Caminando el suelo oceánico A pesar de que evidentemente Amenaza en lo Profundo (Underwater, 2020) se parece a mil películas previas, lo cierto es que hoy en día casi no existen productos potables de terror y ciencia ficción orientados a entretener y punto, algo que se traduce en una eterna crisis creativa que ni siquiera sabe ofrecer aquella clase B amena de antaño para pasar el rato. Este film de William Eubank combina por un lado la estructura narrativa de Alien (1979), la cual inspiró diversas facetas de muchísimas obras posteriores -claustrofobia, inteligencia artificial, especies carnívoras por descubrir, etc.- en un espectro que va desde Galaxy of Terror (1981) y Forbidden World (1982) hasta las recientes Pasajeros (Passengers, 2016) y Life (2017), y por otro lado la coyuntura retórica marítima/ submarina cercana a El Abismo (The Abyss, 1989), otra comarca que abarca opus varios que van desde Leviathan (1989) y DeepStar Six (1989) hasta aquellas Agua Viva (Deep Rising, 1998) y Virus (1999). El guión de Brian Duffield y Adam Cozad no anda con rodeos en la sencillez de su planteo y nos sitúa en la Fosa de las Marianas, donde el engendro capitalista de turno -una empresa llamada Industrias Tian- montó una serie de bases submarinas para encarar una perforación de siete millas de profundidad en pos de rapiñar recursos naturales. Apenas comienza el metraje se produce un terremoto que destruye parte de la Estación Kepler, provocando una brecha de presión muy peligrosa que obliga a los pocos sobrevivientes a abandonar el lugar y tratar de llegar -vía una parada intermedia- a otra edificación subacuática más o menos lejana, la Estación Roebuck, con vistas a encontrar cápsulas de escape en funcionamiento o por lo menos pedir ayuda a la superficie. Desde ya que en el trajín los futuros cadáveres recibirán una misteriosa señal de auxilio y pronto descubrirán que no están solos allí abajo, todo cortesía de unas criaturas lovecraftianas que parecen proliferar con la venia de Tian. Eubank, hasta ahora un director indie que había dirigido las mediocres Love (2011) y The Signal (2014), entiende rápido que aquí no hacen falta introducciones larguísimas y que la experiencia se sustenta en el aislamiento, la desesperación, el suspenso y todos esos detalles que pueden salir mal y de seguro saldrán mal, incluso ahorrándonos la jerga redundante científica y hasta el típico adalid militar y/ o personaje fascistoide canchero que en tantas propuestas semejantes resulta ser el insoportable protagonista. En la tradición de aquellos exploitation del pasado -aunque en esta ocasión con un presupuesto digno- que exprimían al máximo a su estrella, hoy el film aprovecha a la Norah de Kristen Stewart, una ingeniera mecánica, con vistas a colocarla en el corazón mismo del relato sin forzar las cosas y gracias a una naturalidad que esquiva el feminismo hollywoodense de cotillón y pone el acento en los monstruos y la amenaza permanente de la presión de la Fosa de las Marianas. Amenaza en lo Profundo cuenta con un atractivo diseño de producción y una maravillosa fotografía submarina a cargo de Bojan Bazelli, dispara algunas simpáticas cámaras lentas ochentosas, no nos bombardea con chistecitos idiotas cada cinco segundos e incorpora al genial Vincent Cassel como el Capitán Lucien, la máxima autoridad en lo que atañe al grupito de -no por mucho tiempo- sobrevivientes. La película se beneficia mucho de la idea bien mundana -léase sin esa aburrida basura tecnológica que resuelve todos los problemas- de caminar el suelo oceánico hasta la Estación Roebuck, logrando una progresión dramática veloz y sin baches que nos regala un desenlace muy sólido y a toda pompa que denuncia la codicia capitalista de siempre a la vez que construye una gesta de supervivencia tan simple y previsible como elocuente y eficaz en su atmósfera asfixiante. Por una vez los CGIs no se comen a la realización sino que están al servicio de una trama estereotipada aunque afable.
Lo bueno de esta película es que no se anda con rodeos y nos lleva rápidamente a la acción, nada de esperar a ver como es que paso lo que paso y de por que paso, si no que simplemente ves en pantalla a Kristen Stewart que siente un par de temblores y ¡pum!, arranca todo el frenesí y casi que no para hasta el final de la cinta. Eso es lo bueno del guión de Brian Duffield y Adam Cozad no anda con rodeos, su planteo es sencillo sitúandonos en la Fosa de las Marianas, donde una empresa llamada Industrias Tian montó una serie de bases submarinas para perforar el lecho marino y extraer crudo, hasta que todo se sale de control cuando aparecen misteriosas criaturas marinas al estilo Kaiju |"Lovecraftianas". Amenaza en lo profundo es un entretenimiento bueno en el que cada espacio claustrofóbico y choque apocalíptico de agua se registra como un disparador visual hábil, pero construido sobre un vacío de actuaciones y ahi es donde aparece el aburrimiento, no transmiten esa sensación de " nos vamos a morir en el fondo del océano si no nos escapamos" Kristen Stewart parece estar siempre en piloto automático. El resto del elenco tiene sus momentos, sobre todo T.J Miller siendo el alivio comico, incluso cuando no debe hacerlo y Cassel lamentablemente se siente como desaprovechado, hosco. Hay momentos que se generan con primeros planos extremos que nos ponen dentro del casco de lo personajes sin perder nunca la geografía de dónde están estas personas contra probabilidades increíbles. El traslado al exterior de la estacion sigue siendo visualmente efectiva ya que tenemos constantes sustos y saltos ayudados por luces intermitentes de equipos rotos y el estruendo del metal crujiendo bajo la presión del agua. El acto final de la película dividirá a algunas personas y hay algunos ritmos en las escenas finales que son muy ambiciosos. Es innegable el estilo " alienesco " que se le quiso dar a la cinta en ciertos momentos, los que hallan visto las primeras cintas de Alien sabrán de lo que hablo, lastima que todo queda ahí. Estamos ante una de esas películas de desastre clase B con un elenco conocido que no pide mas de lo que es, te lleva a su acción al instante y no libera la presión hasta los créditos finales, vas a pasar un buen rato en el cine si logras pasar esa barrera,
Llega a los cines la última película vendida bajo el sello del estudio 20th Century Fox antes de ser comprado por Disney, quien modificó el nombre a 20th Century Studios. Al ser el fin de «la era Fox» uno espera que cierre con broche de oro, sin embargo, dicha obra no estaba preparada para esto ya que se filmó tres años atrás, ¿estará a la altura de la situación? Un grupo de científicos queda atrapado en una instalación submarina que se está inundando a gran velocidad como consecuencia de un sismo devastador. Su única oportunidad para sobrevivir es caminar a través del suelo marino hasta una lejana plataforma petrolífera abandonada. Además de los retos físicos que implica el viaje, descubren rápidamente que están siendo cazados por depredadores marinos míticos y monstruosos, dispuestos a matarlos. El director William Eubank («La señal», 2014), al ser cinematógrafo, juega mucho con el movimiento de las cámaras (a veces demasiado), siendo esto lo más atrayente de la obra desde los primeros minutos de metraje en los que nos avasalla la tensión de este tipo de cine de terror-ciencia ficción, metiéndonos de lleno en el problema antes de poder si quiera acomodarnos bien en la butaca. A su vez, el ambiente del fondo del mar se presenta como un espacio oscuro y perturbante que ayuda al CGI a mostrar las criaturas marinas de manera difusa y por lo tanto más realista por el hecho de encontrarse a más de 10 kilómetros de profundidad. Por último, también resuena la elección en pantalla de una tecnología retro a diferencia de la acostumbrada tecnología de última generación, ayudando al género a hacer de los escenarios puertas adentro más lúgubres y a los personajes más vulnerables a la dichosa amenaza. A pesar de todo lo mencionado es imposible disfrazar el hecho de que esto se trata de «otra película de animales/criaturas que acosan a los protagonistas matándolos uno a uno». Este estilo de películas, escaso últimamente en Hollywood, fue explotado en la última década por estudios de menor presupuesto como SyFy dándole mala reputación, por lo que hace que el espectador sea reticente a darle una oportunidad al largometraje. En este caso, «Amenaza en lo profundo» busca destacar en el género, asimilándose a joyas de esta índole como «Alien, el octavo pasajero» (1979), u otras obras de no tan alto perfil como la película de 1999 «Alerta en lo profundo». No obstante, esto le juega un poco en contra mostrando rápidamente la falta de originalidad tanto en las bases de este film como en los distintos giros de la trama haciéndola predecible desde temprano. Entre el acotado reparto se encuentran las figuras de Kristen Stewart, quien se presenta como la protagonista fuerte femenina al estilo Ellen Ripley, pero un poco más sentimental y menos ruda, Vincent Cassel, como el capitán que se muestra centrado, pero esconde un lado vulnerable, y T. J. Miller («Deadpool», 2016) interpretando a T. J. Miller, con sus característicos chistes fuera de lugar para cortar la tensión del momento. Todos, dentro del típico grupo de personas con personalidades distintas bien definidas, representan sus papeles de manera estándar, mostrando performances ya vistas anteriormente en su filmografía, quizás a causa de las fallas en el guion que sólo se hace lucir en ocasiones con diálogos de concientización ambiental. Para resumir, «Amenaza en lo Profundo» logra generar el clima de tensión deseado gracias a los distintos planos de cámara en conjunto a la ambientación de la profundidad de los mares, pero con personajes un poco más sentimentales de lo común y sustos predecibles que, junto con la trama, no sorprenden en ninguna situación y dejan una sensación de vacío para ser llenada con otra película de la cartelera.
Kristen Stewart en un tour de forcé sub acuático y emocional. Amenaza en lo Profundo sigue la senda del horror y el suspenso dramático, hoy en día un recorrido bastante frecuente. La cinta está dirigida por William Eubank y protagonizada por Kristen Stewart, quien es fundamental en esta historia acuática. La trama se centra en un grupo de científicos que quedan atrapados en una base submarina en la que trabajan, a causa de un fuerte sismo. La única salida para sobrevivir, es caminar por el suelo marino para llegar a una plataforma en desuso. Un grupo de seis personas que se va encontrando por azar después de la catástrofe. Desde el momento uno todo es devastación, un mundo oscuro, claustrofóbico, donde parece imposible salir a la superficie. La amenaza latente de estos resabios de un terremoto de por sí traumático, serán solo la entrada para afrontar la verdadera pesadilla. Son seres que cargan con un pasado más dramático y pesado que los aparatosos trajes que se deben poner para sortear las inclemencias del agua a esas profundidades. Parecen estar destinado a sortear ese mundo sin luz… y así estaremos toda la cinta, tirando golpes hacia el abismo, y la cosa se pondrá más turbia cuando descubramos junto a los personajes, que la verdadera amenaza no es el terremoto, sino unos monstruos marinos míticos que allí habitan. Si bien aquí la acción no nos da respiro, todo ocurre de modo veloz, y no hay demasiado tiempo para el desarrollo de los personajes, nos encontramos ante una película de climas. Clima angustiante, asfixiante… trágico, los tripulantes han sufrido demasiadas perdidas. Y también está cargada de una gran humanidad, en el sentido que el grupo realmente siente cada una de las muertes, y hacen lo imposible por ayudarse a pesar del apremio de la supervivencia. En este sentido no hay estereotipos maniqueístas. La principal cuestión de Amenaza en lo Profundo se relaciona con los estados emocionales de los personajes. Esos monstruos internos de la sombra que cargan en sus espaldas, se materializan, y toca enfrentarlos para sentir un poco de alivio y redención, sin importar el precio que se debe pagar. Una especie de horror introspectivo, que gracias a la inyección de acción, se ahorra un discurso demagógico y burdo.
