“¿Quieres resultados? Tenés que ir con los Schwarzenegger, los Stallone y en menor medida con los Van-Damme” (Bart Simpson) Yippee ki yay, motherfocker! Los mercenarios liderados por Barney Ross regresaron a la pantalla. Stallone vuelve a juntar a casi toda la troupe (Mickey Rourke esta vez dio un paso al costados) para continuar con esta franquicia que se va a convertir en un deleite para los cinefilos nostálgicos que se criaron viendo películas de acción durante los 80 y 90. Cuando parecía que Hollywood se había olvidado de ellos, Stallone decidió inyectarles vida y hacerles un homenaje a todos juntos, con parodias incluidas. Esta secuela supera con creces a la predecesora, incrementando el grado de autoconciencia, parodia y violencia desenfrenada. Desde la primer escena, un rescate en Nepal, los protagonistas invaden un pueblo y destrozan cualquier cosa que camine armada. Mientras que los villanos, al menos amenazan con matar al secuestrado, estos mastodontes aniquilan sin preguntar, se regodean en la sangre, las tripas, las explosiones. Y está bien. Cualquier otro realizador los habría tomado como villanos. Stallone los pone en un pedestal. Los Indestructibles 2 tiene un argumento principal completamente absurdo y dos subtramas un poco más serias. Mr Church (Willis) le pide a Ross que consiga un mapa de una caja fuerte ayudado por una agente china, Maggie Chang (Yu). Dicho mapa lleva a un cargamento de plutonio escondido por los soviéticos durante la Guerra Fría. Sin embargo, en medio de la misión son interceptados por Vilain (Van-Damme) otro mercenario que planea robar el plutonio. Con esta excusa argumental se va desarrollando la película, esta vez dirigida por Simon West, un realizador no demasiado notorio, cuyo mejor crédito era Con Air – Riesgo en el Aire con Nicholas Cage. Al tiempo que West desarrolla esta historia, se abren dos subtramas relacionadas con los sentimientos del personaje de Ross (un seudo romance con Maggie y la venganza por un miembro de su grupo al que Vilain asesina). Esto provoca que la acción y la comedia se frene un poco, tratando de aportar un poco más de humanidad al personaje, y permitiéndole al semental italiano que se destaque como actor dramático. Sin embargo, West, sabe aprovecha mucho mejor los personajes secundarios y explota el materia extranarrativo que los “actores” mismos le dan a la trama. De esta manera, Dolph Lundgren se convierte en el cómic relief de la historia, demostrando mucha gracia para reírse de sí mismo, su brutalidad e incluso su doctorado en química (que proviene de la vida real). Por otro lado, las breves apariciones de Schwarzenegger y Willis son realmente notables. Ambos crean una buddy movie, una pareja despareja dentro de la película con diálogos que remiten a los anteriores trabajos de ambos. Y si de autoparodias hablamos, los pocos minutos de Chuck Norris en pantalla están dirigidos a los fans del campeón de Karate, que a los 72 años se mantiene en forma. Absolutamente todas sus escenas remiten a la películas que Norris filmó a fines de los ’70 y principios de los ’80 con Golan Globus. Es notable, como ninguno de los chistes se agota, y son completamente efectivos. No habría forma de ridiculizar a estos “héroes” de otras décadas que si no hubiesen estado ellos mismos. Incluso Van-Damme en su rol de villano funciona a la perfección. Se encuentra cómodo, disfruta siendo sádico, ya que nunca tuvo esa oportunidad en los films exitosos. Cada personaje, termina siendo funcional al argumento, cada muerte es más ingeniosa y sangrienta. Se trata de una automática experiencia de culto, donde se explota la limitada expresividad de cada uno en función de generar humor. A diferencia de la primera parte, la bajada de línea política es menor, ya que como queda claro, el único que se identifica como estadounidense es Stallone. Más allá de las leyendas, hay participaciones relajadas de Terry Crews y Jason Statham. Es mucho menor pero aplicada la participación de Jet Li, y la desconocida Nan YU, se destaca en su rol romántico con sensualidad y carisma. Dinámica, entretenida, explosiva, grasosa y autorreferencial, Los Indestructibles 2 es la mejor película que West haya hecho hasta el momento, se encuentra entre lo mejor que cada uno de los intérpretes realizó en la vida, y se trató del mayor placer culpable del año. El sueño del pibe. ¡Solo falta Seagal!
¡No puedo enfatizar lo suficiente, cuanto QUIEREN ver esta película! Si vas a ver la secuela de Los Indestructibles (The Expendables) es porque querés ver acción, te gustan las películas de acción, y admiras a todos los próceres del cine de acción que actúan en esta peli. Rezas porque no te decepcione, anhelas irte con la panza llena de tiros y acción y rogas que todos los cameos y participaciones de los Grosos valgan la pena. Y, ¿Sabes que? ¡LO VALE! GOLPE A GOLPE, TIRO A TIRO. ¿Como hacer en frío la review de una película tan caliente en todo sentido? Quizás lo mejor sea comenzar por el principio. Los Indestructibles 2 es la secuela de aquella peli de acción escrita, producida y dirigida por Sylvester Stallone allá por el 2010. Esta secuela intenta llevar la acción mas allá, intenta traer mas Grosos, y a los cameos anteriores darles mas relevancia. Intenta ser más grande, más explosiva, más llena de acción, más satisfactoria a nivel fan/geek, intenta llenar de guiños la historia y logra TODO lo que se propone. LA TRAMA A BALAZOS. La historia es realmente una excusa para llevar adelante toda la parafernalia de tiros, mutilaciones, desmembramientos, frases hechas, cameos y demás adelante. Por lo cual es simple, chata pero súper efectiva para este tipo de películas. Formula de libro, grupo de mercenarios va a un trabajo, algo sale mal, y la cosa se hace personal, en el camino liberan a un pueblo y salvan el día. Cualquier coincidencia con previas películas esta completamente hecho a propósito. Hay plutonio y amenazas de bomba de por medio, inocentes amenazados y asesinados, y demás de fondo, pero no es lo realmente importante. Lo que importa es la acción. Una vez que la historia esta seteada, todos tendrán su momento de gloria, chiste, frase cliché y desmembramiento/acribillamiento. Y funciona MUCHO mejor que en su antecesora, en este caso, que Sylvester no dirija beneficia claramente a la película. Que de hecho es muy superior a la primera parte. HOMENAJE Y AUTOHOMENAJE. Los Indestructibles 2 es un regalo, es un regalo que estos monstruos bañados en dinero, que no necesitan hacer más películas en su vida, te hacen a vos. Si a vos que creciste con ellos. A vos que viste El Gran Dragón Blanco, o Rambo, o Rocky 4, o El Transportador, o Lone Wolf, o Terminator, o Duro de Matar, o Romeo debe morir. ¿Acaso te pensas que las participaciones de los Grosos es al azar? Cada uno de ellos cubre un rango etario de la sala del cine. Chuck Norris entretuvo a la generación que lo supo observar en los fines de los 70 y comienzo de los 80, Sly desde un poquito antes en la década de los 70, Arnold desde comienzo de los 80, lo mismo que Bruce Willis, Dolph Lundgren y Jean Claude Van Damme que nos acompañan desde mediados de los 80, Jet Li esta con nosotros desde la década de los 90 y por ultimo el genial Statham desde finales de siglo pasado y toda la primera década de este. ¡Todas las juventudes cubiertas! ¡Casi cuarenta años de películas de acción condensadas en una sola! ¿Como no disfrutar de esta película? Si tenes hasta 50 años y te gustan las películas de acción, no podes no sentirte reflejado en al menos uno de estos personajes. Y todos están acá para vos, para revivir todas esas viejas glorias en casi dos horas de película. Los guiños y homenajes vienen en cataratas, casi todas las frases que los Grosos hablan entre ellos son alusiones a sus viejas glorias. Son tantas y tan efectivas que no las quiero echar a perder aquí. Sin embargo si les voy a hacer una breve reseña de que películas se nombra u homenajea a lo largo de esta película. La de planos y momentos “épicos” de la película no tiene nombre, todo es correcto, todo funciona bien, y sobre todo, la química que se ve entre los actores es GENIAL, es como esos partidos de fútbol a beneficio, donde viejos contrincantes por fin juegan juntos y dan un espectáculo increíble, eso es “Los Indestructibles 2”, El Enzo jugando junto a El Diego, con el Bati y el Cani, junto al Cabezón, con el Pato al arco, etc, etc, etc… Realmente muero de ganas de contarles escenas especificas, guiños específicos, pero no lo voy a hacer, prefiero que lo disfruten ustedes. A lo largo de la película se referencian y mencionan de una u otra manera las siguientes películas; La saga Rambo, la saga Terminator, la saga Duro de Matar, Good Guys Wear Black, Lone Wolf McQuade, Delta Force, Walker Texas Ranger, Snatch, Mean Machine, la saga El Transportador, la saga Crank, Pulp Fiction, Halcon, Romeo debe Morir, Retroceder Nunca, Rendirse Jamás, Cyborg, Kickboxer, Soldado Universal, He-Man, Red Scorpion y seguramente me debo haber comido alguna. Todas estas pelis están referenciadas, ya sea en frases directas, poses de los actores, vestimentas, situaciones, y un sinfín de etcéteras. Como les dije, esta película esta hecha 100% para la gente. Stallone y su dupla con Statham funcionan de maravillas, al mismo tiempo que Arnold y Bruce Willis arman un buen tandem. Hay poquito de Jet Li en la película, pero lo poquito que hay lo vale. Lundgren y sus gruñidos suecos son realmente geniales. Chuck Norris y sus frases casi sin poder ocultar la sonrisa por lo que esta haciendo, les van a arrancar mas de una sonrisa a ustedes también. Y parrafo aparte para Van Damme, quien vuelve a encarar a un “chico malo”, por primera vez en 26 años. Completan Couture, Crews y Hemswoth con aceptables momentos de acribillamiento. Y esta vez hay una chica que también tira y trompea, Nan Yu. Quizás por este abanico, una de las escenas mas divertidas de a película es cuando Stallone ante la pregunta de rigor “¿De donde son?” y tras responder “Americanos”, todos atras se le rien en la espalda, y claro que si! Si tenes varios yankis, un belga, dos chinos, un sueco, un austriaco, un australiano, un británico, y un alemán (si, Willis nacio en Alemania), todo un dream team! GORE. Hubo un momento en la preproducción de esta película que se especulo con que sea apta para mayores de 13 años, lo cual le bajaba los decibeles en un 90% a su antecesora. Los fans se pusieron literalmente como locos, hasta que el propio Sly tuvo que salir a desmentirlo. ¡Y gracias a dios! La película no escatima al momento de mostrar sangre, desmembramientos, decapitaciones y demás. Pero si hay que tener en cuenta que si bien todo esto se “muestra”, no hay primero planos generosos de tripas en el piso, no se confundan. Es solo lo justo y necesario. (Y un poquito más.) CONCLUSIÓN. Los Indestructibles 2, si sos fanático de las películas de acción, no solo no te la tenes que perder, si no que va a pasar a ser un “instant Classic”. No hay manera de que no te guste o no disfrutes de esta película. Tiene todo lo que querés, pedís y necesitas de una película de acción. Tiros, patadas, trompadas, mas tiros, Grosos, gente buena salvando a la inocente, clichés, homenajes. No podes pedir más. Si lo tuyo es la acción, ESTA es tu película del año, así de simple.
Acción ochentosa e imparable "Vos regresaste muchas veces" le dice Bruce Willis a Arnold Schwarzenegger en esta secuela que ahora dirige Simon West y reúne a un elenco multiestelar. Difícilmente se vuelvan a juntar. Los indestructibles 2 echa mano a todos los recursos del género de acción para sorprender y mantener al espectador pegado a la butaca. Y lo consigue gracias a una catarata de acción imparable que tampoco deja de lado los toques humorísticos y las referencias a Rambo y Terminator. Concebida como un producto del género, como los que se hacían en las décadas del setenta y ochenta, el film se ve realista gracias a su arsenal pirotécnico (no digital, a excepción de los litros de sangre que saltan por doquier) y a su potente elenco, en el que faltaría sólo Steven Seagal. Pero él apareció en Machete, de Robert Rodríguez. Barney (Sylvester Stallone) recibe una nueva misión del misterioso Mr. Church (Willis) para encontrar una caja que tiene la ubicación de toneladas de plutonio que podrían cambiar el equilibrio de poder en el mundo. Pero algo sale mal y la venganza será el motor para que el grupo formado por Lee Christmas (Jason Statham), Gunnar (el gigantesco Dolph Lundgren), Toll (Randy Couture), Maggie (Yu Nan) y Hale (Terry Crews), persigan sin descando al villano de la historia encarnado por el astro belga de las artes marciales, Jean-Claude Van Damme. Los indestructibles 2 no descubre la pólvora pero sí logra trasladar al espectador al juego que propone la trama, con las apariciones de Chuck Norris (una suerte de salvador cuando las papas queman) y, con menor desempeño, Jet Li. Todo está listo para la acción y para los chistes que los personajes (o, mejor dicho, los actores) se lanzan entre ellos ("Somos piezas de museo") y que hacen referencia al paso de los años. El resto es puro entretenimiento y cada uno, sobre todo Stallone y Statham, tienen su lucimiento por separado. Rodada en escenarios naturales de Bulgaria, Rusia y Francia, la película cuenta con un cameo del tenista Novak Djokovic. La película sigue los clichés del género al pie de la letra (destrozos varios, armas de todo tipo, pueblos oprimidos liberados por los héroes en cuestión y villanos de temer) y deja en claro que las arrugas no quitan las viejas mañas.
