Un vacío cuántico El regreso del Hombre Hormiga, último personaje en sumarse al universo de superhéroes de la editorial de historietas devenida productora cinematográfica, Marvel, se sitúa temporalmente un par de años después de la trama épica del segundo film de la saga de Los Vengadores, La Era de Ultrón (Avengers: The Age of Ultron, 2015), y construye una historia paralela apenas previa, aunque sin relación alguna, con la historia de la última entrega hasta ahora de las películas sobre los personajes fantásticos de la susodicha corporación, Los Vengadores: Guerra Infinita (Avengers: Infinity War, 2018). Nuevamente dirigida por el norteamericano Peyton Reed, El Hombre Hormiga y la Avispa (Ant-Man and the Wasp, 2018) crea un relato que reflota la premisa del film de aventuras Viaje Insólito (Innerspace, 1987) para mezclarlo con la temática de encogimiento pergeñada por la cultura popular en Los Viajes de Gulliver y El Increíble Hombre Menguante, clásicas obras literarias de Jonathan Swift y Richard Matheson, respectivamente. Debido a su participación en los trágicos eventos de Sokovia, la ciudad destruida en La Era de Ultrón, Scott Lang (Paul Rudd) vive su arresto domiciliario entre su relación con su pequeña hija, su emprendimiento empresarial y una rutina adolescente de adulto sin responsabilidades, cuando es secuestrado por los fugitivos de la justicia Hank Pym (Michael Douglas) y su hija Hope van Dyne (Evangeline Lilly) para establecer una conexión con Janet van Dyne (Michelle Pfeiffer), esposa de Hank y madre de Hope, quien se encuentra perdida en el vacío cuántico molecular desde hace casi tres décadas. Hank cree que ha descubierto cómo traerla de vuelta pero cuando Hope intenta adquirir una pieza para completar el artefacto con vistas a realizar el experimento, un extraño personaje que se desvanece roba el objeto y hasta el laboratorio encogido del científico y se da a la fuga. El Hombre Hormiga y la Avispa emprenden así una nueva aventura para recuperar los aparatos y salvar a la madre de esta última, pero se darán cuenta de que todo lo que ocurre tiene que ver con el pasado de Hank en la desaparecida organización S.H.I.E.L.D. Fiel al estilo de Marvel, la película es un compendio de chistes de distinto calibre apto para todo público y escenas de acción sin reflexión dirigido a un target adolescente, hoy devenido también adulto anhelante, fanático de la cultura pop y los cómics de superhéroes. La historia es autorreferencial para con la saga y apela a los mismos recursos narrativos que el resto de los films realizados por la productora desde 2008. Así tenemos varios estereotipos como una visión épica muy inocente, avances científicos y tecnológicos como armas que es necesario proteger, una visión maniquea de amigos y enemigos, un equipo de héroes dispuesto a salvar al mundo y un villano con una historia traumática capaz de ser redimido. A esto se suma un grupo de divertidos personajes secundarios listos para generar gags sin parar, como si tuvieran una ametralladora de bromas con municiones infinitas. Escrita en colaboración por Chris McKenna, Erik Sommers, Paul Rudd, Andrew Barrer y Gabriel Ferrari, El Hombre Hormiga y la Avispa contrasta la parsimonia taciturna de los villanos con la alegría jocosa de los héroes durante todo el transcurso del relato generando una fórmula que si al principio funciona, se va volviendo demasiado tediosa por su repetición. Marvel prosigue así lanzando films uno tras otro para que su público no se olvide de que esta historia continúa, al igual que el negocio, y es necesario no perderse ningún eslabón, ni escena escondida de las pistas, ni por supuesto los cameos de Stan Lee, para comprender qué es lo que va a suceder a continuación en el próximo capítulo. Sensiblemente inferior a nivel argumental que Ant-Man (2015), la nueva entrega mantiene hasta el hartazgo la misma línea que su predecesora pero sin una buena historia, desaprovechando a Michael Douglas, pero principalmente a Laurence Fishburne y Michelle Pfeiffer, completamente desdibujados en roles secundarios. Evangeline Lilly y Paul Rudd, los protagonistas, son opacados constantemente y Michael Peña se repite demasiado en su papel de cómico. El opus exacerba así todas las características del primer film pero sin un contenido sólido, apelando a una historia demasiado anodina que promete tener importancia en la siguiente película de Los Vengadores. El Hombre Hormiga y la Avispa no podrá convencer a los que buscan un buen guión ni una buena comedia, pero encontrará en los fanáticos a ultranza de Marvel un buen público que aprecie la fórmula de superhéroes que se debaten entre su egocentrismo adolescente y su relación con el mundo y una batería de bromas sin parar, una vez más.
Peyton Reed trae la secuela de “Ant-Man”, cinta que él mismo había dirigido en 2015. Esta nueva entrega presenta a Scott Lang (Paul Rudd) enfrentándose a las consecuencias de sus actos en “Capitán América: Guerra Civil” (2016), con una relación rota con Hope van Dyne (Evangeline Lilly) y el Dr. Hank Pym (Michael Douglas). En sus últimos días de arresto domiciliario, Scott es contactado por los científicos para descubrir algunos secretos del pasado. Así es que, entre querer mantener su vida familiar tranquila y reconciliarse con Hope y Hank, nace una nueva aventura para Ant-Man. En esta secuela parecerían haber corregido algunos errores de la anterior y explotado recursos que sí habían funcionado en aquella película. “Ant-Man and The Wasp”, aunque no tenga demasiada originalidad en cuanto a la trama, posee mucho más ritmo y dinamismo que su predecesora, motivo que la hace funcionar y entretener más. Sin tanto diálogo acartonado, se recurre a la acción y la comedia como elementos principales. Y esto lo hace de manera efectiva. El carisma de Paul Rudd, algunas acotaciones de Michael Douglas y las locuras de los amigos de Scott Lang (Michael Peña y compañía) son de lo mejor del largometraje, incluso en más de un momento provocan lanzar varias carcajadas. Sin un antagonista claro, pero con una consciente división de intereses entre todos los personajes, el film se desenvuelve con mayor soltura que el anterior, aunque muchas veces resulte predecible. Quizá en los momentos en que se desarrolla de manera más descontracturado, es cuando mejor funciona. En cuanto a las escenas de peleas, es reconocible un gran trabajo; aun lejos de la espectacularidad de otras películas del MCU, demuestra verdadera creatividad a la hora de realizar las tomas de acción de la cinta. Los efectos especiales son una auténtica maravilla y con un diferente espectro a otras de Marvel, que le permiten explorar y jugar bastante, más que nada por las diferencias de tamaños de los objetos y las personas que se observan a lo largo de todo el film. Visualmente se consigue un producto también mejor que el de la primera, más explotado que ésta. Algunas incorporaciones del reparto, como Michelle Pfeiffer, Laurence Fishburne y Walton Goggins, se integran adecuadamente al resto del elenco, brindando su propio brillo. De todas formas, no todos los personajes están bien construidos y varias veces parecen confusas sus acciones o los motivos por las cuales las realizan. En síntesis, “Ant-Man and The Wasp” es una cinta entretenida, divertida y dinámica, mejor que su predecesora, pero que no llega a estar en lo mejor del MCU ni mucho menos plantear grandes cuestionamientos al espectador. Aun así, es un producto que, si se lo analiza desde su tono, ofrece lo que se espera para pasar un buen rato y hacer reír a carcajadas en más de una ocasión.
Esta secuela queda un poco más arriba de su predecesora, aunque dista bastante de las mejores de este universo compartido. Las actuaciones de los protagonistas vuelven a dar en la talla, tanto Rudd, Lilly y Douglas. El film sabe que tiene un personaje que aprovechar y no es exactamente el de Ant-Man, sino el de Wasp. En un gran año para Marvel Studios, sus producciones live action del 2018 llegan a su fin. Luego del éxito rotundo de Black Panther que traspasó cualquier tipo de frontera y ni hablar del mega crossover Avengers: Infinity War, película que dejó pensando a sus fans qué es lo que se viene para los héroes de Marvel, se presenta la secuela de uno de los últimos personajes que se sumaron a este gran universo compartido. Ant-Man and the Wasp, llegando para responder principalmente una de las tantas preguntas de Infinity War: ¿¡DÓNDE ESTÁ SCOTT LANG?! Ubicada temporalmente luego de los sucesos de Civil War (2016) y justo antes de lo que pasó con Thanos, como se vio en los avances e incluso comentó Black Widow en Avengers 3, Scott (Paul Rudd) llegó a un trato con las nuevas autoridades de S.H.I.E.L.D. y logró salir de La Balsa para tener unos dos años de prisión domiciliaria. Ya por cumplirse estos dos años de no poder salir de su casa, la secuela toma su lugar en el tiempo del MCU. Otra vez bajo la dirección de Payton Reed, esta segunda parte nos muestra a un Scott Lang que debe lidiar con las consecuencias de sus acciones como superhéroe y como padre. Mientras intenta equilibrar su vida familiar con sus responsabilidades como Ant-Man, Hope Van Dyne (Evangeline Lilly) y Hank Pym (Michael Douglas) recurren a él con una nueva misión muy urgente. Scott debe, una vez más, ponerse el traje y aprender a luchar junto a La Avispa, mientras un nuevo villano, asoma para intentar quitarles todo el trabajo de los últimos años. Después de la escena post créditos de la primera entrega original de Ant-Man (2015), se sabía que finalmente debutaría en pantalla The Wasp, un personaje fundamental en el universo comiquero de Marvel. La avispa original (Janet Van Dyne) fue una Avenger fundadora y durante muchos años, fue líder de este grupo. Esta peli sabe que tiene un personaje que aprovechar y no es exactamente el de Paul Rudd, sino el de Evangeline Lilly. Dándole un enfoque indicado, el director entiende del potencial que tiene el personaje dentro de la película y del MCU en general. El mismo Reed fue quien había confirmado esta secuela como una “comedia romántica”, y lo plasma de la mejor manera. La camaradería y la química que se da entre Rudd y Lilly, es algo que no pasa en ninguna de las otras pelis de Marvel. Las actuaciones de los protagonistas vuelven a dar en la talla, tanto Rudd, Lilly y Douglas. De los personajes secundarios, todos vuelven para ocupar ese lugarcito que se ganaron en la primera. Ni mas, ni menos que eso, solo por la excepción de Abby Ryder Fortson (Cassie Lang), quien, para los amantes de los comics, juega todo el tiempo con su futuro y la posibilidad de ser en algún momento parte de los Young Avengers. Quitándole ese estilo de Heist Film (película de robos) de la primera entrega, el humor aumenta considerablemente y para mejor. Si bien hay algunos momentos, en donde el humor queda redundante y previsible, sobretodo cuando Luis (Michael Peña) entra en acción, en ningún momento se hace insoportable. Esto último no se da, entre otras cosas, porque la acción que tiene esta secuela es constante, y eso es otro punto a favor, ya que en la original, no había tanta. Persecuciones, coreografías de lucha y más balas, toman un lugar fundamental para hacer que el desarrollo del film, no caiga frente al espectador. Hay algunas cosas en las que Marvel venía levantando en las últimas producciones, una de ellas eran los villanos. Otorgándoles un sentido más profundo, más allá de la destrucción porque si, este ítem venía en levantada de la mano de Killmonger (Black Panther) y Hela (Thor: Ragnarok). En esta oportunidad ese pequeño viejo vicio de un antagonista con poco peso en el film, vuelve a darse. Dos antagonistas tienen lugar en esta producción, uno más bien “corporativo” si así se pudiese definir. El típico maloso de traje, quien contrata matones para hacer el trabajo sucio y quedarse con la tecnología importante y por otro lado, Ghost (Hannah John-Kamen), quien se vio en lo avances previos que venía para hacer un poco más difícil el propósito de nuestros héroes diminutos, pero que no termina de convencer. Si es más importante para la trama, ya que es alguien que tiene mucho que ver con el Reino Cuántico. Si se quisiese hacer una comparación, los villanos de esta peli, caen en el mismo vacío que cayeron los antagonistas de Iron Man 2 (2010). Otro de los aspectos que tienen más lugar que en la primera, es el ya mencionado reino cuántico. Ese lugar que no se sabe bien que es, pero que esta en la infinidad del universo microscópico, aquel lugar al que fue Scott en la primer película cuando tuvo hacerse sub-atómico para vencer a Yellow Jacket. Visualmente, tiene mucho más vuelo que la vez anterior, es realmente un viaje de lo mas psicodélico y el juego de los colores hace que sea un disfrute total. Lamentablemente, y si bien dan un poco más de información sobre este lugar, no se termina de entender del todo éste termino de física cuántica. Muchas veces da la sensación de que no se tiene en cuenta que el espectador puede no entender de que se trata este concepto. Por muchos momentos va demasiado rápido y ya es la segunda oportunidad que tienen y desperdician, de desarrollarlo un poco más, teniendo en cuenta lo potable que puede ser en el futuro del MCU. Siguiendo en lo visual, los efectos de CGI que ayudan a los héroes a hacerse diminutos o increíblemente grandes, en esta oportunidad se llevan más allá al involucrar objetos todo el tiempo. Autos y edificios del tamaño de insectos y personas que son más altas que los mismos rascacielos, dan en la tecla para hacer esta aventura cada vez más comiquera. Esta secuela queda un poco más arriba de su predecesora, aunque dista bastante de las mejores de este universo compartido. No obstante, tiene condimentos que pueden marcar a fuego lo que les depara a nuestros héroes de tamaño minúsculo y a los de tamaño real que quedaron separados luego del chasquido de Thanos.
