Cuando iniciamos la "phase one" de las pelìculas de Marvel, era como ver diferentes piezas de un ùnico rompecabezas que Marvel estaba armando. Avengers fue la pieza final y en taquilla logró un verdadero éxito, aunque en críticas no unificó a todo el mundo. Después del bodrio que representó Iron Man 3, ytras el anuncio de sus 4 nuevas piezas de rompecabezas (Thor 2, capitán América 2 y Guardianes de la galaxia), todos esperábamos una estrategia similar para Avengers 2. Resulta que podríamos simplificar todo, empezando por ver Thor (Dir. kenneth Branagh), continuar con Avengers y seguir con Thor 2. La línea directa de la historia termina siendo Thor y su hermano Loki. En esta segunda parte, deben enfrentar una amenaza antigua, los Elfos Oscuros, quienes bscan el Aether, una gema mística que otorga poder ilimitado. En medio del castigo que enfrenta loki por sus crímenes, su rubio hermano deberá pedir su ayuda aunque eso signifique ser traicionado por el Dios del engaño. Una de las cosas que se lecriticaban a Loki es que no habían mostrado su habilidad para mentir y engañar, cosa que intentaron corregir en esta secuela. Y de hecho, es mucho menos el drama familiar y mucha más la acción a la que entramos desde el inicio con una secuencia histórica bien narrada sobre el orígen de la amenaza y su posterior desarrollo con la intervención de Jane Foster (Natalie Portman). Pero como siempre, uno se pregunta, si ya nos dijeron que los héroes son universales, ¿dónde están Iron man, el capitán y compañía en una guerra que se supone es de proporciones universales? Por presupuesto, o por cuestiones temporales, esperemos que nos expliquen en futuras secuelas del universo Marvel (cosa que nos quedaron a deber en la Phase one). Ahora bien. Chris Hemsworth, plano como siempre. Tom Hiddleston el mejor de todos. René Russo sorprendiendo y Anthony Hopkins y Natalie Portman como siempre impecables. Las bromas del mundo Marvel corren por cuenta de Kat Dennings (Darcy). Dirigida por Alan Taylor (The Emperor´s new Clothes), parece que las instrucciones de arriba realmente fueron dar énfasis a las secuencias de acción más que a los diálogos. Pocas interacciones y pocos personajes al mismo tiempo en pantalla sin que exista algo de efectos. Pero eso si, tal y como Loki, llena de engaños. No quiero arruinar ninguna sorpresa, pero les adelanto una cosa: esta película en realidad no forma parte de la phase two. Cuando la vean, entenderán por que (hay que recordar que Avengers 2 en realidad llevará por título Age of Ultron, desviando la atención del villano que habíamos encontrado en la escena final de Avengers). y al menos podemos decir, bien Marvel, por hacernos olvidar Iron Man 3.
La comunidad de las galaxias Iron Man tiene su sarcasmo, Hulk tiene su esquizofrenia, hasta el Capitán América tiene su rectitud moral para sacar a lucir como personalidad. ¿Qué le queda a Thor sino ser el “bruto descerebrado” (palabras de Loki) del grupo súper-heroico de Marvel? Con Thor, lo que ves es lo que hay, y quizás fue el error de la primera película Thor (2011) enfocarse demasiado sobre un personaje llano y sin origen palpable. En las películas será un extraterrestre del planeta Asgard, pero en la mitología nórdica es el Dios del Trueno, y los dioses nunca son demasiado interesantes como personajes. Se definen por sus atributos (ej. el trueno, el martillo), no por sus personalidades. Afortunadamente el Thor (Chris Hemsworth) de Thor: Un mundo oscuro (Thor: The Dark World, 2013) es una pieza más en la guerra cósmica entre los Asgardianos y los Elfos Oscuros. El conflicto se remonta a un prólogo desgarrado totalmente de El señor de los anillos, en el que las fuerzas de Asgard y los Elfos batallan en no-Mordor por el control de un no-Anillo llamado “Éter”, cuyo poder es capaz de arrasar con el universo entero. La batalla presume el fin de los Elfos y el Éter. Cuando los Elfos y el Éter resurgen inevitablemente, Thor se alía con su némesis Loki (Tom Hiddleston) para detener el fin del universo, que involucra gigantes de lava, lagartijas gigantes, naves espaciales, naves espaciales más grandes, portales y explicaciones astrofísicas chantas. El resultado es una historia con las pretensiones épicas de El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo y el absurdo político-intergaláctico de las precuelas de La guerra de las galaxias, acentuado por tener a la ex Padme Amidala Natalie Portman vestida de princesa en un Asgard calcado del Naboo de Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma (The Phantom Menace, 1999) y con soniditos alquilados de Lucasfilm. Lo que salva a este menjunje de aventuras y escapadas es la característica levedad de Marvel con la que la película está hecha. Es divertida y mantiene buen ritmo con reveses y contratiempos. Se mete en la ciencia ficción con el goce de un niño, inventando granadas que causan agujeros negros, lanzas que disparan haces de fuego y un sistema de portales interplanetarios que es llevado al extremo a lo largo de la espectacular batalla final. La película nunca se toma demasiado en serio a sí misma y obviando el tórrido romance entre Thor y Jane (Natalie Portman), sus actores se prestan con entusiasmo a la charada. Tom Hiddleston encuentra el punto exacto como Loki, otrora villano designado de la primera película y de The Avengers: Los vengadores (The Advengers, 2012), ahora relegado a un papel secundario en el que se despliega con un poco más de relieve y candor cómico. Como antagonista resultaba aburrido y no muy amenazante, es más divertido tenerlo al margen de la trama, robándose accidentalmente sus escenas con zalamerías afeminadas y maquinaciones más sutiles. Del lado de los humanos están Stellan Skarsgard y Kat Dennings a modo de relevo cómico, siempre efectivos. Thor sigue siendo el personaje menos interesante del elenco de Marvel, pero ahora que hemos pasado de introducciones anda suelto y despreocupado por la mega franquicia, sacando películas cual diarero. Su nueva película tiene toda la profundidad y todo el encanto de un cómic sacado al azar de la estantería (además de doblemente espectacular). Y nuevamente esperen no una sino dos escenas post-créditos: una puramente a modo de chiste y otra desfachatadamente críptica e incomprensible, sin duda señalando nuevas y más costosas entregas Marvel.
Y si, Marvel está facturando en forma con su nuevo plan de llevar a la pantalla grande sus historias. Le toca ahora una nueva entrega a Thor (una necesidad para mantener las franquicias trabajando en red y en expansión, como hace ahora con la serie “Agents of SHIELD”, por ejemplo) y las expectativas, después de tanta espera, era ver un producto impactante. Luego de los eventos del 2012 (recuerden "Avengers"), Loki (Tom Hiddleston) está preso en un calabozo oscuro en las profundidades de Asgard. Thor (Chris Hemsworth), por su parte, está cerrando la etapa de "pacificación" de los Nueve Reinos. Los combates van llegando a su fin y Odín (Anthony Hopkins) presiona a su hijo para que asuma el trono, siendo que ha reunido el prestigio y liderazgo suficiente para liderar a su gente. A nuestro héroe, la idea mucho no le cierra. Dejó hace dos años a Jane Foster (Natalie Portman) y se debate en la duda de qué hacer con su vida. Esto de tener de novia a una mortal, como que no da... Pero por lo pronto, hay cuestiones más urgentes que atender. En el inicio de los tiempos, una raza llamada los Elfos Oscuros, atesoraban una forma de energía maléfica (el Aether) que tenía un gran poder destructivo. En ese momento, fueron derrotados por las fuerzas de Asgard y se escondió el contenido de dicho material (que no tenía forma sólida), para que nadie pudiera acceder a él. Sin embargo, ciertos hechos fortuitos que tienen lugar sólo cada una gran cantidad de años (la alineación de los planetas y universos) producen que ese fluido gaseoso (o algo así), termine en Londres en un warehouse abandonado. Allí irán Darcy (Kat Dennings) junto a su asistente y su jefa (Jane, obvio) y descubrirán un black hole que conecta con otra dimensión y también, por supuesto (y por el mismo precio), el dichoso Aether. Con la aparición de esa poderosa fuente de energía, los mundos se revolucionan. Hay un grupo de aquella olvidada raza de sobrevivientes que detectan que es posible dominar a todos los universos si absorben ese poder y están dispuestos a buscarlo adonde quiera que esté... Y ya se imaginan, el mismo terminará muy cerca de Thor... Sin anticipar más de la historia, hay que decir que Alan Taylor hace lo suyo con prolijidad, apela al impacto visual todo el tiempo y trata que sus actores digan algunos parlamentos divertidos, pero sin demasiada profundidad. A diferencia de la primera parte de la saga, esta “Thor” está más preocupada por la acción directa que por los debates filosóficos (si es que podríamos así caracterizar las líneas que los dirigidos por Kenneth Branagh y Joss Whedon traían en la primera, más compleja y densa). Hay mucho aggionarmiento de la historia, algunos giros que arrancan sonrisas y bastante energía en los combates que propone. Hiddleston está muy bien (le sobra paño para este nivel) y Dennings repite su perfil de la serie “2 broke girls” que la hiciera popular, entre los dos se las arreglan para que la cinta tenga su costado ameno entre batalla y batalla. Portman parece un poco desfazada de edad (no necesitaría Thor una amada un poco más joven?) y a veces suena demasiado grave, Stellan Skarsgard podría estar mejor (si le hubiesen dado más líneas) y Christopher Eccleston (el villano) es sólo una máscara. Pero… “Thor: a dark world” es un gran entretenimiento visual y eso no hay que dejar de reconocerlo. Si bien es un poco extensa y despareja, ofrece suficientes alicientes para que el público salga satisfecho de sala. De cara a lo que viene, esperamos en la próxima entrega, más humor, un regreso al espíritu de la primera y muchas más vueltas en el libro. Mientras, tendremos al Capitán América en unos meses entre nosotros, así que a prepararse para más Avengers…
El retorno del Dios del Trueno Marvel sigue en su planeado rumbo dentro esa ruta llamada Fase 2 con Thor: Un Mundo Oscuro (Thor: The Dark World), la secuela del film estrenado en el 2011 que ahora se encargará de poner en jaque nuevamente al Dios del Trueno y a los suyos en una batalla contra los poderosos Elfos Oscuros, cuyo resultado definirá el futuro de los nueve reinos. Alan Taylor, director destacado en Game of Thrones y otras series para televisión, tomó el lugar que dejó Kenneth Branagh en la silla de realizador. Marvel sigue intercambiando figuritas pero no las cambia al azar, siempre hay una intención de respetar ideas y principalmente de “despabilar” sus franquicias. Iron Man 2 fue la película más floja de la Fase 1 y había en la dirección de Jon Favreau cierta pereza al apostar un all-in por la clásica ecuación de repetición de fórmulas y meter más espectacularidad. Recordemos que en Thor había un excelente aprovechamiento y desarrollo de ese ser despojado de poderes y privilegios (pero que había vivido todo una vida con ellos) en un planeta donde era un paria totalmente desconocido. Ahora con Thor: Un Mundo Oscuro hay en parte cierta reproducción de ese juego de realidades contrastantes de un planeta reinado por dioses y el otro plagado de simples mortales (obviamente ese fenómeno se da más que nada cuando Thor vuelve a la Tierra) pero al elevar y potenciar a la fórmula con autoconciencia termina funcionando por consonancia y no por repetición. La elección de Chris Hemsworth para encarnar al todo poderoso Dios del Trueno fue acertada y la de Natalie Portman como partenaire romántico es brillante. El actor que también brilla en Rush: Pasión y Gloria (que se encuentra en las carteleras nacionales) consolida su mejor interpretación. Esa montaña de músculos y carisma se encuentra en su momento de gracia. Cualquier frase resulta simpática y creíble y obviamente que su escandalosa facha no resulta indiferente a ninguna platea. Si sigue en este camino el recambio de los grandes héroes de acción tendría en Chris un solvente candidato. Bueno, y de Portman no hay que explicar demasiado ya que parece estar todo dicho. Esa sonrisa es magnética y la tiene tan clara que explota cada gesto a la perfección para volverse siempre hermosamente adorable. Esa gran frente es la antesala al rostro más dulce que tiene Hollywood en la actualidad. Promediando su metraje, cuando se realiza la invasión a Asgard por parte de los Elfos oscuros liderados por Malekith (un serio Christopher Eccleston que sólo sirve como una mera conexión con la mitología de Asgard), Thor: Un Mundo Oscuro entra en un bache por la obviedad de su historia y también por presentar la narración del conflicto de manera algo apresurada. El hecho de tener que “contar y desarrollar” de nuevo el romance entre Thor y Jane Foster por momentos desvía el foco. Pero es allí cuando entra en acción Loki, el verdadero villano del film (y de ahí se entiende la seriedad y parquedad de Eccleston), para levantar la película justo en su momento más crítico. Es que Tom Hiddleston entendió absolutamente todo. Su simple presencia captura nuestra atención y su timing cómico en los diálogos con su hermano (destacando también que Hemsworth no es ningún negado en este apartado) y con los demás integrantes del cast representan su fuente de energía. Allí se alimenta, se propaga y crece ante cada intervención para adueñarse totalmente de la parte final de Thor: Un Mundo Oscuro. La gran secuencia final, cargada de humor y espectaculares peleas son el desenlace perfecto para una secuela que demuestra que el retorno del Dios del Trueno fue mejor de lo esperado. Las DOS escenas post créditos vienen perfecto para ir palpitando el futuro de las nuevas franquicias. Bien por Marvel y desde acá deseamos que siga por esta senda plagada de grandes películas.