El toque justo Mejor que su antecesora en su propuesta de reunir a todos los astros del cine de acción de los años ochenta (aquí se suman Chuck Norris y Jean Claude Van Damme), Los indestructibles 2 (The Expendables 2, 2012) tiene un guión más sólido y logra afianzar la franquicia instalada por Stallone a fuerza de calaveras por doquier. Más divertida, entretenida y autorreferencial, esta segunda parte se posiciona como la película de acción ideal para la generación mayor de treinta años. La historia se traslada a Albania, a donde los indestructibles se dirigen en una supuesta “misión sencilla” encargada por el Sr. Church (Bruce Willis). Una vez en el lugar, uno de la banda comandada por Barney (Sylvester Stallone), el más joven y tierno de todos -algo que no cuadra en el grupo- muere en manos de una tropa comando liderada por el villano Vilain (Jean Claude Van Damme, el malo de la película), que se encuentran en la zona explotando una mina para extraer plutonio y fabricar bombas nucleares. Para tal tarea tiene a todo un pueblo de rehén como mano de obra esclava. La primera secuencia de la película es toda una declaración de principios de aquello que el film intenta imponer como lema: en un cuartel militar en Nepal se está torturando a un rehén y el grupo “los indestructibles” va al rescate. No lo hace mediante un plan estratégico que le permita ingresar por la puerta trasera sin despertar sospecha. No. Los indestructibles van con camiones acondicionados con una muralla en su frente a toda velocidad a penetrar por el frente. Al choque. Y esto es así porque el choque frontal es su estilo de hacerle frente a los conflictos. No será ni la inteligencia ni el engaño las maneras de enfrentar al “mal”, sino los golpes de puño el único modo de solución. Por otra parte, la estructura narrativa de Los Indestructibles (The Expendables, 2010) era la fórmula del héroe: un hombre que llega a una ciudad reinada por el caos reinstala el orden, salva a la chica y luego se retira. En esta segunda parte se reitera la fórmula sumando otra probada fórmula: la venganza personal. El personaje que es asesinado del grupo tenía una relación fraternal con Barney, hecho que vuelve al conflicto personal. Ambas estructuras, la del héroe y la de la venganza, son caballitos de batalla ultra utilizados en las películas de acción que Los indestructibles 2 rememora. Y no sólo de estructura narrativa hablamos. El guión se las ingenia para darle “su” escena a cada estrella del cine de acción que nuclea la película. Así Sylvester Stallone tendrá el protagónico, Jason Statham (el héroe moderno chapado a la antigua) sus golpes de puño, Jet Li sus acrobáticas peleas, Jean Claude Van Damme su particular patada, Chuck Norris su individual presencia empuñando el arma, Arnold Schwarzenegger sus clásicas miradas y frases “terminales”, etc. Todos se lucen en la dosis justa, encontrando un equilibrio en el conjunto de la historia. Los indestructibles 2 no es una obra maestra, ni tiene pretensiones artísticas o sociales, que quede claro. Pero es una genialidad en cuanto a la fusión que propone: acción, códigos y chistes autorreferenciales. Todo lo que el amante de las viejas películas de acción espere ver en pantalla. Ciento por ciento disfrutable.
En algunas oportunidades (excepcionales, aclaro) está bueno olvidarse de los férreos parámetros que configuran el esquema de trabajo de nuestra profesión, y poder sentarse en una sala a disfrutar de una película cuya valor excluyente, sea el entretenimiento. Puro. Cristalino. Simple. Honesto. Hace tiempo, (mucho creo yo), que no disfrutaba tanto una película de acción como "Expendables 2". Para quienes crecimos con estos actores, verlos nuevamente en pantalla, juntos (nos refregamos los ojos viendo a tantos!), jugando a lo que hace años hacían muy bien, es realmente un gran regalo para el cinéfilo ochentoso. La lista de personalidades que desfila y sorprende al espectador es... incesante!! Dentro de este panorama, la emoción engaña a la percepción y al finalizar la proyección, sonreimos como nene con juguete nuevo: si, errores, debe tener, pero tanto ofrece, tanto da, "Los Indestructibles 2" que nos dieron ganas de verla nuevamente. Así de fuerte. Por el solo hecho, de pasarla bien. Recordarán ustedes que Sylvester Stallone, había sido el hombre-orquesta responsable detrás de la primera entrega de esta franquicia. Ahora, decidió dar un paso al costado y delegar, cosa que sentimos al producto le vino muy bien: dirige el gran Simon West ("Con Air", "The mechanic"), que entiende desde el primer fotograma que espera la audiencia y está dispuesto a satisfacerla, sin vacilar. Esta vez, varios nombres rutilantes se suman a la aventura y algunos, realmente, están bastante enteros!!! La historia es, lo de menos. Digamos que luego del inicio trepidante, donde el team de mercenarios rescata a un capo oriental de una prisión de máxima seguridad, volvemos a dar con el simpático Mr Church (Bruce Willis) quien presiona a Barney (Sly) a saldar una deuda que él tiene con la agencia, a través de un trabajo rápido. Sin mucha alternativa, el líder del escuadrón acepta, la tarea es recuperar una caja de un avión caído en territorio hostil. Hacia allí saldrá el super equipo (Jason Statham, Dolph Lundgren, Terry Crews y la simpática Nan You, junto al joven Liam Hemsworth) a hacer lo suyo, sin saber que quienes también buscan ese objeto son gente muy peligrosa... Cómo sigue? Aparecerá un villano (Jean Claude Van Damme), quien marcará terreno y se apoderará del preciado ítem, lo cual motivará que Barney y sus amigos (!!!) se encarguen de recuperarlo, a como de lugar. No queremos (ni debemos) contarles más. La propuesta es, clásica. De la vieja escuela, "Expendables 2", deja de lado esas coreografías circenses a las que ciertos productos del género nos tiene acostumbrados y elige golpear con sustento, menos "bonito", pero más efectivo. El trabajo del equipo de dobles es realmente impresionante. Hay acción a raduales, mucho humor negro y abundantes guiños para los que la eligen por el peso de sus protagonista, en todo momento la película mantiene la atención de su público. Lo secuestra, literalmente, y no lo deja ir. Quién no puede emocionarse viendo el regreso a la escena de Chuck Norris con una ametralladora en la mano? O sonreir cuando ve a Arnold Scharzenegger, Bruce Willis y Sylvester Stallone, en plena batalla, intercambiar bromas sarcásticas? Somos nostálgicos, que le vamos a hacer... En ese sentido, "Los Indestructibles 2" nunca se toma a sí misma en serio. Intenta suplir la falta de un buen guión (una excusa, sin dudas) con mucha testoterona, golpes, explosiones y balas a granel. Lo cual, le queda justo. No lleva la máxima calificación (aclaramos) porque estamos aún buscando que pasó con el personaje de Mickey Rourke!!! Vayan al cine. Es una fiesta. Eso si, tengan en claro que van a ver cine de acción como ya casi no se filma y veteranos de la industria, intentando volver a los primeros planos. Si aceptan el desafío, van a pasarla de primera, sin dudas!
La fiesta inolvidable Cuando hace un par de años estrenaron Los Indestructibles (The Expendables) mis expectativas eran elevadas. El producto final fue fallido por varias razones pero la principal es que no se notaba esa locura propia de juntar a esos mastodontes de acción republicana de los años 80. Al parecer, de los errores se aprende. En Los Indestructibles 2 (The Expendables 2) nos encontramos no solo con la misma banda de dinosaurios peleadores sino con más, mucho más: Chuck Norris, Van Damme, Schwarzenegger y Willis (estos últimos habían aparecido en la anterior pero sin participar de la acción) se suman al colectivo multiestelar "rock of ages" de Stallone, Jet Li, Statham y tantos otros. La historia es tan modesta como repetida. Van Damme (Vilain) quiere plutonio para vender. En el camino a ese objetivo se atraviesan Los Indestructibles. De ese encuentro un hecho convierte el trabajo en una cuestión personal. Listo, para de contar. Si acaso las segundas partes no son buenas prepárense para una hermosa excepción. Los Indestructibles 2 supera con creces la primera y entrega durante casi dos horas una fiesta ilustre. Esa pila de testosterona y anabólicos que resuelven la vida a puro disparo se prestan a una autocelebración donde el desenfreno es inacabable. Explotan al máximo todo (y a todos) pero principalmente al imaginario popular que origino la idea primigenia de estas películas, esa de ver a esos hombres y nombres en yunta. Se ríen y nos inmiscuyen a nosotros, uno siente que forma parte de esa celebración. Eso si, este festejo es un derrotero de violencia donde la muerte es moneda corriente. Y como no serlo cuando su pan de cada día durante tanto tiempo fue el de ser mensajeros de destrucción aunque se presentaran como justicieros. El film abunda en fantasía, humor e irrealidad (nosotros no vemos a Stallone interpretando un personaje, vemos a Stallone) alcanzando un grado de libertad tal que nos transmite la sensación de estar ante una reunión de amigos que, de paso, hacen una película. El desenfado queda plasmado con la fantástica (en más de un sentido) aparición de Chuck Norris. Desde el momento en que ingresa al relato el inverosímil se descontrola, ahí caemos en cuenta que la muerte es tan artificial como la sangre que salta de los cuerpos. Estamos otra vez dentro de ese código de violencia de aquellos films que supieron reinar pero trabajados desde la conciencia de su tono paródico. Los intercambios entre Stallone, Willis y Schwarzenegger son impecables. La actuación de Van Damme como un afectado villano es una delicia, concreta el difícil reto de equilibrar la balanza frente a toda esa troupe indestructible. Dolph Lundgren la descose como un frankestein desquiciado y al fin se aprovecha el talento de Jason Statham para el enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Uno de los puntos flojos quizás sea la incorporación de Maggie (Nan Yu) como contraparte romántica de Stallone, demasiado tirada de los pelos, queda diluida entre tanta testosterona avejentada. También es decepcionante la efímera participación de Jet Li. Pero no mucho más. Aquello endeble de la primera parte se perfecciona para entregar una parranda de amigos donde todo se descomprime a los tiros, y de paso, se ríen de ello. Al fin entregan lo prometido, gracias Sly por invitarnos a la fiesta.
Duros de matar. En una escena cerca del final de Los indestructibles 2 (The Expendables 2, 2012), los personajes interpretados por Sylvester Stallone, Bruce Willis y Arnold Schwarzenegger observan una avioneta que se ve antigua, pero resistente. “Esa cosa es para un museo”, dice Sly; a lo que Arnold le responde en broma “Todos nosotros lo somos”. En esos segundos, se puede resumir el espíritu de este verdadero tributo al cine de súper acción, que a base de sinceridad, humor y altas dosis de adrenalina supera fácilmente a su antecesor. No es que el primer film fuera horrendo, pero el problema que tenía era que, si bien su intención estaba en el lugar correcto, la ejecución dejaba algo que desear. La historia se tomaba bastante en serio y no daba espacio para una verdadera reunión de los grandes de la testosterona; mientras que Stallone recurría bastante y de mala forma a técnicas modernas, como la cámara en mano, la sangre digital y demases efectos especiales, lo que le sacaba disfrute a la película. Ahora, la secuela vino con cambios, iniciando con la aparición en la silla de director de Simon West, quien se destacó en Con Air - Riesgo en el aire, así como también decepcionó en Tomb Raider y la remake de Cuando un extraño llama. Afortunadamente, en esta oportunidad West logró mejorar el trabajo, y entregó un film que no carece de escenas espectaculares. Con un mejor ojo para las peleas, los tiroteos y la destrucción, esta entrega trae más y mejor acción, al mismo tiempo que logra que las leyendas del género se junten para reflejarse (con muchas carcajadas) sobre las grandes producciones que los volvieron famosos. Tras ser presionado por el señor Church (Willis), Barney Ross (Stallone) acepta liderar a su banda de mercenarios en una nueva misión para compensar la destrucción de los eventos del primer film. Pero lo que parece un trabajo sencillo resulta en tragedia con la aparición del asesino Jean Vilain (Jean Claude Van Damme), que mata brutalmente a uno de los miembros del equipo y roba un mapa con la ubicación de cinco toneladas de plutonio. Ahora, con solo días antes de que se venda el material radiactivo, los indestructibles se ponen en marcha para acabar con el grupo de Vilain, obtener venganza por el compañero caido, y frenar el posible armagedón nuclear. Si, la trama es la misma de una infinidad de films bombásticos. Si, los personajes son tremendamente unidimensionales y estereotipados (el joven soldado que tiene los días contados tras mencionar el retiro; el antagonista -literalmente llamado Vilain- que busca beneficiarse con el fin del mundo; la villa de indefensos mineros que requieren la ayuda de las grandes potencias). Si, el argumento es una mera excusa para escenas de golpes, balazos y explosiones. Pero hay una diferencia con respecto a esta película por sobre la anterior: esta vez, todo el equipo sabe esto, por lo que la destrozan al seguir completamente la corriente. Ellos son conscientes de que pasó el tiempo, pero eligen volver al ruedo aceptando los cambios que ocurrieron en las últimas décadas: Schwarzenegger reconoce su problema para volver al cine tras ser gobernador de California, Chuck Norris se ríe de su estatus como fenómeno de Internet, y, por supuesto, se siente el peso de la edad en nuestros protagonistas: no con fátiga o frialdad, sino con muchas risas y esa sabiduría que solo existió en la década de los ‘80. En esta ocasión, los miembros del elenco dan todo lo posible de si mismos y crean una auténtica camaradería nostálgica, además de que aún se mantienen en bastante buena forma. Stallone, Jason Statham, Dolph Lundgren, Terry Crews y Randy Couture tienen momentos para brillar y mostrar la química que tienen como equipo. Por otro lado, Van Damme es estupendo como el antagonista, disfrutando cada segundo de interpretar su diabólico personaje (no se preocupen fans, Jean Claude hace su famosa patada helicóptero). Mientras, Liam Hemsworth y Yu Nan hacen un buen trabajo metiendo drama como los nuevos integrantes de la brigada, la segunda ocupando el lugar de Jet Li, que lamentablemente aparece poco en el film (aunque logra lucirse en una impresionante pelea... usando una cacerola). Finalmente, Schwarzenegger, Willis y Norris otorgan las mayores risas y los mejores momentos de acción en sus roles secundarios, que serán la delicia de sus grandes fanáticos. Excepto por pequeños defectos (como el contraataque de los malos efectos por computadora, o algunos momentos que no llevan a ningún lado), Los indestructibles 2 es un gran homenaje a una bestia en peligro en extinción: el cine repleto (literalmente) de sudor y sangre, el que dió clásicos como Commando y Cobra. Explosiva, ferozmente violenta, totalmente graciosa y deliciosamente autorreferencial, es ideal para los apasionados que quieran volver a ver a las estrellas de ayer y hoy liquidando gente por centenas. Tras tantas promesas, volvieron, y con todo.
