Susan Turner (Cobie Smulders), la líder de la antigua unidad de la policía militar. Ella es quien ocupa el cargo que él tenía y, como lo ayudó en uno de estos casos en los que el ex militar se entromete, le prometió encontrarse para tener una cena juntos. Pero para cuando Reacher llega a la base Turner está bajo arresto acusada de traición, y no tardan mucho tiempo en incriminarlo también a él. Así que ahora tendrá que fugarse con ella de prisión, tratar de descubrir quién está detrás de esta conspiración y limpiar sus nombres. Ah, y mientras tanto lidiar con una supuesta hija (Danika Yarosh) que le acaba de aparecer. Cruise decidió traer a bordo a su amigo Edward Zwick, con quien había trabajado en “El Último Samurai” ( 2003), para que se haga cargo del guión y la dirección. Y si bien Zwick no es un mal realizador, destruyó todo lo que había hecho su colega Christopher McQuarrie en la primera. El film de 2012 sorprendió por presentarnos a un personaje frío, metódico, inteligente, que utilizaba cualquier recurso necesario para obtener resultados. Además, tenía cierto sabor a las películas de acción de los años setenta y una música que complementaba todo muy bien. Acá, Reacher se desdibuja, tal vez por mostrarlo más “humano”, o sensible, o por poner dos protagonistas más a su lado (eso hubiese estado bueno en una cuarta o quinta película, con el personaje más asentado). Smulders, Yarosh y Patrick Heusinger, que personifica a un asesino despiadado, están perfectos. Y el bueno de Tom hace lo que quiere, pero éste no es el Jack Reacher que nos presentó y nos dejó con ganas de más hace unos años. Es un film más: compacto, sin sorpresas, correcto y con moño incluido. En este largometraje Reacher promete no regresar, y le pedimos que cumpla su palabra si va a volver de forma tan chata y mediocre. Vamos, Jack, que una más te bancamos. Pero hacelo bien, eh.
Crítica emitida por radio.
Crítica emitida por radio.
Recordemos que de la primera entrega a la actual ya pasaron 4 años y el protagonista hoy tiene 54 años, desde lo físico se mantiene, pero argumentalmente han hecho algunos cambios. En el desarrollo lo acompaña la Mayor Susan Turner (Cobie Smulders, “Capitán América: El Soldado de Invierno”), aparece una adolescente Samantha (Danika Yarosh, “Las mujeres perfectas”) que no aporta demasiado. Nuestro héroe es perseguido por algunos villanos interpretados por: Patrick Heusinger, Robert Knepper, entre otros. Surgen una serie de muertes y situaciones dudosas que los incriminan a Jack Reacher (Cruise, se luce) y Tuner y ambos deberán demostrar su inocencia. Cuenta con un estupendo montaje, tiroteos, persecuciones, lucha cuerpo a cuerpo, no aburre porque tiene mucha acción y por momentos no da respiro. Pero de la primera a la segunda entrega ha perdido la sorpresa, es menos solida y con un guion más flojo. Muy entretenida, acompañada por un buen balde de pochoclos y solo nos resta esperar la tercera parte.