“THOR UN MUNDO OSCURO” (Estados Unidos, 2013) trae a nosotros nuevamente, en esta oportunidad de la mano de Alan Taylor (realizador con basta experiencia en TV, incluyendo GOT), el mitológico universo de Asgard y sus particularidades. Si en “THOR”(Estados Unidos, 2011) el teatral Kenneth Branagh logró darle una impronta épica con diálogos filosóficos y existenciales a sus protagonistas, en esta oportunidad y tras la exitosa intervención de Thor en “Avengers”(Estados Unidos, 2012), Taylor aprovecha ese suceso y transforma el filme en un “caramelo visual”. Es que el 3D acompaña algunas de las imágenes con impactantes efectos visuales, y ya desde el vamos, el colorido de los personajes (vestuarios) y escenografías (¿hay algo más hermoso que el Bifrost?) capturan la atención de hasta un ignorante en comics y la historia del héroe del martillo. En “Un mundo Oscuro” Thor (Chris Hemsworth) deberá proteger su mundo y la Tierra de una fuerza sobrenatural que desea destruir todo. Pero ese es sólo el punto de partida, porque en realidad lo que queremos ver es, no sólo la defensa de los dos reinos, sino, principalmente, cómo sigue todo con su desequilibrado hermano Loki ( Tom Hiddleston) y con Jane (Natalie Portman), su amor “terrestre”. Obviamente, como en todas las películas de Marvel, y en todas las cintas de héroes, habrá una fuerza malvada, oscura, sangrienta, llamada Ether que querrá liberarse, dato menor, porque en realidad lo que hace a la progresión de “Un mundo Oscuro” son las alianzas y el trasfondo político (encabezado por Odin –Anthony Hopkins-). Los paisajes construidos por Taylor son identificables con los estados de ánimo y el esfuerzo de los personajes, los rojos son elegidos para la ira, mientras que los verdes, secos, áridos, para los momentos en los que la fuerza del héroe se va agotando. Con actuaciones correctas, se detecta una notoria molestia en el protagonista excluyente (Hemsworth). El actor hace tiempo que quiere despegarse de sus papeles de acción y este año con “Rush”, de Ron Howard (aún en cartel), ha demostrado que también puede interpretar (a lo Brad Pitt) otro tipo de películas. Para ir al cine a jugar a los superhéroes pero sin pedir nada más a cambio, “Thor Un Mundo Oscuro” cumple pero no vuela más allá de su estructura y de subirse a la oleada de éxitos que la Marvel sigue cosechando a nivel mundial.
Superhéroes Para Todos Esta segunda entrega de la saga de Thor es una película tironeada entre fuerzas muchas veces contrapuestas: debía ser una historia de superhéroes de cómic que no defraude a los fans más leales al espíritu freak de Marvel y, al mismo tiempo, apostar a un registro sencillo y llevadero para el menos exigente consumo familiar; ser creíble (y seria) en el planteo general de su trama, pero evitar la solemnidad a fuerza de golpes de comedia y romanticismo. Esa tensión se percibe y, aunque el conjunto no resulte tan fluido, sólido y convincente como en las Iron Man y, sobre todo, en la notable The Avengers, Un mundo oscuro regala suficientes momentos de disfrute como para que las sonrisas superen con holgura a las decepciones. Aunque lo suyo es correcto (profesional, digamos), podía esperarse algo más de Alan "Game of Thrones" Taylor. Se dice -y a los rumores que corren en Hollywood hay que creerles bastante- que tuvo mucha presión de los productores (Marvel/Disney) para no "desarreglar" nada y que hasta recibió ayuda directa en el set de... sí, Joss Whedon, quien reescribió y hasta filmó algunas escenas. Luego de un prólogo que nos cuenta una historia prehistórica sobre una energía poderosísima (el Aether) y un malo malísimo llamado Malekith (Christopher Eccleston) sabremos que Loki (Tom Hiddleston, lo mejor por lejos de toda la película con sus brillantes one-liners) está preso, que Thor resuelve a puros martillazos una serie de guerras civiles en los Nueve Reinos, que su padre Odin (Anthony Hopkins) tiene todo planeado para que el héroe carilindo sea el nuevo Rey de Asgard, pero que él prefiere -claro- a su amor en la Tierra, la científica Jane Foster (Natalie Portman). Pero justo cuando está investigando unas extrañas anomalías gravitacionales, Jane desencadena la energía del Aether hasta entonces oculta y ella misma se "contagia" de esa fuente de poder. Lo que sigue es una larga serie de peripecias, vueltas de tuerca (no siempre bien delineadas) y cambios de tono, que incluyen muchos momentos de humor (Loki y, en menor medida, los personajes de Kat Dennings y Stellan Skarsgard funcionan como comic-relief) y enfrentamientos a puro CGI en 3D que justifiquen el pago extra de la entrada (nada que no se haya visto últimamente, aunque la última set-piece tiene su encanto). La decisión de sacar buena parte de la acción de Asgard y otros planetas para trasladarla a la Londres actual también le da al film un look más contemporáneo y relajado. Más allá de los análisis y hasta de los reparos que puedan hacérsele por sus evidentes desniveles, Thor 2 funciona con esa idea de darle un poco a cada segmento de público: unos besos para los románticos, unos monstruos para los freaks, unas bromas para los chicos (el chiste del Capitán América, por ejemplo), unos planos del escultural torso desnudo del galán rubio Chris Hemsworth para las adolescentes y así... No esperen, por lo tanto, un film arriesgado sino más bien uno en el que se nota bastante el cálculo. Así y todo -y allí reside el mérito de esta receta de múltiples ingredientes- el resultado es más que digno. Nota 1: Vi la película dos veces: la primera, en la función de prensa, en la versión original subtitulada. Luego, unos días más tarde, en una avant-premiere doblada. Fue como apreciar dos películas completamente distintas. Si no tienen que ir con niños, no duden en escuchar las voces reales de los intérpretes. Nota 2: Como siempre, Marvel nos regala sorpresas importantes en los créditos finales. Aquí hay una escena que tiene que ver con el futuro de la(s) saga(s) en la mitad de los títulos de cierre y ¡otra! cuando los mismos terminan. Vale la pena hacer el esfuerzo de soportar los no pocos minutos y miles de nombres de técnicos que participaron en el film para disfrutar ese segundo (o tercer) final.
Thor (Chris Hemsworth) volvió para lo que es la “Fase Dos” del universo cinematográfico de Marvel con su segunda película, y esta vez deberá enfrentar a los Elfos Oscuros liderados por su rey Malekith (Christopher Eccleston) que intentaran destruir todos los mundos que forman el cosmos. Ante tanta maldad Thor convoca a su hermano Loki (Tom Hiddleston) para así poder ponerle fin a esto, pero con la condición de que si Loki lo traiciona, él lo matara. Al principio había Oscuridad… Esta nueva entrega de Thor empieza muy parecida a su antecesora, lo tenemos a Odin (Anthony Hopkins) que nos relata como su padre se enfrentó a los Elfos Oscuros antes de que el mundo se creara tal como lo conocemos. Esa primera secuencia de acción ya es increíble, sumándole que visualmente parece una escena sacada de El Señor de Los Anillos o de 300. Ya de entrada nos sumergimos en este nuevo aspecto que va a tener la película gracias a su director Alan Taylor, quien tiene mucha experiencia en este tipo de estéticas ya que es conocido por dirigir capítulos de Game Of Thrones. Si señores, casi en su totalidad la película cuenta con una estética medieval, ya que como pocos saben pasa un 70% en Asgard y el resto en la Tierra o Midgard (como la conocen los Asgardianos y en los otros mundos). Ahora bien, seguimos con la peli. Luego de esto Odin nos hablan sobre un arma que tienen los Elfos Oscuros llamada Aether, que fue destruida con todos ellos incluidos. Pero al parecer no es tan asi, ya que Jane Foster (Natalie Portman) a.ka. “la noviecita de Thor” descubre esta armada que se creía destruida no lo está y a partir de allí se arma todo el quilombo que nos lleva a que Thor deba ponerle fin a este Mundo Oscuro que se avecina. Para eso no tiene otra chance que llamarlo a su hermano Loki, para enfrentarse a los Elfos Oscuros y a su líder Malekith, el cual es un villano a quien solamente le importa su raza y quiere lograr su cometido de destruir todos los mundos y dejarlos en la oscuridad. Te di mi palabra que iba a regresar… En cuanto a las actuaciones, están bastante bien. Chris Hemsworth hace nuevamente un buen papel como Thor y vemos un gran cambio en el personaje. Si recordamos, en la primera él era bastante engreído y solamente le importaba darle martillazos a todo ser que se le ponga enfrente. Pero ahora, se preocupa por los demás ya que los hechos que sucedieron en The Avengers perjudicaron a los demás mundos generando guerras civiles y Thor como príncipe de Asgard tiene que salvar a estos mundos para equilibrar la paz. Además no se olvidó de Jane Foster y esto le está trayendo problemas con su padre porque si quiere ser rey de Asgard no se puede casar con una chica de la Tierra… pero el cumplirá con su palabra de que iba a regresar por ella. Otro actor para destacar es Tom Hiddleston, claramente Loki es lo más esperado por los fans, hasta se convirtió en el personaje más importante que Thor. Tomando en cuenta eso Joss Whedon metió mano en el guión, agregando mas escenas para este personaje. Todos esperamos que Loki tenga un poco de bondad en esta peli, hasta lo vemos desbastado por la derrota que tuvo ante Los Vengadores, pero es Loki y nunca se sabe lo que puede estar tramando. El resto de los actores hacen todos un buen trabajo a la hora de realizar su personajes. Un dato curiosoes el personaje del Doctor Selvig (Stellan Skarsgård) que tiene muchas escenas cómicas durante el transcurso de la cinta. Un Mundo… No tan Oscuro Si hacemos referencia al título y a toda la temática que se le intentó dar al film, podríamos suponer que estamos en presencia de una película muy oscura, pero olvídense de eso. Realmente es muy cómica y divertida hasta en los momentos menos pensados. Abunda la acción y no para un segundo, son dos horas que ni se sienten y la verdad no hay ni un momento de aburrimiento. Lo bueno, y ahí creo que el director tiene mucho que ver, es que uno siente que sale de ver The Avengers, cosa que no pasa con Iron Man 3, pero seguimos en el Universo Marvel y se dan guiños a todo lo que ya conocemos y estaremos por conocer. En cuanto a la dirección puedo decir que es impecable el relato, esta llevado de una manera excelente creando momentos de gran tensión que te pueden dejar perplejo. Mucho mas no se puede acotar ya que sería revelar demasiado de la trama. Pero me atrevo a decir que este film toca suficientes temas como para rellenar dos películas. Para entender esto quédense a ver la escena de entre créditos, aunque los fanáticos van a comprender muchas más cosas que los que no están al tanto de lo que ocurre en los comics. Conclusión Thor: Un Mundo Oscuro es una excelente secuela y complementa mas aun a The Avengers. Es cómica, divertida y está llena de acción. Esta entrega nos abre las puertas de un universo de Marvel que aún no conocemos y hasta el último minuto tiene algo que contar. En fin, gran dirección de Alan Taylor, de quien espero ver muchas películas más y quizás, con algo de suerte, alguna de ellas sea de Marvel nuevamente. Las actuaciones son muy buenas, favorecidas por una evolución en los personajes gracias a los eventos ocurridos en los anteriores films. - See more at: http://altapeli.com/review-thor-un-mundo-oscuro/#sthash.23UBxPlx.dpuf
La secuela de Thor es ante todo un gran debut en el cine hollywoodense de Alan Taylor. Un realizador que viene del circuito independiente y que había hecho tres filmes como Palookaville (1995), Los nuevos trajes del Emperador (2001) y Kill the Poor (2003) que no tenían nada que ver con los grandes espectáculos pochocleros. Hacía 10 años que este hombre no hacía una película, ya que estuvo ocupado dirigiendo series de televisión como Deadwood, Los Sopranos y Juego de tronos. Quería destacar esto porque no cualquiera puede tomar las riendas de una superproducción de este tipo, con todas las presiones que esto acarrea, ya sea por las expectativas de los fans o de los ejecutivos de los grandes estudio, y brindar una gran película. Lo genial de Thor es que Marvel no destruyó lo que había construido Kenneth Brannagh en el film anterior. Algo que a veces ocurre cuando se produce un cambio de realizador en este tipo de series. Lo vimos con Batman en los ´90 cuando Joel Schumacher se hizo cargo de la saga. En este caso Taylor mantuvo una continuidad en lo que se refiere a la manera de encarar a Thor y su mundo con la particularidad que el argumento se concentró mucho más en la acción y las secuencias épicas. Lo genial de la nueva entrega es que tiene muchas más escenas en Asgard y el film tiene un buen equilibrio con los momentos que transcurren en la Tierra. El humor fue impecablemente trabajado y nunca llega desbordarse como Iron Man 3 que prácticamente resultó una comedia. En la nueva entrega de Thor algunos chistes sutiles son desopilantes y aparecen en el momento justo. Tom Hidleston la vuelve a romper como Loki y al igual que en los cómics se hace difícil imaginar una historia de héroe de Marvel sin su presencia. Desde lo argumental no se presenta ningún hecho concreto que se relacione con la próxima película de los Vengadores y durante los créditos finales se puede ver una escena extra que conecta este film con lo que será el debut en el cine de los Guardianes de la Galaxia el año que viene. La única objeción que tengo para este estreno es la música. La banda sonora que compuso Partick Doyle en la primera entrega era espectacular y más emocionante y tenía una fuerte presencia en la película. La nueva música de Brian Tyler (Iron Man 3) no tiene la misma fuerza y pasa más desapercibida. Al margen de esta cuestión, la película es una excelente aventura independiente de Thor que cumple con todo lo que uno podría esperar de un film de este tipo y que encima está impecablemente filmada. Otro acierto de Marvel en la pantalla grande.