Sólo otra película de los Expendables podrá superar esta tremenda producción que ya hizo historia en el género de acción. Ese es el gran problema que tiene este estreno. Se trata de una película tan grosa y divertida que opacó por completo a los filmes que estaban programados por estrenarse. Se viene una nueva entrega de Bourne y la segunda parte de Búsqueda implacable pero ya no la vamos a ver con la misma expectativa porque la realidad es que no tienen ningún tipo de chances de superar esta joya que se estrena esta semana. El comentario probablemente va a ser “estuvo buena, pero no es Expendables 2”. No queda otra que acostumbrarse a esto porque las cosas se van a dar en el cine de esta manera hasta que llegue Expendables 3. La nueva película no es un estreno más de la cartelera, sino una fiesta histórica que celebra el género de acción con una de las propuestas más divertidas y desopilantes que brindó Hollywood en los últimos años. Expendables 2 superó por completo a la primera película y en un punto es lo que debió haber sido el film del 2010. Acá le encontraron la vuelta gracias a un guión brillante que trabaja el humor como los dioses y está plagado de referencias a los clásicos del cine que protagonizaron todos estos monstruos. Cuando escribo “guión brillante” no me refiero al argumento y el conflicto que es extremadamente sencillo, sino a la manera en que está trabajada la comedia y el ritmo con el que fluyen los diálogos humorísticos entre los personajes. Por ejemplo la escena en que llegan a una aldea defendida por mujeres y Stallone les tiene que llamar la atención una y otra vez a sus compañeros por que lo dejan hablar y presentarse es maravillosa. Es una escena de diálogos en la que funcionan todos los chistes y así ocurre en general con el resto de la película. No hay que dejar de mencionar el gran trabajo de Simon West (Con Air) en la dirección, quien brindó secuencias de acción cien por ciento ochentosas que vuelven loco al espectador. El director West lograr darle a cada actor el espacio necesario para que se destaque, inclusive a Jet Li, que esta vez no forma para del conflicto central pero tiene un par de escenas de peleas alucinantes. Expendables 2 sobresale principalmente por un par cuestiones claves. En primer lugar por los regresos memorables a la pantalla grande de dos íconos del género. Jean-Claude Van Damme después de mucho tiempo volvió a sus raíces al interpretar un villano, como lo hizo en sus primeros trabajos: El inolvidable y bizarro film de Corey Yuen, Retroceder nunca, rendirse jamás y Águila Negra junto al maestro Sho Kosugi, el gran ninja del cine. Chuck Norris, por otra parte, es protagonista del mejor momento cinematográfico del 2012. Olvidate de Batman y los Vengadores, su presentación en Expendables 2 es de antología y después de casi 20 años de ausencia en las salas de cine lo incorporaron en la trama de la manera perfecta, donde inclusive se ríe él mismo de los Norris Facts. Chuck Norris es a Expendables 2 lo que Hulk fue a Los Vengadores. Tiene un rol secundario pero cuando aparece la rompe y te saca siempre una sonrisa. Me encantó también el homenaje que le hicieron en este film a Sergio Leone, que no pasa por usar la música de Ennio Morricone de El Bueno, el Malo y el Feo, sino por la manera en que incorporaron en la historia esa melodía. El director Simon West trabaja la música como elemento de humor de la misma manera que lo hacía Leone en sus historias, como en Por unos dólares más que tenía escenas desopilantes y jugaba mucho con la música de Morricone. El otro punto importante que no puedo dejar pasar es el hecho que acá cumplimos el sueño de ver a Stallone, Schwarzenegger y Bruce Willis juntos en acción a los tiros. Ya el sólo hecho de verlos a los tres juntos en un mismo plano produce emoción, imaginate en una secuencia de tiroteos. Ellos son la Gran Trinidad del cine de acción Hollywodense y acá trabajan juntos en una película destinada para los fans del género. El que se sienta a ver Expendables 2 para buscarle errores o incoherencias argumentales, como seguramente harán algunos críticos, no entendió nada. Para eso quedate en tu casa o encerrate en el cine Gaumont. Esto es una gran fiesta y lo único que tenés que hacer es sentarte en la butaca y divertirte y disfrutar con estos íconos del cine. Uno de los grandes estrenos del 2012. De esto se trata el cine de acción, GRACIAS EXPENDABLES.
No pregunto cuántos son... Juntar a media docena de héroes de acción que han conocido mejores épocas y que se tomen el pelo no está mal. Lo que pasa con Los indestructibles 2 es que las bromas no abundan y lo que sobra es sangre, seres despiadados, sadismo y violencia. Para aquéllos que el combo les cierre, la pasarán bien. El guión es bien rutinario, sólo una excusa para que Sylvester Stallone y sus mercenarios peleen una y otra vez, a puño (cuesta decir limpio) o a balazos con los malos de turno. No pregunto cuántos son, sino que vayan saliendo, parece decir Barney (Stallone). El chiste es obvio y reiterativo: Barney es, en sí mismo, un dinosaurio, aunque no violeta. Stallone tiene en su ADN el gen de la acción desmedida. Como director ha hecho cosas terriblemente violentas. Ahora le pasó la posta a Simon Wincer ( Con Air ) pero se ve que con indicaciones bien precisas. La película arranca con Barney y sus secuaces en plena misión casi suicida de rescate de un millonario asiático en Nepal. Alguien les ganó de mano. Es Trench (Arnold Schwarzenegger, que en la primera tenía un cameo), a quien también salvan. De regreso a los Estados Unidos, Church (Bruce Willis, con más papel que en la original) le recuerda a Barney que le debe un vuelto de una operación anterior. Son cinco millones de dólares, y con o sin cepo cambiario, si no quiere terminar preso, Barney debe aceptar una misión. Sí, otra casi suicida. Le adosan una mujer oriental (Nan Yu) y debe rescatar una cajita. Lo hace, pero se enfrenta al malvado Jean Vilain (Jean-Claude Van Damme), que le saca el mapa de dónde hay enterrados toneladas de plutonio. El mundo corre peligro: con esa cantidad se fabricarán bombas poderosísimas. Y como Vilain mata a uno de sus hombres (Liam Hemsworth, de Los juegos del hambre ) la cosa para Barney ya no es negocio. Ahora se trata de venganza. Hasta qué punto, cuál es el límite de la violencia gráfica es lo que plantea el filme, a menos que el espectador se entregue a este carnaval de la sangre. Decíamos que había pocos chistes. Algunos salen de labios de Jason Statham, el intelectual, si cabe el término, del grupo. Pero el mejor lo tiene Arnold. Cuando ve un avión destartalado, Willis dice que está como para un museo. “Nosotros pertenecemos a un museo”, le responde...
Eficacia y carisma para hacer las delicias de los seguidores del género En la entrega inicial de Los indestructibles quedaba abierta la posibilidad de que sus protagonistas prosiguieran con su lucha en pos de la justicia. En esta segunda parte, pues, el grupo de mercenarios comandados por Barney Ross (Sylvester Stallone), deberá cumplir una aparentemente fácil misión encomendada por Mr. Church (Bruce Willis), que pronto se convertirá en una sangrienta lucha sin cuartel, cuando uno de los integrantes de ese grupo es alevosamente asesinado. Obsesionados con la revancha, el equipo -al que en esta ocasión se suma una joven experta en artes marciales- dejará una estela de destrucción entre las fuerzas que se les oponen, causando estragos y desmantelando una amenaza inesperada: el robo de cinco toneladas de plutonio, cifra sin duda más que suficiente para cambiar el equilibrio de poder del mundo. Al frente de la banda autora de este audaz plan está Jean Vilain, un siniestro individuo que, casualmente, había sido el responsable del asesinato de aquel mercenario. De aquí en más todo es en la historia acción, violencia, balazos y destrozos por doquier. El director Simon West no escatimó pausas en esta aventura que, apoyada por un impecable montaje, vuelve a traer a la pantalla a esos audaces indestructibles. Desde el principio al fin, el relato contiene la suficiente adrenalina para entretener a ese público siempre dispuesto a apoyar desde sus butacas a los héroes de turno, mientras que éstos lograrán, en un final que conviene no revelar, imponer su valentía tras no pocas situaciones de enorme riesgo. Para concebir este film, sus productores aunaron a un grupo de "pesos pesados" en películas de acción, y así Sylvester Stallone, Jason Statham, Dolph Lundgren, Bruce Willis y Arnold Schawarzenegger, a los que se suma Chuck Norris, en un papel que lo remite a algunos de sus recordados títulos, se convertirán en valientes justicieros para combatir a ese siniestro personaje puesto en la piel de otro ícono en este tipo de entramados: Jean-Claude van Damme. Posiblemente nada haya de nuevo en la temática de esta segunda parte de Los indestructibles , ya que la cinematografía norteamericana repite hasta el cansancio parecidas y audaces aventuras, pero sin embargo esta segunda parte de Los indestructibles , que en sus escenas finales hace un guiño que puede interpretarse como que sus protagonistas proseguirán con sus aventuras, posee todo el carisma para que los amantes del género no salgan decepcionados de la sala.
Las vacas sagradas del cine de acción La receta de la franquicia incluye mucho humor autoconsciente, personajes y diálogos cargados de referencias y hectolitros de sangre falsa, para cocinar una película impensadamente cinéfila, no apta para espíritus sensibles. Había una vez un mundo partido en mitades apenas separadas entre sí por una pared enorme construida con ladrillos y prejuicios. Como si de reinos enfrentados se tratara (o imperios, que es lo mismo), los habitantes de cada una les temían a los de la mitad opuesta, como se les teme a los monstruos por la noche o a los mimos en las calles de París, y no deseaban más que la destrucción definitiva de los otros. Contaban historias espantosas sobre sus vecinos y para protegerse de las fantasías que ellos mismos inventaban, a uno y otro lado acumularon poderosos arsenales. Como en uno de esos imperios el cine también era un arma –aún lo es, y muy poderosa por cierto–, muchas de esas ficciones en las que confluían tantos temores terminaron convertidas en película. Rambo, Comando, Desaparecido en acción o Duro de matar son algunas, las más famosas, cuyo denominador común es un miedo patológico al otro. El tiempo pasó, la historia –a la que hasta se llegó a dar por muerta– cambió, y de esa época sobrevive como pieza de museo la épica ultraviolenta de aquellas fantasías de supremacía bélica en un mundo bipolar. En esas aguas abreva la segunda entrega de Los indestructibles, la nueva franquicia cinematográfica liderada por el legendario Sylvester Stallone, que remeda esa estética, desmedida por defecto. La utilización del verbo remedar no es gratuita. Los indestructibles del título son un grupo de mercenarios que ponen sus balas al servicio de quien los contrate. Primer indicio de que el mundo actual ya no se divide en mitades y que pone en evidencia que el mono siempre bailó por la plata. Luego de que uno de los miembros de la pandilla es asesinado durante una misión, estos mercenarios se olvidarán del negocio para devolver la dignidad al compañero caído. Segundo indicio: sin dejar de ser una de guerra, ésta es también una película sobre el honor y la amistad, porque en el fondo Los indestructibles no son más que un grupo de amigos haciendo lo que les gusta (aunque lo que les gusta sea matarse a tiros). En el camino tendrán la posibilidad de salvar a una aldea sometida por una banda de mercenarios menos escrupulosos, en algún lugar de Europa Oriental. La situación dará pie a uno de los mejores momentos de la película. Cuando una mujer del pueblo les pregunta quiénes son, Stallone responde: “Somos americanos”, con el chauvinismo con que este tipo de personajes podía pronunciar en serio una frase así 25 años atrás. Pero cuando Jason Statham, reconocido actor británico, pregunta “¿Sí? ¿Desde cuándo?”, se vuelve evidente que estos tipos se están riendo de sí mismos. Y con ganas. Si el cine bélico de los ’80 poseía cierta impronta fascista, no es menos cierto que también había algo de naïf en héroes como John Rambo, cuyas pequeñas vulnerabilidades lo volvían menos humano, pero también un poco ridículo (basta recordar la escena en la que el súper soldado se cosía –y cocía con pólvora– sus propias heridas). Un perfil que todavía conservaba levemente la primera de Los indestructibles, pero que en esta parte dos da paso a un desborde lúdico que se mete de lleno en la parodia. El cine de Stallone puede ser muchas veces algo burdo, aunque también ha dado muestras de inteligencia y esta película es una prueba de eso. Reunir en una misma película a las vacas sagradas del cine de acción de los ’80, junto a los más importantes de la actualidad y pretender que de eso podía salir algo serio habría sido imperdonable. Si de algo adolece Los indestructibles 2 es de cualquier pretensión de seriedad. No vale la pena contar mucho, para no arruinar las gracias que se guarda la trama, siempre puesta al servicio casi exclusivo de las situaciones, casi como en las películas de los hermanos Abrahams (La pistola desnuda). Pero la primera aparición de Chuck Norris es una muestra cabal del sentido del humor paródico sobre el que se ha montado el film. Lo mismo que los diálogos entre los personajes de Stallone, Schwarzenegger y Bruce Willis en el tiroteo final, intercalando e intercambiando las frases más famosas de sus personajes clásicos. Pero no sólo de parodia vive Los indestructibles. Se sabe de sobra que un villano débil o mal compuesto es capaz de arruinar hasta una obra maestra. Por cierto que Los indestructibles no lo es, pero Jean-Claude Van Damme consigue hacer de su Jean Vilain un atractivo hijo de puta. El es la frutilla de un postre cuya receta incluye mucho humor autoconsciente, personajes y diálogos cargados de referencias, y hectolitros de sangre falsa, para cocinar una película impensadamente cinéfila, no apta para espíritus sensibles.
Ya volvieron demasiado El viejo Stallone presenta un nuevo chicle para el cerebro. Y viene en sabores Willis, Schzwarzenegger, Norris y Van Damme! Se puede masticar hasta parecer un opa, mientras cientos de seres humanos son masacrados y mueren borboteando sangre como en los videojuegos más gore. Explosiones por doquier, tiros, lío y cosha golda sobre un guión que haría al de "Soledad y Larguirucho" candidato al Oscar. Esta segunda parte de "Los Indestructibles" ofrece a la platea chistes cómplices que juegan con las carreras de las estrellas que participan en el filme, montaje trepidante en las escenas de acción, y sin rumbo cuando no la hay. Muchos y pirotécnicos efectos especiales que dan marco a las aventuras de los veteranos mercenarios que a nada temen, y destruyen todo a su alrededor en busca de venganza por la muerte de uno de los suyos. Seriamente, no pretendemos mucho de este tipo de cine, como mínimo que nos cuente algo, y si es un chiste, que por lo menos sea gracioso. No es el caso. Previsible, pavota, propagandista, intrascendente. "Los Indestructibles 2" tiene todo lo que desea aquel que disfruta del cine igual que de una montaña rusa.
La primera era una vuelta a la fuerza del músculo y la virilidad. Esta segunda, tan cuadrada, bizarra y elemental como su antecesora, se mete de cabeza en la sátira y la exageración. Con tanto forzudo veterano que pobló películas y series de la tele, el rejunte apela al humor, a la ironía sobre sus personajes de antaño y, si bien sobra la acción exagerada parecida a la estética de los videojuegos, hay luchas a puño y patadas, momentos melancólicos o alguito de romance, lo que provoca es la diversión a carcajadas.
Viejitos ¿piolas? En las charlas posteriores a la función de prensa había cierto consenso entre mis colegas de que esta segunda parte de Los indestructibles es “mejor” y “más divertida” que la primera. Puede ser, pero también es cierto que en la original el “chiste” (ver de regreso a las viejas glorias de la acción ochentera riéndose de sí mismas) funcionaba mejor, al menos porque era una novedad. Esta vez, ver a Arnold Schwarzenegger diciendo varias veces “I’ll be back” o escuchar bromas sobre Rambo ya no generan igual efecto. Tras una muy buena secuencia inicial (un rescate a pura explosión), el film propone una sucesión de escenas de acción bastante básicas (la bomba que está a punto de estallar y es desactivada cuando quedan pocos segundos, el cargamento de plutonio que hay que recuperar, la venganza que hay que concretar tras un asesinato a sangre fría), muchos one-liners “de manual” que terminan siendo bastante torpes, participaciones breves de Chuck Norris, Bruce Willis y Schwarzenegger con ciertos pasajes pensados para que se luzcan, un duelo entre Stallone y Jean-Claude Van Damme y no mucho más. Con un tono autoparódico (“somos piezas de museo”, admiten) que por momentos está demasiado cerca de la autocomplacencia, Los indestructibles 2 puede verse como un capricho de viejos con espíritu de niños, como un placer culpable, como una explosión de adrenalina / testosterona o como un regreso a las fuentes de un cine de acción que ha muerto, sepultado por los nuevos/viejos superhéroes y por los films “complicados” como la saga de Bourne. El director es Simon West, cuya filmografía (¿prontuario?) incluye Con Air, Tomb Raider y El mecánico. West mantiene todo en un terreno previsible, sin llevar nunca el film a un lugar de gran lucimiento formal ni a un tono de absurdo absoluto. A esta saga le vendría muy bien contar con viejos directores que conocen de estas lides (un John McTiernan, un Walter Hill) o bien con un Quentin Tarantino que le saque el jugo por otro lado. Mientras tanto, deberemos conformarnos con películas medianamente eficaces, medianamente divertidas. Medianas.