Norah (Kirsten Stewart) se lava los dientes de manera apática (¡Sorpresa!) en una estación sub-acuática que está perforando el punto más profundo del lecho marino conocido por la humanidad. Lo que podría continuar como “y entonces aparece Jason Statham y nada contra un tiburón de 25 metros, ¡Y le gana!” se convierte más en una experiencia abrumadora y que te hace perder el aire. La estación comienza a desmoronarse, y cómo si fuera un nivel del videojuego Uncharted, vamos a acompañar a Norah hasta entender que sucede con el lugar y con la tripulación. Sí, Amenaza en lo profundo arranca muy bien. Utiliza los elementos más conocidos del survival horror y va de a poco cocinando la acción para lo que va a ser el plato fuerte: los pocos personajes que sobrevivieron van a tener que caminar hasta una estación cercana para poder escapar en naves acuáticas submarinas. La cuestión del encierro, la soledad, el miedo a lo desconocido y los trajes con casco parecen ser algo repetitivo en la obra de su director William Eubank, que luego de Love (2011) y The Signal (2014) vuelve a apostar a este tipo de relatos más claustrofóbicos. Lo de Kirsten Stewart es un misterio, la forma abúlica y monótona de encarar sus personajes son motivo de burlas, y cuando busca salirse de ese personaje (como en la última adaptación de Charlie´s Angels) sólo termina dando vergüenza ajena. Sin embargo en este caso, interpretando a una ingeniera de pelo corto y muchas ganas de vivir, nos encontramos con una faceta no tan visible de la actriz que ayuda al relato y suma. T.J. Miller y Vincent Cassel, como el alivio cómico y el capitán respectivamente también están muy equilibrados con lo que se cuenta, y logran una empatía muy necesaria en este tipo de historias donde te tiene que interesar que sucede con los personajes. Pero por sobre todo destaca Jessica Henwick (la Colleen Wig de Iron Fist), con un personaje que arranca muy débil y dubitativo y se va estableciendo a los golpes mientras la película avanza. Pero para poder ponerle un check al género falta alguien que aceche, un monstruo… algo más allá del entendimiento humano. En Amenaza en lo profundo es una criatura que fue despertada de un sueño de muchísimos años debajo del lecho submarino más profundo (sí, como The Meg), y además de estar muy molesta con qué le corten la siesta, esta figura (que podría ser mitológica, extraterrestre o anda a saber…) está decidida a destruir por completo la instalación que la arrebató de los campos de Morfeo. ¿Entonces, es como Alien pero en las profundidades del mar? ¿Algo así como The Abbys pero con monstruos malos? Lamentablemente no, la película va perdiendo el buen tino a la hora de generar climas, y cuando los personajes deciden enfrentar a la criatura todo se vuelve un sinsentido de planos y montaje inentendible, la acción se vuelve borrosa y el accionar de cada uno de los protagonistas se percibe confusa. Parecería que el director estaba más cómodo en la generación de climas y suspenso, pero mucho menos en las escenas de acción bajo el agua. O también podríamos estar frente a un homenaje a esa pieza de confusión audiovisual llamada AVP2. Sin embargo, Amenaza en lo profundo es un buen espectáculo para ver en la oscuridad de la sala. Durante más de una hora nos encontramos agarrados de la butaca ante los nervios y la tensión. Hacia el final eso se va perdiendo, pero podemos decir que es por la falta de oxígeno, y que en realidad nada de lo que está sucediendo es real. Total, en la profundidad del espacio… nadie te escuchará gritar, o quejarte.
Sin oxígeno. Amenaza en lo profundo es una coctelera llena de ideas y secuencias que han funcionado en otras películas. William Eubank (responsable de The Signal, inédita en la Argentina) dirige una cinta que no se avergüenza en homenajear a títulos como Alien, el octavo pasajero; El Abismo; Avenida Cloverfield 10 o Life: vida inteligente. Da igual que la historia se desarrolle debajo del mar o en Marte, la película es en esencia una odisea por sobrevivir entre monstruos. En ese sentido hay que reconocer que Underwater (tal su título original) no aburre y propone un viaje muy interesante. Eso sí, no busquen originalidad en esta propuesta. En esencia nos encontramos con una tripulación que queda atrapada en una instalación submarina que está a punto de explotar. Para sobrevivir deben caminar por el suelo marino hasta una lejana plataforma petrolífera abandonada. El problema es que están rodeados por unas extrañas y mortíferas criaturas… Nos encontramos ante una historia de monstruos ambientada en el fondo del mar. Se nos propone un viaje claustrofóbico y sin oxigeno por estructuras petroleras, submarinos y fosas acuáticas. El espectador que se acerque hasta esta cinta debe buscar pasar simplemente un rato divertido lleno de sustos y sobresaltos. Puntos en los que la historia cumple con creces. Lo mejor de la película es una guapísima Kristen Stewart en constante homenaje a la Teniente Ripley. De hecho podría decirse que toda la película es un pretexto para que Kristen Stewart pueda pasearse en ropa interior por la nave. Desde el primer plano queda bastante claro. ¿Estará patrocinada la cinta por alguna marca de prendas íntimas? Amenaza en lo profundo es una película divertida que funciona bastante bien y ofrece todo aquello que se espera de este tipo de historias. Quizás William Eubank podría haber dado a la cinta más ritmo e intensidad en su desenlace. Da la sensación que la historia podría ser mucho mejor, quedando muchas preguntas por resolver. En mi opinión le falta más locura, intensidad y sangre. Es de esas películas que mientras más absurdas y bizarras funcionan mejor. Quedan sensaciones de idea poco aprovechada y trabajada . Al final todo se queda en un punto medio. No defrauda pero tampoco sorprende.
A merced del océano. Sin profundidad ni empatía con la historia y su protagonista: la incertidumbre, y una sensación de claustrofobia, son el corazón que da forma a este film que suma unas criaturas al estilo Alien: el octavo pasajero (1979), pero esta vez debajo del mar, aunque menos creíble. Ofrece buenas postales audiovisuales, pero no construye buenos personajes ni una historia atrapante. En Underwater (2020), del director William Eubank, seguimos al capitán (Vincent Cassel) y a su tripulación de científicos, atrapados en una instalación submarina que se está inundando a gran velocidad como consecuencia de un terremoto. Su única oportunidad para sobrevivir es caminar a través del suelo marino hasta una lejana plataforma petrolífera abandonada. Además de los retos físicos que implica el viaje, descubren rápidamente que están siendo cazados por depredadores marinos míticos y monstruosos, dispuestos a matarlos. Bajo una dirección bien ejecutada, la sensación de encierro en un lugar en el que somos intrusos, está muy bien lograda. En cuanto al guión, cae en lugares comunes y situaciones predecibles, lo cual es desalentedor. Confunde al espectador al contar en el reparto con Vincent Cassel y que el actor galo no sea el protagonista; de todas maneras Kristen Stewart realiza una buena interpretación, aunque sin una verdadera motivación. No son convincentes sus destrezas bajo el agua, pero esto es un problema del guionista. Stewart responde con compromiso a lo que se le pide, por eso su personaje funciona. Los diálogos son débiles en general y por ciertos tramos algo ridículos, al igual que ciertas situaciones innecesarias. Es de destacar la atractiva fotografía y desde ya, la música, sonidos y locaciones que generan una atmósfera atinada para que el espectador sienta suspenso, terror y acción. El diseño de los trajes son más espaciales que submarinos, muy grandes, mecánicos y robotizados. Es un film más que no aporta novedades. Visual y técnicamente muy bien lograda. Sin embargo, va directo a la acción, no conocemos a los personajes o muy al pasar. Esto logra que no nos conectemos con ellos, no empatizamos, y con algo de suerte, solo con su protagonista. Por momentos, se escapan algunas carcajadas entre el suspenso y la acción, debido al exceso de casualidades y malas desiciones humanas. Una película algo bizarra, que tiene sus momentos, pero finalmente no termina de presentar una verdadera amenaza.
¿Qué oscuros secretos esconde en sus profundidades? ¿Qué tesoros de la historia yacen en su piso? ¿Cuán vasto es, y qué tantos recursos puede otorgarnos? ¿Hay vida aún desconocida? El género survival es uno que ha ido ganando tracción en la producción hollywoodense debido a su fácil adaptación en el mercado. De una narrativa bastante similar entre sus distintos productos, destaca por su alta inversión en efectos especiales y en alguna que otra personalidad del star-system que lleve audiencia a las salas. En la mayoría de los casos entrega un film mediocre. En otros, uno digno de aplaudir. Otros se quedan en un puesto intermedio. Como el último trabajo de William Eubank. En búsqueda de recursos, la compañía TIAN taladra a siete millas de profundidad de la Fosa de las Marianas. Pese a las advertencias, lo peor ocurre y la base subacuática comienza a implosionar. Seis empleados, al mando del Capitán Lucien y la ingeniera mecánica Norah Price, dan inicio a un arriesgado plan que les permita llegar a salvo a la superficie. Pero ni derrumbes, ni problemas de oxígeno o presión los puede preparar para el mayor problema: lo desconocido. Si la película suena conocida, es porque probablemente lo sea. Hay un gran esfuerzo de parte de Brian Duffield y Adam Cozad para que su guión no pase al olvido entre sus congéneres. Aun así, los puntos de giro y el carácter de ciertos personajes permiten dar con un patrón que posibilite al espectador saber lo que se viene. Es, sin embargo, un esfuerzo digno de notar en el apartado técnico. Las tomas subacuáticas ya son suficientemente complicadas en condiciones normales, pero dar con una que efectivamente retrate la falta de luz, de esperanza, característica del piso marino, es admirable. La cinematografía de Bojan Bazelli, con una gran predominancia de los verdes fríos, se disfruta bastante. Eubank logra dar algunos momentos verdaderamente atractivos en el género en cuanto a la desenvoltura de la acción. Aún con todas las ineptitudes del guión, se nota la mano de un cineasta con mucho camino por delante. Sumado a la fantástica banda sonora de Marco Beltrami y Brandon Roberts, el resultado es una trepidante y asfixiante batalla por la vida. El elenco da lo mejor de sí a sabiendas de las trabas del género. Stewart, experimentada en el cine independiente, parece haber encontrado un balance para darle a su Norah algo más interno con lo que trabajar, haciendo caso omiso del evidente conflicto con el entorno. J. Miller es Paul Abel, el mismo tipo de comic-relief al que nos acostumbró gracias a “Sillicon Valley” y “Deadpool”, y Vincent Cassell está automatizado a la función de autoridad lúcida y sagaz en la figura del Capitán Lucien, aquel que el argumento demanda. Sobresale Jessica Henwick con su Emily Haversham, la pata más débil de equipo. En contraste con los demás, tiene mejor material con el que trabajar, y Henwick lo aprovecha al máximo con cada una de las horrorosas y traumáticas situaciones en las que cae el grupo. La audiencia deberá prepararse para respirar profundo y no mirar demasiado en los detalles. Puede que “Underwater” sea la experiencia terrorífica que todos imaginamos cuando pensamos en el fondo del mar, pero hace un gran esfuerzo por llegar ahí.
Alien Diet Siempre es una buena señal cuando un estudio demora el lanzamiento de su propia película 3 años. Amenaza en lo profundo (Underwater, 2020) fue hecha en 2017 bajo el sello de 20th Century Fox y recién ahora es estrenada por Disney como quien vacía el escritorio del empleado que acaba de echar. No es una despedida digna o memorable. Ambientada en un laboratorio submarino a 12 km de profundidad, la película es esencialmente una fusión entre Alien, el octavo pasajero (Alien, 1979) y Aliens, el regreso (Aliens, 1986). Saca de ambas la estética, los personajes, el diseño sonoro, las situaciones y todo lo demás; algunas coincidencias son tan específicas que rayan el plagio. También comparte la fascinación del director James Cameron por las profundidades del océano, aunque en este caso no hay nada nuevo o excitante por descubrir, sólo viejos clichés que reflotar. La “Ripley” de turno es Norah, una Kristen Stewart rapada y (casi siempre) semidesnuda. El guión le da dos monólogos al principio y al final de la película para pretender que algo fue desarrollado y la trama trató sobre algo. Pero de lo único que trata Amenaza en lo profundo es en qué orden y de qué forma muere el elenco. Casi ni reciben introducción y no importa. Los reconocemos inmediatamente: quién esconde algo, quién se va a sacrificar, quién es el eslabón débil, quién va a acaparar todos los chistes malos, etc. La película comienza y en cuestión de minutos alcanza la intensidad de un excesivo tercer acto, completo con explosiones y cámara lenta. Habiendo prescindido de un primer acto y sin haber establecido nada (contexto, relaciones, motivación), el resto de la película sufre su precocidad y no tiene con qué crear suspenso. Arranca a máxima velocidad hacia lo obvio y no se detiene ni por un segundo de sus 95 minutos para hacer de cuenta que el camino no es tan recto ni tan andado. Kristen Stewart y Vincent Cassel son los actores que más brillan dentro de las circunstancias. La fotografía opaca (literalmente) y confunde la acción, aunque hay algunos momentos sobresalientes (sin ser particularmente creativos) y otros que rinden buen gore. Pero no hay mucho más para comendar en un producto tan insulso y derivativo.
