Difuminando la frontera moral. Existen varias perspectivas para analizar sucintamente una película como El Aprendiz (The November Man, 2014), una suerte de thriller de espionaje “old school” que pone el acento en las secuencias de acción a punta de pistola y el desarrollo de las minucias narrativas por sobre la andanada de artilugios tecnológicos, adolescentes de cotillón y líneas bobaliconas de diálogo, en esencia las marcas de estilo que la industria hollywoodense pretende imponer como rasgos excluyentes a la hora de la construcción del sentido común del espectador. Más allá de los patrones dominantes en el momento en que nos toca vivir, a veces la “novedad” no es más que el retorno de aquellos ingredientes que ya habíamos olvidado. Del anclaje genérico/ comercial podemos pasar a considerar el film como otra realización de Roger Donaldson, un director que casi nunca superó una medianía cualitativa no exenta de instantes de verdadera eficacia, léase Motín a Bordo (The Bounty, 1984) o Trece Días (Thirteen Days, 2000). El australiano fue reclutado por el protagonista y productor del convite, el también veterano Pierce Brosnan, para que imprima todo el clasicismo posible a un devenir con diversos giros e inconsistencias. El oficio del cineasta hace que los deslices del relato queden en un segundo plano frente al dinamismo de la propuesta, las correctas actuaciones del elenco en su conjunto y esos detalles vintage de cadencia por demás sádica. Con apenas esbozar la premisa de la historia uno dilucida las razones que llevaron al ex James Bond a encarar un proyecto de este calibre: luego de otra de esas operaciones fallidas que derivan en el retiro de turno, Peter Devereaux (Brosnan), un agente de la CIA, decide regresar a sus funciones cuando su anterior jefe John Hanley (Bill Smitrovich) le solicita ayuda para “extraer” de Moscú a Natalia Ulanova (Mediha Musliovic), no sólo la madre de su única hija sino también una informante que puede vincular al candidato presidencial Arkady Fedorov (Lazar Ristovski) con crímenes de guerra durante el conflicto checheno, vía una testigo que sufrió en carne propia las vejaciones perpetradas por los militares rusos. Si bien el irlandés estuvo coqueteando con algunos engranajes prototípicos del espionaje en su era post 007, en opus como Al Caer la Noche (After the Sunset, 2004), The Matador (2005) y la extraordinaria El Escritor Oculto (The Ghost Writer, 2010) de Roman Polanski, El Aprendiz es su reaparición concreta en el mundo de las conjuras y los ardides gubernamentales. Aquí por suerte el guión sabe adaptarse al nihilismo de la saga Bourne y los planteos existenciales de las traslaciones recientes de las novelas de John le Carré, hoy por hoy volcando el combo hacia un mainstream pasatista aunque lúcido en lo que respecta a la sustentación de un verosímil que difumina las fronteras morales entre los personajes…
El aprendiz es una película que a pesar de sus clichés, su escasa originalidad y su trama un tanto intrincada, cumple con creces su cometido de mantener al espectador entretenido por más de noventa minutos. El trabajo actoral de Pierce Brosnan es tan bueno como siempre haciendo creíble cualquier situación y creando..
Buenos espías. El inconsistente Roger Donaldson (Cocktail, 1988; The World Fastest Indian, 2005) vuelve a las andanzas con una nueva película basada en el best seller There Are No Spies de Bill Granger. El guión estuvo a cargo de Michael Finch (Predators, 2010) y Karl Gajdusek (Oblivion, 2013). La última película del prolífico director, El Aprendiz (The November Man, 2014), es un thriller de espías situado en Belgrado en la actualidad, sobre los orígenes de la guerra de Chechenia y los crímenes de Rusia durante el conflicto. El agente Deveraux (Pierce Brosnan) es un miembro retirado de la CIA que accede a volver a participar de una misión para sacar de Rusia a una antigua amante infiltrada entre los asesores de campaña de uno de los candidatos a presidente mejor perfilados para ganar las elecciones en la ex Unión Soviética. Tras el fracaso de la operación, vuelve a Belgrado y comienza a investigar los crímenes de guerra de los generales rusos en Chechenia a través de una asistente social, Alice (Olga Kurylenko), quien parece ser la única conexión con una víctima del conflicto que podría hundir la carrera del poderoso general y candidato a presidente ruso, Arkady Federov. Con toques de humor y giros inesperados, El Aprendiz critica la lógica de control de la información del mundo del espionaje gubernamental y del abuso de poder de las agencias de inteligencia, enfrentando a dos generaciones de espías en un homenaje a la paciencia y la astucia por sobre la fuerza y la tecnología. Sin perder nunca su carácter de entretenimiento, la película logra buenas escenas a través de las correctas actuaciones del elenco, logrando así mantener el suspenso en una historia que nunca logra ni pretende transcender la lógica de las películas clásicas de espionaje y del siempre vigente reto entre maestro y alumno. A diferencia de las epopeyas de espías que complejizan el devenir, El Aprendiz va de mayor a menor, simplificando la trama hasta convertirse en un relato de abuso de poder. La falta de ideas del final se traduce en falta de ingenio para las resoluciones de los giros argumentales, y así el opus de Donaldson termina buscando más la sonrisa que el suspenso. A pesar de todo esto, la obra mantiene su interés y su encanto como espectáculo, en tanto y en cuanto no se espere mucho más que un poco de carisma de un especialista en el género como Pierce Brosnan.
Caprichos de la traducción local enfocan la atención del título de este thriller de espionaje en la contracara del verdadero protagonista, Peter Devereaux (Pierce Brosnan), el “hombre de noviembre”, demasiado baqueteado para este tipo de laburos arriesgados, pero su testarudez y tosquedad le permiten seguir adelante. Agente de la vieja escuela que no se inmuta ante los más jóvenes porque sabe que la experiencia pesa mucho más que los músculos. Con “El Aprendiz” (The November Man, 2014) el ex 007 quiere volver a sus días de gloria, cuando pateaba traseros y peleaba con espías internacionales, en vez de tararear canciones de bandas suecas. Roger Donalson, un director que ya se paseó por todos los géneros –véase “Sin Salida” (No Way Out, 1987), “Especies” (Species, 1995), “Trece Días” (Thirteen Days, 2000)-, lleva a la gran pantalla la adaptación de la novela “There Are No Spies” (1987) de Bill Granger, séptima entrega de la serie “November Man”. Intrigas, suspenso, traiciones, piñas, patadas y explosiones. “El Aprendiz” tiene todo lo que uno esperaría de este tipo de películas, pero también cae en todos los lugares comunes, haciéndonos sentir mucho más sagaces e inteligente que los agentes que aparecen en pantalla, ya que somos capaces de dilucidar el conflicto, y averiguar quienes son los buenos y quienes son los malos, mucho antes que los protagonistas. Así de mal viene la cosa. Devereaux (Brosnan) es un ex agente de la CIA que es obligado a salir de su retiro para formar parte de una misión secreta en Rusia que lo toca muy de cerca. Las cosas no salen como él esperaba y pronto se convierte en el blanco de sus antiguos empleadores y de su protegido, el agente David Mason (Luke Bracey), cuyas órdenes son sacarlo de circulación. De fondo se desarrolla una flor de conspiración que incluye a miembros infiltrados dentro de la agencia gubernamental y un candidato a presidente ruso, Arkady Fedorov (Lazar Ristovski), antiguo general con un abultado prontuario de atrocidades cometidas durante la guerra de Chechenia. El político anda con ganas de borrar su nefasto pasado y a todos aquellos que fueron testigos, para lo que contrata a una asesina que irá tras los pasos de cada uno de ellos y de una joven refugiada que podría terminar por destapar esta olla mal oliente. Alice Fournier (Olga Kurylenko) es el último eslabón de una cadena que puede conectarla con la joven testigo, por eso Devereaux se convierte en su guardaespaldas y salvador, mientras intenta descifrar los chanchullos que se tejen a su alrededor. Hay que echarle la culpa a Jack Bauer y a “24” por habernos mostrado todo los tipos existentes de conspiraciones, traiciones y doble agentes que se pueden encontrar alrededor de este tipo de escenarios. No importa quien fue primero, si el huevo o la gallina, a esta altura estas tramas simplonas y que no aportan nada nuevo, ya no tiene ningún efecto de peso. Ni hablar del rol (de fondo) que se le asigna a la mujer en esta película cargada de misoginia y un machismo a flor de piel que indigna hasta al más rudo. Acá, y en pleno siglo XXI, los papeles femeninos siguen estando supeditados a meros objetos sexuales y si son agentes competentes e inteligentes debe haber algún hombre cerca para degradarlas e insultarlas cada vez que se puede (¿?). Esto es en líneas generales “El Aprendiz”, mucho tiro, adrenalina, testosterona y una trama tan simple (rebuscada a propósito) que la podría descubrir hasta un infante medio dormido. No aporta nada a un género que ya viene desgastado y hasta aburre, pero entretiene si es eso lo único que buscan y necesitan en una aburridísima tarde de lluvia sin Netflix.
