La primera parte de Los Juegos del Hambre: Sinsajo resulta, por momentos, un tedioso avance de lo que vendrá. Las cosas no terminaron bien en el Tercer Vasallaje de los 25. Katniss, quien fue salvada por los rebeldes, es llevada al Distrito 13 mientras que Peeta fue capturado y llevado al Capitolio. Al llegar al distrito que se creía desaparecido desde hace años Katniss conoce a su Presidenta Alma Coin, quien lidera junto a algunos viejos conocidos la revolución contra el Presidente Snow. Coin le prepone a Katniss ser la cara visible de esta revolución para continuar inspirando a los habitantes de Panem a unirse a la lucha, a lo Katniss aceptará con una condición: rescatar a Peeta. La revolución será televisada Habiendo leído los libros con antelación, al momento que Lionsgate anunció que la última entrega de Los Juegos del Hambre estaría dividida en dos partes supe que estábamos en problemas. Y si bien el resultado final continúa reafirmando que la historia de Katniss Everdeen es de lo mejor que se puede encontrar en lo que adaptaciones destinadas a jóvenes adultos respecta, Sinsajo: Parte 1 es algo así como un pequeño traspié en, de otra manera, una más que interesante saga. No hay forma de justificar una decisión de dividir en dos partes al último libro de Los Juegos del Hambre, más allá de que fue realizada solo con fines económicos y no artísticos. Sin dudas esta es una mala movida por parte de los productores, ya que casi se las arreglan para arruinar una saga que venía arrasando en taquilla y ganándose tanto al público como a críticos por igual. La película difícilmente vaya a resultar un fracaso y, por más que así lo fuera, la Parte 2 ya está asegurada. Pero a diferencia de las dos entregas anteriores, que si bien daban el pie a una secuela las historias concluían de la mejor manera, Sinsajo: Parte 1 se las arregla para estancar su trama y avanzar con el freno de mano puesto, para acabar dándonos solo un vistazo de lo que vendrá y lo que en definitiva importa. A pesar de durar unos veinte minutos menos que los anteriores films de la saga, esta primera entrega de Sinsajo se arrastra durante una buena parte de su metraje y se hace pesada. La película está plagada de escenas redundantes, que no llevan hacia ningún lado o que poco hacen para avanzar el relato, y casi todas ellas son las centradas en la relación entre el trío protagónico: Katniss, Peeta y Gale. Si bien se mantiene fiel al libro -más allá de algunas pequeñas libertades, como la presencia de Effie Trinket- se siente más como una transcripción casi al pie de la letra de la novela en lugar de una adaptación, y siendo otros los tiempos que se manejan en la literatura el traspaso de papel a imagen se siente. Como ya se dijo previamente y hasta se adelantó en el avance, acá Los Juegos del Hambre hacen su presencia solo en el título ya que la trama está centrada en los vaivenes políticos y la inminente revolución que se asoma sobre Panem. Francis Lawrence dota al relato de una buena cuota de cinismo e ironía para terminar mostrándonos una revolución que se construye como si fuera programa de televisión o hasta un hecho mediático. Incluso una escena en particular recuerda mucho a la que involucra a una joven Kirsten Dunst en la sátira política Mentiras que Matan (Wag the Dog, 1997), en la que los personajes de Robert De Niro y Dustin Hoffman crean una falsa guerra en un estudio de Hollywood para distraer al mundo de otros hechos que verdaderamente importan. Sin dudas son esos los mejores momentos de Sinsajo: Parte 1 y los que demuestran que si bien la saga nació apuntando un público juvenil, no se conformó con ser solo eso. La película completa le pertenece a Jennifer Lawrence quien en mi opinión hace su mejor trabajo dentro de la saga hasta ahora. Es aquí cuando la vemos a Katniss quizás en su momento más vulnerable, a pesar de no estar corriendo para salvar su vida como en los anteriores films. Su conflictos -internos y externos- para con la revolución que le toca liderar (o por lo menos ser la cara visible) están muy bien trabajados y son los que en definitiva mantienen el relato a flote. Lo de Philip Seymour Hoffman tampoco tiene desperdicio alguno y debemos destacar tambien el buen desempeño de Josh Hutcherson. El resto del elenco cumple como es debido aunque no me terminó de convencer el trabajo de Julianne Moore, quien está lejos de sentirse como la líder de la resistencia del Distrito 13. Conclusión Los Juegos del Hambre: Sinsajo – Parte 1 nunca logra encontrar su mejor nivel y carece de la la fluidez que tenían sus antecesoras. A pesar de algunos intensos momentos de acción y otros dignos de una buena sátira política, la película se estanca en escenas que no suman. Jennifer Lawrence vuelve a destacarse dentro de un elenco que hace todo bien, pero que al fin y al cabo son arrastrados por un film que avanza con el freno de mano puesto. Pero si los últimos minutos de película son indicador de algo, es de que se guardaron lo mejor para el final.
Esperando el futuro. Una película de transición. Así se lo puede catalogar a este film menos interesado por el presente que por un futuro próximo cargado de épica. Las sagas de Harry Potter y Crepúsculo también fraccionaron su última entrega en dos partes, pero Los Juegos del Hambre parece haber llegado demasiado tarde a esta competencia de estiramiento. Con una calma inusual en este tipo de obras, Sinsajo - Parte 1 se centra en las semanas previas a la revolución organizada por Katniss y el Distrito 13, liderado por la Presidenta Alma Coin (Julianne Moore). En realidad, el objetivo de este nuevo personaje es crear no tanto un soldado como sí un símbolo de lucha, una representante de la esperanza refugiada bajo una fortaleza de hormigón; para la joven, su deseo principal es buscar y encontrar a Peeta, secuestrado por el tirano Presidente Snow. Esta es la superficie y también toda la profundidad que alcanza el film. Apenas hay un intento suave por capturar la ironía en la elaboración de un héroe. En la mejor secuencia (y la más simpática hasta que el director Francis Lawrence nos recuerda que acá no debe haber espacio para la comedia), Katniss es forzada a actuar en una propaganda a favor de la revolución pero sus movimientos son dubitativos y su voz se vuelve irregular ante el artificio. Si de algo se complace esta saga es brindar temas “adultos” al público adolescente que colma los cines de todo el mundo. Sin embargo, no hay mayores elementos de novedad en esta temática que Sinsajo - Parte 1 repite con el mismo espíritu transgresor y comprometido, pero con el amateurismo de siempre. Esta película carece de oxígeno. Esto se debe, principalmente, a que los personajes pasan más tiempo enfrascados en un bunker sombrío que en el exterior. En alguna que otra escena, Katniss recorre dos distritos arrasados por las fuerzas de Snow, pero en el resultado final, el film no puede ni siquiera agujerear las paredes que lo encierran. El hermetismo deviene en cansancio visual: el director de fotografía, Jo Williems, trabaja con dos o tres colores apagados para los momentos dentro del cuartel y con un gris aguado en las pocas secuencias que ocurren afuera. Y cuando los protagonistas logran respirar aire fresco, el mundo que los rodea se nota artificial: los travellings aéreos y los planos generales generan menos asombro que un rechazo incómodo, y los efectos especiales son difusos, como si estuviesen aplastados con una capa de pulido mate. No hay atención al detalle en Sinsajo - Parte 1, solo una planificación general. Los diálogos se repiten en su esterilidad, las acciones se acumulan en su apatía y los personajes deambulan por ahí esperando la oportunidad para entrar en guerra con sus enemigos. El realizador y los productores están más concentrados en economizan la energía y el brillo para lo que vendrá más adelante mientras abandonan en la pantalla un film anémico, prescindible. Incluso actores como Julianne Moore, Woody Harrelson y Phillip Seymour Hoffmann (la película está dedicada a él) aparecen y desaparecen de las escenas sin dejar un brillo de recuerdo detrás suyo; los únicos instantes de luminosidad brotan cuando disfrazan de personalidad las líneas de diálogo inofensivas que tienen que decir. La actividad sísmica de las entregas anteriores es reemplazada acá por unos molestos tics nerviosos. Todo está claro desde el principio: para derrotar al poder, hay que salir y enfrentarlo. Katniss quiere -y seguramente podrá- vencer a los malos pero primero tenés que sentarte y esperar a que llegue el momento.
La política como espectáculo. La construcción de una figura política es un catalizador de ideas que en algunas oportunidades representa el surgimiento de un líder que promueve o logra incentivar ciertos conceptos para mejorar la vida de los pueblos, apuntalando una democracia participativa y una independencia económica, pero en muchos casos actuales suele ser una forma de engañar a las mayorías para aceptar políticas que las perjudican de forma directa. Los mecanismos de la sociedad del espectáculo y un nihilismo mal entendido que promueve el abandono de los valores éticos en pos del hedonismo son el eje de esta nueva cultura política que presenta a los candidatos a cargos públicos como productos dentro de un mercado en lugar de como líderes dentro de una sociedad. La tercera entrega de la saga de Los Juegos del Hambre, basada en los libros de Suzanne Collins, retoma la historia de la ganadora de la última edición de esta mortal competición, Katniss Everdeen, sobreviviente junto a su compañero, Peeta, de un espectáculo de aniquilamiento para el entretenimiento pasivo de las masas en una sociedad futurista, en la que la capital de una nación vive en la opulencia mientras que los distritos suburbanos deben trabajar para mantenerlo y sobrevivir a una oprobiosa miseria. Sinsajo - Parte 1 es lo que se denomina una propuesta de transición que narra la construcción de Katniss como símbolo de la rebelión, obligando de esta manera al guión a buscar herramientas sutiles de las que la historia original carece, y es allí donde surgen los problemas argumentales. En la primera parte de Los Juegos del Hambre, el contexto distópico había sido definido y recreado para construir una historia interesante que respetaba las estructuras predeterminadas de este particular género, sin agregarle nada nuevo pero combinando elementos de varias narraciones como el film Battle Royale, la extraordinaria novela de George Orwell, 1984, la novela de Stephen King, The Running Man, y el mito griego de Teseo y el Minotauro, entre otros. El resultado de esta combinación era una interesante adaptación de un best seller que presentaba el ascenso de una figura rebelde protagonizada por Jennifer Lawrence (Everdeen), secundada por Donald Sutherland como el presidente Snow, Woody Harrelson como el ebrio y cínico entrenador de Katniss, y Stanley Tucci como el presentador del programa televisivo de Los Juegos del Hambre, quienes agregaban experiencia y solidez en la construcción de los personajes. En la tercera parte, el guión fuerza la aparición de estos secundarios, incluyendo nuevamente al fallecido Philip Seymour Hoffman, protagonista de la segunda parte, e introduciendo a una sobria Julianne Moore como la presidente del Distrito 13, pero sin darles un verdadero propósito; solo destacándose una vez más la figura perversa del presidente Snow en su búsqueda implacable de imponer el orden en los distritos sublevados. A pesar de todo esto, como producto adolescente, Los Juegos del Hambre continúa manteniendo un nivel bastante más alto que la mayoría de las películas de este género tan particular como insípido, e introduce subrepticiamente -casi sin proponérselo- algunas ideas sobre la política y los medios que ponen en jaque los mecanismos discursivos de la manipulación de la sociedad del espectáculo. Desgraciadamente, lo que podría haber sido una oportunidad para desarrollar una sólida historia de ciencia ficción queda en una anodina transición a la espera de la cuarta parte.
Las ficciones interminables. Es difícil escribir la crítica de una película que es, en realidad, la mitad de una película. La adaptación del primer libro de Los Juegos del Hambre, lanzada en 2012, puede disfrutarse sin el acompañamiento de sus secuelas. Pero su continuación directa, En Llamas, cierra abrupta e insatisfactoriamente, como también lo hace esta primera parte de Sinsajo. La popularidad de la fuente literaria significa que, como reza el dicho, cada película es “demasiado grande para fracasar”, y por lo tanto, antes que se estrene una de ellas, las próximas ya fueron filmadas o proyectadas. No es necesario que funcionen en soledad, ya que componen un conjunto cuyo éxito está prácticamente asegurado. Volvemos a encontrarnos con Katniss Everdeen (una intensa y emotiva Jennifer Lawrence), ahora convertida en símbolo revolucionario de los distritos obreros periféricos, que desorganizadamente pretenden sublevarse contra una capital totalitaria. La guerra también se libra en los medios, y Katniss se transforma en el rostro televisado de la lucha (cuya verdadera estratega es la discreta y escrupulosa presidenta Alma Coin, encarnada por Julianne Moore). Reconfigura el personaje que anteriormente interpretó ante las cámaras capitalinas, en el morboso reality show del título, y usa su fama contra la misma clase dominante que la convirtió en estrella. Entre bastidores, es dirigida por un equipo de asesores e ideólogos, quienes la manipulan tan obviamente como lo hizo el estado dictatorial, aunque para fines supuestamente más nobles. Ambos bandos, opuestos ideológicamente, emplean sin embargo las mismas herramientas de comunicación, tema ya explorado en propuestas poco comerciales (No, de Pablo Larrain, y La Comuna, de Peter Watkins), y más que bienvenido en una epopeya mainstream para un público adolescente. Dentro de un año, se estrenará la conclusión de Sinsajo. Recién entonces podremos juzgar la eficacia de este preámbulo, que por el momento es apenas un fragmento de una totalidad indefinida. Ya estamos acostumbrados a las épicas pochocleras divididas en episodios, estrenadas sucesivamente durante dos o tres años. Las precuelas de Star Wars, a partir de 1999, inauguraron la moda, seguidas por El Señor de los Anillos, Matrix, Kill Bill, Harry Potter, El Hobbit, Crepúsculo, las franquicias del universo cinematográfico Marvel y, obviamente, Los Juegos del Hambre. En ciertos casos, los films individuales concluyen sus respectivas historias en dos o tres horas de metraje. Pero la mayoría de las veces, el fundido en negro no señala un final, ni siquiera uno abierto, sino solamente una pausa. Como en el cine serial de la primera mitad del siglo XX, debemos regresar, en algún momento futuro, para ver la continuación de la trama. Aunque estas clásicas aventuras por entregas preludiaron lo que serían las series televisivas, recientemente han vuelto a la sala cinematográfica, ahora como superproducciones (cuyos antecedentes cinematográficos son la trilogía original de Star Wars y la de Volver al Futuro, inspiradas en el mismo modelo). Curiosamente, el mismo año en el que, como dijimos, arrancó esta tendencia, también apareció, en los televisores del mundo, Los Soprano, que fundó la llamada “edad dorada de la televisión estadounidense”, marcada por productos de gran ambición artística. En algunos de ellos, como Breaking Bad o Juego de Tronos, cada episodio, lejos de resolver un micro-relato de media o una hora, es apenas un eslabón en un larguísimo argumento continuo, estructurado para ser visto de un tirón a través de Netflix o por Blu Ray. Resumamos: las películas se convirtieron en series, las series se convirtieron en películas (o en carísimas telenovelas) y el cine serial se convirtió en la norma. Es posible que el espectador medio ya no se conforme con un cuento corto de dos horas: necesita algo de tres, diez o cincuenta horas. Ningún blockbuster dura menos de 120 minutos y hasta los videojuegos, cada vez con más frecuencia, incluyen guiones de proporciones novelescas. Semejante arquitectura serial encuentra su origen en la literatura: la novela decimonónica, la de género (ciencia ficción y fantasía) y los cómics. Como sea, no es un buen momento para ser un amante del arte de la concisión. En el famoso relato borgeano, “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”, un universo fantástico, generado colectivamente por cientos de autores, amenaza con devorarse la realidad: “Una dispersa dinastía de solitarios ha cambiado la faz del mundo. Su tarea prosigue. (…) Entonces desaparecerán del planeta el inglés y el francés y el mero español. El mundo será Tlön”. En nuestro contexto multimediático, estamos rodeados de ficciones audiovisuales que, para colmo, padecen de gigantismo narrativo y ocupan todo nuestro (ya limitado) tiempo. Esto lo escribo como un admirador de las obras aludidas. Pero, a veces, hasta el amor necesita un descanso.