Está película es una vergüenza, es amoral, es una falta de respeto al arte, a la lógica, a la esencia del cine, una suma de violencia innecesaria y sus actores son de madera... NAHHHH, es una joda lo de arriba. Los indestructibles 2 es una fiesta en cada sala de cine donde se proyecte, a excepción de una función de prensa acartonada obviamente. No es una película que se la pueda medir como si fuera una película normal. Es como mirar un video familiar con criterio cinematográfico... no da. Ver un video familiar de hace unos años te mueve por otro lado, por los sentimientos, por los recuerdos. Los indestructibles 2 también. Sigo pensando lo mismo que puse en la crítica de la primera y para hacerlo más fácil te lo copio acá ¿Y por qué ese menos en la calificación? Creo que Stallone debería sumar a un productor ejecutivo o a un director incluso de la talla de Michael Mann o Tony Scott, para darle más fuerza a esas cámaras para que sean parte de la acción como saben hacer esos directores mencionados. Ok, acá salió el de la dirección y puso como dice Hugo a uno de esa época, pero creo que se puede hacer mucho mejor con una mejor cámara, con mejor fotografía. Ahí sería una fiesta. Quizás en la versión digital se vea mejor... no lo se. Pero ese es el único punto para hacerla perfecta. Grandes momentos del guión, pensada en las reacciones de la gente del otro lado. Se dan varios momentos de aplausos, risotadas en general. Es una película para la gente. Para aquellos que en los 80 disfrutaban estas películas pese a que las críticas eran nefastas... ahora casi lo siguen siendo, pero el público puede salir diciendo que ama estas realizaciones sin ponerse colorado. Si no entendiste el objetivo de Los indestructibles 2, esto no es lo tuyo. Quedate en un festival de cine con 8 críticos más. Esto es una fiesta. Es un after office, o es como quieras vos llamarlo, pero no es una película normal. Tengo ganas de escribir un montón de momentos que van sucediendo, pero sería mini spoilers, pero la realidad es que cuando los amigos se encuentren después de verla, no van a dejar de mencionar esos momentos. Solo falta Rambo... y es verdad. Entre tanto cine masturbatorio, es bueno que alguien te invite a una orgía. Gracias Sly por divertirte en la pantalla con tantos amigos y compartir la fiesta con todos.
"Esta película es para mí" (Jean-Claude Van Damme, JCVD, 2008) En una época en la que el cine de acción se veía dominado por las películas de superhéroes, The Expendables logró, aún con sus fallas, recuperar la figura de los héroes de los años '80 y '90. Su alcance fue más profundo que el sólo hacer realidad el sueño de un ensamble de élite en la pantalla grande, sino que revitalizó un género con cada vez menos exponentes. El pase de antorcha de Sylvester Stallone a Jason Statham -junto a Bruce Willis los únicos cuyos protagónicos podían pelear la taquilla- demostró que la llama todavía ardía y que, lejos de ser prescindible, el grupo era muy necesario. La secuela sin duda pone esta cuestión en evidencia, dado que perfecciona las falencias de la original para obtener un innegable mejor resultado. Simon West, director que tiene en su haber la pobre Tomb Raider pero venía de superar expectativas con The Mechanic, se hace cargo de un guión sin la solemnidad o la búsqueda de la autoparodia constante de la primera. Estos aspectos en su justa medida -aún sin el desenfreno que se sabe puede alcanzar- acompañados de una serie interminable de one-liners y acción permanente, hacen de The Expendables 2 un combo irresistible. Tras una gran secuencia inicial, a la que el resto de la película no puede alcanzar, se da pie a una película repleta de elementos trillados que, en manos de las glorias pasadas que por repetición los convirtieron en clichés, funcionan y se disfrutan por autoconscientes. A diferencia de la primera, con la entrega al transportador de las llaves del género y su conversión en protagonista (ahora, de hecho, hay una nueva generación que le resalta sus limitaciones), esta se permite, y en esto reside uno de sus logros fundamentales, ser un espacio para que todos se luzcan por igual. Para que Van Damme demuestre sus dotes físicos intactos así como los actorales (es un pecado imperdonable que la industria le haya negado su comeback tras JCVD), para que la ignota Nan Yu desarrolle una veta romántica con Stallone, en una de las claras patas rengas de la película, o que Sly, Bruce y Arnold jueguen y se rían de ellos mismos, y así invitar al espectador a ocupar un lugar dentro de la fraternidad anabólica, la verdadera liga de la justicia. A fin de cuentas puede ser que sólo confirme la hegemonía reinante. Que Willis y Statham todavía sean los taquilleros del grupo, eso al menos hasta que Schwarzenegger y Stallone tengan su explosivo regreso el próximo año, y que sólo suponga unas vacaciones para el resto del equipo: para Van Damme y Lundgren del directo a video, para Chuck Norris del "retiro" y para Jet Li del cine chino. Pero está lejos de ser una película sólo para ellos. The Expendables 2 es su regalo para nosotros.
Vamos a matar, compañeros! Evidentemente fue necesario el éxito de la primera entrega de Los Indestructibles para que algunos recios actores del pasado le dieran el sí a Sylvester Stallone: la participación de Jean-Claude Van Damme (que vuelve a encarnar a un villano como en sus comienzos en la industria) y de Chuck Norris, más la ampliación de los roles asignados a Arnold Schwarzenegger y Bruce Willis, elevan la apuesta en esta secuela que no sólo supera con creces a la aventura previa sino que además se convierte en una fiesta para los amantes del género. Son varios los factores involucrados para que esto ocurra: la contratación de un director más prolijo y competente que Stallone como Simon West y el talento de Richard Wenk (creador como autor/director del film de culto de los ochenta, El Club del Terror) que reescribió el guión original de Ken Kaufman y David Agosto aportándole muchas humoradas y one liners que no tienen desperdicio para el lucimiento de sus estrellas. En el fondo The Expendables y The Expendables 2 se parecen bastante: tras una secuencia trepidante en la que son presentados los mercenarios liderados por Barney Ross (Stallone) sobreviene la misión encargada por Mr. Church (Willis), un elusivo agente de la CIA. El trabajito termina mal en ambas historias y este hecho detona un plan de rescate (y exterminio) en el filme del 2010 y una venganza salvaje en el que nos ocupa. Sin que le sobre elaboración a su trama ni a sus básicos personajes, esta rentrée en el cine de acción clásico demuestra una consistencia de la que carecía su inmediata predecesora. Hay aquí una solidez artesanal y un profesionalismo en todos los rubros técnicos que fueron ajustados para darle al público lo que busca con el excitante aditamento de ver una vez más en su salsa a los mayores íconos que ha tenido el género en toda su historia. Y todo esto en justos, milimétricos 102 minutos de metraje. Una obra de estas características requiere de una mano experta para que la suma de las partes conforme un todo armonioso y equilibrado. Pensemos que estamos hablando de gente con un ego importante a la que hay que saber conformar. Por eso debe celebrarse la alquimia puesta en el guión de Wenk y el mismo Stallone ya que han logrado darle a cada actor su espacio sin que parezca una competencia de veteranos por ver quién la tiene más grande (¡el arma, malpensados!). Por ejemplo, Chuck Norris se roba la función pero paradójicamente sólo está en dos grandes secuencias. Claro que la primera de ellas es de antología, haciéndole los honores al predicamento que ha obtenido la estrella de Código de Silencio en años recientes gracias a los Norris’ Facts. Sí, las máximas exageradísimas (¡y muy divertidas!) que le han dedicado al ex campeón mundial de karate también tienen su lugar en Los Indestructibles 2. En este terreno la película es similar a Los Vengadores y para el caso los papeles de Hulk y Booker (Norris) cumplen una función casi idéntica: se llevan el aplauso del público por su humor impagable y sacan las papas del fuego cuando el grupo está al borde del abismo. No esperen grandes novedades en términos estilísticos porque no los van a encontrar. Los Indestructibles 2 corrige los errores del film previo, no disminuye (como se rumoreaba) el altísimo nivel de violencia y le adosa un presupuesto más importante y algunas figuras que se echaron antes en falta (se extraña a Steven Seagal que según cuentan las malas lenguas no se lleva bien con el productor Avi Lerner) le ponen ahora el hombro al proyecto. Y no son cualquiera, señores. Tener en el mismo encuadre a Bruce Willis, Arnold Schwarzenegger y Sylvester Stallone a los tiros contra Van Damme, Scott Atkins (gran artista marcial visto en la espectacular Ninja) y Cía. es un lujo que nunca creímos posible. Jason Statham aporta su sello, no por nada es la estrella del género en la actualidad, y el chisporroteo verbal que se da entre su Lee Christmas y el Barney de Stallone es posiblemente la cereza de un postre ya de por sí sabroso. La enorme e impactante secuencia del comienzo quizás no haya sido equiparada con el resto de la aventura pero este detalle es compensado con creces con un final donde están todos los monstruos sagrados peleando codo a codo al grito de "Vamos a matar, compañeros!". Y la platea festeja alborozada como si estuviéramos en el cine Ocean o el Atlas Lavalle en 1985...
La acción no excluye el humor Parece ser el momento de recordar a tantos héroes, como, Rambo, Terminator y compañía. Un poco más cálidos, más sabios y como saben quiénes son después de tantos años, capaces de burlarse de ellos mismos y conservar la picardía y los físicos trabajados en la era del gimnasio. Nuevamente "Los indestructibles" embarcados en sus arriesgadas aventuras. Allí están Barney Ross, el inexpugnable Sylvester Stallone y su grupo de mercenarios superpoderosos. El objetivo, un señor chino con muchos millones, raptados en un ignoto lugar. Pero el asunto se complica y en algún momento deberán negociar con el misterioso Church (Bruce Willis), algo así como Charlie (el de la vieja serie "Los Angeles de Charlie"), del que no se sabe bien de dónde viene, pero sí qué es lo que quiere que hagan. Esta vez está asociado con Trench (Arnold Schwarzenegger) Cuando todo parece ir bien encaminado en la misión asignada, aparece el malo muy malo de turno, de nombre Vilain (Jean-Claude Van Damme) y borra al más buenazo de los nuevos "indestructibles" de un plumazo. Es el más joven, el que quería volver con la noviecita buena y soñaba con que ella tuviera una mejor vida. Ante el desastre, los veteranos "indestructibles", que tienen su corazón, se ponen las pilas y deciden vengarlo. De paso tendrán que beneficiar a la humanidad, porque el malo está metido en la captura de cinco toneladas de plutonio que, si estalla, no preanuncia nada bueno. LOS SUPERHEROES Con abundantes gags humorísticos, inteligentes diálogos relacionados con el pasado de cada superhéroe, el filme es netamente superior al anterior. Quien sigue la trayectoria cinematográfica de Sylvester Stallone, Arnold Schwarzenneger, Chuck Norris y Bruce Willis disfruta el doble, porque, permanentemente, hay actitudes y palabras muestran a los superhéroes reírse de sí mismos y generan guiños en el espectador aficionado al género. Y ése es el gran hallazgo del filme, más allá de la loca acción ininterrumpida, de los autos que vuelan por el aire, de los tanques que destrozan lo que venga, o la moto que de un golpazo derriba un helicóptero en vuelo. ALBANIA Y NEPAL Por supuesto que la acción sucede en lugares de onda, hay algo de Oriente y mucho de Europa del Este (en este caso Albania y Nepal como escenarios). Es obvio que hay una heroína china, Maggie (Nan Yu), que sabe artes marciales, aunque no es demasiado expresiva y también hay lugar para un nórdico circunspecto (se pusieron de moda luego del éxito de "Wallander" en televisión), que impresiona por su cara tallada en piedra y su físico compacto, a cargo del actor sueco Dolph Lundgren, en el papel de Gunner Jensen. En síntesis, para adictos al cine de acción, incluso clase B. Este parece ser el momento de recordar a tantos héroes, como, Rambo, Terminator y compañía, a los que van a encontrar plenos de botox y tatuajes, un poco más cálidos, más sabios y como saben quiénes son después de tantos años, capaces de burlarse de ellos mismos y conservar la picardía y los físicos trabajados en la era del gimnasio. Una secuela recomendable.
VideoComentario (ver link).
Indestructibles y divertidos «Los indestructibles 2» empieza con una sobredosis de superacción difícil de describir. Stallone y su grupo de mercenarios deben rescatar a un millonario chino, secuestrado por un ejército de bandidos tibetanos. Hay ataques aéreos, combates en lanchas, demoliciones en camión, fugas en paracaídas, tiroteos infernales, y matanzas de tipos malos al por mayor (el número de bajas de este primer acto probablemente marque algún tipo de record Guinness). Simon West, director de la delirante comedia negra de superacción «Con Air», parece haber concebido este prólogo explosivo como si tuviera autonomía propia y no fuera parte de un largometraje. De hecho, cuando termina esta especie de experimento en ultraviolencia chistosa -toda una obra maestra en su estilo-, el espectador quizá se sienta tan satisfecho como para aplaudir mientras se levanta de su butaca para abandonar el cine. Por otro lado, esto puede ser un problema, ya que la gente espera que una película dure más que 15 minutos. Lo cierto es que luego de ese impresionante prólogo, la película sólo puede ofrecer chistes de cine dentro del cine sujetos a las esporádicas intervenciones de Bruce Willis y Schwarzenegger (convertidos en todo un dúo cómico, con líneas de diálogo tipo «¡ya volviste demasiadas veces!») y, sobre todo, de Chuck Norris, que realmente se luce en cada una de sus disparatadas escenas. Mientras el film anterior resucitaba a los viejos héroes del cine de acción de la década de 1980 con una historia concebida para homenajear el estilo de sus viejos films, esta secuela es una especie de deforme comedia negra de cine dentro del cine con el foco puesto en los chistes relacionados con cada aparición de los legendarios superastros invitados. El argumento es cualquier cosa, y para llegar a las escenas divertidas con la yunta de superhéroes del cine de acción hay que aguantar varios momentos soporíferos, como consejos filosóficos de Stallone y patéticos relatos autobiográficos de algunos de sus colegas mercenarios (incluyendo dos integrantes juveniles como el chico de «Los juegos del hambre», Liam Hemsworth, y la estrella china Nan Yu). Jet Li aparece poco, y Jason Statham juega de segundo de Stallone, pero el que realmente está bien aprovechado es el talentoso y eternasubestimado Dolph Lundgren. El que está totalmente fuera de rosca es Van Damme, componiendo un villano caricaturesco, malísimo y casi más desquiciado que toda esta película demente, más rara que eficaz, pero muy bien filmada y con momentos muy divertidos.
