Bife con guarnición Juanma Lillo, como su profético nombre indicaba en un fatal juego de palabras, fue un entrenador de fútbol español que cosechó pésimos resultados a lo largo de su carrera. Sin embargo, este vasco admirador de la prosa de Jorge Valdano tenía un particular talento para encontrar fórmulas brillantes ante la prensa. Una de ellas fue fantástica. Comentando que hoy en día en el fútbol se habla más de todo lo que rodea a los partidos (fichajes, despidos, rumores de los despachos, etc.) que de los propios partidos, espetó: «En el mundo del fútbol actual, podemos afirmar que la guarnición ha ganado la batalla al bife». El cine ha corrido siempre ese riesgo en mayor o menor medida, sobre todo desde que perdió su puesto de elemento privilegiado en el mundo cultural popular. Pero, recientemente, el riesgo parece cada vez mayor: una películas se valora en gran medida por el valor de su discurso, por su posicionamiento respecto a cuestiones identitarias, por el origen o el background de la persona que la ha concebido… en definitiva, cada vez más por lo que el cine tiene de comunicación (de fácilmente traducible en frases, positivas o negativas), y cada vez menos por lo que escapa a esa comunicación y que es, a fin de cuentas, aquello que diferencia realmente las buenas de las malas películas. Fue en medio de la ebullición de este fenómeno cuando Jordan Peele cosechó un éxito desmesurado gracias a su primera película, Get Out, (casi 250 millones de dólares de beneficios por menos de 5 millones de presupuesto): la sátira social se combinaba con el cine de terror para criticar a fin de cuentas la falsedad de la presunta reconciliación racial que se había vendido a la sociedad americana en los últimos años. ¿Qué critica o comenta ahora Nosotros? Responder es complicado. Y esa es la primera razón por la que la película sorprende y desestabiliza (pues según parece ser, es lo primero que se comenta en la prensa estadounidense): ni rastro aquí, al menos de forma evidente, de la «confrontación» entre afroamericanos y blancos «buenistas» de Get Out. Nada parecido a un conflicto (racial u otro) fácilmente identificable, sino algo de hecho mucho más difícil de resumir, de ahí que la película comunique menos que Get Out (y de ahí, cabe esperar, un éxito tal vez menor). La familia protagonista de Nosotros no es víctima de una familia blanca, sino que son víctimas de ellos mismos. Y todo el mundo lo es, independientemente del color de su piel. Cada personaje de la película se ve atacado por un doble suyo venido de un mundo subterráneo, de donde sale vestido con un mono naranja (¿de presidiario?), luciendo un guante en la mano derecha (¿como OJ Simpson?) y hablando con gruñidos propios de cantante de dark metal. La revolución de los dobles comienza con la invasión del domicilio de vacaciones de los protagonistas, en una tensa toma de rehenes que podría definirse como una versión afroamericana del Michael Haneke de Funny Games haciendo un sketch en el Saturday Night Live. Porque, justamente en ese momento, la película empieza a inclinarse hacia la comedia. Al igual que Get Out, o incluso más, Nosotros no da miedo. Pero esa mezcla de géneros se produce en orden inverso: si allá empezábamos en el terreno de la sátira, sentando así de forma clara y diáfana las bases del comentario social de la película, para luego introducirse en un mundo angustioso y cercano al terror, aquí empezamos en un ambiente inspirado del cine de terror que, una vez se concreta mediante la violencia, se desactiva con toques cómicos. Paradoja: el humor federa y permite que el espectador no se sienta repudiado por la pantalla, pero al mismo tiempo le resulta más difícil leer la película. Muchas son las pistas; pocas las respuestas. Si hay que dar una, diríamos que Nosotros critica el sueño del estado del bienestar americano, el de una nación unida mediante símbolos publicitarios, el de un liberalismo convertido en religión fundadora que ofrece la salvación mediante una buena casa, un buen coche, un pequeño barco en el que ir a pescar en familia los fines de semana. Es todo eso lo que los dobles no tienen y lo que, finalmente, tampoco parecen desear realmente. El viaje del personaje interpretado por Lupita Nyongo’o sería el de una Alicia atravesando el espejo, salvo que, del otro lado, no haya sino a ella misma, sin rastro de Wonderland. Puede que el trabajo de Jordan Peele encaje a la perfección en una época en la que el cine se percibe sólo como una herramienta más para modificar o dar testimonio del mundo que le rodea. Pero sería absurdo negar también su talento para supera esos preceptos. Es decir: esa percepción útil del cine como cultura implica que todas las imágenes valen exactamente lo mismo, las unas que las otras, las cinematográficas o las audiovisuales. Todas participan como ingredientes de la misma masa, porque se abandona toda conciencia histórica (que obligaría a considerar cada película dentro de una evolución de las formas, en el interior del cine y en relación con las otras artes). Sólo se considera el presente que rodea a la película en el momento de su producción o difusión: en qué medida ésta puede influir para bien o para mal en la evolución social del mundo; en el mejor de los casos, en qué medida es un reflejo o un síntoma inocente de un sistema que la sobrepasa. Esta forma de ver el cine es la que ha ganado la guerra, y la que ha terminado de contribuir a la impotencia del cine actual a la hora de crear imágenes icónicas, cada vez más ahogado en ese magma audiovisual y cultural que lo envuelve. Es en nuestra memoria gestual, pienso, donde mejor se traduce ese poder icónico: Antes todo niño imitaba los gestos de John Wayne o cualquier otro cowboy, como Belmondo imitaba el gesto de Humphrey Bogart con su pulgar. Ahora, Antoine Griezmann celebra su título mundial de fútbol imitando los gestos de los personajes de Fortnite. No hay que confundirse: Nosotros se nutre casi exclusivamente de ese tipo de referencias y guiños a la cultura popular. De hecho, la película está invadida de ellas. Pero hay tal saturación y, sobre todo, cada una de ellas parece ser trabajada hasta tal punto como una fuente de sentido, que el guiño se desactiva y resulta otra cosa. En la piscina de bolitas de la pop culture, Peele, se desenvuelve con tanta naturalidad y juega en ella con tan pocos complejos, que, paradójicamente, tenemos la sensación de estar ante un teórico, más que un cineasta. Y es gracias a ese fondo teórico que Peele es uno de los pocos cineastas americanos actuales capaces de crear imágenes icónicas. Es decir, que la fuerza de sus imágenes sólo puede concebirse desde esa perspectiva del cine hoy dominante. Un ejemplo. El inicio de la película: Noche. Un parque de atracciones en los años 80. Una niña luciendo una camiseta del «Thriller» de Michael Jackson. La niña se pierde y, manzana caramelizada en mano, entra a refugiarse en una atracción que revelará su verdadero yo (como en una versión terrorífica de aquel Quisiera ser grande con Tom Hanks). Todo ello resulta inolvidable y brillante. Y creo que lo es por su capacidad de ser terrorífico mediante la simple presencia de personajes de raza blanca poblando el decorado en el que esta niña afroamericana se pierde. Del mismo modo que Peele sabe servirse de la perfección del rostro de Nyongo’o para revelar lo que esa belleza tiene de terrible, la el camino entre lo comunicable y lo incomunicable es un camino de ida y vuelta constante en Nosotros. Es precisamente por su relación con el mundo que las imágenes de Peele son particularmente inolvidables. Como si la guarnición, por una vez, diera mejor gusto al bife.
El prójimo que sufre Símbolo del estado calamitoso del cine mainstream actual de género en lo que atañe a la diversidad y al mismo espectro cualitativo de las obras, el éxito imprevisto de la única película de autor del terror industrial en mucho tiempo, la excelente Huye (Get Out, 2017), resultó crucial para la expectativa acumulada sobre Nosotros (Us, 2019), el segundo film del director y guionista Jordan Peele, y para el hecho de que se lo tratase como un tanque mediano/ grande a nivel comercial, detalle insólito en una coyuntura dominada de manera permanente por engendros hollywoodenses insulsos e intercambiables destinados al consumo por parte de públicos embotados gracias a estrategias de fidelización cada vez más risibles, huecas y omnipresentes. El retorno del realizador afroamericano, hasta hace poco un libretista especializado en comedia, no podría ser más auspicioso ya que consigue en gran parte reproducir la potencia cáustica y tenebrosa de su ópera prima mientras a la par retoma su ataque a la lógica de las máscaras y desigualdades de la sociedad contemporánea. En términos prácticos la película funciona como un thriller de invasión de hogar aunque con elementos adicionales vinculados al tópico de los doppelgängers y las epopeyas apocalípticas con un sustrato comunal a flor de piel. Ahora bien, en vez de seguir el camino estándar en estos casos, léase la fábula alrededor de una sustitución homologada primero al borramiento de la identidad y luego al reemplazo, a decir verdad durante gran parte de la trama Peele apuesta a una diferenciación entre bonanza/ felicidad y martirio/ pesar continuo en lo que respecta a las orillas opuestas en las que se mueven los protagonistas y sus duplicados macabros, dando a entender que aquí lo que resulta crucial -y lo que constituye el eje del devenir narrativo- es la inequidad de fondo, un orden en el que unos privilegiados desconocen por completo el dolor que atraviesan sus prójimos, específicamente aquellos que son idénticos a ellos (poesía -o ironía implícita, mejor dicho- que facilita el dispositivo retórico usado, la violencia que los segundos ejercen como revancha contra los primeros). El prólogo nos sitúa en 1986, en una playa turística de Santa Cruz, California, en donde un matrimonio pasea de noche por una feria con su hija Adelaide (Madison Curry de niña y esa magnífica Lupita Nyong'o de adulta), quien de repente se separa de sus progenitores e ingresa en una casa de espejos en la que se topa con su copia exacta, lo que deriva en un trauma que se extiende hasta el presente. Salto en el tiempo de por medio, llegamos a nuestros días y la hoy mujer vuelve a Santa Cruz en plan vacacional con su esposo Gabe (Winston Duke) y sus dos hijos, la adolescente Zora (Shahadi Wright Joseph) y el purrete Jason (Evan Alex), con quienes comparte una residencia coqueta en la zona. En la segunda noche en el lugar, después de pasar algo de tiempo con una pareja amiga de blancos bobos, compuesta por Josh (Tim Heidecker) y Kitty (Elisabeth Moss), la cual tiene un par de hijas gemelas, Becca (Cali Sheldon) y Lindsey (Noelle Sheldon), de la nada se presentan cuatro duplicados de los integrantes del clan que se identifican a sí mismos como sus “sombras”. Como decíamos con anterioridad, en esta oportunidad no es la dialéctica del intercambio la que manda porque desde el vamos la Adelaide escalofriante, esa que -como los otros de su linaje- viste un overol naranja y lleva unas tijeras como única arma, le explica a su némesis que mientras que su vida fue un verdadero calvario cual inversión conceptual digna de La Imagen en el Espejo (Mirror Image), recordado capítulo de La Dimensión Desconocida (The Twilight Zone), la Adelaide de vida burguesa y luminosa disfrutó de una relativa paz que no se condice con el sufrimiento de su melliza. El director asimismo condimenta el planteo con el recurso de toda una pequeña humanidad viviendo en las tinieblas de los túneles de Santa Cruz y esperando la ocasión de poder subir para “cargarse” a los de arriba y su ignorancia súper conveniente, siempre desconociendo a unos desfavorecidos que se parecen muchísimo a ellos y que no han dejado de acumular odio por el ninguneo, alegoría acerca del escapismo, la falta de solidaridad y ese pavor patológico cotidiano al semejante. Ayudado por la estupenda banda sonora de Michael Abels, una fotografía muy oscura de Mike Gioulakis, sus propios chispazos de comedia sarcástica “marca registrada” y la presencia de canciones de The Beach Boys y N.W.A., entre otros artistas, todas utilizadas con una precisión quirúrgica, Peele logra una tensión duradera y una sensación de amenaza cercana a la de los slashers de las décadas del 70 y 80, en algunos puntos tomándose su tiempo para construir el nerviosismo y en otros jugando con la catarata de eventualidades con vistas a echar mano de latiguillos clásicos del horror que hoy -por fin dentro del cine mainstream- sí están aprovechados como se debe, con la paciencia y el cariño del artesano que sabe ofrecerle al público una experiencia robusta, por un lado, y en simultáneo llevarlo a considerar la existencia de un grupo antagónico a la espera de vengarse por las “no atenciones” recibidas, por el otro (la idea de una clase social hegemónica descubriéndose asaltada por la masa subalterna empobrecida/ atribulada sobrevuela el convite). Al igual que todo buen cuento de horror, el maravilloso fluir general de Nosotros pone en cuestión las previsibilidades mundanas y el “olvido” de unos burgueses que niegan sus vínculos con el resto de la sociedad en pos de gozar de una comodidad muy pronta a caerse a pedazos…
El miedo a lo inexplicable o a lo desconocido es una de las formas más comunes que presenta el terror. Es por ello, que la literatura, la cinematografía y el arte en general suelen utilizar el concepto de Doppelgänger con bastante frecuencia, ya que representa uno de los ejemplos más interesantes de lo enigmático e impenetrable. La cuestión del doble fantasmagórico viene del folklore y las leyendas nórdicas/germánicas, donde desde un principio ver el duplicado o la sombra de uno mismo era un augurio de muerte. Generalmente, el doppelgänger comprende un gemelo malvado, un opuesto exacto de uno mismo que viene a alterar y ocupar el lugar del bueno. Nada más terrorífico e intrigante que lo oscuro, lo ominoso en la figura de uno. Algunos dicen que esto representa nuestro costado más primitivo, el reflejo de nuestro subconsciente y otras cuantas deliberaciones más, lo cierto es que es un terreno sumamente atractivo para cualquier cineasta. Jordan Peele, tras el rotundo éxito comercial y artístico que significo “Get Out” (2017) con su pequeño presupuesto de 4.5 millones de dólares y cosechando más de 255 al mismo tiempo que se alzaba con el galardón al Mejor Guion Original en la entrega de los Oscars, decide inmiscuirse en el territorio de los dobles mediante “Us” (título original), una cinta que sigue en sintonía con la anterior pero esta vez no profundizando tanto en el conflicto racial sino más a la sociedad norteamericana y la fiebre publicitaria/consumista ávida de alcanzar el sueño americano cueste lo que cueste sin medir consecuencias, el pasado esclavista de la Nación y otras cuestiones relacionadas. Peele demuestra toda su pericia para realizar un relato potente y cargado de suspenso, horror y al mismo tiempo de sátira y comedia. El ritmo narrativo que logra alcanzar la obra es avasallante y su primera mitad es de lo mejor que se pudo ver últimamente en términos de thriller psicológico en la pantalla grande. Ahora bien, quizás lo que sufre este nuevo opus del director afroamericano es que en esta ocasión se le ven más los hilos y los recursos narrativos que utiliza. El film sigue la misma estructura o fórmula de “Get Out”, con tramos y puntos de giro bien marcados que parecen presentarse exactamente en el mismo lugar y de la misma forma que en el relato anterior. Todo esto no quiere decir que la película sea mala ni mucho menos, pero sí que algunos aspectos son esperables y predecibles como el giro del final. Igualmente, el film compone un thriller psicológico trepidante e intensamente disfrutable, el cual no dará respiro durante sus dos horas de duración. Su ritmo y atmósfera opresiva mezclada con ciertos momentos de alivio cómico hacen que la película sea una experiencia gratificante, a pesar de que algunos mecanismos sean claramente observables. Yendo a lo puramente narrativo, el largometraje cuenta la historia de Adelaide Wilson (Lupita Nyong’o), una mujer que vuelve al hogar de su infancia en la costa junto a su marido, Gabe (Winston Duke) y sus dos hijos para una idílica escapada veraniega. Después de un tenso día en la playa con sus amigos, Adelaide y su familia vuelven a la casa donde están pasando las vacaciones. Cuando cae la noche, los Wilson descubren la silueta de cuatro figuras agarradas de la mano y en pie delante de la vivienda. Cuatro figuras que resultan ser los dobles de ellos. El comienzo y todo el proceso de construcción del suspenso es tremendo, en especial con ese aire de película del estilo “Home Invasion”, donde nos recuerda un poco a “Funny Games” de Michael Haneke y luego va virando un poco al estilo de “The Shining” de Kubrick. De hecho, el film está repleto de referencias a otras películas del estilo y a la cultura pop en general (“Jaws”, Thriller de Michael Jackson y la mística atracción de feria que recuerda a “Big” con Tom Hanks como para poner algunos ejemplos). Otro de los fuertes de Peele es su poder para crear una estética y una iconografía tan marcada. Las tijeras, el vestuario de los personajes, los conejos, son todos índices e íconos de lo que va acontecer más adelante en la película; y esto no solo se da en el plano visual sino que en el ámbito sonoro también ocurre algo parecido con la angustiante música de Michael Abels con quien el director ya había trabajado en la cinta anterior. Por otro lado, a nivel interpretativo no hay nada que objetarle al relato, ya que Lupita Nyong’o redondea una actuación enérgica, inspirada e intensa que se amalgama muy bien con la composición de Winston Duke que está un poco más orientada a la comedia que al drama. Los niños, Shahadi Wright Joseph y Evan Alex también brindan grandes trabajos con sus personajes, en especial en sus versiones malvadas, y también cabe destacar a Elisabeth Moss, que aunque su participación es bastante acotada, resulta ser significativa en un nivel más profundo de sentido de la narración. “Nosotros” es otro trabajo relevante y entretenido de Jordan Peele que nuevamente se destaca en la dirección y en la acertada mixtura entre la comedia y el terror. Si bien en esta ocasión falta un poco la sorpresa y se ven más los dispositivos/recursos que utiliza, su pulso para el suspense, el comentario irónico y el estupendo trabajo del elenco logran elevar el trabajo del director por sobre sus pretensiones.
El asesino soy yo En Los usurpadores de cuerpos un virus alienígena era responsable del cambio absoluto de personalidad en los humanos ¿pero qué pasaría si fuéramos suplantados apartados de la vida absolutamente por alguien que ocupe nuestro lugar en la Tierra y siguiera con nuestra vida desde el punto en el que nosotros la dejamos? En el año 2017 Jordan Peele dejaba la comedia para meterse en el género de terror de lleno con un guion propio que le valdría un Oscar, y bajo el ala ni más ni menos que de Blumhouse, uno de los sellos que más interesantemente apuestan. Huye (Get Out) planteaba la odisea de un muchacho afroamericano que era presentado por su novia ante la típica familia blanca y adinerada, el terror era la excusa del director para hacer un ejercicio acerca de la discriminación exponiendo al protagonista Chris (Daniel Kaluuya) en un entorno absolutamente hostil y desde un lugar impensado. El resultado era aire fresco para el terror contemporáneo, apoyada en lo actoral sin dejarse caer en el terror fácil del “jump scare” y los efectos de sonido. La segunda película de Peele, Nosotros (Us), habla de la sociedad, de ese largo sueño americano en el que creemos vivir y transforma el despertar en la peor de las pesadillas. No se puede obviar el descomunal trabajo de Mike Gioulakis quien nos dio de los mejores trabajos en fotografía de lo que va en la década (It Follows, Glass) jugando todo el tiempo con las sombras dotando de hermosura las escenas más perturbadoras del film. El trabajo de Lupita Nyong’o es descomunal mostrando varios matices necesarios para entender el funcionamiento de un trauma de la niñez respecto a las consecuencias de un extravío de quince minutos. La película cose casi con perfección el horror con los momentos cómicos y eso es algo que el director viene haciendo realmente muy bien en ambas películas. En una nota del New York Times, Peele decía lo siguiente acerca de esto: “El mejor terror y la mejor comedia se sienten como algo que sucede en la vida real. Quizá haya una o dos reglas que se rompen, pero el mundo en el que suceden se siente real.” Nadie puede negar el ojo de Jordan Peele para narrar historias; cada fotograma emana cine y realmente uno puede encontrar la inspiración del director en muchas películas como por ejemplo Funny Games de Michael Haneke o Martyrs de Pascal Laugier, entre otras; pero caer en comparaciones es un error, considero que Peele se hace de una mirada muy personal. En su cine pienso que no va a pasar mucho hasta que hablemos del cine de Jordan Peele y esperemos ver de qué manera logra asutarnos. Qué más que recomendar fuertemente que vayan a ver Nosotros al cine, que los riesgos que toma la película así lo valen, porque no basta solamente con escaparle a la fórmula del susto para decir que es genial, hay toda una mirada detrás de esos guiños a la cultura pop, cada situación en paralelo de como accionar dentro de esa pared ficticia acentúan el verdadero propósito del film y no es el miedo a que te suplanten sino el miedo a vivir el caos dentro de un mundo en supuesta paz.
Hace dos años Huye!, del director Jordan Peele, sorprendió al público y a la crítica por brindar nuevos aires al cine de terror sobre el racismo y se llevó el Oscar al "mejor guión original". El realizador arremete con Nosotros, una película que transita el mismo género y se expande al dar una visión muy personal sobre la sociedad actual. Con un comienzo ambientado en un parque de diversiones en 1986, la película se vuelve inquietante cuando una niña descuidada por sus padres -con una remera de Thriller, de Michael Jackson- ingresa a un túnel de los espejos. La acción pasa a la actualidad: Adelaide Wilson -Lupita Nyong’o, ganadora del Oscar como "actriz de reparto" en Doce años de esclavitud- y su esposo Gabe -Winston Duke- vuelven a la casa de su infancia con sus dos hijos, Jason -Evan Alex- y Zora -Shahadi Wright Joseph- para pasar sus vacaciones en Santa Cruz, en la costa de California, y se reúnen con un matrimonio amigo y sus hijas adolescentes. La tranquilidad de la estadía es interrumpida cuando cuatro figuras tomadas de la mano se presentan por la noche en la vivienda. Nosotros recurre a los elementos clásicos como una revisión del subgénero "home invasion", lleno de sobresaltos, un mundo cotidiano amenazado, persecuciones y sangre pero además explora los miedos de una sociedad en crisis. Jordan Peele le da una nueva bocanada al género haciendo un cine muy personal y de alto impacto, cargado de guiños -el hijo se llama Jason- y referencias -Tiburón- con las sólidas situaciones que presenta, uniendo con astucia narrativa y climas asfixiantes los elementos que va planteando desde el comienzo. Con ecos de Los extraños y Funny Games, la familia amenazada se une para combatir a los aterrorizantes personajes vestidos con mamelucos rojos y tijeras que ingresan al hogar en este relato que se acerca también al cine de Shyamalan y de George A. Romero. Un efectivo cóctel de terror, fábula familiar, humor y metáfora política aplicada inteligentemente para provocar escalofríos. El excelente elenco hace más fácil la misión, destacándose Lupita Nyong’o, que aquí deslumbra junto a Winston Duke y los actores infantiles.
El tema del doble, del expresionismo alemán al presente, ha sido recurrente en el cine. Aunque es cierto que el género del terror prácticamente lo exprimió hasta agotarlo en los ’70 y ’80, Hollywood dejó de utilizarlo, después, claro, de haberlo malgastado. Nosotros, de Jordan Peele (¡Huye!) lo retoma, como así también la fábula sobre una sustitución, que tiene que ver con borrar la identidad hasta reemplazarla, y a la vez se ocupa de la amenaza cercana, la invasión del hogar de la familia por otra parecida. Casi igual. Peele maneja la intriga desde el inicio, el prólogo situado en 1986 y los créditos de apertura. Una leyenda indica que hay miles de kilómetros de túneles en los Estados Unidos. Es 1986 y en una feria en la playa de Santa Cruz, California, Addy se separa de sus padres e ingresa a un laberinto de espejos. Allí se produce un corte de luz, y se choca con otra niña afroamericana, con igual peinado, de espaldas. Corte y vemos a un conejo enjaulado. A partir de allí, la acción salta al presente en el cual Addy (Lupita Nyong’o, de 12 años de esclavitud) ya adulta, viaja en auto con su marido, su hija adolescente y su hijo menor. Se dirigen a una casa en la playa. Sí, cercana a Santa Cruz. Y tras pasar un rato con otra familia blanca (Tim Heidecker y Elisabeth Moss, de The Handmaid’s Tale) y sus hijas gemelas, una noche se produce un apagón en su casa. Y el pequeño Jason (¡qué nombre para un filme de terror!) avisa que vio “una familia afuera, en la entrada”. Son un padre, la madre, y dos hijos, una adolescente y otro pequeño, que se mueve en cuatro patas. Visten un overol naranja y llevan tijeras. Peele, al que muchos ya ven como el futuro Kubrick (hay aquí guiños a El resplandor) o Spielberg, aunque más se parezca a un Shyamalan en potencia (por el twist clásico del director de El protegido) y con todo lo que esto implica refiriendo al director de Sexto sentido que terminó dirigiendo Glass, opera con mano firme la intriga, aunque cuando el relato comience a virar hacia lo fantástico/apocalíptico no puede sobrepasar los clisés del género. Nosotros también tiene una segunda lectura -la de la inequidad, el desprecio por otros semejantes, las faltas de oportunidades-, pero Peele lo subraya demasiado, y ni qué decir del plano con el que cierra la película. Ante tanto filme slash, Hollywood necesita quien rescate el terror y tal vez se sindique a Peele -que viene de escribir guiones de comedias, y está visto que manipula y opera bien la cuerda cómica- como un director/autor más allá del género. ¡Huye! fue sobrevalorada, Nosotros da un paso más, permítanme esperar una tercera película para encumbrarlo.
