A fines de los años 90 Scott Mitchell Rosenberg - en ese entonces ejecutivo de un puñado de editoriales independientes de comics y un creativo en ascenso - estuvo rondando por Hollywood con un proyecto que trataba una invasión alienígena a la Tierra en la época del lejano oeste. El concepto fue adquirido por los estudios y cayó en el development hell durante años, sin que nadie lograra hacerlo despegar. El mismo Rosenberg le inyectaría impulso al transformarlo en una novela gráfica que salió publicada en el 2006 en una de sus editoriales. Allí fue cuando los estudios vieron el potencial y decidieron darle luz verde, atrayendo a un grupo de luminarias al proyecto - desde Steven Spielberg y Jon Favreau hasta Ron Howard, pasando por el equipo creativo de J.J. Abrams con sus guionistas estrella Alex Kurtzman y Robert Orci, eso sin contar con el aporte de gente tan dispar como Brian Grazer o el bizarro Steve Oedekerk, el mismo de Kung Pow: Enter the Fist (2002) -. El problema es que tanta gente terminó metiendo mano que Cowboys & Aliens terminó siendo un pastiche, en donde millones de libretistas y productores tomaron turnos para escribir una línea o escena cada uno. Mientras que como espectáculo está ok, a uno le deja la impresión que acá había mucho potencial y el caos de la producción terminó por arruinar una buena idea. El primer problema de Cowboys & Aliens es el cast. Son excelentes actores pero se ven totalmente anacrónicos, pasados de esteroides y botox, y resultan poco creíbles como curtidos vaqueros. Daniel Craig está demasiado musculoso y bien afeitado como para verse como un desaliñado forajido del siglo XIX, y Olivia Wilde parece salida de una sesión de pilates. Para colmo Craig pelea con otros vaqueros en modo comando, con acrobacias y patadas voladoras, lo que queda totalmente fuera de lugar. En esos momentos uno cruza los dedos rogando que el libreto de una explicación coherente de por qué toda esta gente se ve demasiado moderna - que sean aliens reencarnados, por ejemplo, lo que iría bien con los ojos penetrantes que tienen Wilde y Craig -, pero las justificaciones quedan por la mitad o no muy creibles. Olvidémonos de lo físico y ocupémonos de la historia. Hay un gran arranque, cargado de misterio, especialmente por que no sabemos quién o qué es el personaje de Daniel Craig. Luego aparece Harrison Ford, que acá hace de malvado terrateniente. Ford - quien se ha cansado de protagonizar fracasos en los últimos años - parece decidido a remontar la cuesta luego del espaldarazo de Indiana Jones 4, y últimamente se ha especializado en los papeles de cínico y gruñón. Acá lo suyo no difiere demasiado del corrosivo periodista veterano de Morning Glory (2010), y es particularmente efectivo en esa línea. Casi se podría decir que Ford es lo mejor del filme. Hasta el ataque al pueblo, Cowboys & Aliens venía bien. Uno tenía curiosidad por el pistolero amnésico, el arma brazalete, y la confrontación con el villano de turno. Luego de esto, el libreto entra en una debacle y transforma en otra película, en una especie de The Searchers con aliens en vez de comanches. Los extraterrestres abducen personas y hay una cuadrilla de valientes dispuestos a rescatarlos. Ahora, ¿cómo seguirle el rastro a una nave espacial que va volando a 500 km por hora?. Ah, sí: el libreto mete a un alien herido que escapa a pie. Oh, Dios... Las cosas traidas de los pelos comienzan a acumularse. Los aliens carecen de personalidad y son una parva de blancos de dos patas, totalmente anónimos como pasaba en Batalla Los Angeles. Aparece de la nada la anacrónica Olivia Wilde - demasiado limpia, sexy y depilada para la época - y provee pistas que de otro modo resultaría imposible obtener. Aparece pandillas de ladrones, indios - ¿no queda nadie más? - y todos se unen en contra de los aliens. Hasta el malvado Harrison Ford se pone tierno y se humaniza. Eso no quita que Cowboys & Aliens siga siendo entretenida, pero los baches del libreto serruchan las expectativas creadas en el primer tercio del filme. Este vendría a ser un ejemplo de película con guión mediocre y que termina siendo sostenida por el carisma de los actores. Harrison Ford y Daniel Craig son muy buenos, aunque lo suyo no deje de ser variaciones de personajes que ya han hecho; y ellos están acompañados por una troupe de secundarios eficaces como Clancy Brown o Keith Carradine. (alerta spoilers) La única que desentona aquí es Olivia Wilde, y no sólo por su aspecto moderno, sino porque su personaje está de más. Yo hubiera fusionado los caracteres de Wilde y Craig en uno solo - sin contraparte femenina -, como un guerrero alien disfrazado de humano y perteneciente a una raza contraria a los invasores. Era algo muchísimo mas coherente. El tema es que alguien pensó que todo esto rebalsaba de testosterona y metió con calzador a una pistolera fashion en el lejano oeste. Porque, si no, ¿con quién se besaba Daniel Craig? ¿Con Harrison Ford? (fin spoilers). Vaya tranquilo a ver Cowboys & Aliens. Es un buen show, no se va a aburrir. Es algo hueco, es cierto, pero hay buenos actores que salvan las papas del fuego. La macana es que reunieron a una montaña de creativos y, entre todos ellos, no lograron hacer nada minimamente memorable.
Una película "de concepto" Tras dirigir los dos films de la saga de Iron Man, el conocido actor Jon Favreau se arriesga con una película "de concepto" (el título ya lo dice todo) producida por Ron Howard y Steven Spielberg (¡qué fijación que tiene Spielberg desde siempre con los extraterrestres! En los últimos meses, sin ir más lejos, supervisó este film, Súper 8 y la serie Falling Skies, todos proyectos con alienígenas invadiendo la Tierra). ¿Cómo sería el concepto de Cowboys & Aliens? Un western clásico + algo de Indiana Jones + otro poco de Encuentros cercanos del Tercer Tipo + CGI + algo de romance + el protagónico de Daniel "007" Craig en plan John Wayne y, claro, del inoxidable héroe de acción Harrison Ford (poco aprovechado en esta oportunidad). El resultado es medianamente convincente. Por un lado, se agradece una historia "original" (cortesía de un ejército de ¡cinco! guionistas y varios consultores más) filmada en... ¡2D! y sin tanta desesperación por impactar desde lo visual (no hay abusos de efectos especiales ni de explosiones, al menos hasta cerca del final). El problema es que Favreau no resulta del todo eficaz a la hora de narrar un western (los enfrentamientos son bastante confusos) y se extraña aquí mayores dosis de humor, como las que nos regaló Robert Downey Jr. en la primera Iron Man. La relación padre-hijo (Harrison Ford-Paul Dano) y la subtrama romántica (Daniel Craig-Olivia Wilde) resultan más que elementales y poco lucidas, pero el film se sostiene con bastante dignidad en su exploración de la mitología del Viejo y Lejano Oeste (un pueblo de Arizona, en 1873, con la fiebre del oro de trasfondo) y los toques de absurdo (vaqueros e indios unidos por única vez para enfrentar a los invasores). Estamos ante una película aceptable, pero que deja una clara sensación de que daba para más. En definitiva, el mejor western del año sigue siendo Rango, una película más "animada" que estos esquemáticos cowboys y aliens de Favreau, Howard y Spielberg.
Aliens en el Oeste Americano Cowboys & Aliens (2011) es un híbrido que combina dos géneros, el Western y la Ciencia Ficción, pero también una divertida propuesta que mezcla buen entretenimiento con ideas interesantes acerca de los Estados Unidos como sociedad. Jake Lonergan (Daniel Craig) aparece en medio del desierto del Far West con un brazalete intergaláctico. No recuerda quién es ni cómo llegó hasta allí. Pero en el primer pueblo que hace pie, pone orden y se presenta como el salvador. ¿Ante qué? Ante un montón de injusticias, propias del mundo sin Ley del Lejano Oeste, pero también de una ola de secuestros realizados por extraterrestres. Aparte de ser un entretenimiento noble que respeta a rajatabla las reglas del Western y de la Ciencia Ficción, Cowboys & Aliens plantea una serie de elementos dispersos en su trama para criticar implícita o explícitamente a los Estados Unidos como Nación. Harrison Ford interpreta al hacendado rico y poderoso, por ello mafioso y violento, que domina al pueblo. Pero no es un mal tipo –al menos así lo presenta la película- sino un texano cascarrabias padre de un hijo inútil que ocasiona disturbios sólo por diversión. En ese orden está el personaje de Sam Rockwell, el cantinero signo del hombre de trabajo, Jake Lonergan un ex asaltante de diligencias pero con nobles razones y, no podían faltar para ser una gran familia americana, un niño, una mujer y un perro. Esta gente no podría estar unida sino fuera por la amenaza externa –entiéndase alienígena- que los convoca y une para intentar rescatar a sus seres queridos. Pero incluso antes de la aparición extraterrestre, no sólo no se llevaban bien, sino que estaban enemistados, demostrándose quién es más rudo y poderoso. Ahora, si buscamos la causa de esta desunión, nos encontramos que el oro, como elemento de valor que rige y posiciona a los individuos socialmente, es el causante de todos los males sociales: ambición, avaricia, poder, delincuencia, etc. ¡Hasta los mismos aliens sufren por el oro! La unión de los aliados para combatir a los seres del espacio, logra lo imposible: unir bandidos con hombres de la Ley, delincuentes peleando junto a hombres honrados y hasta armar un mismo ejército con los indios Apaches, en esta cruzada por el rescate de “los nuestros” como dirán más de una vez. El orden y la construcción de una Nación, mensaje infinitamente expresado por el Western tienen, en este híbrido particular, la gracia de resignificarse a los tiempos que corren. Y todo parece que fuera sólo por matar extraterrestres.
Los personajes son vacíos y no aportan nada interesante, la historia no tiene un gancho lo suficientemente fuerte como para que el espectador esté atrapado con la misma y el guión está lleno de vacíos e incoherencias. Si no fuera por las escenas de acción y lucha de los vaqueros vs los aliens creo que más de uno...
Un lector me decía después de anunciar que la había visto "me suena a milanesa con dulce de leche", y no es una mala definición. A eso le agregaría que la milanesa fue frita en miel. Pero la peli no te engaña con eso, porque se llama Cowboys vs Aliens... no hay sorpresa. Es una historia muy loca y uno ya tiene que entrar preparado para eso. Cuando uno se acostumbra a la historia, la peli se hace entretenida y está bien llevada. Es de cierta manera una historia tradicional, con un desarrollo clásico, pero con vaqueros y marcianos... Está bien hecha y tiene buenos efectos. Los actores están muy bien en todos los niveles. Lo particular de esta película es que el director hizo lo que quiso después de los éxitos de las dos Iron Man... o sea tuvo cuenta corriente abierta para hacer lo que se le cantaba... algo clásico de las óperas primas argentinas. De cierta manera creo que la historia básica debe haber salido de un encuentro entre el guionista y un Tarantino borracho... aunque ya se que hubo un cómic del cual tomaron esto. Pero no es difícil imaginarse un comienzo de proyecto de esta manera. Era para cortarle unos 20 minutos, y el producto salía más redondo. Es rara, es cualquier cosa, pero entretiene.
Martini Seco con Vodka, Revuelto, no Agitado La unión debería hacer la fuerza, pero a veces cuando hay muchas manos en el plato se hace mucho garabato. Los realizadores más poderosos de la actualidad se juntaron para concebir un proyecto que unía acaso a los dos géneros de culto más importantes de la historia del cine hollywoodense: el western y la ciencia ficción. Como dice el título: Cowboys & Aliens. Ron Howard se da de la mano con Spielberg, agarran un cómic bastante exitoso, llaman al director y guionistas de Iron Man, a los guionistas de Transformers (la original, la mejor), de Star Trekk, de las series Fringe y Lost (o sea, todos el equipo de J.J. Abrams) y encima reúnen nuevamente a James Bond con Indiana Jones (Spielberg ya la había logrado en La Última Cruzada). Para completar el combo, una de las actrices más hermosas del momento: Olivia “13” Wilde. Demasiados nombres y los resultados… son apenas discretos. ¿Dónde falla Cowboys & Aliens entonces? Que pensaron un producto, no una obra cinematográfica. La historia nos lleva al viejo oeste, donde un hombre (Daniel Craig) despierta amnésico en medio del desierto con un brazalete metálico en la muñeca. Cuando el desconocido llega al pueblo más cercano, descubre que lo buscan por robos y asesinatos. En el medio entra en acción el coronel Dolarhyde (Harrison Ford), un militar retirado que ahora se convirtió en el ganadero que da de comer a todo el pueblo con sus ganancias, ya que las minas de las montañas del pueblo, aparentemente están secas. Mientras que el desconocido trata de descubrir que le pasó, los aliens invaden el pueblo, secuestrando a la mitad de la población (nunca queda claro porque los secuestran, más que para hacerles injustificados exámenes físicos). La cuestión es que los extraterrestres vinieron al Tierra con un única misión: llevarse el oro de las montañas (tampoco queda claro para que les sirve el oro). Por lo tanto, los cowboys con ayuda de los Apaches de la región, tratarán de rescatar a los suyos y desterrar a los aliens. Una premisa de estas características necesitaba un tratamiento divertido, ágil, bizarro. En cambio, como sucede con los Transformers y demás obras de los mismos guionistas, la historia cae en un producto por encargo sin corazón ni odio. Favreau que supo aplicarle elegancia y carisma a un personaje como Iron Man (¿o es que los elogios deberían ir hacia Robert Downey Jr.?) acá toma una fría distancia de lo que está generando. No es que la película no sea entretenida o esté mal narrada, sino que no transmite la emoción necesaria. Posiblemente parte de la culpa la tenga Daniel Craig cuyo personaje sea tan frío como el último James Bond, quizás porque Harrison Ford no logra ponerse la película sobre los hombros y queda relegado a un segundo plano lastimoso. Lo alarmante es la falta de humor, la seriedad, solemnidad e incluso la arista sentimental/dramática que le pusieron a la historia. Barry Sonnenfeld posiblemente habría sido el director ideal, dado que ya jugó con ambos géneros en forma separada. Si bien Las Aventuras de Jim West no es lo que se puede llamar una obra satisfactoria, humor no le faltaba. Y si Hombres de Negro funciona es gracias al humor y no tanto a la ciencia ficción. Una versión con menos presupuesto, actores menos pretenciosos, más berreta (que buena hubiese sido la misma película con Simon Pegg y Bruce Campbell como protagonistas) habría dado como resultado una obra más redonda, con mayor identidad incluso. Del gran elenco algunos secundarios logran interpretaciones meramente creíbles: Sam Rockwell, Ketih Carradine, Paul Dano, Clancy Brown, Noah Ringer (sí El Ultimo Maestro del Aire). Los efectos especiales tampoco son asombrosos, y las referencias cinematográficas escasas: no se puede identificar como un western de ningún director. De hecho se parece más a uno televisivo (visualmente es televisiva, todo un pecado en el género), por lo tanto, se desaprovecha la geografía de la región. Los aliens son bastante asquerosos (tienen la misma cara que el de Super 8), pero a diferencia de Cameron o Lucas a Favreau le interesan más los personajes humanos. El problema es que están tan mal escritos, diseñados y, además hay tantos clisés y estereotipos que en este sentido tampoco se destacan. Sí, el personaje de Craig remite a algunos héroes del género, especialmente al “rubio” de la saga del dólar de Leone, pero seamos honestos: Clint Eastwood le ponía mayor carisma. Reitero, si bien no se trata de un fracaso absoluto (en términos artísticos, porque sí lo fue en proporciones económicas) pero tampoco es la obra que muchos esperábamos con gran ansiedad. Un producto salido de una máquina tan grande, fría y metálica como la nave espacial de los extraterrestres. Y ya lo dice el dicho: cuánto más grande es, más dura será su caída.