Quienes nos criamos en la década del ’80 y ’90 solíamos ver películas en video. Ir al videoclub y pasarse un rato largo mirando los estantes (agrupados por género) era un auténtico ritual. Las de acción eran perfectas para ver con amigos. Tiros, explosiones, persecuciones, saltos desde grandes alturas, diálogos filosos, héroes a prueba de casi todo... ¿Qué más se podía pedir a tan tierna edad? El mundo tenía otro sentido de la mano de Silvester Stallone, Arnold Schwarzenegger, Bruce Willis (el trío Planet Hollywood) y tantos otros...
Una “de tiros” a la vieja usanza donde los íconos de los ’80 divierten divirtiéndose Para los que transitamos los años ochenta entre la carrera de cine y el entretenimiento, las películas de acción representaban una vía de escape entre tanta teoría. Recuerdo conversaciones con mis amigos en las cuales imaginábamos una de Schwarzenneger y Stallone juntos. Pero como esto no sucedía terminábamos por presentar inexistentes rivalidades, preguntándonos quién "cagaría a palos" a quién en un supuesto enfrentamiento. Si Chuck Norris lo fajaba a Rocky en una pelea, o si Arnold lo demolía a Van Damme, y cosas por el estilo. Lo cierto es que los chicos soñábamos con verlos a todos en una película porque ya habíamos agotado la paciencia, y la plata de los tíos grandes que nos llevaban al cine, cuando la calificación era sólo apta para mayores de 16 años. Así pude ver “Terminator” (1984), “Comando” (1985), “Furia silenciosa” (1984), “Cobra” (1987) o “Fuerza Delta” (1986), entre tantas otras. Si algo hicieron bien con sus carreras Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone, Chuck Norris y Jean Claude Van Damme fue constituirse como íconos del género de acción de la era del presidente Reagan. A Bruce Willis le alcanzó con “Duro de matar” (1987) para inscribirse en la lista, pero tiene otro tipo de carrera, y claramente es mejor actor que los otros. De todos modos estamos hablando de referentes y hoy sería imposible recorrer los ochenta sin mencionarlos. Como en aquellas viejas películas de vaqueros cada uno siguió su camino, o carrera, en la TV, haciendo películas para el mercado del DVD, en la política, o simplemente haciendo negocios. Muchos años después la fantasía se hizo realidad con “Los indestructibles” (2010), que redobla la apuesta este año con la secuela, tirando por la borda lo de segundas partes nunca fueron buenas. En realidad el título original es “The expendables”, o sea los descartables, o prescindibles, con lo cual, desde el nombre ya hay una suerte de mirada irónica sobre estos tipos que el tiempo los dejo un poco en el olvido. El equipo sigue armado (en todo sentido), el lider Barney (Sylvester Stallone) y su grupo comando integrado por Gunnar (Doplph Lundgren), Yin Yang (Jet Li), Hale (Terry Crews), X (Jason Statham), Toll (Randy Couture y el novato Billy (Liam Hemsworth). Luego de una misión en Nepal, en la que de yapa liberan a Trench (Arnold Schwarzenegger), hombre de la competencia en esto de ser mercenario; Barney es obligado por Church (Bruce Willis) a devolver un favor. Como corresponde a un argumento que homenajea a esa época, hay líos en Rusia, con un par de toneladas de plutonio que tiene Jean Vilain (Jean Claude Van Damme), el villano de turno (nunca mejor puesto su apellido). Demás está decirlo: no es nada complicado. En todo caso es bastante decente, teniendo en cuenta que todo es una excusa para ver un sin fin de escenas de acción y bastante humor autoreferencial. En este sentido, la aparición de Chuck Norris es de antología, porque a esa altura todos entendimos que “Los Indestructibles 2” está para jugar un rato con armas que escupen el suficiente plomo como para construir el sistema de cañerías de toda la ciudad de Buenos Aires, para entretener, el resto del tiempo con diálogos, o remates, al estilo héroe sabelotodo, y burlas internas entre estos duros de Hollywood que se permiten parodiarse a sí mismos. Estén peleando o en paz. Simon West vuelve a sus comienzos como director de aquella “Con Air” (1997), donde la acción y el vértigo del montaje eran las otras dos estrellas conformadas por el resto de los rubros técnicos, bastante artesanales ya que prácticamente no hay uso de efectos digitales al estilo Transformers. El espectador tiene que tener esto en claro: “Los indestructibles”es "una de tiros" a la vieja usanza, con actores que aún estando de vuelta y lejos de ser los dueños de las taquillas como antes, todavía tienen con qué discutirle a cualquiera como es esto de vapulear a los malos, salir a salvo y tener tiempo para tomarse una cerveza. “Los indestructibles 2, es "un caño"
En realidad, quien esto escribe tiene la tentación de ponerle cinco estrellas, pero habrá de primar la cordura profesional. La historia que cuenta el film no es lo más importante: son un grupo de mercenarios de buen corazón (pero capaces de clavar un cuchillo, tres balas y doce granadas en uno ajeno) que deben salvar a la chica y eliminar a un villano, al tiempo que se divierten y nos dicen “esto que en los 80 era considerado reaccionario, en realidad era divertido y catártico: por eso aún vienen a vernos”. Y sí, es divertido y catártico, y es cine puro: todo se concentra en el movimiento, en el desplazamiento, en la dirección de las miradas y en la mitología (grasa, pero mitología al fin) que representan Stallone, Willis, Schwarzenegger, Van Damme, Norris y ese Hércules pelado que es el gigantesco Jason Statham. Si todas las películas fueran así, sería horrible. Pero menos mal que estos tipos siguen pateando traseros de tanto en tanto para sacudirnos, a pura tradición, la molicie.
LA JODA HIPERTROFIADA LOS INDESTRUCTIBLES 2 (THE EXPENDABLES 2) es festiva, autoconsciente y por momentos autoparódica, hasta el punto de contar con varias escenas totalmente absurdas. Puede decirse que la segunda parte es más explosiva, más brutal, más violenta, más graciosa y más entretenida que la original, pero sacrifica verosimilitud. Se trata de una película de acción hipertrofiada, que lleva hasta el extremo todas las características del género. Quizás lo más importante aquí sea lo que este film representa: esa reunión de veteranos compinches que se niegan a vivir sólo de recuerdos y que quieren seguir de joda. Y la verdad, se lo merecen. La historia empieza cuando Barney Ross (Sylvester Stallone) y sus mercenarios emprenden una misión para saldar una deuda con el misterioso y soberbio Church (Bruce Willis). En colaboración con la china Maggie Chang (Nan Yu), deberán recuperar una misteriosa caja de los restos de un avión estrellado en Europa del Este. Lo que en un principio parecía un trabajo sencillo se complica cuando se cruzan en el camino del malvado Jean Vilain (Jean Claude Van Damme) y su agrupación terrorista: uno de los Indestructibles es asesinado y sus compañeros buscarán vengarse, aunque para ello necesitarán toda la ayuda con la que puedan contar. Esta continuación supera dos de los problemas que tenía la anterior: por un lado, cuenta con un villano más carismático. Jean Claude Van Damme compone a un Jean Vilain cruel y caricaturesco, que no desentona con el espíritu de la película. Es una pena que su participación no haya sido mayor, aunque la pelea final lo compensa todo. Por otro lado, el guión de esta secuela se siente menos errático que el de la primera entrega. El argumento es más concentrado: la trama de venganza -aunque trillada- hace que las motivaciones de los personajes estén mejor definidas, por lo menos hasta que llega la hora de salvar el mundo. Sin embargo, el guión tiene varios de esos momentos delirantes (porque si fuera uno solo está todo bien), por ejemplo, cuando aparecen personajes de la nada para salvar a nuestros héroes. Así, muchas de las situaciones se resuelven de un modo sencillo, sin complicaciones, algo que no cierra ni siquiera como parte de las convenciones del género. La película logra una buena combinación entre la acción brutal y los momentos humorísticos, muchos de los cuales son aportados por un genial Dolph Lundgren. También resulta valiosa la incorporación de Maggie, que permite que se genere una dinámica de relaciones distinta a lo que veníamos viendo: al tratarse de la nueva, y encima mujer, se producen divertidos intercambios con los demás personajes. Con respecto a otra de las nuevas caras, es muy pobre la participación de Liam Hemsworth como Billy “The Kid”. El joven actor no logra sacarle el jugo a sus escenas. Por ejemplo, cuando cuenta su dura historia en el ejército no transmite ninguna emoción. Comparen eso con el monólogo de Mickey Rourke en la primera parte y después hablamos. LOS INDESTRUCTIBLES 2 es como un fisicoculturista pasado de esteroides, que se mira a sí mismo en el espejo del gimnasio, disfrutando con la forma en que sus gigantescos músculos se contraen y se relajan, una y otra vez, mientras levanta kilos y kilos de pesas: él no se da cuenta de lo deformado que está su cuerpo; por el contrario, está enamorado de sí mismo. Pero es feliz y no molesta a nadie. Así, puede verse a la película como algo más que una simple película: lo que Arnold, Sylvester, Bruce y compañía nos han dado todos estos años es maravilloso y verlos divirtiéndose es algo que emociona. Es que cuando ellos la pasan bien, la pasamos bien todos. En el film, los guiños cómplices, las referencias y los chistes vuelan como balas. Las bombas estallan y la fiesta sigue. Esperemos que esos músculos sigan aguantando.
Si hay una secuela innecesaria, tosca, aburrida, que nada entiende del universo y los personajes creados en la película anterior, esa es Los indestructibles 2. El director Simon West se olvida absolutamente de todo lo bueno que supo hacer Stallone en la primera: filma mal la acción (escenas fugaces hechas de planos velocísimos) y los tiroteos parecen hechos en automático y a las apuradas (no se aprovecha el sonido ni se despliega el gore salvaje de la primera); los onliners cargados de autoconciencia que antes eran dichos con respeto por el género y su historia se convierten en meros guiños fáciles al público; el drama más intimo de los protagonistas ahora está subrayado y reducido a apenas uno o dos conflictos (cuando en la otra las líneas de tensión eran múltiples y surgían de las relaciones internas del grupo); las apariciones de los personajes son forzadas e inverosímiles (como la del mercenario joven e impoluto), y casi nunca se integran armoniosamente con el relato. El momento que mejor resume la desidia general de la película es la irrupción de Chuck Norris: el tipo sale de la nada, mata a todos los enemigos en un instante y no hace más que reírse de sí mismo, es decir, del actor más que del personaje. A Booker/Norris le preguntan por el rumor de que había sido mordido por una cobra rey, y él responde que después de unos días de tremenda agonía, la cobra murió. El chiste (que está bastante bien) funciona solo si se tiene más o menos presente el status de ídolo del cine de acción ochentoso al que Chuck Norris accedió hace algún tiempo; de ahí sale el chiste de la cobra, de las frases difundidas por internet que se tomaban en sorna su carácter de héroe todopoderoso. La escena no es más que eso, la actualización en cine del humor con que se recubre habitualmente al protagonista de Walker Texas Ranger. Debajo de los diálogos rústicos, la acción desenfrenada y poco justificada narrativamente y una cierta desprolijidad general, la primera parte de Los indestructibles se internaba de lleno en un mundo en descomposición, al que miraba con cierta melancolía pero siempre de manera vital, enérgica. Era eso: a pesar de transcurrir en una suerte de momento terminal del cine de acción más convencional y de animarse a exhibir sus consecuencias físicas y mentales (el costado más oscuro y no exento de política que esgrimía la película dirigida por Stallone), Los indestructibles quería ser una fiesta que se celebraba ahora, en el presente, más allá de los homenajes-guiños-referencias al pasado de un cine y sus estrellas más sobresalientes. En cambio, la segunda parte no tiene nada para decir o hacer que no sea observar cómodamente esa historia y esperar absorber de ella, casi mágicamente, sus aciertos. Jason Statham y Stallone son dos duros irreprochables, de esa rara estirpe de actores capaces de sostener cualquier película, de ponerle el cuerpo hasta al peor guión y salir airosos. No por nada son el núcleo de la historia y, al igual que en la primera, uno oficia prácticamente de padre y otro de hijo, como si lo que se estuviera pasando ahí mismo en la imagen de ellos dos fuera una posta. Las escenas de acción de Statham son de lo mejor de la película, momentos en los que el montaje le da un poco de respiro a la imagen y el director confía en lo que pueden dar sus intérpretes. También hay algún cuadro de color nada despreciable cuando el grupo descansa y se toma un descanso, Van Damme hace a un muy buen villano, y es una decisión interesante el ampliar el personaje de Gunnar convirtiéndolo en un oxidado ingeniero químico (el propio Dolph Lundgren tiene un máster de ingeniería obtenido en Suecia). Algún crítico medio despistado podría suponer que se trata de una película hecha exclusivamente para fanáticos, pero sería asumir que a esos seguidores les gusta el mal cine, además de que se estaría olvidando del pasado de un género que tuvo (y tiene, todavía, por suerte) unas cuantas grandes películas.
Hace un tiempo les dije que era dificil escribir sobre una película sin contarles nada. En este caso particular es aún más dificil, pero voy a hacer el esfuerzo y esta nota no tendrá spoilers, ya que tienen y deben ver The Expendables 2 en el cine, si o sí. La primera función básica de una película es entretener, después viene todo lo demás. Cuando la peli es entretenida y encima se le suman los plus como diversión infinita y mantenerte totalmente pendiente de lo que está ocurriendo en la pantalla, inmerso en un mar de acción y gags geniales, todo vale la pena. La dirección esta vez se la cedió Stallone a Simon West, responsable films de acción como Con Air (1997) y The Mechanic (2011), quien terminó haciendo un trabajo ejemplar, dinámico y acertado. Stallone esta vez se quedó junto a Richard Wenk en el screenplay. The Expendables 2 es el regreso del cine de acción "sin sentido" a la pantalla grande, y qué mejor para eso que todos los héroes de acción juntos en un mismo film? Ver interactuar a Stallone, Schwarzenegger, Willis, Van Damme y hasta el mismísimo Chuck Norris, entre otros, y encima jodiendosé entre sí, es un momento mágico, algo que disfrutarás el doble si sos seguidor y viste sus viejas pelis. En la primera entrega vimos el rejunte de varias viejas glorias, mucha acción desmedida y algunos chistes cortos certeros. Acá eso se triplica. Las escenas de acción, que obviamente son el plato fuerte de la peli, son magníficas, hasta las exageradas son para aplaudir de pié, por lo divertidas y sorprendentes. El humor esta vuelta sigue siendo rápido y certero, pero abunda, más que bienvenido, sobretodo los guiños que no les contaré. Cada uno de los personajes (que son muchos, como habrán visto en los posters) tiene su momento de gloria, luciendosé, algunos más, otro menos, lo bueno es que no falta nada, no te quedás con ganas de ver más de "tal" personaje. El resto? explosiones, tiros, sangre, cuchillos gigantes, guiños, chistes, peleas, gritos, habanos y cerveza... si ves los posters o los trailers, sabés más o menos con qué te vas a encontrar en el cine y si te gusta el cine de acción, no dudes un segundo, andá al cine más cercano, comprá pochoclo y preparate para una hora y media de acción decerebrada.