Aventuras en universos paralelos El segundo eslabón de las aventuras de Thor, el Dios del Trueno, comienza con lo ocurrido en el final de Los Vengadores: Loki (Tom Hiddleston), su hermano, es encerrado en una prisión de alta seguridad. En medio de una trama alimentada por traiciones y ambiciones desmedidas, Thor: Un mundo oscuro enfrenta al superhéroe de Marvel (encarnado por el australiano Chris Hemsworth) con una antigua raza liderada por el vengativo Malekith (Christopher Eccleston) que desea sumergir al universo en la oscuridad. Loki es liberado y junto a Thor emprende un camino lleno de peligros al que se suma Jane Foster (Natalie Portman). y en medio de un elenco que repite a Anthony Hopkins como Odin, el Rey de Asgard; a Rene Russo en el rol de Frigga y al sueco Stellan Skarsgård, como el científico que coloca la cuota de humor necesaria al relato junto a sus dos ayudantes. Thor: Un mundo oscuro eleva la puntería con respecto a la original (dirigida por Kenneth Branagh) y ahora Alan Taylor (quie viene de dirigir episodios de la serie El juego de los tronos) construye un film en el que el delirio y los universos paralelos se dan la mano para dar rienda suelta a la acción y la aventura. En ese sentido, las criaturas invasoras (con poderosas naves) recuerdan a Depredador y sorprenden varias secuencias a nivel visual (como el funeral de Frigga o la llegada de los villanos a La Tierra). Todo aparece salpicadso por saludables cuotas de humor: en una escena se ve escudo del Capitán América y, en otra, Thor deja su poderoso martillo colgando de un perchero. La película tiene dos escenas agregadas después de los creditos: la primera disfrutable para los fans de Marvel, mientr
Desde que la primera entrega de Iron Man puso a las historias de Marvel en la élite de los tanques de Hollywood, todos los films que salieron de esta usina de superhéroes distribuidas por Disney apuntan alto: grandes producciones de aventuras que se esfuerzan por replicar en pantalla el universo complejo ya establecido en las historietas. Objetos de la cultura popular norteamericana vueltos fenómenos globales de taquilla. En esa avanzada, la primera entrega de Thor carecía del sentido de la diversión de la mencionada Iron Man o del impecable guión y diseño de producción de Capitán América. Sin embargo , la aparición de Thor y de Loki en Los vengadores elevó bastante su perfil entre los fanáticos y los hizo merecedores de una secuela que estuviera a la altura de su éxito. Thor: un mundo oscuro cumple el objetivo desde el arranque. Luego de un prólogo en el que se establece al enemigo de turno, el film comienza con su carta más fuerte: Loki. El personaje interpretado por Tom Hiddleston carga con la responsabilidad de aligerar un relato que nunca llega a ser demasiado atrapante. Se habla de unos elfos oscuros y una fuente de poder de destrucción que los desvela, pero lo verdaderamente interesante y entretenido del film pasa por otro lado. Específicamente, por la interacción entre los personajes centrales, Thor- Chris Hemsworth le presta algo más que su imponente musculatura-, la Jane de Portman, a la que se ve un poco más cómoda que en el primer film, y Loki. Aprendidas las lecciones de Iron Man y Los vengadores , el humor marca el tono de la película aun cuando trate con mundos en riesgo. Nada parece demasiado grave en el universo de Thor, siempre y cuando a Loki le quede un comentario irónico por decir o un truco por intentar. Con escenas de acción dignas del estilo Marvel, y una batalla final bastante original que la separa de sus antecesoras, Thor: un mundo oscuro consigue un digno lugar entre los films de superhéroes. Y, como corresponde al género, cuenta con dos escenas al final de los títulos que abren la puerta a las películas que vienen.
Reyes del carisma en el universo Marvel La fórmula que combina acción, algo de humor y –sobre todo– personajes de una fortaleza irresistible sigue sumando capítulos en una franquicia que parece lejos de agotarse y que aquí explota muy bien temas clásicos de la mitología germánica. Los estudios Marvel Comics han llegado a establecer un estándar de calidad para las películas basadas en sus propios personajes, a partir de una fórmula que ha dado por resultado las mejores películas de sus series. Esta fórmula no es un misterio ni un secreto y ha tenido sus mejores exponentes en aquellos títulos en los que el carismático Robert Downey Jr. se encargó de interpretar el personaje de Tony Stark/Iron Man. La operación (acción + humor) multiplicada por protagonistas carismáticos le ha reportado a Marvel buenos dividendos cuando la ha cumplido, porque el público respondió a ese estímulo. No es casual que las películas de Iron Man estén entre las más vistas del estudio o que la primera de Thor haya resultado más exitosa en las boleterías que la de Capitán América. Y en vistas de que, en efecto, vuelve a cumplir a la perfección con los ingredientes de la receta, Thor: Un mundo oscuro repetirá esa performance. Esta segunda entrega que tiene como protagonista al Dios del Trueno, dirigida por Alan Taylor, aprovecha varios aciertos del episodio original, a cargo del gran Kenneth Brannagh, quien en primer lugar había sabido encontrar y explotar el costado clásico que estos personajes basados en la mitología germánica tienen en potencia. Las intrigas palaciegas, los celos entre hermanos que resultan ser hermanastros, la muerte del padre (o la madre) y las historias de amor entre seres de distinta clase, tan propios de Sófocles o Shakespeare como de las novelas de la tarde, siguen presentes en esta segunda parte. Del mismo modo, Thor: Un mundo oscuro tiene momentos brillantes de humor que, a pesar de no pasar de escenas o secuencias muy breves, la película utiliza con eficacia para ir apuntalando el relato en los momentos en los que podría empezar a flaquear. El punto fuerte del film de Taylor vuelve a ser la relación ambigua entre el protagonista y su hermanastro Loki, amo del engaño, personaje que consigue disputarle el protagonismo al héroe. El punto débil, un villano bastante estereotipado y, paradójicamente, desprovisto de todo humor. Hay otro acierto que las películas de Marvel han sabido trasladar de una a otra y que no es ajeno a Thor: Un mundo oscuro, cierta cohesión entre ellas que genera una sensación de realidad paralela. Un hecho que también es un éxito de adaptación, porque esa continuidad es una de las características fuertes del sello. Es decir, las películas de Marvel registran y promueven una idea de “universo” que siempre estuvo presente en las aventuras impresas de sus personajes. La versión cinematográfica del Universo Marvel se vuelve tangible sobre todo a partir de la interconexión cada vez más profunda que las distintas películas van teniendo entre sí y que en el caso de los personajes que integran los Avengers ya lleva al menos diez películas. Un fenómeno que tal vez sea único en la historia del cine. Eso no hace que sus películas necesariamente sean buenas, pero por lo general tienen un piso aceptable y el sentido de unidad generado a partir de la aparición sorpresiva de algunos personajes en las películas de otros, o de las ya clásicas escenas ocultas entre los títulos finales, permiten que ese efecto de encadenamiento retroalimente las virtudes del conjunto. Y, cómo no, ahí está el feliz cameo del gran Stan Lee, autor de muchos de los personajes más importantes de Marvel, como prueba definitiva de lo valiosa que resulta esa unidad estética en términos comerciales.
Vuelve el hombre del martillo Las películas basadas en los comics de Marvel están, sin duda alguna, en su esplendor. No solo dominan la taquilla, sino que además se multiplican como si fueran films pequeños o sencillos de hacer. Y en realidad son superproducciones planificadas con años de antelación. El plan es gigante y estamos, según se ha explicado, en la Fase 2. Sí, suena raro para hablar de cine, pero esta mitología contemporánea es enorme y abarcadora a punto tal que se divide en fases. El punto culminante de estas historias es Los vengadores, película que reunió a varios grandes héroes de Marvel y que pronto tendrá una segunda parte. Pero ahora le toca a Thor probar suerte con esta segunda parte. Thor: Un mundo oscuro tiene que lidiar con el problema de pertenecer ya no sólo a una franquicia sino a dos. Debe seguir la lógica de su antecesora y a la vez no descuidar su pertenencia a Los vengadores. Incluso el director y guionista de Los vengadores, Joss Whedon, participó de algunas escenas y mejoró otras a fin de acercar el tono a la saga completa. La solemnidad del primer film protagonizado por Thor (Chris Hemsworth, obviamente) cede en algunos momentos para no hacer tanto ruido en su conexión con los demás héroes de Marvel. El aire de Shakespeare que el director de aquel primer film le había dado, se desplaza bastante del centro. Aun así, repite sus momentos de gravedad y se excede, una vez más en efectos especiales de dudoso interés. Pero el clímax en la ciudad de Londres es lo suficientemente espectacular como para recuperar la aventura y el interés. Digamos que ese doble mundo que está siempre en Thor, mejora cuando está en la Tierra. La ciudad está realmente bien empleada y ahí los efectos son mucho más funcionales. Con lo justo, la combinación de seriedad, humor, espectacularidad, emoción, romance, suspenso y acción va encontrando su rumbo. No le es fácil y quienes no hayan visto el film anterior no deberían ni preocuparse en ver este. Los seguidores de todo el combo Marvel, por el contrario, disfrutarán más que nadie de todos los detalles que la película les ofrece. Como siempre en los films de Marvel, hay una escena luego de los créditos, así que hay que quedarse, sí o sí, hasta el final, porque es importante lo que van a ver.
Aunque arranca de manera lenta y dubitativa, la cinta mejora a medida que avanza el metraje, regalándonos un climax de enorme impacto. El filme combina con certeza acción y humor Pero el director Alan Taylor, parece rodar cada secuencia como si fuera parte del capitulo televisivo de una serie, las imágenes son correctas, prolijas pero sin personalidad ni fuerza. El elenco cumple, los guiños a otros personajes y películas del universo Marvel están, la union con los hechos acaecidos en LOS VENGADORES funciona de manera natural y el metraje fluye a paso firme. Pero si algo hay que destacar es la presencia de LOKI, el verdadero astro del filme, un personaje que se roba cada escena en la que le toca jugar. Superior a la primera entrega, dejara conforme a los seguidores.
El gran problema de Thor (2011) residía en el haber sido hecha como una previa obligada a The Avengers. Hulk e Iron Man habían tenido películas independientes del futuro ensamble, con la posibilidad explícita en los créditos de que un encuentro entre ambos podía darse, pero sin depender permanentemente de mostrar el premio que aguardaba al final del arcoíris. Un vehículo para que Kenneth Branagh volviera a abordar sus intereses shakesperianos, suponía un paso en falso para una Marvel que necesitaba de un film individual para presentar al cuarto Vengador, al futuro villano de turno e incluso a Hawkeye en un cameo. Thor: The Dark World, por su lado, tiene un fuerte vínculo con el resto del Universo Cinematográfico que la compañía ha dispuesto –hay una escena que no solo la conecta con la Fase 2, sino que presenta un McGuffin para la Fase 3-, no obstante no se apoya en ello en forma constante y esa posibilidad de un desarrollo propio es lo que la lleva a ser una mejor producción que la original. Esto no implica de ninguna forma que esta secuela dirigida por Alan Taylor (Game of Thrones) no tenga problemas, los tiene y son importantes, pero la película tiene fuerza y se permite avanzar, antes que nada como una corrección de las dificultades de la primera. De movida ya se nota un mejor balance entre lo que es la comedia y la acción, sin necesidad del recurso a lo payasesco de que el Dios del Trueno no se adapta a las costumbres terrestres. Es innegable el talento de Tom Hiddleston como actor –quienquiera que lo haya visto bailar, sabe que es un showman con todas las letras- y vuelve a superarse como el carismático villano Loki, capaz de tocar las mejores notas del film en lo que se refiere a humor y drama. Sí, Kat Dennings tiene más presencia de la que debería como un comic-relief permanente y las secuelas de The Avengers hicieron estragos con el doctor Selvig de Stellan Skarsgård, pero el film ha logrado imbuirse de la gracia que caracteriza a las producciones de Marvel y fue capaz de encontrar el tono adecuado. El guión de Christopher Markus y Stephen McFeely –la dupla de Captain America: The Winter Soldier- junto a Christopher Yost –de muchas series animadas de la compañía- demuestra un serio inconveniente a la hora de tratar a sus personajes, algo que Taylor tampoco atisba a corregir desde la dirección. Se trata de una dificultad propia de una carrera mayormente televisiva, que permite el desarrollo de estos a lo largo de distintos episodios. Por fuera de Thor, Loki, Odín y Jane Foster, es difícil interesarse por la suerte de alguno de los otros que aparecen en pantalla. Fandral, Volstagg y Hogun no tienen oportunidad de brillar cuando corresponde –el combate del comienzo, por ejemplo- y solo son un relleno hecho con caras conocidas con una ocasional participación, algo similar a lo que ocurre con Lady Sif, cuyo intento de interés romántico para el protagonista queda solo en eso. Este desaprovechamiento no se da con el Heimdall de Idris Elba, por otro lado, ya que este ha ganado suficiente peso como estrella en el último tiempo como para que se lo use más que hace dos años atrás. En términos de no explotar a sus figuras, algo similar ocurre en el caso de Frigga (Rene Russo), demasiado fría y circunstancial, pero peor es lo que sucede con Malekith y los elfos oscuros. Estos son villanos débiles, sin peso, carentes de emoción –la máscara inexpresiva que oculta sus rostros tiene algún significado, después de todo-, que no logran trasladar sus motivaciones a un público que se encuentra indiferente, sobre todo a partir de la compleja explicación que se requiere para dar cuenta del plan maligno. Aún así, Thor: The Dark World es una muy buena película en la línea de lo que Marvel ha acostumbrado a hacer. No asume los riesgos de la otra producción de la Fase 2, no aspira a ser un thriller de suspenso con un superhéroe como Iron Man 3 –Tony Stark demostró que hay un hombre detrás de las armaduras, el guerrero nórdico no puede dejar de usar a Mjolnir-, pero es un logrado film de acción y aventura que transcurre en diferentes mundos y supera con creces lo hecho en la original, que sólo interesaba cuando se desarrollaba en Asgard. Loki se confirma como uno de los grandes personajes que la compañía ha ofrecido en su salto al cine y, fundamentalmente, se avizora que hay potencial para que el Dios del Trueno tenga un tratamiento fílmico individual y no como un simple escalón hacia un ensamble más grande. Esta película no demuestra concretamente que Thor depende exclusivamente de él como para tener un lugar de privilegio –es decir, películas particulares- en el Universo Cinematográfico de Marvel, ya que la necesidad de Loki es una constante. Es, no obstante, un mejor esfuerzo que el de la primera vez y termina de confirmar que se está en el camino de hacerlo.