Tras una larga trayectoria como actor de cine y TV, Jordan Peele (neoyorquino y afroamericano para más datos) se convirtió en 2017 en la nueva gran esperanza de Hollywood gracias al sorprendente éxito de crítica y público que consiguió con su ópera prima ¡Huye! (Get Out). Menos de dos años después, cuando acaba de cumplir 40, Peele tiene con Nosotros (Us) el desafío de demostrar que aquel debut en la dirección no fue un único golpe de suerte. Y, aun con algunos reparos o cuestionamientos que pueden hacérsele, este segundo largometraje ratifica varios de los méritos que evidenció en su primera película. Luego de un prólogo ambientado en 1986 (una niña se pierde durante 15 minutos en una atracción de un parque de diversiones que tiene un laberinto de espejos), la acción salta a la actualidad. La chica que ha sufrido aquel trauma ahora es una adulta. Se trata de Adelaide Wilson (Lupita Nyong'o), quien viaja con su marido Gabe (Winston Duke) y sus hijos Zora (Shahadi Wright Joseph) y Jason (Evan Alex) a una casa de veraneo en medio del bosque y orillas de un lago, pero cercana a Santa Cruz, la playa californiana donde había transcurrido aquella secuencia inicial. Entre anécdotas banales propias de toda familia que está de vacaciones, los Wilson reciben una visita inesperada, espectral. Una versión fantasmal -con voces guturales y detalles físicos aterradores- de... ellos mismos. La relación con esos “dobles” primitivos y degradados no será precisamente armónica y pronto descubrirán que no solo ellos han recibido esa violenta invasión a la privacidad. La película resulta una suerte de cruza entre Horas de terror (Funny Games), de Michael Haneke (que luego tuvo su remake estadounidense titulada Juegos sádicos) y la serie The Leftovers, con toques de suspenso hitchcockiano y ciertos golpes de efecto propios del terror clásico (tijeras, bates, cortes de luz, baños de sangre). Todo funciona razonablemente bien hasta que en determinado momento a Peele le sale la veta presuntuosa de la cuestión política con alegorías de la sociedad en tiempos de Trump. Y lo pretencioso se torna por momentos obvio, como cuando en una de las escenas cumbre la musicalización salta de Good Vibrations de los Beach Boys a Fuck Tha Police de N.W.A. (ya verán por qué). Así, cuando apuesta de lleno por el thriller psicológico, el director demuestra ser un narrador lleno de ingenio y oficio (no es menor el aporte visual del DF Mike Gioulakis, el mismo que iluminó Te sigue, de David Robert Mitchell, y Fragmentado y Glass, ambas de M. Night Shyamalan). En cambio, cuando aparece precisamente lo que podríamos denominar el síndrome Shyamalan (que por suerte aquí está bastante más atenuado) el film entra en una zona de riesgo. De todas formas, aun resultando un poco menos fascinante y algo más arrogante que ¡Huye!, no deja de ser una valiosa incursión dentro de un género como el terror, que nos tiene acostumbrado jueves tras jueves a una sucesión de fórmulas anodinas y demasiado transitadas.
El guionista y director Jordan Peele llegó para sorprendernos. Luego de “Huye!” (“Get Out”, 2017) ganadora de un Oscar al Mejor Guión Original, en donde una chica blanca lleva a su novio afroamericano a conocer a su familia con todo lo que eso significa, (aún hoy). Esta vez nos presenta una historia absolutamente original y con una Lupita Nyong’o para destacar, y mucho. La historia comienza en 1986 cuando un matrimonio y su hija se encuentran en Santa Cruz, California, paseando en una de las típicas Ferias con juegos y la niña Adeleide Wilson (Madison Curry) se aleja de sus padres por 15 minutos y entra en una especie de atracción del estilo “Conócete a tí Mismo”, que resulta ser un laberinto de espejos del que le cuesta salir. En el interín sufre el horror de enfrentarse a ella misma en otra niña, su “duplicado”. Es una película muy difícil de relatar sin caer en el spoiler, por eso sólo diré que Addy queda traumada por ese hecho y a partir de allí la cinta desemboca en la actualidad, donde ya, adulta, Addy (Nyong’o) se encuentra casada con Gabe (Winston Duke) y tiene dos hijos, la adolescente Zora (Shahadi Wright Joseph) y el menor, Jason (Evan Alex). La familia decide pasar unos días de vacaciones en la casa de Santa Cruz, y luego de un día de playa con amigos, Josh (Tim Heidecker), Kitty (breve pero contundente Elisabeth Moss) y sus hijas Becca y Lindsey, retornan al hogar donde comienza la pesadilla que estaba latente. Una familia igual a la suya se encuentra parada en la puerta de su casa, tomados de la mano y con tijeras como única arma, y no están dispuestos a irse. A partir de allí comienza una lucha apasionante con sus “dobles”. Por eso es tan importante la leyenda del principio. Suma la música de Michael Abels a éste thriller y las actuaciones de todo el elenco, hasta los niños, (para variar) aunque ninguno llega a atrapar tanto como el de la protagonista, lleno de matices y sorpresas. Sin dudas, Jordan Peele llegó para quedarse en el podio de los guionistas y directores que cautivan por su condición de únicos. ---> https://www.youtube.com/watch?v=iixNiLSmljw TITULO ORIGINAL: Us DIRECCIÓN: Jordan Peele. ACTORES: Lupita Nyong'o, Winston Duke, Elisabeth Moss. ACTORES SECUNDARIOS: Evan Alex, Shahadi Wright Joseph, Anna Diop. GUION: Jordan Peele. FOTOGRAFIA: Michael Gioulakis. MÚSICA: Michael Abels. GENERO: Thriller , Terror . ORIGEN: Estados Unidos. DURACION: 120 Minutos CALIFICACION: Apta mayores de 13 años con reservas DISTRIBUIDORA: UIP FORMATOS: 2D. ESTRENO: 21 de Marzo de 2019 ESTRENO EN USA: 15 de Marzo de 2019
Nosotros: Vosotros, ellos… La nueva película de Jordan Peele se divierte con un grupo de doppelgängers que aterroriza a una familia, los cuales con grandes sustos, muertes y risas lleva adelante una película muy entretenida y reflexiva. Al comienzo del film nos entregan el dato de que en Estados Unidos hay muchas alcantarillas y subterráneos abandonados… Y con esta información que rondará en nuestras cabezas, apreciaremos esta obra maestra. Lo colorido y brillante que vive una pequeña niña en el parque de diversiones se vuelve oscuro y tenebroso cuando se separa de sus padres. Baja las escaleras como si fuera que se dirige al mismísimo averno. Ella se encuentra con la clásica atracción con muchos espejos, escenario de varios films que quieren generar confusión y tensión. Desde ahí todo cambia para ella. Para todos. Vernos al espejo no será lo mismo. Años después tenemos a Adelaide Wilson, la cual vuelve a sucumbir en la oscuridad debido a sentirse atormentada en unas vacaciones que hace con su familia. Varias señales y coincidencias alarman a la protagonista, madre de un niño y una chica, con su pareja, Gabe Wilson. Esta familia será abrumada y hostigada por un grupo de doppelgängers de ellos mismos, sin dejarles respiro alguno. Doppelgängers proviene del vocablo alemán que sirve para definir el doble fantasmagórico de una persona viva. Es una palabra que verán en muchas notas vinculadas a este film. Muchas veces esta descripción está ligada a películas más vinculadas a lo psicológico (Enemy, Possesion, entre otras). En este caso Jordan Peele, director, guionista y productor de Us, se enfoca más en lo físico que en lo espiritual. O por lo menos lo que resalta más son las persecuciones y excelentes asesinatos que presenciamos. Empecemos por lo superficial de la película. Las muertes están llenas de originalidad y sangre. La edición, junto a la gran banda de sonido, atrae y otorga sustos que te hacen saltar del asiento. El sonido siempre es un elemento importante en cintas de terror, destacándose en esta en particular. Cada elemento tanto narrativo como técnico está balanceado al igual que el humor y el terror, entregando un film estructurado, que atemoriza e incomoda, como también alegra. La mano de Jordan Peele, junto al director de fotografía Mike Gioulakis (It Follows, Glass), logran combinarse magistralmente, dándose a notar la experiencia en Gioulakis en perseguir a personajes. La desesperación y demencia de estas persecuciones son estupendamente interpretadas por actores y actrices, en este caso destacándose Lupita Nyong´o (12 Years a Slave) con su doble papel, siendo difícil distinguir cuál te da más miedo y cuál es el mejor actuado. Cada rasgo de ella es aterrador y atractivo a la vista. La locura es su néctar, con sus picaduras letales. Todos con sus doppelgängers presentan actuaciones maravillosas. Como también la pareja, siendo Winston Duke el encargado de entregar los momentos con más humor, hasta en situaciones que claramente no lo ameritan, pero él sale bien parado. Los hijos Zora y Jason, interpretados por Shahadi Wright Joseph y Evan Alex respectivamente, también hacen un brillante trabajo. A la vez destacándose la participación de Elizabeth Moss como la amiga de la protagonista. Lo que parece una simple historia de gato y el ratón, con situaciones que recuerdan a The Strangers (2008) o Funny Games (2007), comienza a acrecentarse a lo largo que pasa el film. Las circunstancias toman varios sentidos, como en el film The Shining (1980), y cada elemento de cada escena tiene su importancia para lo que pasará luego. A pesar de que el giro narrativo del final es bastante predecible, y que por momentos haya sobreexplicación, el viaje hasta ese momento final es muy agradable. Dejándonos con mucho para pensar. El incesante humor que Peele impone en su película (Que puede generar en el público de la sala de cine una comodidad como si estuviera en su casa) es atravesada por alegorías y distintivos mensajes sobre la sociedad que quizá haya que escarbar un poco más que en Get Out (2017) para apreciarlas. La ambiciosa narración sobre la división humana. Los que hacen daño y los que no. El esconderse detrás de una máscara, el de fingir ser algo que no sos, el de unirse para no ser olvidados, entre otros temas interesantes. Todo esto otorga a la película el valor de volver a ser vista para insistir en discutir estos temas. Con esta pieza cinematográfica Jordan Peele confirma su estilo, dándole un balance de humor, sangre y terror, con tramas redondas, accesibles para todo público, que entretiene y le entrega una mirada original y única al género que tanto anhelamos y queremos.
"Por eso, así dice el Señor: "Les enviaré una calamidad de la cual no podrán escapar. Aunque clamen por mí, no los escucharé". Esta cita bíblica (Jeremías 11-11) es una de una multitud de referencias, guiños y temas que pueblan Nosotros, la segunda película de Jordan Peele. No está mencionada de forma explícita, sino que aparecen los datos del libro y versículo en un cartel que sostiene un hombre y su presagio recorre el film. El director de ¡Huye! deja pistas, a veces más sutiles y otras demasiado obvias, que invitan a descifrar las distintas capas de sentido de esta película de terror y comedia, imbuida de un comentario social imposible de eludir. Esa construcción hace que el film sea pretencioso, un pecado cinematográfico que puede devenir virtud, como ocurre en este caso. La ferocidad del capitalismo, el terrorismo, los peligros del poder religioso, la oscuridad que es parte de cada persona y puede atacarla en cualquier momento y muchos temas más asoman en Nosotros. Si el peso de este popurrí de cuestiones sociales, políticas y filosóficas no resulta demasiado es porque Peele se ocupó de insertarlo en una película delirante y perturbadora. La mejor forma de acercarse a Nosotros es sabiendo lo menos posible sobre la trama, que incluye múltiples giros narrativos. La historia se centra en una familia que está de vacaciones en una casa a orillas de un lago y se enfrenta al ataque de cuatro personas que se parecen demasiado a ellos mismos. El elenco se adapta a la perfección al peculiar tono que tan bien maneja el director, en el que el momento de mayor terror está salpicado por chistes. Los protagonistas se lucen en sus roles dobles, en especial Lupita Nyong'o, que lleva el mayor peso, pero también Winston Duke ( Pantera negra) y los chicos que interpretan a sus hijos. Elisabeth Moss y Tim Heidecker se divierten en un registro extravagante. Nosotros es terriblemente entretenida, aun cuando la acumulación de temas y referencias pop provoque cierta ansiedad interpretativa. Uno de los aspectos más dudosos del film es que todas esas ventanas abiertas para la interpretación parecen una enumeración casi superficial de cuestiones que preocupan al director. Como sucede con la cita de Jeremías, cuyo enunciado es lo suficientemente vago como para que pueda responder a muchas interpretaciones. Pero lo mejor de Nosotros no es esa ambición temática, sino su grandilocuencia estética, sus climas inquietantes y la forma en la que va abandonando el realismo hasta olvidarlo.
Tenso relato acerca de doppelganger que exigen sus lugares en la nueva propuesta de Jordan Peele, un viaje a los fantasmas de una mujer que ve cómo sus peores pesadillas se hacen realidad. La descomunal Lupita Nyong’o se desdobla en un juego maquiavélico de espejos, con una mirada, además, cínica y dolorosa sobre la sociedad en la era Trump.
No conforme con volarnos la peluca con Get Out, Jordan Peele redobla la apuesta con otra película de terror cargada de gore y mucho simbolismo. ¿Cuántos de nosotros pensamos que el éxito de “¡Huye!” (Get Out, 2017) era pura suerte de principiantes? ¿Cuántos pensamos que no se puede atrapar un rayo en una botella? Por suerte, acá está Jordan Peele para romper con todo lo establecido, cerrarnos bien la boca (excepto cuando gritamos del susto) y, de paso, seguir enriqueciendo un género tan noble (como bastardeado) como es el terrorífico. Muchos todavía titubean a la hora de encasillar su debut entre semejantes parámetros, pero “Nosotros” (Us, 2019), ya no deja duda de que estamos ante un verdadero maestro moderno del horror. Tal vez nos estamos anticipando a los hechos, pero si Shyamalan lo fue por un ratito, ¿por qué no podemos endiosar a este realizador que sabe cómo amalgamar diferentes géneros, aportar ideas originales, crear universos increíbles y meternos en su juego con una mezcla híper balanceada entre humor, horror, comentario social y simbología? Si “¡Huye!” es una obra de ‘terror social’ impecable que no tiene miramientos a la hora de verse el ombligo y analizar, o mejor dicho, hacer una crítica concienzuda del racismo en los Estados Unidos, “Nosotros” va todavía más allá, y escudada en una clásica ‘home invasion’ y todo el gore necesario, intenta darle sentido a una de las sociedades más complejas y sobrevaloradas: la norteamericana. No vamos a meternos en detalles porque implicaría arruinar más de una sorpresa, revelaciones que poco tienen que ver con los ‘giros’ narrativos (te estamos mirando otra vez a vos M. Night), de los que Peele también echa mano, pero sabemos que no son la cereza de sus postres, sino una palmadita en la espalda para el espectador “sagaz” que logra darse cuenta a tiempo. Sus intenciones van por otro lado, y con “Nosotros” decide no contenerse y desbordar la pantalla con una mitología perfectamente construida para la ocasión. Un universo que bebe (pero jamás copia) de todos los clásicos que se les puedan pasar por la cabeza: desde obras hemoglobínicas y súper gráficas como “Aquí Vive el Horror” (The Amityville Horror, 1979) o cualquiera del George A. Romero más gore, hasta juegos psicológicos como los de “El Resplandor” (The Shining, 1980). La lista de referencias es interminable y eso que estamos dejando a las comedias más improbables de los noventa porque, otra vez, le queremos reservar esas sorpresas. Peele viene del palo del humor y siente su orgullo cuando lo traslada a la pantalla. En su primer film se destilaba dentro de las situaciones más bizarras, pero acá, directamente, sabe cómo acomodar cada uno de sus chistes, la mayoría, un relajante natural para esos momentos donde la tensión ya nos da dolor de panza. “Nosotros” no es una comedia de terror a la “Muertos de Risa” (Shaun of the Dead, 2004) o “Tierra de Zombies” (Zombieland, 2009), en cambio, es una historia terrorífica que utiliza la comedia como válvula y la cotidianeidad como escenario. ¿De qué la va sin meter spoilers? Todo arranca en 1986 cuando la pequeña Adelaide Wilson (Madison Curry) vacaciona con sus papás en las playas de Santa Cruz (San Francisco), y en un descuido de los adultos, se pierde dentro de una de esas casas de la risa. El momento es breve, pero el trauma la acompaña toda su vida de adulta convirtiéndola en una mamá precavida y un tanto sobreprotectora. Años después, en la actualidad, Adelaide (Lupita Nyong'o), su esposo Gabe (Winston Duke), su hija adolescente Zora (Shahadi Wright Joseph) y su pequeño Jason (Evan Alex), salen de veraneo rumbo a la costa, con toda la intención de cortar con su ajetreada rutina. Total normalidad, ¿no? Gabe no tiene mejor idea que planificar un encuentro con amigos en esa misma playa donde su esposa se perdió hace años, removiendo algunos recuerdos incómodos, pero nada tan traumático como para arruinar las vacaciones. El día con Kitty Tyler (Elisabeth Moss) y su familia de engreídos no termina muy bien qué digamos, y los Wilson deciden regresar a la seguridad y comodidad de su casita playera. ¿Seguridad dijimos? Apenas se descuidan, cuatro extraños se aproximan a su puerta, al parecer una familia de cuatro vestidos de rojo… y empuñando filosas tijeras. Nos vamos a quedar acá porque somos así de jodidos, pero para sorpresa y horror de los protagonistas, podemos agregar que estos invasores de hogares son sus copias exactas, aunque con grotescas y sutiles diferencias. ¿Quiénes son y de dónde salieron estos doppelgangers de actitud violenta? Es lo que Peele nos cuenta por el resto de la película, adornando cada escena con simbolismos, metáforas y alegorías de todo tipo. Lo cotidiano -la dinámica familiar que logra Peele con sus protagonistas-, así como el humor, juega un papel fundamental en la construcción de la trama y en la forma en que, poco a poco, nos va guiando por este recorrido. En el medio hay violencia y hemoglobina a montones, una banda sonora que (por momentos) perfora tímpanos y pone los pelos de punta, y un conjunto de actuaciones insuperables, incluyendo a los pequeñuelos y la naturalidad que destilan. Claro que la reina de todo lo bueno es Lupita Nyong'o, magistral en sus dos papeles como Adelaide la “protectora” y Red, su doble un tanto vengativa y recelosa. Lupita en pie de guerra, la mejor Lupita El trabajo meticuloso de Peele detrás de las cámaras es admirable, desde sus juegos especulares, hasta el tratamiento de las luces y sombras. ¿Por qué hay que ver “Nosotros” en cine? Porque nada de esto se aprecia en la pantalla chota de una computadora o, en su defecto, tu tele de 128 pulgadas. Pero Jordan no es infalible y acá deja que le gane un poco la exuberancia. El guión se descuida por un ratito y se pierde en algunas sobre explicaciones que no son tan necesarias, y llegan a romper el momentum. Es sólo un parpadeo que no llega a deslucir una obra con demasiados matices como descubrir en un solo visionado. No sabemos si Jordan Peele vino a salvar el género de terror o al cine en general, pero si trajo un aporte único y esa visión original que necesita esta industria recargada de remakes, adaptaciones y secuelas de todo tipo. Los sustos, el humor y el análisis social no es algo que se haya inventado con “Get Out”, y ahora con “Nosotros”, pero sus formulaciones y aproximación es algo de lo que se va a discutir por un larguísimo tiempo. Y eso es muy bueno.
Hace dos años Jordan Peele sorprendió al mundo con la más que genial Get out (2017), tanto que arrasó en las premiaciones y llegó con todo a los Oscars, aunque no se llevó la estatuilla mayor, pero si el de Mejor Guion Original (también escrito por él). Nosotros es su segunda película, y tranquilamente puede ir por ese camino (aunque no creo que llegue a la Academia). No sólo es original, sino también sorprendente y ejecutada a la perfección. Da gusto ver cine en serio de vez en cuando y que aún pueda existir en un marco industrial. Es una excepción, y Peele encontró una fórmula para hacerlo. No me animo si quiera a escribir una línea sobre de qué va la trama, y aliento a todo el que esté leyendo esto que ni vea el tráiler. A sentarse en el cine y disfrutar. De inicio a fin hay tensión absoluta y te estás preguntando todo el tiempo qué va a pasar. Los sustos están bien emplazados y, aun cuando los podés esperar, funcionan. Esto gracias a la espectacular narrativa y geniales composiciones de plano. La misma historia hecha por alguien que no sabe filmarla, no causaría lo que causa esta película. La fusión de la fotografía con la música, el montaje, todo está muy bien. Asimismo, el elenco es excelente. Lupita Nyong´o encabeza a la perfección con una dualidad lograda con maestría. Aun así, los que se llevan los aplausos son los chicos. Sobretodo las jóvenes actrices Shahadi Wright Joseph y Madison Curry, cuyas caras pueden llegar a traumar. Elisabeth Moss también está genial, como es su costumbre, pero con una participación muy breve. Quien no me terminó de cerrar es Winston Duke, pero porque su personaje oficia por momentos de comic relief. Y ese es el único punto flojo del film, hay un par de chistes que cortan el clima de manera abrupta y son muy innecesarios. En Get Out pasaba lo mismo, pero ahí quedaban bien por el tenor de la historia y su connotación con el racismo. Pero éste no es el caso. Nosotros es una película para ver más de una vez, para analizar los cientos de detalles que hay y que es imposible detectar en un primer visionado. Se mete de lleno en mi top ten del año, y da nacimiento a la expresión “esperar la nueva película de Jordan Peele”.
Alguien se parece a mí Nosotros (Us, 2019) es una película de terror psicológico dirigida, escrita y producida por Jordan Peele, reconocido por ¡Huye! (Get Out, 2017), el cual fue su debut cinematográfico que le valió el Óscar en la categoría de Mejor Guión Original. Protagonizada por Lupita Nyong’o (12 Años de Esclavitud), el reparto se completa con Winston Duke (Black Panther), Shahadi Wright Joseph, Evan Alex, Elisabeth Moss (The Handmaid’s Tale), Tim Heidecker, Madison Curry, entre otros. La historia se centra en la familia Wilson, compuesta por la pareja de Adelaide (Lupita Nyong’o) y Gabe (Winston Duke) y los chicos Zora (Shahadi Wright Joseph) y Jason (Evan Alex). Ellos emprendieron viaje hacia la casa de verano para disfrutar de sus vacaciones. Para Gabe y los jóvenes todo parece andar bien, sin embargo un trauma de la infancia persigue a Adelaide, lo que la hace estar aún más intranquila cuando los cuatro se dirigen a pasar la tarde con sus amigos Josh (Tim Heidecker) y Kitty (Elisabeth Moss) en la playa de Santa Cruz. Los recuerdos y el susto que sufre Adelaide esa tarde avecinan lo que ocurrirá a la noche en la casa: ya preparados para irse a dormir, unos ruidos del exterior y el repentino corte de luz hacen que la familia corra las cortinas para vislumbrar si hay algo afuera. Para su gran sorpresa, lo que ven será el comienzo de sus peores pesadillas, ya que a unos metros cuatro personas que lucen idénticas a ellos se encuentran paradas, inmóviles y tomadas de las manos. Mucha expectativa había por Nosotros teniendo en cuenta que es del mismo realizador que la atrapante ¡Huye!, película que desde el terror consiguió de una forma completamente original y satisfactoria hacer una crítica sobre el racismo en los Estados Unidos. Como era de esperarse, el nuevo filme de Jordan Peele no decepciona, más bien nos brinda una experiencia alucinante llena de tensión, nerviosismo, sangre e incluso carcajadas. Cargada de alegorías y referencias que van desde citas bíblicas hasta colores y animales, se puede afirmar que la cinta está tan bien diseñada que consigue no dar respiro casi nunca. Ya sea por el movimiento de los doppelgängers, la exquisita fotografía oscura de Mike Gioulakis o la escalofriante voz de la doble de Adelaide, resulta un hecho que “Nosotros” está muchísimo más cargada de horror que la anterior cinta del director. No solo eso sino que este filme contiene una complejidad mayor, por lo que no basta con verlo una vez para comprender del todo lo que Peele nos quiso transmitir. Con una imprevisibilidad suprema, el director sabe cómo mantener al espectador al filo de la butaca, haciéndolo saltar o levantar los brazos sin necesidad de recurrir a los típicos jump scares. Además, la película tiene un gran balance entre el terror y la comedia, consiguiendo que esta última no quede forzada en ningún momento. El padre de familia, interpretado por Winston Duke, tiene las líneas más graciosas y son esos momentos los que sirven para alivianar la atmósfera cargada de inquietud. Por otro lado, las actuaciones constituían todo un desafío ya que cada actor debía ponerse en la piel de dos personajes opuestos. Lupita Nyong’o está excelente en cada escena: mientras que la Adelaide original transmite de inmediato el instinto protector maternal, su doble vestida de rojo y fanática de las tijeras genera piel de gallina solo con su mirada. Shahadi Wright Joseph y Evan Alex, los jóvenes actores, también hacen un gran trabajo, e incluso Elisabeth Moss sorprende aunque tiene menor tiempo en pantalla. La música compuesta por Michael Abels, que ya había trabajado con Peele en ¡Huye!, aquí vuelve a estar espléndidamente utilizada, poniéndonos los pelos de punta de una forma muy gratificante. Las mezclas de sonido retorcidas contribuyen a que la experiencia sea mucho más perturbadora. Es innegable que Nosotros dará que hablar ya que puede tener varias interpretaciones gracias a un desenlace desconcertante. Si son fanáticos del género es un pecado no verla en cine: la nueva producción de Peele logra que el terror esté más vivo que nunca.
