Una aventura espacial es la mejor película de Marvel hasta el momento. Peter Quill, un humano aventurero, se vuelve el blanco de unos implacables caza-recompensas cuando roba una misteriosa esfera que es codiciada por Ronan, un enemigo que solo quiere destruir planetas y amenaza al universo. Pero las cosas no salen tal como Quill lo imaginaba y termina en prisión con tres de sus perseguidores: Rocket, un mapache armado con un rifle, Groot, un humanoide con forma de árbol y la letal y enigmática Gamora, a los que se les unirá el vengativo Drax El Destructor. Cuando escapan de prisión se encontrarán con que la esfera que llevan con ellos es más poderosa de lo que imaginaban, y deberán hacer todo lo posible para luchar contra quienes quieren poseerla para destruir la galaxia. Hooked on a feeling Si me preguntaban hace dos años quienes eran los Guardianes de la Galaxia, les hubiera respondido que no tengo la menor idea. Pero cuando me empecé a familiarizar con los personajes y sobre todo cuando se anunció el director y elenco, supe que teníamos algo especial entre las manos. Esta especie de anonimato entre quienes no somos aficionados al mundo del comic o la historieta, le da a Marvel la posibilidad de salirse con la suya, entregando una película que en nada se parece a cualquier otra cosa que hayan filmado hasta la fecha. La primer gran diferencia está en que Guardianes de la Galaxia no es una película de superhéroes. Si, están nuestro heroes pero no hay nada de súper en ellos. De hecho, y a pesar de sus habilidades físicas, la galaxia alberga otros seres similares o hasta peores que ellos. La verdadera habilidad de este grupo pasa por otro lado, por la de meterse en problemas y salir de ellos con la misma facilidad y a veces sin siquiera tener la necesidad de usar la fuerza. Como ya habrán adivinado, estos Guardianes de la Galaxia, son mal vivientes. La escoria del universo: chantas, ladrones y asesinos. Y nosotros estamos de su lado. Simpatizamos con ellos. Y esto se debe al gran trabajo que hicieron James Gunn y Nicole Perlman a la hora de presentar a los personajes. Todos bien delineados con sus luces y sombras y sobre todo una motivación en común, la cual los acompañaremos a cumplir a los largo de 120 minutos de diversión. Y que no les parezca algo extraño llegar a derramar algún lagrimón por ellos. Aunque ninguno de los actores verdaderamente desentona, hay dos que en mi opinión son los que quedan mejor parados. El primero de ellos es Chris Pratt como Peter Quill/Star-Lord, una mezcla perfecta de Indiana Jones y Han Solo que sin dudas debería transformalo en una estrella. Y el segundo es Bradley Cooper como Rocket. Si alguno (como yo) se pensó que un mapache que habla podía llegar a restarle en algo a la película, ni se imagina con lo que se va a encontrar. Gracias a la excelente interpretación de voz de Cooper, Rocket ocupa un lugar en el panteón de los grandes personajes generados por CGI, junto a Gollum de El Señor de los Anillos y Cesar de la saga de El Planeta de los Simios. Como les dije, el resto del elenco acompaña como es debido. Incluso Zoe Saldana, que pareciera que siempre interpreta a una exención del mismo personaje, tiene sus momentos para brillar. Dave Bautista como Drax El Destructor hace una buena labor como el fuerte del grupo y Vin Diesel queda bien parado como Groot, a pesar de su limitado dialogo. Por el lado de los villanos es Lee Pace como Ronan quien hace un mejor trabajo, sobre todo porque Nebula y El Coleccionista (interpretados por Karen Gillan y Benicio del Toro) no tienen demasiada oportunidad de brillar. Más allá de todas las flores que le podamos tirar a la película, hay una realidad. Guardianes de la Galaxia le debe su existencia por sobre todo a Star Wars, e incluso tambien a las dos entregas de Star Trek que filmó J.J. Abrams, y eso se nota en la pantalla. Pero lo importante del caso no es a que se parece o a que se deja de parecer, acá lo importante es como se usa. Y James Gunn fue lo suficientemente inteligente como para tomar solo algunos elementos de esos dos universos y mezclarlos con su visión para hacer algo que se siente único. Como toda película que se centra en los orígenes de sus héroes, la acción puede tardar en arrancar. Pero una vez que Guardianes acelera, nada la detiene hasta que empiezan los títulos. No solo por las secuencias de acción que están filmadas con muy buen ojo, incluso el relato se mueve rápido, con mucha ironía, humor y emoción. Gunn se despacha con una buena cantidad de planos que nos dejan con la boca abierta por su fantástica construcción. Y por sobre todo,me alegra mucho decir que el 3D funciona! Es esencial a la relato? No, pero sacando Hugo de Scorsese y los documentales de Herzog y Wenders, cuando lo fue? Conclusión Acción, aventura, ciencia ficción, humor y mucho corazón. Guardianes de la Galaxia tiene todo lo que se puede esperar de una ópera espacial y mucho más. Marvel mete un interesante giro de timón con esta película que debería dejar contentos a grande y chicos, fanáticos y no fanáticos por igual. Guardianes de la Galaxia definitivamente es la razón por la cual vamos al cine!
Las más exitosas adaptaciones cinematográficas de comics de Marvel tenían como protagonistas a las estrellas de la editorial: los X-Men, Iron Man, Capitán América, Thor, Hulk… Héroes con conflictos, pero héroes al fin. El pasaje al cine de Guardianes de la Galaxia, estelarizada por un grupo tan conflictuado como antiheroico, resultaba una incógnita. Las dudas de los fanáticos se fueron despejando al anunciarse al equipo creativo detrás del proyecto, que hoy puede ser disfrutado en la pantalla grande. Peter Quill (Chris Pratt): cazarrecompensas oriundo de la Tierra, carismático, atractivo, gracioso, fanático de la música vintage que escucha en su walk-man. Gamora (Zoe Saldana): bella, letal, capaz de vivir rodeada de sus enemigos. Drax El Destructor (Dave Bautista): fornido, deseoso de vengarse de quienes asesinaron a su familia, incapaz de interpretar una metáfora. Rocket Raccoon (voz de Bradley Cooper): mapache alterado genéticamente, arrogante, hábil con las armas; un mercenario siempre atento al próximo botín. Groot (voz de Vin Diesel): gigante de naturaleza arbórea, lugarteniente de Rocket, de buen corazón aunque nada tonto. Cinco marginales que irán por un artefacto esférico, en un principio con intenciones monetarias. Pero luego se darán cuenta de que es una poderosa arma y deberán evitar que el temible Ronan (Lee Pace) y su fiel y peligrosa Nebula (Karen Gillan) la usen para destrucciones a gran escala. Con mínimas referencias al universo de Los Vengadores y ambientada en el espacio, la película es catapultada a un alto nivel gracias a su mezcla de aventura, ciencia-ficción y humor al estilo de las películas de los ’80. Una suerte de Flash Gordon pasada por ácido, pero sin perder su carácter de entretenimiento imparable, para todo público. El gran responsable de esta visión es James Gunn. Nacido en 1970, comenzó su carrera en Troma, la mítica productora clase Z (famosa por El Vengador Tóxico y sus secuelas); allí, entre otras cosas, escribió Tromeo & Juliet. De allí pasó a guionar Scooby Doo y la continuación, y El Amanecer de los Muertos, ópera prima de Zack Snyder, basada en el clásico de George A. Romero. Como director nos dio Slither: Criaturas Rastreras y Super. Guardianes… tiene mucho del espíritu de Gunn, que también es buena parte del espíritu irreverente, imaginativo y políticamente incorrecto de Troma. De hecho, además del acostumbrado cameo de Stan Lee, también aparece de fondo Lloyd Kaufman, culpable máximo de Troma. Otro acierto es el elenco protagónico, en perfecta sintonía, donde Rocket y Groot se las arreglan para sobresalir. También son destacables las breves pero interesantes apariciones de John C. Reilly, Glenn Close y Benicio del Toro con un look demasiado Mugatu, aquel villano de Zoolander (el actor portorriqueño dijo que su inspiración fue Liberace). Y como prueba de las libertades creativas de las que gozó Gunn, hay papeles para sus actores fetiches, como los enormes Michael Rooker y Gregg Henry. Mención aparte para la banda sonora, compuesta por éxitos de los ’70, que van de I'm Not in Love, de 10cc, a Cherry Bomb, de The Runaways, pasando por Hooked on a Feeling, de Blue Swede, el tema que desde el tráiler le otorga esa identidad tan especial a la película. Si no es la mejor de Marvel, Guardianes de la Galaxia sí se consagra como la más alocada, ocurrente, inspirada obra surgida de la empresa. La space opera más divertida desde S.O.S: Un Loco Suelto en el Espacio, de Mel Brooks. Y como si fuera poco, presenta nuevos e inusuales íconos de los blockbusters contemporáneos. ¿Tony Stark y su equipo se cruzarán con ellos en las secuelas? Sucedió en los comics, y todo puede pasar en el cine…
Con los pies en el espacio. Definitivamente Guardianes de la Galaxia no es una película más de Marvel que se pierde entre muchas otras. Este film dirigido por James Gunn encierra tantos elementos enriquecedores que hasta llega un momento que abruman. Esto no constituye un aspecto negativo; por el contrario todas estas cosas hacen que veamos en pantalla una película que pisará fuerte, aunque no haya tenido el mismo éxito la historia gráfica. Sobre el cómic, vale aclarar que el film se distancia bastante de él. Gunn apostó por hacer hincapié en la nueva generación de defensores del universo, aquellos pertenecientes al llamado “Grupo de 2008” en la versión original. Es decir, los legendarios protectores del espacio aquí no se hacen presentes, lo que da como resultado una trama más moderna plagada de rostros más frescos, cuyo fuerte es sin dudas el humor. Digamos que los cinco personajes (muy diferentes entre sí) se vieron las caras por primera vez en una situación muy particular: el robo de una poderosa esfera. A partir de allí, la historia contrae un ritmo vertiginoso pocas veces visto en el universo cinematográfico marveliano. Con sus diferencias y cuestiones personales a flor de piel, estos protagonistas comienzan así el famoso “camino del héroe”. En lo estético, la película de Gunn sí es bastante fiel al cómic; y en lo que a banda sonora se refiere, nos regala todo un repertorio de música ochentosa inigualable. Ni hablar de los guiños y homenajes a clásicos del cine como Footloose (1984) y la mención a El Halcón Maltés (1941) en un chiste al pasar. Tremendo acierto en el guión. A pesar de que no desarrolla en profundidad ninguna de las historias individuales de cada “guardián” (excepto la de Star Lord), entendemos que esto no es posible en una sola película, por lo que se espera en films venideros un retrato más focalizado. Tampoco lo hace con el villano Ronan (interpretado por Lee Pace), que no fue del todo fuerte y de quien me hubiera gustado conocer más. Destacables Chris Pratt para sorpresa nuestra y Michael Rooker (Merle en la serie The Walking Dead) como Yondu. Pequeños papeles les han tocado a Benicio del Toro como El Coleccionista y a Josh Brolin, escondido tras el rostro “hulkiano” (por Hulk) del temible Thanos. Hay que reconocerlo, Guardianes de la Galaxia es una de las mejores películas de Marvel Studios, incluso colocándose por encima de Los Vengadores. La buena noticia para los fans es que habrá Guardianes para rato…
Mamarracho espacial El universo de Marvel se expande. Se expande cada vez más y amenaza con apoderarse de todo el cine industrial, generando tantos adeptos como espectadores que comienzan a preguntarse para que seguir yendo al cine. No todos los films de Marvel son iguales, pero desde que empezaron a combinarlos, sin duda su calidad individual fue volviéndose cada vez menor. Guardianes de la galaxia se suma a esa larga lista y presenta personajes hasta ahora no conocidos por la mayoría de los espectadores de cine. El personaje principal es Peter Quill, un piloto americano que queda en el centro de una disputa espacial por un objeto capaz de destruir mundos completos. Sería una pérdida de tiempo y espacio contar la historia, pero sí, como el título lo indica, Quill termina unido a cuatro personajes más, todos muy diferentes entre sí, provenientes de diferentes mundos, que conformar un singular equipo para rescatar a la galaxia. Cinco personajes que abrevan sin pudor alguno en cuanto film de ciencia ficción anterior existe y que repiten con absoluta impunidad todos los clichés que puedan entrar en una película de dos horas. Aunque se supone que el tono general es de comedia cínica, no hay más que un par de buenos chistes y sí, mucha burla a todas las cosas buenas que el cine de ciencia ficción y aventuras ha construido a lo largo de los años. Pero esa burla que intenta colocarse por encima del resto de los films de manera sobradora, coloca al film por debajo, muy por debajo de los films que lo inspiran a dicha burla. Lo más grave es que luego abandona su cinismo para pones traumas lamentables y berretas, dignos de un telefilm de esos que apenas se pueden tolerar vistos de reojo. Una mamá con cáncer que entrega una cartita con un regalo, un mapache patético a cuyas angustias existenciales solo se puede responder con una risa por lo ridículas que resultan, y así todo. Parecía un mal film que se revelaba contra el género, pero resulta ser el más mediocre exponente de las malas cosas que puede hacer un film industrial. Vergüenza ajena, aburrimiento, algo de enojo, respuestas naturales de un espectador atento a esta forma diluida de cine. Pero claro, quienes no quieran aceptar que el rey está desnudo y quieran vivir esto como una fiesta, podrán hacer la vista gorda y decir que se conforman con tan poco como esto. Una pena, sinceramente, esto ya no es cine, es la caricatura de lo que alguna vez fue cine.
Un nuevo aire En estos últimos años con grandes estrenos de adaptaciones populares como Spider-Man, X-men, Iron Man, Thor y Capitán América, entre otros productos Marvel, parecía que la industria de los superhéroes se estaba agotando, hasta ahora. Los Guardianes de la Galaxia no sólo llegaron para acercar a nuevos lectores sino que también para darle un nuevo aire a un género que parecía algo saturado. Simplemente personajes como Star-Lord, Gamora, Mapache Cohete, Drax o Groot no se parecen en nada a lo que se ha visto con anterioridad y en eso está la clave para que este film sea tan bueno. Con tan sólo pensar que estos peculiares personajes están más cerca de ser antihéroes que del arquetipo clásico del héroe como Spiderman u otros personajes tradicionales, resulta mucho más atractivo que las demás propuestas. Chris Pratt en el rol de Star-Lord realmente se luce y tiene muy buenos diálogos, pero sin lugar a dudas nunca me imaginé que Vin Diesel resultara tan gracioso con tan sólo decir Yo soy Groot, de hecho es la única línea de su personaje y lo dice en los momentos menos oportunos. El director James Gunn supo vender la película y resultó sorprendente para muchos, de hecho los primeros trailers anticipaban un tono de comedia o incluso parodia más una película de superhéroes de acción pero al ver el film estos dos elementos se complementan perfectamente. Las secuencias de acción están muy bien logradas (sobre todo aquella del escape de prisión que le aporta humor) y son para destacar los efectos especiales, tanto Groot como Mapache Chohete se ven fabulosos (de hecho el director en una entrevista reveló que trabajó con mapaches reales para darle más realismo), al igual que el maquillaje en general, donde destaco el del villano interpretado por Lee Pace (Ronan, el acusador). Excelente maquillaje, excelente historia y efectos muy bien logrados, cuesta mucho encontrar defectos en Guardianes de la galaxia que nada se parece a Star Wars como se dijo en su momento. Este es uno de los puntos positivos por parte de Disney al comprar Marvel, un film que nunca se hubiese adaptado al cine ya que la mayoría de las adaptaciones se arriesgan a lo popular, tanto Arnold Drake como Gene Colan -creadores de estos peculiares personajes en 1962- van a disfrutarlo en la pantalla grande. Como ya se sabe la película tiene secuela programada para 2017 y para hacerla más popular Disney estrenará una serie animada hacia Octubre. Guardianes de la Galaxia es una comedia de superhéroes, plagada de acción y grandes efectos, que los fanáticos del género querrán tener en su colección.
Freaks and Geeks. La expansión del universo Marvel es simultánea a la cantidad de personajes que se suman película tras película, dejando atrás la figura del héroe que lucha contra el crimen de forma individual para asentar la idea de grupo y a su vez cruzar a estos superhéroes unos con otros, incorporando cada nueva subtrama dentro de otra, como si de muñecas rusas se tratara. Y tal como pasa en los cómics. Pero encarar ese traspaso a la pantalla grande, de forma industrial y a la vez artística, es algo riesgoso y extremadamente difícil de lograr, porque requiere más que un técnico. Este proceso requiere de un director con una visión y una sensibilidad particular. Por eso, cuando este milagro del cine sucede, obsequia grandiosas películas como Capitán América y el Soldado del Invierno, Los Vengadores, X-Men: Días del Futuro Pasado y el último ejemplar que nos convoca, dirigido por James Gunn. Porque al igual que Los Vengadores, Guardianes de la Galaxia se toma su tiempo para darle a cada uno de sus personajes el peso dramático que le corresponde a nivel historia y el tiempo que merece en pantalla. Gunn articula su película alrededor de la cultura ochentosa y se pone el traje de anfitrión de un gran baile que incluye una fuga de prisión al ritmo de The Piña Colada Song. Entonces, estamos ante una película que además de ser generosa, tiene un corazón gigante y una sensibilidad épica que apuesta a echar raíces en los pequeños detalles. Gunn retrata la historia de cinco outsiders, perdedores, mercenarios, héroes subversivos: Peter Quill, Gamorra, Drax, Groot y Rocket, quienes marcados por sus respectivos traumas, han dejado sus vidas congeladas en determinada época. Gunn deja esto bien claro mediante el objeto-símbolo que elige para construir al líder del grupo: un cassette. Con Come and Get Your Love de Redbone marcando el tono de la película sobre los créditos iniciales, el protagonista -cuyo héroe es el Kevin Bacon de Footloose- baila mientras Gunn nos imprime para siempre en la retina las imágenes que serán a partir de ahora definitivamente inseparables de cada uno de los temas que conforman una de las mejores bandas sonoras del año. La música ocupa un rol tan importante que hasta el enemigo se construirá en base a lo que significa para el protagonista. Por eso, no será considerado villano solamente quien oponga su fuerza contra el objetivo de Star Lord; sino todo aquel que no comparta su “código McCormack” de vida. Gunn puede darse el lujo de sobreponer su sensibilidad a la estructura de la película para explorar qué nos sucede a nivel sensorial con el choque entre los efectos especiales y la banda sonora repleta de clásicos de los ochenta. De ese cruce galáctico resurgen como una alteración genética todos los héroes clásicos del cine y nuestros cerebros comienzan a tejer conexiones mientras vemos a Zoe Saldana en la nave al lado del "Capitán" o lejanos tintes de una Oz futurista en Xandar. Lo realmente novedoso de la película es el uso que hace James Gunn de sus referentes de la cultura pop, que al entrar en contacto con su propia visión del mundo y del cine, crean algo único: la esencia de la película, que se encuentra en ese carácter de recuerdo encapsulado, ese rebobinado constante que inconscientemente realizamos una y otra vez y que Gunn sabe cómo despertar. Cómo traer nuestros recuerdos del pasado y revivirlos para darles incluso más vigencia y fortaleza, de la forma que lo hace al comienzo, con planos que nos retrotraen al inolvidable inicio de Los Cazadores del Arca Perdida. Guardianes de la Galaxia viene a ser una bisagra entre dos dimensiones (pasado- presente) que se propone -y logra- trasladar al espectador al pasado mediante el futuro del cine. Es cine digital relleno de cinta magnética y James Gunn, el guardián del orbe más poderoso del universo: nuestros recuerdos.