¿Qué pasa si mezclamos The abyss (1989) con Alien (1979)? Estoy seguro de que alguien hizo esa pregunta al empezar el proyecto. El problema es que no consiguieron ninguno de los brillantes elementos de esas dos películas, ni a James Cameron o Ridley Scott. Amenaza en lo profundo toma todo el tiempo malas decisiones en cuanto a la progresión de la historia y el espectador nunca puede empatizar con los personajes. Ni Kristen Stewart (excelente actriz) puede lograr un mínimo de empatía. Se la ve incómoda en el personaje. Tal vez lo mejor que puede hacer a a nivel carrera es seguir explorando con otros directores y otro tipo de cine ya que ahí le va muy bien, porque con las películas de Estudio no está teniendo suerte. El resto del elenco es la nada misma y ni vale mencionarlo. El director William Eubank, quien hizo la muy interesante The signal (2014) no innova ni aporta nada para remarcar. Su film es totalmente desalmado. El resultado es una película que intenta ser de terror, con una introducción eterna que amaga con la ciencia ficción y no lo consigue. Lo pienso una y otra vez y creo que no tengo nada bueno para destacar de esta producción.
“Homenaje” a Alien y The Abbys, o mejor dicho, fusión de los dos relatos, para consturir una historia de supervivencia y avance en temas asociados a cuerpos femeninos en universos que antes eran sólo visitados por hombres, pero que aún así sirven para ver el trabajo de una dupla potente y creativa. Kristen Stewart la rompe en un film que no reniega del amor y, mucho menos, del humor.
Con claras influencias de “Alien, el Octavo Pasajero” de Ridley Scott, pero sin su originalidad, llega “Amenaza en el Profundo”. No significa que esté mal, pero es más de lo mismo, ahora, en el fondo del mar, con todo su misterio y claustrofobia, que es lo más atrapante del film. Un grupo de científicos e ingenieros trabajan en una plataforma submarina en busca de recursos que se encuentra en plena perforación. Luego de lo que luego se sabrá, fue un terremoto, la plataforma sufre severos daños y pone a los sobrevivientes en un serio peligro. Al principio luchan por ser escuchados y tienen esperanzas de ser rescatados, aunque eso se irá perdiendo. El grupo que queda deberá hacer lo imposible por salir de allí con vida. Mientras buscan la salida y corren de un lado a otro, se darán cuenta de que no están solos y el miedo se hace presente a cada paso, gracias a un ser monstruoso al que no esperaban ver. Dirigida por William Eubank, con guión de Brian Duffield y Adam Cozad el film es pura adrenalina, como punto a favor, y a medida que se presentan los problemas cada personalidad de los científicos/mecánicos/ Capitán, irán aflorando. La protagonista principal es la famosa Kristen Stewart como la Ingeniera mecánica Norah Price, muy distinta con su pelo rubio y rapado. A ella se suma un elenco variopinto: Jessica Henwick (Emily), el francés Vincent Cassel como el Capitán Lucien de la estación Kepler, T.J. Miller (Paul) y John Gallagher Jr. (Smith). Los rubros técnicos son lo mejor de la película, con grandes efectos visuales y excelente diseño de sonido, además de una alta dosis de suspenso, sobre todo con la aparición de la “criatura marina”, que se muestra cuando menos se la espera y en el contexto de las profundidades marinas, a ocho mil kilómetros de profundidad, donde no se ve nada y la imaginación juega malas pasadas. Buena puesta en escena, música acorde de Marco Beltrami, una fotografía muy oscura que nos traslada al ambiente de los tripulantes, y buenas actuaciones de un elenco sólido. Hago hincapié nuevamente en los efectos visuales, la claustrofobia que traspasa la pantalla y la permanente tensión. Esas son las cosas que rescato de un film que no aporta muchas sorpresas, ya que deambula entre el suspenso y la ciencia ficción, pero no logra el terror buscado.. ---> https://www.youtube.com/watch?v=TRJBu-bDmGU ---> TITULO ORIGINAL: Underwater ACTORES: Kristen Stewart, T.J. Miller, Vincent Cassel. Jessica Henwick, John Gallagher Jr., Mamoudou Athie, Gunner Wright. GENERO: Thriller , Acción . DIRECCION: William Eubank. ORIGEN: Estados Unidos. DURACION: 95 Minutos CALIFICACION: Apta mayores de 13 años con reservas FECHA DE ESTRENO: 20 de Febrero de 2020 FORMATOS: 2D.
Crítica emitida al aire en Zensitive Radio
Una plataforma submarina de la compañía minera Kepler ubicada a algo más de 10.000 metros de profundidad colapsa y los pocos sobrevivientes deberán no solo sortear constantes explosiones e inundaciones sino también el ataque de gigantescas criaturas hasta entonces desconocidas que deambulan por las oscuridades del lecho marino. Ese es el punto de partida de este film concebido con incuestionable profesionalismo desde lo visual (el trabajo con los efectos generados por computadora es impecable), pero que no tiene ningún atributo demasiado ingenioso ni sorprendente de guion ni a la hora de generar tensión. Los personajes son chatos, la empatía es escasa (por no decir nula) y, así, la acción avanza de manera mecánica, previsible y por momentos incluso anodina. Kristen Stewart -que no viene eligiendo demasiado bien sus últimos papeles y aquí aparece con el pelo rapado y decolorado- interpreta a Norah, una ingeniera mecánica que parece un remedo de la teniente Ripley (la saga de Alien ha sido una clara influencia de Amenaza en lo profundo). Junto a ella intentarán sobrevivir otros personajes como los del francés Vincent Cassel o T.J. Miller (Silicon Valley), al que le tocan todos los parlamentos supuestamente graciosos. El principal problema del film es que no tiene el mínimo espesor dramático como para ser tomado demasiado en serio ni el desenfado del espíritu clase B que le calzó mejor a películas recientes como, por ejemplo, Megalodón. Así, más allá de los hallazgos estéticos de algunas pocas escenas submarinas, Amenaza en lo profundo se queda siempre en la superficie.
Una expedición de vida o muerte “Amenaza en lo profundo” (Underwater, 2020) es un thriller de ciencia ficción dirigido por William Eubank y co-escrito por Brian Duffield y Adam Cozad. Protagonizado por Kristen Stewart (Blancanieves y el cazador), el reparto se completa con Vincent Cassel (El cisne negro), Jessica Henwick, T.J. Miller, John Gallagher Jr. (Calle Cloverfield 10), Mamoudou Athie (Sorry for your loss), entre otros. El film constituye la última producción estrenada bajo el sello de 20th Century Fox (la empresa de ahora en más se llamará 20th Century Studios al ser adquirida por Disney). Muy en el fondo del océano Pacífico, en la fosa de las Marianas, 316 tripulantes se encuentran en la estación Kepler de Tian Industries. Debido a una fuerte explosión, la mecánica Norah Price (Kristen Stewart) tiene que correr hasta un lugar seguro para salvar su vida, cerrando las compuertas lo antes posible. Junto al capitán Lucien (Vincent Cassel) y sus compañeros Paul (T.J. Miller), Emily (Jessica Henwick), Smith (John Gallagher Jr.) y Rodrigo (Mamoudou Athie), Norah tendrá que emprender una caminata de 1,5 kilómetros para llegar a otra estación estable con módulos capaces de transportarlos hacia la superficie. Sin embargo, en este recorrido por la supervivencia, el grupo se dará cuenta que una criatura marina desconocida (o varias) atenta contra su misión. ¿Qué pasa si mezclamos lo que sucede en la notable “Alien: el octavo pasajero” (Alien, 1979) con “Life: vida inteligente” (Life, 2017), que a su vez tomó varios elementos de la primera? Obtenemos una cinta como “Amenaza en lo profundo”, con la única diferencia que la acción aquí transcurre debajo del agua. Sin embargo, el problema de la película no pasa por la falta de originalidad. Más bien, el principal desacierto está en que desde la primera escena la acción se hace presente, lo que no nos va a dar tiempo para conocer a los personajes y tratar de empatizar con ellos. Ya hace rato que Kristen Stewart se despegó de la mala fama que le conllevó haber interpretado a Bella Swan en la saga “Crepúsculo” (Twilight), por eso no es sorpresa que brinde una buena labor. Los demás actores también otorgan un desempeño correcto, a excepción de T.J. Miller, el cual queda relegado a ser el alivio cómico en una historia que no amerita para nada el uso de chistes. No obstante, se hace muy complicado conectar con una trama ya vista, que en la mayoría de su metraje parece un videojuego, y que encima no cuenta con unos guionistas a los que les interese dar más que un par de mínimos detalles sobre el trasfondo de personajes. Con respecto a la fotografía, en vez de ver nítidamente lo que ocurre, vamos a tener que vislumbrarlo. Aunque la justificación es válida (debajo del océano reina la oscuridad y los tripulantes tienen poca luz), se puede llegar a pensar que la falta de presupuesto afectó al filme. Además, algunas escenas son cortadas repentinamente sin mostrarnos cómo el grupo se las arregló para ingresar otra vez a la nave. Por otro lado, ¿es necesario que en casi todas las secuencias de acción la protagonista esté en ropa interior? La respuesta es no. Sexualizar a la heroína de esta historia no hace más que reafirmar que en Hollywood la mujer aún no cuenta con los mismos derechos que el hombre. Aunque “Amenaza en lo profundo” cuenta con un mensaje ecológico muy claro y necesario alrededor del daño que ocasionan las plataformas perforadoras de los océanos, aparte de un buen desenlace, el guión falla a la hora de conseguir tensión. Más aburrida que entretenida, muy pronto la cinta cae en ser más de lo mismo.
Amenaza en lo profundo es la típica producción clase B sobre monstruos del canal Syfy, con la diferencia que tuvo un mayor presupuesto y un reparto con figuras conocidas. El director William Eubank, quien proviene del cine independiente y presenta su primera producción mainstream, literalmente le saca agua a las piedras y consigue que un concepto tan explotado funcione con una propuesta entretenida. Eubank tenía claro que la película no lo iba a convertir en un visionario del terror y la ciencia ficción y con los recursos que contaba hizo el esfuerzo para brindar una producción digna. Se nota su pasión por el cine de género y lo largo del relato introduce numerosas referencias cinéfilas que van desde la saga a Alien a La cosa y Duro de Matar. En los primeros cinco minutos establece enseguida el disparador conflicto y luego construye un thiller muy ameno donde aprovecha a los miembros del reparto. Vincent Cassell le aporta cierta categoría al proyecto y Kristen Stewart vuelve a demostrar que es una buena actriz cuando está bien dirigida. En esta película tiene muy buenos momentos y se desempeña mejor en las secuencias de acción de lo que fue su interpretación en Los ángeles de Charlie. La premisa de la trama tampoco les permitía a los artistas mucho margen para sobresalir y si se tiene en cuenta el material que trabajaban la labor que ofrecen es más que satisfactoria. En este tipo de film no hay lugar para el desarrollo de personajes, ya que salvo por los protagonistas, el resto tiene la función de ser devorados por los bichos que atacan en las profundidades del océano. El foco de atención está puesto en la acción y los elementos de terror, donde no falta una simpática referencia a los relatos de H.P Lovecraft. Reitero, si el espectador tiene en claro que esto es cine clase B de monstruos y se engancha con la temática Amenaza en lo profundo es un opción válida para desconectarse un rato con una propuesta de este tipo.