Sombras, ¿nada más? ¿Existe algo más aterrador que nuestro reflejo? ¿Qué pasaría si nos encontráramos cara a cara con nosotros mismos? Eso nos pregunta “Nosotros”, el estreno de esta semana. Con la realización de “Huye”, Jordan Peele se puso en el radar no sólo del cine de terror, sino de la industria en general. Su éxito fue inesperado, no por su valor propio, sino por lo devaluado que se encuentra el género, que cuenta con mucha cantidad pero también mala calidad en sus propuestas. En “Nosotros”, la temática cambia pero el estilo narrativo es similar: un giro inesperado, una explicación, y una metáfora que va más allá. El cineasta es fanático de los símbolos, porque, ya desde sus tiempos como guionista de comedias, entendía que la ficción también podía servir para contarnos algo más. Una familia va a pasar las vacaciones a la apacible playa de Santa Cruz, en California. Pero desde el momento de su llegada, Adelaide (Lupita Nyong’o en un papel increíble) quiere irse. Cuando era pequeña, sufrió un trauma al ingresar en una casa de espejos de una feria de juegos en la misma playa, y al regresar al lugar, los recuerdos la atormentan. Lupita Nyong'o, protagonista de "Nosotros". Cuando cae la noche, en su casa se presenta otra familia, con integrantes idénticos a ellos, que se identifican como sus “sombras”. Cuando Adelaide les pregunta, desesperada, qué desean, su “copia” le responde “queremos disfrutarlo”. El filme es intenso, y guarda menos suspenso que su antecesor, ya que desde el tráiler conocemos en gran parte la historia que nos contará. Desde la primera escena, el director deja pistas sobre qué va a contar, y qué cosas va esconder dentro del filme; que asusta y divierte equilibradamente porque sin llegar a ser una comedia de terror, está lleno de gags. Pero la resolución de la película choca cuando se intenta justificar todo lo que vimos, las intenciones y el pasado de los protagonistas, y mucho más cuando justamente el terror (slasher, en este caso) no debe dar demasiadas explicaciones. Ahí es donde entra la mano de Peele, con la necesidad de transformar su relato en una herramienta: si en su primera película todo resultaba una alegoría de la discriminación y la esclavitud, en ésta el mensaje es igual de encriptado, pero la respuesta la da la misma competencia entre “originales” y “sombras”. Algunos disfrutan al mismo tiempo que otros sufren, en un mundo que está exactamente al revés que el del sueño americano.
El nuevo trabajo del director Jordan Peele arrastra las mismas virtudes y debilidades que tuvo su ópera prima, Get Out. Su último proyecto ofrece una producción que consigue ser entretenida si bien está muy lejos de sobresalir como la gran obra de horror moderno que venden los medios de prensa norteamericanos y los amigos de la exageración. Gente que en muchos casos parece haber descubierto el género con este realizador. Peele es un buen artesano del cine que domina su oficio. Cuenta con una habilidad fantástica para construir situaciones de tensión y suspenso y como los buenos narradores captura la atención del espectador desde las primeras escenas. El prólogo de Nosotros es estupendo y enseguida uno queda intrigado por el misterio que propone este relato. Una propuesta mucho más ambiciosa desde los aspectos técnicos y argumentales, donde abunda la simbología y los elementos esotéricos que permiten que la trama pueda tener diversas interpretaciones. A lo largo del conflicto Peele fusiona diversos subgéneros, desde la invasión de hogares al slasher clásico y el thriller apocalíptico que aportan escenas de suspenso efectivas. En lo personal no encontré nada remotamente aterrador en este film, cuyo mayor fuerte reside en esos elementos bizarros que nos remiten a la serie de La dimensión desconocida. Una propuesta que casualmente pronto tendrá su nueva versión en la televisión a cargo de este cineasta. El reparto en general es bueno y sobresale Lupita Nyong´o (12 años de esclavitud), quien compone dos roles diferentes. Su presencia en esta película es el motor que lleva adelante el relato. Peele aborda la mitología clásica de los doppelganger, los dobles malvados, que encuentran su origen en las mitologías nórdicas y germánicas. El director utiliza este concepto para establecer una supuesta analogía de la grieta que divide al pueblo de los Estados Unidos en los tiempos de Donald Trump. Sin embargo, el comentario social se presta a muchas interpretaciones y luego se ve afectado por la gran idiotez que prima en la resolución de la historia. Este es un problema que tenía también Get Out, que trabajaba algunas ideas interesantes relacionadas con los conflictos raciales, con una premisa que después resultaba una tontería. En Nosotros hay numerosas situaciones que no tiene ningún tipo de explicación y hasta queda la sensación que Peele no tenía muy claro que hacer con estos personajes. Hacia el final intenta impactar al público con un pseudo momento Shyamalan que no funciona porque el giro inesperado se puede predecir con facilidad desde la primera escena. Nosotros tiene la pretensión de ser un exponente del cine de terror profundo e inteligente cuando desarrolla una historia mucho más tonta de lo que parece. Frente a los estrenos habituales del género por supuesto cuenta con más virtudes en la parte técnica (impecable el tratamiento de la banda sonora), pero no es absoluto la obra maestra indiscutible que exagera especialmente la crítica norteamericana.
La rebelión de los dobles Persiguiendo la misma línea que ¡Huye!, Jordan Peele nos presenta su nueva creación: Nosotros, cinta en la que horror social también está presente, aunque no de forma tan explícita como en su ópera prima. El prólogo del film se sitúa en 1986, cuando la pequeña Adelaide Wilson (Lupita Nyong'o) padece una experiencia traumática, que básicamente se reduce a que se enfrenta con una niña exactamente igual a ella. Esto ocurre en un parque de diversiones mientras disfruta junto a sus padres de unas vacaciones en la costa. Algo terrible ha sucedido en ese encuentro, pero Peele solo revela las consecuencias. La noción del doppelgänger en la terrorífica 'Nosotros' de Jordan Peele Saltamos al presente, y nos encontramos con un Adelaide adulta que tiene una familia constituida: un esposo y dos hijos. Como cuando era niña, se dirigen a ese pueblo junto al mar a pasar el verano, que por cierto no será para nada idílico. La situación tomará un giro extraño en el momento que cuatro personas aferradas de la mano, acechen la casa vacacional. Apelando al humor y a un tempo de suspense hitchcockiano, el realizador develará algo terrible: quienes los hostigan son iguales a ellos. ¿Sus dobles? ¿Qué quieren? Calzan sandalias, visten monos rojos, hablan extraño y utilizan enormes tijeras doradas como armas. Y algo tengan por seguro: buscan venganza. No sé si Peele será consciente, pero su película, teóricamente, se apropia del concepto de sombra que elaboró y desarrollo el psicólogo suizo Carl Jung (discípulo de Freud). Este postula que la sombra se constituye por nuestras frustraciones, nuestras experiencias dolorosas, los temores, inseguridades y agresividad que se alojan en lo inconsciente. Aquello que nos negamos aceptar, y que a su vez reprime nuestra auténtica personalidad. En Nosotros el inconsciente se corporiza, se rebela y los dobles asumen identidad propia. Esos sentimientos negados, los outsiders, quieren ser reconocidos y manifestarse en el exterior, como un síntoma. Jugando también con otro concepto psicoanalítico como el del chiste, Peele junta todos estos elementos y construye una película de horror que además de ser original y reflexiva, es efectiva. Las persecuciones in house al estilo Funny Games nos mantienen en vilo, el humor negro es necesario y descomprime, y la resolución sectaria pop algo onírica y simbólica, tiene un dejo al cine de género oriental. Ya se lo preguntó el maestro de horror japonés Sono Sion en El Club del Suicidio: “¿Cuál es tu conexión contigo mismo?”. En tiempos de hiperconectividad, quizá Peele quiere dejar entrever cuanto nos cuesta identificar lo que realmente importa… y quizá para hacerlo hay que tocar fondo, o debe suceder algo extraordinario que nos conecte con nuestra esencia. Como diría una amiga, en tiempos de remakes y spin offs, la autoría de Peele es más que bienvenida y meritoria. Invita a tu otro yo al cine, que Nosotros vale la pena.
Jordan Peele vuelve a otorgarnos una obra maestra de terror y va camino a convertirse en el máximo exponente del género con tan solo dos películas. Us no tardará mucho en convertirse en un clásico y su director en un referente del cine contemporáneo. Ya pasaron poco más de dos años del gran estreno de ¡Huye! (Get Out, 2017) y es hasta el día de hoy, la primera obra de Jordan Peele sigue dando que hablar. El humorista, devenido en director y productor de películas de terror, se ha consolidado en estos años como el máximo referente actual y a futuro del género. Su ópera prima supo cautivar a los amantes del terror, y a aquellos que no lo son tanto, por su guión (ganador del Oscar de aquel año), sus mensajes ocultos y sus actuaciones, entre otras genialidades de aquella película. Por supuesto, la devolución del público y crítica fueron ampliamente positivas y la repercusión fue de una magnitud inimaginable, suceso que terminó catapultando al flamante director en una estrella de la industria. Gracias a todo esto, a Peele se le ha confiado uno de los honores televisivos más grandes que se pueden desear en la televisión norteamericana: él hará las veces de presentador en el esperado revival de la serie de ciencia ficción americana por excelencia The Twilight Zone, que debutará este mismo año. Pero como todo esto no es suficiente para el querido Jordan, y después de haber producido la exitosa Infiltrado en el KKKlan (Blackkklansman, 2018), vuelve a ponerse detrás de las cámaras para brindarle al mundo su nueva joya, Nosotros (Us, 2019). Esta nueva película cuenta la historia de la familia Wilson, una familia tipo y bastante común compuesta por Adelaide (Lupita Nyong’o), Gabe (Winston Duke) y los niños Jason (Evan Alex) y Zora (Shahadi Wright). La querida familia Wilson decide pasar sus vacaciones en las playas de Santa Cruz, California, un lugar que cuando Adelaide era joven solía frecuentar con sus propios padres en su casa de verano, hasta que en una oportunidad ella se perdiera y sufriera un trauma bastante importante. Ahí mismo se encontrarán con sus amigos de la ciudad y empezarán a disfrutar de su descanso. Un descanso que no será demasiado prolongado, porque de buenas a primeras los Wilson deberán enfrentar una amenaza casi implacable y que aparentemente siempre ha estado a la espera de la oportunidad para atacar, casi como una sombra. Si algo quedó claro en ¡Huye! es que Jordan Peele sabe como escribir historias y llevarlas de manera exitosa a la gran pantalla. Dentro de esta escritura se podían observar mensajes entre líneas bastante claros en cuanto al racismo y clases sociales, sin perder el objetivo final, hacer una película de terror que desacomode a quien la vea. Si se pensaba que aquella primera incursión en el cine había sido una mera casualidad, ya se puede decir que esa postura era equivocada. Peele vuelve a demostrar que es un magnífico guionista, redoblando la apuesta de su trabajo anterior y demostrando que el humor y el terror pueden convivir de la mejor manera en una misma obra, ya sea para descomprimir los momentos tensos o para lograr una empatía mayor con los personajes. Combinando sub-géneros del terror como el home invasion y el slasher, Peele juega un poco más con el terror clásico y no tanto con el psicológico, pero sin abandonarlo de lado como para confundir al espectador y dejarlo sin ningún tipo de recurso para que logre liberarse de la amenaza que se viene. Algo que sí es bastante claro es que estamos en presencia de un autor hecho y derecho, sus películas tienen características similares en cuanto a lo estético y a las decisiones con la cámara, que si bien van sólo dos películas en su haber, ya se puede ir armando un patrón en cuanto a lo que quiere, cómo ve el cine y cómo lo transmite. Las situaciones que se presentan descolocan todo el tiempo, desde las acciones de los personajes hasta en las locaciones donde se producen, ellos están todo el tiempo cambiando de escenarios pero siempre encerrados en ellos, haciendo de la sensación de que algo malo puede suceder en cualquier momento una constante en las dos horas diez de película. Cuando desde el guión se le da al espectador poca información sobre la amenaza a enfrentar suele provocar un poco de desinterés y un poco de desconfianza para con ese ente antagónico, sin saber con seguridad si puede o no interrumpir que los protagonistas logren su cometido, pero esta historia está tan bien construida que a lo largo del relato no se da ningún tipo de pista y nada da un mínimo indicio de lo que serán los últimos 20 grandiosos minutos y un plot twist que es completamente shockeantes, al mejor estilo del mejor M. Night Shyamalan. Todo lo que se refiere a aspectos técnicos merece tener su párrafo aparte. Desde la utilización de luz natural en casi el 100% de la película hasta la asombrosa y espeluznante mezcla de sonido, que está tan bien lograda que nunca más nadie va a querer correr con tijeras en las manos. La fotografía y la puesta en escena tienen una calidad sorprendente; cada plano, cada toma logra transmitir algo diferente y esto produce que las imágenes logren mostrar más cosas de las que sólo se ven. La banda sonora es otra gran apuesta ganada por el director ya sea por la utilización de canciones conocidas en escenas determinadas le dan un toque especial o por el leitmotiv original para la película, que logra poner los pelos de punta y la piel de gallina desde el primer acorde de los violines y contrabajos. Las actuaciones son descomunales sin exagerar en lo más mínimo. Siendo Lupita Nyong’o la cara más conocida y visible de la película, la mayor parte de los minutos del film recaen en ella y la verdad es que demuestra por que es una de las actrices mejor valoradas en la industria del cine. Ella logra transmitir una carga emocional totalmente arrolladora que lleva su personaje y desde el primer minuto que tiene en pantalla logramos empatizar con ella. A Winston Duke le tocó una tarea muy difícil, ya que su personaje básicamente sirve para descontracturar todo lo fuerte que pasa a lo largo de todo el metraje, redundante y muchas veces sin sentido sus acotaciones solo son humorísticas y muy pocas veces su participación tiene un sentido positivo. Ahí se puede ver uno de los defectos que tiene la película, si bien el humor es necesario para bajar con la tensión y la carga dramática, en esta oportunidad ese descargo termina siendo constante. En ¡Huye! esto estaba mucho mejor distribuido, porque estos momentos quedaban relegados para un papel secundario y no protagónico. Entonces, si bien el humor es necesario acá hay una sobre utilización que por muchos momentos te saca de clima por completo. El elenco también cuenta con la experimentada Elisabeth Moss, quien si bien no tiene demasiada participación (no más de 7 minutos en pantalla) la actriz ganadora del Emmy por su actuación en El Cuento de la Criada se roba por completo esos momentos dejando en un segundo plano al resto de los actores y actrices. Por último pero no menos importante, los jovencitos Evan Alex y Shahadi Wright demuestran que están a la altura de las circunstancias y en sus respectivos debuts logran hacer pata ancha y dar a conocer al mundo que están listos para otras producciones. Nosotros no termina siendo superior a la película anterior del director solo porque es el doble de arriesgada, el doble de críptica y un poco más pretenciosa, pero no caben dudas de que Jordan Peele va en camino a marcar un estilo y hasta es capaz de lograr redefinir un género porque lo que está haciendo es un trabajo de otro tiempo y de otro planeta.
Los Wilson llegan a su casa de verano, la que una vez fue el hogar de Adelaide, y las que se suponían que serían vacaciones se convierten en un infierno cuando un trauma de su infancia vuelva a asomarse. Jordan Peele vuelve a maravillar y esta vez entrega una película de terror psicológico que tendrá a la audiencia aguantando el aliento hasta el final, Us es una de esas experiencias que no se olvidan fácilmente.
En apenas un par de años, Jordan Peele se ha instalado como un necesario aire de cambio en el terror. Un ávido fanático del género, desde sus sketches de Key & Peele daba cuenta de un acabado conocimiento en la materia y sus códigos, herramientas que trasladó con éxito hacia su aclamado primer largometraje como realizador, Get Out. Aquel no solo fue una de las grandes sensaciones del 2017, el cual coronó con un Premio de la Academia por su guion original al año siguiente, sino que además pavimentó un presente de éxitos para el novel realizador, también productor de la reciente BlacKkKlansman y del relanzamiento de The Twilight Zone. No eran pocas las expectativas por su segundo trabajo detrás de cámaras. Contundente, pero menos redonda que su ópera prima, Us es otra muestra de la capacidad del cineasta para trabajar en un género que ama, en tanto que tiene el potencial de instalarse como una fuente de intenso debate.
El peor enemigo El director, productor y guionista Jordan Peele sigue el éxito de ¡Huye! (Get Out, 2017) con otra historia de terror y ciencia ficción digna de La dimensión desconocida (The Twilight Zone). Nosotros (Us, 2019) es menos distintiva que su ópera prima pero mina el mismo tipo de terror primigenio con experta dirección, cinematografía y la dosis justa de humor negro. La película cuenta una metáfora social menos obvia y recalcada que la anterior ¡Huye!; consiguientemente, la metáfora es lo suficientemente amorfa como para que el espectador proyecte la crítica que quiera en la pantalla. Al enfrentar una familia de clase media estadounidense con sus gemelos asesinos, los cuales se presentan simplemente como “americanos”, ¿el director está planteando qué? ¿La venganza de una clase social ignorada? ¿La purga de la culpa burguesa? ¿El salario de un secreto escondido demasiado tiempo? ¿La memoria selectiva de los Estados Unidos? Una niña se pierde en 1986 en un parque de atracciones playero y se pega el susto de su vida en las profundidades de un laberinto de espejos. Es un excelente comienzo: la anonimidad de los padres retratados lejanos y de espaldas deshacen inmediatamente la sensación de seguridad, la perspectiva vagabunda de la niña inquieta por su imprevisibilidad. Se establece una atmósfera sugestiva y perturbadora por su “casi” normalidad, delatada por lentos paneos que ignoran la jovialidad de la feria como arrastrándose hacia algo terrible. Ya en el presente, la niña se ha convertido en Adelaide (Lupita Nyong`o), casada con Gabe (Winston Duke) y madre de dos hijos. Están yendo a vacacionar a su casa de playa como en cualquier otra comedia, listos para pasar una temporada sin internet y acatar la idea de diversión familiar que tiene el padre. De noche cuatro figuras se paran anónimas y acusatorias en la calzada de la casa, la cual invaden sin ningún esfuerzo. Resultan ser dobles de la familia. ¿Qué son? “Americanos”. ¿Qué quieren? “Tomarnos nuestro tiempo”. Prosigue un segundo acto decepcionante en el que una familia huye y la otra la persigue. Escena por escena se reinterpretan las viejas rutinas del “slasher” sin gran novedad, como si la película hubiera puesto piloto automático, ajena al ingenio inicial salvo por algunos excelentes gags cómicos y una impecablemente macabra Elisabeth Moss. El tercer acto retoma con inteligencia los planteos del primero y descubre un horror subterráneo digno del mejor H. P. Lovecraft. Explica lo suficiente como para saldar el enigma central de la película pero sin aplacar el horror implícito que queda librado a la imaginación. Dado el tema compartido entre ambas películas - la fobia a ser reemplazado y la pérdida de la identidad - se vuelve inevitable comparar el debut de Jordan Peele con su secuela espiritual. Dado un divagante segundo acto Nosotros no tiene la consistencia de su predecesora, pero el poder de la pinza que forman el comienzo y el final de la película compensa con creces. A pesar de barajar un corte marcadamente más cómico la tensión no sufre por ello, y el horror detrás de sus ideas es sumamente evocativo.
Unas vacaciones tranquilas. Eso es lo que pensó Adelaide a propósito de esto que es una realidad: la llegada a una paradisíaca playa en México con su marido Gabe y los chicos. Sin embargo, hay algo por lo que el asunto no le cerraba. Lo que pasó una vez en ese lugar cuando ella era chica y se perdió en una feria donde ocurrieron cosas desagradables. Pero todo está transcurriendo tranquilamente. Hasta el encuentro con los Myers, que no pueden dejar de hacer ver que les va muy bien en la vida y parecen ventilar todo en la cara de Gabe. Adelaide trata de no engancharse en nada de eso, pero evidentemente hay algo que no cierra y tampoco le gusta esa sensación que siente de que algo muy malo está por estallar. Cuando el peligro aparece al abrir la puerta de tu placard. Cuando uno no puede mirarse al espejo porque desconfía de lo que verá, empieza a comprender el tipo de terror que maneja Jordan Peele ("¡Huye!"). Sin entrar en la electrizante secuencia inicial para no deconstruir lo que luego vendrá, se puede decir que este director logra crear tonalidades en el desarrollo del miedo y el suspenso ayudado por el escalofrío musical de Michael Abels. FESTIN DIABOLICO Jordan Peele construye su relato partiendo del mito del doble. Ese de la época romántica que nos hizo temer de la sombra que nos acompañaba como un posible peligro y que Stevenson aclaraba con un relato más nítido como el de "Dr. Jekyll y Mr. Hyde". Historia en que una familia se da cuenta de que el terror pueden ser ellos mismos. Donde nuevamente Peele, como en "¡Huye!", reconfigura viejos temas como los destinos playeros paradisíacos convertidos en lugares de espanto y la sensación de confort del "American Way of Life" se transforma en un estremecimiento con final de risa nerviosa. Ambigüedades que rozan la paranoia son estupendamente expresadas en la notable interpretación de Lupita Nyong"o ("12 años de esclavitud"), que se agiganta a medida que la historia avanza. A su lado, actores como Elisabeth Moss y Winston Duke ("Pantera negra") llaman la atención por la cuidadosa introspección en las actuaciones, que incluye a los niños Evan Alex y Shahadi Wright Joseph, tanto en sus papeles de Zora y Jason Wilson como en la de sus "sombras", Umbrae y Pluto. Un festín diabólico que postula nuevos fetiches del horror como los conejos en masa, dignos herederos de las mellizas de "El resplandor" (Stanley Kubrick) o la oreja de "Terciopelo azul" (David Lynch).