Marvel hace evolucionar a su personaje en una película que convence a los fans de La Casa de las Ideas y de la ciencia ficción por igual. Cuando se estrenó Thor, allá por 2011, la película recibió críticas mezcladas tanto de la audiencia como de los especialistas. Y es que no era una película de superhéroes netamente establecida, sino que coqueteó demasiado con la fantasía y el drama familiar de los Asgardianos, acercandolo más a una tragedia shakespeareana que a, digamos, Iron Man. Pero ahí también estuvo el encanto, y el comienzo de la toma de riesgos de Marvel, que ahora se permite darle géneros específicos a sus películas. En el caso de Thor: Un Mundo Oscuro (Thor: The Dark World, 2013), el género claramente es la ciencia ficción; pero no por eso deja de lado los temas que hicieron fuerte a la primera. Por el contrario, los potencia. Pero vamos por partes. Al comienzo nos muestran qué pasó antes de que pasara algo, al comienzo de los tiempos, cuando Bor (Tony Curran), padre de Odín (Anthony Hopkins) venció al elfo oscuro Malekith (Christopher Eccleston) y a su ejército cuando planeaban liberar el Aether, un material capaz de hundir al universo en la oscuridad. El Aether, en teoría, fue destruído… O así lo dice la historia oficial. Volviendo al presente, vemos a Jane (Natalie Portman) que sigue buscando a su amado Thor (Chris Hemsworth), a quién no ve desde los eventos de la primera entrega (recordemos que en Los Vengadores, Thor solo pasa por Nueva York a pelear contra Loki, sin paradas intermedias) descubre extrañas irregularidades en lo que sería la física de nuestro planeta. Especialmente, en Londres. Allí parece haber puertas que conducen a diferentes realidades, y en una de esas puertas se encuentra con el Aether, que logra salir de su jaula para volver a refugiarse dentro de la científica. Esto llamará la atención de Malekith, que despertará de un sueño de milenios para recuperar lo que le pertenece. Mientras tanto, en Asgard, Loki (Tom Hiddleston) es encarcelado por el genocidio causado en Nueva York, pero los primeros ataques de la gente de Malekith a la tierra de los dioses advierte que hay algo que no está andando bien. Thor quiere ir a proteger a La Tierra, pero Odín lo prohibe ¿Pero desde cuándo Thor obedece órdenes? Para combatir contra el nuevo/viejo enemigo de la familia, el Dios del Trueno deberá pedir ayuda a todos sus amigos, e incluso a Loki, que conoce la tierra asgardiana mejor que nadie, y que le puede garantizar un escape seguro. El problema es ¿Puede confiar en él? thor-un-mundo-oscuro-3-locoxelcine Thor: El Mundo Oscuro cuenta con algo importantísimo: el humor. Esta vez, y a diferencia de la primera, la comedia en la película funciona, y ya sea gracias a la relación inestable de Loki y Thor, o por los comentarios de Darcy (Kat Dennings), las risas nos dan cada tanto un buen alivio entre tanta acción y drama. Porque, oh, hay drama, y mucho. Claro, la gente de tablas dirá que son dramas superficiales y efectistas, y si, pero justamente por efectistas funcionan, y nos regalan una trama llena de giros y vueltas que nos hace enganchar desde el comienzo. Como siempre, de más está decir que se queden después de los créditos, ya que hay dos sorpresas. Una valiosa, y otra no tanto, pero que tiene su gracia.
A pelear, que se acaban los mundos Bien dicen que muchas veces menos es más, y con Thor: Un mundo oscuro ocurre precisamente eso. Alejándose de cuestiones mitológicas, o apenas esbozándolas, la secuela del filme estrenado por Marvel/Disney en 2011 se toma con liviandad la trama -qué mejor-, tiene combates en 3D por los que el espectador joven paga su entrada para ver, y también humor, guiños con otros personajes de Los Vengadores y una pareja como la que forman el musculoso Chris Hemsworth y Natalie Portman como para que la aventura y el romance terminen ganando la batalla. Básicamente los personajes son los mismos que en la primera película de Thor, y al que se la perdió tal vez le cueste rearmar la historia y comprender por qué el hijo de Odin (Anthony Hopkins, maquillado de viejo, pero ya viejo) dejó plantada a la terrenal Jane Foster. Un amor entre un extraterrestre y una estadounidense, pero no como Mork & Mindy. La excusa para que empiece la acción es que Malekith (Christopher Eccleston, casi disfrazado de Nosferatu, vea) quiere gobernarlo todo, y para ello debe obtener un fluido rojo por el que habrá que pelearse. A nadie puede escapársele que así como en el Batman de Tim Burton el villano (Jack Nicholson como El Guasón) se robaba la película -que merecía llamarse como su personaje y no como el Encapotado-, aquí es Loki (Tom Hiddleston) quien atrae más que el actor pelilargo, rubio y australiano. Es que el hermano de Thor es el que levanta a la platea con sus apariciones, siendo desterrado y tan malo como lo conocimos. En las sagas de los protagonistas de Los Vengadores Iron Man siempre fue el más divertido, y el que mayor cuota de humor tiene. Pero ahora Thor no le teme al ridículo -entra a una casa y cuelga el martillo en un perchero- y ciertamente cuando la película más se aleja de los cánones del blockbuster hollywoodense es cuando más se disfruta. El director Alan Taylor viene de dirigir unos cuantos episodios de Game of Thrones y es evidente que arrastra lo necesario para un molino que seguirá girando, imparable, hasta que el público diga basta. Como siempre, quedarse hasta que terminen los títulos, que hay bonus track...
A la nueva “Thor” la sostiene la técnica Lo mejor del primer Thor, dirigido insólitamente por Keneth Branagh, era el contraste entre este hijo de Odin con su martillo todopoderoso y la gente común de aquí abajo en la Tierra, que lo veía destrozar todo con tal de defender al bien. El encuentro entre Thor y nuestro planeta provocaba una muy buena mezcla entre superacción y comedia de "pez fuera del agua". Pero en esta nueva Thor las cosas no son siempre tan divertidas, porque más allá de las diferencias argumentales, la elección de Inglaterra como sitio para la acción de las escenas terrícolas no ayuda demasiado, ya que entre la frialdad de la gente de Asgar y la británica, finalmente no quedan muchos matices.. Luego, la verdad es que dado el generosísimo presupuesto y el carisma del héroe nórdico de la Marvel sumado al de sus familiares, el padre Odin y el hermano malvado, Loki- el guión se toma demasiado tiempo antes de que el martillo comience a hacer estragos en distintos rincones del universo. La historia es totalmente delirante, con elfos negros y cosas raras de todo tipo, pero sirve para que, por una vez, Thor pueda unir fuerzas con el alocado Loki, ya que ambos deciden vengarse juntos de quienes atacaron a su madre. Chris Hemsworth hace perfecto su papel de dios del martillo, pero en cambio la interacción romántica con Natalie Portman es realmente muy poco picante, mientras que por otro lado, Anthony Hopkins se toma demasiado en serio su papel de Odin, lo que además implica que cada vez que aparece en su trono haya que aguantar largos diálogos altisonantes no especialmente interesantes. Claro que cuando la película explota, lo hace con todo, y si bien hay que esperar casi una hora para que las cosas se pongan realmente fuertes, vale la pena. Sobre todo, porque el 3D está concebido para que la ensalada de explosiones cósmicas, seres fantásticos, viajes interplanetarios y todo lo demás (incluyendo por supuesto el dichoso martillo) realmente provoquen un fuerte impacto en el espectador. El que roba cada escena es Tom Hiddleston, como el terrible Loki. Y el que aporta humor y talento al por mayor es Stellan Skarsgard en un personaje toalmente lunático que sirve para rellenar las partes no tan entretenidas de la película.
La segunda aventura del dios nórdico del martillo. Arranca como terminó la primera de “Los vengadores”, con Locki preso, y muestra su lucha contra un arma letal de los elfos negros que quieren arrasar con todos los mundos. La peli tiene un final y dos adelantos (no irse antes de los títulos). Tiene los efectos y la acción que la harán favorita de grandes y chicos, aunque haya momentos mejor logrados que otros. Asegura la diversión.
El superhéroe está de vuelta Tomado por la editorial Marvel, la figura mítica de Thor y su gente se convirtió en historieta y luego fue cine. Ya sabemos que el tal Thor (Chris Hemsworth) tiene problemas porque su hermano menor, Loki (Tom Hiddleston), lo quiere heredar, aunque ahora esté preso. Así que él se ocupa de pelear por los Nueve Reinos, como lo sabe bien, con el mágico martillo, su arma preferida y llave para ser dueño del mundo. CURIOSA PAREJA Mientras tanto, Jane Foster (Natalie Portman), la estudiante de astronomía, enamorada de Thor, al que conoció cuando él estuvo exiliado por su padre en la Tierra, estudiando los temas gravitacionales que están afectando el orden general, se da cuenta que esto la afecta y puede ser "chupada" por los mundos ignotos a los que Thor, Loki y toda la familia sideral pertenecen. Para colmo la energía del Aether y Malekith (Christopher Eccleston), los representantes del mal en la serie se mantienen y pugnan por infiltrar los mundos, permanentemente interconectados. El caso es que todo se complica y nuevamente las interrelaciones entre los personajes se manifiestan en luchas interestelares, con intercomunicación de galaxias y por supuesto Londres como campo de batalla, todo tutelado por el ejercito de Asgard y los Elfos Oscuros con mucho despliegue de efectos especiales. Tanta será la presión maligna, que Thor deberá recurrir a su problemático hermano para enfrentarlos. GRANDES EFECTOS El filme debe satisfacer a sus admiradores que siguen las historias y juegan sus videojuegos. Para los que no son fans, la película sólo se destaca por una profusión de efectos especiales y figuras cinematográficas, que nos hablan de que el mercado comercial se redujo y todos deben hacer de todo. Como ocurre con el respetado Anthony Hopkins, que hace del padre de Thor, creíble en su shakespeariano papel, la encantadora Natalie Portman, que se adapta a su papel de híbrida heroína Jane Foster y el que se lleva todas las alabanzas, Tom Hiddleston (Loki), en esa suerte de Ricardo III en miniatura, que no puede huir de su karma de maldad. Con ellos, como una simpática masa de músculos y ropa colorida, el más Marvel de los antihéroes, el Thor de historieta que Chris Hemsworth lleva adelante y la excelente Rene Russo, como una madre a lo lady Macbeth, de roja pelambre y tan lista en artes marciales como cualquier superheroína de yacuzas cuestionables. "Thor, un mundo oscuro" hubiera ganado más con menos extensión y lo que francamente entusiasmó, también a los que no son seguidores de la serie es el avance de la próxima película de la saga, con un Thor, convertido en un personaje totalmente energetizante.
Marvel conoce las proporciones de aventura, romance y comedia para atrapar a cada sector de la platea. Es una fórmula ganadora, que sabemos que nos va a gustar, que garantiza resultados. Pero, como toda fórmula, no asume riesgos ni debería aplicarse a todos los personajes por igual". Escuchá el comentario. (ver link).
Tan fantástica como la primera Que las películas de Súper Héroes están de moda no es ninguna novedad. Las recaudaciones son sumamente grandes, igual que los costos de las producciones. El tema central es saber si el dinero invertido está bien usado y el film es bueno, o si solo lo hacen a sabiendas de que con el solo nombre del héroe y de algunos actores alcanza. En el film que nos ocupa ocurren amuchas de estas cosas a la vez. Un enorme costo de producción, sumados a los actores que componen el elenco, agregado a un buen guión y a un buen film anterior que le dio lustre al nombre del héroe dan un excelente film de acción para toda la familia. “Thor, un mundo oscuro” es eso. Un film fantástico donde la historia, las actuaciones y la dirección, aunque se nota que no está Kenneth Branagh detrás como en la primera, dan un resultado maravilloso donde además hacen, como ya se hiciera en “Iron Man 3”, referencia tanto de la primera película de “Thor” como de “The Advengers”. La historia es la de un arma de energía que en manos malignas puede causar la destrucción total no solo de Asgard, planeta y dimensión de Thor, sino varios más, incluida la Tierra. Para salvar al mundo y los otros planetas, Thor se tendrá que unir con personajes que uno no preveía en la anterior y en “The Advengers”, sino que también regresa la Dra. Jane Foster, su amor en la primera película de la saga. Otra vez a Chris Hemsworth en el papel de Thor y al fantástico Tom Hiddleston en el de Loki, los acompañan actores de la talla de Anthony Hopkins como Odin y Renee Russo como Frigga (Padre4s de Thor), a Natalie Portman como la amada Dra. Jane Foster, Stella Skaregård como el Dr. Erik Selvig y, con el papel del villano de turno Christopher Eccleston como Malekith. Como en los últimos films de Súper héroes, aquí no solo hay algunos minutos más de la historia después de los créditos de los actores, sino que sigue con todo el cast (tanto artístico como técnico) y hay unos segundo más de película. Es decir que tiene tres finales, de los cuales dos dejan las puertas abiertas para los nuevos films, uno incluso con un Benicio Del Toro casi irreconocible. “Thor Un mundo oscuro” es uno de esos films que hay que verlos en cine para poder disfrutarlos a pleno y que toda la familia la va a pasar muy bien ya que tiene acción, amor y suspenso en las medidas justas. Si “Thor” fue muy buena, “Thor, Un mundo oscuro” es realmente fantástica.
