La equidad en el hogar Los Increíbles 2 (Incredibles 2, 2018) es sin duda una de esas películas que exudan buenas intenciones pero no llegan a acumular suficientes méritos o elementos novedosos para empardar el nivel de calidad del entrañable y astuto film de 2004, una pequeña maravilla que formó parte del período de gloria creativa de Pixar, aquel que asimismo incluyó a Monsters, Inc. (2001), Buscando a Nemo (Finding Nemo, 2003), Ratatouille (2007), WALL-E (2008) y Up (2009). En esencia aquí seguimos con el mismo problema que padece la compañía de animación desde que Disney terminó de fagocitarla al 100% a fines de la década pasada, léase una corrección general que apuesta demasiado a seguro tracción a productos redundantes y diagramados dentro de la lógica de las franquicias, un panorama que sólo nos ha regalado tres excepciones geniales durante los últimos años, Intensamente (Inside Out, 2015), Buscando a Dory (Finding Dory, 2016) y Coco (2017), trabajos que en parte recuperaron la magia de los inicios y aquel sustrato sensible, realista y muy hilarante. Si bien desde el primer minuto la propuesta se nos presenta como una continuación directa del opus previo y ese derrotero en el anonimato de la familia de superhéroes del título, ya que la historia de turno comienza con la aparición del villano símil topo Underminer del desenlace de la primera, lo cierto es que estamos ante una remake camuflada e invertida que no aporta nada remotamente novedoso que se unifique con el desarrollo anterior. Ahora es Helen Parr/ Elastigirl, la madre del clan protagónico, la que debe hacerse cargo del sustento familiar (antes era el padre, Bob Parr/ Mr. Incredible, el que trabajaba vendiendo seguros mientras la mujer era una ama de casa relativamente tradicional) y en vez de un único antagonista ahora tenemos varios posibles villanos para elegir con vistas a crear un “suspenso” que no es tal por tanta obviedad formal (incluso uno de los sospechosos de ocultar una agenda personal resulta ser fan de los superhéroes, como lo era el maléfico Syndrome en la original, lo que refuerza este esquema plagado de diferentes paralelismos). Hoy unos magnates de las telecomunicaciones, los hermanos Winston y Evelyn Deavor, se ofrecen a cobijar a la familia cuando el gobierno le suelta la mano negando la financiación para el programa de reubicación de superhéroes dentro del mismo contexto de prescripción general del pasado. Utilizando como excusa que Helen cuenta con una mejor imagen pública que su esposo porque de hecho posee una tasa de destrucción mucho más baja en eso de “salvar al mundo”, los millonarios la eligen a ella para que vuelva a las andadas como parte de una estratagema de marketing orientada a recuperar la confianza de los ciudadanos en los muchachos y muchachas de calzas ajustadas y eventualmente conseguir que se levante la prohibición que pesa sobre ellos. Así a Bob no le queda otra opción que hacerse cargo de sus hijos, la adolescente Violet, el jovencito Dash y el bebé Jack-Jack, todo mientras aparece un nuevo y “misterioso” villano adepto a la hipnosis vía pantallas, Screenslaver, quien -no hace falta ser un cráneo para darse cuenta- responde a un tercero. El director y guionista Brad Bird, máximo responsable también de la primera parte, sigue lejos del nivel de la susodicha y de trabajos previos como El Gigante de Hierro (The Iron Giant, 1999) y Ratatouille, aunque al mismo tiempo supera -por ejemplo- lo realizado en ocasión de la fallida Tomorrowland (2015). Se podría decir que la película cae en el mismo terreno poco inspirado de Cars 2 (2011), Valiente (Brave, 2012), Monsters University (2013) y Cars 3 (2017), sin siquiera alcanzar esa región intermedia que caracterizó a Un Gran Dinosaurio (The Good Dinosaur, 2015), ubicada entre lo apenas potable y la excelencia. El convite no es malo para nada y en términos visuales vuelve a ser exquisito pero languidece del vigor y la novedad de antaño, porque así como el original funcionaba como una parodia brillante de la paranoia de la Guerra Fría, las series televisivas sesentosas y los cómics más elementales, esta nueva encarnación de la familia Parr se vuelca más a una pluralidad de ideas que no termina de desarrollar del todo y que quedan algo endebles. En el combo narrativo en cuestión nos topamos con una burla al machismo light de Bob, un elogio al flamante feminismo de Helen, un retrato de la convulsión familiar y hasta un interesante intento de homologación de los superhéroes a lo que sería un aparato represivo que puede ser manipulado a conveniencia por los actores sociales en el poder (viejo planteo retórico del mejor cine de fantasía y ciencia ficción que hoy además está acompañado de un cuestionamiento -por boca del villano real- en torno a la triste pasividad del pueblo ante el Estado, los mass media o los mismos superhéroes, todos depositarios de esperanzas que reproducen ad infinitum la inacción popular de siempre). Como era de esperar, aquí tenemos un mayor número de secuencias de acción y gran parte de los chistes pasan por el periplo de Bob como “amo de casa” y los múltiples poderes de Jack-Jack en contraposición al monopoder habitual del rubro, detalle que por cierto también ya estaba presente en el opus de 2004. Los Increíbles 2 es digna y no mucho más: mientras que la original abogaba por la unión familiar y la actitud de no renunciar a la idiosincrasia particular de cada uno, ahora el relato pasa a reclamar por la equidad tanto dentro como fuera del hogar familiar…
Mi familia es un dibujo Catorce años pasaron para que luego de una película excelente como Los Increíbles (2004), tenga su secuela. Brad Bird se encargó de ambas, poniendo la vara muy alta para cualquier proyecto de animación que les quiera competir. No es la primera vez que pasa esto. Recordemos que Disney Pixar es una compañía a la que le encanta hacer esperar, trece años pasaron entre Buscando a Nemo y Buscando a Dori. MIRÁ ACÁ NUESTRO #5EN3 DE LOS INCREÍBLES Los Increibles 2 deja atrás todo tipo de mito acerca de “las segundas partes nunca son buenas”. La película comienza exactamente donde terminó la primera, por lo cual no hay crecimiento de personajes en cuanto a lo estético, aunque los jóvenes (Violeta y Dash) sí parecen haber madurado luego de su primera batalla como superhéroes. En este universo, está prohibido usar superpoderes, pero un empresario multimillonario y su hermana (Winston y Evelyn Deavor) quieren cambiar las cosas para que los héroes puedan trabajar salvando el mundo. Luego de la primer batalla de Los Increíbles y Frozono contra El Subterráneo, los hermanos Deavor se contactan con Helen (Elasticgirl) para que encabece una revolución en contra del la ley que los margina. Una vez que Helen acepta el trabajo, Bob (Mr. Increíble) debe encargarse de cuidar la casa y a sus hijos. Esto no es un dato menor, la decisión ideológica por parte de Pixar es muy valiosa, pone sobre la mesa lo difícil que es estar al cuidado de los niños. Incluso es más complicado ser un buen padre que ser un superhéroe. Quiere decir que los/las padres/madres son los verdaderos héroes. No es fácil poder cuidar del corazón roto de una hija, como tampoco estar al tanto de las tareas escolares y hacer dormir a un bebé. La película es entretenida y cómica, las casi dos horas de duración se pasan volando con las escenas de acción de los protagonistas. Las apariciones de personajes como Edna, Frozono y Rick Dicker son excelentes, mantiene algunos gags de la película original que funcionan perfectamente. Los poderes de Jack-Jack son alucinantes, algo que no sucede con los nuevos Héroes que aparecen en pantalla, con habilidades poco útiles e intrascendentes. El nivel de detalle en la animación es uno de los mayores aciertos del film. Le da un toque de realidad que es impensado para cualquier película del mismo género. Acompañado (como en la primera) por una música que vale la pena prestar atención, compuesta por una eminencia como lo es Michael Giacchino.
Luego de 14 años, lo que parecía impensado llega este junio a todo el mundo, la secuela de una de las mejores películas que ha hecho Disney y Pixar, “Los Increibles”. La película hace regresar al mismo director y al casi mismo elenco de los personajes principales de la primera parte: Craig T. Nelson (Mr. Increíble), Holly Hunter (Elastigirl), Sarah Vowell (Violeta) y Huck Milner (Dash), ocupando el papel que Spencer Park hizo en la primera película. La película no solo pareciera que tiene la misma esencia que la primera cinta sino que no necesita ser un calco para repetir la fórmula del éxito. La historia comienza justo donde terminó en 2004, con la familia superheroica enfrentando a “El Subterráneo”. Esta secuela está llena de humor, no solo de un personaje, sino que trata de darle su momento cómico a todos y cada uno de los participantes en la trama, tanto principales como secundarios y hasta terciarios. Y por suerte nada de eso se siente forzado. Queremos destacar que el personaje de “Jack Jack” se roba absolutamente toda la película, es excelente y divertida la sub-trama que le agregaron mientras suceden otras y además contando a la principal. También destacamos a los personajes “Frozono” quien le da la voz el mismísimo Samuel L. Jackson (Nick Fury en el UCM) y “Edna Moda” que le da voz el propio director (Brad Bird). No aparecen tanto tiempo en pantalla, pero cuando lo hacen tenes risas aseguradas. El villano no es perfecto, ya que su objetivo surge de una situación que hoy en día es muy “cliché”, pero sus pensamientos en base a los superhéroes y de que si deben “ser ilegales o legales” te deja pensando, ya que de eso también trata la película, de que nuestros protagonistas y otros héroes se reivindiquen para hacer un mundo más justo. Podemos ver que las escenas de acción son espectaculares, más allá de que sean animadas, podemos sentir verdaderamente el peligro, la tensión y todo el desastre que se va ocasionando en base a las batallas que se van dando. Por suerte ningún personaje se siente que esta “de más” o incomodando a la trama principal/sub-tramas. La banda sonora es bastante nostálgica, pero es perfecta. La ambientación es muy bonita, obviamente es considerable que la animación ha cambiado muchísimo en este tan largo lapso que hay de diferencia entre ambos largometrajes, pero no es excusa, ambas se ven muy bien. El guión está muy bien elaborado, ya que como mencionamos antes, tenemos la historia principal que trata sobre la reivindicación de los superhéroes, pero luego tenemos sub-tramas de Mr. Increíble tratando de ser papá, mostrándonos la realidad de cómo podemos actuar los hombres al momento de enfrentar la paternidad. Luego tenemos una historia con Jack Jack, Dash, Violeta y también Elastigirl. En resumen, “Los Increíbles 2” es la secuela perfecta de la primera parte que cautivó a todo el mundo y que seguramente ésta misma llamará a todos, padres, adultos, hijos y adolescentes por todo lo nuevo y fresco que ofrece, manteniendo su esencia.
El regreso animado que nos da otro forma de ver a los superhéroes. En el año 2004 no había tanto superhéroes en la cartelera del cine, apenas se vislumbraba la secuela de Spider-man de Sam Raimi, y menos el cine de animación que luchaba contra la primacía de los cuentos de hadas todavía. Pese a esto, Pixar dispuso toda su confianza en el animador Brad Bird para contar la historia familiar de héroes discriminados por la sociedad, una pareja con crisis matrimonial y tres hijos en busca de un lugar en la sociedad. El fruto de "Los Increíbles", que terminó desembocando en el Oscar a mejor película animada y ser la primer película de superhéroes nominada a guion original, fue un presagio de que lo sería el mundo cinematográfico en sus próximos años. La oleada de superhéroes live action (entrecruzados y mezclados en la pantalla) con nombres acrónimos no se hizo esperar, tan así que tenemos un estreno de enmascarados casi dos meses en los cines, olvidando que las primeras pisadas fueron totalmente animadas. Ya lejos del hito de la trama, la secuela logra otro mérito que se aparta del guion: el crecimiento y avance de la animación en el estudio. Los cambios se perciben a simple vista, estamos ante otra etapa de la animación 3D. El detallismo ya no es un lujo, es un sinónimo de responsabilidad y calidad. Atrás quedaron las primeras pruebas y la falta de animadores para completar un simple escenario, una animación o una escena. La compañía cuenta ya con gran grupo de jóvenes talentos de la animación, y los resultados no se hacen esperar. Ya no vemos los mismos cuerpos y fondos que apreciamos hace 14 años en la primera aparición de los personajes, tenemos otro tipo de realización más elaborada. Por lo tanto, ¿Los Increíbles 2 es realmente una secuela? En momentos donde la animación precaria del CGI obtiene constantemente una remasterización por parte de las compañías de videojuegos, el estudio de California se mantiene firme con conservar sus obras originales tal como fueron estrenadas por primera vez, una osadía que podría terminar dentro de unos años cuando la empresa se quede sin ideas o necesite una diferente forma de vender sus producciones, es solo cuestión de tiempo que este avance afecte al pasado. La animación deja atrás a la primera impresión, se aleja para conformar otro tipo de creación más riguroso y empeñado a conquistar lo visual, diferencia que se remarca al avanzar el film y que pone en jaque a lo ya realizado anteriormente con las palabras. Más que una secuela, es una revisión a lo ya visto, un seguimiento de lo perfeccionista que es Pixar con sus proyectos. En cuanto a la historia, el relato sigue tal como termina la primera parte. La familia se tiene que hacer cargo de un nuevo villano, no logran su cometido y se plantea nuevamente como insertarse en la sociedad y así poder usar sus poderes contra el mal. Un padre que tendrá que dar un paso al costado y una madre que tendrá que lidiar con la responsabilidad laboral y familiar; y tres hijos aceptando su nuevo rol. Una premisa que se aleja del abundante drama que tenía su antecesora y que da pie al reino de la comedia abultada, efectiva por momentos (a diferencia de Buscando a Dory) y excitantes en otros. Empujados por la veteranía de Bird (Ratatouille), el conjunto de ideas es llevado a cabo otro nivel, aquel que podemos presenciar con naturalidad, pero con consto de años de profesionalismo y de pulido. El cambio es notorio en el terreno animado, pero el complemento idóneo para esta odisea de colores y de acción voluptuosa sigue siendo la música creada por Michael Giacchino, artista que ha trabajado en la primera entrega y que pone su énfasis a lo afectivo del film. Después de más de diez años, Brad Bird vuelve a su receta del éxito, la animación, donde construye un nuevo ideal de cine de autor, replantea las historias de superhéroes y nos regala otras dos horas de puro entretenimiento familiar.
Tardamos 14 años en tener una secuela de Los Increíbles, película que para muchos es la “mejor de superhéroes”. Yo adhiero a esa premisa, pero solo en cuestión de comedia. Brad Bird es un gran entendido en la materia. Su El gigante de hierro (1999), sigue siendo uno de los mejores films animados de toda la historia. Por su mirada clásica y nostálgica sobre los superhéroes. Algo que retomó muy bien con la primera entrega de esta familia y que se tomó su tiempo para hacer una segunda parte. Y de eso te das cuenta con un simple visionado. No estamos contemplando una “secuela porque sí”, sino una nueva aventura de estos personajes bien amados por todos. También es muy interesante analizar el contexto en el cual se estrena, porque a diferencia de la original, que se lanzó cuando este tipo de películas comenzaban a convertirse en algo, ahora ya son un género en sí mismo. Y no sólo sale bien parada, sino que es una bocanada de aire fresco entre tanta producción live action. Sin superar a la primera, el espectador pasa un buen rato en el cine. Pero hay que tener en cuenta que un chico de menos de 8 años no se entretendrá tanto, ya que hay partes muy dialogadas y pensadas para un público más adulto. Los personajes mantienen su frescura y construcción. Gran trabajo de Craig Nelson, Catherine Keener, Holly Hunter y Samuel L. Jackson, así que traten de verla en versión original. Pero por fortuna, si la ven doblada, en esta oportunidad no hay una polémica “versión argentinizada” con frases tales como “Doblá por Corrientes”. Asimismo, hablar de la excelencia de Pixar a esta altura ya es redundante, así que solo aplaudo el tiempo que se tomaron en brindar algo digno y a la altura de lo que se esperaba, mientras hacían dinero con otras franquicias más endebles tales como Cars. En definitiva, Los Increíbles 2 es una gran película superheróica en tono de comedia y para toda la familia, cuyo único punto flojo (bien mínimo) es la falta de novedad. -- Como ya es costumbre, una vez al año nos deleitan con un magnífico corto antes de la atracción principal. En esta oportunidad se trata de Bao. Un excelente retrato sobre la relación madre/hijo a lo largo del tiempo que te va a hacer reflexionar (y llorar). Una joya.