Dame fuego La clave de la saga de Los juegos del hambre siempre ha sido la misma: convertir la tragedia en espectáculo. Esto funciona tanto en la interioridad de la trama, como en la estrategia de marketing que nos vende el film. En este nuevo capítulo - el penúltimo de la saga – el director despliega ante nuestros ojos la máxima expresión de esta frase. Los juegos del hambre: Sinsajo (Mockinjay, 2014) nos ofrece un mensaje sugestivo, aunque tibio, acerca de la realidad mediática en tiempos de guerra. Sinsajo retoma los momentos inmediatamente siguientes al final de su predecesora Los juegos del hambre: En llamas (Catching Fire, 2013): vemos los inicios de la vida de Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) en el misterioso Distrito 13, una estación subterránea que aloja a la población rebelde y anti-capitolio de Panem. Desde allí, los líderes del distrito – entre los cuales se encuentra la presidente Coin (Julianne Moore) y su asesor Plutarch Heavensbee (un sutil Philip Seymour Hoffman) – intentarán terminar de convertir a Katniss en un ícono revolucionario capaz de arengar a las masas de los distritos restantes a enfrentarse al totalitario presidente Snow (Donald Sutherland y sus cejas perturbadoras). La película se ensalza en la construcción de la propaganda mediática, tanto de un lado como del otro, y lo que significa ser un líder en tiempos de guerra. Mientras que Peeta (Josh Hutcherson), secuestrado por el capitolio, hará de estrella televisiva en programas al estilo talk show implorando por el cese de fuego, Katniss será enviada a zonas beligerantes a hacer videos de propaganda (propos) con el propósito de encender la llama de la revolución. Como es de imaginarse, los momentos cómicos son contados, y el tono general del film en su mayoría es oscuro, lento y claustrofóbico. Si hay algo que reprocharle a la película es que podría ser mucho más; tiene en sí un germen provocativo, desafiante y muy contemporáneo con la realidad de este mundo y los conflictos geopolíticos actuales, y sin embargo se queda a medio camino. Es como si el film no confiara en la inteligencia del espectador, y explicita o aliviana escenas en pos de que todo sea “digerible” para el público. Este problema estructural del film (y por qué no, del libro) seguramente reside en el target publicitario, en la venta del producto como si fuera exclusivamente “para adolescentes”. La realidad es que la premisa de Los juegos del hambre dista años luz de, por ejemplo, sagas como Crepúsculo (Twilight, 2008), pero la maquinaria hollywoodense la promociona para el mismo público. Y es justamente el prefijar una audiencia lo que traba a la trama. Al final, nos quedamos con una historia que – por decirlo en términos simples - se la podría “jugar” más, comprometerse más aun con la distopía catastrófica que nos presenta, adentrarse más en los juegos políticos perversos, en la propaganda viral y la revolución estilizada moderna. Porque lo mejor de Los juegos del hambre: Sinsajo es su relación de intertextualidad con la realidad, los nervios que toca en el espectador al ver esos propos infames, el reconocimiento que genera incomodidad; no queda claro si la película es 100% autoconsciente de este hecho. De la actuación también se puede pedir lo mismo, que vaya un poco más allá: Jennifer Lawrence, por ejemplo, mantiene como siempre un buen nivel, retratando a una Katniss furiosa y quebrada, aunque es seguro que podría seguir explorando hasta encontrar una versión más cruda y desquiciada de esta líder involuntaria con síndrome de estrés postraumático. Sí es digno de mencionar - además de los siempre interesantes Stanley Tucci y Elizabeth Banks - el trabajo de Josh Hutcherson, quien parece empezar a destacarse en este rol por primera vez. De todas formas, no cabe duda que la trifecta de Peter Craig, Danny Strong (guionistas) y Francis Lawrence (en la dirección) elevaron la saga de Suzanne Collins a otra dimensión, impregnando esta última entrega con un tono mucho más oscuro que el que de la primera película y - lisa y llanamente - tomándose más en serio la historia. Hacen bien.
Y finalmente ha llegado ese momento en el que la saga The Hunger Games arriba a su cuestionable y tan polemizado tercer y último capítulo, con el craso error de dividirlo en dos partes para lucrar durante más tiempo. La decisión no es novedosa y bien le funcionó a Harry Potter and the Deathly Hallows: Part I, aunque fracasó estrepitosamente para Breaking Dawn: Part I. Mockingjay: Part I se encuentra a medio camino entre las primeras partes antes mencionadas, teniendo momentos fabulosos así como también cayendo en un sopor sostenido, un desnivel que claramente no ayuda con las altas expectativas que dejó la precedente Catching Fire. Tras el estremecedor final de la anterior entrega, los Juegos han acabado y la rebelión es el próximo paso orgánico en la saga. El Capitolio se enfrenta a los insurgentes de todos los distritos y Katniss juega un papel importante, aún cuando ella no puede reponerse de la captura de su adorado Peeta y la destrucción completa de su hogar. La primera escena crea un paralelismo con la escena de la segunda parte, con una Katniss presa del estrés post-traumático que le ocasionó pelear por su vida no una, sino dos veces en la arena de combate. El saber que es usada como símbolo de libertad produce orgullo pero también inseguridad en Katniss, sabiendo que un paso en falso puede terminar con la vida de aquellos capturados por el oscuro Gobierno. Lejos el aspecto más destacado del libro, y de la película, es el tortuoso viaje de la heroína, conflictuada a más no poder e interpretado con frescura y dolor a partes iguales por Jennifer Lawrence, dueña y señora de la saga. Hay un gran trabajo de parte de los guionistas Danny Strong y Peter Craig por representar la dura alegoría de la propaganda en tiempos de guerra y lo que se muestra como una buena imagen para el pueblo, pero los problemas vienen acarreados desde la versión en tinta. Sinsajo es un libro complicado, que decepciona bastante en términos generales pero que se arriesga a terrenos no convencionales para una novela adolescente. Al haber cortado la trama en dos partes, los momentos de más peso y pura acción quedan para el final, donde la rebelión se encuentra en su momento más álgido, y lo poco que queda se transmite en esta primera parte. Hay ciertas secuencias de acción bien orquestadas, un plano devastador -usado dos veces, para mayor efecto, imagino- pero en definitiva no hay mucha sustancia para sostener las altísimas apuestas esperadas tras la llamarada liberada en la escena final de Catching Fire. No sirve de mucho que se siga insistiendo en el triángulo amoroso entre la protagonista y los secundarios masculinos de Josh Hutcherson y Liam Hemsworth. Es casi imposible pensar una historia adolescente sin un triángulo conflictivo. Ambos actores encuentran sus papeles medidos -Hutcherson bajo las garras del Capitolio, apenas despuntando hacia el final y con la misma química que hermanos para con Lawrence, y Hemsworth nomás una bonita cara que acá puede hacerse uso de sus habilidades técnicas-. Para levantar vuelo aparecen los recurrentes alivios humorísticos de Woody Harrelson y la robaescenas de Elizabeth Banks, y el peso de grandes como el fallecido Phillip Seymour Hoffman y la ingresante Julianne Moore en el papel de la adusta y territorial presidenta del oculto Distrito 13. Mockingjay: Part I es buena. No deja de notarse como un capítulo de transición y es un ejemplo fehaciente de que algo no debe cortarse cuando el material disponible apenas sirve para una sola entrega al completo. Gracias a un virtuoso elenco y a una protagonista inflamable es que esta tercera entrega se salva de caer bajo, pero el tropezón desde la anterior parte a ésta se siente. A esperar la adrenalínica conclusión entonces el año que viene.
El pájaro espera Finalmente, llega a las salas porteñas –y de todo el país– la tan esperada Los juegos del hambre: Sinsajo - Parte 1, cuyo afiche con la figura de Jennifer Lawrence, escoltada por un par de alas y una bola de fuego, decora las calles de la ciudad desde hace varios días. El film es el primero de dos, basados en el tercer y último libro de la exitosa saga creada por Suzanne Collins –la segunda parte se estrenará el próximo año–. Sinsajo comienza con Katniss Everdeen en una especie de hospital, el mismo al que había sido trasladada luego de que Plutarch Heavensbee –interpretado por Philip Seymour Hoffman, recientemente fallecido y a quien está dedicada la cinta– y compañía lideraran su rescate en el final de En llamas. Ya recuperada y dada de alta, Katniss es enviada a hablar con Plutarch y Alma Coin, nuevo personaje y presidente del Distrito 13, encarnado por Julianne Moore. ¿El propósito de la conversación? Convencerla de que acceda a convertirse en el Sinsajo, esto es, la cara de la rebelión contra el tirano Snow (Donald Sutherland). La protagonista termina aceptando pero con la condición de que salven a Peeta (Josh Hutcherson) y al resto de los tributos, prisioneros en el Capitolio. Así, la película se moverá entre dos ejes: los revolucionarios y el armado de una verdadera campaña publicitaria en torno a Katniss, su mayor arma, con el fin de sumar adeptos a sus filas; y las represalias tomadas por Snow y sus secuaces. Se trata de una partida de ajedrez en donde la acción, en comparación con las entregas anteriores, queda bastante desplazada. La joven heroína no deslumbra con sus habilidades de guerrera sino que posa para las cámaras que comanda Cressida –otro nuevo personaje a cargo de Natalie Dormer, más conocida por su participación en la serie británica Game of Thrones– o entona una canción de protesta que acaba por convertirse en el himno de la liberación. Siempre con un panorama gris y desolador, propio del género de los futuros distópicos, la ciencia ficción. A su vez, a lo largo del film se va entretejiendo una intriga, una incógnita central relativa a Peeta, cuya aparición es exclusivamente televisiva: ¿dónde está realmente? ¿Se cambió de bando? ¿Se manifiesta en contra del levantamiento porque es un traidor o porque lo están obligando? El film dirigido por Francis Lawrence es entretenido y se las arregla muy bien para dosificar el suspenso. Sin embargo, da la impresión de que varias situaciones se extienden demasiado y que algunas imágenes hasta resultan redundantes. Entonces, uno se termina preguntando si realmente eran necesarias dos películas para llevar el libro a la pantalla grande o si con una sola bastaba. Por último, deja al espectador con la sensación de una heroína sin su esencia, apagada, sin fuerza que por primera vez no acciona sino que, como el resto, espera.
La saga de Los juegos del hambre se ha convertido en la nueva gran favorita del público a nivel mundial, el gran boca en boca de la primer entrega hizo que la segunda superara ampliamente a su predecesora y ahora cientos de miles de personas esperan este estreno. Ello acompañado por la creciente popularidad de la hermosa y carismática Jennifer Lawrence hace que Sinsajo - Parte 1 sea una de las grandes películas del año. En esta oportunidad nos encontramos con la explosión de todos los conflictos cuya mecha fuera encendida en En llamas el año pasado y se dejan de lado los famosos juegos para dar paso a la revolución. Lo que sorprende es la gran importancia e implicancia que se le da a la rama política y como todos los personajes están atravesados por ella. Cobra más relevancia todo en entorno de Katniss, sobre todo Gale (Liam Hemsworth) y de esa manera el triángulo amoroso entre los dos con el ausente Peeta (Josh Hutcherson) queda más expuesto para las fans adolescentes que suspiran por ellos. Y hablando de Hutcherson, muy bueno su laburo teniendo en cuenta que es totalmente diferente a las dos entregas anteriores. Lo mismo sucede con Elizabeth Banks, cuya Effie fue desposeída de glamur. Asimismo, Philip Seymour Hoffman impecable como siempre (en su último trabajo póstumo), lo mismo que Julianne Moore y Donald Sutherland, poniendo lujo a un cast más que consolidado. El director Francis Lawrence mantiene el ritmo, planos y estilo que la anterior y comete, sin que sea su culpa, el mismo error por el cual la película va a ser insultada: el corte abrupto del final, incluso más que en En llamas porque aquí se partió en dos al libro. Sacando eso, que no es poco porque se está viendo algo que no tiene final, Sinsajo - Parte 1 es un film muy entretenido y digno de experimentar en una sala de cine, más aún si la saga ya te enganchó. Ahora solo queda esperar un año a ver cómo termina todo.
Cuando finalmente llegan al cine las adaptaciones de sagas literarias adolescentes, uno sabe que el producto no logrará estar a la altura, por experiencia, no ya del libro del cual se traspone, sino, principalmente, de la calidad del filme en general. El caso de la saga “Los juegos del hambre” es una rareza dentro de esta tendencia, ya que desde su primera película pudo retomar una serie de filmes que encuentran en la denuncia de un poder opresor y superior su razón de ser. “Los juegos del hambre: Sinsajo. Parte 1” (USA, 2014) arranca en el preciso punto que la anterior entrega dejó la historia, y se enfocará en Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) y en como intentará escaparse del siniestro y maquiavélico equipo que buscará posicionarla como líder de la rebeldía. Katniss (Lawrence) despierta sin saber qué aconteció con ella, en una aséptica e impoluta habitación de hospital. Mientras hace memoria de todo lo que anteriormente le sucedió se pregunta dónde estará Peeta Melark (Josh Hutcherson) y las respuesta la encontrará en mensajes fascistas que el gobierno dará por TV. Entre suposiciones avanza hasta que es presentada ante Alma Coin (Julianne Moore), la presidenta del Distrito 13, quien intentará junto al grupo que manejaba los Juegos del Hambre (interpretados por Woody Harrelson, Elizabeth Banks, Philip Seymour Hoffman) de revertir la negativa imagen que posee y tratar de reivindicar a Katniss como la líder guía de los rebeldes. El espacio del juego cede en esta entrega el lugar al Distrito 13, un lugar diezmado por la guerra y el hambre y en el que cada movimiento es controlado por cámaras y vigilantes que no sólo buscan la sumisión total al Capitolio (dirigido por el Presidente Snow –Donald Sutherland), sino que intentan recuperar a Katniss para así doblegar a la multitudes. Si bien a diferencia de las anteriores películas, en esta la acción y tensión que generaba el juego de supervivencia no está presente, la profundización sobre algunas características de los personajes, principalmente Katniss, permite que la acción avance sin sobresaltos o sorpresas. Los fans de la saga estarán más que contentos con este punto, pero quizás algún incauto que ingrese a la película sin conocer sus antecedentes pueda exigir más dinamismo en una historia que sólo intenta reforzar, claro está, para su resolución próxima, la empatía directa con la historia de la joven que otrora supo ser campeona y guía de equipo y hoy en día se debate entre el deber ser y sus deseos reales. En esa dicotomía planteada, el director Francis Lawrence, vuelve a trabajar sobre dualidades y contrastes, no sólo entre ella y sus allegados (aunque en esta oportunidad Gale -Liam Hemsworth- estará mucho más cerca de ella) sino que la denuncia sobre la manipulación llegará a su punto más alto cuando las palabras de Katniss sobre la libertad sean utilizadas como propaganda política por el Distrito 13. “Los juegos del hambre: Sinsajo. Parte 1” entretiene, e intenta filosofar sobre el control por partes iguales, y si bien no está a la altura de sus anteriores versiones, no quiere decir que defraude, al contrario, y esto es básicamente por la interpretación de Lawrence, que sigue introduciéndose en Katniss con una naturalidad que abruma. Mención aparte para Philip Seymour Hoffman, tan gigante en pantalla con sus apariciones, que aún parece mentira su pronta desaparición física.