Los guardianes de la guerra del arca del orbe de las galaxias Guardianes de la galaxia (Guardians of Galaxy, 2014) se parece al sueño lúcido de un niño que acaba de ver La guerra de las galaxias (Star Wars, 1977) por primera vez en su vida y sale del cine obnubilado con la idea de tabernas intergalácticas, imperios que contraatacan y héroes que regresan. Si ese mismo niño despertara al día siguiente con una cámara y 170 millones de dólares, filmaría esta misma película: una divertida aventura espacial llena de entusiasmo por sí misma, escrita con una indulgencia (y déficit de atención) infantil. En realidad es una especie de continuación de la franquicia Marvel, pero su relación con las demás películas es puramente referencial, al menos por ahora (sí, va a haber más: muchas más). ¿Recuerdan El Cubo y El Éter, los cachivaches que guían las tramas? Acá todo gira entorno a “El Orbe”. El Orbe, cuenta El Coleccionista, es en realidad una Gema del Infinito, y El Acusador anda tras ella. Si no pueden ver más allá de la estupidez de esa oración, absténganse de esta película. Si quieren ver a los buenos y los malos pelearse por McGuffins, bienvenidos. La película está hecha de McGuffins. Los buenos son liderados por Peter Quill (Chris Pratt), un saqueador espacial que a falta de “Han Solo” se hace llamar Star-Lord. Le vemos de niño en un hospital ante el lecho de muerte de su madre, carcomida por el cáncer. Comienzo desafinado. El resto de la historia es un gran chiste. Quill huye y es secuestrado por un rayo alienígeno. Corte al tiempo presente: Quill hace de Indiana Jones espacial en una ciudad abandonada, donde adquiere El Orbe. La trama lo une a una banda que resulta extraña y familiar a la vez: Gamora (Zoe Saldaña), una femme fatale color verde; Drax (Dave Bautista), la fuerza bruta del grupo; Rocket (voz de Bradley Cooper), un mapache que resiente ser tildado de mapache y Groot (voz de Vin Diesel), un árbol ambulante con la elocuencia de Chewbacca. ¿Sonaría así de ridículo explicar el elenco de La guerra de las galaxias allá por 1977? Esta película tiene la ventaja de no tomarse demasiado en serio y en general poner a la comedia por encima de la acción y la aventura. El humor acierta más de lo que sugiere el tráiler. Quill dota a la cultura pop de los ‘70s y ‘80s un estatuto legendario y propaga alegremente la mitología cinéfila y musical de esas décadas, lo cual opera en varios niveles de nostalgia. Rocket mezcla una divertida dosis de histeria y sadismo. El letárgico Groot puede ser brutal y adorable al mismo tiempo. Drax pertenece a una raza extraterrestre que no comprende el discurso figurativo y se toma todo literalmente. Gamora sufre el yugo de ser la única mujer del grupo y se la condena a ser ruda o sexy todo el tiempo, nunca graciosa. En cuanto al villano, resulta aburrido, poco inspirado y para nada temible. La película quiere ser La guerra de las galaxias para toda una nueva generación de espectadores. ¿Es eso ambición o no? Cree que la nostalgia es su aliada, pero se limitó a adoptarla. Depende de ella. La guerra de las galaxias creó su propia nostalgia, fue moldeada por ella. No hizo chistes al respecto hasta que comenzaron a fabricar las precuelas, y para entonces ya era más que una serie, era un símbolo. ¿Qué es Guardianes de la galaxia a su lado sino una imitación, tan bella como falsa?
Un quinteto peculiar Otra aventura de Marvel asoma a la pantalla con este peculiar quinteto de protagonistas que arrastra un pasado oscuro mientras lucha contra las fuerzas del Mal para devolver la paz a la galaxia. El director James Gunn (quien viene de la comedia con Super y uno de los segmentos de Proyecto 43) no parecía el indicado para trasladar el universo de los superhéroes en una aventura vertiginosa, pero el resultado es más que disfrutable. Al sufriente mundo de personajes poco comunes que no encajan en el sistema se suma una mirada nostálgica en la que la musica cobra protagonismo dentro de la historia. El temerario Peter Quill (Chris Patt) se apodera de una misteriosa esfera codiciada por el villano Ronan (Lee Pace) y se une a un cuarteto de singulares criaturas: Rocket (con voz de Bradley Cooper), un mapache pistolero; Groot (voz de Vin Diesel), un humanoide con forma de árbol; la mortal Gamora (Zoe Saldana) y el gigantesco Drax el Destructor (Dave Bautista). Si algo tiene Guardianes de la Galaxia más allá de sus espectaculares secuencias de acción y enfrentamientos son los toques de humor,el espíritu de viejas películas del género, el drama (la relación de Peter Quill con su madre) y la sensibilidad impresa en las criaturas creadas digitalmente como Rocket y Groot, el árbol que con sus largos brazos protege al resto de sus compañeros. Con las participaciones en roles secundarios de Michael Rooker, Glenn Close y Benicio Del Toro como The Collector, la superproducción llega angelada por los anteriores éxitos de la compañìa y anuncia su regreso.
De todas las películas que se han realizado dentro del Universo Cinematográfico de Marvel, quizás Guardianes de la Galaxia sea la que provenga desde los rincones más oscuros de la franquicia comiquera. Incluso si uno no es fanático de los cómics, una idea tenía sobre Iron Man, Capitán América, Thor y Hulk antes de abordarlos en las películas, pero el quinteto que personifica a los héroes homónimos que nos ocupan, sólo un puñado selecto de ávidos lectores los conocía. Para el público en general -y acá me incluyo- como para Marvel Studios también, la apuesta de incorporar a las Fases fílmicas a este grupo era arriesgada, pero este le dará buenos réditos. Guardians of the Galaxy se aleja de la ciencia pura y dura que siempre dominó al universo Marvel -obviando el costado mítico de Thor- y finalmente se pega un viaje al espacio exterior para llevar el marco a un nivel cósmico, como ya se nos viene adelantando con el uso de artefactos como el Tesseract y el Aether. Con un poco de Google y Wikipedia encima, el espectador menos avezado podrá inferir hacia dónde se dirige la atención de estos artefactos, pero es en esta aventura espacial donde se les da un verdadero nombre. Mas allá de ese nexo, la película se disfruta por sus desvergonzados aires de film de ciencia ficción de los años '90, con muchas pizcas de ese universo expandido que representa Star Wars, pero con la mejor tecnología que siempre se puede esperar de productos Marvel. Mucho de este aire insuflado tiene crédito en el director y guionista James Gunn, una decisión extraña pero muy acertada, como lo fue en el caso de los hermanos Russo para Captain America: The Winter Soldier. Gunn viene del lado de la comedia -su anterior película fue Super, la contra de Kick-Ass- y si bien hay que destacar su asombrosa naturalidad en la dirección de un tanque de semejante calibre, es en su guión donde más se nota su talento. Junto a Nicole Perlman, los chistes y las múltiples referencias culturales se hacen sentir a cada momento, ya sea en boca de los protagonistas o en imágenes que es inevitable sacarán una sonrisa. Gran parte de que Guardianes de la Galaxia sea un éxito depende también del timing del elenco, y la elección de Chris Pratt como Star-Lord no podía ser más acertada. Pratt tiene un fuerte fondo de comedia -los que lo conozcan como Andy en Parks and Recreation sabrán de lo que hablo- y tras pasar por arduas sesiones de entrenamiento ha encontrado una tonificación que le ha abierto infinidad de puertas, hasta para ser el próximo protagonista en la esperada secuela Jurassic World. Él es puro carisma, y se potencia con los agregados de una siempre hermosa y letal Zoe Saldana como Gamora, un inesperadamente divertido Dave Bautista como Drax el Destructor, y las voces de Bradley Cooper y Vin Diesel, personificando a los roba-escenas de Rocket y Groot. Este particular dúo, un mapache modificado genéticamente y un árbol humanoide, viven a través de las voces de Cooper y Diesel, quienes les entregan matices inesperados, sobre todo el segundo, que tiene que repetir una y otra vez la misma frase pero aportando diferente significado en cada realización vocal. Rocket se convertirá en un fan favorite en lo que canta un gallo, pero Groot no se queda atrás y ambos forman una dupla con mucho corazón y picardía. Guardianes de la Galaxia no se detiene en la irreverencia provista de comedia de grupo, sino que también aborda muchas veces costados dramáticos y sale airosa en sus sucesivos intentos. Este inesperado grupo tiene sus fallas internas, y si bien es divertido verlos organizarse por primera vez, los matices de grises abundan, pero esas fallas son las que los hacen aún más grandes viéndolos en perspectiva. Y si a todo este conjunto los acompañan increíbles persecuciones, escapes a toda velocidad y colorido por gran parte de la galaxia, mejor aún. No faltan los cabos sueltos y guiños para la futura secuela y el ensamble con los Vengadores, ni tampoco licencias dentro de la historia que se vuelven moneda común dentro de todas las películas Marvel, pero el conjunto en general es exageradamente superior de lo que uno había esperado. El voto de confianza de Marvel ha demostrado ser una de las grandes aventuras de la ciencia ficción del año. ¿Quién iba a decir que un humano, dos alienígenas, y un mapache y un arbol parlantes serían los grandes héroes de la temporada?
“Guardianes de la Galaxia: amigos son los amigos” El universo Marvel se sigue expandiendo y esta vez nos transporta a una galaxia lejana llena de acción y de personajes más que peculiares. “Guardianes de la Galaxia” sirve como nexo conector entre los hechos sucedidos en “Thor 2” y aquellos que volverán a juntar a Los Vengadores el año próximo. La historia comienza en la Tierra en el año 1988, cuando la vida del pequeño Peter Quill (Chris Pratt) se ve radicalmente afectada por la muerte de un ser querido muy cercano y, minutos después, es abducido por una gran nave espacial que simplemente desaparece. Años después nos volvemos a encontrar con Peter, autodenominado Star-Lord, quien trabaja como saqueador y cumple con trabajos poco más que turbios. En una de sus andanzas, cae en sus manos un objeto denominado “orbe” el cual es muy codiciado en varios rincones del universo y que lo va a conducir a una serie de aventuras y desventuras espaciales mientras conoce a los golpes (literalmente) a sus nuevos compañeros de aventuras (y a sus nuevos enemigos también). La nueva banda de compañeros intergalácticos está encabezada por Star Lord o Peter (Chris Pratt), Rocket (un mapache genéticamente manipulado y bastante inteligente y cabrón a quien Bradley Cooper le dio voz), Groot (un árbol muy simpático compuesto por Vin Diesel), Gamora(interpretada por Zoe Saldana, la última de su especie e hija adoptiva de Thanos, sí, Thanos el mismo que vestirá y calzará en “Avengers: Age of Ultron”) y Drax (un gigantón con sed de venganza interpretado por Dave Bautista). Esta heterogénea banda de personajes con personalidades muy disímiles y por momento anti heroicas, deberá enfrentarse al malvado Ronan (interpretado por un irreconocible Lee Pace) y sus secuaces quienes harán todo y más de lo que está en su alcance por obtener la orbe. A este elenco bastante estelar lo completan nombres como Djimon Hounsou, John C. Reilly, Benicio Del Toro y Glenn Close. Basada en la novela gráfica homónima publicada en 1969 y dirigida por James Gunn, “Guardianes de la Galaxia” llega con una historia fresca y un grupo de personajes nuevos y desconocidos para los cinéfilos seguidores de Marvel que, si bien no terminan de desarrollarse del todo y crear así un empatía total para con el espectador, prometen posicionarse como favoritos dentro del Universo Marveliano. Lejos de los actos heroicos y desinteresados de Capitán América o de las peleas míticas de Thor y Iron Man, estos personajes son políticamente incorrectos y es quizás por esto que aparentan ser un poco más humanos y alcanzables que muchos de los héroes ya conocidos. La película desentona un poco con las anteriores propuestas del estudio, al menos en materia guión, ya que su tiene tintes más cómicos (aunque por momentos el recurso agota al espectador) y sentimentales por momentos. El despliegue visual es realmente increíble, pero el hecho de que el 95% de la trama suceda en el espacio exterior, sin retornar a la familiaridad del planeta Tierra, puede hacer que los espectadores terrícolas se sientan un poco abrumados para con el desconocido entorno y no terminen de conectar con la historia. Un gran punto a favor es la música, ya que acompaña a la perfección la trama y, lo interesante de la banda sonora es que, en su gran mayoría, la misma se corresponde con un casete (o una mix-tape) que Peter escucha a diario en su vida y que la musicaliza a medida que avanza. Este recurso, junto con las refencias culturales (marvelianas o no) es, sin dudas, uno de los puntos más destacados de la película. Con una clara impronta puesta en el entretenimiento más que en la historia per-se, los guardianes llegan para desmitificar un poco el género y contagiar, tanto a chicos como grandes, de su frescura. Quizás el guión falle en la explicación de ciertas sub-tramas, o quizás se estén guardando información para su continuación, lo cierto es que estos muchachos llegaron para hacer ruido y sin duda serán escuchados.
Tras el éxito conseguido con las películas de sus personajes más populares (y, sobre todo, con The Avengers: Los Vengadores, el film que los reunió), Marvel buscó en lo profundo de sus archivos para recuperar otro grupo de superhéroes: los Guardianes de la Galaxia. Nacidos en enero de 1969 y con varios intentos de reciclaje posteriores, estos renegados recobraron cierta popularidad en 2008 a partir del cómic de Dan Abnett y Andy Lanning. Y así llega la película con la que la productora (propiedad de Disney) intenta lanzar una nueva saga (ya se anunció la secuela con estreno para julio de 2017) y, por lo tanto, una nueva plataforma para merchandising, franquicias y subproductos. La buena noticia es que Guardianes de la Galaxia es un largometraje competente, simpático y eficaz. La mala, es que -salvo el irresistible Peter Quill que interpreta Chris Pratt (visto en la serie Parks and Recreation)- no parece haber otro personaje lo suficientemente atractivo como para sostener films "individuales", como sí los tienen Iron Man, Thor o Capitán América. Pero las comparaciones esta vez habría que hacerlas más con Star Wars (no casualmente otra reciente adquisición del grupo Disney) antes que con The Avengers. Guardianes de la Galaxia tiene que ver más con la estética y el tono de la creación de George Lucas que con el estilo de Joss Whedon. Es más, por su apuesta permanente al humor y a la nostalgia precoz de la cultura pop (citas a Footloose o el uso gracioso de temas como "O-o-h Child" o "Cherry Bomb"), estamos más cerca de un exponente de clase B (con un presupuesto de 170 millones de dólares, claro) que de la típica superproducción solemne, pretenciosa y de alto impacto. En ese sentido, mucho tiene que ver el amor por el costado más freak del cine de género (y por la estética del cómic) que profesa el director y coguionista James Gunn, formado en las huestes de la productora de cine fantástico de bajo presupuesto Troma y realizador de esa película de culto que es Súper. La historia en sí no tiene grandes hallazgos ni sorpresas. Hay un prólogo ambientado en 1988 que sirve para conocer el trauma del pequeño Peter Quill tras la muerte de su madre a causa de un cáncer. La acción salta 26 años con Peter (a quien luego se conocerá como Star-Lord) convertido en ladrón y Don Juan. Como en las otras películas de Marvel (recuerden el Teseracto) aquí hay un orbe (una esfera que contiene un poder inmanejable) que pasará de mano en mano y que será el germen de la conformación de los Guardianes. Además de Quill, integrarán este equipo una experta luchadora como Gamora (Zoe Saldana), un gigante musculoso como Drax (Dave Bautista) y dos criaturas "digitales": el arbóreo Groot (la voz de Vin Diesel que se limita a decir "Soy Groot") y el cínico e inteligente mapache Rocket Raccoon (la voz de Bradley Cooper). Y están, claro, los más o menos malos (como el pirata Yondu que compone Michael Rooker) y los muy malos como Ronan (Lee Pace) o Thanos (Josh Brolin). Y grandes actores en papeles menores, como John C. Reilly, Glenn Close o Benicio Del Toro. En definitiva, Guardianes de la Galaxia resulta no sólo una ingeniosa apuesta de marketing para ampliar horizontes comerciales sino también un más que digno producto con suficientes atractivos y niveles de lectura como para que lo puedan disfrutar desde los más pequeños hasta los adultos, pasando -claro- por ese target fundamental por su fidelidad: los adolescentes.