Complot internacional Pierce Brosnan sigue su recorrido fuera de EE.UU., en este caso llega al este europeo para protagonizar un thriller de acción de nivel medio, donde se lucen las estrellas de la zona en una trama bastante trillada, en la que abundan los estereotipos. Luego de una misión que trajera daños colaterales por culpa de su compañero y aprendiz David Mason (Luke Bracey), Peter Devereaux (Pierce Brosnan) se retira de su oficio de agente de la CIA y refugia en un pequeño negocio gastronómico en la costa suiza. Años después lo visita un ex colega Hanley (Bill Smitrovich) y le pide que rescate a la única persona con quien tuvo una relación sentimental, además de laboral. Devereaux acude y termina envuelto en una conspiración entre la CIA y el gobierno Ruso para darle crédito económico a terceros, vinculados con otro suceso fallido de su juventud. Sólo restará huir, ayudar a una testigo, y solucionar el conflicto antes de ser capturado. El aprendiz (The November Man, 2014) sigue la trama del fugitivo enmarcada en una intriga de espionaje en la actualidad (¿La política de Putin reaviva estos relatos?). Los dobles agentes, los falsos emisarios y varias mujeres tan atractivas como asesinas, serán de la partida. Claro que no faltarán los personajes de color, estereotipados por cierto, como el informante, la chica inocente a proteger Alice Fournier (Olga Kurylenko), y los policías engañados por el protagonista, entre otros. El director es el experimentado Roger Donaldson, que ya había dirigido a Brosnan en Dante's Peak: La furia de la montaña (1997), y que hizo un par de clásicos de espionaje como Sin salida (No Way Out, 1987) y Trece días (Thirteen Days Which Shocked the World, 2000), ambas con Kevin Costner; y una de las mejores películas de Jason Statham El gran golpe (The Bank Job, 2008). Brosnan se calza el traje de antihéroe violento que usa habitualmente Liam Neeson, y responde con eficacia. Un tipo pasado en edad para el trabajo pero especialista en la materia, cuyos conocimientos lo ubican siempre delante de su propio aprendiz. Pero el mayor defecto de la historia son sus excesivas vueltas de tuercas y finales anticipados, que en lugar de sorprender terminan por perder credibilidad en su trayecto final a la película. Un producto apenas correcto, con postales del viejo continente (y algún que otro país cercano a la región), con el viejo James Bond en medio.
Un Brosnan afilado Pierce Brosnan regresa al cine que mejor le sienta luego de encarnar al agente secreto 007 en esta película que combina acción, intriga y a una larga fila de villanos. Todo aparece enhebrado por la mano segura del australiano Roger Donaldson (quien en los años ochenta filmó Sin Salida, junto a Kevin Costner) que, con astucia, imprime vértigo a una trama que bien podría haber protagonizado el agente Bourne. Peter Devereaux (Brosnan) es un ex agente de la CIA peligroso y entrenado que tiene como misión proteger a la testigo Alice Fournier (Olga Kurylenko), que podría exponer la verdad detrás de décadas de conspiración y terminar con la carrera de un aspirante a candidato presidencial. El aprendiz también coloca al protagonista en el ojo de la tormenta: se convierte en el blanco de su antiguo protegido, David Mason (Luke Bracey). Con un guión de Michael Finch y Karl Gajdusek, basada en la novela There are no spies, de Bill Granger, de la serie November man, la película construye el eterno juego del gato y el ratón en un mundo de espionaje internacional. Sin un argumento complicado, con logradas escenas de acción y una testigo que sabe más de lo que cuenta -además es madre de la única hija de Peter- el film incursiona también en crímenes de guerras durante el conflicto checheno, violaciones y una villana que parece salida de una película de Luc Besson. Todo eso le alcanza a Donaldson para construir una atmósfera de peligro constante, que sucumbe ante la sucesión de falsos finales para llegar al esperado enfrentamiento del desenlace, con un Brosnan aún afilado para los requisitos del género.
Cuando la productora Barbara Broccoli, en el año 2005, le dio las gracias a Pierce Brosnan por los servicios prestados y finalizó su etapa como James Bond, el actor irlandés no se lo tomó bien. En varias entrevistas manifestó su disgusto por esta decisión de los realizadores, ya que él tenía previsto hacer más películas en el rol de Bond. Un tiempo después se anunció que Daniel Craig sería el nuevo 007 y Brosnan decidió desarrollar su propia saga de espías. Así fue que en el 2006 compró los derechos de la novela "The November Man", de Bill Granger, quien brindó varias historias con el personaje del agente secreto Peter Devereaux. A Brosnan se le complicó más de lo previsto el financiamiento de este film y recién en el 2012 el proyecto cobró vida otra vez. En esta ocasión le encargó la dirección a Roger Donaldson, con quien había trabajado en El pico de Dante (19979), y convocó para el principal rol femenino a Olga Kurylenko, ex chica Bond de Quantum of Solace. El libro The November Man es un bodrio épico que sólo los valientes y masoquistas pueden terminarlo y llegar a la última página. Brosnan tomó el concepto de la novela y lo adaptó en un thriller de espionaje hollywoodense. A diferencia del libro, el film presenta numerosas secuencias de tiroteos y persecuciones, mientras que el agente Devereaux es retratado como un clon maduro de Jason Bourne. El problema que tiene esta producción es que la trama no es interesante y los protagonistas parecen actuar en piloto automático, como si no les importara sus personajes. Más allá de las escenas de acción, que están muy bien logradas, El aprendiz no ofrece ningún otro elemento atractivo. Brosnan es el antihéroe que se lleva bien con las armas de fuego, Olga Kurylenko, la chica en apuros que necesita protección, y en el medio hay un montón de gente que intenta matarlos. Eso es todo. Si bien la película no tiene la fuerza necesaria como para construir una saga con el agente Deveraux, el director Donaldson dentro de todo se las arregló para brindar una propuesta de suspenso que consigue ser llevadera sin muchas pretensiones.
El riesgo de apostar al pasado El motivo para ver El aprendiz (caprichoso cambio local para el título original The November Man) sin duda es su protagonista Pierce Brosnan. Aún recordado por su trabajo en la serie Remington Steele, pero más famoso por haber interpretado a James Bond en la pantalla grande, Brosnan intenta acá hacer el rol del veterano que conoce todos los trucos. Un estilo de film en el cual muchos actores han logrado encontrar una segunda oportunidad para sus carreras. Su carisma es indiscutible, su rol como un agente de la CIA retirado está bien. Pero exactamente lo contrario ocurre con Luke Bracey, que interpreta a un ex discípulo de Brosnan, ahora enfrentado a él. El enfrentamiento del guión es igual al de la pantalla: un actor veterano que sabe hacer las cosas bien, contra un iniciado muy seguro de sí mismo, pero por debajo del talento del otro. Con un guión lleno de vueltas de tuerca, no hay que anticipar todas las subtramas, incluyendo la que lleva adelante Olga Kurylenko. El aprendiz, historia de acción y espionaje, está dirigida por Roger Donaldson, experimentado director de clásicos como Sin salida (1987) y Motín a bordo (1984) con Kevin Costner y Gene Hackman, entre otros títulos de una despareja, pero no descartable filmografía. El vínculo veterano-joven se dio varias en sus en sus películas, generando duelos actores interesantes que lamentablemente aquí no se repiten. Esta película al estilo de la vieja escuela tiene algunos ingredientes clásicos: misiones fallidas, rescates, huidas, venganzas, secretos, tramas que incluyen políticos y un uso actualizado de la tecnología, aunque se trate de elementos tardíos de los films de la guerra fría. Tal vez apostar al pasado sea una puesta con algo de riesgo en los tiempos que corren, pero eso no asegura que la película se distinga de otras. Mel Gibson, Bruce Willis, Kevin Costner e incluso Liam Neeson han logrado conectar con el público en esta clase de títulos. Público que no quiere héroes de comic sino del viejo cine de acción y espionaje. Para ellos, El aprendiz puede que funcione, aunque se trate de un exponente muy menor de un viejo género.