Los Increíbles 2: Han pasado 14 años… Brad Bird lo hizo de nuevo. Nos entretiene colocando problemas familiares de jóvenes y adultos, como a la vez divertirnos con estupendas escenas de acción. Han pasado 14 años de la primera película. En ese entonces no sabíamos que esperar. Era un film de superhéroes animados, pero recordemos que tampoco había tantas películas con personajes con superpoderes como en la actualidad. Existía el Spiderman de Sam Raimi y el Batman Begins de Nolan recién comenzaba al año siguiente, en el 2005. Esa cuota de sorpresa y originalidad, mezclando la familia con superhéroes fue vital para que el film Los Increíbles del 2004 fuera muy exitoso. Ganando 2 premios Oscar incluyendo mejor edición de sonido, y mejor película animada. Brad Bird fue el genio detrás de aquella maravilla que mezclaba gran animación con una buena historia. Ahora en Los Increíbles 2 él vuelve a estar a cargo, luego de su fallida Tomorrowland (2015), y en este caso la película no se queda atrás para nada. Es más, podría decirse que gracias al avance tecnológico desde aquel entonces, este film animado tiene secuencias de acción excitantes que siguen acompañando a la dulce historia familiar que nos tenía acostumbrados. En Los Increíbles 2 todo comienza desde donde nos dejó la primera película allá por el 2004, desde que Violet recibía un acercamiento de un joven del colegio, y Dash corría en la competencia de atletismo. Pero ese final feliz era interrumpido por la aparición del villano “El Subterráneo”, entonces la familia se ponía sus máscaras preparándose para la batalla. Este enfrentamiento es la primera secuencia de acción que obtenemos y se ve, justamente, increíble. Lo que genera este combate son muchos destrozos en la ciudad, y otros desaciertos que deshacen el programa en el que estaban envueltos en la anterior película con el personaje Rick Dicker a la cabeza. Entonces al estar los superhéroes prohibidos, aparece una segunda opción liderada por Winston Deavor y su hermana Evelyn, que quieren realizar un plan para que los superhéroes vuelvan a ser bien vistos por la población. Los personajes siguen siendo complacientes a la vista, tanto para adultos como para los niños. Desde el papá y la mamá, Bob Parr (Mr. Increíble) y Helen Parr (Elastigirl) con Lucius Best (Frozone) como compañero, hasta los niños Violet Parr, Dashiell Parr (Dash) y Jack-Jack Parr. En esta secuela aumenta el protagonismo por parte de la madre, Helen, que debido al plan de los mencionados hermanos Deavor, ella debe enfrentarse a los villanos mientras deja a Bob a cargo de la casa, y de cuidar a los hijos. Entonces las diferentes tramas a resolver consisten en Bob intentando controlar a la hiperactividad de Dash, los problemas adolescentes de Violet, y por si fuera poco a la aparición de los nuevos superpoderes de Jack Jack, quien nos entrega las escenas más hilarantes de la película. Todo esto mientras Helen lucha contra un nuevo villano Screenslaver o “Esclavo de la pantalla”. Uno de los componentes para que sea una buena historia de superhéroes es que el villano esté a la altura. En este caso, la vuelta de tuerca que existe en Screenslaver es bastante predecible pero muy bien hecha, y con una historia detrás de éste villano intrigante y una visión con sentido común, con respecto a cómo las personas dependen de los superhéroes en vez de salvarse a sí mismos. Por lo cual entendemos el odio que les tiene a los protagonistas. Las actuaciones vocales (En inglés) de Craig T. Nelson (Bob Parr), Holly Hunter (Helen Parr), Sarah Vowell (Violet), Huck Milner (Dash), Samuel L. Jackson como Frozone y la adhesión de Saul Goodman, mejor dicho, Bob Odenkirk como Winston Deavor, entre otros, son estupendas y encajan perfectamente en los personajes. Solo esperamos que en los cines argentinos tengamos la opción de elegir ver esta película subtitulada. En fin, Brad Bird con su guion entretenido sabe usar a sus personajes sin caer en la copia de otras películas de superhéroes. Las secuencias de persecución dignas de grandes películas de acción, momentos de excitación para que la familia se reúna y derrote al villano, todo acompañado por una gran banda sonora gracias a Michael Giacchino, al igual las escenas de comedia, divierten tanto o más que la primera película. Sin dejar de lado el corazón familiar de la película. ¿Por qué no 10 en el puntaje? Porque tardaron 14 años, pero valió la pena la espera.
Vuelta de tuerca para la familia más poderosa de América. Mientras siguen intentando pertenecer al mundo escondiendo sus verdaderas identidades, un siniestro plan se urdirá detrás de ellos y la necesidad de volver a trabajar tras cerrarse el programa que los tenía como protagonistas absolutos en la búsqueda del bien común y la eliminación del delito. Cambio de roles, el padre se queda en la casa, la madre sale a trabajar, y los niños, siguen en la búsqueda de su infancia. Jack Jack revela sus poderes y entre todos se configura una comedia que trasciende su origen animado, con punchlines y gags únicos. Para salir del cine con una sonrisa.
Aun con algunos pasajes graciosos, lo mejor del nuevo film de Pixar proviene de algunos pocos momentos de inspiración. Veinte años es la brecha instaurada en el inconsciente colectivo para medir las consecuencias del paso del tiempo. Entre la primera y la segunda parte de Los increíbles pasaron casi quince, pero así y todo es posible entrever cómo el cine ha transformado a los superhéroes en objetos pop. En 2004, con el mundo paranoico y en pleno proceso de pérdida de inocencia post 11-S, los grandes estudios lanzaban los primeros exponentes de la era moderna de los encapotados. Faltaban años para la consolidación definitiva del modelo gracias a los personajes de Marvel, y Pixar apostó por un film sobre una familia con poderes especiales obligada a dejar atrás su oficio: los “salvados” empezaban a quejarse y hacerles juicio a quienes, llevados por las buenas intenciones, los salvaban. Aquello podía ser novedoso, pero hoy ya no. Esa falta de sorpresa, la sensación constante de deja vu, es un problemón que Los increíbles 2 no logra sortear. Los increíbles mostraba la inserción en la vida civil de los Parr, con Bob/Mr. Incredible devenido en vendedor de seguros y Helen/ Elastigirl, en ama de casa. Esta muestra el camino inverso, esto es, cómo aquellos mismos personajes obligados a dejar atrás una vida ahora deben regresar a la lucha. A los Parr les ha costado convertirse en gente de a pie. Alejados de la celebración pública y mirados de reojos por su entorno, cada tanto no pueden con su genio y se calzan sus trajes ajustados –nunca capas, como bien se explicaba en el mejor gag de la primera entrega– casi como un hobbie, un pequeño bálsamo de libertad en medio de la opresión a la que fueron condenados. ¿Otra de héroes trágicos que batallan contra el sendero marcado de sus destinos? Para nada, pues Los increíbles 2 funciona, igual que la primera, como tributo y parodia, entremezclando los tópicos del cine de superhéroes, el de espías (la banda sonora con instrumentos de viento remite invariablemente a James Bond) y la comedia física más clásica. Para esto último es fundamental la inventiva del realizador Brad Bird y compañía, quienes dejan atrás la búsqueda de realismo visual de las últimas producciones de Pixar para explotar al máximo las posibilidades de una animación cuya plasticidad se lleva muy bien con el combustible lúdico que motoriza la acción. Que el film espeje al anterior usándolo como modelo a replicar antes que como plataforma de despegue muestra que la pólvora creativa del estudio del velador saltarín, al menos en términos narrativos, está mojada. Acorde a los tiempos que corren, ahora es Helen/Elastigirl la que debe ponerse las calzas para salir a la calle y ganarse nuevamente la confianza de la ciudadanía, siempre con el respaldo de una poderosa campaña de marketing ideada por dos hermanos millonarios detrás. A Bob, en tanto, le toca mantener el equilibrio familiar puertas adentro de la casa. Un equilibrio imposible, con una hija que intenta ensamblar sus poderes con las vicisitudes de la adolescencia, un hijo hiperquinético y agotador, y el bebé Jack Jack exhibiendo sus primeros –son muchísimos– superpoderes. Esa dinámica hogareña, con Bob incapaz de manejar todos los hilos de la paternidad, tendrá mucho del veneno de Los Simpson, serie que nada casualmente tuvo a Bird como parte del equipo creativo durante los ‘90. Los increíbles 2 entrega varios momentos graciosísimos, como aquél que reúne a superhéroes con los poderes más originales que se hayan visto, incluido uno viejito y petiso llamado Reflujo que escupe sus regurgitaciones al rojo vivo. El problema es que la gracia proviene únicamente de momentos de inspiración y no de una búsqueda generalizada. A medida que el film avance, la historia se volcará definitivamente a su faceta de acción y aventuras, con los malos mostrando la hilacha y la familia uniéndose para lograr el bien común. Así, la película menos reflexiva, melancólica y tristona de Pixar es apenas un ejercicio simple, efímero y feliz.
A catorce años de su primera aparición en la pantalla grande, vuelve la familia de “Los increíbles” para seguir luchando contra el mal y encontrar su lugar en el mundo. En su primera entrega se muestra un universo donde Los Superhéroes fueron reconocidos y admirados, pero luego prohibidos, forzando a Bob y Helen a llevar una vida común. El matrimonio de “Mr. Incredible” y “Elastic Girl” tiene tres hijos: Violeta (14), Dash (11) y el bebé Jack-Jack. “Los Increíbles 2” retoma su historia donde la edición anterior terminó con Bob, Helen, Violeta y Dash defendiendo la ciudad de los malos. Pero luego de un desafortunado encuentro con el malvado Hombre Topo el gobierno vuelve a exigirles que desistan de ayudar y dejen sus trajes de superhéroes. Ante el dilema de no poder ser quiénes son y tener que buscar un trabajo común para mantener a su familia, a Bob se le presenta la oportunidad especial de defender su honor en busca de recuperar su status de superhéroe. Helen toma el rol principal trabajando para unos empresarios multimillonarios que quieren ayudarlos a salir de la clandestinidad. Bob por su lado, se debe encargar de cuidar a sus hijos mientras descubre los poderes del bebé. Una película muy entretenida, con una calidad impecable, excelentes efectos visuales, una Edna fuera de serie, diálogos bien pensados y un argumento perfecto para ésta continuación de la historia. Producida por Walt Disney Pictures y Pixar, con dos Premios Oscar bajo el brazo en su primera edición, “Los Increíbles 2” promete ser un éxito. Se estrena éste jueves, ideal para ir en familia, muy divertida para todos sus integrantes. ---> https://www.youtube.com/watch?v=TrxmF8hi7Qw ---> TITULO ORIGINAL: The Incredibles 2 VOCES ORIGINALES: Craig Nelson, Catherine Keener, Holly Hunter, Samuel L. Jackson. GENERO: Familiar , Aventuras , Animación . DIRECCION: Brad Bird. ORIGEN: Estados Unidos. DURACION: 118 Minutos CALIFICACION: Apta mayores de 13 años FECHA DE ESTRENO: 14 de Junio de 2018
Ante todo, Los Increíbles, en 2004, había demostrado que todavía por entonces había cosas que sólo se podían ver -y aceptar- en una película de animación. Hoy en día, con los avances de la tecnología y el acostumbramiento a películas de acción con superhéroes, que Elastigirl se ensanche hasta medidas inconmensurables nos parece real. Tanto como la fuerza con la que Thor arroja su martillo en alguna película de Marvel. Es que es así: asumimos nuevas convenciones, y allá vamos, a dejarnos llevar. Todo este preámbulo para decir que Los Increíbles 2 está a la altura de su predecesora. Los roles han cambiado: Mamá Helen tiene más protagonismo que Papá Bob, que parece un modelo de padre perimido, en el que pasa por extraño que ella salga a trabajar (a salvar la ciudad Municiberg) y él se quede en casita a cuidar a los hijos. Y dentro de este contexto, es lógico que Jack -Jack, el bebé, gane su espacio. Al fin y al cabo, es el personaje “nuevo”, y lo innovador son sus potenciales poderes. Ahí está. Lo nuevo es lo que nos debe atraer, gustar, sorprender. Si lo pasado fue bueno, en la secuela tiene que ser igual, o mejor. Violeta es una adolescente que empieza a desplegar sus alas. Dash, el varón, es varón y tiene 10 años. Todavía es un niño. La trama nos muestra, al comienzo, que los superhéroes deben mantenerse guardados, en silencio. Trataron de impedir que el malvado Underminer destrozara la ciudad, pero las autoridades no ven con buenos ojos no sólo que el malo escapara, sino que en su afán por atraparlo destruyeran todo. Así que, a vivir casi como bajo una nueva identidad. Hasta que -y el hasta que llega enseguida- un millonario y su hermana, fanáticos de los superhéroes y herederos de un imperio cuyo padre adoraba a los Superhéroes, los quieren devolver a la primera plana y, lo dicho, Elastigirl gana protagonismo y buena prensa. Obvio que algo no es como parece. La familia, el trabajo y el ego: los tres ejes sobre los que Brad Bird, director también de la original, vuelve a trabajar. Los que quieran hilar más finos podrán decir que el mensaje es que lo privado funciona mejor que lo estatal, o público o gubernamental. Bueno, Los Increíbles 2 no es una película revolucionaria. La primera era casi como una oda a la familia y el American way of life de fines de los ’50. Aquí, Bob resigna ser el héroe para…. enseñarle matemáticas a Dash. Algo se modificó en los últimos 14 años, y Los Increíbles 2 es un símbolo de ese cambio.
Tras algunas joyas en el universo de la animación como El gigante de hierro (1999) y Ratatouille (2007) y de un par de incursiones en la ficción como, por ejemplo, Misión: Imposible - Protocolo Fantasma (2011), Brad Bird decidió retomar su exitoso film original de 2004 para una secuela que también ha escrito y dirigido: Los Increíbles 2 . Más allá de las inevitables comparaciones que cada espectador hará, lo cierto es que esta segunda entrega sobre la querible y sufrida familia de superhéroes mantiene muchos de los hallazgos (sobre todo en el terreno de la comedia física) conseguidos 14 años atrás. También se aprecia ahora una animación aún más prodigiosa y un personaje, como el bebé Jack-Jack, que se convierte en la gran revelación humorística del film con un protagonismo mucho mayor. Los Increíbles 2 comienza justo donde había terminado la primera. Las cosas para la familia Parr no resultan como esperaban, el programa oficial es cancelado, los superhéroes pasan a la clandestinidad y ellos se van a vivir a un motel en medio de la nada. Sin embargo, aparecerá Winston Deavor (Bob Odenkirk en la versión original), un multimillonario del negocio de las telecomunicaciones que, con el aporte de su hermana Evelyn (Catherine Keener), intentará reivindicar a ellos y a otros superhéroes con una campaña de marketing que realce sus aportes a la seguridad de la sociedad. La elegida como protagonista para esta operación será Helen (Elasticgirl) y no Bob. El gigantesco padre habituado a los gestos machistas, en cambio, deberá quedarse en el hogar cuidando a Jack-Jack (que desarrolla nuevos poderes), a Dash (y sus problemas con las matemáticas) y a la adolescente Violet (que atraviesa sus primeras experiencias románticas). La película, que combina comedia familiar con sofisticadas escenas de acción que nada tienen que envidiarles a las de la saga de James Bond o de la apuntada Misión: Imposible, fluye con ligereza y encanto durante unos 118 minutos que jamás abruman, aunque es cierto que esa duración -más el bello (y bastante audaz) cortometraje previo, Bao, tragicomedia sin diálogos protagonizada por personajes de la comunidad china- puede resultar un poco extensa para los niños más pequeños. Para los adultos, en cambio, será motivo de regocijo encontrar las inteligentes referencias, las sutilezas y los matices que suelen regalar los creadores de Pixar, así como -si es que el espectador elige una función con subtítulos- las voces no sólo de Odenkirk y Keener, sino también de Craig T. Nelson, Holly Hunter y Samuel L. Jackson como Frozono.