La invasión más antigua. Desde hace unos años las películas con extraterrestres empezaron a invadir –chiste fácil- el cine. Con mayor o menor fuerza, se pudieron ver grandes obras como la sorprendente Sector 9, o la olvidable Skyline; buscando darle una vuelta de tuerca más a este sub género, la gente de Dreamworks y Universal nos plantea una mezcla entre alienígenas y vaqueros. ¿O acaso es al revés? Como bien dice el nombre del film, estamos viendo primero una película de cowboys donde aparecerán aliens. Un claro ejemplo de esto es la estructura narrativa con la que se inicia esta propuesta, recordando a la obra de Sergio Leone donde “el hombre sin nombre” y de pasado desconocido llega a un pueblo perdido. Este planteo continuará hasta la primera aparición de los alienígenas. El guión escrito por Kurtzman, Orci, Lindelof, Fergus y Ostby claramente decanta por el género del western, donde si uno quiere quitarle el aspecto de ciencia ficción, los aliens bien podrían ser reemplazados por un grupo de esclavistas. Si bien por un lado la elección sobre un género prevaleciendo sobre el otro hace la película más llevadera y logrando que no se convierta en un pastiche, también hubiera sido interesante que se arriesguen a mezclar un poco más los estilos; ya que estamos hablando de dos corrientes cinematográficas casi opuestas. Otro punto que acerca la película más al far west que a los films de ciencia ficción, es el trabajo de Matthew Libatique, a cargo de la fotografía. Con una imagen apagada y sucia propia del western, y no tan colorida como es frecuente en propuestas de invasiones de extraterrestres. Al inicio del análisis mencione que uno de los pocos puntos con la ciencia ficción era el usar el estereotipo de personaje recurrente en dicho género, un claro ejemplo es el personaje interpretado por Sam Rockwell, puesto como eje de los momentos cómicos del film. Entendido esto será fácil saber qué rol jugara cada personaje en la historia, y hasta predecir con que orden irán muriendo. Teniendo en cuenta esta explicación, es entendible del porque ninguna actuación pasará a la historia, aunque tampoco ninguno de los actores será condenado a la hoguera por su interpretación. Si sorprende ver al eterno malvado Clancy Brown jugando en un papel de bonachón. Finalmente, la dirección de John Favreu es simplemente correcta. Sobre todo a la hora de utilizar el fuera de campo para no mostrar rápidamente a los extraterrestres, algo que se convierte un acierto, ya que recuerda un poco a la buena remake de La Guerra de los Mundos a cargo de Spielberg –quien sale como productor en el film que nos compete-. También es interesante una pequeña secuencia en un barco abandonado, donde el realizador da muestras de una buena mano a la hora de generar suspenso y tención, jugando con el espacio y sacando provecho del buen trabajo de iluminación con que cuenta. En conclusión, el mejor consejo para disfrutar Cowboys & Aliens es entender que estamos ante una película sincera, desde el nombre y sobre todo desde el tráiler, con la dosis necesaria de acción y aventuras. Para dejar embobado a cualquiera, como si estuviera viendo luces extrañas en el cielo.
Vienen por el oro, vienen por todo Basada en una historieta del mismo nombre, el film llega a la pantalla grande de la mano del director Jon Favreau (Iron Man I y 2), a quien también se lo puede ver en diferentes films (Solo para Parejas, Te amo, hermano, Iron Man, ect). Según el mismo Favreau, el film es "un western de manual hasta la mitad, y luego lo mezclo con el tipo de películas de ciencia ficción con las que crecí". Y eso está a las claras, ya que con la estética de una verdadera película de vaqueros, Cowboys y Aliens, tiene todo lo necesario: una buena banda sonora, puesta en escena, vestuario y unos lugares privilegiados. Aunque la fusión se complique, ya que la trama gira en torno a una invasión alienígena en Arizona en el año 1800, es así que los cowboys y los forajidos se aliarán con los apaches para combatir a esta extraña especie. Muy distinto a lo ocurrido con Wild Wild West (1999) protagonizada por Will Smith y Salma Hayek, donde la película tenia aires futuristas, en Cowboys y Aliens los personajes deben defenderse con rifles, arco y flecha y con la única arma más poderosa robada por Daniel Craig a un alienígena. Con referencias a clásicos como Encuentros cercanos del tercer tipo, Depredador y Alien, debemos destacar que el mismo Steven Spielberg es uno de los productores de este extraño western. Además cuenta con un elenco formado por grandes figuras como Harrison Ford, Daniel Craig, Sam Rockwell y Olivia Wild y con guionistas como Damon Lindelof (Lost) y Roberto Orci (Star Trek). Sin lugar a dudas Cowboys y Aliens cumple con las expectativas: entretiene, no exagera con los efectos y entrega un producto que bien vale las casi dos horas y el valor de la entrada.
Basado en la novela gráfica homónima Cowboys y Aliens desenfunda y aterriza en nuestras carteleras para fusionar al western con la ciencia ficción, bajo la dirección del pochoclero Jon Favreau y con las actuaciones de Daniel Craig, Harrison Ford y Olivia Wilde. Básicamente esta adaptación nos cuenta como los habitantes del lejano oeste deben defenderse de una plaga de poderosos extraterrestres que quieren adueñarse de su oro y de sus tierras. La apuesta era compleja ya que fusionar al género de vaqueros con los monstruitos verdes de la ciencia ficción no era una tarea facíl de llevar adelante, aunque la mano de Favreau detrás, y también la de Spielberg como productor, me llevó a pensar que de este experimento podría haber sálido algo sobresaliente. Lamentablemente me equivoqué, porqué Cowboys y Aliens es una película mediocre que falla tanto como western, como cuando la ciencia ficción quiere aportar sus elementos fantásticos. Comienza muy bien sembrando unas interesantes dudas sobre el origen y el estado de Jake Lonergan, aunque lamentablemente esas dudas duran solo unos pocos minutos gracias a que el realizador de Iron Man y los numerosos guionistas que intervinieron en el proyecto se encargarán de quitarnos todo ese misterio sobre el personaje principal por medio de unos poco sutiles flashbacks y unos demasiados explícitos diálogos, algo que genera una lamentable desconexión con el protagonista. Después de ese ¿buen? comienzo Favreau se encarga de introducir al relato las naves espaciales sin conseguir crear ni una sola pizca de tensión, algo fundamental ante la llegada de lo desconocido e incluso un elemento que no debe faltar en películas de esos dos géneros. Lamentablemente esto no es lo peor, ya que en sus casi dos horas tendremos que soportar que cowboys estrechan lazos con los indios (!!!!) para luchar contra unos verdes aliens que conocemos muy poco y los cuáles carecen totalmente de alguna personalidad. La culpa de está fallida película no solo es la ambiciosa mezcla de géneros y como le chinga en el intento, sino que además de eso uno de sus principales problemas es la falta de profundidad en los personajes y en las historias que narra sobre los mismos. Daniel Craig lleva adelante una caracterización que se va desdibujando a medida que conocemos su historia, al igual que Harrison Ford que representa a lo más malvado del film para luego volverse compasivo y bondadoso de la nada misma. Al mal desarrollo del conflicto principal (léase justamente los cowboys contra los aliens) le tenemos que sumar a las patéticas y básicas historias de redención como "padre e hijo de mala relación" y "los misteriosos lindos que se atraen" que realmente no logran entablar una sola situación más o menos interesante. Más allá de todas las cuestiones que comento más arriba Cowboys y Aliens tiene sus momentos y puede llegar hasta resultar entretenida, pero realmente da pena ver como tiraron por la borda una interesante idea con detalles que podrían haberse evitado de poner un poco más de empeño en el guión y en la resolución de los conflictos. Si hay que destacar que en los apartados cómicos, en la hermosa música y en algunas secuencias de efectos especiales finales, Cowboys y Aliens cumple a la perfección con lo que prometía su interesante trailer. También no hay que dejar de mencionar las buenas actuaciones de Paul Dano y Sam Rockwell, que son los encargados de aportar las únicas escenas simpáticas del film. Por lo menos en Cowboys y Aliens quedó demostrado que el western y la ciencia ficción son dos géneros complejos de mezclar y salir airoso en el intento, será cuestión de ponerse a esperar y ver si alguien se anima a fusionarlos en el futuro con mejores resultados.
Harrison Ford y Daniel Craig crean una dupla brillante en una película que fue completamente subestimada en los Estados Unidos. Si bien las taquillas le respondieron bien (63 millones en su primer fin de semana en cartel), las críticas norteamericanas no tardaron en catalogar esta película como una de las mayores decepciones del año. Y algo de eso puede llegar a haber. Es que la prensa ultimamente conforma el 90% de lo que termina siendo la película (miren a J.J. Abrams, sino) y si se infla mucho y el producto no está a la altura, enseguida baja puntos porque si. Pero por unos segundos olvidemos que la producción es de Steven Spielberg y Ron Howard, y que la dirección es de Jon Favreau, pensemos un segundo en Cowboys & Aliens como una película, pura y dura, e imaginemos que es anónima y, ¿saben qué? Así sale ganando. La historia es atractiva: un hombre (Daniel Craig) se despierta en medio del desierto sin recordar nada, herido y con un extraño aparato metálico agarrado de su muñeca. Un grupo de forajidos lo encuentra y planea llevarlo al pueblo, en donde es buscado por el robo de una diligencia del poderoso coronel Dolarhyde (Harrison Ford), una especie de feudal del lejano oeste. Él obviamente se resiste a ser arrastrado y comienza a pelear contra estos tipos, y se da cuenta que lo que tiene en su mano no es un grillete, sino un arma que, al parecer, funciona cuando más lo necesita. Luego, y por sus propios medios, va al pueblo, en donde Ella (Olivia Wilde), una misteriosa mujer, comienza a seguirlo. Ella sabe algo sobre su pasado, y él sólo recuerda pequeños fragmentos que le vienen a la cabeza gracias a una fotografía de una mujer, que de a poco (muy de a poco) va aclarándole la memoria. La llegada al pueblo de este tipo sin memoria se convierte en un conflicto, porque todos lo reconocen: es Jake Lonergan, el valiente (o inconciente) que se atrevió a meterse con el oro de Dolarhyde. El Sheriff lo detiene y ahora sólo queda esperar unas horas para que lo trasladen a la prisión, en donde será juzgado. Pero, justo cuando iban a trasladarlo, unas naves espaciales comienzan a atacar el pueblo y a abducir a algunos de sus habitantes. Uno de los que se llevan es el hijo de Dolarhyde (Paul Dano), por lo que el coronel moverá cielo y tierra para buscar a esos malditos “demonios”. Pero no lo hará solo, ya que ve en el arma misteriosa de Lonergan una ayuda irremplazable, por lo que harán una tregua hasta que puedan solucionar este temita con los extraterrestres que se llevan a nuestros humanos para investigarlos y que, para colmo, llegaron al planeta para robarnos nuestro oro. La película tiene tres puntos clave: Craig, Ford y Wilde. La relación entre ellos tres es la que lleva la historia adelante. La relación tirante (y a veces hilarante) de los dos machos, más la dosis de misterio que nos deja la bella Wilde crean los momentos más destacables de la película. Punto aparte merece el siempre brillante Sam Rockwell, que interpreta a un doctor dueño de una cantina cuya mujer es abducida. Lo que llama un poco la atención es que los efectos especiales se quedan un poco a mitad de camino, extraño de una película producida por Spielberg y Howard, y algo similar pasa con el diseño elegido para los extraterrestres. Tal vez, algo menos bestial podría haber sido más efectivo. La historia está bien, no brilla por creativa pero tampoco es el bodrio que nos hicieron creer a todos los que leímos la prensa extranjera. Claro que no es la película del año (en Argentina, ni de la semana), pero si lo que buscan es ver, bueno, cowboys peleando contra aliens, pueden llegar a disfrutarla y bastante.