A la madurez, héroe de acción En estos últimos años ya lo hicieron Liam Neeson y Kevin Costner. Ahora le toca el turno de convertirse en un antihéroe ultra violento y sumamente pragmático a Pierce Brosnan. El ex 007 interpreta a Devaroux, un agente gubernamental alejado de la fuerza después del fracaso de un operativo que vuelve al trabajo de campo para extraer de Rusia a su ex mujer y colega. La misión, claro está, sale mal, obligándolo a regresar definitivamente al ruedo. De allí en más, se cruzará con los personajes habituales en este tipo de películas -el jefe corrupto, la chica inocente a la cual proteger, interpretada por Olga Kurylenko- y con un ex discípulo (Luke Bracey) que intentará cazarlo, desatando así una andanada de tiroteos y peleas a lo largo y ancho de Europa del Este. El aprendiz es un poco más de lo mismo, un producto seguramente concebido a raíz del éxito de la saga Taken. Pero el director es Roger Donaldson, uno de esos nombres que quizás no digan demasiado (su obra incluye, entre otras, a Cocktail, Especies, Trece días, Sueños de gloria, Sin salida, El gran golpe), pero que durante décadas ha demostrado que saber narrar. Así, el aplomo de Brosnan, quien luce su mejor estampa de galantería jamesbondiana incluso aunque no quiera, y el oficio de Donaldson para contar lo varias veces visto hacen de El aprendiz una película noble y amena.
Esta es sin dudas una película de acción y espionaje realizada a la vieja usanza. Peleas, tiroteos, persecuciones y diálogos conspirativos, como en las mejores época de los doble programas de los cines de barrio. Con sutiles diferencias, BROSNAN casi que retoma el papel de BOND, imponiendo su porte, ironía y dotes de galán maduro que tan bien conoce. Ese aire retro, le da cierto encantó a esta historia simple, pero efectiva. Entretenida, resulta casi una rareza en épocas de efectos, tecnología varía y nuevos héroes de acción torneados a base de gimnasio y camas solares. Entretenimiento vintage efectivo y efectista.
Hipérbole fallida Recuerdo que cuando vi por primera vez a Pierce Brosnan, en Goldeneye, pensé que era de cartón corrugado. Lo cierto es que después me fue cayendo simpático y hasta creo -sin ser precisamente un experto en el 007- que puede pelearle con absoluta tranquilidad el premio a mejor James Bond a Sean Connery. Es un actor que supo pensar y reformular su categoría de estrella, siempre haciéndose cargo de que para la gran mayoría será eternamente una encarnación de Bond. Ver si no ese divertido y a la vez melancólico disparate que era El Matador, donde hacía de un asesino a sueldo con crisis existencial y al borde de la locura, o directamente ya inmerso en ella. El aprendiz -obvia y a la vez inapropiada traducción del título original, The november man-, basada en la novela de Bill Granger There are no spies, parecía que podía ser la película hiperbólica de esta etapa de su carrera, del mismo modo que lo era Escape imposible para Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger. Sin embargo, unas cuantas cosas fallan en el camino. Y es una pena, porque todos los elementos estaban ahí, listos para un festival de la exageración y el desborde autoconsciente: un relato centrado en un ex agente de la CIA (Brosnan) que es reclutado nuevamente para una misión que involucra cuestiones personales y que se ve inmerso en una conspiración donde aparecen metidos no sólo la agencia, sino también el presidente electo de Rusia, con lo que se verá obligado a huir, perseguido por el que alguna vez fue su discípulo (Luke Bracey). En la historia, que juega con el obvio enfrentamiento entre distintas generaciones mientras los altos jefes andan tramando toda clase de movidas non-sanctas, se podía intuir un diálogo entre el universo de Bond, con sus tramas de espionaje anacrónicas y sin culpa, y la saga Bourne, donde los recuerdos duelen y poseen tantas resonancias políticas como las piñas y los tiros. Hasta la presencia de Olga Kurylenko alienta ese cruce, porque ha sido una chica Bond, pero del Bond de Daniel Craig, ese que se ha ido desarrollando teniendo como constante referencia a Jason Bourne. Pero claro, el director del film es Roger Donaldson, un artesano cuya calidad de sus films va en relación directa con su compromiso con lo que cuenta: si le interesa, hace películas entretenidas, fluidas y hasta complejas, como El gran golpe y Sueños de gloria, pero cuando no, entrega cintas sin alma como El discípulo o Fuera de la ley. Y lo cierto es que no se toma el material que tiene entre manos ni en broma ni en serio: lo filma, directamente, sin ganas, con una puesta en escena rutinaria, sin ninguna inventiva. Si a eso le sumamos que el guión tiene unas cuantas arbitrariedades, que Bracey aporta poco y nada como contraparte y que tanto Brosnan como Kurylenko actúan en piloto automático, se forma un combo que condena a la película a la total intrascendencia. De ahí que El aprendiz, que se suponía iba a dar inicio a una franquicia, demuestra tener pocos recursos a su disposición: su visión sobre temas como la lealtad, el deber, la violencia, los vínculos amorosos o la imposibilidad de escapar a los traumas del pasado es cuanto menos obvia y superficial. La impresión que queda es que el universo literario debía ser mucho más complejo e interesante que el que se delinea finalmente en el cinematográfico; y que Brosnan se merecía un film realmente hiperbólico y divertido. Quizás ya lo tuvo con El Matador, pero El aprendiz tenía el potencial para ser un gran entretenimiento aunque nunca se anima realmente a serlo.
Un asesino tan frío como el invierno Durante las dos primeras secuencias de este thriller conspirativo a sangre y fuego, se podría decir que el ex agente de la CIA que interpreta Pierce Brosnan tiene un par de días realmente difíciles en la oficina. El prólogo es tenso y plantea la relación entre el experimentado protagonista y un joven agente al que está evaluando. La situación es un posible atentado en Montenegro, donde crece la tensión y todo culmina de manera sangrienta. Inmediatamente la acción avanza un lustro, con Brosnan ya retirado, pero convocado de urgencia para una misión dfícil que lo requiere de modo imprescindible. Debe extraer a una doble agente en Belgrado, dado que tiene data esencial sobre el posible próximo presidente ruso, y por motivos entendibles la agente no confiaría en ninguna otra persona. La crudeza de lo que sigue es lo que le da una intensidad y dramatismo especial a este film, donde en momentos como este el veterano Roger Donaldson muestra todo su talento para la acción, el suspenso y las imágenes formidablemente filmadas y montadas para que cuando la violencia explote, explote en serio. Basada en "There Are No Spies", séptima novela de Bill Granger sobre el agente Peter Deveraux, la trama hace que todo el mundo quiera liquidar al personaje de Brosnan, decidido a exponer el pasado genocida y violador del candidato ruso, y sobre todo a la participación de la CIA en su ascenso al poder, lo que incluye retomar su relación con aquel aprendiz que ahora es uno de los más implacables asesinos de la agencia. Más crudo que el James Bond que Brosnan componía en los tiempos de "Goldeneye", el actor y en este caso también productor le da matices interesantes a su personaje, en tanto que el aprendiz del título es un aceptable Luke Bracey, desdibujado por la atención relativa que la película le da al duelo entre su personaje y el de su antiguo maestro, que debería ser el punto principal de la historia, pero que va y viene en medio de otros elementos, incluyendo muchos que parecen de un catálogo de lugares comunes del cine de espías. Con todo, Donaldson aprovecha cada esquicio para concentrarse en darle adrenalina al conjunto, con al menos media docena de secuencias fuertes que recuerdan algunos de sus mejores trabajos, como "Sin salida" y "Especies". La atención a detalles obvios y poco imaginativos resta puntos, sobre todo hacia el desenlace, lo que es una pena ya que por partes "El aprendiz" casi parece un muy buen thriller. Esta es la primera aparición en la pantalla de Deverax, un personaje interesante con muchas novelas a filmar a partir del primer libro, justamete llamado "The November Man", en referencia a un asesino casi tan frío como el invierno.
