Con pisada fuerte Había que ver al director Bryan Singer nadando en el terreno de la aventura luego de sus pasos por las dos partes de X-Men y de aquel maravilloso título que fue Los sospechosos de siempre. En Jack el cazagigantes el realizador echa mano a los recursos clásicos del género y le agrega su visión grandilocuente para esta adaptación del cuento de los Hermanos Grimm, "Jack y los frijoles mágicos". La paz entre los seres humanos y los gigantes termina cuando estas criaturas sanguinarias secuestran a una princesa (Eleanor Tomlinson) y un grupo de valientes encabezado por el joven granjero Jack (Nicholas Hoult, el mismo de Mi novio es un zombie) y el guerrero Elmont (Ewan McGregor) intentan rescatarla de un mundo oculto en las alturas. El film de Singer, un poco extenso en el prólogo, ambienta la acción en una Tierra habitada por seres codiciosos y traicioneros y en un reinado cuya futuro peligra. De este modo, la acción no tarda en llegar y no disimula el peso que alguna vez tuvieron Willow y los relatos de Gulliver. Las mejores secuencias están en la irrupción de los héroes en un mundo desconocido y amenazante, con ciertos ecos de King Kong, en un juego contrastante de tamaños y escalas. La película no está pensada para los más chicos, aunque Singer sabe cortar justo a tiempo (los monstruos se comen las cabezas de sus presas) para brindar un entretenimiento familiar. En ese sentido, el relato concentra sus mejores momentos sobre la segunda parte cuando hacen su aparición estos seres desagradables, de grandes fauces y pisadas fuertes, en medio de una trama que también tiene su costado romántico. El ataque al castillo, el regreso del villano con dos cabezas, la conexión de dos universos a través de semillas que crecen a pasos agigantados cuando entran en contacto con el agua y una corona que todos ansían, permite también que el clima de la película crezca cómodamente. Y el cineasta se da el gusto de trabajar con buenos intérpretes como Stanley Tucci e Ian Mc Shane como el rey.
Son unos monstruos grandes y (no) pisan fuerte Esta nueva película de Bryan Singer intenta recuperar el espíritu de los tradicionales cuentos de hadas (de hecho, arranca con padres leyéndoles el libro a sus hijos en la cama) con una apuesta más clásica que moderna (léase esa estética de cómic tan de moda en los reciclajes recientes con relecturas feministas incluidas). Esta apuesta inicial -casi old-fashioned- por parte del director de Los sospechosos de siempre y la saga X-Men era más que interesante, pero el resultado, sin ser un fracaso estrepitoso, está lejos de ser satisfactorio. Es que esta historia ambientada en la Inglaterra del siglo XVIII -que combina elementos de Furia de titanes y El señor de los anillos- es por momentos más pesada (elefantiásica, mastodóntica) que los gigantes del título. Una aventura que, más allá del vistoso trabajo de CGI y captura de movimiento para animar a los inmensos malvados, no logra que su trama (ni sus imágenes en 3D) fluyan ni entretengan demasiado. Hay aquí una clásica historia de amor entre una princesa demasiado curiosa e independiente para la época (Eleanor Tomlinson) y un “mendigo” (el inglés Nicholas Hoult, visto recientemente en Mi novio es un zombie), un rey en problemas (Ian McShane), un caballero valiente (Ewan McGregor), un malvado de historieta (Stanley Tucci), unos frijoles mágicos capaces de hacer crecer plantas hasta el cielo y, claro, un universo fantástico en las alturas con los gigantes que intentarán dominar a los humanos. Uno puede admirar una vez más la capacidad técnica de la industria de Hollywood a la hora de poner en pantalla a las inmensas y monstruosas criaturas corriendo a los soldados o destruyendo el palacio, pero también puede cuestionar a esta producción de 200 millones de dólares de presupuesto por no haber podido trasladar esa disponibilidad de recursos a una historia más redonda y eficaz. El vaso medio vacío.
Una historia para el olvido dónde el cine se encuentra ausente Un redundante montaje paralelo muestra como a dos niños les relatan un cuento sobre gigantes. Años después todo ese temor que la fábula les había generado se torna real en la vida de los ahora (casi) adultos Jack (Nicholas Hoult) – un joven campesino – e Isabelle (Eleanor Tomlinson) – una bella princesa -. Como es común en la mayoría de los cuentos de hadas, el chico tímido y de menor escala social se enamora de la chica inalcanzable y entre distintas cuestiones, el destino lo transforma en el responsable de quién deba rescatarla de un cierto peligro...
Regresa un cuento clásico (“Jack y las habichuelas mágicas”, no?), en formato moderno y oscuro, plagado de CGI y movimiento, que parte de una premisa simple (la historia de un granjero que a través de la magia en unas semillas, accede a un mundo nuevo en el cual tendrá desafíos que nunca antes imaginó) y busca sumarse a las nuevos formatos para estas historias que Hollywood parece haber abrazado en este último tiempo… Esta vez, Bryan Singer se pone al frente de la armada digital, buscando ofrecer una vuelta de tuerca a una historia conocida. El resultado, es desparejo. “Jack, the Giant Slayer”, parece tradicional en su planteo, pero para potenciar su llegada, rápidamente se ver forzada a poblarse de criaturas digitales y escenarios recargados, fortaleciendo un costado que no lo favorece. Ultimamente todos los productos que reversionan historias de este tipo, adolecen del candor que generaban aquellas historias… No es que me ponga melancólico (no lo soy, tengan eso por seguro), pero siento que en la vorágine en la que este tipo de propuestas se instalan, se pierde rápidamente que lo importante, al fin de cuentas, es la historia. Me parece bien que se use la tecnología para darle forma a un producto acorde a las necesidades de una audiencia que espera ser impactada, desde todos los sentidos. Lo que también me parece importante es que el libro, no debe descuidarse. No hay efecto especial que pueda mejorar lo que no está bien contado. Lo cierto es que le tenía fe a Bryan Singer (me encantó como encaró lo último de "X-Men"), pero el resultado final afirma que no hemos ido muy lejos del enfoque con que se reversionan estos maravillosos cuentos hoy en día… Jack (el simpático Nicholas Hoult, de “Warm bodies” aún en cartelera), la pasa mal. Es muy pobre y si no encuentra una manera de hacerse de dinero, pronto, se quedará sin hogar. Va al pueblo a vender parte de sus pertenencias y conoce accidentalmente a una princesa (Eleonor Tomlinson). En una confusa situación, terminará con unas semillas mágicas en su bolsillo, que comenzarán a traerles serios dolores de cabeza: son la entrada a un universo prohibido, del que todos escucharon leyendas, pero nadie vivió en realidad… El resto, lo imaginan, la hija del rey (bastante rebelde, como toda heredera al trono que se precie en este tiempo), busca dar con Jack, lo encuentra pero ahí mismo se abrirá un portal vertical hacia un mundo plagado de gigantes que se corresponde con el que los mitos contaban… Bueno, mejor no anticipar más de la historia. Habrá sí (y es para tener en cuenta), un villano algo divertido (Stanley Tucci) y un valiente guerrero (Ewan Mc Gregor) que jugarán fuerte en el desarrollo de la trama. Los personajes principales hacen lo mejor posible dentro de la pobreza del guión (no hay color en sus líneas, en ningún caso), pero se perciben severas limitaciones para atraer la atención de la platea y eso es palpable ya desde los primeros minutos de proyección. Desde el punto de vista técnico, “Jack, el cazagigantes”, se deja ver sin problemas. Es vertiginosa y tiene escenas bien logradas (las del cierre son de lo más destacado del film) pero aún así le cuesta llegar al espectro propuesto: llevar a la familia completa a sala. Los chicos menores de 8, la sienten un poco violenta y creemos que es así. Definitvamente, no encuentra el equilibrio necesario para ser una gran película familiar de aventuras. Aprueba con lo justo (y un poco menos también), si lo tuyo son las historias largas y la animación digital integrada con actores. Esperemos que Singer reformule la propuesta en el caso de que haya secuela. Seguramente la industria tomará nota de los cambios necesarios.
Puede que sean gigantes A las huestes de cuentos de hadas modernizados recientemente en la pantalla grande se suma Jack el Cazagigantes (Jack the Giant Slayer, 2013), adaptación de “Jack y las habichuelas mágicas”, en el que un enorme tallo se eleva hacia los cielos de la noche a la mañana, transportando al héroe a un palacio poblado de gigantes. El director Bryan Singer y su séquito de guionistas toman esta sencilla premisa y la convierten en una épica de dos horas, protagonizada por adolescentes y orientada al público infantil. La película comienza con un prólogo animado (de una curiosa baja calidad, queriendo quizás señalar la “ficción dentro de la ficción”), un tour por los hechos históricos que serán pertinentes a la trama: concretamente, años atrás, hombres y gigantes libraron una guerra que terminó con la hegemonía de los primeros y el exilio de los últimos. En el mítico reino de Cloister (“claustro”), dos niños, un campesino y una princesa, se van a dormir todas las noches con esta leyenda, alimentando su sed de aventura. “Diez años después”, Jack (Nicholas Hoult) e Isabelle (Eleanor Tomlinson) son prisioneros de sus respectivas condiciones sociales. Él debe trabajar arduamente para mantener su cabaña mientras que ella está comprometida al claramente villanesco Lord Roderick (Stanley Tucci). Sus peripecias están sacadas del diario de la Princesa Jazmín. Se escabulle del palacio para catar la vida plebeya en un bazar y es salvada de una situación peliaguda por el héroe, sólo para ser devuelta a su sobreprotector padre, el rey. Isabelle vuelve a escapar de todas formas, y da de casualidad con Jack en su cabaña. Jack ya ha cambiado su caballo por las proverbiales habichuelas, de las cuales una germina esa misma noche, disparándose el tallo hacia el cielo y llevándose consigo a la princesa. Inmediatamente se forma un contingente de rescate que incluye a Jack, Roderick (siempre con motivos ulteriores) y el galante capitán de la guardia, Elmont (Ewan McGregor). La película se desenvuelve con lujo de efectos especiales, desde los gigantescos habitantes de las nubes hasta una climática batalla final. Pero sus méritos son puramente cosméticos, y no con cosmética se mantiene el interés en una película tan larga, con tan poco humor y con tan poca imaginación. Para tratarse de una “modernización”, la historia de Jack, los gigantes y las habichuelas se reproduce casi intacta en media hora, y el resto es relleno tomado de películas similares. La historia es particularmente cruel hacia el personaje de Isabelle, en comparación a las recientes y poderosas encarnaciones de femmes fantastiques como Caperucita Roja, Blanca Nieves o incluso Gretel a secas. Consideremos: la historia arranca más o menos prometedoramente, presentando a dos niños muy distintos unidos por un amor mutuo a la aventura, y luego reduce a uno de ellos a una damisela en apuros cuya función en la vida será motivar las acciones de personajes menos interesantes que el suyo. Jack, por ejemplo. Jack el Cazagigantes entretiene de a momentos, así como aburre en otros tantos, en los cuales se entrevé cuan mecánica, rutinaria y poco inspirada es la película. En ningún momento vislumbramos una idea original, algo que nos convenza de que hay otra intención que el breve impacto de ver un gigante las primeras dos o tres veces.