Una franquicia pensada para durar Disney y Marvel Comics iniciaron una nueva saga con esta película, basada en un comic de fines de los ’60. El film respeta el abecé del género “aventuras espaciales”, con un tono que lo ubica en una suerte de clase B expandida por el presupuesto. “Los guardianes de la galaxia volverán” anuncia un cartel en cuanto la nave de los héroes se pierde por el fondo de cuadro. Debe ser el anuncio cinematográfico más innecesario en mucho tiempo: es obvio que lo que lanzan Disney y Marvel Comics con esta película, basada en un comic de fines de los ’60, no es una película sino una franquicia. Una franquicia pensada para durar, que tiene lo necesario para gustar. Para gustarles, sobre todo, a los chicos de menos de doce años. Si bien no carece de citas y referencias que sólo los papis entenderán, Guardianes de la galaxia se destaca del resto de los productos Marvel por estar prioritariamente apuntada al público infantil. De hecho, más de un elemento hace recordar que no por nada Disney está detrás de todo esto. ¿Es buena Guardianes de la galaxia? Es simpática, llevadera, tiene algunos buenos chistes, algunos buenos personajes y alguna buena escena. Para los chicos está 10 puntos. Para los grandes, no tanto. Basada más precisamente en una reescritura del comic original publicada en 2008, la película coescrita y dirigida por el británico James Gunn (realizador de la muy buena clase B de terror Slither y la sobrevalorada y bastante miserabilista Super, paráfrasis de las películas de superhéroes), Guardianes de la galaxia se abre con un prólogo sorprendentemente trágico, para pegar enseguida un salto en el tiempo, viniendo a parar al presente. Pero qué presente. Un muchacho de jeans y campera de cuero bordó bailotea despreocupadamente entre las grutas de un planeta deshabitado, oyendo un walkman y pateando a su paso pequeños monstruitos. Hasta juega con uno de ellos, especie de rata en cueros, como si fuera un micrófono. Lo del walkman tiene que ver con que el flaco era chico en los ’80, cuando falleció su madre (¡Disney!), y heredó de ella un casete casero, con el simple título de “Música buenísima”. La escena que establece el tono y registro predominantes de Guardianes... no es la del prólogo, sino la otra. Algo así como una Star Wars en modo Indiana Jones (pero no realizada por Spielberg ni escrita por Lawrence Kasdan, sino por suplentes del banco), las referencias a los ’80 –que la banda de sonido refuerza con el peor pop y el mejor soul de la época– no son al tuntún. Guardianes... es, como sus referentes, una suerte de clase B expandida. Expandida por el presupuesto, pero por todo lo demás, bien clase B. Una historia que oscila entre la mera excusa y la reproducción perezosa de clichés del género, guión y puesta en escena funcionales y punto, diseño de producción tirando a deliberadamente berreta, actores desconocidos o casi (al menos los protagonistas; entre los secundarios debe mencionarse la aparición de Glenn Close como reina del planeta, y hay más famosos poniendo la voz que actuando). Ningún problema con todo lo mencionado, soporte adecuado para establecer un tono tan juguetón y despreocupado como el héroe que bailotea mientras patea monstruos. Ningún problema tampoco, sino todo lo contrario, con el hecho de que los héroes (los guardianes del título) sean una banda de descastados. Peter Quill, el “muchachito”, integra una organización dedicada al robo de objetos valiosos (adecuadísimo Chris Pratt, cuyo look recuerda un poco la naiveté del gran Brendan Fraser). Se hace llamar Space Lord, pero todos se le ríen en la cara. Al joven Peter se le van sumando laderos (Guardianes... es una fábula de orígenes, como se estila últimamente). A saber, Gamora, hija de un villano (Zoe Saldanha, que pasó del azul de Avatar al verde Hulk), un urso gigantesco, un mapache parlante y guerrero (claro sustituto del Chewbacca de Star Wars) y un árbol viviente. La mejor creación en términos de diseño, de posibilidades visuales y hasta dramáticas, el árbol Groot, que lo único que sabe decir es “soy Groot”, viene a ocupar el lugar del robot R2D2. El problema es que la película no se juega del todo por ninguno de sus elementos más interesantes. El tono (y nivel) humorístico coexiste con el más básico abecé del género “aventuras espaciales”: rey malo vs. reina buena, un valiosísimo talismán por el que todos pelean, fauna fantástica variada, armas láser, largas batallas de naves espaciales. Al mismo tiempo, la condición marginalosa de los héroes se va diluyendo a medida que la acción avanza. No sea cosa de que Disney avale el triunfo de seres de dudosa moral. La fórmula de conciliación queda dicha al final (el decir lo que se ve es uno de los vicios más molestos de Guardianes...), cuando los héroes convienen en seguir portándose “un poco bien y un poco mal”. Muy bien y muy poco mal, en realidad.
El universo de Marvel se expande al espacio, con personajes menos conocidos que otros superhéroes. Es un hallazgo Chris Prat, mezcla de delincuente y chico bueno nostalgioso en su camino hacia su rol de superhéroe. El equipo se completa con un mapache pistolero, un humanoide árbol Groot, el musculoso Drax el destructor, poca cabeza y mucho músculo, y la hermosa Zoe Saldaña, esta vez con piel verde, que es Gamora. Acción, romance, malos horribles, ironías y humor. Un entretenimiento logrado.
Una de las películas más divertidas y bizarras del Universo MARVEL. Una ópera espacial tan entretenida como kitsch en la sintonía del mejor FLASH GORDON. Escenarios grandilocuentes y coloridos, personajes variopintos, creíbles y sobre todo muy empaticos. Un filme inteligente que no se queda en los meros efectos especiales (que son asombrosos) sino que se apuntala en un guión elaborado y plagado de humor. Es sin dudas, el mejor y más osado filme de la factoría comandada por STAN LEE. Un espectáculo cinematográfico que debe ser disfrutado en pantalla gigante y en la oscuridad de una sala.
Imperdible comedia espacial Un mapache genéticamente modificado, una especie de mutación de árbol capaz de enfrentar a cualquiera en una pelea y que sólo sabe decir tres palabras, una chica verde ultraviolenta, un forzudo demasiado tatuado y sumamente vengativo, y un terrícola que escucha hits de los años 70 en su viejo Walkman son los encargados de salvar el universo en la nueva película de Marvel, esta vez superproducida como nunca por los estudios Disney. Pero, más allá de la producción, "Guardianes de la Galaxia" inicia una nueva etapa en cuanto a películas sobre los superhéroes de la famosa editorial de comics de Stan Lee (que por supuesto aparece en uno de sus típicos cameos). Es que probablemente ésta sea la mejor comedia espacial de todos los tiempos, con un nivel de eficacia en su humor delirante que, en medio de las carcajadas provocadas por las cataratas de gags imperdibles, el espectador casi ni podrá apreciar las increíbles imágenes cósmicas que podrían definirse como el resultado de imitar la estética de la ciencia ficción clase B y el comic psicodélico de la década de los 80, sólo que con un presupuesto multimillonario. De hecho, el director James Gunn empezó su carrera en los legendarios tiempos en los que la productora clase B (por no decir clase Z) Troma Inc hacía algún dinerillo produciendo la saga de personajes desquiciados como El Vengador Tóxico. Pero aquí hay mucho más talento que en las películas de Troma, y un temible despliegue de producción dispuesto para remedar imágenes que podrían parecerse a las de la película de animación "Heavy Metal" si no fuera porque "Guardianes de la galaxia", amén de los personajes digitales, es un film de "live action" con un elenco de lujo que incluye nombres coomo Benicio del Toro, John C. Reilly y hasta la mismísima Glenn Close.. La película empieza muy dramáticamente en nuestro planeta, con un chico escuchando en su walkman un casete que compila la "música fabulosa" grabada por su madre moribunda. En medio del drama, el chico es secuestrado por un OVNI, y luego la película sigue un cuarto de siglo más tarde, en un lejano rincón del cosmos, con un chatarrero del espacio, nuestro héroe Star Lord (Chris Pratt) pateando unas especies de ratas alienígenas, mientras escucha, en el mismo walkman de antes, un superhit de Redbone, (la única banda de rock piel roja de la historia del rock). La trama tiene todos los lugares comunes que necesita una comedia decidida a satirizar el género de una manera infinitamente superior a la semiolvidada "Spaceballs" de Mel Brooks. Porque la diferencia es que, tanto en el comic original como en esta brillante adaptación, la idea no es parodiar escenas de otras fuentes historietísticas o cinematográficas famosas, sino crear un universo propio que se burla de sí mismo. Y Gunn maneja este tipo de humor a la perfección, logrando secuencias magistrales de comicidad y superacción como una delirante e hilarante fuga de una cárcel espacial (todas las escenas carcelarias están entre lo mejor de esta gran película). Los gags son gloriosos y, como pocas veces en este tipo de comedias que mezclan el humor físico con los diálogos lunáticos, logra mantener el nivel casi sin parar durante las dos horas de proyección (y aunque parezca imposible, durante la primera hora de película no hay un solo chiste que no dé en el blanco). Por si faltaba algo, "Guardianes de la Galaxia" logra convertir a Vin Diesel en un gran actor: dándole la voz al árbol que sólo sabe decir "Yo Soy Grood". Las multiples inflexiones emotivas que consigue darle Diesel a estas tres palabras son casi ilimitadas. Y además, el dato que Diesel sea un tronco captura a la perfeccion el espíritu irónico de esta obra maestra de la comedia cósmica.
Finalmente llegó el día, después de 45 años, en que los Guardianes de la Galaxia abandonaron su tradicional estatus de parias del universo Marvel. La realidad es que estos personajes jamás fueron populares e inclusive en el ambiente comiquero era difícil hasta no hace mucho encontrar seguidores (Ver más info en el link). Esa historia cambió a partir de esta semana. Con el estreno de este film Peter Quill, Gamora, Drax, el destructor, Groot y el querido mapache Rocket pasan a incorporarse a la galería de héroes conocidos que seguramente serán bien recibidos por el público. La película fue dirigida por James Gunn, un realizador que viene del cine independiente y previamente hizo Slither (2006) y Super (2010), una muy buena parodia del género de superhéroes con Liv Tyler y Kevin Bacon. Si la no la vieron traten de conseguirla que es muy divertida. Gunn hizo un trabajo impecable con la película de los Guardianes. Por un lado brindó una excelente adaptación de la etapa actual del cómic y lo que es más importante todavía, logró construir una propuesta muy amena y entretenida para el público que no conocía a estos personajes. Todos los actores lograron capturar a la perfección las personalidades de los protagonistas que cobran vida en esta producción. Cabe destacar especialmente la interpretación de Bradley Cooper, quien le dio la voz al mapache Rocket, que como era de esperarse, se roba varias escenas donde tiene momentos desopilantes en materia de humor. También se da algo similar con el rol de Drax, que estuvo a cargo de Dave Bautista, una famosa figura de la lucha libre en Estados Unidos que en el último tiempo incursionó como actor en el cine e hizo un trabajo decente con este personaje. El director logró equilibrar muy bien la acción y la aventura con el tipo humor que suele trabajarse en los cómics. Desde los aspectos técnicos el film es impecable y es ese tipo de producciones donde se invirtió de manera correcta cada centavo del presupuesto. También sobresale la nostálgica banda sonora que presenta canciones que no suelen aparecer en los trabajos de Marvel para la pantalla grande. Si tuviera que objetarle algo a la película es el decepcionante desempeño de las figuras famosas del reparto que el director Gunn no supo aprovechar. El elenco reúne artistas grossos de primer nivel como Glenn Close, Benicio del Toro, Djimon Hounsou (actor criminalmente subestimado) y John C. Reilly, quienes están desaprovechados en sus roles y no aportan demasiado en este film. El caso de Benicio del Toro es peor todavía porque su personaje ya se había presentado en el final de la segunda película de Thor y se podía esperar mucho más de él. Lamentablemente quedó pintado en la trama y su labor casi terminó siendo un cameo. Más allá de esta cuestión que quería mencionar, creo que esta producción de Marvel se destaca entre los grandes estrenos pochocleros de este año y merece su visión en el cine. Como seguidor del cómic quedé muy satisfecho y la recomiendo.
"Guardianes de la Galaxia" es otro de los estrenos muy esperados de este año 2014, y no por algo, ya tiene fecha de secuela en 2017. Una película que de arranque, nos brindó avances más que divertidos, con personajes que dan ganas de ver en pantalla grande y con una selección musical totalmente diferente a lo que acostumbramos a ver en una peli de superhéroes, como son los temas pop clásicos que acompañaron cada spot. Un elenco de estrellas encabezado por Chris Pratt y Zoe Saldana, incluyendo las voces en off de Bradley Cooper, Vin Diesel y presencias como Glenn Close, son algunos de los lujos de la peli. Una historia inteligente, con mucho, muchísimo humor, y grandes efectos especiales. Ideal para ver en 3D, sobre todo por los mundos creados que son impecables. Una peli 100%, divertida, en la que te vas a reír en muchos momentos y que seguramente cuando termine vas a pedir más... Y sí, hay más... Quedate porque hay escena extra después de los títulos (y bueno, es Marvel... nunca van a dejar de mimarnos).
Hay custodios para un buen rato Llega la primera parte de lo que promete ser una saga con bastante humor y desparpajo. Y con muchos personajes que traen la venganza grabada en sus ADN. En el universo de los cómics hay personajes e historias más serios que otros. Guardianes de la galaxia, de Marvel, no tiene el status ni la popularidad previa de otros. No son celebridades. Perdón. No eran celebridades. Porque a partir del salto a la pantalla grande, este quinteto con mucho de los viajeros de la saga de La guerra de las galaxias -es inevitable la comparación, y no sólo porque el Episodio VII se esté rodando en estos momentos- van a ganarse un lugar en el Olimpo hollywoodense de las adaptaciones pochocleras. Son renegados o bandidos, ladrones o aventureros, la mayoría con el chip de la venganza grabado en el ADN. Empezando por Peter Quil (Chris Pratt), un humano que, como abre la película en 1988, estaba fanatizado con la música ochentosa, es abducido por extraterrestres y convertido en saqueador intergaláctico. En eso está él, y en eso estarán el mapache creado genéticamente Rocket (voz de Bradley Cooper), el Arbol Groot (voz de Vin Diesel que sólo dice "Yo soy Groot"), el forzudo Drax (Dave Bautista) y la verdolaga Gamora (Zoe Saldana): de aquí en más, los Guardianes de la galaxia. Como todo filme presentación, y con tantos personajes, hace falta desandar un poco para conocerlos. Pero el quinteto aventurero no tiene nada que ver con la cofradía de los X-Men, por ejemplo. Y el tono humorístico que le imprime el director James Gunn -el de Super, sobre un extrañísimo superhéroe¨- es acorde. Los Guardianes de la galaxia mezclan parodia con humor bien simple, todo esto tamizado sobre una trama en que la amistad es el bien supremo. Entonces, ¿nadie debería tomarse demasiado en serio nada de lo que se cuenta? No es para tanto. Todos, los buenos y los malos, empezando por Yondu (Michael Rooker, el alien que secuestró por algún motivo a Peter de niño) o Ronan, el malo más malvado, quieren esa gema por la que todos pelean, aunque peor se intuye que será Thanos (que tendrá mayor envergadura en filmes por venir -la secuela se anunció esta semana, será para 2017-, con la voz de Josh Brolin). Y hay muchos más personajes dando vuelta, encarnados por John C. Reilly, Glenn Close, Benicio Del Toro y Djimon Hounsou. Hay mucho despliegue para llenar la pantalla. Si a otra saga se acercan estos Guardianes... es a Piratas del Caribe. Hay acción, mucho humor, desparpajo y ganas de pasarla bien entre los personajes, y eso salta de la pantalla, se ve con o sin anteojos 3D. ¿Seguirá así? Vamos viendo.
El último agregado al Universo Marvel dentro de la cinematografía es, sin dudas, el más extraño de todos (tanto que conviene quedarse hasta después de los créditos para sorprenderse con hasta dónde planea llegar en sus adaptaciones la empresa). Lo dicho es en forma de elogio y no crítica: de no ser por su tono casi auto-paródico, bizarro y despreocupado, Guardianes... sería tan sólo una excusa más para seguir expandiendo los multiprotagonistas que luchan contra quien venga para proteger al mundo, o a toda una galaxia en este caso. Claro que la intención de unir a todos con todo sigue firme: no aparece Iron-Man, no aparece el Capitán América, pero sí aparece Thanos, el futuro rival de la segunda parte de Avengers. El responsable detrás de cámaras es un realizador a quienes los fans del cine más guarro y under de Hollywood habrán de conocer: James Gunn, otrora director de films independientes de culto como Super (2010) y especialmente Slither (2008). Gunn, también guionista de la excelente remake de Zack Snyder de El Amanecer de los Muertos (Dawn of the Dead, 2004) no le teme al grotesco y, consciente de la ridiculez de sus personajes (uno de ellos, Groot, es literalmente un árbol con patas) apuesta al absurdo pero sin dejar jamás de lado la acción, que vira más hacia el sci-fi que la aventura: sus influencias se pueden rastrear desde Star Wars y no tanto las aventuras de super soldados o millonarios con trajes de hierro. Esto brinda una enorme ventaja a Gunn, que aprovecha durante todo el argumento de la película: cuenta con una historia distinta que no se conforma nunca con ser apenas un capítulo más en el libro de superhéroes con historia sin fin. Así el grupo de notables que poco tiene en común, más allá del placer por destruir cosas, escapar de peligros e involucrarse en todo tipo de peleas, busca recuperar de las manos del malvado Ronan (Lee Pace) una esfera extraña capaz de destruir planetas enteros. Entre robos y traiciones, los héroes deben sortear todo tipo de obstáculos para proteger la galaxia de dicho abominable ser que, en el fondo, es apenas una marioneta de Thanos, el verdadero villano de villanos, quien se reserva apenas unas pocas escenas para anticipar su futura amenaza en posteriores aventuras. Gunn sigue al pie de la letra la fórmula Marvel en algunos ítems narrativos, como la necesidad de un Macguffin (el orb, la esfera en cuestión) pero se despega de los demás films de la compañía a través de un humor más corrosivo que no le teme al ridículo. Un chiste acerca de la suciedad de la nave del verdadero protagonista, el humano Peter Quill (Chris Pratt) resulta definitivamente no apto para menores. Guardianes de la Galaxia es un film entretenido que jamás olvida el absurdo del cual parte, y por ello es una más que bienvenida adición al universo de superhéroes más famoso de estos tiempos. Al menos, hasta que DC presente una digna competencia, a lo cual los estudios apuntan con la futura Batman v Superman. Para ese entonces, no obstante, Marvel ya habrá abierto otras decenas de caminos.