El papá de Bourne Jason Bourne marcó el género de espionaje/acción de tal forma que es imposible ver una película por el estilo sin tener en la cabeza al agente encarnado por Matt Damon. Y, por lo visto, también es difícil filmar algo del género sin tratar de imitarlo. Pero la vara quedó demasiado alta. El propio Tony Gilroy, guionista de las tres Bourne, fracasó al dirigir ese intento de emulación que fue El legado Bourne (con Jeremy Renner). Y ahora el que se choca contra la pared es el veterano Roger Donaldson (Cocktail, Especies, El robo del siglo). Pierce Brosnan vuelve a su traje de James Bond, pero sin tanto glamour y con un poco más de roña: el toque Bourne. Es Deveraux, un agente de la CIA retirado que es convocado nuevamente a la acción para una misión que él solo puede resolver. Algo saldrá mal y se desencadenará una persecución por bellas ciudades de Europa. Deveraux es, por edad, como el papá de Bourne: pelea como un campeón, tiene clarísimo cómo evadir a otros agentes de inteligencia, es un gran tirador, conoce soprendentes trucos tecnológicos. Brosnan lo hace bastante bien. Y Olga Kurylenko suple con su belleza cualquier traba actoral. El problema de la película no está en sus protagonistas, sino en el guión. La saga Bourne tenía un mecanismo perfecto: cada acción tenía su causa y su consecuencia (y si no, iba todo tan rápido que no nos dábamos cuenta). Acá se llega a situaciones similares, pero faltan explicaciones, como si algún apurado se las hubiera salteado para poder pasar más rápido a las escenas de acción. Por suerte, en 2016 vuelve Bourne de la mano de Damon y Paul Greengrass, los mejores.
No tiene descanso Peter Deveraux (Pierce Brosnan) es un agente de la CIA que decide retirarse luego de una fallida operación en la que estaba involucrado Mason (Luke Brasey), un joven agente a quien él entrenaba. Lejos de todo, y disfrutando de su retiro en Suiza, es llamado para una nueva y complicada misión en la que también está involucrada su exmujer y madre de su hija. La misión consiste en proteger a Alice (Olga Kurylenko), una testigo clave que puede incriminar a un importante candidato presidencial ruso con los crímenes de guerra ocurridos en Chechenia. Por supuesto las cosas no salen como esperaba, y se ve envuelto en una complicada trama política, donde nada ni nadie es lo que parece, y se convierte en el blanco de poderosos enemigos, mientras trata de mantener a salvo a Alice para que puede testificar. Nuevamente Mason aparece en escena, quien ya no es un novato, sino un experimentado agente y dentro de la complicada trama de traiciones se debate entre la lealtad a su trabajo o a su antiguo mentor. Las escenas transcurren en varias ciudades europeas, por las que los protagonistas se persiguen a pie, en auto, o saltando por ventanas, y no se escatima en patadas y tiros para que la acción no cese y la historia sea dinámica. La trama es clásica para una historia de acción e intrigas internacionales, no pretende innovar demasiado, pero dentro de un argumento predecible, sabe enganchar al espectador con escenas de acción muy bien construidas y cartas que se juegan a último momento. Las actuaciones son las esperables, excepto por Pierce Brosnan que ya es un experto en la materia y es el eje de toda la historia.
El 007, no Daniel Craig sino Pierce Brosnan, intenta emular su éxito de acción en El Aprendiz, pero los resultados son otros. Peter Devereaux (Pierce Brosnan), alias “El hombre de Noviembre” es un ex agente de la CIA extremadamente peligroso y altamente entrenado. Su retiro se ve suspendido por una misión que lo involucra personalmente. Debe proteger a una valiosa testigo, Alice Fournier (Olga Kurylenko), quien podría exponer la verdad detrás de décadas de conspiración. Devereaux descubre que su misión lo convierte en el blanco de su antiguo protegido y amigo David Mason (Luke Bracey). Con crecientes sospechas de la existencia de un doble espía en la agencia, no hay nadie en quien Devereaux pueda confiar. Debe completar su misión sin reglas y sin escrúpulos. El cine de acción policial / criminal esta saturado en Hollywood, pero de vez en cuando surgen algunas joyas que se destacan por sus tramas, protagonistas o nuevas secuencias con efectos especiales; este no es el caso de El Aprendiz que vuelve a los mismos conceptos de siempre pero mal formulados. Pierce Brosnan esta más a la altura de Los Indestructibles (donde se ríen de ellos mismos) que de este tipo de película, incluso el actor ha hecho formidables papeles en comedia y drama. El problema radica en la poca credibilidad de su personaje, ni hablar de su supuesto aprendiz; una relación casi nula. Un asesino que esta en la mira de una organización involucrada con el gobierno ruso debe proteger a una joven que fue abusada por un funcionario soviético. ¿Me parece a mi, o la premisa de El Aprendiz se asemeja mucho a la del film Hitman?. Con un poco más o menos de acción, personajes con mayor o menor credibilidad y un momento… ¿la misma actriz (Kurylenko) en ambas películas haciendo el mismo papel?. Mucha casualidad. El aprendiz es realmente una de esas películas que solo haciendo zaping en la tv podríamos engancharnos. Un relleno en la cartelera antes que termine el año.
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Viejos son los trapos, dice el ex Bond Suerte de cruza entre una trama de John le Carré y un personaje a la manera del protagonista de Duro de matar, el thriller de un veterano de mil batallas como es el director de Sin salida reivindica al cine de espías de la vieja escuela. El anteúltimo jueves de 2014 marca el arribo a la cartelera comercial de un par de películas tan disímiles en sus contenidos como hermanadas en sus formas de confección. Porque La entrega y El aprendiz son dos ejercicios narrativos old school cuyo lanzamiento conjunto marca una situación paradojal: el principal y más visible mérito, el factor que hila sus costuras, es la aplicación de fórmulas ya vistas como factor novedoso. Así, la primera es un policial deliberadamente setentoso mucho más preocupado por el factor humano de sus personajes que en el contexto que los apremia, mientras que la segunda encarna lo más parecido a un potencial encuentro creativo entre dos figuras clásicas como John le Carré y su tocayo McClane. ¿Qué saldría de la adaptación de un libro del primero con el personaje de la saga Duro de matar como protagonista? Posiblemente algo bastante parecido a esto: un thriller de espionaje ambientado en varios países –en este caso de Europa del Este–, con situaciones del pasado metiendo las narices en el presente, secretos silenciados, agentes secretos rosqueando con el poder de turno, complicidades tácitas, buenos y malos que al final no lo son y abundantes dosis de acción física, tiros y muertos.Lo anterior suena a mezcolanza indigerible digna de almuerzo navideño. Y lo sería si no estuviera servida por un veterano de mil batallas como Roger Donaldson, quien, alertado de la pesadez del menú, cayó a la mesa munido de unos cuantos frascos de Hepatalgina. Es cierto que el australiano es uno de esos realizadores invisibilizados detrás de proyectos irregulares y absolutamente impersonales (de Cocktail a Especies, de Trece días a Sueños de gloria, de Sin salida a El gran golpe, entre otros) en los que puede atribuírsele un rol casi técnico, pero en la mayoría de ellos mantiene inalterable su concepción del cine como un arte eminentemente narrativo, disponiendo todos los elementos con el objetivo máximo de contar una historia. Que esa materia prima resulte trillada, es otra cuestión.El aprendiz arranca como nueve de los últimos diez films de Liam Neeson. Esto es, con un agente gubernamental fracasando rotundamente en un operativo al que algunos años después le hacen una oferta lo suficientemente tentadora para sacarlo de su ostracismo. En el caso de Devaroux (Pierce Brosnan, luciendo una estampa de galantería jamesbondiana incluso contra su voluntad), sacar de Rusia a una agente. Pero no a cualquiera, sino a la madre de su hija. El operativo, claro está, sale mal, obligándolo a volver al ruedo para encontrarse con el conglomerado habitual de personajes estereotipados –como el jefe entongado con el poder o la chica inocente con data comprometedora a la que se debe proteger (Olga Kurylenko)– y enfrentarse con un ex discípulo (Luke Bracey) al que dará vuelta como una media. Esta situación deja entrever que el carácter revalidador del film va mucho más allá de su forma, convirtiéndose incluso en una declaración de principios: lo viejo, además de novedoso, aún conserva su eficacia. 6 - EL APRENDIZ - The November Man/EE.UU., 2014 Dirección: Roger Donaldson.Guión: Michael Finch y Karl Gajdusek, sobre el libro There Are No Spies, de Bill Granger.