Antes de siquiera comenzar a contarles algo sobre Thor: Un mundo oscuro, debo confesar que lejos estoy de ser un admirador de la primera película del Dios del trueno. A pesar de los admirables esfuerzos que Kenneth Branagh realizara en 2011, convengamos que Thor es el Avenger más complicado de “vender”: empecemos por el hecho de que es un Dios y que además la mitad del film transcurre en su mundo natal, Asgard, algo con lo que el público seguramente no podrá identificarse. Teniendo todo eso en cuenta, mi acercamiento a la secuela fue por demás cauteloso pero, afortunadamente, esta nueva entrega logró sorprenderme para bien gracias a una historia mucho más entretenida y dinámica que no carga con el peso de tener que contarnos quién es el personaje. “Algunos creen que antes del universo no había nada. Pero se equivocan. Había oscuridad y ha sobrevivido”, reza el diálogo de Odín (Anthony Hopkins). El prólogo del film nos cuenta que hace mucho tiempo atrás los Elfos Oscuros, liderados por Malkeith (Christopher Eccleston), libraron una batalla contra Asgard para apoderarse de una poderosa arma llamada “Aether”, que tenía el poder de destruir el universo entero cuando los nueve reinos estuvieran alineados. Pero el ejército de Asgard frustró los planes de Malkeith, quien huyó y luego escondieron el Aether donde nadie pudiera encontrarlo. Volvemos al presente y vemos a Thor (Chris Hemsworth) muy ocupado poniendo orden en los nueve reinos. El Dios del trueno parece estar en su mejor momento: comienza a ganarse la admiración de su pueblo y hasta se prepara para suceder a su padre en el trono de Asgard, aunque la felicidad no es completa por no poder contar con su amada Jane Foster (Natalie Portman). Mientras tanto en la Tierra, Jane, gracias a unas alteraciones en la física causada por el alineamiento de los nueve reinos, liberará un antiguo mal que provocará una cadena de eventos que permitirán el regreso de Malkeith para terminar lo que alguna vez comenzó. Para evitarlo, Thor deberá unir fuerzas con su carismático medio hermano Loki (el genial Tom Hiddleston), quien a su vez se sabe que puede traicionarlo en cualquier momento. A diferencia de la primer película, Thor: Un mundo oscuro se desarrolla más en la Tierra que en Asgard, más precisamente en Londres, que cumplirá un rol decisivo en la historia (léase el escenario de la gran batalla final). Sin embargo, el poco tiempo que pasamos en el mundo de Thor lo disfrutamos gracias a un increíble diseño de producción que combina lo nórdico-medieval con lo más avanzado de los mundos futuristas creados por la ciencia ficción. Aquí el director Alan Taylor se da el lujo de no escatimar en gastos para introducirnos en un mundo mucho más rico desde lo visual al que a uno le da pena que lo destruyan en solo un par de escenas. Más allá de una historia atractiva, los grandes efectos y todo el humor que suele imprimirle Marvel a sus productos, la película se resume a la tirante/cariñosa/complicada relación entre Thor y Loki. Como buenos hermanos (o peor aún, medio hermanos) ambos tienen su duelo retórico e ideológico durante gran parte de su tiempo juntos en pantalla y, a nivel narrativo, es un gran acierto obligar a Thor, forzado por la coyuntura de lo que sucede, a hacer esta alianza que en cualquier momento puede jugarle en contra. Ahora que Loki ya no es el villano principal, Tom Hiddleston despliega todo su carisma y demuestra por qué, aunque suene paradójico, es el villano más querido de todo el universo cinemático Marvel. Por si a esta altura todavía queda algún trasnochado que no sabe que debe quedarse para los títulos finales y no salir huyendo de la sala esto es para él/ella. Thor: Un mundo oscuro tiene la particularidad de ser la primera película de Marvel en contar con dos escenas durante los títulos finales aunque, por supuesto, una es mucho más importante que la otra: sin spoilear nada debo decir que la escena más relevante presenta a un personaje (un villano) que veremos en Guardianes de la galaxia, el cual recibe un objeto muy importante para él. La segunda, mucho menor en importancia, ocurre entre Thor y Jane Foster y se trata de darle un cierre a algo que había quedado pendiente durante el film. Thor: Un mundo oscuro, afortunadamente, supera a su predecesora en absolutamente todos los aspectos al ofrecer una historia dinámica y entretenida en todo momento. Pero lo más importante es que, en vez de mostrarnos un mundo diferente, nos muestra qué es lo que lo hace único dentro del universo Marvel.
LA SEGUNDA VENIDA Narrativa y visualmente más ambiciosa que la primera parte, THOR: UN MUNDO OSCURO (THOR: THE DARK WORLD, 2013) tiene un lugar más que merecido entre lo mejor de Marvel. Como los portales entre mundos que aparecen en el film, la película viaja del dramatismo a las risas en forma casi instantánea, pero orgánica. Y lo que es muy importante: siempre sorprende. Llena de momentos inesperados y visualmente impactantes, la historia de esta secuela empieza con Thor (Chris Hemsworth) en plena batalla, tratando de detener el caos generado por la rotura del puente Bifröst en la primera parte. Cuando todo parece estar en orden en los Nueve Reinos, surge un nuevo problema en Midgard (o sea, la Tierra): investigando unas anomalías gravitacionales, Jane Foster (Natalie Portman) queda involucrada en un suceso que podría significar el despertar de una peligrosa raza que se creía extinta: los Elfos Oscuros, liderados por el malvado Malekith (Christopher Eccleston). Entonces, Thor buscará a Jane para llevarla a Asgard y ayudarla: el esperado reencuentro de la pareja es uno de los motores de la trama, aunque quizás podría haberse explorado más el triángulo con Sif (Jaimie Alexander). Y así como el rubio del martillo estaba medio perdido en ese pueblito polvoriento en la película anterior, aquí es Jane quien sufre el shock al conocer el mundo de los asgardianos. Hay otra relación que hace avanzar la trama: la de Thor y su hermanastro Loki (Tom Hiddleston), quien al inicio del film está aprisionado luego de la invasión a Nueva York. Sin embargo, el guión se las arregla para presentar motivos más que válidos para justificar su liberación y para obligar a que ambos personajes se unan. Y entonces sí, arranca el Lokifest: Hiddleston entrega otra gran actuación (la mejor de la película) con la que aprovecha todo lo que un personaje tan complejo y ambiguo tiene para ofrecer. Loki provoca risas con la misma facilidad con la que se hace odiar y es totalmente impredecible: al igual que los demás personajes, el espectador no puede descifrar los planes de Loki, lo que genera un suspenso creciente ante una posible traición. Claro que THOR: UN MUNDO OSCURO no es perfecta. La única sub-trama, la que sucede en la Tierra (con Darcy y el Dr. Selvig), es floja en comparación con la aventura principal y, aunque influye en el desenlace, sólo aporta unas cuantas risas. El guión, además, se explica a sí mismo demasiado en algunos momentos, pero no lo hace cuando sí es necesario. Por ejemplo: Odín (Anthony Hopkins) relata la historia de los Elfos Oscuros DOS veces, una al principio del film con voz en off y después a Jane. Pero cuando necesitamos más data, como para entender un poco mejor el experimento de Selvig con las varillas locas al final, nos quedamos con las manos vacías. Pero son cuestiones menores que quedan diluidas: además de lo aspectos positivos ya mencionados, en el film brillan un par de momentos de originalidad en cuanto a lo narrativo (aspecto en el que los films de Marvel son bastante simples), como una escena en la que se da un ida y vuelta entre el pasado y el presente (con los personajes discutiendo un plan de acción y después ejecutando ese plan). También se destaca el enfoque insólito y asombroso buscado para la batalla final, en la que se ve [CUIDADO, SPOILER, SELECCIONÁ EL TEXTO PARA LEER] a Thor y a Malekith luchando en distintos mundos mientras atraviesan por sucesivos portales [FIN DE SPOILERS]. Como puede verse, el dios del Trueno ha regresado en buena forma y sus rayos funcionan a modo de electro-shock nérdico: después de la decepcionante IRON MAN 3, recuperamos la fe en Marvel.
Pobre segunda parte Al igual que la original, Thor: Un Mundo Oscuro es un film intrascendente. Aunque ya no esté Kenneth Branagh en la realización y su lugar lo ocupe Alan Taylor, los cambos no son significativos ya que esta segunda parte vuelve a incurrir en errores narrativos. En este caso el panorama es mejor debido a que esta nueva entrega implementa un sentido del humor más cálido, lo que la hace menos densa. El tema es que ese agregado cómico por parte de Taylor no alcanza para que el film se destaque. Justamente el tema humorístico era el ingrediente que hacía que Los Vengadores de Joss Whedon -la más lúcida de toda esta última camada de películas basadas en comics de Marvel- sea una obra interesante, logrando que los chistes funcionasen en relación a la acción dramática y la adrenalina. En Thor: Un Mundo Oscuro pasa todo lo contrario, ya que ese acompañamiento entre las dos partes no existe y todo lo relacionado con el relato deja mucho que desear...
Un desborde de fantasía e imaginación El nuevo film de la saga individual del Dios del trueno llega a las salas argentinas, precedido de un exitoso antecesor como lo fue Avengers y una poco brillante primera entrega en manos del director Kenneth Branagh. El desafío que encaraba esta secuela no era simple, Thor en pantalla terminó siendo uno de los miembros más deslucidos de Avengers: Ironman es puro carisma, Hulk bipolaridad casi animal, Capitán América un hombre desfasado en el tiempo, Viuda negra, sensualidad letal y Ojo de Halcón la letal precisión. ¿Dónde quedaba situada en este marco la versión cinematográfica del Thor personificado por Chris Hemsworth? Apenas, un Dios platinado con un martillo en su mano. Peor aún, lo aquejaba la pesadilla más temida, su enemigo Loki -encarnado magistralmente por Tom Hiddleston- quien contaba con una composición tan cuidada y perfecta que generaba más empatía que la del personaje principal. Cada momento en que Hiddleston irrumpía en escena la iluminaba con su sarcasmo, su frialdad y sus sutiles toques de humor, perfectamente dosificados, opacando claramente a su hermano adoptado, como lo revela en Avengers. Por lo cual, el mayor reto para esta segunda entrega era dotar a la interpretación de Hemsworth del carisma necesario o bien compensar su ausencia con una contundencia argumental que no cayera enteramente sobre sus anchas espaldas. El director del film Alan Taylor (ya familiarizado con las intrigas palaciegas por su participación en Games Of Thrones) optó por la última opción brindándonos así un producto con un relato más descentralizado en el protagonismo, plagado de matices y actuaciones logradas. El relato de Alan Taylor nos brinda una introducción que nos permite mensurar la amenaza que se cierne en esta nueva entrega de la saga del blondo héroe. Hace muchos años, la maléfica raza de los Elfos Oscuros trató de dominar el universo a través de la utilización de una fuerza llamada “aether”. Esta fuerza es preexistente incluso a los Nueve Reinos y posee un nivel de destrucción inconmensurable en caso de caer en las manos equivocadas. Sin embargo, el ataque fue sofocado y la fuerza aprisionada con la esperanza fútil de que no vuelva a manifestarse. Los años pasan y en la actualidad se produce un evento cósmico que sólo se da cada quinientos años, la convergencia, donde simultáneamente los Nueve reinos se alinean y este será el tiempo de la venganza de Malekith (Christopher Eccleston), quien tratará de terminar aquella inconclusa revuelta y sumir a los Nueve Reinos en la oscuridad absoluta. Jane Foster (Natalie Portman) es absorbida por uno de estos portales y termina frente a frente con la poderosa fuerza del aether, aspecto que afecta su salud. Mientras tanto, es Asgard Heimdall (el genial Idris Elba) quien tiene la posibilidad de ver a todos los seres del universo y así le informa a Thor que no puede contactarse con Jane y que teme por su bienestar. El Dios del Trueno se reencuentra con ella y la transporta a su reino para que sea tratada por su extraño mal. Así se irán abriendo infinidad de subtramas para las delicias de todos los seguidores del universo Marvel donde deberán convivir con solidez las intrigas palaciegas, las aspiraciones al trono, el romance, la venganza, los códigos éticos, las peleas épicas y los universos paralelos. Combinar tantos elementos con un moderado uso del artificio digital y lograr brindar contundencia a un relato plagado de grandísimos personajes interpretados por excelentes actores es sin lugar a dudas una tarea tan titánica como pacificar Nueve Reinos a la vez. Y Alan Taylor apela a su mayor don, el de dosificación. Cada personaje es delimitado con detalle pero sin exceso, cada actuación es marcada para que tenga un aspecto convincente pero a la vez desestructurado. La fluidez del relato del comic se hace presente, lo que tal vez marca una diferencia notable con el enfoque más circunspecto que tuviera la entrega a cargo de Kenneth Branagh. Los toques de humor están presentes como en las más interesantes entregas de Marvel (sin llegar al nivel Ironman, pues aquí no estamos en presencia de Robert Downey Jr tampoco) y así veremos a la deidad vikinga inmersa en situaciones cotidianas newyorkinas de lo más delirantes. Párrafo aparte merece la personificación de Loki a cargo de Tom Hiddleston que ya ha generado un nuevo paradigma de villano que, junto a Walter White en materia de series, nos llevan a repensar si aún el publico desea consumir los estereotipos de “ héroe – antihéroe ” tal cual fueran concebidos por la industria. Su encarnación del hermano adoptivo de Thor es tan compleja como fascinante y nos permite disfrutar de su ácido humor y su carisma de forma tal que sus actos malvados casi se nos vuelvan aceptables o simpáticos. Algo así como una tarantinización del mal, una mirada empática de lo que se supone socialmente reprochable. Thor: Un mundo oscuro es tremendamente superior a la primera entrega y maneja el ritmo y los tempos que la saga de Marvel requiere para una efectiva llegada a un público que es ávido consumidor de un universo maravilloso y plagado de matices. Dato de importancia superlativa: el film cuenta con dos escenas post créditos por lo que no se muevan de su butaca hasta que aparezca la última de ellas, ambas lo dejarán deseando que la tercera entrega de la saga llegue pronto.
El sonido del trueno Bien por la nueva Thor. La segunda película de esta saga iniciada en 2011 repite viejos aciertos y agrega nuevos, para darle continuidad a una historia que le cayó muy bien al público de inmediato. En Thor. Un mundo oscuro, la científica Jane Foster (Natalie Portman) y su equipo están investigando posibles contactos con mundos alienígenas, mientras en el espacio exterior se cierne una amenaza contra todo el universo. Hace dos años que Foster no ve a Thor (Chris Hemsworth), de quien se enamoró y quien le prometió regresar, cuando se topa con él en una fábrica. Él necesita detener a los elfos negros, y ella, sin saberlo, ha recibido en su sangre una sustancia necesaria para terminar de armar al amo del mal, por lo cual ha pasado a ser objeto de codicia del ejército enemigo. La segunda entrega de Thor es una película consistente por varios lados. Tal vez lo más novedoso, sorprendente, y atractivo, es su estilo visual. Los diseños de ciudades, vestuario, extraterrestres, naves y armas son bastante originales. Aunque lo más exquisito está en muchas representaciones más "volátiles", como los paisajes y los ambientes donde acontecen las acciones. Hablando de acciones, las hay en buena cantidad: en el aire, cuerpo a cuerpo. No ocupan la totalidad del metraje, no empalagan ni aturden, aunque alguien podría pedir un poco más. En cambio, está mucho mejor la transición. Las secuencias donde se construye la trama, con diálogos, intrigas y movimientos de escenarios, logran también ser interesantes, y hacen bastante llevadero al conjunto. Thor es el dios del trueno de la mitología nórdica y germánica, que domina el clima, las cosechas, la justicia, los viajes y las batalles, entre otras áreas. Su principal instrumento es el martillo, con el que puede hacer blanco sin fallas y que se empequeñece hasta caber en un bolsillo. El cristianismo persiguió a sus creyentes e hizo que esa deidad fuera vista como lo contrario, un demonio. La empresa de entretenimiento norteamericana Marvel tomó a la figura y la convirtió en un personaje de sus historietas. Para algunos será un mero acto comercial. Para otros, el triste destino para la religión que sucumbió a otra fe hegemónica. En este capítulo, cuyo título es premonitorio, las cosas se ponen gris oscuro para los paladines, y cuando eso sucede, es porque hay nueva secuela en puerta.