Bryan Singer no tiene suerte. El otrora gran director que supo cautivar a la audiencia con The Usual Suspects y luego con su brutal tándem X-Men/X2 parece no poder con presupuestos abultados. Tras la pobre recepción de su Superman Returns y el descanso con la minimalista Valkyrie, se puso a la carga una vez más con una superproducción, en esta oportunidad con las manos en una nueva versión del ya clásico cuento de las habichuelas mágicas. En Jack the Giant Slayer tenemos entonces una épica que durante su metraje no sabe bien donde pararse, siendo una aventura familiar de ligeros toques oscuros que termina por crear un confuso episodio que se debate entre animación computarizada y una historia demasiado clásica como para impresionar. No sé si será por el hecho de que, de un tiempo a esta parte, se han visto tantas adaptaciones libres de cuentos que el público se ha cansado, pero lo que tiene Jack es que nunca alcanza cotas de oscuridad elevadas y tampoco se arrastra hacia territorios familiares pueriles y sabidos. Singer se salda con una de sus películas más impersonales a la fecha, en donde la opulencia del CGI eclipsa un argumento con personajes arquetípicos (el huérfano pobre, la princesa aventurera y el villano sediento de poder, entre otros) que no van hacia ningún lado y que tampoco ofrecen sorpresa alguna. Conocido por la gran vuelta de tuerca pergeñada junto al guionista Christopher McQuarrie, en esta ocasión la dupla no consigue elevar la trama hacia terrenos fértiles, eligiendo jugar a lo seguro sin darle al elenco una pincelada distintiva. Ni los buenos ni los malos consiguen atraer la atención, de ahí que sus aventuras se paseen con cierta indiferencia por delante de nuestros ojos. Destacan por suerte en el elenco el joven Nicholas Hoult como el distraído y valiente héroe, Eleanor Tomlinson es la correcta damisela en apuros y el camaleónico Stanley Tucci el colorido villano. Es interesante ver a Ewan McGregor relegado a un papel secundario, ya que nunca está de más aportar una cara conocida a un producto de tales magnitudes. Sin casi tiempos muertos, exaltada por una estruendosa banda sonora y una dirección artística que más bien parece prestada de otras producciones más potentes, esta historia de destinos encontrados agrada de a ratos pero disgusta si se engloban todos sus aspectos. Jack the Giant Slayer es grande, pero como dice el dicho, 'El que mucho abarca, poco aprieta', y Bryan Singer se queda corto con una narrativa plana, acción demoledora y personajes de cartón. A no desesperar, porque Singer promete una reunión nostálgica con X-Men: Days of Future Past.
Poderoso el chiquitín La lucha entre dos mundos antagónicos (o buenos y malos, bah) es tan vieja como la Tierra. Bryan Singer, el director de Los sospechosos de siempre, insiste desde hace un tiempo con la misma idea, sea con los mutantes de X-Men o con Hitler en Operación Valquiria. El poder enceguece, parece, y en términos del Hollywood moderno es más sencillo repartir los roles protagónicos entre varios personajes. A Singer también le gusta ser grandilocuente, por lo que Jack, el cazagigantes le debe haber interesado ya desde el título. El cuento anónimo de las habichuelas mágicas, que mojadas germinan y crecen hasta más allá de las nubes, tuvo varias adaptaciones al cine, desde el dibujo animado de Mickey hasta la más reciente El Gato con botas -que no se menciona a Jack-. Con algunos cambios en los personajes y creando más de un gigante ogro, Singer se vuelca decididamente al cine de acción y aventuras, con humor y muchos personajes secundarios -humanos y/o gigantes-. Jack (Nicholas Hoult, de Mi novio es un zombie) es el joven granjero que vendía una vaca (ahora va a vender un caballo, pero lo mismo da) y termina con las habichuelas. Cuando éstas crezcan, no quedará otra que treparlas, porque la princesa (Eleanor Tomlinson) anda por ahí. Y Jack, más el heroico caballero Elmont (Ewan McGregor) y el pretendiente de la hija del rey (Stanley Tucci con peluquín) llegarán a un mundo donde los gigantes son generados por computadora, y se nota. El líder tiene dos cabezas, pero no siempre dos cerebros piensan más que uno. Y aquí, pese a que se reúne el dúo de director y guionista de Los sospechosos de siempre, no sobran ideas, y las habichuelas, en términos de interés, no levitan demasiado. Sí vale el filme como espectáculo, que además es en 3D, por lo que la catarata de vuelos, mazazos y pies grandes están a la orden del día. En síntesis, que si lo que busca es entretenimiento, aquí lo hay.
Sí, Jack y las habichuelas mágicas que crecen a alta velocidad y llegan muy arriba, donde hay un ogro gigante. O muchos gigantes con modos peores que los de los ogros, como en este caso. Las adaptaciones de este relato tradicional inglés no han sido muy valoradas en general por el público adulto, que suele tener cierta reticencia frente a él. Por ejemplo, las versiones de Blancanieves atraen a más espectadores que las de las habichuelas. Mientras las recientes Blancanieves ( Espejito, espejito y Blancanieves y el cazador ) cosecharon espectadores e incluso nominaciones al Oscar, el estreno de esta nueva película basada en (pero no atada a) J ack y las habichuelas estuvo bastante lejos de ser un éxito en Estados Unidos. Una verdadera injusticia, porque Jack, el cazagigantes es una gran aventura con sabor clásico y un corazón enorme. Los primeros minutos son los de la puesta en imágenes de la lectura del cuento a un niño pobre y a una niña princesa (por montaje paralelo en sentido estricto, comparativo). Y esos minutos espantan, y no porque den miedo: las imágenes que vemos de los gigantes enemigos de los humanos son feas y digitalmente precarias. Pero eso pasa rápidamente, y después de los títulos esta película ya no tendrá de esa clase de imágenes perezosas. Dada la sabiduría narrativa que exhibe el film, incluso podría pensarse que ese comienzo fue para decir: "Miren qué fea se podía hacer esta historia, pero a partir de ahora asistirán a la magia, a la fantasía, al poder del cine de aventuras". La película de Singer ( Los sospech osos de siempre, X-Men, El aprendiz y otras) tiene una visión clara del género, de las resonancias de lo que se cuenta, de las implicancias de las determinaciones de los personajes. Y ofrece un relato de aventuras que, con efectos especiales menos perfectos (aunque la percepción de la perfección de los efectos siempre está atada a la época), podríamos haber visto en salas más grandes, más lindas, más singulares, en la década del ochenta. Los temas que importan están: la camaradería, las pruebas por las que debe pasar el héroe, el sacrificio, la valentía que proviene de ser consciente del peligro, la astucia, el amor. Singer sabe que se necesitan villanos interesantes. Los gigantes son feos, sucios y malos. Y amenazantes y crueles. Y hacen temblar el piso. Entre los humanos, el más malo es Roderick (Stanley Tucci). Tucci es un actor cuya presencia mejora inmediatamente las películas. Y Tucci es uno de los varios grandes nombres del elenco, que incluye a Ewan McGregor en un papel de una nobleza resplandeciente. Jack (no un niño sino un joven) es Nicholas Hoult, el de Mi novio es un zombie y el que fue el nene de Un gran chico, con Hugh Grant, del que afortunadamente ha heredado algunos gestos. Pero más allá de estos y otros actores, lo que convierte a Jack, el cazagigantes en una película de aventuras cabal, placentera y asombrosa es el convencimiento de Singer (y sus guionistas, entre los que está Christopher McQuarrie) de que en los ataques, las batallas y los peligros lo que importa no es el efecto en sí mismo sino su subordinación al montaje y a la puesta en escena. Y a la sabiduría clásica de confiar en la emoción de la aventura cinematográfica, esa que descuella en el asalto al castillo, pero que está por todos lados en Jack, el cazagigantes.
Con el encanto del cuento La película recrea la famosa historia de "Jack y las habichuelas mágicas" con una enorme producción. Un genuino elogio del coraje y la lealtad que ofrece asombrosos momentos. Acá lo hemos conocido como "Jack y las habichuelas mágicas" (o las habas). Se trata de un cuento anónimo de origen inglés que pertenece a la más pura tradición del cuento de hadas. Jack el cazagigantes es una versión cinematográfica moderna, que participa de esta moda de actualizar los cuentos de hadas para transformarlos mayormente en films de acción. Sea cual fuera su intención en este caso, la verdad es que estamos frente a una película que logra conservar el encanto de los cuentos originales a la vez que ofrece una producción enorme y espectacular. Para los que lo recuerdan, la película tiene la misma base que el cuento, es decir que Jack intercambia su caballo (en el cuento suele ser una vaca) por las habas mágicas y estas al brotar se elevan al cielo, donde hay un enorme castillo donde habita un gigante que posee un enorme tesoro. Acá lo único que cambia es que hay muchos gigantes y el tesoro no es el centro de la trama. Interesante e importante cambio por parte de los realizadores del largometraje. Acá lo que importa es que Jack es valiente y caballeresco. Su nobleza es su máximo tesoro. Hay una princesa que podría casarse con alguien que no quiere, hay un rey y hay unos leales caballeros que darían su vida por su rey y su princesa. El director de esta película es Bryan Singer, el mismo de Los sospechosos de siempre, X-Men, Operación Valquiria y otros títulos. El guionista es Christopher McQuarrie, quien trabajó varias veces con Singer y dirigió Jack Reacher. En la combinación de ambos y de un excelente elenco está el secreto de la efectividad de la película. Hay momentos asombrosos, de esos que le permiten al espectador volver a sorprenderse con el cine. Está en eso el encanto de Jack el cazagigantes, más allá del despliegue tecnológico que hoy todos los films permiten y que no siempre eso los hace mejores. Atentos al final, porque si todo cuento de hadas encierra muchas veces una enseñanza moral, la que aquí aparece es interesante y va mucho más allá de los bienes materiales. No tomemos esto como un dato menor, porque otra característica de esta película es su ausencia de cinismo y su genuino elogio del coraje y la lealtad como grandes valores humanos. Ojalá hubiera más películas así.