Geek Nirvana Por la red circula uno de esos afiches falsos que se "burlan" de las películas. Cambian el título original por el título fiel al sentido de la película. Así, The Tree of Life se llama Oscar, protagonizada y dirigida por Oscar (ya que todo parece indicar que es una de esas películas a las que a la Academia le gusta premiar). El de Cowboys & Aliens no podía ser más certero: Geek Nirvana. Si Sucker Punch era un mediocre rejunte de fantasías nerds, C&A no se queda atrás: faltaban los monstruos clásicos de Universal entrando en el tercer acto, para la batalla final, y estaban todos. La conjunción del título es una "y" pero bien podría haber sido un "vs.": quizás no lo usaron ya que hace unos años los aliens habían tenido que enfrentar a los monstruos. Un poco de paz no viene mal, cada tanto. Esta vez llegan a la Tierra, pero desconocemos sus intenciones. Las caballos de sangre pura no son competencia para las naves espaciales, así que los vaqueros son rápidamente dominados por los extraterrestres. Entra en escena Jake Lonergan, uno de esos tipos con un pasado violento y desmemoriado (otro héroe amnésico: y van...) que tiene un brazalete sofisticado con el que puede darle batalla a los invasores. Esto es apenas el inicio: lo que viene será un viaje entre los clásicos personajes del western: hay un Doc (y por ende, se escucha un "Hey Doc!) protagonizado por el versátil Sam Rockwell, un alguacil que quiere arreglar las cosas para bien con el desaforado, una extranjera, un tipo racista, un indio bueno, un indio no-tan-bueno, y claro, aliens que desliegan brazos del interior del exoesqueleto. Daniel Craig es un tipo bravo, como ya probó en Casino Royale, así que este rol encaja a la perfección con su piel curtida y su rostro temerario. Harrison Ford es una presencia mayúscula en cualquier film que aparezca y sabe como hacer de malhumorado (los que tuvieron la oportunidad de entrevistarlo, dicen que él es realmente así). Olivia Wilde no tan sexy como en Tron: El legado, pero igualmente deslumbrante (casi tanto como las lens fleres que parecen salidas de J.J. Abrams). Ya con sólo mencionarlos uno sabe que además de todos los personajes antes nombrados, se podrá encontrar con James Bond e Indiana Jones salvando a la chica de Tron de los aliens. Es la fantasía nerd, bien hecha. Mezclar géneros tan diversos y disímiles como estos no es tarea fácil. A lo largo de los años, estos crossovers demostraron ser casi imposible. Cualquier neo-western retro-futurista es desastrozo. Vean Wild Wild West, sino. Pero el director de Iron Man se las ingenia bastante bien: consigue crear atmósferas dignas del western (con personajes que recuerdan un poco al cine de John Ford) y que la mixtura no sea tan chocante. Matthew Libatique, el cinematógrafo de El cisne negro, ilumina los salones como homenajeando a Los imperdonables (de Clint Eastwood) y las luces de las naves espaciales, como en Star Trek. Los condimentos están, la preparación está bien hecha, pero hacia el final, Favreau apura la cocción: el último acto, la escaramuza entre terrícolas y seres espaciales, no está filmado con mucha dedicación (demasiada cámara "inquieta") y la conclusión es más bien abrupta. Una lástima. Sin los aliens, quizás hubiese sido un producto más formidable.
Estufas y Balcones o Valijas y Globos (bah, lo que sea!) Steven Spielberg y Ron Howard no producen al azar. Son tipos serios y en la mayor parte de los casos, eligen cuidadosamente propuestas que los muevan, desde el punto de vista artístico y comercial. Pero, como todos, alguna vez se equivocan. Esta es la historia de la esperada "Cowboys y Aliens", film inspirado en la novela gráfica del mismo nombre de 2006 editada en EEUU por Platinum Studios. Alguien había adquirido los derechos y acercó la idea de llevar la historia a la pantalla grande al dúo dinámico. Digamos que el elemento fantástico de la obra requería mucha pericia a la hora del abordaje. Así fue que Spielberg convocó a unos cuantos guionistas (cuento 8 créditos en la ficha técnica con todos los involucrados que dieron la cara), entre ellos a algunos que ya son considerados laderos obligados del cotizado JJ Abrams, como Roberto Orci y Alex Kurtzman. Gente que presuntamente podría manejar la cuestión... Había entonces un arsenal profesional de la pluma dispuesta a meter la nariz en el asunto, cosa que prometía... Aunque, sabemos que si bien es cierto que dos o tres cabezas piensan mejor que una, aquí, todas se encargaron de sumar confusión en la construcción de una trama a la que deslucieron por completo, supongo que en el afán de hacer algo entendible. Está bien, ya sabemos que es ciencia ficción. El tema es que la mezcla que se intenta lograr fusionando seres de distinto plano contextual y hasta histórico, suena a priori como... complicada de llevar a la práctica (por lo menos). Estamos en una época donde las historietas gráficas tienen luz (o linterna) verde para salir del papel y llegar a la pantalla grande con enorme facilidad. Se planifican toneladas de este tipo de films, así que alguno que otro (o muchos) van a salir mal. Lo dice el sentido común. Lo que si, no esperábamos que este fuera el caso atendiendo los pesos pesados de la industria que aquí se dieron cita... Digamos que "Cowboys..." empieza bien. Hay un enigma que atrapa en su línea de largada y eso predispone bien a la audiencia. Jake (Daniel Craig) se despierta en el medio de un desierto. Tiene en su brazo izquierdo un extraño dispositivo que no parece de este mundo ,lo cual hoy en día no llamaría la atención pero estamos en la dura Arizona de 1873 y ahí las cosas son diametralmente opuestas. El hombre no recuerda quien es, ni porque está allí. Si notamos que sabe defenderse y es muy hábil con el arma y los puños. Luego de un par de luchas para mantenerse en forma (y demostrar que ser Bond no es mera coincidencia), termina en un calabozo del pueblo más próximo, acusado de ser un enemigo de la ley. Todo sería normal si no fuera que esa cosa que tiene en el brazo no llamara tanto la atención... Entretanto, un coronel llamado Woodrow Dolarhyde (Harrison Ford, nada menos), llega al pueblo buscando culpables para un incendio que presenció con víctimas unos kilómetros atrás. Notificado de que el sheriff local apresó a Jake, se prepara a interrogar al sujeto en cuestión aunque nunca llega a hacerlo: el dispositivo que tiene Jake comienza a alumbrarse y a girar y naves espaciales comienzan a bombardear al pueblo. Llegan los aliens. Y no sólo eso, están aquí para abducir a los habitantes del lugar. En esa secuencia, el perseguido se distingue en la defensa del lugar: se ve que conoce como enfrentar a semejante enemigo por lo que se gana la confianza de los lugareños para dejar de ser considerado una amenaza. A partir de ese ataque, bien contado, nace otra película. El film comienza a buscar una conexión con el pasado clásico de los western de persecusión y el clima deja de ser tan interesante... Los hombres del pueblito van a seguir a los aliens (tienen nave averiada) y tratar de recuperar a su gente. Se adentran a campo traviesa y allí comienza el derrape del guión. Estos cowboys usan ropa prolija, limpia y planchadita, actúan a reglamento y transmiten una frialdad extraña. Y los aliens... cuesta creer lo básico que son... A todo nivel. Una verguenza para un producto de esta envergadura, poco diseño, aburrida caracterización, torpeza de desplazamiento. Ya de por sí aceptar el delirante marco de la peli es bastante como para tener que bancarse las pálidas y planas actuaciones de un cast que individualmente, mete miedo, pero atado por este guión, naufraga irremediablemente. No hay magia aquí, cosa extraña siendo que el director es Jon Favreau (responsable de dirigir las dos Iron Man). Sabemos que este caballero no sólo tiene oficio, sino que sabe mucho del tema. Sin embargo algunos saltos preocupantes (la información que trae la secundaria Ella sobre los extraterrestres - Olivia Wilde- por ejemplo) o la manera en que los humanos aceptan casi con naturalidad lo que les pasa (!!) suman confusión y dejan a la película sólo como un escenario de peleas bizarras entre cowboys y aliens... Apenas eso. No se logra entender como el carisma de Craig y Ford no logran establecer lazos con el espectador. Nos miramos desconcertados en la sala y decimos... "esto es un absurdo". Y lo es. A todo nivel. Quizás el problema sea la falta de convicción al adaptar el guión o sencillamente que esta trama en particular no calificaba para llegar a los cines. No lo se. Si se que "Cowboys & Aliens" me aburrió y que si no fuera por algunas secuencias de acción en particular (y no muchas) tampoco llegaría a calificar para una nota regular. Me pongo serio y les digo, no sería un buen momento para ir frenando con la tonelada de productos similares del género...? Reconozco la veta y los intereses en juego pero... Por qué no buscamos buenos guiones en otro lado? O es que si la historia no es de un cómic no sirve en estos días para ponerle buenas fichas? Pareciera que da todo lo mismo, si viene de una historieta, ya tenemos financiación asegurada y dos o tres films en saga... "Cowboys y Aliens", olvidable por un lado, fuerte llamada de atención por el otro. Todos cometemos errores, el tema es poder aprender de ellos...
De tiros, tipos no tan duros y rayos protónicos Un hombre que no recuerda su identidad (Daniel Craig) llega a una desolada aldea minera dominada por el inconmovible coronel Dolarhyde (Harrison Ford). En su muñeca porta un extraño artefacto que parece activarse según su estado de ánimo. Una gresca con el hijo del coronel y con los agentes de la ley, que lo identifican como el conocido bandolero Jake Lonergan, lo lleva a la cárcel. Pero su traslado al tribunal superior del estado queda trunco cuando una siniestra cuadrilla de naves voladoras arrasa con el pueblo durante la noche y se lleva a la mitad de sus habitantes. Desorientados, los sobrevivientes se lanzan a la caza de un enemigo al que no comprenden, movidos por la necesidad de reencontrarse con sus seres queridos. Entre ellos, una misteriosa mujer (Olivia Wilde) que está empeñada en hacer que Jake recupere la memoria, convencida de que en sus recuerdos (y en el artefacto aferrado a su muñeca) reside la clave para destruír a sus enemigos. Con una propuesta curiosa, tentadora por lo bizarro de los temas que cruza, el director de "Zatura" e "IronMan" se atreve a abordar una versión ciencia-ficción del western más clásico, sólo que con un par de giros fuera de lo común. El héroe, sus contrapartes, la chica, el conflicto, la necesidad de unión, el camino del héroe (para el niño que interpreta Noah Ringer, y para el personaje de Sam Rockwell, en un pálido segundo plano respecto del protagonismo del trío Ford-Craig-Wilde) son algunos de los tópicos visibles desde el comienzo, y bien desarrollados por cierto, al menos en la primera parte de la cinta. Lamentablemente, hay que señalar que hacia la mitad de la historia, la película decae y zozobra en los arrecifes del cliché. Para sostener semejante (in)verosímil, es necesario que los estereotipos se consoliden de forma paródica, o bien tengan una vuelta de tuerca original. En el pendular entre lo políticamente correcto, lo marketinero y vendedor y aquello que se planteaba en los 40 minutos iniciales, se pierde gran parte del mérito de una propuesta que es risible desde el título, pero que arranca con potencia, prometiendo un clímax con el que no cumple. Se queda en la anécdota: una película que termina antes de arrancar del todo. El talentoso y aún promisorio Jon Favreau apenas consigue redondear una propuesta entretenida aunque simplona, y con algunas líneas de diálogo y situaciones que dan vergüenza (casi todas a cargo de la fascinante Olivia Wilde, una chica que no se halla en el terreno de la ciencia ficción; basta recordar "Tron: El legado"). Quizá la responsabilidad haya que buscarla en un guión adaptado por ¡ocho! escritores, bastante mal avenidos por lo que se ve. No menos imperdonables son algunos errores de continuidad (mínimos) y de escala o proporciones (groserísimos), que a esta altura no deberían tener lugar siquiera, en una producción de estas características.