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Los adecuados A la fecha Los increíbles 2 (The Incredibles 2, 2018) representa la secuela más tardía de cualquier película de Pixar, estrenándose 14 años después de la original. Tiempo que no se ve reflejado por la narración - que retoma a la familia de superhéroes Parr segundos tras la conclusión de Los Increíbles (The Incredibles, 2004) - ni por la estructura de la secuela, que en definitiva cuenta la misma historia, quizás con un poco más de espectáculo de por medio. La película original trataba sobre una familia de superhéroes natos obligados por la ley a contener sus impulsos heroicos y ocultarse en la mediocridad de la vida suburbana; frustrado con un trabajo burócrata que parodiara su vocación de ayudar a la gente (vendiendo seguros) Bob Parr (Craig T. Nelson) resume en secreto la identidad de Mr. Increíble y pasa a trabajar para un misterioso benefactor que le permite revivir sus días de gloria. Así hasta que es traicionado en el cénit de su vanidad y su familia acude al rescate, estableciendo una nueva dinámica familiar que balancea la mundanidad de la vida cotidiana con el placer “privado” de pelear contra el crimen. La secuela cuenta la misma historia casi escena por escena. La primera secuencia reinicia el status quo, de nuevo confinando a los Parr al anonimato de una familia normal de clase media hasta que aparece un nuevo benefactor con una propuesta demasiado buena para ser cierta. La diferencia es que Helen Parr (Holly Hunter), alias Elastigirl, es a quien le toca salir a pelear contra el crimen mientras que Bob asume el rol - de muy mal humor - de quedarse en casa criando a sus hijos: la adolescente Violet, el pequeño Dash y el bebé Jack-Jack, cuyos incontrolables exabruptos de súper poderes pronto lo convierten en el “crowd-pleaser” de la película. Que al cabo de una década y media de espera la secuela de Los Increíbles no tenga mejor idea que repetir el mismo show delata una poco característica falta de inspiración de parte de Pixar, sobre todo considerando el retorno del magnífico Brad Bird como escritor y director. Reacomoda las fichas pero pasa a jugar el mismo juego turno por turno (repitiendo, aptamente, el mismo mensaje de precaución sobre los peligros de la conformidad social). La sensación es que cualesquiera sean los logros de la segunda película en realidad son méritos a compartir con la primera, la cual es una de las mejores obras de Pixar. Así contamos con la banda sonora enérgica y rimbombante de Michael Giacchino, quien captura perfectamente la onda jazzista de los seriales de espionaje de los 60s. Género que además se ve reflejado en la estética retro-futurista, el diseño sílfide de la mayoría de los personajes y una actitud alegre y positivista hacia los problemas del mundo. Hasta el intercambio de los tradicionales roles de género entre Bob y Helen parece estar motivado por las anticuadas fórmulas de las sitcom de los 60s que fetichizaban a la esposa “atípica”. El resultado es una trama de acción y espionaje del lado de Elastigirl (la cual está llena de giros tan previsibles que es casi una sorpresa que la propia película no los subvierta) y una rutina de situaciones cómicas en la domesticidad de la vida de Bob, por lejos el personaje más interesante. Ama y apoya a su esposa, pero el éxito de Helen es a la vez una constante fuente de humillación a su orgullo y virilidad. La crisis existencial de Bob es de lo más divertido que ofrece la película y encapsula perfectamente el espíritu que hizo a la primera tan atractiva: personas reales atrapadas entre el amor y el odio por aquello que los define por naturaleza. Por su propia parte, Helen resulta una de las heroínas más memorables que el género ha ofrecido en los últimos años. Los increíbles 2 no eleva el concepto de la original ni lo lleva a un lugar novedoso o sorpresivo. Pero como su antecesora es divertida, colorida, visualmente llamativa y la acción es retratada con una creatividad y un ritmo que no tiene nada que envidiar a los titánicos seriales de Marvel y DC. Por sobre todo la película cuenta con la emblemática calidad Pixar a la hora de perfilar personajes humanos y relacionarlos de manera creíble y entrañable, complejizando una temática al plantear distintos puntos de vista. Mientras mantenga en foco y cerca del corazón a sus personajes, Pixar no puede hacer una mala película.
El regreso de los Súpers “Los Increíbles 2” (Incredibles 2, 2018) es una película animada de Disney-Pixar que funciona como secuela de “Los Increíbles” (The Incredibles, 2004). Como en su antecesora, Brad Bird vuelve a estar a cargo de la dirección y guión, aparte de que le sigue poniendo la voz a Edna Moda. Las voces originales continúan siendo puestas por Craig T. Nelson, Holly Hunter, Sarah Vowell, Samuel L. Jackson, Michael Bird, John Ratzenberger, entre otros. En el caso del personaje de Dash, el que entona sus palabras ya no es Spencer Fox sino Huck Milner. La historia retoma el final de la primera parte, donde la familia Parr se preparaba para enfrentar a El Subterráneo (John Ratzenberger). Debido a los daños ocasionados en la ciudad, las autoridades prohíben que los superhéroes usen sus poderes en la vida diaria, por lo que tendrán que conformarse con trabajos normales y sus nombres de nacimiento. Echado de la empresa de seguros, Bob (Craig T. Nelson) no sabe qué hacer… hasta que, tanto él como su esposa Helen (Holly Hunter) y su amigo Frozono (Samuel L. Jackson), son contactados por Winston Deavor (Bob Odenkirk), un empresario que tiene un plan para que los superhéroes sean aprobados por la ley. Por su buena reputación, Winston elige a Elastigirl para la misión, por lo que Bob asume la responsabilidad de quedarse en casa cuidando a sus hijos. La tarea no será sencilla para ninguno de los dos ya que el bebé Jack-Jack (Eli Fucile) está en pleno desarrollo de sus variados poderes y una nueva amenaza conocida como el “Rapta-Pantallas” pretende hipnotizar a la población. Catorce años pasaron desde que conocimos la súper fuerza de Mr. Increíble, el maleable cuerpo de Elastigirl, la mega velocidad de Dash y los campos de fuerza de Violeta. La primera película nos brindó una dinámica familiar con la que pudimos empatizar de inmediato, donde cada uno tenía una personalidad bien diferenciada, había peleas pero siempre el amor y la lucha por el bienestar de la sociedad era más fuerte. Lo que nos encontraremos en la secuela serán más aventuras, pero esta vez dándole más importancia a la comedia. En este aspecto el protagonista absoluto es el pequeño Jack-Jack; el adorable bebé tiene bastantes escenas al cuidado de su padre que harán explotar de risa a más de uno. En cuanto al villano de turno, desde el comienzo se hace muy previsible cuál es su verdadera identidad y su forma de actuar ya ha sido vista en muchas otras producciones. Personajes como Edna Moda, Frozono y Tony Rydinger (del cual Violeta está enamorada) tendrán apariciones que los fanáticos de la primera amarán. Y ese es el punto central a tener en cuenta a la hora de decidir ver este film: la historia no es original como sí lo era su primera parte, más bien parece hecha como fan service. Por lo que si la cinta de 2004 es una de tus películas favoritas de la infancia, seguramente ésta también te encante. Por el contrario, si la 1 te pareció buena y nada más, la secuela te parecerá simpática pero nunca superior a su antecesora. “Los Increíbles 2” divertirá tanto a chicos como a grandes, en especial cuando Helen deba salir a combatir el mal y Bob no pueda pegar ojo. Si lo que buscás es una buena dosis de acción y muchas sonrisas a la pantalla, no te la pierdas.
En la continuación de Los Increíbles el director Brad Bird vuelve a presentar la más grande adaptación no oficial que se hizo de los Cuatro Fantásticos de Marvel en el cine. Aunque los personajes tienen nombres diferentes y se desenvuelven en otro ambiente estos filmes capturaron a la perfección la esencia más pura de esa historieta, cuyo atractivo no pasaba por las escenas de acción o los elementos de ciencia ficción, sino por las dinámicas familiares. Algo que jamás llegaron a entender en los estudios Fox. En esta segunda entrega en particular el director no tiene reparos en homenajear a los 4F con referencias directas a la creación de Stan Lee. Sobresale en ese sentido la espectacular secuencia de acción inicial, que evoca la primera aventura del grupo de 1961 contra el Hombre Topo (que acá aparece con otro nombre) y luego hay una sátira brillante a las poderosas habilidades de Franklin Richards (el hijo de Sue y Reed) representado en el bebé Jack-Jack que se roba claramente esta película. A diferencia de las continuaciones marketineras que tuvieron Monsters Inc y las recientes entregas de Cars, Los Increíbles 2 presenta una producción más cuidada y elaborada que se complementa perfectamente con la obra original. A Brad Bird le tomó 14 años encontrar la historia adecuada para la secuela, que tenía el desafío de cargar con el desgaste que tiene actualmente el género de superhéroes. Un tema que no llegó a ser un problema cuando se estrenó la primera entrega en el 2004. El director en este caso evitó desarrollar una aventura convencional del género para centrarse en las interrelaciones personales de la familia Parr. Una inquietud que generaba el tráiler de esta película es que Helen (Elastigirl) cobraba un gran protagonismo en la nueva historia y todo parecía indicar que Los Increíbles también habían sido víctimas de la ya trillada agenda feminista de Disney y el redundante mensaje del Girl Power. Afortunadamente Bird pudo evitar esta cuestión y abordó el conflicto de un modo muy equilibrado. La película se centra bastante en los cambios de paradigma en los roles de género y es impecable el modo en que el director trabaja el tema a través de los diálogos que no caen la prédica de corrección política. Elastigirl cobra mayor notoriedad al ser la elegida para cambiar la imagen de los superhéroes que están prohibidos, mientras que Mr. Increíble se tiene que hacer cargo de las tareas hogareñas y la crianza de los niños. Algo que resulta una odisea debido a su mentalidad machista. Brad Bird con este conflicto toma el riesgo de separar a la familia durante la mayor parte del film pero eso contribuye a que podamos ver un mayor desarrollo en los personajes. Inclusive en los chicos, Dash y Violet, que presentan una mayor madurez en esta entrega. Si a esto le sumamos el extraordinario trabajo que presenta esta película en las fascinantes secuencias de acción y el diseño de ese mundo retro futurista donde se desenvuelven los protagonistas es complicado encontrar algún motivo sólido para que Los Increíbles 2 resulte una decepción. No puedo dejar de mencionar la excelente banda sonora de Michael Giacchino que intensifica esa impronta retro que le dio Bird a su obra y sigue resonando en la mente a la salida del cine. Hace mucho tiempo que no me pasaba esto con una película de Pixar, cuya afición a las historias deprimentes me habían agotado. Amé Los Increíbles 2 por el humor y la inteligencia con la que le rinde homenaje a los cómics de superhéroes. Una de mis favoritas de este año que recomiendo.
“Los Increíbles 2”, de Brad Bird Por Jorge Bernárdez Pixar y su poderío, Pixar y sus personajes, Pixar y Disney juntas sacando provecho de uno de sus grandes éxitos. Los increíbles están de vuelta y si, la película es simpática pero tal vez innecesaria. Al comienzo de este nuevo capítulo de la naciente saga. los héroes están prohibidos pese a lo cual tratan de evitar el accionar de un súper villano y terminan rompiendo buena parte de la ciudad. El resultado es que al igual que Los Avengers, los protagonistas son pasados a retiro. De esa extraña situación son sacados gracias a la intervención de un millonario y su hermana. Todo está dado para que esta vez sea la Chica Elástica la que se transforme en el motor de la historia y la vida como encargado del hogar de Mr. Increíble, lo que hace a la parte de comedia de la historia. Cuando el relato agarra algo de velocidad, aparece la frescura de la primera película pero por desgracia no se logra sostener todo el tiempo sino que por momentos el relato se pone lento y algo farragoso. Los Increíbles 2 es divertida, tiene buena música pero no llega a ser lo divertida que era la primera por cierto agotamiento de los materiales. lo que hace que el espectador entienda que ya está bien y que Disney y Pixar están para más que sacar a pasear sus franquicias cada tanto para vendernos muñequitos. LOS INCREÍBLES 2 Incredibles 2. Estados Unidos, 2018. Dirección y Guión: Brad Bird. Intérpretes: Craig T. Nelson, Holly Hunter, Sarah Vowell, Huck Milner, Catherine Keener, Eli Fucile, Bob Odenkirk, Samuel L. Jackson, Sophia Bush, Brad Bird. Producción: John Walker y Nicole Paradis Grindle. Distribuidora: Buena Vista. Duración: 118 minutos.
Fuertemente digna de elogio, "Los increíbles 2" resulta un verdadero deleite. Con ella se mantienen en lo más alto Pixar y el maestro Brad Bird ("El gigante de hierro", "Los increíbles", "Ratatouille"), y se despide triunfal el productor John Lasseter, aunque seguramente el suyo sea un triunfo medio amargo, porque las acusaciones "políticamente correctas" sobre su persona lo han obligado a retirarse del negocio, y por ahora no existe superhéroe que lo haga volver. Eso sí, cabe sospechar, y esperar, que seguirá operando a través de sus ya designados sucesores Jennifer Lee ("Frozen") en Walt Disney Animation y Pete Docter ("Intensa-Mente") en Pixar. Pero esa es otra historia. La que aquí nos interesa es la de Helen, Bob, y los niños Parr, a quienes reencontramos justo en el punto culminante de la primera parte. Pero los veremos con los roles cambiados: ahora ella sale a salvar el mundo, y él se queda a cargo de la casa y los niños. Hay buenas razones argumentales (y comerciales) para esto. Lo curioso es que el villano de turno también tiene sus razones, y reflexiones muy interesantes que conviene atender. Porque, cuidado, aquí hay muchísima acción, diversión, emoción, enredos, gran banda sonora, y un trabajo de animación que deja con la boca abierta, pero también hay una mirada más adulta sobre ciertas cosas. Es lógico: han pasado 14 años y el público de la primera película también es más adulto. En síntesis, un reencuentro formidable. Alguno dirá que falta el factor sorpresa de la primera, y que ciertas situaciones ya son reiteradas, o previsibles. ¡Pero si eso mismo pasa cuando uno, después de tanto tiempo, se reencuentra con una familia conocida y querida! ¡Y con especímenes como la petisa Edna Moda! Ella y el pequeño Jack-Jack son lo más divertido de la película. Y Brad Bird, simplemente, es lo más.
Tras la increíble espera de catorce años, considerando a una producción Hollywoodense que fue éxito de taquilla y un golpe de aire fresco en su momento, la familia de superhéroes tiene su segunda parte. Desafiando los escasos resultados que vienen dando las últimas secuelas, precuelas, remake y spin-off de diferentes films, el director Brad Bird dio valor a la espera y no defrauda en Los increíbles 2. Con el sello tan particular que llevó al éxito a la primera, donde equilibraba muy bien el drama, la comedia y acción con unos superhéroes entrañables y una sorprendente animación, Los Increíbles 2 continua el legado con un cambio de roles aggiornado a los tiempos que corren. La película comienza exactamente donde nos dejó la primera entrega, con la llegada del Socavador y la familia de superhéroes preparándose para la acción, pero pasan a la ilegalidad por orden del Gobierno y la familia deberá afrontar su rutinaria vida hasta que un nuevo villano intenta aniquilar a todos los superhéroes a pesar de estar inactivos. Pero en esta oportunidad será Elastigirl quien deja a un lado su faceta de ama de casa y pase mas tiempo combatiendo al villano, mientras su marido se encarga de las tareas más cotidianas como asistir a su hija adolescente en una pequeña crisis sentimental, ayudar a Dash con los deberes o mantener a raya al desatado Jack-Jack, que empezará a desarrollar sus superpoderes. Los increíbles 2 sigue gozando de ese equilibrio justo entre el cine de espías tipo James Bond con secuencias de acción del Universo Cinematográfico Marvel, los problemas de una familia convencional, con personajes centrales que siguen siendo muy cautivadores, e ingeniosos y divertidos gags en una trama que juega con temas actuales. Con nuevos personajes secundarios que encuentran su momento para brillar, el villano principal Screenslaver mucho más interesante con potentes líneas de diálogo, y los niños que intentan crecer y madurar a pesar de las adversidades que tiene ser un superhéroe, Los increíbles 2 si bien no deslumbra como la primera es ingeniosa y visualmente atrapante. Aunque en algunos tramos del relato, algunos gags y líneas de dialogo apuntan solo a los adultos, la excelente animación y el buen ritmo no dejan que la mirada infantil decaiga.La banda sonora, que aporta épica y emoción a las escenas, es el eslabón que completa esta divertida y entretenida película que logro superar el desafío de las secuelas.