Aventuras pop intergalácticas El traspaso del universo del cómic a la gran pantalla de Los Guardianes de la Galaxia suponía un gran interrogante. La acción no transcurre en Nueva York o grandes centros urbanos terrestres, por lo tanto la amenaza no era tan palpable como en Avengers o Spiderman. Los actores encargados de interpretar a estos personajes tampoco tenían el renombre de un Robert Downey Jr, una Scarlett Johansson o Samuel Jackson. Pero la confianza se renovó al saber que la mente detrás de este proyecto era la James Gunn. Nacido en el cine independiente este joven director supo como convertir esas supuestas falencias en la fortaleza misma del film, logrando construir personajes perfectamente delineados y contundentes. Wallpaper_Guardianes_De_La_Galaxia_V3_1429x893_JPosters Las primeras imágenes del film nos remontan a los últimos años de la década del setenta donde un pequeño Peter Quill escucha en su walkman “I m not in love” mientras aguarda, en el pasillo de un hospital, para ver a su madre moribunda. Esta será la última vez que se encuentren y esas melodías serán su fiel compañía en los solitarios tiempos por venir. Muchos años después Peter ha crecido y es un forajido caza recompensas que no perdió la inocencia ni el amor por los clásicos ochentosos. En una de sus misiones obtendrá un objeto que lo llevará a cruzarse con sus nuevos compañeros de aventuras intergalácticas.Ellos son: Rockett Racoon (en la voz de Bradley Cooper) un mapache genéticamente modificado, histriónico y con gran capacidad de liderazgo. Gamora (Zoe Saldana) hija adoptiva del malvado Thanos y arma letal en potencia, criada desde su infancia con el objetivo de aniquilar a quien se interponga en su camino. Groot (Vin Diesel) un gigante ser de pocas palabras y apariencia arbórea y finalmente Drax el destructor un fornido ser que ha perdido a toda su familia y se encuentra carente de razones para vivir. Todos estos seres sin raíces ni destino confluirán en una cárcel intergaláctica donde forjarán la idea de una fuga y una posterior misión que los hermane y a su vez les de una motivación para continuar sus vidas. La inteligencia del director y del equipo de guionistas está en tomar toda la estética y referencias del imaginario ochentoso e introducirlas en el relato intergaláctico. Peter Quill – Star Lord es un perfecto hibrido entre Indiana Jones y Han Solo que no se cansa de escuchar Bowie o a los Jackson Five a la vez que roba o estafa sin miramientos a fines de lograr su objetivo. Y este tal vez también sea un elemento distintivo de los Guardianes de la Galaxia: todos los protagonistas escapan de sus tortuosos pasados (que apenas se delimitan en el film) y buscan a través de sus habilidades físicas o tácticas calmar sus tormentos internos. No tienen el altruismo de Capitán América o los medios económicos de Tony Stark, son un grupo de perdedores que persiguen la oportunidad de redimirse de su destino por primera vez en la vida. El tono que Gunn le imprime al relato es totalmente carente de solemnidad e incluso los pocos momentos en que un atisbo de la misma asoma es aniquilada por alguna frase de Groot o de Rockett Racoon con una autoconciencia del tono a obtener que se expresa manifiestamente. Guardianes de la Galaxia es una excelente carta de presentación de un nuevo universo cinematográfico que se muestra como la contracara irreverente y bastarda de Avengers. Un épico camino del héroe que se recorre con cinismo y al son de hermosas canciones ochentonas, escuchadas en un infaltable walkman.
United colors of Justicieros La franquicia de Marvel no deja de aportarle viejos y nuevos héroes a su formato cinematográfico. En el caso de los Guardianes de la galaxia, se trata de un puñado de desquiciados personajes con superpoderes que tratarán de revindicarse de sus pecados y convertirse en salvadores del universo. Nada demasiado novedoso, pero tampoco muy transitado en este terreno, y en esta nueva traslación fílmica de un cómic, el resultado es sumamente atractivo, pese al escaso conocimiento de los justicieros galácticos elegidos para recrear. Se trata de unos inadaptados sujetos multirraciales que abarcan un amplio rango dentro de los reinos animal y vegetal. Como Groot, un enorme árbol regenerativo humanoide; Rocket, poderoso mapache parlante e inteligente; Gamora, la letal villana de piel verde; el tatuado y fornido Drax El Destructor, y Peter Quill, el único y corajudo humano, cazarrecompensas y consumidor de música retro, que irá aglutinando al heterogéneo y marginal grupo. Parte de esta mitología apareció en una edición de la marca en 1969, pero bien entrado el nuevo siglo se reconfiguró en una generación de guardianes que se ha versionado en este enérgico, humorístico y centelleante film en 3D. Ambientada mayormente en el espacio y muy alejada del universo de Los Vengadores, Guardianes de la galaxia es más un film de supervillanos que combaten entre ellos que de superhéroes, e integra la aventura, la ciencia-ficción y un ácido humor a su entretenido cóctel audiovisual. James Gunn, un cineasta con pocos antecedentes, maneja toda esa mixtura con enorme capacidad y gran dinamismo. Un fulgurante grupo de intérpretes termina de amalgamar el producto. Además de los buenos protagónicos de los cinco renegados-guardianes, entre los que se destacan Chris Pratt y la voz de Bradley Cooper como el mapache, aparecen talentos como los de John C. Reilly, Glenn Close y Benicio del Toro. Héroes casi desconocidos e inesperados, pero muy disfrutables.
Hay equipo A Guardianes de la galaxias le sobra simpatía y buen humor, además de excelentes efectos digitales, aunque resulta bastante obvia. La simpatía, el buen humor y los efectos digitales son los ingredientes básicos con los que Marvel elaboró este nuevo producto de escala internacional llamado Guardianes de la galaxia. Y todo indica que fueron necesarias cantidades extras para animar una materia prima bastante desabrida (carente de misterio y demasiado fiel a su público objetivo: los adolescentes). Más allá de la introducción melancólica con la que se presenta al personaje de Peter Quill, el único del que se cuenta un episodio de la infancia (nada menos que el momento en que muere su madre), el tono vira enseguida a los colores estridentes de una comedia de aventuras ambientada en un universo que parece imaginado por el cerebro de un adicto a la psicodelia no del todo rehabilitado. 9 datos curiosos sobre "Guardianes de la Galaxia" que te pueden sorprender Ese arco iris que se despliega en la pantalla y su correspondiente set de efectos digitales generan una inmediata adhesión visual, como si las imágenes de la galaxia ficticia directamente se enchufaran en los ojos y a través de ellos transmitieran su energía al cerebro. A la manera de esos fosforescente rompecabezas infantiles, las piezas que componen la historia encajan rápido entre sí y las escasas ambigüedades morales y psicológicas se apagan cuando ya no son útiles para la acción. Antes incluso de que empiecen a simpatizar entre ellos, es obvio que Quill, la bella huérfana Gamora, el brutal Drax, el ingenioso zorrino Rocket y el árbol consciente Groot tienen mucho más en común que la codicia o el apetito de venganza que los guía al principio. Un raro objeto llamado Orb (el curso de la trama revelará por qué es tan valioso) está en el centro de la vorágine de fuerzas cósmicas desatadas contra las que deben enfrentarse estos delicuentes autodenominados "guardianes de la galaxia". Esa difícil misión los convierte en expedicionarios de un universo poblado por dioses, semidioses y mortales de diversos colores y formas, que componen una versión pop de la mitología griega combinada con el culto a las armas de la Sociedad del Rifle. Si bien hay una loable aunque un tanto remanida intención de presentar una galaxia multirracial y multicultural –y dentro de esa galaxia cada uno de los cinco protagonistas simboliza algo humano, animal o vegetal– la verdad es que los personajes que se destacan son Quill (encarnado por un apuesto y simpatiquísimo Chris Pratt) y Rocket, un zorrino o mapache de diseño digital, tan inteligente como cínico e interesado. Ellos dos, sumados a los efectos especiales, justifican la confianza de la corporación Marvel, expresada en los créditos finales, de que los guardianes de la galaxia volverán pronto. Probablemente nadie que haya disfrutado la primera quiera perderse la segunda. Así funcionan los negocios fantásticos en la Tierra.
Es la décima película del universo cinematográfico de Marvel, se basa en los cómics de “Guardianes de la Galaxia”, que nació en enero de 1969 y se centraba en un equipo de super-humanos y extraterrestres dedicados a la protección de la Vía Láctea. Obtuvo mayor popularidad en 2008. Esta película se encuentra dirigida por James Gunn (43), quien viene del cine independiente; alguno de sus trabajos anteriores son: “Super” (2010) con Liv Tyler y Kevin Bacon; “Slither: La plaga” (2006), entre otros. Ya Disney anunció que en Estados Unidos se estrenará el 28 de julio de 2017 “Guardianes de la Galaxia 2”, por lo tanto como ya nos tienen acostumbrados al final de los títulos hay escenas extras. Nos encontramos en 1988 cuando Peter Quill ve morir a su madre de cáncer, en una secuencia breve en la que pasan rápidamente 26 años, este fue criado por un grupo de ladrones y bandidos llamados los Ravagers, siendo ahora Star-Lord (Chris Patt, “Ella”) que se apodera de una misteriosa esfera anhelada por el villano Ronan (Lee Pace, "El Hobbit: La desolación de Smaug") que junto a sus adeptos hará todo para conseguirla. Al líder Star-Lord, apuesto y rebelde, se unen cuatro personajes encantadores y especiales: Rocket (con voz de Bradley Cooper), un mapache valiente, tiene momentos desopilantes de mucho humor y varias escenas en las que brilla y resulta genial; Groot (voz de Vin Diesel), un humanoide con forma de árbol, simpático, tierno y que emociona; la huérfana extraterrestre mortal Gamora (Zoe Saldana) sexy y querible y el gigantesco Drax el Destructor tiene sed de venganza (Dave Bautista), un personaje logrado. Hacen a la historia otros personajes como: Nova Prime por Glenn Close; El coleccionista por Benicio del Toro, Korath el Perseguidor por Djimon Hounsou y Rhomann Dey jefe de los Nova Corps de Xandar por John C. Reilly, Nebula por Karen Gillan, entre otros. Muchos de estos actores están algo desaprovechados. La película desde lo técnico es impecable, además simpática, tiene mucha acción, no decae ni un minuto, llena de humor y llamativos personajes, resulta super entretenida y un buen pasatiempo, muy buena la banda sonora que te llevará a la nostalgia, se referencia a otros films, es colorida y llena de buenos efectos especiales. Contó con un presupuesto aproximado de 170 millones de dólares, bien invertidos.
VideoComentario (ver link).
We are family Pensaba, un poco por el propio material de base y otro tanto por la forma en que se la vendió, que Guardianes de la galaxia iba a estar en la línea de dos interesantes comedias que tomaban a la fantasía y los superhéroes por asalto como Héroes fuera de órbita y Mystery Men. Incluso, la presencia de James Gunn tras las cámaras potenciaba esta idea. Y no es que la nueva película de Marvel no se tome las cosas un poco a la chacota, pero es bien cierto que el universo de fondo que viene trabajando la compañía impide que el espíritu Clase B (presente en pequeñas dosis dentro de lo que es una gran superproducción) tome el control absoluto. Así, la película funciona mejor cuando apuesta al desparpajo y la aventura, y pierde fuerza cuando tiene que respetar ciertos códigos de esa saga gigantesca que terminan ensamblando las Thores, Capitanes América, Ironmanes y demás. Pero por suerte, esos pasajes son los menos. Porque a Guardianes de la galaxia, y especialmente a Gunn, le interesa más el ensamblaje de sus personajes perdedores, descastados y en busca de un nexo emocional que los aleje del aislamiento en el que se encuentran. Lo que viene a reforzar esta película dentro del universo Marvel, es un aire de familia, un sentido de pertenencia, que es el que estos personajes díscolos terminan hallando un poco a su pesar, y el que película tras película se viene trabajando con los lazos que unen a todas las historias. Guardianes de la galaxia, como no ocurre con otras películas de la empresa, encuentra en su director y en sus actores una comunión ideal para desarrollar ese concepto entre marginal y naif que la película persigue para su propio beneficio: en el camino, Chris Pratt -que ya venía demostrando virtudes de gran comediante- se convierte en ídolo absoluto. Guardianes de la galaxia funciona sobre dos pilares fundamentales. Uno de ellos es la gran decisión de apostar a la aventura, incluso descomprimiendo el conflicto central. Sí, hay un mundo que está por desaparecer y un villano villanísimo, pero es lo de menos. O es sólo funcional para que nuestros (anti)héroes se pongan en acción y actúen como conjunto. Y el otro pilar es la música: sin miedo a parecer obvio -como buen artista kitsch que suele ser-, Gunn elige una banda sonora que no sólo sirve para musicalizar algunos momentos notablemente, sino también para darle identidad al relato y un centro dramático: esas canciones son las que unen al terrestre Peter Quill con su infancia en la Tierra y con su madre. Y ese conflicto, existencial, entre su destino y su origen, entre su familia y su destierro, es el que de alguna manera atraviesa a todos los personajes. Posiblemente a Guardianes de la galaxia le falte más inteligencia para reflexionar sobre los temas que la integran (muchas veces se dice lo que se ve) y tal vez le falte más humor y desfachatez como para que su espíritu rebelde no se quede en poco más que un gesto simpático. Sin embargo es imposible no empatizar con los protagonistas y no desear que les vaya bien cuando están en peligro, y eso ocurre básicamente porque se ha generado algo del otro lado de la pantalla que impacta plenamente en el espectador. Potenciando este carácter episódico y aventurero (aventurero en un sentido Spielberg de la vida) en la vieja escuela, Guardianes de la galaxia funciona dentro del universo Marvel como un agradable y despreocupado recreo por los márgenes. Indudablemente Quill y los suyos ya son unos de los nuestros. Y viceversa.
En algún momento, en los últimos diez años, los geeks pasaron a dominar el mundo (y no solo el de la cultura o el entretenimiento, pero esa es otra historia). Fue cuando una generación entera, alimentada a fuerza de un combo de incomprobables dimensiones de cultura pop (comic books, películas de género, videojuegos, canciones olvidadas de la música pop), tuvo peso dentro de la industria del espectáculo y logró trasladar sus particulares obsesiones al mundo entero. Y ese mundo, compuesto por consumidores también alimentados con una dieta similar, recibió esas obsesiones como mandatos: las celebró, las imitó, las transformó en religión. Lo que para los primeros grandes consumidores de esa mitología era una religión para pocos, secreta, de códigos, rituales e iniciados se transformó, en el siglo XXI, en lo que se da por llamar la cultura pop. Soy parte de esa generación y pasé por experiencias similares. Mi infancia fueron las STAR WARS, los SUPERMAN, LOS CAZADORES DEL ARCA PERDIDA y al día de hoy puedo tararear las melodías de John Williams sin saltarme una nota, de principio a fin. También jugaba a los viejos videojuegos (soy de la era del Pacman y el Space Invaders, mi PlayStation era el Atari de mi amigo Diego J. de Temperley) y escuchaba, sin ironía ni guiño cool alguno, todo el pop de los ’80… en los ’80. Pero en ese entonces, más allá del éxito atronador de algunas de esas películas, los adolescentes alimentados a fuerza de la cultura pop eran relativamente pocos. A mucha gente, más allá de algunos casos concretos que trascendían, le importaba poco y nada la minucia del consumo pop. Era, recuerdo claramente, un código compartido entre pocos. guardians2Esos pocos fuimos creciendo, muchos siguieron apegados a esos mitos y se transformaron en productores culturales, otros fuimos mutando de trajes sin perder del todo la pasión por aquello pero tomando cierta distancia. La pirámide fue creciendo y creciendo hasta que en los últimos años casi no hay otra cosa. El fenómeno Comic-Con lo deja en claro: lo que antes era una convención de freaks (trekkies, más que nada) hoy es el centro mundial del entretenimiento. Resumiendo una historia que merecería un análisis más largo llegamos a que en 2014 la película más esperada del año sea GUARDIANES DE LA GALAXIA, un producto de Marvel (empresa que refleja ese cambio que relaté antes a la perfección, de sello editorial para geeks a amos y señores de la taquilla en la última década) de segunda línea, cuyos personajes hace poco tiempo eran desconocidos pero hoy son tratados como los rostros de los próceres en el Monte Rushmore. El poder del consumidor geek (el fan acérrimo, el obsesivo, el enciclopedista de estos universos de fantasía) es hoy enorme y casi fascista: tienen el peso para determinar, en cierta medida, cuáles películas pueden funcionar y cuáles no. Y se construye esos productos en función de satisfacerlos, de no despertar jamás su inagotable ira. Si te parece que hay demasiados personajes y es un poco confuso el universo de GAME OF THRONES ni te molestes en quejarte: se ha conservado a todos ellos para que no se fastidien los fans de los libros. Si una novela corta como EL HOBBIT se transforma en tres películas es para que entre hasta lo que Tolkien escribía en sus cheques bancarios y es mejor que no digas nada. No hay queja posible. Hollywood tiene una larga historia en destrozar este tipo de preciados bienes culturales (no hay que ir más allá de BATMAN Y ROBIN) y el temor de volver a ese pasado oprobioso nos hace entregarnos de pies y manos a los custodios de la santidad de la minucia pop, a los “Lords of the Geeks“. guardians4¿Pero qué pasa cuando un espectador con cierto agotamiento del subgénero y una paciencia y tolerancia un tanto menor a la de ellos debe enfrentarse a un producto como GUARDIANES DE LA GALAXIA? ¿Cómo hace para valorar el sacrosanto esfuerzo de consagrar a iconos menores de la galaxia Marvel y a la vez no terminar agotado y rascándose la cabeza ante el producto en sí, o al menos parte de él? ¿Cómo se sostiene en todo momento el interés cuando se cuida religiosamente una enredada mitología cruzada que debe respetarse a rajatabla aunque solo parecen poder entenderla unos pocos? Pensaba en estas cosas cuando veía, de arranque nomás, el mundo de la película de James Gunn, que conecta ese fanatismo de los ’80 (Peter Quill, el protagonista, es después de todo un niño de esa época, abrochado a un “walkman”) con el dominio geek actual a la manera de un MAGO DE OZ para los fans de los escombros del pop, la historia de un chico que se escapa de una situación familiar traumática a través de una fantasía con seres intergalácticos. Veía perros parlanchines, árboles “tolkenianos”, seres con rostros verdes, azules y rojos, raros peinados no tan nuevos y una galería de personajes estrambóticos con vestuarios almodovarianos y más que pensar en STAR WARS y la Cantina de Mos Eisley se me cruzaban las imágenes más absurdas de FLASH GORDON reconvertidas por el diseñador de producción de JUEGOS DEL HAMBRE. Una ensalada completa, una opera espacial que trata de consumir todo y regurgitarlo en plan bulimia pop. guardians5Gunn es consciente del límite con el absurdo con el que coquetea su película y tiene el buen tino de aportarle una enorme dosis de humor auto-referente e irónico, que a veces funciona y a veces no. Si la película te pierde en su larga serie de nombres de héroes, villanos, planetas, naves y objetos supuestamente peligrosos que pasan de mano en mano es de esperar que la nostalgia musical (armada para tipos de más de 40 como yo) y el humor te den un bastón del que agarrarte, aunque sea en base a chistes sobre FOOTLOSE y John Stamos. No es el recurso más sano (y es más de lo mismo en cuanto al universo referencial), pero si de algo hay que agarrarse, vale. GUARDIANES DE LA GALAXIA –curiosamente para el género, que tiende a dedicar la segunda mitad de sus películas a encontronazos físicos tan brutales como interminables– mejora en su segunda mitad ya que el mapa de personajes decisivos se limita (nuestros cinco antihéroes y un par de villanos), ciertas emociones con las que uno se puede conectar salen a la luz, las escenas de acción no abruman al estilo TRANSFORMERS y el promedio de efectividad de las bromas empieza a subir. No es que se transforme en una obra maestra –Gunn no parece tener una gran noción de cómo editar una escena de acción de forma del todo comprensible–, pero posee suficientes imágenes potentes y situaciones tensas como para mantener nuestra atención hasta esos puntos suspensivos que son hoy los finales de cualquier película de Marvel. guardians3Lo más rico de la película, tal vez, sea su celebración de cierta tradición trash, de Clase B, que hace que por momentos uno sienta estar viendo una versión carísima de alguna saga menor de ciencia ficción de los ’50, con su trama de western (antihéroes de distintos orígenes que se terminan uniendo pese a odiarse de entrada) y sus personajes que parecen salidos de sagas mitológicas del más puro peplum. Hay un juego en eso que es apreciable, pero que no termina de resultar del todo convincente. Lo cierto es que más allá del placer mayor o menor que cada espectador obtenga con el producto –algo que tendrá que ver con su generación, su afinidad con el género y su enganche con el tono irónico– es dable pensar que películas como GUARDIANES DE LA GALAXIA testean hasta qué punto no hemos entrado en un callejón sin salida respecto a un subgénero específico. Si los productos de la cultura pop los siguen dictando los geeks que llenan el Hall H de la Comic-Con habrá que aceptar que uno –que es y fue fan de similares productos, pero también se reconoce un poco agotado de tanto todo el tiempo– se quedará más afuera que adentro de productos como éste y de sus incontables secuelas y universos expandidos. Aún cuando en el continuo loop del reciclado vuelvan objetos preciados de nuestros viejos tiempos como MAD MAX.