Jack Reacher Sin Regreso: Tom Cruise es eterno Tom Cruise reformula al personaje de Lee Child en una secuela muy diferente a la primera entrega y que viene a confirmar que el actor todavía tiene pila para mantenerse en el género. A sus 54 años, Tom Cruise mantiene su lugar indiscutido como uno de los mejores actores del género de acción y con esta secuela de Jack Reacher (2012) se reafirma en el puesto. Y si bien el primer film cuenta con el sello indiscutible de Christopher McQuarrie tanto en el guión como en la dirección, en esta ocasión Cruise le cedió esa tarea a otro de sus favoritos, Edward Zwick, con quien obtuvo tan buenos resultados en El Último Samurai. En este caso, la película opta por adaptar Never go back, una de las historias con más lugares comunes de Child –seudónimo de Jim Grant, que decidió usar ese nombre para que sus libros del género policial se exhiban entre los de Raymond Chandler y Agatha Christie-, quizá con el ánimo de no arriesgar demasiado en la parte argumental, con miras a entrarle al público por el lado de la acción desenfrenada que el film contiene desde el inicio hasta los minutos finales. En esta ocasión, Jack Reacher –un ex oficial del ejército que, retirado, se dedica a vagabundear por los Estados Unidos ayudando al prójimo- deberá probar que existe una conspiración corporativa que ha provocado la muerte de dos soldados en Afganistán y también la deshonra de la mayor (Cobie Smulders) con la que suele trabajar de tanto en tanto. Sin embargo, en el medio de la investigación, Reacher se cruza con una joven (Danika Yarosh) cuya madre lo acusa de no reconocer su paternidad, y que se ve inmiscuida en la acción por causa de fuerza mayor. Como se explicó, en esta secuela la acción prima por sobre el guión, quizá por el hecho de que Cruise se jugó su propia reputación al apostar por un film cuya primera entrega no fue particularmente exitosa; y por ello la trama recae una y otra vez en lugares comunes a este tipo de productos. Sin embargo, para los que deseen ver a Cruise, el deseo está cumplido ya que el actor (con una sobredosis de botox) aparece en el 95 por ciento de las escenas y ostenta un estado físico impecable con el que continúa afrontando todas y cada una de las escenas de acción con una solvencia impecable.
Luego de estrenar el film Jack Reacher en el 2012 de la mano del guionista/director Christopher McQuarrie con relativo éxito de taquilla y de público, los productores toman la decisión de hacer una secuela con Tom Cruise otra vez encarnando al ex policía militar Reacher. Para esta nueva entrega, Jack Reacher: Sin Regreso, optan por adaptar la novela Never Go Back y contratar a Edward Zwick como director y co-guionista. Jack Reacher: Sin Regreso intenta llevar al personaje principal hacia un rumbo más personal, con la aparición de una supuesta hija adolescente de Reacher, y al mismo tiempo resolver un misterio con tintes de conspiración. En el film original, el tono es realista con un toque de humor, presentando al personaje y a su entorno sin adornos ni pretensiones. Esa simpleza en el tono y en la acción no se traslada a su segunda parte. Jack Reacher: Sin Regreso es una película más grande en todo sentido que su antecesora: Más explosiones, más peleas, más villanos, más subtramas, etc. A pesar de todo esto, el trabajo de Edward Zwick termina siendo menos espectacular y menos tenso. En parte es por un guión acartonado y llenos de lugares comunes y, por otra parte, es por la falta de inventiva de los realizadores en los que a escenas de acción y suspenso se refiere. Por tener estas características, Sin Regreso se aleja de la veta realista que caracterizó al film anterior y se acerca casi a la parodia. A pesar de todo, Jack Reacher: Sin Regreso tiene a Tom Cruise y a Cobie Smulders para levantar un poco el nivel del film en cuestión. Lo peor de todo es la pérdida de la actitud del personaje de Jack Reacher que hace del anterior largometraje algo memorable y que aquí aparece a cuentagotas. Jack Reacher es un personaje directo y sin vueltas, por lo cual es una pena que los realizadores elijan una trama melodramática y llena de clichés que ya no funcionan.