La vuelta de los súper Actualmente los superhéroes dominan la taquilla mundial, pero hace quince años la escena era completamente distinta: la primera película del Increíble Hulk (2003) había sido una decepción, la Gatúbela de Halle Berry estaba lejos de ser la Selina Kyle que todos amamos en “The Dark Knight Rises” (2012) y Elektra era un desastre vestido de rojo. Por eso es que cuando aparecieron Los Increíbles (2004), fueron una gran bocanada de aire fresco. ¿Una película de superhéroes producida por Pixar y dirigida por Brad Bird (Ratatouille, El Gigante de Hierro)? Tenía que ser buena. Y lo fue, pero no sólo porque era de superhéroes, sino porque tenía de todo: grandes secuencias de acción, una buena historia de fondo, un villano obsesivo que nos dejó bien en claro que nuestros ídolos pueden decepcionarnos (y lo harán), un poquito de crisis de los 40, intrigas maritales y mucha unión familiar. Los Increíbles 2 (2018) continúa en esta misma línea. Esta vez la acción se centra en Helen Parr (Elastigirl, que cuenta con la voz de Holly Hunter), quien tiene que salir a ganarse el pan y a luchar por la legalización de los súper, de la mano de Winston (Bob Odenkirk) y Evelyn Deavor (Catherine Keener), dos millonarios que buscan cambiar la percepción negativa que tiene el público de los superhéroes. Bob Parr (Craig T. Nelson) debe entonces salirse de su papel de Mr. Increíble y hacerse cargo de la casa: hacer la tarea con Dash (Huck Milner), lidiar con los problemas amorosos de Violeta (Sarah Vowell) y cuidar que Jack-Jack (Ellie Fucile) no prenda fuego todo. La verdad es que la segunda entrega de Los Increíbles no decepciona: los súper vuelven con mucha más acción de la buena, un gran villano con un poderoso discurso y mucha más unión familiar. Desde lo visual, es realmente impresionante: la secuencia en la que Elastigirl lucha contra el Rapta-Pantallas en una cámara de luces estroboscópicas es impactante. Sí, Los Increíbles 2 es, definitivamente, una película para ver en familia: muy divertida, llena de humor y mucha acción. Pero a mí parecer, tiene dos grandes problemas: El primero de ellos es, sin dudas, la apología que hace del maltrato animal. En una de las escenas de la película, el pequeño Jack-Jack se confunde a un mapache que hurga en la basura con un maleante y decide salir a combatirlo. Se supone que debe ser una secuencia de lo más inocente y graciosa, pero me resulta un tanto irresponsable. Las películas de este calibre tienen mucha influencia en el público infantil: en el año 2003, luego de “Finding Nemo” se vendieron más de un millón de peces payaso, 90% de los cuales fueron arrancados de sus hábitats naturales. Lo mismo ocurrió cuando se estrenó Harry Potter: el número de lechuzas vendidas para ser utilizadas como mascotas aumentó exponencialmente y todas ellas también fueron sacadas de sus hábitats naturales. Ya sé lo que están pensando: el problema no son los chicos, sino los adultos que compran a los pobres bichos. Y tienen razón. Pero Pixar y otras productoras de su envergadura deberían ser un poco más conscientes de su influencia y responsables con los discursos que plantean. El segundo problema que tiene Los Increíbles 2 es Bob Parr. Como habíamos comentado más arriba, esta vez es a Helen a quien le toca salir a ganarse el pan, por lo que Bob debe quedarse de amo de casa y enseguida nos damos cuenta de que no es un trabajo que le agrade en lo más mínimo: cada momento en que debe ayudar a su hijo con la tarea, o a su hija con problemas de chicos o cambiarle los pañales a su bebé es un suplicio. Cada instante en que Bob tiene que ocuparse de las tareas de la casa es tortuoso. Y cada vez que su esposa lo llama para contarle de sus hazañas, no sólo no se pone contento sino que se enoja porque él lo habría hecho mejor. Repito: las películas para chicos que tienen la llegada e influencia de Los Increíbles no deberían tomarse a la ligera los discursos que plantean. A pesar de todo, lo mejor de Los Increíbles 2 es que continúa siendo tan disfrutable y divertida como la primera entrega y sólo por esto bien vale la pena ponerse los antifaces y salir a combatir el crimen con Helen, Bob, Violeta, Dash y Jack-Jack (pero sin lastimar mapaches). Por Mariana Van der Groef
En esta época de abundancia de películas sobre superhéroes no resulta sorprendente que Pixar haya decidido dedicarle una secuela a Los Increíbles, escrita y dirigida por Brad Bird (Ratatouille). Su estreno en 2004 fue bastante exitoso y muchos pudimos disfrutar de Mr. Increíble, Elastigirl y sus hijos, Violeta, Dash y Jack-Jack. Catorce años después, Los Increíbles 2, nuevamente a cargo de Brad Bird, retoma a esta extraordinaria familia prácticamente donde la dejamos. En un mundo en el que los superhéroes tienen prohibido usar sus poderes debido a los enormes gastos que causan al destrozar la ciudad en su intento por salvarla, a los Increíbles nos les queda otra opción que seguir adelante con sus vidas. Sin embargo, esto no es tan fácil ya que se encuentran sin trabajo, viviendo en una habitación de hotel y con tres niños que mantener. Elasticgirl en acción Mr. Increíble es quien ansía más que nada volver a vestir su traje y ayudar a la gente con sus poderes pero, es Elastigirl quien recibe esta oportunidad. Winston Deavor es un billonario de la industria de la telecomunicación que cree fervientemente en los superhéroes y está empecinado en probarle al mundo que son necesarios. Por este motivo le ofrece un trabajo a Elastigirl para que vigile la ciudad y pruebe que existe la posibilidad de ayudar sin causar destrozos. Con la madre de vuelta al trabajo, la responsabilidad de ocuparse de sus hijos recae en Mr. Increíble quien, por más poderes que tenga, tiene que lidiar con la tarea de matemática de Dash, los problemas amorosos de Violeta y hacer dormir al bebé. Es en el desarrollo de estas tareas que lo vemos derrotado como nunca, ojeroso, malhumorado y muy lejos de sentirse super. Un buen padre Estas circunstancias generan algunas de las escenas más cómicas de la película al mostrar las dificultades del padre en esta situación de intercambio de roles familiares. Sin embargo, esta temática hoy en día ya no resulta una novedad. Hace rato que contamos con diversas representaciones de los roles parentales en el cine y la película no hace más que inscribirse dentro de esta nueva configuración en su intento de actualizarse. De todos modos, ver a Mr. Increíble descubrir que su bebé tiene no uno, sino múltiples superpoderes y la pelea de Jack-Jack contra el mapache, es uno de los momentos más divertidos. Pero, como en toda peli de superhéroes, no podía faltar el villano. En este caso tenemos a Rapta-pantallas, un misterioso enemigo que hipnotiza y controla a las personas a través de cualquier tipo de pantalla. Los Increíbles deberán enfrentarse a él y eventualmente todos se encontraran desempolvando sus super trajes para poder vencerlo. La familia unida Es interesante cómo se introducen en la trama algunas ideas sobre comportamiento social: con Elastigirl realizando un trabajo que va en contra de la ley para demostrar justamente la invalidez de la misma y con Rapta-pantalla que hace referencia a la adicción a las pantallas como síntoma de una sociedad conformista. Por otro lado, las escenas de acción y persecución tienen un buen ritmo y un gran despliegue visual. Sin dudas, Los Increíbles 2 es una película sumamente entretenida, tanto para los chicos como para los adultos.
Podríamos decir que 14 años es demasiado tiempo de espera para una secuela. Si contar una nueva historia con los mismos personajes, que retenga o supere la calidad de la anterior, ya es suficiente desafío, es todo un problema sumarle la cuestión del paso del tiempo y que tenga sentido que esta nueva historia pase ahora y no antes. No obstante, en el caso que nos compete esto se trata de animación. Como los diseños no envejecen, esos 14 años se pueden volver 14 minutos sin que haya cambiado nada. Sea de un lado o de otro, Los Increíbles 2 llega finalmente a las salas, nuevamente bajo la dirección de Brad Bird Igualdad Superheróica La película empieza directamente donde terminó la anterior, con la familia Parr consolidada como toda una agrupación superheroica y haciéndole frente a un supervillano. Cuando este huye y la ciudad queda destrozada, el gobierno no solo se convence de que los superhéroes se deben mantener ilegales: también queda suspendido el programa federal que protegía sus identidades y les daba un techo. La familia parece que se las ve negras. Hasta que un multimillonario, llamado Winston Deavor, les ofrece la oportunidad de monitorear sus actividades justicieras para poderlas difundir al público y devolver los superhéroes a la legalidad. Quiere comenzar el experimento con Elastigirl por ser menos propensa a la destrucción pública que Mr. Increíble. Las cosas se complicarán, por un lado, con la aparición de un siniestro personaje llamado Screenslaver, que puede hipnotizar a quien sea para hacer cumplir su voluntad; y por otro, con Mr. Increíble descubriendo que la vida de un padre que se queda en casa cuidando a los chicos no es tan fácil como parece. El guion de Los Increíbles 2 es uno prolijamente estructurado, y como es de esperar de un producto Pixar, con una considerable cuota de inteligencia. Aunque no descuida la dinámica con su antagonista y hay escenas de acción bien ejecutadas a mansalva, la película pone más el acento en el tema del trato igualitario entre hombres y mujeres. La carne del relato es cómo afecta a Mr. Increíble ser quien se queda en casa mientras su señora es la que sale a tener aventuras. Es cómo él lidia con los problemas para aprender matemáticas de Dash, las dificultades adolescentes de Violet con un chico al que le borraron todo recuerdo de ella, y los nuevos poderes del bebé Jack-Jack, siendo estos últimos la fuente de no pocos momentos de comedia. Si bien darle la misma profundidad a cada línea narrativa es una de las virtudes que tiene la película, trae consigo la desventaja de que los 118 minutos que dura se sientan un poco, particularmente en la segunda mitad de la historia. Por el costado técnico la calidad de animación es notable e incluso más fotorrealista que la original, y no solo para las escenas de acción: también para las que no lo son tanto. La música de Michael Giacchino sostiene lo logrado por la original, subrayando dignamente las escenas. Conclusión A pesar de que su segunda mitad pueda ser un poco más densa, Los Increíbles 2 es una secuela tan adecuada como entretenida. Una narración a la altura del estándar de calidad que ha sabido construir Pixar, pero lejos de sus títulos más memorables.
La secuela de la película “Los Increíbles” comienza en la misma escena donde concluye la primera parte. Debido a una serie de incidentes, Bob Parr (“Mr. Increíble”) y su familia se verán obligados a sobrellevar nuevamente una vida ordinaria, por fuera de aquella de superhéroes. Helen Parr (“Elastigirl”) será llamada a conducir la campaña mediática a favor de todos los “súper” del mundo. Misión no exenta de peligros ya que para llevarla a cabo deberá enfrentarse al temible y escurridizo villano que hace su aparición en esta nueva entrega. Entretanto, Bob deberá asumir con responsabilidad el quedarse al cuidado de las tareas domésticas, lidiando nada menos que con la tímida adolescente Violeta, el inquieto Dash, y Jack Jack, el bebé con superpoderes. Para evitar que “Rapta-pantallas” controle la ciudad, la familia Increíble, acompañada por el inseparable Tío Lucio (“Frozono”), deberá aunar fuerzas y actuar en conjunto una vez más. El film transcurre en una hipotética –aunque verosímil- década del ’60, lo cual le otorga un sugestivo clima de época con una estética sensacional. Desde el comienzo ya perfila el vértigo argumental apuntalado en potentes y convincentes escenas de acción. No descuidando, por ello, alta dosis de humor y comicidad en torno a las diversos cuadros que retratan la dinámica familiar, donde cada uno de los Increíbles hace gala de sus superpoderes. Definitivamente las escenas más celebradas por el público serán aquellas que tengan como protagonista a Edna Moda o al pequeño Jack Jack haciendo uso indiscriminado de sus poderes recién descubiertos. A pesar de estar plenamente dedicada a la lucha contra las injusticias, en todo momento “Elastigirl” se muestra como mujer y madre antes que como superhéroe. Precisamente por esto será que hacia el final bien dice uno de los personajes: “Ejercida debidamente, la paternidad es un acto heroico”.Aunque el film trata de suspender ciertas narrativas recurrentes en la industria cinematográfica al proponer, por ejemplo, al padre como encargado de la dinámica hogareña, finalmente no evita que el mensaje de la familia unida prevalezca por sobre otros, quizás, más valiosos. En una época como la presente donde las películas de superhéroes dominan las pantallas, “Los Increíbles 2” despliega de forma consistente una sólida propuesta para el entretenimiento garantizado del público de todas las edades. (M. S.)
Bajo la sombra de los superhéroes. Hubo un tiempo, no hace tanto, en el que la cartelera anual no estaba dominada por blockbusters protagonizados por héroes de comics, estrenados de forma periódica y acaparando la taquilla un incontable número de semanas. Un tiempo en el que las películas que se atrevían a jugar personajes procedentes de las viñetas lanzaban una moneda al aire, una apuesta poco clara y con resultados dispares. En ese tiempo una película vino a iluminar un camino que, extrañamente, no acabó siendo explorado hasta varios años después. Los Increíbles marcó un hito en este cine de superhumanos con poderes y mallas que salvaban el mundo una y otra vez de la destrucción. Y sin capas. El tono, la idea original, el ritmo y el estilo visual de aquella obra sentaron un precedente pocas veces superado, una gran película que arrojaba luz sobre un subgénero hasta entonces no tan explotado. Desde entonces la idea de una secuela ha sobrevolado el calendario de proyectos de Pixar todos estos años, pero no llegó nunca a materializarse. Hasta ahora. Lo curioso de todo esto es que parece llegar en el momento más adecuado y menos favorable para la propia película. Hoy, los tiempos son otros. La superpoblación de producciones con este tipo de protagonistas, y especialmente las de la exitosa Marvel, han creado un clima enrarecido en el que la gente podría buscar algo diferente, separado del canon que viene repitiéndose los últimos años. Aquí es cuando, finalmente, Disney y Pixar se deciden a lanzar la segunda parte de una de sus películas más aclamadas, que otrora consiguiera ya elevarse por encima del resto de historias dentro del subgénero. Los Increíbles 2 abre de forma espectacular, y promete un relato con un fondo más trabajado que la simple aspiración al entretenimiento palomitero durante un par de horas. He aquí el primer problema: la película se suma al estiramiento del metraje que ya han dado bien de sí los actuales referentes de mallas (escudos, martillos, lanzaredes…) y capas. Sin embargo, Los increíbles no es una historia grandilocuente, de decenas de personajes, subtramas y conexiones con otros productos de un universo común. Es un ente con personalidad propia, y en ciertos momentos se siente un poco pesada, con escenas que aportan poco al resultado final. Cuando hablaba del tiempo menos favorable me refiero a que ha llegado un momento culmen del cine de superhéroes en el que dichas películas han podido experimentar lo suficiente como para ofrecer obras de gran calidad. Esto hace que la secuela de aquella película que tanto destacó entre tan pocos competidores se vea ahora obligada a superar la comparación con otras que ya han sido la delicia de crítica y público. Y, lamentablemente, pierde la ronda. En este caso, la historia es más bien simple, confiando demasiado en el feeling generado por sus protagonistas, y nunca llega a enganchar con giros inesperados como si lo hizo su predecesora. El último gran error que comete es el que, irónicamente, salvaguardó su primera entrega, y que es uno de los principales lastres de otras compañeras de temática. El villano resulta un ser instrumental, nada carismático y con unas motivaciones muy poco consistentes. Los Increíbles 2 no deja de ser, sin embargo, una buena película de entretenimiento, con un planteamiento visual a la altura de lo mejor que hayamos visto hasta ahora, y especialmente en el mundo de la animación. Lo mejor será no hacer comparaciones, ni con otras películas, y mucho menos con su antecesora.