Un tema recurrente, los humanos aprovechándose de las riquezas naturales con su ambición sin límite, en lo más profundo del océano, cuando toda la base instalada entra en destrucción por un terremoto, los pocos sobrevivientes deben escapar y en sus desesperados esfuerzos se topan con criaturas monstruosas de distintos tamaños, que los amenazan y vienen de otro mundo. Parecidos a los Alien y si mucho… La protagonista femenina es la bella y talentosa Kristen Stewart en un personaje que resulta un “homenaje” al de Sigourney Weaver. Hay un capitán heroico interpretada por Vincent Cassell. Al rato del film uno se pregunta qué hacen aquí metidos… Todo el film da una sensación de claustrofobia, bien mostrada en estructuras gigantes, en escombros, en una caminata en el fondo del mar con trajes que pueden ser para el espacio exterior por lo complicado, y explicaciones burdas para que las chicas del grupo queden en ropa interior. Los monstruos aparecen poco, hay referencias a Godzilla, a explosiones nunca justificadas, a que la vida seguirá igual. El film tiene su suspenso y no demasiadas pretensiones intelectuales, no está a la altura de la ciencia ficción actual.
El terror, o incluso el suspenso, funcionan mejor cuando hay una premisa simple, clara, y personajes identificables con objetivos concretos. Esto es cierto desde el slasher ausente de toda pretensión hasta en una trama de suspenso hitchcockiana, donde por simple que fuera la historia, el diseño de su acción fílmica es lo que la hacía una genialidad. Ahora bien, este es un adjetivo que difícilmente aplica para Amenaza en lo Profundo y William Eubank no es, por ningún alargue de la imaginación, un Alfred Hitchcock. Lo que esta película deja es un argumento a favor de lo tremendamente sencillo. Una sencillez en el planteamiento narrativo prácticamente reminiscente de los años 90, y es esa austeridad lo que contribuye a sus valores de entretenimiento. Cuando uno mira a un abismo Aunque las referencias a otros films de premisas similares son evidentes (Alienmayoritariamente, con una pizquita de El Abismo), lo que se le tiene que reconocer a Amenaza en lo Profundo es ser una película entretenida. Este no es un adjetivo que esta crítica arroja gratuitamente, ya que el ritmo vertiginoso del film no frena ni por un minuto. La amenaza de muerte que se cierne sobre los personajes es constante, ya sea en la forma de alienígenas submarinos, estructuras en pésimo estado y sendas implosiones, muchas de ellas humanas, literalmente hablando, con todo el gore que ello implica. Desde luego, hay pequeños momentos donde podemos contemplar la historia previa de cada personaje y su postura ante ciertos cursos de acción. Muchas veces es a través del dialogo, pero tantas otras son a través de acciones físicas que lo comunican mucho mejor y de forma más contundente que cualquier palabra. Detalles pequeños como salvarle la vida a una araña o aferrarse a un conejo de peluche, que llega a adquirir principios totémicos. Visualmente hablando, el director William Eubank es quien contribuye a mantener gran parte de la tensión gracias a un estilizado trabajo de cámara y paciente montaje; sabe valerse del balance entre luces y sombras, al igual que sabe cuándo manifestar la claustrofobia incluso en encuadres muy amplios, sensación que se acrecenta si le sumamos que tiene un deliberadamente laberíntico diseño de producción. Es para destacar cómo el agua es retratada en el film. En los interiores las tonalidades de azul sobre el acero y concreto son constantes, como si los personajes estuvieran ahogados incluso dentro del recinto donde se supone están protegidos. No obstante, cuando se aventuran al afuera no hay colores sino una profunda oscuridad, contrastada por el blanco de los trajes submarinos y las luces que nos permiten ver los rostros de quienes los ocupan. En el costado actoral, Kristen Stewart (Los Ángeles de Charlie, Personal Shopper) se lleva la película al hombro. Es su expresión, no pocas veces más física que facial, la que guía la película. Aunque durante los últimos años ha elegido con mayor inteligencia y riesgo papeles más dramáticos, desde luego independientes, su interpretación de Norah aquí es la prueba de que esa madurez se ha trasladado a piezas de cine de género con gran presupuesto. La acompañan, no con mucho énfasis pero sí con innegable profesionalismo, Vincent Cassel (Promesas del Este) como el capitán de la plataforma y T.J. Miller (Deadpool), quien aporta una cuota de humor, a menudo demasiado persistente, pero sin llegar a lo insoportable.
"Amenaza en lo profundo": aquel viejo cine de aventuras. Amenaza en lo profundo debió esperar más de dos años para disfrutar finalmente de un estreno comercial, pero el hecho es anecdótico y poco tiene que ver con sus cualidades: la compra de 20th Century Fox por parte del gigante Disney relegó a la película a un limbo similar al que se ven obligados a recorrer sus protagonistas. Como en las inéditas por estos pagos Love y The Signal, el tercer largometraje (primero con presupuesto holgado) del realizador William Eubank vuelve a la ciencia ficción hibridada con otros elementos. En este caso, el terror. El arranque no se detiene en sutilezas y va directo a los bifes. Norah, joven miembro de un equipo de investigación subacuático ubicado en algún lugar de la Fosa de las Marianas, nota extrañada una serie de pequeños temblores en la compleja y enorme edificación bajo el mar, que también hace las veces de morada. Vaya uno a saber (luego se sabrá) si la causa es un terremoto, una falla estructural o algo innombrable, pero lo cierto es que el golpazo que sobreviene la deja a ella y a un grupo de sobrevivientes encerrados en una pequeña zona del complejo, con riesgo de inundación y la necesidad de salir a recorrer el fondo del océano. Luego vendrán los bichos y Underwatersumará a los placeres del cine submarino (y de submarinos) la presencia de criaturas inquietantes. Alien debajo del agua, han señalado casi todas las reseñas. Y sí: es indudable que la estructura narrativa del film de Eubank le debe mucho al clásico de Ridley Scott, aunque también hay más de una referencia a los abismos de Cameron y otros relatos donde inteligencias desconocidas hacen contacto por primera vez con los humanos. Pero aquí no hay demasiado espacio para lucubraciones filosóficas y la ecuación peligro + suspenso + acción toma la posta, desde la primera hasta la última escena. Kristen Stewart, con su cabeza rapada y tuneada para la ocasión, no tardará demasiado tiempo en quedar en ropa interior, preparada para hacer la gran Ripley: como su célebre antepasada, la teniente de la nave Nostromo, Norah es de armas tomar –las literales y las metafóricas– y se verá empujada a pasar al frente como líder natural del grupo. Por ahí anda dando vueltas el francés Vincent Cassel, como el acomplejado capitán del contingente, y un puñado de secundarios pintados con dos o tres rasgos generales, alivio cómico incluido (a propósito, ¿será el personaje afroamericano, por enésima vez, el primero en caer?). Amenaza en lo profundo no pretende inventar ni el fuego ni la rueda y en sus noventa y algo de minutos pueden hallarse varias de las pequeñas virtudes de aquel viejo cine de aventuras, sin ínfulas ni pretensiones: hombres y mujeres ante las fuerzas de la naturaleza, lo desconocido y lo peligroso. Claro que, cuando el guion comienza a forzar las líneas del empoderamiento femenino y el cuidado maternal como impulso natural, las cosas comienzan a teñirse de un tono bastante cursi. Como afirma en más de una ocasión Joe Pesci en El Irlandes, It is what it is.
Amenaza en lo profundo. Crítica La última película de 20th Century Fox. “Alien, el octavo pasajero”, pero con misteriosas criaturas marinas. “Amenaza en lo profundo” llega este jueves a los cines de la mano del director William Eubank. Una película de terror y ciencia ficción que junto a los protagonistas Vincent Cassel y Kristen Stewart, muestra la escapatoria de un grupo de tripulantes que quedaron encerrados en una base submarina con peligro de inundación. Sin tantas vueltas, el largometraje empieza con Stewart lavándose los dientes y al segundo peligra su muerte y la de todos sus compañeros al derrumbarse la instalación marina Tian. Una industria que se instaló a siete millas de profundidad del océano para extraer recursos naturales. Dentro de los pocos sobrevivientes al terremoto, la salvación se hará aún más difícil tras tener que caminar por el interior y recóndito mar para poder llegar a una nueva base que cuenta con capsulas de escape. Pero en este periplo de dirigirse de una estación a otra nada será gratificante ya que dentro del oscuro mundo submarino los tripulantes tendrán la sorpresa de encontrarse con extraños monstros oceánicos que trituran con su boca ancha y dientes todo lo que se les cruce por el camino. Sumado a la falta de oxígeno y los inconvenientes con los trajes acuáticos, el suspenso y el miedo atrapará a cada espectador y el peligro de subsistir será el gran motor de la película. El film llega como la última producción del estudio 20th Century Fox tras ser comprado por Disney, pero lamentablemente, el largometraje no cierra de la mejor manera la glamorosa filmografía Fox. El trabajo de Eubank, quien dirigió “La Señal” y “Love”, no cumple con todas sus expectativas y se termina asemejando a muchas historias de suspenso que ya conocemos. Puntaje 50/100
Una expedición de vida o muerte Amenaza en lo profundo (Underwater, 2020) es un thriller de ciencia ficción dirigido por William Eubank y co-escrito por Brian Duffield y Adam Cozad. Protagonizada por Kristen Stewart (Blancanieves y el cazador), el reparto se completa con Vincent Cassel (El cisne negro), Jessica Henwick, T.J. Miller, John Gallagher Jr. (Calle Cloverfield 10), Mamoudou Athie (Sorry for your loss), entre otros. El film constituye la última producción estrenada bajo el sello de 20th Century Fox (la empresa de ahora en más se llamará 20th Century Studios al ser adquirida por Disney). Muy en el fondo del Océano Pacífico, en la fosa de las Marianas, 316 tripulantes se encuentran en la estación Kepler de Tian Industries. Debido a una fuerte explosión, la mecánica Norah Price (Kristen Stewart) tiene que correr hasta un lugar seguro para salvar su vida, cerrando las compuertas lo antes posible. Junto al capitán Lucien (Vincent Cassel) y sus compañeros Paul (T.J. Miller), Emily (Jessica Henwick), Smith (John Gallagher Jr.) y Rodrigo (Mamoudou Athie), Norah tendrá que emprender una caminata de 1,5 kilómetros para llegar a otra estación estable con módulos capaces de transportarlos hacia la superficie. Sin embargo, en este recorrido por la supervivencia, el grupo se dará cuenta que una criatura marina desconocida (o varias) atenta contra su misión. ¿Qué pasa si mezclamos lo que sucede en la notable Alien: el octavo pasajero (Alien, 1979) con Life: vida inteligente (Life, 2017), que a su vez tomó varios elementos de la primera? Obtenemos una película como Amenaza en lo profundo, con la única diferencia que la acción aquí transcurre debajo del agua. Sin embargo, el problema no pasa por la falta de originalidad. Más bien, el principal desacierto está en que desde la primera escena la acción se hace presente, lo que no nos va a dar tiempo para conocer a los personajes y tratar de empatizar con ellos. Ya hace rato que Kristen Stewart se despegó de la mala fama que le conllevó haber interpretado a Bella Swan en la saga Crepúsculo (Twilight), por eso no es sorpresa que brinde una buena labor. Los demás actores también otorgan un desempeño correcto, a excepción de T.J. Miller, el cual queda relegado a ser el alivio cómico en una historia que no amerita para nada el uso de chistes. No obstante, se hace muy complicado conectar con una trama ya vista, que en la mayoría de su metraje parece un videojuego, y que encima no cuenta con unos guionistas a los que les interese dar más que un par de mínimos detalles sobre el trasfondo de personajes. Con respecto a la fotografía, en vez de ver nítidamente lo que ocurre, vamos a tener que vislumbrarlo. Aunque la justificación es válida (debajo del océano reina la oscuridad y los tripulantes tienen poca luz), se puede llegar a pensar que la falta de presupuesto afectó al filme. Además, algunas escenas son cortadas repentinamente sin mostrarnos cómo el grupo se las arregló para ingresar otra vez a la nave. Por otro lado, ¿es necesario que en casi todas las secuencias de acción la protagonista esté en ropa interior? La respuesta es no. Sexualizar a la heroína de esta historia no hace más que reafirmar que en Hollywood la mujer aún no cuenta con los mismos derechos que el hombre. Aunque Amenaza en lo profundo cuenta con un mensaje ecológico muy claro y necesario alrededor del daño que ocasionan las plataformas perforadoras de los océanos, aparte de un buen desenlace, el guion falla a la hora de conseguir tensión. Más aburrida que entretenida, muy pronto la película cae en ser más de lo mismo. *Review de Alina Spicoli