Al fin un director que entiende de que van realmente los cuentos de hadas y el cine fantástico. La verdad que no esperaba menos de Bryan Singer que es un tipo inteligente y no se iba a dejar llevar por la moda de lo que es más comercial en Hollywood en este momento. Por estos días existe un empeño de los grandes estudios en volver más estúpidos a los cuentos clásicos con personajes perturbados y grandes escenas de violencia porque aparentemente es lo que vende. Si bien existen relatos de esta clase que se prestan para experimentar con este tipo de enfoques, como la lograda Blancanieves: Un cuento de terror (con Sigourney Weaver), no siempre funciona con toda las obras literarias. Lo genial de Jack el caza gigantes, y el principal motivos por el que me encantó y la recomiendo, es que no sólo rescata el espíritu de estos clásicos cuentos, sino que además brinda una gran historia de fantasía como las de antes. Una película que está claramente en sintonía con títulos como Leyenda (Ridley Scott), The Princess Bride, Laberinto, Willow e inclusive la primera versión de esta propuesta que dirigió Nathan H. Juran en 1962. Un maestro del cine fantástico que fue responsable de obras memorables como Simbad y la princesa y El ataque de la mujer de 50 pies, ambas de 1958. El film de Singer en realidad fusiona dos cuentos famosos, que suelen ser confundidos, como son “Jack el Asesino de Gigantes” y “Las habichuelas mágicas”. En el caso de la primera historia nos encontramos ante uno de los relatos más sangrientos y violentos que se registraron en la mitología bretona. La trama original transcurre durante la época del Rey Arturo y está relacionada con esa leyenda. En el caso de las habichuelas se trata de un cuento de hadas inglés clásico, más infantil, que comparte algunos elementos con la trama del asesino de gigantes como el famoso verso “Fee-Fi-Fo-Fum” que está asociado con estos famosos personajes. Singer y su clásico colaborador en los guiones Christopher McQuarrie desarrollaron más el mundo de las gigantes y su relación con los humanos que acá se sostiene un poco mejor. A nivel visual la película se destaca por todo el trabajo que tiene en la creación de este mundo de fantasía y esa épica batalla final que es impresionante. Este es uno de los pocos filmes del género donde los gigantes clásicos no se ven tontos sino que resultan intimidantes y peligrosos. Algo bastante loco ya que si bien no es una historia sangrienta el retrato de los gigantes es más oscuro de los que estamos acostumbrados a ver en el cine. Un buen enfoque que les dieron a estos personajes sin distorsionar demasiado la propuesta. Es decir, tal vez para los espectadores más pequeños algunas escenas puede ser un poco aterradoras, pero en términos generales esta propuesta es una gran película familiar. También tiene la ventaja de con contar con un reparto de actores en serio que sostienen muy bien con sus interpretaciones la historia. Stanley Tucci suele ser una garantía como villano y acá su labor no defrauda para nada. Por otra parte siempre es un placer encontrarse en el cine con ese gran actor enano que es Warwick “Willow” Davis, quien tiene una pequeña participación y por el enfoque que tuvo este film su presencia resulta todo un símbolo. Reitero, esta es una película que rescata el espíritu del viejo cine fantástico de aventuras y que al mismo tiempo celebra a los cuentos de hadas legendarios que le brindaron un poco de magia a este mundo.
Un famoso cuento con la impronta de un gran director Todos de chicos alguna vez escuchamos o leímos el cuento anónimo ingles de Jack y las semillas mágicas. Aquella historia sobre unas semillas que crecían tanto que llegaban hasta la tierra de los gigantes. Incluso hemos visto un montón de veces adaptaciones televisivas y fílmicas del mismo. Por eso la expectativa de lo que había hecho con este cuento el director Bryan Singer al llevarlo la pantalla. Teniendo como antecedentes “Los sospechosos de siempre” o “El pupilo”· uno esperaba algo original, sin salir mucho de lo conocido y Singer no defraudo, al contrario, consiguió un gran film. “Jack el cazagigantes” es un dechado de acción, de suspenso y de humor, todo en las dosis justas y necesarias para que el cuento no pierda su pureza y su inocencia y puedan verla también los chicos. Aclaración : no es una película infantil, es una gran película de acción, épica, para grandes y chicos. Aquí la historia cuenta con Jack, el joven campesino enamorado de la princesa Isabelle sabiendo de por sí que por sus diferentes clases eso es imposible, más que el Rey arreglo la boda de su hija con uno de los hombres influyentes de la corte. Pero Jack será el protagonista del comienzo de una guerra sin cuartel que se creía terminada. Y todo producto de un verdadero infortunio.- “Jack, el cazagigantes”, como se notara, también tiene, además de la acción y el suspenso antedicho, la cuota de amor necesaria que en todas estas películas épicas se necesita. Un film que cuenta con grandes actuaciones (Nicholas Hoult como Jack, Eleanor Tomlinson como Isabelle, los talentosísimos Ewan McGregor y Stanley Tucci, Ian McShane) y excelentes efectos especiales, además de un fantástico 3D. “Jack, el cazagigantes” es una gran película, sobre un famoso cuento, dirigida por un gran director.
El señor de las semillas Cuenta la leyenda que alguna vez los monjes crearon unas semillas mágicas para alcanzar el Cielo, pero cuando treparon el enorme tallo que brotó al plantarlas, llegaron al reino de los Gigantes, que descendieron para comer a los humanos e invadir sus tierras. Sin embargo un sabio rey mandó a hacer una corona con la que pudo dominarlos, y enviarlos de regreso a su territorio. El tallo se cortó, las semillas y la corona se enterraron con el rey, y la paz continuó en la Tierra. Sin embargo, años más tarde, la ambición de un hombre revivirá la leyenda, y hará falta un héroe que enfrente la nueva amenaza. Así es como la película “Jack el Cazagigantes” retoma el viejo cuento de Juan y las Habichuelas mágicas. El héroe involuntario será el pobre campesino Jack (Nicholas Hoult), con su peculiar estilo de campera de cuero a lo Top Gun (de hecho su cara bonita y sonrisa casi permanente recuerdan mucho al primer Tom Cruise), que se ve involucrado en la situación al recibir esas extrañas semillas como pago por su caballo. Accidentalmente los granos crecen, el poderoso tallo arrastra a la princesa Isabelle (Eleanor Tomlinson), y una comitiva debe ascender a rescatarla, encabezada por Sir Elmont (Ewan Mc Gregor), y con Jack como voluntario. El filme dirigido por Bryan Singer cuenta con un muy buen trabajo técnico. No siempre es fácil combinar las animaciones digitales con los actores humanos y en este caso eso está bien logrado. La adaptación recurre a variantes con respecto al cuento original que la hacen más interesante, como la aparición de la princesa y el villano (a cargo de Stanley Tucci, que si bien sabe dar mucho más como actor, no deja de ser la perlita de la película). De esta forma, no resulta tan previsible para el espectador, aunque por supuesto se mantenga dentro de los límites de la conocida historia. Si bien el guión no tiene grandes líneas, maneja bien los ritmos, atrapa y no aburre. Las actuaciones son correctas, aunque el espectador adulto esperaría más de actores como Tucci y McGregor. Aventura, toques de humor, horribles criaturas, romance adolescente, todos los ingredientes para una nueva película de género fantástico que apunta a los chicos más grandes, si bien los adultos también la disfrutan.
Como luchar con un bicéfalo El filme atraerá a chicos a partir de los nueve años. Las caras horribles de los gigantes y sus corpachones enormes pueden asustar a los más chicos, aunque ya están bastante acostumbrados a las aventuras cinematográficas negras y violentas. La historia es un ensamblado de narraciones medievales de la época de Enrique VIII, pero también tiene elementos de "Las habichuelas mágicas" del escritor danés Hans Christian Andersen. Jack (Nicholas Hoult), un joven granjero salva a una joven de un mal momento en una feria del pueblo. Luego, enterado que se trata de la princesa del reino, la reencuentra y con ella emprenderá una serie de aventuras por unas misteriosas habichuelas (semillas) mágicas que recibiera en una venta de pueblo. Las semillas hacen crecer hasta el cielo sus raíces y despierta nuevamente la dinastía de los Gigantes, que han decidido vengarse de los humanos. Todo se mezcla y la princesa Isabelle (Eleanor Tomlinson), valiente y aventurera, irá con el joven granjero a luchar contra los monstruos, decididos a gobernar la Tierra. Por ahí transita el general Fallon (Bill Nighy), el impresionante bicéfalo y una serie de carotas verdaderamente estremecedoras, logrados monstruos realizados con un maquillaje de intenso impacto visual. UN ROMANCE Algunas aventuras, el surgimiento de un romance entre los adolescentes, el antagonismo entre los muy malos de la película y los muy buenos, dan vida a una muy sencilla historia que no tiene demasiado atractivo, salvo las peleas entre gigantes y no gigantes, los efectos especiales, el maquillaje de estos enormes señores, que logran dar horror a su caras enormes y la acción constante. La película incluye una buena dosis de violencia, con algunos toques ingeniosos, ciertas reiteraciones en la trama y un excelente reparto: Jack (Nicholas Hoult), el cazagigantes entretiene con su juvenil pareja protagónica y destacables actores secundarios como Stanley Tucci, en el papel de Roderick; Ian McShane como el rey Brahmwell; Bill Nighy como el bicéfalo y Ewan Mc Gregor en el personaje del caballero Elmont. Elena Tomlinson es encantadora como la princesa Isabelle y hay química con su joven pareja, el bueno de Jack (Nicholas Hoult). Quizás no haya demasiados peligros para sortear, o aventuras que vivir, pero el filme atraerá a chicos a partir de los nueve años. Las caras horribles de los gigantes y sus corpachones enormes pueden asustar a los más chicos, aunque ya están bastante acostumbrados a las aventuras cinematográficas negras y violentas.
Esta aventura, plagada de escenarios medievales, efectos digitales para el asombro y acción sin fin, es una cinta entretenida, que contiene a la vez aventuras, romance y ciertas dosis de suspenso. El director Bryan Singer, se las ingenia para dotar el filme de un espíritu de serie B que recuerda a las películas del mítico ciclo “Sábados de súper acción”. Los gigantes, realizados gracias a la técnica de captura de movimiento, interactúan con los actores reales de manera asombrosa y logran inquietar en cada una de las escenas que les toca protagonizar. Un elenco solido de grandes nombres entre los que se destacan los eficaces Ewan McGregor y Stanley Tucci, van de la mano con nuevos valores de la actuación, como Nicholas Hoult, que con su Jack logra ponerse en la piel de un héroe sencillo y querible. Sin ser una maravilla literaria, el guion casi no tiene baches, y la maquinaria de adrenalina fílmica se desata desde el primer fotograma, hasta el último. Entretenimiento de proporciones gigantes.