Los Superhéroes llegan en oleadas Una de las mejores películas de superhéroes de todos los tiempos fue, sin lugar a dudas, Los increíbles (2004) de Pixar. La historia magníficamente contada y llevada a la pantalla por Brad Bird (El gigante de hierro) sentó, antes del furor por los colosos de Marvel o de DC, las bases del género a través de una forma extraordinaria de contar la aventura. En esta entrega original se explicaba cómo estos seres debían ocultar el uso altruista de sus poderes en pos del ejercicio de la vida pública. Así, nuestro Mr Increíble, Bob Parr (Craig T. Nelson), se sumía en la cotidianidad rutinaria, engrosando las filas de un trabajo burocrático y mediocre hasta que un benefactor le permitía desarrollarse como héroe. A catorce años de esta película, aparece Los increíbles 2 (2018) que constituye la secuela más tardía de cualquier película de Pixar. Sin embargo, la historia continúa perfectamente lo ocurrido en la primera entrega. Por ello, el tiempo de la diégesis resulta cohesivo y coherente. El problema que se vislumbra es otro. Los increíbles 2 vuelve a tomar la ruptura entre el espacio público y el privado con sus personajes desgarrados entre una existencia extraordinaria y otra salvajemente común. De hecho, esta segunda parte conforma en realidad una re-escritura de la historia. Conforme a los tiempos que corren, Helen/ElasticGirl (Holly Hunter) es quien protagoniza la misma trama contada, esta vez, desde un sustrato marcadamente femenino. Por un lado, la estructura clásica de una sitcom de los 60 a fin de narrar la nueva vida de Bob como amo de casa y su crisis existencial. Por el otro, el estilo narrativo propio del cine de espionaje y aventura para retratar la vida heroica de ElasticGirl. Este procedimiento fluye tan exitosamente que permite construir una interpretación dinámica de la dicotomía entre lo público y lo privado frente a un villano predecible y unidimensional como Screenslaver. La película ofrece un vertiginoso espectáculo visual al mejor ritmo de jazz. Los personajes entienden, como ya lo caracterizaba el historiador Georges Duby1, que el lugar doméstico configura, ante todo, una zona de inmunidad y protección, por lo que puede oponerse a las obligaciones de la sociabilidad colectiva. Desde ese punto de vista, podemos ver a los Parr tratando de comprender qué hacer con su nueva realidad. Los niños se preguntan permanentemente cómo es que se pueden proteger las normas a partir de la transgresión, y los padres no pueden menos que sentirse confundidos frente a una reflexión tan elocuente. La única salida consiste en aplicar una mística de asociación secreta que se encuentra fuera de los novios de turno, los compañeros de trabajo y el resto del mundo. Es decir que la vida familiar puede sustraerse de las imposiciones de la comunidad o el Estado y por ello los Parr solo logran sentirse libres en este ámbito. Justamente, la epopeya de Bob en el ámbito hogareño alienta secretamente, en las fantasías del público, la esperanza de que un día, de la mano de un vendedor de seguros o de una ama de casa, florezca la heroicidad que reivindique toda una vida de mediocridad.
Imposible hablar de “LOS INCREIBLES 2” sin hacer una referencia al lugar que ocupa dentro de la filmografía de PIXAR, una compañía que nos tiene acostumbrados a su permanente excelencia, más allá de los que algunos han considerado como tropiezos (a muy pocos críticos les gustó “Un buen Dinosaurio” aunque yo elegiría las continuaciones de “Cars” como las más flojas). Como ya había sucedido con “Cars” y “Cars 2” o con el caso de “Monsters, Inc” y “Monsters University”, en “LOS INCREIBLES 2” pasa algo similar a estos dos casos citados: ya no existe el factor sorpresa inicial y esta segunda parte, si bien es correcta, no tiene el brillo de la primera y dentro de su corrección formal, no tiene demasiado nuevo que aportar. Cuando PIXAR apuesta a la novedad, nos ha llevado a mundos increíblemente creativos como meterse en la cabeza y el universo de las emociones en “Intensa-mente”, el mundo futurista de “Wall-E”, el microcosmos de “Bichos”, la vida submarina dentro de “Buscando a Nemo”, el reencuentro con nuestros ancestros y el alma familiar que nos contiene en la dulce y emotiva “Coco” o la saga icónica del estudio que fue su película inicial y esperamos una cuarta entrega para el año próximo, como es “Toy Story”, ya convertida en una imbatible saga súper clásica dentro de la animación. Sólo con recorrer toda la gama de productos Pixar, uno tiende a poner la vara muy alta y esperar cada vez más y más en cada una de sus nuevas apuestas y en cada una de sus creaciones. Brad Bird, responsable de ambas entregas de la saga de estos particulares superhéroes, ha sido también el director de uno de los trabajos más exquisitos del estudio: un ratón que tenía destino de vivir en la cloacas de la ciudad luz, sigue a su corazón y llegará a ser el gran chef que soñaba ser y deleitar a los paladares más gourmet de Paris en la exquisita “Ratatouille”. Al altísimo nivel de las producciones del estudio se suma entonces la trayectoria de Bird en el cine de animación (tiene otra gran película en su haber como “El gigante de hierro” en su época previa a Pixar) y si bien “LOS INCREIBLES 2” no decepciona, tampoco apasiona fervorosamente. Las desventuras de esta segunda entrega encuentran a la familia intentando volver a ocupar un lugar destacado dentro la sociedad, intentando por todos los medios, salir de la ilegalidad a la que fueron desplazados por las leyes existentes. En este caso, Bird reafirma dentro de la trama, la típica dualidad entre vida privada-superhéroe o la clandestinidad a la que se encuentran condenados hasta tanto no vuelvan a validarse en la sociedad. Para ello, será interesante el plan que les presenten los hermanos Deavor, magnates obsesionados por los superhéroes desde el legado de su padre quienes serán los encargados de volver a darles visibilidad dentro de la ciudad y demostrar que son solamente queridos sino necesarios. Elastigirl será la que se ajuste más a este plan, elaborado para devolverles la notoriedad pública necesaria para que la gente vuelva a verlos con admiración y no con el recelo o la desconfianza que se habían instalado socialmente en este último tiempo. Cuando grandes titulares de nuestro país y del mundo abogan por la lucha femenina para un lugar igualitario y un rol protagónico dentro de la sociedad, Bird inteligentemente plantea todo el guion a partir de la figura central de Elastigirl, no sólo poniendo el peso de la película en una superhéroe femenina –tal como sucedió recientemente con el estreno de “Wonder Woman”, sino aprovechando también para jugar con el tono de comedia que mejor le sienta a la familia, cuando Mr. Increible quede a cargo del cuidado del hogar. En sus tareas de amo de casa, en el vínculo con sus hijos (la adolescente Violet se encuentra en rebeldía permanente y genera un buen contrapunto) y sobre todo frente al cuidado del bebé Jack-Jack (de quien finalmente en esta segunda entrega se conocerán sus múltiples súper-poderes) el film logra sus mejores pasos de comedia, habilitando además el rol del papá de la familia, completamente desde otro lugar y es uno de los puntos en donde se fortalece. Para quienes puedan disfrutarla con las voces originales, Holly Hunter (Elastigirl) y Craig T. Nelson (Mr. Increible) vuelven a ser los protagonistas juntos a su amigo Frozono (Samuel L. Jackson), incorporándose en esta nueva entrega Catherine Keener (“Quieres ser John Malcovich?”, “Capote”, “Get out”) y Bob Odenkirk (el abogado Saul de “Breaking Bad”) como los hermanos Deavor. “LOS INCREIBLES 2” tiene un excelente ritmo –a pesar de su duración algo extensa para un film de animación-, la calidad de la animación a la que Pixar nos tiene acostumbrados, el vértigo y el suspenso que necesita toda buena película de superhéroes. Por lo tanto el producto no decepciona en absoluto. Para los que somos fieles seguidores y admiradores de Pixar, quizás lo que se le pueda reprochar es no haber tomado más riesgos, de modo tal que no quedara en una simple continuación de aquel innovador filme del 2004 (ya pasaron 14 años!!) sino que pudiese sorprendernos con un producto novedoso y original, así como presentar en un grupo bastante homogéneo a muchos superhéroes como personajes secundarios sin lograr definir a una nueva gran figura (y la aparición de Edna es genial pero muy breve, se la extraña!). Apostaron a lo seguro y Bird en su doble calidad de guionista y director, sabe perfectamente cómo llevar la historia adelante y generar un gran producto mainstream: retoma las bases clásicas sobre las cuales establecer una historia típica de súper héroes, sin innovar más allá de un esquema tradicional para el contrapunto héroe-villano, sin apartarse de la estructura típica y convencional.
Lejos de ser una secuela innecesaria, Los Increíbles 2 demuestra que estos 14 años de espera valieron la pena. Para los más grandes ir a ver esta peli es una cita obligada. Esta vez, la que deberá salir de la rutina domestica es Helen/Elastigirl (Holly Hunter) cuando un empresario de las comunicaciones llamado Winston Deavor (Bob Odenkirk) emprenderá una campaña para restablecer a los superhéroes como tales y que dejen de ser fugitivos de la ley. Este decide contratar a Helen para ser la cara visible de este movimiento, dejando a Bob/Mr. Increíble (Craig T. Nelson) a cargo del cuidado de Violeta (Sarah Vowell), Dash (Huck Milner) y Jack Jack (Eli Fucile y Maeve Andrews). Por suerte para él, estará su mejor amigo y colega Lucius/Frozono (Samuel L. Jackson) ayudándolo con la crianza de los peques. En el medio de esta campaña, un nuevo villano llamado “Rapta pantallas” aparecerá en la ciudad para hacerle la vida un poco mas complicada a Helen, Winston y el resto de los súper. Primero que nada, es bueno destacar que la película está a la altura de lo que fue la primera. Había mucho nerviosismo en cuanto a la calidad de esta secuela. Sobre todo con el antecedente reciente de Monsters University (2013) y Buscando a Dory (2016). Películas que tocan la fibra intima de muchos y apelan a nuestra nostalgia, sin lugar a dudas, pero que no son comparables con sus primeras partes. En caso contrario, Los Increíbles 2 es igual de buena como la original, incluso, en varios aspectos puede ser considerada como mejor que la primera. El ritmo en esta oportunidad es de un nivel muy alto. En las dos horas de metraje, en ningún momento se torna aburrida y esto es gracias a la gran distribución del tiempo de cada personaje. Hay un equilibrio estupendo entre la acción con toque de cine de espías que tanto recuerda a James Bond, el drama personal y familiar de los protagonistas y los gags más ingeniosos, que contribuyen a distender el ambiente después de la intensidad emocional de secuencias más complejas. Obviamente a nivel visual Pixar puede considerarse como el mejor estudio de animación del mundo. Una razón, es que en la ultima década las mejoras tecnológicas son evidentes, por lo cual ahora hay una cantidad de detalles que en el 2004 no había. Piel de gallina, ojeras bien marcadas y cansancio en los párpados, pueden ser algunos ejemplos bien claros. El brillo en los colores es un cambio a primera vista también. Si bien no es Coco (2016), la paleta de colores y la fotografía son puntos a resaltar con creces y en más de una oportunidad, los escenarios perfectamente dibujados, parecen sacados de la vida real. Otro punto que es mejor que en la peli anterior, es el del villano. En la original, Syndrome era el típico antagonista con la simpleza de ver al mundo arder, de venganza y destrucción desmedida. Algo bastante utilizado y repetitivo. En este caso, el propósito del villano de turno va más allá de este caos porque si, con un mensaje claro y desde su punto de vista entendible. El fin que se busca es mucho más profundo y si se quiere, oscuro y realista, de la mano con el tono de la peli que es, por momentos, más oscura que su antecesora. A la hora del guion, si bien la estructura es la clásica para las secuelas, peca de obviedad en algunos momentos. Lo mejorcito que tiene, es el desarrollo de dos personajes que en la primera no tuvieron tanto protagonismo como Jack Jack y Frozono. En sus escasas apariciones en el filme anterior, eran auspiciosos sin ninguna duda. Ahora con más desarrollo y participación, ambos le dan esa dosis de humor que se necesitan y nunca quedan descolocados. Ambos, son de lo mejor de la película. Un punto en contra quizás, es que la mayor parte de los diálogos, los mas peques que asistan a ver esta peli, no la van a poder entender. Más allá de las dosis de humor físico que les sacarán varias carcajadas, a la hora de la comprensión de lo que sucede en sí, no lo van a captar de la mejor manera. Sin dudas que si bien es animada, esta película está más destinada a los niños que una vez fueron tales y no los que lo son ahora.
¿Qué había pasado con el Hombre Topo? ¿Violeta habría ido al cine con Tony? ¿Cuándo los Parr iban a descubrir que Jack Jack tenía poderes? Por 14 años anhelamos las respuestas. Pixar nos hizo esperar, pero al fin salió una de las secuelas más anticipadas del estudio y el resultado no decepciona. La casa de la lámpara sigue demostrando que, cuando de continuaciones se trata, ellos saben cómo conseguir una película que, si no está a la altura de la primera, la supera.
SPECTACULAR SPECTACULAR La relación entre comedia y cine animado se remonta a los orígenes del audiovisual: el slapstick, fuente inagotable de los comediantes del periodo mudo, era el elemento que unificaba ambos territorios, y donde todos -al fin de cuentas- heredaban códigos del varieté y el espectáculo circense. Cuerpos que se estiraban y deformaban hasta los límites del verosímil, la comedia era el espacio donde lo hiperbólico del dibujo animado encontraba un correlato ideal. Tanto, que es indudable que en la era dorada del cartoon, allá entre los 30’s y los 40’s, la relación se convirtió en un camino de doble mano: Tom, Jerry, Bugs Bunny, todos habían aprendido de Buster Keaton, Chaplin, Harold Lloyd. Incluso la animación, por su carácter fuertemente satírico, descubrió que el humor sería su elemento expresivo principal. Por eso es que Tom, Jerry, Bugs Bunny y toda la prole sostuvieron las banderas del humor físico cuando aquellos fueron devorados por esa novedad del cine sonoro. Este vínculo, que sigue hasta nuestros días, casi no tuvo correlación con el resto de los géneros cinematográficos hasta -me arriesgo a decir- la aparición de James Bond, una parodia en sí misma que con el tiempo se hizo más explícita y que en sus cada vez más increíbles secuencias de acción resumió esa potencia plástica del cine animado. Es desde ahí que el cine de acción comenzó a explorar las posibilidades más lunáticas, poniendo los cuerpos y las cosas en situaciones cada vez más extremas, las cuales explotaron a partir de las posibilidades que brinda el CGI. Todavía no dijimos nada de Los Increíbles 2, porque resulta fundamental este prólogo para comprender en qué lugar es que brilla esta divertidísima secuela dirigida por Brad Bird: es en la construcción de enormes secuencias de acción, en sus ideas visuales de lo más creativas (hay una pelea cuerpo a cuerpo con el villano que es alucinante) y en un humor que aprovecha todos las posibilidades del slapstick, especialmente con ese personaje de Jack-Jack que es pura arcilla digital en manos de Bird. Y cuando la comedia se da la mano con la acción, el film estalla por los aires y deja en ridículo a otras películas del género: la animación logra el verosímil que mucho cine de acción plagado de CGI no alcanza. En Los Increíbles 2, además, el director vuelve a asumir, como en la primera, todas las filiaciones posibles: el mundo de los superhéroes se da la mano con la estética de James Bond, especialmente las primeras. Y desde lo gráfico, el maravilloso diseño visual de la nueva producción de Pixar recupera ese look tan 50’s que sirve para pensar una estructura familiar que Bird mira con cierta nostalgia pero también con algo de ironía. Lo que en la original servía para pensar a los personajes en relación con el mundo del trabajo, aquí piensa (desde lo retrospectivo de su estética old fashioned) sobre el lugar que ocupaban en la sociedad los roles masculinos y femeninos, algo que por cierto está tratado con algo de simpleza y lejos de la complejidad de otras obras de Pixar. Los Increíbles 2 arranca en el mismísimo momento en que terminaba la primera y profundiza en aquello que la original dejaba latente: cómo los superhéroes se ganan la confianza de la sociedad y pueden volver a estar visibilizados (por las destrucciones que generan, el Estado decide ocultarlos y pasarlos a la clandestinidad). El conflicto central sigue siendo la figura del diferente, del que se sale de la regla y cómo la sociedad asimila esa diferencia. Pero entendiendo que a partir de Marvel el conflicto de los superhéroes está saturado (no como en 2004, año de la original), Los Increíbles 2 aprovecha la aparición de un empresario fanático de los “súper” para jugar con la idea de que lo femenino resulta más atractivo a los fines marketineros de los superhéroes. Y así Elastigirl se va a combatir a los villanos, mientras Mr. Increíble se queda en casa cuidando a los chicos. A partir de ahí, Bird piensa dos campos de batalla: el de la calle y la actividad delictiva, y el del hogar y los traumas de la adolescencia y la infancia que tiene que resolver Bob. Obviamente ambos espacios terminarán confluyendo y demostrando que cuando los Parr mejor funcionan, es cuando lo hacen en grupo. Está claro que lo que busca Los Increíbles 2 es ser una película de acción espectacular. Y lo logra, porque cada secuencia es sumamente imaginativa y está diseñada con enorme precisión. Aunque tal vez lo más bello de la película es la manera en que se sume como un entretenimiento simple, sin darle demasiada vuelta, reconociendo la grandeza de las herramientas nobles y populares que utiliza. Acompañada por una banda sonora memorable de Michael Giacchino, Los Increíbles 2 es ese tipo de películas que aparecen cada tanto y nos devuelven la noción de por qué es importante sentarse en un cine y frente a una pantalla gigante. El de Brad Bird es un film espectacular y divertido, tal vez el más espectacular que haya salido de la factoría inagotable de Pixar.