Anécdota, antes de entrar a ver esta tercer película de la saga Los Juegos del hambre, tuvimos que esperar más de lo previsto para el comienzo de la función por un simulacro de incendio que se iba a practicar en el lugar; todos tuvimos que salir, aguardar en la vereda de en frente, el lugar se llenó de bomberos, sonaban sirenas, etc. Esto, que no tiene nada que ver con el film, viene a razón de que la proyección que presenciamos luego fue llamativamente bastante menos emocionante que esos minutos. Al igual que la primera secuela, Sinsajo está dirigida por Francis Lawrence (director de Soy Leyenda, pero también de Agua para Elefantes y Constantine); y como es moda reciente, se decidió separar el último libro de la saga creada por Suzanne Collins en dos películas, por lo que aquí veremos sólo el comienzo de algo que culminará recién el año que viene. Y pocas veces mejor dicho eso de que sólo veremos el principio. Sinsajo Parte 1 comienza inmediatamente donde nos dejó En Llamas con un final “a lo El Imperio Contraataca”. Katnis (Jennifer Lawrence) luego de haber destruido de un flechazo el domo en el que se realizan los mentados juegos, es “capturada” y llevada al Distrito 13, lugar en el que se encuentra un grupo de rebeldes que pretende terminar con la tiranía y restaurar la democracia en Panem… o algo así. Cuando despierta, es presentada ante la Presidente Coin (Julianne Moore a la que últimamente estamos viendo muy seguido en roles de sagas para juntar dinero) que le muestra los horrores que han hecho con el Distrito 12, su lugar de procedencia. A partir de ese momento asistiremos a la gestación de lo que será la transformación de Katnis en la voz e imagen de la revolución; mientras que, del otro lado, los tiranos la manipulan con los afectos que han quedado en el domo, entre ellos Peeta (Josh Hutcherson). … Y poco más es lo que sucede en esta primera parte que adapta un libro que da culminación a la saga; por lo menos, no más que se pueda contar sin meternos en el desarrollo minucioso de la trama. Las leyes del mercado hay llevado a que los últimos capítulos de estas sagas sean desarrollados en dos partes; pero tal como sucedía con las últimas entregas de Harry Potter esto hace que la primer parte de ese final sea sólo de preparación, como un precalentamiento. Sinsajo ofrece interesantes momentos en el que veremos que de un lado y del otro las cosas no son tan diferentes, que hay manipulación de la imagen y las emociones de un lado y del otro, que un héroe puede crearse desde afuera; cosa que en parte también ya habíamos visto en En Llamas. Como consecuencia tenemos una película más estática que las anteriores, en la cual el desarrollo de los jugos ya no es lo importante y podríamos estar hablando de cualquier película sobre tiranías futuristas. Sinsajo no es un mal film, para quienes vienen siguiendo la historia a través de la película (los que no vieron ni leyeron nada no se acerquen porque es poco lo que van a entender), cumple en el sentido de la prolongación y aporta algunas dosis del humor que ya se probó en las entregas anteriores; pero deja un sabor de que lo mejor está por venir. Probablemente una concentración de la narración en una sola película conformando la trilogía como en los libros hubiese ayudado a una mayor agilidad, ya que otra sensación presente pensar que lo que aquí se cuenta pudo resumirse en menos metraje.
En ayunas La nueva entrega de Los Juegos del Hambre es la primera parte de la tercera (y última) novela de la saga creada por Suzanne Collins. Y con lógica de mercado, la dividieron para poder recaudar (todavía) más. Este tipo de estrategia suele resultar perjudicial para el espectador (no así para los productores). En este caso, el relato pierde parte del vértigo que supo mostrar en las dos películas anteriores, máxime cuando no existe un “juego del hambre” como momento conclusivo del film. Los Juegos del Hambre: Sinsajo – Parte 1 (The Hunger Games: Mockingjay – Part 1) es una obra disminuida, y aunque intenté agitar al espectador con algunas secuencias de acción, no puede transmitir la tensión ni el interés buscado durante toda su narración. La nueva entrega comienza con Katniss (la super estrella Jenniffer Lawrence) en el distrito 13. La vida en el lugar es comunismo de punta en blanco. Hay una estructura militarizada, overol, y muchas armas (¡y con prohibición de alcohol!).Su presidente es Alma Coin (la siempre confiable Julianne Moore), como consejero está Plutarch (¡cómo te vamos a extrañar Philip!). La vida en el lugar hace un claro contraste con la decadencia profesada por el capitolio, este es un mundo más equitativo. La vida austera, racionada y subterránea del sector (plus el sentido de justicia que muestra su dirigencia) lo deja bien posicionada frente a nuestros ojos. Aunque en algún punto, su alta proliferación armamentística crea resquemor. Uno piensa que no queda más que rezar por un líder íntegro, porque con tantas armas, un dictador puede estar a la vuelta de la esquina. ¿Será Alma Coin una persona justa? En Sinsajo – Parte 1 se la muestra como una persona virtuosa. Se hace fácil ponerse de lado del sector 13 cuándo uno ve al genial Donald Sutherland como el cruel y monstruoso presidente Snow. Su sonrisa impoluta contrasta con sus actos, es un ser diabólico y también, magnético. Existen momentos que justifican claramente esta entrega, y que en contraste, son de los más interesantes de toda la saga. Ahora Katniss en el bunker subterráneo tiene a su lado a todos sus queridos. O casi. Falta uno transcendental: Peeta (Josh Hutcherson). Y como se ve, es el punto débil de nuestra heroína. Al fin pareciera decantarse el corazón tan disputado de la protagonista (pobre Gale, él que usa pulóveres hasta en verano y pone cara de perro mojado). Esta tercera parte va a tratar sobre la batalla dialéctica y a distancia entre el distrito 13, con Katniss como portavoz, y el capitolio, con Peeta y Snow (repito, que groso es Sutherland). Una guerra de propaganda que es interesante pero que se agota. Existen momentos que justifican claramente esta entrega, y que en contraste, son de los más interesantes de toda la saga. Uno es el regreso de Katniss a su sector, la desolación por la furia del capitolio hacia su hogar es un momento angustiante y que pone en perspectiva el horror de la guerra. También es igual de significativo (y terrible) cuando visita un hospital del sector 8. Por primera vez se expone la muerte como un hecho masivo y calculado, no como algo heroico. Pero fuera de hechos aislados, es una película vueltera y de conversaciones de Katniss-con: Gale (Liam Hemsworth), la presidente Coin, su hermana, su madre, Haymitch (Woody Harrelson), y cualquiera que desee hablar un rato. Para darle ritmo se meten escaramuzas, revueltas en los sectores y algún ataque, pero queda a mitad de camino entre la política y la acción. Los Juegos del Hambre: Sinsajo – Parte 1 (que largo sonó eso) es una película que funciona por el interés creado en las dos películas anteriores, y principalmente, por la calidad de sus actores, pero que resulta empobrecida por la falta de una narración más sincrética.
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“El Sinsajo Vive”. La primera de las dos partes que componen la adaptación cinematográfica del tercer y último libro de la trilogía literaria escrita por Suzanne Collins, y cuyo estreno en la Argentina es un día antes que en los Estados Unidos, llega finalmente a nuestra cartelera cinematográfica para que podamos ser testigos de la rebelión que estaba comenzando a gestarse contra el Capitolio en la segunda entrega “Los Juegos del Hambre: En Llamas” (2013) cuando Katniss y Peeta realizaban el “Tour de la Victoria” por los distintos distritos de Panem. “Los Juegos del Hambre: Sinsajo – Parte 1? se inicia inmediatamente en los momentos siguientes donde finalizó su predecesora, en la que Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence sigue brindándonos una convincente labor actoral), fue rescatada del arena del Vasallaje de los Veinticinco, lo cual no fue casual, como tampoco lo fue que llevara tiempo formando parte de la revolución sin saberlo. Tras destrozar los Juegos para siempre, la protagonista se encuentra, junto a su madre (Paula Malcomson), su hermana Primrose (Willow Shields) y su mejor amigo Gale (Liam Hemsworth) a salvo en el Distrito 13 (el cual sí existe), dado que el 12 -de donde proviene ella- no es nada más que montañas de escombros debido a los recientes bombardeos. El 13 es un bunker subterráneo (¡algo que provoca claustrofobia!) que aloja a la población rebelde de Panem y que se ha convertido en el centro de operaciones comandado por la presidente Alma Coin (Julianne Moore) y su asesor Plutarch Heavensbee (el fallecido Philip Seymour Hoffman en su último trabajo; de hecho, el film está dedicado a él), personaje que conocimos en la segunda entrega. Allí, ambos intentan convencer a “la chica en llamas” de convertirse en el símbolo de la rebelión (el Sinsajo), ya que ella es capaz de incitar a los ciudadanos de los distritos restantes a enfrentarse al totalitario presidente Snow (como siempre un imponente Donald Sutherland). Mientras ella extiende sus alas, lucha por salvar a Peeta Mellark (Josh Hutcherson), quien fue secuestrado por el Capitolio, junto con Johanna (Jena Malone) y Annie (Stef Dawson), la novia de Finnick (Sam Claflin). La trama, por momentos un poquito lenta (salvo cuando se encamina hacia el abrupto final debido a la división en dos partes con fines comerciales), deja de lado la famosa competición desarrollada en los primeros dos filmes, en la que “tributos” se mataban unos a otros para sobrevivir para avanzar en un concepto más profundo de la revolución. La misma, avanza fundamentada en la propaganda política/mediática, tanto de un lado como del otro. Mientras Katniss (furiosa y al mismo tiempo quebrada por lo que ven sus ojos), acompañada por un equipo de custodia y filmación compuesto por Gale, Boggs (Mahershala Ali), Cressida (Natalie Dormer), Messalla (Evan Ross), Pollux (Elden Henson) y Castor (Wes Chatham), es enviada a zonas de guerra a grabar videos de propaganda (llamados propos) con el propósito de encender la llama de la revolución, a Peeta (muy cambiado y flaco) se lo ve en una serie de entrevistas a cargo de Caesar Flickerman (Stanley Tucci) “sugiriendo” por el cese de fuego. Al momento, esta película dirigida espléndidamente por Francis Lawrence, que comienza a adentrarse en un contexto más oscuro, sobre todo político, no es la mejor de las tres en el aspecto general. Eso no significa que no sea buena ni que no estemos esperando ansiosamente qué es lo que sigue en la próxima entrega de la franquicia programada para fines de 2015. Como siempre, el elenco liderado por la talentosa J-Law realiza un destacado trabajo, al igual que el resto de sus compañeros; en algunos de ellos es en donde recaen los dos o tres toques de humor que “Sinsajo 1? incluye para descontracturar un poco la matanza (obvio que me refiero a Elizabeth Banks como Effie, ahora despojada de toda su ropa, maquillaje y pelucas, y Woody Harrelson como Haymitch).
Una película Sin Climas En Hollywood los finales se estiran más de lo conveniente y un claro ejemplo es el estreno de esta película dividida en dos partes y basada en el tercer libro de la trilogía literaria de ciencia-ficción escrito por Suzanne Collins. Los Juegos del Hambre: Sinsajo (Parte1) tiene a Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) como figura central del proceso que viene gestando una rebelión contra el gobierno. La protagonista debe adaptarse a su nueva vida después de que los rebeldes del Distrito 13 la rescatan de la Arena sobre el final de la 75 edición de los Juegos. Y uno de los detalles más siniestros dela trama es que Peeta Mellark (Josh Hutcherson) no tiene la misma suerte y es capturado por el Capitolio, que lo somete a terribles torturas psicológicas. La vida ya no será fácil como ella había imaginado y menos si la presidenta del Distrito 13 (Julianne Moore) desea convertirla en un símbolo de la revolución, en un Sinsajo para mostrar al resto de los distritos. La mano segura que Francis Lawrence había mostrado en el eslabón anterior -y más alto- de la saga aca evidencia un temblor que hace que la historia sea prácticamente mínima sin momentos de verdadera emoción y, mucho menos, de gran despliegue. Es más, la secuencia de la invasión con un grupo especializado que ingresa en las líneas enemigas carece del clima que el relato necesita. El rostro en primer plano de Katniss lorando una y otra vez y enfrentando, a través de una pantalla, al presidente Snow (Donald Sutherland) tampoco ofrece demasiado entusiasmo. En la tercera entrega aparece el malogrado Phillip Seymour Hoffman, se incorpora a un siempre convincente Woody Harrelson y se amplía el personaje de Gale (Liam Hemsworth), quien pelea codo a codo con Katniss en contra del Capitolio.
En LOS JUEGOS DEL HAMBRE: SINSAJO PARTE la heroína Katniss Everdeen nuevamente encarnada por JENNIFER LAWRENCE deberá unirse a los rebeldes en su lucha contra el Capitolio, con el objetivo de liberar a todos los distritos de Panem. Pero antes, Katniss deberá convertirse en el sinsajo, el símbolo por el que la rebelión logre convencer al resto de distritos que se unan en su guerra contra el capitolio. Divida en dos películas con el solo fin de facturar, esta primera entrega del capítulo final funciona como una larga introducción para una batalla épica que ya se puede percibir. El estiramiento de la trama, y la poca acción hacen de esta la más floja de las entregas, sin embargo y pese a ser la más hablada y más metafísica de toda la saga, mantiene el espíritu emotivo de la historia. Sin dudas esta película debe valorarse como una parte de un conjunto fílmico y no como una cinta solitaria. Su fuerza radica en las actuaciones y las construcciones internas de los personajes con LAWRENCE que se afianza como una de las mejores de su generación y un valuarte del cine de acción. Sin dudadas, lo mejor está por venir.
Crítica emitida por radio.
La mitad de la milanesa Dividido en dos filmes, la primera parte del capítulo final de la saga de “Los juegos del hambre” es como un aperitivo. Difícil criticar la mitad de algo, sea un libro, una obra de teatro o, como en este caso, una película. Porque Sinsajo, Parte 1 es, como su título lo indica, la primera mitad de la adaptación del tercer y último libro de Los juegos del hambre, de Suzanne Collins. Y sobre todo porque es en el desenlace de la saga donde más cosas atrapantes suceden. Sinsajo, Parte 1 es como un aperitivo. Como un enlace entre el fuerte final de En llamas, y la conclusión. Para los que leyeron el libro -igual, no vamos a adelantar dónde decidieron terminar la película-, lo que prima en la adaptación es un aspecto de reality show, con Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) convertida en símbolo de la revolución y de la resistencia, una vez que fue raptada por los rebeldes, y -caramba- luego de ser emblema de la Capital del totalitarismo, con el presidente Snow (Donald Sutherland) a la cabeza. Como en esta película no hay Juegos del hambre, batallas de supervivencia, la guerra se desata en los medios, básicamente en la TV. A Katniss pretenden manipularla los rebeldes de la misma manera que lo hizo la clase dominante en los capítulos anteriores, con asesores de imagen y demás. Igualmente hay acción, pero todo se desenvuelve más en el terreno de las palabras. Y si Katniss tiene sus fans, no es precisamente por su destreza extrema en el uso del arco y flecha, sino porque la rebeldía le hierve la sangre. Y así Jennifer Lawrence vuelve a ser el elemento que late en el filme. El que lo lleva hacia delante. El que lo mantiene vivo. Hay nuevos personajes (la presidenta rebelde Alma Coin, interpretada por Julianne Moore), hay que ver en qué anda Peeta (Josh Hutcherson) y cómo se lo ve a Plutarch (Philip Seymour Hoffman, en la mitad de su último papel...). Los filmes por entregas (Harry Potter y las reliquias de la muerte también se dividió en dos, y Peter Jackson decidió que El Hobbit fueran tres películas cuando pudo haberse limitado a una, tal vez) terminan siendo así. En Norteamérica ya creen que Sinsajo, Parte 1 superará a las dos entregas anteriores en cuanto a recaudación en sus tres primeros días en cartel, por lo que la idea de dividir el libro en dos tiene su razonamiento económico. El final de Sinsajo, Parte 1 es como si alguien apretara pausa, o pusieran el cartelito de continuará. Como si al comer su plato preferido, usted dejara para el final lo que sabe que es lo más rico. Continuará exactamente dentro de un año. Ahí hablamos.
Hábil y escueto nexo hacia el clímax Esta tercera entrega de Los juegos del hambre deja una sensación contradictoria: por un lado, confirma a la saga como una de las mejores del universo literario-cinematográfico destinado sobre todo al público juvenil; por otro, se trata de un film de transición, un nexo indispensable pero no del todo decisivo hacia el cierre que llegará con Sinsajo Parte 2 en noviembre de 2015. No hay dudas de que los fans la disfrutarán tanto como las dos películas anteriores, pero un espectador "imparcial" podría sentir que en estas dos horas no hay tantos conflictos ni escenas de acción como en otros casos e incluso en comparación con las dos partes previas de esta franquicia. Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) ha sido rescatada y llevada al ultrasecreto Distrito 13 por la presidenta Coin (Julianne Moore) y su asesor Plutarch Heavensbee (Philip Seymour Hoffman, en uno de sus últimos trabajos antes de su repentina muerte). Allí, luego de hacer que vea cómo el dictador Snow (Donald Sutherland) y su ejército han arrasado con el Distrito 12, del que ella es originaria, la convencen de que se convierta en el emblema, la cara de la revolución. Mezcla de modelo publicitaria, portavoz y líder guerrera, esta Juana de Arco moderna deberá convencer al resto de los distritos de que se sumen a la revuelta. El problema es que Peeta (Josh Hutcherson), su ex socio en los Juegos y su objeto del deseo, está en manos del Capitolio y al parecer con el cerebro lavado para que salga públicamente a denostar a los rebeldes. No conviene adelantar nada más de una trama que avanza hacia una confrontación bélica y que pone otra vez en el centro de la escena el tema de la manipulación de las masas con una mirada bastante satírica, aunque abandona el esquema de realityshow para concentrarse en el submundo (todo transcurre bajo tierra) del Distrito 13. Francis Lawrence y su tocaya Jennifer vuelven a demostrar su oficio para la dirección y la actuación, respectivamente, pero en ambos casos el resultado es menos estimulante que en los dos primeros films. Habrá que esperar, entonces, al desenlace para ver si, una vez alcanzado el clímax, la saga recupera aquel esplendor inicial que en esta tercera parte sólo aparece de a ratos.