Lo primero que llama la atención de esta producción es el tiempo transcurrido desde que fue rodada (en 2017) hasta su llegada a salas comerciales. Esto se dio porque la adquisición de Disney incorporando a Century Fox a su catálogo, produjo demoras en el estreno merced a una estrategia comercial extraña. Luego, cuando analizamos la propuesta detrás de «Underwater» (Amenaza en lo profundo), no deja de llamar poderosamente la atención, el patchwork que William Eubank propone: una protagonista muy parecida a Ripley («Alien»), una trama liviana (no esperen algo de terror porque hay más suspenso e intriga que violencia en el film) y un recorrido bien fotografiado, en entornos acuáticos. No es un escenario demasiado original. Creo que «Amenaza en lo profundo» («Underwater») es una película armada para consolidar una búsqueda de nuevo perfil profesional para Kristen Stewart. Ella viene incursionando en diversos géneros, lejos de los que la llevaron a ser masiva. Su suerte, ya sabemos, ha sido dispar. Ese pergrinar podría ser el sentido de la peli… O no. No estoy seguro. Eubank, utiliza aquí todos los recursos que recuerda de grandes películas de aislamiento y lucha contra la adversidad en espacios claustrofóbicos que recuerdes para ambientar una historia simple, poco introspectiva y ciertamente, apagada. Hay influencia de «The Abyss», la reciente «The Meg», y varias más que te invito a descubrir («Descent» y muchas más), pero no definen un camino propio. La historia es súper simple. Hay una plataforma subterránea de extracción donde se están perforando capas submarinas a gran profundidad. En dicho lugar tenemos a Norah (Stewart), una técnica que abre la cinta filosofando sobre el amor y los tiempos, y a los pocos minutos, termina volando por los aires cuando explota la estación y todo el complejo ingresa en estado de emergencia crítica. ¿Qué falla pudo haber tenido lugar para que todo el complejo estallara? Minutos después, mientras ella comienza a buscar sobrevivientes y pensar respuestas, dará con su capitán, Vicent Cassel, quien organizará un plan de escape. Norah iniciará con su grupo un peregrinar por los espacios destruídos de las tuberías y pasajes, con la idea de salir hacia los pods de escapes que se encuentran en el exterior, a unos kms de distancia en el lecho del océano. La cuestión es que algo afuera de la estación, comienza a manifestarse y se agrava cuando el reloj va marcando tiempos ajustados para atravesar cada tramo con éxito. Stewart queda muy lejos de atarle los cordones de los botines a Sigourney Weaver. Su problema es que ella suena siempre muy impersonal, distante, y en general, las películas que más éxito tienen son protagonizadas por mujeres fuertes, con mucha voz y cuerpo. Kristen es una intérprete que maneja mejor los registros de la cotidianeidad. Aquí, le cuesta destacarse. Pero no es sólo su responsabilidad. Eubank marca un desarrollo austero y si bien los rubros técnicos hacen lo suyo con solvencia (fotografía, impecable), no logra hacer avanzar la trama y posicionarla para que impacte al espectador. Yo esperaba una historia inmersiva, y no recibí esa sensación. Creo, igualmente, que es un producto aceptable pero discreto, lejos de las expectativas que teníamos. Sabemos que fue una producción costosa pero no me parece que el resultado sea bueno. Más allá de eso, es entretenida y si les gusta la temática (sobre todo con la poca ciencia ficción seria en salas), pueden darle una oportunidad y discrepar conmigo.
Norah Price (Kristen Stewart) expresa en voz en off la sensación de estar sumergida en las vastas profundidades del océano. Ella asegura que en medio de esa inmensa oscuridad y ese vacío el tiempo es otro, cambia. Esa misma experiencia, salvo la del goce siempre ligado al voyeur que nos identifica como espectadores, es la misma que afrontamos cuando entramos, cuando nos sumergimos en una oscura sala de cine: oscuridad y vacío que luego desaparecen cuando da comienza el film en cuestión y el tiempo, nuestro tiempo, se pierde, se evapora o cambia. Esta lectura a fuerza de metafísica pura (inherente al cine) permite atribuirle a Amenaza en lo profundo dos funciones importantes dentro de su construcción a modo de reflexión: la de ser autoconsciente y la repetirse sobre el final, la de darle al relato una circularidad que ejerce su ritualidad clásica así como la certeza de que en el cine todo está controlado. Presentación y despedida de un espectáculo. Como aquellas películas que pululaban los cines en la década de los ochenta y que fusionaban dos géneros que parecían estar destinados a la crucifixión del supuesto espectador intelectual: el terror y la ciencia-ficción. Un relato Hawksiano donde la camaradería de un grupo de profesionales debe resistir así como sobrevivir ante una amenaza que los rodea y los mantiene encerrados. En Amenaza en lo profundo no hay tiempo (algo que parece una constante dentro del film) para explicar demasiado. No pasan más de cinco minutos cuando vemos a la Stewart volar por los aires cuando una enorme explosión destroza parte de la plataforma submarina en la que se encuentra desde hace tiempo. El espectador entrenado entenderá entonces hacia quién se dirige la advertencia “Keep Safe” (Mantente Alerta) que se puede leer en una pared antes de producirse el siniestro. La plataforma, un milagro de la ingeniería, se encuentra en la Fosa de las Marianas, el lugar más profundo del océano, llegando a una distancia abismal de más de 11.000 km. La excusa de por qué este grupo de personas se encuentra a tan demencial distancia de la superficie es la labor que ejercen para la empresa Tian industries. Norah, que de mochila lleva la culpa de un hecho pasado, deberá encontrar una salida al laberinto en ruinas junto a un grupo de sobrevivientes que incluye al comic relief, al negro, al capitán y otros más dentro del conjunto humano que sumergirán su existencia en las desconocidas y claustrofóbicas profundidades sin reparar en la amenaza que los rodea. Catastrofismo occidental en cuyas raíces católicas se refleja y ampara la carga de una culpa que regresa del pasado como función primaria de la existencia humana, siempre ligada a la redención del héroe/heroína de turno. Solo que Amenaza en lo profundo parece más un descenso a los infiernos o, mejor dicho, a los abismos, sin la mínima posibilidad de regresar. Ese mismo catastrofismo es, sin ir más lejos, el castigo divino por corromper la naturaleza. Esta vez en forma de una empresa que perfora ese abismo virgen. Encantador producto clase b, o mejor dicho, de lo que queda de ella, el film mantiene viva una tradición que no retiene el espíritu de aquellas películas ochentosas pero sí funciona como la llama que impide su extinción. Lo curioso de Amenaza en lo profundo es que utiliza cualquier mecanismo considerado cliché y lo transforma en subversión pura, en autoconsciencia furiosa. Con lo antes mencionado, adivinen quien es el primero en morir dentro del grupo. ¡Y de qué forma! Esta necesidad de tomar lo que para algunos puede ser remanido y fundar lecturas sobre lo que se puede o no mostrar o el cómo, constituye un ludismo que se carga a cuestas la funcionalidad de una visión del mundo y del cine mismo. Olviden correcciones políticas varias o guarangos subrayados sobre el feminismo capitalista demagogo de hoy en día (no me malinterpreten; me refiero al uso y abuso de una ideología para generar capital sin profundizar sobre el asunto como se debe. Ejemplo: Avengers Endgame). Terminator (1984), Aliens (1986) o la más reciente Crawl (2019) no lo necesitaban ya que los personajes femeninos de sendos films eran fuerza corporal y emocional en estado puro. Norah Price, por suerte, responde a este grupo. Su pelo corto, su cuerpo estrecho, sus ojos relajados, su aire andrógino; todo ello irá construyendo una ambigua figura de heroína/víctima de pasado jamás cicatrizado en el transcurso de los horrores que le toca vivir. Y que son varios. Todo mientras una música puntiaguda, poderosa, energética y sofocante se adhiere como parásito a imágenes asfixiantes que, rindiéndose a una secuencia final de horrores épicos del más digno Lovecraft, jamás defraudan en pos de su ajustada ejecución: la de un film como los de antes, de hora y media, narrado con pulso y sin pretensiones que cavilen la mirada del espectador, aun cuando sus funciones formales den pie a lecturas interesantes (el plano final que resignifica tiempo y espacio y conmemora la eternidad, forjando la acción metafísica por sobre las razones físicas del relato). Todo se reduce de ir del punto A al punto B. ¿Para qué más?
Otro copy- paste de Alien. Tal como leen, el filme remite directamente a la obra maestra de Ridley Scott en casi todos sus aspectos. ¿Qué quiero decir con esto? Simple, que Amenaza en lo profundo no busca ser original ni colgarse del éxito que supo tener Alien en aquel entonces. ¿Objetivo? Apenas si brindar una propuesta entretenida. Como dije antes, el filme es un refrito de la saga Alien con un grupo de investigadores que se enfrentan a unos monstruos marinos. Bien, pero la imitación a la saga de Scott es tal que comete los mismos errores. Si bien Alien tuvo un enorme éxito, no fue por los bichos (aunque ayudó) sino que el atractivo eran los personajes. Estamos más familiarizados con Ripley que con los aliens mismos. Acá pasa lo mismo de manera efímera con el personaje de Kristin Stewart (dicho sea de paso redime la bochornosa Ángeles de Charlie). El resto de los personajes seguramente te los vas a olvidar ni bien salgas de la sala, al igual que los bichos. Sin embargo destaco que el director William Eubank es nuevo en esto de encarar una gran producción. Seguro va a tener tiempo para desarrollarse. Les recomiendo ver The signal (2014) y Love (2011) que siguen la misma línea: solo entretener a base de refritos. En definitiva Eubank fue claro a la hora de dirigir: homenajear éxitos pasados y a su vez entretener sin innovar en nada.
William Eubank (Love, The Signal) continúa enfocado en los thrillers orientados a la ciencia ficción. Esta vez nos presenta Amenaza en lo profundo, una película protagonizada por Kristen Stewart, T.J. Miller y Vincent Cassel. Ya es moneda corriente el fanatismo de Hollywood hacia las (mega)producciones que se encaprichan con extrañas criaturas que amenazan con acabar con la vida de pobres e indefensas personas. Existiendo tanta oferta en este aspecto es inevitable no caer en las, muchas veces odiosas, comparaciones. En esta ocasión el paralelismo entre esta película y Alien es más que evidente. Claro está que ésta última supo sobrevivir al paso del tiempo y consagrarse como un clásico. Luego de que un extraño terremoto destruyera casi por completo una estación ubicada en lo más profundo del océano, un grupo de investigadores de Indutrias Trian deberá utilizar toda su fuerza (tanto física como mental) para poder llegar a otra instalación subacuática, la cual cuenta con unas cápsulas especiales que los enviarán de retorno a la superficie. A los pocos minutos de ¿aventura?, este grupo liderado por la mecánica Noah (Kristen Stewart), pese a que el capitán del equipo es Lucien (Vincent Cassel), descubrirá que no está sólo. Es por demás sabida la frase de que “el ser humano conoce sólo un 5% del océano”, entonces ¿qué criatura extraña y desconocida estará acechando y amenazando la vida de estos investigadores? Amenaza en lo profundo intenta abarcar múltiples géneros, desde ciencia ficción y suspenso hasta acción y terror, pero finalmente no logra enfocarse en ninguno específico. Por unos segundos la trama también intenta realizar una crítica hacia cómo los seres humanos destruyen todo lo natural que está a su alcance. Este punto finalmente queda más como un comentario (completamente forzado) al pasar que como algo en lo que realmente se quiera ahondar. La trama es completamente previsible y cae en cada clisé habido y por haber. Desde la explosión, que ocurre en los primeros minutos, es fácil anticipar qué pasara a cada segundo (inclusive qué personajes nos acompañarán hasta el final y cuáles se quedarán a mitad de camino). El hecho de que todo lo que se muestra sea tan obvio hace que la historia en sí se vuelva completamente tediosa. Ni siquiera el hecho de que la película dure sólo 95 minutos hace que no se sienta larga .