La primera Jack Reacher (2012), basada en las novelas de Lee Child, era un buen thriller realista con una historia no demasiado extraordinaria pero con buenos personajes y actores. Werner Herzog era villano y, por supuesto, brillaba su estrella carismática, Tom Cruise, como el solitario ex militar acusado del asesinato de cinco personas. La película no fue el gran éxito que se esperaba, sobre todo en el mercado americano. Y la posibilidad de una secuela había quedado puesta en juego. Más allá de las especulaciones de la prensa especializada acerca de la carrera de Cruise, algo magullada por sus vaivenes personales -divorcio, ciencioloía- lo cierto es que el personaje le sentaba bien a Cruise y la expectativa con la secuela era lógica. Lo cierto es que, aunque el título de la nueva película refiere al regreso al ejército, parece un chiste sobre la necesidad de esta continuación. En Sin Regreso las cosas suceden rápida y arbitrariamente. Reacher acaba de liquidar, a trompadas, una red de trata de indocumentados que involucra a la policía. Pero viaja a Washington para cenar con su colega de la policía militar Susan Turner. Cuando llega, Turner ha sido detenida, acusada de espionaje, después del asesinato de dos de sus soldados en Afganistán. Y, en una trama de corrupción en las entrañas del ejército, él mismo es acusado de homicidio. Otra vez. Al esquema de fuga se suma una posible hija suya, una adolescente que ahora está en peligro como anzuelo para que los villanos -gente que mata sin miramientos-lleguen al escurridizo Reacher. Jack Reacher 2 entretiene y tiene a Cruise. Pero tanto la factura como el esquematismo, la puerilidad argumental de esta segunda parte no están a la altura de su magnetismo. Este asunto es más bien rutinario y recuerda a lo peor de sagas de venganza cruel a lo Taken. Hay escenas de tortura de los villanos a sus víctimas que empatan con Reacher exigiendo a un tipo, al que acaba de romperle brazos y piernas, que lo mire a los ojos antes de lanzarlo desde las alturas. Para el lobo solitario ahora las cosas son personales, gracias a esta hija improbable con la que genera un lazo de afecto instantáneo. A su favor hay que reconocer que el paso de comedia familiar disfuncional que se introduce entre balaceras y moretones, con sus dos personajes femeninos al lado, genera el placer de ver a Cruise, y a las actrices, en otro registro. Y las escenas de acción en huida desesperada -se corre mucho en Jack Reacher- transmiten la seductora tensión gentileza de su estrella. Lástima que el film, dirigido por Edward Zwick, insiste en hilvanar los clichés más trillados. Incluida la secuencia de persecución por las calles de Nueva Orleans donde, justo, es carnaval.
Crítica emitida por radio.
Demasiadas mujeres para un solo héroe Era evidente desde la primera escena de la primera película (estrenada en 2012) que el personaje de Jack Reacher tenía materia más que suficiente para convertirse en una leyenda. Interpretado por Tom Cruise, uno de los mejores actores de acción de los últimos 25 años, el producto parecía destinado a emular el éxito de la saga de Misión Imposible. El hombre sin raíces, oficial retirado del ejército por problemas de conducta, individualista extremo, que aparece cuándo y cómo quiere para poner las cosas en orden, exhibe todas las características del héroe ideal norteamericano: el justiciero. Mejor dicho: la justicia encarnada, casi divina en su voluntad de imponerse sobre las instituciones, las autoridades y los procesos legales. Un destilado de ideología pura, pero tremendamente eficaz para los relatos populares que la primera potencia del mundo se cuenta a sí misma todas la veces que sea posible. Relacionada: todo lo que tenés que saber sobre el regreso de Jack Reacher Por ese motivo, que esta segunda entrega esté varios escalones debajo de la primera y que haya sido descuartizada por la crítica, no impide suponer que habrá una o varias más. El potencial está intacto. Además, ya lleva recaudados más de 110 millones de dólares, casi el doble de lo que costó, un excelente negocio. Todo depende del propio Cruise, productor y protagonista. La decepción que genera Jack Reacher 2: sin regreso se debe en gran medida a lo buena que era la anterior. Pero sobre todo porque exhibe varios síntomas de mala conciencia en su intento de sumarse a la actual tendencia de Hollywood de incluir mujeres fuertes en cualquier guion imaginable. Lo que es positivo en términos de igualdad de género no necesariamente lo es en términos cinematográficos. Para decirlo de la forma más brutal posible: las dos mujeres (una mayor del ejército en problemas y una supuesta hija de Reacher) tienden a dispersar la acción. La culpa no es de ellas sino de los guionistas. En vez de integrarlas a la historia, quisieron reivindicar, con más énfasis que inteligencia, una idea bastante convencional de mujer emancipada. No deja de ser irónico, porque si realmente creyeran en la igualdad de género no podrían ni siquiera plantearse un personaje como el de Jack Reacher.