Mi familia es un clon Tras el éxito de su opera prima ¡Huye! (Get Out!, 2017) Jordan Peele (quien supo ser actor de cine y tv) vuelve a sentarse en la silla de director para traernos una nueva película de terror. Un matrimonio de afroamericanos compuesto por Adelaide (Lupita Nyong’o) y Gabe (Winston Duke) deciden pasar unos días de relajo junto con sus hijos en la casa que tienen cerca de la playa. Sin embargo, Adelaide tiene los peores recuerdos del lugar ya que de chica sufrió un trauma y quieren regresar pero esto se hace imposible ya que una familia que se ve exactamente igual a ellos decide hacerles una visita para nada agradable. El propio Peele declaró que Nosotros pertenece al “género que juega con el thriller, el terror, la acción y la intriga” y si, parecería indicar una película al estilo Hitchcock pero -y a pesar de que varios cítricos lo nombran como el nuevo Hitchcok- Peele con solo dos películas ya estableció su propio estilo característico que muy pocos directores logran alcanzar. Y uno de las características de ese estilo es la utilización del humor, aún en los momentos mas terroríficos. A diferencia de ¡Huye! -es imposible no realizar algunas comparaciones- esta película es realmente más aterradora, inquietante, incomoda y con más interrogantes. Mientras que en la primera, si bien generaba cierta intriga la trama, el terror y suspenso no estaba tan presente para el espectador, además de que su historia tenia una pretensión más racial. En Nosotros, si bien está protagonizada por una familia afroamericana, esto no tiene incidencia en la trama. Pero no solo está ahí la diferencia, sino que mientras que en ¡Huye! la historia se termina aclarando del todo, en Nosotros con el avance de la trama cada vez generan mas intriga, en especial la última secuencia, y que SPOILER no se terminan aclarando sino que queda a libre interpretación del espectador y posiblemente generará un gran debate a partir de su estreno. Sin dudas esta película dejará pensando a sus espectadores- tanto positiva como negativamente-, algo muy difícil de lograr.
Una familia afroamericana decide pasar unas mini vacaciones en la playa; lugar donde la madre del clan, tuvo un momento traumático en la feria local siendo niña. Tras vivir toda su vida asustada, sus mayores temores se hacen realidad cuando cuatro desconocidos semejantes a su marido y sus dos hijos, se hacen presentes en el hogar, con intenciones macabras. Luego del rotundo éxito que fue Get Outtanto en opinión general como especializada, llega el nuevo proyecto de Jordan Peele, Nosotros (Us en su título original). Y desde hoy, podemos asegurar que va a ser una de las películas que más va a dividir opiniones en este 2019. Trataremos de dar la menor cantidad de spoilers posibles, ya que la película depende de un par de giros de guion, que, si se conocen de antemano, arruinaran la experiencia. Pero comenzando con lo negativo de Nosotros, tenemos que decir que dichos plot twist, se ven venir varios minutos antes que sucedan; así que, si son espectadores con experiencia, no van a ver nada sorpresivo en esta película. Otro factor en contra, es que el inicio se hace eterno. Casi todo el primer acto pareciera sacado de una comedia familiar, donde algunos personajes se nos hacen insoportables (por suerte después cambian). Lo mismo que un manejo de humor bastante tontorrón y por decirlo de alguna forma suave, con bastante olor a naftalina. Como detalle final, Nosotros padece un fallo bastante regular en el cine de género, y es el de la mala explicación. En muchas ocasiones cuando algo sobrenatural sucede, intenta darse una justificación (casi siempre con un personaje contando todo en voz alta). El tema es que si dicho justificativo no está del todo bien pulido, puede arruinar casi toda la película; haciendo que muchas veces sea mejor no explicar nada, y que sea el propio espectador quien saque sus conclusiones. Pero no todo es malo en Nosotros. Como dijimos, una vez pasado el soporífero primer acto, el film cobra ritmo y ya no se detiene hasta el final; con más de un momento de tensión bien filmado, o ni hablar aquellos segmentos de humor negro que van a hacer reír a más de uno, y horrorizar a otros tantos. Pero quien se roba el show es Lupita Nyong´o. La ya experimentada actriz demuestra su valía en una actuación de esas que sorprenden, a lo James MaCavoy en Fragmentado (no insinuamos nada, no es spoiler). Y por lejos es lo mejor de Nosotros. Por suerte está bien secundada por un elenco bastante poco conocido, donde solo destaca Elizabeth Moss en un rol donde nos hubiera gustado verla más tiempo en pantalla. Si ponemos en la balanza lo bueno y lo malo de Nosotros, al menos para este redactor, hay por desgracia, un perfecto equilibrio que vuelve al film bastante mediocre y olvidable. Pero como advertimos al inicio, estamos ante una de esas movies que van a dividir a la audiencia.
Si Huye era mirar lejos hacia afuera, Nosotros es mirar lejos hacia adentro, hacia el individuo, pero sin dejar a un lado ciertos contextos políticos. Sin ir más lejos, el motif que pone en marcha la historia es la célebre campaña de caridad Hands Across America, donde millones de norteamericanos armaban una muralla humana, mano con mano, a lo largo de todo el país. Un recurso visual al que Peele le encontrará una vuelta un poco más alarmante, pero para entender esta alarma primero debemos entender el espejo en donde se está mirando El Espejo Maligno Nosotros en todo su desarrollo pone en marcha una teoría de los espejos: como anticipación, como opuesto de nuestros defectos, como ver al otro en nosotros mismos. Ese otro que nunca querríamos ser, cuando lo mejor que podemos ser y no nos animamos toma un giro indefectiblemente oscuro. Una idea narrativa (y visual) con la que se arriesga a develar un giro narrativo que el espectador avispado va a anticipar prácticamente desde el principio. Esta teoría de los espejos tiene ejemplos más explícitos que otros. En la protagonista, muy adecuadamente, es donde la cuestión es un poco más ambigua, pero sus hijos plantean la cuestión como potencial y como advertencia. La hija de la familia es el espejo como potencial. Ella quería ser corredora olímpica, su duplicado cuando la persigue es un adversario temible precisamente por eso: por ser lo que ella no se anima a ser. El hijo de la familia, por otro lado, es el espejo como advertencia. Juega con un encendedor constantemente, mientras su duplicado copia sus exactos movimientos: cuando -mediante la imitación- consigue que este se quite una máscara que lleva, ve en el rostro quemado lo que le puede pasar si sigue jugando con fuego. us jordan peele review Volviendo al “lejos hacia adentro” que planteamos al principio, es necesario mencionar una violenta escena que transcurre en la casa de una familia amiga de los protagonistas. Sin entrar en spoilers, allí es donde se presenta la cuota de humor negro más intensa que ofrece Nosotros, acentuado por un uso anempático de la música que empieza con la alegre Good Vibrations de The Beach Boys, y luego se abre camino hacia F*ck the Police, canción del grupo NWA en protesta sobre los abusos de la Policía de Los Ángeles hacia la comunidad negra. Pero el lejos hacia adentro en cuestión, acá precisamente apunta al funcionamiento del núcleo familiar en sí mismo, donde los miembros de la familia se defienden el uno al otro, para luego tener discusiones típicas de una sitcom sobre cuestiones muy turbias que no hacen sino elevar el grado de humor negro.
John Peele el mismo de “¡Huye!” Que en esa película ya demostró que sabía manejar el terror, aquí se mete de lleno en el género y esgrime la famosa teoría del doble, el doppelgänger, la del otro fantasmagórico que acuñó el novelista Jean Paul en l976. Esa sombra tenebrosa que nos demuestra, como el título de la película el peor horror y el peor enemigo somos nosotros mismos. Que nos pasamos victimizando al extranjero, al violento, al distinto y no nos miramos en el espejo. Pero todo lo que ocurre también puede leerse como una alegoría política. Una historia que arranca con una niña que se aleja de sus padres y vive una experiencia tenebrosa en un laberinto de espejos. Es tan traumatizante que no habla por un tiempo y entierra lo que le ocurrió hasta ser adulta, casada con dos hijos y comienza, al regresar al lugar de su infancia, a sentir un miedo que no tardará en materializarse. Los dobles violentos, uno por cada uno de nosotros vienen a reclamar su lugar al sol, cansados de vivir en las tinieblas. Hay terror, sangre y muerte. Y varios finales para sorprendernos. Y una buena cuota de ironía, observaciones punzantes y humor oscurísimo. Lupita Nyong´o en un gran trabajo, con todos los pliegues que le exige la historia, intensa y poderosa. Muy bien acompañada por Winston Duke, la increíble Elizaberth Moss, Tim Heidecker y los niños fundamentales: Shahadi Wright Joseph y Evan Alex. Un film que entretiene, mete miedo, recurre a nuestros horrores más profundos y nos mantiene atados a un guion inteligente.
Jordan Peele debutó como director con la película ¡Huye! (Get Out). Esta película de terror sin duda fue una de las más originales de la década. Su sentido del humor y sus diferentes niveles de interpretación la convirtieron en un título muy valorado. Jordan Peele fue nominado al Oscar a mejor director, ¡Huye! (2017) a mejor película y finalmente el propio Peele ganó el Oscar a mejor guión original. Qué con un film de género un director reciba tantos premios y sea tan prestigioso es algo difícil de imaginar, pero las cosas se dieron así y su segundo título se estrena ahora. En el futuro no tendrá relevancia, pero hoy hay que mencionar que es muy duro pasar de una ópera prima a un segundo título. La buena noticia es que Peele, en lugar de apostar a un título fuera del cine de terror, se sumerge nuevamente en él, y una vez más conectado con la ciencia ficción. Ojalá Jordan Peele siga su camino por el género. Nosotros (Us, 2019) tiene un prólogo fundamental para toda la trama. Llegar tarde al cine significará no entender puntos clave de la historia. Adelaide es una nena que se pierde en un parque de diversiones junto a la playa. Son solo quince minutos, pero algo pasa allí que la marca para toda su vida. Aun con los fantasmas de aquel evento, Adelaide, ya adulta (Lupita Nyong’o) viaja con su marido y sus dos hijos al mismo lugar. Aunque reniega de ir a la playa en un comienzo, finalmente acepta, pero empieza a recibir señales de que aquel evento puede volver a su vida. Lo que sigue, no anticiparé nada de la trama, es de una intensidad pocas veces vista. El espectador sensible seguramente sentirá que quiere irse de la sala. Ojalá sepan entender quien esté frente a esta película, la diferencia entre angustia y rechazo. Es angustiante la película, la información no llega y durante una buena parte no se sabe por qué ocurren los eventos. Una mención aparte merece Lupita Nyong’o, que realiza una actuación memorable. El resto del elenco queda demasiado lejos de ella, lamentablemente. Nosotros tiene muchas virtudes y también bastantes problemas. Pero su pasión por el género y su falta de pudor para lanzarse hacia la inverosimilitud es digna de admiración. Como en los grandes films de terror de todos los tiempos, acá lo que importa es asustar, y para eso la historia alcanza momentos disparatados y sin sentido, pero sin alejarse nunca del cine de género ni avergonzarse de él. Aunque asoman en varios momentos elementos alegóricos como los que se veían en ¡Huye! estos no son tan sólidos y coherentes como para darles una interpretación clara. Algunos elementos ya no son tan originales como en su primer film, pero la pasión por los trucos de género mantiene al film a flote. Como en las películas de William Castle, donde un segundo de análisis racional demostraría que nada tiene sentido, Jordan Peele no se guarda nada y arma una historia que angustia, entretiene y por momentos sorprende. Y lo que es todavía mejor e inclina la balanza en favor de la película es que tiene un buen final. Lo más difícil en el cine de terror, conseguir un final que nos haga salir del cine satisfechos.
“Nosotros”, bajo la dirección de Jordan Peele. Un film de suspenso que comparte mismo guionista, productor y director. El mismo estuvo a cargo del éxito “Huye”, película que también forma parte del mismo género. En esta oportunidad, vemos a Lupita Nyongo interpretando a Adelaide, una joven madre que con su esposo Gabe (Winston Duke) y sus hijos Jason y Zora emprenden viaje por las vacaciones hacia la costa de Santa Cruz en donde se encontrarán con una familia amiga (vemos a Elizabeth Moss).
Una familia se va de vacaciones y empieza a pasarla mal cuando cuatro personajes empiezan a atacarla en su casa. El punto extraño es que esos extraños lucen como una versión siniestra y desquiciada de cada uno de los miembros de la familia protagónica. Está claro que el espectador se enfrenta a una pesadilla hermética. La única pista es el prólogo, ambientado en la década de 1980, con una chica que sufre una experiencia horrenda, y que no es otra que la actual madre de familia. El argumento da entonces la sensación de que algún tipo de fuerza invisible la está volviendo a atraer a ese tipo de malas vibraciones. Esta es la segunda película del ganador del Oscar Jordan Peele, guionista y director de la excelente “Get Out!”, que vuelve a escribir y dirigir por segunda vez, ahora tal vez más enfocado directamente al cine fantástico más terrorífico y sin mensajes sociológicos transparentes. Pero que los hay, los hay. Sólo que esta pesadilla no da muchas señales ni explicaciones en medio de las brillantes secuencias repletas de horrores surrealistas y generosas dosis de gore. Más que un nuevo M. Night Shyamalan, con “Nosotros” Peele apuesta a ser un nuevo Rod Serling, y no por nada en unas semanas se estrenará una nueva versión de la “Dimensión Desconocida” que también lo tiene como realizador.
Detrás del espejo Hace dos años, Jordan Peele sorprendió al mundo cinematográfico con su ópera prima “Huye” (Get Out, 2017), una inteligente alegoría sobre el racismo y el pseudo-progresismo blanco en código de terror clase B, combinando una premisa tan disparatada como lo es el trasplante de cerebros con un detallismo fenomenal para dejar escondidas innumerables referencias al cine clásico y al contexto político-social de los Estados Unidos en la era Trump. Sin embargo, nada de esto habría tenido validez sino fuera que Huye realmente funcionaba como película de género, por sobre los caprichos creativos de su director. Lo que generaba dudas y expectativas sobre la continuidad de la innovadora visión de Peele en una industria capaz de dilapidar carreras con un solo paso en falso. Pero el renombre y los reconocimientos acumulados – con un premio Oscar incluido – en este último tiempo no fueron circunstanciales, y eso queda más que claro luego de ver Us (Nosotros), donde el horror se conjuga desde distintas perspectivas que trascienden a una mera historia de asesinatos y sucesos inexplicables, resultando mucho más compleja e intuitiva cuando se la intenta dejar de ver como una mitología lineal, intentando explicar desde la racionalidad todos sus giros y vueltas de tuerca. Incluso sus diferentes interpretaciones incitan a volver a ver la película más de una vez para poder reconstruir la totalidad de una metáfora mucho más grande, que va mutando conforme se van recordando detalles que a primera vista pueden parecer triviales. Dicho esto, el film toma como concepto principal la dicotomía del doble, la contraparte oscura que viene desde la literatura con Borges, hasta de la psicología con Freud, entre tantos otros ámbitos, y lo lleva al extremo en una suerte de combinación entre la Funny Games (1997) de Michael Haneke y el icónico suspenso hitchcockiano. Y quizás es por ese miedo primario al clon propio que ya desde el comienzo resulta perturbador ver a la protagonista en su niñez perderse en un parque de diversiones, para luego terminar encontrándose con el reflejo corrupto de ella misma en un laberinto de espejos. No obstante, a pesar de que su familia no la toma en serio, no será hasta poco tiempo después que sus temores se vuelvan reales. Esa misma noche, cuatro figuras se aparecen en la puerta de su casa, imperturbables frente a cualquier amenaza de llamar a la policía e implacables para forzar la entrada y maniatarlos, pero sin intenciones de robar nada. Y es en ese momento que la familia se da cuenta que los secuestradores son ellos mismos, las copias retorcidas y sedientas de sangre de cada uno de ellos, aunque con la particularidad de no tener voz propia. Solo la contraparte de Adelaide es la única que puede hablar, aunque con un sonido crudo y gutural, semejante a un susurro, que hace de toda esta situación algo muchísimo más aterrador. Estos dobles serán iguales a la familia desde su apariencia, pero de alguna forma su existencia es completamente opuesta y miserable, viviendo en túneles subterráneos replicando como títeres todas las acciones de sus versiones terrestres. Esto podría ser interpretado como una metáfora monstruosa de la brecha entre clases sociales, o como una representación de las pulsiones de cada uno de ellos intentando tomar el control, entre tantas otras posibilidades, pero no es casual en la mente de Jordan Peele que ninguno de ellos pueda comunicarse de ninguna otra manera que no sea mediante sonidos, o que el mismo clon de Adelaide responda que son simples americanos cuando les preguntan horrorizados quienes son y qué quieren, o incluso, que el mismo título de la película juegue con el significado de la palabra Us – nosotros en inglés – y la sigla US – United States –. En Us nada es un accidente. Desde detalles como el cartel del laberinto de espejos en el que se pierde la protagonista – siendo en el pasado una caricatura racista de los indígenas americanos, para luego en el presente mostrar una versión más políticamente correcta – hasta la ocurrente musicalización, las referencias bíblicas con analogías del cielo y el infierno, y la creciente presencia de conejos (cual descenso de Alicia en la madriguera) a medida que los personajes van perdiendo la cordura. A su vez, Peele sigue la costumbre de hacer homenaje a varias de sus influencias cinematográficas, incluyendo entre otras referencias a The Shinning (1980) – mostrando en un plano aéreo a la familia llegando a su casa de veraneo de la misma forma que Kubrick presentaba a los Torrance llegando al emblemático hotel –, como también a Black Swan (2010) planteando un genial paralelismo coreográfico entre la danza clásica y el clímax de la película, y de seguro, muchas más que todavía faltan por descubrir. Us es un film digno de un análisis profundo que indudablemente será parte de los debates sobre lo mejor del año, aunque todavía falte mucho por estrenarse. Es un producto netamente de su contexto, pero también atemporal como obra, lo que ratifica el ingenio y la agudeza de Jordan Peele como director en cuantas influencias tome prestadas para poder transmitir su particular mirada sobre la sociedad y su afición por destruirse a sí misma. En definitiva, el enemigo no está afuera, sino detrás del espejo.
“Nosotros”, de Jordan Peele Por Ricardo Ottone En 2017 Jordan Peele, hasta entonces conocido como actor de comedias, sorprendió con su Opera Prima como director, ¡Huye!, un film de terror independiente donde se introducía de manera original el tema de la tensión racial como parte esencial a la trama. Su inclusión no aparecía forzada sino como un comentario ácido y provocador sobre la paranoia (bastante justificada) de ser negro en Estados Unidos y la mala conciencia del blanco supuestamente progresista. Con tan solo una película en su haber, Peele se convirtió en un referente en el género y uno de sus nombres a seguir. Naturalmente las expectativas por su próxima película eran altas y así llegamos a Nosotros, donde el realizador viene a revalidar el crédito ganado con su debut. El film se abre con un prólogo ambientado en 1986 donde la niña Adelaide está viendo en la tele las noticias sobre Hands Across America, un evento de caridad masivo que no tuvo la trascendencia internacional de sus contemporáneos USA for Africa o Band Aid, pero que a nivel nacional convocó gente de costa a costa en Estados Unidos para juntar fondos para los pobres y desamparados del país. La elección de este contexto ya anuncia para donde pueden disparar esta vez los dardos de Peele. La pequeña Adelaide esa noche se pierde en una feria costera y vive una situación terrorífica en el salón de espejos de la cual no guarda después recuerdo pero se constituye como evento traumático. La acción salta a la actualidad donde una Adelaide ya mayor (Lupita Nyong’o) viaja de vacaciones junto a su marido Gabe (Wiston Duke) y sus dos hijos, al mismo pueblo en la costa donde se perdió de niña. Por la noche la familia va a sufrir en su hogar el acoso de un grupo familiar idéntico, como su propia versión oscura, dañada y peligrosa, con intenciones al principio poco claras pero obviamente nada amistosas. Como film de terrorNosotrosno defrauda y tiene lo que tiene que tener: suspenso, climas inquietantes y tensión sostenida. La acción transcurre en una noche en la que los protagonistas no tienen respiro en la lucha por salvar sus vidas y conservar su integridad como grupo. Peele acude a algunas variantes reconocidas del género como el Doppelganger, o doble maligno, y las Home Invasions (Invasiones al hogar) de las cuales el referente más notable en este caso es Funny Games(1997) de Michael Haneke, film cuya influencia el mismo realizador reconoce y mostró a sus actores para que entiendan de qué iba la cosa. Hay además algunos homenajes a clásicos como El resplandor (1980) y la propuesta argumental tiene algo de La dimensión desconocida, ciclo del cual ahora el mismo Peele se convirtió en nuevo presentador y showrunner. Pero además el realizador afroamericano vuelve a mostrar su interés por los temas sociales. Esta vez la injusticia, la desigualdad social, la brecha entre los que pertenecen y los que cayeron fuera del sistema. Esto presentado de una manera metafórica pero bastante clara. Peele pertenece al grupo de autores que, como John Carpenter o George Romero, están convencidos de que se puede hacer comentarios políticos en el marco de un relato de género y su inclusión es totalmente pertinente. Por eso hay en Nosotrosuna historia de terror efectiva y también una declaración sobre el estado de la cosas en su país de origen. Algo que insinúa ya desde la ambigüedad posible de su título original, Us (Nosotros, pero también la sigla de United States). Esta línea no desentona ni es extraña a la propuesta inicial y ambas vertientes se complementan naturalmente. Los dobles, también llamados “atados” denuncian esta injusticia de clase donde se ven obligados a reproducir en sus túneles los movimientos de los de arriba, a observar desde afuera aquello a lo que no pueden acceder y darse cuenta impotentes cómo funciona el sistema: para que uno sea feliz e integrado, otro tiene que sufrir y ser excluido. La referencia a Hands Across America también va en ese sentido, un evento de caridad que palia una situación pero no otorga realmente justicia social y además ofrece a los que lo tienen todo la posibilidad de lavar elegantemente sus culpas. Los “atados”, que después veremos tienen un origen más complejo de lo que parece, van a remedar esta puesta en escena de una manera que parece de oscura ironía para llamar la atención sobre su existencia. Toda esta declaración no se hace sin embargo a través de un discurso solemne y panfletario. Peele es consciente de que el mensaje entra mejor cuando es entretenido y servido en un buen envase y ahí muestra todo su oficio y talento. Y si la letra con sangre entra, la sangre fluye y se derrama. Por eso también acude con frecuencia al humor, que está en sus orígenes y que ya había mostrado en su anterior film. Acá su peso se reparte entre varios personajes pero en particular en el de Gabe, esposo tarambana y padre irresponsable, poco apto para el liderazgo, algo que en la situación de crisis tiene que asumir Adelaide sin dudarlo y sin que su marido tenga mucho que cuestionar. Acá las mujeres son las que mandan mientras los hombres hacen un papel bastante penoso (Gabe, el vecino blanco y hasta el padre de Adelaide), aún más ridículo cuando tratan fallidamente de imponerse. Entre las tantas ideas que Peelle se atreve a incluir en la mezcla está una inversión interesante. Es conocido y casi folklórico que la inclusión de compromiso de las minorías en las películas hollywoodenses del género suele mostrar su poca convicción en su uso frecuente como carne -más que de cañón cortada a cuchillo- disponible y desechable. Tanto es así que se acuñó el concepto de “Token Minority” (un integrante de minoría añadido a un grupo homogéneo mayoritariamente blanco para dar ilusión de diversidad) y sobre todo “Black dude dies first” (El tipo negro muere primero) denunciando las escasas posibilidades de un negro de llegar vivo al final de la película. Peele evidentemente conoce estos lugares comunes y en su film, protagonizado por una familia negra, los invierte alegremente dando a los personajes blancos un papel muy específico, quizás también para mostrarle a las audiencias blancas qué pasa cuando les arrebatan sus privilegios de protagonista. Con todo esto Peele demuestra que está a la altura de las expectativos que generó y confirma su lugar de referente, mostrando que con dos películas ya podemos reconocer en él un estilo y un universo propio. NOSOTROS Us. Estados Unidos. 2018. Dirección: Jordan Peele. Intérpretes: Lupita Nyong’o, Elisabeth Moss, Winston Duke, Tim Heidecker, Yahya Abdul-Mateen II, Anna Diop.Guión: Jordan Peele. Fotografía: Mike Gioulakis. Música: Michael Abels. Edición: Nicholas Monsour. Dirección de Arte: Cara Brower. Producción: Jason Blum, Ian Cooper, Sean McKittrick, Jordan Peele. Producción Ejecutiva: Daniel Lupi, Beatriz Sequeira. Diseño de Producción: Ruth De Jong. Distribuye: UIP. Duración: 120 minutos.
Us es la nueva propuesta terrorífica del mismo creador que nos sorprendió en 2017 a todos con "Run". Jordan Peele vuelve a apostar al género y este es el resultado.