Un thriller con Pierce Brosnan en el papel de un agente veterano y retirado que vuelve al ruedo con el riesgo de ser liquidado por un joven que él mismo entrenó. El personaje principal de este filme podría decirse que es una mezcla de James Bond (refinado, de movimientos medidos en situaciones normales) con Jason Bourne (capaz de liquidar a siete tipos moviendo el meñique mientras con una mano dispara un arma y con la otra toma jugo). Pierce Brosnan encarna a Peter Devereaux, un ex agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) que debe volver a la acción para proteger a una mujer que guarda demasiados secretos, algunos de los cuales pueden poner en serios aprietos las aspiraciones de poder de un político en franco ascenso. Uno de los principales problemas al que debe hacerle frente el veterano asesino es que tendrá que vérselas con David Mason, un chico que él mismo se encargó de entrenar y que es enviado para frenarlo. En el medio de esa lucha de generaciones con varios años de diferencia, los guionistas se las rebuscaron para meter demasiados giros, demasiados amagues, por lo que El aprendiz termina convirtiéndose en ese tipo de películas en las que el espectador, ante el enésimo cambio de bocha, termina preguntándose cuando llega el verdadero final. Los tiros se la bancan. De todas formas, el director Roger Donaldson se encargó de hacer bien los deberes, y ante los evidentes problemas que presenta el libreto se puso las pilas para que las secuencias de acción, que son varias, salieran lo mejor posible. Y realmente lo logra, porque lo más atractivo de El aprendiz son las escenas parecidas a las que actualmente ofrecen los productos de acción (balaceras, persecuciones, peleas) que aquellas donde Brosnan la juega de tipo salido de una cubetera de la Guerra Fría. El elenco cumple con su cometido de manera aceptable, y además del galán añejo comparten trabajo delante de cámaras la siempre inexpresiva Olga Kurylenko y Luke Bracey en el rol del tipo que debe eliminar al principal protagonista. El mundillo de las transas y los secretos internacionales, la clásica trama de cazador y presa y la mención a conflictos actuales y reales como el de Chechenia, matizan esta película que trae de regreso a Pierce Brosnan al género que lo obligaron a abandonar cuando pensaron que ya no daba para el 007 y eligieron como sucesor a Daniel Craig. En ese plan, ofrece un entretenimiento básico, que no aburre pero que tampoco alcanza el rango de gran película. Gaseosa, pochoclo, y a otra cosa.
El experimentado director Roger Donaldson nos trae un entretenido film de acción donde espías, asesinos a sueldo, militares y políticos inescrupulosos deberán luchar entre sí en un juego donde nadie es lo que parece. El aprendiz contiene una trama que parece ser más compleja de lo que en realidad es. Por suerte para el espectador, a medida que avanzan sus minutos lo que en un principio parece ser un thriller donde la información es lo más importante, se transforma en un film de acción con escenas vertiginosas y formidables, que dejan un saldo a favor en el relato. Pierce Brosnan tiene la talla justa que el papel de Peter Deveraux amerita. Deveraux es un viejo agente de la CIA retirado que se ve obligado a volver a la acción para proteger a un testigo que dice tener la clave para sepultar la carrera política del futuro presidente ruso. El aprendiz nos demuestra que los años de Pierce Brosnan como el legendario 007 no fueron en vano y que aquel director australiano que nos trajo grandes películas como Sin Salida y Trece días, todavía tiene cosas que darle a la industria cinematográfica.
En el año 2005 cuando comenzó el proyecto de filmación de lo que sería la nueva película de James Bond, la productora Barbara Broccoli que ya había convocado a Pierce Brosnan para que interpretara al famoso espía inglés en cuatro ocasiones fue la encargada de elegir a un sucesor. Pese a que Brosnan sentía que aun podía ponerse en la piel de 007, Daniel Craig fue quien protagonizó Casino Royale en el 2006. Y curiosamente ese fue el origen de la película El Aprendiz (The November Man). Disgustado con la decisión de los realizadores, Pierce Brosnan decidió que inauguraría su propia franquicia cinematográfica de espías y en el mismo año del debut de Daniel Craig como Bond, compró los derechos de la novela de Bill Granger. Ocho años después finalmente podemos ver los resultados. La historia comienza cuando el agente Peter Deveraux protagoniza una escena en la que algo no sale como debería y por algún motivo, un buen par de años después ya estando retirado vuelve a ser contactado por su viejo empleador de la CIA. Y por esas cosas de los thrillers policiales él termina siendo cazado nada menos que por el agente a quien entrenó años atrás. En el medio Pierce Brosnan es retratado como un Jason Bourne jubilado que se codea con mafiosos, ex agentes, una Olga Kirylenko en el rol de la doncella en apuros y un montón de gente que saca número para intentar matarlos. Aun queriendo disfrutar de la película desprovisto de toda posible pretensión, la obra del director Roger Donaldson es difícil de seguir. Y el problema no es la complejidad de la trama ni la carencia de escenas de acción, sino la ineficacia al atraer al espectador desde una mala construcción de los personajes hasta una indiferencia absoluta por que el conflicto se resuelva.
Los vínculos tienen el poder La vara tiene una cierta altura en el thriller y alcanzarla no es fácil en un medio como el cine industrial. El aprendiz apuesta a la intriga, al suspenso, a la elegancia, a la tecnología y a la acción, como la mayoría dentro género, y va todavía más allá con otros ingredientes que a algunos espectadores también les gusta encontrar en esta clase de películas: el drama, la sensibilidad, el romance. Una de las tramas más fuertes de esta historia toma este último aspecto, el de los vínculos. El famoso código de desapego afectivo de los espías, que suele ser usado como una debilidad por los enemigos, es cuestionado una vez más por los guionistas cuando los protagonistas de la ficción son obligados a enfrentarse en torno a una misión. Deveraux (Pierce Brosnan) y Mason (Luke Bracey) fueron maestro y aprendiz en el pasado. ¿No quedó nada de eso? ¿Qué es más fuerte? ¿El cerebro lavado o el corazón dormido? Una de las tantas preguntas que emanan de las líneas argumentales. Una de las falencias de este filme es que, pese a ser dinámico, no marcha con la misma solvencia cuando entra en el terreno dramático. La misma actualidad y astucia para usar una cámara en un robot drone debería ponerse para explorar los terrenos del alma humana del siglo 21 pero, claro, son más complicados. Lo difícil es hacerlo simple y que respire, que esté vivo, que sea un reflejo del hombre y la mujer modernos, o sea los espectadores. Además, como thriller El aprendiz es desparejo. A una secuencia lograda se le opone otra inverosímil. La primera es la persecución de los automóviles en Moscú. La segunda, el ingreso de Brosnan en el hotel de Belgrado para llegar hasta un posible asesino. De repente, las medidas de seguridad parecen haber desaparecido. Los climas entonces se desvanecen uno tras otro, cambiando de manera brusca e interrumpiendo la concentración. La acción tiene altibajos y la trayectoria espiritual de la película también sufre vaivenes. En cierto modo, la pantomima de los actores pareciera estar diciendo que el poder no lo está en el dinero, las armas, la droga, ni la política, sino el corazón humano. ¿Y luego? El aprendiz Thriller Buena ("The november man", EE.UU., 2014). Dirección: Roger Donaldson. Guion: Michael Finch y otros. Con Pierce Brosnan, Olga Kyrilenko, Luke Bracey y Mediha Musliovic. Música: Marco Beltrami. Fotografía: Romain Lacourbas. Montaje: John Gilbert. Para mayores de 16 años. Duración 108 minutos. Complejidad: media. Violencia: alta. Sexo: medio.
Tras incursionar en comedias románticas leves y dulzonas, Pierce Brosnan vuelve a ponerse el traje de hombre de acción. Detrás de la cámara está un director experimentado como el australiano Roger Donaldson (“Sin salida”) pero el film hace agua: es convencional, estereotipado y pesado. La realización repite fórmulas ya transitadas y parte encima de un esquema muy gastado: un veterano agente de la CIA fuera de servicio es convocado otra vez: debe sacar de Rusia a una doble agente que es nada menos que la madre de su hijo. Como todo sale mal, el tipo se retoba y la CIA, que tiene muy poca paciencia, empezará a buscarlo para dejarlo definitivamente fuera de todo servicio. Y en esa mezcla de búsqueda y huida (otro recurso gastado) se topara con un ex discípulo, un principiante con ínfulas que sueña con aniquilar a su mentor. Y detrás del gran tema, todo se resolverá al fin en un feroz mano a mano. El soporte argumental es conocido: llegadas sobre la hora, persecuciones, tiroteos, tecnología de punta, señoritas lindas y peligrosas y mucha gente alrededor, que hace todo más confuso y complicado. Nada nuevo en esta desteñida reaparición de un ex 007 en plena retirada. (** REGULAR).