El Weird Western es un loco subgénero literario que hizo popular a comienzos de los años años ´70 un señor llamado John R. Lansdale, quien además de escribir muy buenos cómics fue responsable de varios capítulos emblemáticos de la memorable serie animada de Batman, que hizo Bruce Timm en los años ´90. Este subgénero se caracteriza por combinar las historias clásicas de vaqueros con elementos fantásticos. En la década del ´70 este tipo de relatos eran super populares a tal punto que la editorial DC publicó con éxito la revista “Weird Western Tales”, donde surgió el personaje de Jonah Hex, que hoy es un clásico de los cómics. Ahora bien, lo que tuvo una buena recepción en las historietas o en los dibujos animados (la serie animada Bravestarr, de la productora Filmation, es otro gran ejemplo exitoso del Weird Western) en Hollywood también tuvo su momento de gloria décadas atrás dentro del cine clase B. Con este estreno el director de Iron Man, Jon Favreau, revivió un subgénero olvidado que brindó clásicos memorables como Riders of the Whistling Skull (el primer western sobrenatural de 1937), La Bestia de Hollow Mountain (que combinó cowboys con dinosaurios en 1956) y por supuesto los super clásicos de 1966, Jesse James contra la hija de Frankenstein y Billy The Kid Vs. Drácula. En las ultimas décadas se destacaron también Volver al futuro 3 (que jugó con en este subgénero) y House II. Los fracasos de Wild Wild West y Jonah Hex también son partes de este estilo de relatos. Cowboys & Aliens está basada en la novela gráfica homónima creada por Scott Mitchell Rosenberg, quien es uno de los productores principales de este estreno. Si había un cómic que jamás pensé que sería adaptado en el cine era este, ya que no es una historia muy conocida que digamos. Para mi gran sorpresa el creador de esta propuesta decidió cambiar toda la trama en la versión cinematográfica. La historia original tenía que ver con la alianza que formaban los vaqueros y los indios para combatir una invasión alienígena en 1873. Los indígenas tenían un rol clave en el conflicto. Este elemento que era interesante lamentablemente fue aniquilado en el film, donde los indios tienen una breve participación. La trama en este caso es mucho más bizarra que la del cómic, pero no por eso deja de ser entretenida. Jon Favreau se manejó muy bien con este subgénero y la verdad que Cowboys & Aliens es lo mejor que se hizo con este tipo de historias dentro del cine en muchísimo tiempo. No creo que sea una propuesta para todo el mundo, pero el que más o menos entiende por donde viene la mano con esta fusión de géneros, que representa el Weird Western, se puede entretener un rato.
El western y la ciencia-ficción siempre estuvieron relacionados. Desde Viaje a las Estrellas hasta Avatar , muchas de las más famosas historias de naves espaciales, ambientadas en otros mundos, toman su estructura de los relatos con vaqueros, indios y diligencias. También hubo mezclas de los géneros en la serie Las Aventuras de Jim West (y en su fallida adaptación cinematográfica, Wild Wild West). Por ese camino transita Cowboys & Aliens. Estamos en los tiempos del Far West. Un hombre (Daniel Craig) despierta en medio del desierto, sin saber quién es ni cómo llegó allí... ni cómo apareció en su brazo una extraña pulsera metálica. Enseguida descubrirá que es Jake Lonergan, uno de los forajidos más temibles del Oeste. Y justo cuando es atrapado por la ley y por el Coronel Woodrow Dollarhyde (Harrion Ford), quien asegura que Jake le robó oro, hará un descubrimiento más inusual y peligroso: aparecen naves espaciales que atrapan gente, y la pulsera es la única arma que parece detenerlas. El ladrón, el coronel y un grupo de antihéroes deberán ir en rescate de los secuestrados, aunque para lograrlo deberán hacerle frente a una amenaza desconocida y feroz. El argumento tiene puntos en común con el de uno de los mejores westerns jamás filmados: Más Corazón que Odio, de John Ford, en donde John Wayne debe rescatar a su sobrina de manos de los indios. Aquí, es Dollarhyde quien va en busca de su inmaduro hijo (Paul Dano)., y en vez de nativos, hay extraterrestres. En realidad, sí hay una tribu, pero se alían con Jake y el Coronel para combatir a los nada simpáticos visitantes espaciales, quienes están en la Tierra... por el oro. Se nota que en esos tiempos, la fiebre por ese material se extendía a toda la galaxia. En cuanto a los aliens, son muy similares al de la reciente Super 8, que a su vez se parece al monstruo de Cloverfield, pero de menor tamaño. Criaturas realistas, con rasgos de reptil, múltiples brazos, y muy peligrosos. Una tendencia de estos tiempos, así como en los ’80, por ejemplo, muchos ETs tenían cualidades lumínicas. Jon Favreau, director de Iron Man y su secuela, la tiene clara a la hora de entretener. Cuenta una historia y usa los efectos especiales de manera que no resulte empalagosa. Pero aquí no tiene un Robert Downey Jr. para sumarle carisma y encanto al resultado final. Dato curioso: el Tony Stark de la pantalla grande iba a formar parte del elenco, pero se bajó para hacer Sherlock Holmes 2. Aunque ninguno de los dos tiene una actuación inspirada esta vez, Daniel Craig y Harrison Ford demuestran que saben interpretar a tipos recios, cínicos, pero de buen corazón y dispuestos a luchar. La química entre ambos es muy interesante; dos rivales que deben trabajar en equipo. Sin embargo, esa química no está muy explotada, ya que casi no interactúan entre ellos tanto como con el elenco secundario. Olivia Wilde deslumbra con su belleza, pero también sabe actuar, y hasta queda un poco mejor parada que sus co-protagonistas masculinos. De los protagonistas secundarios, se destacan el gran Sam Rockwell como Doc, el sumiso cantinero que se hará fuerte, y Keith Carradine en el papel del sheriff. Ambos tenían experiencia en el western, sobre todo Keith C. Hasta actuó con sus hermanos David y Robert (y con papá John, aunque sus escenas fueron eliminadas) en La Cabalgata Infernal, obra maestra de Walter Hill. Cowboys & Aliens no será genial, pero nunca deja de ser entretenida. Pero es cierto que podría haber estado para más.
El género era una fiesta Tradicionalmente, la ciencia ficción se ha ambientado en futuros más o menos distantes o, en todo caso, en el presente. En el cine clásico, las invasiones (cargadas de paranoia) ocurrían en tiempos contemporáneos, pero nada nos impide pensar que los alienígenas podrían haber llegado a la Tierra en el pasado. En Cowboys y aliens son los vaqueros los que tienen que enfrentar una invasión de otro planeta. Jon Favreau había demostrado ya en las dos Iron Man que podía encargarse de lo que se suponía eran películas de acción y sacar un gran producto. Con Cowboys y Aliens muchos esperaron (posiblemente llevados por el extraño cruce que prometía el título) encontrar esos chispazos de humor que fueron la marca Robert Downey Jr./Iron Man, y que en buena parte fueron la razón de su éxito. Pero no es el caso. Como el cine en el que está inspirado, Cowboys y Aliens no tiene humor, pero eso no quiere decir que sea una película seria, aburrida o grave, todo lo contrario. El espíritu que atraviesa esta película es el de la aventura. A pesar de ser una película moderna (cargada de efectos siempre bien usados, de peleas coreografiadas), Cowboys... trae ciertos aires viejos. Aunque el cruce de géneros es muy posmoderno, Favreau parece respetar el western clásico y, sobre todo, la ciencia ficción de otras épocas, en las que los alienígenas eran siempre puramente ajenos a nosotros, siempre malos, carecían de una psicología (al modo E.T.) y solo llegaban al planeta para destruir. Esa sensación de extranjeridad está aumentada por el ambiente Lejano Oeste, en el que los personajes son completamente ajenos a las ideas de la ciencia ficción y no podrían, por tanto, entender del todo lo que está pasando. En ese ambiente, Daniel Craig compone un forajido que más que clásico es spaghetti: un hombre solitario, casi mudo, muy duro. A ese hombre duro se le suma otro sí más clásico, interpretado por un actor ya clásico: Harrison Ford, viejo, gruñón y encerrado en anécdotas de guerras pasadas. La cara de la modernidad es la de Olivia Wilde (cuyas mandíbulas nunca se hubieran podido ver en una pantalla clásica), que aporta el elemento romántico y más dinámico dentro de esta película. Como en el buen cine clásico (y en el moderno que todavía sabe cómo narrar), en esta película son fundamentales los personajes secundarios: desde el cura (elemento clave que permite la narración y abre el tema de la redención) hasta el cantinero/doctor (un personaje infaltable en cualquier western pero que, creo, hasta ahora nunca había tenido una verdadera voz, una identidad propia), el chico (en buena medida, punto de vista del espectador y personaje que habilita el relato de educación), el indio ranchero (que permite la comunicación entre mundos y nos abre la puerta a la interioridad del personaje interpretado por Harrison Ford). Son esos personajes y unos cuantos más los que hacen que podamos creer que el mundo en el que transcurre esta historia realmente existe, tiene densidad, tiene raíces. Posiblemente, el elemento más clásico de Cowboys y Aliens sea la confianza con la que Favreau se entrega a la historia que va a contar, sin importar cuántas naves extraterrestres tengan que aparecer en plano. Es esa confianza transparente la que hace que la película sea atractiva y divertida.
Como los restos del depósito de un estudio No hay por qué ser prejuicioso. Al fin y al cabo, el cine clase “B” en general y su rey, Roger Corman, en particular, nos han enseñado que todas las ucronías y combinaciones son posibles. Y que aún las más improbables pueden llegar a sorprender si hay la suficiente dosis de desparpajo, imaginación y, eventualmente, sentido del humor. Allí están para probarlo desde Yo fui un cavernícola adolescente (1958) hasta Frankenstein perdido en el tiempo (1990), del propio Corman, por no mencionar más de un episodio de la mítica serie La dimensión desconocida. Bueno, no es precisamente el caso de Cowboys & Aliens. Todas las sospechas que pueda despertar este título cuyos dos vocablos parecen no sólo incongruentes entre sí sino directamente antagónicos, como dos polos que se repelen, no tardan en confirmarse. Sí, Cowboys & Aliens –el conector “&” vuelve ese título, paradójicamente, aún más inconexo– es efectivamente un disparate. Lo curioso es que se trata de un disparate clase “A”, detrás del cual no sólo hay generosos “valores de producción” (como le gustaría al ambicioso gordito que juega a ser director en Súper 8) sino también un rosario de nombres propios con muuuucho cartel en Hollywood. Empezando por uno de sus productores (Steven Spielberg), siguiendo por su director (Jon Favreau, que viene de hacer la exitosa saga Iron Man) y continuando por su bien nutrido elenco, encabezado por Daniel “James Bond” Craig, en compañía de Harrison Ford, Keith Carradine, Paul Dano, Sam Rockwell y la ascendente sex symbol Olivia Wilde, mejor conocida como la doctora “Trece” de Dr. House. Más curioso aún es que Cowboys & Aliens contabilice en sus créditos a cinco (5) guionistas, tres (3) argumentistas y al autor del comic en el que se basa la película (Scott Mitchell Rosenberg), porque da toda la impresión de que entre los nueve no arman uno. Que la película opere por acumulación no quiere decir necesariamente que sume. La trama sucede en un pequeño pueblo minero del salvaje oeste hacia 1873 y en su desarrollo alberga vaqueros, aliens, indios apaches, caballos, naves espaciales, un ladrón de diligencias, un sheriff veterano, un predicador borrachín, un barman de mala puntería, cascarudos gigantes estilo Eternauta, una cowgirl de otro mundo, un ranchero tiránico, un niño valiente y –como si todo esto fuera poco, damas y caballeros– también un perro bueno y fiel, entre otros cuantos personajes. Todo ese acopio, sin embargo, parece escapado del viejo depósito de un estudio, como si de pronto se hubiera abierto la puerta del trastero y al director se le hubieran venido encima los desechos de películas completamente distintas, con las que se ve en la obligación de armar un “Frankenstein”. Si el director Jon Favreau o al menos alguno de sus muchos libretistas hubieran tenido algo de sentido del humor, la cosa por lo menos habría tenido su jugo. Pero a pesar de lo que puede llegar a suponerse por su título, Cowboys & Aliens se toma a sí misma demasiado en serio. El personaje de Craig es como un Bond del siglo XIX, un héroe violento dispuesto a utilizar todos sus recursos (incluido un temible gadget que lleva en su muñeca) para salvar al mundo de un peligro que amenaza con exterminarlo. Harrison Ford sobreactúa de ranchero malo, pero con el alma buena, como lo demuestra en la cursi escena final. Y los indios lanzan sus flechas contra todo bicho que se mueve, que son unos cuantos. La única bendición –y en estos tiempos tridimensionales el dato no debe subestimarse– es que no hay que calzarse anteojos 3-D. Al menos, el dolor de cabeza sólo lo puede provocar el empalagoso olor a pochoclo.
Extraño cruce de géneros que entretiene pese a sus contradicciones ¿Indiana Jones y James Bond juntos en el Viejo Oeste? No interpretan aquí a esos famosos personajes, pero Daniel Craig y Harrison Ford son los protagonistas de este producto que combina el más clásico de los géneros del cine norteamericano (el western) con la ciencia ficción (invasión extraterrestre incluida). Basado en una novela gráfica reciente, este film dirigido por Jon Favreau (responsable de la saga de Iron Man) se desarrolla en un desolado pueblo de Arizona en 1873 dominado por un poderoso hacendado (Ford) y su caprichoso hijo adolescente (Paul Dano). Hasta allí llega Jake Lonergan (Craig), un pistolero buscado por la justicia que terminará sumándose al sheriff local (Keith Carradine) e incluso a los indios de la zona en la lucha contra los despiadados aliens. La película funciona mejor en su primera mitad, cuando trabaja la iconografía y los elementos del western a lo Howard Hawks (con los vaivenes económicos propios de la fiebre del oro y las diferencias sociales) que cuando apuesta por una elemental veta romántica (la relación entre Craig y la bella Olivia Wilde) o termina cediendo a la tentación de las explosiones y el vértigo durante el duelo final con los extraterrestres. Cowboys & Aliens no termina de definir su tono y, por lo tanto, se queda a mitad de camino entre la épica de aventuras (en este sentido, se lucen las imágenes en pantalla ancha del director de fotografía Matthew Libatique, el mismo de El cisne negro) y un tímido intento por explotar el absurdo más propio del cine clase B de su conflicto principal (hay dosis de humor, pero limitadas a un puñado de gags y diálogos). Más allá de sus evidentes limitaciones y contradicciones internas, Cowboys & Aliens resulta un producto bastante entretenido, con dos veteranos protagonistas acostumbrados a encarnar a esos héroes duros del viejo Hollywood y con toda la parafernalia de efectos visuales de la que dispone la producción contemporánea. La combinación es extraña, es cierto, pero termina funcionando de manera razonable.