Ant-Man and The Wasp: No es bueno que el hombre (hormiga) esté solo. La secuela dirigida nuevamente por Peyton Reed está llena de acción, aventuras y se siente como un cómic en la pantalla grande. Luego de casi 2 años desde los eventos de “Captain America: Civil War (2016)”, Scott Lang (Paul Rudd) está a punto de cumplir con su pena de arresto domiciliario, mientras equilibra su vida como padre y, ahora, hombre de negocios ya que junto a Luis (Michael Peña) y sus amigos han creado una consultora de seguridad empresarial. Todo se viene a pique cuando Hope Van Dyne (Evangeline Lilly) y su padre el Dr. Hank Pym (Michael Douglas) pidan ayuda a Scott mientras son perseguidos por el FBI ya que pasaron a la clandestinidad tanto ellos como sus experimentos con el Reino Cuántico para rescatar a Janet Van Dyne (Michelle Pfeifer), esposa de Hank y madre de Hope; tras los Acuerdos de Sokovia. Tanto Scott como Ant-Man y Hope como La Avispa, deberán encontrar la manera de hacer equipo mientras son perseguidos por el Gobierno, un traficante de tecnología llamado Sonny Burch (Walton Goggins) y The Ghost (Hannah John-Kamen), una joven que sufrió un accidente en el laboratorio de su padre en Argentina (¿?) y ahora tiene la habilidad de que sus moléculas sean intangibles a voluntad. Esta habilidad la está matando y cree que las investigaciones de Hank Pym pueden salvarla, por esto decide robarlas. Ant-Man and The Wasp va directo a la acción. Peyton Reed no escatimó en recursos al apelar a la tecnología que proporciona este tipo de narración y los personajes (sobre todo los dos principales) fluyen como peces en el agua entre las secuencias de persecuciones, la acción y la comedia. Luego de un prólogo donde se nos cuenta de manera muy “The Amazing Spider-Man (2012)” la huida hacia una misión de los originales Hombre Hormiga y Avispa, el final de esta historia justifica el por qué Hope y Hank deciden volver a llamar a Scott aunque están enojados porque robó el traje para pelear al lado del Capi: él pudo volver del Reino Cuántico. Si bien hay actores que pudieron ser más aprovechados como Walton Goggins, Laurence Fishburne o la propia Michelle Pfeiffer, el film es un entretenimiento que se siente pleno y en el que sus dos horas de duración no se sienten para nada. Además, es un capítulo más en el UCM que los seguidores no deben perderse, ya que hay varias referencias que no pasarán desapercibidas por el fan y son necesarias para la futura Avengers 4. Hablando justamente de esto, nunca está de más recordar que hay que quedarse tras los créditos finales ya que hay dos (2) escenas post-créditos. Una mejor que la otra.
Ya se sabe que a las películas de superhéroes hay que quererlas como son. No vale la pena pedirles justificación alguna. Los protagonistas pueden hacer las cosas más insólitas, no sólo en la trama, sino con sus poderes. Hay que quererlos o dejarlos pasar por al lado. Y a las películas de Marvel, con los personajes de Avengers, les ha ido muy bien adosándoles alguna cuota de humor. No son comedias. Y suelen tener muchísima acción. Todo este preámbulo es para referirnos a Ant-Man y la Avispa, que ofrece un par de cuestiones que la distinguen. No sólo que tiene en su mismísimo título a una protagonista femenina -algo infrecuente hasta aquí, y que volverá a suceder a partir de marzo de 2019 cundo estrenen Capitana Marvel- también, tal vez más elocuente, que está más destinada a un público infantil que las otras. Y que tiene mucho humor. ¿Es comedia? Es comedia de acción, si se quiere. Y volviendo a lo que se puede pedir o dejar de requerir a las películas de superhéroes, creer que un ser humano puede achicarse hasta el tamaño de una hormiga, y que un científico puede hacer que un edificio se achique y lo pueda llevar como un maletín… Hay que dejarse llevar, creer o reventar. La trama de esta segunda película con Paul Rudd como el protagonista nos lleva a los últimos días de su arresto domiciliario (que pasaba en la última del Capitán América, pero si no la vieron, no se preocupen: aquí todo será revelado y relatado). Pero pese a que prometió decir al FBI si tomaban contacto con Hank Pym o su hija Hope Van Dyne, él no lo hace, es más: los ayuda en la búsqueda de la madre de Hope (Michelle Pfeiffer) que está, digamos, perdida en otra dimensión. Lo dicho: Ant-Man y la Avispa es la película más infantil de la casi dos docenas de realizaciones de Marvel. Inclusive lo es más que la última de Spider-Man. El humor es bastante simple, y los personajes o algunos elementos pueden achicarse o agrandarse desmesuradamente. No hay mucho conflicto. Lo que plantea esta película es si porque está destinada a un público infantil -ojo, los adultos también podrán divertirse, o no- todo tiene que ser tan esquemático.
Si no sos muy fan de Ant-man (conozco gente que lo es) esta es una película intrascendente que se puede obviar en el cine sin problemas y no te perdés nada, ya que representa la producción más floja de Marvel en el 2018. En esta continuación el director Peyton Reed, responsable de la primera entrega, ofrece otra sitcom familiar que hará las delicias de los espectadores que les gusta mirar películas de superhéroes únicamente para reírse de los chistes. La primera producción, estrenada en el 2015, había sido muy amena y surgió en un momento donde el estudio no había derrapado todavía con la constante tontería en los guiones. Probablemente por el suceso de Guardianes de la Galaxia, en la nueva entrega aumentaron el contenido humorístico y esto genera un desequilibrio en las aventuras de este personaje. Si ya tenés un protagonista afable y gracioso como es Scott Lang no se entiende la necesidad de rodearlo con un reparto de cómicos de stand up, donde casi todo el mundo tiene su remate chistoso. Sobre todo cuando la mayor parte del humor resulta forzado como si la película tuviera la obligación de hacer reír al público. El peor exponente de esto lo encontramos en el irritante rol de Michael Peña que ahora pasó a comportarse como un tarado. Todas sus escenas son infumables por la estupidez que aporta y llega un momento donde termina por cansar. De todos modos, el mayor problema de esta continuación no pasa en realidad por el exceso de humor, que de última se relaciona con el tono que había presentado la historia original, sino por el conjunto de elementos decepcionantes que rodean a este film y paso a resaltar. El director Reed y sus cinco guionistas dominan la comedia de enredos pero demuestran una gran incompetencia a la hora de trabajar la ciencia ficción y la fantasía. La exploración del mundo cuántico, que era un enorme gancho para jugar con Ant-man, es de una pobreza abrumadora. Ni siquiera le dieron una identidad visual como hicieron con los elementos esotéricos en el film de Doctor Strange. En la escasa imaginación de Peyton Reed el mundo cuántico es una pantalla verde que se rellena con efectos digitales y no hay más que eso. Por otra parte, los villanos son horrendos y parecen personajes clase B que podrían haberse incluido en un capítulo semanal de Agentes de SHIELD. Todos tienen un mínimo desarrollo y no aportan nada. Claramente califican entre lo peor que brindó Marvel en este aspecto y desperdicia a buenos actores como Walton Goggins. En materia de acción la película presenta otra decepción, ya que no hay más sorpresas que las imágenes que pudiste ver en el trailer. A lo largo de la historia, no hay una sola escena con estos superhéroes que no tuviera previamente su antecedente en la saga Querida encogí a los niños de Disney y todas las persecuciones y peleas son penosamente genéricas. Sería un error compararla en este campo con la última de los Vengadores porque fue una propuesta épica, pero Pantera Negra tenía secuencias más emocionantes. Por ese motivo también la continuación de Ant-man, más allá de los chistes, no tiene nada interesante para ofrecer sino sos seguidor del personaje. Lo mejor del film pasa por la buena química que se gestó en ese trío que conforman Paul Rudd, Michael Douglas y Evangeline Lilly quienes logran hacer llevadero el film. Otra cuestión positiva es que esta vez le dieron más presencia a la Avispa, histórica integrante en los cómics de los Vengadores, quien tiene sus momentos destacados. Lilly está muy bien en esta continuación y en más de una escena este producción parece titularse La Avispa y Ant-man. Con respecto a las dos escenas post-créditos, la primera establece una conexión con Infinity Wars y la otra es una tontería que no vale la pena su espera en la butaca. En resumen, la continuación de Ant-man cumple con su cuota de entretenimiento ligero pero no deja de ser una propuesta cuya existencia se borrará rápidamente de la memoria.
Las sobras Se llama Ant-Man and The Wasp (2018) y efectivamente está protagonizada por Scott “Ant-Man” (Paul Rudd) y Hope “Wasp” (Evangeline Lilly) pero quien diga que la historia trata sobre ellos - empezando por el título de la película - está mintiendo. Quizás es para mejor porque no hay nada que distinga a ninguno de los dos de los otros treinta superhéroes de Marvel que recientemente desfilaron por Avengers: Infinity War (2018), salvo las pirotecnias de sus disfraces. La historia se centra en el rescate, carente de urgencia o importancia, de un personaje que no conocemos, apenas hemos visto en un par de flashbacks y no es útil a la trama de ninguna forma. Claro que reunir a una mujer con su esposo y su hija es una causa noble, pero la mujer en cuestión - la Wasp original, madre de Hope (Michelle Pfeiffer) - jamás se perfila como personaje sino como un artificio de una trama desesperadamente falta de interés humano. Ayudados por el Ant-Man original, Hank Pym (un Michael Douglas gruñón), la dupla del título se embarca en una aventura por reunir todos los elementos que necesitan para viajar a la “dimensión cuántica” y rescatar Janet van Dyne de su exilio miniatura. La trama adquiere una estructura comparable a la de un show de malabarismo en la que los buenos, los malos y los feos se van robando entre sí los dos o tres MacGuffins que importan a la trama. Los malos emergen como enemigos circunstanciales motivados más por mezquindad que villanía: hay unos mafiosos que quieren vender los chiches de Pym, el FBI quiere probar que Scott está violando su arresto domiciliario y hay un súper sicario que quiere curar la enfermedad que le da sus poderes. Nadie conoce y a nadie le importa Janet, que al cabo de llevar treinta años reducida a tamaño molecular seguramente no tendría problema en esperar los tres días necesarios para que su rescate no presente tanto problema. El título de la película sugiere una pareja tan memorable como inseparable pero la relación entre Ant-Man y Wasp es tan nebulosa como irrelevante a la trama. No dependen especialmente uno del otro, no hay una simbiosis que justifique el equipo salvo la conveniencia. Como el resto de las “relaciones” en el universo Marvel, la suya es un noviazgo asexuado que no conlleva emoción, sentimientos ni interés personal y como mucho amerita un beso celebratorio por película. Lo mejor de la película viene en porciones pequeñas: Douglas y Pfeiffer (ella criminalmente desaprovechada), Rudd que es simpático y resultaría mucho más gracioso si no hubiera otra docena de personajes en modo relevo cómico, y la creatividad visual que conllevan los poderes de achicar y agrandar a voluntad cualquier cosa en el mundo (un edificio se reduce al tamaño de una valija de viaje, manija incluida, y el modo de transporte de los héroes son autitos Hot Wheels). Hay algo de ingenio visual tanto en la acción como en el uso de efectos especiales, pero nada que trascienda la intrascendencia de la historia. Ant-Man and The Wasp no es especialmente pésima como las peores secuelas de Marvel pero no deja sabor a nada. Presenta entretenimiento vacuo y fugaz al nivel de una caricatura de un sábado a la mañana, el tipo de divertimento inmemorable que no deja nada salvo el vago recuerdo de haberse entretenido un rato.
La de Ant-Man es una saga "hormiga" en el marco del gigantesco universo de Marvel y esa característica -que puede ser vista como una carencia por el segmento de público ávido de la espectacularidad de, por ejemplo, los Avengers- resulta, en muchos casos, una ventaja comparativa. No solo el protagonista es más pequeño en Ant-Man and the Wasp, sino que desde las secuencias de acción hasta los malvados tienen una impronta mucho menos épica o solemne. Así, con una apuesta bastante menor por el impacto y el golpe de efecto, queda más espacio para el humor y un ingenio en la puesta en escena que el director Peyton Reed (el mismo de la primera entrega de 2015) y ese notable cómico minimalista que es Paul Rudd saben aprovechar en sus múltiples posibilidades. En esta secuela encontramos a Scott Lang (a.k.a Ant-Man) terminando de cumplir una condena de dos años de arresto domiciliario en su casa de San Francisco ante la atenta vigilancia de un agente de S.H.I.E.L.D. (un hilarante Randall Park). Dedicado a matar el tiempo como sea y a divertirse con su hija Cassie, el protagonista finalmente se verá forzado a volver a las andadas para ayudar al científico Hank Pym (Michael Douglas) a recuperar a su esposa Janet (Michelle Pfeiffer), perdida hace mucho tiempo en una dimensión desconocida. Pero Ant-Man esta vez no estará solo en su misión, ya que contará con la ayuda de la hija de Hank y Janet, Hope van Dyne (Evangeline Lilly), más conocida como Wasp, primer personaje femenino en figurar en un título de la factoría Marvel (los tiempos cambian). El recurso de empequeñecer o agigantar a Ant-Man y a Wasp les permite a los realizadores conseguir unos cuantos pasajes de auténtico deleite visual, la química entre Rudd y Lilly es más que digna, mientras que se extrañan más escenas entre Douglas y Pfeiffer, dos estrellas que aportan una intensidad actoral poco frecuente en este tipo de películas de superhéroes. Ant-Man and the Wasp tiene -como siempre- un simpático cameo del patriarca de Marvel, Stan Lee y dos escenas adicionales. La primera, que está incrustada en el medio de los créditos finales, es notable y termina de conectar al film con los eventos vistos en Avengers: Infinity War. La otra, que recién aparece tras el cierre del largo rodante de miles de expertos en efectos visuales de todos los rincones del mundo que participaron de la producción, es decididamente prescindible.