Finalmente el día llegó... "Los Juegos del Hambre: Sinsajo Parte I" se estrena y te aseguro que es una bomba. Jennifer Lawrence sigue robándose la película y para tener en cuenta, canta por primera vez en pantalla grande (dicen que luego de grabar la canción lloró porque no se sentía cómoda en ese rol), Philip Seymour Hoffman demuestra lo grande que ha sido, siendo este uno de sus últimos trabajos, y el resto, Julianne Moore, Josh Hutcherson y Liam Hemsworth acompañan muy bien. Hay suspenso, intriga, momentos importantes para Katniss y Peeta, que se van resolviendo a medida que pasan los minutos. Y casi como si uno estuviera leyendo el libro (que para cine se dividió en dos partes) no vas a poder despegarte de la pantalla. Gran estreno para no perdérselo.
Vibrante aventura que va al rescate del falso traidor Los fieles de la serie literaria y cinematográfica "Los juegos del hambre" (resérvese el nombre de "saga" a aquellos relatos que dan cuenta de varias generaciones heroicas de una misma familia a lo largo del tiempo; no es éste el caso, ni el de muchos otros) no necesitan que se les cuente de qué va este nuevo capítulo. Quienes no lo sean y, en especial, quienes se acerquen por primera vez a esta redituable invención de Suzanne Collins, se encontrarán con una aventura sólida, dramáticamente satisfactoria, y que, por fortuna, no le exige al espectador ser un erudito en sus personajes, tramas, y subtramas previas. Se entiende todo, y si no se vio algo antes se adivina bien. "Sinsajo" es el pájaro que simboliza la rebeldía, y cuyo bella sonoridad original, "Mockingjay", recuerda los lamentos de Borges sobre la dudosa gracia del español para traducir ciertas palabras inglesas, como "nightmare" por "pesadilla". Ese pájaro, simbólico y libertario, guía a la heroína Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence), confinada junto con el resto de los resistentes en el Distrito 13, ghetto del mundo libre, a liderar la batalla contra el Mal, representado por el Capitolio y su cruel presidente Snow (el cara de buenazo de Donald Sutherland, en un papel que le hubiera sentado de maravilla a Jack Nicholson). El liderazgo en esa batalla, sin embargo, debe ser aprobado por la presidente buena, Julianne Moore, a quien su consejero Plutarco (el llorado Philip Seymour Hoffman) le propone someter a un test, como si trabajara en una consultora laboral posapocalíptica. Katniss lo aprueba de maravillas en una jugada escena que, de paso, demuestra lo bien que conoce Collins de esas tretas para seleccionar personal. Pero lo más interesante de esta primera parte particular de la tercera parte general ("Sinsajo" viene dividida en dos, a diferencia de las antecesoras "Los juegos del hambre" y "En llamas"), no es tanto el enfrentamiento con el sátrapa Snow sino el rescate del valiente Peeta Mellark (Josh Hutcherson), caído en manos del Capitolio y ahora, en apariencia, portavoz del poder y adalid del llamado a deponer las armas. Para los resistentes, que lo miran por TV, Peeta es más canalla que el peor sindicalista traidor. Pero el corazón de Katniss tiene razones que la razón no conoce, y se vale de su propio amor por él para dar batalla. Más no puede pedirse.
Larga, sólo por la codicia Las exitosas novelas de Suzanne Collins se convirtieron en la fuente inagotable del cine adolescente hasta el punto de que de un libro se hacen dos películas... y aburren. Los juegos del hambre nació como saga cinematográfica a partir del éxito de las novelas de Suzanne Collins. La autora creó una trilogía que, con bastante efectividad, proponía un acercamiento a los códigos de la ciencia ficción literaria con un toque de estilo más cercano al público adolescente. El resultado era bueno y las películas no se hicieron esperar. Así llegó Los juegos del hambre (2012), Los juegos del hambre: En llamas (2013) y se estrena ahora Los juegos del hambre: Sinsajo Parte 1. Y en esa "Parte 1" está el problema. Mientras que los otros dos films proponían varios temas interesantes y un entretenimiento genuino, acá todo se podría haber mantenido con el mismo nivel si no se hubiera dividido la tercera novela, Sinsajo, en dos películas. Sinsajo Parte 2 se estrenará en el año 2015. La trama debería haber llegado a su punto culminante en un tercer film, pero ahora habrá que esperar al cuarto. Ese gran personaje que es Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) es ahora el rostro más reconocible contra el Capitolio, la líder natural de una revolución que está por iniciarse. Está claro que ese es el punto hacia el cual se ha dirigido la saga desde el comienzo y por eso debería haberse tratado del último film. Pero se ha vuelto una pésima costumbre –ya lo hicieron con las películas de Harry Potter y con las de Crepúsculo– que para poder ganar más plata antes de cerrar una franquicia, dividen a la última película en dos. Esta codicia podría ser olvidada si no se viera en la pantalla, pero lamentablemente se ve. Y se ve porque todo se alarga de forma absurda, las escenas claramente tienen una intención de relleno que afecta el ritmo de la película y el desarrollo fluido de las acciones. Por supuesto que todo aquello que esperamos de esta trilogía no se asoma hasta el final, lo que lejos de ser un alivio sólo aumenta el enojo con la decisión de dividir la película en dos. Además del gran trabajo de Jennifer Lawrence, sigue siendo un lujo el elenco que incluye a Donald Shuterland, Elizabeth Banks, Julianne Moore, Philip Seymour Hoffman y Woody Harrelson. Una buena saga momentáneamente arruinada por la codicia de los productores. La buena noticia es que Los juegos del hambre: Sinsajo Parte 2 probablemente tenga un gran desenlace. Los fanáticos han quedado atrapados por esta Parte 1, a los demás les aconsejo esperar a esa Parte 2.
Como ocurrió con otras sagas (Harry Potter, Crepúsculo), el último libro se dividió en dos. La única razón es económica. La necesidad de alargar un éxito y seguir reteniendo a un público cautivo. Por eso, esta primera parte de Sinsajo, ya no tiene el brillo de la segunda entrega, porque el reality sangriento que ofrenda a los jóvenes terminó y ahora el acento está puesto en el poder de la propaganda política, en la manipulación, y queda la enorme expectativa del gran final en la próxima película. Pero quienes siguieron con devoción la evolución del personaje de Jennifer Lawrence no se perderán esta entrega. VAYA (###)
Menos de lo mismo La primera parte del último capítulo en la saga cinematográfica Los juegos del hambre será, seguramente, un éxito de público en todo el mundo. Es también una demostración cabal de cómo cierta lógica narrativa de las series televisivas contemporáneas ha desembarcado definitivamente en el universo del mainstream de Hollywood. No tanto para bien como para mal, al menos en el caso de Sinsajo - Parte 1, donde el deseo de expandir y extender la historia contenida en el libro en el cual se basa termina aniquilando ritmos, evoluciones dramáticas y posibles placeres. Eso y, claro está, la idea de exprimir al máximo los beneficios económicos, dividiendo en dos lo que podría haberse resuelto perfectamente en un único largometraje. Porque una cosa es una historia extensa, con subtramas, derivaciones y desvíos –concepto que muchas series en las últimas décadas han elaborado y llevado a cierto grado de perfección, como si fueran descendientes de las novelas por entregas del siglo XIX–, y otra muy distinta es tomar un volumen de apenas cuatrocientas páginas e intentar crear a partir de él un relato épico que seguramente rondará las cuatro horas de metraje.Ninguno de los dos episodios anteriores brillaba por su poder de sugestión o sutileza metafórica en la descripción de Panem (o América del Norte, según la mirada futurista de Suzanne Collins), mezcla de relatos griegos revisitados, crítica social de totalitarismos varios y un poquito bastante de Battle Royale, la novela del japonés Koushun Takami en la cual un puñado de adolescentes se despacha mutuamente de las maneras más salvajes, en una isla dispuesta para tal motivo (y que fuera notablemente trasladada al cine por su compatriota Kinji Fukasaku). Pero no es obligatorio pedirle frutillas al jacarandá, que tampoco la Metrópolis de Lang brillaba por su incisiva mirada política y social. Y si aquí no hay ninguna María, sí hay un Sinsajo (por el inglés Mockingjay, ambos neologismos para un pájaro de fantasía): Katniss Everdeen, heroína y sobreviviente de dos ediciones de los “Juegos del hambre”, transportada ahora al secreto y subterráneo Distrito 13, último reducto de la resistencia contra la tiranía del Capitolio.Nuevamente con dirección de Francis Lawrence, Sinsajo 1 parece y es un simple trámite para el enfrentamiento final que llegará el año que viene, una sucesión de escenas de diálogos explicativos, momentos de angustia romántica y dos o tres instancias de acción física. Katniss llora mucho en esta entrega, ya sea por la destrucción total de su tierra natal o por el deseo de volver a ver a su amado Peeta, y Lawrence no puede hacer mucho más que acercar la cámara al rostro de Jennifer Lawrence y dejar que las lágrimas intenten transmitir lo que los guionistas no lograron poner en papel. No hay “juegos” esta vez –lo cual le resta al film algo del interés de las entregas anteriores– y el equilibrio de Panem parece estar siempre al borde del colapso, más allá de su supuesto poderío, generándole constantes dolores de cabeza al villano interpretado con calculada parsimonia por Donald Sutherland.Vuelve al ruedo el recientemente fallecido Philip Seymour Hoffman (Sinsajo 2 será el último ítem en su filmografía) y aparece Julianne Moore como la blonda y lacia presidenta del Distrito 13, sociedad que más temprano que tarde evidenciará una estructura coercitiva y dictatorial. Es en ese lugar donde surge la idea de transformar a la protagonista en símbolo de lucha a partir del uso sistemático de la propaganda, otra cara de una misma moneda: si el Capitolio es una suerte de dictadura mediática donde la frivolidad convive con la clásica explotación del hombre por el hombre, resulta claro que del otro lado se ha formado la tradicional pareja del pensamiento único y el sometimiento a la figura de quien emana el poder total. Pero Katniss es una teenager y cabe preguntarse si, como tal, se dejará tentar por el poder o tomará el camino de esos eternos amores adolescentes llamados rebeldía y anarquismo. La película juega ese juego sin demasiada gracia, lejos de la sátira y más aún de la polémica, tapando con un diseño de producción grandote la falta de sangre y garra de la historia. Sinsajo 1 no es rebelde y su espíritu, lejos de la anarquía, está atado al convencional corporativismo de la franquicia
Aperitivo del final La espera para los fanáticos de la saga de Los Juegos del Hambre ha llegado a su fin. Esta tercera entrega de lo que en realidad es el final de la historia dividido en dos partes, se estrenó este jueves en todas las salas del mundo para traer de regreso a Katniss Everdeen y su lucha contra el malvado Capitolio. En realidad, las acciones de esta película se corren de los tradicionales Juegos del Hambre que dan el título a la franquicia, porque la heroína ya se encargó de dejar en claro en las cintas precedentes que el hartazgo provocado por la tiranía llegó a un pico y por lo tanto son tiempos de rebelión, de lo clandestino y de otros líderes que toman protagonismo. En Sinsajo, uno de esos lugares lo ocupa el personaje de la presidenta Alma Coin, interpretada por Julianne Moore, en oposición al ya conocido presidente Snow, a cargo del veterano Donald Sutherland. Por suerte, no ocurre lo que lamentablemente suele suceder en las sagas con estas características (Crepúsculo, por ejemplo), eso de dormirse en los laureles de la taquilla asegurada y entregar cualquier cosa. Aquí se ve a una Jennifer Lawrence cada vez más metida en su rol de Katniss, con todo lo que implica contar con una mochila de acción y supervivencia, y bien puede hablarse en el sentido interpretativo, como en el íntimo de la actriz y su relación con el personaje. Esto último hay que mencionarlo porque quienes esperen encontrarse con una película que derroche acción en todo momento se van a ver contrariados. Aquí lo que gana en volumen son las tramas, los diálogos y las entrelíneas que tienen que ver con la política, la sociedad, los líderes y la resistencia ante la opresión, las delaciones y los contubernios. No por nada todo transcurre en lo subterráneo. Nostalgias por Phillip. Una cosa que se destaca en la primera parte de Sinsajo es el elenco de secundarios. Ya se mencionaron Julianne Moore y Sutherland, pero se suman Liam Hemsworth, Sam Claflin y el inolvidable Phillip Seymour Hoffman. Con su muerte, hubo que echar mano a lo digital para darle cierre a su participación, aunque ya había grabado todas sus escenas antes del trágico desenlace ocurrido el 2 de febrero pasado. Este filme sirve para dejar las cosas bien servidas hasta el verdadero final. Por eso, cuando los créditos aparecen en pantalla, se viene una nueva espera, esta vez definitiva, hasta dentro de un año.
Una guerra se prepara Katniss Everdeen tiene 17 años y no conoce la felicidad, apenas, algunos buenos recuerdos antes de quedar condenada a los juegos del hambre en la arena del Capitolio. Luego, los acontecimientos la llevaron a convertirse en el símbolo de la revolución de los distritos sojuzgados en la nación Panem. Sinsajo 1, la tercera película de la saga Los juegos del hambre es el inicio del desenlace de la historia. Como ocurre con otros títulos pensados para la industria del entretenimiento, que exprimen la paciencia de los espectadores fieles, Sinsajo se verá en dos partes. El director Francis Lawrence propone una historia visualmente poderosa con un cambio radical de escenario. La acción se traslada al Distrito 13, el de los sobrevivientes, bajo tierra. Sin colores, con una estructura de galerías compartimentadas, el refugio marca la diferencia con las películas anteriores. Katniss, rescatada de la arena de los juegos por la resistencia, sale al aire libre sólo para constatar el exterminio en su distrito, el 12, o para visitar a los moribundos del ocho. Sinsajo 1 es la película de los preparativos para la restauración de una nueva Panem, que, además, debe transmitir los estados psicológicos de Katniss, la chica siempre triste, que asume su misión como una carga que la aleja de todo lo que ama. Katniss es una heroína sin opción. Para refrescar la historia conocida por los seguidores, e informar a los espectadores que no vieron las otras dos películas, el guion pone breves síntesis del relato original, inmenso y bellamente complejo en el libro. El otro elemento que cobra protagonismo en Sinsajo 1 es la campaña de propaganda política que Katniss, el sinsajo de la rebelión, debe interpretar para unir a los grupos libertarios. El tono y la gravedad en los rostros reemplazan las peripecias de los juegos. Hay menos acción y más climas. El director logra escenas sobrecogedoras por la escala dantesca de la destrucción, que es selectiva. Viendo esos tramos de la película, con operativos comando, diseño de comunicaciones para burlar radares, imágenes con luces infrarrojo, se universalizan la imagen y las referencias. En ese sentido, hay una abstracción con respecto a la historia central. Podría ser cualquier guerra contemporánea: el futuro ya llegó. La potencia del diseño de la película no necesita el recurso de la música incidental, demasiado manipuladora y obvia frente a la expresividad de Jennifer Lawrence.La actriz ha madurado el rol. En Sinsajo 1 es el rostro más elocuente. Ella emociona a pesar de la música que quita dramatismo a las escenas más sentimentales. Sóla cobra sentido, cuando Katniss canta y nace el himno de la resistencia. En el reparto, se destacan Julianne Moore, la presidenta del distrito 13, Alma Coin; Elizabeth Banks, la ex asesora de imagen de los juegos, Effie Trinket; Donald Sutherland, como el presidente Snow y Philip Seymour Hoffman, el actor fallecido este año, que compuso el rol del imprescindible Plutarch y con dos o tres gestos logra empatía y nostalgia en la platea cinéfila. Sinsajo 1 es una transición en la que el amor contradictorio de Katniss por Peeta instala el drama, mientras Gale se ha convertido en un soldado de élite. El sufrimiento cerca a los protagonistas y queda claro que hay luchas que arrasan cualquier deseo o ilusión individuales.