Un proyecto para cuatro manos Buen ritmo y los necesarios efectos especiales. ¿Los alien? Cada vez más feos. "Cowboys y aliens" es una adaptación de la novela gráfica de Andrew Folely y Fred Van Lente, el creador de la la editorial Evil Twins Comics. Antes, las películas de aventuras venían con mucho paisaje, un conflicto no demasiado inteligente y bastante acción; las de guerras intergalácticas abundaban en efectos especiales, bicharracos más o menos espantosos y casi un "continuará" para ver la próxima de la saga. En este caso, se han reunido dos elementos que nunca se pensó pudieran unirse para armar una película de aventuras con invasión extraterrestre. Los guionistas imaginaron el mundo cowboy en el siglo XIX en Arizona, con mucho hombre a caballo, extensas superficies rocosas y naves espaciales que se roban a la gente con puro lazo criollo y esperan invadir la tierra a la que le extraen el oro. O sea que hasta a los mismos norteamericanos les saquean sus yacimientos auríferos y los raptan, sin pedir rescate. La crisis los envuelve por todos lados. EL FORASTERO El asunto se complica en este 1873 cuando vemos a Daniel Craig interpretando a un misterioso forastero, después sabremos que es Jake Lonergan, llegado con un argollón en el brazo, que no se puede sacar y castigado, vaya a saber por quiénes!. Porque el asunto es que él no se acuerda de nada. El caso es que aparece una linda chica, medio rara, que no para de seguirlo y el hombre descubrirá que el argollón es un arma poderosa, extraterrestre, que no sabe cómo llegó hasta él. En el pueblo conocerá a distintos personajes como Hanson, el viejo cowboy, las chicas del bar y al veterano hacendado Woodrow Dolarthy (Harrison Ford), el que tiene siempre que estar resolviendo los desastres de un hijo bravucón. Rodeado de toda esta gente, y a pesar suyo, nuestro Jake Lonergan, poco a poco, se convertirá en la única persona capaz de enfrentarse con extraterrestres, feos, muy feos. ALIENS DENTUDOS "Cowboys y aliens" es un delirio muy bien filmado. Que, con un estupendo diseño de producción, da al espectador casi dos horas de hermosos paisajes rocosos, donde los veteranos esperan ver aparecer a Gary Cooper o John Wayne, los chicos se asustan con los aliens dientudos y los combates y los efectos especiales entretienen. Algo de romance, problemas generacionales, nieto-abuelo, padre-hijo (el chico es Paul Dano, el de "Pequeña Miss Sunshine"). Buen ritmo y los necesarios efectos especiales. ¿Los alien? Cada vez más feos. "Cowboys y aliens" es una adaptación de la novela gráfica de Andrew Folely y Fred Van Lente, el creador de la la editorial Evil Twins Comics.
Abducidos en el Far West Con todos los ingredientes del western clásico, Olivia Wilde, Harrison Ford y Daniel Craig protagonizan este film donde se pone en juego nada menos que el futuro de la humanidad. El western es el único género cinematográfico original que no debe su existencia a otras disciplinas, sino que nació en el cine mismo. Ahora bien, con el correr del tiempo, el western recorrió un largo camino, desde los western clásicos con su carga épica intacta, pasando por los proyectos de menos presupuesto de los western spaghetti, el western revisionista que campeó los ’60, hasta los western crepusculares que abundaban en el fin de una época. Después, el género fue esquivando como pudo el certificado de defunción, adaptándose en relatos contemporáneos que mantenían sus códigos. De esta manera se llega a Cowboys & Aliens, una película extraña, algo así como el paroxismo de la supervivencia del género, al combinar el viejo y transitadísimo Oeste con la ciencia ficción más pura, en un híbrido extraído del cómic homónimo de Scott Mitchell Rosenberg. En principio Jon Favreau, el director de Iron Man (más la producción de Steven Spielberg y Ron Howard) plantea el film con todos los tips del western: un pueblo olvidado donde la ley está supeditada a un poderoso terrateniente, un antihéroe con un pasado oscuro, más el oro, como elemento que corrompe todo. Y es el metal precioso el que introduce a los alienígenas, que para ellos es tan preciado como para los primitivos humanos. Así, Jake Lonergan (Daniel Craig) se despierta en el medio del desierto y un extraño aparato futurista en su muñeca, sin recordar nada, ni siquiera su nombre. El protagonista irá reconstruyendo su historia, sabrá que fue abducido por los extraterrestres, se enfrentará con el viejo, poderoso y pragmático Woodrow Dolarhyde (Harrison Ford), con el que unirá fuerzas –después se les sumarán los apaches– para enfrentar a los invasores. Porque es así, en el polvoriento Oeste de fines del siglo XIX se juega nada menos que el futuro de la humanidad. Sin abundar en los efectos especiales, con referencias a Los expedientes X, Alien, La Guerra de los mundos y un impensado Craig en plan John Wayne, Cowboys & Aliens es una gran producción que en definitiva mantiene el espíritu de lo que cualquier chico hizo, cuando en una tarde enfrentó en una batalla feroz a un cowboy destartalado de juguete con un bicho espacial de plástico.
Cowboys & Aliens. Este título de por sí merece un análisis aparte. Es simple y preciso, sin embargo extraña y descoloca. ¿Por qué estas dos partes nos parecen incongruentes? A esto juega el nombre, enmarcado en el subgénero del weird west, en el cual la fantasía tiene lugar en las calles del Lejano Oeste. La sorpresa de este título es que al pensarlo, lo que parece fuera de lugar es la primera parte, la de los humanos. Una invasión extraterrestre es válida, siempre y cuando ocurra en nuestros tiempos o haya medios capaces de documentarla. Esa sería su justificación. ¿Pero por qué no? se preguntó Scott Mitchell Rosenberg en 1997 y de esa idea creó una novela gráfica. Jon Favreau, quien ha pasado de ser un actor con demasiados roles secundarios a director de tanques de taquilla, cosecha los frutos de sus trabajos en los dos filmes de Iron Man y se puede dar el lujo de elegir. Pero no salta al vacío sin algo que lo contenga. Un importante equipo de probados guionistas lo acompañan, así como también un elenco con varios nombres destacados que funcionan bien como conjunto. Daniel Craig y Harrison Ford dan vida a una rendidora dupla, efectiva tanto a la hora de la acción como del humor, acompañados de un medido Sam Rockwell y de la linda Olivia Wilde, cuyo rostro últimamente parece presente en todas las películas. Verdaderamente entretenida, con escenas de acción bien logradas, ligeros diálogos y una ambientación ideal, además de buenos efectos sin recurrir al 3D, acaba por entregarse en forma desprolija a un Deus Ex Machina, algo que les cae como anillo al dedo a Damon Lindelof y a los guionistas cercanos a J.J. Abrams que lo acompañan, el cual le quita mucho de lo conseguido por cuenta propia. De esta forma, gran parte de la originalidad de la propuesta se pierde e incluso se traiciona a sí misma. Básicamente es necesaria una vuelta de tuerca algo torpe para que la batalla sea justa. Después de todo en una esquina hay vaqueros y en la otra extraterrestres.
Mixturas extrañas Una mezcla extraña e infructuosa entre el western y la ciencia ficción que acaba siendo ni chicha ni limonada. Acción, efectos especiales y reparto que no ayudan a sacar a flote un guión bastante flojo. Decir que desde el título uno podía prever que esto iba a ser un fiasco sería un tanto presuntuoso ... aunque honesto. Es que es muy difícil mezclar géneros sobretodo tan dispares como el western y la ciencia ficción si no se tiene muy en claro qué se quiere contar específicamente. Esto es aun mucho más importante si la cosa viene de adaptar un libro, una pieza teatral o como en este caso un comic. Yo no leí el original, no sé si será tan descabellado como el film, pero el tema del guión en este caso me parece que hace mucho peso negativo. Vamos, ¿9 guionistas?; está bien que dos piensan mejor que uno, que si el equipo se lleva funciona, etc etc. Pero esta mixtura extraña entre el lejano oeste y las invasiones alienígenas dejan mucho que desear. Lo cual es una pena porque el film dentro de todo comienza en forma interesante. Veamos: Un tipo está en medio de la nada, amnésico, con un extraño brazalete metálico en su muñeca. Llegan cuatro tipos que lo patotean- hasta ahí vamos bien con lo "westerniano"- el tipo se defiende y nos damos cuenta que no es un pollito; sabe pelear, es fuerte... posiblemente un prófugo de la justicia ya que además tiene una herida que ... atenti... no es de bala. El tipo llega al pueblo, da con el cura del lugar que además es medio médico, el hijo del malo aterra a los lugareños, el tipo lo enfrenta ... digamos, arranca como un verdadero western que aunque medio tópico acapara nuestra atención. El problema es que a partir de ahí se mete el tema de los alienígenas, del oro, de los experimentos, de la esposa del NN que se la llevaron obviamente los bichos, malos y buenos se juntan para combatir a los ET, para rescatar a los secuestrados, en fin que a esa altura no es que falte acción pero la cosa se pone tan descabellada que uno se empieza a sentir frustrado. Podrían haber contado exactamente lo mismo, encarando más bien un film de ciencia ficción pero enmarcándolo "espacio-temporalmente" si se me permite la expresión rebuscada, en el Lejano Oeste. De ahí en más dejar un tanto de lado el género de vaqueros y centrarse en los rescates; o si se quiere, contarnos la cuestión del oro, los indios y los prófugos pero poner muy sutilmente el tema de los alienígenas como para darle excusa a estos vaqueros de pelear los duelos con una tecnología más interesante que un par de Colts. La peli tiene sus momentos acertados, pero divaga constantemente y la fusión no logra convencer. No la logra salvar siquiera un reparto que incluye a Rockwell y Ford, ambos bastante duchos en esto del cine de acción y aventura. Mientras, Craig pone su mejor cara de rudo y ahí se queda; personalmente no es un actor que por el momento me deslumbre. Y la envidiosamente hermosa Olivia Wilde ... eso que es hermosa. Asique advertidos están, es un film pochoclero sí, pero medio pelo, algo aburrido, muy absurdo y del que seguramente no tardará en salir alguna sátira bien merecida.
Entretiene la mezcla de "Cowboys & aliens" En 1969, Ray Harryhausen tuvo la idea de concretar un antiguo proyecto del creador de los efectos de «King Kong», en el que unos cowboys, en vez de perseguir potros salvajes, cazaban dinosaurios. La película, «El valle de Gwangi», fue una de las mejores jamás hechas con dinosaurios. La mezcla de cine de aventuras y western con ciencia ficción parece ser el punto de partida de esta flamante «Cowboys & aliens», bastante entretenida, pero no especialmente notable ni como western ni como película de marcianos. Lo más divertido aquí es justamente la mezcla, aunque en un comienzo funciona bastante bien en su faceta de western: Daniel Craig despierta herido y con un extraño brazalete en un brazo, y aunque está totalmente desarmado, cuando unos vaqueros quieren tomarlo prisionero para cobrar alguna posible recompensa, los ataca aniquilándolos como si fuera un verdadero forajido. El extraño brazalete metálico y la amnesia son los únicos elementos discordantes en estas primeras escenas en las que también aparece un ex coronel ganadero bastante prepotente (Harrison Ford en un raro papel que en un principio lo ubica como villano) y una extraña pistolera (Olivia Wilde), que luce la cartuchera con su revólver arriba del vestido. Entre ellos y otros personajes pronto se ocupan de romper la frágil paz del miserable pueblo minero que intenta ordenar el sheriff Keith Carradine, y justo cuando las cosas están por explotar seriamente, el cielo se cubre de ovnis (de excelente diseño, como si fueran libélulas metálicas) y todo el mundo corre por su vida. En realidad, estos «demonios» que surgen de la nada para secuestrar a los seres queridos de cowboys, forajidos y, por qué no, también pieles rojas, siempre aparecen cuando los típicos conflictos del western debieran resolverse a tiros, lo que genera cierta repetición y previsibilidad al guión, que podría haber sido ua pizca más ingenioso. De todos modos, la película nunca aburre, los marcianos son lo suficientemente monstruosos como para agregar el conveniente toque terrorífico y, sobre todo hacia el final, la dirección de arte y los efectos especiales se vuelven realmente atractivos. Con todo, los elementos de western no están bien explotados, y el carácter ecuménico de indios, vaqueros, ganaderos y forajidos no resulta demasiado convincente.
Cowboys & Aliens fusiona dos de los géneros más populares del séptimo arte, el western y la ciencia ficción. La cinta nos presenta a Jake (un vaquero con cara de pocos amigos encarnado por el siempre solido Daniel Craig) que se despierta en medio del desierto sin recordar cómo ha llegado hasta allí. En su muñeca, el hombre trae un extraño brazalete que pronto se convertirá en una pieza fundamental de la historia, cuando llegando a un pueblo perdido se encuentre con una invasión alienígena. Narrado como un clásico western americano, el gran acierto del filme, es que pese a lo exótico del argumento, en ningún momento deja de lado las fuentes de las que se nutre. En vez de indios atacando y raptando mujeres, aquí hay tenebrosos extraterrestres (bien logrados gracias a unos efectivos efectos digitales, que siempre son utilizados al servicio de la historia). Con mucha acción, la actuación de un impagable Harrison Ford, buena fotografía y decorados realistas, es éste un entretenimiento que dará muchas satisfacciones a los espectadores pochocleros.