Si no fuera porque Tom Cruise es un grande, uno de esos actores que traccionan casi cualquier película con carisma y con todo el cuerpo, este sería un thriller de acción más, de esos que uno ve, sale del cine y olvida. Una pena porque Jack Reacher es un gran personaje (busquen las novelas que protagoniza esta especie de detective anónimo que se mueve en los entresijos de la realidad, valen la pena) y porque Edward Zwick supo hacer con el actor una gran película, El último samurai. Aquí hay otra conspiración, damisela en peligro (la bella y siempre precisa Cobie Smulders), vueltas de tuerca y algo de humor, que seguramente proviene del señor Cruise. Por alguna razón que no podemos elucidar, la prensa estadounidense aniquiló tanto este film como el anterior, y no, la verdad es que tal saña es, en ambos casos (sobre todo el primero), injustificada. Lo que falta es la malicia, la ironía y el afán lúdico de la primera, responsabilidad de un realizador desprejuiciado como Christopher McQuarrie, que es mucho menos adepto a las fórmulas que Zwick y que suele trabajar sobre la diversidad de puntos de vista, lo que incrementa el interés de las tramas. Dicho esto, volvamos a lo principal: Tom Cruise es un grande y, en una cartelera famélica, vale la pena seguirlo.
Esta nueva adaptación de la serie de novelas de Lee Child acerca de un ex policía militar vuelto justiciero que protagoniza Tom Cruise es una sólida aunque no espectacular película de acción y suspenso que le debe casi todo su universo de refrencias al cine policial de la década del ’80. Sé que las críticas no deben realizarse de manera comparativa. Es algo que sucede a menudo en festivales de cine donde una película no nos impresiona demasiado porque la vemos después de una obra maestra y, cuando luego se estrena acá –en medio de media docena de películas en su mayoría mediocres– la volvemos a ver y nos damos cuenta que estaba muy bien. Pero es imposible evitarlo, es casi un reflejo natural, como tantos otros ligados a lo que rodea a la experiencia cinematográfica concreta y específica. ¿Qué cuernos tiene esto que ver con JACK REACHER: SIN REGRESO se preguntarán? No, no enloquecí tras las elecciones norteamericanas (bueno, bastante amargado estoy), sino que me tocó verla un día después de DOCTOR STRANGE y no pude dejar de pensarlas y sí, compararlas, mientras las veía. No se trata de si una es mejor que otra –las dos son películas aceptablemente buenas, con sus méritos y problemas–, pero son tan radicalmente opuestas en su forma de generar acción y suspenso que dejan en evidencia los enormes cambios que han habido en el cine industrial norteamericano en los últimos 30 años. ¿Por qué 30? Porque la serie de JACK REACHER, en cierto modo, aspira a remedar cierto cine ochentoso de acción: un thriller a escala relativamente humana, con asuntos que se resuelven a los golpes o con alguna arma clásica y tramas comprensibles acerca de tráfico de armas y algunos secretos militares que se ocultan por detrás. Los efectos especiales están, pero disimulados, tratando que no se noten los trucos. Y los villanos quieren hacerse unos millones sin que los atrapen. DOCTOR STRANGE es, bueno, todo lo contrario: efectos especiales digitales todo el tiempo, escala intergaláctica, enredadas tramas, eternas escenas de acción, villanos que quieren “conquistar el mundo” y así. Cada uno con su propuesta, es cierto, y a juzgar por la taquilla es dable pensar que hay más gente interesada en el Ojo de Agamotto y en un tal Dormmamu que en un ex militar que intenta limpiar su nombre y a la vez capturar a unos traficantes de armas mientras acompaña en similar búsqueda a una colega que fue a prisión por meter sus narices donde no debía. Juntos son dinamita, diría una publicidad de la época, y algo de eso hay. Si hay algo bueno que tiene Tom Cruise es elegir muy interesantes actrices para acompañarlo en sus películas. Y en el caso de Cobie Smulders (una veterana del universo Marvel), la elección no podía ser mejor. Ella es en cada paso su par y la película los tiene casi con igual protagonismo. Donde creo que Cruise se equivocó en esta secuela es en la elección de director. Sí, es cierto que Edward Zwick viene filmando desde los ’80 y ese tipo de cine le es natural, pero no es un gran director y no se destaca por su originalidad o ingenio en la puesta en escena sino, más bien, por su tendencia a ponerle unos ganchos emocionales a sus relatos de acción que muchas veces son forzados. En este caso eso bien podría estar representado por el personaje de Samantha (Danika Yarosh), una adolescente que podría ser una hija no reconocida de Reacher, que se ve forzada a sumarse con ellos en la fuga e investigación y que aporta, a la vez, problemas y soluciones. Pero le suma un supuesto toque de emoción que nunca funciona del todo bien. Pero JACK REACHER 2, como todas las películas en las que está Cruise, termina siendo “una película de Cruise”: hay una lógica que parece no alterarse, como si en el fondo él secretamente las dirigiera. El protagonista efectivo y profesional que no para un segundo, el hombre intenso que corre todo el tiempo y no siempre está muy conectado con sus sentimientos, el héroe casi sin dobleces que por más que se cuelgue el traje de “antihéroe” siempre trata de hacer lo correcto. En ese sentido, la relación que tiene con Smulders –hay atracción pero se mantiene dentro de lo profesional– juega un papel raro en la película, ya que Zwick coquetea todo el tiempo con que algo sucederá pero es como si el propio Cruise lo impidiera quien sabe si en plan de no convertir a la coprotagonista en un mero “interés romántico” o por motivos más personales. ¿Cuál fue la última película en la que un personaje de Tom tuvo sexo con alguien? Más allá de eso, la película puede no estar a la altura de la original porque el guión no fluye tan bien y porque Zwick es menos interesante como director que Christopher McQuarrie, pero es una película de Tom Cruise hecha y derecha, de esas que los que sabemos apreciar sus virtudes como actor y como clásica estrella de Hollywood siempre queremos ver. Y el tipo no nos falla, una vez más.
Acción en piloto automático Lo bueno que ofreció el debut de Jack Reacher en la pantalla, allá por 2012, se desinfló a toda velocidad. El personaje creado por Lee Child quedó reducido a una máscara elegida por Tom Cruise para mostrarse duro e implacable, despojado de la sofisticación que le impone el Ethan Hunt de “Misión imposible”. Cruise protagoniza, produce y mete la nariz en el guión al extremo de bajarse la edad en plena película. “Jack Reacher: alrededor de 40 años”, leen en un informe. Y no, Tom ya va para los 55. También hay cambio de director en esta secuela, ya que Christopher McQuarry le cedió la silla a un buen amigo de Cruise como Edward Zwick. Juntos habían hecho “El último samurai”. El de Zwick es uno de esos casos tan comunes en Hollywood: realizadores que alternan buenas películas (“El caso Fischer”, no estrenada en Tucumán, “Diamante de sangre”, “Tiempos de gloria”) con otras malísimas (“Leyendas de pasión”, “Estado de sitio”). Reacher, ya fuera del ejército estadounidense, se involucra en el caso de la mayor Turner, injustamente acusada de espionaje. Mientras le salva la vida a Turner (interpretada por Cobie Smulders, que es tan bella como inexpresiva) Reacher se desayuna con la existencia de una presunta hija. La chica, como es de suponer, queda atrapada en una trama peligrosísima. La historia, forzada a más no poder, avanza a los tropezones, entre diálogos insólitos y escenas de acción que aburren por lo mecánicas y carentes de imaginación. Tom Cruise pone cara de Tom Cruise todo el tiempo, aunque a esta altura del partido está más cerca de Liam Neeson que de Chris Pratt. Lejos de entretener, la película avanza sin pena ni gloria hacia el más previsible de los desenlances.