Llega esta nueva entrega después de 14 años de aquella primera, una historia que cautivó a chicos y adultos, un éxito en taquilla, además ganó 2 Premios Oscar a la mejor película de animación y Mejor edición de sonido en el 2005. Comienza con un estupendo corto de siete minutos y medio titulado “Bao”(es una especie de panes caseros y sucede algo muy especial, resulta original) dirigido por la cineasta canadiense Domee Shi. Esta historia que nos habla del nido vacío entre otras cosas, logra a través de sus expresiones transmitir todos los sentimientos, emociones, ternura y conmovedora. Aquí solo se utilizan las imágenes, ruidos, música y no de la palabra. La lista de actores que componen a los personajes principales son los siguientes: Craig T. Nelson (Mr. Increíble), Holly Hunter (Elastigirl), Sarah Vowell (Violeta), Huck Milner (Dash) y Eli Fucile(el bebe Jack-Jack Parr), los secundarios: Samuel L. Jackson, el enamorado de Violeta, es Michael Bird, Sophia Bush, Phil LaMarr, hasta la participación del director Brad Bird, que le pone la voz al personaje de Edna Mode y entre otros. En la trama es extraordinario el personaje del bebé yJack-Jack Parr sobresale en casi todas las escenas, se encuentra llena de humor, con secuencias de mucha acción, toques de espionaje, secuencias similares a misión imposible y Spider-Man, entre otras, visualmente rimbombante, una interesante paleta de colores y la banda sonora muy bien elegida (Michael Giacchino, "Intensamente"," El planeta de los simios, la guerra").
Pasaron nada menos que 14 años entre la primera parte de "Los increíbles" y esta esperada secuela. Sin embargo, muy poco ha cambiado en esta singular familia de superhéroes de Pixar. El director y guionista Brad Bird, que dirigió joyas como "Ratatouille" (2007) y la misma "Los increíbles", siempre afirmó que "Los increíbles 2" llegaría cuando él tuviese una historia digna de contar, y que no sería sólo una excusa para recaudar millones en la taquilla. Ahora, a la luz de los resultados, se puede decir que el éxito está asegurado, pero la historia se queda un tanto corta. La secuela arranca justo donde había terminado la primera. La diferencia está en que, esta vez, la madre Helen (Elasticgirl) saldrá a trabajar como superheroína estrella, mientras que el padre Bob (Mr. Increíble) se queda en casa para cuidar a sus tres hijos: una adolescente, un niño y un bebé, cada uno con su superpoder. El planteo de cambio de roles es interesante (es imposible no imaginar las situaciones que se disparan), pero Brad Bird no termina de explotar esta veta de comedia familiar. Lo único que realmente causa gracia son un puñado de gags físicos con los insólitos poderes del bebé Jack Jack, y también hay secuencias de acción impecables y muy imaginativas que levantan la tensión cuando el ritmo decae. Lástima que la falta de sorpresa le juega en contra a la expectativa que la película había generado.
14 años pasaron desde que conocimos a la familia Parr, sus increíbles habilidades y un nuevo mundo que Disney nos hizo amar desde el primer momento. Ahora en este año la familia todopoderosa se adueña nuevamente de las salas de cine presentando su secuela en Los Increíbles 2. 14 años que no se sienten, ya que esta secuela arranca inmediatamente en el final de su antecesora. Los Parr están listos para el combate y el espectador está listo para disfrutar de una gran película que, si bien no era necesaria, en Disney y Pixar logran encajar todo adecuadamente . Teniendo prácticamente el elenco original de regreso, (Craig T. Nelson, Holly Hunter, Samuel L. Jackson, Sarah Vowell, Brad Bird) Los Increíbles 2 se mete de lleno en el conflicto de “la legalización de superhéroes”. Los Parr con su casa en ruinas tras los eventos de la primera película no tienen otra chance que adecuarse a la rutina de “ser normal” alojándose en un hotel de poca monta. Por suerte Winston Deavor (Bob Odenkirk), un magnate obsesionado con los superhéroes, tiene una solución para alejar a la familia Parr del aburrido anonimato de una rutinaria vida normal y regresarlos a la gloria del reconocimiento heróico. Los Increíbles 2 cumple sin esfuerzo desde el primer momento y todos esos personajes olvidados por el tiempo regresan como si nunca se hubieran ido. Los padres siguen en plena crisis de la mediana edad – en especial Mr. Increíble – y los hijos tratan de equilibrar sus vidas personales con sus superpoderes. Algo que se ve en esta película es cómo Disney logra una vez más mantener el eje central de la historia sin irse por las ramas; Los increíbles 2 trata muchos de los conflictos globales actuales de una manera limpia y con mucha destreza, pero nunca pierde ese objetivo principal y este es: La familia. La Familia es el centro del universo en esta película (y podemos decir que de Disney lo es también) y en estas dos horas animadas llenas de poderes, enfrentamientos y fanfarrias heróicas, la familia es lo que importa y no hay vuelta que darle. Entretenida, emotiva y resaltando un retrofeeling en toda su extensión Los Increíbles 2 no recurre al desastre a gran escala ni a la clásica línea de secuela aumentada. En todo momento vemos cómo los desafíos van a nivel personal (la superación personal es constante). De todas formas la película sufre por su duración. Con el límite de 2 horas justo en la línea Los Increíbles 2 incita al espectador a ver su reloj desde el comienzo del segundo acto. A no equivocarse, la película es entretenida, pero ciertas situaciones no logran una contribución acertada y se toma demasiado en serio para lo que debería ser en realidad. Brad Bird deja literalmente todo como director, productor y actor (él es que pone la voz de Edna Mode) y claramente por enfocar su esfuerzo máximo en todo, algo tenía que salir del rango de lo “excelente” y ese algo es el guión. Los Increíbles 2 es una correcta opción para disfrutar en cines, a pesar de que la película se enfoca en el rango familiar el film de Brad Bird encuentra su punto justo de “espectadores perfectos” desde los 15 años para arriba (por temáticas de atención y extensión de la historia). Entretenimiento puro con la magia de Disney y Pixar intacta,
Imperdible! Diversión garantizada sin nada que envidiar a las mejores películas de acción real de superhéroes. La estrella por lejos en esta ocasión es el bebé que en esta oportunidad manifiesta por primera vez sus superpoderes. Las secuencias de acción...
Catorce años después de su lanzamiento vuelven los superhéroes según Pixar y, como suele suceder con esta gente, salvo alguna excepción de menor calibre, nuevamente estamos frente a un producto de planteo inteligente, profundo, y que utiliza elementos del género como factor extrapolado para contar otro tipo de historia en su esencia. Al igual que la original “Los increíbles 2”, más allá de la anécdota del regreso, habla de la constitución familiar y su forma de inclusión en un sistema despiadado, pero a esto le agrega un esquema argumental en el cual se invierten roles para lograr dos premisas fundamentales: instalar la necesidad de igualdad de género, y la comprensión de esto a partir de ponerse en el lugar del otro. Pero vamos por partes. Como es habitual en todos sus productos hay un cortometraje previo que también habla de la familia. Sublime idea que en apenas unos segundos pasa de una sorpresiva oscuridad a una profunda reflexión sobre el desarraigo, la carencia de afecto. y la ruptura de vínculos familiares, como consecuencia del natural crecimiento de sus integrantes. No adelantaremos cómo lo hace para dejar intacta la magia. Luego de esa joyita, la extraordinaria banda de sonido de Michael Giacchino, compositor que saltó a la notoriedad justamente por su trabajo para la primera, allá por 2004, da pie a “Los increíbles 2” y esas armonías se despachan nuevamente en forma de varios homenajes sonoros, pero en especial a la orquesta de Henry Mancini y las Big Bands al estilo Benny Goodman para darle ese tinte musical de los años cincuenta y sesenta. Esta secuela empieza en el minuto exacto que daba fin a su antecesora, cuando un villano emergía de la tierra y la familia completa se disponía a combatirlo. Como prolongación del argumento previo, los desastres edilicios que los súperpoderes provocan para contrarrestar el mal llegan rebalsar la paciencia, y definitivamente se declara ilegal usarlos. La familia Parr, John / Mr Increíble (voz de Craig T. Nelson), Helen / Elastic Girl (Holly Hunter), Violet (Sarah Vowell), Dash (Huck Milner) y el bebé Jack-Jack (Eli Fucile), nuevamente se ve recluida al anonimato junto con Frozono (Samuel Jackson). No obstante en la anécdota disparadora hay dos líneas principales del guión que no necesariamente buscan converger en forma fehaciente, o al menos no con una injerencia directa del uno sobre el otro. La primera, es la aparición del lobby de un poderoso medio de comunicación que busca crear en la opinión pública la necesidad de tener a los “súper” de vuelta y convertidos en paladines. La segund, es claramente el funcionamiento familiar, la articulación de sus miembros y sobre todo la sobrevaloración de los roles y la capacidad de entenderlos poniéndose a practicarlos en lugar del otro. El guión no abandona la primera, pero su remate por elección es el de colocar a los medios como una idiotización del pensamiento, una hipnosis colectiva de la que sólo puede salirse “sacándose los anteojos”. Distinto ocurre con la otra vertiente, cuyo mensaje contra el patriarcado llega por decantación de la propuesta y sus situaciones para contarla. Ocurre a partir de cruzar la conveniencia del lobby para lograr su éxito, con la necesidad de poner a la madre de la familia Parr como baluarte de la heroína que se expone para cuidar los suyos, y por carácter transitivo a toda la sociedad. ¿Igualdad de derechos? Pregúntele a Elastic Girl. El plan es desarticular el proyecto de villano inventado por el propio medio y gerenciado por los hermanos Evelyn Deavor (voz de Catherine Keener) y Winston Deavor (Bob Odenkirk). En este punto, la construcción del mal también está manifiesta en el libreto y toma posición respecto de la influencia de los medios de comunicación, aunque por supuesto no será radical como la modernización de los roles en la familia, sobre todo por el En una, Elastic Girl, la mujer sale a salvar al mundo; en ot, Mr Increíble se queda en casa a lidiar con los chicos y sus inquietudes. Mucho del humor, por momentos hilarante, sale de esta casa prestada en donde cae la familia Parr para reconstruir su posición. El bebé Jack-Jack es multi-poderoso y sus atributos se manifiestan dentro del universo que mejor maneja Brad Bird: el humor físico. El niño dispara rayos (la pelea con un mapache es antológica), se convierte en un bólido de fuego, en un demonio, o simplemente aparece y desaparece de una dimensión a otra según la influencia externa, es decir, una cómica y creativa forma de metáfora de lo impredecible del comportamiento de los recién nacidos y del pavor que esto causa en los padres a la hora de reaccionar. Todas las escenas en la casa remiten a las viejas series sobre la familia, mientras que en su todo “Los increíbles 2” tiene un manto del cine clase B al cual le rinde homenaje. Pese a sus 115 minutos el ritmo no decae, aunque sí, es cierto, que habrá que ver si los más pequeños pueden permanecer tanto tiempo.
Wrapped like candy in a blue blue neon glow Hace rato que Pixar Animation Studios le perdió el miedo a hacer secuelas, pero es sorprendente lo mucho que tardó en llegar a Los Increíbles (Brad Bird, 2004). Tratándose de una película que pertenece al género de superhéroes, que ya empezaba a mostrar cierta continuidad en el mercado de Hollywood y hoy es el pan de cada día, los catorce años transcurridos entre esta secuela y la original se vuelven relevantes para analizarlas en contexto. La primera alegría que la película ofrece es que la frescura, el humor y la agilidad narrativa de Brad Bird no han perdido un ápice de fuerza. La segunda es que Los Increíbles 2, estructurada con un pattern muy similar al de la primera entrega, expande y complejiza conceptualmente el universo de la original, revistiéndola de cierta mirada crítica que la hace apasionante. Los Increíbles 2 retoma el final de la primera entrega y lo pone de cabeza: lo que suponía el preludio a una vida familiar abocada a la lucha contra el crimen pronto se convierte en fracaso y desorganización a la hora de enfrentar a un villano. A esto se suma el cierre del programa que permitía reubicar a los antiguos héroes cada vez que sus instintos de justicia se ponían por encima de la prohibición que prohíbe su existencia. Rick Dicker (Jonathan Banks) les consigue a Helen Parr/Elastigirl y a Bob Parr/Mr. Increíble (Holly Hunter y Craig T. Nelson) un humilde hotel como último gesto de reconocimiento a sus servicios como héroes: a partir de ahora, deberán sobrevivir solos. No tarda en presentarse una oportunidad: Frozono (Samuel L. Jackson) les cuenta que un importante magnate de las telecomunicaciones, Winston Deavor (Bob Odenkirk), nostálgico de los superhéroes, pugna por su legalización y tiene un plan para sacarlos de la clandestinidad. Si Winston es el rostro carismático de la cadena de noticias, es su hermana Evelyn (Catherine Keener) la genia informática a cargo de la tecnología que podrá mostrar las acciones de los héroes al mundo para convencer a los espectadores de su buena fe y su utilidad a la comunidad. La elegida para volver a la acción resulta ser Elastigirl, quien mejor balancea el nivel de destrucción causada por las acciones heroicas con efectividad en la protección de los civiles. Mr. Increíble, por el momento, deberá colgar el traje y dedicarse a cuidar de sus hijos: el hiperactivo Dash (Huck Milner), la introvertida Violeta (Sarah Vowell) y el bebé Jack Jack (Eli Fucile), quien empieza a demostrar sus múltiples y problemáticos poderes. No exento de celos hacia su mujer, Bob se embarca en una misión: triunfar como padre y amo de casa. Los Increíbles 2 ofrece acción y aventura en el mismo tono que la película original pero con esteroides. Las secuencias de acción son vertiginosas y emocionantes, siempre puestas en función del desarrollo de los personajes. La enérgica música de Michael Giacchino vira ocasionalmente a un brío funk y abundan los momentos de narrativa puramente visual y sonora. Conceptualmente, Los Increíbles 2 aborda la compleja relación entre el superhéroe, protector del bien público, y su figura convertida en objeto de consumo. El mundo de héroes y villanos de la época dorada de los superhéroes ya se oscurecía en la primera película con la aparición de Síndrome, el niño fan vuelto villano a causa la decepción de su héroe. Los Increíbles 2 es incluso más aguda, llegando a internarse en terrenos similares a los de la muy buena Iron Man 3 (Shane Black, 2013). En ambas películas, sin entrar en más detalles, la construcción del villano “comiquero”, con traje especial y frases rimbombantes, se presenta como una ficción: una operación simplificadora que enmascara a los verdaderos villanos. Si los espacios y la iconografía mid century modern de Los Increíbles se vincula con un ideal norteamericano de los 50 y los 60, temáticamente la secuela se acerca más a los 80, con los Watchmen de Alan Moore y Dave Gibbons o el The Dark Knight Returns de Frank Miller (obras fundamentales en la redefinición del cómic del superhéroe de ese momento); ambas obras otorgan, en sus paneles, un espacio fundamental a la mirada televisiva sobre el héroe, que tanto puede construirlo como o condenarlo. Si bien Los Increíbles 2 se mantiene de los lineamientos estéticos y formales de la primera entrega, acusa recibo de los catorce años transcurridos entre una y otra: en una época en la que el cine de superhéroes está más mercantilizado que nunca con las múltiples películas del género que salen por año, Los Increíbles 2 abraza la paradoja propia del género, no exenta de cierto cinismo: la del héroe cuyo único objetivo es el bien común, pero que se vuelve objeto de consumo cuando es manipulado por quienes ostentan el poder real, invisible y más destructivo que las trompadas que los protagonistas pueden dar. Sin que lo notemos demasiado, Los Increíbles 2 cava hondo en esta problemática en la que los héroes siempre pecan de ingenuidad, y seguramente haya hecho más por el género de superhéroes que las muchas películas que salieron y saldrán este año. A la vez, la película no destruye sino que revaloriza la honesta simplicidad de la figura heroica, tras plantar una advertencia sobre los riesgos que implica vincularla demasiado con el establishment.