"El mayor mérito de Guardianes es explotar el actual espíritu de retromanía y nostalgia pop. Sus guiños, referencias y conexiones con la cultura de los 70 y 80 construyen un 'sentido de época' divertido y compartido por el padre de 40 y su hijo de 13, y hacerlos sentir que este film se hizo para ambos". Escuchá el comentario. (ver link).
Sino fuera de Marvel y de Marvel Studios, es difícil precisar cual sería la suerte de una película como “Guardianes de la galaxia”. Es cierto que la historieta data de fines de la década del ‘60. Tan cierto como que en 2008 necesitó un nuevo equipo de escritores para evitar la debacle (ahora lo llaman relanzamiento). Si se pudiera tener una visión global, un cuadro gigante con todos los personajes de Marvel, lo de esta película parecerían ser viejos bocetos. Las ideas que no prosperaron. Tal vez este concepto sea la mayor ventaja y a la vez la peor contra que tiene este producto. Ante todo “Guardianes de la galaxia” es una comedia de acción ubicada en un futuro incierto y en algún confín del espacio. Lejos están los planteos existencialistas del héroe de El Hombre Araña, la lucha con la bestia interior de Hulk o la oscuridad de los X-Men a partir de la discriminación y el ser distinto. Es como si Stan Lee (que no para de hacer cameos últimamente) en lugar de mandar a los guionistas a hablar con un psicólogo para nutrir el intelecto de los personajes los hubiera mandado ver a Tinelli, o una maratón de los freaks que suelen desfilar por Crónica TV. Hospital. Un niño desgarrado y triste aguarda en una sala de espera mientras su madre muere de cáncer. Lo llevan a verla, pero él no quiere saber nada. La madre le da un regalo y extiende su mano para tocarlo por última vez. Él trata de no ver. Ella muere. Todos lloran, así van a ver los chicos de hoy lo que sentimos los grandes cuando vimos “Bambi” (1942). Lo dicho antes: si fuera X-Men la intro serviría para justificar que Magneto quiera convertir el planeta en una canica, pero acá, apenas si sirve para justificar un gag musical en el último acto. En fin, veinte años después, Peter Quill/Starlord (Chris Pratt) es un hábil ladrón con problemas de dinero que roba un orbe (objeto que guarda un enorme poder) codiciado por otros enemigos. Entre ellos por Ronan (Lee Pace) quien lo pretende para gobernar la galaxia traicionando a su jefe primero y por Yondu (Michael Rooker), quién lo pretende porque sospecha que vale mucha plata. Por razones que no conviene revelar, Peter termina involuntariamente aliado a Groot (Vin Diesel), una especie de tallo color habano que sólo dice “soy Groot”, Rocket (Bradley Cooper), un mapache renegado y mal llevado, y Drax (Dave Bautista) un patovica desteñido que pega antes de preguntar. A ellos se sumará Gamora (Zoe Saldaña) con otras intenciones. Este rejunte de forajidos vienen a ser los que eventualmente salvarán el día. Desde el punto de vista de la adaptación, se diría que esta versión es más fiel al “relanzamiento” que a lo hecho en los ’70, aunque no faltarán cameos o referencias como para que los fanáticos queden conformes (el perro Cosmo por ejemplo, que seguramente tendrá otra participación en el futuro). En cuanto al nivel de producción, sabiendo que la mayor parte del presupuesto se va en la post-producción, “Guardianes de la galaxia” está un par de escalones debajo de lo ya visto. Se notan algunos escenarios digitales (en especial en las tomas panorámicas) y lo artificial del diseño de arte lo cual, paradójicamente, colabora con la impronta conceptual de ser una suerte de ficción clase B que se toma algunos gags para reírse de sí misma. “Esa frase el lo más cliché que existirá jamás”, le recrimina Rocket a Peter en un momento, invitando al espectador a no tomarse nada en serio. En esta constante presencia del humor es donde se halla el mejor valor de la obra. Hay algo extraño con la música. Como una intención de rescatar viejos éxitos de los ‘70 que casi nunca funciona. Dave Jordan, el supervisor musical no ha logrado prácticamente en ningún momento que los temas seleccionados tengan un “punch” concreto. Sólo alguna que otra alegoría en la letra que acompaña determinadas situaciones. Mientras el espectador vaya esperando reírse simplemente, sin más profundidad ni sustentabilidad que la risa misma, la va a pasar fenómeno con este entretenimiento. Por cierto, sin eufemismos, lo último antes de comenzar los créditos anuncia lo inevitable: “Los Guardianes de la galaxia regresarán”. Están todos avisados.
El club de los cinco Mientras suena la introducción de I’m Not in Love de 10cc (esa balada hermosa de los ’70 que condensa un himno a la negación, la falta de compromiso, y, seamos honestos, sobre cómo portarse en general pésimamente en una relación), sobre un fondo negro se aclara que es el año 1988 en la Tierra. Sentado en una sala de espera de hospital, con los auriculares de su walkman puestos, está un pequeño Peter Quill, al cual arrastran a saludar a su mamá, postrada por un cáncer terminal. Él hace un desplante infantil, la madre llega a balbucear algo sobre su padre ausente y, tras un “momento Bambi”, Peter es abducido por aliens. Veintiséis años después, Peter (Chris Pratt) es un saqueador que va de planeta en planeta buscando objetos por encargo o para revender, mientras intenta infructuosamente hacerse conocido como Star-Lord en el tipo de actividad en la que se hacen muchos enemigos y un grupo reducido, pero fiel, de amigos. Las dos primeras secuencias plantean inmediata y eficazmente el espíritu que James Gunn, el director (y escritor junto a Nicole Perlman), propone para Guardianes de la Galaxia. Si ya en Slither y Super había demostrado su capacidad para hacer convivir al humor con la oscuridad en películas de género, en Guardianes se perfecciona, mezclando –pero sin que se desdibujen- la ciencia ficción con la comedia física, el humor negro, las referencias pop (desde el soundtrack, pasando por la fetichización del walkman de Peter, hasta la alusión más escatológica que se pueda hacer de Jackson Pollock), aunque abandonando el cinismo predominante de sus films previos en pos de una emotividad más apta para todo público, sí, pero también menos preocupada por el cancherismo y sin miedo a caer en alguna que otra cursilería. Y Chris Pratt, con el rostro aniñado pero de quijada fuerte, es el artífice ideal para encarnar al líder carismático. Gunn ha sido muy explícito en entrevistas sobre la influencia de films de aventuras y ciencia ficción de los ’70 y ’80 en su primer largometraje de gran presupuesto. Aún así, sorprende lo casi paradigmáticamente spielbergeriana de la premisa con la que apostó a presentar la historia del líder de este nuevo grupo de “héroes menos pensados”, propuesto para expandir el universo cinematográfico de Marvel: un chico sin padre que debe forzosamente confrontarse al momento del fin de su infancia, pero en cambio parte hacia una aventura intergaláctica en la que permanece hasta bien entrado en la adultez. Sus compañeros de travesía son, justamente, la fantasía hecha realidad de cualquier chico: Rocket (con la voz de Bradley Cooper, quien supo darle mejor uso a parte de su acento de American Hustle) un mapache mercenario resultado de experimentos que es simultáneamente un kamikaze peludo y el responsable de los mejores one liners (chistes de una frase) de la película; Groot (con voz de Vin Diesel), un árbol humanoide que junto a Rocket pueden armar los peores desastres para después generar la misma la ternura que un personaje de Jim Henson; Gamora (Zoe Saldana, esta vez pintada de verde), hija adoptiva del villano Thanos, pero con una agenda propia, y Drax (el luchador Dave Bautista) una masa de músculos en busca de venganza. Todos comparten reputaciones igualmente dudosas y traumas de su pasado como el motor de sus acciones. La dinámica que se establece entre los protagonistas a partir de su enfrentamiento inicial y su eventual colaboración para escapar de una cárcel espacial, funciona en base al lugar estereotípico de cada uno y no a pesar de ello, dándoles al mismo tiempo una vuelta de tuerca, expresada de forma eficaz y simple. Gamora es la perfecta máquina asesina que no puede creer estar trabajando con un grupo de inútiles, y que hasta los quiera; Peter es el arengador del equipo, que pese a que no cree en sí mismo logra que los demás lo hagan (y Chris Pratt finalmente puede explotar su manejo de los tiempos cómicos como protagonista, después de años de papeles secundarios); Rocket es el comic relief, inestable y explosivo, con un trasfondo más taciturno; mientras Drax puede explotar el juego -un poco trillado- de la bestia ilustrada y el pasar de una venganza solitaria a trabajar con y en pos de otros. Groot es Groot, y con eso basta y sobra. Chris Pratt finalmente puede explotar su manejo de los tiempos cómicos como protagonista, después de años de papeles secundarios. La excusa para el cruce fortuito entre todos es el robo por parte de Peter de un objeto denominado orbe, a escondidas del grupo de saqueadores al que pertenece. Prácticamente anecdótico, como la mayoría de los dispositivos catalizadores (aunque con mucho menos peso que su análogo, el Tesseract de los Avengers), también servirá para que media galaxia los persiga: desde los saqueadores (quienes además de abducir a Peter, lo criaron) comandados por Yundo (Michael Rooker, colaborador de Gunn desde Slither, y aunque más parco que su Merle de The Walking Dead, es igual de letal) hasta el anticlimático villano Ronan (un Lee Pace inflado a fuerza de gomaespuma y CGI), secuaz de Thanos (supuestamente Josh Brolin) quien tiene una breve y olvidable aparición. Salvo Yundo (quien inspira más temor en un par de movimientos y miradas que las otras potenciales amenazas), estos villanos también resultan poco más que una anécdota, nenes encaprichados con un juguete poderoso enojados porque otro chico se los quitó. Al contrario de Avengers, Gunn y Perlman se encontraron con el desafío de presentar un grupo nuevo de héroes con los cuales el público debe empatizar rápidamente, además de mostrar literalmente toda una galaxia (y sus dinámicas geopolíticas) en el espacio temporal de sólo un film. Tarea difícil que resolvieron con un bombardeo de información dialogada, desde nombres de planetas y civilizaciones a la mitología de origen del mismísimo universo. Una decisión que podría haberles jugado en contra si no fuera porque todos los elementos trabajan a favor de la relación dentro del equipo de los guardianes. Pero en Guardianes de la Galaxia no sólo el diálogo funciona por la fuerza centrífuga de la batidora pop que es James Gunn: los estímulos audiovisuales son incesantes, sean peleas cuerpo a cuerpo, disparos laser o gags físicos, los chistes son disparados constantemente como las municiones de la metralleta de Rocket, los obstáculos como los escenarios, que van desde una cárcel a una cantina (¡hola Star Wars!), con un par de naves espaciales en el medio. No son espacios ascéticos o minimalistas en tonos, la ciencia ficción de Gunn es de colores fuertes que estallan y metal gastado a golpes. El soundtrack, centrado en hitos –ya sea comerciales o de culto- de los ’70 y ’80 funciona como el metatexto de la relación entre los protagonistas y su transformación de individuos a equipo; desde la apatía de la antes mencionada I’m not in love, pasando por la vulnerabilidad amorosa expresada en Fooled around and fell in love y Come and Get Your Love, para terminar despejando cualquier duda sobre el amor/amistad entre los guardianes con I Want you Back de los Jackson 5. Por si fuera poco, hacen apariciones los casi himnos Moonage Daydream de Bowie en su etapa Ziggy Stardust y Cherry Bomb de las proto punk Runaways, y Escape (The Pina Colada Song) es la elección para musicalizar un intercambio de golpes. La amistad que nace entre los Guardianes no sólo es el núcleo del film, también es su redención como personajes, incluso más que su intento por salvar a la galaxia de los villanos. Su verdadero heroísmo radica en crear un lazo permanente entre ellos. Y ese lazo es el que genera que como público queramos ver ésta y más entregas de esta saga.
NO HAY NADA COMO ELLOS, EXCEPTO ELLOS Héroes. Una palabra TAN poderosa como esa siempre fue representada en el cine como debía ser: Con hombres (y pocas mujeres) entregados a una causa mucho mayor que ellos mismos. Seres solitarios o víctimas en busca de justicia, que dejaban su dolor a un lado para empoderarse y salvar al mundo con la frente en alto, el pecho inflado, la capa flameando y un épico coro sonando de fondo. Los vimos en EL HOMBRE DE ACERO (MAN OF STEEL, 2013), en BATMAN INICIA (BATMAN BEGINS, 2005) y hasta en LOS VENGADORES (THE AVENGERS, 2012). Pero, ¿por qué nunca vemos detrás del héroe? ¿Por qué centrarse solo en sus más increíbles hazañas y luchas? ¿Por qué un héroe no puede llorar, reír, escuchar música y evitar una catástrofe en un mismo día? A fin de cuentas, son personas como cualquier otra, ¿no? No, los héroes son héroes. Por más humanidad (o Nolaneidad) que le den, su nobleza y valentía siempre serán más importantes que las canciones o los clásicos de Kevin Bacon que aman. En mi vida cotidiana no conozco a nadie que arriesgue su vida volando hacia el interior de un portal con un misil sobre los hombros. Pero sí conozco a muchas personas que hacen bromas, que vieron FOOTLOOSE (1984) y que bailan al ritmo de “The Jackson Five”. Y esa es una de las razones principales por las que amo GUARDIANES DE LA GALAXIA (GUARDIANS OF THE GALAXY, 2014). No solo por ser un film casi perfecto y una de las mejores películas que dio Marvel Studios (y el 2014) hasta el momento, sino por ser la extravagante y extremadamente entretenida carta de presentación de una inolvidable y muy querible colección de personas. Con aspecto de árbol y mapache, pero personas al fin. Levantándole el dedo del medio a las máscaras y a las capas –y cubierta por el espíritu de Han Solo, más referencias a la cultura pop que Tony Stark, muchísima humanidad, chistes rápidos, nostalgia y explosivas batallas especiales–, esta contraparte bastarda y bardera de THE AVENGERS aterriza en las salas para llevar al cine de superhéroes a nuevas alturas. O al infinito y más allá. Seguramente pasó que alguien de mente cerrada (o un crítico que se cree demasiado para una aventura de superhéroes) se acercó a ver el póster de este nuevo estreno y solo vio a un montón de perdedores. Ridículos y fenómenos en algo que solo puede ser aún más ridículo. Pero, ¿pueden culparlo? Solo ve alienígenas con forma de plantas y animales, un antiguo luchador queriendo actuar, una chica pintada de verde y un comediante que se puso en forma para dársela de héroe de acción. Pero si recordamos lo que nos enseñaron mientras crecíamos, las primeras impresiones nunca son buenas y no está mal dar una segunda oportunidad. Si se animaron a darle esa oportunidad a GUARDIANES DE LA GALAXIA, entonces saben que no es una película como cualquier otra. Pero, ¿qué es exactamente? Dependiendo de por donde la miren, la nueva locura del demente director James Gunn (SLITHER, SUPER) puede ser muchas cosas: A) Un nuevo exponente de la ciencia ficción, visualmente impactante y lleno de acción, que homenajea y combina de la mejor manera elementos de STAR WARS, STAR TREK, “Firefly” e incluso INDIANA JONES, ya sean sus diseños, sus personajes o más. B) La adaptación comiquera más graciosa que regaló Hollywood en años, al punto que podríamos llegar a considerarla una comedia pura. C) Una mezcla de osadía y originalidad que se ríe inteligentemente de los cánones del cine de superhéroes, mientras cuenta una historia sobre el nacimiento de una nueva elite de justicieros. Lo admirable de Gunn es que logró combinar y equilibrar A, B y C, sin descuidar nunca a sus protagonistas. Para que LOS VENGADORES pudiera funcionar, Marvel Studios pasó varios años presentando por separado a cada uno de los integrantes que conformarían el equipo. Así, llegado el momento de juntarlos, ya no hacía falta explicar quién era quién y podía pasar directo a los bifes: Las peleas con Loki y los Chitauri. Me encanta LOS VENGADORES, pero reconozco que no es tanto una película, sino un espectáculo que está más al servicio de los fans que de sus personajes. En cambio, GUARDIANES DE LA GALAXIA presenta a sus integrantes, profundiza en sus historias, los hace evolucionar de criminales/rivales a héroes/amigos. En su film, los Vengadores solo se unen y al final se separan. La sensación que deja es más de choque de egos y alianzas por conveniencia o coincidencia, que de laburo en equipo, amistad y complicidad. En esta nueva aventura cósmica, los egos chocan repetidas veces (son los momentos más divertidos), pero también queda muy en claro que se necesitan entre ellos para derrotar al mal y a sus demonios internos. GUARDIANES DE LA GALAXIA consigue esto poniendo la acción, los guiños a los fans y los efectos especiales al servicio de la narración y sus protagonistas, y no viceversa –de hecho, recuerdo más las escenas en las que charlan que las escenas en las que luchan–. Así, uno llega a conocer a fondo a cada uno, volviendo su viaje mucho más atrapante. Los Guardianes de la Galaxia son cinco: 1) Peter Quill/Star-Lord, una querible mezcla de Han Solo e Indiana Jones, pero que esquiva al héroe macho y clásico para ser alguien vulnerable, sensible y a veces inepto, con poco liderazgo pero sí mucho corazón y buena onda. Chris Pratt es fantástico como el protagonista, llevando el humor, el drama y la acción sin ningún problema. 2) Gamora, una asesina con una historia previa que le aporta una cuota considerable de profundidad a la trama. La bella Zoe Saldana se mete nuevamente en la piel de una mujer que no necesita de un hombre para salvar al mundo. Incluso aparecen indicios de un romance, pero los esquiva con buen sentido del humor en pos de la construcción de su personaje. 3) Rocket, el mapache genéticamente modificado, que bien podría haber sido el desahogo cómico creado para los nenes (el Jar Jar Binks o Los Gemelos Autobots de este blockbuster). Pero no. Mientras la veía, sentí muchas veces que Rocket Racoon era a GUARDIANES DE LA GALAXIA lo que The Joker fue a BATMAN: EL CABALLERO DE LA NOCHE (THE DARK KNIGHT, 2008), pero en menor medida. Aleluya por este ser sarcástico y muy cool (cortesía de la voz de Bradley Cooper y del asombroso CGI) que se roba la película, que mejora cada escena en la que aparece y que lleva consigo una durísima carga emocional, presentada brevemente pero con precisión. 4) Drax El Destructor, interpretado por un correcto Dave Bautista. Su historia de venganza es probablemente la más obvia de las cuatro, pero es imposible no quererlo. 5) Y finalmente… Groot, una entrañable e inocente presencia que protagoniza escenas en donde los sentimientos lo son todo y que no dice mucho pero, cuando habla, lo hace con la copada voz de Vin Diesel y en el momento más oportuno. Este disfuncional repertorio de underdogs, maniáticos, asesinos, criminales y forajidos “legendarios” se verá obligado a unirse después de apoderarse de El Orbe, un objeto que todos quieren, incluyendo el malvado Ronan (Lee Pace). Hay pocas cosas que no funcionan en GUARDIANES DE LA GALAXIA y el villano principal es lamentablemente una de esas. Honestamente, no hay nada incorrecto en él. Es decir, es un villano completamente funcional, es intimidante (¡Varios puntos para Lee Pace!) y un buen contraste para Star-Lord. El problema es que no es memorable. Es solo un malo que hace cosas malas, algo en lo que Marvel Studios cae con regularidad (a excepción de Loki, claro). Tal vez, si hubiese sido un personaje más humorístico como sus rivales, se podría haber destacado. Aun así, esto no afecta demasiado al film. Fuera de eso, no mucho más puedo criticar: Hay momentos en que peca de ser explicativa y escupe demasiada información en un solo diálogo (o muy poca, reteniendo la respuesta para la secuela), y posiblemente algunos espectadores queden decepcionados con el poco uso que le dieron a actores de la talla de Glenn Close, Benicio Del Toro y John C. Reilly. Pero en una película en la que hasta el 3D, los personajes secundarios (como Nébula y Yondu) y el soundtrack son para celebrar, detalles como esos pasan desapercibidos. GUARDIANES DE LA GALAXIA es sin dudas una imperdible ópera espacial, absurda y siempre divertida, que contrasta de manera brillante humor con drama y ciencia ficción con aventura. Su inteligente e irreverente guión (de frases como “Ain't no thing like me, except me”), escrito por Gunn y Nicole Perlman, es un constante reciclaje de las costumbres más obvias de los héroes del cine. Pero cada vez que le toca caer en uno de esos clichés (los compañeros parados en círculo, el enfrentamiento final entre el bueno y el malo, el McGuffin), GUARDIANES DE LA GALAXIA lo resalta, lo vuelve diferente o lo convierte en algo que nos sorprende o nos hace reír a carcajadas. Esa es la característica principal de esta película: Tomar algo que ya existe y resignificarlo de la forma más inesperada posible. A Marvel Studios lo expande y lo transforma en un universo de infinitas posibilidades. A los mapaches los convierte en superhéroes y a los superhéroes los convierte en personas. Al alejarse de la Tierra y de sus admirables Vengadores, GUARDIANES DE LA GALAXIA logra alcanzar una sensibilidad en su historia y sus protagonistas que NO inspira a salvar al mundo, sino a algo mucho mejor: A disfrutar de las cosas buenas de la vida, ya sea amigos, música o un viaje.