Bajo el agua nadie puede escuchar Con lo mejor de "Alien" y de "Gravedad", esta producción entretenida resalta con una historia llena de tensión y acción. Norah (Kristen Stewart), una mecánica especializada se lava los dientes y siente algunos ruidos que no le parecen normales, incluso para alguien que está en una plataforma submarina de investigación, a cientos de metros bajo la superficie. No pasarán ni cinco minutos, y todo comenzará a inundarse y convertirse en caos. De a poco se encontrará con algunos sobrevivientes, y sin entender bien qué sucede, planearán un escape porque toda la instalación está a punto de colapsar. Deberán caminar a través del suelo marino hasta una lejana plataforma petrolífera cercana. El problema es que afuera, en lo profundo del océano, los esperan criaturas nunca antes vistas y extremadamente salvajes. Un filme que toma lo mejor de "Alien" y de "Gravedad", con la angustia del espacio y la ciencia ficción, y le da el escenario del fondo del mar, para crear una experiencia de hora y media a pura tensión y acción. Busca entretener y entretiene de principio a fin.
La premisa es parecida a la de la genial y maldita “El Abismo”, de James Cameron: una estación que investiga el fondo del océano sufre un terremoto y queda en peligro cuando sobreviene lo fantástico. Aquí hay muchos problemas de guión, solo solventados por el enorme compromiso que tienen los actores: Kristen Stewart cree en el personaje que está interpretando y eso permite que sintamos algo a pesar de tantas fallas.
Una tripulación de seis integrantes queda atrapada en una instalación submarina que se está inundando a gran velocidad como consecuencia de un sismo devastador. Su única oportunidad para sobrevivir es caminar a través del suelo marino hasta una lejana plataforma petrolífera abandonada. Además de los retos físicos que implica el viaje, descubren rápidamente que están siendo cazados por Depredadores marinos míticos y monstruosos, dispuestos a matarlos. "Amenaza en lo Profundo", la nueva película de Kristen Stewart, no cumple con lo esperado. Está llena de momentos que intentan mezclar referencias sacadas de grandes obras del género, pero no las alcanza ni de cerca. Básicamente, un film que posiblemente tenía potencial, pero falló. Solamente puedo pensar en todos los detalles que se perdieron y podrían haber elevado mínimamente el resultado final. Entre ellos, desarrollar mejor las relaciones entre los personajes para que después se sienta más el efecto de sus respectivas conclusiones y tengan sentido las acciones de los mismos; no deshacerse tan rápido de la única figura que cumple la función de alivio cómico y hace más llevadera la trama; poner al mar como villano y no a un monstruo inentendible; o, lo que yo creo que hubiese salvado la película: haber logrado un mejor manejo de la claustrofobia dentro de un relato donde los héroes se están literalmente ahogando. Ni siquiera cumple con la función básica de un film, que es entretener. Solo puedes rescatar el score y algunas decisiones en cuanto a la dirección. El resto es inexplicable. Es una lastima que Stewart este cayendo en este tipo de películas comerciales de baja calidad habiendo convivido tanto tiempo en un ambiente de cine totalmente distinto donde se la notaba mucho mas comoda. Ni hablar del hecho de que esta mujer representa un icono homosexual y por algún motivo que goza de nulo argumento hacen que su personaje sea heterosexual. Algunos efectos especiales destacables, un mal manejo de la tensión, sustos baratos y escenas inentendibles. Otra película que solo sirvió para llenar bolsillos y desprestigiar aún más algunos nombres dentro de la industria. Por Estefanía Da Fonseca
Una plataforma submarina de la compañía minera a más de 10.000 metros de profundidad en el océano colapsa y un pequeño grupo de sobrevivientes deberá buscarla la manera de salir con vida de las estructuras que amenazan con destruirse del todo. Pero los verdaderos problemas no son solo la profundidad y el tiempo, también un grupo de monstruos submarinos que los convertirán en sus presas si no consiguen escapar a tiempo. No hay casi ninguna escena en la película que no remita a Alien (1978) y sus derivados. A pesar de estar filmada con oficio y ser técnicamente impecable, el guión no aporta nada nuevo y todo el camino se ve demasiado conocido. Kristen Stewart y Vincent Cassel le dan un poco de prestigiosa a una película que no los necesita tanto como ellos tal vez la necesiten para ganar un buen dinero. Desperdicio de actores y presupuesto, sin grandes fallas pero sin prácticamente ningún acierto realmente destacable.
EL SECRETO DEL ABISMO Amenaza en lo Profundo es una copia de muchas cosas La nueva película de Kristen Stewart no tiene vampiros, pero sí u extraño monstruo de las profundidades. Kristen Stewart sigue tratando de alejarse de su imagen young adult vampírica, probando suerte con diferentes proyectos y géneros. Manteniendo un perfil bastante independiente y alguna que otra franquicia fallida como “Ángeles de Charlie” (Charlie's Angels, 2019), la joven actriz ahora se sumerge (literalmente) en la ciencia ficción terrorífica de “Amenaza en lo Profundo” (Underwater, 2020), un drama aventurero con muy buenos climas, pero pocas ideas detrás de su historia. William Eubank no tiene muchos títulos en su haber como realizador, pero sí una vasta experiencia como director de fotografía. De ahí, que las atmósferas que recrea junto a su DP Bojan Bazelli sean de lo mejor de la película, una que toma nota de demasiados clásicos del género, pero no se preocupa en dar muchas explicaciones sobre lo que sucede en la pantalla. Brian Duffield y Adam Cozad -guionistas de cosas como “Insurgente” (Insurgent, 2015) y “La Leyenda de Tarzán” (The Legend of Tarzan, 2016)- nos trasladan a las profundidades del Océano Pacífico, más específicamente unos 11 kilómetros dentro de la Fosa de las Marianas, donde las industrias Tian se encargan de perforar en busca de recursos. Norah Price (Stewart) ya perdió la noción de cuánto tiempo lleva trabajando en la estación minera Kepler, pero la ingeniera mecánica no tiene mucho margen para pensar cuando un tremendo terremoto golpea las instalaciones, creando daños irreparables en la estructura. Con la presión y el agua como sus peores enemigos, Norah intenta buscar refugio y a otros sobrevivientes. Pronto se cruza con Rodrigo (Mamoudou Athie), Emily (Jessica Henwick), Paul (T.J. Miller), Liam (John Gallagher Jr.) y el capitán Lucien (Vincent Cassel), tratando de encontrar una salida después de descubrir que ya no quedan capsulas de escape para llegar a la superficie. La única solución que les queda a estos seis sobrevivientes es salir de la estación y arriesgarse con sus trajes presurizados a caminar más de un kilómetro por el lecho del océano hasta llegar a la próxima estación, la Roebuck. La idea no cae tan bien dentro del grupo asustado, pero no tienen demasiadas opciones, y antes de perecer bajo los escombros de la Kepler, mejor arriesgarse a los peligros que puedan aparecen en estas oscuras y profundísimas aguas. Lo que los muchachos no saben es que no están tan solos, y que allá afuera se esconde una amenaza casi inimaginable. La calma antes de la tempestad Como marca el ritmo de este tipo de relatos, no todos los protagonistas van a llegar vivitos y coleando hasta el final. Y claro, en el camino, van a sufrir muertes horrorosas, cortesía de una criatura (o criaturas) que nadie puede explicar. Ni siquiera los guionistas, demasiado concentrados en el “¿cómo?” y olvidándose del “¿qué?”. De esta manera, y después de un gran comienzo plagado de drama, acción y cine catástrofe que no da respiro, “Amenaza en lo Profundo” cae en todos los lugares comunes convirtiéndose en “Alien bajo el agua”. El clásico de Ridley Scott no es el único ‘homenajeado’ por Eubank, que toma prestados elementos de aquí y de allá para llevar adelante esta historia cargada de tensión a cada paso, pero no mucho más. La idea es que estos sobrevivientes lleguen a buen puerto atravesando todos los peligros que se cruzan en su odisea, pero poco y nada hacen al respecto para entender (y hacernos entender) qué son estas extrañas criaturas o cómo combatirlas para tener una mínima posibilidad. Todo lo que baja tiene que subir No es necesario que todas las respuestas a estas incógnitas estén contempladas en el argumento (para eso existen las secuelas, ¿no?), pero la película deja demasiadas preguntas flotando en la superficie, dudas esenciales para que la trama tenga más peso y nosotros, como espectadores, podamos relacionarnos un poco más con estos héroes. Lamentablemente, “Amenaza en lo Profundo” no puede satisfacer ni al público menos exigente, aunque de entrada parezca lo contrario. Esas primeras secuencias plagadas de caos y destrucción son la mejor herramienta de Eubank para engancharnos -a pesar de las reminiscencias de “El Secreto del Abismo” (The Abyss, 1989)-. En esos momentos la historia todavía tiene potencial, pero con el correr del tiempo se hace más evidente la falta de una idea concreta y los deseos de sumergirnos en una vacua espectacularidad que nos lleva hacia un final demasiado previsible. Su película de “monstruos” tiene demasiados antecedentes (Cloverfield, Godzilla, las ya mencionadas) que salieron mejor paradas y en la comparación, a “Amenaza en lo Profundo” sólo le queda perder. Sobre llovido, mojado Puntos a favor para las actuaciones y un grupo de personajes que, desde el vamos, no nos resultan tediosos ni improvisados (salvo T.J. Miller que no puede dejar de hacer de T.J. Miller), y algunas escenas escalofriantes. Lo demás se diluye en un mar de muertes espeluznantes pero, como dicen, en el fondo del mar nadie puede escuchar tus gritos.
Underwater, tal su nombre original en inglés, llega con un título en español de esos que el espectador siente que ya ha visto mil veces (Terror en lo profundo -Shark Night-, Alerta en lo Profundo -Deep Blue Sea-, y un largo etcétera). Esto es culpa de los traductores, claro, y no del director. Pero lamentablemente una vez comenzada la película, esa sensación de “ya visto mil veces” queda y, ahí sí, la responsabilidad es total del autor. Amenaza en lo profundo inicia con una serie de planos que remiten lejanamente al Solaris de Tarkovski (vaya insulto), para luego explotar en acción y apostar por un suspenso/terror/acción que se estanca entre las obvias referencias al Alien de Ridley Scott y su multiplicación en los Aliens de James Cameron. La subvalorada Event Horizon también sobrevuela las referencias, mientras que, por su naturaleza submarina, el otro film que viene a la mente le pertenece de nuevo a Cameron: El abismo. Todas estas citas en forma de hipervínculo (roto) convierten a esta película de William Eubank (The Signal) en un ejercicio cinematográfico meramente aspiracional. Hay un poco de esto, un poco de aquello, y al final lo que queda es mucho de nada. Kristen Stewart, quien ha sabido ciertamente elegir mejor papeles en su historia relativamente reciente (véase, por ejemplo, Personal Shopper, de Olivier Assayas), aquí se muestra deslucida, sin ganas ni presencia, con un papel a cuestas que la obliga a imitar la Teniente Ripley, pero sin carisma ni interés alguno por su personaje. Lo poco que hay de argumento se limita a explicar que, tras excavar innecesariamente el fondo del mar, “algo se vio alterado” y aparecieron así una serie de “nuevas especies” (léase, “monstruos”) con hambre y sed de destrucción. Los tripulantes que quedan vivos en una estación submarina maltrecha deben lidiar con el horror, la tensión (inexistente del otro lado de la pantalla) y el misterio, mientras que el espectador por su lado debe hacerlo con el tedio, el mal humor y la frustración de ver una y mil veces lo mismo.