Al hombre hormiga lo picó una avispa El relato se hace cargo de su propia ligereza y nunca intenta hacer pasar las relaciones y enfrentamientos entre los personajes por una cosa diferente de la que, en esencia, nunca ha dejado de ser: la adaptación multimillonaria de una historieta. Que las películas superheroicas constituyen el género más popular y económicamente victorioso de estos tiempos es algo que nadie en su sano juicio pondría en discusión. Parte de ese éxito descansa en eso que los estudiosos del marketing llaman fidelización: los “universos cinemáticos”, como el habitado por las criaturas marca Marvel, están cimentados sobre una super-ficción meticulosamente construida que los enmarca y contiene, entrecruza e hibrida, como si se tratara de un infinito serial en constante desarrollo y dilatación, un continuo work in progress sin clausura a la vista pensado para generar la adicción y dependencia del espectador. La referencia al serial, el extinto formato cinematográfico que fue amo y señor de las funciones vespertinas en los cines estadounidenses (y gran parte del mundo) entre fines de los años 10 y comienzos de los 50, no es gratuita, en particular cuando se habla del universo Marvel en general y, en particular, de Ant-Man, el Hombre Hormiga (2015) y su secuela, que se estrena por estas costas con el título original en inglés Ant-Man and the Wasp. Las dos entregas de la saga dirigida por Peyton Reed, un realizador forjado a la sombra de la comedia, potencian no sólo la aventura en el sentido más lúdico de la palabra –con sus cliffhangers relativos y literales, estos últimos durante las secuencia de títulos finales– sino también un sentido de la ironía y la autoconsciencia que no necesariamente está presente en otros títulos de la franquicia madre. Nuevamente con los rasgos de Paul Rudd (a su vez, uno de los cinco guionistas oficiales), Scott Lang pasa los últimos días de su arresto domiciliario, consecuencia de un par de macanas cometidas en tierra extranjera y registradas en Capitán América: Civil War, el primer indicio de que ese traje especialmente diseñado no sólo es capaz de miniaturizarlo sino de llevarlo a tamaños gigantescos. Por supuesto, no pasará demasiado tiempo hasta que el Hombre Hormiga deba despertar del forzado letargo. La brillante y bella Hope Van Dyne, alias La Avispa (Evangeline Lilly), y su padre, el Dr. Hank Pym (Michael Douglas), necesitan de su ayuda ante un nuevo descubrimiento que podría devolver del vacío cuántico a la primera persona en la historia en cruzar esa frontera. Su madre y su esposa, respectivamente. Ese punto de partida da inicio a un relato que potencia e incluso enriquece algunas de las características del film original, en particular en lo referente a la originalidad y vistosidad de las escenas de acción (traccionadas por el centenario arte del montaje paralelo) y un sentido del humor que morigera la seriedad de algunos pasajes, evitando que se transforme en gravedad. Aunque a veces se le vaya un poco la mano, como en cierta secuencia en la cual un llamado telefónico inconveniente deja al descubierto los trucos del guionista (el hecho de que Lang haya estudiado prestidigitación durante su encierro se mueve en un sentido opuesto: como todo buen mago sabe, si se ven los cables, no hay truco posible). El resto es una carrera contra el tiempo con múltiples y nuevos enemigos, entre ellos un mercachifle sureño interesado en el desarrollo de la tecnología cuántica (nueva oportunidad de Walton Goggins para crear una caricatura de la maldad banal) y una joven con átomos demasiado blandengues capaz de aparecer y desaparecer de improviso y a quien todos llaman, lógicamente, Ghost, “Fantasma”. Si los seriales sci-fi de antaño eran el terreno del bajo presupuesto, los dinerales invertidos en la posproducción de Ant-Man brillan en las secuencias de persecución –con sus vehículos multi-tamaño e himenópteros XXL– y en el viaje hacia el interior de la materia que le da forma al apogeo del tercer acto. En este caso, y a diferencia del breve trip de la película anterior –con su veloz guiño a la instancia lisérgica de 2001, odisea del espacio–, los recuerdos del espectador se retrotraen al Viaje fantástico de Richard Fleischer o a su secuela de los años 80, el microcosmos transformado en ámbito dificultoso para la supervivencia humana. Lo realmente provechoso del caso es que la película nunca se contagia del gigantismo del que a veces hace gala su protagonista. El relato se hace cargo de su propia ligereza y nunca intenta hacer pasar las relaciones y enfrentamientos entre los personajes por una cosa diferente a la que, en esencia, nunca ha dejado de ser: la adaptación multimillonaria de una historieta cuyos autores –dibujantes y guionistas de los tiempos de Tales to Astonish– jamás imaginaron que alguien podía tildar de pretenciosa
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Mientras Scott Lang intenta encontrar el equilibrio entre ser Ant-Man y padre, Hope van Dyne y el Dr Hank Pym le presentan una nueva misión que encontrará a Ant-Man peleando junto a La Avispa para descubrir secretos de sus pasados. Como es sabido, la mayoría todavía no nos recuperamos del golpe bajo que nos dejó Infinity War y por eso Ant-Man y la Avispa llegan para darnos una bocanada de aire (o algo así) de vuelta bajo la dirección de Peyton Reed. Scott y Hope aprenden a luchar juntos Ubicamos a Scott Lang (Paul Rudd) luego de los sucesos de Civil War pero antes de Infinity War. Scott llega a un acuerdo con las autoridades de S.H.I.E.L.D y logra una prisión domiciliaria por dos años, y la película nos ubica un par de días antes de que llegara a su fin. Pero mientras Scott intenta acomodar su vida y ser un buen padre, Hank Pym (Michael Douglas) y su hija Hope Van Dyne (Evangeline Lilly) acudirán a él en busca de su ayuda para poder hallar a Janet Van Dyne (Michelle Pfeiffer), madre de Hope y esposa de Hank, que se encuentra perdida en el Reino Cuántico desde hace treinta años. Al final de la primera, dejaron en claro que La Avispa sería compañera de Ant-Man en esta secuela y fue un gol de media cancha. Hope es todo lo que esperamos y más ,gracias a la gran Evangeline. Reed la supo aprovechar al máximo dándole el enfoque que merece dentro de este universo cinematográfico. Ant-Man y La Avispa La química entre Rudd y Lilly es de las que casi no existen en el resto de las pelis y se hace presente desde el primer minuto de reencuentro. De todas formas los secundarios no se quedan atrás, Michael Douglas mantiene el carisma que Hank nos dejó en la primer entrega. Personalmente creo que los villanos de Marvel Studios venían con la vara demasiado alta, los últimos tres que fueron Hela (Thor: Ragnarok), Killmonger (Black Panther) y Thanos (Infinity War) eran malos por naturaleza. En esta ocasión decidieron mostrar a dos: Fantasma (Hannah John-Kamen) es una (no tan) villana que lo único que busca es aliviar el dolor que le causaron la obtención de sus poderes y para eso deberá robar tecnología perteneciente a Hank Pym. Fantasma es la villana de esta secuela Y luego los típicos mafiosos de traje que sólo desean alzarse con dinero robando importantes piezas tecnológicas a costa de cualquier cosa y repartiendo balas a quien se cruce en su camino. Quizá lo único que no termina de entenderse del todo es el concepto del Reino Cuántico, ese micro universo al que fue a parar Janet Van Dyne hace treinta años y del que no pude regresar. Ese viaje al universo microscópico me recordó a escenas de Doctor Strange debido a las escenas psicodélicas y la gama de colores que presenta pero el término nunca es totalmente desarrollado durante la película. Hope y Scott El uso del CGI está muy bien utilizado tanto para los héroes como para Fantasma. Los cambios de tamaño son espectaculares, principalmente los de la Avispa en las escenas de acción y esta vez el cambio de tamaño también se ve en distintos objetos; el poder de Fantasma para atravesar desde paredes hasta personas está manejado de una manera muy prolija y es de los efectos que más me gustaron. Con dos escenas post créditos que nos dejarán gritando, Marvel Studios se despide de las salas hasta marzo del año que viene, dejando paso a las teorías.
Bienvenidos a la película número 650 mil de héroes en lo que va del año, una propuesta que trasciende su presentación y posee una búsqueda, inteligente, por elementos narrativos cercanos a la nostalgia. No es casualidad que esta nueva aventura del hombre hormiga y su compañera la avispa cuente con la actuación secundaria de Michelle Pfeiffer, al contrario, en esa decisión de recuperarla para la pantalla grande hay una decisión manifiesta por trabajar con elementos significativos del cine de los años ochenta, el que, con humor, gags y sorprendentes efectos visuales, construía entretenimiento sin subestimar al espectador.
Listos para crecer Tras las secuelas que dejó el catastrófico final de Avengers: Infinity War (2018), Marvel Studios cierra su año con Ant-Man & The Wasp (2018), una película más cerca a la esencia que mantiene su universo cinematográfico centrado en la mezcla del humor, aventura y acción. Con Paul Rudd y Evangeline Lilly como protagonistas y Peyton Reed otra vez tras la cámara, Ant-Man es una bocanada de aire fresco y distensión. Situada dos años después de los sucesos de Capitán América: Civil War (2016), Scott Lang (Paul Rudd) está en sus últimos días de arresto domiciliario cuando los problemas llegan a su puerta. Hope Van Dyne (Evangeline Lilly) y el doctor Hank Pym (Michael Douglas) necesitan su ayuda para traer de vuelta a Janet Van Dyne (Michelle Pfeiffer), la esposa de Pym que se encuentra perdida hace más de 20 años en el reino cuántico. Con la interrupción de diferentes villanos, el plan de Hope y Scott se verá en problemas así como también su vida de padre y superhéroe a la vez. Ant-Man and the Wasp es un nuevo aire que llega al MCU. Con una temática muy propia y una esencia clara, la película es una comedia de principio a fin gracias a la actuación desencarada de Paul Rudd y gran parte del cast que entendió a la perfección cual era el tono que Ant-Man quería desarrollar. Divertida, entretenida y mucho más fluida que su predecesora, Peyton Reed desarrolló una de las mejores producciones del estudio en estos detalles, porque su esencia partió desde este lugar. Por otro lado, en sus casi dos horas de narración, la película nunca decae en su atención y mantiene al espectador al frente sin bajar la intensidad, desde su comicidad hasta las grandes coreografías de acción y efectos especiales. En este punto, tanto Rudd como Lilly funcionan a la par como equipo y dupla bajo una química más que aceptable. Otro gran acierto es el rutilante papel de Douglas como Hank Pym, desarrollando más su personalidad y explicando parte de su pasado como el primer Ant-Man, a la par que se sube al camino de chistes y diversión de la película. El film funciona como una clara comedia donde los villanos a vencer, finalmente, no son tales. El reino cuántico -del cual todavía no había mucho incursión o conocimiento- es un nuevo escenario muy interesante a explorar a futuro, con una gran presentación en esta película. La inclusión de Michelle Pfeiffer como la primera Wasp abre nuevas líneas argumentales sobre el pasado de estos superhéroes y cómo impacta en el presente su regreso. Sin embargo, Ant-Man no lleva ese costado dramático que últimamente Marvel Studios desarrolló con sus demás películas creando cierta liviandad en la aceptación de la película en comparación con las demás. No se le puede exigir a Ant-Man ese dramatismo pero al mismo tiempo parece llegar en un momento extraño para el MCU, volviendo recién la realidad del Universo Cinematográfico de Marvel en una de las escenas post-créditos. Desde este punto y dado el éxito en las taquillas como el alto grado de dramatismo de Infinity War, cualquier película corría con desventaja al compararla con la siguiente en salir. Curiosamente fue Ant-man & The Wasp, un film no tan pretencioso relacionado al humor y la comedia como ejes centrales de su desarrollo. Tal es el caso que el propio villano del film, Ghost (Hannah John-Kamen) no resulta tan intimidante y su arco se cierra tan rápidamente como el crecimiento del personaje en la película. Ant-Man and The Wasp funciona como el recreo necesario para descargar tensiones entre los primeros sucesos de Infinity War y su resolución en Avengers 4 del próximo año, dejando el camino libre para que Capitana Marvell (2019) sea el último peldaño para el inminente film de cuarta fase del MCU.
Scott Lang eligió de qué lado estaba en Civil War y se fue a pelear con el Capitán América, lo cual tuvo sus consecuencias. En Ant-Man and The Wasp, dos años después del combate en Alemania, el hombre hormiga está en San Francisco cumpliendo arresto domiciliario y jugando con su hija, sin ningún tipo de contacto con los Pym. La segunda entrega de este superhéroe viene a reforzar todas las cualidades de la primera y a sumar a la heroína que el MCU tanto necesitaba.
Marvel no nos da respiro y nos encanta...luego de la primera parte en donde Scott Lang (Paul Rudd) pasa de ser un simple mortal, padre de Cassie,(Abby Ryder Fortson quien vuelve a interpretarla, a demostrar su enorme carisma y la gran actriz que hay en ese pequeño cuerpo) a ser un superhéroe; en ésta segunda lo encontramos cumpliendo un arresto domiciliario en San Francisco, de dos años con un tobillera que controla sus movimientos y sin tener contacto con los Pym. Cuando faltan unos pocos días para terminar la condena el Dr. Hank Pym (Michael Douglas) y su hija Hope Van Dyne (Evangeline Lilly) lo buscan para que los ayude a buscar a Janet (Michelle Pfeiffer) quien se encuentra hace 30 años perdida en el Reino Cuántico. Pero gracias a un Laboratorio creado por el Dr Pym descubren que puede estar con vida, y para eso necesitan de su ayuda. Por supuesto no será fácil, hay una cuasi villana, (no es tan mala...) llamada Ava (Hannah John-Kamen) quien busca la cura para sus dolores físicos producto de una explosión sufrida cuando niña. No conviene develar más del guión. Sólo que la película está basada en el humor, Ant Man es el personaje más divertido de Marvel y los efectos visuales de achicar y agrandar son increíbles. Lo mismo las peleas, aunque se use el CGI. El elenco es un lujo, empezando por Paul Rudd, que es un actor súper completo, secundado por Michael Peña, Douglas, Lilly y Pfeiffer. En síntesis: entretenimiento de principio a fin. No se vayan al final, hay 2 escenas post créditos. https://www.youtube.com/watch?v=UUkn-enk2RU TITULO ORIGINAL: Ant-Man and the Wasp ACTORES: Paul Rudd, Evangeline Lilly. Michelle Pfeiffer , Michael Peña, Michael Douglas, Laurence Fishburne, Judy Greer, Hannah John-Kamen, Walton Goggins, Randall Park. GENERO: Comic , Aventuras . DIRECCION: Peyton Reed. ORIGEN: Estados Unidos. DURACION: 118 Minutos CALIFICACION: Apta mayores de 13 años FECHA DE ESTRENO: 05 de Julio de 2018 FORMATOS: Imax, 4D, 3D, 2D.
Por una vez Marvel se toma un descanso de sus mezclas de superhéroes, e incluso cambia el tono apocalíptico de costumbre, para entregar una imaginativa comedia lunática para toda la familia, casi al estilo de aquellas fantasías inocentes producidas por Disney en los años 60. El tono le sienta bien a esta secuela bastante mejor que la original "Ant Man". Curiosamente, el guión soslaya toda referencia a otras películas recientes de Marvel, y sólo menciona la segunda parte de "The Avengers", ya que una aparición del personaje de Paul Rudd en ese film deriva en su arresto domiciliario. Pero claro, alguien que tiene la capacidad de achicarse al tamaño de una hormiga puede escabullirse fácilmente, sobre todo si es reclutado a la fuerza por el científico Michael Douglas y su hija Evangeline Lilly, ahora convertida en la Avispa. Estos dos prófugos de la justicia tienen un laboratorio que se encoge y agranda a gusto, y están a punto de salvar a la esposa y madre, Michelle Pfeiffer, perdida en una realidad paralela. En el medio se interpone la torturada Hannah John-Kamen, como Ghost, interesante villana que busca una cura para una dolorosa mutación. En furioso 3 D y con una formidable fotografía de Dante Spinotti, lo mejor es la inmersión de Michael Douglas en el limbo cuántico, gran homenaje a "Viaje fantástico" de Richard Fleischer (superclásico del encogimiento), y las persecuciones de autos que se reducen y agrandan no tienen desperdicio.
Si la primera del hombre hormiga fue una verdadera fiesta de gracia, humor y originalidad, esta secuela de dos horas ratifica sus credenciales. Liviandad, corazón, humor y un espíritu vintage, que mira a los viejos films de ciencia ficción molecular, en plan Viaje Fantástico, desde la imaginería del cómic de superhéroes. Con pulsera y arresto domiciliario, Scott Lang (Paul Rudd) recibe la visita de Hope Van Dyne (Evangeline Lilly), la hija del Dr. Hank Pym (Michael Douglas). Lo necesitan para recuperar, treinta años después, a su madre (Michelle Pfeiffer), atomizada sin boleto de regreso. Otra vez con la dirección de Peyton Reed, y apoyada en el carisma irresistible del héroe/antihéroe Rudd y la simpática Lilly, la película aprovecha las infinitas posibilidades de una aventura que va y viene de la miniatura, con ritmo y timing de comedia generosa, para todo público, pensada para pasarlo bien. Pueden acumularse, en dos horas, los chistes y la acción de manera algo abrumadora, y puede dejar más sensación de prescindible que la primera parte, pero su humor autoconsciente -su inteligencia- mantiene la gracia intacta.