Un ladrón, dos matones, una asesina y un maníaco. Conozcan a los nuevos salvadores de la galaxia y la nueva apuesta de Marvel/Disney para expandir un poquito más su universo cinemático. En esta nueva entrega de la mega franquicia comiquera dejamos de lado a los héroes clásicos y al planeta Tierra, para irnos de aventura a los confines del espacio y a enfrentar a tipos mucho más grosos, vengativos y con delirios de grandeza. Porque “Guardianes de la Galaxia” (Guardians of the Galaxy, 2014) es, ante todo, una aventura espacial llena de nostalgia ochentera, de losers, música de los sesenta y setenta, maravillosos efectos especiales, chistes y referencias pop. James Gunn se hace cargo del guión y de la dirección de la película más extraña del conjunto marveliano. Amante del terror y del humor negro que heredó de su paso por Troma, el tipo logra impregnar a la historia de lo mejor de nuestra infancia (y de la suya, obvio), porque acá hay un viaje de añoranza, de cariño por los grandes clásicos de ciencia ficción, de fantasía y de aventuras de finales de los setenta y sobre todo los años ochenta con todas sus exageraciones. Nuestro “héroe” es la mezcla perfecta entre Indy, Han Solo y Ren McCormack, protagonista de un film que no nos da respiro, y a los cinco minutos de empezar ya nos estalla el primer homenaje cinéfilo en las narices. Estamos en 1988, en la Tierra, y un pequeñito acaba de perder a su madre, minutos después es abducido por una nave espacial que nos lleva 26 años en el futuro, al presente y a un extraño planeta deshabitado. Peter Quill (un Chris Pratt que abandonó a Andy Dwyer en el gimnasio) es un saqueador sin mucho honor que digamos, capaz de engañar a la “familia” de delincuentes que se encargó de criarlo y convertirlo en el hombre de provecho que es, en su propio beneficio, y de competirle cabeza a cabeza al cancherismo de Tony Stark, al que le gana por goleada. Astuto y con todos los truquitos necesarios bajo la manga, logra burlar a los cazadores de Ronan (Lee Pace) y robarse un misterioso orbe, un artefacto del que todos quieren echar mano: Peter piensa venderlo por su cuenta y traicionar a sus hermanos saqueadores, incluido Yondu (Michael Rooker), Ronan, “el acusador”, se lo va a entregar a Thanos (Josh Brolin) y así vengarse de los xandarians, raza que ha estado en guerra con los suyos desde hace siglos y Thanos… bueh, el violáceo personaje tiene sus propios planes, pero no les vamos a decir. Así se desencadena esta historia. Yondu manda a su propios cazarrecompensas en busca del pibe, Ronan a su mejor asesina, Gamora (Zoe Saldana) -una huérfana entrenada por Thanos-, y entre piñas y patadas por las calles de Xandar, todos terminan arrestados por los Nova Corps que los mandan derechito a Kiln, una prisión de máxima seguridad. Y acá estamos de vuelta: un ladrón que se hace llamar Star-Lord, dos matones -Rocket (Bradley Cooper), un mapache genéticamente modificado y su guardaespaldas Groot (Vin Diesel), un árbol humanoide de pocas palabras-, una asesina con mala reputación a la que todos quieren cargarse, y ahora se suma uno de los presidiarios, Drax (Dave Bautista), que ayudará al grupo sólo para poder acercarse a Ronan y vengar la muerte de su familia. Al principio los mueve la codicia, pero pronto descubren el verdadero poder que esconde el orbe y la cosa cambia. Se puede decir que en sus manos está el destino del universo y van a tener que dejar de ser unos granujas para tratar de convertirse en algo parecido a “héroes”. Los riesgos son enormes, pero estos muchachos bien curtidos afrontan las posibles perdidas porque, en realidad, ya perdieron demasiado y todo lo que puedan lograr de ahora en más es pura ganancia. Y eso es “Guardianes de la Galaxia”. Dos horas de acción sin respiro, al ritmo de The Runaways, el Duque Blanco, los Jackson 5 y, obviamente, el Ooga-Chaka de Blue Swede, que tienen un peso emotivo muy importante en la trama y en la vida del personaje principal. No están ahí por capricho de Gunn, así tampoco las infinitas referencias a la cultura popular, directamente ligada a la infancia de Quill en la Tierra. Ya quedó más que demostrado que Marvel/Disney sólo busca diversión (y dividendos, obvio). No le importa (o no puede) meterse con el análisis social, el drama profundo o las complicaciones humanas y sentimentalismos, que es donde más fallan sus historias. Este nuevo “dream team” no es la excepción. El momento “sentimental” es un poco obvio y se desluce entre tanto chiste y referencia. Lo dramático no es su fuerte y por suerte, Gunn no lo fuerza como en otras producciones del MCU. Tampoco va a cambiar la historia del cine y del género, pero le da una vuelta de tuerca a la ya (un poco) cansadora historia comiquera. El logro más grande de esta película que ya tiene secuela asegurada para 2017 (seguramente para contar el pasado de Peter y su procedencia) es ese humor destinado a los que crecimos durante las décadas de los ochenta y noventa. Esa nostalgia que ya se nombró, que rescata lo mejor de la cultura, más que nada, cinéfila. Los más chicos tal vez queden afuera de varios de estos maravillosos guiños, aunque no por eso deja de ser disfrutable y sumamente divertida. Aunque el 3D (una vez más) no aporte absolutamente nada, los efectos están muy bien logrados y en beneficio de una trama que los necesita ampliamente. “Guardianes de la Galaxia” gana desde el guión, sus diálogos y sus personajes, tan diferentes y parecidos entre sí. Ellos llevan adelante la película y no las peleas, las navecitas y las explosiones. Habrá que ver como este nuevo universo espacial se conecta con Tony y compañía. Aunque ya tuvimos varias pistas y se entiende por que lado viene la cosa, la escena post-créditos no aporta nada nuevo, así que tendremos que esperar hasta el estreno de “Avengers: Age of Ultron” (2015). Por lo pronto a disfrutar con el balde de pochoclos y el walkman en las orejas, al parecer corremos con una ventaja: el sarcasmo es una cualidad puramente de este planeta.
No soy un lector asiduo de cómics, pero los pocos que he leído han hecho que tenga preferencia por DC. Hasta que se empezaron a adaptar los super héroes a la pantalla grande, esto no cambiaba, considerando que el Batman de Tim Burton fue en su momento de lo mejor que vimos en el cine. Los efectos avanzaban y todo evolucionaba, y aunque los héroes seguían llegando, fue hasta 2008 que Marvel se planteó una enorme producción que parece no tener fin y que es por la que todos amamos las viñetas: ver a muchos personajes en un solo mundo. Ahora, casi culminando la fase 2, Guardianes de la Galaxia es todo lo que un geek puede soñar, y más. Surgidos en 1968 y renovados en 2005, Star lord y compañía nunca han gozado de la misma reputación que otros equipos como los 4 fantásticos o mucho menos Los Vengadores. Parecía un enorme atrevimiento que adaptasen una historia tan desconocida sin seguir la fórmula exitosa de la fase 1: un rompecabezas perfecto. Acá, en la fase 2 son demasiadas historias que parece no encajar y que es difícil seguir por todos lados, ahora que se ha sumado la tv para seguir la pista a nuestros héroes favoritos. Pero Guardianes de la Galaxia se ha ganado la posición número 3 en las mejores películas de héroes en la época moderna. Peter Quill forma un grupo de desadaptados personajes que ni siquiera se pueden llamar héroes. No buscan salvar al mundo. No buscan ser buenos. Sólo buscan sobrevivir porque si destruyen la galaxia con una gema del infinito, los destruyen a ellos. Otros buscan venganza, otros más, dinero. Y así, mientras se persiguen entre ellos mismos, deben aprender a trabajar como un verdadero equipo y destruír la amenaza de Ronan El destructor, mientras se conocen un poco más en el camino. No es perfecta, eso lo sabemos. Tiene fallas. Pero lo que la hace completamente disfrutable no son sus referencias ochenteras, no son esas secuencias a la Star Wars que hacen que el 3D valga la pena. Es, en realidad, ver a alguien tan imposible como Groot o Rocket Rackoon convertirse en la verdadera alma de este filme del grandioso James Gunn. Ya no podemos esperar a su segunda parte (¿quién necesita a los Avengers?)
EL CLUB DE LOS CINCO Un latin lover, una asesina, un fortachón, un árbol poco expresivo y un mapache tiracuetes conforman el Nacional B de Marvel en “Guardianes de la Galaxia”. El equipo es chico, sí, pero juega bien. El capitán de este seleccionado multirracial es Peter Quill (Chris Pratt, conocido por su personaje de Andy en “Parks and Recreation”), un cazador de recompensas con ínfulas al que nadie conoce pero que se hace llamar Star-Lord. El muchacho va de aquí para allá por la galaxia buscando el misterioso Orbe, codiciado por su alto valor y también por sus secretos poderes. Como no es el único que anda tras él, a los pocos minutos ya tenemos un lío bárbaro y cuatro de nuestros jugadores terminan en una cárcel espacial. Star-Lord deberá compartir la celda con Gamora (Zoe Saldana), quien busca el Orbe para llevárselo a su malvado padre Ronan, y también con el dúo conformado por Rocket Racoon y Groot, el primero un mapache pendenciero al que la voz de Bradley Cooper le sienta de maravillas, el segundo un pseudoent que solo sabe decir “Yo soy Groot”. Ya sabíamos que Vin Diesel era de madera actuando pero ponerlo a hablar a través de este arbolito fue una decisión acertada. Al tiempo que planean un escape se les sumará el musculoso Drax, que busca venganza contra Ronan por haber matado a su esposa y a su hija. Así, mientras se estudian unos a otros, descubrirán que cada uno de ellos es, a su modo, un perdedor y como lo hacían los adolescentes de ese clásico de 1985 que es “El club de los cinco” (porque si hay algo que “Guardianes de la Galaxia” tiene es espíritu adolescente) sumarán talentos desde el confinamiento para dejar de ser meras individualidades y constituirse como grupo. Aunque sus personajes sean mejores que la película en sí, el tercer largo de James Gunn no debe ser subestimado. Con el mismo espíritu de clase B que el director viene arrastrando desde “Slither” pero con un presupuesto de más de 150 millones de dólares, “Guardianes de la Galaxia” es una aventura pop sazonada con oldies setentosos y ochentosos que derrocha encanto, una versión teen de “Star Wars” que bien puede encontrar en su protagonista al heredero de Han Solo. Benicio Del Toro, John C. Reilly, Glenn Close y Michael Rooker (Merle de “The Walking Dead”, actor fetiche del director) son de la partida y quizás se sumen a la segunda parte fechada para el 2017. Algunas preguntas de cara al futuro: ¿Existe alguna relación entre el Orbe y el Teseracto de “Los vengadores”? ¿Se cruzarán las sagas? ¿Podremos ver juntas en pantalla grande a Gomora y la Viuda negra? ¿O al mapache y a Iron Man haciendo de las suyas? Hay futuro para el quinteto de losers. Se los ve unidos. No está mal salvar la galaxia a solas pero si lo hacemos con amigos es mejor.
“Guardianes de la galaxia” (“Guardians of the Galaxy”), de James Gunn, inició su exitosa carrera comercial hace una semana. Un imprevisto viaje impidió a este cronista hacer la crítica el jueves de su estreno. Ya conocidas las primeras cifras de taquilla y las críticas locales y del exterior (sobre todo norteamericanas), sorprende la generosidad de las mismas frente a lo visto en una sala cinematográfica local. Lo primero que puede decirse es que el “tanque norteamericano de esta semana” no deslumbra por su originalidad ni por el interés de la trama. Una fórmula repetida en este tipo de películas es la de reunir a un conjunto de personajes, en este caso cinco, algunos humanos y otros seres fantásticos. Entre los primeros está Peter Quill, el poco carismático actor Chris Pratt, a quien se ve en la primera escena junto al lecho de su moribunda madre. Ese día será transportado hacia la galaxia del título y se reunirá muchos años después con Gamora (Zoe Saldana), una mujer humanoide de tono verdoso y con Drax (Dave Bautista), un gigante tatuado que desea vengar la muerte de su esposa e hija. Para completar el quinteto se agrega Groot, una especie de árbol con movilidad (voz de Vin Diesel) y un muy poco gracioso mapache o lobo, vaya a saber qué es, quien en los subtítulos es mencionado como hampster (voz de Bradley Cooper) La historia es muy convencional con “buenos” (los guardianes) y diversos grados de “malos”. Obviamente los primeros vencerán y para colmo de la mala suerte al final se nos anuncia que pronto volverán. Entre los muy malos está Ronan (Lee Pace) mientras que Michael Rooker compone a Yondu, que no es tan malvado. En otros roles da pena ver a Glenn Close e incluso a John C.Reilly y Benicio del Toro desaprovechados. Lo único que salva a la película de una debacle total son los efectos especiales y quizás la música rockera que sirve para que Peter Quill, alias Star Lord, ensaye algunos pases de baile de música de los ochenta que le salían mucho mejor a Travolta hace varias décadas. El problema es que Chris Pratt no resulta muy gracioso como tampoco lo es el repetido “yo soy Groot” que expresa dicho personaje homónimo y que recién al final cambiará por el poco original “todos somos Groot”. Es probable que muchos adolescentes disfruten de esta poco imaginativa película de Marvel, que ya ha dado productos mejores como “Hulk” o “Iron Man” y algunas de sus secuelas. En todo caso en esta oportunidad faltó creatividad, imaginación y humor por lo que “Guardianes de la galaxia” quedará como un producto comercialmente exitoso pero artísticamente pobre y decepcionante.