Distopia y revolución: el lado más oscuro de Los Juegos del Hambre Luego de dos ediciones de Los Juegos del Hambre, Katniss Everdeen se despierta en un hospital subterráneo, confusa y deteriorada, tanto física como mentalmente. Está en el Distrito 13, que creía destruido totalmente hace años por un bombardeo ordenado por el Capitolio, y que ahora funciona como una especie de campo de refugiados y punto cero de la revolución que se está comenzando a expandir por todos los distritos. Tras el éxito mundial de sus dos primeras entregas, vuelve uno de los sucesos cinematográficos más arrasadores de los últimos tiempos con la tercera película de la saga, Los juegos del hambre: Sinsajo Parte 1. Dirigida por Francis Lawrence (Soy Leyenda y Agua Para Elefantes)-que ya había tomado las riendas de la segunda película- y protagonizada por la impecable Jennifer Lawrence, el filme toma una tonalidad aún más oscura –si es que eso es posible- y lleva a su historia distópica a un universo más perverso del que habíamos visto hasta el momento. Katniss__Gale-10.jpg Luego de haber salido vencedora en Los Juegos del Hambre junto a Peeta Mellark (Josh Hutcherson) y volver a participar en una edición aniversario –un empeño del Presidente Snow (el brillante Donald Sutherland) para acabar con ella, y, por ende, con la revolución- Katniss deberá ocupar su rol como estandarte de un movimiento para derrocar al régimen despótico que atenta contra el espíritu mismo de todo Panem. Con una Lawrence potenciada y un elenco excepcional que cuenta con las actuaciones de Liam Hemsworth, Jena Malone, Sam Claflin, Woody Harrelson, Elizabeth Banks, Jeffrey Wright, Philip Seymour Hoffman y Julianne Moore, Los juegos del hambre: Sinsajo Parte 1 es incluso mejor que sus predecesoras, y sumerge al público en el arte de la propaganda política y de la percepción, además de explorar el trauma psicológico tras eventos que dejaría a más de uno en estado de shock. A pesar de que no hay tanta acción como en las anteriores, Los juegos del hambre: Sinsajo Parte 1 explora de una manera más acertada los horrores de las dictaduras, y las decisiones que deben tomar los que quieren luchar por un mundo mejor y más libre.
Un pasaje hasta ahí Los juegos del hambre: Sinsajo Parte I tiene varios problemas que suman para hacer de esta tercera película la más floja de una saga que si bien no era ninguna maravilla, hasta el momento tenía un par de ideas interesantes y presentaba un entretenimiento algo más complejo que lo habitual en este tipo de propuestas destinadas al público adolescente masivo. En primera instancia, es problemática la división en dos partes del último libro porque evidentemente no le han encontrado la vuelta a la dosificación de la información y la acción, y este segmento redunda en diálogos explicativos y un quietismo de la puesta en escena que refuerza las características de solemnidad que ya habían aparecido con su director Francis Lawrence en En llamas. Y segundo, esa seriedad excesiva en el tono del relato atenta contra lo más interesante que ofrece la obra original de Suzanne Collins: su mirada satírica sobre la construcción del mito heroico/revolucionario. Esta Sinsajo Parte I es definitivamente una obra para fanáticos o para quienes la han venido siguiendo por mera curiosidad; quienes se sumen ahora no entenderán qué hace Katniss Everdeen en los subterráneos del Distrito 13. De hecho no sabrán quién es Katniss, ni qué demonios es el Distrito 13. La película no hace nada por incluir a nuevos espectadores, y ese es un gesto bastante inteligente y autoconsciente. También, y eso de nuevo es un valor de la obra de Collins, es evidente aquí la progresión de los personajes y de la historia, que se diferencia de lo que ocurría en En llamas, donde todo parecía una reescritura más trágica de la primera parte. Aunque la ausencia de los Juegos le quita posibilidades de aventuras y suspenso a la historia, y eso se siente en el interés ante la falta de algo que reemplace el centro narrativo. Lo que se sigue explotando aquí más o menos con inteligencia es el lugar de incomodidad de la protagonista, una heroína a su pesar, que si bien ya no es carne de cañón del Capitolio (el poder autoritario) sí es el centro de interés de la rebelión, trabajando su imagen como aquel Che Guevara de las remeras, con una parafernalia marketinera digna de estos tiempos y que miran con cinismo el lugar y la construcción del mito: ahí se luce el malogrado Philip Seymour Hoffman, lejos el mejor personaje y la mejor actuación de Sinsajo Parte I. Son los momentos más atractivos, aunque se vuelven reiterativos y redundantes, y apelan a un humor que hubiera precisado de un director con más sentido del ridículo. Tal vez el mayor gesto fatuo de Los juegos del hambre: Sinsajo Parte I sea el excesivo interés que se deposita en el romance Katniss-Peeta, que en una saga más politizada como esta luce innecesario dado el carácter anodino del personaje masculino, pero que se entiende como ancla emocional funcional dentro de una historia por momentos demasiado fría y distante para el mainstream adolescente al que va destinado. Esto, y el más que evidente carácter de película de transición hacia el final, es lo que pone a Sinsajo Parte I contra las cuerdas, al borde del aburrimiento y el sopor. Sobre el final algunas cosas se acomodan, Lawrence demuestra que el montaje paralelo sabe ser un buen amigo del suspenso y la película se despide prometiendo que todo lo interesante estará en la última entrega. Nos hubieran avisado antes.
La revolución llega en dos cuotas, una por año, en LOS JUEGOS DEL HAMBRE. Es por eso que ahora tenemos aquí SINSAJO – PARTE 1 que, para seguir con una tradición comenzada por HARRY POTTER y continuada por CREPUSCULO, sus productores han decidido dividir, por motivos obviamente comerciales, en dos partes. Esto es: lo que ustedes verán a partir de este jueves en los cines es media película, literalmente. Sí, dura dos horas como una película entera pero es solo la mitad. En todo sentido. Comparativamente, el último episodio doble de HARRY POTTER al menos tenía una estructura que más o menos justificaba esa decisión. Aquí no. Es una decisión comercial. Y punto. La película en sí es, digamos, por momentos intrascendente, en otros efectiva y en la mayoría de los casos, correcta. Con Francis Lawrence al mando, el mismo director de la anterior –la mejor de las tres, hasta ahora–, SINSAJO PARTE 1 cuenta los inicios del “proceso revolucionario” que se dio a conocer al final del último episodio. Katniss debe asumir el liderazgo de la revolución contra el Capitolio y el Presidente Snow, y lo hace un poco a regañadientes, más que nada porque los líderes tienen encarcelado a Peeta (el piccolo Josh Hutcherson) y no quiere atacarlos y poner en riesgo la vida de su amado, por más que el muchacho se haya, aparentemente, vendido al enemigo. Hasta que, claro, toma conciencia de la situación política que se vive en la mayoría de los distritos (bah, la aniquilación y destrucción casi total) y no le queda otra que asumir su rol de “Sinsajo”, la voz líder y carismática de este cinematográfico proceso revolucionario. hunger-games-mockingjayEn esta parte un tanto más gris y menos pop de la historia (ya no hay “juegos” y desapareció buena parte de la parafernalia mediática que se ligaba a eso), los apuntes que vuelven a poner la cuestión en términos “comunicacionales” son los más interesantes. En las dos primeras partes el tema del reality show se terminaba volviendo un poco agotador entre tanto personaje con peluca, maquillaje y cámaras ad hoc. Aquí, en el parco universo revolucionario en el que vive ahora Katniss (los líderes son encarnados por Julianne Moore y el finado Philip Seymour Hoffman, a quienes se los ve aburridísimos en sus papeles) todos visten un gris maoísta y tienen una seriedad a tono con la gravedad de la situación. Pero no son tontos y saben que la guerra se gana mediáticamente. Y en esas escenas está, ahora sí, lo más entretenido del episodio. Es que la batalla entre los rebeldes del subterráneo y oculto Distrito 13 y los poderosos del Capitolio es, más que nada, mediática y los combates se manejan interrumpiendo transmisiones televisivas. Lo mismo pasa con los propios revolucionarios, a los que Katniss tiene que arengar con “pantallas verdes” o siendo acompañada por un equipo de filmación a las zonas más afectadas, cuestión que resulte creíble para “el pueblo” todo lo que ella ve o hace. De hecho, la diferencia entre Katniss tratando de “actuar” su enojo revolucionario en un estudio sin poder hacerlo bien y su enojo “real” en el campo de batalla parece una declaración a favor de un modelo de actuación frente a otro, una defensa del “Método”, de la investigación en el campo, en lugar de otras variantes más ligadas a la técnica actoral. Es una pena que los amargos revolucionarios de esta saga no hagan un spot cómico: ahí podrían aprovechar las mejores dotes actorales de Jennifer Lawrence, inutilizadas en esta saga que la tiene siempre ansiosa, enojada o preocupada… pero jamás graciosa. hunger-games-mockingjay2Ese ángulo de la historia –que se mantiene a lo largo de todo el episodio, pero por momentos se pierde un poco– es mucho más interesante que el conflicto en sí, que tiene una serie de ribetes un tanto previsibles: las idas y vueltas de Peeta y Katniss; su madre, su hermana y el perro de ésta (usado para una situación dramática de una manera obvia), los problemas de Gale (Liam no-quiero-ni-despeinarme-mientras-recito-mis- textos Hemsworth) y las especificidades del conflicto en sí. Cuando desaparece su ángulo mediático, la idea de una guerra que hay que vender como un producto, la película desaparece también, se esfuma, un poco como pasó en las secuelas de MATRIX que olvidaron qué era lo único original que tenía la saga. Aquí, por suerte, no se olvidan del todo y es de esperar –no leí los libros, así que no tengo idea– que ese “eco” siga jugando de maneras interesantes en el episodio final, que se estrenará exactamente dentro de un año, tan calculado como una publicidad del Capitolio…
La revolución ha comenzado, terminaron los juegos La tercer entrega de la saga distópica nacida de la imaginación de Suzanne Collins nos presenta un universo totalmente diferente a las anteriores entregas. El aspecto sádico y lúdico que habitaba en Los Juegos del Hambre y En Llamas se encuentra totalmente ausente en este capítulo de la obra. Ya no hay tiempo para distraernos con la moda del Capitolio o las excentricidades de Effie Trinket ,sin embargo nos adentramos en otro elemento fundacional de las anteriores ediciones que aquí se muestra con una mirada más cruda: los medios y la propaganda como medio de sumisión de las masas Sin adentrarnos demasiado en el argumento de En Llamas recordaremos que Katniss ( Jennifer Lawrence) terminó siendo rescatada y llevada al distrito 13 de forma secreta. Allí la esperan la presidenta Coin (Julianne Moore) y Plutarch Heavensbee (Philip Seymour Hoffman) ,aquí de a poco irá reconstruyendo las últimas horas y tratando de saber cual fue el destino de Peeta y Gale. Será entonces cuando Plutarch Heavensbee la llevará a su amado distrito 12 para que vea como ha quedado luego de los últimos enfrentamientos. Será tal el grado de destrucción del que Katniss será testigo que no dudará en convertirse en la cara de la revolución y en el Sinsajo que inspire a todos los habitantes a unirse en contra del poder totalitario del odiado dictador Snow ( Donald Sutherland). Y es aquí donde la subtrama sobre los medios de comunicación y su utilización para la propaganda bélica hacen su más fuerte aparición. Si bien en entregas anteriores hemos sido testigos de la parafernalia puesta al servicio de Los Juegos del Hambre ( desde la ropa de Katniss, el romance con Peeta,el embarazo fingido para generar empatía) en este caso los medios instan a los ciudadanos a rebelarse a través de diversos spots ( llamados propos). Un equipo de filmación (comandado por Natalie Dormer de Game of Thrones) acompañará a nuestra heroína a un campo de refugiados para filmar sus impresiones ante la visualización de los heridos. Es así como el complejo juego de apariencias se vuelve aún más intenso cuando se muestran todos sus engranajes. El personaje de Katniss pendulará entre su heroismo espontáneo y forzados discursos recitados sin convencimiento frente a un croma ( todas estas maniobras ideadas por un genial Plutarch Heavensbee). Sinsajo posee todos los elementos de los relatos distópicos : un estado opresor, supresión de las garantías personales, fuerte aparato de propaganda, lenguaje propio utilizado por los protagonistas y la inefable necesidad de un héroe ( heroína en este caso) que tome la injusticia como fuerza motora para la revolución. El vestuario, uno de los puntos fuertes de las entregas anteriores, será mucho más oscuro que en los otros films dado que la acción transcurre casi enteramente de forma subterranea en el escondido refugio del distrito 13 . El centro de la acción estará en las estrategias que desplieguen cada uno de los oponentes. El disfraz , entonces , estará puesto en el discurso no en las vestimentas. Katniss_EW Sinsajo se erige como un fuerte discurso sobre los medios y los orígenes mismos de una revolución que sin lugar a dudas explotará en la gran pantalla dentro de un año. Grandes actuaciones y un clima mucho más oscuro que las entregas anteriores ( hasta el personaje de Elizabeth Banks es mostrado de forma poco glamorosa ) son los elementos presentes en este film que funciona como un preámbulo de un universo de conflicto que amenaza con explotar para el cierre de esta saga ideada por Suzanne Collins.
La saga de Los Juegos del Hambre, regresa con una nueva entrega, sinsajo, dividiendo el tercer libro en dos partes. ¿Funciona? Creemos que no. Y no crean que no me encantó la película. Pero reseñar cine se trata de ser subjetivo y entender que no todos han leído la saga, ya sea porque no acostumbran leer o porque simplemente no les ha gustado la historia desde la primer entrega. Los libros (y las películas) siguen básicamente la misma estructura: la mitad es política y hechos sin trascendencia, mientras que el final se reserva toda la acción. Y es que siempre será complicado adaptar un libro narrado en primera persona, pues plasmar los pensamientos en imágenes es una tarea difícil. Y aunque han contado con el innegable talento de Jennifer Lawrence, sigue habiendo secuencias complicadas de entender si no se han leído los libros. En este filme, tras ser rescatada de la arena destruida de los 75 juegos del hambre, Katniss deberá aprender a vivir en el distrito 13, que no estaba desaparecido como siempre se había creído, mientras enfrenta la ardua tarea de ser algo que ella nunca había pedido: ser el símbolo de una revolución. Y mientras se prepara el ataque definitivo, suceden cosas tan faltas de acción que desanimarán a más de uno. Pero ojo, que eso no significa que el filme no tenga ritmo y que sea malo. Al menos no lo es para los fans de la saga quienes encontrarán satisfecho ese interior revolucionario que se desata cuando no se respeta el libro. Sigue siendo un ejercicio del poder, del totalitarismo, de la unión de la gente. Es un espejo moderno de lo que sucede en el mundo. Si bien hay pequeños cambios, están justificados y ayudan a hacer más ágil las primeras páginas de un libro que en sí, es controvertido por el desenlace de la saga, el cuál tendremos que esperar un año para ver en la parte 2. Recomendado para aquellos que han seguido la saga desde sus inicios. No para quienes buscan un filme de acción.