¿Problemas gigantes? Llamalo a Jack que los acaba como a moscas. Si llegaste hasta acá y estás leyendo esta Review, significa que crees que una persona común y corriente como vos o como yo puede estar predestinada a algo especial. Cuenta la leyenda, que hace cientos de años atrás existió un reino que fue asediado por gigantes que bajaron de una larga planta nacida de una habichuela mágica y que atravesaba los cielos. También en ese tiempo existió un rey, que con la sangre del corazón de uno de esos gigantes, logró forjar una corona que mantenía a éstas criaturas a los pies de quien la portara. Así fue como tanto el rey como la historia se transformaron en un cuento de hadas que viajó de generación en generación hasta llegar a las manos del pequeño Jack y la pequeña Isabelle, dos niños de diferentes estratos sociales pero con la misma sed de aventura. Pasó el tiempo y una noche, en medio de una tormenta, los dos ya jóvenes adultos unieron sus destinos para hacerle frente a hordas de gigantes que en verdad existían en el reino de los cielos y no sólo en las páginas de libros polvorientos. Según mi criterio, la nueva película de Bryan Singer tienepoco para ofrecer. Si bien la trama se torna por momentos entretenida, no comulgo con la estética que se le ha dado al film. Conocemos esta historia como a la palma de nuestra propia mano, y por más vuelta de tuerca que se le pueda dar, siempre se puede pensar en algo mucho más sombrío y acorde a las circunstancias como lo están haciendo muchas producciones en este último tiempo. Soy consciente de que el público al que ha sido apuntada es más infantil, pero no deja de repetirse el pecado que este director está cometiendo con algunas historias y personajes que todos conocemos y apreciamos. Hablo por ejemplo del caso de su Superman Regresa, de 2006. Desacuerdo aparte, creo que lo interesante del reparto como lo son Ewan McGregor y Stanley Tucci, queda opacado por una cantidad gigante de clichés. La desagradable estética de los ‘monstruos’ me pareció exageradamente absurda; ni asusta a los niños, ni divierte a los grandes. Nicholas Hoult y Eleanor Tomlinson no desentonan con sus inocentes rostros incapaces de aplastar siquiera a una hormiga. Eso hasta que el instinto de sus antepasados los obliga a luchar contra grandulones en una guerra que parece no tener fin, según el pobre final que se le ha dado a esta película en particular. En resumen, Jack el Cazagigantes (Jack the Giant Slayer, 2013) puede tomarse como una suerte de oda al famoso cuadro del pintor Goya: ‘Saturno devorando a sus hijos’… Bueno, quizás no tanto. Lo cierto es que el asesino de gigantes que nos trajo este año nuevo es un inocente plebeyo que a fin de cuentas se queda con la damisela en peligro, léase la princesa y futura reina de Inglaterra, por tan sólo haberse cargado a un par de gigantones enfurecidos y hambrientos de carne humana asustadiza. La lección más valiosa que aprendí con esta película es que no merece la pena correr, gritar e implorar por tu vida cuando sabés que en dos pasos agigantados vas a ser devorado cual canapé de boda por una criatura a la cual, lo que más le interesa es mantener su higiene personal lo más descuidada posible. Comete un plato de frijoles bien pesado y preparate para escalar algo más alto que cualquier maleza verde y espinosa que te hayas cruzado en tu vida. Pero hagas lo que hagas, no confundasa esas habas con las semillas mágicas de Jack, o serás carnada fácil de bichos grandes y feos que ‘nacieron de la lluvia’. A cuidar esa coronita que todos tanto desean o el poder trepará rapidísimo hasta tu cabeza. Hazme caso; no me plantes.
VideoComentario (ver link).
En el camino de las historias infantiles, con gran producción. Un film que se dedica a los más chicos, con elementos fantásticos, animación realizada con captura de movimientos de grandes actores y humanos famosos para una leyenda que entretiene.
Imaginativa y violenta escalera al cielo El nuevo film de Bryan Singer ("Los sospechosos de siempre", "X Men") no le escapa a la persistente moda de adaptar cuentos y leyendas tradicionales a un "relato adulto" basado en el gusto por la violencia, el planteo social explícito y el gran espectáculo. Ya ocurrió, entre otros casos recientes, con "Hansel y Gretel", "Blancanieves" y "La Cenicienta", y ahora es el turno de "Jack y las habichuelas", el cuento de hadas protagonizado por un pequeño campesino huérfano que logra, después de plantar unas semillas mágicas, ascender por su tallo hasta el cielo y encontrarse con un ogro benévolo y mágico. Entre sus varios antecedentes en el cine, la versión más famosa es la que hizo Disney en 1947 ("Fun And Fancy Free", con el ratón Mickey, aquí llamada "Diversión y fantasía"). El héroe de este "Jack, el cazagigantes" no tiene la misma suerte: involucrado con una princesa rebelde y hostigado por el villano pretendiente al trono, no sólo deber hacer la excursión a los cielos con sospechosas compañías sino que, además, allí no encuentra un ogro de buen corazón, a lo Oscar WIlde, sino una raza de gigantes espantosos, bicéfalos en algún caso (o, más bien, con una cabeza suplementaria que les brotó en el hombro como un forúnculo), inclinados a comer carne humana y muy felices de que ellos, los terrícolas, les proporcionen ahora el mejor medio de transporte para conquistarlos, los toboganes vegetales. La película posee aliento épico y está contada con buen pulso y nervio. Sobre el final, sin embargo, se produce una suerte de hiato antes de la batalla definitiva que puede llevar a creer que la historia ya ha terminado. Si no fuera por los detalles fantásticos, y la tecnología moderna, claro, en más de un momento se parece a uno de aquellos clásicos de superacción con Errol Flynn (un nombre que hoy debe sonarle tan familiar a las nuevas generaciones como el de Sandokán a las inmediatamente anteriores). Seguramente, esta es una virtud de estos Cuentos populares 2.0 a los que Hollywood está entregado con empeño, la de camuflar el mismo film de siempre con el ropaje de los más imaginativos efectos especiales y ciertos rasgos bizarros y desagradables (la escena del cocinero gigante y sus supuraciones nasales posiblemente le corte a más de un espectador la ingesta de pop corn). A destacar, en el elenco, el estupendo malvado que compone Stanley Tucci, y la melancolía y locura casi shakesperianas de Ian McShane como el Rey Brahmwell. Ambos se destacan inclusive por sobre los protagonistas Nicholas Hoult y Eleanor Tomlinson, y aun sobre Ewan McGregor, que hace de bueno. Menos violenta y "gore" que otras versiones de clásicos infantiles, como la recien mencionada "Hansel y Gretel", la película puede ser vista por un público de chicos aunque no menores de diez o nueve años (la calificación oficial la desaconseja a los menores de 13, pero es una exageración).
Mucho ruido y pocas nueces Bryan Singer se sube a la nueva ola de revisionismo histórico de los clásicos cuentos infantiles que nos ha dado tibios resultados (en el cine más reciente Espejito, espejito y Blancanieves y el Cazador y en series Once Upon A Time y Grimm son claros ejemplos de ello) pero con un resultado desparejo. Las condiciones para este proyecto eran interesantes: un abultado presupuesto (mas de 190 millones de dólares), actuaciones en manos de firmes intérpretes como Ewan McGregor, Ewen Bremner (encuentro fortuito de dos ex Trainspotting que los geeks del cine celebrarán), Stanley Tucci y el recurso de los CGI para la recreación de los gigantes en escena. Sin embargo el resultado terminó siendo cuanto menos desparejo. Nicholas Hoult (el protagonista de Mi Novio es un Zombie, actualmente en cartelera) se pone en la piel de Jack un joven con poco dinero que debe vender sus escasas pertenencias en el mercado del pueblo; allí accidentalmente se topa con la princesa del reino (Eleanor Tomlinson) y será el destino quien los una en una accidental, y accidentada, aventura cuando las habichuelas mágicas eleven su frondoso tronco hacia el cielo. Allí un nuevo mundo de asquerosos gigantes se abrirá ante una grupo de expedicionarios ad hoc que irán tras es el rescate de la princesa a una tierra inhóspita e inimaginable para los humanos. A pesar de la atrayente historia de las habichuelas gigantes el film, que claramente no es para menores de siete u ocho años, tiene una notoria falta de rumbo e identidad que lo hacen no terminar de convencer al publico. Por momentos hay ciertos toques de comedia que no son del todo explotados, la aventura está presente pero el peso específico del artificio digital no está a las órdenes de un guión que se presenta como demasiado débil y no cumple con la principal función del cine de aventuras: entretener. La balanza solo tiende al lado positivo por las actuaciones de sus intérpretes que se ven cara a cara con la difícil misión de inventar un guión sólido: una misión tan imposible como cazar un gigante.
Con elementos del conocido cuento de origen inglés Jack y las habichuelas mágicas, en fusión con historias clásicas para niños (hay cosas de Príncipe y mendigo y de la leyenda de Erik el Vikingo), Jack el cazagigantes es una ingeniosa adaptación fílmica del versátil Bryan Singer. El director de la saga X-men hace foco en la acción que puede deparar la historia, puesta más en el ogro gigante, el gran protagonista, que en las dichosas habichuelas y la legendaria planta gigante que surge de ellas. Serán parte de la trama una raza de descomunales congéneres suyos que se toparán con el bueno de Jack, un joven que intentará vencerlos, pese a su hambre de venganza …y de humanos, que les resultan apetecibles –lo cual no la hace tan recomendable para niños pequeños-. El film de Singer se acerca al espíritu de tradicionales cuentos de hadas, combinándolo con la tendencia actual de reciclar historias clásicas, en este caso con menos toques modernos que las recientes adaptaciones de Hansel & Gretel y Blancanieves, por ejemplo. Los ogros digitales y el empleo del 3D resultan apropiados para las vertiginosas escenas de acción, varias de ellas muy logradas. Intérpretes reconocidos y con oficio como Ewan MacGregor y Stanley Tucci enriquecen la propuesta, mientras que Nicholas Hoult, el de la actualmente en cartel Mi novio es un zombie, aporta su carisma.
La vida es cuento A Bryan Singer parece obsesionarlo el relato, entendiendo esto como aquello que transmitido y masificado da como resultado una verdad que no tiene por qué ser veraz: no de gusto el film que lo popularizó, Los sospechosos de siempre, se centraba en el relato que un testigo le hacía a un policía. El manejo de la información y la construcción que de ese relato hace quien cuenta, no sólo engañaban al policía sino también al que miraba: ¿qué es la verdad? ¿Aquello que es o aquello en lo que elegimos creer? Este centro temático se ha ramificado también al trabajar sobre los mitos, como por ejemplo Superman o los X-Men (los súper héroes no son otra cosa que un rumor social que se convierte en ícono: si su Superman estaba muerta desde el comienzo era porque abusaba precisamente del sentido iconográfico, usando desde metraje viejo con Marlon Brandon hasta una banda de sonido calcada de las películas de Donner), o sobre la historia real (con la fantasía nazi de El aprendiz o con la historia no autenticada de Operación Valkiria). En sus películas siempre hay una verdad, alguien dispuesto a averiguar y alguien dispuesto a narrar, aunque esos roles no siempre son explícitos y muchas veces todos se resumen en la figura del propio Singer. Esta operación también se da en Jack el cazagigantes, reversión del viejo cuento británico de las habichuelas mágicas. Singer repliega el relato en varios sentidos. En un prólogo que se reflejará en el epílogo, donde se reflota aquella tradición de padres contándoles cuentos a sus hijos antes de dormir. Y también en el nudo del film, donde son el rey y sus súbditos quienes se enfrentan a las leyendas: ¿existen tales habichuelas mágicas? ¿Bajarán gigantes del cielo? Por suerte, siempre hay un villano dispuesto a comprobarlo. Por una parte, el director pone en evidencia el artificio del relato/cuento y, por la otra, hace real el relato/cuento que dará motivo a la moraleja del final: la vida no es más que una historia que se repite y se repite, modificándose y aggiornándose a su tiempo. Y Singer apelará, para que su película sea la gran épica sobre el coraje que es, primero a la esencia misma del cuento original y segundo, al ritmo y los tiempos del cine clásico. Un ejercicio old-fashioned de respeto que no esconde un riesgo: ¿cómo tomará el público de hoy, mucho más cínico, esta historia de princesas, reyes buenos y héroes sin dobleces? Los logros de esta Jack el cazagigantes son un poco los propios del film, pero también aquellos que la hacen brillar en el panorama del cine industrial actual. La sequía de historias ha llevado a los productores a retomar los cuentos clásicos: Blancanieves, Caperucita, Hansel y Gretel y muchos más han aparecido ante nuestros ojos, aggiornados a este tiempo. Y salvo en ocasiones, estos procedimientos nunca funcionan. Singer sólo modifica aquello necesario para hacer de su film un gran espectáculo (en vez de un ogro hay varios gigantes), pero como decíamos anteriormente no busca una operación estética por la vía del anacronismo constante. Hay humor, hay acción, hay romance, y todo con una tónica clasicista. Es como una vuelta atrás de aquello que Shrek intentó hace más de una década y consiguió con éxito. Lo que confirma que los gestos posmodernos tienen una duración mínima, son una moda, mientras que los relatos clásicos tienden a sostenerse en el tiempo por la pureza de los sentimientos que albergan, tan universales como complejos. Pero hay una decisión estética de Singer que convoca a la curiosidad en un principio y que luego deja en claro que para el director no hay territorio más fértil para las historias, que el del cine. En el arranque, los cuentos que los padres les cuentan a sus hijos son puestos en escena con animaciones feas, limitadas tecnológicamente, que se parecen a las de esos videojuegos medievales. Sin embargo cuando aparecen los gigantes de la película y la sofisticación del CGI y el atractivo uso del 3D hacen gala de su virtuosismo, uno descubre que estamos ante un gran y muy cuidado espectáculo. Si pensamos aquellas animaciones como provenientes del territorio de la imaginación (son la explicitación de lo que el receptor imagina) y a las posteriores como la escenificación que el cine hace de lo real, podemos deducir que para Singer el séptimo arte es el lugar de la invención definitiva. Esta idea, que puede ser un poco polémica, revela igualmente un gran amor del director por el cine y su capacidad nunca igualada de contar historias: una realidad artificial y un artificio que indaga en lo real. Jack el cazagigantes es un notable y noble entretenimiento, que gracias a la presencia de un director y su visión se descubre como perteneciente a un gran linaje de narradores clásicos.