No es común que se demore tanto tiempo en lanzar una secuela, pero Pixar ya nos está acostumbrando a esta realidad. Buscando a Dory fue estrenada 13 años después de Buscando a Nemo, y esta Los increíbles 2, 14 años después que su antecesora. A pesar de tal lapso (por el cual muchos de quienes vieron la primera película siendo niños ya son hoy adultos independientes), la acción de esta segunda entrega transcurre inmediatamente después de la primera. Así, ninguno de los personajes ha envejecido un ápice, y el bebé Jack-Jack, al igual que Maggie Simpson, parecería condenado a la eterna lactancia.
Luego de 14 años del estreno de Los Increíbles, llega esta secuela que se aleja de algunos lugares comunes de su predecesora para darle actualidad a una historia entretenida e inteligente. Bob y Hellen Parr, los alter egos de Mr. Increíble y Elastigirl, son los padres de Violet, Dash y el inquieto Jack-Jack. En medio de un paseo familiar, un villano ataca la ciudad y, a pesar de saber que los superhéroes están prohibidos, la familia se lanza en un desenfrenado intento por detener al malhechor. El resultado es el opuesto al que querían lograr y eso hace que el gobierno deje de subsidiar el programa de superhéroes, forzándolos a vivir una vida de clase media “carente de aventuras”. Enfrentados a la imposibilidad de mantener su precaria vivienda y su economía ya de por sí escueta, Bob y Hellen se plantean un futuro de trabajos administrativos hasta que aparece Winston, un empresario entusiasta fanático de los superhéroes que les propone un plan para que la sociedad los vuelva a aceptar. El problema es que el plan implica que Elastigirl salga a salvar al mundo mientras que Bob se queda en casa tratando de ser un buen padre para sus dos conflictuados hijos mayores y un bebé que demuestra un nuevo y descontrolado poder. Alejada del panfleto capitalista de la anterior entrega, Los Increíbles 2 es una mirada actual y eficaz sobre las nuevas dinámicas de la familia estadounidense (y, de paso también, de gran parte del mundo) que gana particular interés para la Argentina en medio de la reivindicación del papel y los derechos de la mujer en la sociedad. ero no por plantear un tema actual y serio la película pierde el humor que 14 años atrás conocimos. Las situaciones que deberá atravesar Bob en su papel de padre no sólo son hilarantes, sino que también son realistas (dentro de lo posible en una historia de este tipo, claro está). La escuela de Dash, la adolescencia de Violet y un movedizo e hiperactivo Jack-Jack que suma a la problemática del bebe usual una cantidad de poderes que ni Bob puede comprender, son suficientes para que él tenga que aprender la humildad que se requiere para vivir una vida burguesa como padre de familia. Con leves pero contundentes críticas a los medios de comunicación y a las agendas de los gobiernos, la película termina de cerrar un guion muy concreto, efectivo y reflexivo. Esta es una de esas películas de animación que abarca a toda la familia, incluso en la que los adultos no serán meros acompañantes de los chicos, sino que sentirán más empatía aun con los personajes que los menores en la sala.
La vuelta familiar de los superhéroes Después de 14 años, finalmente salió la secuela de la película animada. El film supo adaptarse a la actualidad y comienza en el mismo punto que terminó la primera parte. Pasaron catorce años desde el estreno de "Los Increíbles", y si bien su final, como toda película de superhéroes, dejaba una puerta abierta para una segunda parte, tras tanto tiempo ya nadie esperaba que se creara una secuela. Pero finalmente llegó, de la mano del mismo director, Brad Bird, y con un gran acierto que no deja de ser curioso: supo adaptarse bien a la actualidad a pesar de que la historia comienza en el mismo punto en el que terminó el filme original. Hace catorce años, la familia "tradicional", normativamente mostraba a Helen como madre, esposa, ama de casa, que debía lidiar con sus tres hijos mientras Bob se dedicaba a trabajar como empleado y se veía frustrado por no poder utilizar sus poderes para salvar al mundo. En esta segunda parte, será Helen la que tome las riendas económicas de la familia, mientras el Sr. Increíble debe criar a sus hijos. Esta modificación, que choca contra lo tradicional que existía una década y media atrás, la transforman en una adaptación más que acertada. En la historia de "Los Increíbles 2", Helen es reclutada por unos empresarios para liderar una campaña con la que los superhéroes vuelvan a la acción, por lo que se transforma en la nueva cara de la operación de marketing. En tanto, Bob comienza a descubrir los asombrosos poderes del bebé Jack Jack, que ya había sorprendido en la primera película. El pequeño se roba los momentos más divertidos de esta secuela, pues también es el encargado de quitarle tensión a parte del argumento que, por momentos, se pone bastante serio más allá del humor y los diálogos en escena. Tras una intención de divertido thriller, con varios prospectos de “villano” que aparecen y desaparecen durante el metraje, finalmente todo se pondrá complejo cuando “Rapta pantallas” (que obviamente hipnotiza vía pantallas) haga su presentación pública y amenace la ciudad. Por ello, será toda la familia la que deba volver a vestirse los trajes para restaurar el orden. Pensada para nuevas generaciones, la segunda parte de "Los Increíbles" es sumamente entretenida y vuelve a sorprender con el guión, aunque por momentos pareciera tener la necesidad de "reinsertarse" en el mercado del cine animado, quizás con la intensión de forzar una tercera parte, y en ese sentido no arriesga dentro de la fórmula por la que fue considerada una de las mejores películas de su tiempo (fue nominada por su Guion Original en los Oscar).
SI SOMOS UNA FAMILIA MUY NORMAL Los Parr están de regreso con más conflictos y súper acción. Por alguna razón, la película de Pixar que más pedía secuela a gritos, se tardó casi quince años en llegar a la pantalla. Antes tuvimos continuaciones de “Cars” (2006), “Monsters Inc.” (2001) y hasta “Buscando a Nemo” (Finding Nemos, 2003), pero los Parr se hicieron desear, incluso, en una época donde los superhéroes invaden cada uno de los medios. ¿Será por este motivo que Brad Bird se tomó su tiempo? El realizador vuelve a hacerse cargo de la historia -y al mundo de la animación tras su paso por el live action con “Misión: Imposible - Protocolo Fantasma” (Mission: Impossible - Ghost Protocol, 2011) y “Tomorrowland” (2015)-, para retomar la aventura justo, justo donde la dejó, con la familia de supers a punto de enfrentar al Underminer (John Ratzenberger), ¿se acuerdan? Un comienzo a pura acción sin respiro que tiene poco de heroico, mucho de destrucción y la desaprobación de las autoridades que todavía mantienen proscriptos a estos justicieros. Al parecer los desmadres de Syndrome no causaron ningún efecto a la hora de levantar la prohibición, pero al ciudadano común se lo ve contento cuando atestigua a sus héroes favoritos en acción. Por ahí viene la cosa con “Los Increíbles 2” (Incredibles 2, 2018): intentar volver al ruedo y a la legalidad, manteniendo el equilibrio de la vida doméstica y la estabilidad familiar. Algo que, a simple vista, parece facilísimo, pero en realidad no lo es. Los Parr vuelven a estar un poco desamparados, sin hogar y sin la “protección” de Rick Dicker, aquel agente del gobierno encargado de supervisar el programa de reubicación de superhéroes. Él ya no los puede ayudar, y es ahí donde entran en juego Evelyn (Catherine Keener) y Winston Deavor (Bob Odenkirk), dos hermanos entusiastas que cuentan con el dinero y la tecnología para que estos seres del bien vuelvan a ser aceptados. Los Deavor tienen sus propias razones y, de alguna manera, intentan perpetuar el sueño de su padre, un gran amigo y defensor de los enmascarados. La idea: demostrarle al mundo la necesidad de que los superhéroes nos den una manito, pero para convencerlos el enfoque va a ser diferente. Winston quiere que Mr. Incredible (Craig T. Nelson), Elastigirl (Holly Hunter) y Frozone (Samuel L. Jackson) sean las caras visibles de esta redención, con la superheroína a la cabeza, ya que es la que menos destrozos ocasionó en el pasado. Esta distinción crea varios conflictos inmediatos: por un lado con Bob que se siente disminuido, y por el otro, con ella misma, que debe lidiar con su doble necesidad de cuidar a su familia y disfrutar del momento y de la adrenalina que corre por su cuerpo cuando sale a salvar el día. Helen decide aceptar el reto y ahí es cuando empiezan los verdaderos problemas. Un poco a regañadientes, papá Bob se queda en casa con los chicos, lidiando con los deberes de Dash, los cambios de humor adolescentes de Violet y un bebé que empieza a demostrar una serie de habilidades imposibles de prever y manejar. No, Bob Parr no es el primer “amo de casa” en la historia del séptimo arte, pero lo de él excede el clásico enunciado de “tareas domésticas”. Mientras tanto, y ocultando su sentimiento de culpa por “abandonar” a su familia, Elastigirl sale a la cancha con la intensión de combatir el crimen, no de manera muy diferente a como Bob y Lucius lo hacían en la primera película. Claro que acá cuenta con la tecnología avanzada de Evelyn, que poco le sirve a la hora de enfrentar a un nuevo enemigo –Screenslaver (Rapta-pantallas)- que intenta frustrar sus planes y desatar el caos. Así, “Los Increíbles 2” vuelve a triunfar en lo que mejor le sale: combinar la acción, la aventura y la trama comiquera, con las complicaciones de la vida familiar que, a pesar de estar plagada de superpoderes, no puede escapar de la cotidianeidad, la rutina y los pequeños conflictos del día a día. La comunicación entre padres e hijos, la maternidad, las relaciones de pareja, los resentimientos, la inacción, Bird pone todos estos asuntos sobre la mesa y nos hace reír a carcajadas y reflexionar en partes iguales. Si bien, en la primera entrega los Parr ya pasaron por algunas de estas situaciones, acá se nota que no llegaron a ningún “consenso” en cómo manejarse como familia superheroica en el mundo exterior. Los sentimientos están, pero falta un poquito de comunicación, nada que no veamos en cualquier otra dramedia con personajes de carne y hueso. Lo bueno de “Los Increíbles” es que puede llevar todas estas cuestiones al extremo y salir airosa, entretener a los más chicos con su historia, su parafernalia y unos efectos especiales que son la envidia del MCU y DCEU juntos; además de llegar a los más grandes, que no pueden dejar de verse representados en algún que otro punto. Bird ya era un adelantado en esto de empoderar a sus protagonistas femeninas animadas. Acá, no tiene necesidad de resaltarlo, simplemente deja que Helen acepte que este es su momento para brillar, a pesar de los sentimientos encontrados que le produce “abandonar” a sus hijos, o mejor dicho, dejarlos al cuidado de un papá “inexperto” en esto de las tareas hogareñas. En este aspecto, “Los Increíbles 2” es un gran #soltar para ambos personajes que deben aprender a confiar en el otro, sus fortalezas y debilidades. Se veía venir que Jack-Jack se iba a robar la película, por eso no apostamos en su contra. El pequeño Parr es el protagonista de algunos de los momentos más hilarantes de esta historia: una mezcla de ternura, caos y cuestiones de bebé que se complican cuando tu pibe puede lanzar rayos por los ojos, entre otras muchísimas cosas. Esta secuela no pretende ser innovadora desde su narrativa (al fin y al cabo, es una peli para los más chicos, ¿no?). Como su antecesora, se atañe a la estructura más clásica del género superheroico para poder reformularlo desde adentro, y jugar con los cambios de roles. Le apuesta todo a la acción desenfrenada, el humor como hilo conductor y la dramedia doméstica que pone a estos seres “superiores” a la altura de cualquier humano cualunque que debe atravesar por las mismas disyuntivas. La fórmula se repite, sí, pero también crece y evoluciona. “Los Increíbles 2” tal vez haya perdido la ‘novedad’, pero es una dignísima continuación que se posa bien firme sobre la construcción de sus personajes. La banda de sonido de Michael Giacchino sigue siendo impecable y mantiene ese espíritu retro futurista que caracteriza a la obra de Bird. Edna Mode vuelve a robar cámara cada vez que aparece (asegúrense de conseguir una copia con subtítulos), y un comentario aparte se merece “Bao” (2018), el cortito de Domee Shi que acompaña este estreno. Sí, tuvimos que esperar 14 años para la secuela de las aventuras de la familia Parr, pero en este contexto cinematográfico donde los superhéroes copan las salas y los récords de taquilla, la historia de Brad Bird se sigue destacando porque nos ofrece un punto de vista más humano (más allá de que son personajes animados) para estos justicieros con capa. Perdón Edna, NADA DE CAPAS. LO MEJOR: - Bird da cátedra de cómo hacer una peli de superhéroes. - El despliegue visual es increíble (no pun intended). - Los personajes siguen siendo el fundamento de la historia. LO PEOR: - ¿Habrá que esperar otros 14 años para la continuación? - A esta historia le falta más Edna.
Ella es la que sale de casa a tener aventuras y él, el que se queda con todos los problemas del hogar y tres chicos Gran película animada que disfrutarán los que vieron el film de 2004. Es decir, si quería saber si vale la pena verla, pues sí, especialmente porque Brad Bird es de los pocos autores que quedan en el panorama del Hollywood industrial, y es un narrador inteligente. Ahora bien: es en realidad la misma película que en 2004 –sin la natural frescura del original– cambiando los roles. Ella es la que sale de casa a tener aventuras y él, el que se queda con todos los problemas del hogar y tres chicos –uno de ellos, un bebé con todos los superpoderes posibles y desatados–, lo que da pie a situaciones que son humorísticas por cómo las realiza Bird aunque carecen de originalidad (se nota que el realizador fue el verdadero cerebro detrás de “Los Simpson” en sus primeras cinco temporadas). Es cierto: las secuencias de acción, sobre todo en la primera mitad de la película, son más oscuras, más “serias”, más cercanas a cualquier película de superhéroes actual (“Los Increíbles”, otra vez la comparación, probablemente sea el film definitivo del género antes de que se pusiera tan de moda). Y hay algo más: la animación es mucho más perfecta y realista, pero eso le juega en contra porque en 2004 el aura de caricatura, de cartoon clásico, recuperaba la idea satírica que siempre ronda este tipo de relatos. Por debajo, pues, de la original, aunque por encima de lo que Hollywood nos arroja semana a semana: Bird sigue jugando en otra liga y esa es la mejor noticia de todas.
El texto de la crítica ha sido eliminado por petición del medio.