En busca de la avispa original “Ant-Man and the Wasp” (2018) es una película cómica de superhéroes perteneciente al Universo Cinematográfico de Marvel, siendo la vigésima producción de la franquicia. Funciona como secuela de “Ant-Man”, estrenada en 2015. Vuelve a estar a cargo de la dirección Peyton Reed así como Paul Rudd continúa siendo el protagonista y co-escritor. Chris McKenna, Gabriel Ferrari, Andrew Barrer y Erik Sommers completan el guión, que ya no cuenta con Edgar Wright (Baby Driver). En el reparto siguen en sus respectivos personajes Michael Douglas, Evangeline Lilly, Michael Peña, Abby Ryder Fortson, Bobby Cannavale y Judy Greer. Se incorporan Hannah John-Kamen, Walton Goggins, Laurence Fishburne y Michelle Pfeiffer. Luego de los eventos ocurridos en “Capitán América: Civil War”, Scott Lang (Paul Rudd) vive bajo arresto domiciliario por haber formado parte de la batalla. Hace mucho que ya no se habla ni con Hank Pym (Michael Douglas) ni con la hija de éste, Hope van Dyne (Evangeline Lilly). Él piensa que sus días como superhéroe ya quedaron atrás y sólo quiere ser un buen ejemplo para su pequeña Cassie (Abby Ryder Fortson), por lo que empezó un negocio de seguridad para mantenerse. Sin embargo, Scott se verá embarcado en una nueva misión, ya que se da cuenta que tiene una rara conexión con Janet (Michelle Pfeiffer), madre de Hope que hace treinta años quedó atrapada en el reino cuántico, un entorno subatómico del que es muy difícil salir. Scott volverá a reunirse con Hank y formará grupo con la avispa (Pym le diseñó el traje a su hija agregándole alas) para hallar a Janet; a la vez que deberán tener cuidado con Fantasma (Hannah John-Kamen), una mujer que debido a un experimento fallido puede atravesar objetos ya que es intangible. La primera cinta de Ant-Man nos presentó a Scott Lang, un ladrón que actuaba de esa manera para devolverles el dinero a los que fueron estafados por empresarios. Lo que consiguió captar la atención en el film de origen fue la empatía que se generó con el personaje, ya que éste era una persona normal que tomó un mal camino pero se notaba que quería ser el buen ejemplo que su hija ya tenía de él. Esa película tuvo gran cantidad de chistes bien utilizados, así como una historia sencilla y amena. Ahora llegó su secuela, la cual no aporta nada innovador con respecto a su antecesora. Las escenas de acción siguen siendo geniales teniendo en cuenta los efectos que se utilizan para agrandar y achicar las cosas, en especial la secuencia que se da en una cocina con Hope o el viaje en un auto miniatura. También es muy atractivo desde lo visual cómo construyeron el reino cuántico, que está lleno de colores y brillos. No obstante, desde el guión se duplicaron los diálogos graciosos sucesivos y esto resulta una desventaja porque, si bien hay muchos momentos divertidos, es demasiado notorio el exceso; lo dramático de la historia no consigue transmitirse al no tener tanto peso como se le dio a la comedia. Se sabía de antemano, ya sea por los tráilers o pósters, que en esta película la aparición de Janet era un hecho. Por lo que el factor sorpresa se perdió y encima a Michelle Pfeiffer se le dio muy poco tiempo en pantalla. En cuanto a los villanos, tenemos a Sonny Burch (Walton Goggins), un traficante de tecnología, y a Ava Starr/Fantasma. El primero es ultra olvidable, sin embargo la segunda sale bien parada ya que tiene un trasfondo y razones válidas para actuar de la manera en la que lo hace. “Ant Man and the Wasp” sirve para pasar un buen rato y nada más. Eso sí: es cita obligada para cualquier fanático de Marvel por poseer una gran primera escena post créditos. Con respecto a la última, ni hace falta quedarse por ser de lo más innecesario del filme.
Con esta segunda entrega que mantiene al director Peyton Reed, que se siente más liberado y suelto que nunca y un equipo de guionistas Chris McKenna, Erik Sommers, Andrew Barrer, Gabriel Ferrari y el mismísimo protagonista. Es que Paul Rudd es el alma del film, que conserva e incentiva el humor, pero, como rasgo distintivo la escala humana de sus sentimientos. El puede ser el esperado superhéroe mínimo y hasta gigantesco, pero tiene preocupaciones de padre (los juegos que improvisa con su hija en su casa –está con arresto domiciliario- son encantadores), de enamorado de película romántica y sostiene a sus socios de negocio. La película comienza con un pasado donde el personaje de Michael Douglas y su esposa Michelle Pffeifer muestran como ella se pierde en el mundo cuántico por un error y décadas después su hija y su marido, a través de una comunicación que recibe Ant-man, inician la aventura de rescatarla. Ese pie desencadena la historia con villanos, ayudantes graciosos, policías torpes. El humor se refuerza con Michael Peña, Bobby Carnevale, Randall Park. Entre los villanos se destacan Walton Goggins y especialmente la muy temida “Ava” que encarna Hannah John-Kamen. Son una delicia las escenas de Douglas y Pfeiffer, dos estrellas carismáticas. Y como pareja romántica Evangelina Lilly y Paul Rudd tiene la química exacta. En tiempos de “empoderamiento femenino” por primera vez una heroína figura en el título del mundo Marvel. El mejor como siempre Paul Rudd, tiene el encanto perfecto, la vulnerabilidad pedida, sentido del humor y es efectivo en la acción. Los efectos especiales de achicamiento y normalidad se llevan los laureles, las persecuciones de autos son efectivas y en su dosis justa. Y con las bichos como aliados la película adquiere también un tono retro que recuerdas las viejas películas de terror que poblaban de miedo las mentes infantiles de antaño. Una diversión garantizada para toda la familia. No se vayan del cine con los títulos que viene dos escenas agregadas más y en una de ella esta la clave de la continuidad de la saga.
Digno entretenimiento a pesar de su extenso desenlace Ant Man supuso el pase de Paul Rudd de la comedia al cine de acción y aventuras, algo que resultó bastante natural considerando la postura de Marvel respecto a usar lo segundo con pizcas (a menudo abundancias) de lo primero. Por la cuestión tan vieja como el tiempo de volver a intentar algo que salió bien la primera vez, sumado a la tendencia de Marvel de planear secuelas a futuro, la segunda parte no se hizo esperar. Llega finalmente a las salas Ant-Man and the Wasp. Hormiga Obrera Después de los eventos en Captain America: Civil War, Scott Lang tiene que cumplir con una prisión domiciliaria, mientras que Hank Pym (Michael Douglas) y su hija Hope (Evangeline Lilly) son fugitivos de la justicia. Debido a que en el film anterior Scott pudo ir y regresar del mundo subatómico, volverán a unir fuerzas para diseñar un portal que les permita rescatar a su madre, quien lleva atrapada en ese universo más de 30 años. Este objetivo se probará complicado de alcanzar gracias a un inescrupuloso hombre de negocios que tiene una pieza crucial para su portal, un agente del FBI que está constantemente pisándole los talones, y un nuevo villano que quiere cobrarse venganza contra Hank. En materia guión, la película posee un segundo acto con un conflicto sostenido, demostrándose entretenido por las sendas piezas de acción que lo pueblan, aun a pesar que a mitad de camino peca mínimamente de ser explicativo y ralentiza el ritmo. El tercer acto alarga mucho su bienvenida, especialmente por tener miles de sucesos ocurriendo a la vez: pasado cierto tiempo, la concentración se pierde y deviene en un desorden que te deja pidiendo por el final de la secuencia. Otro detalle a destacar es que si bien en la primera película la cuestión emocional de los personajes estaba presente en lo indispensable, en esta secuela está presente en todo momento. El humor, que a esta altura es un sello distintivo de Marvel, está bastante moderado en comparación a otras ocasiones. Un humor que sabe dónde meter la cuchara y que sabe cuándo dar un paso al costado para que las escenas de acción y aquellas que calan más hondo en las emociones puedan lucirse. En materia actoral, el carisma de Paul Rudd vuelve a decir presente. Lo acompaña dignamente Evangeline Lilly, mientras que Douglas, con la trayectoria que lo caracteriza, es el más sólido del plantel de secundarios. Camina con completa seguridad entre la comedia y el drama, entre la más grande angustia y el remate cómico justo. En materia técnica tenemos una apropiada fotografía desplazada en manos de un montaje dinámico, pero es necesario tomar nota del enorme avance en efectos visuales que tiene este film. Se ha hablado mucho de la resucitación y el rejuvenecimiento digital, pero lo conseguido en Ant-Man and the Wasp ya raya, a riesgo de ser exagerado, en un viaje a través del tiempo a los años mozos de los intérpretes más veteranos. Conclusión A pesar de algún que otro bache explicativo a mitad de camino y un tercer acto demasiado extenso para su bien, Ant-Man and the Waspllega a buen puerto como un cumplidor entretenimiento, apoyado por dignas labores interpretativas. Sí, hay escenas post créditos. Dos: una vale la pena (y da una explicación muy necesaria), mientras que la otra no tanto.
Seguramente las opiniones respecto de la última entrega de la saga de superhéroes de Marvel, “ANT MAN and the WASP”, dividirá las aguas entre los fanáticos de la franquicia que siguen minuciosamente los detalles de cada una de las realizaciones del Estudio y quienes no lo son tanto y que sólo consumen este tipo de productos como un sinónimo de un pasatiempo ameno y muy bien producido. Si comparamos a “ANT MAN and the WASP” con toda la producción de Marvel, y más aun siendo ésta, la primera entrega inmediata posterior a ese producto imbatible que fue “AVENGERS: INFINITY WAR”, no habrá dudas de que esta nueva entrega es una película más de la conjunción Marvel-Disney que no tiene ningún elemento que la haga distintiva ni particular dentro del subgénero de películas de superhéroes. Pero lo que sí tiene de altamente positiva esta segunda película protagonizada por ANT MAN, es que supera y con creces a la propuesta de una primera parte que oficiaba más como presentación del personaje, su situación familiar y el encuentro con quien lo convertiría finalmente en superhéroe y que se detenía en las historias de los protagonistas más que en las escenas de acción, más limitadas a la adaptación del personaje a los vértigos de su nuevo tamaño. En cambio, esta segunda parte inicia retomando una escena ya vista en la primera –en donde la esposa del Dr. Hank Pym se pierde en el Reino Cuántico al haberse “microreducido” para que una misión de alto riesgo sea existosa- y ya desde la apertura, entonces, apunta de lleno a la acción y al despliegue de una artillería visual que saca un provecho más que positivo del uso de los efectos 3D. Tal como sucedía con su predecesora, el guion se mueve en las aguas del humor, un humor que la emparentaría más con “Deadpool” aunque en este caso no se pretenda tener ni la ironía ni esa incorrección política, sino que todo está más focalizado en ser un entretenimiento familiar como el que brindan las entregas de “Guardianes de la Galaxia”. Las escenas de acción se completan con pasos de comedia, conformando un tono general que le sienta bien muy bien a la propuesta y que aquel en el que evidentemente el director, Peyton Reed (con una amplia trayectoria en la televisión americana y dentro del cine con varias comedias juveniles) se siente mucho más a gusto. Un par de semanas atrás se estrenó “Jurassic World: el reino perdido” y aun siendo una película de “franquicias” como es el caso de “Ant Man”, la mano de Bayona detrás de las cámaras, hace que en determinadas escenas centrales, cualquier cinéfilo pueda descubrir los toques del autor que mediante guiños y detalles, se incorporan inteligentemente en la dirección de arte y dentro de la puesta general del filme. Esto no sucede en absoluto con las entregas de “Ant Man” ya que Reed las filma en un tono completamente impersonal, más preocupado por acomodarse a los cánones de cualquier buen producto del Estudio destinado a pasar un buen rato, a consumir pochoclo y divertirse, que a dejar un pequeño sello de su autoría. Pero esta falta de una dirección creativa y novedosa, se compensa con un guion acelerado que no se detiene en ningún momento, ni se resiente con lo discursivo de los personajes como sucedía en la primera entrega donde todo se reforzaba con explicaciones. A esta mayor participación de las escenas de acción, se incorpora de lleno la co-protagonista femenina (la Avispa que aparece en el título), logrando el efecto esperado: la química entre Paul Rudd (que vuelve a lucirse como Ant- Man después de una carrera dedicada casi exclusivamente a las comedias como “El objeto de mi afecto” “La cena de los tontos” “La forma de la cosas” o las filmadas bajo las órdenes de Judd Apatow) y Evangeline Lilly (la protagonista de “Lost” que se pone en la piel de la Avispa) es excelente: juntos se potencian, tienen la tensión sexual necesaria y en pantalla, conforman una linda pareja. Como dato de interés, en esta nueva entrega se suman a Michael Douglas, Judy Greer y Bobby Cannavale, las participaciones estelares de Laurence Fishbourne y Michelle Pfeiffer que engalanan notablemente el elenco. Quizás en manos de otro director, todo lo vinculado con el Reino Cuántico que es tan central dentro de esta segunda parte, podría haber disparado una propuesta más lanzada, con una estética más innovadora que rompiese con todo lo ya conocido, pero lo relativo a este tramo, se termina resolviendo con un aire de cine de los ’80 como dentro de “Innerspace – Viaje Insólito” y una vez más, se desaprovecha una oportunidad de lucimiento. Pero sin embargo, el producto nunca falla, nunca pierde el ritmo y se focaliza en armar un pasatiempo de buen nivel y, como sucede en los productos de esta franquicia, una primera escena post créditos nos deja con las ganas de seguir acompañando a nuestro héroe en otra nueva aventura. A no levantarse tan rápido de la butaca para que nos quede esta tensión de “nos vemos en el próximo capítulo”. “ANT MAN and the WASP” cine de súper acción y a puro entretenimiento que, siempre dentro de las convenciones del género y sin arriesgarse a más, no defrauda en absoluto.