Los cuentos infantiles van encontrando sus versiones aggiornadas para ser disfrutadas ya sea por la familia entera o por el público adulto. En esta sintonía el cuento de Jack y las habichuelas mágicas se transformó, majo la mano de Bryan Singer, en una aventura en donde un campesino debe enfrentar a las temibles y enormes criaturas que sólo creía mitológicas en orden de poder salvar su poblado y recuperar con vida a la princesa, de quien se enamoró perdidamente. Con kilométricas enredaderas haciendo las veces de puentes entre la Tierra y el hábitat de los gigantes, el mito se transformará en realidad y ahora ellos, indefensos y pequeños humanos, tendrán la chance de convertirse en leyenda. Con un reparto encabezado por el cada vez más solicitado Nicholas Hoult (Mi novio es un zombie), Ewan McGregor, Eleanor Tomlinson, Ian McShane y Stanley Tucci, la película combina el motion capture y brinda a los maximizados enemigos de turno los gestos y voz de Bill Nighy, entre otros reconocidos actores ingleses. Es interesante ver el énfasis que los grandes estudios ponen en reversionar cuentos clásicos (Blancanieves y el Cazador, Hansel y Gretel: Cazadores de brujas) pero los resultados son dispares. En este caso, si bien desde la factura técnica ha sido cuidado cada uno de los detalles, lo cierto es que la historia se vuelve cada vez más previsible con el correr del guión, un tanto reiterativo a decir verdad. Los últimos segundos nos entregan un curioso giro para demostrarnos que el pasado no está tan lejos de nuestra realidad actual.
Anexo de crítica: Pareciera ocurrir que en esta suerte de fiebre hollywoodense por rescatar clásicos de la literatura infantil y adaptarlos a las bondades del cine de acción, con la explotación de la tecnología 3D, la industria a veces peca de ingenua de acuerdo al cuento que se toma como referencia para luego aplicarle la fórmula del maniqueísmo y terminar construyendo el enfrentamiento entre el bien y el mal o en su defecto entre las fuerzas de la oscuridad y aquellas pertenecientes a la luz. Ahora bien, en ese mecanismo que por un lado mezcla el marketing y por otro el cine, la operación de traslación convierte por ejemplo a la pareja de Hansel y Gretel en temibles cazadores o a Blancanieves en una Juana de Arco pop, por ejemplo. Por eso, retomar la clásica aventura del cuento inglés anónimo Jack y las habichuelas, exponente literario de cuento de hadas emblemático, resultaba un tanto desproporcionado teniendo en cuenta que el atractivo de este relato infantil es un héroe, unas habichuelas mágicas y un ogro que custodia tesoros en un mundo vedado a los humanos. No obstante, estos logros en los aspectos narrativo y técnico, Jack, el cazagigantes del director Bryan Singer carece de ingenio y vuelo imaginativo tanto a la hora de construir el mundo de los gigantes como en los momentos de las grandes batallas en los que las coreografías son impactantes visualmente pero no deslumbran. Tampoco lo hace esta nueva versión que parece atrasar dos décadas en relación a los nuevos paradigmas del cine de aventuras.
Epica al modo de la mitología sajona El director detrás de éxitos como la trilogía inicial de los X-Men, de fracasos resonantes como Superman regresa y de films de culto como Los sospechosos de siempre aporta ahora una lograda versión de un clásico de la literatura infantil. A raíz del estreno de Hansel y Gretel: cazadores de brujas (Tommy Wirkola, 2013), mediocre reconversión del clásico cuento infantil en película de acción, en estas páginas se comentó algo acerca del agotamiento del recurso de transformar cualquier relato clásico en una de tiros y patadas (gracias Matrix). Cuando se conoció el plan de adaptar el cuento Jack y las habichuelas mágicas, casi todo el universo cinéfilo resopló esperando más de lo mismo. Hasta que revisando un poco la información se supo que el director del proyecto era Bryan Singer, el hombre detrás de éxitos como la trilogía inicial de los X-Men, de fracasos resonantes como Superman regresa y de films de culto como Los sospechosos de siempre. Su nombre aportaba algo de esperanza al asunto, porque se trata de uno de los directores, junto a Sam Raimi (trilogía de Spiderman), que mejor ha manejado grandes universos fantásticos en la última década, a pesar de los reparos y objeciones que pudieran ponerse (perdón la insistencia, pero Singer es responsable del peor Superman de la historia). No es que hacer una versión “sólo por la guita” de este tradicional cuento inglés le hubiera valido un anatema, pero sin dudas hubiera restado puntos a su handicap. No puede saberse si Jack el cazagigantes será o no un éxito en las boleterías, pero sí es posible decir que se trata de una adaptación afortunada. En primer lugar porque no se permite caer en el ya gastado recurso de “tunear” las estéticas originales abusando de la inclusión de modernos arsenales puestos a disposición del héroe ni de vestirlos con superheroicos maillots de vinilo y sobretodos de cuero negro. Y si no lo hace es porque ha sido lo suficientemente creativo como para encontrar la forma de volver a contar el cuento sin desfigurarlo, respetando su esencia y tradición. Eso representa de por sí varios puntos a favor de su versión. Lo que hace Singer es agregarle épica a la historia de Jack, el pequeño y humilde labrador que consigue unas semillitas mágicas que crecen hasta el cielo, en donde habita un ogro gigante que custodia un tesoro. Una épica que por otra parte no se aleja nunca de la mitología sajona que le ha dado origen. Estos agregados incluyen a Isabel, una princesa adolescente en busca de aventuras; Brahmwell, un rey conservador que desoye los deseos de su hija, obligándola a casarse con un noble tan obsecuente como conspirador; un grupo de valientes caballeros dispuestos a dar la vida por su rey y por su reino y un ejército de gigantes deseosos de vengar una antigua maldición que los condena a su exilio más allá de las nubes. Por lo demás, Singer se entrega a un amable juego de espejos, comenzando el relato con un padre y una madre leyendo a sus respectivos hijos un cuento sobre semillas mágicas y un valiente rey que consigue derrotar a un ejército de gigantes. De más está decir que esos niños son Jack y la pequeña princesa Isabel que, como el mendigo y el príncipe de Mark Twain, están condenados a cruzarse. Singer ha sabido también seleccionar un elenco estupendo, entre lo mejor de los actores británicos, incluyendo a Ewan McGregor y Eddie Marsan como el valiente Elmont y su ladero Crawe; a Ian McShane, más famoso por ponerle voz a infinidad de personajes de películas y series animadas, desde Kung Fu Panda y Shrek a Bob Esponja, como el rey Brahmwell (muy parecido al gracioso lord Farquaad de la primera Shrek); a la maravillosa voz de Billy Nighy para Fallon, el general de los Gigantes. Y además sumar al enorme Stanley Tucci para hacerse cargo del traidor lord Roderick (qué otro papel podía corresponderle a un norteamericano en esta película so british). Jack el cazagigantes no abusa ni de la acción ni de los efectos, apostando antes a la creación de climas que al descontrol visual estilo Michael Bay y acierta con una mirada más cercana al cine de aventuras clásico, acorde con la estética elegida para narrar. También incluye un uso interesante del 3D, sobre todo en las puestas que suponen la perspectiva de los gigantes. Todo esto habla de un director que elige poner los recursos al servicio de una inteligencia cinematográfica, en lugar de poner la tecnología sólo al servicio del ¡clin! caja. En vista del estado actual del cine industrial estadounidense, utilitario antes que artístico, este no es un dato menor. Comentario aparte merece la escena/ chiste final de la película, que de manera humorística cruza ese pasado fantástico con un presente real en más de un sentido y que permite a los más atrevidos imaginar al principito Harry peleando con gigantes. ¿Eso también sería como jugar al PlayStation?
Aventuras en talle grande Si sospechaba que Jack, el cazagigantes podría ser un buen entretenimiento, delo por hecho. De más está decir que es una película para amantes de la fantasía, la aventura y la mitología, y para aquellos que simplemente quieran empezar a palpitar estas propuestas. Ambientada en una época cercana a la Edad Media, en algún reino ignoto, es la historia de un campesino que cumple con su destino heroico, al emprender una cruzada para salvar a la princesa de la que está enamorado, enfrentando a una raza de gigantes depredadores, y de paso descorriendo el velo de la corrupción que amenaza con derrocar al bueno del rey de su comarca. La historia está bien contada, y por eso decir que mueve a algunas emociones es más que un lugar común. Realmente, lo que sucede "se siente" en la butaca: suspenso, miedo, adrenalina, admiración, sorpresa, ternura, desagrado o compasión. Por si fuera poco, el guion consigue todo haciendo las cosas de manera muy simple, sin enredarse o entrar en complicaciones innecesarias. Y hace la historia accesible para los niños: probablemente ellos se interesarán, y quizá se impresionarán, en algunos pasajes, pero en general están cuidados. Más allá del contenido belicoso del relato, pasarán por algunos momentos truculentos, aunque estos han sido meticulosamente apartados de la vista, y solamente son sugeridos. El autor de la historia es Christopher McQuarrie, quien hace tiempo escribió Los sospechosos de siempre y, hace poco, Jack Reacher. En un futuro saldrá al ruedo con Misión imposible 5 y Wolverine. Volviendo a Jack, el cazagigantes, hay que elogiar también a sus actores, como Stanely Tucci, y Ewan McGregor, entre los más famosos. Pero el otro gran pilar es el buen uso de los efectos especiales. La escena en que los frijoles mágicos dan origen a la planta que trepa hasta el cielo (donde moran los gigantes) haciendo trizas una casa de madera y dejando a sus ocupantes atrapados entre los poderosos tallos, es admirable. La batalla donde los gigantes pretenden tomar por asalto el castillo se torna espectacular. La utilización del foso, la cinchada para apoderarse de la gran puerta de madera, los ingeniosos proyectiles incendiarios, ponen en vilo.Y hay más, mucho, en una película llena de sorpresas.