Anexo de crítica: El director Jon Favreau logra cerrar a medias este western clásico y bizarro que introduce de manera inteligente rasgos de ciencia ficción antigua que hacen honor a los géneros visitados por el film. En definitiva, se trata de la lucha entre los cowboys y los extraterrestres en un juego que invierte roles ya que los humanos en desventaja vienen a ocupar el lugar privilegiado de los indios de acuerdo a los tópicos más elementales del western, aunque con algunas características relacionadas directamente con el spaghetti western en la construcción de los personajes. Sin embargo, luego de una primera mitad más que aceptable el relato desbarranca hacia la pendiente del absurdo a pesar de la batería de guionistas reconocidos detrás del proyecto, empañándose lo que podría haber sido una muy buena película...
Anexo de crítica: Cowboys & Aliens (2011) es una simpática clase B con un presupuesto gigantesco, estrellas hollywoodenses y una profesionalidad a toda prueba cortesía del eficiente Jon Favreau. La premisa del título está aprovechada con inteligencia dentro de un contexto narrativo muy bien llevado en el que por fin vuelve a brillar el inefable Harrison Ford...
Tanto desde su título original y local como de su dupla interpretativa central, “Cowboys & Aliens” no oculta su condición de film donde se mezclan dos de los géneros más tradicionales del cine norteamericano. La primera escena nos muestra a Daniel Craig, habitual James Bond en el último lustro, en pleno desierto de Arizona en 1873, con un extraño brazalete en un brazo. Pronto sabremos que se trata de Jake Lonergan, un fuera de la ley, quien es buscado junto a su banda de forajidos por el robo de un sustancioso botín de oro. La acción se traslada a un pueblo cercano, donde el hijo de un terrateniente, Percy Dolarhyde (Paul Dano), anda amenazando a los pobladores con su revolver, aprovechando que el sheriff (Keith Carradine) no lo ve. Pero la llegada de Jake logra poner freno al muchacho, aunque ambos terminan en la cárcel donde no permanecerán por mucho tiempo. Primero aparece el “coronel” Dolarhyde (Harrison Ford), con varios matones a sueldo a su servicio. Pero cinco minutos más tarde y cuando ha transcurrido la primera media hora de las dos que dura la película surgen del cielo unas extrañas naves que siembran el pánico, produciendo explosiones mortales y matando a varios de los habitantes del pueblo. De allí en más se irá produciendo, ante la presencia de un enemigo común, un acercamiento entre los diversos personajes mencionados. Ya en la segunda mitad y en pleno desierto hasta los mismos apaches se unirán al numeroso grupo. Pero ahora veremos que del otro lado las naves tienen lo suyo, al ser tripuladas por unas criaturas que obviamente son los “aliens” del título y que los cowboys designan como “demonios”. Pronto sabremos que el oro también a ellos les es apetecible. Habrá también algunos personajes femeninos como la esposa fallecida de Jake, quien parece reponerse lentamente de una amnesia que le habrían causado los extraterrestres. Pronto logrará comprender y recordar el origen del brazalete y percibir que en verdad se trata de un arma poderosa capaz de diezmar a sus enemigos. Otra joven, que ya estaba al inicio en el pueblo, tendrá un rol preponderante en la parte final de la trama, siendo interpretada por la muy bella Olivia Wilde (“Tron: el legado”). El director Jon Favreau (“Elf”, ambas “Iron Man”), consigue imprimirle gran dinamismo a la acción con bellas tomas del Oeste americano y muy buen acompañamiento musical. Logra además algo que hace mucho se extrañaba y que es recuperar a un gran actor, a quien la suerte le venía siendo esquiva en sus últimas actuaciones. Nos referimos obviamente a Harrison Ford, quien muestra buena química con Daniel Craig, su ocasional compañero de fórmula. “Cowboys & Aliens” es entretenimiento asegurado y el placer de un par de buenas interpretaciones.
Espuelas y láseres Nada nuevo bajo el sol. O entre las piedras. Tan sólo un esperable puré de géneros como el western y la ficción científica, que podía resultar en una gran película o en esta que agrada, entretiene, gusta, pero deja la sensación de haber sido un entrenamiento para encarar cosas mejores que vendrán más delante de la mano de productores como Steven Spielberg o Ron Howard, dos de los que firman ponen su sello desde el lado de atrás de las bambalinas a este producto. Algunos primeros minutos para acomodar el GPS en el tiempo y el lugar de la acción, y después de eso el vértigo en estado puro. Un cowboy despierta a la realidad con una amnesia completa que de a poco empieza a revertir. Una brazalete luminoso que no se puede quitar, una herida en el abdomen vaya a saber producida por qué, un cartel que dice que lo busca la ley por robar el oro de una diligencia, un rudo ganadero que quiere cobrarle una deuda, y una bella mujer que parece conocerlo y lo sigue sin mucho justificativo por un pueblo casi fantasma. Los recuerdos comienzan a hilvanarse, las explicaciones a aparecer, mientras un elemento todavía más extraño hace su aparición. Naves espaciales que disparan rayos láser y extraterrestres parecidos a gigantescas langostas, vaya que un elemento ajeno a ese paisaje clásico de la épica norteamericana, propiedad del polvo, el whisky y el hombre, blanco o indio, a caballo. Cowboys vs aliens se queda en el montón y no logra sobresalir como película del cine clase B, un “género” en sí muy noble, donde se monta un divertimento tan contagioso que consigue voltear los prejuicios de muchos espectadores, como por ejemplo los que podrían considerar que es algo rústico juntar a un extraterrestre con un apache, o al héroe americano de aventuras de la década del ’80 (Harrison Ford, Los cazadores del Arca Perdida) con el ícono del cine de espionaje británico de los ’90 (Daniel Craig, James Bond) en un mismo filme. En este largometraje ocurre algo de eso. Y por momentos funciona.
El honor vulnerado del Oeste En una época en la que los rescates de héroes de historieta están en auge, Hollywood volvió a hurgar en los archivos del cómic y llevó a la pantalla grande una historieta de hace una década que tenía el germen de una idea original. Se trataba de aggiornar un clásico como el western, un desafío que no deja mucho margen de maniobra. La apuesta era interesante desde el momento que debían convivir mundos tan opuestos como el de una civilización avanzada, agresiva e invasora que generaría un conflicto inaudito en un mundo precario poblado por hombres con pólvora, arcos y flechas como único arma defensiva. Obviamente ese mundo a tracción a sangre debería ganar a puro coraje, determinación y camaradería la inevitable batalla que sobrevendría. Pero aunque el filme funciona sobre todo gracias a las actuaciones de Daniel Craig y Harrison Ford, la idea no termina de concretarse. El ex Indiana Jones es en este caso un desagradable ganadero y rígido ex oficial de la Independencia, más preocupado por la suerte de sus vacas que por los escándalos que protagoniza su hijo en el pueblo. Hasta ese desolado lugar que prometía riqueza a quienes se animaran a buscar oro llega un jinete luego de despertarse en el medio del desierto sin recordar nada de su pasado. El hombre termina preso pero se convierte en el único con el poder para combatir a los alliens. Y a partir de allí gana la pulseada la experiencia digital y un relato que merecía mejor destino.
Bueno, eso: hay cowboys y aliens. Los primeros son los buenos y los segundos, los malos. Y al final se agarran a tiros, flechas y rayos láser. Mientras, lo que se va construyendo es básicamente un western clase B, un film consciente de que trabaja sobre fórmulas establecidas y trata de hacerlo de la manera más divertida y digna posible. De hecho, la película requiere que veamos sus lugares comunes: de no ser así, es imposible el horror y la sorpresa que causan, en un universo tan codificado como el del Salvaje Oeste, la aparición de unos extraterrestres demasiado crueles. El lugar común, en suma, es parte del juego. Pero además la película –digna, divertida, con esos hermosos planos de cabalgatas en desiertos y praderas que enseñó a filmar John Ford– tiene en cuenta que, para que la ensalada de palta y dulce de leche que ofrece funcione, es necesario que creamos en las criaturas que habitan su mundo. Así, Harrison Ford y Daniel Craig (pero también grandes actores secundarios como Keith Carradine, Paul Dano o Clancy Brown) parecen seres humanos de los que podemos preocuparnos, a quienes no queremos que les pase nada malo. En eso radica, claro, el interés de cualquier película (lo enseña un chico en la sublime Super 8). Por lo demás, es respetuosa de una tradición noble: Ford y Craig son auténticos cowboys secos, de pocas palabras y con la emoción contenida en la mano que blande un rifle.
Guerra de los rayos verdes contra el revólver Basada en un cómic por lo menos mediocre de 2006 de la compañía Platinum (empresa dedicada a la creación multimedia de personajes de ficción), llega Cowboys & Aliens y, si de ese solo rasgo se tratase, habrá que decir que el film está bien y que supera con creces a su origen. Dejado a un lado el cómic pésimo, la película dirigida por Jon Favreau (Ironman), con producción de Steven Spielberg, recrea de buena manera un relato integrado, increíblemente, por invasores alienígenas, sedientos de oro, en el mismísimo Far West. El punto bisagra, entre aliens y cowboys, lo darán la amnesia de Lonergan (Daniel Craig) así como su brazalete extraño. Su búsqueda de respuestas será el hilo que lleve al espectador hacia el interior del pueblo ganadero y de la invasión alienígena. Nada más delirante que cruzar un tiroteo entre cowboys de saloon con la irrupción de naves del espacio. Rayos luminosos contra balas de Colt. Con momentos que remiten, alternadamente, a la más pura sobrecodificación del western o de la ciencia ficción cinematográficos: miradas torvas, tiempos "muertos", estallidos de disparos, fuera de campo, efectos digitales, explosiones, monstruos, traiciones, y amistades. Lonergan se descubre de a poco y con ello aparecen fantasmas del pasado, crímenes y robos, con rencores todavía vivos, más una alianza del cowboy con el ganadero próspero (Harrison Ford) y los apaches. Todos contra el enemigo, como la prédica costumbrista norteamericana obliga. No deja de ser digna de atención, por ello, la manera desde la cual el cine norteamericano ideologiza, con el western como uno de sus lugares de privilegio. Es en este sentido que Cowboys & Aliens tiene un lugar merecido. Es reaccionaria y está bien contada. Destaca la composición de Daniel Craig, meditabundo y de rostro pétreo, como esculpido. Son esos pequeños momentos donde se alternan su mirar tranquilo y la resolución rápida los que más se disfrutan. A la manera de un cowboy clásico y, delirio mediante, hi?tech. También cuando hacen su aparición demorada los indios; a saber, verdaderos "aliens" para la mirada del blanco. En fin, mejor será cabalgar hacia el horizonte lejano, rasgo arquetípico al que Lonergan sabrá también ser fiel, si bien lejos de la melancolía que enseñaran ?desde "aliens" internos? los buenos de Shane o del Marshal Will Kane.
MATANDO ALIENS CON LANZAS, FLECHAS Y PISTOLAS Película que mezcla dos géneros opuestos y que rara vez han sido llevados en una misma película (cabe resaltar que hay numerosos títulos de clase B que tocan estas temáticas en conjunto) y que conforma una cinta muy bien realizada técnicamente, pero llevada adelante de manera repetida y hasta poco interesante, brindándole al espectador un relato que carece de sorpresas y que sigue una linea argumental muy sencilla y previsible. Jake se despierta en el medio del desierto, está herido, no recuerda nada de lo sucedido y tiene un extraño aparato aferrado a una de sus muñecas. Él regresa al pueblo, donde nadie, salvo una muchacha, lo reconoce. El tiempo pasa y no logra hacer memoria de quién es ni de cómo pasó lo que pasó. Esa misma noche la vida de todos los vaqueros va a cambiar y él va a comenzar a encontrar las respuestas que tanto estaba buscando: una serie de naves extraterrestres atacan el pueblo y se llevan de rehenes a varias personas. Es hora de que el hombre deje de lado sus diferencias y se junte para destruir a una raza superior en tecnología. La cuestión más atractiva de esta propuesta es ver cómo se mezcla el western y la ciencia ficción, y, lejos de satisfacer las expectativas, pero también de ser una película desaprovechada, ambos géneros tienen sus momentos de lucimiento y están bien enganchados. Se hace una introducción muy buena de los personajes y de sus diferentes actitudes, que son bastante estereotipadas (el comisario despreocupado; el hijo problemático; la banda de ladrones; el forastero que es el gran héroe; y la muchacha hermosa, el objetivo de los hombres), y se crea un conflicto principal que también está bien presentado y mantiene el suspenso de manera muy correcta. Es así como poco a poco, y mientras el espectador comienza a saber más de los extraterrestres, la película comienza a caer en calidad argumental y entrar en terrenos que ya han sido explorados muchas veces por el género y que no aportan sorpresas al resultado final. El último acto y las escenas del pasado (esos flashbacks que el protagonista va teniendo sobre lo que va recordando), están desaprovechados y conforman un espectáculo visual impresionante, pero carente de esa adrenalina necesaria como para hacérsela llegar al espectador. A su vez, todo es bastante previsible y las soluciones a los problemas son las típicas de este tipo de películas. Actoralmente la cinta presenta buenas interpretaciones, en especial por parte del papel protagónico y de dos roles secundarios que le aportan realismo y profundidad a la narración. Pese a que el guión no se toma el tiempo en explorar las reacciones de las personas ante tal extraña demostración de superioridad por parte de los extraterrestres (ellos, en cambio, no parecen sorprendidos), el trabajo realizado por Daniel Craig y Harrison Ford es más que destacable, el primero por darle los toques de seriedad y de incomprensión a su personaje; y el segundo por ser el claro ejemplo del hombre rudo y temerario característico de los westerns. A su vez, Olivia Wilde está muy correcta, principalmente en las escenas finales. Los efectos especiales son asombrosos (esa escena en la que las naves atacan en pleno desierto está muy bien lograda y presenta el toque Favreau de "Iron Man"); la banda sonora acompaña muy bien lo aquí presentado; la fotografía es hermosa y juega con los diferentes encuadres y planos para mostrar la situación desde diferentes puntos de vista; mientras que el guión, el principal inconveniente de la propuesta, no logra explorar con fluidez las reacciones de los personajes y crea un relato previsible y muy sencillo. "Cowboys & Aliens" es una película entretenida, muy buena por el lado visual, con interesantes interpretaciones y una puesta en escena que es un gran atractivo, pero que carece del factor sorpresa y de unir de manera original los dos géneros opuestos aquí desarrollados. Una propuesta de fórmulas, para pasar el rato. UNA ESCENA A DESTACAR: ataque en desierto.