El Aprendiz (The November Man) viene a ser algo así como una película de acción, crimen, espionaje, traiciones, etc. Un sexagenario pero todavía muy entero ex agente de la CIA (interpretado por Pierce Brosnan) se ve involucrado en una operación que lo confronta con un ex aprendiz suyo (Luke Bracey), metiendo en el medio a una minita que está muy fuerte (Olga Kurylenko) y a varios rusos, entre ellos un cafisho, una asesina a sueldo muy flexible y un candidato a presidente. Para John Deveraux (Brosnan), toda esta movida termina transformándose en una cruzada muy personal. No hay mucho que decir sobre esta película. Claramente no es buena pero tampoco es tan mala como para hacer comentarios irónicos al respecto. El inicio es flojo y nos presenta a los personajes de una manera muy torpe. La resolución de esta primera secuencia introductoria y la transición a lo que vendría a ser el resto de la película sucede de una manera muy abrupta y desprolija, como si al director le hubiera dado paja contártelo bien y te lo hubiera explicado así nomás para sacarse el muerto de encima. A su vez, la película termina de forma repentina, dejando un par de asuntos medio en el aire, sin darle un buen cierre y, cuando aparecen los títulos, te quedás con una sensación un poco rara e inconclusa. Y lo del medio, bue… qué se yo, más o menos anda; más para un cable que para un cine para mi gusto, pero anda. El inicio de El Aprendiz es flojo y nos presenta a los personajes de una manera muy torpe. Me queda una sola pregunta para hacerle a esta película, por si Roger Donaldson (herr director) lee este comentario y se le ocurre responderme: ¿Por qué los rusos cuando hablan en inglés no te trabajan las preposiciones pero sí te manejan los tiempos verbales complicados onda el pretérito pluscuamperfecto como el Diego al balón?
Acción clásica y cumplidora Debo decir que desde hace un largo tiempo no veía una película que supiera combinar de una manera sobria el espionaje y el cine de acción. Si bien El Aprendiz dista bastante de ser lo que se dice un peliculón es lo suficientemente cumplidor. ¿Cómo está en el papel? Peter Deveraux (Pierce Brosnan) es un otrora agente de la CIA que debe volver al ruedo cuando un antiguo amor, una agente del servicio secreto ruso, está en peligro dado a que tiene información sobre el paradero de una señorita, cuyo testimonio podría derrocar al próximo presidente de Rusia. Todo sale a pedir de boca, la dama rusa en cuestión es rescatada por Peter cual caballero blanco, solo para que esta muera por los corchazos de un francotirador. Como si la trama no fuera lo suficientemente complicada, los que apretaron el gatillo parece que son de la misma CIA y Peter debe ponerse en contacto con la testigo antes de que la CIA lo haga. Como si esto fuera poco (esta sinopsis ya parece propaganda de Sprayette), el equipo que lidera esta misión non-sancta cuenta entre sus miembros a un antiguo protegido de cual Peter. El guion de El Aprendiz tiene conflictos por los cuatro costados y por ende tiene el suficiente potencial para sostener una película de 100 minutos. Temáticamente, trata lo que se suele encontrar en las películas de espionaje: Confianza, Lealtad, Debilidad, Intimidad, Humanidad, y que nada es lo que parece. Todo esto siempre entretejido dentro de los conflictos de cada escena y de la película como un todo. Ahora sí, esto dista de ser un guion perfecto porque tiene un giro con el que se toman miles de molestias para que parezca sorpresivo, cuando en realidad se nota desde el vamos. ¿Cómo está en la pantalla? La película está correctamente filmada, y montada con precisión quirúrgica. Roger Donaldson es uno de esos artesanos del cine de acción que no pretende revolucionar la narrativa, se limita a usar lo que ya ha sido probado y el resultado es una película decentemente narrada que cumple con lo mínimo indispensable: Hacer que te preguntes como va a terminar. Aun a pesar de que el guion no lo ayuda. Por el costado actoral, Pierce Brosnan entrega un laburo a la altura del desafío. Por obvias razones, encarnar a un espía mucho no le cuesta. Pero el carisma que le sabe entregar a este papel destaca, aun a pesar de que haya escenas en la que su personaje haga cosas no muy admirables. Conclusión El Aprendiz es un decentemente cocinado titulo de acción que puede llegar a gustar a aquellos que sean asiduos consumidores del género. No ofrece novedades, pero sí un viaje satisfactorio.
Viento del este Diez años atrás, al poco tiempo de que su rol como James Bond quedara sin franquicia, Pierce Brosnan se aseguró los derechos del escritor Bill Granger, con la segura intención de reciclarse en un nuevo agente secreto. Así que ahora, con más arrugas pero el vestuario impecable (lo que se diría, un veterano con el glamour atado), Pierce es Peter Devereaux, agente retirado de la CIA a quien un viejo colega, aún en actividad, recluta para una misión delicada en Belgrado, Serbia, que involucra a un ex militar, candidato favorito para ser el nuevo presidente en Rusia. La trama involucra a Devereaux con David Mason (Luke Bracey), suerte de aprendiz suyo devenido enemigo, y Alice Fournier (Olga Kurylenko), protectora de una testigo clave en la Segunda Guerra Chechena. El aprendiz tiene los escenarios exóticos de un thriller de John Le Carré, espionaje volátil al estilo Tom Cruise en Misión imposible y un Brosnan áspero, mucho menos cerca de su Bond que del de su sucesor Daniel Craig. Plagado de convencionalismos y esquemas gastados, las actuaciones (y presencias) de Brosnan y Kurylenko no rescatan al film de su mediocridad.
La errática filmografía de Pierce Brosnan endereza un poco el rumbo en esta entrega de acción claramente metida en la temática de espionaje. “El aprendiz”, paradójicamente, hace lo mismo con su director Roger Donaldson, quien todavía no ha podido superar la genialidad de “Sin salida” (1987) perteneciente al mismo género. Al comienzo, Deveraux (Pierce Brosnan) se nos presenta como un experimentado agente de la CIA al mando de una misión para custodiar a un político de alto rango con amenaza de atentado. Mason (Luke Bracey), su pupilo, ante una situación extrema desoye las órdenes causando víctimas inocentes. Tiempo después, ya retirado, los antiguos jefes lo van a buscar para una última misión que involucra a una mujer y al ex – novato que ahora está en la “vereda de enfrente”. Así como ocurría con “Tres días para matar” (otro intento de resurrección en 2014, pero en este caso de Kevin Costner), la trama presenta dos o tres vértices que convergen en una misma y definitiva situación: será nuestro héroe contra el mundo, o al menos contra la organización que antes le pagaba el sueldo y le enseñó todo lo que sabe. El hombre es un arma mortal lleno de ese tipo de artilugios que lo hace estar un paso adelantado a sus perseguidores. Su idea es proteger a los seres queridos y desenmascarar la oscura conspiración en su contra. Se sabe que en estos casos el que sabe demasiado corre mucho riesgo. La pericia del director hace que el ritmo nunca decaiga, y se mantenga el interés por el personaje principal merced a un guión sólido que puede estar inspirado en mucho de lo visto anteriormente, pero no quita el hecho de estar escrito casi sin fisuras. También es buena decisión moderar el uso de la cámara en mano, recurso por excelencia de estos tiempos y que tiene en la saga de Jason Bourne a su máximo exponente. “El aprendiz”, título que tiene sentido hasta los primeros 20 minutos en desmedro del original “El hombre de noviembre”, cumple con su cometido de entretener contando una historia que no tarda en revelar sus vericuetos pe En definitiva es lo que vamos a buscar al cine cuando se trata de este tipo de producciones.