El amor y la aventura entre dos jóvenes unidos por el peligro. Él un granjero pobre y ella una Princesa. Una vez más llega a la pantalla otro cuento de hadas británico, “Las habichuelas mágicas” y “Jack the Giant Killer”. Esta adaptación se encuentra dirigida por Bryan Singer (responsable por ejemplo de: “Los sospechosos de siempre" en 1995; "X-Men 2" en 2003), escrita por Darren Lemke, Christopher McQuarrie Dan Studney. Los protagonistas: Nicholas Hoult, Eleanor Tomlinson, Ewan McGregor y Stanley Tucci. El director se tomo su tiempo para que el espectador conozca a los protagonistas desde pequeños, junto a sus seres queridos, mostrando sus inquietudes, sus sueños, sus travesuras, sus intereses y el deseo de vivir nuevas experiencias.Allí esta Jack de niño (Michael Auto) junto a su Padre (Tim Foley) y por otro lado la Joven Isabelle (Sydney Rawson) junto a la Reina su madre (Tandi Wright) .Diferentes crianzas, la misma época, pero eso no quita que puedan tener el mismo espíritu. Pasan los años y allí esta Jack (Nicholas Hoult, actúa en la recientemente estrenada “Mi novio es un zombie”), tímido, un ser noble, de buen corazón y de espíritu aventurero. Vive con su tío pobre después de la muerte de su padre. Dadas sus necesidades se dirige a la Ciudad para vender su caballo, que además era su amigo y compañero (en el cuento era una vaca). Pero una vez allí se mete en problemas: primero sin saberlo defiende a la bella princesa Isabelle (Eleanor Tomlinson, uno de sus trabajos como Fiona Chattaway en “Alicia en El País de las Maravillas”, 2010) y luego debe ayudar a un monje que le entrega una bolsita con frijoles mágicos que jamás deben mojarse. Una Princesa inquieta no quiere obedecer a su padre, el Rey Brahmwell, (Ian McShane) como solía suceder en esa época, ya que el proyecto de este era que se case con Lord Roderick (Stanley Tucci), quien le lleva varios años. Este consejero del rey solo desea quedarse con el trono. Ella decide escaparse y su refugio sin saberlo es la casa de Jack, pero en cuestión de minutos uno de los frijoles se moja y se desata el desastre. Ahora la Princesa Isabelle se encuentra muy lejos y un grupo de valientes intenta rescatarla, cada uno con un fin distinto: Lord Roderick, y el secuaz de este, Wicke (Ewen Bremner) quieren usar la corona de oro para controlar a los gigantes. Por otro lado Elmont (Ewan McGregor), el líder de la guardia de del rey, que está dispuesto a entregar su vida; y Jack un joven puro deslumbrado por los encantos de la Princesa. La película es muy entretenida, y mediante algunos toques de humor el espectador ingresa a un mundo de fantasía. Una gran batalla épica con un ejército de gigantes peligrosos (similar a "El señor de los anillos" de Peter Jackson), excelentes efectos visuales y un gran despliegue tecnológico, bien narrada, no decae, y muy colorida. La propuesta es para toda la familia, pero existen algunas escenas algo aterradoras para los más pequeños. Los gigantes son muy feos, asquerosos, malos y sus pisadas hacen temblar el piso como “King Kong” y los dinosaurios de “Jurassic Park”. El personaje que compone Bill Nighy (la cabeza grande) y John Kassir (la cabeza pequeña) como Fallon, es asombroso. La historia nos deja varios mensajes como por ejemplo: los valores humanos, el coraje, el cinismo, la lealtad, entre otros. Cuenta con la muy buena actuación de Stanley Tucci en el papel de un villano, Ian Macshane como el Rey (el Barbanegra de “Piratas del Caribe” y Beith en “Blancanieves y el cazador”) y Ewan McGregor un fiel servidor del rey. Los otros protagonistas Nicholas Hoult y Eleanor Tomlinson (del gusto adolescente), están correctos. La podes ver hablada en español y subtitulada, en 2 D y 3D.
Gigantes muy juntos y apretados Señalar una película como "infantil" no es lo mismo que atender a su presunto público cautivo. En verdad, la segmentación de audiencia poco importa en esta nota. Lo que interesa, en todo caso, es si se trata de una película digna, más allá de si está pensada para un público mayor, menor, o de cuantos años se quiera. En este sentido, nada podría justificar el infantilismo de un film como Jack el cazagigantes. Lo dicho porque se trata, también, de la última película de Bryan Singer, responsable de títulos como Los sospechosos de siempre, XMen, El aprendiz (de lo mejor que se haya hecho a partir de un relato de Stephen King), productor de la serie televisiva House, entre tanto más. Hay un recorrido de interés que acompaña a Singer, y que etiqueta cualquier emprendimiento suyo con una cuota de relieve. Al menos para quien aquí firma. De modo tal que, al momento de iniciar un film como el que aquí se refiere, entre cuentos de hadas narrados a niños, entre relatos imbricados que promoverán, como se debe, la irrupción de la fantasía más allá de las páginas... Nada mejor. Todo muy bien. Situados en el reino de Albión, entre triquiñuelas de palacio, con el hijo de un campesino como héroe, al rescate de la princesa, provisto de habichuelas mágicas, y tan astuto como para patear gigantes. Pero, para ser sinceros, esto es lo que se verá: vértigo de acción superflua, cortes de pelo a la manera de un programa de Disney Channel, superposición de gigantes (nada de sorpresa o miedo o algo parecido), un anillo/corona de poder (muy, pero muy, Tolkien), adolescentes en apuros al estilo Narnia, etc. Es decir, una sumatoria de golpes de efecto que ya se conocen y se consumen de modo habitual en el cine hollywoodense, con la tropelía de cuentos de hadas clásicos "modernizados". ¿Por qué infantilismo? Porque no se trata de pensar que un film, por estar "dirigido" a los "pequeños", deba ser así; sino porque es una película que subestima al espectador al maltratarlo por poco inteligente. Reducido expresivamente, Jack el cazagigantes es poca cosa, casi uno de los tantos capítulos de series televisivas teenagers norteamericanas, con más efectos digitales, y con grandes intérpretes que nada aportan: Ewan McGregor, Stanley Tucci. En un no muy lejano artículo, Ray Bradbury se quejaba ante la proliferación de momias en la nueva La momia, con Brendan Fraser. Contraponía el detalle de la venda suelta, caminante, tras los pasos de Boris Karloff, en el film pionero de Karl Freund, de 1932. Allí estaba, y todavía, la artesanía para contar y saber cómo provocar, estimular, al espectador. Lo mismo para estos gigantes, tantos que poco importan, que nada suscitan, que poco peligro significan. Si no es el espectador quien vive las peripecias, tampoco podrán los personajes hacerlo. Allí el acento mayor, el que tanto se descuida mientras se justifica un mismo proceder fílmico, aburrido pero comercialmente exitoso.
Pequeño gran hombre Este filme es una relectura antojadiza del cuento de hadas “Jack y las habichuelas mágicas”, de autor anónimo y popular, a veces mal atribuido al gran escritor danés del siglo XIX, Hans Christian Andersen La primera gran modificación del texto original es la edad del protagonista, de ser un niño que desobedece a la madre pasa a ser un joven en edad de empezar a construir su propia historia, léase, en edad de merecer, entiéndase de enamorarse no sólo a primera vista. Todo esto para poder organizarla como una película a pura accion, de aventuras, romántica, fantástica, todos los géneros están entrecruzados, pero también por su estructura bien armada, lo que arroja un buen resultado. La segunda modificación es que no hay sólo un ogro ciclope con un gran tesoro al que robar, sino que la preponderancia del texto esta imbuido de otras significaciones, la amistad, el honor y la inteligencia como valores supremos, el esfuerzo, el coraje, el amor, secundándolos. La historia se centra en una antigua leyenda, casi mítica, de un reino sin ubicación ni espacial ni temporal, sólo que ahora es en nuestro mundo, y de la existencia de gigantes que fueron expulsados de esta tierra y enviados a otro lugar sin posibilidad de retorno. En este reino donde Jack (Nicholas Hoult) es un joven peón que encuentra unas habas mágicas, una de las cuales extravía y al mojarse crece rápidamente llegando hasta el cielo. Paralelamente Isabelle (Eleanor Tomlimson), la hija del rey, es toda una princesa en edad de desobedecer antes que de casarse, menos aún cuando no quiere al candidato que intenta imponerle, razón por la que se escapa escalando esa planta interminable. El rey manda en su rescate a un grupo de sus más fieles súbditos, incluido el prometido de la princesa, Roderick (Stanley Tucci), y Elmont (Ewan McGregor) su capitán de confianza. Con ellos irá Jack, nuestro héroe en el sentido más amplio del termino, y al mismo tiempo más estricto, es el personaje actancial, el que hace, siempre movido por razones altruistas, al que las diferencias de edad no lo subsumen, ni las diferencias de tamaño lo amedrentan, como demandan los textos de aventuras. No todo sale como está previsto y los gigantes, liberados en la Tierra por primera vez en siglos, trataran de conquista la tierra de la que ellos se creen dueños pues supuestamente alguna vez les perteneció. Lo más eficaz del filme es el modo en que encara el relato su director Bryan Singer, el mismo de “Los sospechosos de siempre” (1995), ya que pone todo su saber en como mantener vivo el interés del espectador, no sólo desde el discurrir de las imágenes sino de la forma que presenta y construye el relato y los personajes, sus dobleces, y su desarrollo. Para eso cuenta con la inestimable colaboración de Christopher Mcquarrie, quien también colaboró en la mencionada “Los sospechosos de siempre”, como coguionista con Darren Lamke y Dan Studney, a lo que se suman las muy buenas actuaciones de los protagonistas y sus secundarios, ya mencionados, como así también el irreconocible Billy Nighy como el gigante General Fallon, el líder de sus pares, o el muy buen actor Ian MacShane en el papel del rey. Sin olvidarnos de mencionar el diseño de producción, una superproducción donde cada elemento que la conforma esta justificado, con una muy buena dirección de arte, el vestuario en particular, especialmente la puesta en escena, pero los laureles se los lleva el montaje, sobre todo en las escenas de acción, o más específicamente de la batalla final, donde todo hace notar estar al servicio del relato. Un filme que entretendrá a los más chicos, pues no olvida que su origen es un cuento de hadas; atrapara a los jóvenes, pues la heroicidad juvenil, la intrepidez, la desobediencia bien entendida y el amor puro siempre prenden; hará que los grandes tengan añoranzas, cada anciano que encuentre sus razones, posiblemente ya estén plasmadas en esta nota.