Hay matrimonios que jamás deberían celebrarse, duelos que nunca deberían ser batidos y géneros que siempre deberían permanecer en estamentos estancos. La aleación de los metales más incompatibles podría llegar a ser todo un éxito en comparación con la unión de los cowboys con los aliens. Dirigida por el actor/realizador Jon Favreau, la historia se sitúa en Absolution -un desértico pueblo de Arizona-, allá lejos y hace tiempo en el año 1873. Un fugitivo amnésico (Daniel Craig) despierta en medio de la nada con una única pertenencia: una extraña muñequera que parece soldada a la medida de su brazo. En medio de la confusión y una discusión con el poderoso terrateniente Dolarhy (Harrison Ford), Absolution es atacado por naves espaciales y depredadores extraterrestres que vienen en busca de seres humanos. Con la ayuda de Doc (Sam Rockwell), una mujer enigmática (Olivia Wilde), el nieto del sheriff, algunos guerreros Apache y ciertos forajidos con los que se topan en el camino, el hombre sin recuerdos y el déspota malhumorado, deberán exterminar a los invasores y liberar a su pueblo. Desde el momento en que se anunció la realización de este filme, otro de los intentos por reflotar el género western al precio que sea, más de uno se preguntó como resultaría la combinación de dos personajes clásicos de la gran pantalla. Descubrir que Harrison Ford desechó el guión en la página treinta y que debió ser convencido de aceptar este rol ya que era “lo que la gente quiere ver en la actualidad”, tal como lo confesó en una reciente entrevista, nos permite descubrir los entretelones de tamaño collage. Que el desenlace sea previsible y que las situaciones se reiteren cíclicamente tampoco ayuda demasiado. Si hay algo que confirma Cowboys & Aliens es que una sumatoria de grandes nombres detrás de cámaras (produjeron Ron Howard y Steven Spielberg, escribieron Alex Kurtzman, Roberto Orci y Damon Lindelof), no garantiza la efectividad de una película.
El titulo de la nota podría ser “La Diligencia”, de esta manera haría varias referencias directas a distintas causas por la cual decido el nombramiento. La primera y directa, no por eso más importante, es la de relacionar el filme en cuestión al clásico de John Ford, uno de los maestros del genero del western, el mayores aporte al cine realizado por los EEUU, a la postre hasta se podría decir que es el genero cinematográfico por excelencia, ya que no tiene, o tenia en principio, raíces literarias concretas. Otra forma de explicar el titulo de la nota estaría estructurada en el mismo relato, todos los personajes dejan de lado sus motivaciones personales y se unen en un proyecto común, ya que, como dijo el gran Quino, “Lo urgente nunca deja paso a lo importante”. El término diligencia entonces cobra otro significado, ya no es un carruaje, sino un acto en concreto en pos de un objetivo determinado. Convengamos que en el relato, justificadamente desde las acciones lo importante y lo necesario parecen empezar a unirse, pero sólo parecen, ya que el discurso político del filme dará por tierra con eso, pero ya volveré más adelante sobre esta idea, lectura o concepto, como usted prefiera. El titulo nos inmersa directamente sobre que vamos a ver, la concepción de un texto donde hay una mezcla de géneros definida, por un lado el ya nombrado western y por otro la ciencia ficción traída desde la palabra Aliens. Por supuesto que para sostener esto los guionistas y el realizador debía instalar un verosímil en forma directa, para ello recurrir ya desde las primeras imágenes a dar cuenta de los elementos típicos sobre los que se estructurará la historia. El filme comienza con un plano general de un campo abierto, donde se observa a un sujeto tirado en medio del desierto, esta imagen es atemporal, casi sin ropas y con un objeto cerrado en su muñeca derecha de una textura e imagen cercana al siglo XXI, él intenta quitárselo pero le es imposible, luego este sería uno de los primeros deslices del verosímil, pues para ese momento o te creíste todo y lo dejas pasar o no te creíste nada, entonces tendrás otro elemento de desestimación. Imagen siguiente se acercan tres jinetes a caballo, vestidos tal cual demanda el western, como en el lejano oeste, poseen sombreros, botas de cuero, pistolas en la cintura, chalecos, rifles al costado de su montura de cuero. Segunda secuencia, nuestro personaje, quien luego, y ya lo intuimos desde el principio, se transformará en el héroe (no el único por supuesto, tal como en la obra de John Ford), que entra a una ciudad-pueblo, por la calle principal, más elementos a saber el saloon, diligencias, ranchos. Nuestro personaje principal sufre de amnesia, no sabe quién es, pero todos lo reconocen al entrar al centro de reunión social típico de la época, y del espacio en donde se desarrollan las acciones, dije todo esto para no repetir la palabra saloon. (Perdón) Jake Lonergan (Daniel Craig), que de él se trata, es un bandido buscado por la justicia, duro de roer, que se enfrenta al hijo descarriado, prepotente del malvado y poderoso de la región, quien hace esperar su aparición y del que todos sabemos es el coprotagonista: el Coronel Dolarhyde (Harrison Ford). Todos los espectadores, llevados por el relato construido de forma clásica y respondiendo a las variables conocidas, esperamos el enfrentamiento entre estos dos. Hasta aquí lo mejor del filme, salvo ese desliz del que hable que tiene que ver con la muñequera de aleación de metales que Jake lleva en su muñeca derecha. Principalmente en la instalación y construcción de los personajes, el malo, el sheriff, el poderoso, el cura, el cantinero cobarde por definición, su esposa, el ya mencionado hijo descarriado del dueño del pueblo, la chica linda, el criado fiel. Como así también el desarrollo del relato va encaminado según los cánones y se deja ver sin sobresaltos ni demasiados cuestionamientos, salvo la muñequera que lleva…. (¿Ya lo dije no?) En ese momento, el del inminente enfrentamiento, hace su aparición concreta la otra vertiente del relato en forma de naves espaciales que atacan el pueblo y secuestran a los pobladores mediante lazos. Como lo urgente deja de lado todo lo otro, los que sobreviven al ataque se unirán para ir a rescatar a sus familiares y amigos, tal cual sucedía en “La Diligencia” (1939) ante el ataque de los indios. En este relato los personajes importantes de la historia, tanto de esta como de la historia del cine, tendrán otro tipo de participación. Las diferencias se dejan de lado en pos de la “diligencia”, Jake se transforma en “Shane, el desconocido” tal cual la película de 1953 dirigida por George Stevens. Si faltará algo para dar cuenta de esto, el cura le dice al amnésico Jake que uno no es por su pasado sino por sus actos presentes, (Bueh!, dejémoslo ahí, ¿no?) El poderoso coronel muestra las hilachas de su tierno corazón desolado, y los indios, los indios…. los indios se unen a la partida contra el invasor extraterrestre. Todo sostenido por el trabajo conjunto de todo el equipo, muy buena fotografía, posiblemente mejor dirección de arte, esto es escenografía y vestuario, muy buena banda de sonido, buenas actuaciones, y luego muy bien filmadas las escenas de acción. El problema es que el guión derrapa en la segunda mitad, no sólo por lo redundante en cuestiones de personajes y motivaciones, más importante es que cuando quiere desviar el centro del relato el verosímil se empieza a caer a pedazos, y para rematarla termina de instalar un discurso político, hasta ese momento subyacente, tan retrogrado como reaccionario. La frase es contundente, sobre todo de parte de quien la emite, los diferentes, los de otros lugares, “No solo quieren ocupar nuestros espacios, no vienen por nosotros, vienen por el oro”. Esto me sonó (no digo que sea la única lectura posible) tanto a igualar a los extraños en la codicia instalada y nunca abandonada en la época de la “Fiebre del oro” por los humanos del gran país del norte. En definitiva, uno pasa un rato agradable, risueño si acepta los códigos, pero no seamos ingenuos, nada en el cine de esta naturaleza esta puesto por azar.
Un western de ciencia ficción El arranque de Cowboys y aliens es impecable. Un vaquero (Daniel Craig, aplicando con efectividad ciertos elementos de su Bond al Lejano Oeste) se despierta en el medio de la nada, sin recordar cómo llegó allí, con una especie de brazalete en su muñeca izquierda, que no puede sacarse. Se le aparecen tres ladrones, intentan asaltarlo, pero él, con un par de movimientos, los asesina sin problemas. Se monta a un caballo y termina llegando a un pueblo, donde nadie lo conoce, excepto una mujer a la que no recuerda (Olivia Wilde), aunque un hacendado (Harrison Ford, a la altura de sus mejores trabajos) lo está buscando, y no precisamente para decirle buenos días. En el medio, cosas muy extrañas comienzan a suceder en los alrededores hasta que se desata un ataque tan enigmático como brutal, por parte de una fuerza que no parece ser de este mundo. El director Jon Favreau, el mismo de Iron Man, maneja los numerosos elementos que se van presentando (el protagonista que es misterioso hasta para sí mismo, los pueblerinos con diferentes conflictos y frustraciones, el hombre poderoso del pueblo que domina todo con mano de hierro, los seres extraños de los cuales sólo se ven sus atroces efectos) con notoria precisión, dosificando la información, apelando más al audio que a lo visual, privilegiando el espacio en off y desarrollando con cuidado los numerosos personajes que aparecen en escena. Se destacan particularmente el de Craig, que intuye que su pasado es oscuro, que no es precisamente un hombre de paz, pero que quizás tiene una chance de redención en el presente; y el de Ford, un coronel retirado duro como el hierro que, detrás de una cortina de pragmatismo, posee un fuerte deseo por ejercer de padre de la forma que no puede hacer con su hijo biológico, posicionándose como referente para un niño que busca rescatar a su abuelo y su asistente indio (Adam Beach). Es en la primera parte de Cowboys y aliens donde el molde del western, más pequeño y alejado de la épica en este caso, se impone al de la ciencia ficción. Allí la historia fluye con naturalidad, los personajes son creíbles, la narración es pausada y la intriga potente. En cambio, cuando se aproxima la resolución y el filme tiene que resolver los distintos conflictos, develando las incógnitas y abriendo paso a los mecanismos de la ciencia ficción, con abundancia de efectos especiales, pareciera dar la impresión de que el desequilibrio entre los dos géneros es demasiado fuerte y que lo mitológico del Lejano Oeste es sobrepasado por lo alienígena. Aún así, no deja de ser llamativa la importancia que adquieren determinadas decisiones, la valía que poseen. Vemos sacrificios, personajes que empuñan un arma o matan por primera vez, revelaciones de sentimientos, y todos ellos son exhibidos con convencimiento, compromiso y madurez, delatando que lo que estamos viendo son personas de carne y hueso desbordadas por las circunstancias, que aprenden a cada paso, pero que a la vez no se van a rendir y tratarán de continuar adelante. Favreau concibe un filme que, más que recordar a sus dos entregas de Iron Man –que no dejaban de ser muy juguetonas y relajadas-, rememora a sus trabajos previos como Elf, el duende o Zathura-una aventura fuera de este mundo, que tenían un espíritu amateur y un look casi como de cartón corrugado, como si las hubiera hecho en el garaje de su casa. El western, es cierto, salvo raras excepciones (Temple de acero, Pacto de justicia, El tren de las 3:10 a Yuma), está muerto o languideciendo en sus formas más puras. Pero aún con sus numerosos desniveles, Cowboys y aliens, junto con el reciente estreno de Rango, consigue certificar su capacidad para mixturarse con otros géneros o expresiones, aportando códigos, paisajes, estereotipos y temáticas como forma de enriquecimiento. E incluso es capaz de volver a problematizar la cuestión de la pureza de los géneros, siendo que estos alcanzan su mayor integridad a partir de la integración con otros ámbitos. Es que, al fin y al cabo, Cowboys y aliens es un western tan noble como cualquiera, a la vez que una película de ciencia ficción de lo más interesante del año.