Pasaron 14 años desde que Pixar trajo al mundo a los Parr, una familia tipo, ordinaria, de clase media estadounidense, demostrando así que sus humanos también podían animarse por computadora y a la vez, ser los protagonistas de la historia. Eso sí, se tomaron la sutil licencia de que no fueran del todo “normales” sino que gozaran de algunos superpoderes. Por ejemplo, Bob, el padre, poseedor de una fuerza única, Helen, la madre, capaz de estirarse a amplitudes enormes sin afectar su motricidad, Violeta, la hija adolescente, puede invisibilizarse y crear campos magnéticos, el hiperquinético Dash, algo así como un Bart Simpson pero con supervelocidad, y Jack-Jack, el sorpresivo bebé, que en principio no parece tener atributo alguno. Casi tres lustros después Los Increíbles 2, su secuela, se presenta inmutable, como una continuación que se reactiva justo ahí donde terminó la primera dejando como aviso que no pretende la redituabilidad económica a cambio de abrazar a la nostalgia. Y evitar que los personajes rememoren su pasado, más sabiendo que gran parte del público fueron los niños en el 2000 que hoy tienen entre 20 y 30 años (un blanco etario óptimo para apelar a la niñez), lo considero un logro. Logro que si bien tiene efectos colaterales: esa maldición propia de las secuelas de no poder jamás despegarse del todo su antecesora (menos con Toy Story 2, con vos está todo bien), lo compensa con un alto nivel en la plasticidad tridimensional y con instantes eufóricos y cargados de energía calórica que nada tienen que envidiarles a ciertos pasajes de Misión Imposible o de alguna película de acción interpretada por Bruce Willis. Como dije, el largometraje tiene un comienzo explosivo, donde quedó la anterior, con los Parr, debajo de la ciudad, en pleno combate contra Sub-terráneo. Toda la pelea orquestada por ese spy-jazz eufórico como leit motiv al mejor estilo James Bond. Consiguen entonces que el villano no derrumbe el banco central pero no logran evitar el robo de la caja fuerte, ni las recriminaciones por parte de las autoridades, quienes argumentan que su voluntaria pero ilegal intervención aumentó la destrucción del espacio público. A continuación, se ve a la familia recluida en un motel mientras Bob y Helen discuten el futuro. Él se niega a volver a la camisa, la corbata y el trabajo de oficina con olor a café, en cambio, ella, a salirse del sistema. Helen se lo deja en claro, más allá de que los superpoderes ayuden al bienestar civil y a combatir el terrorismo, para la justicia son ilegales, y la justicia, desde su postura, tiene la última palabra. Si recordamos, en Los Increíbles del 2004 la vuelta de los superhéroes a la clandestinidad ocurría luego de que Bob fuera demandado por un suicida quien lo acusaba de haberle salvado la vida sin habérselo pedido. La libertad individual chocaba con la necesidad, la empatía, el deber que creen tener los superhéroes de poner en funcionamiento sus dones en pos de la sociedad. La película vuelve entonces a traer sobre la mesa cuestiones y contradicciones, terrenos grises propios de la ley, que no se alejan mucho de las que nos dirigen a nosotros. Horas más tarde de la escena del motel, Helen parece olvidar todo lo dicho y vuelve en forma de Elasticgirl después de aceptar la propuesta ofrecida por los hermanos Winston y Evelyn Deaveour, dueños de una empresa de marketing que aspiran a cambiar la imagen de los superhéroes y así, conseguir la legalización de los mismos. A pesar de que la película prescinda de la elipsis de 14 años, el contrato demuestra que el tiempo sí pasó y que gracias al creciente feminismo, ahora los roles están invertidos. Helen es quien sale a trabajar y Bob, quien se queda en posición doméstica y al cuidado de su familia. De esta manera, la película avanza con un pie en las diferentes misiones que van cumpliendo Elasticgirl, que con la aparición de un extraño villano llamado Rapta-pantallas que hipnotiza y convierte en autómatas a las personas, se vuelven cada vez más riesgosas, y otro en el interior del hogar. De hecho, los instantes más graciosos suceden aquí, principalmente durante los intentos de Bob por controlar a Jack-Jack. El inofensivo bebé ahora tiene una batería impredecible de superpoderes. Sin lugar a dudas es el comodín del filme y el centro gravitatorio para sacarle el jugo a las potencialidades e innovaciones de la animación. Por más pequeño que sea, algo nuevo bajo el sol. Por Felix De Cunto @felix_decunto
Catorce años atrás, Brad Bird realizaba su debut como director en Pixar con The Incredibles, film que dejaba en evidencia una vez más su talento para la animación además de su pasión por el mundo de los superhéroes. Su segundo largometraje animado lograba unificar toda la iconografía comiquera, en una época donde esta clase de films no abundaban, junto al contexto realista del estereotipo de familia modelo y la crisis de mediana edad. Dos mundos opuestos que aquí funcionaban en el mismo código dentro de una obra con una fuerza imparable que hasta el día de la fecha, y con una avalancha de producciones de este género que llegó tras de sí, se yergue como el mejor film de superhéroes. Manteniendo el amor incondicional de director y espectadores para con la heroica familia de los Parr, The Incredibles se ganó una digna secuela que mantiene el carisma de sus personajes y la tridimensionalidad que poseen (no debido al estilo de animación digital) sigue allí de manera palpable en una realidad donde los poderes de velocidad o teletransportación conviven con los conflictos de índole familiar. Si bien la historia comienza al minuto exacto en que finalizó la primera entrega, con el inesperado ataque del villano Underminer (John Ratzenberger), Bird ingeniosamente se permite anclar a la trama principal y las problemáticas de la misma en un contexto de actualidad. Helen (Holly Hunter) es esa mujer que debe encargarse de la economía saliendo a trabajar y Bob (Craig T. Nelson) el padre que se encarga de las tareas del hogar y el cuidado de los niños. Dicha premisa, acorde a los tiempos que corren, funciona de manera perfecta para englobar no solo los conflictos nacidos de la inversión de roles que se produce en el eje de la familia, sino también para traer un cambio dentro de un género que siempre ha sido dominado por la testosterona de la hombría que salva el día. Así como gran parte del público no estaría preparada aún para dar lugar al paso de mando, Bob tampoco lo está. Y de ello mismo nacen algunos de los aspectos más interesantes del film. El hombre con súper fuerza que siempre ha sabido lidiar con la salvación de la humanidad, ahora debe depositar aún más los pies sobre la tierra para afrontar y entender las necesidades y los problemas de una adolescente como Violet (Sarah Vowell) que ahora pasó de ser invisible a estar completamente borrada de la mente del chico que le gusta, o de la educación y rebeldía de Dash (Huck Milner). Si a eso se le suma los cuidados del bebé Jack-Jack, trasladados a un nivel más dificultoso debido a sus poderes polimorfos como cómica metáfora de la crianza, la labor del padre de familia y amo de casa representada funciona tanto como comic relief como también de lazo emocional en la relación parental. Siendo lo segundo parte del enorme corazón del film y lo primero un recurso que por momentos funciona muy bien, sobre todo cuando se refiere a la relación entre Jack-Jack y Edna Mode (Brad Bird), pero que a la vez le juega en contra ante el exceso de recurrir al tierno bebé. Elemento del slapstick que termina resultando un tanto fastidioso. Un abuso del niño (con todo lo feo que eso suena) símil a la irritante ardilla de la saga de Ice Age. Es así como esta segunda parte comienza a encontrar paulatinamente ciertos problemas dentro de su narrativa que en el film original nunca llegaban a acontecer. Mientras que la primera gozaba de un ritmo in crescendo que maneja con precisión el balance justo entre la comedia familiar y el mejor cine de súper acción, esta secuela pierde su equilibrio debido a la división estructural que se escogió para narrar. Así como en su mayor parte lo que respecta a Bob y Helen se mantiene en líneas separadas, cada cual por su arco, toda la familia y por ende el film terminan sufriendo dicha elección. El corazón y el cariño continúan estando, pero ya no con el sentido de unión con el que cual el público conoció y conectó con estos personajes. La independencia y responsabilidad de Helen haciéndose cargo de ser un ícono como mujer y heroína cuenta con una fuerza única y admirable que entra en sintonía con las “increíbles” secuencias de acción que protagoniza. Una incluso digna de pertenecer a un film perturbador como lo es Se7en de David Fincher. Pero es tal vez debido a ese factor unilateral que predomina en gran parte del film, y un poco también a lo predecible de ciertas resoluciones que antes era impensado que ocurriera, que Incredibles 2 se presente como una historia que no se encuentra muy a la altura de la fortaleza de sus personajes. Tampoco hay que olvidar que esta segunda parte inicia con una de las mejores secuencias de acción y apertura de la historia del cine, donde se ve a toda la familia Parr peleando en conjunto para derrotar al mal. Y si bien fracasan en su cometido, lo hacen estando unidos. Algo que si luego es separado de manera tan abismal, es imposible que no tenga como efecto el echarlo de menos y que no salga un tanto perjudicada la esencia misma de sus personajes. Incredibles 2 es sumamente disfrutable pero la pérdida de cierta unión tanto familiar como narrativa atenta con el total de la obra y termina dejando un leve y triste sabor de insatisfacción. Algo que en otro caso sería resultado más acorde en relación a una familia de padres divorciados. El amor del director Brad Bird por su obra, si bien no es perfecta, se sigue respirando como atmósfera del mundo creado y pone sobre los hombros del film la capa que hace que sea una digna secuela (CAPAS NO!!!). Tal vez el mayor peso que lleva consigo es ser el producto de una primera parte tan perfecta que, ni volando con el mayor poder del mundo, es posible de superar. Paradójicamente a como funcionan los personajes, visto de manera separada y valiéndose de accionar independiente, Incredibles 2 celebra a sus personajes, celebra a los héroes y recuerda que unidos o individualmente, con sus fallas y virtudes, la familia Parr sigue siendo el mejor ejemplo de lo que el mundo superheroico puede ofrecer.
Crítica emitida por radio.
Pasaron 14 años entre la primera parte y esta nueva entrega de Pixar, y la verdad que tengo recuerdos vagos de aquella primer película, si recuerdo haberla disfrutado. No recordaba el final, pero una charla con mi compañera me ubico en la palmera y me senté a disfrutar de este nuevo film. La calidad que tiene Pixar en todas sus películas es innegable, esta no es la excepción. Alta calidad de imagen y sonido a lo largo de los 118 minutos que dura el film. Entretenida y llevadera, pero hasta ahí no más. La historia está bien. Simplemente eso, bien. Cumple con la función de cierre para la cual fue creada (todos sabemos que va a haber alguna que otra entrega más) pero flaquea en ciertos aspectos. Cierra la primer película y abre un nuevo problema para resolver por nuestros super héroes de turno. Problema que a mitad del mismo ya se torna predecible lo que va a suceder, y eso resta. Claramente no es una película para niños, está apuntada a los niños de hace 14 años atrás, ya que toca temas que hoy en día están en auge, y los cuales fueron creciendo junto con esos niños del 2004. Como por ejemplo que las mujeres toman el mando en este film. Son la protagonista y la antagonista. Cosa que está perfecto. Con claros tintes feministas, pero sin poder salir de los mismos estereotipos hegemónicos de siempre. Tocan el feminismo, pero se quedan a mitad de camino. Ella es la que esta vez sale a trabajar, pero no puede dejar su rol de ·ama de casa· y responsable de todo el clan. Mr. Increible no se siente a gusto con este nuevo rol secundario y no logra llevarse bien con la responsabilidad hogareña o la crianza de los niños. Nuevamente vemos como se refuerza el estereotipo sobre los roles del hombre dentro de la familia, sin salir a trabajar no tenemos una identidad. Es una película que se la acusan de querer educar a los niños sobre el feminismo, lo cual no tiene nada de malo, pero no decían nada cuando Disney adoctrinaba a las niñas a ser princesas y esperar al príncipe azul que las viene a rescatar, porque eso si esta bien, es lo que “Dios” manda. Mi recomendación: No es mejor que la primera parte, pero tu niño interno merece tener un cierre y ver esta entretenida segunda parte.
Si el universo cinematográfico nos ha negado tener una versión decente de Los 4 Fantásticos (aún después de cuatro intentos!), al menos la compensación cósmica la tenemos en la saga de Los Increíbles. Las diferencias del reparto de superpoderes son cosméticas (pusieron a un chico velocista a lo Flash en vez de la Antorcha Humana, pero el resto se ve igual) pero la mecánica es la misma. Considerando que cuando apareció el filme de Brad Bird en el 2004 no había casi nada en materia de superhéroes – sólo algunas producciones esporádicas; no existía ni el Universo Cinemático Marvel ni Christopher Nolan había llevado al zenit de El Caballero de la Noche -, su regreso era mas que esperado. Y las pruebas están a la vista: con el género de superhéroes en plena euforia, Los Increibles 2 hicieron 1.231 millones de dólares, nada mal para una franquicia que se tomó 14 años en parir la pertinente secuela. Aún con todo ello – los halagos de la crítica y el público, la tonelada de dolares de recaudación en taquilla – la saga de Los Increíbles es una que no me termina de conformar. Los raptos furiosos de acción y humor no terminan camuflar que hay algo aburrido escondido en la trama, un detalle que es difícil de descifrar cuál es y por qué no funciona. Será porque hay toneladas de referencias pop y toques retro futuristas (que tanto ama Brad Bird pero que se le escapan al público infantil); o será que, cuando los trajes de superhéroes están guardados, la trama familiar no es muy divertida que digamos. Los Increibles 2 tiene mucho mas acción y humor que el original pero, por contra, el argumento es mas débil: toda la historia de una pareja de hermanos billonarios decididos a sacar a los superhéroes de la ilegalidad (y abandonar todo ese escenario tipo Watchmen que el original del 2004 había pintado) parece arbitraria y traida de los pelos. Lo mismo las causas de la venganza del villano parecen carecer de fuerza. El por qué se reúnen de la nada un montón de politicos de todas las naciones y desean eliminar el baneo a la actividad de los superhéroes es inexplicable. Todo esto es una excusa para que superhéroes y mandatarios estén reunidos en un solo lugar y a mano de los propósitos nefastos del villano, pero carece de lógica explicable. El otro detalle que afecta a Los Increibles 2 es la necesidad de cambiar los roles tradicionales y empoderar a Elastigirl (e incluso ponerla contra una super villana). Uno está de acuerdo con la necesidad de emparejar roles, funciones y hasta salarios entre hombres y mujeres en Hollywood, pero una cosa muy diferente es alterar el balance de una franquicia establecida para dejar contento a un grupo de público determinado. Es como si tomaran la historia de Superman e hicieran a Lois Lane el personaje mas importante de la historieta, o como aquellos que pujan el reemplazo de Daniel Craig por una Jane Bond mujer. Llega un punto en que el movimiento para empoderar a las mujeres (sea actrices, directoras, roles femeninos, etc) termina siguiendo un camino forzado y antinatural en vez de un crecimiento espontáneo. Acá Elastigirl viene a ser una especie de Batman (o Batgirl, si se quiere), plagada de gadgets para derrotar a los villanos de turno mientras Mister Increíble se ve relegado al rol de niñero y amo de casa. Si, pasan cosas graciosas, pero la decisión del libreto es superficial. Si los hermanos Deavor quieren sacar a los héroes del ostracismo, ¿por que no elegir 10 o 20 héroes en vez de centrarse unicamente en Elastigirl?. Es por eso que el equipo aparece a las perdidas, al principio y al final del filme, y el resto son las desventuras familiares de Mr Increíble mientras Elastigirl investiga el misterio de turno. Eso es lo que hace diferente al filme de cualquier otro de superhéroes en donde los paladines de turno se pasarían minuto a minuto develando el plan del villano en vez de ocuparse de los problemas amorosos de la hija adolescente, el drama para aprender matemáticas del pequeño de la familia o ver qué macana está haciendo el bebé que acaba de descubrir sus superpoderes. Quizás el problema pase – en un momento de sinceridad suicida – porque a nadie le importa la vida familiar de los Parr y solo espera ver los superheroismos habituales como un filme de Marvel. O quizás la cuestión sea que los elementos familiares no está bien balanceados – yo me divertía mucho con la inusual (y amorosa) conducta paternal de Paul Rudd en Ant-Man, pero acá los Parr & Cia me aburren -. Los Increíbles 2 es mas de lo mismo; es espectacular y tiene humor, pero el libreto tiene menos sentido y aún hay momentos que aburren a la platea infantil. Ni por asomo es un mal filme, pero desde ya es uno que no termina por satisfacerme del todo a pesar de su exquisito envoltorio de lujo.