En enero de 1969, en el número 18 de la revista Marvel Super-Heroes, hacían su aparición Los Guardianes de la Galaxia, creados por Arnold Drake y dibujados por Gene Colan. Este equipo de superhéroes se desenvolvía en el siglo XXXI en una línea de tiempo alternativa del Universo Marvel denominada Tierra-691. Los miembros del equipo eran cada uno -aparentemente- el último de su especie y se dedicaban a combatir a los Badoon, una raza alienígena que intentaba conquistar el sistema solar de la Tierra. En 2008 reiniciaron el cómic formando un nuevo equipo que es el que se presenta en la pantalla grande. Peter Quill (Chris Pratt) es un aventurero espacial que de chico fue abducido de la Tierra por unos alienígenas que lo criaron y le enseñaron un oficio: buscar objetos preciados para venderlos al mejor postor. Quill (que se hace llamar Star-Lord) llega hasta un planeta y se hace de un orbe, un artefacto que en su interior posee una gema cuyo poder es inmenso y sirve para destruir planetas enteros. Peter desconoce esto y se acaba de meter en varios problemas: por un lado traicionó a su "gente" para quedarse con el botín, y por otro ese objeto es codiciado por Ronan (Lee Pace), un villano bastante peligroso que hizo un pacto con Thanos (Josh Brolin) para conseguir la esfera y destruir el planeta Xandar. Por supuesto que ponen precio por la cabeza de Quill y ahí hacen su aparición Rocket (Bradley Cooper), un mapache cazarrecompensas genéticamente alterado y su aliado fiel Groot (Vin Diesel), una especie de árbol humanoide. Además está Gamora (Zoe Saldana), una hija adoptiva de Thanos que es una perfecta asesina y busca expiar sus pecados. A este grupete se les unirá Drax el Destructor (Dave Bautista), que quiere acabar con la vida de Ronan por haber asesinado a su familia. Este dispar grupo unirá sus fuerzas. Con esta película comienza la Fase 2 del Universo Cinematográfico de Marvel: realizar filmes sobre superhéroes que finalmente se unan en un crossover. James Gunn fue el elegido para dirigirla. Más conocido por su rol de guionista, tiene en su haber un pequeño hit que es Slither - Criaturas Rastreras (Slither, 2006). Se desenvuelve cómodamente en este largometraje y sortea bastante bien el tedio que significa presentar a los personajes y sus historias. Todo el producto está bien compactado: una aventura atractiva + personajes queribles + efectos especiales tremendos + chistes acordes. Un problema que tal vez tengan que solucionar a futuro: darle más profundidad a las tramas y dejar de hacer filmes tan similares en su concepto (Léase: vacío de contenido dramático). Se vuelven repetitivos y repiten una y otra vez la fórmula con el solo objeto de recaudar. Más allá de esto, la película entretiene todo el tiempo y le da a los fanáticos lo que buscan. No se levanten de sus butacas, ya que hay una escena final tras los créditos. Vale decir que se confirmó hace pocos días que el 28 de julio de 2017 se va a estrenar la secuela. Depositen su fe tranquilos en esta película, que estos guardianes saben hacer su trabajo.
Los grandes blockbusters este año han caído en una especie de pereza. Tenemos personajes demasiado conocidos en situaciones igualmente conocidas. Algunos realizadores simplemente toman las permutaciones posibles de estos datos y elaboran un producto efectivo (es decir, ruidoso) y poco más. Otros deciden que, dado que el gasto se amortiza igual, pueden ser libres. Lo bueno de “Guardianes…” es que carece de toda vergüenza. Es la fantasía adolescente de un chico de los 80: no otra cosa es el protagonista Peter Quill “Star-Lord” (interpretado por el comediante Chris Pratta) ni otra cosa es el director James Gunn. El film, a pesar de la marca “Marvel” y de conectarse con las películas de “Thor” o “Los Vengadores”, es menos una historia de superhéroes que un serial de aventuras colorido y lleno de comicidad. Para decirlo de otro modo: imagine que tiene diez años, miles de Playmobil o Lego y decide jugar solo contándose una historia parecida a “La Guerra de las Galaxias”. Lo que le da a la película su encanto es que tal juego es totalmente desvergonzado y libre; que hace de las referencias “ochentosas” (Footloose, el walkman) no un guiño tontolón sino la manera en que su protagonista, un huérfano refugiado en la infancia, se aferra a las emociones. Dicho esto, el film además –a lo Tarantino– reflexiona sobre sí mismo en diálogos cómicos, la mayoría dichos por un mapache con la voz de Bradley Cooper. Y se puede emocionar al final y todo, cuidado. ¿Consejo? Vaya con los chicos como una manera de compartir con ellos su propia infancia.
Aventura y chispa en el espacio Marvel sigue convocando gente a las salas. Parece haber encontrado la fórmula o, mínimamente, haberla perfeccionado para seguir fabricando productos tan rendidores como taquilleros. Algo llama la atención en Guardianes de la Galaxia ya desde su tráiler, difícil de definir. En dicho adelanto unos cuantos personajes de diferentes formas, especies e incluso colores se presentan como una sugerencia que aparenta y da pequeñas muestras de humor. James Gunn, su director, tiene gran mérito a la hora de moldear a esas personalidades en lo que concierne a cualidades carismáticas propias de cada uno, siendo tal vez el mayor acierto y lo que permite que el film se mantenga con una equilibrada vivacidad durante los 120 minutos de metraje. Una aventura cósmica sumamente entretenida y con un ritmo que destila energía en cada secuencia que se expone. Guardianes de la Galaxia no es lo mejor de Marvel ni mucho menos, pero claramente sabe cómo fusionar los elementos necesarios en su justa proporción para que el barco salga a flote y llegue a buen puerto. En este aspecto interviene una estética que por su pluralidad de tonalidades y sus vigorosos efectos especiales estimula al espectador a seguir la narración con animosidad. Chris Pratt encabeza a un equipo de sujetos dispares encarnando a Peter Quill, conformando una buena performance. Zoe Saldana lo acompaña y cumple como Gamora. El resto merece una mención especial, puesto que son quienes representan los picos máximos en materia de conexión y enlace para con el público. Al rocoso Dave Bautista le toca interpretar a Drax, un tipo temible por su apariencia que se va soltando a base de algunas buenas intervenciones graciosas. Rocket, un mapache charlatán y Groot, una especie de árbol de grandes dimensiones hacen la diferencia para acabar convirtiéndose en el atractivo principal de la historia. Son estos dos últimos los que se llevan todas las miradas y ocasionan los momentos más ocurrentes de la cinta. No todo es color de rosa en la obra de James Gunn; si bien la mayoría de los gags funciona con creces, existen algunos que otros chistes que no explotan al carecer de ingenio o por acabar recayendo en ciertas dosis de infantilismo, por llamarlo de algún modo. También se dan determinadas resoluciones que por su naturaleza improbable se tornan discutibles, sobre todo hacia el tramo final. Guardianes de la Galaxia vale la pena, sobreponiéndose los puntos positivos a los negativos. Divertida, espontánea, chispeante y ágil, traslada sus acontecimientos con descaro y frescura, resultando una propuesta disfrutable. LO MEJOR: La diversidad de personajes. Groot y Rocket. La dinámica de la película. Colorida. LO PEOR: pequeñas determinaciones discutibles. Cuando los gags no funcionan (pocas veces). PUNTAJE: 7,4
La mezcla pega fuerte Cinco personajes orilleros venidos de distintos rincones del Universo, se juntan para transformarse en los Guardianes de la Galaxia. Ni muy muy, ni tan tan. Esa podría ser una buena síntesis para Guardianes de la Galaxia, uno de los estrenos de la semana en las salas locales. Hace rato que se viene hablando y comentando sobre este nuevo juguete salido de la fábrica de Marvel, aún antes de conocerse los primeros tráilers. Y con las críticas de arranque comenzó a verse un fenómeno de polarización en las opiniones, ya que a primera ojeada un gran porcentaje la erige como un bombástico producto de entretenimiento, por encima de las demás creaciones venidas del cómic; y otro porcentaje -menor, es cierto- la defenestra como si fuera una cinta chata, repleta de lugares comunes y hasta la acusan de mala caricatura del rubro. Y sin embargo, Guardianes de la Galaxia no es ni una cosa, ni la otra. Es simplemente una película de esas a las que la industria ya nos tiene acostumbrados; un plato donde se combinan los ingredientes que el manual indica para atraer taquilla (efectos especiales, personajes extrañísimos, cuidado en el tratamiento del lenguaje y de las escenas para ampliar el rango etario), con un guión simplón y fácil de entender, muchos momentos de acción, un humor que pretende ser irónico y algunas secuencias que de tan inverosímiles provocan esa risita nerviosa porque se fueron de mambo. Nada del otro mundo, a pesar de que la historia se sitúa en el espacio. Línea de cinco. Si bien los números mandan, esta película es un comienzo, la presentación en sociedad de un grupo de inadaptados de variada forma, color y tamaño que caen simpáticos, y que encima hacen causa común para que los villanos no se salgan con la suya. ¿Quiénes son estos cinco personajes antihéroes? Peter Quill, un humano chantún y delincuente; Drax, un forzudo que busca venganza; Gamora, un espécimen femenino de armas tomar, color increíble Hulk para mayores datos; Rocket, un mapache parlante y jodido; y Groot, algo a medio camino entre un cuerpo y un árbol. Juntos van a tener que pelear para que una poderosa esfera no caiga en malas manos. Cuando la película ya lleva un largo trecho y el espectador se acostumbra a todo este rejunte extraño, es cuando se empieza a disfrutar más de Guardianes de la Galaxia. Porque es cierto que desde que el cómic comenzó a trasladarse a la pantalla grande con mayores posibilidades técnicas se puede ver de todo, pero no es fácil hacerse la idea de una cinta que tiene semejantes protagonistas. Hay algunos aspectos que suman porotos: los actores que encarnan roles secundarios (por ahí andan Benicio del Toro y John C. Reilly), la banda de sonido con temas de los años setenta y la acción que no decae una vez que culmina la etapa de presentación. Lo dicho: es una película pochoclera, realizada de manera tal para que la disfruten grandes y chicos, sin demasiado vuelo pero con la fuerza suficiente como para pagar el precio de una entrada. Y la recomendación de siempre en estos casos: ojo al final.
Anti-héroes Marvel Abocado frecuentemente al cine de superhéroes, ya el estudio Marvel Films había metido un golazo con Los vengadores, proponiendo un largometraje de los más adictivos, de esos que huelen a matinée, que mantienen al espectador al borde de la butaca durante todo el metraje, encandilado con ritmos trepidantes y un espíritu lúdico desbordante. Si bien este año los blockbusters vinieron muy flojos, desplegando fuegos de artificio rutinarios y repletos de lugares comunes, esta película retoma el nivel de lo mejor de Marvel Films y supone un dichoso reencuentro con el gran espectáculo. Un grupo de marginados e inadaptados vaga por un remoto universo sideral: son ladrones, mercenarios, cazarrecompensas, bandidos de la más baja calaña que, como no podía ser de otra manera, coinciden en un mismo lugar queriéndose matar los unos a los otros, y comienzan a conocerse en una forzosa estadía juntos, al interior de una cárcel. El grupo no podía ser más disímil: Zamora, de lustrosa piel color verde, es una asesina perfecta; Quill, un aventurero mujeriego detestado y requerido por media galaxia; Groot, un humanoide con forma de árbol (o viceversa); Drax el destructor, un mastodonte que, consecuente con su apodo, sólo piensa en venganza y, no menos intimidante, Rocket es un pistolero mapache de capacidades intelectuales asombrosas, como resultado de experimentos genéticos. El trazado de los personajes es perfecto (y eso que dos de ellos son íntegramente digitales), cada uno presenta su atractivo y su escondida dosis de humanidad, y la conjunción supone una mezcla explosiva e hilarante, cuyo mayor interés radica en su incorrección. En un universo donde los valores morales no son claros, la vocación auténticamente antisocial de estos energúmenos se convierte en una fuente inagotable de efectivos chistes. Si esta base de personajes (lejos de superhéroes, son auténticos anti-héroes dignos de las novelas negras) ya posee un gran atractivo, el guión en su conjunto se presenta como un efectivo ejercicio lúdico. Quill, el protagonista, trae consigo un walkman a pilas con una selección grabada en cassette, cuyo rótulo escrito a mano reza "música buenísima Vol. 1" (el homenaje a la cultura pop de los años ochenta es constante) y todo el libreto está construido en torno a este artefacto y a las canciones allí contenidas, como "Hooked on a Feeling" de Blue Swede o "Cherry Bomb" de los Runaways, que se acompasan con la acción y dan fuerza al relato. Como en la vieja trilogía de Star Wars, la ciencia ficción espacial es una excusa para dejar volar la imaginación y construir un universo brillantemente orquestado de batallas espaciales, tiroteos con armas láser, peleas cuerpo a cuerpo y monstruos de diverso calibre. Sobre el desenlace el buen nivel decae un poco, con reiteradas invocaciones a la amistad y a la comunión grupal que caen un poco en lo cursi y echan a perder un poco ese encanto anárquico de los personajes. Por supuesto, esta es la primera parte de una nueva franquicia, y visto el taquillazo que viene significando la primera entrega, es de esperar que vendrán algunas más. Pero de mantenerse el ingenio, el pulso y las ganas de hacer presentes –afortunadamente el director británico y co-guionista James Gunn también estará encargado de la secuela– no habría que dejarlas pasar.
Este es un filme refrescante, retoma el espíritu aventurero de los filmes basados en cómics, cortando la corriente de ser otra película más oscura y más dramática que sus predecesoras. Es un filme mucho más humorístico y ligero, pero a su vez muy creativo. Tiene escenas que previamente no habíamos visto en Hollywood y eso no es poco decir. Vale la pena verla. Escuchá la crítica radial completa en el reproductor
¿Qué sucede cuando se le da a un director y guionista acostumbrado al más delirante y deliberadamente berreta Clase B/Z un mega tanque cinematográfico? Guardianes de la Galaxia quizás sea la respuesta. James Gunn se hizo de un nombre en ese terreno, es el responsable del guión de uno de los tesoros de Troma Pictures, Tromeo & Juliet, productora para la cual también dirigió algunas series de TV. Luego de firmar el guión de la lisérgica Scooby-Doo, saltó a la dirección de un largo con una Major sin “traicionar” sus principios, Slither es una suerte de remake de "Night of the Creeps", otro film clase B de productora “importante”. Luego vendría Super (superadora de Kick Ass), el corto animado de Proyecto 43 y fue captado por ese pulpo en que se convirtió Marvel desde que es propiedad de Disney. Me atajo antes de que cuestionen, el caso de Peter Jackson es diferente, no saltó “de una” a El Señor de los Anillos, hizo una lenta transición desde los tiempos de Bad Taste a esa enorme producción; ídem para Sam Raimi. Transición que aquí no se dio, y se nota en el resultado final. Guardianes comienza con una escena atípica para un film de acción y superhéroes y de inmediato nos introduce en la historia de Peter Quill, alias Starlord (Chris Pratt), una suerte de caza recompensas, proveniente de la Tierra, que vaga por diferentes planetas en busca de objetos que capturar a pedido o vender al mejor postor. El objeto de turno es un Orbe, que contiene en su interior una piedra con un poder absoluto. Claro, semejante objeto serán varios los que querrán poseerlo, y ahí entran a jugar el resto de los personajes. Como una especie de Buddy Movie coral, Peter primero se enfrentará por el Orbe con Gamora (Zoe Saldana), Rockect (voz de Bradley Cooper) y Groot (voz de Vin Diesel), y más tarde se les sumará Drax (Dave Bautista). Luego, por las circunstancias, todos deberán unir fuerzas para evitar que ese poder caiga en manos de Ronan (Lee Pace) un secuaz de Thanos (Josh Brolin, preparándonos para lo que será Los Vengadores II), y devolverlo a los pacíficos líderes de Nova Prime. Esto es a muy grandes rasgos un argumento que tiene varias vueltas, idas y venidas, y que se va complejizando más de lo necesario. "Guardianes de la Galaxia" se basa en una serie de comics de segunda línea de la factoría Marvel, el plan es que sirva como amplitud para el mundo de Los Vengadores; y si de amplitud se trata podemos decir que la tarea está cumplida, porque en el film pasa de todo. Excesivo a varios niveles, "Guardianes…" no ahorra una catarata de CGI no siempre útil, maneja un vértigo y ritmo frenético constante que da la idea de que cualquier cosa puede suceder en la película y que de algún modo tendrá sentido; todo esto estando coherencia y claridad para seguir los sucesos lineales e importantes. Hay abundancia de personajes, uno más estrafalario que el otro, como si se estuviese en una competencia similar a la del programa de TV FaceOff, haciéndonos recordar ligeramente a aquel intento de saga que fue El quinto elemento. Gunn se empalaga con todos los recursos que tiene a mano y echa toda la carne al asador, sin medir las consecuencias; logrando un film sí entretenido, pero desbordado. La falta de épica ya es un sello Marvel, que opta por el corte videoclipero (a lo que acá hay que sumar un soundtrack de antología) y las resoluciones bombásticas pero simples. Agreguemos a eso una fuerte dosis de humor grueso (que funciona a veces) y tenemos u n combo frenético que rara vez da respiro aunque caiga en varios baches narrativos. Otro dato llamativo, y aquí sí tal vez se vea la mano de un director proveniente del gore y el splatter, es la carga violenta del film sin ningún tipo de reparo, y hasta tomada a la ligera en ese permanente tono humorístico sarcástico que puede confundirse con un raro clima juguetón y hasta infantil. Hay que decirlo, los seguidores de la “escudería” no saldrán decepcionados, Marvel sabe qué entregarle a su público, cómo endulzarlo, no importa quién esté detrás de cámara. Para el resto, Guardianes de la galaxia es un film a medias tintas, que funciona de a ratos, con un buen y claro mensaje de amistad, que se contrasta con el resto de un film que se burla de todo, incluso de una violencia descarnada pero (casi) sin sangre. Quizás una mano más rígida y guiadora en conceptos claros hubiese aportado mayor firmeza a un argumento que luce más grande de lo que es innecesariamente. En esta ocasión, el caso de James Gunn pareciera ser como el de tantos otros provenientes de un ambiente mucho más creativo. Estos films parecieran ser más productos de empresas que de artistas, quedando el director, esta vez, limitado a jugar con los jueguitos tecnológicos.