PARA REGRESAR ASÍ, MEJOR QUEDATE La instalación de un personaje para que se convierta en legendario en el cine de acción y suspenso parece una cuestión fácil para el mainstream pero cada tanto y a pesar de que las cartas sobre la mesa sean las mismas, resultan un caso fallido. Las pequeñas intros o latiguillos de las secuelas de las desventuras de John McClane en Duro de matar o el regreso a la acción en emergencia familiar del agente de élite protagonizado por Liam Neeson en Búsqueda implacable son un claro ejemplo. A veces basta un latiguillo para que el espectador cómplice se predisponga a disfrutar de lo que ya sabe que vendrá. Y es lo que promete esta secuela de Jack Reacher desde el primer trailer: una situación policial con varios heridos y el hombre que la provocó sentado en un bar esperando a las autoridades locales parece el disparador de algo intenso, de acción sorprendente e inevitable, de un desarrollo con adrenalina sin igual. Otra vez será, porque Jack Reacher: sin regreso está muy lejos de cumplir con esa premisa y de convertirse en el siguiente peldaño de una marca registrada exitosa. Haciendo un poco de memoria, recordemos que la primera parte de esta saga nos presentaba al policía militar del nombre del título (inspirado en el personaje de las novelas de Lee Child pero sin demasiada fidelidad en sus características) que vive entre las sombras y es capaz de aparecer y desaparecer como un fantasma sin necesidad de vestirse de murciélago ni de usar gadgets especiales. Tiene habilidades tácticas destacadas y un olfato de sabueso que lo hace anticiparse a las jugadas de sus rivales y colegas. Y además le cuesta expresar sentimientos. Nada que no tenga cualquier otro héroe de acción de los que mencionaba al principio y siendo que el mismo Tom Cruise tiene a su Ethan Hunt como el legendario agente de su saga de filmes de Misión: Imposible como para intentar superarlo con otro de características más “retro”. La entrega dirigida por Christopher McQuarrie no ofrecía nada especial pero lo hacía con cierta dignidad y ritmo sostenido como thriller de acción y suspenso setentero, de esos que tranquilamente podría haber protagonizado Steve McQueen. Porque la estética se remite inequívocamente a esa década, desde los vehículos utilizados por Reacher y su vestuario, hasta la forma de presentar al film, aunque sólo quede en un look que no termina de conformar una identidad ligada a una época. El caso de Jack Reacher: sin regreso es curioso porque la última novela en la que se basa escrita por Child data del año 2013, luego de que se estrenara la versión cinematográfica y ya influida por la misma, lo cual, luego de ver esta entrega, no significa para nada un parámetro de calidad. Primero, por la dirección bastante soporífera de Edward Zwick que aún no ha superado esa gran película que fue El último samurái (también con Cruise); segundo, por el guión convencional, predecible y carente de sorpresas de Richard Wenk (al que debemos agradecer esa revitalización de Los indestructibles en su segunda entrega); y tercero, por un abanico de personajes bastante chato en el que ni los villanos ni los compañeros de andanzas logran ser recordados por grandes momentos en escena. Ni la belleza de Cobie Smulder (Los Vengadores), ni la frescura de Danika Yarosh (Heroes reborn), ni la rudeza de los policías militares a los que se enfrenta pueden sacar a flote a una historia que se puede predecir en cada fotograma. Cruise entiende que el personaje no puede exhibir otro sentimiento que no sea enojo o estado de alerta y eso le quita empatía, y en una historia en la que es importante su reacción frente a la revelación de ciertos vínculos familiares, es un camino sin salida. La acción llega tarde y tampoco es contundente: hay un par de escenas, como la de un escape de prisión o la de un tiroteo con cierta intensidad, que logran que intentemos volver a la historia y conectar, pero se demoran demasiado en aparecer y habrá más de un bostezo como devolución. Hay muchas más novelas de Jack Reacher, pero si se decidiese insistir en llevarlas a la pantalla, sugiero pulir bien las adaptaciones para que no resulten en un “never go back” a las salas de cine.