En palabras de la autora del best seller Los juegos del hambre, "el texto intenta ser una percepción moderna del mito griego de Teseo y el minotauro". Sin embargo, por algún motivo, la mitología griega, muchos años después sigue pareciendo mucho más interesante que la saga escrita por Suzanne Collins. Sinsajo parte 1 más que ninguna otra de la saga esboza reflexiones en torno a la propaganda política, los procesos bélicos y el ejercicio absolutista del poder en una sociedad diezmada por un único líder. Pero al ritmo desacelerado en el que avanza gran parte del relato sugiere que el verdadero punto de ebullición de la historia sucederá en la última entrega de la saga. El director Francis Lawrence parece tan solo estar entrando en calor disimuladamente para que, al mejor estilo serie de televisión, deje todo asentado hacia el final de la película para que explote en Sinsajo parte 2. Algo que demuestra que luego del éxito de las dos primeras entregas, los estudios Lionsgate tienen una motivación puramente crematística. En esta lucrativa decisión de convertir a una película que se asomaba como trilogía, partiendo la última entrega en dos comprometen a los realizadores con la difícil tarea de prodigar un producto efectivo que en el fondo solo funcionará como un puente entre lo que ya vimos y lo que veremos luego. Los números de la taquilla avalan la decisión de los productores. Sin embargo, las críticas no tanto. El recibimiento por parte de la prensa internacional ha bajado un poco respecto de sus anteriores entregas. Y hay varios motivos que lo justifican. En esta nueva oportunidad por salvar a la sociedad del futuro distópico en el cual viven, la joven Katniss (esa suerte de Che Guevara femenino en clave adolescente) parece más interesada en resolver sus inquietudes amorosas que en sus alborotados periplos épicos de insurrección. Esto puede interpretarse de dos maneras. Una seria creer que el contexto sociopolítico que rodea a los protagonistas no es más que algo puramente circunstancial que poco aporta al melodrama que padecen Peeta y Katniss. Y la otra que el guión (o la historia original, que según se ha dicho está bastante bien adaptada en términos de fidelidad) apele a una efectividad mucho más chata y menos pretenciosa sobre una premisa que sin dudas daba para más. Sinsajo parte 1 falla en darle vida al potencial mito revolucionario de Katniss. Si bien internamente el personaje se debate entre salvar a su pueblo o dejarse llevar por su sentimentalismo amoroso, los guionistas o el director (cuesta señalar al verdadero culpable en semejante producto de estudio) se quedan en el medio privando a sus actores de una emoción verosímil y un clímax que consiga cautivar como se debe al espectador. Quizás el problema sea que en estos últimos años son pocos los directores/guionistas que se atrevan a desafiar aunque sea ligeramente el intelecto del público. O al menos no caer en un burdo menosprecio de su capacidad cognitiva.
EL PLATO CHICO Aunque no lleva mucho tiempo entre nosotros nosotros, LOS JUEGOS DEL HAMBRE ya está terminando. Pero a medida que se acerca el final, siento que aun no me deja satisfecho del todo. La primera –estrenada en 2012 y dirigida por Gary Ross– presentó una premisa fascinante y dos buenos protagonistas, pero quedó arruinada por una espantosa cámara en mano que nunca se quedaba quieta y algunas ridiculeces como perros-monstruos, histeriqueos adolescentes, aires pretenciosos de cine indie y diseños de personajes exagerados. Con la espectacular LOS JUEGOS DEL HAMBRE: EN LLAMAS (THE HUNGER GAMES: CATCHING FIRE, 2013) y el nuevo realizador Francis Lawrence, la serie alcanzó su punto máximo al convertirse en un verdadero tanque hollywoodense, con una dirección más estilizada, geniales escenas de acción y un final que dejó a todos con muchísimas ganas de ver a Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence), la Chica en Llamas que desafió al opresivo Capitolio, uniéndose al Distrito 13 para vengar la destrucción de su Distrito 12 y el secuestro de su… ¿Amigo? ¿Novio?... de Peeta Mellark (Josh Hutcherson). Lamentablemente, todo lo que prometía esa mirada llena de ira y ese épico cliffhanger quedó disipado en LOS JUEGOS DEL HAMBRE: SINSAJO – PARTE 1 (THE HUNGER GAMES: MOCKINGJAY – PART 1, 2014), una película que se boicotea a sí misma al ser solo la mitad de una historia entera, que fue obvia y estúpidamente dividida para duplicar ganancias. El resultado es el colmo de la expresión “la calma antes de la tormenta” en forma de un film interesante y maduro, pero sin la diversión, la acción, el ritmo y los Juegos del Hambre que esta serie acostumbraba darnos. En lugar de eso, prepárense para dos horas con la Presidenta Coin (Julianne Moore) y Plutarch Heavensbee (Philip Seymour Hoffman) convirtiendo de a poco a Katniss en el Sinsajo, el símbolo de la rebelión, mientras ella filma comerciales e intenta convencer a los demás de ir a rescatar a Peeta. Imaginen esta franquicia como un delicioso buffet con todo lo que puedan comer, pero nosotros estamos parados en frente con un plato chico en las manos y con una persona detrás que nos dice: “Solo se pueden servir una vez. Si quieren más, vengan el año que viene”. La fotografía, las actuaciones, la banda sonora, los momentos dramáticos y la propaganda política son algunos elementos que LOS JUEGOS DEL HAMBRE: SINSAJO – PARTE 1 maneja realmente bien y la coloca por encima de la etiqueta de “película para las adolescentes”. Sin embargo, comete el pecado más imperdonable en este tipo de productos. Al separar la última novela de Suzanne Collins, el director Francis Lawrence –quien vuelve pero con un poco de la frenética cámara en mano del primer film– se vio obligado a estirar la historia para abarcar el largo de una cinta. Pero parece ser que en realidad no había demasiado para filmar en esos primeros capítulos del libro. Tal vez sea muy fiel al material original (lo cual dejará contentos a los fans), pero en definitiva es una producto que no entretiene y que se mueve a un ritmo demasiado lento. En ocasiones es intensa, poderosa y se anima a tratar temas tan serios como las consecuencias de desafiar al sistema, la manipulación de los medios y las luchas políticas por medio de campañas. Pero mientras corrían los créditos finales, me di cuenta de que en realidad había visto más un avance para la siguiente entrega que una película per se. Lo sé, lo sé, es solo una parte de algo mucho mayor, pero eso no le da derecho al estudio a estrenar una secuela de una franquicia de aventura y ciencia ficción en la que su heroína no hace mucho físicamente hablando; que pretenciosamente intenta ser un drama de pura intriga política y que cree que no necesita de acción para hacerle pasar un buen rato al espectador ¡Créanme, sí la necesitan! ¿Qué a caso ya se olvidaron que tenían perros-monstruos y babuinos asesinos en las anteriores? Agradezco que la nueva secuela se olvide de los juegos para volverse un acercamiento mucho más emotivo, trágico y oscuro a la distopía de Panem, y es muy probable que la epicidad e intensidad que yo anhelaba la encuentre recién en LOS JUEGOS DEL HAMBRE: SINSAJO – PARTE 2 (THE HUNGER GAMES: MOCKINGJAY – PART 2, Noviembre de 2015), pero no hay excusas para que, en un film de este género, su ÚNICA escena de acción sea la que más promocionaron los avances. A pesar de mis críticas, no odié LOS JUEGOS DEL HAMBRE: SINSAJO – PARTE 1, aunque sí pienso que es buena solo como el principio de cualquier película puede ser. Como producto entero, es una decepción ya que no se mantiene firme por su cuenta y juega demasiado a ser un film para adultos sin importarle la cantidad de bostezos que pueda llegar a causar. No digo que dejen de lado el guión inteligente con discusiones sobre la injusticia, la propaganda y el poder de los líderes, para convertirse en una película de Katniss matando malos a flechazos y nada más, pero sí creo que deberían encontrar el equilibrio entre ambos para dejar a cada uno en la sala satisfecho y no solo a los lectores de las novelas que creen que cada momento era necesario. Para disfrutarla, el resto de los espectadores debe entender que estos son LITERALMENTE solo los primeros 122 minutos de algo que terminaremos de ver el próximo año. Antecesoras de esta movida marketinera –como HARRY POTTER Y LAS RELIQUIAS DE LA MUERTE – PARTE 1 (2010) y hasta las debatibles EL HOBBIT: UN VIAJE INESPERADO (2012) y EL HOBBIT: LA DESOLACIÓN DE SMAUG (2013)– sufrieron levemente del mismo inconveniente, pero al menos supieron construir una estructura narrativa fluida –a pesar de sentirse estiradas–, explotando al máximo cada parte del libro y llenando la historia de escenas de acción, para cerrar en una climax intenso cuyo conflicto de turno concluía o se solucionaba de alguna forma, para recién dar paso a ese desalmado “Continuará…”. El “cierre” de LOS JUEGOS DEL HAMBRE: SINSAJO – PARTE 1 no es un punto a parte como debería ser, sino una coma. No hay climax, lucha final o un “¡Ganamos la batalla pero no la guerra!”. Esto provoca un tercer acto para nada intenso o emocionante, que se siente como si alguien nos corriera de la sala antes de tiempo, dejándonos con muchísimas ganas de ver más, pero no en el buen sentido. Su estafador “climax” es solo Katniss hablando mientras otros personajes participan en una escena de acción que NUNCA vemos ¡Así es, el conflicto central de LOS JUEGOS DEL HAMBRE: SINSAJO – PARTE 1 se soluciona fuera de cuadro! Eso sí, del final agradezco muchísimo un oscuro y perturbador cambio en relación a uno de los personajes, que me recuerda que esta saga no para de sorprenderme con respecto a su historia y sus protagonistas. Pero aunque cierra mal (o no cierre para nada), es anticlimática y no cuenta con el ritmo veloz que necesitaba, reconozco que LOS JUEGOS DEL HAMBRE: SINSAJO – PARTE 1 por fin me mostró porqué esta historia cautivó a toda una generación de fanáticos. Con este nuevo capítulo, su mundo es presentado en mayor profundidad y su villano con un aura mucho más siniestra, mientras que la psiquis de su fuerte protagonista femenina es el centro de la narración, y no tanto sus heridas externas. Ahora sí se siente que todo está en riesgo. En algunos aspectos, es un crecimiento para la saga en relación a los temas que trata, ya que se enfoca por completo en la rebelión de la que tanto se había hablado en el pasado y en la carga emocional que provoca en sus protagonistas. Con una constante atmósfera opresiva y algunas espeluznantes imágenes difíciles de ver (el campo de cadáveres; el bombardeo desde dentro del refugio y muchas más), este principio del fin es un cruento retrato de una sociedad violenta, además de una interesante y muy cínica demostración de los jugadores, las estrategias, las víctimas, las pasiones, las esperanzas y las políticas que intervienen en una guerra. Empujada por fabulosas interpretaciones (Lawrence, Moore, Hoffman, Sutherland y en especial Hutcherson), esta película decide darnos menos romance juvenil para mostrarnos más de Katniss luchando contra su destino. Y es realmente fascinante notar que por detrás de las buenas intenciones de sus aliados parece existir además un juego de manipulaciones en el que ella es solo un peón más para líderes que buscan tanto libertad como poder. En ocasiones, algo así puede resultar incluso más efectivo o atrapante que cualquier tiroteo. Pero dependerá de usted, espectador, elegir qué prefiere ver. Tal vez no divierta a todo el mundo por igual, pero LOS JUEGOS DEL HAMBRE: SINSAJO – PARTE 1 demuestra que esta saga si tiene mucho para ofrecer. Solo tiene que aprender a repartir mejores porciones. Qué lástima que, entre tantas delicias, nosotros tengamos que estar aquí parados con el plato chico en las manos. Más, por favor.
El bendito "síndrome Las dos torres" es que lo que puede afectar a la percepción de Sinsajo "parte 1". No puede ser analizada fríamente como una película, sino como la parte de un todo. Como pieza fundamental del final de esta historia. Pero por eso va a suceder que uno se reitarará de la sala con gusto a poco... o mejor dicho con ganas de ver como sigue. Y ese es buen punto, después de dos horas uno quiere ver más porque ese tiempo que pasó fue muy bien llevado. El director logra mantener la atención. Las actuaciones con perfectas, los climas ideales y la producción está a la altura de lo que la película logra en las boleterías. Es una película necesaria dentro de la saga, no se lucirá en el balance final como un mediocampista en un partido de fútbol... no hace los goles ni los salva pero tiene que estar para armar todo. Y en eso Sinsajo parte 1 es incuestionable. A esperar el final dentro de un año, lo cual me parece innecesario totalmente. Podrían haber hecho como con Potter y darle solo medio año de diferencia y la bronca del final abrupto podría ser menor. Lo que si deja claro es que han cuidado muchos detalles que otras sagas claramente no hicieron, por eso Los juegos del hambre ha ganado tanto público nuevo muy merecidamente.
El principio del fin Siguiendo con la tradición inaugurada por Harry Potter de dividir la última parte de las sagas en dos entregas, llega “Los Juegos del Hambre: Sinsajo Parte 1” con dos horas cargadas de emociones para todos los seguidores de las desventuras de Katniss y los ciudadanos de Panem. Su antecesora “En Llamas” concluyó con un final extremadamente abierto, dando lugar a esta continuación que se hizo esperar un año, pero nos brindó en medio varios anticipos. Desde hace meses, se vienen transmitiendo por internet las “propos” del Capitolio, entre otros teasers y material audiovisual a raudales. El hipertexto que rodea a cada entrega de “Los Juegos del Hambre” es riquísimo, nutriendo a este universo de una mitología única y propia, que funciona como ansiolítico para todos los fans (o crea el efecto exactamente opuesto). Habiendo disparado la flecha que desconfiguró la arena de los Juegos del Hambre, Katniss es rescatada por un grupo de rebeldes infiltrados en las altas esferas del Capitolio, y posteriormente se entera que su amado Distrito 12 fue bombardeado hasta las cenizas. Con este panorama nos despidió la excelente segunda parte de esta trilogía literaria devenida en tetralogía cinematográfica. “Sinsajo Parte 1” da lugar a los hechos que se desarrollan a partir de entonces en el Distrito 13, el cual se creía desaparecido. En lugar de eso, es la base de los rebeldes donde se viene gestando la revolución desde hace años. Katniss se ha convertido casi sin quererlo en el símbolo de la rebelión, el Sinsajo, disparador de los primeros disturbios en los distritos. A partir de su rol involuntario, deberá tomar una serie de difíciles decisiones y elegir si convertirse o no en la cara y portavoz del alzamiento contra el Capitolio. Con mucho hincapié en los conflictos personales de Katniss, sus traumas y reacciones, la primera entrega de este esperado final peca de ser menos dinámica que las dos anteriores, y por momentos densa debido a su obvio carácter introductorio. Sin embargo, nunca queda totalmente de lado la acción e intrigas que caracterizaron a sus precuelas, como así también los personajes que nos vienen fascinando con sus complejas historias y personalidades. Es todo un lujo para un sólo libro ser adaptado en dos películas, y “Sinsajo” tiene tanto detalle y profundidad en las situaciones que puede llegar a considerarse una de las adaptaciones más fieles hasta el momento. Hubo mucha especulación en torno a cuál sería el momento crucial en el que se separarían las dos partes, pero para los lectores de los libros la respuesta es casi obvia. Y para quienes van a ver la película con sólo las dos anteriores en su haber, quedarán al borde de la butaca y esperando aún más ansiosamente la segunda parte. Si bien algunas escenas parecen estiradas adrede, todas y cada una de ellas son necesarias para comprender la complejidad de la trama y seguir construyendo la poderosa simbología de la rebelión. También vale recordar que la repentina muerte de Phillip Seymour Hoffman (Plutarch Heavensby, el director de los últimos Juegos y cráneo de la estrategia) en medio de las grabaciones de “Sinsajo“, afectó la continuidad de la misma y poco se sabe del metraje con el que ya contaba su personaje. No es la primera vez que vemos a un actor presente en una obra póstuma, pero no deja de ser impactante y conmovedor, y -como no podía ser de otra forma- la película está dedicada a su memoria. Además de Plutarch, el resto de los personajes adultos (a excepción de Cinna) retoman su papel en la historia, incluyendo a Effie. La elegante escolta y asesora de Katniss y Peeta no formaba parte originalmente de la trama de “Sinsajo“, sin embargo la escritora (Suzanne Collins, autora de los libros) se arrepintió de esa decisión e influyó en el guión para volver a incluirla cumpliendo su rol en esta entrega, donde deberá a las nuevas condiciones que tanto contrastan con su antigua vida de lujos. Haymitch y Beete también serán de la partida, y entra en escena uno de los personajes más fuertes de la saga: la presidente de los rebeldes Alma Coin (interpretada por Julianne Moore). Como se adelantó en el final de “En Llamas“, la mitad de los tributos no fueron rescatados de la arena como Katniss y Finnick, y ellos dedicarán todos sus esfuerzos a averiguar su estado y paradero, especialmente el de Peeta. Mientras tanto, Katniss se reúne con su familia y estrecha lazos con su pequeña hermana Prim y su mejor amigo Gale, quienes jugarán un papel fundamental en la segunda parte de “Sinsajo“. Esta es una película de transición, no apta para los que no vieron las dos anteriores o no tienen mínimamente alguna información de los libros o la trama. Pero no por ello deja de ser una muy buena película, que nos deja esperando aún más ansiosos el desenlace de esta apasionante saga.
Crítica emitida por radio.