CORTITA Y AL PIE En un cine mainstream que intenta generar un enorme hype en el público, para que luego se traduzca en taquilla, uno valora aquellas producciones que no apelan a vender una “obra maestra” ni ahogarnos con teasers y trailers. Aquellas películas que desde sus recursos, cumplen. Haciendo un poco de historia, en la década del 20 y 30, las producciones de la Universal, los 40’s con Val Lewton, 50’s y 60’s con Roger Corman y William Castle. Obras que si fueran un plantel de fútbol, serían aquellos denominados “gasoleros”. Rinden, te salvan de estar en los últimos lugares y te pueden sorprender al pelear un campeonato o clasificar a una copa importante. En el caso de Amenaza en lo profundo tenemos a seis personas viviendo en una estación minera a 11 kilómetros de profundidad del mar. Tras lo que ellos creen un terremoto que inhabilitó la estación, deberán llegar a la siguiente estación para encontrar resguardo. En el trayecto se darán cuenta que la verdadera amenaza es una criatura marina, desconocida hasta entonces. La dirección de William Eubank reconoce a otras películas similares: la criatura que emerge ante el aprovechamiento de los recursos (Megalodón), Kristen Stewart con un look a lo Ripley en Alien al cubo, junto a la criatura y sus crías, parecida al xenomorfo. La acción y el movimiento están desde el primer minuto, la película no dedica demasiado en introducirnos a los personajes secundarios, e incluso al protagónico. Uno acepta las reglas del género y reconoce los clichés: los que hacen chistes y el afroamericano (carne de cañón), la chica asustada, el capitán que se sacrifica, para que finalmente nuestra protagonista asuma la responsabilidad. Sumado a la amenaza marina, se encuentran la claustrofobia del lugar y de las oscuras profundidades que arrastran a cada personaje, hacia sus miedos. Oscuridad que se implementa para que tanto los protagonistas, como los espectadores, no tengamos una imagen clara del monstruo. Construyéndolo por partes, hasta el clímax. Por momentos el recurso del movimiento de la cámara caótica, sumado al slow motion, se utiliza en repetidas ocasiones como efecto final, desestimando una buena construcción de escena. Amenaza en lo profundo sigue un abc ya reconocido, pero que entretiene, referenciando a obras similares, pero no al exceso para que parezca un collage. Después de todo, como diría Brian De Palma en Doble de cuerpo, refiriéndose a otro género: “Estamos haciendo una porno, no El último tango en París”.
Un film que se hunde. Como si el género de terror no tuviera una infinidad de films similares a otros y un vasto catálogo de monstruos, ahora llega de la mano del director William Eubank una nueva criatura que, lejos de ocupar un lugar en la vitrina de los grandes monstruos del cine, pasará al olvido rápidamente —quizás hasta demasiado rápido si es olvidable incluso durante la experiencia de ver el film. Amenaza en lo profundo toma clichés y recursos salidos del manual del género de horror, predominando más que nada las similitudes esquemáticas con Alien (Ridley Scott, 1979), Cloverfield (Matt Reeves, 2008) e incluso parte de la mitología de los relatos de Cthulhu de H.P. Lovecraft. Claro que por cada alusión o semejanza con dichas obras, el film de Eubank las utiliza con mucha menos elegancia o efectividad. La historia se centra en un equipo de especialistas que se encuentran trabajando en una estación de perforación marítima. Sin tomarse mucho tiempo para contextualizar lo obvio, el film pone rápidamente a la protagonista y sus compañeros en situación de peligro una vez que gran parte de la estación y su tripulación se ve destruida. Es así como la experta en mecánica Norah (Kristen Stewart) y los cinco sobrevivientes que la acompañan, entre ellos el capitán a cargo (Vincent Cassel), se ponen en marcha para desentrañar lo ocurrido y llegar a una nueva estación para estar a salvo de la desconocida amenaza. Y si bien esto suena al punto de partida establecido para la historia, en realidad es todo lo ofrecido en su hora y media de duración. A pesar de la historia se encuentra cargada de momentos de acción y sus dosis de sustos, algo de lo que se sirve a favor de la corta duración que permite condensar todo sin dejar lugar a tiempos muertos, a la vez estos no logran funcionar de manera correcta. Esto se debe al hecho de que muchos de los momentos en que los personajes se encuentran en situación de peligro son contados de manera un tanto caótica. No hay forma narrativa que permita un entendimiento del espacio y el accionar de los personajes en sus enfrentamientos. Esa carencia de forma relega el factor de tensión a meros sustos con sobresaltos, en vez de crear una atmósfera aprovechando la infinita oscuridad del océano. Al estar colmado de distintas situaciones de peligro, algunas más entendibles que otras, el film no tiene tiempo de crear un gran contexto o desarrollo de sus personajes. Y es que tampoco lo precisa. Sin embargo, el trabajo de guion fuerza las cosas para que mínimamente haya un vínculo con la protagonista, cuando en realidad la mayor parte del tiempo personajes como el de Norah o sus compañeros solo tienen líneas de diálogo frívolas o con finalidad de explicar lo que está ocurriendo en la trama. La inclusión de personajes como el infaltable comic relief que es Paul (T.J. Miller) o la única otra presencia femenina en el film como Emily (Jessica Henwick) que solo ocupa el lugar de novia de otro personaje, deja a los personajes en la única posibilidad de ser meramente unidimensionales. En resumen, Amenaza en lo profundo pertenece a un tipo de cine que hoy en día resulta caduco. Una experiencia de horror y acción que como mucho puede llamar la atención de la audiencia adolescente pero no demasiado más. Mientras que cada año que pasa se denota un crecimiento en el tipo de cine de género que se realiza y se consume, el film de William Eubank atrasa unos cuantos casilleros con lo que propone con su criatura del fondo del mar. Una que, como queda evidenciado en la historia, no precisa ser derrotada con astucia pero sí con la menor cantidad de ropa posible… si es que de mujeres en pantalla se trata. El capitán se hunde con su “barco” y el film lo acompaña con cada decisión tomada hacia el abismo del océano.
Todo pasa en la fosa oceánica de las Marianas, la más profunda. Es como si Dante invitara a un paseo abandonando toda esperanza. Justo allí hay una estación submarina que a profundidades siderales escarba el fondo en tareas relacionadas con la explotación petrolera. Nora (Kristen Stewart), una ingeniera mecánica, trabaja con pocos compañeros y cuando la encontramos parece ya haber llegado a cierto estado de alienación luego de más de un mes de inmersión. El espacio y el tiempo se le cayeron de la conciencia y sólo revive su pasado mientras se lava los dientes. Es cuando se produce el temblor. Luego de una destrucción en medio de una vorágine de agua, quedan ella y dos o tres compañeros. La orden del capitán es desplazarse en mínimos espacios, a la rastra o desafiando la gravedad hacia otra plataforma abandonada. Lo que sigue es una pesadilla. A la fragilidad de seres que se desplazan por un medio no creado para ellos se suma el miedo. Porque no están solos. LO QUE PUDO SER Pudo ser una gran película pero falló el guion. Y lo que le faltó en contenidos le sobra en interpretación (una Kristen Stewart capaz de sostener la historia como puede), a lo que se suman diseño de producción, perfección fotográfica, edición, sonido y música. ¿Cómo explicar que un espectador pueda sentirse con sensación de realidad, envuelto en un maremágnum de sonidos y vapores sobreviviendo en el fondo de la nada y flotando en una alfombra de agua y barro, ajeno al tiempo y el espacio? Eso lo logra un director (William Eubank) de menos de cuarenta, director de fotografía, especialista en el manejo digital y adicto a la cosmología. Con él, el diseñador de producción Naaman Marshall (`El caballero oscuro'), el fotógrafo yugoslavo Bojan Bazelli y los músicos Marco Beltrami y Brandon Roberts (`El muñeco de nieve') arman lo que no pudieron lograr los contadores de historias, paralizados por la idea de crear un nuevo `Alien', sólo recurriendo a recursos reiterativos y copiando lo incopiable. Hay que seguir a William Eubank, que intenta un acercamiento a la realidad futura más allá del espacio y tiempo, en el espacio exterior o en las profundidades marinas, con experimentaciones en el sonido, la música, la fotografía. Eso que logró Claire Denis en `High Life' o que intentó James Gray (`Ad Astra') un cine más allá.
Amenaza en lo Profundo combina elementos de Aliens con Infierno en la Torre para dar forma a una historia de suspenso y terror a kilómetros de profundidad.
El joven William Eubank fue haciéndose un pequeño hueco en el cine más indie de Estados Unidos. Tras sus dos primeros trabajos, “Love” y “The Signal” (ambos de ciencia ficción), pega un salto industrial mucho más grande, aunque sin alejarse del fantástico. En “Underwater”, se muda del espacio a las profundidades marinas con un presupuesto de $65 millones de dólares, y un reparto encabezado por Kristen Stewart y el francés Vincent Cassel, además de contar con la protección del sello Disney (ahora dueña de Fox). Una tripulación de seis integrantes quedan atrapados en una instalación submarina que se está inundando a gran velocidad como consecuencia de un sismo. Sin embargo, poco a poco se irán dando cuenta de que en las afueras están siendo acechados por unos monstruos marinos. Tranquilamente “Underwater” pudo haber transcurrido en un planeta extraño, porque posee todos los elementos de una ciencia ficción de gran escala. La plataforma marina cuasi como una nave, los enormes trajes, muchas referencias a la obra maestra de Ridley Scott, “Alien”, y toda la construcción de ese fondo marino como si se tratara del espacio. La película estalla el conflicto ya en los primeros minutos, con una cámara inmersiva metiéndose por los rincones al lado de sus personajes. “Underwater” tampoco pierde demasiado el tiempo en mayores complejidades narrativas. Es lo que es, y así se siente satisfecha. William Eubank se apega tanto a la fórmula, que el camino se hace bastante predecible y lineal, pero “Underwater” tiene cierto encanto en el uso de la oscuridad y los sonidos. Eso la hace muy entretenida y disfrutable. Hollywood cada vez está menos interesado en financiar estas películas, y para los que disfrutamos de ellas, “Underwater” es una especie de regalo que nos da todo lo que queremos. Serie B, algunas dosis de sangre y monstruos. ¿Qué más le podemos pedir? Cumple en lo que se propone.
Amenaza en lo profundo: Asfixia y cine híbrido. Luego de la fusión 20th Century Fox–Disney, Amenaza en lo profundo (Underwater, 2020) llegó esta semana a los cines argentinos como un híbrido: terror, acción, thriller, referencias a Alien, Lovecraft y corrección política (o moraleja medioambiental). Todos estos elementos están visibles en la película de William Eubank – director dedicado a la ciencia ficción – casi desde el comienzo, momento en que nos encontramos con una Kristen Stewart diferente a la que recordamos en films anteriores. Mientras se lava los dientes sola en paños menores en un baño de una base submarina, reflexiona sobre la vida y escucha temblores y ruidos extraños a su alrededor. Unos minutos después la acción y el ritmo vertiginoso toman la pantalla casi sin descanso hasta el final. Este factor favorece mucho a la película, dado que estamos frente a una trama por demás simple. Entonces, aquí, el ritmo narrativo lo es todo. Stewart interpreta a Norah, una de las seis sobrevivientes del colapso de dicha base subacuática, del que aún se desconocen los motivos. Su personaje – tanto desde lo físico, lo dramático y lo envalentonado – es un homenaje evidente a la Ellen Ripley de Alien. Es más, algunos ya se arriesgan a decir que el film es claramente «Alien pero bajo el agua». Así las cosas, la intención todo el tiempo es sobrevivir y buscar las causas de tremendo accidente. En ese camino, nos encontramos con personajes variopintos: el veterano capitán de la misión (un Vincent Cassel convincente); T.J. Miller, encargado de aportar la dosis de humor a todo el drama, y la miedosa del grupo (Jessica Henwick). Con esta variedad en el casting, la película nos lleva de un lado a otro y sigue ganando puntos en su ritmo narrativo. Ahora lo terrorífico. En el agua, en la oscura inmensidad del fondo del mar, algo despertó (como en Megalodón -The Meg, 2018). Ese «algo»- con reminiscencias primero a Slenderman cuando uno de los personajes menciona su parecido, y luego a las criaturas típicas de Lovecraft o al kraken de Furia de Titanes – cobra cada vez más protagonismo. Otro aspecto que ayuda, y mucho, al ritmo, la acción y la fantasía. Poco y nada se explica de esta criatura acuática. Sólo se hace referencia a que se llegó demasiado lejos excavando, como si fuera una moraleja sobre lo peligroso que es el hombre ambicioso. Pero queda una duda: ¿es un ser mitológico o es un extraterrestre?. Bastante queda por responder ahí. Y el último punto fuerte es (y viene siendo últimamente en casi todas las películas estadounidenses) la preponderancia y la fuerza femenina en toda la cuestión: Norah es fuerte, es de armas tomar y toma las decisiones sola. En resumen empoderamiento y cine catástrofe en estado puro.