Te hubieras quedado Tom Cruise lleva décadas sin protagonizar una sola película mala. Ya es obvio señalar que las Misión imposible son de lo mejor del cine americano de los últimos tiempos, pero hasta los más pequeños trabajos (dentro de sus escala, digamos, un Oblivion) son films que se elevan por encima de la media. Claro, Cruise no solo actúa, también produce, y produce en serio. Spielberg, De Palma, Kubrick, los dos Scott; la lista de directores con los que trabajó, que sigue mucho más allá de estos ejemplos, es indudablemente la envidia de cualquier actor del universo. Y en toda esta filmografía, Jack Reacher (2012), dirigida por Christopher McQuarrie, es una de las mejores. Relativamente dentro de los códigos del thriller de acción, basada en una novela que, podemos suponer, no debe ser muy buena (hay como veinte libros del personaje, ninguna saga con veinte libros puede tener mucho para decir), la película renegaba de los límites de un único género y estaba llena de ideas, visuales y narrativas. Con ciento treinta minutos, no le sobraba un solo plano y alternaba con maestría secuencias profundamente emotivas (la reconstrucción del crimen original), escenas de acción pura (la persecución con la policía) y precisos momentos de humor (el final de la persecución, la pelea en el baño). Y ayudaba, también, un elenco de secundarios excelentes que incluían a Rosamund Pike, Richard Jenkins, Robert Duvall y el siempre fascinante Werner Herzog. Cuatro años más tarde, llega la secuela, dirigida por Edward Zwick, que una vez hizo una película buena, justamente con Tom (El Último Samurai). Y todo, pero todo lo que se destacaba en la original acá brilla por su ausencia. Empezando por el elenco, un rejunte de nadies televisivos entre quienes la más destacable es Cobie Smulders, que estaba muy bien en How I Met Your Mother, pero que claramente encontró su techo en la pantalla chica. Los antagonistas son Robert Knepper, que solía masticar escenografía en Prison Break, y Patrick Heusinger, que quizás hizo algo, pero nada de lo que demuestra en esta película justifica el tratar de averiguarlo. Su personaje, un asesino profesional sacado directamente de un telefilm mediocre de los 90, es la síntesis perfecta de una película tan atrozmente genérica como Jack Reacher: Sin retorno. Si la película de McQuarrie se distinguía por su cantidad de ideas, la de Zwick logra lo mismo por su carencia. Es posible que esto sea, en parte, culpa de una adaptación perezosa de una novela mala. Una simple búsqueda por internet confirma que en el caso de la primera, las diferencias entre libro y película eran numerosas, y que gran parte de las bondades del film eran creaciones originales. Pero es claro que la culpa no se puede limitar a eso. Plagada de diálogos trillados, sobreexplicativos y con una trama confusa que parece más complicada de los que en realidad es sólo por lo mal narrada que está, Zwick tampoco logra con eficacia una sola escena atrapante y hasta las peleas son tediosas. Cruise es el único punto en contacto con la gran obra anterior, pero en realidad ni siquiera eso. Apagado, sin nada del carisma que lo caracteriza, ni señales del humor o la humanidad con los que había dotado a Reacher antes, solo logra que deseemos que este exMayor del ejército hubiera hecho caso de la advertencia que le parecía dar el título en inglés: Nunca vuelvas.