Cuestión de altura La oferta del cine de aventuras, destinado a un público infantil o juvenil, y en 3 D, crece en cantidad pero, como en este caso, no en calidad. No es que “Jack, el cazagigantes” sea una mala película. Se podría decir que se deja ver, pero llega un momento en que la historia se torna tan previsible que aburre. Adaptada de “Jack y las habichuelas mágicas”, la película se dispara con un niño que sueña mundos imaginarios a partir de la trama de un cuento. Diez años después, todo se desanda a partir del derrotero de Jack y aparecen puntos de contacto entre el sueño de aquel niño y este joven aventurero. Bryan Singer, el mismo director de la saga de “X-Men” que ganó prestigio desde “Los sospechosos de siempre”, apeló más a los golpes de efecto que a contar una historia sensible y audaz. De este modo, quedarán en la retina del espectador la imagen del ojo del gigante en primer plano y en tres dimensiones, en detrimento de una aventura que invite a reflexionar o, simplemente, que conmueva. “Jack, el cazagigantes” es la vida de un peón agrícola que recibe unas raras semillas como paga a cambio de su caballo, sin saber que, en contacto con el agua, darán origen a unos tallos gigantescos y destructores. De una valentía inusitada y alentado por el amor de una bella princesa, Jack se enfrentará a desafíos impensados hasta entonces. Con muy pocas armas, deberá derrotar a una legión de guerreros liderada por un temible gigante de dos cabezas. El objetivo será liberar a un pueblo y que el reinado deje de estar en manos de los más perversos. Con actuaciones poco convincentes, apenas se destaca el rol de Stanley Tucci, como el malvado Roderick. El filme deja abierto al final una pista que abre el juego hacia una secuela. Un guiño que tiene más que ver con un deseo comercial que con lo que la historia realmente se merece.
Entretenimiento bien entendido Jack es un huérfano de madre a quien su padre campesino le cuenta acerca de la invasión de una raza de gigantes al reino en el que viven, y que fueron detenidos por el rey Erik, portador de una corona con poderes. La misma historia le es contada a Isabel, una niña de su misma edad, sólo que ella duerme en la cama de una futura reina, heredera del mismísimo Erik a quien refiere la leyenda. Aunque muchos descreen de la historia, algunos dicen que fue real y que los enemigos llegaron de tierras sobre las nubes, bajando por los brotes gigantes de unas habichuelas mágicas que germinan muy rápidamente en contacto con el agua. De ser cierta, quien poseyera esa corona y esas habichuelas, tendría el mundo entero a sus pies. Los niños crecen, pero algunas de sus fantasías infantiles se mantienen vívidas, y en esto coinciden Jack e Isabel, él a expensas de un tío déspota y ella, de un padre temeroso, que quiere asegurar el futuro de la corona casando a su hija con su más cercano colaborador, aunque a simple vista, no tan fiel como se espera de él. No obstante, los jóvenes --cada uno a su modo-- siguen buscando su propia aventura y coincidirán en ésta cuando, en circunstancias imprevistas, Jack se encuentre en posesión de las mentadas legumbres e Isabel huyendo a través del campo, bajo una lluvia torrencial. El guión de esta película de Bryan Singer es el resultado de la fusión de dos leyendas orales inglesas: Jack y las habichuelas mágicas y Jack, el matagigantes. En la medianía narrativa entre los relatos directamente destinados a los niños o los dedicados a los adultos, la película se desarrolla entre escenas de acción, romance, humor e intriga en medidas justas. Escenas que ni conceden pero respetan el bienestar de los espectadores más impresionables; secuencias épicas que aprovechan la construcción de magníficos escenarios por vía virtual y las actuaciones de un elenco donde destacan Ewan McGregor y Stanley Tucci, van construyendo una trama que se gana el espacio de entretenimiento sin más ambiciones pero bien entendido.
Sí, tal cual, otro cuento de hadas llevado a dimensiones épicas, 3D, pantalla gigante, gente que vuela, monstruos imposibles, etcétera. Funciona de a ratos porque, a esta altura, lo maravilloso se termina convirtiendo en un lugar común, y el realizador Bryan Singer -ocasionalmente talentoso: recuerden Los sospechosos de siempre o la segunda película de la saga X-Men- no logra imponer el tema del diferente atrapado en un mundo que no puede manejar (su tema, digamos) a una historia que desborda visualmente pero no emocionalmente.
Bryan Singer se sube al tren de los que revercionan y adaptan clásicos infantiles a nuestra era de cine. Con mucho CGI, 3D y demás parafernalia de esta década, Jack el Cazagigantes reversiona aquel cuento que conocimos como “Juanito y las Habichuelas (o habas o judías o porotos o frijoles) Magicas”. Veamos si sobrevive para contar el cuento. Una Fabada El cuento empieza con otro cuento, donde nos dicen que unos monjes con ansias de llegar al cielo para conocer a Dios, crean unas semillas mágicas que crecen sin parar. El tema es que según parece, entre la tierra y el “Cielo” hay muchas cosas, siendo una de ellas la tierra de los gigantes. Luego de una guerra entre ambas razas, un valeroso rey logra expulsarlos y guardar las ultimas habas mágicas en su sepultura, convirtiendo la realidad en una leyenda olvidada. Hasta allí, el plebeyo Jack y la Princesa Isabelle crecen con estos cuentos con ansias de encontrar siempre aventuras y demás. Obviamente la vida les deparara justamente eso, si no, no habría película, mis amigos. Carton Corrugado o Madera Noble Realmente Singer es un director cuanto menos respetado por quien les escribe, por lo cual si bien siempre estas historias me parecen tiradas de los pelos y tan solo una moda y oportunismo marketinero, esperaba de Singer al menos un producto presentable. Y es eso justamente lo que logra, una película prolija y correcta. Con la magia del CGI (Imágenes Generadas por Computadora), cualquier película tiene buena fotografía y efectos especiales, es por eso que al estar estandarizado de algún modo, es el guion el que debe sorprender y aportar algo realmente o nuevo y sorprendente a la mezcla. Bueno, esto no pasa. Si bien como dije el guion es correcto, sin demasiado baches. Queda en manos de los actores llevar montarse al hombro la película y llevarla adelante. Es aquí donde el zombie enamorado entra en acción, Nicholas Hoult cumple de manera correcta su papel y lo mismo relamente se puede decir de Eleanor Tomlinson en su papel de Isabelle. Ni brillan ni defraudan. Si se puede apreciar un poco mas de compromiso con el personaje del lado de un tipo como Ewan Mcgregor, quien se toma en serio su laburo y cumple llevando adelante, sobre todo algunas escenas de acción con su personaje bastante querible. Una pena que no pueda hablar de Bill Nighy en su rol de General Fallon de los gigantes, ya que vi una versión doblada al castellano. Una pena. Tambien suma un tipo como Stanley Tucci en su rol de Roderick, malo, malo, malo. ¿Pero y La Sustancia? No hay mucha y no la esperen demasiado, no nos olvidemos que es un cuento clásico para chicos (y no uno de los mejores) adaptado al cine pochoclero metegente y vendetickets que nos ofrece Holywood hoy en dia. Mas alla de la historia de la princesa que no puede casarse con el plebeyo, pero al final si lo termina haciendo, no hay mucho mas que contar. Aventuras, buenos efectos y sobreutilización del CGI. Al menos queda el consuelo de ver que Singer no se subió al caballito del 3D, ya que su utilización es escueta, sutil y para nada exagerada, punto a favor. Si hay un párrafo aparte en lo que respecta al final de la historia, la cual obviamente no voy a develar, tiene una vuelta de tuerca mas que interesante, y deja las bases lista para una secuela, no solo inesperada, si no que me encantaría ver. Asi es, creo que una posible (pero no factible) secuela de esta película, puede llegar a tener mas atractivo y ganncho que la historia original, ya van a ver porque se los digo. Conclusion Jack el cazagigantes, no es una obra indispensable en la vida de cualquier cinéfilo, pero si es una peli para pasar el rato si se tiene hijos, sobrrinos o similares. Tambien podemos ir los grandecitos solitos, pero sabiendo que no vamos a encontrar demasiado terreno firme donde hacer pie. Buen producto, prolijo y al menos bien terminado, que no sobresale por su factura, pero si al menos, tiene algunos chispazos desde la inteligencia de la aproximación a la historia, y su simpatico final con una vuelta de tuerca mas que interesante. Hagan lo que hagan, que no se mojen las semillas…
Jack se anota un Poroto (mágico) En 1962, Nathan Juran un especialista en cine clase "B" realizó "Jack, el Matador de Gigantes", un ejemplo hoy visto con la inocencia y cierto encanto nostágico en parte a los FX señeros de Ray Harryhausen y en la línea de las aventuras de la serie de "Sinbad". Siempre es bueno para el cinéfilo hallarse frente una nueva versión de esos cuentos fantásticos llenos de magia y aventuras sin fin, aquí como se sabe el cuento tomado es el sempiterno "Jack y las habichuelas mágicas", tambien hay que recordar que existe una versión de Disney donde el protagonista en versión animada es el ratón Mickey. El realizador Bryan Singer (el mismo de "Los sospechosos de siempre", "X-Men", "Operación Valquiria" y otras), tuvo la oportunidad de rehacer la historieta con un generosísimo presupuesto y unos personajes diseñados de última generación para redondear la célebre leyenda que incluye la guerra entre los habitantes de un reino y una horda de curiosos gigantones. Pero algo curioso es ver que la propuesta navega en aguas de lo infantil tanto como en lo light-sádico, así uno se pregunta para quien realmente esta pensada la película, hay que ver que en sala uno siente como los muy niños espectadores al inicio pasan una largo tiempo aburridos sin entender tanto palabrerío y que luego podrán asustarse. Eso si, la producción no escatimó en contratar actores relevantes como Ewan Mc Gregor, Stanley Tucci e Ian MacShane, mostrar una notable fotografía, una dirección de arte maravillosa, y si uno saltea aquello de la confusión de para quién realmente está dirigida, se podrán pasar casi dos horas de buen y seguro entretenimiento.