Secuela del éxito de 2015, "Ant Man and The Wasp" de Peyton Reed perfecciona la fórmula que ya había funcionado anteriormente. ¿Una moda? Que nunca se acaba. Los films de superhéroes manejan un universo aparte. Hay enfrentamiento entre dos grupos, reglas y estilos propios, y hasta actores y técnicos que se pasan de un bando al otro. Marvel Studio viene ganando la batalla en la taquilla holgadamente, y no parece estar en sus planes dejar de sacudir el limonero de los frutos de oro. El MCU (ese hilo común que une a todas las películas del estudio como una sola franquicia, y que marcó un estilo de producción que luego otros imitaron) es acusado por sus detractores (entre ellos quien escribe, más de una vez) de tener demasiada comedia moderna en detrimento de la épica que uno esperaría de un film con héroes capaces de salvar el mundo. "Ant-Man and The Wasp" probablemente sea el paroxismo de esa fórmula, y sin embargo es una de sus películas que mejor funciona (sino la mejor) . ¿Cuál es el secreto? Dejar las cosas bien en claro. Está claro que Scott Lang/Ant Man no es asumido como uno de los superhéroes más importantes, o de la primera línea, dentro del MCU. Prueba es su inserción (o exclusión) dentro de las dos películas que hasta ahora se decidieron a aunar a todos los personajes. Es, digamos, casi un personaje lateral. Bienvenido sea si eso le sirve para diferenciarse. Tal como había sucedido con el primer film estrenado en 2015, "Ant Man and The Wasp" es claramente una comedia. No un film de superhéroes con comedia, es una comedia de superhéroes. No necesariamente una parodia al estilo de la olvidable "Superhero Movie". Está bien, Edgar Wright, guionista principal de la primera entrega, gran realizador de comedias, dijo adiós y no firma esta secuela. Pero acertadamente sí sigue colaborando en el guion su protagonista, Paul Rudd, actor que encontró en este personaje el protagónico que tanto reclamábamos. Quien también sigue es Peyton Reed, señor que merece una urgente revisión de su filmografía, comodísimo en la comedia, con muchos títulos subvalorados como Abajo el amor y Triunfos robados. Reed y Rudd son los caballitos de batalla para llevar esta historia a buen puerto, entendieron todo. La ya típica escena previa al logo de Marvel Studio que nos recuerda dónde nos dejó el film anterior da inicio a todo. "Ant and The Wasp" tiene un objetivo principal en su historia, traer del limbo de la energía cuántica a la "The Wasp" original. Luego de que Scott Lang (paul Rudd) pudiese ir y regresar, al final del film anterior, de ese (hasta el momento) punto de no retorno que significaba encogerse tanto para integrarse a la energía cuántica; las esperanzas de, Hank Pym (Michael Douglas), el Ant Man original, se renuevan. ¿Estará su esposa Janet, perdida hace mucho años en esa zona, aún con vida? Mientras tanto, están a punto de pasar los dos años de arresto domiciliario que cumple Scott tras los hechos de Civil War, y a pesar de querer hacer buena letra, Hank, y su hija Hope (Evangelin Lilly) – la actual Wasp – lo necesitan para traer de regreso a Janet (Michelle Pfeiffer). Alrededor de esto, se desatan las otras historias que presentarán a los nuevos personajes (además de Janet, por supuesto). Aquí, el otro problema recurrente de la factoría Marvel, los villanos. Walton Goggins compone a Sonny Burch, un traficante de alta tecnología, con el que Hank y Hope se ven obligados a negociar, que luego querrá hacerse del laboratorio “portátil” Pym. ¿Es un villano fuerte? No, para nada. ¿Está a la altura de las circunstancias? Podría decirse que sí, porque Ant Man and The Wasp nunca se asume como un film enorme, lo cual termina siendo perfectamente beneficioso. Los seguidores del MCU sabrán que paralelamente a esta historia, los hechos más trascendentales están sucediendo en otro lado (quédense durante los créditos finales, como siempre). De mientras, Scott y los suyos se preparan para ingresar. También aparece otra contrafigura, El Fantasma/Ava (Hannah John Kamen), que necesita de la misma energía de Janet, y el Dr. Bill Forest (Lewrence Fishburne), colega de Pym. Ambos son personajes interesantes pero que en el film no terminan de despegar con toda la fuerza. "Ant Man and The Wasp" es una comedia, tampoco al estilo de "Deadpool" – incapaz de tomarse en serio- es un estilo propio. La historia es liviana, divertida, el propio Scott es un burlón, y todo los personajes entran en la misma tónica. Los amigos de Scott (Luis/Michael Peña a la cabeza) siguen siendo buenos comic relief, y Jimmy Woo (Randall Park) es verdaderamente desopilante. Reed entiende el tipo de film que tiene en sus manos, y todo lo maneja en el mismo sentido. Le otorga un ritmo constante, que no aturde, siempre se mantiene arriba. La química entre Rudd y Lilly funciona muy bien, y el director sabe otorgarle sus momentos. También Douglas y Pfeiffer (que celebraremos verla otra vez en un film de este tipo). Los momentos de acción también son un acierto. El uso de hacer chiquito/gigante, cualquier cosa, es perfecto. Ant Man and The Wasp parece querer ser un flm estilo Clase B con presupuesto en este rubro. Podemos ver desde un mini edificio con manija, a un pastillero de juguete gigante. Hay homenajes a "Godzilla", a los "Micro Machines", y hasta al mismísimo Roger Corman. Prepárense, porque la clásica escena de "Buscando a Stan Lee", es una de las mejores que hayamos visto. "Ant Man and The Wasp" funciona muy bien por no querer ser más de lo que es, por simplemente mejorar lo que ya funcionó bien en el primer film, y asumirse como un entretenimiento liviano que no subestima. Los grandes nombres en el elenco y detrás de cámara hac
Después de la enorme tragedia griega que fue Avengers Infinity War, Marvel/Disney apuesta de lleno a la comedia con Ant-Man and the Wasp, un bienvenido giro light hacia el entretenimiento, bastante menos solemne que el film de los hermanos Carusso. Quien vuelve a tomar las riendas de esta delirante historia de superhéroes diminutos (aunque, por momentos, también gigantescos) es Peyton Reed (Down with love), quien se desenvuelve con clara comodidad aprovechando al máximo los dotes cómicos de su protagonista, Paul Rudd, y sobre todo de los personajes secundarios que complementan el relato. Sí, una vez más, quien vuelve a robarse el show de Ant-Man es Michael Peña como Luis, ese por momentos side-kick absurdo que no siempre hace avanzar la trama, pero sí la dota de un humor necesario. La historia retoma a partir de los sucesos narrados en Captain America: Civil War, lo cual sitúa al film de Reed en una cronología un tanto confusa: se entiende que aún no han sucedido los eventos de Infinity War (nadie habla de Thanos), pero a la vez se está gestando “algo” en paralelo, que habrá que esperar a los créditos finales para terminar de dilucidar. Aquí el mundo (aún) no está en problemas, apenas la ciudad de San Francisco y aún así se trata de daños colaterales. Y es que no hay un claro “villano” en Ant-Man and the Wasp, pero sí una antagonista, con justificación más que comprensible para sus acciones y poca malicia. Los afectados por sus acciones son apenas Hank (Michael Douglas, repitiendo su papel de mentor y padre de Hope Van Dyne, aka: The Wasp) y, claro, Scott Lang, el superhéroe que ahora pasa los días en su casa cumpliendo un arresto domiciliario. El desafío que plantea el director Peyton Reed tiene más que ver con una carrera contra el tiempo, que con una lucha de poderes: Hank y Hope deben salvar a su madre del lisérgico universo sub-atómico, Scott debe estar de regreso en su hogar cada vez que escapa antes de cierto horario para que nadie note actividad inusual, y la antagonista Ava/Ghost debe obtener lo que necesita del laboratorio de Hank para no perderse en un infierno cuántico y desintegrarse. El tiempo es, en definitiva, el verdadero factor de suspenso y villano. Ant-Man and the Wasp es una película entretenida y muy ligera, que no resalta entre los films de la factoría Marvel pero cumple su cometido de lavar un poco la imagen del estudio, que venía de una muy buena película que sin embargo se había sumergido a pleno en la solemnidad y la tragedia.
“Querida, encogí a los niños” Ant-Man and The Wasp es, con todas las letras, una entretenida comedia familiar cuyo núcleo orbita en el desenvolmiento de los conflictos personales entre los personajes. Quien ha visto la primera Ant-Man, no encontrará nada en esta secuela que la haga memorable o resignifique el tono de su antecesora, de hecho más bien lo contrario. De algún modo el director Peyton Reed ha re-creado, con cierto sesgo conservador, el acertado tono narrativo de la primera duplicándolo aquí casi escandalosamente. Lo único nuevo en sí es la presentación de The Wasp (Evangeline Lilly), a quien dedicaremos un párrafo aparte. Entonces, queda claro que no toda segunda parte debería ser una pieza clave, sin embargo, un tratamiento que permanece idéntico desde un punto de vista compositivo termina agotando cualquier buen recurso. En oposición a esto, la película goza de un buen ritmo y la acción se desarrolla de manera homogénea. El suceso que se narra y sobre el cual deben luchar los personajes no resulta, en principio, trascedente a un nivel colectivo, pero sí impacta directamente sobre la vida familiar de los Pym. Estos pequeños-grandes héroes están condenados a ser el sideshow de los clásicos gigantes y esto se verifica también en los desangelados antagonistas. La proeza de Janet Van Dyne (Michelle Pfeiffer) que salvó millones de vidas quedó, metafóricamente hablando, en el mismísimo Oblivion, de modo que en la actualidad solo la recuerdan sus familiares directos. En lugar de afectarlos negativamente, tal singularidad les permite potenciar un costado humorístico y dar más lugar al desarrollo emocional de los personajes. El film promueve ingeniosamente esta alteridad, este lado B de la fama, aunque esta cuestión resida exclusivamente en la superficie. Al respecto cabe destacar que la película inicia con Scott Lang (Paul Rudd) haciendo frente a una condena tras las acciones que desarrolló en Alemania durante Capitán América: Guerra Civil (2016). Ant-Man trae consigo también una atracción por las escenas de acción, que se nos presentan muy particulares. En primer lugar, porque el espacio del desenvolvimiento de la lucha física se halla dentro del terreno de la destreza y no el de la fuerza, como esperaríamos ver en el caso de Hulk, por ejemplo. La espectacularidad aquí pasa por el enfrentamiento entre criaturas que juegan a la esquiva y a utilizar su poder con vértigo e ingenio. Este último resulta un factor imprescindible para Ant- Man (Paul Rudd), ya que debe evaluar permanentemente su capacidad de encogerse o agrandarse midiendo su entorno y las acciones posibles en él. Por ello el acierto es, como dijimos, la destreza en el territorio de Ant- Man, no el mundo puramente tecnológico. De hecho, cuando este último prevalece genera más inconsistencias en el personaje. Ant-Man and The Wasp continúa con el discurso que Peyton Reed elige en la primera entrega, pero con un énfasis aún mayor. El director se aleja de los cómics en lo que respecta a las llamadas partículas Pym descubiertas por el mismo Dr Hank Pym (Michael Douglas) y elige resignificarlas, generando un problema de incoherencia general. Para no entrar en detalles, diremos que las partículas Pym de los comics funcionan alterando la materia y su hallazgo fue situado en una especie de dimensión alternativa. En la película, la idea de “dimensión paralela” parecía poco convincente para adultos y adolescentes sobreinformados y, en lugar de ello, se introduce la idea de compactar el espacio entre los átomos. Las consecuencias están a simple vista: nunca se explica cómo es que se puede llegar a ese nivel subátomico. Si la masa se conserva pero tiene más superficie, entonces ¿cómo puede mover un camión?, ¿cómo puede levantar la caja de autos?. La necesidad de recurrir a la hipertecnificación para el verosímil termina, en parte, jugándole en contra. Más aún, si el registro de Ant- Man es el de comedia familiar, no vemos con claridad cuál era el propósito de incorporar el discurso científico puro y rudo con ese sesgo tan carácteristico de otros personajes como Iron Man. La química entre Janet y Hank funciona de maravilla e incluso el gag que involucra a Scott en la escena familiar resulta hilarante. Sin embargo, la presentación formal de The Wasp deja gusto a poco. La heroína posee un intelecto superior, de evidente herencia genética, y está dotada de grandes cualidades de combate. Además, cuenta con ese traje tan espectacular que le permite destacarse pero hasta ahí se agotó todo. The Wasp no desarrolla una singularidad, su carácter podría ser asimilado con el de Natasha Romanoff o Gamora y, en ese sentido, es más de lo mismo. El punto es que, frente a la variedad de poderes y personalidades que tienen los héroes del MCU, existe una unidimensionalidad bastante marcada en la interpretación de las heroínas y esta cadencia se continúa repitiendo en cada entrega con menor o mayor intensidad. Para concluir, los grandes aciertos del film siguen siendo aquellos pasajes familiares y humorísticos (como el arresto domiciliario de Scott y el papel de la hormiga), la química entre los personajes, el grupo de amigos de la empresa de seguridad y las escenas de acción con toda la vertiginosidad al servicio de los cambios de tamaño. No se pierdan la “ganchera” escena poscréditos.
Cuántico humor. Con la introducción de este superhéroe del banco de suplentes de Marvel se daba un desafío en caso de querer insistir con una secuela. Primero porque la característica central del Hombre Hormiga se concentraba en el carisma del personaje, primo no reconocido de Iron man por su locuacidad y humor, que de la mano de Paul Rudd estaba garantizado. En segundo lugar porque el debut y la aventura en tamaño menguante demostraba la poca precisión de guión y la pobreza de la trama. Sin embargo es de destacar que la segunda película de Ant-man ahuyenta los fantasmas d el la primera y le da mayor protagonismo a su co equiper, la Avispa con un resultado que para los fanáticos es garantía de humor y para el espectador exigente al menos un aprobado en materia de escenas de acción nada grandilocuentes pero ágiles en el ritmo de una trama sencilla, sin vueltas de tuerca, donde quedan establecidos protagonistas, antagonistas y peripecias en el trasfondo del vacío quántico y la chance de recuperar a la esposa y madre de Hope van Dyne (Evangeline Lilly), Janet (Michelle Pfeifer) tras 30 años de ausencia luego de una misión en la que se sacrificó por el bien de muchos y hasta de su esposo (Michael Douglas), científico que hará lo imposible por rescatarla. Peyton Reed vuelve a tomar las riendas de la dirección, sumamente convencido de la tranquilidad que transmite Paul Rudd nuevamente en el rol del ex presidiario Scott Lang, con prisión domiciliaria y la necesaria nueva alianza con Pym, su hija y su traje que le permite crecer o achicarse a niveles irrisorios. Dato de color: La antagonista es encontrada en Argentina y vive entre planos cuánticos que le permite aparecer y desaparecer a la vez pero a causa de esa anomalía sufre enormes desequilibrios moleculares y eso la vuelve irritante. El único problema de la secuela es la desaprovechada Michelle Pfeifer y Lawrence Fishbourne, el resto cumple.