La figura del doppelgänger ya es considerada todo un clásico dentro del vasto universo del terror. Originarios de las leyendas del folclore nórdico, estos gemelos malvados han sabido protagonizar reconocidos relatos de autores clásicos como Edgar Allan Poehasta José Saramago. Por supuesto, la narrativa audiovisual también se ha encargado de sacarle el juego a los doppelgängers tanto en el cine como en la TV, siendo el director David Lynch y su apodada “madre de todas las series”, Twin Peaks, uno de sus mejores exponentes, aunque la temática de desdoblamiento y el dualismo de la condición humana se encuentran plasmados en casi toda su obra. Tras varios años en los que el género dejó notablemente de apostar por el amplio abanico de reflexiones y alegorías que ofrece el mundo de las sombras, el galardonado cineasta neoyorkino Jordan Peele, la nueva gallina de los huevos de oro de la industria, ha decidido tomar el guante y lanzarse de lleno con Nosotros, su segunda película que introduce a los dobles malignos con el fin de desnudar la cara invisible de un sistema inhumano. La historia comienza en 1986 en la ciudad balnearia de Santa Cruz, California, donde vemos como la cámara sigue a una pequeña niña mientras se divierte en un parque de diversiones costero junto a sus padres. En un momento dado, la niña con camiseta de Thriller y manzana confitada en mano se aleja de sus tutores y termina en la desértica Casa de los Espejos, resultando victima de una experiencia traumatizante que se funde en su inconsciente por décadas. El film da un salto temporal hasta nuestros días para presentarnos a una Adelaide (Lupita Nyong’o) ya adulta que parece haber superado con creces aquel misterioso suceso. Ahora, ella y su familia, su esposo Gabe Wilson (Winston Duke) y sus dos hijos Zora (Shahadi Wright Joseph) y Jason (Evan Alex), se dirigen a la casa de la infancia de Adelaide para pasar sus vacaciones y desconectarse de los problemas junto a una pareja amiga, el matrimonio Tyler (Tim Heidecker y Elisabeth Moss) y sus dos hijas gemelas. Sin embargo, la alegría y la paz veraniega se ve alterada cuando unos visitantes no deseados irrumpen en lo profundo de la noche, dando rienda suelta a una demencial pesadilla que hará que la familia se enfrente a su peor enemigo: ellos mismos. Mientras que en su inquietante opera prima, ¡Huye! (2017), el director dejaba plasmado el conflicto racial oculto que subsiste en la sociedad estadounidense post progresismo, esta nueva sátira social de terror juega con los conceptos de unidad, otredad y alteridad con el objetivo de reflejar la cruda realidad de un sistema y una nación salvaje, que excluye y condena a los menos favorecidos a la marginalidad al mismo tiempo que intenta eclipsar a su clase media bajo los ideales utópicos delAmerican Dream. En Nosotros, el Otro es aquel que ha crecido a nuestra sombra, en un submundo repleto de carencias. Es un Otro que se ha construido por oposición a lo que somos y lo que tenemos, dos cuestiones indivisibles bajo una sociedad consumista capitalista. Incitados por un descarnado resentimiento y el eterno anhelo de reconocimiento como ciudadanos norteamericanos, aquellos doppelgängers han decidido emerger de sus túneles para ocupar aquella tierra de oportunidades que les ha sido negada desde un principio. La película de Peele logra un prometedor arranque creando toda una atmósfera asfixiante de tensión y terror psicológico que homenajea a clásicos como Night of the living dead (1968), Jaws (1975), The Shining (1980) e incluso al famoso videoclip de Thriller de Michael Jackson. Sin embargo, una vez que los dobles de los Wilson consiguen usurpar la propiedad y someter a la familia, la profundidad narrativa y visual se ve empañada por un largo y banal enfrentamiento que combina el género home invasión con una suerte de apocalipsis zombie. Entre sobreexplicaciones, recursos narrativos para nada sutiles y situaciones ilógicas que los personajes llevan a cabo sin ningún motivo, el suspenso se va desinflando y el interés decae rápidamente. No es hasta su tercer acto que las metáforas y las topologías vuelven a llenar de sentido de la cinta, aunque nuevamente los dispositivos resultan demasiado previsibles al igual que su giro final. Si hay algo que no se le puede objetar aNosotros es el inmejorable talento actoral. Nyong’o es la protagonista absoluta de esta cinta de terror y quien trasciende la pantalla gracias a su performance soberbia y cautivadora. Su doble papel se alza como el más relevante de la historia, puesto que Red, como ha sido bautizada su doppelgänger, es la única de estas criaturas subterráneas que puede hablar y la encargada de contar a la familia y a los espectadores la historia de su grupo. La diversa filmografía de Lupita da cuenta de la versatilidad que posee esta actriz y aquí lo deja claro una vez más, dotando a ambos personajes de sentimientos tan maternales y frágiles como de una personalidad aguerrida, siniestra y grotesca. Por otro lado tenemos a Duke, quien ejerce un excelente trabajo como el padre hacedor de bromas, brindando al público los mejores momentos de comedia. En cuanto a Moss y Heidecker, sus roles como el matrimonio adinerado y superficial que genera la envidia de Gabe no es quizás de los mejores secundarios, aunque hay que admitir que la actriz de The Handmaid’s Taleconsigue una brillante y maníaca actuación en la piel de su doble maligno. La adecuada fotografía en tonos rojos y oscuros, los planos minuciosos y la música envolvente y siniestra a cargo deMichael Abels, con quien Peele ya había trabajado en su anterior film, son de lo más destacado dentro del género y justifican enteramente su visionado en la gran pantalla. Cabe resaltar también como el director logra imponer su estética personal a través de diversos elementos, como los característicos overoles colorados y las tijeras que lucen los villanos del film, los conejos del mundo subalterno y otras figuras que aquí son utilizadas a modo de simbolismo. Nosotros no es la obra maestra del terror moderno que tanto se ha empeñado en publicitar la crítica norteamericana. Es evidente que Peele posee ideas inteligentes y un discurso político insurrecto y crítico que por momentos nos hace fantasear con un John Carpenter de las nuevas generaciones, sin embargo, las buenas intensiones se ven frustradas por una representación que lamentablemente resulta mucho más trivial que lo que en realidad se pretende contar.
Entre el terror y la comedia La película aprovecha las posibilidades que ofrece el relato clásico para expresar una crítica a los mecanismos sociales. La aparición de Jordan Peele ha sido una de las mejores sorpresas que dio el cine en los últimos años. Sobre todo para el cine de terror, género que suele ser agredido por artistas poco creativos y productores de vuelo bajo. Su debut como director hace dos años con ¡Huye!, que mereció el Oscar al mejor guión y otras tres nominaciones (película, actor y director), no podía haber sido más sólido. El éxito se basó en la conjunción de una historia imaginativa, una metáfora social potente en torno del racismo y una puesta en escena magnífica. Es por eso que el estreno de Nosotros, su segundo largometraje, implicaba un desafío enorme para él, ya que con esta película debía probar que lo anterior era el emergente de un gran talento o, por el contrario, que ¡Huye! era apenas la única golondrina del verano. No hace falta esperar al próximo párrafo para decir que la película, por desgracia, cumple a medias. Nosotros exhibe notorios puntos de contacto con su predecesora, tanto en lo estético como en lo referente a temática. Si en ¡Huye! la historia giraba en torno a una sociedad secreta dedicada a alienar personas de raza negra para convertirlas en esclavos multipropósito por medio de técnicas quirúrgicas y psicotrópicas, acá una familia feliz vive una noche de horror cuando cuatro desconocidos intentan apoderarse de sus identidades. A partir de escenarios paranoicos y del arquetipo del doble, ambos films trabajan sobre cuestiones como la identidad, el libre albedrío y las relaciones de poder. Y por esas vías aprovechan las posibilidades que ofrece el relato clásico para expresar una crítica a los mecanismos sociales de su país y, por qué no, de cualquier nación occidental. En el terreno de las confirmaciones Peele vuelve a mostrar originalidad para contar cuentos de miedo, talento visual para crear esos universos con herramientas cinematográficas y gran timing para moverse con eficiencia en la encrucijada entre terror y comedia, algo que muchos intentan pero pocos logran. A eso se debe sumar la gran labor expresionista del elenco liderado por la mexicano-kenyata Lupita Nyong’o, que convierte a Nosotros en una de las películas con las mejores caras de horror y maldad de la historia (o algo así). Para ello el director se basa en un gran trabajo con las miradas de los actores, algo que en su momento ya había probado con éxito con el protagonista de ¡Huye!, Daniel Kaluuya. Sin embargo la película también presenta algunas tuercas flojas. La primera de ellas se hace evidente en una metáfora social un poco gruesa, que incluso tiene un correlato formal evidente en un mundo partido en un arriba y un abajo que separa a los originales felices de sus copias desdichadas. Cualquier coincidencia con la teoría de clases patentada por el filósofo alemán Karl Marx no es pura coincidencia. El otro punto débil del filme surge de la necesidad de que uno de los personajes deba detenerse (y lo hace más de una vez) a explicar en voz alta lo que el espectador está en condiciones de imaginar por su cuenta.
Siempre ocurre que luego de una primera película, que no solo tuvo éxito de público sino de crítica, la segunda sea esperada con ansiedad para saber si fue un golpe de suerte —suerte de principiantes, que le dicen— o realmente estamos en presencia de un talentoso artista que comienza a transitar el camino con un nuevo paradigma bajo el brazo. Tal es el caso del director Jordan Peele, quien luego de su opera prima ¡Huye! (2017) —ganadora del Oscar al Mejor Guión, algo inusual para este tipo de narrativa en un medio tan conservador como el de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood— vuelve a las pantallas con Nosotros (2019) una historia aún más terrorífica que la primera. Más terrorífica y más apegada al género, sin tantas reminiscencias de denuncia social como la primera, aunque es cierto que esta segunda obra tiene elementos de esa naturaleza, pero más disfrazados, o por lo menos, más sutiles. - Publicidad - La historia se centra en Adelaide (una increíble actuación de Lupita Nyong’o) cuando en 1986 era una niña de seis años, y en el tiempo presente, ya adulta y con una familia compuesta por su esposo Gabe (Winston Duke) y sus hijos Jason y Zora. Siendo niña, Adelaide se perdió en un parque de diversiones en la playa de Santa Cruz, California. Fue encontrada a los quince minutos por sus propios padres. Esos quince minutos la marcaron para toda la vida. Quince minutos terribles en donde entre las paredes espejadas de un lugar llamado Conócete a ti mismo —una de las atracciones del parque— se encuentra con su doble. No con su reflejo, sino con lo que la literatura nórdica y germánica llamó doppelganger, nuestro otro yo, pero no cualquier otro yo, sino el malvado, nuestro Mr. Hyde, tan bien descrito por Stevenson. A partir de entonces Adelaide quedó muda. Y la catarsis para salir de ese estado fue la danza clásica. Años más tarde, y ya con una familia formada, van de vacaciones a la playa. ¿A cuál? Precisamente a una que está muy cerca de Santa Cruz. El secreto de Adelaide le impide en primera instancia decir algo al respecto a su marido, es así que allí van, a encontrarse con una pareja amiga personificada por Elizabeth Moss y Tim Heidecker. Ambos, el modelo perfecto del matrimonio de clase media que solo se soportan a través del alcohol y de una vida libre de preocupaciones económicas. Cuando regresan luego de un tenso día de playa, aparecen en la entrada de su casa, otra familia muy parecida a la suya. Un hombre, una mujer y sus dos hijos. Ataviados con overoles rojos —tal como lo hacen esas sectas de fanáticos religiosos— se introducen en su casa, tijeras en mano, y comienza el horror. Esta es parte de la trama de un film por demás complejo. No porque tenga un guión difícil de entender, sino porque posee tantas referencias cinéfilas que es un verdadero placer buscarlas y paladearlas como si de un gran homenaje se tratara. Spielberg a través de la remera con la estampa de Jaws que lleva Jason —un nombre que es en sí mismo otro homenaje dentro del mismo homenaje— que camina por la playa — ¿dónde si no?— siempre con una máscara terrorífica sobre su cabeza; Kubrick, en esas escenografías simétricas en donde cientos de conejos deambulan sin control; Shyamalan, por esa cuota de tensión que roza lo fantástico con lo paródico y hasta a Stephen King, por esos climas logrados en ambientes cotidianos y a la vez tan amenazantes. En fin, una sumatoria que se agradece ante tantos filmes de terror que se estrena año tras año y que solo bastardean y limitan al género. Nosotros habla de las oportunidades perdidas dentro de un capitalismo salvaje, del arrebato de la identidad como si estuviéramos dentro de un gran experimento sociológico, de las posiciones radicales y dominantes que solo buscan la aniquilación del oponente, de la sociedad siendo amenazada por el terrorismo. Sí, es por demás cierto que todos estos temas subyacen como un gran sustrato que hacen del film algo digno de analizar más de una vez y con mayor detalle. Pero también es cierto que sobre la superficie nos encontramos ante una gran película de género. Una amalgama extraordinaria en donde se conjugan el slasher, el gore —aunque con una carga simbólica que estos géneros carecen— y, por sobre todas las cosas, el exuberante y maravilloso giallo, ese subgénero del terror anglosajón que predominó en las décadas del ’60 y ’70 de la mano de Darío Argento y Mario Bava —italianos ellos— que poseía una estética y unos encuadres que lograban crear atmósferas totalmente innovadores en cuanto a fotografía y color. Nosotros, a través del arte fotográfico de Michael Gioulakis —fotógrafo de Glass (2019), de Shyamalan— nos maravilla con sus colores saturados de una belleza tal, que hasta en los momentos más terroríficos podemos cautivarnos con semejante policromía. La música es otro de sus aciertos. Y no solo como ambientación, sino cuando es utilizado en las escenas más escalofriantes y sangrientas, una eficaz cortina de fondo que aparece cuando los muertos se van apilando mientras suena la más divertida e inocente música pop. Todo un hallazgo del director y de su equipo creativo. Nosotros es una gran segunda obra de un director que parece haber memorizado todos los capítulos de La Dimensión Desconocida, esa verdadera maravilla que deleitó a millones de televidentes en la década del ’60. Toda la película es así, como esos capítulos en blanco y negro. Aquí sobresale el color, el clima —que nunca deja de inquietarnos— y la amenaza constante que puede desembocar en el más brutal asesinato o en la más increíble de las situaciones. Increíble por lo inverosímil. Y ahí está uno de sus fuertes. Todo resulta tan descabellado que terminamos creyendo todo lo que vemos, porque de eso se trata, de aceptar la realidad como una gran parodia en la que nos movemos continuamente. “Y dijo el Señor: “Les enviaré una calamidad de la cual no podrán escapar. Aunque clamen por mí, no los escucharé”. Este es el versículo 11:11 de Jeremías que está en el Antiguo Testamento. Un versículo que aparece en varias partes del film. Y yo me pregunto: ¿Hay algo más aterrador que esto?
“Nosotros” es una película de terror hecha y derecha que juega sobre la paranoia y el tema del doble. Es, también, una sátira social y política. Hace dos años, Peele nos dio “¡Huye!”, una sátira sobre el racismo en clave de película de terror que bien podía ser una casualidad, un tiro único. Estamos un poco demasiado apurados los críticos de cine en busca del autor perdido, pero parece (parece, subrayemos) que aquí efectivamente hay uno. “Nosotros” es una película de terror hecha y derecha que juega sobre la paranoia y el tema del doble.
El terror golpea a la puerta de una familia que se va un rato lejos de la ciudad a buscar algo de tranquilidad en lo que los Wilson creían iban a ser las vacaciones perfectas. Las primeras escenas nos llevan a 1986 donde Adelaide está en un parque de diversiones con sus padres, en un momento, se separa de ellos y entra en un laberinto con clima de tren fantasma y allí se "descubrirá a ella misma" de una manera inesperada y tal como lo prometía el cartel de la entrada. El encuentro que la aterrorizó y la dejó traumada son el inicio de la pesadilla que vivirá Adelaide en el tiempo presente. Una noche, una falla de luz y cuatro siluetas con forma humana en el camino de la cabaña que alquilaban, cuando se quieran dar cuenta, estas formas cobrarán vida y amenazarán a los Wilson. Una venganza que se preparó lentamente desde las sombras que afloran y quieren ganarle a sus dobles en la superficie. Adelaide cree que la amenaza es sólo para su familia por el vínculo que la une a Red, la cabecilla de estos humanoides de uniforme rojo y tijeras afiladas. Jordan Peele, realizador y guionista de la peli,al frente del segundo largometraje en su haber como director, todavía está tibio el recuerdo del Oscar(r) de la Academia de Hollywood como uno de los productores de "El Infiltrado" de Spike Lee. En este filme, que intenta ser de género, no logra terminar de asustar a lo Stephen King o combinar el humor con lo oculto y siniestro de asesinos que tienen tu misma cara pero les cuesta hablar y se mueven toscamente, como si fueran cavernícolas o los zombies de "The Walking Dead". Remarca mucho y anticipa más, lo que quita suspenso por la obviedad. Intenta ironizar sobre lo racial y lo político y tampoco lo concreta por grotesco. Lo más destacable: ciertas tomas y montajes en donde la película gana como por ejemplo, los títulos en donde la pantalla se va completando con estanterías en las que hay jaulas con conejos y la música, un coro altisonante acompaña esta entrada que está en lo más alto del filme. La escena del enfrentamiento vinculando a las protagonistas en una danza que explica muchas cosas. Ciertos gags que lo tienen de protagonista a Winston Duke (el mismísimo "Pantera Negra") siempre intentando enfrentar las situaciones con un toque de Homero Simpson. Por otra parte, Lupita Nyong'o es la atormentada Adelaide, que no consigue deshacerse del horrible recuerdo en esa playa y su marido no tiene mejor idea que llevarla a ella y a su familia ahí. Los niños de la familia interpretados por Shahadi Wright Joseph y Evan Alex y la joven Adelaide, Madison Curry, son "criaturas adorables" y van a despertar alguna que otra sonrisa en medio de la tensión. Debe haber sido un desafío el tema de hacer las dos caras de los personajes y esto es un mérito del director y los actores. "Nosotros" tiene todo para entretener aunque no sea perfecta y para los memoriosos, además, el tema "Good Vibrations" de los Beach Boys. Un magro presupuesto, para el tipo de producción, de 20 millones de dólares puede lograr bastante en la taquilla. Ah, apúrense a verla el día de estreno ya que en esta ocasión se estrena 1 día antes en la Argentina que en EE.UU. (fue presentada en un festival el 8 de marzo).
El texto de la crítica ha sido eliminado por petición del medio.
Segundo opus de Jordan Peele coqueteando con el mundo del terror, "Nosotros", es una película con un potencial mucho más grande lo que termina siendo. En 2017 "¡Huye!" supuso una sorpresa por varias razones. Una película que reversionaba la historia de "The Stepford Wives" (sin confesarlo) en clave racismo hacia el afroamericano; el debut como director de un comediante de incipiente popularidad, sumado a que “se trasladaba” al mundo del terror; y la aceptación masiva de crítica y público que la convirtieron en un taquillazo y le permitió una nominación a los Premios Oscar como mejor película (dentro de un género como el terror al cual la Academia siempre fue reacia). El nombre de Jordan Peele estalló de la noche a la mañana. Pasó de coprotagonista de una comedia – de gusto discutible – con un gato marihuanero; a ser catapultado como un autor del terror ¿Rótulo exagerado? Para eso hacía falta esperar su segundo opus, quizás una de los estrenos más esperados de este 2019, "Nosotros". Hay algo fundamental que hay que decir; así como en la película hay personajes que repiten las acciones de sus dobles, Jordan Peele también repite sus acciones. Mucho del agrado o desagrado de "Nosotros" dependerá de las sensaciones que nos haya dejado "¡Huye!": Peele no sólo aplica la misma fórmula, la exacerba, con eso de seguir apostándole al número ganador. La diferencia quizás esté en el peso."¡Huye!" no dejaba de ser una película chica, que entraba al género como pidiendo permiso, y que, sí, se valió de un gran aparato publicitario para hacerse un lugar como “innovadora”. Nosotros parte de otro lado, ya es “La nueva película de Jordan Peele”, es más ambiciosa, pretende pisar más fuerte en el mercado del terror, y hay cierto aire de “cine de autor”. Piensen en la diferencia entre "Sexto sentido" y "El protegido", hay algo similar a ese fenómeno acá. Si nos guiábamos por los trailers y la campaña (que fue tan o más fuerte que para "¡Huye!"), parecía que el director se jugaría por otra cosa, que realmente tendríamos horror puro y duro que corta la respiración, y obtendríamos algo así como una historia original y perturbadora. Hay que felicitar al equipo publicitario. "Nosotros" dista bastante de ser horror puro y duro; pero menos aún logra ser una propuesta permanentemente inquietante y perturbadora. El apartado original es como mínimo, discutible. No es la primera vez que el terror nos ofrece un juego de dobles, de reflejos perversos; y hasta hay todo un subgénero respecto a la invasión de hogar (temática que aborda en buena parte de su metraje). Sí podríamos decir que se las ingenia para parecer original. La acción comienza en 1986 con una pequeña que se extravía en una casa de espejos durante unas vacaciones en la playa. Ya sabremos que allí ella se encontró con un reflejo suyo con “vida propia”, y que algo pasó. Ese nena es Adelaide Wilson (Lupita Nyong’o) que en la actualidad está casada con Gabe (Winston Duke), y tienen dos hijos, la adolescente Zora (Shahadi Wright Joseph), y el pequeño Jason (Evan Alex). Los cuatro llevan una vida tranquila, aunque hay una sombra que pesa sobre Adelaide. Por supuesto, esa sombra tiene que ver con el hecho traumático vivido de niña. Gabe convence a Adelaide a ir de vacaciones a la playa, y justo a la misma playa en el que ocurrió aquel suceso. Todas las sospechas de Adelaide de que algo puede salir mal, por supuesto, se cumplirán. Empieza a revivir circunstancias muy similares a las vividas en aquel momento, y todo llevará a su cauce cuando en plena noche de diversión familiar, vean asomarse por entre los enormes ventanales de la casa aislada en el bosque a una familia de cuatro, vestidos con mamelucos rojos, actitud taciturna amenazante, y apariencia idéntica a la de ellos. Nosotros es una película de buenos momentos, grandes momentos, pero que en su conjunto no logran una cohesión pareja. Peele vuelve a recurrir al humor como muletilla. Construye personajes pretendidamente clichés, casi planos en sus características; y hace uso (y abuso) de un humor capaz de cortar el clima constantemente. El humor dentro del terror es bienvenido, grandes exponentes (sobre todo en el slasher de los ’80) hicieron gala de él; pero debería dársele su momento y espacio, o saber insertarlo bien para que el mismo terror sea tan absurdo que genere el humor (el arte del llamado estilo Clase B). Nosotros, tal como sucedía en "¡Huye!", pero mucho más, recurre al gag en momentos de plena tensión y no lo amalgama, no lo hace funcional. Allí donde estamos aferrados a la butaca, y los amantes del terror celebrando un gran momento; un chiste, un remate, una frase ¿ocurrente? nos arroja de un hondazo anticlimático hacia otro sector. Una vez está bien; dos veces, bueno; hacerlo todo el tiempo, puede arruinar la experiencia. Es algo similar con lo que ocurre con el humor y las referencias pop (que aquí también abundan) en el MCU. La historia es inconsistente, se extiende más de lo debido, y a su paso va dejando agujeros indisimulables de todo tipo; desde el accionar de los personaje fuera de lógica, hasta la sin razón de varias situaciones. Cuando en el tercio final intente explicar algo de lo que no se entendía cae en dos errores, sobre explica lo obvio intentando generar una sorpresa que ya no es tal, y genera más confusión gracias a una explicación que no tiene ningún sentido (a veces menos es más, dejar las cosas libradas al azar o a la imaginación, ayuda). Cuando "Nosotros" se toma en serio, cuando le baja el decibel al personaje de Gabe, cuando opta por generar clima de tensión; el asunto se eleva, y mucho. Hay algo que nos hace pensar que pudo ser una gran película de terror; quizás no muy original, por eso de que dobles y home invasion ya son viejos conocidos, pero sí potente. Pero en el armado la piezas encastran forzadamente, como si nos alegráramos de armar un rompecabezas como sea, aunque la imagen no tengo sentido, aunque hayamos tenido que recortar las piezas, y aunque nos hayan sobrado un par que las escondemos debajo de la alfombra para que nadie se dé cuenta. Lupita Nyong’o, Shahadi Wright Joseph, Evan Alex, y Elisabeth Moss (como una vecina cliché rubia), superan la propuesta logrando grandes interpretaciones. No sería de extrañar que Nyong’o logre algún laurel por su labor. En el manejo de cámara y el aporte de la banda sonora hay también sensación satisfactoria. "Nosotros" pareciera ambicionar más de lo debido, refuerza todo lo que ya vimos en "¡Huye!", sus aciertos, pero más aún sus errores.