A él le gusta la acción De una venganza que a lo largo del metraje va dejando indicios y de la imposibilidad de escapar del pasado, habla "El Aprendiz" (USA, 2014) una película que demuestra porque Pierce Brosnam lideró el cine de aventuras y espionaje mientras encarnaba a 007 y otros filmes de género. Acá Brosnam es un retirado espía que desea a toda costa dejar su pasado detrás, pero las vueltas del destino harán que se involucre en una serie de acontecimientos que nuevamente lo pondrán en acción. Hay un "aprendiz" al que el título local refiere (Luke Bracey) con el que terminará enfrentándose a pesar de que él fue su mentor. El especialista Roger Donaldson está detrás de cámara y otorga a la propuesta no sólo su habilidad para generar coreografíadas escenas de enfrentamiento, sino que aprovecha el cosmopolitismo de los escenarios para recrear una película de intriga internacional como las de antes. Basada en la novela "There are no spies" de Bill Granger, la acción no se hace esperar y además se entremezcla con una conspiración política que incluyó crímenes y delitos de guerra que en la figura de su protagonista femenina, la bella Olga Kurylenko, encuentra la posibilidad de crear una historia entretenida y de denuncia. Puntaje: 8/10
Acción, adrenalina y persecuciones a puro entretenimiento. Un thriller a toda acción que tiene una figura que hace honor a esto, el irlandés Pierce Brosnan de 61 años, que mantiene el estilo de James Bond. Peter Deveraux es un veterano ex agente de la CIA altamente entrenado que se encuentra retirado después de haber fracasado en una misión con su mejor aprendiz David Mason (Luke Bracey). Cinco años después de la fallida misión lleva una vida tranquila en Suiza. Su existencia tiene un giro cuando su ex es asesinada por sus mismos jefes, esta le llega a entregar unas pruebas para que pueda descubrir una conspiración y ahora Deveraux, conocido como el “November Man”, debe proteger a la trabajadora social Alicia Fournier (es la modelo y actriz franco-ucraniana Olga Kurylenko "007: Quantum of Solace"), pieza importante para la investigación y a la niña de 12 años Lucy (Tara Jevrosimovic) un ser muy importante en su vida. Mezcla muy bien la acción, la intriga y las persecuciones. Peter Deveraux (Brosnan) es un ex agente de la CIA altamente entrenado que se enfrenta con varios villanos, hasta una villana mujer y personajes del pasado. Recorre varias ciudades y nos ofrece una bella fotografía. Debe cuidar de una testigo, a su hija (daría mejor para abuelo que para padre) e imponer justicia ante varios hechos: conflicto checheno, violaciones y abuso del poder. Un guión apropiado dentro del género.
Realizada por el artesano Roger Donadson (que tiene buenos films en su haber), arranca como miles de películas recientes: agente veterano en vacaciones (aquí, en general están retirados) llamado para una misión más, proteger una testigo (sexy). El duro en cuestión es Pierce Brosnan, pero podría ser Liam Neeson, Kevin Costner, Bruce Willis… ¿Es eso un problema? En absoluto: casi casi es un mérito. Liberados de la narrativa gracias a la previsibilidad (sabemos qué puede pasar pero nos sorprende cuando pasa, mérito de Donaldson) lo que nos atrae y nos involucra del film son sus personajes, su ritmo, sus imágenes. Su forma, en suma. Hay momentos que parecen rodados sin interés, de todas maneras, y otras donde la mirada sobre los personajes los carga de emoción. Aún siendo un film que no queda más que vagamente en la memoria, su visión es placentera.
La vuelta de los espías buenos Las películas de espías han vuelto para quedarse. Y acá se juntan historias nuevas con las versiones remozadas de franquicias históricas, como las de James Bond, “Misión Imposible” o el Jack Ryan de Tom Clancy. El punto en común es la nueva geopolítica en la que se mueven nuevos y viejos agentes. Después de la caída del bloque soviético no se sabía bien qué iban a hacer estos viejos aventureros, reemplazados por atildados analistas y algunos operativos más bien agresivos (la televisión nos regaló varios ejemplos, del violentísimo Jack Bauer de “24” a la deliciosamente desquiciada Carrie Mathison de “Homeland”; el cine, la Maya de “La hora más oscura”), cuyo objetivo era vigilar las raras costumbres de un montón de señores con turbante que recorren inhóspitas tierras en el Oriente Medio. Pero la historia no se acabó, mal que le pese al profesor Fukuyama, y la Madre Rusia vuelve a ser una potencia mundial e hipótesis de conflicto: los duros políticos y caciques empresarios nacidos de las élites soviéticas tienen dos cosas a su favor: hidrocarburos y buenas charlas con China, Irán, Venezuela y otros cucos que asustan a la élite de la inteligencia occidental-capitalista. Y para colmo, tienen un jugoso pasado en la KGB, la GRU o el Ejército Rojo. Secreto mortal Ése es el punto de partida del regreso de los que se embarran las patas: así pasó en “Código Sombra: Jack Ryan”, devenido en soldado/analista económico (¿las dos puntas de una geopolítica imperial?) y así se encara “El aprendiz”, título en castellano que se centra en la relación tutelar/discipular entre dos de sus protagonistas (el original, “The november man”, hace referencia al personaje central, capaz de arrasar como el crudo invierno boreal). La figura clave es Peter Devereaux, un ex agente de la CIA, retirado poco después de una operación que salió mal (aunque sin culpa suya, y con una larga foja de servicios), que vive tranquilo en Suiza hasta que un ex colega (hoy jerarca) lo convoca para una "extracción": hay que sacar a una operativa infiltrada en el entorno del seguro futuro presidente ruso, Arkady Federov, un ex general con actuación en el conflicto de Chechenia. De golpe, nos encontramos con que hay otro equipo de extracción, que es integrado por David Mason, el discípulo que desobedeció órdenes cinco años atrás. El choque entre ambas fuerzas resulta en la muerte de la mujer (que tiene algunos secretos) y unos agentes del otro equipo... que es la CIA oficial. Así, Devereaux por la libre y la agencia de Langley correrán una carrera por llegar a una refugiada en Belgrado, alguien que parece tener secretos oscuros sobre Federov. Pero ¿a quién benefician? Si la citada “Código Sombra: Jack Ryan” planteaba una hipótesis de conflicto a gran escala contra la integridad estadounidense, acá parecen jugarse planes estratégicos a plazos más largos, como el lugar de Rusia en el contexto de las naciones, ya que la contradicción fundamental (diría el siempre pícaro Mao Tse-Tung) sería (ya se explicó más arriba) el de los señores de cabeza entelada y luengas barbas. Y la incorrección política (¿o la corrección? Ya no sabemos) es mayor: nuestros héroes están más preocupados por lo correcto (o por lo que sienten) que llegan a confrontar la dura realpolitik del aparato de inteligencia del “gendarme imperial” (si nos remitimos a las tesis de “Imperio”, de Toni Negri y Michael Hardt). Género vivo En cuanto al hecho cinematográfico, el relato recayó en manos del australiano Roger Donaldson, un nombre poco registrado pero que estuvo detrás de cintas más o menos identificables, como la histórica “Cocktail” (con Tom Cruise haciendo tragos), “Especies” (la de la bonita alienígena Natasha Henstrige), “Dante’s Peak” (una crisis volcánica donde ya estaba Pierce Brosnan) y “El discípulo” (donde Al Pacino y Colin Farrell ya exponían una relación de maestro y alumno en la CIA). Entrenado para todos los géneros, Donaldson cumple en darle potencia al guión firmado por Michael Finch y Karl Gajdusek (sobre la novela “There Are no Spies” de Bill Granger), que exige tensión permanente, sorpresas con un poco de sospecha, y algún giro inesperado. Algunas cosas se resuelven con un poco de facilidad, pero es parte de la suspensión de incredulidad que demanda el género. Rostros de época En cuanto al elenco, la elección parece acertada: Pierce Brosnan como Devereaux es una elección ideal, el penúltimo James Bond como señor mayor, trasto viejo de la inteligencia. Luke Bracey como Mason puede parecer medio pelotazo, pero algo de eso tiene su personaje, impulsivo y medio perdido por momentos. La bella Olga Kurylenko como Alice Fournier y lo que ella encierra luce bastante creíble en su costado dramático, pero “garpa mucho” tanto en su aspecto inocente como cuando se viste de femme fatale (con “un toque” de Milla Jovovich). Bill Smitrovich como John Hanley y Will Patton como Perry Weinstein (ex compañeros de Peter y jerarcas de la agencia en estos tiempos difusos) no tienen que esforzarse para construir a los algo repulsivos burócratas de la vida y la muerte que encarnan. Caterina Scorsone tiene poquito margen para darle vida a Celia (la analista buenaza, que hará lo correcto a la larga), mientras que a Amila Terzimehic le alcanzarán cuatro frases, alguna elongación de piernas y su dura estampa para ser Alexa, la letal asesina de Federov. El mismo Federov que Lazar Ristovski monta sin tantos matices de villano; su contracara es Semyon Denisov, militar devenido en cafiso, con el más perfecto look y dicción, a cargo de Dragan Marinkovic. Con Devereaux, vuelven a la carga aquellos espías nobles, y parecen dejar algunos aprendices que continuarán su legado. Quizás de ellos aprendan los Edward Snowden del futuro.