Héroes pequeños, problemas grandes Después de Infinity War pensamos que Marvel no nos iba a dar alegrías y era todo tristeza y oscuridad. Pero no fue así… hubo un personaje que no apareció en esa película y ese es el protagonista de este film, donde nos iban a mostrar dónde estuvo todo este tiempo Ant Man and the Wasp, la secuela de Ant-Man (2015), protagonizada por Paul Rudd. La película nos muestra a Hank Pym (Michael Douglas) y Hope Van Dyne (Evangeline Lilly), quienes tienen una misión un tanto difícil: quieren traer a Janet Van Dyne (Michelle Pfeiffer) de regreso, quien hace 30 años quedó encerrada en el reino cuántico y no saben si sigue con vida. Y para hacerlo necesitaran la ayuda de Scott Lang (Rudd) quien ya estuvo anteriormente en el reino cuántico y logró salir, aunque no será todo tan fácil ya que Scott tiene prisión domiciliaria luego de lo ocurrido en Civil War (2016) y además hay alguien que quiere impedir que consigan lo que quieren. En esta película vemos por primera vez a Hope Van Dyne como “La Avispa”, con un traje bastante tecnológico que incluye alas y blasters. Evangeline Lilly está genial en su personaje, se nota mucha dinámica con Ant-Man / Paul Rudd y eso es un punto a favor. Además claramente sabe encarnar a una heroína: esta película te deja con muchas ganas de ver más de ella y el hombre hromiga juntos en acción. La película es muy divertida, al igual que la primera. Marvel Studios es el único que pueden pasar de una tragedia a una comedia en un par de meses. En Ant Man and the Wasp tenemos acción, comedia, emoción. Es la perfecta secuela. También tiene una villana, la cual se llama ¨Ghost¨ (Hannah John-Kamen) que a lo largo de la película la vamos conociendo mejor y conociendo sus metas y objetivos. Es la segunda villana femenina del MCU, y podríamos decir que no está nada mal, pero tampoco sorprende. La película tiene 2 escenas post créditos. La primera es para muchos de las escenas post créditos mas increíbles de todo el MCU, nadie se la puede perder… *Review de Álvaro Cañadas
Lo primero de Marvel luego de la última de los Avengers y…deja que desear. Es claro que una película como esta no va a resolver ni a (casi) hacer referencia sobre lo sucedido en la pelea contra Thanos. Nos encontramos con Scott, Hope y Hank una vez más, la película está ubicada entre Civil War e Infinity War, y nos cuenta, con palabras de un personaje, que sucedió con el personaje de Scott en el medio, y haciendo un juego entre el público que no sabe y una niña, un agente del FBI le explica de forma detallada, demasiado detallada, la situación actual de su padre, Ant-Man. Los efectos no decepcionan, están bien y a la altura (guiño, guiño), lo que es flojo es el guion. Parece que la persona encargada de escribir el guion no tenía ganas de hacerlo, o no le encontraba sentido a que existiese esta película en el universo Marvel. Con lo cual estoy de acuerdo, es un film que no suma ni resta. Simplemente es. Es lento, con algunos chistes pasables que te sacan una sonrisa pero de reírte a carcajadas, olvídate. Las actuaciones están bien, me gustaría destacar a Michael Peña quien hace un gran trabajo durante todo el film, un poco más arriba que el resto del reparto. Hay dos escenas post créditos, la segunda no vale la pena esperar tanto tiempo. Mi recomendación: Un film que no suma nada al MCU y si no lo ves, no te perdés de nada.
El regreso del Hombre Hormiga es una apuesta certera por el humor, el entretenimiento y la acción. Ant-Man and the Wasp es uno de esos raros casos en que la suma de las partes es más que el todo. Forjada en el detalle, en las pequeñas escenas y en esos breves momentos en que la comicidad pulveriza cualquier atisbo de solemnidad, la película dirigida por Peyton Reed se siente como una bocanada de entretenimiento fresco, sobre todo después del desconcertante drama propuesto por Avengers: Infinity War. En esta segunda entrega del hombre menguante, nos encontramos con un Scott Lang/Ant-Man (Paul Rudd) a punto de cumplir su condena de arresto domiciliario. Para no aburrirse, Scott toca la batería, aprende magia y juega con su hija Cassie. Pero antes de quedar en libertad, el Dr. Hank Pym (Michael Douglas) y su hija Hope Van Dyne/Wasp (Evangeline Lilly) lo obligan a que los ayude a traer a Janet (Michelle Pfeiffer), mujer de Pym y madre de Hope, del reino cuántico, donde se perdió hace mucho tiempo. Las subtramas que se abren con la aparición de personajes como Ava/Fantasma (Hannah John-Kamen) y el Dr. Bill Foster (Laurence Fishburne), más el personaje de Walton Goggins y los amigos de Scott, suenan a macguffin para hacer que todos emprendan una aventura de acción desopilante por las calles de San Francisco. La Avispa encarnada por Evangeline Lilly tiene el carisma suficiente para complementarse con los dos hombres que la acompañan y conformar un trío con mucho humor y timing. También es destacable el equilibrio entre los personajes principales y secundarios, que logran llevar la trama a un ritmo trepidante. Son las distintas formas que tienen los personajes de experimentar el tiempo y el espacio lo que le da a la película su rasgo singular. Además tiene el plus de destacarse en los detalles: la hormiga gigante que queda en casa en reemplazo de Scott, el vigilante Jimmy Woo (Randall Park), el momento de la vacuna de la verdad, el cameo revelador de Stan Lee o el personaje de Michael Peña, cuyas líneas están dichas con una precisión cómica inmejorable. Si bien cuenta con una primera escena poscréditos tremenda, Ant-Man and the Wasp apuesta en todo momento por el humor y la ligereza, la acción y el entretenimiento a secas.
En 2015, cuando se estrenó la primera película de Ant-Man, no había muchas expectativas con este pequeño superhéroe. La filmación de aquella película fue bastante accidentada y algunos olían un fracaso. Pero Marvel es (casi) infalible, y su Hombre Hormiga interpretado por un actor de comedia como Paul Rudd resultó un éxito. La secuela, "Ant-Man And The Wasp", carece obviamente de ese impacto de la sorpresa, pero conserva muchas de las virtudes de la original, incluyendo el humor y ese sentido de la liviandad que tanto se agradece en un género (el cine de superhéroes) que muchas veces peca de grandilocuente o solemne. La historia comienza con Ant-Man cumpliendo una condena de dos años de arresto domiciliario (una trama que viene de "Capitán América: Guerra civil"). Pero este "descanso" se termina cuando al científico Hank Pym (Michael Douglas) y su hija Hope van Dyne (Evangeline Lilly), más conocida como la Avispa, lo convocan para una nueva misión: encontrar a la madre de la Avispa (Michelle Pfeiffer), perdida durante décadas en el vacío cuántico. El director Peyton Reed (que también dirigió la primera) vuelve a encontrar un buen equilibrio entre los diálogos con humor y las imaginativas escenas de acción, que por momentos brillan por su originalidad. No hubiesen estado mal algunas escenas más con Pfeiffer, aunque el papel de la heroína está muy bien cubierto con la enérgica Evangeline Lilly.
En el 2015 fuimos testigos de la presentación de uno de los últimos personajes en sumarse al Universo Cinematográfico de Marvel (MCU), el no tan popular Ant-Man. El film contó con algunas controversias luego del despido del realizador británico Edgar Wright (“Baby Driver”), alegando que querían reescribir su guion sin él. Finalmente, la dirección cayó en las manos de Peyton Reed (“Yes Man”), quien logró hacer un trabajo más que decente por más de que siempre nos preguntemos qué hubiera pasado si la película hubiera sido dirigida por Edgar Wright, ¿Estaríamos hoy ante la mejor aventura de Marvel? Dejando de lado las especulaciones y los supuestos, el gran acierto de aquel largometraje pasó por un casting perfecto y varias secuencias que toman el concepto del micro universo del superhéroe a la perfección. Paul Rudd (“40 Year Old Virgin”, “I Love You Man”) supo agregar su propia impronta y carisma al protagonista y junto con Evangeline Lilly (“Lost”) y Michael Douglas (“Wall Street”) consiguieron generar la química necesaria para que estos personajes resulten ser bastante atractivos para que el espectador pueda sentir empatía por ellos. Tres años más tarde, se nos presenta esta secuela titulada “Ant-Man and the Wasp”, que viene a ofrecer lo que se nos sugiere al final de la primera cinta: una compañera para nuestro héroe. Lilly será la encargada de calzarse el traje de la Avispa con el objetivo de tratar de recuperar a su madre, Janet Van Dyne (Michelle Pfeiffer), del vacío cuántico en el que se encuentra perdida hace 30 años. Por su parte, Scott Lang (Rudd) lidia con las consecuencias de sus elecciones como superhéroe y se encuentra cumpliendo una condena de arresto domiciliario por los eventos ocurridos en “Captain America: Civil War”. Al mismo tiempo, deberá seguir cumpliendo con su rol de padre desde el cautiverio en su propio hogar. Mientras lucha por mantener un equilibrio entre su vida hogareña y sus responsabilidades como Ant-Man, se enfrenta a Hope van Dyne y al Dr. Hank Pym con la nueva misión de ir tras Janet, ya que es el único individuo que fue capaz de volver de aquel extraño plano a nivel subatómico. Scott deberá aprender a luchar junto con La Avispa, mientras el equipo trabaja en conjunto para descubrir secretos del pasado. Lo interesante de este relato, a diferencia de las otras decenas de productos que nos viene ofreciendo Marvel a nivel audiovisual, radica justamente en la escala del mismo. No solo es una propuesta que explota menos la espectacularidad que otras obras marvelitas sino que, además, las historias de Ant-Man son más terrenales, en el sentido de que presenta un universo más compacto. Eso le permite a este largometraje dedicarle más tiempo al humor y las situaciones cómicas, pero no de la manera agotadora a la que nos tiene acostumbrado el MCU, sino que se valen del talento de Paul Rudd, Michael Peña (“The Martian”), T.I (“Identity Thief”) y David Dastmalchian (“The Dark Knight”) y de las características inherentes al personaje principal que le permiten bromear con las escalas, la perspectiva y una infinidad de recursos. Esto también admite que se pueda explotar el costado relacionado con los efectos visuales que están sumamente logrados. Argumentalmente, esta secuela es bastante simple, algo que beneficia al MCU, ya que luego de la complejidad planteada en “Infinity War” y la colosal escala expuesta, era necesario una aventura un poco modesta. No obstante, hay cuestiones que le pueden jugar en contra a la trama. La villana de este asunto, Ava/Ghost (Hannah John-Kamen), se ve en primera instancia como un personaje atractivo y con motivaciones más claras que las que suelen tener los villanos unidimensionales de estas películas, sin embargo, con el correr del metraje se van diluyendo esas estimulaciones. Quizás falta un contexto mayor para sus razones, al igual que un mayor aprovechamiento del trasfondo del personaje de Hank Pym y su pasada relación con el doctor Bill Foster (Lawrence Fishburne), el mentor y tutor de Ava. Igualmente, la sólida interpretación de Hannah John-Kamen hace que Ava sea una digna adversaria de nuestros protagonistas. A su vez, la otra contraparte antagónica está representada en Sonny Burch (Walter Goggings) y su grupo de secuaces que venden material tecnológico en el mercado negro. Estas dos fuerzas opositoras alimentan el espíritu de comedia de enredos, ya que van desencadenando varias secuencias de persecución. El mayor logro de esta secuela radica en el personaje de Hope Van Dyne. Hasta la fecha Marvel no presentó ningún personaje femenino de peso, a diferencia del exitoso resultado obtenido por DC con “Wonder Woman” (2017) en esta cuestión. Wasp representa una gran mejora en este sentido, ya que no solo comparte el título del film con Ant-Man, sino que además presenta su propio peso para sostenerse en el relato. Cabe destacar, que incluso es ella quien hace avanzar la trama debido a que es la que recluta y rescata a Scott Lang para ir en busca de su madre perdida. La misión que tiene este dúo protagónico afecta más a nivel personal a Hope que a Scott. Por otra parte, está muy bien trabajado el vínculo entre Scott y Hope, y también la relación del protagonista con la pequeña Cassie Lang (Abby Ryder Fortson). “Ant-Man and the Wasp” es una secuela más que entretenida, que ofrece más de lo que vimos en la primera parte. Funciona gracias al asentamiento de cada actor con su personaje y por darnos aquello que necesitaba esta aventura, una heroína que pueda demostrar el potencial que tienen los personajes femeninos bien desarrollados y aprovechados narrativamente. Se destaca el espíritu comiquero de la historia y los creativos efectos visuales.
La historia comienza con un breve prólogo donde Hank y Janet Van Dyne (Michelle Pfeiffer - Michael Douglas) estaban trabajando para detener un misil soviético a finales de la década de 1980. Pueden detenerlo reduciendo su tamaño, en esta misión es Hank quien decide sacrificarse pero opta por no contarle todo a su hija. Luego da comienzo a esta nueva historia de la que no se puede contar mucho más para no develar sus misterios. Se logra un buen trabajo de maquillaje y CGI entre los actores Michelle Pfeiffer y Michael Douglas para que parezcan mucho más jóvenes (a su edad actual), muy buenas actuaciones aunque trabajan poco. Cuando vemos en pantalla a Cassie (Abby Ryder Fortson) ya nos va planteando algo Marvel: la está preparando para Young Avengers; Evangeline Lilly en su papel como la Avispa, esta genial, es muy buena actriz, con un gran carisma ante las cámaras, se luce, es una súper heroína, tiene muy buena química con Paul Rudd (Scott Lang / Ant-Man) de buen trabajo; Michael Peña vuelve a estar bien, dentro de los villanos podemos ver a Hannah John-Kamen (como Ghost) que no convence, además de diluirse rápidamente y Walton Goggins desaprovechado. Resulta muy entretenida, con momentos que emocionan, tiene mucho humor y en varias escenas te reis a carcajadas; incluye estupendas persecuciones, es atractiva, disfrutable, con elementos que se agrandan y se achican, luchas bien coreografiadas, va mezclando acción, fantasía y ciencia ficción, es dinámica, con secuencias rápidas y sorpresas. Ideal para fanáticos de los cómics de superhéroes. Es importante saber que hay dos escenas dentro de los créditos finales.