Un mundo vacío Había que reconocerle a Thor que, sin ser un gran film de superhéroes, no dejaba de ser bastante atendible, básicamente porque Kenneth Branagh se interesaba, y mucho, por el drama familiar que se iba desenvolviendo entre el dios del trueno (Chris Hemsworth), su padre Odín (Anthony Hopkins) y su hermano Loki (Tom Hiddleston) como disparador de otras subtramas, el romance y la aventura. A la hora de la acción, la película no tenía demasiado para dar, pero le alcanzaba para ser una digna introducción a Los Vengadores -con la presentación de un villano ambiguo, complejo y carismático, capaz de sobrevivir frente a cualquier tipo de obstáculo y/o derrota- sin dejar de poseer cierta autonomía en cuanto a la configuración de su mundo. Alan Taylor, director que ganó prestigio a partir de su trabajo en la serie Game of thrones, parecía ser una elección bastante acertada para la realización de Thor: un mundo oscuro. Sin embargo, había que tener en cuenta lo siguiente: la serie de HBO va construyendo y cimentando su multitud de historias, todas entrelazadas, a lo largo de varias temporadas de trece capítulos cada una, donde lo que importa y tiene más peso son las intrigas palaciegas, en detrimento de las batallas, violentas y espectaculares sí, pero que son más bien consecuencias lógicas de las interacciones de diverso tipo (románticas, familiares, políticas, éticas) entre los personajes. En cambio, la secuela de Marvel pretende contar muchas cosas (que encima se vinculan con films anteriores y futuros) en apenas dos horas, y lo que hace avanzar más que nada el relato son las escenas de acción. Quizás por eso Taylor casi nunca consigue imprimirle vigor a la narración o generar empatía por los protagonistas. Pero lo cierto es que Taylor no es el único responsable de las fallas en la película. El guión de Christopher Yost, Christopher Markus y Stephen McFeely (con historia de Don Payne y Robert Rodat) hace desfilar una multitud de figuras casi de cartón, cuyos papeles jamás adquieren relevancia: poco importan y/o conmueven las diferencias de puntos de vista entre Thor y Odín; el renacimiento de su romance con Jane Foster (Natalie Portman); su aparente tensión sexual con la Sif que hace Jaimie Alexander (apenas algunas miradas o frases, dando la impresión de que mucho quedó en la sala de montaje); o lo que puedan aportar sus compañeros de armas. Menos aún Malekith el Maldito (Christopher Eccleston), un antagonista sin gracia o atractivo, que quiere destruir todos los universos vaya a saberse por qué. Apenas tenemos algunas líneas de diálogos bastante humorísticas aportadas por Darcy Lewis (Kat Dennings) y Erik Selvig (Stellan Skarsgård), aunque lo mejor vuelve a ser Loki, gracias a la solvencia y desparpajo de Hiddleston, el único que entiende bien de qué viene el asunto y da la impresión de reírse de todo y de todos, aún en los momentos más trágicos. Hasta en la banda sonora -redundante en los momentos dramáticos, sin aliento épico en los de acción- se le notan las deficiencias a Thor: un mundo oscuro, que recién en los minutos finales adquiere suficiente energía, a partir de un combate bastante entretenido, gracias al juego con distintas dimensiones, los elementos que los integran y el desempeño de los personajes en función de lo espacial. Sin embargo, no le alcanza para escapar de la etiqueta de primera película realmente fallida de Marvel desde que comenzó su serie de Fases con Iron Man. Sin brío ni impacto, es apenas un trampolín a The Avengers: Age of Ultron, previa escala en Capitán América y el soldado del invierno.
Thor The Dark World: Todo sobre Loki Ha sido un largo camino desde que visitamos Asgard en la primera película de Thor y casi nada es igual a aquellos tiempos. Thor (Chris Hemsworth) ha madurado bastante, especialmente luego del episodio en Nueva York, donde el blondo es defraudado completamente por su medio hermano, Loki (Tom Hiddleston), quien permanece encerrado en los calabozos de Asgard. Ahora el Dios del Trueno se pasea entre los nueve reinos imponiendo la paz y suspirando por Jane Foster (Natalie Portman) en sus tiempos libres. Por el otro lado, Jane sigue buscando rastros de Thor y estos la llevan a Londres, donde sin querer es transportada donde yace un antiguo poder llamado “Aether”, perteneciente a los Duendes Oscuros Svartalfheim y buscado por el de los duendes, Malekith (Christopher Eccleston). Jane se convierte en portadora de este poder supremo y esto le sirve a Thor como excusa para llevarla a Asgard, en donde Malekith planea desatar toda su furia y recuperar lo que le pertenece. A Odin (Anthony Hopkins) se le va de las manos la lucha de Asgard contra Malekith y Thor decide tomar cartas en el asunto, lo que implica traicionar a su padre y liberar a Loki, quien siempre tiene algún truco bajo la manga como el Dios del engaño que es. En Thor The Dark World no hay vestigios ni rastros de lo que significó The Avengers (la guerra se desata en la Tierra, y ni rastros de S.H.I.E.L.D. o el resto del equipo?), y Alan Taylor (Game of Thrones) retoma esta historia “nórdica” por las riendas seguras, o mejor dicho, por las que Marvel le impuso. Y acá es donde podemos decir que Marvel hizo con Loki lo que DC no pudo hacer con The Joker si hubiese podido. Esto es retomar un villano, que el público idolatra, y dibujar una película alrededor de él, porque esto es lo que sucede en Thor The Dark World desde la primera escena, hasta la ultima. Está bien? Está mal? Depende. La película se podría haber llamado Loki The Dark World y hubiese sido mucho mejor, sin ponernos en un conflicto de intereses. Acá había muchas expectativas por cumplir y pasiones que apaciguar. Porque esto es lo que despertó entre los marvelianos Loki, quien en el desarrollo de su personaje desde la primera película de Thor hasta esta, ha conseguido mucho más peso que el propio protagonista, gracias a la performance encantadora y maliciosa de Tom Hiddleston. Por otro lado, cuando hablamos a expectativas, nos referimos a la FASE 2 de Marvel y Thor The Dark World es el primer capitulo de ella, que se complementa sucesivamente con Capitain America The Winter Soldier (2014), Guardians of the Galaxy (2014) y The Avengers: Age of Ultron (2015). Como consecuencia de la “presión” la película se vuelve un tanto impersonal y hay más marcas de Kenneth Branagh (aunque olvidense de los aires shakespearianos de este director) y Joss Whedon que de Alan Taylor, quien le podría haber dado mucha más vida a la mitología nórdica dada su experiencia en el mundo de las series. Esta secuela de Thor es un poco más compleja que la primera, pero a la vez es muy superficial y con un guión lleno de agujeros. Malekith queda relegado a un segundo plano, a tal punto que sus acciones no son de mucha importancia hasta el tercer acto. Algunos de los personajes secundarios como Darcy (Kat Dennings) y Erik (Stellan Skarsgård) son los que aportan los bocadillos más entretenidos después de Loki, pero es Rene Russo como Frigga (madre de Thor y Loki) quien le aporta una calidad humana y femenina que Jane Foster esta vez no tiene. Y otra vez, es debido a Loki y su relación hijo-madre con Frigga que la película se transforma en algo más compleja y más sentimental que el film anterior. Loki ha herido y ha sido herido, y sin bien todos han perdido la confianza en él, es gracias a Frigga que vive, quien pidió clemencia por su hijo que al parecer sí tiene un corazón. En base a esto la película se desarrolla. Thor se apoya y confía en Loki para salvar a Jane y porqué no, al mundo. Así es cómo constantemente los hilos de Thor TDW se van uniendo gracias a este villano-superhéroe-antihéroe. Es difícil creer que Marvel no tenga más planes a futuros para este personaje cuando es exactamente lo que el público espera. Por esto, y porque algunos eventos y personajes no cierran del todo hasta la primera escena post créditos (hay otra escenas al final de los segundos créditos), es que quizás deberíamos ver a Thor The Dark World solo como un capitulo de la FASE 2, como una pequeña pieza de un gran rompecabezas que Marvel arma como mucho precisión y antelación.
El mundo de Marvel siempre ofrece algo más. Y en este caso, la película “Thor, un mundo oscuro” zafa por plantear una trama que apuesta a la espectacularidad, pero respeta la esencia de la historieta, del cómic. Ese universo, con humor, con guiños a otras figuras de Marvel, como El Capitán América, hace que esta secuela se deje ver, y eso que el comienzo se hace cuesta arriba. El director Alan Taylor (un especialista en series estadounidenses, como “Game of Thrones”) se empecinó con hacer referencias al primer filme del hijo de Odín e hilvanó una historia con demasiada información, cargada de texto, que recorre desde Asgard a Londres, y con tránsito pesado. Pero cuando Thor decide convocar a su hermano Loki (logrado rol de Tom Hiddleston) para liberar a Asgard y lanzarse a la batalla contra los Elfos, definitivamente la película arriba al destino deseado. Allí toma otra intensidad, y la batalla por Asgard también se convierte en el combate para salvar al mundo (vieja e insoportable maña del cine hollywoodense). Sin embargo, la acción y los momentos risueños le aportan un atractivo a la película, que hasta se permite coquetear con una historia de amor de dos mundos entre Thor (el pintón pero inexpresivo Chris Hemsworth) y Jane Foster (la todoterreno y siempre bella Natalie Portman). Párrafo aparte para Anthony Hopkins, con la capacidad de hacer desde un asesino serial a este Odín y siempre dar un tono creíble. Precisamente es a partir de Odín, el padre de Thor, que se abre un interrogante sobre el cierre de la película. Esa duda, que seguro la llevará consigo cada espectador, es la que da por hecho que es inevitable la llegada de “Thor 3”, lo que, desde ya, es celebratorio para los fans del héroe del martillo volador.
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Un paladín para los Nueve Reinos En algún momento la pregunta pudo ser: ¿Cómo volver después de “Los Vengadores”? Es cierto que Iron Man ya tuvo su tercera película (la primera después de la mega reunión dirigida por Joss Whedon), pero también es cierto que la historia de Thor estuvo más atravesada por los eventos de ese filme, dinamizado por el ansia de venganza de Loki. Y ese desafío encara “Thor: Un mundo oscuro”. Dilemas y venganzas Han pasado casi dos años desde que Jane Foster no ve a Thor, aunque lo vio por televisión en la batalla de Nueva York (los sucesos relatados en “Los Vengadores”). Mientras ella, radicada en Londres, acepta alguna cita como para no pensar en el rubio del Asgard, el hijo de Odín está luchando para poner orden en los Nueve Reinos, aunque no deja de pensar en la humana. Todos se dan cuenta, su festejante Lady Sif y el propio Odín, que un poco le recomienda que le de bola a la guerrera. El destino vuelve a meter la cola porque se aproxima una alineación entre los mundos, gracias a la cual se abren pasajes entre los mundos, y Jane se trae consigo el Aether, una sustancia poderosa y maligna que el Elfo Oscuro Malekith quiso usar tiempo atrás para devolver la oscuridad al universo, sólo para ser derrotado por el padre de Odín y privado de esa arma. Pero cuando se reactiva el Aether, Malekith va en su búsqueda, con consecuencias inesperadas. Así Thor deberá desafiar la autoridad de Odín y unir fuerzas con el condenado Loki para detener a Malekith y salvar al universo, que es más vulnerable durante esa alineación. El tono general del relato y la estética está en la línea del primer filme, aunque los Elfos Oscuros están más en la línea de los enemigos de “Los Vengadores” (más como personajes de ciencia ficción, con naves y vestuario tecnológico), por lo que veremos también a los asgardianos luchando con barcos volantes (algo que está en la mitología nórdica) pero usando artillería antiaérea. Como contraparte de estos villanos, los asgardianos recuerdan un poco más a los elfos tolkienianos (bien de fantasía épica), desde el aspecto de sus soldados al dilema de la relación de Thor con una humana de breve vida (sumado a la majestuosidad de su mundo). Entremedio, y relacionado con esto último, el dilema del héroe como heredero del trono: si Loki lo deseaba desesperadamente, Thor prefiere ser un campeón desde el llano (y tangencialmente esquivar la soledad del poder, en más de un sentido). De mayor a menor Si la primera de Thor tenía ribetes de drama shakespeariano (y la presencia de Kenneth Branagh en la dirección apuntaba a esto), esta secuela se termina convirtiendo en una especie de road movie entre los mundos, en los que la amenaza pasa trágicamente por Asgard, pero termina en una batalla crucial en la Tierra, que puede definir el destino de todo, aunque el despliegue de la batalla en sí es mucho menos vistosa que el regodeo de “Los Vengadores”. Alan Taylor maneja bien el crescendo en la historia y los contrapuntos estéticos y mundanos entre Asgard y la Tierra (Midgard). El juego de misterios y traiciones quedará para las habituales escenas intra y post créditos, que sirven además como puentes entre la interconectada experiencia de películas de personajes de la Marvel (en busca de remedar a una escala acotada el funcionamiento del Universo Marvel como un todo). Así que hay mucho espacio para peleas espectaculares, en las que el Dios del Trueno cobrará de lo lindo. Presencias Chris Hemsworth construye un Thor más oscuro, abrumado primero por la ausencia de Jane y luego por un dolor más profundo. Si en Rush demostró que además de bonito es un actor capaz de expresar dramatismo (luego de protagonizar picantes diálogos humorísticos con Robert Downey Jr. y Mark Ruffalo en la reunión superheróica), acá puede combinar sus dotes con las de héroe de acción. Si el héroe es un grandote, qué mejor que ponerle una damisela chiquitita, y esa es la función de Natalie Portman, comodísima en el papel de la un poco alocada Jane. Tom Hiddleston seguramente se divierte muchísimo en la piel del sarcástico e inmoral Loki, y a Anthony Hopkins sólo le basta su presencia para hacer un imponente Odín. Rene Russo construye a una Frigga que combina piedad con dureza. De los otros asgardianos, los que más se lucen son Idris Elba como Heimdall y Jaimie Alexander como Sif. Mientras Christopher Eccleston hace un Malekith bastante inexpresivo, los humanos meten el costado más humorístico: Kat Dennings (la exótica pasante Darcy Lewis) y Stellan Skarsgård (el doctor Erik Selvig, un poco “pirucho” desde que Loki entró en su mente). Las puertas quedarán abiertas para la continuidad, así que el martillo volverá a volar dentro de poco.