La última novela de Suzanne Collins se divide en dos películas para captar más la atención del público adolescente. Todo comenzó con: “Los juegos del hambre” (2012) que obtuvo muy buena recaudación, “Los juegos del hambre: En llamas” (2013) la duplicó y ahora se estrena “Los juegos del hambre: Sinsajo Parte 1”. Este es el tercer libro que decidieron dividirlo, parece que las sagas para adolescentes de esta forma son más rentables, por eso se estiran los finales. Este método ya se utilizó por ejemplo en: "Harry Potter y las reliquias de la muerte", entre otras. La protagonista, Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence), comienza donde había quedado la anterior, ha salido con vida y fue salvada por los rebeldes, es llevada al Distrito 13 mientras que Peeta fue capturado y llevado al Capitolio. Cuando despierta conoce a la Presidente Alma Coin (Julianne Moore), y su asesor Plutarch Heavensbee (Philip Seymour Hoffman), ellos le muestran que pasó con el Distrito 12, este ha quedado en ruinas, se pone rápidamente en acción, ella se pondrá a su servicio para continuar la lucha contra el Presidente Snow (Donald Sutherland), además debe rescatar a Peeta Mellark (Josh Hutcherson) y logar la democracia en Panem. Nuevamente como en los films anteriores Katniss tiene que salvar su vida, la de sus familiares, del pueblo, y a Peeta su amigo que está sufriendo ciertos trastornos en su cerebro. Pero Katniss a pesar de demostrarse fuerte sufre conflictos íntimos y externos. Hay momentos desoladores, las escenas son más oscuras, políticas y contiene momentos angustiantes, toques de sátira política y ecológica, momentos de acción, hay suspenso e intriga, le falta más emoción, surgen diálogos y escenas reiterativas. La película la mantiene a flote la presencia de Jennifer Lawrence quien logra un buen trabajo dentro de la saga. El resto del elenco cumple: Philip Seymour Hoffman no tiene desperdicio (falleció en febrero de 2014, ya había filmado todas sus escenas y para “Sinsajo 2ra parte”, su personaje vuelve a aparecer a través de la digitalización), buen desempeño de Josh Hutcherson, demuestra la buena actriz que es una vez más Julianne Moore, e incluye un lujo: Donald Shuterland. Completan el elenco, Elizabeth Banks, Woody Harrelson, entre otros. Se exhibe en solo 270 salas con tecnología digital, no llega con copias en 35 mm o fílmico. “Sinsajo Parte 2” se estrenará en el 20 de noviembre de 2015, quedamos a la espera de un gran desenlace.
Casi parece un axioma: si es una serie de libros exitosos se adaptan al cine el último (el que cierra la historia) se divide en dos. Es como un injerto de los viejos seriales, pero estos al menos no tenían tanta alevosía hacia las boleterías y merchandising. Llega entonces el final. “Los juegos del hambre: Sinsajo. Parte 1” marca el comienzo del (¿fin?) como sucedió con Harry Potter, Crepúsculo y otras más. Es probable, como anteriormente, que el análisis de uno de los estrenos comerciales más importantes de 2014 sea tan parcial como lo es la película. Antes de pagar la entrada sabemos que el final va a ser abrupto y apenas se alcanzarán a vislumbrar hacia donde apuntan la buena cantidad de cabos sueltos que quedarán. Así, la primera conclusión antes de sentarnos en la sala es que “Los juegos del hambre: Sinsajo. Parte 1” no sobrevive por sí misma. No podrá verse como una unidad aislada, y si bien los primeros quince minutos sirven como un brevísimo resumen de las dos anteriores, tampoco alcanza para una comprensión global del asunto. Al menos no en la dimensión que merece la saga. Hay que esperar un año más para hacer un análisis completo, lo cual tiene su costado positivo: Todavía prevalece algo de la idea original y esto es saludable. En ocasión de establecer nuestro parecer respecto de éste tipo de producciones, dijimos que de toda la literatura apuntada a adolescentes la saga de Suzanne Collins es la más completa y profunda a la hora de realizar una lectura sobre quienes detentan el poder en el futuro, cómo la información se ha monopolizado parcializando los hechos, y de qué forma el nuevo orden establecido trata a la juventud como una picadora de carne a partir de utilizarlos para entretener a los habitantes con un poco de sangre en formato de reality show. De ahí el nombre de la nueva nación en un gran guiño literario: se cambió USA por PANEM (derivado de panem et circenses, o sea: pan y circo) Esto ocurría en la primera. En la segunda parte, “En llamas” (201, se redoblaba la apuesta al detectar que Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) se estaba convirtiendo en una suerte de líder espiritual para los distritos, cuando ve un modo concreto de convertirse en una amenaza al régimen. Si este enfrentamiento entre clases tenía como bastiones a Katniss por un bando y al Presidente Snow (Donald Sutherland) por el otro, en esta tercera entrega ya es personal. Casi una cruzada de ambos por vencer o exponer al otro. “Los juegos del hambre” han quedado casi anulados luego del bochorno mediático de la anterior. Ahora a la heroína sólo le importa rescatar a Peeta (Josh Hutcherson), apresado por el Capitolio. Desde la comunicación a los distritos se usa la figura de Peeta para convencer a todos que depongan la actitud subversiva. Planteada como una suerte de resistencia al mando de Alma Coin (Julianne Moore, y con el desertor Plutarch (Philip Seymour Hoffman) como su mano derecha, se intenta convencer a la heroína de confirmarse y conformarse mediáticamente como tal. La idea es burlar el bloqueo de transmisión y hacer llegar a los sobrevivientes del resto de los distritos un mensaje alentador de su líder. Pero claro, Katniss sólo quiere ver a Peeta, pese a la resignación de su antiguo novio Gale (Liam Hemsworth, ergo, deben buscar la manera de despertar la bestia interior y motivarla para llegar a su (¿amado?) mientras ellos derrocan al poder de turno. Decíamos que parte de la idea original sobre los jóvenes y los medios prevalece aún con escenas como las de los mensajes presidenciales, o aquella en la cual Katniss debe “actuar” para un panfleto de la resistencia. El resto del guión de Peter Craig y Danny Strongrelato trata de buscar la tensión dramática para no decaer y revelar la inevitable sensación de estar estirando el final como un chicle. Si bien algunas de las acciones están bien justificadas en función de la progresión del relato (la incursión para volar una represa por ejemplo), lo cierto es que “Los juegos del hambre: Sinsajo. Parte 1” tiene menos puntos de apoyo que sus antecesoras por lo explicado anteriormente. Las apariciones de viejos conocidos como Haymitch (Woody Harrelson) o Effie (Elizabeth Banks) logran darle cierto respiro aportando la cuota de humor, aunque en el caso de ésta última se insinúa cierto aire de contención para Katniss, idea que luego se abandona. El realizador Francis Lawrence sigue con el mismo equipo de hace dos años. Todo luce sólido. No parece dar lo mismo un plano que otro y tampoco se libran al azar detalles de dirección de arte sin los cuales todo parecería demasiado impostado. Para los que no hayan leído el libro, pero la vienen siguiendo en el cine, quedarán muchas preguntas. Por cierto, Sinsajo es un pájaro inventado que a su vez es una cruza entre otros dos pájaros, también inventados por la escritora, al ser considerado una falla natural que Katniss lo use como símbolo es una suerte de afrenta al sistema. Para el caso de los fans tendrán, como sucedió antes, la fidelidad de la adaptación. Entretiene, deja con ganas de más y está bien realizada.
Hemos sido muy elogiosos con los dos films anteriores de la serie “Los juegos del hambre”. Por lo tanto, comencemos con los elogios: Jennifer Lawrence comprende mejor a su personaje de lo que lo comprenden el director y los guionistas. Katniss, su criatura, comprende con la mirada –y solo con la mirada, hay que ver la sutileza que ejerce esta actriz increíble– que los resistentes para quienes ejerce de símbolo son, probablemente, quienes quieren sustituir un régimen represivo por otro. El film gira alrededor de dos temas: el peso de las necesidades individuales como motor de acciones colectivas y el poder de la propaganda. Ahora, las malas noticias. La tendencia del negocio a convertir en dos (o tres, vean “El Hobbit”) películas lo que no amerita más que una, genera algo así como el “síndrome de la manteca transparente”. Tanto se unta la tensión dramática que se vuelve imperceptible. El film alcanza su clímax en la última escena y nos dice “ahora banquen un año”. Pero resulta que, para que esa duración elefantiásica se justifique, hay secuencias de más, escenas estiradas y planos apenas decorativos. Y como ya pasamos seis horas en tres años en compañía de esta gente, queremos saber cómo termina. Este redactor está tentado de decirlo, pero aún ama su vida. Lo cierto es que el corte en dos destruye la justa serie de aventuras, emotiva y política, que seguíamos agradecidos. Para este “Sinsajo…” no somos espectadores, sino clientes, que veremos lo que venga atados al ticket-cuota.
Para los que vienen siguiendo la historia de Los Juegos del Hambre, seguramente recuerden que la segunda entrega (En Llamas) termina con una Katniss que sin saberlo forma parte de una rebelión encubierta que pretende derrocar al capitolio. Al finalizar la “competencia” ella tira una flecha al campo magnético que rodea la arena donde pelean a muerte y ésta se hace añicos. Finalmente Katniss es rescatada por los rebeldes y llevada al Distrito 13, que todos creían que había sido destruido. Pero al que no pueden rescatar es a Peeta, quien termina en manos del Capitolio. Aquí es cuando pasamos a la primera parte de Mockingjay, que para mí, se distingue de las demás películas. Aquí ya no hay fiestas extravagantes ni vestidos vistosos, si no guerra y destrucción. Enseguida nos encontramos con una Panem dividida, con brotes de violencia contra el Capitolio y las respuestas aún más violentas por parte de éste. Katniss (Jennifer Lawrence) ya no es la valerosa amazona que se ofrece como voluntaria para salvar la vida de su hermana, si no una persona que finalmente empieza a sentir las secuelas de las matanzas ocurridas en Los Juegos. La película nos sitúa en el Distrito 13, un distrito militar que parecía haber desaparecido durante la primera guerra contra el Capitolio, pero que está en pleno funcionamiento y en pie de guerra. Aquí gobierna la presidente Alma Coin (Julianne Moore) quien pretende utilizar la figura del Mockingjay (que vendría a ser Katniss) para forzar la adherencia de todos los demás distritos a la revolución. El tema es que el Capitolio pretende hacer exactamente lo mismo, pero con Peeta. Así que esto invita a pensar realmente quiénes son los buenos y quienes los malos o si en esencia son exactamente lo mismo. Pero dejemos eso para más tarde. La película fue dirigida por Francis Lawrence, responsable también de Catching Fire (2013), quien nos presenta una historia mucho más comprometida. Esta vez apostaron a una puesta de escena bastante austera (durante la guerra no hay lugar para excentricidades), y le perdieron el miedo a la sangre. En las películas anteriores, si bien se producían asesinatos y fusilamientos, siempre los mostraban de tal forma que no resultara TAN violento. En Mockingjay los “traidores” al Capitolio son asesinados por las fuerzas del orden a plena luz del día, se bombardean hospitales llenos de heridos y hay sangre de sobra. Francis Lawrence ya nos había advertido que esta película sería la previa de una guerra brutal y lo logra perfectamente. Así que si van a verla buscando los combates coreografiados de las primeras dos, no los van a encontrar. El que avisa no traiciona. Por otro lado, las actuaciones son buenas en general, si bien la ganadora del Oscar se lleva todos los aplausos. La tensión que tiene lugar toda la película se distiende por veces gracias a los papeles de Haymitch (Woody Harrelson) y Effie Trinket (Elizabeth Banks), personaje que, a pesar de no aparecer en esta parte del último libro, fue incluida justamente para esto. En conclusión, Los Juegos del Hambre es una historia que nació como libro para ser representada en la pantalla grande. Es una de esas raras oportunidades en las que los libros no son buenos y las películas si lo son. Si les gusta la saga y disfrutaron de las primeras dos películas, sin duda les encantará Mockingjay Part 1, y los dejará con muchísimas ganas de que pase el próximo año para ver la segunda parte.
Un prólogo extenso Ese personaje femenino y aguerrido llamado Katniss Everdeen, compuesto por Jennifer Lawrence, ha sabido ganarse el respeto y sobre todo el fanatismo de fieles seguidores/as de una de las sagas juveniles contemporáneas más exitosas. Lo que supone el cierre de Los Juegos del Hambre se divide en dos entregas (así como también ocurrió con la saga Twilight y con la de Harry Potter). Sinsajo – Parte 1 representa el prólogo de lo que luego estallaría en la próxima cinta. Más allá de que se trate de una producción correctamente efectuada, carece de la fuerza y de la intensidad necesaria como para mantener cautivado al espectador, siendo el punto que más en contra le juega a la hora de ocasionar interés. Dos horas de duración dentro de las cuales la irregularidad y los cambios de ritmo (en oportunidades bruscos) parecen manifestarse con bastante recurrencia. En la película dirigida por Francis Lawrence, una escena poseedora de tensión es cortada abruptamente para introducir al espectador en otra en la que las cosas se desarrollan con parsimonia desde los diálogos, filtros de colores y música. Es casi una constante que acentúa las vertientes y que a la vez desconecta. Más allá de algunos componentes que la desestabilizan, la historia tiene instancias en las que se hace sentir la buena labor de realización, de una factura técnica que da la sensación de ir en nivel creciente de una entrega a otra. La transformación de Katniss sigue en pie, volviendo a sacar a la luz su perfil guerrero. Sinsajo intercala la supervivencia con la rebelión en masas, pero todo de una manera muy introductoria. Se trata simplemente de la entrada al plato principal, ese que amenaza con dejarnos más satisfechos y con explotar en todas sus dimensiones. Vale mencionar que desde el flanco actoral, la obra sale bien parada, tal vez mejor que en las precedentes. En este aspecto siempre resulta entrañable observar al fallecido Philip Seymour Hoffman, aquí con apariciones esporádicas pero cumpliendo con holgura, como de costumbre. Una Julianne Moore de aspecto envejecido acapara determinadas secuencias y da gusto verla compartiendo otra vez espacio con el mencionado actor de The Master. En este tipo de presentaciones suele reinar una pregunta que abre el debate y pone en duda la necesidad de la fragmentación del material correspondiente al último libro en dos episodios. Unos aproximados 125 minutos de metraje resultan excesivos para lo que Sinsajo – Parte 1 se aboca a narrar. Un preámbulo extenso que saca unos puntos extra por la calidad de sus intérpretes y por dos o tres situaciones con las que la intensidad oculta en casi todo el relato asoma brevemente. LO MEJOR: los personajes. Las actuaciones. Buena factura técnica. LO PEOR: carece de tensión. De tranco muy lento. Intermitente. Inferior a las entregas anteriores. Demasiado introductoria. PUNTAJE: 5
La revolución será televisada Finalmente se acabó lo que se daba, y llegó el momento que miles de lectores alrededor del mundo estaban esperando. Si “Los Juegos del Hambre” había planteado la supervivencia en el susodicho torneo, y en “Los Juegos del Hambre: En llamas” parecía repetirse la lógica para distorsionarse hasta el estallido (literal) del final, “Sinsajo Parte 1” obviamente nos lleva a otro lugar: todo lo conocido se ha desvanecido. Hay que reconocerle a Suzanne Collins que su Saga Distritos no sólo fue punta de lanza para una línea de la proclamada literatura juvenil que se apoya en futuros distópicos (donde Divergente de Veronica Roth, “La huésped” de Stephenie Meyer y Correr o morir de James Dashner acompañan con prestigio), sino que ha revitalizado al alicaído género de la ciencia ficción, abrazando una de sus funciones históricas: reflexionar sobre los dilemas de nuestro presente, amplificados por la imaginación y la proyección en el tiempo. Quienes vienen siguiendo la saga saben de la historia de Panem, esa Norteamérica postapocalítica que, tras una guerra civil, quedó dividida entre un Capitolio que vive en el lujo a costa del vasallaje de los periféricos distritos. Como castigo a aquella rebelión de hace 75 años, la pena recordatoria son esos Juegos del Hambre, un reality show sangriento donde jóvenes de los distritos deben matarse hasta que uno sobreviva. Todo muy cruel, y televisado. Pero todo eso terminó con el último flechazo de Katniss en el final del último filme. Ahí supimos dos cosas: el extinto Distrito 13 resiste bajo tierra, y las actitudes de Katniss en la arena se han convertido en un estímulo para la revuelta de los oprimidos. Operativo de rescate mediante, vemos cómo la joven Everdeen es recuperada por la alianza revolucionaria integrada por el Distrito 13, quintacolumnistas capitolinos (empezando por el ex director de los Juegos, Plutarch Heavensbee) y varios Vencedores del pasado (Haymitch Abernathy, Finnick Odair, Johanna Mason y Annie Cresta). Revuelta mediática El problema es que Peeta, el compañero y supuestamente ficticio amor de Katniss quedó en manos del presidente Snow, junto con Johanna y Annie. Así es que el Capitolio lo utiliza para quebrar a la chica y desalentar las revueltas, amén de que Snow no escatima crueldad (especialmente contra el Distrito 12, hogar de la muchacha del arco). Contra Peeta entonces, y estimulada por los rebeldes, la frágil heroína tendrá que convertirse ella misma en el Sinsajo, el emblema de la revolución. Y la lucha principal (más allá de toda la sangre que haya de correr) se dará en televisión: Peeta llamando a la reflexión desde la programación del Capitolio, y Katniss en los “propos” (cortos propagandísticos pensados por Plutarch y realizados por la directora Cressida y su equipo) que los rebeldes mandan a los distritos y, cuando pueden, al mismo Capitolio. “La batalla es en el discurso y por el discurso”, diría algún académico posmo, y acá no es chacotera: la batalla se libra entre estudios con sillones y campañas con música, slogans y una chica bonita con un lindo prendedor y un vestuario que el diseñador Cinna le legó. La adaptación del libro de Collins, extenso y triste, contó con la mano de la propia autora, junto al trabajo de Peter Craig y Danny Strong: ellos tomaron la decisión de cortar la historia en dos partes, a la manera del final de la saga de Harry Potter. Francis Lawrence vuelve a ponerse detrás de las cámaras para narrar con el mix de técnicas usual: un poco de cámara en mano para primeros planos cálidos, y una realización más amplia para mostrar batallas y escenas colectivas, de las que habrá muchas: bombardeos y escaramuzas no se escatimarán. Contracaras El antagonismo declarado está en dos identidades contrapuestas. Jennifer Lawrence es intensa y visceral como Katniss: más fuerte que nadie pero demasiado frágil para soportar la tarea encomendada. Del otro lado, Donald Sutherland se relame en su rol de Coriolanus Snow, gélido y vengativo a la vez: uno puede sentir el aroma combinado de las rosas y la sangre. En el medio, Julianne Moore busca matices en el rol de la presidente Alma Coin, líder del distrito 13, llena de vericuetos pero dura como la roca. El que está endurecido como soldado imbatible es Liam Hemsworth como Gale Hawthorne, de a poco distanciado de aquel muchacho que era (y de su relación con la protagonista). Poco papel tiene aquí el otro galán, Josh Hutcherson como Peeta, un rehén cooptado por el Capitolio. También acotado está Woody Harrelson como Haymitch (no más de alguna escena suelta), y algo hay de la picaresca de Elizabeth Banks como la capitolina Effie Trinket. Sam Claflin como Finnick construye un personaje más tridimensional, mostrando lo que había detrás del presuntuoso taxi boy del Capitolio. Sin demasiado esfuerzo, Natalie Dormer hace una Cressida interesante, secundada por el equipo de Evan Ross (Messalla), Elden Henson (Pollux) y Wes Chatham (Castor): los rostros nuevos que la producción gusta de mostrar en las promociones. Dejamos para el final a Philip Seymour Hoffman, cuyo Plutarch tiene más desarrollo en esta segunda aparición, desgraciadamente estrenada tras su muerte (el filme está dedicado a su memoria). Las cartas están echadas, la revolución está en marcha y esta vez será televisada: el último, que apague la pantalla.