Luego de sorprender a la crítica y al público con “Huye”, el director Jordan Peele vuelve a hacer ruido con su nueva película. por Bruno Calabrese El realizador estrena “Nosotros”, protagonizada por Lupita Nyong´o, Wiston Duke y Elizabeth Moss. Una mezcla del mejor suspenso, humor y sangre pero con una fuerte crítica social y política hacia el capitalismo y la alienación que produce la industria del entretenimiento. Cuando es previsible, el cine de terror, cuando responde a una lógica, no genera el impacto esperado. El cúmulo de sustos que suelen agarrarnos desprevenido o tomarnos por sorpresas, tampoco está mal si es lo que buscas. Pero desde luego aterroriza menos, o con menor intensidad, que la pura irracionalidad. Cuando salimos del cine luego de ver una película de terror que solo es un cúmulo de sobresaltos que sirven para pasar el momento, pero nada más. El típico terror racional, ese que asusta con estruendos o apariciones sorpresivas. “Nosotros” es una clara muestra de terror irracional, un terror difuso y cimbreante. Ese terror que no tiene explicación pero está cargado de sentido. Como en los sueños, o mejor dicho como en las peores pesadillas. La película de Jordan Peele logra meternos en un mundo angustiante y tenso, en la misma línea de “El Resplandor”. Una película donde no sabes porque ocurre lo que ocurre, pero de alguna manera lo intuyes. En el principio vemos un parque de diversiones en el año 1986, una niña (Adelaide Wilson) que se pierde en un juego llamado “Conócete a ti mismo” y a partir de ahí todos los traumas que genera en ella por algo que no sabemos que es, pero que le ocurre dentro del juego. Volvemos al presente, con la niña, ya adulta con su esposo (Gabe Wilson) y sus dos hijos (Zora y Jason) camino a sus vacaciones en el lugar donde sucedió el hecho. Todo transcurre con normalidad hasta que por la noche irrumpe una familia igual a ellos, pero vestidos con gamulanes naranjas (similares a los que se usan en las cárceles norteamericanas), que intentan asesinarlos. Con reminiscencia al clásico “Funny Games” de Michael Haneke, la película va creciendo en tensión, cuando los invasores toman por rehenes a la familia. Con una fotografía impecable, de la mano de Michael Gioulakis, quien ya nos había deleitado antes en “Te Sigue”, “Lo que esconde Silver Lake” y “Glass”, el filme logra meternos en un espiral de suspenso que no te suelta durante las casi dos horas que dura. Lupita Nyong´o se luce en su doble papel de víctima y victimario, llevando sobre sus espaldas toda la carga dramática del film (el alter ego es realmente aterrador). Wiston Duke (Gabe) aporta el costado humorístico, lo que logra descomprimir la angustia de la película. Mientras que los jóvenes actores, Shahadi Joseph Wrigth (Zora) y Evan Alex (Jason), sorprenden en las escenas más traumáticas (el perverso rostro de Umbrae, el otro yo de Zora, provoca escalofríos). Elizabeth Moss, con una participación más breve, también se destaca en su rol de mujer que esconde su inestabilidad emocional con altas dosis de alcohol. Párrafo aparte para la impecable banda sonora a cargo de Michael Abels, aportando a las escenas de suspenso la atmósfera para generar la tensión necesaria. Con una introducción que recuerda a un clásico del género como “La Profecía” de Richard Donner mezclado con artistas de música trap y rap actuales, y otros clásicos del género. “Nosotros” es una película atravesada por alegorías y distintivos mensajes sobre la sociedad. Sobre la división humana y esconderse detrás de una máscara, el de fingir ser algo que no eres. Una crítica sobre la alienación que provoca la industria del entretenimiento en los seres humanos. Sobre intentar unirse con gente con la cual uno no tiene puntos en común para no ser olvidados, entre otros temas interesantes. Una crítica al falso estado de bienestar americano. Ese que se ve unido mediante símbolos publicitarios, que te promueven que para pertenecer es necesario tener una casa de veraneo, un coche último modelo y un yate, algo que los dobles no tienen y que, finalmente, tampoco parecen desear realmente. Todo esto otorga a la película el valor de volver a ser vista para insistir en discutir estos temas.
Una familia afroamericana decide pasar unos días en su casa de la playa. La madre, Adelaide (Lupita Nyong´o de grande, Madison Curry de peque) empieza a sentirse incómoda al recordar un episodio sucedido en un parque cercano durante su infancia: en una atracción se encontró con una doppelganger exacta. El tema es que esta doble no estaba sola, y se aparece en la casita con réplicas casi exactas de todos los integrantes de la familia. Las intenciones no son amistosas, y esta aparición es solo el inicio de algo mucho más siniestro. Al inicio se plantea como una cinta de terror, pero a partir de la aparición de los dobles cambia de género, volcándose más al thriller psicológico e incorporando incluso elementos de ciencia ficción. Y aquí es donde, a mi entender, el humor que venía manejando se convierte en un problema. El personaje del marido es quien aparece como una suerte de relevo cómico, mostrándose muchas veces desconectado de la realidad y permitiendo la inclusión, a través de esta personalidad despistada, de algunos chascarrillos. El tema es que, al intentar generar un clima de tensión y suspenso, el humor actúa como un elemento casi anticlimático, favoreciendo que esa tensión se libere de a poco. Otro punto en contra, ya que estamos hablando de lo malo, es que el tercer acto se hace largo y ahonda en explicaciones, permitiendo al espectador adivinar en muchos casos el final. No obstante, y hay que reconocer que Jordan Peele sabe lo que hace, adivinar o no la resolución final no arruina la experiencia de la película: el énfasis está puesto en la generación de climas (soportados por las actuaciones, la musicalización, y en menor medida la intriga) y los logra con creces. Y también es cierto que, al igual que Get Out (Huye) la trama hace gala de un simbolismo profundo, algunas veces más críptico que otras, lo que va sumando nuevos sentidos o interpretaciones en un segundo visionado. Sin dudas, el momento mejor logrado es cuando nuestra familia amiga entra en contacto por primera vez con estos invasores: el miedo a lo desconocido recrudece cuando podemos comprobar que los extraños saben algunas cosas sobre ellos, y se establece una especie de dominación psicológica sobre cada uno, ejercida por su doble. Pero la historia no se mantiene solo con esto, y una vez superada esta instancia, recurre a algunos clichés del género, como luchas y persecuciones (ahora la pregunta es ¿Son clichés del género o es lo que sucedería si abordamos este tipo de situaciones desde una perspectiva realista? ¿No es, cuanto menos lógico, que si ves tu vida amenazada y tengas la posibilidad, corras?). Us, traducida como Nosotros (con la consiguiente pérdida de una referencia: Us no es solo el pronombre plural de la segunda persona del inglés, sino que también es la abreviatura de United States) es una película que puede abordarse desde múltiples perspectivas, relacionándose de modo directo con la esclavitud, el racismo o la identidad. Para ver más de una vez.
Después de la notable Huye!, que proponía al racismo supremacista como fuente del terror, el celebrado Jordan Peele sube la apuesta, y el presupuesto, y vuelve a bucear en aguas del género... político. En Nosotros la clase, el color de la piel pero más que nada los privilegios, esos dados que dicen que unos sí y otros no, subyacen, como túneles bajo la tierra, a las tensiones que estallan en una especie de epidemia de invasores de hogares, de naturaleza incierta. Es cierto que no debería contarse casi nada, tratándose de una película que se apoya, en buena medida, en la expectativa, la intriga por lo que está por pasar y no, no es lo que parece en el trailer. Cara o cruz. Una familia se va de vacaciones muy cerca del lugar donde la madre -la guapa Lupita Nyong'o- tuvo un episodio traumático en la infancia. Una noche, otra familia muy extraña aparece en la casa, y ella tiene la fuerte sensación de que están relacionados con ese episodio. Pero un juego de espejos, o más bien de inversos, complejiza la situación de intrusión violenta, y sus consecuentes secuencias de acción prosupervivencia. Los nuestros versus los otros, en manos de Peele, es acción e inquietud -más que terror- pero pasado por varias capas de sentido y varias vueltas de un guión ambicioso, que quiere mostrar y demostrar su capacidad de sorpresa, de catarata de ideas, al punto que ese desarrollo se empieza a hacer largo y se hiere, acaso mortalmente. Peele acumula situaciones incongruentes sobre una base que ya de por sí es difícil de tragar. Los que quieren salir se quedan, los que empujan para viajar bajan del auto, lo que se cocía a fuego lento de pronto vuelve a suceder en un plis plas. Y las resolución viene en cuotas y con un grado de capricho casi enervante. El hombre tiene buenas ideas. Sabe generar tensión, y construir tramas perturbadoras que mantienen la intriga, aún cuando, como acá, se pierdan en subordinadas, como en el discurso de un incontinente. Es capaz de usar el género como red para la referencia, la analogía, el discurso político. Pero la sensación, con Nosotros, es que la película, tan enamorada de sus ideas y de su propia imagen en el espejo, se le va un poco de las manos. Y el interés, es una pena, se resiente por el camino.
Reflejo social. El ganador del Oscar Jordan Peele (mejor guion original de su ópera prima Huye) regresa una vez más al género de terror con Nosotros, su segundo largometraje, en esta ocasión, dejando de lado la problemática racial como tema central y abordando al film desde una mirada más sociopolítica. El director liga la desigualdad social a un relato de horror fundado en el subgénero de las invasiones de hogares con la inclusión del elemento sobrenatural del doble malvado o doppelgänger.De esta manera, y durante gran parte del film, la inquietante tensión que despliega la historia con la idea de los dobles funciona como un reflejo retorcido de los personajes y como crítica del reflejo social, que injustamente posiciona a ciertos sectores y clases por encima de otros. La historia presenta a Addy (Lupita Nyong’o), una mujer casada y con dos hijos que se encuentran vacacionando en su casa de veraneo cerca de la costa de Santa Cruz, California. El personaje aún lidia con los traumas de su niñez tras haberse perdido en la misma costa hace más de 30 años y haberse encontrado con su doble exacto. No es hasta que esa misma siniestra gemela vuelve a invadir su vida, acompañada de los terroríficos dobles de su su esposo e hijos, que el film carga sus escenas con una atmósfera de rareza y tensión constante. La elección de planos que construyen la manera de narrar del director, sumado a la excelente doble interpretación de Lupita Nyong’o, le dan a esta pesadilla una dualidad que se divide entre el terror y lo hipnótico, resultado de no poder apartar la mirada de sus imágenes. El elemento fantástico se convierte en un relato dentro de la historia que es contado, a través de la gutural voz de la versión maligna de la protagonista, para metaforizar acerca de la desigualdad; sobre cómo entre iguales, aquí literalmente, se encuentra esta línea divisiva que escoge quiénes viven con privilegios y quiénes no; o de cómo Addy disfruta de la vida y su sombra de las hirientes sobras. Con esta manera de vincular y depositar la tensión entre los personajes, que divide al espectador entre la preocupación por Addy y su familia y el entendimiento detrás de la ira de sus doppelgängers, el terror es fundado a través de un vínculo personal y por ello logra ser relevante e impactante de ver más allá de lo fantástico. No obstante, el enfrentamiento tan personal planteado comienza a desdibujarse a partir de que la situación de dobles se expande por toda la zona en la que se encuentran, llegando a la familia de una pareja de amigos de los protagonistas, e incluso también a un nivel mucho más grande aún. Cuanto a más escala llega el conflicto, y más se interesa el director por darle una explicación al elemento fantástico, es que el film pierde paulatinamente el encanto terrorífico de su comienzo. Las ramificaciones del problema hacen que indudablemente se pierda el hasta entonces muy logrado enfoque personal en relación a los personajes: tal vez evidenciando una búsqueda por describir más el trasfondo de su mensaje, pero que por su pretensión de volverlo más grande termina perdiendo fuerza y hace que el desarrollo de la segunda mitad del film se vuelva un tanto problemática. Lo cierto es que pese a sus dificultades argumentales, Jordan Peele demuestra que es un gran contador de historias —sobre todo desde lo visual— logrando ofrecer un trabajo mucho más pulido que su film anterior. A pesar de que los problemas y giros un tanto forzados que agrega a la historia desvirtúan en parte el relato, Nosotros logra seguir sosteniéndose gracias al nivel actoral de su actriz principal y la forma en que enriquece a la totalidad del film con cada encuentro entre Addy y su doble. Es el talento de ella(s) lo que hace que los logros del director terminen uniendo al film, evitando que éste termine por desmoronarse, si bien en muchos momentos parece estar muy cerca de hacerlo. Así, Nosotros será un film divisivo entre el parecer del público, pero no pasará desapercibido. Jordan Peele, al igual que la doble de Addy, busca separarse de lo que hizo en su trabajo previo y lo logra optando por una historia que tal vez no da todo de sí pero que resulta impactante y atractiva para los ojos del espectador.
Hace apenas dos años atrás, el nombre de un nuevo realizador se metió por la puerta grande del género de terror. Jordan Peele, de una vasta experiencia como guionista en series de televisión (principalmente comedias), debutaba en el cine con la pequeña y notable “Get out” (aquí titulada como “Huye”). Rápidamente, el film se transformó en un éxito de taquilla y crítica que le permitió colarse de sorpresa en los premios Oscar 2018, obteniendo 4 nominaciones en las categorías principales (película, director, guión y actor). En tiempos donde Hollywood se encuentra preocupado por garantizar la mayor inclusión posible, la presencia de este artista afroamericano fue un bálsamo que le dio la posibilidad a la Academia de saldar una cuenta pendiente, premiar al primer afroamericano en la categoría de mejor guión original. El galardonado Jordan Peele estrena ahora, con 40 años, su muy esperado segundo largometraje – también de terror-, “Nosotros”, protagonizado por la reconocida y ganadora del Oscar, Lupita Nyong’o (“12 años de esclavitud”). Luego de un episodio traumático que ocurrió en la playa de Santa Cruz durante su infancia, la ahora adulta Adelaide regresa junto a su familia para pasar unos días de vacaciones. Sin embargo, al caer la noche, fuera de la casa de verano en la que se están quedando, observan por la ventana a cuatro figuras tomadas de la mano que desataran una noche de pesadilla. Hay algo muy interesante en el cine de Jordan Peele, y es que tiene demasiadas cosas que decir acerca del estado del mundo. En cierta manera representa los valores cinematográficos que directores de género como George A. Romero o John Carpenter buscaban todo el tiempo, crear buenas historias de terror que en el fondo presentan muchas capas de lectura posibles. Se las puede ver de forma superficial o no, pero siempre funcionan, son historias universales. El inicio de “Nosotros” es descomunal. Jordan Peele abre el telón con unos 15 minutos impresionantes a puro minimalismo y suspenso. Por si quedaban dudas del talento del director para filmar, allí esta ese inicio que despeja toda incógnita posible. El referente principal de “Nosotros” es “El resplandor”, y desde esa concepción inicial es donde Peele intenta construir una cinta bastante más compleja y cerrada que “Huye”. La gran banda sonora, y la muy buena fotografía del DF Mike Gioulakis (piedra angular de films como “It Follows”, “Split” y “Glass”), ayudan a conseguir una atmósfera escalofriante y enrarecida. Por supuesto que la dosis de humor no falta, pero este film recurre a él con menor insistencia y algo más de naturalidad. Peele sabe exactamente en qué momento los gags pueden aplicarse y en cuáles no. La prolijidad y las grandes ideas afloran durante la primera mitad, cuando Peele con leves travellings y movimientos de cámara (muy propios de la ya nombrada “El resplandor”) orquesta una presentación de personajes exitosa. El problema se da cuando aparece la amenaza, y ahí es donde “Nosotros” termina quedando algo trunca. Los baches en el libreto se hacen notar, como si el film se quedará sin ideas. Peele tiene muchos conceptos, pero no termina encontrando del todo una estructura lo suficientemente sólida como para resistir los 120 minutos. Sabe perfectamente el mensaje que quiere transmitir, pero en los acontecimientos le cuesta encontrar un sustento para avanzar. Con un poco de “Funny Games” y algo de los episodios de “La dimensión desconocida”, la cinta se va desarticulando poco a poco mostrando las hilachas y una vuelta de tuerca que se ve venir desde mucho antes. La historia se desarrolla toda a lo largo de una noche. Eso refuerza el carácter pesadillesco de esta película en donde tenemos a una Lupita Nyong’o desbordada en un doble papel de heroína y villana. Al no haber casi saltos de tiempo (apenas unos flashbacks sobre el pasado de la protagonista), Jordan Peele se ata a un desafío grande, mantener el suspenso y la dinámica durante todo el film con un puñado de personajes y en unos pocos escenarios. Una lástima que, sobre el final, con el objetivo de despejar toda duda, “Nosotros” cae en la sobre explicación, un poco como le ocurre a Night Shyamalan en su reciente “Glass”. El típico momento en el que el villano cuenta todo lo que ocurre. El segundo largometraje de Peele ratifica todo lo que había mostrado en el 2017. Es un director talentoso, creativo y para tomar muy en serio. “Nosotros” es mucho más ambiciosa que “Huye”, sin embargo, no es del todo redonda como hacían pensar. Esta un escalón por debajo de su ópera prima, pero no deja de ser otro celebrable ejercicio de terror/comedia con sátira política y social en el fondo.
Una pesadilla hecha película El director de la genial "¡Huye!" redobla la apuesta en este, su segundo filme, logrando una historia que combina horror, suspenso, humor corrosivo y un fuerte mensaje político Una pareja y sus dos hijos deciden pasar unas vacaciones en la casa de la playa. La tranquilidad familiar se verá afectada cuando comiencen a ser acosados por cuatro personas que inexplicablemente lucen físicamente iguales a ellos. Este thriller de terror que escribe y dirige Jordan Peele no funciona como una metáfora sobre el racismo como su primera película ¡Huye!, sino que esconde un mensaje sobre el control que los gobiernos hacen de la sociedad y el lado oscuro y maligno de las personas. El filme arranca con un prólogo que nos cuenta la experiencia traumática de Adelaide en su niñez, cuando en una salida familiar a un parque de diversiones termina extraviada en un laberinto de espejos. Este hecho cobrará vital importancia en el desarrollo y desenlace de una historia que nunca decae. Play (Video: Tráiler de "Nosotros") A medida que avanza el metraje, vamos descubriendo junto a los protagonistas el mundo de pesadilla que les toca vivir. Peele vuelve a apelar al humor más oscuro y lo fusiona con escenas de extrema violencia, generando secuencias de gran tensión y suspenso. Lupita Nyong'o se luce en su doble papel principal, mostrándose indefensa y frágil a la vez que resulta terrorífica y animal cuando le toca en suerte componer a su doble maligna. No es la única, todos los intérpretes son creíbles e inquietantes (sobre todo los niños), en un largometraje que se sostiene más en los personajes y la historia que en los efectos. Nosotros es una película que se aleja del estilo de BlumHouse, su estudio productor, evadiendo los clichés del horror para adolescentes y centrándose en un argumento con muchas capas y lecturas, sin olvidar por eso las bases del género (por momentos tomando ideas del cine de Michael Haneke u homenajeando los climas que remiten al Giallo italiano), algo que el director conoce y maneja a la perfección. Nosotros y ¡Huye! podrían ser parte de un doble programa, dos filmes herederos de La dimensión desconocida (Jordan Peele está detrás de la remake de la clásica serie), pero en versión bestial y con mucho gore. Son películas complementarias que no se pisan, que atrapan y se disfrutan desde el primer fotograma hasta el último fundido a negro. Eso sí, no esperen súper explicaciones, ni que todo lo que ocurre en pantalla tenga un fundamento redondo, hay mucho que queda para la consideración del espectador. A pesar de que el filme cuenta con más de un final, la pesadilla fílmica funciona, justamente, por este juego que permite imaginar y suponer mucho más de lo que se muestra. Una caja de sorpresas… como nosotros mismos…
Al principio de su cuento Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, Jorge Luis Borges escribe “los espejos y la cópula son abominables porque multiplican el número de hombres”. En Us, su segunda película, Jordan Peele revisita el tropo literario del döppelganger imprimiéndole su propio sello. El comediante devenido en cineasta sube la apuesta de su ópera rima (la exitosísima Get out) y si bien se pueden establecer varias conexiones entre ambas películas, en esta ofrece una nueva perspectiva de una historia más abocada al terror propio del subgénero home invasion. Us trata sobre Addy (interpretada por Lupita Nyong’o) y su familia, quienes van a vacacionar a su casa de verano, cerca de una playa en donde ella tuvo un episodio traumático treinta años antes. Sintiéndose algo inquieta por los recuerdos de ese hecho del pasado, Addy le insiste a su esposo que vuelvan a su hogar. Pero antes de que puedan hacerlo, reciben la visita de una familia de también cuatro integrantes, que luego descubrirán que son copias exactas de ellos mismos, solo que en una versión mucho más siniestra. Esta familia duplicada se encargará de atormentar a Addy y los suyos durante toda una noche que es realmente un tour-de-force en el que no escasea la sangre ni el suspenso. Para Peele era un desafío muy grande realizar una segunda película que estuviera a la altura de Get out, que le valió un Oscar a Mejor Guión Original, ya que generar grandes expectativas tanto en el público como en la crítica a partir de una primera obra es algo sumamente difícil de lograr. Por otro lado, pese a que historias sobre la presencia siniestra de un doble exacto han sido contadas en el cine muchas veces, Us conserva una mirada fresca al respecto, haciendo comentarios sociales en el proceso. Aquí excede el mensaje sobre el maltrato hacia los afroamericanos y su apropiación cultural para incluir en su alegoría a las clases sociales menos privilegiadas. Si bien el guión de la película es ordenado al mismo tiempo que llevadero, las implicancias lógicas de la trama son más difíciles de aceptar que en Get out, por lo que los espectadores deben hacer varias concesiones y “saltos de fe” para que la historia termine teniendo sentido. Esto no significa que Us no sea una montaña rusa de emociones por momentos, con una fotografía que en ciertos planos y escenas (algunas incluidas en el trailer, tristemente) resulta deslumbrante. A su vez, si hablamos de Jordan Peele, tenemos que hablar de su faceta humorística, que a fin de cuentas es el género en el que se inició con el popular programa de sketches Key & Peele. Nadie dudaría en clasificar a Us como una película de terror si fuesen los 90 y tuviéramos que poner su VHS en los anaqueles de un Blockbuster cualquiera. Pero al mismo tiempo se inserta una buena dosis de humor que en la mayoría de los casos da en el blanco, con diálogos y referencias que sacan de situaciones tensas a los personajes, llegando a veces a puntos algo inverosímiles. Por el lado de las actuaciones, los cuatro protagonistas realizan un gran trabajo haciendo de ellos y al mismo tiempo de sus dobles, los cuales son contrapartes totalmente opuestas. Pero sin dudas la que se destaca más es Lupita Nyong’o, quien tuvo el difícil trabajo de hacer de heroína y villana, roles que en muchos sentidos se terminan solapando. Lo que es cierto es que Us tiene un ritmo no del todo regular, dado que hacia el tercer acto es debatible si eran necesarias algunas decisiones que el guión toma, desembocando en la posibilidad de hacer esta película más genérica y menos única. No obstante, es interesante seguir el camino que Jordan Peele está recorriendo con tan solo dos películas realizadas, ambas de gran calidad. Intencionalmente o no, su obra hasta el momento es una suerte de híbrido entre cine de autor y cine popular y taquillero, aquel que deja contento a los productores (en este sentido se lo ha comparado con el M. Night Shyamalan de fines de los noventa). La película es en definitiva, mucho más que una metáfora sobre los Estados Unidos (incluso US es el acrónimo de United States) y con sus altibajos, otorga la certeza de que aún queda mucho por ver de su creador, quien seguramente tenga algunos sustos y refelexiones guardadas en el tintero.
Crítica emitida en radio. Escuchar en link.