En el año 2012 se estrenaba “Jack Reacher”, primero de lo que luego sería una franquicia, o una saga, que tenía en su haber, en principio, una muy buena presentación y construcción del personaje central, enigmático como pocos, casi fantasmagórico, y le daba la posibilidad a Tom Cruise de una muy buena interpretación. Al mismo tiempo sorprendía con la inclusión, en el personaje antagonista del héroe, a un villano paradigmático interpretado por Werner Herzog, todo un lujo, y poseía también el atractivo de Rosamund Pike como la compañera insustituible, la dama en peligro, a la que Jack debía rescatar, responsable por haberla involucrado. Todo esto dentro de un texto que se sostenía casi por si solo. Interrogantes que se le presentaban a los personajes y que el espectador era sorprendido mientras se develaban los mismos. En esta segunda entrega tiene como anticipación el hecho que la responsabilidad del filme recaiga sobre un director consagrado como Edward Zwick el miusmo de “Tiempos de gloria” (1989), “Diamante de sangre”(2006) entre otras, que lo instalan como un muy buen contador de historias, técnico impecable, lejos de poder ser considerado un autor cinematográfico. El hecho es que en sus mejores producciones Edward Zwick contaba, como chispa inicial de los mismos, muy buenos guiones, situación que en ésta producción brilla por su ausencia. Los primeros diez minutos tienen la tónica de su antecesora, instalación del personaje principal, Jack Reacher (Tom Cruise), y disposición del resto de los personajes, e introducción del, o los conflictos, el principal y el que debería constituir la trama paralela. El ex militar Jack Reacher ha vuelto primero como el hombre que se hace a si mismo, en defensa propia, primeras imágenes, claro está. Enseguida sabremos que en realidad es algo así como la “Brigada A” de una sola persona, equilibrando la justicia cuando ésta se ve inclinada hacia la corrupción. En esta primera secuencia es ayudado virtualmente por la Mayor Susan Turner (Cobie Smulders), a la que sólo conoce por contactos telefónicos, con juego de seducción incluido. Ella, luego es acusada de traición, y nuestro héroe va a rescatarla, sin darse cuenta que todo es una trampa para hacerlo caer en desgracia. Lo dicho establecido en los primeros minutos. Luego la historia, tropezando con la torpeza del guión, cae en un pozo narrativo y termina aplastado por la indivisa colección de catálogos de lugares comunes establecidos en todos los productos del género de acción y/o intriga de los últimos 121 años. En el rescate e investigación para mostrar la inocencia de ambos se va el resto de las casi dos horas de proyección, se le suma la sub trama, novedosa por donde se la mire, de la posible paternidad de nuestro héroe, Samantha (Danika Yarosh), una quinceañera que será utilizada para establecer vínculos entre los tres caídos en desgracia,. y a la que tendrá que cuidar, salvaguardar, enseñar, además, por si esto fuera poco, y por el mismo precio, rescatar de aquellos que lo enfrentan. Construida a partir de un muy buen montaje, que respeta el género, buena fotografía desde lo técnico y buenas actuaciones, esto sin lugar a duda, pero con un muy mal desarrollo y resolución de los personajes, principalmente los perversos e inescrupulosos malvados, toda una apología del maniqueísmo a ultranza. Todo luce demasiado lavado, deslucido, muy evidente, sin sorpresas, con la previsibilidad hecha imagen y sonido, ya que la banda sonora tampoco aporta ninguna primicia ni búsqueda estética alguna, sólo intenta otorgarle algo de vértigo donde no lo hay, sin lógralo. Ergo, esto ya lo vi. Por ende, aburrimiento asegurado. El filme tiene como subtitulo su propia condena, ¿Cómo se vuelve después de semejante traspié? Dicho esto desde la prosecución de la saga.