Con este estreno Marvel tiene la difícil tarea de sobrellevar grandes expectativas como consecuencia de una vara muy alta que dejó Avengers: Infinity War. Y eso es un error porque estamos hablando de dos tipos de películas diferentes, una es épica y es un evento en sí misma, y la otra es una comedia. Ahora bien, dentro de esas reglas también hay aristas. Y hay que decir que esta secuela no está a la altura de su predecesora. No por llevar a cabo al pie de la letra la “fórmula Marvel”, de la cual me he manifestado en contra en más de una oportunidad, sino porque se repite exactamente el mismo esquema que antes, pero sin ningún valor agregado. El film es bueno, pero tiene gusto a poco. Su gran virtud radica en su ensamble actoral. Paul Rudd está muy cómodo en ese papel y la química con Evangeline Lilly es innegable. El personaje Hope Van Dyne está muy bien desarrollado aún con los clichés propios de una comedia que, por momentos, intenta ser romántica. Michael Douglas está correcto, pero me da la sensación de que aquí laburó a reglamento, y Michelle Pfeiffer está muy bien, pero su participación es breve. Y hablando de ellos dos, es imposible no volver a aplaudir los VFX que logran rejuvenecerlos 30 años. Esa tecnología no deja de sorprenderme. Asimismo, el resto de los efectos visuales mantienen un cierto nivel de excelencia, pero sin impacto alguno porque es más de lo mismo. Peyton Reed vuelve a sentarse en la silla de director y su trabajo está bien dentro del Manual de Estilo de Marvel, pero con un poco de menos potencia. En definitiva, Ant-man and The Wasp es un film entretenido, pero no mucho más que eso. Es un “hacer la tarea” para los fans, quienes van a estar atentos a las escenas post créditos.
Perdidos en el espacio La segunda parte del Hombre Hormiga, protagonizada por Paul Rudd, Evangeline Lilly y Michal Douglas, retoma luego de "Capitán América: Civil War". Llega la segunda aventura del Hombre Hormiga, una vez más, protagonizada por Paul Rudd, Evangeline Lilly y Michael Douglas. En esta ocasión el tema se pone más “familiar” que nunca. La acción comienza luego de los hechos de “Capitán América: Civil War”, pues vemos a Scott Lang (Rudd) con prisión domiciliaria por haber ido a pelear junto al Capitán América, aunque está a punto de finalizar su condena de dos años. El ex delincuente quiere empezar una agencia de seguridad con el ex grupo criminal del que formaba parte junto a Luis (Michael Peña), pero todo cambiará cuando Hope von Dyne (Lilly) y el Dr. Hank Pym (Douglas), de quienes estaba distanciado, lo llamen en busca de su ayuda. Es que Lang es el único que estuvo en el reino cuántico y regresó, por lo cual la dupla cree que puede facilitarles una incursión allí. Recordemos que el poder del superhéroe de cambiar de tamaño podía llegar hasta un nivel subatómico y de allí pasar al reino cuántico, en donde el espacio y el tiempo son irrelevantes. Hope y Hank necesitan un aparato para hacer funcionar una máquina que les permita entrar controladamente a ese reino, pero cuando intenten conseguirlo se toparán con un villano que tiene la capacidad de desvanecerse a nivel molecular. Por ello, Ant-Man volverá a ponerse el traje para ayudar a The Wasp (La Avispa) a vencer a este nuevo oponente. Ya en su primera aparición, Ant- Man había demostrado ser un “bicho raro” en el universo de Marvel, y en esta segunda entrega sorprende con un buen guión, alejado de la épica clásica de los superhéroes, y enfocándose en otros temas más terrenales, como la familia. Más allá de que haya muchas escenas de pelea, persecuciones y uso de sus poderes, que el sustento del argumento sea de esta temática, y con tanto contexto sobre física, acerca al público por un lado y por otro la convierten en una aventura de ciencia ficción, degenerando por completo el rubro “marveliano”. Más difícil que hacer una película original sobre superhéroes, es hacer una secuela de esa misma historia y esos mismos personajes, y el director Peyton Reed, responsable de la primera película de la saga, lo consigue con un filme entretenido durante sus dos horas. Sin embargo, del otro lado se podría decir que es acotado en riesgo, porque parece ser un filme cómodo, que no termina de sorprender. Para finalizar, una de las especulaciones que se hacen desde su estreno en Estados Unidos, es que el “reino cuántico” que se presenta aquí podría ser uno de los principales ganchos para la continuidad de “Avengers” y el resto del Universo Cinematográfico de Marvel. Dada la cantidad de posibilidades que ofrece esa “variabilidad” de un mundo en el que todo funciona diferente, suena atractivo, aunque un tanto injustificado.
Con una mano en el corazón, ¿de qué se trataba “Ant Man: el hombre hormiga” (Peyton Reed, 2015)? Salvo que fuese un fanático del cine de Marvel (o del comic original) sería un buen desafío para el espectador común redactar una sinopsis sin caer en Don Google. Algunos retazos en la testa quedan. Estaba Michael Douglas, que era como una especie de mentor-padrino del personaje encarnado por Paul Rudd que, a su vez, se ponía un traje que le permitía reducirse a escala de miniatura. Punto. ¡Ah!, y la memoria indica que era muy graciosa y entretenida, pero nada más. Ahora se estrena “Ant man and the wasp” ¿Cúal era el problema de traducir los nombres? ¿Sonaban “grasas” en español?, o sea, “El Hombre Hormiga y La Avispa”. Segunda parte de lo que fue un verdadero batacazo, es decir, superó las expectativas de recaudación, y esto probablemente se deba a que era (y éste lo es también) una comedia para chicos y grandes, además, o sea lejos de la otra comedia negra, violenta y auto-paródica de Marvel llamada “Deadpool”. (2016). Así y todo, para ver éste estreno se le requerirá al interesado recordar los eventos acaecidos en “Capitán América: guerra civil” (Joe y Anthony Russo, 2016), ya que el argumento se instala a partir de lo sucedido en esa oportunidad (pregúntele a Google, cualquier cosa). Esta vez Hank Pym (Michael Douglas) y Hope, alias La Avispa (Evengeline Lilly) trazan una nueva misión para el Hombre Hormiga, misión que intentará cumplir a su pesar, ya que fue papá hace poco y por eso nuestro héroe anda con dudas. La misión por supuesto va a concatenar algunas cuestiones también del orden familiar y, sobre todo, presentará con pelos y señales al otro personaje del título. Entre ambos indagarán, aventura mutli-dimensional mediante, el universo al cual pertenecen descubriendo importantes indicios. Más allá de su factura técnica, impecable por dónde se la mire, Peyton Reed se consolida como director de comedia, y este punto es la verdadera fortaleza del estreno. “El Hombre Hormiga y La Avispa” le va a dar a la audiencia, memoriosa o no, una buena dosis de gags y humor con buen timing, apoyados en ese gran comediante que es Paul Rudd quién, al igual que Ryan Reynolds en la otra franquicia, encontró el papel de su vida (sólo que el primero es claramente un actor con más recursos) Realmente se va a entretener mucho. De la misma manera, cuando dentro de dos o tres años volvamos a hablar de la tercera, seguramente tendrá los mismos problemas que se revelaban al comienzo de este texto. La testa anda bien, no se preocupe. Es la inteligencia lo que ayuda a diferenciar un pasatiempo olvidable de algo más trascendental.
La secuela del "hombre hormiga" de Marvel es una gran aventura de acción, con mucho humor y sorprendentes efectos visuales Después de unirse al Capitán América en Civil War, Scott Lang (Paul Rudd) debe lidiar con las consecuencias de sus acciones como superhéroe y equilibrar su vida familiar con sus responsabilidades como Ant-Man. Pero pronto Hope Van Dyne (Evangeline Lilly) y Hank Pym (Michael Douglas) llamarán a su puerta para requerir su ayuda a fin de enfrentar a una villana conocida como Ghost (Hannah John-Kamen) que ha robado la tecnología de Pym y amenaza con destruir el planeta. Scott tendrá que volver a ponerse el traje de Hombre Hormiga y aprender a pelear junto a Hope, más conocida como La Avispa. Peyton Reed es un director que proviene del mundo de la comedia, y que ya dirigió acertadamente la primera aventura del héroe minúsculo. En esta secuela, que vuelve a apelar al humor físico, repite los gags elaborados y los efectos visuales que destacan las diferencias de tamaños entre los héroes y las cosas que los rodean. Paul Rudd es sumamente carismático y logra empatizar apenas aparece en cuadro, su Ant-Man es lo más cercano al superhéroe de los dibujos animados, colorido, sarcástico, por momentos naif pero irresistible. Junto a la poderosa The Wasp, logran una dupla poderosa y con mucha química. Evangeline Lily es el cerebro y la fuerza de un binomio que se luce tanto en las escenas de acción como en los momentos de inteligentes diálogos. Mientras que Michael Douglas hace gala de todo su oficio destacándose en un elenco en el que no hay puntos bajos. La dirección de arte prodigiosa, aprovecha los mundos microscópicos de los insectos y los colores estridentes en donde predominan el rojo furioso y el azul eléctrico. De corte netamente familiar, la película no reniega del universo cinematográfico al que pertenece, por lo que los guiños y datos que abundan en la trama harán que los fanáticos de Marvel la disfruten aun más. La villana de turno, The Ghost, también tiene lo suyo, y más allá de su logrado traje, funciona como una poderosa némesis de The Wasp. Un duelo de chicas poderosas que se las trae. El filme se reserva varias revelaciones, incluida una escena post créditos que hará más entendible el papel de Ant-Man en la inolvidable Infinity War. Ant-Man and The Wasp es la confirmación de que "lo bueno viene en frasco chico".
JUNTOS A LA PAR Marvel baja las expectativas y le apuesta a otra gran superheroína. Tuvieron que pasar 20 películas del MCU para que una de sus heroínas cobrara un poco más de protagonismo, aunque sea, desde el título. Lo cierto es que Evangeline Lilly se ganó ese lugar, si tenemos en cuenta que “Ant-Man and the Wasp” (2018) podría, tranquilamente, llamarse “The Wasp and Ant-Man”. Sí, Marvel intenta subsanar este error (pasaron diez años, muchachos) de la mano de Hope Van Dyne, más conocida como la Avispa (wasp); ahora compañera de aventuras de Scott Lang (Paul Rudd), aquel ladrón devenido en minúsculo superhéroe. Peyton Reed vuelve a plantarse detrás de las cámaras para una secuela que sigue los mismos lineamientos que su predecesora: una historia chiquita, cargada de humor y aventura para toda la familia, que no necesita agarrarse con uñas y dientes a este gigantesco universo cinematográfico. No, Scott no va a venir a salvar las papas después de los desmanes de Thanos y su chasquido. Es más, los sucesos de la película son anteriores a los de “Avengers: Infinity War” (2018) y tratan de llenar ese bache de dos años donde Ant-Man y compañía tuvieron que bajar un cambio o pasar a la clandestinidad tras el enfrentamiento en el aeropuerto alemán durante “Capitán América: Civil War” (Captain America: Civil War, 2016). ¿Qué pasó después? El gigantesco hombre hormiga no pasó desapercibido y Lang terminó con arresto domiciliario, mientras que el doctor Hank Pym (Michael Douglas) y Hope tuvieron que huir del FBI por considerarlos cómplices de ese delito (o sea, la tecnología es de ellos y, por ende, entran todos en la misma bolsa). Digamos que la relación no quedó en los mejores términos y no se hablan desde entonces. Los últimos dos años, Scott reforzó sus lazos familiares convertido en un héroe para la pequeña Cassie; creó una compañía de seguridad junto a su amigote Luis (Michael Peña), y cuenta los días para poder liberarse de la tobillera que le prohíbe salir de las inmediaciones de su hogar. Por otro lado, los Pym dedicaron todo su esfuerzo para construir un túnel cuántico que les permita viajar al Quantum Realm donde creen, todavía, pueden encontrar a Janet Van Dyne (Michelle Pfeiffer), esposa y madre adorada, además de la Avispa original. Si Scott logró sobrevivir, hay muchas posibilidades, más allá de que hayan pasado treinta años de su desaparición. Reed nos lleva al pasado para mostrarnos ese momento y los actos superheroicos de los primeros Ant-Man and the Wasp. El paso de Lang por este universo paralelo produjo una conexión especial, y ahí la excusa perfecta para que estos tres justicieros vuelvan a juntarse y hacer las paces. En el tiempo transcurrido, Hope adoptó la identidad de la Avispa y ahora patea traseros por su propia cuenta. Acá no se trata de salvar al mundo, ni a la ciudad de San Francisco, sino de conseguir los materiales necesarios para terminar de construir el dichoso puente, materiales que provienen del mercado negro cortesía de Sonny Burch (Walton Goggins). Pero alguien más anda detrás de esta preciada tecnología: Ghost (Hannah John-Kamen), un peligroso personaje capaz de atravesar cualquier superficie, incluyendo a los seres humanos. Los enredos y situaciones riesgosas no se hacen esperar y, muy a regañadientes, Pym y Hope deben volver a aceptar a Scott en el equipo, con la única intención de ayudar a recuperar a mamá Janet. “Ant-Man and the Wasp” (2018) no se preocupa por lo macro y se detiene, más bien, en lo micro (je). Sigue desarrollando a estos dos personajes, y forma una dupla genial que se equilibra entre la acción y el humor, sin necesidad de forzar una relación más personal que queda más que implícita. Reed y los cinco guionistas de esta historia (incluyendo a Paul Rudd) eligen este acercamiento con una intención 100% ATP. Lo importante es contar este hecho concreto, estrechar los lazos familiares y de amistad de este equipo en crecimiento y, de paso, unir algunos cabitos con sus otros compañeros vengadores. Igual, no se entusiasmen, no hay cameos superheroicos más allá del de Stan Lee (no molesten no es spoiler), pero sí una primera escena post-créditos que sube la manija para “Avengers 4” (2019). Como la primera entrega, “Ant-Man and the Wasp” es una película chiquita dentro de este mega universo expandido. Se nota un presupuesto más abultado y mayor atención a los detalles, pero se sigue quedando corta y un tanto simplista cuando se trata de desarrollar el tema principal de la trama. En cambio, se pierde en una infinidad de chistes (que quede claro que Scott es el humorista del grupo) y escenas de acción que abusan de los mismos trucos, una y otra vez; “villanos” poco justificados y algunos recursos demasiados infantiles. Pero no vale quejarse porque esto es lo que ofrecen y nos venden desde la historia y todos sus adelantos. Está en nosotros decidir si nos conformamos con la aventura pasatista u optamos por un estilo más “serio”. Por su parte, los realizadores nos entregan un relato súper entretenido que alegra a grandes y chicos, y no pierde ritmo a lo largo de sus dos horas. Eso sí, desperdicia a una gran actriz como Pfeiffer, pero nos regala a una gran superheroína que se calza al hombro toda la acción, y hasta desluce a su coprotagonista. Ant-Man se convirtió en el comic relief del MCU, un personaje simpático que no tiene que cargar con traumas ni conflictos. Al igual que el personaje, la película llega para distender después de los oscuros sucesos de “Infinity War”, y hacer un poquito de tiempo (y plata, por qué no) hasta el regreso de los “verdaderos héroes”. No es que queramos disminuir (otra vez, je) la importancia de estos personajes, pero parece ser que tampoco le importan mucho a los de Marvel. No hay un esfuerzo por contar una gran historia, sólo llevarlos por el lado de la comedia inofensiva, muy disfrutable, pero totalmente olvidable una vez que abandonamos la sala. LO MEJOR: - Evangeline Lilly y su Avispa. - Que se sostenga muy bien como historia independiente. - El equipo de los buenos funciona a las mil maravillas. LO PEOR: - La poca importancia de los personajes dentro del universo de Marvel. - La trama de fondo les quedó flojita. - Esa segunda escena post-créditos es innecesaria.