Descanse en pedazos En 2010, Los indestructibles produjo eso que es el sueño de los fanáticos del cine: reunir a sus favoritos del género en una sola película. Fueron como un seleccionado de las películas de acción: Stallone, Willis, Schwarzenegger, Li, Norris, Statham. El experimento funcionó al menos en la taquilla, habían gastado 70 millones de dólares y recaudaron casi 250 millones a lo largo y ancho del mundo. Algunos seguidores tuvieron la lucidez de encontrarle, dentro de su alborozo, algunas fallas en la construcción de la acción, y también señalaron que Stallone no había dado lo mejor de sí mismo, por estar delante y detrás de las cámaras en simultáneo. Pues los muchachos parecen haber mejorado y doblado la apuesta en esta segunda parte. Se gastaron 30 millones de dólares más en producción, y Stallone se corrió de la silla para dejársela a Simon West, un experimentado en estas lides, autor entre otras de Corn air, riesgo en el aire y Tomb Raider. Pero por más que la mona se vista de seda… En esta oportunidad, mientras ellos hacen un trabajo rutinario, uno de sus compañeros es asesinado. Para vengarlo deben enfrentarse a un líder diabólico y a su equipo, que está robando plutonio ruso escondido en una mina desde los tiempos de la Guerra Fría. El filme, aunque uno no quiera verlo, está irremediablemente anclado en los años de 1980. Hasta los efectos especiales parecen anticuados, pese a ser lo más espectacular de la película. Y hay muchas cosas más que atrasan. Las ideologías, por ejemplo: el lugar que tiene el patriotismo, el trato a las mujeres, el lugar de la venganza. Los personajes son mercenarios que acribillan con ira, para reivindicar a seres humanos de mejor calidad que el enemigo. O los símbolos: cuchillos de hoja larga, exhibidos como prueba de hombría. Boinas que han dejado de ser las del ejército para parecerse más a las de bohemios adultos mayores. Y por supuesto, los actores. Stallone, Schwarzenegger, Norris, los más antiguos del grupo, parecen veteranos paseando el perro en medio de las balas, por más que intenten rodar por el suelo y pararse como héroes. "Descanse en pedazos" le dice precisamente el personaje de Stallone (a cambio de "Descanse en paz"), a uno de los cuerpos acribillados en la batalla. Y es su alma la que parece no encontrar sosiego.
Los dueños del cine de acción Una película cuyo guión es un manual de cine de acción de los '80 con los grandes exponentes del género. Bruce Willis, Schwarzenegger, Statham y Stallone entre otros pesos pesados. Héroes populares, fuera de moda pero vivos. El género de acción como se lo conoce hoy surgió en la década de los '80. Antes había films de espionaje, guerra, westerns, etcétera. Pero en los '80, con la llegada del video, aparecieron todos esos catalogados bajo un mismo nombre, a la vez que en la pantalla un grupo de héroes se forjaba bajo esta denominación. Algunos venían del cine de artes marciales, como Chuck Norris y luego Jean-Claude Van Damme, otros del fisicoculturismo, como Arnold Schwarzenegger, otros tenían una carrera forjada a partir de haber creado el personaje de un boxeador proletario, como Stallone, y finalmente algunos eran lisa y llanamente, actores con una carrera en la televisión, como Bruce Willis. Los nombres fueron muchos, luego se sumarían más, pero Rambo, Terminator, Depredador, Cobra, Rocky IV, Duro de matar, Desaparecido en acción, Lobo solitario, Retroceder nunca, rendirse jamás, fueron algunos de los títulos de aquel cine de acción de los '80. Volver a reunirlos no era un mero chiste de marketing, era reencontrarse con un grupo de héroes populares, sin prestigio, sin premios internacionales, pero siempre con el apoyo de su público. Héroes olvidados, abandonados en la era digital, la corrección política y un mundo donde la virilidad ha cedido el paso a la metrosexualidad. Fuera de moda, pero vivos, cuando Stallone, director y guionista además de actor, decidió reunirlos en el año 2010, sabía lo que hacía. Estas piezas de museo, tal cual ellos se describen, exponen el paso del tiempo y en su regreso, nos hacen sentir una felicidad relacionada con ese tiempo transcurrido. El éxito y una película inolvidable, los llevó –bien al uso de los '80– a probar una segunda parte con nuevos invitados. La película, cuyo guión es un manual de cine de acción de los '80, tiene una media hora final inolvidable, una fiesta para los admiradores de estos actores. Además, y a diferencia de la primera, todos tienen un papel más significativo, además de Stallone y Statham, los dos protagonistas. Y habrá una tercera, sin duda, porque la felicidad de ver juntos a estos actores, hoy más tiernos y adorables, que peligrosos y serios, es un premio para cualquier espectador que ame el cine de acción. Cine divertido donde veteranos dejados de lado muestran que todavía tienen mucho para ofrecer. Bienvenidos sean, los estábamos extrañando. Gracias por tanto cine.
Juntos son dinamita… Indudablemente si hay algo que le falta al Hollywood contemporáneo de estereotipos inofensivos y relativismo a toda prueba, no así a las industrias cinematográficas periféricas, es aquella “súper acción” recargada que caracterizó a la década del 80 y a buena parte de la del 90. Esa violencia gratuita de rasgos gore y tendencia fascistoide fue dejando paso a nivel mainstream a otro tipo de “intensidad dramática”, en buena medida una reformulación paulatina y destilada de la anterior aunque ahora volcada hacia la parafernalia tecnológica, la obsesión con las tomas objetivas irreales, la estructura paradigmática del thriller de espionaje y una edición por momentos caótica que gusta de correr a la velocidad de la luz. Desde ya que la marginalidad en el contexto actual de figuras de antaño como Sylvester Stallone no es precisamente un secreto, no obstante nadie podía sospechar que esa camarilla de desplazados formaría algo así como un “sindicato de actores olvidados” para construir una celebración -entre jocosa y desproporcionada- de aquellas producciones que los llevaron a la fama 30 años atrás. Así las cosas, Los Indestructibles (The Expendables, 2010) fue un proyecto valioso de espíritu retro que supo abrirse camino entre tantos films llenos de estrellitas carilindas que dejan de lado la testosterona y la furia asesina en pos de satisfacer al público infantil, los adolescentes, las mujeres y los señores de corazón blando. La secuela de aquel éxito de taquilla reúne nuevamente a un elenco de infaltables absolutos de las “masacres en continuado” que incluye a Stallone, Jason Statham, Jet Li, Dolph Lundgren, Randy Couture y Terry Crews (hasta nos topamos con una mayor participación de Bruce Willis y Arnold Schwarzenegger). La historia, por su parte, parece ratificar con ironía este “estado del arte”: todo gira alrededor de un operativo de venganza destinado a ajusticiar a Vilain, personificado por Jean-Claude Van Damme, luego de que el susodicho le clavara un cuchillo en el pecho con una patada voladora a la más reciente incorporación del pelotón de mercenarios, un jovencito con un amor francés y muchos sueños a futuro. Si bien se extraña a Mickey Rourke y definitivamente la ausencia de novedades le juega en contra al opus de Simon West porque deja al descubierto la endeblez de un guión plagado de diálogos bobos e incoherencias varias, a decir verdad el encanto de Los Indestructibles 2 (The Expendables 2, 2012) reside en esa misma violencia hueca y el simple placer de ver a estos ídolos avejentados matar a militares aún más maquiavélicos que los estadounidenses. Con un hilarante cameo de Chuck Norris y un MacGuffin circunstancial centrado en unas toneladas de plutonio de la ex URSS, la película entretiene dignamente pero podría haber sido muchísimo mejor con una trama más pulida y escenas de acción más sanguinarias…
Anexo de crítica: -Si hay un acierto que se puede reconocer en esta nueva aventura de Stallone y compañía es que no se toma para nada en serio ni siquiera el argumento, con un guión totalmente arbitrario y flojo desde el vamos. La acción no deslumbra y tampoco la pericia en la dirección de Simon West porque no hay siquiera una escena bien resuelta, más allá del atolondrado movimiento frenético de la cámara. Digamos que la mayoría de los involucrados nunca se destacaron por ser grandes y locuaces actores pero que más allá de este defecto el hecho de no poder hilvanar tres frases juntas pasa desapercibido si se le da al humor el lugar merecido y en ese contexto de relajo total es donde Los Indestructibles 2 gana y se hace amena y divertida.-
Para aquellos que rondan la edad de 20 años o un poco más, sabrán reconocer los nombres de este cast en cuanto anunciaron que se vendría la primer parte: Stallone, Statham, Li, Lundgren, Crews, Couture, y los cameos de Willis y Schwarzenneger. Y aunque tuvo unas críticas bastante tibias (unas muy malas) en cuanto a la calidad de la película, lo cierto es que recaudó el dinero suficiente para autorizar una secuela (y hasta una trilogía). Pero lo más importante en cuanto al dinero no fue una segunda o tercera parte, sino el nuevo cast reclutado: el casi desconocido Liam Hemsworth (quien lo hace bastante bien), y las verdaderas estrellas de esta cinta: Van Damme y Chuck Norris (hasta escalofríos dan cuando escribo su nombre). Y es que con este tipo de películas, al igual que en aquellos años en los que estábamos a costumbrados a sus títulos: Invasión a los E.U., Contacto Sangriento, Rocky, Terminator, Romeo debe morir, Rambo, Duro de matar, y hasta El Especialista, uno sabía a qué se atenía: explosiones por todos lados, peleas marciales iverosímiles donde el héroe de acción era capaz de las maniobras más peligrosas y salir de ellas con un pequeño rasguño. Los indestructibles no difiere de esta premisa: son un grupo de mercenarios dirigidos por Barney Ross (Stallone) que son contratados por un Church (Willis) para cumplir una misión que sólo hombres como ellos pueden cumplir, pero en el camino se topan con alguna desafortunada eventualidad, y deja de ser sólo un trabajo de dinero; se convierte en un trabajo de venganza. Y seamos sinceros. Para alguien que creció con ese tipo de películas no es sencillo ser objetivo con esta película. He ahí el título de esta reseña. ¿Cómo criticar a quienes fueron héroes de películas que se venían a raudales y que, aunque ya supiera en qué iba a terminar, no dejaba de causar esa adrenalina y esa emoción de ser un hombre de acción?. Serán figuras de museo, pero siguen sabiendo lo que hacen. De una manera objetiva, les puedo decir que la película entretiene. Aunque el guión es predecible, y nada novedoso, lo cierto es que cumple con lo que se espera de ella, ser palomera y hacer pasar una hora y media de buen espectáculo. Lejos de las explosiones sin sentido, y de la crudeza visual de algunas escenas, se convierte en un lucimiento por parte de cada uno de los actores (mención especial para Statham quien se lleva varias de las mejores escenas de pelea, principalmente una dentro de una iglesia). No hay más que esperar que balazos, peleas a mano limpia y todo aquello a lo que estamos acostumbrados. Eso sí, se mantiene en un ritmo mucho más intenso que su predecesora y en ese sentido, uno agradece que hay más acción (para eso pagamos!) Lo bueno es que Willis y Schwarzenneger dejan de ser cameos y pasan a la acción. Hemsworth cumple con un buen papel y el guión es ligeramente más sólido, pero también se tambalea. Lo malo: extrañamos a Mickey Rourke, y Couture y Crews quedan muy rezagados y opacados con todos los que comparten créditos y Stallone es quien se lleva la gloria (si es el productor, no podía ser de otra manera). El papel femenino, aunque también incluye un poco de acción, se queda muy corto (y aquí en lo personal, preguntaría algo: si estamos con tantos referentes de acción, ¿no hubiera sido mejor Lucy Liu?) Sin embargo, subjetivamente, es un derroche puro de testosterona que hace disfrutar con más de una auto parodia a ellos mismos. Si son fans de las películas arriba mencionadas, reconocerán todas esas referencias y soltarán más de una carcajada. Y lo cierto es que la presencia de Van Damme como el villano le da un plus extra, y Chuck Norris... bueno, es Chuck Norris! Se merece una calificación aparte. Esa escena donde aparece es simplemente MEMORABLE. Y sus diálogos, sencillos pero acordes a la época actual. Cuando asistí a verla en la sala de cine, todos en la sala gritaron de emoción al verlo aparecer y más de uno soltó un aplauso. Para aquellos que lo idolatramos, es todo un espectáculo verlo, y para las nuevas generaciones... solo me queda decirles: disfrútenlo
El viejo truco de la violencia El tema es la violencia. Stallone sabe, a lo largo de su historia cinéfila, que los tiros, los líos y la cosa golda siempre fueron sinónimos de fama y dinero. Y después de las sagas “Rambo” y “Rocky”, ahora va por la de “Los indestructibles”. La segunda parte no dista demasiado de la primera, en cuanto al concepto, si es que hay concepto. Los mercenarios vuelven a las andadas, ahora con la bella Nan Yu y con Arnold Scwarzenegger, que en la primera película tenía un breve cameo. Hay vanos intentos del director Simon West para que la película tenga tips graciosos, pero el humor resulta tan obvio que no genera ni una sola sonrisa. Como en tantas películas de la industria de acción cinematográfica estadounidense, el mundo puede llegar a desaparecer y alguien tiene que evitarlo. Claro que aquí, en vez de tomar alguna idea de Christopher Nolan en la excelente “El caballero de la noche asciende”, estos súper héroes vestidos de mercenarios todo terreno sobran todas y cada una de las situaciones como si lo fatal nunca llegase a ocurrir. La sumatoria de estrellas incluye a Chuck Norris, Dolph Lundgren, Jean Claude Van Damme y Jet Li, pero cantidad no significa calidad. Sólo para fanáticos del género.