Bienvenidos a un lugar en el que nada ni nadie tiene asegurado su lugar. Un espacio cinematográfico en el que las formulas más conocidas son transgredidas y reformuladas desde la inteligencia y la autoreferencia. Apelando a una de sus franquicias menos populares, Marvel y Disney quieren explotar las taquillas con una película que recupera el humor a base de ironía y punchline, potenciado por la torpeza necesaria de sus protagonistas, para generar una empatía obligada en personajes que, a pesar de una primera mala impresión, cada uno de los alienígenas del grupo de "Guardianes de la galaxia"(USA, 2014), terminarán siendo entrañables al finalizar el viaje. Peter Quill (Chris Pratt) es un terrestre perdido en el universo, y que a fuerza de buscar piezas perdidas por encargo y luchar contra los que las poseen, trata de mantenerse en equilibrio escuchando música de los años 70 (hits de segunda línea). Mientras busca como saltar en la cadena de mando a su jefe (Michael Rooker), creerá que la solución es escapase con el último botín encargado. Pero en su fuga, imprevista y espontánea, se topará con Gamora (Zoe Saldana), hija de un malvado ser y que respondiendo a Ronan (Lee Pace), el villano de turno, tratará de recuperar una pieza que, aparentemente, posee la clave y el poder necesario para controlar o destruir la galaxia (según el poseedor). A ellos se sumara el mapache Rocket (Bradley Cooper) y el vegetal Groot (Vin Diesel), unos caza recompensas que contrastan por sus diferencias (cualquier comparación con R2D2 y C3PO es inevitable), y que finalmente entre todos trataran de proteger esa pieza para evitar que caiga en manos equivocadas y cobrar la fortuna que darán por ella. Más tarde al equipo se unirá Drax (Dave Bautista), un irracional personaje, que conocerán en la cárcel y con quien desde un primer momento no quedará claro cómo relacionarse con él y evitar que desate su furia incontenible con alguno del grupo. La película de James Gunn (también autor del guión) profundiza sobre temas que siempre están presentes en filmes de la Marvel: amistad, trabajo en equipo, valentía, esfuerzo, sumando como diferencia con sus antecesoras, en esta oportunidad, un discurso que encuentra en la recuperación de iconos de la cultura popular (Alf, Footlose, etc.) la base necesaria para que un público nostálgico llene las salas. La película está dividida en dos partes bien claras. En una primera etapa de presentación y reconocimiento, hay un prólogo que precede una escena inicial que ya está destinada a convertirse en un clásico, y que marcará el tono de todo el filme. La segunda etapa es una búsqueda de identidad grupal mientras combaten con las fuerzas del mal, principalmente para mantener el orden del universo. Una serie de personajes secundarios, interpretados por actores de la talla de Glen Close (Nova Prime), John C. Reilly (Rhomann Day) y Benicio Del Toro (El Coleccionista) además dotan de calidad a un producto que va tomando vuelo de a poco a fuerza de efectos especiales y diversión. Mientras que las películas de héroes, principalmente las de DC comics, se ponen cada vez mas solemnes y serias, "Guardianes de la Galaxia" se ríe de si misma, sin tomarse en serio y ofreciendo un entretenimiento único, con mucho mas humor que el que imaginábamos que una película basada en un cómic podía tener y menos pretensiones.
Guardianes de la galaxia es una divertida propuesta dentro del cine de ciencia-ficción con mucha imaginación y colorido para pasar un muy buen rato con toda la familia. El guión está bien construido brindando no sólo acción por doquier, sino que también mucho humor, siendo este uno de sus principales pilares. Los personajes...
Ciencia Ficción bajo el esplendor de los '80 ce bastante tiempo que un filme de superhéroes no provoca la emoción, fascinación y maravilla que quizás generaban las primeras películas de Superman, en esas épocas en las que Christopher Reeve era el centro del universo. La saga de Batman de Nolan fue innegablemente exitosa y brillante, pero llevó al género a un lugar más oscuro, y, si se quiere, más realista, alejándolo del clásico estereotipo. Y de otra manera totalmente diferente, Guardianes de la Galaxia también rompe todos los estereotipos, y despega de la oscuridad para transformarse en uno de los filmes más entretenidos, divertidos y desopilantes de la temporada. Guardianes de la Galaxia estuvo mucho tiempo escondido en el baúl de los recuerdos. La historia nació en 1969, y, después de varias idas y venidas, sus personajes volvieron a la vida en el 2008, gracias a los esfuerzos de Dan Abnett y Andy Lanning, que con gran esfuerzo plasmaron nuevamente sus aventuras en los comics. Y la aprehensión siempre existente de llevar esta historieta a la pantalla grande pareció al fin vencerse, a pesar del miedo de los estudios y de las advertencias de los críticos. Pero el escritor y director James Gunn (Slither) aceptó el proyecto sin titubear. El filme sigue al mercenario Peter Quill (Chris Pratt) –mujeriego, egocéntrico y encantador- en una odisea espacial que lo lleva a encontrarse con mutantes y personajes de todo tipo, y con quienes deberá aliarse para conseguir un objetivo común: recuperar un arma letal que pone en amenaza a todo el universo. Aunque al principio lo hace por las razones equivocadas, el llamado de "superhéroe" es más fuerte que él, y con la ayuda de quienes pretendían secuestrarlo o matarlo logra salir del cascarón y salvar a la galaxia al ritmo de grandes éxitos de los '70 y '80, que lleva de acá para allá en un cassette titulado "Awesome Music Vol. 1" que suena en su walkman. Y Chris Pratt hace en este filme su transición de papeles en los que interpreta al payasesco side-kick, a un rol protagonista con todas las letras. Zoe Saldana vuelve al mundo de la ciencia ficción nuevamente, demostrando luego de su paso por Avatar y Star Trek, que le tomó el gusto a la ciencia ficción. Vin Diesel como Groot, un mutante estilo árbol, y Bradley Cooper como un mapache inteligente y embustero y Dave Bautista como el psicótico con sed de venganza Drax, terminan de completar un reparto tan misceláneo como acertado. De esta manera, Marvel emprende un nuevo viaje interestelar por el universo de Guardianes de la Galaxia, una historia de marcados antihéroes que conforman uno de los grupos de personajes más eclécticos y originales de su arsenal, apartándose de la ya repetitiva saga de Los Vengadores para volar más alto y más lejos.
Enganchado a un sentimiento Marvel por fin se animó a salirse de la formula y lo hizo en grande. Primero anunció la producción de un film basado en personajes no tan conocidos del universo Marvel, una apuesta muy arriesgada en términos de negocios, sobretodo si se tiene en cuenta el gran presupuesto que suelen acarrear este tipo de films. "Guardianes de la Galaxia"... A pocos le sonaba este nombre. Los más entendidos del mundo del comic festejaban tímidamente la noticia, mientras los demás mortales no sabían ni que existían. Luego se le dio el rol principal a Chris Pratt ("Her", "La noche más oscura"), un actor en ascenso pero poco conocido en comparación con algunas de sus co-estrellas como Bradley Cooper (Rocket Racoon) o Vin Diesel (Groot), además no había tenido hasta el momento un protagónico importante. Con este film, estoy en condiciones de asegurar que nació una nueva estrella en Hollywood. Finalmente llegó el primer trailer de la película y todos nos quedamos con la boca abierta, un tanto confundidos pero con mucha curiosidad. ¿Qué era esta cosa bizarra/humorística con escenas de acción musicalizadas por los setentosos Bjorn Skifs y Bablus que habíamos visto? Lo que iba a venir pocos se lo imaginaban. "Guardianes de la Galaxia" es la prueba de que se puede hacer algo distinto, fuera de los manuales de las películas de super héroes, que no subestime el gusto de la gente y lograr un éxito. Esto en gran parte es mérito del propio Marvel que inventó una historia distinta, pero lo es más aún de la guionista y su director, Nicole Perlman y James Gunn ("Slither") respectivamente, que supieron adaptarla a la perfección y con un sentido cinematográfico verdaderamente enfocado en el entretenimiento de los espectadores. La historia es rara pero a su vez mantiene algunos elementos que no fallan. El anti héroe que se da cuenta que puede hacer cosas magníficas por los demás, buenas dosis de humor colocadas estratégicamente a lo largo del metraje (hay algunos gags que son realmente sorpresivos y una bocanada de aire puro), la formación de un verdadero equipo de amigos para enfrentar al mal y secuencias de acción muy bien logradas que llevan al espectador por un montaña rusa de sensaciones. James Gunn supo despertar al niño que tenemos todos dentro y eso no siempre es fácil. El cast hace un trabajo más que bueno, destacándose Chris Pratt (Starlord), Bradley Cooper (Rocket), Zoe Saldana (Gamora) y Michael Rooker (Yondu). El personaje de Vin Diesel (Groot) es uno de los mejores, pero no podemos darle todo el crédito por esto a Vin... cuando la vean se darán cuenta de lo que digo. Para ir cerrando, "Guardianes de la Galaxia" es una excelente película de acción y aventuras marcianas que se arriesgó y logro meterse al público en el bolsillo. Tiene algunas escenas y elementos dignos de convertirse en momentos icónicos del cine y resulta tan entretenida que hace caer en la cuenta de a cuantas películas de super héroes le hemos perdonado el fracaso tan solo porque nos gustaba el comic original. Ejemplos de esto que digo son sin dudas las últimas Spiderman, las pelis en solo de Wolverine o Los Cuatro Fantásticos que fueron verdaderamente malas. No se pierdan "Guardianes...", los que disfrutan este tipo de films, no se van a arrepentir y van a pasarla 10 puntos.
Bastan los cinco primeros minutos de Guardianes de la Galaxia para que el público se enganche (y se enamore) del filme. Como un uno / dos del boxeo, el director James Gunn te embebe en el mas triste y poderoso de los melodramas - un niño contemplando la pérdida de su madre a raíz de una devastadora enfermedad - y, de pronto, te da un baño de humor e irreverencia, al mostrar a ese chico crecido, convertido en aventurero galáctico, y escuchando en un viejo walkman a cassette los mas selectos oldies de los años 70. Dos golpes directos a la mandibula que te sacuden, redimen tus sentimientos y te hacen sonreir... presagiando que estás frente a una de las mejores aventuras de tu vida. Guardianes de la Galaxia no es la nueva La Guerra de las Galaxias. No tiene esa originalidad que destrozó la Tierra en 1977 y generó legiones de fans y miles de imitadores; llega en un momento en que la ciencia ficción ha salido del gueto y se ha vuelto moneda corriente en cada verano estadounidense pleno de estrenos con intenciones de arrasar en la taquilla, pero al menos recupera ese sabor de cine de matineé que existía en los setentas (y que el filme de George Lucas destilaba), ése que mezclaba épica, aventuras y espectáculo en dosis iguales, y servía tanto para divertir como para emocionar. En todo caso, es Star Wars revisionada por Tarantino, ya que le quita toda la contractura del género, le agrega montones de referencias pop y humor autorreferencial, y le da toda la cuerda creativa posible para que ésta space opera poblada de personajes altamente improbables sea entretenida en un 110%. Ciertamente los primeros pasos de la historia resultan confusos. Hay muchos personajes mostrados de manera muy rápida, y las motivaciones del por qué de sus acciones se quedan algo escasas - en especial las del villano que compone Lee Pace -. Llegado el momento, uno abandona la trama y se queda con los protagonistas, los cuales son re-simpáticos y destilan carisma. No es que la historia sea criptica, pero recién termina de desanudarse sobre la marcha y, mientras tanto, pasamos un tiempo de re-conocimiento con esta troupe de torpes aventureros. Sabemos que todos van tras el Orbe - una esfera de metal de poderes desconocidos -, que se matan por él, y que la bolita cambia de mano a cada rato. En todo caso, uno asume que ésta es una versión intergaláctica de It`s a Mad, Mad, Mad, Mad World (1963) en donde Spencer Tracy y una troupe de incompetentes se peleaban por un botín y pasaban mil y una desventuras cómicas. Tal como ocurre como las películas de ensambles - tipo La Gran Estafa -, los personajes son el fuerte y la historia es la excusa para verlos en acción. Comenzando por el mapache cohetero, el cual es un engendro demente amante de las armas - y que bien podría ser la mascota oficial de la Asociación Nacional del Rifle -. Como una versión animal de Martillo Hammer, el pibe se la pasa mejorando sus armas, diseñando bombas y escupiendo latiguillos a lo Clint Eastwood. El mapache viene en dupla con un arbol parlante llamado Groot, el cual es pura inocencia y fuerza (además de ser un ladrón cumpulsivo de escenas), y que tan sólo dice tres palabras - increíblemente, con una expresividad asombrosa -; y haciendo la gran Chewbacca (o como pasaba con el chino de La Gran Estafa) todo el mundo le da una interpretación recontraelaborada a sus únicas tres palabras. Con ellos está Dave Bautista como Drax el Destructor, un alienígena musculoso que toma las cosas de manera literal (dando pie a algunos de los mejores gags del filme), y que va tras el villano de la historia ya que éste masacró a su familia; le sigue la sensual Gamora, una extraterrestre de piel verde que destila letalidad; y por último el bonachón de Peter Quill - el unico humano del grupo -, el cual es mas caradura que valiente. Es una especie de Jack Sparrow con corazón noble y espíritu adolescente. Este grupo - que rebosa quimica y deslumbra en casi todas las escenas - es el que lleva adelante el filme enteramente sobre sus hombros. El resto de los personajes son excusas que pone el libreto para que éste grupo interactúe, y se luzcan en cada una de sus ocurrencias. Considerando que se trata de un filme que, a priori, parte de una premisa tremendamente estúpida - ya cuando uno veía al mapache cohetero en los anticipos, preveía una película completamente bizarra y ajena al pulido universo poblado de superhéroes que estaba engendrando la Marvel -, Guardianes de la Galaxia representa un enorme triunfo comercial y creativo, y eso no hubiera sido posible de no ser por James Gunn. El tipo tomó un comic ignoto para la mayoría, una aventura que parecía insalvable / invendible desde el vamos, y en apenas un par de horas elaboró un ensamble igual o tan efectivo (en cuanto a química y diversión) que los mismos Vengadores. Es cierto que la nueva etapa Marvel - a la que le seguirá la adaptación de Ant-Man - parece signada por la comedia y la irreverencia, pero aquí Gunn no se decantó en parodiar o demoler estos personajes, sino en crearles un universo en donde resulten creíbles y, sobre todo, que sean agradables para el gran público. Ok, es gente canchereando frente a cámara y los villanos están diluidos pero, ¿qué importa?. Los tiroteos son excitantes, los diálogos son graciosos, la banda de sonido es genial, y hay momentos emotivos en donde uno se congracia profundamente con los personajes. He allí la magia de Gunn, un tipo inteligente y talentoso, un artesano que ya dió muchisimas muestras de sus virtudes en el pasado - sea con los libretos de la remake de El Amanecer de los Muertos y Scooby-Doo, y esas joyitas que resultaron Slither y Super -, y que aquí se encuentra en el apogeo de sus dones. Guardianes de la Galaxia no es una obra maestra ni un prodigio de originalidad, pero si es un espectáculo sólido, memorable, entretenido y emotivo, un show de los que vemos pocas veces en el año. Y desde ya, un aplauso para la gente de la Marvel, ya que parecen haber encontrado el secreto para combinar calidad y popularidad, construyendo una máquina de generar éxitos que - hasta ahora - no ha dado señales de agotamiento. - See more at: http://www.sssm.com.ar/arlequin/guardianes-galaxia.html#sthash.wpeRoMl2.dpuf
La otra guerra de las galaxias. La época dorada del comic en el cine sigue dando frutos, en este caso con una propuesta que resultará poco familiar para todos aquellos que no traspasamos los límites de los superhéroes clásicos en el género. Guardians of the Galaxy no sólo es la adaptación de una historieta poco popular, sino también una entrega completamente diferente a lo que solemos ver en la pantalla grande. Es muy difícil tomarse en serio a los guardianes de la galaxia, lo que seguramente sea el objetivo principal del filme. En contraste con propuestas similares del género, donde el enfoque radica en entregar una película de acción con ciertas dosis de humor, ésta invierte la fórmula, resultando en una comedia con mucha acción. Esto no significa que no haya alto voltaje dentro de la cinta, porque de hecho lo hay y de sobra, pero el humor es una variable siempre presente incluso a la hora de los golpes, los tiros y las explosiones. Es una apuesta ganadora por un concepto distinto, entregando una película muy bien realizada en lo técnico y extremadamente entretenida en lo argumental, porque por encima de toda escena de acción, lo que sobresale en el filme es sin lugar a dudas el guión. Los personajes son presentados de modo sublime y las líneas de diálogo son inteligentes, siempre dentro del marco de la comicidad. Guardians of the Galaxy es una propuesta inédita dentro de la filmografía de Marvel, algo así como una comedia de ciencia ficción con grandes escenas de acción, pero que en realidad se destaca por su excelente guion. Es un entretenimiento imperdible apto para todo público.
Publicada en la edición digital #264 de la revista.
Los nuevos renegados galácticos Una muy buena opción resulta la película Guardianes de la galaxia, lo nuevo de la inmensa factoría Marvel. Guardianes de la galaxia fue el único estreno de la segunda semana de vacaciones en Bahía Blanca y, seguramente, uno de lo más convocantes en los días por venir. Película de Marvel-Disney, es adaptación de un cómic que ha tenido versiones diversas desde su creación en los años 70. Del mismo modo que Iron Man, Thor, Capitán América o Los Vengadores, esta película, se sabe de antemano, es la primera de una serie que el tiempo y los vaivenes del mercado dirán cuánto se extenderá, pero que en principio tiene prevista una secuela para 2017. Perla al respecto, es la escena al cabo de los créditos finales que muestra a Colector –-ya visto en el “bonus-track” de Thor-- en un intercambio amo-mascota muy singular. Hay que ir al cine y quedarse hasta el final para enterarse, previo haber visto un relato acerca del grupo de “renegados” liderado por el humano Peter Quill, bautizado como Star Lord, luego de haber sido secuestrado por criminales extraterrestres siendo un niño, y criado en las artes de encontrar objetos especiales para compradores nada comunes. Lo secundan Rocket Raccoon, un mapache genéticamente modificado, mercenario y conocedor de las artes de guerra; Groot, un árbol humanoide, compañero inseparable de Rocket, de expresión elemental pero fidelidad y perspicacia únicas; Drax el destructor, un guerrero con sed de venganza luego de haber visto masacrada a su familia; y Gamora, una huérfana de piel verde, criada por Thanos y entrenada como la perfecta asesina, aunque en su interior sienta una profunda necesidad de redención. Este quinteto se ve compelido a reunirse bajo circunstancias adversas y a defender --sin plan previo alguno-- a la galaxia de las consecuencias de sus acciones, frente a los villanos de Thanos. Hay dosis bien administradas de acción con tiros, explosiones y vuelos a gusto y más de los adeptos al 3D; además de data “encriptada” para los ultraconocedores del universo Marvel. Es de las pocas películas que no lindan con la tortura a la atención del espectador y que tientan a esperar a que venga su segunda parte.