Para satisfacer la ansiedad de los seguidores de Marvel con Avengers: Infinity War, el estudio lanza Ant-Man and the Wasp, la secuela del film de 2015, dirigida, nuevamente, por Peyton Reed. Ant-Man vuelve al cine y esta vez está acompañado. Scott Lang tiene arresto domiciliario después de los eventos de Capitán América: Civil War. Pasa gran parte del tiempo con su pequeña hija y alejado de Hope Van Dyne y el Dr. Hank Pym. En los últimos días de la condena tiene una visión de Janet Van Dyne en el reino cuántico y vuelve a contactarse con el equipo que busca una manera de rescatar a la mujer. Pero a la par una villana intenta robar el laboratorio del Dr. Pym y quitarle la posibilidad de reunirse con su esposa. Después del drama y la agonía de ver morir a gran parte de los personajes en Avengers: Infinity War, el tiempo retrocede y también el ritmo cambia a la saga de Marvel más cómica de su universo. Principalmente por el trabajo de su protagonista Paul Rudd. Olvidándose los gags visuales, el actor sobrepasa la cinta al no tomarse en serio las situaciones que enfrenta, en contraposición a los demás actores de la saga. Es un hombre común y ordinario que casualmente se ve enredado en el mundo de los superhéroes. En el caso de Hope (Evangeline Lilly) se encarga de ser la heroína del film, aunque la cinta no le de espacio suficiente para lucirse. A la par, su relación con Scott no evoluciona y en definitiva nada de lo que vivieron en la primera película sirve de algo. Marvel y sus villanos son un problema que solamente pudieron superar con la increíble actuación de Josh Brolin como Thanos. En Ant-Man and the Wasp, al tener un guion en el que gran parte se basa en situaciones de acción y comedia, la villana de turno (Ghost, la fantasma) está pobremente construida. No genera una amenaza importante a los héroes, y mientras que por momentos parece perder toda cordura en otros parece ser más un soldado en una guerra. Cabe mencionar que el actor Walton Goggins también funciona como el malo de la película pero con un personaje redondo y de manual. Visualmente la película juega con algo que ya habíamos visto en su primera parte que son los efectos de perspectivas al hacerse grandes o chicos los personajes o los objetos. En esta oportunidad no sorprende pero en una persecución de automóviles es efectiva y entretiene.
TRUCO DE MAGIA En el momento de su estreno, Ant-Man: el Hombre Hormiga representó una pequeña anomalía dentro del Universo Cinemático de Marvel, una especie de capítulo aparte, con una tonalidad distintiva dentro de ese mundo serializado y gigantesco. De hecho, fue bastante incomprendida -en parte a partir del prejuicio que surgió por los problemas de su producción, que incluyeron la salida del director Edgar Wright- o directamente subestimada por su estructura de comedia que progresivamente combinaba una trama de robo casi imposible, el camino de aprendizaje, el cuento de redención y la recuperación de relaciones paterno-filiales. Pero lo cierto es que no sólo fue un film muy logrado desde todo punto de vista, sino que también supo abrir el camino para otra extravagancia como Thor: Ragnarok. Algo similar ocurre con Ant-Man and The Wasp: luego de la solemnidad políticamente correcta de Pantera Negra y la acumulación de tramas y subtramas de Avengers: Infinity War, constituye un respiro que muchos podrán juzgar como redundante pero que en verdad era casi imprescindible. Es que Ant-Man and The Wasp se propone verdaderamente como una secuela dentro del pequeño mundo del Hombre Hormiga y no tanto dentro del Universo Cinemático de Marvel, por más que hayan referencias dentro del relato a Capitán América: Civil War y en la secuencia de créditos se tomen en cuenta los acontecimientos de Infinity War (con un giro un tanto inverosímil, hay que decirlo). Lo que importa, de manera central, es lo que pasa con Scott Lang (Paul Rudd), quien quiere sostener el rol recuperado como padre pero que debe volver a calzarse la vestimenta de superhéroe para reconstruir el vínculo con Hank Pym (Michael Douglas) y Hope Van Dyne (Evangeline Lilly), ayudándolos en una misión para traer de vuelta a la esposa y madre que es Janet Van Dyne (Michelle Pfeiffer). Es decir, el hombre común y corriente -sólo capaz de ser extraordinario cuando se calza un traje construido por otra persona-, otra vez definiéndose por sus acciones y cómo estas afectan a sus seres queridos. Nada de catástrofes inminentes, planetas al borde la extinción o villanos megalómanos; sólo gente tratando de recuperar lo perdido en una odisea que por momentos los supera. De hecho, no hay en verdad un villano fuerte: el traficante de armas que interpreta Walton Goggins representa más bien un obstáculo y la antagonista que es Ghost (Hannah John-Kamen) es un ser maldito que busca lo mismo que los protagonistas. Desde su posicionamiento como comedia de acción -con secuencias estupendas desde el humor- pero también como drama afectivo, casi ignorando al resto del mundo de Marvel, es que Ant-Man and The Wasp realiza el salto hacia la aventura de equipo. Y en ese salto, es donde no sólo surge un notable trabajo con lo espacial y las posibilidades que otorga el movimiento y el juego con los objetos -algo que ya estaba en la primera parte-, sino también con el rol que cumple lo temporal. La puesta en escena de Peyton Reed, a través del montaje, habla no sólo del tiempo pasado (y que es irrecuperable) sino también de ese tiempo futuro que está cerca de agotarse, en una carrera frenética para los personajes, donde todo cambia constantemente. A partir de ese balance de lo espacio-temporal, y de cómo esas variables alteran a los protagonistas y sus entornos, es que la película construye otro gran gesto, que es la de proponerse -hacia dentro y fuera del relato- como un gigantesco y a la vez pequeño truco de magia. Lo mágico implica artificio, engaño, apariencias, superficies que mutan a cada instante, y lo mismo puede decirse del cine o las máscaras heroicas. Ant-Man and The Wasp explicita esto a través de los trucos de magia que Lang practica para deleite de su hija y de otros personajes con los que se cruza, pero también de su estructura narrativa, que apela a múltiples giros no desde la canchereada o el cinismo -como, por ejemplo, el Nolan de El gran truco-, sino desde el amor por el arte de contar historias. En estos tiempos de franquicias enormes, el reivindicar los conflictos terrenales y los pequeños cuentos puede ser el acto de mayor heroísmo.
Scott Lang (Paul Rudd) vive en prisión domiciliaria tras los hechos de Capitan America: Civil War (2016). Su vida, ya lejos de lo que alguna vez fueron hazañas heroicas, cobra sentido al enfocarse, pura y exclusivamente, en lo más importante que tiene: su hija. Pero claro, los problemas vuelven y Scott tiene que ayudar a su mentor Hank Pym (Michael Douglas) con una deuda pendiente. Ant-man and The Wasp es una entretenida película que logra captar la atención del espectador enfocando la aventura de un modo “barrial” en comparación con el enorme mundo que plantea el MCU (Marvel Cinematic Universe). Esta secuela es una película que muestra el lado B de una aventura paralela sin llegar a límites del peligro global. Antman 2 funciona de forma sólida y sin perder un segundo las probabilidades de entretenimiento. Corriendo con la suerte de Spiderman: Homecoming (2017) esta aventura minimalista adquiere vitalidad tras el enfoque de interacción de los protagonistas. Paul Rudd y Evangeline Lilly funcionan como un dúo perfecto para la aventura; Michael Douglas devora sus escenas y recuerda su star power mostrando que los años no lo afectan; Michael Peña sorprende dejando atrás esa penosa e insoportable actuación que dejó en la primera Ant-man para darnos un personaje que evoluciona satisfactoriamente en su línea de Comic Relief y Michelle Pfeiffer es la nueva adición de gran nombre al universo Marveliano – aún así teniendo un screentime limitado -. Walton Goggins, Laurence Fishburne, Bobby Cannavale y Judy Greer acompañan muy bien. Ant-man and The Wasp posee una fortaleza absoluta en la química actoral. De todas formas no todo brilla: Nuevamente Marvel no consigue dar en el blanco cuando hablamos del villano de turno. Hannah John-Kamen (Killjoys) da una buena actuación pero sufre un considerable golpe al interpretar un personaje subdesarrollado por un gran guión que ofrece maravillas aparte. Claridad absoluta con una mancha que, aunque no arruina la experiencia total, se distingue con facilidad. Peyton Reed entrega una secuela que interesa en su lugar semi apartado en todo este gran lío que se presentó en Infinity War hace unos meses. Ant-man and the Wasp es como una vacación en el año Marveleano; como una ligera parada en turbulosos tiempos la película recuerda que las sorpresas no se terminan todavía.
Crítica emitida en Cartelera 1030 Radio Del Plata AM 1030 el sábado 7 de Julio de 2018 Secuela de Ant-Man (2015), que considero era bastante floja y poco inteligente. En este caso es una excepción que la segunda parte sea mejor que la primera, aunque no era un gran reto. Ambas películas fueron realizadas por el mismo director Peyton Reed. Ant-Man y la Avispa, es graciosa y entretenida, hay una profundización de los personajes y del conflicto,con respecto a la primer entrega. A diferencia de la mayoría de los filmes de Marvel, al igual que en Pantera Negra, tenemos villanos terrenales, de hecho uno de ellos más que villano, es un mero enemigo circunstancial. La elección de los villanos terrenales y no siempre grandilocuentes a los que nos tiene acostumbrados el universo del cómic cinematográfico es un gran acierto. En conclusión, la película es muy dinámica, una propuesta que no es lo mejor de Marvel, pero que está bien realizada y es efectiva. Hay 2 ESCENAS EXTRAS POST CREDITOS, para sus seguidores, y es importante que hayan visto Avengers: Infinity War , para comprender uno de ellos.
Crítica emitida por radio.
Ant-Man y la Avispa es un delicioso bolazo. La historia no va para ningún lado, el encastre en los últimos sucesos ocurridos en el MCU está pegado con saliva (se supone que ocurre apenas unos días antes que Thanos pegue el chasquido de sus dedos y desaparezca a la mitad del universo) (ups), y prácticamente no hay villanos sino individuos mal entendidos. Pero considerando el sabor amargo que te ha dejado en la boca Infinity War, Ant-Man and the Wasp es como un bálsamo que calma las heridas. Es básicamente una comedia tonta con mucha adrenalina y acción filmada de manera inspirada, pero a uno le importa tres pepinos ya que es enteramente disfrutable. Terriblemente disfrutable. Alejada la sombra de Edgar Wright de la saga, ahora han precisado un equipo de cinco guionistas para armarle una historia a uno de los superhéroes menores del universo cinemático Marvel. Y si bien la historia no es redonda, los mecanismos de la saga funcionan de manera mas aceitada que en la entrega anterior. Los chistes de Paul Rudd desentonan mucho menos (se acuerdan del ¿alguien tiene gajos de naranja?), Evangeline Lilly luce mas desaliñada, salvaje y bella que nunca, y ahora que está en modo bad ass full time hace una dupla notable con Rudd cuando están enfundados en los trajes. Claro, como ocurre con el Hombre Araña, la gracia del personaje reside en los superpoderes que tiene, lo que le permite hacer peleas totalmente distintas (y que por lejos es lo mejor del filme), ya sea Rudd en modo gigante usando un camión como patineta o la Lilly caminando por el filo de una cuchilla que le acaban de lanzar (y dispuesta a patearle el trasero al agresor de turno). Mientras que el original era básicamente una película de atracos, acá es una comedia de enredos: Hank Pym (Michael Douglas, superenvejecido pero con el carisma intacto) tiene un edificio propio donde reside su laboratorio de ultratecnología y, como el mismo se reduce al tamaño de una mochila, lo que sigue es villanos y héroes sacándose de las manos el edificio / paquete, ya que el mismo tiene un túnel que permite viajar al universo cuántico, ese escenario hiper microscópico donde la esposa de Pym se perdiera hace 30 años y que Rudd logró entrar y salir en el final de la película anterior. Como el túnel tiene múltiples usos – rescatar a la esposa de Pym (Michelle Pfeiffer) o utilizarlo para estabilizar las moléculas de una asesina mutante entrenada por SHIELD llamada el Fantasma, cuyo fenómeno está a punto de entrar en estado critico en cuestión de días y la va a matar – mafiosos, villanos mutantes y héroes trajeados se pasan de mano en mano el edificio miniaturizado. Y no hay mucho mas que eso en la trama. Desde ya está la pandilla de Rudd (con Michael Peña repitiendo sus fantásticos monólogos), la pandilla del malo (Walton Goggins, haciendo un cameo extendido para que los héroes tengan un antagonista), y el Fantasma, la cual es una causa trágica que la locura del libreto termina por desperdiciar: una niña atrapada en un invento basado en una idea de Pym, el cual sale mal y no sólo mata a sus padres sino que la convierte en un ser molecularmente inestable, capaz de materializarse / desmaterializarse a gusto pero a costa de un dolor terrible. El Fantasma está a cargo de Hannah John-Kamen, una morena de ojos claros y expresión salvaje que ya había demostrado su fiereza en Ready Player One. La Kamen da para el estrellato, ya que es mala o frágil según lo pidan las circunstancias, y exuda energía cada vez que está en escena. Si Ant-Man y la Avispa tuviera un final claro, un villano definido al cual destruir (no ese mamotreto que le dieron a Goggins como papel), hubiera sido un filme superior a la Ant-Man original. Aún así, con todos sus errores cinematográficos, sus desprolijidades y su falta de objetivo, me resulta un placer culpable con el cual me reí mucho y lo disfruté como si fuera un niño.
Mientras que el resto de Marvel Cinematic Universe tiene las manos ocupadas lidiando con la amenaza existencial que es Thanos en Avengers: Infinity War , Ant-Man and the Wasp lidia con crisis de una escala apropiadamente menor: Hope Van Dyne, The Wasp (Evangeline Lily) y su genio padre, Henry Pym (Michael Douglas) necesitan un artilugio para terminar el "túnel cuántico" que están construyendo con la esperanza de rescatar a Janet Van Dyne (Michelle Pfeiffer), madre de la primera y esposa del último, del microscópico "Reino Cuántico" donde se perdió hace muchos años. El corredor de tecnología del mercado negro Sonny Burch (Walton Goggins) tiene el artilugio, pero quiere que la tecnología de Pym se venda al mejor postor. El villano, Ghost (Hannah John-Kamen), que puede atravesar objetos sólidos, también quiere el dispositivo por sus propios motivos. Mientras que el ladrón reformado, Scott Lang (Paul Rudd), también conocido como Ant-Man, lo único que quiere hacer es agotar la espera de dos años de arresto domiciliario al que fue sentenciado después de los eventos de Captain America: Civil War.