Track`Em, find`Em, kill`Em Si jugamos a aquello de utilizar una sola palabra para hacer un juicio de valor de tal o cual cosa, diría que la palabra justa para definir Los indestructibles 2 es exageración, divertida, descocada, explosiva exageración. Una película construida para que sus protagonistas sólo puedan resolver sus conflictos a fuerza de balazos, y que además reúne a los hombres que se han convertido en los héroes de acción más emblemáticos de las últimas décadas cinematográficas, pareciera que no puede fallar, y no lo hace. Lejos de quedarse con el chiste y el conflicto de la primera entrega, que trataba de la propia vejez e imposibilidad de los protagonistas en seguir trabajando de algo que requiere de la potencia y resistencia física que ellos están perdiendo, esta segunda parte pone al querido grupo de veteranos mercenarios en un escenario que les queda mucho más cómodo, que hace fluir y combinar mejor el humor, la acción vertiginosa, y hasta el absurdo que componen la historia: la venganza. Aquí ya no hay especulación, planteamiento moral, imposibilidad física o stress mental que los detenga. Simon West comienza la hecatombe dándoles a los duros personajes la más peligrosa libertad que puede tener un hombre con un arma de fuego gigante, les permite que se dejen llevar por sus emociones. West compone un film de estructura simple, un molde conformado básicamente por tres grandes secuencias de acción y sus correspondientes previas. En una secuencia nos pone en situación, en la segunda todo sale mal y en la tercera todo va a salir bien siempre y cuando mueran todos los malos. Por supuesto, los antagonistas no tienen verdadera entidad, hay un jefe malísimo (Jean Claude Van Damme) y su mano derecha (Scott Adkins), y un ejército de secuaces ignotos que son la comida de las balas de Barney Ross (Stallone), Lee Chrismas (Jason Statham), y demás aliados. Sólo sabemos entonces que son malos, que quieren una cantidad exageradísima y poco probable de plutonio para dominar al mundo. El director, se da cuenta que no conviene profundizar en ellos para que el film no tambalee en cuestiones que no puede resolver sin ser verdaderamente reaccionario. Entonces aquí no mueren ni dictadores, ni comunistas, ni coreanos, etcétera, sólo unos desalmados hijos de puta, que quieren hacer de este feo mundo un lugar peor. Por otro lado, el punto fuerte de este film al igual que el anterior es el sentido del humor. En Los indestructibles 2 el humor se apodera de timón y atraviesa las secuencias de acción que están entre buenas y excelentes. La película hace reír con sus diálogos, con los cuerpos en movimiento, con las referencias y la autoconciencia explicita que llega al absurdo. Merodea por allí el espíritu de reunión de 25 años de graduación, cuando las personas se juntan a recordar con melancolía los viejos tiempos de escuela. Cuando vemos tres o cuatro planos de Stallone, Bruce Willis y Arnold Schwarzenegger disparando al unísono y haciéndose bromas entre sí, en medio de una matanza salvaje parecieran decir, “te acordás cuando hace veinte años cada uno de nosotros hacíamos una “movie” de estas, ¡cómo pasa el tiempo!”. Coincidimos con Mex Faliero y Gabriel Piquet, que el mejor y más memorable chiste del film es la aparición inexplicable de Chuck Norris, no voy a detallar nada para no arruinar el momento para el espectador pero digamos que salvando las distancias y detalles, es comparable a la aparición de Hulk en Los vengadores. Dos palabras insuficientes pero rigurosas para la descripción de Los Indestructibles 2: exageración y diversión. Y la verdad es que a veces el mejor plan es contemplar un bien montado asesinato en masa.
Los indestructibles 2 es un peliculón con los más grandes para disfrutar a pleno en pantalla grande. Seguramente te va a gustar muchísimo más que la primera entrega de la saga, ya que brinda mucho más de todo. Poder ver junto a estos grandes actores de acción a Chuck Norris y a Jean-Claude Van Damme no puede dejar indiferente a ningún espectador...
Acción y humor a prueba de balas A Barney Ross y su grupo de mercenarios le encargan una misión que parecía de fácil realización y así sacarse de encima a Mr. Church. Pero uno del equipo muere asesinado en dicho trabajo, por lo cual el grupo ira tras el asesino para cumplir la venganza. Los códigos de lealtad no se negocian y harán lo que sea para cumplirlos así sea perder la propia vida. Si se puede, además de matar al asesino, salvar al mundo mucho mejor. Si uno la mira así es una más de acción pero este film tiene dos puntos sobresalientes. El primer punto es que junta a todos los grandes iconos del cine de acción de las últimas décadas. El segundo punto y fundamental viendo que muchos de esos iconos ya superan los 60 años, es que se ríen y chicanean permanentemente entre ellos. Y esto es lo mejor del film, el humor que Sylvester Stallone, autor del guión, le imprimió a un libro donde la acción no solo es la protagonista. Hasta tal punto es el nivel de parodia en algunos momentos que, por ejemplo, el personaje de Chuck Norris se llama igual que la película que hiciera en 1979 “Los valientes visten de negro” (Good Guys Wear Black).- Así se pueden descubrir frases de terminator en boca de Schwarzenegger, o el irónico humor de McClane dichas por Bruce Willis, así como alusiones a las edades de los mismos. A la vez del humor, hay acción por doquier, pero se vuelve a la acción física, a la acción de hombres sin más poderes que su sentido de supervivencia y que además tienen tantos defectos, traumas y virtudes como otros seres humanos. Ese tipo de Films de acción que se fue perdiendo detrás de los superpoderes, de los trajes fantásticos, de lo tecnológico. Es volver a la fuente, a ese tipo de películas reacción que, justamente, hicieron famosos a Stallone, Schwarzenegger, Willis, Van Damme o Norris. Incluso, la elección del director (La anterior la había dirigido el propio Stallone) es un acierto, basta nombrar algunos Films de Simon West como “Con Air”, “La hija del General” o la primera “Tomb Raider”, para darse cuanta que sabe como realizar ese tipo de películas. “Los Indestructibles 2” tiene un elenco que va a ser difícil que se vuelva a unir, por eso es imprescindible que no la deje pasar.
Secuela de la película dirigida por Sylvester Stallone del 2010, que funciona como un espectáculo de acción que satisfacerá a todo seguidor del género, que presenta un elenco impresionante y bien aprovechado, que desenvuelve una locura un poco más cuidada que en la primera cinta y que desarrolla un relato sencillo, sin demasiadas sorpresas argumentales, que le brinda el espacio necesario para que las secuencias de tiros se luzcan.
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La segunda parte de la saga donde los protagonistas se permiten reírse de ellos mismos. Recordemos que en setiembre de 2010 llegaba a los cines de nuestro país “Los indestructibles” quien se encargo de dirigir, escribir y protagonizar Sylvester Stallone. En esta ocasión nos trae nuevamente toda la acción que fuimos disfrutando con el trascurso de los años. Este último film resultó ser un éxito comercial sorprendente. Recaudó más de 270 millones de dólares, y su presupuesto de producción estaba cercano a los 80 millones. Cuando les propuso a los siguientes actores acompañarlos no lo dudaron: Jason Statham, Jet Li, Dolph Lundgren y Mickey Rourke, entre otros, en ese momento resulto solo una participación de: Arnold Schwarzeneggery Bruce Willis. En esa ocasión este grupo de mercenarios tenían una dura misión sacar un líder corrupto militar y un agente de la CIA, incursionaban en una isla latinoamericana donde su aliada era una bella mujer Sandra (Giselle Itié). Los espectadores querían ver a otras figuras y se comenzaron a tirar varios nombres a través de distintos medios, los más pedidos: Chuck Norris, Stevel Seagal, Jean-Claude Van Damme, Vin Diesel, Kurt Russell, entre otros. Ahora llega a la pantalla “Los indestructibles 2” con la dirección de Simon West (“Tomb Raider"; "El mecánico") un conocedor del género, quien se encuentra preparando "Thunder Run” para el 2013. Película que aborda el tema de la invasión estadounidense a Irak a partir del arribo de las tropas a Bagdad, con: Gerard Butler, Matthew McConaughey, entre otros. En esta nueva entrega logró incorporar al tenista Novak Djokovic quien tiene una buena participación, además se encuentran los actores como: Jean-Claude Van Damme, Chuck Norris, y más participación de Arnold Schwarzenegger y Bruce Willis. Ahora “Los indestructibles” perdieron a Tool (Rourke). Tras la muerte de este personaje planean la venganza, para colmo fue secuestrada la hija de Tool, Fiona, hay que liberarla y también deben salvar a la humanidad. El papel del peor de los villanos recayó sobre Jean-Claude Van Damme, este roba una importante cantidad de plutonio que fue escondido por los soviéticos durante la Guerra Fría, y sus fines son criminales. El film es puro entretenimiento: con grandes explosiones, persecuciones, luchas, combates por tierra, aire y agua, mucha testosterona y adrenalina. Quien armoniza esto es el personaje de Maggie (Nan Yu). Todo el film tiene mucho humor, hay guiños, homenajes y se referencia a películas como: “Rambo 1982”, “Cobra, 1986”, "Missing in Action 1984”, "The Delta Force 1986", "Terminator 1984", “Duro de Matar, 1988”, entre otras. Los acordes musicales están bien elegidos para cada escena. Las interpretaciones están elaboradas a la medida de cada uno de sus integrantes. Y solo nos resta esperar “Los indestructibles 3”.
Unas cuantas afirmaciones Los indestructibles 2 es mucho mejor que Los indestructibles 1. Los indestructibles 1, cuando salió, se llamó Los indestructibles. Ahora se le dice “la 1”. Curioso, ni “la” ni “1” estaban en el título original. Bueno, el título original es The Expendables, que quiere decir algo así como “los prescindibles”, los que se pueden sacrificar. 2. Sí, la 2 es mucho mejor que la 1. Se apoya menos en “mirá que te muestro a todas estas estrellas del cine de hace décadas juntas, arrugadas y gastadas, más otras nuevas, más otras que nunca dejaron de ser estrellas”. En realidad, muestra más estrellas y más tiempo, pero integra mejor eso que muestra a la acción que narra. Y, en realidad, algunas de las estrellas no están arrugadas, están arruinadas, que suena parecido pero no es lo mismo. Chuck Norris no está arrugado, pero su cara es una mancha indefinida detrás de vaya a saber uno qué intervenciones. Stallone también se puso algo que hace que sus pómulos brillen estirados, pero menos que Norris. Qué tipos duros, se estiran pero no se rompen. 3. Más allá de estos horrores y errores faciales, la película es un festejo de la acción más vertiginosa filmada con claridad y de forma competente, y con grandes cantidades de humor. Claro, si usted no entiende el humor de estas películas y se toma las masacres de altas cantidades de malos malvados pérfidos en serio, bueno, Los indestructibles 2 no es para usted. 4. ¿Y por cuáles otros motivos la segunda es mejor que la primera? En parte, porque la payasada se acepta sin vergüenza. El descomunal villano –llamado Vilain– e interpretado por Jean-Claude Van Damme es resbaladizo, brilloso, asqueroso: verlo es como acariciar una babosa, pero una babosa feliz. Además, dos que hacían meros cameos en la primera acá se ponen a trabajar, como Bruce Willis y Arnold Schwarzenegger (y puedo escribir bien Schwarzenegger sin chequear). Cuando Willis, Schwarzenegger y Stallone se juntan y disparan, son los tres socios de Planet Hollywood reventando todo. Vaya uno a meterse con el poder metafórico de todo esto. 5. La era del rock, por su parte, confirma lo que ya estaba claro en la remake de Hairspray: este señor Adam Shankman convierte en anodino todo lo que toca. Si pudo arruinar una de las mejores películas de John Waters, quitarle gracia y vida y meterla en una insulsa caja de colores con diversos moños, vuelve a hacer lo mismo con un gran material de base en La era del rock. Todo brilla y tiene colores pero nada ilumina, nada conmueve. Y ni que hablar de la cantidad de actores y canciones que desaprovecha. Y ni que hablar de los extrañísimos rostros brillantes (¿intervenidos tal vez?) de los jovencísimos protagonistas. El estilo inane de Shankman (o la ausencia de todo rasgo de estilo) ameritaría una descripción más detallada, pero para eso debería volver a ver la película. Y eso no va a ocurrir en el futuro cercano. Y, por favor, basta de filmar a Catherine Zeta-Jones un poco fuera de foco o con extraños filtros. ¿Qué es lo que se intenta disimular? 6. Estoy leyendo el extraordinario libro El ruido eterno de Alex Ross. En el capítulo El arte del miedo dice esto, que siempre es importante recordar: “Eisenstein había acometido la peliaguda tarea de hacer una película en varias partes sobre la vida del zar Iván IV, conocido normalmente como Iván el Terrible, el ídolo de Stalin. Si Eisenstein producía una hagiografía de Iván, estaría haciendo pública una apología del Terror de Stalin; si ofrecía un retrato con todas sus imperfecciones, ofendería al líder. Repartió la diferencia haciendo una parte I con un tono más festivo y una Parte II más crítica. (…) Stalin reaccionó como era de prever. La Parte I recibió un premio Stalin, compartido por Eisenstein y Prokofiev. La parte II nunca llegó a los cines. ‘Iván el Terrible era muy cruel’, dijo Stalin a Eisenstein después de ver la segunda parte. ‘Puedes mostrar que era cruel. Pero debes mostrar por qué necesitaba ser cruel.’” La segunda parte, La conjura de los boyardos, la que decía verdades, la que no le gustó a Stalin, no sólo es mucho mejor que la primera sino que es, simplemente, la mejor película de Eisenstein. Vaya uno a meterse con el poder metafórico de todo esto.
La Banda de los Corazones Solidarios del Sgto. Stallone Hace dos años se estrenaba la primera aventura fìlmica devenida en una idea absoluta de Sylvester Stallone, aquella propuesta era divertida sin dudas, pero ahora esta supera lo ofrecido anteriormente, nos muestra una aventura de imparable entretenimiento, con dosis de humor a full y el regreso de algunos mitos del cine clase B ochentoso. Resulta que Bruce Willis le pide a Ross(Stallone) que rescate una caja fuerte que cayó junto a un avión en algún lugar complicado de Albania. Con la ayuda de su equipo veterano màs una agente china buscarán el contenido de esa caja, que es nada menos que un mapa que lleva a un cargamento de plutonio escondido en una mina por los soviéticos durante la Guerra Fría. Pero las cosas se complican cuando son interceptados por Vilain (un regresado y colagenado Jean Claude Van Damme), otro mercenario que planea hacerse de la preciada carga. De allì en adelante ya puede suponer el espectador màs distraìdo lo que sucederà: explosiones, trompis, patadas voladoras, balaceras, etc etc, todo un plato fuerte para conformar a los nostalgiosos de màs de 40 años que vuelven a ver a sus figuras del cine de por entonces: hay un Arnold Schwarzenegger esporàdico, un veteranìsimo Chuck Norris(con sus 72 años reales!!), y claro Stallone que combina su garra històrica de puños al mejor estilo "Rocky Balboa" y sus artes de contienda como en "Rambo". Lo dicho, esta vez se redobla la apuesta y los 102 minutos que dura se le haràn ràpidos y furiosos, adquiera su combo pochoclero y a pasarla de primera con tanta y tanta escena inverosìmil y risible.