Jack y las habichuelas En la previa, Jack el Cazagigantes promete ser una película innecesaria, de esas que, incluso antes de ver el tráiler, sabemos que fueron hechas por encargo y que su único objetivo es recaudar. Espejitos de colores para niños. El poster no ayuda mucho a desbaratar ese prejuicio y los primeros minutos de la película tampoco. Todo comienza con un montaje paralelo básico y feo, entre dos hogares, uno rico y otro pobre, donde se le cuenta la misma historia a un niño y a una niña, uno plebeyo y la otra princesa. Sigue con imágenes que grafican esa historia que están oyendo, la de Jack y las habichuelas mágicas claro está, y esas imágenes son aún más básicas y feas que el montaje. Quizás todo esto le juega a favor, porque cuando las expectativas ya están por el piso y se pierde toda fe en que esto mejore, remonta considerablemente. Nos encontramos ante una película de aventuras infantil, con todo lo que debe tener una película de este estilo. No se mueve de la estructura clásica del género, no tiene que hacerlo, pero logra esquivar ciertos clichés molestos de las películas por encargo. Para empezar la princesa no es objeto de deseo de nadie más que del héroe, el villano con el que se tiene que cazar no la quiere, y el gigante lo único que quiere hacer con ella es comérsela (literalmente). El 3D acompaña la narración y se pone a su servicio, no hay escenas exclusivamente para "sorprender" al espectador que ve como las imágenes se le vienen encima (ya pasó el furor de esta tecnología, dejen de tratarnos como idiotas). Incluso hay un gran uso en las escenas donde la cámara se posiciona en picado para simular una subjetiva de los gigantes, que logra hacernos creer que estamos viendo gente muy pequeña. Los villanos se van tomando la posta, al morir uno aparece otro, lo que hace la historia menos predecible y más llevadera. El director Bryan Singer (Los Sospechosos de Siempre, X-Men, Superman Regresa, entre otras) ya nos tiene acostumbrados a películas que, gusten o no, entienden el tono de lo que está contando. Uno de los guionistas es Christopher McQuarrie, también guionista de Los Sospechosos de Siempre y director de la muy buena Jack Reacher: Bajo la Mira, estrenada este año. Jack es interpretado por Nicholas Hoult, el niño de Un Gran Chico que hace poco protagonizó Mi Novio es un Zombie. Su cara lavada de imperfecciones y gestos acompañada por un peinado inverosímil calza perfecto con la irrealidad de la fábula que se está contando. La joven Eleanor Tomlinson interpreta a la princesa Isabelle. Ewan McGregor es el caballero de la corona, que no está caricaturizado ni exagerado, está a tono con una película que no hace del humor y la autoconciencia una parodia obscena. Qué distinto hubiese sido este papel interpretado por un monigote como Johnny Depp. El gran actor de reparto Stanley Tucci es el primer villano. Además hace una aparición una institución en lo que refiere a películas de aventura: el pequeño Warwick Davis, que participó en varias producciones del género: El Retorno del Jedi, Laberinto, Willow, La Amenaza Fantasma, Harry Potter, Narnia y muchas otras peliculas de aventura menos conocidas. Jack el Cazagigantes es una buena película infantil. Se puede hacer cine para niños sin hacer un cine efectista y vacío. Bryan Singer nos trae una vez más una aventura con buen tiempo y consciente del género.
Aventura agridulce "Jack el cazagigantes" es la nueva producción del director Bryan Singer, responsable de muy buenas películas como "Los sospechosos de siempre", "X-Men", "X-Men 2" y "Valkyrie". Lamentablemente, también dirigió algunos fiascos como "Superman regresa" y "Public Access". Esta adaptación del cuento de Jack y las habichuelas mágicas se podría decir que se encuentra en un punto intermedio entre los logros y las pifiadas de Singer. Las expectativas que tenía eran demasiado altas para una versión cinematográfica de este tipo, pero aún así el gusto que me quedó fue bastante agridulce. Entre las cuestiones para resaltar está la valentía de crear un mundo de CGI con personajes protagonistas virtuales y salir airoso del tema. No es fácil lidiar con una producción tan grande, pero Singer es un tipo que ya tiene experiencia en el tema. Los gigantes están bien diseñados, haciendo un buen juego entre lo caricaturesco y los rasgos físicos humanos. Otra cuestión positiva tiene que ver con intentar rescatar el espíritu aventurero ochentoso, ese que nos hizo amar el cine con films como "Willow", "La aventura sin fin" o "Leyenda", aunque en el intento se quede un poco en el camino. Por último me parece justo decir que hay algunas escenas de batallas épicas muy bien realizadas, que entretienen y cumplen con lo que prometía el trailer promocional. En cuanto a los aspectos negativos, lo primero que no me convenció es la indecisión acerca de inclinarse más hacia la comedia o mantenerse en la senda de la seriedad. Se notaba por momentos algunas escenas que trataban de ser humorísticas, pero lo único que lograban era transmitir un infantilismo que no hacía reír sino dudar de la calidad de la narración. Otra cuestión no muy positiva tuvo que ver con la duración. Se debe tener mucho cuidado con este tema, ya que si la historia no es lo suficientemente rica y el "in crescendo" no está bien manejado, se cae en momentos muertos que no hacen otra cosa que bajarle categoría a lo que sí estaba bien hecho. En "Jack el cazagigantes" hubo varios momentos de este tipo, de relleno, como para dejar contento a los estudios de producción y estirar el chicle para justificar el presupuesto, que por cierto, fue demasiado elevado para el guión que armaron. Bryan Singer en un director que me gusta, que a mi manera de ver las cosas, entiende al espectador, pero con este producto creo que las cosas se le fueron un poco de foco. Me confieso ultra fan de la franquicia X-Men, por lo que espero fervientemente que su actual proyecto, "X-Men: Days of future past" esté más cerca del Singer de "X-Men 2" o "Los sospechosos..." y no tanto de este Jack que deja un gustito a poco.
Jack el Cazagigantes es una aventura con mucha acción, que a pesar de no romper ningún molde, te hace pasar un rato agradable. La historia es simple y muy naif, pero está bien narrada como para mantener al espectador atento, y lo más importante, despierto durante toda la proyección. Lo que sí...
A todo el mundo le han vendido buzones ó habichuelas sin magia. Sentimos que nos hicieron lo mismo con Jack, el Caza Gigantes, film en el que los grandulones del título no resultan del todo convincentes en plena era Weta y la acción -de haberla- resulta deslucida y monótona. Hay una obsesión por lo épico que, últimamente, parece teñirlo todo. Si no tiene corte épico, no vale nada. Entonces, una fábula foránea (como casi todas, cabe aclarar) que tal vez recordemos con simpatía por obra y gracia de Mickey and the Beanstalk (1947), se convierte por arte de magia habichuélica en un aburrido culebrón colmado de ambiciones de poder: Siempre hay alguien que está bancado por alguien más, y ese alguien más quiere serrucharle el piso a alguien más, para así acceder a la corona porongona de alguien más. Para hacerla corta: Jack (de buenudo que es, nomás) le brinda ayuda a un fraile que le paga el favor con un puñado de porotos sumamente valioso. Si cometemos la estupidez de mojar dichas legumbres, se puede llegar a pudrir todo. Desde Gremlins que un chorrito de agua no genera tanto quilombo. Los porotos germinan y extienden sus tallos hasta el mismísimo cielo, más allá de las nubes, donde yace el reino olvidado de los gigantes que ahora deciden bajar y descontrolar todo, aprovechando el monumental y venoso puerto USB que mamá naturaleza acaba de erectar en generosísima donación. Por circunstancias que sería mejor observar en el film y no aquí, un grupo de soldados encabezado por Ewan McGregor (solvente y eficaz incluso en papeles como este) debe subir al reino de los gigantes para rescatar a la princesa de turno, que previamente en la historia se fijó en Jack, andá a saber por qué. Jack también forma parte del convoy de rescate. Hay secuencias muy bonitas en la tierra de los gigantes, pero muy esporádicas. No terminamos de entender por qué llueve tanto allí, si tenemos en cuenta que dicha urbe se alza sobre las nubes y no debajo de ellas, pero no importa. Hasta ahí, la cosa queda en el baile... pero por poco tiempo, pues los deseos monárquicos de un par de sujetos hacen que la atención se dirija (a la fuerza) hacia otros sitios más matrimoniados con Thame of Grones que con una historia en la que podríamos habernos divertido viendo a cuatro seres humanos ahogándose en el tazón de sopa de un gigante con flequillo. Una corona ancestral dotará a su portador de las fuerzas que -tal vez- definan el destino político de uno y otro mundo. Figurón harto repetido en estos días en los que la épica del poder parece ser lo más de lo más. Demasiado grande, hipertrofiado y (por sobre todo lo demás) aburrido, sobre todo si no sos un gigante y particularmente no te sentís uno.
"Aventuras a la antigua" Luego de casi 5 años de ausencia finalmente Bryan Singer volvió a la pantalla grande incursionando por primera vez en un género maravilloso como lo es el de las aventuras y, lleno de elementos fantásticos, logró crear una verdadera joyita. Tómese esto último como lo que realmente es: El cine de aventuras es una de las vertientes menos explotadas últimamente en el séptimo arte y dicho panorama hace que la mayoría se olvide de todo lo grandioso que contiene este género, aun teniendo al frente suyo grandes exponentes como en este caso. Hay toda una generación que piensa que “El Señor de los Anillos” es la obra fundamental del cine de aventuras sin saber que por detrás de ella hay sagas mucho más importantes y entretenidas como las de “Indiana Jones”, “Volver al Futuro”, “Los Goonies”, “Peter Pan”, “La Momia” y películas clásicas como “Cuenta conmigo”, ”El Ultimo de los Mohicanos” y las más recientes “Tron: El Legado” y “John Carter”, entre otras. Por eso cuando salen a la luz films como “Jack el cazagigantes” hay toda una horda de personas que con el pretexto de “es parecida a tal otra” se pierde la gran oportunidad de pasar un momento fantástico dentro de una sala del cine gracias a un producto que, sin demasiadas pretensiones, cumple a raja tabla todos los requisitos para matar el aburrimiento. Basada en el cuento anónimo mundialmente conocido como “Las habichuelas mágicas”, la nueva película de Singer sigue los pasos de Jack (Nicholas Hoult) quien en su lucha por salir de la pobreza termina consiguiendo unas extrañas habichuelas mágicas que, en el medio de la lluvia, se convierten en una especie de escalera que se dirige hacia el reino donde habitan los temibles gigantes que aguardan ansiosos por sembrar el caos en la tierra. Si bien esta ultima parte, agregada por los guionistas Christopher McQuarrie y Dan Studney, es algo completamente nuevo en la archireconocida historia, sirve bastante para darle más acción al relato, mientras que las dos primeras partes del film de Singer cumplen al pie de la letra los vaivenes del cuento. Quizás por eso la primera mitad de esta producción puede resultar un poco más lenta y el peso del relato se apoye en ese elenco coral que presenta el film compuesto por Ewan McGregor, Stanley Tucci, Ian McShane, Eddie Marsan, Ewen Bremmer y la bella Eleanor Tomlinson. Sin embargo una vez que los gigantes copan la parada y toman la posta en la película, el trabajo de Singer se convierte en una montaña rusa plagada de adrenalina e imágenes espectaculares que, realzadas de forma magistral por el excelente uso del 3-D, termina de ofrecer un producto que entretiene en toda regla tanto a grandes como a chicos. La batalla final contra los gigantes son los gloriosos minutos que consolidan a esta propuesta como un gran exponente del cine de aventuras. Así que pedirle algo más a “Jack el cazagigantes” es completamente ridículo e innecesario, ya que su principal objetivo lo cumple con creces. Y si alguno no lo tiene todavía claro, se trata solamente de despejarnos la cabeza por un buen rato y hacer volar nuestra imaginación a lugares increíbles y completamente mágicos de la mano del séptimo arte.