Llega el estreno de Los Juegos del Hambre: Sinsajo Parte 1, el comienzo del final de la saga protagonizada por Jennifer Lawrence. Como muchas últimas partes, Los Juegos del Hambre: Sinsajo se divide en dos con una Jennifer Lawrence más dramática que en sus anteriores entregas. Sinsajo Parte 1 pierde el concepto de supervivencia individual y lo lleva en gran escala a una guerra entre el capitolio y la rebelión. Este aspecto hace que pierda sustento la acción en pos de un desarrollo más dramático y poético. Personajes ya conocidos expanden su desarrollo pero los secundarios giran en torno a Katniss, esto es algo flojo, teniendo en cuenta el marketing promocional que hicieron con los posters individuales. Lejos, el mejor papel de reparto es para Philip Seymour Hoffman. Finalmente, algo que si se mantiene y sigue siendo uno de los puntos fuertes de la saga es la publicidad y el manejo del marketing dentro de la narración, que divierte mucho más que otros momentos del film. La confrontación mediática entre Katniss y Peeta parece un reality show de amor y desamores.
Los juegos del hambre: Sinsajo parte 1, quizás te decepcione si vas en busca de la gran acción que te brindaron sus antecesoras, pero si la tomas como lo que es, la antesala de algo grande que se está por venir, seguramente vas a salir del cine muy enganchado. En esta oportunidad la emotividad y la intensidad están a la orden del día gracias a...
El poder de la codicia "Sinsajo parte 1" es una película regular, sí, como leen, es el resultado negativo de la codicia desmedida de un grupo de productores que quieren estrujar la naranja hasta que no le quede ni una sola gotita. Ya tuvimos otros antecedentes de sagas increíblemente rentables a las que se las manoseó y alargó de más con el único objetivo de acrecentar las ganancias; ejemplos de esto son "Crepúsculo", "Harry Potter" y hasta la reciente "El Hobbit". Nadie los puede culpar la verdad, después de todo son empresarios en busca de réditos económicos, pero sí podemos expresar nuestra insatisfacción ante tales manejos que atentan contra el arte y la dinámica de la historia. En cierta forma también es culpa nuestra, que aceptamos estos estiramientos y cuando se estrena algo como esta primera parte del cierre de una franquicia salimos todos corriendo a comprar la entrada anticipada, dándole la razón a la estrategia de negocios que pusieron en marcha los estudios. En fin, me gustaría que esto no siga sucediendo, pero para eso nosotros como espectadores debemos cambiar nuestra forma de responder. Analizando puntualmente el film, acá sólo vamos a poder ver el preludio del desenlace, una anticipación de lo copado que vendrá en la segunda parte. Este primera parte de copada tiene muy poco, sólo la introducción de los nuevos personajes que cobrarán más relevancia en el cierre y la presencia en cámara de la talentosa Jennifer Lawrence, que inunda cada escena con su carisma característico. Lo demás es todo correcto, pero estirado como un chicle. Los que hayan leído los tres libros de Suzanne Collins sabrán que el tercero es el más flojito de todos, por lo cual la lógica de dividirlo en 2 partes es aún más contraproducente. En este preludio pasa muy poco. Lo que podremos ver es el proceso de Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) convirtiéndose de a poco, y a fuerza de propaganda, en el sinsajo del pueblo, es decir, en el símbolo de la revolución latente. Eso es todo. Lo demás es bastante accesorio a excepción de alguna que otra batalla y la vuelta de rosca momentánea en el triángulo amoroso compuesto por Katniss, Peeta y Gale. Los fans más acérrimos van a poder disfrutar de la presencia de sus personajes favoritos como Peeta (Josh Hutcherson), Gale (Liam Hemsworth), Haymitch (Woody Harrelson), Plutarch (Philip Seymour Hoffman), Effie (Elizabeth Banks) y el Presidente Snow (Donald Sutherland), haciendo poco y nada, pero en pantalla al fin y al cabo, y también disfrutarán con la incorporación de los nuevos como la Presidente Coin (Julianne Moore) y Cressida (Natalie Dormer) que tomarán mayor importancia en la segunda parte, para la cual debemos esperar ¡nada menos que 1 año!... Realmente una injusticia. En conclusión, un film que de haber sido un solo cierre sin división, podría haber causado un mayor impacto cinematográfico convirtiéndose en un final de trilogía casi perfecto, pero en lugar de esto se tomó el camino de la rentabilidad y quedó arruinado, al menos esta primera parte. Una práctica que atenta contra la calidad de las historias llevadas al cine.
"El comienzo de la revolución" Terminaron los “juegos del hambre” y Katniss (Jennifer Lawrence) junto a otros tributos fueron rescatados y situados en el aparentemente inexistente Distrito 13 para comenzar a gestar una revolución contra el Capitolio. Pero como en toda revolución, es necesario crear un símbolo de unión entre todos los ciudadanos. Y Katniss deberá convertirse en el “Sinsajo” que lleve a cabo esta acción; mientras que Peeta (Josh Hutcherson) quedó en la arena de los juegos y en manos del Capitolio y su Presidente Snow (Donald Sutherland). A diferencia de las dos entregas anteriores, “Los Juegos del Hambre” y “En Llamas”, la primera parte de “Sinsajo” no se caracteriza por esa agilidad y acción a la que estábamos acostumbrados. En esta oportunidad, Francis Lawrence (que fue el encargado de dirigir el film anterior) nos brinda una película más lenta, centrada principalmente en una contienda política, con la preparación de la campaña para unir a los distintos distritos que quedaron en pie para realizar una rebelión en contra del Capitolio y las idas y vueltas entre ambos grupos. Además, esto se ve reflejado principalmente en el personaje de Katniss que luego de haber pasado dos veces por la experiencia de los Juegos del Hambre debe luchar con esos demonios internos que se le presentan, como también con la presión de ser la cara de la revolución. Jennifer Lawrence nos demuestra nuevamente que es una gran actriz, acompañada de una muy buena manera por el resto del elenco, destacando principalmente a Josh Hutcherson y al gran Phillip Seymour Hoffman, cuya ausencia se va a sentir en la parte siguiente. A pesar de ser esencialmente una película de transición a la segunda parte, “Sinsajo” nos proporciona también muchos momentos intensos, que provocan tensión y sorpresa en el espectador, con algunos sobresaltos (sobre todo para los que no leyeron los libros). Asimismo, para equilibrar esa tensión, también existen momentos graciosos en la película, especialmente los relacionados con el armado de la campaña política, ironizando un poco sobre esta temática. En conclusión, “Sinsajo” es la introducción a la revolución que está por venir, nos prepara para el futuro y nos deja queriendo aún más y sufriendo porque todavía tenemos que esperar un año para que esto ocurra. Y cuando esto pase seguramente tendremos por delante una gran película. Tal vez “Sinsajo” necesita un poco de la segunda parte, tal como el libro lo requirió. Le falta un poco de la agilidad y fuerza de “Los Juegos del Hambre”, sin embargo, no deja de estar integrada a las dos películas anteriores. Y seguramente con la otra mitad quede más completa todavía. Samantha Schuster
Jennifer Lawrence. Wow, qué mujer. Con sólo 24 años ya tiene un Oscar y es el factor de éxito de un par de franquicias millonarias, amén de desenvolverse como los dioses en peliculas independientes, de menor presupuesto pero mayor calidad dramática. Quizás la saga de Los Juegos del Hambre no hubiera llegado a ser el taquillazo que es si el papel principal hubiera quedado en manos de otra actriz. Un intérprete de calidad eleva el nivel de una obra y, si esta está decentemente escrita, se pueden obtener resultados fascinantes. En el último capítulo de la saga - particionado en dos, como para satisfacer la avaricia de los estudios que la producen -, la Lawrence es el factor clave del éxito del filme. Es una entrega menos movida y mas cerebral, pero sigue siendo compulsivamente mirable gracias a ella. No se trata de su figura o su belleza - que sin dudas acompañan -; sino de su carisma, ese manejo de emociones a flor de piel, esa profunda aura de honestidad y valentía. Las cualidades que la Rebelión ve en Katniss Everdeen son las mismas que el público ve en la perfomance de Jennifer Lawrence, y es por ello que la saga resulta tan emocionante. Para salir de la rutina, aquí no hay competencia a muerte entre una multitud de adolescentes musculosos y de aspecto bonito. Katniss ha salido del circuito y, al convertirse de manera inadvertida en el símbolo del rechazo al sangriento régimen autocrático que domina Panem, se ha vuelto una enemiga del estado. Los distritos han tomado su abrupta partida de los juegos como la chispa inicial de una incipiente revolución y se han declarado en rebeldía, a sabiendas que el sanguinario presidente Snow terminará castigándolos con la persecución, la tortura y el genocidio. Katniss sólo es una chica valiente, no una mente conspiradora como Plutarch Heavensbee o Haymitch Abernathy; lo que ocurre a su alrededor escapa a su control, a su entendimiento y, de pronto, ella ha pasado a convertirse en la figura hot del marketing revolucionario. Tal como pasaba con el francotirador estrella apadrinado por los nazis en Bastardos Sin Gloria - o como la heroína de Verdún en Al Filo del Mañana -, ella es una figura mediatica destinada incentivar a los revolucionarios en su lucha contra el régimen de turno. Y como su sinceridad es su mejor arma, Katniss no sirve para leer discursos marketineros con convicción. Ella debe vivir lo real para hablar frente a cámaras directamente con el corazón. En muchos sentidos Los Juegos del Hambre: Sinsajo, Parte I es una evolución de la sátira mediática que comenzara con el filme original. Es realmente interesante ver cómo manipulan el fenómeno mediático de Katniss para darle personalidad (y un empujón) a la revolución. Los razonamientos de Philip Seymour Hoffman son apasionantes - es un individuo de pura lógica y extremo pragmatismo -, los que llevan a inducir a Katniss a la situación deseada para que vomite el discurso que la revolución desea... pero por su propia voluntad. Aún siendo un engranaje mas de la maquinaria, Katniss se da maña para resaltar, expresar lo que siente e incluso cometer un par de actos de heroismo. Eso sin contar con el delicioso duelo mediático que mantiene con Donald Sutherland (el cual brilla como nunca en su papel de villano, tan amoral como sagaz), el cual manipula a su antojo a Peta y sabe cómo lastimar a sus enemigos. Los Juegos del Hambre: Sinsajo, Parte I es una entrega oscura, amarga, intensa e inteligente. Ok, es mas estática, pero creo que a esta altura del partido los fans de la saga sabrán apreciar las bondades de una historia bien escrita, que en este estamento prefiere crear momentum y transitar por caminos mas dramáticos y cerebrales. Desde ya, funcionaría mejor como un filme de 3 horas, autoconclusivo y que terminara por poner el broche a la franquicia de una buena vez - en cambio, ahora debemos esperar otro año (y comprar otro ticket) para ver como se cierra la historia -, pero asi como está es muy bueno en sus propios términos, con lo cual sus virtudes logran apañar las molestias causadas por un caso de codicia extrema. - See more at: http://www.sssm.com.ar/arlequin/juegos-hambre3.html#sthash.xjSRkZaC.dpuf
Momento de acción sin definiciones Sinsajo. Parte I prepara el terreno para el final de Los juegos del hambre en los cines, dentro de un año. Pero la saga literaria escrita por Suzanne Collins ha sido distribuida en dos partes para su vuelco a la gran pantalla, como h a sucedido ya con otras series juveniles de respuesta masiva. Sinsajo Parte I está aquí para cumplir su cometido de extender el éxito de recaudación mientras relata un futuro post-apocalíptico donde un pasado de guerras ha dejado los 12 distritos que dividen Panem bajo el poder tiránico del Capitolio. Sólo la joven Katniss Everdeen se atreve a desafiar las leyes que someten a una humanidad sumida en la pobreza. La chica quesuperó los peligrosos juegos de las primeras dos instancias, es rescatada y llevada al ultrasecreto Distrito 13, y debe ahora enfrentar una batalla aún mayor que la defender su vida y el futuro de su distrito de origen: toda una nación depende en este momento de la historia de la revolución a la que Katniss se suma, a las órdenes de la comandante Coin. Pero las motivaciones peronales influyen, porque es la vida de su compañero, Peeta Mellark, lo que también se encuentra en riesgo. Dada la partición del libro original, esta primera parte está destinada a plantear el terreno para el cierre, cuyo estreno se anuncia para el 20 de noviembre de 2015. Por tanto, no es de esperar definiciones. En cambio, la trama despliega fuertes dosis de adrenalina, batallas a vida o muerte y pasión romántica mediante. ¿Quién vencerá? ¿Quién se rendirá? ¿Se recuperarán los juegos dentro de una sociedad cruel y desigual presidida por Snow? ¿O la libertad será el destino?. Las respuéstas llegarán al cine en un año.