Oeste Intergaláctico Cowboys & Aliens es el nuevo blockbuster del director y actor Jon Favreau, que saltó a la fama comercial en el 1er rubro luego de ser responsable de darle vida a Iron Man en sus 2 entregas. En esta ocasión, muy confiado de su estilo y de la evidente vía libre que le otorgaron en cuanto presupuesto, nos trae una mezcla de géneros que resulta extraña, pero a la vez tremendamente atractiva, sobre todo para los amantes de la Ciencia Ficción que disfrutan ver a sus personajes favoritos, los extraterrestres, en historias distintas. El mix de géneros, como lo indica el mismísimo nombre del film, se da entre el Western y la Ciencia Ficción, recogiendo según mi opinión, un muy buen material del 1ro, sobre todo en estética y en su concepción cruda de la acción, donde cualquier excusa es buena para intercambiar unos tiros, mostrando esos pueblos sin ley, plagados de bandidos con actitud sombría. En cuanto a la Ciencia Ficción... no es de lo mejor, pero hay que aceptar que entretiene en su conjunto. Los extraterrestres no son muy carismáticos que digamos, de hecho son bastante "default", con algunas exaltaciones durante la cinta, pero en general no inspiran mucho miedo o sorpresa. Lo mejor tiene que ver con las secuencias de vuelo de los vigías y el contraste de lucha a lo gaucho contra una tecnología impresionante, pero en general, le faltó esa acción Rock and Roll que nos dio Favreau en Iron Man. ¿La premisa es absurda? Sí, por supuesto, pero "el que avisa no traiciona" dice el dicho, y en este caso se presenta al pie de la letra expresado en su oportuno título. No hay engaños, estamos yendo a una batalla entre cowboys americanos y seres inteligentes y hostiles de otro planeta, donde habrá rayos láser y pistolas con tambor. Dan vida a los personajes principales el actor Daniel Craig como Jake Lonergan que hace bien su parte de muchacho duro del oeste, Harrison Ford como Dolarhyde, la lindísima Olivia Wilde es Ella Swenson y Sam Rockwell como Doc. El cast es super atractivo y cumplió un rol importantísimo en esta película, agregandole pericia en temas de interpretación y carisma a los personajes que, aceptémoslo, si hubieran sido encarnados por actores menos conocidos no nos habrían interesado en este tipo de film y la cinta habría logrado mucho menos público. Cualquier excusa es buena para ver al gran Harrison ponerse el sombrero de vaquero y meterse en nuevas aventuras. La trama no es de lo más intrincada e interesante que vamos a ver en el cine, pero cumple con la premisa de entretener con ritmo constante y enfrentar estos dos géneros que no son fáciles de combinar, para dar vida a este clase B en clave hollywoodense. No es para todo el mundo, eso está claro, pero si te gusta el cine pochoclero y las invasiones, la vas a pasar bien.
Lo sabemos desde hace mucho y lo venimos repitiendo hasta el cansancio: el reciclaje es el signo definitivo de la posmodernidad. Vivimos en una época que está atravesada por un eterno volver a usar, que en cine se traduce en la realización de remakes y en el rescate de personajes, géneros, relatos, etc. Lo llamativo es que, incluso después de que durante todo el siglo veinte multitud de pensadores nos enseñaran que la originalidad es un quimera, que cualquier obra siempre es una puesta en relación de escrituras anteriores, una infinita y siempre inevitable reescritura, todavía hay muchas voces que se alzan de manera un poco cómoda contra esta operación amparándose en la creencia a ultranza de la originalidad. A esas voces le sirve que haya una película como Cowboys y aliens, que como digno representante de esa tendencia posmoderna se anima a convocar y mezclar no sólo géneros sino también convenciones, iconografías, mitos. Digo que le sirve porque la última película de Jon Favreau tiene problemas serios a la hora de hacer que todo ese enorme conjunto de elementos heterogéneos conviva de manera armónica. De a ratos se tiene la sensación de estar frente a un pastiche, donde la lucha cuerpo a cuerpo de un vaquero con un alienígena no se aprovecha dramáticamente sino que parece un mero juego de cruces improbables, como si la propuesta de la película fuera solamente el rejunte de esos elementos pero sin llegar nunca a proponer un diálogo consistente entre unos y otros. Rápidamente y con una pereza argumentativa notable, muchas críticas toman a Cowboys y aliens (aunque podría haber sido otra película) como la muestra cabal de la supuesta falta de ideas de la industria y del fracaso estético de la que, parece, ya es la operación discursiva fundamental de toda una época: el reciclaje. Pero lo significativo es que la película de Favreau tenía todo para ser un más que digno exponente de ese gesto reciclativo. Pasada la primera parte en la que se presentan a los personajes de acuerdo a los ritos del western más áspero y desencantado, el guión escrito a ¡diez manos! empieza a exhibir síntomas de una contaminación genérica que lejos de enriquecer la estructura del western la torna inestable y débil. Se percibe con la aparición de Percy Dolarhyde, el hijo del hacendado de la región que se cree con derecho a hacer toda clase de desmanes solamente porque su padre prácticamente dirige el pueblo. Pero el personaje interpretado por Paul Dano es más un adolescente conflictuado e inseguro propio del cine indie más comercial que de un western; lo mismo se puede decir del cantinero que compone Sam Rockwell, otra criatura extemporánea al género. Además de constituir una buena (aunque breve) escena de acción, la ruidosa aparición de los aliens con sus naves no hace más que complicar las cosas, porque ahora todos los personajes del pueblo se ven obligados a emprender una misión en común que les permita salvar a los seres queridos abducidos, y la convivencia interna del grupo, salvo por relaciones muy puntuales (como la del terrible coronel Dolarhyde con el chico), nunca termina de funcionar del todo y la película vira hacia una especie de cine catástrofe que no articula los dos grandes polos que (se supone) componen el relato: el Oeste y la invasión alienígena. Sin embargo, cerca del final, cuando el combate entre hombres y marcianos (y mujeres, y niños) empieza con todo, ahí la película gana en velocidad y fuerza. Pasa que en esos momentos de violencia, luchas a mansalva y deliciosas frases hechas, Favreau recupera como no lo hizo en toda su película el espíritu del cine B más sucio, desprolijo y hermosamente desprejuiciado. Ahí está la clave que el director y los cinco guionistas tardaron casi una hora y media en descifrar: un objeto como Cowboys y aliens pedía desde un principio ese desparpajo y exceso en lugar de la construcción de una narración sólida con personajes pretendidamente profundos. Cuando la película se sacude ese lastre y se despacha con todos los tiros, sangre extraterrestre y alianzas imposibles (grandes terratenientes norteamericanos peleando hombro con hombro junto a apaches y hasta una alienígena encubierta) la historia finalmente respira y araña un poco la alegría que todos los chistes forzados de Sam Rockwell y Paul Dano no pudieron conseguir. Ahí, en medio de horribles bichos destripados, cowboys asesinados de todas las formas habidas y por haber y siguiendo una trama absolutamente inverosímil (alienígenas que quieren colonizar la Tierra para extraer oro), salpicado por la vitalidad de una película que alcanza una cumbre cambalachística insuperable, a uno le entran ganas de explicarle a todos los que dicen que “ya no saben qué inventar” que todo ya está inventado, y que la felicidad muchas veces (si no siempre) está en saber mezclar en las dosis justas esas creaciones del pasado.
Las Posibilidades del Cine La conjunción entre la historieta fantástica, el cine clase B -por la mezcla de géneros- pero con mayor presupuesto y estética costosa, la mano productora de Spielberg -al igual que en la reciente "Súper 8"- y su fascinación interminable por el fenómeno ovni, la cosa agreste del western salvajón y la fluidez del entretenimiento puro dan como resultante a esta propuesta. Daniel Craig es un recién llegado a un sitio donde hay cosas que le resultan familiares y otras no tanto (su enigmático personaje se asemeja y recuerda al de Clint Eastwood en la trilogía de Sergio Leone), se enfrentará primero y será complice después del viejo Gral. capanga que interpreta Harrison Ford -casi un Indiana Jones jubilado-, y en el medio: la grandeza del paisajístico far-west, los increíbles ojos de Olivia Wilde, bandidos y apaches, otros personajes pintorescos, la codicia del oro, y claro....los Aliens del título. Solventado por cuatro guionistas, Jon Favreau -director de "Iron Man"- lleva adelante el goce de la aventura plena que solo aceptarán aquellos que gustan de pasarla bien con este tipo de productos que aunque parezcan inverosímiles se adaptan correctamente a la corriente digna de los buenisimos efectos especiales y la estética del mejor cómic.
Lo prometido El que va a ver una película llamada Cowboys & aliens sabe con qué va a encontrarse. Más cuando está protagonizada por James Bond (Daniel Craig) e Indiana Jones (Harrison Ford), más si se tiene conocimiento de que uno de los productores fue Steven Spielberg, -con su infantilismo perpetuo y su obsesión con los extraterrestres- y más cuando el director es Jon Favreau, autor de los notables divertimentos familiares Zathura y Iron man. Desde el vamos sabemos que hay que abandonar los prejuicios, dejar de buscarle el pelo al huevo y valorar en su correcta medida a un entretenimiento pochoclero y superficial, a un autoconsciente pastiche de acción y aventuras. Como demostraron Depredador, Del crepúsculo al amanecer, o más recientemente Kick-ass, Zombieland y Rango, una película con una abrupta mezcla de géneros puede funcionar en taquilla, y esa es la clase de experimentación que hoy la industria puede permitirse. Aquí Jake, nuestro personaje principal (Craig) se despierta en una llanura desértica, amnésico y con un extraño brazalete metálico. Como Bourne, descubre en la marcha que es además imbatible en la lucha cuerpo a cuerpo, así como en otras artes de combate –hay que ver a un cowboy aplicando curiosas técnicas marciales para desarmar a tres hombres juntos-. Luego de llegar al típico pueblo en decadencia, y de meterse en altercados que lo colocan en un comprometido conflicto con el malvado Woodrow (Ford) empiezan las olas de abducciones y secuestros por parte de los alienígenas. Así, una comitiva en la que se juntan delincuentes, civiles, agentes del orden y hasta indígenas, sale a enfrentar a los horrendos invasores. El guión tiene huecos, es cambiante y hasta contradictorio; seguramente un fiel reflejo del caos de producción que ocasionó que cinco guionistas más tres argumentistas, más el autor del cómic en que se basa la película figuren en los créditos. Los personajes parecen extraídos del spaghetti western a lo Leone, en donde el más bueno era condenable y el malo horripilante. Los extraterrestres son bichos rápidos, letales e inteligentes y tienen viscosidades escondidas aún más desagradables que las visibles, muy al estilo Alien, y, dato curioso, los lleva al lejano oeste nada menos que la sed de oro (ojalá algún día la ambición desmesurada se condene tanto en la realidad como en la ficción de géneros dominante!). Además de gozar del mérito de haber rechazado fervientemente la idea de filmar la película en 3D, Favreau logró el desafío de darle a esta película, pese a las limitaciones de guión, una coherencia estética y formal (la fotografía, la música y los efectos visuales son puntos fuertes), de extraer buenas actuaciones y de lograr así personajes con presencia, de orquestar este cambalache conceptual convirtiéndolo en un corpus dotado de buen ritmo y energía. No se podía pedir mucho más.
Los aliens aparecen en una época atípica a la que nos tiene acostumbrado el cine y esa es la premisa mas atrayente del film en general, el motivo por el cual la mayoría de nosotros nos interesamos por ésta película. Pero “Cowboys & Aliens” presenta una combinación rara entre western y ciencia ficción que puede resultar interesante para algunos y chocante para otros. La película en general se divide en dos ritmos completamente diferentes. En un primer momento, y hasta casi la mitad, es un puro western en el cual se puede conocer bien a cada uno de los personajes. De la mitad en adelante es pura ciencia ficción, aunque en el intermedio hay un mix. En los momentos donde aparecen los aliens hay pura y plena acción de la que esperamos cuando vimos el primer trailer de esta película. El resto del film se vale mas del dialogo y la historia. El director, Jon Favreau, ha logrado manejar bien el mix entre el western y la ciencia ficción. Pese a que la historia parezca en momentos un poco loca y sin sentido, el balance es justo como para que los amantes de ambos géneros queden entretenidos. No hay una actuación que resalte mas que la otra, de hecho están todas bastante parejas. Daniel Craig y Harrison Ford representan bien a sus personajes, pero no suman nada que no hayamos visto hasta ahora. La que tiene un situación rara es Olivia Wilde que durante la primera mitad del film no suma ni resta. Luego, cuando nos dicen cuál es su papel en la película, es cuando realmente empezamos a notar su presencia en pantalla. Definitivamente es entretenida, pese a los cambios de ritmo que tiene entre los dos géneros. Personalmente me gusta mas la ciencia ficción que el western, motivo por el cual me pareció mas interesante la segunda mitad del film. De todas formas esa mezcla, hasta ahora pocas veces vista, le suma algo que a pesar de que pueda no convencer termina atrapando.
Es un karma que Hollywood siempre nos va a dar alguna peli flojita que entretiene y esta bien para pasar el rato pero no resiste ni nuevo visionado ni análisis profundo. Ojo, no me molesta la bizarres de la idea, puedo hacer el pacto con los guionistas de creerme por un ratito una invasión en el medievo, el far west o cuando sea. Lo que me molesta es que los personajes no tengan una coherencia interna ni un mínimo trabajo en las interacciones para no aburrir en las secuencias en las que no haya tiros, líos o cocha golda. Y ahí el único que salva las papas es el director Jon Favreau, el capo detrás de Iron Man, que le da buen ritmo a las situaciones porque se nota que los guionistas hicieron huelga de cerebros o algo así. En particular el personaje que hace Harrison Ford es terrible; más allá de que el actor esta bien aprovechado porque le toco un carácter bien recio, primero se jacta de todos los indios que mató en batalla para terminar la peli saludandolos y peleando al lado de ellos. De hecho tanto los indios como la banda de criminales que lideraba el personaje de Daniel Craig están totalmente al humo y no aportan casi nada. Igual lo que más me molesta de Aliens &... es la excesiva cantidad de guionistas que tiene para una trama tan simple, lineal y sin sorpresas. Y encima no guionistas pichis, ahí están Orci, Kurtzman y Lindelof, los cráneos detrás de Fringe y Lost... o sea, media pila muchachos, no figuren solo para cobrar el cheque. Si no la mato es porque tiene buenos efectos, las actuaciones están bien aunque desaprovechadas, esta Olivia Wilde que es una mujer divina y porque, repito, poniendo el cerebro en modo automático garantiza un rato entretenido.