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NOSOTROS NO ES YO Desde el estreno de ¡Huye! Jordan Peele ha dado mucho que hablar. Puede gustar o no, pero lo cierto es que su estética tiene elementos que lo caracterizan. Personalmente ¡Huye! me desilusionó en su resolución, que no estaba a la altura de todo lo demás. En cambio en Nosotros el final es algo ya esperado, aunque lo llamativo son dos escenas finales que subrayan la ironía trabajada antes. No importa tanto el giro, desde el principio se van dando indicios, porque el eje está puesto en los engaños, en lo aparente que nos pone en vilo y nos distrae de otros elementos que están funcionando desde el comienzo hasta el final. Una familia es sorprendida por unas personas extrañas que aparecen fuera de su casa. Cuando están más cerca se dan cuenta de que son iguales a ellos. Este hecho da inicio a una persecución y posterior lucha por su supervivencia. Pero hasta haber llegado a este punto de partida, Jordan Peele ya construyó todo un relato que busca una posterior respuesta. Una de las primeras escenas muestran qué va a suceder, uno puede suponerlo, claro está. Pero elementos tales como los conejos, una publicidad en la televisión y la utilización de ángulos en los que se muestran las sombras van conformando ciertas premisas. El film va trabajando con la intriga por develar qué son esos elementos perdidos y lo hace muy bien. Nosotros es un título engañoso. Uno podría llevarlo al plano del enfrentamiento con uno mismo ¿Pero es una propuesta de ese tipo la que hace Peele? Hay un juego constante con esto. Cada uno de los integrantes de la familia tiene una escena en la que lucha por su vida contra su doble. Son, por cierto, muy bien logradas, en especial el baile final y el de los niños pirómanos. Pero todo este juego se parece mucho a las niñas, el pintor y el perro de Las meninas, ya que Velázquez no las retrata a ellas ni a nosotros, sino a quien se ve en el espejo al fondo, a Felipe IV y Mariana de Austria. La metáfora de la lucha interna puede llevarnos a pensar en una película que se enfoca en una perspectiva individual, que no estaría mal. Pero al igual que la protagonista, que muestra su máscara en el póster del film, parece tener una gran crítica social. Estados Unidos se hermana en la televisión, en 1986. “Manos a través de América” fue un evento social importante y para Nosotros es un gran recurso recordar este momento. Bajo el marco de la paz y la solidaridad, es ya conocida la historia de horror que ha sido Estados Unidos para parte de su pueblo y para el mundo. Desde ese punto general y para no spoilear podemos decir que este film apela constantemente a estos dobles discursos. Además del atractivo visual y auditivo que se propone en la película, tiene una música con una cadencia que genera desesperación y fascinación; ese juego es el elemento más atractivo que nos trae Peele. En un mundo en el que se están poniendo de moda denominaciones como fake news y posverdad las máscaras son un buen recurso para ponernos a prueba como espectadores, para invitarnos a pensar sobre las noticias y los eventos que funcionan como pantalla para ocultar otras cosas.
US: Sólo nosotros y túneles sin sentido. Jordan Peele (ganador de 1 Oscar por “Get Out”) presenta una nueva obra maestra dentro del género terror. Protagonizada por Lupita Nyong´o y Winston Duke, muestra a un matrimonio que, junto a sus hijos, deben enfrentar a sus malvados doppelgangers. Producida por Blumhouse y Monkeypaw Productions para Universal Studios, llega “Us” una nueva sátira de terror del director y guionista Jordan Peele. Su predecesora “Get Out” fue un éxito de taquilla que mixeaba la comedia y el terror para criticar fuertemente la supuesta no marginalidad racial es Estados Unidos. En este caso, este lei motiv es más difícil de encontrar puesto que no se sabe bien qué es lo que critica la cinta. ¿Acaso es sólo un mensaje sobre que nosotros somos nuestro propio enemigo? ¿Una especie de autoayuda mezclada con el género terror para lograr trascender? Se entiende que los protagonistas son víctimas de ellos mismos, independientemente de su tez. Sus dobles venidos de un inframundo, con overol rojo y tijeras doradas en mano, amenazan desde el subconsciente, además de lo físico. “Us” no da miedo todo el tiempo, tiene un tono de intriga y temor violento con algunos (quizás demasiados) toques de comedias que alivianan un poco el camino, aunque también hace difícil comprender el fondo de la trama. 1986. Es de noche y Adelaide Wilson, una niña que disfrutaba con sus padres el día de su cumpleaños, se pierde en el parque de diversiones. Ante la incertidumbre, ingresa a un juego (que su nombre es “Encuéntrate a vos mismo”) para refugiarse, y ahí mismo, en una habitación llena de espejos, encuentra a otra nena igual a ella. A partir de ahí, no se sabe nada más, hasta que poco a poco, en la actualidad y mediante constantes flashbacks, vamos recordando junto a la protagonista qué fue lo que sucedió. Mucho tiempo después, Adelaide vuelve a esa playa con su marido y sus 2 hijos, teniendo de nuevo esas extrañas sensaciones. Una noche, en el bosque de la entrada de la casa, aparece una familia que no son otros que sus 4 doppelgangers. ¿Quiénes son? ¿Qué es lo que buscan? En este caso, es mejor no dar tanta información sobre la trama en sí para que cada uno pueda vivir esta maravilla en primera persona. Peele apela a la memoria emotiva, la nostalgia de los 80´s, en los recuerdos de Adelaide en el parque de diversiones, la remera de “Thriller” como premio, y en la actualidad, en la playa, en el momento que el nene se “pierde” como la protagonista 30 años atrás, éste tiene puesta una remera del film “Tiburón”. Lupita Nyong´o (ganadora del Oscar por “12 years a slave”) y Winston Duke (la estrella de “Black Panther”) hacen una muy buena dupla, como matrimonio y como héroes. Ella da una magistral clase sobre actuación con la doble interpretación casi irreconocible en el rol de doppelganger, cambiando de forma rotunda su voz, su postura y su gestualidad. Los chicos Shahadi Wright Joseph y Evan Alex acompañan bien. La presencia de Elizabeth Moss (“The handmaid´s Tale”) y de Tim Heidecker (“Tim and Eric’s Bedtime Stories”) está desaprovechada pero tampoco sus personajes tienen mucho para sumar a la historia. Aunque es raro ver a Moss no desplegar todo su talento. Jordan Peele consigue, una vez más, soprender y manipular al espectador a piacere, aunque de a ratos se le vean los hilos a la historia o decaiga un poco, sabe sacar a flote y que el público vuelva al ruedo como si nada hubiera pasado. El trabajo de Peele viene bien en un tiempo en que el cine intenta justificar el mundo entero. Se mueve naturalmente en este género que pareciera quedarle cómodo. El director, que además escribió la historia, presentó el film en el Festival SXSW, de Texas, EEUU. Su próximo trabajo será en la serie “La dimensión desconocida” como productor ejecutivo y narrador y eso se puede vislumbrar desde el comienzo del metraje en cuestión con esa premisa fantástica del parque de diversiones. Mickael Abels está a cargo de la música, que logra volver desesperante cualquier escena. El tema “I got 5 on it” que suena en el trailer, también aparece a lo largo de la cinta y en momentos memorables. El director de fotografía es Mike Gioulakis (“It Follows”, “Split”, “Glass”), que juega de manera extraordinaria con luces y sombras amenazantes. Además, hay detalles como la llegada al día de playa con la familia caminando y sus sombras agrandadas, anticipando el desastre, por citar un ejemplo de la maravillosa fotografía de la película. Para concluir, Peele convierte esos 116 minutos de metraje en una bella película de terror dentro de lo que parece un drama familiar. Es un rompecabezas listo para armar que deja reflexionando un tiempo después de haber finalizado. Rompiendo moldes, se está reinventando el género. Se mete en algunos temas fuertes pero, se agarra de los chistes fáciles para que el espectador pueda tomar aire y seguir hasta el plano final que deja con la boca abierta. Más allá de las opiniones que pueda suscitar la película, es increíble el trabajo de titiritero de Peele con la simbología de ciertos elementos. Los conejos que aparecen todo el tiempo. Usualmente, el vivir bajo tierra y en la oscuridad, les da el significado del conocimiento oculto, el temor, la locura y la noche. En “Aura”, la novela de Carlos Fuentes, son la esperanza en un ambiente de muertos. En “Alicia, en el país de las maravillas”, representa la metáfora del tiempo, lo anacrónico. En “Donnie Darko”, es una bestia portavoz del fin del tiempo que refleja el lado oscuro de la mente humana y la destrucción. Por otro lado, el 11:11. En numerología esotérica y kármica, el 11 conecta con los misterios de la vida y la muerte, con la luz y la oscuridad, todas polaridades que se pueden ver en la película. En Tarot, el arcano XI muestra la imagen de una mujer domando a un león (La Fuerza), claramente Adelaide con su doppelganger maligno. El 11:11 es el portal energético de la conciencia en el espejo de la naturaleza, es una “zona de transición entre dos espirales de evolución muy distintos”. Se trata de un puente entre la dualidad y la unidad. Si esas dos espirales se superponen y coinciden, es cuando se produce un impulso evolutivo que transforma la raza. Todo esto, se traduce en cambios energéticos poderosos que se transmiten en cambios físicos, mentales, espirituales, y emocionales de las personas. Esto resuena muchísimo a la trama del film en sí. El 11:11, para el escritor Eliasib David, es un código que sabe el inconsciente de manera predeterminada y, al ver esa hora en los relojes, es un mensaje de: “Atención, se acerca una transición en tu vida, vienen transformaciones, realiza los cambios necesarios para cerrar este ciclo y pasar al siguiente”. Virando para la historia de la humanidad, el cese al fuego de la Segunda Guerra Mundial ocurrió exactamente a las 11:11 horas de la mañana. Si nos trasladamos a EEUU (US en inglés), el 11 de septiembre corresponde al día que fueron derribadas las Torres Gemelas, además, el primer avión que impactó es el vuelo 11 de American Airlines. El día 11 del mes de septiembre es el día 254 del año, que sumado entre sí (2+5+4) da como resultado el número 11. También, luego del día 11 de septiembre quedan 111 días para que culmine el año. Continuando con el mismo país, las letras sumadas de cada uno de los nombres de los últimos 4 presidentes dan como resultado el número 11: Donald Trump, Barack Obama, George W. Bush, Bill Clinton. ¿Podríamos decir que Jordan Peele no pensó en nada de todo esto para su encriptada trama?
Un juego de siluetas de sombras recortadas Como en su anterior film ¡Huye!, el director Jordan Peele delinea un mundo escindido y manipulado, con la publicidad como herramienta de control. En primera instancia, podría señalarse que la temática del doble o doppelgänger ha sido abundantemente abordada y sí, es cierto, y qué bueno que todavía continúe como motivo cinematográfico. De hecho, no hay medio más acorde que el cine para la persecución de esa sombra escurridiza, disfrazada de proyección fantasma. Si no hubiese más películas sobre el tema, el cine no sería cine. Por otra parte, y siempre desde el cine, la problemática del doble se ha expresado como nudo de un movimiento -el cine alemán de entreguerras- y/o desde la consolidación del cine de géneros, entre ellos, el terror y el cine negro. Ambas situaciones se entrelazan. A partir de allí, habrá que pensar la importancia de Nosotros, pero también la de ¡Huye! Las dos películas de Jordan Peele dan cuenta de su sabiduría sobre el género con el que se emparentan: el cine de terror; y saben responder, con holgura, a esta filiación estética. No se trata de una convalidación (como sucede con tanto cine parecido entre sí, superficialmente ligado o asociado a un género), sino de una escritura fílmica que tiene claridad sobre dónde situarse; lo señala la narrativa empleada, la puesta en escena, la alusión a la historia misma del cine. De esta manera, y ya en su inicio, Nosotros hace convivir un VHS de Los Goonies junto al televisor que publicita la campaña Hands Across America, y una camiseta con el Thriller de Michael Jackson. Es el año 1986, la familia disfruta de los juegos de feria, pero la niña se aparta del padre mientras la madre va al baño. El rumbo la lleva a una carpa solitaria, en donde -dice la fachada de luces- conocer su destino, entre espejos que deforman y un reflejo final que dialoga, evidentemente, con la obra de René Magritte y, asimismo, con la película El apartamento, del checo Jan Švankmajer. Ojos asustados, ojos de conejos, títulos, música (coros de ¿niños?, sonidos tribales, aires operísticos; belleza total del compositor Michael Abels) y elipsis al tiempo presente. Nosotros hace convivir un VHS de Los Goonies junto al televisor con la campaña Hands Across America, y una camiseta Thriller, de Michael Jackson Ahora bien, lo referido previamente posee una validación que no es menor, sino sustancial a los tiempos que corren. Es decir, el relato está protagonizado por afroamericanos. Algo que, si bien y afortunadamente ya no llame la atención, no deja de ser un acto de reescritura de los géneros cinematográficos mismos. En el terror, justamente, el intérprete de color era, sino un secundario, la amenaza misma. Pocos ejemplos mejores que el comentario irónico que ofrece la secuencia inicial de Scream 2, de Wes Craven. Y pocos realizadores afroamericanos -Spike Lee, seguramente, pero con algunas de sus películas, como El plan perfecto o S.O.S. Verano infernal- han podido filmar desde el corazón de estos géneros y perturbarlos, desestabilizarlos, y revitalizarlos. Es así como Jordan Peele logra, con sus dos películas, abordar el centro del asunto, trastocar los protagónicos "étnicos", y volver a contar las mismas historias. Igualmente, esto es un decir rápido. Porque esas "mismas historias" son ahora otras, tiene un punto de vista diferente. Al respecto, vale la inclusión (y no alusión) de Hands Across America, campaña bienpensante, blanca, privada y clasista, que no hizo más que incumplir el cometido millonario destinado a algo así como la "pobreza cero" en su país. Son los años del reaganismo, los de ese presidente/actor formado ideológicamente en la persecución al otro, al rojo, impulsada por el senador McCarthy en los '50. Una paranoia que encuentra en el cine de aquellos años ejemplos suficientes, algunos magistrales, como La invasión de los usurpadores de cuerpos, de Don Siegel. Pero aquí se trata de los años '80 y, elipsis mediante, del tiempo presente. De Reagan a Trump. Con la mirada afroamericana como vector. La crítica sobre la división clasista ataca a blancos y negros por igual. Sombras que reptan y repiten los movimientos que el amo dicta. La paranoia, entonces, continúa. Y los dobles, las sombras, la otredad, esperan su momento de vida propia. Wes Craven tiene en su filmografía una película de nombre resonante: Gente detrás de las paredes. En Nosotros -título evidente acerca de una otredad que no es más que inmanente- se alude a los túneles y las estaciones abandonadas que surcan los pies de la superficie. ¿Y por qué los conejos? Hay una explicación, pero también una alusión carrolliana, de pasaje, sea por caída en un pozo o a través del espejo. El mundo reflejado, invertido, como mueca que reitera lo que dicta la luz. Contrapunto de abismo que tiene en la noche su momento mejor, allí cuando el sueño y el deseo se señorean. Entre uno y otro mundo, apenas diferencias. Que hacen que se dude acerca de dónde descansa la mitad fiable, y si es la luz diurna la que ofrece consuelo. Más aún cuando los protagonistas de Nosotros se corresponden con una clase alta, acomodada -todo un contraste entre la familia afroamericana de clase media que protagoniza el prólogo del film, y la que lo hace luego: afroamericanos de clase alta-, que descansa en placeres obscenos, alcohólicos, de mucho dinero. Un retrato que Jordan Peele juega no sólo desde la caricatura a la que obliga a los personajes -sobre todo, cuando se enfrenten con sus contrapartes de movimientos de marioneta, cercanos a la ironía fina de George Romero en El día de los muertos, con sus zombies encerrados en un shopping-, también con diálogos de humor negro, que evidencian la destreza del director, a su vez comediante. En el medio del entuerto mayor, con sangre que gotea y cadáveres que se acumulan, hay líneas de diálogo que funcionan como contrapunto raro, de hábil maestría. En otras palabras, el comentario crítico sobre la división clasista de la sociedad ataca a blancos y negros por igual, aun cuando -y esto es algo que toda la película respira- el contraste no deje de estar ligado a esa misma relación histórica y traumática entre unos y otros, entre blancos y negros, a su vez subsumidos en los placeres de vivir en la superficie, mientras otros moran por debajo, escondidos de sí mismos, así como lo perfilara Fritz Lang en Metrópolis. Sombras que reptan y repiten los movimientos que el amo dicta. Por eso, seguramente, la utilización de las tijeras. Útiles, desde ya, para recortar las figuritas hermanadas que son el símbolo gráfico y publicitario de Hands Across America (campaña ideológica y clasista, en la línea de USA for Africa) pero también como herramienta con la cual cortar la sombra misma. Es cuestión de ver dónde pararse para definir, así, cuál es la figura que proyecta y cuál la sombra. Eso es algo que Nosotros sabe sostener de manera perfecta a lo largo de casi dos horas, y con un golpe de timón final que hace maniobrar la historia como un trompo, capaz de situar al espectador en un lugar insospechado, en una mirada (des)encontrada.
El texto del discurso de la doppelgänger, una suerte de gemela maldita de la protagonista, cerca de la mitad de la película, hiela la sangre hasta al más curtido. Hay mucho de perturbador en la idea de que la diversión de una persona suponga el infierno para otra, y esta película explota notablemente esta “fantasía” que, en el mundo en el que vivimos, no deja de tener cierta pertinencia y hasta fundamento. La mirada desencajada de la actriz Lupita Nyong’o, así como su voz rasposa y entrecortada profiriendo estas palabras, es de lo más inquietante que ha dado el cine de terror en los últimos años.
Hace dos años, y como parte de un proceso de crecimiento de la presencia de afroamericanos en la industria del cine, Jordan Peele sorprendió con una película de género que era original, divertida, y a la vez interpelaba el racismo en el presente (a diferencia de tantas películas celebradas que insisten en presentarlo como cosa del pasado, Green book incluida). Get out partía de una premisa perfecta: un chico negro salía con una chica blanca y ella lo llevaba a conocer a sus padres, una pareja de intelectuales blancos progresistas que posaban de copados. Pero a nadie se le escapaba el detalle de que, en la casa lujosa de las afueras de la ciudad donde vivía esta familia, los negros eran exclusivamente empleados domésticos, y los blancos patrones. La situación se enrarecía más y más a medida que estos empleados negros –ama de llaves, jardinero y demás– revelaban cierta mecanicidad y despersonalización que de pronto eran terroríficas. Nosotros, la segunda película dirigida por Jordan Peele, también contrapone blancos y negros, a través de dos familias tipo que van de vacaciones a una zona de lagos y playa: los blancos son una especie de caricatura de nuevos ricos, vulgares, en constante hipocresía y con una mamá que solo soporta la vida a fuerza de tragar vodka. Los negros son una buena familia de clase media; el padre (Winston Duke) es torpe y un poco adolescente, los hijos son solo moderadamente rebeldes y la madre, Adelaide (Lupita Nyong’o), parece perfecta. Salvo por un detalle: de chica tuvo una experiencia extraña, un encuentro con una nena exactamente igual a ella en la casa de espejos de un parque de diversiones, y desde entonces siente que esa nena la persigue. La nena, por supuesto, aparece, pero ahora es la esposa y madre de una familia que duplica a la de Adelaide. Y en una noche cualquiera, esta familia doble llega a la casa de los Wilson para plantarse como una especie de tribunal que enrostra a la buena familia negra con sus privilegios al mismo tiempo que remarca sus propias carencias. Hay una larga secuencia que recuerda al Michael Haneke de Funny Games en este ejercicio de crueldad que se funda en una versión de la justicia –porque la familia de dobles, de overol rojo y tijeras doradas en mano, ha venido para matar a los Wilson–. Y también hay una superposición de signos que no necesariamente suma en el diseño de estos dobles: están uniformados de rojo sangre, llevan tijeras lujosas y al mismo tiempo muestran rasgos de animalidad, desde los gruñidos guturales y la velocidad hasta la gestualidad del hijo menor, que directamente funciona como un perro. Somos americanos, dicen, pero está claro que nadie los reconoce como tales. Se trata, entonces, de la venganza de esta infrahumanidad sobre los habitantes del mundo superior, a los que consideran culpables. Son monos con navajas, pero glorificados, y tienen un plan. La película funciona para los que se fascinen con este diseño en espejo, y con la pretendida y pretenciosa profundidad del tema de los dobles. No funcionará tanto, en cambio, para los que pensamos que no hay nada peor que un uso tan pretencioso del género. Por supuesto, de ahí en más, todo se trata de escapar, y las secuencias de acción son mejores que las expositivas, aunque de éstas hay bastante más llegando al final de la película, que no se priva de metaforizar sus seres de laboratorio por medio de jaulas con conejos ni de ofrecer una larga explicación a cargo de la doble de Adelaide: antes del enfrentamiento final, y mientras habla, no solo dibuja en un pizarrón una cadena de personitas que replica las que se encuentran por todas partes en la superficie, sino que también corta personitas en papel calado, se las muestra a Adelaide y cuando solo quedan dos –que son ellas mismas– las separa. Un PowerPoint tiene el mismo grado de sofisticación, pero hay una proliferación tal de “pistas” en Nosotros que demanda con urgencia del espectadorx una lectura metafórica y asegura que aquí el cine de terror (que siempre lo fue), solo porque es obvio, es político. Quizás lo más novedoso de Nosotros sea que, por una vez, son afroamericanos los que representan a la familia buena de clase media amenazada.
Con una entrada por la puerta grande Us es una de las películas más esperadas del año, no por su misterioso contenido sino por el retorno de su director, Jordan Peele, al género. Get Out quedó en el pasado, ahora es el momento de Nosotros. Us trata sobre una familia que busca pasar sus vacaciones en las playas de Santa Cruz, California cuando en una extraña noche aparecen sus doppelgängers (dobles exactos) en busca de venganza. Peele, teniendo en cuenta una movida marketinera explosiva gracias al éxito de Get Out aprovecha para jugar con el misticismo de posibilidades presentando un proyecto que se mantiene oculto aún en sus primeros minutos de proyección. Aprovechando fenómenos sociales de la década de los 80’s, Peele detalla (con destreza) conflictos socio-politicos y se interna de lleno en un mensaje masivo que llega pero al mismo tiempo cansa tras su reiterado uso en demasiadas películas. Protagonizada por Lupita Nyong’o, Winston Duke y Elizabeth Moss, Us cumple sobre construcción de personajes y lazos familiares. Nyong’o comanda en una versátil doble caracterización y Duke consigue ser el padre simpático (aunque los pantalones y decisiones son de Nyong’o) sin llegar a caer en clichés; Moss por su parte ofrece un papel que se estanca por su poca dimensión y sorprende al constituir un rol diferente a lo que anteriormente ofreció. En actuaciones Us cumple y satisface. Por otro lado Jordan Peele, si bien goza de un status en el negocio agrandado por las masas, en Us consigue contar una historia complicada de manera simple en sus primeros actos; no obstante en su gran final, aquel último acto que define y revela los numerosos giros – desde ya, predecibles – lo arruina con una sobre explicación innecesaria que desespera y imposibilita al público definir opciones. El final de Us muestra como toda esa construcción que resulta meticulosa e interesante en un principio se vuelve sosa tras revelar todo a los ojos y no experimentar, justamente, con nosotros. Us es un proyecto que deja a punto medio la carrera de Peele como realizador. Peele puede triunfar a futuro con otra categoría de género diferente pero al mismo tiempo existe un riesgo incierto tras la ambición al trasmitir mensajes y ser reiterativo. Valoración: Buena.