"Alumno vs Maestro" El ex agente de la CIA Peter Devereaux es convocado por su antiguo jefe para realizar una misión que solo él puede llevar a cabo: rescatar a una espía americana que se infiltró para investigar el detrás de la candidatura de Arkady Fedorov, el próximo Presidente de Rusia que no se encuentra del todo limpio. Así comienza la película “El Aprendiz”, dirigida por Roger Donaldson y protagonizada por Pierce Brosnan. Ya pudimos ver películas de este estilo como “Taken” o “El Justiciero”, en las cuales un agente ya retirado vuelve a ejercer su tarea. En busca de venganza debido a alguna acción cometida por una red mafiosa, el héroe se las ingenia para desbaratarla él solo y hacer pagar a los culpables. De esta manera, “El Aprendiz” no presenta una historia original, sino que se enmarca dentro de estas películas de acción. Busca producir algunos giros sorprendentes, que terminan siendo un poco evidentes para los espectadores, que pueden adivinar lo que se está tramando antes de que esto ocurra. Pero como entretenimiento y película de acción funciona muy bien. Podemos encontrar en ella todos los recursos de acción esperados: Tenemos persecuciones, tiroteos, el uso de la tecnología para localizar personas, explosiones, muertes y todo lo que se puede pedir de una película de este estilo, generándonos tensión y suspenso. Las actuaciones tanto de Brosnan como del resto del elenco son muy correctas y es interesante ver, sobre todo, la relación entre este ex agente de la CIA y su antiguo compañero y alumno, en cierto sentido, interpretado por Luke Bracey; un elemento que se mantiene a lo largo de toda la película. Se nos presenta el interrogante de si el alumno supera al maestro o si en realidad nadie supera a este agente ya retirado, proporcionándonos también un poco de humor a la historia. En síntesis, a pesar de ser una historia poco original y que se convierte en una más del género de acción, la película logra entretener al público y mantenerlo atento en todo momento. Para los amantes de este tipo de películas, “El Aprendiz” sin duda va a cumplir con sus expectativas, ya que tiene todos los ingredientes que se buscan en el género. Samantha Schuster
Brosnan y el resto La película de Roger Donaldson plantea otra historia más de un agente retirado que se sumerge en una nueva misión. Como ha pasado también en otros relatos del mismo estilo, los asesinos profesionales, los rusos y las traiciones intervienen para intentar darle vida y dinámica al asunto. The November Man falla en varios aspectos, exhibiéndonos un film irregular en cuanto a entretenimiento, algo que mínimamente debería estar asegurado a grandes escalas en este tipo de narraciones. Resulta atinado mencionar que Pierce Brosnan es lo más rescatable del film. El actor, casi en plan James Bond, se encarga de arremeter contra todos y proteger a una testigo clave (Olga Kurylenko) en un caso complicado. Pero no es la actuación del irlandés lo que más sobresale sino su presencia y su porte. Con eso alcanza para que el espectador al menos pueda sentir empatía con uno de los personajes que tienen lugar en la cinta, dado que el resto de los participantes no termina de convencer en carisma y solidez interpretativa. Brosnan borda su papel prácticamente en piloto automático y, si bien no brilla, cumple más que satisfactoriamente. Uno de los problemas centrales de la obra de Donaldson radica en la incapacidad de exponer situaciones que no se hayan visto con frecuencia en historias sumamente similares o, lo que es peor, en la dificultad que supone el hecho de no poder marcar diferencia con un sello propio respecto de circunstancias trilladas. En The November Man la acción no llega a cubrir el nivel que el público espera cuando se topa con películas semejantes; casi todo lo que se ve en ella está desposeído de tensión y también de fuerza. Es hacia el desenlace, en los últimos minutos, donde el relato suma unos puntos extra. Allí, cerca del final, algunas que otras vueltas de tuerca le imprimen una dosis más efectiva a los acontecimientos que transcurren y, dentro de lo inverosímil que nos parezcan muchas resoluciones, se torna más aceptable que lo observado anteriormente. Desafortunadamente, The November Man no acaba redondeando una performance favorable. Pierce Brosnan es el que mejor sale parado (como era de esperarse) en una proyección en la que muchos diálogos y secuencias nos dejan la sensación de figurar sólo para llenar espacios y en la que el entretenimiento no está netamente garantizado. LO MEJOR: Pierce Brosnan y su presencia, siempre convincente. Los últimos minutos. LO PEOR: trillada, no aporta nada nuevo. Intermitente a la hora de entretener. PUNTAJE: 4,5
Brosnan vuelve a ser espía "The November Man" o "El aprendiz", como doblaron el título para que nosotros que somos inútiles entendamos de qué se trata, es una película de acción y espionaje clásica, de las que podíamos ver allá recién comenzado el siglo 21. El ex agente Devereaux (siempre es agente retirado, sino pierde magia), interpretado por Pierce Brosnan, es un veterano del espionaje que se ve obligado a volver al ruedo para salvar la vida de una mujer cuya existencia pone en peligro la candidatura presidencial de un político ruso, que antes de convertirse en un "respetado" miembro de la sociedad, cometió varios crímenes atroces. Al tomar la decisión de ayudar a esta mujer, interpretada por Olga Kurylenko, da comienzo a una cacería sin tregua que involucrará agentes estadounidenses y rusos. Entre los agentes hay un ex aprendiz de Devereaux, interpretado por Luke Bracey, que será la contraparte más fuerte de nuestro protagonista. En sí la historia no es de lo más original, hay que decirlo, pero más allá de esto está bien construida y nos recuerda un poco a esos viejos filmes de acción y espías de los 90s. Relacionado a esto del recuerdo, vuelve Pierce Brosnan a su rol de agente secreto áspero, lo cual nos simpatiza. Se comenta por ahí que el actor estuvo años tratando de filmar este trabajo como respuesta a su despido como el agente 007 y formar su propia franquicia de espionaje. "The November Man" entretiene, pero no creo que le de el cuero para iniciar una saga y menos editar el éxito que han logrado las aventuras de James Bond. Por otro lado, las interpretaciones son desparejas, ya que tenemos por un lado a Brosnan repitiendo un rol que sabe hacer de taquito, la máquina de matar con encanto y elegancia, pero por otro tenemos a una Olga Kurylenko correcta pero que no enamora y un Luke Bracey un tanto insulso. Si debiéramos resumir, la película se la carga al hombro el mismo Brosnan. Algo para resaltar es el uso de coreografías de combate, explosiones y acción a la vieja usanza, tratando de usar lo menos posible los efectos visuales generados por computadora, lo que es algo bueno por estos días en donde casi todo está realizado con CGI. Hay trompadas a puño limpio y eso nos gusta. Hay traiciones, agentes dobles y no todo es lo que parece, algo que también nos gusta. En conclusión, "The November Man" es un película entretenida que nos vuelve un ratito a los 90s y nos divierte con subtramas y vueltas de tuerca dentro de la trama principal de espionaje. No es una maravilla ni cerca, pero cumple su cometido. ¿Da para más? No lo creo.
¿Cómo seguir espiando y no fallar en el intento? El filme El aprendiz es un título más de acción que condimenta a una trama de espionaje internacional. Pero cuenta con Pierce Brosnan. La doble vida de los espías internacionales, su condición de mercenario de causas universales por elección o captación engañosa, en convivencia con la de seres sociales por naturaleza que precisan de otras almas humanas para respirar y vivir; ese contraste, ha sido y será el camino a transitar por los thrillers de acción. No escapa a la regla El aprendiz. The november man en su denominación original, porque Pierce Brosnan interpreta en ella a un veterano de estas lides, apodado "el hombre de noviembre", porque tras su paso "no quedaba nada", según la alusión de un antiguo jefe. Como Jason Bourne en la segunda película que protagonizara Matt Damon, aquí, Peter Deveraux ha decidido retirarse al anonimato, en un pueblito costero de postal turística, regenteando un pequeño bar. Pero el paraíso parece durar poco para estos hombres acostumbrados a la adrenalina, y el exespía es localizado por sus colegas para volver a enredarse en una misión que, en este caso, tiene tintes tan personales como el volver a cruzarse con el amor de su vida, y con Mason (Luke Bracey) quien fuera su aprendiz.