Después del paso en falso que significó Los Ángeles de Charlie, Kristen Stewart insiste en el camino de heroína de acción y vuelve a tropezar. Y no porque su trabajo sea flojo: por el contrario, su actuación es uno de los sostenes que tiene este déjà vu de ciencia ficción en clave de terror llamado Amenaza en lo profundo. La referencia más evidente -una vez más- es Alien. La intención es que Stewart sea una suerte de reencarnación de la teniente Ripley de Sigourney Weaver: dura pero sin perder la ternura, valiente, con capacidad de liderazgo. Pero aquí la aventura no transcurre en el espacio sino en el fondo del mar. Para los fines cinematográficos, un medio muy parecido: en el agua pareciera no haber gravedad y ahí afuera no se puede estar sin casco, traje y tanque de oxígeno. Con el agregado de que aquí la oscuridad es total. Stewart es una de los seis sobrevivientes del colapso de una plataforma submarina. Atrapados en las profundidades del océano, su única posibilidad de escape es caminar por el lecho marino, pero algo maligno está esperándolos en las tinieblas. El planteo es clásico: deben llegar del punto A al B, y en el camino irán cayendo soldados. Los personajes casi no tienen desarrollo dramático, pero ahí están los estereotipos esperables. Como el estoico veterano (Vincent Cassel), el encargado del alivio cómico (T.J. Miller) o la sabihonda que explica todo y a la vez es la más insegura del grupo (Jessica Henwick). Con un homenaje a H.P. Lovecraft, toques de cine catástrofe y el clásico mensaje ecologista de estos casos (la ilimitada ambición humana es culpable de haber provocado la ira de la naturaleza), la película va cumpliendo con los pasos del manual de guion. Sobresalto tras sobresalto, en la deliberada confusión provocada por la negrura, la cuestión es ver si alguien logrará sobrevivir. Y nada más.
Amenaza en lo profundo no pierde el tiempo en presentar los conflictos individuales de los protagonistas, tan usual en las películas de cine catástrofe. William Eubank, apoyado en una muy buena cinematografía de Bojan Bazelli, va directo al meollo, es decir el peligro y la consecuente acción al desatarse un terremoto en las profundidades del océano que afecta a una instalación submarina a más de 10.000 metros de profundidad. Los créditos iniciales dan la escueta información necesaria, para que ni bien se inicie la trama, surjan las explosiones, los desbordes de agua, las corridas, el caos propio de un desastre eminente. De a poco se reagrupan los escasos sobrevivientes, entre ellos el comandante de la base quien decide el rumbo a seguir, un camino lleno de peligros hasta una lejana plataforma petrolífera abandonada, a lo largo del cual varios quedarán sin alcanzar el objetivo. El género de aventuras dará paso al horror al despertar de su letargo, entre el sismo y las excavaciones inapropiadas, a una serie de criaturas mezcla de “aliens” y del pulpo gigante de 20000 leguas de viaje submarino (Richard Fleischer – 1954). Kristen Stewart, protagonista indiscutible, oscila en su vestuario entre una ropa interior para las actividades en ámbitos cerrados, más propia de un gimnasio playero, y un traje pesado similar al de los astronautas con escafandra para los desplazamientos en el exterior. En un film que rememora los de clase B, no desentona que en una escena uno de los monstruos se devore a la técnica, se indigeste con tanto acero y plástico y luego la expela por uno de sus orificios. El rechazo tiene dos propósitos: la salvación de Stewart y la continuidad del film. Los primeros planos, en especial de los rostros detrás de las escafandras, acentúan el ámbito claustrofóbico en muchas de las situaciones. En tanto que los colores azules oscuros y difusos resaltan lo siniestro que precede a la aparición de los depredadores. Entre los personajes, están los héroes que no dudan en sacrificar sus vidas para resguardar la de otros y los solidarios que no abandonan al compañero herido. No existen caracteres perversos, el mal está afuera en el fondo del océano, como advertencia y venganza del aprovechamiento indebido de la naturaleza. Un llamado de atención por la falta de respeto hacia la ecología, un dardo indirecto hacia el gobierno norteamericano, un futuro sombrío por el uso indiscriminado de los recursos naturales. Son algunos de los interrogantes de un film pleno de tensión y suspenso que se apoya además en un buen diseño de producción y una efectiva banda sonora.Valoración: 65
William Eubank: director de películas de ciencia ficción inteligentes, chiquitas… y nada memorables. Es el mismo de Love y La Señal, y ahora le tocó un presupuesto decente como para tener una caterva de FX y poder contratar a actores de renombre como Kristen Stewart (!) y Vincent Cassel. El drama es que el filme lo hizo para la Fox en el 2017, quedando atrapado en el proceso de absorción del estudio por parte de la Disney. Después de revisar proyectos y presupuestos que ya estaban en marcha la Disney / Fox decidió estrenarla sin pena ni gloria en Febrero 2020, el llamado “período de la muerte” que es donde los grandes estudios se sacan de encima los proyectos a los que no le tienen fe (o estiman que serán seguros flops), así vacían su agenda antes del período fuerte de estrenos en el verano norteamericano. Ocurrió con Dolittle y ocurre con Underwater, la cual recuperó apenas la mitad de sus 80 millones de dolares de presupuesto. A primera vista esto parece otro clon de Alien pero en las profundidades – a lo Leviathan – pero pronto demuestra ser un animal de otra especie. Si bien hay bichos asesinos y corridas, esto se asemeja mas a un filme de cine catástrofe setentoso donde los sobrevivientes deben ir del punto A al B superando todo tipo de inclemencias sean escapando de túneles que colapsan, arrastrándose por pisos mojados o moviendo piedras para liberar gente atrapada. En vez de poner énfasis en superar el obstáculo de turno (como ocurría en La Aventura del Poseidón, que es el filme con quien comparte mayores características genéticas), el giro pasa por la exploración dramática de los protagonistas, en especial la curtida ingeniera que compone la Stewart. Sip, se parece mas a una estudiante de secundario que a una buzo experta pero la Stewart le pone ganas, armando un trasfondo donde aún está en duelo por un novio que se murió e intentando liderar a todos los heridos y paranoicos que componen la troupe de supervivientes. En vez de ser un filme con gente hablando sandeces / latiguillos de “vamos a patearle el trasero al monstruo” / histeriqueos de todo tipo, Underwater se comporta mas como un drama supervivencialista con perfomances super sólidas (en especial el pragmático capitán que compone Vincent Cassel; lástima la inclusión de T.J. Miller como comic relief, desentona con el rumbo del filme tanto como si pasaran las uñas sobre un pizarrón). Esta gente inventa cosas, se consuela, arma planes desesperados sin mucha chance de que tengan éxito. En realidad la mayoría del filme se basa en escapar de la plataforma submarina que está colapsando, así que los bichos entran tarde en escena y sólo cuando esta gente se ve obligada a realizar una penosa caminata por el fondo del mar – los tipos están en el fondo de la Fosa de las Marianas, a 11 kilómetros de profundidad y usando unos trajes de buzo que serían la envidia de los space marines de Starcraft -. Y es ahí donde el filme clava la nariz y arruina los méritos que había logrado. ¿Es que ocurren cosas estúpidas o cambia de tono?. NO. Simplemente es que no se ve… nada. Eubank es muy bueno para crear climas y manejar actores pero pareciera que la escena submarina lo sobrepasa en cuanto a dotes técnicos. Todo es borroso, hay demasiados primeros planos – uno supone que Eubank no tuvo el presupuesto de dispuso James Cameron para Titanic, así que debe haber filmado en una pileta no muy grande y sin demasiados dolares para camuflar el tamaño de la misma aplicando escenarios CGI (es que ya hay muchos en el filme!), razón por la cual se la pasa filmando a diez centímetros de la cara de los actores – y la amenaza la ves sólo cuando está encima… en forma de un blur que se hace nítido durante una fracción de segundo. Es un problema serio porque se trata de una secuencia que debería ser estremecedora – estás caminando por un desierto en el fondo del mar, el agua es oscura y espesa y sentís que hay hordas de cosas que dan vueltas a tu alrededor -. (alerta spoilers) Incluso cuando el filme se mete en el tercer acto – donde vemos que la superperforadora ha desenterrado algo propio de la imaginación de H.P. Lovecraft (el mismo director ha admitido que se trata de Ctulhu) -, uno debería quedarse con la boca abierta y no lo hace. Me impresionó mas la visión fugaz de un megademonio caminando entre los edificios en Jeruzalem que el Godzilla infernal que Eubank tira el ruedo. Simplemente es confusión visual, no hay limpieza en los planos como para captar la amenaza (fin spoilers). Como película de bichos asesinos en la onda Alien, Underwater, Amenaza en lo Profundo es – como dijo un comentarista en la IMDB – una gloriosa mediocridad. Tiene un montón de cualidades en cuanto a libreto y actuaciones, pero precisaba otro director para los FX y para el clima de terror. Está ok, pero debió ser mucho mas excitante.
Una mezcla de películas que no convence El trailer ofrecía un vistazo más interesante de lo que terminó siendo esta película, que sin caer en la burda copia, toma varios elementos de otros films, pero no logra nunca alcanzar una personalidad propia y tampoco termina siendo efectiva ni en el plano de la ciencia ficción, ni en el del terror. ''Underwater'' tiene una pizca de ''Gravity'', aquel film vertiginoso y sofocante sobre un accidente en el espacio que protagonizaron Sandra Bullock y George Clooney, tiene un poco de ''Life'', película del 2017 protagonizada por Jake Gyllenhaal y Rebecca Ferguson que contaba cómo una forma de vida alienígena que se coló en la nave, cazaba a toda la tripulación, pero por sobre todo, tiene mucha influencia de ''Alien'', o es al menos la que más se nota. El personaje principal interpretado por Kristen Stewart (''Snow White and the Huntsman'') es una clara referencia a la teniente Ripley de ''Alien''. Su aspecto, su liderazgo, su ropa. ¿Está mal que tome elementos de todas estas otras películas? Creo que no, pero el problema no es haber tomado prestado recursos de otros films, el tema es que nunca llega a ser convincente como ''Underwater''. Le faltó personalidad propia. Hay algunos momentos en los que parece que la va a alcanzar, pero luego cae el lugares comunes o referencias a otras películas del género de la ciencia ficción y del terror. Sobre el final de la película tiene lugar una de las referencias más grandes a ''Aliens'' de James Cameron, que termina siendo muy poco efectiva y termina por destruir al film. Lo que se supone debía ser la cereza del postre, fue más bien un chorro de aceite quemado. Las criaturas que habitan el fondo del mar y se dedican a hostigar a nuestra tripulación son poco convincentes, no asustan demasiado, y de hecho parecen haber sido diseñadas con un acotado presupuesto. No me gustaron para nada. La propuesta sí tiene buenas actuaciones de su reparto y la química suficiente como para que nos preocupemos aunque sea un poco cuando van sucumbiendo antes las monstruosas criaturas que molestaron en el fondo del océano. También tiene algunas escenas claustrofóbicas que incomodan y dan la sensación de desespero que quiere generar el film, pero no alcanzan para levantar una historia que tiene mucho copy/paste. Como película de ciencia ficción presenta recursos que ya hemos visto en otras propuestas de mejor calidad, y como película de terror no logra asustarnos todo lo que debería. Nos sentimos peor por la posibilidad de falta de oxígeno de los protagonistas que por el hecho de que pueden convertirse en comida de un monstruo marino. Es uno de esos films que uno quiere que le termine gustando, pero la tarea se torna casi imposible. Mejor volver a ver ''Gravity'' o cualquiera de las ''Alien''.