Los invasores Después de asegurarse un lugar de privilegio entre los autores más mimados por la prensa especializada gracias al hype de Huye (Get Out, 2017), el comediante devenido en director Jordan Peele retoma el cine de género con Nosotros (Us, 2019). Pero a diferencia de Huye, donde la bajada de línea y los tintes humorísticos estaban casi por encima del perfil terrorífico (el conflicto racial determinaba el contexto), esta vez Peele se aboca por completo a un relato macabro para desplegar su bagaje de referencias cinéfilas y experimentar con un trasfondo más ambicioso. Adelaide Thomas (Lupita Nyong’o) se encuentra vacacionando junto a su marido y sus dos hijos, cuando deciden pasar una tarde en una playa turística de Santa Cruz, California, lugar donde siendo apenas una niña le tocó vivir un hecho traumático después de encontrarse a su propia doppelganger. Durante esa misma noche, toda la familia es acechada por un grupo de individuos que resultan ser una versión aterradora de ellos mismos. Esta premisa desarrolla la primera mitad de Nosotros, compuesta de tramos donde la tensión y el humor construyen secuencias altamente logradas. Recién para cuando el desenlace empieza a asomarse, el intelecto de Peele desemboca en una lectura sociopolítica apoyada en la sátira y lo fantástico. A esta altura podríamos hablar de una marca autoral respecto al imaginario de su director. También cabe resaltar el trabajo de Nyong’o y el soundtrack a manos de Michael Abels. Por segunda vez, Peele se sale con la suya y suma otro título fundamental del terror contemporáneo. Por Enrique D. Fernández
Ya se sabe que no existen temas nuevos en la ficción, pero sí existen combinaciones de temas que pueden resultar no sólo novedosas sino también deslumbrantes. Jordan Peele, quien ya había demostrado su talento para el terror psicológico en ¡Huye!, su primera película, consigue en Nosotros una combinación tremendamente productiva entre el tema del doble y el tema de las paranoias explícitas de las leyendas urbanas estadounidenses. A Peele le sobran cualidades para ser postulado como el mesías del terror en Hollywood, el hombre capaz de infundirle al género la energía que alguna vez tuvo cuando en los créditos figuraban nombres como Alfred Hitchcock, Roman Polansky o Stanley Kubrick en el rubro de director. Y lo hace todo solo: escribe, dirige y produce. Nosotros se abre con una escena monumental, previa a los créditos, una especie de cuento breve tenebroso, situado en 1986, en el que una niña se pierde en un parque de diversiones, en la playa de Santa Cruz, y termina aterrorizada en un laberinto de espejos. Los elementos de esa escena se repetirán, se amplificarán y se distorsionaran después a lo largo de la historia, con saltos entre el pasado y el presente de acuerdo con las necesidades del guion. En la actualidad aquella niña es una mujer casada, madre de una adolescente y de un niño. Los cuatro forman una familia afromericana típica que llega a su casa de vacaciones y se encuentra con lo que menos esperaban: una versión maligna de ellos mismos, criaturas iguales dispuestos a asesinarlos y a ocupar sus lugares. Desde momento, la acción se dispara a un ritmo dramático vertiginoso. Hay escenas de persecución, de tortura (física y psicológica) y de terribles asesinatos. Sin embargo, esa gran orgía de crueldad no se regodea en la sangre sino en el misterio, en el abismo de lo inexplicable. ¿Qué pasa y por qué pasa lo que pasa? La incertidumbre es un máquina de ansiedad y puede funcionar tan bien como el suspenso como motor de una película. Peele es un manipulador de alto estilo, un maestro a la hora de encontrar la vuelta menos esperada a una situación, pero antes de consagrarse al arte de la prestidigitación se inventa una verdadera mitología, una leyenda del submundo que hace posibles los malabarismos de su imaginación, en la que no faltan la alusión bíblica (en este caso la maldición del versículo 11-11 de Jeremías) ni la ironía sobre el lado siniestro del sueño americano.
El núcleo del disturbio Después de Huye (Get out, 2018), su notable ópera prima, el cineasta norteamericano Jordan Peele vuelve a incursionar en las posibilidades estéticas –y políticas– que puede proporcionar el género del terror y su tradición cinematográfica. No es casual entonces, no es para nada una coincidencia, que Nosotros (Us, 2019), su nueva película, comience con una escena siniestra, angustiosa, del orden de la infancia. En 1986, en un parque de diversiones situado sobre una playa en la localidad de Santa Cruz –California, EUA–, una niña se aleja de sus padres y, por un instante, se pierde. La curiosidad infantil es una marca indiscutible del género. Una de las “atracciones” que va a llamar la atención de la niña será justamente la Casa del Terror, cuyo lema ofrece una primera “pista” –el film ofrecerá tal vez demasiadas durante su desarrollo– acerca del fundamento que organiza simbólicamente la trama: “Conócete a ti mismo”. Lo que la niña descubre en su recorrido a través de pasajes oscuros y espejos la dejará literalmente sin palabras. No volverá a ser la misma que antes. Ya en esa escena, una de las primeras, es posible identificar la capacidad de Jordan Peele para producir tensión y suspenso mediante el trabajo con la puesta en escena. En especial, con el espacio cinematográfico, la disposición de los personajes en el interior del plano y su relación con el entorno. Las escenas de terror y persecución que ocurrirán más tarde van a confirmar esa destreza. La mayoría de ellas son visualmente formidables. Sin recurrir a golpes bajos, el cineasta norteamericano consigue provocar la sensación de que algo va a suceder en cualquier momento, efecto indispensable en este tipo de películas. Luego del episodio inaugural, la historia va a continuar años después, cuando por vacaciones Adelaide Wilson (Lupita Nyong´o) regrese junto a su marido Gabe (Wiston Duke) y sus dos hijos, Jason (Evan Alex) y Zora (Shahadi Wright), al hogar de su infancia. El traumático recuerdo de su pasado no va a tardar en salir a la superficie y lo hará de la peor manera, a partir de la presencia terrorífica de la figura del doble y una persecución sangrienta. Como un espejo siniestro, como una sombra oscura de sí, una familia idéntica a la suya intentará ocupar la casa, hacer visible lo que permaneció oculto, en secreto durante mucho tiempo, para reclamar el desarrollo pleno de su existencia. Ante la pregunta por el desconcierto que provoca su identidad, una de las figuras contestará irónicamente: “Somos estadounidenses”. Si en su film precedente, Jordan Peele exhibía sin reservas, y hasta con cierto regocijo y humor negro, la perspectiva racial que determinaba el tono de su narración con el propósito de evidenciar la hipocresía del progresismo blanco y su secreta tendencia asesina, en esta oportunidad el objeto de su crítica, el núcleo del disturbio que plantea, hay que buscarlo directamente en la familia estadounidense. El origen del conflicto –digamos, el horror– se encuentra puertas adentro. Y no afuera, en el extranjero, como suele establecer imaginariamente el sentido común conservador. En el juego de espejos que la película parece proponer, la mierda escondida brota y su expansión se vuelve incontenible. Sin embargo, un problema no menor recorre silenciosamente el film de Jordan Peele. A diferencia de su primera película, casi sin fisuras, ciertos elementos desplegados durante el transcurso de la narración, elementos que dejan traslucir un afán por (sobre) significar y situar el film en un determinado territorio de lectura –el epígrafe que inaugura el film acerca de la existencia de túneles y subterráneos, el descabezamiento de un peluche, etc.–, terminan por transformar la historia en una manifestación un tanto pretenciosa de intenciones. Hay en Nosotros, sobre todo en las últimas escenas, un exceso de simbolismo. Como si la fuerza de a-tracción del planteo que busca imponer Peele sea tan avasallante como la forma elegida para representarlo. Como si, a fin de cuentas, no pudiera evitar su propio exhibicionismo. El evidente desequilibrio final, anunciado acaso por demasiadas “pistas” previas, no malogrará por completo su nueva película, aunque si ocasionará la pérdida de su encanto.
Luego de la exitosa ¡Huye!, el cineasta estadounidense Jordan Peele vuelve al terror psicológico con Nosotros, una película protagonizada por Lupita Nyong’o que rememora a Funny Games en un comienzo, pero que termina perdiéndose hacia el final. La historia se inicia en 1986, en una playa de Santa Cruz, California. Un matrimonio y su pequeña hija disfrutan de sus vacaciones de verano. En determinado momento, la pequeña Adelaide se separa de ellos y termina en un laberinto de espejos, donde se topa con su doble, algo que le genera (lógicamente) un trauma. Ya en el presente, la protagonista (interpretada por Lupita Nyong’o) vuelve a aquellas playas, esta vez acompañada de su marido Gabe (Winston Duke) y sus dos hijos: Zora (Shahadi Wright Joseph) y Jason (Evan Alex). A diferencia de la mayoría de las películas de terror, Peele nos anticipa que algo anda mal. Adelaide está en constante alerta y teme que nuevamente ocurra algo trágico. No pasa mucho tiempo cuando el clan familiar se topa con una sorpresa no muy agradable: cuatro sujetos ingresan a su casa. Aunque, ese no resulta ser el mayor problema sino que los “malhechores” en cuestión resultan ser personas idénticas a ellos. Pese a sus más de 120 minutos de duración, la película en ningún momento se torna pesada o aburrida. Jordan Peele logra sostener en todo momento un clima de suspenso, que mantiene tenso al espectador hasta el último minuto. La música cumple un rol fundamental para que esto sea posible. Mientras que en algunos momentos prevalece sólo el sonido ambiente que ayuda a realzar el terror de los protagonistas, en otros suena una música potente y dramática que anticipa que algo malo está a punto de suceder. La comedia también es un punto clave en esta nueva cinta de Peele. Si bien en los primeros minutos los chistes suenan forzados y comunes, terminan acoplándose a la trama y generando carcajadas, aun en los instantes de máxima tensión. En este aspecto también es de gran ayuda la musicalización. Escenas sangrientas pasan a ser tragicómicas a causa de la música de fondo. El director estadounidense termina creando escenas bizarras que logran asustar y hacer reír al mismo instante. Las actuaciones también son un punto que vale la pena destacar. Si bien la película funciona en muchos aspectos, no sería lo mismo sin estas interpretaciones. Lupita Nyong’o una vez más logra sorprender (¿o a esta altura ya nos tiene acostumbrados?) y destacar sobre el resto. Genera asombro ver cómo puede interpretar a dos personajes tan opuestos y desenvolverse tan bien en ambos casos. Sus compañeros de elenco también están bien en sus respectivos papeles, pero ninguna hace algo tan memorable como lo de Nyong’o. Como ya ocurrió en ¡Huye!, la trama cuenta con varios giros argumentales. Algunos de estos están realizados de una manera eficaz y logran sorprender al espectador. Otros, en cambio, generan desconcierto. Esto se hace notorio en la última escena, donde Peele agrega un nuevo plot twist que, por desgracia, hace que el sentido que había logrado obtener la película se vaya por la borda. Esta última escena -algo pretenciosa y tirada de los pelos– deja sin efecto lo previamente explicado. Aquellas cuestiones fundamentalistas que había logrado plantear Peele (y que podían hacer que el espectador se cuestione luego de finalizada la película) se ven afectadas por el final. La motivación de los “villanos” también queda nula por este motivo. Más allá del fallido último plot twist (aunque asimismo a causa de éste), el guión -también a cargo de Jordan Peele- deja varias cuestiones inconclusas. Pese a esto, la cinta impacta y cumple con el objetivo de perturbar al espectador.
¿Cómo este filme consiguió 94% de ranking en RottenTomatoes?. Es un misterio. Muchos aplauden a Jordan Peele como el nuevo maestro del cine de terror… y ciertamente las credenciales presentadas con Get Out son mas que dignas de mérito. Pero Us (Nosotros) – su segunda obra – deja mucho que desear. Hay momentos cómicos y momentos escalofriantes, hay una premisa interesante y hay perfomances gloriosas. Pero el filme empieza a descarrilarse mal a medida que avanza y lo único a lo que Peele puede apelar (vaya trabalenguas) es a mantener el ritmo y los shocks… aunque la historia comience a apestar. He aquí un gran filme que se tira al precipicio en el tramo final de la recta, y eso que estaba plagado de buenos ingredientes. El cine fantástico se basa en absurdos. En realidad muchos de sus mejores exponentes no son mas que experimentos racionales en universos conocidos a los cuales se les ha alterado una o varias reglas – la gente debe suicidarse al llegar a los 30 años, la humanidad no puede tener hijos o sufre una epidemia de esterilidad, hay individuos que nacen con superpoderes o las personas van perdiendo los sentidos / la memoria / etc. por poner algunos ejemplos – y después se ejecuta la simulación para ver cuáles son los resultados naturales de dicha situación. Pero, si te vas a poner a explicar el por qué falta esto o sobra aquello, mas te vale que tengas una explicación de la gran hostia guardada en el bolsillo que se entienda enseguida y le calle la boca a los detractores del argumento. En The Omega Man un virus se disemina por todo el mundo y convierte a la gente en vampiros (y sólo sobrevive el creador de la vacuna), o el inicio de una nueva etapa en la evolución de la raza humana da lugar a los mutantes que forman la base de las historietas de los X-Men. Simple, rápido, indiscutible. El problema acá es que Peele comienza con un misterio y, cuando empieza a dar explicaciones, se embarra mal hasta el punto del disparate. (alerta spoilers) Todo esto podía ser una simple metáfora sobre la naturaleza del ser humano – el hombre, presa de su narcisismo, se ha expuesto demasiado a los espejos hasta el punto que el reflejo ha cobrado vida y simplemente es una copia sin alma – pero Peele mete una ensalada con explicaciones científicas traidísimas de los pelos, dobles de todo tipo y color (porque no solo existe el doppelganger de Lupita Nyong’o sino los de toda su familia , los de sus detestables vecinos, los del resto del pueblo y prácticamente los de todo el país: ¿cómo diantres copiaron a todos? ¿cómo hicieron para acomodar toda esta gente en el miserable sótano de un parque de atracciones?) y varias acciones estúpidas cometidas por los villanos. Ah, claro, no tienen empacho en matar a Elisabeth Moss pero con Lupita y Winston Duke dan vueltas y vueltas como si fuera… una mala película de terror. (fin spoilers). El comienzo es glorioso. Salidos de los fotogramas de Pantera Negra están Nyong’o y Duke como un matrimonio con mucha química e hijos con buena onda. Los chistes abundan y la Nyong’o es tan hermosa como natural para actuar. El tema es cuando se van de vacaciones a la casa de su abuela fallecida – regresando a un lugar que le trae pesadillas a la Nyong’o porque sueña con un doble malvado de ella al cual vió cuando era niña -, y se topan con una troupe de gente siniestra en la puerta de su casa y a altas horas de la noche. El cómo están vestidos de rojo y tienen tijeras doradas es un misterio (y a medida que avanza la trama y proliferan los dobles, la explicación posible suena cada vez mas estúpida; ¿acaso la gente de Alpargatas no se sorprendió al ver que tenian pedidos por 330 millones de uniformes rojos – la población actual de Estados Unidos -?), y cuando el doble malvado de la Nyong’o se trepa a una silla y habla con voz gutural… uno no sabe si asustarse o reírse. La doble de la morena parece ser la única con inteligencia ya que el resto solo hablan con gruñidos y parecen mucho mas salvajes y hasta inhumanos. Si, la batalla nocturna en la casa es entretenida y uno entiende que estos clones salidos de la nada vienen a suplantar a Duke y familia pero luego empiezan los absurdos. Solo el humor casual en los momentos mas inapropiados (muy de Peele) y las matanzas te hacen tolerable el filme pero, cuando los dobles abren la boca y siguen dando explicaciones del cómo, dónde y por qué, terminas crujiendo los dientes. El filme, por lejos, le pertenece a Nyong’o. Cuando llora, lo hace con sentimiento. Cuando es cómica, es graciosa. Cuando es mala, es siniestra. Y al final, cuando es feroz, es completamente salvaje. Es increíble que una mujer tan bella pueda cambiar tanto y pueda provocarte escalofríos cuando grita de desesperación exhibiendo todos sus dientes con una furia animal. Us es para verla con reservas. Cuando comienza la acción, no se detiene hasta el final. Hay momentos inspirados pero el resultado final definitivamente no es la suma de las partes. Es como si Jordan Peele estuviera desbordado de ideas – versiones metafóricas de nosotros mismos viviendo en la marginalidad y castigando a quienes viven en la opulencia o adorando el lujo y las cosas superficiales – y no hubiera podido plasmarlas de una manera coherente. Hubiera sido mejor dejar las cosas sin explicación, en el misterio absoluto (o darle una explicación mágica en vez de científica), ya que la película hubiera funcionado mejor. Pero al final se plaga de detalles sin sentido – como el comportamiento tipo Lemming de los dobles, que forman una absurda cadena humana, ni que hablar del giro Shyamalanesco del clímax -, y termina perdiendo casi todos los puntos que había logrado en su primera mitad.
Peele se supera a sí mismo Jordan Peele, cuyos primeros trabajos fueron en el programa cómico MadTV, ha llegado definitivamente para renovar el género de suspenso con sus agudas críticas teñidas de humor negro. El director y guionista, que venía de llevarse el Oscar a Mejor Guión por “Get Out!” (2017), vuelve a traernos otra misteriosa historia que ha superado en varios aspectos al film con el que debutó. “Nosotros” sigue la historia de Adelaide Wilson, una mujer que en su infancia sufrió una experiencia traumática luego de perderse en una feria en la costa, y que varios años después regresa al mismo sitio con su esposo y sus dos hijos para pasar unas relajadas vacaciones. Pero por la noche, la familia ve a cuatro siluetas tomadas de las manos frente a la casa en la que se hospedan. A partir de allí, se enfrentarán contra lo que podría significar el peor enemigo: una copia malvada de ellos mismos. Peele mezcla distintos géneros para dar vida a “Nosotros”: terror tradicional, el subgénero home-invasion, thriller, sátira y el uso de la figura del doppelgänger, muy usada en épocas pasadas aunque venida a menos en el último tiempo (con buenas excepciones como “Enemy”, de Denis Villeneuve, y “The Double”, protagonizada por Jesse Eisenberg). Éste último aspecto es el que más enfatiza la crítica principal de Peele, la falta de igualdad y solidaridad con nuestros semejantes. MiráEstaPeliYa CRÍTICA: "Nosotros" (2019), de Jordan Peele el marzo 21, 2019 Nosotros_Jordan_Peele_Miraestapeliya Título original: Us Director: Jordan Peele Cast: Lupita Nyong´o, Winston Duke, Elisabeh Moss, Tim Heidecker, Evan Alex, Shahadi Wright Joseph, Evan Alex País: Estados Unidos Año: 2019 Duración: 120 minutos Peele se supera a sí mismo Jordan Peele, cuyos primeros trabajos fueron en el programa cómico MadTV, ha llegado definitivamente para renovar el género de suspenso con sus agudas críticas teñidas de humor negro. El director y guionista, que venía de llevarse el Oscar a Mejor Guión por “Get Out!” (2017), vuelve a traernos otra misteriosa historia que ha superado en varios aspectos al film con el que debutó. “Nosotros” sigue la historia de Adelaide Wilson, una mujer que en su infancia sufrió una experiencia traumática luego de perderse en una feria en la costa, y que varios años después regresa al mismo sitio con su esposo y sus dos hijos para pasar unas relajadas vacaciones. Pero por la noche, la familia ve a cuatro siluetas tomadas de las manos frente a la casa en la que se hospedan. A partir de allí, se enfrentarán contra lo que podría significar el peor enemigo: una copia malvada de ellos mismos. Peele mezcla distintos géneros para dar vida a “Nosotros”: terror tradicional, el subgénero home-invasion, thriller, sátira y el uso de la figura del doppelgänger, muy usada en épocas pasadas aunque venida a menos en el último tiempo (con buenas excepciones como “Enemy”, de Denis Villeneuve, y “The Double”, protagonizada por Jesse Eisenberg). Éste último aspecto es el que más enfatiza la crítica principal de Peele, la falta de igualdad y solidaridad con nuestros semejantes. Lupita Nyong´o junto a Shahadi Wright Joseph y Evan Alex El diseño de producción y el vestuario es un aspecto sencillo e inteligente (atención a los guiños y pistas que nos da la ropa), al igual que destaca la sofisticación técnica de Peele, la musicalización -que pasa a ser un protagonista más de la historia- y el ritmo narrativo que va in crescendo. A lo largo de la historia veremos cierta influencia de películas como “El Resplandor” (1980), del famoso Stanley Kubrick, “Funny Games” (1997), de Michael Haneke, o “It Follows” (2014), de David Robert Mitchell y a la serie “The Twilight Zone”. A la suerte tampoco se libran las cuestiones narrativas, como suele suceder en la mayoría de las cintas del género de terror. Desde pasajes costumbristas, el absurdo de algunas escenas y la conformación de los personajes. Todo tiene su razón de ser. Aunque uno de los puntos de la historia parecen apoyarse en la idea de “menos es más”, algunas explicaciones no parecen terminar de convencer. Por último, vale la pena mencionar el gran trabajo interpretativo que llevan a cabo los actores, destacando a la oscarizada Lupita Nyong´o (“12 años de esclavitud”), que con su doble papel aporta el peso dramático. Winston Duke (“Pantera Negra”), su esposo en la ficción, lleva bien los alivios cómicos que quitan algo de la tensión acumulada en la historia. En resumen, aunque no se sabía de qué manera continuaría su carrera tras “Get Out!”, Peele ha demostrado que tiene una seña de identidad marcada por una dirección cuidada, un oscuro sentido del humor y una salvaje crítica social. Puntaje: 8 / 10 Por Federico Perez Vecchio
El renombrado cineasta Jordan Peele adquirió reciente relevancia cinematográfica gracias a un par de hitos que lo colocaron como una de las figuras más destacadas del cine afroamericano contemporáneo. Luego de debutar tras de cámara con la cinta de terror “Get Out” (2017, ganadora del Premio Oscar al Mejor Guión Original), acompañó a Spike Lee en labores de producción para el exitoso film “Infiltrado en el KKKlan” (2018). En el presente ejercicio de terror titulado “Us”, Peele retorna al género que le proveyera carta de presentación mundial, gracias a la absorbente y enigmática “Get Out”, un elaborado relato cuya atmósfera ominosa dejaba filtrar una ácida critica social que involucraba el racismo, la lucha de clases, la esclavitud y la corrupción política como males endémicos de una nación cuya realidad (aquella que conviene ocultar ante los ojos del mundo) equivale a un espeluznante cuento de horror, desdicha e injusticias. Aqui, en “Us”, Peele apuesta a la misma formula pero redoblando la apuesta y consiguiendo un dispar resultado. Llevando la truculencia a límites insospechados, se nos sumerge en la profunda malicia de un relato que se vale de la alteración temporal (va y viene en flashbacks desde mediados de los ’80 hasta nuestros días) para revelar el secreto que activa el desarrollo de una trama que, al igual que su antecesora, surcará escenarios dantescos, se plagará de metáforas anunciando simbolismos con connotaciones sociales y se volverá gore y retorcida hasta el exceso, con tal de complacer la aguda y nada consecuente mirada de un estandarte del nuevo cine de autor. Ambientada en las paradisíacas playas californianas este descanso soñado para la ‘familia modelo’ se convertirá en la peor de la pesadillas, al tiempo que descubrimos quien es -verdaderamente- el auténtico intruso. Recreando con sadismo la invación a la privacidad figurada por Michael Haneke en “Funny Games”, Peele peca de exceso, es cierto, pero el innegable frenesí que provoca su obra revitaliza un género sumido en el hastío repetitivo.
La tenebrosa contracara ''Us'' es el nuevo trabajo de terror de la promesa reciente del cine, Jordan Peele, que saltó a la fama mundial con su trabajo ''Get Out'', en el que exponía de manera terrorífica y satírica a la vez, los problemas discriminatorios del pueblo afroamericano. En esta ocasión vuelve recargado con otro título que nos sumerge en una bizarra dimensión de terror que hace alusión a algo tan profundo como puede ser la doble cara que tenemos los seres humanos. Una cara más civilizada y obediente de las normas sociales, y otra cara mucho más primitiva, oscura y cínica. Creo que también juega con el concepto de los menospreciados o minorías diferentes que son alejados socialmente. Tiene varios matices que pueden analizarse realmente. En este sentido, creo que la propuesta es original y pone algo nuevo sobre la mesa, algo que suma en un género de terror que viene levantando vuelo en estos últimos 2 o 3 años gracias a propuestas como esta. Si tengo que compararla con ''Get Out'', me quedo con ese primer título, que creo que logró combinar mejor el terror con el humor negro, y además generé mayor sorpresa en su desenlace. ''Us'' es bastante entretenida, pero por momentos creo que se le va la mano en sus aspiraciones narrativas. Tanto se pasa de rosca que justamente cuando se devela el ingrediente principal queda un tanto bruto y pierde credibilidad. No la voy a spoilear, pero plantea una especie de apocalipsis kármico que le baja un par de puntos a la propuesta. Los protagonistas están muy bien, aunque tampoco puedo resaltar demasiado a ninguno. La que podría sobresalir es Lupita Nyong´o pero creo que exageró en algunos aspectos del personaje, como por ejemplo la voz de su doble y algunas caras de perdida que en lugar de dar miedo se ponen un poco divertidas. ''Us'' tiene algunos momentos de calidad que dan miedo o nos hacen reír de manera nerviosa, con buenos toques de humor negro, pero en general creo que no logra atraer toda el compromiso del espectador. Uno se siente que está viendo algo más o menos terrorífico, un tanto bizarro más que horroroso, y no se preocupa demasiado por el destino final de los protagonistas. Por momentos, cuando se pasa de rosca, se torna un poco aburrida la propuesta. Mi conclusión es que Peele pensó una película original pero que no termina de convencer al espectador. Se pasa algunos buenos momentos de terror pero cuando la película se pone grandilocuente, llega a ponerse media pesada. Me quedo con ''Get Out''.