Esplendor visual, batallas épicas y la fuerza del amor El universo está seriamente amenazado por Malekith, sobreviviente de la raza de los elfos oscuros. Para detenerlo, a Thor no le queda más remedio que pedirle ayuda a su hermano, Loki. En el medio del conflicto, el superhéroe se reencuentra con su gran amor: Jane Foster. Una película de superhéroes no es un drama shakespereano. Ojo, la afirmación no conspira contra la calidad de las historias ni la carnadura de los personajes, imprescindibles en cualquier cinematografía. Es una cuestión de tono, de foco, que a veces se pierde a manos de cierta retórica pomposa. En Marvel tienen muy claro el rumbo y por eso el humor aparece en los momentos precisos para recordarnos -y recordarse- que asistimos a un espectáculo visual deslumbrante, basado en la cultura del cómic y pensado para divertir. Por esa línea transita "Thor: un mundo oscuro". Hay un problema, si es que puede llamarse problema, en Marvel. Se llama Loki. El público adora al hermano malo de Thor y con razón, porque Tom Hiddlestone es un excelente actor y aquí lo ratifica al extremo de que se roba las mejores escenas. Es Loki el que proporciona la cuota de locura, de desacartonamiento (participa en un juego con un cameo imperdible). Y es, a la vez, el más complejo e interesante de los personajes. Lo que le falta al correcto Chris Hemsworth del carisma que le sobra al Iron Man de Robert Downey Jr, Loki lo aporta en cada una de sus apariciones. Esta segunda parte de las aventuras de Thor quedó en manos de Alan Taylor, reconocido director de varios capítulos de "Juego de tronos". ¿Querían épica? Sobre épica en las batallas que el superhéroe libra con el malvado Malekith en los más variados escenarios: el bellísimo Asgard (al que ahora conocemos con mayor detalle), el desolado mundo de los elfos oscuros y... Greenwich, en el corazón de Londres. Vuelven Natalie Portman con su enamorada doctora Jane Foster, Anthony Hopkins interpretando a Odin de taquito y Stellan Skarsgård, otro remanso humorístico, al igual que Darcy Lewis (Kat Dennings). En la medida en que Thor se humaniza y se anima -por ejemplo- a colgar el martillo en un perchero la película gana en frescura y sorpresa, esa que le falta a la trama, por momentos en exceso previsible. Riesgos que se corren.
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Ya dijimos varias veces que en términos de franquicias el mundo Marvel es en realidad un universo aparte. Cuando el año pasado “Los Vengadores” se convirtió en Estados Unidos en la segunda producción más taquillera de la historia detrás de “Avatar” (2009), todos entendimos la retroalimentación de la cual hablamos antes. Mientras siga existiendo una sala de cine y espectadores, Marvel depende sólo de sí misma para sobrevivir. No necesita nada más que argumentos tan sólidos como los de los cómics respetando a los fanáticos con sus premisas: no salirse nunca de la idiosincrasia de sus personajes, en especial la base “mitológica”, sobre la cual están construidos y, sobre todo, tener la pericia suficiente para concatenarlos inteligente y sutilmente hasta que sea el momento de verlos juntos nuevamente. Tanto el Capitán América, Hulk, Iron Man y ahora Thor saben cada uno de la existencia del otro, saben de la institución que los amontona (S.H.I.E.L.D.) pero se mantienen en sus propios carriles frente a algún episodio que los tiene como protagonistas exclusivos. En “Thor” (2001), Kenneth Brannagh supo manejar ese mundo de los dioses escandinavos y sus conflictos dotándolos de un aire shakesperiano, mientras que Josh Weddon, el co-director, se abocó a utilizar y dosificar esos elementos para darle lugar al espacio ocupado por el comic, o sea que, sin olvidar que por más mitología nórdica presente en los nombres, este producto es de superhéroes, por ende Thor debe poder convivir con eso. Bajo esta línea analítica es lógico pensar por qué el Dios del Rayo va lentamente saliendo de Asgard para ir adaptándose a la Tierra con sus criaturas del bien y el mal, matizado además por una historia de amor muy concreta. La industria lo necesita aquí abajo porque es donde están todos los demás integrantes de la franquicia así el conflicto de Asgard ocurre allí, pero se resuelve en nuestro planeta. En “Thor: Un mundo oscuro” todos los personajes anteriores aparecen dispersos de la columna central del argumento original. Diezmados podría decirse. Loki (Tom Hiddelston) quedó suelto y discute con Odín (Anthony Hopkins) el poder, mientras Thor (Chris Hemsworth, que como actor es bien musculoso) trata de poner mano dura en los nueve reinos para traer la paz. En la tierra, Jane Foster (Natalie Protman) quedó con el corazón roto y su ayudante Darcy (Kat Dennings) es la única actualizada de los fenómenos climáticos sospechosos, porque el profesor Erik Selvig (Stellan Skarsgård) anda desnudo por ahí vociferando profecías a la policía. Para colmo, un arma antigua y poderosa cobra vida a través de Foster merced a una inminente alineación de planetas que afectan la gravedad y las dimensiones abriendo portales por todos lados. Como guinda del postre, una raza milenaria de uno de los reinos despierta con ganas de recuperar su arma para romper planetas. No está mal como elaboración del caos. Buen trabajo de Christopher Yost, Christopher Markus y Stephen McFeely para ordenar el mazo de cartas bajo la notable dirección del casi novato Adam Taylor. Mejor dicho casi novato en cine, pero de vastísima experiencia en TV con varios episodios de “Game of Thrones” (2011) como antecedente necesario para esta segunda parte. Taylor mueve algunas piezas del equipo pero la estructura y el sistema se mantiene firme. De esta forma, por ejemplo, aparece el humor (antes casi no estaba), hay un buen manejo de la gran cantidad de personajes porque nunca se pierde el punto de vista, y una vez más se entiende (como casi siempre en Marvel) que los efectos visuales deben estar al servicio de la narración de la historia. El realizador deja al elenco hacer lo suyo, pero además lo potencia como en los casos de René Russo o Kat Dennings. Ni hablar del estupendo Tom Hiddelston que no necesita poderes y efectos rimbombantes para componer un villano. Su actuación permite al espectador sentir la presencia maligna en forma constante y sostenida. Una segunda parte que como pocas veces sucede, troca virtudes de la primera por otras igual de efectivas para terminar de redondear un producto digno del cine espectáculo, bien contado e ideal para alimentar lo que se viene en los próximos tres años. Hay Marvel para rato. Lo último. No es invento de Marvel, pero quédense hasta el final de los créditos principales y luego hasta el final, final. Son dos escenas más.
Un dios que cobra fuerza y se afirma en la pantalla Thor, uno de los héroes de Marvel, heredero del trono de Odín en el reino de Asgard y compañero de Ironman, Hulk y el Capitán América en el grupo de Los Vengadores, había comenzado su tránsito solista por el cine con paso cambiado. La película realizada en 2011 con dirección de Kenneth Branagh --ahora sólo productor-- y Joss Whedon, y con el mismo elenco de base, no alcanzó los efectos que produjeran las dedicadas a otros personajes del grupo. De aquellas, y de su segundo episodio que firma Alan Taylor, distaba en fuerza y complejidad dramática. Los cambios no son ni casuales ni descuidados, y más allá de los gustos, tienen por objeto que Thor ponga pie firme entre las sagas dedicadas a los superhéroes. Taylor, con amplia experiencia televisiva en series como Lost, Los sopranos, Sex and the City, Six feet under, Mad men o Juego de Tronos, entre varias más, trabajó sobre el guión colectivo con énfasis en las encrucijadas del hijo de un Dios llamado a ser rey en un universo que lo aleja de la Tierra. Nuestro mundo no era su destino, pero a partir de que su padre lo castigó descendiéndolo con los humanos, aquí encontró el amor y una razón de ser, defender a los débiles seres humanos de las consecuencias de las luchas del bien contra el mal. En esta segunda entrega y luego de haberse redimido de sus "travesuras" y recobrado la confianza de su padre --sucedió en la primera-- Thor lucha por recuperar la paz en los Nueve Reinos, mientras Loki, su hermano y uno de los villanos de la historia, purga su traición en los calabozos del castillo. Entonces una nueva amenaza aparece: la de un objeto mágico ancestral y previo al nacimiento del mismo universo; una fuerza fluida y cambiante que el elfo Malekith intentará liberar una vez más para sumir a dioses y humanos en la oscuridad. Y estos se defenderán y procurarán restablecer el orden: los humanos, desde lo científico, los dioses, desde lo mágico, pero siempre en colaboración. Thor 2 no es de las mejores películas inspiradas en el mundo Marvel, pero es de destacar el intento por afianzarse. Heinsworth logra, bajo la dirección de Taylor, un compromiso mayor con las contradicciones de su personaje, y una relación más fluida con las que, por caso, Anthony Hopkins hace de Odín, o Tom Hiddleston de un Loki que logra una película propia en sus apariciones. El resto del elenco defiende bien lo suyo y se pliega con corrección a un guión que procura momentos de humor, en ocasiones pueril pero no por ello menos efectivo. En este sentido hay momentos de complicidad con los "marvelianos". Aunque la dirección de arte merece un aplauso, los efectos que se aplican a la acción sobre esos escenarios dejan bastante que desear. Disfrutarán de esta película quienes no se pongan en exigentes, y estos otros tendrán de qué hablar. Un aviso: ¡no abandonar apenas comienzan los créditos que hay más.
"Malas Compañías" Desde que Marvel lanzó esa bomba pochoclera atómica conocida como “Los Vengadores” (Josh Whedon, 2012) el destino de todo su universo cinematográfico se vio alterado por los efectos exitosos y devastadores de aquella producción. De hecho el primer gran movimiento polémico post-vengadores que dio el estudio es dejar afuera del tablero de sus próximos proyectos a Tony Stark (Robert Downey Jr.), quien luego de “Iron Man 3” (Shane Black, 2013) parece no tener un lugar asegurado en la denominada “Fase 2”. Ahí entra a jugar Thor, quien en su segunda película tiene que levantar la batuta y hacerse cargo de gran parte de la suerte que correrán en el futuro las siguientes producciones de los superhéroes de Marvel, entre las que se encuentran “Capitán América: Soldado de Invierno”, “Guardianes de la Galaxia” y “Ant-Man”. El príncipe asgardiano no escapa de tamaña responsabilidad, ofreciendo en esta oportunidad un producto muy superior en muchos aspectos con relación a su antecesora, aunque también cometiendo y ampliando algunos de los errores que presentaba la película dirigida por Kenneth Branagh en el 2011. Dentro de lo positivo encontramos el desembarco definitivo del dios del trueno y su inseparable mjolnir en la pantalla grande, con escenas de acción grandilocuentes, épicas y visualmente espectaculares que se asemejan mucho más al comic y a lo que todos los fanáticos de los superhéroes queremos ver en la pantalla grande. Cada vez que Thor agarra su martillo comienza una tremenda escena de acción, que acompañada esta vez del correcto uso del 3-D, termina por ofrecer gratos momentos dentro de la sala de cine. Gran parte de eso se debe al director Alan Taylor, quien además de apoyarse en su gran capacidad de dirección para las secuencias de acción, hizo un trabajo notable en la fotografía y la música. Kramen Morgenthau, quien sorprendentemente también viene de trabajar mucho tiempo en la televisión al igual que Taylor, realizó un trabajo soberbio en el aspecto visual de “Thor: El Mundo Oscuro”, ofreciendo no solo imágenes poéticamente bellas de Asgard, sus construcciones y ceremonias (hay una en particular que es tristemente hermosa), sino también de todos los reinos de Yggdrassil que dicen presente en esta película. Por su parte, la música a cargo del siempre cumplidor Brian Tyler, por fin le impregna el tono épico tan esperado por todos los fanáticos a una producción de Marvel, las cuales no solían ser fuertes en este sentido. Por lejos, la invasión de los elfos oscuros a Asgard y la batalla final con Malekith (Christopher Eccleston) en Londres son un ejemplo perfecto de esto, además de ser escenas impresionantes que pagan la entrada de cine por completo. Los problemas nuevamente con Thor pasan a ser sus compañías. Natalie Portman como Jane Foster podrá ser hermosa, pero no le quita lo nefasto, tonto y aburrido que se vuelve su personaje a medida que avanza la película. Más que una científica parece una quinceañera con ganas de conseguir novio. Por su parte Stellan Skarsgard ya está completamente desfigurado y lo arrojaron al plano de la comedia con su profesor Erik Selvig, ofreciendo situaciones patéticas que no causan la más mínima gracia. Sin embargo el premio mayor se lo lleva ella, la Jar Jar Binks de la saga “Thor” y el personaje más nefasto y estúpido del universo Marvel. Hablo de Kat Dennings y su infumable papel como Darcy Lewis. Por si fuera poco, esta vez, sumaron a su versión masculina interpretada por Jonathan Howard, lo cual solo empeora las cosas. Y ojo que lo malo de “Thor: Un Mundo Oscuro” no pasa solo porque el accionar de estos personajes es molesto, sino porque en definitiva terminan arrastrando a todo el resto con ellos para que se desenvuelvan de forma ridícula e innecesaria en momentos inoportunos. Thor tomándose el subte en plena batalla final es algo que no funciona bajo ningún aspecto. Lo frustrante es que todo el resto de los personajes, desde el cada vez más grande Loki (Tom Hiddleston perfecto) quien se consolida como uno de los personajes más interesantes de Marvel dentro del cine, Odin (Anthony Hopkins amoldado increíblemente al cine pochoclero), Frigga (Renne Russo impecable) hasta Heimdall (el siempre presente Idris Elba) se convierten en aliados perfectos de Thor para contar esta aventura, pero hacia la parte final de la película desaparecen por completo, dejándolo solo junto a sus malas compañías. Si no fuera por este aspecto, sin dudas estaríamos hablando de una película digna de seguir la jerarquía impuesta por “Los Vengadores”. Una lástima, porque “Thor: Un Mundo Oscuro” es una de las películas más grandes y arriesgadas de Marvel por su increíble apartado técnico, su grandiosa puesta en escena y porque, en definitiva, es el primer paso hacia un mundo nuevo de aventuras que recién acaba de empezar y promete un montón. Bienvenidos a la “Fase 2”.