Los salvajes de siempre "The Expendables 2" es todo lo que el fan de la acción noventosa está esperando y más. Muy inteligente y despierto resultó ser el loco Stallone que parece haber puesto de moda un subgénero de la Acción que tiene su sello propio y empieza a pisar fuerte. Es exagerada, es absurda, está plagada de referencias a los clásicos, es.. divertidísima! Toda su exuberancia está pensada cuidadosamente, no se toma demasiado en serio a sí misma y no quiere ser algo que no es. En estos 3 pilares creo que se apoya el éxito de esta peli que reúne a las grandes leyendas de los tiros y las tompradas, figuras como Bruce Willis, Jason Statham, Jet Li, Chuck Norris, Jean-Claude Van Damme, Arnold Schwarzenegger, Dolph Lundgren, el mismísimo Sylvester Stallone y más. Los que se sienten atraídos hacia este tipo de entretenimiento quieren ver a sus ídolos de la adolescencia empuñando la ametralladora más salvaje y gigante que se pueda cargar mientras tiran algunas de sus frases más célebres, quieren verlos desplegar su destreza en la lucha cuerpo a cuerpo, quieren ver pedazos de villanos volando por la gran pantalla, quieren situaciones de tensión y adrenalina bien macha, y "Los Indestructibles 2" es un film que definitivamente no escatima en ninguna de estas cuestiones para satisfacer los deseos de sus seguidores. El director Simon West ("El Mecánico", "Tomb Raider", "Con Air") retoma bastante bien el camino que impuso Sylvester con la 1ra entrega y termina por consolidar la franquicia que parece tener para ofrecer varias misiones más, incluso con una entrega paralela de "Indestructibles" femeninas! Si no sos del tipo de espectador que gusta de la acción descontrolada y encuentra divertida la ironía de la trama, ni te gastes porque te va a parecer un moco gigante sin otro sentido más que poner en pantalla de vuelta a esos actores que te embolaba ver en películas como "Comando", "Duro de Matar", "Soldado Universal" o "Rambo". Si lo que estás buscando son trompadas, armas automáticas perforando cuerpos y ver a tus ídolos en acción, ni lo dudes, esta peli te va a entretener como en los viejos tiempos y te va a dejar con ganas de más. Estos viejitos se la bancan un fardo.
Siguiendo una nueva misión encomendada por Mr. Church (Bruce Willis), el grupo de indestructibles sufre la baja de uno de sus miembros a manos de un inescrupuloso mercenario (Jean Claude Van Damme). La incorporación de Fiona, una experta en explosivos, será el punto de partida para luchar por salvar al mundo y cobrar venganza por el compañero caído. Más grande, más impactante y más explosiva que su antecesora, esta primera secuela de la saga que se extenderá, al menos, en un filme más, dejará a los fanáticos de estos héroes del cine de acción babeando en sus asientos. Superior a la cinta original, todos están de regreso: Sylvester Stallone, Jason Statham, Dolph Lundgren, Jet Li, Arnold Schwarzenegger y Chuck Norris. Un verdadero seleccionado de lo que durante las décadas del ochenta y el noventa representaba ser un tipo duro. Los muchachos podrán estar grandes (y se nota), pero las mañas son lo último que se pierde.
Unos viejitos que se defienden (a los tiros) Antes de empezar, vayamos a las aclaraciones. Más allá de ser una secuela (lo que implica que la mayoría de los personajes ya han sido presentados en la primera), la clave de comprensión y disfrute de esta película es haber visto el cine de acción de los 80 y principios de los 90. Es probable que si el posible espectador no haya visto ninguna “Rambo”, ninguna “Retroceder nunca, rendirse jamás” o ninguna “Duro de matar”; ni “Commando”, “Red Scorpion”, “Octagon”, “Kickboxer” las dos primeras “Terminator” y alguna más recientes como la saga de “El Transportador”; o alguna serie como “Brigada A”, no entenderá demasiado de qué la va. Y tampoco reconocerá a varias de las caras que aparezcan aquí, envejecidas: los rostros de héroes y villanos de antaño. Vengadores conocidos La historia es la siguiente: tras una misión de rutina en la que Los Indestructibles le salvan el pellejo a su competidor Trench (Arnold Schwarzenegger), el agente Church (Bruce Willis) extorsiona a Barney Ross (Sylvester Stallone), el líder del grupo. Todo a causa de los sucesos de la primera parte, en la que murió un agente gubernamental (aunque estaba corrompido). La forma de quedar a mano es rescatar una caja fuerte de un avión que cayó en Albania. Para esto, deben trabajar con una agente especial llamada Maggie Chang, una brisa de estrógenos entre tanta testosterona, aunque sea una chica de armas llevar. Pero lo que debía también ser una misión de rutina se complica cuando un grupo los sobrepasa en potencia de fuego y les roba el contenido de la caja (una valiosa información), tras lo cual su líder de nombre bien explícito, Villain (Jean-Claude Van Damme) mata al miembro más joven del grupo, Bill The Kid (el bonito Liam Hemsworth), justo cuando estaba a punto de retirarse de esa vida agitada para irse con su novia. La misión se convierte entonces en venganza personal, lo que de todos modos le conviene a todos, porque el destino del mundo puede jugarse en esa acción, que los llevará a algún lugar perdido dentro de la ex Unión Soviética y que contará con la participación de Trench y Church (que saldrá de su rol pasivo para empuñar las armas y divertirse) y la aparición de Booker, el luchador solitario (Chuck Norris). Por supuesto, todo con muchas explosiones, tiros, salpicaduras de sangre, decapitaciones inverosímiles y diálogos que lo son aun más (al menos en medio de una refriega.) Autoparodia con cariño De todos modos, más allá de que hay un argumento convencional, lo interesante está en otro lado. Porque este filme es la versión ampliada de la primera parte, una humorada sobre un cine de culto, riéndose de su propia inverosimilitud y de los años transcurridos: sobre un avión que está para un museo, dirán “¿Acaso no lo estamos todos?”. O que Schwarzenegger pueda decir “I’ll be back” (una frase clave de “Terminator 2”) y Willis le responda “Ya volviste demasiado, voy yo”. Especial atención para las apariciones de Booker/Norris, en las que se permiten bromear sobre su carrera y con los “Chuck Norris facts”, los míticos hechos que se le atribuyen en Internet: —Oímos que eras un “lobo solitario” (por su filme de 1983 “Lone Wolf McQuade”). —También oímos que te había mordido una cobra. —Tras cinco días de dura agonía... la cobra murió. Por supuesto, sus inverosímiles ataques salvadores cuentan con la música de Ennio Morricone de “Lo bueno, lo malo y lo feo” (Arnold contará casi imperceptiblemente con el “chachachan, chachan chan”, de “Terminator”). Van Damme no tiene un personaje humorístico, pero se dará el gusto de tirar algunas de las patadas voladoras circulares que lo hicieron famoso. Todo termina convirtiéndose en un “rescate emotivo”, como se llamaba un programa argentino que apuntaba a las series y películas de culto. Aquí se apunta a lo mismo, desde una especie de autoparodia respetuosa, a un cine que se volvió de culto para una generación que creció con vengadores solitarios, renegados y peleadores de sentimientos nobles pero que no dudaban en decapitar a un rival sin siquiera transpirar. Esa es la genialidad de esta saga impulsada por el propio Stallone: no pretender ninguna pomposidad, reunir a un grupo de viejas glorias, cosa que hubiera sido imposible dos décadas atrás, para reírse de sí mismos y de los mitos que generaron. Y por supuesto, está el placer de disfrutar de un festival de violencia a la antigua, de “una de tiros”, como se decía antaño. Factura global La dirección recayó en Simon West, afiatado como director y productor de cine de aventuras (“Con Air”, “Tomb Raider”, incluso algún drama como “La hija del general”), con guión de Richard Wenk y Stallone sobre historia de Ken Kaufman, David Agosto y Wenk. Ellos dieron forma de “película normal” a este “festival de la exageración, como dirían Los Violadores. A las divertidas actuaciones de los mencionados, se suman Jason Statham (Lee Christmas), el mejor actor de los peleadores actuales, buen contrapunto de Stallone; Dolph Lundgren como Gunner Jensen, el sueco inestable, académico y rústico a la vez. Junto a ellos se destacan la frescura de Nan Yu como Maggie y la de Hemsworth, aunque por razones explicadas más arriba aparece poco. También poco aparece el héroe chino Jet Li como Yin Yang, el bufón natural del grupo.Terry Crews (Hale Caesar) y Randy Couture (Toll Road) completan el equipo de mercenarios. Valga destacar el carácter globalizado de este filme hollywoodense: filmado en Bulgaria (por las locaciones eslavas, pero también donde se hace de manera barata un cine de terror como la saga Hostel, por ejemplo), con la música grabada por una orquesta de ese país (eso sí es más habitual desde hace años, la Filarmónica de Praga le lleva ventaja), pero también con posproducción búlgara, india y mexicana. Tercerización que habla del nivel de varias cinematografías a nivel mundial... y de sus costos menores en relación a Estados Unidos. Así que ya lo saben: los que quieran reflexiones sobre el coraje a lo Stephen Crane, o sobre el valor de la vida, ni se acerque a este filme. Ahora, quien esté dispuesto a relamerse con una combinación de chiste y puñalada, a celebrar como cuando éramos chicos la explosión de una cabeza o el abatimiento de un escuadrón completo con un cargador que no se acaba nunca... ésta es su película.
Falta Steven Seagal No hay engaño, no hay trampa. Podrá haber mucho presupuesto, millones invertidos y un equipo competente a nivel técnico, pero es innegable que se trata de una clase Z anunciada desde su título, desde su póster, desde sus trailers promocionales. No podía ser otra cosa una película en la que tienen aparición Silvester Stallone, Arnold Shwarzenegger, Jean-Claude Van Damme, Chuck Norris, Dolph Lungdren y otros muertos revividos. Si las películas de super-acción de los años ochenta, repletas de explosiones, violencia, sadismo fascistoide y protagónicos viriles fueron ejemplos del mal gusto imperante en la época, no podía ser muy diferente una que celebra y homenajea a ese género, y que lo hace con absoluta autoconciencia y desparpajo. Conviene aclarar que el título original es “The expendables”, algo así como los prescindibles, los sacrificables. Digamos que el título latinoamericano, lejos del sarcasmo del original, dice prácticamente lo contrario. Como se sabe, hoy caminan mejor los Bourne y los 007 que aquellos sacos de fibra, y poco tienen que hacer esa clase de “armas humanas” de antaño ante la tecnología bélica más rudimentaria. Como Shwarzenegger decía en Terminator 3, él es un modelo “obsoleto” y como dice aquí, los miembros del plantel pertenecen, prácticamente, a un museo. Pero la cosa viene así, y esta película, -a diferencia de la primera, que parecía tomarse más en serio a sí misma- es una celebración del desmadre balístico y de la puñalada, es una fiesta anárquica y exagerada, una maquinaria vacía y compacta, grande como un acorazado. Tan incorrecto es el jolgorio, tan pétreas las miradas y abundante la antipatía general, tan exuberantes son los chorros de sangre que el asunto hasta adquiere un costado poético. Verlo para creerlo. Jet Li y Jason Statham se lucen en un par de escenas haciendo lo que saben hacer mejor: repartir piñas y patadas, Chuck Norris está tan pétreo facial y físicamente como siempre, y hace uno de los mejores chistes de Chuck Norris que deben existir. El que está mejor es Van Damme en su encarnación de un villano de los más malvados –convenientemente llamado Vilain-, un estereotipo que, por paradójico que suene, no podía quedarle bien a cualquiera. Con su exagerado acento francés, haciendo alarde de una falta de escrúpulos que excede todos lo imaginable, y con cierto aire de drag queen hermafrodita, Van Damme se convierte en el malo al que todos amamos odiar. El desenlace y la pelea final lamentablemente parecen faltos de imaginación –hubiera convenido pensar el guión unos minutos más- pero la película termina cuando tiene que terminar. Es otro atributo. Está claro que este divertimento no es para cualquiera. Pero a quienes les quepa el combo seguramente vayan a pasarla bien.
Los Indestructibles 2 es una película horrible. Ciertamente no pretendo que esto sea Bergman pero al menos podrían haber armado la cosa con un poco más de inspiración e inteligencia. La idea era montar un gran circo con las glorias del cine de acción de los 80 y 90, y al menos hay que reconocer que el filme funciona cuando llegan las balaceras; pero - cuando los disparos cesan y estos gerontes tienen que hablar - uno rechina los dientes. Los diálogos son espantosos, los chistes están metidos con calzador y se caen de obvios, y la credibilidad de toda la historia marca un rojo de menos 100. Hubiera sido mejor que le hubieran sacado todo el proyecto a Stallone (que acá oficia de guionista) y se lo hubieran dado a un libretista mas experto. Al menos Los Indestructibles 2 no hubieran culminado como un catálogo de obviedades protagonizado por una caterva de sesentones pasados de arrugas, tinturas y malas cirugías. No lo niego, la película tiene momentos divertidos. La acción está bien coreografiada y se puede seguir, y la química entre Stallone y Statham es formidable, pero el resto ya es discutible. Acá toda la trama parece un reciclado de El Pacificador (y alguna que otra correría de James Bond), con mercenarios persiguiendo a otros mercenarios que se robaron un cargamento de plutonio. En el medio hay drama de cuarta: en un momento Liam Hemsworth se despacha con un monólogo (muy en la onda de aquel que disparaba Mickey Rourke en la película original) sobre por qué abandonó el ejército para hacerse mercenario. Mientras que Rourke armaba un speech que parecia salido de un filme candidato al Oscar, la parrafada de hemsworth es para revolcarse de risa por su carga de ridiculez. Al tipo le mataron el pelotón en Afganistán y para colmo le liquidaron el perro en la base militar donde estaba asentado. ¿Cómo no llamaron a Meryl Streep para una secuencia tan profunda?. Por supuesto la credibilidad de todo el meollo es inexistente. Esta gente entra y sale de Rusia como si la frontera tuviera puertas giratorias, y asesinan a cientos de tipos sin que aparezca siquiera un gendarme. Cuando hay una refriega fea, aparece algún geronte como exterminador invitado, sea Chuck Norris, Arnold Schwarzenneger o Bruce Willis. En particular las escenas con Norris resultan notablemente descolgadas: no comparte ningún plano con alguno de los estelares de la troupe principal, y pareciera que todo está rodado después que terminaron el filme, poniendo algunos dobles de espaldas. Si Norris se enfermaba, podrían haber hecho lo mismo con Steven Seagal o Guillermo Francella. Pero si esto es bizarro, esperen a ver la tonelada de malos chistes y referencias obvias que Stallone pergueñó de su sesera. "Ahora... ¡voy a regresar!" dice Schwarzenegger en un momento... hasta que Willis lo frena y le dice "Pará!. Vos ya regresaste demasiadas veces". "Yipi Kayei, maldito!" le replica el Arnold. Qué pieza de literatura inspirada, por Dios. Ciertamente Los Indestructibles 2 es una tipica película ochentosa rodada treinta años después de la época en que estaba de moda. Imaginen Comando, pero hecha con jubilados. El problema es que todos se ven demasiado viejos y deformes - increiblemente Stallone es el que más zafa de los veteranos, pero Schwarzenneger está demasiado flaco y anciano, y el resto está excedido de tinturas y mal botox -, y eso arruina un poco el show. Por supuesto mantienen su carisma intacto pero, por otra parte, uno piensa si todo este espectáculo no lo podrían haber armado un poco mejor, meténdole un poco más de neuronas y originalidad. Así como está parece una pelea de exhibición de veteranos boxeadores, quienes conservan las mañas pero que son incapaces de resistir un asalto frente a un combatiente más fresco. Lo que vemos es el show de una troupe de viejas glorias... lo cual, por momentos, se acerca demasiado a una exhibición circense de fenómenos.