Otra de las grandes películas que se estrenan este año, y claro, una muy esperada por todos sus seguidores. La secuela de Thor no defrauda ni un minuto; una peli para pasarla bien, pochoclos de por medio, con un guión plagado de buenos gags, que te aseguro te va a hacer reír en más de una oportunidad; buenas actuaciones y lo más importante para las historias de super héroes, los FX, que la rompen. ¿Vale la pena verla en 3D? Si sos muy fan, vale la pena, si no sos amante de los anteojitos (que algunos te rompen la cabeza), podés verla en 2D. Gran peli para disfrutar con amigos (ingresó dentro de mis películas favoritas del año).
Marvel Evolution Bastante se habló sobre los supuestos problemas de producción de esta esperada secuela de Marvel. Se decía que hubo problemas de filmación, para lograr las escenas requeridas y sobre todo con la historia que se había guionado. Bueno, para tantos inconvenientes de producción, debo decir que el resultado hizo valer completamente el esfuerzo y los dolores de cabeza que se puedan haber generado. "Thor: The Dark World" es mejor que su primera entrega, más madura, más pulida y más consciente de lo que el espectador desea del producto. La primera película de esta franquicia dirigida por Kenneth Branagh marcaba un buen inicio, pero todo estaba programado como en período de prueba. No se sabía bien aún el interés que generaría en los espectadores y tampoco estaban conscientes de los puntos más fuertes del menú, en cambio esta secuela de Alan Taylor, conocido por estar al frente de capítulos para series importantes como "Game of Thrones", "Los Soprano" o "Mad Men", corrió con la ventaja de saber que al fan le gustaron mucho los toques cómicos de "Los Vengadores", que Loki es más popular que el mismísimo Thor y que había mucha hambre de dramatismo, cuestión que tomó una altura relevante en esta batalla entre la luz y la oscuridad. En general tiene algunos aspectos bien interesantes, como por ejemplo el trabajo conjunto entre héroe (Thor) y villano (Loki) para derrotar a una fuerza maligna mayor. El humor constante y pícaro combinado con situaciones dramáticas, también jugaron un rol fundamental para pasear al espectador por una montaña rusa de emociones. Y hablando de rusos, la pequeña pero relevante participación de Rene Russo como Frigga fue refrescante y muy disfrutable. Por el lado de las interpretaciones, todos estuvieron muy bien destacándose las labores de Christopher Eccleston como el villano Malekit y Tom Hiddleston en su rol habitual de Loki. Marvel sabe bien lo que hace, comercialmente y con respecto a la calidad de sus trabajos, a excepción de la discutible "Iron Man 3" que me parece se fue de mambo y se terminó centrando en las secuencias de acción. Peli sobrevalorada si las hay. "Thor: The Dark World" es muy equilibrada, tiene grandes efectos visuales y de sonido, las secuencias de batallas son épicas y la trama es realmente interesante. Concluyendo, esta secuela de las aventuras del dios del trueno pisa fuerte y puede llegarle tanto al fan empedernido de las super hero movies como al público no tan asiduo a los comics y las pelis de superhéroes. La evolución en los productos de Marvel toma la punta con este film.
Thor, un mundo oscuro, es un film que si bien no está mal, podría haber tenido una historia más rica y mucho mejor. Si bien entretiene, el cuento por momentos se torna lento y no apasiona demasiado, pero toda la parafernalia visual y sus espectaculares batallas atrapan de inmediato. De todas formas el buen desenlace hace que uno se olvide del resto. El guión mantiene los toques de humor ....
Por el poder del martillo Gracias a un excelente manejo de efectos especiales, un guión aceitado e ideas ágiles, focalizadas en divertir y sorprender (en la versión 3D, cuidado con el martillo de Thor), el director Alan Taylor, ducho en el trabajo de series como Games of Thrones, convirtió a este film en un hijo bastardo y lúcido de El señor de los anillos. Sí, la obra de Tolkien se nutre de mitos nórdicos, el país de Thor, pero Taylor hizo del personaje una especie de He-Man, nacido para proteger Eternia. En Un mundo oscuro, el reino de Asgard se ve amenazado por el elfo Malekith, que pretender recobrar un néctar mágico, el aether, que lo vuelve invencible. En tanto, Odin (Anthony Hopkins) decide legar su cetro a Thor (Chris Hemsworth), a expensas del reclamo del perverso Loki (Tom Hiddleston), mientras en el Londres contemporáneo, Jane (Natalie Portman) espera alguna pista del amante vikingo. Lo mejor de la película es el cruce entre ambos mundos, como cuando Thor toma el tube londinense para llegar a Greenwich, o cuelga el martillo de un perchero en el departamento de Jane. Sin duda, una de las mejores adaptaciones de Marvel.
Thor: Un Mundo Oscuro es la secuela de Thor, la cual data de 2011. La importancia de aquel filme era presentar en sociedad al héroe de la Marvel - una interpretación muy liberal del dios nórdico - y tenerlo listo para orquestar ese megaensamble que fue Los Vengadores, la cual arrasó en la taquilla. La macana es que Los Vengadores fue tan épica que resulto difícil retrotraer a los personajes (y al público) a escenarios menos monumentales, amén de tener que inventar excusas de todo tipo sobre por qué el grupo de super héroes - tan eficiente y letal - se vió obligada a tomar caminos separados. Con Iron Man 3 bajaron la persiana de apuro a la trilogía y pusieron a Robert Downey Jr. en un sueño criogénico, mientras que aquí la acción se traslada directamente a otro universo... uno inacanzable para el portaviones volante de SHIELD y toda su pandilla. Hablando en términos concretos sobre la película, Thor 2 es menos pulida que Thor 1. A mí me gustaba la dirección de Kenneth Brannagh y el hecho de que la historia estuviera ceñida al género fantástico, explorando una versión alternativa de las leyendas nórdicas. Aquí, en cambio, las cosas se convierten en un pastiche que mezcla fantasía y ciencia ficción por igual - algo así como entreverar La Guerra de las Galaxias con El Señor de los Anillos -, algo que por lógica no cuaja. Digo: ¿qué sentido tiene usar espadas y escudos cuando los invasores usan naves y cañones láser?. Al menos en Star Wars los sables láser podían hacer rebotar los disparos pero aquí son espadas de metal que, a lo sumo, se parten o se funden bajo una andanada de lasers. Si uno no le da bolilla a esa contradicción, verá que Thor: Un Mundo Oscuro está bien hecha y es entretenida, aunque la trama es algo rutinaria. Lo que ocurre es que no recorre ningún camino nuevo, y ni siquiera los nuevos villanos - con el horrendo sobre-actor Christopher Eccleston a la cabeza - tienen una chispa de personalidad o hacen algo siquiera memorable. A los tipos se les canta apagar la luz de todo el universo y no dan ni la más minima explicación del por qué. Incluso poseen una caterva de tecnología vieja (que data de más de 5.000 años de edad), la cual no sólo funciona perfectamente después de todo ese tiempo de inactividad, sino que es capaz de derrotar a las tropas imperiales de Asgard en apenas un instante. No sólo la lógica sale volando un par de veces por la ventana a lo largo de todo el filme, sino que el libreto mete un par de Deus Ex Machina algo molestos, como la casa londinense plena de saltos dimensionales - similares al segundo episodio de Animatrix - (la cual resulta sumamente conveniente para que nuestros héroes regresen intactos a la Tierra), o las estacas medidoras con las cuales Natalie Portman, en dos minutos, las modifica para que generen agujeros negros portátiles. Algo así como tomar el medidor de la luz y convertirlo en una bomba atómica. Aún con todos esos detalles, Thor: Un Mundo Oscuro se deja ver y se disfruta. La diferencia la hacen los actores, los cuales sacan el material a flote y dan perfomances más que dignas. Si Chris Hemsworth va camino del mega estrellato - ya que posee carisma de sobra y es buen actor -, quienes se llevan las palmas son Tom Hiddleston y Kat Dennings. La Dennings aportan unas salidas cómicas impagables - diría que es lo mejor del filme -, mientras que Hiddleston se relame de manera deliciosa con su villanía. El resto es muy bueno - como Idris Elba o Anthony Hopkins -, quedando Natalie Portman como la única que queda en off side. No es una perfomance terrible pero se nota que está en piloto automático, ya que ella quería salirse de su contrato y no rodar esta secuela. Trabajando a reglamento, ella va como un robot con poca energía, espetando sus líneas sin mucho entusiasmo. Ciertamente no todo el material de Marvel tiene que ser épico u original, de manera de estar a la estatura de Los Vengadores, y aquí se nota. Oh, sí, aquí hay muchas explosiones y destrucciones, pero están reservadas para el final o para momentos específicos del filme; el resto es una trama de matineé - el héroe debe traicionar a todos para emprender una acción temeraria que derrote al villano - que entretiene mucho gracias a que algunos personajes están muy bien condimentados, con lo cual se transforma en un espectáculo más que válido para matar dos horas de nuestro tiempo... siempre y cuando no le miremos demasiado las costuras.
A diferencia de sus más mundanos colegas superhéroes, Thor al menos se las arregla sólo porque realmente no le queda otra (el arcoiris intergaláctico no parece llegar hasta la casa de Tony Stark), y a lo sumo, si se pliega al equipo Avengers, es porque parte de la culpa tiene, ya que después de todo quien desata el caos es por lo general su hermanito. Su orgullo y carácter testarudo justifican que actúe solo, y con su chipote chillón basta y sobra para combatir el mal. O al menos eso es lo que parece, hasta que el nuevo villano de turno asoma su malévolo rostro y jura y perjura ser más malo -malísimo- que el anterior (suponiendo que el anterior fue el hombre de hojalata gigante del final de la primera parte, en una disputa muy Power Ranger). Lo cierto es que, una vez más, el villano de turno es la nada misma, y el clímax de la batalla final es tan sólo una excusa para abrir otro capítulo del interminable universo Marvel. Como era de esperarse, Loki, el hermano del Dios musculoso, resulta tan atractivo como siempre (es lo mejor de la película), y por ello se guarda sus planes demoníacos para futuras aventuras (que, a este paso y mientras la taquilla rinda, probablemente jamás terminen de concluir). Cómo alguien puede seguir confiando en él luego de tratar de destruir un planeta entero es cosa de esa moral absurda de los superhéroes. Thor: Un Mundo Oscuro no presenta ningún avance respecto a su antecesora, sino que por el contrario resulta menos efectiva justamente porque todo se basa en figuritas repetidas. Inclusive Asgard, el gran hallazgo visual desde el diseño de producción, se ve deslucido y tedioso. Si el film de Kenneth Branagh, pese a no ser ninguna obra maestra, salía a flote gracias a su humor, aquí las únicas líneas simpáticas le pertenecen a Loki (Tom Hiddleston), y mientras que Thor (Chris Hemsworth) parece haber perdido su encanto, Natalie Portman termina de confirmar que su personaje no tiene ninguna relevancia. Para convencernos de ello, el director Alan Taylor la utiliza directamente como macguffin, y luego descarta su historia amorosa con la del Dios nórdico con una indiferencia tan increible como risible.
Publicada en la edición digital #256 de la revista.
Martillazo Lo que se venía mostrando en tráilers y avances de todo tipo como para generar la ansiedad correspondiente en los fanáticos de Marvel, finalmente llegó a las salas locales. El arribo de Thor 2: un Mundo Oscuro le da continuidad a la maratón de películas con las que la industria del cine norteamericano viene salvando la ropa desde hace varios años. Habría que preguntarse qué hubiera sido (en términos económicos) de los estudios, sin los superhéroes y los poderes que ostentan. Pero yendo al caso particular del gringo con el martillo, el regreso de Thor se caracteriza por contar con lo suficiente como para entretener a toda la familia, desde el más chico al más grande, sin erigirse como una gran muestra del cine derivado del cómic. Es decir, el espectador saldrá tranquilo de la proyección porque no malgastó la plata, pero no podrá decir demasiadas maravillas de la cinta, como ocurrió en su momento con la primera y fundamentalmente la tercera de Iron Man, para citar dos casos. Luego de una introducción explicativa, la acción comienza enlazándose con el final de Los vengadores, con Loki en cana (un Tom Hiddleston de lo mejor del reparto), con Thor poniéndole el moño a una serie de luchas y conflictos en los Nueve Reinos y a su padre Odín con ganas de que el pibe se convierta en el rey de Asgard. Pero el amor es más fuerte, y Thor no puede olvidarse de la damita que dejó en la Tierra, la científica Jane Foster, interpretada por la bella Natalie Portman. Líos en Londres. Si bien resulta un tanto curiosa, la elección de situar una parte importante de las acciones en la capital inglesa resultó acertada. A eso se le puede agregar un cierto toque medieval en la estética, hecho nada casual si se tiene en cuenta que el director Alan Taylor suele dirigir capítulos de la serie Game of Thrones. Los problemas comienzan cuando una gran energía se libera y tiene a Jane como involucrada. A partir de allí se dan las clásicas peleas que le sacan lustre a la animación por computadora, y el desparejo guión le cede lugar a unas cuantas escenas risueñas, sin descuidar el objetivo final que tiene Thor de hacer añicos el Mundo Oscuro del título. Una de las cosas que salieron bien en esta cinta es que la acción nunca decae, por lo que aquellos que van en busca de entretenimiento sin grandes pretensiones estarán de parabienes. Chris Hemsworth cumple con las dos misiones que tiene en esta saga: sonar más o menos convincente y mostrar los abdominales, aunque como ya se mencionó el que se lleva las palmas es Tom Hiddleston dándole forma a un Loki de colección. Pulgar en alto también por haber conformado un elenco de lujo con Christopher Eccleston, Rene Russo y Anthony Hopkins. Un consejo válido para los ansiosos es que no salgan disparados como un resorte cuando larguen los créditos finales, porque como ya es una fija en los productos Marvel se cuelan escenas que dan una pauta de lo que vendrá en un futuro cercano.